uBICADO en un valle rodeado de montañas, Orozko, con apenas 2.000 habitantes aunque el segundo pueblo más extenso de Bizkaia, con 130 kilómetros cuadrados de superficie, ofrece múltiples excusas para la visita, desde su cercanía al parque natural de Gorbeia a su rico patrimonio arquitectónico, pasando por los pasajes de Itxina o la inmersión histórica en toda la comarca vizcaina que propone su museo etnográfico.

Orozko, en las últimas décadas ligado negativamente a un hecho luctuoso, merece ser descubierto hasta por los vizcainos. Su amplia y dispersa superficie ofrece múltiples paseos, especialmente para los aficionados a la naturaleza, ya que aparece como una de las puertas de acceso al Parque Natural de Gorbeia, el más grande de Euskadi. Existen diversos caminos para acceder a él, como Usabel y Belaustegi, entre otros, y ofrece en su interior el Biotopo Protegido Itxina, que pertenece íntegramente a la localidad.

El amante de la arquitectura también tiene numerosos ejemplos para disfrutar. En el ámbito religioso, destacan las iglesias de San Bartolomé de Olarte, situada en el barrio Ibarra, y la de San Pedro de Murueta. La primera posee una única nave y su origen se remonta a finales del siglo XIV. La segunda también cuenta con una nave, en ábside poligonal y bóvedas de crucería, destacan fuentes del Ayuntamiento vizcaino.

Otro de los edificios obligados de ver por el visitante es “la emblemática” torre de Aranguren, que data del siglo XVI y se sitúa en el camino que sirve de unión a dos de los barrios con más solera de Orozko, Zubiaur e Ibarra. La torre combina elementos góticos y renacentistas, y tiene aspecto de palacete. Por otro lado, resalta el hermoso puente renacentista Anunzibai, erigido por el arquitecto Martín de Larrea y Leguerzana en 1741. “Destaca por su arco de sillería rematado por un calvario”, según las mismas fuentes..

Y el aficionado a la historia no puede abandonar la localidad sin pasarse por el Museo Etnográfico de la localidad, situado en la casa- palacio Legorburu. El museo consta de tres plantas, cada una de ellas dedicada a un tema diferente: el patrimonio histórico de la localidad, la vida tradicional en el valle y los pobladores de las tierras altas del Gorbeia.