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'Fama, el musical', una historia inmortal con un sueño a alcanzar

  • Fama, el musical vuelve a la cartelera madrileña y estará hasta el 19 de junio en el Teatro EDP Gran Vía
  • Coco Comín: "Es un musical que empieza a ser antiguo y no se ha extrapolado a nuestros días. Es decir, sigue siendo nostalgia pura"

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'Fama, el musical', en el Teatro EDP Gran Vía
'Fama, el musical', en el Teatro EDP Gran Vía

La fama… cuesta. Esta frase, popularmente de los años 80, perdura hasta el presente. Se escuchó por primera vez en 1980 con la película llamada Fame y que después fue una serie televisiva que estuvo en pantalla durante cinco años. En 1988, aquella escuela de baile de Nueva York se convirtió en musical, “el musical de musicales”. Con 34 años a la espalda, Fama, el musical ha recorrido los teatros de 28 países de cuatro continentes. Y también los nuestros.

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“Es una pieza mítica, es un musical que empieza a ser antiguo y no se ha extrapolado a nuestros días. Es decir, sigue siendo nostalgia pura. Los chicos llevan calentadores. Hablan entre ellos, no se comunican a través de móviles. Bailan encima de un coche, se remueven muchos sentimientos”, comenta la directora del musical, Coco Comín en De pe a pa.

La función vuelve a Madrid

Hace 16 años que no estaba en la cartelera madrileña y vuelve con una nueva producción al Teatro EDP Gran Vía hasta el 19 de junio. Eso sí, manteniendo el texto original. Comín explica que el texto del musical de los años 80, escrito por David de Silva, el creador de la película, “hay que respetarlo, porque viene marcado por los autores”. “Es un texto que tiene unos años y a veces choca un poco lo que se dice o como se dice, pero como decíamos, es una pieza de museo y a través de los años alguna gracia tiene que tener por haberse aguantado tanto tiempo. Siempre en algún país del mundo se está haciendo Fama”.

Los cambios están en las coreografías. “Si es que no es una franquicia, gracias a Dios. Aparte del texto que sí hay que respetar, la forma de servirlo al público si que es propiedad intelectual nuestra y las coreografías también tenemos total libertad”.

Aunque cuentan siempre con la supervisión del equipo original. “Controlan bien en línea. Siempre están pendientes de cada versión. Vienen a verlo. A veces se anuncian, otras no y te los encuentras en el patio de butaca para ver como fue diseñada”. Coco expone que en ocasiones la satisfacción de los directores “la notan por la amplia sonrisa que ves en el momento”. Sin embargo, otras veces “vuelve a su país o a Londres donde tienen la sede, y envían una carta diciendo lo que hay que cambiar porque no están de acuerdo”.

Funcionamiento entre los jóvenes

Fama es el recuerdo de cualquier joven de los años 80. No obstante muchas familias acuden con los más pequeños para que vean el musical. Los adolescentes encuentran su parecido en el musical.

“Les gusta, les gusta mucho. Siempre hay algún personaje que se encuentran reflejados en uno de ellos. Porque está el glotón, el que busca su propia sexualidad, el trabajador, el romántico y el bueno. Y como afloran los miedos y todos hemos tenido, se enganchan rápidamente y descubren un musical”.

Además de que muchos saben acabar la famosa frase de "la fama cuesta". “Normalmente, los traen sus padres y les explican por qué. Y cuando lanzamos ‘la fama’, hacemos una pequeña pausa y se oye en el patio de butacas como la acaban”.

Comín creó su propia escuela hace 51 años

Coco Comín es una veterana de la danza y hace 51 años que creó su propia escuela. Por lo que ha trabajado con muchos artistas que querían iniciarse en esto. En alguna ocasión, pronunció la frase con un concepto parecido. “Hay que luchar, trabajar, no desfallecer. Acostumbrarse a los nuevos. Acostumbrarte a que cada día hay que estar brillante, a desarrollar una piel de rinoceronte, a tener la sensibilidad del poeta, a la precisión de un matemático, la habilidad de un gato”.

La recompensa de un bailarín no es encontrar la fama, ya que esta puede destruirte. Tienen que ser constantes y esforzarse para ser cada día mejores. Como todo, este concepto evoluciona y la directora lo percibe. “Cada vez los chicos piensas que con menos esfuerzo pueden llegar muy lejos y esto no es cierto. Una carrera de artes escénicas, habitualmente los planes formativos son de tres o cuatro años. Pero un profesional, un bailarín para formarse, necesita diez años como mínimo y luego seguir insistiendo el resto de tu vida”. Añade que estoy se ha perdido un poco “debido a las imágenes que se dan en las películas o en los talents show.