El merecimiento. ¿Por qué no nos sentimos merecedores?
Shulamit Graber Dubovoy

Nada humano me es ajeno

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Las creencias que hemos adquirido durante la vida respecto al merecimiento van a tener una fuerte influencia en relación a qué tan merecedores o no nos sentimos de recibir de otros amor, respeto…

Imagen: La Mente es Maravillosa.
Imagen: La Mente es Maravillosa.

Lectura: ( Palabras)

La cultura del esfuerzo implica que las cosas, para merecerlas, hay que ganarlas.

Una de las cosas más difíciles para muchas personas es aprender a sentirse merecedores. Vivimos en la cultura del esfuerzo. “Tenemos que ganarnos las cosas para merecerlas”. Y ésta es la creencia más dañina para tu seguridad y autoestima.

Todos venimos cargando con un montón de creencias limitantes desde nuestra infancia, ¿basadas en qué? En lo que nos dijeron, en lo que vivimos, en lo que interpretamos, en cómo nos trataron, en cómo nos sentimos tratados, etc. Y esta  suma va dando forma a lo que creemos de nosotros mismos.

Una de las creencias más limitantes y de las que más me reta en mi trabajo terapéutico es precisamente la del merecimiento y la legitimidad. Porque gran parte de “las parálisis” y sufrimientos que experimentamos día a día vienen porque no nos sentimos con la legitimidad o el merecimiento de: “no merezco”.

  • No me merezco un trabajo mejor.
  • No me merezco una pareja que me haga feliz.
  • No me merezco amigos con los que lo pase bien.
  • No me merezco una vida tranquila, tengo que hacer y hacer…
  • No me merezco descansar y no hacer nada.
  • No me merezco disfrutar de mi tiempo libre.

Y así con todo lo que se te ocurra que una persona puede querer, pero en el fondo sentir que no se merece; lo cual llega a ser tan sutil, que a veces esta creencia ya la vivimos como normal; a tal grado que hay que trabajarla para ¡hacerla consciente! Pero ¿cuál es el límite? ¿Hasta dónde tenemos que llegar para poder sentir que merecemos algo sin tener que seguir esforzándonos eternamente?

Imagen: Pinterest.

Esta creencia es producto de una educación judío-cristiana cargada de creencias en relación a la necesidad del sacrificio y el dolor para merecer un premio, a tal grado que ni siquiera en la tierra, sino en el cielo: Esfuérzate y sufre en la tierra para que seas recompensado en el cielo. En la cultura y la educación todo lo que se considera valioso es porque se obtuvo a través del esfuerzo, el sacrificio y el trabajo.

Si algo no se obtiene por estos medios, además de no considerarse valioso, sino que, incluso, puede ser algo negativo en la vida de la persona, y ella misma puede sentirse incómoda o no merecedora de tener algo que no es producto del esfuerzo.

En muchas  familias, si alguien quiere algo, tiene que ganárselo con su empeño y no siempre hay garantía de una recompensa, porque, de hecho, se considera una obligación que las personas hagan las cosas por deber, sin importar si realmente quieren hacerlo.

También habría que cuestionarse si, para merecer, es necesario que dejamos de vernos a nosotros mismos y sólo ver a los demás. No es extraño en nuestra sociedad que las personas, para no sentirse culpables, primero vean las necesidades y deseos del otro antes de ver las propias, si es que alguna vez llegan a permitirse ese derecho.

Imagen: Psicothing.

La conciencia del merecimiento

La conciencia de merecimiento de las personas, tiene que ver con las creencias fundamentales, cuya raíz está no en lo que somos, sino en lo que creemos que somos. “No soy digno para merecer”.

Nosotros tenemos la capacidad de construir nuestra realidad por medio de nuestros pensamientos y, por tanto, los pensamientos que generamos en la mente son los que nos hacen ver la realidad tal y como la percibimos.

La actitud que asumimos ante la vida es algo fundamental. “Los pensamientos construyen realidades y así como pensamos, somos”. Las creencias que hemos adquirido durante la vida respecto al merecimiento van a tener una fuerte influencia en relación a qué tan merecedores o no nos sentimos de recibir de otros amor, respeto, dignidad, éxito, reconocimiento, aceptación.

¿Cómo se relaciona el merecimiento con la autoestima?

Cuando una persona cuenta con una sana autoestima (en equilibrio), es más fácil que se sienta merecedor de una buena vida, pues es alguien que tiene mucho que ofrecer y, al sentir que merece lo mejor y que es capaz de recibirlo, agradecerlo y disfrutarlo, esta actitud, a la vez, aumenta su autoestima.

La conciencia de merecimiento y la autoestima están estrechamente ligadas. Cuando una persona tiene su autoestima sanamente construida, siente que se merece lo mejor porque ella también tiene muchas cosas buenas que ofrecer a la vida. Simultáneamente, el sentir que se merece lo mejor, y que es capaz de agradecerlo y disfrutarlo,  fortalece su autoestima. Sin embargo, simplemente por el hecho de existir, merecemos: el amor, la salud, la prosperidad y el bienestar que estemos dispuestos a recibir, siempre y cuando sintamos que lo merecemos.

Ilustración: Ángel Tomás Herrera (Noticias de la Villa).

Algunas de las cosas más importantes de las que nos cuesta sentirnos merecedores son:

-Cosas materiales: dinero, regalos u obsequios. 

-Éxito y reconocimiento.

Amor.

-Respeto y trato digno.

-Descanso y tiempo para el esparcimiento.

-Espacios para compartir con los amigos o la pareja a menos que se haya cumplido plenamente las obligaciones.

-Dejar de hacer, es decir, no hacer nada.

Mientras más grande es la expectativa, más grande es la desilusión

Así, hemos construido una sociedad de seres obedientes y dóciles que optan por hacer lo que los demás esperan de ellos –aunque no lo deseen– para ser premiados. Las personas, bajo este tipo de educación, se limitan a hacer lo que otros les exigen sin importar que el costo sea anularse a sí mismos, también se trata de un mensaje aprendido a muy temprana edad de que siempre debemos ver antes por los otros, que por nosotros mismos, si queremos ser considerados buenas personas, es decir, generosas, compasivas, no envidiosas ni egoístas. 

Otra posibilidad es que tengamos la creencia de que dar nos otorga poder y el recibir nos hace perder dicho poder, nos vuelve vulnerables y quedamos en deuda con los otros. Como quiera que se vea, éstas son sólo creencias muy arraigadas. No es que una cosa sea mejor que la otra o genere más placer. Lo importante es que exista un punto medio entre el dar y el recibir, pues ambas acciones son importantes y generan un sano y necesario equilibrio.

“Si alguien tiene más el hábito de dar, tendría que aprender a recibir y, por el otro lado, si se tiene más la costumbre de recibir, sería bueno intentar practicar el dar a los demás”. De esta manera las cosas estarían más compensadas en las relaciones y también serían más justas.

Imagen: El Confidencial.

Aunque te cueste trabajo, intenta practicar lo que menos acostumbras (dar o recibir). Es cuestión de practicar el nuevo hábito para hacerte consciente de que está bien sentirse merecedor y está bien hacer sentir merecedores a los otros; que ambas cosas son experiencias agradables.

No necesariamente porque tú o la otra persona se lo hayan ganado con su esfuerzo, sino, simplemente, por ser la persona que eres o que es el otro. Ésa es ya una razón suficientemente válida para merecer y agradecer, sin tener que pagar el precio de la vergüenza o de la culpa.

Empieza a creer todo lo que mereces… imagínalo, ¡siente esa legitimidad! Toma conciencia de que te mereces lo mejor. Y punto. Sin condicionantes. Sin tener en cuenta tus logros o tus triunfos. Sin hacer recuento de tus éxitos o de lo que has conseguido.

Las consecuencias de creer que no mereces

¿Cómo crees que va a actuar alguien que no se siente merecedor? Pues, lógicamente, saboteándose todo el tiempo, no luchando por lo que quiere y conformándose con lo que la vida le da. Sin más.

Por ejemplo, si no me siento merecedora de que me quieran como yo quiero que me quieran, me conformaré con amores “de pacotilla”.

O si no me siento merecedora de gustarle a alguien, estaré siempre dudando de que sus palabras sean honestas y sinceras.

O si no me siento merecedora de destacar en mi trabajo, estaré siempre dando un poco menos de lo que puedo dar o dudando de mis capacidades.

Es decir, proyectaré en mi vida lo que creo de mí. Que no me quiero lo suficiente, que no me valoro y que no me siento merecedora.

Imagen: El País.

Y me criticaré, me hablaré mal porque pienso que no me merezco hablarme bien, y dejaré que los demás me hablen mal porque pienso que no me merezco ser tratada de otra forma.

Y tendré que estar siempre haciendo algo y siendo productiva porque pienso que no me merezco parar, disfrutar y darme placer si no hay un motivo especial para ello.

Y me quedaré siempre para el final de la lista porque pienso que no me merezco pensar en mí y darme prioridad, y me resignaré que “así es mi vida” porque pienso que no me merezco luchar por lo que quiero y perseguir mis sueños.

Y así con todo… Porque en el fondo no creo que merezca que me vaya bien en las cosas, ni hacer lo que quiero hacer, ni ser como quiero ser; es como si de tanto no sentirte merecedor, llegas incluso a castigarte y a vivir en una especie de penitencia continua en la que cualquier deseo es inmediatamente castrado por esa sensación tan interiorizada de no merecer.

¿En qué medida crees que no sentirte merecedora puede estar condicionando tu vida?

Ahora tal vez esperes una serie de pasos o de claves para cambiar esa creencia y sentirte merecedor. Pero no hay magia, sólo un primer paso que consiste en que tomes conciencia de que te mereces lo mejor. Simplemente por existir, te mereces lo mejor. Y, dicho esto, empieza a comportarte en consecuencia.

¿Qué harías diferente si supieras que te mereces lo mejor? ¿Qué te concederías?

¿Para qué te darías permiso? ¿Qué te regalarías?

¿A qué le dirías que “sí”? ¿A qué le dirías que “no”?

¿Qué sería lo primero que cambiarías en tu vida, hoy mismo, si supieras que te mereces lo mejor?

Así que dime: ¿qué harías ahora mismo si creyeras de verdad que te lo mereces? ¿Un viaje? ¿Decirle que “no” a alguien? ¿Tirarte en la hierba y no hacer nada? Me encantará que me lo cuentes…

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19 respuestas a “El merecimiento. ¿Por qué no nos sentimos merecedores?”

  1. Tu artículo me sirve mucho en este momento, en especial la “otra posibilidad” considerando la alternativa dar-recibir. Así pude entender(me) mejor. Gracias. Y, respondiendo a tu pregunta, me está costando decir no a ciertas cosas.

  2. Hola! Gracias por el articulo. Soy consciente que el merecimiento no está dentro de mis motivaciones y siento el peso de no tener una buena relación con ese concepto. La teoría creo conocerla pero no logro verle el valor a un nivel profundo. Es como si detrás del merecimiento hubiera una raíz vacía y eso me impide agarrarme a ello. No sé si me estoy explicando. Quizá es que trato de tener pilares en mi vida por miedo a que algún día se derrumben.

  3. Muy buen articulo, lo leí y pensé en una persona que estoy conociendo y realmente lo veo reflejado en la gran mayoría de las cosas que dicen acá, me gustaría mandarselo para que lo lea, pero no sé cómo podría tomarlo… Realmente es una persona la cual quiero mucho y deseo ayudar a que salga de esa situación, no es vida para nadie sentirse así.. Me recomiendan que se lo envie o mejor no?

  4. Literal lloré leyendo esto. Porque siempre me creo que no merezco nada, siempre ando buscando la razón por la cual otrs persona se fijaría en mi, porque no veo las cosas buenas que hago o las veo obvias, necesito trabajar mucho en mi crecimiento para empezar a darme mi lugar.

  5. Si tan solo pudiese contar las cosas que he hecho por creer que no merezco algo mejor podría contar que más de la mitad de esas cosas son las grandes decepciones de mi vida, ahora se que no he perdido el hilo, solamente estaba jalando del cordel equivocado.

  6. Esto crea la ilusión de que por el simple hecho de existir “mereces”, y no, tal vez solo mereces la mitad de las cosas que quieres, pero si puedes luchar por alcanzar todo lo que deseas, y antes de ser merecedor deberías pensar, Cómo puedo obtener aquello que deseo?
    Talvez no mereces tiempo libre si no haces nada, talvez no mereces descansar si no estás cansado, si llevas años acostado en el sofá esperando que todo llegue a ti porque eres tú y “lo mereces”

  7. Excelente artículo para quienes estamos tomando conciencia y queremos transformar estás creencias.

    Mi mayor preocupación es como corregir el mensaje que quizá he replicado con mis hijos, ahora tienen 17 y 19.

    Espero puedan explicarlo.

    Gracias, gracias, gracias!

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