Radiografía de tórax de pulmones con neumonía

¿Cuáles son las diferencias entre los cuatro tipos de neumonía?

Con la reciente noticia de la hospitalización de la gimnasta estadounidense Mary Lou Retton, 'National Geographic' habló con expertos sobre los distintos tipos de neumonía, los riesgos y los tratamientos.

Esta radiografía de tórax muestra más opacidad junto al borde inferior derecho del corazón, signo de que el lóbulo inferior del pulmón derecho está consumido por la neumonía (lado izquierdo del recuadro).

Fotografía de Living Art Enterprises, LLC, SCIENCE PHOTO LIBRARY
Por Rachel Fairbank

En las últimas semanas, la noticia de la hospitalización de la gimnasta estadounidense Mary Lou Retton por un tipo raro de neumonía ha planteado el interrogante acerca de cuáles son los principales riesgos de desarrollar esta enfermedad.

Casi 2000 niños mueren diariamente en el mundo por culpa de la neumonía, la principal causa de muerte en niños menores de cinco años y la principal causa de hospitalización de adultos en Estados Unidos, con más de un millón de ingresos al año; unos 40 000 estadounidenses mueren anualmente por esta enfermedad (en España la cifra está en torno a 7000 defunciones). 

La neumonía, que puede ser leve o potencialmente mortal, está causada por la inflamación de los pequeños alvéolos pulmonares. Si no se trata, puede tener consecuencias mortales, como falta de oxígeno e infecciones sanguíneas.

National Geographic ha hablado con varios expertos para conocer mejor los distintos tipos de neumonía y los riesgos de contraer diferentes formas de la enfermedad.

La neumonía es una infección de las vías respiratorias inferiores, concretamente de los diminutos sacos de aire, llamados alvéolos, que sirven de punto de intercambio para suministrar oxígeno a la sangre y eliminar el dióxido de carbono. Esta infección puede desencadenarse por diversos factores que se inician en las vías respiratorias superiores y luego se desplazan a las partes más profundas de los pulmones.

Algunos de los síntomas habituales de la neumonía son tos, dificultad para respirar, dolor torácico y fatiga general. Según Tianshi David Wu, neumólogo del Baylor College of Medicine de Texas (Estados Unidos), para diagnosticar una neumonía, el médico utiliza un estetoscopio para comprobar la respiración del paciente y escucha un crujido característico, similar al sonido del papel al arrugarse. "Eso es todo lo que se necesita para diagnosticar una neumonía", dice Wu, y añade que si un médico sigue sin estar seguro, también puede pedir una radiografía de los pulmones, que confirmará el diagnóstico.

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¿Cuatro tipos de neumonía?

Los cuatro tipos principales de neumonía se caracterizan en función de la causa: bacteriana, vírica, fúngica y neumonía nosocomial (o intrahospitalaria).

En la mayoría de los casos, "no hay forma de saber si una neumonía está causada por una bacteria, un virus o un hongo sólo con examinarla", dice Wu. "La mayoría de las neumonías no acaban recibiendo un diagnóstico" de lo que las está causando. En su lugar, los médicos tratarán la neumonía basándose en los síntomas del paciente y su historial médico, utilizando esta información para determinar el mejor curso de tratamiento.

La neumonía bacteriana, que es la más frecuente, está causada por bacterias, lo que significa que se trata fácilmente con antibióticos. Para muchos pacientes, el tratamiento de la neumonía con un antibiótico ayudará a resolver sus síntomas y a que empiecen a sentirse mejor a los pocos días de iniciar el tratamiento. "Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor", afirma Wu. También existe una vacuna que protege contra la cepa bacteriana más importante causante de la neumonía, y está aprobada para determinados grupos, como los pacientes mayores de 65 años y los que padecen ciertas enfermedades preexistentes.

La neumonía vírica, menos frecuente, está causada por un virus, como la gripe, el SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19) o el VRS, un virus respiratorio que suele causar síntomas leves similares a los del resfriado. Muchas de estas infecciones víricas comienzan en las vías respiratorias superiores y luego descienden a los pulmones.

Una infección vírica también puede provocar una neumonía bacteriana al debilitar el sistema inmunitario del paciente, dejándolo vulnerable a una infección secundaria. Aunque ningún virus puede tratarse con antibióticos, existen vacunas que pueden ayudar a prevenir la infección: la vacuna anual contra la gripe, la vacuna COVID y, para quienes reúnan los requisitos, la nueva vacuna contra el VRS.

Las neumonías fúngicas son poco frecuentes y suelen darse en pacientes con enfermedades preexistentes, como un sistema inmunitario debilitado. Las neumonías fúngicas suelen afectar a personas con trastornos autoinmunitarios, pacientes sometidos a quimioterapia u otras afecciones crónicas que pueden afectar al sistema inmunitario de una persona, afirma Lucas Kimmig, neumólogo de la University of Chicago Medicine de Estados Unidos. Las neumonías fúngicas requieren una estrategia de tratamiento diferente y a menudo pueden ser más graves, debido tanto a las complicaciones de la neumonía como a otras afecciones subyacentes del paciente.

Las neumonías intrahospitalarias se consideran una categoría aparte porque el entorno hospitalario suele exponer a los pacientes a un conjunto diferente de bacterias, incluidas cepas que tienen más probabilidades de ser resistentes a los antibióticos. Un caso de neumonía adquirida en un hospital puede influir en el tratamiento médico de la enfermedad. "Corren el riesgo de contraer otras bacterias que no suelen afectar a los pacientes ambulatorios", explica Kimmig; "eso afecta a la elección del antibiótico".

El riesgo de la neumonía es que, si no se trata, puede causar complicaciones graves, y puede extenderse a otras partes del cuerpo.

"Si hay una bacteria o un virus que infecta los pulmones, realmente no hay manera de sacarlo", dice Jason Turowski, neumólogo de la Clínica Cleveland en EE. UU.: "Esa infección puede crecer y crecer".

El principal riesgo de la neumonía es que puede dañar los pulmones, afectando a la capacidad de una persona para obtener el oxígeno que necesita. Este daño suele producirse porque la inflamación puede causar una acumulación de células inflamatorias en los diminutos sacos del pulmón que impide que llegue el oxígeno y se libere el dióxido de carbono. "Se produce una lesión que no te permite obtener el oxígeno vital que necesitas ni liberar el dióxido de carbono que produce tu cuerpo", afirma Turowski.

El riesgo secundario es que la infección se extienda a otras partes del cuerpo, como el espacio entre el pulmón y la pared torácica, o al torrente sanguíneo. Cuando esta infección empieza a extenderse a otras partes del cuerpo, puede convertirse en una afección denominada sepsis, que es una respuesta sistémica descontrolada a una infección. La sepsis puede convertirse rápidamente en una enfermedad potencialmente mortal.

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¿Quién corre más riesgo de contraer neumonía?

Las personas con mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves por neumonía son los niños menores de cinco años, los adultos mayores de 65 y las personas con enfermedades preexistentes, como cardiopatías y neumopatías, o con un sistema inmunitario debilitado debido a la quimioterapia o al trasplante de órganos.

Otros factores de riesgo son tener diabetes no controlada o fumar o beber mucho.

"La mayoría de las formas de neumonía acaban siendo leves y autolimitadas", dice Wu. "Si es lo bastante grave como para ser hospitalizado, probablemente estén pasando otras cosas".

Señales de advertencia de que la neumonía está empeorando

Para los pacientes que han sido diagnosticados con neumonía, y se están recuperando en casa, algunas de las principales señales de advertencia de que pueden necesitar buscar atención médica adicional incluyen un empeoramiento de su condición, incluso después del tratamiento, ya sea una fiebre que no desaparece, dolor en el pecho o dificultad para respirar que no se resuelve, o respiración rápida, lo que puede indicar una falla para obtener suficiente oxígeno.

"Es importante ponerse siempre en contacto con el médico cuando se perciba algo distinto", dice Turowski. "Cuando nos involucramos temprano, podemos guiarlo, y si recibimos una llamada de seguimiento, que estoy empeorando, entonces podemos ayudar a preparar las cosas para usted en el hospital."

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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