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Introducción
La relación entre objetos y teoría en áreas científicas como la arqueología ha ido variando
conforme al desarrollo teórico observado en las distintas disciplinas. Los restos arqueológicos han sido,
y siguen siendo, interpretados de diversas maneras. El desarrollo de la teoría arqueológica en general
enriqueció el número de enfoques posibles y el potencial de la información contenida en el registro
arqueológico.
A través de los años, se ha tomado conciencia de la falta de coherencia entre las aproximaciones
teóricas utilizadas en arqueología y la explicación de la evidencia material lo cual es particularmente
cierto para los trabajos de investigación en arqueología subacuática. De hecho, diversas publicaciones
especializadas ponen en relieve la falta de un marco teórico explícito en los trabajos de investigación
(e.g. Funari 1997; Lenihan y Murphy 1998; Politis 1999).
El interés por los objetos en sí, protagonista principal de la arqueología histórico-cultural, ha
dado paso a la consideración de los procesos sociales que están por detrás de los artefactos e incluso a
los procesos cognitivos relacionados con su producción y destino. Los objetos son interpretados dentro
de su contexto social y los arqueólogos deben explicar ese contexto desde la información que brinda la
evidencia material (Hides 1996).
En este artículo se hará una breve revisión crítica de los marcos teóricos utilizados desde
principios del siglo XX, con especial énfasis en lo que a la arqueología marítima se refiere.
A su vez se discutirán algunas cuestiones como por ejemplo la conexión con los marcos teóricos
utilizados en la arqueología ‘terrestre’. ¿Hasta qué punto es válida tal distinción?, si en realidad lo que
se está haciendo es arqueología de todos modos. ¿Es el medio en donde ésta se lleva a cabo lo único
que cambia?
Se considerará especialmente la relación entre arqueología marítima y arqueología histórica, de
qué manera se complementan, cómo se pueden aprovechar los aportes desde cada campo y qué potencial
posee este enfoque para la disciplina arqueológica.
Arqueología Procesual
En la década del 60’ la Nueva Arqueología nace dentro de un ambiente histórico-cultural pero
con ideas opuestas a ésta última tendencia teórica. Dentro de la Nueva Arqueología la figura principal
en los Estados Unidos estuvo representada por Lewis Binford y en Europa por David Clarke. Ellos
consideraron que el comportamiento humano es un punto de articulación entre un vasto número de
sistemas, cada uno de los cuales incluyen tanto al fenómeno cultural como al no-cultural. El objetivo era
construir leyes que expliquen la dinámica cultural (Binford 1979, 1983; Flannery 1972). En este sentido,
explicación implica discriminar las variables que se conjugan dentro de un sistema y la medición de la
variabilidad dentro de tal sistema (Binford 1972: 21). Así, es importante tener presente que la diversidad
caracteriza el rango de los sistemas culturales del pasado. El cambio dentro del sistema cultural general
debe ser visto en términos de contextos adaptativos tanto social como ambiental y no como resultado de
“influencias“, “estímulos“ o “migraciones“ entre unidades geográficas definidas (Binford 1972; Preucel
y Hodder 1996; Veit 1994).
s Figura 1. Diferencias principales entre las escuelas histórico-cultural y procesual (basado en Renfrew y Bahn 1991)
En relación con otras ciencias, la arqueología se ha desarrollado tardiamente, y puede ser reconocida
en su forma moderna solo desde finales del siglo XIX a través de los trabajos pioneros de C.J. Thomp-
son (1788-1865), O. Montelius (1843-1921), y P. Rivers (1827-1900) (Clarke 1968: 4-11). Entonces no
debe sorprendernos que se hayan realizado tan pocas investigaciones en lo que se refiere a arqueología
marítima principalmente con anterioridad a los comienzos del siglo XX (Muckelroy 1978).
Filosofía de la ciencia
Teoría de sistemas
Influencias
Estructuralismo
Teoría crítica
Cibernética
Estadísitca
Culturas arqueológicas
Agentes = gente
Estratigrafía
Empirismo
Migración
Tipología
Difusión
Invasión
texto
Arqueología tradicional
Arqueología processual
Arqueología simbólica
(L. Binford & D. Clark)
New Archaeology
Arqueología post-
Histórico-cultual
Fase
(I. Hodder)
processual
Deductiva (previo plan
Nomotética (búsqueda
Determinista (medio
Naturaleza
de investigación)
Contextual
Normativa
Relativista
Positivista
Simbólica
ambiente)
Científica
Inductiva
Histórica
de leyes)
mación historiográfica)
Throckmorton (aproxi-
Reconstrucción, testeo
Influencias de D.Clark
ARQUEOLOGÍA
Arqueología Náutica
Paisajes marítimos y
Dato arqueológico +
´63. Proyecto Wasa
Patrones acuáticos
Fines ´50. Bass y
cultura marítima
Marco histórico
(S. MacGrail)
dato histórico
´83. Gould
Inductiva
Como se puede observar a través de este trabajo, cada postura teórica posee puntos negativos
y positivos en lo que se refiere a la práctica arqueológica. Se podría considerar el panorama actual de
la arqueología marítima como el resultado de una conjunción de influencias de diferentes corrientes
teóricas.
La escuela histórico-cultural utiliza la tipología de manera descriptiva. Consideramos que las
tipologías son útiles para organizar los datos arqueológicos pero debemos ser cuidadosos en la manera
en que utilizamos esas tipologías para, a posteriori, explicar los datos.
Como señala Binford (1979), los hechos no hablan por sí solos a menos que nosotros hagamos
las preguntas pertinentes para explicar el registro arqueológico. La elección de los interrogantes que van
a guiar la investigación reflejan que tipo de compromiso une al arqueólogo con su objeto de estudio, es
decir que no son independientes del marco teórico utilizado.
La variación de los artefactos a través del espacio y tiempo surge como el resultado de un rango
diferencial de procesos, desde hacer frente a problemas específicos ambientales hasta la distribución del
poder social, la organización de la producción material o los cambios en patrones religiosos e iconográ-
ficos (Shennan 1994). Entonces, una perspectiva holística sería útil para un mayor entendimiento del
pasado.
Nuestro conocimiento del pasado es limitado por nuestro conocimiento del presente (Binford
1979). Así, es importante combinar diferentes líneas de evidencia (e.g. registro etnográfico, documen-
tos históricos escritos, cartografía (en caso de tener acceso a ellas), historia oral de pobladores locales
actuales, acceso a colecciones museográficas, etc.) para generar nuevas hipótesis que serán contrastadas
con la evidencia arqueológica.
Dentro de una perspectiva global de análisis, la evaluación de los antecedentes históricos per-
mitirá definir el proceso general y las variables relevantes que se encuentran en juego para el tema a
investigar. No hay que dejar de lado que el registro histórico contiene diferentes grados de intencionali-
dad conferidas por la gente que los creó (Goñi y Madrid 1996). Nuevamente se vuelve al hecho que el
registro arqueológico asumirá el rol central en la investigación más allá que se utilicen diferentes líneas
de análisis. Como habíamos mecionado anteriormente, la escala de análisis va a estar determinada por
la resolución del registro arqueológico.
Los sitios con actividades marítimas y las embarcaciones sumergidas son parte de los recursos
arqueológicos. Por consiguiente, la arqueología subacuática es una vía más para obtener evidencia ar-
queológica. Si bien la mayoría de los sitios subacuáticos están relacionados con momentos históricos,
la práctica de la arqueología marítima no se limita a dicho momento. En toda sociedad preindustrial,
desde el Paleolítico Superior hasta el siglo XIX, la embarcación fue la más grande y compleja máquina
producida (Muckelroy 1978). Este hecho se refleja en la gran concentración de investigaciones sobre
sitios subacuáticos relacionados con naufragios.
La arqueología de naufragios ha correspondido tradicionalmente al dominio de los historiadores
marítimos y arqueólogos clásicos quienes difieren significativamente en el tipo de perspectiva adoptada y en
Agradecimientos
A la Dra. Dolores Elkin y al resto del equipo de arqueología subacuática del INAPL por su
continuo profesionalismo y amistad.
A la Fundación Antorchas por porveer fondos para las investigaciones doctorales del Lic. Damián
Vainstub. A CONICET y a la Fundación Antorchas-British Council por otorgar fondos a la Lic. Virginia
Dellino para continuar con sus estudios doctorales en el Reino Unido.
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