Arquitectura

6 PUENTES icónicos que nunca fueron construidos

¿Sabías que el 'Golden Gate' de San Francisco casi es amarillo y negro? ¿Y que Leonardo da Vinci diseñó hace 500 años una pasarela en el Cuerno de Oro en Estambul? Aquí 6 puentes icónicos que nunca serán.
© USwitch

Tenemos la suerte de poder fotografiar y atravesar puentes tan icónicos como el de Brooklyn en Nueva York, escenario de tantas películas de Woody Allen, el espectacular de Millau, en Francia o el histórico Rialto en Venecia, pero no todos han conseguido hacerse realidad: estos 6 que te contamos a continuación nunca pasaron del papel o, si lo hicieron, fue de otra manera. Descubre la historia de las pérdidas más lamentables (o no) en cuestión de puentes.

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1- El de Leonardo da Vinci en Estambul

Esta maravilla de piedra se la inventó el hombre renacentista por excelencia, el italiano Leonardo da Vinci. Y es que aunque parezca increíble, el pintor de la Gioconda también fue un reputado inventor e ingeniero que en 1502, nos cuentan desde la plataforma USwitch, le enseñó al Sultán Bajazet II los planos de una pasarela que permitiría unir las dos orillas del Cuerno de Oro, conectando así Gálata y Constantinopla. Al Sultán no le pareció factible (visionario no era, desde luego) y nunca se llegó a materializar hasta que 500 años después un arquitecto noruego, Vebjörn Sand, se inspiró en él para crear una pasarela en su país. Además, sesudos ingenieros del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos acaban de demostrar que Da Vinci tenía razón y que la obra hubiera funcionado. Se vería tan espectacular como en la foto (arriba). Una pena.

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2- El Crystal Span Bridge de Londres

Vale, no hubiera superado en belleza al Ponte Vecchio de Florencia, capaz de sumir en el Síndrome de Stendhal al turista más racional, pero el intento era bueno. En 1967, el Glass Age Development Committee, una organización creada para promover el uso del cristal en la arquitectura, propuso sustituir el Vauxhall Bridge de la ciudad por esta construcción (arriba) de 300 metros de largo y siete pisos de altura que, en lugar de joyeros fiorentinos, albergaría hoteles, galerías de arte, tiendas y hasta un teatro. Por desgracia (o no) se consideró que la obra era demasiado costosa.

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3- Un Golden Gate a rayas en San Francisco

Faltó muy poco para que el puente más famoso del cine (y uno de los más bellos) se pareciera más a un abejorro alargado que a la estilizada estructura rojiza que todos tenemos en mente. Y es que cuando se construyó, allá por los años 30, el Departamento de Defensa de Estados Unidos quiso intervenir en el diseño. Primero se opusieron directamente a su construcción bajo el pretexto de que si era bombardeado y colapsaba atraparía a los barcos de la bahía. Después los expertos de la US Navy insistieron en que el peligro de choque solo podía ser conjurado con una pintura negra y amarilla o, en su caso, roja y negra a rayas. Por suerte, primó el sentido de la estética y se eligió un elegante "naranja internacional" (que no rojo) que además de ser visible en la espesa niebla de San Francisco (ríetete tú de la de Londres) prevenía la oxidación del acero con el que está construido el Golden Gate. Ahora esa pintura es de zinc y se sigue renovando cada 20 años aproximadamente.

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4- El Brooklyn-Battery Bridge de Nueva York

Este espectacular puente sí nos da muchísima pena que no se haya construido porque de haberse encarnado en metal hubiese sido así de impactante (arriba en la imagen). Su no edificación se convirtió en una de las mayores batallas políticas de Nueva York en los años 30, con un poderoso magnate y el alcalde Fiorello H. La Guardia (el del aeropuerto, sí), de protagonistas. El ricachón se llamaba Robert Moses y quería sustituir el tunel de Brooklyn-Battery, que todavía hoy une el Low Manhattan con el barrio de Brooklyn, por un gigantesco puente que, según él, era más barato y más eficaz. Como Moses había conseguido recaudar 30 millones para financiarlo (una fortuna para la época), tuvo que ser el mismísimo Departamento de Defensa americano el que se lo impidiese. Entre los opositores al bridge, de todas formas, había varias asociaciones vecinales que pensaban que la enorme estructura iba a destruir el entrañable Battery Park y que amenazaba a Brooklyn Heights, por donde tantas veces hemos visto pasear a Woody Allen. Nunca sabremos si tenían razón o si la ciudad se perdió otro símbolo arquitectónico más.

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5- Un cuarto Forth Bridge en Escocia

Según nos cuenta la plataforma USWitch, en el río Forth, cerca de Edimburgo, hay tres puentes. El más famoso de ellos es el ferroviario de color naranja de la foto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO hace 5 años, que es una maravilla de la ingeniería. Además, el Forth Road Bridge y el Queensferry Crossing completan las pasarelas artificiales de este caudal de agua escocés. Pero parece que la cosa podría haber estado todavía más concurrida si se hubiesen hecho realidad los dibujos para un cuarto puente (el grisáceo-verde de la imagen superior) que, por algún motivo, nunca se llegó a materializar. Una pena porque la combinación de ambos (los dos utilizados para el paso de trenes) hubiese sido espectacular.

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6- El Sydney Harbour Bridge en Australia

El de la foto es solo uno de las decenas de diseños que se bocetaron en la ciudad austral de Sídney en 1900 y 1924 después de que el Gobierno organizase un concurso para construir un puente en el puerto de la ciudad. El que finalmente se eligió nos gusta bastante más y seguro que lo tenéis en mente. Se trata del Puente de la Bahía que, finiquitado en el 34, está formado por un solo arco de 134 metros de altura en su parte álgida y que soporta el tráfico de ocho carriles de coches, dos líneas de tren y un carril bici.