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12 nov 2020 - 1:25 a. m.

Mineros tradicionales de Soto Norte piden celeridad en formalización

Hace unos 30 años, en Soto Norte empezaron los trámites para que las más de 600 familias que viven gracias a esta actividad se formalizaran.

Mineros

Mineros del municipio de Vetas, uno de los seis municipios que conforman la provincia de Soto Norte.

Édgar Osma

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La minería es, desde hace más de 400 años, el motor económico de Soto Norte y aunque se creería que por su antigüedad el oficio está formalizado en su totalidad, la comunidad manifiesta que fue hace menos de 30 años empezaron los trámites para que las más de 600 familias que viven gracias a esta actividad se formalizaran.

“Nosotros queremos respaldar a las instituciones, pero les pedimos que haya eficacia y celeridad para que los pequeños mineros puedan hacer el trabajo”, este es el llamado de Fabio Augusto Maldonado, asesor y gestor del programa de coexistencia minera Calimineros.

Y es que el proceso de formalización no es tan sencillo. En todos los casos es indispensable que la Agencia Nacional de Minería otorgue los títulos mineros, esto funciona bajo la modalidad de contratos de concesión que se dan por determinado tiempo y que tienen posibilidad de renovarse (pueden ser otorgados a colombianos o extranjeros).

Luego las asociaciones o empresas mineras deben presentar a las autoridades ambientales y de minas un plan de trabajos y obras y un estudio de impacto ambiental, si es minería a gran escala, o licencia ambiental temporal, si son explotaciones pequeñas, y solo tras cumplirse y aprobarse este trámite se puede comenzar a explotar.

“El proceso es largo y requiere recursos, por eso la formalización termina siendo para los que tienen capacidad jurídica y económica, los pequeños necesitan apoyo del Estado y ese es el llamado que estamos haciendo; todo proyecto vale plata, la gente que se ha formalizado lo ha hecho vendiendo lo poco que tienen”, señala Edwin Blanco, líder social y presidente de AsoJuntas Suratá.

Nosotros no queremos que nos regalen nada, queremos que nos dejen trabajar
y pasar de la informalidad a la formalización

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Además, manifiestan que con la nueva delimitación del Páramo de Santurbán, en la que se plantea bajar el límite inferior hasta el bosque alto andino, las pequeñas asociaciones que han logrado formalizarse desaparecerían, pues los títulos mineros que tienen están a esa altura.

“Perderíamos el trabajo de años, nos tocaría volver a empezar y hacer todo el proceso. Nosotros no queremos que nos regalen nada, queremos que nos dejen trabajar y pasar de la informalidad a la formalización, mantener la coexistencia entre la minería y el cuidado al medioambiente y poder mantener a nuestras familias”, asegura Jorge Abad, californiano y representante legal de Calimineros.

Por esta razón piden que la Agencia Nacional de Minería, la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga y todas las entidades que están a cargo de los procesos de formalización aceleren los trámites y apoyen a los pequeños mineros con acompañamiento y garantías.

“La institucionalidad le tiene más miedo a las opiniones en redes sociales que a desarrollar su ejercicio, se preocupan más por la imagen que por brindar garantías, nosotros estamos haciendo el máximo esfuerzo para cumplir todas las exigencias que nos ponen, necesitamos que nos ayuden”, agrega Abad.

Soto Norte minero
90
%
del territorio de Vetas está dentro del páramo de Santurbán. Hoy Diego Mesa, ministro de Minas y Energía, y Juan Miguel Durán, presidente de la Agencia Nacional de Minería, entre otros, realizan una visita a este municipio, para escuchar las necesidades de la comunidad.

Según explica Maldonado la formalización de los mineros de Soto Norte se inició apenas en 1994 con la llegada de la empresa canadiense Eco Oro Minerals.

“Antes de eso había unos 120 títulos mineros, pero había presencia guerrillera y mucha presión ambiental, los mineros estaban asfixiados; cuando llegaron los primeros exploradores, los pequeños mineros les vendieron sus títulos y lo que pasó fue que todos quedaron concentrados en las multinacionales”, cuenta Maldonado.

Tras esta situación fueron los mismos mineros quienes empezaron a plantearles a las grandes empresas mineras procesos de formalización bajo diferentes figuras, de esta forma nacieron las pequeñas asociaciones que todavía se mantienen.

La primera, denominada La Montaña, es una asociación de cerca de 25 familias, que bajo la figura de cesión de área (cesión de título minero) logró que Eco Oro les cediera un espacio para explorar y explotar, sin embargo, estos mineros no tienen recursos para hacerlo.

La segunda, Artemineros, conformada por unas 15 familias, logró formalizarse bajo la figura de áreas de reserva especial. En este caso, según Maldonado, es la Agencia Nacional de Minería quien otorga los títulos, pero en la actualidad estas áreas son muy escasas y el trámite demorado.

En la actualidad surgió otra figura: coexistencia minera. Se trata de una propuesta que le hicieron los mineros de la zona a Minesa para que la empresa aprobara, mediante subcontratos de formalización, la exploración y explotación de minas con títulos mineros a nombre de la Sociedad Minera de Santander (Minesa). El compromiso en este caso es que parte de las ganancias se destinen a proyectos de inversión social.

Bajo esta figura está Calimineros, que cobija cerca de 160 familias y que en la actualidad está en marcha, y Asopromisoto, que incluye 56 familias, y que está construyendo una propuesta para presentarle a Minesa.

La segunda, Artemineros, conformada por unas 15 familias, logró formalizarse bajo la figura de áreas de reserva especial. En este caso, según Maldonado, es la Agencia Nacional de Minería quien otorga los títulos, pero en la actualidad estas áreas son muy escasas y el trámite demorado.

En la actualidad surgió otra figura: coexistencia minera. Se trata de una propuesta que le hicieron los mineros de la zona a Minesa para que la empresa aprobara, mediante subcontratos de formalización, la exploración y explotación de minas con títulos mineros a nombre de la Sociedad Minera de Santander (Minesa). El compromiso en este caso es que parte de las ganancias se destinen a proyectos de inversión social.

Bajo esta figura está Calimineros, que cobija cerca de 160 familias y que en la actualidad está en marcha, y Asopromisoto, que incluye 56 familias, y que está construyendo una propuesta para presentarle a Minesa.

“En este momento estamos en una incertidumbre total, si no le dan la licencia ambiental a Minesa esos procesos de formalización se podrían caer”, agrega Abad.

Un oficio en riesgo

Por ahora, y a la espera de que se resuelva la nueva delimitación de Santurbán, de que haya respuesta sobre la licencia ambiental de Minesa y que las instituciones aceleren y acompañen a las asociaciones que están en proceso de socialización,  la comunidad hace un llamado para que se respete a la minería.

“La norma que pretende perseguir a la minería ilegal no ha hecho la diferenciación con minería tradicional o artesanal, los que terminamos pagando somos los mineros informales, que vamos a terminar condenados a la minería de subsistencia a la orilla de los ríos y a la pobreza, queremos formalizarnos, estamos pidiendo celeridad y apoyo”, puntualiza Fabio Maldonado.

*Un proyecto de contenidos editoriales especiales. Espacio auspiciado que fue cedido por Minesa al Consejo Territorial por la Defensa de Soto Norte.


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