El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

Mucho deseo, poco acierto

El San Pablo vuelve a ofrecer minutos brillantes ante un grande, pero los bajos porcentajes y el torrente de calidad del Valencia marcaron su destino

Huskic lucha por un rebote con el jugador del Valencia Doornekamp, ayer.-SANTI OTERO

Huskic lucha por un rebote con el jugador del Valencia Doornekamp, ayer.-SANTI OTERO

Burgos

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SAN PABLO BURGOS  76

VALENCIA 90 

San Pablo Burgos: Fisher (9), Jenkins (8), Edu Martínez (12), Thompson (10), Huskic (15) -quinteto inicial- López (-), Barrera (7), Vega (-), Saiz (12).Valencia Basket: Thomas (11), Rafa Martínez (6), Pleiss (14), Abalde (3), Doornekamp (4) -quinteto inicial- García (-), San Emeterio (17), Sastre (-), Green (22).Árbitros: García González, García Ortiz y Torres.

Eliminados: No hubo.

Parciales: 19-16; 39-44 (descanso); 57-71 y 76-90 (final).BURGOS

Se muere de ganas el Coliseum por vivir la primera gran hazaña de su San Pablo Burgos en ACB. La grada confía ciegamente en la salvación de su equipo y, a la espera de los decisivos duelos directos, suspira por un triunfo ante uno de los grandes.

Esa explosión de alegría tendrá que esperar, con la convicción de que llegará algún día. De momento, el Valencia demostró ayer que al proyecto azul aún le falta un punto de madurez para mantener viva la llama de la sorpresa durante 40 minutos. El cuadro taronja sacó a relucir las virtudes del campeón de liga y el combinado de Epi pagó muy caros los bajos porcentajes de acierto.

El San Pablo Burgos necesitaba un partido perfecto de principio a fin. No había lugar para la duda y mucho menos para el error no forzado. La entidad del rival exigía la concentración plena de un equipo que volvió a desconectar un par de minutos en el tercer cuarto. Ahí acabó la esperanza de un bloque azul negado en los tiros liberados y extremadamente fallón al dejar la pelota en el aro tras penetración. Con todo, la imagen ofrecida vuelve a invitar a la ilusión antes de un largo descanso en el que se espera la llegada de un refuerzo necesario.

Los 20 minutos de la primera parte fueron el reflejo tanto del camino a seguir como de la senda a evitar. Los azules volaron en el inicio con sus pesos pesados en pista. Fue un arranque eléctrico en el que los burgaleses controlaron el rebote, estuvieron muy activos y tuvieron el acierto exterior necesario. Por eso, del amenazante 3-7 se pasó al 12-7 gracias a un parcial de 9-0 liderado por un inspirado Edu Martínez. El riojano siempre suma y aportó 8 puntos en el amanecer del encuentro a la espera de que Jenkins cogiera el feeling deseado. El escolta jugó ayer su peor partido desde que llegó a Burgos (3/13 en tiros de campo), un mal día en una jornada oportuna. El proyecto le necesitará en el futuro.

Huskic, quien vivió una pesadilla en defensa, mostró todo el talento que atesora con balón y se sumó al buen hacer ofensivo. Eran los mejores momentos de un San Pablo que mantuvo a raya a un Valencia apoyado en la superioridad de Pleiss bajo los aros y en los chispazos de calidad de los exteriores.

Quiso correr el combinado castellano, el cual asumía el riesgo controlado de caer en la precipitación ante un Valencia confiado en su plan B. Y en el C. Y en el D. Será por arsenal. El máximo esfuerzo de los burgaleses solo sirvió para alcanzar la orilla del primer cuarto con el 19-16 y el partido cambió con la entrada de las segundas unidades.

Sufrió mucho el San Pablo Burgos con las rotaciones, por mucho que Saiz aporte solidez y equilibrio. Los locales bajaron el pistón sin sus referentes en pista y la llegada de las pérdidas ayudó a un Valencia que sacó a relucir su talento inagotable con la entrada de Green y Dubljevic. El interior se bastó para poner contra las cuerdas a los anfitriones, haciendo de la zona su jardín particular. El montenegrino dominó a placer con su físico imparable y cimentó el intento de escapada taronja con 11 puntos casi consecutivos. Del resto se encargó el exterior americano desde el perímetro.

Tras el 25-25, los visitantes se marcharon con el 32-42 en una fase del encuentro en la que se escucharon los primeros murmullos generalizados de la temporada, focalizados en Javi Vega. Epi comenzó a recomponer su quinteto a 4:53 del descanso y, casualidad o no, el San Pablo inició una esperanzadora remontada en el tramo final del segundo cuarto con Thompson, Jenkins y Fisher en pista. Ese 39-42 era oro puro, manchado por un imperdonable error defensivo en la última acción. El San Pablo aún disponía de una falta antes de llegar al bonus y permitió un mate en contra sobre la bocina.

Lo peor estaba por venir. Con Jenkins fuera de partido mentalmente, el Valencia se apoyó entonces en San Emeterio y Rafa Martínez para sentenciar el partido. La habitual desconexión no faltó a su cita y ante el campeón de liga eso se traduce en un rejonazo de muerte. El internacional torturó a Edu Martínez al poste bajo y el capitán taronja culminó la escapada definitiva con dos triples consecutivos. Era el 45-63 y, con 15 minutos por delante, el partido estaba sentenciado.

No se le puede reprochar al San Pablo la energía inyectada a su juego. El cuadro local hizo lo imposible por reencontrar las buenas sensaciones y tuvo la opción de meterse de nuevo en partido. Thompson volvió a aparecer en escena y solo los continuos errores a dos centímetros del aro y la casi nula amenaza exterior frenaron el arreón. El 9-1 hizo soñar al Coliseum (54-64), pero el rival cortó de raíz el intento desesperado de remontada.

La distancia nunca bajó de los diez puntos y se estabilizó en los 15 con el 63-78 a 5:53 del final. El San Pablo y la grada asumían su destino, pero el equipo local aún se resistió. Los azules apretaron con más fe que ideas -y muy poco acierto- dispuestos a llegar al parón con buenas sensaciones. El resultado final casi era una anécdota, pero las nuevas derrotas protagonizadas por el Joventut y el Betis otorgan un valor positivo a la jornada. Los burgaleses aún disfrutan de dos victorias de margen y ya se han quitado de encima a Unicaja, Tenerife y Valencia. Después del parón, el Madrid. Casi nada.

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