¿Por qué después de comer en verano me da sueño? Esta es la razón de la siesta más placentera

Esa somnolencia que sentimos después de comer, ocurre por varias razones. La sangre acude al tracto gastrointestinal; se elevan los niveles de melatonina y de insulina; y aparece una hormona llamada leptina. Todo ello colabora.
Siesta de verano.
Siesta de verano.
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Siesta de verano.

Hay que hacer siesta. Es más malo no dormir que no comer. De hecho, se sabe que dormir la siesta es fundamental para el desarrollo de los bebés. Hay que hacer siesta, los españoles lo sabemos bien, pero sin pasarse. La más beneficiosa para la salud es aquella que dura un máximo de 30 minutos.

Los beneficios de este pequeño sueño reparador van más allá de lo evidente. Reduce el riesgo de accidente cardiovascular y también mejora la capacidad de aprendizaje. Dormir después de comer puede ser la clave para tener un cerebro sano y más grande por más tiempo.

La siesta es sana y un ciclo natural del cuerpo. Después de comer, el organismo experimenta una sensación de cansancio que hace necesario que, normalmente, algunas personas tengan que echar un sueñecito. Después de comer, especialmente en verano, nos da sueño. Pero, ¿por qué?

Mecanismo de descanso

Esas ganas de siesta, esa somnolencia que sentimos después de comer, ocurre por varias razones. Es un conjunto de procesos que coinciden en el tiempo.  

Una es que el cuerpo activa un mecanismo de "descanso y digestión" que es justo lo contrario que la respuesta fisiológica de supervivencia producida por una descarga del sistema simpático, que diríamos de "lucha o huida". Ese mecanismo toma forma de varias maneras.

Melatonina en el cerebro

En la sobremesa, o sea, finalizada la comida, la sangre acude al tracto gastrointestinal para facilitar la digestión y el transporte de nutrientes absorbidos a las células y tejidos. Así, el cerebro recibe menor cantidad de sangre y en consecuencia sentimos somnolencia.

Otra causa es que comidas de alto contenido de almidón (carbohidratos) elevan los niveles de melatonina en el cerebro, lo que nos hace sentir sueño. Al hablar de muchos carbohidratos nos referimos a las grandes comilonas de verano y no al almuerzo frugal, vegetal y ligero.

Más insulina, menos glucosa 

Una comida veraniega, en la que hemos hecho un importante aporte de hidratos de carbono y/o ausencia de fibra, genera una hiperglucemia. Pero al acabar de comer se sucede una hipoglucemia reactiva, que se asocia a una necesidad elevada de insulina. Eso a su vez supone un bajo nivel de glucosa y por consiguiente somnolencia.

Hay más. Durante la digestión, una hormona llamada leptina surge para enviar señales de que no queremos comer más, que estamos saciados. Esta hormona tiene papel en el ciclo de sueño y vigilia. En este caso, su aparición colabora a que tengamos sueño.

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