Ciencias y traducción en el mundo hispánico
Botánica y lexicografía en el siglo XVIII:
diccionarios tournefortianos y diccionarios linneanos*
Antoni Nomdedeu Rull
Universitat Rovira i Virgili
1. Introducción
A partir de la segunda mitad del siglo xviii, aparecieron varios repertorios lexicográficos de diversa índole significativos de las diversas posturas existentes en la época sobre la clasificación de las plantas, posiciones representadas por los partidarios de Joseph Pitton de
Tournefort (1656-1708), de un lado, y por los de Carl von Linné1
(1707-1778), del otro. Científicos y profesores como Josep Quer i
Martínez, Joan Minuart i Peret, Casimiro Gómez Ortega, Miquel
Barnades i Mainader, Antoni Palau i Verdera o José Cavanilles ilustraron claramente este contraste en sus obras. Para ejemplificar esta
situación, en este estudio atenderé al léxico del Diccionario alfabético en que se explican los términos y voces mas usuales de la Botánica2 de
Josep Quer i Martínez (1762), diccionario botánico basado en los
principios tournefortianos, publicado en el volumen ii de su Flora
española o historia de las plantas que se crían en España (1762-1784),
y al del Diccionario elemental de farmacia, botanica y materia medica
del boticario de la Corte Manuel Hernández de Gregorio (1798,
1803),2 obra fundamentada a partir de las nuevas teorías linneanas.
* Este estudio se inserta en el marco del proyecto de investigación Diccionario histórico del español moderno de la ciencia y de la técnica (fase de análisis y conclusión),
llevado a cabo por el grupo NEOLCYT (http://seneca.uab.es/neolcyt), Grupo
Consolidado de la Generalitat de Catalunya (SGR2014-00172) y financiado por
el MINECO (FFI2013-41711-P).
1. La variante hispana del nombre del botánico sueco que se documenta en la
bibliografía y en las propias publicaciones del autor es Linneo.
2. Los títulos y el texto citado de los diccionarios se citan tal y como aparecen en
el original, de acuerdo con la norma ortográfica de la época o la grafía de la obra
original.
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Con este análisis, se pretende, en último término, contribuir a la
elaboración del Diccionario histórico del español moderno de la ciencia
y de la técnica (DHEMCYT), desarrollado por el grupo de investigación NEOLCYT.
2. Repertorios de botánica en el siglo XVIII
Para tratar de esbozar la historia del léxico español de la botánica en el siglo xviii, es imprescindible estudiar las voces de este
ámbito que aparecen en diccionarios propiamente dichos y en registros lexicográficos de diversa índole, como glosarios, catálogos o
taxonomías. En dicho siglo hallamos quince repertorios de diferente
género en los que la botánica, junto con otras disciplinas como la
química, la medicina, la farmacia, la cirugía o la física, es objeto de
atención explícita ya desde el mismo título:3
1.
2.
3.
4.
5.
La Clave medico-chirurgica universal y diccionario medico, chyrurgico,
anathomico, mineralogico, botanico, zoologico, pharmaceutico, chymico, historico-phisico de Francisco Suárez de Ribera, 1730-1731, 3 vols.
El «Diccionario alphabetico en que se explican los terminos y voces mas
usuales de la Botanica» de Josep Quer i Martínez, 1762, publicado en el
vol. ii de su Flora española o historia de las plantas que se crían en España,
1762-1784.
Los Principios de Botánica de Miquel Barnades i Mainader, 1767.
La Explicación de la filosofía y fundamentos botánicos de Linneo, con la que se
aclaran y entienden facilmente las instituciones botanicas de Tournefort. Parte
teórica de Antoni Palau i Verdera, 1778. Traducción-adaptación de Fundamenta Botanica (1736) y de Philosophia Botanica (1751) de Linneo.
La Synopsis Stirpium indigenarium Aragoniae de Ignacio Jordán de Asso del
Río, 1779.
3. Para el establecimiento de este listado nos hemos servido de los diferentes repositorios virtuales existentes y de los libros de Fabbri (1979) y San Vicente (1995),
respectivamente. Además, gracias a la Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII
de F. Aguilar Piñal, hallamos, como nos indica San Vicente (1996: 784), cuatro
textos manuscritos: Francisco Llobert (1766), Diccionari de Historia natural; Buenaventura Serra y Ferragut, Flora baleárica; Simón de Rojas Clemente y Rubio,
Lista alfabética de nombres de plantas andaluzas; Pedro de Leiva, Vocabulario de
Historia natural en latín, castellano y francés, Diccionario de Historia Natural.
170
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6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
Las Tablas Botánicas en que se explican sumariamente las clases, secciones y
géneros de plantas que trae Tournefort en sus instituciones á que se añaden
en cada género los nombres Españoles de muchas especies de vegetables, y la
explicacion de algunas voces facultativas. Para el uso de varias lecciones y herborizaciones botánicas. Por el doctor D. Casimiro Gómez Ortega, 1783.4
La Parte práctica de botánica del caballero Carlos Linneo, que comprehende
las clases, órdenes, géneros, especies y variedades de plantas, con sus caracteres
genéricos y específicos, Sinónimos mas selectos, Nombres triviales, Lugares donde
nacen y Propiedades de Antoni Palau i Verdera, 1784-1788.5
El Curso elemental de botánica teórico y práctica, dispuesto para la enseñanza
del Real Jardín Botánico de Madrid de Casimiro Gómez Ortega y Antoni
Palau i Verdera, 1785.
La Explicación del sistema botánico de Carlos Linneo de Antoni Palau i Verdera, 1788.
La Filosofía Botánica de Linneo editada por Casimiro Gómez Ortega,
1792.6
Las Observaciones sobre la Historia Natural, geografía, población y frutos del
Reyno de Valencia del Abate Cavanilles, 1795-1797.7
El Diccionario elemental de farmacia, botanica y materia medica, ó Aplicaciones de los fundamentos de la química moderna a la farmacia en todos sus
ramos: aumentado con una nomenclatura moderna ... y una tabla de materias
..., arregladas á la tercera edición añadida de la farmacopea española de Manuel Hernández de Gregorio, 1798.
La Flora Peruviana et Chilensis de Hipólito Ruiz y José Pavón, 1798-1802.
Los Apuntamientos para la Historia Natural de los Quadrúpedos del Paragüay
y Río de la Plata de Félix de Azara, 1802.
La Descripción de las plantas que D. Antonio Josef Cavanilles demostró en las
Lecciones públicas del año 1801, precedida de los Principios elementales de
botánica del Abate Cavanilles, 1802.
Estas obras aparecieron en el periodo en el que autores y profesores españoles de botánica destacaron por el papel que desarrollaron
a la hora de difundir esta disciplina en español. Para el objetivo de
4. Traducción de las Tabulae Botanicae de Tournefort, 1773. Aquí se incluye una
«Explicación de varias voces usadas por algunos botánicos».
5. Traducción del Species Plantarum de Linneo.
6. Caroli Linnaei Botanicorum principis, Philosophia Botanica, annotationibus, explanationibus, supplementis aucta. Madrid: Ex typ. Viduae et filii Petri Marin. 8
vols., 426 pp. 11 láms.
7. Da indicaciones del nombre de las plantas en latín, español, valenciano y francés.
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
este estudio, subrayo las que se debatían entre el sistema tournefortiano —representado por las obras susodichas de Quer (1762),
Gómez Ortega (1783 y 1792)— y el linneano —representado por
las obras citadas de Barnades (1767), Palau (1778), Palau y Gómez
Ortega (1785), Cavanilles (1795-1797)—, sobre todo por el interés
que despiertan desde el punto de vista de la terminología botánica
que se incluye en ellas, en donde la traducción de las voces al español fue fundamental para su posterior difusión en la botánica hispánica de la época. Josep Quer i Martínez (1695-1764) fue el primer
profesor del Real Jardín Botánico de Madrid en cubrir el puesto de
primer profesor y fue seguidor de los principios de Joseph Pitton
de Tournefort (1656-1708) (Ibáñez 2006: 97). Miquel Barnades i
Mainader (1708-1771) expuso en sus Principios de Botánica (Madrid, 1767) una síntesis de las teorías botánicas «en la que incorpora
la terminología científica linneana junto a las teorías clasificatorias
francesas más avanzadas. El texto es de una actualidad teórica indiscutible; no obstante carece de claves para la determinación de
los vegetales, por lo que la práctica botánica en el Real Jardín de
Madrid seguiría siendo tournefortiana hasta bien avanzado el siglo xviii» (González Bueno 2008: 190). Casimiro Gómez Ortega
(1741-1818) fue, como Barnades, un autor híbrido:8 «sucesor de
M. Barnades en la primera cátedra del Real Jardín, tradujo y adaptó unas Tabulae Botanica… in Institutiones Tournefortensis tradita…
(Madrid, 1773, 1783) para uso de los alumnos de esta institución»
(González Bueno, 2008: 190). Antoni Palau i Verdera (1734-1793),
segundo catedrático de Botánica en el Real Jardín Botánico mientras Gómez Ortega ocupaba la primera cátedra, «sí fue un modelo de asimilación de las teorías linneanas» (González Bueno 2008:
191). Antonio José Cavanilles (1745-1802) fue quien desarrolló el
8. Como señala el propio González Bueno (2008: 190), «resulta difícil interpretar
cómo este “devoto admirador” de C. Linné decide versionar las tablas tournefortianas y, apenas dos años después, publicar un Curso elemental… de botánica (Madrid,
1785, 1795; Parma, 1788; México, 1788) fiel a los principios linneanos».
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
sistema clasificatorio de Linneo en España: «desde 1801 ocupó la
dirección del Real Jardín; éste elaboró unos avanzados Principios de
botánica, publicados junto a las Descripciones de plantas… [que] demostro en las lecciones públicas del año 1801 (Madrid, 1802)» (González Bueno 2008: 192).
En estas publicaciones solían presentar taxonomías, a excepción
de la de Barnades, en cuya obra mostraba una ordenación alfabética de términos de la botánica (vid. Nomdedeu 2012), si bien no
incluía la palabra diccionario en el título. Para hallar dicha voz en el
título de una obra de botánica del siglo xviii, debemos acudir, por
un lado, al «Diccionario alphabetico en que se explican los terminos
y voces mas usuales de la Botanica», repertorio tournefortiano de
Josep Quer i Martínez publicado en el volumen ii de su Flora española o historia de las plantas que se crían en España (1762-1784) y,
por el otro, al Diccionario elemental de farmacia, botanica y materia
medica (1803) de Manuel Hernández de Gregorio publicado en tres
volúmenes. Con todo, como justificaré más adelante, solo la obra de
Quer es digna de denominarse de este modo.
Para contextualizar estos textos, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que, desde el punto de vista botánico, todas estas obras
aparecieron en un momento en el que los profesores y científicos españoles se debatían entre los principios tournefortianos y los linneanos. Esto supuso que «el modo de nombrar y clasificar las especies
devino en un problema de difícil solución, solventado de las más
diversas formas» (González Bueno 1998: 29).
Tournefort (1656-1708) fue el primero que trató de establecer,
concretamente en su Institutiones Rei Herbariae (1700), una clasificación de seres vivos mediante la introducción de un sistema clasificatorio natural basado en la realidad objetiva de las especies, los
géneros y las clases: allí «propuso en 1700 un esquema organizativo
ordenado en 22 clases, basado en la forma de la corola. Para cada
clase definió unas subclases establecidas en función de la posición
del ovario —según fuera súpero o ínfero—» (González Bueno 2001:
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
66). La nueva categoría taxonómica planteada se denominó género,
mediante el uso de los caracteres de flor y fruto, considerados conjuntamente —«son las partes mas nobles, y principales de la Planta;
las quales, por instinto natural de los que las contemplan, atrahen,
y se llevan su primera atención» (Quer 1762: i, 290)—, para sus
definiciones formales, lo que no significa que no tuviera también
en cuenta otras menos importantes según el botánico francés, como
raíz, hoja, tallo, etc. Más concretamente, Tournefort distinguía las
clases de las plantas (22) según sus flores y los géneros (700) según
sus frutos. Para cada grupo propuso un nombre basado en la característica expresada en su descripción. En otras palabras, las plantas
que poseían las mismas características de flor y fruto se agrupaban
bajo un mismo género y para definirlas usaba frases breves y sencillas. Para ello propuso un nombre a partir de las características establecidas del género (González Bueno 2001: 67). La popularización
de este sistema clasificatorio se forjó en un contexto caracterizado
por el prestigio de la ciencia francesa a comienzos del siglo xviii
(González Bueno 1998: 30). Ente Tournefort y Linneo hallamos
clasificaciones botánicas que no llegaron a universalizarse, como las
de los hermanos suizos Johann Bauhin (1541-1613) y Caspar Bauhin (1560-1624), la del francés Denis Dodart (1634-1707) y la del
británico John Ray (1627-1705). Estos autores solían criticar del
método tournefortiano que estableciese la división de las clases a
partir de las flores, por ser esta una parte perecedera, de modo que
era más difícil reconocer una planta cuando esta se hallaba sin flor.
Con todo, Linneo introdujo una nueva y mejor clasificación de las
plantas, basada en el estudio de su aparato reproductor (sistema sexual), pero el sistema resultaba demasiado artificial al tener en cuenta únicamente el carácter de la flor. Esta cuestión quedó solucionada
con la introducción de la llamada clasificación binaria, que le permitió clasificar más de 8.000 especies animales y 6.000 vegetales. Este
sistema clasificatorio agrupaba las plantas conocidas en especies,
géneros, órdenes y clases y dio origen a las categorías taxonómicas
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mediante la nomenclatura binominal. Las categorías taxonómicas
de Linneo eran: reino, filo o división, clase, orden, familia, género
y especie. En la nomenclatura binominal se usaba un primer término indicativo del género, en mayúscula inicial, y una segunda voz,
íntegramente en minúsculas, que correspondía al nombre específico
del género al que se refería (i. e. Geranium robertianum), que podía
aludir al color, al origen, al hábitat, etc., y siempre en cursiva. El
descriptor específico (la segunda voz) podía ser un término común
para especies de diferentes géneros: Verbena officinalis y Lavandula
officinalis son los nombres científicos para dos plantas diferentes, la
verbena y la lavanda, respectivamente; officinalis es un calificativo
que significa ‘de la farmacia o botica’, ‘de uso medicinal’. El conjunto de ambos permitía que cada especie se identificara con nombre
y apellido. Lo escribió en latín, lo que contribuyó a que se forjase
una jerga botánica específica para todos los naturalistas del mundo,
decisión que le conllevó no pocas críticas por parte de los defensores
del método de Tournefort, como Quer, por cambiar una terminología usada y conocida por la comunidad botánica. Linneo fue el
primer científico que utilizó los símbolos del escudo y la lanza de
Marte (♂) y el espejo de Venus (♀) para indicar, respectivamente,
macho y hembra. En definitiva, el uso de la nomenclatura binaria
aportó: 1) eliminar la ambigüedad de los diferentes nombres vulgares para una misma planta; 2) dar nombre a los especímenes que
no tienen un nombre común; 3) universalidad. Linneo demostró la
reproducción sexual de las plantas y dio su nombre actual a las partes de la flor. Creó un esquema taxonómico basado en estas partes
sexuales, utilizando el estambre para determinar la clase y el pistilo
para determinar el orden, y utilizó su nomenclatura binómica para
nombrar plantas específicas, seleccionando un nombre para el género y otro para la especie.
En segundo lugar, como se ha señalado en la bibliografía especializada sobre este tema, hay que considerar que estos repertorios
surgieron en un siglo en el que se sintió la necesidad de catalogar
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
los nuevos saberes.9 A este respecto, San Vicente (1996: 781) ha
indicado que
la catalogación resulta de particular interés en la botánica, ciencia en la que es
numerosa la taxonomía bilingüe recopilada mediante traducciones del latín,
o bien en trabajos de campo realizados en distintas regiones españolas y en las
expediciones a América. La renovación del sistema de clasificación linneano
obligó a proponer nuevos elencos en esta ciencia, del mismo modo que los
progresos de Lavoisier en química exigieron una nueva nomenclatura que fue
aceptada a lo largo de interesantes discusiones.
La clave que nos interesa se halla en la renovación que supuso el
nuevo sistema clasificatorio linneano, pues conllevó la necesidad de
tener que proponer nuevas taxonomías en botánica. Y este tránsito
se percibió claramente de la obra de Quer a la de Hernández.
3. Las voces de la botánica en las obras de Quer (1762) y Hernández (1803)
A lo largo de estos repertorios, hallamos numerosas reflexiones,
observaciones y referencias en torno a las voces botánicas.
3.1 El Diccionario de Quer (1762)
En el título del diccionario de Josep Quer i Martínez (1695-1764)
se distingue entre términos y voces, además de que se explicita la
finalidad didáctica de su
elaboración. Este es el
único diccionario como
tal de botánica del siglo
xviii. El resto de elencos
que hallamos en este siglo, si bien ofrecen posibilidades de consulta
9. El panorama de la lexicografía española del siglo xviii puede abarcarse en la
presentación de Alvar Ezquerra a la edición facsímil del Diccionario castellano de las
voces de ciencias y artes de Esteban de Terreros y Pando (v. Alvar Ezquerra 1987).
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parecidas a las de los diccionarios, no pueden considerarse como
tales, sino más bien taxonomías.
Josep Quer i Martínez (1695-1764) fue, con Joan Minuart i Peret
(1693-1771), discípulo de Jaume Salvador i Pedrol (1649-1740)10
y seguidor de los principios de Joseph Pitton de Tournefort (16561708) (Ibáñez 2006: 97). Se enfrentó, en su Flora española o historia
de las plantas que se crían en España (1762-1784),11 a Linneo por
medio de la aplicación de los criterios de Tournefort y retrasó la
aceptación del sistema del naturalista sueco por parte de los botánicos españoles, básicamente por cuestiones personales: «Carl Linné
comentó en su Bibliotheca botanica (Amsterdam, 1736) el atraso
en que se encontraba el estudio de los vegetales en España y Joseph
Quer retomó sus palabras para presentar una apología de la ciencia
española» (González Bueno 2008: 187). Y, como no podía ser de
otra manera, aprovechó estas palabras para hacer una defensa de la
flora española (Quer 1762: i, 363-379), por un lado, y para atacar a
Linneo, por el otro, al mismo tiempo que defendía a Tournefort. Su
Flora española era una constante defensa del método de Tournefort
y un continuo ataque a Linneo desde la «Advertencia al Lector».
Como prueba de este ataque, sirva el Capítulo titulado «Discurso
analítico sobre los methodos botanicos» (273-379) del volumen i.
En él llegó incluso a acusar de plagiador a Linneo: explicó que Linneo, después de haber leído y estudiado el método de Tournefort, se
fue a París y estudió bajo el magisterio de Jussieu. Indicó que adoptó
los caracteres de Tournefort sacados de los frutos, que estableció el
fundamento de su sistema en estambres para realizar la distribución
de sus clases, y que lo hizo sin citar al botánico francés (Quer 1762:
i, 303). Más adelante, Quer (1762: i, 303) fue mucho más concreto
en esta afirmación, indicando qué tomó de quién y concluyó seña10. Creador en 1723 del jardín botánico de Sant Joan Despí, perteneció a una
segunda generación de una familia de botánicos catalanes que impulsó el estudio
de la Botánica en Cataluña durante los siglos xviii y xix.
11. Obra inacabada de la que se publicaron cuatro volúmenes.
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
lando que el método de Linneo no tenía nada de original, salvo las
voces griegas que tacha de «impertinentes» (Quer 1762: i, 303).
Quer, después de repasar los elementos que los botánicos tomaron
en cuenta para crear un método general que permitiera clasificar
todas las plantas —a partir de la figura de las hojas, por la forma de
las flores, por el fruto, por el cáliz, por el número de pétalos, por el
sexo o por los estambres—, se decantó por el método de Tournefort,
mediante una justificación que podríamos considerar, al menos en
la actualidad, poco científica: por falta de memoria y por considerar
que flor y fruto son dos rasgos suficientes a la hora de constituir los
géneros. Y cabe recordar que, como el mismo Quer (1762: i, 291)
indicó, los géneros de Tournefort son 700. Quer, a continuación,
dio todo lujo de detalles sobre cómo Tournefort estableció su método, exponiendo con claridad el método denominativo de Tournefort (1762: i, 291).
Para desprestigiar el método linneano, Quer (1762: i, 308 y ss.)
acudió a lo que otros botánicos escribieron sobre el botánico sueco. Citó la obra de John Ray, quien criticó a Linneo por trabajar
demasiado desde el despacho y hacer poco trabajo de campo, denominando plantas de oídas. Citó el Tentamen Botanicum (1728) de
Wilhem Heinrich Kramer para reforzar el argumento, a propósito
de los estambres, de que antes de Linneo ya hubo botánicos como
el alemán Joachim Camerarius (lo tradujo por Camerario), o los
británicos Nehemiah Grew (1641-1712) y John Ray, que habían
formulado sentencias sobre los estambres, ápices y espermatificación. Kramer criticó también el hecho de que Linneo estableciera
grandes géneros y diera nombres tan largos a las plantas. Citó también al alemán Johann Georg Siegesbeck (1686-1755), profesor de
Botánica del Jardín de Petroburgo, quien escribió Epicriseos (1737),
obra contra el sistema de Linneo. Quer siguió con las críticas del
alemán Lorenzo Heister (1683-1758) en su obra Fundamentos, ò
Instituciones Medicas, sobre todo con respecto al hecho de que, según este autor, Linneo usurpó el método sexual del alemán Johan
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
Heinrich Burckard12 (1676-1739), a quien llama Burckardo, aunque también, como en casi el resto de autores, criticó que el método
linneano fuera demasiado difícil, dudoso e incierto, y que los principiantes de botánica aprenderían mejor dicha disciplina a partir de
métodos más sencillos. Y, claro está, Quer se sirvió de estas críticas
para rechazar el sistema de Linneo (Quer 1762: i, 326). En definitiva, lo que más criticaba Quer era el hecho de que el método de
Linneo juntara bajo un mismo género especies de plantas distintas.
A este respecto, señaló que el principal inconveniente de su método
era el de tomar los caracteres de los géneros a partir de los estambres,
pues son unas partes tan pequeñas que algunas veces quedan ocultos
y para percibirlos era necesario hacer uso del microscopio. De ello,
Quer dedujo que lo que Linneo quería decir era que las demás partes de la planta no servían de nada (327).
A partir de aquí, Quer explicó de qué modo Linneo denominaba
las plantas cuyas flores habían sido fecundadas a partir de un número
determinado de estambres, o macho o marido (Monandrias, Diandrias, Triandrias, Tetrandrias, Pentandrias, etc.). Estableció el sistema
de las hembras según si son Monogamias o Polygamias. En este sistema no solo hay que atender al número de estambres sino también a
su longitud y en algunas ocasiones los estambres no pueden verse ni
con el microscopio. Insistía Quer (1762: i, 338) en la complicación
denominativa del método linneano: Quer (1762: I, 356) criticaba,
por ejemplo, que el mismo Linneo pidiera, en su Crítica Botánica,
que se desterrasen de la botánica los nombres genéricos terminados
en -oides, pues no le gustaban los nombres genéricos compuestos de
otros nombres genéricos con alguna sílaba añadida al final, y, en cambio, el mismo Linneo los usara en su Flora Ceilánica: Bennisteriorides,
Ricinoides, Santaloides, etc. Asimismo, criticaba que Linneo rechazara
en sus Fundamenta Botanica el uso de nombres genéricos compuestos
12. También se indica en González (1982: 41) que Burckard «mostró antes que
Linneo que la disposición de los estambres y del fruto permite clasificar fácilmente
los vegetales».
179
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
de medio nombre genérico y otro entero (i.e. Lilio-Narcisus, LilioFritillaria, etc.) y que luego él los usó en sus escritos (i.e. Leo-pardus o
Capri-cerva) (Quer 1762, i: 356).
Entre las páginas 1 y 47 del volumen ii de su Flora española (1762),
Josep Quer (Madrid, 1762-64) publicó un «Diccionario alphabetico en que se explican los terminos y voces mas usuales de la Botanica, muy útil, y conducente para que los dedicados à esta Ciencia
logren facilmente y sin el socorro de los infinitos Autores, que han
escrito sobra ella, la instrucción, que necesitan para su inteligencia». Se trata del único diccionario como tal de botánica de todo
el siglo xviii. Ordena un total de 247 voces —A: 17; B: 6; C: 37;
D: 4; E: 5; F: 66; G: 8; H: 3; I: 4; J: 2; L: 7; M: 7; N: 6; O: 1; P: 22;
R: 6; S: 24; T: 8; V: 14—, todas ellas relacionadas con las partes de
las plantas, de los frutos o con diversos procesos. Por ejemplo (1):
(1)
Como se observa en este ejemplo, los nombres aparecían en latín,
lengua en la que los términos no solían incluirse en los diccionarios
de español. Por lo tanto, en esta aproximación léxica ya podemos
distinguir entre los nombres de las plantas, semillas, etc., en latín,
por un lado, de los nombres referidos a sus partes (semilla, hoja, pulpa, cáscara, pétalo, tallo, cáliz, yema, etc.), a sus formas (piramidal), a
su composición (conglomerata) o, entre otros, a los diversos procesos
por los que pasan, en español, por el otro.
Quer expuso, además, diez apéndices de notable interés desde el
punto de vista léxico:
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Ciencias y traducción en el mundo hispánico
(a) «Explicacion de varias voces griegas, y Latinas, pertenecientes à
la Botanica» (pp. 48-64):
(2)
(b) «Explicacion de las abreviaturas de los Autores, que se citan en
esta Obra» (pp. 65-82):
(3)
181
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
(c) «Generos de Plantas hasta aquí determinados por los Botanicos,
reducidos à sus especies, segun el methodo de Tournefort, por
el Doctor Don Joseph Monti» (pp. 83-104). Incluyó 23 clases:
Classis i: Herbae, & fuffrutices flore monopetalo campaniformi
Generos: Mandragora, Belladona, Lilium convallium, Polygonatum, etc.
Classis ii: Herbae, & fuffrutices flore monopetalo infundibuliformi, & rotato
Classis iii: Herbae, & fuffrutices flore monopetalo anomalo
Classis iv: Herbae, & fuffrutices flore monopetalo labiato
Classis v: Herbae, & fuffrutices flore polypetalo cruciformi
Classis vi: Herbae, & fuffrutices flore polypetalo rosaceo
Classis vii: Herbae, & fuffrutices flore polypetalo rosaceo umbellato
Classis viii: Herbae, & fuffrutices flore polypetalo caryophilaeo
Classis ix: Herbae, & fuffrutices flore liliaceo, in aliquibus monopetalo, in
aliis polypetalo
Classis x: Herbae, & fuffrutices flore polypetalo papilionaceo
Classis xi: Herbae, & fuffrutices flore polypetalo anomalo
Classis xii: Herbae, & fuffrutices flore flosculoso
Classis xiii: Herbae, & fuffrutices flore semiflosculoso
Classis xiv: Herbae, & fuffrutices flore radiato
Classis xv: Herbae, & fuffrutices flore apetalo, seu stamineo
Classis xvi: Herbae, & fuffrutices quarum tantum semina adhuc sunt comperta
Classis xvii: Herbae, & fuffrutices, quorum flores, & fructus nondum satis
liquid apparent
Classis xviii: Arbores, & frutices flore apetalo
Classis xix: Arbores, & frutices flore amentaceo
Classis xx: Arbores, & frutices flore monopetalo
Classis xxi: Arbores, & frutices flore rosaceo
Classis xxii: Arbores, & frutices flore papilonaceo
Classis xxiii: Arbores, frutices fuffrutices, & herbae adhuc incertae fedis
(d) «Catalogo de los Autores Españoles, que han escrito de Historia
Natural» (pp. 105-128).
(e) «Descripcion de los generos, y especies de Plantas, que produce
la Fora [sic] española» (pp. 129-286):
- ABIES. TOURNEFOT, CLASSE xix. Abies es un genero de Planta de flor
amantacea: consta de muchos ápices esteriles: sus embriones nacesn entre las
hojas de la espiga separados de la flor: despues passan à semillas foliadas, y
escondidas debaxo de las escamas, que fixas al exe, constituyen el fruto. [...]
182
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
- Están ordenados alfabéticamente: Abies. TOURNEFOT, CLASSE xix,
Abrotanum. T. CLASSE xii, Absinthium. T. CLASSE xii, Abutilon. T.
CLASSE i, etc.
- Este apartado es muy interesante desde el punto de vista léxico, pues
ofrece la traducción de los géneros y las especies del latín al español
en el apartado relativo a la descripción. Por ejemplo, Abies (Abeto),
Abrotanum (Abrotano), Absinthium (Agenjo), Abutilon (Abutilon), etc.
(f ) «Tabla generica» (pp. 287-287).
(g) «Tabla oficial» (pp. 288-288), en la que se ordenan los géneros
alfabéticamente.
(h) «Index synonimorum» (pp. 289-291).
(i) «Tabla de los nombres castellanos» (pp. 292-292).
(j) «Índice alphabetico de las cosas notables» (pp. 293-303).13
3.2. El Diccionario de Manuel Hernández de Gregorio (1803)
Por otra parte, Manuel Hernández de Gregorio (1771-1833) publicó en 1798 el Diccionario elemental de farmacia, ó Aplicaciones de
los fundamentos de la chimica moderna á las principales operaciones de
la farmacia, con una nomenclatura muy moderna y una tabla de materias muy completa. Su autor Don Manuel Hernández De Gregorio,
Boticario de Cámara de S. M., Individuo nato de los del Ilustre y Real
Colegio de Madrid, Socio de mérito de la Real Sociedad económica de
esta Corte: Madrid, Imprenta Real.14 En 1803 publicó la segunda
edición titulada Diccionario elemental de farmacia, botanica y materia medica, ó Aplicaciones de los fundamentos de la química moderna
13. Como se puede observar, lo ideal en casos como este sería digitalizar estos
textos y poder trabajar con ellos con la ayuda de gestores terminológicos, de tal
manera que se pudieran lematizar no solo los lemas como tales que ya aparecen en
este texto sino también las palabras que forman parte de las explicaciones que se
van ofreciendo a lo largo de la obra.
14. En <http://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=ucm.5311279912;view=1up;seq=5>
se puede leer en línea y en <http://bibliotecavirtual.ranf.com/i18n/consulta/resultados_navegacion.cmd?id=248&posicion=3&forma=ficha> se hallan los dos tomos del volumen i.
183
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
a la farmacia en todos sus ramos: aumentado con una nomenclatura
moderna y una tabla de materias, arregladas á la tercera edición añadida de la farmacopea española. Su autor Don Manuel Hernández De
Gregorio, Boticario de Cámara de S. M., Doctor en Química, Individuo nato de los del Ilustre y Real Colegio de Madrid, Socio de mérito
de la Real Sociedad económica de esta Corte, y Miembro corresponsal
de la Sociedad de Medicina, Cirugía y Farmacia de Bruselas. Segunda
edición con láminas: Madrid, Imprenta Real.
De entrada, observamos que el título de las dos ediciones existentes no coincide. En la primera edición no aparece la palabra botánica, mientras que en la segunda sí se incorpora dicha voz junto con otras especificaciones (materia médica, en todos sus ramos y
aumentado) y se sustituye la expresión «con una nomenclatura muy
moderna y una tabla de materias muy completa» por «arregladas á la
tercera edición añadida de la farmacopea española». Se observa como,
en los cinco años trascurridos de una edición a otra, Hernández de
Gregorio sumó el cargo de «Miembro corresponsal de la Sociedad de
Medicina, Cirugía y Farmacia de Bruselas».15
Para el objetivo de este estudio, me centraré en la segunda de
las ediciones, la de 1803, puesto que es la que se ocupa, concretamente en el tercer volumen, de los «vegetables». Si bien Hernández
de Gregorio lo tituló «Diccionario elemental de farmacia. Capitulo
unico. Vegetables», en realidad es una taxonomía, y concretamente
la taxonomía de Linneo:
CAPITULO UNICO. VEGETABLES.16
Caractéres de las clases
Caractéres de los órdenes
MATERIA MEDICA VEGETAL
Clase i. Monandria
Clase ii. Diandria
15. En algunas referencias bibliográficas aparece el mismo título para las dos ediciones.
16. Por cuestiones de espacio, excluyo de esta clasificación el orden y el género de
las clases.
184
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
Clase iii. Triandria
Clase iv. Tetrandria
Clase v. Pentandria
Clase vi. Hexandria
Clase viii. Octandria
Clase ix: Enneandria
Clase x: Decandria
Clase xi: Dodecandria
Clase xii: Icosandria
Clase xiii: Poliandria
Clase xiv: Didynamia
Clase xv: Tetradynamia
Clase xvi: Monodelphia
Clase xvii: Diadelphia
Clase xviii: Polyadelphia
Clase xix: Syngenesia
Clase xx. Gynandria
Clase xxi: Monoecia
Clase xxii: Diooecia
Clase xxiii: Polygamia
Clase xxiv: Cryptogamia
De las Plantas que no tienen clase ni órden conocida
En esta taxonomía tomada de Linneo, ya aparecida en otra obra
anterior —concretamente en la Parte práctica de botánica del caballero Carlos Linneo, que comprehende las clases, órdenes, géneros, especies y
variedades de plantas, con sus caracteres genéricos y específicos, Sinónimos mas selectos, Nombres triviales, Lugares donde nacen y Propiedades
de Antoni Palau i Verdera (1784-1788)—, Hernández de Gregorio
explicaba el sistema linneano. Se observa en varios párrafos, de los
que destaco el siguiente:
Como nos hemos propuesto presentar la materia médica vegetal, segun las clases y órdenes del sistema de Linneo, y cada planta con sus caractéres genéricos
y especificos, con el fin de que no solamente se logre por este medio asegurar
el conocimiento de cada especie oficinal, sino que tambien sirva de un ensayo
práctico de Botánica para los principiantes; despues de haber hablado del sexo
de las plantas, nos queda que hacer una exposición del sistema botánico de
Linneo, que por estar fundado en las partes que constituyen à aquel, lo llamó
su autor sexûal. (Hernández 1803: iii, 10)
185
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
Al final del volumen tercero incluyó tres índices:
(a) un «Índice de los géneros según la nomenclatura de Linneo»
(pp. 433-442),
(5)
(b) un «Índice de los nombres oficinales, y de algunos de sus sinónimos más comunes, con expresion del nombre genérico y
específico que les corresponde, segun el sistema de Linneo, y la
página donde se citan» (pp. 443-463) y
(6)
186
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
(c) un «Índice de las plantas oficinales, con sus nombres vulgares
castellanos» (pp. 464-473).
(7)
Estos tres índices son sumamente útiles para realizar el seguimiento del léxico de la botánica incluido en esta obra y tratar de encontrar relaciones con repertorios precedentes, como el de Quer. Pero
antes de la taxonomía del tercer volumen, dentro del apartado titulado «Diccionario elemental de Farmacia. Capitulo Primero», Hernández de Gregorio incluyó bajo la voz botánica (pp. 175-283) un
apartado en el que, para explicar la nutrición y la generación de los
«vegetables», dio cuenta de las partes que los componen, «donde se
dan la enumeracion y definiciones de todas ellas, con sus principales
diferencias y exemplos» (Hernández 1803: iii, 1). La dividió en:
Capítulo Primero. Idea general de los vegetables
Capítulo ii. De las Plantas en general separadas de la fructificación
Artículo i. De la raíz
i. Definicion de la raíz
ii. Divisiones de la raíz
Artículo ii. De Fuste
i. Definición de la parte de la planta llamada fuste
ii. Del tallo y sus diferencias
187
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
Artículo iii. De la hoja y sus divisiones con respecto á las mismas circunstancias que observamos en el tallo
i. Definicion de la hoja en general
ii. Divisiones de la hoja sencilla
iii. De la hoja compuesta
iv. Divisiones de la hoja compuesta
Artículo iv. De los arreos ó atavíos, y de los invernáculos
i. Definicion de los arreos, y su número en comun
ii. Division de los arreos, y su definicion en particular
iii. De los invernáculos en general
iv. Definicion de los invernáculos en particular, y su division
Capítulo iii. De la fructificacion en general
Artículo i. Definicion del cáliz, y sus especies
i. Divisiones del cáliz, y particularmente del llamado capullo
Artículo ii. Definicion de la roseta, y del nectario propiamente tal
i. Divisiones de la roseta
ii. Del necatario y sus divisiones
Artículo iii. Definicion del estambre
i. Divisiones del estambre
Artículo iv. Del pistilo y todas su afecciones y partes componentes
i. División del gérmen
ii. Divisiones del puntero y del estigma
iii. De la disposición respectiva de los estambres y pistilos
Artículo v. Definicion del pericarpio
i. Divisiones del pericarpio
Artículo vi. De la semilla y sus diferencias
i. Diferencias de la semilla
Artículo vii. De receptáculo y sus diferencias
i. Divisiones del receptáculo
Artículo viii. De la inflorescencia ó disposicion de las flores
i. De la inflorescencia sencilla
ii. De la inflorescencia compuesta
Capítulo iv. Fundamentos botánicos de Linneo.
Artículo i. De las plantas en general separadas de la fructificacion
Artículo ii. De la fructificacion en general
188
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
Artículo iii. De los caractéres genéricos
Artículo iv. De los nombres genéricos
Artículo v. De las diferencias y nombres específicos
Artículo vi. De las variedades
Artículo vii. De los sinónimos
Artículo viii. De la adumbracion ó método de escribir la historia completa de las plantas
Artículo ix. De las virtudes
Artículo xii [sic]. Del sexô de las plantas
Bajo cada una de estas partes aparecen numerosos términos susceptibles de ser lematizados en un diccionario de botánica,17 como
en el caso de hongo, alga, musgo, helecho, grama, palma, etc., del
contexto siguiente:
(8)
Asimismo, en las páginas precedentes al diccionario, en el tercer
volumen, concretamente de la 1 a la 22, explicó muchas de las partes de las plantas (borlilla, ovario, estilete, etc.):
17. En la línea de la digitalización en un corpus que proponía para la obra de Quer,
sugiero lo mismo en este libro de Hernández de Gregorio.
189
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
(9)
Por lo tanto, en el diccionario de Hernández de Gregorio hallamos los siguientes repertorios con interés terminológico:
(a) Las partes de los «vegetables» (Hernández 1803: i, 175-283),
«donde se dan la enumeracion y definiciones de todas ellas,
con sus principales diferencias y exemplos» (Hernández 1803:
iii, 1);
(b) La taxonomía del tercer volumen dedicada exclusivamente a los
«vegetables» (425 pp.);
(c) «Índice de los géneros según la nomenclatura de Linneo» (pp.
433-442);
(d) «Índice de los nombres oficinales, y de algunos de sus sinónimos
más comunes, con expresion del nombre genérico y específico
que les corresponde, segun el sistema de Linneo, y la página
donde se citan» (pp. 443-463);
(e) «Índice de las plantas oficinales, con sus nombres vulgares castellanos» (pp. 464-473).
Como se observa, el repertorio de Quer sí es un diccionario, en el
190
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
sentido que se ordenaban alfabéticamente las palabras relacionadas
con las plantas, mientras en que la obra de Hernández de Gregorio,
en correspondencia con las taxonomías de la época, se ordenaban
los nombres de las plantas según su clase, orden, género, y dentro
del género se incluían las especies medicinales de cada uno de ellos.
Habrá que buscar, pues, en cada una de ellas las denominaciones
referidas a las partes de las plantas, a los diversos procesos, etc. Por
ejemplo, en la p. 22 del vol. iii comenzaba con:
(10)
Y dentro de este género incluyó las especies medicinales:
(11)
191
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
En cuanto a la ordenación, dentro de la primera clase, Monandria,
observamos que tampoco se ordenaban los géneros alfabéticamente:
1.
2.
3.
4.
5.
Género AMONUM, Amono.
Género COSTUS, Costo.
Género MARANTA, Maranta.
Género CURCUMA, Curcuma.
Género KAEMPFERIA, Kenferia.
4. Las voces de los repertorios de Quer y Hernández en Terreros
y RAE
A partir de algunas calas al léxico de estas obras en los diccionarios
de lengua de la época, se observa que la marca de Bot. (Botánica) se
incorporó, como ha estudiado Luisa Pascual (2013), en la segunda
edición del Diccionario de Autoridades, de 1770 —edición que «representa la verdadera institucionalización del sistema de abreviaturas»
(Pascual, 2013: 198)—, con la forma de «Botán.» (voz de la botánica),
aunque solo fuera bajo una voz (argémone). Por lo tanto, se introdujo la marca 8 años después de la aparición del diccionario de Quer
(1762) y 33 años antes del de Hernández de Gregorio (1803). La
inclusión de las voces en el diccionario académico fue lenta, como en
el caso de antera, incorporada en el suplemento del DRAE de 1822.
En el siglo xviii, la obra que recogió el léxico de la botánica fue
el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana de Esteban de
Terreros y Pando (1786-88). En el prólogo del volumen i de este
diccionario, se presentaba la botánica entre las disciplinas científicas
a propósito de la complejidad de las palabras del idioma, añadidas a
las voces comunes (p. vii). Con respecto a los numerosos neologismos incorporados recientemente, Terreros (1786: xviii) afirmó que:
192
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
El lexicógrafo jesuita se basó, como demuestran los datos de la
tabla siguiente, en obras de corte tournefortiano, básicamente en la
Flora española (1762-1784) de Josep Quer i Martínez:
Diccionario de Terreros
Vol. i
Vol. ii
Vol. iii
Con «Botanica» en la definición
37
45
38
Con «planta» en la definición
100
100
100
Con «arbol» en la definición
100
99
100
Tournefort
5
11
8
Barnades i Mainader
1
0
1
Quer
29
10
17
Palau i Verdera
0
0
0
Linneo
0
0
0
Más concretamente, en el volumen i Terreros introdujo bajo 37
términos la indicación de marca de botánica:
Con la marca «termino de Botanica»: agata, agua-xima, alisma, ambarilla, anemonospermos, anjiosperma, antera, apices, asplenio, bastago, buglósa, camelina, céreo punzánte, ceterách, culantrillo.
Con la marca «en terminos de Botanica»: desmochár al arbol.
Con la marca «voz de Botanica»: arterias de la madera, célula.
Con la marca «voz de Botanica»: carvi, dictamo.
Con la marca «en la Botanica»: alas, alburno, alveolo, base, cáliz, campánula,
carácter, cátulo ó julo, céntro, cisampélos, clemática ó clemátide, cófia, cuello, decorticación.
Con la marca «se dice también en la Botanica»: alternas.
Con la marca «adj. de la Botanica»: apicado, crenádo.
Asimismo, se hallan palabras en cuya definición aparece la voz
«planta», voz presente bajo 100 voces, y palabras en cuya definición
aparece la palabra «árbol», presente bajo 100 voces.
Por otra parte, Terreros citó a Tournefort en 5 ocasiones —bajo
las voces acoro, amaro, camariña, denteabruño, ó denteagruño, ó den-
193
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
texil, y en el prólogo (p. viii)—, a Miquel Barnades a propósito de
Tournefort en una nota a pie de página (p. viii del prólogo), a Quer
y su Flora española bajo 28 términos —abutilon, acer, alaterna, albahaquilla, alcanforada, alcaparra, alcuequenje, aliso, ami, anjiospermatico, armuelle, asarabacar ó asarabacara ó asaro, asclepiades, badea,
barba de jove ó de Júpiter (s. v. barba), becerra ó antirrino, bellorita,
bistorta, brazos (s. v. brazo), bulbo, calabacéra, campaniforme, carina,
cófia, corazón, cruciforme, disco, bella-dona— y una vez en el prólogo, concretamente en una nota a pie de página (p. viii del prólogo),
y no citó a Antoni Palau, el asimilador de las teorías linneanas. En
el volumen ii, Terreros mostró la voz «botanica» en 45 ocasiones,
«planta» en 100 y «arbol» en 99. En esta ocasión, citó a Tournefort
11 veces —bajo las voces enula, estámbres, estoebe, garidela, gayúba,
heliéno, lacargama, marum, moldavica, ocro y ombligo marino— y a
Quer y su Flora española bajo 9 términos —eje, jemma, liliacea, ceo,
lobo, moco de pavo (s. v. moco), multifida, muscario, nicaragua y oreja
de liebre (s. v. oreja)— y una vez en el prólogo. No citó, en cambio,
a Miquel Barnades ni a Antoni Palau. Y en el volumen iii incluyó la
voz «botanica» en 38 ocasiones, «planta» y «arbol» en 100, respectivamente. Terreros citó 8 veces a Tournefort —bajo las voces: plumería, poligonoide, polipodio, retama, salicaria, salicornio, sisimbrio,
y castaño tejero (s. v. tejero)—, a Miquel Barnades a propósito de la
palabra trigo rubion (s. v. trigo) y a Quer y su Flora española bajo 17
términos —pamplilla, pan y quesillo (s. v. pan), panoja ó panícula,
papillonado ó papilionaceo, perejil francés (s. v. perejil), personado, da,
petalo, piña, pita perlada (s. v. pita), polilla, prunela, talea, terebintinaceo, tomates de invierno (s. v. tomate), vejiga de perro (s. v. vejiga),
zadiva y zueco—. No citó a Antoni Palau. Se observa que Terreros
no mencionó a Linneo en ninguno de los tres volúmenes de los que
se compone su diccionario.
Si nos centramos en el léxico de las taxonomías, el Diccionario
Nacional o Gran Diccionario Clásico de la Lengua Española (184647) de Ramón Joaquín Domínguez, autor que sí tuvo en cuenta las
194
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
clasificaciones linneanas, es fundamental desde el punto de vista de
la introducción de estos términos en los diccionarios del español,
pues es el primero en recoger los nombres de la taxonomía linneana,
concretamente 23 de las 24 clases: Monandria, Diandria, Triandria,
Tetrandria, Pentandria, Hexandria, etc. No incorpora la clase xvi,
Monodelphia. En ninguna de las ediciones del DRAE puede hallarse
el nombre de alguna de las 24 clases.18 Por lo que respecta a los
nombres de los órdenes y géneros, la presencia ya es más desigual.
Domínguez incluyó casi todos los nombres de los órdenes —Monogynia, Digynia, Trigynia, Tetragynia, Pantagynia, Hexagynia, Poligynia, Gimnospermia, Angiospermia— pero no todos —Siliculosa,
Siliquosa—. Y en cuanto a los géneros, solo recogió algunos —Costus, Maranta—.19
Por lo tanto, el léxico de la botánica que se recogió en la lexicografía general del español del siglo xviii fue el procedente de la
botánica tournefortiana. Hubo que esperar a mediados del siglo xix,
con el Diccionario Nacional de Domínguez, para hallar las voces
referidas a las clases y a los órdenes de las plantas organizadas según
la taxonomía de Linneo.
5. Conclusiones
En esta primera aproximación a la lexicografía botánica del siglo
xviii, se ha observado que el interés léxico de estas obras, si bien
la concepción de diccionario de la época tiene poco que ver con la
actual, no solo está presente en los lemas sino en todas las voces de
la botánica que se emplearon para explicar las clases, los géneros,
etc. Se ha mostrado como la preocupación por las voces fue patente
en las dos obras estudiadas, con las diferencias lógicas entre el reper18. A partir de las calas realizadas, observamos que el DRAE no fue un diccionario,
ni en el siglo xviii ni hasta mediados del xix, que se caracterizara por incorporar el
léxico de la botánica, fuera este de corte tournefortiano o linneano.
19. No se ha realizado una búsqueda exhaustiva de todo el léxico, sino representativa para poder contar con una idea aproximada sobre su tratamiento en los
diccionarios del español.
195
Ciencias y traducción en el mundo hispánico
torio tournefortiano y el linneano. Quer expuso diversos apéndices
que tienen interés desde el punto de vista exclusivamente léxico.
Hernández de Gregorio, a parte del «Diccionario elemental de farmacia. Capitulo unico. Vegetables», que en realidad es la taxonomía
de Linneo, presentó repertorios con interés léxico. No obstante, es
necesario que se realice un vaciado terminológico de estas obras,
que se compare su terminología, más allá de las taxonomías, y que
se analice la introducción posterior de los términos de la botánica
en los diccionarios generales del español.
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