Fisiologia tiroidea
La hormona liberadora de tirotropina(TRH) procedente del hipotálamo es el encargado de estimular a la hipófisis.
La TRH estimula a la adenohipófisis a secretar a la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Esta a su vez
estimula a la liberación de la T3 y la T4 que regulan a la hipófisis.
SINTESIS Y SECRECIONES DE LAS HORMONAS METABOLICAS TIROIDEAS
La función primaria de la tiroides es producir, almacenar y liberar cantidades suficientes de las 2 hormonas
tiroideas: Tiroxina (T4) y Triyodotironina (T3)
-
93% tiroxina
-
7% triyodotironina.
La triyodotironina (T3) es unas 4 veces más rápida, se detecta
en menor cantidad en la sangre y su duración es más breve
con respecto a la tiroxina (T4)
La T4 que pasa al plasma y debe desyodarse a T3, la que
interactúa con el receptor nuclear de la célula tirotropa
hipofisaria.
La síntesis de cantidades normales de hormonas tiroideas
requiere un aporte adecuado de yodo a la glándula tiroidea.
El yodo es aportado por los alimentos y el agua, constituyendo
un componente fundamental de la estructura molecular dichas
hormonas.
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Anatomia fisiologica
Folículos cerrados
! Coloide : Tiroglobulina
! Revestidos por células
epiteliales cubicas que secretan a la luz de los folículos.
La tiroglobulina contiene las hormonas tiroideas. La sangre absorbe la
secreción a través del epitelio folicular y así puede actuar en todo el
organismo.
El yoduro es necesario para la formación de tiroxina
50mg al año de yodo para formación de una cantidad normal de tiroxina.
1 mg por semana.
Sal común.
Destinos de los yoduros ingeridos
-
Absorción en el tubo digestivo hasta la sangre
-
La mayor parte se excreta por vía renal
-
Antes la glándula tiroides retira una 5° parte de la sangre para la síntesis de hormonas.
Bomba de yoduro: el importador de yoduro de sodio (atrapamiento de
yoduro)
-
Transporte de los yoduros desde la sangre hasta las células y folículos de la glándula tiroides.
-
La membrana basal bombea de forma activa el yoduro al interior celular, gracias al simportador del yoduro
de sodio (NIS)
-
El yoduro se cotransporta a lo largo de 2 iones sodio a través de la membrana basolateral (plasma) a la
célula.
-
La energía para el transporte de yoduro en contra de un gradiente de concentración proviene de la bomba
sodio- potasio ATP asa
-
Concentración de yoduro = atrapamiento de yoduro por la bomba de yoduro.
-
La TSH estimula la actividad de la bomba de yoduro, y la hipofisectosemia la disminuye.
-
El yoduro es transportado fuera de la célula por la membrana apical por medio de una molécula
cotransportadora llamada pendrina.
-
Las células epiteliales secretan la tiroglobulina.
La primera etapa de la formación de las hormonas tiroideas, ilustrada en la figura 77-2, consiste en el
transporte de los yoduros desde la sangre hasta las células y los folículos de la glándula tiroides. La membrana
basal de estas células posee la capacidad específica de bombear de forma activa el yoduro al interior celular.
Este bombeo se consigue mediante la acción de un simportador del yoduro de sodio, que cotransporta el ion
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yoduro a lo largo de dos iones sodio a través de la membrana basolateral (plasma) a la célula. La energía para el
transporte del yoduro en contra de un gradiente de concentración proviene de la bomba de sodio-potasio-
adenosina trifosfatasa (ATPasa), que bombea sodio al exterior de la célula, con lo que establece una baja
concentración de sodio intracelular y un gradiente para facilitar la difusión de sodio en la célula.
El proceso de concentración de yoduro en la célula se denomina atrapamiento de yoduro. En una glándula
normal, la bomba de yoduro concentra esta sustancia hasta que su concentración supera en 30 veces la de la
sangre. Cuando la glándula tiroides alcanza su máxima actividad, la relación entre ambas concentraciones puede
elevarse hasta 250 veces. El atrapamiento de yoduro por la glándula tiroides depende de diversos factores, el
más importante de los cuales es la concentración de TSH; esta hormona estimula la actividad de la bomba de
yoduro en las células tiroideas, mientras que la hipofisectomía la disminuye.
El yoduro es transportado fuera de las células tiroideas a través de la membrana apical hacia el folículo por una
molécula de contratransporte de cloruro-yoduro denominada pendrina. Las células epiteliales tiroideas secretan
también en el folículo tiroglobulina que contiene aminoácidos de tirosina a los que se unirá el yodo, tal como se
expone en el siguiente apartado.
FIGURA 77-2 Mecanismos de las
células tiroideas para el transporte
de yodo, la formación de tiroxina y
de triyodotironina y la liberación de
estas hacia la sangre. DIT,
diyodotirosina; I
, ion yoduro; I ,
yodo; MIT, 2 monoyodotirosina; NIS,
simportador de yoduro de sodio;
RE, retículo endoplásmico; RT
3
,
triyodotironina inversa; T
3
,
triyodotironina; T
4
, tiroxina; T
G
,
tiroglobulina.
Tiroglobulina y química de la formación de tiroxina y triyodotironina
Formación y secreción de tiroglobulina por las células tiroideas
Las células tiroideas constituyen un ejemplo típico de células glandulares secretoras de proteínas, como
demuestra la figura 77-2. El retículo endoplásmico y el aparato de Golgi sintetizan y secretan hacia los folículos
una gran molécula glucoproteica denominada tiroglobulina, con un peso molecular aproximado de 335.000.
Cada molécula de tiroglobulina contiene unas 70 moléculas del aminoácido tirosina, que es el sustrato
principal que se combina con el yodo para dar lugar a las hormonas tiroideas. Así pues, las hormonas tiroideas
se forman dentro de la molécula de tiroglobulina. Es decir, la tiroxina y la triyodotironina formadas a partir de
los aminoácidos tirosina constituyen una parte de la molécula de tiroglobulina durante la síntesis de las hormonas
tiroideas y también después, cuando se almacenan en el coloide de los folículos.
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Oxidación del ion yoduro
El primer paso crítico para la formación de las hormonas tiroideas consiste en la conversión de los iones
yoduro en una forma oxidada del yodo, bien en yodo naciente (I0), bien en I , que luego puede 3
combinarse directamente con el aminoácido tirosina. La oxidación del yodo depende de la enzima peroxidasa y su
peróxido de hidrógeno acompañante, que constituyen un potente sistema capaz de oxidar los yoduros. La
peroxidasa se encuentra en la membrana apical de la célula o unida a ella, proporcionando así el yodo oxidado
justo en el lugar de la célula donde la molécula de tiroglobulina abandona el aparato de Golgi y atraviesa la
membrana celular hasta el coloide almacenado en la glándula tiroides. Cuando el sistema de la peroxidasa se
bloquea o en los casos de ausencia congénita, la velocidad de formación de hormonas tiroideas disminuye hasta
cero.
Yodación de la tirosina y formación de las hormonas tiroideas: «organificación» de la tiroglobulina
La unión del yodo a la molécula de tiroglobulina recibe el nombre de organificación de la tiroglobulina. El yodo
oxidado (incluso en forma molecular) se une directamente, aunque con lentitud, al aminoácido tirosina. No
obstante, en las células tiroideas el yodo oxidado se asocia a la enzima tiroidea peroxidasa (v. fig. 77-2), que
hace que el proceso tenga lugar en segundos o minutos. Por consiguiente, a medida que la tiroglobulina se libera
del aparato de Golgi o se secreta al folículo a través de la membrana apical de la célula, el yodo se fija a
alrededor de la sexta parte de las tirosinas contenidas en la molécula de tiroglobulina.
En la figura 77-3 se muestran las etapas sucesivas de la yodación de la tirosina y la formación final de las dos
hormonas tiroideas básicas: la tiroxina y la triyodotironina. La tirosina se yoda primero a monoyodotirosina y
después a diyodotirosina. A continuación, en los siguientes minutos, horas o incluso días, números crecientes de
residuos de yodotirosina se acoplan entre sí.
El principal producto hormonal de la reacción de acoplamiento es la molécula tiroxina (T
4
), que se forma cuando
se unen dos moléculas de diyodotirosina; la tirosina forma parte aún de la molécula de tiroglobulina. En otras
ocasiones, una molécula de monoyodotirosina se une con una de diyodotirosina para formar triyodotironina (T
3
),
que representa alrededor de la quinceava parte del total final de hormonas. Se forman pequeñas cantidades de
T
3
inversa (RT
3
) mediante acoplamiento de diyodotirosina con monoyodotirosina, aunque la RT
3
no parece tener
importancia funcional en los seres humanos.
yodo + tiroglobulina =organificación de la tiroglobulina.
El yodo se fija alrededor de la sexta parte de las tirosinas de la tiroglobulina.
La tirosina se yoda primero a monoyodotirosina y después a diyodotirosina.
2 moléculas de diyodotirosina= tiroxina (t4).
una molécula de diyodotirosina + una de monoyodotirosina= triyodotironina (t3).
Almacenamiento de la tiroglobulina
La glándula tiroides es la única glándula endocrina que posee la capacidad de almacenar grandes cantidades de
hormona. Una vez finalizada la síntesis de las hormonas tiroideas, cada molécula de tiroglobulina contiene hasta
30 moléculas de tiroxina y algunas de triyodotironina. De esta forma, los folículos pueden almacenar una
cantidad de hormona tiroidea suficiente para cubrir las necesidades normales del organismo durante 2 o 3
meses. Por consiguiente, cuando cesa la síntesis de hormona tiroidea, los efectos fisiológicos de la deficiencia
tardan varios meses en aparecer.
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Cada molécula de tiroglobulina tiene 30
moléculas de tiroxina y unas de
triyodotironina .
Se pueden suplir las necesidades
normales por 2 o 3 meses.
Transporte de tiroxina y triyodotironina a los tejidos
La tiroxina y la triyodotironina están unidas a proteínas plasmáticas
Cuando acceden a la sangre, más del 99% de la tiroxina y la triyodotironina se combina de inmediato con
diversas proteínas plasmáticas, todas ellas sintetizadas por el hígado. Estas proteínas son, ante todo, la globulina
fijadora de la tiroxina y, en menor medida, la prealbúmina y la albúmina fijadora de la tiroxina.
La tiroxina y la triyodotironina se liberan lentamente a las células de los tejidos
Debido a la gran afinidad de las proteínas de unión plasmáticas por las hormonas tiroideas, estas sustancias, en
concreto la tiroxina, se liberan con lentitud a las células de los tejidos. La mitad de la tiroxina presente en la
sangre se libera a las células de los tejidos cada 6 días aproximadamente, mientras que la mitad de la
triyodotironina, dada su menor afinidad, tarda 1 día en llegar a las células.
Al entrar en las células, la tiroxina y la triyodotironina se unen de nuevo a las proteínas intracelulares, aunque la
tiroxina lo hace con mayor fuerza que la triyodotironina. Por consiguiente, vuelven a almacenarse, aunque esta
vez en las propias células diana, y se utilizan con lentitud a lo largo de períodos de días o semanas.
Comienzo lento y acción prolongada de las hormonas tiroideas
Cuando se inyecta una cantidad elevada de tiroxina a una persona, no se percibe ningún efecto sobre el
metabolismo durante 2 o 3 días, lo que demuestra la existencia de un período prolongado de latencia que
precede a la actividad de la tiroxina. Cuando esta actividad comienza, luego aumenta de forma progresiva y
alcanza su máximo valor en 10-12 días, como se ilustra en la
figura 77-4, para descender después, con una
semivida de unos 15 días. Parte de la actividad persiste entre 6 semanas y 2 meses.
Las acciones de la triyodotironina tienen lugar con una rapidez hasta cuatro veces mayor que las de la tiroxina;
el período de latencia se acorta hasta 6-12 h y la actividad celular máxima se alcanza en 2 o 3 días.
Es probable que gran parte de la latencia y el período
prolongado de acción de estas hormonas obedezca a su
unión con las proteínas del plasma y de las células de los
tejidos y a su lenta liberación. No obstante, como se verá
más adelante, parte de este período de latencia se debe
asimismo al modo en que estas hormonas llevan a cabo
sus funciones en las células.
5
Las hormonas tiroideas se unen a proteínas plasmáticas
sintetizadas en el hígado.
-
GLOBULINA FIJADORA DE LA TIROXINA
-
PREALBUMINA y la ALBUMINA FIJADORA DE LA TIROXINA.
Tiroxina :tarda hasta 6 días en llegar a los tejidos
Triyodotironina: tarda hasta 1 día para llegar a las células
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Funciones fisiológicas de las hormonas tiroideas
Las hormonas tiroideas aumentan la transcripción de una gran cantidad de
genes
El efecto general de las hormonas tiroideas consiste en la activación de la transcripción nuclear de un gran
número de genes (fig. 77-5). Por consiguiente, en casi todas las células del organismo se sintetiza una elevada
proporción de enzimas proteicas, proteínas estructurales, proteínas transportadoras y otras sustancias. El
resultado neto es un aumento generalizado de la actividad funcional de todo el organismo.
FIGURA 77-5 Activación de las células
efectoras por la hormona tiroidea. La
tiroxina (T
4
) y la triyodotironina (T
3
)
entran en la membrana celular a través
de un proceso de transporte
dependiente del trifosfato de adenosina
mediado por un vehículo. Gran parte de la
T
4
pierde yodo y forma T
3
, que actúa
sobre el receptor de hormona tiroidea,
uniéndose en forma de heterodímero a
un receptor para el retinoide del
elemento de respuesta a la hormona
tiroidea del gen. Esta acción induce el
aumento o la disminución de la
transcripción de genes que rigen la
formación de proteínas, que es la
respuesta de la célula a la hormona
tiroidea. Se muestran las acciones de la
hormona tiroidea sobre las células de
distintos sistemas. ARNm, ácido
ribonucleico mensajero; MB, metabolismo
basal; Na
+
-K
+
-ATPasa, sodio-potasio-
adenosina trifosfatasa; SNC, sistema
nervioso central.
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Casi toda la tiroxina secretada por el tiroides se convierte en
triyodotironina
Antes de actuar sobre los genes e incrementar la transcripción genética, gran parte de la tiroxina liberada
pierde un yoduro y se forma triyodotironina. Los receptores intracelulares de hormona tiroidea poseen una
gran afinidad por la triyodotironina. Por consiguiente, alrededor del 90% de las moléculas de hormona tiroidea
que se unen a los receptores es triyodotironina.
Las hormonas tiroideas activan receptores nucleares
Los receptores de hormona tiroidea se encuentran unidos a las cadenas genéticas de ADN o junto a ellas. El
receptor suele formar un heterodímero con el receptor retinoide X (RXR) en los elementos específicos de
respuesta a la hormona tiroidea del ADN. Después de unirse a esta hormona, los receptores se activan e
inician el proceso de transcripción. A continuación, se forma una cantidad elevada de ARN mensajero de
distintos tipos, seguido en unos minutos u horas de la traducción del ARN en los ribosomas citoplásmicos, para
formar cientos de proteínas intracelulares nuevas. No obstante, no todas las proteínas aumentan en un
porcentaje similar; algunas lo hacen solo en escasa medida y otras llegan a incrementarse hasta seis veces. Se
cree que casi todas las acciones de la hormona tiroidea son consecuencia de las funciones enzimáticas y de
otros tipos de acciones de estas nuevas proteínas.
Las hormonas tiroideas parecen tener también efectos celulares no genómicos que son independientes de sus
efectos en la transcripción génica. Por ejemplo, algunos efectos de las hormonas tiroideas tienen lugar en
cuestión de minutos, con demasiada rapidez para poder explicarse por los cambios en la síntesis proteica, y no
se ven afectados por inhibidores de transcripción y traducción génica. Estas acciones se han descrito en varios
tejidos, entre ellos el cardíaco y el hipofisario, así como en el tejido adiposo. Los sitios de acción de la hormona
tiroidea no genómica parecen ser la membrana plasmática, el citoplasma y tal vez algunos orgánulos celulares
como las mitocondrias. Algunas de las acciones no genómicas de la hormona tiroidea son la regulación de los
canales iónicos y la fosforilación oxidativa y aparentemente implican la activación de mensajeros secundarios
intracelulares como monofosfato de adenosina cíclico (AMPc) o cascadas de señalización de proteína cinasa.
EFECTOS FISIOLOGICOS DE LAS HORMONAS TIROIDEAS
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FUNCIONES FISIOLOGICAS DE LAS HORMONAS TIROIDEAS
EFECTOS DE LA ESTIMULACION SOBRE MECANISMOS CORPORALES ESPECIFICOS
-
Estimulación del metabolismo de los hidratos de carbono.
-
Aumenta la captación de glucosa por la célula
-
Aumenta la glicolisis
-
Incrementa la glucogenia
-
Mayor adsorción y secreción de insulina
-
Estimulación del metabolismo de los lípidos
-
Disminuye el depósito de grasa.
La disminución de la secreción: Aumenta concentración plasmática de colesterol, fosfolípidos y triglicéridos y
casi siempre origina un depósito excesivo de lípidos en el hígado. Por eso el hipotiroidismo puede relacionarse
con una arteriosclerosis grave.
Estimulación del metabolismo de los hidratos de carbono
La hormona tiroidea estimula casi todas las fases del metabolismo de los hidratos de carbono, entre ellos, la
rápida captación de glucosa por las células, el aumento de la glucólisis, el incremento de la gluconeogenia, una
mayor absorción en el tubo digestivo e incluso una mayor secreción de insulina, con sus efectos secundarios
sobre el metabolismo de los hidratos de carbono. Toda esta actividad obedece, probablemente, a la expansión
general de las enzimas metabólicas celulares producida por la hormona tiroidea.
Estimulación del metabolismo de los lípidos
La hormona tiroidea también potencia casi todos los aspectos del metabolismo de los lípidos. En
concreto, los lípidos se movilizan con rapidez del tejido adiposo, lo que disminuye los depósitos de grasas del
organismo en mayor medida que en casi todos los demás tejidos. La movilización de los lípidos del tejido adiposo
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incrementa asimismo la concentración plasmática de ácidos grasos libres y acelera considerablemente su
oxidación por las células.
Efecto sobre los lípidos plasmáticos y hepáticos
El incremento de hormona tiroidea induce un descenso de la concentración plasmática de colesterol, fosfolípidos
y triglicéridos, aunque eleva los ácidos grasos libres. Por el contrario, la disminución de la secreción tiroidea
aumenta en gran medida la concentración plasmática de colesterol, fosfolípidos y triglicéridos y casi siempre
origina un depósito excesivo de lípidos en el hígado. El gran aumento del colesterol plasmático circulante
observado en el hipotiroidismo prolongado se asocia a menudo a una arterioesclerosis grave, estudiada en el
capítulo 69.
Uno de los mecanismos mediante los cuales la hormona tiroidea reduce la concentración plasmática de
colesterol consiste en el notable aumento de la secreción de colesterol hacia la bilis y su pérdida consiguiente
por las heces. Un mecanismo que quizá explique la mayor secreción de colesterol es el siguiente: la hormona
tiroidea induce un número elevado de receptores de lipoproteínas de baja densidad en las células hepáticas, lo
que determina su rápida eliminación del plasma por el hígado y la secreción subsiguiente de colesterol en estas
lipoproteínas por las células hepáticas.
Mayor necesidad de vitaminas
Dado que la hormona tiroidea incrementa la cantidad de numerosas enzimas corporales y que las vitaminas
suponen una parte esencial de algunas enzimas o coenzimas, la hormona tiroidea aumenta las necesidades de
vitaminas. Por consiguiente, a veces aparece un déficit vitamínico cuando se secreta una cantidad excesiva de
hormona tiroidea, salvo que el organismo disponga al mismo tiempo de mayor cantidad de vitaminas.
Aumento del metabolismo basal
La hormona tiroidea aumenta el metabolismo de casi todas las células del organismo, por lo que, en cantidades
excesivas, tiende a elevar el metabolismo basal hasta un 60 a un 100% por encima de las cifras normales. Por
el contrario, cuando no se produce hormona tiroidea, el metabolismo basal disminuye hasta la mitad de lo
normal. En la figura 77-6 se ilustra la relación aproximada entre el aporte diario de hormona tiroidea y el
metabolismo basal. Se precisa una enorme cantidad de hormona para inducir un metabolismo basal muy elevado.
Disminución del peso corporal
Los grandes aumentos de la concentración de hormona tiroidea casi siempre producen adelgazamiento,
mientras que su disminución marcada se asocia en la mayoría de los casos a una ganancia ponderal; sin
embargo, no siempre se producen estos efectos, ya que la hormona tiroidea también incrementa el apetito, lo
que compensa el cambio metabólico.
Aumento del flujo sanguíneo y del gasto cardíaco
El aumento del metabolismo en los tejidos acelera la utilización de oxígeno e induce la liberación de cantidades
excesivas de productos metabólicos finales a partir de los tejidos. Estos efectos dilatan los vasos de casi todos
los tejidos orgánicos, elevando así el flujo sanguíneo. La elevación es más acusada en la piel, debido a la mayor
necesidad de eliminar el calor del organismo. Como consecuencia del mayor flujo sanguíneo, aumenta también el
gasto cardíaco, que en ocasiones se eleva al 60% o más por encima de sus valores normales cuando existe
una cantidad excesiva de hormona tiroidea; en cambio, disminuye hasta la mitad del valor normal en el
hipotiroidismo grave.
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Con una secreción tiroidea normal la función sexual es normal.
En lo hombres la carencia de hormonas tiroideas produce
perdida del libido y si aumenta causa impotencia.
En las mujeres el hipotiroidismo produce:
Menorragia (excesiva)
polimenorrea (frecuente).
Menstruaciones irregulares
Amenorrea.
También disminuye el libido.
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Regulación de la secreción de hormonas tiroideas
Con el fin de mantener una actividad metabólica normal en el organismo, es preciso que en todo momento se
secrete una cantidad adecuada de hormona tiroidea; para lograr este nivel ideal de secreción existen
mecanismos específicos de retroalimentación que operan a través del hipotálamo y de la adenohipófisis y que
controlan la secreción tiroidea. Estos mecanismos se explican en los siguientes apartados.
La TSH adenohipofisaria incrementa la secreción tiroidea
La TSH, denominada también tirotropina, es una hormona adenohipofisaria, una glucoproteína con un peso
molecular de aproximadamente 28.000. Esta hormona, ya estudiada en el
capítulo 75, incrementa la secreción
de tiroxina y de triyodotironina por la glándula tiroides. Los efectos que ejerce sobre esta glándula son los
siguientes:
1. Eleva la proteólisis de la tiroglobulina que se encuentra almacenada en los folículos, con lo que se liberan
hormonas tiroideas a la sangre circulante y disminuye la sustancia folicular.
2. Incrementa la actividad de la bomba de yoduro, que favorece el «atrapamiento del yoduro» por las células
glandulares, elevando en ocasiones la relación entre las concentraciones intra- y extracelular de yodo en la
sustancia glandular hasta ocho veces por encima de los valores normales.
3. Intensifica la yodación de la tirosina para formar hormonas tiroideas.
4. Aumenta el tamaño y la actividad secretora de las células tiroideas.
5. Incrementa el número de células tiroideas y transforma las células cúbicas en cilíndricas e induce el
plegamiento del epitelio tiroideo en el interior de los folículos.
En resumen, la TSH estimula todas las actividades secretoras conocidas de las células glandulares tiroideas.
El efecto precoz más importante luego de la administración de TSH consiste en el comienzo de la proteólisis de
la tiroglobulina, que provoca la liberación de tiroxina y triyodotironina hacia la sangre en un plazo de 30 min. Los
demás efectos tardan varias horas o incluso días y semanas en desarrollarse por completo.
El monofosfato de adenosina cíclico actúa como mediador del efecto estimulador de la TSH
La mayoría de los numerosos y variados efectos de la TSH sobre las células tiroideas obedecen a la activación
del sistema de «segundo mensajero» del AMPc de la célula.
El primer acontecimiento de esta activación consiste en la unión de la TSH con sus receptores específicos de la
membrana basal de la célula tiroidea. Se activa así la adenilato ciclasa de la membrana, lo que incrementa la
formación de AMPc en la célula. Por último, el AMPc actúa como segundo mensajero y activa la proteína
cinasa, que produce múltiples fosforilaciones en toda la célula. El resultado es un aumento inmediato de la
secreción de hormonas tiroideas y un crecimiento prolongado del propio tejido de la glándula.
Este método de control de la actividad de la célula tiroidea se asemeja a la función del AMPc como «segundo
mensajero» en otros muchos tejidos efectores del organismo, como se estudió en el capítulo 75.
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La secreción adenohipofisaria de TSH se encuentra regulada por la
tiroliberina procedente del hipotálamo
La secreción de TSH por la adenohipófisis está controlada por una hormona hipotalámica, la tiroliberina u
hormona liberadora de tirotropina (TRH), secretada por las terminaciones nerviosas de la eminencia media del
hipotálamo. A continuación, los vasos porta hipotalámico-hipofisarios transportan la TRH desde la eminencia
media hasta la adenohipófisis, como se explicó en el
capítulo 75.
La TRH es una amida tripeptídica: piroglutamil-histidil-prolina-amida. La TRH actúa directamente sobre las células
de la adenohipófisis, incrementando su producción de TSH. Cuando se bloquea el sistema porta que conecta el
hipotálamo con la adenohipófisis, la secreción adenohipofisaria de TSH experimenta un gran descenso, aunque
no llega a desaparecer.
El mecanismo molecular mediante el cual la TRH estimula a las células adenohipofisarias secretoras de TSH para
que sinteticen esta hormona consiste, en primer lugar, en su unión a los receptores de TRH de la membrana
celular de la hipófisis. A su vez, este proceso activa el sistema de segundo mensajero de la fosfolipasa en las
células hipofisarias, haciendo que produzcan grandes cantidades de fosfolipasa C; a continuación, se inicia una
cascada de otros segundos mensajeros, como los iones calcio y el diacilglicerol que, en última instancia, inducen
la liberación de TSH.
Efectos del frío y de otros estímulos nerviosos sobre la secreción de TRH y TSH
Uno de los estímulos más conocidos de la secreción de TRH por el hipotálamo y, por consiguiente, de la
secreción de TSH por la adenohipófisis es la exposición de un animal al frío. Este efecto obedece casi con toda
seguridad a la excitación de los centros hipotalámicos encargados de controlar la temperatura corporal. La
exposición de las ratas al frío intenso durante varias semanas incrementa la producción de hormonas tiroideas
hasta más del 100% de su valor normal y eleva el metabolismo basal hasta en un 50%. De hecho, las personas
que se trasladan a las regiones árticas presentan un metabolismo basal entre un 15 y un 20% mayor de lo
normal.
Algunas reacciones emocionales también afectan a la producción de TRH y TSH, por lo que repercuten de
forma indirecta en la secreción de las hormonas tiroideas. La excitación y la ansiedad (estados que estimulan de
forma considerable al sistema nervioso simpático) inducen una caída aguda de la secreción de TSH, debida quizá
a que estos estados elevan el metabolismo y el calor corporal, ejerciendo así un efecto inverso sobre el centro
de control del calor.
Tanto estos efectos emocionales como el efecto del frío desaparecen cuando se secciona el tallo hipofisario, lo
que indica que están mediados por el hipotálamo.
TRASTORNOS ESPECFICOS
Hipotiroidismo
Por lo general, los efectos del hipotiroidismo son opuestos a los del hipertiroidismo, pero comprende también
algunos mecanismos fisiológicos peculiares. El hipotiroidismo, al igual que el hipertiroidismo, a menudo se inicia por
autoinmunidad contra la glándula tiroides (enfermedad de Hashimoto), aunque en este caso la inmunidad no
estimula a la glándula, sino que la destruye. En primer lugar, la glándula tiroides de casi todos estos pacientes
sufre una «tiroiditis» autoinmunitaria, es decir, una inflamación del tiroides, que provoca su deterioro
progresivo y, en última instancia, la fibrosis de la glándula, con una secreción escasa o nula de hormonas
tiroideas. Se conocen otros tipos de hipotiroidismo, asociados a menudo al aumento de tamaño de la glándula
tiroides, denominados bocio tiroideo, tal como se describe en los apartados siguientes.
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Bocio coloide endémico asociado a la deficiencia alimenticia de yodo
El término «bocio» se aplica a una glándula tiroides de gran tamaño. Como se señaló en el comentario sobre el
metabolismo del yodo, se precisan unos 50 mg de yodo al año para la formación de una cantidad suficiente de
hormona tiroidea. En determinadas regiones del mundo, en especial en los Alpes suizos, los Andes y la región
estadounidense de los Grandes Lagos, el suelo contiene una cantidad insuficiente de yodo y, por tanto, los
alimentos no aportan ni siquiera la minúscula dosis necesaria. En consecuencia, cuando no existía la sal de mesa
yodada, en estas regiones era frecuente la aparición de glándulas tiroideas de gran tamaño, fenómeno
conocido como bocio endémico.
El mecanismo que explica la aparición del bocio endémico es el siguiente: la carencia de yodo impide la producción
de tiroxina y triyodotironina. Como consecuencia, no existe ninguna hormona que inhiba la producción de TSH por
la adenohipófisis, que secreta cantidades excesivas de esta hormona. La TSH estimula a las células tiroideas
para que secreten cantidades enormes de tiroglobulina coloide al interior de los folículos y el tamaño de la
glándula aumenta cada vez más. Sin embargo, al no disponer de yodo, la molécula de tiroglobulina no elabora
tiroxina ni triyodotironina, por lo que la producción de TSH en
la adenohipófisis no se suprime de forma normal. Los folículos alcanzan tamaños descomunales y la glándula
tiroides aumenta hasta 10-20 veces de tamaño.
Bocio coloide idiopático no tóxico
En algunas personas que no sufren carencias de yodo se observan glándulas tiroides de gran tamaño, similares
al bocio coloide endémico. Estas glándulas bociosas elaboran a veces cantidades normales de hormona tiroidea,
pero lo más común es que la secreción hormonal esté deprimida, como sucede en el bocio coloide endémico.
Se ignora la causa exacta del aumento de tamaño de la glándula tiroides que se observa en los pacientes con
bocio coloide idiopático, pero casi todos ellos presentan signos de tiroiditis leve. Así pues, se ha sugerido que la
tiroiditis provoca un ligero hipotiroidismo que aumenta la secreción de TSH y favorece el crecimiento progresivo
de las porciones de la glándula que no están inflamadas. Esta teoría podría explicar por qué estas glándulas
suelen desarrollar nódulos y por qué unas partes crecen mientras que otras quedan destruidas por la tiroiditis.
1. En algunas personas con bocio coloide, la glándula tiroides presenta una anomalía del sistema enzimático
necesario para la formación de hormonas tiroideas. A menudo se encuentran las siguientes anomalías:
Deficiencia del mecanismo de atrapamiento del yoduro, con bombeo insuficiente de yodo a las
células tiroideas.
2. Sistema de peroxidasas defectuoso: los yoduros no se oxidan para formar yodo.
3. Acoplamiento defectuoso de la tirosina yodada en la molécula de tiroglobulina: no se puede formar
la hormona tiroidea final.
4. Déficit de la enzima desyodasa, que impide la recuperación de yodo a partir de las tirosinas yodadas que
no se han acoplado para formar las hormonas tiroideas (lo que supone dos terceras partes de todo el
yodo), con la consiguiente deficiencia de yodo.
Por último, algunos alimentos contienen sustancias bociógenas que ejercen cierta actividad
antitiroidea similar a la del propiltiouracilo e inducen un aumento de tamaño de la glándula tiroides estimulado por
la TSH. Estas sustancias bociógenas se encuentran especialmente en algunas variedades de nabo y de col.
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