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La valerosa gamonita

Aunque pionera y abundante, la gamonita contiene varias sustancias tóxicas que la hacen poco apetecible para los herbívoros (foto: J. Ramón Gómez).
Aunque pionera y abundante, la gamonita contiene varias sustancias tóxicas que la hacen poco apetecible para los herbívoros (foto: J. Ramón Gómez).
martes 01 de marzo de 2016, 17:00h

Si en algo destaca la gamonita es por querer ser siempre la primera. Un deseo meritorio, porque estar en vanguardia a la hora de colonizar espacios degradados tiene sus riesgos. Pero no le basta con ser la primera en llegar, también quiere brotar antes que nadie. Tanto arrojo, si sale bien, tendrá sus recompensas.

Por J. Ramón Gómez

Al pasear por la ciudad o por el campo, a nada que seamos un poco observadores, veremos que muchas de las hierbas que nos rodean muestran lo que ocurre alrededor. Se conocen como especies bioindicadoras y resultan sumamente útiles. Unas nos descubrirán las propiedades químicas del suelo, su profundidad o su fertilidad, otras señalarán las carencias o los contrastes climáticos que puedan darse en una región, e incluso algunas nos marcarán las cotas altitudinales. Si somos capaces de leer sus mensajes, entenderemos mucho mejor el escenario donde nos movemos.

Hay hierbas que nos advierten de cambios más sencillos o simplemente nos avisan de la llegada de la siguiente estación. Tras el frío y duro invierno, es lo que ocurre con el barrunto de la primavera y ahí la gamonita, la protagonista de este mes, cobra especial realce. Antes que nadie, adelantándose incluso al precoz almendro, nos muestra con valentía que el invierno toca a su fin. Tras ella aparecerán otras muchas hierbas, que de momento permanecen agazapadas a la espera de que el tiempo mejore.

Este contenido es un resumen / anticipo de una información cuyo texto completo se publica en la revista Quercus, tanto en su versión impresa como digital.

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