Las desapariciones de
personas
Entre la degradación y la indiferencia
David Coronado
Priscilla Hernández Rodríguez
Coordinadores
Universidad de Guadalajara
Las desapariciones de
personas.
Entre la degradación y la
indiferencia
Humanidades
Las desapariciones de
personas.
Entre la degradación y la
indiferencia
David Coronado
Priscilla Hernández Rodríguez
Coordinadores
Universidad de Guadalajara
2021
Este libro, mediante el método doble ciego, fue dictaminado favorablemente por pares académicos,
Índice
propuestos por el Consejo Académico de la Coordinación Editorial del Centro Universitario de
Ciencias Sociales y Humanidades. Respetando siempre los lineamientos de bioética imperantes
a nivel internacional.
Presentación
David Coronado
Fátima Gabriela Soto Vargas
15
I. Desde la experiencia de las personas
Primera Edición, 2021
D.R. © Universidad de Guadalajara
Centro Universitario
de Ciencias Sociales y Humanidades
Unidad de Apoyo Editorial
Guanajuato 1045
Col Alcalde Barranquitas
44260, Guadalajara, Jalisco México
Consulte nuestro catálogo en:
www.cucsh.udg.mx
La vida contra la agonía sempiterna de
las desapariciones de personas
David Coronado
Fátima Gabriela Soto Vargas
Introducción
Los perfiles sociales y la genética social
Las hipótesis 1 y 2: el Estado y el
crimen organizado
La hipótesis 3: la subjetividad violenta
Consideraciones finales
Bibliografía
46
53
57
58
El crimen organizado: las prácticas del
terror como medio para la opresión social
Priscilla Hernández Rodríguez
65
27
27
29
ISBN: 978-607-571-401-1
Editado y hecho en México
Edited and made in Mexico
Introducción
Recuento histórico del narco
en México: expansión y
consolidación en el territorio nacional
La violencia y el narco como una
expresión cultural
Desaparición forzada y las
prácticas de opresión social a
través del terror
Vulnerabilidad social ante la
criminalidad en auge
A modo de conclusión
Bibliografía
65
67
72
74
81
85
86
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
Blanca Esthela Hurtado Escoto
Juan Alfonso Cruz Vázquez
89
Introducción
89
Definición de conceptos:
juvenicidio y desaparición
(forzada y por particulares)
90
Problematización del juvenicidio y
la desaparición: ¿expresión o condición? 97
Consideraciones finales
105
Bibliografía
106
Desaparición forzada de personas en
Sinaloa. Más allá de las cifras
Katia Alejandra Ruiz Herrera
Lourdes Nadsheli Coronado Arias
Rossely Barreras Miranda
Introducción
Más allá de los números
109
109
109
Nuestra triste realidad
La resiliencia del sobreviviente
La empatía como eje de ataque
¿Estrategia de seguridad?
La reacción ante la inacción
A manera de conclusión
Bibliografía
Testimonios, críticas y experiencias en la
desaparición forzada de personas
Enrique Uribe Alva
Introducción
Hipótesis
Pregunta
Definición
Reflexiones
La distinción
El concepto
Conclusiones
Bibliografía
La guerra sucia y la desaparición forzada,
paralelismos e imposibilidades para
resarcir los males cuando se atisba desde
los intersticios de la razón
Luis García Carrillo
César Óscar García Rea
Introducción
La burocracia, un recurso para
imposibilitar al otro en el
acceso al Estado de derecho
El estigma, un elemento para
deshumanizar al otro
114
116
117
119
123
126
127
129
129
129
130
130
132
138
145
152
153
155
155
156
160
La Guerra Sucia y el papel del
Estado en la desaparición de personas
Guerra contra el narcotráfico
Todo lo sólido se desvanece en
el aire y todo lo sagrado se
profana, en sigilo Marx observa
fuera de los intersticios de la razón
La permisividad, un recurso
para accionar los procesos de
la maquinaria que ordena y
desordena el estante de la ilusión
Conclusiones
Bibliografía
164
170
171
173
175
176
II. Desde las instituciones de estado
Políticas públicas y desaparición forzada
Amado Ceballos Valdovinos
Enoc Francisco Morán Torres
La desaparición forzada ¿acto sólo
atribuible a los órganos del
Estado? Dos historias marcadas
por acciones similares patentes
en el tiempo
En cuanto a la desaparición
forzada: Los datos del Gobierno
versus organizaciones no
gubernamentales
Políticas públicas criminales;
utilidad social o mascarada que domina
Dónde está la esperanza
Bibliografía
Capacidades institucionales y
desapariciones forzadas en Jalisco.
El caso de la fiscalía especializada en
personas desaparecidas
Juan Alfonso Cruz Vázquez
Introducción
Gobernanza y desarrollo
institucional: gestión pública en
materia de desaparición forzada
Génesis de la Fiscalía
Especializada en Personas
Desaparecidas: alianzas,
negociaciones y conflictos de intereses
Capacidades institucionales de
la Fiscalía Especializada en
Personas Desaparecidas (FEPD)
Conclusiones
Bibliografía
197
197
199
201
203
209
211
181
182
187
190
193
195
Marco normativo de la ley general de
desaparición forzada de personas
Ian Ricardo Alcaraz Hernández
Introducción
Antecedentes
Puntos importantes de la Ley
General de Desaparición
Forzada de Personas
Un contraste con las leyes estatales
de Jalisco
Críticas a la aplicación de la
mencionada Ley
Retos que enfrenta la sociedad
jalisciense para su aplicación
215
215
217
225
238
246
248
Conclusiones
Bibliografía
Los derechos humanos en las familias de
los desaparecidos y la teoría social
Dayane Jetzabel Ortiz Torres
Introducción
Los derechos humanos y la teoría social
Fenómenos sociales y la
positivización de las normas
Acción, estructura y poder
Acción
Estructura
El problema del orden
El mito del cisma
La normalización de la violencia y
la sociedad
La reestructuración de la sociedad
ante la violencia
La sociedad y la estructuración
El lenguaje como medio del ser social
El lenguaje analizado a través de
los colectivos de familiares, la
sociedad y las instituciones
Significado de la persona en el
núcleo social
La exclusión como estrategia y
táctica de poder
En busca de la verdad
Conclusión
Bibliografía
256
257
261
261
264
268
270
270
271
274
276
277
279
281
283
284
287
288
290
293
294
Desaparición forzada en México,
asignatura pendiente del estado: una
mirada desde el ámbito jurídico y
comunicacional
Amado Ceballos Valdovinos
Lizbeth López Ramírez
Linda Estefany Illanes Gómez
Camila Sofía Ceballos Gómez
Introducción
Breve repaso histórico de la
desaparición forzada en México
Algunas referencias preliminares
en torno a la desaparición forzada
La prensa, ¿una ventana a la
realidad mexicana?
El tardío reconocimiento de
la desaparición forzada de
personas como delito
Bibliografía
311
318
Acerca de los autores
323
295
295
296
302
303
Presentación
David Coronado
Fátima Gabriela Soto Vargas
Yo no perdí a mi hijo. Me lo arrebataron. Me lo quitaron unas manos frías y
extrañas, escondiéndolo en las sombras. No dejaron nota de rescate ni instrucciones
de a quién pedir que me lo devolvieran, a quién maldecir, ni a dónde voltear en mi
lamento.
Culpables las manos, la sombra, la ausencia. Cómplices todos los que miraron
inmóviles, los que callaron, los que no buscaron, los que me invitaron a resignarme.
Yo no perdí a mi hijo. Me lo arrebataron.
Zonia Griselda y Javier Contreras
El libro Las desapariciones de personas. Entre la degradación y la indiferencia
está constituido por 11 capítulos, en los que intervienen cuatro investigadores/
as consolidados y 14 en formación. Es un libro que comunica diversas miradas,
con situaciones y análisis concretos, sólidamente informados.
En realidad, el libro es producto de las inquietudes que han partido desde
el núcleo de una serie de seminarios y discusiones teórico-metodológicas
desarrolladas en el Laboratorio de Estudios sobre Violencia, del Departamento
de Sociología, en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
Contiene enfoques diferenciados e, incluso, interpretaciones contradictorias,
epistemologías encontradas que abordan espacios yuxtapuestos, algunas veces
complementarios, pero siempre exigentes de una lectura desde la multiplicidad
y la heterogeneidad. Es una riqueza innegable del texto. Y, en consonancia, la
problemática de las desapariciones de personas es estudiada desde la sociología, la
antropología, la filosofía, la educación, la comunicación y el derecho, enfocando
con sus propias miradas este asunto inaplazable. En realidad, este libro está
construido en un diálogo transdisciplinar.
Otra virtud de este libro es que sus capítulos han sido escritos en cuatro estados
de la República Mexicana. Los aportes más numerosos provienen de Jalisco, con
[17]
7 análisis, Colima con 2, Sinaloa y Tamaulipas con 1. Sin embargo, al articular los
procesos su origen espacial específico encontró orígenes similares, con múltiples
semejanzas y analogías territoriales, lo que enriquece, además, tanto la posibilidad
de tensar y desmenuzar los conceptos, como de que los lectores aporten sus
experiencias y comprensión relacionadas con las DP. Esta generosidad es parte
de las ciencias sociales, diferentemente empleadas en cada uno de los capítulos.
Al explicar, desde las diferentes disciplinas, a las DP, nos encontramos con
codificaciones diversas, pero también con una zona gris en la que el lenguaje
mismo se ve en problemas para definir y abarcar, con los conceptos hechos,
las explicaciones de las personas que son y no están, que se convierten en
una cifra más, que son una osamenta sin identificar, un cuerpo mutilado y sin
rostro, de restos diluidos en ácidos de exterminio o de fosas improvisadas y en
clandestinidad.
La realidad es así, cruda, y la administración de justicia, más que ciega, es
sorda, muda y paralítica. La alteración del orden, la angustia, el suplicio, trastocan
las percepciones y crean subjetividades irreconciliables, resentidas con la realidad
del entorno, a nivel individual, familiar y social. Aunque también, en el mismo
marasmo que ocasiona, principalmente las madres crean subjetividades nuevas,
existenciales.
Amenaza, miedo, incertidumbre, dolor constante, son algunas de las formas en
las que se manifiesta la violencia que sufren los grupos familiares de las víctimas.
Nos vemos aquí ante una doble repercusión del fenómeno, porque su impacto
lacera en todas sus acepciones a los involucrados; desgarrando, lastimando y
causando perjuicio físico y moral. Sufren una tortura sempiterna. Al tiempo
que también son victimizadas y revictimizadas institucionalmente. La forma de
vida que hasta entonces conocían, sus rutinas, apegos, visión de mundo, se ven
abruptamente alteradas por la experiencia del trauma, quedando vulnerables,
llenos de frustración e impotencia acrecentadas por la inamovilidad institucional,
por laberintos legales, realmente kafkianos. Y desde esas laceraciones, levantan
su voz contra quienes acumulan las empolvadas carpetas de investigación, y se
organizan contra el necroempoderamiento del orden económico destructivo, que
se enriquece con esas desapariciones, presionan al orden jurídico, tensionan las
fronteras normativas y legales; hablan del oscuro accionar del crimen organizado,
de posibles connivencias.
Al dolor por la pérdida de sus hijos, las madres enfrentan un duro camino
que representa la búsqueda, agravado por el poco o nulo apoyo por parte de
las autoridades, que en ocasiones lejos de ayudar obstaculizan los procesos,
lentificando y burocratizando los trámites para levantar denuncias, abriendo
carpetas de investigación que quedan estériles y sin resultados. Sus padecimientos
se incrementan de modo descomunal cuando la indolencia y estigmatización de
una parte de la sociedad, les cuestiona sobre las causas de la desaparición: ¿en
qué andaba metido? ¿Qué hizo? ¿A qué se dedicaba?
Pero la pregunta ¿por qué desaparecen? queda en el aire. Al lado del
señalamiento social, normalizado en juicios que estigmatizan al desaparecido
como una consecuencia lógica y merecida por su modo de existencia. Aun
cuando pertenezcan al ámbito del azar, o a la lógica del detenido-desaparecido,
o sean desplazados y migrantes. Como si no existiera un Estado de derecho,
como si desaparecer fuera el destino aceptable para todas esas personas; como
si fuera su responsabilidad individual. Múltiples son los factores por los que
puede desaparecer una persona, el momento inadecuado en el lugar equivocado,
un accidente de tránsito, catástrofes naturales, migraciones y desplazamientos,
despojo de propiedades, etcétera. En este libro son analizadas las desapariciones
como producto de la crueldad albergada en el espíritu humano; lo que propicia
la reflexión sobre el rumbo que toma la humanidad al perpetuar, atestiguar y
callarlas, al cobijarlas en el rumbo de la ganancia y la iniquidad.
Las desapariciones de personas son un cataclismo, convertido en realidad
que afecta a miles de grupos familiares y llena de indignación a millones en
México y el mundo. Pero, en la conciencia de la colectividad, se ha naturalizado
el hecho de que las desapariciones provienen del involucramiento en negocios
o actividades no permitidas, de ahí esas consecuencias, como un acto lógico;
olvidan que van contra la vida, la libertad y la integridad. La desaparición de un
miembro del grupo familiar, generalmente jóvenes varones, es una forma cruel
y violenta de perderlo, genera una tortura continua de miedo, incertidumbre,
abre una búsqueda constante. Dolor en el sol, en la sombra, en la noche, en la
madrugada, dolor sempiterno.
18
Presentación
Las desapariciones de personas
19
Si las madres se reúnen clamando justicia, exigiendo respuestas, anhelando
apoyo en las búsquedas, muchos ojos las miran de lejos, sobre el hombro, pero
sin involucrarse, sin la conciencia de que es un problema latente que afecta
globalmente y que anuncia formas de relaciones sociales hegemónicas. Las
desapariciones son un asunto que atañe a todos, es un problema de seguridad,
de salud, de justicia, que muestra las terribles fallas del sistema y la impunidad
con la que actúan grupos delictivos que han tomado las riendas de la vida de los
demás y contra los que solamente muy pocos exigen, ante el temor, en ocasiones
convertido en realidad, de que si era un familiar desaparecido, después serán dos
o tres.
hay, en el fondo del corazón de todo ser humano, algo que, a pesar de toda
la experiencia de los crímenes cometidos, sufridos y observados, espera
invenciblemente que se le haga el bien y no el mal. Ante todo, es eso lo sagrado
en cualquier ser humano.1
En catorce entrevistas realizadas a familiares de víctimas de DFP —13
mujeres, entre abuelas, madres y hermanas; y un solo hombre, que días después
de habernos concedido la entrevista, fue desaparecido—, expusieron que lo peor
de su situación es saber que si su familiar ha desaparecido, está evidentemente en
peligro y que las autoridades no hacen nada por ayudar. Encontramos que viven
una inducción a sentir culpa, donde instituciones, grupos delictivos y muchos
grupos sociales sugieren que las desapariciones prueban contundentemente
la culpabilidad y la responsabilidad de no saber dar atención y cuidado a los
hijos, no enseñar y transmitir valores acordes con el desarrollo social, formando
disidentes o inadaptados sociales, criminalizando y juzgando sus actividades,
aun sin saberlas. De esta manera, se ejerce control sobre ellas, y se les mantiene
al margen, haciéndoles sentir que si uno de sus hijos desapareció, otro más
también puede desaparecer. En los grupos familiares de las víctimas, esto genera
1
Weil, S. (1942). La persona y lo sagrado. Escritos de Londres. Recuperado de https://
crucecontemporaneo.files.wordpress.com/2013/03/simone-weil-la-persona-y-lo-sagrado.
pdf.
20
Las desapariciones de personas
el quiebre de creencias básicas, angustia, sentimientos de culpa, ruptura de roles
y de proyectos de vida. Impera el aislamiento social.
En repetidas ocasiones encontramos que los demás miembros de la familia,
hacen el intento de que las madres superen el trágico evento, pero invariablemente,
ellas manifiestan la imposibilidad de continuar con la vida, tal y como la conocían
hasta el día de la desaparición, dedicándose exclusivamente y con toda su energía
a la búsqueda. En el fondo del abismo, en medio del dolor e indignación resurgen
con potencias intensísimas y crean un espacio de subjetividad existencial, que las
conduce en medio del marasmo y la confusión a una nueva escultura de sí mismas.
Esto, que algunos llaman estética de la vida o cuidado de sí, es desarrollado en
el primer capítulo de este libro.
Dicho de manera general, sobre estos procesos de dolor, de rupturas
institucionales, de datos claroscuros, de leyes suspendidas, de impunidades
evidentes, se ha tejido este libro. Dividido en dos partes, aborda primero el
problema Desde la experiencia de las personas, en tanto que los capítulos
parten del establecimiento de un diálogo con las experiencias de los directamente
involucrados en el problema. No obstante, no puede ser denominado como
fenomenológico, por las relaciones que se establecen con el poder. Mientras que,
en la segunda parte, Desde las instituciones, son analizados el Estado, el derecho
y las organizaciones creadas institucionalmente para afrontar y analizar esta
problemática, por esta razón son revisados los derechos humanos, las políticas
públicas, la Fiscalía Especializada en Personas Desparecidas, el marco normativo
de las leyes recientemente promulgadas en el estado de Jalisco e incluso las
reacciones que tiene la prensa. Con el desarrollo del libro Las desapariciones de
personas. Entre la degradación y la indiferencia, se quieren contrastar los flujos
de vida con flujos institucionales, desde la visión particular de las y los autores.
La parte I, Desde la Experiencia de las Personas, la abren David Coronado
y Fátima Soto Vargas, con el escrito La vida contra la agonía sempiterna de las
desapariciones de personas, en el que sustentan una discusión sobre los usos y
abusos de los datos estadísticos. Elaboran, además, un perfil del tipo de personas
que desaparece, presentan las cantidades de desaparecidos, quiénes desaparecen
y quién interviene en la desaparición, dónde desaparecen y, lo que sería la parte
final del capítulo, por qué desaparecen.
Presentación
21
Esta última pregunta, ¿por qué desaparecen?, es de vital importancia. Y para
responderla desarrollan tres hipótesis que abordan el papel que han desempeñado
el Estado, el crimen organizado y los familiares de las víctimas, especialmente
en los términos de la creación de un cuidado de sí, cuya finalidad sería una
subjetividad existencial. Contrapuesta a esta creatividad, estaría la subjetividad
violenta, como signo de los tiempos. Es una respuesta que conlleva la relación
entre el telos social y la aparición de una subjetividad violenta, en tanto encargada
de operar las desapariciones de personas.
El segundo capítulo, El crimen organizado: las prácticas del terror como
medio para la opresión social, lo presenta Priscilla Hernández Rodríguez. En este
escrito sustenta la tesis de que el narcotráfico mexicano, los grupos de crimen
organizado y sus prácticas opresoras y de terror, dejan en la total vulnerabilidad
y miedo a la sociedad en general y en particular a aquellos individuos que han
sido víctimas de atroces actos violentos.
En este texto, Priscilla aborda a las desapariciones forzadas de personas como
prácticas que marcan de forma permanente un entorno y que dejan desprotegidas
a las familias, con lo que sobreviene, así lo señala, un ambiente de incertidumbre,
dolor y miedo. Lo que representa una ruptura con la vida que anteriormente
llevaban.
El capítulo siguiente está escrito por Blanca Esthela Hurtado Escoto Juan
Alfonso Cruz Vázquez. Lleva como título Juvenicidio y desapariciones en
Jalisco. Aquí relacionan los juvenicidios, concepto retomado de José Manuel
Valenzuela, con las desapariciones forzadas, ubicándolas en los marcos legales
de México. Con lo que cuestionan esta relación y enfatizan la necesidad de hablar
de las desapariciones como de un problema en el que está involucrada, en mayor
medida, la juventud. Desde su perspectiva, esto requiere una reflexión sobre los
perfiles sociales de los desaparecidos, porque las y los jóvenes están en el centro
del conflicto, bien sea como víctimas o como victimarios. Para desarrollar este
tema, partieron de las experiencias de los familiares de los desaparecidos.
El cuarto capítulo, Desaparición forzada en Sinaloa, más allá de las cifras,
fue escrito por Katia Alejandra Ruiz Herrera, Lourdes Nadsheli Coronado Arias
y Rossely Barreras Miranda con el propósito de encarar al dolor de aquellos
familiares que no volverán a ver a las víctimas, enfrentados a una esperanza
agotadora de querer encontrarlos. Es un capítulo que aborda la tensión de las
ausencias presentes, nunca olvidadas de familiares y amigos. En realidad, es una
crítica a los números con que nos presentan este fenómeno doloroso, pero que
no representa de ninguna forma la desesperación en la que están inmersos los y
las familiares.
En las entrevistadas que realizaron, lograron incorporar el escenario dantesco
presente en el norte de Sinaloa, lugar especialmente azotado por una violencia
que aterra a sus habitantes. Pero, paradójicamente, afirman que existe una
desensibilización que ocasiona un sesgo revictimizante aún mayor, plagado de
incomprensiones y falta de empatía. Son sucesos tristes.
El autor del texto Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición
forzada de personas, Enrique Uribe Alva hace un análisis de las experiencias
vividas por familiares de víctimas de desapariciones de personas y de la manera
como los procesos y acciones se han implementado para la investigación y
resolución de los casos. Realiza el autor cuatro líneas de reflexión: los tipos
de respuestas que los actores del gobierno emiten sobre las exigencias de los
familiares de las víctimas; expone el quehacer de algunas organizaciones de
la sociedad civil; analiza los discursos de familiares de víctimas; y expone los
motivos que están tras el accionar de los policías. Los cuatro elementos fueron
trabajados a partir de entrevistas semiestructuradas, lo que le da un especial valor
a este escrito.
Y el último capítulo de la primera parte, La Guerra Sucia y la desaparición
forzada, paralelismos e imposibilidades para resarcir los males cuando se
atisba desde los intersticios de la razón, fue escrito por Luis García Carrillo
y César Óscar García Rea. Ellos realizan una aproximación al fenómeno de la
desaparición forzada de personas en México desde una visión bidimensional,
desde la llamada Guerra Sucia y ahora en la lucha contra el narcotráfico. Ambos
fenómenos manifiestan rostros de impunidad, así como una participación directa
e indirecta por parte del Estado, ya sea con dolo o por negligencia. La premisa
de la que parten es que existió y existe una imposibilidad para acceder a la
justicia, en la difícil empresa para resarcir los males. Su argumento parte de que
las instituciones gubernamentales, entre ellos el sistema de justicia, presentan
una configuración que está diseñada para no solucionar tales problemáticas. Lo
22
Presentación
Las desapariciones de personas
23
que discuten es la necesidad de reconfigurar las formas de pensar, ver y actuar
sobre la justicia; porque las estructuras blindan a quienes ejercen el binomio
violencia-poder.
En la segunda parte, Desde las instituciones, se plantean los marcos normativos
e institucionales que están intentando dar solución a la DP, pero también es
abordado el problema desde otras organizaciones, como las mediáticas.
En el séptimo capítulo, Amado Ceballos Valdovinos y Enoc Francisco Morán
Torres, ambos de la Universidad de Colima, reflexionan en Políticas públicas y
desaparición forzada sobre las políticas emprendidas por el actual gobierno en
torno a la DP, en el occidente de México. Buscando encontrar la historia de las
políticas públicas, se remiten a dos casos emblemáticos: uno histórico, sucedido
a inicio del siglo pasado, conocido como el primer desaparecido en el occidente
de México por acción del gobierno, cuando un asturiano radicado en Guadalajara,
Jalisco, describe la aplicación de la llamada Ley Fuga porfiriana; el otro en
Colima, sobre la desaparición de una joven diputada del partido gobernante a
nivel federal.
Bajo esta idea, comparan algunas cifras ofrecidas por el gobierno con las de los
organismos no gubernamentales, que luchan por la aparición de sus desaparecidos.
Aquí, ambos autores reflexionan en torno a la eficacia de la aplicación de medidas
implementadas por el gobierno federal que, en muchas ocasiones, se contraponen
con las acciones o inacciones de los gobiernos estatales y municipales. Terminan
preguntándose sobre alguna posible solución a este problema.
En el siguiente texto, Capacidades institucionales y desapariciones forzadas
en Jalisco. El caso de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas,
su autor Juan Alfonso Cruz Vázquez muestra los alcances y limitaciones de
la arquitectura institucional conformada en materia de desaparición forzada
en Jalisco desde el año 2017. Es un capítulo construido desde el interior de la
institución, por lo que presenta con el mayor detalle las escasas capacidades
institucionales que posee la fiscalía para enfrentar esta problemática. Lo que
queda claro cuando revisa la estructura organizacional, funciones, procesos y
ordenamientos legales de esa fiscalía.
En el capítulo nueve, Ian Ricardo Alcaraz Hernández presenta el Marco
normativo de la Ley General de Desaparición Forzada de Personas, como
producto de la lucha sostenida por los colectivos de familiares en la búsqueda de
sus desaparecidos. Los familiares de las víctimas de desaparición lograron poner
en la mesa de discusión la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de
Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de
Búsqueda de Personas. Sin embargo, en la actual discusión se han visto ciertas
irregularidades, incumplimientos y falta de coordinación entre los organismos
públicos, los grupos de búsqueda y los colectivos de familiares.
En el siguiente texto, Los derechos humanos en las familias de los
desaparecidos y la teoría social, Dayane Jetzabel Ortiz Torres integra los análisis
del poder, del conflicto y del cambio institucional a largo plazo, vinculándolos
con algunos nodos sociales presentes en las desapariciones. En este contexto,
interpreta con la teoría de la estructuración de Anthony Giddens algunas de las
acciones de los colectivos de familias de desparecidos. Y con la cuestión del
poder, explica la objetificación de los seres humanos como meros objetos ante sí
mismos. Siguiendo con algunos conceptos importantes, describe la problemática
relación entre los significados y la subjetividad, en donde evidencia al lenguaje
como unión del medio social y de la autocomprensión; con este bagaje, interpreta
las acciones de los colectivos de familiares de los y las desaparecidas.
El último capítulo, Desaparición forzada en México, asignatura pendiente
del Estado: una mirada desde el ámbito jurídico y comunicacional, fue escrito
por Amado Ceballos Valdovinos, Lizbeth López Ramírez, Linda Estefany
Illanes Gómez y Camila Sofía Ceballos Gómez. Su reflexión gira, en un primer
momento, sobre el pasado reciente de las desapariciones de personas, porque,
señalan, es impensable no pasar por los sucesos y la represión de 1968; de donde
se derivó la Guerra Sucia, entre otros sucesos más. Posteriormente, exponen que
a pesar de ser una conducta delictiva a todas luces, el derecho formal de manera
rara, extraña o interesada, la mantenía como una conducta atípica, gracias a dos
factores; uno internacional, como son los convenios internacionales (la cuestión
de la venturosa convencionalidad), y otro por la presión de la sociedad civil ha
sido reconocida como delito contenido en las leyes penales. Con este capítulo
abonan a la permanente reflexión sobre el uso de la violencia del Estado aunada
a la acción concertada entre particulares con ese fin.
24
Presentación
Las desapariciones de personas
25
Expuestos a grandes rasgos los propósitos de cada uno de los once escritos,
no queda sino una invitación a realizar una lectura entusiasta y crítica. Las
quince investigadoras/es en formación y cinco consolidadas/os han enfatizado,
de múltiples maneras, la necesidad de incorporarse, aprender entre sí y gozar
de la mutua compañía que otorga la relación entre investigadoras/es jóvenes
y consolidadas/os. Esto habremos de resaltarlo, porque no sólo representa una
ventana de publicaciones, sino que se destaca como un espacio de enseñanzaaprendizaje para la mutua formación y actualización.
Finalmente, inscribimos un párrafo de una entrevista realizada al hermano
de un desaparecido, quien, tal y como lo anotamos líneas arriba, a los pocos
días corrió la misma suerte. En sus palabras se deja ver el temor cotidiano, la
impotencia y la prepotencia de las autoridades, directamente señaladas; temor
que se vio encarnado en el propio cuerpo de quien nos concedió esta entrevista.
Actualmente ambos continúan desaparecidos:
Mi nombre es Aarón Medina Denis, y mi hermano el desaparecido es Miguel
Ángel Medina Denis. Este… bueno, mire, él, en diciembre del dos mil
diecisiete, la Marina, SEDENA, entró a su casa … le robaron todo, dinero, joyas,
televisiones, todo; limpiaron su casa. Eso, testigos de todo el pueblo… en San
Miguel, municipio de Villa Purificación.
(En el Carnaval de Autlán, en febrero 2018) “En la esquina levantaron unos
ahí”. Este… Marina anduvo todo el tiempo, tanto anduvo como, como camiones
del ejército, como de encubierto, porque ustedes, aquí nosotros... están golpeando
gente, usted, les vale y ahí en la calle ahí están los camiones de Marina viéndonos
a nosotros en carros particulares, ¿no es Marina? Es Marina… y… se ve luego,
luego ¿no? Uniformes, zapatos, bueno, no andaban con uniformes éstos, pero
ellos sí, bueno, se lo llevaron.
Entrevista a Aarón Medina Denis, hermano del desaparecido Miguel Ángel
Medina Denis en Autlán de Navarro. Fecha: 18/julio/2018. Actualmente, ambos
están desaparecidos.
26
Las desapariciones de personas
I. Desde la experiencia de las
personas
La vida contra la agonía sempiterna de
las desapariciones de personas
David Coronado
Fátima Gabriela Soto Vargas
La transfiguración o anulación del mal […] no se produce simplemente y en la
mera forma de la posición racional de la mirada sobre el mundo. La transfiguración
en bien se produce dentro del mismo sufrimiento provocado, en la medida en que éste
es efectivamente una prueba, y es reconocido, vivido, experimentado por el sujeto
como una prueba (Foucault, 2009, p. 421).
Introducción
Es fácil y cómodo pensar en fuerzas externas que determinan la mala suerte de
nuestras acciones. Cuando se trata de las desapariciones de jóvenes,1 la queremos
explicar de manera inmediata con una relación de ámbitos inclusivos, cuyo centro
son sus malas decisiones o el azar de la vida —estar en el lugar equivocado,
a la hora equivocada—. Posteriormente, trasladamos este razonamiento a un
escenario construido por el perfil de un joven cercano al delito, proyectado social
y estatalmente, donde predomina el desempleo, la cercanía al trabajo informal, el
pandillerismo y la sombra ubicua del crimen organizado; pero también añadimos
la incapacidad de las políticas públicas para incorporarlo al desarrollo social. En
1
Se sigue el plural de desapariciones porque: “el tipo ideal no fue sólo jurídico-penal,
sino también estético, psicoclínico, político e histórico” (Gatti, 2017, p. 19). Además, “el
desaparecido originario responde formalmente a lo que el derecho internacional tipifica como
‘desaparición forzada’… el desaparecido originario extendido es resultado del aterrizaje o
vernacularización de lo que el derecho internacional tipifica… el desaparecido es ausencia,
invisibilidad, falta de representación, imposibilidad de palabra y de nombre” (ibidem, pp. 26
y 27 ). Con lo que desborda al concepto singular de desaparecido.
[29]
el medio de este encastramiento, creemos firmemente encontrar las razones de
las desapariciones de jóvenes. Sin embargo, bien pensado, esto no explica por
qué desaparecen.
Para responderla, trabajamos tres hipótesis que parten del supuesto de que
existen datos, algunos no muy confiables, por cierto, en el orden de cuántos,
dónde, quiénes y cómo desaparecen; cuyas respuestas abonan a su cuenta. La
primera hipótesis obedece a la banalidad del mal, extraída del modelo de Hannah
Arendt (1999). En las DP, la burocracia estatal se acopló a la idea de que no
debería existir ninguna situación que alterara la tranquilidad y al orden social. De
esta manera, desaparecer personas, asesinarlas y sepultarlas clandestinamente,
había sido un modo de simular tranquilidad y calma en la escena social, que
además ha favorecido al borramiento de evidencias; porque Jalisco no aparecía
en el mapa de asesinatos ni desapariciones, por lo menos no con tanta gravedad,
crueldad ni frecuencia.
La segunda hipótesis obedece a que el crimen organizado, en connivencia con
algunos mandos del Estado, y en coincidencia maquínica con otros, originalmente
ocultan y desaparecen los cuerpos, en tanto evidencia para evitar señalamientos
directos; posteriormente escalan hacia el escarmiento y castigo, mostrando
videos con desmembramientos de cuerpos, recipientes con diferentes ácidos,
incineraciones, etc. Y publican sus confesiones previas a ser asesinados, enviando
mensajes de las sanciones que les esperan a desleales y traidores. Colateralmente,
esas imágenes propias de la sociedad espectacular provocan reacciones
encontradas entre los ciudadanos, algunos normalizando la violencia, horror y
terror, y otros, algo que es parte consustancial a las DFP, experimentando un dolor
indignado que no sólo moviliza a los familiares de las víctimas, sino también trae
consigo una consecuencia aún más valiosa, que proviniendo desde los hondos
vórtices de la destrucción de lo humano es capaz de crear subjetividades múltiples
cuya finalidad no es otra, sino el autocuidado. La experiencia límite por la que
son atravesadas los familiares, produce nuevas subjetividades que, como en
algunos casos observados, son orientadas hacia la individuación, procesos que
implica una reflexión profunda que deviene en amplitud de conciencia, creando
agenciamientos colectivos con participación social y política.
Y, la tercera hipótesis, es que las DP representan al signo de los tiempos:
son expresiones de la subjetividad violenta. Lo que implica que al aumentar
las DP, concentradas en jóvenes varones, expresará un desorden identificatorio,
establecido desde la misma estructura societal, con la parte social que propicia
destrucción y muerte. En este escenario la subjetividad violenta, teje y está siendo
tejida cotidianamente desde las acciones de las y los sujetos.
Los datos que sostienen las afirmaciones de este capítulo, provienen de fuentes
oficiales, más de 250 notas periodísticas, asociaciones civiles y 14 entrevistas
realizadas a familiares de víctimas; de su detenida lectura e interpretación es que
surgen estas reflexiones. En la ruta trazada, se presentan en un primer momento
datos estadísticos para describir algunas constantes en las DFP, observaremos
múltiples contradicciones en las cifras que las han vuelto pantanosas; revisaremos
perfiles de víctimas y victimarios, así como los espacios en los que las víctimas han
desaparecido; y cerraremos este apartado con una reflexión sobre el significado
de la silenciosa cifra negra. En un segundo apartado, revisaremos el alcance de
las dos primeras hipótesis. Y en el tercero, son analizadas las repercusiones de la
última hipótesis, en tanto que la subjetividad violenta es el signo de los tiempos y
otorga una explicación a las DP, lo que representaría el objetivo de este capítulo.
30
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
Las desapariciones de personas
Los perfiles sociales y la genética social
Siempre estamos pensando que tomar decisiones es parte importante de nuestra
vida, sin embargo, al elegir enfrentamos ámbitos realmente constrictivos. No
obstante que sea muy discutible, las neurociencias hablan de las llamadas
funciones ejecutivas, encargadas de planear y prevenir el futuro, las que no se
desarrollan plenamente sino hasta los 24 años (Crick, 2000). Siendo así, muchos
debemos confesar que aún no las tenemos plenamente definidas, porque ¿cómo
planificar cuando se desconocen los medios de subsistencia para el día siguiente?
Aunque existen otras consideraciones desde el lado de la estructura social. Sobre
este tema, Sloterdijk (2012) afirma que detrás de las acciones de las personas
están las tradiciones en 99% de los casos; mientras que para Käes (2011) es
el inconsciente el que imprime la direccionalidad al 95% de las acciones. Para
los tres autores, Crick, Sloterdijk y Käes, abandonar la genética social ronda la
imposibilidad de ir más allá del material a priori, que da continuidad al ser en el
31
ser (Anders, 2014); lo que sirve como argumento para afirmar que los caminos
de acción entre la juventud no son tan espontáneos como algunos estiman que
lo son. La refuncionalización provocada por la genética social muestra las
articulaciones de los flujos sociales que detienen y atrapan los cuerpos. No es
la disyunción de las decisiones, entre estudio o trabajo, o qué estudiar, sino que
es enfrentamiento directo al axioma esencial del capitalismo: la incorporación
funcional productiva de toda práctica social, como dinámica integradora que
permea toda actividad. En realidad, los ámbitos son realmente constrictivos. Esto
es la genética social: dar continuidad al ser en el ser, como incorporación y
reincorporación al funcionamiento social, es decir una refuncionalización desde
la muerte y la destrucción.
Esta posición se ve reforzada por sus valores y expectativas, enfilados para
alcanzar la felicidad y la riqueza, pero que chocan con una realidad restrictiva que
provoca una cadena de reacciones que van desde el estrés, ansiedad, depresión,
fuertes adicciones y, en el extremo, termina en suicidios. En Jalisco, según Cortés
Guardado (2019), son la familia y el trabajo los dos valores sociales, profundos e
inamovibles, cuyo resorte los inclina hacia la refuncionalización social; es decir,
hacia la genética social.
Un elemento más, indispensable a contemplar, es el espacio. Más allá de la
definición de lugar, otorgada por Auge (2000), pletórico de relaciones, historias
e identidades, se encuentra un espacio producto de una serie de decisiones de
poder, capaces de destinarlo a ciertos usos, generalmente mixtos, donde pequeñas
fábricas y talleres funcionan junto o dentro de las casas habitación, sin más
división que una pared y casi siempre de pequeñas proporciones (Coronado,
2010). Aunque haya otras zonas privilegiadas, destinadas exclusivamente para
casas habitación, con gran extensión de terreno, donde están prohibidos otro
tipo de usos. Y también la capacidad adquisitiva estará orientando la forma de
la apropiación del espacio; caminando, platicando en las bancas de los jardines
públicos, en el transporte público o con los autos de modelos recientes o en
carcachitas destrazadas. De manera particular, los espacios son parte consustancial
de la genética social.
Estos diferentes trazos posibilitan hablar de un perfil de las víctimas de DP,
desglosado en la secuencia de los datos estadísticos, que exponen cuántos han
32
Las desapariciones de personas
desaparecido, dónde, quiénes son y quiénes los desaparecen; cerrando este
apartado con una breve reflexión sobre la inevitabilidad de la cifra negra. El
formato de presentación de los datos, por fuentes oficiales y los medios, revela
el tratamiento que el tema les merece a políticos, estadistas y funcionarios de
todo nivel.
Las disonancias en las cantidades
Más allá de su definición conceptual,2 teñida fuertemente con cuestiones legales
y normativas, las DP nos dejan ver otra cara que las emparenta con la tortura y el
terror en la vida social. La tortura “se encarga de trastocar las formas reconocibles
de lo humano precipitándose a un escenario que deja atrás el sentido, el cuerpo,
el lenguaje antes practicado” (Mendiola, 2020, p. 1). Tortura y las DP rompen
cotidianidades y llevan a sus víctimas y familiares a los hondos vórtices de la
destrucción de lo humano. Ambas precipitan hacia el terror experiencial, ante los
intentos de contención del ámbito legal, infructuoso las más de las veces.
2
La definición de la DFP incluye tres componentes: privación de la libertad, negación de la
información y sustracción de todo tipo de garantías legales a la víctima. Éste es el sentido
aceptado de la definición de DFP; y así lo reafirma Pietro Sferrazza (2019), investigador de
la Universidad Andrés Bello, en Chile, quien establece que “en el Derecho internacional
de los derechos humanos, tomando en consideración su regulación en los instrumentos
internacionales […] en la Convención Internacional para la protección de todas las personas
contra las desapariciones forzadas […] por tratarse del instrumento internacional más reciente
y con alcance universal […] su comparación con otros instrumentos internacionales […] la
Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas
y la Convención Interamericana sobre desaparición forzada de personas […] también se
tendrá presente la definición de la DFP como crimen de lesa humanidad contenida en el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (Sferrazza, 2019, p. 1). En otro sentido,
Gatti, investigador de la Universidad del País Vasco, intenta llegar a un concepto científico
de desaparición a partir de desnaturalizar las categorías de desaparición y desaparecido, para
después resignificarlas, la primera hacia las afectaciones de los derechos humanos y la otra
hacia la vida social, entonces propone hablar de desapariciones (Gatti, 2017, p. 13).
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
33
La cantidad de víctimas de las DP fluctúa conforme la fuente y el tratamiento
que cada una le otorgue. Pareciera que este tipo de crímenes trae aparejadas
inexactitud y contradicción de los datos, más el lastre de la cifra negra; al
tiempo que resalta la irresponsabilidad, indiferencia o la escasa capacitación de
los encargados de llenar los formatos al momento de la denuncia. Es una parte
consustancial de la administración de la justicia, que repercute no sólo en el conteo
de las víctimas, sin la aparente intención de obstaculizar las investigaciones —que
no se realizan por falta de agentes investigadores—, sino que también propicia e
incrementa en un solo momento confusiones, fantasías y dolor entre los miembros
de los distintos grupos sociales, al tiempo que incrementa la impunidad de los
victimarios, desconociendo autorías y adjudicando ubicuidades. Entremezcla
anhelos con la agonía sempiterna de las desapariciones.
Las desapariciones de personas han alcanzado dimensiones insospechadas
y ha dejado ver la insuficiencia, vicios e ineficiencias de las instancias
gubernamentales en los proyectos y políticas públicas que adopta. A esto se
suman la ausencia de presupuesto, la nula investigación, el papeleo innecesario,
la lentitud para entregar los cuerpos de las personas localizadas sin vida, así como
la imposibilidad de la prevención para evitar que esta situación siga presentándose
y que vaya en incremento. Esta es la realidad que afecta a miles de familias y
llena de indignación a millones de personas en todo el mundo.
En México, el Informe sobre fosas clandestinas y registro nacional de
personas desaparecidas o no localizadas (SEGOB, 2020) hace un recuento
histórico desde los años 60 hasta el 31 de diciembre de 2019 con un total de
61 637 personas desaparecidas. Cabe mencionar que las cifras que ofrece este
informe, publicado el 6 de enero de 2020, dice basarse en el Registro Nacional
de Personas Desaparecidas o no localizadas, sin embargo, en la página que está
disponible para consulta pública, aún no se tienen actualizados los datos de la
cifra total, ni el desglose por cada entidad federativa.3
En este Informe de enero 2020 (SEGOB, 2020), se puede apreciar que 60 053
personas desaparecidas se contabilizan entre los años del 2006 al 2019, lo que
representa el 97.4% del recuento histórico total, es decir, que entre 1960 y 2005
fueron desaparecidas 1 621 personas. Más de un año después, el 8 de abril de
2021, es emitido el Informe búsqueda e identificación de personas desaparecidas
(SEGOB, 2021b), donde se señala que son 85 053 personas desaparecidas entre
2006 y 2021. Y de 1964 a 2005, son 1 610.
En cuanto a las fosas clandestinas, en el período 2006 a 2020 fueron localizadas
3 631 a lo largo del país (SEGOB, 2021b). Al comparar esos dos informes, con
un tercero, del 29 de enero de 2021 (SEGOB, 2021a), dejan ver claramente
un aumento en el encuentro de las fosas clandestinas. En el primero (SEGOB,
2020), se señala que entre diciembre de 2018 y 31 de diciembre de 2019 fueron
localizadas 853 fosas; en el segundo (SEGOB, 2021a), entre 1 de enero al 31 de
diciembre de 2020 fueron localizadas 559 fosas; y en el tercero (SEGOB, 2021b),
son agrupados los datos, sin desglosar, del período entre diciembre de 2018 al 7
de abril de 2021, con un total de 1 606 fosas clandestinas, lo que significa que en
lapso de tres meses del año 2021 han sido localizadas 194 fosas (el documento no
presenta ningún argumento metodológico). Al respecto, el Informe de búsqueda e
identificación de personas desaparecidas, de abril 2021 (SEGOB, 2021b) señaló
que entre enero y marzo de 2019 fueron localizadas 253 fosas clandestinas en
México; al siguiente año, en el mismo período, fueron localizadas 264 fosas; y
en 2021 van 173, lo que tampoco coincide con los datos globales presentados
en el mismo informe. Además de la tendencia en el aumento del número de
fosas, evidencian la inexactitud de los datos y un manejo poco aseado de la
información;4 no obstante, el alza en la localización es innegable.5
4
Para Tzuc (2021), los datos presentados por la Comisión Nacional de Búsqueda y la
Subsecretaría de Derechos Humanos de Gobernación, sobre los avances en búsquedas e
identificación de personas desaparecidas, “resultan engañosos, y otros que no son verificables”
(Tzuc, 2021, 1.er Párrafo). Y en siete precisos, demuestra la inconsistencia de los datos.
3
En particular, la Ley General partía de la idea de que la creación de un nuevo Registro
5
Acerca de los mecanismos para la localización de las fosas, Entrevistando a las madres de
Nacional resultaba fundamental, debido a los defectos y vacíos de su predecesor: el Registro
familia de FUNDEJ y Entre el cielo y la tierra, coincidieron en señalar que generalmente son
Nacional de Personas Desaparecidas y Ausentes.
avisos por personas anónimas, sin revelar sus intenciones ni motivaciones. Simplemente les
34
Las desapariciones de personas
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
35
Los hallazgos de fosas clandestinas en Jalisco también presentan un incremento
similar; en el conteo histórico de 2006 a 2019 se localizaron 224 fosas en la
entidad, ocupando la octava posición a nivel nacional, pero entre diciembre de
2018 y el mismo mes de 2019 (SEGOB, 2020) fueron ubicadas 74 fosas de las
que se exhumaron 213 cuerpos, llegando a ocupar el segundo lugar en el índice
nacional con el 18.95% de cuerpos exhumados de fosas clandestinas. Pero, en
cuanto a cuerpos exhumados, en el informe de abril 2021 (SEGOB, 2021b),
se precisa que cuatro municipios de Jalisco (Tlajomulco de Zúñiga, El Salto,
Zapopan y Tlaquepaque) concentran 26.56% del total.
Y respecto a las personas desaparecidas, en el Informe 2020 (SEGOB, 2020),
el estado de Jalisco ocupó el segundo lugar en el conteo histórico, de 2006 a 2019,
de personas desaparecidas con 9 286 casos, aunque sólo en el año que va de
diciembre de 2018 a diciembre de 2019 se contabilizaron 2 318 casos, ocupando
en este período el primer lugar en el número de incidencias, muy por encima de
Puebla, que ocupa el segundo lugar con 799 casos y de Yucatán que es el tercero
con 440 personas desaparecidas.6 Mientras que en el Informe de 2021 (SEGOB,
2021b), con cifras bajo tratamiento metodológico distinto, Jalisco aparece en
primer lugar, junto a otras nueve entidades (Jalisco, Michoacán, Ciudad de
México, Tamaulipas, Nuevo León, Guanajuato, Sonora, Sinaloa, Zacatecas y
Estado de México) que concentran el 76.21% de los reportes con mayor número
de reportes de personas desaparecidas entre diciembre de 2018 y de abril de 2021.
Los datos que nos muestran los informes corresponden únicamente a las
desapariciones que han sido denunciadas ante las autoridades, pero existe
también la llamada cifra negra, que se integra por todos aquellos casos que no
son denunciados ante el ministerio público, que se ocultan por parte del Estado
avisan. Entonces, avisan a la Comisión Nacional de Búsqueda o a la misma Fiscalía General
del Estado, posteriormente se trasladan y los funcionarios lo anuncian como producto de sus
o que, en mayor medida, se dan bajo el marco del crimen organizado, y que
representan amenazas para las familias, por lo que optan por no realizar denuncia
alguna, quedando fuera de los números oficiales e imposibilitando contabilizarlo
con cifras exactas.7
Sin embargo, los continuos hallazgos de fosas clandestinas y la saturación de
cuerpos sin identificar en los servicios forenses muestran que las cifras pueden ser
mucho mayores a las manejadas oficialmente; además, dejan ver una alarmante
crisis en los procesos de resguardo, identificación de las víctimas y entrega de
los cuerpos. Así lo señalaron las representantes de FUNDEJ y Entre el Cielo y la
Tierra, asociaciones civiles de Jalisco constituidas por familiares de víctimas de
las DP y dedicadas a su búsqueda en campo. Específicamente, María Guadalupe
Aguilar Jáuregui, presidenta de FUNDEJ, afirmó que “sólo se denuncia una de
cada tres DP que suceden” (Entrevista 1, 25 de septiembre, 2019). Mientras que
Marlety (Entrevista 2, 17 de febrero, 2020) aseguró que en realidad las denuncias
apenas abarcan el 10% y que el resto nutre a la cifra negra. Quizá las cifras sean
inexactas, pero no reflejan sino la ausencia de datos precisos y la exigencia de
su construcción.
Este tipo de imprecisiones reiteran el tema de la inexactitud y contradicción entre
los datos, así como la existencia y aumento de la cifra negra. La administración de
la justicia, con sus consecuencias en la sospecha de la manipulación, ocultamiento
de relaciones y connivencias, también están en el origen del desconocimiento del
número de las víctimas.
En una rueda de prensa, realizada por el gobernador de Jalisco, Enrique
Alfaro Ramírez, el 20 de marzo 2020, señaló que existen “7 mil 117 personas
que han sido desaparecidas hasta 8 de marzo de 2019 en el estado de Jalisco”
(Souza, 2020), de lo que da cuenta el Sistema de Información sobre Víctimas de
Desaparición (SISOVID). Y según ese recuento, el número de denuncias del 2015
a 2019 se han cuadriplicado:
investigaciones (Entrevistas a Lupita Aguilar, FUNDEJ, 11 de Septiembre, 2019; y Marlety,
Entre el Cielo y la Tierra, entrevista 16 de mayo, 2019).
6
Según CEPAD, de 2008 a mayo 2019, suman 27 851 personas denunciadas como
desaparecidas en Jalisco. Durante el 2017 se presentó el mayor número con 3 762; le sigue
7
2016 donde se contabilizaron 3 367 y en 2018, sumaron 3 255 (CEPAD, 2017).
vital importancia en este tema y, en general, con el de la violencia.
36
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
Las desapariciones de personas
Líneas abajo se le ha dedicado un subapartado al tema de la cifra negra, porque tiene una
37
Cuadro 1
Denuncias de DFP por año
Año
2015
2016
2017
2018
2019
2020 (sep.)
TOTAL
Número de denuncias
556
714
1 110
1 526
1 950
1 398
7 254
Fuente: SISOVID, 2020
Y desde 1990 hasta el 30 de septiembre de 2020, Jalisco tiene un acumulado
de 9 731 personas en desaparición forzada, señaló el Fiscal General del Estado,
Gerardo Octavio Solís. Según Dalia Souza, periodista de Cuadrante 7, este
nuevo portal (SISOVID) “no responde al derecho a la verdad de las víctimas
y de la sociedad” (Souza, 2020). Pero tampoco garantiza el acceso a datos
contextualizados que permitan dimensionar el delito; incluso, advierte esa
periodista con inquietud, que la información que se presenta “no es del todo
accesible, transparente ni abierta”. Gerardo Octavio Solís, por su parte, aseguró
que la cifra que ofrece el SISOVID representa el dato oficialmente reconocido y
que, de existir alguna diferencia numérica, no puede interpretarse como “dolosa”,
ya que sólo podría tratarse de un “error de dedo” (idem).
Cuando esta misma periodista compara los datos de SISOVID con la Unidad de
Transparencia de la Fiscalía General de Jalisco, en el período del primer bimestre
de 2019, resultan 516 para el primero y 540 para la segunda. La pregunta que
surge es ¿dónde están los 24 casos faltantes? Pero Dalia Souza lleva la tensión aún
más lejos, pues compara los datos de SISOVID con los del Centro de Justicia para
la Paz y el Desarrollo (CEPAD), organismo que “ha contabilizado desde el año
2006 y hasta el 31 de enero de 2019, la cifra de 7 mil 788 personas desaparecidas;
es decir, 671 casos más que el registro público”. Nuevamente, esto acarrea un
sinfín de dudas y suspicacias.
Aunque en la difusión de estas confusiones también participan, y en algunas
ocasiones las incrementan, los medios de comunicación. En un claro ejemplo,
38
Las desapariciones de personas
ahora a nivel nacional, esta tendencia hacia la desinformación está representada
en las interpretaciones suscitadas por la intervención de Alejandro Encinas,
subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, el 13 de julio de
2020. Cuando dio a conocer el Informe sobre búsqueda, identificación y versión
pública del registro de personas desaparecidas de la Comisión Nacional de
Búsqueda (CNB) en México. Al día siguiente, en dos periódicos de circulación
nacional, se publicaron datos distintos. En La Jornada, apareció el recuento
histórico desde
marzo de 1964 —cuando se reportó la primera desaparición en el país— a la
fecha, hay un registro de 177 mil 863 personas desaparecidas, de las cuales 73
mil 201 siguen en esa condición (41 por ciento) y 104 mil 645 fueron localizadas
(58.8 por ciento)” (Registro histórico en México… 2020).
Mientras que para José Antonio Belmont (2020), del periódico Milenio, en
el mismo período “73 mil 201 personas han sido reportadas como desaparecidas
o no localizadas en el país”; añadiendo líneas adelante que “Alejandro Encinas,
detalló que en lo que va de la presente administración 63 mil 523 han sido
reportadas como desaparecidas o no localizadas. De esta cifra, 35 mil 652 han
sido localizadas, lo que representa poco más de 56 por ciento del total, mientras
que 27 mil 871 todavía se encuentran desaparecidas, es decir, casi 44 por ciento”
(Belmont, 2020).
Entonces, para La Jornada son 104 645 desparecidos a lo largo de 56 años,
de los que todavía están desaparecidos 73 201; mientras que para Milenio en
el período del actual presidente son 63 523 desaparecidos, de los que 35 652
han sido localizados, quedando 27 871 desaparecidos. En cuanto a las fosas
clandestinas, ambos medios coinciden en que, entre el año 2006 a 2019, han sido
localizadas 3 631 a lo largo del país.
Estas contradicciones impactan directamente en el imaginario social de la
población, pero también en la impunidad de los victimarios. La contradicción
descansa en las diferencias de los datos y en su incompletitud. Éstas son,
básicamente, las mismas críticas que se dirigían al RNPED, enfocadas en el
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
39
orden metodológico y en la pobreza de la información que ofrecía (Ruiz, 2020),
pero aún no superadas.
A este manejo diferenciado de los mismos datos se suma el escaso apoyo
que otorgan las instituciones públicas en materia de prevención, búsqueda,
investigación y localización de las víctimas de las desapariciones. Lo que
provoca un profundo mar de incertidumbres, acelerado por las experiencias de
la COVID-19.
Torres señaló en su mismo artículo, y con la misma tónica indefinida, quizá
proveniente del SISOVID, que no es posible
precisar en qué orden, le siguen las regiones Costa Norte, Sur, Chapala, Ciénega,
Altos Sur y Norte, en las que hay entre 286 y 386 casos. En tanto, en las regiones
Costa Sur, Autlán y Tequila se registran entre 116 y 286 casos en cada una; las
zonas con menos casos son la norte y Ameca, con rangos de 72 a 116 casos…
pero es imposible saber cuántas ocurrieron en cada una, en cuál de los 125
municipios se registraron esos casos y en qué años (Torres, 2019).
Pasajes y fronteras
Según el SISOVID, en junio de 2020, en Jalisco eran 9 341 personas desaparecidas
y en lo que va del año desaparecieron 823 individuos (SISOVID, 2020). Y entre
diciembre de 2018 a diciembre de 2019 se contabilizaron 2 318 casos.8 Y, aunque
su ubicación geográfica muestra una concentración en el Área Metropolitana de
Guadalajara, su ciudad capital encabeza el número de denuncias al acumular dos
mil 727 (sic), o sea 29.19 por ciento de las querellas (Barajas y Ramírez, 2020).
En un análisis realizado por Raúl Torres, del periódico El Universal:
Mientras que, Barajas y Ramírez, en lo que se refiere al resto de los municipios,
afirman que:
Lagos de Moreno y Puerto Vallarta son los municipios fuera del área metropolitana
con más denuncias, con 728. Mientras que el resto de los 117 municipios de
Jalisco tienen de cero a 114 denuncias. La plataforma no especifica la cantidad
exacta de denuncias en ningún municipio, sólo otorga una cifra aproximada. En
93 municipios no hay cifras exactas y 32 dan números aproximados. El resto
[sic] 9 aparece en blanco en el mapa de la plataforma estatal (Barajas y Ramírez,
2020).
en los nueve municipios que integran la Zona Metropolitana (Guadalajara,
Zapopan, Tonalá, Tlajomulco, Tlaquepaque, El Salto, Juanacatlán, Ixtlahuacán
de los Membrillos y Zapotlanejo) se concentra el mayor número de casos. Hay
entre 386 y 3 mil 994 carpetas de investigación [sic] (Torres, 2019).
Cuadro 2
Los 10 municipios con la mayor tasa de DP en Jalisco
Por su parte, Barajas y Ramírez (2020), del periódico Milenio, señalan que
“de los municipios conurbados, le siguen Zapopan, Tlajomulco de Zúñiga, San
Pedro Tlaquepaque y El Salto, que suman tres mil 861 casos”. Al no coincidir
en el orden de los municipios, ni en las cantidades, generan nuevas confusiones
e incertidumbres.
8
MUNICIPIO
San Martín de Bolaños
Tuxcacuesco
Santa María del Oro
San Gabriel
Huejúcar
Villa Guerrero
La Huerta
Siguiendo la dinámica de las disonancias, planteada en el apartado anterior, el periódico
Milenio Según la plataforma estatal, el año con más número de denuncias por desaparición
fue 2019, con 2 196 denuncias interpuestas (Barajas y Ramírez, 2020). Lo que representa una
TASA POR CADA
100 000 HABITANTES
512.49
496.57
443.78
298.04
284.04
258.44
256.48
diferencia de 122 personas de las que no se sabe nada. Pensemos, sin precisar, que hablamos
9
de más de cien familias que viven un dolor sempiterno.
40
Las desapariciones de personas
Para las autoras, Jalisco cuenta con más de 125 municipios.
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personar
41
Mixtlán
San Sebastián del Oeste
Chimaltitán
255.24
248.09
236,47
Fuente: Reporte Índigo, citando a la Fiscalía General del Estado
La limitación cognitiva de los porcentajes es que imposibilitan el conocimiento
de cada una de las particularidades en las diferentes regiones y solamente
demuestran que el AMG concentra la mayor cantidad de las DP; pero no generan
la posibilidad de una comparación entre regiones geopolíticas y económicas. En
el periódico Reporte Índigo, Jonathan Ávila, y en Milenio, Maricarmen Rello,
precisaron que, de acuerdo con las tasas por cada 100 000 habitantes, las regiones
del interior del estado son las “más vulneradas por esta problemática” (Ávila,
2019; Rello, 2018).
Jonathan Ávila señaló que en “2018, la Comisión Estatal de Derechos Humanos
de Jalisco (CEDHJ) declaró la existencia de un cinturón rojo de desapariciones
desde el sur de Jalisco hasta la región costa sur; y en la parte baja de la entidad
desde el límite con Colima hasta la zona de Autlán y Villa Purificación”. Es
decir que en los municipios colindantes con Zacatecas (San Martín de Bolaños,
Huejúcar, Villa Guerrero y Chimaltitán), Nayarit (San Sebastián del Oeste y
Mixtlán), con Colima (Tuxcacuesco, La Huerta, San Gabriel) y Michoacán (Santa
María del Oro), que son zonas de paso para el traslado de cualquier mercancía,
espacios en los que la delincuencia organizada ejerce una vigilancia férrea. Cuatro
municipios están al norte, cuatro al sur y dos cercanos a Puerto Vallarta o Autlán.
Blanca Hurtado Escoto (2020), en su estudio La construcción de subjetividades
en jóvenes de 15 a 18 años en contexto rural y de violencia en Ayotlán, Jalisco
(2018-2020), señala que no se levanta ningún tipo de denuncia porque toda la
gente se conoce. Y las redes de parentesco están completamente extendidas
entre víctimas y victimarios. Pero también señala que sí saben quién y por qué
desapareció una persona.
Quiénes desaparecen
Existen dos rasgos predominantes entre los y las desaparecidas: son jóvenes y
son varones. Desde 4 fuentes, con diferentes períodos y ámbitos espaciales, esta
hipótesis puede ser confirmada:
a) Desde el periódico Milenio, las casi 10 000 personas desaparecidas, hasta
junio de 2020, 8 218 son hombres, 1 115 mujeres y en ocho casos se desconoce
el sexo de la víctima (Barajas, 2020).
b) Desde el periódico El Universal, se señala que “en la plataforma (SISOVID)
se establece que de las 7 mil 117 personas desaparecidas que hasta ahora hay
en el estado, 928 son mujeres, 6 mil 166 hombres y en 23 casos no se tiene
información sobre el sexo de la víctima” (Torres, 2019). Más adelante, en el
mismo artículo, se especifica que
Aunque se presenta información desagregada por edades, es imposible saber
cuántas personas desaparecidas son menores de 18 años, pues los rangos se
dividen en períodos de cinco años cada uno; así, se da cuenta de que en Jalisco
hay 663 personas desaparecidas menores de 20 años (19 están entre los cero y
cinco años; 36 entre cinco y 10 años, 88 entre 10 y 15 años, y 520 entre 15 y
20 años) … La gráfica de edades muestra que la mayor parte de las personas no
localizadas tienen entre 20 y 40 años, ya que, según el registro, mil 175 tienen
entre 20 y 25 años, mil 200 entre 25 y 30 años, mil 48 entre 30 y 35 años, y 903
entre 35 y 40 años (Torres, 2019).
c) En un artículo científico, publicado en la revista Comunicación y Sociedad,
Darwin Franco hace la división entre hombres: “42% de DFP están entre 14
y 29 años; y 29% entre 30-34, predominando la clase media o baja” (Franco
Migues, 2019, p. 6). Un aporte importante es que, a mayor edad, existe menor
posibilidad de ser desaparecido.
Y para las mujeres el rango de edad con mayor número de DP es de 20 a 25
años, seguido por el de 25 a 30. Y los rangos entre 35 a 40 años y 15 a 20 años, en
cantidades son semejantes entre sí. Aunque, según los datos de SISOVID (2020),
42
Las desapariciones de personas
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
43
en 2019 desaparecieron en el primer semestre 53 mujeres, 37 entre 10 y 20 años.
Lo que implica una modificación en los patrones de edad. Pero continúa estable
la tendencia de que conforme aumenta la edad, disminuye el número de casos.
d) Finalmente, en SISOVID (2020), se menciona que 9 583 personas siguen
siendo buscadas en el estado de Jalisco: 8 468 hombres, 1 115 mujeres y 0
con sexo no especificado.
Otro rasgo, que no deja de ser interesante, es que un hombre obeso corre muy
poco riesgo de ser desaparecido; mientras es nulo en la mujer.
Cuadro 3
Desaparecidos por complexión física en Jalisco (2018)
Hombres
Mujeres
Total
Delgada
1 551
215
1 766
Mediana
582
66
648
Robusta
723
72
795
Obesa
26
26
No especificada
112
32
144
Fuente: RNPEDF, 2018
Enfatizando, quienes tienen mayor probabilidad de desaparecer son hombres
jóvenes, hasta 39 años, y delgados. Inmediatamente surge la explicación que
recae en el mandato de la masculinidad, que está detrás de la construcción de un
hombre joven, emprendedor y con la obligación de ser el proveedor del grupo
familiar (Segato, 2010).
Quiénes los desaparecen
En Jalisco se dan dos tipos de victimarios, sin hablar de la revictimización
institucional: unos son los funcionarios del gobierno y otra desde el crimen
organizado. Esta afirmación derivada de la recomendación emitida por la
Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, CEDHJ Reco 25-2019,
elaborada a partir de 73 denuncias, con 84 personas que fueron desaparecidas
en el estado de Jalisco, en el período de 2014 a 2018, aunque las quejas fueron
44
Las desapariciones de personas
presentadas entre los años 2017 y 2018. En 7 casos se trató de la desaparición de
mujeres y en 77 de hombres.
En 53 de las quejas se infiere desaparición cometida por particulares, en la que
se evidenció una condición de grupo de más de tres integrantes, lo que indica
una organización, de mínima a desarrollada, en la ejecución del delito. También,
predomina el uso de armas y vehículos en el 55 y 58 por ciento respectivamente,
lo que abona al argumento de planificación y condiciones estructuradas en los
actos. En este tipo de desaparición se detectó que en el 90% de las víctimas eran
hombres (CEDHJ, 2019, p. 131).
Pero hay que llamar la atención de que en 20 casos, es decir en 27%,
se realizó un señalamiento respecto a la intervención de algún servidor público
municipal, del Gobierno del Estado y Federal, y en ocho quejas fue mencionado
personal de la entonces Fiscalía General del Estado; en tres inconformidades
se señaló a policías de Tonalá; en una ocasión a elementos de policía de los
municipios de Guadalajara, Tlaquepaque, Autlán de Navarro, Tecalitlán, San
Miguel El Alto y Tecolotlán, y además en un caso se señaló a empleados del
Ayuntamiento de Ixtlahuacán de los Membrillos, policías del Estado y en otro
caso a personal de la Marina (idem).
En la primera cita está el extremo del crimen organizado, donde presumen un
vínculo entre víctimas y victimarios. En el otro extremo, aparecen involucradas
diferentes agencias gubernamentales; según los datos de la CEDHJ, de 73
denuncias en 20 están involucradas.
En el siguiente año, 2020, Luis Herrera, de Reporte Índigo, registró que
“la Fiscalía de Jalisco identificó el involucramiento de 91 policías de diversas
corporaciones en casos de desaparición forzada de personas, sin embargo, sólo
ha podido capturar a 29 de ellos, pero no así a los 62 restantes; actualmente de
cada cuatro desapariciones que se registran en el país, una se originó en Jalisco”
(Herrera, 14-12-2020). Aquí están entremezcladas las categorías de detenidodesaparecido, detenido por las autoridades y de cuyo paradero no se supo más,
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personar
45
y del desaparecido originario (Gatti, 2017, p. 21), en tanto víctima vulnerable y
vulnerado en sus derechos humanos, generalmente víctima del crimen organizado.
Aquí, al tiempo que enfatizamos la participación activa de miembros del Estado
en las desapariciones forzadas de personas, reiteramos la utilización adecuada
de la categoría desaparecidos.
La cifra negra10
La cifra negra otorga a cualquier delito una connotación distinta, especialmente
porque deja ver la manera como procede administrativamente la justicia. Al
respecto, José Luis Pérez Guadalupe reflexiona que
es necesario diferenciar la delincuencia como realidad jurídica de la delincuencia
como realidad social. La determinación legal de los delitos y de los delincuentes
es tan sólo una manera de definir esta realidad, pero no la única… La cifra negra
de la delincuencia no puede ser aprehendida y reconocida por los mecanismos
legales, sí existe como realidad social… esta concepción no está ajustada a la
realidad social, ya que sería el sistema judicial el que definiría al delincuente…
lo que ha llevado al error teórico y metodológico de considerar al sujeto que ha
realizado un delito, pero no fue detectado, igual al que no ha realizado ninguna
actividad delictiva (Pérez, 2000, p. 62, nota al pie 39).
Recordemos que para una entrevistada solamente se denuncia 1 de cada
10 DFP; y para otra 1 de cada tres. Por diferentes fuentes, la cifra negra en la
denuncia de todo tipo de delitos está presente, en Argentina 70%, Brasil 80%,
Colombia 71% y México 93% (Coronado, 2020). El porcentaje en nuestro país
es demoledor. La cifra negra, dorada u obscura (Florián, 2015), como se le
conoce en otros países, siempre está presente en los temas que rozan las fronteras
sociales del orden —inseguridad, violencia, crimen organizado, abuso sexual,
desaparición forzada, trata de personas, etc.—. A pesar de esto, la población joven
predomina al revisar las cantidades y porcentajes de todas las fuentes.
10
Este subapartado ha sido retomado de Coronado, 2020.
46
Las desapariciones de personas
Por otro lado, la reflexión de Luis Pérez Guadalupe tiene una trascendental
importancia para la tragedia de las desapariciones, porque deja ver la imposibilidad
de aprehender al delito exclusivamente desde la perspectiva legal, cuando en
su propio interior existen parámetros y fuerzas que lo están redireccionando
completamente. Incidentalmente, arroja una nueva luz acerca de la diferencia
entre desaparecido y desaparecidos.
Retomando la ausencia y las lagunas de los datos de las DP, no hacen sino
ratificar la desconfianza hacia las instituciones que administran la justicia, vista la
denuncia como una pérdida de tiempo, así como deja ver la falta de capacitación
e impericia en el llenado de los formatos, pero también corre el velo para exhibir
la poca importancia que tienen los desaparecidos en el sistema estatal de justicia.
Comparémoslos con los llamados delitos de cuello blanco.
Cuando se examina la cantidad obtenida en los delitos del fuero común,
respecto a los de cuello blanco, la escala económica fluctúa entre 100 o 200 a 1
(Coronado, 2010), pero esos delitos de poca monta son enfocados por los medios
como perpetrados por “sujetos peligrosos y violentos… quienes provienen de
sectores empobrecidos, desempleados; privilegian los delitos violentos, en
especial cuando tienen consecuencias fatales” (Ojeda, 2013, p. 36). Mientras
que los delincuentes de cuello blanco
exhiben una mayor impunidad que los delitos comunes, debido a las posiciones
privilegiadas del poder político, económico y social de sus autores, la complicidad
de las autoridades, la sofisticación de los mecanismos utilizados para el logro
de los fines delictivos, y la hábil asesoría legal y contable con que cuentan
(Zambrano Pasquel, citado por Ojeda, 2013, p. 33).
Aquí está el espacio del derecho relacionado con el poder. La aplicación
de leyes está teñida por las creencias y mitos para lograr una paz y seguridad
que garantice un desarrollo social que excluye a ciertos grupos sociales que, no
obstante ese rechazo, desean ceñirse a esa realidad que los excluye. Después
de todo, lo que podría cuestionarse es el tema de la legitimidad del derecho
imperante bajo la pregunta, ¿por qué ese derecho? (Benjamin, 2007). Y siempre
bajo la espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza.
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
47
Las hipótesis 1 y 2: el Estado y el crimen organizado
la protección que le otorgaba; a cambio de tranquilidad, por supuesto (Barrera, 2015).
está permitido, en tanto fuerza mayor e ímpetu que nace del amor para mantener
la subjetividad que le da identidad masculina. Por otro lado, permite operar
la pasividad inerte para abatir y subyugar al ser humano por el ser humano.
Esta banalidad está encarnada en el pozolero (Turati, 2018), pero también en
las funciones burocrático-institucionales, cuyo básico funcionamiento exige
obediencia sin ética.
Marcela Turati entrevistó a Santiago Meza López, alias El Pozolero, hombre
casado, de 45 años, padre de familia, albañil retirado, originario de Sinaloa. Al
preguntarle sobre su función, respondió que “dentro de la organización es hacer
el trabajo del pozole, que consiste en que los miembros de las diferentes células
de la organización me llevan cadáveres para que sean disueltos en una solución
que se prepara a base de sosa cáustica y agua" (Turati, 2018). Ante lo que la
periodista reflexiona bajo el axioma arendtiano: “cuando matar no es un asunto
de psicópatas solitarios sino que se vuelve un empleo burocrático en cadena,
donde cada miembro tiene una función. Como si se tratara de una maquiladora”.
De esto colegimos una afirmación que nos parece muy importante: “El
Pozolero revelaba también que la consigna entre grupos armados ya no es sólo
matar sino borrar hasta el último átomo del supuesto adversario. Que no quede
nada” (idem). Esto implica que cada grupo delictivo tiene a su propio pozolero,
que no hace sino representar la unidad entre función y técnica, subsumidas a
los dictados del poder sin ningún cuestionamiento o reparo ético, engranándose
eficientemente hasta no dejar sino los recuerdos en cada familiar. Y, si esto
trae consigo fantasías y delirios, también desata un dolor sordo que potencia a
familiares y amistades hacia la autoorganización y el autocuidado. Son procesos
únicos de la realidad que llevan consigo las desapariciones.
Derivado de esto, entramos a la segunda hipótesis: que el crimen organizado,
en connivencia con algunos mandos del Estado —recordemos la imagen del
detenido-desaparecido—, o en una velada coincidencia maquínica, ocultan o
desaparecen los cuerpos, para evitar señalamientos directos; posteriormente, esto
escala hacia el escarmiento y castigo, mostrando videos con desmembramientos
de cuerpos, recipientes con ácidos, incineraciones, etc. —un buen ejemplo es el
sitio El Blog del Narco, donde se muestran videos explícitos en los que difunden
“la brutalidad con la que castigan a presuntos traidores de la célula” (Tortura
48
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
La primera hipótesis obedece a la banalidad del mal, pensada bajo el modelo de
Hannah Arendt (1999). En el caso de las DP, la burocracia estatal se acopló a la
idea de que no debería existir ninguna situación que alterara la tranquilidad y al
orden social. Afirmación que parte de que, inicialmente, gracias a la borradura
de las evidencias, Jalisco no aparecía en el mapa de asesinatos ni desapariciones
forzadas, por lo menos no con tanta gravedad, crueldad, ni frecuencia.11
La primera reflexión es acerca de que este tipo de violencia no es ejecutada
por locos ni monstruos, sino por personas normales, preocupadas por cumplir
con su potencia de masculinidad, en tanto proveedores incluidos en el proceso
de consumo, desde la fantasía de probar su virilidad y los delirios sociales que
envuelven al significado de una buena vida, que roza desde los tenis de moda
hasta una casita para su madre (Marcial, 2021; Coronado, 2020). Simplemente
es su inclusión en la permanencia continuada del deber ser.
Aquí la banalidad del mal arendtiana es ejecutada por personas normales,
cuyo diálogo consigo mismas, que poco o muy inteligentes, extraviaron sus
capacidades de pensamiento y lenguaje interior, sin juicios morales que los
incapacitan para cuestionar su comportamiento (Arendt, 1999). Esto enmarca
la prevalencia de la norma junto a su eficiencia funcional, como sometimiento
al deber o como imperativo categórico, que oculta toda la carga de violencia
destructiva y autodestructiva de su sometimiento. La banalidad del mal avisa
que lo hecho por Eichmann no es privativo del fascismo, porque los dispositivos
de dominación, constituidos organizacional e institucionalmente, dan paso a una
disposición del deseo anterior al mismo dispositivo externo, pero que quiere
seguir la ruta funcional y, a la vez, consolidar a la sociedad (Deleuze, 1995).
En efecto, esa continuidad del orden también está garantizada por la violencia
destructiva, porque, según Josep Ramoneda (2001), la realidad felizmente
cuenta con la armonía del orden soñado, donde el nihilista propone y todo le
11
Esta interpretación surge porque desde el 2015, el entonces Secretario Estatal de Seguridad
del Estado de Jalisco, Luis Carlos Nájera, fue acusado públicamente por Jesús Murillo
Karam, en aquel momento Procurador General de la República, por sus nexos con el CJNG y
Las desapariciones de personas
49
difundida en video, 2019)—. Y publican confesiones previas a los asesinatos,
enviando mensajes de las sanciones que les esperan a desleales y traidores.
Colateralmente, esas imágenes propias del necroempoderamiento (Valencia,
2010),12 paradójicamente provocan entre algunos ciudadanos la normalización
de la violencia o bien el horror y terror; y, algo que es parte consustancial a las
DP, dolor indignado que no sólo moviliza a familiares de las víctimas, sino que,
algo aún más valioso, desde los hondos vórtices de la destrucción de lo humano,
crean subjetividades múltiples cuya finalidad no es otra sino el autocuidado,
desarrollado líneas adelante.
Por coincidencia perversa, aunque muchas veces la colusión es abierta y descarada,
como en el caso de Duarte, el gobernador de Veracruz (Gándara, 2020),13 el Estado
contrapone el tedioso funcionamiento institucional contra cualquier reclamo y
exigencia, que desde la óptica del poder, pudiera alterar el orden de lo establecido,
aunque en realidad la relación entre orden y desorden-violencia no hace sino
reconstituir lo instituido. Los recorridos agotadores por los pasillos laberínticos
de la burocracia, el sinsentido del cobijo efímero de lo paranormal, al que casi
toda madre ha recurrido, el pago a agentes investigadores, así como cualquier
otra práctica estéril, las lleva al agenciamiento y a la articulación con otras más,
que experimentan la misma pesadilla, creando organizaciones y asociaciones de
acompañamiento.
Aunque bien pensado, si el dolor se normaliza, entonces el terror, como
sentimiento angustioso, y el horror, como exasperación del asco y de la
repugnancia (Duque, 2004), obligan a la reclusión en espacios cerrados, cada
12
Para Sayak Valencia, con “capitalismo gore nos referimos al derramamiento de sangre
explícito e injustificado…, al altísimo porcentaje de vísceras y desmembramientos,
frecuentemente mezclados con el crimen organizado, todo esto por medio de la violencia,
más explícita como herramienta de necroempoderamiento” (Valencia, 2010, p. 15).
13
Debe recordarse que, en septiembre 2020, se aprehendió a Javier Duarte de Ochoa,
exgobernador de Veracruz, por su presunta participación en la desaparición forzada del
expolicía David Lara Cruz. Pero, desde la Asociación Civil El Solecito, se solicitó que fuera
“juzgado por todas las desapariciones forzadas ocurridas durante su sexenio (2010-2016)
y que tenga una sentencia ejemplar” (Gándara, 2020).
50
Las desapariciones de personas
vez más constreñidos. La normalización (Coronado y Ruiz, 2019) es la repetición
ad infinitum hasta crear costumbres, modas y configuraciones. Sin embargo,
las madres y familiares de las víctimas han logrado romper estos cercos y han
construido nuevas formas de búsqueda, han unido resistencia y creatividad.
Los desaparecidos, señala Irazuzta, articulan el plano histórico, político, moral
y técnico de la búsqueda; obliga a actuar y ayuda a vivir a “las víctimas de esa
pérdida”.
las suyas son identidades de búsqueda, se constituyen en torno a ésta, que se
manifiesta en varios planos: en uno burocrático, pues la persona desaparecida
cobra existencia en un expediente de búsqueda a partir de la denuncia de
desaparición; en uno simbólico, pues se hace presente en varios rituales y objetos
simbólicos (marchas, manifestaciones, fotografías, veladoras, pancartas, etc.);
en uno religioso, que asiste a quienes buscan mientras está pendiente el duelo.
Y todos estos planos de búsqueda se dan en un suceder cotidiano, periódico,
como el que define el protocolo de búsqueda que han activado Cadhac y Amores
con las autoridades judiciales locales: tres metodologías para tres instancias
fundamentales del trabajo de hacer aparecer desaparecidos (Irazuta, 2017, p. 159).
Propone tres sendas de protesta: uno de investigación, gracias a la denuncia
interpuesta, apoyando iniciativas legislativas; otra de construcción de vínculos
simbólicos y afectivos; y uno más de duelo. Forman parte de las estrategias
desplegadas por familiares, en su gran mayoría madres, y expertos que avanzan
sobre caminos no predeterminados, que convergen contradictoriamente, creando
lazos con experiencias, intensidades de duración diversa, con potencias que van
más allá de una simple resistencia, llegan al cuidado de sí.
Cuando Deleuze (1995) critica la noción de dispositivo en Foucault (1987),
precisa que los dispositivos disciplinan y normalizan, al tiempo que unen
elementos discursivos y no discursivos que tiende a ser constituyentes de la
subjetividad y no sólo normalizadores. Aunque el proceso de los dispositivos no
escapa a la mera relación estratégica con la realidad, por esta razón aunque “los
dispositivos de poder son de alguna forma constituyentes, sólo puede haber contra
ellos fenómenos de resistencia” (Deleuze, 1995, p. 10), porque la resistencia sería
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
51
“una imagen invertida de los dispositivos”; o también si “los dispositivos de poder
constituyen verdad”, entonces la resistencia estaría constituyendo otro tipo de
verdad, creando una guerra de contrapoderes; y, finalmente, estaría el ámbito de
la resistencia de los placeres (ibidem, p. 11).
La propuesta de Deleuze está planteada desde el origen mismo de “que las
líneas de fuga son las determinaciones primeras, dado que el deseo dispone el
campo social, son más bien los dispositivos de poder los que, al mismo tiempo,
son producidos por estas disposiciones, y las aplastan o las taponan” (ibidem,
p. 12). Y esto tiene dos consecuencias importantes para las DP. Primero, que no
basta con resistir, sino que es indispensable crear nuevos formatos de búsqueda
y, entonces, establecer otro tipo de relaciones con la burocracia instituida, cuyo
apoyo se restringe a la apertura de carpetas y a la simulación de una investigación
nunca realizada.14 De nuevo, resistir es reconocer una existencia insuperable de
un dispositivo externo; crear es establecer “la idea de conjunto y la unidad de las
partes, pero también lectura afectiva que ignora el conjunto, pero que arrebata o
desmonta” (Deleuze, 2009, p. 157).15
La segunda es el origen de esa fuerza para desmontar y remontar. Para Deleuze,
un cuerpo, por muy pequeño que sea, comporta siempre una infinidad de
partículas: son relaciones de reposo y movimiento, de velocidad y de lentitud
entre las partículas, las que definen un cuerpo, la individualidad de un cuerpo.
Por otro lado, un cuerpo afecta otros cuerpos distintos o es afectado por ellos
(Deleuze, 2009, p. 150).
14
La justificación para no realizarla es la falta de recursos, pero también a quien investiga
se le asesina. Al respecto, “Agentes de la Fiscalía capturaron a dos integrantes de una célula
delictiva que el pasado fin de semana asesinó a dos investigadores del Área de Desaparecidos
de la misma dependencia, que hacían una indagatoria en el municipio de Etzatlán, relacionada
con la desaparición de una persona ocurrida días atrás” (Ortega, 2019). Lo que, por supuesto,
Entonces, por un lado está la infinitud de partículas en reposo, movimiento,
lentitud, fulgurantes, que Deleuze llama cinética, y por otro la afectación, que son
las intensidades con las que aquéllos se presentan para afectar y ser afectados,
que llama dinámica; esas intensidades son modos de existencia que fustigan
otra forma de vida entre los y las familiares de las víctimas; es, nos parece,
enardecimiento contra la adecuación de una norma instituida que no lleva a
ninguna parte, es impulso a nuevas formas de búsqueda, es inclusión de nuevos
adminículos tecnológicos y científicos, es todo aquello que catapulte su esfuerzo
por encontrar a los desaparecidos. Es, paradójicamente, apertura a la vida.
Tras la primera concepción que desarrolla Foucault sobre la subjetividad,
que descansa fundamentalmente en los dispositivos y en la constitución de la
verdad, elabora otra que denomina estética de la vida (Foucault, 2009), con
lo que coincide con la disposición del deseo deleuziana. Para ambos no es
suficiente una subjetividad horizontal o la creación de subjetividades múltiples,
sino que apelan a una escultura de sí, que por vías de la articulación establezca
agenciamientos con otras experiencias grupales. Esto es lo que significa la
noción del cuidado de sí.
Hablar del cuidado de sí implica dialogar sobre creaciones de relaciones y
modos de pensar que rebasan, bajo diferentes ritmos e intensidades, al mero
presentismo y que rescatan las ausencias para existir. Es crear el no ser en el ser
(Anders, 2014). Esto establece una diferencia profunda entre crear y resistir: toda
creación es automáticamente resistencia, pero no toda resistencia es creación
(Coronado, 2016). Aquí establecemos una serie de implicaciones entre crear y
pensar, estética de la existencia y cuidado de sí, que parten del establecimiento
de articulaciones con otros cuerpos.
Este cuidado de sí lo enfocamos desde tres ópticas, analizadas a manera de
un diálogo con las DP. Primero con Onfray (2009), cuando señala que es “aquel
cuyo signo distintivo es la capacidad de inventar nuevas formas de existencia”
(Onfray, 2009, p. 71). Lo que en términos de las DP, obliga a dejar los caminos
institucionalizados que no conducen sino a respuestas sin rostros ni cuerpos;
caminos balizados cuya finalidad es reiterar que no ha pasado nada excepto que en
crea profundos vasos de temor.
15
Acerca de una discusión puntual entre resistir o crear, cfr. Coronado, 2016.
52
Las desapariciones de personas
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
53
algo andaban.16 Por el contrario, desde las asociaciones civiles, están provocando
inflexiones en las instituciones y en la vida social, desde su singularidad están
dando forma a su tiempo.
Para Sloterdijk (2012), por su parte, enfocándolo hacia la problemática que
nos ocupa, parte del imperativo “has de cambiar tu vida”, que “no hay en este
momento ninguna información en el éter que no haya que relacionar, en el fondo
de su estructura, con este imperativo absoluto” (Sloterdijk, 2012, p. 563). Lo que,
a manera de exigencia ante la DP, implica
la irrupción de la diferencia ética en las formas de vida tradicionales: el hombre
sólo avanza mientras busque su orientación en lo imposible. Los mandatos
sensatos, las prescripciones racionales o las exigencias que han de cumplirse
cada día presuponen ya, para poder realizarse, una tensión hiperbólica, que
emana de una reclamación incumplible e inevitable (idem).
En realidad, las demandas familiares para que aparezcan sus víctimas, hijos,
hermanos, amigos, es una exigencia ética, que alcanza lo sublime, en cualquier
tiempo y en cualquier espacio, porque “únicamente lo sublime es capaz de
enarbolar esas exigencias desmedidas que hacen que los seres humanos zarpen
rumbo a lo imposible” (ibidem, p. 566). Y en las condiciones de las instituciones
de gobierno y con el necroempoderamiento que ha logrado el crimen organizado,
lo imposible debe ser perseguido desde lo sublime, convertido en imperativo
ético.
Finalmente, desde Foucault, el cuidado de sí parte de la inquietud de sí,
…que define una manera de ser, una actitud, formas de reflexión, prácticas que
hacen de ella una especie de fenómeno extremadamente importante, no sólo en
la historia de las representaciones, no sólo en la historia de las ideas o las teorías,
16
En las entrevistas a algunas de las madres de las víctimas, de manera reiterada son señaladas
las respuestas que reciben al momento de hacer la denuncia, sin importar el sexo. Que están
sino en la historia misma de la subjetividad o, si lo prefieren, en la historia de las
prácticas de la subjetividad (Foucault, 2009, p. 29).
Esta inquietud de sí, deberá basarse en la “parreshia, que debe comprenderse
groseramente como franqueza, apertura del corazón apertura del pensamiento”
(ibidem, p. 169), que deberá convertirse en una actitud general en la vida, en la
vida misma, en la vida entera. La inquietud de sí es la dedicación, en diálogo con
las DP, a la ocupación más valiosa, a la que se está enfocada por elección, “a la
que podríamos estar dedicados al momento de morir” (ibidem, p. 456). Lo que
implica una vida dedicada a la experiencia de la búsqueda, donde la inquietud de
sí, el cuidado de sí, esté articulado y articulándose cotidianamente como prueba
de existencia.
Y como tensión a esta inquietud de sí, está propuesta la tercera hipótesis,
que en términos de las DP representan al signo de los tiempos. En este contexto,
es la expresión de una subjetividad violenta. Lo que implica que al aumentar
las DP, concentradas en jóvenes varones, expresará una ruptura, no es lapsus,
que acerca, en lugar de alejarnos, a una sociedad que reproduce destrucción y
muerte, antes que comunalidad y creatividad. Este escenario está siendo tejido
cotidianamente por esa subjetividad violenta. Este tema será desarrollado en el
siguiente y último apartado.
La hipótesis 3: la subjetividad violenta
La violencia como el signo de los tiempos (Coronado y Soto, 2020) la enmarcamos
en una acumulación de capital anárquica, destructiva y autodestructiva.
Representa el ineludible signo toral, porque su forma emergente secuestra todo
tipo de experiencias enriquecedoras, trayendo consigo imágenes propias de una
película apocalíptica. En efecto, este signo de los tiempos secuestra y merma
nuestras experiencias, los juicios morales, analíticos y críticos, embriagándonos
con temores alimentados desde las fake news, el capitalismo gore, la sociedad
espectacular, el snuff y el splatter entre otros muchos mecanismos más.
Construyendo la época de una subjetividad violenta, que seduce por su simpleza,
enmoteladas, que andarán con la pareja, que en qué cosa andaban, y otros señalamientos
estigmatizantes por el estilo.
54
Las desapariciones de personas
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
55
rapidez y eficiencia.17 Características básicas de la violencia (Coronado y Ruiz,
2019).
Si las subjetividades provienen de las articulaciones entre signos, perceptos
y afectos (Coronado y Soto, 2020), afirmación sustentada en Foucault (2011), al
enunciar que las subjetividades están sustentadas en interpretaciones provenientes
de esas tres esferas, entonces en la sociedad contemporánea están pletóricos
de violencia. Este argumento circular, encuentra su base al voltear hacia los
17
En marzo de 2021, apareció una nota en Facebook, que hasta podría parecer graciosa,
porque la suscribió un niño entre 5 o 6 años. Era una amenaza al Ratón Pérez, por haberle
dejado solamente 100 pesos argentinos por un diente en un muy buen estado. El niño le
reclamó al ratón que debería volver a cotizarlo, “so pena de verse sin dientes” (https://m.
facebook.com/story.php?story_fbid=10227703367155485&id=1406825735. 8 de marzo,
2021). Esta simple historia habla de una forma de violencia, en tanto mecanismo para que esa
imagen reconsidere su acción; es decir, la violencia se da como una constante generalizada
para resolver reclamos y conflictos. En pocas palabras, la violencia es algo más que un mero
producto del crimen organizado, sino que es un agenciamiento directamente funcional a una
estructura social, al tiempo que crean una subjetividad violenta.
Para analizar la violencia de las DP, es indispensable revisar las realidades y verdades
que ha acuñado, sostenidas desde las políticas de seguridad, las acciones de las diferentes
corporaciones estatales, el tráfico de droga, el narcomenudeo, los homicidios y feminicidios,
la práctica de la tortura, la relación que guarda con el derecho y la justicia, incluso como
relación productora del poder constituyente que está diseminado y del que se hace uso
en la vida cotidiana. Hablando de la violencia en general, la multiplicidad con la que se
presenta, implica abordar “homicidios dolosos, masacres, desaparición de personas y fosas
clandestinas, métodos brutales de asesinato y destrucción de cuerpos, así como desplazamiento
de pobladores, que viene registrando Jalisco y algunos estados circunvecinos, configuran
un solo patrón de violencia masiva que ha llegado a niveles de destrucción y crueldad
significantes hegemónicos que orientan a los regímenes de signos (Deleuze y
Guatarri, 2012), porque permiten captar al calor de narraciones y experiencias,
la génesis de una subjetividad violenta que contiene elementos contradictorios
entre sí, aunque siempre bajo la hegemonía de flujos funcionales al sistema; su
prototipo está en un sujeto como El Pozolero, quien obedece a su patrón sin
ningún cuestionamiento ético o moral.
El crecimiento exponencial de la violencia instrumental, la utilizada como
medio para obtener un fin inmediato, encuentra un eco potenciado en una
mayor crueldad del victimario; ambas encastradas en una subjetividad violenta,
altamente funcional al sistema. Al ejecutar con mayor violencia cualquier tipo
de delito, aparece un excedente que sobrepasa a la violencia instrumental, no
necesario para alcanzar ese fin, es decir que el medio utilizado desborda con
mucho al fin perseguido. Originando que cualquier robo, por más pequeño que
sea, bajo la lógica del crecimiento exponencial, siempre conlleva una alta dosis
de violencia excesiva. Según CNN el año de 2019 ha sido el más violento desde
que se tienen registros (Es oficial: 2019 ha sido el año más violento en México,
2020).18
En realidad, la violencia instrumental desbordada está originando otro tipo de
violencia que también desborda sus fines. Tal es el objeto de la violencia expresiva,
que utiliza regímenes de signos provenientes de una sociedad excretadora de
sujetos marginales, funcionalmente normales y sin más voz que su expresión
por medio de la violencia. Cuando recupera los excedentes de la violencia
instrumental, ahora convertidos en violencias destructivas, da pauta para hablar
de una violencia estética, sin más sentido que ella misma; entonces, conecta a
los sujetos con el mundo, encajonándolos a utilizarla como el instrumento ad
hoc para comunicarse con el mundo (Coronado y Soto, 2020). En este contexto
de violencia, las DFP articulan los excesos de violencia operadas gracias a la
aparición de las subjetividades violentas.
insospechados” (Ramírez, Chinas y Ojeda, 2021).
Y hablando específicamente de Jalisco, este tema es el pan de cada día en los medios
18
La cadena CNN realiza la afirmación de que el año 2019 ha sido el más violento en la
de comunicación y la opinión pública. De tal manera que el miedo y la inseguridad son los
historia, después de comparar 6 tipos de delitos: presuntos delitos, homicidios dolosos,
acompañantes de la vida cotidiana, lo que obliga a prestar atención una y otra vez a esta
feminicidios, secuestro, extorsión y trata de personas (2019 ha sido el año más violento en
cuestión (Hurtado Esscoto, 2020).
México, 2020).
56
Las desapariciones de personas
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personas
57
La violencia expresiva es constitutiva de subjetividades, que provienen de
disposiciones de deseos estructurados sistémicamente; violencia construida
vivencialmente gracias a regímenes de signos que portan la pretensión de
universalidad. Las decapitaciones y desmembramientos de los cuerpos son
mensajes emitidos por los asesinos, pero que están acolchados en esa subjetividad.
Lo que le da el peso característico de manifestarse en el mundo, en comunión
con el inconsciente estructurado sistémicamente. Por esto, es expresión de las
funciones sistémicas que definen a la sociedad contemporánea, en tanto que el
incremento de las DP en Jalisco no tienen importancia, porque no afectan ni al
orden social, ni a las condiciones generales de acumulación de capital.
La proliferación de fotos y videos por todos los medios y plataformas, el
aumento en las cifras de las DP, la incapacidad de las instituciones estatales para
localizar a las personas desaparecidas, la ineficiencia en los servicios médicos
forenses, han alcanzado proporciones y frecuencias nunca antes conocidas.
Cuando el crimen organizado puede retar a las capacidades estatales sin recibir
respuesta, cuando en el imaginario social circulan valijas con cientos de millones
de dólares entre crimen organizado y fuerzas estatales, entonces estamos ante el
manifiesto de una subjetividad violenta que está presente en las DP.
Al complementarse y competir, en unidad y en conjunto simultáneamente,
los circuitos de la subjetividad violenta con los medios dinero y poder, entonces
otorgan a los sujetos el medio de reconocerse y autoafirmarse, al tiempo que les
brinda el espacio equivalente para expresarse en los mismos términos que el
dinero-consumo y el poder-biopolítica; que otorgan caminos para la reproducción
y perpetuación de las formas de vida. Vidas sin existencia, vidas funcionales a un
sistema altamente destructivo.
Funciones contrapuestas a la inquietud de sí. Cuya inquietud crea divergencias,
polifonías y procesos de desmontaje y creación instituyente. Es la postura de la
horizontalidad, que en su dolor crea otros signos, otras interpretaciones y otras
subjetividades. Otras disposiciones de deseos que le arrebatan a los dispositivos
institucionalizados nuevas vidas, creando otra genética social.
Consideraciones finales
58
La vida contra la agonía sempiterna de las desapariciones de personar
Las desapariciones de personas
En la construcción de este capítulo, siempre estuvo presente el recuerdo de las y,
en menor grado, los familiares de las víctimas de las DP, resonancias precisadas
gracias a las entrevistas formales y grabadas, así como en pláticas informales,
que hemos venido retomando desde hace varios meses y que nos han orientado
en las respuestas de por qué se dan estos procesos. Las personas entrevistadas
expresaron dolorosamente sus diferentes experiencias, que al tiempo que
arrancaron llantos y tristezas, ocasionaron indignación ante la escasa respuesta
institucional. Este escrito es apenas un primer acercamiento y un intento de
explicación a la manifestación masiva de las DP.
La primera de las tres hipótesis presentadas en este capítulo resaltó el
imperativo de garantizar la tranquilidad y al orden social, por lo que algunos
mandos del Estado ocultan cualquier situación capaz de alterarlas. Aquí quedan
incluidas las desapariciones de personas y las fosas clandestinas que simularán
tranquilidad y calma en la escena social, lo que incidentalmente favorecerá al
borramiento de evidencias. La burocracia estatal se acopló esta forma de accionar,
sin ninguna reserva ética. Por esta razón es la analogía con el axioma arendtiano:
la banalidad del mal.
La segunda hipótesis señaló que el crimen organizado, en connivencia con
algunos mandos del Estado, y en coincidencia maquínica con otros, originalmente
ocultaron y desaparecieron los cuerpos, incluso para evitar señalamientos directos,
al igual que en la primera hipótesis, pero, posteriormente, escalaron hacia el
escarmiento y castigo, mostrando el horror de las DP a la población, con atroces
videos que testificaban este horror antes oculto. Sus mismos perpetradores los
hicieron públicos para enviar mensajes de las sanciones que les esperaban a la
competencia y a desleales y traidores.
La tercera hipótesis, que es la respuesta de este capítulo, es que las DP
representan al signo de los tiempos: expresiones de la subjetividad violenta. Lo
que implica que el aumento de las DP forma parte de una forma de subjetivación
social, como parte de las funciones sociales contempladas desde la misma
estructura social, unida a la parte de destrucción y muerte. Subjetividad violenta
que teje y está siendo tejida cotidianamente desde la responsabilidad de las y los
sujetos, como parte de su genética social.
59
Las tres hipótesis fueron trabajadas de manera complementaria y no
excluyente en tanto respuestas a los porqués de su desaparición. El entramado
resultante explica el surgimiento tan diverso y contradictorio, que abarca desde
los procedimientos institucionales poco eficientes, con empantamientos, así como
el tratamiento tan disímil y confuso de los datos estadísticos. Al mismo tiempo
que otorga la base para pensar en esos tres mecanismos complementarios a nivel
social: las relaciones de connivencia entre el Estado, el crimen organizado y
algunos sectores de la sociedad civil; la aparición y fuerza de las asociaciones
civiles, así como la tensión entre la aparición de una subjetividad violenta, que
está detrás de las DP, y los procesos creadores de subjetividades que se separan
de lo instituido.
La apuesta estriba en que la fuerza y capacidad, provenientes especialmente
de las madres de las víctimas, será capaz de crear una inflexión en la historia que
rearme el entramado social. Producto de lo particular que les sucede a familiares
de las víctimas, está la posibilidad de construir un cuidado de sí general, que
cuestione las finalidades de la actual genética social. Apostemos por este
movimiento, capaz de crear y pensar otro tipo de relaciones.
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Las desapariciones de personas
El crimen organizado: las prácticas del
terror como medio para la opresión
social
Priscilla Hernández Rodríguez
Introducción
El crimen organizado en México ha marcado la cotidianidad de la vida de los
ciudadanos en más de una dimensión, por su parte el Estado ha demostrado
incapacidad, indiferencia e insuficiencia al poner en movimiento los mecanismos
que deberían prevenir al delito y a la procuración de justicia; no es capaz de
garantizar a los ciudadanos una atmósfera libre de violencia y vulnerabilidad ante
los atroces actos criminales y terroristas que se han desarrollado en las últimas
décadas dentro del territorio nacional.
Este texto presenta un recuento histórico del crimen organizado en el país
que surge a partir de una revisión documental profunda que permite dar cuenta
de cómo se ha desarrollado el fenómeno de la desaparición forzada de personas
en México y cómo es que esa práctica es utilizada como un mecanismo de terror
social. Por otra parte, se presentan experiencias actuales recabadas a través
de entrevistas a familiares de personas desaparecidas que ponen en evidencia
cómo es que los cárteles utilizan método que aportan al horror y al terror como
medio de control de territorio y de control social. Dichas entrevistas se realizaron
como parte del Laboratorio de Estudios sobre Violencia de la Universidad de
Guadalajara en los años 2018, 2019 y 2020 y se presentan de la voz de las propias
familias que han padecido la desaparición en sus círculos más cercanos.
Finalmente, se hace uso de conceptos que permiten entender el fenómeno de
la desaparición forzada de personas y los estragos por los que pasan las familias
al intentar encontrar a sus desaparecidos.
Existe un escenario en el que un vasto número de ciudadanos son victimizados
a través de prácticas criminales, basadas en técnicas y tácticas terroristas; una es
[67]
la desaparición forzada de personas (DFP), utilizada históricamente para lograr
el manejo y el control de una sociedad en favor de un grupo de interés. Éste es
un acto que viola diversos derechos humanos. En los años setenta fue utilizada
en gran parte del territorio que comprende Latinoamérica, la metodología que
se llevaba a cabo era el secuestro de una persona o un grupo de personas que
posteriormente eran trasladados a centros clandestinos de detención para ser
sometidos a diversas formas de tortura. Se desprende también de este fenómeno,
la total falta de información y de respuestas no proporcionadas a las familias.
Este método se extendió desde Guatemala hasta el Salvador, Uruguay,
Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, entre otros. La característica
predominante de este fenómeno y la que marca la pauta para ser considerada
una de las más atroces violaciones de los derechos humanos es el ocultamiento
intencional de la información referente al paradero y la condición de la persona
desaparecida.
La Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas exige
a los Estados adoptar las medidas legislativas que fueran necesarias para tipificar
como delito la desaparición forzada de personas.
Art. 1 Los Estados parte en esta Convención se comprometen a: a) no practicar,
no permitir, ni tolerar la desaparición forzada de personas, ni aun en estado de
emergencia, excepción o suspensión de garantías individuales; b) sancionar en
el ámbito de su jurisdicción a los autores, cómplices y encubridores del delito
de desaparición forzada de personas, así como la tentativa de comisión del
mismo; c) cooperar entre sí para contribuir a prevenir, sancionar y erradicar la
desaparición forzada de personas; y d) tomar las medidas de carácter legislativo,
administrativo, judicial o de cualquier otra índole necesarias para cumplir con
los compromisos asumidos en la presente Convención.
Art. 2 Para los efectos de la presente Convención, se considera desaparición
forzada la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuese su
forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que
actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la
falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de
68
Las desapariciones de personas
informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio de los
recursos legales y de las garantías procesales pertinentes.
Convención Interamericana Sobre Desaparición Forzada de Personas Belém
do Pará, Brasil el 9 de junio de 1994
En México existe la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de
Personas, dentro de esta ley en el capítulo primero, artículo 2, apartado 5 se dice
que se debe:
Garantizar la protección integral de los derechos de las Personas Desaparecidas
hasta que se conozca su suerte o paradero, así como la atención, la asistencia, la
protección y, en su caso, la reparación integral y las garantías de no repetición,
en términos de esta Ley y la legislación aplicable.
Sin embargo, existen en el país más de noventa mil casos de desaparición
forzada de personas sin resolver, esto de acuerdo con los datos de la Comisión
Nacional de Búsqueda, misma que cuenta con un registro de casos que va del 5
de enero de 1964 al 29 de julio del 2021 (datos.gob.mx., 2021). Casos en los que
aún se desconoce el paradero de la víctima, en los que gran parte de la búsqueda
recae en los familiares y en los que estas familias, víctimas secundarias de este
crimen atroz se encuentran desprovistas del apoyo del Estado.
La falta de seguridad y garantías por parte del Estado y la creciente violencia y
las prácticas que surgen de ésta, vulneran y oprimen tanto a las víctimas primarias
como secundarias que se derivan de un crimen tan atroz como lo es la desaparición
forzada de una persona y el ocultamiento o falta de información que suele ser
prolongado en el tiempo.
Recuento histórico del narco en México: expansión y consolidación
en el territorio nacional
El ambiente actual de inseguridad en México tiene su génesis con los primeros
grandes narcotraficantes que, por el incremento y la demanda de sustancias
prohibidas por parte del país vecino del norte, por el enriquecimiento fácil e
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
69
ilícito fruto del contrabando, y por los factores políticos y sociales, hicieron de
México un escenario propicio para el surgimiento de las diferentes organizaciones
delictivas que fueron mutando a los actuales cárteles.
Durante el sexenio del expresidente Vicente Fox Quezada (2000 a 2006), el
Estado se percató de la penetración que estaban teniendo estas organizaciones
delictivas en la sociedad mexicana, para lo cual inició estrategias de seguridad
como el Plan México Seguro, que tenía que articular y ejecutar el entonces
secretario de Seguridad, Ramón Martín Huerta. En ese período se inició una
estrategia muy particular y experimental que fue la creación de las Unidades
Mixtas de Atención al Narcomenudeo (UMAN), claramente sin éxito.
En ese tiempo, las diversas organizaciones criminales comenzaron una disputa
por las diferentes zonas geográficas del país para el trasiego de drogas y su venta
al menudeo, para ello buscaron estrategias que les permitieran tener mano de obra
relativamente barata, esto dio pie a que las organizaciones delictivas llevaran a
cabo una serie de actos criminales, como el secuestro, la extorsión, el cobro de
piso o cobro de cuotas, la trata de personas; así, las filas del crimen organizado
fueron creciendo y tomando la forma actual durante dicho período.
Las estrategias implementadas en el sexenio de Vicente Fox Quezada tuvieron
ciertos resultados que se vieron entorpecidos con la muerte, en un extraño
accidente, del entonces secretario de Seguridad Pública, Ramón Martín Huerta,
quien fuera el ideólogo del Plan México Seguro. A partir de su deceso obtuvieron
nulos resultados, ya que el Estado no estaba preparado para dar respuesta adecuada
a este problema social y de criminalidad al que se enfrentaba. Quedando en
evidencia la falta de preparación del Estado; la autoridad se convirtió, en muchos
casos, en la principal promotora del caos, el desorden y la generación de crisis
nacional. La militarización de las calles, la represión, la falta de prevención del
delito, la pronunciación de la violencia pública, la búsqueda sin sentido de un
modelo de gestión policial y de seguridad adecuada para este problema social tan
complejo fueron antesala de la violencia actual en México, a lo que se sumaron
la creciente pobreza, inseguridad y vulnerabilidad de la población.
Sin lugar a duda, la guerra contra el narcotráfico es, de acuerdo con Pereyra
(2012), el rasgo definitorio del sexenio del Felipe Calderón Hinojosa (2006-
2012), pues con esta estrategia se intentó desviar la atención de una deuda social
reclamada por sus detractores, hacia cuestiones relacionadas con la seguridad.
En este marco, la guerra contra el narcotráfico debe entenderse en función
de una específica articulación entre soberanía y gubernamentalidad. El gobierno
neoliberal y el enfoque gerencial de la política del gobierno panista no impidieron
el resurgimiento de la vieja estructura de soberanía basada en el ejercicio de
prerrogativas arbitrarias y extrajurídicas de poder. Pero, a diferencia de aquélla,
el poder central no contó con una estrategia administrativa y logística que lo
revitalizara. El Estado ha puesto en marcha la violencia de la soberanía sin
concentrar esfuerzos en una reforma de las estructuras de seguridad, inteligencia,
policiales y de justicia para combatir el narcotráfico. La perspectiva global de
soberanía exige atacar al mayor número de cárteles e intervenir en la mayor
cantidad de zonas del país, y esto deja de lado un enfoque selectivo que privilegie
la imposición de la violencia en algunas zonas conflictivas, imponga penas y
castigos disuasivos y controle el tráfico de armas para evitar que el crimen
organizado siga abasteciéndose de armamentos (Pereyra, 2012).
Los grupos de delincuencia organizada respondieron con una violencia
desenfrenada que el gobierno no anticipó. Hubo un aumento en ataques a civiles,
secuestros, desapariciones y levas forzadas, todas utilizadas como estrategia de
opresión con prácticas terroristas y para controlar a la sociedad, atemorizarla y
dejarla en desventaja ante la ola de violencia desmedida.
El gobierno federal, cerca del año 2008, inició el famoso proceso de
Depuración Policial con el propósito de descargar en alguna instancia el fracaso
de su lucha contra el narcotráfico y la inseguridad. Esto le permitió justificar en
el tiempo esa guerra y le permitió, paralelamente, incrementar la militarización
de las calles. Es decir, desde su puesto en la Agencia Federal de Investigaciones,
en el sexenio foxista, Genaro García Luna creó un modelo policial; que el paso
del tiempo y los resultados han demostrado su no funcionalidad. Ese modelo
fue preextendido y potenciado en el gobierno calderonista, con planes como
SUBSEMUN, Policía Estatal Acreditable, es decir, durante este período todas
las policías de la República debían tener Unidad de Análisis, Grupo Táctico y
otro de Proximidad, que fue continuado en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Aunque la práctica de desapariciones forzadas de personas se ha desarrollado
70
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
Las desapariciones de personas
71
en el país durante más de 60 años, es al menos en los últimos 15 años que las
desapariciones se han acrecentado en el territorio nacional, por otra parte, el
aumento a la criminalidad y la violencia en México, son claro indicio de los nulos
resultados con ese modelo.
La militarización de las policías es un modelo de gestión obsoleto,
operacionalizado en los países desarrollados durante los años 60, 70 y 80, cuando
se exigían uniformidad de prácticas, normas y doctrinas internas de corte militar,
incremento de un lenguaje de símbolos militarizados, grupos tácticos, grupos
de reacción, balaclavas, policías con rostros ocultos, armas de alto poder, altos
perfiles y demostraciones de fuerza, entre otros. Durante todos estos años no
sólo se incrementó la violencia, sino que además generó más desconfianza de
la ciudadanía hacia sus instituciones y hacia los diferentes niveles de gobierno
en casi todo el país. Para suavizar esto, se crea una nueva imagen policial y se
vende como parte del proceso para la mejora de la seguridad. Policías de todos
los niveles de gobierno con uniformes iguales, patrullas rotuladas, uniformidad
de prácticas y evaluaciones policiales; la solución que se intentó lograr a través
de los controles de confianza, que sólo dio nuevos sicarios y trabajadores a los
grupos criminales.
La fallida estrategia de la guerra contra el narcotráfico dispuso la participación
de las fuerzas federales y militares en diversos estados de la República, acción que
surgió como una idea para asegurar el bienestar social, la soberanía y la seguridad,
pero que se convirtió en el principal elemento de violencia. Resulta impensable
que el bienestar social se consiga a través de las armas exclusivamente y no
acompañado de programas paralelos de prevención, socialización, y reinserción
social de manera real y efectiva. La prueba de ello son las cifras de muertos y
desplazados que son superiores con creces a lo que sería una tragedia humanitaria
y que habría dado cabida a la intervención de la ONU en la vida interna de México,
como se ha hecho con otros países, donde la cifra de muertos, desaparecidos y
desplazados son infinitamente inferiores a las de nuestro país. Las desapariciones
forzadas alcanzaron cifras impensables en este período y se consolidó como un
fenómeno cotidiano en la realidad mexicana.
A lo largo de los últimos sexenios la guerra contra el narcotráfico ha
demostrado ser una estrategia fallida. No sólo no se ha terminado con las
situaciones de violencia e inseguridad, sino que se han visto acrecentadas de una
forma desmedida. Se etiqueta de daños colaterales a homicidios, desapariciones
y otros tipos de ilícitos perpetrados por el Estado y la autoridad y en vez de actuar
en sentido inverso y menos represor, salen adelante leyes que ponen de manifiesto
una presión y control más fuerte sobre la población; Ley de Seguridad Interior
firmada en el 2018, como un claro ejemplo. El Estado ha dejado de lado todos
aquellos avances legislativos que pudieran garantizar y mejorar la prevención,
educación, salud y empleo.
Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018) el discurso oficial
expresó una disminución de la violencia en las calles; de acuerdo con el
mismo discurso las acciones del gobierno pasaron de las estrategias frontales
a la eliminación selectiva de objetivos, eso tampoco funcionó. Las cifras de
homicidios, desapariciones forzadas y otros delitos de alto impacto demuestran
que se han incrementado. Por otro lado, existe una menor percepción de la
inseguridad y más aceptación social y normalización de la violencia. La suma
de esto da la impresión de que las políticas y estrategias de seguridad están
funcionando, sin embargo la realidad en la vida cotidiana de México en cifras
es cada día más violencia, más muertos, más robos a casas habitación y más
desapariciones forzadas.
La supresión selectiva de objetivos, está bien si va acompañada de medidas de
control de territorio, el quitar una cabeza a la hidra genera la salida de otras cabezas
y un incremento de la violencia por el control del vacío generado. Recuperar el
control de territorios a sangre y fuego por parte del Estado es relativamente
sencillo, enviar una ingente cantidad de armas, hombres y municiones a un lugar
no cuesta mucho, se vio en el sexenio calderonista, pero mantener la seguridad
en los espacios recuperados es lo realmente difícil y requiere un enfoque
multidisciplinar de amplio espectro.
En la nueva administración gubernamental se planteó el Plan Nacional de
la Paz y Seguridad 2018-2024 para solucionar los problemas de violencia e
inseguridad que golpean al país. Sin embargo, el plan tiene claras deficiencias
en su estructura y concepción. Parte nuevamente de la máxima militarización del
país, donde el mando operativo estará a cargo de oficiales del Ejército Mexicano,
y de la Armada de México y los efectivos provendrán de las policías Militar y
72
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
Las desapariciones de personas
73
Naval. Tan así que los modelos de patrullaje, intervención, actuación, respuesta,
son al más viejo estilo del sexenio calderonista, convoyes de patrullas con tácticas
militares, donde va un chofer, un jefe, un sujeto con arma larga o ametralladora
en la cabina pick up, cuatro sujetos más sentados con fusiles y equipo táctico.
Definitivamente no se aprecia una gran diferencia con gobiernos anteriores, salvo
el color del uniforme. El plan señala que serán convocados 50 000 reclutas, que
recibirán adiestramiento en planteles militares.
A pesar de que en el apartado tres del Plan Nacional publicado en la página
lopezobrador.org.mx, el punto uno dice que se erradicará la opresión y nadie
será torturado, desaparecido o asesinado por un cuerpo de seguridad del Estado,
no aclara cómo es que prevendrá que actores del Estado o del mismo crimen
organizado violenten y vulneren a los ciudadanos al arrebatarles sus derechos
más básicos.
El Plan Nacional de la Paz y la Seguridad propuesto por Andrés Manuel
López Obrador, pretende recuperar el Estado de derecho y garantizar el bienestar
de los ciudadanos, sin embargo es un camino largo y tortuoso el que habrá que
sobrepasar para lograr tal fin. Si se sigue apostando al uso de la fuerza, al alto
perfil bélico, la militarización de calles y policías, en vez de apostar a la educación,
el empleo y la salud de calidad, estaremos ante otro período de reiteración de
prácticas, sólo que con distinto discurso oficial
La violencia y el narco como una expresión cultural
De manera explícita la violencia se ha manifestado como un fenómeno construido
socialmente, como predisposición y hábito de ciertos grupos y que de muchas
maneras hace eco en los comportamientos de vastos segmentos sociales. Y podrá
parecer insólita o irracional, necesaria o pragmática, pero la violencia sigue ahí,
como parte del hombre (de sociedades y personas) y sus circunstancias, y que se
expresa vía múltiples formas a través de los lazos indisolubles de la comunicación
y la cultura (Córdova, 2012, p. 163).
La violencia es un fenómeno que ha tomado proporciones mayúsculas en
nuestro país, es evidente que en la actualidad la pobreza, la narcocultura y la
descomposición social forman parte intrínseca de la realidad nacional y que en
muchos aspectos marca el ritmo de la vida de los ciudadanos.
74
Las desapariciones de personas
Por otra parte, es evidente que para ciertos individuos la violencia es un factor
per se de sus actividades diarias. La narcocultura no podría existir sin todo aquello
que le da simbolismos, que genera una figura idealista y exagerada del poder,
las influencias, el respeto, el control, las riquezas que se construyen alrededor de
la figura del “narco”, del amo y señor que mueve los hilos a su antojo y que es
capaz de controlarlo todo.
Lo narco no es precisamente el narco. Lo narco es lo que sobre el narco
se imagina. Lo narco es la representación social reconstruida a partir de la
emanación de sentido en torno de usos, costumbres, ritos y prácticas de los que
comercian con drogas ilegales […] La narcotidianidad es el vecino que, harto de
vivir apegado al decálogo de “la cultura del esfuerzo”, “apretarse el cinturón” y
“empujar parejo”, decide prosperar económicamente de la noche a la mañana y
erige una “tiendita” en su cochera […] La narcotidianidad es la iglesia que niega
las “narcolimosnas” y absuelve a los capos del cártel más conocido de la región
(Méndez-Fierro, 2007).
Tanto la narcocultura como la violencia corroen la sociedad y la marcan tan
profundamente que hemos podido percibir cambios en las prácticas sociales de
los ciudadanos comunes. El narco, impregnado en la cotidianidad, ha generado
un ambiente de aceptación e inclusive de complicidad que sobrepasa cualquier
intento de desplazarlo. También es evidente que existe un génesis de una
subcultura que con el paso del tiempo se convirtió en una cultura del narcotráfico.
Es prioritario tener en cuenta de manera muy precisa y fehaciente la existencia
de una narcocultura que evidentemente tiene incidencia en las prácticas violentas
que atormentan a la sociedad.
Sin embargo, es esa misma cultura de la narcoviolencia la que ha vulnerado
y oprimido a la sociedad en los últimos años a nuestro país. Abrir las puertas
a la violencia como algo cotidiano o como parte de la socialización nos ha
convertido en víctimas factibles de crímenes atroces, la desaparición forzada de
personas se ha instalado en nuestra sociedad como una práctica común dolorosa
y atemorizante, aunque aceptada como un fenómeno social más.
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
75
Desaparición forzada y las prácticas de opresión social a través del
terror
La desaparición forzada de personas en nuestro país se ha instalado como una
práctica cotidiana, que marca el ritmo en la que todo se mueve. Como fenómeno
ha crecido hasta ser adoptada en la vida de los ciudadanos mexicanos. La
desaparición de uno o varios individuos ya no causa ni extrañeza ni asombro en
la colectividad, sin embargo y a pesar de su aparente normalización y aceptación
es un fantasma que acecha y aterroriza a la sociedad en general.
El clima actual en México tiene un aire de miedo en el mejor de los casos, de
terror que se impregna en el día a día y la desaparición de personas ha sumado a
la vulnerabilidad y al caos en el que se encuentra sumergido el país. Las víctimas
son incalculables, las historias desgarradoras y es imprescindible no dejar de lado
el papel que ha desempeñado esta práctica en la opresión y la manipulación de la
ciudadanía. De acuerdo con Eduardo Bericat (1991), el terror corresponde a una
situación de suma impotencia frente a una fuerza que tiene tanto la pretensión
como la capacidad de aniquilar al sujeto.
El terrorismo procura generar un ambiente de tensión, de pánico e inseguridad
en los individuos. Jean-Marie Balencie (citada en Khader, 2010) menciona que
el terrorismo se caracteriza por una secuencia de actos de violencia, debidamente
planificada y altamente mediatizada, que toma deliberadamente como blanco a
objetivos no militares a fin de crear un clima de miedo e inseguridad, impresionar
a la población e influir en los políticos con la intención de modificar los procesos
de decisión (ceder, negociar, pagar, reprimir) y satisfacer sus objetivos (políticos,
económicos o criminales) previamente definidos. El terrorismo y el terror que
éste genera con sus prácticas daña profundamente tanto a los individuos como a
las sociedades en su conjunto, el aspecto emocional es uno de los más afectados
como parte de las consecuencias de las prácticas del terror.
De la Porta dice que:
El terrorismo contemporáneo presenta tres especificidades: el objetivo de la acción
es escogido en base a su valor simbólico; la acción se propone efectos psicológicos
más que materiales, y se articulan mensajes diferentes para objetivos diferentes.
No cabe duda de que el terror es, en gran parte un hecho expresivo, donde el
76
Las desapariciones de personas
observador puede constatar que el acto violento implica un significado más amplio
que sus partes integrantes. Precisamente, la relativa eficacia del terrorismo deriva
de esa naturaleza alegórica: mostrando la debilidad de la estructura social, los
insurgentes demuestran, no sólo su propia fuerza y la debilidad de los gobernantes,
sino también la impotencia de la sociedad para apoyar a sus miembros en
circunstancias tan críticas (citado en González, 2006, p. 18).
Las familias que a través de diversas entrevistas presentan su testimonio y que
son víctimas “indirectas” se encuentran sumergidas en el miedo y el dolor, se
pierden en la burocracia para intentar encontrar alguna respuesta sobre el paradero
de su ser querido y esto va moldeando una nueva realidad y unos significados
nuevos de lo que es vivir. La desaparición forzada de personas ha servido para
aleccionar a la sociedad a una nueva forma de vida, una en la que es mejor
permanecer en silencio, no llamar la atención y no manifestar queja alguna y así
prevenir ser el siguiente en la lista de aquellos que son, pero no están. La lista
de los desaparecidos crece cada día, a pesar de que no existe una cifra real de las
víctimas se habla de más de noventa mil hasta el período que marcaría el primer
año de gobierno del Lic. López Obrador.
No tenemos un gobierno, no tenemos quien nos defienda, aquí es beneficio
para… para el que tiene el poder. Si usted ahorita lo nombra, el secretario de
Estado, a usted así les hace. Pero mientras no tiene es una persona muy simple,
si tiene puesto, pues roba a él, roba a mí, roba a quien quiera, ése es el sistema.
Necesitamos cambiar el sistema, que esperemos que este señor lo cambie, que
castigue al corrupto, que castigue al ratero, que castigue al este y se fija a ver si
no cambia.
Cuando usted sabe que, si roba, le va… le va a venir esa sentencia y de verdad,
no va a robar. Pero mientras todos nos vamos creciendo, México, tenemos un
ochenta por ciento de pobreza y un veinte por ciento de ricos, más ricos del
mundo, entonces estamos jodidos. Ése es el sistema, no nos vayamos a armar y
esto, todo esto de las desapariciones, yo le puedo decir que hay… hay un… no
sé cómo se dice eso… hay un este… hay algo, hay un objetivo… que lo están
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
77
haciendo, no lo hacen por nomás, no lo hacen por robarle esa tele, no lo hacen
por eso, no lo golpean (Mario).19
Sin embargo, éste no es un fenómeno nuevo, es uno que se ha creado y que fue
creciendo bajo el manto de la impunidad. Poco o nada se sabe de cómo se realizan
las investigaciones, cuando se realizan, ni cómo es que las familias afrontan la
desaparición y la posterior búsqueda de sus desaparecidos. Lo que es claro es
que no ha habido hasta la fecha una estrategia óptima para revertir el fenómeno
al que día a día se enfrentan miles de ciudadanos de este país.
Hay veces que, pues me llegan ratos de, no sé, de desesperación y recalo con
ellos; y yo sé que no está bien que recale con ellos, porque yo les grito a ellos,
búsquenlo, búsquenlo; por qué no lo buscan; y me dicen llorando; mamá, pero
dónde; dónde lo buscamos [la señora pronuncia su narración con voz entre
sollozos; está llorando]; dinos dónde nos metemos; ¿tú quieres que nos maten
a nosotros también? ¿Para fin de encontrarlo? ¿O qué? ¿Qué hacemos? Incluso
anduvimos —ellos seguro para que yo me calmara—, meee me trajo mi hijo
en el carro, en un carrito que tiene, me trajo por todo Tlajomulco, Chula Vista,
lugares así, donde había baldíos, lo anduve buscando [la señora entre llanto narra
lo realizado], en portones, enseñándole a toda la gente un foto, haber si no lo
habían visto; veía baldíos que veía, así como bodegas, llegaba y les tocaba con
piedras [se hace un silencio] y… y no, no salía nadie; y… y lo busqué mucho,
mucho; diario nos íbamos temprano; a Tonalá, a donde quiera, a donde yo oía en
las noticias, que encontraron el cuerpo de fulano de tal; y ya me iba con mi hijo
y otro y mi hijo anda también bien desesperado (Cristina).20
19
El mes de julio del año 2018 se realizó una entrevista a Mario quien en ese momento tenía
un hermano en condición de desaparecido, la desaparición forzada se dio seis meses antes de
la entrevista y la única información sobre el caso era la participación de la Marina en el mismo.
20
El diccionario Collins English Dictionary nos presenta cuatro significados
para la palabra oprimir:
1.
2.
3.
4.
Subyugar mediante crueldad, fuerza, etc.
Ejercer gran presión sobre (la mente, la imaginación, etc.).
Afligir o atormentar.
Término en desuso para abrumar.
Si analizamos el contexto y la realidad social que se vive en la actualidad
en México, podemos decir que las prácticas que se han normalizado como las
desapariciones forzadas de personas son una clara forma de terrorismo que
se utiliza para, a través de la crueldad y la fuerza, mantener subyugados a los
individuos. Por otra parte, tanto el acaecer de una desaparición como la posibilidad
misma aflige y atormenta a los ciudadanos, que ven cómo de forma cotidiana
las víctimas se multiplican, finalmente se puede aseverar que el fenómeno de la
desaparición forzada de personas ha generado una gran presión emocional en la
sociedad, y de manera trágica en aquellos que se han visto confrontados con la
pérdida y el posterior proceso de búsqueda de sus desaparecidos.
Incluso, no-nadie, nadie está haciendo su vida normal desde el día en que se
lo llevaron; y es tan feo vivir un calvario así [se hace un pequeño silencio]; es
dolor que, uno dice que… uno se está muriendo poco a poco; porque… de la
incertidumbre de no saber, de que no te hacen una llamada, no te piden dinero;
yo hay veces que pongo mi celular y digo; con tal de escuchar la voz de mi hijo
que me dijera, Ma’ estoy bien; pero no; desde ese día, no, nunca, no hay señas de
nada, nada, nada, nada (Cristina).
Las familias relatan el dolor que hay detrás de la indagación una vez que
algún ser querido ha desaparecido, el cambio que se da en su realidad y cómo se
enfrentan al tormento emocional del que son víctimas invisibles.
Cristina fue entrevistada el mes de agosto del 2018 referente a la desaparición de su hijo que
a la fecha tenía tres meses desaparecido. Se abordó el tema de cómo se dio la desaparición y
cómo había sido el proceso de búsqueda hasta el momento.
78
Las desapariciones de personas
Y ya fue ahí cuando me quisieron enseñar el cuerpo, sus partes del cuerpo, pero
no lo quise ver… porque… pues porque no… dije no, es un dolor muy grande ya.
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
79
Si yo ya reconocí las prendas, yo ya conocí su piel… el único tatuaje que tenía
del pie… porque lo demás haga de cuenta que con el… con el ácido se consume
toda la carne, entonces ya no queda nada. Dios me da fuerza para poder salir
adelante… porque es una cosa… que no se compara con nada… es una tristeza,
es un dolor que solamente Dios me da fuerza para poder salir adelante (Nora).21
La desaparición forzada de personas suele darse en un marco de violencia e
impunidad, aunado a esto se lleva a la práctica con niveles de crueldad inhumanos
y es enmarcada por la violencia que se genera por parte de los agresores, sean
éstos de la facción que sean. Se desaparece a la víctima o víctimas primarias y
se desencadena una serie de eventos sombríos y terroríficos para aquellos que
ahora son las víctimas secundarias, las familias, los amigos, los vecinos. Un
suceso como éste no se desenvuelve como algo normal o de la vida cotidiana,
nunca piensan las víctimas que les puede pasar algo como esto, se da como una
turbación tan repentina e inimaginable que deja a todos los involucrados en un
estado de shock.
No sé, se metieron unas camionetas y creo los amagaron, eran 4 amigos que
estaban, y los amagaron con armas largas y los hicieron que se tiraran al piso;
entonces uno de ellos no se quiso tirar, que le dijo, no, yo no me voy a tirar
porque me duelen mis rodillas; que le dijeron, bueno, no te tires hijo de tu tantas
madres, después venimos por ti; entonces mi hijo estaba tirado; y él, que dijeron,
tráete a ése; como querían ya hacer las cosas rápido, al primero que agarraron, a
mi hijo lo agarraron y mi hijo… no pudieron entre 4 con él, no podían, esteee…
lo agarraron, bajó otro de otra camioneta y lo agarró y lo aventó; según así me
dijeron porque yo no vi; lo aventaron a la camioneta, hijo de tu tantas madres,
con muchas malas palabras; y creo mi hijo les decía que por qué a él, él qué había
hecho, él no estaba haciendo nada, entonces en eso, cállese que sabe que y con la
pistola y ya se lo… incluso mi hijo gritó, dicen que una vecina que escuchó que
les dijo que su papá estaba enfermo [la señora solloza y llora], como mi esposo
es cuadripléjico, que no se puede mover, él es el único que le daba terapia en sus
piernas; que les gritaba que él no les había hecho nada, que él era inocente, que él
tenía su papá enfermo; que tenía una bebé chiquita; tiene una bebé chiquita como
de 3 meses; entonces, cállese y lo metieron a guevos [huevos] y se lo llevaron; en
eso que las camionetas iban dando la vuelta, le tiraron de balazos al que andaban
alcanzando y pegaron los tiros en la puerta de un departamento; entonces mis
hijas andaban gritando como locas, ¿verdad? Que porque se lo habían llevado
(Cristina).
La sutil opresión que surge a partir de las desapariciones forzadas en México
nos habla de un escenario de miedo, de terrorismo de delitos de lesa humanidad.
Se podría presumir genocidio que está alimentado por el terror que a su vez genera
inmovilidad social, un estado de aceptación y normalización de la violencia.
El estado emocional del terror implica la falta absoluta de control frente a un
peligro inminente que amenaza la supervivencia del sujeto (Kovecses, 1990).
El país entero está en situación de riesgo y el terror que se ha generado crea la
sensación de que existe un peligro imperioso que nos acecha a todos, capaz de
hacer un gran daño y que deja a los individuos en una condición de impotencia
ante la incapacidad para controlar el escenario al que se enfrentan. Esto ha llevado
al compuesto social a mantenerse en una actitud de sobrevivencia, deterioro y
desprecio de valores socialmente aceptados:
Haga de cuenta que en la colonia nos tienen como en un toque de queda; que nos
vamos a tal lado y tú ¿Qué andas haciendo? Tiene uno la posibilidad de que le
den a uno una golpiza esa gente así está, así está en todas partes, en todas partes
(Noé).22
22
21
Noé fue entrevistado en el mes de noviembre del 2018. Noé se encontraba en el proceso de
Nora fue entrevistada en el mes de noviembre del 2018, el hijo de María fue desaparecido
búsqueda de quien fuera su expareja sentimental y madre de su hija. En su entrevista relata
y la entrevista se centró en cómo fue que se dio la desaparición y cuál ha sido el proceso de
los hechos relacionados a la desaparición, su conexión con el crimen organizado y el proceso
la búsqueda por parte de la familia.
de búsqueda que ha llevado a cabo junto a su familia.
80
Las desapariciones de personas
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
81
En México nos encontramos ante una banalización de la violencia,
una aceptación que ha vuelto inmune a la sociedad y que la mantiene en un
aletargamiento que disminuye la visibilidad de las prácticas de terror que se
llevan a cabo por diversos grupos de poder. La violencia en nuestro país se ha
normalizado y esa normalización puede convertirse también en un ejercicio de
terror por parte del Estado. Es decir, al cumplir demandas de seguridad de la
ciudadanía, misma que estará dispuesta a renunciar a sus derechos civiles por
seguridad.
No existe recurso alguno para las poblaciones sometidas al terror. Por su parte,
las instituciones públicas no ofrecen ninguna protección, pues muchas veces las
fuerzas de seguridad son los primeros actores del terror y la injusticia (Pecaut,
1997).
Cuatro días después ya supimos de la camioneta de el que la habían visto, andaba
en Río Bravo [localidad de Tamaulipas localizada a 25 kilómetros de distancia
aproximadamente de Reynosa], la traía el Comandante de la ministerial [risas
de ironía] de Río Bravo, de que ya sabes la misma camioneta, Murano, gris,
placas americanas… Nombre pues si vinieron a la casa como unas tres o cuatro
veces, al principio y pues a hacer las mismas preguntas, una y otra vez lo mismo,
lo mismo. Ellos ya sabían quién había sido, ya sabían todo, venían a ver qué
sabíamos nosotros. Pues ya sabes que ellos son todos los mismos, los policías
trabajan pa’ la maña [forma coloquial de nombrar a los grupos del crimen
organizado], son la misma cosa. Y no pues ya después de eso ya no resolvieron
nunca nada. Yo lo busqué, lo busqué por todos lados, pero nada (Adán).23
Queda claro, pues, que México se encuentra sumergido en un ambiente de
violencia y terror desmedido, existe una dimensión de incertidumbre que genera
23
Adán fue entrevistado el mes de junio del año 2019, su caso es el que se ha extendido más
en el tiempo en relación con los otros entrevistados, su hermano se encuentra en condición
de desaparecido desde el año 2001. La víctima fue desaparecida en relación con el crimen
organizado en compañía de otro sujeto masculino y nunca se obtuvo información oficial
sobre su paradero o condición.
82
Las desapariciones de personas
en la población un temor a ser víctima de alguna de las prácticas terroristas
que se ven día a día en el país, desapariciones forzadas, asesinatos, cuerpos
descuartizados que son expuestos a modo de advertencia, entre otras usanzas
han sido y siguen siendo utilizadas como un método para obtener el control
social, para disciplinar y para oprimir a la población. La desaparición forzada
de personas es una construcción, una muy bien pensada estrategia de orden y
contención que va más allá de la casualidad, del azar o la coincidencia.
Vulnerabilidad social ante la criminalidad en auge
El concepto de vulnerabilidad social tiene dos componentes explicativos. Por una
parte, la inseguridad e indefensión que experimentan las comunidades, familias
e individuos en sus condiciones de vida a consecuencia del impacto provocado
por algún tipo de evento económico-social de carácter traumático. Por otra parte,
el manejo de recursos y las estrategias que utilizan las comunidades, familias y
personas para enfrentar los efectos de este evento (Richaud y Mesurado, 2013).
La vulnerabilidad puede carecer de precisión conceptual, lo que deriva en una
confusión y lleva a que se utilice como un sinónimo de pobreza. Sin embargo, la
vulnerabilidad va mucho más allá del estado económico de los individuos y las
comunidades, está conformada por diversos factores que impactan en la calidad
de vida y en su capacidad de desarrollo.
En el caso de las desapariciones forzadas que se han dado en los últimos años
en nuestro país queda claro que la pobreza o el nivel económico no han sido
determinantes para ser vulnerable ante el fenómeno en cuestión. Dicho fenómeno
o práctica violenta y de opresión se ha empleado con víctimas de todas las esferas
sociales, por este motivo es que se debe entender a la vulnerabilidad social como
algo mucho más profundo y vasto que la falta de recursos económicos.
En la sociedad mexicana, la vulnerabilidad social es el resultado del impacto
provocado por el patrón de desarrollo vigente, pero también expresa la incapacidad
de los grupos más débiles de la sociedad para enfrentarlos, neutralizarlos u
obtener beneficios de ellos. Frecuentemente, se identifica la condición de pobreza
de la gente con vulnerabilidad. Sin embargo, la inseguridad e indefensión que
la caracterizan no son necesariamente atribuibles a la insuficiencia de ingresos,
propia de la pobreza (Pizarro, 2001).
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
83
En México, la vulnerabilidad está fuertemente ligada al clima de violencia
vivido habitualmente y a los fenómenos despiadados que se desprenden de la
misma. La desprotección por parte de las autoridades, la falta de respuestas, las
muestras de poder cada vez más agresivas y crueles por parte de las múltiples
organizaciones delictivas operando en el territorio nacional son factores altamente
vulnerantes. Los ciudadanos no cuentan con mecanismos de protección o
sobrevivencia que los aleje de la susceptibilidad de ser una víctima más.
Pues yo digo que no; no hacen lo que deben de hacer; porque si hicieran lo
que deben de hacer, no hubiera tanto crimen, tanta delincuencia que ya hasta
uno tiene miedo de salir a la calle; ya uno se siente con miedo, ya no sale uno
tranquilo, para nada; por eso, eso es lo que yo digo y pues…esperar; uno de
pobre, espera; porque pues si tuviera uno dinero, uno también se movería con
dinero; pero ésa es la verdad; pero espero que Dios me haga el milagro y me
regrese a mi hijo bien; es lo único que le pido (Cristina).
los desamparados. En cambio, el enfoque de vulnerabilidad, al dar cuenta de
la indefensión, inseguridad, exposición a riesgos, shocks y estrés provocados
por eventos socioeconómicos extremos, entrega una visión más integral sobre
las condiciones de vida de los individuos. Al mismo tiempo, considera la
disponibilidad de recursos y las estrategias de las propias familias para enfrentar
los impactos que las afectan.
Incluso yo digo a veces, ay, Dios mío, por qué a la gente pobre no se le hace
justicia [se hace un silencio]; por qué desaparecen personas de dinero y luego,
luego las encuentran [pequeño silencio]; como al que desapareció de… de lo… a
la hija del forens… del dueño del forense, no sé… Enrique: La hija del forense;
sí. Sra.: y todo eso, por qué se movilizan tan pronto, y por qué uno no [se hace
silencio] (Cristina).
El concepto generalizado de pobreza tiende a expresar una condición de
necesidad resultante sólo de la insuficiencia de ingresos; bajo esta conceptualización
de la pobreza se limita el campo para comprender el multifacético mundo de
De acuerdo con Wilches-Chaux (1993), la vulnerabilidad se desarrolla a
través de la interacción de variables sociales, económicas y políticas como las
desigualdades regionales, de ubicación social, étnica y de género, la operación
de los mercados de tierras inmuebles y los mecanismos políticos de toma de
decisiones, los cuales condicionan y determinan procesos más amplios como
urbanización, movimientos y desplazamientos demográficos masivos, problemas
de sobreacumulación, endeudamiento, guerras externas y civiles.
Por lo tanto, la vulnerabilidad debe ser expresada como la incapacidad de
una comunidad o un individuo para absorber y hacer frente a los efectos de un
determinado cambio que pueda representar una amenaza o un riesgo. Cuando
el individuo no cuenta con los medios tanto económicos, culturales, educativos,
sociales, entre otros, para hacer frente a las situaciones adversas que se presentan
como parte del desarrollo mismo del ambiente y la sociedad debe ser considerado
un individuo vulnerable.
Los individuos pueden verse vulnerados por diversos factores, lo cierto es que
es parte de la condición humana el ver vulnerado el desarrollo de una u otra forma.
Podemos dar cuenta de que existen individuos con situaciones de vulnerabilidad
mucho mayor a otros, sin embargo, es parte de la naturaleza de nuestro desarrollo
que en algún momento nos encontremos vulnerados por algún factor.
84
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
La vulnerabilidad puede ser definida como un factor de riesgo interno de
un sujeto o un sistema expuesto a una amenaza (Cardona, 1991). Así pues, de
acuerdo con el autor, la vulnerabilidad es la predisposición en la que algunos
individuos se encuentran y que puede dar pie a daños en caso de que se presente
algún fenómeno que resulte desestabilizador. Por lo tanto:
Los “problemas sociales emergentes” que tanto desesperan a la ciudadanía,
tales como la corrupción, drogadicción, delincuencia juvenil y violencia, han
aumentado severamente la inseguridad urbana. Estos nuevos fenómenos no
pueden comprenderse hoy en día sólo desde la perspectiva de la pobreza, sino
a partir de la acentuación de las desigualdades y muy especialmente desde la
condición de vulnerabilidad en que se encuentran muchas familias (Pizarro,
2001).
Las desapariciones de personas
85
Las víctimas secundarias de desaparición forzada, que se encontraban ya en
situación de vulnerabilidad, son sumergidas en la desesperación que se desarrolla
ante la necesidad de encontrar alguna respuesta, esto los hace blanco fácil para
ser víctimas de nuevos delitos en su contra.
A mi hijo el más grande le extorsionaron; de primero le empezaron… amigas,
amigos, mis hijos, empezaron a subir a las redes sociales, a Jalisco Rojo, a tráfico
y todo, y como a la semana que subieron todo eso, subieron fotos de mi hijo y
pusieron teléfonos de ellos [refiriéndose a los hijos y los amigos], personales,
y como a la semana, de eso, le hablaron a mi hijo pa’ hacerle la extorsión; te
esperamos en tal lado y muévete rápido si quieres ver a tu hermano vivo, este, lo
tenemos te lo vamos a entregar, pero deposítanos $10 000.00 (pesos) pero ahorita
rápido; entonces mi hijo les dijo, no, no, no, yo no tengo tanto dinero; diez mil
pesos [la señora despide a alguien: adiós, que les vaya muy bien] esteee…
deposítanos lo que tengas, pero rápido; y lo vas a depositar en 2 cuentas; y él,
lo hicieron que fuera a Banamex y al Oxxo; la última fue al Oxxo; le dijeron,
en el Oxxo vas a depositar… en el Banamex una parte, él nada más alcanzó a
pedirle a su suegra rápido, comooo, como 8 000 y feria; entonces le dijeron;
compra una caja de cigarros y no hagas ningún movimiento, porque te estamos
viendo; y mi hijo pues andaba bien asustado. ¿verdad? Entonces, este, él se metió
al Oxxo y compró unos cigarros y salió y le dijeron; haz el ticket pedacitos;
quiero que lo rompas porque te estamos viendo; incluso aquí los traigo [la señora
mostró el ticket mencionado; lo traía en una bolsa de plástico], aquí traigo todos
los pedacitos, que ya los armaron ennn… en la fiscalía; todo armaron ahí, y
sacaron… aquí está todo lo que le hicieron que rompiera; y en la fiscalía armaron
todo esto, y sacaron el número del que le marcaron, y este… y ya lo… ya vieron
con él, dicen que es una extorsión de, de, de la penal de Tamaulipas (Cristina).
La vulnerabilidad está íntimamente ligada con la sociedad. Los individuos
que se desarrollan dentro de ella se encuentran constantemente enfrentados a
realidades que pueden dejarlos en situaciones vulnerables que les son ajenas. Es
decir, algunos de los fenómenos sociales más actuales son los culpables de que
los sujetos se encuentren vulnerados constantemente.
86
Las desapariciones de personas
Por lo tanto, es imperante entender a la violencia y a las prácticas que de ella
surgen como factores altamente vulnerantes. Reconocer este fenómeno y dar
cuenta de él puede cambiar la visión sobre las víctimas factibles, la realidad es
que no hay un específico grupo que se encuentre en riesgo, la vulnerabilidad, la
violencia y la opresión se han esparcido a todos los ámbitos económicos, sociales
y culturales del país y esto nos convierte a todos en posibles víctimas primarias o
secundarias de un fenómeno tan aterrador como lo es una desaparición forzada.
A modo de conclusión
El acercamiento a la desaparición forzada de personas como una práctica de
opresión social nos permite entender la proliferación del problema a nivel
nacional. Las cifras que crecen día a día y los pocos o nulos resultados que el
Estado otorga a las víctimas secundarias son una clara muestra de que la DFP es
un fenómeno que no interesa ser resuelto.
La normalización de la violencia y de las prácticas terroristas que se utilizan
en contra de la población civil por parte de las diversas organizaciones delictiva
y la participación o la aquiescencia del Estado para llevarlas a cabo vulneran
los derechos humanos y generan un ambiente de terror y miedo en el que los
ciudadanos son sometidos y aceptan el estado de excepción con la falsa promesa
de seguridad y justicia.
Desaparecer a un ser humano y posteriormente negar cualquier información
relacionada con su paradero y con lo que le sucedió es negar, en última instancia,
su propia existencia. Convertirlo en un número, en un expediente más, en otro
caso sin resolver, hacer de él no sólo un desaparecido sino un olvidado por el
Estado es una praxis atroz y victimizante para aquellos que buscan respuestas.
Es imperante que el Estado deje de lado las prácticas opresoras que dañan
al país y a sus ciudadanos y se comprometa con una real y efectiva búsqueda
de justicia que restaure a las víctimas los derechos que les han sido arrebatados,
dejando de lado los intereses perversos que pudieran develar que existe un
metasentido en la ingobernabilidad que se percibe en la actualidad.
El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
87
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El crimen organizado: las prácticas del terror como medio para la opresión social
89
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
Blanca Esthela Hurtado Escoto
Juan Alfonso Cruz Vázquez
Introducción
En este texto, se busca generar una reflexión ante la situación urgente sobre
las desapariciones en México. Es una constante que se repite en cada estado
que conforma al país, sin excepciones ni distinciones, en algunos con mayor
intensidad que en otros, pero con la misma gravedad.
Dentro de esta problemática, de acuerdo con el INEGI (2019), se encuentra
que los jóvenes entre las edades de 15 a 29 años son las principales víctimas.
En este sentido, hablar de desapariciones, es hablar de un problema que tiene
su mayor incidencia en las juventudes, hecho que lleva a plantear la primera
pregunta: ¿en qué condiciones se encuentra el sector juvenil en México?
Ante esta pregunta, se intenta dar respuesta a través de un concepto
desarrollado por Valenzuela (2019), denominado como juvenicidio, en donde
nos muestra las condiciones contextuales de la juventud en el país. En este mismo
orden, es necesario conocer lo que se entiende por desaparición y cuáles son
las características presentes en ella, para finalmente dar cuenta de la siguiente
pregunta: ¿cómo se vinculan los procesos de juvenicidio con las expresiones que
manifiestan los familiares de personas desaparecidas? Cuestión que pretende
responderse mediante una estrategia metodológica de corte documental, con una
reflexión sobre diversos textos y fuentes versados en la temática de desapariciones
y juvenicidio.
[91]
Definición de conceptos: juvenicidio y desaparición (forzada y por
particulares)
Ante las diversas problemáticas a las que se enfrenta el sector juvenil en México,
consideramos la desaparición como uno de los mayores problemas, ya que es el
resultado de una serie de condiciones que se padecen a lo largo del país, como
lo es la precarización de la vida en su forma generalizada. De ello se derivan
una serie de problemáticas que, al mismo tiempo, podemos ubicarlas dentro de
lo global, y que tienen su razón de ser dentro de un sistema político-económico
singular, generador de diversas violencias estructurales, como son las brechas de
desigualdad existentes.
Cuando nos situamos en este contexto, donde se privilegia el mundo económico
sobre todos los otros, nos damos cuenta de las desigualdades, acompañadas de
pobreza, injusticia y violencia, que sólo tienen cabida dentro de las relaciones
de poder generadas dentro de este sistema y que generan condiciones como el
juvenicidio. También debemos situarnos en el contexto latinoamericano, en la
condición de país subdesarrollado que ha sido construida históricamente, creando
así una situación vulnerable.
América Latina es la región con mayores niveles de inequidad, desigualdad
económica y exclusión social, de acuerdo con el informe Violencia, niñez y
crimen organizado, realizado por la CIDH (CIDH 2015), donde se destaca que
durante el período de 2008 y 2010, ocho de los diez países del mundo con mayor
índice de desigualdad en el ingreso eran latinoamericanos (Valenzuela, 2019, p.
50).
con los problemas de violencia que atraviesa el país. Asimismo, no podemos
ignorar la relación con el crimen organizado y, por supuesto, las relaciones
políticas tanto nacionales e internacionales que mantiene el país. Para ello, es
necesario conocer lo que se entiende por juvenicidio y por qué es importante
abordarlo cuando hablamos de desapariciones en Jalisco.
De acuerdo con Valenzuela (2019) el concepto de juvenicidio hace alusión al
aniquilamiento de los jóvenes por la propia condición de ser joven, es decir, estar
en una situación de juventud ya es signo de una violencia estructural que enfoca
al sujeto juvenil como vulnerado, y si a ello se le agregan distintas variables
como ser mujer, indígena, homosexual, afrodescendiente, pobre, entre otras, se
sufre de diferentes vulneraciones y con ello, ocurre que el joven se convierte en
un sujeto invisibilizado.
En este sentido, una de las relaciones que se ponen en el centro de este sistema,
en sus diversas complejidades, es la de vida-muerte llevándola a sus límites en
todos los aspectos, pues cabe mencionar que una de sus bases es la extracción
y explotación de la vida en todos sus modos: recursos naturales, vida animal y
humana. Bajo estas lógicas se rige la vida y sus formas de vivirla. Las condiciones
que dan pie a la existencia de un juvenicidio se anclan desde esta relación, donde
lo que no contribuye a la acumulación de capital, no sirve.
Esta expresión fue expuesta y considerada a partir del hecho ocurrido con
la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa en el año 2014. No es que un
hecho así no hubiera ocurrido anteriormente, sino que fue el detonante de la
alarma dentro de la sociedad y las investigaciones académicas,25 al no tener
no es lo mismo hablar de juventud desde occidente que de oriente, tampoco es lo mismo
El contexto en donde se ubica el fenómeno de las desapariciones en tal
magnitud, es imprescindible no perderlo de vista, puesto que en ello encuentra
su razón de ser y los escenarios ad hoc para que suceda.
En este mismo orden, se ubica el problema dentro de la categoría juvenil,24 ya
que presenta características específicas dentro de México y se enlaza directamente
hablar de joven en una comunidad indígena a una ciudad, por lo que la categoría de juventud,
de acuerdo a Urteaga (2008), va más allá de una delimitación etaria, en tanto se vive y se
concibe el ser joven desde otros saberes.
25
Si bien existen investigaciones documentadas sobre casos de desaparición forzada y
cometida por particulares en informes de la Secretaría de Gobernación (Segob) en México
y en sentencias y recomendaciones realizadas por organismos internacionales como la
24
Se entiende al sujeto joven desde una perspectiva contextual, es decir, el ser joven, es una
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y las Naciones Unidas (ONU-DH),
construcción histórica, social y cultural, que va a depender del contexto en donde esté parado;
la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa no sólo representó un interés académico,
92
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
Las desapariciones de personas
93
“aparentemente” una explicación lógica a lo sucedido, y es que esto es así; no
tiene una explicación válida ni legítima legalmente para acontecer, sin embargo,
existe.26
De acuerdo con Valenzuela (2019) existen escenarios claves que posibilitan
el juvenicidio, éstos son:
Asimismo, dentro de estos escenarios claves, existen elementos característicos
de ellos que posibilitan su reproducción y se legitiman entre sí, creando en
este sentido una copertenencia entre orden-desorden-orden (Coronado, 2017),
perpetuado por dos principales actores que son el Estado, por un lado, y el crimen
organizado, por el otro.
1. Precariedad económica: malos empleos, informalidad, pobreza, desigualdad
social, imposibilidad de comprar una vivienda, obliteración de los canales
de movilidad social, exclusión de los parámetros de consumo publicitados
e inaccesibilidad a la mayoría de los productos, limitaciones, restricciones y
condiciones que afectan de manera especial a los jóvenes.
2. Precariedad social: escenarios violentos, agresivos, fractura del orden
institucional, corrupción, impunidad, limitaciones estructurales profundas
para definir y desarrollar proyectos viables de vida, expulsión masiva de
personas que deben abandonar su país para tratar de construir un mejor futuro
para ellos y sus familias.
3. Precariedad en los sistemas de justicia: estigmatización y criminalización de
los jóvenes (pp. 58-59).
[…] incluyen precarización, pobreza, desigualdad, estigmatización y
estereotipamiento de jóvenes y conductas juveniles (de manera especial de
algunos grupos y sectores juveniles), la banalización del mal, que alude al
desdibujamiento de los referentes dicotómicos entre bien y mal, permite a los
asesinos matar sin mayores cargas emocionales, la adulteración del Estado y de
las instituciones de procuración de justicia que producen y reproducen corrupción
e impunidad como forma cotidiana de funcionamiento, la estratificación
social basada en relaciones de subalternización, donde el orden dominante ha
ampliado las condiciones de precariedad, vulnerabilidad e indefensión de los
grupos subalternizados a partir de ordenamientos clasistas, racistas, sexistas,
homofóbicos, y un orden prohibicionista que, con el pretexto de combatir al
llamado crimen organizado, ha funcionado como apuesta y estrategia que limita
los espacios sociales de libertad (Valenzuela 2015, p. 12; Valenzuela, 2019, pp.
62-63).
sino que también dio origen a una serie inusitada de movimientos políticos y sociales que
Por lo tanto, la maquínica relación entre orden y desorden ha generado dinámicas
sociales perversas que coartan la libertad de las personas. Concretamente, cuando
se alude al tema de la desaparición de personas, jurídicamente se encuentran
involucrados los dos tipos de actores ya mencionados: Estado y crimen organizado.
Bajo este tenor, de acuerdo con la Ley General en Materia de Desaparición
Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema
Nacional de Búsqueda de Personas (LGMDFP, 2017), el delito de la desaparición se
configura bajo dos modalidades. Una que refiere a la participación o aquiescencia
de agentes del Estado en la comisión de tal hecho delictivo (señalado jurídicamente
como “desaparición forzada”). Y otra que señala el involucramiento de actores
desbordaron canales institucionales de procuración de justicia ante las fiscalías estatales con
el aumento de protestas civiles y acciones colectivas por tales hechos, en donde se pasó de
mirar el tema como un caso aislado, hasta considerarlo como un crimen sistemático con
aquiescencia entre agentes estatales y delincuentes organizados, cuestión que para Gravante
(2018) implicó el inicio y desarrollo de un proceso social de trauma colectivo.
26
Haciendo referencia a Foucault (1977) y Agamben (1998) este tipo de hechos, sirven
como un aparato de control, para inducir miedo en la sociedad, en manos del Estado y
del crimen organizado unificados, ejerciendo el poder por el simple hecho de ejercerlo, en
palabras coloquiales, podríamos decir que: “porque quieren y pueden hacerlo” sin que exista
una repercusión o leyes para hacer justicia. En el mismo tenor, ocurren la mayoría de las
desapariciones en México.
94
Las desapariciones de personas
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
95
sociales privados, o no pertenecientes al Estado (jurídicamente reconocido como
“desaparición cometida por particulares”).27
Esto es especialmente importante, ya que la desaparición se encuentra
ineludiblemente unida a la idea de la incertidumbre, sobre todo porque con el
transcurso de las horas o los días, la comisión de este delito amenaza el estado
vital en que se encuentra la víctima y propicia la desesperación de familiares.
No obstante, la desaparición de personas en México comparte una serie de
factores socioculturales con otras problemáticas detectadas a lo largo y ancho
del territorio nacional, que van desde las familias y los núcleos sociales hasta las
entidades gubernamentales. Algunos de éstos se encuentran en hechos como la
corrupción, la impunidad, el ajuste de cuentas, el machismo, el huachicoleo, el
crimen organizado y prácticas derivadas de ello, entre otros, que complejizan el
fenómeno de la desaparición.
De este modo, los contextos sociales en México presentan un carácter ubicuo
en cuanto a la comisión de desapariciones de personas, pero que estadísticamente
hablando, se refleja este fenómeno social con mayor insistencia entre grupos
sociales vulnerables, especialmente en la población conformada por mujeres y
personas jóvenes.
Al respecto, el Centro de Estudios sobre Opinión Pública (CESOP, 2017), de
la Cámara de Diputados, hizo el levantamiento de una encuesta telefónica a nivel
nacional para sondear, bajo un razonamiento estadístico, los siguientes datos.
Tal como se muestra en la figura 1, los tres principales actores sociales que la
gente encuestada considera que son víctimas propicias para sufrir por el delito
de desaparición forzada, están focalizados en los grupos vulnerables (17.1%), las
mujeres (16.6%) y los jóvenes (12.2%).
27
En razón de esta idea, el capítulo tercero de la LGMDFP, en sus artículos 27 y 28 define
quién y bajo qué circunstancias se comete el delito de la desaparición forzada, así como
también se estipulan criterios específicos en los artículos 34 y 35 de la ley citada para
determinar quién y bajo qué circunstancias se configura el delito de la desaparición cometida
Figura 1
Grupos sociales propensos a ser víctimas de desaparición forzada
¿Qué grupos considera que han sido en mayor medida víctimas de las
desapariciones forzadas?
Hombres
Mujeres
Jóvenes
Grupos
vulnerables
Sumando No sabe
o No contesto suma %100
Niños
Migrantes
Quienes se
oponen y
critican al
gobierno
Los
periodistas
Fuente: CESOP, 2017.
En la encuesta no hay una especificación clara sobre quiénes conforman los
grupos vulnerables, pero resaltando el aspecto de interés que tiene la gráfica para
este trabajo, la gente encuestada percibe que niños, mujeres y jóvenes tienen
más propensión a ser desaparecidos. Aunque cabe resaltar que otros grupos
sociales como los periodistas o quienes critican y se oponen al gobierno también
son considerados blancos para las desapariciones forzadas y cometidas por
particulares.
No obstante, a pesar de que estos datos pueden advertir que las víctimas
de desaparición no se generan de manera aislada, se requiere información más
fina para que explique las correspondencias que podría haber entre las personas
desaparecidas y el contexto social en que se encuentran insertas. Por consiguiente,
el uso del contexto brinda la pauta para entender los actores, los discursos, las
por particulares.
96
Las desapariciones de personas
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
97
experiencias sociovitales y las coordenadas espaciotemporales bajo las cuales se
encuentran las nociones del juvenicidio y las desapariciones:
[El contexto representa] una herramienta analítica que permite identificar una serie
de hechos, conductas o discursos (en general, elementos humanos o no humanos)
que constituyen el marco en el cual un determinado fenómeno estudiado tiene
lugar en un tiempo y espacio concretos. En esa línea, la utilidad del contexto
como herramienta de análisis es la comprensión de un determinado fenómeno o
evento de una manera integral, sin aislarlo de manera extremadamente artificial
de otros fenómenos o eventos que ocurren en el escenario social (Flacso-Ibahri,
2017, p. 25).
Por tal motivo, la noción contextual resulta de suma importancia para entender
al juvenicidio y a las desapariciones como elementos emergentes y expresivos de
una racionalidad violenta. En este sentido, la desaparición de personas encuentra
vínculos sistémicos con el fenómeno del juvenicidio, en tanto se piensa a los
sujetos ya no como un ejército de reserva, que sirva solamente a los fines clásicos
del capital, sino que se han generado acciones paralegales e ilegales que perpetúan
las dinámicas socioculturales que alimentan al juvenicidio.
De esta manera, la situación de la juventud ha atravesado por distintos
cambios en México y su propia condición ya presenta desventajas. Esta situación
se complejiza cuando las posibilidades de acceder a una vida digna, entendiendo
a ésta como el acceso a los servicios básicos, educación y salud, no es posible
dentro de su contexto, aunado a la carga del deber ser en la juventud mexicana
y los roles de género que deben cumplir.
La ausencia de políticas públicas, la poca claridad de un futuro mejor, trabajos
precarizados, entre otras cosas más, ponen al joven en una situación de vivir el
aquí y el ahora (Benjamin, 1991), donde el dinero y los lujos son los protagonistas,
incrustándose una subjetividad generalizada que es partícipe de los estilos de vida
que brindan las dinámicas del capitalismo que son potencializadas por ciertos
actores sociales como el narcotráfico, ya sea como miembros o simplemente
como observadores, anhelando y/o legitimando estas formas de vida.
98
Las desapariciones de personas
En efecto, el juvenicidio no es un hecho que ocurra de manera aislada, sino
que está inmerso en un mar de violencias estructurales, que han creado y recreado
significantes con los que se entiende y se vive la vida, esto es, la construcción
de nuevas subjetividades que responden a un tiempo y espacio, permeados por
procesos a su vez globales que se reproducen en las interacciones de los sujetos,
con características singulares en un contexto determinado.
Problematización del juvenicidio y la desaparición: ¿expresión o
condición?
Actualmente, ser joven en México tiene implicaciones que ponen en juego la
vida. Es una constante escuchar en los medios de comunicación temas que hacen
alusión a la problemática de la violencia. Asimismo, el país se encuentra en una
situación de transición política, en donde los jóvenes parecen tener un mayor
protagonismo; sin embargo, las cifras de violencia y desapariciones de jóvenes,
siguen en aumento, para el 2018, la cifra de homicidios llegó a ser de 36 685
casos por cada 100 000 habitantes (INEGI, 2018).
En el Informe 2020 de Búsqueda e identificación de personas desaparecidas,
realizado por la Secretaria de Gobernación (2021) el número de denuncias de
personas desaparecidas o no localizadas alcanza la cifra de 80 517 personas en
el período del 2006 al 2020 (p. 2). Siendo Jalisco el primer estado con mayor
número de denuncias.
En esta misma tesitura, Horacio Ortiz Ríos y Data Lab Mx (2019) mencionan
que:
Los grupos con mayor incidencia de violencia homicida son los hombres de
entre 25 y 39 años de edad. Tanto en hombres como en mujeres, los niveles de
homicidio aumentan drásticamente a partir del grupo de 15 a 19 años. Entre
los hombres, el aumento es dramático: la tasa se duplica para el grupo de 20
a 24 años, y sigue en aumento hasta el grupo de 35 a 39 años. También entre
las mujeres, no es sino hasta el grupo de 40 a 44 años que la tasa comienza a
disminuir (p. 6).
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
99
De acuerdo con la cita anterior, se observa que los grupos con mayor incidencia
se encuentran en las categorías de juventud, de acuerdo con los organismos
institucionales. Hecho que reafirma la relación existente entre ser joven y padecer
violencia, siendo la desaparición una repercusión más dentro de este problema
Hablar de violencia es hablar de un acto de sometimiento y control sobre el
otro en las condiciones que sean requeridas, de acuerdo con el agresor (Maturana,
1995). Sin embargo, la violencia no puede reducirse sólo a un acto cometido por
un actor, sino que en ese acto de sometimiento van implícitas relaciones de poder
estructurales que se reproducen de manera macro y micro dimensional.
De este modo, el sustrato de dicha violencia que podemos considerar
estructural, va más allá de la lucha por la sobrevivencia, pues lleva a optar por
actos crueles e inhumanos que terminan por aniquilar con la vida en todas sus
formas. Los jóvenes, adolescentes y niños, son tanto víctimas como también
victimarios de tales actos, estando inmersos en la espiral de violencia perpetuada
principalmente por el crimen organizado, mismo que está en busca de mantener
un control y un poder; claro está que esta condición se encuentra ligada al sistema
capitalista-neoliberal, ya que se privilegia al Estado y al poder económico para
mantener este orden establecido.
Es entonces cuando podemos hablar de un problema estructural, en cuanto
a las lógicas por las que se rige la vida social, esto es; el privilegio que se le
ha dado al poder político-económico en América Latina y que ha generado
condiciones como las de desarrollo y subdesarrollo,28 en donde van implícitos
los significados con los que se observa y se entiende el mundo. La violencia
viene a ser parte funcional de las estructuras como parte de una subjetividad que
se genera no solamente de arriba hacia abajo, sino que también se disemina
de manera horizontal o transversal, de la periferia hacia el centro, y que intenta
mantener una hegemonía en aspectos estructurales, pero también en adminículos
28
Estos términos fueron empleados por Harry Truman en 1949 en un discurso en Estados
Unidos de América, mediante una propuesta para “ayudar” a los países más pobres del
mundo a lograr un estatus de desarrollo económico como los países con más recursos. Hecho
que tuvo repercusiones en la industrialización de los países y, con ello, el crecimiento de la
sociales. En este sentido, siguiendo a Foucault (1977), la violencia representa un
entramado de redes de control y poder sobre el cuerpo social.
Es por ello que cuando se habla de juvenicidio y desapariciones, inevitablemente aparece la violencia como eje articulador entre ambas categorías al
visibilizar y diferenciar diversas variaciones sociales entre la violencia objetiva,
aquella que puede identificarse fácilmente por sus rasgos notorios y a menudo
espectaculares, y la violencia subjetiva, que se encuentra en un plano invisible
donde es necesario un acto de voluntad para identificarla (Zizek, 2009; Segato,
2003).
Por tanto, estos dos planos de la violencia se encuentran representados de
distintas formas en las interacciones cotidianas, que, finalmente, configuran
cadenas de signos acolchados en significantes, operacionalizados en actos
concretos que implican el uso de la fuerza. El punto de ello es que, a lo largo
de los años, se han ido transformando percepciones y representaciones sociales,
dando lugar a subjetivaciones cargadas de significantes adquiriendo diversos
grados de complejidad, como los mismos grupos sociales en su conjunto.
El juvenicidio y las desapariciones poseen elementos de la violencia
objetiva y subjetiva al mismo tiempo, ya que pueden identificarse por hechos en
concreto, como lo es el aniquilamiento de la vida, y, por otra parte, la creación
de significantes que alimentan su reproducción y legitimación. Esto, nos lleva
a plantear que, en cada tiempo, acontecen sus propios significantes que están
cobijando las diferentes formas con los que la violencia adquiere otros matices;
más allá de buscar una finalidad concreta, surge como una expresión en sí misma
de los padecimientos sociales representados como síntomas.
La violencia expresiva de acuerdo con Coronado (2018) es una evolución
de distintos tipos de violencia que por su naturaleza, sólo puede ser presenciada
en contextos como los que vivimos en México, es una expresión de poder por
poder, que ya no tiene un fin, sino el ejercicio de la violencia se vuelve un fin en sí
mismo, los hechos que ocurren se han salido de control, y poderes como el crimen
organizado han logrado rebasar al poder que tiene el Estado en la sociedad, tanto
que es la cura y el mal al mismo tiempo; esto es, la población les teme pero al
mismo tiempo existe una confianza mayor que en el Estado; violencia de Estado y
deuda externa en los países más empobrecidos.
100
Las desapariciones de personas
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
101
violencia del crimen organizado son dos dimensiones hermanadas del capitalismo
tardío neoliberal (Valenzuela, 2019, p. 22).
Para el caso de la juventud en México, la violencia se presenta como una
opción de vida y de sobrevivencia, proceso que se da de manera invisible a
través de un abandono y un discurso que se genera por parte del Estado y sus
instituciones. Del mercado, ni hablar, en la violencia se encuentra su principal
arma de legitimación; la sobrevivencia del más apto.
En busca de la sobrevivencia del más apto, y las nulas oportunidades a las que
se enfrentan los jóvenes, se generan una guerra en la que, si no luchas, no tienes
posibilidades de sobrevivir.
Y en esta lucha, la violencia es un medio para vivir. En este sentido, la relación
que se genera entre juventud y violencia, es una relación compleja, entendiéndola
como procesos que encuentran un ir y venir de interacciones violentas, donde el
uso de la fuerza para aniquilar al otro, es el modus operandi; los jóvenes que no
se encuentran inmersos en este proceso de violencia, le presentan un reto y una
resistencia, de manera que se busca que sean funcionales en algún sentido, y si
no, se termina por aniquilarlos.
Para entender la violencia en todas sus formas, hay que conocer, en primer
lugar, cuáles son las lógicas que la legitiman, cuáles son sus signos, significantes
y procesos mediante los cuales opera; en este sentido, la apuesta va más allá de
considerar a la violencia como un acto físico o perpetuado por un actor. Retomando
a Segato (2003) y Žižek (2009), es necesario una comprensión del discurso que
está en el telón de fondo de los actos violentos y de cómo entendemos la otredad,
y de una racionalidad inhumana, ya que su expresión máxima es el exterminio
del otro que es como yo.
En este sentido, el juvenicidio y las desapariciones son la expresión de una
sociedad inmersa en la violencia, en tanto que su fin no es el aniquilamiento de
la vida por alguna razón, sino el simple hecho de aniquilarla porque se tiene
el poder y, muy importante, no existe sanción alguna por hacerlo. Hecho que
ocurre de la misma forma con los feminicidios, pero con la distinción clara de
condiciones de género.
De esta manera, debido al carácter radical que presenta la violencia en
prácticamente cualquier sociedad contemporánea, vale preguntarse ¿cómo es
que prevalece en sociedades que enarbolan regímenes democráticos?, ¿cómo es
que la violencia sigue generando en y hacia los jóvenes, sujetos consumibles y
desechables?
Al seguir a Boaventura de Sousa Santos (2017), una explicación plausible
surge si se considera que la democracia representaba para la década de 1980
aquella condición necesaria para alcanzar el desarrollo social y el progreso de las
condiciones materiales a nivel mundial, condición que fue exigida tanto por el
Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a fin de acceder
a sus fondos de ayuda económica. Sin embargo, ello produjo un debilitamiento
de la capacidad de agencia de los Estados-nación, al “acoplarse” el régimen
democrático con el sistema económico capitalista:
102
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
Las desapariciones de personas
Cuarenta años después y observando la situación de las democracias realmente
existentes en el mundo hoy, tanto en los países más desarrollados como en los
restantes, que continúan siendo la gran mayoría, es fácil llegar a la conclusión
de que dicha revolución fue mucho menos benéfica de lo que en ese momento se
pensaba. Aquélla pretendía promover democracias de baja intensidad, basadas
en criterios mínimos de pluralismo político y con tendencia a estar vaciadas
de contenido social, esto es, de los derechos económicos y sociales y de las
instituciones del Estado que antes aseguraban los servicios públicos en las áreas
de la salud, educación y seguridad social. La democracia fue así promovida por
ser la forma más legítima de gobierno débil, que más dócilmente aceptaría la
ortodoxia neoliberal de la liberalización de los mercados, de las privatizaciones,
del fin de la tributación progresiva, de la promiscuidad entre élites políticas y
económicas; en fin, un gobierno al servicio de la globalización neoliberal (Sousa,
2017, pp. 484-485).
Esto se explica y amplifica con novedosos mecanismos de control social y de
trasgresión hacia lo humano, ya que los fenómenos tanto del juvenicidio como
de las desapariciones de personas, hacen que los contextos sociales en los cuales
se desenvuelven los sujetos cotidianamente, sean aún más precarizantes y se
rijan bajo un régimen de signos, entendidos como un conjunto de elementos
socioculturales que se reflejan en las percepciones y representaciones sociales
103
de una comunidad o un colectivo, tales como los valores o la idiosincrasia, que
entablan relaciones de poder y dominación más sofisticadas y letales.
Por ello, el papel de las configuraciones del poder y la violencia se ponen
de manifiesto en la población joven al redefinir las reglas sociales del “hacer
morir, dejar vivir”, en “hacer desaparecer, dejar precario”. Lo cual no es sólo
una cuestión semántica y pragmática de los términos, sino que se establece un
asunto semiótico-hermenéutico que busca captar los significados que despliegan
los actores involucrados en torno a los fenómenos de desaparición y juvenicidio.
De este modo, podemos hablar de una serie de elementos históricos y sociales
que vinculan los procesos generados por las dinámicas juvenicidas en el contexto
latinoamericano, y particularmente en el mexicano, con la transformación de los
procesos que constituyen los actos de desaparición de personas.
Esto quiere decir que la resignificación de los procesos de juvenicidio y de la
desaparición implican signos característicos de los tiempos actuales. Ya que no
es posible entender una desaparición dentro de un contexto político de finales del
siglo XX, sino que el asunto ha desbordado las geografías de poder tradicionales,
deviniendo en la proliferación de una guerra de baja intensidad, donde los bandos
no son claros y los enemigos permanecen inconspicuos.
Así, el sujeto joven se desvanece en los conflictos sociales y aparece sólo
cuando es expuesto a la espectacularidad de la esfera pública en forma de
asesinatos, desapariciones, desempleados, delincuentes, etc., que lo único que
exalta es la necesidad mediática por alimentar una especie de morbo social y
normalizar los actos violentos al grado de que aparezcan naturalmente sin filtros
ni mediaciones éticas o morales dentro de los imaginarios colectivos.
En este sentido, arribamos a la constitución de una sociedad del miedo, donde
el control social ya no busca solamente infundir temor entre las personas ante
un statu quo, sino que pretende dotar el signo de la esperanza bajo un nuevo
contenido hermenéutico-semiótico encubierto por el deseo de tener y demostrar
quién tiene más poder.
Por consiguiente, la proliferación cultural del miedo se resignifica en un orden
social ilegal y paralegal que disfraza la esperanza de miles de jóvenes por mejorar
sus condiciones de vida, al ofrecer alternativas de enriquecimiento y prosperidad
basados en un mercado de muerte.
Dicho mercado de muerte es maquinado ante la falta de estabilidad del entorno
macro y micro social, donde para cientos y miles, quizás millones de jóvenes de
países donde la violencia es extrema, la crisis de las instituciones por otorgar
sentidos que contengan las aspiraciones y los anhelos de progreso y bienestar.
Lo anterior no pretende señalar que las instituciones sociales tradicionales
como la familia, la escuela, el mercado de trabajo formal y el Estado ya no
funcionen, sino que al interior de ellos ha crecido una semilla que floreció en
una banalidad del mal, donde la violencia se apodera de las relaciones humanas
más elementales, y donde el tejido social comunitario se resquebraja cada que
un sujeto joven cae en un proceso de juvenicidio o es víctima de un hecho de
desaparición.
La incertidumbre es generalizada y compartida socialmente, los deudos y
familiares de personas desaparecidas comparten lazos de dolor y desolación que
manifiestan expresiones de desahogo, recriminación y pie de lucha incesante
por encontrar o salvar a los suyos. Mientras que las acciones por prevenir y
reparar los daños provocados a través de actos derivados de desapariciones o
del juvenicidio, son paupérrimos en cualquier sociedad que pretenda ejercer un
Estado de derecho.
De manera concreta, ¿de qué dan cuenta las expresiones de familiares de
las personas desaparecidas y de las víctimas de algún proceso juvenicida? En
nuestra opinión, los reclamos y los estandartes de lucha cotidiana que madres,
padres, hermanos, hermanas u otros familiares manifiestan hacia sus parientes
víctimas, dan cuenta de aspectos estructurales que aplastan los procesos creativos
de libertad y justicia, y al mismo tiempo proveen otras maneras de expresar su
postura política frente al poder maquínico incrustado en el interior de la sociedad:
la violencia exacerbada.
Un primer aspecto que veladamente se ha tratado en este trabajo, pero que ya
es necesario atenderlo por su importancia analítica y política, es el asunto de los
estados de excepción. De acuerdo con Agamben (1998), un estado de excepción
es aquel donde un poder soberano tiene la potestad de ejercer violencia legítima
hacia otros grupos sociales en nombre de un fin superior. Éste generalmente se
podía encontrar en la acción del Estado como actor preponderante que controlaba
104
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
Las desapariciones de personas
105
la violencia por medio del enfoque de la gubernamentalidad, implicando el uso
discrecional de las instituciones de un gobierno para fines políticos punitivos.
Bajo este tenor, podemos seguir a Segato (2003) para entender cómo se
redimensionan los estados de excepción, a partir de los feminicidios en Ciudad
Juárez, ya que representan problemáticas sociales que son apuntaladas por entes
económicos y políticos con gran capacidad de movilización de recursos humanos
y bélicos que no necesariamente se encuentran en desventaja con el poder
soberano del aparato estatal. Es más, estos agentes aparecen en la arena pública
de manera espectacular e inconspicua a la vez, haciendo que las violencias se
territorialicen y los perpetradores se hallen deslocalizados.
No obstante, aunque el panorama en Latinoamérica y especialmente en el
caso mexicano, parezca desolador en esta materia, todavía quedan resquicios
de una esperanza basada en reclamar un mejor mundo para todos, en el que se
resquebrajen los procesos perniciosos del juvenicidio (precarizantes, de muerte)
y las secuelas provocadas por los actos de desaparición cotidiana tengan su fin.
No obstante, ¿en qué consiste esa esperanza?, ¿a través de qué medio se
puede vislumbrar un principio que esperance? Žižek (2009) y Coronado (2019)
plantean que el fonocentrismo es clave en los sujetos para dar voz justamente a
las injusticias y los reclamos ante los abusos de las instituciones maquínicas de
muerte (Guattari, 2013). Estas instituciones, siguiendo el análisis de Coronado
(2019), no sólo promueven entornos de muerte, sino también espacios de muertos
vivientes, de sujetos zombis desprovistos de cualquier voz para expresar sus
temores, sus anhelos, sus ilusiones, sus proyectos de vida.
En este sentido, y a manera de conclusión de este apartado, los familiares de
las víctimas de desaparición o de cualquier proceso de juvenicidio, luchan contra
esa zombitud29 que normaliza la violencia y señalan la necesidad de romper con
29
De acuerdo con Coronado (2019a), la zombitud representa una metáfora social en la que se
alude a sujetos sociales que están excluidos del sistema social por hallarse en una condición
de “infectados” socialmente y depauperizados económica y políticamente, cuyo ejemplo
prototípico se encuentra en la representación del “zombie” que come carne humana y
deambula por el espacio público sin mayor uso de sus facultades que sus impulsos biológicos
fundamentales.
106
Las desapariciones de personas
las relaciones de poder y dominación en contextos sociales donde el capital sigue
siendo lo más apreciado, incluso sobre la vida misma.
Consideraciones finales
La relación perniciosa entre la desaparición forzada de personas y los procesos de
juvenicidio en México exigen una mirada analítica más comprensiva y exhaustiva
desde las ciencias sociales. Por ello, este trabajo ofrece un marco interpretativo
sobre algunas formas en que puede vislumbrarse este tema acuciante. Así,
podemos esbozar cuatro puntos que pretenden zanjar esta discusión delicada,
pero en el entendido de que se requieren más investigaciones que pongan de
manifiesto la importancia de analizar estos fenómenos nocivos para la vida social
a lo largo de todo el territorio nacional.
El primer punto se vincula con la explicitación de la desaparición forzada y el
juvenicidio como síntomas de una violencia exacerbada. Es decir, la configuración
de regímenes de signos (Coronado, 2019b) que componen el fenómeno de la
violencia plantea una radicalidad espeluznante en la era posmoderna.
En consonancia con el punto anterior, es evidente que la segunda cuestión
implica la interrelación procesual de ambos fenómenos sociales, ya que cualquier
acto que deriva en un hecho de juvenicidio o desaparición tiene un anclaje violento
en el entramado societal.
Por ello, el carácter procesual de ambos fenómenos implica la configuración
de poderes fácticos que producen sujetos desechables, los cuales, bajo un enfoque
bio y necropolítico, complejizan los estados de excepción al propiciar que
cualquier persona pueda ser víctima sin importar modo, tiempo y lugar.
En este sentido, la expresividad de las y los familiares en las marchas, en los
reclamos ante las autoridades estatales, en la búsqueda activa por diferentes lugares
de México, dan cuenta de que, ante estructuras fuertemente impregnadas por la
violencia exacerbada, se generan un cuarto punto con la aparición de las líneas de
fuga, las cuales posibilitan la manifestación de reclamos e inconformidades con
el sistema social, así como la generación de procesos creativos que contienen la
rabia, la tristeza, la furia, la impotencia, la zozobra, pero también la esperanza, la
motivación, la entereza, la fortaleza y el consuelo de que no todo está perdido ante
un panorama necropolítico que parece devorar mundos sociales contemporáneos.
Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
107
Esto no es otra cosa más que procesos de resistencia que dan cuenta de una
crisis generalizada en todos los aspectos de la vida cotidiana, a un nivel global y
local; ante los escenarios desalentadores, no queda más que seguir buscando vías
por las cuales expresar y manifestar la inconformidad; los movimientos sociales
se observan y se hacen presentes a lo largo del continente, con distintas luchas
que demandan cambios urgentes a las formas de concebir la vida maquínicamnte,
es decir, en contra del interés para la acumulación del capital-poder sin importar
el camino.
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Juvenicidio y desapariciones en Jalisco
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Žižek, S. (2009). Sobre la violencia: seis reflexiones marginales. Argentina: Paidós.
Desaparición forzada de personas en
Sinaloa. Más allá de las cifras
Katia Alejandra Ruiz Herrera
Lourdes Nadsheli Coronado Arias
Rossely Barreras Miranda
Introducción
El gobierno encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador no
ha generado el cambio que se había esperado, al menos no en el tema tratado
en este capítulo, el de las desapariciones forzadas que, para tristeza de muchas
personas, tal vez demasiadas, se han vivido en nuestra nación mexicana; muchos
son los datos que nos expresan este pesar, muchos son los reclamos que han
sido expresados hasta el cansancio. Sin embargo, los números estadísticos en
ocasiones no dejan visibilizar la realidad que viven las víctimas y los ciudadanos.
Las desapariciones forzosas dejan huecos en las familias, vacíos sociales que no
siempre terminamos por conocer sus rostros, ni sus historias.
Al trabajar en el campo educativo, puede notarse cómo personas que no
tienen relación con el crimen organizado o al narcotráfico son envueltas en
las desapariciones por el simple hecho de vivir en los territorios en conflicto,
donde finalmente se convierten en datos y números insensibles que sólo
servirán a políticos y organizaciones institucionales estatales, federales y hasta
internacionales para hacer discursos que difícilmente toman en cuenta las voces de
quienes siguen buscando a sus familiares y amigos; es a ellos a quien finalmente
dedicamos este artículo.
Más allá de los números
La desaparición forzada de personas en México es un tema latente, que tiene
un sonido fuerte y claro, en donde el crimen organizado y el Estado estrechan
110
Las desapariciones de personas
[111]
vínculos para dictar las reglas en un país donde la violencia y el miedo calan
hasta los huesos.
Esta investigación se ha llevado a cabo en diversos niveles educativos, gracias
a que las integrantes de este equipo laboran en escuelas que las relacionan con
estudiantes desde el nivel básico, preparatoria y licenciatura, por lo que se ha
podido estudiar la situación de las desapariciones forzadas y la violencia que
recorre la ciudad de Los Mochis, Sinaloa, y sus alrededores, esto gracias a la
convivencia con esos jóvenes y sus familias, los cuales viven en carne propia
estos horrores. Al notar cómo se encuentran relatos entre los alumnos de eventos
violentos en sus comunidades, se empezaron a reunir con los actores principales
de estos hechos, aquellas personas que de alguna manera se vieron afectadas por
ese tipo de violencia, y fue así como en un muestreo tipo “bola de nieve” se pudo
realizar esta investigación.
Imagen 1
Ubicación de Sinaloa en la República Mexicana. Y ubicación de Los Mochis
Fuente: Elaboración Propia a partir de Google Earth.
La elección del tema obedece a que, a pesar de leerlo todos los días en los
diferentes medios y de observar el miedo que provoca en la gente, creemos que
lo que se ha hecho no ha sido suficiente para combatirlo, quizá porque bajo las
actuales condiciones económicas y políticas nunca podrá serlo. Al entrevistar a
estudiantes y familiares de víctimas, son evidentes la desesperación, la tristeza
y el olvido en el que han caído sus casos. No podemos definir aún cuál es el
112
Las desapariciones de personas
mejor eje para solucionarlo, pero sí podemos reflexionar y expresar la situación
lamentable por la que pasa nuestra región.
El tema de las desapariciones forzadas en el norte del estado de Sinaloa,
al igual que en los demás estados de México, es una realidad oficialmente
reducida a números y cifras, datos estadísticos manejados en discursos políticos,
e incluso por parte de personas dedicadas a su análisis y/o prevención, que buscan
demostrar la hipótesis de vinculaciones con el delito organizado que provocan
estigmatizaciones por parte de la ciudadanía. La labor que se hace en el intento de
humanizar a los desaparecidos, especialmente la que proviene de las asociaciones
civiles y organizaciones no gubernamentales no ha sido suficiente para sensibilizar
al grueso de la población.
Sin embargo, el manejo de los porcentajes en el estado de Sinaloa indicaría
que la cantidad de desaparecidos obedece al 10% en México, relacionando a los
desaparecidos reportados en el estado y los que existen a nivel nacional. Según la
(CNB) Comisión Nacional de Búsqueda, a principios de 2019 existía la cantidad
de 40 180 desaparecidos a nivel nacional (Díaz, 2019), cantidad que a finales de
2020 rebasó los 65 000. Pero, en 2019, en Sinaloa se tenía el conocimiento de
4 265 desaparecidos, según la (FGE) Fiscalía General del Estado (La Política,
2019). En el 2021, la cifra aumentó a 86 663 (1964-abril 2021), Sinaloa admitió
que existían sólo 961 personas desaparecidas entre el 1 de diciembre 2018 y 7
de abril 2021.
Con todo, no denota ni la raíz, ni las secuelas que deja, en sus familias y su
entorno, cada uno de los casos en los que existe algún levantado. Simplemente,
son convertidos en cifras que no reflejan el dolor, la frustración, la angustia y la
terrible impotencia de no saber cómo actuar o a quién recurrir ante esta violencia.
La incapacidad de respuesta de las instituciones del Estado rompe la confianza de
cada uno de los actores, políticos y sociales. Y las cifras no aportan sensibilidad,
ni extirpan la extrañeza que impide regresar a sus vidas normales, ¿cómo se
puede mantener el respeto frente a quienes no son capaces de solucionar esta
inseguridad?
La tragedia de las familias, desafortunadamente convertidas en víctimas de
este delito, transforma su propia realidad, pero, simultáneamente, en el dolor
encuentran una oportunidad que las convierte en ciudadanas deseosas de ayudar
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
113
a otras que han entrado en esa situación. Acompañamiento en ese momento
doloroso.
En un artículo sobre la Marcha por la Paz, realizada el 23 de enero de 2020,
en donde participaron Julián LeBaron y el poeta y activista Javier Sicilia, al
primero se le preguntó sobre su sentir acerca de la victimización de que era
objeto, contestó que “no se consideraba una víctima porque estaba actuando
para hacer conciencia de la situación que se vive en el país” (Expansión, 2020).
Su activismo no empezó directamente en el ataque que sufriera su familia en
noviembre de 2019, sino años atrás, a inicios del 2009, cuando su familiar Erik
LeBaron fue secuestrado, pidieron en su momento un millón de dólares, pero
éstos no cedieron ante las exigencias de los captores y el muchacho, entonces
de 17 años, fue regresado a su familia, esta historia no acabó ahí, ya que en julio
del mismo año, mataron a Benjamín LeBaron y su cuñado Luis Widmar Stubbs,
en una manta dejaron escrito que su activismo había sido la causa de su deceso
(Expansión, 2020). No es posible dejar de lado la parte política de estos eventos,
porque él mismo podría considerarse un activista; tras ocurrir esta tragedia que
le marcó su vida y lo convirtió en una víctima más, al tiempo que lo convierte en
una lucha personal por encontrar a los responsables, con lo que quizá también
acceda a un poco de alivio, también se convertirá en ciudadano activista. Los
casos de Sicilia y LeBaron son claros ejemplos. Estamos en serios problemas,
¿por qué no apoyar la paz y la justicia? ¿Por qué tenemos que pasar por esas
tragedias para apoyar estas causas?
Por otro lado, está la limitante económica y social para poder realizar marchas
que son tan mediáticas; no todas las familias cuentan con esa fortuna y tampoco
son allegadas a los círculos de poder para ser recibidos por el presidente de
la República. El caso de los LeBaron tiene una historia demasiado larga, que
requeriría otro estudio; sin embargo, esta violencia sin sentido nos lleva al lugar
donde unos seres humanos terminan con la vida de otros, en su caso empezó con
un secuestro y ha escalado hasta asesinatos. En medio de rupturas familiares,
intentan continuar con sus vidas cotidianas, trabajar para comer, sobrevivir a lo
que siga y, finalmente, no olvidar y no dejar de lado la lucha por la búsqueda de
justicia.
Un par de elementos que deben ser considerados son el valor de la fuerza de
voluntad y la resiliencia personal. Valores que aprendimos durante una entrevista
a una madre de familia, de quien omitimos su nombre por razones de seguridad,
quien perdió a su hijo de la misma manera como otras tantas en este triste país.
Durante una mañana, en un barrio de los Mochis, un muchacho se levantaba como
un día más, o al menos eso creía su madre, aunque lo notó desesperado, estresado,
con todos sus sentidos al máximo, decidió no poner atención y sólo alimentarlo;
era un muchacho que, para su corta edad, había sufrido decepciones que nadie
le había enseñado cómo enfrentar. Por un lado, un padre ausente, que cuando lo
contactó, obtuvo la respuesta: no eres mi hijo. Ese rechazo, a decir de su madre,
fue el momento que lo orilló hacia las drogas.
No encontró cómo manejar sus sentimientos y como en ninguna materia de
la escuela le enseñaron la inteligencia emocional, se fue por el camino fácil. La
madre en ese tiempo sólo notaba que era un muchacho amable, tranquilo, pero
siempre en el fondo triste. Para cuando desaparece sólo tenía trabajos eventuales
y no estudiaba. Con todo esto, ella jamás se enteró de que su hijo consumía
estupefacientes; de esto tuvo conocimiento hasta que investigó la desaparición de
su hijo. Esa mañana fatídica, el muchacho salió sin decir qué haría, para cuando
su madre se enteró de su desaparición lo único que pudo hacer fue preguntar
si alguien sabía algo. El miedo no permitió que los testigos se presentaran, sin
embargo, ella con todos los testimonios hizo una pequeña historia que le dio
sentido a la desaparición de su hijo. En ella narra cómo el mismo día que su
hijo desapareció, como un levantado más, en la misma cuadra otro muchacho
desapareció, de la misma manera, el mismo día (Entrevista Sol, 2019).
Ella, en el fondo, presiente que su hijo está ya muerto. Pero eso no la ha
desanimado para continuar con su vida e intentar mejorar su entorno. Lo que se
ha propuesto desde la desaparición de su hijo ha sido ayudar. Primero se asoció
con un grupo de rastreadoras, pero llegó un momento en que sintió que ese grupo
ya no funcionaba para lo que ella requería por lo que se inscribió en el Registro
Nacional de Víctimas (RENAVI), donde ha conseguido recursos para continuar
con su nueva lucha. Ahora se dedica a dar pláticas en escuelas, reclusorios y
centros de rehabilitación, esto le ha dado un nuevo sentido a su vida, la lucha por
ayudar a todos aquellos que no siempre tienen en quién confiar, o que no saben
114
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
Las desapariciones de personas
115
cómo superar sus crisis. Ayuda a cualquier joven con el que tiene contacto y que
observe que tiene alguna necesidad como la que tuvo su hijo, para evitar, ayudar
o mejorar la crisis de vida en la que puedan encontrarse; siempre con su hijo en
mente, intenta dar el apoyo que él no tuvo en esos momentos críticos. Ella ha
adquirido la habilidad de reconocer estos casos problema y se ha convertido en un
puente entre familias sinaloenses con personas desaparecidas y las instituciones
que se encuentran en la Ciudad de México encargadas de encontrarlos (Entrevista
Sol, 2019).
Los grupos llamados Las Rastreadoras asisten a las madres que no han podido
localizar ni tener ayuda de las instituciones gubernamentales. Después de todos
estos años de lucha, las apoyan en la búsqueda e identificación de cuerpos y
restos de personas sin identificar, los cuales no se encuentran ni entre los vivos,
ni entre los muertos, éstos son grupos de madres, comúnmente, que se unen para
buscar en áreas calientes —con un alto índice de delincuencia— donde pudieran
existir fosas clandestinas. Denominar un área caliente es hablar de espacios
dentro de ciertos territorios, en los cuales estas rastreadoras han identificado o
les han dado datos los mismos pobladores que ahí podrían encontrar las fosas,
pero donde las instituciones del Estado no se atreven a hacer las investigaciones
correspondientes, porque están dentro del territorio de algún grupo organizado
delictivo. Cuando se construyen estas organizaciones sociales y asociaciones
civiles que buscan a sus hijos, les permiten recibir apoyos federales y estatales
—aunque en Sinaloa existen algunas que se niegan a recibir recursos estatales—,
con lo que también se convierten en centros de ayuda psicológica y de todo lo
relacionado con la búsqueda de sus seres queridos.
Los instrumentos para la recogida de datos fueron las observaciones etnográficas
y las entrevistas a profundidad. Y, al contactar con algunas representantes de las
asociaciones civiles, una de las madres que han logrado avances, al menos en
el término legal, relató la historia de la desaparición de su hijo. Carlos, nombre
ficticio, (Entrevista Bachi, 2019), tenía una novia con la que pretendía casarse,
él era un hombre responsable, hijo de profesionistas. Su caso no tiene ninguna
conexión con algún grupo delictivo o algún vicio que lo vinculara indirectamente
con estos grupos, sin embargo, vivía en una zona donde, a decir de la madre, no
se sabe quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Un domingo cualquiera,
se dedicó gran parte del día a lavar su camioneta y estar en su casa, camioneta
que, según su mamá, lo hacía ver como alguien con dinero. Hasta el momento
en el que llevó a su novia, de regreso a su casa, tomó la camioneta; después de
dejarla en su casa se fue con un amigo hacia los Mochis. Para su mala fortuna,
cuando regresaba notó que lo seguían unos policías, no entiende la mamá por qué
no paró cuando le señalaron que lo hiciera, pero para cuando lo hizo, ya era tarde
porque los policías estaban enojados. Le dispararon a la camioneta, del lado del
copiloto, por lo que presumiblemente la mamá asume que no lo hirieron, pero al
joven se lo llevaron en la patrulla, dejando la camioneta a la orilla del camino.
La narración de la madre, la hizo tras recuperar los datos de los testigos, reunidos
por los puntos en el recorrido en los que vieron a su hijo (Entrevista Bachi, 2019).
Los padres hicieron hasta lo imposible para encontrarlo, cosa que no sucedió,
movieron cielo, mar y tierra, pidieron hablar hasta con el gobernador, se puede
decir que la mamá es una señora muy fuerte o que sacó a relucir su capacidad de
resiliencia por estos eventos. Consiguió que los policías que hicieron semejante
atropello quedaran tras las rejas, pero finalmente no ha encontrado el cuerpo
de su hijo. Esta historia desgarradora ya no se cuenta, ni la veremos en los
noticieros. Pero al menos nos queda la enseñanza de que haciendo las cosas bien,
moviéndonos con fuerza, creando lazos, redes y nexos, tal vez, sólo tal vez, se
consiga algo de justicia (Entrevista Bachi, 2019).
Historias como ésta se repiten una y otra vez, en donde las personas
involucradas sólo se cruzaron en el camino de alguien que decide sobre su vida.
Tal vez la esperanza de algunas madres y padres nunca muera, porque finalmente
a ciencia cierta no se supo qué sucedió con sus seres queridos. Pero también están
las otras historias donde el miedo les permite seguir bucando.
Un caso más, que nos perturbó notablemente, fue el de un muchacho de 24
años, que mantenía relaciones con gente que se drogaba, sin embargo, él ya estaba
sin vicio, rehabilitado. Pero los nexos al parecer habían seguido. Esto sucedió
en un lugar al sur de Los Mochis —han sido cambiados nombres y ubicaciones,
a petición de su familia—. El día de su desaparición, cuando su mamá le pidió
que desayunara, antes de irse a trabajar a una gasolinera a muy tempranas horas,
116
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
Nuestra triste realidad
Las desapariciones de personas
117
lo notó nervioso, se veía que sólo quería salir de su casa. Ése fue el último día
que lo vio, por más que lo buscaron los días siguientes, no pudieron más que
escuchar de algunos de sus amigos lo que sucedió. Al llegar a su trabajo, un grupo
de “amigos” lo subieron a una pick up, él se subió voluntariamente y se fueron
con rumbo desconocido. Y ahí termina este breve relato (Entrevista Ríos, 2019).
Los familiares al saber que su hermano, hijo, cuñado, andaba en malos
pasos, tardaron un año en avisar a las autoridades. Las cuales obviamente por
el tiempo que había transcurrido no hicieron mucho. La madre de esta persona
sigue esperando que él, repentinamente, aparezca en su casa. Aunque, después
del tiempo transcurrido, sólo una madre podría tener esas esperanzas con una
probabilidad nula.
Es así como mediante estas pláticas con distintos actores, notamos que la
esperanza es constante, que sólo pueden tener fe de coincidir en algún plano,
ya sea terrenal o espiritual con esa persona amada ausente; de todo esto, lo que
está claro es una inevitable perspectiva de pertenecer a una sociedad que no nos
permite mantener una confianza ciega en otra persona.
De nuevo ante estos hechos saltan distintas interrogantes: ¿Qué estamos
haciendo mal? ¿Cuáles son los errores que nos han hecho construir este infierno
por el que muchas familias sinaloenses están pasando?
La resiliencia del sobreviviente
La resiliencia que notamos en los entrevistados es impresionante, son personas
que dejan de lado sus vidas rutinarias para buscar a quien desapareció. Si tomamos
en cuenta que en Sinaloa de noviembre de 2014 a julio de 2019, había la cantidad
de 4 265 desaparecidos, de los cuales sólo se habían hallado 144 cuerpos y 269
osamentas en fosas clandestinas (Díaz, 2019), podemos inferir que hay más de
4 000 personas desaparecidas. Que nadie tiene idea de si están vivas o muertas.
Acerca de la resiliencia, los hallazgos de Rutter, en 1990 (Trujillo, 2020), en el
campo de la psicología social, establecieron las bases biológicas del fenómeno
de la resiliencia en el desarrollo y funcionamiento del cerebro. Dejando en claro
que la resiliencia no es algo que se adquiera o no se adquiera, sino que conlleva a
conductas que cualquier persona puede desarrollar y aprender. De aquí el énfasis
118
Las desapariciones de personas
de que los familiares aprenden, sin pedirlo, bajo la presión por mantenerse y
continuar con la vida.
Es aconsejable, a causa de la sociedad en la que vivimos, enseñar desde
temprana edad a identificar, en primer lugar, los sentimientos que se tienen, la
inteligencia emocional. La que permite actuar a los familiares, a pesar del dolor
en que están inmersos, posibilitando tomar acciones junto con la comunidad, a
pesar de los ataques violentos a los que son expuestos. Ésa es la parte positiva
de la resiliencia, no sólo se deben buscar recursos de manera personal, sino
ambientales, dentro de la comunidad y con sus familias. Pero en estos momentos
es necesario que esta característica no sólo sea por parte de las personas que son
violentadas, sino que se prevea por parte del gobierno y se pueda vivir en paz y
tranquilidad, con un sistema de seguridad para el ciudadano que no dependa de
la reacción, sino de la acción.
Dentro del dolor, muchas de las madres encuentran paz ayudando a otras
familias, acompañándolas en la búsqueda de sus familiares e incluso ayudando
a otros jóvenes a que no caigan en las drogas.
La empatía como eje de ataque
En el análisis de todas las situaciones por las que pasa este grupo de personas,
resalta la indiferencia con la que son observadas por una gran parte de los
ciudadanos, aquellos que nunca han enfrentado una pérdida semejante. Colocados
en un círculo exterior, con total ausencia de empatía, nos conformamos con ver las
noticias, comentar lo mal que está el país, pero no hacemos realmente nada por
esclarecer lo que sucede a nuestro alrededor. Nos conformamos con un problema
que es encerrado en cifras, en números insensibles que no permiten reaccionar
a nuestra humanidad, la cual debería provocar que exigiéramos un cambio,
resultados, respuestas para todos aquellos que se pierden entre esa multitud de
dígitos, esos que no han sido encontrados en meses, años, esos que en algún
momento ya no volvieron, que en alguna esquina de la ciudad simplemente se
fueron sin dejar rastro.
En México, la Fiscalía General del Estado detallaba que reunió 6 063 expedientes
iniciados por los delitos antes mencionados, en el período comprendido entre
2010 y el 11 de agosto de 2019. “Se ha encontrado a 2 mil 47 personas con vida
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
119
y a 770 sin vida”, precisó en un comunicado. Este informe incluye una tabla de
rangos de edad de las víctimas, la mayoría de las cuales tiene 41 años o más, con
878 casos, seguido del grupo de 36 a 40 años, con 484; de 31 a 35 con 538; de
26 a 30, 645; de 21 a 25, 682; de 16 a 20, 462; de 11 a 15, 126; de 6 a 10, 7 casos
y de 1 a 5, 12 casos. En 431 expedientes no hay información de la edad (Díaz,
2019). Pero, bueno, primero lo primero, dejemos de ver a nuestros desaparecidos
como un número que no tiene alma o que deja de ser humano. Necesitamos de
la empatía, para poder comprender que la vida de cualquiera es tan importante
como la propia.30
Con todos estos datos, no obtuvimos ninguna respuesta, sólo vimos que
existe una gran cantidad de personas desaparecidas, otras que mueren y muchas
encontradas, pero seguramente, cuando se dieron a conocer estas cifras se creó
todo un discurso preparado por expertos, dicho para aquellos que podrían estar
en dolor, un dolor que experimenta la madre, el padre, el hermano, la hermana, la
esposa, el esposo y todo aquel que sea cercano a esa persona. ¿En verdad creemos
que esos discursos los ayudan en su dolor? Aquel que han vivido, que han sentido
en lo más profundo de su ser, por el que hacen y dan todo lo que tienen. Y hacen
aún más cuando hay una pequeña posibilidad de encontrarlo con vida. Todo esto
lo hemos podido constatar gracias a las entrevistas realizadas. Se doblan, pero
no se rompen y, al contrario, ese dolor es potenciado para renovar su búsqueda,
interpelando a todas aquellas instituciones e instancias que simulan la búsqueda
de personas desaparecidas.
Una propuesta para ponerse en la situación del otro, es muy complicada; sin
embargo, escuchar, ver y compartir todas estas historias por los desaparecidos
y sobrevivientes, tal vez consiga evitar que otros jóvenes sigan los pasos de los
30
Una tensión constante que prevalece a lo largo del capítulo se refiere a las cifras que son
y han sido una demanda constante de las familias y de quienes las acompañan. Si bien los
desaparecidos no son sólo cifras, no es posible descartar su importancia, pues al fin y al cabo
dan cuenta del fenómeno. Las cifras son tan importantes que los colectivos del país, y en
especial los del norte de Sinaloa han desarrollado sus propios métodos para documentar y
sistematizar sus propias estadísticas. Ahora bien, este capítulo está dedicado a los procesos
cualitativos que rodean a las desapariciones.
120
Las desapariciones de personas
sicarios, narcos y demás personas que no le hacen ningún beneficio a la sociedad.
En las escuelas es más fácil escuchar a los niños y niñas hablando de modelos
erigidos sobre el patrón dinero, aunque sea mal habido. Mientras que los niños
y las niñas víctimas tienden a esconder sus situaciones por miedo y dolor. En
contrapartida, aquellos modelos cuentan sus logros con canciones dedicadas a
sus andanzas. Son equiparados con Robin Hood.
Un método sencillo para conseguir la empatía cuando son jóvenes, con mentes
abiertas y maleables en el caso de las pistolas y las balas. En la escuela primaria,
en la tiendita del recreo, en algún momento les pareció una buena elección vender
popotes con bolitas de dulce en su interior. Así que en los recreos teníamos
niños con golpes, porque las bolitas eran lanzadas a través de los popotes como
cerbatanas. Se platicó con el personal encargado de comprar estos productos
para eliminarlas de la tiendita, sin embargo, también para crear conciencia de
sus acciones se decidió poner el ejemplo con un niño que lastimó a otro en la
cara; la herida fue en el párpado, se corrió el peligro de que un poco más abajo
y el ojo hubiera sido comprometido. Para permitir una enseñanza se le vendó el
ojo al que había lanzado la bolita, esto tuvo una duración de 3 horas, con esto,
el niño se dio cuenta de lo que hubiera pasado si esa bolita hubiera golpeado a
su compañero en el ojo y el daño que le hubiera ocasionado por un juego que
implicaba una agresión. Con esto se consiguió que el niño dejara de lastimar a
sus compañeros. Tal vez fue sólo un niño, pero gracias a eso, experimentándolo
y hablándolo creó algo de empatía.
Son estas pequeñas acciones las que en un futuro nos permitirán tener
generaciones responsables, que razonen las situaciones y que creen enunciados
colectivos y experiencias distintas. Esto podría ser una enseñanza para rebasar
al instinto y los modelos entronizados en las agresiones.
¿Estrategia de seguridad?
La estrategia de seguridad que ha seguido hasta el momento el gobierno federal
no parece resolver la situación. El pasado 2019 ha sido el año más violento que
se ha vivido en México. Feminicidios, homicidios dolosos, todo parece ir al alza.
Aun cuando el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonzo Durazo,
afirmó que durante el primer año lograrían un punto de inflexión, logrando una
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
121
estabilización en la tendencia de crecimiento de los asesinatos (Agencia Reforma,
2019). Son 3 los puntos que iba a lograr esta estabilización: 1) la amnistía; 2)
replantear la política de drogas, y 3) la creación de una nueva Secretaría de Estado
que estaría a cargo de los temas de seguridad pública.
El primer punto fue matizado por todas las oposiciones por parte de los grupos
de los desaparecidos, ya que estas familias necesitan saber la verdad de lo que ha
sucedido con sus hijos, hermanos, sobrinos, etc. No necesitan que les digan que
olviden y den abrazos a los que cometieron esos delitos. En la política de drogas,
su intención es hacer leyes donde se permita de manera recreativa ciertas drogas,
crear un comercio legal de los derivados de la amapola que permitan venderla
para medicamentos. Esto, dicho en muy pocas palabras, por último, la creación
de la Secretaría de Estado que permitiría una centralización de la seguridad en
el gobierno federal. Todos estos puntos nos llevaron al Plan Nacional de Paz y
Seguridad.
Con todos estos planes, al menos durante el primer año, no hemos visto
muchos avances ni mejoras. La Guardia Nacional, ya en pleno funcionamiento
este año, sustituyendo a la Policía Federal podría hacer el cambio anhelado.
Aunque, finalmente, la violencia nunca ha sido la respuesta para mejorar una
situación igualmente violenta. Pero si la idea es que, al mantener un estilo de
fuerza castrense, se podría eliminar la putrefacción que hay en las policías
federales y estatales, entonces se podría hablar de mejoras en el sistema.
La corrupción debe desaparecer y en el discurso pueden parecer increíbles
los programas anticorrupción, pero mientras la economía no mejore, mientras no
mejoren los sistemas de seguridad pública, seguridad social y sistemas de salud,
entonces la ciudadanía no contará con un piso que le garantice el ejercicio de
sus derechos. La educación también está muy descuidada, porque los profesores
no cuentan con una compensación adecuada según las labores que desempeñan
al interior de las aulas. El conocimiento y la contención de los impulsos
mantendría a los y las jóvenes alejadas de drogas y violencia —pensando en que
el programa de becas se mantenga—; por lo menos habría una menor cantidad
de jóvenes buscando una vida con dinero rápido. Las estadísticas presentadas
en los noticieros no miden el dolor o la cantidad de lágrimas derramadas por
quienes desafortunadamente forman parte de las cifras alrededor del problema
de la violencia.
Al hablar con algún familiar que vive este calvario, son palpables el dolor y
la angustia en la que se encuentran, aunque también sobresale la inconformidad
con las autoridades y el sistema político. Ninguna de estas personas pensó en
perder a la persona que amaba a manos de un grupo delictivo, o de policías sin
escrúpulos. Tampoco pensó que recuperarlo fuera una misión casi imposible. Esto
representa una victimización múltiple, en tanto que se es víctima no sólo del acto
violento, que atenta contra la vida de quien desaparece, sino también se es víctima
de la impunidad que se vive en el país, se es víctima de la inseguridad generada
por la falta de decisiones acertadas en el tema del combate al crimen organizado
y el narcotráfico, vínculos que aparecen generalmente ligados a cada una de
las personas que desaparecen, esto no significa necesariamente que la persona
desaparecida mantuviera una relación con el crimen organizado o el narcotráfico,
sin embargo los victimarios están vinculados con estas redes.
Es por ello por lo que esto no es una problemática lineal, nos enfrentamos a
un vórtice de la gran maraña delictiva que surge en el sistema, que se ha dejado
crecer durante años, y que a través de él es que se siguen nutriendo día con día
esos capos, esos jefes. Cada vez que falta alguien a su deber o las instituciones
no frenan cada hecho delictivo que aqueja a la sociedad, se viola al núcleo
microsocial e institucional, en los ámbitos educativos, sociales, gubernamentales,
que en lugar de crecer fuertes y sanos muestran una debilidad cada vez mayor,
con crecimientos negativos y con déficits en los modelos educativos; incluso, los
y las jóvenes idolatran a aquellos que hacen dinero rápido y fácil, donde el éxito
significa tener todo, sin saber nada.
La tasa de desempleo aumentó 3.6% en 2019 (INEGI, 2019), este dato implica
a más de dos millones de personas desocupadas reportadas para el segundo
bimestre de 2019 (Reporte Índigo, 2019). Tal vez algunos han logrado tener un
empleo informal, vendiendo comida en la calle, trabajando eventualmente en
algún comercio, alguna obra, etc. Pero también, como en el caso de las personas
de poblados pequeños, la ausencia de empleos formales e informales las acercan
a los oficios que no generan ningún beneficio para la población. Esto podría
significar obtener su inserción con los grupos delictivos. Recordemos en los
122
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
Las desapariciones de personas
123
hechos violentos que tuvieron lugar en la ciudad de Culiacán, en el momento en
que se intentó apresar al hijo del Chapo Guzmán, a Ovidio Guzmán, de todos
los poblados cercanos y no tan cercanos, como en el caso de los Mochis, que
se encuentra a dos horas y media de la ciudad de Culiacán, empezaron a llegar
jóvenes para atrincherar la ciudad. Muchos de estos sujetos no necesariamente
eran parte de la célula delictiva, sin embargo, en ese momento se presentaron en
sus escuelas, ranchos, poblados, etc., ofreciéndoles una cantidad fuerte de dinero.
Se habló de que les dieron hasta $20 000 por subirse a las camionetas y agarrar
las armas; les dieron armamento que ni los mismos militares tienen en su haber,
sin ninguna capacitación se las soltaron, lo que significó que había hombres
armados sin saber usar armas, pero con la intención de obedecer a quien soltara
dinero. En ese momento dejaron de lado cualquier cosa que estuvieran haciendo
y se fueron con la única esperanza de que fuera rápido y fácil ganar ese dinero.
Creemos firmemente que, con este tipo de casos, es complicado competir y decirle
a una persona que debe seguir el camino del trabajo formal, no hay empleos bien
pagados, no hay empleos para dedicarse a lo que estudiaron, pero sí hay dinero
rápido al unírsele al crimen organizado. No hay garantía de una vida larga, pero
tampoco morirán de hambre.
Según un estudio de Viridiana Ríos y Kevin Sabet, difundido en 2008, el
quinto empleador en México es el crimen organizado. Se habla por separado
del narcotráfico, ya que se ha comprobado que, a nivel nacional, la mayoría
de las redes delincuenciales existentes, cuentan con nexos con los grupos de
narcotráfico. Los niños al verse expuestos a pocos aprendizajes dentro de los
salones, por falta de interés propio, por incomprensión de los profesores o por
saturación en las aulas con más de 40 niños, algunos con necesidades especiales,
son obligados a abandonar sus estudios y en realidad son acercados a los ámbitos
delincuenciales. Son convertidos en personas impacientes por obtener dinero, sin
ninguna capacidad especial para realizar una actividad lícita.
Otro ángulo es que aquellos que no tienen necesidad, pero que, por nuestros
tiempos, en los que los padres de familia han dejado de lado las obligaciones de
sus hijos, por derechos inexistentes o remordimientos que se van creando al no
prestarles el tiempo que deberían, se están manifestando las nuevas generaciones
que tiene un aburrimiento eterno. Cada día estos jóvenes requieren momentos
especiales en sus vidas, donde exista algo de adrenalina o dopamina. De alguna
manera las redes virtuales, a través de los likes otorgan la base para que cada joven
las produzca, pero también los deportes extremos, la violencia y la delincuencia.
Estos muchachos y muchachas son peligrosas porque no hacen las cosas por
necesidad económica, sino por el simple hecho de producir la dopamina y la
adrenalina.
Otra tendencia en la población desocupada son las becas. En una entrevista
informal, con estudiantes de bachillerato, algunas jóvenes estudiantes afirmaron
que era mejor embarazarse, no casarse y conseguir una beca de $8 000.00 pesos
mensuales. Así no tendrían que estudiar 4 o 5 años una licenciatura, que les
exigiría mucho y de la que, una vez como egresadas, tendrían que competir por
un empleo en el que hay posibilidades de ganar mucho menos dinero. Tal vez por
el contexto de pobreza, la incapacidad de proponerse metas distintas al ingreso
económico, pero estas adolescentes son una realidad, representan una pragmática
distinta a las propuestas en la educación tradicional.
124
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
Las desapariciones de personas
La reacción ante la inacción
Al entrevistar a las madres de las víctimas de desapariciones forzadas, al ahondar
en este problema, las notas de desesperación están marcadas por si hubiera o
si no hubiera. Y recrean una y otra vez en sus relatos el momento que fue su
último adiós, todos los momentos que llevaron a ese último instante en el que
alguien decidió terminar con su libertad y su vida. Y lo único que calma un poco
la desesperación es pensar en la escasa probabilidad de volverlo a encontrar;
esperanza que siempre está presente.
Estos procesos dejan infinidad de niños huérfanos. Y al comentar sobre
los derechos de los menores de edad, los cuales no son respetados porque son
utilizados por los delincuentes o por esas policías comunitarias, son niños que
finalmente no tienen acceso a la escuela secundaria porque no existe dentro de
su comunidad, los empleos formales e incluso los informales escasean, un hogar
donde estén sus padres presentes ya tampoco es posible, es así como después de
125
observar todo esto y analizarlo, algo está claro, los menores de edad no importan,
no le importan al gobierno y tampoco a los delincuentes.31
No sabríamos de su existencia si no fuera por las noticias que exponen el grado
de dificultad que enfrentan en sus pequeñas vidas. Desde muy temprana edad
quedaron huérfanos por motivos de las desapariciones de personas, situaciones
a las que sólo personas en guerra se ven enfrentadas, o en las catástrofes para
el caso de México. De un lado encuentran que para defenderse de esa situación
tienen que hacerlo por ellos mismos, integrándose los grupos delincuenciales.
En Sinaloa esa situación prima. Gracias al trabajo que se desempeña dentro
de una escuela primaria que se encuentra a escasos kilómetros de la ciudad de
Los Mochis, en un ejido, hemos podido observar esos procesos por los que
atraviesan niños y niñas. Realizando observaciones sistematizadas y discutidas
cotidianamente, con los niños que asisten a diario a una escuela de tiempo
completo —que significa que ahí reciben alimentos y tienen un horario de 8 a. m.
a 2:30 p. m.—. Al reducir este horario, con la entrada de la nueva administración
del gobierno federal, producto del recorte presupuestal. Al reducir el horario
extendido, los talleres, clubes o clases de regularización fueron suspendidos.
Investigando su situación socioeconómica con un trabajo de observación
etnográfica, se estableció que estos infantes en su mayoría no cuentan con
estabilidad económica, por lo que sus padres se ven forzados a trabajar; muchos
se quedan con sus abuelos y familiares, pero de manera permanente están en la
calle, sin el apoyo de su familia directa y con todas las consecuencias que esto
trae consigo.
Bajo esta metodología, hemos seguido un caso en especial. Un niño de primer
grado, tiene 6 años; desde que empezó el ciclo escolar presentó un comportamiento
errático, tenía muchas faltas y se detectó que, en su horario fuera de clases,
mantiene relación con los que dentro del ejido se conocen como andan con
drogas, por lo que no es descartable su consumo. Se entabló una relación cercana
31
En algunas comunidades los menores de edad son integrados a las policías comunitarias,
niños que desde los 8 años son entrenados para defenderse de la violencia que sufren
por causa de los grupos delictivos que acosan a sus pueblos. Tal es el caso de Alcozacán,
Guerrero. Documentado por la revista PROCESO (2019).
126
Las desapariciones de personas
con la madre de familia, para establecer un método para encaminar de manera
saludable al alumno, sin embargo, por el mismo contexto y la poca atención que
finalmente le puede brindar la madre de familia, no se ha conseguido mejorar la
actitud del niño, lo que es preocupante. A esto se suma la ausencia del cónyuge y
el nulo soporte estatal. Estamos hablando que está empezando su escuela primaria
y no hay ningún formato estructural que lo separe de lo que hará en un futuro
no muy lejano.
Así, desde muy pequeños, el problema de la violencia, las drogas y la falta
de atención familiar-institucional están presentes lo que podría ser una víctimavictimaria de este tipo de actos violentos. La ausencia de esas pequeñas accionessoporte implican la no atención de esos niños, la carencia de organizaciones,
la fuerte presencia de los grupos delincuenciales, agenciamientos maquínicos
acordes con el mercado, aceitan la emergencia de lo que se está viviendo. Son
miles de muertes, miles de desaparecidos y el sistema de justicia penal se ve
fácilmente rebasado.
Principalmente las madres de familia acuden a la religión por consuelo,
orientación y fuerza, acción incomprensible para algunos, pero necesaria para
ellas en esos momentos de incertidumbre (Sol, 2019). Esa fe la conjuntan con un
acercamiento a las instituciones de seguridad pública, pero encuentran poco eco
y muchos obstáculos. Las instituciones no tienen los recursos o están inmersas en
la podredumbre del sistema, donde si tienen suerte podrán colocar la información
de la persona desaparecida en una base de datos, después de cierto tiempo tal
vez logren entregar ADN para permitir la identificación de la masa enorme de
cuerpos, que en algunos casos colman las morgues, o en otros casos las bodegas
o tráileres donde guardan restos de personas. Finalmente, son convertidos en
números que arrojará la base de datos para todos aquellos que tengan que dar
un informe. Sin embargo, este mismo dolor ha hecho que muchos familiares,
principalmente las madres, se organicen y desborden las acciones institucionales,
imponiendo su propia dinámica. Es fe y es amor por sus familiares desaparecidos.
Es así como los afectados se acercan entre sí para ayudarse, para protegerse
de todos aquellos que les ponen piedras en el camino y les impiden avanzar
en la búsqueda de sus familiares y amigos. Crean redes sociales, asociaciones
de búsqueda, al tiempo que rezan aprenden a utilizar tecnologías que antes les
Desaparición forzada de personas en Sinaloa. Más allá de las cifras
127
eran completamente ajenas (Franco, 2019), crean contactos con personas que
han pasado por lo mismo, esto es lo que permite que la foto de sus hijos siga
apareciendo, con la esperanza de que finalmente los encuentren y puedan poner
fin a su dolor. Ésta tal vez es la única manera en que hemos podido observar que
la humanidad tiene un poco de empatía, donde los de fuera intentamos ayudar,
tal vez en el momento en que conozcamos los casos de primera mano, cuando
preguntemos, cuando escuchemos, cuando conozcamos más allá de los números,
se pueda no sólo ser un observador de noticias, sino también proporcionar apoyo
e incluso sumarse a las búsquedas. Es un deber básicamente humano.
A manera de conclusión
Finalmente, la construcción de redes les corresponden a las y los familiares, pero
la arquitectura institucional es deber del Estado. La ciudadanía debe ejercitar la
empatía para comprender la ausencia, la vida en lagunas y huecos existenciales.
Redes, instituciones y solidaridad son difíciles de lograr si no se trabajan desde
las primeras etapas, en donde las y los niños y jóvenes puedan conocer lo que
sucede cuando alguien se ausenta sin razón alguna. Al tiempo que deberán
deconstruirse los discursos que están detrás de corridos e historias, deberán
develarse los mecanismos de control que cotidianamente son ejercidos. Y que el
éxito del narcotráfico está basado en la objetificación de los seres humanos. Es,
entonces, cuando haremos de las redes, instituciones y empatías agenciamientos
para cambios en los modelos culturales; y desde la infancia este modelo deberá
entronizar los derechos de las personas y desplazar los valores que propone la
vida del crimen.
La violencia está fortalecida ante la ausencia de oportunidades educativas
y laborales. Quizá la creación de lazos fuertes sirva para influir y trasformar
profundamente la corriente hacia una sociedad justa, donde todos tengamos
derecho a obtener justicia; donde percibamos de nuestras instituciones la
confianza de ser libres, de expresarnos sin el temor de la represión, donde la
finalidad de todos sea impedir que el dolor se apropie de las personas ante la
desaparición forzada.
El ejemplo que demos a las y los pequeños es nuestra única salvación, la
capacidad que tengamos para crear agenciamientos que nos otorguen caminos y
128
Las desapariciones de personas
no abismos institucionales. Entonces habremos tenido éxito y habremos superado
este pantano que nos agobia y nos absorbe los senderos.
Bibliografía
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Testimonios, críticas y experiencias en
la desaparición forzada de personas
Enrique Uribe Alva
Introducción
De los muchos fenómenos que vive lo social, los que tienen mayor relevancia
son aquellos que impactan el bienestar y la calidad de vida de las personas.
La violencia exacerbada, después del período de Felipe Calderón es uno de
estos fenómenos sociales que, desde hace un poco más de una década, asolan
al pueblo mexicano —en algunos territorios y poblaciones más que en otros—,
conduciéndolo en su gran mayoría a la sumisión, miedo o al pavor.
Este documento tiene como finalidad exponer al fenómeno de la desaparición
forzada de personas —en adelante DFP—, desde la utilización e institucionalización
del concepto mismo por organismos internacionales como la Organización de
las Naciones Unidas, desde las leyes mexicanas y desde los diversos sujetos o
actores situados en los territorios y espacios involucrados. Operacionalizando una
metodología cualitativa, basada en entrevistas y desde discursos documentales,
se hace alusión a este fenómeno usando, por ejemplo, el término levantón, lo
que implica un cambio semántico, pero también es social porque involucra en
el problema a Estado-gobierno, organizaciones no gubernamentales (ONG),
asociaciones civiles y sociedad en general, ubicados en el área metropolitana de
Guadalajara, Jalisco.
Hipótesis
“En el fenómeno de la desaparición forzada de personas, confluyen elementos
complejizantes que provocan la utilización del término como instrumento
130
Las desapariciones de personas
[131]
disposicional manejado a interés de los actores del Estado-gobierno, delincuencia
organizada y la sociedad civil”.
Pregunta
Asimismo, cabe preguntarse: ¿Qué les representa y hacen los familiares, las
ONG, y el gobierno para esclarecer el fenómeno de la DFP y encontrar a las
víctimas directas?
Definición
Para adentrarse a la comprensión de la DFP, se define de manera separada los
vocablos a los que hace alusión, teniendo, pues, que para la Real Academia
Española, “Desaparición” significa: Acción o efecto de desaparecer, y desaparecer
significa lo siguiente:
1. intr. Dejar de estar a la vista o en un lugar. 2. intr. Dejar de existir. 3. intr.
Dicho de una persona o de una cosa: Pasar a estar en un lugar que se desconoce.
4. tr. Hacer desaparecer. U. m. en Am. Desaparecieron a su hermano. U. t.
c. intr. y c. prnl. (recuperado de https://dle.rae.es/?id=CRULyWE consultado el
18/07/2019).
las percepciones, significaciones, simbolizaciones o intereses de las personas
quienes, adjudicándoles una finalidad, son maquinados y perpetrados
haciéndolos funcionales al cumplimiento de intereses. Aun cuando presenta
una conceptualización en teorías de aquellos sujetos investigadores que se han
dado la tarea en develar los elementos y características o particularidades que lo
componen para su mayor compresión, no deja de ser por su dinámica operacional
y complejidad estructural, un tema de difícil abordaje que pone a reflexión si la
denominación —nombre, término o su equivalente— es suficiente, concreto o
correcto en cuanto a que incluye lo concerniente a lo denominado oficialmente
en la actualidad como la DFP.
La DFP, desde el ámbito jurídico internacional citado por Vélez, A. 2016,
menciona lo siguiente:
Se trata de una práctica violatoria de derechos humanos que se encuentra
tipificada en al menos cuatro instrumentos internacionales que son la Declaración
sobre la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, el Estatuto
de Roma de la Corte Penal Internacional y la Convención Internacional para la
Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas (Vélez, A.
2016, p. 26).
“Forzar” significa:
En este mismo sentido, se considera como referente la definición que desde
estos organismos internacionales se promulga, para la cual dice:
Del lat.*fortiāre. Conjug. actual c. contar.
1. tr. Hacer fuerza o violencia física para conseguir algo que habitualmente no
debe ser conseguido por la fuerza. Forzar una puerta. 2. tr. Entrar, sujetar y
rendir a fuerza de armas una plaza, un castillo, etc. 3. tr. Poseer sexualmente a
alguien contra su voluntad. 4. tr. Tomar u ocupar por fuerza algo. 5. tr. Obligar o
precisar a que se ejecute algo. U. t. c. prnl. 6. prnl. desus. esforzarse. (recuperado
de https://dle.rae.es/?id=CRULyWE consultado el 18/07/2019).
Siguiendo la secuencia, la DFP se percibe y se sabe que emana desde lo
social; dicho de otra manera, construido culturalmente, a propósito, desde
132
Las desapariciones de personas
En el artículo 2 de la Convención Internacional para la Protección de Todas las
Personas contra las Desapariciones Forzadas: Se entenderá por “desaparición
forzada” el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación
de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de
personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado,
seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento
de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección
de la ley (Vélez, A. 2016, p. 26).
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
133
Abordar el fenómeno bajo esta rúbrica conlleva una serie de complicaciones
de principio, que hace referencia a que si la denominación está construida desde
el concentrar las diversas acciones involucradas al modo, momento y situación de
ejercerse; es decir, ¿cómo sustraer la realidad en la que sucede la DFP y que pueda
quedar plasmada en un concepto? ¿Cómo construir los conceptos pertinentes que
sean lo bastante comprensivos y explicativos en los elementos por los que opera
dicho fenómeno?
Reflexiones
Abordando lo presentado en la definición, se esclarecen algunos lineamientos a
considerar: primero, se entiende que la responsabilidad total recae en el gobierno
ya que es el encargado de establecer el orden y la seguridad de sus ciudadanos,
pero también es participe o ejecutor de la DFP cada vez que realiza un arresto y no
remite al inculpado de acuerdo con los procedimientos y lugar correspondientes,
además de negar la información respecto al paradero; de ahí la privación de la
libertad, los derechos legales y humanos, dejando desprotegido de la ley al sujeto,
convirtiéndolo en víctima.
Por otro lado; dicha institución —gubernamental— al tener como obligación
brindar la protección a los ciudadanos y cuando cualquier grupo de la delincuencia
organizada o particular comete una acción de DFP, puede entenderse como
implicación por lo menos indirecta —por no comprobarse lo contrario— de dicho
gobierno al incumplir con sus obligaciones en la prevención o detención de los
ejecutores ya sea por aquiescencia o por omisión; esto da como resultado que
los ciudadanos desconfíen del accionar gubernamental y se les perciba como
coludidos con el crimen organizado y con ello los ciudadanos muestran un
desamparo total en atención y resolución de sus problemas; tanto para la cuestión
de la seguridad, como para el esclarecimiento de los casos de la DFP.
La literalidad de la definición deja la inquietud de interpretación de que los
ejecutores de la DFP son personal perteneciente al Estado-gobierno o que tienen
alguna vinculación, ya que no menciona a los particulares o grupos que actúan sin
la autorización como es la delincuencia organizada; ¿o es que acaso estos grupos
tienen autorización del gobierno para llevar a cabo su accionar en las DFP? La
cuestión es que, al pasar esta definición por este tipo de filtros, se visualizan zonas
134
Las desapariciones de personas
obscuras como la que se cuestiona que pone igualmente en duda el quehacer del
gobierno respecto al fenómeno y si este concepto de DFP, al llevarse a cabo la
investigación, considera los distintos elementos que conlleva.
Algunos de dichos elementos a considerar pueden ser los perfiles de las
víctimas o de los perpetradores, al igual si bajo ciertas características se han
formulado leyes pertinentes —pueden existir pero ¿cómo las aplican?— que
reduzcan o eliminen dicha práctica, las cuales hacen alusión a la temporalidad y
posiblemente al acto violento del hecho, es decir, al sometimiento involuntario
de la víctima que, por ello, el solo pensar lo denominado como desaparición
forzada puede causar en un gran número de personas (de quienes lo piensen),
una sensación desagradable.
Asimismo, se percibe que el fenómeno de la DFP comienza a generar una
normalización; es decir, una costumbre de tal manera que cada vez que se sabe
desde los distintos medios de información que una persona ha desaparecido, se
le tipifica a la vez que se le asigna una postura indeseada recurriendo a veces
a dichos como: “pues quién sabe en qué estaría metido”, dicho repetido ad
infinitum por la prensa y los propios ciudadanos, y otro: “lo desapareció el narco”,
pareciendo como algo ordinario carente de impresión o asombro; el hecho es que
toda persona en calidad de desaparecido debe ser encontrada independientemente
de su culpabilidad o inocencia; se debe privilegiar la condición humana antes
de comprobar si es inocente o no; ése es asunto del gobierno quien después
tendría que realizar las pesquisas correspondientes para determinar la inocencia o
culpabilidad; se puede pensar en la posibilidad de que los prejuicios mencionados
han llegado a repercutir en las líneas de investigación implementadas por personal
del gobierno a quienes les concierne el caso; esto menciona una entrevistada:
Otro día que amaneció para el día 20, a las 10 de la mañana, nos avisaron que
fuéramos a poner la demanda a la procuraduría y fuimos, levantamos las demanda
y todo y…ya de ahí, este, pues dijeron que iban a investigarlo y sí, como a
los… ¿qué serían?... a los 15 días. Hasta los 15 días empezaron a, a interrogar
a los amigos; pero nada más a 2; y hace 3 días, apenas le preguntaron a otro; al
que faltaba; entonces, eran muchas personas, para que investigaran rápido y se
moviera todo rápido (Entrevista 2 realizada a familiar de desaparecido).
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
135
La entrevistada expone la negligencia o falta de interés, tal vez la imposibilidad
por parte de los agentes para recabar la información pertinente y en el momento
adecuado en que se perpetra la desaparición para de esta manera dar con los
captores y el paradero del desaparecido; sin embargo, también está la posibilidad
de que la fiscalía no tenga el personal (agentes investigadores) suficiente; la
cuestión redunda sobre la espera para recaudar el dato, provocando que la
información crucial se diluya o desaparezca; en este sentido, surge la inquietud
de saber qué tipo de procedimientos sigue el personal de gobierno encargado
de esclarecer o solucionar la DFP; es decir, con los protocolos de investigación
implementados y para ello la entrevistada dice lo siguiente:
Entrevistador: Nos comentaba que en algún momento le mostraban el avance del
trabajo, pero ¿cada cuánto tiempo le están mostrando los avances?
Familiar: pues, si yo no voy, esteee…como el que traía primero el caso de
mi hijo, se fue a curso; creo iba a durar 4 meses, y dejó a su compañero; y su
compañero no nos decía nada y le marcábamos a él y no pos con mi compañero;
hasta que ya fui a la procuraduría y hablé con él…pues que con el jefe, no sé con
quién, y ya me dijo, no, no, no, es que aquí dijo, hace falta un testigo; el último
que le digo que apeeenas lo interrogaron; le dije, pero si desde cuando se les puso
domicilio y nombre; dijo, no, pero es que vamos y vamos y no lo encontramos o
nos lo niegan; ya ve que también no se quieren meter en problemas por miedo;
entonces yo le dije, bueno ¿entonces qué? Le digo: ¿Lo tenemos que traer
nosotros aquí? Le digo: ¿Para que declare? Pues si es posible, sí; tráiganlo hasta
acá ustedes; entonces le dije, ah, está muy bien; entonces, mi hija es la que les
ha estado arrimando casi todas las pruebas (Entrevista 2 a familiar de persona
desaparecida).
Lo dicho por la entrevistada refleja una distancia considerable respecto al
concepto y definición de éste en relación con las acciones implementadas para su
disminución así como la resolución; es evidente que dicho concepto aparece como
una generalidad desde el teorizar, como algo que suene bien o sólo por nombrar;
en contraparte, está la realidad vivida por los familiares de los desaparecidos,
136
Las desapariciones de personas
quienes reflejan la angustia, el horror, la desintegración de los elementos físicoemocionales que constituyen el significante de su integridad personal, al igual
que la familia para muchos de los casos. Es así que la complejidad que conlleva
la DFP muestra la imposibilidad de describir las emociones de quienes viven
dicho fenómeno; pero también es una realidad visible que ante la frecuencia con
que se manifiesta éste, va repercutiendo en la insensibilidad de muchas personas.
Por otro lado, el agente de fiscalía al sugerir a la demandante que sea la
que proporcione y lleve a los testigos al lugar correspondiente, expone un acto
de negligencia y de poca responsabilidad en su rol y hacia dicha persona por
lo delicado del caso; es decir, la seguridad de la persona demandante puede
quedar expuesta al igual que la del testigo y en esta línea, el papel como parte
y representante de gobierno, dilucida que el desempeño en este rubro carece de
seriedad o profesionalización; al parecer el involucramiento en la resolución
o investigación por parte de los agentes de la fiscalía, se percibe minimizado
ya sea por el temor, falta de personal o tal vez por carecer de preparación o
profesionalización para ejercer su quehacer correspondiente.
Continuando con la descripción del fenómeno de la DFP, desde la voz de
los entrevistados, es visible en la mayoría de ellos la insatisfacción, la falta de
confianza en la institución, el desánimo y la desesperación, que, por otro lado,
al saberse en cierta escasez de conocimientos y poder adquisitivo económico
y en el sentido de pensar que por todo se paga, les trae como consecuencia el
debilitamiento o la minimización en el ejercicio de sus derechos; también debe
considerarse la poca información que brindan las instituciones al respecto y los
pocos resultados que se les han mostrado; una familiar entrevistada menciona
en su testimonio:
[…] dicen los agentes que ellos no pueden llegar y llevarse a nadie del domicilio
porque ellos no tienen ninguna prueba, ni un señalamiento; entonces mi hija
les dijo: “bueno; ocupan que señalen a alguien, yo lo señalo; porque yo, yo sé
que él vendía y yo lo vi”. Entonces mi hija lo señaló; les digo yo a los agentes:
“Entonces ahora ¿qué es lo que necesitan? ¿Qué necesitan ahora, que se lleven a
otro de aquí, incluso ese mismo día que se llevaron a mi hijo, otro día, se llevaron
a otros 2 de ahí, de ahí mismo”. Entonces, este, pues los agentes… pues sí, yo he
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
137
ido al ministerio público y sí han trabajado porque me han mostrado papeles y
todo; pero no, como-así… como digo yo, muuuy rápido, porque a mí me dijeron
que desde un principio me tenían que haber dicho, que yo tenía que venir a
derechos humanos para saber mis derechos; porque pos uno llega ahí y como uno
no sabe nada, uno no puede exigir; pos como no está pagando uno, ni nada, uno
se siente, como que no le van a hacer caso; entonces, este, dicen que no, que uno
tiene sus derechos; apenas me estoy yo dando cuenta; por esa muchacha [señala
a una persona], ¿verdad? Que me dijo; ella me orientó y todo; entonces, este…
¿por qué no hicieron eso rápido?; mi hijo ya va a cumplir 3 meses para el 19 de
éste [agosto de 2018] y nada, no se sabe nada (Entrevista 1 a familiar de víctima
de desaparición forzada).
De esta manera, los entrevistados tienen la visión hacia el aparato gubernamental,
el sentido de incompetencia, irresponsabilidad y de estar rebasados por el crimen
organizado, o tal vez de llegar al pensamiento extremo de percibirles una alianza.
Para ilustrar lo mencionado se hace alusión a una entrevista realizada a un agente
de policía, en la cual dice:
Entrevistado: La desaparición es para un fin del Estado pues el gobierno lo ha
aceptado desde cuestiones históricas; que haya desapariciones por cuestiones
políticas para fin del Estado, o aquellas desapariciones que se han estado dando
por gente del Estado porque forma parte de organizaciones criminales y siendo
agentes de la policía, agentes investigadores, del ministerio público, todos éstos
realizan actos de desaparición, pero para fines de la delincuencia […]. Este
fenómeno de la delincuencia organizada, de las desapariciones por parte de los
grupos de la delincuencia ha permeado en toda la seguridad y ha permitido que
el Estado, cualquier desaparición que se dé, le dé salida por esa parte diciendo
que es la delincuencia organizada, que tiene que ver con reacomodo de los
grupos del narcotráfico creando inseguridad y que algunas veces pudiera ser
que tiene que ver con temas del Estado con desapariciones que son ajenas a
la delincuencia organizada y el Estado actuó con esa posición cómoda y esa
desaparición meterla en ese rubro de la delincuencia organizada y aparece el
término del levantón adjudicado a la delincuencia organizada cuando a veces es
138
Las desapariciones de personas
del Estado; revictimizando en este caso a los familiares y a la misma víctima al
decir que pertenece a la delincuencia organizada (Entrevista a policía).
Haciendo una reflexión de lo citado, se puede percibir un desvanecimiento de
la objetividad de parte de los actores involucrados en encontrar una resolución
—en el gobierno— o por lo menos la exigencia de un accionar de las autoridades
correspondientes a la atención de la DFP. También está el hecho que por ser de
lugares al exterior de Guadalajara y su zona metropolitana, acuden sobre todo con
la incertidumbre, el temor, desequilibrio emocional y sumando cierta ignorancia
de los derechos a los que pueden recurrir, minimizan sus exigencias. Igualmente
lo hacen de manera personalizada y no como un grupo de personas afectadas,
aun cuando en el lugar existan otras personas que adolecen del mismo problema.
Es mucha la incertidumbre que causa la DFP, pues en ella no se sabe el último
caso en el que pueda estar la víctima; por ejemplo, respecto a los cadáveres sin
identificar que se encuentran en el Servicio Médico Forense (SEMEFO), lo más
seguro es que están en la lista de personas desaparecidas. Igualmente es para los
casos de las mujeres víctimas de la trata de personas o para los niños; es decir,
todos los sujetos independientemente del sexo o edad que han sido captados por
los diferentes rubros delincuenciales (venta de órganos, entre otros), sin dejar de
lado los detenidos de manera involuntaria bajo amenaza personal y a la familia
por el narcotráfico para insertarlos en las funciones de sicarios.
También está el hecho que algunas personas no proceden a denunciar por
miedo o más allá de esto, por el sentimiento de horror visible de las consecuencia
de los actos realizados a víctimas que han encontrado en las llamadas “fosas
clandestinas”, como es el desmembramiento de los cuerpos, la decapitación o
igualmente, existe la evidencia de la tortura; todo esto tiene en la mayoría de las
personas ya sean testigos o que tengan un familiar en calidad de desaparecido, una
sumisión, silencio, la no aceptación a la realidad y para algunos casos resignación,
queriendo con ello, preservar su integridad vital.
Por consiguiente, es plausible que en una gran parte de la sociedad se viva
en la desconfianza hacia el otro; en la poca convivencia o se evita interaccionar
con el desconocido, siendo peor aún, el involucramiento que ha tenido la
delincuencia organizada en el personal que labora en las distintas corporaciones
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
139
e instituciones que por ejemplo, habrá quien labore como chofer de ambulancia
para cierto hospital, y al término de su jornada laboral, pasa a ser chofer de algún
vehículo motorizado perteneciente a la delincuencia organizada y utilizado para
la extracción de personas (levantones).
La eficacia de la violencia implementada en las víctimas y percibida
por los familiares, amigos, al igual que por una gran parte de la sociedad, es
deshumanizante y perversa, lo cual sugiere que los perpetradores, ya sean sicarios
u otros sujetos, hayan tenido en algún momento la preparación necesaria para
llevar a cabo los actos brutales ante sus víctimas, a tal grado que sea posible no
mirar en ella un humano, sino una cosa en la que desempeñar su acción, que
igualmente, conlleva oculto un mensaje con efecto inmediato que se hace visible
“el horror”. Al Respecto Cavarero (2009) menciona:
[…] la violencia contemporánea elige como su blanco y acumula en el anonimato
de su matanza, testimonia una condición humana que, en tanto que ultrajada
o criminalmente ofendida, se da siempre en la figura de la singularidad y así
permanece en nuestra memoria (Cavarero, 2009, p. 11).
conocidas o amistades, el dolor de aquellas personas ante la pérdida de algún
familiar; ni tampoco se debe caer en la tipificación de las víctimas, que, aunque
dichos medios pudieran mencionar la relación con el crimen organizado, deba de
creerse la mención; por diversas fuentes a las cuales se les respeta el anonimato,
se dice que no todas las víctimas asesinadas, fueron personas involucradas con
el crimen organizado o narcotráfico; también hay víctimas inocentes y lo mismo
pasa en la DFP; así lo menciona un agente de policía entrevistado:
Entrevistado: Respecto al caso de las personas que aparecieron en los Arcos del
Milenio, se supo que agarraron a participantes de ese evento y que declararon
que esas desapariciones fueron ordenadas por sus jefes de acuerdo con el
organigrama de la delincuencia, para calentar la zona; entonces en ese sentido y
en esa ocasión, ellos comentaron que era gente inocente, gente que iba a trabajar,
que iban a la escuela, fueron levantados, les quitan la vida y todo para llenar esas
camionetas de cuerpos y dejarlas ahí para darles una advertencia al Estado; era
como el mensaje (Entrevista a policía).
En este sentido, no debería ser ajeno al resto de la población que sabe de estos
actos ya sea difundidos por los medios masivos de información, por personas
Pero tal como se ha mencionado, independientemente de la culpabilidad o
no, por cada persona asesinada y por cada persona desaparecida, existe un vacío
que no se puede llenar al interior de alguna familia producto de lo que en algún
momento se inició con mayor énfasis por la denominada guerra contra el narco
a partir del año 2006 y que actualmente la suma de personas desaparecidas es de
ocho por día en el estado de Jalisco; esto es inconcebible; la sensibilidad al respecto
debe ser maximizada en razón de que, por la cantidad de personas desaparecidas
o asesinadas, puede la probabilidad y dependiendo de las circunstancias, recaer
en cualquier persona; ¡esto no se debe olvidar!; no se pretende generar pánico,
pero sí despertar conciencia de la seriedad del asunto, de una realidad.
Por otro lado, es digno y bien merecido dar el reconocimiento al quehacer
de colaboradores de las A. C. que están brindando apoyo y tratando de liderar
o unir a las personas familiares que presentan casos de DFP. En visita a las
instalaciones del Servicio Médico Forense (SEMEFO), se tuvo contacto con una
persona correspondiente a una A. C. y que no era la líder, que estaba brindando
información y orientación a personas familiares que tenían a alguien de su
140
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
Al respecto de lo mencionado en la cita, tal vez pueda ser común encontrarse
con personas cercanas, amistades de amigos, etc., que no son ajenos a saber
acerca de experiencias de casos en este rubro (el levantón, imágenes en fuentes
informativas de cuerpos descuartizados o incinerados, entre otras), que generan
emociones encontradas o indescriptibles manifiestas en la inacción; se presenta
al recuerdo las escenas en las que, por casualidad, cierto día como cualquier
transeúnte fue observador del caso de que entre varios sujetos en la parte trasera
de una camioneta pick up, sometían a un joven en pleno medio día, en presencia
de mucha gente y automovilistas, para luego marcharse a gran velocidad y sin
que nadie hiciera nada; es más, de aquellas personas que poseían un teléfono en
la mano, pasaron a guardarlo en sus bolsillos.
La distinción
Las desapariciones de personas
141
familia desaparecido; además, la persona mencionada tenía doble función; por
un lado era miembro de una A. C., y por otro la Comisión de Derechos Humanos
(CNDH) del estado, la facultaba para que los representara sin ser miembro de
dicha organización; acción que puede ser criticable e interpretarse como perversa
e irresponsable o como escasa de compromiso; pero bueno… al menos permitían
que alguien hiciera algo.
De ahí que se percibe una fusión entre la incompetencia, irresponsabilidad y
el aprovechamiento del fenómeno de parte del Estado-gobierno y por posibles
grupos de la sociedad civil organizada, dedicadas a la búsqueda de personas
desaparecidas y a la exigencia para que el Estado cumpla con sus obligaciones
en el rubro, en las cuales algunas de estas A. C., se alinean a los rubros o
requerimientos exigidos por el gobierno; se insertan en políticas y con políticos
para ganar poder, distinción (reconocimiento) y de esta manera generar recursos
pecuniarios u otro tipo de beneficios. Pero también está el hecho de la gestión y
que, de acuerdo con procesos recalcitrantes o poco prácticos de la cultura política,
puede no dar opciones. Al respecto un oficial de policía entrevistado menciona
lo siguiente en la línea de la DFP:
Entrevistador: y en este caso, qué tristeza que ustedes pudiendo tener la
preparación para apoyar en este rubro a la fiscalía…Entrevistado: no, no tenemos
ninguna preparación. Entrevistador: porque yo quisiera imaginarme que todo
este cuerpo de policía que hay, hablemos de fiscalía, de los diferentes rubros,
deberían ser como un apoyo; tener cierta unidad, un cierto fluir de información
y poderse respaldar…Entrevistado: No, no, no. Hay mucho recelo. Aun entre
corporaciones, más aún entre policías municipales y fiscalía, federales y policías
del Estado, es tema que implica que no hay comunicación ni hay coordinación y
los resultados son de ellos (Entrevista a policía).
Nótese en lo mencionado por el entrevistado, que marca una separación entre
los diversos cuerpos policíacos y una lucha de poder, de distinción; es decir
buscan dependiendo al tipo de policía al que pertenezcan, sobresalir por sobre
los demás y obtener el reconocimiento sin importar que esté en juego la dignidad,
sensibilidad, lo humano tanto de las víctimas al igual que de los familiares o la
142
Las desapariciones de personas
importancia del tema en cuestión con tal de satisfacer intereses particulares o
mejor dicho, personales; no lejos pudiera estar la intervención de algunos otros
actores, incluidas las A. C.
Así pues, es plausible lo que expresa Bourdieu (2000), al abordar su análisis al
concepto de habitus en el que enfatiza la lucha de clase en los diferentes campos;
dicho de manera más precisa, la lucha de los distintos agentes al interior de los
campos en la pugna de obtener el reconocimiento mediante la distinción, las
personas en los diversos campos juegan a través de normas, leyes, simbolizaciones
y significaciones, distintos roles con la finalidad de obtener poder y jerarquía.
En este sentido, bien vendría la reflexión del papel que desempeñan y, por otro
lado, cómo es que operan y siguen existiendo aquellas ONG que no se alinean
a los rubros mencionados o que se alejan de intereses politiqueros, centrándose
más en la búsqueda de personas desaparecidas, y cabría preguntarse: ¿qué tipo
de apoyo brinda el Estado para ellos? O bien: ¿Hasta dónde lo que se ha hecho
respecto a la desaparición forzada no ha sido una mera simulación y un sacar
sólo provecho?
Tratar de responder a las preguntas en cuestión, es enfrentarse como ya se
ha mencionado, a la complejidad que envuelve el fenómeno, debido a que la
información existente no es del todo clara y que, por otro lado, de acuerdo con
las cifras mencionadas respecto a desaparecidos y a cadáveres no identificados
es muy contrastante en comparación con los identificados y con las personas
encontradas. Según publicación de Román Ortega del Diario el Occidental con
fecha del 7 de octubre de 2019, quien cita datos de el Sistema de Información
Sobre Víctimas de Desaparición (SISOVID), dice lo siguiente:
El Sistema de Información sobre Víctimas de Desaparición (Sisovid) reporta
ocho mil 173 personas desaparecidas en el Estado al corte del 30 de septiembre,
lo que representa un 2% más de los siete mil 939 casos que se tenían al corte del
31 de agosto pasado. Los datos del Sisovid señalan que en el mes de septiembre
se registraron 234 desapariciones, lo que equivale a ocho personas por día.
Las estadísticas indican que de las ocho mil 173 personas no localizadas,
siete mil 117 son hombres, mil 49 mujeres y siete de sexo no especificado.
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
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Según los datos oficiales de diciembre 2018 al 30 de septiembre de 2019 han
sido localizadas dos mil 656, dos mil 290 de ellas con vida; de estos mil 410
son hombres y 880 mujeres. De las 366 personas encontradas sin vida, 336 son
hombres y 30 mujeres (Ortega, 2019).
delitos. La ralentización de los procesos de reconocimiento y validación de las
asociaciones civiles por los procesos burocráticos y lineamientos que del gobierno
emana, obstaculiza su accionar al negarles apoyo pecuniario u otros, lo que recae
en la competición entre sí y en los alcances de su desempeño.
La DFP y muerte de personas, ya sea de parte del crimen organizado o por
otros actores, en nuestros días, puede ser comparada con la epidemia que hacia
los tiempos de la conquista, siglo XVI, asoló al pueblo mexicano permeándolo
y creando desolación; es decir, este fenómeno se ha manifestado en lugares
impensables como si de una enfermedad se tratara. Las distintas prácticas
utilizadas por la delincuencia organizada correspondientes a sus intereses y su
existencia, son manifiestas hasta en los lugares más recónditos del territorio
mexicano; sería raro encontrar un lugar en el que no se supiera nada de ellos
y de las acciones implementadas para tomar control absoluto, tal como si de
una biopolítica se tratara a la manera como menciona Michel Foucault, 2000, al
hablar de ella:
Cabe mencionar que los datos mencionados son aquellos que oficialmente han
sido reconocidos por las denuncias emitidas; pero también se sabe que hay una
cantidad de desapariciones que no tienen denuncia ante la fiscalía. En este sentido,
importante es dar el reconocimiento y agradecimiento profundo a Guadalupe
Aguilar, presidenta de FUNDEJ, quien mostró gran humanismo, atención y cobijo
a los familiares que buscaban atención respecto a su problema. El agradecimiento
encarecido a ella, porque sin su apoyo mucho de este trabajo no hubiera sido
posible; fue el medio entre los entrevistadores y los sujetos entrevistados que
tenían un familiar incorporado al fenómeno de la DFP, a los cuales va también
para ellos el mismo agradecimiento y acompañamiento en su pena.
La persona en mención, al igual que los entrevistados, aportaron elementos
importantes para dilucidar funciones que sirven como motor en el papel central
del quehacer de las organizaciones en lo civil y, por otro lado, en función del
Estado. Pero esto no deja de lado algunas percepciones desde personas externas a
estos grupos u organizaciones respecto a la desvinculación o casi nula interacción
entre las A. C.
Es visible un estanco en el desempeño al involucrarse de manera profunda a
cuestiones burocráticas, en algunos casos internamente tal vez por la constitución
jerárquica de la organización y en otros para lograr el reconocimiento y distinción
—vuelve a repetirse el decir bourdiano— por el aparato gubernamental; pero
también está el hecho de la generación de capital social y simbólico.
Reiterándose de esta manera, la finalidad principal por la que se constituye la
organización es por la desatención a los familiares de las personas desaparecidas.
Y algunas de sus acciones pueden rayar en lo superfluo o con finalidades políticas.
Pero para existir y ser, deben atender o responder a los procesos burocráticos que
el mismo gobierno dicta también para la línea de la DFP. Esa burocratización
es conveniente al Estado porque sirve como justificante para combatir al crimen
organizado, que redunda en la ineficacia de la prevención y resolución de los
En ambos casos y más en el gobierno, recurren a la simulación del accionar;
es decir, en una apariencia del hacer aunque poco o nada se haga, en este caso
se hace referencia al fenómeno de la DFP. Las A. C. son arrastradas en este
juego burocrático, al intentar cumplir con los lineamientos exigidos por el Estado
para su reconocimiento o bien para su sumisión; es decir, implantar lineamientos
que no vayan en contra de sus intereses o que expongan de manera más clara
las incompetencias ya observadas, en vez de alentar su participación, como
participación ciudadana en el cumplimiento de una gobernanza y una democracia.
Así pues, cada vez que se aluda a dicho fenómeno de la desaparición forzada,
debería aparecer en un primer plano la víctima; es decir, aquella persona que
para muchos ya no tiene rostro ni características particulares, sino que queda
significada y simbolizada en un juego de palabras, en el término “desaparición
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Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
Las desapariciones de personas
La enfermedad como fenómeno de población: ya no como la muerte que se abate
brutalmente sobre la vida —la epidemia— sino como la muerte permanente,
que se desliza en la vida, la carcome constantemente, la disminuye y la debilita
(Foucault, 2000, p. 221).
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forzada”, pero su humanidad se diluye entre la fonología, los posibles intereses
políticos de los actores gubernamentales, las ONG y los medios informativos
(periódicos, radio, televisión, etc.), entonces se evoca al que ya no está en el
lugar, tiempo y espacio que le correspondería estar, pero que puede contribuir
a la cocreción de finalidades; al que ya no existe la posibilidad de conocerle ni
reconocerle por su rostro. Nuevamente recordando, no se trata de buscar si es
culpable o no; se trata en todo caso de visualizar a un ser humano con rostro
indistinto y características cualesquiera, que no es distinto a cualquier persona y
eso debe causar el asombro; con ello lo inaceptable.
Lo peligroso de quedarse sólo con el concepto es que en primer lugar, puede
perderse la sensibilidad y el asombro; puede ser percibido como un número
más de los ya existentes y como caso recurrente, se minimiza la importancia; es
decir, el fenómeno comienza a naturalizarse y es extensivo ya que no sólo ocurre
en la entidad federativa en cuestión (Jalisco para el caso); a ello agréguense
los discursos emanados con frecuencia por lo medios de información y del
Estado-gobierno, para los cuales, ante muchos de los crímenes cometidos están
adjudicados al crimen organizado, también la DFP entra en esos rubros; cítese
un ejemplo sucedido el jueves 8 de agosto de 2019, en Uruapan, Michoacán,
publicado en el periódico El País por Pablo Ferreri:
El fiscal de Michoacán, Adrián López, ha informado este jueves de que agentes
de la corporación han llegado primero al cruce del bulevar con el libramiento
oriente, donde han encontrado nueve cuerpos, siete de hombre y dos de mujer,
algunos colgados de un puente. En las fotografías que han publicado reporteros
locales se observa una pancarta con un mensaje. Al final del mensaje aparecen
unas siglas, CJNG, Cártel Jalisco Nueva Generación.
El fiscal López ha permitido tres preguntas. La segunda, escueta, parecía más
bien un llamado de auxilio: “Fiscal, ¿qué pasa en Uruapan?”. La respuesta: “Hay
una pugna entre células que se disputan el territorio para controlar las actividades
relacionadas con la producción, distribución y consumo de las drogas. Esa
confrontación deriva en acontecimientos como el de hoy” (Ferri, 2019).
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Las desapariciones de personas
En lo dicho por el fiscal, está una respuesta cómoda que da por sentado que
lo sucedido en realidad fue perpetrado por los enunciados mediante las siglas
CJNG; la cuestión sería ¿es pertinente hacer declaraciones así? ¿No puede darse
la duda de que algún otro grupo o personas cualesquiera haya cometido el acto y
poner la pancarta con las siglas? Es evidente que el fiscal no adquiere una postura
neutral ante la situación, acepta y da por verdad lo que dice la pancarta y tal vez
sugiere validarlo, lo que, por su cargo gubernamental, no fue lo más prudente;
tomó la postura de Poncio Pilato (práctica recurrente en ellos como salida rápida
y sin mayores complicaciones). Para el caso, llegar a la verdad desde una postura
científica requiere poner en duda hasta lo que ya se sabe; para luego, investigarlo.
En este tenor, el gobierno debe hacer una investigación verdadera, sin prejuicios,
mover hilos para encontrar a la víctima y antes que hacer una tipificación respecto
a ellas, dar el beneficio de la duda, de la imparcialidad para aplicar la encomienda
en la que se diga que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario;
no se deben revictimizar a los susodichos ni a los familiares, ni por el gobierno, ni
por académicos investigadores y mucho menos por la sociedad en general quienes
empiezan a construir un imaginario social basados en estos términos (levantón,
colonia de procedencia, tipificaciones, etc.), que ya pudieran estar cargados de un
alto contenido en significación y simbolización, tal vez de manera no adecuada.
El concepto
Volviendo a la nota periodística, este tipo de comunicados es muy frecuente
encontrarlos en los diarios informativos de las diferentes entidades federativas sin
excluir el estado de Jalisco; se pudieran llenar todas las páginas correspondientes
a este artículo si se propusiera la tarea de recopilar las notas existentes en este
rubro de manera más o menos actual, o bien de hacer un recuento histórico desde
que el fenómeno de la DFP, se ha hecho visible como respuesta o consecuencia de
finalidades específicas tales como la guerra contra el narcotráfico, así denominado,
pero no debe ser una excusa para que el pueblo mexicano se insensibilice ante
tales atrocidades, ni deje de exigir cuentas claras al Estado-gobierno, responsable
de solucionar el problema y restaurar la paz y confianza de los ciudadanos.
Lo cierto es que, al fenómeno de la DFP, habrá que llamarle de alguna
manera para poder identificarlo y distinguirlo de otro, pero, surge enseguida el
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
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cuestionamiento: 1) ¿Acaso ese nombre no será responsable de crear omisiones?
2) ¿Las autoridades correspondientes estarán haciendo lo pertinente eficiente
y eficazmente de acuerdo con lo que el fenómeno requiere y conlleva? 3)
¿Estarán considerando y atendiendo dichas autoridades los diversos elementos
que intervienen en el fenómeno al momento de investigar y brindar respuestas
a quienes soliciten información? 4) ¿Serán las respuestas emanadas desde el
gobierno éticas y verdaderas? La Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH), en informe especial (2019), ha aceptado que existe un problema al
nombrarla; respecto a ella menciona:
Además, esta Comisión Nacional expresó su inconformidad e insatisfacción con
la información remitida en diferentes momentos por los órganos de procuración
de justicia de las distintas entidades federativas del país, los cuales utilizan de
manera indistinta los conceptos: desaparecidas, extraviadas, no localizadas y
ausentes, para referirse a todas aquellas personas de las que se desconoce su
paradero, situación que vuelve complejo conocer cuántos acontecimientos
derivaron de una conducta delictiva imputada y/o cometida por agentes del
Estado y/o particulares y cuáles obedecen a otras circunstancias (CNDH, 2019,
p. 1).
Tratando de hacer un acercamiento a la respuesta de la primera pregunta, es
evidente que la DFP no aparece en el vocabulario de los familiares involucrados
en la situación; el término que ellos comúnmente utilizan es el de Levantón
y desde ahí, algunos no saben cómo referirse a su familiar desaparecido; para
corroborar lo dicho, se hace alusión al discurso pronunciado por un entrevistado
quien tiene a su esposa desaparecida:
[…] En realidad a ella la levantaron [se refiere a su esposa]; a ella la levantaron.
La levantaron y yo me di cuenta que la levantaron por medio de unos muchachos
que se drogan, ¿verdad? Me hablaron por teléfono: “¡Tío!”. “¿Qué pasó hijo?”.
Un sobrino que tengo; “Me platicaron unos muchachos que a mi tía la levantaron,
¿verdad?”. “A ver, espérate, vamos”. Y ya, ya cuando llegué yo ahí: “¿Dónde
están los muchachillos?”. “Ahí están, no pues ya se fueron para allá”. “Ah,
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Las desapariciones de personas
órale”. Entonces me fui yo, me fui yo a buscarla y ya cuando llegué había unos
vecinos que viven a un lado, y ya llegué yo a tocar, entonces desde lejos me dijo
la mujer (a manera de señas con la mano), y le digo: “Sí, ¿qué pasó?”. Y me dice:
“¿Sabe qué? No pues fíjate que a… se la llevaron desde el sábado, ¿verdad? La
levantaron”. “¿Cómo que la agarraron el sábado?”. “Sí”.
“Entonces ¿cómo que la levantaron?”. “Sí”, Me dice: “Aquí si en uno, dos o
tres días no la sueltan, ya… no pues ya… ya, pos la matan”, me dijeron ¿verdad?
Pero yo, yo la conocí a ella; era una mujer muy buena, se preocupaba por los
demás, ayudaba a los demás a veces hasta se quedaba sin comer ella también, era
una buena… es una buena mujer, creo yo, no sé de qué manera expresarlo [hace
un silencio] y… es una condición como le digo, pues nos va desgastando mucho,
nos va desgastando mucho (Entrevista 3 a familiar de víctima de desaparición
forzada).
El término levantón es una constante cuando se refieren al fenómeno de la
DFP; y provoca en los familiares una incertidumbre de no saber cómo dirigirse
a la víctima por no saber su condición, si como persona que está viva y sólo
retenida, como persona que está muerta… muchos no lo saben aun cuando ya
tienen tiempo en calidad de desaparecidos. También se percibe que es muy bien
utilizado por los indistintos agentes para ejercer un poder; violentar a las víctimas,
familiares y a la población en general. Puede interpretarse que, al ser una práctica
recurrente y adjudicada al crimen organizado, es así de útil, porque poco o nada
se ha hecho para que deje de ser aplicada.
Continuando con el discurso del entrevistado, pone en contexto algunas
realidades, haciendo un acercamiento a la segunda pregunta que hace alusión a las
acciones pertinentes en materia de eficiencia y eficacia del órgano gubernamental
y menciona los siguiente:
Resulta pues que hemos estado yendo y viendo, yendo y viniendo a la SEMEFO.
Primero fuimos y levantamos el acta allá; ¿por qué hasta ahorita? Entonces les
dijimos: “Bueno, ya habíamos ido al SEMEFO; no les dijimos el porqué, porque
realmente créame, créame que yo estar hablando con ustedes, para mí es difícil”.
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
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Es difícil porque conozco la situación de cómo se mueve el crimen organizado
en cierta forma, ¿verdad? En cierta forma, yo, en el lugar allá donde vivo, yo
vivo en un fraccionamiento, allá en el fraccionamiento, este, usted va, uno va
y por ejemplo hay un pleito entre los vecinos, le dicen a la policía, y luego…
después la policía les dice a los meros, meros, y los meros, meros, ya no más
van y golpean a la gente; los de la plaza van y golpean a la gente, ¿verdad? Y no
podemos confiar ni siquiera en la Fuerza única, porque a veces vemos cómo los
de la Fuerza única van por su mochadita [haciendo referencia al soborno].
Entonces, pues desgraciadamente lo que dice uno: “Pues, Señor, pues nos
ponemos en tus manos, ¿verdad? Nos ponemos en tus manos, pues tú eres el
único que puede ayudarnos”; y, y, pues así, las cosas están bien tremendas en,
en Guadalajara, yo pienso que en donde quiera; donde quiera (Entrevista 3 a
familiar de víctima de desaparición forzada).
Es evidente que el fenómeno de la DFP presenta una ambigüedad. Por un lado,
está el tecnicismo implementado por las instituciones, a las que se le adjudican
ciertas características que van desde los actores perpetradores, lineamientos
legales y toda la parafernalia gubernamental burocrática. Por el otro, está lo que
puede considerarse como seudónimo utilizado por los familiares de las víctimas
desaparecidas y por el crimen organizado al momento de extraer (desaparecer) a
una persona; lo denominado por ellos como “levantón”.
En este sentido, se considera que valdría la pena reflexionar respecto a las
ambigüedades que para fines prácticos u operacionales el fenómeno de la DFP
visibiliza, tales como ¿qué les puede significar o representar a las instituciones
u organizaciones para términos operacionales el concepto y fenómeno de DFP?
Por la poca o nula disminución de esta actividad ilícita, a los actores en mención
pareciera que lo más representativo en significación es sobre el posicionamiento
político que puedan alcanzar en algunos casos, según manejen el fenómeno; para
otras ocasiones o acciones es una manera de tipificar o caracterizar los casos o
víctimas, formas de construir lineamientos para el abordaje y de restar posibles
presiones mediante la discriminación de casos.
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Las desapariciones de personas
Por otro lado, y en contraparte, ¿qué les puede significar o representar a los
familiares de víctimas de desaparición en términos operacionales el concepto y
fenómeno de DFP? En ninguna de las entrevistas realizadas a dichos familiares
se alude al término DFP, excepto por aquellos que han mostrado tener un
acercamiento a cuestiones académicas y, por ende, un nivel escolar del medio
superior en adelante; la mayoría de los entrevistados profieren la palabra
“levantón o levantar”, por lo que posiblemente el concepto DFP no les significa
gran cosa o nada. Es posible que dicho término de estar en su conocimiento y
compresión genere en ellos confusión, que represente una monserga de hacer
trámites, angustia, inestabilidad económica, entre otros.
Una práctica interesante sería invertir las preguntas descritas, de acuerdo
con los actores; es decir ¿qué les puede significar o representar a los familiares
de víctimas de desaparición en términos operacionales el concepto y fenómeno
de levantón? Pudiera percibirse la palabra levantón, meramente un vocablo
pronunciado por la masa del pueblo y los grupos del crimen organizado, entre
otros; sin embargo, en la expresión de esa palabra en boca de los familiares
de víctimas de desaparecidos, es visible la fuerte significación reflejada en el
inminente desasosiego emocional como la angustia, miedo, horror, dolor, soledad,
sumisión, debido a la incapacidad de dar una resolución concreta a la realidad
que están viviendo en lo personal, en lo familiar y con respecto a su familiar o
conocido desaparecido.
Si se tratara de saber qué les puede significar el término de levantón a las
instituciones u organizaciones, es muy difícil saberlo ya que no está incluido en
el vocabulario implementado en los discursos cuando los emiten ya que rara vez
se escucha que se haga alusión al fenómeno, ni en los lineamientos legales que
hasta el momento se han emitido en ese sentido; dejando claro que cada vez que
aborden el tema, lo harán en los términos técnico-académicos en los que se han
estado manejando pensando que tal vez sea lo más apropiado en el rescate de la
dignidad y los derechos humanos.
Respecto a lo mencionado, se pone a cuestionamiento el posible flujo de
agentes y de información entre el Estado-gobierno y el crimen organizado según
quienes, en palabras del entrevistado, los segundos son los encargados de poner
orden en lo social y quienes velan hasta cierto punto por la seguridad de los
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
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habitantes; incluso en el rubro de la DFP, se percibe igualmente la participación de
algunos integrantes de grupos del crimen organizado no sólo como perpetradores
de actos ilícitos, sino también en brindar información de reconocimiento de
personas desaparecidas a agentes policiales encargados de investigaciones al
respecto; un ejemplo de ello es lo mencionado por el policía entrevistado para lo
cual manifiesta lo siguiente:
Entrevistado: Yo tuve conocimiento hasta cierto modo, de que muchas de la
veces policías investigadores a cargo de las áreas de desaparecidos se veían hasta
cierta forma forzados a tener contacto con gente de los grupos de delincuencia
que se dedicaban a la desaparición, a los levantones, a matar gente, sicarios;
entrevistándolos y mostrándoles carpetas de investigación o fotografías de
personas, a los que ellos estaban buscando como investigadores para saber si
tenían datos de esas personas que ellos estaban buscando, puesto que sabían que
estas personas se dedicaban a esa actividad; entonces como un medio el cual
agotar, acudían a esas personas para saber si ellos las habían visto entre comillas,
o si sabían algo de esas personas en alguno de los lugares donde ellos anduvieran
o si su demás gente las habían captado (Entrevista a policía).
Puede pensarse en los mejores términos cuando se mencionan que los agentes
investigadores de la DFP acuden a fuentes pertenecientes al crimen organizado
para tratar de encontrar a las personas desaparecidas, tal vez como uno de los
últimos recursos utilizados con las mejores intenciones y en la responsabilidad
del buen desempeño de su trabajo, lo cual pudiera considerarse como bueno; lo
que puede ser incomprensible es cómo se hacen este tipo de relaciones entre dos
actores que supuestamente rivalizan entre su desempeño y finalidad; es decir, se
tiene el conocimiento fehaciente de la función que desempeñan los personajes
miembros del crimen organizado y continúan en libertad haciendo lo que hacen
como si de un trabajo digno y deseable se tratara, ¿o es que están a la espera de,
como dice el dicho vulgar, “agarrarlos con las manos en la masa” para aplicar la
ley en el sentido estricto? De ser así, puede resultar inaceptable e incomprensible
para muchos ciudadanos.
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Las desapariciones de personas
Esto va en el sentido de que toda persona a sabiendas por los agentes
investigadores que es capaz de proporcionar datos de un desaparecido a manera
de confirmar si fue uno de sus captados o no, conocer a los posibles captores,
o tan siquiera saber si está entre los sustraídos, es porque está confirmando
personalmente, que es parte y para el caso ejecutor de la delincuencia organizada;
los posibles arreglos existentes entre agentes investigadores e informantes, tal
vez redunden en decir: “dame información de este caso; no te voy a detener”.
Puede pensarse que el tener un informante de esta categoría, es porque existe
una recurrencia ya familiarizada entre ambos, así como lazos cordiales cercanos
a la confianza en las cuales no habrá perjuicio alguno para los interactuantes en
busca del beneficio esperado.
De ahí que resalta en lo visible la ambigüedad de las razones por las cuales los
miembros del Estado-gobierno son parte de éste; dos son las líneas más tangibles
en su actuación al ejercicio de dar resolución a los casos de la desaparición de
personas: la primera, el hecho de tener un empleo con el que propinarse su modo
de vida en cuestiones de recursos pecuniarios, por lo que evitan involucrarse en
acciones de mayor riesgo, interviniendo en la forma más simple para conservar
el trabajo.
Una segunda línea es la absorción de la corrupción para los agentes de
investigación y cuerpos policiales enfocados a brindar seguridad a la sociedad;
dejando de lado la ética y vocación (en caso de que exista) de poner al servicio de
los ciudadanos las capacidades y habilidades desarrolladas en su formación como
son el manejo de armas, la aplicación de estrategias para hacer frente a casos de
alto riesgo, limitándose a participaciones que les dé distinción con el propósito de
aplicar el escalafón en su carrera laboral, lo que repercute en propiciar o reforzar
la vulnerabilidad existente de manera cotidiana en las personas o lo que es peor
aún, que dichas habilidades y capacidades, se pongan a la venta del mejor postor
del crimen organizado tal como ya se ha mencionado.
He de terminar este documento exponiendo la experiencia percibida
personalmente. Al viajar al municipio de San Sebastián del Oeste, Jalisco,
se evidenció que quienes tienen el control de todo, territorio y sociedad son
la delincuencia organizada; existe una convivencia cordial entre policía local
(municipal) y los narcotraficantes, quienes finalmente son los ejecutores del orden
Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
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e incluso de celebrar algunas festividades como la del Día del Niño, por ejemplo,
repartiendo juguetes a sus futuros soldados; nunca se miró ni Ejército, Guardia
Nacional, Fuerza única o Policía Estatal en los varios días de estancia en el lugar
ni en los caminos recorridos, lo que es preocupante; unas regiones más que otras,
están abandonadas en materia de seguridad.
Conclusiones
Se concluye que abordar el fenómeno de la DFP es complejo tanto para
su definición como para su enunciación respecto a los conceptos o términos
empleados que les sean significativos y por lo tanto comprensivos a los sujetos
que viven el proceso o son partícipes de dicho fenómeno, aun de manera indirecta.
El concepto de DFP no debe ser pensado y abordado para su definición sólo
desde los ámbitos legales y académicos, sino que debe involucrar la percepción
de los familiares de las víctimas para que de esta manera sea más global y refleje
la realidad desde los diversos espacios y lugares.
También entra a consideración, la falta del accionar concreto de las A. C., que
en su mayoría responden unas a lineamientos gubernamentales y otras más a la
búsqueda de víctimas, aunque sea en los centros o instancias como SEMEFO,
por ejemplo.
Se concluye que el Estado-gobierno, en materia de seguridad, prevención y de
resolución de los casos de desaparición de personas entre otros, están enteramente
rebasados por dicho fenómeno.
Igualmente, se visualiza y hasta cierta forma se pone en evidencia desde los
discursos de entrevistados, la imbricación entre elementos policiales y sujetos
pertenecientes al crimen organizado, no como un accionar antagónico, sino como
un conjunto que opera bajo un mismo fin.
En tiempos actuales y para un futuro próximo, no se evidencian estrategias
ni lineamientos ya sea de manera protocolaria para prevenir que más personas
sean víctimas del fenómeno; dicho de otra manera, existe mucha incertidumbre
en la confianza, seguridad y en el cómo accionar de los sujetos en general para
brindarse un mejor bienestar en lo cotidiano y en lo emocional.
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Las desapariciones de personas
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Testimonios, críticas y experiencias en la desaparición forzada de personas
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La guerra sucia y la desaparición
forzada, paralelismos e imposibilidades
para resarcir los males cuando se atisba
desde los intersticios de la razón
Luis García Carrillo
César Óscar García Rea
Introducción
Las estructuras institucionales, así como las formas de pensamiento contemporáneo
en occidente se inscriben en el paradigma de racionalidad instrumental, donde,
según el planteamiento de este trabajo y las líneas trazadas tanto en el derecho
como en la ontología del poder, las partes están puestas sobre escenarios que
sitúan a las personas en el estadio de sujeto y lo configuran en la imposibilidad
para resarcir los males en el fenómeno de la desaparición de personas.
Los familiares de personas que han experimentado la desaparición forzada ya
sea en la Guerra Sucia 1964-1982 (GS) o en la desaparición forzada de personas
desde la guerra contra el narcotráfico 2006 hasta la fecha (DFPGCN), argumentan
una falta de justicia, atención y seguimiento de calidad para la búsqueda de su
familiar; es decir, una forma de estado de excepción (EE), la deshumanización de
su ser o la pérdida de sus derechos como persona (Agamben, 2005). Si bien el EE
es un recurso legal establecido en el artículo 29 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, el cual debe ser decretado por el Ejecutivo y turnado
al Senado de la República para su aprobación, la situación de vulnerabilidad en
que viven las personas se asemeja a lo experimentado por ellos en la cotidianidad;
atmósferas hostiles, violencias e impunidad, donde no existe la certeza del acceso
a las garantías individuales del ciudadano estipuladas en la Constitución, las
cuales hagan valer el Estado de derecho.
Lo anterior según las conversaciones sostenidas en entrevistas con familiares
de personas desaparecidas en el período de la GS, así como en la DFPGCN.
De estas últimas se entrevistó a víctimas indirectas o a los familiares adheridos
[157]
principalmente a las dos asociaciones civiles con presencia en Jalisco, mismas
que se ocupan del tema: Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco
(FUNDEJ) y Por Amor a Ellos. El trabajo de campo realizado respecto al
fenómeno de la desaparición forzada de personas (DFP) arrojó luces que ofrecen
aproximaciones a los siguientes planteamientos: burocracia, negligencia y
prepotencia; ecos que resuenan en las mentes de quienes se aproximan al fenómeno
planteado. El trabajo aquí expuesto deriva de la investigación realizada en el
estado de Jalisco en los años 2018 y 2019 por parte del equipo del Laboratorio de
Estudios Sobre Violencia, anexo al departamento de Sociología de la Universidad
de Guadalajara.
La burocracia, un recurso para imposibilitar al otro en el acceso al
Estado de derecho
Si bien la burocracia es una estructura organizativa para el manejo de procesos
centralizados y descentralizados sobre todo en la administración pública,
actualmente y en este escenario se evidencia la coparticipación de la triada
corrupción, negligencia y violencia, presente sobre todo en países del llamado
tercer mundo. El imaginario colectivo ha situado a la burocracia como un
dispositivo negativo que impide a las personas realizar algún trámite de forma
rápida y eficaz o el acceso a la justicia. En este trabajo utilizamos a la burocracia
como un andamiaje para el acceso a otros espacios de discusión necesarios para
dilucidar lo complejo del fenómeno de DFP.
Todo lo anterior tiene relación con la coordenada fundante de este trabajo:
crítica a la razón moderna. Para Weber (1977), existen tres tipos de dominación:
el tradicional, el carismático y el racional. En este trabajo nos centraremos en
el tercero, el cual guarda una relación con las formas de organización modernas
que, para cumplir los objetivos de eficiencia y eficacia, recurren a la burocracia
como mecanismo para eficientar los procesos. Cabe aclarar que el surgimiento
de los Estados modernos se acompañó del capitalismo contemporáneo (poder
productivo y poder económico), en ese sentido, conviene atisbar sobre el papel
del poder económico y la relación con el poder político, es decir, un conjunto
de intencionalidades envuelve las acciones de los Estados nación modernos, en
esos espacios, se observa una pérdida de soberanía por parte del Estado, el poder
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Las desapariciones de personas
económico paulatinamente se está apropiando de lugares políticos, dictando la
ruta según sus intereses.
Lo que parecía ser la panacea para el buen funcionamiento de las instituciones
(burocracia), en las sociedades modernas resulta ser un conjunto de dispositivos
articulados que sirven a la oligarquía (poder o gobierno de pocos). Lo anterior
con base en lo señalado por Weber (1977), que al respecto señala: “su aparato
administrativo reclama con éxito el monopolio de la fuerza legítima para la
realización del ordenamiento vigente” (pp. 43-44). Con todo lo anterior, creemos
que la burocracia en los Estados modernos, sobre todo en los países periféricos
es un elemento que está en muchas ocasiones en contra de los oprimidos, que
en este trabajo son las víctimas directas o indirectas, en el caso de las segundas,
nos referimos a los familiares de personas desaparecidas. En esa tesitura, será
necesario dirigir la mirada sobre el papel de las instituciones para saber cómo se
articulan los distintos dispositivos, mecanismos y aparatos ideológicos para la
reproducción de las relaciones de dominación, que para este trabajo se traduce
en la imposibilidad para hacer justicia de muchas personas que buscan a sus
desaparecidos.
Durante la investigación, personas entrevistadas señalaron las dificultades
que experimentan en el levantamiento de los reportes en la Fiscalía General
del Estado de Jalisco (FGEJ), el seguimiento de la carpeta de investigación o
la ausencia de una verdadera investigación; la incapacidad del Estado para dar
seguimiento a los casos, falta de presupuesto y personal capacitado, poco o nulo
presupuesto para apoyo de casos particulares y seguimiento de calidad, además
de las tecnologías y la sistematización de protocolos enmarcados en la burocracia,
lo que evidencia que actualmente no existen las condiciones para el acceso a la
justicia pronta y expedita. Lo anterior fue confirmado en una entrevista realizada
a un exfuncionario de la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas (FEPD),
adjunta a la Fiscalía General del Estado de Jalisco (FGEJ), al respecto se ofrece
un fragmento de la entrevista:
Una de las primeras cosas que vimos desde la misma Fiscalía general era la, el,
era la, el hermetismo que había en cuanto a la, a compartir información. El área,
por ejemplo, el área de Inteligencia, con el área de Análisis y Contexto, entre
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
159
En relación con el personal de la institución de justicia señalada, podemos
identificar la incapacidad comunicativa por parte del conjunto de servidores
públicos, inmersos en la burocracia, la competitividad y las dinámicas de poder
impiden la atención de calidad. Los familiares externan que son tratados de forma
hostil y con prepotencia, es decir, son revictimizados.32 En este espacio podemos
identificar un síntoma del malestar, la burocracia contribuye incentivando
mecanismos para imposibilitar al sujeto, en los medios institucionales encargados
de aplicar la justicia existen múltiples elementos que se inscriben en la ineficacia,
en este punto se observa que en las direcciones de dichos institutos prevalece
una incapacidad para hacer que la institución, personal y procesos funcionen
de manera eficaz y eficiente (principios de la burocracia moderna) servidores
públicos e instituciones violentos por negligentes.
Respecto a la violencia por negligencia Sanmartín (2007) sitúa a la omisión
como violencia, para bien decir, la negligencia también es violencia, como
ejemplo ofrece un caso en el que, si un anciano o persona discapacitada procura
un medicamento y la persona encargada de los cuidados no se la da, esa omisión
es violencia, esa analogía nos sirve para elucidar la responsabilidad por parte
del Estado para el tema que aquí tratamos. Entonces, se le considera violento
por omisión, siendo así, se deben identificar las distintas formas de violencia,
las contradicciones, las vetas o zonas ciegas en el derecho, allí escapan sujetos
e instituciones de las responsabilidades, cobijados por la razón instrumental
justifican su accionar e imposibilitan a las víctimas indirectas en el acceso a la
justicia, ya sea con la investigación o con el seguimiento, así como la reparación
del daño en alguna de las superficies.
El problema presenta un rostro complejo y multifactorial, en una primera
lectura se pensaría que el personal está simplemente incapacitado, que
probablemente llegó a esos espacios a través de nepotismo, amistades o
clientelismo político, lo anterior sería lo más fácil para corregir con voluntad y
buenas prácticas, al menos en el nivel inmediato de los síntomas, sin embargo,
se observa que en las administraciones de distintos gobiernos en los últimos
cincuenta años, los partidos políticos: Partido Acción Nacional (PAN), Partido
Revolucionario Institucional (PRI), Partido de la Revolución Democrática (PRD)
y actualmente Movimiento Ciudadano (MC), imperan las prácticas ineficaces. En
su momento, los responsables del tema de seguridad siguieron reproduciendo la
forma burocrática, para bien decir, la imposibilidad para ofrecer soluciones de
justicia, siendo así conviene dialogar sobre el papel de la permisividad por parte
del Estado.
En relación con la permisividad, aquí se establece la premisa de que ella es
un dispositivo de poder social, el cual se manifiesta en distintos espacios de la
sociedad con la finalidad de ejercer el control sobre gran parte de los sujetos y
de las organizaciones, al respecto Foucault (2001) señala: “la apuesta consiste
en determinar cuáles son, en sus mecanismos, sus efectos, sus relaciones, esos
diferentes dispositivos de poder que se ejercen, en niveles diferentes de la
sociedad, en ámbitos y con extensiones tan variadas” (p. 26).
El funcionamiento de los engranes de la maquinaria que aquí llamamos
metaburocracia,33 se refiere a los distintos dispositivos, ya sean disciplinarios,
32
33
sus titulares siempre había, eh, rencillas, por decirlo de algún modo, y no se
compartían, aunque se enviaban oficios y así, eh, o solicitudes, no se compartía
la información o tardaban mucho. El área de Estadística era igual, el área de
Política eh, Política Criminal y Estadística, eh, no compartía mmm, o tardaba más
bien en compartir las, los, las cifras que ellos manejaban y muchas veces, incluso
dentro de la misma Institución, los datos, sí, las cifras obtenidas en, digamos,
en el área de Análisis y Contexto con la de Inteligencia y con Estadística no
cuadraban, entonces había que irse al control de las averiguaciones previas, las
carpetas de investigación o las actas de hecho (Entrevista 13, junio 2019).
Cuando aquí utilizamos “revictimizados”, nos referimos a las personas que son victimizadas
Utilizamos la palabra yuxtapuesta metaburocracia donde meta según su etimología griega
en varias ocasiones, esta acción la pueden ejercer personas o grupos, también cualquier
significa más allá de, se une a la palabra burocracia para evidenciar que el problema no es
aparato de Estado (policía, fiscalía etc.). En este caso se agregó el prefijo re, que para este
simplemente de la burocracia, tiene una configuración más compleja y profunda, necesaria
caso denota repetición.
de considerar para evidenciar la ontología del poder.
160
Las desapariciones de personas
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
161
ideológicos, de poder, etc. Resulta urgente identificar los mecanismos de esos
dispositivos, empleados principalmente por el Estado y grupos fácticos, lo cual
muy probablemente facultará a los distintos actores en la difícil empresa de hacer
justicia, es decir, salir de la razón instrumental, llevar el análisis, la discusión y la
participación más allá de las formas de la ley, iluminar los espacios de sombra y
lograr cambios reales, no simplemente la reproducción de discursos enmarcados
en la realidad inmediata.
El estigma, un elemento para deshumanizar al otro
A través de la historia se observan signos que evidencian el conflicto constante
entre grupos, etnias y razas, en la mayoría de los casos, cada uno se ha pensado
como los poseedores de verdad, es decir, ocupar el estadio del nosotros, un lugar
imaginativo, físico acondicionado donde habita el poder. En su momento se
pensaba en el dios, después en la razón, en ese espacio-campo bourdieusiano,
se batallará contra los otros, diferentes hegemonías compiten por naturalizar sus
prácticas o imponer su poderío forjado en la cultura, la ruta por despojar al otro.
En ese tenor, el estigma representa un problema molto complejo, al respecto
Goffman, (2006) señala que en la antigua Grecia existía el empleo del estigma
como parte fundamental de la vida e identidad social. Para él los griegos crearon
el estigma como un elemento en la identificación de personas no gratas en el nivel
público. En el ejercicio político-social y con el fin de hacerlos identificables se les
cortaba o se les hacía una marca o algún rasgo característico en el cuerpo, el cual
servía para diferenciarlos y advertir a los demás sobre lo “anormal” del sujeto o
ponerlos en la jaula espectacular del otro.
En la actualidad resulta pertinente hacer notar el papel del estigma para
señalar a las personas que han experimentado un evento enmarcado en la DFP,
los medios masivos de comunicación, además de las redes de comunicación
social en internet, gran parte de ellos son mecanismos que instauran al estigma
como dispositivo de control, los medios de comunicación masiva, cine, radio,
televisión, además de internet desempeñan un rol en la configuración del estigma
contemporáneo, además de la subjetivación de la violencia de unos hacia otros
y de todos contra unos y otros.
162
Las desapariciones de personas
El proceso para marcar a las personas, ahora es de forma simbólica, a través
de los medios masivos de comunicación, productos de la industria cultural;
series encargadas de que, quien consuma tales productos subjetive la forma de
pensarse bajo el mandato de los poderes. A través de ellos se disciplina a los
sujetos en la dimensión de la violencia, contenidos hostiles pasan por procesos de
naturalización, al ser representados en la dimensión cultural y al ser permitidos
por el gobierno a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT),
las personas que tienen acceso a ellos perciben la realidad desde la dimensión
“natural” de la violencia, en ese sentido, deliberan que no son tan dañinos o
malos, así reproducen el discurso hegemónico, estigmatizan a quien les dicta
el medio en la cotidianidad, de esa manera la violencia va in crescendo, pasa
desapercibida en la dimensión del sentido común o la realidad inmediata.
Para que esto tenga expedita eficacia, se utilizan actores con trayectoria,
aceptados por la sociedad consumidora de productos de la industria cultural.
Un caso oportuno sería el actor Diego Luna que, desde niño está activo en la
media de masas, con rasgos europeos (elemento indispensable-aspiracional en
ese mercado), carismático (tipo de dominación weberiano), controvertido y
con múltiples opiniones respecto a la política y a la violencia en el país, es un
catalizador para activar los mecanismos de control, en su última participación en
la serie Narcos de Netflix, personifica a Miguel Ángel Gallardo Félix el llamado
jefe de jefes en el mundo del narco.
Gran parte de los actores que participan en los productos de la industria
cultural portan elementos de nostalgia, regularmente han participado un largo
tiempo en los procesos de domesticación de su psique que contribuye a subjetivar
las formas de pensamiento de las personas. Reconocen a sus personajes desde la
infancia por medio de telenovelas principalmente, lo anterior facilita el proceso,
aceptación y consumo del producto cultural (serie) y posteriores productos fetiche
(discos, DVD, camisetas, objetos varios), “una nueva epistemología y praxilogía
del fetiche de la subjetividad” (Bauman, 2007, p. 34).
Así se iniciará el viaje de la vida de fantasía o ilusión para pertenecer a la
dimensión de deseable, incuestionado, soberano del consumo en la gama de
objetos deseables. Lo anterior alerta sobre la urgente necesidad de atención
y regulación, se deben de identificar los dispositivos en los que se construye
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
163
el estigma y se “educa”34 en la violencia, asimismo observar la relación con
el narcotráfico principalmente, productos de la industria cultural, la música
(narcocorridos), películas del cine comercial, series de narcos en Netflix
contribuyen en la normalización de la violencia.
En la actualidad el problema se torna multifactorial, se puede establecer que
la DFP también pueden ser por trata, explotación sexual de mujeres, hombres y
niños, venta de órganos en el mercado negro y otras actividades que escapan de la
categoría del narcotráfico, el estigma en muchos casos es creado y difundido por
grupos en un sistema de intolerancia que prevalece en la sociedad actual, mismo
que sirve como dispositivo para la reproducción de las relaciones de poder y que,
como se ha dicho, gran parte es creado e impuesto por quienes generan contenido
y controlan los mass media.
El estigma social representa una carga más para el sujeto, afecta directamente
a los niveles emocionales de los familiares, regularmente son señalados, aislados
por sus vecinos y mal tratados por los servidores públicos, disminuyendo las
posibilidades de apoyo y el acceso a la justicia. Voces de las víctimas indirectas
señalan que las instituciones, personal encargado de dar la atención y seguimiento
los estigmatiza, tanto en la FGEJ como en el Instituto Jalisciense de Ciencias
Forenses (SEMEFO). Familiares de personas desaparecidas evidencian los
casos y el mal trato, señalan que el personal les dice que la persona desaparecida
andaba en malos pasos o eran parte de la estructura del crimen organizado, no hay
atención de calidad y los canales de comunicación para seguimiento y búsqueda
se encuentran prácticamente rotos, tampoco, las atenciones en la SEMEFO
reúnen lo necesario, al respecto uno de los entrevistados que tiene a su esposa
desaparecida señala:
Primero fuimos y levantamos el acta allá. “¿Por qué hasta ahorita?”. Entonces les
dijimos: “Bueno, ya habíamos ido al SEMEFO; no les dijimos el porqué, porque
realmente créame, créame que yo estar hablando con ustedes, para mí es difícil”
(Entrevistador: Claro).
Entrevistado: Es difícil porque conozco la situación de cómo se mueve el
crimen organizado en cierta forma, ¿verdad? En cierta forma; yo el lugar allá
donde vivo, yo vivo en un fraccionamiento, allá en el fraccionamiento, este,
usted va, uno va y por ejemplo hay un pleito entre los vecinos, le dicen a la
policía, y luego… después la policía les dice a los meros, meros, y los meros,
meros, ya nomás van y golpean a la gente; los de la plaza van y golpean a la
gente, ¿verdad? Y no podemos confiar ni siquiera en la Fuerza única, porque a
veces vemos cómo, cómo los de la Fuerza única van por su mochadita (Entrevista
5: noviembre 2018).
En la entrevista se evidencia la falta de atención por parte del personal
institucional, ya sea de la FGEJ o de la SEMEFO, en ese sentido, contribuyen a
la revictimización de las personas que, como se ha expuesto en este trabajo, gran
parte de ellas no necesariamente están involucradas en el crimen organizado.
En la entrevista podemos notar que emergen elementos de corrupción, señala
que callan por miedo a represalias de algunos vecinos relacionados con la
plaza.35 Resulta preocupante la corrupción del personal de seguridad, existen
muchas aseveraciones en la población que señalan a las policías de participar en
contubernio con los grupos del crimen organizado, en este caso, el entrevistado
señala de forma directa a la extinta Fuerza Única de Jalisco.
Un caso particular que refuerza la hipótesis de la corrupción en las
corporaciones policíacas e instituciones de justicia es el caso en el que Nemesio
Oseguera Cervantes alias el Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación,
quien en el año del 2016 regañó a un comandante policial por una insubordinación
de su personal. En el audio se evidencian las relaciones entre la policía y el grupo
antes citado, al comienzo de la grabación se escucha: “Delta 1, soy Mencho,
güey. Relaja a tu gente o te voy a partir tu madre”. Cabe mencionar que el audio
fue autentificado por la Comisión Nacional de Seguridad (SNG) y el elemento
policíaco fue removido de su cargo (El Universal, 2016).
35
Nombre coloquial para nombrar al territorio físico, también al grupo del narcotráfico que
controla la distribución y venta de drogas lícitas en ese espacio, también generan violencia,
34
Las comillas son de los autores de este artículo.
164
secuestro y otros.
Las desapariciones de personas
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
165
Esto nos aproxima a la identificación de los escenarios de vulnerabilidad en
los que viven los habitantes de México y Jalisco. La corrupción prevalece y gran
parte de los encargados de velar por la seguridad de las personas sirven a grupos
del narcotráfico y del crimen organizado, siendo así, la corrupción resulta un
elemento a considerar. La corrupción es una práctica normalizada en gran parte de
los contextos actuales de México, desde sobornar al oficial de tránsito, gasolineras
que no despachan litros completos o repartidores de gas LP que entregan tanques
con menor cantidad a la pagada; todo lo anterior contribuye a incentivar la
corrupción en el país; tales prácticas ponen en riesgo la institucionalidad y los
procesos democráticos. En el año 2017, México fue el peor evaluado de los países
pertenecientes al G20, en ese sentido García (2019) señala:
algunos datos muestran que para el año del 2017 ocupaba el lugar número 135 de
180 países evaluados y publicado por Transparencia Internacional, además de ser
el peor evaluado del grupo del G20 o las veinte economías más ricas emergentes
del mundo, así como por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico OCDE (p. 102).
La Guerra Sucia y el papel del Estado en la desaparición de
personas
En el caso mexicano la Guerra Sucia fue una intervención militar, orquestada
por el Estado para disolver a los movimientos sociales y de oposición, los
mecanismos patibularios se fueron sofisticando paulatinamente, distintos
actores establecen que este período comprende desde principio de los años 60 y
principios de los 80. Se ha documentado una sofisticación y sistematización de
los métodos inquisidores, especialmente durante los mandatos presidenciales de
Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo (Corona, 2004).
La finalidad de la guerra fue una intencionalidad de desechabilidad del
sujeto dirigida hacia políticos opositores, líderes sociales y todo aquel que
representara discrepancias con el establishment, lo cual derivó en detenciones
ilegales, tortura y desapariciones. Para entonces se utilizaba la represión directa,
elementos violentos que bien pueden colocarse en la necropolítica, en esa esfera,
se exterminan vidas según la decisión del nuevo soberano que, en este caso,
166
Las desapariciones de personas
sería el Estado: “La soberanía consiste en ejercer un control sobre la mortalidad
y definir la vida como el despliegue y la manifestación del poder” (Mbmebe,
2011: p. 20).
La inconformidad de las generaciones nacidas en la década de los sesenta
por los eventos bélicos en el mundo, las dictaduras, la opresión, aunado al
desconcierto con las generaciones anteriores, que no supieron dar respuesta según
la voz de los actores de dicha guerra, generaron movimientos sociales inspirados
en el marxismo, abanderaron causas de izquierda, lo que hizo a los grupos en el
poder ajustar las formas de acción aplicables a los insurrectos que demandaban
otras formas de convivencia.
Para entonces, se vivía un contexto histórico convulso y a la vez un rechazo
tajante a la visión guerrista de quienes ostentaban el poder. Los partidos políticos
que supuestamente representaban a las izquierdas no respondían a las necesidades
de una izquierda social, al igual que ahora, la forma dentro de la derecha e
izquierda se había desdibujado.
Las izquierdas o partidos comunistas de aquellos años se habían inclinado
hacia los espacios de la derecha, mantenían un discurso moderado escondido
dentro de posturas farisaicas aparentemente de izquierda, los fenómenos históricos
que precedieron a estos movimientos dieron la posibilidad de imaginar un
mundo distinto, lejano de las guerras, más justo y equitativo; una visión bastante
romantizada pero dentro del marco ontológico que, como se ha planteado, no
consideraba los procesos de subjetivación de la violencia, la normalización de
ésta y la arbitraria configuración del sentido común, formas de percepción o el
imaginario social (Castoriadis, 1975).
Con el asesinato de J. F. Kennedy (1963), quien apostaba por el desarme de
las grandes potencias, además con el surgimiento de figuras como Lumumba
en el Congo y Castro en Cuba, se formaron esperanzas para la construcción de
sociedades distintas dentro del imaginario de las comunidades de universitarios
quienes, con acceso a textos críticos de izquierda, se encontraban en posibilidad
de pensar un mundo distinto, iban adquiriendo la conciencia de clase, lograban
establecer lecturas en clave política y con ello dilucidar el accionar del capitalismo
contemporáneo; asimismo, las consecuencias negativas o el perjuicio de la
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
167
modernidad, siendo así, se desarrollaba un pensamiento revolucionario y la
necesidad de un mundo más fraterno para todos, una mirada hacia los marginados.
La polarización del mundo en el siglo XX, aunado a las corrientes de
pensamiento arriba expuestas sumó un cúmulo de eventos que incentivaron
las movilizaciones estudiantiles, guerrilleras y sociales para modificar el statu
quo de entonces. En México el movimiento estudiantil fue decapitado por el
presidente Gustavo Díaz Ordaz, con el asesinato de estudiantes en la Plaza de
las Tres Culturas (1968), el Mayo Francés (1968) y la Revolución cubana (19531959) eventos importantes en la creación del imaginario revolucionario de los
estudiantes en México y el mundo, esto otorgaba la posibilidad de una revolución
real, la unión obrera estudiantil era posible. Los estudiantes mexicanos vieron
en estas rebeldías la posibilidad de una sociedad más equitativa, mientras que se
comenzaban a notar las limitantes y contradicciones de la democracia, por citar
un ejemplo, se dieron cuenta de sujetos inmiscuidos o los llamados porros del
partido imperante en México (PRI) en los movimientos y luchas sociales.
En este período histórico los cambios políticos y las dictaduras que llenaron de
sangre y terror a América Latina opacaron de alguna manera la guerra selectiva
contra los movimientos insurgentes en México. Los crímenes perpetuados por
el Estado al margen de las leyes para el aniquilamiento de los movimientos
insurgentes considerados enemigos internos, constaron de interrogatorios a base
de torturas, capturas ilegales, ejecuciones y desapariciones por partes de las
fuerzas armadas, agentes de la policía secreta o grupos paramilitares, es decir,
existía una guerra al margen de la constitución y las leyes, la Guerra Sucia llevada
a cabo produjo cientos de muertos y desaparecidos.
Las víctimas de la Guerra Sucia fueron sustraídas de todo proceso legal y todos
sus derechos conculcados, de tal forma que no hay posibilidad para las mismas y
sus familiares de recurrir a la acción de la justicia (López y Rivas, 2012, p.116).
El caso de Rosendo Radilla es uno de los casos más connotados de desaparición
forzada en la década de la Guerra Sucia, adquirió notoriedad por el seguimiento
legal y la demanda contra el Estado mexicano por familiares y organismos de
derechos humanos, que llevaron el caso a instancias internacionales.
Rosendo Radilla Pacheco, destacado dirigente comunitario que luchó por
mejorar la salud y la educación en su estado natal Guerrero, compositor y cantante
de corridos que simpatizaba con los movimientos guerrilleros de Lucio Cabañas y
Genaro Vázquez que se desarrollaron en las décadas de los años sesenta y setenta
del siglo XX, fue detenido y desaparecido el 25 de agosto de 1974 en un retén
militar de la carretera Acapulco-Zihuatanejo, municipio de Atoyac de Álvarez,
cuando contaba con 60 años de edad (López y Rivas, p. 118).
En la actualidad, queda un vacío de justicia en la Guerra Sucia, a través de
distintas plataformas, movimientos sociales y cualquier espacio donde se pudiera
hacer valer la ley, los actores intentaron realizar cambios, procurar justicia sin
conseguirlo. La CNDH realizó un primer acercamiento en la investigación de
estos casos, entregó un informe con un registro de desaparecidos el cual no
coincidía con el comité EUREKA (organización de familiares de desaparecidos
principalmente de madres) el cual tenía una base de 480 desaparecidos. La
Asociación de Familiares Detenidos, Desaparecidos y Víctimas de los Derechos
Humanos en México (AFADEM) contaba con un registro de 1 200 personas.
En el año del 2002 en el gobierno de Vicente Fox Quezada se crea la Fiscalía
Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), la cual
publicó un listado de desaparecidos, pero sin elementos eficaces, los familiares
siguen con la incertidumbre y la inatención por parte del Estado. Aquí habrá que
cuestionarse los motivos ocultos para llevar a cabo tal iniciativa, si tenía una
buena intención o fue un simple recurso para la inscripción a alguna certificación
ante instancias internacionales, lo cual vistiera al Estado con los ropajes de la
democracia, de la apertura y de la inclusión.
La FEMOSPP generó un documento incompleto o mutilado, los redactores
del informe final se quejaron de que el gobierno foxista, según ellos, incumplió
sus compromisos para aclarar los hechos de la Guerra Sucia; desalentados, los
investigadores y exguerrilleros argumentaron que el gobierno federal no difundirá
el documento, al menos tal como ellos lo entregaron, donde se señala claramente
la responsabilidades del Ejército mexicano en desapariciones y asesinatos de
civiles (Proceso, 2006).
Alberto López y Florencia Ruiz investigadores contratados por la FEMOSPP
señalaron que el “Informe histórico a la sociedad mexicana” no corresponde al
original y oculta las recomendaciones, hechos históricos, información y datos
fundamentales que desvirtúan la verdad vivida durante los años de la llamada
168
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
Las desapariciones de personas
169
Guerra Sucia, asimismo se inventaron reuniones con los organismos de derechos
humanos las cuales nunca existieron. En junio de 2005 familiares de las víctimas
denunciaron que hacía más de un año que el fiscal Ignacio Carrillo Prieto no los
recibía.
Un caso significativo de las inconsistencias y encubrimiento de la FEMOSPP
es el de el general Arturo Acosta Chaparro, señalado por organizaciones sociales
y testigos que fueron torturados como uno de los militares responsable de
desaparición extrajudicial, así como de tortura. En el año 2002 se inició un
proceso penal en su contra por parte de la FEMOSPP, 143 guerrilleros habrían sido
ejecutados y arrojados al mar, proceso del cual salió libre por desvanecimiento
de pruebas (González, 2006).
En el caso de la Guerra Sucia los actores en la desaparición y tortura de
personas involucradas en movimientos sociales eran fácilmente reconocibles, los
antecedentes históricos inmediatos como lo son los esfuerzos violentos que se
dieron en primera instancia el 2 de octubre de 1968, posteriores demostraciones
por parte del PRI por acallar las insurgencias, entró dentro de las narrativas de
culpabilidad de familiares los cuales atribuían la responsabilidad directamente
al Estado.
En el contexto de la guerra contra el narcotráfico iniciada por el presidente
Felipe Calderón Hinojosa, los actores responsables de las desapariciones forzadas
se diluye en las tramas de culpabilidad ya no sólo es el Estado o el actuar de
grupos paramilitares al servicio del Ejército, el contubernio con grupos delictivos,
una nueva lógica de violencia se hace presente en este contexto, los asesinatos y
la ultraviolencia se ligan a un fenómeno de mercado capitalista, un capitalismo
subterráneo que genera grandes ganancias.
La guerra contra el narcotráfico fragmentó las organizaciones criminales,
creando pugnas entre cárteles para el control de territorio, los cuerpos decapitados,
las mutilaciones se convirtieron en mensajes que delimitan el control de territorio
de los grupos de crimen organizado. Las formas de violencia en la guerra
contra el narco van más allá de la ejercida en la Guerra Sucia, utilizan recursos
espectaculares, más llamativa y mediática.
El discurso de terror empleado por el narcotráfico se ejecuta en los cuerpos con
un mayor grado de crueldad, para explicar el fenómeno de ultraviolencia generada
170
Las desapariciones de personas
por un capitalismo subterráneo ligado al narcotráfico, Valencia & Sepúlveda
(2010) proponen el concepto de capitalismo gore, este término lo retoma del
género cinematográfico que tiene como fin crear en el espectador repulsión a
través de escenas de matanzas sangrientas.
Proponemos el término capitalismo gore, para hacer referencia a la
reinterpretación dada a la economía hegemónica global en los espacios
(geográficamente) fronterizos. Los autores observan similitudes entre el
concepto gore y las formas actuales de ejercer la violencia, al respecto señalan:
“Con capitalismo gore nos referimos al derramamiento de sangre explícito e
injustificado, precio a pagar por el tercer mundo que se aferra a seguir las lógicas
del capitalismo, cada vez más exigentes, el altísimo porcentaje de vísceras y
desmembramientos, frecuentemente relacionados con el crimen organizado,
además del uso predatorio de los cuerpos, todo esto por medio de la violencia
más explícita como herramienta de empoderamiento” (Valencia y Sepúlveda,
2010, p. 15).
Estos nuevos fenómenos no implican que las estrategias de represión por
parte del Estado hayan desparecido, sigue habiendo desaparecidos por razones
políticas, la Guerra Sucia sigue vigente bajo un nuevo discurso que da la
posibilidad de esconder la represión en las acusaciones de delincuencia organizada
o levantones36 realizados por el narcotráfico, las nuevas formas de representar
y ejercer la violencia muestran rupturas según la forma empleada en la Guerra
Sucia, al respecto:
La lucha contra la delincuencia organizada es entendida por los actuales grupos
disidentes como una “coartada” para mantener el control de la oposición y el
monopolio de la fuerza, y este solapamiento de prácticas y discursos promueve
rupturas en las formas de explicar la desaparición (Robledo, 2015, p. 96).
36
Coloquialmente se le llama al acto de sustraer o secuestrar a una persona de algún espacio
público o privado, es el modo actual en el que el narcotráfico ritualiza el proceso de violencia,
tortura y desaparición.
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
171
Guerra contra el narcotráfico
Apoyados en la hipótesis de que la violencia contemporánea en México tiene
origen en la lucha contra el narcotráfico iniciada en el 2006 y detonada en el
2008 por el expresidente de la República Mexicana Felipe Calderón Hinojosa,
quien gobernó la nación en el período (2006-2012), asociado con el desarrollo
tecnológico, el armamentístico y las comunicaciones, además del empleo de
éstas por los grupos del narcotráfico y crimen organizado, también a procesos de
corrupción en un continuo aumento debido a que hasta el 2018 no se consideraba
delito grave.
Cabe recalcar que en diciembre del 2019 se presentó una iniciativa de reforma
impulsada por el actual presidente de México Andrés Manuel López Obrador para
que la corrupción, delitos electorales y robo de combustible sean delitos graves, la
cual quedó aprobada. Sin embargo, queda mucho por encuadrar en tales reformas,
sobre todo la formación de los sujetos en la praxis, históricamente se ha pensado
en la práctica como natural, “no es tan malo”, en la vida cotidiana del país, tema
que en párrafos anteriores se planteó.
En la actualidad y debido al incremento de la violencia y el homicidio doloso
en México que al presente es de 16.9 asesinatos por cada 100 000 (Ródriguez,
2017) afirma: “Vivimos en una crisis de seguridad, así lo percebe la sociedad y
así lo demuestran las cifras. Somos el único país donde las cifras de incidencia
delictiva se dan a conocer mes” comparando la cifra con la administración
calderonista supera los índices del año 2011, incide directamente en la percepción
de las personas en los escenarios violentos de México.
En ese sentido, se muestran imágenes que en los contextos del país mexicano
se inscriben en las formas del horror social, debido a elementos de sofisticación
y tecnologización de la violencia, lo cual se evidencia con una acentuación y
una diversificación en las formas de ejercer la misma, formas de sadismo en la
aplicación; dentro del campo del narcotráfico se localizan nuevas representaciones
sociales de la violencia y una reiterada destrucción de la unicidad de la persona
(Cavarero, 2009).
Las nuevas formas de violentar a los sujetos antagónicos presentan una
dimensión de ritual en el empleo de la violencia, no basta simplemente con
arrebatar la vida, sino fragmentar, destruir su constitución. Esta violencia va
172
Las desapariciones de personas
más allá de lo empleado en la esfera del narcotráfico hasta entonces, lo cual desde
las percepciones de quienes ejercían la violencia directa la nombraban “ética”,
además era utilizada en el discurso de gran parte de la sociedad inmersa en los
escenarios violentos del narcotráfico y crimen organizado tradicional.
Cuando aquí nos referimos a la ritualización de la violencia a través del
levantón-secuestro, es porque en algunas de esas prácticas se recurre a elementos
del mito y de la religiosidad, la participación de los santos como Malverde, san
Judas Tadeo o la santa muerte,37 la clandestinidad y la venganza entendida desde
una lógica punitiva; un proceso para hacer valer la construcción social de la
justicia según los códigos del crimen organizado. Los cuerpos se volverán un
objeto no simplemente prescindible, por las faltas en la normativa del imaginario
de los sujetos en el narcotráfico y crimen organizado, esos cuerpos requieren un
trato particular, no basta con matarlos in situ, ahora se piensa en destruir la unidad,
no sólo física, también simbólica (Cavarero, 2009).
Todo lo sólido se desvanece en el aire y todo lo sagrado se profana,
en sigilo Marx observa fuera de los intersticios de la razón
En las formas contemporáneas de ejercer las violencias, conviene recordar la frase
de Marx sobre lo fragil de lo sólido y lo endeble de lo sagrado, lo anterior, derivado
de la tesis XI sobre Feuerbach (Engels, S. D.), tema que trató (Berman, 1982)
Berman para explicar la modernidad. En este caso, la supuesta ética construida
por los grupos del crimen organizado, localizamos que, en la DFP esa ética se
desvaneció, es decir, se emplean diversos elementos, de horror o de terrorismo,
si alguna persona es objeto de muerte en el lugar, los sicarios no dudarán en
hacerlo aunque en el evento perezcan personas ajenas que se encuentren cerca
37
El primero, un supuesto santo utilizado sobre todo en el estado de Sinaloa, se cree que
protege a las personas que pertenecen a grupos del crimen organizado, no aceptado por el
catolicismo. El segundo es un santo aceptado por la Iglesia católica, lo veneran en su mayoría
comunidades con varios procesos de vulnerabilidad, recurren a él comúnmente para pedir
apoyo al delinquir. La tercera es una derivación de las vírgenes del catolicismo, igual que los
anteriores, gran parte de las personas que la procuran se dedican a actividades ilícitas, en ella
buscan protección ante el peligro o la muerte.
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
173
del sujeto objetivo. Como se ha señalado, lo que esos grupos llamaban la ética
se ha desvanecido, también lo sagrado se profana según el grupo que se apropia
del poder.
En ese tenor y para dar cuenta de la reconfiguración de los códigos violentos
Cavarero (2009) realiza un recorrido histórico y un análisis de las diferencias
etimológicas entre terror y horror, propone analizar el miedo, que según su raíz
latina tremo y treo en griego, significa temblar, esto resulta en un mecanismo de
defensa ante el peligro que sienten o consideran las personas, premiando la huida
del lugar de riesgo-espacio geográfico, guarda relación con el miedo físico, tales
acciones ofrecen las posibilidades de salvación o deslinde del evento.
Para acercarnos a la localización de las formas de la violencia contemporánea,
la autora propone diferenciar entre terror y horror, para ella actualmente existen
manifestaciones que se acercan más al horror, para sustento ofrece un análisis
mitológico y etimológico: la palabra horror tiene origen latino en horreo,
significaría poner los pelos de punta, evento que se consigue al estar frente a
imagenes repulsivas, tales síntomas provocan en el sujeto paralizarse, quedar
estupefacto ante el evento horrorífico.
Para explicar esta noción, la autora recurre al mito de Medusa, según la
representación en el mito griego era una cabeza de un cuerpo desmembrado y
en proceso de descomposición, tejidos, tendones, sangre, grasa y pus, eran el
escenario para que las larvas, gusanos y otros microorganismos llevaran a cabo
la función del horror en la psique del espectador en turno, en el mito quien se
encontraba con medusa quedaba petrificado y enseguida moría.
Las imágenes antes ofrecidas muestran similitud con una variante en la
presentación de los cuerpos en la guerra contra el narcotráfico, si bien, en algunos
casos, se desaparecen personas ya sea con la disolución de los cuerpos en ácido o
al esconder los cuerpos en fosas clandestinas, también existe el recurso del horror,
cuerpos colgados sobre puentes, recurso gore del espectáculo de la violencia en
el capitalismo contemporáneo (Valencia y Sepúlveda, 2010). Un caso reciente
ocurrió en la ciudad de Uruapan del estado de Michoacán, el 8 de agosto del
2019 aparecieron al menos 13 cuerpos víctimas de la violencia en la ciudad
michoacana, algunos en puentes y otros en bolsas negras (El Universal, 2019).
174
Las desapariciones de personas
Parte de las personas son mutiladas, cabezas y miembros del cuerpo humano son
empleados para sembrar el horror en los escenarios del México actual.
En ese conflicto y según las interpretaciones del gobierno michoacano y los
medios de comunicación masiva, que aquí consideramos aprioristas, la lucha
se debió a una competencia por el terrirorio por parte del Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG) y los Antrax, supuestamente son mensajes para demostrar al
adversario que ese territorio es de quien ejerce la violencia. Tal hipótesis resulta
dotada de congruencia, sin embargo, en el tiempo corto se puede observar que
las líneas que tejen el argumento central se deshilan, en el menor tiempo los
miembros caídos serán reemplazados por otras personas para ocupar los puestos
en la estructura, con todo lo anterior, emerge la duda: ¿a quién realmente impactan
tales prácticas?, para bien decir, ¿qué aspectos de funcionalidad podemos localizar
en lo hondo de tales acciones?
La permisividad, un recurso para accionar los procesos de la
maquinaria que ordena y desordena el estante de la ilusión
En este trabajo creemos necesario realizar una lectura de los hechos violentos
contemporáneos en clave política, lo cual implicaría analizar algunas líneas
amorfas, por ejemplo, la violencia o permisividad por parte del Estado, ya sea
por voluntad o por negligencia, resulta pertinente señalar que actualmente él se
encuentra imposibilitado para garantizar el Estado de derecho a los ciudadanos.
Lo anterior nos traslada a escenarios críticos en donde se requiere elucidar si
existe o no alguna arbitraridad por parte del Estado, o si tal permisividad hacia
el delito resulta un recurso para su funcionamineto, es decir, que el desorden le
resulta beneficioso y contribuye a la reproducción de las prácticas de control y
dominación.
En ese sentido, el orden tiene una intervención por parte de grupos fácticos,
emplea códigos en su lógica interna que benefician a los poseedores del poder,
debe de tenerse muy en cuenta que el discurso tiene un orden lógico y ese orden
pertenece a quienes ejercen el poder, en este caso grupos de poder, es decir en
este período histórico al Estado y a los grupos de la delincuencia, para Foucault
(1992), toda producción del discurso está configurada, seleccionada y distribuida
por cierto número de procedimientos, los cuales funcionan conjugando los
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
175
poderes y los peligros, es decir, “no se tiene el derecho de decirlo todo y hablar
de todo” (p. 11).
Cuando aquí nos interesamos en dilucidar el papel del orden-desorden,
intentamos trazar una ruta crítica para observar las imposibilidades que existen
para identificar los mecanismos ocultos en el fenómeno de la DFP, el orden
resulta un elemento complejo para ser decodificado, se considera que él se
encuentra en lo más profundo de la subjetividad de los sujetos, a través del acceso
a productos de la industria cultural, ya sean los medios de comunicación masiva,
radio, cine, televisión e internet, también a través de aparatos ideológicos, la
escuela, la familia y las instituciones contribuyen a la domesticación del sujeto
contemporáneo (Althusser, 1998). Asimismo, se naturalizan procesos violentos,
tales recursos son dispositivos de control.
En ese sentido, conviene aquí analizar la violencia objetiva que plantea Žižek
(2009), para el autor, ese tipo de violencia es la más difícil de identificar, no se
presenta en forma física o tangible, para muchos, se considera parte inherente
de las condiciones del sistema capitalista global, escenarios configurados en la
competitividad. En esa dimensión existe una producción de sujetos desechables,
personas sin techo, desempleados y en la precariedad multifactorial. Se puede
aseverar la falta de responsabilidad por parte del Estado para hacer valer las
garantías individuales: empleo digno, acceso a la vivienda y a la salud, elementos
que seguramente favorecerían el desarrollo de la persona e impedirían su
acercamiento y participación en las estructuras del crimen organizado.
Lo que se ha planteado hasta ahora es que el problema es más complejo de lo
que parece, es multifactorial e implica a todas las estructuras institucionales o no,
por ello es importante señalar la importancia de dirigir atisbos a la configuración
social de la realidad inmediata, el papel del orden y su relación con el desorden
permitido por el Estado, una relación de copertenencia, al respecto Coronado
(2018) advierte los riesgos ocultos en la oscura relación entre el orden y el
desorden.
La permisividad a la violencia por parte del Estado genera escenarios hostiles,
en esa plataforma ocurren actos vandálicos y faltas administrativas, en sí la
reproducción de la violencia; acciones que incentivan a los espacios físicos y
mentales de vulnerabilidad ante el crimen y la delincuencia, en este sentido,
176
Las desapariciones de personas
siendo el Estado responsable de tal empresa, resulta cuestionable su proceder,
aquí se plantea que gran parte de la responsabilidad y culpa es del conjunto de
instituciones que conforman al Estado.
En la actualidad, existen múltiples dispositivos que se conjugan con el poder
dentro del marco de las políticas públicas en seguridad, lo anterior se enmarca
dentro de la ontología del poder, el orden se estructura en función de grupos
fácticos, para el funcionamiento lógico del orden se requiere la contraparte o el
desorden. El Estado participa en la permisividad del desorden como mecanismo
de control, para que las personas recurran a la dependencia del Estado, a través
del miedo puede perpetuar su poder, al respecto Coronado (2018) establece lo
siguiente:
Existe una coparticipación entre orden y violencia, una vinculación orgánica
donde el primero necesita de la segunda para su existencia y la segunda se
involucra en el mantenimiento del primero (p. 2).
Lo antes expuesto muestra las complicaciones para resarcir los males cuando
se observa desde los espacios que ofrece la razón, la necesidad de hacer justicia
y el compromiso por instaurar el Estado de derecho. Las opciones que tiene
el ciudadano inscritas en la razón instrumental quedan rebasadas en la praxis.
Actualmente, el Estado se encuentra sobrepasado para ofrecer justicia a los
ciudadanos, además, siendo responsable de garantizar elementos como la vivienda,
el empleo, la salud y la educación, estipuladas en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, también de la seguridad y de los derechos humanos,
al no cumplir lo anterior, en este trabajo se le considera parte de la culpa en el
fenómeno de la desaparición forzada, es decir, debe asumir su parte y tratar los
casos desde otra plataforma, ahora desde el estadio de la responsabilidad.
Conclusiones
Las imágenes aquí expuestas intentaron aproximar la discusión hacia formas
distintas en el quehacer político, social y de seguridad, recorriendo los dos
fenómenos de la desaparición forzada de personas en el siglo XX y XXI,
asimismo, alumbrar la metamorfosis que ha experimentado la violencia, la cual ha
La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
177
arribado a escenarios de exacerbación en su aplicación, asimismo, advertir sobre
la necesidad de observar más allá de los recovecos institucionalizados: espacios
físicos e imaginativos donde siempre se teje una maraña de turbios lienzos teñidos
de podredumbre en beneficio de grupos fácticos, quienes, presurosos, hace
algunas tardes tomaron el poder a su servicio, emplearon el orden y el desorden
como dispositivos para controlar, imposibilitar y dominar a los otros.
Hasta ahora queda un mal sabor de boca en quienes han estado inmersos
en tales escenarios, un rostro marginal se mortifica cuando se encuentra frente
a la burocracia, a la incompetencia y a las violencias contemporáneas. En este
trabajo se considera que se ha estado incapacitado para resarcir los males porque
únicamente se ha atisbado en los intersticios de la razón, queda pendiente la
participación del ciudadano desde otros horizontes, premiando el equilibrio de
los poderes, sin reproducir las formas establecidas en las dinámicas de poder.
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La guerra sucia y la desaparición forzada, paralelismos e imposibilidades...
179
II. Desde las instituciones de
estado
Políticas públicas y desaparición
forzada
Amado Ceballos Valdovinos
Enoc Francisco Morán Torres
“La onda expansiva del dolor que
provocan las desapariciones alcanza a
decenas […] cientos de miles de personas”
“es como vivir con una máscara todos los días […]”
Mamá de Viridiana en
#antípodas, Proceso y canal 11 del Politécnico
Elegía
“[…] No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a sus asuntos.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes […]”
Miguel Hernández. Poeta español (1910-1942)
A la luz de eso, comparamos algunas cifras, unas ofrecidas por el gobierno y la
contrastación necesaria y urgente con la cuenta que llevan los organismos no
gubernamentales que luchan por la presentación de los desparecidos, asimismo
[183]
reflexionamos en torno la eficacia de la aplicación de medidas implementadas por
el gobierno federal que, en muchas ocasiones, se contraponen con las acciones o
inacciones de los gobiernos estatales y municipales. El ahora reconocido como
delito de desaparición forzada desnuda a plena luz del día la unión delincuencial
entre particulares en comunión con el Estado. Al final concluimos con una
pregunta necesaria y urgente: ¿hay esperanzas?38
La desaparición forzada ¿acto sólo atribuible a los órganos del
Estado? Dos historias marcadas por acciones similares patentes en
el tiempo
Una historia germinal de inicios de siglo pasado. Dicen, como lo menciona Ruíz
Zafón (Ruiz Zafón, 2016) que los pueblos nunca serán capaces de mirarse a un
espejo que les arroje su realidad por pálida que sea y arrastran esa tragedia, como
la del humano cuando es consciente de que nunca podrá mirarse a la cara, por
nimio que parezca, así los pueblos con sus gobiernos no pueden descubrir los
horrores cometidos, como la desaparición forzada, que son capaces de cometer
en nombre de la aparente gobernabilidad.
Desde tiempos lejanos en México se aplica la desaparición forzada como una
política pública inconfesable, para consolidar a grupos hegemónicos en el poder,
a continuación queremos iniciar este capítulo con la historia de un periodista
de nombre Emilio Rodríguez Iglesia, afincado en Guadalajara, Jalisco, que
pagó caro su deseo de hacer público un hecho delictivo, primero como noticia y
después en una historia novelada, en las que se vieron confabulados el poder y la
ambición como forma de dominación política, ciertamente el hecho que motivó
esta desaparición ha sido estudiado profusamente, Como se señala en la presa de
la época, el libro El crimen de los Tepames (Guedea, 1974), así como el estudio
historiográfico realizado por Servando Ortoll, mencionado líneas atrás, pero no
así la desaparición de uno de los mensajeros más críticos de este hecho, por eso
38
En este trabajo también queremos agradecer la invaluable colaboración de la estudiante
del octavo semestre de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima Lizbeth López
Ramírez, en el ámbito de sistematización, búsquedas y revisión final.
184
Las desapariciones de personas
nos interesa rescatarlo de los polvos del tiempo como una forma de mirarnos al
espejo.
El espíritu justiciero y aventurero o quizás las ansias de reivindicar a España
en los dichos aquellos de que conquistó y no descubrió América, según fue
vasallaje; ¿sería eso que lo trajo desde la lejana Asturias, el antiguo principado
español y hoy comunidad autónoma, ubicada en el rico norte de España? Desde
allá caminó don Emilio Rodríguez Iglesias a finales del siglo XIX o principios
del siglo pasado, no se sabe bien, ese dato no lo recuerda con claridad Fernando
Rodríguez Alonso hoy finado y sobrino del primero, en una entrevista que le
concedió al investigador Servando Ortoll y que se retoma ampliamente líneas
adelante, hasta la occidental Perla Tapatía, ¿por qué se asentó ahí? Quién sabe.
De las indagaciones se desprende que no tenía ni familiares ni amigos en esta
región. De formación periodista a él se le puede considerar la primera víctima
de desaparición de persona en el siglo pasado en occidente, por lo menos así se
le tiene documentada, reuniendo todos los elementos del hoy reconocido delito
de desaparición forzada en la que intervienen órganos de gobierno en ese fin.
Pero qué hizo para que en los estertores del gobierno porfirista, en occidente
ejecutaran la desaparición forzada y probablemente la ley fuga contra este
periodista; pergeñar un libro titulado El crimen de los Tepames (Iglesias, 1962),
en el mismo se refiere de manera novelada respecto de un hecho sangriento
sucedido en esa comunidad de Los Tepames, distante a unos 25 kilómetros
aproximadamente de la capital Colima, de hecho, forma parte del municipio del
mismo nombre, este acto fue perpetrado contra tres hermanos en el que dos de
ellos murieron.
Aparentemente había sido ejecutado por otros habitantes, una familia también,
del mismo lugar con los que los finados tenían históricas rencillas:
Un crimen, el asesinato premeditado y alevoso de dos hermanos, da lugar a la
búsqueda de la verdad. Es difícil encontrarla y publicarla porque en México
crímenes como los destacados, construyen historias tanto como intentan destruir
vidas. En este caso, el asesinato fue resultado de una disputa que tenía que ver
con tierras y con la animadversión entre dos familias, pero fue también una
compleja trama de voces… La construcción de historias comenzó en el momento
Políticas públicas y desaparición forzada
185
mismo de la balacera, cuando una de las víctimas intentó confesarse mientras
lo mataban. La obligación de contar lo que había pasado fue asumido por los
testigos, incluyendo el cura. De la madre de los Suárez fue la voz más poderosa
porque no podía ser acallada y como sucede en muchas ocasiones similares,
porque le daba a la narración, que se convirtió en denuncia una fuerza moral que
hacía imposible no escucharla. La prensa de Guadalajara recogió la historia y la
convirtió en un problema […] (Piccato. Prólogo de libro, en Ortoll. 2015. s/p).
El párrafo anterior se complementa y confirma para lo que queremos destacar
respecto del periodista asturiano lo descrito por Ortoll en la solapa en el mismo
texto:
Un odio inveterado entre dos familias vecinas parece resolverse cuando una
cuadrilla de civiles y uniformados, capitaneada por el comandante de la policía
de Colima, ultima a dos hermanos inadvertidos en el rústico pueblo de Tepames.
Pero ¿matan los unos para zanjar viejas rencillas? ¿O son los miembros de ambas
familias víctimas de las maquinaciones de terceros? En la fina malla que se teje
tras los asesinatos de los dos hermanos, cae la figura de un comandante que
se ha esmerado en cumplir órdenes que se siente incapacitado para objetar. El
gobernador y el prefecto político, los dos individuos con más fuerza en el estado,
se empeñan en obstaculizar las averiguaciones judiciales. Cuando el caso detona
y ambos se ven implicados en las muertes de los dos hermanos, se deciden:
abandonan al comandante de la policía a su suerte al tiempo de sobornar a otros
para que lo inculpen. Aun así, el caso no se resuelve” (ibidem, s/p).
Narrar los hechos e ir poco a poco descubriendo la verdad y señalarlo,
indignado, en un texto, pudo haber sido la desaparición del periodista escritor
español director del periódico El Correo Francés:
En esta obra ahondo en la información que el periodista asturiano afincado
en Guadalajara, Emilio Rodríguez Iglesia, obtuvo para escribir El crimen de
los Tepames. De Guadalajara, Rodríguez Iglesia, director y editor del Correo
Francés viajó a Colima y recorrió la ciudad capital y el pueblo de Tepames,
186
Las desapariciones de personas
al poco tiempo de los sucesos. Como periodista entrevistó a cuantos testigos
presenciales pudo; recibió reportes confidenciales de informantes clave; tomó
nota de importantes artículos aparecidos en la prensa oficial […] (ibidem, s/p).
El periodista logró desentrañar de los hechos descritos que el supuesto
encono entre familias eran una mascarada, disfraz que ocultaba otros fines
inconfesables que él había descubierto, y en ello se revelarían los verdaderos
móviles del crimen en el que posiblemente, con posteriores investigaciones como
la de Ortoll, se infiere la verdad. Lo cierto es que meses después de publicada la
novela, y sin concluir las investigaciones del caso que la motivó, el periodista
asturiano desapareció, sin saberse nunca su paradero, en México muy pocos
reclamaron su misteriosa desaparición, ya que no tenía familiares, ni por afinidad
ni consanguinidad. En España poco o nada se supo, una porque nadie preguntó
ni indagó su paradero, y otra porque no tenía comunicación cotidiana con nadie,
por lo que las largas ausencias comunicacionales no eran extrañas hasta que, por
fin, pasado el tiempo olvidaron el rastro y paradero del periodista, así lo refiere su
sobrino Fernando Rodríguez Alonso (Asturias, 2009). El mencionado Servando
Ortoll indagando profundamente muchos años después, logró contactar con el
sobrino del periodista y consiguió concertar una cita entrevista con el mismo, y
como consta en el libro producto de esta indagación, accedió a la conversación
y prometió que enviaría la respuesta por escrito, así lo hizo y poco después de
enviada la epístola, murió. Y señala:
Son recuerdos muy vagos los que guardo de mi tío Emilio. Más que recuerdos
propios son los que mi padre me trasmitió cuando yo era un niño. No podía ser
de otra manera: yo vi la luz de este mundo en 1929 y Emilio Rodríguez Iglesias,
hermano de mi padre, emigró a México en los últimos años del siglo XIX o
primeros del XX y fue en 1909 cuando se perdió definitivamente su rastro en ese
país. Mi padre, fallecido en 1954, recordaba con afecto y una pizca de amargo
desconsuelo a su hermano mayor que, un buen día salió de Nueva, pueblecito
costero del oriente de Asturias, para buscar mejor fortuna en México y muy rara
vez volvió a comunicarse con sus padres (ibidem, 7).
Políticas públicas y desaparición forzada
187
Así hasta que definitivamente se perdió su rastro. De igual modo en esa misiva
hace referencia al libro:
recuerdo la novela de mi tío Emilio (debía ser la edición príncipe) como un
libro de escasas páginas, papel envejecido y cubiertas deterioradas, en cuya
contraportada había un retrato ovalado del autor. El libro posiblemente fue
enviado por Emilio a mi padre […] fue en uno de esos fisgoneos que di con El
crimen de los Tepames […] cuando mi padre me sorprendió con él en las manos
me contó la historia de un hermano suyo llamado Emilio que se fue a México,
trabajó allí como periodista de el Correo Francés, de Guadalajara, se olvidó de
sus padres y hermanos y escribió un libro que le ocasionó muchos disgustos y,
probablemente, le causó su muerte. Mi padre tenía la casi convicción de que
su hermano había sido asesinado a raíz de la publicación del libro. Ignoro qué
razones tenía para pensar de ese modo (ibidem, 9).
de sus hijos e hijas desaparecidas. Y exigieron el regreso a casa de más 60 mil
personas desaparecidas” (Tlanesi, periodismo de derechos humanos, 2020) de
eso destacamos también 4 peticiones a amanera de políticas públicas inmediatas:
búsqueda efectiva y palpable de los desaparecidos, mecanismo extraordinario de
identificación forense, uso de mecanismos internacionales contra la impunidad y
compromiso de que nunca una persona más sea desaparecida.
En cuanto a la desaparición forzada: Los datos del Gobierno versus
organizaciones no gubernamentales
Desaparición Forzada en números
La verdad, como sucede ahora con el gran número de desaparecidos
y desaparecidas, nunca se supo, el libro fue escrito casi a la mitad del caso,
probablemente la razón de su desaparición pudo haber sido que faltaba mucho por
descubrirse (como lo señala Ortoll) y podría reeditarse la historia novelada con
nuevos datos que terminarían involucrando personajes de la política de la época.
El periodista asturiano no tuvo quien lo reclamara y organizara su búsqueda.
Cerramos esta parte del capítulo con un caso reciente, como para ilustrar las
políticas públicas de aquéllos y estos tiempos la desaparición forzada; apenas
hace aproximadamente dos meses desapareció (después encontraron su cadáver)
una diputada local en el estado de Colima, cuando se encontraba haciendo labor
social en una población al sur del estado, la búsqueda fue inmediata y el clamor
popular obligó a las autoridades a emplearse a fondo en su localización, al poco
tiempo desafortunadamente fueron encontrados sus restos en una fosa, de las
muchas que han encontrado en el estado de Colima.
Las madres y familiares de desaparecidos han alzado la voz pidiendo el mismo
trato para sus familiares, al grado que el día 10 de mayo pasado, un grupo de
madres de desaparecidos marcharon para reclamar que “El Estado mexicano [ha
sido] omiso he insensible a la tragedia que viven miles de madres buscadoras
La eficacia del derecho penal, una vez más, se ve vulnerada con el tema de la
desaparición forzada, tanto la reforma a nuestro sistema de justicia penal, como
la creación de la Ley de Desapariciones Forzadas, no han sido suficientes para
resolver o disminuir las estadísticas de este delito, al contrario, con el trascurso
del tiempo los números aumentan.
A inicios de este año el gobierno mexicano publicó como cifra oficial la
cantidad de 61 mil 637 personas desaparecidas (Saldaña: 2020) donde 15 840
son mujeres y 11 072 corresponde a niños. Presentando en los primeros meses
de este sexenio 5 184 casos, aunque las denuncias fueron 9 164. Se encontraron
342 personas sin vida y 3 638 vivas, dejando un gran margen aún sin localizar.
Dentro de las políticas públicas exigidas por los grupos de presión, destaca el
hecho de que exista una ruta a seguir en la localización de personas, aparejada
con un marco jurídico eficaz, donde aquellos casos conocidos tanto por noticia,
reporte y denuncia, se les abra una verdadera carpeta de investigación en tiempo
y forma; que exista una separación entre la búsqueda e investigación, se elabore
un único registro de datos, se designe un presupuesto y que exista una verdadera
coordinación entre los distintos entes de gobierno. Si bien algunas de estas
políticas ya fueron atendidas por el gobierno, no se han ejecutado correctamente,
están siendo sólo papel escrito, tan sólo disposiciones aprobadas por el congreso
mas no materializadas en las autoridades judiciales.
Atendiendo a los más recientes datos proporcionados por el Registro Nacional
de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) que como se sabe
188
Políticas públicas y desaparición forzada
Las desapariciones de personas
189
es la herramienta oficial de medición para el delito de desaparición recientemente
constituido; dentro del período 2014-2018 dentro del fuero federal existen 1
170 personas no localizadas, encontrando al estado de Guerrero encabezando
la cifra y en menor número en el estado de Baja California Sur. Situando a la
región occidente en una situación alarmante ya que Colima, Jalisco, Michoacán
y Guanajuato presentan 2, 26, 54 y 6 casos respectivamente. El panorama es
diferente tratándose del fuero común, donde la cifra se eleva a 36 265 personas
desaparecidas, situando a Tamaulipas con 5 990, Estado de México con 3 890 y
Jalisco con 3 362 como las entidades donde se presenta mayormente este delito.
Se rescata que el mayor porcentaje de estas personas corresponden a hombres
mexicanos, con rango de edad de 20 a 30 años.
Otras de los datos que resulta importante son los grandes hallazgos de fosas
clandestinas que a lo largo del tiempo se han detectado, 873 tan sólo en lo que va
de este gobierno, donde el 73% de este porcentaje es para los estados de Sinaloa,
Jalisco, Colima, Sonora y Chihuahua. Según los últimos datos los años con más
desaparecidos fueron 2017 (7 595), 2018 (5 976) y 2016 (5 537). Las entidades
donde más casos se reportaron son Tamaulipas (10 32), Jalisco (9 286) y Estado
de México (6 887).
Estas estadísticas se contrastan con lo expuesto por la sociedad civil que tras
la impunidad del gobierno han decidido actuar, buscar las respuestas que se les
han ocultado, ingresando para ello a escenarios peligrosos, arriesgando su propia
vida, sufriendo impotencia, dolor e incluso terror.
Desafortunadamente, el 99% de las desapariciones forzadas denunciadas
terminan siendo olvidadas (Mastrogiovanni, 2014), agreguemos a ello la cifra
negra que sin duda existe en nuestro país, esos delitos que se cometieron, pero no
se denunciaron, por distintas razones: amenazas a las víctimas, poca credibilidad
en la eficacia del Estado para investigar, miedo, sobornos, extorsión. Existen
múltiples testimonios de familiares que a raíz de una denuncia o previo a ella
son víctimas de amenazas, a través de llamadas telefónicas o mensajes anónimos,
inculcando en ellos miedo y teniendo como consecuencia que muchos de los
casos, no sean publicitados y por consecuencia no formen parte de la cifra que
en un inicio se presentó.
Organizaciones no gubernamentales representadas por muchos activistas entre
ellos Julio Mata Montiel, secretario ejecutivo de la Asociación de Familiares de
Detenidos, Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos
en México (Afadem) y a Joel Flores Prudencio, integrante de la Plataforma
de Víctimas de Desaparición Forzada en México (Camacho, 2020) coinciden
que la cifra proporcionada por el gobierno es errónea ya que es menor a la que
realmente existe, en especial tratándose de desaparición forzada; debido a la
gran desconfianza que tienen las personas hacia el gobierno, no existen tales
denuncias. Por lo que el dato presentado sin duda se contrapone a la realidad y
magnitud de este problema.
La cifra de víctimas proporcionada por la mayoría de estas organizaciones
no gubernamentales rebasa los 100 000 desaparecidos. Si bien el gobierno ha
proporcionado sus registros, éstos no son exactos, excluyen muchos casos,
como es el de los migrantes indocumentados. Además de que en su registro no
proporcionar los datos completos, ni las circunstancias en que dichas personas
fueron desaparecidas y qué decir de aquella cifra correspondiente a aquellas
familias que no denuncian por miedo o desconocimiento.
Estos números reflejan el panorama en el que se encuentra la región occidente
que en este caso nos ocupa, Jalisco y Colima especialmente han sido focos en
el tema de desaparición forzada, el primero por su porcentaje en desaparición
forzada, encontrándose dentro de los primeros lugares y Colima por las fosas
clandestinas que se han encontrado.
En México el 95 por ciento de la generalidad de los delitos cometidos no
son denunciados, y de ahí sólo un dos por ciento se consigna y de ahí solo un
uno por ciento resulta condenado, eso nos abre la puerta a un mundo del crimen
alarmante, ya que aquí tiene mucha relevancia la corrupción, pero básicamente la
impunidad, casi nadie cree en el sistema de justicia penal por más reformas que
haya, las personas siguen actuando por su cuenta, en respuesta a la indiferencia y
complicidad del gobierno. Si bien el perfil de la víctima, como los sujetos activos
han ido cambiando sigue existiendo el mismo terror, perversión y opresión que
lo caracteriza, ahora ya son ciudadanos jóvenes, que sin ninguna razón han ido
desapareciendo, dejando con ello dolor e impotencia en sus familiares.
190
Políticas públicas y desaparición forzada
Las desapariciones de personas
191
Sin duda la sociedad civil mexicana y los organismos internacionales ha
tenido un papel fundamental en el tema de la desaparición forzada, aun con el
peligro latente en su lucha no dejan de buscar y exigir respuestas, muchos de
los colectivos han sido la voz de múltiples familias, han encontrado fuerza en la
unión, la esperanza sigue latente en ellos.
Políticas públicas criminales; utilidad social o mascarada que
domina
Las políticas públicas modernas en México como estrategias gubernamentales
para el desarrollo de los pueblos tiene su origen en las políticas neoliberales
de los años sesenta y setenta con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez,
profundizándose en el gobierno tecnócrata de Miguel de Miguel de la Madrid
Hurtado, estrategias que se ven reflejadas en los llamados planes de desarrollo
sexenales, por eso éstas son entendidas como prácticas públicas gubernamentales
que se nutren de las necesidades populares, las ordenan, priorizan y se proponen
formas de resolución o de atacar gradualmente el problema social de que se trate,
la mayoría de ellas tienen de tras de sí, motivaciones legítimas o no.
Así, las políticas públicas, se convirtieron durante los gobiernos tecnócratas
y condicionados, pero bien inmersos en la globalización, ya con los gobiernos
de Salinas y Zedillo, en herramientas eficaces de la privatización de los bienes
nacionales, es decir que las políticas públicas ya no responden a las necesidades de
la población, si no a las necesidades de grupos e individuos, los planes sexenales
pretendían dejar un distintivo de gobierno.
Las políticas públicas se segmentan a manera de la teoría de los sistemas,
elaborada por Niklas Luhmann, que se distancia de otras construcciones teóricas
por ser una teoría en la que sus elementos centrales encuentran un anclaje en el
mundo, lo que la posibilita como una teoría de la observación:
El concepto de sistema designa lo que en verdad es un sistema y asume con
ello la responsabilidad de probar sus afirmaciones frente a la realidad (Luhmann
1998). Así, la teoría de sistemas aparece como una teoría directamente apegada
a la realidad; en ésta, sus elementos, los sistemas, encuentran un referente
concreto en el mundo. En este sentido, la teoría de Luhmann, en tanto teoría de
192
Las desapariciones de personas
la observación, nos posibilitaría la observación de sistemas que se constituyen
como entes reales (Koch y Pigassi, 2012).
Y mirar la necesidad de tener un control del todo (los tres poderes federales
y los tres órdenes de gobierno), pero segmentado con relaciones indisolubles
entre sí, con límites entre las partes que se interrelacionan, dinámicas separadas
y unificadas a la vez.
Las partes de un todo conocido como ejercicio de gobierno sobre el mundo
social, relativizado para la ejecución, en la práctica de acciones de gobierno, se
interconectan de acuerdo con las leyes de la física, como si fueran vasos (sociales)
comunicantes en el que si incorporas elementos a uno de los subvasos se afecta
sin duda a los demás. De este modo se crea un modo sistémico de organizar
el ejercicio de gobierno, no es un modo lineal gubernamental sino piramidal
desde el gobierno federal hasta los gobiernos municipales, en esto los gobiernos
comunales indígenas se gobiernan bajo su propia forma ancestral de dirección.
De ese modo en los planes sexenales federales, estatales y en menor medida
los planes trianuales municipales, surge la segmentación de la siguiente manera,
políticas públicas en salud, educación, economía, desarrollo de la familia, de
vivienda, desarrollo agrario, gobernación interna entre otras. En el área jurídica;
en desarrollo parlamentario (que tiene que ver con la creación de leyes) y en
aplicación y cumplimiento de ordenamientos legales.
Al tiempo y dada la importancia de esta temática (sobre todo el creciente
desarrollo del crimen organizado, violencia intrafamiliar, feminicidio, desaparición
de personas, así como el incremento en el consumo de drogas) aparecen las
políticas públicas criminales, éstas básicamente en el ámbito federal y estatal, el
municipio participa en menor medida sobre todo en el factor prevención como
se verá más adelante.
Las políticas públicas criminales (hay otras políticas no públicas, también
llamadas no gubernamentales, en este sector, que se dedican básicamente a la
prevención, la investigación académica y a orientar y al acompañamiento a
víctimas del delito, justo es reconocerlo). Las dividiremos en cuatro para su
análisis; de esta división arbitraria, nos detendremos exclusivamente en dos:
Políticas públicas y desaparición forzada
193
a)
b)
c)
d)
De prevención
De creación de normas (el proceso legislativo y sus motivaciones)
Del cumplimiento de la pena
De la atención a víctimas del delito
En lo que hace a la desaparición de persona de manera forzada se puede decir
que, como política pública, apenas hasta hace unos años no existía ni como delito
ya que era una conducta delictiva entendida como lo señala la teoría del delito,
pero no reconocida por el Estado, ni como conducta antisocial, es decir para le
gobierno no existía, decía un político de allá del pueblo: yo creo que se fue con el
novio o la novia, según fuera el caso, pero los casos empezaron a multiplicarse y
el dicho cambió ahora a: pues dios sabe en qué andarían, a veces se lo merecen,
la humanidad volteaba el rostro, pero el horror y la tragedia dominó el ambiente
social y ahora sí habría que tomar en cuenta algunas medidas.
Por lo anterior entonces la prevención por parte del Estado no existió como
política pública, así particularmente para esa conducta, sino más bien lo era para
el delito en general, con todas sus carencias.
En cuanto la creación y modificación de normas que atiendan este flagelo
social, primero habría que señalar que la reforma constitucional penal más
importante de los últimos años fue la reforma al sistema procesal penal realizada
en el 2008, en la misma se reformaban los artículos 14, 16, 17, 18, 19, 20 y
21 constitucionales, en la realidad lo que importa analizar para este trabajo lo
referente a toda la etapa de investigación de los delitos y delincuentes, estaba más
que latente la esperanza de que ahora sí deberían profesionalizarse los procesos
de investigación de los delitos, pero sobre todo la atención y reconocimiento de
las víctimas así como el debido resarcimiento del daño los eternos olvidados del
proceso penal. Los sujetos pasivos del delito. Las investigaciones de delitos han
seguido igual que antes, Reveles al respecto señala “Estamos frente al hecho
insólito de que los familiares de desaparecidos van por delante de la autoridad
en las búsquedas y ubican fosas y cadáveres” (Reveles, 2015, s/p).
Asimismo se han creado una serie de mecanismos y reglamentos para regular
la búsqueda de personas desaparecidas: “Herramientas para combatir el problema:
el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas (SNBP), dentro de las cuales se
194
Las desapariciones de personas
encuentra el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas; el
Banco Nacional de Datos Forenses; el Registro Nacional de Personas Fallecidas
No identificadas y No Reclamadas; el Registro Nacional de Fosas; el Registro
Administrativo de Detenciones; Alerta Amber; el Protocolo Homologado de
Búsqueda; protocolos de investigación y en materia forense; entre otros registros”
(Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad, 2020).
Ya ha sido, después de muchos años de lucha, reconocido el delito de
desaparición forzada como tal, en el que se señala que lo cometen personeros del
Estado, es decir que el sujeto activo siempre lo será un funcionario de gobierno
en el ejercicio de sus funciones (lo cual tiende a agravar la pena) y aún más, que
también lo puedan cometer particulares con la complacencia del Estado o su
colaboración.
Esta reforma constitucional en materia penal del 2008 pretendía, primero,
despresurizar los centros de reclusión, asimismo otorgar verdadera autonomía a
las fiscalías investigadoras de los delitos y también dotar de mayor autonomía,
en la práctica, al poder judicial y evitar así, en la medida de lo posible, el
sometimiento al Poder Ejecutivo. En consecuencia, si lo anterior se cumplía,
paulatinamente, la sociedad empezaría a confiar en estos órdenes de gobierno
y por tanto se vería reflejado en un mayor número de denuncias, carpetas de
investigación, consignaciones ante la autoridad judicial y, por lo tanto, sentencias
condenatorias o resarcitorias. Los hechos son evidentes, parodiando a Milán
Kundera, (Kundera, 2017) parece que la clave está en otro lado. De aquí se
desprende que el cumplimiento de la pena tiene una liga con lo dicho con
antelación, es ineficaz si lo anterior no se logra, ya que las penas o medidas de
seguridad son acciones que dependen de una eficaz manera del cumplimiento de
los derechos adjetivo y sustantivo penal.
Dónde está la esperanza
En febrero de este fatídico año (ni idea teníamos de lo que vendría después,
después vendría todo lo resultante con la pandemia) nos reunimos en la ciudad de
Guadalajara con un académico de la Universidad de Guadalajara, es investigador
y docente de la división de Sociología de esa universidad. La realidad, como a don
Samuel Ruíz, lo cambió y ahora es también militante por la búsqueda y aparición
Políticas públicas y desaparición forzada
195
de personas que “alguien” ha desaparecido. A esa cita, también acudieron dos
mujeres jóvenes aún, eran, para su infortunio, madres de desaparecidos. La
finalidad era escucharlo y escucharlas por medio de una entrevista, para un trabajo
de investigación que estamos pergeñando, sobre su experiencia de lucha; ahí nos
expresaron vivamente, entre otras cosas, expectativas y esperanzas, dejamos parte
de su voz ya que nos parecieron intensamente importantes, por un lado, y por otro
es la voz de los que están en la fragua por la aparición con vida de las personas que
se llevaron, insistimos “alguien”. Ahí está la esperanza o por lo menos una parte.
Entonces, la esperanza está en que cada vez sea más visible el resultado de
la desaparición forzada; las víctimas. Al respecto el investigador señala, que él
decide luchar por la visibilización de las víctimas cuando éstas rompen el silencio
y vencen a medias el miedo “Personas como Leti o como Zonia que también
pertenecen el mismo colectivo, la manera en cómo son víctimas como grupo
familiar, la manera de ser revictimizadas por la institución, la manera en como
una buena parte de la sociedad es indiferente a lo que les está pasando y la
manera en como el Estado actual, son como diferentes esferas que hacen que la
situación que viven es terriblemente desoladora, eso en primer lugar, en segundo
lugar porque uno se da cuenta que la sociedad se va modificando, el sistema
político legal y económico aun así se va modificando y se presentan nuevas
características, esta característica de la violencia es una parte sustantiva para
definir lo que es la sociedad contemporánea” (Entrevista a académico, miércoles
26 de febrero, Guadalajara, Jal.).
La esperanza llega cuando a decir del entrevistado las activistas se unen por
el cumplimiento de un derecho que no existe en la constitución: El Derecho a la
verdad, y por otro lado señala “la creación de leyes es indispensable para esta
convivencia, ¿no?, y me parece que estas tres leyes que están proponiendo aquí
en Jalisco, me parece que de alguna manera son necesarias para de alguna
manera intentar, si no erradicar, sí por lo menos presentar un frente común al
problema de la desaparición. Por ejemplo, esto de los apoyos a los familiares de
las víctimas, la presunción de ausencia, son elementos que dan por lo menos un
frente común” (idem) me parece muy importante el derecho que este académico
señala, es un constructo social no rescatado desde el ámbito jurídico como lo es
el derecho a la verdad.
196
Las desapariciones de personas
Para las madres y familiares de desparecidos la esperanza está en que ahora
parece que en algunas instancias al fin serán escuchados, en que se promulgue la
ley sobre personas desaparecidas, declaración de ausencia y el reconocimiento de
las víctimas. La esperanza está en “pues nuestras metas, la prioridad es encontrar
a nuestros hijos, encontrarlos, y nuestros objetivos es que se sensibilice, que
las autoridades cumplan con sus funciones, y sensibilizar y que haya asesoría
y prevención en la sociedad, pero nuestra meta es eso, primero encontrar a los
nuestros, y ya el objetivo es ése, que esto cambie, cambiar la problemática que
ya tenemos de tanta violencia en general, aquí en nuestro estado y en nuestro
México entero” (Entrevista a activista madre de desaparecido, miércoles 26 de
febrero 2020, Guadalajara, Jal.).
La esperanza está donde señala otra entrevistada: “Pues porque nosotros
somos los que estamos empapados ya, somos nosotros quienes ya tenemos esas
necesidades, ya están obsoletas esas leyes, son leyes viejas, aparte que son viejas,
ya no nos funcionan para las problemáticas que tenemos y aparte muchas de las
que nos pueden ayudar ya ni se apegan a ellas, ya necesitamos un cambio de leyes
donde sí participemos las familias, porque somos las familias quienes estamos
viviendo ya este tipo de problemática, en diferentes niveles y en diferentes niveles
de problemas, entonces sí es bueno que participemos” (idem).
En fin, que la esperanza es que, primero, acabe de una vez y para siempre este
clima de horror y consternación que provoca vivir en un estado de inseguridad
y desconfianza a todo lo que tenga que ver con el ejercicio de gobierno y
personeros que actúan en su nombre o por encima de ello, y luego encontrar a
los desaparecidos y desaparecidas, dar certeza a los familiares, ellos tienen todo
el derecho a la verdad por cruda que ésta sea.
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Capacidades institucionales y
desapariciones forzadas en Jalisco.
El caso de la fiscalía especializada en
personas desaparecidas
Juan Alfonso Cruz Vázquez
Introducción
Las desapariciones de personas en México han aumentado de manera alarmante
durante los últimos quince años. Desde el año 2006 hasta el 30 de septiembre de
2020, hay más de 77 171 personas desaparecidas, según datos del “Informe sobre
búsqueda e identificación de personas desaparecidas en el país” presentados por
la Comisión Nacional de Búsqueda (SEGOB, 2020).
Mientras que, en el caso de Jalisco, las cifras no concuerdan entre organismos
gubernamentales y de la sociedad civil, ya que según datos del Centro de
Desarrollo para la Paz y el Desarrollo (CEPAD) el número de desapariciones
asciende a más de 9 162 personas, contando sólo aquellos casos registrados en
el período de 2008 a 2019. En tanto que la administración del actual gobernador,
Enrique Alfaro, señala que hay poco más de 8 173 casos de gente desaparecida
desde 1965 hasta el año 2019, lo cual habla de una discrepancia sensible en cuanto
al número real de desapariciones (El Informador, 2019).
Esto plantea un grave problema social que se ha radicalizado a partir del inicio
de la “Guerra contra el narcotráfico”, debido a que en el año 2008, bajo el gobierno
del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, se promovió frente al Congreso de la
Unión una iniciativa de ley en materia de seguridad para combatir el comercio
de drogas a baja escala o “narcomenudeo”, que para el año 2009, se concretó en
reformas tanto a la Ley General de Salud (incluyéndosele un capítulo39 completo
39
198
Las desapariciones de personas
El cual está compuesto por diez artículos, que van del 473 al 482 (Torres, 2017).
[199]
denominado “Delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo”40); así
como también al Código Penal Federal y al Código Federal de Procedimientos
Penales, teniendo como principal repercusión legal un novedoso andamiaje
jurídico que brindaría las facultades de tipificar el narcomenudeo como un delito
que pudiera ser sancionado por instancias federativas como las fiscalías estatales
(Torres, 2017, pp. 126-127).
Desde entonces, el combate institucional a la proliferación del narcomenudeo
y otras actividades del crimen organizado en el territorio mexicano,41 ha traído
como una de sus consecuencias nefastas que el acto de desaparecer a una persona
deje de tener motivos estrictamente políticos, expandiéndose a tal grado, que
cualquier sujeto puede ser víctima de tal acción por el hecho de “estar” en el
lugar equivocado. Es decir, la desaparición forzada y cometida por particulares
alcanza no sólo a hombres y mujeres, sino también a niñas, niños y adolescentes.
Ante esta situación la respuesta institucional ha sido muy lenta y precaria,
porque apenas a partir del año 2017, se pueden identificar acciones que intentan
brindar soportes jurídicos y judiciales para prevenir, sancionar y reparar los
perjuicios generados por los hechos delictivos de la desaparición.
En este sentido, cabe destacar que los comienzos de una respuesta institucional
de mayor envergadura en la materia se dio en el contexto jalisciense durante
la administración del gobernador Aristóteles Sandoval, con la creación de la
entonces Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas (FEPD) en 2017,
cuya finalidad fue:
40
Tal capítulo refiere a “[…] un glosario de definiciones, la competencia de las autoridades
para conocer de este delito, las drogas que forman parte de éste, los tipos penales que lo
componen, y cuestiones como excluyentes y agravantes del mismo” (Ortega, 2012, p. 19).
41
Precisamente el surgimiento de la iniciativa de ley sobre narcomenudeo y posteriores
reformas que ya fueron señaladas, provienen de un contexto en el que las autoridades
[…] afrontar el fenómeno criminal de desaparición de personas, forzada e
involuntaria, con medidas estructurales y de política criminal, con contenido
metodológico, recursos técnicos y humanos calificados, con un enfoque más
amplio para buscar a las personas desaparecidas, investigar los hechos y atender
con sensibilidad a las víctimas […] (IJCF, 2017).
Tal Fiscalía, a nivel estatal, se constituyó meses antes de que se promulgara la
Ley General en Materia de Desaparición Forzada (LGMDFP). En este sentido,
cobra relevancia preguntarse por los alcances y las atribuciones que presenta la
Fiscalía Especial en el tema de desaparición de personas. De manera específica, se
busca responder algunas preguntas como las siguientes: ¿cuáles son los orígenes de
esta institución?, ¿qué ordenamientos legales sustentan sus funciones?, ¿quiénes
participaron en su creación?, ¿cuáles son los objetivos que persigue?, ¿cuál es
la estructura organizacional que constituye a la Fiscalía Especial?, ¿cuáles son
sus principales atribuciones?, ¿qué perfiles de personas laboran ahí? Todas estas
interrogantes se pretenden resolver por medio de una estrategia metodológica
que privilegia la investigación documental en torno a la reflexión de perspectivas
teóricas e institucionales sobre la temática en cuestión.
Gobernanza y desarrollo institucional: gestión pública en materia
de desaparición forzada
En las sociedades democráticas como la mexicana, la existencia de políticas
públicas que se apeguen a los derechos humanos y velen por el cumplimiento
de las leyes en pro de la ciudadanía, permiten avances en la conformación de
arreglos institucionales entre los aparatos gubernamentales, el mundo empresarial
y la sociedad civil organizada.
Esto se logra configurar gracias a los procesos derivados de la gobernanza, la
cual puede entenderse de la siguiente manera:
reconocieron que México no sólo es un país productor y de simple trasiego de drogas, sino
que también se convirtió en una nación consumidora y vendedora de sustancias ilícitas al
menudeo (García, 2012), debido a que al “generarse un mercado interno de drogas diversos
cárteles emprenden una disputa por el control de ‘Las Plazas’, lo cual trae consigo un
crecimiento exponencial del crimen organizado y de la violencia” (Torres, 2017, p. 126).
200
Las desapariciones de personas
Por gobernanza debe entenderse el proceso de gobierno, dirección o rectoría de la
sociedad. Y se entiende específicamente el proceso a través del cual el gobierno,
las organizaciones políticas y sociales, las empresas y otras asociaciones definen
y deciden los objetivos (fundamentales y coyunturales) de la vida en común, el
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
201
rumbo y el sentido de dirección de la sociedad, así como definen y deciden las
formas de organización, las acciones y los recursos para realizar los objetivos
socialmente deseados. La actividad de gobierno es entonces una actividad
intencional y causal. Intencional, puesto que se enfoca y orienta hacia objetivos
considerados socialmente valiosos, y causal, puesto que la actividad gubernativa
busca realizar, efectuar, esos mismos objetivos (Aguilar, 2015, p. 21).
De esta manera, se concibe que la gobernanza es cambiante y modeladora de
arreglos institucionales que se generan a partir de acuerdos y negociaciones. Tales
arreglos adquieren múltiples matices a través de la confluencia de diversos actores
que pugnan por intereses que no siempre guardan armonía entre sí.
Por tanto, estas constelaciones de intereses se ven complejizadas por
imbricaciones institucionales oscuras que son establecidas mediante relaciones
instituyentes que configuran la violencia bajo claves de poder y autoridad (Cruz,
2016), en aras de preservar un orden social (Coronado, 2016). Esto quiere decir
que existe una copertenencia entre violencia y orden social:
Vista de manera detenida, la copertenencia entre violencia y orden social, no
es sino un ejercicio del sistema, una expresión social inmanente que adquiere
matices especiales cuando de la defensa de la sociedad se trata. No es una
corriente violentógena, como la corriente suicidógena durkheimiana, sino que
son líneas de fuga acuerpadas en agenciamientos que favorecen la expresión de
la violencia como una forma de mantenimiento de la sujeción y la servidumbre,
es decir, que operacionalizan al sistema social (Coronado, 2017, p. 37).
Por ello, el asunto de la gobernanza cobra mayor relevancia aquí, debido a
que representa un esquema político de negociación que entabla procesos más o
menos abiertos, los cuales buscan generar mecanismos para el mantenimiento
del orden social. Pero su correlato advierte que detrás de la manera en como
se gobierna y quienes son gobernados, existe una bifurcación, por lo menos,
en dos aspectos que luego vuelven a imbricarse coyuntural o estructuralmente:
1) la administración del poder que configura lógicas, medios y formas
gubernamentales cuyos objetivos tienden al cambio en el imaginario social, con
202
Las desapariciones de personas
el fin de alinear a las masas con proyectos sociopolíticos racionales (basados en
una lógica económica-instrumental orientada a perseguir fines políticos); y 2) el
despliegue de resistencias por parte de diferentes actores (como la sociedad civil
y el crimen organizado) que reclaman mayores cuotas de poder para hacer patente
el reconocimiento de formas de pensar, sentir y obrar que disienten o disputan el
control sobre cualquier aspecto que implique la instauración de un régimen de
prácticas políticas42 (Aguilar, 2009).
Sin embargo, en el tema de las desapariciones forzadas, la participación política
de diversos actores, si bien se realiza con base en un fenómeno escabroso, lo
interesante aquí es su capacidad para articular desarrollos institucionales basados
en la cooperación y la apertura al diálogo entre el gobierno y la sociedad civil; de
lo contrario, no habría sido posible que se concretara el proyecto de creación de la
Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas, y en consecuencia, generara la
confianza y certeza suficiente entre los actores involucrados para pensarla como
una respuesta institucional plausible (Pineda, 2014).
Génesis de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas:
alianzas, negociaciones y conflictos de intereses
La creación de una instancia gubernamental en Jalisco que pudiera responder al
enorme reto del incremento en el número de desapariciones era no sólo necesaria,
sino que ya había tardado demasiado en concretarse un proyecto de tal calado. Así,
bajo un enfoque de gobernanza, se puede colegir que la presencia y la presión de
múltiples sectores de la sociedad, lograron encauzar sus objetivos en el reclamo
justo por contar con instituciones apropiadas para abordar este problema social.
Ante el incremento de personas desaparecidas en la entidad desde 2006, el
fenómeno de la desaparición forzada adquirió enormes implicaciones políticas.
Tan es así, que en la gestión de Aristóteles Sandoval se promovió la conformación
de una Fiscalía para atender este problema.
42
Entendido como un conjunto de interpretaciones y acciones cotidianas que se ejercen en la
vida pública para configurar sistemas de información que inciden en la toma de decisiones
gubernamentales mediante un ejercicio recursivo técnico-político (Ortiz, 2017).
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
203
Por ello, el 4 de abril de 2017 se emitió el Decreto Número 26317/LXI/17
publicado en el Periódico Oficial del Estado de Jalisco, mediante el cual
logró reformarse el artículo 4.o y se agregó el artículo 8.o de la Ley Orgánica
de la Fiscalía General del Estado de Jalisco, con el fin de constituir la Fiscalía
Especializada en Personas Desaparecidas, que a su vez, tendría como principal
novedad institucional la conformación de una Dirección General de Análisis y
Contexto (DGAC).
Aquí es digno de destacar que el comité de selección del personal para la DGAC,
contó con la participación de instituciones de gobierno, no gubernamentales,
académicas y de instancias internacionales (IJCF, 2017):
a) El Fiscal de Derechos Humanos, representante de la Fiscalía General del
Estado de Jalisco.
b) Un/a representante del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses del Estado
de Jalisco.
c) Un/a representante de la Universidad de Guadalajara.
d) Una representante de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres (CONAVIM).
e) Un/a representante del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo en Jalisco
(CEPAD).
f) Un/a representante de la organización de familiares FUNDEJ.
g) Un/a representante del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa
de los Derechos de la Mujer (CLADEM).
h) Un/a representante de Gardenias Tapatías, A. C.
i) Un/a representante de Fundación Find, A. C.
j) Un/a representante de la organización de familiares Por Amor a Ellxs (Quien
manifestó su intención de participar como observadora).
k) Un/a Consultor/a externo.
De esta forma, el proceso de selección del personal para la Dirección General
de Análisis y Contexto, parte fundamental de la FEPD, se dio bajo la participación
activa de diversos actores, constituyendo un esfuerzo importante que, bajo un
enfoque de gobernanza democrática, posibilitó la creación de una política pública
para buscar atender el grave problema de desapariciones en la entidad.
No obstante, intentar poner en marcha un proyecto de gran calado exige una
planeación muy sólida. Por tal motivo, resulta factible prestar atención a las
principales atribuciones y recursos con los que se dispuso a crear la FEPD.
Capacidades institucionales de la Fiscalía Especializada en Personas
Desaparecidas (FEPD)
Debido a la naturaleza que implica el delito de la desaparición de personas (forzada
y cometida por particulares), el Estado mexicano se ha visto en la necesidad de
efectuar nuevas legislaciones con base en recomendaciones internacionales de
la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos en México, y demás
instituciones adscritas a la Organización de Naciones Unidas (ONU-DH, 2015),
así como a las presiones sociales ejercidas por familiares de desaparecidos y
organizaciones de la sociedad civil, para establecer que un acto de desaparición
va más allá de la modalidad delictiva de un secuestro o desaparición voluntaria.
Aunque a partir de lo anterior, ya existe a nivel nacional una Ley sobre
desaparición forzada y cometida por particulares, y del Sistema Nacional de
Búsqueda y Localización de Personas, es menester referir que el estado de Jalisco
cuenta con una Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas (FEPD),43 la
cual representa una institución ciertamente novedosa, creada en el año 2017, para
enfrentar el problema de las desapariciones a nivel estatal, ya que anteriormente el
área que se encargaba de estos asuntos era la de Secuestros, adscrita a la Fiscalía
General del Estado de Jalisco.
Por tal razón, la FEPD ha tenido que constituirse por medio de los recursos que
la propia Fiscalía General del Estado de Jalisco puede proveerle, tanto materiales
como operativos y humanos. Para ello, se revisa a continuación las siguientes
43
Actualmente la institución cambió su nombre a Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas.
Dado que el análisis de este trabajo gira en torno a la creación institucional de la Fiscalía
Especializada, se optó por mantenerla así en el título, ya que no se considera que esta minucia
afecte los propósitos fundamentales que se persiguen aquí.
204
Las desapariciones de personas
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
205
capacidades institucionales con las que cuenta, específicamente en las siguientes
áreas: normativa, organizacional, funcional y de recursos humanos.
Marco normativo
Con el objetivo de guardar conformidad con la legislación nacional y local
aplicable, así como con los órganos de justicia existentes a nivel federal y
estatal, la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco se
fundamenta en los siguientes ordenamientos jurídicos:
• Sus atribuciones persiguen la esencia de lo estipulado en el artículo 73,
fracción XXI, inciso a), de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
• También se encuentra justificación jurídica en el artículo 4, fracción X, de la
Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición
Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
• Se halla en consonancia con lo dispuesto en el artículo 6, de la Ley Orgánica
del Poder Ejecutivo del Estado de Jalisco.
• Tiene su origen en el Decreto 26317/LXI, fracción IV del artículo 4, y el
artículo 8 ter de la Ley Orgánica de la Fiscalía General del Estado.
• Está en relación directa con los arts. 2, fracción VIII; 13, fracción IV; 31G, 31-H, 31-I, 31-J, 31-K, y 31-L del Reglamento de la Ley Orgánica de la
Fiscalía General del Estado de Jalisco.
• Así como encuentra su razón de ser en el Reglamento Interno de la Fiscalía
Especializada en Personas Desaparecidas.
En virtud de lo anterior, la sede de la FEPD fue ubicado en el edificio de la
Fiscalía General del Estado de Jalisco, en Calzada Independencia Norte #778, Col.
La Perla, en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, edificio que por sus condiciones
de antigüedad se encuentra en regulares condiciones de uso.
Asimismo, se tomaron en cuenta las agencias ministeriales foráneas localizadas
en los municipios de Ameca, Tepatitlán, Puerto Vallarta, Tequila, Ciudad Guzmán,
Ocotlán, Cihuatlán, El Salto, entre otras sedes más, que están comisionadas para
responder a los casos de desaparición de personas.
Por tanto, los recursos para los servicios básicos de la FEPD han sido provistos
por la Fiscalía General del Estado.
Funciones y procesos de gestión
Tanto en el Reglamento Interno como en el Plan Institucional de la Fiscalía
Especializada en Personas Desaparecidas, se destaca el papel que desempeña,
bajo un enfoque de derechos humanos, para dirigir, coordinar y supervisar las
indagaciones necesarias en la búsqueda y localización de personas desaparecidas,
así como la generación de colaboraciones interinstitucionales en caso de
requerir identificación forense, o también para perseguir y sancionar los delitos
relacionados con la desaparición forzada y cometida por particulares.
Bajo este tenor, la FEPD desarrolló protocolos de actuación concretos (como
el Protocolo de Seguridad, Protocolo de Investigación, Manual de Operación y
Procedimientos) para atender las funciones y los procesos de gestión que le fueron
encomendados a las distintas áreas que lo conforman.
Sin embargo, ¿cuáles son las áreas que constituyen la FEPD? Éstas se dividen
en las siguientes:
Estructura organizacional
Para determinar la estructura organizacional fue necesario realizar un diagnóstico
que permitiera conocer los servicios generales que ya se ofrecían, con el fin de
dotarlos de mayor capacidad institucional para convertirlos en una dependencia
acorde con las nuevas directrices marcadas. Así, la estructura terminó de perfilarse
con base en los lineamientos del Reglamento Interno y del Plan Institucional
creados para esta Fiscalía Especializada.
206
Las desapariciones de personas
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
207
Figura 1
Áreas que conforman la FEPD (datos al 2017)
la recolección de información, en el Plan Institucional de la FEPD, se contaba
con poco más de 40 policías investigadores en labores de campo.
Dirección General de Investigación de Personas Desaparecidas (DGIP)
Comunicación
social
Dirección General de
Investigación
Fiscalía Especializada
en Personas
Desaparecidas
Dirección General
de Búsqueda
Dirección General de
Análisis y Contexto
Esta dirección está facultada para recibir las denuncias por parte de familiares
que han reportado algún miembro como desaparecido. Acto seguido, esta área
abre una carpeta de investigación donde de manera inmediata se recaban datos
generales de la víctima, así como se toma la declaración de quien realiza la
denuncia, para conformar la narración de los hechos.
Esta dirección tiene entre su personal a agentes del ministerio público, quienes
se encargan de girar oficios de colaboración y demás trámites legales ante otras
instituciones públicas, además de comunicar los hechos al área de búsqueda de
personas para llevar a cabo las diligencias pertinentes.
Dirección General de Análisis y Contexto (DGAC)
Esta área comprende a todos aquellos elementos que se encargan de realizar
las diligencias correspondientes en campo. Es decir, la conformación de esta
dirección está hecha por policías investigadores, comandantes, y todo personal
operativo cuya labor sea la búsqueda de personas desaparecidas. Al momento de
Esta dirección tiene la responsabilidad de efectuar un análisis más profundo
acerca de la desaparición de una persona. De manera particular, esta dirección
realiza un doble análisis de casos de desaparición: el primero, de orden jurídicocriminológico, en el que recaba y analiza las diligencias que se han realizado, así
como los oficios de colaboración y demás acciones legales que se han emprendido
para la búsqueda y localización de una víctima de desaparición.
Como resultado de este análisis, se procede a la realización de un análisis
contextual donde se presentan elementos ecológicos y sistémicos que apuntan a la
reconstrucción de los hechos de desaparición bajo una perspectiva más holista y
global. No obstante, esta dirección también tiene entre sus atribuciones, responder
a las acciones por cuestiones de género, sobre todo ante casos de violencia hacia
las mujeres.
Por tal motivo, la DGAC tiene como objetivo aplicar herramientas del análisis
contextual en situaciones de análisis criminal y la investigación de feminicidios a
través de la aplicación de diversas técnicas como el análisis de patrones, de redes,
de sospechosos, de entornos, entre otros.
Ahora bien, toca el turno de revisar los protocolos y procesos que se siguen en
la FEPD para la búsqueda y localización de personas con base en dos aspectos.
208
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
Fuente: Elaboración propia con base en el Reglamento Interno de la FEPD.
Comunicación social
Esta área está comisionada para la atención de familiares y víctimas de desaparición
de personas. Asimismo, es el área encargada de realizar los encuentros e informes
de resultados ante el Gobernador de Jalisco, el Fiscal General del Estado, y las
asociaciones y organizaciones de la sociedad civil.
Sin embargo, al momento de recolectar la información sobre esta área, para
2017 aún no se contaba con personal capacitado para desempeñar las funciones
de imagen pública de la FEPD.
Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas (DGBP)
Las desapariciones de personas
209
Por un lado, se tiene el componente de lo etario; mientras que, por otro lado, se
hace referencia a la función específica que realiza la Dirección General de Análisis
y Contexto, debido a que representa el mecanismo institucional novedoso para
que la FEPD cumpla con las recomendaciones internacionales en materia de
desaparición forzada y cometida por particulares.
El componente etario: búsqueda y localización mediante la alerta
AMBER Jalisco
En el siguiente flujograma (figura 2) se presenta todo el proceso que en la FEPD
se realiza para la búsqueda y localización de un menor de edad. Cabe señalar que
esta alerta es emitida cuando una persona de 0 a 18 años de edad se reporta como
desaparecida, independientemente del género. En este sentido, la movilización
de recursos operativos, de inteligencia, contextuales y legales se vuelven
apremiantes para la institución por la calidad de indefensión que cualquier niña,
niño o adolescente tiene en el momento en que desaparece.
Figura 2
Plan Institucional
Operador solicita la
información necesaria
sobre el menor de edad
que se reporta
Se recibe llamada de
emergencia en el centro
telefónico Alerta Amber
Se cierra reporte
Sí
Se envía unidad de
seguridad pública a verificar
la información al domicilio
del reportante
Se
localiza
Se realiza proceso de
búsqueda y localización
No
Se brinda apoyo integral a familiares
Se canaliza al agente del ministerio público a
realizar denuncia por desaparición
De ser necesario se difunde cédula con
información e imagen del menor
(alerta o prealerta)
Fuente: Plan Institucional de la FEPD.
210
Las desapariciones de personas
Proceso de Gestión para el Informe de Análisis y Contexto de la DGAC
En el Reglamento Interno de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas,
la Dirección General de Análisis y Contexto tiene como mandato conformar
una unidad con personal capacitado en diferentes áreas del conocimiento social
(multidisciplinario), que se encargue de investigar casos sobre desaparición
forzada e involuntaria de personas.
En este sentido, tal unidad se responsabiliza en:
Artículo 35, párr. III: …elaborar documentos de análisis y contexto antropológico,
sociológico, criminológico, criminalista, histórico, social, político y económico,
para investigar las causas inherentes a la desaparición forzada e involuntaria de
personas en el Estado de Jalisco.
Artículo 36 párr. IV… Para la elaboración de sus informes, la Dirección
General de Análisis y Contexto podrá recabar información de las Direcciones
Generales de Investigación y de Búsqueda de la Fiscalía, de otras áreas de la
Fiscalía General, de otras instituciones del Gobierno del Estado de Jalisco, de
otros Estados y del gobierno Federal, y en su caso, celebrar a través de la o
el Fiscal General los convenios de colaboración y manejo de información
correspondientes.
Conclusiones
Las desapariciones a nivel estatal y nacional resulta ser un tema muy espinoso
y doloroso para los familiares y deudos de las víctimas directas. Es evidente
que las experiencias de vida de quienes sufren día con día estos atroces hechos
no encuentran consuelo en las respuestas de las autoridades, sean locales o
nacionales.
Un análisis crítico de la gobernanza como enfoque sociopolítico para
articular la participación de actores sociales, exige ir más allá de una perspectiva
dicotómica que busque establecer quiénes pueden ser considerados “buenos o
malos” en el contexto de las desapariciones, puesto que la conjunción de factores
como la impunidad, la violencia y la colusión entre agentes del estado, miembros
de la sociedad civil, actores del mercado y elementos del crimen organizado,
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
211
pueden llegar a ser tan difusas y diversas que no es posible, o al menos resulta
sumamente complejo en el corto plazo, armar un sistema o entramado institucional
capaz de responder con total eficacia ante los retos y desafíos que entrañan las
desapariciones forzadas y cometidas por particulares, sobre todo bajo condiciones
de desigualdad estructural que menoscaban un desarrollo social más equitativo
(CNDH, 2020).
Sin embargo, la descripción y análisis de los andamiajes institucionales
creados para intentar responder a diferentes problemas sociales, posibilitan el
esclarecimiento de hasta qué punto se cuenta con suficientes recursos humanos,
técnicos y materiales disponibles para afrontar un tema tan acuciante como lo es
la desaparición forzada.
Cabe señalar que la creación de la Fiscalía Especializada en Personas
Desaparecidas representa una gran oportunidad para que las instituciones
encargadas de la seguridad en Jalisco, procuren realizar las labores de búsqueda,
localización, y reparación de las víctimas y sus deudos de manera más eficiente
y transparente.
En este sentido, es pertinente concluir con la necesidad de enfatizar tres
aspectos que representan áreas de oportunidad para que la FEPD pueda agilizar
los mecanismos y procesos institucionales. Tales puntos consisten en:
• Desde el punto de vista normativo, hay una apertura política que favorece
el desarrollo de legislación local, nacional e internacional en materia de
desaparición de personas, además de protocolos que establecen la priorización
de atender y proteger a víctimas, directas y secundarias.
• En este sentido, la reforma constitucional en materia de derechos humanos,
permite entender a la desaparición bajo un enfoque más amplio. Esto, debido
a que la desaparición comprende una serie de violaciones de varios de ellos.
Es decir, tiene un carácter atemporal, en donde una víctima se reporta como
desaparecida indefinidamente hasta su localización o después de que pase una
cantidad de tiempo en la que biológicamente no sea posible la vida. Además,
se reconoce el carácter sistemático con el que operan las desapariciones, es
decir, no ocurren de manera aislada.
212
Las desapariciones de personas
• Para finalizar, es pertinente señalar que la creación en 2017 de la Dirección
General de Análisis y Contexto (DGAC) resulta favorable porque permite
coadyuvar en las acciones institucionales que las direcciones generales de
búsqueda y de investigación, a través de la implementación de una metodología
contextual que permite analizar los crímenes de sistema bajo una perspectiva
multidisciplinaria.
• El interés creciente por la profesionalización de todo el personal que conforma
la FEPD, así como un interés por la producción de recursos tecnológicos
e interinstitucionales que apoyen las labores de búsqueda y localización de
personas.
Siempre resulta tarde e insuficiente la respuesta institucional ante los
problemas sociales, particularmente en la desaparición forzada y cometida por
particulares. Sin embargo, acciones que fomenten la creación y vinculación de
áreas que aprovechen metodologías científicas puede resultar una opción viable
para establecer un enfoque de gobernanza.
Aunque no se debe perder de vista la importancia de ser críticos y estar
pendientes de tales acciones, debido a que se requiere que como ciudadanos
y como personas que valoramos la vida, defendamos nuestro derecho a exigir
justicia para quienes nos hacen falta, y para quienes todavía pueden regresar a
casa.
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214
Capacidades institucionales y desapariciones forzadas en Jalisco
Las desapariciones de personas
215
Marco normativo de la ley general de
desaparición forzada de personas
Ian Ricardo Alcaraz Hernández
Introducción
Hoy en día, México experimenta la desgarradora realidad donde madres
esperanzadas buscan rastros o restos óseos en terrenos baldíos o fosas comunes
para encontrar a sus hijos desaparecidos, donde periodistas y activistas de
derechos humanos temen por sus vidas al exponer tan terrorífico contexto actual
y mientras jóvenes buscan conseguir el reconocimiento de las desapariciones
forzadas a nivel internacional (Durin: 2019). Es allí donde transitan el activismo
y la academia para exponer los diversos significados de una cruel administración
de justicia por parte de las autoridades hacia las víctimas y sus familias golpeadas
por esta ola de violencia. Éstas tienen la responsabilidad de visibilizar esta terrible
administración y violencia del Estado, que oculta las acciones gubernamentales
y no gubernamentales responsables (Durin, 2019).
Dentro de tal trama, las víctimas y sus familiares están siendo violentados
por instituciones, al no ser percibidas o reconocidas como personas. Según Weil
(1942), cada hombre o mujer cuenta con algo sagrado, a las que se les debe
reconocer en términos de amor y dimensión humana, como personas queridas
o sagradas:
Es imposible definir el respeto a la persona humana. No sólo es imposible de
definir con palabras. Muchas nociones luminosas están en el mismo caso. Pero
esta noción tampoco puede ser concebida; no puede ser definida, delimitada
mediante una operación muda del pensamiento (Weil, 1942, p. 1).
[217]
Estas familias cargan no solamente con la desaparición de sus seres queridos,
sino que están en una constante lucha por el reconocimiento de una irresponsabilidad
e injusticias del Estado ante actores internacionales en su búsqueda de la verdad
(Durin, 2019). Es por ello que se han organizado en agrupaciones las familias
con la esperanza de que no llegue a repetirse o se presente una revictimización.
Dentro de la administración de la justicia se presenta una pedagogía de
la crueldad (Segato, 2018); esto implica una habituación o programación de
prácticas que configuran significados a la cuestión de lo vivo, una cosificación de
la vida, donde se produce una normalización de la violencia dejando un paisaje de
crueldad habitual. El hecho de desaparecer una persona y no brindar su paradero
ante sus seres queridos es parte de un espectáculo de brutalidad y perversidad
que fragmenta los lazos comunitarios y silencia las voces de lucha, erradicando
las evidencias del crimen (Durin, 2019).
Asimismo, dentro de este análisis social, político y jurídico, es esencial centrar
los términos biopolítica —poder sobre la vida— y a la necropolíticas —poder de
dar muerte—; por tanto, se tienen dos miradas que se integran en el sentido de que
la primera se encarga de la gestión de la vida humana a través de leyes o políticas
sociales; mientras que la segunda se encarga de la destrucción y explotación
de cuerpos a partir de causas políticas (Estévez, 2018). En el presente artículo
se indaga en mayor medida, algunas políticas desarrolladas en la materia de la
gestión de la vida a partir de la destrucción de lazos familiares con la desaparición
forzada de personas (DFP).
Así pues, este artículo tiene como propósito profundizar en materia jurídica y
penal; los avances en el tema de (DFP). Ya que analizando la base legal con la que
actúan las autoridades, pueden vislumbrarse elementos para una administración
de justicia de las víctimas y sus familiares más eficiente y capaz de brindarles
cobijo, un acceso a la justicia y a la verdad.
Para ello, se hace una extensa exploración de la Ley General en Materia de
Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y
del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas,44 un contraste con las Leyes
especializadas del estado de Jalisco,45 una revisión bibliográfica científica y
sobre todo un análisis hemerográfico de diversas notas periodísticas recientes
con la intención de tener en primera mano algunas referencias jurídicas para
argumentar las acciones correspondientes al Estado, en términos de biopolíticas
y sus acciones para incidir en la problemática de las desapariciones forzadas, así
como también repensar en los efectos que han tenido ante la ciudadanía, sobre
todo en los colectivos de familiares de desaparecidos.
Una vez concluido el ejercicio de búsqueda de información se estructuró en 4
apartados la reflexión. En primer lugar, algunos antecedentes de la Ley General
de Desaparición de Personas en México y en el Estado de Jalisco, donde el
papel de colectivos de familiares de desaparecidos y las presiones internacionales
desempeñaron un rol notable. Seguidamente se profundizan en ciertos puntos
importantes de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas,
Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda
de personas a nivel federal y las leyes pertinentes con las que cuenta el Estado
de Jalisco para abordar la problemática; posteriormente en los siguientes puntos
se trata de ahondar en los efectos que han traído las Leyes Generales en la vida
jurídica y social del país y sobre todo cómo se ha llevado a cabo la administración
del justicia por parte de las instituciones formuladas a partir de las mencionadas
leyes, finalmente se enuncian las conclusiones y las referencias utilizadas.
Antecedentes
Antes que nada, debe dejarse en claro que para haberse llevado a cabo la
promulgación de la Ley General de Desaparición de Personas,46 se presentaron
diversas presiones a nivel internacional.47 Por ejemplo, las recomendaciones de
45
Ley de Personas Desaparecidas del Estado De Jalisco. Decreto 28325/LXII/21.
46
Uno de los casos más dramáticos de desaparición forzada en México es el de 43 estudiantes
de la escuela de maestros normalistas o estudiantes de Ayotzinapa, que en septiembre de 2014
fueron detenidos por policías de la sureña ciudad de Iguala, quienes los habrían entregado a
narcotraficantes (Expansión, 2017).
44
Nueva Ley publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de noviembre de 2017.
Última Reforma DOF 20-05-2021.
218
47
“Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado en los últimos años que con
el despliegue de militares en la lucha antidrogas se dispararon los casos de desapariciones
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
219
visitas de comisionados de las Naciones Unidas para el cumplimiento de las
responsabilidades del Estado Mexicano:
Adoptar las leyes generales sobre tortura y desapariciones de acuerdo a los
estándares internacionales de derechos humanos, con la participación de las
víctimas y organizaciones de la sociedad civil para integrar adecuadamente sus
consideraciones. Asegurar su efectiva implementación a nivel federal y estatal,
incluyendo el desarrollo de las capacidades requeridas y asignando los recursos
humanos y financieros necesarios (Zeid Ra’ad Al Hussein, 2015).
Así pues, a partir de las distintas presiones ejercidas por estos organismos, como
también por la Corte Interamericana de Derechos Humanos ante los diversos
casos de desaparecidos desde las décadas de los 80 y 90, se han ido formulando
distintas tesis jurisprudenciales de la DFP por parte de la suprema Corte de
Justicia de la Nación del 2004 al 2018, tal como se presenta a continuación:
Tabla 1
Cuadro jurisprudencial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el
tema de Desaparición Forzada
Número de
Fecha de
Título de la jurisprudencia
expediente,
emisión
tipo y materia
de tesis
48/ 2004
29 de junio Desaparición forzada de personas. Ese delito es de natuJurispruden- de 2004.
raleza permanente o continua.
cia/Constitucional.
Desaparición forzada de personas a que se refiere la Convención Interamericana de Belém, Brasil, de 9 de junio
de 1994. La declaración interpretativa formulada por el
gobierno no viola el principio de irretroactividad de la
ley consagrada en el artículo 14 constitucional.
86/2004
29 de junio Desaparición forzada de personas. La reserva expresa
Jurispruden- de 2004.
formulada por el gobierno mexicano al artículo IX de la
cia/ConstituConvención Interamericana de Belém, Brasil, publicada
cional Penal.
en el Diario Oficial de la Federación el 6 de mayo de
2002, no causa afectación alguna al Distrito Federal.
87/2004
29 de junio Desaparición forzada de personas. El plazo para que opeJurispruden- de 2004.
re su prescripción inicia hasta que aparece la víctima o se
cia/Constituestablece su destino.
cional
Penal.
1a. XII/2012 30 de
Desaparición forzada de personas. Los hechos
(10a.)
noviembre constitutivos de este delito son violaciones graves a los
Aislada/Cons- de 2011.
derechos humanos para efectos del derecho de acceso a la
titucional.
información de la averiguación previa que los investiga.
VIII.2o.P.A.3 14 de junio Desaparición forzada de personas. Ante la posible comiP (10a.)
de 2012.
sión del delito relativo, ninguna autoridad puede estableAislada/Conscer que transcurrió un determinado plazo para lograr la
titucional.
comparecencia del agraviado ni para practicar las diligencias necesarias al efecto.
VIII.2o.P.A.2 14 de junio Desaparición forzada de personas. Al identificarla como
P (10a.)
de 2012.
acto reclamado en el amparo, el órgano de control consAislada/Cotitucional y convencional, oficiosamente, debe ordenar a
mún.
las autoridades correspondientes que practiquen las diligencias conducentes para lograr la localización y comparecencia del agraviado, así como requerirles toda la
información para ello.
49/2004
29 de junio
Jurispruden- de 2004.
cia/Constitucional.
forzadas y ejecuciones extrajudiciales en las que podrían estar involucradas fuerzas del
orden” (Expansión, 2017).
220
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
221
I.9o.P.61
P 12 de junio
(10a.)
de 2014.
Aislada/Común, Penal.
I.9o.P.59
P 12 de junio
(10a.)
de 2014.
Aislada/Constitucional.
I.1o.P.51
P 20 de
(10a.)
febrero de
Aislada/Penal. 2017.
2a. LIV/2017 7 de abril
(10a.)
de 2017.
Aislada/Constitucional.
I.7o.P.88
P 18
(10a.)
mayo
Aislada/Penal. 2017.
222
de
de
Desaparición forzada de personas. El hecho de que el
juez de distrito no admita la demanda de amparo, no es
obstáculo para que los familiares de los desaparecidos
ejerzan su derecho a saber la verdad y el rumbo de las
investigaciones, mediante la obtención de las copias de
la averiguación previa correspondiente.
Desaparición forzada de personas. Al ser el juicio de amparo la materialización del derecho a un recurso judicial
efectivo, reconocido en la Constitución Federal y en los
tratados internacionales en materia de derechos humanos, no se requiere de una ley adjetiva para investigar
violaciones graves a derechos humanos, tratándose de
este delito.
Desaparición forzada de personas prevista en el artículo
215-a del Código Penal Federal. La negativa del activo
a reconocer la privación de la libertad o proporcionar información sobre el paradero de la víctima, es un aspecto
característico de este delito, que, si bien no está estatuido
como elemento integrante de su tipificación, sí constituye una conducta con la que se acreditan los elementos
normativos del tipo, relativos a “propiciar dolosamente
el ocultamiento” del pasivo.
Desaparición forzada. Constituye una “violación grave
de derechos fundamentales” para efectos de la excepción
prevista en el artículo 14, párrafo último, de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, vigente hasta el 9 de mayo de 2016.
Desaparición forzada de personas prevista en el artículo
215-a del Código Penal Federal. Su diferencia con el delito de abuso de autoridad, en su modalidad de dilatar
injustificadamente poner al detenido a disposición de la
autoridad correspondiente, establecido en el diverso 215,
fracción XV, del propio Código.
Las desapariciones de personas
I.7o.P.88
P 11
de Desaparición forzada de personas prevista en el artículo
(10a.).
agosto de 215-a del Código Penal Federal. Su diferencia con el deAislada/Penal. 2017.
lito de abuso de autoridad, en su modalidad de dilatar
injustificadamente poner al detenido a disposición de la
autoridad correspondiente, establecido en el diverso 215,
fracción XV, del propio Código.
X V I - 8 de
Desaparición forzada de personas. En este delito es inI.1o.P.A.49 P septiembre verosímil que un mando del Ejército mexicano (teniente
(10a.)
de 2017.
coronel de infantería de Estado Mayor), aduzca como
Aislada/Penal.
causa exculpatoria, que desconocía que sus subordinados detuvieron y mantuvieron oculta arbitrariamente a la
víctima durante un mes en las instalaciones de la unidad
militar a su cargo.
1a. CCXXVI- 1 de
Desaparición forzada de personas. Pronunciamientos de
II/2017 (10a.). diciembre instancias internacionales relacionados con los sujetos
Aislada/Penal. de 2017.
activos y conductas típicas que componen el delito respectivo.
1a.
CCXX- 1 de
Desaparición forzada de personas. El artículo 215-a del
V I I / 2 0 1 7 diciembre Código Penal Federal que prevé ese delito, en la porción
(10a.)
de 2017.
normativa que establece “independientemente de que
Aislada/Conshaya participado en la detención”, es constitucional y
titucional.
acorde con los tratados internacionales en la materia.
1a.
CCXX- 1 de
Desaparición forzada de personas. El artículo 215-a del
VI/2017 (10a.) diciembre Código Penal Federal que prevé ese delito, al utilizar el
Aislada/Cons- de 2017.
término “independientemente”, no vulnera el principio
titucional.
de legalidad en su vertiente de taxatividad.
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
223
I.9o.P.179 P 26 de
(10a.).
enero de
Aislada/Cons- 2018.
titucional-Penal.
I.9o.P.177 P
(10a.).
Aislada/Penal.
I.1o.P.107 P
(10a.)
Aislada/Común.
I.1o.P.106 P
(10a.)
Aislada/Común.
I.1o.P.107 P
(10a.)
Aislada/Común.
Desaparición forzada de personas. Para salvaguardar
el derecho humano de la víctima a estar informada del
desarrollo del procedimiento, es legal que, si aquélla se
encuentra en el extranjero, sus autorizados accedan a la
carpeta de investigación (interpretación conforme del artículo 109, fracciones II, v y XXII, del Código Nacional
de Procedimientos Penales, a la luz del artículo 20, apartado c, fracción i, constitucional).
Desaparición forzada de Personas. Víctimas directa e indirecta en este delito.
26 de
enero de
2018.
6 de abril Desaparición forzada de personas. Si se reclama en el
de 2018.
juicio de amparo indirecto, y de los hechos expuestos
en la demanda bajo protesta de decir verdad, se advierte
que la víctima es menor, las medidas que comprenden el
otorgamiento de la suspensión de oficio y de plano deben
dictarse acorde con esa condición, y en concordancia con
el principio de interés superior de la niñez.
6 de abril Desaparición forzada de personas. Cuando se reclama en
de 2018.
el juicio de amparo indirecto, el otorgamiento de la suspensión de oficio y de plano no sólo comprende ordenar
las acciones efectivas e idóneas para localizar y liberar
a la víctima, sino también las medidas para que cesen
los actos que afectan tanto los derechos de las víctimas
indirectas como los de las personas que hayan sufrido un
perjuicio directo como consecuencia de dicho acto.
6 de abril Desaparición forzada. Competencia para conocer de las
de 2018.
demandas promovidas por esos hechos, se surte a favor
del juez de distrito que previno en el conocimiento del
asunto.
23 de sep- 18
tiembre
de mayo
2 0 0 9 . I . 1 8 o . 2018.
A.13 K (10a.).
Aislada / Común.
de Actos de extraordinaria afectación a derechos humanos.
de Reglas procesales diferenciadas que para éstos prevé la
ley de amparo, en aras de remover obstáculos para lograr
una efectiva y oportuna protección judicial.
Fuente: Elaborado a partir de Guzmán (2018).
A nivel nacional puede apreciarse actualmente un avance significativo en
cuanto a la aprobación, dentro de las legislaciones estatales, como lo es el reciente
caso de Jalisco (Pérez, 2020). No obstante, previo a la Ley General, en estados
como Guerrero, Chiapas, la Ciudad de México, Querétaro y Coahuila; ya se
tenían antecedentes jurídicos y al mismo tiempo, estando algunos de éstos entre
los más señalados por casos de DFP.
Tabla 2
Leyes Especiales para la DFP
Leyes estatales especiales
Ley para Prevenir y Sancionar la Desaparición Forzada
de Personas en el Estado de Guerrero.
Ley para la Prevención y Sanción para la Desaparición
Forzada en el Estado de Chiapas.
Ley para Prevenir, Eliminar y Sancionar la Desaparición Forzada y Desaparición por Particulares (Distrito
Federal)
Iniciativa de Ley para Prevenir, Investigar, Sancionar y
Reparar la Desaparición Forzada en el Estado de Querétaro.
Ley para la Declaración de Ausencia por Desaparición
de Personas del Estado de Coahuila de Zaragoza.
Fecha de promulgación
14 de octubre de 2005
23 de septiembre de 2009
7 de mayo de 2015
5 de febrero de 2016
Martes 28 de mayo de 2019
Fuente: Elaboración propia.
224
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
225
Finalmente, el 12 de octubre del 2017, la Cámara de Diputados aprobó de
forma unánime, con 397 aprobaciones, 0 votos en contra y 0 abstenciones; la
Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición
Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
Ante esto, el presidente en cargo el Lic. Peña Nieto: “recibió a los familiares y
activistas ante quienes expresó su solidaridad y reconoció que la desaparición
de personas48 es una de las experiencias más dolorosas que alguien pueda sufrir”
(Expansión, 2017).
Cabe dejar en claro que ello no fue un camino sencillo, ya que el Estado
mexicano se ha caracterizado por omitir recomendaciones o visitas internacionales.
Así como aquella ocasión que desde el 2013 hasta 2017: “México rechazó que
el Comité Contra las Desapariciones Forzadas de la ONU visite el país, según
informó este viernes la presidenta del organismo Suela Janina” (Expansión, 2017).
Teniendo que pasar 4 años para concretar la visita, el Comité ha considerado a
este país como el primero en solicitar una visita, debido a que las numerosas
averiguaciones muestran una tendencia de desapariciones forzadas sistemáticas
(Expansión, 2017).
Por otra parte, también se ha caracterizado por contradecirse en sus prácticas
legislativas. Un caso típico es que la propia Ley decretó la creación de distintos
organismos como las Comisiones de Búsqueda y Fiscalías Especializadas de
Desaparición Forzada, que debieron entrar en vigor 30 días después de que
entrara la Ley General. Así como formularse un Programa Nacional de Búsqueda
a los 80 días posteriores, sin embargo, no se respetaron tales ordenamientos, que
incluso hoy en día diversos estados ni siquiera cuentan con Comisiones Locales
de Búsqueda.
En efecto, es posible pensar que el Estado mexicano se encuentra de forma
irónica, forzado, a responder por la DFP, gracias a la gran presión social que
han ejercido los colectivos de familiares de personas desaparecidas y también
de las obligaciones que debe cumplir ante tratados internacionales a los que está
suscrito, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ha expuesto
a México como referente de violaciones de Derechos Humanos e impunidad49
(Guzmán: 2018). De allí el tropezado, pero gran avance en materia legislativa
para administrar la repartición de justicia a las víctimas y sus familias.
Puntos importantes de la Ley General de Desaparición Forzada de
Personas
Antes que nada, el punto clave para la conformación de una DFP, es justamente
la participación del Estado en el delito de desaparición de personas. Así como se
explica en la convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas:
Para los efectos de la presente Convención, se considera desaparición forzada a
la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma,
cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen
con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta
de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de
informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio
de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes. (Artículo II.
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas).
De allí puede entreverse que la desaparición forzada de personas es una
obvia violación a los derechos humanos y pueden presentarse por los siguientes
elementos:
49
“A los criminales, el castigo verdadero; a los desgraciados, a los que la desgracia ha
mordido en el fondo del alma, una ayuda capaz de llevarlos a aplacar su sed en las fuentes
sobrenaturales; a todos los demás, un poco de bienestar, mucha belleza y la protección contra
48
“La ley que sanciona las desapariciones forzadas, es decir, aquellas en las que están
quienes les hagan el mal; en todas partes la limitación rigurosa del tumulto de las mentiras,
involucrados funcionarios, ‘es el primer paso’ para ‘hacerle frente a la impunidad’, señalaron
de las propagandas y de las opiniones; el establecimiento de un silencio en el que la verdad
los familiares en un comunicado” (Expansión, 2017).
pueda germinar y madurar; esto es lo que los hombres se merecen” (Weil, 1942, p. 18).
226
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
227
Tabla 3.
Elementos concurrentes en una desaparición forzada de personas
•
•
•
La privación de la libertad.
Intervención directa de los agentes estatales o la aquiescencia de éstos.
La negativa de reconocer la detención y de revelar la suerte o el paradero de
la persona desaparecida.
Fuente: Pacheco & Chimiak (2017)
Tales elementos clave se ven contemplados dentro de la recién Ley General
en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por
Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas,50 junto con diversas
herramientas jurídicas que buscan conformar redes institucionales a través de
organismos especializados; tales como se expresan en su artículo 2, que establece:
• Establecer la distribución de competencias y la forma de coordinación
entre las autoridades de los distintos órdenes de gobierno, para buscar a
las Personas Desaparecidas y No Localizadas, y esclarecer los hechos; así
como para prevenir, investigar, sancionar y erradicar los delitos en materia de
desaparición forzada de personas y desaparición cometida por particulares,
así como los delitos vinculados que establece esta Ley.
• Establecer los tipos penales en materia de desaparición forzada de personas
y desaparición cometida por particulares, así como otros delitos vinculados
y sus sanciones.
• Crear el Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
• Crear la Comisión Nacional de Búsqueda y ordenar la creación de Comisiones
Locales de Búsqueda en las Entidades Federativas.
50
Previo a la Ley no se contaban con criterios claros para proceder con investigaciones de
desaparición, por lo que en una gran mayoría de casos los responsables quedaban impunes:
“Lo que pasaba antes de la ley es que mientras no contáramos con el cuerpo no se podía
ni siquiera iniciar una investigación por secuestro, ni por privación ilegal de la libertad, ni
• Garantizar la protección integral de los derechos de las Personas Desaparecidas
hasta que se conozca su suerte o paradero; así como la atención, la asistencia, la
protección y, en su caso, la reparación integral y las garantías de no repetición,
en términos de esta Ley y la legislación aplicable.
• Crear el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
• Establecer la forma de participación de los familiares en el diseño,
implementación, monitoreo y evaluación de las acciones de búsqueda e
identificación de personas desaparecidas y no localizadas; así como garantizar
la coadyuvancia en las etapas de la investigación, de manera que puedan verter
sus opiniones, recibir información, aportar indicios o evidencias.
Asimismo, se mencionan los distintos actores implicados en la búsqueda de
personas desaparecidas; como el Banco Nacional de Datos Forenses, la Comisión
Ejecutiva de Atención a Víctimas, Comisiones de Atención a Víctimas de las
Entidades Federativas, Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, Comisiones
de Búsqueda de Personas en las Entidades Federativas, el Consejo Nacional
Ciudadano o también fiscalías especializadas como la Fiscalía Especializada de
la Procuraduría y de las Procuradurías Locales tendrán la obligación, facultad
y medios para proceder de manera más pronta y cívica a la aplicación de la
justicia, no sólo para las víctimas, sino también para sus familias. La propia
Ley General reconoce a estas figuras involucradas en la DFP al definirlas de la
siguiente manera
[…] a las personas que, en términos de la legislación aplicable, tengan parentesco
con la Persona Desaparecida o No Localizada por consanguinidad o afinidad, en
línea recta ascendente y descendente sin limitación de grado; en línea transversal
hasta el cuarto grado; el o la cónyuge, la concubina o concubinario o, en su
caso, quienes estén sujetos al régimen de sociedad en convivencia u otras figuras
jurídicas análogas. Asimismo, las personas que dependan económicamente de la
Persona Desaparecida o No Localizada, que así lo acrediten ante las autoridades
competentes (Ley General de Desaparición Forzada de Personas, art. 4).
tampoco por homicidio; entonces los presuntos responsables quedaban en libertad. Con la
ley, todo eso se cubre” (Miranda & Zavala, 2018).
228
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
229
A su vez, el articulo 138 expresa: “Los Familiares de las Víctimas de los
delitos de desaparición forzada de personas y desaparición por particulares
tendrán, además de los derechos contenidos en otros ordenamientos legales, los
siguientes derechos” (Ley General de Desaparición Forzada de Personas: art.
138). La participación conjunta con los familiares es parte fundamental dentro de
la búsqueda e investigación de sus desaparecidos; en efecto se reconoce dentro
de la Ley Genera la coadyuvancia aporta indicios para una búsqueda eficaz, así
como prosigue el articulo 138:
• Participar dando acompañamiento y ser informados de manera oportuna
de aquellas acciones de búsqueda que las autoridades competentes realicen
tendientes a la localización de la Persona Desaparecida.
• Proponer diligencias que deban ser llevadas a cabo por la autoridad competente
en los programas y acciones de búsqueda, así como brindar opiniones sobre
aquellas que las autoridades competentes sugieran o planeen. Las opiniones
de los Familiares podrán ser consideradas por las autoridades competentes en
la toma de decisiones. La negativa de la autoridad a atender las diligencias
sugeridas por los Familiares deberá ser fundada y motivada por escrito.
• Acceder, directamente o mediante sus representantes, a los expedientes que
sean abiertos en materia de búsqueda o investigación.
• Obtener copia simple gratuita de las diligencias que integren los expedientes
de búsqueda.
• Acceder a las medidas de ayuda, asistencia y atención, particularmente
aquellas que faciliten su participación en acciones de búsqueda, incluidas
medidas de apoyo psicosocial.
• Beneficiarse de los programas o acciones de protección que para salvaguarda
de su integridad física y emocional emita la Comisión Nacional de Búsqueda
o promueva ante la autoridad competente.
• Solicitar la intervención de expertos o peritos independientes, nacionales o
internacionales en las acciones de búsqueda, en términos de lo dispuesto en
la normativa aplicable.
• Ser informados de forma diligente, sobre los resultados de identificación o
localización de restos, en atención a los protocolos en la materia.
230
Las desapariciones de personas
• Acceder de forma informada y hacer uso de los procedimientos y mecanismos
que emanen de la presente Ley.
• Ser informados de los mecanismos de participación derivados de la presente
Ley.
• Participar en los diversos espacios y mecanismos de participación de
Familiares, de acuerdo a los protocolos en la materia.
• Acceder a los programas y servicios especializados que las autoridades
competentes diseñen e implementen para la atención y superación del daño
producto de los delitos contemplados en la presente Ley.
Así pues, parte importante de las exigencias de los familiares y colectivos de
desaparecidos es el cumplimiento de las responsabilidades administrativas de los
servidores para cumplir su deber, así como la impunidad a los victimarios. En
consecuencia, de acuerdo con esta nueva normativa, si los servidores públicos no
actúan de forma debida, las consecuencias pueden ser severas, como mencionan
los artículos 42 y 43:
Artículo 42. Los servidores públicos federales y locales que incumplan
injustificadamente con alguna de las obligaciones previstas en esta Ley y que
no constituyan un delito, serán sancionados en términos de lo establecido en
las leyes que establezcan las responsabilidades administrativas de los servidores
públicos.
Artículo 43. Para efectos de lo previsto en esta Ley, se considerará grave el
incumplimiento injustificado o la actuación negligente ante cualquier obligación
relacionada con la búsqueda inmediata de personas, en la investigación
ministerial, pericial y policial, así como en los procedimientos establecidos en
los protocolos correspondientes.
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
231
Otro aspecto a señalar es que, dentro de la Ley, se genera la implementación
del Sistema Nacional de Búsqueda,51 que tiene como objetivo una articulación
institucional entre los diversos niveles de gobierno, desde el ejercicio presupuestal,
hasta la sanción de delitos; dentro del artículo 49 se describen las atribuciones del
mismo Sistema de Búsqueda:
• Expedir modelos de lineamientos que permitan la coordinación entre
autoridades en materia de búsqueda de personas, así como de investigación
de los delitos previstos en esta Ley. La legislación de las Entidades Federativas
deberá prever los mecanismos para incorporar a su sistema jurídico los
modelos a que se refiere esta fracción.
• Establecer, en coordinación con las autoridades federales y las Entidades
Federativas, la integración y funcionamiento de un sistema único de
información tecnológica e informática que permita el acceso, tratamiento
y uso de toda la información relevante para la búsqueda, localización e
identificación de Personas Desaparecidas o No Localizadas; así como para la
investigación y persecución de los delitos materia de esta Ley.
• Proponer acuerdos de colaboración entre sus integrantes y los del Sistema
Nacional de Seguridad Pública, para el intercambio, sistematización y
actualización de la información de seguridad pública que contribuyan a la
búsqueda y localización de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
• Generar mecanismos para favorecer que las capacidades presupuestarias,
materiales, tecnológicas y humanas permitan la búsqueda eficiente y
localización de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
Al mismo tiempo, en esta articulación institucional, las Procuradurías del
Estado han de contar con fiscalías especializadas para investigar y perseguir los
51
delitos de DFP. Éstas deberán contar con: “[…] los recursos humanos, financieros,
materiales y técnicos especializados, multidisciplinarios y una unidad de análisis
de contexto que se requieran para su efectiva operación, entre los que deberá contar
con personal sustantivo ministerial, policial, pericial y de apoyo psicosocial” (Ley
General de Desaparición Forzada de Personas, art. 68).
También las fiscalías especializadas están encargadas de recibir las denuncias
ciudadanas e iniciar las carpetas de investigación, coordinándose y comunicándose
con la Comisión Nacional de Búsqueda, y de igual manera informar a los
familiares de las personas fallecidas identificadas no reclamadas:
Facilitar la participación de los Familiares en la investigación de los delitos
previstos en esta Ley, incluido brindar información periódicamente a los Familiares
sobre los avances en el proceso de la investigación y persecución de los delitos
previstos en esta Ley en términos del Código Nacional de Procedimientos Penales
(Ley General de Desaparición Forzada de Personas, artículo 70, facción XX).
Otra herramienta útil y bastante reclamada por colectivos de familiares
desaparecidos es la conformación de un sistema o un registro unificado de personas
desaparecidas, puesto que históricamente se ha presentado la problemática de una
falta de coordinación institucional en el uso de información. Por estas razones,
la Ley General integra la conformación del Registro Nacional de Personas
Desaparecidas o No Localizadas, el cual organiza y concentra información sobre
personas desaparecidas:
El Registro Nacional contendrá un apartado de consulta accesible al público
en general y dispondrá de espacios de buzón para recibir información que se
proporcione por el público en general, respecto de Personas Desaparecidas o No
Localizadas (Ley General de DFP, art. 103).
“[…] diseñar y evaluar de manera eficiente y armónica los recursos del Estado Mexicano
para establecer las bases generales, políticas públicas y procedimientos entre las autoridades
de todos los órdenes de gobierno para la búsqueda, localización e identificación de Personas
Desaparecidas y No Localizadas, así como para la prevención, investigación y sanción de los
delitos en materia de esta Ley” (artículo 44).
232
Las desapariciones de personas
Por último, un aspecto importante a señalar son las sentencias que deben
cumplir aquellos victimarios de desapariciones forzadas, así como también
pueden aumentar o disminuir, dependiendo de los casos. Tal como se muestra en
las tablas a continuación:
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
233
Tabla 4.
Delitos y sentencia en materia de desaparición forzada
Delito
Artículo 27. Comete el delito de desaparición forzada de personas, el servidor público o el particular que, con la autorización, el apoyo o la aquiescencia de un servidor público, prive
de la libertad en cualquier forma a una persona, seguida de
la abstención o negativa a reconocer dicha privación de la
libertad o a proporcionar la información sobre la misma o su
suerte, destino o paradero.
Artículo 28. Al servidor público, o el particular que, con la
autorización, el apoyo o la aquiescencia de un servidor público, oculte o se niegue a proporcionar información sobre la
privación de la libertad de una persona o sobre el paradero de
una persona detenida, u oculte a una persona detenida.
Artículo 31. A quien omita entregar a la autoridad o Familiares al nacido de una víctima del delito de desaparición
forzada de personas durante el período de ocultamiento, a
sabiendas de tal circunstancia.
Artículo 31. A quien, sin haber participado directamente en
la comisión del delito de desaparición forzada de personas,
retenga o mantenga oculto a la niña o niño que nazca durante
el período de desaparición de la madre, a sabiendas de tal
circunstancia.
Sentencia
Artículo 30. Se impondrá pena de cuarenta a
sesenta años de prisión,
y de diez mil a veinte
mil días.
Artículo 30. Se impondrá pena de cuarenta a
sesenta años de prisión,
y de diez mil a veinte
mil días.
Artículo 31. Se impondrá pena de veinte a
treinta años de prisión
y de quinientos a ochocientos días multa.
Artículo 31. Se impondrá pena de veinticinco
a treinta y cinco años de
prisión.
Tabla 5.
Aumento y disminuciones de sanciones en materia de desaparición forzada
Aumentos
Artículo 32. Las sanciones para el delito
de desaparición forzada de personas previstas en esta Ley, pueden ser aumentadas
hasta en una mitad cuando:
I. Durante o después de la desaparición,
la Persona Desaparecida muera debido a
cualquier alteración de su salud que sea
consecuencia de dicha desaparición, o por
enfermedad previa que no hubiere sido
atendida en forma adecuada por los autores o partícipes del delito.
II. La Persona Desaparecida sea niña, niño
o adolescente, mujer, mujer embarazada,
persona con discapacidad o persona mayor.
III. La condición de persona migrante o
afrodescendiente, la pertenencia a un pueblo o comunidad indígena o cualquier otro
equiparable, sea la motivación para cometer el delito.
IV. La identidad de género o la orientación
sexual de la víctima sea la motivación para
cometer el delito.
Fuente: Ley General de Desapariciones Forzadas de Personas; capítulo tercero de la desaparición forzada de personas.
Disminución
Artículo 33. Las sanciones para el delito
de desaparición forzada de personas previstas en esta Ley, pueden ser disminuidas,
conforme lo siguiente:
I. Si los autores o partícipes liberan a la
víctima espontáneamente dentro de los
diez días siguientes a la desaparición, disminuirán hasta en una mitad.
II. Si los autores o partícipes proporcionan
información efectiva que conduzca a la localización con vida de la Persona Desaparecida, disminuirán hasta en una tercera parte.
III. Si los autores o partícipes proporcionan información efectiva que conduzca
a la localización del cadáver o los restos
humanos de la Persona Desaparecida, disminuirán hasta en una cuarta parte.
IV. Si los autores o partícipes proporcionan información efectiva que permita
esclarecer los hechos o identificar a los
responsables, disminuirán hasta en una
quinta parte.
V. La persona haya sido desaparecida por
su actividad como defensora de derechos
humanos.
VI. La persona haya sido desaparecida en
razón de su labor como periodista.
234
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
235
VII. La Persona Desaparecida sea integrante de las Instituciones de Seguridad
Pública.
VIII. El o los autores tengan vínculos de
parentesco, amistad, relación laboral o de
confianza con la víctima.
IX. Los delitos se realicen con el propósito de impedir que las autoridades competentes conozcan de la comisión de otros
delitos.
Fuente: Ley General de Desapariciones Forzadas de Personas; capítulo tercero de la desaparición forzada de personas.
En definitiva, se han revisado hasta aquí algunos de los puntos clave que
presenta la Ley General. Si bien, es un fuerte avance en la lucha contra la DFP
y que es causa de una gran movilización social a partir de colectivos y presiones
internacionales. Ahora es turno de pensarse y posicionar cuestionamientos sobre
¿cómo se ha aplicado en distintos estados tal normativa? Es por ello que se
presentará en lo que resta del artículo tal cuestionamiento, poniendo la mirada
en Jalisco. Pero antes, se puntualizan a manera de síntesis los puntos clave de la
Ley General en la próxima tabla:
Tabla 6.
Puntos clave de la nueva ley contra la desaparición de personas
Distinciones
236
Uno de los primeros artículos de la Ley establece la distinción entre
personas desaparecidas y personas no localizadas. Las primeras son
aquellas cuya ubicación se desconoce y de quienes las autoridades
tienen información suficiente para creer que esto se debe a que fueron
víctimas del delito de desaparición. Las segundas son los ciudadanos
cuya ausencia es atribuible a otras causas.
Las desapariciones de personas
Los tipos de La norma contempla dos tipos de desaparición: la forzada y la comedesapariciones tida por particulares. El primer tipo se refiere a cuando un funcionario
priva de la libertad a una persona y oculta el hecho, o a cuando un
particular realiza este acto con el apoyo de un servidor público. El
segundo se da cuando un particular priva de la libertad a una persona
y oculta el hecho, sin alguna forma de respaldo por parte de funcionarios.
La naturaleza En sus dos modalidades, los delitos de desaparición “serán persedel delito
guidos de oficio y tienen el carácter de permanentes o continuos, en
tanto la suerte o paradero de la persona desaparecida no se hayan
determinado o sus restos no hayan sido localizados y plenamente
identificados”, señala el texto aprobado en el Congreso.
Además, se establece que estos delitos serán imprescriptibles —podrán ser sometidos a proceso penal sin importar cuánto tiempo haya
pasado desde que ocurrieron— y quienes los cometan no podrán recibir amnistías ni indultos.
Las penas
Para el delito de desaparición forzada se contemplan penas de 40
a 60 años de prisión y de 10 000 a 20 000 días de multa. Para el de
desaparición de personas cometida por particulares, van de 25 a 50
años de prisión con multas de 4 000 a 8 000 días.
En ambos casos, los castigos aumentarán en 50% si la víctima muere, pertenece a algún grupo vulnerable —menores, mujeres, adultos
mayores o personas con discapacidad—, es periodista o defensor de
derechos humanos, fue desaparecida debido a su preferencia sexual o
con el propósito de ocultar otros delitos.
Por otra parte, la ley abre la puerta a que los responsables obtengan
una reducción de pena, si dejan libre a la persona en los 10 días posteriores a la privación de la libertad o si aportan información que
conduzca a localizarla.
Delitos
Otras acciones relacionadas con una desaparición —y también casrelacionados tigadas con cárcel, con penas que van de los dos a los 20 años tras
las rejas— son ocultar, incinerar o sepultar los restos de una persona
desaparecida, obstaculizar la búsqueda de alguien o entorpecer las
investigaciones para esclarecer un delito de desaparición.
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
237
El Sistema
Nacional
Un punto clave de la ley es la creación de un Sistema Nacional de
Búsqueda de Personas, con la finalidad de que funcione como un
entramado de instituciones que defina las bases generales, las políticas públicas y los procedimientos para la búsqueda, localización e
identificación de ciudadanos ausentes.
Se prevé que esté integrado por los titulares de las secretarías de Gobernación (Segob) y de Relaciones Exteriores (SRE), de la Procuraduría General de la República (PGR), de la Comisión Nacional de
Búsqueda —una nueva institución—, del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), de la Policía Federal (PF), de las comisiones
locales de búsqueda —también nuevas—, por tres integrantes de un
Consejo Ciudadano creado ex profeso y por un representante de la
Conferencia Nacional de Procuración de Justicia.
Las “armas” Para que pueda operar, se contempla que el sistema cuente con las
del Sistema siguientes herramientas —la mayoría de nueva creación—: el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, el Banco
Nacional de Datos Forenses, el Registro Nacional de Personas Fallecidas No Identificadas y No Reclamadas, el Registro Nacional de
Fosas, el Registro Administrativo de Detenciones, la Alerta Amber y
el Protocolo Homologado de Búsqueda.
Las comisiones A nivel federal, se plantea que exista una Comisión Nacional de Búsde búsqueda queda, que sea órgano desconcentrado de la Segob y que tenga como
tarea principal dar seguimiento a los casos. En lo local, se exige que
cada estado tenga un órgano análogo.
“Cada entidad federativa debe crear una Comisión Local de Búsqueda, la cual debe coordinarse con la Comisión Nacional de Búsqueda
y realizar, en el ámbito de sus competencias, funciones análogas a
las previstas en esta ley para la Comisión Nacional de Búsqueda”,
señala la Ley.
Grupos de
La legislación contempla que la Comisión Nacional de Búsqueda
búsqueda
cuente con grupos de búsqueda, que estén formados por funcionarios
especializados de manera que puedan generar metodologías y mecanismos ágiles de localización, con apego a los derechos humanos.
El Consejo
Nacional
Para dar voz a la sociedad civil en el Sistema Nacional, se establece la
creación de un Consejo Ciudadano conformado por cinco familiares
de personas desaparecidas y no localizadas, cuatro expertos en la materia y cuatro representantes de organizaciones no gubernamentales.
Según el texto avalado en el Congreso, todos estos consejeros serán
elegidos por el Senado y su cargo será honorario (sin remuneración).
Fiscalías
Otro punto clave de la Ley es la obligación de que la PGR y las proespecializadas curadurías locales creen fiscalías especializadas en la desaparición
de personas, lo que ha sido una exigencia constante de familiares de
desaparecidos.
La mecánica Según la Ley, cualquier persona podrá levantar un reporte por la ausencia de una persona. Deberá hacerlo ante una comisión de búsqueda que, a su vez, enviará los datos al Registro Nacional de Personas
Desaparecidas y No Localizadas y se comunicará con la fiscalía correspondiente si considera que se ha cometido un delito.
Los nuevos El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas
estará a cargo de la Comisión Nacional de Búsqueda, se alimentará
registros
con la información que aporten autoridades federales y locales, y tendrá una versión pública que podrá consultarse por internet.
Por otra parte, el Registro Nacional de Personas Fallecidas No Identificadas y No Reclamadas y el Banco Nacional de Datos Forenses
serán manejados por la PGR. En este último habrá información genética, pericial y forense que permita la identificación de personas.
Apoyo a las Para el apoyo a los familiares de las personas ausentes, la Ley contempla la participación de la Comisión Ejecutiva de Atención a Vícvíctimas
timas (CEAV), así como de las comisiones de derechos humanos.
Declaración Un último punto de la legislación es la figura de la Declaración Especial de Ausencia, que la familia de la persona desaparecida o no loespecial de
calizada podrá solicitar después de que hayan transcurrido tres meses
ausencia
de que realizó su primer reporte.
La finalidad de este mecanismo es que los familiares cuenten con un
respaldo legal que les permita acceder al patrimonio del desaparecido —por ejemplo, a sus cuentas bancarias— y también efectuar otros
trámites sin toparse con obstáculos.
Fuente: Elaborado a partir de Torres (2007).
238
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
239
Un contraste con las leyes estatales de Jalisco
Para empezar, en cuanto al estado de Jalisco, se han visto avances en materia
legislativa. En el año 2013, se incorporaron al Código Penal el capítulo XI
que trata justamente la DFP, así como también la emisión del Protocolo a la
Investigación y Atención en Casos de Desaparición de Mujeres por Razones de
Género (Cabral & Chimiak, 2017). Además, a partir de que la Comisión Estatal
de Derechos Humanos del estado de Jalisco, (CEDHJ) se pronunció al respecto
de las desapariciones forzadas,52 se adoptaron distintas medidas o protocolos,
entre ellos:
• Protocolo Nacional Alerta Amber México (2 de agosto de 2012).
• Protocolo de Atención en Casos de Desaparición de Personas para el Estado
de Jalisco (20 de junio de 2013).
• Protocolo de Investigación y Atención en Casos de Desaparición de Mujeres
por Razones de Género para el Estado de Jalisco (5 de octubre de 2013).
• Reformas legislativas al Código Penal en las que se tipificó el delito de
desaparición forzada de personas, calificándolo como delito grave (15 de
octubre de 2013).
A continuación, a manera de antecedentes, se presentan dos de los protocolos
de acción que tratan la atención de DFP e investigación por razones de género
en el Estado de Jalisco:
52
“La ley fue aprobada por el Congreso después de años de exigencias por parte de distintos
sectores, que cobraron mayor fuerza a partir de casos emblemáticos como el de los 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014,
Tabla 7.
Atención en casos de desaparición de personas para el estado de Jalisco
Publicación
Acciones
Determinación de la existencia de un caso de desaparición (mediante
denuncia, por escrito, solicitud u oficio de alguna autoridad de los 3
órdenes de gobierno, o de oficio).
De respuesta inmediata.
Si procede se activa la alerta AMBER.
Solicitar al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses que verifique si
información de la persona desaparecida está en las bases de datos del
Servicio Médico Forense y/o perfil genético, el cual debe rendir un
informe en un plazo de 5 días.
Una vez corroborada la información de la que tiene conocimiento el
Ministerio Público, deberá ser transmitida al responsable de la terminal de la base de datos del RNPED, quien deberá remitir un informe
mensual del número total de desaparecidos a la Fiscalía de Derechos
20 de junio de
Humanos y a la Fiscalía General.
2013
Intervención de la Fiscalía de Derechos Humanos en la investigación.
Se otorga la facultad a la dependencia de conocer de los expedientes
de desaparición, acceso y seguimiento a las actuaciones y diligencias,
acompañamiento del área jurídica a la víctima u ofendido en el desahogo de actuaciones y diligencias, así como brindar atención a las
víctimas.
Atención jurídica, médica, psicológica y asistencial.
Deberá de ser proporcionada por personal de la Fiscalía de Derechos
Humanos, a través de la emisión de una carta invitación para que acuda la víctima u ofendido en un plazo de 48 horas. Se realizará una
valoración para determinar el tipo de apoyo.
El protocolo además señala el proceso para la intervención de las áreas
encargadas de brindar la atención.
Fuente: Cabral & Chimiak (2017).
presuntamente a manos de policías municipales de Iguala y Cocula aliados con el crimen
organizado” (Expansión, 2017).
240
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
241
Estos primeros precedentes brindaron las pautas para que, en primer lugar,
se reconozcan las facultades de las instituciones involucradas en la atención a
víctimas de DFP, donde la correcta coordinación entre el Instituto Jalisciense
de Ciencias Forenses (IJCF), el Ministerio Público, Fiscalía de Derechos
Humanos y Fiscalía General, está en función de brindar la atención jurídica,
médica, psicológica, asistencial más eficaz. Así como también del Protocolo de
Investigación y Atención en Casos de Desaparición de Mujeres por Razones
de Género, fueron retomados varios de estos elementos posteriormente para la
propuesta de Ley en Materia de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco y
la Ley de Atención a Víctimas para el Estado de Jalisco.
Tabla 8.
Protocolo de Investigación y Atención en Casos de Desaparición de Mujeres
por Razones de Género
Publicación
Acciones
Investigación ministerial.
Debe ser realizada con perspectiva de género y en atención a su posible
relación con un contexto de violencia contra las mujeres.
Debida diligencia. Las actuaciones deben ser realizadas de manera rigurosa, acuciosa y exhaustiva.
El agente ministerial debe solicitar la colaboración de la PGR y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para analizar y compartir bancos
de información.
Establecimiento de criterios para la atención a víctimas, las cuales pre5 de ocutbre
vén evitar la criminalización y discriminación de la víctima, brindar
de 2013
protección especial a sus familiares de ser necesario, etc.
Obligación del agente ministerial de verificar la cadena de custodia, a
fin de evitar pérdida de información.
Conocimiento de instrumentos internacionales que protegen derechos
humanos de las mujeres.
Integración de un equipo interdisciplinario de investigación con la
finalidad de que lleve a cabo un análisis del entorno de la víctima.
Se establecen las diligencias básicas que deben realizarse en los supuestos de contar o no con una persona detenida (presunto responsable).
242
Las desapariciones de personas
Investigación policial
Disposiciones de carácter operativo: Mantener comunicación estrecha y
constante con las víctimas; validar la información obtenida en la investigación por un área policial especializada en perfiles criminales.
Acciones inmediatas: Obtener información básica de los hechos, trasla5 de octubre
do inmediato al lugar de los hechos y al domicilio de la víctima, búsquede 2013
da de perfiles en redes sociales, establecer el móvil y modus operandi de
la desaparición.
Elaboración de un reporte policial con las características que señala el
protocolo.
Declaración de testigos relevantes para la investigación.
Intervención pericial.
Se explican los lineamientos de intervención del IJCF en la realización
5 de octubre
de peritajes en las siguientes áreas: criminalística de campo, dactiloscode 2013
pia forense, identificación fisonómica, Retrato hablado, genética forense, psicología forense y otras especialidades.
Fuente: Cabral & Chimiak (2017).
Otros puntos a señalar, al interior del estado de Jalisco, al 2019, es que se
están presentando distintas iniciativas o propuestas de Ley en torno a la DFP:
Ley para la Declaración Especial de Ausencia por Desaparición de Personas para
el Estado de Jalisco, Ley en Materia de Personas Desaparecidas del Estado de
Jalisco y la Ley de Atención a Víctimas para el Estado de Jalisco. Es por tanto
necesario señalar algunos puntos clave de éstas para así mostrar los avances en
materia legislativa del Estado.
En primer lugar, la Ley para la Declaración Especial de Ausencia por
Desaparición de Personas53 para el Estado de Jalisco tiene como objeto el
reconocimiento, protección y garantía de la continuidad de la personalidad jurídica
53
Se comprende por Declaración Especial de Ausencia: A la Declaración Especial de Ausencia
por Desaparición, para Personas Desaparecidas cuyo paradero se desconoce y se presuma,
por cualquier indicio, que su ausencia se relaciona con la comisión de un delito (Ley para la
Declaración Especial de Ausencia por Desaparición de Personas para el Estado de Jalisco).
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
243
y los derechos de las personas desaparecidas y sus familiares, los cuales, una
vez presentando un reporte de desaparición a la Comisión Estatal de Búsqueda,
podrán presentar una solicitud de Declaración Especial de Ausencia. Tal ley tiene
como objeto:
Establecer el procedimiento local para la emisión de la Declaración Especial
de Ausencia, así como señalar sus efectos hacia la persona desaparecida, los
familiares o personas legitimadas por ley, una vez que ésta es emitida por el
órgano jurisdiccional competente (Ley para la Declaración Especial de Ausencia
por Desaparición de Personas para el Estado de Jalisco, artículo 1).
Rescatables son los principios de la Ley para la Declaración Especial de
Ausencia, de los cuales cabe mencionar en primer lugar su celeridad, es decir
que todo proceder de la Declaración debe atender a los tiempos establecidos,
es decir no exceder más de 6 meses, teniendo que existir una resolución y
así evitar cualquier tipo de retrasos injustificados. En segundo lugar, llama la
atención su enfoque diferencial y especializado; el cual expone la obligación
de las autoridades por otorgar una atención especializada de acuerdo con su
edad, identidad de género, etnia, discapacidad u orientación sexual, así como
un reconocimiento de que ciertos daños requieren un cuidado que responda a
particularidades de las víctimas o grupos como en el caso de indígenas, familiares,
periodistas o defensores de derechos humanos.
Asimismo, principios como máxima protección; donde se les indica a las
autoridades cumplir con las medidas apropiadas para asegurar la protección
de personas desaparecidas, familiares o quien tenga un interés jurídico en la
Declaración Especial de Ausencia. O un principio de inmediatez,54 que establece
54
De acuerdo con el artículo 9 de la Ley de Declaración de Ausencia se explicita que la
Fiscalía Especial: “estará obligada, en un plazo no mayor a cinco días hábiles contados a
partir de la recepción de dicha petición, a solicitar al órgano jurisdiccional competente que
se inicie el procedimiento de Declaración Especial de Ausencia y, en su caso, que ordene las
medidas que resulten necesarias para proteger los derechos de la persona desaparecida y de
que el órgano jurisdiccional debe mantener un contacto directo con los familiares
de las víctimas, brindan las pautas para orientar la estructura, la forma de proceder
y el contenido de la Ley de Declaración Especial de Ausencia.
Resulta relevante señalar ahora el contenido de la solicitud de Declaración
Especial de Ausencia, recordando que, una vez presentada una denuncia de
desaparición, se cuenta con el derecho de solicitarla. De igual manera el órgano
receptor cuenta con 3 días hábiles para proveer sobre la admisión de la solicitud.
Tabla 9.
Solicitud de Declaración Especial de Ausencia
I.
El nombre, parentesco o relación de la persona solicitante con la persona desaparecida y sus datos generales.
II. El nombre, fecha de nacimiento y el estado civil de la persona desaparecida.
III. El número de la carpeta de investigación, del reporte o del expediente de queja
en donde se narren los hechos de la desaparición.
IV. La fecha y lugar de los hechos relacionados con la desaparición; cuando no se
tenga precisión sobre la fecha o el lugar, bastará con la presunción que se tenga
de esta información.
V. El nombre y edad de los familiares o de aquellas personas que tengan una relación afectiva inmediata y cotidiana con la persona desaparecida.
VI La actividad a la que se dedica la persona desaparecida, así como nombre y domicilio de su fuente de trabajo y, si lo hubiere, datos del régimen de seguridad
social al que pertenezca la persona desaparecida.
VII Los bienes y derechos patrimoniales de la persona desaparecida.
Fuente: Articulo 10 de la Ley de Declaración Especial de Ausencia
En segundo lugar, cabe mencionar que en Jalisco se ha presentado la Ley de
Atención a Víctimas para el Estado de Jalisco; la cual retoma varios puntos de
la Ley General, al indicar proteger a las víctimas de delitos de fuero común y
violaciones de sus derechos humanos por servidores públicos (Ley de Atención
de Víctimas para el Estado de Jalisco). Esta atención tiene como fin evitar un
proceso de victimización:
sus familiares” (artículo 9 de la Ley de Declaración Especial de Ausencia)
244
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
245
Las víctimas recibirán ayuda inmediata de la Comisión Estatal o de la instancia
a la que sea canalizada, de acuerdo a las necesidades inmediatas que tengan
relación directa con el hecho victimizante para atender y garantizar la satisfacción
de sus necesidades de alimentación, aseo personal, manejo de abastecimientos,
atención médica y psicológica de emergencia, transporte de emergencia y
alojamiento transitorio en condiciones dignas y seguras, a partir del momento
de la comisión del delito o de la violación de los derechos o en el momento en el
que las autoridades tengan conocimiento del delito o de la violación de derechos.
Las medidas de ayuda inmediata se brindarán garantizando siempre un enfoque
transversal de género y diferencial, y durante el tiempo que sea necesario para
garantizar que la víctima supere las condiciones de necesidad inmediata (Ley de
Atención de Víctimas para el Estado de Jalisco, art. 11).
Otro esfuerzo por parte de la legislatura de Jalisco es la propuesta de Ley en
Materia de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco, la cual retoma diversos
puntos de la Ley General, a continuación, se muestran los objetivos de la ley:
Tabla 6.
Objetivos de la Ley en Materia de Personas Desaparecidas del Estado de
Jalisco
I. Establecimiento de un Sistema coordinación entre todos los diversos poderes, órEstatal de Búsqueda
ganos y organismos del estado, para la búsqueda
de personas desaparecidas y no localizadas, para
esclarecer los hechos; así como para prevenir, investigar, sancionar y erradicar los delitos en materia de desaparición forzada de personas y desaparición cometida por particulares, así como los
delitos vinculados que establece la Ley General en
Materia de Desaparición Forzada de Personas.
II. Regulación
Regular el objeto, funcionamiento y atribuciones
de la Comisión de Búsqueda del Estado de Jalisco;
III. Participación de familiares
familiares en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones de búsqueda e
identificación de personas desaparecidas y no localizadas;
IV. Coadyuvancia de las y los en el diseño, implementación, monitoreo y evaluafamiliares
ción de las acciones de búsqueda e identificación
de personas desaparecidas y no localizadas;
V. Protección integral de derechos de las personas desaparecidas hasta que se conozca
su suerte o paradero, así como la atención, asistencia, protección, garantías de no repetición y en su
caso, la reparación integral
VI. Creación de registros estales de Personas Desaparecidas, de Fosas, de Personas
Fallecidas no Identificadas, y de personas localizadas, de las regulaciones, competencias, atribuciones, mecanismos de coordinación, interoperabilidad, gestión, actualización y presentación en
plataformas accesibles para las autoridades involucradas en el Sistema Estatal de Búsqueda de Personas y las o los familiares de personas desaparecidas en el Programa Estatal de Búsqueda.
Fuente: Art. 2. de la Ley en Materia de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco.
Por tanto, queda expuesto que dentro de la legislatura del estado de Jalisco se
avanza a pasos agigantados para resolver la problemática de desaparición forzada
y sobre todo poniendo énfasis en la coordinación entre las distintas autoridades,
tanto al interior del Estado como con la federación.
Por último, cabe mencionar a la reciente Ley de Personas Desaparecidas del
Estado de Jalisco, publicada en marzo de 2021 en el Periódico Oficial del Estado
de Jalisco,55 donde se plantea la regulación, las obligaciones y atribuciones de
cada uno de los actores implicados, así como las instituciones participantes en la
55
Gobierno del Estado de Jalisco (viernes 5 de marzo de 2021). LEY DE PERSONAS
DESAPARECIDAS DEL ESTADO DE JALISCO. Número 26 ter. Edición Especial.
246
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
247
búsqueda e investigación de personas desaparecidas; y también la coordinación
para contar con un Sistema Estatal de Búsqueda, Registros Estatales de Personas
Desaparecidas, la integración de un Banco Estatal de Datos y las Comisiones de
Búsqueda. Todo ello con el fin de homologarse con la Ley General.
Según la opinión de diferentes organizaciones en defensa de los derechos humanos,
en México las leyes presentan errores, como por ejemplo: hay leyes que protegen
a los funcionarios de ser procesados, esto incluye a los altos funcionarios del
gobierno y miembros de las fuerzas armadas; no se toma en cuenta la situación
de los migrantes que desaparecen en territorio nacional; la falta de un registro
preciso sobre el número de casos; la problemática administrativa como los casos
de corrupción y otras prácticas que dificultan la investigación y resolución de
cada caso, etc.” (Chale-Cervantes, 2018).
Críticas a la aplicación de la mencionada Ley
Hasta ahora se han revisado algunos antecedentes y puntos importantes de la Ley
General, así como los protocolos propios del estado de Jalisco. Éstos han servido
para contextualizar en términos jurídicos cómo se ha de administrar la justicia
y los mecanismos para acceder a ésta. Ahora bien, al cierre de este artículo se
posicionan una serie de reflexiones en cuanto a ciertos efectos sociales y políticos
que han traído consigo el marco legal de desaparición forzada en la vida cotidiana,
sobre todo en los colectivos familiares que experimentan y participan activamente
con la problemática.
Por supuesto, las Leyes muestra una marcada contradicción entre su ejecución
y asimilación, tanto por las instituciones y la sociedad en su conjunto. Se puede
partir con el supuesto de que la legislación sobre desaparición forzada es una
solución a esta problemática, es decir, que no aumenta la capacidad y la voluntad
de los funcionarios en sistema penal para sancionar a los culpables. No obstante,
cuando la problemática radica realmente en la mejora de la capacidad del Estado
y los gobiernos locales para acabar con la impunidad, se presenta una deficiente
diligencia56 y una pobre reparación de daño a las víctimas (Guzmán, 2018). La
misma Ley General es criticada desde diversos frentes que reconocen con ciertos
errores:
56
En consecuencia, se conforma un ciclo de violencia donde se cometen
múltiples violaciones de Derechos Humanos y una incorrecta diligencia en
los procesos de investigación y de justicia en la DFP. Quedando impunes los
particulares o agentes de Estado responsables del delito, mientras que las víctimas
y sus familias quedan varados sin la posibilidad de reparación de daño (Guzmán,
2018). En efecto, se vuelve necesaria la formulación de políticas enfocadas a la
reparación de las víctimas y sus seres queridos.
Por otra parte, una de las finalidades con mayor relevancia de la Ley General
es que los victimarios de desaparición forzada sean llevados ante la justicia.
No obstante, se cuenta con poca información al respecto de cuántas personas
han sido acusadas por el delito de DFP57 y cuántas deberían serlo, puesto que
las instituciones y los funcionarios se desplazan en un sistema de injustica e
impunidad (Chale-Cervantes, 2018). Además, de acuerdo con la Dirección
General de Seguimientos a Procesos de la Fiscalía General de Jalisco, del 2013
al 2019, se cuenta únicamente con 4 sentencias condenatorias por el delito de
desaparición forzada
“[…] diligencia es un concepto integral que contempla todas las acciones, que el Estado
está obligado a realizar para prevenir, sancionar, investigar, combatir, reparar y eliminar los
57
actos de violación a los derechos humanos, comprendiendo a todo el aparato del Estado,
mayor número de detenidos por este delito, entre ellos se incluye al exsecretario de Seguridad
especialmente a los órganos que se dedican a los procesos de investigación e impartición de
Pública, Arturo Bermúdez; al ex fiscal general, Luis Ángel Bravo, y a una veintena de mandos
justicia. De tal manera que cada vez que el Estado realiza un trabajo administrativo deficiente
policiales medios. En Zacatecas, según los reportes anuales de denuncias presentadas ante
o no emplea estrategias integrales no responde con la debida diligencia” (Guzmán, 2018, p.
el Ministerio Público, desde 2012 hasta el cierre de julio se han presentado ocho casos”
22).
(Miranda & Zavala, 2018).
248
Las desapariciones de personas
“Según un recuento de El Universal, con 50 procesados, Veracruz es la entidad que tiene
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
249
En los registros de actuación de la Fiscalía General de Jalisco también se
señaló que, entre 2013 y 2019, se han girado 31 órdenes de aprehensión
contra funcionarios públicos por presuntamente haber participado en la
desaparición de personas; de estas órdenes sólo se cumplimentaron 20 y de
éstas sólo cuatro recibieron una sentencia; esto significa que los ministerios
públicos a cargo de los casos no lograron comprobar ante un juez, la participación
de 16 elementos del Estado en la desaparición de igual número de personas
(Franco, 2019).
Hasta aquí, se ha demostrado que, de las principales críticas en la aplicación
de la Ley General, es en la homologación con las normativas estatales y locales
en Materia de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco. Debido a que, a
pesar del elevado número de desaparecidos, localización de fosas comunes o
clandestinas y las múltiples exigencias de familiares que están siendo hostigados
continuamente, molestados por una pobre voluntad política, están quedando sus
almas en el frío, desamparo y abandono (Weil, 1942). De acuerdo con colectivos
de familiares, en vez de contar con mejores mecanismos que les brinde un cobijo
para encontrar a sus víctimas, en Jalisco los diputados están incumpliendo58 con
lo establecido con la Ley General (Bareño, 2019).
Retos que enfrenta la sociedad jalisciense para su aplicación
Concerniente a los retos que enfrenta Jalisco en materia de desaparición forzada,
cabe mencionar, en primer lugar, que dentro de la Ley General de DFP, se ha
llevado a cabo un proceso lento en cuanto a la armonización de la Ley en las
legislaciones locales, éstas “debían emitir y armonizar la ley dentro de los 180
días después de su entrada en vigor, el 17 de noviembre del 2017” (Torres,
2019). Ahora ya han pasado poco más de dos años del plazo mencionado y las
autoridades estatales no se han pronunciado al respecto dañando la integridad de
un gran número de víctimas y sus familiares.
En este daño que experimentan las víctimas y sus familias se transmite no
sólo un dolor, sino sentimientos de confusión y horror. Si bien la presencia de
marcos normativos adula la esperanza de los participantes en la búsqueda de sus
desaparecidos, se constituye un mayor daño59 para éstos ya que se sumergen en la
confusión de si existen ya las instituciones para una búsqueda eficaz y rápida para
sus familiares. ¿Por qué no aparecen? O también ¿por qué no existen mecanismos
preventivos para evitar que los números sigan aumentando?
Sumado con que las distintas instancias creadas a partir de la Ley General
como las comisiones locales de búsqueda, han comenzado la labor titánica de
poco más de 80 000 desaparecidos a nivel nacional (Dayán, 2021) con pocos
recursos económicos, humanos, inclusive algunas sin responsable a cargo y
ausencia de voluntad política del Estado para considerar a las desapariciones
con anterioridad (Ortiz, 2019).
Por otro lado, se han presentado visitas por parte de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos (CNDH) para colaborar en las distintas reuniones entre
el Comité contra la Desaparición Forzada de Personas de la ONU y el Estado
mexicano. Así como fue la visita de Eslava Pérez, por parte de la CNDH, quien
indicó: “que, aunque esta normativa representa un avance no existe una adecuada
aplicación y materialización de este marco legal, por lo que es una buena intención
en el combate de las desapariciones en México” (Rivera, 2018). En su visita
resaltó:
[…] que 25 estados no han establecido su respectiva Comisión Local de
Búsqueda, y 11 no han constituido o puesto en operación su Comisión de Atención
a Víctimas, a pesar de que la Ley para la Atención de Víctimas aprobada en
diciembre de 2014 así lo dispone, por lo que deben generarse las condiciones
59
Si se le hace daño a alguien, el mal penetra verdaderamente en él; no solo el dolor, el
sufrimiento, sino el horror mismo del mal. Del mismo modo que los hombres tienen el poder
de transmitirse el bien unos a otros, también tienen el poder de transmitirse el mal. Se le
“Los colectivos pidieron que antes de una nueva ley sobre desapariciones, se modifique
puede transmitir el mal a un ser humano adulándolo, proporcionándole bienestar, placeres;
la Ley de Atención a Víctimas en Jalisco que está detenida desde el año pasado ‘evidencia
pero lo más corriente es que los hombres transmitan el mal a los hombres haciéndoles daño
una profunda ignorancia y falta de comprensión de los objetivos de la ley’” (Bareño, 2019).
(Weil, 1942, p. 17).
250
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
58
Las desapariciones de personas
251
operativas y técnicas que permitan que los contenidos de la norma aludida se
materialicen en la práctica, lo cual demanda, entre otras cosas, la asignación de
recursos presupuestales necesarios y suficientes para su implementación (Rivera,
2018).
Ante dichas exigencias, el diputado Jorge Eduardo González Arana ha
puntualizando que es necesario generar la confianza de los ciudadanos ante las
instituciones para crear una legislación que apoye a los familiares afectados60
(Bareño, 2019). De la misma forma, colectivos de familiares se han pronunciado
para señalar los retos que implica la aplicación de la Ley General:
1. La falta de empatía y criminalización de sus desaparecidos por parte de
las autoridades, ya que al denunciar su ausencia están acostumbrados a
escuchar: “se los llevaron porque andaban con la delincuencia”.
2. Las dificultades económicas que enfrenta por su constante movilización a
través Jalisco para buscar a sus familiares.
3. Las represalias en sus lugares de trabajo por su ausencia constante durante sus
labores de búsqueda. (Torres, 2019).
Asimismo, aquellas voces de mayor peso dentro de la búsqueda, son aquellas
de colectivos de familiares quienes han manifestado en carne propia y sentires la
violencia estructural, también precisan sus exigencias para una búsqueda eficaz
y conjunta con las autoridades gubernamentales; éstas han respondido a ciertas
exigencias, como se presenta a continuación
60
Tabla 9.
Exigencias de familiares y respuesta de autoridades para la localización de
desapariciones forzadas
Exigencia de familiares
El reconocimiento y protección de la personalidad jurídica de las víctimas de desaparición y la seguridad jurídica de sus familiares no están garantizados por la mayoría
de las legislaturas de los Estados, ya que no
están ajustadas a la Ley General de Desaparición Forzada de Personas (Torres, 2019).
Incumplimiento de la Ley General, al no
conformar en su totalidad las Comisiones
Locales de Búsqueda, crear las fiscalías
especializadas para la investigación de
desaparición forzada de personas y desaparición cometida por particulares y no destinar el presupuesto necesario para que los
distintos sectores puedan cumplir sus funciones de forma eficiente (Torres, 2019).
Necesidad de contar con un eficaz Registro Nacional de Personas Desaparecidas o
no Localizadas, que distinga las desapariciones forzadas imputadas a particulares o
al crimen organizado (Torres, 2019).
Respuesta inmediata de las autoridades
Recibimiento de propuestas ciudadanas en
el portal del Congreso local http://www.
congresojal.gob.mx/dialogoparticipativodf
o a través del correo dialogoparticipativodf@congresojal.gob.mx, (Notimex, 2019)
Un acuerdo legislativo para lanzar una
convocatoria pública, donde se invite exclusivamente a familiares de víctimas del
delito de desaparición forzada, así como a
la CEDHJ, para escuchar sus propuestas
y aportaciones para la creación de la ley
sobre desaparición de personas. (Notimex,
2019)
Prevenir y armonizar leyes para que no
existan lagunas legales, fortalecer medidas
de protección a las víctimas y testigos del
delito, además de sancionar a funcionarios
omisos involucrados en el tema de desaparición. (Notimex, 2019)
“Nosotros como familias no tenemos afán de encontrar a un culpable, nosotros queremos
encontrar a los nuestros. Que al gobierno le quede en su conciencia que nosotros queremos
encontrar a los nuestros como sea, pedimos también que también que todas las personas
que trabajan en el gobierno estén capacitadas para encontrarlos. Nos cuestionamos si nos
tratarían con tanto desprecio si fuéramos importantes o si fuéramos servidores públicos”.
Esperanza Chávez, representante del colectivo Por amor a Ellxs.” (Bobadilla: 2019)
252
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
253
Profesionalizar a ministerios públicos,
policías, peritos y a todo el personal que
se vea involucrado en la investigación de
personas desaparecidas (Torres, 2019).
Contemplar el dictamen, prevención y garantías de no repetición de los delitos de
desaparición de personas (Bareño, 2019).
Declaración especial de ausencia; derechos de las víctimas para acceso y participación en investigaciones, acceder al
acompañamiento psicosocial; reparación
integral del daño (Torres, 2019).
El diputado, Jorge Eduardo González Arana apuntó la generación de líneas de investigación más especializadas en la materia,
involucrar en las mesas de diálogo a la
Comisión Estatal de Víctimas, al Instituto
Jalisciense de Ciencias Forenses y a la Fiscalía Especializada en Desaparecidos para
tener un diálogo efectivo (Notimex, 2019)
Especializar al personal de investigación
para evitar temas de corrupción, garantizar
un lenguaje incluyente en la ley, y coordinar a las dependencias involucradas en la
alerta Amber, entre otras. (Notimex, 2019)
Se evaluarán los apoyos que puedan ser utilizados en las particularidades que los casos
de personas desaparecidas en Jalisco presentan, implementando los apoyos financieros respectivos proporcionados por el
estado y la federación. (Newsweek, 2019)
Incluir la perspectiva de género (Torres,
2019).
Contener un capítulo de responsabilidades
administrativas y sanciones a servidores
públicos que incumplen (Torres, 2019).
La atención a niños y niñas con padres
desaparecidos (Torres, 2019).
Enfoque de búsqueda de personas en campo por la Comisión Estatal de Búsqueda
(Torres, 2019).
El acceso a bases de datos entre instituciones gubernamentales, y la atención en apego a sus derechos como víctimas (Torres,
2019).
Vinculación entre autoridades (Comisión de Búsqueda, Fiscalía Especializada,
Fiscalía General, Instituto de Ciencias Forense y Comisión de Atención a Víctimas)
(Torres, 2019).
Un presupuesto que abarque la magnitud de la tragedia; así como control del
gasto y transparencia (Torres, 2019).
Fortalecer a las instituciones locales de
búsqueda porque éstas operan con poco
personal y presupuesto (Torres, 2019).
Actualización del Sistema de Información de Víctimas de Desaparición (SISOVID)1 (Torres, 2019).
Paciencia para presentar resultados en la
búsqueda de personas desaparecidas, ya
que aún se está reestructurando el área
de desaparecidos de la fiscalía local, por
lo que se realizará una conferencia de
prensa donde se detallarán los siguientes
objetivos a perseguir desde la reforma.
(Newsweek, 2019)
Fuente: Elaborado a partir de Bareño (2019), Notimex (2019), Newsweek (2019) y Torres
(2019).
Desafortunadamente dentro de Jalisco, a pesar de contar con un marco
normativo relativo a una Declaración de Ausencia por Desaparición y ahora
reciente la Ley de Personas Desaparecidas Del Estado de Jalisco, no se les
254
Las desapariciones de personas
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
255
está garantizando una protección familiar y patrimonial a las víctimas y a
sus familiares al momento de solicitar la declaración de ausencia. A pesar de
encontrarse establecido en la Ley General de Víctimas en su artículo 21: “[…]
con la finalidad de que las víctimas indirectas ejerzan de manera expedita los
derechos patrimoniales y familiares del ausente para salvaguardar los intereses
esenciales del núcleo familiar”, lo cual se establece en su párrafo octavo (Cabral
& Chimiak, 2017) mientras que en lo que al Estado de Jalisco se refiere:
[…] se puede solicitar la declaración de ausencia por desaparición mediante el
Código Civil del Estado, y en particular, en la base del artículo 146, no obstante,
el proceso es prolongado, burocrático y requiere múltiples gastos relativos a
la publicación de los edictos y honorarios para abogados. Aunado a esto, cabe
destacar que en dicho artículo se encuentra el capítulo que regula la presunción
de muerte y establece que, en casos de desaparición forzada o secuestro, “el
término para decretar la presunción de muerte será de tres meses a partir de que
se haya denunciado ante la autoridad competente el acto ilícito correspondiente”,
lo que puede provocar múltiples afectaciones emocionales y revictimización de
familiares al momento de comenzar el trámite (Cabral & Chimiak, 2017).
Otro aspecto a señalar es que los colectivos61 de familiares están observando
de primera línea un deficiente avance en la búsqueda de sus desaparecidos por
parte de las autoridades, por lo que, inmersos en una cotidianidad de violencia
institucional y estructural, encuentran líneas de fuga al tomar acciones por cuenta
propia para la localización de desaparecidos. Como en el caso de Por Amor a
Ellxs, una organización civil que busca a sus desaparecidos, donde cuentan con
registros a mano o en cuadernos de notas, la descripción de cuerpos de fosas
clandestinas para que familiares los logren identificar:
61
“Hay ocasiones en las que una fuerza casi infinitesimal es decisiva. Una colectividad
Desde 2016 el grupo visita regularmente la morgue para recabar datos de
los cuerpos que no son reclamados. Se fijan en rasgos que pueden ayudar
a identificarlos: tatuajes, lunares, la forma y desgaste de los dientes, su ropa,
zapatos y los anotan en libretas escolares (Nájar, 2018).
Tal colectivo identifica un grave problema en cuanto a la identificación de
cuerpos por parte de las autoridades, que argumentan que: “el cuerpo de quien
buscan está en la morgue, pero los investigadores no lo saben o no revisan los
informes que se les envían” (Nájar, 2018). Perciben actualmente una dispersión
de datos,62 ya que cada morgue cuenta con un registro de ADN de cuerpos no
reclamados y de igual manera la Procuraduría General de la República (PGR)
cuenta con otro registro. De allí que diversos colectivos exigen la conformación
de un Instituto Nacional Forense que concentre todos los datos (Nájar, 2018).
Situaciones como éstas, donde se entregan cuerpos sin realización de pruebas
de ADN correspondientes, pérdidas de expedientes, malas prácticas y diligencias
por parte de las autoridades locales, son expuestas por diversos colectivos como
Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco y Por Amor a Ellxs exigen
al gobierno Estatal detener este tipo de prácticas (Cabral & Chimiak, 2017).
En definitiva, los retos que enfrentan la sociedad jalisciense y el país
en general, son bastante amplios. Esto se debe a que, en primer lugar, a la
respuesta ineficiente por parte del Estado para atender cualquier caso de DFP
(Hernández & Sosa, 2016). Por lo que es urgente una contestación oportuna,
eficaz y contundente, así como contar con personal capacitado para erradicar
la problemática, coordinación entre todos los procedimientos institucionales y
sobre todo contar con la sensibilidad para atender a los familiares de las personas
desaparecidas.
62
“Las organizaciones civiles, pues, conocen este círculo vicioso. Y Por Amor a Ellxs decidió
es mucho más fuerte que un hombre solo; pero, para existir, toda colectividad necesita
romperlo. ‘Pensamos que, si no encontrábamos a los de nosotros, cuando menos que
operaciones, entre las cuales la suma es el ejemplo elemental” (Weil, 1942, p. 6).
otra gente localice a los suyos’, dice María del Refugio Torres” (Nájar, 2018).
256
Marco normativo de la ley general de desaparición forzada de personas
Las desapariciones de personas
257
Conclusiones
Si bien queda demostrado que, la promulgación de la Ley General en Materia de
Desaparición de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema
Nacional de Búsqueda de Personas; ha presentado en México un significante
avance en el cuidado, protección e investigación en caso de DFP, ya que expone,
en términos de acción jurídica, los procedimientos para la reparación de daño y
seguimiento adecuado a las víctimas y sus familiares. Sin embargo, también ha
servido para exponer deficiencias y contradicciones en los diversos niveles de
gobierno, para la aplicación de dichos estándares; ya sea por falta de recursos
económicos, personal incapacitado y sobre todo una pobre voluntad por parte
de los sujetos políticos para brindar una mejor administración del dolor para las
familias.
Este artículo deja en claro que por el simple hecho de encontrarse vigente la
presente Ley General, no ha implicado la garantía de derechos como reparación
integral, verdad o justicia, tanto a víctimas como a sus familiares. Estas
argumentan que la voluntad política del Estado mexicano no tiene la intención
de dejar de desaparecer a sus ciudadanos, por tanto, la Ley General es insuficiente
para dar respuesta del paradero de los desaparecidos. Es necesario conformar una
triangulación entre la legalidad, un respeto a los derechos y el diálogo entre todos
los sectores involucrados en la búsqueda y localización de desaparecidos, para
así lograr consolidar un camino que culmine con una cultura de paz.
Y finalmente cabe puntualizar la necesidad de integrar a todos los que nos
encontramos en esta sociedad para dar solución a la problemática de DFP y no
sólo dejarlas en manos de los familiares que sufren y son violentados. Se vuelve
necesaria la búsqueda y aplicación de nuevas formas de interactuar y no dejar
en el abandono a las personas cuyas almas se encuentran cobijadas por el frío,
la injusticia y la mentira:
En la medida en que la desgracia y la verdad tienen necesidad, para ser oídas,
de la misma atención, el espíritu de la justicia y el espíritu de la verdad son una
misma cosa. El espíritu de la justicia y de la verdad no es más que una cierta
especie de atención, que es puro amor.
258
Las desapariciones de personas
Debido a una disposición eterna de la Providencia, todo lo que un hombre
produce en cualquier ámbito, cuando el espíritu de la justicia y de la verdad lo
domina, está revestido de una belleza resplandeciente (Weil, 1942, p. 16).
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262
Las desapariciones de personas
Los derechos humanos en las familias
de los desaparecidos y la teoría social
Dayane Jetzabel Ortiz Torres
Introducción
El número elevado de personas desaparecidas en México en la actualidad no es
resultado de un conflicto armado, debido a que no se reúnen las características para
ser nombrado de esa manera, dado que un conflicto armado según lo establecido
por el Derecho Internacional Humanitario dentro de los Convenios de Ginebra
de 1949, establece una distinción más específica y la distingue entre dos tipos
de conflicto armado: el conflicto armado internacional, el cual se da cuando un
Estado internacionalmente reconocido decide emplear la fuerza armada contra
otro y el conflicto armado no internacional se da entre fuerzas gubernamentales
y actores armados no estatales.
Lo que nuestro país padece es una Guerra Sucia, siendo éste el término que
se ha utilizado en distintos contextos para indicar situaciones de intervención del
Ejército, paramilitares y terroristas en las cuales se enfrentan contra grupos políticos
disidentes y opositores en un país determinado, por lo que se le llega a dar esta
connotación a la guerra contra el narco; debido a que éste es un conflicto interno en
México llevado a cabo por el Estado mexicano, los grupos de autodefensa popular
quienes ontrolan diversas actividades ilegales, principalmente el narcotráfico y
esta ha sido una una guerra sin reglas o protocolo dentro de las posibilidades
gubernamentales, para con ello tratar de aminorar los llamados daños colaterales,
entendiendo por esta noción que es un eufemismo utilizado para referirse a las
muertes, heridos y daños no intencionados que se producen como resultado de
una operación militar cuyo origen se debe a los enfrentamientos entre militares
y miembros del crimen organizado, generando desapariciones de personas, las
[263]
cuales pueden ser usadas para fines no lícitos, una vez que éstos son llevados a
cabo pueden ser asesinados de manera cruel con exceso de violencia como lo ha
reflejado el hallazgo de cuerpos y restos en las fosas clandestinas a lo largo del
país, evidenciando la inexistencia de medidas eficientes y eficaces para evitar,
prevenir y sancionar las desapariciones de personas.
La desaparición de personas no sólo vulnera a la víctima principal sobre la que
se cometió un ilícito, sino también se vulnera al núcleo familiar al que pertenecía
la persona desaparecida, situación que tiende a invisibilizarse por las diferentes
instancias de gobiernos dedicadas a la búsqueda y localización de personas
desaparecidas, llegando a pasar por alto que la persona pudo tener hijos, esposa,
madre u otros familiares que dependieron económicamente de los ingresos de
éste. Esta problemática refleja que a raíz de la desaparición de personas, surgen
una serie de interrogantes con el propósito de reflexionar acerca de esta situación
que vivimos día a día, para con ello tratar de entender que no sólo desaparece una
persona, sino de los estragos que causa esta desaparición al interior del núcleo
¿qué pasa con los hijos de los desaparecidos?, ¿de qué manera los familiares se
pueden hacer cargo de los menores de edad de manera legal?, ¿cómo obtener una
custodia si no hay un progenitor que la ceda?, ¿cuál es el desarrollo psicosocial
del menor o los menores de edad ante la desaparición de su madre/padre?, ¿qué
sucede con el resto de la familia?
La finalidad del presente capítulo es generar una reflexión a partir de las
diferentes teorías sociales, para con ello reconocer la importancia del poder, el
conflicto y el cambio institucional a largo plazo, la cual se da cuando se lleva
a cabo la vinculación de los derechos humanos, el poder que se les otorga a las
instituciones y que conlleva a un conflicto con los miembros de la sociedad
cuando éstos se sienten vulnerados al no ser garantizado su derecho a la seguridad,
certeza y legalidad.
En el primer aparatado se abordan los derechos humanos y la teoría social, en
el cual se analiza la importancia que han tomado al interior de la sociedad y cómo
es que éstos se han incluido en cada una de nuestras actuaciones, como lo es en
la cultura, la sociedad, las instituciones de poder y la política, al estar al alcance
de toda la problemática de los desaparecidos tiene gran relevancia tanto dentro
de la sociedad como en los derechos humanos. En el segundo acotamiento, se
revisan los fenómenos sociales y la positivización, se toma como base a Augusto
Comte y el positivismo, el cual nos hace referencia a los modos de teorización
social en que los seres humanos son presentados como meros objetos ante sí
mismos, mediante el reconocimiento de los fenómenos sociales que están sujetos
a la operación de leyes. En el apartado tres se examina la acción, estructura y
poder en el cual se lleva a cabo un razonamiento en relación con la violencia
generada por los individuos en contra de los miembros de la sociedad al cual ellos
mismos pertenecen, tomando como base a las personas que desaparecen personas,
comprender cuáles son las posiciones de poder que les permite actuar de esta
manera. Como cuarto apartado se estudia la normalización de la violencia la cual
ha permeado a la sociedad, dando como resultado una pasividad relacionados con
hechos ilícitos, además se contará la estructuración de la sociedad ante la violencia,
así como la sociedad y la reestructuración, por lo que retomaremos la teoría de
la estructuración, cuyo objetivo principal es vincular una explicación adecuada
de la acción con el análisis de sus condiciones imprevistas y consecuencias no
buscadas, tomando como eje a la sociedad y la normalización de la violencia,
asimismo analizaremos a Anthony Giddens con la teoría de la estructuración de
la sociedad, en dos sentidos: como sistema unido y como una asociación social
y general, asociándolo con los colectivos de familias de desaparecidos. En el
quinto apartado analizaremos el problema de significado y subjetividad, a través
de la importancia de las normas o los valores y el lenguaje como medio del ser
social y la autocomprensión, afirmación palpable en los colectivos de familiares
de desaparecidos que se encuentran a nivel nacional, los cuales comparten un
mismo lenguaje, por lo que se genera una cierta comprensión sobre la situación
que acontece, y con ello reflexionar los siguientes cuestionamientos: ¿Qué
significado tiene para la sociedad el cuerpo de una persona como tal?, ¿qué
significado tiene el que una persona desaparezca de un núcleo social y familiar?
Para ello tomaremos como eje a Schutz, quien menciona que los fenómenos del
mundo social implican el significado que los actores le dan. Por último, en la
sexta sección se reflexiona acerca de la verdad y la complejidad de poder llegar
a ella en relación con la comisión de algún delito como lo es la desaparición y
homicidio de personas y que aunado a ello hay instituciones gubernamentales
llevando a cabo investigaciones para esclarecerlos, por lo que se trabaja bajo
264
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
Las desapariciones de personas
265
la percepción de Karel Kosik, plasmada en el libro Perfiles y críticas en teoría
social (2018) quien establece que para llegar a la verdad no existe un camino
directo, pero en esa búsqueda de la verdad el hombre presupone su existencia que
puede ser descubierta mediante la ciencia y la filosofía. Dentro de este apartado
se llevará a cabo un análisis sobre la desaparición de personas para con ello
generar una reflexión en relación con la importancia y relevancia que tienen los
derechos humanos tanto de las personas victimadas como de las familias de los
mismos, sin importar las condiciones en las que se llevó a cabo el ilícito, ya que
estos sucesos laceran el derecho a la verdad de la familia de los desaparecidos,
mismo que tiene su antecedentes en las guerras entre grupos contrarios, en los
cuales ante un conflicto armado se tenía como prioridad el que las familias de los
soldados tuvieran la información de dónde se encontraba su familiar ya sea que
éste estuviera con vida o no.
Para llevar a cabo este capítulo se analizaron diversas realidades con un enfoque
subjetivo, siendo el principal propósito el generar un contexto del fenómeno,
mismo que se analiza desde una revisión documental aunado a lo anterior se
llevó a cabo una investigación cualitativa a través de un diseño centrado en la
teoría fundamentada, se explica en un nivel conceptual un área específica del
conocimiento dentro del derecho a la verdad: violencia a las familias de los
desaparecidos, teniendo como eje de la investigación los conceptos de derecho a
la verdad, violencia y desaparecidos.
En el siglo pasado como realización de las ideas liberales la democracia se impuso
en la teoría y en la práctica como el único régimen posible para las sociedades
modernas, en especial a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial y la creación
de la Organización de las Naciones Unidas, todas las naciones que no contaban
con regímenes democráticos o que conservaban instituciones no democráticas,
paulatinamente fueron modificando sus marcos constitucionales y estructuras
políticas para instaurar modelos democráticos al menos en sus diseños.
De la misma manera que se impuso la democracia, se impusieron los derechos
humanos como una condición indispensable para el desarrollo de la democracia
y la propia existencia de los Estados contemporáneos. Desde la creación de las
Naciones Unidas los derechos humanos dejaron de ser un tema de interés interno
de los países, para convertirse en un tema central del derecho y las relaciones
internacionales. Es sorprendente la manera en que han crecido en los últimos
tiempos las actividades de la comunidad internacional en el ámbito de la tutela y
protección de los derechos humanos, así como se han desarrollado y perfeccionado
tanto los instrumentos que los consagran como los organismos dedicados a su
tutela y promoción.
Ambos temas, democracia y derechos fundamentales comparten un estrecho
vínculo, incluso a nivel de fundamento, con la idea de la dignidad humana. Los
derechos humanos no son sino la expresión jurídica de la dignidad de las personas
y su función es precisamente permitir y garantizar su respeto, y la democracia es
el ámbito en el que pueden desarrollarse las relaciones políticas de la comunidad
en un marco de respeto a la dignidad.
En este sentido Lafer (1994) menciona que en el mundo contemporáneo
persisten situaciones sociales, políticas y económicas que contribuyen a volver
superfluos a los hombres y, por lo tanto, sin lugar en el mundo. Por esta razón,
la relación entre el tema de la ruptura y la crisis de los derechos humanos
continúa en el orden del día y pareciera que así lo es cuando hablamos sobre
las desapariciones de las personas y el hallazgo de las mismas dentro de fosas
clandestinas, y tratamos de generar un entendimiento sobre en qué momento
se llevó a cabo esta ruptura en la sociedad y los cuerpo físicos de las personas
se convirtieron en vehículos para demostrar el poder ante la sociedad, ante los
gobiernos y ante los sujetos pertenecientes a grupos criminales contrarios.
Trabajando con la idea anterior, el tema de la desaparición de personas no
sólo involucra a la sociedad o miembros del crimen organizado, sino que también
se ven involucrados funcionarios públicos, servidores públicos y demás sujetos
que tengan la obligación de conocer de estas situaciones debido al cargo que
desempeñan, los cuales generan para sí una percepción acerca de las personas
que se encuentran desaparecidas o de familiares de los anteriores, y es a través de
esta percepción que los mismos se pueden llegar a cuestionar por qué se tiene que
destinar personal de búsqueda, recurso e interés a una persona que eligió vivir al
margen de la ley, es decir, ¿por qué el Estado tendría que poner a disposición de
la persona desaparecida recursos tanto económicos como materiales para poder
266
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
Los derechos humanos y la teoría social
Las desapariciones de personas
267
Nuestro país enfrenta un problema estructural, en cuanto a la desaparición
de personas se refiere, derivado de la conjunción de corrupción, impunidad,
violencia, inseguridad y colusión de diversas personas servidoras públicas con
la delincuencia organizada, que se agudiza con las condiciones de desigualdad y
pobreza extrema que impiden un desarrollo social en el país. De lo anterior, los
escasos resultados obtenidos por las instituciones de procuración de justicia, tanto
en la búsqueda y localización de las víctimas directas como en el conocimiento
de la verdad de los hechos que originaron la desaparición y en la identificación
de quienes estuvieron involucrados en la misma para sujetarlos a la acción de la
justicia, ocasionan, entre otras cosas, la proliferación de esta conducta.
En este sentido nos encontramos con Giddens (2018), quien retoma la ciencia
social y filosofía, en la que Winch dentro del libro Perfiles y críticas en teoría
social (2018) sostenía que el tema central de las ciencias sociales se ocupa por
encima de todo de descubrir la inteligibilidad de la acción humana. Con el fin de
entender por qué los seres humanos actúan como lo hacen, debemos comprender
el significado de su conducta, de acuerdo con Winch (2018) es comprender las
reglas que siguen los actores al actuar como lo hacen. La acción significativa es
acción orientada hacia las reglas; aquí el conocimiento de esas reglas provee las
razones detrás de la conducta de los actores, para Winch (2018) comprender el
sentido y las razones implica vincular la conducta observada con reglas.
Es claro y acertado el pensamiento de Winch (2018) debido a que en diversas
ocasiones se juzga o juzgamos al individuo por lo que realiza, sin dar tiempo
a contextualizar, analizar o tan siquiera investigar el porqué, y esto visto y
analizado desde ambos sentidos, desde el posicionamiento del que vulnera los
derechos humanos como desde la posición del vulnerado, pero qué hace o qué
“detona” que el individuo actúe como lo hace, en el caso que nos ocupa, la
desaparición forzada de personas, nos hace cuestionarnos a modo de reflexión:
¿que lleva al sujeto a desaparecer a alguien?, ¿qué lleva al funcionario público
que labora en las instituciones a actuar de manera fría e indiferente frente a un
familiar angustiado por no localizar a uno de los suyos?, y si lo observamos
aisladamente pudiésemos decir que el primero es porque no tiene “alma” o es
una persona “fría”, y del segundo sujeto, que es por falta de interés, pero sería
interesante y además importante conocer el porqué de su actuar y el porqué de
su toma de decisiones.
Por lo que podemos generar un análisis de la relación que tienen los derechos
humanos con la desaparición forzada de personas, en el sentido de que, si bien
es cierto no es la cura para eliminar de manera inmediata todos los delitos o
violaciones a las normas establecidas con el propósito de generar una adecuada
convivencia entre diferentes núcleos sociales, sí es de reconocerse el que hasta
antes de la reforma de la Constitución política de México, la sociedad carecía de
conciencia sobre la importancia y relevancia de los derechos humanos
Ante este desconocimiento miembros de la sociedad no eran conscientes de
que dentro de nuestra Constitución hasta antes de la reforma a la misma en 2011,
el Estado estaba obligado a cuando menos garantizar ciertos derechos y una vez
llevada a cabo la reforma en la cual ya no sólo se obliga el Estado a garantizar,
sino que ahora tiene que proteger los llamados derechos humanos, y es a través de
268
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
llevar a cabo su búsqueda y localización, si esta persona era miembro del crimen
organizado? ¿Por qué se le buscaría si las acciones de éste están por fuera de
las normas establecidas por la Ley? La respuesta frente a los derechos humanos
es sencilla, y ésta es: porque es un ser humano, y como tal es parte del Estado y
de la sociedad, por lo cual no puede ser ni invisibilizado ni cosificado. En líneas
posteriores se lleva a cabo un breve análisis de por qué el individuo actúa de la
manera en que lo hace, misma que como lo comenta Lafer nos lleva a una crisis.
de derechos humanos.
En el libro la Reonstrucción de los Derechos Humanos, Lafer (1994) retoma
lo que Locke en el contractualismo manifiesta en relación con los derechos
humanos, estableciendo que el Estado y el derecho son un término medio que
hace compatibles el estado de naturaleza, en que todo está permitido, con las
exigencias de la vida en sociedad. Por eso:
El poder absoluto arbitrario o el gobierno sin leyes fijas no pueden, ninguno de
los dos, coincidir con los fines de la sociedad y el gobierno, pues los hombres
no abandonarían la libertad del estado de naturaleza para someterse a ellos si no
fuera para preservar sus vidas, sus libertades y sus fortunas, y para asegurar su
paz y tranquilidad mediante reglas fijas de derecho y propiedad. Lafer (1994).
Las desapariciones de personas
269
la difusión de los mismos que éstos forman parte del día a día de la sociedad y son
cada vez más exigidos, esto debido a, como lo menciona Giddens, la capacidad
que tiene el ser humano de tomar conciencia no sólo de su historia sino también
de su presente.
La toma de conciencia de las sociedad se da desde mi punto de vista cuando se
genera un alza tanto en el número de personas víctimas de una desaparición como
en el aumento del conocimiento de estos sucesos a través, principalmente, de los
medios de comunicación masivos como lo son: radio, televisión, nota impresa, en
los cuales se revela que este tipo de hechos ilícitos toma cada vez mayor fuerza
y pareciera que no habrá nadie que lo pueda detener, y ante tanto conocimiento
de estas acciones que lastiman a la sociedad genera una ruptura del asombro
y derivado de ésta, la sociedad se divide en diferentes secciones, la sociedad
vulnerada o las familias de los desaparecidos, el gobierno y las instituciones
encargadas de la búsqueda y localización de las primeras, la sección de los que
cometen el delito de desaparición de personas y por último, la sociedad, la que no
pertenece a ninguno de los anteriores, y que son éstos los que ven como normal
y cotidiana la interacción de las primeras.
El fenómeno de la desaparición en México ha ocupado un espacio importante
en la agenda pública nacional en los últimos años, son pocos los productos
académicos que se han publicado al respecto. Abundan, en cambio, trabajos
de tipo periodístico que han hecho visible la tragedia humana que implica la
desaparición de personas, permitiéndonos reconocer a través de la voz de las
víctimas los detalles de esta experiencia.
La desaparición de personas se ha convertido en un fenómeno social, en el
cual los actores principales son las personas sobre las cuales se lleva a cabo
la acción, forman parte también los familiares de éstos debido a que es sobre
ellos en los que recae la responsabilidad de todo lo que deja incluso la persona
desaparecida, llámese hijos, el pago de las cuentas y el luchar por encontrarlo,
por lo que la desaparición es un fenómeno social y por eso no puede tratarse de
manera individual, así como las instituciones encargadas de procurar justicia y las
cuales no estaban preparadas para la saturación de éstas, laboralmente hablando.
Los seres humanos son los creadores de su mundo social, son agentes entendidos
cuyas habilidades para comprender la conducta de los demás constituyen un
elemento integral de la existencia de la sociedad como tal, Giddens (2018) nos
explica que la prolongada supervivencia de los modos de teorización social en
que los seres humanos son presentados como meros objetos ante sí mismos,
como seres sometidos a las acciones de otros, es prueba de la influencia de esta
tradición intelectual.
Esta parte donde se establece que el ser humano es presentado como objeto
de sí mismo, o seres sometidos a las acciones de otros, y me parece tan adecuada
y acertada, y esa misma situación la obsérvanos con las instituciones, y más
tangiblemente con los miles de personas desparecidas, que pareciera que no son
otra cosa que estadísticas, números, carpetas de investigación entre otras tantas
etiquetas, y entonces surge la pregunta: ¿a quién le interesamos como individuos?,
¿quién entonces puede velar por los intereses de una persona y no sólo ver por
los intereses de una institución? En qué momento nos dejaremos de volver una
cosa que se puede desechar sin ningún problema y esperar a que se nos pase la
euforia en la cual clamemos por una justicia, por una verdad de los hechos, por
una verdad del ¿dónde está?, y el ¿qué le paso?
En relación con la desaparición de personas, se ha desarrollado un campo
social bastante denso expresado en la formación de instituciones, leyes, protocolos
y lenguajes expertos que sostienen la existencia de un mundo de víctimas y de
exigencias todavía vigentes. En este sentido para Comte, el reconocimiento de
que los fenómenos sociales están sujetos a la operación de leyes invariables no
es en absoluto incompatible con la libertad de acción o con la dignidad moral; ya
que la primera depende de descubrir y utilizar leyes sociales, en tanto la segunda
está reforzada por la autoridad del autoconocimiento racional.
Por su parte el positivismo establecido por Comte se basa en que los hechos
empíricos son los que fundamentan el conocimiento, por lo que una sociedad
jamás va a permanecer estática, por lo que las leyes, reglamentos y demás
ordenamientos, siempre deben tratar de estar al día con la manera en la que la
sociedad se expresa. El poder absoluto arbitrario o el gobierno sin leyes fijas no
pueden ninguno de los dos coincidir con los fines de la sociedad y el gobierno,
pues los hombres no abandonarían la libertad del estado de naturaleza para
270
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
Fenómenos sociales y la positivización de las normas
Las desapariciones de personas
271
someterse a ellos si no fuera para preservar sus vidas, sus libertades y sus fortunas,
y para asegurar su paz y tranquilidad mediante reglas fijas de derecho y propiedad.
En este sentido Goffman (2018) establece que se debe de tratar a los seres
humanos como agentes que razonan, lúcidos, intencionados y capaces dentro
del entorno social que éstos contribuyen a constituir a través de su acción, por lo
que es importante regular o positivizar todas las acciones llevadas a cabo por los
miembros de la sociedad, debido a que la mayoría de sus acciones son realizadas
con el completo conocimiento de que se está actuando fuera de norma.
Acción, estructura y poder
La acción de dar cuenta es de suma importancia, por cuanto esas explicaciones
que los actores son capaces de ofrecer acerca de su propia conducta recurren
a los mismos reservorios del saber que a los que se recurre en la producción y
reproducción mismas de acción de esos actores, Giddens (2018) ha expresado
claramente sus ideas en términos de lo que él llama “marco de referencia de la
acción”. Las razones detrás de las acciones de las personas o racionalización
de la acción, implicada en el monitoreo reflexivo crónico de la conducta que
desarrollan rutinariamente los actores sociales, se relacionan sustancialmente con
la manera en que estas acciones se sostienen. En la estructura de la acción social,
Parsons intentó integrar lo que llamó una visión “voluntarista” de la conducta
humana con una resolución del “problema del orden” en la sociedad.
Acción
El hombre tiene una naturaleza distinta de la de los demás seres: capaz de
autogobernarse y además posee la cualidad de poder comprenderse a sí mismo
como un ser individual y, a la vez, como parte de una sociedad en la que interactúa
con sus semejantes. Aunque se identifica con sus iguales no se comporta de
manera idéntica a ellos, puesto que no solamente tiene un ser, sino que puede
tener modos de ser.
En relación con las acciones, hemos sido testigos a través de los medios de
comunicación de que una persona, llamada jurídicamente victimario (siendo ésta
la que inflige un daño o perjuicio a otra en un momento determinado), lacera
el cuerpo de otro ser humano, denominado víctima (persona que sufre un daño
272
Las desapariciones de personas
o un perjuicio a causa de determinada acción o suceso), y no debe perderse
de vista precisamente que son seres humanos y que actúan bajo circunstancias
distintas a la de los demás, no con ello se eximen de su acción, pero tal como lo
menciona Giddens hay razones detrás de las acciones, como pudieran ser, que los
sujetos buscan el reconocimiento y la autoafirmación y que aunado a eso estamos
inmersos en una situación donde se busca tener, poder y dinero, no importando
a qué precio.
Podemos hablar también un tanto de voluntarismo en el sentido en que éste
se reduce a acentuar la incorporación de una explicación de la motivación en un
marco de análisis de los sistemas sociales, en un acento que subraya que el estudio
psicológico del sistema de la personalidad debe complementar, mediante valores
normativos, el estudio de los sistemas sociales, en este sentido Giddens (2018)
afirma que la conducta de los actores sociales es considerada como resultado de
la conjunción de determinantes psicológicos y sociales, donde la prioridad se
pone en estos últimos debido al rol preponderante que les cabe a los elementos
normativos. Aquí el actor no aparece como agente capaz y entendido: los actores
de Parsons, según la frase de Garfinkel, “dopados culturales”.
Los individuos que laceran de esta manera tan cruda y cruel a otro de su especie
son personas que, vistas desde un entorno externo, probablemente pudieron tener
alguna situación de violencia en su casa, en su entorno, y que no saben de qué
manera saciar esa necesidad, pero a la vez las personas que son vulneradas en
sus derechos, o en los derechos de sus familiares, llegan a creer que tienen una
especie de “autorización” para poder generar el mismo daño al otro, llevándose
con esto una serie de violaciones en ambos sentidos.
Estructura
En los años actuales de conflicto entre los diferentes grupos del crimen organizado
y el Estado, se han ido sustituyendo las guerras por matanzas en las cuales los
desplazamientos, las torturas, las desapariciones, las mutilaciones corporales,
las violencias sexuales y las masacres son la nueva forma de expresión sobre
los cuerpos, en tales guerras los que están armados y el Estado luchan por tener
el control y el dominio de territorios, o las disputas por el control de recursos y
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
273
poblaciones, los cuerpos parecerían inexistentes o en todo caso dependientes a
las “lógicas” de un daño colateral.
Las sociedades carecen completamente de razones o de necesidades, sólo
los actores cuyas actividades constituyen y reconstituyen constantemente a esas
sociedades las poseen, en este sentido para Giddens (2018) podría suponerse que
la estructura de la sociedad se asemeja a la anatomía del organismo: cuando la
estructura “funciona”, tenemos un sistema. Aquí, por lo demás, un sistema es una
“estructura en funcionamiento: estructura + función = sistema.
La estructura de la que habla Giddens, cada vez se ve más deteriorada y
sumergida en una violencia, la cual ha generado una desconfianza a nivel general,
es decir, que la población está sin una estructura y esto en la ecuación de líneas
anteriores nos lleva a resolver que entonces no hay un correcto funcionamiento ni
de la sociedad ni de las instituciones por lo tanto, podemos concluir que tenemos
un Estado fallido, entendiéndose por éste, el Estado soberano que ha fallado en
garantizar el acceso a servicios básicos a su población, como es la procuración de
justicia, el derecho a la vida, a la seguridad, y demás derechos que son violados
al momento de cometerse el delito de desaparición de personas y si tenemos un
Estado fallido por consecuencia estamos carentes de un Estado de derecho.
Los sistemas sociales son considerados como relaciones de interdependencia,
e involucran las actividades situadas de los sujetos humanos que existen o
relacionados entre sí, en el transcurso del tiempo, por lo que Giddens (2018)
establece que, hasta cierto punto, la estructura de un cuerpo puede existir
independientemente de su “funcionamiento”. Es posible estudiar la anatomía
de un cuerpo y describir su morfología, aunque haya dejado de funcionar, de
vivir. Pero esto no sucede con la sociedad, con la “constitución de patrones” de
interacción social reproducidos en el tiempo y en el espacio: si deja de “funcionar”,
una sociedad deja de existir.
Tal pareciera que es la dirección que lleva la sociedad hoy en día; según
Arista (2021), desde que México le declaró la guerra al crimen organizado, en el
2006, y hasta este 7 de abril, en el país 85 053 personas están reportadas como
desaparecidas y no localizadas, si esta cifra la trasladamos a familias, entonces
podemos decir que son demasiadas familias en la espera de alguna noticia de
su familiar desaparecido, las horas pasan, los días corren, los años llegan y la
274
Las desapariciones de personas
esperanza de saber o de recuperar el cuerpo de su familiar persiste, ¿qué nos
pasa como sociedad que cada vez nos volvemos más indiferentes con el dolor
del otro y hasta somos capaces de mofarnos del mismo? Y se juzga por qué
una persona despareció o fue encontrada dentro de una narcofosa, por lo que
se pudiera interpretar que nuestra sociedad actualmente se encuentra inmersa
en una preocupante normalidad de la violencia, por lo que resulta importante
reestructurar esta situación, de lo contrario será una batalla de todos contra todos.
La dualidad de la estructura
En la actualidad, es más común observar la facilidad con la que los jóvenes que
se involucran con los grupos delictivos o en su caso tienen “amistades” dentro de
estas organizaciones las cuales les otorgan una categoría mayor como individuos
una especie de protección, debido a que generalmente las personas que están
dentro gozan de cierta “protección” hacia y con la autoridad, por lo que creen
que pueden violentar los derechos de los demás y no pasará nada, no hay nada de
malo en demostrarle al “otro” quién es más “valiente” o quién si puede tener esa
“habilidad” para desaparecer a una persona por el simple hecho de no coincidir
en la forma de pensar, por cruzarse la calle de “mala manera”, por accionar el
claxon, y si esto no es suficiente, se puede llegar al punto de amedrentar a la
familia del individuo y no pasa nada, o como sucede en estos tiempos, que no
existe un perfil específico para definir quién será desaparecido, ya que puede
desaparecer la persona que se dedica a reparar automóviles como la ama de casa
o el empresario.
Podemos definir al poder como la capacidad que tiene un sujeto actuante de
intervenir en el curso de los hechos en el mundo con la intención de influir en
esos hechos o de alterarlos, aunque los hechos involucrados son los actos de otros,
entonces el poder es la capacidad de un individuo de lograr sus propios fines aun
contra la voluntad de otros. En este sentido Giddens (2018) nos establece que,
en la producción de la interacción, los actores recurren a los recursos, pero estos
últimos se constituyen como estructuras de dominación. Los recursos son los
medios por los cuales se emplea el poder en el curso rutinario de la acción social;
pero son a la vez, elementos estructurales de los sistemas sociales, reconstituidos
en la interacción social. Los sistemas sociales se constituyen como prácticas
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
275
regularizadas, reproducidas en tiempo y espacio: de esta forma, en los sistemas
sociales puede considerarse que el poder involucra relaciones reproducidas de
autonomía y de dependencia en la interacción social.
Para Blair (2017) lo de hoy no es una guerra entre iguales, como lo eran las
guerras de antes, no se trata de un enfrentamiento que se decide entre ejércitos en
un campo de batalla, sino de un uso de violencia que prolonga indefinidamente,
lo que nos acontece es una guerra entre personas que están entrenadas para ello
como lo es el ejército mexicano y los grupos criminales, que de igual manera
están entrenados y tienen acceso a las armas que son exclusivas de los primeros,
ambos sitúan en la parte central de los conflictos a los ciudadanos, dejándolos
en la indefensión. Hoy en día no se le ve fin a la ola de violencia que nos aqueja
y las consecuencias que de ella se derivan, a los miles de “daños colaterales”,
que como se ha abordado en este apartado se ha dado una afectación desmedida
a los cuerpos de las personas que mueren a manos del crimen organizado sean
partícipes de éste o no, tal parece que a mayor afectación que se le ocasione al
cuerpo mayor es el logro o “satisfacción” que recibe el que violenta o mayor es el
mensaje que pretende enviar tanto a los contrarios como a la sociedad misma, ya
que la afectación no sólo la recibe a quien se le daña, psicológica y físicamente,
también a los familiares del afectado, porque buena persona o no, sigue siendo
parte de un núcleo familiar.
En la actualidad la sociedad se cuida de los mismos de su especie, en tiempos
anteriores teníamos claro de qué “personas cuidarnos” si era una persona
desalineada, si estaba sucia, tenía tatuajes entre otros estereotipos, pero ahora,
no se sabe quién está decidido a violentar la seguridad de una persona, o quién
cometerá un ilícito en contra de otra, quién está dispuesta a vulnerar los derechos
de otra, existen algunos individuos en contra del sistema que trabajan para
sus necesidades y otros individuos a favor de la sociedad, tal como lo son los
colectivos de familiares de desaparecidos, en este sentido se puede palpar que las
instituciones quedan tambaleantes ante ambos y es cuando la sociedad percibe que
las instituciones están inmersas o coludidas con el crimen organizado, y se genera
un problema en el orden, tal como lo comenta Giddens en las siguientes líneas.
El tema del orden es asumido como el problema de la regulación (control) de
la arbitrariedad individual, y la solución consiste en algún tipo de armonización
o integración de los intereses individuales de los actores, esta forma de asumir
el problema emite básicamente a la incierta posibilidad de coordinación entre
individuos potencialmente libres. Por su parte, para Giddens (2018), de acuerdo
con Parsons, el problema del orden “en el sentido en que Hobbes lo planteó,
constituye la dificultad empírica más fundamental del pensamiento utilitario”.
Tal como lo presenta Parsons (2018) no es difícil expresar los rudimentos del
“problema de Hobbes”. En estado natura, cada persona sería puesta contra todas
las demás, en una guerra de “todos contra todos”; Hobbes (2018) supone que,
si se hace un acuerdo con una autoridad soberana, los individuos en la sociedad
escapan a este panorama de lucha constante.
Por lo que se pudiera entender que la violencia, observada desde cualquier
ángulo es sancionada positivamente, debido a que eres aceptado en los grupos
delictivos e invisibilizado por las autoridades, lo que conlleva a una total impunidad
del actuar, se puede cometer un delito grave y éste no tendrá sanción, pero sí
generará que la sociedad se limite en la manera en la que actúa ordinariamente.
Siguiendo las líneas anteriores se encuentra el supuesto de que el problema del
orden remite a la cuestión de la cooperación entre individuos. En este sentido, se
considera que mientras mayor sea la armonización del comportamiento individual
con las necesidades de la colectividad, mayores serán los niveles de orden social,
Durkheim en Giddens (2018) procuró demostrar —como señaló de manera
suficiente en el prólogo de su libro— que los ideales del “individualismo”, los
cuales acentuaron el valor de la libertad y de la dignidad del individuo, son en
sí mismos productos sociales y por lo tanto no se les puede tratar, como lo hace
el utilitarismo, como las premisas de la sociedad humana general. Ya que estos
ideales son la expresión moral tanto como el cimiento de la solidaridad orgánica,
no son “patológicos” sino que, por el contrario, son representativos del incipiente
orden moral del futuro.
La dignidad humana representa un principio axiomático, es decir, evidente en
sí mismo, del cual deriva el deber de respeto incondicionado a favor de la persona.
La dignidad es lo que ningún ser humano debería de perder bajo ninguna
circunstancia, ni en vida ni después de fallecer, y esto es algo que los grupos
276
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
El problema del orden
Las desapariciones de personas
277
criminales y todos los individuos encargados de violentar llevan a cabo, mientras
los tienen bajo su dominio, son capaces de generar una violencia extrema con la
cual rompen con la dignidad del individuo, mediante humillaciones, vejaciones,
violaciones, entre otras, mencionaba que también después de fallecido, debido
a que cuando un cuerpo es desmembrado, arrojado en una fosa, entre otras
atrocidades, es arrancarle la dignidad al cuerpo de la persona.
Para nosotros como individuos el cuerpo tiene mucho significado, tanto que
llevamos a cabo rituales religiosos cuando una persona fallece, y tratamos de
cuidar y respetar el cuerpo de nuestro familiar, es por lo tanto que nos resulta o
nos debiera resultar que las personas que pueden dañar de esa manera los cuerpos
de otros no son personas moralmente bien vistas a los ojos de la sociedad, por lo
tanto, son segregados del núcleo social.
El mito del cisma
Actualmente nos encontramos inmersos en una lucha entre organizaciones
delictivas, que se le conoce como la guerra de cárteles, así como también una
lucha entre el gobierno y las organizaciones delictivas de las cuales se derivan
miles de “daños colaterales” y “muertes justificadas” pero realmente en la
actualidad no hay un lineamiento o una corporación o alguna política pública
que prevenga el delito de desaparición, mucho menos existe alguna institución
que le dé respuesta a las miles de familias de las personas desaparecidas y que
les dé una certeza de dónde se encuentra el cuerpo o en su defecto los restos de
su familiar, más allá de qué fue lo que pasó.
Por lo que, en este sentido, Giddens (2018) de acuerdo con Dahrendorf en
la teoría social comenta que es posible encontrar no una sino dos resoluciones
del problema del orden. Una de ellas es la que Parsons timó de Durkheim, en la
que se subraya la relevancia del consenso; la otra, que Marx expresó con mayor
claridad, resuelve el problema del orden mediante el control coercitivo que una
minoría puede ejercer sobre el resto de la sociedad.
En este sentido lo podemos ver de una manera tan tangible, nuevamente con
los grupos criminales, debido a que ellos no nos superan en número, si hablamos
o lo vemos en número a nivel nacional, pero son unos cuantos regados por todo
el territorio nacional los que nos han puesto bajo su control y sólo les bastó con
278
Las desapariciones de personas
evidenciar la manera tan sencilla en la que pueden desaparecer a una persona, o la
manera tan práctica de deshacerse de las personas que ya no le son “necesarias”
llevando a cabo inhumaciones clandestinas, y con eso la sociedad se sometió, si
no del todo, siempre llevamos a cabo la comparación de cómo se vivía en tiempos
anteriores, en los cuales no había “miedo” de salir por la noche, o llevar a cabo
actividades del día diario, en comparación de lo que el día de hoy nos acontece,
siempre notas y noticias de personas desaparecidas, de familias buscando a los
suyos y no sólo a nivel nacional sino a nivel internacional visualizado con las
caravanas de familiares de desaparecidos del lado sur de nuestro país.
Los males de la condición humana se originan en los efectos represivos de
la incorporación de los seres humanos a la sociedad, en este sentido Giddens
(2018) nos explica que la sociedad no sólo produce sino también sostiene a
las facultades humanas. Los mecanismos específicos del modo de producción
capitalista maximizan la alineación, la cual no es superada ni por la destrucción
de la sociedad ni por el regreso a una forma de vida más primitiva, sino por la
transformación de la sociedad misma.
La sociedad se ha ido transformando se ha ido individualizando cada vez
más de una manera un tanto alarmante desde mi punto de vista, ya no se ve una
solidaridad hacia el otro, y es tan tangible que se puede ver, cuando una persona
graba un video observando cómo se golpea a una persona e incluso cuando se
le priva de la libertad, y no lleva a cabo ninguna acción que no sea la de filmar
el hecho para después subirlo a las redes sociales y juzgar el hecho, condolerse
pero lejos del hecho.
La normalización de la violencia y la sociedad
A partir de que se declara la guerra al narco en el sexenio de Felipe Calderón, se
genera una normalización de la violencia, esto como consecuencia la continua
exposición que de alguna manera nos someten los medios de comunicación
existentes, radio, televisión, periódico, redes sociales, etc., los cuales en mi
apreciación y del contacto que se tiene con los mismos, se percibe que el 90%
de su contenido está relacionado con violencia, esa saturación es la que nos ha
llevado a esta normalización, a este estado de “no pasa nada”, y a un estado de
impunidad, con los cual las personas pueden llegar a considerar que si matamos o
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
279
si desaparecemos a alguien de manera directa o indirecta no pasara nada, entonces
leemos el mensaje de que tenemos un Estado omiso en relación con la autoridad
judicial, porque es ésta la que tendría que procurar ese Estado de derecho, en
cuestión de seguridad, por lo tanto si no hay una sanción ejemplar o el simple
cumplimiento de las leyes establecidas, el ciudadano y hasta el funcionario
público, sabe que es posible violar los derechos civiles y humanos del otro, ya
que no habrá quién reprima su actuar.
En este sentido de la normalización podemos rescatar lo establecido por
Giddens (2018), quien nos comenta que un descentramiento del sujeto debe a la
vez recuperar a ese sujeto como ser que razona y que actúa. De lo contrario, el
resultado no es más que un tipo objetivista de teoría en la cual la agencia humana
aparece sólo como determinada por causas sociales. De este razonamiento es
importante el recuperar al sujeto, recuperar al ser humano, pero sobre todo
recuperar su capacidad de asombro, porque debido a esta normalización de la
violencia el sujeto agencia esta situación, este fenómeno y lo hace tan suyo, que
se ha vuelto cotidiano cuando se hace mención de que se tiene que recuperar la
capacidad de asombro, se menciona en el sentido, de que en estos días hablar
de personas desaparecidas, fosas clandestinas y la crisis al interior del Servicio
Médico Forense (SEMEFO), resulta “normal” como hablar de futbol, de alguna
serie de televisión, etcétera.
En relación con la sociedad y observando la interacción de ésta con las
instituciones que fueron creadas para brindar el apoyo a los miembros de las
familias de los desaparecidos en ocasiones pareciera que las mismas se debaten
en un conflicto de primacía, en el sentido de que los familiares exigen la búsqueda
y localización de sus familiares a la vez que le exigen a estas instituciones el
que se trabaje con eficiencia y eficacia, y las instituciones piden consideración o
entendimiento por parte de las familias, al manifestar que se encuentran rebasados
y no cuentan con el recurso humano y económico para abocarse a la búsqueda y
localización exclusiva de cada persona, entonces se puede entender que ambos
buscan tener la razón en cada uno de sus reclamos, generando con ello lo que
menciona Giddens (2018) sobre la teoría de la estructuración la cual sostiene que,
ni al sujeto (agente humano) ni al objeto (“sociedad”, o instituciones sociales)
280
Las desapariciones de personas
debe concedérsele primacía. Cada uno de ellos se constituye en —y a través
de— las prácticas recurrentes
Ambos son sujetos activos y relevantes en el funcionamiento de la sociedad,
ya que, si no existieran los agentes sociales la actividad de las instituciones sería
irrelevante, pero al igual que la institución necesita del agente social, la sociedad
necesita y requiere de instituciones, pero de instituciones que se avoquen a
la resolución de las situaciones de la sociedad. Por lo que la constitución de
la sociedad, en su producción y reproducción, es una creación de los actores
sociales; se trata de actores situados históricamente que crean la historia y viven
en ella., que necesitan y requieren de la empatía del resto que afortunadamente
no vive una situación de angustia al no saber qué pasó con su familiar.
Las personas inmersas en la situación de desaparecidos, llámese familiares,
investigadores o cualquier otro relacionado con este tema, se da a la tarea de
estudiar cómo es que las instituciones como la Fiscalía Especial en Personas
Desaparecidas, la Comisión de Búsqueda de Personas e incluso los mismos
colectivos de familiares, es que forman un sistema y estructura a partir del
fenómeno de las desapariciones.
La reestructuración de la sociedad ante la violencia
Las necesidades humanas están conectadas jerárquicamente e implican un
sistema básico de seguridad mayormente inaccesible al sujeto consciente por
lo que, para Giddens (2018) además de la agencia humana, la estructuración
implica el rol de las “instituciones” sociales definidas como “prácticas sociales
estructuradas poseedoras de una vasta extensión espacial y temporal”, es
decir, como práctica que, además de operar concretamente en el tiempo y en
el espacio, también exhiben una “estructura” paradigmática. Se dice que una
acción es intencional cuando el actor sabe que tendrá cierto resultado y utiliza
ese saber para lograrlo. Para Giddens (2018), la agencia está considerablemente
relacionada con nociones tales como propósito, intencionalidad, responsabilidad
humana (lo que tradicionalmente se ha conocido como “libertad”. Es una
libertad que se ha visto coartada por el pánico, por el terror, y la agencia que
se está generando es la de la violencia, en la que ya todo se quiere resolver con
violencia, y esto se puede percibir todos los días y a todas horas, las personas
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
281
nos hemos vuelto intolerantes al otro, que si algo no nos parece reaccionamos
violentamente y sin pensar en qué pasará, por eso es que coincido con las líneas
anteriores de Giddens, el hombre tiene noción de su intención, tiene noción de la
responsabilidad y sobre todo noción del propósito, es decir, el porqué, el qué y
el cómo de mis acciones y aun así, decido llevarlas a cabo, lamentable que ante
esto el hombre siga cometiendo crímenes atroces en los cuales no importe si al
momento de llevar a cabo sus acciones se vulnere los derechos de los familiares
o los propios de la persona afectada.
En esta parte podemos decir que el hombre es consciente de su acciones y de
sus consecuencias, pero entonces, el mismo sujeto que lacera a la sociedad, es el
que tiene necesidades no satisfechas por la institución o instituciones por lo que
se relaciona con personas que le ofrecen garantizar y subsanar sus necesidades,
generando con ello una ruptura en el tejido social y separando a la misma en
dos oposiciones los que afectan a un grupo social y los que son afectados por
este grupo social resentido con las instituciones y estas instituciones están
conformadas por personas que tienen necesidades qué subsanar ya sea laborales
y/o económicas.
El término estructura se explica en su referencia a reglas y recursos instanciados,
siendo éste el proceso de lees o especificar información en los sistemas sociales,
pero que sólo tienen existencia virtual por lo que Giddens (2018) hace una
diferencia más clara entre “sistema” y “estructura”, y describe a los sistemas
sociales como prácticas concretamente “situadas en el espacio y en el tiempo”,
y a la estructura como “no temporal y no espacial”, como un “orden virtual de
diferencias producidas y reproducidas en la interacción social como su medio
y resultado”. En tanto rasgos de sistemas sociales concretos, las instituciones
sociales son, básicamente, prácticas a través de las cuales las “propiedades
estructuradas de la sociedad” —reglas y recursos— son instanciadas y aplicadas
en el entorno espaciotemporal de la vida cotidiana. La instanciación interpretada
como traducción de propiedades latentes en propiedades manifiestas resulta
particularmente evidente en el caso de “recursos” mediante cuya aplicación se
dice que las prácticas institucionalizadas “suceden” o “se las hace suceder” en la
continuidad de la vida cotidiana.
282
Las desapariciones de personas
En la actualidad los colectivos de familias son lo que podemos asemejar a un
sistema social, esto derivado de la falta de respuesta por parte del gobierno, los
familiares se han organizado en colectivos, los cuales se encuentran integradas
mayormente por personas que al igual que las demás tienen un familiar
desaparecido y que se unen a la lucha de otros cientos o miles que buscan saber
qué fue de sus hijos, esposos, hermanos, sobrinos, nietos, etcétera.
Estos colectivos de familias de desaparecidos son los que actualmente hacen
que las instituciones tales como la Fiscalía de Personas Desaparecías, la Comisión
de Búsqueda de Personas, y demás instituciones dedicadas a la búsqueda y
localización de personas sean tangibles y que existan en nuestros días, se han
vuelto parte de la continuidad de este grupo de colectivos.
La sociedad y la estructuración
En la teoría de la estructuración el acento recae sobre la comprensión del obrar
humano y las instituciones sociales. La sociedad la define en dos sentidos como
un sistema unido y como una asociación social y general.
Para Villarreal (2016), la sociedad como sistema unido se sitúa con los
colectivos de familias de desaparecidos, aunque la desaparición de personas, en
el marco de la llamada Guerra Sucia, que en México se refiere a un conjunto de
medidas de represión militar y política encaminadas a disolver a los movimientos
de oposición política y armada contra el Estado mexicano, forma parte de la
agenda de varias organizaciones sociales las víctimas de desaparición forzada
o no registradas en el actual contexto de inseguridad y violencia conformado a
partir de los años noventa no habían sido reivindicadas, sino hasta que emergieron
los nuevos colectivos de familiares de personas desaparecidas en los primeros
años del siglo XXI, debido a que el primer colectivo registrado en México, fue en
junio de 2009 en Coahuila, denominado Fuundec, el cual tuvo la primera reunión
con la titular de la PGR, Maricela Morales, y el secretario de Gobernación,
Francisco Blake; allí acordaron un siguiente encuentro para el 29 de julio, al que
acudieron familiares de víctimas de diferentes entidades. Estos grupos tienen en
su origen la lucha individual, primero, de algunos familiares de las víctimas que
decidieron hablar y actuar en el espacio público donde se encontraron con otros
que compartían el mismo dolor y las mismas exigencias, que después integraron
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
283
colectivos que emprenden acciones organizadas y públicas. Sólo algunos han
conseguido apoyo de asociaciones de derechos humanos, crear o integrarse a
redes más amplias de actores solidarios con esta causa, y lograr reformas legales
que tomen en cuenta a las víctimas. ¿Cuántas más asociaciones tienen que surgir?,
¿cuántas más marchas del silencio?, ¿marcha por la paz?, ¿cuántos más gritos de
“vivos se los llevaron y vivos los queremos”?, ¿cuántas más familias ansiosas
de los dictámenes periciales llevados a cabo en cada nueva fosa clandestina
encontrada? ¿Cuantas más noticias de personas desmembradas y abandonadas en
la calle?, ¿cuántos más cuerpos colgados de los puentes, cuántos? ¿Si otros países
han logrado bajar el índice tanto de personas desaparecidas como de cadáveres
no identificados, por qué nosotros no?
Para Villarreal (2016) al igual que con el resto de los movimientos sociales,
también en estos casos la emergencia de acciones colectivas organizadas depende
de factores externos e internos. En los primeros destacan los grupos solidarios
preexistentes, y también la estructura de oportunidades políticas que se manifiesta
en las posibilidades de acceso a las élites políticas, la disponibilidad de aliados
influyentes, la coincidencia con coyunturas favorables en ámbitos más amplios
nacionales o mundiales. Aunque estas oportunidades son externas a los grupos
movilizados, ellos mismos pueden crearlas o modificarlas con su actuación. En los
factores internos destacan la disponibilidad de recursos materiales, organizativos,
simbólicos; los significados y conceptos construidos por el grupo o el movimiento
y que son compartidos socialmente para servir de puente entre las oportunidades
para la acción colectiva y la realización de ésta.
Este fenómeno social nos habla de dos cosas, la primera que no se ha
implementado o generado una solución para bajar estos números de personas
desaparecidas y no encontradas, y el número de familiares buscándolos, y la
segunda que a nuestros gobernantes no les interesa tocar el tema y darle solución
y nos piden que lo “superemos”, lo más reciente que se puede comentar es lo
sucedido a los 43 estudiantes de Ayotzinapa (26 de septiembre de 2014), a quienes
desaparecieron sin dejar rastro, pero a esos 43 habría que sumarles los miles que
ya se han quedado en el olvido de las autoridades, “ni vivos, ni muertos” es lo
que claman los familiares de los desaparecidos, en la marchas que organizan para
la visibilización de este hecho ilícito.
El lenguaje como medio del ser social
284
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
Las desapariciones de personas
La continuidad de proyectos se ve coartada cuando se violan los derechos de las
personas, mediante la desaparición de la misma, decidiendo sobre ella, sobre sus
bienes y patrimonio, no importando el caos que se genere al interior del núcleo
que esta persona pertenencia, dejando a la deriva, tal vez a hijos, hermanos,
padres, o cualquier otra persona, que también verá frenados sus proyectos, porque
ahora dividirá su tiempo a la búsqueda del familiar, al andar cansado, tedioso y
burocrático que significa ahora en día tener un familiar desaparecido y el cuidado
de aquellos que dejo el que un día salió a trabajar, estudiar o a desenfadarse y
ya nunca volvió, y con ello en el caso de quedar al cuidado de menores de edad,
entrar en otro mundo burocrático para poder obtener la custodia o tutela del menor
o de los menores en cuestión y llegar al momento de la explicación de por qué su
mamá o su papá no han vuelto a casa, y el no fijar un día de retorno, y entonces
ellos crecen también ya con estos proyectos un tanto frenados.
Frente a la problemática que presenta el país y sin perder de vista, que uno
de los primeros objetivos del país, debe y debiera ser la garantía de los derechos
humanos de todos, en función el derecho a la seguridad y bienestar social, se
deben buscar los formas de regresar a un Estado de derecho y la integración de
la gobernanza y gobernabilidad del país. No obstante, no se debe olvidar que el
problema por el que atraviesa el país a partir de sus desaparecidos es necesario
regresarles la paz y dignidad a las familias de los desaparecido y encontrados
muertos, si no se continuaría con la invisibilización de éstos y la constante
violación a sus derechos humanos fundamentales de éstos y sus familiares.
Esta necesidad de recuperar la paz y la dignidad, la vemos a través del lenguaje
que utilizan los familiares de los desaparecidos, en las marchas que organizan
para solicitar la búsqueda y localización de sus familiares, así como el encontrar
información de las personas que asisten para apoyarlas, un lenguaje de solidaridad,
de sororidad y de hermandad ante el dolor que es por la misma situación, pero
vibra de diferentes maneras en cada uno de los integrantes de los colectivos.
285
El lenguaje analizado a través de los colectivos de familiares, la
sociedad y las instituciones
El lenguaje es el medio del ser social y de la autocomprensión, esta afirmación
la podemos palpar, con los colectivos de familiares de desaparecidos, que
están a nivel nacional, en el cual comparten un mismo lenguaje y hay cierta
comprensión sobre la situación que les acontece, y que entre ellos llevan a cabo
acompañamientos y asesorías del qué hacer, a dónde ir a buscar, cómo preguntar,
darle palabras de aliento para seguir adelante, y no desistir en el camino, este
tipo de organizaciones de individuos les da esa fortaleza y esa calidez que no
encuentran en las instituciones que están hechas o se edificaron para la procuración
de su seguridad.
El lenguaje común es gobernado por normas sociales, y en este sentido
Giddens (2018) establece que el lenguaje es el medio del ser social y de la
autocomprensión. La verstehen depende de la pertenencia a un marco cultural
de significado, o lo que Gademer denomina una “tradición”. Pude considerarse
que la comprensión de períodos históricos distantes, o de culturas extranjeras,
implica el establecimiento del diálogo entre tradiciones discrepantes. La tesis que
de la historia es la expresión de la conciencia en expansión, que los seres humanos
poseen de las circunstancias de su acción, se fusiona de esta manera —y se reduce
a él— con el tema de que los seres humanos transforman el mundo material y a
sí mismos a través del trabajo.
Fuerzas que constriñen su autonomía racional para actuar, en esta parte
me detengo un momento, y analizamos qué pasa cuando las familias de los
desaparecidos salen a las calles a exigir ser visibles para la autoridad, el que su
familiar no sea cosificado, el que su situación no se vuelva una situación más,
en la que al igual que su carpeta de investigación ellos queden también en el
olvido, se les deja actuar, se les crean más instituciones para la búsqueda de
personas, se les invita a foros donde se habla de armonizar leyes estatales con
leyes federales, para poder “garantizar” un mejor manejo de la situación, pero
todo lo anterior sólo queda como un paliativo para alguien a quien hay que darle
algo para que nos siga dejando caminar, y entonces con esto racionan el actuar de
la sociedad, porque por un tiempo corto o largo no habrá una manifestación por
parte de estos grupos hasta que nuevamente haya un detonante, y entonces habrá
286
Las desapariciones de personas
que darles nuevamente un “paracetamol” tal y como en ocasión pasada lo hizo
el gobernador del estado Enrique Alfaro, donde aseguró que no había una crisis
forense, hasta incluso hizo del conocimiento de todos que aquel día todavía al
instituto le quedan 89 espacios en gavetas (donde son resguardados los cuerpos,
en el servicio médico forense), y a la vez externó que le hacía entrega de dinero al
SEMEFO, para que con ello se ampliara el anfiteatro para que éste tuviera mayor
capacidad de resguardo de cuerpos.
La propagación de periódicos y otras publicaciones que no sólo colaboran
con la opinión pública, sino que además contribuyen a formarla según lo
mencionado por Giddens (2018), en la actualidad, Estado y sociedad se
interpretan mutuamente: la esfera pública es comprimida o “refeudalizada” por
el crecimiento de organizaciones a gran escala coordinadas con el gobierno, y
por la comercialización de los medios.
Como se ha mencionado que a partir del fenómeno de personas desaparecidas
y de las encontradas sin vida dentro de las fosas clandestinas, se genera una
crisis dentro de las instituciones, por lo que se ven en la necesidad de crear más
instituciones que atiendan ese fenómeno de personas desaparecidas, pero todas
bajo el subsidio del gobierno, por lo que todas dependen del mismo ente, del
mismo punto que en lugar de resolver busca la manera de contener, al igual que
con las fosas clandestinas y a ello se suma el número sin parar de personas sin
vida que yacen en el servicio médico forense, pero ya esa parte ya está cubierta
como se describió en líneas anteriores, con la ampliación del anfiteatro, tal parece
que la solución no es el detener y resolver el fenómeno sino contenerlo.
La crisis siempre es una amenaza contra la estabilidad del sistema social,
en este sentido Habermas (2018) sostiene que el término “crisis” en sí mismo
necesita aclaración. Originalmente, la palabra proviene del ámbito de la medicina,
y de allí fue importado por las ciencias sociales. En medicina, se refiere a la
fase de una enfermedad que determina si los procesos sanadores del organismo
conducen a la recuperación del paciente o no. En el contexto de una enfermedad,
una crisis no es simplemente una secuencian “objetiva” de hechos; es algo que el
paciente experimenta, que toma la forma de una vulnerabilidad y contrasta con
las capacidades normales del paciente como ser autónomo. Por lo tanto, hablar
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
287
de una “crisis” implica otorgarle significación normativa a una serie de hechos,
contraponiendo determinismo con liberación.
Esta crisis por la que ciertamente está pasando el país, el Estado y la sociedad
quienes son los que conforman a cada uno de los anteriores, y que sin estos
individuos no pudieran existir, se visualiza que ciertamente estamos en un estado
vulnerado, en el que no sabemos a quién temerle, a quién no, entonces frente a
esta vulnerabilidad donde son unos cuantos quienes tienen tomado el control,
como ya se había planteado líneas anteriores, estamos a la deriva y sobreviviendo
día a día.
El concepto de crisis, por lo menos en el contexto de la teoría critica, debe
comprenderse en tanto une lo subjetivo con lo objetivo e involucra la experiencia
del deterioro de la autonomía de la acción social bajo ciertas condiciones sociales
definidas, en este sentido Giddens (2018) afirma que la integración social se refiere
al “mundo de la vida”, “en el cual los sujetos que hablan y actúan se encuentran
relacionados socialmente”, en tanto que la integración del sistema se encuentra
relacionada con sistemas sociales concebidos de manera abstracta, los cuales, no
obstante, habrán de considerarse arraigados a un orden normativo de símbolos. Es
posible ver a la crisis como “problemas de dirección” no resueltos, de los cuales
con frecuencia los actores en el “mundo de la vida” no son conscientes pero que
se expresan en ese nivel a través de la tensión normativa y de una autonomía
decreciente de la nación.
Esta tensión normativa la vemos y la volvemos a mencionar con la
institucionalitis y legislitis que tiene actualmente el Estado, en lugar de hacer
una pausa, de seguir generando instituciones encargadas de lo mismo, y en lugar
de seguir jugando con los individuos que son víctimas secundarias, y ver con
qué herramientas cuenta y con qué instrumentos son los que puede trabajar,
para en primer término, atacar la inseguridad y con ello bajar los índices de
personas desaparecidas y posterior a ello, generar un cruce de información entre
personas desaparecidas y cuerpos sin identificar, para estar en posibilidades de
tener un número real de personas que están desaparecidas, y sobre ellas avocar
las investigaciones, recurso humano y económico.
288
Las desapariciones de personas
Significado de la persona en el núcleo social
En la filosofía tradicional se denotaba esta diferencia con la distinción entre los
“actos del hombre” y los “actos humanos”, concebidos estos últimos como los
actos realizados con conocimiento y voluntad, y por eso se denominaban como
“humanos”. La doctrina jurídica parte de esa distinción en su teoría del acto
jurídico, el cual se considera como uno de los actos específicamente humanos, la
doctrina jurídica parte de esta distinción en su teoría del acto jurídico, el cual se
considera como uno de los actores específicamente humanos, a diferencia de los
“hechos jurídicos” que ocurren con independencia de la voluntad.
Schutz, en Perfiles y críticas en teoría social (2008) menciona que los
fenómenos del mundo social implican el significado que los actores le dan, pero
también la causa del acto y la causa de la interpretación. Lo anterior se puede
pensar o analizar situado en la actualidad, en el sentido de qué significado tiene
para la sociedad el cuerpo de una persona como tal, seguido del significado que
tiene para ellos el que una persona desaparezca de un núcleo social y familiar, y
no haya información al respecto de dónde pueda estar o cuál fue la causa o motivo
de desaparición, en razón de que las desapariciones se volvieron un fenómeno
social constante, que a la vez tiene un efecto en la sociedad y que tiene diversas
maneras de interpretarse, tal como una incapacidad del gobierno para otorgar
seguridad y un nulo Estado de derecho a sus habitantes, hasta la alza de violencia
generada por una mal estrategia de confrontación a los grupos delictivos.
Tomando algunos párrafos, Schutz dice que la comprensión del mundo se basa
en experiencias previas, inmediatas y mediatas y las que se transmiten por los
semejantes, principalmente familia y maestros, esto es el acervo de conocimiento,
a través del cual se crea un marco lógico de referencia para explicar el mundo
tanto para uno mismo como para los demás, y bajo ese proceso empiezan a crearse
los aspectos o el carácter típico de las acciones y la intersubjetividad. De este
modo, el mundo de la vida, se vuelve mundo cotidiano, espacio de la acción del
sujeto donde la acción implica, si no obligatoriedad, sí necesidad en su actividad.
Lo anterior se aterriza con una normalización de violencia en ambas esferas,
tanto en el núcleo de las familias de los desaparecidos, siendo cada vez más
normal el hecho de que a una persona conocida la desaparezcan, por motivos
desconocidos, y a la vez dentro de los grupos delictivos o de la facilidad que puede
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
289
ser el que una persona de alto rango dé la indicación de que “se desaparezca” a tal
persona por no seguir indicaciones o la línea que se le había marcado, marcando
con esto la facilidad de desaparecer a una persona y que el Estado no actuará en
contra suya. Y se entra en un ir y venir de familias buscando a sus desaparecidos
y de grupos delictivos y grupos de poder desapareciendo personas.
La exclusión como estrategia y táctica de poder
Uno de los grandes problemas que enfrenta el país es la violencia generada por
el crimen organizado y la guerra en contra de éste, mismo que ha coadyuvado
a la ruptura del tejido social a partir de violentar el Estado de derecho de sus
habitantes. Lo cual ha traído como consecuencia un incremento en las personas
desaparecidas, encontrados muertos, y clasificados como NN, rebasando el
sistema de identificación de los SEMEFOS del país. Lo anterior ha significado
la violación sistemática de los derechos humanos fundamentales y dentro de
ellos el derecho humano a la dignidad humana, de los cuales muchos de ellos han
quedado sin ser identificados, dejando a la familia en una constante incertidumbre
e incrementando con ello la huella de la violencia.
Una comprensión de la acción humana debe captar la continuidad de proyectos
que se despliegan en el tiempo, en el contexto de distintas estratos de relevancias,
en este sentido para Naqvi (2006), las desapariciones forzadas de personas y otras
violaciones manifiestas de los derechos humanos durante períodos de violencia
masiva extrema auspiciada por el Estado, particularmente en diversos países
de América Latina, pero también en otras partes del mundo, dieron lugar a una
interpretación laxa del concepto del derecho a recibir información sobre las
personas desaparecidas, y condujeron a la identificación y al reconocimiento del
derecho a la verdad por parte de diferentes órganos internacionales, en particular
la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Grupo de
Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de las Naciones Unidas,
y el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Dichos órganos
invocaron en forma creciente este derecho a fin de hacer valer y reivindicar otros
derechos humanos fundamentales, como el derecho al acceso a la justicia y el
derecho a recursos eficaces y a la reparación.
290
Las desapariciones de personas
La ONU se ha manifestado a favor de los derechos fundamentales, referentes
al derecho humano a la identidad, dignidad humana y su relación con los
derechos humanos. Donde la ONU, señalando que las familias de las personas
desaparecidas en conflicto u otras situaciones violentas, deberían disfrutar del
derecho a la verdad, la justicia y la reparación. Se establece esto, en función de
lo acontecido en varios países desde 1980, sobre los desaparecidos por diferentes
circunstancias, entre ellos la desaparición forzada, en la cual México y Colombia
tienen una larga historia, en donde, además se han encontrado funcionarios
públicos involucrados.
En la búsqueda de la verdad, el hombre presupone su existencia que puede
ser descubierta mediante la ciencia y la filosofía. Comprender lo que la cosa es,
conocer su estructura, es decir la descomposición del todo mediante el concepto
y la abstracción, el aislamiento de los fenómenos y el desdoblamiento de la
realidad en lo esencial y lo secundario, por su parte Naqvi (2006) establece que
al igual que las garantías procesales, el derecho a la verdad surge después de
cometerse la violación de otro derecho humano, y aparentemente, es violado
cuando las autoridades no proporcionan información particular sobre la violación
inicial, sea mediante la revelación oficial de información o la aparición de esa
información a raíz de un juicio, sea a través de otros mecanismos cuyo objetivo
es esclarecer la verdad.
La ONU cuenta con instrumentos legales para la protección de los derechos,
y para ello se apoya en el Consejo de Seguridad, mismo que se encarga de la
vigilancia y cuidado de los derechos humanos en zonas de conflicto, pudiendo
utilizar medidas coercitivas en el caso de violación como: sanciones económicas,
embargos de armas, penalizaciones y otras más. Sin embargo, no se conoce que se
le haya aplicado ninguna sanción a México, por lo que está aconteciendo, pese a
que se violan de manera sistemática los artículos de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos 3, 8 y 22, en donde se señala que tenemos derecho a la
vida, liberta y seguridad, y que tenemos derecho a que se nos ampare contra actos
que violen nuestros derechos fundamentales, así como derecho a la seguridad
social y la dignidad.
La realidad que el sujeto ha adquirido del fenómeno de desapariciones es una
en la que no pasa nada, si vulneras los derechos de otro sujeto, porque el Estado
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
291
se ha visto tolerante ante esta situación, al no existir un freno de estas actuaciones,
por lo que el fenómeno se percibe con total desinterés La representación con
frecuencia es contradictoria respecto de la realidad, por lo que entender el
fenómeno es explicar cómo se evidencia la estructura de las cosas (esencia) en
la representación de éstas. La cosa es cualquier parte del mundo material con
existencia y hasta cierto punto independiente y estable.
En la búsqueda de la verdad, el hombre presupone su existencia que puede
ser descubierta mediante la ciencia y la filosofía. Comprender lo que la cosa es,
conocer su estructura, es decir la descomposición del todo mediante el concepto y
la abstracción, el aislamiento de los fenómenos y el desdoblamiento de la realidad
en lo esencial y lo secundario.
La intervención de la corte interamericana de los derechos humanos, de la
convención y demás organismos de nivel internacional en relación con los
derechos humanos, revela la magnitud del problema y de la crisis en la que
nos encontramos como Estado y es desalentador observar, leer o escuchar que
nuestros gobernantes uno tras otro siguen invisibilizando el problema, restándole
importancia, mientras que es la misma ciudadanía la que trata de recuperar a
sus familiares de alguien que no tiene un rostro, un domicilio, siguen luchando
contra un sistema, que en lugar de apoyar entorpece las pesquisas que pudiesen
indicar qué pasó, en qué momento “alguien” decidió que ya no debería seguir
en el núcleo de nuestra sociedad, y luego leemos todas las instancias que se han
creado para defender el derecho a la verdad, para defender la obligación que el
Estado tiene hacia sus gobernantes, de explicarles lo sucedido, esto no es más que
un indicador de que el problema de desapariciones en nuestro Estado es grave,
que estamos cosechando lo que mal se empleó lo que mal se diseñó la guerra
contra el narco que no resolvió nada solamente dejó cerca de 85,53 familias en
una ignominia a nivel nacional.
Dominar las fuerzas peligrosas de nuestra sociedad no es asimilarlas sino
excluirlas, en este sentido para Foucault (2016) el estatus que en una sociedad
como la nuestra se da a los delincuentes, las minorías étnicas, religiosas y
sexuales, los enfermos mentales, los individuos que quedan fuera de los circuitos
de producción o de consumo; en síntesis, a todos los que podemos considerar
como anormales o desviados.
En este sentido todos los que menciona con anterioridad Foucault, son los
que en su momento podemos referir que no son indispensables, o como en
algunos momentos pueden llegar a decir algunas personas de la sociedad: “A
él qué bueno que lo desaparecieron, estaba enfermo” o “no hay problema, un
delincuente menos en la sociedad”, generando con esto una despersonalización
del individuo, o queriendo hacer pensar que con esa condición el individuo vale
menos, o significa menos que el resto de la sociedad, entonces no tendríamos por
qué tener empatía con su situación.
La noción de exclusión nos da el estatus del individuo excluido en el campo
de las representaciones sociales, es aquí donde el excluido aparece como tal, ya
no se comunica con los otros en el nivel del sistema de representaciones, en este
sentido Foucault (2016) nos dice que la exclusión sería el efecto representativo
de una serie de estrategias y tácticas de poder, que la noción deja que recaiga
sobre la sociedad en general la responsabilidad del mecanismo en virtud del cual
el excluido queda excluido. En otras palabras, no sólo se omite el mecanismo
histórico, político, de poder, sino que existe el peligro de incurrir en un error en
lo concerniente a la instancia que excluye, porque la exclusión parece referirse
a algo así como un consenso social que rechaza, cuando, en realidad, detrás de
esto hay tal vez unas cuantas instancias de poder perfectamente específicas y por
consiguiente definibles que son responsables del mecanismo de la exclusión.
Parecería aberrante creer o pensar que quienes están obligados a proporcionarnos
los mínimos de seguridad, certeza, equidad, justicia y libertad, sean los mismos
que nos coaccionen estos derechos, pero nuestra realidad es otra, tenemos una ley
a nivel federal enfocada a la desaparición forzada y ésta no es otra cosa más que
la desaparición llevada a cabo o por alguna persona con el visto bueno del Estado,
todas estas personas que en su momento les “estorbaron” o dijeron o sabían algo
que no tenían que saber; así que lo que Foucault comenta en su libro La sociedad
punitiva no está nada alejado de la nuestra actualidad, ya que el mismo Estado
se ha encargado de generar esta exclusión de sus propios miembros, al hacer
declaraciones como las que Tamez Guajardo realizó cuando se localizaron las
fosas clandestinas en la primavera, comentando que se habían encontrado bolsas
292
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
En busca de la verdad
Las desapariciones de personas
293
con restos humanos, pero que de los cuerpos que se habían logrado identificar se
tenía registro que pertenecían al crimen organizado, pretendiendo generar con
ello un nulo interés en la manera en que fueron violentados.
Se habla de la guerra de todos contra todos como existía antes del pacto
social y, entonces, ya no se trata de una guerra civil sino de la guerra natural, y,
desde el momento en que hay contrato, la guerra civil no puede ser más que la
prolongación monstruosa de la guerra de todos contra todos en una estructura
social que normalmente debería ser regida por el pacto, en este tema Foucault
(2016) establece que una guerra civil la cual dice que no es otra cosa que el
efecto-retroactivo, en cierto modo de una guerra exterior sobre la ciudad misma,
el reflujo de la guerra de este lado de las fronteras: aquí, es por tanto la proyección
monstruosa de la guerra exterior sobre el Estado. Tanto en uno como en otro
análisis, la guerra civil es el accidente, la anomalía y lo que hay que evitar, es la
medida misma en que es la monstruosidad teórico-práctica, asimismo siguiendo
el tema de la guerra civil, Foucault menciona que esta guerra es la matriz de todas
las luchas de poder, de todas las estrategias del poder y, por consiguiente, también
la matriz de todas las luchas acerca del poder y contra él.
Tal pareciera que en esta declaratoria de guerra contra el crimen organizado,
que se declaró en un sexenio anterior al que nos ocupa actualmente, pero que
sigue habiendo consecuencias de la misma, puesto que fue una declaración de
guerra sin una estrategia en la cual se procurara o se cuidara al civil, es una guerra
a la cual no se le ve fecha de término, al contrario, da la impresión que, conforme
pasan el tiempo y los gobernantes, ésta tomará mayor fuerza y su único objetivo
fuera el de terminar o, ¿por qué no decirlo?, aniquilar a la sociedad misma.
Foucault hace mención de que Julius no hace otra cosa que transcribir en el
registro que le es propio lo que Napoleón mismo dijo o hizo decir, dado que en
la introducción al Código de Instrucción Criminal encontramos lo siguiente:
podéis juzgar que ninguna parte del Imperio está privada de vigilancia; que ningún
crimen, ningún delito, ninguna contravención deben quedar sin perseguirse, y
que el ojo del genio que sabe animarlo todo abarca la totalidad de esta vasta
máquina sin que se le escape empero el más mínimo detalle (Foucault, 2016. p.
32).
294
Las desapariciones de personas
Y con referencia a la función precisa del fiscal, el texto proseguía: el fiscal es
el ojo del procurador general, como el procurador general es el ojo del gobierno.
Gracias a una comunicación activa y fiel del fiscal imperial con el procurador
general, y del procurador general con el ministro de su Majestad, pueden
conocerse los abusos que se cuelan en las instituciones, la tibieza que se apodera
de las personas, la indiferencia que puede perdonarse en un particular, pero es un
vicio en un magistrado; y, si se supusieran laxitud, debilidad o disimulación en las
comunicaciones de los procuradores generales e imperiales, el mal haría progresos
inmensos antes de estallar y, sin necesidad de crisis alguna, nos encontraríamos
de improviso ante un vasto estado de languidez y muy cerca de la decrepitud.
Los cuerpos reclaman su identidad e historia y los familiares requieren y tienen
derecho a saber qué pasó. Por lo que, derivado de la falta de respuesta por parte
del gobierno, los familiares se han organizado en asociaciones civiles, que se
encuentran integradas mayormente por personas que al igual que las demás tienen
un familiar desaparecido y que se unen a la lucha de otros cientos o miles que
buscan el saber qué fue de sus hijos, esposos, hermanos, sobrinos, nietos, etcétera.
Conclusión
Este documento se centra en el enfoque de los derechos humanos fundamentales,
considerados como la herramienta que fomenta el respeto a la dignidad humana,
inherente a la naturaleza de cada persona, porque sin ellos no es posible realizarse
plenamente como ser humano. Por lo que el derecho a contar con una identidad
permite, a su vez, el respeto a los derechos de los familiares a conocer el destino
del cuerpo de las víctimas fallecidas bajo cualquier circunstancia.
Una visión global sobre el fenómeno de la desaparición permite percibir que
no afecta únicamente a las víctimas directas, los desaparecidos, sino también a
sus familiares, quienes, de un momento a otro, se vieron obligados a lidiar con
una situación de abandono e incertidumbre que no ha cesado con el paso del
tiempo (Peralta, 2002).
Por lo que se puede generar la percepción de que no existe un Estado de
derecho que garantice los derechos de las víctimas del delito y de violaciones
de sus derechos humanos, en especial el derecho a la asistencia, protección,
verdad, justicia, reparación integral, debida diligencia y todos los demás derechos
Los derechos humanos en las familias de los desaparecidos y la teoría social
295
Desaparición forzada en México,
asignatura pendiente del estado: una
mirada desde el ámbito jurídico y
comunicacional
consagrados en ella, en la Constitución, en los tratados internacionales de
derechos humanos de los que el Estado mexicano es parte y demás instrumentos
de derechos humanos.
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org/es/doc/assets/files/other/personas_desaparecidas_y_recomendaciones_
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Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-49642016000100007
296
Las desapariciones de personas
Amado Ceballos Valdovinos
Lizbeth López Ramírez
Linda Estefany Illanes Gómez
Camila Sofía Ceballos Gómez
Introducción
En este capítulo que presentamos reflexionamos en torno a, en un primer momento,
el pasado reciente respecto de la desaparición forzada. Es impensable al detallar
esta cuestión, no pasar por los sucesos y represión de 1968, la Guerra Sucia,
la toma del cuartel Madera y la crisis actual entre otros, asimismo queremos
poner del conocimiento actual cómo ha venido tratando la presa el tema de la
desaparición de personas sin justificación alguna. Por otro lado, señalamos cómo
a pesar de ser una conducta delictiva a todas luces, el derecho formal de manera
rara, extraña o interesada en su caso, la mantenía como una conducta atípica, y
cómo ahora, gracias a dos factores; uno internacional como son los convenios
internacionales (la cuestión de la venturosa convencionalidad), y por otro la
presión de la sociedad civil es que se ha legislado y es ya reconocida como
delito contenido en las leyes penales. Con este capítulo queremos abonar a la
permanente reflexión sobre el uso de la violencia del Estado aunada a la acción
concertada entre particulares con ese fin.
Los desaparecidos nos faltan a todos¨.
Ofelia Medida, actriz y activista
“Hoy en nuestro México, nuestra principal preocupación
es la inseguridad. Los noticiarios radiofónicos y televisivos
[297]
empiezan siempre con los crímenes más espeluznantes del día.
o con casos sonados de secuestros, asaltos y extorsiones.
Los periódicos no cantan mal las rancheras, de modo que nuestra
actualidad está plasmada de una crónica permanente de muerte:
desaparecidos, fosas comunes, ADN... esas tres letras han tomado
un significado horrible”.
Jean Meyer, historiador
La desaparición forzada se ha convertido en uno de los temas más recurrentes a lo
largo de los años; poco a poco este delito, tal como veremos más adelante ha ido
evolucionando en el transcurso de la historia, desde su origen hasta su tipificación
en los ordenamientos legales actuales, especialmente hablando de la historia de
México; como se verá en estas líneas durante aproximadamente cuatro décadas
han existido grandes cambios respecto a dicha problemática, empezando con el
perfil de las víctimas, el modus operandi y desde luego en los sujetos activos que
intervienen. Asimismo, dichos cambios no sólo han cobrado relevancia en esos
aspectos, sino también en la legislación nacional e internacional de ahora en día,
en la exigencia de familiares por encontrar a sus desaparecidos y por supuesto
en la reacción del pueblo respecto al tema.
Siendo para ello pertinente reflexionar el tema con estadísticas y con un
lenguaje más numérico ya que tal como lo mencionan diversos periódicos, de
acuerdo con los últimos cálculos oficiales, emitidos por el gobierno mexicano,
en el país hay más de 85 000 personas desaparecidas, donde el 76% de dichas
desapariciones se concentra en los estados de Jalisco, Michoacán, Ciudad de
México, Tamaulipas, Nuevo León, Guanajuato, Sonora, Sinaloa, Zacatecas y
Estado de México (La Jornada, 8 de abril de 2021).
Sin embargo, estas estadísticas se contrastan con lo expuesto por la sociedad
civil que tras la impunidad del gobierno ha decidido actuar, buscando las respuestas
que se le han ocultado, ingresando para ello a escenarios peligrosos, arriesgando
su propia vida, sufriendo impotencia, dolor e incluso terror. Pues tal como lo
señala el documental titulado “Ni vivos Ni muertos” (2014) desafortunadamente
el 99% de las desapariciones forzadas denunciadas terminan siendo olvidadas,
agreguemos a ello la cifra negra que sin duda existe en nuestro país, esos delitos
que se cometieron, pero no se denunciaron, por distintas razones: amenazas a
las víctimas, poca credibilidad en la eficacia del Estado para investigar, miedo,
sobornos, extorsión.
No se debe perder de vista que existen múltiples testimonios de familiares
que a raíz de una denuncia o previo a ella son víctimas de amenazas, a través de
llamadas telefónicas o mensajes anónimos, que tienen como finalidad inculcar
miedo y provocar que muchos de los casos, no sean publicitados y en consecuencia
no formen parte de la cifra que el gobierno presenta a la sociedad.
Es por tales razones que, en esta aportación, nos resulta interesante y hasta un
poco necesario abordar más a detalle tal cuestión y tropezar con un posible análisis
de lo que ahora se conoce como desaparición forzada; para ello, el presente
capítulo está fragmentado en cuatro subtemas; donde en un primer término se
realiza un breve recuento histórico de los sucesos más emblemáticos que han
marcado el desarrollo de la desaparición forzada en nuestro país; posterior a
éste se establece un estado de la cuestión, el cual dará respuesta a las siguientes
interrogantes: ¿qué se ha indagado en el tema? y ¿cuál ha sido el papel de las
ciencias sociales en el ámbito investigativo y de difusión científica?; una vez
concluido se prosigue con un análisis del papel de los medios de comunicación
en el acallamiento o difusión del tema; para finalizar con la desaparición forzada
y su reconocimiento como delito, ¿qué ha dicho la Suprema Corte de Justicia
de la Nación?, ¿cuál ha sido la intervención de los organismos internacionales?
En ese entendido, para dar inicio a esta intervención, recordemos el contexto
en el que se encontraba el país durante las décadas sesenta y setenta que es
de donde partiremos especialmente en estas líneas; como recordaremos de
nuestras clases de historia, México se encontraba bajo un régimen de gobierno
autoritario, especialmente dominado por el partido político denominado Partido
Revolucionario Institucional (PRI), donde la desaparición forzada empezó a ser
utilizada como una estrategia política, una estrategia para erradicar a cualquier
sujeto u organización que fuera contrario a los ideales partidistas dominantes, siendo
el estado de Guerrero el primer escenario donde se materializó concretamente
dicha figura, especialmente con el que se llegó a denominar el Partido de los
Pobres (PDLP) encabezado principalmente por el profesor Lucio Cabañas, grupo
298
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Breve repaso histórico de la desaparición forzada en México
Las desapariciones de personas
299
guerrillero que estaba integrado principalmente por campesinos, y tal como lo
menciona Salgado (1987) esa “lucha campesina de copreros y cafeticultores que
surgió en la región de Atoyac en los años cincuenta y sesenta fue un esfuerzo
por combatir los cacicazgos y generar organizaciones independientes al Partido
Revolucionario Institucional (PRI)” (p. 220; citado por Ávila, 2016).
Siendo en estas décadas donde se localiza el primer caso que se tiene registrado
en medios de comunicación, que se encuadra en lo que después se tipificaría como
desaparición forzada; éste es el caso de don Epifanio Avilés Rojas, quien fue
detenido por autoridades militares el 19 de mayo de 1969 en Coyuca de Catalán,
en el estado de Guerrero, quien de igual forma era parte de la ACNR (Asociación
Nacional Revolucionaria) dirigida por el también profesor Genaro Vázquez
Rojas, cuyos miembros, al igual que el Partido de los Pobres, fueron testigos de
una de las mayores represiones brutales y sistémicas del entonces partido político
que se encontraba en ese momento en la presidencia de la República Mexicana.
Posterior a ello surgieron nuevos grupos guerrilleros en el estado, entre los
más relevantes encontramos: “La Brigada de Ajusticiamiento del Partido de los
Pobres”, “Frente de Defensores de la Escuela Juan N. Álvarez” quienes fueron
igualmente víctimas del período de represión, violencia y desapariciones forzadas
por parte del Ejército Mexicano en donde “los soldados mexicanos secuestraban
y torturaban a los civiles para obtener información sobre los guerrilleros, muchos
de los cuales simplemente desaparecieron” (Rodríguez, 2017, p. 253).
Asimismo el surgimiento de una serie de movimientos sociales encabezados
dentro de las que rescatamos el movimiento estudiantil de 1968, en donde “los
estudiantes salieron a las calles como medio de contestación a las violentas
represiones que sufrían a manos de los policías. Los estudiantes estaban
cansados del autoritarismo y exigían espacios de diálogo y entendimiento con
las autoridades, la respuesta del gobierno fue represiva, mandando a las tropas del
ejército a tomar diversos campus educativos, entre ellos el de Ciudad Universitaria
de la Universidad Nacional (UNAM). El momento más trágico dentro de esta
movilización estudiantil fue la llamada matanza de Tlatelolco ocurrida el 2 de
octubre del mismo año”. (Rodríguez, 2017, p. 255).
Estos movimientos tuvieron una repercusión importante a largo plazo, pues,
aunque fueron reprimidos o silenciados, cimbraron las estructuras de control
y dominio de las élites gobernantes y contribuyeron a la democracia (Fuentes,
2005). Poco tiempo después la desaparición forzada siguió alimentándose
principalmente de cuestiones políticas, en donde desaparecían personas con
algún tipo de relación directa con guerrillas o luchas de izquierda, hasta el grado
de que se fueron involucrando como sujetos activos ya no sólo el Ejército, sino
otras instituciones estatales y federales; y donde el principal sujeto pasivo se
encuadraba en personas jóvenes entre los 14 y 30 años.
Por su parte en 1970 la desaparición forzada fue utilizada como un método
de castigo por las personas que tenían el poder, donde su modus operandi “no se
limitaba a la actuación aislada de funcionarios, sino a un fenómeno de carácter
generalizado y operado por los cuerpos de las instituciones de seguridad, grupos
paramilitares y organizaciones criminales” (Gravante, 2018, p. 14).
Derivado de todo lo que aconteció en el período que se conoce como la
“Guerra Sucia” y tras la reacción del gobierno mexicano, fue que algunos de los
familiares de las víctimas, no se quedaron conformes con la impunidad por parte
del gobierno mexicano sobre el tema, por lo que decidieron acudir a instancias
internacionales, donde en el año de 1974 se manifiesta el caso de desaparición
forzada más relevante para el Estado mexicano, el cual revolucionó el tema en
el país, ya que la Corte Interamericana de Derechos Humanos logró que México
realizara por primera vez un reconocimiento de la responsabilidad del Estado
en la desaparición, y un remedo de reparación del daño y de acciones estatales
de desagravio. Además de múltiples y decisivas repercusiones culturales,
constitucionales y jurisdiccionales que elevaron, como nuevo eje articulador
de la Constitución, la defensa y protección de los derechos humanos (Carrillo,
2010, p. 44).
Condenando al país a “una serie de obligaciones que van desde la reparación
del daño, pasando por la petición pública de disculpas y la reivindicación de la
víctima, además de recomendaciones de reforma jurídica como en el caso del
llamado “fuero militar” (Carrillo, 2010, p. 120).
Es así como, en el año 1977, se creó el Comité Nacional Pro Defensa de
Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados por motivos políticos, donde su
lucha central era contra la desaparición forzada, siendo así la primera agrupación
nacional que atendía dicha problemática.
300
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Las desapariciones de personas
301
Unos años después el perfil de los desaparecidos empezaba a cambiar ya no
sólo se trataban de civiles sino también de integrantes de las mismas fuerzas de
seguridad del Estado como una medida de ajuste de cuentas o de silenciamientos
de personal dentro de las diversas instituciones públicas. A raíz de ello en 1990
se creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), quien retomó
algunos casos de desaparición forzada, incluso creó por un corto período el
Programa Especial sobre Presuntos Desaparecidos, que fue suspendido poco
tiempo después, sin tener un buen avance en el tema, dicha comisión también se
encargó de abordar el tema a través de informes especiales e investigación sobre
presuntos desaparecidos. No es hasta el año 2002 con el cambio de régimen
político en la presidencia, cuando el Partido Acción Nacional brindó la posibilidad
de investigar crímenes de Estado del pasado reciente en tema de desaparición
forzada. Posterior a este año sucedieron una serie de acontecimientos y sucesos
que marcaron la historia de desaparición en México, y que en su momento llegaron
a oídos de instituciones que protegen y defienden Derechos Humanos como lo
es la Comisión Nacional de Derechos Humanos, entre los casos encontramos:
el caso de Gamaliel López Candanosa y Gerardo Paredes Pérez, periodistas del
noticiario TV Azteca Noreste que desaparecieron en 2007 o el de Edmundo
Reyes y Gabriel Alberto Cruz que en 2007 también fueron desaparecidos por
elementos del Ejército o en el 2011 el caso de Nepomuceno Moreno padre de un
desaparecido, que falleció sin causa alguna.
En ese sentido, como lo menciona Corcuera (2010), en México no tenemos
una ley de amnistía, pero sí tenemos otros obstáculos que producen impunidad,
como por ejemplo la prescripción de los crímenes de lesa humanidad, el principio
de no retroactividad y la falta de garantía de imparcialidad de la justicia dentro del
sistema militar; además de una falta de voluntad política para resolver el problema.
Es así como mientras dichos problemas no sean resueltos, no sean considerados
por el gobierno como de real importancia, la desaparición forzada seguirá siendo
sólo carpetas de investigación inconclusas y olvidadas, manifestaciones sin
respuestas y múltiples hijos, hermanos y amigos desaparecidos.
Siguiendo con nuestro recuento histórico y ya en el período de Enrique Peña
Nieto tras la guerra contra el narco se reconoció que las fuerzas de seguridad
habían excedido sus facultades y funciones legales y había violentado derechos
302
Las desapariciones de personas
humanos, por lo que en el 2014 se crea el Plan Nacional de Derechos Humanos
para combatir algunas de estas violaciones entre ellas la de desaparición forzada.
Pero en este mismo año sucede un gran retroceso en el tema donde el estado
de Guerrero vuelve a ser foco de los medios de comunicación y por supuesto
del tema motivo de este libro, ya que la noche del 26 de septiembre, se llevó a
cabo la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de
Ayotzinapa, desaparición que hasta la actualidad, es decir cinco años después
no ha sido aclarada, sino que ha sido el emblema de múltiples manifestaciones,
de familiares, amigos y del mismo pueblo que exige respuestas, que exige un
cambio en el país, que exige un gobierno justo y trasparente, y que exige que la
desaparición forzada por fin deje de ser una asignatura pendiente para México.
Ya en el período actual, con el cambio de gobierno y la constante lucha
contra la delincuencia, México se encuentra entre los países con más casos de
desaparición forzada en la historia de América Latina, sin existir razón o motivo
para ello, sino que, al contrario, cada día las cifras aumentan, cada vez hay más
familias en busca de un hijo, hija, hermana, hermano, padre o madre; cada vez
hay más carteles de búsqueda y preguntas sin responder.
Tal como lo menciona el artículo periodístico “Desaparición forzada: tragedia
y esperanza” (La Jornada, 31 de agosto de 2019):
sólo queda retomar las palabras de los padres y madres de las personas
desaparecidas, en el sentido de que la buena voluntad mostrada por el gobierno
debe convertirse en acciones concretas, cuyas primeras manifestaciones pasan
necesariamente por la asignación de un presupuesto acorde con la magnitud de la
tarea, y por el compromiso de todas las autoridades en la consecución de la meta:
presentación con vida y castigo a los culpables.
De lo contrario sólo podemos estar hablando de promesas incumplidas, de
corrupción, de malos funcionarios y servidores públicos y claro está de un país
donde las personas pueden ser desaparecidas, sin razón y castigo alguno.
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
303
Algunas referencias preliminares en torno a la desaparición forzada
Según el derecho penal, particularmente la teoría del delito señala que éste para
considerarse como tal debe reunir una serie de elementos los cuales son una
conditio sine qua non en la conformación del mismo, primero una conducta que
encierre una acción u omisión dolosa o culposa, es decir que la acción u omisión
sea, o bien con toda la capacidad de querer y entender sobre el actuar dañino
y saber conscientemente que se está ante el supuesto de un delito y aun así se
realiza, y la otra posibilidad es que se esté cierto de la acción pero que no hay la
voluntad de dañar pero que no se tiene los deberes de cuidado y previsibilidad.
Por otro lado, debe tener esa conducta un resultado de daño en la persona
que sufre la acometida, en sus bienes posesiones o derechos, asimismo que
exista el nexo causal entre la acción y el daño, por tanto, existe sin duda uno o
varios justiciables a los que en derecho se les conoce como sujetos pasivos del
delito. También la teoría, que a la postre se ve materializada en las sentencias
judiciales, señala que la conducta debe ser antijurídica, es decir que se actúe
contra lo establecido o señalado como norma por los corpus legales, que sea
contrario a la sana convivencia.
Aunado a lo anterior, otro elemento menciona que el sujeto que comete el
delito deba ser completamente imputables es decir que no sea menor de edad o
que tenga un estado de interdicción o causa alguna que demuestre la capacidad de
querer o entender cabalmente el hecho jurídico. Si así sucediera el ser es incapaz
de recibir una sentencia.
La conducta debe contener otro elemento muy importante: la posibilidad de
que el juzgador imponga una pena, ya que esa sanción estará contenida en la
ley penal, razón de que ésta no resulte violatoria de derechos fundamentales. Si
alguno de esos elementos faltara en la conducta atribuible a alguien, simplemente
no se podría imponer una pena. Esperamos no resultar muy técnicos jurídicos,
estimamos no se nos considere tampoco formalistas en este apartado, pero
consideramos pertinente señalarlo porque, como se demostrará líneas adelante
es la forma en que el Estado pudo disfrazar por años la negativa para caracterizar
como conducta delictiva la desaparición forzada.
Hemos dejado deliberadamente el último elemento del delito para el final ya
que en él se funda la posibilidad real de criminalizar el actuar del Estado como
304
Las desapariciones de personas
sujeto activo del delito de desaparición forzada o de quien actúe en su nombre y
beneficio: la tipicidad, que sirve como base para fundar este elemento un designio
constitucional que dice “en materia penal nadie podrá ser juzgado por analogía o
por mayoría de razón, si no que deberá fundarse estrictamente en los extremos de
la ley”(art. 17, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), a fin de
dejar subsistente de manera progresiva los derechos fundamentales. Bueno, ¿en
qué consiste este elemento? Pues nada más y nada menos en que si la conducta no
aparece debidamente descrita en la ley penal, aunque reúna los otros elementos,
ésta no será considerada como tal, es decir no será considerada como delito, en
tanto no sería susceptible de condenar.
Como observamos ésta fue la base para el actuar impune y arbitrario del
Gobierno mexicano, así pasó en todos los movimientos sociales del México
moderno, y en los últimos diez o quince años, también con el actuar de particulares
en contubernio con el Estado. Sirva este apartado como corolario a la reflexión
más amplia que se hace en los subcapítulos siguientes.
La prensa, ¿una ventana a la realidad mexicana?
En la historia de México, es el silencio, siempre impuesto por otros (así, en
masculino), el mejor molde de nuestra memoria colectiva, y en consecuencia, de
la manera en que observamos el presente y construimos el futuro.
Es innegable, además, la fuerza con que la prensa mexicana modela la opinión
pública y la participación social. En ese sentido, y con la intención de profundizar
en la comprensión de la desaparición forzada como una asignatura pendiente
del Estado mexicano, nos parece de vital importancia el análisis del tratamiento
que los periódicos del país brindan a través de sus notas a una serie de casos
significativos de desaparición forzada.
Para dicho análisis partimos de las teorías de la comunicación que abordan
el estudio de las noticias como construcción social de la realidad, cuyo origen se
remonta a la sociofenomenología propuesta por Alfred Schutz en las décadas de
1940 y 1950 y plasmada en su obra Collected Papers.
Al delimitar el campo de análisis al estudio de la actividad periodística y la
producción de noticias, es inevitable retomar al teórico Giorgio Grossi cuando
manifiesta que el reconocimiento de la dimensión cognitiva, el estudio de
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
305
la objetividad y de la problemática planteada por la narración de lo real y la
capacidad de selección ejercida por el profesional de la información, representan
los elementos centrales que han motivado a la aplicación de la sociofenomenología
al estudio de la actividad comunicativa (Grossi, 1985 en Saperas, 1987, p. 145).
Así, los estudios de Grossi afirman que es correcto hablar de información
como construcción de la realidad, entendiéndose en el ámbito de investigación
comunicativa como la producción de sentido mediante la acción de las prácticas
productivas y de las rutinas organizativas de la profesión periodística, regido a
través prácticas institucionalizadas y mecanismos de autolegitimación (Grossi,
1985 en Saperas, 1987, pp. 147-148).
Se revela entonces el periodismo como parte del origen del proceso de
construcción de la realidad social, pero no podemos olvidar que, al ser un proceso
permeado por la intersubjetividad, depende de las rutinas profesionales propias
del periodista, las competencias discursivas del mismo, y la confrontación de lo
anterior con la realidad cotidiana del público receptor.
Históricamente los mecanismos de institucionalización y autolegitimación
que refiere Grossi han representado el medio idílico para legitimar el statu quo a
través de los medios de comunicación y, específicamente, la prensa.
Legitimar lo presente, el silencio de las y los desaparecidos, el grito de
familiares en la búsqueda de eterna, la corrupción de autoridades y la falta de
respuestas, es legitimar la violencia en sus niveles sistémico, simbólico y físico,
y representa limitar a las víctimas a una existencia sin pasado ni futuro distinto.
Es por ello que resulta de vital importancia el análisis del trato que la prensa
ha prodigado al dolor de un país entero, a una problemática que permea la
historia de México.
Es crucial observar, reflexionar y cuestionar el silencio en el que la prensa
entierra los miles de casos de desaparición forzada en México, y los discursos
con los que moldea a víctimas y victimarios.
En ese sentido, el análisis de notas periodísticas descubre el tratamiento
mediático de cinco casos de desaparición forzada relevantes en la historia y la
memoria de nuestro país: 2 de octubre de 1968, la Guerra Sucia, la desaparición de
Rosendo Radilla Pacheco en 1974, el caso Ayotzinapa y la desaparición de Conny
Caraballo en el estado de Colima. Los primeros cinco casos fueron seleccionados
por su alto nivel de alcance mediático (regional, nacional e internacional) y por
su representatividad de la problemática que es la desaparición forzada. El último
caso fue seleccionado como una mirada local al espacio inmediato de análisis
de las autoras y autor, pues se trata del primer caso de desaparición forzada (así
legislado) en el estado de Colima.
Gaye Tuchman afirma que “la noticia es una ventana al mundo [...] la noticia
tiende a decirnos qué queremos saber, qué necesitamos saber, y qué deberíamos
saber” (Tuchman, 1983 en Saperas, 1987, p. 50).
Bajo estas premisas, comprendiendo que la producción noticiosa no es el
resultado de una simple acción selectiva de la información a comunicar, sino que
es una acción orientada a la construcción social de la realidad, nos aproximamos
al análisis de nueve notas periodísticas de cinco periódicos digitales nacionales,
La Jornada, El Universal, Gatopardo, Aristegui Noticias y El Proceso y un
periódico regional (Diario de Colima) para, a través del método de análisis de
contenido, identificar los siguientes aspectos de las notas periodísticas:
306
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Las desapariciones de personas
• El titular y su papel al contextualizar una noticia, en el entendimiento de que la
forma en que el medio de comunicación describe el evento noticiable, enmarca
y modela al evento mismo.
• Los actores clave en el caso, y la forma en que cada noticia los describe,
enfocándonos principalmente en la relación inseparable entre víctima y
victimario(s).
• Palabras significativas: aquellas expresiones que funcionen como manifiesto
directo de un proceso subjetivo de tratamiento de la noticia.
Finalmente, en la intención de establecer el fenómeno de desaparición forzada
como una “asignatura pendiente” en la historia de México, la selección de noticias
está limitada a dos por caso: una cercana a la fecha del incidente, y una actual.
307
Tabla 1
Notas analizadas
Caso
Periódico de origen
Nota 1
2 de
octubre de
1968:
Matanza
de Tlatelolco.
El Universal
Nota 2
Fragmento
Titular
Nota 1
La Jorna- Tlatelolco, Camda
po de
Batalla.
Fecha de
publicación: 3 de
octubre
de 1968.
Nota 2
Nota 1
Nota 2
La noche
de Tlatelolco.
Calificando a los estudiantes como agitadores
y terroristas, relata
cómo durante más de
dos horas e incluso en la
madrugada tanto Ejército
como manifestantes se
enfrentaron en Tlatelolco, calificando la zona
donde sucedieron los
hechos como un campo
de batalla.
El movimiento
estudiantil de 1968
no se reduce al 2 de
octubre y, al mismo
tiempo, es imposible
narrar los acontecimientos estudiantiles
sin mencionarlo. La
fecha constituye una
de las referencias
más importantes de la
historia contemporánea de México.
La imagen que el medio
usó para su portada fue
la de hombres y mujeres
cargando a niños huyendo de la zona acompañados por el Ejército, calificándolos como víctimas
inocentes.
308
El hecho documentable es que la matanza
marcó el fin del
movimiento y tuvo
repercusiones negativas en la vida política
del país durante la
siguiente década,
cerrando la participación para algunos
sectores sociales.
Las desapariciones de personas
Guerra
Sucia:
Desaparición de
Epifanio
Avilés
Rojas,
1969.
Desaparición de
Rosendo
Radilla
Pacheco,
1974.
La Jornada
El Universal
Gatopardo
El Proceso
Epifanio
Avilés:
50 años
de su
desaparición
forzada.
A Epifanio Avilés
lo han
buscado
por 50
años.
El suyo
fue el priFecha de mer caso
publiregistrado
cación: como des19 mayo aparición
2019
forzada en
México.
Fecha de
publicación:
2 julio
2019.
Rosendo Rosendo
Radilla
Radilla:
Pacheco, 39 años
a 41 años desaparede su
cido, ocho
desapasexenios
rición
de indoforzada.
lencia.
Fecha de
publicación: 26
de agosto
2015.
Fecha de
publicación: 28
agosto
2013.
Este día se cumple el
“En la escuela nos
50 aniversario de la
decían ‘los huérfadesaparición forzada del nos’, nuestra infancia
profesor Epifanio Avilés
se convirtió en un
Rojas.
calvario”, explicó
Según el Comité Eureka,
Nereida Avilés
Avilés Rojas es el primer
en entrevista para
desaparecido político de
Gatopardo. Tenía
este país.
ocho años cuando
su padre, Epifanio
Avilés Rojas, salió de
casa y no volvió más.
De ese entonces han
pasado 50 años y la
familia Avilés Jaimes
sigue exigiendo
información sobre su
paradero.
A 39 años de la desaparición de Rosendo Radilla
Pacheco y casi cuatro de
que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoiDH) sentenciara
a México por ese caso,
Tita Radilla Martínez,
vicepresidenta de la
Asociación de Familiares
de Detenidos-Desaparecidos de México
(Afaddem), denunció la
falta de voluntad del gobierno de Enrique Peña
Nieto para indagar sobre
el paradero del luchador
social detenido el 25
de agosto de 1974 por
militares acantonados en
Atoyac, Guerrero.
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Ayer se cumplieron 41 años de la
desaparición forzada
de Rosendo Padilla
Pacheco, un campesino que mientras se
dirigía en autobús
hacia Chilpancingo,
fue detenido en un
retén militar en un
poblado cerca de Atoyac de Álvarez, bajo
la acusación de que
componía corridos
sobre luchas sociales
y campesinas de la
región.
309
Desaparición de 43
estudiantes de la
Escuela
Normal de
Ayotzinapa,
Guerrero.
2014.
La Jornada
Desaparición
de Cony
Caraballo,
1973.
Diario
de Colima
Aristegui Padres de Atrapan Ante la falta de respuesta Alejandro Encinas,
familia
a otro
del gobierno estatal, pasubsecretario de
Noticias
inician la implicado terfamilias y estudiantes Derechos Humanos
búsqueda en caso
de la Escuela Normal de
de la Secretaría
de 57
Ayotzi- Ayotzinapa iniciaron este
de Gobernación
desapare- napa… y
domingo la búsqueda
(Segob), reveló que
cidos.
lo sueltan de al menos 57 jóvenes hace 15 días se logró
por 10 mil
desaparecidos desde
detener nuevamente a
Fecha de
pesos.
el viernes pasado en la
Marco Antonio Ríos
publicaciudad de Iguala, luego
Berber, un presunto
ción: 29 Fecha de de que fueron atacados a sicaro de Guerreros
septiem- publica- balazos por policías mu- Unidos, y ligado al
bre 2014. ción: 11
nicipales provocando la caso Ayotzinapa; sin
noviembre muerte de tres alumnos.
embargo, un juez
2019.
A su vez, organismos de le otorgó la libertad
derechos humanos sosbajo las reservas de
tuvieron que al momento ley por 10 mil pesos.
no han regresado a las
instalaciones del plantel
77 estudiantes, lo que
generó confusión.
Sin nota.
Las
Sin nota
Lo de la
Sin nota.
buenas
desaparición forzada
contra
de Constancia (Cony)
contra el
tampoco es
mal goun mito, como dicen
bierno.
otros. Su desaparición es
Primer
real y su
Encuendetención con vida por
tro de
el gobierno también es
Exguerricierta. Ella
lleras V.
es una valiente mujer
que existe por sus
Fecha de
propias
publicaconvicciones y acciones.
ción: 17
Ella no es una mentira,
diciemsu
bre 2007
existencia es verdad.
Ella es una desaparecida
por su
lucha política contra el
gobierno, al que consideró su
enemigo y lo combatió
con las armas en la
mano.
Desde la tragedia en Tlatelolco la noche del 2 de octubre de 1968, hasta la
desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala,
Guerrero, los periódicos han sido el lienzo de periodistas, jefes y patrocinadores,
donde plasman una ideología con la que dibujan la realidad social.
Esos dibujos cambian en el tiempo, y la pluralidad de voces, manos e
interpretaciones permite la crítica y la exigencia de la verdad o, en su defecto,
de respuestas.
Es algo que se manifiesta de manera clara al comparar las notas periodísticas
de la última mitad del siglo XX y las notas de mayor actualidad: tanto los titulares
como las notas analizadas que datan de fechas cercanas a los casos más antiguos,
plasman los hechos como inamovibles, elementos incuestionables donde quedan
claros los personajes y sus atributos, y parece fácil adivinar quiénes son los malos
y quiénes son los buenos, como si fueran una clasificación muy sencilla.
Sin embargo, las notas más actuales demuestran lo que para nosotros
representa un intento por desmentir aquello que erróneamente se dijo de víctimas
y contextos, develar sin miramientos el tratamiento injusto de los casos y, de
manera más sutil, exigir soluciones:
“Atrapan a otro implicado en caso Ayotzinapa… y lo sueltan por 10 mil pesos”
(Aristegui Noticias, 2019).
Establecido lo anterior, es posible profundizar en la observación de los
titulares. También en ellos es evidente el cambio en la manera con que la prensa
se aproxima a los sucesos, demostrando mayor compromiso con las víctimas y
el público lector, a través del uso de palabras como “indolencia” para calificar el
manejo injusto del caso por parte de las autoridades.
Además, resalta el empleo del término “desaparición forzada” en las
notas actuales, pues contrasta con los términos erróneos como “asesinato”,
“desaparición” (sin más) y “pérdida” utilizados en notas antiguas.
Porque las palabras nos representan, nos permiten presencia y permanencia,
el uso de los términos correctos es un cambio que parece insignificante, pero que
tiene dentro de sí la lucha por el reconocimiento y la visibilización de un problema
que, como sombra, pesa sobre México desde hace mucho tiempo.
Fuente: Elaboración propia.
310
Las desapariciones de personas
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
311
Aun en el análisis a través de la comparación de las notas, el ejemplo más
importante de las discrepancias entre dos noticias del mismo caso es el del 2 de
octubre de 1968.
El periódico El Universal describe en su titular como un campo de batalla
el lugar donde cientos de estudiantes, maestros, madres, padres y niños fueron
acorralados, golpeados, asesinados y desaparecidos por fuerzas militares. Califica
el terror y la opresión como una batalla en la que los dos bandos, estudiantes y
militares, lucharon por horas.
Sin embargo, las notas periodísticas, ensayos, crónicas y demás publicaciones
posteriores respecto a lo que hoy se conoce como “la matanza de Tlatelolco”
describen los sucesos de una manera muy distinta a la de El Universal en 1968;
narran una masacre donde no existían sólo dos bandos, y en la que sólo uno de
los actores se encontraba en condiciones de batalla.
De nuevo, resulta claro en sus discrepancias, cómo la prensa escribe la
realidad de una sociedad, agregando puntos y comas, determinando el presente
con palabras que moldean el futuro. Afortunadamente, surgen cada día nuevas
voces y nuevas historias que permiten contemplar las líneas y aristas de miles de
casos que, aún hoy, quedan impunes.
La búsqueda de las notas elegidas estuvo restringida al contenido del internet, e
incluso en la red mundial de información, fue difícil encontrar notas digitalizadas
cercanas a las fechas de los casos más antiguos.
Y es por ello que casos como el del campesino Rosendo Radilla Pacheco y el
de Epifanio Avilés Rojas, reconocido como el primero registrado bajo la figura
de “desaparición forzada” cuentan únicamente con notas actuales, que comparten
la intención de exigir, aún décadas después de las desapariciones, respuestas de
su paradero y cese a la “indolencia”.
Otro caso interesante al análisis por su falta de cobertura mediática es el del
Constancia (Cony) Caraballo, feminista y trotskista colimense cuya desaparición
parece un mito si se juzga exclusivamente a partir de la casi nula cantidad de
notas periodísticas que existen al respecto.
Cony Caraballo se esfumó sobre la tierra y, con el silencio que envolvió
su desaparición, su nombre y su vida fueron borrados también de la memoria
colectiva de todo un pueblo. Su caso es el de miles de mexicanos y mexicanas
sobre los que se construye la realidad que hoy vivimos, y son ellos hacia quienes
el Gobierno y los medios tienen una innegable respuesta pendiente: ¿dónde están?
312
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Las desapariciones de personas
El tardío reconocimiento de la desaparición forzada de personas
como delito
A partir de los hechos históricos del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz en 1968
y de la denominada “Guerra Sucia” en México que se extiende a los períodos
presidenciales de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo en la década
de 1970 con especial relevancia en el municipio de Atoyac de Álvarez en
Guerrero, la práctica sistemática de la desaparición forzada ha sido un medio de
represión política y social que ha quedado como una asignatura pendiente bajo
la sombra del Estado mexicano desconociéndose la cifra exacta del número de
desaparecidos, la intervención de agentes del Estado, con evidentes deficiencias
en las investigaciones derivadas de simulaciones, y con 3 024 fosas clandestinas
encontradas de 2016 a 2019 en el país (Aristegui Noticias, 2019).
El elemento normativo es fundamental para que el aparato estatal comience
a operar en función de las demandas sociales, la legislación en materia de
desaparición forzada fue una problemática que el Estado no abordó de manera
oportuna, llevó años que se creara una ley general de la materia. Aquí se hace
una descripción de la legislación sobre la desaparición forzada de personas,
con el objetivo de que el lector identifique los distintos ordenamientos del
ámbito internacional de los que México es parte y nacional, así como su tardía
armonización.
La desaparición forzada de personas es un delito que se caracteriza por la
privación de la libertad, perpetrada por agentes del Estado o por personas o
grupos con autorización o aquiescencia del Gobierno, seguido de una negativa
de revelar el paradero de la víctima privándola de la protección de la ley; es un
acto que vulnera diversos derechos humanos tales como la libertad, la seguridad,
la integridad personal, la igualdad, legalidad, etc., y que no obstante genera
incertidumbre y dolor a los familiares de la víctima, quienes emprenden una
búsqueda desesperada que puede durar toda su vida.
En México, se postergó el reconocimiento de la desaparición forzada como
delito a pesar de existir instrumentos internacionales que penalizan dicho acto
313
desde la década de 1990, imposibilitando a las víctimas y familiares de éstas
el acceso a la justicia, ya que este delito se consideró sólo como una conducta
antisocial hasta antes del 2001 en México, a pesar de su reproducción sistemática
y notoria a partir del movimiento social de 1968.
Esta omisión se refleja en la falta de una política criminal efectiva, un Estado
indolente y pasivo ante una problemática que ha sido denunciada por la sociedad
de forma reiterada, una conducta grave que afecta el bien común y la convivencia
social.
Uno de los precedentes jurídicos de la desaparición forzada de personas a nivel
internacional es la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra
las Desapariciones Forzadas, aprobada por la Asamblea General de la ONU,
que en su artículo 4, apartado 1, establece: “Todo acto de desaparición forzada
será considerado, de conformidad con el derecho penal, delito pasible de penas
apropiadas que tengan en cuenta su extrema gravedad” (1992, p. 2).
A su vez en el artículo 5 señala que además de las sanciones penales aplicables,
las desapariciones forzadas deben comprometer la responsabilidad civil de sus
autores y la del Estado o las autoridades del Estado que hayan organizado,
consentido o tolerado tales desapariciones, sin perjuicio de la responsabilidad
internacional de ese Estado (1992, p. 2).
Es hasta el 1 de junio del 2001 que en México se adiciona al título décimo del
Código Penal Federal, un capítulo III Bis denominado “Desaparición Forzada de
Personas”, con los artículos 215-A, 215-B, 215-C y 215-D, en el que se señalaba
que:
ARTÍCULO 215-A. Comete el delito de desaparición forzada de personas, el
servidor público que, independientemente de que haya participado en la detención
legal o ilegal de una o varias personas, propicie o mantenga dolosamente su
ocultamiento bajo cualquier forma de detención.
Este tipo penal resulta ineficaz para atender la problemática social, excluye
la posibilidad de que las desapariciones forzadas sean realizadas por grupos
organizados o particulares que actúen en nombre del Gobierno o con su apoyo
314
Las desapariciones de personas
directo o indirecto, autorización o aquiescencia, limitando el acceso a la justicia
por parte de las víctimas.
En 2002 México ratifica la Convención Interamericana sobre la Desaparición
Forzada de Personas celebrada en Belém do Para, Brasil, en la que se considera
desaparición forzada la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera
que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de
personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado,
seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación
de libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide
el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes.
Esta convención señala que la desaparición forzada de personas viola múltiples
derechos esenciales de la persona humana de carácter inderogable, y reafirma
que la práctica sistemática de la desaparición forzada de personas constituye un
crimen de lesa humanidad.
En el artículo III de dicha convención, los Estados parte se comprometen
a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales, las medidas
legislativas que fueren necesarias para tipificar como delito la desaparición
forzada de personas, y a imponer una pena apropiada que tenga en cuenta su
extrema gravedad. Dicho delito será considerado como continuado o permanente
mientras no se establezca el destino o paradero de la víctima.
En dicha convención el Estado mexicano interpuso la siguiente declaración
interpretativa:
Con fundamento en el artículo 14 de la Constitución Política, el gobierno de
México, al ratificar la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada
de Personas, adoptada en la ciudad de Belém, Brasil, el 9 de junio de 1994, se
entenderá que las disposiciones de dicha Convención se aplicarán a los hechos
que constituyan desaparición forzada de personas, se ordenen, ejecuten o cometan
con posterioridad a la entrada en vigor de la presente Convención (2004).
Al respecto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación señaló que el sentido
de la declaración interpretativa no es que no se aplique a las conductas típicas de
tal delito que de haberse iniciado antes de su vigencia, se continúen consumando
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
315
durante ella, pues la desaparición forzada de personas tiene el carácter de
permanente o continuo, puede darse el caso de que las conductas típicas se
sigan produciendo durante la vigencia de la convención y en dicho supuesto se
debe aplicar, y en consecuencia esta interpretación armoniza con el principio
de irretroactividad de la ley consagrado en el artículo 14 constitucional (SCJN,
2004).
El 6 de febrero del 2007 México firma la Convención Internacional para la
Protección de Todas las Personas Contra las Desapariciones Forzadas adoptada
el 20 de diciembre de 2006 por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
la que se señaló:
Los artículos 3 y 4 señalan que los Estados parte tomarán las medidas
apropiadas para investigar sobre la desaparición forzada de personas, que sean
obra de personas o grupos de personas que actúen sin la autorización, el apoyo
o la aquiescencia del Estado, y para procesar a los responsables, así como la
tipificación como delito en su legislación penal.
Posteriormente la Corte Interamericana de Derechos Humanos, señaló en
la Sentencia del 23 de noviembre de 2009 sobre el caso Radilla Pacheco vs.
Estados Unidos Mexicanos que, para que una investigación pueda ser efectiva,
los Estados deben establecer un marco normativo adecuado para desarrollar la
investigación, lo cual implica regular como delito autónomo en sus legislaciones
internas la desaparición forzada de personas, puesto que la persecución penal es
un instrumento adecuado para prevenir futuras violaciones de derechos humanos.
También determinó que si bien el tipo penal en vigor permite la penalización de
ciertas conductas que constituyen la desaparición forzada de personas, del mismo
no se desprende una adecuación que haga plenamente efectiva la normativa
internacional vigente sobre la materia. En tal sentido, la Corte Interamericana
considera que el Estado no ha cumplido plenamente las obligaciones que le
impone el artículo 2 de la Convención Americana, en relación con los artículos I
y III de la CIDFP, para garantizar debidamente la investigación y eventual sanción
de los hechos constitutivos de desaparición forzada en el presente caso.
Por lo tanto, el Estado debe adoptar en un plazo razonable todas las medidas
que sean necesarias para armonizar dicha tipificación penal con los estándares
internacionales, con especial atención a lo dispuesto en el artículo II de la CIDFP.
Esta obligación vincula a todos los poderes y órganos estatales en su conjunto.
En tal sentido, el Estado no debe limitarse a “impulsar” el proyecto de ley
correspondiente, sino asegurar su pronta sanción y entrada en vigor, de acuerdo
con los procedimientos establecidos en el ordenamiento jurídico interno para ello.
No obstante, existiendo diversas directrices de derecho internacional, en 2011
el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (GTDFI) de
la ONU señaló que sólo 7 entidades federativas legislaron sobre la desaparición
forzada (Aguascalientes, Chiapas, Chihuahua, Durango, Distrito Federal, Nayarit
y Oaxaca) sin utilizar la misma definición, y sin incluir la posibilidad de que las
desapariciones forzadas sean perpetradas por grupos organizados o particulares
que actúen en nombre del Gobierno o con su apoyo directo o indirecto,
autorización o aquiescencia; mientras que las 25 entidades restantes no tenían
legislación al respecto, lo cual deja en manifiesto la omisión legislativa por parte
de la federación y de los estados, incumpliendo con los estándares internacionales
y con sus deberes de verdad, justicia y reparación, escudándose en el positivismo
jurídico con una legislación deficiente para dejar impunes actos que vulneran de
manera sistemática derechos humanos.
El GTDFI recomendó al Estado mexicano, garantizar que el delito de
desaparición forzada sea incluido en los Códigos Penales de todas las entidades
federativas y que a la brevedad se apruebe una Ley General sobre las desapariciones
forzadas o involuntarias. La Ley General debería definir la desaparición forzada
como un delito autónomo; crear un procedimiento específico de búsqueda de
la persona desaparecida con la participación de los familiares de las víctimas;
y establecer un registro nacional de personas desaparecidas forzosamente que
316
Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Artículo 2. A los efectos de la presente Convención, se entenderá por
“desaparición forzada” el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra
forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas
o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia
del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del
ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola
a la protección de la ley (2006).
Las desapariciones de personas
317
garantice que los familiares, abogados, defensores de los derechos humanos y
cualquier otra persona interesada tengan pleno acceso a este registro. Dicha Ley
General debería permitir la declaración de ausencia como consecuencia de la
desaparición forzada. Finalmente, la Ley General debería ser una herramienta
jurídica para la plena protección y apoyo de los familiares de las personas
desaparecidas y de los testigos, así como para garantizar el derecho a la
reparación integral.
Garantizar la armonización de la definición de desaparición forzada en la
legislación penal con la establecida en la Declaración y otros instrumentos
internacionales relevantes en materia de derechos humanos (Naciones Unidas,
2011).
El hecho de que los Poderes de Gobierno aplacen la adecuación a los
estándares internacionales de una conducta que es considerada por la comunidad
internacional como delito de lesa humanidad, manteniéndose impasibles ante las
recomendaciones y las exigencias sociales, provoca la ineficacia del sistema de
justicia y de las funciones de las autoridades que lo componen.
En 2014, 43 estudiantes de Ayotzinapa son desaparecidos por autoridades
del estado de Guerrero (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes,
2015), y de acuerdo con lo que se ha revelado ahora, no fueron solo 43 personas
desaparecidas, sino que alrededor de 80 (Expansión Política, 2021).
Ante estos hechos se hicieron diferentes manifestaciones sociales, entre ellas,
en 2015 colectivos de familiares de las víctimas y organizaciones de la sociedad
civil exigieron participar en la elaboración de la nueva ley sobre desaparición
forzada, así como el reconocimiento de la problemática “en su verdadera
dimensión y profundidad” (Ureste, 2015).
El 17 de junio de 2015, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión
declara la reforma del artículo 73, fracción XXI, inciso a de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos para legislar en materia de desaparición
forzada de personas.
El 12 de octubre de 2017, la Cámara de Diputados aprobó expedir la Ley
General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida
por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
La nueva Ley establece la distribución de competencias y coordinación entre
las autoridades de los distintos órdenes de gobierno, para buscar a las personas
desaparecidas y no localizadas, esclarecer los hechos, así como para prevenir,
investigar, sancionar y erradicar los delitos en la materia.
Define los tipos penales en la materia, los delitos vinculados y sus sanciones,
se crea el Sistema y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas. Entre sus
objetivos está garantizar la protección integral de los derechos de estas personas
hasta que se conozca su paradero.
También se reformaron y derogaron diversas disposiciones del Código Penal
Federal y de la Ley General de Salud, a fin de armonizar y articular el sistema
jurídico, al derogar tipos penales que ahora serán regulados por la nueva norma.
El diputado Álvaro Ibarra Hinojosa, presidente de la Comisión de
Justicia, señaló que el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas
o Desaparecidas, tiene constancia de más de 30 000 personas desaparecidas.
Diversos organismos internacionales han establecido que este delito en nuestro
país no responde a estándares internacionales, lo que impacta en su investigación,
persecución y sanción.
Finalmente, el 17 de noviembre del 2017 el Congreso expide la Ley General
en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por
Particulares, y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, y se deroga el
capítulo de “Desaparición forzada de personas” del Código Penal Federal.
Sin duda, la presión internacional ha influido en la adopción de medidas
legislativas por parte del Estado mexicano a pesar de haber sido un proceso tardío
que comienza en 2001 con una deficiente legislación reconociendo por primera
vez el delito de desaparición forzada de personas en el Código Penal Federal,
para después firmar y ratificar diversos instrumentos internacionales desde 2002
con la Convención interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas
y en 2007 la Convención Internacional para la protección de todas las personas
contra las Desapariciones Forzadas.
Sin embargo, en 2009 la Corte Interamericana observa en la Sentencia
Rosendo Radilla vs. México que el Estado carece de legislación apropiada para
la persecución penal del delito, opinión que se reafirma en 2011 por el Grupo de
Trabajo de Naciones Unidas señalando que no existe una legislación uniforme del
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Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
Las desapariciones de personas
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Desaparición forzada en México, asignatura pendiente del estado
delito de desaparición forzada lo que implica el incumplimiento de sus deberes
de justicia, verdad y reparación.
Y no es hasta 2015 que se presentan la reforma al artículo 73, fracción XXI,
inciso a de la Constitución para legislar en materia de desaparición forzada y la
iniciativa de ley para el tratamiento de la desaparición forzada. Finalmente, en
2017 se expide la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas
Cometida por Particulares, y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, y se
deroga el capítulo de Desaparición Forzada de personas del Código Penal Federal.
Aún con una Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas,
se ha señalado por organismos internacionales que, en México “no existe un
política pública integral y marco legal que se ocupe de los diferentes aspectos de
prevención, investigación, sanción y reparación de las víctimas de desapariciones
forzadas”, ni coordinación entre las autoridades federales, estatales y locales,
además de no contar con un adecuado sistema nacional de búsqueda de personas
desaparecidas forzosamente (Rainer, 2019, p. 74).
Es necesario el constante mejoramiento de una política pública integral,
elaborada con la participación de víctimas y la sociedad civil, sobre todo en los
contextos en los que la desaparición forzada sea una práctica reiterada, procurando
que la política pública incluya la búsqueda, la prevención, el derecho a la verdad,
y la justicia, así como medidas de protección a víctimas.
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Las desapariciones de personas
Acerca de los autores
David Coronado. Estudió Economía, Psicogenética y Sociología; es Doctor en
Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara. Profesor Investigador
del Departamento de Sociología. Miembro del SNI y del PRODEP. Coordina
el Laboratorio de Estudios sobre la Violencia. Su LGAC es la articulación
de subjetivaciones y las diversas formas de expresión de la violencia en
la sociedad contemporánea. Coordina dos investigaciones en proceso:
“Los desaparecidos en Jalisco. Entre la degradación y la indiferencia” y
“La subjetividad violenta. Entre la violencia destructiva y la estética de la
violencia”. Contacto: davidcoronado22@hotmail.com
Priscilla Hernández Rodríguez. Lic. en Psicopedagogía, Master en Docencia y
Master en Criminología y Ciencias Forenses por la Universidad Autónoma
de Tamaulipas. Dra. por la Universidad de Colima. Profesora Investigadora
de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. En la actualidad se encuentra
realizando una estancia Posdoctoral en la Universidad de Guadalajara y
es colaboradora en el Laboratorio de Estudios Sobre Violencia, donde
coordina el área de Crimen Organizado. Autora de múltiples artículos que
han sido publicados, tanto en revistas científicas como en diversos libros.
Contacto: licphernandez@gmail.com
Fátima Soto. Es egresada de la Facultad de Filosofía y Letras con la Licenciatura en
Letras hispánicas, es fotógrafa y coordinadora de la dimensión de periodismo
creativo, así como colaboradora en la investigación sobre Desaparición
Forzada de Personas dentro del Laboratorio de Estudios sobre Violencia,
[325]
donde coordina la dimensión de Obra Creativa. Actualmente se encuentra
cursando la Maestría en Gestión y Desarrollo Social en la Universidad de
Guadalajara. Contacto: fatimasotophoto@gmail.com
Blanca Esthela Hurtado Escoto. Es licenciada en Sociología por la Universidad
de Guadalajara, realizó una estancia académica en la Universidad Austral de
Chile. Tiene una Maestría en Gestión y Desarrollo Social por la Universidad
de Guadalajara, ha participado en diversos proyectos en relación a la
prevención de violencia en jóvenes y en ponencias internacionales. Su
tema de investigación es las subjetividades juveniles rurales en relación
a las violencias de género. También ha participado en algunos otros
procesos relacionados a las juventudes rurales, llevando a cabo talleres
e intervención comunitaria, tanto en el contexto urbano como en el rural.
Contacto: hurtadoescoto@hotmail.com
Juan Alfonso Cruz Vázquez. Es Licenciado en Sociología y Maestro en Gestión
y Desarrollo Social por la Universidad de Guadalajara. Fue Analista Relator
de la Fiscalía General de Jalisco, periodo 2017-2018. Ha publicado en revistas
nacionales e internacionales sobre subjetividades juveniles, tecnopolítica,
violencias sociales y acceso abierto. También ha sido acreedor de premios
y reconocimientos, siendo el más reciente la obtención del tercer lugar
en el Concurso Latinoamericano de Ensayo sobre Acceso Abierto 2020,
organizado por UNESCO, Redalyc, CLACSO y AmeliCa. Actualmente
coordina el área de Análisis de Estado, en el Laboratorio de Estudios sobre
Violencia, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
Contacto: ponchopyc@hotmail.com
Katia Alejandra Ruiz Herrera. Licenciada en arquitectura por el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente y Maestra en
Arquitectura Sostenible por la Universidad Politécnica de Catalunya.
Estudió Maestría y Doctorado en el Instituto Humanista de Sinaloa. Trabaja
como Profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Sinaloa
y es también docente en la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa
en las licenciaturas de Psicología Educativa e Intervención Educativa. Ha
participado como colaboradora en proyectos de investigación por PROFIEB.
Contacto: katiaruiz@uas.edu.mx
Lourdes Nadsheli Coronado Arias. Licenciada en Arquitectura y Maestra en
Proyecto y Edificación Sustentable, ambos en el Instituto Tecnológico y
de Estudios Superiores de Occidente. Trabajó en HOMEX Residencial y
CONSTRULITA. Ambos del ámbito privado. Impartió clases en la Universidad
Autónoma de Sinaloa, en el área de Ingeniería Civil. Actualmente trabaja
para la SEPYC, en una escuela primaria rural. También elabora diversos
proyectos arquitectónicos de índole residencial y comercial. Actualmente está
cursando la Maestría en Educación Humanista en la Universidad NEXUM.
Contacto: nadsheli@hotmail.com
Rossely Barreras Miranda. Licenciada en Desarrollo Humano por la Universidad
del Valle de El Fuerte. Maestra en Educación Humanista por el Instituto
Humanista de Sinaloa, se encuentra en proceso de titulación en el Doctorado
de la misma línea. Actualmente trabaja como docente en la Universidad
Autónoma de Sinaloa y como profesora de apoyo en la SEPyC. Ha participado
como responsable y colaboradora en proyectos de investigación de PROFIEB.
Contacto: rosselybarreras@uas.edu.mx
Enrique Uribe Alva. Es licenciado en Sociología y Maestro en Gestión y Desarrollo
Social, ambos de la Universidad de Guadalajara. Actualmente es profesor en
la Universidad Cuauhtémoc. Su Línea de Investigación es la violencia en la
educación en el nivel medio superior. Coordinó diversas intervenciones en el
Laboratorio de Estudios sobre Violencia.
Contacto: enrique.uribe@yahoo.com.mx
Luis García Carrillo. Es Sociólogo egresado de la Universidad de Guadalajara
con especialidad en estudios sobre la cultura. Estudia la Maestría en Gestión
y Desarrollo Social, en esa Universidad. Su Línea de Investigación es “La
desigualdad social, la violencia y los procesos de vulnerabilidad”. También
está realizando una investigación sobre dimensión estética, particularmente
en la música sinfónica y en las artes gráficas, actividades que armoniza con
la docencia, la difusión cultural y las ciencias sociales.
Contacto: luisgace@yahoo.com.mx
César Oscar García Rea. Estudio música en la Universidad de Guadalajara,
está en proceso de titulación de la licenciatura en Antropología en
departamento de Historia de la Universidad de Guadalajara, forma
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Acerca de los autores
Las desapariciones de personas
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parte del Laboratorio de Estudios Sobre violencia, ha participado como
implementador en DELIBERA A.C. Actualmente desarrolla la investigación
sobre masculinidad y violencia titulada: Identidades violentas una mirada
antropológica a la construcción de identidades masculinas con jóvenes en
conflicto con la ley. en Centro de Atención Integral Juvenil del Estado de
Jalisco (CAIJEJ) con Jóvenes sentenciados por delitos de alto impacto.
Contacto: coscargr@gmail.com
Amado Ceballos Valdovinos. Es licenciado en Derecho, Maestro en Pedagogía
y Doctorado en Estudios Mexicanos, es Profesor Investigador de Tiempo
Completo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima. Es profesor
de las asignaturas Historia del Derecho, Teoría del Estado y Seminario de
Investigación I y II. Es Perfil PRODEP. Es docente de pregrado y posgrado
en la Escuela de Trabajo Social Vasco de Quiroga. Coordina la investigación
Cultura de la ilegalidad, violencia y representación social de la norma.
Contacto: amadovaldovinos@ucol.mx
Enoc Morán Torres. Doctor en Derecho egresado con mención honorífica del
Programa de Doctorado Interinstitucional en Derecho (DID), inscrito en el
Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT) e integrante del claustro de profesores
del citado Programa; Profesor Investigador de Tiempo Completo de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Colima; Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores Nivel I del CONACYT; Perfil PRODEP;
Líder del Cuerpo Académico UCOL-CA-72 “Derecho Constitucional”.
Contacto: enocmoran@ucol.mx.
Ian Ricardo Alcaraz Hernández. Cursa la Maestría en Gestión y Desarrollo
Social, en la Universidad de Guadalajara. Es Licenciado en Sociología y es
miembro del Laboratorio de Estudios sobre Violencia desde 2015. Cuenta con
experiencia en proyectos de investigación e intervención social en temáticas
como la prevención de la violencia, asuntos políticos, juventudes y género
con diversas consultoras y organismos civiles dentro del Estado de Jalisco.
Contacto: rickyphantom@hotmail.com
Dayane Jetzabel Ortiz Torres. Estudiante del Doctorado en Derechos Humanos,
por parte del Centro Universitario de Tonalá, Maestría en Ciencias Forenses
y Criminología por parte del Centro de Ciencias de la Salud, Licenciada en
Derecho, por parte de la Universidad Enrique Diaz de León, Diplomado
en Criminalística por parte del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses,
participación como ponente en congresos nacionales e internacionales con los
temas: Migración y Derechos Humanos, Fosas Clandestinas, La normalización
de la violencia, Los no nombre ¿Una cuestión de género de derechos humanos
Fundamentales en México.
Contacto: dayane.ortiz2975@alumnos.udg.mx
Camila Sofía Ceballos Gómez. Estudiante del séptimo semestre de la Lic. En
Comunicación por la Universidad de Colima, y estudiante del 4to cuatrimestre
de la Lic. En Trabajo Social por la Escuela de Trabajo Social Vasco de
Quiroga. Es diplomada en Estudios de Género por la Universidad de Colima.
Actualmente realiza un intercambio académico virtual en la Tokyo University
de Japón.
Linda Estefany Illanes Gómez. Egresada de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Colima, fue practicante en el despacho jurídico Silva
Anguiano. Abogados de 2016 a 2017. Así mismo colaboró como Auxiliar
jurídico en el Congreso del Estado de Colima de 2018 a 2019. Becaria en el
Programa Semilla CEEAD de 2018 a 2019 y Becaria en un Proyecto PRODEP
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima de 2019 a 2021.
Actualmente se desempeña como Jefa de lo Consultivo y lo Legislativo en el
H. Congreso del Estado de Colima.
Lizbeth López Ramírez. Recién egresada de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Colima, con Mención Honorifica. Fue becaria en el Proyecto de
Investigación denominado "La Construcción de la Constitucionalización de la
Sociedad Civil como sustento de Derechos de Tercera Generación en Políticas
Públicas: Democracia, Medio Ambiente y Cultura Educativa", financiado con
recursos del PRODEP; y también fue becaria en el Centro de Estudio sobre
la Enseñanza y Aprendizaje del Derecho A.C. (CEEAD). Actualmente funge
como auxiliar de investigación con el Mtro. Amado Ceballos Valdovinos, con
quien ha participado como Coautor en diversos productos de investigación.
Contacto: llopez32@ucol.mx
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Acerca de los autores
Las desapariciones de personas
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Las desapariciones de personas.
Entre la degradación y la indiferencia
se terminó de editar
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