La Reserva Natural de Börningsberget y su Museo del Bosque

La Reserva Natural de Börningsberget fue una de las grandes sorpresas que nos dio la comarca de Orsa Finnmark. En ella podréis visitar tanto un viejo bosque como un pequeño museo forestal, ambos realmente interesantes. En este caso el orden de los factores no altera el producto: se puede ir primero al bosque (en una ruta de apenas kilómetro y medio) y luego al museo (que abre las 24 horas del día) o al revés, lo mismo da.

Caminar por un bosque primitivo

Llegar hasta allí es realmente sencillo. Desde la E45 (la autovía que atraviesa Suecia por el centro de norte a sur) tan solo tendréis que tomar un desvío, por el cual deberéis conducir escasos 3 kilómetros. En seguida veréis el aparcamiento a los pies del museo, desde donde también sale la ruta por el bosque primitivo.

Toda esta Reserva Natural parece alejada del circuito turístico habitual, al menos del que hacemos los extranjeros por Suecia. La mejor muestra es que fue el único lugar de todo el país en el que toda la señalización estaba exclusivamente en sueco, mientras que en el resto se hallaba también en inglés.

En cualquier caso, no tiene pérdida. Básicamente tenéis que ir siguiendo los carteles en los que pone STIG, además de unas balizas con líneas amarillas. Se agradece la doble señalización, ya que es un bosque muy espeso y el camino a veces se hace confuso.

La ruta por la Reserva Natural de Börningsberget apenas tiene un kilómetro y medio, pero merece muchísimo la pena. Se hace por un camino súper estrecho, el cual tiene pinta de estar muy poquito transitado. De hecho, se hace lenta, ya que hay muchas ramas que invaden el camino.

Os recomendamos ir con mangas largas y con mucho repelente, ya que vimos muchísimos mosquitos en la zona. También alguna que otra planta tenía pinta de urticante, así que tened cuidado con ello.

En cualquier caso, fue un paseo súper interesante. Börningsberget es un bosque de pinos y abetos de gran tamaño, en los cuales anidan aves de muy diversa índole. También hay varias especies de setas (algunas rarísimas), aunque mucho ojito: según leímos luego en internet, muchas son venenosas.

El Museo del Bosque, una oda a la silvicultura

El paseo fue súper agradable. Traza un círculo desde el aparcamiento hacia el bosque, volviendo justo enfrente del Museo del Bosque o Museo Forestal. Se trata de un conjunto de pequeñas construcciones (fundamentalmente casas, establos y almacenes) que han sido musealizados, explicando en su interior aspectos claves de la vida en el bosque: desde la recolección hasta el transporte de maderas, pasando por todo tipo de actividades humanas.

La visita al museo es gratuita y se puede hacer las 24 horas del día, por lo que podéis hacerla sin prisas. Esto en España sería impensable, ya que hay expuestos todo tipo de útiles de labranza. Mientras que en nuestro país serían robados o vandalizados, aquí son puestos a disposición del viajero para que aprenda sobre la vida en el campo.

La exposición nos pareció una pasada. Teniendo en cuenta lo cerquita que está este sitio de otros lugares de interés (como el Parque Nacional de Hamra), se nos hace una visita absolutamente obligada.

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