La secreción adenohipofisaria de TSH se encuentra regulada por la
tiroliberina procedente del hipotálamo
La secreción de TSH por la adenohipófisis está controlada por una hormona hipotalámica, la tiroliberina u
hormona liberadora de tirotropina (TRH), secretada por las terminaciones nerviosas de la eminencia media del
hipotálamo. A continuación, los vasos porta hipotalámico-hipofisarios transportan la TRH desde la eminencia
media hasta la adenohipófisis, como se explicó en el
capítulo 75.
La TRH es una amida tripeptídica: piroglutamil-histidil-prolina-amida. La TRH actúa directamente sobre las células
de la adenohipófisis, incrementando su producción de TSH. Cuando se bloquea el sistema porta que conecta el
hipotálamo con la adenohipófisis, la secreción adenohipofisaria de TSH experimenta un gran descenso, aunque
no llega a desaparecer.
El mecanismo molecular mediante el cual la TRH estimula a las células adenohipofisarias secretoras de TSH para
que sinteticen esta hormona consiste, en primer lugar, en su unión a los receptores de TRH de la membrana
celular de la hipófisis. A su vez, este proceso activa el sistema de segundo mensajero de la fosfolipasa en las
células hipofisarias, haciendo que produzcan grandes cantidades de fosfolipasa C; a continuación, se inicia una
cascada de otros segundos mensajeros, como los iones calcio y el diacilglicerol que, en última instancia, inducen
la liberación de TSH.
Efectos del frío y de otros estímulos nerviosos sobre la secreción de TRH y TSH
Uno de los estímulos más conocidos de la secreción de TRH por el hipotálamo y, por consiguiente, de la
secreción de TSH por la adenohipófisis es la exposición de un animal al frío. Este efecto obedece casi con toda
seguridad a la excitación de los centros hipotalámicos encargados de controlar la temperatura corporal. La
exposición de las ratas al frío intenso durante varias semanas incrementa la producción de hormonas tiroideas
hasta más del 100% de su valor normal y eleva el metabolismo basal hasta en un 50%. De hecho, las personas
que se trasladan a las regiones árticas presentan un metabolismo basal entre un 15 y un 20% mayor de lo
normal.
Algunas reacciones emocionales también afectan a la producción de TRH y TSH, por lo que repercuten de
forma indirecta en la secreción de las hormonas tiroideas. La excitación y la ansiedad (estados que estimulan de
forma considerable al sistema nervioso simpático) inducen una caída aguda de la secreción de TSH, debida quizá
a que estos estados elevan el metabolismo y el calor corporal, ejerciendo así un efecto inverso sobre el centro
de control del calor.
Tanto estos efectos emocionales como el efecto del frío desaparecen cuando se secciona el tallo hipofisario, lo
que indica que están mediados por el hipotálamo.
TRASTORNOS ESPECFICOS
Hipotiroidismo
Por lo general, los efectos del hipotiroidismo son opuestos a los del hipertiroidismo, pero comprende también
algunos mecanismos fisiológicos peculiares. El hipotiroidismo, al igual que el hipertiroidismo, a menudo se inicia por
autoinmunidad contra la glándula tiroides (enfermedad de Hashimoto), aunque en este caso la inmunidad no
estimula a la glándula, sino que la destruye. En primer lugar, la glándula tiroides de casi todos estos pacientes
sufre una «tiroiditis» autoinmunitaria, es decir, una inflamación del tiroides, que provoca su deterioro
progresivo y, en última instancia, la fibrosis de la glándula, con una secreción escasa o nula de hormonas
tiroideas. Se conocen otros tipos de hipotiroidismo, asociados a menudo al aumento de tamaño de la glándula
tiroides, denominados bocio tiroideo, tal como se describe en los apartados siguientes.