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La Corte Suprema se inclina a favor de poner fin a la acción afirmativa en las admisiones a las universidades

La mayoría conservadora mostró hostilidad hacia una política que favorece a estudiantes latinos, negros y de otras minorías para asegurar así la diversidad racial en los campus. Se espera que el máximo tribunal emita una decisión final en junio de 2023.

Por Lawrence Hurley - NBC News

La mayoría conservadora de la Corte Suprema indicó este lunes que está dispuesta a poner fin a la acción afirmativa en las admisiones universitarias, al evaluar los casos que cuestionan estas políticas de las universidades de Carolina del Norte y de Harvard.

Los magistrados cuestionaron el fundamento jurídico para tomar en cuenta la raza o etnia a la hora de favorecer la admisión de estudiantes de minorías frente a otros, e indagaron sobre hasta qué punto las universidades pueden promulgar políticas de admisión “neutrales” pero destinadas a mejorar su diversidad racial.

Sin embargo, algunos jueces indicaron que estarían dispuestos a permitir que los aplicantes aborden en sus ensayos de admisión temas relacionados con su identidad racial, incluyendo ejemplos de cómo superar la discriminación.

Los jueces de la minoría progresista defendieron que se tome en cuenta la raza en las admisiones, citando la importancia de la diversidad y la dificultad de lograr ese objetivo sin estas políticas.

Activistas se manifiestan mientras el la Corte Suprema escucha los argumentos orales sobre un par de casos que podrían decidir el futuro de la discriminación positiva en las admisiones universitarias, en Washington, el lunes 31 de octubre de 2022.
Activistas se manifiestan mientras el la Corte Suprema escucha los argumentos orales sobre un par de casos que podrían decidir el futuro de la discriminación positiva en las admisiones universitarias, en Washington, el lunes 31 de octubre de 2022. AP

Las medidas de acción afirmativa, que buscan frenar la discriminación histórica, llevan años generando polémica: instituciones educativas las consideran vitales para fomentar la diversidad, pero los conservadores consideran que contravienen el concepto de igualdad entendido como que todos los estudiantes sean tratados de la misma forma con independencia de su raza.

La Corte Suprema, que tiene una mayoría conservadora de 6 a 3, está escuchando desde el lunes los argumentos orales en los casos de la Universidad de Carolina del Norte y de Harvard, presentados en contra de las políticas de acción afirmativa por un grupo llamado Students for Fair Admissions, dirigido por el conservador Ed Blum.

Se espera que el máximo tribunal emita una decisión final sobre el asunto a finales de junio de 2023.

En varios momentos durante las casi cinco horas de argumentos orales, los jueces conservadores expresaron su hostilidad a que los aplicantes hagan mención explícita a su raza en sus solicitudes.

El juez conservador Samuel Alito se opuso a la idea de que los solicitantes revelen su raza en las solicitudes: “¿Qué se aprende de que marquen una casilla?”, preguntó a Ryan Park, abogado de la Universidad de Carolina del Norte.

Los jueces conservadores se mostraron escépticos ante la posibilidad de que las universidades lleguen a la conclusión de que sus objetivos de diversidad se han cumplido, lo que entra en conflicto con la sentencia de la Corte Suprema de 2003, según la cual la discriminación positiva ya no es necesaria tras 25 años.

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El juez conservador Clarence Thomas cuestionó si las universidades tienen un interés imperioso en la diversidad, mientras que su colega conservador Neil Gorsuch expresó su preocupación por que el objetivo de lograr la diversidad sea similar a tener cuotas raciales, que el tribunal ha prohibido previamente.

Varios conservadores, entre ellos el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, y el juez Brett Kavanaugh, preguntaron si, en caso de que la raza no se pudiera tener en cuenta, las universidades podrían promulgar políticas neutrales desde el punto de vista de la raza que tuvieran como objetivo una mayor diversidad racial, una cuestión potencialmente importante si el tribunal pusiera fin a la discriminación positiva. El hecho de que los jueces preguntaran sobre ello sugiere que están anticipando que se podría poner fin a la consideración explícita de la raza.

Mientras los partidarios de la acción afirmativa se concentraban fuera del tribunal, el primer argumento oral sobre la política de la UNC comenzó con la jueza liberal Sonia Sotomayor cuestionando al abogado de los impugnadores, Patrick Strawbridge, sobre cómo los administradores universitarios pueden evaluar a los solicitantes de diversos orígenes socioeconómicos sin tener en cuenta la raza.

“A veces la raza se correlaciona con algunas experiencias y no con otras”, aseguró Sotomayor. “Si eres negro, es más probable que estés en una escuela con pocos recursos. Es más probable que te enseñen profesores que no están tan cualificados como otros. Es más probable que te consideren con menos potencial académico”.

La jueza liberal Ketanji Brown Jackson rebatió la descripción de Strawbridge sobre el proceso de la UNC, diciendo que la raza nunca se considera por sí sola.

“No ha demostrado o mostrado una situación en la que sólo se mire la raza y se tomen de ella estereotipos y otras cosas. Se mira a la persona en su totalidad”, agregó.

La universidad no tiene en cuenta únicamente la raza “sólo porque alguien marque una casilla”, añadió.

Jackson también se preguntó si el hecho de dejar de tener en cuenta la raza crearía nuevos problemas legales. Cuestionó, por ejemplo, si sería discriminatorio que a los estudiantes negros descendientes de esclavos no se les permitiera hablar de sus antecedentes familiares en sus solicitudes, pero que los estudiantes blancos de Carolina del Norte sí pudieran hablar de los suyos.

La jueza progresista Elena Kagan, exdecana de la Facultad de Derecho de Harvard, defendió firmemente el valor de la diversidad racial en los campus, diciendo que las universidades son “conductos hacia el liderazgo en nuestra sociedad”.

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Los abogados del grupo han pedido a los jueces que anulen la sentencia de 2003, Grutter contra Bollinger, en la que el tribunal dijo que la raza podía considerarse como un factor en el proceso de admisión porque las universidades tenían un interés imperioso en mantener un campus diverso. El debate legal quedó sin resolver por una sentencia fracturada del la Corte Suprema de 1978 en la que los jueces prohibieron las cuotas raciales pero dejaron la puerta abierta a cierta consideración de la raza.

En 2016, la última vez que la Corte Suprema se pronunció sobre la acción afirmativa, los jueces confirmaron por un estrecho margen la política de admisiones de la Universidad de Texas en Austin en una votación de 4 a 3, en la que el juez conservador Anthony Kennedy, que ya se ha retirado, emitió el voto decisivo.

El tribunal se inclinó hacia la derecha tras el nombramiento de tres jueces conservadores por parte del ex presidente Donald Trump. El nombramiento de Jackson por parte del presidente Joe Biden no cambió el equilibrio ideológico del tribunal, ya que sustituyó al también liberal Stephen Breyer. Como Jackson ya formaba parte del consejo de supervisión de Harvard, se ha apartado de ese caso y sólo participará en el litigio de Carolina del Norte.

El grupo de Blum sostiene que cualquier consideración de la raza en las admisiones universitarias es ilegal tanto en virtud de la ley federal que prohíbe la discriminación en la educación como de la cláusula de protección de la igualdad de la 14ª Enmienda de la Constitución. Sostienen que la política de admisión de la UNC discrimina a los solicitantes blancos y asiáticos y que la política de Harvard discrimina a los asiáticos. En ambos casos, los tribunales inferiores fallaron a favor de las universidades.

Al defender sus políticas, las universidades y sus partidarios -entre los que se encuentran el gobierno de Biden, grupos de derechos civiles, empresas y antiguos líderes militares- argumentan que excluir a alguien por motivos de raza es completamente diferente a buscar la diversidad en el campus. Las universidades dicen que la raza es sólo un factor que se tiene en cuenta como parte de un amplio análisis individualizado de cada solicitante.

Si se pone fin a la discriminación positiva, afirman los defensores de esta práctica, las políticas neutrales con respecto a la raza destinadas a lograr la diversidad fracasarán a menudo, lo que provocará un descenso de las matriculaciones de negros e hispanos. Los defensores apuntan a los ejemplos de los nueve estados que ya prohíben esta práctica como prueba de que la consideración de la raza no es esencial.