EFE
Bogotá.-
Una extraña condición genética los hace verdaderamente particulares. Sin
pigmentos que les permitan desarrollar su tradicional color naranja,
los tigres de bengala blancos son únicos en el mundo animal.

En
peligro de extinción por culpa de los cazadores furtivos, que a lo largo
de los años se han encargado de restar su especie, hoy esta singular
raza de felinos sólo existe en cautiverio: hace 53 años que uno de estos
'supergatos' no anda libre por el mundo animal.

Esta vez, los
conservacionistas de animales se unieron con el Bioparc, de Fuengirola
(España), para darle un hogar a dos de estos 'mininos'.

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Directamente
desde Francia, de 15 y 11 meses, respectivamente, esta feliz pareja de
tigres blancos es hoy la atracción del parque. El macho viene del
zoológico de Beauval y la hembra, del de Maubeuge.

Los niños llegan a
su fosa para verlos jugar, comer y rondar por una gruta que les fue
construida especialmente para recrear la mayor cantidad de
características propias de su vida en la selva.

Sus largos bigotes,
sus rayas negras (el único pigmento que heredaron) y sus ojos verdes
encendidos son el show diario. Eso sin dejar atrás sus largos comillos,
que clava sin piedad en ciervos, cerdos, vacas y otros mamíferos de buen
tamaño. Claro que se supo que, en tiempos de escases -en su hábitat
natural-, estos tigres se alimentan desde lagartijas, ranas e insectos
hasta monos.

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Las directivas del Bioparc aún no les tienen nombre. En
las redes sociales se organizó un concurso para que los visitantes del
zoológico ayuden a 'bautizarlos' cuanto antes. Por lo pronto, después de
apostarle a su rápida y exitosa adaptación, el parque y los
conservacionistas esperan que en un par de años estos tigres de bengala
blancos tengan descendencia.