Citar como:
Suárez-Morales, E. 2000. Copépodos, seres ubicuos y poco conocidos. CONABIO. Biodiversitas 29:7-11
COPÉPODOS, SERES UBICUOS Y POCO
CONOCIDOS
L
OS COPÉPODOS son, por así decirlo, parientes diminutos de los
cangrejos, de los camarones y de las
langostas. Se les considera —con
justicia— los metazoarios más
abundantes del planeta, incluso por
encima de los insectos y de los nemátodos. Aunque la gran mayoría
de estos microcrustáceos son acuáticos, los hay también de hábitos
semiterrestres. Existen copépodos
desde las cumbres de los Himalayas hasta las grandes profundidades oceánicas, desde las recónditas
cuevas anquialinas hasta las reverdecidas paredes de los tinacos de
nuestras casas. Son seres verdaderamente ubicuos y tienen una diversidad de formas sorprendente.
De las cerca de 12 000 especies
de copépodos conocidas, unas
7 500 son de vida libre —la cifra
incluye formas marinas y de agua
dulce—, y de ellas se reconocen
más de 1 200 como propias de
aguas continentales. No es posible
abarcar aquí con propiedad y con la
atención que se merece la relevancia y el conocimiento de este grupo
en todos los ambientes, por ello esta contribución se limita a comentar acerca de los copépodos de
aguas continentales y su estado de
conocimiento en México.
Como grupo, los copépodos de
agua dulce pueden conformar porcentajes relevantes de la biomasa
zooplánctica y litoral. Ciertos copé-
7
Arctodiaptomus
55.5 µm
podos limnéticos pueden encontrarse formando agregaciones con
densidades superiores a los 11 000
individuos por litro. Ecológicamente, los copépodos representan
el nivel de los consumidores primarios y las formas depredadoras forman parte de los consumidores secundarios. Desde el punto de vista
humano, su cultivo permite tener
una excelente fuente de alimentación para la producción piscícola y
ha demostrado un potencial interesante en la industria del quitosan,
por su producción de quitina de
buena calidad.
Aunque son cuatro los órdenes
de copépodos de vida libre representados en aguas continentales
(Calanoida, Cyclopoida, Harpacticoida y el recientemente descrito
Gelyelloida, propio de agua inters-
ticiales profundas), en el plancton
de la mayor parte de los lagos templados y tropicales la fauna de copépodos no es tan diversa como en
el mar.
Los copépodos se adaptan para
sobrevivir en los distintos ambientes. Aunque en general muchas especies tienen intervalos estrechos
de tolerancia a variaciones de los
factores ambientales, los ambientes
extremos no suelen ser un problema para los copépodos de aguas
continentales. Varias especies dulceacuícolas se han adaptado para
habitar en los lagos salinos; las
aguas cársticas subterráneas de Europa contienen una diversa fauna
de copépodos, al igual que otros
ambientes como los suelos orgánicos, la hojarasca, las bromelias en
bosques tropicales, y los nidos de
dorsalis
Los copépodos y el control biológico
Un aspecto de gran actualidad
sureste de México, donde existe la
relativo a la ecología de los
mayor parte de las especies de
copépodos de vida libre en aguas
Mesocyclops reconocidas en el
continentales es su notable
país, y donde la incidencia de
capacidad para depredar a
enfermedades transmitidas por
numerosas larvas de mosquito en
mosquitos es elevada, el hallazgo
un breve lapso (Marten et al., 1994).
de nuevas especies implica también
En diversas zonas tropicales se ha
la interrogante acerca de sus
experimentado con copépodos que
capacidades potenciales como
tienen esta capacidad depredadora
depredador de larvas. También es
con el propósito de disminuir las
necesario —y urgente— resolver la
poblaciones de mosquitos vectores
taxonomía de estas especies
de enfermedades. Las especies de
mediante análisis detallados, pues
copépodos más adecuadas para
se ha encontrado que muchos de
estos propósitos son aquellas cuya
los registros regionales de este y
talla, características conductuales y
otros géneros son erróneos.
morfología mandibular les confiere
El harpacticoide edafícola
una mayor capacidad depredadora.
Phyllognathopus viguieri es
Entre estas formas destacan
depredador de nemátodos
especies de Acanthocyclops,
fitoparásitos: en una hora, 130
Diacyclops, Megacyclops y de
copépodos habían consumido 900
Mesocyclops (M. edax, M.
individuos de Meloidogyne
longisetus, M. ruttneri ) y
incognita. Igualmente, se encontró
Macrocyclops. Así, en zonas
que Paracyclops affinis ataca
palúdicas los mosquitos
eficientemente a los nemátodos
transmisores podrían ser atacados
parásitos. Es evidente que estos
biológicamente introduciendo o
aspectos relativamente poco
cultivando estos copépodos en los
conocidos, que involucran la
hábitats de crianza de los
utilización potencial de los
anofelinos. En México los intentos
copépodos como elementos de
por realizar este tipo de control ya
control biológico en distintos
comenzaron, pero en ciertas
ámbitos, justifican completamente
regiones están limitados por el
los esfuerzos dedicados al estudio
escaso conocimiento que se tiene
de su taxonomía, biología y
de la fauna local. Por ejemplo, en el
ecología.
80 µm
Leptodiaptomus
cuauhtemoci
hormigas. Un ambiente que pocos
copépodos han podido conquistar
es el de las corrientes superficiales
rápidas; sin embargo, son comunes
en los fondos de arroyos y ríos.
Los copépodos de agua dulce
son, en fin, un grupo con características ecológicas muy interesantes; su importancia es incuestionable y ello contrasta con el escaso
conocimiento que aún se tiene sobre el grupo principalmente en zonas tropicales. En México, varios
estados del país no cuentan ni siquiera con un solo registro faunístico de copépodos. Además, y de
manera similar a lo que ocurre con
otros grupos, los registros se concentran en los estados donde viven
los especialistas (Suárez-Morales
et al., en prensa) y a lo largo de los
trazos de las principales carreteras.
Sin duda, un factor asociado con el
magro conocimiento regional de
este grupo es la dificultad que representa su estudio taxonómico,
que requiere el manejo y disección
completa de animales de 0.3 a
2 mm de longitud, adicionado esto
a una serie de complicaciones taxonómicas que ciertamente pueden
desanimar rápidamente a quien intenta abordar por vez primera su
estudio.
Actualmente se conocen unas 80
especies de copépodos de aguas
continentales en México; este número está creciendo continuamente
8
Aunque los copépodos no son considerados —por ahora—
una prioridad para la conservación, en la edición de 1996
de la Red List de la IUCN se incluyeron 37 especies de
diaptómidos que habitan en ambientes frágiles.
y se están describiendo especies
nuevas debido a las investigaciones
taxonómicas realizadas básicamente en El Colegio de la Frontera Sur,
en colaboración con especialistas de
otras instituciones. Algunos de los
más notables esfuerzos para el conocimiento de este grupo en México han sido apoyados por la CONABIO (Suárez-Morales et al., 1996).
Cada uno de los tres órdenes
(Calanoida, Cyclopoida, Harpacticoida) representados en las aguas
continentales de México tiene su
propio marco biogeográfico y ecológico. Por ejemplo, los Calanoida,
representados en todo el mundo por
la muy diversa familia Diaptomidae, tienden a mostrar un alto grado
de endemismo. En México se conocen varias especies de diaptómidos consideradas como endémicas,
por ejemplo: Mastigodiaptomus
reidae y M. maya, sólo encontradas
en cuerpos de agua efemerales de
Campeche; Leptodiaptomus dodso ni, exclusiva de la laguna de Chapala; L. mexicanus, sólo recolectado en “charcos” en los alrededores
de la Ciudad de México, y Micro diaptomus cokeri, el único calanoide verdaderamente troglobio en
América, propio de cuevas en San
Luis Potosí y que fue recientemente redescrito y designado como tipo
de la nueva subfamilia Microdiaptominae. En cambio, dos especies
de Diaptomidae se han encontrado
9
con una distribución muy amplia
en nuestro país (Mastigodiaptomus
albuquerquensis y Arctodiaptomus
dorsalis). Debido a que en México
muchas especies fueron descritas
con estándares bajos, existen en este grupo varios problemas de tipo
taxonómico que deben ser resueltos
mediante análisis de material tipo
para aclarar la identidad de ciertas
especies y poder discriminar varios
registros dudosos. De hecho, el uso
de la microscopía electrónica de
barrido se está convirtiendo en un
método estándar para el estudio de
los copépodos mexicanos.
Los patrones de distribución
que muestran los Diaptomidae contienen información muy relevante
para visualizar las relaciones faunísticas entre los subcontinentes.
La fauna mexicana muestra una
fuerte influencia neártica, representada por la distribución actual de
varios géneros (Leptodiaptomus,
Skistodiaptomus) distribuidos en el
norte y centro del país; las formas
neotropicales, como Mastigodiap tomus, predominan en el sureste y
se han propagado hacia el norte.
Existe una influencia muy débil de
la muy diversa fauna sudamericana, de la que se han reconocido formas cuya distribución avanza al
norte, pero es muy distinta e independiente de la de Norte América.
México es una zona de mezcla de
estas dos regiones biogeográficas,
y aunque esto y su importancia se
ha reconocido reiteradamente para
grupos de flora y fauna silvestres,
no se había podido reconocer en el
caso de los copépodos. Actualmente hay una gran asimetría entre el
número de especies registradas en
Norteamérica (68) y América del
Sur (94) con respecto a las menos
de 30 registradas en México, América Central y las islas del Caribe.
Se espera que la lista de diaptómidos de México crezca en los próximos años.
Aunque los copépodos no son
considerados —por ahora— una
prioridad para la conservación, en
la edición de 1996 de la Red List de
la IUCN se incluyeron 37 especies
de diaptómidos que habitan en ambientes frágiles. Como participante
del grupo de expertos IUCN para
crustáceos de aguas continentales,
tendré la oportunidad de proponer
la inclusión de varias especies mexicanas que están en condiciones
similares.
Los Cyclopidae tienen ámbitos
de distribución más amplios que los
Diaptomidae y su grado de endemismo es menor. Durante mucho
tiempo se sostuvo que la mayoría de
los cyclópidos eran cosmopolitas;
ello motivó que muchos de los primeros registros en México fueran de
especies europeas, ocasionando una
confusión que siguió sin corregirse
durante varias décadas. La literatura
Arctopdiaptomus
dorsalis
nacional está plagada de registros
imposibles o dudosos. Nueva evidencia ha surgido y se reconoce
ahora que son sólo algunas especies
de este grupo las que podrían calificarse justamente como cosmopolitas. En las zonas neotropicales existe una amplia variedad de especies
de Cyclopoida y su riqueza apenas
se está descubriendo; se han reconocido varias especies endémicas en la
Península de Yucatán.
Debido a su capacidad para sobrevivir en condiciones adversas
mediante formas de resistencia, entre los Cyclopoida hay muchos
ejemplos de introducciones accidentales de especies exóticas por la
actividad acuicultural o por las
aguas de lastre. Hasta hace poco,
en México no se conocían casos de
introducciones de especies de copépodos de vida libre. Sin embargo, se ha documentado el caso de
Thermocyclops crassus, una especie asiática, que fue encontrada en
Tabasco, posiblemente asociada a
la actividad acuicultural. Es posible
que haya más casos de introducciones en México o que estas especies
tengan una distribución mucho más
amplia de la reconocida, ya que las
introducidas son normalmente formas con gran capacidad competitiva y una tolerancia notable a cambios ambientales. Seguramente
varias de estas especies exóticas
han pasado inadvertidas por años
debido a la falta de taxónomos preparados. La taxonomía de los copépodos de aguas continentales se ha
hecho muy compleja, particularmente en géneros no bien definidos
y con relaciones aún oscuras como
lo son Acanthocyclops y Diacy clops. Ello hace que el reconocimiento de las especies sea un proceso que puede llevar fácilmente a
resultados engañosos. En el caso de
las especies introducidas, baste
mencionar que la principal diferencia entre una de las especies más
comunes de Mesocyclops en América y la especie afro-asiática M.
ogunnus es la disposición de una
hilera de espinas en uno de los
apéndices bucales, un carácter que
no se usa normalmente para identificar las especies de la región.
Los harpacticoides de aguas
continentales representan un grupo
muy poco conocido en México, el
número de especies es aún bajo (17)
si tomamos en cuenta que son muy
diversos en los ambientes creviculares, epibénticos y bénticos. Si la
taxonomía de los Cyclopoida de
aguas dulces es compleja, la de
Harpacticoida es verdaderamente
un reto para el copepodólogo; incluso los nombres de algunos harpacticoides hacen honor a esta complicación y un buen ejemplo de esto
lo es el epíteto aglutinado Parap seudoleptomesochra, un género con
sólo dos especies en México. Otro
factor que los ha convertido en “poco estudiados” es que también son
“poco recolectados”. Esto se debe,
en gran parte, a que la mayor parte
de los estudios limnológicos en
México han privilegiado el estudio
de las zonas limnéticas bajo el rubro
de “zooplancton” que se obtiene
arrastrando redes por el centro de
los lagos; las muestras resultantes
son, casi invariablemente, un frasco
con unos cuantos zoopláncteres
maltrechos y desorientados. Las zonas litorales, los ambientes creviculares y la vegetación perimetral deben ser tomados muy en cuenta
para realizar prospecciones o estudios limnobiológicos y faunísticos;
contienen una riqueza hasta ahora
tan sólo intuída no sólo de copépodos, sino de otros grupos faunísticos como rotíferos y cladóceros.
En 1990 sólo había dos copepodólogos mexicanos registrados por
la World Association of Copepodologists. En la más reciente reunión
de esta sociedad científica, el número de miembros mexicanos de la
WAC llegó a nueve y a ellos podemos añadir unos cuatro más que no
están asociados. Aunque el total
fuese tres veces mayor, seguiría
siendo válida la afirmación: en México hay muchos copépodos y muy
pocos copepodólogos para estudiarlos.
* El Colegio de la Frontera Sur ECOSUR. Unidad Chetumal
10
Los copépodos y el hombre
Otro aspecto interesante de los copépodos
Al beber el agua con copépodos infestados con la larva
dulceacuícolas es el hecho de que muchos de ellos están
del gusano, éste madura dentro del hombre y causa
involucrados en los ciclos de vida de diversos parásitos
daños graves o muerte. Algo similar ocurre cuando un
de animales superiores, incluyendo al hombre. Así,
pez ingiere copépodos infestados con larvas del céstodo
ciertas especies de copépodos funcionan como
Diphyllobothrium latum, que se depositan en los tejidos
hospederos intermediarios de platelmintos y nemátodos
del pez y finalmente pasan al hombre al consumir
que parasitan peces, anfibios, aves y mamíferos. Algunas
pescado crudo. Los copépodos parásitos causan severos
especies de Cyclopoida y Calanoida pueden transmitir
problemas a la acuacultura, donde la mayor
parásitos al hombre. En África, Asia del Sur, el Caribe y
concentración de peces en una área determinada facilita
Brasil, algunos cyclopoides, de géneros como
la búsqueda de hospedero en las etapas librenadadoras
Thermocyclops y Mesocyclops, son considerados como
de estos copépodos. Sin embargo, no representan una
factor de gran relevancia en el proceso de transmisión del
amenaza considerable para la pesquería abierta en lagos.
nemátodo parásito del hombre Dracunculus medinensis
Destacan por su frecuencia los géneros Ergasilus,
(el gusano de Guinea), conocido desde tiempos bíblicos.
Lernaeopoda, Salmincola y Achtheres.
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