Relaciones bilaterales económicas España-Chile y oportunidades comerciales y de inversión

Chile es una de las economías más dinámicas, sólidas y abiertas de América Latina. Dispone de vastas reservas de materias primas y recursos naturales de todo tipo (hídricos, mineros, agrícolas, pesqueros, forestales) a lo largo de un extenso territorio de 756.700 kilómetros cuadrados, que recorre de norte a sur casi todos los climas y entornos posibles de Sudamérica. Esta riqueza en recursos brinda grandes oportunidades para la exportación y la inversión extranjera.

Chile es el principal productor del mundo de cobre y el segundo de litio, y tiene un enorme potencial para la generación de combustibles limpios, como el hidrógeno verde, y las energías renovables. No obstante, la fuerte dependencia de la economía chilena respecto al comercio exterior de minerales la hace muy vulnerable a las fluctuaciones de los precios de los mercados internacionales.

Desde 2021, año en el que registró un crecimiento récord del 11,7%, la economía chilena se ha ido desacelerando, de modo que en 2022 se contrajo un 79% respecto al ejercicio previo, llegando a un crecimiento de solo un 2,4%. El PIB per cápita en 2022 alcanzó la cifra de 14.639 euros. Para 2023, el FMI prevé una caída del PIB de un 1%, dato que supone una mejoría respecto al pronóstico inicial de este organismo, para el que Chile será la única economía de Sudamérica en contraerse.

En cuanto al entorno empresarial, Chile ocupó el puesto 59 en el último ránking internacional 'Doing Bussiness' que publica el Banco Mundial sobre las facilidades para hacer negocios que ofrece cada una de las 190 economías que lo integran.

A pesar de su enorme extensión, Chile es un mercado relativamente pequeño, con una población escasa respecto a la superficie territorial que ocupa. Actualmente, no supera los 19,5 millones de habitantes, la mayor parte de ellos concentrados en pocas áreas urbanas, destacando el área metropolitana de Santiago, la capital del país, donde vive el 42% de la población chilena. Además, existe una fuerte concentración de la renta, de tal modo que el 0,01% de la población controla el 10% del PIB. Las desigualdades económicas son acusadas y han dado origen a estallidos sociales, como ocurrió en 2019.

La estructura de la economía de Chile se caracteriza por el gran peso de los sectores primarios. Debido a la riqueza en recursos naturales y minerales del país (cobre, nitratos, litio, yodo, etc.), el sector extractivo ocupa un lugar preminente y representa casi el 15% de la producción nacional y concentra gran parte del comercio exterior (más del 50% de las exportaciones). Otras actividades primarias relevantes son la agricultura, el cultivo de frutas, la silvicultura, la pesca y la acuicultura. El sector agrícola aporta el 3,3% del PIB y emplea al 9% de la población activa.

El Gobierno chileno está tratando de reducir la excesiva dependencia de este sector mediante la diversificación de la economía y de las exportaciones, pese a la lejanía del país andino respecto a los principales centros económicos internacionales, que dificulta su integración en las cadenas globales de valor.

Chile es uno de los países más industrializados de América Latina, aunque el sector industrial está muy vinculado a las actividades relacionadas con la transformación de minerales. La industria aporta algo más del 31% del PIB y emplea a más del 22% de la población activa.

El sector servicios contribuye al PIB nacional en un 56% y da empleo a más del 68% de la población. En esta rama de la producción, el turismo ha ido incrementando su protagonismo como sector relevante, gracias a los atractivos naturales y paisajísticos del país.

Relaciones comerciales 

Desde la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación UE-Chile, los intercambios comerciales se han hecho más intensos. De hecho, las exportaciones españolas se han llegado a multiplicar por cuatro y las importaciones por más del doble. En Chile hay más de 300 empresas españolas presentes en diversos sectores, como el energético, las infraestructuras y el medioambiental.

El volumen del comercio bilateral se ha ido incrementando recientemente, año tras año, con un aumento anual del 5,09% de las exportaciones españolas entre 2016 y 2022. Estas se caracterizan por un saldo comercial favorable para España, con una cifra equivalente a los 210,6 millones de euros y una tasa de cobertura de un 113,20% en 2022. En este año, las exportaciones españolas a Chile alcanzaron los 1.805 millones de euros, un 2,45% superior a la cifra registrada en 2021.

Las exportaciones españolas se centran en sectores como la automoción, maquinaria, aparatos mecánicos y material eléctrico. Por su parte, las importaciones chilenas tienen como principales sectores los productos minerales y los productos pesqueros. En 2022, Chile ocupó el puesto 30 entre los principales mercados de destino de las exportaciones españolas y el 46 como proveedor de nuestro mercado. En 2020, un total de 9.181 empresas españolas exportaron a Chile.

En lo que se refiere a los flujos de inversión, España es el tercer mayor inversor en Chile. En 2021, nuestro país registró un volumen de inversión bruta de 637,4 millones de euros, cifra que supone un aumento del 78% respecto a 2021 (357,4 millones) y un 17% comparado con 2020 (540,9 millones). Las inversiones procedentes de Chile son escasas, aunque cabe destacar que los flujos de inversión bruta en 2020 alcanzaron los 13,8 millones de euros, y en 2021 los 221,8 millones. En 2022, sin embargo, volvió a descender un 61,2%, hasta los 87 millones. La próxima actualización del Acuerdo de Asociación UE-Chile permitirá suprimir barreras al comercio bilateral de bienes y servicios.

Oportunidades para las empresas españolas

Chile ofrece buenas oportunidades para la exportación a este mercado de maquinaria y servicios relacionados con la minería, sector con grandes ventajas competitivas en el que las empresas gastan más de 15.000 millones de dólares anuales en maquinaria, servicios auxiliares y tecnología para mantener sus operaciones en funcionamiento.

Otros sectores con interesantes posibilidades de negocio son el suministro energético y de agua, cruciales para las actividades mineras, y el sector de maquinaria para la agricultura y la industria agroalimentaria. En este último sector, merecen especial atención las oportunidades vinculadas a la mecanización, irrigación y mejora de la productividad en los subsectores más orientados a la exportación, como el hortofrutícola, conservero, pesquero o vinícola.

Por otro lado, Chile es uno de los países más seguros para invertir de América Latina y con un buen sistema emprendedor. Existen interesantes proyectos, abiertos a la inversión de empresas extranjeras, promovidos por el Gobierno chileno para responder a demandas en áreas como la gestión del agua, movilidad urbana, desarrollo de energías renovables, mejora de carreteras, obras públicas y otras infraestructuras de transporte.

En el sector eléctrico, el plan Energía 2050 ofrece oportunidades en proyectos que buscan garantizar la seguridad y calidad del suministro eléctrico y la interconexión de los sistemas eléctricos. En especial, las energías renovables, como la generación de energía solar, y todos los servicios y actividades relacionados suponen una gran oportunidad de negocio para las empresas españolas en el mercado chileno.

El Gobierno chileno se ha fijado como meta para el año 2040 eliminar todas las centrales eléctricas de carbón y pretende implementar proyectos para aprovechar al máximo el enorme potencial del país para el desarrollo de las renovables. Además, el hecho de que Chile cuente con una de las mayores reservas de litio del mundo constituye un incentivo para atraer inversiones extranjeras relacionadas con el desarrollo de baterías eléctricas.

En el sector turístico, se pretende mejorar sus infraestructuras e impulsar la construcción de más hoteles en la capital y en otras zonas de interés turístico. Asimismo, Chile se ha marcado como objetivo avanzar hacia un turismo más sostenible y capaz de preservar la diversidad y la riqueza natural del país.

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