Seguro que más de una vez te han entrado ganas de llorar, y has hecho un esfuerzo sobrehumano para no hacerlo. Es más, es algo que probablemente ni se te ocurriría hacer en un sitio público, porque llorar es tabú. Derramar lágrimas no está permitido en un sitio como tu entorno laboral, pues la sociedad nos dice que es muestra de poco autocontrol o fortaleza, pasando a ser un punto muy negativo de nuestra personalidad. Algunos cierran los ojos para intentar controlar esas lágrimas que van a caer de un momento a otro; otros miran al cielo esperando que las lágrimas vuelvan hacia dentro y nadie note que se nos van a desbordar por los ojos. Muchos hasta intentan disculparse si ven que van a llorar de un momento a otro, como si fuesen a perjudicar de alguna manera a quien tienen al lado. Bien, pues quizá deberíamos replantearnos esto, porque llorar no solo es necesario, sino que implica muchos beneficios para nuestra salud mental. Y no lo decimos nosotros, lo dice la ciencia.
Llorar no es de ‘débiles’
Los especialistas consideran que llorar es, muy a menudo, el mecanismo de defensa de nuestro cuerpo a un cúmulo de frustración y situaciones pendientes; una manera de hacer frente a esa gota que colma el vaso. Sin embargo, muchos se reprimen por la forma que tiene la sociedad de ver a la gente llorar, donde por cierto, también existe desigualdad. Habrás oído mil veces eso de “los hombres no lloran, eso es cosa de mujeres”. Porque parece ser que si una mujer llora, es que ‘está sensible’ y hormonal; si un hombre llora, es que no es lo suficientemente ‘macho’ como para lidiar con cualquier situación que se le ponga por delante. Pues eso se acabó. Te contamos algunas razones por las cuales llorar es bueno para tu salud.
1. Desinfectan los ojos
Los ojos están más protegidos que muchas otras partes de nuestro cuerpo. Al encontrarse en el exterior, cuentan con la órbita, las pestañas, los párpados, la capa conjuntiva y las glándulas lagrimales como método de protección. En concreto, las lágrimas son un líquido salino que bañan constantemente la superficie del ojo para mantenerla húmeda y transferir oxígeno y nutrientes. Si lloras, además proporcionarás una dosis extra de anticuerpos que ayudan a prevenir infecciones.
2. Reducen el estrés
Parece ser que eso de llorar desconsoladamente, que te caigan los moquillos y te entre el hipo pueda resultar un poco desagradable, pero el efecto en tu salud no podría ser mejor. Según la ciencia, con semejante llorera el cuerpo entra en un estado de catársis, y digamos desencadenaría un proceso de ‘autoconsuelo’ de manera involuntaria, reduciendo los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés. El proceso se llama homeostasis, y es una propiedad de nuestro organismo que consiste en su capacidad de mantener una condición estable a nivel interno compensando los cambios con el exterior. Más inteligente, imposible.
Llorar no es de 'mujeres', los hombres también lloran (y deben hacerlo).
3. Mejoran el ánimo general
Si alguna vez has llorado como si no hubiese un mañana, habrás notado que después te sientes mucho mejor. Según algunas investigaciones, llorar implica un cambio a nivel químico en nuestro cuerpo que no solo reduce el estrés, sino que además, incrementa los sentimientos positivos.
4. Son un analgésico natural
Notar cómo nuestro cuerpo se relaja y se libera del estrés es una cosa, pero ¿notar cómo se va el dolor de nuestro cuerpo? Piensa en algún momento que te hayas hecho una herida y hayas llorado, ¿a que luego duele menos? Puedes darle las gracias a esa llorera, que ha hecho que produzcas leucina encefalina, un tipo de endorfina que actúa como analgésico natural.
5. Logran comunicar sin decir nada
Y si no, que se lo digan a los bebés, cuyo llanto es capaz de explicar mil y un cosas. Si lloramos, automáticamente no solo nos convertimos en más vulnerables, sino que no hace falta explicarle a quien tengamos al lado que necesitamos su protección y apoyo.
Mucha gente se reprime de llorar en público por el qué dirán.
¿Y los que no lloran?
La gente tiene relaciones diversas con las lágrimas, sobre todo cuando deciden hacer terapia. Algunos logran mantenerse enteros, otros no pueden parar de llorar.
Lo que está claro es que llorar no siempre tiene que ver con la tristeza o con los sentimientos negativos, y que “darse una buena llorera” es a veces muy necesario. Ahora bien, no por no llorar te conviertes en una persona fría y carente de emociones, sino que tal vez estés respondiendo a un bloqueo que esconde detrás de sí un complejo trasfondo emocional. Tenemos diferentes maneras de llorar, pero todos lo hacemos cuando nos sentimos vulnerables, de ahí que algunos miren mucho dónde lloran, necesitan sentirse seguros. Pero no te engañes: todos necesitamos expresar nuestras emociones de alguna manera. No metas tus emociones en una caja o las etiquetes como positivas o negativas; sino como una expresión interna y natural de nosotros mismos.