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El joven erizo plateado caminaba en aquella playa, solo que esta vez sentía diferente el ambiente, como si hubiese una soledad eterna.

A lo lejos, vio a su madre en el mismo punto donde siempre la ha visto. También noto que las olas de mar golpeaban algo brusco sin siquiera mojar a su madre.

Se acercó más hasta donde aquella barrera invisible le permitía y miró nuevamente a su madre.



– Se siente diferente esta vez... – mencionaba el plateado – Mamá, ¿Qué sucede?

– Endeble es la realidad... – decía con preocupación sin apartar la vista de su hijo.

– ¿A qué te refieres?



A lo lejos miró como una pequeña luz roja se elevaba, conforme subía el resplandor aumentaba de intensidad hasta lograr que todo se viese de un color rojizo.



Abrió los ojos de golpe y miró hacia el techo, soltó un gran suspiro y se sentó en su cama. Solo se frotó la cara y su mirada se perdió en el suelo.



















El erizo azul estaba en la cocina del cuartel, estaba cómodamente sentado y un poco encorvado, ojeras más que notorias y sus ojos en sí mostraban cuan desvelado estaba.

Su mano izquierda frotaba suavemente su cien mientras que su mano derecha estaba sosteniendo sobre la mesa la taza que contenía jugo de frutas.



– En serio te ves del asco. – se burlaba el zorro amarillo sentándose enfrente de él – ¿Te está ayudando el jugo, Sonic?

– Mmm... No mucho... – hablaba con pesadez.

– La última vez que te emborrachaste fue a los 17 años y la edad te ayudó a estar como si nada al día siguiente. A tus 44 años tu cuerpo no aguanta más estar en ese estado.

– No vuelvo a tomar de esa forma...



Llegó su esposo dejando una botella de una bebida energizante y se sentó a su lado.



– Esto te va a ayudar más. – mencionaba el moreno – Tu metabolismo es exageradamente rápido y corres a la velocidad del sonido. Necesitas esto.

– No se lo sugerí porque la última vez que lo bebió se volvió muy inquieto. – decía el zorro – Más de lo que ya es.

– A esta edad apenas recuperará fuerzas.



El azulado bebió de aquella bebida energizante y después del primer trago sonrió muy satisfecho.



– No lo había pensado desde ese lado. – miraba divertido a su mejor amigo – Ya estas viejo.

– No estás tan joven que digamos, amigo. – miraba retador al zorro – Vi que la reina bebía y bebía más que yo.

– Ella tiene otro metabolismo. – comentaba el moreno tomando del jugo que era de su esposo.

– ¿Se divirtieron en la fiesta? – preguntaba curioso el zorro.

– Demasiado. – sonreía el azulado – La comida fue de lo mejor y todos lucíamos espectacularmente perfectos. Rouge se veía espectacular con ese grandioso vestido.

– ¿Van a conservar sus vestuarios? – preguntaba el zorro.

– Sí, no son cualquier tela con la que se hicieron y el oro que tiene no se desperdicia. – aclaraba el azulado – ¿En qué lo volveremos a utilizar? No lo sé, pero no nos deshacemos de esos vestuarios.

Realidad Endeble ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora