La palinodia o recantación censoria como fenómeno pragmático
José Portolés Lázaro
Universidad Autónoma de Madrid
[María Eugenia Sainz González, Inmaculada Solís García, Florencio del Barrio de la Rosa, Ignacio
Arroyo Hernández (eds.), Geométrica explosión. Estudios de lengua y literatura en homenaje a René
Lenarduzzi, Edizioni Ca'Foscari, Venecia, 2016, págs. 209-218]
Abstract
Just as other types of communication can be considered in terms of rhetoric, palinode, or
recantation can also be studied as a pragmatic phenomenon. Palinode / recantation is the
public retraction of something that was previously said. Unlike other types of recantation, the
palinode of censure involves three participants – the sender, the receiver, and the censor; it is
communicated clearly as a retraction and is motivated by fear of punishment by a censor who
has understood the original message to be a threat to his ideology. These characteristics
differentiate it from other kinds of recantation and from other pragmatic phenomena such as
reformulation, self-censorship, or compliance with an order.
1. Introducción 1
En las últimas décadas dentro de la lingüística dos disciplinas se han centrado en el estudio del
uso de la lengua: la pragmática y el análisis del discurso. Por lo general, los estudios que se
enmarcan en la primera indagan principios que condicionan la comunicación humana y aquellos
que se inscriben en la segunda se ocupan de realizaciones concretas —discursos— fruto del uso
de la lengua en una situación determinada. Desde su origen ambas disciplinas han debido
recurrir a otras ciencias humanas ajenas a la lingüística para obtener un instrumental teórico y
terminológico que les permitiera afrontar la realidad comunicativa, de ahí que, por ejemplo, la
pragmática tomara el concepto de implicatura conversacional de la filosofía del lenguaje de
Grice para dar cuenta del hecho de que los seres humanos comunicábamos intencionalmente
más información de la que se decía en la formulación puramente lingüística o, en el caso del
análisis del discurso, se recurriera a los estudios políticos y sociales para, como con el concepto
de poder hegemónico de Gramsci 2, explicar la coerción que consigue sobre aquello que se dice
quien posee este tipo de poder.
Siendo, pues, habitual y necesario, este aprovechamiento de los conceptos de otros estudios para
enfrentarse a usos de la lengua que se escapan de los tratados con anterioridad por la lingüística,
se recurrirá en estas páginas a términos de la retórica y de la historia y el derecho para delimitar
y describir la palinodia censoria de un modo que interese a la pragmática y el análisis del
discurso.
1
Esta investigación ha recibido una subvención del Ministerio de Educación español al proyecto
FFI2013-41323-P.
2
Van Dijk (2000: 43).
2. La censura y la palinodia
Cuando se habla de censura, se piensa generalmente en la censura previa oficial que se padece
en los regímenes políticos sin libertad de expresión. En publicaciones recientes, el historiador de
la literatura Fernando Larraz (2014, p. 22), después de revisar distintos conceptos de censura, se
centra en la censura que implica la existencia de un cuerpo legislativo, normas de actuación o
criterios que determinan «qué texto es publicable y cuál no lo es» con el fin de proteger los
fundamentos y discursos que justifican un régimen político; y el historiador social Robert
Darnton (2014, p. 235) comparte una visión próxima, si bien amplía el concepto de censura a
toda la censura estatal, tanto anterior a la publicación como posterior. No obstante, también se
puede considerar que la censura oficial constituye la institucionalización de un comportamiento
humano más general que tiene relación con la interacción verbal, ya que, como comprobaremos,
todos los seres humanos censuran en alguna ocasión (Portolés 2009, 2016). Una definición de la
censura más abarcadora y útil para un estudio que no pretenda únicamente delimitar un objeto
histórico, sino un concepto pragmático sería: censura quien, por motivos ideológicos, impide
y/o castiga la comunicación entre un(os) emisor(es) y su(s) destinatario(s) (Portolés 2016).
Los estudios lingüísticos acostumbran a centrar su atención en una comunicación entre dos
participantes: un emisor y un destinatario, pero la realidad comunicativa es más compleja; en
concreto, existen interacciones verbales en las que la participación de un tercero condiciona de
un modo determinante qué se dice y cómo se dice —interacciones triádicas—. No se trataría de
un mero oyente, sino de alguien que posee el poder de orientar la comunicación. Un ejemplo
sería la audiencia de una entrevista televisada. Tanto quien pregunta como quien responde
tienen presentes a los televidentes y no solo a su interlocutor; así, por ejemplo, quien entrevista
sabe qué respuesta dará el entrevistado a muchas de sus cuestiones, pero, de todos modos, las
efectúa para que la audiencia del programa también las conozca e, igualmente, quien contesta lo
hace de un modo diferente a como respondería si la conversación fuera únicamente con la otra
persona.
Esta importancia del tercero —en el ejemplo anterior, la audiencia televisiva— se reconoce en
las situaciones de censura. En estos casos, el tercero es quien censura, esto es, quien, en una
interacción, considera que aquello que se pretende comunicar o que ya se ha comunicado
amenaza su ideología y que, legitimado por esta misma ideología, impide o castiga este mensaje
amenazante. Vista la censura como un tipo de interacción triádica, evidentemente censuraban
los funcionarios del Ministero della Cultura Popolare fascista o del Ministerio de Educación y
Turismo de la última época del régimen franquista, es decir, instituciones oficiales que impedían
que las noticias pasaran del periodista —emisor— al lector de periódicos —destinatario—, pero
también censuró, sin ser una institución oficial, la cadena de radios estadounidense Clear
Channel Communications, que en 2003 prohibió las canciones del grupo de música country
Dixie Chicks, porque, ante el anuncio de una nueva guerra en Irak, una de las integrantes de este
conjunto tejano había afirmado que le avergonzaba que el entonces presidente de EE.UU. —
George W. Bush— fuera de su mismo estado (Schiffrin 2006, p. 88); censuran los padres que
instalan en sus televisiones dispositivos como el TVGuardian <www.tvguardian.com>, que
elimina de forma automática las expresiones que se desea evitar que escuchen los niños; y, por
fin, censuran los participantes en un foro de internet que pretenden silenciar a otras personas con
críticas anónimas y ofensivas en una auténtica shitstorm —o, con una denominación menos
escatológica, e-lapidación3—.
3
<http://elpais.com/elpais/2015/04/23/ciencia/1429788932_491782.html > (acceso 2015/04/27).
Es censurar un acto humano que cualquier persona u organización no oficial puede llevar a cabo
siempre que se den las circunstancias oportunas, si bien, en ocasiones, se puede institucionalizar
en un organismo oficial —el Santo Oficio católico, la Direction de la Librairie de la Francia
borbónica, la GlavLit soviética, el Ministerio de Seguridad Pública chino o los ministerios
italiano y español antes citados—. Esta institucionalización en una censura oficial no es precisa
para que se reconozca un acto censorio. Del mismo modo que todos hemos atendido alguna vez
a un enfermo y no por eso nos consideramos médicos, preparamos la comida y no nos vemos
como cocineros, también todos censuramos algún mensaje que consideramos ofensivo sin que
nos reconozcamos como censores ni precisemos de una institución que nos ampare. En
definitiva, la censura, desde esta perspectiva de estudio, no será necesariamente una institución,
sino un fenómeno pragmático propio de la interacción comunicativa humana y, asimismo, quien
censura no se identificará necesariamente con quien ejerce el oficio de censor, sino que
constituirá una identidad discursiva que, dentro de una interacción, los participantes pueden
adquirir en un momento determinado (Portolés 2013, 2016).
Delimitado el concepto de censura, pasemos ahora al de palinodia. Dentro de la retórica se
denomina palinodia o recantación a la retractación pública de lo que se había dicho con
anterioridad. La difusión del término dentro de los estudios de filología hispánica debe mucho al
subtítulo de la obra de Dámaso Alonso (1956) sobre Marcelino Menéndez Pelayo Menéndez
Pelayo, crítico literario (Las palinodias de don Marcelino). En ella se revisan los profundos
cambios de opinión sobre asuntos literarios que se observan si se contrastan las publicaciones de
juventud de don Marcelino con las de madurez. Como sucede con buena parte de los textos del
erudito santanderino, esta retractación puede ser encubierta —se hace, pero no se dice que se
lleve a cabo—, pero también puede ser manifiesta. Un ejemplo de este palinodia manifiesta
sería el del filósofo Ivan Illich (2013, pp. 50-51), quien comienza un artículo criticando su
propio libro Deschooling society [Desescolarizar la sociedad] (1973) «por la ingenuidad de sus
enfoques». Convencido del error de su propuesta sobre la educación, el propio Illich, en el
tiempo en el que el libro estuvo en imprenta, redactó una recantación que apareció en Saturday
Review la misma semana que se puso a la venta el libro. Adviértase que tanto las palinodias de
Menéndez Pelayo como la de Illich constituyen cambios de opinión voluntarios que se deben al
libre convencimiento de que lo anteriormente dicho por ellos mismos estaba equivocado. El
fenómeno discursivo de la palinodia censoria es diferente.
3. La palinodia censoria
Frente a la libre retractación que acabamos de comentar, la palinodia o recantación censoria
acontece cuando la rectificación de lo dicho anteriormente no se debe a una elección del emisor,
sino que se fuerza por parte de un tercero con poder punitivo que considera que aquel mensaje
ha constituido una amenaza para una ideología. En estos casos el emisor se dirige de nuevo a
unos destinatarios y comunica ostensivamente que el primer mensaje estaba equivocado. Un
ejemplo: en la URSS, durante décadas, todo autor cuya obra fuera atacada por ciertos críticos
había de reconocer públicamente sus errores (Westerman 2009, p. 237); negarse a hacerlo podía
tener consecuencias funestas, el director de teatro Vsevolod Meyerhold, que no se retractó en
junio de 1939, fue torturado y ejecutado el 2 de febrero de 1940 (Courtois y otros 1997, p. 285).
De hecho, como afirmó Isaac Disraeli (1824), «recantations usually prove the force of authority
rather than the change of opinion». Recantaciones parecidas se han repetido en la historia 4.
Como un subtipo dentro de esta palinodia en la que se reconocen expresamente como errores
aquellos mensajes que amenazan la ideología censoria, se sitúa la abjuración. En el proceso
inquisitorial la abjuración estaba regulada. El acusado debía abjurar de la herejía de la que se le
acusaba con la mano sobre los Evangelios y en lengua vulgar, para que todos los asistentes
comprendieran sus palabras. Después el inquisidor leía la sentencia y, posteriormente, se fijaba
en un lugar público —firmada por el condenado, si este sabía escribir— para que todos la
conocieran (Eymerich y Peña [1376-1587] 1973, pp. 165-166). En 1581 el vendedor ambulante
Battista Moduco abjuró en el altar de San Antonio de la iglesia de San Francisco de Cividale del
Friuli de haber sido benandante —una especie de chamán que decía curar a las personas y
favorecer las cosechas—, de mantener que actuaba en nombre de Dios, de combatir con varas
de hinojo contra los brujos y las brujas en las témporas, de que su alma pudiera salir del cuerpo
o de llevar escondida la «camisa» —la membrana amniótica— con la que había nacido
(Ginzburg 1984, pp. 253-255). En el caso de abjuraciones especialmente importantes, se leía en
distintas iglesias; en concreto, la abjuración de Galileo (1633) se leyó en treinta ciudades,
algunas tan lejanas de la Península Itálica como Vilnius o Bruselas (Mereu 2003 , pp. 295, 310
y 359).
Otra posibilidad es que quien canta una palinodia censoria no diga expresamente que se retracta
de lo dicho con anterioridad, sino que simplemente lo muestre de un modo ostensivo, aunque
implícito, con sus nuevas afirmaciones. George Borrow ([1843] 2008, p. 231) recoge en uno de
sus viajes a España durante la Primera Guerra Carlista el siguiente relato sobre dos sacerdotes
de la misma ciudad:
Y ocurrió que cuando los soldados de Gómez [general carlista] entraron en la ciudad, su
reverencia fue a verles, ataviado enteramente con sus vestiduras canónicas, con un libro
en la mano, y por mandato de los soldados proclamó a Carlos V en la plaza del
mercado. Pero el otro cura era un acérrimo liberal y, cuando los realistas le echaron la
mano encima, querían colgarle. Intervino su reverencia y obtuvo el perdón para su
colega con la condición de que gritara “¡Viva Carlos V!”, lo cual hizo para salvar la
vida.
El sacerdote que aclamó al rey carlista no dijo que rechazara sus opiniones anteriores, se limitó
a exclamar aquello contrario a lo que habría dicho anteriormente. No obstante, se trataba de una
retractación que había forzado la soldadesca absolutista, es decir, con términos pragmáticos, la
palinodia estaba ostensivamente comunicada, aunque de un modo implícito. En definitiva, en la
palinodia censoria el emisor puede manifestar expresamente que se está retractando de algo —la
abjuración se situaría dentro de este tipo— o bien limitarse a mostrar de un modo ostensivo,
aunque implícito, su nueva opinión como contraria a lo anteriormente mantenido.
4
En < http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/26/actualidad/1382778376_334950.html >,
se puede ver y escuchar la palinodia reciente de un periodista chino, (acceso 2013/10/26).
Revisados los casos que pudiéramos considerar prototípicos de palinodia censoria, nos
detenemos ahora en otros dos que, con sus peculiaridades, reflejan la variedad de la realidad
discursiva. En primer lugar, la palinodia del difusor del mensaje. Esta clase de recantación se
debe a que el censor no solo considera responsable de los mensajes a quien los formula, sino, en
muchas ocasiones, también a quien los difunde. No ha de extrañar, pues, que existan palinodias
del difusor de un mensaje. La Superintendencia de la Información y la Comunicación
(Supercom) de la República del Ecuador sancionó al diario El Universo por haber publicado una
viñeta del humorista Javier Bonilla Bonil el 05/08/2014. De acuerdo con su decisión, esta viñeta
había infringido el artículo 10.1b de la Ley Orgánica de Comunicación de la República del
Ecuador (Registro Oficial 25/06/2013)5 al discriminar al asambleísta afroecuatoriano Agustín
Delgado. Pues bien, parte de la sanción consistía en pedir públicas disculpas a los colectivos que
habían presentado la reclamación siete días consecutivos en la primera interfaz de la edición
electrónica del diario. Estas disculpas estaban firmadas por el director del diario —el difusor—
y no por humorista Bonil 6.
Otro caso atípico de palinodia sería el de la abjuración de sacerdotes condenados por
solicitaciones a feligresas —sollicitatio ad turpia in confessione—. Habitualmente el censor
fuerza a que la palinodia se dirija a los primeros destinatarios del mensaje o a aquellos que
pudieran de algún modo haberlo conocido; no obstante, la abjuración pública de un confesor
solicitante habría traído la desconfianza de los fieles católicos hacia el sacramento de la
penitencia, por lo que su recantación se llevaba a cabo delante del tribunal que lo había
condenado, es decir, no ante a los receptores del primer mensaje —la penitente solicitada y
aquellos que conocieran el hecho—, sino ante el tercero —el tribunal inquisitorial que actuaba
como censor— (Alejandre 1994, pp. 196-197 y 202) .
5. Distinción entre la palinodia censoria y otros fenómenos pragmáticos cercanos
Al constituir la palinodia un fenómeno discursivo en el que el emisor de un mensaje rectifica lo
anteriormente dicho, se pudiera pensar que sería conveniente agruparla dentro de los procesos
de reformulación. La reformulación consiste en decir de otro modo que se considera más
adecuado lo que se pretendió comunicar previamente (Garcés 2008). Este proceso discursivo va
desde la explicitación de lo que se ha querido decir en un primer miembro del discurso —
Estamos en verano, o sea, que es normal que haga calor— a su corrección —Ya estamos en
verano, o sea, faltan muy pocos días—. Ahora bien, en el proceso discursivo de reformulación
el primer miembro del discurso formulado —estamos en verano— y el miembro reformulador
—es normal que haga calor— están contiguos o casi contiguos; sin embargo, la palinodia
puede darse años después de lo dicho en un primer momento; asimismo, en la reformulación
hay una intención comunicativa que quien reformula cree que no se ha satisfecho y busca una
expresión mejor para cumplirla, en cambio, en la palinodia la intención comunicativa del primer
mensaje no coincide con lo que se mantiene con la recantación. En suma, unir reformulación y
palinodia más que aclarar los fenómenos estudiados los confundiría.
Igualmente, no conviene agrupar la palinodia censoria con la autocensura (Portolés en prensa).
Si bien tanto en una como en otra el emisor acaba diciendo lo que desea quien goza del poder
censorio, en los casos de autocensura el destinatario no tiene la oportunidad de recibir un primer
5
<http://www.presidencia.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2013/08/LeyDeComunicacionespaniol.pdf (2016-02-23)>
6
<http://www.eluniverso.com/2015/02/16/caricatura/4560831/bonil> (acceso: 2015/02/19)
mensaje libremente formulado, pues o bien el emisor deja de enviarlo en absoluto —
autocensura total— o bien, si lo hace, lo acomoda de manera que no amenace la ideología
censoria —autocensura parcial—, mientras que en la palinodia ha habido un primer mensaje sin
censura que han recibido algunos interlocutores.
Es cierto que en la palinodia censoria el mensaje de la recantación con frecuencia lo impone el
censor —recuérdese la abjuración inquisitorial—; no obstante, tampoco es conveniente agrupar
la palinodia con la obediencia a consignas 7. Una consigna de 1943 ordenaba que se publicaran
nueve artículos en días sucesivos sobre un discurso de Francisco Franco. En la consigna se
enunciaban los títulos y los fragmentos de dicho discurso que habían de servir de pie: Tema 1.º
«El mundo y el momento español. Neutralidad vigilante y realidad nacional». Desde
«Consejeros y camaradas…» hasta «sociales de nuestro régimen». Tema 2.º: «Los enemigos en
el exterior. Hispanoamérica y nuestra política. Política interior y los españoles». Desde «Ello es
fruto en gran parte…» hasta, «por qué desfigurarlas» […]. Y, en fin, Tema 9.º: «Unidad,
juventud y relevo». Desde «De este modo…», hasta «el fin». (cito por Delibes 1985, p. 11).
Ahora bien, con una consigna, como sucedía en la abjuración inquisitorial, el censor puede
forzar que el emisor comunique lo contrario de lo que realmente piensa, pero coincide con la
autocensura en que no ha habido receptores del primer mensaje amenazante para la ideología
censoria.
Y en este punto, el de la ideología, se diferencia la palinodia censoria de otros tipos de
recantación. Uno de ellos podría ser la recantación de niños y adolescentes —sobre todo,
mujeres— que han sufrido abusos sexuales. Bastantes, después de comunicar su situación en
una primera entrevista, se desdicen en otra posterior. Esta palinodia se puede explicar por los
factores sociales que les influyen (Malloy, Lyon y Quas 2007). En cualquier caso, pese a que
dentro de estos factores pudiera encontrarse el temor a un castigo, no se trataría de una
recantación censoria, pues quien pudiera castigar no legitima su acción por una ideología. Las
ideologías facultan a las personas que forman parte de un grupo para «organizar la multitud de
creencias sociales acerca de lo que sucede, bueno o malo, correcto o incorrecto —según ellos—
y actuar en consecuencia» (van Dijk 1999, p. 21). Se censura porque un mensaje amenaza la
moral, el orden político establecido, el esfuerzo bélico en una guerra o una determinada
educación para la infancia; no es censura, sin embargo, que, como sucede en la recantación de
los niños que han sufrido abusos, una persona en particular prohíba a una niña decir algo sin
otra ideología que el temor a ir a la cárcel.
6. Conclusión
Dentro de los estudios de pragmática y análisis del discurso es habitual atender a fenómenos que
ya había advertido la tradición retórica. El interés por la palinodia o recantación se puede
adscribir a este planteamiento; no obstante, frente a la disciplina tradicional que se limita al
mero reconocimiento del hecho y su taxonomía, los estudios pragmáticos más recientes
7
El término popular para las consignas del Ministero della Cultura Popolare de la Italia fascista era
carta velina, por el tipo de papel en el que se enviaba. Por otra parte, las consignas no son únicamente un
asunto de dictaduras fascistas. En 1921 se creó un Comité social de lucha contra el hambre en la URSS.
Caído en desgracia, Lenin decidió su disolución y ordenó que se enviara una consigna a los periódicos
para que publicaran informaciones contra sus miembros. A partir de ese momento, la prensa escribirá
contra sus sesenta miembros con titulares del tipo “El Comité de ayuda… a la contrarrevolución”
(Izvestia, 30 de agosto de 1921) (Courtois y otros 1997, p. 176).
pretenden delimitar el fenómeno frente a otros próximos y explicitar sus propiedades. Así las
cosas, aun manteniendo la definición tradicional de palinodia o recantación como una
retractación pública de algo que se ha dicho previamente, se ha de afinar el análisis.
Primero, la palinodia puede ser encubierta o manifiesta; en el primer caso —palinodia
encubierta—, no se desea comunicar de un modo ostensivo el hecho de que el mensaje más
reciente rectifica otro anterior; con la palinodia manifiesta, sí. Segundo, esta palinodia
manifiesta puede ser explícita, diciendo expresamente que lo mantenido anteriormente estaba
equivocado, o implícita, de modo que sea el interlocutor quien por el contexto infiera el nuevo
mensaje como una rectificación de lo mantenido con anterioridad. Tercero, la palinodia puede
llevarse a cabo libremente o por temor a un castigo; si el castigo se teme de un tercero que no es
el interlocutor, la interacción de la palinodia ya no sería diádica —emisor/ receptor— sino
triádica —emisor/ receptor/ tercero—. Cuarto, un particular tercero es quien ejerce la censura,
por lo que un tipo de palinodia se puede clasificar como censoria. Se trataría de una recantación
en la que un tercero legitimado por una ideología fuerza por temor a un castigo a que el emisor
de un mensaje o, más raramente, su difusor se retracte públicamente y de modo manifiesto ante
unos receptores determinados.
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