2. A lo largo de la comunicación del hombre, su
necesidad social y de trascendencia le llevaron a
buscar medios para plasmar su conocimiento y
vivencias. Por esta misma razón ese afán de
conservar dicha información no tiene, en principio,
una clara definición entre la función de una
biblioteca y la de un archivo.
3. El concepto de biblioteca (como
caja o armario para conservar
libros) y el de archivo (arcón o
armario para guardar
información secreta), se
remontan al advenimiento de la
propia escritura. El pueblo
Sumerio (5000 a.C.) por
ejemplo, ya conservaba en
tablas de arcilla los textos de
contratos comerciales, las
decisiones oficiales y los
mandatos legales, así como
tratados de medicina,
astrología, matemáticas,
oraciones y ejercicios
gramaticales para los
escribientes.
4. El establecimiento de
la primera biblioteca
se atribuye a Ramsés
II de Egipto, en el año
1300 a. C. Su
contenido era en gran
parte papiros con
escritos de naturaleza
administrativa y
documentales
religiosos de carácter
sagrado.
5. Igualmente la biblioteca de
Alejandría, en Egipto (300
a.C.), llegó a guardar algo
más de 900.000 rollos de
papiros que contenías
escritos de tipo
administrativo y religioso.
La biblioteca de Nínive, capital de
la antigua Asiria (VII a. C.),
contenía tablas de arcilla, rollos,
cuero y papiros. Bajo el reinado de
Arsubanipal alcanzó más de
20.000 volúmenes.
6. En la civilización romana, a su
vez, crece el sentido de
conservación del testimonio
sobre las hazañas guerreras y
las estrategias de tipo militar.
Por ello la importancia que este
pueblo dio a sus documentos,
en su mayoría pergaminos,
papiros y tablas de madera, que
los guerreros llevaban consigo
de un campamento a otro. Es
más o menos a partir de esta
concepción cuando comienza el
divorcio entre las bibliotecas y
los archivos, estableciéndose
una diferenciación en la
naturaleza o fuente de
producción del documento.
7. Por ello los documentos de conservación en una
biblioteca son concebidos como aquellos de lectura,
información, conocimiento y expansión cultural; mientras
que los de archivo son el producto de una actividad y
representan el testimonio de la manera cómo se
desarrollan los hechos de tipo administrativo, comercial
y político de una sociedad.
8. La biblioteca colecciona la sabiduría, la ciencia y la
técnica plasmada voluntariamente por sus autores.
9. El archivo va
conformando series de
documentos surgidos
involuntariamente
como producto de la
actividad comercial o
económica de las
empresas y los
individuos, que de
acuerdo a la ley
presentan testimonio
irrefutable de su
actividad.
10. Es a partir del siglo XIX cuando se dio especial relevancia a
los archivos producidos en la prestación de una actividad
personal o económica y se le reconoció a estos últimos su
valor probatorio en el campo jurídico, llevando a producir
una serie de legislaciones relacionadas con la producción,
conservación y utilización de los libros comerciales. Se
establecieron los límites entre la función de una biblioteca y
un archivo y los documentos de injerencia de cada uno de
ellos.
11. Presentación elaborada por:
• DORA LUZ MORALES GAVIRIA
• FERNANDO DE LA CRUZ NARANJO GRISALES
• DIANA PATRICIA REINOSA MUÑOZ
Extractado de:
González de Ríos Beatriz y Sánchez de Laguna Amparo.
Organización de Archivos. Bogotá: Grupo Editorial Norma.
1995.