¿Qué significa tener un fetiche?

Un fetiche es una preferencia sexual que se caracteriza por la devoción a ciertos objetos, escenarios o prácticas, pero incluso ahí existen reglas.
Fetichismo por los pies
Fetichismo por los pies Getty Images 

En un principio, un fetiche representa la devoción hacia los objetos materiales. Esto tiene su origen en las creencias o prácticas religiosas en las que se considera que algunos objetos pueden poseer poderes mágicos o sobrenaturales que aportan beneficios a las personas que los poseen.

En otros contextos, más allá del origen religioso, un fetiche se vincula más bien con una preferencia sexual. En estos casos, el fetichismo se refiere al uso de objetos físicos (que son los que componen el fetiche en sí) para producir una excitación sexual o aumentar el placer. También puede hacerse referencia a un fetiche cuando una persona siente especial placer por una parte del cuerpo, como pies y manos, que son algunos de los ejemplos de fetiches más comunes, o cuando alguien tiene una fascinación con ciertos escenarios o ambientes. Un ejemplo muy común en este sentido es la idea el sexo con varias personas o con una persona distinta a nuestra pareja.

En psicología se le conoce como trastorno fetichista a este tipo de preferencia o inclinación sexual. Sobre todo en los casos en que esta preferencia se convierte en un objetivo obsesivo o cuando llega a perjudicar o afectar a otra persona. En esos casos es importante considerar ayuda psicológica para conseguir formas de vínculo que no resulten dañinas para las demás personas, aunque mientras haya consentimiento y no haya gente dañada, no tendría por qué ser un problema.

Después de todo, es probable que todas las personas que conoces tengan alguna preferencia sexual particular, y esto no está mal en sí mismo. El problema inicia cuando un fetiche puede dañar física o mentalmente a alguien, como es el caso de la pedofilia, donde, sobra decir, el consentimiento es simplemente imposible.

Para que un fetiche determinado genere placer en alguien, es probable que se necesite la intervención de varios sentidos al mismo tiempo. Por ejemplo, el olor, el tacto, la vista y hasta la imaginación. Pensemos en cuando una persona siente placer cuando ve a alguien usando tacones, por ejemplo. Esto también es bastante común. Aquí intervienen elementos sensoriales como la vista y probablemente el tacto, satisfaciendo las necesidades de las personas que participan en estas dinámicas; pero no todo es visible y literal, pues otros fetiches, como el juego de roles, se basan más bien en la imaginación y en poder dar rienda suelta a ideas y personajes que en el día a día no podemos ser. Así que de nuevo, mientras no dañen a terceros, un fetiche puede incluso ser una gran oportunidad para desahogar algunos deseos o ideas que no siempre se pueden llevar a cabo en la vida real.

¿Cómo saber si un fetiche es un problema?

Si el fetiche causa angustia, puede ser un problema

Erik F. Brandsborg

De acuerdo con los psicólogos, un fetiche solo es problemático cuando la práctica se vuelve obsesiva y el placer sexual no se puede alcanzar si no participan los objetos o actividades que generan placer. Es decir, lo ideal es que el fetiche ayude a intensificar el gusto, pero que no sea indispensable.

Por otro lado, un fetiche también es problemático cuando se vuelve angustiante. La angustia, en psicología, se caracteriza por aparecer como reacción ante los síntomas de la ansiedad, el miedo o un peligro desconocido. Es un estado emocional intenso interpretado como muy desagradable e insoportable. Así que una persona con un fetiche que raya en lo angustiante lo sabrá, pues esta preferencia le causará mucha angustia. En esos casos será necesario que la persona tome terapia e intente algunas técnicas para superar la obsesión, pero esto no tiene nada de malo ya que muchas personas requieren apoyo psicológico (especialmente después de la pandemia).

Sin embargo, es importante normalizar las preferencias y gustos en cuanto al placer sexual, siempre y cuando cumplan con las normas básicas de no lastimar a nadie, no generar dolor y practicarse con consentimiento y respeto.

Si hay consentimiento, no está mal sentir placer por ciertos objetos o partes del cuerpo

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