Tecnología

Biosensores o cómo el médico podrá detectar el tumor en la primera visita

Una tecnología simple y similar a la de la glucemia permitirá al doctor de cabecera extraer una muestra de sangre «y en un minuto analizar el marcador tumoral de una hormona»
viernes, 13 octubre 2023 - 09:04

La sociedad de los últimos siglos ha desarrollado distintas herramientas para medir parámetros físicos y químicos como el peso, la corriente eléctrica, el voltaje, la forma, la acidez o basicidad, etc.

Pero para cuantificar moléculas, microorganismos, células o marcadores moleculares, fue necesario superar la segunda mitad del siglo XX y desarrollar procedimientos analíticos más complejos, que requerían técnicos especializados, tiempo y mayores costes. «El descubrimiento de la tecnología de biosensores en la década de los 70 a 80 hizo posible un paso más: cuantificar directamente de forma específica las moléculas, los microorganismos o las células, sin necesidad de utilizar estrategias analíticas complejas», explican los expertos en la materia.

Estos dispositivos permitían obtener los resultados de los análisis de forma fácil, en poco tiempo y con menos gasto.

PRIMER BIOSENSOR

El primer biosensor fue desarrollado para la cuantificación de glucosa en sangre y comenzó a comercializarse en 1975 por la empresa norteamericana YSI.

Desde entonces, tanto centros públicos como empresas de todo el mundo invierten en avanzar en estas herramientas analíticas y sus aplicaciones, demostrándose fundamentales para áreas como la sanidad, el medio ambiente o la biotecnología.

Y ciertamente, en el futuro inminente, en materia de salud, los biosensores de afinidad molecular –con una tecnología simple y similar a la de la glucemia– «harán posible que, en una primera visita al médico, este tome una muestra de sangre del paciente y analice, directamente y en menos de un minuto, la presencia en su sangre de un marcador tumoral o de una hormona específica». «De esta forma se acelera el diagnóstico y se reducen los desplazamientos del paciente».

Lo explica el investigador y empresario Teófilo Díez-Caballero, gerente de Biosensores S.L., la primera empresa privada dedicada a la I+D+i en este campo tecnológico que se creó en España.

Esta firma tecnológica está afincada en Moncofa y cumple 30 años este mes de octubre. «Uno de los objetivos específicos por los que creamos Biosensores S.L., fue para desarrollar, con carácter pionero en 1990, biosensores de afinidad molecular para cuantificar pequeñas concentraciones de las moléculas de interés, así como para la monitorización y automatización de las medidas».

Esquema básico de un biosensor.
PRIMERA EMPRESA ESPAÑOLA

Inicialmente, la compañía se instaló en el Centro Europeo de Empresas de Innovación (CEEI) del Parque Tecnológico de Paterna (Valencia) pero en un año se trasladó a un laboratorio familiar, en Moncofa, donde ha mantenido ininterrumpidamente sus trabajos de investigación hasta la actualidad.

El proyecto era ambicioso y pionero: atraer a la Plana Baixa empresas tecnológicas en el área de salud, medio ambiente, biotecnología, con la intención de diversificar la industria.

Para lo cual, en 1998 constituyeron junto con Ayuntamiento y la Universidad, el Instituto de Tecnología Medioambiental y Biomédica (ITMAB).

Sin embargo, aquel parque empresarial quedó frustrado por las desavenencias con los gobernantes del consistorio moncofense a principios del 2000.

En 2007, los fundadores de Biosensores S.L. constituyeron una spin off denominada Water On Line Analysis Europe S.L. (WOLA) para la fabricación y comercialización de equipos analíticos ya patentados y validados por organismos internacionales como Promote ETV, Concerted Action de la UE, mientras la empresa matriz, Biosensores S.L., se centraba en el propósito de I+D+i.

«Desde la quiebra de Lehman Brothers en 2008, la recesión internacional y las actuaciones urbanísticas irregulares que tuvimos que soportar en Moncofa desde 2002», dice, la economía de los socios se resintió y la familia Díez-Caballero vendió parte de su patrimonio «para que ambas empresas pudieran seguir disponiendo del 35% de los presupuestos anuales de investigación».

Esquema de calidad de la tecnología aplicada al agua de riego.
COFINANCIACIÓN DE LA UE

Ello, junto a la cofinanciación de la Unión Europea en los proyectos de I+D+i, «ha permitido su mantenimiento en lo que respecta a la actividad tecnológica hasta hoy. No así el plan de fabricación y comercialización de WOLA», apunta el ingeniero.

En sus 30 años de actividad, el investigador explica que entre 1996 y 2023, la Unión Europea ha seleccionado «por su interés social y tecnológico» 11 de los 21 proyectos presentados por Biosensores S.L. y por WOLA S.L. «Significa la selección y cofinanciación del 52% de los proyectos presentados a la UE por las dos empresas», apunta.

La cofinanciación promedio para esos 11 proyectos aprobados fue del 65% del presupuesto. Los socios fundadores de ambas marcas completaron el 35% del dinero restante «vendiendo para ello bienes patrimoniales», añade Díez-Caballero.

Actualmente, WOLA está estudiando la creación de una Joint Venture con varios organismos medioambientales de Oriente Medio «interesados en estas tecnologías, con el objetivo de iniciar la fabricación y comercialización en ese mercado de algunos de los biosensores microbianos automatizados que han desarrollado ambas empresas».

Equipo de investigadores
EQUIPO DE INVESTIGADORES

El fundador destaca el equipo de científicos pluridisciplinares con los que ha trabajado desde 1992: más de 35 investigadores seniors, como biólogos, doctores en Biología Molecular, físicos, doctores en Medicina, en Ingeniería, «lo que hacía posible avanzar en nuevas estrategias analíticas de biosensores». «A su vez, en cada proyecto que se desarrollaba, el equipo pluridisciplinar desarrollaba prototipos capaces de realizar análisis sin la intervención humana», asegura.

Con ello se lograron hitos importantes como: «desarrollo de biosensores microbianos automatizados para monitorizar parámetros fundamentales en calidad del agua; medio ambiente; piscifactorías; acuaponía o acuicultura. Utilización de aguas residuales regeneradas; biorremediación, etc. Se ha logrado en muchos casos reducir el tiempo de análisis de días a menos de 30 minutos, rebajando el costo de más de 50€ por análisis que cuestan solo 0,8 euros».

Además, durante estos 30 años, más de 70 universitarios han podido formarse y realizar proyectos de investigación en las instalaciones que siguen en Moncofa como referente científico de la zona.