Acuaporinas:
los canales
de agua celulares
Las acuaporinas regulan el paso del agua a través de la membrana celular.
Forman una familia de proteínas muy diversa; se hallan presentes en todos los seres vivos.
Abundan sobre todo en plantas y en el sistema renal de animales
Miriam Echevarría y Rafael Zardoya
E
l agua, el compuesto más abundante de nuestro
cuerpo, es esencial para la vida. Todos los
iones, lípidos, azúcares, proteínas y otras ma-
cromoléculas que forman parte de las células
y su entorno se encuentran disueltos en medio
acuoso. Para realizar las funciones que hacen
posible la vida, las células deben incorporar nutrientes,
hormonas, iones y gases. Y deben también expulsar sus-
tancias de desecho.
Ese intercambio de materia con el entorno se reali-
za a través de la membrana. Opera un mecanismo de
difusión pasiva o se recurre a proteínas transportadoras
específi cas. La circulación de iones y otras moléculas
provoca una distribución desigual de estas sustancias a
un lado y otro de la membrana celular.
El transporte genera un fl ujo de agua a través de la
membrana. La entrada y salida de agua cambia el vo-
lumen de la célula, amén de modifi car la composición
del medio intracelular y extracelular. Entender cómo
el agua atraviesa las membranas celulares en nuestro
cuerpo ha constituido una de las cuestiones de mayor
interés en biología.
Los primeros modelos teóricos
Ya en 1895, Charles Overton publicó un extenso estudio
sobre las propiedades osmóticas de las células, vegetales
y animales; analizaba allí el efecto ejercido por más de
500 compuestos químicos en el fl ujo del agua a tra-
vés de la membrana celular. Desde entonces, y durante
muchos años, se creyó que el agua podía atravesar la
membrana celular por difusión pasiva entre los lípidos
que constituyen dicha estructura.
Pero la difusión pasiva no permitía explicar la per-
meabilidad al agua que muestran los glóbulos rojos y
las células del túbulo renal; aquí, el fl ujo de agua a
través de la membrana en presencia de un gradiente de
concentración era superior al fl ujo en ausencia de dicho
gradiente. Además, la energía disipada por la interacción
entre agua y membrana se acercaba a la del movimiento
del agua en solución libre. Se descubrió también que
el paso del agua a través de estas membranas podía
bloquearse mediante fármacos derivados de compuestos
mercuriales.
Todas esas observaciones, sumadas a las realizadas
en membranas artifi ciales, permitieron comparar la per-
60 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006
meabilidad al agua de membranas
lipídicas artifi ciales con la de mem-
branas biológicas. De la comparación
en cuestión se dedujo la existencia
de proteínas especializadas en la for-
mación de poros acuosos.
Descubrimiento
de las acuaporinas
El descubrimiento del primer canal
de agua en la membrana celular, la
acuaporina-1 (AQP1), el estudio de su
distribución en los tejidos y la inves-
tigación de sus propiedades estructu-
rales y funcionales le valieron a Peter
Agre el premio Nobel de química de
2003. Agre y su equipo, de la Uni-
versidad Johns Hopkins, estudiaban
en 1988 las proteínas de la membrana
de los eritrocitos. Durante sus traba-
jos de purifi cación de la proteína de
32 kilodalton que determina el grupo
sanguíneo Rh, encontraron un poli-
péptido de peso molecular inferior
(28 kilodalton) que copurifi caba con
su proteína de interés. Pensaron que
correspondía a un subproducto de la
hidrólisis de la proteína Rh. Pero el
análisis estructural de la molécula de
28 kilodalton, abundante en glóbulos
rojos y en células del túbulo proxi-
mal del riñón, reveló que se trataba
de una nueva proteína integral de
membrana. Sin relación alguna con
la proteína Rh.
Hasta 1992 no descifraron la fun-
ción de la proteína. Denominada en
un comienzo CHIP28, abreviación
de proteína integral de 28 kilodalton
formadora de canales, recibiría más
tarde el nombre de AQP1.
En sus trabajos hallaron que los
ovocitos de la rana Xenopus laevis
inyectados con cantidades exiguas de
ARN mensajero de AQP1 desarro-
llaban una permeabilidad al agua
superior a la de un ovocito control
sin inyectar o inyectado con agua.
Se descubrió también que la per-
meabilidad al agua dependiente de
AQP1 se inhibía mediante cloruro de
mercurio y que tal efecto se revertía
con agentes reductores.
El comportamiento reseñado
correspondía al esperado para un
ujo de agua mediado por canales.
Se percataron entonces de que habían
descubierto, por fi n, la proteína del
canal de agua. La presencia de AQP1
justifi caba la elevada permeabilidad
al agua de la membrana del hematíe
y del túbulo proximal renal. Pero,
¿cómo explicar la reabsorción de
agua dependiente de la hormona va-
sopresina en el segmento más distal
de la nefrona, el túbulo colector y
en otros tejidos que no poseen esta
proteína? La identifi cación molecular
de AQP1 fue el detonante de la bús-
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006 61
62 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006
queda que condujo al descubrimiento
de las trece acuaporinas que hoy se
conocen en humanos.
Lo primero que llamó la atención,
al comparar la secuencia de AQP1
con las almacenadas en el banco de
genes, fue su estrecha semejanza con
miembros de una familia de proteínas
integrales de membrana (PIM); entre
ellas, la proteína Big Brain de Dro-
sophila, la Nodulina26 de la semilla
del género Glycine, el transportador
de glicerol GLpF de Escherichia coli
y PIM, una proteína de 26 kilodalton
que abunda en el cristalino bovino,
que da nombre a la familia. AQP1
comparte con ellas varios aminoáci-
dos en determinadas posiciones de
la secuencia: todos los miembros de
la familia PIM mostraban el triplete
asparragina-prolina-alanina (NPA)
mentario. El ADNc se utilizó como
molde en una reacción en cadena de la
polimerasa, junto con cebadores que
reconocerían y se hibridarían a las
regiones NPA de cualquier miembro
de la familia PIM presente en la mues-
tra de ARN. El grupo de Agre clonó
las proteínas AQP1, AQP4, AQP5 y
AQP6; el de Sei Sasaki, de la Uni-
versidad de Medicina y Odontología
de Tokio, identifi có las secuencias de
AQP2, AQP7, AQP8, AQP9, AQP10,
AQP11 y AQP12. En la identifi cación
de AQP3 intervino uno de los autores
(Miriam Echevarría).
Un reloj de arena
El tamaño de las acuaporinas suele
oscilar entre 250 y 300 aminoácidos.
Muy hidrofóbicas, se organizan en
seis segmentos de estructura α-hélice
que atraviesan la membrana de lado
a lado, unidos por cinco lazos conec-
tores. Dos de los lazos (uno extrace-
lular y otro intracelular) se pliegan
hacia la membrana y se aproximan
para formar el poro. La estructura
resultante encierra una zona central
estrecha que se ensancha abriéndose
hacia ambos lados de la membrana.
Este particular plegamiento, en forma
de reloj de arena, pone en contacto
los tripletes NPA para formar el sitio
más estrecho del poro. Aunque cada
acuaporina constituye por sí sola un
canal, en la membrana celular estas
proteínas se ensamblan en grupos
de cuatro.
repetido dos veces, además de otros
aminoácidos individuales a lo largo
de la secuencia, muy conservados.
AQP1 consta de dos grandes domi-
nios, imagen especular uno de otro,
con un triplete NPA presente en cada
mitad, el primero en un lazo intrace-
lular y el segundo en uno extracelu-
lar. Se procedió luego a la clonación
sucesiva de otras acuaporinas que,
en conjunto, forman la familia de
proteínas integrales de membrana res-
ponsables del transporte de agua. Se
nombraron desde AQP2 a AQP12; la
proteína PIM se denominó AQP0.
Se siguió el mismo protocolo de
clonación para todas ellas. De los teji-
dos donde se sospechaba la existencia
de un nuevo canal de agua se extrajo
ARN. A partir de éste se obtuvo, por
transcripción inversa, el ADN comple-
CONTROL
AQP1
TIEMPO (minutos)
0,5 1,5 2,5 3,5
ab
HgCl
2
1. EL PRIMER MODELO que describía la cir-
culación de agua a través de la membrana
celular data de 1895. Según éste, el agua
se escurría por difusión pasiva entre los
lípidos (amarillo) que constituyen la membra-
na (a). El estudio de la infl uencia del gra-
diente, la energía disipada por la interacción
del agua con la membrana, el bloqueo de
compuestos mercuriales y la comparación
de membranas puramente lipídicas con
membranas biológicas llevó a proponer la
existencia de proteínas (rojo) especializadas
en la formación de poros hídricos (b).
2. OVOCITOS DE LA RANA Xenopus laevis
inyectados con cantidades reducidas de
ARN mensajero de acuaporina-1 (0,1-10 ng).
Muestran una permeabilidad al agua supe-
rior a la de un ovocito control no inyectado
o inyectado con agua.
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006 63
Por fi n, el grupo de Fujiyoshi Yo-
shinori, de la Universidad de Kyoto,
Andreas Engel, de la Universidad de
Basilea, y Agre, determinaron la es-
tructura molecular de AQP1 con una
resolución de 3,8 angstrom. A partir
de este análisis tridimensional se de-
terminó una correlación directa entre
aminoácidos específi cos y estructura
proteica. Los seis segmentos α-héli-
ce transmembranales conforman una
suerte de ramo en el que los segmen-
tos se hallan levemente inclinados
y girados hacia la derecha. La es-
tructura se mantiene estable merced
a los grandes ángulos de cruce de
los segmentos transmembrana y a la
interacción en los sitios de cruce de
glicinas altamente conservadas. Los
lazos que conforman la zona central,
que también son α-hélices cortas, se
proyectan hacia el centro del ramo en
ángulo de casi 90 grados para crear
la barrera de permeabilidad del canal.
Ambos lazos interaccionan a través
del triplete NPA y se mantienen en
contacto mediante fuerzas de van der
Waals entre sus prolinas. Dos as-
parraginas convergen para delimitar
el sitio más estrecho del canal, de
unos 3 angstrom de diámetro. El
diámetro de la molécula de agua es
ligeramente inferior: 2,8 angstrom.
Otros aminoácidos conforman el
centro del poro acuoso: una isoleu-
cina de la α-hélice 2, una fenilala-
nina de la α-hélice 1, una leucina
de la α-hélice 4 y una valina de la
α-hélice 5. Cerca de este sitio, por
el lado extracelular del poro, se en-
cuentra la cisteína responsable de la
sensibilidad de AQP1 a compuestos
mercuriales.
El resto de las paredes que for-
man la superfi cie del canal acuoso
corresponden a aminoácidos de los
segmentos transmembrana 1, 2, 4 y
5. Los segmentos 3 y 6 constituyen
las hélices más periféricas del canal;
quedan encarados hacia los lípidos
de la membrana.
Función y selectividad
El estudio de la función de un canal
de agua entraña varias difi cultades.
Al tratarse de una molécula neutra,
su fl ujo constituye un proceso silen-
te desde el punto de vista eléctrico.
Ni puede medirse con las técnicas
de electrofi siología clásicas en la
investigación de canales iónicos, ni
se dispone de inhibidores específi cos.
ACUAPORINAS DISTRIBUCION
AQP0 Ojo (cristalino)
AQP1 Eritrocitos
Cerebro
Riñón
Tráquea
Corazón
Placenta
Utero
Uréter y vejiga urinaria
Pulmón
Bronquios
Conductos biliares
Piel
Endotelio capilar (excepto cerebro)
Ojo
AQP2 Túbulo conector
y colector renal
Uréter y vejiga urinaria
AQP3 Túbulo colector renal
Tracto gastrointestinal
Hígado
Páncreas
Bazo
Próstata
Uréter y vejiga urinaria
Ojo
Glándula lacrimal y sudorípara
Pulmón
Células meníngeas
Eritrocitos
Utero
AQP4 Cerebro
Tracto gastrointestinal
Túbulo colector renal
Médula espinal
Oído
Pulmón
Músculo esquelético
Ojo (retina, iris, cuerpo ciliar)
Glándula lacrimal
AQP5 Glándula salival
Glándula lacrimal
Pulmón
Tracto gastrointestinal
Córnea
Ojo
AQP6 Riñón
AQP7 Espermátidas tardías
y espermas maduros
Testículo
Tejido adiposo
Túbulo proximal renal
Corazón
Músculo esquelético
AQP8 Hígado
Páncreas
Testículo
Placenta
Utero
Glándula salival
Intestino delgado
Colon
Corazón
AQP9 Tejido adiposo
Corazón
Colon
Leucocitos
Hígado
Cerebro
Médula ósea
Riñón
Intestino delgado
Pulmón
Bazo
Testículo
AQP10 Intestino delgado
3. DISTRIBUCION TISULAR de las acuaporinas de mamíferos (y posiblemente vertebrados).
Para determinar la permeabilidad al
agua de células animales suele me-
dirse el cambio de volumen celular
que se produce cuando las células
pasan de un medio isosmótico a uno
hipo o hiperosmótico. La elevada per-
meabilidad al agua de las membra-
nas biológicas explica la celeridad
extrema del fl ujo.
La identifi cación molecular de los
canales de agua se inició mediante la
extracción del ARN mensajero de teji-
dos con alta permeabilidad al agua (el
riñón, por ejemplo) y la inyección del
mismo en ovocitos de Xenopus laevis.
Se venía recurriendo a los ovocitos
de la rana para estudiar la expresión
de numerosas proteínas. En el caso de
los canales de agua, ofrecían claras
ventajas: eran células grandes, con un
volumen fácil de medir y una baja
permeabilidad intrínseca al agua que
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA
64 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006
facilitaba la determinación de los cam-
bios de permeabilidad inducidos por
la expresión de proteínas exógenas.
Hoy la técnica se emplea de forma
rutinaria en la caracterización funcio-
nal de todas las acuaporinas clonadas
para el estudio de las propiedades de
permeabilidad al agua, selectividad
a otros solutos, dependencia de la
temperatura y del pH, amén de otros
aspectos funcionales.
La AQP1 presenta una permeabi-
lidad elevada. De las trece acuapori-
nas de mamífero que hoy conocemos,
cuatro de ellas (AQP3, AQP7, AQP9
y AQP10) forman el subgrupo de las
acuagliceroporinas, que son permea-
bles también a la urea, el glicerol y
a otros solutos de tamaño reducido.
Excepto AQP6, tales acuaporinas se
muestran impermeables a solutos do-
tados de carga eléctrica y iones.
La selectividad de las acuaglice-
roporinas no depende sólo de la es-
trechez del poro. En algunas, como
AQP3, la permeabilidad al glicerol
es mucho mayor que a la urea, una
molécula de diámetro inferior. En
AQP1, los aminoácidos dotados de
carga eléctrica de los dos segmentos
α-hélice que conforman el paso del
canal se orientan con sus polos po-
sitivos hacia el centro del poro. Esto
genera un importante campo electros-
tático positivo que repele protones y
otros cationes, mientras que admite
el paso de solutos neutros.
La obstrucción de AQP1 al paso de
iones responde también al tamaño de
los iones hidratados. En solución, los
iones se encuentran rodeados de una
capa de agua que aumenta su diá-
metro. En la acuaporina-1 no existe
ninguna estructura que se encargue
de liberar al ion de esta capa de
solvatación; por tanto, es imposible
que pase a través de su diámetro. La
estrechez del poro y la notable hi-
drofobicidad de la superfi cie interna
del canal explican la permeabilidad al
agua de AQP1 y su selectividad.
H
2
N
HOOC
DOMINIO-1
NPA
A
B
D
C
E
NPA
DOMINIO-2
GLICOSILACION
EXTRACELULAR
MEMBRANA
INTRACELULAR
12 3 4 5 6
C189
HgCl
2
DOS TRIPLETES NPA
AQP1 se compone de dos grandes
dominios, imagen especular uno del
otro. Se organiza en seis segmen-
tos de estructura α-hélice (
1-6) que
atraviesan la membrana de lado a
lado; están unidos por cinco lazos
conectores (A-E). El lazo intracelular
B y el extracelular E son portadores
de un triplete asparragina-prolina-ala-
nina NPA. Esta duplicación del triple-
te NPA es característica de todas las
acuaporinas.
B
A
C
D
H
2
N
HOOC
EXTRACELULAR
MEMBRANA
INTRACELULAR
A
P
N
N
A
GLICOSILACION
H
2
O
EXTRACELULAR
INTRACELULAR
H
2
O
12
43
DE CUATRO EN CUATRO
Aunque cada acuaporina forma por
sí sola un canal, en la membrana
celular estas proteínas se ensam-
blan en grupos de cuatro. Parece
que un arreglo tetramérico confi ere
a la estructura una mayor estabi-
lidad en el entorno lipídico de la
membrana.
ESTRUCTURA MOLECULAR DE LAS ACUAPORINAS
EL RELOJ DE ARENA
El lazo B y E se pliegan hacia
la membrana para formar el poro
o canal acuoso de la proteína.
La estructura resultante encierra
una zona central estrecha que
se ensancha abriéndose hacia
ambos lados de la membrana. Se
denominó “reloj de arena”, por su
semejanza con éste. En el sitio más
estrecho del poro acuoso se ponen
en contacto los tripletes NPA.
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006 65
El transporte de agua
paso a paso
Dentro del canal, las moléculas de
agua tienden puentes de hidrógeno
entre sí y con las paredes del canal.
Sin embargo, a medida que una molé-
cula de agua se acerca a la parte más
estrecha del canal, proceda aquélla
del interior o del exterior celulares,
la intensa carga electrostática positiva
de la zona, creada por los lazos que
forman el poro, provoca una reorien-
tación de la molécula que obliga a su
átomo de oxígeno a tender puentes
de hidrógeno con las dos asparragi-
nas del poro. Primero la molécula de
agua se une sólo a uno de esos ami-
noácidos, permaneciendo unida por
el otro puente de hidrógeno a la mo-
lécula de agua vecina; luego se une
a las dos asparraginas, rompiendo así
por completo la molécula de agua su
conexión con las otras moléculas de
agua en el canal. La imposibilidad
de tender puentes de hidrógeno con
los aminoácidos hidrofóbicos que
forman la pared del canal favorece
la permeabilidad. Asimismo, en el
sitio de mayor constricción del canal
se rompe la concatenación de puen-
tes de hidrógeno entre las moléculas
de agua que llenan el poro, lo que
impide el transporte de protones que
se establecería a través de AQP1. La
acuaporina-1 es permeable al CO
2
.
De hecho, la proteína forma un ca-
nal para el transporte del dióxido
de carbono.
Distribución
La mayoría de las células de nuestro
cuerpo poseen acuaporinas. Las cé-
lulas principales del túbulo colector
renal, por ejemplo, expresan AQP2,
AQP3 y AQP4; los astrocitos y cé-
lulas gliales de determinadas zonas
cerebrales, en cambio, expresan sólo
AQP4; se han hallado indicios de
la presencia de acuaporinas en las
neuronas. Desconocemos la razón de
tal diversidad.
En coherencia con su función de
canal hídrico, el ojo, el riñón, el
pulmón, el tracto gastrointestinal o
las glándulas secretoras, órganos que
se caracterizan por un alto trasiego
de agua, presentan varias de estas
proteínas. En el cerebro, en cam-
bio, donde escasea el fl ujo de agua a
través de la membrana celular (para
minimizar las variaciones del medio
extracelular que pudieran afectar a la
función neuronal) hay una presencia
y distribución limitadas de AQP.
Con excepción de AQP2 y AQP6,
las acuaporinas intervienen en la com-
posición de la membrana celular. Tras
su síntesis, AQP2 permanece como
una proteína de membrana en vesícu-
las intracelulares; sólo bajo la acción
de la hormona antidiurética (arginina-
vasopresina), las vesículas se fusio-
nan con la cara apical de las células
principales del túbulo colector renal;
de ese modo las células exponen en
la membrana la proteína responsable
del aumento de la permeabilidad al
agua en dicho túbulo.
La acuaporina-6 es también una
proteína intracelular. Se aloja en ve-
sículas que permanecen siempre en
el interior de la célula. En la cara
apical de otros epitelios encontramos
también AQP5. Las acuaporinas 3 y
4 son principalmente de membrana
basolateral. AQP1 presenta una dis-
tribución ubicua en toda la membra-
na. AQP8 reside en vesículas intra-
celulares así como en la cara apical
de las células acinares del páncreas.
AQP9 parece preferir la parte baso-
lateral de la membrana.
Regulación
Veamos cómo opera la regulación de
la acuaporina-2 en el túbulo renal.
La unión de la hormona vasopresina
a receptores específi cos provoca un
aumento del AMP cíclico intracelu-
lar. Este mensajero molecular activa
la proteína quinasa A (PKA), que
se encarga de fosforilar a AQP2. La
activación de AQP2 causa entonces
la traslocación y fusión de vesículas
que contienen AQP2: se funden con
la cara apical de la célula renal.
También AQP1, en el hígado,
AQP5, en las glándulas salivales, y
AQP8, en el páncreas, se transportan
desde vesículas intracelulares hasta
la membrana celular. En estos ca-
sos, sin embargo, no se conoce el
mecanismo de regulación. AQP6,
presente en vesículas de las células
intercaladas del túbulo colector renal,
cambia su conformación a pH < 5,5:
se hace permeable a agua y cloro. El
pH regula también la actividad de
AQP0 y AQP3. Algunas acuaporinas
cuentan con secuencias conservadas
para la fosforilación por interacción
con proteínas quinasas A (AQP2,
AQP5 y AQP9) o proteínas quinasas
C (AQP4, AQP5 y AQP7). En algu-
nos casos, la regulación se produce
por fosforilación directa del canal. La
fosforilación de la acuaporina-2 en la
Ser-256 resulta fundamental para el
incremento de permeabilidad al agua
dependiente de vasopresina.
En fecha reciente se ha propuesto
que la interacción directa entre las
OJO
AQP0, 1, 3, 4, 5
CEREBRO
AQP1, 4, 9
PULMON
AQP1, 3, 4,
RIÑON
AQP6
AQP7
AQP1
TUBULO PROXIMAL
AQP4
AQP2
AQP3
TUBULO COLECTOR
AQP1
ASA DE HENLE
4. LAS ACUAPORINAS SE HALLAN PRESENTES en la mayoría de las células de nuestro
cuerpo. Las células principales del túbulo colector renal expresan AQP2, AQP3 y AQP4.
Los astrocitos y células gliales de determinadas zonas cerebrales expresan sólo AQP4. Los
órganos que, como el ojo, el riñón, el pulmón, el tracto gastrointestinal o las glándulas se-
cretoras, se caracterizan por su alto trasiego de agua, presentan varias de estas proteínas.
En el cerebro, donde escasea el fl ujo de agua a través de la membrana celular, hay una
presencia y distribución limitadas de AQP.
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA
66 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006
acuaporinas y otras proteínas celula-
res constituiría un mecanismo de se-
ñalización. En el extremo C-terminal
de la acuaporina-4 se han identifi cado
secuencias de reconocimiento para
el anclaje en proteínas del citoes-
queleto que podrían determinar la
distribución espacial de AQP4 en la
membrana del astrocito. La regula-
ción crónica se realiza por diversos
mecanismos que alteran la transcrip-
ción de tales proteínas.
El número de moléculas de acua-
porina-2 aumenta con la vasopresina.
Tal regulación se debe a la presencia,
en el promotor del gen de AQP2,
de regiones que unen AMP cíclico
y, por tanto, activan la transcripción
del gen. La deshidratación provoca
el aumento de AQP3 en el riñón,
la vejiga urinaria y los uréteres. Un
estrés hiperosmótico estimula la
expresión de AQP4 y AQP9 en la
corteza cerebral.
Patologías
Numerosos trastornos se han asocia-
do con una distribución aberrante de
las acuaporinas en un órgano determi-
nado. También la alteración en la fun-
ción o regulación de estas proteínas
puede resultar patológica. Determina-
das mutaciones en el gen de AQP2
se han relacionado con nefropatías.
En el laboratorio de Alan Verkman se
obtuvieron ratones “knockout” en los
que se había silenciado la expresión
de cada una de las acuaporinas. Los
múridos transgénicos se utilizaron
para el estudio de las alteraciones
funcionales que acarrea la ausencia
de una de estas proteínas. Se obser-
vó que dos mutaciones génicas de
AQP0 provocan en ratones cataratas
congénitas.
Debido a su ubicuidad, la acuapori-
na-1 se halla implicada en numerosos
trastornos. La presencia de AQP1 en
el endotelio de la córnea y de AQP5
en el cristalino sugiere una función
de estas proteínas en el mantenimien-
to de la transparencia de la córnea y
el cristalino, respectivamente. AQP1
es responsable de la reabsorción de
casi el 80 por ciento del agua en
el túbulo renal. Así, los ratones en
los que se ha eliminado esta proteí-
na son incapaces de producir orina
concentrada. En el cerebro, AQP1
participa en la producción del líquido
cefalorraquídeo. En el pulmón, la ex-
presión de AQP1 aumenta al nacer y
en presencia de corticosteroides; ello
sugiere que la proteína interviene en
el aclaramiento del agua pulmonar
que requiere el recién nacido para
iniciar la respiración.
La disfunción de las cuatro acua-
porinas que se expresan en el tracto
respiratorio (AQP1, AQP3, AQP4 y
AQP5) podría guardar relación con
el asma, edemas pulmonares u otras
patologías asociadas a la homeostasis
del agua pulmonar.
La disfunción de la acuaporina-2
provoca trastornos graves. En 1994,
el equipo que dirige Peter Deen, de
la Universidad y el Hospital Univer-
Arabidopsis (BAB09487)
Arabidopsis (AAF26B04)
Arabidopsis (AAC62397)
Arabidopsis (AAC49992)
Arabidopsis (AAB65787)
Arabidopsis (CAA16760)
Arabidopsis (Q08733)
Zea (AAK26766)
Zea (AAK26764)
Picea (CAA06335)
Nicotiana (CAA69353)
Nicotiana (CAA04750)
Nicotiana (AAL33586)
Picea (CAB39758)
Raphanus (BAA12711)
Raphanus
(BAA32778)
Brassica (AAD39372)
Brassica (AAD39374)
Brassica
(AAB61378)
Homo (BAA34223)
Mus (P56404)
Caenorhabditis (CAA94903)
Caenorhabditis (AAA83205)
Mus (Q02013)
Rana (P50501)
Rana (Q06019)
Rattus (AAD29856)
Rattus (P09011)
Rattus (AAC36020)
Mus (P56402)
Mus (ADD32491)
Mus (P51180)
Mus (AAC53155)
Mus (BAA24537)
Mus (ADD20305)
Homo (P29972)
Bos (P47865)
Bufo (AAC69694)
Bos (P06624)
Cicadella (CAA65799)
Haematobia (CAA65799)
Homo (Q13520)
Homo (P4L181)
Homo (P55064)
Homo (P30301)
Homo (P55087)
Lactococcus (P22094)
Clostridium (AAK78746)
Thermus (BAB61772)
Bacillus (AAA22490)
Brucella (AAF73105)
Brucella (AAL51252)
Methanothermobacter (AB055880)
AQP
SIP
AQP8
TIP
PIP
NIP
GLP
AQP Bacterianas
Homo (O14520)
Escherichia (P11244)
Listeria (CAC99617)
Staphylococcus (BAB42394)
Thermotoga (AAD36499)
0,05 cambios
Homo (Q92482)
Xenopus (CAA10517)
Homo (O43315)
Pinus (AAL05942)
Agrobacterium (AAL46049)
Agrobacterium (AAK86288)
Escherichia (BAA08441)
Plesiomonas (BAA85015)
Pseudomonas (AAG07421)
Smorhizobium(NP_435575)
Escherichia (BAA35593)
Shigella (AAC12651)
Zea (AAC09245)
Oryza (P50156)
Oryza (AAC16545)
Lotus (AAF82791)
Pisum (CAB45652)
Glycine (P08995)
Glycine (AAA69490)
Solanum (CAB46350)
Vernicia (AAC39480)
Helianthus (CAA65186)
Medicago (AA132128)
Solanum (CAB46351)
Spinacia (AAA99274)
Oryza (S52003)
Toxocara (AAC32826)
Saccharomyces (BAA09187)
Saccharomyces (AAC69713)
Saccharomyces (P53386)
Saccharomyces (AAD10058)
Zea (AAC24569)
Solanum (AAB67881)
Lycopersicon (AAB53329)
Zea (AAK26750)
Arabidopsis (CAB72165)
5. ARBOL DE LAS RELACIONES DE PARENTESCO DE LAS ACUAPORINAS: canales de agua
(verde), canales de glicerol y urea (azul) y nodulinas (rojo). Los puntos en las ramifi caciones
indican la signifi cación estadística.
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006 67
sitario de Nimega, publicó el primer
caso de diabetes insípida nefrogénica
(NDI) hereditaria asociada a muta-
ciones del gen de AQP2. Los indi-
viduos que sufren esta enfermedad
eliminan grandes cantidades de orina
diluida debido a una insufi ciencia
renal que impide la reabsorción de
agua en respuesta a la vasopresi-
na. Un aumento en la expresión de
AQP2 se relaciona con un incre-
mento en la retención de líquido:
así ocurre en la cirrosis hepática,
la insufi ciencia cardíaca congestiva
y el embarazo.
Las alteraciones en la expresión
de las acuaporinas provocan tam-
bién trastornos cerebrales. Las AQP4
aberrantes se asocian al desarrollo de
patologías relacionadas con desequi-
librios en la homeostasis iónica. Una
disfunción de la acuaporina-4 podría
provocar cambios en la concentración
de iones potasio (K
+
) que lleven a
un aumento de la excitabilidad neu-
ronal. La relación entre la AQP4 y
el edema cerebral se descubrió me-
diante experimentos llevados a cabo
con ratones en los que la expresión
de AQP4 se había silenciado. Se ha
observado también que el edema que
se produce tras un período isquémi-
co puede reducirse de forma notable
mediante la eliminación de la AQP4
perivascular.
Evolución por duplicación génica
Como hemos mencionado, las acua-
porinas pertenecen a la familia de
proteínas integrales de membrana
(PIM). Esta familia agrupa a más
de 200 miembros. Su evolución
arranca de la duplicación de un gen
originario, que supuso la aparición
de dos proteínas con funciones di-
ferenciadas: los canales de agua y
los canales de glicerol y urea. Esta
es la situación que se observa hoy
en bacterias y hongos, que cuentan
sólo con una copia de cada uno de
estos canales. Luego, ambos tipos
de canales se diversifi caron mediante
duplicaciones génicas en animales
y plantas. En Arabidopsis se han
identifi cado hasta 35 proteínas; ello
resalta la importancia del control del
ujo de agua en las plantas.
Las proteínas transportadoras de
glicerol han experimentado nume-
rosas duplicaciones en el nemátodo
Caenorhabditis elegans. En mamí-
feros, tres duplicaciones han dado
lugar, de forma sucesiva, a AQP3,
AQP7, AQP9 y AQP10. Curiosamen-
te, no hay miembros de esta subfa-
milia en plantas.
En vertebrados encontramos seis
canales de agua resultantes de du-
plicaciones génicas consecutivas:
AQP0, AQP1, AQP2, AQP4, AQP5
y AQP6. El número de acuaporinas
se desconoce en invertebrados; has-
ta la fecha, se ha descrito sólo una
AQP en tres especies de insectos. La
acuaporina-8 se encuentra en todos
los animales.
El mayor número de acuaporinas
se encuentra en el reino vegetal.
La caracterización de los canales
de agua en plantas se debe sobre
todo a dos grupos de investigación,
el de Maarten J. Chrispeels, de la
Universidad de San Diego en Ca-
lifornia, y el de Per Kjellbom, de
la Universidad de Lund. La primera
acuaporina que se aisló en plantas se
denominó ALFA-TIP.
De acuerdo con su origen evoluti-
vo, se conocen cuatro grandes gru-
pos de canales de agua en plantas.
Cada grupo presenta una localización
celular diferencial: las proteínas in-
trínsecas de membrana plasmática
(PIP), las proteínas intrínsecas del
tonoplasto o membrana vacuolar
(TIP), las pequeñas proteínas bási-
cas intrínsecas (SIP) y las nodulinas
(NIP). Las proteínas intrínsecas de
membrana plasmática parecen derivar
de una única duplicación génica que
dio lugar a dos tipos básicos de PIP:
el tipo 1 y el tipo 2. Las proteínas
intrínsecas del tonoplasto resultan de
al menos dos duplicaciones génicas
sucesivas.
De todas las acuaporinas vegetales,
las que revisten mayor interés desde
el punto de vista evolutivo son las
nodulinas. Se describieron en los nó-
dulos simbióticos de las raíces de
leguminosas, pero se encuentran tam-
bién en plantas sin nódulos simbióti-
cos. Según los análisis de parentesco,
todas las nodulinas descenderían de
un mismo tipo de canales de agua
que fue adquirido por el ancestro
común de todas las plantas a partir
de bacterias por transferencia géni-
ca horizontal. Luego, puesto que las
plantas carecen de transportadores de
glicerol-urea, estos canales de agua
habrían cambiado su función: una
fuerte presión selectiva los trans-
formó en los actuales canales de
glicerol-urea.
Dado que las nodulinas adquirieron
su capacidad de transportar glicerol-
urea de forma distinta al resto de
acuagliceroporinas (mediante conver-
gencia funcional), los aminoácidos
implicados en la selectividad por
glicerol-urea son también distintos.
La secuencia de las nodulinas guarda
semejanza con la secuencia típica de
los canales de agua, pero presenta
algunos cambios, necesarios para su
función, que recuerdan a las acua-
gliceroporinas.
Miriam Echevarría Irusta se doctoró en biología por la Universidad Simón Bolívar
de Caracas. Es profesora de la Universidad de Sevilla. Se dedica al estudio funcional
de las acuaporinas en el departamento de fi siología médica y biofísica del Laborato-
rio de Investigaciones Biomédicas del Hospital Virgen del Rocío. Rafael Zardoya San
Sebastián se doctoró en biología por la Universidad Complutense de Madrid. Desarrolla
su investigación sobre fi logenia y evolución molecular en el Museo Nacional de Ciencias
Naturales del CSIC.
A
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Los autores
Bibliografía complementaria
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA
acuaporinas.pdf
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