MONOGRÁFICO I

Reflejos de la Segunda Sofística en los epigramas atribuidos a Luciano de Samósata

Reflections of the Second Sophistic in the Epigrams Attributed to Lucian of Samosata

Matías Sebastián Fernandez Robbio [1]
Universidad Nacional de CórdobaArgentina

Reflejos de la Segunda Sofística en los epigramas atribuidos a Luciano de Samósata

Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, vol. 21, núm. 41, pp. 257-271, 2019

Universidad de Sevilla

Recepción: 15 Febrero 2019

Aprobación: 06 Marzo 2019

Resumen: La tradición textual nos ha legado un conjunto de sesenta y cuatro epigramas atribuidos a Luciano de Samósata. La mayoría de los estudios dedicados a los mismos se han enfocado en problemas textuales que obstaculizan la comprensión de los mismos en el conjunto de la obra del samosatense y contribuyen a su consideración como apócrifos o falsamente atribuidos. En este estudio dejamos de lado la discusión acerca de la autenticidad de los mismos y, en cambio, exploramos la posible recepción de ciertos recursos y topoi de la Segunda Sofística en este corpus atribuido a Luciano.

Palabras clave: Segunda Sofística, Luciano de Samósata, epigrama, estilística.

Abstract: The Lucianic corpus includes, among other works, sixty four epigrams which previous studies, by focusing on their textual problems, have considered as apocryphal or as non-Lucianic. This paper aims to trace the ‘Lucianic’ in these epigrams by detecting topoi and concepts of the Second Sophistic which are found elsewhere in Lucian’s works.

Keywords: Second Sophistic, Lucian of Samosata, epigram, stylistics.

1. Introducción

Este estudio parte de la hipótesis de que si los epigramas atribuidos a Luciano de Samósata forman parte del conjunto de la obra de este autor, considerado uno de los principales exponentes de la segunda sofística, entonces los rasgos estilísticos de esta corriente deberían verse reflejados en este corpus a pesar de pertenecer a un género literario no característico del autor ni de la corriente literaria a la que se vincula.

Existen ciertos antecedentes de investigaciones análogas y parcialmente vinculadas al tema de este trabajo que hemos tenido en cuenta desde un punto de vista metodológico. Por un lado, Christoph Riedweg2 ha intentado encontrar reflejos de la teoría poética del período helenístico en el epigrama griego. Se trata de un estudio situado en la interfaz entre un género literario y la teoría poética de una época, particularmente la del floruit de ese mismo género3. Por el otro, Silvio Bär4 intentó ubicar y comprender las Posthoméricas de Quinto de Esmirna en el contexto de la segunda sofística. Bär parte del supuesto de que este texto no es característico del período y que, en consecuencia, su inclusión en estudios sobre la segunda sofística no es de por sí evidente5.

Ambos estudios pueden parecer metodológicamente similares aunque su planteo es inverso. En el caso de Riedweg, la investigación busca confirmar por la vía positiva la hipótesis de que un corpus de textos pertenecientes a un género literario cultivado especialmente en una época debería reflejar la teoría poética producida en la misma época. En el caso de Bär, en cambio, la investigación busca contrastar por la vía negativa la hipótesis de que un texto perteneciente a un género no característico de una época ni de una corriente puede igualmente verse influenciado por la corriente literaria imperante en la misma época.

Por último, un estudio de Chris Baghos analiza la influencia estilística de la segunda sofística en las homilías exegéticas de Juan Crisóstomo6. Se trata de un estudio cuyo título se inspira en la tesis doctoral de Thomas E. Ameringer7. Mientras que Ameringer había intentado describir la influencia estilística de la segunda sofística en Juan Crisóstomo por medio de un análisis retórico del uso de ciertas figuras del discurso (figuras menores, “figuras gorgianas”, metáfora, comparación y écfrasis), Baghos apunta a describir la influencia estilística de la segunda sofística por medio de un análisis gramatical de ciertos fenómenos lingüísticos (pronombres enclíticos, ortografía ática, partículas, crasis y uso del optativo), aunque también se refiere al uso de la figura retórica del hipérbaton. En nuestro caso, hemos optado por rastrear la recepción de la segunda sofística en los epigramas de Luciano tomando como variable de análisis ciertos recursos y topoi comunes en las obras de esta época y de este autor. Consideramos que la contrastación de estos textos breves escritos en verso con obras sofísticas de mayor extensión escritas en prosa dificultaría la realización de análisis lingüísticos o retóricos concluyentes a causa de la inconmensurabilidad de tales corpora, aunque no desestimamos su valor ni su posibilidad a futuro.

2. Caracterización del corpus seleccionado

2.1. ¿Qué es la segunda sofística?

La sofística, como disciplina diferenciada de la retórica y de la filosofía, no fue cultivada del mismo modo a lo largo de los siglos. Luciano de Samósata da fe de los límites imprecisos entre estas tres disciplinas al señalar que algunos llamaban sofista al rétor Gorgias (Macr. XXIII.1). Contra esta confusión se había alzado Alcidamante de Elea en el siglo IV a.C. al decir:

Puesto que algunos de los llamados sofistas han descuidado saberes y aprendizajes y son tan inexpertos como los profanos en la facultad de pronunciar discursos, pero se dan importancia y mucho se ufanan por haberse ocupado de redactar discursos y hacer ostentación de su sabiduría con medios inseguros, y, estando en posesión de una parte minúscula de la facultad retórica, reivindican el arte entera, por esta razón me dispongo a emprender una acusación contra los discursos escritos, no porque estime que me es ajena la capacidad de aquéllos, sino porque me enorgullezco más de otras actividades y creo que la escritura debe practicarse como una actividad de segundo orden, y sostengo que quienes consumen su vida en este cometido se encuentran muy lejos tanto de la retórica como de la filosofía, y creo que sería mucho más adecuado llamarlos artífices que sofistas.8 (De sophistis, I.1)

Este conflicto de incumbencias entre la retórica, la filosofía y la sofística es atestiguado siglos más tarde también por Plutarco al referirse a la ocupación de Mnesífilo Frearrio:

Así pues, es preferible creer a los que dicen que Temístocles era seguidor de Mnesífilo Frearrio, que no era ni rétor ni de los llamados filósofos físicos, sino que había tomado como ocupación la llamada sabiduría, que era una habilidad política y una inteligencia práctica, transmitiéndola desde Solón sucesivamente al modo de una escuela; quienes, tras esto, fundieron esta sabiduría con las artes judiciales y trasladaron su ejercicio de las obras a las palabras fueron llamados sofistas. (Them. II.6)

Ya en época imperial, quienes se dedicaban a estas ocupaciones preferían ser considerados filósofos y no sofistas9. Sin embargo, que un sujeto fuera considerado sofista no dependía únicamente de cómo se percibiera a sí mismo sino fundamentalmente del reconocimiento de sus pares, cuya identidad, a su vez, dependía de “a fusion of manliness, elitism, and Greekness”10. Ciertos elementos externos -como las proclamaciones de emperadores y la actuación en ciudades o ante ciertas audiencias-, en cambio, solamente confirmaban el estatus alcanzado11. En otros casos, la distinción entre sofistas y rétores también podía indicar una diferencia de categoría en la profesión docente: el sofista era un director de escuela designado por el emperador o las ciudades, y el rétor era un maestro subordinado a él12. No obstante, los límites entre retórica, filosofía y sofística continuaban siendo objeto de debate13.

Teniendo en cuenta las características que fue tomando la sofística a lo largo de su evolución histórica, se ha propuesto una distinción entre una primera, una segunda y una tercera sofística comprendidas como tres movimientos emparentados aunque con características distintivas propias. En términos generales, estas diferencias pueden verse esquematizadas en el siguiente cuadro:


Gracias a las Vidas de los sofistas de Filóstrato y las Vidas de los filósofos y sofistas de Eunapio, conocemos a muchos autores de la segunda y la tercera sofísticas. Sin embargo, la distinción entre estos dos últimos períodos no proviene de la antigüedad sino que ha sido propuesta recientemente a fin de dar lugar en la historia de la sofística a autores ya influidos por el contexto cristiano14. Exceptuando a Plotino, descrito por Eunapio, todos los demás autores pertenecientes a la segunda sofística se encuentran en la obra de Filóstrato que es quien acuñó su denominación.

Recientemente se ha demostrado que las Vidas de los sofistas de este biógrafo no son en absoluto exhaustivas; que presentan solamente una red interconectada de maestros, discípulos, rivales y aliados con Herodes Ático en su centro; y que Filóstrato mismo, aunque no se incluye en su obra, fue alumno de tres de los sofistas cuyas vidas forman parte de su elenco15. A pesar de estas nuevas relaciones, no es una novedad que Filóstrato expone una visión parcial y partidaria de la historia de la segunda sofística16.

Críticos contemporáneos han señalado que la segunda sofística “no se trataba de un movimiento organizado, sino de una multitud de trayectos individuales”17 y que, a causa de tal diversidad, “no hallamos nombres que citar; es un enjambre de autores”18, lo cual coincide con la idea de Eshleman acerca de la red interconectada de sujetos que compondría este movimiento.

Desde su mirada semiótica, Barthes considera que la segunda sofística puede ser denominada también “neo-retórica”19 y la define como “la estética literaria (Retórica, Poética y Crítica) que reinó en el mundo greco-romano unificado, desde el s. II al IV d.C.”20. Este movimiento estaba caracterizado por dos elementos:

1) la sofística: los oradores del Asia Menor, sin compromisos políticos, quieren retomar el nombre de sofistas, a los que creen imitar (Gorgias), sin ninguna connotación peyorativa; estos oradores de pura pompa gozan de una gran reputación; 2) la retórica: engloba todo, ya no entra en contradicción con ninguna noción vecina, absorbe toda palabra; ya no es una tejne (especial) sino una cultura general y aún más: una educación nacional.21

Hay quienes ven en la segunda sofística algo más profundo que un movimiento literario, ya que sus rasgos esenciales no se limitaron a cuestiones estilísticas sino que determinaron una transformación en la enseñanza de la retórica y la cultura clásicas22 basadas en “la exaltación de lo antiguo y la vuelta a un purismo lingüístico”23. Este purismo lingüístico se ve reflejado en la querella estilística que se dio entre el aticismo y el asianismo, postura desdeñada por la segunda sofística24.

El aticismo es definido como el movimiento literario que vuelve su atención a los modelos de la prosa ateniense del siglo V a.C. según un “esquema comparativo, que juzga el presente siguiendo el modelo del pasado”25. Sobre los alcances extraliterarios de este movimiento, se ha señalado que podría ser quizás solo una manifestación de una tendencia arcaísta más general en la cultura de la época26.

2.2. Luciano de Samósata y sus epigramas

Si bien durante mucho tiempo se vio a Luciano como un fenómeno aislado e independiente de la segunda sofística, por considerar como fuente fundamental para su estudio las Vidas de los sofistas de Filóstrato, donde no es mencionado, desde hace ya más de un siglo se comprobó que Luciano fue un sofista “not only by training but by temperament, not only in youth but at all times, not only in technique but in sentiment”27.

Luciano critica la verborragia y el estilo oscuro de los poetas helenísticos28. En su diálogo Lexífanes, dedicado enteramente a esta cuestión, defiende la lectura de los autores clásicos y del estilo ático29 como forma de preparación para los futuros sofistas. Si bien suele citar a varios rétores áticos, su favorito era Demóstenes30. Esto no implica que Luciano haya adherido a un aticismo a ultranza31, como expresa en sus obras Lexífanes y El pseudosofista o El solecista, ni a los preceptos genéricos seguidos por el formalismo de la segunda sofística32. Prueba de ello es la dificultad de clasificar formalmente sus obras y, sobre todo, el hecho de que considere su más preciada aportación la creación de un diálogo donde mezcla el diálogo platónico con la comedia, luego de apartarse de la retórica33.

En contraste con estos aportes de Luciano se encuentra un conjunto de epigramas conservados en la Antología Palatina y la Antología Planudea que comúnmente se le atribuyen:

Lucianus. VI, 17, [20], 164. VII, 308. IX, 74], 120, 367. X, 26-29, [30], 31, 35-37, 41, 42, [45, 58, 107, 122]. XI, [10, 80, 81, 129, 239], 274, 396, 397, 400- 405, 408, 410, [420], 427-436. XVI, 154, 163, 164, 238.34

A estos cincuenta y tres se sumarían diez más provenientes de las mismas antologías y un epigrama conservado en los códices de Focio (Marcianus 450 y 451) y que ha sido anexado al Anthologiae Graecae Appendix como epigrama III.132. De manera que la totalidad de la obra del samosatense incluiría no sólo declamaciones sofísticas, diatribas, tratados y sus preciados diálogos, entre otros géneros menos cultivados, sino también estos sesenta y cuatro epigramas.

Se trata de un conjunto de poemas considerados en general apócrifos por la crítica, ante todo a causa de su irregular transmisión: figuran en una ínfima cantidad de manuscritos de Luciano y en antologías, en las que atribuir la autoría de epigramas a personajes famosos de la antigüedad era una práctica común35. Sin embargo, como se ha señalado, la discusión sobre la autoría de estos epigramas, que no será sometida a discusión en este trabajo, ha desplazado el interés y el análisis real de los mismos, de manera que:

To over-generalize, but only a little: nothing that’s written on the epigrams really talks about the epigrams; instead it talks about whether or not they’re by Lucian. And nothing that’s written on Lucian talks about the epigrams at all.36

3. La segunda sofística en los epigramas de Luciano

Si bien existen diversos estudios sobre la poesía epigramática en la época imperial, sus referencias a las relaciones de la misma con la segunda sofística no son frecuentes. Según Livinstone y Nisbet, la poesía de esta época se caracteriza por el cultivo de juegos formales: poemas isopsefos, palíndromos, caligramas. En cuanto a su temática, sobresalen los epigramas epigramas escópticos o de invectiva, los epigramas simpóticos, las críticas a otros intelectuales37.

En nuestro caso, nos referiremos a continuación a la presencia de los siguientes recursos y topoi en la obra epigramática de Luciano de los que brindaremos algunos ejemplos: fusión de géneros literarios, juegos literarios basados en cuestiones lingüísticas, referencias a la cultura libresca de la época, alusiones cultas a la mitología griega, críticas a intelectuales contemporáneos al autor. Todos los poemas citados a continuación provienen de la Antología Palatina y siguen la nomenclatura común de número de libro y número de epigrama, con excepción de los epigramas conservados en la Antología Planudea que son considerados por convención como libro XVI de la primera.

3.1. Fusión de géneros literarios

La fusión de géneros literarios en la literatura griega de época imperial es un fenómeno que ha sido estudiado prestando atención a diversas combinaciones, que en ocasiones han dado lugar al surgimiento de nuevos géneros literarios, como la creación del ensayo por parte de Plutarco38. El caso de Luciano, por ejemplo, ha llamado la atención por su combinación original del diálogo y la comedia39. Este fenómeno no escapa de los epigramas de Luciano, en los que se encuentran entrecruzamientos con el apólogo, la epistolografía y la himnodia. Los primeros dos casos sobresalen particularmente por tratarse de una hibridación de géneros en prosa con el verso del epigrama.

En IX.367, Luciano presenta el caso de Terón, un joven empobrecido por malgastar su dinero. Euctemón, un amigo de su padre apiadado del joven, decidió casarlo con su hija40. Sin embargo, Terón volvió al derroche de dinero y acabó llevando a Euctemón a la pobreza. El dístico final (vv. 15-16) del epigrama evidencia la combinación del apólogo y el epigrama pues, funciona a la vez como moraleja y como acumen41:

ἔγνω δ᾽ ὡς οὐκ ἔστι κακῶς κεχρημένον ἄνδρα τοῖς ἰδίοις εἶναι πιστὸν ἐν ἀλλοτρίοις.

Aprendió, pues, que un hombre que hace mal uso de los propios no es de fiar bienes ajenos.

En X.212 y XI.396, Luciano combina el epigrama con la epístola. En el primero de ellos, el remitente le reclama a un pintor a quien ha pagado seis dracmas por una pintura de su hijo pero, en cambio, la pintura muestra a otro niño con un hocico de perro, lo cual genera la ocasión oportuna para burlarse del dios egipcio Anubis. En el segundo epigrama, se trata de una carta en la que el personaje remitente le agradece irónicamente al destinatario por el vino que este solía enviarle en el pasado, pero el primero le pide que ya no vuelva a enviarle más alegando que ya no tiene más lechugas que aliñar con tal vino avinagrado. En ambos casos, el epigrama se vale de la estructura formal de la epístola en la que un remitente-emisor envía un mensaje a un destinatario distanciado en el tiempo, y quizás también en el espacio, a fin de representar situaciones satíricas.

Por último, los epigramas XI.400 y XI.403 toman la forma de himnos, a pesar de estar destinados a personificaciones de la gramática y de la enfermedad reumatológica conocida como gota. En XI.400, Luciano le ruega a la gramática que sea fecunda, la alaba diciendo que también ella debería tener templos y altares en los que recibir sacrificios, pues es “lechito de todos”, πάντων λέκτρια (v. 6), aludiendo quizás a la proliferación de maestros en la época. En XI.403, en una clara referencia a su Podagra, Luciano ensaya un himno dedicado a la gota, a quien ensalza por conocer el buen vivir aunque señala que odia a los mendigos y que es la única capaz de domar a los ricos, con cuya riqueza se deleita.

3.2. Juegos literarios basados en cuestiones lingüísticas

Los juegos de palabras y las reflexiones acerca de la lengua son bastante frecuentes en la obra de Luciano. Basta recordar al respecto los títulos de sus obras El solecista y Pleito entre consonantes. En tres epigramas de este corpus, Luciano hace evidente este mismo recurso.

En X.43 v. 2, Luciano utiliza la palabra ζῆθι, compuesta por la secuencia alfabética de las letras ζ, η, θ y ι. El samosatense combina el doble uso de las letras del alfabeto griego que designan fonemas y numerales al mismo tiempo. Estas cuatro letras, entonces, significan “vive”, por un lado, como un imperativo destinado al lector, y, por el otro, como la secuencia alfabética de los numerales 7, 8, 9 y 10.

tiempo. Estas cuatro letras, entonces, significan “vive”, por un lado, como un imperativo destinado al lector, y, por el otro, como la secuencia alfabética de los numerales 7, 8, 9 y 10.

En XI.129, Luciano inventa una palabra nueva siguiendo el mismo esquema de derivación de otra palabra basada en una falsa etimología. Luciano parte del supuesto de que τὰ παρίσθμια, la enfermedad conocida como “paperas”, se deriva del nombre de los juegos ístmicos, y crea τὰ παραπύθια, sobre la base del nombre de los juegos píticos para designar una enfermedad ficticia. Los juegos ístmicos y los píticos componían, junto a los juegos nemeos y los olímpicos, los famosos juegos panhelénicos.

En XI.431, Luciano invierte verbos e instrumentos que uno esperaría encontrar juntos a fin de bromear con las acciones de comer con los pies y correr con la boca.

3.3. Referencias a la cultura libresca de la época

Como diversos autores han señalado, la cultura de la época imperial vivía sumergida en un mundo libresco42. Luciano mismo satiriza la situación en su Contra un inculto que compraba muchos libros, en la que se refiere a un pepaideumenoi que compraba libros para ostentar de su cultura a pesar de no haberlos leído.

Además del epigrama XI.400 que ya hemos mencionado en relación a la fusión de géneros, otros epigramas se refieren también a la cultura libresca. En XI.10 se hace alusión a los πράγματα γραμματικά que solían ser discutidos en los banquetes. En XI.278, Luciano compara la vida de un profesor de gramática con la de los personajes de las obras que enseña para evidenciar que ni siquiera quienes se dedican al estudio de los personajes literarios escapan de las miserias humanas que los mismos representan. En XI.401, un gramático se queja de que un médico ya no envíe a su hijo a tomar clases con él con la excusa de que su padre mismo puede enseñarle cómo precipitar almas al Hades, haciendo referencia al v. 3 de Ilíada I.

3.4. Alusiones cultas a la mitología griega

Esta característica se encuentra parcialmente vinculada con la anterior. En una cultura libresca, los intelectuales se esfuerzan por hacer referencia a personajes y datos mitológicos cada vez más precisos y singulares. Este uso se observa en distinta medida en los epigramas XVI.154, XVI.163, XIV.164 y XVI.238.

En XI.239, por ejemplo, se refiere a Telesila, un personaje femenino cuyo mal aliento es satirizado. Luciano compara su olor con el de la Quimera, una manada entera de toros que exhalan fuego, las mujeres lemnias, las Arpías y el pie gangrenoso de Filoctetes. Quien no conozca los mitos a los que alude entenderá que se trata de personajes apestosos, pero no conocerá las historias ni los textos a los que remiten. En este caso, las alusiones cultas a la mitología griega son puestas al servicio de la poesía de invectiva como subgénero del epigrama.

3.5. Críticas a intelectuales de la época

Además del escarnio a personajes por características personales, Luciano criticó a otros sofistas y filósofos por la calidad de su trabajo y aire pretencioso. En ocasiones, se refirió a sofistas puntuales, como Bito en el epigrama XI.435; aunque también criticó a los pertenecientes a escuelas completas, como los sofistas capadocios en el epigrama XI.436.

En el caso de los filósofos, Luciano insiste en criticar las apariencias asociadas a algunas escuelas. En XI.434 critica a los cínicos que creían que una cabeza rapada les bastaba para pertenecer a esa escuela, y en XI.430 critica a quienes creen que una barba copiosa les bastará para ser filósofos de la talla de Platón. Tallando más en las ideas de estas escuelas, en XI.420 critica a los cínicos que buscan la manera de justificar con excepciones sus faltas a la dieta vegetariana que su escuela les imponía; y en X.45 critica la metempsícosis platónica contraponiéndola a una visión más bien inmanente de la generación.

Conclusión

La segunda sofística fue un movimiento cuya influencia se manifestó en la cultura griega bajo dominio romano de los siglos I al III d.C. Fue motivada por el renacimiento de la cultura griega en el Imperio Romano y su amplia difusión especialmente durante el reinado de los emperadores filohelenos. Su alcance fue extendido progresivamente gracias a las prácticas educativas de la época y al comercio de libros, que contribuyeron al desarrollo de una cultura libresca.

La vida de Luciano de Samósata evidencia hasta qué punto llegaba a ser valorada la lengua y la cultura de los griegos en este mundo. Luciano fue un sirio devenido en ciudadano romano pero que pasó a la historia no solo como escritor griego sino como uno de los principales aticistas de la segunda sofística. Por este y otros atributos, Luciano ha sido considerado uno de los mayores representantes de este movimiento, cuyas características se evidencian en toda su obra en prosa.

Según hemos mostrado, nuestra investigación nos ha permitido rastrear un conjunto acotado de recursos y topoi de la segunda sofística en los epigramas atribuidos a Luciano. Podría considerarse que el correlato positivo de estos rasgos estilísticos entre los epigramas y el resto de la obra del samosatense constituye una prueba a favor de que Luciano es el autor de este corpus. Sin embargo, consideramos importante evitar conclusiones apresuradas al respecto ya que estas mismas características están presentes en epigramas atribuidos a otros autores de épocas anteriores y posteriores cuyo análisis excede el objeto de este trabajo. En efecto, extrapolando a la totalidad de la obra del samosatense, incluidos estos epigramas, las palabras de Anderson acerca de la combinación de autores de los que Luciano se nutre43, coincidimos con Gómez Cardó en que “no hay temas lucianeos sino combinaciones lucianeas”44. En consecuencia, podemos afirmar que existen recursos y topoi comunes entre la segunda sofística y nuestro corpus de epigramas que contribuyen a atestiguar la recepción de la primera en la obra de Luciano, aunque no permiten asegurar que exista una relación de influencia directa de la misma sobre nuestro corpus.

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Stanton 1973: G. R. Stanton “Sophists and philosophers: problems of classification”, The American Journal of Philology, v. 94, n. 4 (1973), pp. 350-364.

Whitmarsh 2005: T. Whitmarsh, The second sophistic (Oxford, 2005).

Wiater 2009: N. Wiater, “Tragedies to laugh at – Lucian on the failures of mimesis”, Mosaïque, n° 1 (junio 2009), pp. 15-17

Mestre 2008: F. Mestre, “Uso y abuso de los libros en el mundo libresco: algunos ejemplos griegos de la época imperial”, Faventia, v. 30, f. 1, (2008), pp. 297-313.

Notas

[3] El corpus de Riedweg se restringe a una selección de epigramas de Calímaco y Nosis. El crítico selecciona ideas precisas de la teoría poética del período helenístico y rastrea su aplicación o posibles referencias a las mismas en los textos del corpus que analiza. Según su análisis poetológico, la teoría poética helenística no se ve reflejada de forma general en la poesía de la época, y en particular en el género epigramático, aunque Riedweg señala ciertas diferencias en su grado de influencia entre los poetas generales y aquellos pertenecientes al círculo de poetas filólogos de Alejandría.
[4] Bär 2010.
[5] El análisis de Bär hace foco en el proemio interno de la obra (XII.306-313), la descripción del escudo de Aquiles (V.6-101), los discursos de dos mujeres troyanas (I.409-474) y la disputa entre Áyax y Odiseo por las armas de Aquiles (V.6-316), a la que le dedica un análisis más pormenorizado. Su punto de vista parte del supuesto de que las Posthoméricas de Quinto de Esmirna constituyen una respuesta tradicional a las tendencias innovadoras de la segunda sofística, entre las que incluye las referencias a la poesía homérica en las Historias verdaderas de Luciano. Según su interpretación poetológica, Bär concluye que una influencia de la segunda sofística se hace evidente en las Posthoméricas cuando el autor engaña al lector haciéndole creer que está leyendo al propio Homero, del mismo modo que Odiseo persuade a Tetis para quedarse con las armas de Aquiles que en realidad le correspondían a Áyax.
[9] Un análisis de los casos de Plutarco, Dión de Prusia, Elio Arístides, Epicteto y Marco Aurelio puede verse en Stanton 1973.
[11] Cf. Eshleman 2008.
[14] Cf. Quiroga 2007.
[15] Cf. Eshleman 2008.
[17] Íbid.: 218.
[19] Filóstrato rechazaba referirse a ella como una “nueva retórica” porque consideraba que también ella era antigua (Phil. I.481, 18-20).
[21] Íbid.
[22] Cf. Pernot 2013: 217, y Solana Dueso 2013: 49, n. 3, quienes la consideran un “fenómeno literario y social” o un “movimiento cultural” respectivamente.
[24] Cf. Kim 2017.
[26] Cf. Bowie 1970.
[28] Cf. Karavas 2008.
[29] Cf. Luciano, Lex. 22-23.
[31] Cf. Putnam 1909: 177. El aticismo de Luciano ha sido estudiado y descrito por Chabert 1897, y Deferrari 1916.
[33] Cf. íbid. y Fernandez Robbio 2012.
[35] Cf. Waltz et al. 1928: XII, y, más recientemente, Peirano Garrison 2017.
[40] Los nombres de ambos personajes son nomina loquentia que remiten a la caza feroz de placeres y al control sobre las posesiones, respectivamente.
[41] Sobre la bipartición clásica del epigrama, cf. Ruiz Sánchez 2004-2005.
[42] Cf. Mestre 2008.

Notas de autor

[1] (mfernandezrobbio@gmail.com). Profesor de Grado Universitario en Filosofía por la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina) y Máster Universitario en el Mundo Clásico y su Proyección en la Cultura Occidental por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Se encuentra finalizando su tesis de doctorado en letras en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) bajo la dirección de la Dra. Pilar Gómez Cardó de la Universidad de Barcelona (España).
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