Mi barco fue rehén de piratas durante 8 meses: trabajé 12 horas diarias mientras sufría torturas y amenazas

Hannah Towey
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Chirag Bahri trabajó como ingeniero en buques mercantes como petroleros, graneleros y buques de apoyo en alta mar desde 2003 hasta 2012.
Chirag Bahri trabajó como ingeniero en buques mercantes como petroleros, graneleros y buques de apoyo en alta mar desde 2003 hasta 2012.

Cortesía de Chirag Bahri

  • Chirag Bahri ha trabajado como ingeniero en buques mercantes durante casi una década de carrera en el mar.
  • En 2010, su buque quimiquero fue rehén de piratas durante ocho meses.
  • Ahora aboga por la seguridad y el bienestar de los marinos de todo el mundo.

Este ensayo se basa en conversaciones con Chirag Bahri, director de Operaciones Internacionales de la Red Internacional de Bienestar y Asistencia a la Gente de Mar (ISWAN). Anteriormente ha sido director regional para Asia Meridional del Programa de Respuesta Humanitaria a la Piratería Marítima. Sus palabras han sido editadas para mayor extensión y claridad.

Tenía 30 años y trabajaba como maquinista a bordo de un buque cisterna para productos químicos (quimiquero), el Marida Marguerite, que navegaba de la India a Bélgica. Al cabo de un mes de viaje, nos enteramos de que el buque cambiaría de rumbo y navegaría por el Golfo de Adén, una ruta marítima tristemente célebre por los piratas somalíes.

Yo llevaba ocho años navegando. Mi reacción inicial fue que no quería seguir en ese barco. Sin embargo, me dijeron que si me quedaba a bordo me ascenderían a un rango superior, así que asumí el riesgo para avanzar en mi carrera.

Acababa de incorporarme a la tripulación y necesitaba estar en el buque para ganar dinero. Los marinos a menudo mantienen a sus familias, que se quedan en sus países de origen, y a veces son el único sostén económico. Por ello, resulta muy difícil tomar la decisión de darse de baja en mitad de un contrato. Puede llevar varios meses encontrar trabajo en otro buque.

También nos habían informado de que si abandonábamos el buque antes de tiempo, el dinero para volver a casa se descontaría de nuestra nómina. Lo que no sabíamos era que había una cláusula en el contrato según la cual, si te negabas a navegar a través de una zona de alto riesgo como el golfo de Adén, la compañía pagaría tus vuelos de vuelta a casa. Esto no se nos comunicó debidamente a bordo; los marinos no siempre son conscientes de lo que figura en su contrato y las compañías se aprovechan de ello.

Cuando empezamos a dirigirnos hacia el golfo de Adén, intentamos preparar el barco lo mejor que pudimos. La compañía denegó nuestras peticiones de guardias de seguridad armados a bordo porque eso les costaría dinero. Tampoco teníamos una ciudadela (una zona protegida para que la tripulación se refugiara durante un ataque) en el barco.

[Nota del editor: Bahri demandó a su empleador por negligencia en 2013. El caso fue desestimado después de que el sistema judicial estadounidense determinara la falta de jurisdicción. WOMAR y Heidmar, dos empresas supuestamente implicadas en la gestión del Marida Marguerite, no han respondido a la solicitud de comentarios de Business Insider].

Yo estaba en la sala de máquinas cuando recibí la llamada de que los piratas habían abordado el barco

El Golfo de Adén es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo y conecta Asia con Oriente Medio y Europa. En 2010 también fue un notorio foco de piratas somalíes.
El Golfo de Adén es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo y conecta Asia con Oriente Medio y Europa. En 2010 también fue un notorio foco de piratas somalíes.

Google Maps

El 8 de mayo de 2010, nuestros peores temores se hicieron realidad. Yo estaba en la sala de máquinas cuando recibí la llamada de que unos piratas habían abordado el barco. Al principio pensé que era una broma, pero en cuanto nos acercamos a la puerta del puente, oímos gritos y alaridos. Yo estaba al frente del grupo cuando los piratas abrieron la puerta; fue la primera vez que vi un arma apuntándome directamente.

No teníamos ni idea de cómo eran los piratas, y mucho menos de cómo enfrentarnos a ellos. Nunca habíamos recibido formación sobre cómo cooperar con tus compañeros o cómo negociar. Esperábamos que la empresa enviara a las fuerzas del orden, pero se demostró que estábamos equivocados en todo momento.

Al cabo de 15 días, llegó un negociador que hablaba inglés y que se presentó como trabajador de una ONG. Pensamos que nos ayudaría, pero de nuevo nos equivocamos: era uno de ellos. Trabajaba con los piratas, casi como su abogado. Averiguó el coste del barco, cuánto valía la carga y las nacionalidades de todos los miembros de la tripulación. Tras unos 20 días de cautiverio, los piratas enviaron su primera demanda de 15 millones de dólares (algo más de 14 millones de euros, al cambio actual) a la empresa.

Trabajé 12 horas al día durante ocho meses de cautiverio

Yo seguía trabajando en la sala de máquinas porque los generadores estaban en marcha. Para que los generadores funcionen, se necesita combustible, que hay que purificar y llevar a ciertas temperaturas. Hay que mantener mucha maquinaria para que estas cosas funcionen.

Si los generadores dejaban de funcionar, no sabíamos cómo reaccionarían los piratas.

La comida, el agua y el combustible se estaban acabando y necesitábamos repuestos para sobrevivir. Los piratas se preocupaban en exceso sin las luces encendidas porque temían que las bandas rivales pudieran dominarlos por la noche.

Teníamos que transmitirles que no teníamos suficiente combustible. Sabían que no podían conseguirlo y descargaban esa frustración golpeándonos. Agredieron brutalmente a los oficiales superiores del barco para tratar de ver si escondían combustible en alguna parte.

 

Cuatro de nosotros mantuvimos los motores en marcha. Trabajamos turnos de 12 horas de dos en dos durante ocho meses. Trabajábamos en un entorno muy peligroso porque teníamos que anular todos los seguros de las máquinas, lo que significaba que podían explotar en cualquier momento. Había fugas de combustible por todas partes. A veces trabajábamos descalzos porque los piratas nos habían quitado los zapatos.

Dentro de la sala de máquinas hacía 55 grados Celsius (130 grados Fahrenheit) y teníamos muy poca agua para beber. Teníamos el cuerpo lleno de forúnculos y sarpullidos por el calor extremo. Comíamos muy poco.

Los piratas desconfiaban mucho de que subiéramos y bajáramos a la sala de máquinas. Pensaban que podíamos estar contactando con el mundo exterior o jugando, así que nos acosaban, nos pegaban, nos escupían a la cara y nos decían que nos iban a matar.

Nos ataban las piernas, las manos y los genitales con bandas de nailon y nos daban patadas. Cuando gritábamos de dolor, nos apretaban aún más las cintas.

En ese momento no puedes hacer nada, te sientes inhumano, sin dignidad. Además, teníamos que lidiar con el estrés de cómo nuestras familias estaban llevando la situación. Siempre los tenía presentes, solo esperaba que mi familia sobreviviera hasta que yo volviera a casa.

Los problemas estructurales de Somalia han contribuido al aumento de la piratería

En 2022 se registraron 115 incidentes de piratería y robo a mano armada contra buques, según la Oficina Marítima Internacional. La IMB registró 445 ataques en 2010, 219 de ellos en torno a Somalia.
En 2022 se registraron 115 incidentes de piratería y robo a mano armada contra buques, según la Oficina Marítima Internacional. La IMB registró 445 ataques en 2010, 219 de ellos en torno a Somalia.

AP/Farah Abdi Warsameh

Para los piratas, el barco era como un hotel de cinco estrellas. Tenían agua fresca, podían ducharse. Uno de los piratas era profesor de inglés y nos contó que todo el pueblo había sido tomado por los piratas durante la Guerra Civil. Le dijeron que ayudara a proteger nuestro barco o que moriría. Así que cogió un arma y subió a bordo. Parecía bueno de corazón. Nunca nos torturó.

Otro pirata nos enseñó algunas palabras somalíes para que pudiéramos comunicarnos mejor. Una vez nos ayudó cuando nos estaban torturando y la banda le dio una paliza por ello, pero al menos lo intentó.

Nos contaban que en Somalia no había comida, que la gente se había comido la carne de las otras personas para sobrevivir en tiempos de guerra civil extrema y hambruna. Nos explicaban que la razón por la que los piratas más jóvenes eran tan violentos era que solo habían visto derramamiento de sangre desde que nacieron.

No tenían oportunidades de empleo, y la piratería era vista como un trabajo lucrativo. No intento defender lo que hicieron, pero había cuestiones estructurales en juego.

Tras meses de negociaciones, se pagó un rescate de 5,5 millones de dólares por nuestra liberación

Un total de 22 miembros de la tripulación fueron retenidos como rehenes en el Marida Marguerite. Aquí, Dharmesh Gohil, compañero de tripulación de Bahri, abraza a su madre al regresar a casa.
Un total de 22 miembros de la tripulación fueron retenidos como rehenes en el Marida Marguerite. Aquí, Dharmesh Gohil, compañero de tripulación de Bahri, abraza a su madre al regresar a casa.

Sattish Bate/Hindustan Times via Getty Images

Las negociaciones de los rehenes con los piratas duran tanto porque si la empresa acepta pagar el rescate de inmediato, los piratas pedirán una cifra aún mayor. Lo principal que tiene que hacer la empresa es convencer a los piratas de que no tiene más dinero para pagarles.

Un día, los piratas dijeron que iban a entregarnos a al-Shabab, un grupo terrorista de Somalia, porque la empresa no entregaba dinero. Llevamos el barco al sur de Somalia y nos hicieron llamar a nuestras familias para decirles que los piratas nos matarían si la compañía no accedía a la cantidad negociada en las 24 horas siguientes. La compañía accedió a aumentar ligeramente el rescate. Luego volvimos y nos dimos cuenta de que todo era un truco.

Tras unos siete meses de cautiverio, por fin supimos que la empresa aceptaba pagar 5,5 millones de dólares (5,2 millones de euros). El dinero se enviaría en los próximos 15 días.

El último día, durante la entrega del dinero, todo el pueblo estaba en el barco. Incluso había un contable a bordo calculando la parte de cada uno. Contaron el dinero con una máquina y lo distribuyeron, y luego, uno a uno, los piratas empezaron a bajar del barco. El negociador nos dio un número de teléfono y nos dijo que si algún pirata subía a bordo, le dijéramos que llamara a este número y nos dejarían en paz.

Recibí tratamiento médico, pero al principio no se me proporcionó apoyo psicológico

En 2014, Bahri ayudó a liberar a siete miembros de la tripulación del Asphalt Venture que estuvieron secuestrados por piratas somalíes durante cuatro años. Aquí, amigos y familiares celebran el regreso a casa de la tripulación.
En 2014, Bahri ayudó a liberar a siete miembros de la tripulación del Asphalt Venture que estuvieron secuestrados por piratas somalíes durante cuatro años. Aquí, amigos y familiares celebran el regreso a casa de la tripulación.

Cortesía de Chirag Bahri

El último grupo de piratas se fue y nos quedamos solos, sin combustible. Teníamos lo justo para hacer funcionar el generador durante las dos o tres horas siguientes. Estábamos muy nerviosos por si otra banda subía a bordo. Decidimos que, si eso ocurría, no nos rendiríamos fácilmente: preferíamos morir a no poder volver a casa.

La empresa dispuso un barco con combustible y guardias de seguridad armados. El primer día pedimos a la compañía que enviara guardias de seguridad y nunca lo hicieron. Si nos hubieran hecho caso, quizá esto nunca habría ocurrido.

Navegamos durante ocho días hasta Salalah, donde la policía subió a bordo para investigar. Tras cuatro días allí, volvimos a casa.

Recibí tratamiento médico por mis lesiones físicas: no pude mover la mano ni la cabeza durante varias semanas. Al principio no nos ofrecieron apoyo psicológico. Teníamos problemas para dormir por la noche debido a los terrores nocturnos y nos agitábamos y poníamos de mal humor con facilidad.

Pedimos a la empresa que nos proporcionara tratamiento psicológico y al cabo de seis meses accedieron, pero ya era demasiado tarde. También tuve problemas para que la empresa me devolviera mi salario. Tardé algún tiempo en recuperarme del todo.

Sigo apreciando el tiempo que pasé trabajando a bordo de buques

Bahri recibió en 2015 el Premio Dr. Dierk Lindemann a la Personalidad del Bienestar por su labor de apoyo a los supervivientes de la piratería y sus familias.
Bahri recibió en 2015 el Premio Dr. Dierk Lindemann a la Personalidad del Bienestar por su labor de apoyo a los supervivientes de la piratería y sus familias.

Cortesía de Chirag Bahri

Al volver a casa, me di cuenta de la falta de recursos disponibles para los supervivientes de la piratería. Me apasioné por ayudar a los marinos y a sus familias.

Ahora hay mucha menos piratería en Somalia, lo cual es una noticia maravillosa. Pero dondequiera que haya mucha pobreza y problemas socioeconómicos, existe la posibilidad de que se produzcan ataques.

No puedo evitar que los piratas suban a bordo, pero al menos puedo ayudar a los marinos a prepararse sobre cómo manejar este tipo de situaciones difíciles.

Ahora que los ataques piratas han disminuido, estoy adoptando una perspectiva más amplia sobre cómo mejorar la salud mental y el bienestar de los marinos de todo el mundo.

Es un trabajo estresante. Imagínate a una persona trabajando sin descanso durante seis meses. ¿Cómo se afronta eso? No tienes fines de semana libres ni oportunidades de relajarte con tus amigos y tu familia hasta que estás fuera del buque.

Estamos intentando enseñar a los jóvenes marinos cómo pueden mejorar su salud y bienestar y cómo pueden prepararse para las distintas crisis que pueden ocurrir en el mar. No me refiero solo a la piratería, sino también a la salud mental y a otros problemas personales. Les enseñamos estrategias de afrontamiento y les ofrecemos diferentes recursos a los que pueden recurrir.

Sigo apreciando el tiempo que pasé trabajando a bordo de los buques y animaría a la gente a considerar la marinería como una profesión muy positiva y gratificante. Tuve algunos retos, pero lo mejor fue que pude salir de ellos y contribuir a la industria marítima.

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