Tracción delantera o trasera, ¿cuál es mejor?

 

Bueno, ya anticipábamos algo en el foro, pero vamos a ello con más profundidad.

Discutir si la tracción delantera es mejor o peor que la propulsión trasera sería una polémica en la que no voy a entrar. No hay lugar. En mi opinión, un coche con propulsión a las ruedas posteriores, si está bien puesto a punto, proporciona un mayor placer de conducción. Otra cosa es que el que se pone a los mandos tenga o no nivel para apreciarlo o valorarlo. Si no es así, entonces un tracción delantera puede ser más conveniente. Y en cualquiera de los casos, con los actuales sistemas de ayudas a la conducción y lo bien que funcionan los controles de estabilidad ya no se puede decir que los tracción trasera sean peligrosos, como sucedía tiempo atrás.

 

Si eres de los que tienen ese nivel o aprecian de un coche las sensaciones que ofrece al volante, notarás la diferencia de conducir un BMW Serie 3, por poner un ejemplo de una de las marcas que todavía permanecen fieles a este tipo de propulsión y que dominan como nadie esta técnica (aunque recientemente acaban de confirmar que están trabajando en una nueva plataforma para modelos de tracción delantera y total para sus futuros coches pequeños) y un Audi A4. ¿Cómo lo notarás? Pues en que metidos en faena (léase carretera de curvas y ganas de divertirse al volante), los vehículos de tracción trasera como los BMW transmiten esa sensación de “pilotaje” que es difícil encontrar en un tracción delantera.

Ojo, no hablo de eficacia, hablo de sensaciones. Un tracción delantera puede ser tan eficaz o más que un tracción trasera; ahí está el Audi A4, sin ir más lejos, con un bastidor al que en sus versiones de tracción delantera no se le puede hacer ningún reproche. De hecho, en términos de eficacia lo ideal sería un tracción total, que permitirían un paso por curva más rápido. Pero con un tracción total el conductor no llega a sentir que se acerca al límite de adherencia de ninguno de los dos trenes. Además, por cuestiones técnicas que veremos más adelante, en un tracción trasera es más fácil conseguir que la respuesta del tren delantero a la menor insinuación sobre el volante sea instantánea, al igual que es más gratificante modular la actitud del coche en curva con el acelerador.

Aquí sí conviene matizar una cosa: sin ayudas a la conducción, un tracción delantera es más “asequible”, por decirlo de alguna manera, para un conductor medio, por la sencilla razón de que es más fácil controlar de forma instintiva una pérdida de adherencia en el eje delantero o un subviraje (tendencia típica que se produce en los vehículos de tracción delantera, y que no es otra cosa que el coche tiende a “irse de morro” en las curvas) que en el eje trasero (sobreviraje, es decir, el tren trasero “derrapa”). Para lo primero basta con girar más el volante. En el segundo caso, o se controla la maniobra del contravolante o se acaba de forma irremediable haciendo un trompo. Pero como digo, esto es sin ayudas a la conducción, y no es el caso.

Entrando más al detalle técnico, cada sistema tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Vamos a verlos.

Tracción delantera o tracción trasera: ventajas e inconvenientes

Los coches con tracción delantera son más sencillos en términos constructivos (no hace falta árbol de transmisión), por lo que

• se ahorra peso (y por tanto, consumo),

• espacio en el habitáculo (no es necesario dejar sitio para el túnel de transmisión)

• y resultan más baratos de producir.

En su contra, a los neumáticos delanteros se les acumula el trabajo, al tener que encargarse de transmitir la fuerza del motor al suelo, de la dirección del vehículo y también de soportar la mayor parte del esfuerzo en las frenadas.

Frente a la tracción delantera, una de las mayores ventajas de la tracción trasera es

• que permite repartir mejor el peso entre ambos ejes,

• y que separa el efecto de dirección del de tracción

 

Algo fundamental a la hora de transmitir mucha potencia al suelo, sobre todo en aceleración (todavía me acuerdo de cómo “buscaba” al acelerar el eje delantero del primer tracción delantera realmente potente que probé, un Cadillac Allanté con 300 CV, hace ahora ya casi 20 años). Aquí tiene mucha importancia la transferencia de pesos. Al acelerar el peso se transfiere hacia atrás, liberando de carga el tren delantero. Y si quitas carga al tren delantero, los neumáticos (que además tienen que dirigir el vehículo, no lo olvides) pierden capacidad de transmitir potencia al suelo. Sin embargo, en un vehículo de propulsión trasera ocurre al contrario, la transferencia de pesos al acelerar hace que recaiga más peso sobre el eje que transmite la potencia al suelo, lo que mejora la tracción.