La política exterior de Estados Unidos no cambiará tanto si Biden gana las elecciones

Estados Unidos y el orden internacional están en un momento de transición. La Administración Trump ha provocado disrupciones en todos los frentes, y las presidenciales del próximo 3 de noviembre podrían suponer un antes y un después para el país. Sin embargo, puede que estas elecciones no sean tan determinantes para la política exterior estadounidense como para el ámbito interno. 

Mucho antes de la presidencia de Trump, el orden liberal internacional que EE. UU. había forjado y liderado tras la Segunda Guerra Mundial había empezado a quebrarse, siendo cada vez menos liberal, menos ordenado y menos estadounidense. En ese contexto, la política exterior estadounidense tradicional ya no se ajustaba a la realidad mundial, ni tampoco a la interna del país. Trump puso de relieve esa tendencia, centrándose más en su electorado que en aventuras en el exterior. Pero ese cambio de rumbo ya lo marcó Obama, y se mantendrá aunque Biden gane las elecciones. 

El final del liderazgo estadounidense

Cuando llegó a la Casa Blanca en 2009, Barack Obama heredó un país sumido en una crisis económica y dos largas guerras en Afganistán e Irak, y lo hizo prometiendo revertir la política exterior de su antecesor, George Bush. Obama entendió que el orden internacional había entrado en una nueva fase y que Estados Unidos debía adaptarse a ello, empezando por retirar sus tropas de esas guerras interminables. Más adelante, cuando se enfrentó a los conflictos en Siria, Ucrania o Libia, Obama descartó intervenciones militares a gran escala y optó por no involucrarse o hacerlo de manera mínima, a través de drones, sanciones o con muy pocas tropas. Su sucesor, Donald Trump, siguió la misma línea, comprendiendo que la política exterior de EE. UU. tenía que ajustarse a la nueva realidad internacional y nacional. 

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