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Mujer Virtuosa – Corona de su marido

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Casadas o solteras, nuestro objetivo debe ser desarrollar un carácter leal y fiel en todas nuestras relaciones, especialmente en nuestra relación matrimonial.

“El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida... Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra… Y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.”– Proverbios 31:11-12; 23; 28b-29

La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos.” – Proverbios 12:4

A menudo olvidamos que Proverbios 31 es una conversación que una madre tiene con su hijo sobre la clase de mujer que debe buscar como esposa (Proverbios 31:1)

Y esta madre sabia, que, obviamente, quiere lo mejor para su hijo y para su reinado, le aconseja, en primer lugar, que busque a una mujer en la que pueda confiar, una mujer que sea de bendición para él, una mujer leal que le dé buen nombre.

El corazón de su marido está en ella confiado:

La palabra hebrea para “corazón” se refiere realmente a la mente, donde la duda, la ansiedad y el temor se encuentran. Pero el corazón o la mente de un marido que puede confiar en una mujer leal está tranquilo y en paz.

“Nuestro llamado como mujeres de Dios es vivir de una manera tan sólida que nuestro esposo nunca se preocupe o se cuestione sobre nuestro carácter, el manejo de nuestro hogar, nuestras finanzas o nuestro tiempo” – Elizabeth George, Beautiful in God´s Eyes

Una mujer virtuosa es, por tanto, una mujer fiel, leal y constante; una roca en cuanto a su carácter, su matrimonio, su familia, sus relaciones con otros y su ministerio. De forma que, casadas o solteras, nuestro objetivo debe ser desarrollar un carácter leal y fiel en todas nuestras relaciones, especialmente en nuestra relación matrimonial.

Y no carecerá de ganancias:

Una mujer virtuosa contribuye a las finanzas de su hogar de dos maneras posibles: con su propio sueldo a través de un trabajo remunerado o siendo cuidadosa y cuidadora de las finanzas del hogar. De cualquiera de las dos maneras (o por medio de ambas), ayudamos a que nuestro matrimonio no carezca de ganancias.

Le da ella bien y no mal todos los días de su vida:

Una mujer virtuosa se reconoce porque da a su marido bien y no mal… todos los días de su vida. ¡Qué reto! ¿Todos los días? ¿Nunca puedo discutir? Esta mujer busca toda oportunidad para beneficiar a su marido: ora, ama, sirve, honra… todos los días.

¿Por qué? ¿Porque busca algún tipo de reconocimiento, de pago o de alabanza? No, nada más lejos de la realidad. Esta mujer virtuosa busca de manera intencional hacer bien a su marido porque es una forma de honrar a Dios, porque es una manifestación práctica de la obra de Dios en ella.

Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra:

En la antigüedad, las puertas de una ciudad era el lugar en el que los hombres respetables y de influencia en la vida cívica se reunían para tomar decisiones legales y de gobierno de esa ciudad. Se hacían transacciones públicas, se comerciaba, se hacían juicios, se proclamaban edictos… ¡era el lugar en el que los hombres aspiraban estar!

Este versículo habla de un hombre que es conocido y reconocido en esa posición entre los “grandes” de la ciudad, entre otras cosas, por su esposa.

Para mí fue muy difícil aceptar en una época, cuando los tres niños eran muy pequeños, que mi esposo hiciera multitud de viajes a la selva y tuviera toda la “diversión” del ministerio mientras yo tenía que quedarme en casa con mis hijos y que mi contribución al ministerio fuera poco más que el de secretaria.

Me costó entender que mi esposo podía hacer esa parte del ministerio de salir, ir a las comunidades y trabajar con indígenas, porque yo hacía mi parte en la retaguardia ocupándome de todo aquí mientras él no estaba y comunicando lo que había hecho o las necesidades del ministerio con nuestro equipo de apoyo.

Cada uno en su papel, cada uno cumpliendo su parte dentro del equipo.

La influencia que una mujer puede tener en la carrera, en la profesión, en el ministerio, o en cualquier esfera de la vida pública de nuestro esposo es esencial.

Una mujer virtuosa es, con respecto a su marido, una mujer que asume su papel dentro del equipo, una mujer que honra a Dios al someterse a su esposo, una mujer que busca el bien de su marido que, en última instancia, repercute en el bienestar de su matrimonio, de su familia, de su vida.

Para pensar: Nuestra cultura del siglo XXI no considera que una mujer tenga que apoyar a su marido. La sumisión se ve como un acto que rebaja a una mujer en lugar de verlo como algo que la exalta ante los ojos de Dios. Y muchas de nosotras hemos caído en esa trampa.

Si eres una mujer casada, ¿de qué manera estás cumpliendo con estos versículos en tu matrimonio? ¿Estás buscando el bien de tu marido? ¿Estás siendo de influencia positiva para él? ¿O están tirando cada uno para su lado? ¿Qué puedes hacer para convertirte en esa mujer virtuosa con respecto a tu matrimonio?

Y, si no estás casada, ¿de qué manera puedes desarrollar cualidades de carácter como la sumisión (a tus autoridades, a tus padres, a tu jefe…) y la lealtad a otros? ¿De qué forma puedes contribuir al bienestar de las personas a tu alrededor?

 

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