Además de los sonidos existen otro tipo de oscilaciones que denominamos
electromagnéticas, puesto que su origen es esencialmente eléctrico y
presentan importantes diferencias respecto de las primeras, tanto en su
producción como en la propagación y aplicaciones.
La fuente natural más conocida de ondas electromagnéticas es el Sol,
aunque a través del espacio nos llegan rayos cósmicos de diferente
naturaleza según el origen de los mismos. Sin embargo, es el hombre quien
manipula una amplia gama de ondas electromagnéticas, principalmente en el
campo de la radiocomunícación.
La denominación electromagnética se debe a que esta clase de ondas está
formada por un campo eléctrico y un campo magnético asociados y la
propagación se hace a frecuencias mucho más elevadas que las del sonido
sin que sea necesario un soporte material para las mismas.
Las ondas electromagnéticas por su propia naturaleza que lleva asociadas,
materia y energía, pueden propasarse a través del aire e incluso del
vacío; es más, no necesitan transmitiese como una vibración de las
moléculas del aire ya que los propios impulsos de las ondas,
"paquetes de ondas", se empujan unos a otros para recorrer los
diferentes medios o los espacios vacíos.
Tenemos un ejemplo fácil de identificar: las radiaciones luminosas que
nos proporciona una bombilla llegan a nosotros desde el filamento en donde
se producen, la radiación atraviesa el vacío del interior de la
bombilla, el cristal que la protege y el aire que nos separa de la misma.
Lo que diferencia unas ondas electromagnéticas de otras es precisamente
su frecuencia o su longitud, ya que la velocidad de propagación es la
misma en todas ellas: 300.000.000 metros por segundo aproximadamente.
Así, las fórmulas anteriores referidas a las características de ondas
serían, para las ondas electromagnéticas las siguientes:
F= v / l
EL ESPECTRO ELECTROMAGNETICO
El conjunto de todas las ondas electromagnéticas constituye el espectro
electromagnético. La tabla 1 agrupa las ondas electromagnéticas
estableciendo un paralelismo entre su frecuencia y su longitud de onda,
acompañándola de la naturaleza de estas ondas.
Observando el gráfico desde las frecuencias más bajas hacia las
frecuencias más elevadas, nos encontramos con las siguientes clases de
ondas:
Ondas audibles. Les corresponden las longitudes de onda más largas
(muchos kilómetros) y la frecuencia ya la conocemos por ser la propia de
las ondas sonoras: desde 20 Hz hasta 20 kHz.
Estas ondas cubren el mismo espectro que el sonido aunque no suelen
considerarse propiamente como ondas electromagnéticas hasta valores
superiores a varios kilohercios, puesto que el campo inicial que cubre el
sonido se considera más como vibración mecánica que como vibración
electromagnética.
Más adelante, cuando se estudie en profundidad la radio trataremos de las
condiciones de propagación y empleo de diferentes tipos de ondas.
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Tabla
1. Espectro de las frecuencias y longitudes de onda
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Radiodifusión. El Comité Consultivo Internacional de las
Comunicaciones de Radio (CCIR) dividió en 1953 el espectro de frecuencias
dedicado a la propagación de las ondas de radio, en las bandas y
utilizaciones más importantes (tabla 2). Las ondas de radio utilizadas en
radiodifusión marina son las más largas, entre 2.000 y 1.000 m y su
frecuencia está comprendida entre 30 y 300 kHz. La gama de onda media
comprende las frecuencias entre 300 kHz y 3 MHz, de uso preferente en
radiodifusión OM. La gama de ondas cortas, que alcanzan distancias más
elevadas, tiene una longitud entre 100 y 1 0 m y se propagan entre 3 y 30
MHz. Finalmente, las ondas ultracortas van desde 10 a 1 m propagándose
entre 30 y 300 MHz.
En estos últimos puntos ya existe un solapamiento entre ondas de radio,
televisión y frecuencia modulada. Esto es así porque esta última
trabaja en el margen de frecuencia comprendido entre 88 y 108 M Hz en
América, entre 66 y 72 MHz en Europa Orienta¡ y entre 88 y 104 MHz en el
resto del Mundo.
A partir de 54 MHz comienza la banda de televisión, que se extiende hasta
216 MHz, banda en que se encuentran todas las comunicaciones a media y
larga distancia.
Desde este punto y hasta 3.000 GHz se hallan todo tipo de enlaces por
microondas, televisión, radar, etc., aunque el campo más importante es
el de las microondas ya que es el que posee una mayor amplitud del
espectro y llega incluso a longitudes de onda de 0,0001 m.
La radiodifusión nació en EE.UU. y de allí provienen la mayoría de las
publicaciones de orden técnico que llegan a nuestras manos, por ello,
aunque hagamos la oportuna traducción a nuestro idioma es conveniente
conocer el significado de las abreviaturas más corrientes. Tal como vayan
apareciendo en la página las iremos traduciendo, es lo que hacemos ahora
con las siglas que aparecen en la tabla 2.
VLF Very Low Frequency (Muy Baja Frecuencia)
LF Low Frequency (Baja Frecuencia)
M F Medium Frequency (Frecuencia Media)
H F High Frequency (Alta Frecuencia)
VHF Very High Frequency (Muy Alta Frecuencia)
UHF Ultra High Frequency (Ultra Alta Frecuencia)
SHF Super High Frequency (Frecuencia Super-Alta)
EHF Extremely High Frequency (Frecuencia Extremadamente Elevada)
lnfrarrojos. El calor es también una radiación de tipo
electromagnético, su campo se extiende desde 750 GHz hasta 3 THz. Las
radiaciones infrarrojas tienen aplicación en calefacción, en
dispositivos de control, etc.
Espectro visible. El campo visible abarca aproximadamente desde
375x10 12 hasta 750x10 11 Hz, lo que representa longitudes de onda
comprendidas entre 0,8 y 0,4 mm.
Rayos ultravioleta. Por encima de las radiaciones visibles tenemos
los rayos ultravioleta que, aunque no sean visibles, como sucede con los
infrarrojos, podemos sentirlos en nuestro cuerpo. El bronceado, tan de
moda hoy, se debe a las radiaciones ultravioleta, producidas de forma
artificial mediante ciertos tipos de lámparas o por la exposición a las
radiaciones solares que contienen este tipo de radiación, Estos rayos se
propagan entre 750x10 12 y 3x10 16 Hz.
Rayos X. De aplicación en electromedicina, los rayos Roéntgen
abarcan las frecuencias comprendidas entre 3x10 16 y 6x10 19 Hz.
Rayos gamma. Provienen de las radiaciones de los materiales
radiactivos y se propagan a frecuencias entre 6x10 19 y 3x10 22 H z.
Rayos cósmicos. Los rayos cósmicos, de procedencia espacial,
llegan a la Tierra a frecuencias por encima de 3x10 22 Hz.
PRODUCCION DE ONDAS ELECTROMAGNETICAS
Las ondas electromagnéticas están formadas por la asociación de dos
tipos de ondas: unas de tipo eléctrico y otras de tipo magnético. Ambas
provienen de los campos eléctrico y magnético dispuestos
perpendicularmente entre sí y con la dirección de propagación. En la
figura 235 hemos representado con una tonalidad diferente los dos tipos de
campos.
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Figura
1. Onda electromagnética en la que se destacan los dos
campos que la forman. Se dibujan en una sección
tridimensional los campos eléctrico y magnético cuando
salen
de una antena.
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Con anterioridad vimos que una carga, sea positiva o negativa, crea
alrededor un campo eléctrico que se dirige hacia ella o sale de la misma
según que la carga sea de signo negativo o positivo.
Esta carga tiene una zona de influencia que será tanto mayor cuanto más
elevado sea el valor de esta carga, es decir, el campo eléctrico creado
estará relacionado directamente con la magnitud de esta carga.
Supongamos que dicha carga se desplaza siguiendo una determinada
dirección. El hecho de que la carga esté en movimiento puede asimilarse
a una corriente eléctrica ya que, según vimos anteriormente, la
corriente eléctrica es la consecuencia de que los electrones (cargas
eléctricas) se desplacen a lo largo del conductor. Un conductor recorrido
por la corriente eléctrica crea un campo magnético en sus proximidades.
Este campo magnético es uniforme e igual en todos los puntos del
conductor cuando la corriente se mantiene constante; sin embargo, cuando
el desplazamiento de la carga no es uniforme sino que varía con el
tiempo, también variará el campo magnético. Dado que la carga tiene de
por sí un campo eléctrico y su desplazamiento da lugar a un campo
magnético, por la interacción entre ambos tiene lugar un desprendimiento
de energía en forma de radiación electromagnética (figura 2).
En la práctica, las ondas electromagnéticas pueden seguir cualquier
dirección en el espacio a partir de una antena, o del origen de la
radiación, pero siempre seguirán manteniendo las dos componentes,
eléctrica y magnética, con un desfase de 90° entre ellas, es decir, los
dos campos seguirán siendo perpendiculares.
La onda electromagnética representada en la figura 3a se dice que es de
polarización vertical puesto que es la disposición adoptada por el campo
eléctrico de la misma. En caso de estar invertidos los campos eléctrico
y magnético se dice que la polarización de la onda es horizontal (figura
3b).
El factor polarización es muy importante, ésta puede mantenerse o variar
de forma continua, lo que supone mantener siempre en el mismo plano o en
planos cambiantes los campos eléctrico y magnético. Si la polarización
de la señal de antena es de tipo horizontal también debe adecuarse la
antena receptora para recoger la máxima señal según sea el tipo de
polarización. Esto es muy importante, sobre todo, para tipos de ondas
como las de televisión. Obsérvese que sobre las azoteas, todas las
antenas presentan un plano dominante horizontal o vertical según la clase
de polarización de las ondas electromagnéticas que deban recoger, de no
hacerlo así, tiene lugar una pérdida importante de energía en la
recepción de la señal.
EMISION DE ONDAS EN UNA ANTENA
Una antena elemental no es más que un conductor, con un extremo conectado
a tierra, que permite liberar en forma de ondas electromagnéticas una
oscilación eléctrica (figura 4). Mediante un generador de corriente
alterna (corriente variable con el tiempo) a una frecuencia mayor de
100.000 veces por segundo, la antena es recorrida durante un semiciclo por
una corriente en sentido ascendente y en sentido descendente durante el
otro semiciclo. Este movimiento que se repite a una frecuencia de varios
cientos o miles de kiiohercios hace vibrar la antena dando lugar a la
emisión de ondas.
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Figura
4. Proceso que sigue una antena en la emisión de ondas
electromagnéticas.
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En el primer dibujo (figura 4a), el extremo superior de la antena es
positivo y el inferior, en contacto con tierra, es negativo.
Inmediatamente se produce una inversión en el sentido de la corriente
(figura 4b); el extremo superior pasa a ser negativo mientras que el
extremo de tierra es positivo. Nótese que este cambio de polaridad se
efectúa en un segundo más de 100.000 veces, lo cual da idea de la
vibración o frecuencia que proporciona una determinada fuente de señal.
La antena convierte la energía eléctrica, entregada por el transmisor,
en energía electromagnética que radia hacía el espacio a una distancia
que dependerá de la magnitud de la señal, de la potencia proporcionada
por la emisora y de las condiciones de propagación.
El conjunto de dos cambios continuos de polaridad da lugar a una
vibración completa, lo que representamos en la figura 4c, con la longitud
de onda -lambda-. Esta longitud de onda depende, naturalmente, de la
frecuencia de oscilación del generador, cuanto mayor sea la frecuencia
menor será la longitud de onda y, al revés, aumenta la longitud de onda
cuando la frecuencia es menor.
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Figura 5. Aspecto que presenta una antena
comercial de radiodifusión. Dada su altura es
necesario sujetarla mediante tirantes (vientos)
para evitar que se mueva cuando reciba rachas
fuertes de aire. |
Entre la antena y tierra tiene lugar una circulación alternada de
electrones. Para ver el mecanismo de propagación desde otro ángulo
podemos imaginar que estamos sobre una antena del tipo que se conoce como
dipolo, que recibe la señal procedente de un transmisor o emisora. En la
figura 5 se representa el aspecto físico de una antena emisora. De la
emisora salen dos conductores que van a cada uno de los extremos de los
dos trozos de la antena dipolo.
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Fig.
6. Emisión de ondas en una antena dipolo observadas en una
vista de sección horizontal.
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En un instante determinado uno de los extremos de la antena es positivo
y el otro es negativo, ello supone que se establece un campo eléctrico
entre los dos conductores desde el positivo hacia el negativo, tal como
señalamos en la figura 6. Cuando cambia la polaridad a la salida del
emisor tiene lugar una inversión de aquélla en las dos ramas de la
antena con relación al instante anterior, lo que supone que la línea de
fuerza exterior se separa en dos y se irradia hacia los dos lados del
dipolo que forma la antena.
Este proceso de sucesivas inversiones de polaridad en cada mitad del
dipolo permite "despegar" de la antena sucesivas ondas que desde
ésta comienzan a extenderse hacia el espacio que las rodea y desde allí,
gracias a la elevada frecuencia del emisor y a la potencia del mismo,
llegan a alcanzar distancias muy considerables.
Las antenas tipo dipolo se emplean con preferencia en la transmisión de
ondas de frecuencia muy elevada, del orden de algunos megahercios, como es
el caso de la frecuencia modulada y de las señales de televisión. Para
transmitir señales de radio de frecuencias muy bajas es suficiente
emplear un tipo de antena equivalente a la mitad del tipo anterior, es
decir, conectar a tierra el generador de alta frecuencia y dejar solamente
uno de los trozos de la antena que antes hacía de dipolo, de este modo
nos queda la denominada antena Marconi. Este tipo de antena reduce las
ondas radiadas a la mitad, ya que sólo se transmite a través del aire
una parte, las restantes van a parar a tierra.
La longitud de onda de una antena responde a la siguiente fórmula:
l = v /
f
donde, v es la velocidad de propagación de la luz, (300.000.000 m/s) y
f la frecuencia a que se propaga, medida en hercios.
La longitud de onda no es necesario que sea físicamente del valor
calculado en la fórmula anterior, ya que en la práctica sería muy
difícil disponer de antenas emisoras para ondas muy largas (éstas
deberían tener algunos kilómetros), por ello se emplean antenas del tipo
Marconi para longitudes 1/2 ó 1/4 de longitud de onda del valor
calculado.
Existen métodos que permiten acomodar las longitudes físicas de las
antenas emisoras con las longitudes de onda a transmitir, que consisten en
añadir a la antena algún condensador o bobina en serie.
TRANSMISION DE ONDAS ELECTROMAGNETICAS
Una onda electromagnética procedente de una antena emisora se expande en
todas direcciones según un frente de propagación en forma de esfera; en
dos direcciones principalmente, una la terrestre, que avanza sobre la
superficie de la Tierra en dos direcciones y otra, la espacial, que sigue
el camino de las capas altas de la atmósfera. En los dos apartados de la
figura 7 se ilustra, de forma resumida, los tipos de propagación
mencionados y a continuación veremos los diferentes casos que pueden
darse en la práctica.
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Figura
7. Una antena emite básicamente dos tipos de onda.
a) espaciales y b) terrestres.
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Todas las ondas tienen su razón de ser en cuanto a su forma de
propagación. Cuando la onda avanza sobre la superficie de la Tierra (onda
terrestre) encuentra continuamente obstáculos que se oponen a su paso,
árboles' edificios, montañas, etc. que van restándole energía a medida
que esta señal se aleja del punto de origen. Si la frecuencia de
propagación es muy grande querrá decir que presenta un valor más bajo
cuanto más lejos se encuentra la emisora, cada vez será mayor la
pérdida o amortiguamiento de la señal debido al poder de absorción del
medio de propagación. Así, cuando las frecuencias de las ondas son del
orden de los megahercios, la distancia de propagación se reduce a algunas
decenas de kilómetros; es el caso, por ejemplo, de la propagación de las
señales de frecuencia modulada y de televisión.
Otro posible camino de propagación de las ondas es aquél que se dirige
por encima de la antena, en su vertical y con un determinado ángulo
respecto de ésta, que sea suficiente para que los frentes de onda no se
orienten hacia la superficie sino que tiendan a alejarse de ella; son las
ondas espaciales
ONDAS TERRESTRES
Las ondas terrestres son aquellas que se propagan sobre la superficie de
la Tierra o muy cerca de ella. La figura 8 representa las formas de
propagación en estas condiciones. Esta tiene lugar de dos modos
diferentes, uno directo, desde la antena emisora hasta el receptor, y otro
reflejado sobre la superficie de la Tierra o los obstáculos que encuentra
en su camino.
Figura 8. La propagación de las ondas
terrestres puede ser directa o reflejada. La primera tiene lugar cuando
entre la antena emisora y la receptora no existe ningún obstáculo y
las segundas llegan a la antena receptora después de rebotar sobre
tierra, el mar o cualquier otro obstáculo importante.
La onda superficiales guiada, por decirlo de alguna manera, sobre la
superficie de la Tierra siguiendo su curvatura y si la Tierra fuese un
conductor perfecto la transmisión alcanzaría distancias enormes, pero no
ocurre así. Se inducen tensiones entre las ondas y el suelo que dan lugar
a una cierta pérdida de energía que, como hemos dicho, provoca una
atenuación o pérdida de la energía de propagación de la onda y, con
ello, acortan en gran medida la distancia útil a la que es capaz de
llegar la señal radiada por la antena del emisor.
En la propagación tiene una gran importancia la frecuencia de la señal,
las ondas de alta frecuencia son atenuadas más rápidamente que las ondas
de frecuencias más bajas.
Fijémonos un poco más en estos dos tipos de propagación sobre la
superficie de la Tierra.
Para la propagación directa de las ondas tiene una importancia
considerable la altura de las antenas. En los alrededores de las ciudades
estamos acostumbrados a ver antenas que se elevan más de un centenar de
metros, los reemisores para las emisoras de radio y televisión se
levantan a grandes alturas, sobre los montículos dominantes de la
orografía del terreno que se desee cubrir con la señal, lo cual
condiciona la longitud de onda y el alcance directo de la emisión.
Cuando las antenas emisora y receptora están a la vista, la señal que
recibe esta última no es única, sino que es la resultante de dos ondas,
la onda directa y la reflejada. Ambas se encuentran y se suman, de tal
modo que la onda resultante puede quedar reforzada o disminuida según que
dichas señales lleguen en fase o en oposición de fase.
Cuando una onda llega a tierra, su frente se refleja y se invierte su
fase, sufre un desfase de 180 ° con relación a la onda que sale de la
antena y cuando la distancia entre antenas es corta y quedan casi a la
misma altura del suelo, prácticamente se considera idéntica la longitud
recorrida por las dos ondas y se anula en la antena receptora. Estarán
también en fase cuando la señal reflejada llegue a la antena receptora
un múltiplo impar de una semionda y, en cambio, también estarán en
oposición de fase cuando la señal reflejada llegue al punto receptor un
múltiplo par de la semionda.
Entre las dos posiciones extremas (que las ondas estén en fase o en
oposición de fase) pueden darse todos los casos intermedios, así la
interacción entre las ondas directa y reflejada puede dar lugar a
señales que irán desde un valor máximo a un valor mínimo.
En la práctica se procurará adecuar la longitud, la altura de la antena
receptora y la situación de ésta con relación a la dirección de
propagación, para que ésta sea directa y evitando en lo posible la
interposición de obstáculos entre emisor y receptor.
Si la distancia entre antenas es mayor que la máxima distancia visual,
teóricamente no debería recibirse señal en la antena receptora, pero
como se ha expuesto antes, las ondas terrestres se difractan sobre la
superficie contorneando los obstáculos. Las ondas sonoras, son de baja
frecuencia y rodean con facilidad los grandes obstáculos, pero no sucede
lo mismo con las ondas electromagnéticas en donde la difracción es más
pequeña.
Durante el día, la mayor parte de las transmisiones tienen lugar
basándose en la propagación de las ondas superficiales, pero los mejores
resultados se consiguen con frecuencias medias y bajas puesto que las
frecuencias elevadas sufren una atenuación mucho mayor.
La tierra es un gran absorbente de ondas sonoras debido a la resistencia
que aquélla opone a las mismas, pero cuando aumenta el grado de humedad
también lo hace la conductividad y ello favorece la propagación. Sucede
esto porque la humedad propicia la conductividad eléctrica. Recuerde, por
ejemplo, que la descarga de los pararrayos sólo era efectiva cuando la
zona de tierra hacia la que se llevaba el conductor de bajada estaba
suficientemente húmeda como para ofrecer una resistencia mínima.
Algo similar sucede con las ondas electromagnéticas superficiales: la
conductividad es tanto mayor cuanto más húmedo está el terreno,
asimismo es mucho mayor a través del mar que sobre tierra firme. Este es
uno de los motivos por los que las emisoras situadas junto al mar aumentan
en gran medida su alcance cuando dirigen sus emisiones en esta dirección.
Por un lado el agua favorece la conductividad y por otro la ausencia de
obstáculos físicos permite a la onda superficial adaptarse al máximo a
la curvatura terrestre. Este tipo de emisora de cara al mar se dedica,
sobre todo, a comunicaciones sobre este medio, dirigidas a los barcos, con
ondas largas que llegan a distancias difíciles de alcanzar con ondas
directas o reflejadas. La banda de frecuencia llega de 15 a 300 kHz, lo
que supone una longitud de onda a partir de 1.000 m en adelante.
Por las especiales condiciones de propagación se utilizan poco con fines
comerciales y su interés reside en aprovechar las ondas superficiales
sobre el mar, donde la onda se atenúa muy poco y se alcanzan distancias
de hasta 1.500 km. Estas señales son muy estables y no sufren variaciones
diurnas ni estacionases.
Tal como va aumentando la frecuencia, desde 300 kHz hasta 3 M Hz, la
distancia alcanzada apenas es superior a los 300 km y ello con potencias
de emisión considerables y siempre que se mantengan unas condiciones
ideales de propagación sobre la superficie terrestre por la que
discurren.
A partir de 3 MHz, la onda terrestre sufre una atenuación tan grande que
no es utilizable para distancias superiores a 30 km, lo que fija el
límite de su empleo en la práctica, debiendo emplearse otros métodos de
propagación para frecuencias mayores a distancias importantes.
ONDAS ESPACIALES
En la figura 7 pueden observarse claramente las ondas espaciales. Este
tipo de ondas corresponde al que se proyecta desde la antena hacia el
firmamento sin llegar a las proximidades de la superficie.
A su vez, las ondas espaciales pueden clasificarse en otros dos tipos,
ondas troposféricas y ondas ionosféricas.
Las primeras se propagan por zonas cercanas a la superficie, hasta 10 km
aproximadamente, mientras que las segundas lo hacen por encima de esta
altura hasta llegar a 500 km, en la zona conocida como ionosfera.
Con estas últimas pretendemos desviar la trayectoria de las ondas
electromagnéticas haciéndolas regresar de nuevo a la superficie de la
Tierra en un lugar muy alejado del punto de emisión.
Ondas troposféricas
Las ondas troposféricas son aquellas que se propagan en la zona de la
atmósfera que tiene este mismo nombre: troposfera. Esta región situada
entre 300 y 10.000 metros sobre la superficie, es el lugar en donde se
forman las nubes y en el que las ondas pueden sufrir algún tipo de
modificación debido a la influencia de las capas del aire.
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Figura
9. Las zonas montañosas producen turbulencias por la
poca uniformidad de las capas del aire existente sobre
ellas, lo
que provoca una dispersión de las ondas y con ello una
comunicación deficiente en este estrato de la atmósfera
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Las condiciones de propagación de estas ondas presentan una gran
dependencia de la temperatura y humedad del aire contenido en la
troposfera. Como estos valores no son constantes en ninguna zona, la
propagación será irregular en esta capa atmosférica. Basta observar
cualquier mapa meteorológico para darse cuenta de que la temperatura va
disminuyendo con arreglo a la altura, cuanto más lejos estamos de la
superficie más frío está el aire, y, por otro lado, las fotografías
desde los satélites muestran una diferente localización de las nubes en
cada momento del día y en cada punto del globo.
Una atmósfera ideal sería aquella que partiera de valores máximos de
densidad y de conducción en las zonas bajas hasta llegar a una densidad
prácticamente nula y sin humedad en las zonas altas.
Sin embargo, en la práctica, estas condiciones no se dan nunca lo normal
es que en el aire de la troposfera se den zonas de turbulencias (masas
cambiantes de nubosidad) y estratos más o menos paralelos de diferente
temperatura y concentración de humedad, lo que permite alcanzar en casos
especiales distancias importantes.
En la figura 9 representamos lo que sucede con la propagación de las
ondas en las proximidades de zonas montañosas. La influencia que tienen
las diferentes elevaciones del terreno sobre las masas de aire que las
rodean hace que no existan grandes capas uniformes de aire que tengan
idéntica temperatura y humedad, lo que conlleva una dispersión de las
ondas que llegan a ellas.
A este tipo de propagación se le conoce como propagación por
dispersión. La dispersión se aprovecha muy poco en las zonas montañosas
pero resulta de gran utilidad sobre grandes llanuras o áreas marítimas,
en donde los estratos son más estables, y sobre todo a frecuencias de
cientos o miles de megahercios.
Las comunicaciones por dispersión resultan útiles en la transmisión de
señales de televisión o telefonía utilizando grandes potencias y
antenas direccionales. Con las señales de VHF, UHF y SHF se puede llegar
a distancias mayores que el alcance visual pero perdiendo estabilidad y
recogiendo perturbaciones de tipo atmosférico. La lluvia, la nieve, las
tormentas con descargas eléctricas, etc. ocasionan importantes
variaciones en la propagación de las ondas de este tipo.
LA IONOSFERA
Antes de pasar a la exposición de transmisión de ondas mediante
intervención de la ionosfera es necesario conocer un poco esta zona que
rodea la Tierra.
La ionosfera es un conjunto de zonas por encima de 15 km, desde 60 hasta
600 km de altura, en las que el aire está ionizado y es un buen conductor
de electricidad. Ello sucede porque hay una gran cantidad de iones y de
electrones libres en esta zona, lo que influye en gran medida sobre la
propagación de ondas electromagnéticas. (Recuerde que la íonizacíón
consiste en que un átomo pierda o gane algún electrón).
En esta zona de la atmósfera existe una gran cantidad de gases y el
impacto que producen en los átomos los rayos cósmicos y radiaciones
ultravioletas les arranca algún electrón dejándolos convertidos en
iones positivos, Las condiciones de propagación de las radiaciones son
excelentes en las capas altas de la atmósfera y a ellas llegan con
facilidad las radiaciones ultravioletas del Sol.
Cuando ha tenido lugar la ionización, los iones y los electrones libres
que se han formado chocan y se recombinan entre sí incesantemente; un ion
positivo tiene la tendencia a dejar estable su estructura recuperando el
electrón o electrones que le faltan, pero este proceso se mantiene de
forma ininterrumpida debido a que las radiaciones continúan llegando a
todas las zonas de la atmósfera (especialmente a la ionosfera).
La ionización no es constante ni igual en todos los puntos de la
ionosfera, influyen sobre ella la rotación de la Tierra, la formación de
manchas solares, las erupciones solares y, sobre todo, la cantidad de
radiación que llega según sea de día o de noche. Lo que importa es la
densidad de ionizact'ón, es decir, el número de iones por cada unidad de
volumen puesto que de ello depende la mayor o menor propagación de las
ondas.
Las radiaciones no penetran con idéntica intensidad en todas las zonas de
la atmósfera porque si bien las capas superiores son alcanzadas de lleno
por toda la radiación, a las capas inferiores apenas llega un pequeño
porcentaje de ésta (figura 10).
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Figura
10. Sobre
la Tierra
y las capas bajas de la
atmósfera incide solamente un pequeño porcentaje de las
radiaciones ultravíoletas y cósmicas, el resto queda
absorbido por las capas superior y media de la atmósfera.
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En la parte superior de la ionosfera, aunque la ionización es muy
grande, también lo es el número de recombinaciones, por lo que sufre
variaciones importantes. Cada ion tiene un tiempo de vida muy corto al
recombinarse enseguida con algún electrón de los muchos existentes en
sus proximidades. A la parte baja de la atmósfera llega muy poca
radiación puesto que ésta ha sido absorbida y amortiguada por todo el
espesor de atmósfera que ha debido atravesar.
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Figura 11.
Las capas en que se subdivide la ionosfera están reverenciadas D,
E, F, y F,. Estas dos últimas sólo existen durante el día ya
que en la noche se recombinan formando una única capa, la F
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La ionización será más importante en la zona central porque aunque
llegue un poco menos de radiación que a la parte superior, los iones
formados duran más tiempo y ello resulta más importante a efectos de
propagación de ondas electromagnéticas.
Para estudiarla mejor se ha subdividido la zona conocida como ionosfera en
varias subzonas o capas según la distancia que las separa de la
superficie y del grado de ionización que contengan.
Se ha procurado unificar al máximo las alturas de las diferentes capas y
en el estudio se parte de un margen considerable de kilómetros entre unas
capas y otras (figura 11).
Capa D
La capa más próxima a la troposfera es la capa D, que oscila entre 20 y
80 km aunque su valor central está aproximadamente alrededor de 70 km.
Aquí la ionización es muy pequeña y procede solamente de las
radiaciones solares muy intensas, lo que significa que, en la práctica,
existe solamente durante el día que es cuando el Sol irradia una mayor
energía sobre la superficie de la Tierra. Durante la noche apenas existe
esta capa y no tiene utilidad práctica. Su importancia es muy escasa
porque al quedar a alturas muy bajas prácticamente se cubre la misma
distancia con las ondas troposféricas y se emplea para la propagación de
las ondas largas.
Capa E
Por encima de 80 y hasta 140 km (valor medio 100 km) la capa E permite
devolver ondas electromagnéticas hasta una distancia de 2.000 km del
punto de origen. La máxima propagación tiene lugar durante el día, pero
no sufre una anulación total durante la noche si bien entonces reduce en
gran parte su influencia. Esta capa es importante a efectos prácticos de
conducción de ondas medias.
Capa F
La capa F, que es la más importante, tiene alturas medias entre 200 y 400
km. Las capas D y E casi desaparecen durante la noche, especialmente la
primera, pero no sucede lo mismo con la segunda ya que la diferencia entre
el día y la noche o las estaciones la afectan solamente en un cambio de
espesor, densidad de ionización y altura con respecto de tierra. Durante
las horas de sol, la capa F se subdivide en otras dos capas, denominadas
F1 y F2. La inferior, F1, se mueve entre 140 y 250 km, durante el día y
se eleva durante la noche. También influyen las estaciones, según en la
que nos encontremos se recibe más o menos directamente la radiación
solar y ello implica una variación. Aunque varía su altura, siempre
queda por encima de la capa E. Al final del día se recombinan de nuevo
las dos subcapas F1 y F2 para formar de nuevo la capa F (figura 12).
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Figura
12. Representación sobre un gráfico de
las diferentes
capas de la ionosfera. La capa D apenas existe y la capa E sólo
tiene verdadera importancia durante el día, por lo cual la
representación de las mismas tiene lugar solamente en el
margen del tiempo comprendido entre la salida y la puesta
del sol.
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Esta capa es la que utiliza la onda corta en sus desplazamientos a
larga distancia.
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Figura
13. Las zonas de baja ionización refractan la trayectoria
de los rayos pero la alta densidad provoca la reflexión de
las
ondas.
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En la figura 13 hemos representado de forma simbólica la
trayectoria seguida por una onda electromagnética. Al salir de la antena
emisora hacia el espacio atraviesa la troposfera siguiendo una trayectoria
rectilíneo y al llegar a la zona de baja ionización de la ionosfera,
sufre una refracción, que será más o menos acusada según sea la
frecuencia y el ángulo con el que incide, para, a continuación, seguir
una trayectoria curva que propicia la reflexión de la onda cuando ésta
llega a la zona de máxima densidad de la capa, obligándola a seguir una
trayectoria descendente que puede retornar a tierra.
INFLUENCIA DE LA IONOSFERA SOBRE LA ONDA
ELECTROMAGNETICA
Según el ángulo
Veamos detenidamente la figura 16. En ella hemos dibujado la trayectoria
seguida por tres ondas electromagnéticas procedentes de una misma
estación emisora y aunque lo normal en las emisoras de radio es que
emitan en todas direcciones, para comprender mejor el comportamiento de la
ionosfera será suficiente con estudiar las tres posibilidades a que da
lugar la influencia de esta zona ionizada sobre las radiaciones de la
emisora.
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Figura
16. Trayectoria de la onda electromagnética según el
ángulo de incidencia sobre una capa de la atmósfera. Para
ángulos de incidencia muy. grande, ai1,
la onda se refleja y
retorna a tierra, para ángulos medios, ai 2,
Se refracta y se
refleja en la capa y para ángulos muy pequeños la onda se
refracta, atraviesa la capa y se aleja hacia el espacio.
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Primer caso.- Angulo de
incidencia muy grande. Esta primera trayectoria representa la de aquellas
radiaciones que rebotan en la capa ionizada y, sin atravesarla, retornan a
tierra; se dice que las ondas electromagnéticas han sufrido una
reflexión. Aquí hemos tratado la trayectoria de la onda considerando el
ángulo de incidencia pero también puede encontrarse que en ocasiones se
hable del ángulo de propagación B. En este caso, el ángulo de
propagación diríamos que es muy pequeño y el de incidencia muy grande.
Nótese que, según la representación de la figura 15, los ángulos de
incidencia y de propagación son complementarios y si uno es muy grande,
como el caso que nos ocupa, el otro es muy pequeño.
Segundo caso.- Angulo de incidencia medio. Corresponden a este tipo
de trayectorias las seguidas por las ondas electromagnéticas que inciden
sobre la ionosfera con un ángulo tal que se refractan en ella siguiendo
una trayectoria lo suficientemente curva como para regresar de nuevo a la
Tierra. En la figura 16 hemos representado este ángulo de incidencia como
ai2.
El ángulo de propagación será el representado comob2
Tercer caso.- Angulo de incidencia muy pequeño. Cuando las ondas
electromagnéticas inciden sobre la ionosfera con un ángulo muy pequeño,
es decir, con un ángulo de propagación muy elevado, b3,
sucede que estas ondas atraviesan la ionosfera y se pierden en el espacio
por lo que no son aprovechabas en estas condiciones.
Vale la pena que nos detengamos un momento para estudiar cómo se comporta
en este caso la onda electromagnética.
Cuando la onda llega a la capa de la ionosfera sufre una refracción,
desviándose de su trayectoria, curvándose en el sentido de disminuir el
ángulo de propagación. Esto es así porque la onda pasa de una zona
menos densa a otra más densa en iones y (recordando el concepto de
refracción) cuando un rayo pasa de un medio menos denso a otro más
denso, se desvía de su trayectoria acercándose a la normal.
Aquí sucede lo mismo, sin embargo, la curvatura tiende a seguir
mientras la onda atraviesa la zona de mayor concentración de iones en la
capa respectiva, pero cuando ésta se hace menos densa las ondas sufren
una nueva refracción, pero esta vez en sentido contrario, aumentando el
ángulo de propagación puesto que la onda se aleja de la normal,
tendencia que mantiene hasta atravesar completamente la capa y pasar al
espacio libre.
Así pues, la especie de "ese" invertida que dibujamos en la
trayectoria de las ondas electromagnéticas que atraviesan la capa
ionizada no es más que el resultado de las dos refracciones seguidas que
tienen lugar al entrar y salir de la zona ionizada.
Influencia de las diferentes capas
Hemos visto el comportamiento de las ondas electromagnéticas al atravesar
una capa ionizada, pero sabemos que podemos encontrarnos con un
desdoblamiento de la capa F durante el día.
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Figura 17.
Trayectoria seguida por una onda electromagnética que atraviesa
la capa E pero al llegar a la capa F lo hace con
un ángulo tal que sufre una refracción
en esta última retornando hacia tierra, pero al atra
vesar de nuevo la capa E sufre una doble refracción
modificando su trayectoria.
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Aunque la capa D apenas interviene en este tipo de propagación de
ondas, sí pueden hacerlo las capas E, F1 y F2. Puede darse el caso que la
onda atraviese la acapa E, incluso la F1, pero al llegar a la capa F2,
sufra un proceso de refracción y en lugar de atravesar esta última
regresar a la Tierra (figura 17).
Propagación de ondas electromagnéticas en la antenas
omnidireccionales
No hay que olvidar que una antena omnidireccíonal emite ondas
electromagnéticas hacia todas las direcciones posibles del espacio. Así
pues, la recepción puede llegar por medio de una onda directa, por una
onda reflejada sobre la superficie de la Tierra, por una onda
troposférica, por un onda reflejada en la ionosfera, por una onda
refractada en la ionosfera o por una refracción múltiple en varias capas
de ésta.
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Figura
18. Cuadrante del plano que representa la apropagación
de las ondas electromagnéticas sobre la ionosfera. Las tres
zonas estudiadas son las reflexión, refracción y cruce.
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Observe la figura 18, donde hemos representado de forma esquemática
las tres zonas de propagación de las ondas sobre la ionosfera. Si el
ángulo de propagación igual o inferior a ba,
las ondas se reflejan todas. Si aumenta ángulo de propagación hasta
llegar a bb,
entre bb y ba
las ondas se retractan. Para ángulos mayores, hasta llegar a la vertical
de la antena, las ondas electromagnéticas cruzan la ionosfera.
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Figura
19. Las ondas electromagnéticas se dirigen hacia
todas las direcciones del espacio salvo cuando la antena es
de
un tipo especial que las orienta hacia una dirección
determinada.
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En realidad, como las ondas siguen una propagación en todas
direcciones, el diagrama en sección de la figura 16 debería extenderse
en los dos cuadrantes de espacio (figura 19).
Influencia de la frecuencia sobre la propagación en la ionosfera
El otro condicionante de la propagación de ondas electromagnéticas en la
ionosfera lo constituye la frecuencia a que se propagan éstas, además de
la energía con que son emitidas.
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Figura 20.
La onda electromagnética con una frecuencia f1, suficientemente
grande, es capaz de atravesar la capa de íonosfera. Las
frecuencias bajas (f3) sólo pueden reflejarse y las frecuencias
medias (f2) se introducen en parte dentro de la ionosfera
sufriendo una refracción sin cruzar totalmente la capa.
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Una onda de baja frecuencia puede llegar a la ionosfera y sufrir una
reflexión siempre que el ángulo con que llegue a la ionosfera se lo
permita. Si la frecuencia va en aumento, la onda llega a refractarse en la
ionosfera, y seguirá haciéndolo hasta llegar a un valor suficientemente
elevado que le permita atravesar la capa ionizada que encuentre primero y
seguir el camino hacia capas superiores (figura 20).
Durante el día el alcance es menor porque las capas están más cerca de
la Tierra. Al llegar la noche, las capas ionizadas se alejan de la
superficie y para iguales frecuencias de propagación el alcance es mayor.
La propagación a frecuencias elevadas puede llegar a atravesar las capas
ionizadas más bajas hasta llegar a la última de ellas, la F2, siempre
que el ángulo con que incida en ella lo permita. Para las altas
frecuencias, la ionosfera tiene un poder de absorción mucho menor que
para las bajas frecuencias y ello permite aprovechar mejor la señal pero
sin llegar a sobrepasar el ángulo de propagación correspondiente a estas
frecuencias para, al menos, la última capa.
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Figura21.
Cuando aumenta la frecuencia de propagacíón
también lo hace la máxima distancia a la que puede llegar
el
emisor. Durante las horas de sol y debido a la mayor ionizacíón
se alcanzan distancias mucho mayores.
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Como la cantidad de energía absorbida por la ionosfera es tanto mayor
cuanto mayor es la distancia a recorrer por la onda, y las frecuencias a
utilizar por el emisor dependen de la distancia a que se encuentra la
ionosfera; existen varios tipos de gráficos en función de estos
parámetros. Así, el gráfico de la figura 21 señala la relación
existente entre las máximas frecuencias utilizables según la hora del
día, y la distancia que se pretende alcanzar con una determinada
frecuencia de propagación.
Durante el día la ionosfera está reforzada y con ello el alcance es
mucho mayor. Observe en la figura 21 la influencia que tiene la
salida del sol y cómo aumenta la distancia máxima que se alcanza hasta
llegar a las horas centrales del día, para disminuir gradualmente por la
tarde y llegar a un mínimo por la noche en las horas cercanas a la salida
del sol. Igualmente existen tablas en función de la estación
meteorológica ya que de ellas depende la distancia del sol y la
inclinación con que se reciben los rayos solares.
Estas tablas y otras similares permiten a los organismos oficiales de cada
país fijar las frecuencias de emisión dentro de la transmisión de ondas
electromagnéticas, procurando que no existan interferencias con las
señales emitidas en otros países, de ahí que sea necesario tener en
cuenta todas estas características de propagación.
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Figura 14.
Trayectoria ideal seguida por una onda reflejada en la ionosfera.
El punto O sería, teóricamente, el lugar en donde invierte su
trayectoria la señal electromagnética procedente de A. El ángulo
ai
es igual al ángulo reflejado ar.
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Una onda que se refleja en la ionosfera sigue
aparentemente una trayectoria rectilíneo hasta que llega a un punto
imaginario, O (figura 14), allí sufre la reflexión de tal modo que el
ángulo incidente ai,
que es el ángulo que forma la onda procedente de la antena con la
vertical desde el punto O, es igual al ángulo reflejado, ar.
Ello significa que las trayectorias AO y AB son iguales y, por
consiguente, también serán iguales AA' y BB'.
A continuación veremos la
influencia que tienen los dos factores capaces de incidir en la
trayectoria o propagación de las ondas electromagnéticas en la
ionosfera, la frecuencia de la señal emitida y el ángulo con que ésta
sale de la antena emisora.
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a
y b son
prácticamente complementarios (la suma de ellos vale 90°).
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Para medir el ángulo de radiación a la salida de la antena podemos
considerar el que forma la trayectoria de la onda con la vertical en el
punto de contacto con la capa ionizada, es el ángulo de incidencia, a;
o bien, el ángulo que forma la trayectoria con la horizontal de tierra, b.
En la figura 15 se puede observar que estos ángulos son prácticamente
complementarios.
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