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Lo que no dicen los datos sobre el suicidio: dolor, soledad y una puerta a la esperanza

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4.227 personas murieron por suicidio en España durante 2023. El testimonio de Mirna, sobreviviente, ayuda a ilustrar el sufrimiento individual y colectivo en nuestra sociedad

Lo que no dicen los datos sobre el suicidio: dolor, soledad y una puerta a la esperanza
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"Piensas que no lo vas a hacer jamás y de repente te despiertas en el hospital". Al otro lado del teléfono, Mirna comparte su vivencia, sus emociones, y sólo se refugia en "lo que pasó" cuando alude a su tentativa de suicidio. Mirna, amable, joven, arrastra una traumática huella ajena estampada en su pasado. Aunque protege su identidad con ese nombre, no evita ninguna pregunta. "Mirna son una serie de situaciones que a cualquiera le hubiesen hecho estar en el mismo lugar".

En 2023 murieron por suicidio en España 4.227 personas, casi un 20% más que cinco años antes. Pero esta cifra, preocupante, no refleja la complejidad de cada tragedia. Alejandro de la Torre Luque, psicólogo, investigador y experto en datos, cita varios estudios para situar en torno al 85% los fallecidos con un trastorno mental diagnosticado. ¿Y el resto? "Tenemos que investigar más, es población más vulnerable porque tenemos menos capacidad para detectarla", señala.

Partiendo de que en el suicidio influyen muchos factores -no todos reaccionamos igual ante sufrimientos similares-, la psiquiatra Marta Carmona lleva su mirada más allá de lo individual. En los trece años (2010-23) que trabajó en el sur de la Comunidad de Madrid detectó el impacto en la salud mental del cierre de una fábrica, la inestabilidad sobrevenida, el riesgo de desahucio. "En todos los casos con ideación e intento autolítico había cosas intransferibles y únicas, pero había también una presión muy grande del componente social". En el libro 'Malestamos' (Capitán Swing), escrito junto al médico de familia Javier Padilla, aboga por "estudiar qué determinación social permite unas buenas redes de apoyo".

Un apoyo que Mirna, en otras circunstancias, buscó y no encontró. Y que conduce, por oposición, a otra palabra clave. Soledad. Puede ser real o sentida, explica Asunción Doctor, responsable del programa de Prevención del Suicidio del Teléfono de la Esperanza en Sevilla. En la primera, "una persona está aislada"; en la segunda, "tiene familia, amigos, pero no hay una relación fluida ni sana". Soledades a escondidas que su servicio acoge. "Llaman porque se sienten con la libertad de decir cómo lo están viviendo. Además, al hablar, ventilan emociones y el sufrimiento se atenúa un poquito". Del último balance con sus compañeros extrae una impresión. "Cada vez está llamando gente más joven con ideación suicida", apunta.

Para saber más

Cada suicidio es diferente y, sin embargo, todos tienen elementos en común, como desgrana la psicóloga sanitaria y de Emergencias Mercedes Cavanillas: sufrimiento, desesperanza -creer que nada va a cambiar- y desconexión. "No conozco a nadie en cualquiera de las fases de la conducta suicida que no se sienta solo o sola, la soledad ocasiona mucho dolor, no estamos preparados". Si el símil fuera una red, la prioridad sería salvar los últimos hilos que no se han roto. "No importa que sea sólo una persona o dos, importa la calidad o la cercanía de la conexión".

La mirada de estos especialistas descubre el sufrimiento que late bajo los datos. Mirna lo expresa al relatar cómo se sintió mientras se recuperaba de sus lesiones físicas. "Tuve que enfrentarme a todo mi dolor de frente y consciente". Lee un texto que había escrito -"me salió"- antes de atender al periodista; después lo publicará en una red social.

"Sobrevivir al suicidio es aprender a vivir con un culpable de asesinato dentro de ti. (...) A los sobrevivientes se nos deja solos en el hecho de reinsertar a esos delincuentes. La víctima, encargada de su propio agresor, de mantenerlo, alimentarlo y esperar que no vuelva a cometer un delito. (...) El trauma de haber pasado por un intento de asesinato es casi más grande que la sombra que te empujaba a huir de un dolor gris, que ahora es mucho más negro. La realidad, cuando pides ayuda, es que la mayoría de las personas no ven en ti a la víctima, ven al agresor. Y es muy difícil sentir compasión por alguien tan moralmente reprobable".

Mirna frente a la Mirna que quiere desterrar para siempre de su vida. La angustia le quiebra la voz. "Sobrevivir al suicidio es sobrevivir con un asesino dentro y no sabes cuándo va a pasar". Estalla un sollozo.

El drama de Mirna y de tantos otros no figura en ninguna estadística nacional. Hace años la OMS hablaba de 20 tentativas por cada suicidio consumado pero, pese a su recomendación, no existe en España un dato conjunto, contrastado, que precise la dimensión del problema. Esta omisión resulta significativa puesto que el intento previo se considera uno de los mayores factores de riesgo para la consumación. "A veces nos encontramos en los hospitales a personas que cada mes están en Urgencias de nuevo, necesitamos muchísimo mejorar nuestro sistema de registro", apunta Alejandro de la Torre Luque. Como el resto de los entrevistados, aprecia los avances recientes pero desde la Plataforma que coordina reclama junto a los demás un Plan Nacional de Prevención.

Asociaciones y teléfonos que ofrecen ayuda

-En caso de emergencia vital inminente llame directamente al teléfono de emergencias 112.

-Si tiene ideación suicida, teléfono 024

- Teléfono de la Esperanza: 717.003.717.

- Teléfono Contra el Suicidio- Asociación la Barandilla (Madrid): 911.385.385.

- Teléfono Prevención del suicidio (Barcelona): 900.92.55.55.

-Teléfono/Chat ANAR de Ayuda a Niños/as y Adolescentes 900 20 20 10

- Asociación RedAIPIS-FAeDS

- Papageno 633 169 129 supervivientes@papageno.es

-Asociación La niña amarilla

-Asociación P81 Social

- APSAV. Asociación para la prevención del Suicidio. Abrazos Verdes. Asturias.

- AFASIB (Familiars i Amics Supervivents per suïcidi de Les Illes Balears (Islas Baleares)

-AIDATU. Asociación Vasca de Suicidiología

- APSAS: Asociación para la Prevención del Suicidio y Ayuda al Superviviente. (Gerona)

- APSU: Asociación para la prevención y apoyo afectados/as por suicidio (Cdad. Valenciana)

- ASAM: (Burgos).

- BESARKADA-Abrazo: Navarra.

- BIZIRAUN: País Vasco

-BIDEGUIN: País Vasco

- Después del Suicidio: (Barcelona)

- Fundación Alaia (Madrid)

- Fundación Metta-Hospice (Valencia)

- Goizargi: Navarra

- Grupo Supervivientes de León.

- Hay Salida, Suicidio y Duelo: (Cantabria)

- Ubuntu (Sevilla)

- Asociación Luz en la oscuridad (Tenerife)

-Asociación Volver a Vivir (Tenerife)

La tentativa, especialmente cuando acaba en muerte, genera nuevos y más intensos sufrimientos. Asunción Doctor ya era psicóloga cuando su padre murió por suicidio. Hoy, tras años de voluntariado y formación, invita a buscar ayuda especializada para afrontar esos momentos. "No es solamente la pérdida, es la vergüenza, la culpa, el estigma, es terrible la sensación de angustia y lo complejo que se hace ese duelo". Un desgarro que desemboca a menudo en otra espiral de soledad. "Estas personas reciben menos apoyo social que en otro tipo de fallecimientos, se aíslan por el sentimiento de 'y si podríamos haber hecho algo más..'", completa la también psicóloga Mercedes Cavanillas.

Mirna, tan curtida a su pesar en esos dolores que no cuentan los datos, lamenta la incomprensión. La percibe en la calle. "La gente no sabe qué hacer consigo misma cuando está escuchando". La siente al relacionarse. "Quedas con alguien y le cuentas, se levanta y se va". Dolor y soledad, las dos palabras malditas, de nuevo unidas: "Vivirlo solo es el dolor, eso el dolor".

Mercedes Cavanillas ahonda en la incomodidad del oyente. "No sólo no entendemos el dolor, sino que no lo queremos entender. Sólo se puede hablar cuando estás bien y tampoco te sientes libre de contar cuando no estás bien". Asunción Doctor abunda en la autocensura. "Tenemos una exposición social que es cómo nos gustaría que nos vieran, pero la esencia la tenemos muy guardada por vulnerabilidad, miedo al rechazo". Hasta la propia Mirna admite que prefiere no mostrar tantas cicatrices. "No quiero presentarme como un drama andante", afirma.

Para saber más

Aunque en los últimos años se haya desatascado la expresión de los sentimientos personales, la psiquiatra Marta Carmona menciona un cierto "analfabetismo emocional" colectivo, heredado, dice, de "cómo has visto a tus padres afrontar las adversidades".

Existe, por tanto, coincidencia en que, cara a cara, a nuestra sociedad le cuesta acoger el dolor y la soledad. Pero, ¿y si además contribuyera a causarlos? Sobre esa idea plantean su libro 'Malestamos' Marta Carmona -en la actualidad diputada de Más Madrid en la Asamblea regional- y Javier Padilla. "Tenemos un funcionamiento social en el que es muy fácil quedarse fuera y, como experimentes una crisis vital, o te hayas quedado fuera de la rueda productiva o sin red de protección, es muy difícil reengancharte", apunta la psiquiatra. Sin dejar de reconocer la conveniencia de fármacos, terapias y medidas de contención, defiende la necesidad de fomentar los lugares de encuentro entre generaciones, las redes vecinales, el tejido social. "Política antisuicidios es también toda aquella que permita que las personas que se han quedado fuera vuelvan a participar", sentencia.

Hace bastantes meses que Mirna se reconstruye. Estudia Psicología, participa en grupos de ayuda mutua, busca trabajo. "Estoy regando un jardín para mí". Se siente agradecidísima a las personas que la acompañan en este proceso; dos figuritas en su honor adornan una estantería atestada de libros. "Siempre hay algo por lo que vale la pena haber aguantado esa mierda, siempre, lo que pasa es que a lo mejor no lo vas a ver el día después. Y encontrarlo es una pasada. Que tu propio cerebro, porque no es nada voluntario, te diga '¿y si te llegas a morir, te pierdes esto?'. Yo sé lo que estar secuestrado. Pero te vas dando cuenta de por qué siempre te tienes que quedar, aunque estés sufriendo lo más grave".

Acaba la conversación. Mirna y el periodista conectan la cámara para saludarse. Ella se permite una sonrisa. Lo más importante lo había dicho en su última respuesta. "La esperanza son las personas, las que lo han vivido, las que están cerca, las que están lejos, las que quieren ayudar, las que aprenden, las que se han equivocado pero quieren rectificar. Las personas". Y eso tampoco consta en ninguna estadística sobre el suicidio.

Este reportaje forma parte del proyecto 'Once vidas' impulsado por EL MUNDO para la prevención del suicidio y del que forman parte Rafael Álvarez, Rebeca Yanke, Yaiza Perera y Santiago Saiz.