¿Cómo se hacen trampas en ajedrez?

Escándalo Carlsen-Niemann

Desde las bolas anales con vibración, la hipnosis o un yogurt con arándanos con una chuleta

Carlsen acusa a Niemann de hacer trampas y se niega a volver a jugar contra él

Un robot de ajedrez le rompe el dedo a su oponente, una promesa de 7 años

Un robot de ajedrez le rompe el dedo a su oponente, una promesa de 7 años

Magnus Carlsen, el ajedrecista más talentoso de su generación, campeón del mundo hasta cinco veces consecutivas y el jugador con mayor ELO de la historia está decidido a acabar con las trampas en el deporte de las 64 casillas. El conflicto del que todo el mundo habla con el americano Hans Niemann nació a comienzos de septiembre cuando Carlsen se retiró de la Sinquefield Cup de San Luis, el torneo más prestigioso del circuito. El noruego lo acusa ahora de haber hecho trampas recientemente, de nuevo sin decirlo se refiere a su partida, pero no explica de qué manera puede haber sucedido. A partir de ahí han nacido mil y una suposiciones hasta el punto de convertir el ajedrez en una suerte de juego de espías. La más estrambótica y escatológica es la que defiende que Niemann había usado unas bolas anales con vibración que le permitían comunicarse con su equipo. Algo inverosímil e inaudito, a lo que los grandes expertos no dan verosimilitud.

La mecánica de la trampa sería simple. Un cómplice podría simular los movimientos de la partida en un ordenador y a través de las vibraciones avisar al supuesto tramposo cuáles serían los movimientos sugeridos por un módulo de ajedrez. Las bolas anales podrían pasar fácilmente cualquier control de seguridad. Esta nueva triquiñuela nació de un usuario en Reddit a la que el mismísimo Elon Musk dio pábulo en Twitter, aunque luego borró el tuit. Tal excentricidad es técnicamente posible, pero poco probable, porque se podría lograr lo mismo con un auricular escondido en el oído, que pasaría sin problemas por los detectores de metales de los torneos importantes.

En el 'toiletgate' se acusó a Kramnik de recibir ayuda en sus viajes al baño

Ese fue el caso de John Von Neumann, que sacudió el Open de Filadelfia de 1993 tras descubrirse que estaba conectado por un pequeño auricular con un amigo y un ordenador instalados en otra habitación. El engaño se descubrió porque los fallos técnicos en la comunicación causaban a veces jugadas muy malas. A partir de entonces se prohibió entrar en la sala de juego con un teléfono móvil. Además, las plataformas de internet han desarrollado algoritmos para establecer si sus jugadas coinciden en un porcentaje muy alto con las que harían las máquinas.

A lo largo de la historia ha habido numerosas denuncias y sanciones de lo que puede considerarse fraude en el ajedrez. Lo más cercano ocurrió en la Olimpiada de Ajedrez de Janti Mansiisk (Rusia, 2010), donde un miembro de la selección francesa, Sebastian Feller (hoy es el 435º del mundo), recibía ayuda por medio del lenguaje gestual de su capitán, Arnaud Hauchard, quien a su vez estaba conectado con un compinche en Francia que seguía las partidas en directo.

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Levon Aronian felicita a Vladimir Kramnik

Terceros

En el recuerdo de cualquier aficionado al ajedrez quedan las acusaciones de Viktor Korchnoi durante el mundial de 1978 contra Anatoly Karpov. El primero acusó a su oponente de recibir “ayuda foránea” en un yogurt, que tenía un color diferente al que él recibía. Después, Korchnoi aclaró que aquello había sido una “broma”. También se acusó a Spasski de utilizar la hipnosis.

La más famosa antes del Carlsen-Niemann fue el toiletgate, sucedido en 2006. El manager del búlgaro Veselin Topalov, Silvio Danailov, acusó a Vladimir Kramnik de recibir “ayuda externa”, en sus continuos viajes al baño, que era el único sitio que no tenía vigilancia por audio y vídeo. Nunca se le pudo probar nada al ruso, quien venció en las partidas rápidas; aunque Topalov siguió defendiendo que le habían robado el título.

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