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De ruta por Navarra con niños: Gallipienzo

Para conocer bien Gallipienzo, hay que acudir a esta villa atalaya con alma de montañero. Por sus escarpadas calles los más pequeños podrán descubrir los restos de un castillo y sentir el vértigo de las aves rapaces a la vista de los acantilados sobre el río Aragón

Ampliar De ruta sin salir de un pueblo
De ruta sin salir de un pueblo
  • Conocer Navarra
Actualizado el 13/05/2020 a las 09:52
Para conocer bien Gallipienzo, hay que acudir a esta villa atalaya con alma de montañero. Por sus escarpadas calles los más pequeños podrán descubrir los restos de un castillo y sentir el vértigo de las aves rapaces a la vista de los acantilados sobre el río Aragón.
Punto de inicio: Fuente de Gallipienzo (antiguo)
Tipo de sendero: circular
Cómo llegar: Desde Pamplona, tomamos la A-21 hasta la salida 35 y nos dirigimos hacia el Alto de Aibar por la NA-534. Atravesamos Aibar y, casi al salir del pueblo, tomamos la denominada carretera de la Zona Media NA-8606. Estamos atentos a un cruce que, tras hacer una oreja a la derecha, nos introduce en la NA-5320 y nos lleva hasta Gallipienzo antiguo.
Gallipienzo antiguo es uno de esos pueblos nacidos para la defensa, encaramado a un cerro sobre los cortados del río Aragón. Desde él, los niños pueden convertirse en vigías y aprender una parte de la historia de Navarra, observando este paso natural que vio llegar desde las tropas de Abderraman III a los ejércitos del vecino reino de Aragón.
Dentro de su casco se ha habilitado un sendero urbano, que podemos seguir con marcas por las calles, aunque de igual manera se pueden conocer sus rincones dejándose guiar por el instinto, para llegar siempre a la zona más alta de la peña.
Comenzamos tomando un trago de agua fresca en la fuente de doble caño que hay a la entrada del pueblo (a partir de este punto no se puede aparcar). A escasos metros, un texto literario nos introduce en la magia del lugar. También a escasos metros encontramos el panel informativo que describe la ruta.
Iniciamos el callejeo hacia la izquierda, pasando junto a la iglesia de San Pedro, que después veremos, desde las alturas, que ejerce de 'proa de barco' de la población. El paseo merece hacerse con calma, disfrutando de las calles empedradas y observando las viviendas, muchas abandonadas y algunas de ellas con bonitos blasones en sus fachadas.
En un momento determinado observamos el símbolo de observatorio de aves y tomamos esta dirección. Poco a poco nos alejamos de la villa y llegamos al mirador, desde el que podremos observar los meandros del río y la bella reserva natural de Caparreta.
Merece la pena llevar unos prismáticos e intentar observar el vuelo de las diferentes aves que aparecen representadas en los paneles informativos instalados. Este es también un buen lugar para comer algo antes de iniciar el ascenso más fuerte.
Observamos sobre nuestras cabezas las ruinas de la ermita de La Concepción y nos encaminamos hacia ellas. Podemos desviarnos un momento hacia la izquierda para subir a lo alto de la peña, donde quedan vestigios de la antigua torre vigía o pequeño castillo que vigilaba la zona. Después volvemos a retomar el camino que nos llevará hasta la iglesia de San Salvador siguiendo un Vía Crucis. Este iglesia conserva en su interior un tesoro: una cripta románica. Para conocerla se puede participar en las visitas guiadas que organiza el consorcio turístico Tierras de Javier.
Regresamos al pueblo disfrutando de nuevo del callejeo, esta vez hacia abajo, hasta regresar al punto de inicio.
¿Y DESPUÉS?
Tras observar desde las alturas el río Aragón, nos acercamos hasta la cercana Lumbier para vivir una experiencia única en el que es su principal afluente: el río Irati. En las piscinas de esta localidad podremos encontrar una empresa de ocio en la naturaleza que nos invita a realizar un descenso en balsa por este río. Una apasionante experiencia que permitirá a los más pequeños (desde 8 años) adentrarse en la foz de Lumbier desde las aguas, sorprenderse con las paredes de roca de este accidente geográfico y, como en el observatorio de Caparreta, ver el vuelo de las aves rapaces que habitan este precioso rincón de nuestra geografía.
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