Revista Aapresid Nº 228

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EDITORIAL

Cultivos de invierno, aliados estratégicos de los sistemas productivos en siembra directa

NOTAS DESTACADAS

CALENDARIO AAPRESID

Eventos del mes

MANEJO DE CULTIVOS

Números apretados para el trigo ¿Cuál será la estrategia en campos propios y alquilados?

MANEJO DE PLAGAS

Visitas no bienvenidas en trigo: último reporte

GANADERÍA

Hay que pasar el invierno, pero no sin verdeos

70 98 44
SUMARIO 228
04 106
REVISTA AAPRESID 2

Guardianes silenciosos: cómo protegen los siRNA nuestros cultivos

PERSPECTIVAS CLIMÁTICAS

BIOECONOMÍA

La llave para destrabar el potencial productivo CIENCIA

Rumbo a la fina: la visión de Argentrigo

MANEJO DEL AGUA

MANEJO DE CULTIVOS

Números apretados para el trigo

¿Cuál será la estrategia en campos propios y alquilados?

El número de granos, crítico para el rendimiento del trigo

MANEJO DE PLAGAS

Visitas no bienvenidas en trigo: último reporte

SD - SOCIA DESTACADA

Del vóley al campo: la agrónoma que siembra energía y liderazgo

Cebada y herbicidas: superando obstáculos en suelos adversos

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS

Vino argentino: el resurgimiento del legado vitivinícola en 19 provincias argentinas

GANADERÍA

Hay que pasar el invierno, pero no sin verdeos

10 18
32
Y
24 44 52 62 90 98 70 78
Niña a
de
AGRO
¿Otra
partir
abril?

EDITORIAL

Cultivos de invierno, aliados estratégicos de los sistemas productivos en siembra directa

Al hablar de planteos productivos en siembra directa, es fundamental tener presente que cuanto más nos parecemos a un ecosistema natural, mejores resultados y menores inconvenientes tendremos. Sistemas sobresimplificados (monocultivo de soja), en los cuales tenemos largos periodos de barbecho y se utilizan pocas especies, no son sostenibles a largo plazo. En estos casos, la naturaleza se encargará de aportar diversidad a los planteos productivos, por ejemplo, con la aparición de malezas resistentes.

La principal premisa de todo agricultor debería ser maximizar la captura de radiación solar que, junto con el agua, son los insumos básicos de la agricultura. Para diseñar una rotación enfocada en ello, debemos tener en cuenta el patrón de distribución de las precipitaciones, la capacidad de almacenaje de agua de nuestro suelo y las necesidades hídricas de los cultivos que participan de la misma. En resumen, el agua disponible nos indicará la máxima intensidad que podemos alcanzar.

Si consideramos que en verano todos los lotes tienen algún cultivo de cosecha, es en el periodo invernal donde podemos apretar el acelerador y sumar más especies, ya sean cultivos de servicios o de renta.

Mantener la maquinaria fotosintética activa todo el año con cultivos vivos y biodiversos no sólo nos permite secuestrar y aportar más carbono al sistema, sino que también asegura una actividad biológica constante en el suelo, favoreciendo el ciclado de nutrientes. Si incluímos leguminosas en la rotación, también potenciaremos los beneficios al aportar nitrógeno por fijación biológica. Esto último es fundamental para aumentar los niveles de materia orgánica (MO), lo cual mejora la estructura del suelo, su capacidad de retención de agua y la disponibilidad de nutrientes para nuestros cultivos. Además, dado que el suelo es el reservorio natural de carbono de nuestro planeta, cualquier aumento en su stock ayuda a mitigar el exceso de concentración de CO2 en la atmósfera causado por el uso de combustibles fósiles.

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Para construir un Ambiente Productivo de Alto Desempeño, necesitamos varios factores: rotaciones intensas y diversas, nutrición balanceada (reposición de nutrientes extraídos con las cosechas) y tiempo. Para lograrlo no hay atajos; tienen que transcurrir varios ciclos productivos para que los beneficios sean evidentes. La MO no se puede comprar en la cooperativa o en la agronomía; se genera en el lote.

Debemos alejarnos de la lógica del Margen Bruto y pensar más a largo plazo, reemplazando ciertas tecnologías de insumos por tecnologías de procesos. Es crucial analizar dónde estamos asignando nuestros recursos, ya que cada inversión en un cultivo puede beneficiar únicamente a ese cultivo o a toda la rotación en la que está involucrado. Por ejemplo, si invertimos en genética, el impacto de esa inversión se limitará al cultivo específico; mientras que al invertir en fertilización, la mejora se extiende al sistema de rotación en su totalidad, y no solo al cultivo que la recibe.

En esta búsqueda, los cultivos de invierno, tanto de renta como de servicios, se convierten en aliados estratégicos. Nos permiten realizar más cultivos por hectárea por año, mejorando así la rentabilidad. Además, al distribuir las labores en el tiempo, eficientizamos el uso de maquinaria durante todo el ciclo productivo, evitando períodos concentrados de alta demanda.

Contamos con especies de diferentes familias con las que podemos armar un planteo a medida de nuestras necesidades según el resultado que busquemos. Los objetivos pueden ser variados, como control de malezas, consumo de agua, cobertura de suelo, renta, ciclado de nutrientes, entre otros. Para alcanzarlos, podemos

optar por trigo, cebada, centeno, avena, colza, vicia, camelina y la lista sigue. Cada especie tiene sus propias características en cuanto a fecha de siembra, hábito de crecimiento, necesidades de nutrientes y consumo de agua. Las condiciones edafoclimáticas y agroecológicas de cada región determinarán la elección más adecuada.

Debido a las condiciones iniciales del ciclo de los cultivos de invierno, donde el suelo permanece húmedo durante mucho tiempo, sus raíces pueden penetrar las capas endurecidas, mejorando así la capacidad de infiltración. Como solía decir el recordado pionero de Aapresid Heri “Kiki” Rosso, “NO EXISTEN SUELOS COMPACTADOS, EXISTEN SUELOS HÚMEDOS Y SUELOS SECOS”.

En el contexto de cambio climático, donde nos toca administrar estos planteos de producción con precipitaciones más intensas y menos frecuentes, es fundamental contar con paisajes diversos y una cobertura abundante, aportada por residuos o plantas vivas. Esto permite que cada gota de lluvia penetre en el suelo donde cae, ya que el agua que se escurre del sistema no puede ser evapotranspirada, y sin evapotranspiración no hay fotosíntesis, además de que puede generar erosión.

En conclusión, si nutrimos, enriquecemos y cuidamos nuestro suelo, este se encargará de garantizar que no les falte nada a nuestros cultivos. ¡Buena siembra y mejor cosecha!

Ramón “Moncho” García Comisión Directiva Aapresid

STAFF

EDITOR RESPONSABLE

Marcelo Torres Presidente de Aapresid

DIRECTORA ADJUNTA PROSPECTIVA

Paola Díaz

EDITOR EJECUTIVO

Rodrigo Rosso

SUBDIRECTORA ADJUNTA PROSPECTIVA

Carolina Meiller

COMUNICACIÓN INTERNACIONAL

Victoria Cappiello

Matilde Gobbo

Mailén Saluzzio

Federico Ulrich

Antonella Fiore

GESTIÓN DE CONTENIDO

María Eugenia Magnelli

CORRECCIÓN Y REDACCIÓN

Lucía Cuffia

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

Daiana Fiorenza

Chiara Scola

GERENTE COORDINADOR

Tomás Coyos

PROGRAMA PROSPECTIVA REDACCIÓN Y EDICIÓN

Rodrigo Rosso

Antonella Fiore

Lucía Morasso

Delfina Petrocelli

GENERACIÓN DE RECURSOS

Matías Troiano

Alejandro Fresneda

Carla Biasutti

Elisabeth Pereyra

Florencia Cappiello

Elina Ribot

Magalí Asencio

Agustina Vacchina

Delfina Sanchez

MARKETING

Lucía Ceccarelli

SISTEMA CHACRAS

Andrés Madias

Suyai Almirón

Magalí Gutierrez

Lina Bosaz

Ramiro Garfagnoli

Solene Mirá

RED DE MANEJO DE PLAGAS

Eugenia Niccia

Juan Cruz Tibaldi

Ignacio Dellagiovanna

REGIONALES

Matías D’Ortona

Virginia Cerantola

Bruno De Marco

Joel Oene

CERTIFICACIONES

Juan Pablo Costa

Rocío Belda

Eugenia Moreno

Myrna Masiá Rajkin

ADMINISTRACIÓN Y FINANZAS

Cristian Verna

Vanesa Távara

Dana Camelis

María Laura Torrisi

Mariana López

Daniela Moscatello

Samanta Salleras

Julieta Voltattorni

GESTIÓN DE PERSONAS

Macarena Vallejos

RELACIONES INSTITUCIONALES

Lucía Muñoz

PROYECTOS ESTRATÉGICOS

María Florencia Accame

María Florencia Moresco

SECRETARÍA

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Guardianes silenciosos: cómo protegen los siRNA nuestros cultivos

La revolución de los pequeños RNAs de interferencia en la protección de cultivos: soluciones innovadoras y amigables con el medioambiente frente a amenazas bióticas y abióticas

Por: Dr. Hugo Permingeat Comité de Prospectiva Tecnológica de Aapresid

La protección vegetal, tanto contra factores bióticos como abióticos, es un desafío constante en la producción agroalimentaria y se aborda desde diversos enfoques: la industria química participa en la generación de moléculas activas para enfrentar estreses bióticos, se suma el manejo de cultivos y el fitomejoramiento para desarrollar variedades resistentes capaces de generar una autodefensa.

Haciendo foco en el fitomejoramiento, este artículo se centra en una herramienta reciente: los microARNs o pequeños ARNs de interferencia (siRNA), que ofrecen soluciones para combatir problemas de estrés. Los siRNAs son moléculas pequeñas que regulan la expresión de genes específicos en las plantas. Aunque constituyen menos del 1% de los genes que codifican proteínas vegetales, tienen un gran impacto en el crecimiento y desarrollo de las plantas.

CIENCIA Y AGRO CIENCIA Y AGRO
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Los siARN contribuyen a una variedad de modificaciones biológicas, ya sea generando y promoviendo la regulación positiva o negativa de los genes (Raza y col., 2023). Estudios de biología molecular de plantas han esclarecido los distintos tipos o clases de siARNs, así como sus orígenes y funciones (Vaucheret and Voinnet, 2024).

La dirección futura para la investigación implica descubrir nuevos siARN que respondan al estrés y estén relacionados con el crecimiento y otros rasgos agronómicos. Esto ayudará a obtener cultivos económicamente importantes para hacer frente al estrés biótico y abiótico, lo que aumentará significativamente el rendimiento de los cultivos en diferentes condiciones de

estrés. El estudio de la biogénesis de los siARN y su modo de acción proporcionará visiones sobre la regulación de la expresión genética en las plantas, con aplicaciones prometedoras en la agricultura sostenible y la biotecnología para combatir el cambio climático (Raza y col., 2023).

En adelante, este artículo se propone ejemplificar el rol de los siRNAs en insectos, en la relación planta-patógeno y en el control de malezas.

Niu y col. (2024) revisan el papel de los siRNAs en insectos, dividiendo la investigación en dos campos principales: uno centrado en comprender el mecanismo del siARN en su función como defensa antiviral (dado que los insectos son re-

servorios de muchos virus y, por ende, han desarrollado un sistema inmunológico sofisticado en el que el siARN desempeña un papel clave), y el otro orientado a explotar una tecnología basada en siARNs para el control de plagas.

En cuanto al control de plagas, ya existen algunos antecedentes y productos relacionados con esta tecnología. Esta puede gestionarse mediante un cultivo genéticamente modificado que expresa un gen (siRNA) en la planta, alterando así la expresión génica del insecto plaga cuando ataca el cultivo; o bien, mediante un formulado de siRNA que se aplica al cultivo como un insecticida biológico. El primer producto basado en siARN para el control de plagas insectiles fue una variedad genéticamente modificada de maíz que expresa un dsARN (cadena doble de ARN) dirigido al gen snf7 del gusano de la raíz del maíz occidental (la vaquita Diabrotica virgifera). Estos productos están dirigidos a los escarabajos sensibles al siARN, y se están desarrollando otros productos dirigidos a plagas de insectos más complejas.

El primer producto basado en siARN para el control de plagas insectiles fue una variedad genéticamente modificada de maíz que expresa un dsARN (cadena doble de ARN) dirigido al gen snf7 del gusano de la raíz del maíz occidental (la vaquita Diabrotica virgifera).

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El proceso de desarrollo de productos formulados de control de plagas basados en siARN se divide en tres etapas principales: detección y evaluación de dsARN; diseño de dsRNA y gestión fuera del objetivo; y producción y entrega de dsARN.

El control de plagas de insectos basado en formulaciones de siARNs desencadena la respuesta de siARN para silenciar los genes específicos de la plaga, con un efecto letal directo sobre el insecto, similar a la aplicación de insecticidas convencionales. Los principios activos del con trol de insectos basado en siARN son dsARN

cados), aumentar la virulencia de los microorganismos entomopatógenos al silenciar genes relacionados con la inmunidad, o colaborar con los microorganismos intestinales. El siARN puede mejorar el control biológico de varias

maneras: (1) los dsARN insecticidas pueden atacar específicamente las plagas de insectos sin afectar a organismos de control biológico como depredadores y parasitoides; (2) pueden atacar genes de insectos que responden a la infección con microorganismos entomopatógenos para mejorar su virulencia; y (3) pueden controlar la plaga de insectos mediante efectos indirectos, potenciando así los efectos del control biológico en el ecosistema (Niu y col., 2024).

Jiang y col. (2023) resumen los efectos del siARN en las interacciones entre plantas y patógenos, destacando los recientes descubrimientos sobre el tráfico de siARN entre reinos, tanto del el huésped como del patógeno (ya sea virus/viroide, bacteria, hongo o nematode). Además, plantean la posibilidad de utilizar fungicidas basados en siARN para proteger las plantas contra patógenos. Esto está relacionado con una tecnología de silenciamiento genético inducido por el huésped (conocido como HIGS), que surge como una alternativa

poderosa a los tratamientos químicos para la protección de cultivos. Numerosos estudios han demostrado aplicaciones exitosas de la tecnología HIGS en plantas contra una amplia variedad de enfermedades causadas por diversos patógenos y plagas insectiles, que ocasionan importantes pérdidas económicas.

Aunque HIGS es una tecnología prometedora, se basa en la generación de plantas genéticamente modificadas, como se mencionó anteriormente en el caso del maíz y el control de Diabrotica. Dado el largo y costoso proceso de generación de cultivos genéticamente modificados, se ha desarrollado una estrategia alternativa basada en siARN, respetuosa con el medioambiente y que no implica modificación genética: el silenciamiento genético inducido por aspersión (SIGS).

SIGS es una estrategia de manejo de plagas y patógenos, en la que se aplica una formulación de dsARN desnudo o unido a nanomateriales sobre las hojas para eliminar selectivamente genes de patogenicidad, como se describió en el control de insectos. La pulverización de dsARN dirigido al MoDES1 fúngico se encontró que inducía el silenciamiento de MoDES1 en M. oryzae y confería una resistencia eficaz contra la enfermedad causada por este patógeno. Además, los enfoques SIGS que utilizan

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la aplicación de dsRNA exógeno también han demostrado suprimir la infección de otros patógenos, como las infecciones por Fusarium graminearum mediante la pulverización de dsARN largos. Recientemente, se descubrió que la eficacia de los enfoques SIGS depende de la eficiencia de absorción de ARN del patógeno. Para mejorar tanto la eficiencia como la estabilidad de la absorción de ARN, los esfuerzos de investigación actuales se centran en la tecnología de nanopartículas.

Para facilitar la aplicación efectiva de HIGS y SIGS, se necesitarán más estudios para abordar los mecanismos subyacentes del siARN entre reinos de plantas y microorganismos.

El control de malezas ha sido otro aspecto de interés para los siRNAs. En un estudio reciente,

Cusaro y col. (2022) analizan la capacidad de los siRNA para regular la expresión de genes asociados con la desintoxicación del herbicida bispiribac-sodio en capín (Echinochloa crus-galli). Allí, identificaron algunos siRNAs de genes asociados con mecanismos no asociados a sitios blanco que mostraron mayor nivel de expresión luego de la aplicación del herbicida. Estos resultados representan un primer paso para desarrollar estrategias más enfocadas y sostenibles de control de malezas en cultivos, aunque se requiere más investigación para identificar nuevos siARN y genes blanco.

Finalmente, Teotia y col. (2023) proponen el uso de siRNAs artificiales, de diseño, para imitar la estructura de los siARN, que puedan utilizarse para silenciar genes de interés específicos. Tradicionalmente, los asiRNA (pequeños RNA artificiales de interferencia) se diseñan basándose en un precursor de siRNA endógeno con ciertos desajustes en posiciones específicas para aumentar su eficiencia. Estos autores modificaron el miR168a altamente expresado en Arabidopsis thaliana, reemplazando una parte de la estructura de la molécula, y demostraron que estos dúplex de asiARN en tándem tienen una mayor eficiencia para

silenciar los genes informadores de genes endógenos en comparación con los asiARN tradicionales. También demostraron la eficacia de estos asiARN para silenciar genes implicados en otros metabolismos y vías de señalización hormonal, tanto individualmente como en conjunto. Es importante destacar que estos asiARN también pudieron sobreexpresar siARNs endógenos para sus funciones. Los autores comparan la tecnología de estos asiRNA con el sistema de edición del genoma mediante CRISPR/ Cas9 y proporcionan un diseñador de asiRNA basado en la web para un diseño sencillo y una amplia aplicación en plantas.

Estos párrafos muestran la evolución de las tecnologías en áreas de la protección vegetal, mediante la aplicación del conocimiento biológico de la expresión de genes en plantas y los organismos que las afectan negativamente, ofreciendo alternativas amigables con el ambiente para una alta producción de cultivos. Además, como se evidencia en el último trabajo de Teotia y col. (2023), los aportes de la biología sintética al desarrollo de siRNA de síntesis con propósitos específicos, potencian la contribución de las herramientas biológicas a la protección de cultivos y a la producción en su conjunto.

REFERENCIAS

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Rumbo a la fina: la visión de ArgenTrigo

ArgenTrigo analiza la nueva campaña agrícola, abordando los desafíos internacionales, la relación insumo/producto, el clima y la situación financiera de los productores.

Por: Martín Alfredo Biscaisaque, presidente de ArgenTrigo, en conjunto con el Ing. Agrónomo Gabriel Abregos y la Lic. Guadalupe Bravo, de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca.

En este contexto global dinámico, donde los desafíos climáticos y económicos influyen directamente en la producción y comercialización de granos, Argentrigo reafirma su compromiso con el desarrollo sostenible y la innovación en el ámbito agropecuario. El objetivo es buscar consensos que permitan impulsar el crecimiento y fortalecer la resiliencia del sector, con la convicción de que la colaboración y el intercambio de conocimientos son herramientas claves para superar los desafíos presentes y futuros.

Actualmente, el sector enfrenta problemas de competitividad en la producción de granos, atribuidos a impuestos a las exportaciones, la brecha cambiaria, aranceles a las importaciones de insumos y una situación internacional compleja.

BIOECONOMÍA
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Situación internacional

Aunque hoy en Argentina la atención está puesta en la cosecha gruesa, es interesante conocer las primeras proyecciones para la campaña fina 2024/25, considerando que en el hemisferio norte se está desarrollando el cultivo. A pesar de la caída interanual en la oferta mundial durante el ciclo anterior, esta fue la más alta luego de la campaña 2022/23.

En términos internacionales, el Consejo Internacional de Granos (CIG) presentó sus primeras proyecciones para el ciclo 2024/25, indicando que se alcanzaría una producción de 798,8 M de toneladas (+1,2% i.a). Este aumento interanual estaría traccionado por un buen desempeño de los principales productores del he-

misferio norte, donde la mejora en el rinde compensaría la menor área cosechada. Se destaca también la recuperación productiva de Australia, que llegaría a las 30 M de toneladas (+16% i.a), así como un aumento en la producción de Argentina, que alcanzaría un volumen de 18 M de toneladas (+13,2% i.a), acercándose al récord registrado en el ciclo 2021/22.

A esto hay que sumar la importancia que sigue manteniendo Rusia en el mercado mundial, que, aunque registraría una caída interanual, proyecta una producción de 90 millones de toneladas (-0,6% i.a).

Una variable a seguir de cerca es el stock final global que mostraría una disminución interanual hasta llegar a los 262 M tn (2% i.a), marcando el volumen más bajo de los últimos seis años. Este comportamiento se explicaría por una reducción en los stocks de los principales productores, aunque se esperan aumentos interanuales para Argentina, la Unión Europea y Estados Unidos. Además, se prevé un aumento en el consumo mundial hasta alcanzar las 804 M Tn (+0,2% i.a), impulsado por un mayor uso industrial y alimenticio, mientras se espera una disminución en el uso forrajero (-3,5% i.a).

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La relación insumo/producto

Durante la campaña 23/24, a pesar de la disminución del valor del trigo, se observó una mejora en la relación insumo/producto (I-P) debido a la caída en el precio de los fertilizantes, principalmente de la urea, con una reducción del 50%. Estos insumos son claves para el rendimiento y la calidad del trigo.

Sin embargo, en la actualidad, esta tendencia se revierte: el precio de la urea aumentó un 30% i.a., mientras que el fosfato diamónico subió un 7%. Además, al analizar la posición de trigo a cosecha, se observa una variación negativa con respecto a la misma fecha del año anterior (-20% i.a.). Estos factores contribuyen a una desmejora en la relación I-P antes del inicio de la campaña 24/25 (Figura 1 y Cuadro 1).

Fuente: elaboración propia en base a la revista Márgenes Agropecuarios y Matba-Rofex

Clima

Cuadro 1. Evolución relación insumo-producto.

El clima es un factor de suma importancia a considerar, especialmente después de un verano con altas temperaturas y escasas precipitaciones, necesarias para recargar los perfiles. Los modelos climáticos pronostican un año Niña, lo que podría resultar en una campaña complicada en términos climáticos debido a la escasez de lluvias.

Figura 1. Variación interanual del precio de urea y DAP y de la posición a cosecha de trigo.
Relación insumo-producto Urea/Trigo DAP/Trigo 2020 2,38 2,88 2021 2,70 3,50 2022 4,27 4,27 2023 2,44 3,70 2024 3,98 4,95
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Situación financiera

22x13,5

Es necesario tener en cuenta la situación financiera del productor, que viene “golpeado” tras la campaña fina 23/24, la cual se esperaba que fuera más favorable, pero en muchos casos no cumplió con las expectativas (con excepción del sudeste bonaerense, donde fue muy buena). Se espera que los productores reduzcan el uso de insumos para disminuir los costos directos de cara a la próxima campaña.

El productor estará atento al comportamiento del clima a lo largo del año, observando si se dan o no lluvias, así como a los acontecimientos en el político/económico. Asimismo, las variaciones en los precios de los insumos y del trigo en los próximos meses serán claves para definir su estrategia.

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¿Otra Niña a partir de abril?

En medio de la transición de una fase Niño a Niña, un análisis detallado de las perspectivas climáticas y sus implicaciones para la nueva campaña de fina.

Por: Ing. Agr. (MSc)

María José Dickie

AER INTA Cañada de Gómez, Cátedra de Climatología Agrícola FCA-UNR

PERSPECTIVAS CLIMÁTICAS
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Abril comenzó con precipitaciones y serán fundamentales los milímetros que se acumulen en este mes en el perfil para dar inicio a la campaña de grano fino 2024/25. Durante el primer trimestre del año 2024, las lluvias fueron superiores a lo normal en gran parte del sur de Santa Fe. En Cañada de Gómez, por ejemplo, se acumularon en promedio 480 mm en estos tres meses, un 23% más de lo normal para esta localidad (Figura 1).

Figura 1. Precipitaciones medias acumuladas histórica (línea azul) y precipitaciones acumuladas en el 2024 (línea naranja)para la localidad de Cañada de Gómez, Santa Fe.

Esta situación se ve reflejada en la disponibilidad hídrica de los suelos, donde podemos ver que para Santa Fe, el porcentaje de agua útil hasta el metro de profundidad varía entre un 70 y 100%. Esto contrasta fuertemente con la situación que se daba un año atrás, cuando prácticamente toda la provincia presentaba 30% o menos de agua disponible para las plantas (Figura 2 y 3).

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Figura 2. Agua útil (%) en el perfil edáfico. Izquierda para la fecha 07/04/2024; derecha para la fecha 03/04/2023 (SMN, INTA y FAUBA).

Esta condición hídrica presenta un escenario favorable para los cultivos invernales y pasturas, ya que en los últimos cuatro años, transitamos situaciones de deficiencias hídricas (Figura 3), donde la recarga de agua en los perfiles fue nula o muy limitada. Para poner en contexto esta situación, si sumamos las deficiencias de precipitaciones de los últimos 4 años, obtenemos 1400 mm, lo que equivale a más de un año sin precipitaciones. Por lo tanto, ahora debemos analizar y determinar la cantidad de agua almacenada y disponible en nuestros suelos, la profundidad de las napas y cómo se comportarán las variables atmosféricas para el inicio de la nueva campaña.

Figura 3. Precipitaciones anuales acumuladas (azul) y déficit de precipitaciones (anaranjado) anuales y acumuladas en el periodo 2020-2023 para la localidad de Cañada de Gómez, Santa Fe.

Para realizar un análisis integral desde el punto de vista climático, se recomienda consultar los pronósticos a corto y mediano plazo, y analizar las tendencias climáticas publicados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). En este sentido, para el trimestre abril-mayo-junio, el SMN pronostica que las temperaturas medias tendrán un comportamiento normal para el centro y sur de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y gran parte de la provincia de Buenos Aires (Figura 4). Mientras que para el oeste de Buenos Aires y La Pampa, se espera que las temperaturas medias sean menores a lo normal, y para el norte del país sean superiores a lo normal.

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En cuanto a las precipitaciones, se prevé que sean normales para Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. Por tal motivo es clave conocer el comportamiento de las lluvias de nuestra región y tener en cuenta que durante el semestre frío -que es de abril hasta septiembre-, las precipitaciones disminuyen; por ejemplo, para el área de influencia de la AER INTA Cañada de Gómez, se acumulan entre 300-350 mm, es decir un 30-35% de lo precipitado en un año.

Instituciones que nos acompañan

Al analizar los pronósticos de macroescala, el estado actual del Fenómeno del Niño Oscilación Sur (ENOS) se encuentra en la fase Niño, pero está debilitándose para pasar a una fase de transición, Neutral, hasta julio, y luego dar paso a la fase Niña, que se mantendría predominante durante el resto de 2024 (Figura 5).

Por este motivo, es importante realizar un registro y análisis de las próximas precipitaciones, que serán fundamentales para la recarga del perfil edáfico, que, hasta el momento, se encuentra en

condiciones favorables para dar inicio a la siembra de los cultivos invernales en nuestra región.

*Nota 1: el día 3/4 se registraron en promedio 35 mm para la localidad de Cañada de Gómez, lo que representa el 35% de las precipitaciones acumuladas en este mes.

*Nota 2: En Rosario, durante el mes de marzo, se registraron 470 mm; en Bustinza 340 mm; en San Jerónimo 263 mm; en Totoras 213 mm; y en Armstrong 160 mm. Datos obtenidos de Infoclima.net.

Figura 4. Pronóstico trimestral, abril-mayo-junio 2024, para precipitaciones y temperatura. Servicio Meteorológico Nacional.
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REFERENCIAS

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-228

Figura 5. Pronóstico probabilístico de anomalías de Temperatura de la superficie del mar (TSM) en la región Niño 3.4. Fuente: International Research Instit

MANEJO DEL AGUA

La llave para destrabar el potencial productivo

En un escenario marcado por el cambio climático, el riego suplementario reduce el impacto de períodos con poca lluvia y sequía, permitiendo estabilizar y hasta duplicar el rendimiento de los cultivos extensivos. De la mano de especialistas, te contamos todo lo que necesitás saber para la implementación de sistemas de riego eficientes.

Por: Ing. Agr. María

Eugenia Magnelli

Para Prospectiva Aapresid

El cambio climático es real, lo venimos padeciendo campaña tras campaña en mayor o menor medida, con fenómenos meteorológicos extremos que impactan en las variaciones de los patrones de lluvia y temperaturas y que afectan la disponibilidad de agua para los cultivos.

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En este contexto, el riego se presenta como un recurso indiscutido para adaptarnos al cambio climático, mitigar sus efectos, garantizar la seguridad alimentaria y mejorar los ingresos en los sistemas agropecuarios. Para entender la importancia del riego suplementario en culti-

vos extensivos y su potencial en nuestro país, conversamos con dos referentes de lujo: el Ing. Mecánico Gustavo Adolfo Cudós (Gerente Técnico Rivulis Argentina) y el Ing. Agr. Carlos Daniel Gilio (Gerente Comercial Valley Argentina).

Riego en cultivos extensivos y el potencial de Argentina

Carlos Gilio aseguró que el riego en la Pampa Húmeda es tanto suplementario como estratégico. Suplementario, porque su uso es menos intenso que en otras regiones, y estratégico porque le da al productor la “llave” para destrabar el potencial de sus cultivos. La región posee condiciones agroecológicas y edafológicas convenientes, y una buena disponibilidad de recursos hídricos para que el riego suplementario pueda mejorar la producción y reducir costos, especialmente en cereales, oleaginosas y forrajes.

Además, el especialista destacó que el riego suplementario puede aumentar significativamente los rendimientos al proporcionar agua adicional en momentos críticos, evitando situaciones de estrés hídrico, especialmente en cultivos de alto valor económico como maíz, soja y trigo. A modo de ejemplo, contó que las empre-

¿Regar o no regar?

sas semilleras adoptaron el riego para mejorar la calidad y los rendimientos de sus productos, lo que se reflejó en un aumento de la superficie regada en la última campaña.

A pesar de este potencial, sólo el 5% de las 42 millones de hectáreas cultivadas en Argentina se riegan, lo que equivale a 2,1 millones de hectáreas. El 65% de esta superficie se riega a partir de fuentes superficiales y el resto con aguas subterráneas, generando alrededor del 13% del valor de la producción agrícola del país (dato aportado por la FAO y el Banco Mundial).

Gilio subrayó la necesidad de invertir en infraestructura y adoptar tecnologías de riego más eficientes, así como de políticas de financiamiento adecuadas, para aprovechar plenamente este potencial.

Para decidir si regar o no, es importante considerar varios aspectos:

Conocer los requerimientos hídricos de los cultivos y la oferta ambiental. “El milimetraje de lluvias de una zona puede que sea suficiente, pero las precipitaciones a veces no coinciden con los períodos críticos. Debemos pensar qué resultados se obtendrían si se instala un sistema de riego que pueda levantar esta restricción y proporcionar agua cuando las plantas lo necesiten y pensar en el riego por goteo como el que mayor aprovechamiento del agua tiene, ya que la proporciona directo al suelo”, explicó Gustavo Cudós.

Disponibilidad de agua para riego. “Las fuentes de agua pueden ser subterráneas (mediante perforaciones), ríos, canales o acueductos desde embalses pensados para tal fin (en algunas zonas, el acceso al agua para riego se da por turnos). En lugares con agua dulce accesible, se utilizan estas fuentes. En sitios donde el recurso es escaso, se desaliniza agua de mar”, explicó el gerente Técnico de Rivulis. El caudal mínimo dependerá de la superficie a regar, la capacidad de almacenamiento del suelo y la necesidad hídrica que el planteo agronó-

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mico requiera. La calidad del agua para regar debe ser tolerada por el suelo y el cultivo. Rivulis puede proporcionar sistemas de riego con la más alta eficiencia en el uso del agua y fertilizantes, que se adaptan a todos los tipos de superficies y formas de campos, dando un máximo provecho en el uso de la tierra también.

Fuente de energía. Según Cudós, otro actor clave en la definición de proyectos de riego es la energía. “Los riegos tecnificados, en su mayoría, son presurizados y se necesita una fuente de energía. En este contexto es clave el uso de sistemas de riego eficientes, no solo en la utilización del agua, sino también en el uso de la energía”, puntualizó.

“En INTA Manfredi, estamos haciendo ensayos de goteo enterrado con bombeo a partir de energía solar, maximizando el uso de los recursos y siendo amigables con el ambiente”, Gustavo Cudós.

¿Qué sistemas de riego son recomendables para cultivos extensivos?

Según Gilio, la elección de los equipos de riego para diferentes ambientes y cultivos extensivos depende de factores como la calidad y cantidad de agua disponible, el tipo de cultivo, las condiciones climáticas, el suelo, el tamaño y forma de la finca, y el presupuesto disponible. Teniendo en cuenta lo anterior, se pueden diferenciar los siguientes sistemas:

Riego por Pivot Central o de avance frontal. “Son ideales para grandes extensiones de terreno. Proporcionan una cobertura uniforme del agua sobre áreas extensas y se adaptan a diferentes tipos de suelos, topografías y cultivos”, subrayó el ingeniero de Valley.

El riego por Pivot Central o de avance frontal proporcionan una cobertura uniforme del agua sobre grandes áreas y pueden adaptarse a diferentes tipos de suelos, topografías y cultivos.

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Riego por goteo enterrado. Este sistema presenta una excelente eficiencia en el uso del agua superior al 90%, bajo costo operativo, no daña el suelo, y dirige el agua y el fertilizante directamente a las raíces, según señaló el gerente técnico de Rivulis. Se recomienda para cultivos extensivos y, si bien el costo de mante-

nimiento es bajo, con inversión inicial competitiva dada la alta eficiencia y el ahorro de agua y energía. Rivulis acompaña a los productores con soluciones eficientes, donde puede aprovechar más del 90% de la tierra, sin tener en cuenta la forma del campo, ahorrando agua, fertilizantes y energía

“Algunos sistemas de riego antes usados para ciertas producciones muestran beneficios para otras, como el riego por goteo enterrado, inicialmente utilizado en caña de azúcar y que ahora está mostrando excelentes resultados

en commodities expandiendo sistemas de alta eficiencia al riego complementario en la Pampa Húmeda, sin limitaciones de tamaño y formas de lotes”, reflexionó Cudós.

La instalación de equipos de riego por goteo enterrado en sistemas de siembra directa, permite llevar el agua y los nutrientes directo a las raíces de las plantas.

Del proyecto a la instalación del equipo de riego

Los pasos claves para instalar un equipo de riego, según el Ing. Agr. Carlos Gilio, son:

Evaluar la fuente de agua (pozo, río, embalse, etc), considerando la distancia y la elevación hasta la zona de riego.

Seleccionar el tipo de sistema de riego según la calidad y disponibilidad de agua. Por ejemplo, si se dispone de agua de calidad variable, será más apropiado regar con un pivot, que es menos sensible a la mala calidad del agua (con mucha arena o microorganismos como algas); en caso de restricciones de suministro, es más apropiado optar por un sistema de riego por goteo.

Planificar la infraestructura de suministro de agua, contemplando bombas, canales de distribución o tuberías de transporte.

Considerar la calidad del agua y su impacto en los cultivos, el suelo y el sistema de riego.

Cuánto, cuándo y cómo regar

Tener claro cuánto, cuándo y cómo regar es fundamental para maximizar la eficiencia del riego y el uso de recursos. Aquí algunas premisas clave según el Ingeniero de Valley:

Necesidades hídricas de los cultivos: Comprender las necesidades hídricas específicas de cada especie cultivada es fundamental. Los requerimientos varían en términos de cantidad

Dimensionar el sistema de riego según la demanda de agua de los cultivos, la disponibilidad y otros factores. Esto incluye la selección de bombas, tamaño del pívot, tuberías y otros componentes del sistema.

Instalar la infraestructura de riego, incluyendo tuberías, equipos de bombeo, la construcción de estructuras (como base para sistemas de pivote central o casillas donde se ubican los filtros en caso de riego por goteo) y la conexión de todos los componentes del sistema.

Realizar pruebas y ajustes para asegurar que el sistema funcione correctamente. Se ajustan la presión, el caudal y otros parámetros para optimizar el rendimiento del sistema.

Capacitar y establecer un plan de mantenimiento regular para garantizar el funcionamiento adecuado a lo largo del tiempo.

y frecuencia de riego a lo largo del ciclo de crecimiento. Por ejemplo, los cultivos pueden requerir más agua durante las etapas de floración y formación de frutos.

Condiciones climáticas: La temperatura, humedad relativa, radiación solar y velocidad del viento influyen en la evaporación y transpiración de los cultivos, afectando sus necesidades de

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agua. Es importante monitorear estas condiciones y ajustar el riego en consecuencia, considerando las condiciones climáticas de cada región.

Tipo de suelo y capacidad de retención de agua: Los suelos arcillosos retienen más agua que los suelos arenosos, pero tienen una tasa de infiltración más baja, lo que requiere cuidado al elegir la estrategia de riego para evitar pérdidas por escorrentía o percolación. Esto afecta la frecuencia y cantidad de riego necesaria.

Eficiencia del sistema de riego: Algunos sistemas, como el riego por goteo, son más eficientes en la entrega de agua directamente a las raíces de las plantas, mientras que otros, como el riego por aspersión, pueden experimentar pérdidas por evaporación y escurrimiento.

Comprender las necesidades hídricas específicas de cada especie cultivada es fundamental a la hora de planificar el riego.

Herramientas que ayudan en la gestión del riego

Según Giglio, las herramientas más comunes para la gestión del riego son:

Estaciones meteorológicas: Proporcionan datos en tiempo real sobre condiciones meteorológicas para calcular la evapotranspiración de los cultivos y determinar las necesidades de riego.

Sensores de humedad del suelo: Miden la humedad en diferentes profundidades para determinar cuándo y cuánto regar, evitando tanto el riego insuficiente o excesivo.

Software de gestión del riego: Programas informáticos y aplicaciones especializadas que utilizan datos de sensores y pronósticos meteorológicos para optimizar el riego y realizar pronósticos a corto plazo.

Imágenes satelitales y teledetección: Proporcionan información sobre la salud de los cultivos, la cobertura vegetal y el estrés hídrico, útil para ajustar las prácticas de riego (ej. A través de imágenes NDVI, es una medida indirecta de la eficiencia de riego en un lote).

Consultores y extensionistas: Profesionales con experiencia en manejo del agua y sistemas de riego brindan asesoramiento personalizado y ayudan en la toma de decisiones.

Además, Valley ofrece diversos productos que ayudan a los productores en la estrategia de riego. como:

Estación meteorológica Autónoma Valley: Monitorea las condiciones edafoclimáticas de un lote con riego y envía datos a la nube, donde el productor con su usuario Valley ingresa en la App en su móvil y puede verlos en tiempo real. Para los datos de humedad de suelo, también está disponible la sonda Aquatrac que mide la humedad, salinidad y temperatura del suelo c/10 cm, hasta los 60 cm de profundidad.

Servicio de Alertas de riego no eficiente: Las imágenes satelitales son enviadas a la aplicación Valley Irrigation Insights y son sometidas a un algoritmo que identifica zonas de falta o exceso de riego, y emite un alerta (insight) al móvil del productor.

Softwares de escritorios Valley 365: Permiten gestionar y controlar todos los pivotes, almacenar las imágenes satelitales e incluso , algunas funciones, sirven para encender y apagar los equipos, saber el caudal, presión de riego, etc. El software Valley Scheduling permite realizar pronósticos y programaciones de riego, a partir de datos de los dispositivos remotos, o que el productor ingresa manualmente.

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¿Cuánto impacta el riego en el potencial de rendimiento de los cultivos?

“Tomando en cuenta cada región, en general se observan incrementos significativos de rendimiento”, sentenció el técnico de Valley. Los resultados muestran aumentos considerables, amortizando la inversión en riego y asegurando un piso productivo más alto que lo normal.

Datos de relevamientos comparativos (de secano versus pivote central) realizados por el INTA y CREA, revelan incrementos notables en dife-

rentes regiones. Por ejemplo, en el sur y centro de Córdoba se registran aumentos del 51% en maíz de 51%, 100 y 106% en trigo, y entre 43 y 55% en soja. En el sudeste de Buenos Aires, los maíces rinden un 50% más, mientras que la soja y el trigo pueden superar el 40%. En San Luis, los resultados son aún más expresivos, con aumentos que superan el 67% en maíz, un 94% en soja y un 147% en trigo. En las zonas más áridas, como Salta, Santiago del Estero y Tucumán, se observan incrementos del 233% en trigo, 94% en soja y un diferencial de rendimiento del 118% en maíz.

SALTA, SANTIAGO DEL ESTERO y TUCUMÁN

SUR

DE CÓRDOBA

SUDESTE DE BUENOS AIRES

+ 118% +233% + 94% SAN
+ 118% +233% + 94%
LUIS
+ 118% +233% + 94%
Y CENTRO
+ 118% +233% + 94%

Reflexiones finales

Sobre el final, Gustavo Cudós destacó que el riego debe considerarse como una herramienta más del sistema productivo -como lo es la siembra directa, el uso de fitosanitarios, etc.-, y como una inversión de largo plazo que debe adaptarse a cada proyecto. Además, enfatizó en la importancia de proyectar y calcular los sistemas de riego para cubrir las necesidades hídricas de los cultivos sin afectar el suelo, el cultivo y el medio ambiente.

En cada campaña se realizan grandes inversiones en tecnología de insumos y procesos. Se pone “toda la carne en el asador”, en este caso en el lote, y si falta agua en momentos críticos, todo ese esfuerzo y capital asignado puede resultar en vano. Con el riego suplementario, los productores pueden asegurar un suministro constante de agua para sus cultivos, reduciendo así el impacto de períodos de poca lluvia y sequía, lo que es clave para mitigar los efectos del cambio climático en la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria.

Argentina tiene un potencial significativo de riego que supera con creces su capacidad instalada actual, lo que sugiere oportunidades para el crecimiento del sector agrícola mediante prácticas de riego sostenibles.

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Agradecemos a Gustavo Adolfo Cudós y Carlos Daniel Gilio por sus valiosos aportes en esta nota.

Metalfor, la Fertilizadora oficial de Aapresid

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Números apretados para el trigo: ¿Cuál será la

estrategia en campos propios y alquilados?

El precio de los fertilizantes, insumos y valores de arrendamiento tendrán mucho peso a la hora de definirse por el cereal. De la mano de socios regionales de Aapresid, compartimos distintas estrategias para maximizar la eficiencia económica y productiva.

Por: Ing. Agr. María

Eugenia Magnelli

Para Prospectiva Aapresid

CIENCIA Y AGRO MANEJO DE CULTIVOS
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Una nueva campaña de fina está por arrancar y la recarga hídrica de los perfiles viene siendo favorable en gran parte de la zona núcleo, lo que brinda un panorama muy alentador desde el punto de vista productivo. Sin embargo, “no todo lo que brilla es oro”. La cotización de los granos, el precio de los fertilizantes y de los insumos en general, así como los valores de arrendamiento representan un desafío para el productor agropecuario.

Según la última estimación de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en la región núcleo, el margen neto se posiciona en US$72 por hectárea para un establecimiento propio y desciende a -US$90 por hectárea en el caso de tierras alquiladas. Esta estrecha relación insumo/producto plantea un nuevo desafío para el ciclo que se avecina.

Ante este contexto, conversamos con distintos referentes regionales de Aapresid para conocer cuáles serán las decisiones estratégicas que guiarán la campaña 2024/25.

Desde el sudeste de la provincia de Buenos Aires, el Ing. Agr. Guillermo Divito (ATR Regional Aapresid Necochea) anuncia que, desde lo productivo, las perspectivas para la próxima campaña de fina son muy positivas en la región. “La recarga del perfil es buena, lo que permitirá sembrar todo en tiempo y forma”, asegura.

Divito explicó que entre un 40% y 60% de la rotación de cultivos incluye cultivos de fina, y se reparte entre cebada y trigo. La cebada predomina en sitios someros continentales, mientras que las proporciones se equilibran con trigo en la zona costera (Necochea, Miramar, Mar del Plata). En suelos profundos de Tandil, Balcarce y Sierras, el trigo supera en proporción a la cebada.

Al analizar los valores de alquileres en la región, el ATR señala: “Los arrendamientos no han mostrado una tendencia a la baja, lo que hace que los números de todos los cultivos en general se vean muy ajustados. En particular, la fina hoy en día tiene valores negativos. Si los precios y los costos nos cambian, tanto el trigo como la cebada estarán generando márgenes negativos”.

A pesar de que el escenario no es muy alentador, Guillermo remarca que el sudeste es una región donde la fina anda muy bien y la intención de siembra se mantendrá. “Seguramente habrá un reajuste de tecnología, especialmente en lo que respecta a nutrición de cultivos, apuntando a planteos un poco menos generosos en fertilizantes debido al impacto que este insumo tiene en los costos”.

Fertilización más conservadora REVISTA AAPRESID 46

Apuntar a tecnología de insumos y procesos

Según explica la Ing. Agr. María Lurdes Guerrero (ATR de la Regional Aapresid Trenque Lauquen), las precipitaciones vienen marcando un buen ritmo, lo que permitió la siembra de verdeos y pasturas con normalidad, cuya superficie será mayor en comparación con al año anterior debido a la mejora hídrica. Esta misma tendencia también aplica para los cultivos de servicio, donde las mezclas de vicia villosa y centeno, así centeno puro son los elegidos para su implantación.

En cuanto a los cultivos de fina, María Lurdes no se muestra tan optimista. Señala que el trigo y la cebada ocuparán lugares menos protagónicos y se sembrarán principalmente para seguir un esquema de rotación y mantener la sustentabilidad de los planteos y controlar malezas.

Cuando los números son tan finitos, las decisiones que tomemos pueden marcar la diferencia en el resultado final. En esta línea, la ATR de la Regional Aapresid Trenque Lauquen considera fundamental maximizar la eficiencia en el uso de tecnologías de insumos y procesos. Al respecto, recomienda:

Optar por variedades con un mejor perfil sanitario, dado que el impacto de los fungicidas es muy significativo en el margen.

Realizar las aplicaciones de herbicidas en los momentos adecuados y fertilizar de manera particionada, con el objetivo de obtener una respuesta productiva y económica al diversificar los momentos de compra.

Se priorizarán los planteos defensivos

Por su parte, el Ing. Agr. y Asesor Jorge Muriel (Regional Aapresid “Gabriel Garnero”- Lincoln - Nodo Centro), advirtió que las últimas tres campañas de fina en su zona fueron de regular a malas. “Hoy nos encontramos con los perfiles de suelo a mitad de su capacidad. Si bien falta parte del otoño para revertir esta situación mediante nuevas precipitaciones, el panorama no es muy alentador”. A lo descrito sumó la importancia de considerar la ecuación económica debido a los precios que hoy se manejan. En este sentido, vaticina que el grueso de la producción de cultivos de fina estará en manos de productores propietarios de tierra que prioricen la sucesión de rotaciones en sus campos, o aquellos que tengan muy buenas perspectivas de negocio con el producto (como sociedades con molinos o acopiadoras). “Se priorizarán los planteos defensivos, algo conservadores, como para desensillar hasta que aclare”.

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Maximizar el uso de tecnología de insumos y procesos

Yendo al centro norte de la provincia de Buenos Aires, concretamente a la zona de 25 de Mayo, el Ing. Agr. y Asesor Federico Botti (Vicepresidente de la Regional Aapresid 25 de Mayo) comenta: “A pesar de los márgenes brutos proyectados, la fina en nuestra zona sigue siendo, por el momento, uno de los sistemas más rentables por la proximidad a gran cantidad de molinos, ello reduce considerablemente los costos de flete".” Inmerso en este contexto, Federico sugiere:

Diversificar riesgos en cuanto a fechas de siembra y rotaciones, en lugar de apostar fuertemente por una sola variable.

Ser muy criteriosos a la hora de evaluar el objetivo de plantas a alcanzar para cada cultivo en función del ambiente (agricultura variable).

Maximizar la eficiencia en la aplicación de insumos, mediante la medición y evaluación precisa de qué se tiene y qué se necesita, apelando al conocimiento y la tecnología de procesos.

En cuanto a la nutrición de cultivos, considerar que un esquema de fertilización balanceada y racional ayudará a potenciar la capacidad de las plantas para explorar, desarrollarse y enfrentar de otra manera diferentes situaciones de estrés.

Haciendo un punto, y refiriéndose a la empresa que asesora, el socio de Aapresid señala que el nitrógeno, fósforo, azufre y zinc son insumos

imprescindibles, y desde hace unos años también han incorporado el boro y algunos micronutrientes que están siendo evaluados.

Identificar las malezas driver que van a condicionar el planteo fitosanitario, con el fin de planificar el plan de acción y así no llegar tarde. Esto debe integrarse con otras prácticas de manejo, como las rotaciones, los cultivos de servicio, la densidad de siembra, el distanciamiento entre surcos, etc. “Hay que entender que, para el control de malezas, no alcanza solo con el esquema químico, sino que tenemos que ponerle seso y nuestra capacidad de conocimiento para potenciar la producción.

Un punto interesante que menciona el representante de la Regional Aapresid 25 de Mayo, es que la empresa que asesora tiene como base de producción campos alquilados, con lo cual muchas veces los tiempos contractuales y plazos atentan con algunos cultivos de servicio que deben ser sembrados temprano. “Sobre este punto, estamos trabajando en conjunto con algunos propietarios para que entiendan la importancia de una intensificación de los sistemas y de a poco venimos creciendo en superficie con cultivos de servicio”, dice.

En general, suelen utilizar especies como vicia, avena y centeno, procurando que sean siempre mezclas de leguminosas + gramíneas para balancear la relación carbono/nitrógeno, aunque también muchas veces hacen vicias puras sobre aquellos lotes que van a maíz tardío.

Según entiende, será fundamental hacer un muy buen manejo de los barbechos y prácticas que conserven la mayor humedad del suelo. “Para aquellos que hacemos cultivos de servicio, también será importante tener muy presente el momento de ponerles fin. Creo que es un año para adelantarse en función de la disponibilidad de agua útil”.

La clave estará en el manejo por ambientes

Dirigiéndonos al sureste de la provincia de Córdoba, desde Laboulaye, Álvaro González (Presidente Regional Aapresid Laboulaye – Nodo Oeste y gerente de Producción de Rhenania2 SA) asegura que el trigo es un cultivo muy importante en sus esquemas de rotación. Alrededor del 25% corresponde a trigo-soja 2da, y en algunos casos puntuales, el trigo es sucedido por maíz 2da.

Dejando atrás el mal recuerdo de la campaña de fina pasada, la cual registró los peores rendimientos de los últimos 10 años en la zona debido a la sequía, y agravada por heladas tardías, este nuevo ciclo genera expectativas que vuelven a ilusionar.

Haciendo un punteo de los factores que definen la siembra de trigo, Alvaro destaca la calidad del suelo, seguida por el análisis del nivel de humedad del perfil a los 2 metros y la presencia o no de napa. Otra variable que menciona es el costo de los fertilizantes y la dosis a utilizar. “Este último aspecto es importante ya que realizamos un importante aporte de fertili-

zantes para la rotación con el cultivo de trigo. La aplicación es variable y estamos en niveles de 150-180 Kg/ha de MAP y entre 150-200 Kg/ ha de Urea, según potencialidad del ambiente. El nivel de fertilización lo estamos definiendo en estos momentos y siempre apuntando a un trigo de potencial”, refuerza.

Como estrategias productivas para mantener la competitividad en el negocio, el presidente de la Regional Laboulaye destaca la importancia de conocer los diferentes ambientes y trabajar en el costo del cultivo por ambientes, buscando eficiencia y sustentabilidad en el manejo. Además, enfatiza en la implementación de prácticas que mejoren las propiedades físicas y químicas de los suelos. “Para ello, implementamos un plan de rotación que incluye cultivos de servicio/trigo y una fertilización balanceada, tendientes a reponer -e incluso incrementarlos niveles de nutrientes y materia orgánica de los suelos”, detalla.

Para concluir, podemos decir que, en términos generales, la siembra de cultivos de servicio,

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pasturas y verdeos se incrementará respecto al ciclo anterior por una mejora en las condiciones hídricas de los perfiles. Respecto al trigo y la cebada, ocuparán un lugar en el portafolio de cultivos invernales en mayor o menor medida. De no revertirse el valor de los granos y el precio de la tierra y otros insumos, se requerirá de una sintonía muy fina entre los costos y las decisiones agronómicas. La pulseada la ganará quién sea más competitivo, es decir, quién potencie la producción y maximice la eficiencia en el uso de los recursos dentro de un marco sustentable.

Agradecemos a Federico Botti, Guillermo Divito, Álvaro González, María Lurdes Guerrero y Jorge Muriel, por sus valiosos aportes en esta nota.

El número de granos, crítico para el rendimiento del trigo

¿Por qué el número de granos, y no el peso, juega un papel crucial en la determinación del rendimiento del trigo?

Por Gustavo A. Slafer¹,², Santiago Tamagno¹, y Roxana Savin¹ ¹ Departamento de Ciencia e Ingeniería Forestal y Agrícola, Universidad de Lleida y AGROTECNIO-CERCA (Centro de Investigación en Agrotecnología), Lleida, España. ² ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados), Barcelona, España. e-mail: gustavo.slafer@udl.cat

Sin duda, aumentar el rendimiento de los cultivos es un objetivo central tanto para los productores como para los investigadores que buscan diseñar estrategias de manejo o mejorar la genética. Incrementar el rendimiento es un objetivo primordial de todos los programas de mejoramiento genético en cultivos extensivos, ya sea para aumentar el rendimiento potencial como para mejorar la tolerancia a estreses bióticos y abióticos.

CIENCIA Y AGRO CIENCIA Y AGRO MANEJO DE CULTIVOS
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En principio, el rendimiento del cultivo se construye desde la siembra hasta la madurez, ya que a lo largo de todo el ciclo se están determinando componentes del rendimiento (Figura 1). Aunque resulta lógico asumir que todos los componentes del rendimiento tienen la misma relevancia y que, por tanto, todas las etapas del ciclo son igualmente importantes, esto no es

rigurosamente cierto. Hay etapas del ciclo del cultivo que resultan más críticas que otras en la determinación del rendimiento. En el caso del trigo, el “período crítico” es aproximadamente un par de semanas inmediatamente antes y una semana inmediatamente después de la floración (o antesis) del cultivo.

Por esta razón, la mayoría de las prácticas de manejo se orientan a minimizar los estreses para el crecimiento del cultivo en esta etapa (incluyendo la elección de cultivares y fecha de siembra para que la floración ocurra en el momento óptimo). De hecho, el salto más importante en la mejora genética del rendimiento potencial (conocido como la Revolución Verde) involucró cambios en esta etapa.

Es conocido, al menos empíricamente, que la floración es una etapa crítica en el trigo (y etapas equivalentes lo son en otros cultivos; Carrera et al., 2024). Esto se debe a que alrededor de este estado de desarrollo del cultivo, el número de granos por m² es determinado, siendo éste el componente que en mayor medida explica variaciones en el rendimiento final del cultivo.

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Figura 1. Diagrama del ciclo de un cultivo de trigo mostrando los estados del ápice que darán lugar a la espiga y los granos a lo largo de diferentes fases de desarrollo, ilustrando los períodos en los que se generan diferentes componentes del rendimiento. Adaptado de Slafer et al. (2021).

Dominancia del número sobre el peso de los granos

En trigo, el rendimiento del cultivo está mucho más asociado al número de granos que al peso de los mismos. Aunque el peso de los granos es variable y está influenciado por factores ambientales y genéticos, su plasticidad (magnitud de respuesta a estos factores) es muy pequeña en comparación con la plas-

ticidad del número de granos por m². Existen evidencias tangibles de este fenómeno en la enorme mayoría de las prácticas de manejo orientadas a mejorar el rendimiento, las cuales tienen como objetivo incidir en la generación del número de granos por m². Una síntesis de estas evidencias se presenta en la Figura 2.

Figura 2. Respuesta del rendimiento a cambios ambientales (principalmente diferentes prácticas de manejo) y genotípicos (la mayoría comparaciones entre cultivares) en relación con las respuestas a los mismos factores del número de granos por m² (A y C) y del peso de mil granos (B y D) para los casos en los que la respuesta del rendimiento fue considerable (los dos últimos deciles de respuesta de una base de datos que incluyó un total de 616 respuestas). Las líneas punteadas dividen los cuadrantes positivo y negativo. Solo se incluyó el R2 cuando fue significativo. Adaptado de Slafer et al. (2014).

A C B D

En este estudio de síntesis, con un metaanálisis de numerosos artículos científicos seleccionados objetivamente (sin sesgo por los resultados obtenidos), se muestra que tanto para los efectos ambientales como genotípicos, las respuestas del rendimiento fueron casi exclusivamente explicadas por las respuestas del número de granos por m² (Figura 2A y C). Esta observación no solo se basa en la marcada diferencia en el coeficiente de determinación (R²), sino también en el hecho de que el rango de variación en el peso de mil granos fue mucho me-

Posible causa evolutiva

La abrumadora preponderancia del número de granos por sobre el peso de los mismos en la determinación del rendimiento, además de ser cierta para el trigo, también lo es para la mayoría -sino la totalidad- de los cultivos de granos. Lo que abordaremos ahora es una posible explicación del por qué.

nor y, en muchos casos incluso negativo. Esto implica que en muchas ocasiones se lograron mejoras en el rendimiento, ya sea por manejo o por mejoras genéticas, a pesar de que se observaron reducciones en el peso de mil granos. Este fenómeno no se observó con el número de granos por m² (Figura 2)

Hasta aquí, hemos documentado lo que es más o menos conocido, pero ¿por qué ocurre esto?

¿Por qué el número de granos domina la determinación del rendimiento?

Para que esto represente una respuesta cierta de manera tan universal, debería haber bases evolutivas en las plantas que lo expliquen. Aunque no contamos con certezas inequívocas, una explicación muy plausible es que la supervivencia de la planta en la siguiente generación dependa estrechamente del tamaño del propágulo (en el caso del trigo y otros cereales), con una cantidad mínima de reservas en el endosperma que permita la supervivencia (Figura 3).

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Figura 3. Esquema teórico ilustrando la hipótesis de que la probabilidad de supervivencia se desploma cuando el tamaño de la semilla se reduce por debajo de un umbral (indicado con la línea discontinua), en el cual esta probabilidad se maximiza. Una estrategia evolutiva que destine recursos para un crecimiento de las semillas mayor al de ese umbral sería poco eficiente, ya que tendría menos descendientes sin aumentar la probabilidad de supervivencia de cada uno de ellos, lo que es malo para la supervivencia de la especie. Por otro lado, una estrategia que destine menos recursos de los necesarios para alcanzar ese umbral sería muy riesgosa para la supervivencia. Esto habría disparado como ventajosa la estrategia evolutiva en plantas con granos muy poco variables, ajustando en cada caso la disponibilidad de recursos a través del número y no del tamaño de los descendientes (Sadras y Slafer, 2012).

Si la planta madre no garantiza que las semillas alcancen ese tamaño, la supervivencia de la especie se vería comprometida y podría conducir a su extinción. En plantas como el trigo, primero se define el número de semillas/granos, y luego se llenan (acumulan reservas en el endosperma). Esto implica que al definir el número de semillas, no hay garantías sobre las condiciones durante el llenado efectivo de los granos. Una estrategia conservadora, que tiende a ser evolutivamente exitosa cuando las condiciones ambientales son pobres (un hecho que ocurre frecuentemente durante períodos largos), lleva a que las plantas

produzcan una cantidad de semillas que puedan llenarse sin problemas hasta alcanzar su tamaño “crítico”, independientemente de las condiciones durante el llenado.

La probabilidad de lograr esto aumenta con plantas que acumulan reservas antes del llenado efectivo de los granos, de manera tal que incluso si las condiciones post-floración son “pobres”, los granos fijados podrían llenarse complementando la fotosíntesis durante post-floración con la removilización de reservas acumuladas.

De este modo, las plantas, al menos las anuales de reproducción sexual, habrían evolucionado con una estrategia conservadora en la determinación del número de granos para garantizar, independientemente de las condiciones durante post-floración, los granos producidos se llenen.

La información con la que cuentan al momento de determinar el número de granos es su propio crecimiento hasta ese momento, que habrá dependido de las condiciones de crecimiento previas. Con esta información, deberían determinar un cierto número de granos. Sin embargo, al igual que en las inversiones financieras, “las condiciones pasadas no garantizan condiciones futuras”.

Para maximizar la probabilidad de que los granos fijados se llenen con mínimos inconvenientes, siempre deben (i) fijar menos granos de los que potencialmente podrían según el crecimiento hasta ese momento, y (ii) usar parte de ese crecimiento para acumular reservas, que permitan completar el llenado de los granos fijados si las condiciones post-floración fueran pobres. Esto último equivale financieramente a pagar un seguro, que es una estrategia conservadora: si no hay inconvenientes, habrán sido recursos mal aprovechados (podrían haberse fijado más granos en lugar de acumular reservas), pero en caso contrario, habrá sido una inversión muy buena, garantizando la supervivencia de la siguiente generación.

En trigo, el rendimiento del cultivo está mucho más asociado al número de granos que al peso de los mismos.
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Consecuencias en la mejora y manejo del cultivo

Esta característica diferencial entre el número de granos por m² (extremadamente plástico) y el peso de mil granos (no constante, pero muy conservador), explica el hecho de que el primero tenga muchísima menor heredabilidad que el segundo (Sadras y Slafer, 2012). Sin embargo, la plasticidad es crítica para generar mejoras, lo que ha llevado a la [aparente] paradoja de que el mejoramiento genético haya aumentado espectacularmente los rendimientos del trigo, principalmente a través de mejorar el carácter “no-heredable”, sin casi contribuir a este logro fundamental la mejora del carácter con muy elevados niveles de heredabilidad.

De hecho, dado que los ambientes en los que hacemos agricultura son mucho menos variables que los naturales sin intervención humana, el rasgo extremadamente conservador es el primero que ha sido afectado por la mejora empírica (seleccionando por rendimiento per se). Naturalmente, siendo posible encontrar algunas excepciones puntuales y menores, en general la mejora genética del rendimiento estuvo siempre asociada a aumentar el número de granos (o eventualmente el peso potencial de los granos) antes que a aumentar la capacidad fotosintética durante el llenado de los granos.

Esto puede (debería) llevar a revertir la situación original y que en algún momento el crecimiento de los granos esté menos asegurado y obligue a un cambio de paradigma. Existe debate en la literatura acerca de si ya hemos llegado a ese escenario o si aún queda recorrido para seguir aumentando el rendimiento tal como se ha hecho hasta ahora, explotando en sentido inverso el carácter extremadamente conservador que la evolución ha dado a las plantas como el trigo.

Desde el punto de vista del manejo del cultivo, que fundamentalmente se relaciona con cambios ambientales, es más esperable ver aumentos considerables del rendimiento si se incide en la generación del componente más plástico. La mayoría de las prácticas de manejo del trigo (fecha y densidad de siembra, momento y dosis de fertilización, momento de riego, momento de control de malezas, etc.) se enfocan en mejorar el número de granos más que el peso. En muy contadas ocasiones también apuntan también a evitar un colapso en el que la acumulación de reservas no pueda sustituir alguna merma en la fotosíntesis post-floración (por ejemplo, aplicación de fungicidas durante el llenado efectivo de los granos si se enfrenta una enfermedad foliar con elevados niveles de severidad).

La mayoría de las prácticas de manejo del trigo se enfocan en mejorar el número de granos más que el peso.

La mayoría de las prácticas de manejo, fuera del control de enfermedades con alta severidad, que apuntan a mejorar el peso de los granos, lo hacen a través de mejorar el peso potencial de los mismos, que es afectado por las altas temperaturas en el llenado de los granos (cuando ocurre el peso cae pero no lo hace debido al aumento de senescencia foliar, que también ocurre, sino por un efecto de las temperaturas sobre la capacidad intrínseca de los granos para crecer, aun habiendo disponibilidad de recursos para que lo hagan).

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Consideraciones finales

La respuesta sobre por qué es crítico el número de granos para el rendimiento del trigo (y otros cultivos extensivos) podría deberse a dos posibles causas alternativas no excluyentes. En primer lugar, la estrategia evolutiva en las plantas de tener granos de tamaño poco variable, ajustando en cada caso la disponibilidad de recursos a través del número y no del tamaño de los descendientes. Y en segundo lugar, la mejora genética del rendimiento estuvo siempre asociada a aumentar el número de granos (extremadamente plástico) y no el peso de los granos (que es muy conservador).

REFERENCIAS

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-228

Cebada y herbicidas: superando obstáculos en suelos adversos Cebada y herbicidas: superando obstáculos en suelos adversos

Estudio sobre fitoestimulantes en cebada en suelos con riesgo de residuos de herbicidas inhibidores de la ALS.

Por: Matias Azza, Pamela Ortigoza y Guillermo Divito. Regional Necochea AAPRESID

MANEJO DE CULTIVOS
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El presente trabajo surge a partir de una propuesta del grupo de productores asociados a la Regional Necochea de Aapresid, ante las escasas precipitaciones ocurridas tras la aplicación del imazapir en el cultivo de girasol durante la campaña 2022/23 y en los tres meses siguientes.

Esta situación podría haber disminuido la degradación del ingrediente activo en el suelo y con ello aumentado el riesgo de fitotoxicidad para el cultivo de cebada.

Objetivo

El objetivo de este estudio fue evaluar la performance de fitoestimulantes aplicados como tratamiento de semilla en el cultivo de cebada, en lotes con riesgo de residuos de herbicidas inhibidores de la ALS.

Materiales y métodos

El ensayo se llevó a cabo en el Establecimiento Santa Catalina, ubicado en el partido de Necochea (38°27'58.7"S - 59°00'23.9"W), sobre un suelo Argiudol típico (3.6% materia orgánica). En el lote del ensayo, se cultivó girasol durante la campaña 22/23. La siembra se realizó el 27 de noviembre de 2022 y se aplicó imazapir (80%) 100 g el 15 de diciembre, cuando el cultivo se encontraba en el estadio V6. En los 3 meses siguientes, se registraron 191 mm de precipitaciones acumuladas en eventos superiores a 20 mm (Figura 1). Este valor es significativa-

mente inferior a los 300 mm indicados por las empresas que tienen registro del ingrediente activo para garantizar una adecuada degradación del herbicida, y así poder sembrar cultivos de cebada con bajo riesgo de fitotoxicidad.

Previo a la siembra de la cebada, se realizó un muestreo de suelos (estrato 0-20 cm) para analizar residuos de imazapir (Figura 2). Se detectaron valores muy bajos de la molécula (<0.0001 ppm), menores a los reportados como causantes de fitotoxicidad en el cultivo.

Figura 1. Precipitaciones decádicas durante el ciclo del girasol (22/23) y la cebada (2023).
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La siembra de la cebada se realizó el 10 de agosto, empleando una densidad de 260 plantas/m2 y la variedad Andreia. El cultivo se fertilizó con 100 kg/ha de MAP (11-52-0) a la siembra y con 380 kg/ha de urea, distribuídos entre el inicio y el final del macollaje.

Se evaluaron cinco tratamientos, los cuales consistieron en la aplicación de fitoestimulantes, como se detalla en la Tabla 1. En todos los casos, la semilla fue curada con Sistiva + Premis (75 + 25 cc/100 kg de semilla).

Figura 2. Informe de resultados muestreo de suelos.

El diseño experimental empleado fue el de franjas, con dos repeticiones. Cada franja tuvo 15 m de ancho y 100 m de largo.

* En todos los casos la semilla fue curada con Sistiva + Premis (75 + 25 cc/100 kg).

Durante el estadío de inicio de encañazón (Z30), se realizó una visita a campo con representantes de las empresas participantes, con el fin de evaluar el crecimiento y desarrollo del cultivo.

La cosecha se llevó a cabo el 1 de enero de 2024, y el peso de cada franja se determinó utilizando una balanza de la monotolva.

Tabla 1. Tratamientos evaluados.
Tratamiento Herbicida Dosis (cc/100 kg semilla) 1 Stimulate (STOLLER) 250 2 Fertiactyl Gramíneas (TIMAC) 200 3 Top Seed (SPRAYTEC) 200 4 Top Seed (SPRAYTEC) 400 5 Testigo -
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Resultados

En el estadío Z30, no se detectaron diferencias visuales en el crecimiento aéreo ni radical del cultivo (Foto 1).

Foto 1. Estado general de las plantas en el estadío Z31. De izquierda a derecha: Stimulate 250 cc; Fertiactyl Gramíneas 200 cc; Top Seed 200 cc y Top Seed 400 cc. Fotos tomadas el 26 de septiembre durante la visita con empresas participantes.

El rendimiento medio del cultivo fue elevado, sin diferencias significativas entre los diferentes tratamientos (Tabla 2).

Tratamiento Herbicida Dosis (cc/100 kg semilla) CV (%) 1 Stimulate (STOLLER) 7168 a 1% 2 Fertiactyl Gramíneas (TIMAC) 6777 a 4% 3 Top Seed (SPRAYTEC) 7005 a 3% 4 Top Seed (SPRAYTEC) 7132 a 6% 5 Testigo 7279 a 2% REVISTA AAPRESID 68
Tabla 2. Rendimiento del cultivo según tratamiento. Letras iguales indican que no hay diferencias significativas entre ellos (P<0.05).

Consideraciones finales

● Se registraron niveles bajos de imazapir en suelo, a pesar de tratarse de un lote con un contenido medio de materia orgánica (3.6%) y de haber acumulado 191 mm de precipitaciones durante los tres meses posteriores a la aplicación de imazapir (80 g/ha) en girasol.

● No se observaron diferencias entre los tratamientos en lo que respecta al crecimiento aéreo y radical del cultivo en inicio de encañazón.

● El rendimiento medio del cultivo fue elevado, sin diferencias significativas entre los diferentes tratamientos (Tabla 2)

Visitas no bienvenidas en trigo: último reporte

Las últimas novedades sobre los insectos que afectan al cultivo de trigo y las estrategias para su manejo, a partir de los datos de la Red de Evaluación de Cultivares de trigo, de la Unidad Integrada Balcarce.

Por María Celia Tulli¹, Ignacio Divita¹, Mariángeles Alonso², Pablo Eduardo Abbate²

¹ Grupo de investigación de Zoología Agrícola y Diversidad animal. Cátedra Zoología Agrícola. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Mar del Plata. mctulli@mdp.edu.ar

² INTA Balcarce; Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Mar del Plata. IPADS (INTA-CONICET). abbate.pablo@ gmail.com

DE PLAGAS
MANEJO
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El cultivo de trigo está expuesto al ataque de diferentes plagas animales que pueden causar estragos desde la siembra hasta la cosecha. Los daños que causan estas plagas varían en función de diversos factores, como las condiciones climáticas y la presencia de sus controladores naturales. En este artículo, presentamos una actualización sobre la presencia y densidad de los insectos más relevantes, sus controladores naturales, y las estrategias y recomendaciones de manejo.

Los datos que se comparten fueron relevados durante la campaña 2023/24 en las parcelas de la Red de evaluación de cultivares de trigo (RET-INASE), en la Unidad Integrada Balcarce. Los muestreos se realizaron el 1 de noviembre y el 14 de diciembre, tanto en parcelas con y sin fungicida, para registrar la densidad de plagas y sus daños. En el primer muestreo, el cultivo se encontraba entre los estados de hoja bandera expandida (Z41) y antesis (Z65), mientras que en el segundo muestreo, se hallaba entre grano acuoso (Z7) y pastoso (Z8).

Durante el primer muestreo, los áfidos o pulgones (familia Aphididae) se destacaron por su abundancia. Estos insectos pueden causar daños económicos de diversa magnitud dependiendo de la especie, abundancia y lugar de la planta donde se encuentren. Con su aparato bucal picador suctor, se alimentan a nivel

de floema, desviando el transporte de fotoasimilados, afectando el crecimiento de la planta. Además, algunas especies pueden inyectar saliva fitotóxica y transmitir virus. La melaza que excretan bloquea los estomas y favorece el crecimiento de hongos saprófitos, reduciendo así la eficacia fotosintética y el intercambio gaseoso de las plantas (Dedryver et al., 2010, Poehling et al., 2017).

Las poblaciones de pulgones se ven afectadas por las condiciones climáticas, con las precipitaciones disminuyendo su densidad poblacional y las condiciones secas, asociadas a temperaturas templadas, incrementándola (Beirne, 1970; Lecuona y Frutos, 1983). En el caso de las parcelas evaluadas, los cultivos enfrentaban estrés hídrico y temperaturas elevadas, lo que favoreció el aumento de las poblaciones de áfidos. Las especies predominantes fueron el pulgón amarillo de los cereales (Metopolophium dirhodum, Figura 1a), el pulgón de la espiga (Sitobion avenae, Figura 1b) y el pulgón verde de los cereales (Schizaphis graminum, Figura 1c).

En las parcelas de trigo evaluadas en la RET-INASE, la presencia e incidencia de orugas fue baja, registrándose individuos de ambas especies únicamente durante el segundo muestreo

Las colonias del pulgón verde y amarillo de los cereales se encontraron, predominantemente, en las hojas del tercio medio de la planta, mientras que las del pulgón de la espiga se localizaron, mayoritariamente, sobre las hojas del tercio superior, iniciando la colonización sobre hoja bandera y la espiga. En menor densidad se encontraron el pulgón de la avena (Rhopalosiphum padi, Figura 1d) y Sipha maydis (Figura 1e).

Entre los controladores naturales de estos insectos, se evidenció el accionar de sus parasitoides a partir de la presencia de “momias”, es decir, individuos muertos de aspecto globoso y coloración dorada, marrón o gris (Figura 2a). También se encontraron predadores como crisopas (Chrysoperla sp.) y coccinélidos, vulgarmente conocidos como vaquitas zoófagas (Eriopis connexa) (Figura 2b y c).

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Figura 1. Especies de áfidos (pulgones) halladas en la RET-INASE de la UI Balcarce el 1-nov-2023. a) pulgón amarillo de los cereales (Metopolophium dirhodum); b) pulgón de la espiga (Sitobion avenae); c) pulgón verde de los cereales (Schizaphis graminum); d) pulgón de la avena (Rhopalosiphum padi) y c) pulgón negro de los cereales (Sipha maydis). Figura 2. Enemigos naturales de los pulgones hallados en la RET-INASE de la UI Balcarce el 1-nov-2023. a) Momia (pulgón parasitado); b) adulto de Eriopis connexa y c) adulto de Chrysoperla sp., ambos predadores.

Durante el periodo crítico del cultivo de trigo, en Balcarce y alrededores, las precipitaciones suelen eliminar los pulgones de las plantas, reduciendo así su densidad. Sin embargo, es fundamental llevar a cabo monitoreos constantes, especialmente en condiciones ambientales que favorecen el crecimiento de estas poblaciones, como ocurrió durante la temporada 2023-2024.

Las densidades de pulgones estimadas en los monitoreos deben ser comparadas con los umbrales orientativos existentes, para determinar si es necesario implementar medidas de control. Estos umbrales varían según el estado fenológico del cultivo y la especie del pulgón. Por ejemplo, para Sitobion avenae, el umbral es de

5 individuos por espiga, mientras que para Metopolophium dirhodum, oscila entre 30 y 40 individuos por tallo.

Aunque estos umbrales no fueron superados en la RET-INASE, se observó que la mayoría de las colonias de ambas especies presentaban individuos alados, lo que indica una activa colonización y multiplicación, y por lo tanto, un riesgo potencial de aumento de las poblaciones con el tiempo. No obstante, este crecimiento se vio probablemente limitado por las precipitaciones posteriores, así como por la actividad de sus controladores naturales, en particular de sírfidos y vaquitas zoófagas (Figura 3), que fueron registrados en el siguiente muestreo.

Figura 3. Vaquitas predadoras (Coccinellidae), a) adulto y b) larva de Vaquita de San Antonio (Eriopis connexa), c) Eriopis serrai, d) Harmonia axyridis, e) Hippodamia convergens y f) Hippodamia variegata, encontradas en la RET-INASE de la UI Balcarce el 14-dic-2023
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Otro grupo de insectos importantes que afectan al cultivo de trigo son las larvas de lepidópteros, entre las que se destacan dos especies. En primer lugar, la oruga militar verdadera (Mythimna (=Pseudaletia) adultera, Figura 4a) provoca daños principalmente como defoliadora, siendo más problemática durante el estado de grano acuoso. Esta especie se distingue por presentar un reticulado en la cabeza similar a un panal de abejas, y un último segmento abdominal redondeado.

En segundo lugar, la oruga desgranadora (Dargida (=Faronta) albilinea, Figura 4b, 4c) también actúa como defoliadora, pero causa daños más graves al alimentarse de los granos, tanto en estado lechoso como pastoso, llegando a dañarlos total o parcialmente. Además, esta especie tiene la capacidad de cortar las espigas por su base. La oruga desgranadora presenta una cabeza cuya coloración varía de crema a verdoso, con dos franjas castañas paralelas que van desde la parte posterior hasta el aparato bucal. A diferencia de la especie descripta anteriormente, su último segmento abdominal es aguzado (Leiva, 2013).

En las parcelas de trigo evaluadas en la RET-INASE, la presencia e incidencia de orugas fue baja, registrándose individuos de ambas especies únicamente durante el segundo muestreo.

En las parcelas de trigo evaluadas en la RET-INASE, la presencia e incidencia de orugas fue baja, registrándose individuos de ambas especies únicamente durante el segundo muestreo, cuando el cultivo se encontraba entre los estados fenológicos de grano acuoso (Z7) y pastoso (Z8). En su mayoría, se observaron individuos de la oruga desgranadora, menores a 15 mm (Figura 4b), lo que indica una colonización activa del cultivo. En menor proporción, se encontraron larvas de ambas especies mayores a 20 mm, muchas de las cuales mostraban signos de haber sido parasitadas por huevos de dípteros (Tachinidae, Figura 5a, 5c).

Figura 4. a) Oruga militar verdadera (Mythimna (=Pseudaletia) adultera) y oruga desgranadora (Dargida (=Faronta) albilinea) b) pequeña y c) mediana, encontradas en la RET-INASE de la UI Balcarce el 14-dic-2023.
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Figura 5. a) Oruga militar verdadera (Mythimna (=Pseudaletia) adultera) y b) oruga desgranadora (Dargida (=Faronta) albilinea), con huevos de dípteros parasitoides (Tachinidae), encontradas en la RET-INASE de la UI Balcarce el 14-dic2023

Los umbrales orientativos para la oruga militar verdadera son de 5 y 15 larvas mayores a 15 mm/m2 para cultivos en estado acuoso-lechoso y pastoso blando, respectivamente, junto con una defoliación del 15-20% de la hoja bandera. Para la oruga desgranadora, el umbral es de dos larvas mayores de 15 mm/m2. Dichos valores no fueron superados en las parcelas relevadas.

Además del accionar de los dípteros parasitoides sobre larvas grandes, la alta densidad de predadores como las vaquitas zoófagas (Figura 3) y las arañas, incrementa la mortalidad de las larvas en sus primeros estadios. Esto, a su vez, limita el incremento poblacional de estos lepidópteros. De hecho, en la RET-INASE de Balcarce, se han tomado medidas de control contra las orugas una vez cada 7 años. Este hecho destaca la efectividad de los controladores naturales sobre estás plagas. De todos modos, es clave continuar con los monitoreos periódicos y prestar atención a la presencia de gaviotas y otras aves, ya que pueden indicar la presencia de orugas en los cultivos.

Por último, se deben considerar aquellos insectos que pueden infestar los granos a campo durante las etapas de llenado y madurez de los granos, y que posteriormente pueden aumentar sus daños durante el almacenamiento. Entre ellos se encuentran los gorgojos del género Sitophilus y la palomita de los cereales, Sitotroga cerealella. El estado larval de estos insectos se alimenta del interior del grano. Además de los daños por alimentación directa, la actividad de estos insectos genera un aumento de la humedad y temperatura de la masa de los granos, lo cual acelera su deterioro (Carmona et al., 2013). En las parcelas de trigo de la RET-INASE de Balcarce, la infestación de los granos cosechados con gorgojos varía año a año, pero siempre están presentes en mayor o menor medida, causando daños durante el almacenamiento.

Agradecemos a Alejandro Cabral Farias por su labor en la conducción de los ensayos de RET-INASE de la UI Balcarce.

Vino argentino: el resurgimiento del legado vitivinícola en 19 provincias argentinas

Más allá de Mendoza, varias provincias argentinas recuperan su legado vitivinícola, ofreciendo una paleta de vinos únicos. Un recorrido por la historia y particularidades de esta producción que hoy se extiende a lo largo de 19 provincias argentinas.

Por: Ing. Agr. Antonella Fiore Prospectiva - Aapresid.

Es sabido que la provincia de Mendoza -además de ser la número 1 en la producción de duraznos a nivel nacional, como hemos visto en ediciones anteriores de esta columna- ocupa el primer lugar en la elaboración de vinos en Argentina.

Según información del Gobierno de Mendoza (www.mendoza.gov.ar), esta provincia produce más del 78% del vino argentino. Además, concentra más del 70% de la superficie implantada con vides del país, superando el 68% de la pro-

PRODUCCIONES ALTERNATIVAS
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ducción de uva, el 78% de la elaboración del vino y más del 52% de la producción de mosto a nivel nacional. Por este motivo, la mayoría de las bodegas argentinas se encuentran en su territorio.

La pregunta que surge para proseguir con la producción alternativa de este mes es: ¿pueden otras provincias argentinas implantar vides como Mendoza? Aunque muchos puedan pensar lo contrario, la respuesta es afirmativa.

¿Cuál es el factor qué llevó a Mendoza a alcanzar el puesto número 1 en el país y a convertirse en un ejemplo a seguir para otras provincias? La respuesta la encontramos en una ley que fue derogada hace varios años y cuyos detalles revelaremos próximamente.

Un dato no menor es que el complejo vitivinícola se encuentra entre las 10 principales cadenas exportadoras del país.

Si bien Mendoza se lleva todos los laureles en materia de vides y viñedos, queremos destacar a aquellas provincias que han comenzado o retomado el armado de “su propia ruta del vino”, buscando posicionarse paso a paso en esta actividad y contribuyendo así a que este tipo de producción sea aún más federal.

Un poco de historia (vitivinícola) argentina

Así como Mendoza, Entre Ríos también fue tierra de buenos vinos. En algún momento, hace aproximadamente 90 años, esta provincia ocupaba el cuarto lugar en la producción e implantación de vides.

Los primeros viñedos se iniciaron en el siglo XIX, en Colonia San José y Concordia en la década de 1860, y en Victoria y Federación en la década de 1870. A partir de 1880, el gobierno provincial implementó medidas de estímulo a la producción. Este impulso se reflejó en el crecimiento del área cultivada, alcanzando un total de 2.509 hectáreas registradas en el Segundo Censo Nacional de 1895.

A nivel nacional, como anticipamos anteriormente, la producción vitivinícola entrerriana ocupaba el cuarto lugar en el Censo Nacional de Viñas de 1907, con una extensión de más de 4.000 hectáreas.

En Victoria, se destacaba la producción de vino blanco. El renombrado “Blanco Victoria”, de los señores Vela y Martino, tuvo gran aceptación en toda la provincia e incluso en Buenos Aires. En 1887, los vinos de Victoria fueron premiados en la primera exposición de Paraná, otorgando al departamento la denominación de “La Champagne Entrerriana”.

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Viñedos en Entre Ríos.

Pero, ¿qué pasó entonces? En 1934, el expresidente Agustín P. Justo (paradójicamente, oriundo de Entre Ríos) promulgó la Ley 12.137, que prohibía la actividad vitivinícola en todo el país excepto en Cuyo. A partir de entonces, Mendoza y San Juan se consolidaron como los principales productores.

No fue hasta muchos años después, en la década del 90, que esta ley fue derogada y comenzaron nuevamente a aparecer las mal llamadas “nuevas regiones vitivinícolas”.

Hoy en día, según datos obtenidos del portal oficial del Estado argentino (www.argentina. gob.ar), la vitivinicultura se extiende en 19 provincias, abarcando casi la totalidad del territorio nacional y con una calidad de vino alta, a pesar de las condiciones desfavorables de suelo y clima en algunos casos.

Hay 223.585 hectáreas cultivadas con viñedos, en las que se producen variedades como Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Chardonnay, así como también variedades criollas, lo que representa el 3% de la superficie mundial y que posiciona al país como el quinto productor de vinos a nivel global.

Producción vitivinícola nacional

Se extiende desde Jujuy a Chubut, con:

17.000 productores

23.931 viñedos

900 bodegas activas

Más de 106.000 empleos directos y 280.000 indirectos

Fuente: www.argentina.gob.ar

Un dato interesante sobre quién marcó el compás de esta historia es que la bodega Borde Río, de Victoria, Entre Ríos, le ha dedicado uno de sus vinos al ex presidente Justo. Este vino Malbec, llamado “Injusto”, trae la foto del ex presidente en su etiqueta, acompañada de una declaración que señala “una ley injusta, en una década infame, que destruyó los sueños de toda una provincia y su gente. Esta es nuestra respuesta".

Casi un siglo más tarde, vides, viñedos y bodegas vuelven a florecer en Entre Ríos. Y del general Agustín P. Justo, casi nadie se acuerda. Esta etiqueta fue una especie de “revancha entrerriana” para que las nuevas generaciones conozcan quién fue aquel presidente y comprendan su papel, aunque polémico, en la historia de la región.

Características morfológicas y fisiológicas del cultivo

La vid, cuyo nombre científico es Vitis vinifera, pertenece a la familia Vitáceas y género Vitis. En esta familia, el género Vitis es el de mayor importancia agronómica y sus frutos son la materia prima para la fabricación de vinos y otros subproductos. Según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), en el mundo se cultivan unas 10.000 variedades distintas de Vitis, algunas destinadas a producir uvas de mesa, y otras para vino.

Cada una de las flores polinizadas se convertirá en baya, y la inflorescencia se transformará en un racimo de uvas que será vendimiado al final de la temporada.

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4 Hoja

3 Brazo o Pámpano

1 Raíz: desarrolla un amplio sistema radicular, siendo aconsejable seleccionar suelos profundos (mayores a 1.5 m de profundidad).

2 Tallo: presenta un aspecto retorcido y agrietado, recubierto por una corteza gruesa y áspera. La altura varía según la variedad y el sistema de conducción utilizado. Su función principal es la sujeción de brazos y pámpanos, la conducción del agua y la savia, y el almacenamiento de sustancias de reserva.

3 Pámpanos y sarmientos: los pámpanos son brotes procedentes del desarrollo de una yema normal, que portan las yemas, las hojas, los zarcillos y las inflorescencias. Cuando son jóvenes, los pámpanos son herbáceos, pero a medida que se desarrollan, sufren un conjunto de transformaciones que le otorgan perennidad, lignificación y acumulación de sustancias de reserva, lo que le da consistencia leñosa, convirtiéndose en sarmientos.

2 Tallo 1 Raíz 3 Sarmiento
5 Fruto

4 Hojas: las hojas se disponen alternadamente sobre los pámpanos o sarmientos, con dimensiones, formas y características sensiblemente diferentes, y que sirven para el reconocimiento varietal. Los zarcillos, opuestos a las hojas, se enroscan al encontrar algún soporte.

Con respecto a las flores, estas son hermafroditas y de tamaño bastante pequeño, y se agrupan en racimos conocidos como inflorescencias. Los pétalos son verdosos y caducos.

Cada una de las flores polinizadas se convertirá en baya, y la inflorescencia se transformará en un racimo de uvas que será vendimiado al final de la temporada.

5 Fruto: los frutos crecen agrupados en racimos que pueden contener entre 6 y 300 uvas, son pequeños y dulces. Muestran una amplia variedad de colores, que incluyen negro, morado, amarillo, dorado, púrpura, rosado, marrón, anaranjado o blanco (Foto 1).

Las uvas de diferentes cepas del mismo sitio maduran en tiempos diferentes. Lo mismo sucede con los racimos de una misma cepa y los granos de un mismo racimo.

Durante el proceso de maduración de los frutos, se producen varios cambios, como el aumento de peso de la baya, el incremento de

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azúcares, la pérdida de acidez, el aumento en contenido de compuestos fenólicos y la aparición de compuestos aromáticos y pre-aromáticos. Los compuestos fenólicos son de gran importancia para la calidad del futuro vino, y se distribuyen entre distintas partes de la uva. En cuanto a la semilla, es rica en taninos, que son de gran importancia para la calidad del futuro vino. Estos taninos son antifúngicos y responsables de la estructura y cuerpo del vino.

Condiciones climáticas y cuestiones de manejo agronómico

En cuanto al suelo, el cultivo de la vid puede desarrollarse exitosamente en suelos franco-arcillosos que favorezcan el desarrollo de sus raíces a profundidades superiores a los 80 cm. Con el tiempo, se han desarrollado portainjertos que permiten adaptarse a diversas condiciones. La planta puede desarrollar buen sistema radicular en un rango de pH de 5.6 a 7.7.

Los sistemas de riego por superficie y goteo son los más utilizados, y la estructura del suelo desempeña un papel fundamental. Las temperaturas óptimas para el cultivo de la vid pueden variar según la etapa de desarrollo, oscilando entre los 7° C y 24° C. Sin embargo, este cultivo puede soportar temperaturas muy bajas cuando está en reposo vegetativo, y resiste temperaturas muy altas, aunque esto puede afectar la maduración de las uvas y, por ende, la calidad de los vinos obtenidos.

Para un óptimo desarrollo, la vid requiere un clima seco con temperaturas moderadas a calurosas, y su ciclo necesita de veranos largos e

inviernos frescos. Además, la amplitud térmica diaria es clave para una maduración óptima y buena producción y acumulación de compuestos fenólicos.

Hay que tener sumamente cuidado con los veranos húmedos, ya que además de afectar la madurez y la calidad de la uva, pueden favorecer el desarrollo de plagas y enfermedades.

Las 13 variedades de uva más cultivadas en Argentina

En cuanto al cepaje de tintos, en Argentina encontramos las siguientes variedades:

1. Malbec: Es el cepaje tinto más difundido en nuestro país y se caracteriza por los matices violetas en un color rojo profundo. Su aroma característico recuerda a ciruelas maduras, aunque las notas que se perciban dependen del terroir.

2. Bonarda: Proveniente del noreste de Italia, hoy es la segunda variedad más cosechada en Argentina. Se caracteriza por su color rojo intenso con matices violetas y negros. Sus aromas recuerdan a frutas negras como mora y ciruela. Sus taninos aportan una textura generosa, son robustos pero agradables.

3. Cabernet Sauvignon: Esta variedad se caracteriza por su capacidad de adaptarse a diferentes regiones, por lo que la encontramos en casi todos los países productores de vino. Poseen grandes aptitudes para la crianza y la guarda, con color rojo oscuro. Sus aromas recuerdan a pimiento verde, pimienta negra y frutos rojos. Vinos con textura sobresaliente en boca.

4. Tempranillo: Proveniente de España, esta uva produce vinos con matices púrpuras, de buen cuerpo, aromas a chocolate, tabaco y vainilla, frutas rojas maduras, y mermeladas.

5. Merlot: Es originaria de la región de Burdeos, en Francia. Posee gran adaptación a regiones frías. Sus vinos tienen un color rubí intenso con matices bordó. Aromas tipicos a frutos negros y rojos, también higo, tabaco, cuero y violetas.

6. Pinot Noir: De orígen francés, esta uva es delicada al paladar y tiene una baja acidez. Los vinos obtenidos a partir de esta uva son muy suaves, con bajo cuerpo y color débil. Es muy común que se utilice esta cepa para elaborar vinos blancos, rosados y espumosos.

7. Sangiovese: Su sabor característico es a cerezas oscuras y fruta de hueso negra, respaldado por notas de hojas de tomate y hierbas secas. Proviene de Toscana.

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Con respecto a los cepajes blancos, aquí destacan:

8. Sauvignon Blanc: Dulce y al mismo tiempo ácido, es originario de Burdeos. Sus vinos tienen expresiones aromáticas típicas como pomelo, manzana verde y un toque de hojas como manzanilla o eucalipto.

9. Semillón: Otra uva proveniente de Burdeos, con sabores exquisitos de cítricos, flores de tilo y frutas tropicales.

10. Chardonnay: Originaria de Borgoña, Francia. Sus aromas más destacados recuerdan a frutas tropicales y frutas de carne blanca como manzana y pera.

11. Torrontés: Esta variedad es característica del norte argentino, por las cualidades aromáticas y notas ácidas y dulces que expresa en este terroir. Además de Argentina, esta uva también se cosecha en España y Portugal.

12. Chenin: El sabor de los vinos obtenidos a partir de esta cepa aportan acidez equilibrada y notable frescura. Es proveniente de Francia.

13. Riesling: De Alemania, esta uva es equilibrada en cuanto a dulzor y acidez.

ABC de la elaboración del vino

Según la información proporcionada por Bodegas Bianchi (www.bodegasbianchi.com.ar), el vino se obtiene mediante la fermentación del fruto de la vid, sin agregados de ningún tipo. El proceso comienza en las fincas con la cosecha de uvas sanas y maduras, y finaliza cuando la botella sale de la bodega, luego de la crianza y la estiba.

Tanto para vinos tintos como blancos, la elaboración empieza en la finca en el exacto momento en que se seleccionan y recolectan manualmente las uvas en su punto óptimo de maduración, la vendimia.

En el caso de los tintos, el jugo fermenta con los hollejos (piel) que le ceden el color a través de la maceración. Cuando los enólogos buscan más cuerpo y estructura, se suelen criar en barricas de roble una vez terminada la fermentación. Este proceso es variable y dependiente del objetivo, dejando el vino por ejemplo, 3 meses o 24 meses. De esta forma, la madera aporta sus características aromáticas, así como también influye en el cuerpo, estructura y capacidad de guarda.

Una vez cosechados, los racimos que cumplen con la calidad adecuada son elegidos en la mesa de selección y las uvas son transportadas a una máquina descobajadora que separa los granos o frutos del escobajo (parte verde del racimo). Sólo los granos en condiciones óptimas pasan a una prensa neumática que los comprime (sin llegar a molerlos) para extraer el jugo, conocido como mosto.

Este mosto se transporta a recipientes donde se lleva a cabo la fermentación alcohólica. Este proceso natural es protagonizado por levaduras (naturales de la uva o agregadas) que transforman los azúcares en alcohol durante 4 a 10 días.

Tintos y blancos se elaboran de manera muy similar, sin embargo, la gran diferencia entre ambos procesos está en la maceración. En los tintos, el contacto entre el mosto y los hollejos durante la fermentación le da su color característico, gracias al contenido de antocianos que tienen las pieles de las uvas tintas, responsables de los matices rojo-azulados de los vinos obtenidos.

El tiempo de elaboración de un vino de calidad varía según el estilo deseado y las decisiones del enólogo. Sin embargo, suele tomar al menos cinco meses entre la cosecha, la fermentación, el filtrado y el embotellado.

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Agradecemos a la Ing. Agr. Lucía Morasso, enóloga y miembro de Equipo Prospectiva, por compartir y brindarnos tan valiosa información.

REFERENCIAS

Consulte las referencias ingresando a www.aapresid.org.ar/blog/revista-aapresid-n-228

Del vóley al campo: la agrónoma que siembra energía y liderazgo

Con la misma pasión y determinación con la que enfrentaba la red en el vóley, Carolina Meiller demuestra su liderazgo en el mundo agrícola. Su compromiso con el trabajo en equipo se refleja tanto en Aapresid como en todos los ámbitos de su vida.

La frase “Actitud y buena energía!” que tiene Carolina Meiller en su perfil de WhatsApp, nos da una pista de su personalidad. Ella es alguien que no duda en liderar, coordinar y hacer que las cosas sucedan. “Me gusta estar siempre un paso adelante”.

Amante del vóley desde chica, canaliza su espíritu inquieto y energía contagiosa en cada aspecto de su vida. Su meticulosidad por los detalles la atribuye a su ascendencia “casi” 100% francesa, es que “hay una parte gallega pero quedó relegada”.

Por Lucía Cuffia

Carolina nació en Pigüé, provincia de Buenos Aires, un pueblo al que describe como muy tranquilo, prolijo y lindo, en plena Sierra de la Ventana. Su mamá y su papá eran docentes y siempre tuvieron un compromiso muy activo con la comunidad, participando en distintas instituciones. Tanto es así que su papá terminó siendo intendente del partido de Saavedra.

CIENCIA Y AGRO SD - SOCIA DESTACADA
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Ficha personal

Nombre: Carolina Meiller

Profesión: Ingeniera agrónoma

Lugar de nacimiento: Pigüé (Buenos Aires)

Familia: Casada con Gustavo, mamá de Fernando, Francisca y Florencia, “sí, todos con F”.

Hobbies: El voley -fue jugadora muchos años-, viajar y juntarse con amigos y familia.

“Cuando nací, mi papá empezó a trabajar en el campo que era de mi abuelo materno y decidió dedicarse de lleno al agro”, cuenta. Ella lo acompañaba a todos lados y fue aprendiendo sobre la actividad. Con 15 años, ya estaba arriba de un tractor ayudando en la cosecha y ganándose unos pesos que usó para comprarse una bicicleta y un equipo de música. “Siempre estuve cerca de él, participando también en las reuniones de productores, escuchando y aprendiendo”.

Saque, remate y determinación: dejando su marca en la cancha y en lo profesional

Además de su amor por el campo, siempre le gustó mucho el voley. “Armamos un equipo en el colegio y el club, y pudimos competir en tres torneos provinciales”. De esa época recuerda con cariño lo muy autogestivo que era todo: “Viajábamos 6 en el auto de la profesora, sin equipo técnico ni mucho menos, pero con todas las ganas”.

El vóley le enseñó grandes valores, como el trabajo en equipo. Según sus propias palabras: "Aprendí mucho sobre compartir, pensar y ver cómo está el otro, y la hermandad que se genera disfrutando en grupo". Aunque rotaban en distintas posiciones, Carolina admite que era mejor atacando.

Cuando llegó el momento de ir a la Universidad, eligió la carrera de Ingeniería Agronómica, influenciada por la actividad de su papá y todo lo que había aprendido a su lado. Estudió en la Universidad de Bahía Blanca donde, en ese momento, eran pocas las mujeres que estudiaban la carrera y reconoce que a veces no era fácil.

“Era como si tuviéramos un desafío mayor: teníamos que hacerlo, demostrarlo y defenderlo”. Sin embargo, su personalidad fue su gran aliada.

Mientras cursaba, conoció a Gustavo, con quien lleva 27 años casada. “Cuando me recibí, empecé a trabajar en una agronomía en Bahía Blanca”. Poco después, surgió la oportunidad de mudarse a Buenos Aires por un trabajo de Gustavo, y decidieron hacerlo juntos, estando ella embarazada de Fernando, su hijo mayor.

Después de su nacimiento, se puso a buscar trabajo y fue así como ingresó a Home Depot, una empresa de soluciones para el hogar, en el área de ventas de jardinería. Al tiempo, la empresa fue absorbida por la cadena Easy, y Carolina pasó al área de compras, también dentro del rubro de jardinería, donde trabajó durante 8 años. “Aprendí muchísimo desde lo comercial, que es un mundo totalmente distinto y del que poco te enseñan en las universidades”.

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Durante esos años en Buenos Aires, también nacieron Francisca y Florencia. “Sí, todos nombres con F”, explica. “Fernando es un nombre heredado al ser la cuarta generación con ese nombre, Francisca me gustaba mucho, y ya que estábamos decidimos seguir con la F, y elegimos Florencia”.

Desde el principio, tuvieron claro que no se quedarían para siempre en Buenos Aires. “Cuando mi papá planteó alquilar el campo, decidimos regresar”, cuenta. Así, Carolina asumió el trabajo de agrónoma en el campo familiar, mientras que Gustavo continuó con su empleo, pero desde Pigüé.

En el medio, surge la posibilidad de poner un vivero junto con una amiga diseñadora y estuvieron cuatro años con este proyecto. “Pueblo verde se llamaba, yo tenía todos los contactos de gente con la que había trabajado en Buenos Aires y ella sabía todo lo relacionado a diseño, y la verdad es que fue un muy lindo emprendimiento”.

"Aprendí mucho sobre compartir, pensar y ver cómo está el otro, y la hermandad que se genera disfrutando en grupo".

“Dale, vamos”: Aapresid y la energía de Carolina

La oportunidad de unirse a Aapresid surgió junto con un grupo de productores que colaboraban en la cooperativa agrícola La Alianza, de Pigüé. “Formamos una Regional y así empezó mi relación con Aapresid”, cuenta. En 2017, Pilu Giraudo la invitó a participar de la Comisión Directiva. “Fue una gran posibilidad. Si bien al principio sentía que era todo muy grande, fui ganando confianza y sintiéndome a gusto”.

En aquel entonces, las reuniones eran presenciales, por lo que Carolina viajaba a Rosario todos los meses. Así lo hizo hasta el 2019. Después vino la pandemia y un diagnóstico de cáncer de mama que la obligaron a hacer una pausa.

Una vez recuperada y con ganas de volver a la acción, regresó con la misma energía arrolladora que la caracteriza. Al desintegrarse la Regional Pigüé, se unió a la Regional Guaminí-Carhué, donde encontró grandes amigos. Y las invitaciones no tardaron en llegar: “¿Te querés sumar a la Comisión Directiva? Dale, vamos. ‘¿Querés trabajar en equipo Congreso y ser co-directora?’ Bueno, vamos. Hace unos meses me convocaron para formar parte del Comité Ejecutivo, y si bien me dije ‘No Caro, otra cosa más no’, la verdad es que lo disfruto y siento que puedo ser útil”, se ríe mientras lo cuenta.

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Sin lugar a dudas, uno de los aportes más importantes que Carolina le brinda a Aapresid es su espíritu inquieto y colaborativo, junto con la perspectiva Regional que aporta, basada en las características de los productores de su zona.

Entre lo que más valora de la organización, destaca el vínculo que se genera tanto hacia adentro como hacia afuera de Aapresid. “Más allá del conocimiento técnico, hay todo un aprendizaje en el plano organizativo y social, porque realmente hay gente increíble y uno aprende mucho de los demás”. Y agrega: “Aapresid es una institución muy sana, con una base científico-tecnológica sólida y con una mirada largoplacista que entusiasma”.

“Fue una gran posibilidad. Si bien al principio sentía que era todo muy grande, fui ganando confianza y sintiéndome a gusto”.

"La vida me enseñó que es necesario parar y ver las cosas que, desde lo simple, nos hacen felices”.

Espíritu inquieto y determinación escorpiana

Carolina lleva 5 años trabajando en una empresa de fertilizantes, liderando la unidad de negocios Campo, y donde su marido es uno de los socios. “Ver que estamos 24 horas y funcionamos bien, fue muy positivo”, señala. De hecho mencionó a Gustavo cuándo le preguntamos qué la hace reír: “Me divierto mucho con él”.

En cuanto a lo que la enoja, dijo: “Me enoja cuando las cosas no salen como las proyecto o imagino. Y también me enoja tener hambre”, agregó.

Dos de sus hijos viven en Estados Unidos y una en Bahía Blanca, y no oculta su orgullo al hablar de ellos. “Fernando se fue hace 5 años con una beca para jugar al fútbol, estudió Administración y Marketing, y ahora está haciendo un posgrado en Data Analytics. Francisca está estudiando arquitectura en Bahía y Florencia, que venía entrenando y jugando al vóley, también se fue a Estados Unidos con una beca para terminar de estudiar allá”.

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Con sus hijos fuera de casa, tiene más libertad para moverse y asumir otros compromisos. Disfruta mucho viajar y siempre organiza alguna escapada, ya sea al campo los fines de semana. “Soy muy inquieta. No puedo estar tirada en una playa dos horas, necesito salir a caminar, hacer cosas, moverme”.

Un claro ejemplo de su espíritu inquieto y habilidad organizativa se pudo ver en la última edición de Expoagro. No solo se destacó en su rol institucional, sino que también lideró la logística del grupo, desde la elección del alojamiento

hasta la planificación de las comidas. Lo mismo hace cuando viaja con amigas, siendo la organizadora oficial. "No lo hago por obligación, sino porque realmente me gusta, y parece que al resto también".

A la lista de disfrute, suma otros ítems: “Disfruto de mi trabajo, de la gente con la que estoy, de la institución a la que pertenezco. La vida me enseñó que es necesario parar y ver las cosas que, desde lo simple, nos hacen felices”. Un recordatorio que intenta tener siempre presente.

Hay que pasar el invierno, pero no sin verdeos

Avena, raigrás, centeno, cebada y trigo, entre las opciones de verdeos de invierno para asegurar forraje, reducir costos, cubrir requerimientos nutricionales del rodeo y proteger el suelo. Claves para elegir el verdeo adecuado y maximizar su potencial.

Por: Dr. Ing. Agr. José

Martín Jáuregui

Profesor Adjunto- Cátedra Forrajes (FCA - UNL).

Los verdeos de invierno, como se mencionó en ediciones anteriores, son recursos forrajeros fundamentales para sostener la producción ganadera durante los meses de invierno. Su capacidad de lograr altas tasas de crecimiento con bajas temperatura s les permite cubrir, al menos parcialmente, el “bache productivo” que se genera en esta época del año.

GANADERÍA
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La elección del tipo de verdeo depende del suelo, ambiente, fecha de siembra y requerimientos nutricionales del rodeo. Si se les proporciona una adecuada nutrición, una siembra de calidad y los productos fitosanitarios necesarios, los verdeos de invierno pueden producir grandes cantidades de materia seca.

A continuación, se detallan los principales tipos de verdeos de invierno y sus características, así como las zonas y suelos más adecuados para cada uno.

Avena

La avena es el verdeo de invierno más utilizado en los sistemas ganaderos argentinos, ya sea para pastoreo directo, confección de silaje o heno, o para la producción de grano. Hay dos grandes tipos: la avena blanca (A. sativa) y la avena amarilla (A. byzantina).

La "Avena blanca" es la más sembrada en Argentina. Es más precoz, con hábito semierecto a erecto, y tiene una capacidad de macollaje más limitada y un pobre rebrote. Existen cultivares de ciclo corto, con rápido crecimiento inicial, que proporcionan el 50% del forraje en el primer pastoreo; y cultivares de ciclo largo, con un crecimiento inicial más lento pero que prolongan la producción hasta la primavera avanzada. Por otro lado, la avena amarilla es más rústica, con un ciclo intermedio a largo, un macollaje abundante, un buen rebrote y un porte semipostrado a semierecto, lo que la hace ideal para el pastoreo.

En el mercado hay un amplio abanico de cultivares, desde aquellos de rápido crecimiento inicial hasta los de ciclo intermedio-largo, con curvas de producción más equilibradas para cubrir el "bache" invernal. Aunque puede adaptarse a toda la región pampeana, la avena prospera mejor en suelos sin limitantes. Su sistema radicular semiprofundo le otorga una tolerancia moderada a la sequía.

Las avenas de ciclo corto presentan un rápido crecimiento inicial, lo que permite iniciar el pastoreo a los 40-45 días después de la siembra en condiciones óptimas. Se adaptan bien a siembras convencionales y directas, y pueden

sembrarse temprano en zonas templado-frías (fines de enero-febrero), aunque las siembras muy tempranas pueden inducir el estado reproductivo, lo que resulta en una pérdida de calidad y potencial productivo si se producen "golpes de calor". La semilla grande de la avena facilita la siembra en condiciones subóptimas y con sembradoras mal reguladas.

El principal uso es el pastoreo directo en invernada y tambo (Foto 1), aunque también se utiliza para henificación, silaje o grano. Si bien suele sembrarse sola, en los últimos años se han realizado pruebas de consociaciones con leguminosas, como la Vicia, para balancear la calidad, e incluso con raigrás para complementar el ciclo.

La avena tiene una buena palatabilidad y calidad forrajera en estado vegetativo, aunque existe el riesgo de desequilibrios nutricionales e hipomagnesemias en inviernos húmedos. Es altamente susceptible al pulgón verde y no hay variedades resistentes, por lo que es esencial utilizar curasemillas para prevenir ataques. Además, es bastante sensible a enfermedades foliares como la roya.

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Raigrás (Lolium multiflorum)

El raigrás anual es un cultivo muy versátil y ampliamente difundido en varias regiones productivas de Argentina. El cultivo tiene un elevado potencial productivo durante los meses de invierno y primavera, superando a menudo a otros verdeos como la avena y el trigo. Presenta una muy buena capacidad de macollaje y una excelente resistencia al pisoteo animal. Además, sufre menos problemas con pulgón y enfermedades foliares como la roya de hoja en comparación con la avena.

La semilla de raigrás es la más pequeña entre los verdeos, lo que puede dificultar la siembra. De hecho, muchos productores que están acostumbrados a sembrar avena encuentran

dificultades para lograr una implantación adecuada, ya que este cultivo requiere siembras muy superficiales. Otra desventaja es su sensibilidad a la falta de humedad, siendo el más afectado entre los verdeos de invierno. Además, su establecimiento inicial es más lento, lo que retrasa el momento del primer pastoreo en comparación con la avena, por ejemplo.

Existen dos grandes grupos de cultivares: los diploides (con hojas más finas y mayor rusticidad frente a condiciones climáticas adversas) y los tetraploides. Estos últimos presentan células más grandes, mayor concentración de carbohidratos solubles, proteínas y lípidos, pero menor capacidad de macollaje. Sus macollos son más grandes, con hojas más anchas y largas, de color verde más oscuro, con menor

Foto 1. Vacas lecheras pastoreando un cultivo de Avena blanca en Esperanza (SF).

concentración de materia seca, mayor palatabilidad en estado vegetativo, y generalmente ciclos más largos que los diploides.

El raigrás se utiliza principalmente para pastoreo directo (Foto 2), aunque en los últimos años también ha crecido su uso para la confección de silaje. Su sistema radicular es ramificado pero poco profundo. Se adapta muy bien a la región pampeana, siendo especialmente común en áreas húmedas y subhúmedas (>600 mm). Aunque prefiere suelos de loma y alta fertilidad, su implantación y producción pueden verse limitadas frente a la escasez de lluvias. En condiciones óptimas, puede alcanzar tasas de producción de hasta 50-70 kg MS/ha/día en invierno y 120 kg MS/ha/día en primavera.

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Foto 2. Novillos en pastoreo sobre verdeos de Ryegrass anual en Noetinger (Córdoba).

Centeno (Secale cereale)

El centeno es un verdeo de gran importancia en regiones subhúmedas y semiáridas de Argentina, debido a su rusticidad y tolerancia tanto a las bajas temperaturas como al estrés hídrico. Su precocidad y rápido crecimiento inicial permiten que los retrasos en la siembra no afecten significativamente la producción del primer corte. En el mercado, se encuentran cultivares diploides de ciclo corto a intermedio, con porte erecto, crecimiento inicial rápido y rebrote pobre; y cultivares tetraploides de ciclo intermedio a largo, con porte semirastrero, abundante macollaje y mejor distribución del forraje.

Con un sistema radicular profundo, el centeno muestra una mayor tolerancia a sequías prolon-

Cebada (Hordeum vulgare L.)

La cebada suele destacarse como el verdeo de invierno de mayor precocidad. A veces se le conoce como la “Moha de invierno” debido a su rápida velocidad de implantación y disponibilidad de forraje, así como a su escasa respuesta al rebrote. En condiciones óptimas, el primer pastoreo puede realizarse alrededor de los 35-40 días. Con un ciclo productivo corto a intermedio y un sistema radicular superficial, puede experimentar problemas de anclaje y pérdidas de plantas luego del pastoreo inicial.

Se trata de una especie plástica edaficamente, que se adapta a una amplia gama de suelos, desde livianos y bien drenados hasta arcillosos, e incluso puede tolerar ciertas limitaciones por salinidad, pH o baja fertilidad. Se considera una muy buena alternativa para la confección

gadas. Su plasticidad le permite prosperar en suelos livianos a franco-arenosos y de baja fertilidad, aunque no tolera los excesos de agua.

Es una de las principales especies invernales en el noroeste bonaerense, este de La Pampa, sur de Córdoba y Santa Fe. Si bien su palatabilidad suele ser buena, la calidad forrajera puede disminuir rápidamente debido a su tendencia al encañamiento rápido. Al igual que otros verdeos, es susceptible al ataque del pulgón verde y a la roya de la hoja. Se utiliza principalmente para pastoreo directo en campos de invernada, aunque también se emplea para silaje o doble propósito, y más recientemente como abono verde.

de silaje de planta entera y, debido a que su ciclo es muy corto, puede funcionar muy bien cuando los períodos de humedad son cortos, ya que produce una cantidad significativa de forraje en poco tiempo. Por lo general, ofrece un solo pastoreo y es susceptible al ataque de hongos y enfermedades foliares.

Se utiliza tanto para pastoreo directo como para la confección de silaje de planta entera, a menudo asociada con vicia. También se emplea como cultivo de doble propósito. La producción total de forraje varía según el ambiente, logrando entre 4.000 y 6.000 kg MS/ha en tres pastoreos. Se recomienda pastorear temprano para estimular el macollaje y dejar un remanente adecuado.

Trigo (Triticum aestivum L.)

Aunque el trigo no es ampliamente utilizado como verdeo de invierno, encuentra un nicho interesante como cultivo de doble propósito en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires y otras zonas semiáridas. Asimismo, suele ser una alternativa atractiva para siembras tardías de verdeos de invierno, ya que tolera mejor las bajas temperaturas y produce más forraje durante el invierno en comparación con otros cultivos. Cuando se lo utiliza como cultivo doble propósito, permite reducir la superficie destinada a los verdeos de invierno, optimizando la rentabilidad del sistema y reduciendo la competencia con otros cultivos de cosecha. Además, en suelos propensos a la erosión, esta alternativa maximiza la producción tanto de forraje como de grano.

Una de las principales ventajas del trigo frente a otros cereales de invierno es su mayor resistencia genética a enfermedades foliares y su buen comportamiento ante heladas en estado

vegetativo, proporcionando un buen volumen y calidad de forraje a lo largo de su ciclo. El cultivo presenta un sistema radicular fibroso y extendido, lo que le confiere cierta tolerancia a la sequía. Se adapta a suelos alcalinos, francos y de mediana fertilidad, pero no tolera suelos ácidos, con muy baja materia orgánica o con texturas muy finas y drenaje deficiente.

En el mercado encontramos materiales de ciclo largo, con hábito de crecimiento semipostrado, abundante macollaje, floración tardía y buena tolerancia al pisoteo, así como materiales de ciclo intermedio-corto, con porte semierecto a erecto, menor macollaje y floración temprana. Cuando se utiliza como doble propósito, se siembran cultivares de ciclo largo desde mediados de febrero hasta principios de abril, según la región y el hábito de crecimiento. Es clave mantener un pastoreo moderado para no afectar el ápice cuando se deja para la cosecha de semilla.

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Conclusión

Los verdeos de invierno representan valiosos recursos forrajeros para sostener la producción ganadera durante los meses más fríos. La elección de la especie adecuada dependerá de varios factores, como las condiciones ambientales, el tipo de suelo, la fecha de siembra y los requerimientos nutricionales del rodeo.

Mientras que la avena se posiciona como el verdeo de invierno más utilizado debido a su adaptabilidad y variedad de cultivares, el raigrás anual destaca por su excepcional potencial productivo y calidad forrajera en condiciones óptimas. Por otro lado, el centeno es una excelente opción en suelos de baja fertilidad y regiones con limitaciones hídricas. El trigo, por su parte, es una opción doble propósito en zonas mixtas y también muestra un excelente desempeño en siembras tardías. En áreas con problemas de salinidad o que requieran una rápida disponibilidad de forraje, la cebada puede ser la opción preferida.

Independientemente de la especie elegida, es fundamental asegurar una siembra de calidad, una adecuada nutrición y un manejo sanitario eficiente para aprovechar al máximo el potencial de estos verdeos. Además, un manejo racional del pastoreo, evitando intensidades excesivas, es clave para garantizar la persistencia y productividad óptimas. En resumen, conocer las fortalezas y debilidades de cada especie de verdeo de invierno permite a los productores, técnicos y agrónomos tomar decisiones informadas y desarrollar estrategias de alimentación más eficientes y sustentables para sus sistemas ganaderos durante esta época crítica del año.

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