Aunque la RAE no la tiene recogida en el diccionario, la palabra pichurri se utiliza coloquialmente para nombrar a aquella persona por la que se tiene un cariño incondicional. Y con ese apelativo se conoce precisamente a Luis Salcedo Zabalza, que el día 26 recibió oficialmente el título de Tudelano Popular 2022. Pasó así a engrosar la selecta lista de 36 tudelanos que han recibido el reconocimiento, un honor que otorga cada año la peña Ciudad Deportiva.

Luis Salcedo junto a su familia, antiguos Tudelanos Populares y miembros de las peñas Ciudad Deportiva y La Teba.

La historia del mote es algo más rebuscada de lo que parece, ya que a Salcedo se le bautizó como Pichurri en el colegio, pero no por cariñoso, sino por dormilón. Durante aquellos años, se estrenó una película en la que un niño que jugaba de portero se quedaba dormido durante el partido de fútbol. Al niño le llamaban Pichurri y compartía algunos rasgos con Luis. Ambos jugaban al fútbol y los dos tenían una extraña tendencia a quedarse dormidos. Uno en el campo de juego y otro durante las primeras horas de clase. Sus amigos aprovecharon la casualidad y santificaron a Pichurri para siempre.

De este modo, la pasión por el fútbol le ha acompañado durante buen parte de su vida, participando, ya fuera como jugador o como patrocinador, en el Trofeo de la Amistad. Pero, sin lugar a dudas, Pichurri es conocido por todos por su labor al frente del Remigio, uno de los restaurantes más importantes de Tudela, que ha llevado el nombre de la ciudad, de su huerta y de su gastronomía por todos los rincones.

El trabajo le venía de lejos. De familia hostelera, ya desde niño arrimaba el hombro en el negocio familiar, cuando regentaban el Restaurante Choko en la plaza de los Fueros. Posteriormente, cuando su padre falleció, Pichurri se vio obligado a ponerse al frente del negocio para sacar adelante a la familia. Tenía solo 14 años, pero ya era el patriarca, que se consolidaría cuando en 1963 compraron el restaurante que todavía hoy perdura. Con 70 años, Salcedo confesaba estar jubilado “a medias”, supervisando la labor que continúan sus hijos Luis y Juan.

El día 26, por la noche, Pichurri vio homenajeado su trabajo, el de su esposa Ana Carmen Irala Barbería y el de todo el restaurante en un emotivo homenaje. A pesar de que las fiestas no se viven igual trabajando que no, Salcedo ha intentado siempre disfrutarlas, especialmente acudiendo a los actos taurinos, de los que es gran seguidor. Resguardado por la compañía de La Teba, peña en la que es miembro, y por otros Tudelanos Populares, Pichurri se mostraba preocupado antes de empezar el acto sobre el tiempo que tenía que hablar. “Un cuarto de hora”, bromeaban sus amigos. Al final, dedicó unas sencillas palabras para agradecer el apoyo, recalcando que se sentía “muy feliz” por “su primer homenaje en 70 años”.

Aunque todos los premios son compartidos, este sabe más que ningún otro, pues si Luis es el patriarca, su mujer Ana Carmen es la matriarca del Remigio. A ella le quisieron rendir también un pequeño homenaje por su trabajo durante tantos años. Para rematar, María Herrera le cantó una jota al “proletario” Pichurri, poniendo así el broche de oro a la noche. Antes de ayer, por primera vez en más de 50 años, cerraron el restaurante por la tarde para que toda la familia disfrutara del reconocimiento.