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UNIVERSIDAD DE LA SABANA
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
CHÍA, 2003
Violencia, Arte y Psicoanálisis 2
Tabla de Contenido
Tabla de apéndices 1
Resumen 2
Introducción 2
Justificación 3
Marco Teórico 4
Marco Conceptual 4
Marco Contextual 4
Pregunta de investigación 53
Objetivos 53
General 53
Específicos 53
Categorías de análisis 55
Método 58
Diseño 58
Objeto de Estudio 59
Instrumentos 60
Procedimiento 61
Resultados 63
Discusión 64
Referencias 71
Apéndices 75
Violencia, Arte y Psicoanálisis 3
Tabla de Apéndices
Apéndice A, B, C, D
Apéndice E, F, G
Apéndice H
Apéndice I, J, K
Apéndice L
Apéndice M, N, Ñ, O
Apéndice P, Q, R
Apéndice S
Apéndice T
Apéndice U
Apéndice V
Violencia, Arte y Psicoanálisis 4
Resumen
Abstract
lado, se elaboró un marco contextual que contiene la vida y obra de la artista Débora Arango
y la recopilación de los hechos históricos ocurridos en la época que rodeó el 9 de Abril y la
dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla, así como la situación de la mujer colombiana
en dicha época.
El arte, además de ser un proceso sublimatorio, es el medio por el cual las personas
pueden dar a conocer las más vivas pasiones y sufrimientos que ha vivido la cultura.
Muchos artistas expresan a través de su obra las experiencias que marcan su contexto. En el
arte están impresos los grandes triunfos, la belleza y el amor. Pero, de igual forma se
observan las manifestaciones de denuncia y crítica a las instituciones que han sido resultado
del proceso cultural, dando bienestar pero también protagonizando los grandes sufrimientos
que ha vivido la humanidad a lo largo de su historia.
Es muy interesante ver cómo el arte y la psicología, dos disciplinas tan diferentes a la
vista se pueden integrar. El arte debe tenerse en cuenta dentro de la investigación
psicológica, ya que se trata de una manifestación individua y cultural, en la cual se expresan
sentimientos y pensamientos. Además, observar cómo el arte puede llegar a ser una opción
de contraguerra frente a fenómenos como la violencia que han atravesado desde un
comienzo la historia del ser humano. El arte es una alternativa de vida, tal como lo dijo
Violencia, Arte y Psicoanálisis 6
Freud (1911) “Si una persona que choca con la realidad posee un don artístico, podrá
transformar sus fantasías en creaciones artísticas, en lugar de volverlas síntomas. De esta
forma puede escapar del destino sombrío de la neurosis y, más bien, reencontrar por esta vía
su contacto con la realidad”.
Es por esto, que surge la necesidad de ahondar en el proceso creador, en este caso en
particular, de la artista antioqueña Débora Arango, ya que en su obra se percibe una
expresión interna, que deja a la luz, sus angustias más profundas con respecto a su vida y a
su cultura colombiana. A partir de sus críticas y denuncias, se muestra como una mujer que
sufre la represión de género en una cultura machista y opresora, es capaz de mostrar su
lectura de una realidad cruda y violenta, que hasta esa época las instituciones querían
ocultar.
Con el fin de realizar la interpretación de las dos obras plásticas de Débora Arango
“Masacre 9 de Abril” y “Rojas Pinilla”, se considera necesario hacer una revisión teórica de
las categorías expuestas dentro de los objetivos del proyecto. Esta revisión se hará -desde la
psicología- con base en la concepción psicoanalítica dado a que contiene la mayoría de
investigaciones de los conceptos de mecanismos de defensa (sublimación y represión),
Instinto de vida y de muerte y, su relación con la cultura y la guerra.
Para dar inicio a esta revisión teórica, se cree de vital importancia retomar el
concepto de instinto, ya que es una piedra angular del enfoque psicodinámico. Para Freud
(1913), los instintos son fuerzas constantes y no una fuente de impulsos momentánea. Son
una característica del mundo interior y una evidencia frente a la existencia de necesidades
instintivas. Existen dos tipos de estímulos, unos procedentes del interior, entre los que se
encuentran los de origen fisiológico y los de origen psíquico; en términos freudianos, serían
los instintos del yo (sensaciones) y los instintos libidinales (sentimientos). Otros, son los
estímulos que provienen del exterior, frente a los que el individuo logra la supresión a través
de la fuga, siendo esta acción ineficaz cuando se trata de evadir los estímulos internos, ya
que frente a estos la única posibilidad de suprimirlos es su satisfacción, que puede ser
alcanzada por la transformación de la fuente del estímulo interno.
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Es decir, que los instintos no son pasivos ya que cada uno es una magnitud de
actividad. La pasividad sólo es posible tenerla en cuenta para el fin del instinto. Otra
característica es el Fin, que hace referencia al objetivo que persigue el instinto. Éste objetivo
es siempre la satisfacción, que será lograda al suprimir la excitación que proviene de la
fuente del instinto. El fin de los instintos siempre es el mismo, sin embargo existen distintas
maneras de cesar la excitación. Para cada instinto pueden existir diferentes fines próximos,
susceptibles de ser combinados o sustituidos entre sí. Cabe mencionar entre los instintos
aquellos que son Coartados en su Fin, ya que son procesos que permiten avanzar en cierto
grado hacia la satisfacción del instinto, pero que luego consiguen inhibirlo o desviarlo.
Por otra parte está el Objeto, que se toma como el elemento a través del cual el
instinto alcanza su satisfacción y no es necesariamente algo exterior al individuo. Puede ser
alguna parte de su cuerpo y es susceptible de ser sustituida indefinidamente por otra mientras
perdure el instinto. Esta es la característica más variable de los instintos. Cuando un instinto
se halla ligado estrechamente a un objeto se dice que el instinto tiene una fijación.
Finalmente está la fuente del instinto que se tiene en cuenta como un proceso que surge en
un órgano o una parte del cuerpo y que es representado en la vida anímica por el instinto. A
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pesar de que se ignoran sus orígenes, se considera que el estudio de las fuentes del instinto
no corresponde ya a la psicología.
Vale la pena afirmar que el instinto se da a conocer por sus fines, aunque lo decisivo
para él radica en el hecho de nacer de fuentes somáticas. Los instintos son cualitativamente
iguales, su efecto depende de la excitación que llevan consigo y, la diferencia en sus
funciones depende de la diversidad de las fuentes.
Estos instintos pueden tener varios destinos que no implican un único fin y que sirven
de defensa hacia el mismo instinto, es allí donde se encuentran: la transformación en lo
contrario, la orientación contra la propia persona, la represión y la sublimación.
mejor forma de explicar estas antítesis es a través de tres polarizaciones: yo – objeto; placer
– displacer y, actividad – pasividad. Los movimientos instintivos se ven influenciados por
éstas, las cuales determinan los destinos de los instintos. La primera tiene que ver con el
factor biológico, la segunda con el factor real y la tercera con el factor económico.
estímulo exterior llega a ser interior, pasando a constituir una fuente de gran excitación y por
lo tanto, producir gran tensión en el organismo, adquiriendo mayor fuerza frente a la
satisfacción, el motivo que genera displacer. En otras palabras, “La esencia de la represión
consiste exclusivamente en rechazar y mantener alejados de lo consciente determinados
elementos”, Freud (1917).
Freud (1917), expone que el proceso de represión está caracterizado por algunas
fases. En primera instancia se encuentra la represión primitiva, la cual se refiere a la
imposibilidad de que la representación instintiva acceda al consciente, convirtiéndose, por lo
tanto, en una fijación. La segunda fase tiene que ver con la represión propiamente dicha, es
decir, con las ideas que hacen conexión con la representación reprimida. Estas
representaciones crecen en lo inconsciente y desde allí buscan la forma de pronunciarse sin
necesidad de ser conscientes, son regidas por la fantasía y la negación de la satisfacción.
Son dos pulsiones las que fundamentan las tendencias instintivas del hombre. Tanto
el yo como el ello se ven sometidos a la acción de las pulsiones.
Empero, algo importante es resaltar los motivos que hacen de la cultura un elemento
radical tanto en el desarrollo del individuo como de la especie. El hombre es un ser que
cargado de instintos se hace vulnerable a las tendencias que estos le provocan. Uno de estos
instintos es el de vida, llamado Eros, y conduce al individuo a luchar por la vida, por la
supervivencia de sí mismo y de su misma especie; el otro instinto que vale la pena aquí
mencionar, es el instinto de muerte, llamado Tánatos, caracterizado sobre todo por llevar al
individuo, a través de sus tendencias, a su estado más primitivo, es decir, a lo inorgánico,
como materia muerta. Gracias al Eros, el hombre tiende a reunirse con los de su misma
especie, procurando así la formación de familias, tribus, clanes, comunidades, etc,. El
Tánatos por su parte, gracias a su fin, lo que hace es conducir al hombre a través de la
agresión y la hostilidad a enfrentarse a su entorno y a sí mismo.
Las pulsiones según Freud (1923), son dos: las sexuales, que no solo comprenden la
pulsión sexual no inhibida y la sublimada, sino que también abarcan la autoconservación,
persiguiendo la meta de conservar la vida. Y las de muerte, que reconducen al ser al estado
inerte. Gracias a la musculatura, se puede dirigir esta pulsión al exterior como pulsión de
destrucción.
Para Freud (1920), el instinto del yo es el mismo instinto de muerte, que se define
también como ”la tendencia propia de lo orgánico vivo que conserva la idea de reconstruir
un estado anterior”. El instinto de muerte surge de la tensión que se da en lo animado por
volver al estado anterior, lo inanimado. A través de sus propias funciones hay unos que van
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hacia la muerte y otros que van hacía la nueva formación y el progreso. Estos son los
instintos sexuales que son los que se dirigen hacia la vida, provocando contradicción contra
los otros. La diferencia del hombre con el animal se basa en que el hombre reprime sus
instintos sustituyendo la manera de satisfacerlos no dejando de lado su tensión.
Estos son algunos ejemplos en los que se ven manifiestas las dos pulsiones
mencionadas en líneas anteriores.
Para Freud (1923), en el sadismo de pulsión sexual están mezcladas las dos
pulsiones. La pulsión de vida se manifiesta al procurar placer al sujeto que realiza la acción,
y la pulsión de muerte se observa cuando es a través de la destrucción del otro que el
individuo llega a dicho placer. Por otra parte, en el sadismo vuelto autónomo, el individuo
lleva a cabo la acción agresiva contra sí mismo, procurándole esta acción placer, primando lo
tanático ya que el sujeto va en contra de su autoconservación. En cambio, en el
masoquismo, una primera persona es arremetida por una segunda con el fin de generar placer
a la primera.
Siguiendo con esta idea, es posible afirmar que la prevalencia del Eros y el Tánatos
en la vida anímica depende de la energía desplazable que se encuentra en el yo o en el ello
que aumente alguna de las dos pulsiones. A veces, cuando la actitud hostil no satisface a la
persona, ésta decide amar con el fin de satisfacer y economizar energía, ya que la libido
desplazable trabaja para el Principio del Placer con el fin de facilitar la descarga, haciendo
que las pulsiones eróticas sean más desplazables que las destructoras. Dicha energía
desplazable viene del acumulado libidinal narcisista y es, por ende, Eros desexualizado.
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Tan nombrado autor (1920), asegura que la vida anímica y/o psíquica es regulada por
el principio del placer. Siguiendo esta idea, es posible afirmar que uno de los fines del
aparato anímico es conservar lo más baja posible la cantidad de excitación que en él hay, ya
que todo lo que la eleva es antifuncional
Casi toda la energía del aparto psíquico viene de los impulsos instintivos inherentes a
él. Hay instintos incompatibles en su fin, hay otros que son compatibles y que forman la
unidad del yo. Los incompatibles son separados del yo por el proceso de la represión,
retenidos en el inconsciente haciendo imposible su satisfacción. Si esos instintos reprimidos
logran por caminos indirectos ser satisfechos, serán percibidos por el yo como
displacenteros.
Freud (1920), propone que frente al peligro el individuo experimenta tres clases de
sensaciones. La angustia, entendida como la sensación que se deriva de la espera de un
peligro no conocido. El miedo, que se produce cuando hay percepción de un objeto
verdaderamente peligroso, y el susto, entendido como un estado en el que el individuo
reacciona frente a una situación inesperada y se observa en las personas que carecen de
disposición a la angustia
Acerca de las impresiones dolorosas, se hace posible anotar que a partir de los juegos
artísticos de los adultos, al igual que en los infantiles, no se percibe un ahorro de éstas
aunque si permiten sentir placer al llevarlo a cabo. De este modo, el niño repite tanto el
suceso desagradable como el placentero con el fin de dominar, respectivamente, la impresión
violenta tanto como el suceso agradable. La repetición, implica una perfección de dominio.
Este rasgo tiende a desaparecer, imponiéndose la novedad como condición del goce en el
adulto y en el niño no.
También bajo el dominio del principio del placer existen medios suficientes para
convertir las vivencias desagradables en experiencias placenteras.
displacentera a pesar de la lucha de los instintos por sentir placer. No solo el neurótico tiende
a la repetición, todo aparato anímico tiende a la obsesión de repetición, haciendo que ésta
vaya más allá del principio de placer. En algunos casos se da la repetición basada en
influencias tempranas infantiles, en otros no se observa la influencia que recibe el ser para
actuar sobre ciertas situaciones repetitivas, determinando su influencia por hechos externos.
Freud (1930), certifica que el hombre encuentra varías formas que ayudan a soportar
parte de la miseria que vive. Existen ciertos procedimientos que evitan la desgracia y que
tienen que ver con el aislamiento de la persona de su entorno (quietud, pasividad), con atacar
la naturaleza culpándola de las desgracias o sometiéndola a su voluntad. Finalmente, se
encuentran los químicos, en cuanto a la intoxicación con sustancias extrañas al organismo
que producen placer y disminuyen la sensibilidad al displacer, alejando progresivamente a la
persona de la realidad.
Según Freud (1930), el hombre pretende ser feliz evitando el dolor y el displacer o
viviendo sensaciones placenteras a través de satisfacciones instantáneas. Sin embargo,
existen tres adversidades que dificultan el camino hacia la felicidad. Una, es la decadencia
física y psíquica, que se ve reflejada en la angustia; otra, es la relativa al mundo exterior, que
se refleja en los estímulos externos que afectan al individuo y le impiden lograr sus propios
ideales y, por último, está la concerniente a las relaciones con otros seres humanos (el
sufrimiento en este punto lleva al ser humano al conformismo y la resignación).
podrá ver todos sus deseos o necesidades totalmente satisfechas pues siempre va a estar
enfrentado a adversidades adicionales presentes en la vida. O, por otro lado, el camino que
utilice para sobrellevarlas se puede ver obstaculizado por las normas culturales. De este
mismo modo, cuando un individuo no opte por el encierro y decida salir al mundo para
convivir con sus semejantes, se va a ver forzado a buscar maneras de enfrentar todo lo que
en ellos y en la convivencia encuentre como desagradable.
Los instintos cuando se satisfacen producen placer o felicidad, pero pueden llegar a
generar dolor cuando el mundo externo priva al individuo de su satisfacción, ante lo cual el
ser prefiere controlarlos a aniquilarlos. Otra técnica para evitar el dolor, se basa en reorientar
los fines instintivos a través del mecanismo de la sublimación (concepto que se habrá de
retomar más adelante).
Aquí Freud (1930), propone el arte de vivir a través del amor para hacer frente a las
perturbaciones de la vida. Su idea hace referencia a trasladar la satisfacción de los impulsos a
los procesos psíquicos internos, desplazando la libido hacia diferentes objetos, aferrándose la
persona a ellos hallando la felicidad en este vínculo. A través del arte de vivir, el ser puede
dejar de lado el sufrimiento para concentrarse en el cumplimiento de su felicidad, con la
satisfacción que brinda el hecho de amar y ser amado.
A pesar de que Freud (1930), argumenta que el arte de amar es el mejor camino para
hallar la felicidad, reconoce que cuando el sujeto se enfrenta a la pérdida del objeto amado o
de su amor, afronta el mayor de los sufrimientos. Empero, vale tener en cuenta que la
elección del camino hacia la felicidad es responsabilidad de cada ser humano y esta idea trae
consigo los procesos psíquicos con los cuales cada individuo se ayudará para determinar cuál
y cuánto de cada técnica necesitará para satisfacer sus instintos. Pero no hay que dejar de
lado, que la vida del hombre también está influida por las oportunidades que éste encuentre
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en el mundo exterior, de la independencia que logre de éste y las modificaciones que pueda
hacer al medio según sus intereses y conveniencia.
Freud (1930), expresa que a pesar de las tres fuentes de sufrimiento mencionadas
anteriormente, nada de esto ha ido más allá de todo lo que se conoce acerca de la felicidad.
Frente a las dos primeras fuentes, se debe estar preparado para lo inevitable, y de paso,
aceptar que nunca se dominará la naturaleza, y por ende, al propio cuerpo, ya que al hacer
parte de ella, éste se hace perecedero y limitado; y, en relación a la tercera, de origen social,
se pueden encontrar varios factores que truncan la felicidad del ser. Por un lado, el
sufrimiento que se ha generado desde la creación de instituciones que supuestamente están al
servicio del hombre y su bienestar, dispuestas a brindarle protección. No obstante la realidad
es otra, ya que el egoísmo, el poder y la envidia de los hombres que se encuentran al mando
de dichas organizaciones, han hecho que sus intereses y bienestar primen sobre los fines
hacia los cuales dichas instituciones fueron creadas (proporcionar bienestar a las
comunidades). De otro modo, está el sufrimiento que generan las grandes demandas de la
sociedad. Estas demandas generan tormentos porque muchas veces chocan con los ideales
personales y, otras tantas, porque exigen más de la capacidad del sujeto para llegar a
cumplirlas, generando en él altos grados de frustración, por sentirse incapaz de cumplirlas.
la posibilidad a través de ellas, de sentir placer con las cosas mas mínimas como sacar una
pierna al frío y volver a guardarla para sentir calor.
En relación a esto, Freud (1930), afirma que la cultura es la suma de las producciones
e instituciones que distancian la vida del ser de la de los animales y donde ésta tiene dos
fines: proteger al hombre de la naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí.
Como primeros actos culturales se pueden observar el uso de herramientas, del fuego
y la construcción de habitaciones, y, más adelante, gracias a la ciencia, la construcción de
máquinas que sobrepasan barreras impuestas para él hombre, la perfección de órganos
motores y sensoriales a través de la fabricación del teléfono, la lente, el avión y los barcos,
nombrando sólo algunos, logrando un ideal de omnipotencia y omnisapiencia que parecía
inaccesible. Pero pese a todos estos logros y a su semejanza con Dios, el hombre tampoco ha
conseguido la felicidad completa.
Por otro lado, se encuentra una de las manifestaciones que más caracterizan a la
cultura y que tiene que ver con los procesos psíquicos, tales como, las producciones
intelectuales, científicas y artísticas e ideas (sistemas religiosos, especulaciones filosóficas y
construcciones ideales), las cuales tienen como fin, generar provecho y placer, aunque no
todo el mundo goza de habilidades para lograrlas.
equiparar los parámetros que fundamentan dichas relaciones nace la justicia, la cual depende
de que el individuo renuncie en parte a las satisfacción de sus instintos, por conseguir
beneficios comunes.
Expresa Freud (1930), que la libertad existía antes que cualquier manifestación de la
cultura, aunque carecía de valor. Ésta impone restricciones y la justicia hace que sean
cumplidas. En el momento en que la multitud se rebela frente a alguna injusticia impuesta, se
puede decir que hay un progreso, mas si por el contrario es una demostración de una parte de
la personalidad que no ha sido dominada por la cultura, se tomaría como un acto de
hostilidad frente a ésta. Las leyes por su parte, se originan en el momento en que el hombre
primitivo reconoce la utilidad de vivir en comunidad. El macho en las tribus era quien tenía
el poderío, quien sometía a la familia a sus decisiones. Dado el inconformismo frente al
deber de sumisión con el padre, los hijos probaron unirse reconociéndose así más fuertes
como grupo. Aunque esta alianza comprometía a los hijos a aceptar ciertas normas para
poder convivir y luchar por intereses en común, esta opción era preferible a seguir
subordinados por el más fuerte.
Frente a la guerra Freud (1915), dice que ésta nunca llegará a su fin en tanto los
pueblos difieran en tales proporciones, y la valoración de la vida sea tan heterogénea entre
todos los seres humanos, ya que existen fuerzas instintivas muy poderosas representadas por
el odio, que surgen más fácilmente cuando el hombre se ve enfrentado al deseo de controlar
a su semejante, de hacerlo igual a él.
A través de la historia, se ha reconocido que las guerras continúan, y todavía con más
crueldad en los siglos XX y XXI; que traen decepciones, ya que hacen parte de ellas toda
clase de tecnología armamentista, y lo más indignante es que infringe todas las limitaciones
impuestas por los estados civilizados. El tan nombrado Derecho Humanitario Internacional,
es el más pisoteado ya que no se respeta a los heridos y a los médicos, y hasta los niños y
mujeres hacen parte de los conflictos violentos, rompiendo por completo con cualquier lazo
de solidaridad.
Los Estados, según Freud (1915), tienen que ver en gran medida con las guerras ya
que según palabras suyas, “El estado combatiente se permite todas las injusticias y todas las
violencias que deshonran al individuo. No utiliza tan sólo contra el enemigo la astucia
permisible, sino también la mentira a sabiendas y el engaño consciente, y ello, en una
medida que parece superar la acostumbrada en guerras anteriores. El Estado exige a sus
ciudadanos un máximo de obediencia y de abnegación, pero los incapacita con un exceso de
ocultación de la verdad, y una censura de la intercomunicación y de la libre expresión de sus
opiniones, que dejan indefenso el ánimo de los individuos así sometidos intelectualmente,
frente a toda situación desfavorable y todo rumor desastroso. Se desliga de todas las
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garantías y todos los convenios que había concertado con otros Estados y confiesa
abiertamente su codicia y su ansia de poderío, a las que el individuo tiene que dar, por
patriotismo su visto bueno” (Freud, 1915). El Estado muy difícilmente es capaz de premiar a
su pueblo por su sumisión frente a lo que le exige. Los hombres terminan actuando
cruelmente con malicia y traición después de haberse abstenido de reprochar cualquier cosa,
siendo causante de esto el miedo social.
En un principio las comunidades giraban entorno a una ilusión, pero como toda
ilusión cuando se enfrenta a un poco de realidad, termina destruyéndose. Surge una pregunta
que cuestiona el por qué de la brutalidad del ser humano, frente a la que Freud (1915),
responde que el hombre es malo y bueno desde que nace, pero que su mundo circundante lo
educa y lleva hacia el bien. Desafortunadamente, esto no descarta que más adelante existan
manifestaciones del mal en la persona, es decir, que el mal nunca se ha extinguido debido a
que en el ser humano existen impulsos instintivos ya nombrados anteriormente y que no son
determinados como buenos o malos, sino que se clasifican según su relación con las
necesidades y exigencias de la humanidad.
instintos pueden ser inhibidos en su fin, otros pueden cambiar de objeto o volverse contra la
propia persona.
Por otro lado, Freud (1915), da gran importancia a la actitud de los seres humanos
frente a la muerte. Para él las personas niegan la muerte y la evitan, ya que bajo el
inconsciente, todo ser pretende ser inmortal. Respecto al fenómeno de la guerra expresa que
el hombre primitivo emerge como héroe, en donde los extraños son enemigos y por lo tanto
hay que terminar con ellos. Finalmente, confirma la consideración de la guerra como algo
que perdurará en la historia de la humanidad, siempre y cuando sigan existiendo motivos de
discordia, repulsión ente las personas y represión constante de la muerte como algo
inminente.
Según Freud (1930), la unión por amor es más fuerte que la unión resultado del
trabajo. A esto tal vez se deba la atribución que se hace a los dioses del amor y la
tranquilidad, Eros y Ananqué (quienes dominaban en ese entonces), el que los hombres
decidieran vivir en comunidad.
amor inicial se transforma en ternura facilitando la satisfacción del instinto bajo el principio
del placer.
La palabra amor, según Freud (1930), se emplea para llamar así a la relación entre un
hombre y una mujer que han fundado una familia sobre la base de sus necesidades genitales.
También para denominar los sentimientos positivos entre padres e hijos, entre hermanos y
hermanas, a pesar de que estos vínculos deban ser considerados como amor de fin inhibido o
coartado en su fin (cariño). El amor coartado en su fin es originalmente sexual y lo sigue
siendo en el inconsciente humano, no obstante se sabe que lleva a la formación de amistades
ya que en ellas no existen las prohibiciones que tiene el amor genital, como la de la
exclusividad. El amor genital, por su parte, permite casi exclusivamente la formación de
nuevas familias.
La cultura actual, solo acepta las relaciones sexuales basadas en una unión única e
indisoluble entre un hombre y una mujer, admitiendo a la sexualidad solo como instrumento
de reproducción humana y no como fuente de placer en sí misma. Sin embargo, la presión de
la cultura no es el único factor responsable de afectar la fuente de felicidad como el goce
sexual, sino que hay algo inherente a la propia esencia de la función sexual que priva al ser
de satisfacción completa, impulsándolo a seguir otros caminos. Las personas que menos
soportan las restricciones culturales, son las neuróticas que mediante sus síntomas se
procuran satisfacciones sustitutivas, que por otro lado no están exentas de procurarles
sufrimientos ya sea por sí mismas o por las dificultades que les ocasionan con el mundo y la
sociedad.
Según Freud (1930), el otro no es solo objetivo de amor y satisfacción sexual, sino un
motivo para descargar la agresividad (humillación, sufrimiento, explotación, asesinato), pero
la cultura impone barreras, como el mandamiento “amarás al prójimo como a ti mismo”,
impidiendo llevar a cabo la satisfacción de las tendencias agresivas. Por otro lado, la misma
cultura genera factores que llevan al hombre a descargar su agresividad en actos violentos
como las propiedades y el consumismo. La tendencia agresiva, es una disposición instintiva
innata y autónoma del ser humano y se convierte así en el mayor obstáculo con el que
tropieza la cultura.
persona una alta conciencia de valores y de moral que le permiten actuar sin ese miedo. Es
allí cuando se deduce la culpa como resultado del miedo a la autoridad, es decir, al super yo.
Para realizar el análisis de las dos obras propuestas, es necesario indagar sobre el
contexto en el que se desarrollaron la vida y obra de la artista Débora Arango.
A principios de 1900 Medellín vivía el malestar de la Guerra de los Mil días (1899-
1902), aunque la región antioqueña haya sido de las menos afectadas ya que no se involucró
intensamente en la guerra. Esto le permitió enfrentar el nuevo siglo con mayor solvencia
(Ramos, 1979 citado por Londoño, 1997).
A partir de la segunda mitad del siglo XIX dos grandes obras públicas marcaron el
desarrollo histórico de la región: el Ferrocarril de Antioquia, uniendo a Puerto Berrío con
Medellín sobre el río Magdalena, y la Catedral de Villanueva, conocida hoy como la Basílica
Metropolitana, que figuró como el edificio monumental urbano por excelencia para dos
generaciones de antioqueños. Entre los sitios más notables de la cuidad, según Schloss
Brothers (Londres 1908, citado por Londoño 1997), están los cementerios de San Lorenzo y
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San Vicente, las plazas de mercado Flores y Guayaquil, la Casa de la Moneda, el Colegio
San Ignacio, la Universidad de Antioquia y catorce iglesias aparte de la catedral.
La enseñanza artística, estuvo por esta época a cargo de Francisco Antonio Cano
(1865 –1935), quien se dió a conocer por sus trabajos como pintor y escultor, además de ser
director de la Escuela de Bellas Artes de Medellín, en donde tuvo la oportunidad de
transmitir los conocimientos neoclásicos y académicos de su profesión (Barney-Cabrera,
1970, citado en Nueva historia de Colombia, 1989).
A principios del siglo XX, el 11 de Noviembre de 1907, nace Maria Débora Elisa
Arango Pérez, la octava de catorce descendientes, de los cuales dos fallecieron siendo muy
pequeños.
Su madre Elvira Pérez (Entrerríos, 1878) y su padre Cástor Arango (Envigado, 1870)
contrajeron matrimonio en Diciembre de 1893. Vivieron sus primeros años de casados en
Casablanca, residencia de los padres de Cástor ubicada en Envigado, contando desde muy
temprano con la colaboración de Anselma, la empleada que ayudó al cuidado y educación de
los hijos. De ella se hallan al menos dos cuadros que dibujó Débora reconociendo su grata
dedicación para con ellos. (Apéndice A)
Por su parte, Débora, a sus siete años ingresa en el colegio infantil de las Izasas, una
institución privada ubicada cerca de la residencia familiar. Cuando pequeña fue apodada
Rufa en honor a su abuela paterna “Mamá Rufina”. Siendo aun pequeña, Débora contrajo
paludismo, enfermedad que la acompañó durante casi cinco años, dificultándole realizar las
labores escolares. Esta afección fue común en Medellín desde finales del siglo XIX hasta
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principios del XX, pues el progreso de la medicina local era muy limitado, igualmente la
deficiencia de drenajes y alcantarillados y la mala calidad del agua se sumaban a las
condiciones desventajosas. Así, el tratamiento dado a la pequeña fue un amargo bebedizo
suministrado por el médico antioqueño Andrés Posada, autor de ciertos escritos científicos.
Tiempo después Mamá Rufina fue a vivir a casa de Cástor donde murió, un día antes
de asistir a la misa acostumbrada. Esta muerte junto con la de su tía Leonor, hermana de
Cástor causaron gran impresión en la joven.
Lo mejor que le pudo suceder a Débora Arango en su formación artística fue haber
sido alumna de la hermana italiana María Rabaccia quien descubrió en ella sus capacidades e
interés por el arte. Desde pequeña, esta artífice fue guardando episodios de su vida los cuales
tiempo después vino a colocar en sus pinturas. Tal es el caso de La Mística (Apéndice B)
cuadros en los que evoca la fuga de la monja que les cocinaba en el colegio, con el hombre
que les repartía los víveres. Este cuadro, en un nivel amplio representa a las monjas que
dejan los hábitos o se escapan de los conventos (Londoño, 1997).
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Teniendo aun 15 años, Débora Arango se enamoró por primera y única vez en su
vida, pero por razones familiares no pudo pensar este amor como un asunto real. Esto le
causó tanta frustración que optó por considerarse “vacunada” para siempre en materia
amorosa.
En cuanto a su educación, cursó solamente uno de los dos años de preparatoria pues
sus problemas de salud le impedían ser buena estudiante. Al respecto las monjas, haciendo
una excepción, le permitieron asistir al colegio para trabajar en los talleres de pintura y
costura. A sus 24 años la joven tenían más que el nivel básico de un pintor principiante. Sus
pinturas ya se caracterizaban por ciertos rasgos presentes en muchas de sus obras: el poco
interés por el espacio y el énfasis en una imagen principal.
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Los principales maestros que aportan a la trayectoria como artista de Débora Arango
son Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez.
Eladio Vélez nació en Itagüí (Antioquia) en el año 1897 y falleció en 1967. Adquirió
sus conocimientos en la Escuela de Bellas Artes de Medellín entre 1913 y 1916. Trabajó en
el taller de imágenes religiosas de los hermanos Carvajal y en la Litografía de Jorge Luis
Arango entre 1918 y 1923. Viajó a Bogotá en 1924 en compañía de Pedro Nel Gómez donde
expuso y participó en tertulias intelectuales. En 1925 expuso en el Hotel Regina. En 1927
viajó a Europa y en abril ingresó en la Academia de Roma y en 1928 mostró sus trabajos en
una exposición de artistas suramericanos. En 1929 se estableció en Paris donde estudió y
trabajó en las academias Julián y Colarossi. En 1931 regresa a Medellín y exhibe en el
Instituto de Bellas Artes un conjunto de óleos y acuarelas y en 1933 es nombrado profesor de
la Institución hasta 1944.
Débora estudió con Eladio Vélez cerca de 4 años. Según cuenta Débora (1995, citada
por Londoño 1997), fue con él con quien aprendió a dibujar, enfatizando su aprendizaje en el
dibujo y la acuarela. La obra más importante de su primer período de aprendizaje es el
retrato de Eladio Vélez en donde aparece con los ojos cerrados y un cigarro en la boca.
(Apéndice D)
Habiendo avanzado en sus estudios, la artista mostraba una marcada inclinación por
representar la agitada vida urbana de Medellín, circunstancia que se contraponía al interés
tradicional de dibujar bodegones de botellas y frutas y algún modelo urbano ocasional, como
lo había aprendido del maestro Eladio Vélez. Decepcionada por no recibir una enseñanza
que se acercara más a la expresión de la vida y la realidad, e inquieta por dibujar de una
manera más vigorosa y emocional, Débora decide buscar pinturas más modernas y es cuando
halla el trabajo de Pedro Nel Gómez.
Este pintor nació en Anorí (Antioquia) en el año 1899 dentro de una familia de
mineros. Se interesó en el arte desde pequeño recibiendo clases de Humberto Chávez para
luego matricularse en el Instituto de Bellas Artes. A los trece años, junto con Eladio Vélez,
presentó su primera exposición de naturalezas muertas. A sus 21 realiza otra exposición en
Violencia, Arte y Psicoanálisis 32
compañía de otros artistas. Tres años más tarde viaja a Europa para estudiar arte,
estableciéndose en Florencia donde profundizó en el estudio de la pintura al fresco. Regresó
a Medellín en 1930 en donde ejerció como profesor y luego como ingeniero (ya que se había
instruido en esa área) y como arquitecto. En 1935, fue el elegido para pintar un mural
conjunto para decorar el edificio que albergaba la Administración de Medellín. En este
trabajo se dispuso a incorporar situaciones que reflejaran la realidad de los más
desamparados, de quienes trabajaran en las arduas condiciones de la minería, de quienes
tenían sueños colectivos como también algunos sucesos por los que pasó la nación en
desarrollo. Es en estos frescos que aparece por primera vez el desnudo en un edificio
público.“Los frescos de Gómez suscitaron desde un comienzo fuerte rechazo entre las
mentalidades más tradicionalistas y conservadoras de Medellín. Su pintura era considerada
como política y revolucionaria, ya que violaba las “divinas leyes” y mostraba
“amontonamiento y confusión” (Londoño, 1996).
“Para Débora Arango, el encuentro con la pintura de Gómez tuvo el efecto de una
revelación que le abrió las puertas a la elaboración de sus inquietudes artísticas más
personales” (Londoño, 1997). La artista tuvo su primer contacto con la obra del pintor
cuando éste elaboraba dichos murales en el edificio de la Administración de Medellín.
Cuenta Débora (citada en el periódico El Diario de Medellín 1939, referido por Londoño
1997), que el estilo revolucionario del maestro descubrió ante ella un amplio campo de
realización. En 1936 inició tres años de intenso aprendizaje en los que aprendió primero la
acuarela, y luego se preparó en la ejecución de desnudos.
A solicitud del maestro, Débora Arango junto con las demás discípulas presentaron
en Julio de 1937, una exposición de acuarelas en una casa desocupada que les ofrecieron.
Débora mostró 21 pinturas de formato mediano. Predominaron aspectos del ambiente urbano
y de la gente en los cuales se percibe la influencia de Pedro Nel. La muestra fue comentada
en tres artículos, uno del diario informativo El Diario y dos del periódico El Colombiano en
el que se mostró una especial apreciación por la obra de las alumnas del maestro, sabiendo
comprender con claridad el significado de la obra de Gómez y sus seguidoras en el arte
antioqueño.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 33
Según palabras de Londoño (1997), vale subrayar “un concepto clave y lúcido
expresado por el periodista redactor de El Colombiano, José Mejía y Mejía, porque sirve
para describir el propósito implícito en las pinturas de Débora Arango: desentrañar “un
aspecto recóndito que ha pasado inadvertido”. Mejía y Mejía, de ideología conservadora, en
su artículo, reivindicó el derecho a producir una visión del mundo desde la inteligencia y la
sensibilidad individuales, en contraposición a la copia y la imitación” (Mejía y Mejía 1939,
citado por Londoño 1997).
En 1938 comenzó a dibujar a la figura humana bajo instrucciones del maestro Pedro
Nel. El primer cuadro pintado por Débora Arango en esta época fue el retrato a la acuarela
de Elvira, su hermana, titulado Azucenas (Apéndice E).
Débora contaba como modelo de desnudos, con su amiga Luz Hernández, y existe un
único óleo que pintó de ella que se llama Desnudo (Apéndice F).
En el año 1948, Débora comienza a plasmar en sus obras la gran influencia del
político Jorge Eliécer Gaitán en el pueblo. En la obra llamada Gaitán (Apéndice G), la artista
capta momentos de una manifestación llevada a cabo en Medellín, en la cual gran cantidad
de seguidores del caudillo hace presencia para servirle de apoyo. En ese momento se abre un
camino más en la vida de la artista, una época marcada por la sátira política, en donde la
violencia generada por liberales y conservadores es la base de esta cadena de obras, en las
cuales no cuesta reconocer lo que allí está expresado, ya que éstas son clara interpretación de
la absurda violencia que aún no cesa en Colombia.
Dentro de las obras pictóricas que marcaron esta época, se encuentra una gran
variedad de trabajos, que expresan la crueldad y la barbarie que desplegó la violencia
bipartidista del momento. Débora, realizaba bocetos en medio de los trágicos sucesos, no
importaba el medio, su obra “Masacre del 9 de Abril” (Apéndice H) fue desarrollada
Violencia, Arte y Psicoanálisis 34
mientras la artista escuchaba por radio el despliegue de fuerza, posterior a la muerte del
caudillo Gaitán, en donde gran parte de la población civil fue asesinada. En otra ocasión, 700
liberales fueron capturados en Puerto Berrío y encerrados en la Plaza de Toros de Medellín
durante tres días a la intemperie, Débora presenció el transporte de éstos en un tren que tenía
un futuro imprevisible, frente a este hecho la artista produjo tres obras, en las cuales describe
de manera expresionista la situación. (“El tren de la muerte”, (Apéndice I).
Desde 1910, se había incluido en el arte colombiano una forma muy particular de
representar a ciertos personajes. Escritores y artistas utilizaban la metáfora zoológica para
este fin. Débora utilizaba este método para interpretar la realidad política y gubernamental
del momento, así como otros hechos históricos. Estas formas estaban basadas en el
imaginario colectivo de su época, representadas en batracios, reptiles, calaveras, aves de
rapiña y hienas. Según Jurado (1997), la mala fama de reptiles y batracios, tenía que ver con
lo maligno y demoníaco que estos representaban desde la época de la colonia. Estos
animales eran objeto de supersticiones y ocupaban un lugar destacado en las prácticas de
brujería, dirigidas a hacer el mal a las personas.
Por aquella época, la artista tuvo muchos críticos, en una ocasión estuvo a punto de
ser excomulgada, debido a una demanda establecida por las mujeres “decentes” de Medellín
frente a sus obras de desnudos femeninos, por otro lado había quienes defendían su trabajo
como es el caso de Ignacio Isaza (periódico El Heraldo y El Correo Liberal), quien publicó
que la artista era revolucionaria, ya que había roto con los esquemas establecidos hasta
entonces por todos los artistas en Colombia. En palabras de Isaza, citado por Londoño
(1997): “En más de una ocasión sus cuadros han merecido la pobreza del altercado para
lanzarla irreverentemente. Pero, ¿podrá ser irreverente esta muchacha que ha pintado el
problema eterno de la figura humana, en contacto directo con el problema anímico que lo
rodea?. Una posición espiritual, una disciplina estética, un credo del sentimiento y el talento.
La sociedad, en cambio, significa para Débora una inútil postura, una rutina aletargada, una
pose de frivolidad convencional. Y es claro : entre el arte y la sociedad se ha decidido por el
Arte, en cuyo panorama colombiano es un valor de meritos innegables”.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 35
A raíz de la muerte de Isaza, las polémicas sobre la artista cesaron durante tres años.
En 1952, Débora forja amistad con el periodista español José Castillo y el artista Ismael
Font, quienes insisten en que Débora viaje a Europa. En 1954, la artista parte con destino a
España. En Barcelona le ofrecen realizar exposiciones, pero ella se niega, ya que prefiere el
estudio y su llegada al país era muy prematura. En la capital española vive un tiempo con
una compañera de estudios de su hermano, pero al poco tiempo se siente “inconforme”,
debido al estilo de vida de aquella mujer. Ingresa a la academia de san Fernando a estudiar
pintura mural y dibujo del cuerpo humano.
Para Débora Arango fue difícil encasillar su obra dentro de alguna escuela “No sabría
decírselo. Traslado al lienzo lo que capto, tal como lo capto; o lo que entiendo en la misma
forma en que lo entiendo. Algunos dicen que mi última pintura puede clasificarse por
muchas razones dentro del expresionismo, pero en realidad cuando me dedico a la pintura no
trato de seguir ninguna escuela pictórica determinada, sino la trama de mi propia
concepción, de mis ideas en relación con la vida”. En su regreso al país, la artista retoma la
expresión política que había abandonado durante algunos años. Pintó varías acuarelas en las
cuales se puede observar una lectura vivaz de los hechos históricos.
A partir del golpe militar que dio el general Rojas Pinilla al expresidente Laureano
Gómez, Débora plasma paso a paso las situaciones que marcaron la historia política y social
de Colombia, en la década de los 50. Realiza una descripción, de cómo un pueblo que pone
toda su confianza en una persona, es luego maltratado por éste, los eventos de violencia que
esto tiene como resultado, y la premura y temor que vienen después que una junta militar
derroca al dictador. “La Salida de Laureano” (Apéndice J), es un reflejo de la salida del
Violencia, Arte y Psicoanálisis 36
caudillo conservador, quien en la pintura ha sido representado como un batracio cargado por
gallinazos, escena que es precedida por la muerte y cerrada por Rojas Pinilla que con su
arma, empuja a Laureano, toda la situación rodeada por gente que apoya en el momento el
golpe militar.
La gente que en un principio apoyó al militar, comienza a darse cuenta que las
promesas y el futuro de paz que se había planteado con Rojas Pinilla en el poder, era
solamente una ilusión y que el panorama se veía nuevamente oscuro y violento, el pueblo se
manifiesta en contra del dictador, frente a la represión que mostró en contra de las protestas
estudiantiles, la censura a la prensa y el rígido control de los arrendamientos, mientras el
costo de la vida subía; estos acontecimientos fueron plasmados por la artista en “Huelga de
Estudiantes” (Apéndice K), en donde se observa al militar en un primer plano, rodeado de
una protesta de estudiantes quienes muestran sus filosos dientes en protesta. “Rojas Pinilla”
(Apéndice L), obra en la cual Débora expresa, el poder arbitrario que tiene el militar sobre el
pueblo colombiano; Londoño (1997) describe la obra: “Débora Arango representó al
dictador personificado en un sapo con charreteras. Lee un discurso con una copa en la mano,
como se lo vio en tantas imágenes de eventos sociales e inauguraciones, difundidas por su
oficina de divulgación y propaganda. Lo rodean una corte de batracios ávidos, un obispo
obeso y algunos civiles. La bandera nacional luce a manera de mantel, debajo del cual salen
dos hienas que se han apoderado de bolsas de monedas de oro. A los lados se observan
serpientes venenosas. En la base de toda la escena, aparecen huesos y calaveras”.
A esta serie de obras, se suman “La Justicia” (Apéndice M), “Melgar” (Apéndice N),
“Junta Militar” (Apéndice Ñ), “La Danza” (Apéndice O), “La República”, (Apéndice P); en
las cuales según Londoño (1997), la artista manifiesta expresiones “casi de ira”, frente a los
sucesos, a través de las gruesas y vigorosas pinceladas, y de la saturación de imágenes y
colores tierra. Al observar las obras de la artista, se podría captar la realidad del momento,
transmite la angustia, el dolor, la violencia desgarradora que vivió el pueblo colombiano en
aquella época. La artista no escapó al temor colectivo del momento, ya que gran parte de
estas obras estaban expuestas en la Congregación Mariana, la artista tuvo que retirarlas
frente a la posibilidad de que los cuadros fueran destruidos. Nuevamente la artista terminaba
una exposición, debido a factores de presión externa.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 37
Las obras realizadas por Débora en aquel momento, sólo fueron conocidas por la
gente veinte años después.
Por otro lado, Débora realizó obras de temas religiosos, que en la gran mayoría de
veces, fueron acusadas de antirreligiosas e irrespetuosas frente a la iglesia, tal es el caso de
“Levitación” (Apéndice Q), “Las monjas y el Cardenal” (Apéndice R), en la década de los
30 “El Placer”, frente a estas críticas, Débora dice: “no era usual que una señorita de esos
tiempos pintara así. Precisamente me nacía ser así porque me gustaba pintar así. Me gustaba
la pintura, establecía que era la verdadera pintura, de manera que mis costumbres las
juzgaban mal, pero yo no tenía costumbres particulares, diferentes a las de una mujer
corriente, católica y de buenas costumbres. También critiqué muchas cosas de los religiosos
en mis obras.. en esa época tocar a los religiosos era un escándalo, pero quiero decirle, que
yo, toda mi vida he sido muy creyente”.
Es posible afirmar según Velásquez (1989), que las mujeres han sido consideradas
como objetos sagrados u objetos de placer desde la perspectiva sexual. En primera instancia,
el modelo impuesto era el de virgen-madre, a través del cual podía la mujer acceder a la vida
religiosa en calidad de esposa de Cristo y madre espiritual. La otra alternativa que se le
ofrecía era el matrimonio por el que debía renunciar a las pocas libertades que tenía, todo en
condición de servir a su esposo. La calidad de objeto de placer se reservaba a las mujeres del
Violencia, Arte y Psicoanálisis 38
pueblo quienes trabajaban como prostitutas. En esta época, la prostitución era considerado
un mal necesario pero admitido moralmente.
A principios del siglo veinte, la situación cultural, social y política no daba para que
la mujer pretendiera ser tratada con igualdad de oportunidades que el hombre, pues era muy
grande el peso de las normas que -producto de las costumbres y la ideología- regían los
procederes sociales y políticos de los ciudadanos. Todas las normas y decretos daban cuenta
del grado de compromiso y obligación de la mujer para con el hombre en una condición de
inferioridad e inhabilidad, siempre al servicio de sus necesidades y expectativas.
Se decía que los modelos femeninos creados por la ideología patriarcal, constituían
supuestamente un equilibrio de la moralidad social que ayudaban también a satisfacer las
necesidades que esta cultura imponía al varón.
En 1940, según y cómo lo narra Velásquez (1989), Jorge Eliécer Gaitán invitó a
Débora Arango a Bogotá al Primer Salón de Artistas Nacionales y a exponer su obra de
manera individual en el Teatro Colón. En esta época de fuertes reproches a los actos y
comportamientos liberales, no faltó quien criticara los trabajos de tales características, como
Laureano Gómez quien tildaba los de Débora Arango de “pornográficos”, afirmando que al
ser exhibidos se estaba atentando contra la patria fundada en Dios, el derecho, la seguridad y
el bien que el gobierno liberal pretendía destruir. Esta mujer, tras verse perseguida por
transgredir los cánones impuestos a la mujer, decidió refugiarse en su hogar hasta el año de
1975.
Es posible ver cómo el estilo de Débora Arango rompía con los cánones de la pintura
femenina y recatada, con poco trasfondo, sirviendo sólo como adorno y representante de los
valores morales más predominantes. De igual manera y bajo la influencia del expresionismo,
Débora siguió pintando además de sus desnudos, obras que presentaban la realidad de una
sociedad desgarrada, en donde sus miembros eran atormentados por la violencia, la pobreza,
la doble moral, en términos más amplios, por el poder injustamente suministrado.
Bien avanzado el siglo XX, se pensaba que la mujer sólo debía tener conocimientos y
habilidades para desempeñarse adecuadamente en sus funciones naturales de madre y
esposa. La educación se limitaba a los campos de la religión, la escritura y la lectura, algunos
conocimientos en historia y geografía, y actividades como el bordado, la costura y ciertas
nociones de economía familiar, que le permitieran cumplir con las obligaciones de su hogar.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 40
Siguiendo los mismos objetivos, se fueron creando más oportunidades para capacitar
de manera más específica a las mujeres, aunque sin acceso a las profesiones liberales. Sobre
la educación en general, las normas religiosas tenían arto peso en las decisiones que al
respecto se tomaban. A pesar de esto ciertas mujeres optaban por aprovechar las
oportunidades que les brindaban de recibir una enseñanza universitaria y de ejercer cargos de
mayor compromiso como la rectoría de un colegio. Sin embargo, las presiones a las que se
veían sometidas por las críticas de los defensores de la moral cristiana y la virtud femeninas,
hizo que algunas mujeres desistieran de continuar ejerciendo sus labores.
Según Sánchez (1986), a comienzos del siglo XX el país se divide por diversas
causas. Una de ellas es la diversificación social, representada en el movimiento obrero, las
luchas campesinas y el surgimiento de nuevos partidos políticos (Socialista –
Revolucionario, Comunista, La Unión de Izquierda Revolucionario y el Partido Agrario
nacional), otra de ellas es el impacto del gaitanismo en la estructura política y la tercera
causa es el impacto del acontecimiento del 9 de abril de 1948.
Según Oguist (1978), la época con más acontecimientos violentos fue iniciada en
1946, debido a que el segundo gobierno de López Pumarejo se debilitó a causa de la gran
oposición conservadora, y a que el partido liberal se dividiera, contando con dos candidatos
para las elecciones de 1946 (Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán), logrando ganar después
Violencia, Arte y Psicoanálisis 42
de dieciséis años, el partido conservador con el candidato Mariano Ospina Pérez. A partir de
ese momento los conflictos entre los partidos se acrecentaron haciendo estallar una de las
más fuertes situaciones a raíz del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, en la
ciudad de Bogotá, el 9 de abril de 1948. A este hecho se sumó la rebelión urbana que se
desplazó a varías zonas del país, la cual tuvo como resultado una sangrienta ocupación
militar en la capital con el fin de que el gobierno tuviera nuevamente el control.
El “Bogotazo”, nombre que fue dado a este doloroso suceso, estuvo protagonizado
por una multitud enfurecida que atacó con vandalismo todas las gentes e inmuebles que
tuvieran que ver con el partido conservador (casas, iglesias, periódicos, etc,.). Dados los
incendios y el desastre ocasionados por la furia de la gente en el centro de la ciudad, gran
parte de la fuerza pública que pertenecía al partido liberal apoyó a los civiles con armas,
situación que fue llevada a su final por la barbarie del ejercito que disparaba sin piedad a
toda persona que se encontrara en las áreas de conflicto. La matanza masiva tuvo como
resultado un mínimo de 2.585 víctimas. Hechos violentos se desplazaron a gran parte de las
regiones del país, días posteriores al evento. Sindicatos liberales y comunistas continuaban
con una huelga a nivel nacional, a tal punto que el director del partido liberal, Carlos Lleras
Restrepo, pidió el 14 de abril a todos sus seguidores que cesaran los hechos violentos, y en
cuestión de horas, con gran disciplina, la población ceso la huelga.
De igual manera los redactores de la prensa siempre se han visto motivados a dar su
opinión e informar a los ciudadanos sobre lo que sucede en el país, “Colombia desde hace
más de cincuenta años ha vivenciado una guerra que año tras año se agudiza y compromete
más y más al pueblo colombiano, acaparando su libertad de ser, estar y vivir. (El Espectador,
Lunes 12 de Abril de 1948)
No obstante, y con el fin de seguir los intereses planteados en este proyecto, se hará
énfasis concretamente en aquellos sucesos políticos y sociales en los que la artista Débora
Arango encontró un motivo de expresión artística y a través de los cuales dio origen a sus
obras.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 43
Fue un golpe duro para la ciudadanía pues aquel caudillo gracias a sus propios
méritos, logró posiciones importantes en el gobierno y era visto como un héroe nacional,
siempre dispuesto a servir generosamente a los desapropiados. El pueblo indignado se
dispuso a formar parte de las filas de revolución que luchaban por el poder de la República,
por el dominio de la Constitución y por hacer respetar la vida de los ciudadanos. En las
calles la situación era dramática y manifestaciones eran llevadas a cabo por gentes de todas
las clases sociales. A través de proclamas, oradores informaban a través de la Emisora
Nacional acerca de la formación improvisada de comandos en otras ciudades donde el
pueblo estaba tomando posiciones del Gobierno. El ejército y la Policía respaldaban con el
apoyo de sus tropas al gobierno, aseverando tener el control de la situación.
“La caudalosa mayoría que sobre ellos demostró tener el liberalismo alarmó a
algunos dirigentes conservadores, y a aquellos sectores extremistas que buscando
reconquistar el poder, habían encontrado el momento propicio para abrirse paso hasta el
gobierno hasta que en un momento de confusión éste les permitió asumir cargos de
responsabilidad. Tras tal amenaza no vieron otra salida que aplicar la consigna: A sangre y a
fuego!”. (El Espectador, 12 Abril, de 1948)
La política de respetar los derechos de los ciudadanos y garantizar tal respeto se vio
violada pues ante el temor del mando del partido liberal, se inició una política de persecución
y parcialidad que buscaba atemorizar a los liberales para alejarlos de las urnas en los
próximos comicios. (Pág. Editorial, Periódico El Espectador, 12 Abril, de 1948).
Según el periódico El Espectador del 12 Abril de 1948, las consecuencias del suceso
del 9 de abril de 1948, fueron las incalculables pérdidas humanas y materiales. Éstas se
registraron así: “La reacción popular empezaba a manifestarse en la carrera séptima entre las
calles 14 y la avenida Jiménez, alrededor del sitio donde fue abaleado el jefe del
Violencia, Arte y Psicoanálisis 44
Estos fueron algunos de los artículos publicados en los periódicos colombianos, que
describieron los hechos atroces y violentos que se desprendieron del asesinato del caudillo
liberal, pero que en cierta forma fue excusa para hacer de este momento un escenario de
exacerbación de sentimientos que estaban reprimidos en un pueblo rendido de tanto maltrato
e injusticia.
Posteriormente, los dos partidos se unieron para presionar la caída de Rojas Pinilla, a
partir de este momento los conservadores y liberales hicieron una tregua, la cual fue llamada
“Frente Nacional”, en donde se pactaba la participación por igual de los dos partidos en los
cargos del estado y donde se intercambiarían la cabeza de éste cada cuatro años.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 46
La violencia tiene muchas expresiones que sobre pasan la dimensión política aunque
no la excluyen. Los orígenes de la violencia vienen de las características de la sociedad
colombiana. La violencia no es sólo ejercida por los pobres, muchas veces como expresión
de rebeldía, sino que también es ejercida por parte del sistema hacia ellos.
Según Rubiano (1984), la época de la violencia, tuvo gran influencia de las artes
plásticas, ya que los artistas colombianos en general, expresan testimonios propios acerca de
Violencia, Arte y Psicoanálisis 47
la vivencia de estos hechos históricos. Dentro de estos artistas se encuentran: Pedro Nel
Gómez (“Viudas y huérfanas”), Luis Ángel Rengifo (Serie de grabados sobre la violencia),
Alejandro Obregón (“Masacre 9 de Abril”) y la artista Débora Arango, objeto de nuestro
estudio y única mujer que se encuentra dentro de la literatura como denunciante de la
violencia de esta época en Colombia, con obras como: “La Masacre del 9 de Abril”, “El
Cementerio de la Chusma”, “La Salida de Laureano”, “Las Tres Fuerzas que Derrocaron a
Rojas”.
Según Sánchez (1988), las expresiones de los artistas, estaban basadas en los hechos
violentos, en la gran mayoría se representaba el pueblo como víctima de las masacres, la
barbarie; dejando de lado sus ejecutores; predominando las sangrientas matanzas. Ante esto,
afirma Restrepo (1976), que la violencia siempre ha sido un punto de referencia desde hace
mas de veinte años en el arte de la narrativa; a esto se agrega que desde entonces y hasta el
presente siglo, se pueda observar en varías manifestaciones artísticas (Plástica, Cine, Teatro,
Literatura) el fenómeno de la violencia, siempre presente, subyacente o explicito en cada
obra.
les observa de manera rápida y superficial, podrá perderse de las vibraciones internas, ya que
la obra va más dirigida al alma que a la vista. Las pinturas que se muestran incoherentes con
las formas externas son la transparencia de lo interno. En la medida en que el artista conozca
más acerca de su alma, las creaciones van a ser menos inconscientes y más transparentes
para él. En palabras de Kandinsky (1911) “La pintura es un arte, y el arte en conjunto no
significa una creación inútil de objetos que se desvanecen en el vacío, sino una fuerza útil
para el desarrollo y la sensibilización del alma humana, que apoya el movimiento del
mencionado triángulo espiritual (los que se encuentran en la cúspide es porque han ido más
allá de las cosas materiales, se han encontrado con su alma). El arte es el lenguaje que habla
al alma de las cosas que para ella significan el pan cotidiano, y que sólo puede obtener en
esta forma”.
Existen otras corrientes que exponen que el arte además de ser una expresión
individual, también es una manifestación política y cultural. Hauser (1975), expresa que en
la medida en que los seres humanos interactúan, construyen y dan sentido a la sociedad y
que por lo tanto existe una interdependencia entre individuo y sociedad, ya que hombres y
mujeres se encuentran inmersos en ésta. Para el autor es imposible que existan las dos partes
por separado ya que son complementarias. Hauser (1975), sostiene que el arte, además de ser
una expresión individual, es también un lenguaje construido colectivamente a partir de
características heredadas e innovaciones individuales. Toda creación cultural es producto de
una persona con dotes espirituales, pero es imposible descartar el hecho de que éste está
anegado en un contexto y que las producciones tienen que ver con su espacio y
temporalidad.
El arte como construcción social, no solo se debe a grandes artistas activos dentro de
sus culturas, existen también los que crean con el fin de hacer una crítica directa a sus
contextos, en palabras de Hauser (1975) “ artistas que efectúan la crítica social en el sentido
de un ataque directo y manifiesto a un sistema social total o a clases aisladas, a determinadas
instituciones y convenciones, vicios y abusos, a quienes importa exponer o ridiculizar
prejuicios e injusticias particulares, quienes denuncian y juzgan, en estos artistas el esfuerzo
por cambiar la sociedad es más claro y tiene más éxito que en obras que son, sobre todo,
reflejo de ideologías ya hechas o vehículo de propaganda, esto es, que en realidad refuerzan
lo socialmente existente”. Pero estos artistas también hacen parte de la cultura y por lo tanto
su lucha está bañada por envidias, críticas y adversarios, al igual que por aliados, partidarios
y solidarios.
Además de tener presente las anteriores miradas con respecto a las implicaciones del
arte en el ser humano, fue necesario pesquisar sobre ciertas categorías desde el arte pictórico
que enriquecieran el proceso de análisis de “Masacre 9 de abril” y “Rojas Pinilla” de la
artista Débora Arango. Gombrich (2000), explica que el arte necesita indicaciones claras e
inequívocas sobre la situación en la que ocurre el movimiento, ya que éste puede tener varías
interpretaciones, inclusive, si se aíslan los elementos se pueden captar expresiones ambiguas,
es decir que si dentro de una obra hay una representación de un hombre luchando y éste se
separa observándose como un elemento único puede generar la impresión de que se está
riendo o realizando otra actividad diferente a la que realiza en el contexto de la obra. Por lo
tanto es importante conocer el contexto, puesto que la interpretación de la interacción entre
Violencia, Arte y Psicoanálisis 50
los elementos no se da por sí sola, exige situar los movimientos en un contexto imaginario.
Este contexto es dado por situaciones que son familiares en una determinada cultura. El
artista utiliza símbolos populares para identificar diferentes personajes, esto hace que sea
más fácil su identificación. Es elemental identificar tanto los protagonistas como el episodio
representado.
Para Gombrich (2000), existen varios elementos que deben tenerse en cuenta en la
interpretación de la obra pictórica. Uno, son los gestos de los personajes dentro de la escena,
estos, hacen referencia a la expresión de las emociones (síntoma), es decir, cómo reaccionan
físicamente frente a la situación representada en la obra, por otro lado los símbolos culturales
de las diferentes actitudes representadas en ellos, por ejemplo: la mano extendida en algún
sujeto de la obra, indica poder, juramento, protesta. Para analizar los gestos, es importante
tener en cuenta la huella emocional del artista llamado “aspecto grafológico”, que indica la
modificación de símbolos convencionales con una gran carga emocional del pintor. Para el
autor, los elementos representacionales en el arte, reflejan la vida hasta cierto punto, ya que
se evidencian gestos que tienen significados dentro de las interacciones humanas. “El arte no
es la imitación de la naturaleza, es conceptual, ya que hay una manipulación del vocabulario,
el artista esquematiza y modifica reflejando el mundo visible” (Gombrich, 2000). Los
Violencia, Arte y Psicoanálisis 51
artistas utilizan en gran medida los gestos ritualizados, dentro de los cuales se encuentran los
de sumisión, clemencia, autohumillación cuando se representan luchas; otros, tienen que ver
con los rituales frente a la muerte como lamentos, llanto, desesperación, ira, desgarrar
vestiduras e incluso el cuerpo. Los gestos además de expresar emoción, llegan a producirla
en el espectador de la obra.
Otro elemento de relevancia para Gombrich (2000), está basado en las interacciones
de los elementos que componen la obra, aquí se evidencian expresiones culturales que se
utilizan en la comunicación de los personajes de la pintura. Por otro lado se observan las
acciones que se llevan a cabo dentro de la obra, determinadas por la intencionalidad de los
elementos (posturas corporales, objetos de atención).
Finalmente Gombrich (2000), nombra dos elementos que tienen que ver con la forma
como el artista da vida a sus personajes y cómo estos se mueven frente al suceso
representado, el efecto de coro, que se basa en cómo reacciona la multitud frente a un
evento, este significado de reacción da la respuesta al observador sobre qué es lo que el
artista está representando. La orientación de las figuras hacia el suceso central, tomándose
esto como el acercamiento o el alejamiento frente a él, puede dar diferentes expresiones,
conmoviendo al espectador y llevándolo a tener diferentes manifestaciones como autismo,
contemplación, miedo, etc. La expresión y el énfasis de la pintura, que tienen que ver con el
hecho de que todo movimiento simbólico tiene un “tono”; el cual transmite carácter y
emoción (tenso o relajado – urgente o tranquilo). El artista va más allá del método
pictográfico (los elementos están dispuestos como en una fotografía, son estáticos),
indagando más sobre el suceso representado, busca más datos sobre éste, con el fin de
impregnar la obra con todas las emociones manifiestas en la situación representada. Para Da
Vinci (1270), es importante que en el movimiento se exprese lo que ocurre en las mentes de
los implicados en la escena. “Ha de observarse el decorum, esto es, los movimientos han de
estar de acuerdo con los movimientos de la mente. Así, si se tiene que representar una figura
que deba mostrar una reverencia tímida, no debe representarse con audacia y presunción
tales que el efecto parezca de desesperación”.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 52
Por otro lado, Kandinsky (1911), propone dos categorías para la observación de la
obra pictórica, la forma y el color. El autor describe la forma como elemento que representa
el objeto o que delimita los espacios de la obra, las formas pueden variar entre lo abstracto y
lo concreto, además, resalta la importancia de la relación que tiene ésta con el color, ya que
gracias a las formas, los colores pueden mitigarse o sobresalir en una pintura. El artista trata
de jugar con las diferentes formas, pero nunca va ha ser totalmente abstracto, pues se
perdería de lo puramente humano, tampoco podría limitarse a lo concreto ya que sería
simplemente un copiador de lo material, captando registros fotográficos; el artista es más que
eso, en sus obras están implicadas sus manos, su mente y la expresividad que quiere darle a
lo representado. Cuando éste se convierte en el objetivo real del artista, se puede hablar de
una composición.
En cuanto al color, Kandinsky (1911) refiere que existen dos aspectos que se deben
tener en cuenta al observar una pintura. Por un lado, se encuentra el calor o el frío y por otro
la claridad o la oscuridad del color. El primer aspecto, está determinado por los colores
amarillo y azul, y en el movimiento que estos generan hacia el espectador y hacia el interior
de la obra. El amarillo que está caracterizado por ser un color cálido, tiende a acercarse al
receptor y es en su interior excéntrico, es decir que si se toma un círculo amarillo, el color se
dirigirá hacia fuera, irradiándose; por el contrario el color azul que es frío se aleja del
espectador y en su interior se muestra concéntrico, en la medida en que se dirige hacia
adentro en forma de caracol. El segundo aspecto está determinado por el blanco y el negro,
la claridad y la oscuridad, en donde se observa nuevamente el fenómeno de acercamiento y
alejamiento pero de manera estática, el blanco como símbolo de vida y el negro de muerte.
Los demás colores surgen de la mezcla entre estos dos aspectos obteniendo cambios
físicos e internos; el verde por ejemplo, es el resultado del tratamiento que se le da al
amarillo para enfriarlo, éste pierde movimiento dando como resultado un color ensimismado,
a medida que se le de más azul surgirá la quietud absoluta del color, el verde está compuesto
por colores basados en la dinámica y esto lo hace activo, el amarillo por su lado cuando es
más claro logra ser insoportable para el ojo humano y cuando se oscurece se percibe como
enfermizo, este color se relaciona con la locura de los hombres y las mujeres, con la rabia
desenfrenada, son fuerza desbordante, el azul en cambio hace referencia a la calma, la
Violencia, Arte y Psicoanálisis 53
Cuando se mezcla el negro con el blanco y se obtiene el gris, un color que al igual
que el verde no tiene movimiento, pero que además significa quietud absoluta debido a los
colores que lo componen, el blanco que simboliza la pureza y un silencio lleno de
posibilidades, haciendo que los colores con los que se mezcla pierdan fuerza y se observen
débiles; el negro por su lado, es la nada muerta, sin esperanzas, es lo oscuro y con el que
cualquier color se muestra con fuerza e inspira tristeza. Entre más se oscurezca el gris, más
desesperanza inspirará, y si se aclara alcanzará un poco de esperanza.
Además de estos dos elementos, Kandinsky (1911), expresa que el rojo es un color
que produce el efecto interno de vida e inquietud, y que por lo tanto es un color que se centra
en sí mismo, que puede parecer cálido, frío, claro y oscuro sin perder su fuerza y vigor.
Cuando se mezcla con el amarillo da como resultado el naranja, color que irradia
acercándose al espectador e inspirando salud, es fuerte pero el rojo hace que pierda la
característica demencial que le da el amarillo. El violeta en cambio hace alejar al rojo del
observador ya que se mezcla con el azul, es un rojo frío y por lo tanto es un color que se
entristece y se apaga. Para lograr un equilibrio en los colores el autor habla de tres
antinomias que a la vez están rodeadas por el blanco y el negro, la primera es el amarillo y el
azul, la segunda es el rojo y el verde y la tercera es el violeta y el naranja.
Kandinsky (1911), estima que su analogía de los colores con la vida del ser humano
no se puede reducir a lo que se acaba de describir, ya que las emociones del ser humano van
más allá de las tristezas y las alegrías y la combinación de los colores también. Los
diferentes matices hacen vibrar en lo más profundo el estado anímico, haciendo que las
palabras se queden cortas para expresarlo.
luminosa presente, y que la existencia de los valores de claridad y de color que pertenecen al
objeto en la obra, es puramente psicológica.
También afirma, apoyándose en las palabras del escritor francés del siglo XVII,
Roger de Piles, que el concepto de claridad abarca no solo algo que está dispuesto
directamente a la luz, sino también todos los colores que sean de naturaleza luminosa, y que
el concepto de oscuro, no se refiere sólo a todas las sombras directamente producidas por
incidencias y privación de luz, sino a todos los colores naturalmente pardos, que aunque se
expongan a la luz, mantienen una cierta oscuridad y son capaces de agruparse con los tonos
bajos de otros objetos.
De igual modo, Arnheim (1962) afirma que el pintor puede crear un efecto de
iluminación con el pincel, del mismo modo que crea profundidad mediante líneas
convergentes. Sin embargo, la iluminación sirve también para distribuir la acentuación de
las partes de acuerdo con la significación deseada. Así, es posible afirmar que los puntos de
mayor claridad, establecen una dirección espacial que dirige la mirada del observador hacia
un lugar determinado del espacio.
Para efectos de la interpretación que el observador desee llevar a cabo, debe tenerse
en cuenta que un objeto se muestra luminoso, no solo en virtud de su brillantez absoluta,
sino superando en gran medida el nivel de claridad establecido en el resto del campo. Así, la
luminosidad aparece cuando la claridad no se percibe como efecto de la iluminación.
Vale la pena aclarar que cada objeto despliega un abundante conjunto de diferentes
tintes, que no se reservan para una zona en particular, sino que aparecen en toda la superficie
del cuadro. No hay colores específicos que se reserven para la luz y la sombra, a medida que
un objeto se vuelva hacia la fuente luminosa o se aleje de ella, se aproxima a un grupo de
tientes distintos.
colombiana desde 1948 hasta 1956, en dos de sus obras que son “Masacre del 9 de abril” y
Objetivos
General
Indagar cuál es la lectura que hace Débora Arango, a través de dos obras plásticas “Masacre
del 9 de abril” y “Rojas Pinilla”, de la violencia en Colombia, desde 1948 hasta 1956.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 56
Específicos
• Identificar cuáles son los procesos psíquicos que permitieron a Débora Arango como
miembro de una cultura, elaborar las obras, “Masacre del 9 de abril” y “Rojas
Pinilla”.
la época de la violencia desde 1948 hasta 1956, según la lectura que hace la artista en
Categorías de análisis
Categorías Deductivas:
Cultura: Son todas las formas que construyen los seres humanos para poder convivir,
encontrando en ellas resultados benéficos a todos.
Represión: Mecanismo de defensa que se ubica entre la condena y la fuga que hace el
yo frente a un instinto, su función es rechazar y mantener alejados determinados elementos
de lo consciente.
Acción: Determinada por las acciones que se llevan a cabo dentro de la obra y que
son dadas por la intencionalidad de los elementos.
Color: Está determinado por dos aspectos: a) el calor o el frío del color y b) la
claridad o la oscuridad del color. En donde el primero se da por la tendencia hacia el
amarillo o el azul y el segundo, basado en la diferencia entre el negro y el blanco. Además,
estos dos aspectos hacen referencia al acercamiento o alejamiento que produce el color en el
espectador. Dentro de esta categoría se toma el concepto de iluminación el cual se refiere,
según Arnheim (1962), a la existencia de una fuente luminosa presente, y que la existencia
de los valores de claridad y de color que pertenecen al objeto en la obra, es puramente
psicológica.
Énfasis: Se da a partir del “tono” del movimiento simbólico, es decir del carácter y la
emoción que transmite la obra y en donde los elementos expresan actitudes más allá de una
simple copia de la realidad.
Categorías Inductivas:
Afectos: Los instintos libidinales se dan a partir de la relación con el otro. Es en esta
relación donde se evidencian los afectos, características que se manifiestan por la energía
con la cual el ser carga los objetos externos a él.
Sarcasmo: Este concepto se refiere a la ironía hiriente y mordaz con que se insulta,
humilla o se ofende a alguien.
Método
Diseño
En relación al presente proyecto, este método permitió indagar acerca de los intereses
de la artista, y los motivos que la llevaron a comunicarse a través del Arte, llevando a cabo
una aproximación a su entorno con base en documentación bibliográfica. La meta de esta
investigación fue comprender cómo la gente construye significados en su contexto natural,
partiendo de las cuestiones de interés para ésta.
Por otro lado, fue necesario realizar un abordaje de categorías pictóricas, con el fin de
profundizar el análisis con una interpretación desde lo estético. Seguido a esto, se procedió a
identificar el significado de las anteriores categorías argumentadas desde el marco teórico,
para lograr una comprensión de la relación entre el todo y las partes.
Finalmente se interpretaron los datos recolectados, por medio de una lectura general,
donde se trató de revivir la situación haciendo una reflexión adecuada, sin caer en el error de
realizarla con base en esquemas establecidos tanto por el investigador y el marco de
referencia de la investigación, todo esto con el fin de obtener una adecuada comprensión que
no de lugar a contradicciones.
Objeto de estudio
Instrumentos
Los instrumentos de este proyecto fueron las dos investigadoras, quienes a través de
la observación participante y la revisión de documentos, lograron la recolección de datos y la
posterior interpretación.
Procedimiento
Resultados
Según el lente psicoanalítico utilizado para dar respuesta a los objetivos planteados,
se concluyó que la lectura que hace Débora Arango de la violencia colombiana, a través de
estas dos obras de arte, está basada en una interpretación del desarrollo de su cultura como
un proceso tanático, en el cual prima la destrucción física e ideológica por parte de todos los
actores que hicieron parte de los conflictos representados. Es decir, los procesos psíquicos de
la población implicada respondían al instinto de muerte, algunos por defenderse y lograr la
auto conservación, y otros, por el simple placer de destruir al otro. Se observa también, cómo
las diferencias socio económicas y políticas que se dieron en ese entonces generaron una
violencia interminable, en donde la lucha de quienes se apropiaban del poder coartaba de tal
forma, que la única vía que encontraron algunos pobladores de escapar a la situación fue la
guerra y la destrucción.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 66
Es claro que la artista logra a través del proceso de la sublimación, canalizar todo su
inconformismo frente a la situación que vivía en la época, mostrando paralelamente una
realidad cultural. A través de este trabajo artístico se reflejan los hechos que más la marcaron
como miembro de su cultura y como artista, al notar su especial interés por plasmar la
violencia que se dió entre el Estado y la población civil, y denunciar a las instituciones
creadas por la cultura, que si bien en ocasiones aportaban al bienestar de la gente, en otras
reprimía y violentaba.
Para Débora era imposible pintar rostros bellos y castos o paisajes deslumbrantes,
pues su sensibilidad hacía que se percatara, además de esas cosas hermosas que existían en
aquel período en su país, de otra realidad que la cultura pretendía ocultar con actores
invisibles para la mayoría de las instituciones, que en gran medida también hacían parte de la
historia. Debido a todas estas manifestaciones pictóricas, la artista era tachada de inmoral e
impura, a pesar de sus continuas declaraciones de que para ella, sus obras no tenían nada que
ver con la moral, únicamente con sus afectos frente a su realidad cultural.
Discusión
Es sabido, según el psicoanálisis que existen diversas maneras en que una persona
pueda descargar sus instintos y tensiones. En el transcurso del proyecto se identificaron
varias de esas maneras a partir de la descripción y análisis de las obras.
Existen, por decirlo así, dos formas claras de descarga de energía, identificadas
alrededor de la interpretación de las obras. Una de ellas es la energía canalizada a través de
un trabajo artístico, motivado por el Eros (la sublimación), y otra, es la energía descargada
de manera tanática, a través de (actos violentos) la agresión del hombre. La primera, es un
modo de sublimación realizado por la artista a la hora de elaborar sus obras. La sublimación,
según Freud (1923), es la manera en que el ser humano expone sus deseos a través de un
camino socialmente aceptado.
Según eso, al decidir Débora Arango, proyectar sus desacuerdos frente a esa injusta
sociedad -como ella la veía- y manifestar la rebeldía que la caracterizaba, por medio del arte,
escogió como medio de descarga una vía alterna a la violencia física, más bien caracterizada
por la expresión (silenciosa) pacífica de crudas realidades, de denuncias sociales e injusticias
humanas.
Probablemente la oportunidad que ella tuvo de contar con estudios le dio más
recursos que las armas para expresarse de manera no violenta. Es de esta forma, que Débora
Arango, a través de su obra pictórica, da a conocer sus afectos y denuncia de los problemas e
injusticias culturales. A diferencia de gran parte de sus conciudadanos que salieron a las
calles defendiendo sus vidas e ideales de manera destructiva, pasando por encima de quien
se atravesara en su camino, actuando bajo sus instintos más primarios, unos en pro de su auto
conservación, otros por el placer de dominar y poseer al otro.
Es así, como a través de las dos obras de arte, objeto de estudio de el presente trabajo,
se pretende dar a conocer una visión distinta a la guerra para descargar la agresión o los
deseos. Es a través del trabajo de la artista Débora Arango, quien como parte de una cultura
machista, en donde la mujer en esa época no merecía ser reconocida en lo público, sino más
bien dada a conocer como objeto de exhibición, y en donde sus funciones se limitaban
cumplir las tareas del hogar, optó por demostrar con su lucha y sus obras un camino alterno,
a través del cual pelear y hacerse valer, distinto a la violencia. Esta artista al darnos a
Violencia, Arte y Psicoanálisis 69
conocer, entre tantas, estas dos obras, nos ha demostrado que el arte es una opción de vida
que beneficia a la cultura, en cuanto deja un patrimonio vivo, puesto al alcance de quienes
desean admirarlo y aprender de él. El arte es un comportamiento constructivo y que por lo
tanto puede controlar la violencia, así ayuda a un ser inmerso en una cultura, a educar y
refinar las emociones que de lo contrario se exacerbarían violentamente.
Otro factor que la marcó, manifiesto en sus obras, fue el protagonismo que tuvo la
violencia política. En ese entonces las riñas entre los partidos políticos eran mayores que en
la actualidad y dejaban más víctimas. Por otro lado, las instituciones que dominaban y que
en cierta medida se mostraban ambivalentes (ofreciéndose al pueblo como agentes
promotores de una mejor calidad de vida, pero, en el momento de ser elegidas como líderes
se mostraban hostiles y violentas, imponiendo sus políticas como únicas y verdaderas, en
donde las personas que no obedecieran a sus mandatos eran violentadas física e
ideológicamente), ejercían una violencia más moral y personal, generando sentimientos de
rencor y venganza en los ciudadanos.
Todos estos factores están presentes en la lectura de la realidad colombiana, que hace
Débora Arango en sus cuadros. En las dos obras interpretadas, se observa cómo la artista
percibe una cultura reprimida por las instituciones que la conforman y por las desigualdades
socio económicas y políticas, que hacen que la población en momentos de furia, busque
exacerbar todo su Tánatos, regresando a la manifestación de sus instintos más primarios y
canalizando su angustia en muerte y barbarie.
Con respecto al fenómeno violento cultural que vivía Colombia en aquella época y
que aún persiste, se puede decir que la población colombiana experimenta una frustración,
en gran parte resultado de la represión del Estado y otras instituciones sobre ella. Freud
(1915), no habría podido dar mejor descripción de este asunto “El estado combatiente se
permite todas las injusticias y todas las violencias que deshonrarían al individuo. No utiliza
tan sólo contra el enemigo la astucia permisible, sino también la mentira a sabiendas y el
engaño consciente, y ello, en una medida que parece superar la acostumbrada en guerras
anteriores. El Estado exige a sus ciudadanos un máximo de obediencia y de abnegación, pero
los incapacita con un exceso de ocultación de la verdad, y una censura de la
Violencia, Arte y Psicoanálisis 70
Frente a la guerra Freud (1915), dice que ésta nunca llegará a su fin mientras los
pueblos difieran tanto, y la valoración de la vida sea tan diferente para todos los seres
humanos, habiendo fuerzas instintivas que representen al odio y que son tan poderosas.
Lo anterior relata muy brevemente los efectos históricos del mundo en relación a la
violencia y agresiones sufridas y generadas por los seres humanos. Igualmente da cuenta de
las consecuencias que se padecen tanto a nivel individual como colectivo tras escoger
diversos caminos para enfrentar el inconformismo que trae la inadaptación del ser en una
cultura. Mas para no perder el rumbo del presente objetivo, seguiremos con las dos obras
Violencia, Arte y Psicoanálisis 71
expuestas en esta tesis. En ellas se ve la clara intención de la artista por describir la realidad
colombiana en las escenas representadas. Se observan varias de las manifestaciones
culturales frente a dos eventos, la muerte de Gaitán y la Dictadura de Rojas Pinilla. Por un
lado, se encuentra la manifestación violenta física, presente en la obra “Masacre del 9 de
abril” y la violencia política y hostil en “Rojas Pinilla”. Sin embargo, además de éstas, se
perciben otras manifestaciones que también han sobresalido durante la historia de Colombia
y el mundo, y que han sido un proceso paralelo a todas las guerras. Estas otras
manifestaciones, en relación a lo comentado en párrafos precedentes, son el resultado de
procesos humanos que encuentran en el arte otra salida a los conflictos que hacen parte de la
vida. Es verdad que la historia a estado atravesada por la guerra, pero de igual forma el arte
ha estado presente y rescata de alguna forma la diferencia entre la humanidad y los animales,
el arte representa la individualidad y una forma de relación con el otro, representa los
afectos, la energía libidinal que se deposita al objeto externo del propio ser.
Tal vez algunos piensen que participar a través del arte, en la guerra (en los sucesos
rebeldes, en la crítica social), es un camino por el cual se puede salir menos perjudicado, sin
embargo, aunque Débora Arango estaba haciendo lo correcto, fue lesionada en su clara
postura frente a esa realidad que destapó, a causa del disgusto de muchos otros. Es así como
el arte y el psicoanálisis han permitido comprender una realidad oculta que solo se revela a
través de los símbolos, una realidad que se conoce cuando se tiene el interés de mirar más
allá de lo tangible, de lo material, ya que es allí tal vez donde se encuentran los motivos más
profundos y sensatos de los seres humanos, en su esencia, lo inconsciente.
Elegir, -como lo hizo Débora-, mostrar esa realidad, fue para muchos un paso hacia la
libertad y hacia la verdad. La idea del arte no es simplemente ser creada, sino atraer siempre
a un espectador que le saque provecho, que se deje inquietar. Por nuestra parte, generó la
inquietud de indagar acerca de los motivos personales, sociales, y psíquicos que condujeron
a esta artista a realizar su obra y que pueden llevar a que un ser opte por el arte como
descarga de sus tensiones más profundas.
Violencia, Arte y Psicoanálisis 73
Referencias
Princeton.
• FREUD, S. (1930) El malestar en la Cultura. Ed. Orbis S.A. Vol. 17. 1993.
Argentina.
• FREUD, S. (1920) Más allá del principio del placer, en Psicología de las Masas Ed.
• FREUD, S. (1913) Obras Completas. “Los Instintos y sus Destinos”. Tomo 6. Ed.
• FREUD, S. El Porvenir de una Ilusión. Ed. Orbis S.A. Vol. 17. 1993. Argentina.
Madrid.
Colombia.
• Nueva Historia de Colombia (1989) V.2 Editado por Colcultura o Ediciones Planeta
Popular. Bogotá.
Simposio Internacional.
APÉNDICES
APÉNDICE S
MASACRE 9 DE ABRIL
1 En el momento de observar la obra, el espectador se encuentra con un espacio
2saturado, que contiene varías escenas, pero a pesar de esto, existe una en particular que
3da inicio al recorrido de la obra en sentido de las manecillas del reloj. En la parte
4superior central de lo que parece ser una iglesia, está ubicado el campanario. De él se
5alcanzan a ver 2 perspectivas. La del frente contiene una mujer poco pudorosa,
6vistiendo ropas ligeras, lo que se ve por las partes del cuerpo que la artista dejan ver en
7ella, como sus senos caídos y asimétricos. De hecho toda la composición de la obra
8carece de simetría (detalle que caracteriza todas las obras de Débora Arango) y su
9pubis, es tal vez una mujer del pueblo. Ella está colgada de los badajos y es sostenida
10por un monje de sus tobillos. Su cara se dirige hacia abajo en donde se encuentran
11otros personajes y muestra contento y satisfacción. El monje por su parte viste un
12traje oscuro y asoma su cabeza por entre las piernas de la mujer. Manifiesta en su
13cara expectativa y refugio en el cuerpo de la mujer que sostiene, como cubriéndose de
14lo que ocurre Sus ojos muestran también atención a los acontecimientos. El fondo de
15esta imagen varía en cuanto al color en las tonalidades del negro al gris oscuro.
44Toda esta gran escena, se encuentra encuadrada en un fondo que sugiere una
45ciudad en llamas, se perciben construcciones de las cuales salen fogonazos, los
46colores además, sugieren un ambiente enardecido, se percibe un cielo amarillento y
47naranja que casi deja ver su azul natural. Los colores tierra y cálidos transmiten
48movimiento en el fondo.
49En la obra se puede observar que el diseño se basó en una lectura del
50momento en que se desata en Bogotá uno de lo episodios más crudos de la historia
51colombiana y que gracias al gran sentido de realismo del artista este momento pudo
52ser plasmado con cierta agresividad tal y como había sucedido, comienza a dar
53características especiales a cada uno de los protagonistas de su obra, mostrando
54plásticamente la personalidad, los sentimientos y las pasiones de cada uno de los
55personajes. Las escenas no parece estar representadas por modelos sino por hombres
56de un contexto imaginado por la artista, mostrando un intenso sentimiento de
57realismo como resultado.
78Es claro entonces que Débora Arango representa una idea de ese momento, un
79pedazo de toda una situación, pero que seguramente para ella era la más importante
80ya que es la escena donde da muestra de su lectura frente a todo el suceso.
ROJAS PINILLA
23Abajo se ven tres serpientes en posición de ataque ya que se dirigen con sus
24bocas abiertas hacia los de arriba, como a la expectativa de quien se descuide para
25llevar a cabo el ataque.
73Este gran sapo significa la opresión y el abuso hacia el pueblo que deposito
74toda su confianza en el golpe militar, que en un inicio dio tranquilidad y seguridad,
75pero que finalmente se dejo llevar por el poder autoritario, exacerbando sus instintos
76más primarios de venganza y destrucción. La obra da a conocer la realidad que se dio
77entre líneas en el gobierno del General Rojas Pinilla, expresa el desorden y el
78derroche a través de los trazos fuertes y movimientos caóticos de los elementos que la
79componen, que más allá de su fealdad expresan la realidad vivida en aquella época.
APÉNDICE T
ROJAS PINILLA
66En esta obra, el dictador no solo aparece dominando a los civiles y las
67riquezas, sino también toda una cultura y un territorio. Es claro que Débora
68personifica a estos actores políticos de la historia colombiana, si se observa con
69claridad el símbolo militar en sus ropajes. Esta en la cultura de la milicia significa,
70también que a mayor números de accesorios que decoren, mayor rango y poder se
71obtiene dentro de la cúpula.
72Por otro lado, las culebras que se dirigen en posición de ataque, desde la base
73hacia la cumbre, parecen significar la rebelión y la destrucción de la población hacia
74la dictadura. No obstante, la violencia en Colombia no solo hace referencia a la
75acción de los gobernantes, sino también a la participación de los demás actores que
76exasperando sus instintos más primarios lograron la destrucción propia como de todo
77lo que les rodeara. Es evidente que aquella problemática no se basó únicamente en la
78destrucción física, sino también en ideologías ya que el dictador se presentó ante el
79pueblo como una salvación y verdad absolutas. La población, por su lado, tuvo que
80responder con sumisión a las órdenes y mandatos que éste le imputara. Desde el
81psicoanálisis, el poder autoritario se ve interpretado como un acto incitado por el
82instinto de muerte (Tánatos) que motiva el deseo de controlar al prójimo. Es claro en
83la obra cómo Débora Arango representa el poder de los batracios frente al resto de los
84personajes.
MASACRE 9 DE ABRIL
22Esta artista centra toda su atención en la violencia que se desató aquel día
23realizando una obra que ubica posiblemente en el centro de la ciudad, más
24específicamente, en la Catedral de la Plaza de Bolívar, lugar al que se dirigió la
25multitud después del asesinato del líder liberal. Aquí expresa todo el instinto tanático
26de un pueblo que destruye y asesina, no solo en venganza a la muerte de su líder, sino
27como descarga de una represión colectiva e histórica, en un país que se ha
28caracterizado por estar bañado de incomprensión, odios, luchas por el poder y
29autoritarismos impuestos por sus gobernantes.
30Aquel día, el pueblo se rebeló y dejó que sus dolores y angustias más
31profundas salieran generando destrucciones físicas. Sin embargo, en muchos casos
32esta reacción fue en defensa propia, es decir, motivada por el Eros que va en pro de la
33auto conservación.
52Las últimas tres escenas están bañadas por pasión y sangre. Es así como en la
53parte central del cuadro se exhibe el acto más violento interpretado por la artista. En
54ella se logra una saturación de los elementos y personajes. Los movimientos y las
55acciones por ellos llevados a cabo no dejan mucho a la imaginación. Gracias a estas
56pinceladas, Débora Arango logra transmitir la sensación de caos y alboroto que
57forman sus personajes con los palos y cuchillos que asen en sus manos.
84En la última escena, se aprecia a los militares que subyugados a las órdenes de
85los mandatarios asesinan brutalmente a los civiles desobedientes y rebeldes. Son aquí
86representadas las instituciones que ambivalentes actúan porque protegen y destruyen
87sin justa discriminación. Se trata de una cultura que aunque culpa a sus instituciones,
88depende de ellas y por lo tanto termina por identificarse con ellas. Aquí, los policías
89furiosos, a través de sus gestos manifiestan la injusticia que cometen aun ciertas
90instituciones para con los ciudadanos.
91Al igual que en la gran mayoría de las obras de Débora Arango, se subraya
92cómo ésta sublima sus represiones tras ser considerada una mujer católica y
93ciudadana colombiana como las demás. Muestra de manera sobresaliente a la
94prostituta, ya que en aquella época era casi la única manera de saberse libre una mujer
95y hacer parte de la vida pública, en relación con los derechos que se le concedían por
96ser solteras. Como representante de la iglesia que era la mujer, Débora Arango se
97acobarda aunque más en el fondo sus obras la dejan ver como una mujer rebelde que
98rompe con las imposiciones y estereotipos de género de aquellos tiempos. Expresa su
99sarcasmo con respecto a los representantes de la iglesia, a pesar de ser “católica,
100apostólica y romana”, y sublima su dolor y angustia frente a la historia violenta de
101su país. Pero Débora Arango, a diferencia de los otros actores de la historia y como
102se ha dicho anteriormente, logra canalizar estos afectos de forma plástica sin tener la
103necesidad de salir a las calles y destruir a otros. En esa medida se libera de ellos,
104pero de forma erótica y con fines eróticos, mientras que las masas en ese entonces lo
105hicieron de forma tanática.
CATEGORÍAS INDUCTIVAS
Por otra parte, se encuentra la violencia ejercida por los civiles que
sometidos a las exigencias de obediencia y abnegación por parte del
Estado, los incapacita ocultándoles la verdad, y censurando la
intercomunicación y la libre expresión de sus opiniones. Generando
inequidad entre los ciudadanos mismos, y entre el Estado y los ciudadanos,
siendo ésta la génesis misma de las guerras que se han a través de toda la
historia colombiana.
ROJAS PINILLA
ROJAS PINILLA
Se puede observar en esta obra, cómo la artista utilizó una manifestación
cultural de los militares para plasmarlos en la obra, es así como gracias a la
14 – 16, 19 – 24, 42, 46 – 48, ornamentación de los vestidos que llevan puestos los sapos y batracios se
puede deducir que estos son militares.
50, 51, 54, 55, 57 – 59, 65, 66
Las manifestaciones que se dieron por parte del pueblo frente a los abusos
de la dictadura de Rojas Pinilla, son expresadas en la obra a través de las
serpientes que sugieren atacar a la cumbre militar y por las calaveras que
representan la resignación y protesta de la cultura.
Por otro lado, es fácil interpretar que se trata de una situación enmarcada en
Colombia, ya que se distingue un símbolo tricolor, el pabellón Nacional,
como manifestación cultural, a través del cual los miembros de una nación
encuentran identificación.
ROJAS PINILLA
ROJAS PINILLA
La artista representa la política militar cómo un poder autocrático, en donde
las normas impartidas por ésta, se dan por encima de las ideologías y
35 – 37, 39, 40, 46 – 51, 54 – sentimientos del pueblo colombiano en general, y que frente a cualquier
64 demostración de rebeldía utilizaron la fuerza física y moral en contra de los
manifestantes opositores a la Dictadura.
CATEGORÍAS DEDUCTIVAS
La realidad representada por la artista se nota como una realidad reprimida, que no
encuentra otra salida a su sufrimiento diferente a la destrucción.
ROJAS PINILLA
ROJAS PINILLA
Se interpreta la sublimación que hace frente a las injusticias que experimentó el
1, 18 – 22, 23. pueblo colombiano en épocas de la Dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla.
ROJAS PINILLA
En un principio, la Dictadura del General Rojas Pinilla fue aceptada ya que el pueblo
ROJAS PINILLA estaba cansado de la deslealtad y la violencia, por parte de la instituciones a cargo de
los liberales y conservadores.
2 – 6, 13, 38 – 44, 47,
59 – 61, 64 – 69, 71, 74, No obstante, la historia narra que las diferencias individuales, políticas y socio-
75, 83, 91, 92, 95 – 97 económicas dentro de la Dictadura, desataron nuevas oleadas de violencia y
destrucción.
Por otro lado, la obra muestra cómo la institución representada por los militares
violenta y genera grandes sufrimientos en el pueblo por las ansias de poder y la
autoridad injustamente aprovechada. La cultura que aquí se expresa, se caracteriza
menos por la solidaridad, por el materialismo, el utilitarismo y la doble moral.
También se percibe que el estado anímico de la cultura, a través de sus personajes,
está bañado de sentimientos ambivalentes como angustia, alegría, sufrimiento,
sumisión y gozo.
La cultura colombiana está determinada por una jerarquía encabezada por las
instituciones, lo que ha llevado a una clara sumisión del pueblo para con ellas.
Empero, éste también es culpable de esa situación, ya que se limita a responsabilizar a
las organizaciones sociales de los aconteceres, y a dejar de lado su participación activa
en el desarrollo de procesos en pro de una mejor sociedad.
En la obra, se hallan presentes ciertos personajes que imprimen, a través de sus gestos,
violencia y agresividad frente a la situación representada, como es el caso de las
hienas, que personifican a los aliados del gobierno, que con sus dientes y garras
filudos, dejan ver intenciones de ataque y defensa. También se observa cómo el
pueblo, frente a la Dictadura, se ve representado por las culebras que se dirigen hacia
la cúpula en posición de ataque. Al respecto, se hace posible deducir que la violencia
se condujo de manera recíproca.
1, 15, 16, 18 - 23, 31, Débora Arango, en la obra sublima los sentimientos que experimentó, al igual que
32, 88, 93. muchos otros colombianos, frente a la Dictadura que impuso el General Rojas Pinilla.
A diferencia de algunos de los colombianos, Débora encontró, a través de la expresión
artística, una forma de canalizar sus sentimientos frente a la hipocresía y el
ocultamiento de la realidad colombiana.
Pareciera que la artista, al pintar con fuerte colores al símbolo patrio, quisiera expresar
que en medio de tal ambiente lúgubre existe una posibilidad de vida.
En aquel momento, se hizo evidente que el conflicto fue producto de una regresión de
los instintos agresivos más primarios, ocurrida en quienes lo protagonizaron.
ROJAS PINILLA
ROJAS PINILLA
La intencionalidad en las acciones de los elementos, a nivel general, manifiestan
30, 33, 49, 51, 64, 70 actitudes de alegría, resignación, celebración, temor y sufrimiento.
Se observa, por ejemplo, en las hienas una manifestación de atención y guardia de las
bolsas con monedas. Por otro lado, las culebras muestran una intención de ataque
hacia los que están en la cima. De igual modo, los batracios que dibuja Débora tienen
en sus acciones intenciones de dominio, festejo, compañía y apoyo, mientras que las
calaveras ubicadas en la parte inferior, exteriorizan la asfixia que sienten, producto del
aplastamiento que ejerce la gran masa sobre estas.
50 – 53, 57 – 59. Tal concepto se ve representado en esta obra, a través de las actitudes de orgullo y
satisfacción que experimentaban los más fuertes, tras haber alcanzado sus ideales
pasando por encima de los derechos de los demás. Así, muestra cómo los militares y
políticos representados por animales, realizan con gran ironía un gran festín,
ignorando y pisoteando al pueblo reprimido y subyugado.