Un barrio Patrimonio de la Humanidad

Todos los secretos de la judería de Córdoba

Las mejores propuestas para descubrir la herencia sefardí de este precioso laberinto medieval

La Corduba romana de la Hispania Ulterior la vio nacer y la dominación musulmana enmarcó su época de mayor esplendor. Hoy, cuando la expulsión de los judíos por orden de los Reyes Católicos solo se recuerda en los libros de historia, la judería sigue siendo uno de los principales atractivos de Córdoba, el más hermoso vértice del triángulo sefardí andaluz que completan Lucena y Jaén.

 

Y es que buena parte de su ingente legado se encuentra aquí, encajado entre la Puerta de Almodóvar, la Mezquita-Catedral y el Palacio Episcopal. En un tupido entramado de calles de trazado islámico que refleja los usos y costumbres de una de las comunidades judías más importantes de la península ibérica. En pleno casco antiguo cordobés y con el sello Patrimonio de la Humanidad.

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iStock-1152037137. Ecos lejanos muy presentes

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Ecos lejanos muy presentes

Callejuelas encaladas que sostienen el peso de la historia, patios y plazas, entidades que mantienen viva la herencia judeoespañola, sabores sefardíes.... El barrio de los judíos es una bendita locura capaz de desarmar al más impasible de los viajeros. El mejor conservado de Europa, con aires medievales y en la fuera que capital de al-Ándalus.

Casa-de-Sefarad-1. Casa de Sefarad

Foto: Casa de Sefarad

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Casa de Sefarad

El mejor lugar para empezar a desentrañar los secretos que encierra este atractivo laberinto de cantos rodados es la Casa de Sefarad, una institución cultural que conserva y fomenta la memoria hispanojudía. Exposiciones de objetos únicos, seminarios, cuentacuentos, conciertos de música, muestras de artesanía... De obligada visita para aquellos que buscan en la judería algo más que fotos de postal y quieren conocer la historia de un pueblo cuya presencia se remonta al siglo I.

iStock-515315146. La sinagoga de Córdoba

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La sinagoga de Córdoba

A dos pasos de este museo, y también en la calle Judíos, está la sinagoga, el único testimonio de la arquitectura religiosa hebraica de la ciudad y la única de origen medieval de Andalucía. Títulos aparte, esta pequeña maravilla mudéjar destaca por la exquisita decoración de la sala de oración con atauriques, inscripciones de salmos y yeserías de clara influencia nazarí. La tribuna de las mujeres, el patio y el vestíbulo completan este lugar de culto que funcionó como tal hasta la implacable expulsión judía, aunque fue Alfonso VI quien auspició su construcción como agradecimiento por el apoyo recibido por parte de los judíos en la victoria de la batalla del Salado.

iStock-918625384. El sefardí que se mantuvo en sus trece

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El sefardí que se mantuvo en sus trece...

Hablar de la judería de Córdoba es hablar de Maimónides cuya estatua de bronce preside la plaza de Tiberíades. Por inercia y sin saber muy bien por qué, muchos se empeñan en mesar su perilla y tocar sus babuchas. Son los que desconocen que están ante la figura más importante del judaísmo andalusí: el Sefardí. Un insigne filósofo, médico y rabino cordobés al que, como muchos afirman, se le atribuye la expresión "mantenerse en sus trece" porque, en su afán por sintetizar el judaísmo y simplificar la vida de los seguidores de la ley de Moisés, redujo a 13 los 613 preceptos de la Torá.

Plaza Maimónides. ...y su plaza

Foto: Ciudades Patrimonio de la Humanidad

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...y su plaza

Muy cerca de su estatua se encuentra la Plaza de Maimónides, un coqueto conjunto de casas solariegas, como la de las Bulas o la de los condes de Hornachuelos, que también honra la memoria del más grande de la aljama cordobesa. Aquel que tuvo que abandonar su querida Córdoba ante el integrismo almohade, tal y como harían siglos más tarde miles de judíos huyendo de los sambenitos y autos de fe de la cruenta maquinaria inquisitorial.

Casa-Mazal

Foto: Alícia Bea

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Bocados con historia

La tradición sefardí de la cuenca del Mediterráneo nutre la carta de Casa Mazal, una casa-patio situada en plena judería (Tomás Conde, 3). Berenjenas con miel, bacalao con verduras, confitura de cordero con espárragos trigueros, menús kosher previo encargo... Deliciosas tentaciones de temporada que el comensal puede combinar con especialidades andalusíes y platos típicamente cordobeses. Para completar esta experiencia gastro-cultural, música en directo, una cuidada decoración y un encantador callejón del barrio judío que invita a una larga sobremesa.

iStock-481183166 (1). Un 'must-see' a la andaluza

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Un 'must-see' a la andaluza

Balcones, rejas, macetas que rompen la monótona blancura de las fachadas, una pequeña plazoleta y, como telón de fondo, la Torre Campanario de la Mezquita-Catedral, el antiguo alminar de Abderramán III, que se abre paso entre los tejados. Su nombre: Calleja de las Flores. Uno de esos rincones de la judería en los que se impone obviar las tiendas de souvenirs y demás negocios enfocados al turismo que amenazan con dinamitar su esencia. Aun así, un imprescindible al caer sol, cuando se libera de turistas y postureos varios. La culpa no es suya. En su belleza lleva su penitencia.

Hammam Al Andalus Top. Como pez en el agua

Foto: Hammam Al Andalus

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Como pez en el agua

Tras un intenso día recorriendo la judería, nada mejor que experimentar las bondades de un baño árabe. Como hacían los judíos hasta que Alfonso X El Sabio decretó que no podían compartir este espacio, concebido para purificar el cuerpo y limpiar el alma, con los cristianos. ¿Dónde? En el Hammam Al Ándalus. Dentro espera una magnífica recreación arquitectónica y una carta de servicios que deja a quien la prueba como recién salido de fábrica. Puro hedonismo entre termas y aceites esenciales.

Casas de la Judería de Córdoba 1. Un alojamiento con alma

Foto: Casas de la Judería

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Un alojamiento con alma

De la acertada unión de cinco casas palacio nace Las Casas de la Judería, un acogedor hotel boutique íntimamente ligado a la historia de Córdoba. Patios mudéjares y renacentistas, terrazas con vistas a la Mezquita, una antigua alberca reconvertida en piscina, ruinas romanas, fuentes... Un viaje al pasado con el confort del presente, a un paso de la sinagoga y de bonitos rincones como la plaza de Judá Levi o la calleja del Salmorejo Cordobés. Perfecto para culminar una escapada que desvela una cultura injustamente desconocida por muchos: la de los Caminos de Sefarad.