Ubicar un cuarto de invitados en un espacio pequeño y encima dotarlo de todas las comodidades que nuestro huésped necesita es posible. La elección del color adecuado y unas sencillas directrices son suficientes para que nuestros invitados se sientan como en la mejor suite.
Lo primero que tienes que hacer es pensar qué querrías encontrarte en una habitación de invitados. Lo más seguro es que tu huésped necesite un pequeño espacio en el que sentarse a leer o usar el ordenador. Por eso es una buena idea incluir un pequeño escritorio.
El poder del color
Otro factor a tener en cuenta es la sensación que quieres transmitirle a tu invitado. Y colocar flores es un detalle internacional de bienvenida y elegancia. La habitación cobrará vida con unas alegres flores, a juego con el color predominante de la estancia.
Está demostrado que las personas que duermen en cuartos azules descansan más, por lo que es una buena idea combinar este tono con el poder del blanco, que ayudará a transmitir sensación de relax y paz.
Los detalles marcan la diferencia
La cama se convierte en la gran protagonista de este espacio, por lo que se merece destacar con un original cabecero o un robusto dosel. Sobre el edredón coloca una coqueta cesta con jabón, algún dulce, toallas o cualquier otro detalle que le hagan sentir lo más cómodo posible.
Dale personalidad
Por último, introduce algún elemento ornamental que dé personalidad y estilo a la habitación, como un cuadro, una fabulosa lámpara de araña o, para envolver a tu invitado en un ambiente de ensoñación, papel pintado de fantasía.
Y si la habitación es pequeña, opta por incluir espejos y cuadros que den luz y sensación de espacio.