Está usted de acuerdo en divorciarse?, es la pregunta que los jueces de lo Civil de Guayas dicen realizar a cada una de las partes durante la última audiencia de un juicio por divorcio.

Al igual que en el momento del matrimonio, hombre y mujer responden afirmativamente y firman un acta, pero con un propósito diferente: desvincular sus vidas, que unieron previamente y en libertad.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) difundió durante esta semana que la cifra de divorcios aumentó el 68,87% durante la última década; mientras el matrimonio disminuyó el -0,10%.

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Después de altos y bajos, las cifras de divorcio entre el 2000 y 2010 tomaron una ruta de continuo ascenso a partir del 2004, cuando se registraron 11.251 divorcios en el país, 3,11% más que el año previo. El mayor incremento de la década se dio entre el 2005 y el 2006, cuando el número de disoluciones matrimoniales aumentó el 19,24%.

Con incrementos menos drásticos, entre el 2009 y el 2010, según las recientes cifras expuestas por el INEC, los divorcios se han incrementado el 6,51%, mientras los matrimonios se han reducido el -2,72%.

De acuerdo con estos datos, la Sierra es la región donde se dio el mayor número de nupcias, 42,7% del total nacional; y también de divorcios, con el 55,7%.

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En el 2010, Galápagos registró la tasa más alta de matrimonios y divorcios por cada mil habitantes: 9,5 y 2,3, respectivamente. Mientras que la provincia con una tasa de matrimonios más baja fue Esmeraldas 3,3, por cada mil habitantes; en tanto que en Santa Elena los divorcios fueron de 0,4 por cada mil habitantes.

Durante el año pasado, el 27,9% de los hombres que contrajeron nupcias en el país tenía entre 20 y 24 años y el 27,3% entre 25 y 29 años. Las mujeres que más se casan están en los mismos grupos de edad, pero con el 31,1% y 22,5%, respectivamente.

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Hombres y mujeres se divorcian con mayor recurrencia entre los 30 y 34 años. Del total de parejas divorciadas, el 45,1% tiene hijos, y de este último grupo, poco más de la mitad (54,9%) tiene solo uno.

De acuerdo con el INEC, en el 2010 los matrimonios que terminaron en divorcio duraron 14,1 años, en promedio, periodo que ha disminuido el 0,1% en relación con el 2009.

En Pichincha, la mayoría de sentencias de divorcio se dicta por mutuo consentimiento de las partes. El juez Cuarto de lo Civil (e) de Pichincha, Wilmer Amorosi, explica que el 80% de los divorcios se da por mutuo consentimiento y que de los casos litigiosos (cuando una de las partes solicita el divorcio por diferentes causales) casi todos por abandono. Apenas el 5% de casos coloca como causal la separación por 2 años, y otro 5% restante por incompatibilidad de caracteres.

Aunque considera difícil establecer un porcentaje, el juez Segundo de lo Civil de Pichincha, Fabricio Segovia, coincide en que el abandono es el principal atenuante de separación, y explica que las otras causas son más difíciles de comprobar.

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Los otros motivos a los que se refiere están citados en el artículo 110 del Código Civil: abandono, la actitud hostil (agresiones físicas) y el adulterio, entre las más recurrentes.

Pero el elemento que más resalta Segovia es que en los últimos 3 años ha recibido un preocupante aumento de procesos de divorcio, que implican, luego, un promedio de sentencias de tres diarias. Ese juzgado dictó en el 2010 unas 720 sentencias de divorcio.

En Guayas, sea por mutuo acuerdo o como demanda litigiosa, los 17 juzgados de lo Civil de la Corte Provincial de Justicia están llenos de demandas de divorcios. “En uno de mutuo acuerdo, el más común y rápido (demora entre dos meses y medio y cuatro meses) se pueden esconder adulterios, maltratos psicológicos o físicos u otras causas”, señala Gonzalo Córdova, secretario del juzgado Quinto de lo Civil, quien recibe un promedio de 4 a 5 demandas de divorcio por día (unas 20 a la semana); mientras en el juzgado Undécimo de lo Civil, el juez Wilson Luque disuelve (declarados divorciados, que es la última etapa) unos 15 matrimonios a la semana.

En la mayoría de los juzgados, el 40% de los juicios de divorcio es por mutuo acuerdo y el 60% por litigio; es decir, una de las partes demanda al otro, añade el juez Tercero de lo Civil, Francisco Alvear, quien ha dictado 67 sentencias de separación en lo que va del año.

En algunos de los juzgados, el 60% de los procesos es interpuesto por hombres y el 40% por mujeres; mientras en otros, están a la par, a diferencia de hace 8 y 10 años cuando el hombre pedía más el divorcio.

“Contraje matrimonio el 4 de enero del 2008... y el 8 de enero del 2008 de manera voluntaria e injustificada mi esposo me abandonó”, “Señor juez, me encuentro abandonado de mi cónyuge por más de 19 años”, rezan dos de las decenas de demandas por divorcio que ingresan a los juzgados, como la de un hombre de 43 años, técnico superior en Educación Preescolar, quien pidió la disolución tras el abandono de su esposa en 1991, cuando esta le dijo que pasaría las fiestas octubrinas con sus abuelos; luego le pidió más tiempo, y de ahí no regresó.

A él los familiares de su cónyuge solo le indicaron que se fue de viaje. En la denuncia incluso presenta fotos de la cama vacía y del cuarto sin algunas pertenencias de su mujer.

“Aquí se ve de todo”, asegura Pablo Pazmiño Vidal, juez Segundo de lo Civil, “hombres que vienen con la otra pareja, mujeres embarazadas de otro, las parejas que se insultan, hombres y mujeres que se niegan a firmar...”, explica, mientras contabiliza que de los 41 juicios ingresados en su juzgado en mayo pasado, 19 son de divorcio.

El juez Sexto de lo Civil del Guayas, Franklin Ruilova, cree que entre las causas del “abandono”, que esconde varias motivaciones, están las dificultades económicas y la infidelidad. “La migración también incide porque quien se fue deja de mantener contacto o proveer dinero a la parte que se quedó”.

Sin embargo, las cifras que registra el INEC solo contabilizan las uniones legalizadas, dejando por fuera a las uniones libres o de hecho (notariadas).

La disolución: Pasos del proceso
Según el art. 108 del Código Civil, el divorcio por mutuo acuerdo se podrá resolver en dos meses, tras la audiencia de conciliación, en la que las partes expresen a viva voz su resolución definitiva de dar por disuelto el vínculo matrimonial. Pero en la práctica, el proceso puede durar hasta tres y cuatro meses.

Cuando una de las partes, en cambio, demanda el divorcio, llamado contencioso o controvertido (litigio), el proceso para la disolución puede durar de tres meses a cinco o más años, debido a las apelaciones que se pueden realizar ante el juez (primera instancia); ante los jueces de la Corte Provincial (segunda) y ante los jueces de la Corte Nacional, en Quito.

Dentro de las causales para demandar también el divorcio, de acuerdo con el art. 110 del Código Civil, están las amenazas graves del cónyuge contra la vida del otro; la condena ejecutoriada a reclusión mayor; los actos ejecutados por uno de los cónyuges con el fin de corromper al otro o a uno o más de sus hijos; la tentativa contra la vida de uno de los dos, ya sea como autor o cómplice. Y el hecho de adolecer de una enfermedad grave (considerada por tres médicos designados por el juez) como incurable y contagiosa. También está como razón el que uno de los dos sea ebrio por costumbre o toxicómano.

La demanda de divorcio se pone también en las notarías, siempre que no existan hijos de por medio. Ahí el trámite dura unos tres meses.

Tras la disolución, a la madre divorciada le toca el cuidado de los hijos impúberes, sin distinción de sexo, y de las hijas de toda edad. Mientras los hijos púberes estarán al cuidado de quienes ellos elijan. No se los confiará a uno de lo dos si se comprueba inhabilidad física o moral.