El papa Benedicto XVI impuso este viernes en el Vaticano el Palio, símbolo de comunión con el obispo de Roma, a 43 arzobispos, de ellos 13 iberoamericanos, nombrados durante los últimos doce meses.

La ceremonia se realiza como parte de la misa en la festividad de Pedro y Pablo, los patrones de la Iglesia Católica,

Para abreviar el ritual y remarcar que la imposición del palio no tiene carácter sacramental, la imposición de estas estolas -hechas con lana de corderos bendecidos- se realiza al principio de la misa y no, como en años anteriores, tras la homilía.

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Los obispos latinoamericanos son: Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara (México); Jesús Carlos Cabrero Romero, de San Luis de Potosí (México); Alfredo Horacio Zecca, de Tucumán (Argentina) y Mario Alberto Molina Palma, de Los Altos-Queetzaltenango-Totonicapán (Guatemala).

También lo recibieron Ulises Antonio Gutiérrez Reyes, arzobispo de Ciudad Bolívar (Venezuela), y Salvador Piñeiro García Calderón, de Ayacucho (Perú).

El pontífice también impuso el Palio a los arzobispos brasileños Wilson Tadeu Jonck, de Florinópolis; José Francisco Rezende Dias, de Niteroi; Esmeraldo Barreto de Farias, de Porto Velho; Jaime Vieira Rocha, de Natal; Airton José

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dos Santos, de Campinas; Jacinto Furtado de Brito Sobrinho, de Teresina, y Paulo Mendes Peixoto, de Uberada.

A otros tres prelados le será entregado el palio en sus respectivas archidiócesis, al no poder asistir personalmente a la ceremonia.

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El Palio es una faja de lana blanca, de entre cuatro y seis centímetros de ancho, con seis cruces de seda negra bordadas longitudinalmente.

Están confeccionados con la lana de dos corderos blancos que tradicionalmente eran bendecidos en la basílica romana de Santa Inés el 21 de enero de cada año, la festividad de la santa.

En los últimos años han sido bendecidos en el Vaticano, donde son llevados los corderos ante el Papa en sendas cestas de mimbre decoradas con flores.

Los dos animales, ofrecidos por el cabildo de la Basílica de San Juan de Letrán, siguiendo una antigua tradición, son más tarde entregados a las monjas benedictinas de Santa Cecilia, que se encargan de esquilarlos y confeccionar los palios.

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Al principio el Palio era un signo litúrgico exclusivo de los papas, aunque más tarde éstos lo concedieron a los obispos que habían recibido de Roma una especial jurisdicción.

El primer papa que lo concedió fue Simmaco, en el año 513 y lo impuso a Cesario, obispo de Arles (Francia).

Desde entonces se extendió esta imposición a los arzobispos metropolitanos.

A la ceremonia, ante miles de personas, asiste una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla -encabezada por Emmanuel Adamakis, metropolita (arzobispo) de Francia, director de la Oficina de la Iglesia Ortodoxa ante la Unión Europea.

También asiste Ilias Katre, obispo de Philomelion (EE. UU.) y Paisios Kokkinakis, del Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.

Con motivo de esta festividad, la estatua en bronce del apóstol San Pedro existente en la nave central de la basílica vaticana ha sido recubierta, como ya es tradición, con los paramentos pontificales y le ha sido colocada en la cabeza una mitra de oro.

Junto al coro de la Capilla Sixtina participa en la misa el Coro de la Abadía de Westminster.