El Barco de Ávila, la puerta de Gredos

Ávila

El Barco de Ávila está anclado a orillas del Tormes. Precisamente el puente que salva el río desde época medieval es una de las imágenes emblemáticas de este municipio que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 2017, ya que conserva su modelo urbano, generado entre los siglos X y XI.

Este municipio de 2.312 habitantes aúna el amor por la tradición con la proyección hacia el futuro, como demuestra la reciente instalación de un punto de recarga para vehículos eléctricos en la plaza de la Constitución, donde también se ubica la Oficina de Turismo.

El Barco de Ávila tiene en el turismo uno de sus motores económicos, gracias a todo lo que tiene que ofrecer: su patrimonio histórico-artístico, su privilegiado entorno natural al estar en la cara norte de la Sierra de Gredos, y su gastronomía.

Patrimonio Histórico y Artístico

Para facilitar la visita a los turistas el Ayuntamiento de El Barco de Ávila ha diseñado  rutas urbanas que recorren los principales monumentos y los rincones más curiosos de la villa. Son rutas para realizar a pie o bicicleta. Para los que prefieran la segunda opción tienen bicicletas eléctricas de alquiler que permiten hacer el recorrido sin esfuerzo.

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La ruta está pensada para ser accesible a personas con discapacidad. Por ello en cada punto de interés hay señalización en braille y también una audioguía que puede descargarse en dispositivos móviles a través de un lector de códigos QR. Las personas con discapacidad auditiva pueden descargarse una signoguía.

El recorrido comienza en la muralla medieval, construída en el siglo XII por orden de D. Raimundo de Borgoña. Y nos lleva hasta el Castillo de Valdecorneja, fortaleza levantada en el siglo XIV y restaurada en 1985.

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El Castillo es una de las imágenes icónicas de El Barco de Ávila y representa uno de los proyectos de futuro que tiene el Ayuntamiento de El Barco de Ávila. Recientemente el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana se ha comprometido a financiar el 70% del coste de la adecuación del Castillo para hacerlo visitable. El proyecto tiene un presupuesto de casi un millón de euros y la aportación del ayuntamiento barcense asciende a 300.000. Se quiere adaptar la Torre del Homenaje como centro de información y turismo,  hacer una pequeña sala de exposiciones y un punto de acceso al adarve, que podrá ser recorrido por los visitantes a través de una pasarela interior. También se prevé dotar al Castillo de una sala de audiovisuales con capacidad para 35 personas en la que se proyectará la historia del monumento.

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En esta villa convivieron distintas culturas y religiones. Quedan vestigios de una antigua mezquita, en cuya puerta aún se puede leer la inscripción 'Alá es el más grande'. En ese viaje al pasado una parada ineludible es la antigua cárcel, construída en el año 1653, hoy centro cultural de la villa, sede de la Bibilioteca y de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Podemos descansar unos minutos en la Plaza Mayor, refugiarnos del sol o de la lluvia en su espacio porticado e imaginar cómo este lugar ha sido el centro neurálgico de la vida de los barcenses desde el siglo XV. Allí se encuentra el Ayuntamiento, en la llamada Casa del Reloj, ya pueden imaginar porqué.

De la arquitectura religiosa son un buen ejemplo la Iglesia Parroquial  y dos ermitas.  La Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, de factura gótica es Monumento Histórico desde el año 1.931. En su interior podemos ver un coro con decoración mudéjar y un órgano barroco, además del retablo del siglo XVII.

Hay una ermita construída en el lugar donde se cree que nació San Pedro del Barco (1.080?-1.155), ermitaño y monje benedictino, que según la tradición oral predicaba a los pájaros y los animales mientras trabajaba en el campo. Una de sus reliquias, el húmero, se conserva en el Museo de la Iglesia Parroquial.

Para ir a la otra ermita hay que cruzar los 140 metros de puente medieval que salvan el río Tormes y que es uno de los emblemas de la villa. Ese pequeño templo está dedicado al Santísimo Cristo del Caño. Dice la tradición que en ese lugar apareció una imagen de Cristo tras una crecida del río, y cuando trataron de llevarlo a la iglesia, mágicamente volvió al lugar donde había sido encontrado por lo que se decidió construir allí un humilladero para su adoración.

Naturaleza y gastronomía

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El Barco de Ávila ofrece a los visitantes numerosos parajes donde disfrutar de la naturaleza y del deporte al aire libre. Su mayor atractivo es el río Tormes, tanto en verano como en invierno. En verano hay numerosas zonas de baño donde el visitante puede referescarse. En invierno ofrece imágenes espectaculares.

La única legumbre con Denominación de Origen Protegida de la provincia es la Judía de El Barco de Ávila y su calidad es reconocida a nivel nacional. El Consejo Regulador garantiza el origen de todas las judías envasadas bajo esa denominación. Hay ocho variedades: judión, blanca riñón, blanca redonda, blanca planchada, arrocina, morada larga y morada redonda. Es indispensable disfrutar de un buen plato de judías en cualquiera de los restaurantes que podemos encontrar en el municipio. Y de segundo, la carne es siempre de excelente calidad.

En la página web del Ayuntamiento hay información sobre los restaurantes y sobre los alojamientos, hoteles y casas rurales, en los que el visitante puede quedarse mientras disfruta de la comarca del Aravalle.

Cualquier época del año es buena para conocer El Barco de Ávila y disfrutar de sus tradiciones. No importa si es invierno o verano, si lo que nos espera son las luces navideñas y los villancicos tradicionales o las zonas de baño y los atardeceres de agosto...en cualquier caso la visita será inolvidable.