BPST 90 (2010) n572 Extra

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Extraordinario

Boletín Provincia Santo Tomás de Villanueva

2010

Boletín de la provincia N.º 572

Santo Tomás de Villanueva O.A.R. Núm. 572 - Extraordinario 2010



BoletĂ­n de la provincia de Santo TomĂĄs de Villanueva O.A.R.

2010



Año XC Núm. 572 Extraordinario 2010

Boletín de la provincia de Santo Tomás de Villanueva O.A.R.

Imprime: Imprenta Santa Rita MONACHIL, (Granada) Dep. Leg. GR. 128-1958

Director: Fr. Jesús Ángel Sainz Verano, oar Dirección postal: Apartado 246. 18080. Granada (España)



orden de agustinos recoletos provincia "santo tomás de villanueva"

LIBRO CONMEMORATIVO del Centenario de la Restauración de la Provincia Santo Tomás de Villanueva

Reflexionando sobre estos 100 años desde la Restauración de nuestra Provincia (1909-2009)



Introducción Lo que venimos llamando “Libro de la Provincia”, surgió como una de las muchas actividades programadas para el año del Centenario de la Restauración de nuestra Provincia Santo Tomás de Villanueva en 2009, y tenía como objetivo involucrar al mayor número posible de religiosos en los actos del Centenario. No queríamos ser solamente actores que asistieran desde el banquillo a los eventos que la comisión organizadora había preparado, sino que buscábamos que el mayor número posible de religiosos bajara al terreno de juego y disputara el “encuentro conmemorativo de nuestros cien años de Provincia”; en este caso, el “juego” consistía en estudiar, investigar y escribir alguna cosa sobre algún tema concreto que tuviera que ver con la historia y vida de nuestra Provincia desde los primeros instantes de su restauración. Se seleccionaron los temas que nos parecieron más interesantes y se distribuyeron entre los religiosos. La incidencia ha sido desigual. Unos lo tomaron con ilusión e inmediatamente se fueron a las bibliotecas en busca de boletines, libros de crónicas, Décadas y otros documentos, se pusieron manos a la obra y nos ofrecieron el fruto de un trabajo cargado de ilusión. Otros sencillamente no respondieron a la llamada y el trabajo quedó sólo en un deseo y proyecto de realización. ¿Qué hacer? ¿Insistir con los que nada hicieron, publicar el material recibido? Se han hecho las dos cosas: se ha insistido y algunos, después de mucho, han elaborado sus materiales y otros continúan sin mandar nada. El Consejo Provincial cree que ya se ha esperado lo suficiente y que vale la pena publicar este Libro de la Provincia, al que seguramente le faltará conexión entre unos temas y otros, y donde también echaremos de menos algunos capítulos que nunca se escribieron. Somos conscientes de que no se trata de una obra profesional, hecha por historiadores o por gente acostumbrada a la pluma, pero sí se trata de un libro hecho con mucho cariño y al que muchos frailes le han dedicado mucho


8 tiempo, y eso tiene un valor inmenso, porque han escrito movidos por el amor a la familia de la que forman parte, aunque su fuerte no sea escribir. Algunos de los hermanos que han escrito no saben de perspectivas históricas, ni de criterios de investigación, ni de metodología, pero saben que aman con locura a esta familia llamada Provincia Santo Tomás de Villanueva y han querido hablar de ella desde el corazón, desde lo que el tema o asunto les inspiraba y hasta de la propia vivencia personal, y por lo tanto, este libro, que será presentado de forma sencilla en formato de Boletín extraordinario de la Provincia, podrá tener más o menos valor histórico, pero para nuestra familia tiene un valor afectivo incalculable. El Libro consta de 29 capítulos y han participado en su elaboración más de 26 religiosos, obispo de Marajó Mons. José Luis Azcona incluido, y también un grupo de postulantes de Argentina. Los religiosos que han colaborado son de las cuatro áreas de la Provincia: España, Brasil, Argentina y Venezuela y trabajan en su día a día en distintos campos de nuestra acción pastoral: misiones, formación, parroquias, colegios, pastoral juvenil y vocacional, asistentes de la Fraternidad Seglar y hermanos que animan la vida de la Provincia desde el gobierno de la misma. No falta quien escribió algún capítulo y ya no se encuentra entre nosotros, porque su nombre fue pronunciado por el Señor al leer el libro de la Vida y tuvo que presentarse de forma inesperada en el reino de la Paz. A todos y cada uno quiero agradecer vuestra contribución, vuestro esfuerzo, la ilusión que habéis puesto en cada línea escrita y el cariño depositado en esta ardua empresa que ha tardado mucho más de lo previsto en ver la luz, pero que finalmente está en nuestras manos para que conociendo nuestra historia, contada de forma sencilla por gente sencilla, y que forma parte de la misma historia, sintamos el orgullo santo de ser eslabones de una gran cadena que llega hasta nuestros días. Una cadena donde no han faltado eslabones de santidad, de mártires, de misioneros, de religiosos hermanos que se han santificado en los menesteres humildes de cualquier convento, de grandes maestros, confesores y predicadores y de muchos hermanos que, sin hacer ruido, han escrito una historia que vale la pena ser contada para no ser olvidada y para que aprendamos de ella.

Prior provincial


Capítulo 1.º Primera etapa de la Provincia1 1.– Introducción El 5 de diciembre de 1588, durante el Capítulo provincial que estaba celebrando la Provincia de Castilla de la Orden de San Agustín, se aprobó el Acta V, que es el documento fundacional de los agustinos recoletos, acontecimiento que llamamos Recolección agustiniana. El texto es el siguiente: Porque hay entre nosotros, o al menos puede haber, algunos tan amantes de la perfección monástica que desean seguir un plan de vida más austero, cuyo legítimo deseo debemos favorecer para no poner obstáculos a la obra del Espíritu Santo..., determinamos que en esta nuestra Provincia se señalen o se funden de nuevo tres o más monasterios de varones y otros tantos de mujeres, en los que se practique una forma de vida más estricta.

El mismo Capítulo encargó a una comisión, formada por Fr. Luis de León y Fr. Jerónimo de Guevara, la elaboración de unas normas de vida para estos conventos reformados, normas que se concretaron en la Forma de vivir de los frailes agustinos descalzos. La ejecución del Acta V se llevó a cabo en los tres años siguientes: convento de Talavera de la Reina en 1589, conventos de Portillo y Nava de Rey (Valladolid) en 1590 y 1591 respectivamente.

1. Exposición presentada por su autor en el 2.º Congreso histórico celebrado en Granada, en 2009.


10 Llegados a este punto, y tras la elección de un provincial poco partidario de la reforma, empiezan los problemas: impedimentos para fundar nuevos conventos, búsqueda de fórmulas de separación entre reformados y no reformados... Aun así, los recoletos fueron capaces de fundar el convento de Madrid en 1596 y el de El Toboso (Toledo) en 1600. Al no remitir los problemas, los agustinos recoletos consiguen en 1600 un definidor provincial que les represente y defendiera en el seno del gobierno de la Provincia, y dos años más tarde, en 1602, la Santa Sede aprueba la segregación de los conventos reformados y su constitución en Provincia. La historia de ésta comprende únicamente 19 años, durante los cuales se acelera su expansión por la geografía española con la fundación de 19 conventos y por las Islas Filipinas, a donde llegó la primera misión en mayo de 1606. También hubo tensiones y problemas internos que provocaron la supresión de la Provincia entre los años 1608 y 1610, aunque algunas restricciones se alargaron hasta 1614. En 1620 los recoletos vuelven a intentar obtener la independencia total, con un Prior General propio. Habían conseguido el apoyo del gobierno español, pero chocaron con la Santa Sede. Ante ello, el procurador de los agustinos recoletos ante la Curia romana pide que se les dé un vicario general y la facultad de dividir la Recolección en varias provincias. Esta petición consigue la respuesta favorable y, el 5 de junio de 1621, el Papa Gregorio XV expide el breve Militantis Ecclesiae por el que la Provincia de San Agustín de los agustinos recoletos descalzos de España era elevada al rango de congregación, con un vicario general propio elegido entre sus miembros y con la facultad de dividirse en provincias. El breve papal es ejecutado por el cardenal Antonio Sauli, protector de la orden agustiniana, que convoca un capítulo general y confía su presidencia al P. Gabriel de la Concepción, procurador en Roma. El Capítulo General se celebró entre los días 19 y 30 de noviembre de 1621, con la participación de 35 vocales y la asistencia del nuncio a algunas sesiones capitulares. En él fue elegido el primer Vicario General, concretamente el P. Jerónimo de la Resurrección, se dividió la Recolección en cuatro provincias de carácter territorial y fueron promulgadas algunas actas de gran importancia para el devenir de la congregación.

2.– Fundación de la Provincia Santo Tomás de Villanueva En el volumen II de la Historia General de los Agustinos Recoletos encontramos las siguientes palabras: “[...] Atendiéndose luego al punto principal de las provin-


11 cias, se trató dél por la tarde: y haciendo partición de los conventos, se crearon las cuatro de Castilla, de Aragón, de Andalucía y de las Filipinas”. Por tanto, la Provincia de Andalucía, dedicada al entonces beato Tomás de Villanueva, fue fundada en la sesión capitular vespertina del martes, 23 de noviembre de 1621. Esta decisión, junto a las demás del Capítulo general, fue confirmada por el Papa Gregorio XV por el breve Ad Sacram Beati Petri Sedem del 31 de agosto de 1622.

3.– Configuración geográfica y descripción breve de las casas de la Provincia La Provincia de Andalucía fue siempre la más pequeña de las tres españolas. De hecho, nació con sólo dos conventos propios: Granada y Santa Fe (Granada). Provisionalmente, y sólo hasta que se fundaran otros en su territorio, se le asignaron otros tres “de prestado”: El Toboso (Toledo), Valencia y Caudiel (Castellón). Posteriormente la Provincia fundó los conventos de Sevilla, Luque (Córdoba) y Almagro (Ciudad Real). Con esta última fundación y la adhesión definitiva del convento de El Toboso se convirtió en Provincia de Andalucía y La Mancha, devolviendo los conventos de Valencia y Caudiel a la Provincia de Aragón en 1636. Posteriormente, en 1690, tuvo lugar la última fundación en Campillo de Altobuey (Cuenca). Así pues, la Provincia, a partir de esa fecha, quedó formada por siete conventos, cuatro de ellos en Andalucía y los tres restantes en La Mancha. Es importante, llegados a este punto, hacer una breve descripción de cada uno de ellos: Convento de El Toboso Fue fundado el 21 de noviembre de 1600 por el P. Jerónimo de Saona en una ermita separada de la población y dedicada a Nuestra Señora de los Remedios. Este convento, en varios lugares de la Historia General de los Agustinos Recoletos, es llamado “de maitines a media noche”, es decir, una casa en la que se cumplían con exactitud las normas de la Forma de vivir primero y de las Constituciones después. La actividad apostólica debió ser intensa, pues al hablar las crónicas del origen de la fundación en Campillo de Altobuey dicen: “Ya era conocida por allí la Reforma agustiniana por los conventuales del Toboso que, confesando y predicando, lustraban muchas veces aquel distrito”. Teniendo en cuenta que El Toboso dista unos 120 km de Campillo, podemos hacernos una idea del radio de acción apostólica de esta comunidad.


12 Convento de Granada Desde 1603 los agustinos recoletos estaban haciendo gestiones para establecerse en Granada, pero la cerrada negativa del arzobispo primero y la orden pontificia de no fundar nuevos conventos después, pospusieron esta fundación hasta finales de 1614. Esta casa en ocasiones fue noviciado secundario de la Provincia. Solía ser la segunda comunidad en cuanto a número de religiosos y, como el resto de conventos, realizó un intenso apostolado del que destacamos su labor en el barrio del Albaicín y las misiones populares en las Alpujarras. Convento de Santa Fe El 21 de mayo de 1617 tuvo lugar la fundación de este convento a petición de la ciudad porque “estaba muy acrecentada, con mucha gente principal, una sola iglesia con tres canónigos que no predican ni dejan venir a otros”. En otro lugar de nuestras crónicas nos encontramos que la ciudad “desea tener un convento de religiosos, que acudan al consuelo de los enfermos, a ayudar con su doctrina [...] particularmente a las confesiones, y sermones, que la dicha ciudad con el deseo que tiene de que se remedie necesidad tan precisa”. A parte de esa dedicación, esta casa fue colegio de los estudiantes de filosofía y teología durante gran parte de su historia. Convento de Sevilla La instalación canónica de los agustinos recoletos en Sevilla tuvo lugar el 8 de diciembre de 1625, aunque las gestiones para la fundación habían comenzado el año anterior. El interés por esta ciudad es doble: por una parte, era el puerto de embarque hacia las misiones de Filipinas; por otra, era la más populosa y rica de España. La Historia general de la Orden nos dice que dicha fundación tuvo lugar en un solar que les cedieron en el sitio del arenal, contiguo al río y puente de Triana. Este convento fue siempre el más importante de nuestra Provincia, con una comunidad muy numerosa. En él estaba la sede del provincial y el noviciado principal de la Provincia. Convento de Luque La llegada de los agustinos recoletos a esta villa se debe a llamada de D. Salvador Egas, primer conde de Luque, muy devoto de san Nicolás de Tolentino, al cual tenía hecho un voto y deseaba tener a nuestros religiosos en sus tierras. Además de las obligaciones apostólicas, esa casa también fue en numerosas ocasiones sede de estudios de teología.


13 Convento-colegio de Almagro Su origen se debe también a la devoción de una familia, en este caso por san Agustín. La fundación fue muy complicada por la oposición de dominicos, franciscanos y, sobre todo, jesuitas. El éxito se debió a aprovechar la rivalidad entre el arzobispado de Toledo y la Orden de Calatrava. El permiso real data del 22 de enero de 1635 y la instalación efectiva seis días más tarde. De todos modos, los problemas, tiras y aflojas se prolongaron cuatro años hasta conseguir la licencia definitiva del arzobispado. Esta casa fue siempre el principal colegio de la Provincia: aquí siempre estuvieron los cursos de teología y, en ocasiones, también tuvo cursos de artes y filosofía. Campillo de Altobuey La fundación se debió a que el pueblo, de unos tres mil habitantes, deseaba una comunidad religiosa que custodiara una ermita dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles en la que se daba culto a una tabla medieval de Nuestra Señora de la Loma, devoción preferida del pueblo. Además querían que los religiosos ayudaran al único párroco de la población en la predicación, administración de los sacramentos y asistencia a los enfermos. En 1680 se consiguieron licencias municipales y del párroco para la fundación, constituyéndose un hospicio. Daba la impresión de que sería fácil dar el paso del hospicio al convento, pero la oposición de los franciscanos de Iniesta, que incluso recurrieron al Consejo de Castilla denegando este la licencia de los agustinos recoletos, y del obispo de Cuenca retrasaron la fundación hasta 1690.

4.– La vida de la Provincia 4.1.– El gobierno de la Provincia El primer capítulo general de la Recolección, en el que ésta se constituyó en Congregación, eligió a su primer Vicario general y se dividió en provincias, configuró una forma de gobierno fuertemente centralista. Todos los nombramientos, tanto generales como provinciales y locales, se harían en los capítulos generales de la Congregación. Además, para que no tuvieran demasiada fuerza los gobiernos provinciales, se tomó la decisión de eliminar la figura de los definidores de Provincia. Estas decisiones no gustaron a la mayoría de los religiosos, por lo que fue necesaria una intervención de la Curia papal a través del cardenal Sauli, protector de la Orden agustiniana, por la cual se acomodó el gobierno de las provincias


14 a lo que era habitual en las órdenes mendicantes: el gobierno provincial estaría constituido por el padre provincial y cuatro definidores que serían elegidos por el Capítulo provincial y no por el Capítulo general. La duración de los mandatos desde el principio fue trienal, no pudiendo los frailes repetir en el cargo de manera consecutiva. Además, los capítulos provinciales se celebrarían cada tres años: unos eran ordinarios, en los que se proveían todos los oficios de la Provincia y se elaboraban las determinaciones o actas con el programa de la Provincia para el trienio, y otros eran los llamados intermedios, en los que se cubrían las posibles vacantes que se hubieran producido desde el capítulo provincial ordinario. Otros cargos importantes en la vida de la Provincia eran el secretario provincial y el maestro de novicios, ambos elegidos por el Capítulo provincial. A nivel local, los cargos más importantes eran el de prior, subprior y sacristán, todos ellos elegidos por el Capítulo provincial. Además había otros servicios en la comunidad local como los padres de consulta (a los que el prior debía pedir opinión e incluso aprobación para muchas situaciones y decisiones) y los depositarios (encargados de la economía conventual). En la evolución histórica de la Provincia, como parece que no puede ser de otra forma en las instituciones humanas, hubo también divergencias y luchas por el poder. La más grave fue la que enfrentó a los religiosos naturales de las dos regiones (en ocasiones se denominan “parcialidades” en la documentación) en que estaban asentados los conventos: Andalucía y La Mancha. La solución tuvo que venir de la Curia papal a través de la llamada “Bula de alternativa”, consistente en que debería haber paridad entre los religiosos naturales de ambos territorios en la provisión de los cargos de la Provincia. Y así: el provincial sería elegido alternativamente de cada parcialidad, habría dos definidores de cada una y la misma proporción debería observarse en todos los oficios y elecciones. La “alternativa” se cumplió escrupulosamente desde la concesión del Breve el 3 de octubre de 1727 hasta 1835, llegando incluso a la formación de los lectores, aunque el documento no los mencionara explícitamente. En el gobierno de la Provincia tuvo una especial incidencia el breve Per multa de Pío VI por el que se intervenía la vida y gobierno de la Congregación. Durante doce años la Provincia quedó despojada completamente de la autonomía para organizar su vida. Los capítulos provinciales eran convocados y presididos por el nuncio o un delegado suyo, y su única función era sancionar los nombramientos y determinaciones elaborados por la nunciatura. Se entiende por ello que la asistencia fuera escasa; por ejemplo, al capítulo provincial de 1800 sólo asistieron cinco vocales, el resto se excusó.


15 4.2.– La vida interna de la Provincia En este apartado me referiré a dos temas de gran importancia: la oración y el estudio. El tema de la oración no es algo propio de la Provincia sino que es común a la práctica de la Congregación en España, pero creo necesario hacer aquí una somera descripción para que la presentación de la historia antigua de la Provincia quede completa. La oración era el centro de la vida de los religiosos, dedicando a ella unas seis horas del día. Como congregación recoleta, el primer acto del día era la celebración de los maitines y las laudes a media noche, interrumpiendo así las horas de sueño. A las cinco de la mañana en verano y a las seis en invierno comenzaba la hora de oración mental, a la que seguían durante media hora las horas menores de prima y tercia. Seguidamente los sacerdotes celebraban las “misas privadas”. Hacia las ocho y media o las nueve se reunía la comunidad para la misa conventual. Tras ella rezaban las otras horas menores, sexta y nona. La oración de la tarde se repartía entre las vísperas, celebradas a las dos, que duraban media hora, y la oración mental que tenía lugar de cinco a seis. Entre las siete y media y las ocho se celebraban las completas con el examen de conciencia previo y el posterior canto de dos antífonas. Además existían otros actos de carácter litúrgico o devocional a lo largo de la semana, que en ocasiones sustituían en parte a la oración mental. Evidentemente la organización que acabo de presentar fue realidad en la vida de muchos religiosos, pero también fue un ideal, si tomamos a la Congregación o a la Provincia en su conjunto. Aunque la Forma de vivir, los capítulos y los superiores urgían la asistencia estricta y vivencia de los actos de oración, sin embargo la realidad fue pronto por otros derroteros. Fueron las propias constituciones de 1637 las que abrieron la puerta a exenciones, dispensas y privilegios, y así los lectores o los predicadores estaban exentos de participar en ciertos actos litúrgicos por motivo de su oficio. Igualmente se podrían presentar otros ejemplos. Con el paso de los años, y a pesar de que algunos capítulos y superiores continuaban recordando y exigiendo lo que las leyes marcaban, la vida real se fue alejando de esa legislación. Empezando por exenciones y privilegios particulares que se generalizaron después, llevaron a reducir la oración mental de dos horas diarias a dos medias horas. También la norma de rezar maitines a media noche llegó a considerarse una carga que los religiosos aspiraban a quitarse; durante el siglo XVIII fue cayendo en desuso hasta quedar como obligación sólo de las casas de observancia, de modo que en nuestra Provincia, en 1726, sólo rezaban maitines a media noche en Sevilla, Granada y El Toboso, e incluso en este último convento se permitió que, cuando hubiera muchos enfermos o hiciera mucho frío, se adelantasen a primera hora de la noche. En definitiva, lo que todo esto muestra es el ingreso


16 de la Provincia en la senda del cansancio, la rutina, la falta de espíritu religioso y una especie de miedo a vivir todo el rigor de la observancia. El estudio es el segundo tema que pretendo presentar en este apartado. El movimiento recoleto, en general, manifestaba una importante sospecha frente a los estudios pensando que favorecía más la ilustración que la devoción; y sobre todo es clara una oposición radical a los títulos y grados académicos por considerarlos la puerta a privilegios que destruían la vida común y la igualdad que todas las reformas pretendían crear en su seno. La Forma de vivir no comparte esta visión pesimista de los estudios; al fin y al cabo es obra de un catedrático de universidad. Dicho documento dedica un amplio capítulo a los estudios, que empieza con unas palabras muy significativas: «Creciendo el número de los monasterios de esta Recolección, y tomando el hábito en ellos de nuevo diferentes personas, habrá forzosamente entre ellos algunos mozos y sin letras, que será justo que las aprendan, para bien suyo y de otros». La defensa de la necesidad del estudio está absolutamente clara. También se organiza la vida de las casas de estudio con un estilo de vida más suave para facilitar esa dedicación académica. Más aún, se permite e incluso aconseja frecuentar las lecciones y actos literarios de la universidad. El cambio de rumbo, que se atisba en varias determinaciones capitulares, culmina en las constituciones de 1664, las cuales prohíben la asistencia y matriculación en la universidad. Los estudios en la congregación, y por tanto en la Provincia, estaban articulados en tres niveles: gramática, artes o filosofía y teología. En principio cada Provincia debía contar con un colegio para cada nivel, pero no tenemos constancia de que la nuestra pudiera llevarlo a cabo de una manera organizada. De hecho, la casa de Almagro siempre fue colegio, casi siempre de teología aunque en algunos momentos también de filosofía; también en los otros conventos hubo estudiantes y no sólo de manera alternativa sino paralela, según las exigencias del momento, siendo muy posible que el criterio principal fuera el económico. El sistema y contenidos de la enseñanza en nuestros colegios era la escolástica tradicional que los lectores enseñaban a través de la lectura de sus propios cartapacios. Como se dudaba de la eficacia de este método, ya en el siglo XVIII se fueron adoptando manuales para explicar las distintas disciplinas filosóficas y teológicas. Por ejemplo, nuestra Provincia adoptó el Cursus philosophicus del agustino José de Aguilera en 1726, algo que no mejoró el nivel de los estudios pues dicho autor adolecía de todos los defectos de la escolástica del momento. Un déficit importantísimo en el sistema académico era el olvido casi total de la Sagrada Escritura; de hecho los predicadores la ignoraban de una manera palmaria.


17 Ante ello, el provincial propuso en 1729 enviar un lector a cada convento de la Provincia para que explicara lo que es la Sagrada Escritura y sus varias inteligencias. La situación cambia sensiblemente en la segunda mitad del siglo XVIII. Nuestros frailes y estudiantes vuelven a participar en la vida cultural e intelectual de Granada, Sevilla y Almagro. El currículo se enriquece con nuevas cátedras de moral en Luque y cánones en Almagro. E incluso se recupera la asistencia a las universidades, alcanzando algunos frailes grados académicos en Granada y Sevilla. Creo que puede ser muy ilustrativo copiar parte del acta 9.ª del capítulo provincial de 1789, confirmada por el capítulo de 1792: «Se manda que en nuestro convento de Sevilla se instituyan dos padres lectores de teología: el uno por parte de la de Andalucía, y el otro por la Mancha, para que arguyan en los teatros públicos y defiendan sus respectivas conclusiones públicas. Y para que desempeñen su obligación con el lustre y honor que exige aquel teatro respetable, eligirá [sic] el padre provincial, sin respeto de personas, a los que juzgase más hábiles, si puede ser de los lectores actuales de teología; y si no, de los lectores expectantes. E igualmente se pongan en dicha casa dos religiosos, de los que mejor hubieren aprovechado en los estudios, para defender las conclusiones que presidirán los padres lectores; y sirvan de medio en los teatros, cuando les toque el turno». Igualmente se renuevan los textos de filosofía y teología; en un primer momento la Provincia opta por la escuela teológica egidiana en 1763; más tarde, en el capítulo provincial de 1780, se elige la filosofía tomista de Antonio Goudin y la teología moral probabiliorista de Antonio Gonet. Paralelamente algunos profesores de Almagro explicaban en sus clases los textos de Juan Lorenzo Berti, siendo elegidos definitivamente para la teología en 1792. También era conocida y apreciada su Historia eclesiástica. Este cierto resurgimiento de los estudios queda cortado por el ya referido breve Per multa de Pío VI, con el que se renueva la prohibición constitucional de asistir a la universidad. Luego, los catastróficos sucesos del siglo XIX hicieron el resto. 4.3.– El apostolado de la Provincia El punto de partida para el desarrollo de este tema es una pregunta: ¿Podemos hablar de apostolado en la historia antigua de la Provincia? En caso afirmativo, ¿qué tipo de apostolado desarrollaron aquellos antepasados nuestros? Sabemos que el periodo comprendido entre 1621 y 1835 tuvo un marcado carácter conventual. La vida de oración, como hemos visto antes, era el centro de la vida de los religiosos de la Provincia. Por otro lado, el capítulo VII de la Forma de vivir de los frailes agustinos descalzos comienza con las siguientes palabras: «No queremos que los frailes de estos monasterios salgan a enterramientos, ni a confesar, si no fuere a los enfermos; ni menos sean albaceas, ni testamentarios, ni salgan a visitar sus deudos, ni amigos; sólo el prior podrá salir y el procura-


18 dor del convento y los que fueren a predicar». Si nos fijamos únicamente en las partículas negativas, podríamos concluir que los religiosos agustinos recoletos no salían del convento, pudiendo contarnos en el número de las familias religiosas contemplativas. Pero si nos fijamos en el conjunto del texto vemos que la intención del legislador es liberar el apostolado de los religiosos de cualquier clase de abuso. Por eso, a la hora de tratar sobre el apostolado de los agustinos recoletos en aquellos siglos, y concretamente en la acción apostólica de nuestra Provincia, hemos de señalar dos elementos del texto anterior: [no salgan] a confesar, si no fuere a los enfermos; [...] sólo el prior podrá salir y el procurador del convento y los que fueren a predicar. A partir de estas palabras podemos entender las capitulaciones o condiciones de fundación que aceptaban firmar nuestros religiosos y, en general, todo lo que las crónicas nos cuentan. En cuanto a las capitulaciones fundacionales, encontramos que varios de los conventos de la Provincia se comprometían, a cambio de fundar en esas poblaciones, a predicar sermones y catequesis en adviento y cuaresma, predicar sermones en numerosos días festivos, atender al confesionario en general, y en particular a enfermos y moribundos, y a ayudar a los párrocos del lugar los domingos y festivos. Además de lo que son las cláusulas de fundación, posteriormente los conventos fueron aceptando más compromisos apostólicos. Por concretar todas estas afirmaciones, vamos a hacer un somero repaso de la actividad de los conventos con datos de la segunda mitad del siglo XVIII: Sevilla: sus frailes predican unas seis cuaresmas al año más unos veinticinco sermones en días festivos. Granada: cinco cuaresmas, en torno a treinta sermones y envía dos confesores a otros lugares en días solemnes y varios responsos de difuntos. Además, como se indicó más arriba, este convento solía enviar religiosos a las Alpujarras a predicar y dar misiones populares. Santa Fe: tres cuaresmas, unos treinta sermones y asistencia a entierros, tanto en la localidad como en la comarca. Luque: dos o tres cuaresmas y unos cincuenta sermones. Almagro: seis cuaresmas, más de cincuenta sermones, varios responsos de difuntos y confesiones en la propia villa. Campillo: los frailes, por capitulaciones fundacionales, quedaron comprometidos a predicar las catequesis cuaresmales en la parroquia los domingos, miércoles y viernes, los sermones de los domingos de adviento y otras fiestas señaladas, dos religiosos acudirían a confesar en la parroquia siempre que fueran llamados y otros ayudarían a bien morir a cualquier hora. Aparte de esto, hay que sumar otras cuatro cuaresmas en otros lugares así como numerosos sermones hasta superar, junto con los del pueblo, la cifra de sesenta.


19 Otro aspecto del apostolado de nuestros religiosos era la actividad en las propias iglesias. En todas ellas era continua la celebración de los sacramentos de la eucaristía y de la reconciliación. Además funcionaron en estos templos numerosas cofradías, entre las que creo importante destacar la Cofradía de la Correa que encontramos instalada en Almagro, Campillo y Santa Fe. Dos de nuestras iglesias estaban dedicadas a la patrona de la población: El Toboso y Campillo de Altobuey; en otras existían imágenes de mucha devoción entre la gente, destacando Ntra. Sra. de Loreto en Granada y Ntra. Sra. del Pópulo en Sevilla; y en Santa Fe, el culto con que nuestros frailes honraba a san Agustín hizo que la población lo eligiera como patrono de la ciudad. He indicado más arriba la ayuda que nuestros frailes prestaban a los párrocos de la localidad y comarca los domingos y festivos. Esta práctica degeneró hasta llegar a la situación de que un número no pequeño de frailes vivía habitualmente fuera del convento, atendiendo parroquias, capellanías o haciendas del propio convento. Concretamente en 1727 había siete frailes de El Toboso atendiendo parroquias y seis de Santa Fe; en el caso de Sevilla, había cinco atendiendo parroquias y otros cinco en haciendas del convento. Algunos religiosos menos tenían en semejantes menesteres los otros conventos. Un tema importante dentro del apostolado de la Provincia fue su contribución a las misiones de Filipinas. Aunque el sistema ya ha sido detalladamente explicado en numerosas publicaciones, me parece importante resumirlo aquí brevemente: El sistema que se seguía era el “voluntariado”, es decir, venía un misionero de Filipinas y visitaba los conventos de España solicitando voluntarios. La lista era presentada al gobierno español para que aceptara a los frailes voluntarios y financiara la expedición a Filipinas. Una vez obtenido el placet gubernamental, los misioneros se concentraban en nuestro convento de Sevilla, donde residían hasta embarcar rumbo a su destino. De este modo un número significativo de religiosos cambiaron su Andalucía y La Mancha natales por las Islas Filipinas, donde acabaron sus días entregados a aquellos pueblos. Otro tema que me parece importante destacar es cómo nuestros frailes supieron estar cerca de la gente siempre, especialmente de los más sencillos y necesitados. Lo podemos ver, por ejemplo, en la actitud que adoptaron con motivo de la epidemia de peste que se extendió por diversas regiones de España entre los años 1647 y 1651. La entrega de los frailes de Sevilla llevó a treinta de ellos a la muerte en 1649, teniendo que recibir la ayuda de unos ocho frailes del convento de Toledo (que era de otra Provincia), varios de los cuales conocieron el mismo fin. También el convento de Luque envió tres de sus frailes a la localidad de Espeja para atender a la población con motivo de la peste; en el mismo año de 1649 murieron dos de ellos.


20 Por último, aunque sea algo coyuntural, podemos recordar también en este apartado que, en los tiempos inmediatamente posteriores a la guerra de la independencia, se abrieron en varios de nuestros conventos, no sé si en todos, escuelas gratuitas de primera enseñanza. Ello se hizo en respuesta al decreto de 19 de noviembre de 1815 del rey Fernando VII, por el que se pedía a las corporaciones de regulares que crearan escuelas caritativas de primera educación para instruir en la doctrina cristiana, en las buenas costumbres y en las primeras letras a los hijos de los pobres hasta la edad de 10 ó 12 años. En nuestra Provincia la respuesta fue inmediata y ya en el capítulo provincial celebrado entre los días 3 y 6 de mayo de 1816 (no pasaron ni seis meses) se aprueba un acta en la que se alaba la iniciativa de varios conventos que habían abierto las escuelas caritativas que pedía el rey y se indicaba que deberían establecerse en los demás. En este sentido, como apunte curioso, una de las capitulaciones fundacionales que asumió el convento de Santa Fe era dedicar un religioso a la enseñanza de las primeras letras; no sé si se cumplió o no. 4.4.– La economía de la Provincia La situación económica de la Provincia fue una preocupación constante para los religiosos. Realmente tuvieron que hacer constantes equilibrios para responder a todas las necesidades de los conventos. Un dato que puede ilustrar la situación es el tiempo que se tardó en construir conventos e iglesias; tres ejemplos de esto nos pueden servir: el convento de Granada, fundado en 1614, pudo inaugurar su iglesia en 1694, no terminando varias de sus capillas hasta bien avanzado el primer tercio del siglo XVIII; la iglesia de Sevilla se terminó en 1665 tras más de veinticinco años de obras; el convento de Almagro finalizó la suya en 1729. Otro dato ilustrativo de lo dicho es el Estado de la Provincia de 1726 elaborado por el P. provincial, donde llega a decir: «Tan pobre y necesitada estaba esta Provincia que, para procurar el sustento de los religiosos, tenía que ocupar a los Coristas en faenas impropias de su estado, con gravísimos inconvenientes para la observancia religiosa». Esas “faenas impropias las describe como «el uso antiguo de ir los Coristas a trillar, escardar, vendimiar, entrar paja, leña, trabajar en obras, etc.». También sabemos que en el convento de Santa Fe, por ejemplo, hubo ocasiones en que los frailes eran los que trabajaban las haciendas del convento por no poder permitirse tener colonos u obreros agrícolas. Las fuentes económicas eran varias. Por un lado, los conventos obtenían recursos de su actividad apostólica y sacramental. Este capítulo era muy diverso en cada convento, constituyendo casi el 70% del presupuesto de ingresos en Santa Fe, bajando hasta un 30% en Campillo (son datos de 1768–1770). Dichos ingresos procedían de la predicación, limosnas y estipendios por la celebración de sacramentos. En este sentido, la presencia de religiosos en parroquias y


21 capellanías que he referido anteriormente suponía un alivio para la economía de los conventos, pues constituían un ingreso reduciendo los gastos, ya que el religioso párroco vivían de la renta de la parroquia y entregaba una parte a su convento de origen. Por otro lado estaban diversas limosnas que los religiosos recibían o pedían en las poblaciones donde estaban asentados, limosnas de patronos y limosnas concedidas por autoridades civiles y eclesiásticas. Enumero algunas: en casi todos los conventos se cita “el permiso que su Majestad nos concede cada año para los pescados”; los arzobispos de Granada y Sevilla y el cabildo de esta última solían entregar diversas limosnas a nuestros respectivos conventos; el conde de Luque, como patrono del convento, entrega limosna de leña, trigo y cera para el monumento; se solía “hacer los agostos” en todos los conventos; en Campillo se pedía los miércoles y sábados pan y huevos. Un tercer tipo de fuentes de ingresos eran los bienes raíces. Aunque la Forma de vivir imponía una estricta pobreza tanto individual como común, sin embargo, en lo que se refiere al aspecto comunitario, pronto hubo una acomodación a las costumbres del resto de órdenes mendicantes. Los conventos no se conformaron con poseer huertas anexas a los mismos sino que empezaron a constituir haciendas agropecuarias para su sostenimiento. Por poner algunos ejemplos, se pueden citar las siguientes: Granada poseía haciendas en Monachil y Belicena; Sevilla, en Coria, Villanueva, La Puebla e Hinojos; Almagro, en Membrilleja, Granátula, Argamasilla y otros lugares; El Toboso, en un lugar llamado El Raso; Santa Fe tenía en Íllora y otros lugares; Luque tenía el cortijo de los Montes, el de la Nava y otros; y Campillo poseía una hacienda en Matallana. Además, por herencias (que la Forma de vivir excluía), legados y otras fórmulas los conventos entraron en posesión de casas y otros edificios que arrendaban, consiguiendo sus ingresos correspondientes. En general, los conventos tenían unos ingresos suficientes para afrontar su gasto corriente, aunque en ocasiones no lo conseguían, como por ejemplo Granada y Luque en algunos momentos del primer tercio del siglo XVIII. Y si a duras penas cubrían lo ordinario, les resultaba muy difícil enfrentar los gastos extraordinarios; por ejemplo, ya hemos visto más arriba lo costoso y prolongado que resultó la construcción de conventos e iglesias, e igualmente su mantenimiento y reparación. El final del siglo XVIII y el siglo XIX fueron muy negativos para la economía provincial. Entre otros problemas se pueden citar las trabas del gobierno a la administración de las haciendas y al ejercicio de la limosna, las malas cosechas, las guerras, el aumento de la presión fiscal sobre los bienes del clero y las leyes desamortizadoras.


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5.– La Provincia durante el siglo XIX El siglo XIX fue especialmente convulso para toda la congregación. Entró en el siglo intervenida por la Curia papal (ya me he referido antes al breve Per multa de Pío VI) y tuvo que sufrir los efectos de la Guerra de la Independencia, del trienio liberal y de la desamortización de Mendizábal. Vamos a ir describiendo todas estas situaciones en la vida de nuestra Provincia. 5.1.– Guerra de la Independencia La invasión francesa y las medidas supresoras de la vida religiosa impulsadas por el gobierno de José Bonaparte (Decreto de 18 de agosto de 1809) provocaron la exclaustración de todos los religiosos y el cierre los conventos, que pasaron a tener consideración de bienes nacionales. Esta situación se prolongó hasta que el rey Fernando VII, restaurado en el trono, firmó el decreto de 20 de mayo de 1814 por el que quedaba restaurada la vida religiosa en España. Tras estos años de guerra y exclaustración podemos imaginar el estado de los conventos de la Provincia. La mayor parte de ellos pueden definirse como puras ruinas. Como ejemplo de todos los demás voy a referir aquí algunos datos sobre el convento de Granada extraídos de la comunicación de Juan Manuel Barrios Rozúa en el Primer congreso histórico: «La mayoría de los conventos granadinos fueron destinados a fines militares, dada la idoneidad de las grandes crujías para albergar soldados, de sus patios para realizar formaciones o de sus templos para instalar polvorines o cuadras. Los que no fueron necesarios a los invasores quedaron abandonados después de padecer los ineludibles saqueos. Sin embargo, el convento de Agustinos Descalzos tuvo peor suerte; al ser el edificio exclaustrado más próximo a la colina de San Miguel Alto, el punto de mayor altura de la ciudad y lugar estratégico por excelencia, los franceses desmontaron las armaduras que protegían las bóvedas del templo y utilizaron la madera para levantar una empalizada e instalar baterías. El informe elaborado por Luis de Zarca tras la retirada de los invasores indicaba que el claustro principal estaba arruinado al haberle sido expoliadas maderas, tejas y ladrillos y a la iglesia le habían arrancado hasta las puertas».

Como he señalado más arriba, esta descripción puede ser aplicada a cualquiera de los otros seis conventos. Ello permite suponer los desembolsos que se hicieron para poder habitar de nuevo estos edificios.


23 Más complicada si cabe fue la restauración humana y religiosa de la Provincia. Algunos religiosos habían muerto y otros no se sintieron con fuerzas para reanudar su vida conventual. La situación que iban a encontrar en sus antiguas casas y el hallarse en posesión de diversos oficios eclesiásticos fueron motivos suficientes para no volver. Más aún, para los que volvieron, por mucho espíritu que tuvieran, no fue fácil recuperar el estilo de vida anterior, y no sólo porque las condiciones materiales fueran un obstáculo, sino porque el estilo de vida llevado en los últimos años se había hecho ya una costumbre; creo que el acta 3.ª del capítulo provincial de 1816 ilustra muy bien esta situación: «Notándose que pasado ya bastante tiempo después de la reunión a los respectivos conventos, perseveran muchos religiosos con zapatos cerrados, cuyo uso es totalmente contrario al instituto de la Descalcez que hemos profesado, manda el presente capítulo que inmediatamente los dejen, o los hagan sandalias, de cuyo calzado de cuero sólo nos es permitido usar; como también que no tengan en el manto embozos, ni otros indicios del manteo clerical, que desdicen de nuestro santo hábito». 5.2.– El trienio liberal El 1 de enero de 1820 el teniente coronel Riego se pronunciaba en la localidad sevillana de Cabezas de san Juan; de este modo el liberalismo se instalaba otra vez en el poder a través de la recuperación de la constitución de 1812. El programa propio del liberalismo triunfante, unido a la actitud de identificación con el gobierno absolutista mantenida por el clero regular durante los seis años anteriores, nos permiten entender la política de reforma religiosa emprendida por el nuevo régimen. Los hitos de esta reforma son: a) El 20 de abril de 1820 se facultaba a los religiosos para opositar a curatos. b) Al día siguiente se autorizaban las secularizaciones concedidas por los obispos durante la guerra. c) El 7 de mayo se emitía un decreto suspendiendo toda profesión en las comunidades religiosas y prohibiendo cualquier venta, permuta o enajenación de bienes. d) El 25 de octubre las cortes aprobaron la ley sobre la reforma de regulares. Esta última ley fue la pieza clave del conjunto reformista. Los contenidos de la misma que más directamente afectaron a la Provincia fueron los artículos sobre la sujeción de los conventos a la jurisdicción de los ordinarios del lugar, no reconociendo más prelados que los locales, y los artículos referidos a la limitación del número de conventos, del número de religiosos por convento, la prohibición de


24 nuevas profesiones y las medidas favorecedoras de las secularizaciones. Además, todo convento que fuera suprimido por la aplicación de esta ley sería desamortizado. Los efectos de esta ley en la Provincia fueron demoledores. En el tomo X de la Historia General de la Orden se recogen unas palabras atribuidas al P. Justo García del Espíritu Santo, vicario general de 1820 a 1829: «De resultas de haber dicho Gobierno ofrecido a todos los religiosos que quisiesen secularizarse la pensión de cien ducados, fueron tantos los que la ejecutaron en esta Provincia, que todos sus conventos quedaron suprimidos, no llenando los pocos restantes el número de la Ley». Parece ser que de un total de noventa y tres religiosos que tenía la Provincia se secularizaron setenta y tres, lo cual unido a que el número mínimo de religiosos por convento era de veinticuatro ordenados in sacris o doce si se trataba del único existente en la localidad, llevó a la supresión de todos los conventos de la Provincia, según los funcionarios del gobierno iban tomando cuenta de la situación: Luque el 9 de junio de 1821, Campillo el día 18, Almagro también en junio, etc. La ley decía que los bienes de los conventos suprimidos pasarían a poder de la Hacienda pública, la cual los subastaba. Como ejemplo, la subasta del convento de Granada se hizo por partes: la huerta la adquirió el 21 de septiembre de 1822 Serafín Francisco Zurita por 60.500 reales, y el convento con la iglesia la adquirió Joaquín Romero el 23 de febrero de 1823. El trienio acabó formalmente el 1 de octubre de 1823, cuando el rey Fernando VII abandonó Cádiz, último reducto liberal, y reinstauró el absolutismo. Sin embargo, el 6 de abril de ese año se formó ya una Junta provisional de Gobierno de España e Indias y poco después una Regencia cuya función era reconstruir la situación anterior a 1820. En ese sentido, durante el mes de junio, entre otras muchas medidas, se rehabilitan las instituciones religiosas suprimidas o reformadas, con la anulación también de los decretos desamortizadores y la devolución de las propiedades eclesiásticas vendidas durante la etapa liberal. De este modo, durante el verano nuestros frailes pudieron ir recuperando los conventos y demás bienes. El nuevo regreso fue posiblemente mucho más difícil que el anterior de 1814– 1815. Algunos de los secularizados no volvieron, el espíritu religioso estaba muy decaído y la situación material mucho peor al sumarse el abandono del trienio a la incompleta reconstrucción anterior. Extracto algunos datos del estado del colegio de Almagro a fecha de 17 de mayo de 1825: «Desde el 10 de julio de 1823 [...] En reparos del Colegio y de la Quintería se gastaron en albañiles y materiales tres mil seiscientos sesenta y seis reales, sin contar dos mil tejas para retejar la iglesia, colegio y Quintería; el herrero y cerrajero compusieron las campanas, llaves, cerrajas, etc., por valor de mil reales, y se gastaron otros mil en rejas, arados, aderezos de las norias y otros instrumentos de labor. Quedaban reparados los tejados y mucha parte de los cimientos y paredes del colegio, iglesia y Quin-


25 tería. Se recobraron un par de machos y otro de mulas de los que tenía antes la comunidad, teniendo que dar para ello seiscientos reales; también se recobraron una galera y dos ruedas de hierro, de las cuales una se había extraviado desde la invasión de los franceses. Asimismo se recobraron los ornamentos y utensilios que se habían perdido y que constaban en el inventario hecho al ser suprimido el Colegio». 5.3.– La desamortización Después de los dos momentos críticos anteriores, este fue la puntilla final, pues los sucesivos gobiernos españoles hasta la restauración impidieron que la Provincia pudiera volver a reorganizarse por sí misma, y a partir de la restauración los pocos frailes que quedaban con vida ya no tenían fuerza para emprender tan costosa empresa. Fue necesaria que otra Provincia, la de san Nicolás de Tolentino de Filipinas, llevara a cabo la restauración de la nuestra. Antes de referir brevemente la incidencia de la desamortización en nuestra Provincia, me parece importante dejar claro que se trata de un proceso y no de una ley concreta y única. Además, en algunos casos la exclaustración se produce no por la aplicación de la ley, sino por situaciones de facto acometidas por las Juntas liberales locales que posteriormente fueron reconocidas por el gobierno de la nación; esto sucedió sobre todo en el verano de 1835. El proceso desamortizador se extendió entre los años 1834 y 1837 en lo que se refiere a la obra legislativa, y alcanza hasta 1850 en lo que se refiere a subasta de bienes eclesiásticos. Posteriormente hubo una segunda desamortización, la de Madoz, que se refiere a bienes municipales (comunales) principalmente. La obra legislativa desamortizadora se compone de las siguientes leyes: • Decreto de 15 de julio de 1834 por el que se suprime la Inquisición. • Decreto de 4 de julio de 1835 por el que se suprime la Compañía de Jesús. • Decreto de 25 de julio de 1835 por el que se suprimen los monasterios y conventos con menos de doce profesos. • Decreto de 3 de septiembre de 1835 por el que se devuelven los bienes nacionales adquiridos durante 1820 a 1823 a sus compradores. • Decreto de 11 de octubre de 1835 por el que se restablece la ley de reforma de regulares de 25 de octubre de 1820 suprimiendo o reformando monasterios y conventos. • Decreto de 19 de febrero de 1836 por el que se establecen los principios y mecanismos de la desamortización.


26 • Decreto de 8 de marzo de 1836 por el que se amplía la supresión a la práctica totalidad de los conventos y monasterios de religiosos varones. • Decreto de 29 de julio de 1837 por el que se ensancha la supresión a las instituciones religiosas femeninas, suprimía el diezmo e incluía en la desamortización los bienes del clero secular, ordenándose su venta a partir de 1840. El decreto que afecta principalmente a la Provincia y que significó el cierre de todos sus conventos fue el de 25 de julio de 1835: en Granada el cierre tuvo lugar el 29 ó 30 de agosto; en Luque se produjo en septiembre, sin poder concretar el día; Campillo debió entregarse el 22; y en Almagro se verificó el 29 ó 30 de septiembre; de los otros tres no podemos concretar la fecha. El destino de los conventos desamortizados fue diverso: el de Sevilla fue cuartel de la Milicia nacional de artillería y después cárcel; el de Granada fue derruido completamente, usando los materiales para construir un muro de contención y un acueducto en el río Darro, junto a la parroquia de san Pedro; el de Santa Fe fue adquirido por particulares y posteriormente pasó a la Compañía de María, que construyó un colegio; de los de Luque, Campillo y Almagro se logró conservar la iglesia; de El Toboso se fue arruinando todo. En estos últimos casos los compradores no estaban interesados en conservar unos edificios de difícil utilidad como no fuera por los materiales. Lo interesante se encontraba en las otras propiedades de los conventos: huertas, fincas, ganado, molinos, etc., a los que sí se podía encontrar una utilidad económica importante. 5.4.– La posdesamortización Los gobiernos liberales que se fueron sucediendo hasta 1875 impidieron todo intento de restauración de la vida religiosa. Más aún, el Concordato entre la Santa Sede y España de 1851 aceptaba la situación de hecho existente. Ante ello, los frailes exclaustrados tuvieron que ganarse la vida con la mísera pensión que les pasaba el gobierno, empleándose en algún oficio eclesiástico o de otras múltiples maneras. La situación jurídica en que quedaron todos aquellos frailes exclaustrados, como recuerda la circular de 15 de marzo de 1851 de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares, era de sujeción en lo externo a los ordinarios diocesanos, mientras que las facultades sobre el régimen interno y disciplinar seguían siendo potestativas de las legitimas autoridades regulares, concretamente de los comisarios generales apostólicos que la Santa Sede nombró para solucionar el problema de la autoridad superior en las instituciones exclaustradas. De hecho, los exclaustrados tenían la obligación de continuar utilizando el calendario propio de la orden según decreto de 23 de mayo de 1846 de la Sagrada Congregación de Ritos.


27 En la historia de nuestra Provincia que se extiende desde aquel verano de 1835 hasta febrero de 1899, en que da comienzo la restauración por obra de la Provincia hermana de Filipinas en la residencia del Corpus Christi de Granada, voy a destacar la recuperación de las autoridades provinciales en 1862. Ciertamente sería de gran interés el poder seguir el camino vital y religioso de los exclaustrados, pero excede los límites de este trabajo. Por eso, me centro en un acontecimiento de indudable trascendencia que tuvo lugar en noviembre de 1862. En ese año, concretamente el 7 de marzo, la Santa Sede había nombrado comisario general apostólico al P. Gabino Sánchez de la Concepción, religioso exclaustrado de la Provincia de Aragón. La Santa Sede concedía a estos comisarios toda la autoridad de que disponían los vicarios generales, más otras ad hoc. Por lo que aquí nos interesa, al P. Gabino se le concedió el poder nombrar provinciales y definidores provinciales extra capitulum de las provincias que habían sufrido la exclaustración. Los días 22 y 23 de noviembre de 1862 el P. Gabino firmó y expidió sendos decretos por los que reorganizaba el gobierno de nuestra Provincia de Andalucía, en los términos y extensión que podía hacerse de acuerdo a las circunstancias existentes. Y así, por el primero de los decretos, nombraba provincial al P. José Arévalo de Santa Rita, que por nombramiento del último capítulo provincial era prior del convento de Campillo de Altobuey en el momento de la exclaustración. El segundo contenía el nombramiento de los definidores: P. Cristóbal Cuadra de la Encarnación, andaluz, P. Joaquín de la Jara de Santa Teresa, manchego, P. José Borondo de los Dolores, manchego, y P. Vicente Ramírez de la Anunciación, andaluz. Al comunicarles sus nombramientos, especialmente al nuevo P. provincial, el comisario general apostólico les indica claramente que ejerzan sus cargos con la debida prudencia, recordándoles que los regulares exclaustrados están sujetos a la autoridad y jurisdicción de los prelados diocesanos, quedando reducida la autoridad del provincial y definitorio al fuero de la conciencia, en aquellos casos en que los súbditos recurran a su intervención. La actuación más destacada del nuevo provincial junto con el segundo de los definidores fue el intento de restauración del convento de Almagro. El edificio, adquirido por unos compradores en 1843, empezó inmediatamente a ser demolido. Unos vecinos, entre los que se encontraba el fraile exclaustrado P. Ruperto Milla del Rosario, compraron la iglesia para evitar su demolición, y el convento, en gran parte demolido, lo adquirió el notario D. Francisco de Paula Moreno con la intención, según palabras suyas, de devolverlo a los frailes. El provincial P. José Arévalo y el definidor P. Joaquín de la Jara hicieron gestiones en 1866 y siguientes para recuperar el convento y restaurar en él la vida religiosa con el objeto de alabar y bendecir y glorificar al Dios de las misericordias, e impartir la instrucción primaria que tanta falta hacía en aquellos pueblos. El acuerdo consistía en que dicho notario cedía gratuitamente la mitad de la propiedad a los


28 agustinos recoletos, pudiendo éstos tener la prioridad en caso de que se decidiera vender la otra parte. Todo este intento de restauración no llegó a ejecutarse, sin que sepamos los motivos, aunque las fechas nos indican que, si el asunto llegó a presentarse al gobierno, la respuesta no debió llegar al precipitarse los acontecimientos políticos en España.

6.– Estadísticas En este apartado voy a ofrecer cinco estadísticas del número de religiosos de la Provincia de los siglos XVIII y XIX. La primera es de 1726 y procede del Estado de la Provincia que elaboró el provincial P. Juan de Santiago. La segunda es de 1768 y procede del memorial de conventos, religiosos y rentas o haberes de la Provincia de Andalucía, que el vicario general tuvo que presentar con motivo de la visita regia que el rey Carlos III impuso a la congregación entre 1767 y 1778. Las tres restantes son del año anterior a cada uno de los conflictos que hemos visto más arriba (guerra de la independencia, trienio liberal y desamortización); las he tomado del volumen IX de la historia general de la orden, que las presenta como procedentes “de los papeles del P. Gabino”; me permito expresar algunas dudas sobre la estadística del año 1819 pues, como he señalado más arriba, otras fuentes (volumen X de la misma historia) nos dicen que en el primer año del trienio se secularizaron, a instancias del gobierno, setenta y tres de los noventa y tres frailes de la Provincia; al igual que los últimos datos, referidos al año 1834, no concuerdan bien con el hecho de la exclaustración en el verano de 1835 “al no llegar los conventos al mínimo de doce frailes” (Decreto de 25 de julio de 1835 por el que se suprimen los monasterios y conventos con menos de doce profesos). De todos modos, aunque algunas de las cifras deben ser revisadas, la siguiente tabla indica claramente la tendencia de la Provincia. CONVENTO Sevilla Granada Luque Santa Fe Almagro El Toboso Campillo TOTAL

1726 65 55 25 36 40 40 30 291

1768 52 44 28 35 43 42 36 280

1807 40 32 17 16 39 13 23 180

1819 27 20 13 18 22 10 10 120

1834 17 6 14 6 17 4 6 70


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7.– Conclusión El 11 de febrero de 1899 comenzaba su andadura la nueva residencia del Corpus Christi de Granada, llamada Hospitalicos, con frailes repatriados de Filipinas. Dicha fecha marca el comienzo de la historia moderna de la Provincia. Durante las páginas anteriores he procurado acercar brevemente lo que fue la historia antigua de nuestra Provincia en algunas de sus facetas. Ciertamente la profundidad con que he podido tratar estos temas ha sido escasa. El surco está abierto; ojalá algunos de los religiosos y seglares que hayáis leído estas páginas os animéis a desenterrar la documentación que queda por encontrar (¡que es mucha!) y elaboréis la apasionante historia de nuestros mayores. P. Fr. José María Sánchez Martín, oar Colegio Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Sello utilizado por la Congregaci贸n de Agustinos Recoletos.


Capítulo 2.º Situación de la Congregación 1 en la primera década del siglo XX 1.– Antecedentes El siglo XIX fue complicado para toda la Iglesia, especialmente para la vida religiosa. Todo el siglo está jalonado de supresiones de casas religiosas, desamortizaciones, expulsiones... e incluso fue civilmente suprimida en muchos países. Para nuestra Congregación este siglo fue especialmente traumático, hasta el punto de ver cercana su desaparición en más de una ocasión. Con todo, fue un siglo que bien pudiéramos llamar carismático, quizá no por propia voluntad, mas así lo quisieron las circunstancias. Hasta ese momento la Congregación había tenido un marcado carácter conventual, del que podríamos destacar un claro equilibrio entre los tres elementos que configuran nuestro carisma: contemplación, vida comunitaria y apostolado, si bien este último aspecto habitualmente no ha sido destacado por la historiografía, hasta el punto de haberse denominado “periodo contemplativo de la orden” al periodo comprendido entre 1588 y 1835. En la actualidad, esta interpretación está siendo revisada, destacando en este sentido uno de los grandes historiadores de la orden, Ángel Martínez Cuesta, quien en sus trabajos está poniendo de manifiesto la gran labor apostólica de la Congregación en ese periodo. A partir del segundo tercio del siglo, la Congregación hace del apostolado su único horizonte, de tal manera que los otros

1. Hoy los Agustinos Recoletos somos una Orden religiosa independiente. En el periodo a que hace referencia este trabajo no lo éramos, sino que nuestra categoría jurídica era de Congregación de la Orden de san Agustín. Por eso, a lo largo de estas páginas utilizaré exclusivamente el término “Congregación” para referirme a los Agustinos Recoletos.


32 dos aspectos del carisma agustino recoleto quedarán reducidos a deseo e incluso utopía de unos pocos religiosos, los más comprometidos, como por ejemplo san Ezequiel Moreno. Este cambio de orientación es lo que nos permite considerar al siglo XIX como un momento carismático en la historia de la entonces llamada Congregación de Agustinos Recoletos de España e Indias. El aspecto traumático de esta historia aparece en las numerosas guerras y revoluciones que convulsionaron el siglo. Además, muchas de las ideologías dominantes miraban con prevención a la Iglesia, cuando no con verdadero rechazo. Mas aún, era casi un principio esencial de todas ellas el absoluto rechazo de la vida religiosa, lo cual condujo a su prohibición o expulsión en numerosos países. En concreto, reduciéndonos a nuestra Congregación, podemos destacar los siguientes momentos: a) Guerra de la Independencia española (1808–1814): en 1808 las tropas napoleónicas invadían la Península Ibérica, suscitando una reacción popular que dará lugar a una guerra de casi seis años. Muchos de nuestros conventos sufrieron gravísimos daños. Todos quedaron deshabitados; los religiosos desperdigados en parroquias, capellanías o, incluso, enrolados en los grupos guerrilleros; cerca de cuarenta murieron por epidemias, enfermedades o asesinados por los franceses, además de los veintidós que fueron desterrados a Francia. Tras la guerra, el regreso a los conventos fue lento, su reconstrucción material resultó difícil y más difícil aún la restauración espiritual. b) El trienio liberal (1820–1823): el final de la época napoleónica supuso la restauración de los regímenes del Antiguo Régimen en toda Europa. Sin embargo, los tiempos habían cambiado. Por eso, los liberales respondieron a esa vuelta al pasado con sucesivas revoluciones e intentos de crear regímenes parlamentarios. La primera oleada revolucionaria comenzó en España en 1820, constituyéndose un gobierno liberal que duró tres años. La política religiosa de este periodo ya fue claramente contraria a la vida religiosa según se desprende de las medidas que adoptó: desconocimiento de la autoridad de los superiores religiosos, prohibición de admitir nuevos candidatos, fomento de las secularizaciones de los religiosos y, posteriormente, supresión de las comunidades con menos de veinticuatro miembros. Esto supuso la pérdida de unos 17 conventos de los 32 que tenía la Congregación. c) La independencia de América (1810–1829): la Iglesia americana estaba íntimamente unida a la Corona española, no en vano la mayoría de los nombramientos para ocupar “altos cargos eclesiásticos” eran realizados por el gobierno español (sistema del Patronato). Los procesos de independencia produjeron una grave crisis de “alineamiento” en la jerarquía eclesiástica, lo que se tradujo en una desorientación de la Iglesia. Esto afectó especialmente a la Provincia de Colombia y a la casa de México, casa de paso, alojamiento y descanso para los misioneros de Filipinas.


33 d) La desamortización española (1834–1837): el triunfo del liberalismo en España a partir de 1833 supuso la puesta en marcha de una serie de medidas que pretendían acabar con el Antiguo Régimen y crear el Estado liberal. Entre ellas la más significativa para nuestro caso fue la desamortización eclesiástica, que se concretó en el expolio de las propiedades de órdenes y congregaciones, y en el decreto de reforma de regulares (8 de marzo de 1836), que significó la supresión de casi todos los conventos y monasterios de religiosos varones. De este modo, nuestra Congregación perdió todos sus conventos, excepto el recién fundado en Monteagudo (Navarra). e) La desamortización colombiana (1861): también en Colombia se promulgaron leyes desamortizadoras en varios momentos; la que resultó definitiva para la Provincia colombiana fue la dictada por el gobierno del general Cipriano Mosquera en 1861. La Congregación también perdió allí todos sus conventos aunque, con una gran dosis de fortuna, uno de los religiosos pudo adquirir el convento del Desierto de la Candelaria y otro logró conservar parte del convento de Bogotá. A partir de estas bases, san Ezequiel Moreno comenzaría la restauración en 1889.

2.– El proceso independentista filipino El último de los momentos traumáticos por los que pasó la Congregación en el siglo XIX tiene suficiente entidad como para dedicarle un apartado, debido principalmente a las consecuencias que tuvo sobre el devenir de la misma. Tras los procesos de independencia de la mayor parte de los reinos y provincias de América, la corona española siguió en posesión de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, además de otras islas del Pacífico. A finales de siglo se produjeron los movimientos por la independencia, que consiguió Cuba; no así Puerto Rico y Filipinas, que pasaron a soberanía estadounidense. En el caso de Filipinas, el proceso tuvo dos partes; primero la llamada insurrección tagala de 1896, que el gobierno español pudo dominar a duras penas; después la insurrección general en 1898, paralela a la insurrección cubana y a la guerra con Estados Unidos, que acabó con la derrota española y el cambio de soberanía en el archipiélago. Estos procesos políticos tuvieron una influencia decisiva en la Congregación. Ya se ha indicado que, tras la desamortización española, la Congregación sólo pudo conservar el convento-colegio de Monteagudo. Esta casa, fundada en 1824 en Alfaro (La Rioja) y trasladada en 1829 a Monteagudo, tenía como misión formar misioneros para las misiones de Filipinas. Éste fue el motivo por el que el gobierno lo excluyó del decreto de reforma (“supresión”) de regulares. Semejante


34 decisión significó la salvación de la Congregación, pero conllevó un peligro del que no supo liberarse: la identificación de los misioneros con la administración española y, por tanto, su consideración como funcionarios coloniales por parte de los patriotas filipinos. Todo lo expuesto deja entrever el riesgo que el proceso de independencia entrañaba para los religiosos. Peligro que se convirtió en zozobra en ambas fases de la independencia. Así, entre la insurrección tagala y la posterior insurrección general murieron unos 30 misioneros y fueron apresados alrededor de 80. De los restantes, más de 200, unos consiguieron refugiarse en Manila, donde vivieron hacinados en los dos conventos de la capital; otros consiguieron volver a la Península, con la consiguiente masificación de los tres conventos de España. Si para España la pérdida de las últimas colonias supuso una fuerte crisis, sobre todo psicológica, para la Congregación sucedió algo parecido. Una parte de los misioneros se convirtieron en hombres desilusionados: su único horizonte en la vida había sido las misiones de Filipinas y ahora se había quebrado. Se consideraban víctimas de un odio que no creían merecer y no encontraban sentido a su vida consagrada. Sin embargo, otra parte de ellos conservaba intacto su entusiasmo y encontraron nuevos campos de apostolado en el continente americano.

3.– Expansión de la Congregación por América En medio de la desorientación reinante, algunos religiosos toman la decisión de renovar su vocación religiosa y misionera entregándose al apostolado en otras regiones del mundo. Así nace la orientación americana de la Congregación que, aunque presente en aquel continente desde 1604, nunca había tenido la relevancia que adquirirá a partir de estos momentos y que en pocos años se convertiría en su principal campo de apostolado. Cabe hacer aquí una referencia a las dos primeras expediciones misioneras. La primera, dirigida por el P. Patricio Adell e integrada por ocho misioneros, parte de Manila en agosto de 1898 hacia América del sur; a este grupo de misioneros se debe la restauración del convento de Panamá, perdido por la Provincia de Colombia en la desamortización del general Santander, y la fundación en Venezuela y Trinidad. La segunda, dirigida por el P. Mariano Bernad e integrada por quince misioneros, puso rumbo a Brasil, a donde llegaron en febrero de 1899. Por otra parte, aunque iniciada por san Ezequiel Moreno y sus seis compañeros en 1889, también a los misioneros de Filipinas se debe la restauración definitiva de la Provincia de Colombia, en la que se integró un grupo numeroso de religiosos procedentes del archipiélago filipino.


35 A partir de estas bases iniciales, la Congregación fue ampliando su presencia en América hasta el momento presente, en que hay agustinos recoletos en 12 naciones de ese continente y en él trabajan más de la mitad de sus religiosos.

4.– Situación jurídica y administrativa de la Congregación La trayectoria de la Congregación durante el siglo XIX condujo a una situación jurídica y administrativa irregular. Las constituciones no respondían a la vida real de los religiosos y, por lo tanto, la legalidad y la vida real estaban disociadas. No se celebraban capítulos generales, de manera que no había Vicario General ni Consejo General de la Congregación. En las próximas líneas describimos la situación de los inicios del siglo pasado. 4.1.– El gobierno general de la Congregación El último Capítulo General había tenido lugar en 1829 y desde 1833 era Vicario General el P. Tomás Escobar. Al aprobar el gobierno español los decretos de desamortización y de reforma de regulares, el P. Tomás se trasladó a vivir a su localidad de origen, Berzocana (Cáceres). Desde allí siguió actuando como Vicario General en diversos asuntos relativos a la Provincia de Filipinas que requerían su intervención, como la aprobación de los Capítulos provinciales, así como en asuntos que ponían a su consideración los religiosos exclaustrados. El P. Tomás falleció en 1854 y el procurador de la Congregación en Roma solicitó el nombramiento de un Comisario General Apostólico que gobernase la Congregación. Al igual que para otras órdenes y congregaciones, la Santa Sede nombró Comisarios para la Recolección hasta que en 1908 pudo reanudarse el sistema de gobierno ordinario a través de los capítulos generales. Los Comisarios Generales Apostólicos eran nombrados directamente por la Santa Sede en momentos en que no era posible garantizar el gobierno ordinario de las órdenes o congregaciones religiosas. Estos Comisarios, además de la autoridad que las constituciones daban a los superiores generales, gozaban de otras competencias extraordinarias que la Santa Sede les concedía en vista de las dificultades del momento. En el caso de los religiosos exclaustrados, dichas facultades sólo se extendían al régimen interno y disciplinar; estando sujetos en lo externo a los Ordinarios diocesanos. En el caso de nuestra Congregación, el nombramiento recayó en los siguientes religiosos:


36 1.º P. Mariano Viñao, agustino recoleto exclaustrado procedente de la antigua Provincia de Aragón, nombrado en 1855. 2.º P. Gabino Sánchez, también agustino recoleto exclaustrado procedente de la antigua Provincia de Aragón, nombrado en 1862. 3.º P. Iñigo Narro, miembro de la Provincia de Filipinas, nombrado en 1891. 4.º P. Mariano Bernad, también miembro de la Provincia de Filipinas, nombrado en 1901. Este último fue el encargado de reorganizar la Congregación para poder celebrar un capítulo general que restaurara el gobierno ordinario de la Congregación. 4.2.– El Capítulo General de 1908 Una vez tomadas las medidas necesarias que devolviesen la Congregación a su vida ordinaria, el P. Mariano Bernad convocó el Capítulo General en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, teniendo lugar su celebración entre los días 16 y 27 de julio de 1908. Habían pasado 79 años desde el último Capítulo General. En este capítulo, uno de los más importantes en nuestra historia, la Congregación superó un largo periodo de vida excepcional y recuperó el ritmo normal. Un historiador de la Orden ha sintetizado esta normalización en cuatro puntos 2: 1. Restauración del gobierno normal de la Congregación, acomodándolo a las propias Constituciones. A este propósito se manda que el próximo Capítulo General se celebre en 1914 y se empiece a guardar el derecho de la Alternativa, que en adelante todos los oficios generalicios duren seis años. Además deberán restablecerse los capítulos en las tres provincias existentes, y restaurar las otras dos de Castilla y Andalucía. 2. Revisión y modernización de las Constituciones. Era menester acomodarlas a las nuevas circunstancias y al derecho vigente en la Iglesia. Para cumplir esta tarea se crearon varias comisiones; deberían completar los trabajos iniciados por el P. Enrique y presentar un proyecto al próximo Capítulo General Intermedio. Del mismo modo se encomienda al Vicario que tome las medidas oportunas para poner al día el Ceremonial y el Ritual propio. 3. Actualización e impulso a los estudios. En lo sucesivo regiría un nuevo plan de educación para los colegios. Con él se pretendía ofrecer una formación más

2. Cf. Lizarraga, José Javier. El Padre Enrique Pérez, último Vicario y primer Prior General de la Orden de Agustinos Recoletos (1908–1914). Roma 1990.


37 sólida y completa a los alumnos. A este respecto se recomienda que cada Provincia destine una cuota anual para enriquecer las bibliotecas de las casas con obras importantes, y en especial de “autores agustinianos”. Para facilitar a los religiosos el estudio, mándase formar un catálogo general de libros existentes en las bibliotecas de los conventos. 4. Cambio de orientación hacia una vida más activa y apostólica. En la determinación 28 se afirma que “el fin actual de nuestra Congregación es la Vida Apostólica en todas sus manifestaciones; cuales son, la enseñanza, y sobre todo las Misiones; y a dicho fin ha de dirigir sus esfuerzos, empleando para ello todos los recursos de que pueda disponer”. Era el reconocimiento oficial del nuevo rumbo adoptado en el siglo XIX. A partir de 1835 la Recolección experimenta lo que podríamos llamar un viraje a la izquierda, es decir hacia la vida apostólica y misionera. En esta línea, –aunque, en atención a las circunstancias concretas del momento, se suprime de la fórmula de profesión solemne el juramento de pasar a Filipinas– reciben un fuerte impulso las misiones. 4.3.– Reorganización de las Provincias Ya hemos referido la situación en que quedaron las provincias españolas tras los procesos de desamortización española de los años 1834 a 1837. En la historia posterior de las mismas se produce un acontecimiento de gran importancia en 1862. En ese año había sido nombrado Comisario General Apostólico el P. Gabino Sánchez, que procedió a nombrar Provinciales y Definidores de las tres provincias. Ello no significaba su restauración orgánica, pues tanto los nombrados para esos oficios como el resto de religiosos exclaustrados continuaron dispersos, ejerciendo el ministerio en sus diócesis respectivas. Sin embargo, tanto en el pensamiento de la Santa Sede como en el del P. Gabino estaba presente el deseo de conservar moralmente estas corporaciones religiosas, mantener cierta unión entre sus miembros dispersos y avivar el amor a la Congregación, con la mirada siempre puesta en una posible restauración definitiva de aquellas provincias [en su posible restauración efectiva]. En la Provincia de Colombia, aun viviendo situaciones similares a las españolas (desamortizaciones de 1840 y 1861), se dan dos hechos diferenciadores: en primer lugar el haber podido mantener la propiedad de dos conventos, aunque fuera a título de propiedad privada de dos religiosos; en segundo lugar, contó con la ayuda de la Provincia de Filipinas, que en 1889 pudo enviarle un primer grupo restaurador de siete religiosos, a las órdenes de san Ezequiel Moreno, y luego otros más, hasta un total de más de 60 religiosos. La Provincia de Filipinas había conocido un desarrollo numérico importantísimo a lo largo del siglo XIX: si en 1837 tenía 86 religiosos, en 1867 contaba con 250,


38 para llegar en 1898 a los 560. Ello permitió una gran expansión por el archipiélago filipino, contando en ese último año con 4 conventos, 1 colegio y 235 parroquias. El proceso de independencia afectó de manera determinante a la Provincia por los motivos arriba indicados. Sin embargo, gracias a religiosos entusiastas, pudo rehacerse con rapidez y dar una nueva dimensión a la Congregación y a la propia Provincia, ahora de carácter mundial. Ya hemos referido cómo los religiosos que tuvieron que salir de Filipinas fueron dando origen a nuevas fundaciones en diversos países de América: Panamá, donde recuperamos nuestra antigua iglesia de san José y aceptamos las misiones de Darién; en 1902 trabajaban aquí 4 religiosos. Venezuela, destino final de aquella primera expedición del P. Patricio Adell; en 1902 ya teníamos 14 casas en las que trabajaban 33 religiosos. Brasil, país al que llegaron sólo en el año 1899 nada menos que 5 expediciones, la primera dirigida por el P. Mariano Bernad, como dijimos más arriba; en 1902 teníamos 13 casas en las que desempeñaban su ministerio 43 religiosos. Hay que reseñar también que, a partir de 1906, se reanuda el envío de misioneros a Filipinas, lo cual permite recuperar varios ministerios antiguos y aceptar otros nuevos. Y también es parte de la historia de esta primera década del siglo pasado la llegada a China, donde se fundó una residencia en 1907, concretamente en la ciudad de Shanghai, con una triple finalidad: procuración, sanatorio para religiosos enfermos de Filipinas y casa principal de futuras misiones que se pensaba fundar. Esta expansión de la Provincia dio lugar a diversos estudios para dividirla. Además, existía entre algunos religiosos la idea de que era necesaria una tercera Provincia para considerar reorganizada la Congregación y poder celebrar el Capítulo General. Por estos motivos, el Comisario General Apostólico, P. Mariano Bernad, procedió a dicha división del modo siguiente: – Provincia San Nicolás de Tolentino de Filipinas: Conventos y ministerios de Filipinas, residencia de Shanghai en China y las casas de formación de España (Monteagudo, Marcilla y San Millán de la Cogolla) más la residencia de Puente la Reina. – Provincia Hispanoamericana Nuestra Señora del Pilar: Todos los ministerios de Brasil, Panamá, Venezuela y Trinidad, y en España las residencias de Sigüenza, Granada, Motril, Lucena y Zaragoza más la futura casa de formación de Berlanga de Duero. Posteriormente, el Capítulo General de 1908 pidió que el Vicario General con su Consejo reorganizara la Congregación. Dicha reorganización se ejecutó a través del Decreto de 10 de junio de 1909 del Vicario General, P. Enrique Pérez, y se llevó a cabo de la siguiente manera:


39 – Provincia San Nicolás de Tolentino de Filipinas: En España, las casas de Monteagudo, Marcilla, San Millán de la Cogolla, Puente la Reina y Zaragoza. Todas las casas de Filipinas, Venezuela, Trinidad y la residencia de Shanghai. – Provincia Nuestra Señora de la Candelaria de Colombia: Todas las casas de Colombia y Panamá. En España, el monasterio de Sos del Rey Católico. – Provincia Santo Tomás de Villanueva de Andalucía (obsérvese que la reorganización implicó un cambio de nombre): En España, las casas de Berlanga de Duero, Sigüenza, Granada, Motril y Lucena, y todas las casas de Brasil. Esta reorganización se hizo con el objetivo de recuperar la situación de la Congregación previa a la desamortización española, es decir, restaurando sus antiguas provincias. Por ese motivo se toman dos decisiones: Primera, partiendo del hecho de que casi todas las casas que la Provincia Hispanoamericana de Nuestra Señora del Pilar tenía en España estaban en Andalucía, el Consejo General vio más lógico que la Provincia restaurada fuera la antigua de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, por lo que se procedió al cambio de nombre. Segunda, se encarga la restauración de las dos Provincias restantes, esto es la de San Agustín de Castilla y la de Nuestra Señora del Pilar de Aragón, a la de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía y a la de San Nicolás de Tolentino de Filipinas respectivamente. 4.4.– La Congregación en cifras Me parece importante cerrar este apartado haciendo referencia a las cifras. La presentación del número de religiosos que formaban parte de la Congregación en el inicio del siglo XX nos puede dar una idea de las dificultades que se vivieron en aquellos años y que he intentado reflejar en las líneas anteriores. Los datos son los siguientes: Año 1898 1902 1906 1912

Religiosos 560 396 383 459

Podemos observar que, durante el primer lustro del siglo, se produce un descenso significativo del número de religiosos. Esto es debido a que en esos años, concretamente entre 1898 y 1904, la Congregación tuvo su noviciado cerrado, lo cual impidió cubrir las bajas causadas por las muertes y los abandonos. Con la reapertura del noviciado de Monteagudo en 1905 y la fundación de los noviciados de Sos del Rey Católico en 1904 y de Berlanga de Duero en 1907 comienza el crecimiento numérico de la Congregación, que tuvo sus consecuencias más


40 claras en la expansión por los países antes indicados y en la multiplicación de los ministerios asumidos.

5.– Conclusión Antes de poner fin a esta breve exposición, me parece oportuno concluir con tres pinceladas que resuman las luces y sombras de la Congregación en aquellos años iniciales del siglo XX: 1.ª Crisis y expansión. Los sucesos del siglo XIX nos habían abocado a un unidireccionalismo geográfico que se reveló como un grave peligro. Sus consecuencias negativas fueron principalmente la muerte y detención de numerosos religiosos y, sobre todo, la crisis psicológica y vocacional que los sucesos de Filipinas provocaron en muchos otros. Pero no todo fue crisis sino más bien “catarsis”, porque la Congregación resurgió con renovadas fuerzas y fue capaz de expandirse por varias naciones americanas y comenzar la presencia en China, así como renovar su presencia en Filipinas y en España, tras más de 60 años de exigua presencia. 2.ª Vivencia del carisma. Me refiero al peso de las tres dimensiones del carisma agustino recoleto en la vida real de los religiosos. Al comienzo de este trabajo ya hice referencia a ello. En la primera década del siglo XX, concretamente en el Capítulo General de 1908, queda oficialmente aceptada la nueva orientación de la vida de la Congregación. Este hecho es a la vez luz y sombra. Luz, porque se intensifica aquel principio de san Agustín de atender siempre a las necesidades de la Iglesia. Sombra, porque el equilibrio se rompe al generalizarse la práctica “filipina” de residir los religiosos solos. 3.ª Vocaciones. El elevadísimo número de jóvenes que eligió nuestra Congregación para entregarse al Señor durante el siglo XIX y primera década del XX es señal clara de la actualidad de nuestra forma de vivir el Evangelio, porque en medio de muchas dificultades, la Congregación fue capaz de responder a las expectativas de esos jóvenes. Desgraciadamente también aquí hay sombras, siendo la principal el rechazo de las vocaciones nativas de los países en que estábamos presentes. —*— Este trabajo ha sido realizado como colaboración para el ‘Libro conmemorativo del Centenario de la Restauración de la Provincia Santo Tomás de Villanueva’. Quiero unirme a los religiosos de esa amada Provincia en la celebración de esta efemérides, con el deseo de que sirva para renovar la vida de la Provincia y ofrezca a la Iglesia y a la Orden renovados frutos de entrega y servicio generoso.

Rvdmo. P. Fr. Javier D. Guerra Ayala, oar Curia General oar Roma (Italia)


Capítulo 3.º Antecedentes y Restauración. documentos de la Legislación y voluntad del legislador 1.– La Provincia Santo Tomás de Villanueva, creación y “supresión” La Provincia Santo Tomás de Villanueva nace en el año 1621 1. La Provincia de San Agustín de los Agustinos Recoletos Descalzos de España, única existente hasta el momento, se reúne en Capítulo el 20 de noviembre de 1621, y pone en práctica el Breve Pontificio eligiendo primer Vicario General al P. Jerónimo de la Resurrección y creando las provincias españolas de Castilla, de Aragón y de Andalucía, y de Filipinas, que forman la Congregación de los Descalzos Ermitaños de San Agustín. De este modo nacen, de la Provincia de San Agustín, las cuatro provincias de la Congregación de Agustinos Recoletos quedando conformada ésta del siguiente modo: Provincia de San Agustín o de las dos Castillas, la Provincia de Ntra. Sra. Del Pilar o de Aragón y Cataluña; la Provincia de Santo Tomás de Villanueva o de Valencia y Andalucía (con La Mancha); y la de San Nicolás de Tolentino o de Filipinas, sostenida con el personal misionero de las otras tres provincias. Esta división es aprobada por el Papa Gregorio XV con el Breve “Ad Sacram Beati Petri Sedem” del 31 de agosto de 1622 2. En vista de nuestro objeto de estudio vamos a dar un salto en la historia para pasar a detenernos en los acontecimientos del siglo XIX. Como es ya conocido,

1. Gregorius XV, Militantis Ecclesiae, 5 junii 1621, citado en: J. Fernández, De figura iuridica Ordinis Recollectorum S. Agustini, Roma 1938, 370. 2. Cfr. BPST 520, Enero–Septiembre 1985, 18–19.


42 desde la invasión francesa comienza la supresión y el cierre de los conventos que culmina expulsando a todos los religiosos de sus casas, incautando todos los bienes de las Órdenes religiosas y, en el mejor de los casos, vendiéndolos ya que en no pocos casos fueron robados o destruidos. Esa es la suerte que padecieron algunos archivos y bibliotecas e incluso muchos objetos sagrados. Siendo Isabel II la Reina de España y, por ser menor de edad, Regente la Reina viuda Doña María Cristina de Borbón, el 8 de marzo de 1836 se ordenó la supresión inmediata de todos los monasterios, conventos, congregaciones, casas de institutos regulares y de las cuatro Órdenes militares de San Juan de Jerusalén, exceptuándose, por conveniencia del gobierno, únicamente los colegios de misioneros para las provincias de Asia, entre los que se encontraba nuestro convento de Monteagudo. Esta ley es conocida como “Ley de desamortización de Mendizábal”, en referencia al Jefe de gobierno en ese momento y además a cargo de la cartera de Hacienda, Juan Álvarez Mendizábal, quien pensaba arreglar los problemas económicos del momento con la venta de los bienes incautados a los religiosos. Esta ley, como puede comprenderse fácilmente, provocó una grave situación en todas las órdenes y congregaciones religiosas, quedando de hecho suprimidas muchas casas de religiosos, provincias y, en no pocos casos, la orden misma. Nos corresponde analizar entonces la supresión de la Provincia Santo Tomás de Villanueva. Primeramente hemos de decir que la ley estatal no tenía efectos canónicos, ya que solamente la autoridad legítima podía extinguir a una Provincia Religiosa y, ciertamente, el poder estatal no lo era 3. No obstante, la Provincia se queda sin ninguna casa y sus religiosos se dispersan, ya sea convirtiéndose en diocesanos, yéndose a vivir con su familia, o acogiéndose a una pensión, que en no pocos casos nunca llegó. Para entender adecuadamente la situación es preciso considerar el momento histórico. Por ello es comprensible que, dada la gravedad de la situación, muchos creían que de hecho, ya sean las casas o provincias e incluso las órdenes estaban “extinguidas”. Ahora bien, canónicamente hablando, ¿era ésta la situación? Entendemos que no. Como hemos manifestado arriba, para considerar extinguida la Provincia era necesario un acto jurídico de la autoridad competente, la Santa Sede, que no existió. Nuestras constituciones no contemplaban que el Vicario General, ya sea solo o con el consentimiento de sus Definidores, pudiesen suprimir una Provincia. Por tanto, aunque la Provincia no tuviese ninguna casa y sus religiosos estuviesen dispersos, más aún, aunque no tuviese ningún religioso, ésta continuaba existiendo desde el punto de vista de la ley de la Iglesia. Además debe tenerse en cuenta que la doctrina anterior al Código de Derecho Canónico de 1917 (CIC

3. Cfr. M. Revuelta González, La exclaustración (1833–1840), Madrid 1976, 38.


43 1917) sostenía que “las personas morales conservan su vida jurídica mientras que había esperanzas de resurrección, y la perdían cuando faltaba esa esperanza” 4. Ciertamente que esta norma se prestaba a dudas y es por ello que el CIC 1917, en el c. 102, establece que las personas morales tengan, por naturaleza, vida perpetua, lo cual no quiere decir eternas, sino “que el autor debe fundarla con la intención de que perdure indefinidamente” 5. En vista de ello, el citado canon establecía que la persona moral “se extingue, sin embargo, si es suprimida por la legítima autoridad, o si deja de existir durante cien años” 6. Utilizando esta norma se restauraron muchos de los conventos y órdenes religiosas “suprimidas”, por ejemplo, la Orden de los Jerónimos en 1920. Ahora bien, queda claro que ninguna autoridad legítima había extinguido a la Provincia de Santo Tomás de Villanueva y además podemos agregar que los religiosos tenían esperanza de poder volver a reunirse en sus comunidades 7; incluso hubo intentos de agruparse con orientaciones de los PP. Comisarios Generales, especialmente del P. Gabino Sánchez, quien designó Provincial de Santo Tomás de Villanueva en esta etapa de “supresión” al P. José Arévalo de Santa Rita, y como es ya conocido, estos intentos no prosperaron.

2.– Reorganización de la Orden de Agustinos Recoletos Al subir al trono Alfonso XII en 1874, comienza la restauración de la vida religiosa, pero ya habían transcurrido muchos años desde la desdichada “ley de Mendizábal”; por tanto, no sería fácil regularizar la vida religiosa. Aunque algunos denominan a este período como restauración, es más preciso, en el caso de nuestra Orden, hablar de reorganización y no de restauración porque la Orden no dejó de existir nunca. El último Capítulo General se había celebrado en Calatayud en el año 1829. Las circunstancias ya mencionadas habían hecho imposible cumplir con las constituciones y celebrarlo cada seis años, de tal modo que la Orden era gobernada, no por un Vicario General sino por un Comisario General Apostólico ad nutum Sanctae Sedis que, además de las atribuciones propias de su oficio, tenía otras extraordinarias concedidas por la Santa Sede, dadas las circunstancias particula-

4. A. Alonso Lobo, Comentario al c. 102, in: Comentarios al Código de Derecho Canónico I, Madrid 1963, 253 en nota 82. 5. Ibídem 352. 6. Ibídem 353. 7. BPST 520, oc., 24.


44 res que se vivían, entre ellas nombrar por sí mismo a los definidores generales y proveer cargos extra capitulum 8. Por tanto, era evidente la necesidad de celebrar un Capítulo General para poder comenzar a organizar nuevamente la Orden, para lo cual se consideraba necesario que hubiese tres provincias. Esta exigencia correspondía a una interpretación errónea de las Constituciones vigentes, las reeditadas en 1860, ya que las mismas en la pars. 3.ª, cap. III, n.° 3–4, –tal como señala, acertadamente, el P. J. Lizarraga 9– presuponían la existencia de tres provincias más que exigirlo taxativamente. Por otra parte, si había alguna duda, se podía haber solicitado a la Santa Sede autorización para celebrarlo con dos provincias, pues seguramente hubiese accedido teniendo en cuenta que la Santa Sede tenía sumo interés en que la situación de las órdenes se regularizara, de hecho lo fomentaba. De este modo se hubiese evitado el cuestionamiento respecto de la autoridad del Comisario General para crear una nueva Provincia, la Hispano-Americana de Ntra. Sra. del Pilar. De todos modos, no se debe dejar de lado que los cardenales Rampolla, Gorri y Vives recomiendan al Comisario General, Mariano Bernad, elegido el 3 de junio de 1901, la creación de una nueva Provincia para facilitar la celebración de los Capítulos Generales; además, es justo decirlo, el Procurador General había tenido varios encuentros con Oficiales de la Curia Romana, por tanto estas recomendaciones no pueden considerarse como una iniciativa exclusiva de la Santa Sede, porque ya se sabe: “de Roma viene lo que a Roma va” 10. Hubo otros pedidos, que no vienen al caso mencionar, sobre la necesidad de crear una nueva Provincia. Lo cierto es que lo determinante fue que, cuando se vencía el tiempo, ya en 1907, fijado por la Congregación de Obispos y Regulares para el gobierno de los definidores generales, el Comisario pidió una prórroga de otros seis años, obteniendo una respuesta favorable el 31 de agosto de 1907, pero condicionada, es decir, sólo por un año y con la obligación de celebrar Capítulo en ese tiempo 11. De este modo era imperiosa la necesidad de fundar la nueva

8. Cfr. J. J. Lizarraga, El Padre Enrique Pérez, último Vicario y Primer Prior General de la Orden de Agustinos Recoletos (1908–1914), in: Recollectio vol. XII, Roma 1989, 53–54, nota 3. 9. Ibid. 56. 10. Bibliografía del P. Mariano Bernad, por el P. Fabo. Págs. 65–66, citado por: Crónicas de la Provincia Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, 1899–1909, Monachil 1920, 25: Aquí se transcribe la carta del P. M. Bernard al Cardenal Protector: “Un pensamiento, dice, me preocupa hace tiempo, que, de llevarse a cabo, había de redundar en gran provecho de la Orden (...) Hace falta la creación de una nueva Provincia religiosa, dividiendo la antigua de San Nicolás de Tolentino, que es muy numerosa, y es muy difícil a un solo provincial atender a ella. Con esto nos poníamos en condiciones de poder celebrar Capítulos Generales, que, sin duda, habrían de producir óptimos resultados para el mayor bien de la Orden”. 11. D. Ferrata, Rescriptum, Roma 31 de agosto de 1907, in: AGOAR, 5, 2.°, n.° 9; ACG–1, 2.


45 Provincia, ya que el mandato había sido extendido solamente hasta la celebración del Capítulo que debía celebrarse dentro de ese mismo año. Finalmente, el 12 de octubre de 1907 el definitorio General aprobó la creación de la Provincia Hispano-Americana de Nuestra Sra. del Pilar; a los tres días se promulgó el decreto de erección, firmado por el P. Mariano Bernad, por mandato del P. Comisario General Apostólico, siendo Secretario Fr. Francisco Sádaba del Carmen.

3.– Controversia jurídica en torno a la nueva Provincia Nuestra Señora del Pilar Inmediatamente después de la creación surgieron algunos cuestionamientos en torno a la legitimidad de la creación de la nueva Provincia. Aunque el debate, por cierto bastante exacerbado por defender cada uno su postura, estaba teñido de otras cuestiones que nada tienen que ver con lo jurídico. Nosotros nos centraremos solamente en esta cuestión, dejando a los historiadores los otros problemas que eran básicamente discusiones en torno a la distribución de territorios, casas y personal. Aunque la discusión jurídica es bastante extensa, procuraré en pocas líneas clarificar la cuestión a fin de no extenderme más de la cuenta y dejar para otra oportunidad un estudio más pormenorizado. La cuestión que primeramente se planteó fue la invalidez de la fundación de la nueva Provincia por carecer de autoridad el Vicario General y los Definidores Generales para ello 12. Creo que, sin valorar las circunstancias históricas, se puede caer en una interpretación distorsionada de los elementos jurídicos. No debe dejarse de lado que la situación era muy peculiar y que por tanto es normal que la Santa Sede fuese dando indicaciones de cómo ir restaurando las Órdenes Religiosas más allá de la legislación vigente en ese momento. Pensemos que eran muchas las Órdenes que solicitaban distintas acciones en torno a su restauración y que no todas estaban en la misma situación. Algunas no tenían ninguna propiedad o sólo tenían alguna, mientras que otras habían logrado recuperar algunos conventos. Los religiosos estaban dispersos, queriendo algunos volver a la vida religiosa, aunque no todos. Los mandatos de los superiores habían sido interrumpidos ilegítimamente. En fin, 12. Crónicas de la Provincia Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, 1899–1909, Monachil 1920, 34–39: puede leerse de manera detallada aquí los argumentos de cada una de las posturas a favor y en contra de considerar como válida la creación de la nueva Provincia.


46 una situación fuera de lo común que obviamente la legislación no había previsto. Sin embargo, es claro que la Santa Sede favorecía e impulsaba la restauración de las órdenes, provincias y conventos y mantenía contactos con los religiosos en orden a conseguir este propósito. Ahora bien, si miramos el texto de las Constituciones vigentes en aquel momento, puede admitirse la discusión respecto de la autoridad del Vicario General para fundar nuevas provincias. Allí se habla de Provincias Congregationis dividire, vel unire poterit... (Constituciones pars. 3.ª, cap. VI, n.° 14) y, como puede apreciarse, no se habla de creación explícitamente; por lo cual algunos entienden que el Vicario General o Comisario Apostólico, en nuestro caso, no podían crear una nueva Provincia. Tampoco aceptan, como opinaban otros, que dividir significaba separar para crear otra distinta. A su vez, hay que observar que no se dice en las constituciones que sea necesario el voto deliberativo de los Definidores Generales. En todo caso, en ningún momento se prohíbe la creación de provincias nuevas. Por otra parte, es una realidad que la disciplina respecto de este tema recién se descentraliza con la promulgación del Código de 1983. De hecho hasta ese momento y, así lo estipulaba el CIC 17, c. 449, toda la materia relativa a la división, modificación y supresión de provincias era considerada causa mayor reservada exclusivamente a la Santa Sede 13. Y como es sabido, el Código de 1917 se dedica a ordenar, en líneas generales, el derecho existente más que a establecer nueva disciplina. Por tanto, entiendo que las autoridades de nuestra orden sólo podían erigir válidamente provincias con la aprobación de la Santa Sede, aunque en honor a la verdad las constituciones no lo dicen. De hecho el Comisario Apostólico y sus Definidores pensaban que esto no era necesario: “El recurrir a Roma por la probación y confirmación fue, no por duda de la ley, sino por seguridad y práctica de la Curia Romana” 14. Esto prueba nuestro pensamiento y nos da certeza de que, al menos en la praxis del momento, era necesaria la aprobación de la Santa Sede. Además, para ese momento ya se sostenía que estos asuntos estaban reservados a la Santa Sede. Además, la Congregación de Obispos y Regulares (16 de febrero de 1888 y 5 de agosto de 1897) había declarado: “Para la división de Institutos en Provincias y también para la erección de cualquier Provincia hay que recurrir a la Santa Sede” 15. Cabe mencionar también que la orden no tenía ningún privilegio al respecto que deba considerarse en el análisis de esta cuestión. Por otra parte, es cierto que la Curia Romana había recomendado al P. Mariano Bernad la fundación de una nueva Provincia, pero ello no quiere decir nada respecto 13. Cfr. T. Rincón–Pérez, Comentario Exegético al Código de Derecho Canónico, vol. II / 2, Pamplona 1997, 1415. 14. Crónicas de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, oc., 40. 15. Cf. F. X. Wernz y P. Vidal, Ius Canonicum III (De Religiosis), Romae 1933, 64–65.


47 del modo de proceder, ni menos aún que esto implicara una autorización para que ellos fundaran una Provincia sin intervención de la Santa Sede. Así las cosas, el P. Mariano Bernad solicitó a la Santa Sede la aprobación y confirmación de la fundación de la Provincia. Obsérvese que no se informa sino que se pide aprobación. Está claro que, de este modo, se busca seguridad en un tema de tanta importancia. La Santa Sede confirma y aprueba, mediante rescripto pontificio del 13 de diciembre de 1907, la creación de la nueva Provincia. Hay que ver, entonces, en este acto, más allá de las discusiones precedentes, que la Santa Sede aprobó de hecho en este caso particular lo actuado por el Comisario General y sus Definidores, y no se puede sostener que este acto fue nulo porque hubiera un vicio de subrepción cometido por nuestros superiores. Ello sería subestimar el actuar de la Curia Romana. Como hemos dicho, desde allí se buscaba restaurar la vida religiosa; la orden presenta el pedido de aprobación y confirmación de la creación de una nueva Provincia y la Santa Sede lo confiere; buscar otros argumentos para esta situación concreta es demasiado rebuscado. Creo que no tiene mayor importancia determinar si la Provincia nueva nace el 12 de octubre o el 13 de diciembre de 1907. Son dos momentos de un mismo acto 16. Por tanto, tampoco sería correcto, a mi juicio, decir que la erección de la Provincia fue nula y que fue subsanada por el Rescripto de la Santa Sede. De todos modos, puede afirmarse que, si hubo algún error en el decreto de erección, con la aprobación de la Santa Sede la cuestión quedaba cerrada. De todas maneras continuaron los cuestionamientos hasta el punto de solicitarse una sanación ad cautelam, que ni siquiera fue admitida por la Curia Romana. En el capítulo de 1908 el Nuncio Apostólico en Madrid dio por finalizada la cuestión. Teniendo en cuenta que la Provincia es creada “como merecido tributo de aquella otra Provincia del mismo nombre” 17, tal vez hubiera sido más adecuado restaurar la Provincia del Pilar en lugar de crear una nueva, esto hubiese evitado muchos problemas; no cabe duda que el Comisario Apostólico y los Definidores sí podían restaurar una Provincia que jurídicamente existía 18. Pero claro, esta afirmación es fácil hacerla a muchos años de distancia de los hechos; la realidad era muy pecu16. Pensemos como ejemplo el caso del nombramiento de un Obispo como titular de una diócesis. Una vez que ha sido designado y se le ha conferido el título podemos decir con certeza que ya es el Obispo de un determinado lugar, no obstante sabemos (c. 382 §1) que no debe inmiscuirse en el ejercicio de su oficio hasta que haya tomado posesión. Son distintos momentos de un mismo acto, y a nadie se le ocurre dudar que ya sea Obispo de ese lugar porque aún no ha tomado posesión aun sabiendo que ello pertenece orgánicamente a la provisión de los oficios eclesiásticos. 17. Crónicas de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, oc., 29. 18. A. Alonso Lobo, Comentario al c. 102, oc., 353: “No haría falta un nuevo decreto de erección, ni tampoco la intervención del derecho, para devolverle la personalidad, porque ésta no se había perdido todavía”.


48 liar, como lo hemos ya manifestado. La restauración se llevó a cabo en medio de enormes dificultades y sacrificios y de manera desigual entre las órdenes; cada una iba resolviendo las cosas de la mejor manera. En vista de ello, y de que en última instancia las normas canónicas no eran del todo claras, se comprende que, tal vez, la erección de la Provincia no fue hecha de un modo tan detallado como era de esperarse. En fin, la Provincia quedó creada y si bien podríamos preguntarnos qué hubiese ocurrido si no se hubiese enviado el pedido de aprobación a la Santa Sede, no vemos necesidad de responder. ¡Demasiado conflictiva ha sido esta cuestión para que le sumemos hipótesis!

4.– La Provincia Santo Tomás de Villanueva, visión jurídica de los hechos del año 1909 La otra cuestión que debemos abordar ahora es si la Provincia de Ntra. Sra. del Pilar fue extinguida y se restaura la Provincia Santo Tomás de Villanueva o, por el contrario, es un cambio de nombre. La discusión fue tan apasionada como la cuestión tratada anteriormente y ocasionó serias controversias entre los cronistas de Santo Tomás, quienes defendieron que el decreto suprimió la Provincia del Pilar y restauró a la de Santo Tomás, mientras que del otro lado los historiadores de San Nicolás defienden que se trató solamente de un cambio de nombre. No vamos a tratar aquí las cuestiones que subyacen detrás de esta polémica, que son referidas a pretensiones de territorios, religiosos y medios económicos; nuestro objetivo es intentar dilucidar jurídicamente cómo debe considerarse este hecho. Está claro que el Capítulo de 1908 había visto la necesidad de reorganizar la Congregación en sus cinco provincias antiguas: “persuadido el presente Capítulo General de la conveniencia de reorganizar nuestra Congregación con sus cinco Provincias antiguas, y de asignar a cada una de ellas el territorio y el campo de operaciones donde deba ejercer su acción y desarrollarse, delega su autoridad en el Venerable Definitorio General para que ejecute uno y otro” (Determinación 27, ACG–1, 42). En vista a este objetivo, y una vez estudiado el tema por el Definitorio General durante los días 17 y 18 de febrero de 1909, los acuerdos adoptados establecían: 1°) “Que la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas se encargue de restaurar la antigua Provincia Ntra. Sra. del Pilar de Aragón”; 2°) “Que la actual Provincia Hispano-americana de Ntra. Sra. del Pilar, tomando la denominación de Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, se encargue de la restauración de la Provincia de N. P. San Agustín de Castilla” 19; 6°: La Provincia de Santo Tomás 19. Cfr. J. J. Lizarraga, oc., 135.


49 de Villanueva, representada ahora por la Provincia Hispano-Americana de N. S. del Pilar, tendrá como territorio propio: a) en España: Los reinos de Andalucía, Murcia y Extremadura; todas las Provincias de Castilla la Nueva, y las de Valladolid, Salamanca, Ávila, Segovia, Soria y las Islas Canarias; en Ultramar: Brasil, Argentina, y la parte sur de Chile. No puede dejarnos de llamar la atención que, si se pretendía restaurar todas las Provincias antiguas, se decidiese cambiar el nombre a una que, aunque estrictamente no restaurada, ya existía con ese nombre, la del Pilar, y encomendar de nuevo su restauración a la Provincia de San Nicolás. Tal vez, el propósito era ser lo más fiel posible a los antiguos territorios que tenían antiguamente estas provincias; por ello se opta que la Provincia del Pilar se llame Santo Tomás, buscando así una continuidad con la antigua Provincia de ese nombre. La distribución de casas y territorios no fue del agrado de muchos frailes, fundamentalmente de la Provincia del Pilar, que la consideraba injusta. Por tanto, se comprende perfectamente que el Vicario General juzgase conveniente, a fin de reforzar con mayor autoridad estas decisiones, pedir a la Congregación de Religiosos facultad para cambiar la denominación de la Provincia del Pilar. El 5 de mayo de 1909 la Congregación Romana acogió favorablemente el pedido. La publicación del decreto se realizó el 10 de junio de 1909, después de haber dado posibilidades de presentar objeciones que se consideraban oportunas. El decreto establecía ya de modo definitivo: 1°) “La actual Provincia HispanoAmericana de Nuestra Señora del Pilar, desde esta fecha en adelante se denominará PROVINCIA DE SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA EN ANDALUCÍA; y será como una continuación de la antigua del mismo nombre, con todos los derechos y obligaciones de la hasta ahora llamada Provincia Hispano-Americana de Nuestra Señora del Pilar. El P. Provincial, los PP. Definidores, Priores, y todos los otros que están en posesión de oficios y cargos, quedan y siguen en los mismos que actualmente desempeñan, con toda la autoridad, derechos y preeminencia que tienen al presente”. El art. 6 señalaba los territorios que finalmente se había decidido como campo apostólico para la Provincia de Santo Tomás de Villanueva: En España: Los Reinos de Andalucía, Murcia y Extremadura, todas las provincias de Castilla la Nueva y las de Valladolid, Salamanca, Ávila, Segovia, Soria y las Islas Canarias; en Ultramar: Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y en Chile los Estados no asignados a la Provincia de la Candelaria. La precedente distribución cayó muy mal en los religiosos de Santo Tomás, porque consideraban que su territorio era reducido y que se sacrificaba a la Provincia a favor de las otras dos 20. 20. Cfr. J. J. Lizarraga, oc., 147.


50 Todo ello provocó una delicada situación, hasta el punto que los Definidores de Santo Tomás llegaron a firmar un recurso de apelación dirigido al Cardenal Protector de la Orden. No nos detendremos en estas discusiones, otros saben contarlas mejor que nosotros. Nos dedicaremos a analizar el aspecto jurídico para poder emitir nuestra humilde opinión respecto de si nos encontramos ante la misma Provincia (el Pilar) con distinto nombre o se ha restaurado la antigua Provincia de Santo Tomás de Villanueva. Ante todo, creo que tenemos que distinguir entre lo que se hizo y lo que se quiso hacer. A lo primero debemos responder, ateniéndonos a un estricto análisis jurídico de los textos que podemos denominar legales, a saber: el Decreto de creación, Arts. 1°) y 6°), la solicitud a la Santa Sede y la respuesta de ésta, hay que concluir que no se suprime una Provincia para restaurar o fundar la Provincia de Santo Tomás de Villanueva. Ninguno de estos documentos se refiere a suprimir una Provincia para restaurar o crear otra, y me atrevo a decir que, aunque esa hubiese sido la intención, hecho que analizaremos después, no fue eso lo que se solicitó a la Santa Sede y, consecuentemente, lo que se concedió. No se puede pensar que el cambio de nombre y reorganización del territorio de una Provincia impliquen la supresión de otra. Un ejemplo práctico nos ayuda a comprender mejor. Si se cambiara el nombre a una diócesis y se reorganizara su territorio, o incluso se le quitara parte del mismo, la diócesis continuaría siendo la misma, conservando sus autoridades, derechos, obligaciones e incluso privilegios. Si se quería obtener de la Santa Sede la supresión de una Provincia y la creación de otra, se debió pedir expresamente; en cuyo caso, no habría necesidad de solicitar una nueva denominación, sino sencillamente indicar cuál sería el nombre elegido para la nueva Provincia, sin tener que justificar por qué se ha optado por ese nombre. Tantas explicaciones en las preces dirigidas a la Sede Apostólica no hacen más que confirmar, a mi criterio, que se solicitaba un cambio de nombre y por ello debía justificarse el motivo de tal propósito. Si lo que se quería era suprimir una Provincia y crear otra nueva, la línea argumentativa bajo ningún aspecto debió centrarse en el cambio de nombre. Y si, a través de este pedido, se quiso obtener la supresión de una Provincia para crear otra, no queda más que afirmar que éste no era el modo de obtenerlo. Me resulta inaceptable pensar que hubiese quedado alguna duda, sobre todo considerando la intervención de la Santa Sede, si realmente estuviésemos frente a una supresión, aprobada y confirmada por ésta. Una vez aclarado el tema desde el punto de vista jurídico, debemos profundizar un poco sobre los hechos, a fin de conocer los propósitos más allá de lo que se haya conseguido jurídicamente. Considerando los documentos ya mencionados, más las distintas comunicaciones enviadas a los religiosos y las conversaciones que se tuvieron en esos momentos, tampoco sería justo decir que se trató simplemente de un cambio de


51 nombre. Todo lleva a pensar que había un verdadero deseo de restauración de las antiguas provincias y que éstas se adecuaran, en la medida de lo posible, a los antiguos territorios. La voluntad, ciertamente, era reorganizar la Orden del modo más fiel posible al período anterior a la Desamortización de Mendizábal; ése era el espíritu de las intenciones, aunque no se haya plasmado jurídicamente en el caso que nos ocupa. El mismo Decreto dice que la Provincia deberá ser “como una continuación” 21 y, siendo meticulosos, si se quería restaurar la Provincia, el “como” sobra; y aunque en la carta del P. Enrique Pérez a todos los religiosos el “como” no está, esa carta no tiene ningún valor jurídico 22. No obstante, no se trata solamente de una palabra, sino que reparo en ello, porque creo que en cierto modo es muestra de unas intenciones y deseos que no fueron perfilados con la precisión jurídica necesaria. Es decir, ¿se quería restaurar las antiguas Provincias? Sin duda. ¿Se pensó en suprimir la Provincia del Pilar? No; me animo a decir que ni se trató el tema, al menos no consta en ninguna parte. La palabra supresión o su equivalente no aparece ni en el Decreto ni en las Preces enviadas a la Santa Sede, solamente se menciona este término en la Carta que acompaña al Decreto; por lo cual jurídicamente no es relevante; aun así coincido con otros autores en que allí, tal palabra se refiere al cambio de nombre 23. Al cambiarse los límites de la Provincia era ciertamente más adecuado, en consideración a ese aspecto, ponerle Santo Tomás de Villanueva 24; más aún, la intención era que la Orden quedase conformada como antiguamente, tanto en la cantidad de provincias como en sus nombres y en parte también en sus territorios.

5.– Conclusión Por tanto, a nuestro juicio, las dos posturas conocidas, una que considera que hubo supresión y creación de una nueva Provincia 25, y la otra que sostiene que fue sólo un cambio de nombre 26, dichas así sin más, son erróneas.

21. Crónicas de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, oc., 11. 22. Ibídem 10. 23. Cfr. J. J. Lizarraga, oc., 165. 24. Cfr. P. Corro, La Orden..., 257–261: “Como consecuencia de esta demarcación de límites, y en atención a radicar en Andalucía las principales casas de la Provincia últimamente restaurada, creyó más apropiado el V. Definitorio el dar a ésta el nombre y título de la antigua de Andalucía”. 25. Cfr. J. Fernández, De figura Iuridica Ordinis Recollectorum S. Agustini, Roma 1938, 373; BPST 520, oc., 28. 26. J. J. Lizarraga, oc., 163 y bibliografía allí citada.


52 Una tercera postura 27 considera que la fundación o restauración de la actual Provincia de Santo Tomás de Villanueva pasa por tres momentos: a) Restauración virtual, desde 1899, con las fundaciones en Andalucía y América; b) Restauración oficial y verdadera, el 13 de diciembre de 1907, fecha en que la Santa Sede aprobó y confirmó el decreto de erección (15 de octubre de 1907); c) Restauración nominal, en virtud del Decreto del 10 de junio de 1909. Esta última postura puede ser sostenida desde la historia, tiene en cuenta las intenciones de los protagonistas y valora los elementos jurídicos. No obstante, siendo coherentes con nuestro análisis, se puede deducir que, desde una óptica jurídica, sin otras consideraciones, la situación es distinta. Según nuestro estudio, la Provincia Santo Tomás de Villanueva nace en 1621; es considerada suprimida con la Desamortización de Mendizábal; en 1907 se crea una Provincia nueva, la de N. Sra. del Pilar, y en 1909, con la aprobación de la Santa Sede, se le cambia el nombre por el de Santo Tomás de Villanueva y se le asignan nuevos campos apostólicos. No obstante, insistimos, en un acontecimiento pueden y en cierto modo deben considerarse otros aspectos tales como la intención, la voluntad y el deseo entre otros. Por lo cual, considerando estos aspectos, puede, en cierto modo, sostenerse que se restaura la Provincia Santo Tomás de Villanueva el 10 de junio de 1909. El aspecto jurídico es sólo una manera de ver los hechos y puede ocurrir que, en ciertas circunstancias, por motivos peculiares, no refleje la intención y voluntad de quienes quieren conseguir un efecto determinado y preciso. ¡Cuántas veces hemos observado que el legislador no ha logrado plasmar en la ley su propósito! ¡Cuánto más en quienes deben actuar en momentos difíciles de la historia no contemplados por la ley! Seguramente, quisiéramos que las cosas se hubiesen desarrollado de un modo más claro y con mayor exactitud jurídica, pero lo cierto es “que cuando el viento y las inclemencias del tiempo contrarían y arrecian el caminar de los hombres, no queda otra opción que seguir caminando con las fuerzas y medios que se tengan, si es que se quiere avanzar” 28. Todos nuestros hermanos de aquel momento, sin distinción de provincias, quisieron avanzar en la “restauración” de la orden y, más allá de sus aciertos, errores, imprecisiones y diversidad de opiniones, cada uno buscó, a su manera, el mejor modo de llevar a cabo esa obra.

P. Fr. Ricardo Daniel Medina, oar Colegio Agustiniano San Andrés (Prov. Bs. As., Argentina)

27. Cfr. J. J. Lizarraga, oc., 167; Cfr. J. Fernández, oc., 372–373. 28. F. Aznar Gil, Abusos sexuales a menores realizados por clérigos, in: REDC 62 (2005) 75.


Capítulo 4.º Las comunidades de España en este siglo de Historia Introducción He aquí, en tus manos, Las Comunidades Agustino-Recoletas de España, Provincia de Santo Tomás de Villanueva, en este siglo de Historia 1909–2009. Tal vez no encuentres nada nuevo, porque el encargado de recopilar y sintetizar tanta historia hecha vida no tiene claro su cometido y porque las fuentes consultadas no se apartan de las clásicas, es decir, las Décadas, los Boletines provinciales tanto en las fechas extraordinarias de los 25, 50 y 75 años de la creación de la Provincia junto a los mismos de cada año correspondiente. Este siglo XX y XXI de historia de la Provincia viene precedido, como primicia y pilar, por las comunidades fundadas en los 10 años precedentes, final del siglo XIX e inicio del XX. Las causas del origen o fundación de estas casas han de ponerse, en síntesis, en la pérdida de las Islas Filipinas para España, que concluiría con la anexión de las mismas a Estados Unidos en el 1898. Después de un primer momento, en el que los religiosos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, provenientes de Filipinas, se recogieron en los conventos de España; en un segundo momento, buscando nuevas soluciones al problema de los religiosos que de allí salían para España. En ésta se recogían a aquellos religiosos que, por distintos motivos, no pudieron enviarse a América. Objetivo era la reconstrucción de las Provincias de la Recolección. Así viene la fundación de la residencia de Granada, 1899. A partir de ahí el desarrollo fue rápido. El 12 de octubre de 1907 nace la Provincia Hispano-americana de Nuestra Señora del Pilar, con sede en Zaragoza. Poco después cambiaría su casa central a Berlanga de Duero, Motril y Granada, y el 10 de junio de 1909 viene la


54 restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía. Según este decreto –10 de junio de 1909– la hasta entonces llamada Provincia de Nuestra Señora del Pilar, recibía una nueva de nominación y un reajuste en el territorio encomendado y en los religiosos miembros. El número uno del decreto reza así: “la actual Provincia Hispano-americana de Nuestra Señora del Pilar, desde esta fecha en adelante, se denominará Provincia de Santo Tomás de Villanueva en Andalucía y será como una continuación de la antigua del mismo nombre...” De ahí que, en la década del 1899 al 1909, la fundación de estas comunidades iban perteneciendo sucesivamente a las Provincias de San Nicolás, la nueva del Pilar y la restaurada de Santo Tomás de Villanueva. En la exposición me he limitado, en concreto, a ver el origen, fundación de cada comunidad oar, recordar algunos acontecimientos más brillantes en el desarrollo de su historia; ofrecer después la situación actual de las comunidades aún existentes en esta primera década del siglo XXI, o bien recordar cómo y el por qué de su cierre de aquéllas que ya no existen. Un deseo transmito a través de estas líneas: este estudio ha producido en mí conocimiento, estima y amor a la Provincia; el mismo fruto -aumento de conocimiento, de estima y de amor a nuestra Provincia de Santo Tomás de Villanuevaauguro para quienes, con paciencia, lo lean,

I.– Las bases de la restauración (1899–1909) 1.– Comunidad de la residencia-iglesia del “Corpus Christi”, “Hospitalicos”, de Granada [1899–...] 1.1.– Origen y fundación1

El origen de la historia viva de esta Residencia, que fue casa de las tres Provincias (San Nicolás, del Pilar y de Santo Tomás), arranca desde los siguientes datos. El 10 de febrero de 1899, y a petición principalmente del Hermano Mayor de la Hermandad de la Paz y Caridad, fueron enviados por el P. Comisario General, Íñigo Narro, los PP. Gregorio Gil y Eugenio Galilea y fundaron la actual residencia. 1. Para una más completa presentación de la historia de esta comunidad–casa, se puede ir a la Bibliografía general puesta al final de estas páginas, y además a la obra Los Agustinos recoletos en Andalucía y su proyección en América, Actas del I Congreso histórico, Granada 2001, en los artículos Jesús Berdonces Navarro, OAR, Significación histórica de la Residencia de Granada, páginas 251–275; e Imanol Larrínaga Bengoechea, OAR, Ministerio de la Predicación y Misiones populares (cien años de presencia viva en Hospitalicos).


55 Su fundación data del 11 de febrero del año 1899, en la casa e iglesia del antiguo Hospital del Corpus Christi, llamada y conocida vulgarmente con el nombre de Hospitalicos, situada en la calle Elvira, muy próxima a Plaza Nueva y muy cerca de las calles principales de la ciudad conocidas por Reyes Católicos y Gran Vía de Colón. Erigida residencia canónica por rescripto de 20 de febrero de 1900 y ejecutado el 27 de febrero del 1900. “La Residencia de Granada 2 es la primera en la orden de fundación y, sin disputa, la más importante de todas, no sólo por los trabajos y empresas realizadas en ella por nuestros religiosos adquiriendo con esto alto renombre toda la Orden, sino también por haber sido la casa Madre, por decirlo así, que ha producido y fomentado las demás fundaciones que se han llevado acabo en Andalucía. Ha sido muy grande y eficaz la influencia que esta residencia ha ejercido en el desarrollo de nuestra Provincia” (Crónica de la Provincia 1, 149–150). La historia fecunda de esta residencia, desde sus comienzos en 1899 hasta 1919, está bien recogida con documentación fundamental y lujo de detalles en la Década I de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva (1899–1909) y en la Década II (1910–1919). Continúa con la adaptación, residencia nueva y mejoras en la Década III (1920–1929). 1.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

En la primera etapa de su historia –del 1899 al 1909– con esos dos pioneros ya nombrados que roturaron el campo del Señor, recordamos sólo a otros cinco que se incorporaron a la naciente comunidad: PP. Pedro Corro del Rosario, Juan de Dios Araiz de la Purísima Concepción, Tomás Preciado del Beato Querubín de Avellana; Ricardo Imas del Pilar y Hno. Felipe Bermejo de San José. No entramos, pues, en los religiosos de este período que fundaron la revista Santa Rita y el Pueblo cristiano, o establecieron los Talleres de Caridad de Santa Rita y Cofradía de Santa Rita, o que marcaron una época en la historia de Hospitalicos. Aquí nos circunscribimos más en concreto a los 100 años como Provincia de Santo Tomás de Villanueva, y presentamos un elenco de ilustres religiosos que, con patente de conventualidad, han vivido y trabajado en la comunidad de Granada antes o después de sus cargos que han ejercido: un obispo, dos priores generales, 2. Cf. Ibid, artículo de Antonio Martínez Ramos, Centenario de la reinstauración de la recolección agustiniana en Granada. La fundaciones de estas Residencias respondían a un nuevo concepto de casa, que bajo el nombre de residencia planteaba un nuevo tipo de vida, desconocido para la Orden hasta ese momento. Como los nuevos rasgos de las mismas no estaban recogidos en las Constituciones de la Orden, se publicó por los superiores unas “Reglamentaciones” con fecha de 21 de abril 1902, que recoge la Década 1.ª, pp. 15–16. Puede verse también mi trabajo Alfredo Martín Cubilla, OAR, Las Residencias e Iglesias conventuales, en los cien años de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, II. Qué son estas residencias, su legislación.


56 varios priores provinciales y vicarios o delegados provinciales. El recuerdo de éstos no significa ensalzar a unos religiosos y empequeñecer a otros, no es ese mi ánimo. El obispo es Mons. José Luis Azcona Hermoso. Los dos priores generales fueron el Beato Vicente Soler y el P. Gerardo Larrondo. Priores provinciales fueron también los dos anteriores ya nombrados, P. Francisco Bergasa de la Virgen de Vico, P. Francisco Orduña de San José, P. Teófilo Garnica del Carmen, P. Santiago Dolado de San Agustín, P. Ángel Criado de San José, P. Martín Braña del Carmen, P. Vicente Sánchez de Santa Teresa, P. José Luis Azcona Hermoso y P. Imanol Larrínaga Bengoechea. El 31 de enero de 1929, el Definitorio provincial acuerda, por creerlo conveniente para los intereses de la Provincia, que sea trasladada (de Motril) a Granada la residencia ordinaria de nuestro padre provincial, habida cuenta de la mayor facilidad de comunicaciones. Vicarios Provinciales y vicarios de vicarías: P. Gregorio Erce Osaba (Vicario provincial de Argentina y Vicario Provincial), P. Marcos Beltrán (Vicario provincial de Brasil y de Argentina), P. Gerardo Buldain (Vicario provincial de Argentina y de España), P. Francisco Nafría (Vicario provincial de España), P. Tomás Sarnago (Vicario provincial), P. Juan Cuesta (Vicario provincial de Argentina) y P. Alfredo Martín (Vicario provincial). 1.3.– La situación actual de esta comunidad

En la actualidad, después de pasar la casa e iglesia varias reformas de obras y mejoras hasta llegar al estado actual; desde la adquisición en sus orígenes de varias casas contiguas al edificio para ampliar la propiedad quedando en la manzana actual, que está rodeada por las calles Elvira, Calderería Vieja, la Placeta de san Gil y el Callejón del Corpus Christi; y poder así cumplir mejor con su misión pastoral. Una vez dueños de toda la manzana, se procedió a la reforma del año 1923, cuyas obras quedaban terminadas e inauguradas el 25 de agosto de 1924, coincidiendo así con el 24 aniversario de la fundación de la casa; reformas también importantes las realizadas por los años 1955 y por los años 2000, que mejoraron y actualizaron el interior de la casa. La comunidad actual continúa el ministerio dedicado al culto y predicación en nuestra iglesia, tan tradicional y propio de esta residencia desde el principio; aunque tanto la pastoral de sacramentalización y de novenas-triduos como la ayuda a las parroquias y pueblos (tan floreciente y gloria de esta Residencia en etapas de su historia), ha quedado en estas últimas décadas muy cambiada. Labor pastoral, pues, reducida hoy casi únicamente al culto en la propia iglesia y al ministerio en el cementerio san José de la ciudad cumplidos por la comunidad actual (2010), que está formada por siete religiosos sacerdotes y dos hermanos.


57 Hay que resaltar finalmente tanto la exitosa celebración (del 24–IX–2009 a 24–I–2010, en su iglesia del Corpus Christi) de la exposición “Granada TOLLE, LEGE”3, con motivo del Primer Centenario de la Restauración de la Provincia Santo Tomás de Villanueva en Andalucía, como la nueva pastoral del cementerio que esta Residencia viene -con dedicación valiente- ejerciendo desde octubre de 1994, cuando Mons. José Méndez, arzobispo de Granada, encomendó la atención pastoral del cementerio San José de la capital granadina a la comunidad de “Hospitalicos”, que, desde entonces, realiza. 2.– Comunidad de Motril, iglesia Nuestra Señora de la Victoria, centro educativo San Agustín, parroquia San José [1899–...] 2.1.– Origen y fundación4

Casi como una consecuencia de la fundación de Granada vino enseguida la de la Residencia de Motril, efectuada el día 11 de mayo del año 1899, cuando llegaban a Motril los PP. Pedro Corro y Fr Juan Araiz acompañados del Donado Pedro Aldaz; unos días antes, el 5 de mayo del 1899, les habían precedido los PP. Gregorio Gil y Bernardino Saralegui, éste con nombramiento de superior. Esta casa ha pertenecido también a las tres Provincias: San Nicolás de Tolentino, del Pilar y de Santo Tomás de Villanueva. La erección canónica de la residencia fue el 27 de febrero del 1900, teniendo a su cargo la Iglesia de la Victoria, que formaba parte del antiguo convento de los Religiosos Mínimos, del que, por fin, pudieron posesionarse nuestros padres en el año 1907, por medio de compra; la comunidad, el día 24 de abril del año 1908, se trasladó a él. En el año 1904 los religiosos de Motril habían elevado ya una detallada exposición a los Superiores, solicitando la compra del convento. Después de muy laboriosas gestiones y zanjadas todas la dificultades, se formalizó el contrato y pudo firmarse la escritura de compra a nuestro favor el día 13 de diciembre de 1907. El 30 de septiembre de 1962, la prensa se hacía eco de la bendición de la nueva casa. Terminada la bendición, numeroso público desfiló admirando la sencillez y elegancia de la nueva casa.

3. Cf. Granada Tolle, Lege “Granada Toma y Lee”, Editores: Francisco Javier Martínez MeMiguel Ángel León Coloma y Rodolfo V. Pérez Velázquez, OAR. Provincia Santo Tomás de Villanueva, Agustinos Recoletos, Granada 2009. 4. Cf. ibíd., los artículos: Domingo A. López Fernández, Los agustinos recoletos: cien años de presencia en Motril, pp. 297ss; Juan Jesús López–Guadalupe Muñoz, Un espacio para los agustinos recoletos en Motril: El antiguo convento de los mínimos, pp. 327ss; Jesús Cerezal Fernández, OAR, Con recuerdo y gratitud: cien años de presencia en Motril, pp. 359. dina,


58 El año 1992 pasará a la historia de esta casa como el año de la remodelación total de la misma. Las obras comenzaron el 19 de junio. El día 21 del mismo mes la comunidad, previo desalojo total, sale de la residencia y se acomoda en la escuela profesional, en dos pisos cedidos gratuitamente y en las comunidades del colegio de Granada y de Monachil. El 5 de diciembre, aniversario de la recolección, regresan a la nueva residencia, que sería bendecida el 30 del mismo mes. Así se describen estas obras de la nueva residencia. Las habitaciones tiene todas servicio completo y armario empotrado. Son amplias y llenas de luz, bellamente amuebladas (Cf. Boletín de la Provincia, año 1993, n.º 536, p. 42s). Después se emprendieron nuevas obras que afectan al colegio y a la casa-residencia; éstas comenzaron en julio del 1996 y concluyeron en el siguiente año. Se construyeron 3 aulas de educación infantil, un gimnasio cubierto y ampliación de la casa (5 habitaciones y una amplísima sala). 2.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Primero, la residencia de Granada, y luego, esta residencia de Motril han sido los cimientos sólidos de la restauración de la antigua Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía. Fue sede permanente del Provincialato del 1912 hasta 1936, que pasa a Madrid (el 31 de enero de 1929 el Definitorio provincial acuerda, por creerlo conveniente para los intereses de la Provincia, que sea trasladada (de Motril) a Granada la residencia ordinaria de nuestro padre Provincial, habida cuenta de la mayor facilidad de comunicaciones. Pero tal acuerdo nunca se realizó (cf. Décadas III (1920–1929), p. 659). Podíamos añadir aquí cuanto se dice en el número precedente sobre las obras de la casa e iglesia (ya el 4 de abril de 1929 el Definitorio trató la posibilidad de convertir la residencia de Motril en colegio de estudios superiores de teología o moralistas, aunque todo este proyecto quedó sin efecto), aunque preferimos resaltar y nombrar más expresamente los Mártires de Motril, comunidad mártir de Motril 5; y dejando la lista de honor de provinciales y superiores de Motril, para no encontrarnos repitiendo el parágrafo 1.2 de origen y fundación de la residenciacomunidad de Granada, con pequeños cambios de nombres. Durante muchos años, esta comunidad ha desempeñado la función de capellanes de los Reyes de Bélgica durante su estancia en su finca “Astrida”, próxima a la ciudad de Motril. Hay que resaltar que, hasta la muerte del Rey Balduino, venían en Navidad, Semana Santa y durante el verano. 5. Cf. ibíd.: Teodoro Calvo Madrid, OAR, Los mártires agustinos recoletos de Motril durante la persecución religiosa 1931–1939, pp. 405ss.


59 2.3.– La situación actual de esta comunidad

La página, a la vez trágica y a la vez muy gloriosa en la historia de esta comunidad, fue la que experimentó en el año 1936 con la guerra civil española. La comunidad mártir y los deterioros en el edificio de la iglesia y del convento. Fue preciso reconstruir casa, iglesia y levantar el colegio. El convento ha tenido también dos reformas hasta llegar al estado actual. La iglesia fue remodelada últimamente después de la beatificación de los mártires. Obras hechas: rehicieron el presbiterio y reconstruyeron el techo de la iglesia; se hizo un nuevo altar dedicándose a los mártires. Así, en 1955 se abrió el centro educativo San Agustín y, en 1964, la Escuela Profesional Virgen de la Cabeza. El día 25 de julio de 1970 se celebró la bendición solemne de la Escuela Profesional “Virgen de la Cabeza”. Ambos centros tendrán vida independiente hasta el año 1997. En efecto, el 2 de julio de 1997 se integraron los dos en un único centro educativo con el nombre de San Agustín. Con fecha de 9 de diciembre de 1990, el Consejo Provincial acuerda asumir, desde el día 1 de enero de 1991, una nueva parroquia en la ciudad de Motril y que el arzobispado de Granada confiere a la Provincia de Santo Tomás de Villanueva (Cf. Boletín de la Provincia, año 1990, n.º 531, p. 258). El 14 de diciembre de 1990 se erige la Parroquia San José, cuyo servicio pastoral se entrega al cuidado de la comunidad. La comunidad actual (2010), compuesta por nueve religiosos, siete sacerdotes y dos hermanos, cumple la misión pastoral en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y en la Parroquia San José. La labor educativa se desarrolla y cumple en el Centro Educativo San Agustín. 3.– Comunidad de la residencia de Lucena (Córdoba) [1904–1930 ó 1931] 3.1.– Origen y fundación

La residencia de Granada, “alma mater” de nuestra Provincia en Andalucía, y a ruegos e instancias de las Agustinas Recoletas de dicha ciudad., tuvo parte muy destacada en el origen de la fundación de Lucena. Aunque se había llegado a Lucena en el 1903, el decreto de fundación data del 17 de mayo del año 1904. Casa de las denominadas Residencias, que pasó por pertenecer en su breve historia a las tres Provincias. El P. Mariano Lasa de Jesús, después de dar los primeros pasos en la fundación de la residencia, el 14 de noviembre de 1903, recibía del obispado de Córdoba


60 el decreto de autorización para hacerse cargo de la Iglesia de Santa Ana, filial de la parroquia del Carmen, situada en la calle Pedro Angulo. No parecieron a los religiosos las condiciones muy favorables en cuanto a la casa que les prestaba, y resolvieron comprar una para residencia, que consiguieron en la misma calle n.º 24 y frente por frente a la iglesia de santa Ana. Esta iglesia se devolvió al obispado en agosto de 1910, utilizando desde entonces para las funciones del culto la iglesia de san Martín de nuestras hermanas Agustinas Recoletas. Abrieron un oratorio en la misma residencia en el año 1911. 3.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Desde el primer momento éstas fueron sus principales actividades pastorales: confesonario y predicación en Lucena y pueblos vecinos, sobre todo en Cabra, las devociones al Sagrado Corazón de Jesús y al apostolado de la oración. Otras de las ocupaciones, según narran las crónicas, fueron la dirección y asistencia espiritual de las comunidades religiosas de Lucena y Cabra, así como las capellanías de los asilos. 3.3.– La situación actual de esta comunidad

En las memorias anuales del Boletín de la Provincia (1919 y 1921) ya puede leerse que esta residencia se encontraba muy reducida y casi sin vida. Pero después de 25 años de servicio y entrega al apostolado de la diócesis de Córdoba, ante la necesidad de preparar colegios capaces y vocaciones bien formadas, el Provincialato resolvió dejar este ministerio el 4 de abril de 1929, autorizando la venta de la casa de Lucena. Y se debió dejar, por tanto, entre los años 1930–1931. 4.– Comunidad de la residencia casa-misión de Sigüenza (Guadalajara) [1905– 1911] 4.1.– Origen y fundación

Regía la sede episcopal de Sigüenza Mons. Fr. Toribio Minguella, oar, por eso fue fácil establecerse allí. Ofreció el usufructo del seminario que se denominaba de san Bartolomé con la capilla y todas las dependencias, además de otras facilidades para la comunidad. El 18 de noviembre de 1905 quedó erigida canónicamente esta residencia con el nombre de Casa-Misión. Residencia, como las dos anteriores, con una historia de pertenencia a las tres Provincias.


61 4.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Los fines principales de esta casa eran dar Misiones en la diócesis y confesar; siendo designados oficialmente Misioneros diocesanos, con la obligación de recorrer todos los años, durante los meses de noviembre a mayo, los pueblos del arciprestazgo que el Prelado designara; además de atender a la capilla de la casa y a la dirección del seminario diocesano con la confesión semanal de todos los seminaristas, dar ejercicios espirituales a las comunidades religiosas... El Capítulo Intermedio, celebrado en el convento-noviciado de Berlanga de Duero el 31 de octubre de 1910, resuelve abandonar esta casa y detalla las razones, aun se recargan más éstas si se atiende a los emolumentos que el prelado debía dar para el sostenimiento de la Casa-Misión, que no se cumplían, obligando a la Provincia a sostener a los religiosos con recursos que eran necesarios para atender principalmente a los colegios (Cf. Décadas II, 474s). 4.3.– La situación actual de esta comunidad

Las dificultades expuestas y las cargas pesadas aceptadas en la fundación de esta Residencia, que, al no ofrecer ni proporcionar ventajas, con la escasez tan notable de personal, obligaron a tomar la resolución de abandonarla por acuerdo unánime tomado en el Capítulo Intermedio de 1910, como se indica más arriba. Se dejó, por tanto, esta residencia con el nombre de Casa-Misión de Sigüenza el 30 de mayo de 1911, retirándose los religiosos al convento-noviciado de Berlanga de Duero. 5.– Comunidad de Zaragoza [1908–1909] 5.1.– Origen y fundación

El 12 de octubre de 1907 es creada por decreto la Provincia Hispano-Americana de Nuestra Señora del Pilar; nuestros Superiores vieron en seguida la necesidad de fundar la Casa-Residencia en la histórica ciudad de María y Titular de la nueva Provincia (Cf. Décadas I, 209). Esta fundación se llevó a cabo el 27 de marzo del 1908. Casa, que también formó parte de las tres Provincias. 5.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Asignada esta casa a la Provincia del Pilar por circular-decreto de 15 de octubre de 1907, fue erigida canónicamente por decreto del 11 de mayo de 1908 y tomó posesión el P. Provincial de la Provincia del Pilar el 3 de abril de 1908 (Cf. AO, n.º 22, 320–321).


62 5.3.– La situación actual de esta comunidad

Al cambiar el título de la Provincia Hispano-Americana de Nuestra Señora del Pilar por el de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, por decreto de 10 de junio de 1909, fue asignada la casa de Zaragoza a la Provincia de San Nicolás de Tolentino. El 2 de agosto de 1909 se retiraron de Zaragoza los religiosos de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, pasando la casaresidencia de Zaragoza a la Provincia de San Nicolás de Tolentino (Cf. Décadas I, 220s.; II, 21s.). 6.– Comunidad de Nuestra Señora de Paredes Albas de Berlanga de Duero (Soria) [1909–1919] 6.1.– Origen y fundación

Al fundar la Provincia de Nuestra Señora del Pilar, los superiores pensaron, como era natural, en adquirir casas de estudios para colegios, noviciado, teologado (cuando se piensa con este objetivo en edificios situados enfrente del Corpus Christi y pueblos cercanos a Granada, o en la localidad de Belchite o la villa de Almazán) en las que nuestros jóvenes pudieran imponerse en las ciencias propias de un sacerdote y de un misionero. Así sucedió con el convento de Paredes Albas de Berlanga de Duero. Fue adquirido por compra a favor de la Provincia de san Nicolás de Tolentino el 20 de abril de 1907, y con fecha de 2 de noviembre de 1907 quedó asignado a la nueva Provincia del Pilar ( Cf. Décadas I, 202). También perteneció a las tres Provincias. 6.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Berlanga fue colegio de niños, casa de noviciado y casa provincial (Cfr. Décadas I, 62 y 204, 9.º). Los niños estudian en esta casa desde el 2 de febrero de 1909, que abandonando la casa de Sigüenza, donde habían comenzado a estudiar humanidades, se asientan en Berlanga, hasta el 18 de agosto de 1914 que se traslada el colegio con los niños y profesores de Berlanga de Duero a la villa de Ágreda (Soria). El decreto de 6 de marzo 1908 le da a esta casa el carácter de Convento-Noviciado y, con fecha de 12 de junio de 1909, quedan afiliados a la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía cuatro coristas de votos simples provenientes de la Provincia de San Nicolás de Tolentino (Cfr. Ídem., 203, 8.º y 208) , hasta el 24 de febrero de 1919, que se vende y entrega definitivamente, será también teologado. De este convento viene el desdoblamiento de las casas de estudios o de formación: estudios de Humanidades, en el colegio de Ágreda; estudios de Filosofía y


63 noviciado, en Berlanga y, después, Villaviciosa y, por último, estudios de Teología en Monachil. Al hablar de esta casa, la Década II resume así todo cuanto sobre la misma quiere historiar: “A cuatro puntos principales puede reducirse todo lo que, acerca de este Convento, tenemos que decir en esta segunda década: a la observancia regular; a los estudios; a los Capítulos celebrados y a las obras de restauración que ha sido preciso realizar, hasta su traslación a Villaviciosa de Odón” (Cf. Década II, 482s). Berlanga fue declarada como Convento o Casa principal y Noviciado de la Provincia. Aquí, pues, se celebró el capítulo intermedio el 31 de octubre de 1910; el primer capítulo provincial el 26–29 de abril de 1912. Este primer Capítulo Provincial, que tomó como primer acuerdo el de ponerse bajo el patrocinio del Bendito Patriarca San José, Protector especial de nuestra Orden, fue de capital trascendencia por el poderoso impulso que imprimió a nuestra Provincia, por los nuevos rumbos que con gran prudencia le señaló, y por el benéfico influjo que tomó en el buen gobierno de la misma. 6.3.– La situación actual de esta comunidad

Como se ha dicho, Berlanga, desde un principio, albergó bajo sus claustros todas la etapas de los estudios de la Provincia y así funcionó normalmente hasta que se dejó (porque el Convento estaba ruinoso y subían mucho los gastos de restauración, se pensó “abandonar Berlanga aprovechando lo más posible para que no sufrieran daño los intereses de la Provincia”). Sirvió de Colegio preparatorio desde el traslado del colegio de Sigüenza (1908) hasta la apertura del nuevo de Ágreda (1914); sirvió de Noviciado, hasta que, conseguida una nueva fundación (1919) en Villaviciosa de Odón (Madrid), se autorizó el traslado del Noviciado, hecha la venta y la entrega definitiva, con fecha de 24 de febrero de 1919 (Cf. Décadas II, 486–491 y 491–502).


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II.– Comunidades fundadas desde la restauración hasta la guerra civil española (1909–1936) 7.– Comunidad del convento Nuestra Señora del Buen Consejo de Monachil (Granada) [1912–...] 7.1.– Origen y fundación 6

La historia más que centenaria de esta casa con el titular de Nuestra Señora del Buen Consejo, que ha pasado por ser noviciado, teologado, seminario mayor y menor, colegio, postulantado; que ha acogido la imprenta Santa Rita y revista Santa Rita y el pueblo cristiano, y casa de espiritualidad, todo ello puede verse de manera documentada en la obra del P. Esteban San Martín, que citamos en la nota. En mi criterio, sólo faltaría completar ese esbozo desde 1988 hasta nuestros días. Creo que, a su esquema tan perfectamente estudiado, poco se le puede añadir que pueda enriquecerlo. El esquema expone estas cuatro etapas: 1. Desde su fundación hasta el advenimiento de la república del año 1931; 2. Desde esta fecha, pasando por fase dramática de la guerra civil española (1936–1939), al año 1940; 3. Desde este importante y decisivo año de 1940 hasta el curso 1961–62, en que nuestro seminario mayor se abre académicamente hacia la Facultad Teológica de Cartuja; 4. Desde este evento, significativo bajo muchos aspectos, hasta el curso 1976–77, en que este centro de formación sufre un viraje profundo por su cambio de finalidad específica; 5. Finalmente, desde esta fecha hasta el momento actual (1987). El crecimiento de la recién nacida Provincia exigía casas de formación para estudios. Berlanga de Duero resultaba pequeño. Así las cosas, después de varias tentativas en varios sitios, sobre todo en los Ogíjares y en La Zubia (Granada), se aprovechó la oportunidad favorable de Monachil: una fábrica de tejidos que hacía algún tiempo había suspendido sus trabajos. Se adquirió el 22 de agosto de 1912. Solicitada el mismo día de su adquisición la aprobación y su erección canónica, el P. Enrique Pérez, desde la residencia de Madrid, el 26 de septiembre de 1912 las concedía: “erigimos canónicamente...”, y a continuación, por Decreto, se aprueba la fundación para Colegio de Estudios con la denominación de “Nuestra Señora del Buen Consejo” (Cf. Décadas II, 512–515).

6. Cf. Esteban San Martín Landa, OAR, Esbozo histórico del colegio–convento de Monachil, en BPST, año LXVII, n.º 526, p. 129ss.; Los Agustinos Recoletos en Andalucía y su proyección en América, Acatas del I Congreso Histórico, en las dos ponencias siguientes: Ricardo W. Corleto, OAR, Granada hacia América: El convento de Monachil y su proyección Misionera, p. 487ss. y Francisco Javier Hernández Pastor, OAR, Monachil, historia y vida agustino–recoleta, p. 515ss.


65 El 1 de agosto de 1917 se comenzó la iglesia, siendo bendecida el 14 de abril de 1918 y consagrada el 22 de julio del mismo año. Como obra de arte destaca el cuadro de Nuestra Señora del Buen Consejo, obra del artista hispalense Virgilio Mattoni (Cf. Ibíd., 516–525). 7.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Grandes han sido las modificaciones y reformas desde su adquisición hasta llegar a ser la acogedora mansión actual. En el 1955 se inició otra gran etapa para Monachil: la de su ampliación moderna y necesaria. Esta obra fue realizada continuando el ala derecha de la parte vieja y sacando un cuerpo semejante y enfrente al de la iglesia hacia el lado oeste. Entre otros muchos ministerios, la propaganda agustiniana con la revista “Santa Rita y el pueblo cristiano” a través de la Imprenta o Tipografía, que, desde julio de 1914, quedó instalada en Monachil. La casa de Monachil, desde su fundación hasta el 1942, ha sido sólo colegio. Desde esa fecha, al dejarse Villaviciosa de Odón, fue también Noviciado. Desde esta fecha hasta la construcción de Burgos, 1979, también teologado. Pasando después a ser colegio hasta el capítulo del 2006, que, superando esos años de combinar colegio, noviciado y casa de espiritualidad, recupera su estado de los años 1940 y vuelve a ser noviciado y teologado. Se ha celebrado en esta casa: dos capítulos generales (el del 18–25 de marzo de 1926 y el de 1998) y se ha designado ya para la celebración del tercer capítulo general, que se celebrará en Monachil en octubre del 2010; capítulos provinciales: 1915, 1918, 1921, 1924, 1927 y 1930 (si exceptuamos los celebrados en Brasil desde los años 1940 al 1963, el celebrado en el colegio de Granada 1969, y el celebrado en Burgos, en 1981) desde el año 1966 hasta el año 2009, la sede de la celebración de los capítulos provinciales de Santo Tomás de Villanueva ha sido el convento de Monachil. 7.3.– La situación actual de esta comunidad

Desde su fundación, y hasta el año 1976, la casa de Monachil funcionó como teologado y luego noviciado. En 1973 se transforma en seminario menor y nuestros aspirantes empiezan a estudiar el BUP en nuestro Colegio de Santo Tomás de Villanueva de Granada, hasta que se consigue impartir las clases en el propio seminario; no obstante, el COU lo continuarán cursando en el colegio Santo Tomás de Villanueva.


66 En 1997 se constituyó nuevamente casa noviciado y en 2006, por determinación del recién celebrado capítulo provincial, se abandona el Seminario Mayor San Agustín de Burgos, y regresa nuevamente el teologado de la Provincia a Monachil, realizando los estudios en la Facultad de Teología de la Cartuja, regentada por los jesuitas. Desde los años 1994, y después de unas obras de remodelación de la casa, el convento de Monachil presta también servicios como casa de espiritualidad. Una actividad que merece reseñarse al hablar de esta casa es el funcionamiento de la Imprenta Santa Rita a partir de julio de 1914. El origen de la imprenta está íntimamente ligada a la fundación de la revista Santa Rita y el pueblo Cristiano (1900). En 2010, la comunidad está formada por 7 padres, 2 hermanos, 14 profesos y tres postulantes. 8.– Comunidad del colegio preparatorio Beato Querubín, Ágreda (Soria) [1914–1928] 8.1.– Origen y fundación

Los serios inconvenientes que se originaban de la inevitable comunicación entre estudiantes, novicios y coristas, viviendo todos en al casa de Berlanga de Duero, obligaron a los superiores a trasladar el colegio del Beato Querubín de Avillana desde Berlanga a Ágreda el día 16 al 20 de agosto, para inaugurarlo solemnemente el 28, fiesta de N. P. San Agustín. (cf. Décadas II, 534 y 37). Con fecha 13 de abril de 1914 está el Decreto de erección canónica de la casa de Ágreda y traslación del Colegio B. Querubín de Avillana de Berlanga de Duero a Ágreda; una vez terminadas las obras de arreglo y adaptación de las casas compradas en Ágreda para el Colegio, se verificó el traslado en el mes de agosto (Cf. Décadas II, 378). 8.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

La nueva casa, fundada y erigida con todos los requisitos legales, y después de muchas mejoras realizadas, tuvo seis directores y los cursos del 1914–1915 al 1927–1928, en los que hubo 290 alumnos. La tercera Década anota en la página 647–49: “Continuando la historia desde el 1920 hasta su clausura en 1928, en esta casa la vida ha trascurrido serena, estudiosa y fructífera, como corresponde a su finalidad de discernimiento de las vocaciones y preparación seria para la vida religiosa y el ministerio sacerdotal... Con todo, en la Provincia se venía hablando de la necesidad de solucionar de una vez el problema fundamental de un buen


67 colegio preparatorio para las vocaciones, dejando el viejo, ya destartalado y húmedo de Ágreda”. Y termina, antes de ofrecer los directores y los alumnos de este colegio en tierras sorianas: “El día 1 de diciembre de 1927, se pudieron trasladar toda la comunidad de Ágreda al recién construido colegio misional de Santa Rita de Casia en san Sebastián. Todo un record de constancia en la construcción, por eficacia, solidez y elegancia reconocido por todos”. 8.3.– La situación actual de esta comunidad

El 1 de diciembre de 1927 se verificó el traslado del Colegio Preparatorio de Ágreda al recientemente construido en San Sebastián bajo la invocación de Santa Rita de Casia. 9.– Comunidad de Nuestra Señora de la Consolación de Villaviciosa de Odón (Madrid) [1919–1940] 9.1.– Origen y fundación

Obligados los superiores a abandonar la casa de Berlanga por el estado ruinoso, vieron varios lugares de las dos Castillas y de Andalucía; después de ver informes de personas competentes que examina el Venerable Definitorio, éste opta unánimemente por el sitio de Villaviciosa de Odón, a veinte kilómetros de Madrid, con buenas comunicaciones por carretera y ferrocarril. Un edificio que fue convento de PP. Franciscanos, donde hechas las obras de ampliación y reforma y después de firmar la escritura de compra, la iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Consolación fue inaugurada el día 8 de diciembre de 1918 y el convento el 28 de febrero de 1919 (Cfr. Décadas II, 498–505; Décadas III, 668–669). Se trabajó a todo ritmo por la necesidad urgente de dejar el ruinoso convento de Berlanga de Duero (Soria), de manera que pudo ser inaugurado todo el complejo en la fecha indicada. 9.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Sirvió de noviciado y filosofado desde su erección hasta 1936. Las actividades, desde su fundación hasta la guerra civil española, han sido las propias de un noviciado y estudios de filosofía, con normalidad y según el régimen de las Constituciones, desarrollando en la iglesia, como oratorio público, el culto con esplendor y transmitiendo al público asistente la espiritualidad de la Orden, y colaborando con el clero local en el ministerio. En esta casa se celebró el capítulo provincial del 4–9 de mayo de 1933.


68 9.3.– La situación actual de la comunidad

Con la ocasión de la guerra civil, los religiosos salieron de la casa de Villaviciosa de Odón el mismo día 21 de julio de 1936. A media mañana de este día, los milicianos comunistas de Madrid y Villaviciosa se presentaron en el convento y el Alcalde del pueblo se incautó del edificio con cuanto en él había. El 26 de junio de 1939 se levanta acta del estado en que se encontraba el Convento. En ese estado quedó hasta 1940; en este año hubo gestiones para venderlo; finalmente dejó de pertenecer a la Provincia en el mismo año 1940. 10.– Comunidad del colegio preparatorio misional de Santa Rita de Casia de San Sebastián [1927–1996]

10.1.– Origen y fundación

Por varios motivos es considerada esta fundación de importantísima en los libros oficiales. De hecho se resolvía el problema fundamental para acoger y atender a la formación de vocaciones que se preparan para el sacerdocio. Y, sin duda, el problema de las vocaciones y de los colegios venía siendo siempre un capítulo preferente en las preocupaciones de la Provincia. Su fundación trae sus orígenes de los deseos de superiores y religiosos de la Provincia que deseaban trasladar el Colegio de Ágreda a alguna de las provincias vascas. Así se buscaron lugares en Vitoria, Bilbao y San Sebastián. Finalmente se eligió ésta última. El día 1–2 de diciembre, en este colegio preparatorio misional de Santa Rita de Casia, quedó la misma comunidad trasladada desde Ágreda, con 36 nuevos niños (no hubo inauguración solemne sino familiar, debido a que el P. Ángel Sagastume de los Dolores que había estado al frente de las obras enfermó de gravedad).

10.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

El 4 de diciembre de 1927, el P. Provincial, Fr. Teófilo Garnica, bendijo el oratorio público. El año 1934 se apuntó la idea de construir la iglesia de Santa Rita, de hecho ya se tenía un anteproyecto, debido a la devoción que la ciudad profesa a la Santa de Casia. En 1938, en las reformas, se adapta la capilla actual y vuelve a insistir en la idea del templo a Santa Rita. El 1 de mayo de 1955, a primeras horas del domingo, ocurrió un incendio de la misma cuyos perjuicios no fueron pequeños. Esta desgracia obligó a adecentar la Capilla, restaurándola preciosamente. Ganó mucho en decoración y ornamentación con la colaboración de los fieles.


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10.3.– Situación actual de esta comunidad

Colegio Misional de santa Rita construido para no más de 90 alumnos y en el que ha habido que acomodar hasta más de 150. Se incorpora y se identifica con la historia de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva desde el 2 de diciembre de 1927. Desde el año 1949 continuó como filosofado hasta su trasformación reciente desde 1971 en gran colegio externo de enseñanza media. Las reformas han sido una constante durante su historia, bien comprando villas vecinas, bien derribando la villa Santa Rita, con proyectos que miraban siempre a la ampliación de todo el colegio. La villa “Santa Rita” (aquélla que por el año 1927 se compró y fue inaugurada, y cuya hermosura y jardines fueron el embeleso de la comunidad que pasó de Ágreda a San Sebastián) se derribó en una mañana del cuatro de abril de 1973. La ampliación de este colegio tuvo principio, pero las obras no han tenido fin. Todo estaba muy planteado, pero el marco en donde había de realizarse el acto inaugural, no estaba en condiciones. Llegamos en la historia de esta casa al 1996. En la crónica o memoria anual de la casa para el Boletín de la Provincia encuentro el anuncio y la orden del cierre oficial. “El día 21 de junio dábamos por terminado el curso 1995–1996. El colegio cerraba sus aulas y presuntamente para siempre... Hasta el cielo lloraba el final del curso y el cierre del colegio”. Añade más adelante: «Transcribo parte de la nota oficial aparecida en el B.O.P.V. El día 16 de julio de 1996: “ORDEN de 13 de junio de 1996, del Consejo de Educación, Universidades e Investigación, por la que se autoriza el cese de actividades del Centro docente privado Santa Rita de Donostia–San Sebastián (Guipúzcoa)”.» Aquella última comunidad, compuesta por nueve padres y un hermano, sería colocada en las diversas comunidades de las casas de España. Hasta aquí llegó aquel impulso entusiasta de casa-fundación importantísima de sus orígenes en el 1927. Las razones de esa consideración importantísima de sus inicios vienen explicadas con detalle en las Décadas III, pp. 661s. y recordadas en el punto 10.1. Del mismo modo se deben ponderar los motivos de su sentido cierre, que apuntan a la escasez de niños para mantener el colegio y a otras motivaciones socio-políticas de la época. Recojo el “agur” a Santa Rita, aparecido en el Diario Vasco del día 18 de junio de 1996, después de recordar los comienzos por el año 1927 y que era en un primer momento un colegio misional que siguió hasta 1971, continúa: “Llegó el año 1968 y los Agustinos vieron la necesidad de transformar el colegio y abrirlo a externos, por lo que se mantenía una estructura mixta durante cuatro años ya que había externos e internos. El número de alumnos fue creciendo y de los 135 con los que contaban en el curso 68–69 se pasó hasta casi los 1.000, que llegaron a estar matriculados en el final de la década de los 70 y comienzos de 80. En el año 1971 se cerró el internado y ya tan sólo fue un colegio para externos. La gran demanda


70 ocasionó que se debiera crear la parte nueva del colegio, así como comprar la villa donde los más pequeños cursaban los estudios”. 11.– Comunidad de la residencia y colegio San Agustín de Bilbao [1927–1941]

11.1.– Origen y fundación

La tercera Década comienza, al hablar de esta comunidad, así: “Los primeros pasos de esta importante fundación, juntamente con la importantísima del colegio preparatorio misional de Santa Rita de Casia en la ciudad de San Sebastián, se dieron en los provincialatos del P. Fr. Vicente Soler de san Luis Gonzaga y del P. Fr. Gerardo Larrondo de San José, con sus Definitorios. Pero la ejecución se debe, sobre todo, al provincialato del P. Fr. Teófilo Garnica del Carmen, cuando el Definitorio de 5 de septiembre de 1927 le concedió plenos poderes para gestionar y gastar cuanto sea necesario en lo referente a la fundación de la nueva residencia de Bilbao.” Se estableció nuestra Provincia en esta casa-residencia de la ciudad de Bilbao el 5 de diciembre del 1927, alojándose en una casa provisional. Levantada la Residencia de nueva planta, fue inaugurada el 9 de junio de 1929. En octubre del mismo año 1929 ya se pudo inaugurar el colegio-escuela de San Agustín, en la misma residencia. Este Colegio de Primera Enseñanza funcionó con éxito halagüeño hasta el año 1936.

11.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

Hubo un ambicioso proyecto para Colegio e iglesia, dedicada a San Agustín, emplazado cerca de la antigua iglesia que ya no existe, pero que aún da nombre a la “Plaza de San Agustín”. Con el fin de recaudar fondos, publicó esta casa una revista titulada “El templo votivo de san Agustín”, cuyo objeto era: divulgar las glorias agustinianas y propagar la acertada idea de construir una iglesia dedicada a San Agustín, con motivo de su centenario (1930). Todo este plan venía recogido en crónicas extensas y con fotografías en el Boletín de la Provincia de 1929. El P. Provincial, en una circular a todos los religiosos, comunica detalladamente las realizaciones: la nueva residencia, inauguración, apertura de colegio externo de San Agustín, bendición solemne de la primera piedra del templo votivo de San Agustín. La memoria anual que trae el Boletín de la Provincia, en el año 1929, página 282ss., ofrece las grandes esperanzas que estaban depositadas para un futuro inmediato. Se lee en ella: “Las características del edificio son: la solidez hermanada con un gusto muy depurado. Dentro del estilo vasco, resulta un chalet


71 de elegancia sobria, con un cierto tinte austero que marca su finalidad. Se halla situado en un punto estratégico de la carretera amplia de reciente construcción que enlaza el santuario de Begoña con Bilbao, y está tan bien aprovechado que causa la admiración de cuantos juzgándolo por el exterior pequeño, han rectificado al comprobar que no lo es por dentro”... “Ahora descubrimos -concluye la relación anual- en el horizonte una incógnita a cuya solución vamos confiando en Dios, y en las almas buenas: la construcción del templo a san Agustín como homenaje al Santo en el XV centenario de su glorioso tránsito”.

11.3.– Situación actual de la comunidad

Al venir la guerra civil del 1936, y después de sufrir sus consecuencias, quedó esta casa-residencia abandonada y ocupada por el ayuntamiento de Bilbao. En noviembre de 1941 se llevó a cabo su venta, dejando el cronista el siguiente lamento: “Y con esto quedaba liquidada la casa de Bilbao, pasando a un mero capítulo de la historia, lo que podía haber sido fundamento de hermosas realidades.” 7 12.– Comunidad de la casa-residencia parroquia de Santa Mónica de Madrid [1930–...]

12.1.– Origen y fundación

Está situada en la calle de Príncipe de Vergara, n.º 87 (antes n.º 85), haciendo esquina con la de General Oraa (del 1936 al 1980 calle General Mola, n.º 87). Esta casa ha sido Residencia de la Curia General hasta el 30 de junio de 1930. En esta fecha fue adjudicada, por Decreto del Prior General, a la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, instalándose en ella el Provincialato el día siguiente, 1 de julio, trasladado desde la ciudad de Motril.

12.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

La casa-residencia de Madrid registra en su historial varias etapas conforme a su destino y pertenencia, que caracterizan tanto su vida interna como su actividad exterior, hasta llegar a la compleja estructura actual: Parroquia Santa Mónica y residencia-hotel (hasta los años 2004–2005, era sede del Provincialato, residencia universitaria y casa-parroquia Santa Mónica).

7. Cf. Boletín Extraordinario, Homenaje en el primer cincuentenario de la restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva 1909–1959, n.º 396, pp. 192–194.


72 Ha pasado por estos períodos: Etapa primera de los años 1930–1936; la etapa crítica de los años 1936–1939; la etapa del nuevo renacer de los años 1939 al 1945; la etapa de los proyectos a la realidad de los años 1945 al 1963, la realidad de la nueva iglesia (comienza el 1945 para ser realidad en 1963). En enero del 1949 comenzaban las obras de la iglesia, pero en noviembre se paralizaron las obras por falta de dinero (esta es la causa por la que se irá edificando en diversas etapas, “hasta finalizar las obras (1963)”. El 16 de octubre de 1951 se concede en Roma el permiso para cambiar el título de la futura iglesia, que será de Santa Mónica; antes, de la Inmaculada Concepción. Será el 20 de mayo de 1961 cuando se bendice tanto la pintura de la iglesia Santa Mónica (obra del pintor Pedro Martínez Tavera) como la escultura del Santo Cristo, que preside el altar mayor (del escultor, Ramón Lapayese); y el altar de santa Rita (obra del arquitecto D. Luis González) que será bendecido el 22 de junio del 1964. Y en abril de 1963 se logró dar término a toda la iglesia. Queda anotado que, desde noviembre de 1960, se dio toda la capacidad a la iglesia para las misas de los días festivos. Las obras de construcción de la casa-Residencia se realizaron en tiempo más corto. Comenzaron el 11 de noviembre del 1952 para quedar acabadas en el 1956. Recibieron la bendición el 20 de mayo de ese año y el 22 de septiembre se realizó la apertura oficial de la Residencia Universitaria, que permanecerá abierta hasta junio del 2005. El 30 de septiembre de 1965 se firmaban los contratos entre el arzobispado de Madrid-Alcalá y la Provincia de Santo Tomás de Villanueva referentes a las parroquias de Santa Mónica de Madrid y la de Nuestra Señora de Loreto de Barajas, aceptándolas “ad nutum Sanctae Sedis”. Había llegado la nueva etapa, la iglesia Santa Mónica de Madrid hecha parroquia. Con fecha de 9 de noviembre, la Congregación de Religiosos concedía la facultad pedida de poder aceptar las parroquias de ciudad y diócesis de Madrid, Santa Mónica y Nuestra Señora de Loreto. Finalmente reseñar que, en el año 2004, el Provincialato deja esta residencia para establecerlo en la Nueva Curia Provincial recién levantada y construida en el barrio madrileño Corralejos de Barajas, dentro de los límites de nuestra parroquia Nuestra Señora de Loreto. Alrededor del año jubilar 2000, en la iglesia, se colocan dos lienzos que representan Nuestra Señora de la Consolación con San Agustín y Santa Mónica, uno, y el otro, los Mártires de Motril (obra del pintor Antonio Molina) en los laterales de la bóveda de la iglesia, y en 2005 se cambia la finalidad de la residencia universitaria, pasando a ser hotel. En septiembre de dicho año comienzan las obras. En julio del 2009 están finalizados los trabajos, pero hasta la fecha de hoy aún no ha sido ni abierto ni inaugurado el hotel. Lo mismo vale para la remodelación de


73 la nueva residencia-casa de la parroquia Santa Mónica, ya acabada, cuya entrada será ahora por la calle General Oraa, pero no habitada aún por la comunidad religiosa parroquial oar

12.3.– Situación actual de la comunidad

En el año 1936, la sede de la Curia provincial viene de Motril a Madrid, que, en el mismo año por la guerra civil, la sede del provincialato cambia a Rio de Janeiro (Brasil), donde permanecerá como Curia Provincial. Volvería la sede del Provincialato a Madrid, después de capítulo provincial de 1960. En efecto, desde el año 1961 hasta el 2004, en que se trasladó al distrito madrileño de Corralejos de Barajas, la sede provincial ha estado funcionando en esta casa de Madrid. En 1945 surge el proyecto de construir la iglesia y residencia nuevas, que en años sucesivos quedarán terminadas e inauguradas. Desde el 1956 hasta el 2004 está incorporada a la casa la residencia universitaria Santo Tomás de Villanueva. Cerrada ésta y transformada en hotel, próximamente comenzará a funcionar como tal. Desde el 27 de agosto de 1965, por decreto de Mons. Casimiro Morcillo, Arzobispo de Madrid, convirtió la iglesia de Santa Mónica en parroquia. En la actualidad está regida por cuatro religiosos: P. Abdón Alcalde, prior; P. José María Garde; P. Acacio Pinto, párroco y Hno. José Antonio López.

III.– Comunidades fundadas desde la guerra civil española (1936) hasta nuestros días 13.– Comunidad del colegio Nuestra Señora de la Consolación de Martutene, San Sebastián [1948–1979]

13.1.– Origen y fundación

Con fecha de 26 de febrero de 1950, el Vicario Provincial se entrevista con el Sr. Obispo de San Sebastián exponiéndole nuestra situación en Martutene y solicitando se dignara ejecutar el Rescripto de la Sagrada Congregación de Religiosos. Esta licencia vendría comunicada el 13 de marzo del 1950. La erección canónica tuvo lugar el 22 de diciembre de 1952.

13.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

En 1955 se emprende la construcción del nuevo edificio, que una vez concluido daría capacidad de admitir de 80 niños hasta 140–150. El 3 de enero de 1957 apareció en el Boletín del Estado el reconocimiento como Centro no oficial de


74 Enseñanza Primaria de “el Colegio de Ntra. Sra. de la Consolación, Martutene (San Sebastián), propiedad de los PP. Agustinos Recoletos”, y con fecha de 26 de abril de 1957, por Decreto, se conseguía que se declarara “de interés” a todos los efectos la construcción e instalación del mismo. El 22 de diciembre de 1952 se independizó esta casa del Colegio de Santa Rita de la ciudad de San Sebastián, constituyéndose en Casa Canónica con todos sus efectos. A mediados de octubre de 1976, siempre en el Boletín de la Provincia de 1976, n.º 482, hallamos estas notas: “Siempre se esperan con ilusión las primeras noticias de suceso que ha llamado la atención últimamente. Y ¿qué mayor suceso que el encontrarse medio Seminario de Martutene en Monachil? Así es: nuestros jóvenes de B.U.P. y C.O.U. ya no oran en la Bella Easo... Se ha cumplido de este modo el pensamiento de que nuestros seminaristas mayores estuvieran separados de los pequeños. La nueva pedagogía así lo venía exigiendo. Y así se ha hecho...” Continúa el cronista: “¡Adiós a Martutene! La noche del 13 de septiembre fue la última que nuestros Seminaristas pasaron en San Sebastián...”

13.3.– Situación actual de la comunidad

En el Boletín extraordinario de la Provincia 1909–1959, n.º 396, con motivo del Cincuentenario de la Restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, en las pp. 212ss. se da la lista de todos los alumnos que han ingresado en el colegio preparatorio desde su apertura en Sigüenza, Berlanga de Duero, Ágreda, San Sebastián y Martutene. El número total desde el curso 1908–1909, en Sigüenza, hasta el curso 1958–1959, en Martutene, son 1.677 alumnos. Con fecha de 6 de marzo de 1979, el Prior Provincial, en oficio Prot. n.º 39 / 79, comunica al Prior y Comunidad Nuestra Señora de la Consolación de Martutene la decisión tomada unánimemente por los miembros del Consejo Provincial de trasladar a nuestros seminaristas de Martutene para el próximo curso de 1979–80 a la casa que la Provincia de San José tiene en la ciudad de Salamanca. Responde al deseo urgente y necesidad de salir de ahí para el próximo curso. Una vez vendido, se pensó de inmediato el trasladarlo incluso con el mismo titular “Seminario Menor P. Urdaneta” al de Guadalajara (cf. Boletín de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, año 1979, n.º 494, p. 98). Muchos enseres de la casa pasaron al recién levantado Seminario Mayor San Agustín, en Burgos (biblioteca, estatua de San Agustín, cuadros). Razones socio-políticas llevaron a ese deseo urgente y necesidad de dejar este colegio.


75 14.– Comunidad de la finca San Miguel de Dueñas (Palencia) [1952–1959]

14.1.– Origen y fundación

Dueñas (Palencia) es una ciudad llena de recuerdos agustinianos, por eso más de una vez se intentó fundar en Dueñas e incluso restaurando el famoso convento agustiniano, pero dificultades, principalmente “por parte del Sr. Párroco y del Ayuntamiento”, lo impidieron (Cfr. Boletín de la Provincia, año 1953, p. 167). El día 23 de junio de 1952 se solicitaba la licencia episcopal para establecerse en Dueñas, permiso que llegó el 1 de julio. Días siguientes al 6 de julio en que se firmó la escritura de compra, tomaban posesión de la finca de Dueñas el P. Ángel Gorostidi y Fr. Emilio Díez.

14.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

La finca de San Miguel, así se llama por el “Molino San Miguel” que está dentro de la misma, se encuentra a dos kilómetros de Dueñas, a 30 de Valladolid y a 18 de Palencia; muy cerca también de Venta de Baños, teniendo abundantes y cómodas combinaciones con estas capitales. Su extensión es de 16 hectáreas con bastante agua. Entre las reformas se destacan la creación de la Capilla y la plantación de árboles frutales.

14.3.– Situación actual de la comunidad

La Provincia la adquirió con vistas a fundar una nueva casa expresamente para Noviciado, una vez que se dejó Villaviciosa de Odón en 1941. Todos los religiosos que han pasado por esta finca-casa en su breve historia, en especial durante los siete veranos de propiedad provincial, dedicaron con entrega sus fuerzas a actividades agrícolas propias del campo y ejerciendo el ministerio sacerdotal en el pueblo y contornos, hasta que se vendió en el año 1959. 15.– Comunidad de Matinghausen y Holsen (Alemania) [1963–1979]

15.1.– Origen y fundación

Aunque no sea de España, la incluimos aquí por recordar este campo, abierto con toda la ilusión. De pequeño paréntesis califica el cronista la presencia de 16 años en Alemania. La entrada de nuestros religiosos en esta nación está ligada al P. Alfonso Fernández Ciordia, estudioso pertinaz de lenguas, quien llegó el 29 de junio de 1961 por primera vez a Bad Lippspringe para estudiar la lengua alemana.


76 El oficio de 1963 del P. Martín Braña, provincial, echaba andar la presencia de nuestra Provincia en Alemania. Los contratos con sus protocolos entre la Provincia y el arzobispado de Paderborn, en 1964 y 1966, llegados también los PP. Abdón Alcalde y J. Luis Azcona, superada la queja de que un religioso no se encuentre solo en un ministerio, constituyen fechas y pilares de la fundación de casa y comunidad en la nación alemana.

15.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

El desarrollo de este trabajo pastoral encomendado a la Provincia durante estos 16 años puede resumirse a partir de la presencia y ausencia (muerte) del P. Alfonso. La estancia en Alemania, como un don de Dios, los cargos encomendados por parte de la autoridad eclesiástica y contratos de nuevas parroquias y ministerios, la llegada de nuevos religiosos, todo este ministerio se mantuvo en un maravilloso “crescendo”, mientras vivió dicho religioso... A partir de su muerte, se palpan continuas defecciones... desaliento y deseos de abandonar esta misión. Sin duda se vivió como campo de la Provincia con las constantes idas de hermanos no clérigos y sacerdotes, sobre todo, en vacaciones y Semana Santa. Con fecha 11 de septiembre de 1978, en oficio del Consejo Provincial, desea conocer la opinión de los religiosos sobre los ministerios en Alemania, si bien los preámbulos ya dejaban ver la intención de dejar estos ministerios, dada “la necesidad de dedicar personal a la formación, la penuria de religiosos, la extensión de la Provincia...” En efecto, el 7 de marzo del 1979 llega el oficio definitivo: el Consejo provincial desea que la Provincia pueda disponer para septiembre de los servicios de los tres religiosos que componen la comunidad de Alemania.

15.3.– Situación actual de la comunidad

El nacimiento de la presencia de la Provincia en Alemania comenzó con el P. Alfonso y creció y se desarrolló patentemente durante su vida. Su enfermedad y muerte, tan inesperada como inoportuna para esta causa, marcan la despedida y cierre de este ministerio. P. Alfonso muere en la Curia provincial de Madrid el 18 de junio de 1974. Con fecha 1 de octubre de 1979 el Vicariato General de Paderborn declara rescindidos los contratos de las capellanías de Lippstadt y Paderborn, así como los de las parroquias de Mantinghausen y Holsen, en cartas dirigidas al Provincialato. Los PP. Pablo López y Abdón Alcalde salen para España dejando dichas parroquias el 12 y 13 de octubre del 1979, respectivamente. Venida que marca el cierre de la comunidad en Alemania.


77 16.– Comunidad de la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Barajas-Madrid [1965–...]

16.1.– Origen y fundación

Al crearse en Madrid nuevas parroquias, entre las de nueva creación estaba la de Santa Mónica; con la erección iba un nuevo compromiso a aceptar otra en la zona periférica de Madrid. Los superiores optaron por la zona da Barajas, debido a su proximidad y fácil comunicación, solicitando al Sr. Arzobispo la concesión de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto de Barajas. Por lo que, en septiembre de 1965, se recibía la comunicación del Arzobispado de aceptación de la solicitud y el permiso para hacerse cargo de ella. Pero la erección oficial de la parroquia y toma de posesión del nuevo párroco no se realizaría hasta el año siguiente, el 30 de enero de 1966.

16.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

Después de un período de estancia en la comunidad de Santa Mónica, desde donde a diario se desplazaban a Barajas para el servicio parroquial, la comunidad, desde sus comienzos hasta los años 2000, ha vivido en un piso cedido por la Compañía Iberia a la parroquia, apto para vivir solamente tres religiosos. El 14 de mayo de 1966 se inauguró como templo una iglesia prefabricada. En su inicio fue una gran alegría, con la particularidad que iba a ser la primera de todo Madrid y con carácter pasajero (pero esa nota interina se alargó hasta los años 2000 con la construcción del nuevo templo actual).

16.3.– Situación actual de la comunidad

El 9 de junio de 2000 fue bendecida y colocada la primera piedra para la edificación del Centro Parroquial. Éste, con residencia adjunta, fue consagrado solemnemente el 10 de diciembre de 2002. Desde estas fechas la comunidad, formada por cuatro religiosos, reside en la nueva casa parroquial. 17.– Comunidad del Colegio Santo Tomás de Villanueva de Granada [1967–...]

17.1.– Origen y fundación

Su fundación responde a la exigencia del apostolado educacional junto a la pastoral ministerial y a las casas de formación, que marcan nuestra presencia en Granada. El 12 de octubre de 1965 fue bendecida y colocada la primera piedra para la edificación de un nuevo Colegio de Primera y Segunda enseñanza con capacidad para 1.400 alumnos. Era un gran reto de la Provincia interpretando los signos de los tiempos con proyección de futuro.


78 La comunidad residía en la casa de Hospitalicos mientras se habilitaban las oportunas dependencias en el Colegio y fijó definitivamente su residencia en el Colegio con fecha de 17 de octubre de 1967. El 5 de ese mismo mes y año dio comienzo el primer curso escolar con total de 135 alumnos. El 20 de mayo de 1968 se erigía canónicamente esta comunidad. El 26 de julio de 1969 fue inaugurado oficialmente el Colegio. Fue muy solemne, estuvieron presentes el P. General, Luis Garayoa, el P. Provincial y su consejo, los religiosos asistentes al Capítulo provincial, que se celebraba en el mismo colegio, autoridades principales de Granada, tanto religiosas como civiles. La homilía corrió a cargo del P. Antonio Rubio. TVE grabó los actos, que se pudieron ver en el Telediario del día siguiente. Fue también en este año 1969, el 31 de julio, cuando la calle denominada hasta entonces Transversal de Arabial pasa a ser Calle Santo Tomás de Villanueva.

17.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

El 16 de abril de 1969 se bendice la Capilla del Colegio, quedando abierta al público el 20 del mismo mes. El 1 de marzo de 1975 inicia la andadura de la parroquia Santo Tomás de Villanueva, ubicada en la capilla del centro. Comunidad y parroquia compartirán sede y lugar hasta el año 2000, que se transfieran al nuevo complejo parroquial construido cerca del colegio El 10 de julio de 1970 se adquieren 1.818 metros cuadrados de terreno colindante con el Colegio, destinándose para patio del Colegio. Desde su fundación se ha ido adaptando a las condiciones legales del servicio de educación en España y hoy es un centro integrado, con los niveles de educación Infantil, Primaria, Secundaria obligatoria y Bachillerato. Está concertado en los niveles obligatorios.

17.3.– Situación actual de la comunidad

La comunidad actual, dedicada totalmente a las tareas educativas del colegio, está compuesta por diez religiosos: 9 sacerdotes y un hermano. 18.– Comunidad Nuestra Señora de la Consolación de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva de Granada [1975–...]

18.1.– Origen y fundación

El 16 de abril de 1969 se bendice solemnemente la capilla del Colegio Santo Tomas de Villanueva por el P. Provincial y se abre al público. A ella suelen asistir los vecinos para cumplir con sus deberes dominicales, cada vez en mayor número. La parroquia Santo Tomás de Villanueva comenzó a funcionar el 1 de marzo de


79 1975, iniciando su andadura en la capilla del colegio; pero fue el día de San José, 19 de marzo, cuando se inauguró solemnemente y se presentó el párroco a los feligreses, con asistencia de religiosos de las casas de Granada y fieles. El Decreto de erección de la nueva parroquia aparecería en el Boletín oficial de la diócesis de 1975 y el nombramiento del párroco en febrero del mismo año.

18.2.– Desarrollo y algunos datos de esta comunidad

Desde su inicio en el año 1975, la comunidad y parroquia ha prestado todo su ministerio desde el colegio y formando también parte de la misma comunidad. A partir del año 2000 la parroquia Santo Tomás de Villanueva y comunidad Nuestra Señora de la Consolación tienen nueva sede, en el nuevo complejo parroquial. A finales de 1974, esta zona sur-este de la capital granadina, que ha crecido muy vertiginosamente, constituye una población de unos 12.000 habitantes; sin duda, en la actualidad, más que duplicados.

18.3.– Situación actual de la comunidad

El 10 de octubre de 2000, festividad de Santo Tomás de Villanueva, fue consagrado solemnemente el altar y bendecido el nuevo templo de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva. Y desde 26 de octubre de 2000, ésta tiene nueva sede, en el complejo parroquial edificado junto al colegio del mismo nombre y en lugar destinado a tal fin cedido por la diócesis de Granada en propiedad a la Provincia; dejando de ofrecer sus servicios pastorales como venía realizando desde el colegio; así mismo, forma nueva comunidad Nuestra Señora de la Consolación, desmembrada de la comunidad educativa del mismo colegio Santo Tomás de Villanueva. La memoria anual del colegio Santo Tomás de Villanueva de Granada (Cf. Boletín de la Provincia, año 2001, n.º 552, p. 193), una vez ofrecidos los datos de arriba y descritos tanto el edificio para residencia de la comunidad como el edificio con distintas salas y un salón para reuniones y actividades catequéticas, concluye de este modo: “El nuevo complejo parroquial cuenta con la iglesia, cuya capacidad aproximada es de quinientas personas, un columbario con más de setecientos nichos...” La comunidad actual está compuesta por cuatro religiosos sacerdotes. 19.– Comunidad de Úrcal (Almería) [1977–1982]

19.1.– Origen y fundación

Esta casa-comunidad comenzó el día 14 de diciembre de 1977 con una finalidad muy específica, en la localidad de Úrcal (Almería), con todos los requisitos


80 del obispo diocesano. Con fecha de 1 de enero de 1978, en la relación anual de la Provincia consta ya la comunidad de Úrcal (Almería) con tres religiosos. Con fecha de 20 de febrero de 1978, el P. Prior Provincial, P. José Luis Azcona, informa en estos términos a toda la Provincia: “Noticia sobre la experiencia de la vida religiosa agustino-recoleta en Úrcal (Almería)”: da el nombre y número de los tres religiosos que componen la comunidad, explica la finalidad de la casa y condiciones de la experiencia, así mismo ofrece el “ordo domesticus” y el trabajo pastoral que realizan (Cf. Boletín de la Provincia 1978, n.º 489, p. 53s. y también Prot. n.º 224 / 77 de los oficios). En el Boletín de la Provincia del año 1979, n.º 496, p. 223, ya tenemos la memoria o relación anual de la Casa de Úrcal, año 1978. El Boletín de año siguiente, 1980, n.º 499, la trae en las pp. 46–49. El Consejo Provincial, en sesión del 6 de febrero de 1982, después de apenas 5 años, decide suspender temporalmente la experiencia de la casa de oración y, por consiguiente, suprimir la casa.

19.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

El tema, primero, y luego, la casa de oración ha tenido mucha tinta, para la corta historia, apenas cinco años de existencia. He aquí los pasos resumidos de esa breve experiencia. 1) El Capítulo General celebrado en el Valle de los Caídos en 1974, en la Ordenación XII, dice: “El Capítulo acoge las sugerencias de no pocos religiosos que han pedido la instalación en nuestra Orden de algunas casas donde se pueda seguir un plan de vida de más intensa oración, de grande observancia... Ordena al Prior General con su Consejo estudie la viabilidad de este proyecto, tan importante, busque o señale alguna casa donde pueda realizarse, y elabore las normas que regularán la vida de esas casas de oración y observancia.” 2) En el 8 de mayo de1975, en la Carta que el Prior General manda (entre otras muchas cosas referentes a la dicha casa) a todos religiosos de la Orden, el último punto de la misma dice: “Viabilidad de casas de más intensa oración. Antes de terminar esta Carta, me gustaría... hablar brevemente de otra Ordenación... me refiero a la Ordenación XII... Por consiguiente, el Consejo general desearía que todos los que sientan un interés concreto y personal en seguir este plan de vida, tengan la bondad de comunicárselo cuanto antes a la Curia general”... (Cf. Boletín de la Provincia, año 1975, n.º 475, p. 142s.). 3) Con fecha de 17 de septiembre de 1975, la reunión del Prior general y del Consejo general con los PP. Provinciales, entre los puntos a tratar estaba, en primer lugar, el de la casa de oración. El estudio de este tema era enco-


81 mendado al P. José Luis Azcona y así lo expuso en la reunión (Cf. A.O., n.º 61, p. 104–105 y n.º 62, p. 255–257). El resultado de esta reunión viene recogido en la circular del P. General, con fecha de 19 de noviembre de 1975. Aclara el punto: que el Capítulo general ordenó solamente el estudio de la viabilidad de la casa de oración y termina haciendo una invitación a todos los religiosos a que envíen sugerencias y muestras de apoyo (Cf. Boletín de la Provincia, año 1975 n.º 476, p. 268s.). 4) Con fecha de 26 de octubre de 1976, el P. General convoca a los Presidentes de los Secretariados provinciales de Espiritualidad a una reunión en Roma. Entre los temas, aparece otra vez el de la casa de oración (Cf. A.O., n.º 62, p. 27–33). Una de las conclusiones tomadas en la reunión fue la siguiente: “La asamblea acordó que el presidente del Secretariado general de Espiritualidad reúna los posibles candidatos a las Casas de oración y concrete con ellos... A vista de los resultados de esta reunión, el Consejo general dará las normas, designará la casa y nombrará el superior”. Ésta se tuvo en nuestra casa de Granada de calle Elvira, n.º 6, los días 2 y 3 de marzo de 1977. (Estos pasos y resultados se pueden ver en el Boletín de la Provincia 1977, n.º 486, p. 203 y en el oficio del P. General, Prot. n.º 1.11 / 77 de 7 de julio de 1977).

19.3.– Estado actual de esta comunidad

El P. Prior Provincial, David Hernández, en su circular a todos los religiosos de la Provincia, Prot. n.º 55 / 82, con fecha 6 de noviembre de 1982, ofrece de nuevo una síntesis e historia de esta casa y acuerda suprimir la casa de Úrcal y suspender temporalmente la experiencia de la casa de oración. Y por oficio Prot. n.º 56 / 82, el Consejo Provincial, teniendo en cuenta la Ordenación XII del Capítulo General de 1980 y la Ordenación IV del último capítulo provincial celebrado en Burgos, ACUERDA: 1.º Suspender temporalmente la experiencia de la casa de oración. 2.º Suprimir la casa de Úrcal. Las razones: llevar a cabo en la Provincia una adecuada distribución del personal, la ausencia de Normas o Estatutos a nivel de Orden y Provincia para esta casa de oración, lo mismo que la falta de criterios que definan lo que debe ser, en realidad, una casa de oración en la Orden. Pero queda todavía abierta una puerta cuando este oficio termina así: “Este Consejo estudiará oportunamente una nueva estructuración de la casa de oración. En efecto, con fecha de 8 de marzo de 1982, por oficio se acuerda una comisión para elaborar los Estatutos de la casa de oración, conforme a lo ordenado en el último Capítulo Provincial y da los nombres de los cuatro religiosos que la constituyen (Cf. Boletín de la Provincia, año 1982, n.º 508, pp. 11–14).


82 20.– Comunidad del Seminario Mayor San Agustín de Burgos [1979–2010]

20.1.– Origen y fundación

El origen de esta casa hay que buscarlo en los deseos del Consejo Provincial, que había decidido abrir por los años 1976 una casa de formación en Burgos, con la finalidad de que sirviera de teologado y noviciado de la Provincia. Por el año 1977 se adquiere un terreno apropiado a tal finalidad; es una finca de 8.500 m 2 al oeste de la ciudad y muy próxima al famoso monasterio cisterciense de las Huelgas. El 9 de enero de 1978 comenzaron las obras del nuevo seminario San Agustín y el 28 de agosto de 1979 tuvo lugar la bendición e inauguración solemne de esta casa como Seminario Mayor de San Agustín.

20.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Acontecimientos y fechas para recordar de los 30 años de vida de este Seminario de Burgos: 1) Ante la imposibilidad de disponer del edificio para los cursos 1977–78 y 1978–79, mientras se levantaba el nuevo seminario, la comunidad y estudiantes residieron en la Facultad de teología de la misma ciudad; así lo determinó el Provincialato y para lo cual se habían hecho las oportunas diligencias. 2) Inauguración de la casa: 28 de agosto de 1979: Es día de fiesta y la prensa local se hizo eco anunciando la noticia de su inauguración: “El Seminario Mayor San Agustín de los PP. Agustinos Recoletos iba ser bendecido e inaugurado... Fue día inolvidable: a la mañana profesiones, a la tarde la solemne inauguración. Han quedado atrás años difíciles, la ilusión se ha hecho realidad; es momento de dar gracias a Dios. Todos reconocen el acierto del trabajo realizado. 3) Ampliación del edificio: El 1 de febrero de 1984 comienza la ampliación: se quiere levantar un piso más al ala del noviciado y ampliar el segundo ya existente. Aunque surgieron nuevas dificultades al proyecto. Todo fue solventado e, iniciadas las obras en pleno invierno burgalés, para las navidades del mismo 1984 la ampliación estaba totalmente terminada y la casa amueblada. El seminario quedaba con 60 habitaciones, dos salas en cada piso, un salón en el sótano y, a continuación de la capilla, dos aulas hermosas. 4) Biblioteca. En el curso 1980–1981: se ha traído la mayor parte de la antigua biblioteca del coristado de Monachil y se ha colocado en la estantería procedente de Martutene, a la que se han añadido varios estantes metálicos. (En noviembrediciembre de 2009 regresó a Monachil, al cerrar esta casa).


83 5) XXIV Capítulo Provincial: Del 7 al 17 de julio de 1981 en la casa seminario San Agustín de Burgos se reunió y se celebró el XXIV Capítulo Provincial de nuestra Provincia Santo Tomás de Villanueva. Lo presidió el P. General, Javier Ruiz Pascual, y en él fue elegido Prior Provincial el P. David Hernández. 6) Revista Villanueva N.º 0: El 28 de junio del 1985, se entregaba el primer ejemplar de la revista Villanueva, que es el nombre que el consejo de redacción acordó para la revista del Teologado. 7) Visita de arzobispos de Burgos a la comunidad-casa. Cuatro visitas están reseñadas. La primera, del Sr. Arzobispo Teodoro Fernández Cardenal, con fecha de 29 de Abril de 1984. La segunda, de D. Santiago Martínez Acebes; visitó la comunidad del 18 de enero del 1995. La tercera visita, de Mons. Francisco Gil Hellín, el día de la Recolección del 2002. La cuarta visita, del mismo Sr. Arzobispo, Francisco Gil Hellín, con motivo de la visita pastoral a la Parroquia, el domingo, 10 de marzo de 2007, compartió la comida con toda la comunidad más el párroco, permaneciendo varias horas con nosotros. 8) Esta comunidad ha tenido seis visitas generales de renovación, el 16 de abril de 1978, el 22 de diciembre de 1984, el 12 de abril de 1992, el 5 de mayo de 1997, el 10 de enero de 2002 y el 29 d abril de 2007. 9) Así mismo ha recibido la visita provincial de renovación nueve veces: el 5 de mayo de 1979, el 12 de octubre de 1982, 11 de marzo de 1986, el 24 de octubre de 1989, el 9 de febrero de 1993, el 6 de junio de 1996, el 22 de marzo de 1999, el 30 de enero de 2002, el 28 de abril de 2004 y el 12 de marzo de 2007. 10) Esta casa ha acogido una vez la celebración de las jornadas de oración, en diciembre del 1986. 11) El mes de preparación para la profesión solemne se ha tenido en seis veces en esta casa: julio del 1980, julio-agosto de 1996, julio-agosto de 1998, agosto de 1999, julio-agosto de 2003 y julio-agosto de 2007. 12) Cursillo de formación permanente para religiosos no clérigos. Celebrado en esta casa del 19 al 26 de agosto 1979. 13) Nombramiento de Vicario parroquial: El 7 de octubre de 1999 se recibe del Arzobispado de Burgos el nombramiento del P. Eduardo Sánchez como vicario parroquial de san Juan de Ortega, por un año. Y el P. Isidro Ímaz de Miguel recibe el nombramiento de vicario parroquial de san Antonio Abad, el 30 de enero del 2004. Dos años después, con fecha de 30 de octubre del 2006, el P. Alfredo Martín Cubilla reitera idéntico cargo, recibiendo el nombramiento oficial que sale publicado en el Boletín de la diócesis de Burgos. 14) Acontecimiento jubiloso era, y se había convertido ya en tradición, la celebración solemnísima de la fiesta de San Agustín cada 28 de agosto en Burgos,


84 por el gran número de agustinos recoletos que congregaba en el “cor unum et anima una”.

20.3.– Situación actual de la comunidad

Esta comunidad, Seminario Mayor San Agustín, se cerró por decreto el 1 de febrero de 2010. Cierre que responde a las normas que salieron de los Capítulos Provinciales celebrados en Monachil en el 2006 y 2009. Así se expresaba el P. Provincial en el último comunitario antes de cerrarla: “...Han sido 30 años de vida agustino-recoleta en esta casa y por ello queremos agradecer al Señor. Treinta años donde se han fraguado muchos sueños, donde se han hecho realidad muchas ilusiones, donde se han formado corazones sacerdotales, almas consagradas, testigos del Evangelio... Ahora nos toca levantar la tienda y partir. Como a Abrahán, el Señor también nos pide salir de esta tierra y seguir; ‘no os instaléis’, sois peregrinos, cantad y caminad. Caminad ligeros de equipaje, siempre dispuestos a partir porque vuestra patria no está aquí... Una vez más los agustinos desaparecen de Burgos... Hemos sembrado durante estos 30 años, ha habido mucha generosidad, entrega, dedicación y amor desinteresado por parte de muchos religiosos. El Señor que sabe y conoce el interior de nuestros corazones, verá la manera de hacer fructificar todo el amor derramado... El árbol de la Provincia esta sufriendo una poda. Como toda poda, también ésta es dolorosa pero creemos que necesaria. Necesaria para que el árbol crezca con más vigor y fuerza; podamos con la esperanza de encontrar pronto en nuestro árbol retoños, brotes, flores y frutos...” 21.– Comunidad de Guadalajara, seminario menor-colegio Agustiniano y colegio agustiniano Sgdo. Corazón [1981–...]

21.1.– Origen y fundación

Esta comunidad nace al dejarse el colegio de Martutene. Después de cerrar éste, comenzaron las búsquedas y las pesquisas, las visitas a diversos lugares hasta encontrar el sitio de la nueva fundación. Ese lugar se encontró en Guadalajara. Planos y proyectos, contratistas y arquitectos, como la Provincia había acostumbrado en la fundación y cierre de los colegios de Sigüenza, Berlanga de Duero, Ágreda, Villaviciosa de Odón, San Sebastián, Martutene, Burgos... La apertura del “Seminario Menor P. Urdaneta” de Guadalajara está en relación directa con el cierre de nuestra casa de Martutene, con idéntico nombre. Comenzaron las obras, un vez comprado el terreno, el 1980. La comunidad pudo instalarse en Guadalajara el 28 de diciembre de 1981. El 22 de abril de 1982 se erigió canónicamente y el 1 de mayo de 1982 se bendijo e inauguró oficialmente el seminario


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21.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

Mientras se realizaban las obras, la comunidad del seminario menor se hospedó durante un tiempo en el seminario de Salamanca, de la hermana Provincia de San José; y durante otro, en el convento de Monachil (el cronista expresa el estado comunitario que produce en los formadores la falta de estabilidad o el fastidio colectivo que conlleva los cambios frecuentes de casa. Esta situación anímica la encontramos también, en Burgos, a su llegada allí y procedentes de diversas casas por los años 1981). Veamos las palabras del cronista: “Todo cambio es incómodo. Rumbo a Salamanca a casa de la Provincia hermana de San José. Un año de estancia y de nuevo a recoger toda la casa con sus trastos para dirigirse a Monachil. Solamente para un año. Eso se pensó en un principio, pero los imponderables quisieron alargarnos nuestra permanencia en tierras granadinas... Al final, algunos comentaban que nos estábamos especializando en cambiar y transportar casas. Se superaban las dificultades con alegría”. En 1993 el seminario menor deja de funcionar como centro educativo de educación general básica (EGB) y recibe un grupo reducido de seminaristas de bachillerato (BUP), procedentes de nuestro seminario de Monachil, que acuden a estudiar al colegio cercano de los religiosos salesianos. En 1996 se reabre como centro educativo propio, adaptado a la nueva ley de enseñanza L.O.G.S.E. y desarrollando un nuevo proyecto educativo y vocacional más acorde con la realidad social. Se deshace del nombre o titular anterior y pasa a denominarse “Seminario menor Agustiniano”. En 2005, la Provincia adquiere el Colegio Sagrado Corazón, en el centro de la ciudad de Guadalajara. La misma comunidad religiosa agustino-recoleta desarrolla en él su tarea formativa e introduce el proyecto educativo agustiniano.

21.3.– Situación actual de la comunidad

La comunidad actual es de 9 religiosos. 22.– Comunidad de Alhaurín el Grande (Málaga) [1996–...]

22.1.– Origen y fundación

La presencia de década y media de la Provincia en tierras malagueñas pasa por tres momentos. El primero viene recogido en 22.1, el segundo momento, en 22.2 y el tercer momento, en 22.3. El Sr. Obispo de Málaga nos encomendó la parroquia de Alhaurín el Grande, de la que se tomó posesión el día 11 de septiembre de 1999. En septiembre de 2000


86 queda incorporada a nuestro cargo la parroquia María Auxiliadora de Villafranco de Guadalhorce, que forma una unidad pastoral con Alhaurín el Grande. Tres años antes, el mismo Sr. Obispo de Málaga, D. Antonio Dorado, daba el permiso para fundar una comunidad agustino-recoleta, lo hacía en estos términos: “Concedo mi consentimiento para la erección canónica de una comunidad agustino-recoleta en la zona pastoral de Campanillas y Cártama-Estación, según las circunstancias anteriormente citadas... Dado en Málaga a un de agosto de 1996” (Cf. Boletín de la Provincia, año 1996, n.º 543, p. 185 y pp. 192–4).

22.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

La Provincia, después de los estudios y gestiones oportunos, el 15 de septiembre de 1996 toma posesión de dos parroquias en la diócesis de Málaga. Son San Isidro Labrador, en Estación de Cártama, y la de Nuestra Señora de Carmen, en Campanillas. Así se expresa el cronista en la relación del Boletín de la Provincia 1996, página 194s.: “El domingo, día 15 de septiembre, festividad de nuestra Madre de los Dolores, celebramos nuestra primera como responsables de estas parroquias. ¿El título de nuestra Señora es, será una premonición? Sí, yo así lo espero... En este mismo día tomaron posesión de la parroquia del Carmen, en Campanillas, y de la de San Isidro Labrador, en Estación-Cártama... los cuatro religiosos que inauguramos el primer apostolado de la Provincia Santo Tomás de Villanueva en la diócesis de Málaga”. Así se hacían cargo pastoral de una zona, con unos 30.000 habitantes, tan próxima a la capital, apenas a unos 5 km. del centro, pero tal vez de las más difíciles.

22.3.– Situación actual de la comunidad

Campanillas y Estación de Cártama, después de tres años de experiencia y debido a las dificultades encontradas, en especial para la vida comunitaria, se dejaron en 1999. Pero el Sr. Obispo concede en sustitución y al mismo tiempo la parroquia del pueblo de Alhaurín el Grande, cuya comunidad actual está formada por cuatro religiosos y cumple el ministerio parroquial. 23.– Comunidad de la Curia Provincial [2004–...]

23.1.– Origen y fundación

Respondiendo a anhelos de años precedentes, el día de San Agustín, 28 de agosto de 2004, se bendijo e inauguró el nuevo edificio, sede de la Curia Provincial Santo Tomás de Villanueva, situado en el barrio madrileño de Corralejos, perteneciente a la junta municipal de Barajas. El 23 de octubre de 2004 se erigía canónicamente la comunidad.


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23.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

La finalidad primordial de esta casa es ser Curia Provincial, al servicio de la Provincia y servir para la acogida de los religiosos que, por diferentes motivos, se desplazan a Madrid.

23.3.– Situación actual de la comunidad

La comunidad actual esta compuesta por 8 religiosos, incluido el P. Prior Provincial. 24.– Comunidad de Nuestra Señora de la Consolación de Los Negrales (Madrid) [1983–1984]

24.1.– Origen y fundación

En el 13 de agosto de 1983 encontramos el oficio de la Curia General Prot. n.º 4–8 / 83, con este tenor, “designamos la casa de Los Negrales (Madrid) como casa-noviciado temporal de la Provincia Santo Tomás de Villanueva”. El Prot. n.º 4–7 / 83 reza así: “PERMITIMOS que a) el grupo de los novicios de Santo Tomás de Villanueva que comenzó el noviciado en El Desierto de la Candelaria, pueda continuarlo en la casa-noviciado de Burgos, y más tarde, en la casa-noviciado, con carácter temporal, de Los Negrales (Madrid). b) el grupo de novicios de Santo Tomás de Villanueva, que comenzó el noviciado en Burgos, pueda continuarlo en la casa-noviciado de Los Negrales”. Y otro oficio más ratificando y confirmando el nombramiento del Prior de la casa-noviciado de Los Negrales. Los tres oficios vienen firmados en Roma por el Prior General, Fr. Javier Ruiz P., y Fr. Alfredo Martín C., Pro-Secretario General.

24.2.– Desarrollo y algunos datos eminentes de esta comunidad

No he encontrado mucho más para poder complementar el segundo apartado. Ciertamente funcionó en el curso 1983–1984 ahí el noviciado y comunidad, siendo maestro de novicios el P. José Luis Azcona, prior de la casa el P. Francisco Javier Hernández Pastor, y cocinero el Hno. Emilio Díez, que proveniente de Roma, pasando por Burgos, finaliza en Los Negrales. El 28 de junio de 1984 llegaba a Burgos el P. José Luis Azcona, maestro de novicios, e iban a acabar el noviciado los 11 novicios que habían hecho su noviciado en Los Negrales y da sus nombres. Llegaba también el 4 de julio el P. Pablo López Vega para sustituir al actual maestro de novicios durante la celebración del capítulo provincial. De hecho, el Capítulo Provincial de 1984 nombró al P. Pablo López como maestro de novicios, que iniciarían el noviciado en Burgos el 20 de agosto; y al P. F. J. Hernández Pastor como maestro de profesos.


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24.3.– Situación actual de su comunidad

El estado o situación de la casa queda aclarado por la circular del P. Prior Provincial, del 9 de julio de 1983, Prot. n.º 116 / 83 (Cf. Boletín de la Provincia, año 1983, p. 165). Por tenor de esta circular podemos deducir la apertura de la casa, la formación de la comunidad, la duración de esta fundación y el cierre con las explicaciones del mismo. Ratifica (con fecha de 4 de julio de 1983) en primer lugar la decisión tomada por el Consejo Provincial el 1 de junio de 1983 sobre la apertura de un Noviciado propio. En los últimos años la Provincia ha tenido que recurrir a la colaboración fraternal de las Provincias de San Nicolás de Tolentino y de la Candelaria. La razones de este Noviciado propio es la existencia de 11 novicios y mientras se amplía la capacidad del Seminario Mayor San Agustín de Burgos -sede propia del Noviciado- cuyas obras esperamos comiencen en breve. De esta manera, todos los novicios de nuestra Provincia estarán en un solo noviciado y bajo la dirección del P. José Luis Azcona, Maestro de Novicios, a quien se le ha comunicado su traslado a tenor de las circunstancias expuestas anteriormente. El noviciado comenzará en Burgos el día 14 de agosto y en dicho Seminario permanecerán los Novicios hasta el día 5 de septiembre, fecha en que se trasladarán a la villa “Nuestra Señora de la Consolación”, de Los Negrales, un lugar que el Consejo ha juzgado adecuado para la vida propia de Noviciado. De ahí que el 28 de junio de 1984, el P. José Luis, maestro de novicios, y los 11 novicios llegaban a Burgos para continuar allí el noviciado. El Capítulo Provincial de julio de 1984 nombraba al P. Pablo. El P. J. Luis Azcona quedaba en Burgos esperando su visado para entrar en Brasil y la comunidad-noviciado de Los Negrales, con el nuevo recién ampliado Noviciado de Burgos, suprimido. 25.– Casas de retiro-convivencias

25.1.– Cercedilla (Madrid) [1987–...]

Origen: Es una propiedad que se encuentra en el municipio de Cercedilla, en la sierra de Madrid. A unos 30 kilómetros de la capital de España. Con anterioridad hubo otra propiedad en el mismo pueblo con las mismas finalidades; únicamente que la finca era más pequeña. En el trienio 1987 se adquirió la primera; y en el trienio 1997 se adquirió ésta y se vendió la primera. Prestaciones: es una finca amplia para actividades pastorales y de encuentros de religiosos. Está habilitada para grupos de 15 a 20 personas. Estas prestaciones avalan y explican su origen y finalidad, aunque al ser para grupos reducidos y estando tan cercano el albergue san Agustín de Fuentelencina, no se le ve un futuro halagüeño, mirando siempre el campo pastoral juvenil y vocacional.


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25.2.– Albergue San Agustín de Fuentelencina (Guadalajara) [2003–...]

Origen: La Provincia tiene en el pueblo de Fuentelencina (Guadalajara) un albergue con capacidad para más de 120 personas y que tiene por titular a nuestro Padre san Agustín, que es también patrón del pueblo. Esta finca está situada a 35 kilómetros de la ciudad de Guadalajara y a 10 kilómetros de la de, en otros tiempos, recoleta ciudad de Pastrana. A unos 90 kilómetros de Madrid. La finca cuenta con 9 hectáreas y en el año 2003 se comenzaron las obras de construcción de las diversas instalaciones. Se bendijo e inauguró el 24 de junio del 2005. Prestaciones: El albergue cuenta con tres edificios: uno con residencia para setenta personas, comedor, cocina y sala de reuniones. Otro es un salón multiuso y el tercero es una casa rural con tres dormitorios y salón. También hay instaladas ocho cabañas de madera con capacidad para 48 personas. El albergue dispone de piscina, pistas polideportivas y un bosque de 11.000 metros cuadrados. El albergue, en su breve historia, es muy frecuentado por grupos para actividades pastorales y educativas, tanto de la Orden como de otras instituciones. Que explican y razonan por qué se fundó y el por qué se antoja un futuro halagüeño y duradero, sobre todo en el campo de la pastoral juvenil y vocacional.

A modo de conclusión Mi visión conclusiva de la Provincia, al final de este recorrido en este I Centenario de la restauración de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, es la que se deduce ya del primer Capítulo Provincial celebrado en Berlanga de Duero en el 1912 y de los últimos informes provinciales para los Capítulos de la Provincia, se reiteran tres constantes o grandes preocupaciones: a) las casas de estudios, b) la escasez de religiosos para el ministerio educativo y ministerial, c) junto al problema de las vocaciones. Parece que se da una constante, la preocupación al inicio de 1900 y ahora en el 2000, por las casas de formación. El permanente afán de adquisición de casas de estudio y su también cíclico cierre. Colegios como Villaviciosa de Odón, Martutene, Colegio misional de Santa Rita de San Sebastián, Seminario Mayor San Agustín de Burgos, que en su fundación tan meditada satisfacían plenamente la necesidad real vocacional, no se han librado de esa constante ley provincial de abrir y cerrar. La historia de la comunidad de Monachil, a través de este centenario, atrae hacia ella toda la atención de los estudios o de la formación. Desde ella se buscan nuevos colegios para que no se encuentren juntos seminarios menor y mayor, noviciado, filosofado o teologado. Al cerrar casas de estudios se regresa


90 casi siempre a Monachil. Es el caso actual, en ella, funcionan postulantado, filosofado, noviciado y teologado. En aquellas décadas se apuntaba hacia San Sebastián y Bilbao, exiliándose de Castilla y Madrid; en estos años primeros del tercer milenio vuelve a mirarse hacia el sur, aislándose de nuevo del centro y norte del territorio nacional. Concentrándose cada vez más en Andalucía parece olvidarse y desentenderse de aquella entusiasmadora visión de los orígenes, que era más que consejo, la restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía conllevaba la raíz maternal de restaurar también la antigua Provincia San Agustín de Castilla.

Bibliografía • Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía de los Padres Agustinos Recoletos en su Restauración. Década Primera 1899–1909, Monachil (Granada) 1920. • Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía de los Padres Agustinos Recoletos en su Restauración. Década Segunda 1909–1919, Monachil (Granada) 1920. • Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía de los Padres Agustinos Recoletos en su Restauración. Década Tercera 1920–1929, Monachil (Granada) 2008. • Homenaje en el cincuentenario de la Restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva (1909–1959), en BPST n.º extraordinario (1960). • Boletín de la Provincia de santo Tomás de Villanueva, año XLIV, enero-septiembre 1985, n.º 520, Monachil (Granada) 1985. • Provincia Santo Tomás de Villanueva, Orden de Agustinos Recoletos, Catálogo de Religiosos y Casas, año 2010. Monachil (Granada) 2010.

P. Fr. Alfredo Martín Cubilla, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada, España)


Capítulo 5.º As comunidades do Brasil neste século de História 1.– Introdução Começar a escrever a historia das nossas comunidades do Brasil é escrever a vida mesma da nossa existência. Em tudo isto há muito suor, entrega e fé firme, tudo era para sempre e até sempre. Estamos falando de pessoas de carne e osso que deixaram tudo: família, pátria, cultura, amigos e companheiros religiosos e embarcaram–se para sempre, para não voltar mais, na barca de Jesus. Alguém falava que o amor verdadeiro é aquele que é para sempre. Que exemplo de generosidade, obediência e de fé. Hoje as circunstancias são outras, e, embora o essencial se mantenha, as formas de viver a consagração religiosa, a evangelização e o ser missionário mudaram, isso sem tirar méritos e sacrifícios dos religiosos de hoje. Meu medo é não fazer justiça com os religiosos que a partir do “anonimato” fizeram tanto pelo Evangelho e não foram reconhecidos, são muitos que não querem aparecer, não foram pessoas de vitrines como os “manequins”, porém ficam tranquilos pensando na palavra do Apocalipse que “seus nomes estão inscritos no Livro da Vida” (Ap 21, 27). Só Deus saberá recompensar a tantos anônimos que fizeram da sua vida uma história real ao serviço de Deus e da Província.

2.– Período de fundações e missões Todos sabem que a chegada ao Brasil foi motivada pelos acontecimentos anticlericais do ano 1898 nas Filipinas, onde as Congregações dos Agostinianos estavam


92 tão presentes. «Foram muitos os frades que disseram: “isto é o principio do fim”, dado que em muitas nações éramos expulsos, e até de nossa própria terra; outros mais otimistas pensaram “onde uma porta se fecha, cem se abrem,” se o grão de trigo não morre não dá fruto, se morrer dá muito», morte aparente que gera nova vida. E assim foi como iniciamos nossa caminhada na América do Sul. A primeira remessa saiu do convento de Marcilla, à frente estava o Pe. Mariano Bernad e atracavam no porto de Santos no Brasil no dia 19 de fevereiro de 1899. Falam os Padres que não foram bem recebidos, não havia nenhum emissário da diocese a esperá–los e foram apedrejados pelos estivadores do porto. Nos dias seguintes passaram pelas cidades de São Paulo, Ribeirão Preto até chegar ao destino: Uberaba. 2.1.– No Triângulo Mineiro As primeiras comunidades se assentaram no Triângulo Mineiro. De acordo com o estabelecido, os frades trabalhariam no campo paroquial e a primeira comunidade assumiu a paróquia de Água Suja, com 4.000 habitantes e com uma arraigada devoção à Virgem Maria, com o titulo de Nossa Senhora da Abadia. Após esta comunidade, vieram outros compromissos comunitários adquirindo novas paróquias. Os primeiros anos foram de uma correria frenética de um lado para outro, de capela em capela, de ministério em ministério. Certamente os primeiros frades tinham uma experiência missionária muito grande no que se referia às devoções populares e à vida paroquial, e foram se ganhando a confiança do povo e dos prelados, eram religiosos “pau para toda obra”, fiéis ao magistério da Igreja e sofridos, capazes de afrontar qualquer risco que se interpusera no seu caminho. Porém as comunidades não foram muito estáveis pois trocavam frequentemente uns lugares por outros que melhor se adaptavam ao estilo agostiniano recoleto. Existe um grande zelo apostólico e obediência firme para assumir tantas paróquias com tão pouco frades. Temos que pensar que os dois eixos que giravam e regulamentavam a vida religiosa eram a comunidade e o apostolado. Com respeito ao primeiro, os padres tinham normas claras de como viver a vida de comunidade segundo o Regulamento do ano 1909, aí se podem ver as normas que regiam as comunidades e os fins dos religiosos na sua vinda a América. Assim começa taxativamente “Nossa missão na América não tem como objetivo administrar paróquias e sim seu primeiro e principal objetivo são as missões propriamente ditas” (Dec. I, p. 92). Todo frade que chegava à América sabia que a sua finalidade era missionar. Logicamente, tudo é campo de missão e procuravam compaginar a vida de comunidade, as normas da “Forma de Viver,” com o apostolado encomendado.


93 Certamente, o Regulamento nos fala do número dos religiosos necessários para viver em comunidades, das obrigações litúrgicas religiosas, mas o que surpreende é a vida de pobreza das primeiras comunidades, os frades eram capazes de passar necessidades primárias em prol do bem comum e do povo. Embora a comunidade fosse bem pobre, sempre aparece já uma consciência social e caridosa como pode ser uma escola para meninos carentes mantida pelo frades, ajuda a famílias carentes e coisas deste tipo. 2.2.– Nos estados de São Paulo e de Espírito Santo Após da criação das comunidades do Triângulo Mineiro vieram outras fundações e criação de comunidades. Umas tiveram curta vida como a erva do campo, outras floresceram até o dia de hoje. Entre elas poderíamos colocar em destaque: Ribeirão Preto e Batatais em São Paulo; na região de Castelo –Espírito Santo– existiam várias paróquias do interior e sobretudo das colônias que envolviam a igreja matriz. Sua população estava formada por italianos e austríacos. A maior dificuldade que encontraram foram as enormes distâncias, o que obrigava os religiosos a fazer as viagens a cavalo, pois os meios de comunicação eram raros. Isto fazia que a vida comunitária fosse precária pelo o número de capelas que tinham encomendadas. As doenças contraídas pelos missionários fez que se desistisse de muitas capelas desta região. 2.3.– No estado do Pará Os primeiros frades chegaram a Belém no dia 7 de julho de 1899. O grupo estava formado por quatro padres e um irmão e a sua encomenda foi a administração de várias colônias agrícolas, estavam mais ao cuidado da terra e dos empregados que ao cuidado da paróquia. Talvez isto tenha sido um pretexto para entrar em Belém, pois rapidamente perceberam que este não era seu campo, os frades não estavam preparados para estes fins e, encontraram dificuldades na organização da colônia, corrupção, costumes contrários ao espírito, sentir e ser dos religiosos. Daí que aproveitando a primeira oportunidade se transferiram para administrar a igrejinha de São João Batista. Aqui trabalharam o que era próprio, atendendo o culto a novenários, pregações, assistência em colégios, hospitais e rapidamente criaram a Arquiconfraria de Nossa de Consolação como uma devoção própria de identidade agostiniana. 2.4.– No estado de São Paulo Outra comunidade florescente foi São Paulo a comunidade tinha como ministério uma escolinha dedicada as crianças carentes com uma atenção particular à musica.


94 Este fato conquistou o povo e a fama espalhou–se pela redondeza, e os bispos confiam–lhes a organização de uma paróquia. Quando estava tudo indo bem, por decisão da autoridade, saímos de São Paulo aonde voltaríamos anos mais tarde para assumir a administração da capela de N. Sra. da Saúde, lugar da periferia que logo após se converteria num bairro importante de São Paulo. A modo de resumo poder–se–ia dizer que “as decisões que motivaram a chegada ao Brasil, a criação de comunidades, a aceitação ou abandono de paróquias, a migração para outros estados e dioceses, a fundação de estabelecimentos de ensino e seminários, e outras tantas iniciativas, não são fatos isolados... mas respondem a todo um processo sustentado de forma silenciosa pela mão do Espírito Santo, que um dia suscitou em nosso Pai Santo Agostinho o modelo de vida comunitária” (P. Fr. Agostinho Belmonte, oar, 100 Anos de presença Agostiniana Recoleta no Brasil, p. 18). A partir do ano 1920, surgem novas comunidades como Rio de Janeiro, Cachoeiro de Itapemirim, Vitória, Muqui e Franca são principais, outras ficam nos livros. 2.5.– As missões: Lábrea (AM) e Marajó (PA) Mais não posso esquecer as novas comunidades de missão de Lábrea e Marajó, as duas com uns elementos comuns: o rio Amazonas, a pobreza, as distâncias..., tudo era começar do nada, um povo nativo mergulhado no esquecimento material e espiritual, tudo isso faz com que os frades tenham que fazer grandes esforços no campo religioso, humano, social, econômico... etc. Nestes lugares, a vida de comunidade era mais difícil, é certo que, as normas, decretos iam encaminhados a reforçar sempre as comunidades, para que não tivessem menos de dois frades, mas as necessidades às vezes falavam mais alto. Assim encontramos frades com grande personalidade que contribuíram ao progresso destas missões. Com certeza que os freis pessoalmente não deixavam de cumprir com Ofício Divino e as missas, catequeses, confissões, mas fizeram um grande esforço para poder cumprir com todas as paróquias encomendadas, o trabalho nas saídas pelos rios desse imenso Amazonas de Lábrea e logo Marajó minguaram a vida dos frades e das comunidades. Por outra parte vemos a dedicação total dos frades ao serviço da Igreja, sentido de obediência estrita, luta contra as enfermidades, austeridade e pobreza das casas e frades, zelo por tudo o que se referia ao culto divino, cuidado das igrejas e a criação de outras novas fazem que seja uma época gloriosa da nossa história missionária.


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3.– Época de Expansão Nos anos seguintes, a Província foi se fortalecendo e procurando novos ministérios segundo os interesses da Ordem e que mais se adaptaram ao seu carisma, e deixando outros que não contribuíam com a vida religiosa agostiniana. Nestes anos aparece um fato que alicerça, ainda mais, nossa presença no Brasil a Guerra Civil Espanhola. O Provincialato passa a residir no Brasil –27 de abril de 1937– e é o centro de irradiação e apoio para as outras comunidades do além mar. As comunidades estão bem providas de frades espanhóis e brasileiros. Já existe uma regulamentação mais rígida, e a presença do Provincialato no Brasil faz que a vivência de comunidade seja melhor. O Ordo Domesticus marca a pauta da comunidade, os priores exercem a sua autoridade sob os súditos de uma forma mais rígida e austera, a obediência e a sua presença era muito marcante na comunidade. Nossas comunidades eram florescentes em número de religiosos onde a vida do religioso era pautada pela vida comunitária e o trabalho especifico de cada comunidade. Nosso campo já não são fazendas e sim administração de paróquias, catequeses das crianças, os novenários, colégios, seminários e colaboração com o clero diocesano, missas nos hospitais e capelanias de religiosas. Algumas comunidades, sem perder o espírito comunitário, abrem campo no apostolado e educacional e surgem os colégios de Rio do Janeiro, Muqui, Volta Redonda, como fonte de evangelização e ingresso econômico para o sustento dos seminários e casas de formação. Esta época de florescimento chega até Argentina com as fundações das comunidades de Gándara, Mar de Plata entre as mais conhecidas por nós. Uma de nossas comunidades mais representativas nesta época, foi a de Franca. Em Franca, estava nosso seminário (embora iniciasse a sua caminhada no ano 1925 com uma turma de coristas chegados de Ribeirão Preto), será nesta época que para lá confluem todos os teólogos da Província. Contam as crônicas que “a vida da comunidade dividia–se em três setores: oração, estudo e ministério das almas. Sob o seu teto tem recebido a total ou parcial formação eclesiástica 90 sacerdotes” (cfr. Livro Cinquentenário dos agostinianos no Brasil, p. 51). Esta casa foi para muitos padres a casa “mãe”, como Monachil é para as outras gerações dos anos 50.

4.– Dos anos 1960 até o dia de hoje A criação da Província de Santa Rita fez que os frades da Província de São Tomás fizessem uma pausa nos seus apostolados e começassem a se reorganizar a partir das casas que ficaram para nós.


96 Assim pois, são fechadas as comunidades de Correias, São Conrado, com a favela da Rocinha e transferem–se os frades para a comunidade do Leblon, que atende a favela do Vidigal, cria–se uma nova fundação o Colégio do Novo Leblon sem comunidade pois o número de religiosos não é suficiente. Desta época temos muitos frades vivos que podem dar seu testemunho de vida comunitária, do sacrifício e da vida austera. Nestes últimos anos, temos mantido as comunidades do Belém, Rio de Janeiro, São Paulo, as comunidades missionárias de Marajó e abrimos as comunidades de Paraguaçu e o novo Seminário de Maringá. As comunidades estão bem instituídas, todas elas se regem pelo “Ordo Domesticus” aprovado pela comunidade. Creio que existe um sentido mais comunitário e colegial no momento de atender as necessidades do povo, existe uma maior aproximação entre os frades da comunidade, o sentido humano está mais presente, elementos que antigamente ficaram um pouco desfigurados pela autoridade do prior da comunidade. Não podemos dizer que os tempos passados foram melhores ou piores, pois o Espírito Santo encarrega–se de dar a cada tempo seu matiz peculiar e as comunidades vão se adaptando aos sinais dos tempos. As comunidades caminham com o tempo e com os homens de seu tempo com tudo que tem de bom ou de ruim. Os documentos da Igreja, especialmente o Vaticano II, trouxeram novos ares para a vida consagrada. A nova era da tecnologia fez que a informação e o conhecimento entre os irmãos seja melhor e mais rápida, todos nos conhecemos e os ministérios das diferentes vigararias é conhecido por todos. Também, pode–se dizer que o conhecimento mutuo entre as diferentes províncias da Ordem se tem incrementado muito graças aos encontros, mês de renovação, retiros, cursos de preparação para a profissão solene, etc. Temos renovado as Constituições sendo agora mais doutrinais e agostinianas que jurídicas ( embora com algumas lacunas cristológicas e bíblicas ao meu parecer). Tudo isto e muitas outras coisas têm favorecido muito a vida comunitária e a vida consagrada. Porém, às vezes, penso que nos falta esse ardor, paixão, sentido de identidade com a Ordem, que nossos antepassados possuíam. Ou talvez nossa forma de viver hoje tenha um jeito diferente de manifestar esse ardor e paixão pelo nosso. Com certeza que a modernidade e a pós–modernidade colocaram muitas coisas nas comunidades e nos corações dos frades e nem tudo é bom, isso faz que ainda tenhamos que dizer que nossas comunidades não são perfeitas. É certo que, temos ganhado muito no ambiente comunitário, na vida fraterna, embora estejamos inclinados a certas seduções do mundo, que nos faz sentirmos peregrinos e pecadores, que a conversão deve estar presente em nossas vidas para poder chegar a meta que nosso Pai santo Agostinho diz na regra, o fim de nos


97 termos reunido é para que “tenhamos um só coração e uma só alma dirigidos para Deus”. Termino quase como comecei, dando graças a Deus pelos 100 anos da Província, dos quais em muitos deles nossa presença no Brasil foi decisiva e transcendental para a sobrevivência da Província. Brasil foi passado, presente e até posso dizer com “ousadia” será o futuro, por enquanto para muitas coisas. Gratidão a tantos frades que deram a vida nestas terras da “Santa Cruz” em prol do Evangelho, da Igreja e da Ordem dos Agostinianos Recoletos. Que São Tomás continue abençoando as nossas comunidades e que Maria Santíssima e São Jose sejam nossos modelos de vida familiar e comunitária. Em Cristo Jesus.

P. Fr. Julio Amezua Caballero, oar Vigário provincial do Brasil Rio de Janeiro (RJ, Brasil)


Neo-sacerdotes y comunidad del antiguo seminario de Gรกndara (Argentina).


Capítulo 6.º Las comunidades de Argentina en este siglo de historia 1.– Los orígenes de la Vicaría de Argentina Los orígenes remotos de la Vicaría de Argentina los encontramos en el año 1909, año en que es restaurada la Provincia Hispano-americana de Nuestra Señora del Pilar, dándole el nombre de Santo Tomás de Villanueva en Andalucía y asignándole la tarea de expandirse por algunas naciones de ultramar, entre las que se encontraba Argentina. Esta disposición no pudo concretarse inmediatamente, pero los Capítulos Provinciales de los años 1921 y 1924 insistieron en la necesidad de expansión ya que, hasta el momento, la Provincia se encontraba presente sólo en España y Brasil. La Revolución del Gral. Isidoro Dias Lopes, que tuvo lugar en el Estado de São Paulo, Brasil, en 1924, no se mostraba halagüeña con los religiosos. Esto fue decisivo para acelerar la fundación en Argentina. Por otra parte, en la década del 20 Argentina pasaba por un estado de prosperidad económica y de relativa estabilidad monetaria, razón por la cual la Provincia comenzó a estudiar la posibilidad de depositar parte de su incipiente economía en ese país. Estos hechos son la base de la fundación de la Provincia en tierras argentinas.

2.– La fundación en la República Argentina El 6 de noviembre de 1924 llega a Argentina el Prior Provincial, Fr. Vicente Soler, acompañado de su secretario, Fr. Teófilo Garnica, para estudiar la posibilidad de realizar una fundación en esas tierras. Alojados en la comunidad de los


100 Agustinos, se entrevistó con el obispo de La Plata, Mons. Francisco Alberti, quien le concedió permiso para fundar en su diócesis, prometiéndole una fundación en Villa Turdera, pueblo próximo a la capital de la República. El P. Soler volvió a Brasil y desde allí envió la primera misión de agustinos recoletos a la Argentina. El 19 de enero de 1925 desembarcaban en el puerto de Buenos Aires los PP. Gregorio Alonso y José Garro. Los acompañaba el P. Tomás Martínez, Vicario Provincial de Brasil. El Hno. Fr. Eduardo González se les uniría un mes más tarde. Inmediatamente se entrevistaron con el obispo y se enteraron, con sorpresa, que la prometida fundación no podía llevarse a cabo porque los terrenos habían sido adquiridos por los PP. del Corazón de María. Entonces, y como dispensándoles un gran favor, les ofreció la iglesia de Villa Elisa, un pueblo ubicado a unos 35 kilómetros de la Capital y de unos 4.000 habitantes, con la promesa de hacerla parroquia en el término de un mes. Esta fue la primera fundación en la República Argentina, no sin dificultades y llena de obstáculos. Pero la confianza y el celo apostólico de los primeros agustinos recoletos en tierras argentinas no los hicieron desfallecer.

3.– Etapa de fundaciones y de consolidación (1925–1931) Apenas instalados en Villa Elisa, y en condiciones de máxima precariedad, los religiosos comenzaron a trabajar, principalmente en la enseñanza del Catecismo. Fundaron las Hijas de María y establecieron un Taller de Santa Rita, repartiendo ropa entre los pobres. Pero el campo apostólico no era suficiente para los tres religiosos. El 25 de julio de 1925, el Sr. obispo les ofrece la jurisdicción de Conchitas (Enrique Hudson) con iglesia y casa parroquial y una subvención de 250 pesos mensuales. Comentaba el P. Gregorio Alonso en ese entonces: “En Villa Elisa había que vivir con auxilio de fuera. Aquí, a pesar de ser pobre el pueblo, ya teníamos vida propia. En Villa Elisa, debido a que la iglesia está en muy mal estado, algunos días no se podía celebrar la Santa Misa, pues el presbiterio se llenaba de agua. Aquí tenemos la iglesia concluida y con bastante comodidades para los religiosos”. Inmediatamente se encargaron de la capellanía del Colegio María Teresa, fundado por la Srta. Laura Pereyra Iraola. Desde Hudson atendían la iglesia de Villa Elisa hasta el 25 de septiembre de 1925, en que se dejó Villa Elisa y toda la comunidad comenzó a vivir en Hudson. Mientras tanto continuaban llegando más religiosos desde Brasil para continuar con la expansión en Argentina. En el mes de octubre de 1925 los PP. Juan Ruiz y


101 Santiago Dolado fundan en Alderetes, Provincia de Tucumán, ya que el obispo les había prometido una parroquia. Pero en la reestructuración del territorio parroquial, a los agustinos recoletos les había tocado la zona más difícil y hostil. Esta fundación sólo duró hasta enero de 1926. Entonces todos los religiosos, cuatro sacerdotes y un hermano, se concentraron en Hudson con consiguientes problemas de una casa pequeña y sin trabajo para todos. El P. Gregorio Alonso se entrevistó con el obispo de La Plata, Mons. Alberti, para pedirle otra fundación. El obispo accedió espontáneamente y les entregó el pueblo de Ciudadela, situado en las afueras de la Capital Federal, prometiendo que sería erigida parroquia oportunamente. Allí se trasladaron los PP. Justo Galán y Santiago Dolado, que alquilaron una casa en donde comenzaron a vivir y adquirieron un terreno para la construcción de la futura iglesia y casa parroquial. Iniciaron con ilusión el trabajo apostólico, pero comenzaron a tener desentendimientos con los constructores del nuevo templo. Después de varias contrariedades se pudo comenzar con la construcción de la nueva casa. También existió un proyecto de levantar un colegio. Entre tanto, en mayo de 1927, el Capítulo Provincial decidió elevar a la categoría de “Vicaría Provincial” la misión de Argentina, demostrando así el interés y esperanza que esta fundación despertaba en los superiores. El P. Gregorio Alonso fue nombrado como primer Vicario Provincial de Argentina. Hasta entonces se dependía del Vicario Provincial de Brasil. De repente los acontecimientos cambiaron de orientación y esta fundación que tanto prometía fue abandonada por nuestros religiosos. Confluyeron básicamente dos causas: la falta de acuerdo con el obispo sobre la erección de nuestra casa como parroquia y el interés de los superiores de fundar en Buenos Aires, capital del país. Se encontraba en el país el Prior Provincial, Fr. Teófilo Garnica, que hizo todo lo posible para ingresar en Buenos Aires. Pidió una entrevista con el Sr. Arzobispo quien lo animó para intentar la ansiada fundación. Pero lo cierto es que cuando se le solicitó a la Curia la admisión a la Arquidiócesis, la respuesta fue negativa. Pero ello no desanimó a los religiosos, sino que valiéndose de su amistad con el Sr. Nuncio Apostólico y con algunos amigos personales del Arzobispo, todo cambió radicalmente. La Curia se comunicó con nuestros religiosos invitándoles a establecerse en Buenos Aires e incluso les dieron a elegir entre tres o cuatros parroquias a crearse. Todos los religiosos eligieron unánimemente el actual territorio de la parroquia que actualmente lleva el título de Nuestra Señora de la Consolación. En vista de estos sucesos, los religiosos decidieron levantar la fundación de Ciudadela y trasladarse a Buenos Aires, lo que comunicaron a Mons. Alberti, obispo de La Plata, quien al enterarse de la noticia “quedó impresionado hasta las


102 lágrimas”. Esto sucedió el 24 de junio de 1928. La comunidad se trasladó a una casa alquilada en la calle Cabrera al 5600. Cuando el P. Vicente Soler eligió al P. Gregorio Alonso como superior de la primera misión, le dio este encargo: “Trata de fundar en la ciudad de Buenos Aires”. De momento, allí vivía la comunidad, mientras que los Hnos. Leopoldo y Eduardo fueron encargados de buscar sitios y terrenos que sirvieran para la construcción de la futura iglesia y casa parroquial. Siete eran los religiosos que componían la primera comunidad de esta fundación. Por fin el 30 de agosto de 1928, después de recibir la autorización del P. Provincial y de firmar las escrituras de los terrenos de la calle Canning 1079, la comunidad se trasladó de la casa alquilada en la calle Cabrera a ésta propia, comenzando la fundación definitiva en Buenos Aires, precisamente en la novena de Ntra. Sra. de la Consolación. A fines de octubre pudieron comenzar las obras de adaptación de una de las casas compradas, para salón-capilla, quedando terminada para el 21 de diciembre. El 23 de diciembre, el Sr. Arzobispo Fr. José María Bottaro, OFM, bendijo la nueva capilla. Se trasladó solemnemente el Santísimo Sacramento desde el Colegio de la Hermanas de San José, de la calle Gurruchaga. El 24 de diciembre el Sr. Arzobispo firmó la provisión de párroco a favor del P. Gregorio Alonso, y el 1 de enero de 1929, en la Misa Mayor, fue leído el decreto de erección canónica de la Parroquia Mater Consolationis, a la vez que tomó posesión el primer párroco. Con el tiempo se pudieron adquirir otros terrenos colindantes, lo que animó a los religiosos a construir un nuevo templo. Las obras comenzaron el 1939 y culminaron definitivamente en 1943, quedando el templo tal como se conserva hoy. Mientras tanto, aprovechando la visita del P. Provincial, el Sr. Aldasoro se entrevistó con él y prometió hacer todas las tentativas para que la Orden pudiera fundar en la diócesis de Santa Fe. Justamente al año de esa entrevista, el obispo de Santa Fe, Mons. Juan Agustín Boneo, concede a los Agustinos Recoletos una fundación en la ciudad de Santa Fe. El obispo se comprometía a dar la Parroquia San José, recientemente erigida, con una pequeña capilla y casa parroquial, y la Orden se comprometía a proveer al Seminario Diocesano dos profesores y un director espiritual. Es así como el 19 de febrero de 1929 llegaron a Santa Fe los PP. Justo Galán y Martín Braña, residiendo en el Seminario Diocesano. En julio de ese año se instala definitivamente la comunidad en la casa parroquial. El 1.º de julio se bendecía la capilla. El 6 de agosto asumió como prior de la comunidad el P. Gregorio Erce y el día 11 de agosto asumió como primer párroco de la Parroquia San José. Al mismo tiempo, el Sr. obispo encargó a los agustinos recoletos la Parroquia del Tránsito para su administración, por no tener sacerdotes para su atención, la


103 capellanía de las religiosas de Ntra. Sra. del Calvario y el Instituto Correccional de Mujeres. Mons. Juan Agustín Boneo estaba tan contento con el celo, el estilo de vida y la dedicación de los agustinos recoletos, que prontamente permitió hacer realidad otro de los tantos sueños de los primeros fundadores: fundar en Rosario, segunda ciudad del país. Luego de algunas tratativas y con gran ayuda del Protonotario Apostólico, Mons. Andrés Alairolo, Vicario General de Santa Fe, el 21 de abril de 1931 llegan a Rosario los PP. Francisco Nafría y Miguel Celihueta para constituir la primera comunidad agustino-recoleta en Rosario. Luego se les unirían el P. Agustín López y el Hno. Marceliano Salvador. Se alojaron en la casa de Mons. Alairolo, quien los recibió con cariño y notable amabilidad. El día 26 de abril se les autorizó erigir una capilla y los padres adquirieron un terreno el 10 de junio de 1931. Se adaptaron las instalaciones de la casa para que sirviera de capilla, y el día 23 de agosto se bendijo, poniéndose como titular a Ntra. Sra. de Luján. La imagen de la Virgen fue llevada procesionalmente desde la Catedral hasta la capilla. Desde entonces la comunidad comenzó a ser conocida y a requerirse sus servicios. La fundación de esta comunidad de Rosario fue sumamente precaria, dadas las incomodidades y la extrema pobreza con la que se inició esta fundación. Pero desde el principio, los religiosos abrigaron la idea de levantar allí un santuario a la Virgen de Luján y que hoy se ve plasmado en el hermoso templo de estilo colonial. Las obras del templo empezaron en 1935 y se prolongaron hasta 1943. Asentadas las fundaciones de Hudson, Buenos Aires, Santa Fe y Rosario, los religiosos pensaron en fundar en la República de Chile. Para ello, en 1932, se trasladó hasta allí el Vicario Provincial, P. Gregorio Erce, quien visitó Santiago de Chile y Valdivia. Se tomaron las providencias para fundar en esta última ciudad, pero este intento fracasó a causa de las agitaciones políticas que sacudían aquel país. También hubo un intento de fundación, en 1928, en la República Oriental del Uruguay, más precisamente en la ciudad de Montevideo, pero este intento tampoco prosperó. La confianza en la Providencia ante los problemas, estrecheces y dificultades ha sido la constante en las primeras fundaciones de la Vicaría de Argentina. Esto decía el P. Gregorio Alonso en la relación presentada al Capítulo Provincial de 1930: “Al ir a la Argentina hubo quien me aconsejó que pusiese todo aquello que se esperaba y que, por lo ignorado, dejaba sentir su peso, que pusiese todo bajo la protección de Santa Rita. Pero como siempre he creído y creo que, aunque la devoción a Santa Rita caiga dentro de las devociones de la Orden, no es una devoción que se identifique mucho con ella, con la Orden, que ha tenido siempre tendencia Mariana y Josefina y bajo ambas protecciones coloqué aquella Misión que tan dignamente presidí. He hecho este preámbulo para hacer notar la especial


104 protección de San José hacia nosotros. En los mismos días que se bendecía la Parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación, se nos ofreció la Parroquia San José de Santa Fe. Ambas dadas perpetuamente a la Orden. Con esto, tenemos las dos casas dedicadas a la Consolación y a San José; en las dos, la Consolación y San José. Las dos perpetuamente de la Orden y las dos de muchísimo futuro”. Desde la fundación hasta la consolidación llegaron al país 22 religiosos provenientes de Brasil y de España.

4.– La formación de los futuros religiosos Una preocupación de los religiosos era la formación de los futuros agustinos recoletos. Algunos años después de la fundación de Hudson, en 1932, esa casa asume una nueva actividad al convertirse en colegio apostólico. Se inauguró con el nombre de “Escuela Apostólica San José”, quedando los niños a cargo de los PP. Martín Braña y Manuel López. Esta casa funcionó como colegio apostólico hasta que los niños fueron trasladados, por orden de los superiores, a Ribeirão Preto, el 24 de junio de 1934. El 17 de noviembre de 1933 parte para Franca, para comenzar el noviciado, la primera vocación argentina. Se trataba del joven Jaime Fajardo. La apertura de una casa de formación fue un asunto que ocupó la atención del Consejo de la Vicaría durante bastante tiempo. Se trató de fundar en Rueda, Provincia de Santa Fe, Azul y Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires. El 19 de junio de 1939 se comenzó a construir el Colegio Apostólico de Gándara, Provincia de Buenos Aires. El 21 de abril de 1940 fue la solemne fiesta de inauguración. Asistieron varios religiosos de nuestra Orden y la Sra. Manuela Nevares de Monasterio, donante del Colegio. La liturgia estuvo a cargo del obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Fortunato Devoto. El Colegio comenzó con nueve seminaristas. Las clases estuvieron a cargo de los PP. Isidro García, Luis Alayeto y José Zaldívar. El 18 de marzo de 1946 comenzó el primer noviciado en la Vicaría de Argentina, siendo el primer maestro de novicios el P. Manuel López. Fueron ocho los novicios que tomaron el hábito. Pero dadas las noticias que llegaban de Brasil sobre le envío de estudiantes profesos desde España, por la situación económica que se vivía allí, se hacía urgente buscar otro lugar para tener el Colegio Apostólico. Es por eso que, a mediados de 1945, el P. Vicario Provincial, Fr. Francisco Nafría, realizó un


105 recorrido por distintos pueblos de la Provincia de Córdoba (Río Cevallos, San Agustín, Anisacate, La Calera) y Sierra de la Ventana (Provincia de Buenos Aires). En todos ellos no se pudo concretar nada. Hasta que por comentarios del P. Miguel Celihueta, de la comunidad de Rosario, le transmitió al P. Vicario que el obispo de Río IV, Provincia de Córdoba, Mons. Leopoldo Buteler, estaría dispuesto a ofrecer a la Orden la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen y el Colegio ubicado en el pueblo de Pascanas. Las instalaciones del colegio podrían servir como casa de formación. El 17 de junio de 1946 llegaba a Pascanas el P. Vicario y el P. Miguel Celihueta junto con el Hno. Manuel del Castillo. Se alojaron en un hotel, por falta de mobiliario en la casa, hasta que en julio se comenzó a celebrar culto en la iglesia. El 14 de noviembre de 1946 fue trasladado el noviciado a Pascanas hasta el 19 de marzo de 1947. Esta casa se cerró por falta de personal en 1951. El 16 de noviembre de 1946 llegaron a Argentina ocho estudiantes españoles procedentes del Convento de Monachil. A esta primera tanda se sumarán al mes siguiente otros diez estudiantes. En los años siguientes llegan nuevas tandas de estudiantes, incluso desde Franca. Esto sucede hasta el año 1951. A partir de este año, el Convento de Gándara siguió funcionando como seminario menor hasta que, en 1954, se decidió no recibir más niños en el colegio, por falta de vocaciones. La persecución religiosa desatada en 1955 decidió a los superiores dar vacaciones a los niños que allí quedaban, enviando a Brasil a continuar los estudios a unos pocos, mientras se cerraba definitivamente el colegio por tiempo indeterminado. A partir del 1956 el convento fue cedido a la Arquidiócesis de La Plata, quien lo utilizó como seminario para vocaciones tardías hasta 1963. En 1964 fue trasladado el P. José Echávarri para cuidar de la casa, que comenzó a funcionar como casa de retiro, hasta que en 1973 fue vendido al Movimiento de Cursillos de Cristiandad de La Plata. Después de muchos años clausurado, se abrió nuevamente el Colegio Apostólico, pero esta vez en la comunidad de Villa Maipú. El 27 de febrero de 1965 comienza el nuevo curso con 14 niños. Al año siguiente serán 28 los seminaristas. Estarán a cargo de ellos los PP. Félix Aranzamendi y Manuel Prados. A comienzos de 1968, los seminaristas continúan viviendo en Villa Maipú pero asisten a clases al Colegio de San Andrés. El Colegio Apostólico se cerró a fines de 1970. En el año 1974 se comienza nuevamente a recibir a seminaristas. Esta vez vivirán en la comunidad de San Andrés Golf. Son tres los nuevos seminaristas que estudiarán el secundario en el Colegio Agustiniano. Se comienza la remodelación de la casa para adaptarla a las necesidades del nuevo seminario. Las obras culminan en 1976. En 1978 comenzó a construirse el nuevo templo parroquial de San Andrés Golf. Se proyectó construir sobre la nueva iglesia las instalaciones del


106 nuevo seminario. En 1980 se culminaron las obras y quedó inaugurado el nuevo Seminario Beato Ezequiel Moreno. En noviembre de 1985 se ordenaron sacerdotes los dos primeros agustinos recoletos formados en este nuevo Seminario, después de casi 25 años que no había ordenaciones sacerdotales en el Vicaría de Argentina. La labor formativa de la Vicaría se ha venido ampliando en los últimos años. En 1995, por decisión del Capítulo Provincial, es trasladado al Seminario San Ezequiel Moreno el noviciado de la Provincia y el Teologado para América. Se sumarán los novicios de la Provincia de Santa Rita. En el Capítulo Provincial de 1997 el noviciado vuelve a España y sólo quedan los postulantes de la Vicaría y los profesos de América. En el 2006 el Capítulo Provincial decide que el Seminario San Ezequiel Moreno sea sólo el postulantado para los candidatos argentinos.

5.– Un año difícil El año 1955 está marcado como un año de persecución religiosa en la historia contemporánea de Argentina. Y los frailes y sus actividades no han quedado exentos de las repercusiones que esto conllevaba. En enero de 1955, en la ceremonia de inauguración de la Capilla y Casa en el Balneario de Reta, se hizo presente la policía de Tres Arroyos para impedir el acto. Luego de algunas aclaraciones y viaje a Tres Arroyos, se pudo concluir el acto. El gobierno central se oponía frontalmente a toda actividad religiosa y perseguía a los sacerdotes y religiosos. En todas las iglesias había espías para controlar las homilías. Dadas las circunstancias de aislamiento en las comunicaciones controladas por el gobierno, el Provincialato concedió facultades especiales al P. Vicario con su Consejo. El ambiente que se vivía por entonces era de mucha inseguridad. Las iglesias eran incendiadas; las casas parroquiales eran allanadas y los sacerdotes eran detenidos. Esto sucedía con mayor ensañamiento en las casas de Buenos Aires. Las casas de Santa Fe y Rosario, fuera del allanamiento de los salones parroquiales, vigilancia y custodia policial, en nada fueron perturbadas. En la noche del 17 de junio de 1955, el prior y viceprior de Gándara son detenidos y llevados al Hospital de Chascomús. Los PP. Florencio Perelló, José Frankovic y el Hno. Marceliano son llevados, a medianoche, y detenidos en las comisarías locales en la incertidumbre de un trágico desenlace. En la ciudad de Buenos Aires son incendiados los templos. Son detenidos 150 sacerdotes y llevados a la cárcel de Devoto. En la Parroquia de la Consolación, ante la amenaza de incendio, des-


107 trucción y profanación, el prior y un hermano consumen el Santísimo mientras que el resto de los religiosos se escondieron en casas de familias, vestidos de civil. Se rumoreaba que serían exterminados los sacerdotes detenidos. Providencialmente, los manifestantes son detenidos por la policía cuando se dirigían a incendiar nuestra iglesia. Comentaba el P. Vicario Provincial, Fr. Gregorio Garnica: “Es nuestra fe de que los rezos de nuestros hermanos de hábito intervinieron poderosamente ante el Señor para que la Divina Providencia velara por nosotros, y para que, fuera de los sustos y algún otro incómodo, nada padeciéramos, ni en nuestras personas ni en nuestras casas y cosas. Así lo reconocemos y lo consignamos como testimonio de nuestra gratitud al Señor y de filial devoción a Ntro. Padre San Agustín que, en el XVI Centenario de su nacimiento, ha tenido visión especialmente cariñosa de estos sus afligidos hijos.” Ese año se pudieron celebrar, sin mucho brillo y asistencia de fieles, los festejos del Centenario de Santo Tomás de Villanueva y del XVI Centenario del Nacimiento de San Agustín. Se tuvieron que suspender todos los actos previstos y se limitaron a las celebraciones sencillas, más o menos solemnes, en cada casa, con relativa asistencia de fieles.

6.– Nuevas fundaciones y nuevo campo apostólico: el campo educativo En el año 1947 se aceptó el ofrecimiento de tomar la vicaría parroquial de la Parroquia Jesús Amoroso, de San Martín, en la localidad de Villa Diehl (más tarde Villa Maipú). Los comienzos fueron muy humildes. La primera comunidad estaba formada por el P. Julián Ortiz y el Hno. Leopoldo Martínez, quienes llegaron a Villa Diehl el 24 de febrero de 1947 y se instalaron en la modesta casa junto a la pobre capilla. Como siempre sucede en las nuevas fundaciones, se comenzó a ver la posibilidad de comprar algunos terrenos para construir el nuevo templo y poder tener una mejor ubicación de acuerdo al territorio encomendado. En 1950 fue creada la parroquia San José, siendo su primer párroco el P. Julián Ortiz. Mientras tanto, en enero de 1957 se comenzaron las obras del nuevo templo ubicado en la calle Estrada, que culminarían en mayo de 1959. El templo fue bendecido por Mons. Miguel Raspanti, obispo de la nueva diócesis de Morón. Estuvo presente el Prior General, Fr. Eugenio Ayape. El 12 de junio de 1960 fue colocada la piedra fundamental de la futura Escuela Técnica. El colegio pudo ser inaugurado el 9 de marzo de 1963. Y en 1966 fue anexado a la Escuela Técnica el colegio primario.


108 La Escuela Técnica funcionó hasta marzo de 1998. Por modificación de la Ley Federal de Educación, que ya no contemplaba esa modalidad, pudo volver a abrirse el secundario un año más tarde, comenzando el Polimodal en Economía y Gestión. En 1947 se tomó el ofrecimiento del Colegio Francisco Hué, de San Andrés, ofrecido por Mons. Mariano Chimento, arzobispo de La Plata. El Definitorio Provincial había rechazado la propuesta, pero por petición de todos los religiosos de la Vicaría se volvió a elevar el pedido. La respuesta fue negativa por segunda vez, y se recurrió al Prior General, quien autorizó la aceptación de la fundación el 5 de enero de 1947. Poco tiempo después se dejó esta fundación. El 16 de diciembre de 1956, la Orden se hace cargo nuevamente del Colegio, ahora llamado Fr. Luis de León, y de la Parroquia de la Asunción y San Andrés. En marzo de 1957 comienza el año escolar tanto en el primario como en el secundario. Otro paso dado en la labor educativa es la apertura del Profesorado de matemáticas, física y química y de historia y geografía, en el año 1965. Este último funcionó hasta 1976. Hoy en día es el colegio más grande de la Vicaría, contando con más de 2000 alumnos. En junio de 1956 nuestra Orden, interesada en tener una comunidad en Mar del Plata, recibía el ofrecimiento de una nueva jurisdicción parroquial. Se comenzaron a buscar terrenos para la erección de la iglesia y de la casa parroquial. El 17 de marzo de 1957, el obispo de La Plata entrega a la Orden la parroquia Ntra. Sra. de Luján. Al crearse la nueva diócesis de Mar del Plata, y nombrarse su nuevo obispo, Mons. Enrique Rau, comienza entre la Orden y la Curia un triste y doloroso litigio por el titular de la Parroquia. Después de amenazas canónicas y de no permitir la fundación en la ciudad, la Orden por fin cedió y se puso como titular a la Virgen de Fátima. En agosto de 1958 se establecieron los primeros agustinos recoletos en Mar del Plata y les fue entregada la Parroquia Ntra. Sra. de Fátima. El templo fue construido en varias etapas. Se inició en 1958. Las etapas se concluyeron con el templo que existe en la actualidad culminándose en el año 1987. En 1969 se iniciaron las obras del futuro colegio San Agustín. El 16 de marzo de 1970 se iniciaron las clases en el nuevo colegio. En el año 1989 se consultó a la Vicaría sobre la posibilidad de abrir un colegio secundario. La respuesta fue positiva y se comenzaron las obras y los trámites para la apertura del secundario. En el campo educativo no podemos dejar de mencionar la apertura de los colegios de Santa Fe y Rosario. En 1959 se comenzó con las clases de Jardín de Infantes en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján, de Rosario. También se comenzaron a construir las nuevas instalaciones de la Escuela Ntra. Sra. de Luján hasta que, en 1970, se dieron las primeras clases en el nuevo edificio. En 1962 comenzó a funcionar la


109 Escuela Niño Jesús, en Santa Fe. Poco tiempo después fue reconocida como escuela parroquial. En ambas ciudades fueron creciendo ambos establecimientos. A principios del 2008, y como consecuencia de la reforma de la Ley Provincial de Educación, se aprobó la apertura del secundario en ambos colegios. Ante las nuevas fundaciones y el personal que demandaba el campo educativo se hizo necesario reestructurar los ministerios. Por tal motivo, se cerró la casa de Hudson el 31 de agosto de 1964. En 1973 se cerró definitivamente la casa de Gándara. Pero aún quedará por concretarse la última fundación de la Vicaría de Argentina. Se trata de la casa de San Andrés Golf. Al fallecer el párroco de la Parroquia Ntra. Sra. de Luján, Mons. Manuel Menéndez, obispo de San Martín, pidió con insistencia que la Orden se hiciera cargo de la parroquia que colindaba con las comunidades de San Andrés y de Villa Maipú. Tal vez habría sido conveniente para la Orden no fundar otra casa más en San Martín, pero las necesidades pastorales nos reclamaban y aceptamos. El 11 de abril de 1971 tomó posesión de la parroquia el primer párroco agustino recoleto, el P. Emilio Pérez. Como consignamos más arriba, en 1974 comenzó a funcionar en esta comunidad la nueva casa de formación de la Vicaría. Por último, debemos agregar la adquisición de una finca, en el año 1982, en la localidad de Pilar, distante a unos 50 kilómetros de la Capital Federal, como lugar de recreación y descanso de los religiosos y de tareas pastorales. A partir del año 1988 se adaptaron las instalaciones existentes para realizar retiros juveniles. En el año 2007 el Consejo Provincial aprobó la realización de una casa de retiros, inaugurándose en enero de 2008.

7.– Conclusión Al mirar hacia atrás y ver la vida de las comunidades de Argentina en este siglo de historia, no deberíamos concluir que sólo queda como conclusión la presencia de nuestros religiosos en 7 comunidades: 7 parroquias, 5 colegios y una casa de formación. La historia de la Vicaría de Argentina a lo largo de sus fecundos 83 años es la suma de la vida de todos los religiosos que han pasado por ella y de los que actualmente están. Una vida entregada y gastada por el Reino de Dios y por el Pueblo de Dios. Los comienzos no han sido fáciles. Las privaciones y las estrecheces de los fundadores; la fe y el celo de instalarse en estas tierras; los fracasos y los logros; los nuevos rumbos y los intentos por crecer cada vez más son una muestra de la Providencia de Dios y de su amor hacia nuestra Orden, Provincia y Vicaría. A lo largo de todo este tiempo, a veces sereno y otras convulsionado, vemos la mano de


110 Dios sobre nosotros y no podemos menos que darle gracias por su infinita bondad; porque nos ha colmado de bendiciones. Y le pedimos que nos siga acompañando con la confianza y certeza que si Él no construye la casa, en vano se cansan los trabajadores (cfr. Salmo 127).

P. Fr. Carlos M.ª Domínguez, oar Vicario provincial de Argentina Buenos Aires (Prov. Bs. As., Argentina)


Capítulo 7.º Las comunidades de Venezuela En este siglo de historia 1.– Preámbulo Normalmente los Institutos Religiosos, cuando se quieren dar a conocer en otros países, lo suelen hacer movidos por un espíritu misionero-evangelizador. En nuestro caso, las motivaciones iniciales para fundar en Venezuela (donde estaban establecidos los Agustinos Recoletos por más de medio siglo) fueron originadas por urgencias económicas. En España se necesitaba mantener los seminarios, repletos de seminaristas, donde no había fuentes de ingresos como para ello. A su vez, Brasil y Argentina, que abastecían esta demanda en gran parte, llegó un momento en que no lo podían seguir haciendo por distintas razones. Y nuestras autoridades de la Provincia, en Brasil, y de la Vicaría Provincial, en Madrid, con la ayuda de nuestros hermanos de la Provincia de S. José, decidieron venir a esta República de Venezuela que se encontraba en proceso de bonanza económica.

2.– Primeros pasos El primer “explorador” enviado desde España (V. Sánchez), recorrió muchas Diócesis buscando acogida para nuestros primeros “fundadores” que, poco a poco, irían llegando, con otros más, a este lindo país con autopistas modernas, edificios emblemáticos y demás adelantos, gracias al petróleo abundante. Estos primeros tanteos se dieron de manera tan rápida e improvisada, sin ningún plan previo al respecto, que pronto originó una gran dispersión geográfica entre


112 los religiosos, teniendo que ir de un sitio a otro, estando, con frecuencia, uno solo y sin las condiciones mínimas de habitabilidad. Menos mal que los religiosos pioneros, PP. Pedro Álvarez y Juan José Arteta, pudieron superar con valentía y fidelidad estos escollos. Los Obispos, como era lógico, ofrecían los lugares más necesitados de evangelización y con carestía de sacerdotes para atenderlos. Leyendo los libros oficiales se ve cómo se aceptaban contratos con los Obispos que pronto se tendrían que cambiar o dejar porque no satisfacían las aspiraciones de los responsables de la Fundación, ni de los religiosos que eran enviados a esos pueblos. La mayoría de estos religiosos eran muy jóvenes y sin ninguna experiencia pastoral previa. Los cambios de parroquias o de casas eran una constante; así como los cambios de los mismos religiosos. Todo como muy apresurado.

3.– Perfil de estos Religiosos Se ven signos muy importantes en ellos: a) el sentido ejemplar de la obediencia a la hora de recibir una orden o destino y, a los pocos meses, darle otro mandato y aceptarlo con total normalidad; b) la facilidad para aceptar y convivir con la pobreza de las casas que tenían que habitar y de las personas o lugares que se tenían que compartir; c) la bondad y generosidad de las personas de esos pueblitos o de barrios de la ciudad, unidas al respeto casi sagrado al “Padre”, creaba un clima tan agradable que facilitaba el trabajo y ayudaba a superar todo tipo de carencias materiales.

4.– Primeros “Pueblos–Parroquias” Entre los nombres que atendieron nuestros Padres, con consentimiento o contrato con el Obispo diocesano respectivo, están: Sabana de Mendoza, El Dividiré, Motatán, Alto de Escuque, Sabana Libre (Estado Trujillo: nor-occidente). Villa de Cura, Camatagua, San Francisco de Cara, Taguay, Carmen de Cura (Estado Aragua: centro-norte). Calabozo (Est. Guárico: centro-sur), donde hubo hasta 5 religiosos en un momento en que se contaba con parroquia y colegio diocesano, que se dejó a los 5 años (1968). Caso parecido sucede con Barrancas de Orinoco (Est. Monagas: oriente-sur) que entre los años 1964–71 trabajaron duro los PP. Julio Pérez (q.e.p.d.), José M.ª Bedialauneta y Domingo Urresti. Los dos primeros permanecieron hasta el final, cuando se le entrega al Obispo el inventario de todas las capillas, parroquias, y casa parroquial en buenas condiciones y reconstruida por ellos, ya que la recibieron


113 en deterioro total, al igual que la mayoría de templos parroquiales. Por otra parte, consta en los archivos parroquiales que, a finales del siglo XIX (1899), estuvieron misionando los Agustinos Recoletos de la Prov. San Nicolás desde S. Félix de Guayana hasta Tucupita, pasando por Uracoa, Barrancas, Temblador, etc. En todas estas casas los religiosos trataban de cumplir lo mejor posible las normativas propias de una comunidad Agustino-Recoleta, al menos así consta en las notas dejadas por los PP. Visitadores; lo cual dice mucho a favor de ellos.

5.– Cambio de orientación Poco a poco los religiosos se van concentrando en 4 ó 5 casas con estabilidad en el tiempo y en mejores condiciones para la vida común: 5.1.– Caracas – La Pastora (1960) En esta zona norte de la ciudad se va consiguiendo casa alquilada y terreno para hacer una capilla, donde se levantará la parroquia provisional S. Pío X, por decisión del Cardenal Quintero. No obstante, la devoción a S. Judas estaba ya extendida por ese sector, gracias a los desvelos de un sacerdote italiano. Esta comunidad se va constituyendo en “la casa madre” de la nueva Fundación con un buen número de religiosos: 4, 6, 8, 10... Aquí se traslada muy pronto el P. “Comisario”-”Delegado” Provincial, P. Pedro Álvarez. Con él viene el P. Dativo para hacerse cargo de la nueva parroquia y de la casa-comunidad en la Puerta de Caracas, Esquina La Providencia, siendo éste su gran promotor y constructor. El número considerable de religiosos en esta casa hace propicia la vida comunitaria según el espíritu y las normas de nuestras Constituciones. Por esta casa van pasando todos los religiosos que llegan de España o de los otros lugares del país para cambiar de clima y vivir la alegría de una comunidad numerosa. En ella resalta la presencia de dos Hermanos no clérigos, Fr. Pedro Galdeano y Fr. Román Negredo, siempre dispuestos a trabajar a favor de la comunidad con verdadera ejemplaridad y perfectamente integrados con el resto de los sacerdotes. Esta presencia de ellos dos era el complemento de la comunidad oar. Así se podía vivir mejor la vida de oración, las tareas apostólico-parroquiales y la dedicación a los estudios, etc. Pronto se va realizando un proyecto de parroquia y de colegio, ambos dentro de la misma zona. Para ello se preparan varios religiosos para obtener los títulos civiles correspondientes: bachillerato, magisterio, y hasta estudios universitarios, en la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello) y en el Instituto Pedagógico. Todo esto “forzando los pasos normales”, utilizando vías más rápidas. Los estudios civiles


114 van ilusionando a muchos religiosos. Dejamos de lado los estudios eclesiásticos a nivel superior, (al menos nadie pensó entonces en esa posibilidad), como si ya supiéramos lo suficiente en estas materias. No sería absurdo ver en este contexto una de las concausas del posterior abandono, por parte de religiosos jóvenes, de los compromisos “usque ad mortem”. Era la etapa del Concilio Vaticano II y, en la etapa posterior al mismo, se dan facilidades para obtener dispensas de estos sagrados compromisos. En julio de 1962 se alquila una casa amplia para hacer la primera experiencia de colegio en la esquina Sta. Ana, en la cuadra contigua a nuestra casa de Puerta de Caracas. Se le denomina: Colegio Agustiniano S. Pío X. Y comienza ese mismo curso 62–63 a funcionar con los PP. Oroquieta, Secundino y otros más. Pero se sigue pensando en un gran colegio. Cerca de nosotros está una Escuela-Taller dirigida por un Sacerdote croata. Toman contacto con él los PP. Pedro y Dativo y se va viendo la posibilidad de comprarlo. Se trata del actual Colegio Agustiniano S. Judas Tadeo. En el 1967 conseguimos instalarnos en él y comenzar el curso escolar 67–68: con director propio, profesores religiosos y laicos; y con las bendiciones del P. Provincial, Fr. Martín Braña, y del Obispo auxiliar de Caracas, Mons. Pellín. Esto fue un gran logro para la nueva Fundación de la Provincia Sto. Tomás de Villanueva en Venezuela. El “olfato” y las maneras de ver el futuro por parte del P. Dativo y otros religiosos de esta comunidad, hacen que se pueda adquirir un terreno colindante con el Colegio S. Judas Tadeo, donde se irá construyendo, en principio, la planta baja de una nueva edificación y que, en distintas etapas, irá emergiendo el complejo residencial de la comunidad y el parroquial de S. Pío X - Santuario S. Judas Tadeo (octubre del 1979). Mientras llega la culminación de este proyecto, se erigen dos comunidades independientes: la del Colegio y de la Parroquia. La fusión de ambas comunidades en una se da el 1972: todos en la nueva Residencia con habitaciones de sobra. Por eso, en su momento, el P. Delegado Provincial, Juan Cuesta, que se venía interesando mucho por las vocaciones nativas, quiere que se inicie una experiencia de seminario en dicha casa, con tres aspirantes ya conocidos y acompañados por los párrocos correspondientes. Como formador, el P. J. Suela. Esta experiencia no dio los resultados esperados, pero abrió el camino para nuevos intentos vocacionales autóctonos, que sí han dado resultados positivos. En este proyecto se concentró la mayoría del personal y de las inversiones de esta Delegación Provincial, pues aquí había trabajo para todos. Esta concentración no permitió realizar otros proyectos que se iniciaron, como el incipiente colegio en la urbanización El Marqués, en el este de la ciudad, donde se preveía el mejor futuro para otro colegio. Esta negativa creó un gran malestar entre los religiosos interesados en ello y que habían trabajado y conseguido logros eficaces para lle-


115 varlo adelante. A consecuencia de esto apareció la primera ruptura y desánimo en algunos religiosos. Los fieles devotos del Sto. Apóstol fueron sobrepasando las expectativas de los religiosos que estaban al frente del Santuario. La colaboración de los mismos fue bien dirigida por los distintos Rectores que ha tenido el Santuario, los Vicarios parroquiales y los oficiales laicos en las distintas dependencias para servir a la feligresía y a la multitud de los devotos del Santo. En la actualidad, la “Obra de San Judas” se mantiene firme en sus objetivos pastorales, educativos y sociales, a pesar de los años y de los cambios bruscos de la situación socio-política de Venezuela. La comunidad está formada por los religiosos siguientes: • Hno. Fr. Pedro Galdeano, el más veterano (87 años), necesita asistencia permanente. • P. Fr. Dativo Núñez: Párroco (80). 2.º consejero de la Vicaría. • P. Fr. Fco. Javier Zubillaga, Vicario Parroquial (74). • P. Fr. Pablo López (70), Vicario Provincial y Rector del Colegio Ag. S. Judas Tadeo. • P. Fr. Arturo Vázquez (73), Vicario Parroquial. • Hno. Fr. Gabriel Sánchez (48), Ecónomo de la Vicaría y del Colegio Ag. S. Judas T. • P. Fr. Hugo José Sánchez (38), Prior, ecónomo, formador y 1.º consejero de la Vicaría. • Fray Edilson Araújo (39), estudiante de 4.º teología. Colabora en Colegio y Parroquia. Tenemos dos aspirantes en proceso de formación. 5.2.– Casa–Colegio de Tamare (Ciudad Ojeda; Estado Zulia: occidente–norte) El P. Martín Braña, en su primera visita a Venezuela como Provincial, conecta con los PP. Jesuitas que estaban buscando religiosos que se hicieran cargo de las 2 casas y del colegio en esta hermosa urbanización de Tamare, propiedad de una compañía petrolera USA. Esto nos vino como anillo al dedo, ya que el P. Provincial venía buscando ubicar a los religiosos y encontrar fuentes de ingresos para sus planes a nivel de la Provincia religiosa Sto. Tomás de Villanueva. En agosto del 1964, los PP. J. Oroquieta y P. López se hacen presentes en la casa de Tamare, donde les esperaban dos Jesuitas para enseñarles el colegio y las


116 dos casas, viviendas de los PP. Jesuitas y de las Religiosas que trabajaban en el colegio. A la vez que les entregaban el contrato con la petrolera y les presentaban a los responsables de la misma compañía. Ahí se forma, al principio, una comunidad de 3 religiosos dirigida por el P. Oroquieta, quien sería, también, el director del colegio, dando puestos de trabajo a los religiosos, que, en años posteriores, llegó a tener hasta 6 miembros. La casa tenía oratorio, habitaciones individuales, aire acondicionado y demás dependencias para vivir con bastante comodidad. El colegio era una preciosidad en armonía con el medio ambiente, en esa zona tan cálida, de manera que se podía respirar bien y trabajar sin fatigarse demasiado. La vida comunitaria, en los 6 primeros años, se programaba en función del colegio, con jornadas de mañana y de tarde, sin dejar de cumplir la normativa de nuestras Constituciones. El año 1972 nos entrega la parroquia de Tamare el nuevo Obispo de Cabimas; entonces el trabajo se diversifica entre el colegio y la parroquia. La vida comunitaria tiene que adaptarse a la nueva realidad y en los primeros años así se hacía, pues los religiosos compartían con generosidad los trabajos de las dos Instituciones. Con el tiempo el trabajo pastoral se va extendiendo hacia el norte de la zona con las capillas de Tía Juana (parroquia desde hace 10 años) y Las Palmas (que ahora tiene un hermoso templo, sin ser parroquia), para atender a los trabajadores petroleros que en esos “Campos” vivían y viven. Esta situación va pidiendo más dedicación a las parroquias y el colegio se queda con sólo un Religioso como responsable del mismo; y es aquí donde destaca la presencia del P. Baltasar por más de 30 años, en distintos períodos de tiempo. Los “signos de los tiempos” se van imponiendo con razones de peso, pero, a veces, con un matiz personalista que hace mella en algunos religiosos que “se van fuera del redil”. En este momento la comunidad sigue atendiendo los dos campos de apostolado con estos protagonistas: • P. Fr. Miguel Ángel Merino (41): Rector del Colegio. • P. Fr. José Antonio Díaz (38): Prior, párroco de Tamare y ecónomo. • P. Fr. Jennifer Polo (30): párroco de Tía Juana–Las Palmas. 5.3.– Casa de Maracaibo Después de varias entrevistas del P. Arteta con el Obispo de esta ciudad, Mons. Roa Pérez, éste da su beneplácito para entrar en su diócesis ofreciéndonos la


117 Parroquia Santísima Trinidad y la iglesia de la Inmaculada, incluyendo los sectores de las urbanizaciones La Trinidad, el Naranjal, La California y alguna más. Era el año 1971. Pero había que esperar a que el párroco anterior dejase libre las dependencias parroquiales y se calmara un sector de la feligresía que se oponía a esta decisión del Obispo. No fue fácil solucionar esta situación, así como el encontrar una vivienda para los dos primeros religiosos que se harían cargo de dicha parroquia. El P. José M.ª Mantas sería el primer párroco, acompañado por los PP. Arteta y Baltasar en esos primeros días de dificultades para establecerse en Maracaibo. Luego aparecen en escena los PP. José M.ª Bedialauneta y Ángel Díaz, quienes van mejorando -no sin dificultades- el proyecto de parroquia y la vivienda para la comunidad. Bien compenetrados ambos en el cumplimiento de los horarios y prácticas comunitarias, así como en el trabajo por sus feligreses. La feligresía se manifiesta cada vez más interesada en colaborar en todo lo que sea la vida parroquial y el decoro de los templos. Posteriormente se realizan mejoras importantes en la iglesia de la Inmaculada (P. Arteta) y en la Trinidad (P. Acacio). Pero lo más destacable, en los años 87–88, es la construcción de la nueva Casa para la comunidad (1.ª y 2.ª planta) y para ofrecer otros servicios parroquiales bien necesarios, en la planta baja. El sistema de aire acondicionado se instala en todo el edificio, como una exigencia ante el clima tan fuerte en la “Tierra del sol amada”. El P. Delegado, Juan Cuesta, quiere iniciar, también en esta casa, con el P. Manuel F., una experiencia de aspirantado, que luego se trasladará a Caracas, casa S. Judas Tadeo. En ocasiones, la comunidad ha llegado a tener hasta 6 sacerdotes, pero, regularmente, han sido tres religiosos, como lo es “ahorita”. La feligresía actual está colaborando mucho en la instalación del sistema de aire acondicionado en las tres Iglesias, mejorando el número de asistentes a los templos y la organización de los laicos, muy comprometidos en todo el funcionamiento parroquial. En este momento residen 3 sacerdotes en dicha comunidad marabina: • P. Fr. Nemesio Sánchez (60): Prior, párroco y ecónomo. Atiende Iglesia de la Inmaculada. • P. Fr. Vanderlei Altoé (39): Vicario parroquial; atiende la Iglesia de la Trinidad. • P. Fr. Marlon Da Silva (31): Vicario parroquial; atiende capilla S. Agustín y alrededores.


118 5.4.– Casa de Caricuao-San Carlos Borromeo Contemporánea a la de Maracaibo va surgiendo esta casa-parroquia, gracias a las diligencias de los PP. Arteta y Dativo, quienes van consiguiendo terrenos para el templo, casa parroquial, salones y demás instituciones que componen el conjunto de esta nueva fundación en el suroeste de Caracas, en la UD-6, según la oferta del Cardenal-Obispo de Caracas (1976). La ayuda de instituciones gubernamentales para lograr este objetivo es importante y los dos religiosos mencionados lo van hilvanando bien. Curiosamente esta fundación está rodeada de otras dos casasparroquias-colegio de nuestros hermanos agustinos OSA. La casa de los religiosos era un piso alquilado; decían misas donde podían, para ir comprometiendo a la gente en la tarea de formar una parroquia para los habitantes de esos bloques de expansión de la ciudad y destinados al personal obrero. Las dos primeras obras que se ejecutan: el templo y la casa parroquial no satisfacían las expectativas de los religiosos, pero hubo que aceptarlas; y con el correr de los años se llevarían a cabo reformas importantes para lograr la configuración que ahora tienen, tanto la iglesia y salones (PP. Cuesta y Á. Díaz) como, sobre todo, la casa de los religiosos (PP. Emilio y Dativo), completamente reformada y de gran belleza interna y externa, con 10 habitaciones, que pueden dar mucho de sí, y demás dependencias para la comunidad, incluida la capilla y el patio central interior de gran elegancia, donde se oía la cadencia del agua de la fuente ahí instalada. En el ínterin se va dando respuesta a necesidades de los feligreses, como la construcción del Preescolar con 3 niveles, en turnos de mañana y tarde. Hace menos de tres años que se consiguió recuperar un edificio que estaba alquilado y destinado a cuidar niños que sus padres no lo podían hacer por los horarios de trabajo. Nosotros lo llamamos “Maternal”. Ambos ahora unificados con nueva nomenclatura oficial: “Centro Inicial de Educación”. Todo este complejo residencial-parroquialeducativo se ve rodeado de jardín, de bosque y de zona productiva de café, frutales, animalitos (que se dejan ver con frecuencia) y “otras yerbas”. Los religiosos que aquí residen son: • P. Fr. Ángel Legorburo (68): Vicario Parroquial. • P. Fr. Baltasar Reguera (69): Prior, Rector del C.I.E. y 3.º consejero de la Vicaría. • P. Fr. Quirino Frías (60): Párroco y ecónomo.


119

Nota “llamativa”

Si es verdad que en los primeros años fundacionales se realizaba la vida comunitaria casi al estilo conventual, el hecho de residir uno, dos o tres religiosos en solitario, fue, entre otras cosas, quebrando esa fidelidad al espíritu comunitario en sus diversos aspectos, sobre todo la vida de oración personal. Tal es así que se lee en el libro de “cosas notables” lo siguiente: “Los días 30 y 31 de agosto se tuvo una reunión de toda la Delegación; asistieron todos los religiosos, menos dos, uno de Maracaibo y el otro de Caracas. Se hizo una crítica negativa de nuestra vida de religiosos y no hubo compromiso de renovar nuestra vida religiosa” (1977). (Puño y letra del P. Delegado de entonces).

8.– Conclusión Como punto final y de gloria, coincidiendo además con el quincuagésimo aniversario de la llegada de la Provincia Santo Tomás de Villanueva a Venezuela, quiero recordar aquí a los dos primeros religiosos de una manera especial: P. Fr. Pedro Álvarez: Vino de Brasil para “fundar” en Venezuela una serie de Comunidades que, con el tiempo, darían forma canónica a la actual Vicaría Provincial de Venezuela. Su forma de vivir como religioso era sencilla y alegre, con un talante siempre inclinado a concordia y fraternidad; sin autoritarismos y con respeto a todos. Pasó momentos dolorosos en los primeros meses de la fundación. Fue el primer “Comisario” que se tomó este ministerio con toda responsabilidad. El Capítulo Provincial del 1963 le nombra Consejero Provincial residiendo en Madrid y desde ahí, de manera sorpresiva e inesperada, se lo llevó Dios al cielo el 24 de diciembre de 1966. P. Fr. Juan José Arteta: vino desde España como compañero del P. Pedro y cofundador de esta Vicaría de Sto. Tomás de Villanueva en Venezuela. Le tocó vivir en lugares inhóspitos en los primeros meses, pero supo adaptarse a todo y desde ahí trabajar por y con las gentes. Su generosidad y atención a los más necesitados estuvo siempre en sintonía con sus sentimientos, su celo apostólico y su vestimenta. Era su estilo de vida. Demostró ser un gran compañero de todos nosotros y un animador de los “decaídos”. Nunca le faltaron ideas para mejorar los templos y las viviendas de los religiosos a él encomendados como Prior, como Delegado Provincial o como ecónomo. Era evidente su habilidad para el manejo de herramientas y todo tipo de “cacharros” para ponerlos en funcionamiento. Durante 9 años ejerció como Delegado Provincial, sabiendo respetar a los religiosos a la hora darles un destino; procuraba siempre consultar a los religiosos con amplitud


120 de temas y situaciones para implantar las nuevas normativas de los Capítulos Provinciales, de los PP. Provinciales o Generales o visitadores “ad hoc”. En los últimos 8 años tuvo que ser hospitalizado en varias ocasiones, algunas en estado de “muy grave”. El 20 de mayo del 2002, en horas de la tarde-noche apareció su cuerpo inerte en el piso de su habitación.

P. Fr. Pablo López Vega, oar Vicario provincial de Venezuela Colegio agustiniano San Judas Tadeo Caracas (Venezuela).


Capítulo 8.º La comunidad mártir de Motril Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza (Rm 8, 36).

Introducción El martirio es don por la gracia de Dios que fortalece la voluntad del mártir para morir por Dios y por “su causa”. Él actúa en el mártir, le da la victoria, y en Él corona sus propios dones. Así el mártir imita a Cristo, que es Cabeza y príncipe de los mártires, que son sus miembros, sufre con ellos, y actúa y triunfa en ellos, porque Cristo sufrió por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas, que es lo que hacen los mártires. Con un amor ardiente comparten la pasión de Cristo como miembros suyos para producir fruto. Es decir, así como Cristo murió por Pedro, por Pablo, Vicente, Julián, Inés, Lucía, etc. así también Pedro, Pablo, Vicente, Julián, Inés, Lucía, etc. murieron por Cristo. Como Cristo dio su vida por nosotros, así nosotros debemos dar la vida por Cristo y por sus miembros, sacrificándose a sí mismos por otros. En este sentido los mártires son testigos de la causa por la que son probados como el oro en el crisol. Por las persecuciones y las tribulaciones dan testimonio, sufriendo con humildad, con paciencia. Confiesan, sufren, y mueren con bravura y valentía por Alguien que es Dios-Verdad, que es Cristo-Camino-Resurrección-Vida, “por mi causa”. Como amigos de Cristo glorifican y honran a Dios; perdonan a sus perseguidores, y con sus muerte son “semilla de nuevos cristianos”, que interceden por todos con caridad auténtica, distintivo y garantía del martirio verdadero. Como el mártir verdadero sufre, y a la vez da testimonio, también los cristianos en esta vida, que es tiempo de prueba, sufren continuamente el fuego de las tribulaciones y tentaciones, si no siempre de un modo cruento, sí de un modo


122 incruento, que son la dura prueba del martirio espiritual, cada uno en su estado, en su ambiente, en la lucha interior de cada día por la virtud, por el bien, la verdad, la honradez, el cumplimiento fiel de los deberes, del evangelio, como una heroicidad, obrando el bien y apartándose del mal. La idea de un mártir humano y falible que muere por sus ideologías, provocando el martirio e incluso suicidándose como los camicaces y fanáticos, deja bien clara la línea divisoria entre el martirio verdadero y el martirio falso. Porque ser mártir verdadero, confesar y morir por la verdadera fe en la unidad de la caridad, es la única causa válida que define al mártir verdadero. Es el amor el que hace al mártir, no el sufrimiento o la pena. La pena, sufrimiento, castigo no es suficiente para ser mártir. Lo que hay que valorar es la causa por la cual una persona muere, no por la pena que sufre. Lo enseña claramente san Pablo: “aunque entregara mi cuerpo para ser quemado, si no tengo amor, de nada me sirve”. Sufrir la muerte no significa nada, si no se sufre por amor. Ahora bien, si el amor, por el que se muere, es meramente un amor humano, como el honor, la defensa de una ideología, la fama, podrá producir héroes por la alabanza y gloria humana efímera, como hacen los grupos fanáticos de cualquier clase con manifestaciones, monumentos, etc., pero nunca producirá modelos que reflejen la verdadera grandeza de alma que permite superar pacientemente cualquier adversidad con la esperanza segura de la vida eterna feliz como premio a la victoria. Idea que abarca también el martirio incruento cotidiano del ascetismo y fidelidad en las buenas obras. Porque es la gracia de Dios la que hace que haya mártires, y es Dios quien los elige y los corona, sin eliminar el carácter humano fundamental de los mártires, y su temor a la muerte ante la dura prueba. San Pedro fue atado, siendo ya anciano, y fue llevado adonde él no quería. Con tan gran perfección fue de mala gana adonde él no quería; murió a disgusto, pero fue coronado de buena gana...; lo mismo Pablo, los demás apóstoles, y cuantos los imitaron y siguieron... Pero tan sólo Cristo sufrió porque Él quiso; los demás sufrieron, aunque no lo querían. Y alabamos a los mártires precisamente porque soportaron con paciencia y valentía el sufrimiento y la muerte que no les gustaba. Más aún, provocar al perseguidor de cualquier modo para que los persiguiera e hiciera sufrir se considera perverso y antinatural, porque todo ser vivo teme el sufrimiento y no quiere la muerte. Por eso, los mártires verdaderos aman la vida, y necesitan la gracia de Dios que los hace capaces de perderla por una causa mayor que es Dios y la esperanza segura del premio con la felicidad de la vida eterna. La aceptación del martirio verdadero no supone, pues, menosprecio del cuerpo ni de la vida, porque nada está tan cerca de su alma como su propia carne. Y la muerte sigue siendo un mal, pero vencido por la gracia que hace fuerte al mártir, para superar el miedo natural a la muerte por la fe y la esperanza en la resurrección y el premio. Además, el mártir verdadero imita a Cristo–Redentor y Mártir divino por la salvación de los hombres. Aunque


123 el martirio de Cristo sea muy diferente del martirio de los mártires. Porque el martirio de Cristo, verdaderamente justo e inocente, es redentor, los mártires son seres humanos inferiores a Cristo que mueren “por su causa”, e interceden ante Dios a favor de los hombres, sus hermanos. Otro aspecto debe distinguir el martirio verdadero del falso, y es que el causante del martirio tiene que ser un perseguidor injusto, aunque cumpla una ley injusta, que causa el martirio a una persona inocente, que es el mártir, que sufre y muere por una causa justa. No es la pena del perseguidor que mata, sino la causa del mártir por la que muere, la que hace al mártir verdadero. En este sentido el martirio será siempre la vocación más excelsa del cristiano, que en esta vida está sometido normalmente a dura prueba, en lucha continua contra las tentaciones y tribulaciones incruentas, y a veces contra persecuciones cruentas. Morir diariamente significa cumplir fielmente las obligaciones, practicar las obras de misericordia, luchar y evitar el mal y practicar la piedad, la caridad. Un cristiano puede ser mártir, aunque muera en su propia cama, mediante la paciencia y el sacrificio de sí mismo como hostia pura, soportando las enfermedades más duras; es decir un cristiano es mártir si con su vida da testimonio de fidelidad a Dios en medio del sufrimiento. Y además participa con Cristo sufriente en los miembros de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia militante y visible, en armonía y unidad con la Cabeza que pide por los enemigos, convirtiendo en hermosas las mismas acciones feas de los perseguidores.

1.– El mártir también es confesor El mártir es discípulo de Cristo, lleno de amor, que está dispuesto a dar razón de su fe en Cristo y en Dios ante los hombres que necesitan comprensión, misericordia, dignidad y esperanza. El mártir verdadero no busca ni se hace propaganda ni utilización alguna, porque sólo quiere dar testimonio de Dios y ofrecer a los demás un servicio con el ejemplo de su fe y fidelidad hasta la muerte. Es confesor del amor superior hasta el extremo del testigo fiel, Jesucristo, a quien imita, a quien sigue y por quien derrama su sangre a causa de la fe en Él. Comenta san Agustín: “Puesto que él (el Espíritu Santo) dará testimonio de Jesús, también vosotros daréis testimonio. Él en vuestro corazones, vosotros con vuestras voces; Él limpiando, vosotros predicando”; es decir, refiriéndose siempre a Alguien que da razón de su testimonio y es la causa de su sufrimiento: Jesucristo, el testigo fiel. Testimonio vivo y vigente de los testigos cristianos que se dejan llenar e invadir de la fuerza de Jesucristo que actúa, lucha, muere y resucita en ellos, continuando su testimonio a través de su fragilidad, y mostrando su fortaleza en la debilidad: “cuando deis testimonio” ante los perseguidores.


124 Los mártires hacen vivas estas enseñanzas, porque Jesucristo, el gran testigo, se identifica en ellos. Desde la historia de los primeros cristianos, con el protomártir san Esteban hasta la actitudes y palabras de los mártires de Motril, Jesucristo continúa dando testimonio en la fidelidad de ser cristianos, todos al unísono, en común y con una acción compartida, que es la irradiación de Cristo y la fortaleza del Espíritu. Todos se preparan, todos aceptan, y, por obra de algunos, todos confiesan y esperan: El P. Vicente Soler escribe el día 21 de julio de 1936 animando a las religiosas Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril que habían sido requisadas: “Algunos caeremos y moriremos mártires, pero después del Viernes Santo viene Resurrección. Confiemos en Dios y en nuestra madre la Virgen, que nos darán las fuerzas necesarias para salir dando ¡vivas a Cristo Rey! Que nos llevará al cielo”. Y el P. Julián Moreno decía tres días antes de su martirio: “parece que estas cosas se van arreglando; y lo siento, pues me creía que de un golpe me mandarían al cielo; y veo que no va a ser, y es una lástima”. Es la dimensión testimonial que trasluce la fortaleza que habita en su interior. Y terminaron todos entregando la vida, siguiendo las huellas del Maestro. Ellos tenían conciencia de que, con el mismo acto con que se adherían a Cristo y encontraban en Él la plenitud de la vida, se enfrentaban a la vez con los perseguidores. “Se dijeron los impíos: tendamos lazos al justo que nos fastidia; es un reproche de nuestros criterios; su sola presencia nos da grima, nos es insufrible”; por eso aparece la persecución hasta la muerte contra los testigos de la verdad. Jesucristo ante Poncio Pilato rindió un solemne testimonio de la Verdad; Juan el Bautista y los que siguen las huellas de Jesucristo entran en el ejército de los testigos de la fe y la esperanza, siguiendo a quien fue objeto de contradicción. Sabían que podía llegar el sacrificio de la vida. Es el cuarto evangelio quien subraya bien claramente la relación entre Cristo y sus testigos: “Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros... Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros. Todo esto os lo harán por causa de mi nombre”. Pero a los que siguen el camino del Maestro y mueren con Él les espera un grandísimo premio: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan, y digan con mentira toda clase de males contra vosotros... Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos”, manifestando su fuerza en la debilidad de los mártires. Aquí está la explicación del ánimo, valor, perseverancia, y hasta la alegría de los mártires que manifestaron de distintas formas: el P. Vicente Pinilla y D. Manuel Sierra se animaban con frases como: “hermano, morir tenemos; ya lo sabemos”. De tal modo que causan respeto y admiración en los mismos perseguidores, como en el caso de la muerte del P. Vicente Pinilla, cuando uno de los que actuaban exclamó al verlo: “ya no mataré más a nadie. Si es verdad que hay santos, éste es uno”; y de los creyentes, como cuando el P. Vicente Soler se enteró de la muerte del


125 sacerdote-coadjutor de Motril, D. Juan Hernández, que murió gritando “¡Viva Cristo!”, y decía: “Motril se salvará, porque ya tiene un mártir que interceda en el cielo”, y después, cuando supo el martirio de otro sacerdote-beneficiado, D. Manuel Vázquez Alfalla, exclamó: “El martirio de este sacerdote será semilla de vocaciones sacerdotales y religiosas, que florecerán numerosas en esta ciudad de Motril”. Como así ha sido. El testimonio de los mártires es como signo de la presencia de Dios en ellos. Dios, que es amor, y que habita en cada creyente por el Espíritu, revela en el sacrificio del mártir, además de la profesión de fe, “el supremo testimonio de amor ante todos”, al conformar su vida y su muerte a Cristo que entregó su vida por los hermanos. Porque los mártires asumen su muerte voluntariamente, ya que pudieron evitarla, trasladándose a Granada y ocultándose convenientemente, pero eligieron la fidelidad total y el amor a Dios sobre todas las cosas y con todas las fuerzas. Prefirieron quedarse. Así lo juramenta cuatro días antes D. Manuel Sierra: “no ausentarse de la parroquia, para atender mejor a las necesidades espirituales de sus fieles”. Lo mismo hicieron todos los religiosos de la comunidad de Motril. Advertidos repetidas veces del peligro, e invitados a retirarse, ellos de común acuerdo prefirieron permanecer todos en su convento de Motril, porque no habían hecho nada malo; porque sólo habían hecho mucho bien a todos; porque con su presencia allí compartían con todos las tribulaciones de Motril, ayudarían a los perseguidos, confortándolos con su generosidad y entrega, y edificarían a sus mismos perseguidores, confiando siempre en la Providencia amorosa de Dios. En situaciones como esta, lo que está en juego es el compromiso de fidelidad en favor de la verdad. El mundo entero no vale nada comparado con la confesión de la fe. Ellos hacen la entrega y donación total de sí mismos, y, coherentes con el evangelio, se ponen al lado de los perseguidos, los oprimidos, los necesitados hasta llegar a dar la vida por la justicia. El ejemplo más claro lo ofrece el P. Vicente Soler, cuando en la cárcel ofrece su vida para salvar a un padre de familia, movido sólo por el amor más grande: “no matéis a D. Manuel Pérez Reina, que tiene ocho hijos, matadme a mí en su lugar”. En otro aspecto, pero movido igualmente por su amor cristiano y pastoral, el párroco D. Manuel hace lo mismo, cuando después de interpelar a los perseguidores con la palabra: “¿Así me pagáis los muchos beneficios de caridad que he hecho con vosotros durante los años que llevo de párroco vuestro?”, y entrega a los mismos que le mataban lo que le quedaba, para ayudarles hasta el final: “tomad estas monedas, que no quiero nada de este mundo”. Es decir, el martirio amplía su horizonte de comprensión, porque los mártires dan la vida como testigos de la fe, al defender con su muerte la causa por la que mueren; aceptan voluntariamente el sacrificio de su vida, pero a la vez amplían el concepto del martirio, porque mueren también como testimonio de amor por los perseguidores, dando la vida por ellos.


126 Por todo ello, aunque el martirio supone una situación persecutoria que siempre hay que lamentar, se le considera como un timbre de gloria, como un don que beneficia al mártir, y aprovecha a la Iglesia de Cristo, como enseña el Concilio Vaticano II: “La Iglesia confiesa que las persecuciones le han sido de mucho provecho, y le pueden ser también a la oposición, y aun a los mismos perseguidores”. Son célebres las palabras de san Agustín: “no son propiamente los hombres, sino su maldad, la que causa el martirio”. Pero esta maldad de la persecución es una prueba de la inocencia del mártir, porque al perseguir, quemar, destruir, incitar a renegar de la fe, a blasfemar, a profanar símbolos, imágenes, violar sepulturas, los perseguidores están reconociendo que los mártires temen más una mancha en su fidelidad que cualquier pena, incluso la muerte. Maldad que llega a declarar que la razón última de la persecución, aunque se presente con cualquier otro pretexto, siempre es “ése o eso, el Crucifijo, lo que primero nos estorba”, es decir, como lo predijo Cristo: “dichosos vosotros si os persiguen por mi causa”. En el momento histórico en que vivimos, estamos necesitados de testigos vivientes “que nos hablen y nos lleven a Dios, en quien confiamos”, “asidos al Invisible como si fuera visible”. Frente a la ambigüedad, al subjetivismo, al laicismo, a la atonía espiritual y a la mediocridad de vida, al relativismo y al indiferentismo están las actitudes de fortaleza y generosa fidelidad en el seguimiento radical de Cristo de este grupo de mártires, hermanos nuestros de la orden de agustinos recoletos, con su testimonio inequívoco de coherencia de vida cristiana, religiosa y sacerdotal, de sentido profundo de pertenencia a la Iglesia y de celo apostólico hasta el último momento.

2.– La comunidad mártir La comunidad Agustino-Recoleta de Motril era una comunidad apostólica formada por ocho miembros, de los cuales seis eran sacerdotes y dos hermanos coadjutores; de estos ocho, uno, el hermano Jorge, fue enviado por el superior al Hospital como enfermo unos días antes, donde sufrió persecución y amenazas de muerte, pero se salvó. Los demás, los siete restantes, todos fueron detenidos a la vez; pero dos, aprovechando la confusión, sin ser advertidos, se separaron para seguir cada uno su especial camino hacia la cruz. Y todos dieron testimonio de Cristo de modo comunitario, aunque la inmolación se consumara en tres momentos y en escenarios concretos distintos. En su mayoría eran mayores, y bien experimentados en las tareas apostólicas y sociales, acostumbrados al trato social con todos, y muy sensibles ante las necesidades de los más débiles:


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El Superior, P. Fr. Deogracias Palacios, burgalés, tenía 35 años; y desde los 25 trabajó en parroquias de Brasil y Argentina; en España, como Rector del Colegio de formación en Monachil (Granada); y, nombrado superior de Motril en el mes de mayo de 1938, llevaba solamente dos meses hasta su martirio.

El P. Fr. León Inchausti, vizcaíno, de 77 años, era el de más edad; misionero desde el año 1884 hasta 1921, durante 37 años por Filipinas y Brasil. En Filipinas sufrió cárcel y destierro en la revolución de 1898; en Motril llevaba 15 años, promoviendo diversas obras de apostolado social y religioso hasta su inmolación.


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El P. Fr. José Rada, aragonés de Tarazona, de 75 años, compañero del anterior en diversos ministerios por Filipinas desde 1884 a 1899, donde también estuvo encarcelado durante tres meses en la revolución filipina. Desde 1913 a 1929 trabajó como misionero en los ministerios del Brasil; y desde 1930 a 1936 residía en Motril, atendiendo al culto y obras sociales.

El P. Fr. Julián Moreno, riojano de Alfaro, de 65 años, sobrino carnal de san Ezequiel Moreno, misionero en Filipinas desde 1894 a 1898; y en América del Sur desde 1902 a 1920; en España desde 1920 a 1931 como profesor en distintos colegios de formación; y en Motril hasta su martirio en 1936.

El P. Fr. Vicente Pinilla, aragonés de Calatayud, de 66 años, desde 1893 hasta 1900 misionero en Filipinas, donde fue prisionero de los revolucionarios de Mindoro durante más de un año, donde fue maltratado y estuvo al borde la muerte; desde 1902 a 1927 trabajó con mucho celo en los ministerios de Brasil; y desde 1927 a 1936 venía residiendo en Motril hasta la muerte. El P. Fr. Vicente Soler, aragonés de Malón, de 69 años, trabajó como misionero en Filipinas desde 1889 a 1905. En la revolución filipina de 1898 sufrió dura prisión durante veinte meses con simulacro de fusilamiento en más de una vez; ejerció sucesivamente diversos cargos en el Orden, incluso el de Prior General durante nueve meses, hasta que le fue aceptada la renuncia por motivos de salud. Vivió en Motril prácticamente desde 1908 hasta su muerte en 1936, desarrollando un apostolado intenso en todas las esferas sociales de Motril. Es el más representativo de todos, por los hechos heroicos que realizó, y por la forma apostólica como los realizó en aquellas circunstancias trágicas.


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El Hno. Fr. José Ricardo Díez, leonés, de 27 años, es el más joven de todos, y llevaba en Motril poco más de un año; servicial y atento con todos, fue quien ayudaba a misa cuando las turbas asaltaban la iglesia y la casa; y un cuarto de hora después era arrestado, y lo llevaron a fusilar con el primer grupo.

3.– La inmolación Con el alba del día 25 de julio de 1936 se presentaron ante el convento una turbamulta armada y amenazante, que comenzó a incendiar las puertas de la casa y de la iglesia; e inmediatamente apresaron a cinco religiosos de la comunidad, que llevaron entre amenazas y vejaciones hacia el puerto; y al llegar a la Explanada, sin más, los fusilaron. Dos religiosos de la comunidad lograron separarse sin ser advertidos, y cada uno por separado comenzó a seguir su especial viacrucis hacia la cruz. Porque el P. Vicente Pinilla con D. Manuel Martín Sierra, granadino de Churriana y cura párroco de la Divina Pastora de Motril, de 44 años, fueron arrestados los dos en el altar mayor de la iglesia; y, después de un comportamiento edificante, fueron fusilados dentro del atrio de la misma iglesia parroquial a media mañana del día siguiente a Santiago, el 26 de julio. El P. Vicente Soler, después de un calvario de veinte días, desde el día 25 de julio hasta la primera hora del día 15 de agosto, fiesta de la Asunción, Patrona de Motril, N. Sra. de la Cabeza, fue fusilado con otras 18 personas de Motril en las tapias del cementerio. Todos fueron fusilados por motivos religiosos. La Iglesia, después de minuciosos estudios e investigaciones exhaustivas, ha reconocido el valor martirial de sus muertes. Y S.S. el Papa Juan Pablo II realizó solemnemente en la Basílica del Vaticano de Roma la Beatificación de los Siervos de Dios el día 7 de marzo de 1999, señalando el 5 de mayo para celebrar su fiesta en lo sucesivo cada año. Finalmente, hay que destacar que los mártires de Motril no son mártires de ocasión, sino que estaban muy preparados para la prueba suprema del martirio. En primer lugar, todos ellos venían muy curtidos en trabajos apostólicos difíciles, sobre todo en Filipinas y América del Sur. Pero además, cuatro de ellos, los de más edad, habían sufrido en sus años jóvenes la prueba dura de la persecución y la prisión


130 en la revolución filipina, incluso con la experiencia de simulacro de fusilamiento, que luego les sirvió para animarse y ayudar a otros en la persecución religiosa de la segunda república, porque desde 1930–31, en los años previos inmediatos a 1936, los sacerdotes, religiosos y católicos en general ya vivían preocupados y perseguidos en España: la hostilidad y el acoso de palabra, por escrito, y hasta de obra con dejación y permisividad de algunas autoridades eran continuos; y los datos históricos recogidos y comprobados, pueblo por pueblo sobre las personas, los edificios, las cosas sagradas en la Diócesis de Granada y más detalladamente en la ciudad de Motril son escalofriantes. Por eso, cuando vieron que la persecución religiosa se había desatado, tenían conciencia muy clara de que podrían ser mártires, y supieron aprovechar humildemente aquellos momentos para prepararse para el martirio, porque veían que podía ser la coronación de su vida apostólica y misionera; y continuaron con la esperanza y la oración haciendo el bien en una triple referencia: a la eucaristía, a la Madre de Dios, y a la urgencia del amor y el perdón a los perseguidores como servicio pastoral fraterno hasta el momento mismo de su fusilamiento.

P. Fr. Teodoro Calvo Madrid, oar Instituto de Agustinología Madrid (España)


Capítulo 9.º Religiosos Hermanos REFERENCIA DE NUESTRA VIDA CONSAGRADA AGUSTINA RECOLETA 1.– Recuerdos Aquella tarde, me acuerdo como si fuera hoy, un fraile de hábito recoleto con su cesta en el brazo, dentro iban las herramientas propias de su trabajo, caminaba por el campo de fútbol, mientras los seminaristas disputaban el balón de goma, era la hora del recreo. Yo estaba sentado en aquellas escaleras externas, grandiosas escaleras, que conducían a todas las partes del colegio apostólico de Martutene, San Sebastián. A mi alrededor había varios seminaristas mayores que yo. Eran los primeros días de mi estancia en el seminario, momentos nuevos, cada día, cada instante, cada lugar era novedad para mí. Cuando aquel venerable fraile pasaba cerca de nosotros en dirección a la huerta, les dije a los veteranos: Ese será el P. Superior. ¡No, que va! Respondieron: ese es un Hermano lego. Los Hermanos para mí eran novedad, aunque ya había oído hablar en mi pueblo de los Hermanos legos de los conventos. Al ver al Hno. Leonardo, un hombre de edad, casi calvo, rostro de venerable, tenía que ser alguien importante. Unos días antes de salir de mi pueblo había participado de la misa de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, presidida por el abad de Silos en acción de gracias por haberse librado de un fatal accidente en una curva peligrosa de la carretera de Baños para Caleruega. La figura del hermano la asocié al Abad, su fisonomía era tan parecida que tenia que ser el superior. No entraba en mi cabeza cuando, un momento después, me dijeron: mira, ahí viene el superior. Un fraile joven, rubio, pelo pincho, además fumando. Era el P. Claudio Burón, que sería después mi superior también en el seminario de filosofía de santa Rita y en el de teología de Monachil y que, por feliz coincidencia, era miembro de comunidad cuando, por los años noventa, me


132 correspondió ser Prior en Monachil. Fueron pasando los días y me fui acostumbrando a ver frailes Hermanos que formaban la comunidad, trabajaban mucho, rezaban y jugaban con nosotros. El Hno. Leonardo (1900–†1962) se me hizo después muy familiar. El estaba en la cocina, en la portería, en la sastrería, en la lavandería, en la huerta y en él contemplaba al hermano mayor, al abuelo, al trabajador, era serio, pero su semblante era sereno, se mostraba sencillo, atento, siempre sirviendo, a veces nos transmitía avisos y recados de visitas, teléfono, etc. Le recuerdo desgranando el rosario que colgaba de la correa de su hábito rezando por las veredas de los campos de fútbol, los pasillos o la huerta del seminario. Me impresionaba cuando veía a los Hermanos legos rezando en la capilla junto con los padres y con nosotros. Fue el primer fraile que, tras una breve enfermedad, falleció. Le contemplé muerto en la sala de visitas de la vieja villa donde residían los frailes y asistí a la solemne misa funeral y al entierro. El Hno. Jenaro era nuestro ídolo, viéndolo jugar al fútbol en aquellas tardes de los domingos en que jugaban los frailes contra los aspirantes. Seguíamos admirados sus regates, su fortaleza física, un auténtico atleta, verdadera estrella. Comentábamos entre nosotros que la Real Sociedad de San Sebastián quería ficharle. Cuando le contemplábamos de faena con el buzo puesto y debajo de la furgoneta vieja y destartalada que tenían los padres o haciendo de electricista, de fontanero, también de cocinero, lo calificábamos de un hombre excepcional. Más tarde le contemplaré como un excelente profesor de la Escuela Profesional de Motril, rodeado de jóvenes motrileños. Seguía jugando al fútbol, continuaba siendo el hermano servicial de la comunidad, preparando delicadamente la mesa del refectorio de los frailes y sirviendo con todo detalle en la hora del aperitivo y del café. Tuve la oportunidad de apreciar sus trabajos caseros, pero bien logrados, en la residencia de los religiosos. En los años sucesivos de Martutene se fueron incorporando otros Hermanos: El Hno. Juan Calvo (1919–†2003), el Hno. Carlos Lostao, aquel joven robusto de 20 años, fuerte, le llamábamos el jugador de goma. Era como un muelle resorte a la hora de caer y levantarse en el campo de fútbol. Su objetivo era cubrir a Jenaro cuando era del equipo contrario o lanzar pases para él cuando le tocaba en el mismo equipo. ¡Cómo gozamos después en Monachil con Fr. Carlos! Nosotros éramos novicios, cuando él era el vaquero, el cocinero, el todo terreno del convento, siempre pronto para todo, herramienta en mano. El primero en la capilla cuando llegaba la oración. Cómo nos divertíamos en nuestros recreos, después de la oración, durante el trabajo o en el descanso. Estábamos en la higuera de los novicios, él aparecía con la carretilla llena de hierba para las vacas, paraba y comenzábamos a recordar con él aquellos tiempos felices de Martutene.


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2.– Presencia No sé si ha sido suerte, creo que ha sido más bien una gracia la oportunidad de tener la mayoría de mis años de formación, y después como formador, la presencia de Hermanos que han marcado mi vida religiosa y la comunidad donde he vivido. Una presencia constante, activa, relajante, colaboradora, muchas veces imprescindible: huerta, cocina, portería, sacristía, etc. ... En la cocina, recuerdo aquella época, ya era padre, en que se oía este aserto: “lo que nos une: La paella del jueves”, y así era en todas las casas: En Monachil, el Hno. José Fernández (1927–†1991); en Madrid, el Hno. Antonio Egozcue, en Santa Rita, el Hno. Segundo (1931–†1999), en Guadalajara, el Hno. Jesús Rojo (1930–†1987), en Roma, el Hno. Emilio Díez y en Granada, el Hno. Eulogio (1917–†2005), el “Capi”. A estos Hermanos les tocó, durante años, hacer verdaderos milagros y equilibrios, porque los años 60 y 70 no eran épocas de vacas gordas. Ahora bien, en los cumpleaños de los padres, ¡cómo se las ingeniaban, como se lucían! ¡qué detalles! ¡Y aquel chocolate con churros de los días de fiesta! ¡Y esa mesa pronta cuando llegábamos de la misa rezada! En esta faceta de cumpleaños y fiestas se distinguió el Hno. José Fernández, se transformaba y se las arreglaba para que padres, visitantes y seminaristas viviésemos esos días como algo diferente, delicioso. La cocina ha sido unos de los puntos básicos y extraordinarios de servicio a la comunidad. Han realizado un importantísimo servicio comunitario y algunos se han distinguido. Los Hermanos Paulino y Jesús Echávarri (1936–†1999), yo diría que fueron los magos de la cocina. A las once pasabas por la cocina y hasta te ofrecían un aperitivo, mirabas curioso todo alrededor, bien limpio todo, pero apenas unas perolas en el fogón, daba la impresión de que en ese día los frailes estaban de penitencia. En la hora de la comida aparecía cada cosa, cada plato variado, cada detalle. El Hno. Jesús Rojo, que entró en el convento después de pasar la mili en Melilla, en sus años de cocinero en Martutene y el año que pasamos en Salamanca, seminario de la Provincia de San José, al Hno. Román le gustaba llamarle el cocinero de la abundancia. “Podéis comer –nos decía–, no os preocupéis, hay más abajo”, pues el refectorio de los padres estaba en el tercer piso y la cocina en la planta baja. Este es el hermano cocinero de todos los días, siempre pronto y en abundancia. ¿Y en la huerta? ¿Quién no recuerda la huerta del convento de Monachil con el Hno. Pedro Bienzobas (1890–†1954), que era la envidia de todo la redondez, el orgullo de la vega del Barrio de Monachil y la base de alimentación del convento en una época de penuria. O el celo del Hno. Clemente Pelarda (1906–†1999) por esa misma huerta cuando éramos novicios y coristas. Y las horas eternas del Hno. Juan Calvo en la huerta de Martutene, que ni descansaba los domingos y fiestas? A los padres nos decía: vosotros los días de la semana dais algunas clases, durante el


134 recreo jugando con los chicos en el campo de fútbol; los sábados: deportes con los otros colegios; los domingos por la mañana en el campo de fútbol y por la tarde y noche en la televisión viendo los partidos de fútbol. Así nos argumentaba para no acompañarnos cuando algún domingo le convidábamos a pasear con nosotros en la furgoneta: Hno. Juan, vente con nosotros. “Ay, hermanos, yo tengo mucho trabajo...” En la sastrería del convento de Monachil destaca, por muchos años, la dedicación del Hno. Paco, el hermano sastre por antonomasia. Era la época de hacer los hábitos nuevos para los novicios y recién profesos y de echar remiendos a los hábitos de los más viejos, y más trabajo daba confeccionar camisas y pantalones y todo tipo de prendas y, sobre todo, remendar y zurcir pantalones, camisas, etc. Por otra parte, la sastrería era el centro de comunicación y recreo de los coristas. Y... de algún fraterno consejo, aviso o reniego del Hno. Paco y, también, de enterarse de la noticia más reciente de su radio galena. Cuántos recuerdos, anécdotas, pero cuántas lecciones que después hemos ido enseñando o poniendo en práctica: cocinar, cultivar o organizar la huerta, reparar, cuidar del coche, construir, poner ladrillos, etc. pues el trabajo manual y artes semejantes siempre han sido parte de la formación en nuestros seminarios y la actividad de muchos religiosos padres en los diferentes campos de misión. Cuando se trata de la enfermería, rápido viene el recuerdo del Hno. Crisanto (1903–†1986), enfermero y ropero en el Seminario de Santa Rita. Cuántas gripes curadas, golpes aliviados, heridas sanadas, hambres saciadas, y cuantos remiendos. Recuerdo que una vez contamos los remiendos y zurcidos del guardapolvo del talaverano Hno. Eduardo y llegaban hasta cien. Los Hermanos han sido unas verdaderas madres, unos maestros, unos profesores, unos criados, pero principalmente eso: un hermano. Porque otro detalle es que los Hermanos han sido el paradigma de nuestra vida religiosa y comunitaria en unas comunidades en las que la mayoría éramos o somos sacerdotes. Yo acostumbro a afirmar con frecuencia: nuestra Orden es muy clerical y necesita de Hermanos. Los Hermanos han sido, y cada vez son más, una llamada de atención, un aviso fraterno de que somos frailes antes que clérigos. Los Hermanos han sido y son en las comunidades donde todavía están, que infelizmente cada vez son menos, la presencia fraterna y aglutinante de nuestras casas. Nuestra Orden, y por tanto nuestras comunidades predominantemente clericales, ha sido y es más comunitaria, más conventual, más fraterna con la presencia de los Hermanos. Y añadiría que más agustiniana, porque el proyecto de San Agustín, el primero, en Tagaste, era una comunidad de hermanos. Sabemos de sus lágrimas, cuando en su viaje a Hipona, precisamente buscando un hermano más para la comunidad, le escogieron para ser sacerdote y luego más tarde obispo de Hipona.


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3.– Hermanos No es objetivo de este artículo o trabajo que me encomendaron con motivo del centenario de la Provincia un estudio técnico e histórico de los hermanos, llamados prácticamente hasta final del siglo XX “Hermanos de obediencia” y ahora, en nuestras Constituciones, “Hermanos no clérigos” (Const., nn. 250–257). Intento transcribir recuerdos, experiencias, lecciones que recibí de los Hermanos y transmitir algunos de los muchos mensajes que la vida de estos Hermanos nos dan. Es curioso que en la Regla de san Agustín no aparece el término clérigo o no clérigo, sino de hermanos: “Ante omnia, fratres carissimi...”. Recuerdo, en este sentido, que el Hno. Román Negredo (1922–†1987), miembro capitular representando a los hermanos de nuestra Provincia en el 49.º Capítulo General de 1980, nos comentaba que defendió, con el estilo que le caracterizaba de sabiduría popular, que tampoco sería bueno que a la hora de definir a un religioso sacerdote se le llamase hermano sacerdote no obispo. Mi trabajo, principalmente, ha sido mirar para atrás de mi historia dentro de la Provincia, que es una historia de 50 años, pues ingresé en el año de 1959, y un contar mi convivencia con los hermanos. Y se puede percibir la presencia de estos hermanos de obediencia, legos, seglares o laicos, no importa el nombre, como la historia de una vocación agustiniana recoleta vivida como consagración al Señor y a la comunidad en la humildad, piedad, trabajo, servicio y entrega generosa en las casas y apostolados donde la obediencia les ha colocado. Lego, dice el diccionario, que procede del latín laicus y este del griego laikos, popular. Los hermanos son los religiosos populares, que vienen del pueblo, la mayoría entraba con más de 20 años, muchos después de hacer el servicio militar, y por eso es que siguen siendo hombres religiosos de pueblo y del pueblo. Ellos eran los que iban al mercado, los que hacían los recados, los hortelanos que trabajaban la tierra, eran los que hablaban del cielo y de la tierra con los labriegos. Quiero destacar al Hno. Antonio Hortal (1920–†2002), refitolero, portero y, sobre todo, recadero. Eso sí, de un solo recado. Parece que le estoy viendo, cómo brillaban sus ojos de alegría y emoción cuando conversaba con Joseico o con los viejos amigos del Barrio, no tenía prisa, la cuestión era saludar, charlar, hablar del tiempo y, entre pitillo y pitillo, contar alguna historia, comentar algún chisme del convento o de los vecinos. ¡Y cómo era querido en el Barrio! y tan querido que hasta arrancaba simpatía de los jóvenes seminaristas en la época en que Monachil era seminario menor, salvando sus torpezas y descuidos y hasta comprendiendo su ingenuidad y simpleza. En la Formación: Quiero destacar al mismo Hno. Román, padre, abuelo, madre, enfermero, costurero, ropero, consolador, director espiritual, un artista en la relación madres-seminario. Él pasó por las cuatro áreas de la Provincia: Brasil, Argentina, Venezuela y España. Quiero realzar que han sido los hermanos los que


136 han puesto la guinda de la comunidad formativa. ¿Por qué? Porque ellos: en la cocina o en la sacristía, como refitoleros, roperos, hortelanos estaban presentes, cercanos a nosotros. Algunas veces hasta por sus limitaciones y sus fallos, eran y los sentíamos más próximos a nosotros, los seminaristas, porque los veíamos sin tapujos, sin misterios, con sencillez, muy humanos, cosa que en los padres la vida religiosa la contemplábamos más sacralizada, elevada, lejana, misteriosa. Recuerdo la frase de un religioso de la Provincia de Santa Rita aquí en Brasil que, conversando sobre los años de formación, me decía: “Los hermanos Valeriano Domingo (1890–†1964) y Juan Altarejo (1886–†1971) marcaron nuestra vida en el seminario”. Y otro padre comentaba las cualidades del Hno. Ruy (1912–†2003), brasileño, profesor en los colegios de Leblon y Muqui y, muchos años, en el convento de Franca como hermano profesor y formador. Él me contaba que este hermano conocía a los seminaristas mejor que los formadores y brillaba por su amor a las cosas de la Orden. Los hermanos han marcado la presencia y la distancia, la identidad y la diferencia. Porque la vocación de hermano corresponde más genuinamente a la vida consagrada que no tiene su fundamento en un “estatus”, sea la cátedra, el altar o la mitra, sino en una consagración total al Señor y a la vida fraterna para servir al altar, a la mitra y sobre todo a la comunidad. Cuántas veces en la vida de nuestras comunidades, y hasta hoy mismo, quien cubría el vacío o llenaba el coro de nuestras comunidades era el hermano lego y, antes de ir al coro, ya había abierto la puerta de la iglesia para los fieles madrugadores y la de casa para recoger el pan reciente; había calentado la leche y preparado la mesa para que los otros frailes, antes de ir a la capellanía, a la clase o atender a los seminaristas, pudiesen, más tarde, desayunar con todo detalle.

4.– Servicio Los hermanos han sabido entender, y sobre todo lo han vivido en la práctica, que el sacerdocio de Cristo no tiene su origen y fundamento en el altar del presbiterio de la iglesia, allí hoy se celebra y se expresa, sino en el altar de la vida que se entrega y obedece al Padre hasta la muerte y muerte de cruz. El hermano de obediencia vive su sacerdocio en el día a día de su trabajo humilde y sencillo, en su vida silenciosa que se da en favor de los hermanos en la huerta, en la cocina, en la sacristía, en la ropería o donde la obediencia les destina. “El hermano no clérigo imita a Jesucristo en el servicio a los hombres. Su trabajo y su testimonio contribuyen a la vida de la Iglesia y la enriquecen. El valor de su contribución no depende tanto de la clase de su trabajo cuanto de la fe y del amor que lo motivan”. (Const., n.º 251)


137 Ya sabía que tenía que escribir este artículo cuando cayó en mis manos, preparando un trabajo sobre las Constituciones de la Orden, un librito que se titulaba: Regla de N. P. S. Agustín, Constituciones de la Orden de Recoletos de San Agustín y Ceremonial concerniente a los Hermanos de Obediencia. Monachil (Granada), Editorial Santa Rita, año 1930. Se trata de una traducción de las Constituciones de los Agustinos Recoletos aprobadas por el Papa Pío XI, el 12 de junio de 1928, para los hermanos de obediencia que no entendían el latín. Así escribía el P. Prior General, Fr. Gerardo Larrondo de San José, en la presentación de este libro: “No dudamos que nuestros Hermanos de Obediencia acogerán con cariño este librito, que de muy buen grado y con amor paterno les ofrecemos; que pondrán sumo cuidado en leerlo, meditarlo y repasarlo constantemente, y que tratarán de llevar a la práctica cuanto les atañe y corresponde. Así conseguirán ser religiosos, no sólo de nombre, sino de verdad; sabrán apreciar en lo que vale la excelencia y dignidad de su estado; y no se creerán rebajados por tener que desempeñar en la comunidad los oficios más humildes; porque en la religión no hay oficio que deshonre; sino al contrario; todos ellos dignifican y ennoblecen a los que saben debidamente desempeñarlos, pues así imitan mejor y se acercan más al prototipo de toda santidad y nobleza, Jesucristo nuestro Redentor, que vino a este mundo, no a ser servido, sino a servir a todos, y sacrificarse y morir por todos”. Cito este texto porque me descubre lo que hoy llamaríamos el proyecto o itinerario formativo de los hermanos y que orientó la formación y la vida de los hermanos que me ha tocado conocer y vivir con ellos.

5.– Protagonistas Escrito este artículo con motivo de los 100 años de nuestra Provincia, veo a los hermanos protagonistas de esta historia en lo más alto, en el medio y en lo más bajo; en el pasado, en el presente y en el futuro, pero siempre marcando esa historia con su presencia, sin mayores ruidos y estridencias, pero dinamizando la vida fraterna, apostólica, económica, misionera, educativa, pastoral, parroquial, profesional, etc. En la economía y administración destaca el Hno. Aurelio Azcona (1902–†1975), que llevó por un buen tiempo la administración del Colegio de Leblon de Río de Janeiro y de la Vicaría de Brasil. El Hno. Luis Barra (1927–†1995), que en la casa de Madrid llevó muchos años la administración de la comunidad, de la curia provincial, parroquia y residencia universitaria. El Hno. Gerardo Echávarri, más de 25 años, desde Belén, siendo el procurador eficiente de la Prelatura de Marajó. Su dedicación ha marcado también la vida de la Misión de Marajó. Él acogía al misionero enfermo o pidiendo descanso. Ya desde el barco o avión divisábamos al


138 hermano en el muelle del puerto o en la sala de espera del aeropuerto. Y después, procurando contigo la pieza para el barco, las baldosas para la casa o aquel libro de la librería Paulinas para la iglesia. Él te proporcionaba el médico para recuperar la salud, te solucionaba el problema de transporte, te orientaba y te acompañaba en los trámites de documentos para la permanencia en Brasil. Y también, cuidaba de cargar el frigorífico, preparar la mesa del refectorio para que a los misioneros de Marajó no nos faltase nada. Este hermano, y como él tantos hermanos, marcando presencia en la misa de cada día, en la oración comunitaria y haciendo comunidad en los momentos de recreación, paseos y fiestas de la comunidad. Del mismo estilo era su Hno. Jesús Echávarri (1936–†1999): Un hermano abriendo fronteras: Allá por los campos de Dueñas (Palencia) trabajando en la tierra sembrando y cosechando; fue el conductor del P. Provincial Martín Braña y después de los alumnos del colegio de Santo Tomás, sin dejar de ser conserje en la entrada del colegio, muchas veces cocinero de la comunidad y principal artífice y animador de las fiestas y paseos comunitarios. Y la centenaria Imprenta y Revista Santa Rita nos hablan de 50 años del Hno. Luis Vela, desde sus primeros años de vida religiosa en Monachil. Él ha sido el aprendiz de las artes gráficas y después el maestro. Durante su gestión, la revista Santa Rita llegó al número de más de 30.000 suscripciones, como pocas revistas de esta índole ha mantenido en toda España. Con su “velocísima máquina de escribir” ha escrito todo tipo de artículos, novelas, crónicas y noticias, ha contestado millones de cartas respondiendo a preguntas, inquietudes y problemas. ¡Y qué decir de sus viajes a Roma y Casia de Italia y países europeos! Con cualidades de un verdadero showman ha animado viajes y visitas turísticas con la dinámica de la alegría, el canto, la oración y las más divertidas atracciones. Todo un evangelizador a través del turismo bien organizado. ¡Y cuántos frailes conocieron los encantos de la Alambra, Sierra Nevada, Motril y la Alpujarra por la disponibilidad de este hermano!

6.– Misión Nuestra Provincia siempre ha considerado misionera la presencia en América: Brasil, Argentina y Venezuela. Es interesante que, en aquellas expediciones para a América Latina, fuera común el envío de padres y algún hermano. En el álbum del cincuentenario de la presencia de la oar en Brasil se contabilizan: De la época 1899–1906 fueron enviados a Brasil 6 hermanos. En la primera expedición o misión fueron enviados 2 hermanos: Fr. Pedro Pascual Rodríguez de la Virgen de Araceli y Fr. Blas Jiménez das Dores. De la época 1909–1940 fueron enviados 21 hermanos.


139 En lo que se refiere a las misiones, fue muy importante la presencia del Hno. Juan Altarejos que llegó a Brasil con la 25.ª expedición (1920) y se incorporó a la misión de Lábrea en el año 1927, junto con el P. Bienvenido Beamonte, cuando el P. Ignacio Martínez estaba solo. Este hermano y este padre fueron el bálsamo, el apoyo, la tranquilidad, la libertad para Fr. Ignacio Martínez poder hacer sus “desobrigas” y, cuando volvía, encontrar la alegría de la fraternidad agustiniana recoleta que reza, trabaja y misiona. Cuántas veces a su vuelta, después de más de seis meses, estos hermanos le fueron a buscar con la banda de música por ellos fundada y el mismo Fr. Ignacio encontraba las más ricas reformas y novedades en la iglesia, en la casa, en el pueblo de Lábrea. Más tarde se incorporaría el Hno. José Clemente, que por enfermedad tuvo que dejar la misión. Me tocó vivir una experiencia notable allá por los años noventa cuando estaba en Marajó. Se nos comunicó que venia un religioso hermano para la misión. En esta ocasión, lo que más se escuchaba entre pasillos eran cuestiones como éstas: ¿para qué viene un hermano?, ¿qué va hacer aquí?, lo mejor es... que se ordene. Y aquel hermano vino bien para la misión y realizó un trabajo muy propio de los hermanos. Y qué bien si pudiesen venir más, pero no tanto para ponerles la túnica y dirigir los cultos desde el altar, sino para tantos servicios y ministerios que nadie mejor que un hermano puede realizar y, sobre todo, para que brille la vida religiosa agustiniana recoleta en la misión donde nos llaman de “freis”, pero somos mas conocidos y comprendidos como padres. Los hermanos han sido y son los héroes de lo cotidiano y de lo extraordinario. Ellos han marcado presencia sobre todo en la vida fraterna cotidiana de los detalles y, al mismo tiempo, esenciales para una vida familiar y la que patentizaba nuestras comunidades como una familia: mecánicos, albañiles, hortelanos, cocineros, refitoleros y porteros como los hermanos: Lázaro O., Miguel Preciado, Francisco Águila, Fr. Gabriel y una lista en la que caben todos los hermanos. Uno de los servicios que han desarrollado muchos hermanos es el de sacristán: El Hno. Serafín Ruiz (1919–†1984), le recuerdo siempre en pie, siempre atento a las necesidades del altar sin dejar el despacho parroquial. Decir parroquia de Santa Mónica de Madrid era igual a contemplar la alta figura atenta, piadosa y simpática de este hermano. Después, todavía el Hno. Agustín y hoy el Hno. José Antonio. Ambos pasaron años en América. En Argentina el Hno. Manuel del Castillo y en Venezuela el Hno. Pedro Galdeano han realizado un verdadero servicio pastoral. Y de lo extraordinario. Los hermanos en general son polifacéticos, su presencia en los recreos y sobre todo en las veladas de las fiestas han sido notables; el Hno. Carlos Castillo representa a este gremio. Es el cocinero cuando fallaba o faltaba el hermano cocinero, y sobre todo el hermano de la moto, realizando los más diversos servicios cuando en la casa no había coche, era el que traía el pescado desde el puerto del Acuario de S. Sebastián hasta el barrio del Antiguo, subiendo


140 por el paseo Hériz hasta el Colegio Santa Rita. Esta subida era espectacular y muy comentada por los seminaristas, que llegábamos a contar historias del hermano, verdaderas películas de entretenimiento. El hermano coleccionador, pintor y de los altos discursos, tanto en los recreos como en las famosas veladas del día de los hermanos, con mensajes en los que contenían la más profunda mística, citas bíblicas, sentencias apocalípticas y exuberantes frases literarias hasta provocar las más divertidas carcajadas con muchos aplausos. Y la voz del Hno. Preciado, el “Pavarotti” de la Provincia, también muy polifacético. Y las poesías, fandangos y chascarrillos del Hno. Paco, las joticas del Hno. J. Clemente.

7.– Ayer y Hoy Utilizo sin querer, o queriendo, el verbo era, porque los hermanos han ocupado un espacio importante, todavía lo ocupan, pero su número ha disminuido. Nuestra Provincia ha tenido aproximadamente 40 hermanos, más en el área de España y en las casas de formación, pero siempre han estado en las cuatro áreas de la Provincia. Hoy no llegan a 20. De estos hermanos apenas 3 profesaron en los últimos 10 años: Fr. Edilson, Fr. Benedicto y Fr. José Antonio; 13 ya han celebrado las bodas de oro de profesión, uno Fr. Carlos Petricorena, está en las puertas de los 50 de vida religiosa y Fr. Gabriel ya celebra este año los 30. En España están 13, en Argentina 1 y en Venezuela 3. Hoy nuestras comunidades, formadas por pocos frailes y la mayoría padres -directores, párrocos, profesores, vicarios parroquiales-, se nos ve más como jefes de la empresa, amos, señores, profesores, curas, etc. Para explicar que somos frailes hay que comenzar por un discurso que ya pocos entienden porque no lo ven, ni lo palpan. Esto lo he sentido más aquí en Brasil, tanto en Marajó como en Maringá y ahora en Río de Janeiro, es difícil explicar a la gente que somos frailes, que somos religiosos sacerdotes. Hasta resulta interesante que nos llaman “freis” a hermanos y padres, pero difícil explicar en qué consiste la vocación del religioso hermano o de religiosos sacerdotes a un joven motivado por la vocación a la vida religiosa.

8.– Comunidad mártir En la historia de nuestra Provincia hemos tenido la gracia de tener un comunidad mártir. Fueron siete religiosos los que fueron declarados beatos por el Papa Juan Pablo II el 7 de marzo de 1999. Entre ellos el Hno. José Ricardo que, después de su profesión religiosa en Villaviciosa de Odón, donde había realizado el postulantado y noviciado, fue trasladado a Monachil para hacerse cargo de la sastrería


141 del convento. En él encontró de prior al padre Desgracias, futuro compañero de martirio, y a quien en junio de 1936 seguirá a su nuevo destino de Motril. Juntos iban al encuentro del sacrificio sin percatarse de ello. Efectivamente el Hno. José Ricardo, después de ayudar a misa al P. Vicente Soler, fue uno de los 5 primeros religiosos atrapados y entre amenazas, gritos e insultos los sacan violentamente a la calle dejando el convento ardiendo en llamas. A unos 300 metros, en la Explanada, frente al Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza que estaba en llamas, y delante de la cruz de piedra, les dicen que pueden marcharse hacia la puerta y, por la espalda, abatieron a todos a la vez de una descarga cerrada, dejándolos desangrados en el suelo. El Hno. José Ricardo, según cuentan, de grandes cualidades intelectuales y artísticas, sastre, portero, sacristán, formando comunidad, aquella comunidad que decidió seguir en Motril, aunque no faltaron insultos y también avisos para que huyeran, pues podían sufrir la persecución y la muerte violenta. Este hermano, hoy beato, llega al heroísmo del martirio como hermano de obediencia, junto a los otros padres. Esta comunidad de siete mártires estaba compuesta por ocho religiosos con el Hno. Jorge que, por un acto de obediencia al P. Prior, fue el único superviviente de la comunidad. En vistas del cariz que presentaba la situación le mandó al hospital por causa de la edad y de sus enfermedades. Esto fue lo que le salvó su vida, aunque no dejó de estar en peligro de muerte. Y no me resisto a dejar de citar las notas que el entonces P. Provincial, Fr. Javier Guerra, entresaca del archivo provincial sobre este hermano: “Era el Hno. Jorge de mediana estatura, sumamente candoroso, de trato muy llano y humilde, campeando la sencillez y bondad sobre su auténtico carácter aragonés, bien que éste se ocultaba bajo las maneras delicadas de su virtud. En nuestra Provincia ejerció casi siempre el humilde oficio de cocinero, siendo muy diligente en su desempeño y afanándose por dar gusto a los religiosos, como saben cuantos le han conocido. Fue un santo religioso, laborioso y muy fervoroso. Enemigo de la ociosidad, era esclavo de su oficio y, si no tenía nada que hacer, cogía la escoba y barría la casa. Era puntual en el ejercicio de las prácticas religiosas y se leía en su semblante el recogimiento interior con que estaba en la iglesia. Particularmente fue muy devoto de la Santísima Virgen y de Jesús Sacramentado. Veíasele siempre en cualquier lugar de la casa con el rosario en la mano rezando y sus visitas diarias al Santísimo eran sin número. Termina así su semblanza: queda así constancia histórica del testimonio de este ejemplar religioso que, como hemos podido apreciar, también estaba maduro y dispuesto a entregar su vida como sus compañeros de comunidad” (Cfr. La comunidad mártir, Edita Curia provincial de Santo Tomás de Villanueva, Granada 1998, pp. 13–17).


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9.– Santidad Cuántos Hermanos por el camino de la obediencia, la humildad y espíritu de servicio a los hermanos de comunidad han alcanzado la santidad como José Ricardo, hoy Beato por la gracia del martirio. En el famoso cuadro de los mártires, el Hno. José Ricardo forma parte de la comunidad mártir agustina recoleta de Motril, rostro joven, firme, apoyándose en el brazo del P. Vicente Pinilla, a su izquierda el sacerdote diocesano y párroco. Una fotografía que puede ser la de Monachil, Franca, Guadalajara, Hospitalicos, Belém, Caracas, Buenos Aires, tantas y tantas en las que los hermanos generalmente aparecen en el extremo, a veces entre los seminaristas, hoy santos en el cielo, yo sé y lo he leído y lo he escuchado al oído cuando manoseábamos las fotos antiguas: mira, aquí el hermano tal, un “santico” ...aquellos hermanos: Jorge, Marceliano, Mauricio, Eduardo, Jesús León, Lázaro, Daniel Lana, ... Es la presencia siempre viva y activa, pronta, no importa el lugar, lo que importa es servir y honrar al Señor. Todo un símbolo, toda una vocación, todo una llamada a vivir nuestra vocación religiosa agustino-recoleta, no importa si eres clérigo o lego, desde la humildad, desde el martirio, desde la cruz para llegar a la Resurrección.

P. Fr. Sebastián Olalla del Río, oar Colegio Santo Agostinho, N. Leblon Rio de Janeiro (RJ, Brasil)


Capítulo 10.º Religiosos con servicio de autoridad HOMBRES QUE SUPIERON AMAR, RELIGIOSOS QUE EJERCIERON LA AUTORIDAD EN NUESTRA PROVINCIA Introducción Así como el Espíritu Santo nos sacude con su intenso amor y nos deslumbra, así también se hace presente en la humana fragilidad de quienes se ofrecen con manos abiertas para guiarnos y consolarnos en la construcción del Reino de Dios. En este trabajo hemos tratado de recoger la figura de algunos religiosos que han debido ejercer la autoridad en nuestra Provincia. Entre la gran cantidad de frailes que se destacaron en el ejercicio de la autoridad hemos creído oportuno seleccionar un religioso de cada área de nuestra Provincia; los mismos son los Padres Gerardo Buldain, Juan José Arteta, Ignacio Martínez, Gregorio Erce y el Beato Vicente Soler. Son ejemplo de entrega sublime y desinteresada hacia sus hermanos y fieles de la Iglesia. Con corazón diligente para la batalla por las almas, manos fuertes de obreros, constructores de un nuevo mundo, mirada transparente que refleja el rostro de Cristo, imagen de amor y consuelo, con la mente clara que lleva necesariamente a la acción y a la contemplación, ellos dijeron sí a su misión de amar, hicieron suyas la Palabra de Dios: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34); “Si amáis sólo a los que os aman, ¿qué tiene de especial, acaso no lo hacen también los gentiles?” (Mt 5, 46); “Lo que hiciereis con el más pequeño de vosotros, conmigo lo estáis haciendo.” (Mt 25, 40); “El que quiera ir en pos de mí, que tome su cruz y me siga.” (Mc 8, 34). Todo esto parece difícil de realizar para el hombre moderno, sin embargo, este mandamiento de Cristo siempre ha alumbrado, como faro de un mundo fascinante, a los frailes de la Orden de Agustinos Recoletos.


144 Trataremos aquí de transmitir la vida y costumbres de estos distinguidos frailes durante el ejercicio en los cargos a los que fueron asignados. Encontramos muchas maneras de hacerlo, una de ellas es describirlos como simples figuras o personajes de nuestra historia reciente, hombres llenos de virtudes, es lo que llamaríamos la dimensión de hombre histórico. Podríamos verlos como santos que cultivaron la piedad, hombres luminosos sin claros oscuros, algo difícil de describir a la distancia y ya transcurridos varios años desde su partida a la casa del Padre. Nosotros hemos tratado de verlos como religiosos de nuestra época, interesados por el hombre que lucha día a día, su camaradería, su comunidad y así sacar a la luz lo oculto, lo pintoresco y popular, es decir, comenzar un viaje de encuentro caminando junto a nuestros hermanos para descubrir sus dolores y alegrías en el ejercicio de la autoridad. Descubrir qué los llevó a hacer de sus vidas ordinarias una ocasión para que se realizara la acción eficaz y transformante de Dios. Un cambio de vida que sólo es posible si se está enamorado de Dios y de los hombres a quienes el Señor los mandó servir. El ejemplo que siguieron fue simplemente Jesús, Él nos amó tanto que llegó a morir por nosotros. Como hombre nos lavó los pies en sus discípulos, con profunda humildad y excelsitud, “sabiendo que había salido de Dios y que a Dios volvía, ejerció el oficio no de un siervo del Señor Dios sino del siervo de un hombre”, lavando los pies aun del que lo iba a traicionar. Así enseñó a sus nuevos discípulos a servir a los hombres hasta el final. El agua que lava los pies es el agua que da Vida, y quien da Vida, anima, y animándonos nos conduce hacia Dios, sin forzarnos, simplemente haciéndonos crecer rodeados de su amor. Como los árboles se dirigen al sol, nuestro corazón es elevado hacia Dios guiado por el espíritu y el recuerdo de estos frailes. Así se convirtieron en savia para nuestra Orden. Ellos supieron que, tener autoridad y conducir es finalmente animar a los demás a seguir caminando por el único camino posible, Jesús.

1.– Con la mente clara: P. Fr. Gregorio Erce del Carmen (1897–†1957) Estando en España, una de sus primeras misiones fue desempañar el cargo de Director del Boletín Oficial de nuestra Provincia entre 1927 y 1928. Es de destacar que durante muchos años continuó aportando artículos de diversos temas. Durante un largo período lo hizo como Cronista de la Provincia. Siempre destacó la importancia no sólo de este boletín, sino también de todos aquellos dedicados a la divulgación del carisma Agustino Recoleto. Las boletines informativos “son un excelente correo de propaganda”, “pregoneros de los actos del culto” y “son un medio poderosísimo para interesar a los feligreses, son magníficos divulgado-


145 res de la historia e identidad de la Orden, presentando al público las glorias del hábito agustiniano, como así también brindan la facilidad para predicar desde sus columnas”. En 1929 zarpó en barco desde España rumbo al Nuevo Continente junto a otros 5 religiosos (4 destinados al Brasil y el resto a la Argentina). Apenas cuatro años se habían cumplido desde la primera expedición de los frailes Agustinos Recoletos a la Argentina, por lo que, ya para entonces, se había transformado en un lugar en pleno desarrollo. El P. Gregorio fue destinado a los treinta y dos años de edad a la Residencia de Santa Fe, siendo nombrado primer Prior y Párroco de la misma: “este es el nuevo campo que la Providencia ha señalado a la actividad de los recoletos, por eso la principal labor de los Padres tiene que ser fomentar la piedad de los fieles y excitarlos en la frecuencia de los Santos Sacramentos”, dice al asumir sus nuevas responsabilidades. Mucho y bien trabaja el P. Gregorio auxiliado por los demás frailes, tanto en las reformas materiales como en su auxilio espiritual para con todos. Funda el boletín “¡Id a José!” y comienza la construcción del nuevo templo parroquial San José, ya que se hacía evidente el crecimiento de la concurrencia a las celebraciones dominicales y festivas. El Capítulo Provincial celebrado en Mayo de 1930 lo nombra Vicario Provincial de Argentina, siendo el segundo en ocupar dicho cargo. Se traslada entonces a la residencia de Buenos Aires, ya fundada en el año 1928. Es también allí el Párroco. Propone la idea de fundar los Talleres de la Caridad, de las Hijas de María, que comienzan con vida fuerte. Predica Novenas y Triduos, da sermones a las religiosas Adoratrices Argentinas y retiros a las niñas del Colegio a cargo de las mismas religiosas. Se dedica con fervor a la labor dentro de la Parroquia, en el confesonario y en el púlpito, y en la dirección de las diversas asociaciones piadosas o de beneficencia. Como Vicario toma el tema de la fundación en Rosario con mucho entusiasmo, pues veía que la población de esa ciudad se incrementaba a pasos agigantados convirtiéndose en la segunda ciudad de la Argentina, además se abría un campo fértil de nuevas vocaciones para la Orden y, sobre todo, tenía la ventaja de ser punto de unión de las residencias de Buenos Aires y de Santa Fe. Era un religioso de altas virtudes y de vasta cultura, fervoroso pastor de sus fieles y un gran amador de nuestra Orden, siempre en busca de nuevos horizontes. Otro aspecto de su personalidad para destacar, que nos enseña más acerca de cómo debe ser quien ocupe algún cargo importante, es que respetaba y obedecía con humildad a sus autoridades. En el trato personal y epistolar que mantuvo


146 en numerosas ocasiones con Monseñor Boneo, Monseñor Olaizola y Monseñor Fasolino, en los tiempos de fundación y comienzos de las casas de Santa Fe y de Rosario, se aprecia su plena disposición a obedecer, sumo respeto y reverencia hacia los sucesores de los Apóstoles. Otro rasgo que lo caracterizaba fue que valoraba el esfuerzo de quienes lo rodeaban. Sabía que no estaba todo en sus propias manos, no estaba solo y reconocía que entre todos se edificaba la Iglesia. Con espíritu de abandono y corazón agradecido, en cada paso veía la asistencia de los Santos y la Providencia de la Suma Autoridad que es Dios. Así, en el día de la fundación de Acción Católica en la Parroquia de Buenos Aires, expresó: “...doy gracias a Dios Nuestro Señor por habernos concedido el favor de ver finalmente realizada una obra de la cual espera la Parroquia grandes frutos. Sabido es que la acción del párroco, por muy buena que sea su voluntad, no puede llegar, por varias circunstancias, a todas las personas y a todas las necesidades. Por eso se han de mirar como llovidos del Cielo los excelentes auxiliares que Dios depara a la parroquia”. Al narrar la construcción del templo de Santa Fe, dice: “podríamos titularla Historia de un Milagro de San José; pues sólo con un milagro, llamémosle providencia especial del santo Patriarca, se ha podido levantar el hermoso templo que admiramos. San José lo ha hecho. Él ha puesto en los corazones entusiasmos sin desalientos, ha ayudado a vencer todas las dificultades y suscitado generosos protectores y entusiastas auxiliares de toda la ciudad. Pero faltaríamos a un deber de justicia si no confesáramos que la iglesia es sobre todo obra de la generosidad y perseverante esfuerzo de nuestros queridos feligreses”. En sus últimos años de vida la Santa Sede lo nombró Asistente Religioso de la Federación de las Monjas Agustinas Recoletas de España, y a ello se dedicaba en cuerpo y alma con sacrificio constante hasta que el Señor lo convocó para el premio deseado.

2.– Constructor de un nuevo mundo: P. Fr. Gerardo Buldáin (1900–†1992) El P. Gerardo fue el cuarto Vicario de la Argentina. Estuvo a cargo de la vicaría desde el año 1939 hasta 1945. Sin duda tuvo una vida larga de entrega a Dios y a los hermanos, ¡vivió noventa y dos años! Fue ordenado sacerdote a los veintitrés años, un 5 de agosto del año 1924, y celebró su primera misa en el día de la Asunción de Nuestra Madre, la Virgen María, del año 1924.


147 En el Brasil lo esperaba su primera misión como sacerdote, ocupó el cargo de Formador y Párroco durante diez años. Luego fue enviado a Bilbao, España, donde, a pesar de ser tan joven, fue nombrado superior. El P. Gerardo nos cuenta, en uno de sus escritos durante su estadía en Bilbao, su fervor por dar un nuevo impulso a la orden. “Urge desplegar la bandera de nuestra recolección, esta bandera que si pudo ser un acierto, en tiempos idos, conservarla archivada bajo las bóvedas de los silenciosos monasterios, hoy el imperio de las circunstancias exige mantenerla ondulante a los cuatro vientos, o, de lo contrario, resignarse a ver, en período próximo, estacionarse, o más bien languidecer y morir nuestro glorioso instituto” En Bilbao ejerció el apostolado de la cárcel, de allí es enviado, por muy poco tiempo, al colegio preparatorio de San Sebastián ya que, en el año 1939, es elegido Vicario Provincial de Argentina. Poseía un talante edificador, cualidad innata en su persona. De ella se han aprovechado mucho todos los religiosos que lo han tenido como superior. Durante su vicariato se construyeron las hermosas iglesias de San José, en Santa Fe, y Nuestra Señora de la Consolación, en Buenos Aires. También, el P. Gerardo había hecho carne la idea de que para construir una Iglesia se requería presencia coraje y amor. Con gran dedicación cuidaba las almas de sus fieles, verdaderas piedras vivas. De hecho se convirtió en mendigo de un nuevo tipo, un mendigo que no pide pan sino piedras. Esta súplica de amor le dio popularidad, mucha gente se sintió tan comprometida que colaboró con el generoso proyecto de construir la Casa de Dios, un verdadero monumento a la Paz, una Iglesia contra la que las puertas del infierno nunca prevalecerán. Rememoraba con gusto su estadía en la Argentina, sus relaciones sociales y amistades cultivadas a lo largo y ancho de su vicariato. Al cabo del tiempo se alegraba de la realidad de la vicaría y así, pasados los años, sazonados de momentos difíciles e incómodos, crecía más y más en humildad y entrega. Vuelve luego a España, su amada tierra, y enseguida su habitación de Madrid comienza a ser la visita obligada para todos, especialmente para los que venían de Argentina. El amor con que recibía a sus huéspedes y su constante estado de alegría nos hace ver el buen recuerdo que había dejado en todos los lugares donde estuvo. En el año 1954 otra vez está de superior en Granada, es el momento de gloria en el ministerio apostólico. Un trienio en Hospitalicos y viaje a Madrid; el capítulo lo nombra Vicario Provincial en España. Durante su vicariato en España se sacrificó denodadamente para lograr las construcciones de nuevas casas, como la de Martutene, y de darle una solvencia económica a la Vicaría que, sin su esfuerzo y el de muchos otros religiosos insignes, no sería hoy posible. Permanece en Madrid como Consejero de la Provincia y a partir del año 1970 comienza otro camino. Es el itinerario del Espíritu, de la interioridad, del ánimo bien dispuesto y alegre, soñando, como siempre una sola misión, animar a sus


148 hermanos de comunidad, y así, dando el ejemplo se transforma en dador de vida renovada, una sola vida centrada en Cristo. A pesar de haberse quedado ciego, la luz del Espíritu no se apagó para él, en una sinceridad que le honra, solía proclamar que no perdió ni un ápice de paz y serenidad. Éste es, sin exagerar, el mejor testimonio de toda su vida religiosa. Dios sostiene la fragilidad y el posible hundimiento de uno mismo. Este dato es revelador de la acción y presencia de Dios. No se lo escuchaba nunca quejarse de los planes de Dios, por el contrario, pasaba horas interminables en el confesonario, consciente de su rol y de servicio a todos; capaz de animar a cualquier persona, agradecido a quien se le acercaba, atento al cultivo de la amistad. ¡Cómo gozaba de la amistad y procuraba mantener la amistad! Por último destacamos su gran amor a todo lo que supusiera Orden de Agustinos Recoletos y Provincia de Santo Tomás de Villanueva. Fue un religioso capaz de gozar lo que los demás podrían realizar. Damos gracias a Dios por su testimonio y entrega, que nos animan a todos a seguir a adelante en este maravilloso camino hacia Dios.

3.– Alma misionera: Monseñor Fr. Ignacio Martínez Madrid (1902–†1942) Nació en Baños de Valdearados (Burgos). A los trece ingresó en el colegio que la Orden tenía en Ágreda (Soria); hizo el noviciado en Berlanga de Duero (Soria) y profesó en Villaviciosa de Odón (Madrid), el 21 de septiembre de 1918. Cursó teología en Monachil (Granada) y en Ribeirão Preto (Brasil), donde fue ordenado sacerdote en el año 1926. El mismo año de su ordenación fue enviado a Lábrea (Brasil), tierra de misión y compromiso. Por su sensibilidad especial, por sus ganas de difundir al mundo la Verdad que es Cristo. Simplemente dijo sí, quería ser fiel al mandato evangélico de alimentar con la Palabra a los más necesitados, a los pobres entre los pobres y, para ello, estaba dispuesto a todo. Ya desde chico quería ser misionero, por eso fue él mismo quien se ofreció voluntariamente para dicha misión encomendada. Desde su llegada, tuvo que enfrentarse con una realidad muy distinta; una región de muchas lluvias, insectos de toda especie, enfermedades, parajes inhóspitos y solitarios sin apenas medios humanos, y toda clase de inconvenientes. En sus crónicas queda claro cuál era su actitud anta estas adversidades: “...¿qué hago? Sencillamente reírme del mundo entero, vivir bien ancho, ocupar santamente todo el tiempo haciendo algo o mucho bueno, sembrar la bondad por todas partes. Y no me engrío porque nada bueno es mío, y es mi deber hacer el bien.”


149 En el año 1930 es nombrado por la Santa Sede Prelado de Lábrea. Como autoridad se destacó por su gran dinamismo. Era de estimar la fuerza con que animaba a los pobladores del lugar a cumplir con los sacramentos de la Iglesia. En sus crónicas nos cuenta la gran cantidad de bautismos realizados, su disposición a legitimar uniones maritales ilícitas. Fue claro para el P. Ignacio que como pastor no sólo debía alimentar a su rebaño sino también consolarlo y guiarlo. Se destacó por su pronta respuesta en la asistencia a los enfermos, con los sacramentos, con su amor desinteresado y, sobre todo, les dio de comer el Pan que da la vida, los alimentó con lo más valioso que podía darles, la Eucaristía. Lo demás ya lo había dado todo. Por lo que nos cuenta en sus crónicas, parecía que perder la vida por el Evangelio, aceptar la muerte en la vida y en vida ya no le preocupaba. Su abnegación por el otro lo llevaba a renunciar aun a las comodidades de la vida cotidiana, se negaba a sí mismo y así, como discípulo fiel, mostraba que no sólo no estaba apegado a las cosas materiales, sino concretamente a todo cuanto no sea Cristo. Su compromiso como Agustino Recoleto era personal y comunitario, comprendía que la buena marcha de la población de Lábrea se asentaba en la salud de la comunidad parroquial. Aceptó el desafío de mostrar pacientemente los errores de ciertos grupos “cristianos” fundamentalistas y espiritistas. Su objetivo principal era iluminar a todos con las luces de la Santa Doctrina de Jesús. No escatimaba en sacrificios a la hora de evangelizar. Amaba a la Orden, por ello cabe decir también que, como autoridad, cuidó celosamente que no se perdiera el verdadero espíritu agustiniano. A pesar de todo el trabajo que tenía, y de que la mayoría del tiempo se encontraba solo navegando por el río, buscaba la manera de poder compartir, junto con sus hermanos de comunidad, la oración, la Eucaristía, el rezo del Santo Rosario. Se afanaba por escuchar la lectura de textos edificantes durante las refecciones. Mons. Ignacio fue una persona de gran inteligencia, muy optimista y alegre, incluso ante las dificultades, de una piedad sólida y serena y, sobre todo, con una plena confianza en Dios. Muere el 16 de marzo de 1942, a los cuarenta años de edad, en un barranco de la selva debido a una fiebre, mientras hacia su visita pastoral. Mucho más se podría decir acerca de la vida y obra de Mons. Ignacio. El recuerdo de su heroica vida de sacrificio y de entrega a Dios nos dan un hermoso ejemplo de que ejercer la autoridad implica sobre todo el estar dispuesto, dejar de lado los propios intereses y dejar el tesoro más preciado, los fieles, en las manos del “banco” que no defrauda: Dios. Quisiéramos compartir con ustedes un poema escrito por él, allí se describe claramente la humanidad de Mons. Ignacio, pero sobre todo su amor por el prójimo:


150 Santo es vivir la vida misionando Y el Purús navegando En procura de almas para Dios...! Lindo el vivir que marcha sonriendo A todos bendiciendo Cual bendecía a todos el Señor...! No hay mejor que hacerse misionero Apóstol verdadero Intrépido soldado de la cruz...! Nunca en nada mejor emplearse La vida y acabarse Que luchando y muriendo por Jesús...! Amo Señor, las almas que creaste Y a mí las confiaste Y la sangre preciosa redimió...! Dadme el don de deciros sonrientemente Ninguna de mi gente Ni una que vos me disteis, se perdió...! ¿Para qué yo querré mi pobre vida, Si ella no es consumida Como lámpara que arde en vuestro honor?... Formando parte del Apostolado, Cerca de vuestro lado, ¿Por qué no he de incendiarme en Vuestro Amor?... Quiero vivir tan sólo para amaros, Y para entronizaros En todas las familias de Purús...! Después, Señor al declinar mis días, Dadme las alegrías De morir como Vos, clavado en la cruz...! Y al clarear la aurora de venturas De ir a las alturas Del cielo, que creaste para nos...! Dadme, mi Dios ser siempre misionero; Tan sólo, Señor, quiero Vivir mi cielo... misionando a Vos...!


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4.– Luchador hasta el fin por el amor: P. Fr. Juan José Arteta (1930–†2002) Por el año 1959 se abre un nuevo campo de apostolado en la República de Venezuela y así se prepara el camino que iría a recorrer el P. Juan José. Junto al P. Pedro Álvarez partieron desde Madrid par llegar a Camatagua, donde eran esperados con gran entusiasmo por un grupo de fieles con el hasta entonces Párroco, escuchando el repique de campanas y disparos de cohetes en la Plaza del Pueblo. De esta manera comenzaría un largo y fructífero peregrinaje por la hermosa tierra venezolana. Lugar de enormes sacrificios y una sola recompensa: haber cumplido con el mandato evangélico de llevar la Palabra de Dios por todo el mundo. Sin duda el P. Juan José Arteta de la Madre de Dios representa el arquetipo de hombre luchador, de carácter decidido, quería hacerse luchador y escudero de Cristo y por Cristo, distinto del simple asalariado que trabaja por rutina o simplemente por su paga. Al contrario, fue él quien siempre pagó con profundo amor para con sus hermanos todo lo recibido de Dios. Era de aquellos hombres que tienen actitudes ante la vida que lo llevan a trascender en sus actividades diarias, desarrolladas desde recién ordenado. Había llegado para quedarse y hacer que nadie lo olvidara. Se convirtió, quizás sin saberlo, en impulsor directo y cofundador de la Orden de Agustinos Recoletos en Venezuela. Pasó por dificultades enormes, recorriendo pueblos empobrecidos. Durante su larga permanencia atravesó por todos los cargos de autoridad que le fueron presentando, siendo Prior, Director de colegio, Coadjutor y finalmente Ecónomo. Lo que caracterizaba al P. Juan José era sobre todo la caridad y cortesía. Tenía bien grabado en su mente aquello que dice que: “la Gracia de Dios está en la cortesía”. Todas las empresas que emprendía eran de misericordia, siempre pronto a responder con coraje a los requerimientos de sus hermanos. Siempre dispuesto y muy práctico, pero no simplemente como aquellos que lo son para hacer las cosas más fáciles, sino por hacer las cosas prontas antes que la duda inacabable. En 1969 le tocó enfrentar un momento doloroso. Tuvo que sobrellevar el terrible incendio que casi destruye la Iglesia de San Pedro Apóstol en La Guaira, fue el primero en realizar el llamado a la reconstrucción, guiado seguramente por la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, una de las pocas imágenes salvadas del voraz incendio. Él había sido convocado a vivir por y para Cristo. Habitaba en casas junto a otros frailes, muchas veces sin comodidades mínimas, en humildes capillas y algunas veces tratando con funcionarios indiferentes. En todo esto se destacó como gran luchador y en especial en la refacción de la ya antigua Iglesia Parroquial. La construcción no se limitaba a lo material sino que, principalmente, se dedicaba


152 a la asistencia espiritual de sus fieles. Las crónicas de la época nos hablan de las capillas conservadas y restauradas como la de El Cardone, la de Punta de Mulata, la Iglesia Parroquial y la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Todo esto parecía derrumbarse de repente con el terremoto ocurrido en 1967, el cual dejó a la Iglesia Parroquial en mal estado. Así el P. Juan José, nuevamente es llamado como obrero y luchador, como hombre de fe para consolar a su gente, siempre presente, siempre dispuesto. Su amor por los humildes no tiene fin, participa en la Escuela de Artes y Oficios preparada para cien personas, dispuesto todo por amor a Dios. Luchador incansable por la igualdad entre los hombrees, sintió siempre la necesidad de atender al pobre primero con su cordialidad característica. Realmente amaba a los pobres y combatía la pobreza. Atendía espiritualmente a los enfermos hospitalizados en el Seguro Social de donde era capellán y así colabora con los sacerdotes vecinos. Todas sus responsabilidades, sin embargo, no lo llevaron al desánimo. Como toda persona que ejercía cargos con autoridad estaba sometido a resistencias de algunas personas o de alguna comunidad, pero nunca consideró inútil su esfuerzo por mejorar la situación. Rechazaba la rutina, nos se resignaba a la mediocridad de aquellos que tienen un corazón agitado por los problemas, sino que era una persona que abría su corazón a la providencia de Dios. Hasta el último momento de su vida estuvo trabajando, sobrellevaba su carga con alegría. Su callado sufrimiento y fidelidad al deber, aun en la soledad, hacían que todo se convirtiese en vía de santificación personal. Siempre extraordinariamente humano y servicial, comunitario y respetuoso, querido y recordado, buen compañero, generoso y preocupado por los pobres, así era el P. Arteta.

5.– Reflejo de Cristo: Beato P. Fr. Vicente Soler Munárriz (1867–†1936) El beato Vicente Soler fue un hombre de una profundísima unidad interior, centrado en Dios, y un hijo ejemplar de la Orden de Agustinos Recoletos. En los diversos cargos de autoridad que ocupó, siempre se caracterizó por un amor sincero al prójimo y por una firmísima obediencia a sus superiores. A pesar de ser una persona muy bien instruida, nunca dejó de considerarse inepto para ejercer la autoridad, y esto por la gran humildad que lo identifico. Nació en Malón, Provincia de Zaragoza y obispado de Tarazona, el 4 de abril de 1867. Al día siguiente, fue bautizado en la parroquia de san Vicente Mártir por don Bonifacio Toledo.


153 Sus padres, Luis Soler y Dominica Soler Munárriz, sencillos y honrados vecinos de Malón, dieron a su hijo una educación cristiana, y enseñaron el amor a los pobres. De ellos aprendió la honradez, la nobleza de espíritu y la acendrada piedad que lo caracterizaría toda su vida. Tenía doce años cuando decidió dedicar su vida a Dios y así, en 1890, fue ordenado sacerdote en la iglesia de santo Domingo por el Excmo. Mons. Fr. Bernabé García Cezón, obispo titular de Biblos. Fue trasladado al año siguiente a Mamburao para que se hiciera cargo de aquella misión. Durante los siete años que permaneció allí, desarrolló un intenso apostolado, dejando huellas de su celo y de su entrega total, preocupándose de la promoción humana y espiritual de los nativos. Se dedicó también a construir una iglesia y a mejorar el sencillo convento que sirvió de residencia, de escuela y de dispensario. El 1898, el P. Vicente fue trasladado a la parroquia de Taysan, en la Provincia de Batangas. No llevaba allí todavía un mes cuando los insurrectos de la región obligaron a salir de la zona a todos los misioneros. A pesar de sus intentos de evadir a quienes les impedían cumplir con su misión, fueron hechos prisioneros. Diecinueve largos meses duró la prisión de los religiosos. Allí sufrieron toda clase de vejaciones y penalidades. Libres por fin por gracia de Dios, el 1 de marzo de 1990 fue destinado al convento de San Sebastián, extramuros de Manila. Allí se dedicó a la predicación, al apostolado del confesonario y a propagar la devoción de la Virgen del Carmen En 1992 fue nombrado Secretario del vicario provincial y trasladado al convento da San Nicolás, intramuros de Manila, donde supo combinar los trabajos de la secretaría con la vida de apostolado activo y la de escritor. Su celo y su laboriosidad fueron premiados el 17 de julio de 1905 con el cargo de Prior del convento de San Nicolás, uno de los prioratos más importantes de la Provincia. Pero él, que rechazaba toda clase de prelacías y quería vivir humildemente, como un religioso desconocido, el 8 de noviembre de 1906 renunció. Más de diecisiete años pasó el P. Vicente como misionero en Filipinas, en lugares alejados de toda civilización, su celo y su entrega le ganaron la estima de todos; y su actuación como párroco, como Secretario del Vicario Provincial y como Prior del principal convento de Manila fue por todos admirada. En 1906 a 1908 fue destinado a Puente la Reina (Navarra), donde se dedicó a la predicación y a la formación de los jóvenes aspirantes a la vida religiosa, trasladado luego a Granada, y finalmente nombrado superior de la residencia de Granada, para más luego, en ese mismo año, ser nombrado superior de la residencia de Motril. Un año más tarde sería constituida la Provincia de “Santo Tomás de Villanueva”, de la cual el P. Vicente pasó a ser hijo.


154 Siendo superior en Motril, arregló el viejo convento de los Mínimos, fundó los Talleres de Santa Rita, se prodigó en actividades sociales, estableció la Adoración Nocturna y adquirió para la Orden “ad usum perpetuum” la iglesia de la Victoria. También dedicó gran actividad a las comunidades religiosas, especialmente a las agustinas recoletas de clausura como director espiritual. Sus escritos y cartas se destacaban por la sencillez de su estilo, por la claridad. Sobre todo, le interesaba llegar a las almas y darles a conocer, con sencillez evangélica, las verdades eternas. Conocedor profundo de la teología de la vida espiritual, sabía dar consejos para escalar la cima de la santidad y llegar a la unión con Dios. En 1915 fue elegido prior provincial, cargo que desempeñó hasta el 1918, para retirarse a Motril, de donde fue nombrado nuevamente superior durante el trienio 1921–1924. En el capítulo provincial celebrado en ese año fue elegido nuevamente Prior Provincial, pero no pudo acabar su trienio, porque en el capítulo general celebrado del 18 al 25 de mayo de 1926 fue nombrado Prior General de la Orden. Desempeñando este cargo, sus dos preocupaciones principales fueron: hacer vivir la caridad en la paz y la unidad según el espíritu agustiniano y consagrar la Orden a la Santísima Virgen, propósito este que realizó el 15 de agosto del mismo año, con la adhesión entusiasta de todos los religiosos. Su humildad, su convencimiento de ineptitud y la falta de salud lo llevaron a renunciar al cargo el 11 de diciembre de 1926. A partir de ese momento, el P. Vicente volvió a Motril para dedicarse al apostolado silencioso de la caridad entre las almas y para prepararse al encuentro final con el Señor. El 29 de julio de 1936 arrestaron al padre Vicente Soler y, luego de dar maravillosos ejemplos de fortaleza de ánimo y de celo apostólico y siendo el consuelo de sus compañeros de prisión, en la madrugada del 15 de agosto, juntamente con otros 18 prisioneros, lo fusilaron delante de las tapias del cementerio de Motril. Fue su vida ejemplar testimonio de la presencia de Dios entre los hombres, y lo demostró aceptando serenamente la corona del martirio. El Beato Vicente aceptó su final con la alegría de aquellos que esperan un nuevo comienzo, una nueva vida. Fue hombre digno de fe, de fe en Aquel que le dijo: “El que quiera ir en pos de mí, que tome su cruz y me siga”

6.– Hombres que enseñaron cómo amar Cuando el ejercicio de la autoridad se hace gravoso y difícil, conviene recordar que el Señor Jesús considera ese oficio como un acto de amor para con Él («Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Jn 21, 16); y es saludable volver a escuchar las palabras


155 de Pablo: «Sed alegres en la esperanza, fuertes en la tribulación, perseverantes en la oración, serviciales en las necesidades de los hermanos» (Rm 12, 12–13). Cuántas veces habrán escuchado estas palabras clamando en su corazón, ¿me amas? Y cuantas veces la respuesta fue sí, te amo, indícame el camino para que así yo pueda guiar alegre a los que me confiaste. Como Pedro, ellos dijeron: “Señor, tú sabes que te amo” y entonces lo obedecieron; pues ¿cómo es posible llamar Dios a quien no se ama y cómo sería posible llamar Señor a quien no se obedece y para qué se obedece si no es para conducir a los otros hacia quien se ama? Queremos finalizar este camino con una oración en acción de gracias a Nuestro Señor Jesucristo por habernos dado a estos cinco hermanos, Sacerdotes fieles que honraron la Orden de Agustinos Recoletos, que amaron y que nos enseñaron a amar.

Postulantes Agustinos Recoletos Seminario San Ezequiel Moreno San Andrés Golf (Prov. Bs. As., Argentina)


Ă rbol de religiosos ilustres.


Capítulo 11.º Algunos Religiosos que dejaron huella especial “Hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos” (1 Cor 12, 4–6).

El recuerdo más grandioso y elocuente que podemos ofrecer como legado, al celebrar el I Centenario de la Restauración de nuestra Provincia, es la historia, la vida de nuestros religiosos, porque en definitiva, la historia la construyen y la escriben las personas. Han sido nuestros religiosos los que, siguiendo el carisma agustiniano, fieles siempre en su consagración y amor a Dios sin condiciones (amor castus), que une las almas y los corazones en convivencia comunitaria de hermanos (amor rectus) y que se difunde a todos los hombres para ganarlos y unirlos en Cristo dentro de su Iglesia (amor diffusivus) (Const. Art. 1, 6); y siempre bajo la acción de Espíritu Santo, han construido esta pequeña parcela de la Iglesia y han escrito estas hermosas páginas de nuestra historia, de nuestra Provincia. “Ellos, como los apóstoles, los que lo dejaron todo para estar con Él y ponerse, como Él, al servicio de Dios y de los hermanos”. (Vita Consecrata. Introducción, 1). Ciertamente, ha sido el Espíritu Santo el que, como en toda la historia de la salvación, impulsó a nuestros hermanos religiosos a ser partícipes de la inspiración de los fundadores y continuadores de su misión eclesial. Y será en la unidad y la pluralidad, según el principio agustiniano: in necessariis unitas, in dubiis libertas, in ómnibus caritas, como el Espíritu Santo ha actuado y seguirá actuando, suscitando pluralidad de caminos de santificación, derramando su diversidad de dones, de ministerios y apostolados de evangelización. “Él mismo constituyó a


158 unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Ef 4, 11). Nuestros religiosos han sido las piedras vivas, el material con el que el Espíritu Santo ha construido esta pequeña casa dentro del gran templo de la Iglesia de Dios; tomando siempre como modelo y piedra angular a Jesucristo. “Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo” (1 Ped 2, 4–6). Y así como a la hora de levantar un edificio, encontramos y elegimos distintas piedras según sus funciones y sus formas; pues hay piedras que sirven para los cimientos, otras sustentan la estructura como columnas, otras se emplean para embellecer la fachada; hay piedras cuadradas, piedras artísticamente labradas, piedras de relleno, piedras ocultas...; pero ninguna elige su lugar, todas son colocadas por el arquitecto de acuerdo a la ubicación prevista en sus planes. Igualmente, nuestros religiosos son esas piedras vivas, con distintas misiones y formas; previamente elegidas y talladas por el Arquitecto Divino, para construir su casa espiritual, esta nuestra casa; todas igualmente necesarias, todas igualmente importantes: “Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato” (1 Cor 12, 17). Las piedras vivas, la lista de religiosos que se han elegido para este trabajo no deja de ser arbitraria; se podrían haber incluido otros y muchísimos más. Todos han sido verdaderos artífices de esta gran obra y ejemplo para los que la tenemos que continuar.


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1.– Santos y Mártires En la Iglesia “todos somos llamados a la santidad”, según aquello del Apóstol: “Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Tes 4, 3; Ef 1, 4). Pero lo propio del religioso, lo más característico, es entregar toda su vida al servicio de Dios, viviendo así la caridad, mediante “una peculiar consagración”, que se funda íntimamente en la del bautismo y la expresa con mayor plenitud, de forma incondicional y absoluta, a través del testimonio de los consejos evangélicos. No hay ninguna excusa; nadie, pues, puede considerarse exento del imperativo de aspirar a la santidad. Cada uno, en su estado de vida y en su ocupación, desde sus circunstancias concretas, «debe avanzar por el camino de la fe viva, que suscita esperanza y se traduce en obra de amor» (Lumen Gentium, 41s). La santidad, en la rica variedad de sus formas y de sus caminos, constituye desde siempre el objetivo primario de cuantos “dejando la vida según el mundo, buscaron a Dios y se dedicaron a él, “sin anteponer nada al amor de Cristo” (Vita consecrata, 6). “Seréis mis testigos hasta los confines de la tierra” (Hch 1, 8). Nadie tiene más amor que el que da su vida por los demás. Ellos han vivido la radicalidad evangélica y han sido los testigos valientes, apasionados y coherentes que, configurados con Cristo, han hecho de su vida una entrega de fidelidad, consagración y amor extremos a Dios y sus hermanos. El testimonio de santidad y el martirio de tantos religiosos son para nosotros una apelación y un imperativo. 1.1.– Monseñor Fr. Ignacio Martínez del Santísimo Sacramento (1902–†1942) Mons. Ignacio Martínez Madrid, hijo de Galo Martínez y de Isabel Madrid, nació en Baños de Valdearados (Burgos, España) el 31 de julio del año 1902 en un ambiente profundamente cristiano y de una gran vivencia religiosa. Fue el mayor de ocho hermanos, dos murieron prematuramente. Zacarías ingresó en el Seminario de Vitoria, pero moriría también muy temprano. Rosalía, la menor, abandonaría la vida religiosa para poder asistir a sus padres ya bastante ancianos. Las otras tres hermanas: Felisa, Felipa y Leonor profesaron en el Instituto de Hijas de Santa Ana. Ignacio, dentro de ese ambiente familiar de honradez, trabajo, responsabilidad y piedad profunda, creció como un niño sencillo, alegre, entusiasta, servicial, responsable y piadoso Ignacio, después de su preparación académica iniciada en el pueblo, ingresó en nuestro Colegio Preparatorio Misional de Ágreda, donde realiza sus estudios


160 de latín y humanidades con un gran aprovechamiento. El 21 de septiembre de 1918 toma el hábito en el Convento de Berlanga de Duero (Soria), profesando en Villaviciosa de Odón (Madrid) el 22 de septiembre de 1919. Aquí hizo el primer año de filosofía. En septiembre de 1920 es trasladado al Convento de Monachil (Granada) para terminar la filosofía. El 1 de agosto de 1923 hace la Profesión Solemne, comenzando el primer año de teología. El 12 de julio de 1924 sale para Ribeirão Preto (Brasil) donde continuó sus estudios eclesiásticos, y fue ordenado sacerdote el 20 de marzo de 1926 por Mons. Alberto J. Gonçalves. En todo este tiempo de formación: la observancia, el estudio, la oración y la práctica de las virtudes fueron reflejo fiel de su entrega sincera a Dios, y de su vocación misionera que caracterizaron su vida espiritual. Se distinguió siempre por su ejemplar religiosidad y piedad sólida; igualmente, y ya desde muy joven, sobresalió por sus dotes literarias y poéticas. Se preocupó de adquirir una formación sólida, sobre todo en lo referente a la Iglesia y a la Orden como misionera, Ese mismo año de su ordenación sacerdotal, el Papa Pío XI había encomendado a la Orden de Agustinos Recoletos la recientemente erigida (1 de mayo de 1925) Prelatura de Lábrea (Amazonas), y fue la Provincia de Sto. Tomás de Villanueva a quien se encomienda su administración. Ante el llamamiento de voluntarios para la misión, el recién ordenado P. Ignacio se ofrece generosamente y el 15 de agosto es destinado a la Prelatura de Lábrea como secretario del primer Prelado Administrador Apostólico de la misma: Mons. Marcelo Calvo. Al tener que renunciar el Prelado, por motivos de salud, el P. Ignacio fue nombrado por la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, Administrador Apostólico de dicha Prelatura, el 27 de junio de 1930, a sus 27 años de edad. Desde ese día, la Prelatura de Lábrea será el campo misionero y la viña donde desplegó su celo apostólico, se santificó, y se desgastó hasta dar su vida heroicamente por la gloria de Dios y la salvación de las almas, el 16 de marzo de 1942. Estos once años fueron de trabajos intensos para impulsar el desarrollo de la Prelatura. Ni las contradicciones ni las fiebres le hicieron titubear lo más mínimo ni decaer en su optimismo; al contrario, confiado en la divina Providencia, se multiplicó en todos los campos hasta lograr sus objetivos; y se enfrentó a todas las contradicciones, logrando la comprensión y la admiración de todos. Monseñor Ignacio Martínez Madrid murió en el barranco Nova Fe del río Purús, dentro de la selva, cuando estaba realizando la visita Pastoral Misionera y se dirigía a participar en el Primer Congreso Eucarístico de Manaus. Su heroica muerte fue la muerte de un mártir, mártir del deber cumplido. Un gran amante de la Orden, a la que quiso con delirio, honró con su heroica muerte y santificó con su virtud y sacrificio. Conocido como Apóstol misionero en todo el curso de los afluentes del río Purús, Belém do Pará, Río de Janeiro; también es y será conocido y reconocido en todos los ambientes católicos, eclesiástico, civiles, culturales y gubernamentales


161 por su celo y espíritu de luchador infatigable por el bienestar y progreso espiritual y material de sus feligreses, por su cultura literaria y patriotismo. Su vida y su obra perdurarán como testimonio fiel y fecundo de amor y fidelidad a Jesús Redentor, Buen Pastor, y a las almas. Así se expresa en una de sus creaciones poéticas: ¡Salve! Recolección agustiniana ¡Salve! Madre querida –––––––––––––––––––––––––––––––––––– Por ti llevo hacia Dios, con ufanía la Cruz de las misiones que redime A ti lo debo todo ¡Madre mía! Y, aunque pobre, tuya es mi vida entera. ¡Morir por ti y por tu Dios es muy sublime, y este es el ideal de mi bandera! (Mons. Ignacio Martínez)

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El 9 de mayo de 1996, aceptada la petición, el señor Arzobispo consultó a la Congregación para la Causa de los Santos, que el 28 de junio de 1996 respondió que podía instruirse la causa. En día 22 de febrero del año 2000 tuvo lugar en la parroquia de Santa Mónica de Madrid, en calle Príncipe de Vergara, la sesión de apertura del proceso diocesano sobre su vida, virtudes y fama de santidad. Estuvo presente en el acto de apertura Mons. César Franco, delegado para esta sesión del Arzobispo de Madrid. Con él formaban el tribunal el sacerdote Ricardo Quintana Bescós, como juez delegado; el también sacerdote Máximo Palomar Gordo, como promotor de justicia; los padres agustinos recoletos Jesús Suela Arroyo y José María López Vega, como notario actuario y notario adjunto, respectivamente. Asistió también el padre Teodoro Calvo Madrid, OAR, postulador de la Causa. El 30 de noviembre de 2004 se dio por terminada la fase diocesana. El día 17 de diciembre de 2004 se entregó en Roma el Proceso a la Congregación para la Causa de los Santos. Ahora se está a la espera del Decreto de Validez del proceso diocesano para comenzar la redacción de la Positio super virtutibus.


162 1.2.– P. Fr. Nicomedes Mateo de Gracia de San Agustín (1895–†1936) Nació este religioso en Valderrueda, Provincia de Soria, y diócesis de Sigüenza (hoy diócesis de Burgo de Osma, Soria), el día 15 de septiembre del año 1895, siendo sus padres Eleuterio Mateo e Ildefonsa de Gracia. Estudió latín y humanidades en nuestro Colegio Preparatorio del Beato Querubín en Berlanga de Duero (Soria), e ingresó en la Casa–Noviciado del mismo Convento de Berlanga de Duero, vistiendo el santo hábito de agustino recoleto el día 17 de septiembre del año 1911, siendo Maestro de novicios el P. Gerardo Larrondo de San José. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el día 18 de septiembre del año 1912, siendo Prior del Convento el P. Manuel Clemente de San José. Cursó la Filosofía en el referido Convento. Con fecha principios de julio del año 1915 fue trasladado al Colegio de Monachil (Granada), para estudiar allí Teología y Derecho. En diciembre del año 1916 se le expidieron dimisorias para órdenes de tonsura, menores y subdiaconado, pero por hallarse enfermo no pudo asistir a las órdenes, recibiendo su ordenación de menores y subdiaconado en los días 1 y 2 de junio del año 1917, de manos del Excmo. Sr. Arzobispo de Granada, D. José Meseguer y Costa; y el Diaconado, también en Granada, de manos del mismo Sr. Arzobispo, el día 22 de diciembre del mismo año 1917. Con fecha 10 de junio de 1918, se le dio patente de conventualidad para Berlanga, encargándose como ayudante de Maestro de novicios a partir del 14 del mismo mes. A los diez días fue nombrado, por decreto del P. Provincial, Maestro de estudios, impartiendo una clase de Filosofía y otra de Latín. El día 20 de septiembre de 1919 se ordenó de Sacerdote en Madrid, recibiendo la ordenación de manos del Ilmo. Sr. Obispo de Sigüenza (D. Eustaquio Nieto y Martín), y celebrando su primera Misa en nuestro Convento de Villaviciosa de Odón (Madrid) el 22 del mismo mes. El 3 de octubre fue presentado para Lector, siendo aprobado por unanimidad y recibiendo el título, con fecha 5 del mismo mes. El día 29 de julio del año 1920 salió de Monachil, presidiendo la 25.ª Misión, que con rumbo al Brasil embarcó en Cádiz el 31, llegando a Santos el día 19 del siguiente mes de agosto. Quedó como residente en Ribeirão Preto, encargándose de las clases de Teología Dogmática y Derecho Canónico. Con fecha 12 de junio de 1922 fue destinado de compañero a la Parroquia de Cajobí, en la Diócesis de São Carlos (Brasil), para aprender las prácticas parroquiales. En fecha 5 de febrero de 1923 fue destinado a la Residencia–Parroquia de Franca, en la Diócesis de


163 Ribeirão Preto (Brasil). Desde que empezó a publicarse el periódico “O aviso”, órgano de la Juventud Católica o Associação de Moços Católicos, comenzó a escribir en él como uno de los principales colaboradores. El 23 de agosto de 1924 fue trasladado a Río de Janeiro. En junio del año siguiente fue nombrado Párroco de Apiahy–Itaporanga, desempeñando este cargo hasta el 6 de febrero del año siguiente que fue trasladado a São Vicente para hacerse cargo de aquella Parroquia. Suprimida la Parroquia de Sao Vicente, fue el P. Nicomedes destinado al Colegio de Monachil, para explicar Teología Sagrada. En septiembre de 1929 fue nombrado Director del Colegio Primario de Bilbao; en el Capítulo de 1930 fue nombrado Superior de la Residencia–Colegio de Bilbao. En el Capítulo Provincial de 1933 fue nombrado Secretario de la Provincia, pasando a residir a la Casa de Madrid. En el Capítulo Provincial de 1936 fue elegido primer Definidor. A la muerte del P. Provincial, Fr. Teófilo Garnica del Carmen, él, como primer definidor y Vicario, tuvo que asumir el mando de la Provincia; pero habiendo comenzado ya la Guerra Civil, el 19 de julio fue arrestado con toda la Comunidad de Príncipe de Vergara. Los religiosos, después de diversos interrogatorios y amenazas, fueron puestos en libertad, hospedándose, cada uno como pudo, en casas y pensiones particulares. Estando hospedado en la c/ Jardines, el 2 de agosto es detenido por un grupo de milicianos y conducido a los calabozos de la Dirección General de Seguridad, donde pasó una noche, siendo condenado a ser fusilado, pero, providencialmente, pudo salvarse y volver a la pensión, con la orden de no salir de ella. El P. Nicomedes, como responsable de la Provincia, debía ocuparse de los problemas y dificultades por las que estaban pasando muchas casas y religiosos, por lo que en una de esas salidas, al parecer, el 8 de agosto, fue arrestado de nuevo y ya no se supo más de él. Solamente se ha podido saber, al intentar averiguar su paradero, que, en la lista de fusilados de la Dirección General de Seguridad, figuraba su nombre y sus dos apellidos: “Nicomedes Mateo Gracia, G.S.” Según las últimas investigaciones parece que su fusilamiento fue el 10 de agosto de 1936.

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El 6 de junio de 2003, con el consentimiento del padre Prior General, P. Javier Guerra Ayala, y del Postulador General de la Orden, P. Romualdo Rodrigo, se pide al Postulador General de los Agustinos, P. Fernando Rojo, de unir la causa del P. Nicomedes Mateo Gracia en el grupo de mártires agustinos sacrificados en las mismas circunstancia. El proceso diocesano se está llevando a cabo conjuntamente con el suyo.


164 1.3.– P. Fr. Jenaro Fernández del Sagrado Corazón (1909–†1972) El P. Jenaro Fernández Echeverría nació el 19 de enero de 1909 en Dicastillo, Navarra, en el seno de una familia profundamente católica que dio a la Iglesia, además del P. Jenaro, dos hermanas religiosas y dos sacerdotes diocesanos. Tres de los hijos de su único hermano seglar también profesaron en la vida religiosa, y uno de ellos trabajó durante varios decenios en las misiones de Amazonas (Brasil). Su hermana casada tuvo dos hijos religiosos agustinos recoletos. A la edad de 13 años fue a estudiar latín y humanidades al Seminario de Ágreda (Soria). Vistió el hábito recoleto en 1924 en el convento de Villaviciosa de Odón (Madrid), donde hizo también su profesión de votos simples el día 15 de octubre de 1925. Estudió los cursos de teología en el convento de Monachil (Granada), al mismo tiempo que cursaba el bachillerato; y emite la profesión de votos solemnes el 20 de enero de 1930. De diciembre de 1930 a junio de 1931 fue enviado a Villaviciosa de Odón como ayudante de maestro de novicios y es ordenado de subdiácono el 21 de marzo de 1931, en Madrid. El 20 de junio de 1931 llega a Roma, y el 29 de diciembre recibe el diaconado, ordenándose de presbítero el 24 de enero de 1932. Aquí continuará sus estudios eclesiásticos, matriculándose en la especialidad de derecho canónico en la Universidad Gregoriana. En enero de 1938 recibió el grado de Doctor en Derecho canónico, defendiendo la tesis: “De figura jurídica Ordinis Recollectorum Sancti Augustini”. En octubre de 1935 es enviado a España, residiendo en el seminario de Santa Rita (San Sebastián), como maestro de estudios, hasta marzo de 1936. Pasará unos meses en Artieda, y Granada, volviendo otra vez a San Sebastián hasta el 7 de marzo de 1937. De aquí volverá a Roma, donde residirá, salvo del 1948 al 1950, que estuvo como superior del colegio de Martutene (San Sebastián), hasta su muerte, en un accidente de moto, el 26 de junio de 1972 Desde el 1931 hasta el 1972, salvo algunos cortos periodos que residió en España, su labor apostólica la iba a desarrollar en Roma, siendo muy amplia y variada, y siempre la realizó de forma incansable, con cariño y verdadera generosidad. Como religioso desempeñó oficios de gran responsabilidad: Ayudante del Maestro de Novicios en Villaviciosa de Odón, Maestro de estudiantes en el Colegio de San Sebastián, Superior del Seminario de Martutene, Procurador General ante la Santa Sede, Procurador General de las Misiones OAR, Vicario General y Primer Consejero, Postulador General para las causas de los Santos y Director del Instituto Histórico de la Orden de Agustinos Recoletos. Todos ellos los supo desempeñar con un gran celo, talento y responsabilidad. Tuvo siempre


165 un gran cariño y una gran inquietud y entrega por todo lo que estaba relacionado con la Orden y la Iglesia, y en ello empleó su tiempo, su trabajo y su incansable y rigurosa labor de investigación; igualmente caben destacar sus crónicas, cartas y publicaciones literarias y poéticas en los Boletines y revistas de la Provincia y de la Orden. Entre sus trabajos, cabría destacar su tesis doctoral “De figura juridica Ordinis Recollectorum Sancti Agustini”, los 4 volúmenes del “Bullarium Ordinis Agustinianorum Recollectorum”. Fuera de la Orden también desempeñó otros cargos de una gran importancia y responsabilidad: El Papa Juan XXIII le nombró Perito de la Comisión Conciliar y Postconciliar de los Obispos. Fue Consultor y Comisario de la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares, Asistente General de la Congregación de Ermitaños Camaldulenses de Monte Corona. El P. Jenaro fue un religioso dechado de todas las virtudes, pero destacó de modo especial por su fervor, la sencillez, la humildad y la caridad. Fueron estas virtudes las que le granjearon la estima de todos los que tuvieron la dicha de vivir en su comunidad y de todos los demás que le conocieron. Su entrega por la santificación de sus hermanos no era más que un reflejo del sincero empeño por su propia santificación, de su espontánea, gozosa fidelidad a su vocación religiosa y sacerdotal, de su fe vivísima y llena de un regusto místico, de su total abandono en las manos de Dios, de su incondicional obediencia a sus Superiores. Para todos fue, al mismo tiempo, un estímulo y un ejemplo Por todas las partes dejó un rastro imborrable de bondad, humildad, caridad inagotable y entrega total y fidelísima al cumplimiento de sus obligaciones. Su personalidad, su modo de hablar, de actuar, su figura física, espiritual y moral era sencilla, sin complejos, transparente, y con tal nitidez que muy bien puede enmarcarse entre los humildes, los sencillos y los mansos de corazón del Evangelio. Emanaba de él el perfume de Cristo y en su figura se reflejaba la luz del Buen Pastor.

• Estado de la causa de beatificación y canonización

El proceso diocesano para la beatificación y canonización del P. Jenaro se abrió en el palacio Lateranense de Roma el 13 de junio de 2008 en una celebración presidida por el Cardenal Camilo Ruini, Vicario General del Santo Padre para la ciudad de Roma. Dos años después, el 28 de junio de 2010, se clausuraba dicho proceso. Finalmente, La Congregación para la causa de los santos, a través del Prot. N. 2811–4/10, nos ha comunicado la Validez del proceso diocesano del siervo de Dios P. Jenaro del Sagrado Corazón de Jesús, agustino recoleto. El documento dice así: (Causa Romana de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios Jenaro del Sagrado Corazón de Jesús (en el siglo: Jenaro Fernández Echeverría. Sacerdote profeso de la Orden de Agustinos Recoletos)


166 En Congreso Ordinario, celebrado el día 4 del mes de marzo de este año 2011, esta Congregación de las Causas de los Santos debatió el siguiente dubio, es decir: “si consta de la validez del proceso diocesano, realizado en el Vicariato de Roma, sobre la vida, virtudes y también de la fama de santidad y signos del Siervo de Dios Jenaro del Sagrado Corazón de Jesús (en el siglo: Jenaro Fernández Echeverría), sacerdote profeso de la Orden de Agustinos Recoletos: si los testigos han sido examinados debida y rectamente y si sus declaraciones juradas han sido legítimamente compulsadas en el caso y efecto de que se trata”. Esta Congregación, atendiendo el voto redactado por oficio y examinada diligentemente la materia, respondió AFIRMATIVAMENTE, o bien que consta la validez de dicho Proceso Diocesano en este caso y efecto de que se trata, resuelto todo lo que hay que resolver por derecho. No obstante todo lo que pueda haber en contrario. Dado en Roma, de la sede la misma Congregación, día 4 del mes de marzo en el Año del Señor 2011.

Acompaña al documento las firmas del Cardenal Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las causas de los santos, y del secretario Marcelo Bartolucci. El Consejo General nombrará próximamente al redactor de la Positio super virtutibus que dejará de manifiesto que el P. Jenaro practicó todas las virtudes de manera heroica. El postulador de la Orden, P. Samson Silloríquez, es también el postulador de la causa del P. Jenaro.


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2.– Religiosos que han ejercido una labor de Gobierno «En verdad, en verdad les digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía» (Jn 13, 12–17). Benedicto XVI hizo esta afirmación significativa: «Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad o seguir mis propias ideas, sino ponerme a la escucha, junto con toda la Iglesia, de la palabra y la voluntad del Señor y dejarme guiar por Él, de manera que sea Él quien guíe a la Iglesia en este momento de nuestra historia. La persona llamada a ejercer la autoridad debe saber que sólo podrá hacerlo si ella emprende aquella peregrinación que lleva a buscar con intensidad y rectitud la voluntad de Dios» (Homilía, misa inaugural, 25–04–2005). San Ignacio de Antioquía daba a un obispo este consejo: «Nada se haga sin tu conocimiento, ni tú tampoco hagas nada sin contar con Dios» (Carta a Policarpo 4, 1). La autoridad del superior religioso, como toda autoridad en la Iglesia, debe caracterizarse por el espíritu de servicio, a ejemplo de Cristo que «no ha venido a ser servido sino a servir» (Mc 10, 45). Y nuestro P. San Agustín también nos dice: “recuerda que el que obedece cumple siempre la voluntad de Dios, no porque la orden de la autoridad sea siempre conforme con la voluntad de Dios, sino porque es voluntad de Dios que se obedezca a quien preside” (Enarraciones sobre los salmos, 70, 1. 2). Son muchos los religiosos que, además de su ejemplo como personas consagradas a Dios y a sus hermanos, y que han resplandecido por sus grandes virtudes y celo apostólico, se han destacado por ser personas que, con un gran amor a nuestro hábito y a toda la Orden, supieron adelantarse a los signos de los tiempos; y que, con una gran intuición e iniciativas personales y una gran visión de futuro, han sido los emprendedores y verdaderos artífices de grandes obras e iniciativas; del fortalecimiento y esplendor de la Historia que, con un verdadero agradecimiento y orgullo, hemos celebrado con este Centenario. Y sobre todo, hombres, religiosos de una gran fe y confianza en Dios 2.1.– P. Fr. Gerardo Larrondo de San José (1875–†1942) Entre los religiosos más destacados en el gobierno de nuestra Provincia, cabe reseñar la figura del P. Ex–Prior General, Fr. Gerardo Larrondo de San José. Nace el P. Gerardo en la ciudad de Vitoria (Álava) el 27 de marzo de 1875, siendo sus padres Pablo Larrondo y Luciana Apellániz. Sus estudios de latín y humanidades los realiza en el colegio de San Millán de la Cogolla. Vistió nuestro hábito de Agustino Recoleto en Monteagudo el 28 de noviembre de 1889, haciendo su profesión religiosa el 28 de marzo


168 de 1891. Los estudios eclesiásticos los realizó en Monteagudo, San Millán de la Cogolla y Marcilla, donde recibió las Órdenes menores; el subdiaconado, en Pamplona, el 30 de mayo de 1896. El 13 de octubre del 1896 sale para Filipinas formando parte de la Misión XCVI y llegan a Manila el 13 de octubre del mismo año. Hacía unos meses que algunas provincias próximas a Manila se habían levando contra España. Comienza su primera andadura apostólica como profesor de un colegio agregado a la Universidad de Manila. El 26 de marzo de 1898 recibe el Diaconado, y el 4 de junio, el Presbiterado, el mismo día del levantamiento general de los indios tagalos y ocupación norteamericana. Terminado el asedio, el 23 de agosto del mismo año, sale formando parte de la Misión que los Superiores Mayores enviaban para las repúblicas americanas, donde pensaban abrir nuevos campos de evangelización y apostolado. Después de pasar por Macao, en Hong–Kong embarcarán a bordo del “Doric” y, tras costear China, Japón y atravesar el Océano Pacífico, desembarcaron en San Francisco (California) y de aquí partieron para Panamá, República de Colombia, llegando a esta población el día 11 de noviembre de 1989. El 19 del mismo mes celebrarían la misa en una Iglesia dedicada al Patriarca San José, que, casualmente, era la iglesia del convento que nuestros padres de la provincia de la Candelaria habían tenido en Panamá, y allí comenzaron a desempeñar su primera labor misionera. Pasó después a la parroquia de Chepo y más tarde, intentando contactar con los indígenas, tras muchas tentativas fallidas, se dirigieron al golfo de San Miguel. Hacia el mes de mayo de 1899 entraron en contacto con el Obispo de Pasto, nuestro P. Ezequiel Moreno, quien les ofreció poder trabajar en su diócesis y allí estuvieron dando algunas misiones. De allí volvieron a Tumaco. Su labor se desarrolló en un momento de grandes revueltas políticas y en medio de muchas dificultades y toda clase de privaciones; sólo lo explica el celo apostólico y espíritu misionero, de un alma entusiasta, entregada totalmente a llevar a los más pobres el mensaje de Jesús, sin importarle las privaciones y sufrimientos. Él mismo nos cuenta cómo durante veinticinco días estuvo desterrado, encarcelado en una tienda de campaña, ultrajado y herido; pero que, como a otro San Pablo, nada le importaban estas cosas si todo redundaba en la salvación de aquellas almas, totalmente abandonadas y desprotegidas. Cabría destacar también aquí cómo siendo párroco de Tumaco, el día 31 de enero de 1906, a consecuencia de un terremoto y del avance del mar sobre la población, portando él la custodia con el Santísimo Sacramento, las olas que amenazaban la ciudad se detuvieron ante el Santísimo. Restaurada la Provincia de Nuestra Sra. Del Pilar, ahora con el nombre de Santo Tomás de Villanueva, el día 23 de marzo del 1909 es nombrado Maestro de Novicios del Convento de Berlanga de Duero, por lo que en el mes de agostos sale para España y toma posesión de su nuevo cargo. En los Capítulos provinciales del


169 1912 y 1915 fue elegido Secretario Provincial, y Definidor Provincial en el Capítulo de 1918. En el Capítulo Provincial de 1921 es nombrado Provincial, y el 22 de mayo de 1926, al cesar en su cargo de Provincial el P. Vicente Soler, por haber sido nombrado Prior General, le sustituye nuestro P. Gerardo Larrondo, residiendo en Motril. Al renunciar el P. Vicente Soler como Prior General, tomará las riendas de la Orden el P. Gerardo el 1 de enero de 1927. En el Capítulo Provincial del 1933 es nombrado, por tercera vez, Prior provincial, trasladando su residencia a Madrid. En julio de 1935 presentará su renuncia. El 13 de agosto del mismo año se embarca con destino a Manaos en compañía de otro P. de Lábrea y tres religiosas Agustinas Recoletas. Quería terminar su vida, entregado a su vocación religiosa y actividad misionera, con el mismo celo y espíritu con los que lo había realizado en su primera misión en este continente. En abril del 1939 es comisionado por el P. Prior General para presidir el Capítulo Provincial celebrado en Ribeirão Preto. Terminado el Capítulo, es trasladado a la Fazenda do Centro hasta el 1941 en que el P. Provincial Santiago Dolado le envía a la Residencia de San Pablo. En 1942 fue delegado por el P. Prior General para presidir el Definitorio Pleno intra Capitulum, celebrado en el mes de mayo, en Río de Janeiro. Después de unos meses de convalecencia, y dando a todos ejemplo de una gran humildad y confianza en Dios, entregó su alma el día 19 de enero de 1942, día dedicado al Patriarca San José a quien él, así como toda la Orden, le ha tenido siempre una gran devoción. Ha sido unos de nuestros religiosos más ilustres y beneméritos; estimado y admirado por todos. Se distinguió por su sabiduría y prudencia. Dotado de un trato sencillo, afable y humano; en todos los campos donde la Providencia lo destinó: las misiones, la formación, la cura de almas, en sus cargos de gobierno de la Provincia y de la Orden, en todos nos ha dejado un ejemplo de celo apostólico y misionero, de humildad y entrega evangélicas, de un amor sincero y extremado a la Provincia, a la Orden y a toda la Iglesia. Conviene también recordar su labor como redactor de las Crónicas de la Orden y elaboración de las Constituciones y Ritual de la Orden. Su palabra, su vida entera estuvieron siempre ungidas de una fe profunda y confiada en Dios. 2.2.– P. Fr. Teófilo Garnica del Carmen (1880–†1936) El P. Teófilo Garnica nació en Dicastillo (Navarra) el día 5 de marzo del año 1880, siendo sus padres Pedro Garnica y Francisca Fernández. Hizo sus estudios de latín y humanidades en nuestro colegio de san Millán de la Cogolla (la Rioja), e ingresó en la casa noviciado de Monteagudo, vistiendo el santo hábito el día 6 de


170 septiembre del 1895. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el día 7 de septiembre del año 1896. Tras terminar sus estudios y carrera eclesiástica que realizo en Monteagudo y San Millán de la Cogolla, fue destinado, con fecha 14 de marzo de 1901, a la Residencia de Puente la Reina, como preceptor de latín del colegio que en dicha ciudad tenía a su cargo la Provincia. Siendo conventual de esta residencia, recibió en el año 1901, en Pamplona, las órdenes de tonsura, órdenes menores y subdiaconado; en 1902, el diaconado y el 14 de abril de 1903 fue ordenado de presbítero por el Obispo de Pamplona, Ilmo. Sr. Fr. José López de Mendoza (OSA). Con fecha 19 de abril del 1904 fue nombrado profesor del colegio preparatorio San José en San Millán de la Cogolla; por motivos de salud, tuvo que volver a la residencia de Puente la Reina donde combinaría sus labores docentes en el colegio y sus labores pastorales. Al crearse la nueva Provincia Hispano-Americana de Ntra. Sra. Del Pilar, hoy Sto. Tomás de Villanueva, en virtud del decreto de 31 de mayo de 1908, siendo Comisario General Apostólico el P. Fr. Mariano Bernal, pidió ser afiliado a dicha Provincia, asignándosele como conventualidad la Residencia de Motril. Aparte de su labor en el confesonario y el púlpito, funda los talleres de caridad de Sta. Rita. Con fecha 9 de diciembre del mismo año es destinado a la residencia de Granada, volviendo otra vez a la de Motril el 28 de enero de 1909. El 13 de julio de 1909 fue trasladado al Convento de Berlanga de Duero, siendo nombrado profesor del colegio preparatorio del Beato Querubín que se acababa de fundar en dicha población. El 1 de octubre de 1911 fue de nuevo destinado a la Residencia de Granada, donde seguirá desempeñando su labor pastoral y espiritual a través del confesonario y el púlpito, conferencias y misiones e impulsando la “Pía Unión de las almas” bajo la advocación de San Nicolás de Tolentino. A él se debe la construcción del retablo del altar de la asociación. El 8 de noviembre fue destinado otra vez al colegio preparatorio de Berlanga; y al trasladarse dicho colegio a la villa de Ágreda el 28 de agosto de 1914, pasó con el mismo cargo de profesor de dicho colegio. Aquí, aparte de su labor educativo-científica y de formador de los niños, seguiría con su labor pastoral de predicador infatigable. A principios del 1917 estableció la “visita domiciliaria de Sta. Rita”, así como su gran labor en la buena marcha de la Archicofradía de Ntra. Sra. De la Consolación establecida en la iglesia de nuestras religiosas Agustinas Recoletas. En el Capítulo Provincial de 1918 fue nombrado superior de la Residencia de Granada. Es de destacar su tarea de reorganizador de los “Talleres de Sta. Rita”; estableció también aquí, en Granada, la “Visita domiciliaria de Sta. Rita” y La Orden Tercera. Completó la instalación eléctrica de la iglesia y adquirió, a través de limosnas, las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y del Sagrado Corazón de María; también se adquirieron un hermoso órgano, construido en los talleres del Sr. Gys, un palio, candelabros, incensario y cruz procesional de plata, un


171 terno blanco bordado en seda y oro por las Hermanas Trinitarias de Granada. En el Capítulo Provincial del 1921 fue confirmado en el cargo de superior de la Residencia de Granada. En este trienio se reformó la iglesia, se colocó un hermoso sagrario de plata repujada. El 28 de agosto del 1922 se dio principio a la construcción de la nueva casa Residencia, inaugurándose el 28 de agosto del 1923. En el Capítulo Provincial de 1924 fue nombrado secretario provincial con residencia en Motril. Aquí reorganizó los “Talleres de Caridad de Sta. Rita” y fundó dos centros catequéticos de la misma Santa. En el Capítulo Provincial del 1927 fue elegido Provincial. Durante este trienio intentó reorganizar las distintas comunidades y fundó las casas de San Sebastián, Bilbao, Buenos Aires, Río de Janeiro. En el Capítulo Provincial del 1930 fue reelegido Provincial. En este trienio se construye la nueva Residencia Provincial de Madrid, la de Barcelona y Lucena, estas dos últimas se abandonarán por la situación política de nuestro país y por su intento de una reorganización de las parroquias y casas de las vicarías de Brasil y Argentina. En el Capítulo Provincial del 1933 se le destinó como conventual a la Residencia de Motril. En el Capítulo Provincial de 1936 fue elegido otra vez Provincial y, cuando toda la provincia tenía puestas en él sus grandes esperanzas, a consecuencia de una delicada operación, fallecía en nuestra Residencia de Bilbao el 22 de julio del 1936. Dios le habrá premiado por su gran amor, por su labor apostólica y por su generosidad. El P. Teófilo Garnica fue un religioso ejemplarísimo y que resplandeció por sus grandes virtudes. Se distinguió por su gran celo apostólico como predicador fervoroso, por su labor de misionero evangélico y director de almas en todos los lugares por donde pasó (Puente la Reina, Ágreda, Motril, Granada...). Tuvo un gran y verdadero amor a nuestro Hábito y a todo lo relacionado con la Orden, se distinguió por la creación e impulso que intentó dar a todas nuestras devociones, cofradías y organizaciones religiosas y catequéticas; por su gran labor de fortalecimiento y reorganización de las comunidades y vicarías; y su carácter de gran emprendedor, al fundar nuevas casas y ministerios (San Sebastián, Bilbao, Barcelona, Lucena, Buenos Aires, Río de Janeiro). Otra labor a destacar en este religioso nuestro es su amplia labor literaria de carácter religioso, científico y divulgativo en artículos, folletos y trabajos diversos publicados en revistas de la Orden y extrañas, en periódicos; así como varios libros de carácter científico–pedagógico: “Utilidad del arbolado” (premiado con el primer premio por el Ministro de Fomento en los Juegos Florales de Andújar, 1908), Máximas, sentencias y soliloquios del P. Ezequiel Moreno, Gramática Latina, Curso latino de traducción, Nociones elementales de retórica y poética,...


172 2.3.– P. Fr. Martín Braña del Carmen (1903–†1992) Nació el P. Martín Braña en Sestao (Vizcaya) el día 12 de noviembre de 1909, siendo sus padres José M.ª Braña y Eusebia Arrese. Entró a estudiar latín y humanidades en nuestro colegio Preparatorio de Ágreda en septiembre de 1915. Ingresó en el noviciado en Berlanga de Duero el día 12 de noviembre de 1918, siendo maestro de novicios interino el P. Superior del convento, Fr. Ricardo Imas del Pilar; y a finales de febrero pasó al nuevo Convento de Villaviciosa de Odón, donde hizo su profesión religiosa el 22 de noviembre de 1919, siendo Superior del convento el P. León Ochoa del Carmen. Aquí comenzó, en el curso 1919–1920, sus estudios de filosofía y ciencias naturales, trasladándose, después de los exámenes de junio, a Monachil, para preparar su ingreso en bachillerato. En Monachil seguirá simultaneando sus estudios de la carrera eclesiástica y los de bachillerato que terminará en enero de 1924. En agosto de 1923 recibe en la Zubia las Órdenes menores de manos del arzobispo de Granada, Mons. D. Vicente Casanova y Marzol. El 17 de julio de 1924 es trasladado al Colegio Preparatorio de Ágreda como profesor, donde será ordenado de subdiácono y diácono por el Obispo de Tarazona. El 20 de junio de 1926 recibió el presbiterado en nuestra iglesia de Granada de manos del Sr. Obispo de Almería, Rvdmo. P. Bernardo Martínez (OSA), que había venido a Granada con motivo del Congreso Eucarístico Nacional. El 28 de agosto se embarcó en “El reina Victoria Eugenia” con destino a Argentina, pasando a residir en la casa de Ciudadela, donde se encargó de la capellanía de las Siervas de María, hasta que quedó suprimida el 1928, trasladándose a Buenos Aires. El 19 de febrero de 1929 comienza a dar clases en el Seminario diocesano de Santa Fe. En abril de 1932, al abrirse el nuevo colegio Preparatorio de Hudson, fue nombrado director del mismo; y en abril de 1934, suprimido el colegio de Hudson, fue nombrado Superior y Párroco de la Residencia Parroquia de Buenos Aires donde trabajó con gran celo apostólico, y estuvo encargado de la clase de catequética en la Universidad. A finales de 1936 fue trasladado como coadjutor a Rosario y nombrado por el Sr. Obispo miembro del Consejo Central de Catequesis en dicha ciudad; fue también él quien promovió la fundación del colegio de Gándara. El P. Martín, durante trece años, trabajó incansablemente en la fundación y afianzamiento de la Vicaría de Argentina, desarrollando una gran labor en los distintos campos ministeriales que tuvo que asumir: así en las capellanías, parroquias, como en su labor de docente y formador en la Vicaría y Diócesis de Santa Fe.


173 En octubre de 1939 fue trasladado a España y nombrado superior del Colegio de Santa Rita en San Sebastián, y reelegido en el Capítulo de 1942. En el Capítulo de 1945 fue elegido Superior de Monachil y en el del 1948, superior de la Residencia de Granada, donde trabajó infatigablemente en el ministerio de la predicación y demás actividades propias de la casa. En el Capítulo de 1951 fue nombrado otra vez superior del colegio de Santa Rita y en los trienios 1953 y 1956 fue nombrado Definidor Provincial. Del 1956 al 1962 reside en Roma como Definidor General. Durante esta estancia en Roma aprovechó él, que era una persona inquieta y siempre abierta a una mayor actualización y profundización intelectual, para sacar su licenciatura en Filosofía, así como estudios de medicina misional. Terminado su mandato, vuelve a España, residiendo en Motril. En el Capítulo de 1963 será elegido Prior Provincial y reelegido en el trienio siguiente. En los dos trienios que estuvo al frente de la Provincia impulsó considerablemente todos los campos de la vida religiosa y ministerial, tanto espiritual como materialmente. Al finalizar su mandato como Prior Provincial, después de pasar por distintos destinos en España: colegio de Granada, colegio de Santa Rita, colegio de Martutene, donde seguirá ejerciendo su labor formativa y docente, en el 1973 es trasladado a Venezuela, para dedicarse más especialmente a la labor ministerial: atención al confesonario y dirección espiritual en la casa de San Judas Tadeo y parroquia de Maracaibo (1976), sin dejar de lado su labor como docente en el Seminario de Caracas, hasta que debilitado por la edad, descansó en el Señor el día 5 de julio de 1992. Otra faceta que no podemos olvidar son sus múltiples y variadas artículos en revistas de nuestra Provincia, de la Orden y particularmente las publicadas en “El Criterio” y “ El Pueblo de Buenos Aires”. También intervino en distintas emisiones radiofónicas. Ha destacado El P. Martín, aparte de ser un hombre de una basta cultura, por ser un religioso de una gran fe, generosidad, profundidad interior y gran amante de la Orden y de la Provincia. Una persona de una gran intuición e iniciativa personal y con una gran visión de futuro. El P. Martín supo adelantarse a los signos de los tiempos, emprendedor de numerosas obras e iniciativas: colegios para externos, fundación en Alemania; preocupado por dotar a nuestros religiosos de una formación especializada no sólo dentro de las ramas eclesiástica, sino también civiles. Una persona siempre inquieta, un luchador nato. “Su labor ha sido encomiable en todos los campos en que la obediencia le destinó: gobierno, formación, apostolado, economía, etc. Su carácter fuerte sabía hacerse delicado y paternal ante cualquier necesidad o situación personal”.


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3.– Misioneros, Testigos del Evangelio La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión. No se puede dar testimonio de Cristo sin reflejar su imagen, la cual se hace viva en nosotros por la gracia y por obra del Espíritu (Red. Missio). Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios: «Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16). El misionero es, verdaderamente, un hombre de fe, de celo apostólico y de una gran espiritualidad; convencido que la fe se fortalece dándola y que sólo, siendo testigo de una gran experiencia de Dios, puede anunciar a Cristo de forma creíble y decir como los apóstoles: «Lo que contemplamos... acerca de la Palabra de vida..., os lo anunciamos» (1 Jn 1, 1–3). Todos nuestros misioneros, a impulso del Espíritu, llenos de fe en Dios y con un gran celo apostólico, no solamente han entregado su vida por anunciar la salvación en Jesucristo, sino también por llevar a esos pueblos un mensaje de promoción humana, de desarrollo social y económico, de liberación. No se puede proclamar el mandamiento del “amor” sin promover la paz, la justicia, el verdadero y auténtico crecimiento del hombre. 3.1.– Mons. Fr. Gregorio Alonso de la Consolación (1894–†1982) Monseñor Alonso nació en Fuentelsaz, provincia de Guadalajara, el 24 de abril de 1894, siendo sus padres: Pedro Alonso y Juliana Aparicio. Ingresó en el Colegio Apostólico Beato Querubín de Berlanga de Duero el 21 de diciembre 1908; aquí realizó sus estudios de latín y humanidades e ingresó en el Noviciado el 15 de octubre del 1911 (fue su maestro de Novicios el P. Gerardo Larrondo); profesó el día 16 de octubre de 1916; y en este mismo convento hizo sus estudios de filosofía. A principios de julio de 1915 fue trasladado al convento de Monachil donde realizó sus estudios de Teología y Derecho. Los días 16 y 17 de junio de 1916 recibió la Tonsura, Órdenes Menores y Subdiaconado y el 10 de junio de 1917, el Diaconado de manos del mismo Arzobispo de Granada, Mons. D. José Meseguer y Costa. En agosto de 1918 deja Monachil, para embarcarse en Bilbao el día 7 rumbo a Brasil, llegando a Ribeirão Preto el día 5 de septiembre donde terminaría su carrera eclesiástica; ordenándose de sacerdote el 16 de marzo de 1919. El 16 de agosto celebró su primera misa solemne en Franca y de aquí fue destinado a la


175 parroquia–misión de Pirangi. El 30 de julio de 1920 pasó a desarrollar su apostolado parroquial en Río de Janeiro, de donde volverá, después de tres años, a la parroquia de Pirangi. El 15 de enero de 1925, el P. Gregorio Alonso y P. José Garro, juntamente con el Vicario de Brasil, el P. Tomás Martínez, se embarcaron rumbo a Argentina para encargarse de las nuevas fundaciones en ese país. En el capítulo intermedio, celebrado ese año, se nombró al P. Gregorio Alonso, ya había comenzado a demostrar grandes dotes de gobierno, como superior de la nueva vicaría de Argentina; y en el Capítulo del año 1927, al haberse ya independizado de Brasil, se le designó Vicario Provincial de la misma. Con grandes sacrificios, esfuerzos y un gran celo apostólico se fueron llevando a cabo las primeras fundaciones: Villa–Elisa, Conchitas (futuro Enrique Hudson); en el 1928 se establecieron en Buenos Aires (P. Gregorio Alonso (Vicario y párroco), P. Germán Resa, P. Gregorio Garnica, P. Francisco Nafría, P. Martín Braña, P. Justo Galán y el Hno. Leopoldo Martínez), su siguiente fundación sería la de Santa Fe, dejando en todas ellas la huella de nuestro carisma agustino recoleto. Dos años más tarde, a finales del 1929, fue nombrado por la Santa Sede Administrador Apostólico de la Nueva Prelatura de Marajó, tomando posesión de la misma el 19 de octubre de 1930.Trece años después, su Santidad Pío XII le nombró Obispo Titular de Pogla; y el 11 de junio de 1943 es consagrado Obispo en la Iglesia Catedral de Belén de Pará por el Excmo. Don Jaime de Barros Cámara, Arzobispo de Río de Janeiro. Desde su llegada a la misión, con un carácter tenaz, lleno de un gran celo apostólico y después de muchos viajes conociendo a los fieles de su Prelatura e insertado en su inculturación, se preocupó en todo momento de su desarrollo humano, social y espiritual. Construyó la magnífica Iglesia de Soure, así como la casa de los religiosos. Y fue también una gran preocupación suya la formación de sus seminaristas y la creación de un clero autóctono Asiste al Concilio Vaticano II, y lo abandonará pensando que su presencia era más importante en Marajó que en Roma. Por motivos de salud solicitará a la Santa Sede su renuncia, que le será concedida por el Papa Pablo VI con fecha 16 de mayo de 1965, designando para sucederle como Prelado al P. Alquilio Álvarez, que era su Vicario General. Así, después de 35 años de entrega generosa por la evangelización, desarrollo humano y espiritual de su Prelatura, se retira a la casa de Leblon, en Río de Janeiro, donde seguirá trabajando con el mismo celo apostólico, humildad y ejemplo para todos hasta el día de su fallecimiento, como consecuencia de un infarto, 12 de mayo de 1982. Esta es la biografía de un hombre consagrado totalmente a Dios y a sus hermanos, ferviente devoto y divulgador de la Virgen de la Consolación y de san José.


176 Un misionero, un apóstol, un auténtico agustino recoleto que entregó toda su vida por los demás, siguiendo la inscripción de su escudo episcopal: “Charitas Christi urget nos”. 3.2.– Mons. Fr. Alquilio Álvarez de los Sagrados Corazones (1919–†1985) Monseñor Alquilio nació el 11 de julio de 1919 en Carrizal, provincia de León, hijo de Constantino Álvarez y María Díez. Dos de sus hermanos profesaron y se ordenaron en la Orden de Agustinos Recoletos (Don Laurentino, posteriormente sacerdote diocesano en León, y el P. Eloy que moriría de accidente en U.S.A.). Monseñor Alquilio ingresó en el colegio misional de Santa Rita (San Sebastián) el 4 de octubre de 1933, donde cursó sus primeros estudios de latín y humanidades. En febrero del 1936, por decisión del Definitorio Provincial, nuestros aspirantes fueron trasladados al colegio preparatorio de Lodosa, Navarra, hasta finalizar el curso, para seguir cursando sus estudios de filosofía en nuestro colegio de San Sebastián que había sido habilitado como seminario de estudios filosóficos, al quedar inhabilitado por la guerra civil nuestro convento de Villaviciosa de Odón, Madrid. En enero de 19939 fue requerido para cumplir el servicio militar en Pamplona, hasta que, terminada la guerra, regresó a nuestro colegio de Santa Rita. En octubre de 1939 ingresa en el noviciado en Sos del Rey Católico, donde el 21 de octubre de 1940 hace su profesión de votos temporales. El mes de noviembre embarca en Cádiz rumbo a Brasil, para completar sus estudios eclesiásticos en el convento de Franca. El 22 de octubre emite su profesión solemne y en el mismo mes recibe la tonsura y las órdenes menores de manos de Monseñor Gregorio Alonso. El subdiaconado (16–04–1944), diaconado (13–08–1944) y presbiterado (10–09–1944) los recibió en Ribeirão Preto (Estado de São Paulo). El 18 de febrero de 1945 fue destinado a la Prelatura de Marajó para sustituir al P. Zacarías Fernández, que acababa de morir ahogado heroicamente en un naufragio. Y aquí desarrollará, ininterrumpidamente, toda su vida pastoral y misionera hasta su muerte. Durante los 23 primeros años en la misión de Marajó, anteriores a su nombramiento como Prelado, desempeñó distintos servicios y responsabilidades: coadjutor de Soure (1945–48), párroco de Soure (1948–96), secretario de la prelatura (1946–48), superior de misiones (1951–65), director del círculo obrero de Soure (1947–65), vicario general de la prelatura (1963–65). Al renunciar Monseñor Gregorio Alonso a su cargo de Prelado de Marajó, por motivos de salud y aceptada su renuncia por S.S. Pablo VI (07–04–1965),


177 fue designado como nuevo Prelado, sin carácter episcopal, el P. Alquilio Álvarez (Cfr. Bulas de provisión de Pablo VI, datadas el 6 de mayo de 1965). El 4 de julio tomaría posesión como Prelado Nullius de Marajó de manos de Monseñor Alberto Gaudencio Ramos, como Arzobispo Metropolitano y Delegado de la Santa Sede; allí se encontraba también presente su predecesor Monseñor Gregorio Alonso, juntamente con las autoridades de la Orden, religiosas y civiles y demás fieles de su Prelatura. Gran conocedor de la misión y dada la estrecha colaboración con la labor pastoral llevada a cabo con quien había sido su Prelado, comienza haciendo su primera visita pastoral a los diez núcleos de población más importantes, animando, como Buen Pastor, a todos en fe y alentando a sus hermanos misioneros en su labor evangelizadora. En septiembre, a los cuatro meses de su designación, se unirá al episcopado brasileño, para participar en la cuarta y última sesión del Concilio Vaticano II. Allí entrará en contacto con los demás obispos de nuestra Orden y de otras zonas geográficas con los que intercambiar nuevas experiencias y métodos nuevos de apostolado misional. También aprovechará para entrevistarse con responsables de distintos dicasterios y organizaciones benéficas que le puedan aportar ayudas a un mejor desarrollo de la promoción humana, cultural y espiritual de su misión. Es de destacar, en su mandato, un acontecimiento singular: el 21 de mayo de 1966 llegaba por primera vez a Marajó el Nuncio Apostólico Monseñor Sebastián Bagio, juntamente con otros prelados, que supuso una gran vivencia y manifestación de fe y gozosa adhesión con el Papa y toda la Iglesia. El 17 de junio de 1967 es promovido por S.S. Pablo VI como obispo titular de Junca de Mauritania, celebrándose su consagración episcopal en Soure, el día 3 de octubre de 1967, por Monseñor Sebastián Baggio, Nuncio Apostólico del Brasil, y Monseñores Gregorio Alonso y José Álvarez Macua. Otro hecho a destacar dentro de su mandato es la celebración de las bodas de oro de la Prelatura (1928–1978). Fue, en primer lugar, un gran acto de agradecimiento por los 50 años de servicio a Dios, de labor evangelizadora, educativa, asistencia, sanitaria, de promoción humana, social y económica; y, cómo no, de entrega incondicional y heroica de muchos religiosos y personas conscientes del mandato de nuestro padre san Agustín: “Extended vuestra caridad a todo el mundo” Monseñor Alquilio fallece en Belén do Pará el 3 de noviembre de 1985, a consecuencia de una parada cardiaca, tras varias operaciones y un grave proceso postoperatorio, marcado por la ejemplaridad y entereza cristiana, “murió en la paz del Señor y como un santo”. Sus restos reposan en la catedral de Soure. Sus exequias en Belén y Soure fueron un gran duelo de dolor y admiración de quien supo amar de verdad a Dios, a su pueblo de Marajó, a la Iglesia, a su Provincia y a su


178 Orden, y que lo define perfectamente el lema de su escudo episcopal: “Pro salute animarum”. Y, como se nos dice en el acta de la Provincia, un religioso “con un carácter evangélico de sencillez y humildad, ganando el corazón de los religiosos por su espíritu sobrenatural y a los fieles, por su generosidad” 3.3.– P. Fr. Jesús Pardo del Carmen (1926–†1955) El P. Jesús Pardo nació el día 21 de mayo de 1926 en Cárcar, Navarra. Sus padres fueron Francisco Pardo y Carmen Ojer. Otro hermano suyo, mayor que él, también profesó y fue ordenado sacerdote como agustino recoleto: el P. Félix Pardo Ojer. Hizo sus estudios de latín y humanidades en el colegio misional de Santa Rita, San Sebastián; y el noviciado, en Monachil, Granada, donde profesó el día 1 de abril de 1944 ante la presencia del P. Casto Delgado del Carmen y del P. Máximo Fernández del Corazón de Jesús, prior y maestro de novicios, respectivamente. La tonsura y las órdenes menores las recibió los días 27 y 28 de junio, en el palacio arzobispal de Granada, de manos de su Arzobispo Mons. Balbino Santos de Oliveira: el subdiaconado lo recibió en el convento de Monachil, de manos del mismo Arzobispo. El diaconado, el día 8 de enero de 1950 y el presbiterado, el 29 de junio del mismo año, en el Seminario de Granada, por Mons. Balbino Santos de Oliveira. Ese mismo año es trasladado a Brasil y destinado a nuestra Misión de Lábrea, en el Amazonas, donde va a desarrollar su primera labor apostólica como misionero, con la que estaba verdaderamente identificado y que vivirá hasta su muerte con un carácter siempre alegre, con un espíritu de laboriosidad, generosidad, entusiasmo y entrega total por la salvación de las almas, por su promoción humana, cultural y espiritual. Como todos nuestros misioneros, cabría destacar su celo apostólico por llevar a esas gentes (sus queridos indios apurinhas, jamamadis,...), en sus múltiples desobrigas por los distintos afluentes del río Purús y en medio de unos lugares inaccesibles y llenos de peligros y enfermedades tropicales, un mensaje de salvación y liberación: la buena nueva del evangelio de Jesús. En algunos informes queda reseñado el cariño y entusiasmo con que se dirigía a los niños y jóvenes de nuestros colegios contándoles sus dificultades, sus alegrías y sus esperanzas. El día 27 de junio de 1955 salían de la misión el Prelado Monseñor D. José Álvarez y el P. Saturnino Fernández, párroco de Lábrea, para participar en el Congreso Eucarístico Internacional de Río de Janeiro. El P. Jesús Pardo, que se encontraba en la comunidad de Terruan con el P. Luis Montes, fue encargado de sustituirles en la Prelatura y parroquia de Lábrea. Allí estaba trabajando en algunas


179 reformas de la parroquia y organizando las catequesis que se estaban ofreciendo con motivo del Congreso, cuando el día 25 de julio, después de haber celebrado la jornada eucarística de adhesión al 36.º Congreso Eucarístico Internacional, personas amigas, acompañadas de dos religiosas Agustinas Recoletas de María y un grupo de niños y niñas, organizaron un paseo hasta la playa del Pirón (Río Purús). En un momento en que los niños jugaban en la playa y el balón se les fue al agua, al intentar recogerlo, cayeron dentro del remolino que les impedía salir. Ante la gravedad de la situación y como no había tiempo que perder, el P. Jesús Pardo se santiguó y se lanzó al torbellino de agua que se les estaba tragando, consiguiendo rescatarlos de ser ahogados. Debido al gran esfuerzo realizado y arrastrado por el torbellino tuvo que se rescatado y sacado a la orilla, pero sin poder reanimarse ya, por lo que fue trasladado a Lábrea donde el médico no pudo sino certificar su defunción. Todo el pueblo lloró su muerte y estuvo velando su cadáver durante más de 33 horas, hasta que el Padre Isidoro Irigoyen, que se encontraba muy lejos de donde ocurrió su muerte, pudo llegar para celebrar sus exequias y dar cristiana sepultura al cadáver del P. Jesús: un mártir de la caridad que supo darse todo a todos, que entregó su sangre por salvar la vida de aquellos niños en un rasgo de heroísmo: por ellos vivió, por ellos se sacrificó y para salvarlos dio lo más precioso: su propia vida En su última carta enviada a su familia escribe: “Cada vez me encuentro más alegre y feliz en mi vida de misionero, pues no fui yo que la escogí sino Dios Nuestro señor, quien me llamó a ella. Me consideraría dichosísimo si pudiera entregarme toda mi vida al apostolado de esa pobre gente abandonada, sin recursos y sin civilización, lejos de toda humanidad, pero que tienen un espíritu bueno y generoso” En la revista “Catolicismo” apareció un artículo de Genaro Xavier Vallejos con el título “El gol del P. Pardo”. “Gol!!... sin fuerzas, con el pecho roto, se tendió de bruces. Se había parado aquel hermoso corazón en el momento justo cuando ya nada le quedaba por salvar en el río Purús, ni siquiera la pelota causante de la trágica aventura porque sin ella se había logrado el gol más grandioso de toda la historia del fútbol”. Organizado por la Diputación Foral de Navarra, por la Diócesis de Pamplona y Ayuntamiento de Cárcar, se celebró un solemne acto de homenaje al P. Jesús Pardo al que asistieron las autoridades civiles y eclesiásticas y de la Orden, sus padres, su hermano el P. Félix Pardo y todo el pueblo. Aparte de los distintos discursos, actos religiosos, literarios y culturales, se descubrió la rotulación de una calle dedicada a la memoria del P. Jesús Pardo y de una lápida conmemorativa de la que entresaco estas frases: “A ensanchar las fronteras del reino de Cristo partió de este hogar Fr. Jesús Pardo Ojer, de la Orden de Agustinos Recoletos (...). Navarra, su provincia y Cárcar, su pueblo, esculpen aquí esta lección de un hijo preclaro que rindió genial tributo al espíritu misionero de España”


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4.– Formadores y Educadores El Concilio y la Exhortación apostólica Vita Consecrata nos muestran la profunda integración que existe entre formación, renovación y misión. La primera tarea de todos nuestros religiosos dedicados a la formación y labor educativa ha consistido en proponer valerosamente, con la palabra y con el ejemplo, el ideal del seguimiento de Cristo, con un acompañamiento personalizado, atentos al crecimiento de cada uno; ayudando a discernir la autenticidad de la vocación a la vida religiosa; y alimentando y manteniendo posteriormente en los llamados la respuesta a los impulsos que el Espíritu inspira en su corazón; siguiendo la invitación de Jesús: «Venid y veréis» (Jn 1, 39). En todo este apostolado, como se propone en nuestro Ideario, se ha tenido en cuenta siempre una formación integral de la persona mediante el desarrollo armónico de todas sus potencialidades físicas, psicológicas, socioculturales, morales y transcendentales; siguiendo las dos dimensiones del hombre agustiniano: PERSONAL, en inquieta búsqueda de la Verdad por el camino de la interioridad para llegar a la trascendencia; y COMUNITARIA, que se concreta progresivamente en fraternidad–amor–caridad. Han intentado conjugar: Evangelio y cultura, fe y vida. Y a toda esa formación inicial, entendida como un proceso evolutivo que pasa por los diversos grados de la maduración personal, hay que añadir la preparación espiritual, teológica y pastoral; sin olvidar la dimensión intrínsecamente misionera de la consagración. 4.1.– P. Fr. Esteban Azcona de Santa Teresa de Jesús (1872–†1940) El P. Esteban Azcona nació en la ciudad de Pamplona (Navarra) el día 3 de agosto de 1872, siendo sus padres Basilio y Joaquina. Estudió latín, humanidades y un año de filosofía en el seminario de Pamplona, e ingresó en la casa noviciado de Monteagudo, vistiendo el hábito de agustino recoleto el 6 de noviembre de 1888; fue su maestro de novicios el P. Eduardo Melero. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el día 7 de noviembre de 1890. Cursó la carrera eclesiástica en los colegios de Monteagudo, San Millán de la Cogolla y Marcilla; ordenándose de órdenes menores en Monteagudo el 31 de enero de 1892. El subdiaconado y diaconado lo recibió en Pamplona en diciembre de 1894 y abril de 1895, respectivamente, de manos de Mons. D. Antonio Ruiz Cabal, Obispo de Tarazona.


181 El 21 de junio de 1895, en la Misión XCV, partió desde Barcelona en el vapor Isla de Mindanao, rumbo a Filipinas, llegando a Manila el 25 de julio. Aquí recibió el presbiterado el 20 de septiembre del mismo año, y el 30 del mismo mes fue destinado como misionero a Puerto Princesa, en la isla de Paragua, de donde pasó, con fecha 4 de enero de 1896, a la misión de Araceli y posteriormente a Taytoy, en la isla de Dumarán, donde residió hasta el 1 de diciembre de1898 en que, debido a la revolución, tuvo que abandonar la isla, retornando al convento de Manila. En mayo de 1899 salió del archipiélago filipino con dirección a España, siendo destinado como conventual en Monteagudo hasta el 30 de octubre de 1900 que pasó a nuestra residencia de Granada. Aquí desarrolló, con un gran celo apostólico, su apostolado ministerial, confesando, predicando y dando misiones por distintas poblaciones de la archidiócesis y provincias de Córdoba, Jaén y Sevilla. Hay que resaltar su entusiasmo por promover distintos obras sociales: sindicatos, cajas de ahorro, socorros mutuos y su eficaz labor en la organización y desarrollo de la Junta Diocesana de Acción Social. El 1 de diciembre de 1908 fue nombrado Secretario Provincial y acompañó al P. Francisco Vergara en su visita provincial, durante el año 1909, a las misiones y residencias de la República de Brasil. En el capítulo provincial intermedio de 1910, se acepta su renuncia como Secretario Provincial y es nombrado director del la revista “Santa Rita y el pueblo cristiano”, que desde febrero de 1905 se venía publicando mensualmente por los padres de la residencia de Granada y en la que él había colaborado desde su fundación. En el Capítulo Provincial de 1912 es reelegido director de la revista, con residencia en Granada, excepto el tiempo de julio de 1912 a octubre de 1913 que residió en Motril, donde durante su estancia estuvo encargado de una escuela dominical; dio distintas tandas de ejercicios y fundó en junio de 1913 el sindicato agrícola de Nuestra Sra. De la Cabeza, dejando también las bases para la fundación de una caja de ahorros y sociedad de socorros mutuos. En el Capítulo Provincial de 1915 es reelegido director de la revista, pero sin voto a los capítulos provinciales por haber sido suprimido ese voto en el Capítulo General de 1914; también es elegido como cronista de la Provincia, y su residencia seguirá estando otra vez en Granada. En el mes de julio, en sustitución del P. Ángel Sagastume, fue elegido Definidor Provincial. Después del Capítulo del año 1927, vuelve a la residencia de Granada como cronista de la Provincia. El 12 de enero de 1930 es nombrado vocal del comité “Pro centenario de N.P.S. Agustín”; y en el Capítulo Provincial de este mismo año, es elegido definidor para el Capítulo General de 1932. Y aquí residirá, en Granada, hasta el día de su muerte: 14 de enero de 1940. Sus treinta y tantos años de estancia en esta ciudad dejaron su estela de virtudes, de trabajo, de simpatía; difíciles de borrar de los granadinos. Por eso, la asistencia de autoridades civiles y eclesiásticas, religiosas y de todo el pueblo a su entierro, fue una demostración


182 de su admiración, respeto, cariño y agradecimiento. La Provincia había perdido uno de sus religiosos ilustres. Aparte de su gran labor apostólica misional, cabe destacar su labor y aportación literaria tanto en la revista “Santa Rita y el pueblo cristiano”, de la que fue director durante 15 años y en la que se publicaron numerosos artículos y poesías de sabor religioso y literario, una gran sección de cuentos narrativos de un casticismo español admirable, así como su aportación en otras revistas y publicaciones periódicas con las que él colaboró en su fundación y fue redactor asiduo: “El Triunfo” y “Gaceta del Sur”. Merece una mención especial su novela de costumbres andaluzas titulada “Cruz de piedra” y otros libros, como “Vida de Santa Rita de Casia”, “Enriqueta de la Cruz”, “Novena a Santa Librada”, en idioma cuyono, y “Novena a San Rafael”. 4.2.– P. Fr. Feliciano de Ocio de la Sagrada Familia (1897–†1983) El P. Feliciano nació en Zambrana, provincia de Álava, el 6 de octubre de 1897, siendo sus padres Braulio de Ocio y Eustaquia Abín. Estudió latín y humanidades en el colegio preparatorio de Berlanga de Duero, Soria, donde hizo también el noviciado a partir del 6 de octubre de 1912, siendo maestro de novicios el P. Cipriano Benedicto. Profesó el 7 de octubre de 1913, y ahí terminó sus estudios de filosofía. A mediados de julio de 1916 pasó a Monachil, Granada, donde cursó la teología y derecho canónico. El 17 de octubre de ese año hizo su profesión solemne, ordenándose de subdiácono en junio de 1919 y el 20 de diciembre, de diácono. Fue ordenado de sacerdote en Pamplona, el 17 de octubre de 1920; y el 20 del mismo mes pasó al colegio de Ágreda como profesor de humanidades, obteniendo al año siguiente su título de maestro de estudios. Desde esta su estancia en Ágreda, inicia, como pionero, su labor de promotor vocacional por las provincias de León, Salamanca y Palencia. El 25 de octubre de 1925 fue destinado al convento de Villaviciosa de Odón como auxiliar del maestro de novicios, donde obtuvo el título de Lector. EL 13 de septiembre de 1926 es trasladado a Monachil, formando parte del claustro de profesores lectores. Aparte de su labor como profesor, asumirá la dirección y administración de la revista “Santa Rita y el Pueblo Cristiano” hasta el 1936, dando un verdadero impulso a la revista y llevando a cabo grandes reformas y su perfeccionamiento. En el periodo 1931–1934 dirige también el Boletín Oficial de la Provincia. Del 1930 a 1936 es nombrado Regente de Estudios y en el Capítulo provincial del 1936 fue nombrado Discreto al Capítulo General, Adito a definidor y director del colegio Santa Rita (San Sebastián). Aquí pasa los primeros años de nuestra


183 guerra civil (Es digno de leer el diario que el P. Feliciano nos ofrece de las vicisitudes que tuvieron que pasar nuestros religiosos y seminaristas en esos inicios de la guerra. Cfr. Boletín de la Provincia.). En el Capítulo General de 1938, celebrado en Marcilla, es nombrado Definidor General, pasando a partir de esas fechas a residir en Roma, y en el Capítulo General de 1944, celebrado también en el convento de Marcilla, es elegido Prior General de la Orden. El Generalato, debido a la delicada situación de la II Guerra Mundial, es trasladado a Madrid. Durante su mandato como General de la Orden, dio un gran impulso de renovación y florecimiento a la misma, con la erección de nuevas provincias y la publicación de importantísimas circulares, llenas de sabiduría y prudencia. Terminado su mandato como General de la Orden, fue destinado al colegio de Santa Rita (San Sebastián), donde en el 1950 es nombrado superior interino, por la muerte del P. José Sanz. Desde noviembre de 1955 hasta su muerte, residió en Madrid y aquí seguirá aún desempeñando durante varios años el cargo de ecónomo–representante de la Curia General. Su fallecimiento tuvo lugar el día 6 de noviembre de 1983 a consecuencia de una parada cardiorrespiratoria y después de recibir piadosamente los Santos Sacramentos. Fue el P. Feliciano, aparte de su sencillez, sobriedad y de ser un hombre de una gran cultura, fue un religioso de una reconocida calidad espiritual y de una fidelidad y amor a la Orden dignas de encomio. Merecen una mención especial, aparte de sus importantísimas circulares mencionadas anteriormente, sus aportaciones a la investigación y sus numerosos y reconocidos trabajos y colaboraciones. En primer lugar, la elaboración y publicación de las primeras Epactas de la Orden. Durante su mandato como General, se edita el primer número de Acta Ordinis A.R.; destacando su obra de reconocido valor jurídico y de suma utilidad para la Orden y toda la Iglesia “De privilegiis Recollectorum Agustinensium ac ceterorum Regularium”, editada en Madrid 1944 4.3.– P. Fr. José Sanz del Santísimo Sacramento (1911–†1950) El P. José nació en el Ciego (Álava) el día 19 de enero de 1911, siendo sus padres Domingo y Gregoria Sanz. El 10 de septiembre de 1922 entró en el colegio preparatorio de Ágreda (Soria) para estudiar latín y humanidades, ingresando en el noviciado de Villaviciosa de Odón (Madrid) el 21 de septiembre de 1925; y profesó el 23 de enero de 1927, siendo Prior el P. Cipriano Chocarro de San José.


184 El 27 de junio de 1927 pasó a Monachil (Granada) para cursar sus estudios eclesiásticos, también hizo aquí sus estudios de bachillerato; pero antes de terminar su carrera eclesiástica, en septiembre de 1931, fue enviado a Roma para estudiar en la Gregoriana, donde terminó su Licenciatura en Teología Sagrada (1934) y el título de bachiller en Derecho Canónico (1932). Aquí hizo su profesión solemne el 20 de enero de 1932 y recibió las órdenes menores el 25 de enero y 19 de febrero de 1932; el subdiaconado, el 19 de febrero de 1932; el diaconado, el 23 de diciembre de 1933 y el presbiterado, el 31 de marzo de 1934. En julio de 1934 fue enviado como profesor al colegio de Santa Rita (San Sebastián), también residió durante algunos años en Monachil y Madrid, aprovechando para completar sus estudios en distintas carreras civiles y eclesiásticas. En el Capítulo Provincial de 1942 fue nombrado ecónomo de la Vicaría de España y confirmado una vez más en los Capítulos de 1945 y 1948, residiendo y ejerciendo como profesor en el colegio de Santa Rita. En el Capítulo Provincial de 1948 fue elegido también director de dicho colegio, cargo que ejerció de forma verdaderamente brillante hasta el día de su muerte; una muerte, en plena juventud, inesperada e incomprensible: una espina, que se le atravesó en la garganta, a pesar de todos los intentos por parte de los médicos, cortó la vida, llena de esperanzas, de nuestro religioso. Aparte de un religioso humilde y ejemplar, fue un religioso amante del saber, de una inteligencia portentosa y de una basta cultura tanto en las ciencias eclesiásticas como civiles, destacando en matemáticas, física, química y ciencias económicas. Aparte de la universidad Gregoriana, en Roma, donde se licenció en Teología Sagrada y obtuvo su bachillerato en Derecho Canónico, estudió en diversas universidades de España: Madrid (Licenciatura en Filología Clásica, 1942), Valladolid (Bachillerato Civil, 1940, Estudios de Filosofía y Letras), Zaragoza (Cursos de Pedagogía y Lengua griega), Granada y San Sebastián (Magisterio). En 1947 obtuvo en la universidad Central de Madrid el título de Doctor en Filosofía y Letras, defendiendo la tesis: “Melchor Cano, su vida y sus obras”, en medio de la admiración de todos los miembros del tribunal. El P. José fue un religioso de un carácter alegre, afable y bondadoso, siempre dispuesto a servir a los demás y captando las simpatías de todos los que convivieron a su lado. Amante de la Orden y comprometido con todos sus proyectos; una persona inquieta, emprendedora, siempre optimista, con una gran visión de futuro, que supo adelantarse a los tiempos y, como hemos visto, un religioso, un hombre verdaderamente culto; nadie comprendía de dónde podía sacar tiempo para atender a tantas y variadas ocupaciones y responsabilidades que tenía encomendadas en la Provincia.


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5.– Escritores y Poetas También a través de las manifestaciones artísticas: arquitectura, pintura, música, poesía y expresión literaria se puede evangelizar; se puede llegar a Dios: la belleza artística conduce, inexorablemente al Creador; si bien es cierto que no podrá haber nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo. Pavel Florensky, autor ruso, dice que la Verdad revelada es el Amor. El Amor realizado es la Belleza. Se puede, por tanto, llegar a Dios a través del arte y la belleza, pero no de cualquier arte sino del arte entendido como comunión y servicio: «La belleza como clave del misterio y llamada a lo trascendente... “¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé!”1» (Juan Pablo II, Carta a los artistas, 4–IV–1999). Y si la Belleza, intrínsecamente, atrae, también el Bien atrae y mueve a imitar al que lo practica. De ahí que queramos recordar a algunos religiosos que con su obra y su mensaje han llegado a ser mensajeros de la Verdad, de la Belleza y lo han atestiguado con su propia vida. «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio» (Pablo VI, Discurso a los miembros del Consilium de Laicis, 2–10–1974). Habría que destacar algunos libros de carácter monográfico y la amplísima aportación de nuestros religiosos en revistas, publicaciones periódicas, boletines de la Orden y de la Provincia; con ensayos de teología dogmática, pastoral, espiritual, bíblica; de derecho canónico; sermones, artículos y poesías de una gran riqueza artístico–literaria y profundidad espiritual. 5.1.– Padre Eugenio Cantera de la Sagrada Familia (1880–†1955) Nació el P. Eugenio Cantera en Altable, provincia de Burgos, el 13 de julio de 1880, siendo sus padres Eugenio Cantera y Luisa Frías. Estudió latín y humanidades en el colegio preparatorio de San Millán de la Cogolla e ingresó en el noviciado de Monteagudo, vistiendo el hábito de agustino recoleto el 18 de septiembre de 1895, siendo maestro de novicios el P. Víctor Ruiz de San José. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el día 19 de septiembre de 1896, siendo rector del colegio el P. Pedro Albericio de la Reina de los Ángeles. Cursó la carrera eclesiástica en Monteagudo y San Millán de la Cogolla. Tuvo que hacer su profesión solemne el día 20 de septiembre de 1999, un año después, 1. San Agustín, Confesiones 10, 27.


186 por razones de la situación política de nuestro país en ese momento. Recibió las órdenes menores el 12 de agosto de 1900 en San Millán de la Cogolla de manos de Ilmo. D. Fr Toribio Mingüella, obispo de Sigüenza y religioso nuestro; y las de subdiaconado y diaconado, los días 20 y 21 de septiembre del 1902 de manos del Obispo y Vicario Apostólico de Casanare Mons. Fr. Nicolás Casas. Terminados los estudios, fue destinado al colegio de Monteagudo y de aquí, el 16 de octubre de 1902, fue destinado a Roma para ampliar sus estudios, siendo ordenado de sacerdote el 19 de septiembre del 1903 en la Basílica de San Juan de Letrán, de manos del Exmo. Cardenal Respighis, Vicario de S.S. Pío X. Durante los cursos académicos de 1902–1905, que permaneció estudiando en Roma, obtuvo en la Universidad Gregoriana la Licenciatura en Derecho Canónico el 23 de julio de 1903 y el Doctorado, el 4 de julio del 1904 en la misma universidad Gregoriana; en la universidad de la Minerva obtuvo, en julio de 1905, la Licenciatura en Teología y en la universidad de Santo Tomás de Aquino, el mismo mes y año, el Doctorado en Filosofía. Terminados sus estudios, ese mismo mes de julio salió para España, destinado al convento de Sos del Rey Católico, que acababa de fundarse, como vicemaestro de novicios y profesor de filosofía hasta el 4 de enero de 1906, que pasó con el mismo cargo y oficio al colegio de Monteagudo. Aquí obtuvo también el título de Lector y desarrolló su labor de formador y brillante profesor, hasta febrero de 1910 que fue destinado a la residencia de Zaragoza, para encargarse del Boletín Oficial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino. El 3 de septiembre del 1910, dada la escasez de Lectores en la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, y a petición del P. Provincial Fr. Francisco Vergara, fue destinado por el P. Vicario General, Fr. Enrique Pérez, al convento de Berlanga de Duero, donde desempeñó la cátedra de filosofía y matemáticas hasta el día 24 de octubre de 1912, que pasó con el cargo de profesor de teología al colegio, recién fundado, de Nuestra Sra. del Buen Consejo de Monachil. Por decreto del P. general, con fecha 4 de septiembre del mismo año, fue afiliado definitivamente a esta Provincia de santo Tomás de Villanueva. En el capítulo Provincial de 1915 fue elegido Regente de Estudios de la Provincia, iniciando ese mismo año la elaboración de un plan de estudios que se aprobaría en el próximo Capitulo del 1918, en el que fue elegido como Adito al próximo Capítulo General y reelegido como Regente de Estudios, y donde propuso que nuestros estudiantes se preparasen también en bachillerato y se fomentase por todos los medios el estudio de las ciencias al mismo tiempo que el ejercicio de la virtud. Asiste como Adito al Capítulo General celebrado en Marcilla (1920) durante el cual cayó gravemente enfermo, estando a punto de fallecer, y allí tuvo que permanecer durante cinco meses hasta poder restablecerse. Y así, en octubre, vuelve a Monachil para seguir impartiendo sus clases de derecho canónico y teología.


187 En el Capítulo Provincial de 1924 fue elegido Definidor de la Provincia; y en el Capítulo General, celebrado en Monachil el 1926, fue nombrado Definidor General y propuesto por la Provincia como miembro de la comisión encargada de redactar y obtener la aprobación de nuestras nuevas Constituciones, y él fue el designado por la comisión para presentarlo a la aprobación de la Sagrada Congregación de Religiosos después de grandes luchas con la Curia Generalicia de los Agustinos Descalzos. Él conseguiría también la aprobación de las Constituciones de la Religiosas Agustinas Recoletas. En el Capítulo General del 1932 fue reelegido Definidor General y en el del 1938, Procurador General, cargo que dejará en el 1939, regresando de nuevo a la Residencia de Madrid en la que residirá hasta su muerte, día 4 de noviembre de 1955. El P. Eugenio Cantera ante todo fue un religioso ejemplar, austero y virtuoso; amante y defensor de la renovación y engrandecimiento de la Orden; y a quien Dios dotó de grandes cualidades humanes e intelectuales. Aparte de su capacidad como competente y elocuentísimo profesor, pasará a la historia como prominente y renombrado intelectual y escritor. Son innumerables los artículos, publicaciones y opúsculos que nuestro religioso publicó en los boletines de la Provincia y de la Orden, en distintas revistas científicas y de divulgación popular (Ciudad de Dios, España y América, Santa Rita y el pueblo cristiano,...) y periódicos (La Tradición Navarra, de Pamplona; El correo de Guipúzcoa, de San Sebastián; El Batallador, de Zaragoza; El Siglo futuro, de Madrid). Podríamos destacar, entre sus obras: Una obra apologética: “Jesucristo y los filósofos”. (Luis Gili Editor – Librería Católica Internacional, 1914); una obra teológica: “San José en el Plan Divino”. Imprenta Santa Rita, 1917); una memoria que presentó y defendió en el Congreso Internacional celebrado en Granada, septiembre de 1919, en honor del P. Suárez y que posteriormente se imprimió ese mismo año en la imprenta “Santa Rita” con el título: “El inmanentismo y la Filosofía suarista”. La Enciclopedia Espasa Calpe, en su sección de biografías, reconoce en el P. Eugenio Cantera “un excelente escritor y apologista”. 5.2.– P. Fr. Pedro Corro del Rosario (1864–†1934) Nació el P. Pedro Corro en Berceo, Logroño, el día 29 de diciembre de 1964, siendo sus padres Gregorio Corro y María Cruz Martínez. Acababa de inaugurarse el colegio preparatorio de San Millán de la Cogolla (1878), y sería él el primero en solicitar y ser admitido en octubre de ese mismo año, para hacer allí sus estudios de latín y humanidades. Tomó el hábito en la casa de Monteagudo el 30 de mayo de 1880, pero tuvo


188 que abandonarlo durante un año por enfermedad, restablecido, volvió a vestir el hábito el 3 de junio de 1881 e hizo su profesión religiosa el 4 de junio de 1882. Estudió la carrera eclesiástica en los colegios de Monteagudo, San Millán de la Cogolla y Marcilla, recibiendo las órdenes menores y el subdiaconado, en Calahorra, los días 19 y 20 de marzo de 1886, y el diaconado, en Pamplona, el 5 de marzo de 1887. Destinado a las misiones de Filipinas, salió para su destino el 17 de octubre de 1887, formando parte de la Misión LXXXV. Embarcaron en Barcelona, a bordo del vapor Isla de Luzón y llegaron a Manila el 23 de noviembre del mismo año. Inmediatamente fue destinado a la parroquia de Liloán, en la isla de Cebú, hasta que, ordenado de sacerdote en Cebú el día 5 de febrero de 1888, partió para la parroquia de Carmen, en la misma isla; volvería de nuevo a la parroquia de Liloán, pero el 1 de julio de 1891 se haría cargo de la parroquia de María, en la isla de Liquijor. Nombrado prior de Irmis en el Capítulo de 1897, y con voz y voto para el Capítulo provincial, estando en Iloilo, le sorprendió la sublevación de los habitantes de la Isla de Cebú, volviendo a Manila en el mes de abril. También aquí le tocó pasar las consecuencias de la guerra declarada entre España y Estados Unidos. El mes de diciembre partiría para Hong Kong donde embarcó para España, y después de pasar por San Millán de la Cogolla, el 2 de marzo de 1899 sería destinado a nuestra residencia de Granada, y el 11 de mayo salió destinado para la fundación de la residencia de Motril, donde fue también confesor de las religiosas Agustinas Recoletas (Nazarenas) hasta mediados de marzo de 1902, que fue nombrado rector de Marcilla, donde aparte de su labor apostólica y como formador, llevó a cabo grandes reformas en la casa. En julio de 1905 dejará el rectorado, al haber sido nombrado en el Capítulo Definidor Provincial y posteriormente destinado a fundar la nueva Residencia de Sigüenza. Durante su estancia aquí fue comisionado por el P. Provincial y el Ilmo. Sr. Obispo de esta Diócesis, D. Fr. Toribio Minguella, para visitar el convento de franciscanos que posteriormente sería adquirido por la Orden. En mayo de 1907 será destinado a la residencia de Granada como Superior de la misma, y en noviembre de dicho año, al crearse la nueva Provincia de Santo Tomás de Villanueva, fue nombrado Definidor Provincial de la misma; y con fecha 16 de mayo de 1908, Discreto para el Capítulo General, el primero que se celebraría después de la exclaustración del 1835, y en el que es nombrado, a su vez, Definidor General y Cronista General, con residencia en la casa generalicia de Madrid. El 1914, habiendo dejado los dos cargos, será destinado como director espiritual del colegio preparatorio del Beato Querubín, primero en Berlanga de Duero y, desde agosto de 1914, en el nuevo colegio de Ágreda. En el capítulo de 1915 fue nombrado Prior del convento de Berlanga de Duero y en el Capítulo Provincial del 1918, director del colegio de Ágreda y Cronista Provincial.


189 En Capítulo Provincial de 1921 fue enviado a Brasil como rector del colegio de Ribeirão Preto, donde seguirá dando muestras de sus dotes emprendedoras como formador, orador, patriota y un gran escritor. En el Capítulo provincial de 24 es elegido superior del convento de Villaviciosa de Odón y maestro de novicios y Cronista Provincial. Declarada nula su elección de maestro de novicios por razones de parentesco con el P. Carmelo Nalda (director del colegio de Ágreda), fue ratificado como maestro de novicios por el Definitorio General. En noviembre del 1928, y hasta junio de 1929 que se dejó dicha casa, es nombrado superior de la capellanía de Serranilla. Con esa fecha es elegido maestro de espíritu de Monachil. Con fecha 12 de enero de 1930 es nombrado Vocal del Comité “Pro Centenario de Nuestro P. San Agustín”. Ese mismo año, debido a la difícil situación política de nuestro país, se decidió trasladar los novicios residentes en Villaviciosa de Odón al Brasil, encargándose de dicha misión, como acompañante y maestro, el P. Pedro Corro, cargo que seguirá desempeñando en el convento de la Aparecida de Franca. En Febrero de 1933 pasó a residir en Río de Janeiro y en octubre del mismo año, a San Pablo, donde murió, lleno de méritos y de virtudes, el 19 de julio de 1934, después de recibir los santos sacramentos y demás auxilios espirituales, y precisamente el 19, él que era un gran devoto de San José y apreciaba mucho las coincidencias y las consideraba como providenciales. El P. Corro se distinguió por su humildad profunda, su bondad, su devoción al Santísimo Sacramento y a San José, su paternal solicitud por los enfermos y más desfavorecidos; por su carácter emprendedor y espíritu trabajador; gran amante y entusiasta de nuestro hábito y de todas las cosas relacionadas con nuestra Orden. Finalmente, no podemos olvidar sus cualidades de gran orador y brillante escritor de sermones; artículos diversos, poesías y folletos publicados en distintas revistas. Cabría destacar: “Vida y novena de san Millán de la Cogolla”, Manila, 1897; “Vida y novena de santa Juliana de Cornelión” (Sigüenza, 1906); Relato histórico “Polonia de Jesús” (Revista Santa Rita y el Pueblo Cristiano); “Glorias de España y glorias del Pilar” (Gaceta del Sur, Granada 1908); “El V. P. Agustín de San Idelfonso y la Comunión” (Memoria presentada en el Congreso Eucarístico en Madrid, 1911; “Agustinos amantes de la Sagrada Eucaristía” (Imprenta Santa Rita, 1916); Estudio crítico “D. Gonzalo de Berceo” (Revista “Ciudad de Dios”, 1925); “España en la Profecía de Daniel” (Revista “España y América”)


190 5.3.– P. Fr. Ángel Criado de San José (1907–†1981) El P. Ángel Criado nació en Vecinos, provincia de Salamanca, el día 18 de marzo de 1907, siendo sus padres Baldomero Criado y Cristina Íñigo. Ingresó en nuestro colegio preparatorio de Ágreda el 6 de septiembre de 1921, donde terminó sus estudios de latín y humanidades, ingresando en el noviciado en el convento de Villaviciosa de Odón; tomó el hábito el 11 de octubre de 1922. La profesión religiosa la hizo el 12 de octubre de 1923; y este mismo año pasaría a Monachil, para realizar sus estudios de filosofía y teología y donde emite su Profesión Solemne el 19 de marzo de 1928. En junio de 1928 sale para Brasil con destino a Franca, donde el 28 y 29 de octubre recibió las Órdenes menores; el 10 de noviembre de 1929, el diaconado; y el 15 de diciembre del mismo año, en Ribeirão Preto, el Presbiterado. Aquí, en Ribeirão Preto, desarrollará su primera labor apostólica, pasando muy pronto, como coadjutor, a la parroquia de Santo André, en Río de Janeiro. El 21 de noviembre de 1931 es trasladado a Bahía y de aquí pasará a San Pablo, donde se responsabilizará de la dirección de la Revista “A Sagrada Correia”, a la que da un gran impulso y donde escribe diversos artículos y poesías. En el año 1934 reside en la Residencia de Leblon, Río de Janeiro, y de aquí es destinado como coadjutor a la Parroquia de Cachoeiro de Itapemirin, donde cabría destacar su gran labor de apostolado apologético con la juventud. En enero de 1938 es destinado a la Vicaría de Argentina como superior y párroco de la Residencia–Parroquia de Santa Fe. El 4 de mayo de 1940 fue nombrado por el Definitorio Provincial director del colegio de Gándara, y en el 1942 es elegido superior de la residencia de Buenos Aires. En todos sus destinos que ocupó en esta Vicaría fue muy estimado por todos, dejando una gran huella de su entrega, de su palabra, de sus escritos y, sobre todo, de su humildad y ejemplo como agustino recoleto. En el Capítulo de 1945 fue nombrado Superior de la Residencia de Granada, y en el Capítulo de 1948, 2.º Definidor de la Provincia, residiendo en Río de Janeiro y ejerciendo, a su vez, como párroco de São Januário e Sto. Agostinho. En 1957 es nombrado 1.er Definidor, y en el Capítulo de 1960 es elegido Prior Provincial, trasladando, en el año 1961, la sede del Provincialato a Madrid, donde residirá hasta el 1963. Desde el 1963 hasta su muerte lo pasará en las distintas casas de la provincia de Granada: Motril (1963), Residencia de Granada (1964–1975), Monachil (1975–1977)


191 y Colegio Santo Tomás de Villanueva (Granada), desde el 1977 hasta su muerte en 1981, que le llamó el Señor. Durante sus últimos años soportó con una gran resignación su enfermedad, dándonos a todos un ejemplo de sencillez, de oración profunda y de aceptación y entrega total en las manos de Dios. En el 1973 es internado en el sanatorio de “El Neveral”, Jaén; y en enero de 1981, al agudizarse su enfermedad, tuvo que ser internado de nuevo en el mismo Sanatorio hasta el día 11 de marzo en que, camino de Granada a su residencia habitual, fallece entregando su espíritu al Señor. El P. Ángel Criado, en primer lugar, fue un fraile humilde, sencillo, querido de todos, de un gran celo apostólico, delicado y culto; amante de nuestro hábito y de todo lo que se relacionaba con la Provincia y la Orden. Es digno de recordar también de nuestro religioso sus variadas publicaciones y múltiples artículos en distintos periódicos y revistas de la Provincia y de la Orden, todos ellos de una delicada y exquisita espiritualidad, profundidad teológica y belleza poética.


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6.– Predicadores “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19–20). “El Buen Pastor da su vida por las ovejas” (Jn 10, 11), en estas palabras puede condensarse una particular razón de ser de la vocación, de la consagración y vida sacerdotal y apostólica de nuestros religiosos. “La vida consagrada es, en sí mismo, evangelizadora y constituye el modo propio de evangelizar del religioso, siendo la unión vital con Cristo la fuente del dinamismo apostólico” (Const. 281).

Son muchos y muy variados los campos donde se ha desarrollado su vida sacerdotal y apostólica. Unos, en la pastoral común parroquial; otros, en tierras de misión; otros, en el campo de las actividades relacionadas con la enseñanza, la instrucción y la educación de la juventud, trabajando en ambientes y organizaciones diversas, y acompañando al desarrollo de la vida social, cultural y espiritual; en todos los lugares y en todo momento, movidos por el Espíritu Santo, como profetas y testigos que han sabido leer los signos de los tiempos, han procurado ser hombres y comunidades de fe, de oración, portadores de la gracia de Cristo: a través de la liturgia, como dispensadores de la vida sacramental, del acompañamiento en la dirección espiritual; hombres que se han entregado desinteresadamente como servidores y testigos de la palabra de Jesús; que se han esforzado por inculturar el Evangelio en los distintos lugares; y que han procurado estar siempre cerca de todos y especialmente de los más necesitados. Fieles a su carisma y con un gran amor a la Orden, en todas sus actividades apostólicas han procurado reflejar y promover nuestra identidad agustino–recoleta, devociones marianas, a San José y a todos los santos de la Orden. 6.1.– P. Fr. Francisco Orduña de San José (1874–†1942) Nació el P. Francisco Orduña en Peralta (Navarra) el día 29 de enero de 1874, siendo sus padres Florencio Orduña y María Asín. Comenzó sus estudios de latín y humanidades en el colegio preparatorio de Marcilla e ingresó en la casa de noviciado de Monteagudo, vistiendo el hábito de agustino recoleto, siendo maestro de novicios el P. Eduardo Melero del Carmen, el 18 de diciembre de 1888; y su profesión religiosa, el 30 de enero de 1890. La carrera eclesiástica la cursó en el colegio de Monteagudo, San Millán de la Cogolla


193 y Marcilla; ordenándose de órdenes menores en Monteagudo y de subdiaconado, el 30 de marzo de 1895, en Pamplona. El diaconado lo recibió el 29 de febrero de 1896 y el presbiterado, el 13 de marzo de 1897, ambos en Tarazona, de manos del Ilmo. Sr. D. Juan Soldevila. Terminada la carrera, ya en el curso 1894–95, comenzó impartiendo la clase de latín en el colegio de Marcilla. En los cursos 1895–98 tuvo a su cargo la clase de filosofía y alguna otra asignatura en el colegio de Monteagudo. En el año 1897 obtuvo, a su vez, el título de lector en filosofía; y durante los cursos de 1898 a 1902, impartió las clases de Teología dogmática e H.ª Eclesiástica en San Millán de la Cogolla. En el año 1902 fue enviado a la Residencia de Motril, donde ya empezó a destacar como un gran orador, en sus múltiples sermones, pláticas y misiones por toda la provincia de Granada. Fundada la Provincia de Nuestra Sra. del Pilar en el 1907, por decreto de 2 de marzo, fue nombrado Secretario Provincial de esta Provincia, pasando a residir a Zaragoza. Después de la celebración del Capítulo General de 1908, fue elegido superior de la residencia de Granada, cargo al que será reelegido en el primer Capítulo Provincial de la nueva Provincia de Santo Tomás de Villanueva en el 1912, y nombrado también, en el mismo, Discreto para el Capítulo General de 1914. Durante su estancia en esta Residencia, seguirá con su gran labor de insigne predicador y orador por toda la Archidiócesis y otras provincias de Andalucía. Hay que resaltar también su carácter emprendedor, al llevar a cabo grandes reformas y nuevas adquisiciones para la casa y la Iglesia, así como la institución de nuevas cofradías y asociaciones: “Cofradía del Santísimo Sacramento”, “Pía Unión de las almas”, “Adoración diurna”. En el Capítulo Provincial de 1915 fue nombrado Definidor Provincial. Dado su don de gentes y de relaciones públicas, colaboraría eficazmente durante este periodo en la construcción de la Iglesia de Monachil, así como lo hizo anteriormente en la adquisición y compra del edificio. En junio de 1917 fue designado por el definitorio general para formar parte de la Comisión encargada de proponer las modificaciones oportunas a las Constituciones. En el Capítulo Provincial de 1918 fue elegido Prior Provincial. Durante su trienio se adquirió el convento de Villaviciosa de Odón a donde se trasladó la comunidad de Berlanga de Duero; procuró que los seminaristas, aparte de los estudios eclesiásticos, se prepararan para el Bachillerato y Magisterio. Aprovechando la visita canónica que hizo al Brasil, se firmó con el Sr. Obispo de Ribeirão Preto el contrato sobre la parroquia de Franca. Asistió al Capítulo General de 1920 celebrado en Marcilla; y a él debemos también, aparte de promover el impulso de las “Crónicas” de nuestra Provincia, la creación de su “Boletín Oficial”, que desde enero de 1921 se publica en la imprenta de Santa Rita (Monachil). Terminado su mandato como Prior Provincial en el 1921, es trasladado, de nuevo, a la residencia de Granada, dedicándose de lleno a su labor apostólica, a


194 la predicación, confesonario y dirección de almas. Siguió dando sermones, ejercicios, novenarios y conferencias en distintos lugares de España, especialmente en la provincia de Granada. Él fue el gran impulsor de la Orden tercera. En el Capítulo Provincial de 1924 fue elegido Superior de la Residencia de Granada y Definidor de la Provincia para el Capítulo General de 1926. En este trienio, aparte de nuevas obras en la iglesia y la casa, fundó un taller destinado a confeccionar prendas de vestir y ornamentos de Iglesia para nuestras misiones y personas necesitadas. En enero de 1927, al ser elegido Prior General el P. Gerardo Larrondo, fue nombrado Prior Provincial hasta el nuevo Capítulo. En enero de 1930 es nombrado presidente de la Comisión Provincial “Pro Centenario de Nuestro P. San Agustín”. En el Capítulo Provincial de 1930 será elegido de nuevo Definidor para el Capítulo General que se celebraría en el 1932 y en el que será elegido Definidor General, trasladándose a residir a Roma. Después del Capítulo General de 1938, volverá a la residencia de Granada, donde, bastante debilitado ya por la enfermedad, seguirá trabajando hasta el día 17 de marzo de 1942 en que fallecía, a consecuencia de un tumor, después de recibir piadosamente los Santos Sacramentos. Un hombre robusto, entusiasta, de una gran personalidad, amante de la Orden y uno de los grandes impulsores de todo lo nuestro. Destacaremos, cómo no, sus dotes de gran orador: solamente basta recordar los reconocidos sermones, misiones y ejercicios que nuestro P. Orduña llevó a cabo por toda la geografía española, a invitación de grandes personalidades o con motivo de eventos importantes En los muchos y variados cargos de responsabilidad que tuvo que asumir y que la Orden le encomendó los llevó siempre a cabo con brillantez y responsabilidad. 6.2.– P. Fr. Manuel Flores de la Virgen de la Sierra (1881–†1947) El P. Manuel Flores nació en Cabra, provincia de Córdoba, el 7 de febrero de 1881, siendo sus padres Manuel Flores y María del Carmen Leña. Hizo sus estudios de bachillerato en el instituto de Cabra y la Teología y Derecho en el Seminario Conciliar de San Pelagio de Córdoba. Allí recibió las Órdenes menores y el Subdiaconado en el año 1902; el Diaconado, en el 1903 y el Presbiterado, en el 1905. Desde su ordenación quedó adscrito a la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción y Ángeles de la ciudad de Cabra, hasta que en mayo de 1906 fue nombrado coadjutor de la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez, en la misma Diócesis, volviendo de nuevo, como coadjutor, a la misma Iglesia de la Asunción y Ángeles, de Cabra. En todos los


195 cargos que ejerció en esta Diócesis, tanto en el púlpito como en el confesionario, los llevó a cabo con gran celo apostólico y demostró ya sus grandes dotes de orador y director espiritual de almas. El 1911, sintiendo la vocación para servir a Dios en el estado religioso, pidió el ingreso en nuestra Provincia; y tras el voto favorable del Definitorio Provincial, por decreto de 14 de noviembre de 1911, le fue concedido, por licencia del P. Vicario General, Fr. Enrique Pérez de la Sagrada Familia, poder ingresar en la casa noviciado del convento de Berlanga de Duero, donde vistió el hábito de agustino recoleto el día 6 de enero de 1912, siendo maestro de novicios el P. Gerardo Larrondo de San José. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el 7 de enero de 1913. Con fecha 21 de septiembre de 1913 fue nombrado profesor del colegio preparatorio del Beato Querubín, establecido en el mismo convento de Berlanga de Duero. Al trasladarse el mismo a la villa de Ágreda, en agosto de 1914, quedó aquí como residente y nombrado profesor de filosofía, tras conseguir el título de “magíster studentium”. Tras la autorización del P. General, Fr. Fidel de Blas de la Asunción, para sacar el título de lector de filosofía y sus correspondientes pruebas, le fue expedido dicho título de Lector en filosofía por el P. Provincial, Fr. Vicente Soler de San José, el 25 de enero de 1917 y, con fecha 29 de junio de 1918, le fue expedido también el título de Lector en Teología, asignaturas que impartiría hasta el 1918. El 1 de agosto de 1918, y como Presidente de la Misión que saldría desde Monachil para América, embarcó el día 13 en Bilbao en el “León XIII” camino de Ribeirão Preto, Brasil, donde durante ese curso 1918-1919 se encargó de las clases de teología y derecho canónico. En enero de 1919 fue nombrado vicepresidente de la residencia de Ribeirão Preto; y en el Capítulo Intermedio de 1919, vicerrector del colegio recién inaugurado, del mismo nombre. En el Capítulo Provincial de 1921 fue nombrado vicerrector del colegio de Monachil, donde se encargó, a su vez, de las clases de filosofía y física, así como de la administración de la revista “Santa Rita y el Pueblo Cristiano”, de la que fue un gran colaborador, así como también del Boletín de la Provincia. En el Capítulo Provincial de 1924 fue nombrado Regente de Estudios de la Provincia y en el mes de julio del mismo año fue trasladado a la Residencia de Granada, donde alternó su labor pastoral con su labor docente en el colegio de Monachil. En el Capítulo de 1927 fue reelegido Regente de Estudios. En el 1919, a petición suya, fue trasladado a Ribeirão Preto, y en el 1920, absuelto de su cargo, será destinado a Bahía, pasando posteriormente, en 1931 y 1932, a Soure y Belén do Pará, respectivamente. En 1935, dado su precario estado de salud y con la autorización del P. General, es trasladado a la Residencia de Madrid y en el 1936 es trasladado a la Residencia de Granada, donde seguirá ocupándose,


196 dentro de lo que le permitirá su estado de salud, de las labores apostólicas propias de la casa hasta que, el día 31 de octubre de 1947, tras llevar a cabo con una gran resignación y ejemplo su larga y grave enfermedad, y después de recibir con verdadera devoción los santos Sacramentos, entregó su alma a Dios. El P. Manuel Flores, aparte de sus dotes literarias que dejó plasmadas en distintos artículos, conferencias y poesías publicados en revistas de Cabra, Ribeirão Preto y la Revista “Santa Rita y el Pueblo Cristiano”, sobresalió por sus dotes de un gran orador y celo apostólico en todos aquellos lugares y destinos que la Diócesis y la Provincia le encomendaron. 6.3.– P. Fr. Antonio Rubio de la Consolación (1896–†1977) El P. Antonio Rubio nació en Fuenmayor, Logroño, el día 18 de marzo de 1896, siendo sus padres Nemesio Rubio y Anastasia Aguado. Estudió latín y humanidades en el colegio preparatorio de Berlanga de Duero e ingresó en el noviciado en el mismo convento de Berlanga de Duero, tomando el hábito de agustino recoleto el 17 de septiembre del 1911; era maestro de novicios el P. Gerardo Larrondo de San José. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el 18 de septiembre de 1912, siendo Prior del convento el P. Manuel Clemente de San José. En este mismo convento realizó sus estudios de filosofía; y a principios del mes de julio de 1915, es trasladado al colegio de Monachil para estudiar la teología. Aquí, en Granada, recibirá las órdenes menores y el subdiaconado de manos del Exmo. Sr. Arzobispo D. José Meseguer y Costa los días 1 y 2 de junio de 1917. El 27 de junio de 1918 es nombrado Maestro de Estudios y, al mismo tiempo que termina su carrera eclesiástica en Monachil, durante el curso 1918–1919, explica el primer curso de teología en dicho convento. En septiembre de 1918 es ordenado de subdiácono en Granada, y en esta ciudad es ordenado también sacerdote el 12 de abril de 1919, siendo el primer sacerdote de nuestra Provincia que celebra su primera misa en nuestro convento de Monachil (25 de abril de 1919). El 5 de octubre, después de realizar las pruebas correspondientes, le es expedido el título de Lector. Y aquí seguirá ejerciendo su labor docente como profesor de Teología, Sagrada Escritura e H.ª. de la Filosofía. Es asiduo colaborador de la revista “Santa Rita y el Pueblo Cristiano” y en el Boletín de la Provincia. Al mismo tiempo, comenzó ya a desarrollar una gran labor como predicador en distintas poblaciones de Granada. En septiembre de 1924 fue destinado, como profesor de Filosofía, al convento de Villaviciosa de Odón, y el 29 de julio del 1925 es nombrado maestro de Profesos,


197 en el mismo convento. En el 1927 fue nombrado director del colegio de Ágreda y, posteriormente, de San Sebastián, al trasladarse el colegio en el mes de diciembre de este año a esta ciudad, donde seguirá destacando, como en su estancia anterior, por su labor docente y brillante predicador. En el Capítulo de 1930 es trasladado a Santa Fe (Argentina) como maestro de espiritualidad del seminario, y en mayo del 1932 pasa a la Residencia de Rosario, en cuyos púlpitos tuvo destacadas actuaciones. En el mes de diciembre de 1934 regresa a España, donde es nombrado vicerrector y Maestro de espíritu del convento de Monachil. Desde el mes de julio de 1936 residirá en Granada, continuando con su labor de gran orador, el confesonario y la dirección de almas. Asistió como discreto al Capítulo General de 1938. En el 1939 es nombrado Superior de Granada y reelegido el 1942. En el Capítulo de 1945 es nombrado Superior de la Residencia de Madrid, del que también será reelegido el 1948. Destacará también aquí su labor en el púlpito, siendo uno de los oradores sagrados más solicitados y apreciados en la Corte de Madrid. Posteriormente sería nombrado superior de Monachil, pero, por motivos de salud, renunciaría a este cargo, pasando a la Residencia de Granada, donde, a pesar de su delicada salud, seguirá desarrollando su labor apostólica hasta unos meses antes de su muerte, que tuvo lugar el 15 de septiembre de 1977, día de la Patrona de la ciudad, la Virgen de las Angustias, cuya novena tantas veces predicó y a la que tenía una gran devoción. Otra de sus grandes devociones fue el amor a la Eucaristía. El P. Antonio Rubio, aparte de ser un fiel colaborador de la revista “Santa Rita y el Pueblo Cristiano” y otras publicaciones de la Orden, tiene publicados varios artículos en otras revistas: “La Ciudad de Dios”, el “Litoral”, diario de Santa Fe (Argentina), y en la Sociedad de autores de Madrid están registrados las siguientes poesías: “Coplas a una madre”, “Vengo de España”, “A Costa Rica”, “El Expósito”. Pero el P. Antonio Rubio se distinguió especialmente en su labor apostólica y evangelizadora como experto director de almas, como lo demuestra, especialmente, el acompañamiento que llevó a cabo en la trayectoria espiritual de Sor Mónica de Jesús, Agustina Recoleta del convento de Baeza, cuyo proceso de beatificación está en curso; y de forma aún más relevante, por sus extraordinarias dotes de orador, cuyo reconocimiento y aplauso fue unánime en todos y cada uno de los múltiples lugares de España y América donde llevó a cabo esta labor. Mención especial merece su actuación en la ciudad de Baeza, de la cual fue nombrado “ilustre hijo adoptivo”, y su presencia en Radio Nacional, como predicador de las “Siete Palabras”. Finalmente, cabría destacar su ardiente amor a todo lo relacionado con nuestra Provincia y con la Orden. Él fue uno de los mayores impulsores de nuestra Obra de Becas y Vocaciones.


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7.– Hermanos No Clérigos “La vida religiosa laical siempre ha formado parte de la comunidad agustino–recoleta y participa del mismo ideal de buscar y servir a Dios”. “El valor de su consagración no depende tanto de la clase de su trabajo como de la fe y del amor que lo motivan” (Const. 250–251).

Es la historia gloriosa de innumerables hermanos religiosos que han hecho de su vida una consagración y servicio al Señor, a la comunidad y dentro de los distintos y variados servicios: con auténtica fidelidad, humildad, entrega y generosidad. En todo momento y lugares donde han ejercido su misión, nos han dejado huellas y testimonio de una verdadera vida de oración, de santidad, pobreza, de trabajo realizado con sencillez, de forma callada, con su rosario en la mano y sus manos, alma y corazón siempre al servicio de sus hermanos de comunidad y allí donde la obediencia los colocó: labor misionera, parroquial, educativa, profesional... Juan Pablo II, en la Exhortación apostólica postsinodal sobre la vida consagrada, nos dice: “El Sínodo ha manifestado un gran aprecio por este tipo de vida consagrada, en la que los religiosos hermanos desempeñan múltiples y valiosos servicios dentro y fuera de la comunidad, participando así en la misión de proclamar el Evangelio y de dar testimonio de él con la caridad en la vida de cada día; (...) manifestando de este modo el espíritu de entrega total a Cristo y a la Iglesia según su carisma específico” (Vita Consecrata, 60). 7.1.– H. Fr. Juan Altarejos de san José (1886–†1971) Fr. Juan nació en Villacarrillo, Provincia de Jaén, el día 29 de junio de 1886, siendo sus padres Juan Altarejo y Francisca Muñoz. Habiendo vivido en su familia dentro de un ambiente profundamente religioso, solicita el ingreso en nuestra Orden y se le asigna como casa de postulantado la Residencia de Motril, donde vistió el hábito como donado en octubre de 1909. En julio de 1910 será enviado, para realizar el noviciado, al reciente fundado convento de Berlanga de Duero, donde continúa como donado hasta el 16 de marzo de 1911, fecha en que vistió el hábito de agustino recoleto, siendo Maestro de novicios el P. Gerardo Larrondo de San José. Terminado el noviciado, hizo su profesión religiosa el día 17 de marzo de 1912, siendo Superior del convento el P. Indalecio Ocio de San José, ocupándose en los oficios de portero, hortelano y ayudante de la cocina.


199 Con fecha 19 de octubre de 1912, fue destinado al colegio preparatorio Beato Querubín instalado en el mismo convento de Berlanga de Duero; se ocupó especialmente de las labores de la cocina. Al trasladarse dicho colegio preparatorio a la villa de Ágreda, en el mes de agosto del 1914, pasaría a esta nueva casa, formando parte de la Comunidad que inauguró aquel colegio el día 28 de agosto del mismo año, donde siguió desempeñando similares tareas hasta el día 4 de octubre de 1918 en que recibió la patente de conventualidad para Monachil. El 29 de julio de 1920 salió de Monachil, formando parte de la 25.ª Misión que, con rumbo a Brasil, partiría de Cádiz en el vapor “Martín Sáenz” el día 31. Llegó al puerto de Santos el 19 de agosto, siendo primeramente destinado a Sao Paulo y posteriormente, a primeros de 1921, a la Residencia de Ribeirão Preto, encargándose de la cocina y labores de la huerta. El año 1926 fue destinado a la Misión de Lábrea, donde colaboró ardientemente durante seis años con sus compañeros religiosos de la misión, a pesar de sufrir las consecuencias de las fiebres palúdicas, Pasó algún tiempo en Belén y en diciembre de 1939 fue trasladado a la Residencia de Leblon. Al crearse la Provincia de “Santa Rita de Casia”, pasaría a formar parte de la misma, residiendo en Franca, donde murió el 2 de febrero de 1971, después de recibir, con verdadera devoción, los auxilios espirituales y dirigirse a sus hermanos religiosos con sus últimas palabras: “Ha llegado la hora de dirigirse a la casa del Padre”. El hermano Juan ha dejado entre los presentes y demás personas que tuvieron la suerte de vivir con él, una verdadera estela de santidad, sencillez, pobreza, afabilidad, trabajo y profunda vida de oración. 7.2.– H. Fr. Aurelio Azcona del Carmen (1902–†1975) Fr. Aurelio nació en Barbarin, Navarra, el día 25 de septiembre de 1902, siendo sus padres Emilio Azcona y Consolación Larrasoaín. En septiembre de 1912 ingresó en el colegio preparatorio de Berlanga de Duero para estudiar latín y humanidades. A los tres años, con algunas dificultades en sus estudios, determinó seguir en el estado de hermano de obediencia o donado. Permaneció en el colegio de Ágreda hasta que, teniendo ya la edad canónica, fue a la casa Noviciado de Berlanga de Duero, en donde, pasado el tiempo de postulantado, vistió el hábito de agustino recoleto el 8 de agosto de 1918, siendo maestro de novicios interino el Superior del Convento, P. Ricardo Imas del Pilar. Al trasladarse la comunidad de Berlanga de Duero a Villaviciosa de Odón, en febrero de 1919, pasó a aquel nuevo convento en el que, cumplido el tiempo del noviciado, hizo su


200 profesión religiosa el día 9 de agosto del mismo año, siendo Prior del Convento el P. León Ochoa del Carmen. Con fecha 3 de octubre de 1921 se le dio patente de conventualidad en el colegio de Monachil, dedicándose al servicio de la cocina; y allí emitió sus votos solemnes, el día 26 de septiembre de 1922. Después de su profesión de votos solemnes, salió, destinado al Brasil el día 28 de septiembre, embarcando en Cádiz en el vapor “Cataluña” el día 1 de octubre. Llegado a Santos el día 20 del mismo mes, se incorporó al colegio de Ribeirão Preto, encargándose de la cocina y la sacristía, o mejor dicho, de todo; pues, verdaderamente, fue una persona polivalente y con grandes facultades para desempeñar cualquier cosa que se le encomendaba: hortelano, cocinero, refitolero, portero, cantor, organista,...; era el “alma de la casa” de Ribeirão Preto. En noviembre de 1937 fue trasladado a la Residencia de Leblon (Río de Janeiro), donde siguió dando muestras de ser una persona incansable y dispuesta para todo. Conviene destacar, especialmente, la supervisión, administración y dirección sobre la marcha de los terrenos que la provincia había adquirido con vistas a la nueva Residencia y Colegio de Leblon, así como en la construcción de la casa e iglesia de S. Januário. Durante muchos años ejerció el cargo de ecónomo de la Vicaría de Brasil y del colegio de Leblon, cargo que supo desempeñar con suma eficacia y con una total entrega y dedicación. Fr. Aurelio falleció en San Pablo el día 17 de mayo de 1975, donde se había desplazado temporalmente por motivos de su cargo. Que Dios, a quien supo servir con fidelidad, le tenga en su gloria y le premie generosamente su labor de entrega y generosidad. 7.3.– H. Fr. Leonardo Armendáriz de los Sagrados Corazones (1900–†1962) Fr. Leonardo Armendáriz nació el 18 de agosto del 1900 en Ollo, Navarra, siendo sus padres Hilario Armendáriz y Juana Selucín. El postulantado lo hizo en Villaviciosa de Odón, emitiendo la profesión de votos temporales el 17 de octubre de 1929, siendo maestro de novicios el P. Celedonio Mateo de San José y Prior el P. Bernardino García de la Concepción. Poco después es enviado a nuestra casa de Motril, para encargarse del servicio de la cocina. Sucesivamente pasó por distintos destinos: Monachil, Bilbao, San Sebastián, Madrid, Roma y, finalmente, Martutene (San Sebastián), donde, a consecuencia


201 de una congestión cerebral, murió el 14 de septiembre de 1962, después de recibir los Santos Sacramentos. Fr. Leonardo, de vocación tardía y de una gran madurez, en todos los lugares y cargos que desempeñó su misión de cocinero, hortelano, sastre y/o portero, los llevó a cabo con verdadera solicitud, responsabilidad, discreción y caridad fraterna. Fue un religioso verdaderamente ejemplar, humilde, afable con todos, de una gran sencillez y de una piedad profunda. Amante de todo lo relacionado con sus frailes, aspirantes y la Provincia y preocupado siempre de las cosas comunes, supo ganarse el afecto y el cariño de todos.

Conclusión Vamos a concluir con las palabras de Juan Pablo II, citadas también por nuestro P. Provincial en una de sus circulares con motivo del Centenario: “¡No tenemos solamente una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Pongamos los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu nos impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas.” (Vita Consecrata, 110) ¡Duc in Altum! Tenemos que levantar las anclas, desprendernos del lastre que nos impide caminar: rutinas, indiferencia, cansancios, temor ; y, conscientes como dice el apóstol Juan de haber conocido el amor que Dios nos tiene y haber creído en Él, retomar el testigo que nuestros religiosos nos han legado, “persuadidos de que el que comenzó esta obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1, 6). Cada uno de nosotros, independientemente de cuan insignificantes podamos ser, terminaremos siendo las nuevas piedras vivas en el gran templo que el Señor sigue edificando, Él seguirá siendo nuestro Constructor y nuestro Arquitecto. Él coordinará y dirigirá también el objetivo del Proyecto Provincial: la renovación de nuestra vida religiosa y apostólica. ¿Cómo? Nos lo dice el Papa: “Llevando una vida plenamente evangélica, sin anteponer nada al único Amor, sino encontrando en Cristo y en su palabra la esencia más profunda del carisma de nuestros fundadores” (Benedicto XVI, Carta con motivo de la Asamblea plenaria de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, 27–09–2000). Valdrá la pena luchar y seguir confiando en el Señor: ¡No tengáis miedo!, “Dios, el Espíritu Santo, es el que planta, riega y da el crecimiento” (1 Corintios 3, 7).

P. Fr. Bonifacio Díez Pérez, oar Colegio Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Encuentro de los consejos de la Provincia y de las VicarĂ­as (diciembre 2009).


Capítulo 12.º Estilos de vida, usos y costumbres de la vida ordinaria A modo de introducción El tema que se me ha propuesto desarrollar: “estilos de vida, usos y costumbres de la vida ordinaria”, es un argumento complejo pero sumamente interesante. Sin lugar a dudas es un tema atractivo, ya que, de poder ser conocida –los hechos del pasado siempre pueden ser sólo “parcialmente” conocidos– la vida ordinaria con sus costumbres, ritos, etc. es la más concreta; es la que “realmente se vivió”, más allá de lo que indicasen las leyes. Por otra parte, no puede negarse que el tema enunciado presenta una complejidad, precisamente por tratarse de la “vida ordinaria”. Frecuentemente, a lo normal, a lo cotidiano, en el momento en el que se lo vive no se lo considera digno de ser documentado. Ante lo cotidiano solemos decir: “qué voy a escribir sobre esto, si es lo que hacemos todos los días”, y esa actividad determinada es, precisamente, la que mejor refleja la vida de una comunidad o de un religioso; su fervor o su tibieza, su creatividad o su chatura, su empuje o su languidez espiritual, su fidelidad al plan de Dios y al Carisma de la Orden o su desvío de los mismos. Es precisamente allí, en la “suave brisa” de lo cotidiano, donde la voz de Dios se deja oír más allá de la rutina. En ella, en nuestra “vida ordinaria”, es –como en la parábola del grano de trigo– donde se juega nuestra esterilidad o nuestra fecundidad. Paradójicamente, lo que es más luminoso a los ojos de Dios, suele ser lo que queda más oculto a la mirada de los hombres y, proporcionalmente, lo que menos queda documentado a través de los tiempos. ¡He aquí la dificultad! Como diría un insigne historiador: “la historia se hace con documentos”; y sobre la vida ordinaria no suele abundar la documentación ¿Cómo, pues, hacer historia de algo sobre lo cual el documento escrito es tan mezquino? No queda más que


204 aguzar el ingenio, leer con atención y entre líneas las memorias, circulares de los superiores, etc. confiando en que, si sabemos rastrear con atención las huidizas huellas del pasado, el mismo se hará presente a nuestra mirada. Es importante que tengamos en cuenta que nuestra Provincia cumple un siglo desde su “Restauración”. Cien años no son poca cosa para ninguna institución, y si por añadidura esa centuria coincide fundamentalmente con casi todo el s. XX y los comienzos del XXI y teniendo en cuenta todos los cambios que se han producido en la Iglesia, en la Orden y en cada una de las cuatro áreas en las que se encuentra arraigada nuestra Provincia (España, Brasil, Argentina y Venezuela) esa cifra se agiganta. El vigésimo puede calificarse como un siglo “vertiginoso”; tan sólo pensemos en los enfrentamientos civiles por los que han pasado nuestras naciones, los disturbios internacionales que acarrearon ambas guerras mundiales, las mutaciones socioculturales que se han producido, la incidencia eclesial que ha tenido el Concilio Vaticano II, el “sacudón” postconciliar, etc.; ciertamente que nos da vértigo tan sólo contemplar la rapidez con la que todo ha cambiado. Por fuerza, nuestra “vida ordinaria” ha tenido que ir adaptándose y reinventando nuevas formas de fidelidad ante tanto cambio. Intentaré, pues, captar y reflejar el influjo que tales mutaciones han ejercido sobre nuestra vida cotidiana. En la tarea, resultará de gran utilidad el Boletín de la Provincia, buen espejo de lo que nos ha ido sucediendo; el P. Francisco Orduña, entonces Prior Provincial, en la primera página de su primer número, publicado en 1921, expresaba que la finalidad de los editores era “publicar un Boletín que, mensualmente, recoja y lleve a todos los religiosos de España y Brasil las palpitaciones del corazón de sus hermanos y el eco de sus trabajos, ocupaciones y anhelos”, no intento más que auscultar pacientemente esas palpitaciones y dejar resonar ese eco; tal vez pueda transmitir a quien lea estas páginas, algo de lo que ha sucedido con nuestros trabajos y anhelos comunitarios más profundos.

1.– Estableciendo periodos Para comprender el tema que se me ha propuesto, creo que es imprescindible hacernos una idea de cómo podríamos establecer periodos más o menos homogéneos en la vida de nuestra Provincia. Un siglo abarca un periodo de tiempo bastante considerable; de ningún modo podemos imaginarnos que “el estilo de vida” o los “usos y costumbres” observados en el año 1909 son los mismos que los del 2009; sólo un ser muerto, anquilosado, podría permanecer inalterable durante un siglo, y ¡la Provincia es un cuerpo viviente! Ahora bien, establecer periodos es siempre algo complejo, ya que todo hito que tomemos podrá discutirse; por eso, doy por descontado que los que aquí propongo podrían ser relativizados o cambiados.


205 Creo que hablando de nuestra vida como corporación, cabe establecer al menos los siguientes periodos: 1909–1937: Periodo de fundación de la Provincia. Sin pretender ser exhaustivo, y siendo consciente de que antes de 1909 nuestra Provincia tuvo una prehistoria, tomo como punto de partida el año de la llamada “restauración” de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía. Me parece que el año 1936, año del estallido de la guerra civil española, conlleva una serie de cambios que afectan la vida, no solamente de nuestras casas de España, sino también la de nuestras casas de Brasil y Argentina. 1937–1961: Sin ser estricto en los límites, considero que, partiendo del año 1936, la vida de la Provincia se ve profundamente afectada por las consecuencias de la Guerra civil española; en otros aspectos, en cambio, se mantiene una relativa estabilidad e incluso se verifica un formidable desarrollo. En torno al año 1960 se producen varias mutaciones en la vida de la Provincia que podrían indicar el inicio de un nuevo periodo. 1961–1975: En la Provincia –como en el resto de la Iglesia– influye fuertemente el espíritu del Posconcilio, aportando a veces un aire fresco, y en otros casos haciéndole experimentar un verdadero “sacudón”. Por otra parte, estabilizada ya la situación política española, la Provincia vuelve a ubicar la sede provincial en España (durante el período anterior había sido trasladada al Brasil). Este período se caracteriza por una notable afluencia de vocaciones españolas, la apertura de nuevos frentes de apostolado tanto a nivel territorial (Venezuela y Alemania) como en relación a la tarea desempeñada (se abren en España colegios para alumnos externos). El nacimiento de la Provincia de Santa Rita de Casia (y la concomitante pérdida de presencia tomasina en Brasil) marca otro aspecto característico de este período. 1975–2008: En este período lentamente va apareciendo primero y acentuándose luego, una marcada crisis vocacional sobre todo en España; paralelamente van surgiendo o resurgiendo las vocaciones en Argentina, Brasil y comienzan a cultivarse en Venezuela. Se ponen en tela de juicio muchos “valores tradicionales” de la vida religiosa y la Provincia busca “reubicarse”, tratando de discernir entre lo transitorio y lo perenne. Ciertamente, no voy a detenerme en cada periodo (el trabajo se prolongaría excesivamente), pero al hablar de usos y costumbres observados en la vida cotidiana de los religiosos, debemos tener como trasfondo la “periodización” que acabo de presentar.


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2.– Los “carriles” por los que ha marchado la vida de nuestros religiosos Si quisiéramos hablar de unos “carriles” que definan el camino por los que, al menos como ideal, ha corrido la vida de nuestra Provincia durante este primer siglo de su existencia, tal vez podríamos comenzar consignando una frase tomada de la misma circular del P. Francisco Orduña citada más arriba; allí, el P. Provincial define la vocación y la misión de los agustinos recoletos de ser: “hombres de oración, hombres de abnegación y hombres de acción”. Ciertamente, a partir de la segunda mitad del s. XX, se reavivó, al menos de forma más consciente, el elemento comunitario como parte esencialmente integrante del Carisma. Hoy pues, tal vez diríamos que, al menos como ideal, “el agustino recoleto vive de forma abnegada su vida religiosa como hombre contemplativo, comunitario y como evangelizador”. Al mirar la primera centuria de existencia de nuestra Provincia, y aun reconociendo con absoluta sinceridad que no han faltado sombras e incluso pecados, no obstante, nos maravillamos al observar cuántos religiosos de espíritu contemplativo y fraterno ha habido entre nosotros; cuántos vivieron su vida como un constante acto de abnegación y de aceptación de la voluntad de Dios –pensemos tan sólo en nuestros mártires de Motril– y cuántos frailes de espíritu profundamente apostólico se han “gastado y desgastado” por los fieles, en lo conventos y misiones, en los colegios, parroquias y seminarios. No es que ignoremos que también han existido debilidades y mediocridades, pero al cumplir cien años, y para seguir adelante con impulsos renovados, tenemos que poner ante nuestra mirada los ejemplos más estimulantes y ¡cuántos religiosos de nuestra Provincia son dignos de imitación y veneración! Tal vez lo más llamativo de estos religiosos ejemplares es que, precisamente en la vida ordinaria, han sabido vivir de modo heroico lo cotidiano. Tal vez no nos hemos destacado por tener grandes escritores y teólogos, ni reconocidos pastoralistas, ni místicos de librería; pero cuántos hermanos han vivido todo esto de modo silencioso. Vamos a tratar de especificar ahora algunas “constantes” de nuestra vida de cada día; esos elementos que perduran y que han ido gestando nuestra aún no terminada identidad como Provincia.

3.– Los ideales Nadie emprende una obra, cualquiera que ésta sea, si no tiene un objetivo; mucho menos abraza la consagración religiosa si no alberga en su pecho un ideal. Como ejemplo de esos ideales podemos mencionar los siguientes:


207 El fervor por la consagración. Sobre todo en los primeros años de nuestra Provincia se nota un “impulso hacia lo mejor”, hacia lo más noble y elevado. Las circulares de los Provinciales invitan a sacudir inercias y apatías, frialdades, disgustos y descontentos y proponen a los religiosos trabajar “en unión y solidaridad, acompañando las prácticas externas con la virtud”. Sin duda, si todo hubiera sido perfecto no habrían sido necesarias tales exhortaciones, pero el solo hecho de proponerlas indica una claridad de criterios; de hecho, y teniendo en cuenta que como corporación no somos tan antiguos, estimo que todos los religiosos que ya tenemos algunos años de profesión hemos conocido en cada área de la Provincia religiosos que se abrieron a esta propuesta y vivieron de forma ejemplar tanto como superiores, párrocos o profesores, como misioneros o formadores, como confesores y directores espirituales. No querría cometer la injusticia de olvidar a alguien u omitir el nombre de algún religioso; pero quién puede ignorar que entre nosotros existieron superiores como el Beato Vicente Soler; un misionero de la talla de Mons. Ignacio Martínez, un confesor y director espiritual tan estimado como el P. Jenaro Fernández, un formador tan culto y entusiasta como el P. Eugenio Cantera; cientos de nombres se podrían agregar a los anteriores, y aparecerían así José Echávarri, Eugenio Gallástegui, Teófilo y Gregorio Garnica, Teófilo Pérez, Isidro Chasco; juntos y de la mano irían Román Echávarri y Crescencio Hernando. En fin, y por no abundar o herir la modestia de los que aún viven, aquí me detengo; pero sabemos, todos nosotros sabemos, y Dios quiera que lo sepan también las futuras generaciones de frailes, que entre nosotros han existido cantidad de hermanos dignos de admiración e imitación, aun cuando en todos ellos podamos descubrir también fisuras y errores; hoy dejamos los errores de lado, no por cultivar un triunfalismo chauvinista, sino para inspirarnos a caminar en el bien. Este “fervor por la consagración” parece haber sufrido un marcado enfriamiento durante el periodo postconciliar. Si hemos de ser sinceros, siempre han existido problemas en la valoración por la consagración. Pero si hemos de creer a un informe preparado por el Prior Provincial en vistas a la celebración del Capítulo Provincial de 1975, pareciera que el Posconcilio, junto a una gran renovación, trajo consigo una serie de turbulencias; particularmente relacionadas a aquellos aspectos que son como los pilares de la vida consagrada, p. ej., la profesión de los consejos evangélicos. Por la importancia que reviste dicho texto, me permito transcribir algunos párrafos en los que se señala: “…el espíritu de molicie y comodidad que se está apoderando del religioso, la asistencia frecuente a espectáculos, las lecturas, conversaciones, modo de vestir y cultivo excesivo de amistades extraordinarias nos está indicando que se va relajando la vigilancia y se va creando un clima no muy propicio para la guarda de la castidad. La salida de numerosos hermanos, en su mayoría debida a fallos en este voto, debe ser una voz de alerta y una llamada apremiante a la vigilancia y a la prudencia”.


208 Una problemática análoga (de la cual hablaré más adelante) afecta la relación autoridad–obediencia, y respecto a la pobreza también se señalan varias fallas, entre las cuales se destaca que algunos religiosos, sobre todo los más jóvenes, manifiestan cierta incoherencia entre una pobreza comunitaria que es exigida y que no es vivida a nivel personal. La conciencia de familia. A la hora de indicar los aspectos que sobresalen en los orígenes de nuestra Provincia, otro es, sin duda, el intento de imbuir a los frailes de un fuerte sentido de pertenencia. Tal vez por su reciente nacimiento, tal vez por provenir sus primeros miembros de otra Provincia religiosa (San Nicolás de Tolentino), se percibe a través de las lecturas de los documentos y relaciones más antiguos ese deseo de crear un “sentido de familia” tanto a nivel provincial como a nivel de Orden (recordemos que, cuando nació nuestra Provincia, la Recolección todavía no gozaba del status jurídico de Orden autónoma, respecto a la Orden de San Agustín). Por ello no es infrecuente leer exhortaciones a la gratitud que tenemos que tener con la Orden, que, “aunque humilde”, es “nuestra madre”, “nos ha dado la vida”, “Dios nos trajo a ella”, etc. En 1921 un provincial narraba la muerte de un religioso en Granada quien en su agonía habría expresado: “Gracias, Dios mío, gracias porque me dejáis morir dentro de la Religión en que profesé; gracias, Dios mío, gracias, porque muero asistido y rodeado de mis hermanos Recoletos”. Análogos sentimientos se intentaba suscitar hacia la Provincia. El Boletín es concebido como un medio para comunicar a los hermanos, para que cada uno sepa, en España o en América, lo que el otro está haciendo, y para que unos y otros se apoyen en el apostolado con la oración; las mismas Crónicas de la Provincia (o Décadas, como más corrientemente se las denomina) entre otras, tenían la finalidad de reforzar en los religiosos el sentido de identidad y el amor por la Provincia (lo cual no siempre se hizo de forma totalmente imparcial o desapasionada). Seguramente, desde un punto de vista estrictamente histórico, podemos afirmar que no todos los religiosos participaron de este amor corporativo por la Orden y la Provincia; de hecho, sabemos que hubo varios que abandonaron la comunidad; pero también es cierto que otros fueron amantes de la Recolección y que, para un religioso, ser considerado como “amante de la Orden” era un timbre de gloria. En torno a la apertura del Vaticano II, fue decisivo el influjo de la Curia General. Priores Generales como el P. Eugenio Ayape intentaron conciliar y reconciliar lo “viejo” con lo nuevo, y al hablar de ideales se señalaba que estos debían ser: la santidad de vida y el espíritu de oración, el espíritu misionero, el llamado a la unidad, etc., aspectos que pueden considerarse como elementos permanentes de nuestra espiritualidad; junto a ellos se insiste en aspectos muy caros para el espíritu del P. General, tales como el “estudio” y el “cuidado y uso de las bibliotecas”; el impulso que se da a la creación de nuevos ministerios “como colegios de segunda enseñanza, residencias, centros de predicación y de otras actividades apostóli-


209 cas”, sin descuidar el “cultivo de la formación en sus etapas iniciales”. En nuestra Provincia –por varios aspectos “precursora”– estas indicaciones del P. General no cayeron en saco roto, sino que, como veremos, fueron asumidas plenamente. Este valor (la conciencia de familia) marca un claro sentido de pertenencia de los religiosos entre sí y respecto a la comunidad provincial. El mismo se mantuvo prácticamente inalterado (o al menos se intentó fomentar) durante décadas. En torno a la celebración del Concilio Vaticano II, pero sobre todo en las décadas siguientes, observamos cómo este valor se va erosionando entre muchos religiosos: Aquí y allá aparecen menciones sobre individualismo, falta de espíritu comunitario, asunción de trabajos pastorales al margen de la comunidad, etc. El mismo hecho meramente externo de abandonar el uso del hábito como obligatorio y de vestir cada vez con mayor frecuencia con ropa seglar, creo que ayudó a desdibujar bastante el sentido de pertenencia a la Provincia y a la Orden. No se puede absolutizar este punto; pero a medida que avancemos en otros temas, podremos observar que algo similar ocurrió con otras manifestaciones de nuestra vida diaria. En este sentido podemos decir que el Posconcilio produjo una especie de torbellino en la vida de la Provincia, torbellino que afectó incluso a los hechos más simples de nuestra vida cotidiana. Según mi opinión, junto con una cantidad de aspectos positivos y con la ruptura de costumbres bastante trasnochadas, la aplicación del Concilio conllevó una serie de consecuencias, ciertamente no previstas, que no pueden considerarse tan positivas y que –así lo considero– en algunos casos perduran hasta hoy.

4.– Algunos elementos de la vida cotidiana En este apartado vamos a intentar captar cómo ha sido la vida cotidiana de los religiosos, y cómo, en muchas ocasiones, esta vida ha ido cambiando con los tiempos. Evidentemente, y como he dicho más arriba, pocas cosas son más difíciles de captar que los usos ordinarios de la vida de cada día; con todo, intentaremos captar algunos elementos, tanto los que caracterizan la vida de la comunidad “ad intra”, como su relación con el entorno. 4.1.– La vida interna de la comunidad Los religiosos de nuestra Provincia, según la circular del P. Orduña citada más arriba, tenían que ser “hombres de oración”, podemos preguntarnos pues, cómo ha ido evolucionando durante este siglo la vida de oración de nuestra comunidad provincial. Al hablar de la vida de oración que se llevaba en nuestra Provincia en los tiempos de su fundación, habría que estudiar –argumento que excede el propósito de


210 este trabajo– la vida de oración que llevaban en sus comunidades los religiosos de la Provincia de San Nicolás que conformaron el núcleo de la Provincia de Santo Tomás. Por lógica podemos suponer que la vida de oración en nuestras primeras comunidades no debe haber variado sustancialmente de la que observaban anteriormente los mismos religiosos, por el hecho de haberse creado una nueva jurisdicción provincial. Sabemos que, al producirse la fundación de las casas de América (después de la expulsión de los religiosos de Filipinas), los superiores de la Provincia Madre habían tomado providencias para regular esta dimensión de nuestra vida (Cf. el Acta… y el Reglamento… que intentaban regular la vida de los misioneros en América aprobados por el Definitorio de San Nicolás en 1898 y 1902 respectivamente); nuestros superiores hicieron lo mismo en 1919 (Cf. el Reglamento para nuestras residencia y parroquias de Brasil en Décadas, II, 290–299). Lo que sí podemos afirmar con certeza es que, ya desde el nacimiento de nuestra Provincia, nuestros superiores, en sus circulares y decretos de visita, recordaban la obligatoriedad de la Visita diaria al Santísimo Sacramento, el cumplimiento del tiempo dispuesto para la oración mental tanto matutina como vespertina, etc. Una circular provincial del año 1930 nos permite “asomarnos” un poco a los coros de nuestros conventos y comunidades. En ella, el P. Provincial urgía el cumplimiento de las dos medias horas de oración mental, pedía que se restringiera el tiempo dedicado a la lectura en el coro (a fin de evitar que la oración mental se convirtiera en mera “lectura espiritual”) y recomendaba, para estimular la meditación, la lectura de las Meditaciones de san Alfonso María de Ligorio, “de no ventajosa sustitución”. Para fomentar el espíritu de recogimiento y de observancia se regulaban los días y lugares de paseo; se daban normas para regular las salidas de los religiosos (que jamás debían realizarse sin licencia del superior, y, eventualmente sin “compañero”). Los priores también debían saber con certeza si los religiosos cumplían con la confesión semanal, etc. Las disposiciones enumeradas más arriba nos permiten deducir al menos dos cosas: En primer lugar, que en la mente del Prior Provincial existía el deseo de crear en la Provincia un espíritu de oración y observancia muy marcados; en segundo lugar, podemos suponer que con no poca frecuencia en las comunidades se verificarían algunos incumplimientos e inobservancias de lo establecido (de otro modo no se explicaría la necesidad de insistir tanto sobre estos aspectos y de urgir su cumplimiento). Es imposible medir el grado de “fervor” con el que oraban los religiosos, pero los informes anuales de las casas permiten suponer que el nivel de cumplimiento de lo establecido en las Constituciones de la Orden y en las disposiciones provinciales debe haber sido bastante elevado.


211 En lo que se refiere a la vida de oración, y ateniéndonos al ya mencionado informe pre–capitular del año 1975, el Posconcilio marcó para nuestra Provincia la asunción de una serie de valores, pero también la caída en una cantidad de deficiencias. Por una parte, dicho informe (que parece haber sido hecho con claridad e imparcialidad) transparenta mucho entusiasmo de cómo se está viviendo la vida de oración en muchas de nuestras comunidades; se menciona, por ejemplo, el cuidado con el que la liturgia es celebrada con el Pueblo (notemos que comienza a hablarse de “liturgia” en vez de “Culto”). También se señala como positivo el fervor con que se hace la oración comunitaria, sobre todo con ocasión de retiros, convivencias, ejercicios, cursillos, etc. Del mismo modo se observa las ventajas que ha traído el uso de la lengua vernácula en la recitación de Liturgia de las Horas y se constata que la “media hora de oración en común” es observada prácticamente en todas las casas de la Provincia. Por otra parte, se deja entrever que muchos religiosos han perdido la estima por la oración mental, que les parece tiempo perdido; se ve que, con relativa frecuencia, no se rezaban en privado las horas del Oficio Divino que no se habían podido rezar comunitariamente y que muchos religiosos (particularmente los que trabajan en colegios) con cierta asiduidad omitían la celebración de la misa diaria o la celebraban de forma poco decorosa (como remedio se sugería la concelebración, que el Concilio había reinstaurado hacía una década); también, y con dolor, se constata que las “trasnochadas” que provocaba el abuso de la televisión (que ya había penetrado con fuerza en la vida de las comunidades), provocaba que muchos religiosos no se levantasen para hacer la oración matutina. Daría la impresión de que muchas de estas fallas estaban ya latentes en el periodo anterior, pero, gracias a cierta presión que ejercían las leyes y normas preconciliares, no se hacían tan evidentes. Ahora, parecía que el Concilio había traído una “liberación”, y por una suerte de ley pendular, de un extremo se pasaba al otro. En lo que respecta al trato de los religiosos entre sí, en los albores de nuestra vida provincial, y muy a tono con los estilos de vida religiosa de aquella época, claramente ha habido una mutación respecto al trato que prima hoy entre los hermanos. Hoy se busca que el trato sea lo más amistoso y fraterno posible (al menos como ideal por alcanzar), hace cien años el trato debía ser correcto pero, para nuestra manera de concebir la Vida Consagrada, resultaría bastante “distante”. Así, en una circular de las primeras décadas de vida de la Provincia (1921) se indicaba: “Seamos iguales sin desorden, hermanos sin familiaridad (!), respetuosos sin adulación…”. Otros documentos de la Provincia indican cómo en aquellos primeros tiempos se intentaba evitar cualquier familiaridad que, según la mentalidad de la época, era impropia de religiosos; así, en 1930, en una “circular reservada” que por


212 la materia tratada no debía ser publicada en el Boletín de la Provincia, el P. Teófilo Garnica, Provincial en aquel momento, reprobaba el uso del “tu” y el “usted” entre los frailes; recordando la obligatoriedad del uso de los apelativos “Su Reverencia” y “Su Caridad”, usados para dirigirse a los sacerdotes o a los hermanos y profesos respectivamente. Del mismo modo se deploraba el uso de las expresiones “el Prior”, en vez de “el P. Prior” o “el Rector”, en vez de “el P. Rector”. Dentro de los ideales que, desde las primeras décadas de existencia de la Provincia, se intentó cultivar entre los frailes estaba también el espíritu de austeridad y pobreza. Así, p. ej., en la ya citada “circular reservada” de 1930 se restringía el uso del tabaco y el empleo de cualquier objeto de oro (no obstando en contrario los permisos anteriormente concedidos); se prohibía también la compra de licores y el uso del cabello “aseglaradamente compuesto”, recordándose la obligación de llevar la tonsura o corona clerical. Convocado el Concilio Vaticano II el 25 de enero de 1959, inmediatamente se captaron en la Provincia los nuevos “aires eclesiales” que comenzaban a soplar. Si bien los cambios no se produjeron inmediatamente, estos se hicieron sentir, y, precisamente, en relación al trato de los hermanos entre sí, comenzaron a proponerse nuevos modelos. El mismo año 1959, a mitad de año, el Boletín de la Provincia publicó un artículo que llevaba el sugestivo título: Dialogo entre hermanos; en ese artículo el diálogo era calificado como una de las “manifestaciones más señaladas de la conciencia humana”; se subrayaba la importancia del diálogo en la Vida Religiosa, ya que “por él se conocen y comprenden, se aprecian y aman [los religiosos]” (podemos preguntarnos qué ha quedado de aquella propuesta de ser “hermanos sin familiaridad” de la circular de 1921). Una serie de artículos y circulares que sería prolijo enumerar, comienzan a señalar que la Orden y la Provincia se caracterizan por “su carácter comunitario y fraternal” y se afirma que “una comunidad no puede estancarse en formas retrasadas, ni siquiera puede aislarse anacrónicamente en primeros moldes por efecto del tiempo y del desgaste humanos ya ruinosos”. Un nuevo Pentecostés estaba soplando en la Iglesia, la Provincia lo notaba, y al menos los más atentos entre los religiosos percibían que también para la Provincia, un profundo “aggiornamento” se hacía necesario. Una vez más, también en este aspecto el Posconcilio parece haber conllevado aspectos contrastantes; si por una parte se habla de cierto “individualismo” en algunos religiosos, por otra, pareciera que se ha difundido entre los frailes una fuerte sensibilidad hacia la vida comunitaria; caen ciertos formalismos y las comunidades pretenden ser realmente comunidades de hermanos que comparten la vida, el trabajo, las alegrías y las dificultades. De aquel viejo ideal de “ser hermanos sin familiaridad”, parece no haber quedado nada; antes bien, la comunidad es concebida como una familia en la que se pretende encontrar la satisfacción a las necesidades afectivas del corazón humano. Aquí y allá aparece, no obstante,


213 el peligro de que las relaciones interpersonales se apoyen más en sentimientos de amistad puramente humana y no en aspectos sobrenaturales (el peligro mayor, probablemente, es que aún no se lograban conciliar, al menos no siempre, ambas dimensiones, la humana y la sobrenatural). Ciertamente se produjeron algunos abusos, y, a medida que corrían las sesiones conciliares, existieron hermanos que pensaban que había que derribar todo lo anterior; otros, horrorizados, contemplaban cómo “se derrumbaban” los criterios y estilos de vida que les parecían perennes y como constitutivos de la vida religiosa, lo cual les causaba gran desasosiego. Otros, en cambio, buscaban fórmulas más moderadas que, recogiendo lo más noble de las historia de nuestra Provincia y de sus tradiciones, se abriera a lo mejor de los nuevos tiempos. Respecto al binomio autoridad–obediencia observamos algo muy semejante a lo que venimos diciendo hasta ahora. Los primeros sesenta años de existencia de la Provincia parecen transcurrir sobre carriles en los que la autoridad es un valor puesto tan de relieve, que la obediencia más que una actitud de “escucha y seguimiento” parece un “mandar y obedecer”. Releyendo los textos, se percibe que siempre hubo problemas para ejercer la autoridad; pero la tensión se zanjaba con cierta facilidad: De un forma algo pasiva se podía manifestar más o menos disimuladamente el descontento ante una orden recibida; pero finalmente quedaban dos opciones: u obedecer, aunque fuera a regañadientes y apelando a la distinción entre “el voto” y “la virtud” de la obediencia, o el religioso abandonaba la comunidad, abrazando por lo general el estado de clérigo secular. Como ya hemos mencionado más arriba, hacia el año 1959 se comienza a observar un cambio; se empieza a hablar de diálogo entre los hermanos, y también en relación a la obediencia se habla de “conciencia de cooperación a las cosas en común” y se afirma que “junto a la autoridad que busca el bien común ha de cooperar la colectividad”; todo indica que se está caminando hacia una forma de ejercicio de la autoridad más dialogal. También en relación con este tema, durante el Posconcilio parece haberse producido un cambio profundo y no siempre equilibrado. Apelando una vez más al informe pre–capitular de 1975, documento que parece reflejar bien el momento en el que la crisis postconciliar estaba en plena ebullición, observamos aspectos contrastantes. Por una parte el Prior Provincial no sólo acepta de buen grado las sugerencias que pudieran hacérsele, sino que las solicita casi como una obligación: “Si el Capítulo tiene que programar la marcha de la Provincia durante los tres años siguientes, si hay que impulsar la adecuada renovación, adaptada a los tiempos actuales, si hay que corregir defectos y deformaciones existentes, es necesario que ese programa se elabore con la aportación de todos y se vea enriquecido con la experiencia de todos”.


214 Vemos que la autoridad de la Provincia se ponía a la escucha de los hermanos para recibir sugerencias y contribuciones. Ya no se estimaba que el religioso simplemente debía obedecer lo que era mandado desde la cabeza, sino que debía participar activamente en la elaboración de un programa común; así, el mismo informe expresa: “El concepto de obediencia ha sufrido una notable transformación a partir del Concilio Vaticano II. De la obediencia ciega, la infalibilidad del Superior y la concepción del religioso como un eterno menor de edad a la idea actual, media un abismo”.

No obstante, el Provincial comprueba que, en relación a la obediencia, no todo son rosas en la vida de la Provincia. De una imagen del religioso considerado como un niño, casi se ha pasado a estimar al superior como un siervo: “Se ha recalcado en todos los tonos el espíritu de servicio que tiene que presidir la gestión del Superior. Servicio que se ha tomado en un sentido unilateral. Parece que el Superior no tiene otro cometido que transigir con las exigencias del hermano. Se ha olvidado que servir es también corregir, negar o amonestar cuando así lo exigen las Constituciones, la buena marcha de la comunidad o el bien espiritual del mismo religioso”.

En el informe se habla de “comodidad”, “cobardía” e incluso de miedo “a perder la fama de hombre comprensivo y bueno”, que llevarían a los superiores a dejar pasar las cosas. Por otra parte, se mencionan fallas, de las cuales son responsables los religiosos: “Hoy el religioso está tremendamente sensibilizado en todo lo que se refiere a la dignidad de la persona humana, quiere tomar sus propias decisiones y ser el único responsable de las mismas. Se ha comprometido por su cuenta en realizar determinados estudios, o prestar su cooperación apostólica en determinados movimientos, a realizar un servicio concreto a nivel familiar o social. No siempre se tiene en cuenta ‘si el trabajo asumido está en conformidad con la vocación del Instituto’ (E.T. 26), ni las consecuencias que su compromiso originarían para la comunidad. Al Superior se le presenta el caso como algo ya consumado y no le queda más remedio que transigir o crear un trauma en el religioso con consecuencias difíciles de preveer’ [sic]”.

El Provincial habla también de “aires de independencia”, “alergia a la autoridad”, la cual, a veces, es mirada con desprecio, indiferencia y hasta con “hostilidad”:


215 “No es raro oír adjetivar a la obediencia, injustamente, –continúa el informe– de esclavizante”. Evidentemente, el documento citado más arriba muestra que la Provincia, o al menos buena parte de sus miembros, estaba experimentando en pleno la crisis postconciliar. En lo que respecta a la organización interna de la comunidad, pareciera que en los primeros años estaba suficientemente definida a través de las normas constitucionales, que regulaban cada momento de la vida comunitaria con precisión casi mecánica. Después del Concilio parece haberse introducido algunos desajustes en cuanto a los roles, la distribución de tareas, etc. Estimo que fueron de suma importancia los principios que se dieron en la década de 1970 para organizar el Ordo domesticus que, aunque con flexibilidad, debía regir la vida de la comunidad. Hoy en día, no son pocas las comunidades que procuran dar un paso más, elaborando un “Proyecto Comunitario”, que contemple objetivos generales y particulares más desarrollados, que programe tiempos de formación continua, que sea capaz de integrar los proyectos pastorales y espirituales de cada hermano en particular, etc. 4.2.– La proyección externa de la comunidad: El apostolado Parece casi obvio decir que, desde que se fundó nuestra Provincia hasta el presente, las formas concretas y los estilos de ejercer el apostolado han cambiado mucho. Basta con conocer un poco la historia general de la Iglesia como para darse cuenta de que el inmediato Preconcilio, el Concilio y el Posconcilio han provocado –en lo que a apostolado se refiere– cambios importantes. Antes de continuar, digamos, sin embargo, que más allá de los cambios de estilos, métodos, etc. hay algo que ha permanecido firme durante este siglo de existencia de nuestra Provincia, y es, precisamente, el aprecio y la dedicación con la que se ha ejercido el ministerio en servicio del Pueblo de Dios. Más que de opuestos absolutos habría que hablar más bien de matices, de acentuaciones, de diferentes métodos apostólicos. Tratemos de ver algunos que han sido más comunes en los orígenes de nuestra Provincia, en sus distintas áreas geográficas. La relación con los laicos. Si en los primeros años de existencia de la Provincia el trato entre religiosos estaba marcado por cierta “distancia”, no tiene ni que decirse que por aquellos mismos tiempos se consideraba que esa distancia debía ser mucho más marcada en el trato con los seglares. Fuera del contacto que imponía el apostolado (y que el que encontramos diferencias entre los Conventos de España y las “misiones” de América), pensar en compartir la propia vida con los laicos, era una idea que aún estaba muy lejos de aparecer. Un ejemplo concreto de lo que estamos diciendo podemos encontrarlo en la “Circular reservada” a la que aludía más arriba; el P. Provincial recalcaba la importancia de observar estrictamente el


216 número 401 de las Constituciones [en aquel momento estaban en vigor las de 1928], insistiendo en que “esas horas [las de las comidas] suelen ser de expansiones [sic] muy justificadas entre nosotros; pero frecuentemente de poca edificación para los que nunca deben conocernos en la intimidad. Para eso mandamos a los Superiores que establezcan comedores para seglares; o, donde no pueda haberlos, que coman en segunda mesa, acompañados de algún Religioso ejemplar”. En cuanto a las formas concretas de apostolado, durante los primeros años de la vida de la Provincia éstas se reducían prácticamente (aun en las misiones) a una digna celebración del Culto Divino, la predicación y la promoción y asesoramiento de asociaciones de carácter más bien devocional. Es llamativo el cuidado con el que, desde el nacimiento de la Provincia, se ha celebrado el Culto Divino; y no hablo aquí solamente de un Culto celebrado con cuidado y dignidad. Todos los documentos y todas las relaciones que nos trasmiten la actividad de nuestros religiosos nos hablan del ejercicio de un Culto que bien podríamos calificar de “esplendoroso”. Sea en la misión de Lábrea o Marajó, como en ciudades como Madrid, São Paulo o Buenos Aires, se procuró siempre que el Culto fuese lo más esplendoroso posible. Las celebraciones: fiestas del Señor, advocaciones marianas, fiestas de los santos, o las celebraciones con ocasión de la administración de los sacramentos (particularmente las primeras comuniones), eran preparadas con esmero y hasta con cierto boato. Quincenas, novenas y triduos preparatorios. Sermones cuidados y a veces pomposos; decoración del templo; cuidado de la música; etc. Hasta la misma “pasión” por construir templos magníficos (en cuanto la magra economía provincial lo permitía), son elementos que revelan este amor por el Culto Divino. Creo que no es aventurado decir que, en este sentido, nuestros frailes supieron captar la sensibilidad del Pueblo al que servían. Tanto en España como en América Latina, el hombre de principios del siglo XX se dejaba atraer fácilmente por las grandes manifestaciones (procesiones, música, predicaciones un tanto altisonantes, etc.). En este sentido, nuestros religiosos (algunos de ellos en particular) fueron siempre apreciados por los obispos y por el clero secular como predicadores notables. Misiones parroquiales, novenas, etc. Para todo este tipo de actividades eran muy requeridos nuestros frailes. En cuanto al objeto del Culto, algunos eran comunes para toda la Iglesia: se incentivaba la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a la Virgen María en sus diversas advocaciones, a los santos de la Iglesia; se procuraba dar realce a los tiempos litúrgicos tratando de captar (y a veces exagerar) el carácter central de esos tiempos fuertes: Cuaresmas, Navidades, etc. También se procuraba celebrar con dignidad a los santos de la Orden; p. ej. a N. P. San Agustín, a la Virgen, bajo la advocación de N. S. de la Consolación (devoción de la cual muchos religiosos


217 tomasinos fueron apasionados difusores dentro de la Orden; piénsese p. ej. en Mons. Gregorio Alonso, quien, en todos los lugares en los que residió, fue sembrando el título de N. S. de la Consolación). San José y Santa Rita eran otros de los santos a los que se procuraba celebrar con toda solemnidad. Es interesante notar que el Pueblo de Dios respondía concurriendo a nuestras iglesias en número importante; todo esto nos permite afirmar que el método apostólico adoptado no era inadecuado. Con relación a las instituciones a las que se agregaban los fieles de nuestros ministerios, una vez más observamos que algunas eran propias de la Iglesia universal: Apostolado de la Oración, Acción Católica, etc.; y otras eran más propias de la Orden, tales como la Orden Tercera (cuya erección en cada casa ya por entonces apremiaban los superiores), la Archicofradía de N. S. de la Consolación y Sagrada Correa, la Cofradía de Santa Rita de Casia, etc. El Pontificado de Pío XII con sus disposiciones sobre el culto [ténganse en cuenta documentos como Mediator Dei (1947) y Musicae Sacrae Disciplina (1955)] comenzaron a dar una nueva impronta a las celebraciones litúrgicas; en nuestros documentos comienza a hablarse de fomentar una “intensa participación en la liturgia y música sagradas” (estamos a un paso de la “pia et actuosa fidelium participatio” de la que hablaría el Concilio en la Constitución Sacrosanctum Concilium). En España se comenzaron a asumir, ya en 1959, las orientaciones pastorales que brindaba el “Instituto de Teología Pastoral” de la CONFER. A las formas clásicas de apostolado se van sumando otras nuevas, como el intento de inserción en los medios de comunicación social (ya por la década de 1960 el P. Antonio Garciandía incursionaba en la radio “Vera Cruz” con las audiciones “Sementes de vida eterna” y “Momento agostiniano”, programas que gozaron de buena aceptación entre la audiencia). Por esos mismos tiempos, en Argentina, los frailes se hallaban plenamente comprometidos con la “Gran misión de Buenos Aires”, convocada y liderada por los obispos del país. No obstante, debemos confesar que faltan algunos años para que en nuestros centros de pastoral ministerial se comience a buscar e implantar una verdadera renovación pastoral; más bien, lo que se observa en aquellos tiempos (y de algún modo tal situación perdura hasta hoy) es que a las asociaciones más clásicas se van sumando otros movimientos y asociaciones más nuevos: primera de todas la Acción Católica (en este punto nuestras parroquias pueden considerarse como “de vanguardia”), el Movimiento Familiar Cristiano, etc. A nivel de apostolado, la celebración del Concilio Vaticano II redundó en una renovación análoga a la que habían propiciado en este u otros campos la celebración de otros concilios anteriores. En la Provincia se observa cómo, poco a poco se van buscando nuevos ámbitos de acción evangelizadora, nuevos métodos de evangelización, la aceleración del proceso de inserción de los laicos, no sólo en


218 los niveles de ejecución de las acciones apostólicas, sino también en la programación y decisión. Este desarrollo se notó en todos las actividades pastorales; pero probablemente fueron las parroquias las que experimentaron un impulso renovador más marcado. A medida que avanzamos en los años del Posconcilio, vemos cómo nuestros religiosos dedicados al ministerio parroquial van buscando planes pastorales (a veces “autóctonos” otras veces “importados) a fin de “renovar” la vida de la parroquia. Cada vez más se va procurando convertir a la parroquia en una “comunidad de comunidades”; las mismas adquieren una conciencia más clara de la situación ambiental, de las pérdidas que la Iglesia va sufriendo ante el avance del secularismo o de las sectas. La parroquia adquiere un talante cada vez más marcadamente misionero. Ciertamente, esta afirmación requeriría de muchos matices, según nos refiramos a parroquias de España (que poco a poco van apareciendo) o de América; también cabría establecer una profunda diferencia entre las parroquias pertenecientes a ámbitos urbanos y suburbanos o a las parroquias de la misión; una gran diferencia entre unas y otras lo han marcado también los religiosos que a través del tiempo las regentaron; en fin, se podrían hacer muchas precisiones más en relación con este tema; no obstante, miradas en líneas generales me parece que la situación descrita más arriba, marca la tónica predominante. Pensando en nuestra “historia futura”, estimo que la reciente publicación del Ideario de pastoral de la Orden de Agustinos Recoletos (Roma 2008) marca un jalón importantísimo en la búsqueda de una identidad común a la hora de ejercer el apostolado; identidad que, por una parte intenta evitar la dispersión y la búsqueda de planes y modelos apostólicos ajenos a nuestra identidad carismática; pero que, por otra parte, respeta las legítimas diferencias culturales, las diferentes situaciones sociales, etc. Considero que la recepción o no de este documento en nuestra Provincia (proceso que aún está in fieri) será objeto de estudio histórico de aquí a unos años. Junto con las actividades estrictamente cultuales, ya desde los inicios de la Provincia vemos desarrollarse un intenso trabajo de acción social que, como en el caso de los otros apostolados, fue experimentando diversas adaptaciones a medida que iban avanzando los tiempos. Apenas comenzada la vida de la Provincia, y al hablar de pastoral social, merece una especial mención el trabajo realizado por el P. Manuel Simón, quien en 1910, juntando un grupo de familias de origen italiano, fundó en Brasil la “Fazenda do Centro”, desarrollando al mismo tiempo una función social, cultural y evangelizadora. Pocos años después de la fundación de la Provincia, tuvieron gran trascendencia los “Talleres y centros de Santa Rita de Casia”, dedicados a la confección y reparto de prendas para las familias pobres, y a la enseñanza de la catequesis (para lo cual


219 imprimían y repartían “folletos catequísticos”). Esta obra, sin duda meritoria y digna de alabanza, tenía en sus comienzos un marcado tinte asistencialista. Por su importancia, permítaseme transcribir un texto de 1921 en el que el P. Teófilo Garnica hablaba sobre las actividades de la asociación, como modo adecuado de afrontar la problemática social. Según el religioso, la acción caritativa de los talleres demostraba que “la cuestión social, tan traída y llevada por todos los sociólogos y estadistas del mundo, siendo esencialmente de orden moral y no sólo de orden económico, como erróneamente creen muchos, no se resuelve con la sindicación de obreros (!) [Tengamos en cuenta que León XIII, en su Encíclica Rerum Novarum, había aprobado los sindicatos exactamente treinta años antes], ni con la fundación de círculos y cajas de crédito y menos aún por los medios violentos a que apelan muchos infelices obreros engañados miserablemente; sino por la enseñanza del catecismo, por la práctica de las verdades que nos inculca el Santo Evangelio, en el cual se hallan solucionados todos los problemas que agitan al mundo”.

La obra de los “Talleres”, sin negar su dimensión benéfica, no había incorporado aún muchos de los principios sentados por la Doctrina Social de la Iglesia, y, de alguna manera, tenía un tinte “clasista”, toda vez que distinguía a las mismas asociadas como “Damas” o “Señoras” y “Obreras”. A los “Talleres de Santa Rita”, que con el correr del tiempo se irían poniendo a tono con la Doctrina Social Cristiana, poco a poco se fueron sumando otras iniciativas en el campo de la “pastoral social”; hacia la década de 1940 en muchos de nuestros ministerios se fueron creando los “Círculos católicos de obreros” (a los cuales precisamente rechazaba el P. Garnica en 1921). Posteriormente, algunos religiosos comenzarían a trabajar con la JOC (Juventudes Obreras Católicas), y en 1960, a los ya tradicionales talleres, y a los círculos se agregan nuevas iniciativas de trabajo social, tales como programas de alfabetización de niños, etc. En estos últimos años, la pastoral social, ha tomado un nuevo impulso, procurando perder su tinte exclusivamente asistencialista (que todavía conserva en muchos ministerios), para convertirse en una pastoral de la promoción social. En casi todas las áreas de la Provincia se han creado centros dedicados a la promoción y formación de los más necesitados, destinados a brindarles herramientas que les permitan posicionarse mejor ante los retos que plantean los actuales paradigmas socioeconómicos (pensemos p. ej. en los centros sociales “Santo Agostinho” de Belém do Pará y la Obra Social “San Judas Tadeo” de Caracas). El apostolado educativo entró en nuestra Orden bastante tardíamente. En otro artículo he podido dedicarme a algunos aspectos de este tema (Cf. Servicio


220 educativo de los agustinos recoletos en las Américas y Filipinas en Recollectio 19 (1996) 177–199); también nuestra Provincia comenzó algo tardíamente un apostolado educacional especializado, y lo hizo antes en América que en España; no obstante, cuando se comenzó, procuró hacerse con competencia. Llama la atención que ya en el lejano año 1926 (apenas unos meses después de nuestra llegada a Argentina), entre las funciones que se esperaba cumpliera la entonces recientemente fundada casa de Ciudadela, estaba la de brindar las comodidades imprescindibles para que los religiosos pudieran iniciar “los estudios necesarios para poder habilitarse en la enseñanza”. Lo cierto es que, recién en 1946, y en Leblon (Río de Janeiro), pudo abrirse nuestro primer instituto de enseñanza con duración hasta el presente. Sin embargo, también en lo referente al apostolado educativo, el último Concilio Ecuménico hizo soplar nuevos vientos. Desde nuestros primeros años de existencia, nuestros religiosos se habían preparado para ejercer los apostolados misional y parroquial; en torno a la celebración del Concilio, notamos que la preparación para el apostolado educacional se hace más incisiva. Así, p. ej., comienzan a aparecer artículos en el Boletín que tratan sobre Cuestiones generales de didáctica y organización escolar (1959) y hacia 1960 el número de religiosos dedicados a la enseñanza, tanto en Brasil y Argentina como en España, va creciendo exponencialmente. Debe señalarse que no es sólo el número de religiosos dedicados a la docencia lo que crece, sino también su capacitación. En Argentina veremos que varios religiosos fueron destinados a obtener su título de “profesor” en distintas asignaturas (grado académico de orientación predominantemente pedagógica, habilitante para ejercer la docencia en institutos de enseñanza media) y en Leblon se destinará otra cantidad de religiosos a obtener sus licenciaturas en la Universidad Católica, tanto en especialidades más afines a los estudios eclesiásticos, tales como “Filosofía y pedagogía”, como en otras más novedosas para nosotros como la especialización en “lenguas anglo–germánicas”, algo exactamente análogo puede decirse de los religiosos pertenecientes a la Vicaría de España [recordemos que desde 1936 el provincialato residía en Río de Janeiro y nuestras casas de España constituían una Vicaría Provincial]. Este enfoque de nuestro apostolado significó para la Provincia una era de verdadera pujanza pastoral. En relación al apostolado educativo, en la década de 1970 se habla mucho de una intensa dedicación de los religiosos, del trabajo en equipo, etc.; como contrapartida, se señalan algunas deficiencias en la vida espiritual de los religiosos dedicados al apostolado educativo, quienes, agobiados por la dedicación que exige la labor educacional, a veces descuidaban la vida de oración o la misma celebración cotidiana de la Eucaristía. Aparentemente, con el correr de los años, al menos en muchos de nuestros institutos, se ha perdido un poco el talante “pastoral” de


221 la tarea docente, poniéndose el acento en alcanzar mejores niveles de excelencia académica; tendencia que tal vez hoy esté en proceso de equilibrarse.

5.– Mirando hacia el futuro Indudablemente, lo que somos hoy, al menos en buena medida, es fruto de lo que fuimos ayer; y lo que seremos mañana es fruto de lo que decidamos ser hoy. Esto ocurre también (y casi me atrevería a decir “especialmente”) con nuestros estilos de vida y costumbres de cada día. La forma en que vivimos lo más cotidiano, se va transmitiendo, casi insensiblemente, de generación en generación. Hemos intentado ver apenas un poco de nuestros estilos de vida del pasado; y al hacerlo hemos descubierto “luces y sombras” (creo que, gracias a Dios, más luces que sombras). Esto es así y no podrá ser de otra forma mientras Dios sea Dios y los hombres seamos lo que somos; nuestra vida será siempre una mezcla de la bondad y la fidelidad de Dios y de nuestra respuesta a veces más valiente y otras más temerosa. La realidad cotidiana nunca será “radiante”, sino un claroscuro en el que algunas veces predominarán los tonos más claros y en otras los más sombríos. Nuestra Provincia es un cuerpo viviente (si se me consiente la analogía), y como todo cuerpo viviente ha tenido su nacimiento, sus momentos de esplendor y expansión, y también ha pasado por momentos de crisis; ocultarlas sería poco inteligente, negarlas implicaría faltar a la verdad. Lo bueno, lo inapreciablemente bueno, es que en las manos de Dios, de quien como Provincia hemos recibido la vida, la vocación y la misión, aun los acontecimientos más sombríos pueden convertirse en un motivo para aprender y para cambiar. El Dios que nos ha “convocado” para que vivamos juntos, nos “evoca”, nos invita a que salgamos de nuestros “egiptos” esclavizantes; pero también nos “provoca”, nos llama a vivir algo nuevo, a ir siempre más allá, a ampliar nuestros horizontes. La gran posibilidad está en el futuro, porque en él se nos revelarán los designios de Dios, en su fidelidad descansa nuestra esperanza. Pero no olvidemos que las posibilidades están también en nuestras manos, ya que Dios nada hace sin nuestra colaboración; nuestra esperanza debe cimentarse también en nuestra responsabilidad. El futuro, nuestro futuro, será mediocre o glorioso dependiendo de lo que nosotros decidamos “ser” y “hacer”. No nos olvidemos nunca de que lo que somos y lo que hacemos se realiza, en definitiva, en el “hoy” que se nos otorga cada día como regalo de la Providencia. Hoy decidimos cómo será nuestra oración, hoy hacemos de nuestra convivencia un mero “coexistir” o una experiencia fraterna; hoy, decidimos de qué modo hemos de vivir la relación autoridad–obediencia. De


222 este modo, nuestro ayer, nuestro hoy y nuestro mañana se unen providencial y misteriosamente por la voluntad amorosa del Señor. La tarea grande no está sólo en celebrar dignamente el Centenario; sino, y principalmente, en decidir cómo queremos proyectarnos hacia nuestros próximos cien años. Quiera Dios que la experiencia del pasado nos enseñe a planear bien nuestro futuro.

P. Fr. Ricardo W. Corleto, oar Seminario San Ezequiel Moreno San Andrés Golf (Bs. As., Argentina)


Capítulo 13.º Las relaciones fraternas (La vida de Comunidad) Introducción 1. Lo primero por lo que os habéis congregado en comunidad es para que habitéis unánimes en la casa, y tengáis una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia a Dios (Regla de san Agustín, 1, 2). Éste es nuestro propósito, fundados en el ideal de la primitiva comunidad de Jerusalén (Hch 2, 42–47 y 4, 31–35) Sin embargo, nunca fue fácil la vida de comunidad. Éste ideal de comunión se hace realidad cuando se acoge como un don y se convierte en nuestra principal tarea. Bellamente nos lo dice Monseñor Casaldáliga: Dos son los problemas, dos: Los demás, y yo. El difícil otro y el difícil yo. El duro nosotros de la comunión. Nuestra pretensión es ayudar en la reflexión siempre inacabada de las relaciones en la vida fraterna uniéndonos a los hermanos en la celebración gozosa del centenario de la restauración Es un texto divulgativo cuya base ha sido el artículo de José Mari Illarduia, “Comunidad” en el libro “10 palabras clave sobre la vida consagrada.” (Edit. Verbo Divino, Estella 1997)


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1.– Vocación a la santidad Antes de nada debemos recordar que toda comunidad cristiana tiene como fin primordial la santidad de sus miembros. Hay dentro de la Iglesia distintos tipos de comunidad que van desde relaciones más profundas a más superficiales, pero todas llevan a la santidad. Sirvan como puntos de referencia los siguientes textos que constituyen la espina dorsal de nuestra reflexión: • Leemos en la Lumen Gentium, 39: “El Hijo de Dios, a quien con el Padre y el Espíritu llamamos ‘el solo Santo’, amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a sí mismo por ella para santificarla (cf. Ef 5, 25–26), la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por eso, todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía, ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: ‘Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación’ (1 Tes 4, 3; Ef 1, 4).” En este texto se expresa el fundamento cristológico de la santidad y la vocación universal a la misma. • En esta vocación de santidad, “la vida fraterna tiene un papel fundamental en el camino espiritual de las personas consagradas, sea para su renovación constante, sea para el cumplimiento de su misión en el mundo.” (VC 45). • Abundando en el tema, la Congregación para los Institutos de vida consagrada en el documento Vida fraterna en comunidad nos dice: “Quien pretende vivir una vida independiente, al margen de la comunidad, no ha emprendido ciertamente el camino seguro de la perfección del propio estado.” (VFC, 25). • Y más recientemente, en el documento Caminar desde Cristo, se insiste: “El sentido dinámico de la espiritualidad ofrece la ocasión de profundizar, en esta época de la Iglesia, una espiritualidad más eclesial y comunitaria, más exigente y madura en la ayuda recíproca, en la consecución de la santidad, más generosa en las opciones apostólicas” (Caminar desde Cristo 20).

2.– La Comunidad, Carisma del Agustino Recoleto Dice Juan Pablo II: “Toda la fecundidad de la vida consagrada depende de la calidad de la vida fraterna en común. Más aún, la renovación actual en la Iglesia y en la vida consagrada se caracteriza por una búsqueda de comunión y comunidad” (Alocución a la CIVCSVA, 20 de noviembre de 1992).


225 Siempre había sido considerada la vida de comunidad como parte esencial de la vida consagrada. Pero, con frecuencia, esta forma de vida consistía más en compartir unos bienes comunes, un mismo techo y en acudir juntos a unos actos comunes que en vivir los hermanos el encuentro de la comunión. Como otras tantas dimensiones de la vida consagrada, también la idea de comunidad ha experimentado cambios profundos en las últimas décadas. La comunión fraterna es hoy un signo del Reino más fiable que otros signos más reconocidos en otros tiempos: observancia, obediencia sumisa, eficacia, profesionalidad, compromiso social… No se trata de negarles su valor, sino de someterlos a la prueba de su verdad: Si crean, o no, comunión empezando por casa. De todos modos, sería un error hacer de la comunidad el único eje de comprensión y de identificación de nuestras comunidades. Un error tanto desde el punto de vista psicológico como antropológico o teológico. La antropología nos dice que la persona, para que crezca armónicamente, debe atender a las tres dimensiones de su estructura humana: la personal, la comunitaria y la histórica. La psicología, por su parte, busca comprender al hombre desde estas mismas tres dimensiones: la personal, la grupal o comunitaria y la intergrupal o socio–histórica. Jesús mismo compromete a sus discípulos a estos tres niveles: “Mientras subía a la montaña, fue llamando a los que Él quiso y se reunieron con Él. Designó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios” (Mt 3, 13–15). Es decir: a) Llamada a cada uno personalmente. b) Comunidad de discípulos convocados en torno a Él. c) Envío a anunciar el Reino con poder para luchar contra toda forma de mal que oprime a los hombres. Nuestras Constituciones lo reafirman concretamente para nosotros: “El carisma agustiniano se resume en el amor a Dios sin condición, que une las almas y los corazones en convivencia de hermanos, y que se difunde hacia todos los hombres para ganarlos y unirlos en Cristo dentro de su Iglesia” (Const. 6). Vemos pues, cómo nuestra vocación agustino-recoleta, profundización de nuestro Bautismo, se despliega en estas tres dimensiones, cada una de las cuales constituye un tipo de encuentro. Toda vocación cristiana incluye estos tres momentos:


226 1. Saberse llamado y responder personalmente. 2. Compartir un proyecto de vida y de destino con otros que, como yo, han escuchado y respondido a la misma llamada. 3. Entender la vida como misión en el mundo para compartir lo que uno mismo ha recibido de Dios. “En realidad, la Iglesia es esencialmente misterio de comunión, ‘muchedumbre reunida por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’. La vida fraterna quiere reflejar la hondura y la riqueza de este misterio, configurándose como espacio humano habitado por la Trinidad, la cual derrama así en la historia los dones de la comunión que son propios de las tres Personas divinas”.

3.– Perspectiva personal de la comunidad: la comunidad funciona si cada persona que la compone funciona La llamada de Dios se dirige al centro personal de cada uno, a su interioridad, donde uno responde de sí mismo y donde uno se juega la vida. Es ahí donde echa raíces toda vocación. La comunidad sólo nace cuando hay personas con una identidad personal clara que luego se comparte. Este misterioso ámbito radical de la persona nunca podrá ser sustituido por la comunidad. La opción por la vida consagrada supone el don de una vocación, supone escuchar cada día la invitación personal de Dios a vivir su Alianza y a ser enviado por él a construir su Reino. Esta experiencia de Alianza renovada cada día tiene el poder de centrar y de totalizar toda la existencia de una persona: su corazón, sus energías, sus proyectos. Se inicia un proceso hacia un proyecto ambicioso y arriesgado, pero posible. Es preciso que la persona consagrada abra a diario su corazón al Dios de la salvación a través de una serie de mediaciones: oración afectiva, escucha de la palabra, formación, discernimiento, disciplina, entrega. Es en el fondo de cada persona donde se deciden las grandes opciones y las dinámicas de transformación. Lo determinante es la persona y el modo como sale desde sí misma al encuentro de los demás y de Dios. De ahí se deriva un primer principio que regula la vida de toda comunidad: la comunidad funciona si cada persona que la compone funciona. Si se quiere que la comunidad funcione, nada ni nadie podrá ahorrarle a cada hermano el tener que poner en juego cada día sus opciones más personales.


227

4.– Perspectiva comunitaria: la persona funciona mejor cuando la comunidad funciona Y, sin embargo, entre la persona y su comunidad se da una interacción dialéctica decisiva. Por eso, el principio anterior se completa con este otro que hace como de su contrapunto dialéctico: si la comunidad funciona, cada miembro de la comunidad encontrará en ella su mejor ayuda para su crecimiento personal. “El otro”, los otros tienen el poder de interpelar y de provocar mi centro personal para despertar en mí lo mejor de mí mismo. Y también esta interacción es un misterio. Es la perspectiva social de la persona y de la comunidad. Por eso, la persona encuentra en la comunidad la gran mediación para poder vivir la aventura de su vocación decidida en su interioridad. La comunidad, el “espacio teologal” en el que Dios comunica su vida, da sentido a las renuncias que conllevan los votos y educa a la persona consagrada hacia la libertad para el amor. “Es preciso recordar siempre que la realización de los religiosos y religiosas pasa a través de sus comunidades”. Ahora bien, nuestras comunidades serán mediación de salvación en la medida en que alcancen un buen nivel de vida fraterna, en la medida en que vivan el encuentro de comunión. La calidad de vida fraterna en común viene dada por la capacidad que tienen los hermanos de compartir su vida creyente en un encuentro de comunión, esto es, en un encuentro en el que los hermanos se acogen, se comunican, se apoyan y cultivan la amistad para vivir sus niveles vocacionales fundantes. • Ni la “comunidad de observancia” centrada en el cumplimiento de la norma, • ni la “comunidad de autorrealización” centrada en satisfacer las necesidades individuales, • ni la “comunidad empresa” centrada en la eficacia por el Reino, • ni la “comunidad estufa” curvada enfermizamente sobre sí misma, • ni la “comunidad de inserción secular” volcada en las urgencias de los marginados podrán proyectar la vida consagrada hacia su futuro si no logran un buen nivel de calidad de vida fraterna. El futuro de nuestra vida religiosa se proyecta hacia un modelo de vida fraterna que “se construye más sobre la calidad de vida de las relaciones interpersonales que sobre aspectos formales de la observancia regular”, o sobre tareas orientadas a satisfacer necesidades personales o institucionales. “Se pide a las personas consagradas que sean verdaderamente expertas en comunión, y que vivan la respectiva espiritualidad como testigos y artífices de aquel ‘proyecto de comunión’ que constituye la cima de la historia del hombre según Dios” (VC 46).


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5.– Perspectiva histórico–social: la comunidad y las personas que la componen funcionan si funciona su interacción con los grupos sociales de su entorno El discípulo y la comunidad se entienden a sí mismos como enviados a comunicar a otros la salvación que ellos mismos han experimentado por gracia y a intervenir en el mundo para transformarlo según el proyecto del Reino. De aquí se deriva otro principio: la comunidad y las personas que la componen funcionan si funciona positiva y creativamente su interacción con los grupos de su entorno. La comunidad no fue creada para encerrarse en sí misma. Todo el grupo que se cierra sobre sí mismo se muere. Desde su origen queda constituida como comunidad evangelizadora, para dar a conocer al mundo la experiencia que a ella le ha salvado: “Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 18–20). De acuerdo a nuestro carisma, la comunidad agustino-recoleta está hecha para proyectarse en el mundo de los hombres: “La misión es esencial para cada Instituto, no solamente en los de vida apostólica activa, sino también en los de vida contemplativa”. El encuentro de comunión es la primera misión que estamos llamados a ofrecer al mundo, tal como nos pide Juan Pablo II, recogiendo una de las convicciones más sentidas en el Sínodo sobre la vida consagrada del 94. “Se pide a las personas consagradas que sean verdaderamente expertas en comunión… Para presentar a la humanidad de hoy su verdadero rostro, la Iglesia tiene urgente necesidad de semejantes comunidades fraternas. Su misma existencia representa una contribución a la nueva evangelización, puesto que muestran de manera fehaciente y concreta los frutos del mandamiento nuevo… De este modo la comunión se abre a la misión, haciéndose ella misma misión”. Nuestra misión como consagrados no termina en la comunidad: la comunidad es enviada a expandir esa experiencia salvadora de comunión que el Espíritu ha realizado ya, parcialmente, entre los hermanos como prueba de que el Reino se ha iniciado. Por eso, sin la experiencia previa de haberse empeñado en la construcción de la comunión entre los hermanos toda evangelización hacia fuera cae bajo sospecha.

6.– Carácter propio agustino recoleto En la inspiración carismática agustiniana y en la Forma de vivir se percibe constantemente esta nota característica de comunión (Cf. Const., 15). Esta inspiración originaria nuestra es objeto de especial insistencia para todos los consagrados


229 por parte de Juan Pablo II: “Exhorto por tanto a los consagrados y consagradas a cultivarla con tesón, siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos de Jerusalén, que eran asiduos en la escucha de las enseñanzas de los Apóstoles, en la oración común, en la participación en la Eucaristía, y en el compartir los bienes de la naturaleza y de la gracia (cf. Hch 2, 42–47)” (VC 45). No se trata sólo de un contenido más entre otros aspectos de vida; se trata de un modo diferente de vivir el misterio de la presencia de la Trinidad en nuestra vida: “Honrad los unos en los otros a Dios, de quien habéis sido hechos templos” (Regla 1, 8), y de la participación de todos formando el Cuerpo místico de Cristo. En las Constituciones se presenta la vida fraterna como camino por el que pasa la búsqueda y contemplación: “La búsqueda y contemplación pasan por la experiencia y adoración de Dios en los hermanos” (Ib., 14), como medio de protección mutua ante los peligros: “Dios, que habita en vosotros, también os protegerá de esta manera, por medio de vosotros mismos” (Ib., 4, 6). Y como fuente de donde brota espontáneamente nuestra misión evangelizadora: “El religioso, en virtud del amor diffusivus, obra y trabaja para que todos amen a Dios con los hermanos y está siempre dispuesto al servicio de los hombres y de la Iglesia, según el carisma de la Orden” (Ib., 23).

7.– La vida de comunidad como dinámica dialéctica entre diversos valores “La Iglesia, una y santa, en su peregrinar por este mundo, se ha caracterizado constantemente por una tensión, muchas veces dolorosa, hacia la unidad efectiva” (VFC 9). “La comunidad sin mística no tiene alma, pero sin ascesis no tiene cuerpo” (VFC 23).

La comunidad ha de ser entendida en su relación dialéctica con las personas que la componen y con la misión. No cabe hablar de la comunidad sin tener en cuenta al mismo tiempo estas otras dos polaridades. Sería un discurso abstracto sobre la vida en comunión. La vida, toda ella, es tensión, ya sea por el hecho de tener que escoger algo dejando otras cosas (opción), ya sea porque hay que integrar polaridades antagónicas en una síntesis de contrarios (integración). Ahora bien, hay tensiones sanas y tensiones malsanas. Son sanas aquellas tensiones que ayudan a crecer a la persona. Sin tensión no hay crecimiento. El Reino no avanza sino en tensión con determinados conflictos históricos. Sin un margen de tensión, la vida se paraliza y la persona se estanca. La vida de comunidad también.


230 Al tratar sobre la vida de comunidad, es fácil caer en una poetización idealizada de la comunión fraterna, llevados de la ilusión del deseo. Pero los inevitables conflictos de la vida en común se encargan de despertarnos de esas falsas ilusiones para devolvernos a la cruda realidad de nuestras problemáticas relaciones comunitarias. Dice Bonhoeffer que “aquél que ama más su sueño de una comunidad cristiana que aquella comunidad a la que pertenece, se convierte en destructor de la comunidad cristiana, por más honestas, serias y abnegadas que sean sus intenciones personales” (Vida en comunidad, Sígueme, Salamanca 1982, 17). Las tensiones comunitarias son las que nos marcan el camino, esa especie de Mar Rojo que es preciso transitar cada día, para avanzar hacia la tierra prometida de la comunión fraterna. Todos nos sentimos impulsados a salir de nuestra soledad para lograr esa tierra prometida del encuentro con el otro. Vivir se convierte así en el arte de convivir, donde se da esa forma de vibración y plenitud existencial donde ahuyentamos el fantasma de la soledad, donde descubrimos y vivimos lo mejor de nosotros mismos y descubrimos la salvación que Dios nos ofrece en los hermanos. Precisamente porque la vida de comunidad crece en tensión de tendencias antagónicas, pronto descubrimos que toda forma de convivencia, en cualquiera de sus formas, es fuente de conflictos. Y también que la vida de comunidad es una llamada permanente a abordar y resolver positivamente los conflictos y tensiones que conlleva. Cuando este antagonismo de tendencias contrapuestas se resuelve en una síntesis integradora, es cuando la persona y la comunidad avanzan hacia el encuentro de comunión fraterna, convirtiéndose ésta en la gran mediación posibilitadora y plenificadora de la vida consagrada. Veamos algunas de estas tensiones. Lo que funda la comunidad es, pues, la sintonía en los valores fundantes, y no la simpatía que brota natural entre las personas. Esto no transforma sin más las discordancias en simpatías naturales, pero sí proporciona las bases para lograr una sintonía que posibilite caminar hacia el encuentro. Y es que el verdadero encuentro, a la larga, se construye más desde la sintonía en las identidades de fondo que desde las simpatías periféricas. Sin una mirada teologal sobre el hermano, sin verlo mirado/amado por el Padre que lo transfigura, todas las destrezas sicológicas resultan estériles y se estrellan ante mis resistencias narcisistas instintivas. Ahora bien, el que se dé esa sintonía de intereses vitales, Dios y su Reino, no elimina las diferencias sicológicas ni el conflicto: gustos distintos, percepciones dispares de la realidad, estrategias distintas de acción, ejercicio del poder. Para resolver estas diferencias no hay otra salida que la negociación a partir de aquellos


231 principios de comunión y de sintonía en los que se funda la comunidad y desde los que cabe resolver positivamente los conflictos con la praxis del discernimiento:

• • • •

análisis de la situación, discernimiento de valores e intereses que están en juego, comprensión con las necesidades personales y fidelidad al proyecto común.

Negociando así el conflicto, todos salen ganando y la comunidad se consolida y crece sobre sus fundamentos. Todo ello nos remite a la necesidad de fundar la comunidad sobre buenos niveles de comunicación: “El diálogo es el nuevo nombre de la caridad”. “Es significativo que, en palabras de Apóstol, el «camino más excelente» (1 Co 12, 31), el más grande de todos, es la caridad (cf. 1 Co 13, 13), la cual armoniza todas las diversidades e infunde en todos la fuerza del apoyo mutuo en la acción apostólica” (VC 46).

8.– Conclusión Si no queremos caer en un discurso ideológico sobre la vida de comunidad, hemos de tratarla teniendo presentes los tres momentos del proyecto de vida consagrada: el personal, el comunitario y el histórico social. Esto supone que la vida fraterna en común hay que vivirla asumiendo las tensiones que se generan entre estos tres momentos. La resolución de esas tensiones trae como fruto el encuentro de comunión, lo cual exige dos cosas: — celebrar y acoger la comunidad como don de Dios que nos fundamenta como comunidad de hijos y de hermanos y — afanarnos en una apasionante tarea que exige nuestros mejores esfuerzos para construir una vida de común–unión que se haga creíble por sus frutos de la nueva humanidad: una vida comunitaria de calidad y solidaria. En esto nos conocerán que somos sus discípulos y la vida consagrada será un proyecto creíble Monachil, junio del 2008

P. Fr. Alfredo Arce Medina, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada, España)


Encuentro de priores locales el Sitio Santo Agostinho, de Rio (febrero 2011).


Capítulo 14.º La concepción de los votos (FUNDAMENTACIÓN DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS) En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén. Yo, Fr. N. N., estoy dispuesto a servir a solo Dios, con el propósito filial de consagrarme a él más íntimamente y de seguir a Cristo más de cerca, apoyado en la gracia del Espíritu Santo y en la intercesión de la bienaventurada Virgen María y de nuestro Padre san Agustín. Y, ante los hermanos aquí presentes, pongo en tus manos, Fr. N. N., y por tu persona en la de Fr. N. N., prior general de la Orden de agustinos recoletos, (o bien: en tus manos, Fr. N. N., prior general de la Orden de agustinos recoletos), mi profesión de los consejos evangélicos en la vida común, y solemnemente (o por tiempo de… años) prometo a Dios, a quien amo sobre todas las cosas, castidad, pobreza y obediencia, según el propósito y la Regla de san Agustín y las Constituciones de nuestra Orden. Y, a fin de buscar con empeño la caridad perfecta, sirviendo a Dios y a la Iglesia en comunidad de hermanos, me entrego de todo corazón a esta familia, hasta hacernos todos nosotros una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios. De esta manera se formula la profesión religiosa de los agustinos recoletos y desde ese momento hay incorporación a la comunidad; una profesión religiosa que es igualmente para todos fuente y fundamento de los derechos y deberes determinados en el derecho universal y propio. Esta profesión religiosa, tal como lo afirman las Constituciones de los agustinos recoletos, es “la respuesta al amor de Cristo virgen, pobre y obediente hasta la muerte”. Y el compromiso de la profesión se prosigue y se perfecciona por la observancia de los votos o consejos evangélicos. Con esta profesión religiosa el


234 agustino recoleto quiere creer quién es de verdad, cómo sentirse feliz por servir al Señor por amor y por convertir su servicio gozoso por amor en continua alabanza a Dios que nos ama. De esa manera la vida agustino-recoleta debe ser siempre un “lugar teológico”, porque en ella siempre habrá posibilidad de crecer internamente, de disfrutar de las cosas del Espíritu y de mirar la vida con ojos de gratuidad. Es cierto que la “llamada y la consagración comprometen al religioso a la entrega total a Dios, a la imitación y al seguimiento más libre y radical de Cristo”. Y esto se realiza expresamente en la “profesión de los consejos evangélicos”. O, dicho de manera muy expresiva: “el propósito de la Orden de Agustinos Recoletos… sus miembros, viviendo en comunidad de hermanos, desean y seguir a Cristo casto, pobre y obediente”. Las Constituciones de la Orden plantean exactamente el sentido totalitario de la consagración instando a que el agustino recoleto se comprometa a ser totalmente para Dios, en la medida en que Dios es su todo. Definen, por lo tanto, que la persona consagrada sea una persona de Dios y que lo transparente; una persona que ha sido seducida por el Señor, que le hace descubrir dónde está el “tesoro escondido” hasta el punto de “venderlo todo con alegría” (Mt 13, 44). Todo ello manifiesta que la persona cree en la llamada de Dios, porque de otra manera no tendría sentido dedicarse a Dios para siempre. ¿Qué alcance tiene en los agustinos la consagración a Dios mediante los consejos evangélicos? Es necesario subrayar, sin embargo, un aspecto fundamental: cada agustino recoleto se consagra a Dios personalmente, con nombre y apellidos propios, pero, según indica la Fórmula de la Profesión, asume un ámbito comunitario: “mi profesión de los consejos evangélicos en la vida común”. Dato este fundamental, ya que no es sólo un compromiso que queda en el interior de cada uno sino afecta también y en gran manera a la fidelidad de la comunión de vida. En función de la llamada de Dios, todos eligen, libremente y por amor, vivir el evangelio que es Cristo mismo. Es cierto que no pueden apoyarse en sus propias fuerzas, sino en la fidelidad del amor de Dios y estar “apoyados en la gracia del Espíritu Santo”.

1.– Castidad consagrada De entrada, una clarificación: la castidad consagrada es un don precioso del Espíritu y un don eximio de la gracia. O, dicho con términos evangélicos, “hay eunucos que se hicieron tales por el Reino de los cielos” (Mt 19, 12). Y tiene una fundamentación verdadera en cuanto que el “religioso, ganado por Cristo y conducido por él, responde con amor al amor que el Hijo de Dios nos mostró de modo inefable”. Es una entrega total al servicio de Dios con capacidad de amar más profunda y universalmente. En este sentido no puede existir un personalismo de apropiación o de mérito propio en la vivencia de la castidad consagrada. Es


235 gracia, y como tal ha de ser recibida, cuidada, purificada y trasmitida. Todo otro modo de entender la castidad consagrada trastoca la esencialidad de la “mirada del corazón despojado”. Esta expresión adquiere relieve en cuanto que tiene su incidencia propia en la acción de Dios que ama a la persona incondicionalmente y sin plazos. Es un amor total, leal y verdadero. Un amor del cual hace partícipe a la persona consagrada y que ésta, en su libertad, pueda y quiera ordenar su existencia en un dinamismo creativo de amor sin fronteras ni mediaciones. Por eso, en un intento de centrar el tema de la castidad consagrada, las Constituciones de la Orden dicen: “imitando a Cristo virgen, que amó a la Iglesia, su virginal esposa, y se entregó por ella, los religiosos crucifican con Cristo su carne y se entregan con corazón indiviso a las obras de caridad y apostolado por el reino de los cielos”. Para vivir la castidad consagrada hay que partir siempre de Cristo en cuanto que es Buena Noticia, mensaje y mensajero. Es una personificación del amor de Dios a los hombres. Jesús ofrece su vida por la pasión del Reino, está tomado por el amor del Padre y por su misión de crear entre los hombres la comunión de fraternidad, como anticipación de la comunidad plena de amor en la resurrección. Es necesario situar la castidad consagrada desde el sentido del don y referirse profundamente a Cristo: “es respuesta al amor de Cristo, virgen”. Castidad “por el Reino” quiere decir lo mismo que “por Cristo”, por seguirle en su entrega total al Reino. La castidad consagrada tiene su raíz en la disponibilidad ante la gracia de Dios en Cristo y su sentido como autodonación irrevocable y permanente en respuesta al “sí” irrevocable de la autodonación de Dios a Cristo y en Cristo a los hombres; es decisión total y para siempre de reconocer el primado absoluto de Dios y de la gracia del Reino personificada en Cristo, es decir, que por Cristo es digno de sacrificarse por Él hasta las aspiraciones más hondas del corazón humano: “el que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí…” (Mt 10, 37), “¿quién es mi madre y mis hermanos? Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3, 34–35). Por el Reino se puede renunciar a todo y aun a sí mismo, hasta “perder la propia vida”, porque perderla es reencontrarla a un nivel más nuevo y más profundo y solamente accesible a quienes les fuere “dado por el Padre”. El valor de la castidad consagrada no se mide, por tanto, por lo que se deja sino por lo que se recibe y se da. Se abraza la castidad consagrada por un amor superior a la vida nueva: “los religiosos profesan y cultivan la castidad perfecta y perpetua, no porque menosprecian la dignidad del matrimonio y el don divino de la vida, sino… porque quieren vivir la vida nueva que brota del misterio pascual de Cristo”. La castidad consagrada es un don del Espíritu que reproduce en la Iglesia el estilo de vida de Jesucristo. La castidad de Jesucristo es apertura sin límites a los demás: ser y hacerse hermano de todos le impulsa a vivir en fraternidad. Jesús es y se siente hermano de todos y


236 de cada uno de los hombres. De esta manera la castidad consagrada es un don de Dios, una gracia, una vocación al amor sin límites. Es un valor y una realidad del evangelio porque históricamente es una dimensión esencial de la vida de Jesucristo y forma parte de su mensaje doctrinal. Por la “castidad –dicen las Constituciones de los agustinos recoletos– el religioso se abre a un amor más fecundo y universal”. Y ahí entra en juego la dimensión comunitaria en cuanto que, siendo la castidad un modo de vivir y crear una fraternidad universal por el amor –por donación íntegra y sin reservas de uno mismo a Dios y a los hombres todos–, “los hermanos se sienten tanto más robustecidos para vivir con alegría su consagración cuanto más reine en ellos la verdadera caridad fraterna en la vida común”: “custodiad mutuamente vuestra pureza, pues Dios que habita en vosotros, también os protegerá de esta manera por vosotros mismos” (Regla de san Agustín 4, 6). Concebir la castidad consagrada como una invitación de Cristo virgen conlleva un cambio de óptica: Cristo, a quien se le sigue con una donación total, motiva y realiza una purificación de la mirada del corazón y, consiguientemente, de la vida. Y esta experiencia fundante clarifica el sentido de la castidad consagrada, no situándola prioritariamente como renuncia, que tantas veces es causa de miedo y de error, sino en un camino de descubrimiento siempre nuevo del amor de Dios manifestado en Cristo. Así, la persona consagrada escucha una llamada, la del Señor, que engloba todas las demás llamadas, para vivir su estilo de amor y de entrega a los demás. Nace así la mirada limpia que purifica las demás miradas. Es necesario señalar que la castidad consagrada es un don eminente de la gracia, dado por el Padre a algunos. Un don de esta profundidad debe ser recibido con espíritu agradecido, sabiendo que el don recibido no puede depender de ninguna iniciativa humana. Nunca se insistirá demasiado en el carácter absolutamente gratuito y trascendente de este don. Requiere por ello mismo una toma de conciencia para ser fieles a los compromisos adquiridos pero sólo cuando hay una relación de intimidad con Cristo, siempre viviente. La castidad consagrada tiene su certeza en ser amados por Dios, seducidos por un amor más incomprensible. Y esto echa por tierra un planteamiento personal basado en una negación constante, en una represión afectiva que impone amar a los hermanos, manteniendo una castidad sin corazón, sólo de cumplimiento material del consejo evangélico. Una dimensión comunitaria de la castidad consagrada exige una mirada gratuita, aunque nunca superflua. Es gratuita porque se vive con la diaria sorpresa de quien recibe un regalo pero es eficaz testimonialmente hablando, porque grita a todos la misericordia y a la bondad del amor exigente de Dios a todos. Sólo el amor es digno de fe. Sólo quien ama milagrosamente este mundo de miseria y de marginación, puede sentir ante él algo más que desesperación e impo-


237 tencia. Y la castidad consagrada por el reino de los cielos aporta, desde su pobreza, una mirada confiada hacia el horizonte definitivo. Porque sólo el que ama puede llegar a ser libre, a vivir la acogida sin ataduras, sin compromiso estéril. Sería irreal pensar que la castidad consagrada no lleva consigo una renuncia enormemente exigente, pero es una renuncia que no tiene sentido último como renuncia, como mero dominio ascético de sí mismo, sino como entrega de amor a Cristo y a los hermanos, tanto más hermanos suyos cuanto más necesitados de amor y de ayuda. Es el ejemplo hermoso y puro de la Virgen María…

2.– Pobreza consagrada Las Constituciones de los agustinos recoletos enmarcan este dato: “el religioso, impulsado por el Espíritu del Señor, se compromete a la imitación de Cristo pobre quien, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo y, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para que por su pobreza fuésemos enriquecidos” (n.º 45). La actitud de Jesús ante el Padre y ante el Reino fue la del despojo total en la disponibilidad radical y receptividad incondicional: saberse amado por el Padre, vivir todo para el Padre y sólo para él y para la gracia del reino. Esta fue la dimensión más honda de su pobreza: el éxodo total de sí mismo, de toda autosuficiencia, de toda seguridad humana, apoyándose únicamente en el Padre y esperando la venida del Reino. La síntesis más profunda y completa es: “tened en vosotros los mismos sentimientos que Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre: y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” (Filp 2, 5–8). “Este misterio de pobreza–humillación del Hijo de Dios hecho hombre se prolonga en la existencia de aquellos que, siendo verdaderos pobres, se unen más íntimamente al cuerpo de Cristo quien, como Señor, es cabeza de los pobres”. Es de notar que en la concepción de la pobreza consagrada ha de prevalecer por encima de todo la pobreza de Cristo. Y esta pobreza, pobreza evangélica, es, ante todo, una actitud de espíritu sobrenatural en relación con las cosas temporales, semejante a la de Cristo y su función en el Reino: todo es de Dios y nada del hombre; el hombre recibe solamente y reconoce lo recibido como recibido, devolviéndolo a Dios en la gratitud. Jesús vivió su actitud de “pobreza” ante el Padre y el Reino vitalmente unida a su actitud de amor y servicio a los hombres, servirles hasta dar la vida por ellos; salir de sí mismo hacia los otros hasta la entrega total; dándose a Dios, Padre de todos los hombres, se dio sin reservas a los hombres. Hablar de la pobreza como “actitud de espíritu sobrenatural” –se entiende, semejante a la de Cristo–, purifica e ilumina de un golpe la idea de querer centrar


238 la pobreza en el uso o en el abuso del dinero. La gran revolución de la pobreza consagrada está fundamentalmente en la comprensión y en la experiencia de Cristo en relación con las cosas temporales y en función del Reino. En el comienzo de la Recolección, los religiosos de la Provincia de Castilla redactaron una Forma de Vivir que literalmente, en el capítulo 4, dice: “La verdadera pobreza del religioso, no está solamente en no tener cosa propia, sino principalmente en no tener asido ni aficionado el ánimo a cosa alguna”. El estar atentos a la dimensión cristológica de la pobreza nos permite integrar las dimensiones místicas y proféticas de la vida consagrada. Porque estas dimensiones son como constitutivas de la propia experiencia de Dios. Y una mística de ojos abiertos y pies en la realidad es una experiencia de Dios que se abre a los lugares privilegiados de su presencia: pobres, desamparados, discriminados… dentro de una historia concreta, de una realidad y de una cultura. En esta idea, el agustino recoleto es el que quiere vivir en libertad frente a los poderosos del mundo para no dejarse paralizar por la contradicción de lo totalmente consumista. Se trata, pues, de personas consagradas que “significan” su vida desde otra realidad: acercarse como pobres a un mundo real es adoptar un estilo de vida personal y comunitaria más coherente con el compromiso de seguir a Cristo pobre y humilde. En idea de san Agustín: “No abracéis la pobreza por amor de la pobreza misma: eso es miseria. Abrazad la pobreza por amor de vuestra libertad. Superada así la ambición, podréis levantar el vuelo sobre las nubes de los intereses mundanos” (Sermón 113, 1, 1). El ejemplo es Cristo y Él nos hace descubrir cómo toda auténtica pobreza, como la suya, es siempre activa. Esto supone que la pobreza consagrada del agustino recoleto debe tener delante la pobreza “activa” de Jesús: se muestra allí donde reparte a manos llenas su tesoro, ofrece su misterio, ofrece su reino: “el Reino de Dios”. Este don del Reino se concreta en unos signos personales de ayuda y asistencia que se explicitan en el evangelio, especialmente en Mateo 14, 15; 11, 4–5. El Reino se convierte así en algo cercano, se explicita en el perdón, en el pan, en la ayuda que Jesús ofrece a los que necesitan. El regalo del Reino y de sus signos se despliega y culmina en la experiencia de Jesús resucitado: su pobreza está en que, habiendo triunfado de la muerte, ofrece a los hombres la presencia de vida nueva, un camino de esperanza, su encuentro… En el camino de Cristo se entrecruzan la riqueza radical (portador del misterio de Dios) y la pobreza más extrema (“lo ha entregado todo”). Esta es la forma concreta y verdadera de entender que la “pobreza–humillación del Hijo de Dios hecho hombre se prolonga en la existencia de los que quieren ser verdaderamente pobres”. En este contexto, la pobreza se define como disponibilidad, abandono radical de quien nada tiene que perder y se entrega en manos del Evangelio, de un misterio que le sobrepasa y le enriquece por dentro. Por eso, la pobreza como consejo evangélico es un valioso testimonio personal y comunitario del Reino por el peso


239 de amor–compasión que lleva a compartir evangélicamente lo que se es, lo que se tiene y lo que se puede. El consejo evangélico de pobreza adquiere sentido sólo a partir de Jesucristo. Y la vida consagrada de lo agustinos recoletos debe actualizar la pobreza de Jesús. Vivida en esta hondura, la pobreza es misterio: pertenece al plano del encuentro con Dios y santifica o consagra a los creyentes. Pobreza, así, es presencia de Dios, descubrimiento de su fuerza creadora; es la sorpresa de saber que nos hallamos cimentados sobre roca firme. Pobreza consagrada es aceptar agradecidos el don de Dios, cultivar la realidad de su presencia en nuestra vida, permitiendo que ella nos transforme. Y este nivel de pobreza se traduce en desprendimiento: aceptar el don de Dios y desde Dios todas las cosas, los bienes de la tierra o las fatigas, el honor y la deshonra, la grandeza o la miseria, y, especialmente, a los Hermanos en la comunión de vida. Porque “esta pobreza, que hace todas las cosas comunes en Dios, es origen de paz, de fraternidad y comunión”. El consejo evangélico de la pobreza no supone una renuncia material de los bienes de la tierra; implica más bien el compromiso de tenerlos en común, desde, con y para los Hermanos. Una fraternidad sin comunión de bienes no puede ser auténtica. Y en esta perspectiva, la pobreza consagrada no es carencia sino plenitud: es un tener para ofrecer y compartir, como Jesús que, siendo rico y por ser rico, nos ha enriquecido inmensamente al donarnos el misterio de su propia riqueza y de su propia vida.

3.– Obediencia consagrada El consejo evangélico de la obediencia tiene para el agustino recoleto una referencia explicita: “conformarse más plenamente a la obediencia de Cristo”; ofrecerse a sí mismo es una oblación mediante la cual “los religiosos se consagran y entregan a Cristo y, siguiendo el ejemplo del Hijo de Dios que vino a hacer la voluntad del Padre y a dar la vida como rescate por todos” (Constituciones oar, n.º 58). La obediencia consagrada no se puede reducir, por lo tanto, prioritariamente, en relación a una categoría de personas dentro de un rígido esquema de roles (superiores que mandan y súbditos que obedecen) y en circunstancias determinadas y oficiales. Para un agustino recoleto, cuando formula la profesión religiosa, su intención debe estar referida, además, “según el propósito y la Regla de san Agustín y las Constituciones de nuestra Orden”. Conviene por tanto jerarquizar la primacía de la obediencia, asentándola en su debido plano. Eso es lo que enseñó san Agustín: “obedeced al prepósito como a un padre, reverentemente, para no ofender a Dios en él” (Regla 7, 1). La obediencia de una persona consagrada debe ayudar a superar el peligro de una concepción que quiera reducir todo a un mecanismo de permisos, órdenes y respuestas puntuales (esto es caricatura, incluso su negación). Y, sin negar los aspectos enunciados, es bueno recordar que la obediencia tiene fundamentalmente un carácter cristológico: se es agustino recoleto porque obedece ofreciéndose a


240 Dios como sacrificio de la entrega de su propia voluntad, uniéndose a la voluntad salvífica de Cristo e imitando más plenamente a Él que se hizo obediente hasta la muerte. La entrega en la totalidad (carácter integral de la obediencia) es como un holocausto de la propia voluntad (acto de autonomía personal). El agustino recoleto acepta lo que le viene de otro pero lo hace con lucidez y voluntariamente, lo interioriza y lo hace suyo; no es ley de otro; llega a ser propia ley y de este modo se constituye “autónomo”. Para esto es indispensable estar a la escucha de Cristo porque sólo ahí se aprende a hacer propios los sentimientos de Cristo ante el Padre. En síntesis: Jesús cumple la voluntad del Padre que le ha enviado; la voluntad del Padre es su alimento. Y cuando el consagrado imita a Cristo cumpliendo la voluntad del Padre, se convierte en hermano del Señor. “Con esta sumisión, dicen las Constituciones de la Orden, los religiosos alcanzan su madurez, robustecen su libertad y consolidan la paz y la concordia en la comunidad”. La obediencia consagrada tiene toda su profundidad en la obediencia de Cristo: esta obediencia radica en el misterio mismo de su identidad personal (es Hijo con referencia radical al Padre) y en su comunión eterna de amor con el Padre: eternamente el Hijo se relaciona con el Padre en la más completa adhesión de su ser; y cuando el Padre “decide mandar a su Hijo al mundo para que éste sea salvo” (Jn 3, 17), esta encarnación no puede menos de ser aceptada por el Hijo en la misma realidad del amor. La obediencia consagrada es, al mismo tiempo, imitación de Cristo y participación en su misión. Ella se preocupa de hacer lo que hizo Jesús y, a la vez, lo que haría en la situación concreta en la que el religioso se encuentra hoy. Cuando un agustino recoleto obedece, pone su obediencia en continuidad con la obediencia de Jesús para la salvación del mundo. Todo lo que sepa a compromisos, solución diplomática o pasión, o cualquier tipo de manejo humano, traiciona la inspiración fundamental de la obediencia consagrada que es la de conformarse con la misión de Jesús y actualizarla en el tiempo. Así se comprende que la verdadera obediencia consagrada afecta a la actividad más íntima del hombre, cultiva su libertad y puede desembocar en el más auténtico amor. Por eso, la obediencia consagrada no es sufrir ni aguantar, sino acoger. Dirá san Agustín en su Comentario al Salmo 87: “Jesús, queriendo recomendar su obediencia, llevando hasta la extrema humildad, dice: «que se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte»; y pareciéndole poco esto, añade: «y muerte de cruz»”. En fidelidad al Evangelio nace así una conciencia de amor, dedicación y servicio a la causa común y afanes de respuesta a esa voluntad del Señor que se manifiesta de diversas maneras. Dios que llama y sostiene con su gracia la respuesta libre del hombre a la fe y a la vida consagrada, transforma al hombre y le hace capaz de una “obediencia consciente, activa y responsable, cual conviene a la libertad de los hijos de Dios”. En esta actitud, la obediencia ha de ser no sólo cumplidora


241 sino buscada y deseada: abriendo la propia vida a una participación plena con los hermanos: “la comunidad, a su vez, demuestre ser una verdadera familia espiritual en la casa de Dios, en la que todos, como siervos de Cristo, cumplen de corazón la voluntad del Señor, atentos siempre a lo que le agrada, y anteponiendo el bien común al propio”. El concepto de autoridad–obediencia da paso así a un cambio de óptica: es una actitud de servicio a Dios y a los demás, desde la plenitud de la persona y en la creación de la comunidad. Cuando las personas consagradas son conscientes de su mutua responsabilidad, logran, mediante un mayor espíritu de unión y armonía de voluntades, una comunidad más profunda, una verdadera comunión de vida, que debe aparecer antes los demás como un signo del amor que ha de reinar entre los discípulos de Cristo. En una conjunción aparecen estas dos perspectivas: “obedeced al prepósito como a un padre, reverentemente, para no ofender a Dios”, y “los superiores… gobiernen a los súbditos como a hijos de Dios, respetando a las personas y reflejando la caridad con que Dios los ama”. En esta comprensión se da paso a uno de los puntos fundamentales en la obediencia consagrada: llegar a crear en el corazón un clima de franqueza y confianza. Por lo tanto, antes que el trabajo exterior (apostolado), sea cual sea, Dios tiene que encontrar en los agustinos recoletos unos hombres leales y dignos de confianza (credibilidad), que sean capaces de liberarse gradualmente de todo mecanismo de defensa, de todo convencionalismo y admitiendo con verdad todas sus limitaciones. Porque la falta de autenticidad lleva consigo al doble lenguaje. Y esto molesta el sentido auténtico de comunión y comunicación mutua (aunque no se hable), en cuanto que induce a moverse contemporáneamente en un doble binario: el verbal y el no–verbal, lo cual siempre origina una falta de testimonio de vida consagrada. Y en todo este contexto conviene tener muy en cuenta la enseñanza de san Agustín cuando decía a sus monjes: “no hay mayor injusticia que la de pretender la obediencia de los súbditos cuando se niega la obediencia a los superiores” (Del trabajo de los monjes 31, 39). La obediencia radical a la voluntad del Padre es una mirada totalizante sobre el mundo desde los ojos del Crucificado. Es una actitud de discernimiento y disponibilidad, que se hace auténtica disposición en momentos concretos de la vida. Supone hacerse conscientes de que en la práctica, especialmente de la creación de la comunión de vida, los agustinos recoletos viven sometidos a las múltiples mediaciones históricas de la Orden y de la Iglesia, en cuya red disciernen mutuamente la voluntad de Dios. Y seguirá siempre ejemplar, junto a Cristo, el ejemplo de María: “Ella… abrazó aquel género de vida virginal, pobre y obediente, del que Cristo fue ejemplar principal”.

P. Fr. Imanol Larrínaga Bengoechea, oar Parroquia de la Asunción y san Andrés San Andrés (Bs. As., Argentina)


Oraci贸n en la capilla de Monachil (Granada).


Capítulo 15.º La vida litúrgica Cuando hablamos de la vida litúrgica de la provincia, es necesario hablar de dos etapas muy bien diferenciadas. Casi mejor, podríamos hablar de tres etapas, agregando una más, que puede suponer la transición entre la etapa anterior al Concilio Vaticano II y la posterior. El Decreto sobre la Sagrada Litúrgica del Vaticano II, la Sacrosanctum Concilium, va a determinar un cambio importante en todo lo que se refiere al ámbito celebrativo en la vida de la Iglesia. Dicho cambio va afectar, indudablemente, a toda la praxis en la Provincia. Junto a esto, tras la celebración del Concilio y tras la aparición de dos Códigos de Derecho Canónico, el de 1917 y el de 1983, se va a producir una serie de cambios en la oración y en la celebración litúrgica. Por ello, para estructurar adecuadamente este trabajo lo vamos a dividir en tras partes muy bien diferenciadas: Antes del Concilio, la transición posterior al Concilio, y la Vida litúrgica en la Provincia hoy.

1.– Antes del Concilio Vaticano II La vida litúrgica de la Provincia se desarrolla según las directrices de la liturgia romana. El Ritual y, principalmente, el Ceremonial de la Orden son los elementos básicos que van a configurar una liturgia prácticamente idéntica en todos los lugares de la Provincia, con algunas pequeñas salvedades en los centros misionales. Hay una serie de elementos básicos y comunes: la celebración de la liturgia en lengua latina, la fidelidad a las normas en los diversos actos y celebraciones, y la dimensión pastoralista, un tanto reducida a un segundo término.


244 1.1.– La Celebración de la Eucaristía En todas nuestras casas se daba máxima importancia a la misa de comunidad o conventual. La preparación del sacerdote era profunda. “Con objeto de conseguir la preparación interior, ordena la Iglesia que el sacerdote que ha celebrar, previa la confesión sacramental si es necesario, debe haber rezado antes de celebrar los maitines con laudes; a no ser que le excuse alguna causa razonable. También prescribe que tenga algún rato de oración y diga pro opportunitate temporis, las oraciones preparatorias de la Misa que traen el Misal y el Breviario” (Ceremonial de la Orden de Agustinos Recoletos, n.º 216). Así pues, la misa conventual formaba parte del centro de la vida de cada religioso agustino recoleto. Hoy continúa siendo, tal y como lo aconsejan nuestras constituciones, el centro de la vida de cada religioso. La concelebración no formaba parte de la costumbre litúrgica del momento, por lo que cada sacerdote celebraba la Santa Misa en cada uno de los altares de la iglesia o templo. En las casas de formación, concretamente en Monachil, y posteriormente en Brasil, la celebración de la Eucaristía gozaba de una gran solemnidad, con la simbología y ritos propios de la época. El cuidado de la música, el uso del gregoriano y la polifonía, así como otros elementos, hacían de la liturgia el centro de la vida comunitaria. 1.2.– La Liturgia de las Horas La celebración del oficio divino tenía lugar generalmente en el coro. Se rezaba todo el oficio divino completo. La vida litúrgica de la Provincia giraba en torno a la alabanza de las horas. El Ceremonial señala dos formas de celebrar la liturgia de las horas: cuando el oficio divino es rezado y cuando es cantado. Se rezaban todas las horas litúrgicas, incluso la Hora de Prima, que fue suprimida tras el Concilio Vaticano II. El Oficio cantado se hacía en los momentos más solemnes. “Así, en nuestros conventos se han de cantar los maitines en la noche de Navidad; maitines con laudes en el último triduo de la semana santa; primeras vísperas en la fiesta de Ntro. Padre san Agustín, y del titular de la Provincia o del convento; Tercia antes de la Misa solemne del día de Pentecostés y de Ntro. Padre san Agustín. Pueden los religiosos con motivo de alguna otra gran festividad cantar vísperas solemnes o maitines” (Ceremonial de la Orden, n.º 141).

En las casas de formación, concretamente en Monachil y anteriormente en Villaviciosa de Odón, la celebración de la semana santa, los diversos cantos del


245 oficio divino…, manifestaban un esmerado cuidado por las cosas de Dios, y un deseo vivo y ardiente de hacer en cada momento actual la presencia de Dios. Se daba mucha importancia a toda la liturgia de difuntos, así como la forma de realizar el oficio rezado o cantado. La oración por aquellos que nos precedieron y esperan gozar de la presencia de Dios, formaba parte habitual de la liturgia. 1.3.– Otras celebraciones propias de la Orden en la Vida de la Provincia Había varios momentos, al lo largo del año litúrgico, donde algunas celebraciones marcaban muy bien el acento agustiniano y la vida recoleta en la provincia. Durante el ciclo navideño existían dos momentos claves en la vida de nuestras comunidades: el canto de Antífonas Mayores del Adviento, conocido también como las antífonas de la Oh, celebrado con solemnidad y que despertaba en los frailes el gozo de la llegada de la Navidad; el canto del Martirologio en la Víspera de la Navidad. “En la Vigilia de la Natividad del Señor se ha ce cantar solemnemente Prima y el martirologio correspondiente al día. Para esto el sacristán ha de preparar en medio del coro una alfombra y sobre ella un atril con un paño morado, encima del cual habrá un martirologio abierto”. (Ceremonial de la Orden, n.º 430). Otros momentos importantes tenían lugar durante el canto de la Salve solemne los días grandes de las fiestas marianas y de san José.

2.– El Concilio Vaticano II y la renovación de la Vida Litúrgica La constitución Sacrosanctum Concilium del Vaticano II renueva la vida litúrgica, y en torno a tres pilares trata de acercar la litúrgica a todos los fieles. La clara dimensión pastoralista del Concilio se manifiesta en la renovación de la vida litúrgica. La celebración de la Eucaristía en la lengua oficial de cada nación, la simplificación de la liturgia y del oficio divino, la celebración de la Eucaristía más cercana al pueblo, con el altar y el sacerdote mirando a los fieles, la participación de los seglares en las celebraciones litúrgicas, propiciaban una clara renovación en todos los aspectos celebrativos de la vida de la Iglesia. El Vaticano II abre una puerta a una clara renovación en la vida litúrgica. Fueron muchas las costumbres y realidades de la Iglesia que adquirieron una renovación y una adecuación a los tiempos contemporáneos. La vida litúrgica se renueva, se renueva el rezo del oficio divino y se renueva la celebración de la Eucaristía y de los Sacramentos, así como el calendario litúrgico. Todo esto hace surgir un tipo de


246 celebraciones donde el matiz pastoral trata de buscar su lugar más adecuado. La liturgia necesita ser comprendida por todos, también por los seglares, a quienes el Concilio les va a dedicar bastantes de sus escritos y propuestas. ¿Qué sucede en la Provincia de Santo Tomás de Villanueva? Se produce una cierta crisis entre lo que se celebraba hasta entonces y lo nuevo que aún no ha sido creado. A veces se importan fórmulas de otros grupos, lo propiamente agustino recoleto queda relegado a un lado. Al no existir una clara normativa en la vida litúrgica, es normal que se produzcan todos estos vaivenes. Algunos religiosos siguen aún viviendo el espíritu anterior al Vaticano II. Otros, quizás demasiado aventureros, tratan de rechazar todo lo anterior y celebran la liturgia “a su modo”, ni siquiera tal y como lo pide la Sacrosanctum Concilium. Será necesario esperar unos años más para encontrar un camino donde todos estos principios estén más definidos. Existe pues una falta de formación en torno a este tema.

3.– En Busca de nuevos cauces celebrativos Con el paso de los años, el Concilio va tomando postura y se va asentando en la vida de la Iglesia. En nuestra Provincia nace una nueva identidad litúrgica, recuperando todo los matices propios agustinos recoletos, que en los años posteriores al Concilio Vaticano se han perdido. En El año 1975 aparece el Misal Agustiniano y la Liturgia de las Horas. En el año 1985, el Ritual de la Orden. Las Constituciones de 1987, el Plan de Formación o Studium Sapientiae de 1975 van a ir contribuyendo a una “recuperación” de todo lo litúrgico en la vida de la Provincia y de la Orden. Esta nueva valoración y enriquecimiento de la vida litúrgica se va a iniciar en las casas de formación. En los seminarios menores de la Provincia: Martutene, Monachil, el tiempo que estuvo como casa de formación inicial, Belém do Pará y Guadalajara. En los seminarios mayores: Burgos, San Ezequiel Moreno, San Pablo, esta importancia por la vida litúrgica se va a poner de manifiesto como elemento esencial de la formación. La Liturgia de las Horas va a ir adquiriendo un aspecto mucho más celebrativo entre los religiosos, que el mero hecho del uso del breviario. Merece la pena destacar cómo en los últimos años, la mayoría de las comunidades, animadas por las determinaciones de los últimos capítulos provinciales, han conseguido una más adecuada celebración de la liturgia de las Horas. En algunas de ellas, no sólo en los seminarios y casas de formación, durante los domingos y fiestas especiales se ha empleado el canto como algo que responde mejor a la naturaleza de esta oración. Con motivo de las Jornadas de oración, celebrabas en torno a la Natividad del Señor, se han ido elaborando materiales celebrativos para una mejor vivencia de


247 la Liturgia de las Horas. En 1999, y gracias a la colaboración de varios religiosos, se editó un antifonario para las Vísperas de los domingos y fiestas principales de la Iglesia. En las casas de formación, como ya se ha indicado anteriormente, la celebración y el cuidado de la liturgia merecen un gran respeto y admiración. En la actualidad tenemos que añadir también el Seminario de Maringá y el noviciado y el teologado de Monachil. No sólo en las casas de formación, sino también en el resto de las comunidades, principalmente en las parroquias y colegios, se están cuidando mucho los aspectos celebrativos. Hoy son bastantes las comunidades donde se celebra la Liturgia de las Horas con los fieles, realizando con ellos una auténtica catequesis bíblica y oracional. El interés que hay por unas celebraciones cada vez más dignas y participativas por parte de los fieles, se pone de manifiesto a través de los equipos de animación litúrgica que todas nuestras parroquias tienen. Es digno de alabar el esmero que ponen todas estas personas en el cuidado de todas estas cosas, para que, como dice nuestra Forma de vivir: “En esto debemos ser ricos”. Un especial interés, dentro de éste aspecto celebrativo, lo merece todo aquello que es propio de la Orden. Debemos dar gracias a Dios ya que en la actualidad se está consiguiendo un renovado fervor por parte de los fieles, y también, y todo hay que decirlo, por parte de muchos religiosos. Se está notando una verdadera recuperación de lo propiamente agustiniano y recoleto. La recuperación de las fiestas.

P. Fr. Ángel Antonio García Cuadrado, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada, España)


Cuadro Ntra. Sra. de la Consolaci贸n.


Capítulo 16.º La devoción mariana en la Provincia de Santo Tomás de Villanueva 1.– Aspectos generales La devoción mariana es un elemento muy importante dentro la expresión de fe de todos los creyentes, y muy especial de aquellos que se han consagrado al Señor a través de los Consejos Evangélicos. Efectivamente, la vida consagrada encuentra en la Santísima Virgen María un especial modelo de madre y, a la vez, una persona a quien imitar. El estilo marcado por la Madre de Dios presenta una serie de ideales perfectos para el consagrado: humildad, pobreza, peregrinación en la fe, caridad… La misma vida de María es, en sí misma, una escuela de valores y virtudes para el consagrado. Muy especialmente para la gran familia agustiniana, es necesario recordar la virtud de la interioridad que manifestó Ella siempre al esconder y meditar todas las cosas en su corazón. El religioso agustino recoleto descubre en María una maestra de la interioridad y de la búsqueda constante de la voluntad de Dios. La dimensión de fe en la vida es también un elemento importante a destacar. Ella peregrinó en la fe a lo largo de su vida, y supo alimentarse de la confianza que en cada momento Dios le manifestaba. Una fe experimentada, vivida desde la oración y total sumisión a los planes de Dios. Una fe que era seguridad de una esperanza grabada en el amor. La Orden de los agustinos recoletos venera de una manera especial a la Santísima Virgen María con el singular título de Ntra. Sra. de la Consolación. Ella es abogada y protectora de todos aquellos que la invocan con un singular afecto. También, dentro de la Orden es muy invocada y célebre la presencia de la Santísima Virgen María con el título del Buen Consejo. Cabe señalar al respecto la especial devoción


250 que se le tiene en el convento de Monachil, Granada. Los dos títulos coronan la gran espiritualidad mariana de la Orden, y lógicamente también de la Provincia. No podemos olvidar otros títulos que, en menor importancia, han mantenido la espiritualidad mariana, tales como Ntra. Señora de la Gracia, Ntra. Sra. de la paz y la Virgen del Socorro.

2.– La piedad mariana en la liturgia de la Orden El antiguo ceremonial de la Orden, en uso prácticamente hasta la celebración del Concilio Vaticano II, mantenía una excelente piedad mariana que se ponía de manifiesto en la vida de cada una de las comunidades de la Orden y lógicamente también de nuestra Provincia. El rezo de la Benedicta, en el coro, no formaba parte del Oficio Divino, se trataba de una celebración particular de la Orden. Constaba de una antífona con los tres salmos del Primer Nocturno del Oficio Parvo de la Virgen, su versillo y tres Lecciones con dos responsorios. Las Constituciones pedían que se rezara después de Completas. Otra oración mariana que nutría el fervor y la piedad a la santísima Virgen María era la Serótina y la Antífona a la Virgen. Se llama serótina por el tiempo en que se reza, por la tarde, de noche. Se ofrece a Dios por los bienhechores vivos y difuntos de la Orden. La Antífona se reza en honor de la Santísima Virgen, Madre de la Consolación, que protege continuamente a la recolección agustiniana. El canto de la Salve continúa siendo en la vida de cada una de las casas de la Provincia el momento mariano por excelencia. El ceremonial ordenaba que el canto de la Salve, todos los sábados, revistiera un momento importante dentro de la vida de la comunidad. Los días más solemnes ponían de manifiesto aún más si cabe, la piedad y el fervor de cada uno de los religiosos hacia la Madre de Dios. En la actualidad, en cada una de las comunidades que integran la vida de nuestra Provincia de santo Tomás de Villanueva, se pone de manifiesto el fervor y la cálida devoción hacia la Virgen María. Los tiempos han cambiado substancialmente, y la dimensión pastoral de nuestras celebraciones ocupa un interés importante en el desarrollo de las dimensiones de fe hacia María. Todos los sábados, en cada una de las casas, se canta la salve y la Antífona a san José. El rezo del Santo Rosario en común, los sábados y las fiestas principales de la Virgen, centran también el fervor mariano. Son muchas las iniciativas que nacen cada día, y en cada una de las comunidades, para resaltar el amor a la Virgen. Aquellas iglesias dedicadas a alguna advocación mariana incluyen, tanto en la piedad de los religiosos como de los fieles, una gran devoción mariana e innumerables cultos en torno a ella.


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3.– La piedad mariana en las distintas comunidades de la Provincia Son varias las comunidades de la Provincia que están amparadas bajo la protección de la Santísima Virgen María. El convento de Monachil está dedicado a la Virgen del Buen Consejo. La comunidad de Motril a Ntra. Sra. de la Victoria; la Parroquia de Barajas a Ntra. Sra. de Loreto. Más recientemente, la parroquia de Alhaurín el Grande, a la Virgen de la Encarnación. En Argentina nos encontramos con la Parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación, de Ntra. Sra. de Fátima, Ntra. Sra. de Luján y Ntra. Sra. de la Asunción. En Brasil, la Parroquia de Ntra. Sra. de la Luz en Portel , de Ntra. Sra. de la Concepción en Salvaterra y de la Salud en san Pablo. Finalmente, en Venezuela, la Parroquia de Ntra. Sra. de Coromoto y Ntra. Sra. de Lourdes. En cada uno de estos lugares se celebra con especial devoción el culto a la Santísima Virgen María. Un acto relevante en la historia de la Provincia fue la consagración a la Orden por el P. Vicente soler. El P. Orduña, provincial desde 1918 a 1921, tuvo una especial devoción a la Virgen María del Buen Consejo. En la primera circular como provincial ofreció a la Virgen la Provincia de santo Tomás de Villanueva El 8 de diciembre del año 2001 se cumplían 75 años de la consagración de la orden a la santísima Virgen María, realizada por iniciativa del beato Vicente Soler, religioso de nuestra Provincia de Santo Tomás de Villanueva, cuando era prior general de la orden, el día 8 de diciembre de 1926. De aquella famosa carta podemos destacar aquel párrafo tan célebre: “Reconocimiento terminante y explícito de nuestra dependencia total y absoluta con respecto a la Santísima Virgen María”; “necesidad de una luz que alumbrara el camino de la Orden y la protegiera de toda insidia”. Estas mismas palabras del Beato Vicente Soler continúan presentes en la vida de nuestra Provincia y nos invitan a todos a renovar nuestro amor sincero a la Madre de Dios, madre de la Consolación.

4.– El Antiguo ceremonial y ritual Todos los sábados en lo que sea posible, uno de los religiosos más graves de la comunidad celebrará una misa en honor de la Virgen. Después de la Misa Mayor, si no sigue otro acto litúrgico, se ha de cantar a diario con toda devoción la antífona: “Ave Regina coelorum”. Dentro de las Vísperas más solemnes, que han de ser cantadas, se incluyen las de la Virgen Santísima. Los religiosos legos rezaban el oficio de la Virgen, sustituyendo los salmos correspondientes por Padrenuestros y Avemarías, rezando a continuación el propio cada día.


252 Una curiosa costumbre, entre aquellos jóvenes que profesaban en la Orden, se introdujo en nuestras casas de formación. La habitación del nuevo profeso debía aparecer toda ella adornada de flores y luces en torno a un altar dedicado a la Virgen María. Antes de acostarse, el joven profeso debía ofrecerse como esclavo suyo pidiendo a la vez la amorosa protección de tan poderosa Madre. Como prueba de la seriedad de este compromiso, el documento en cuestión era devotamente firmado.

5.– La Cofradía de Ntra. Sra. de la Consolación En honor a la verdad, hay que decir que, tanto en la creación de la cofradía cuanto en la difusión del culto a la Virgen de la Consolación , los religiosos de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva fueron quienes se llevaron la palma. Ejemplos de lo que estamos diciendo son: el Beato Vicente Soler, el Beato Julián Moreno; los Padres Pedro Corro, Marcelo Calvo y Gregorio Alonso de la Consolación, futuro prelado de Marajó, quien a su paso fue sembrando la devoción a nuestra Señora de la Consolación en los diversos ministerios en los que le tocó vivir. Muy probablemente la dedicación a la Virgen de la Consolación del convento de Berlanga, primer noviciado de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, haya coadyuvado a sembrar el amor a esta advocación mariana en los primeros religiosos de la provincia. La Cofradía existe también actualmente en el Convento de Monachil, y hay deseos de volver a recuperar esta importante dimensión mariana entre los fieles.

6.– Mirar el futuro con el corazón de María La piedad litúrgica de la Orden nos ha regalado en los últimos años el Ritual y también el nuevo Misal y la Liturgia de las Horas. En el Ritual encontramos traducidas a las lenguas oficiales de la provincia, el español y el portugués, las nuevas oraciones marianas. La paraliturgia “Benedicta tu” es una buena manera de hacer memoria de Santa María, principalmente los sábados y otros días festivos en honor de la Virgen. La colección de textos marianos de san Agustín y de otros santos de la Orden pueden ayudarnos a enriquecer la piedad y el fervor mariano. La Liturgia agustiniana de las Horas nos ofrece una amplia riqueza de textos nuevos para celebrar en nuestras comunidades y también con los hermanos de Fraternidad Seglar y otros fieles, que participan vivamente de la espiritualidad agustino-recoleta. También el nuevo Misal de la Orden es un elemento enriquecedor para celebrar la presencia mariana entre nosotros. No nos faltan, por tanto, medios para hacer presente la espiritualidad mariana. Lo importante, tal y como lo acredita la historia de nuestra provincia, es manifestar


253 un profundo y sincero amor a María desde la vivencia de sus virtudes. La historia de los religiosos, que a lo largo de los años han desgranado un sinfín de rosarios con su vida, son para nosotros verdadero baluarte para una sincera piedad mariana.

P. Fr. Ángel Antonio García Cuadrado, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada, España)


Barco Santo Agostinho.


Capítulo 17.º Los territorios de Misión No creo exista en la historia de la Provincia, en estos 100 años de existencia, un fenómeno tan profundo y característico como su condición misionera. En Lábrea y Marajó el temple misionero y el testimonio de Cristo, a veces hasta el martirio, han marcado intensamente nuestra Provincia.

1.– Mártires de Motril El Señor Jesús, despreciado y el último de los hombres, varón de sufrimientos y acostumbrado al dolor (Cfr. Isaías 53), fue seguido e imitado por una inmensa multitud de hombres y mujeres que, sustentados por la fuerza del Espíritu Santo, “vinieron de la gran tribulación y lavaron sus ropas en la sangre del Cordero” (Ap 7, 14). De esa multitud preclara hacen parte los que sacrificaron su vida por la fe en la guerra civil española, cuando la Iglesia y sus hijos fueron atacados por el poder de las tinieblas, pero no vencidos.


256 Por el contrario, “su luz resplandeció con mayor claridad en las mismas tinieblas” (Jo 1, 5) y Cristo fue glorificado por las tribulaciones de los justos y la sangre de los mártires. La suprema prueba de amor, que es el martirio, fue dada en la ciudad de Motril (Granada) por siete religiosos pertenecientes a la Orden de los Agustinos Recoletos de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva. Todos, menos el Hermano Fray José Ricardo del Sagrado Corazón de Jesús, habían sido misioneros en Filipinas y en el Brasil, manifestando así la gracia de la misión unida a la del martirio, completándola y perfeccionándola de modo brillante y ofreciendo a toda la Provincia un testimonio preclaro de fidelidad misionera y de martirio, al que siempre somos llamados por Dios de una manera o de otra. Estos, que consideramos los máximos exponentes de la identidad y santidad de la Provincia, hermanos nuestros, supieron unir la experiencia misionera al testimonio de la sangre. Trabajaron durante años como misioneros en las Filipinas, regaron con su sudor los campos del Brasil, Argentina y Venezuela. Fundaron obras sociales en Motril y en otras partes de España. Por la fe llegaron al momento del martirio, sufrieron la muerte con ánimo sereno y perdonaron a sus verdugos.

2.– En el campo de Lábrea El día 1 de mayo de 1925 la Santa Sede encomendaba a la Provincia de Santo Tomás de Villanueva la recién creada Prelatura de Lábrea en el Estado de Amazonas (Brasil). Fray Ignacio Martínez, fogoso y lleno de coraje durante toda su vida, se ofreció voluntario para esta misión. Su recio temple le hizo enfrentar las mayores dificultades. Se sublevó noblemente delante de la posibilidad de abandonar la Prelatura de Lábrea por ser dura y cambiarla por otra más suave. El desánimo del Administrador Apostólico, Fray Marcelo Calvo, era justificado. Eran 300.000 kilómetros² para él y para Fray Ignacio. Escribía este último: “Estoy esperando al Padre Bienvenido y al Hermano Juan. Quiero que vengan cuanto antes para hacer la desobriga. Y cuando vengan yo me encargaré de que en nuestra casa prelaticia no entre ni una sola tristeza. Pudiendo con la cruz de Lábrea, trocarla por una de menor peso es obrar por nuestra pelleja y es… de grandísimos cobardes”. Fray Ignacio sintió el gozo de la entrega generosa por los ríos Purús y Pauiní, el suplicio de las fiebres intensas hasta permanecer en cama varios meses, recibiendo la unción de los enfermos con 29 años, siendo ya Administrador Apostólico de Lábrea. Alma de poeta, así expresa su ardor misionero:


257 “NO HAY NADA MEJOR QUE HACERSE MISIONERO APÓSTOL VERDADERO, INTRÉPIDO SOLDADO DE LA CRUZ. NUNCA, EN NADA MEJOR PUDO EMPLEARSE LA VIDA Y ACABARSE, QUE LUCHANDO Y MURIENDO POR JESÚS. AMO, SEÑOR, LAS ALMAS QUE CREASTE, Y A MÍ LAS CONFIASTE Y LA SANGRE PRECIOSA REDIMIÓ ! DAME EL DON DE DECIROS SONRIENTE: NINGUNA DE MI GENTE, NI UNA QUE VOS ME DISTEIS, SE PERDIÓ. ¿PARA QUÉ YO QUERRÉ MI POBRE VIDA, SI ELLA NO ES CONSUMIDA, COMO LÁMPARA QUE ARDE EN VUESTRO HONOR? FORMANDO PARTE DEL APOSTOLADO, CERCA DE VUESTRO LADO, ¿POR QUÉ NO HE DE INCENDIARME COM VUESTRO AMOR? QUIERO VIVIR TAN SÓLO PARA AMAROS Y PARA ENTRONIZAROS EN TODAS LAS FAMILIAS DEL PURÚS. DESPUÉS, SEÑOR, AL DECLINAR MIS DÍAS, DADME LAS ALEGRÍAS DE MORIR COMO VOS, CLAVADO EN CRUZ ! Y AL CLAREAR LA AURORA DE VENTURA, DE IR A LAS ALTURAS DEL CIELO QUE CREASTE PARA NOS, DADME TAMBIÉN ALLÍ SER MISIONERO, TAN SÓLO, MI DIOS, QUIERO VIVIR MI CIELO… MISIONANDO A VOS” Clavado en la cruz de las fiebres malignas murió Fray Ignacio el día 16 de marzo de 1942 en su barco de pescador de hombres, pescador de 40 años, lejos, muy lejos de sus hermanos recoletos. La cauchería Nueva Fe cerró sus ojos y enterró allí su cuerpo misionero. El día 25 de julio moría como un héroe el Padre Jesús Pardo, de nuestra Provincia, ahogado en las aguas del inmenso río Purús de la Prelatura de Lábrea, en


258 un acto heroico de caridad. Sus 29 años necesitaban un poco de deporte. En la playa del río, y jugando con los niños, el balón cayó al agua. La corriente lo fue llevando aguas abajo mientras los niños se esforzaban por alcanzarlo. La corriente también comenzó a llevarse a los niños. Fray Jesús se lanzó a por ellos consciente del peligro. Sacó un niño hasta la orilla de la playa y volvió por el otro. Después de salvarlo, Fray Jesús, exhausto, agotado por el esfuerzo, fue engullido por un remolino del que pocos minutos después fue sacado muerto. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. Fray Jesús la entregó toda entera: 30 años de vida rebosando plenitud. Aquel día 25 de julio de 1955, para la misión de Lábrea y para la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, nacía un héroe.

3.– Recuerdos de la formación misionera Así lo entendió nuestra generación cuando, en el Colegio misional de Santa Rita de San Sebastián (Guipúzcoa), nuestros formadores nos presentaban con entusiasmo la muerte testimonial de Fray Jesús Pardo como el ideal a alcanzar por todo agustino recoleto digno de ese nombre. El Colegio misional de Santa Rita y el de Martutene, también en San Sebastián, fueron los escenarios donde la semilla misionera de la Provincia fue cuidada con celo extraordinario por nuestros formadores y donde fue preparada durante muchas décadas para dar frutos. El recuerdo de los dos Colegios nos llena de alegría, de saudade y de gratitud a Dios y a la Provincia. En una visita al Colegio de Santa Rita, el entonces Padre General, Eugenio Ayape, nos comunicó, siendo nosotros seminaristas, que en toda la Orden, después de la oración del rosario, se debería rezar un Padre nuestro, Ave María y Gloria al Padre por las misiones y misioneros de la Orden, con las jaculatorias: “¡Corazón sacratísimo de Jesús, ten misericordia de nosotros!” y “¡Madre de Consolación, sed Vos nuestra salvación!”. Hasta el día de hoy conservo esta práctica, también en la misión. Recuerdo cómo durante el coristado nuestros formadores procuraban fortalecer nuestra vocación misionera por medio de la creación del famoso grupo de los misioneros. Entre los jóvenes religiosos llenos de ardor misionero que en mi tiempo pertenecían a este grupo, por muchas razones especial, estaban Fray Juan Ignacio Armendáriz, Fray Melchor Rey, Fray José García, Fray Cleto Millán, Fray Ángel Legorburu…La presencia periódica en Monachil con motivo de la Ordenaciones de los jóvenes religiosos del Obispo misionero en China Monseñor Arturo Quintanilla, con sus relatos apasionantes de la misión y de la persecución de los misioneros allí, hacía arder en nuestros corazones juveniles la llama misionera y constituía un acontecimiento muy especial en el decurso de nuestra formación de Monachil.


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4.– En las aguas de Marajó Antes de que fuera creada la Prelatura de Marajó (1928), los Agustinos recoletos ya habíamos misionado en ese Archipiélago. Desde el diez de marzo de 1902 los Padres Sabino Canillas y Aquilino Rubio ya se habían responsabilizado de la misión de Chaves. El P. Aquilino moría el diez de agosto de ese año por causa de la malaria y su cuerpo quedó para siempre en Chaves, donde está enterrado. Es bueno recordar que la Parroquia de Chaves es la más peligrosa del Brasil por su proximidad al Océano Atlántico y por el fenómeno especial de las aguas, llamado “pororoca”. Después, desde junio de 1908 hasta agosto de 1920, otros muchos misioneros, hijos de nuestra Provincia, navegaron por las aguas de Marajó con ansias de llevarlo a los pies de Jesucristo. Son los misioneros de primera hora de nuestra Provincia allí: pioneros y heroicos. Soure, la sede de la Prelatura, estaba en situación precaria. No podía ser más triste el estado en que se encontraba la parroquia: una capilla pequeña de 8 x 9 metros con grandes rajaduras en las paredes laterales. Tenía un solo ornamento de cada color, ya muy usados, un alba y un roquete. Sin una maleta o armario para poder guardar estos ornamentos, sin caja para los Santos Oleos, pues la que había se la llevó el Padre. Si mal estaba la parroquia por lo que dice relación al culto, no estaba mejor en la parte espiritual. Durante años, el párroco, nordestito, tuvo que imponer su autoridad y el orden en la ciudad montado a caballo y pistola al cinto. Llamábase Sebastián y fue quien primero enfrentó a los coroneles de Soure que obligaban a retornar al sacerdote que enviaba el Arzobispado en el mismo barco que lo había traído de Belém. Por muchos años, la parroquia había sido privada de párroco por desacato grave al párroco que la regentaba, Don Juan María Clotet, de nacionalidad francesa. En este ambiente espiritual y humano entraron los dos primeros misioneros: Fray Luis Atienza y Monseñor Alonso. Con ocasión de mi primera visita al Brasil como Provincial, el año de 1995, tuve la oportunidad de encontrarme con Monseñor Gregorio Alonso, primer Prelado de la Prelatura de Marajó, en la terraza de la casa de Leblon en Río de Janeiro. Estaba distribuyendo maíz a una banda de palomas que, pacíficas, se aproximaban del anciano Prelado en la alegría de recibir el alimento. En la conversación que tuvimos, de repente me miró a los ojos y me dijo: “Padre Provincial, le voy a contar un secreto. Toda la vida deseé morir mártir de Cristo. Toda la vida. Es una gracia que he pedido constantemente a Nuestro Señor y en alguna ocasión casi la conseguí. En la misión. Pero, ya está viendo, Padre José Luis, los años avanzan y ya va a ser muy difícil alcanzar la gracia del martirio. ¡Qué pena!” Y sus ojos se humedecían queriendo llorar. Es un recuerdo que no me abandonará nunca de aquel primer Prelado de Marajó, misionero gigante que fue Dom Alonso.


260 Entre otros muchos misioneros, los Padres Zacarías Fernández (†1945), Román Echávarri (†1981) y Crescencio Hernando (†1984) merecen mención especial por haber abonado el campo misionero de la Provincia con su propia sangre. Los tres murieron en el ejercicio de su ministerio y como consecuencia del mismo. Los dos primeros, víctimas de sendos naufragios y el tercero del tétano, al que descuidó por atender a una cita con las comunidades del interior de la parroquia de Afuá.

P. Román Echávarri

El P. Román Echávarri murió gloriosamente en las aguas del río Paracahuary, junto con 38 niños de la Parroquia de Salvaterra en la fiesta de S. Pedro, por una maniobra brusca del comandante del barco. Algunos comentan que él también salvó dos niños de morir ahogados. No lo sabemos. Sí sabemos que murió por Cristo y rodeado de niños. Niños que el Señor siempre puso en su vida y a los cuales sirvió la palabra de Dios, el sacramento de la reconciliación y, sobre todo, su simpatía, sonrisa y sensibilidad especial nacidas de un amor ilimitado por ellos.

5.– Conclusión Cien años. Una Provincia que los celebra con un espíritu misionero que necesita ser renovado y actualizado. Mirando para atrás, nos sentimos indignos de llamarnos misioneros al compararnos con aquellos hermanos de Provincia que, en medio de dificultades gigantescas que hoy no existen, fueron fieles al mandamiento misionero de Jesús y al carisma de la Provincia, que tan profundamente la marcó en su historia centenaria y tanto la vitalizó a lo largo de estos años. Nos sentimos orgullosos de aquellos que nos precedieron en la acción misionera en estas aguas tibias y peligrosas de la Amazonía oriental. Nosotros somos aprendices. Agradecemos a la Provincia por haber conservado con celo este carisma y pedimos a Dios un avivamiento poderoso de su espíritu misionero que tanto está necesitando, al mismo tiempo que dirigimos a todos la petición que hizo el macedonio al apóstol Pablo: “¡Ven y ayúdanos!”

Mons. José Luis Azcona Hermoso, oar Casa do prelado, Soure Misión de Marajó (Pará, Brasil)


Capítulo 18.º La orden tercera Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta No se puede amar bien una cosa, si no se la conoce. Por ello, creo que es necesario exponer primero, aunque sea de una manera sucinta, la historia de nuestra Orden Tercera Seglar.

Introducción Origen de las Terceras Órdenes Seglares y sus notas históricas más características: • Surgen dentro del movimiento penitenciario de la Edad Media. • Están integradas por laicos –hombres y mujeres cristianos–. • Viven, en un principio, al cobijo y protección de los conventos de Frailes mendicantes. • Tratan de vivir comprometidamente el Evangelio, siguiendo la espiritualidad y guía de la Orden “Primera”. • Su lugar de vida y evangelización no es otro que el mundo: la familia, el trabajo, la cultura… • Hasta tiempos muy recientes su nombre más común era el de “Terceras Órdenes”; hoy día, la mayoría de las congregaciones las llaman “Fraternidad Seglar”.


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1.– Pasado de la Orden Tercera Agustiniana Las Órdenes Terceras, también la Agustiniana, aparecieron en la Edad Media, debido a un movimiento penitenciario propio de ese momento histórico; sin embargo, cada una tuvo sus características propias. La Orden Tercera Agustiniana tuvo su origen en los oblatos y oblatas que ofrecían libremente todos sus bienes a un convento, se ponían bajo la obediencia del superior y éste los custodiaba material y espiritualmente. Este vasallaje estricto tuvo muy poca duración, centrándose en seguida en la dirección espiritual de las personas y pasando después a la incorporación de verdaderos terciarios. La Tercera Orden Agustiniana fue aprobada por el Papa Bonifacio IX el 7 de noviembre de 1399, y en su larga andadura figuran varias beatas, como Julia de Certaldo (†1370), Cristina de Espoleto (†1458) y Elena de Údine (†1458).

2.– Pasado de la Orden Tercera Agustino-Recoleta Tan pronto como apareció la Recolección Agustiniana (1588), su Orden Tercera se establece junto a las comunidades de agustinos recoletos. En Japón, nuestra Orden Tercera escribió, durante el siglo XVII, una de las páginas más hermosas de su historia. En Filipinas, poco después que la Orden fundara en 1719 una comunidad en Manila, se estableció junto a ella un famoso beaterio bajo la guía de los agustinos recoletos; la mayoría de los conventos de agustinos recoletos en las Islas Filipinas tuvieron terciarios. En España, se formaron muy pronto beaterios junto a los conventos de los Recoletos de Almagro (Ciudad Real), Alcalá (Madrid), Campillo (Cuenca), Granada, Madrid, Toledo y Valdefuentes (Cáceres)… También encontramos en nuestros terciarios recoletos muchos y espléndidos frutos de santidad. En su larga lista, podemos recordar a Santa Magdalena de Nagasaki y a los numerosísimos mártires del Japón, a las hermanas Talangpaz, Rosa y Dionisia, en Filipinas, a Polonia de los Santos en España… En Vísperas del Vaticano II, el Status Ordinis de 1962 refleja la existencia de unos 4.000 terciarios diseminados por casi toda la geografía de la Orden. En la Provincia de Santo Tomás de Villanueva se contaban por cientos los miembros de la Orden Tercera en las comunidades de Madrid, Hospitalicos y Monachil; en otras comunidades de la Provincia, tanto en España como en América, existía la Orden Tercera, pero el número de terciarios era mucho menor.


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3.– Actualidad de la Tercera Orden Seglar AgustinoRecoleta Los aires del Vaticano II no fueron, aparentemente, los más propicios a las Órdenes Terceras. Pasaron por momentos de crisis, desaparecieron en muchos lugares y continuaron con vida lánguida en otros. Nuestra Orden Tercera no fue una excepción. No obstante, poco a poco nuestra Orden Tercera se fue abriendo a los vientos renovadores que soplaban en la Iglesia y de ahí ha ido surgiendo una renovación que tiene cada día más continuadores y promotores. A ese nuevo espíritu responden los libros oficiales de nuestras Fraternidades Seglares: Regla de Vida, Estatutos Generales y Ritual, aprobados por la Santa Sede, y editados en los Generalatos de los Padres Javier Ruiz y José Javier Pipaón. 3.1.– Mandato del Concilio Vaticano II ¿Cuál fue la causa que impulsó a las Órdenes Terceras Seculares a su reforma y renovación actuales y qué pasos se dieron? Es bien sabido que el Concilio Vaticano II exigió, tanto a las Órdenes religiosas como a sus Terceras Órdenes Seculares, la actualización de sus estructuras fundacionales, teniendo presente los documentos doctrinales del Concilio. 3.2.– Reuniones A partir de los años 1967–1968 comenzaron a reunirse en Roma, con una periodicidad trimestral, los Asistentes o Delegados Generales de varias Terceras Órdenes Seculares. El objetivo inmediato de estas reuniones fue la preparación de un Memorandum que la Comisión Pontificia del nuevo Código de Derecho Canónico mandó presentar a las respetivas Órdenes Terceras. Terminado felizmente este trabajo, se interrumpieron aquellas reuniones, pero dejando en todos la inquietud y el deseo de volverse a encontrar para conocerse mejor y trabajar unidos en la actualización de las estructuras de las Órdenes Terceras que estaba exigiendo el Concilio Vaticano II. En 1974 se reanudaron dichos encuentros trimestrales y, junto a estas reuniones, comenzó otra experiencia: la de una convivencia de dos días en las cercanías de Roma. Sólo en las últimas de estas convivencias tomaron parte algunos seglares. En estas reuniones y convivencias sobresalió un valor que fue reconocido y muy estimado por todos: el estilo humano y fraterno que caracterizaron los Encuentros. Además, todos encontraron muy instructivo e interesante el intercambio de documentación sobre las diversas cuestiones de carácter histórico, jurídico, pastoral, y de las experiencias y actividades desarrolladas por cada una de las Órdenes Terceras.


264 Llegados aquí, algunos de los asistentes se hicieron la siguiente pregunta: en una experiencia como la que estamos viviendo, ¿no existe el peligro de que la fisonomía propia de cada una de las Órdenes Terceras se difumine y pueda crearse una cierta confusión respecto de los diversos carismas? La experiencia que estaban viviendo los Asistentes probaba precisamente lo contrario. Más aún: su diálogo fraterno fue ocasión y medio para que cada uno de los Asistentes delineara o marcara con precisión las características de la propia Orden y para que llegara a apreciarla más conscientemente; al mismo tiempo, todos tuvieron la oportunidad de beneficiarse de la riqueza que constituyen los diversos carismas, dones del Espíritu Santo a la Iglesia. 3.3.– Formulación de algunos elementos constitutivos y comunes a todas las Terceras Órdenes, o Fraternidades Seglares (En este momento histórico es cuando la mayoría de los Asistentes Generales prefirieron llamarlas Fraternidades Seculares, con el fin de dejar bien claro que no se trata de monjes o monjas)

El fruto de esas numerosísimas reuniones de estudio se vio plasmado en unos pocos puntos básicos en los que quedan sintetizados los elementos constitutivos y las características comunes a todas las Terceras Órdenes. En la formulación de esos puntos se tuvieron en cuenta tanto la aparición de las Terceras Órdenes en la vida e historia de la Iglesia –don del Espíritu Santo–, como su realidad actual y las perspectivas de renovación suscitadas por el Concilio Vaticano II. • Puntos básicos, comunes a todas las Terceras Órdenes Seculares: a. La vida evangélica y el espíritu de las Bienaventuranzas, según el carisma propio de una de las varias Familias Religiosas, se puede vivir en diversos estados de vida: religioso, sacerdotal, laico. (Cfr: Lumen gentium, 43 (sobre la Iglesia); Apostolicam actuositatem, 4 (apostolado de los seglares); Christus Dominus, 17 (oficio pastoral de los obispos), Presbyterorum Ordinis, 9 (sobre el ministerio y vida de los presbíteros). b. Aunque la misión y el compromiso de los laicos en la Iglesia y en el mundo nacen de la misma realidad bautismal (Cfr. Lumen gentium, 43, Apostolicam actuositatem, 3), sin embargo, muchos laicos han experimentado que la participación en el carisma de una Familia Religiosa es fuente de energía para vivir las exigencias que nacen del bautismo y, al mismo tiempo, es escuela de vida que los prepara para ser en el mundo fermento evangélico (Cfr. Lumen gentium, 31; Apostolicam actuositatem, 4; Ad gentes, 21 (actividad misionera de la Iglesia); Gaudium et spes, 43 (la Iglesia en el mundo actual).


265 c. La experiencia que se ha vivido en estas reuniones de Roma, entre los Asistentes Generales o Delegados de distintas Ordenes Terceras, demuestra que la comunión o “reciprocidad vital” entre religiosos y seglares, llamados a vivir el carisma de un mismo Fundador, no sólo es posible, sino también es de gran provecho espiritual y apostólico para unos y otros, en orden al cumplimiento de su misión en el mundo y en la Iglesia, tanto universal como local. d. El hecho de vivir un mismo carisma hace que se desarrolle un profundo sentido de fraternidad evangélica entre los miembros de una misma Familia Religiosa y entre ellos y los demás hombres. e. El propósito de vivir este carisma en la Iglesia es puesto en práctica mediante la adhesión a una Regla aprobada por la autoridad eclesiástica competente y es manifestado ante la comunidad eclesial por un compromiso público, que viene a reforzar y renovar las promesas bautismales. f. Las Terceras Órdenes tuvieron siempre, desde sus mismos orígenes, el apoyo de la Iglesia, y sus organismos respectivos recibieron la oportuna ratificación canónica. g. La comunión o reciprocidad vital implica, por lo que se refiere a las Terceras Órdenes o Fraternidades Seculares, el derecho de sus miembros a recibir una adecuada asistencia espiritual y, por parte de los religiosos, el deber de garantizar una tal asistencia. Estos elementos, constitutivos y comunes a todas las Terceras Órdenes o Fraternidades Seculares, podemos sintetizarlos en los siguientes apartados: • Vocación del cristiano seglar a la vida evangélica. • Participación del cristiano seglar en el carisma de una Familia espiritual. • Índole secular del terciario o fraterno, e inserción en la realidad temporal. • Autonomía en la comunión entre la Orden Primera y Tercera. • La Orden Tercera en la Iglesia. Nota: Una vez terminado este trabajo previo, fue nuestro Secretariado General de Apostolado quien se encargó del estudio y elaboración de los textos oficiales de los Agustinos Recoletos Seglares: Regla de vida, Estatutos Generales y Ritual. La Regla de vida y los Estatutos Generales fueron aprobados por la Santa Sede el 8 de diciembre de 1984, durante el generalato del P. Javier Ruiz; el Ritual fue aprobado también por la Santa Sede, pero lo fue el 8 de abril de 1991 y durante el generalato del P. Javier Pipaón.


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4.– Pregunta ¿Tienen lugar hoy día, en la vida de la Iglesia, las Terceras Órdenes? 4.1.– ¿Qué piensa la Iglesia de las Terceras Órdenes Seculares? El canon 303 del nuevo Derecho Canónico no sólo las aprueba sino que espera de ellas copiosos frutos espirituales. Dice así: “Se llaman órdenes terceras, o con otro nombre adecuado, aquellas asociaciones cuyos miembros, viviendo en el mundo y participando del espíritu de un instituto religioso, se dedican al apostolado y buscan la perfección cristiana bajo la alta dirección de ese instituto”. 4.2.– ¿Qué dicen nuestras Constituciones al referirse a la Tercera Orden o Fraternidad Seglar? Recoge los mismos conceptos positivos que encontramos en el n.º 4 de la Regla de vida de la Fraternidad Seglar oar al referirse a su naturaleza y fin. Número 114 de las actuales Constituciones de los Agustinos Recoletos: “Los religiosos promuevan la Fraternidad seglar agustino-recoleta (Tercera Orden Secular), cuyos miembros, permaneciendo en el mundo, tienden a la perfección evangélica según el carisma de la Orden, conservando su índole secular. Por la participación en el carisma, nace y se desarrolla la comunión con sus hermanos de Orden y con la jerarquía; así cumplen una misión común en la Iglesia y actúan como fermento en el mundo”. 4.3.– ¿Han manifestado su opinión los capítulos generales y provinciales de nuestra Orden? Efectivamente: desde el año 1980 hasta nuestros días, todos y cada uno de los capítulos generales y provinciales han hablado sobre la Orden Tercera Secular y han plasmado en alguna de sus Determinaciones su aprecio y su firme deseo de que se erija en todas las comunidades de agustinos recoletos, que se la cuide con verdadero esmero de hermanos, pues está llamada a dar espléndidos frutos. Por no hacerme largo y reiterativo, recojo solamente lo que pidieron los capítulos generales de l986 y el de 2004, precisamente el último de nuestros capítulos generales. El Capítulo general de 1986 advierte que “la reciente beatificación de nuestra terciaria Magdalena de Nagasaki es ocasión propicia para impulsar la figura del seglar agustino recoleto, partícipe de nuestro carisma y colaborador de nuestro apostolado”. Y añade: “El capítulo encarga al prior general con su consejo promover, a través de los secretariados de apostolado, una intensa campaña de


267 mentalización y animación, para que en todas nuestras comunidades se erija dicha fraternidad”. Por su parte, el último Capítulo general, celebrado del 18 de octubre al 12 de noviembre de 2004, dice, entre otras muchísimas cosas referidas a nuestra fraternidad seglar: “El capítulo encarga al prior general con su consejo que: 1. Encomiende al secretariado general de espiritualidad todas las competencias sobre este tema y le encargue que, en colaboración con los laicos, ofrezca materiales para todas las etapas de formación. 2. Encomiende al mismo secretariado el mantenimiento de un archivo con los datos personales de los miembros de nuestras fraternidades. 3. Continúe animando a los religiosos a seguir de cerca su desarrollo espiritual y a erigir la fraternidad en las comunidades en que todavía no está establecida. 4. Promueva la celebración de asambleas regionales, nacionales e incluso, si fuera posible, internacionales. 5. Organice, a través del secretariado general de espiritual, talleres de formación, tanto para los asistentes espirituales como para los formadores laicos, que faciliten su desarrollo tanto humano como espiritual y carismático”. Todos los capítulos provinciales han insistido sobre el mismo tema y, prácticamente, hacen las mismas recomendaciones; no podía ser de otra manera, puesto que estaban obligados a cumplir las determinaciones de los respectivos capítulos generales. De cuanto nos dicen la Iglesia, las Constituciones de los Agustinos Recoletos y todos sus Capítulos, generales y provinciales, se desprende, con toda evidencia, que nuestra Tercera Orden o Fraternidad Seglar no es algo que pertenece al pasado y, consiguientemente, sin futuro. Más aún, la experiencia nos dice que allí donde se encuentra un campo propicio, allí donde existe una comunidad agustino-recoleta, conocedora de lo que es realmente la Fraternidad Seglar y la asiste con ilusión, allí brota, se desarrolla y florece una Fraternidad Seglar. A las muchas y florecientes Fraternidades Seglares oar locales, esparcidas hoy día por el mundo, me remito. Por lo tanto, tengo la impresión de que todas las preguntas que algunos hacen acerca de si las Fraternidades Seglares tienen vigencia hoy día en la vida de la Iglesia, parten de un desconocimiento de lo que son y han sido las Terceras Órdenes Seculares, de lo que de ellas piensa la Iglesia, del lugar que ocupan en la vida de las Familias Religiosas y de los frutos de santidad y apostolado que han dado y


268 están llamadas a producir. Por consiguiente, de lo anteriormente dicho podemos sacar las siguientes conclusiones: 1.ª Las Fraternidades Seglares tienen hoy día un puesto bien claro y específico en la vida de la Iglesia. 2.ª Las Órdenes religiosas o Institutos, a través de sus Fraternidades Seglares, se hacen presentes en ciertos apostolados: familiar, social, político…, que de otra manera no podrían realizar. 3.ª Las Fraternidades Seglares son un gran tesoro concedido por el Espíritu Santo a la Iglesia y, a través de ella, a las Órdenes o Institutos religiosos. 4.ª Por lo tanto, las Órdenes o Institutos religiosos deben poner todos los medios que estén a su alcance para que sus religiosos conozcan, valoren, erijan y cuiden con esmero sus Fraternidades Seglares, sabiendo que son parte de su carisma, algo que la enriquece enormemente; no hacerlo así, deben saber con toda claridad que se empobrecen unos y otros: la Orden o Instituto religioso y su Fraternidad Seglar correspondiente.

5.– La Fraternidad Seglar hoy día en la Provincia de Santo Tomás de Villanueva Resumiendo, diré que la Fraternidad Seglar está erigida canónicamente hoy día en las cuatro áreas de la Provincia. Actualmente está erigida en todas nuestras comunidades de Venezuela, en la mayoría de Argentina y Brasil, y en la mitad de las comunidades de España. La mayor parte de ellas están en un momento floreciente, tanto referente al aumento del número de sus candidatos como a la vivencia de sus promesas. Como todos sabemos, la Fraternidad Seglar se rige por la Regla de vida (que viene a ser sus constituciones), unos Estatutos generales y el Ritual, aprobados con gran alabanza por la Santa Sede. Cada comunidad tiene, después, sus Estatutos particulares. Del 13 al 17 de septiembre de 2008 se tuvo un Encuentro Provincial de la Fraternidad Seglar en Monachil; participaron en él cerca de 150 miembros de la Fraternidad, provenientes de las cuatro áreas de la Provincia; se expusieron varias conferencias acordes con el Encuentro; se hicieron algunas salidas a la Granada turística; se vivieron momentos excepcionales, tanto en la capilla como en el escenario del salón de conferencias; y, sobre todo, fue de una enorme riqueza el encuentro personal entre los hermanos de las cuatro naciones. Las Fraternidades se vieron acompañadas gratamente de sus respectivos asesores espirituales y, de


269 un modo muy especial, del P. Provincial, Miguel Ángel Hernández, que llevó gran parte de la responsabilidad del Encuentro. El desarrollo de las actividades de nuestra Fraternidad Seglar está perfectamente recogido en las conclusiones de la “Reunión de asistentes provinciales y nacionales de la Fraternidad Seglar agustino-recoleta” tenida en la Curia General durante los días del 8 al 13 de octubre del 2007.

6.– Propuestas 6.1.– Por parte de los miembros de la Fraternidad Seglar

oar:

Poner todo el empeño en conocer, cada día mejor, el don de su vocación agustinorecoleta seglar, la riqueza y el compromiso que encierra. No se puede amar bien una cosa si no se la conoce. La oración diaria, la frecuencia de los sacramentos y la asistencia activa a las reuniones planificadas por cada una de las fraternidades locales son los medios eficaces para la fidelidad del fraterno a su vocación, y para que su carisma produzca los maravillosos frutos que encierra y que el Señor espera de él. Los miembros de la Fraternidad Seglar oar deben sentirse totalmente comprometidos en la promoción vocacional de candidatos, tanto para la Orden Tercera como para la Segunda y Primera de la Familia Agustino-Recoleta. 6.2.– Por parte de nuestra Provincia El plan de formación –inicial y permanente– de todos los frailes debe incluir el conocimiento detallado de lo que es nuestra Fraternidad Seglar, de su verdadero puesto en la Iglesia y de los copiosos frutos que está llamada a producir. Para llevar a cabo la formación permanente y hacer realidad la “recíproca comunión”, sería necesario: . programar y celebrar juntos las principales liturgias, especialmente las festividades agustinianas, y hacer experiencias comunitarias de oración; . proyectar y realizar juntos actividades pastorales, caritativas y sociales con iniciativas “valientes”, según las necesidades de tiempos y lugares; . estudiar juntos, frailes y seglares, los documentos sobre la teología del laicado; . organizar encuentros comunes, asambleas, ejercicios espirituales…;


270 . en los encuentros de formación y en la celebración de Capítulos, programar momentos de presencia de los seglares, incluyendo un mensaje o testimonio. . En virtud de la “comunión” entre la Orden Primera y Tercera, es importantísimo que los superiores de la Orden Primera ofrezcan, en todas partes, “religiosos idóneos y preparados” para la formación y asistencia espiritual de los miembros de nuestra Tercera Orden Secular.

P. Fr. David Hernández Cuadrado, oar Parroquia Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Capítulo 19.º Vida paroquial no centenário da Província Introdução Não poucas vezes tenho ouvido questionar–se, no âmbito de conversas informais ou até de partilhas de retiros ou encontros, a compatibilidade do nosso trabalho de pastoral ministerial paroquial com o que se pretende entender como carisma agostiniano recoleto. De fato, a partir do legado de Santo Agostinho e da herança espiritual da Recolecção, certa dificuldade se apodera de quem procura ver aí a fundamentação da atividade paroquial de nossas comunidades. Por outro lado, se observarmos com atenção, grande parte dos nossos ministérios, no centenário de vida que está para completar a Província, foi realizada em paróquias. Apesar de o trabalho paroquial nunca ter estado entre minhas ocupações diretas, isso não significa que não tenha colaborado sempre, de uma forma ou de outra, com ele, em diferentes comunidades da Província. Ciente, portanto, de minhas limitações, tentarei aqui ressaltar, antes de tudo, algumas linhas gerais do pensamento agostiniano e da espiritualidade pastoral do Hiponense que podem dar, mais além das contingências históricas, aquela fundamentação carismática de que, à primeira vista, se parece carecer. Num segundo momento, apresentarei alguns detalhes da nossa já centenária andadura, colhidos aqui e ali nas crônicas, no que se refere à vida paroquial da Província, concreção daqueles princípios, expressão visível do coração agostiniano, ardente de amor pela Igreja, bem como daquela forma de viver mais estrita, fecundada pelo mesmo amor.


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1.– À disposição da Igreja Pode–se afirmar que a exigência do trabalho ministerial, se bem que não nos moldes do que conhecemos como “paróquia”, mas sim no sentido daquela expressão tão bonita e profunda, hoje quase em desuso, “cura de almas”, surpreendeu Santo Agostinho e o fez mudar seus planos iniciais de convertido. Poucos anos após ter recebido a graça do Batismo e já de volta à sua África natal, o filho de Mônica, desejoso de se consagrar para sempre à vida comum piedosa e douta, começava a se destacar pelos frutos de vida nova que emanavam de suas comunidades e aspergiam frescor de evangelho sobre a tão convulsionada cristandade africana, de espíritos exaltados e afeitos a contendas e a cismas. O Espírito, qual vento “que sopra onde quer” (Jo 3, 8) e que “orna a Igreja de dons hierárquicos e carismáticos” (Const. 1), por meio da comunidade eclesial, chamou–o ao ministério ordenado e ao exercício pastoral, primeiro como presbítero –o que implicava, na Antiguidade, especialmente o serviço da pregação– e, pouco tempo depois, como Bispo, cabeça visível da Igreja particular, incumbido daquilo que, mais tarde, ele mesmo designaria como “ofício de amor” (In Io. 123, 5). Traduzindo esta experiência pessoal em conselho e orientação a quem, talvez diante de situação semelhante, anos depois apresentava a ele seu problema, Santo Agostinho teve ocasião de escrever: “Se vossa mãe, a santa Igreja, desejar alguma coisa de vós, não recebais esta tarefa com arrogância, nem a recuseis com negligência… não deveis preferir vossa paz às necessidades da Igreja, pois se ninguém entre os bons se oferecesse para colaborar, quando ela gera seus filhos, ninguém poderia nascer para a vida espiritual” (ep. 48, 2). Ao lermos tais palavras, parece ficar–nos a impressão de não estarmos tão distantes assim do que entendia Santo Agostinho por trabalho ministerial, a saber, resposta concreta a uma necessidade da Igreja, mãe de todos nós, resposta generosa porque cheia de amor. Parece–nos vê–lo dirigir a nós estas palavras, especialmente quando nos deparamos com o volume de trabalho paroquial, amiúde intenso e desgastante. O testemunho que nos dá São Possídio, seu primeiro biógrafo, revela–nos ainda que nosso Pai não se limitava a palavras bonitas ou a conselhos sábios, mas vivia com intensidade aquilo mesmo que indicava aos demais como norma de vida. “Pregou a palavra de Deus, na igreja, alegre e fortemente, de modo ininterrupto, até a sua última enfermidade, com lucidez de mente e um são discernimento” (Vita 31).


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2.– Sempre à disposição da Igreja O mesmo Espírito que suscitara, nos agostinianos de Castela, o desejo de uma forma de vida mais estrita, em consonância com o ideal de renovação e de austeridade acolhido pela Igreja à luz do Concílio de Trento, fizera–os passar, nos séculos sucessivos, por tremendas contrariedades. A Recolecção não tinha completado ainda três séculos e quase todas as suas casas se tinham fechado. Aquela forma de viver mais estrita debruçou–se então sobre o vasto horizonte missionário do Oriente, com todas as dificuldades de adaptação que isso acarretou. Extinguira–se o carisma? Não fazia já sentido a peculiar inspiração do movimento de Toledo? As vicissitudes, por mais ásperas que fossem, parecem ter servido de ocasião de que se ouvissem novamente as palavras do Fundador e de que os corações recoletos se deixassem embeber por aquele amor desejoso e sedento de amar, amor que se reconhece amado, inquietude que não descansa até chegar à intimidade do Amado, o qual quer ser, neste mundo, amado e servido em seus membros “mais pequeninos” (Mt 25, 40). Nossa Província nasceu quando esta situação de dispersão começava a tomar outra fisionomia. Para alguns, ao sabor das idas e vindas da história, para uma perspectiva de fé, contudo, as circunstâncias mudaram de acordo com um desígnio que não anula o elemento humano, mas que o transcende. Na virada do século XX, as Filipinas deixaram de ser a seara principal do trabalho ministerial dos nossos antepassados. O vento do Espírito os conduziu à América. A Recolecção, pela segunda vez em sua vida, teve de se reorganizar, províncias antigas, extintas há alguns anos, foram recriadas e, entre elas, a nossa. Um momento decisivo neste processo foi o Capítulo geral de 1908, responsável por uma assim chamada “normalização” na vida das comunidades recoletas. O apostolado ministerial continuaria a ser a característica mais visível de sua vida e espiritualidade, passando então a identificar–se como “finalidade atual da Congregação”, expressão que nas Constituições de 1912 e, na posterior atualização de 1928, apareceria como “finalidade especial secundária”. No conjunto destes acontecimentos, diríamos nós, que dizem respeito à maturidade da nossa expressão carismática, figura também a elevação da então Congregação recoleta à categoria de Ordem religiosa, em 1912. A disponibilidade constante às necessidades da Igreja, fundamental para Santo Agostinho, foi o que garantiu, a meu ver, em presença das exigências da história recente, que se conseguisse uma nova síntese carismática que veio não substituir, mas levar a uma plenitude, mesmo que não definitiva, aquela que se fizera no século XVI. Jamais se poderão relegar a segundo plano as necessidades espirituais da própria comunidade e de seus membros: é somente a partir daí que a Recolecção estará capacitada para responder, com sua própria identidade, às chamadas apostólicas. Uma resposta descaracterizante certamente não é a que a Igreja espera de nós.


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3.– Nascidos para servir à Igreja No âmbito desta nova síntese carismática, que contemplava o apostolado ministerial como parte integrante de nossa espiritualidade, é que nasceria a Província de São Tomás de Vilanova da Andaluzia, em julho de 1909, terceira e mais jovem província com que contaria a Ordem dos Agostinianos Recoletos no momento de sua emancipação jurídica. A Província tinha inicialmente suas casas na Espanha (com predominância na região centro–meridional) e no Brasil, onde os agostinianos recoletos já se faziam presentes desde 1899.

4.– Brasil É no Brasil que nossos frades se dedicarão especialmente ao ministério paroquial nesta primeira hora, atendendo a pelo menos quinze igrejas locais, entre os estados da Bahia, Espírito Santo, Pará, São Paulo e, sobretudo, Minas Gerais, com o zelo e a solicitude pastoral que sempre os distinguiria. Um país de dimensões continentais e com um clero pouco numeroso era terreno receptivo e desejoso do trabalho dos religiosos. Através dos senhores Bispos, ouviam os nossos antepassados aquele clamor materno da Igreja de que falara tão expressivamente Santo Agostinho. Para servir o povo de Deus sem perder a própria identidade e a partir da comunidade, ainda na primeira década da vida provincial, os irmãos viram a necessidade de concentrar estes ministérios paroquiais tão dispersos. Em 1917, o Sr. Arcebispo de São Paulo nos concedia um ministério paroquial que, até o presente, engrandece a Província e a Ordem pela abundância de seus frutos, Nossa Senhora da Saúde, na Vila Mariana. Acostumados até então com a vida no interior, os religiosos logo puderam constatar a diferença de ambiente: “Em cidades como São Paulo –diz a crônica da comunidade (1920)– se conhece bem pouco o espírito paroquial e, se as respectivas vigararias são pouco escrupulosas em aceitar a todo e qualquer que as procure, os fiéis buscam apenas a sua própria comodidade sem importar–se com a pertença a uma ou outra paróquia”. Através do esmero nos cultos, no ministério catequético e no espírito eclesial de comunhão, os recoletos construíram dia após dia, a partir daquela realidade, uma “paróquia viva”, para usar a expressão que serve atualmente de título ao boletim de notícias da comunidade paroquial. Como representação da atividade paroquial no interior do estado de São Paulo, não se pode deixar de mencionar o trabalho dos nossos frades na região de Franca. Creio que, dentre os muitos zelosos pastores que envergaram o hábito recoleto, exemplo luminoso e figura representativa foi o Padre Frei Gregório Gil das Mercês. “Tinha 54 anos quando recebia a pesada carga da Paróquia de Franca. Exímio


275 diretor de almas, de vontade inquebrantável, nascera para o trabalho. Sua figura agigantava–se nas dificuldades, estava destinado para empresas de grande envergadura”, testemunha o Boletim provincial de 1944 (p. 287), com ocasião da solene inauguração da que hoje é nada menos que a Catedral diocesana de Franca, cuja construção se realizou –e não apenas no sentido material de igreja–templo, mas também no de igreja–comunidade– sobre os suores apostólicos de Frei Gregório. Desejo, com a breve menção que nos permite o nosso espaço restrito, registrar que a fecundidade do trabalho ministerial da Província serviria de base a toda uma comunidade diocesana, constituída em Franca anos mais tarde, e a uma nova província, no seio de nossa mesma Ordem. A Província de Santa Rita, nascida deste tronco em 1960 e que sempre se destacou por um vivo e profundo zelo apostólico e ministerial, atendendo denodadamente a diversos ministérios paroquiais até a atualidade, ergue–se sobre os alicerces destes frades pastores, operários da primeira hora. O que se disse do interior paulista diga–se também do estado do Espírito Santo. Ainda no Brasil, há de se destacar a frente de trabalhos que a Província abriria no norte, em apoio especialmente aos religiosos que, a partir de 1930, começavam a integrar as comunidades da Prelazia de Marajó. Desde 1900, a residência de Belém contava com um ministério paroquial, São João Batista, base sobre qual se edificaria uma igreja verdadeiramente dinâmica e rica. Um pequeno exemplo de tudo isso pode ser visto na crônica de 1943, que menciona a ordenação sacerdotal de um jovem da paróquia, antigo aluno do chamado “Centro de Doutrina Cristã”, para o clero diocesano (Boletim 1944, p. 233). A presença dos recoletos em Belém se transferiria, em 1959, para o atual centro paroquial de São José de Queluz, não menos pujante. Embora, a atividade missionária, em nossa forma de organização, ocupe outro espaço, não quero deixar de mencionar um testemunho interessante da vida paroquial em Marajó, precisamente na cidade de Salvaterra, em 1957. “Como nos anos anteriores –diz a crônica– celebramos a festa do Círio da Imaculada Conceição, padroeira da paróquia, celebrado unicamente em sua parte religiosa… estamos empenhados em purgar as festas de seus preconceitos e práticas profanas, o que nos está originando muitas dificuldades e dores de cabeça” (Boletim 1958, p. 284). A Província desempenhou seu trabalho ministerial paroquial também no Amazonas, como apoio, por sua vez, à Prelazia de Lábrea, ministérios que, em 1960, foram confiados à Província irmã recém erigida. No Rio de Janeiro, desde 1920, a Província atendeu ministerialmente a paróquia de Marechal Hermes, no subúrbio, assim como São Januário, no bairro imperial de São Cristóvão, ministério que, na atualidade, se acha confiado à Província de Santa Rita. Em 1931, começava a atenção dos nossos religiosos a uma pequena capela, no bairro então praticamente deserto do Leblon, que viria a tornar–se paróquia no primeiro dia de 1945, sob o patrocínio da santa mãe de Santo Agostinho. Este é


276 o terceiro dos núcleos históricos de nossa presença atual no Brasil, também aqui marcado pela forte vivência dos momentos de fé, da catequese em todos os níveis e por um extraordinário trabalho social. O Padre Frei Enrique González, que foi seu pároco, com a singeleza que lhe é característica, escreveu um livrinho sobre o cinquentenário desta paróquia, celebrado em 1995, onde toda a sua rica história pastoral aparece compendiada: “Santa Mônica: 50 anos”. A ele me remeto para recordar os feitos dos nossos religiosos naquela porção do Reino de Deus. “A vida paroquial manifesta–se de mil modos e maneiras, em grupos e reuniões, em celebrações e assistências, na pastoral e na oração, em todo um conjunto de realidades que concretizam, aqui e agora, a grande missão da Igreja: evangelizar” (p. 50). A paróquia de Santa Mônica muito significou em minha vida pessoal, embora não fosse eu paroquiano estritamente, mas cresci à sua sombra, como aluno do Colégio e testemunha dos desvelos dos filhos da Recoleção. Após 1960, a Província abriria ainda novos ministérios –São Paulo (Vila Guarani e Santo Ivo), Paraguaçu Paulista e Rio de Janeiro (Novo Leblon)– até completar as atuais onze paróquias nas que se destacam os religiosos pela mesma entrega de si que de tantas honras cobre esta centenária história.

5.– Argentina Ao nascer nossa Província, em 1909, rezava o decreto de sua criação que do Brasil deveria expandir–se à Argentina, ao Paraguai e ao Chile, “nos estados ainda não confiados à Província da Candelária”. Deste projeto original concretizou–se a fundação na Argentina, com a criação da Vigararia provincial, em 1925. Depois de uma primeira fundação em Ciudadela, a comunidade se instalou na capital, Buenos Aires, em 1928. A paróquia aí instalada no início de 1929, dedicada a Nossa Senhora da Consolação, teve como primeiro pastor quem viria a ser o primeiro Bispo de Marajó, Frei Gregório Alonso. Recolhia a crônica de 1944 a seguinte observação: “Uma paróquia extensa, com todo o complicado mecanismo moderno, solicitou continuamente o eficiente labor apostólico” de todos os religiosos (Boletim de 1945, p. 136). Ainda hoje se destaca a paróquia de Buenos Aires como referência, inclusive arquidiocesana, de igreja viva em que se celebra e vive o evangelho, além de contar com um templo belíssimo que convida ao recolhimento e à piedade. Também dos primeiros anos na Argentina, provêm os centros paroquiais da região norte, a saber, os de Santa Fé e Rosário, respectivamente de 1929 e 1931. Sempre às voltas com o trabalho estritamente espiritual, a saber, culto, catecismo, formação de associações de fiéis, os frades não deixavam de lado o empenho em melhorar as instalações materiais no sentido de dar esplendor e dignidade ao louvor


277 que se tributa a Deus. Estes dois centros são, também, na atualidade, focos muito vivos de atuação pastoral da comunidade. Houve ainda na Argentina, ao longo de nossa presença mais que octogenária, o atendimento a igrejas rurais na região de Córdoba e a comunidades de população especialmente operária, na zona metropolitana da Grande Buenos Aires. Florescentes nas décadas de 1940/1960 e inclusive propulsores de não poucas vocações para a Ordem, estas paróquias foram–se deixando. Os ministérios com que atualmente contamos no cinturão metropolitano da capital argentina localizam–se ao norte da cidade. Começaram os frades seu labor paroquial na região, assumindo a paróquia de Villa Maipú, dedicada a São José (na cidade de San Martín), em 1950. Este era apenas o início do que viria a ser um extraordinário campo ministerial, testemunha de esforços os mais ingentes dos nossos religiosos que integram hoje nada menos que três paróquias, limítrofes entre si – tendo–se associado à primeira, as paróquias de “La Asunción” (1956) e Nossa Senhora de Luján (1970). Numa diocese relativamente jovem como a de San Martín, os agostinianos recoletos brindam à Igreja sua incansável dedicação pastoral que chega a transcender os limites de suas jurisdições paroquiais. O cronista de Villa Maipú, no ano de 1999, podia testemunhar que, a partir do conselho pastoral paroquial, havia “o compromisso de fazer um bairro e um país mais fraterno, mais de acordo com os critérios que Jesus nos deixara em sua Igreja” (Boletim de 2000, p. 107). Em 1956, nossos religiosos ocuparam–se também da paróquia hoje dedicada a Nossa Senhora de Fátima, na cidade balneária de Mar del Plata, que tão grande benefício presta não apenas aos filhos da terra, mas, e sobretudo por ocasião das férias estivais, a tantos que por ali se dedicam ao descanso da mente e encontram assim a oportunidade de vivê–lo na presença de Deus. Com este, mencionamos brevemente os sete ministérios paroquiais da Província na Argentina.

6.– Espanha Em 1909, as casas que a Província tinha na Espanha eram todas elas de natureza conventual, o que não significa em absoluto que não tivessem os religiosos algum trabalho apostólico ministerial. Depois da divisão da Província no Brasil, com a disponibilidade maior de pessoal que se criou e a transferência da Cúria provincial do Rio de Janeiro para Madri, em 1961, nossos religiosos direcionaram seu esmero para atividades paroquiais também na Europa. A residência de Madri, fundada em 1914, e que veio a hospedar inclusive em duas ocasiões a Cúria geral da Ordem, teve, a partir de 1965, confiada a seus cui-


278 dados a atenção pastoral da paróquia de Santa Mônica. A crônica de 1986 recolhe um resumo da atividade paroquial de Santa Mônica de Madri: “As prioridades que marcaram (esta) ação foram a liturgia, a assistência, a renovação da Fraternidade Secular Agostiniana Recoleta, a pastoral familiar, a atenção aos múltiplos movimentos, catequese, pastoral vocacional, sem esquecer–nos da diária e bem montada pastoral de enfermos” (Boletim de 1987, p. 22). Também em 1965, na localidade de Barajas, próxima à capital, recebíamos a paróquia de Nossa Senhora de Loreto. Dez anos mais tarde, junto ao jovem Colégio de Granada, erigia–se a paróquia de São Tomás de Vilanova, hoje funcionando já em sede própria. Sob o impulso renovador do Concílio Vaticano II, estas foram as primeiras searas em que se prodigalizaram muitos recoletos, empenhados na atualização de métodos pastorais e de evangelização em meio a uma sociedade cada vez mais secularizada. Além destes centros, assumiu–se, a partir da residência de Motril, a paróquia de São José (1990) e fundou–se, em 1999, uma comunidade na localidade de Alhaurín el Grande (Málaga), para atenção paroquial. Inclusive o histórico convento de Monachil, chegou a contar com um ministério paroquial naquele bairro de Granada por alguns anos, mas a paróquia foi requisitada recentemente pelo arcebispado.

7.– Venezuela Em 1959, ante a iminente divisão da Província, decidiu–se fundar comunidades na Venezuela, constituindo–se lá por vários anos uma Delegação provincial. Depois de uma fase inicial de adaptação, em 1960, assumia–se uma paróquia na capital, dedicada a São Pio X, até hoje ponto de referência não apenas dos religiosos que compõem as quatro comunidades da jovem Vigararia, erigida finalmente em 1994, mas também, no que se refere à cidade e arquidiocese de Caracas, pela grande devoção que concentra em torno do Apóstolo São Judas Tadeu. No início da década de 1970, e depois de algumas tentativas noutros lugares, nossa Ordem recebia a incumbência do cuidado pastoral das três outras paróquias com que a Província conta no país, a saber, nas proximidades de Caracas, a paróquia São Carlos Borromeu de Caricuao e, no ocidente do país, em ambas as margens do lago de Maracaibo, por um lado, a paróquia Nossa Senhora de Coromoto em Tamare e, por outro, na capital zuliana, a da Santíssima Trindade. Com relação ao apostolado paroquial na Venezuela, serve–nos de testemunho a relação anual do então Vigário provincial, relativa ao ano de 2001 (Boletim de 2002, p. 518): “Atendem–se muitos grupos, com espiritualidade diversa, com os quais se há de trabalhar para evitar rivalidades e criar união e comunidade entre todos. Os párocos


279 fazem grande esforço para não deixar ninguém de fora e dar oportunidade a todos na integração paroquial”. No ontem e no hoje da vida provincial, portanto, o ministério paroquial sempre esteve presente, entre as preocupações pastorais dos nossos frades. Aqui e ali, numa circunstância ou noutra, como aliás ocorrera num nível mais amplo com a própria Recolecção, tiveram e têm estes bravos soldados do evangelho, como tratei de demonstrar nestas poucas páginas, aquela “lucidez de mente” e aquele “são discernimento” –que poderíamos chamar de senso pastoral– reconhecidos por São Possídio na pessoa de nosso ilustre Pai e Fundador. Resta–nos elevar humildemente a nossa ação de graças ao Doador de todo o bem, suplicando–lhe que os frutos do ontem centenário sobre os quais assentamos as canseiras do hoje, garantam para nós o estímulo necessário para navegarmos em direção ao amanhã que, se bem existencialmente incerto, na perspectiva da fé, nos convida a que nos façamos ao largo e naveguemos, com as velas desfraldadas, sob o sopro suave do Espírito de Deus.

P. Fr. Luciano Rouanet Bastos, oar Colégio Santo Agostinho – Leblon Rio de Janeiro (RJ, Brasil)


Cuadro de Hospitalicos.


Capítulo 20.º Las residencias e iglesias conventuales en estos cien años Introducción El título de estas páginas es, a primera vista, sugestivamente prometedor, porque casi sin querer lleva a la vida y ministerio pastoral de los agustinos recoletos, cuya historia nosotros ahora continuamos. Pero apenas uno pretende pasar el estudio a la realidad concreta, se da cuenta que el título, en su atracción inicial, contiene una extensión tan amplia en tiempo y un significado tan rico en sus palabras que superan el espacio concedido para su normal desarrollo. Primer deber, por ello, es limitar y concretizar. ¿A qué residencias nos referimos?, ¿de qué iglesias conventuales estamos hablando?, ¿queremos historiar todas las residencias fundadas en estos cien años?, ¿pretendemos estudiar todas las iglesias conventuales de este primer centenario, 1909–2009? ¿O más bien anhelamos circunscribirnos a las residencias e iglesias conventuales de las mismas en los primeros años de la Restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, a partir de la fecha del 10 de junio del 1909? Me inclino y opto por esta última propuesta. De este modo, estas líneas presentan en primer lugar las circunstancias histórico–sociales que motivaron la fundación de estas residencias, para pasar después a exponer qué entendemos en concreto por residencias, anotando también la primera legislación sobre las mismas, para concluir dando la fecha de creación de cada una, presentando muy en síntesis la labor pastoral desarrollada por los religiosos que las habitaron hasta el día de hoy (o hasta su cierre, en algunas). Aquí también acotamos su extensión geográfica, únicamente nos detenemos en aquéllas de España. El breve resumen que ofrecemos, se enriquece con la orientación de


282 los lugares indicados donde el lector puede acudir para completar y perfeccionar todo su contenido.

1.– Circunstancias histórico-sociales En nuestra historia agustino-recoleta ha habido un período contemplativomisional. Así se llama su primera parte “período contemplativo” e indica: “en este período los recoletos llegan a formar una corporación autosuficiente y prácticamente autónoma. Se dividen en cuatro Provincias, incorporan a los recoletos colombianos y ajustan su vida a constituciones, ceremonial y ritual propios. En él forjan también las estructuras jurídicas, espirituales y territoriales que guiarán su trayectoria vital hasta la catástrofe de 1835” 1. En este período (1588–1835), la vida de los religiosos sigue el estilo propio de los mendicantes del tiempo: gran importancia a la oración y la austeridad, la vida común y el espíritu misionero. Atienden al pueblo cristiano en las iglesias propias, colaboran con los párrocos de las zonas en las que viven mediante la predicación, la confesión y la asistencia a los enfermos. Las circunstancias históricas, acontecimientos y avatares político-sociales del siglo XIX e inicio del XX, en España y Filipinas, posibilitan la creación de una serie nueva de casas en la Recolección. A estos sucesos políticos se debe que nuestra Orden de Agustinos Recoletos vuelva la mirada hacia la madre patria y se plantee las nuevas fundaciones de Residencias. La desamortización de los bienes de la iglesia hecha por Mendizábal, con los efectos para la vida religiosa, y la persecución de los religiosos en Filipinas y su expulsión en el año 1898 obligan a los superiores a buscar nuevos campos de misión y a abrir otras casas en España, donde los religiosos venidos de Filipinas puedan ejercer el apostolado, descansar de las largas fatigas misioneras o prepararse adecuadamente para nuevas empresas. Muchos de los religiosos que volvían de Filipinas no estaban en condiciones de marchar de nuevo a las misiones de América. El número de religiosos en esta situación (la aglomeración de religioso en los colegios de España sin tener en qué ocuparse, cuando estaban acostumbrados a una vida activa; la diferencia de clima, usos y costumbres de la Península; la dificultad que muchos de ellos hallaban ya por sus achaques y enfermedades, ya también por el distinto modo de vida a que por muchos años estaban habituados para amoldarse a los preceptos y rigores que lleva en sí la vida de obediencia en

1. Martínez Cuesta, A., La Orden de Agustinos Recoletos. Evolución carismática, Madrid 1988, p. 46.


283 los conventos y colegios), impulsó a los superiores a promover la fundación de residencias, que por entonces se establecieron en España, como a enviar obreros evangélicos a las que estaban organizándose en las Repúblicas Americanas de Colombia, Venezuela y Brasil. Por medio de circulares, en las que los superiores comunicaban sus disposiciones y también por la visitas provinciales, atendían al gobierno de estas residencias y a la vida religiosa de sus miembros. Así, con tal ambiente político social y en tales necesidades, en el año 1899 se fundaban las residencias de Granada y Motril, y la de Puente la Reina, en Navarra. En mayo de 1904 la de Lucena, en Córdoba, y en 1905 la de Sigüenza, en Guadalajara.

2.– Qué son estas residencias, su legislación Nuestras Constituciones del año 1955 dicen: “Domus nostrae possunt esse formatae ven non formatae… Domus religiosa dicitur Conventus, si religiosi in ea degentes propriae sanctificationi et observantiae vitae regularis specialiater atendunt; Collegium Apostolicum, si fratres nostri instructioni adspirantium ad statum religiosum operam navant; Residentia, si nostri religiosi vitam agunt sacris ministeriis, sine cura animarum, addicti” 2. Se considera, pues, Residencia, si nuestros religiosos llevan una vida dedicados, consagrados a los sagrados ministerios, sin cuidado de almas. El P. E. Cantera comenta: La palabra Residencia no tiene por derecho común el significado que le da nuestro derecho particular… Eran como casas filiales dependientes de otra principal 3. Será a partir de la celebración del primer capítulo intermedio provincial (1910) y el primer capítulo provincial del 1912 donde se declara que las residencias canónicamente erigidas tienen voz y voto en el capítulo provincial. Se observa claramente en las crónicas anuales publicadas en el boletín de la Provincia, que residencias aumentan notablemente en Brasil y Argentina; de este modo se puede leer en estas casas: memoria anual de la residencia de Río de Janeiro, de la residencia-parroquia de S. Pablo, de la residencia de Leblon, de la casa-residencia de Buenos Aires, de la residencia-parroquia de Santa Fe, de la residencia de Rosario, de la residencia de Victoria, de la residencia de Franca, de la nueva residencia de Bilbao…

2. Constitutiones Ordinis Recollectorum Sancti Augustíni, Auctoritate Pii XI Recognitae et Approbatae, Monachil 1955, n.º 345. 3. Eugenio Cantera, Comentario a las Nuevas Constituciones de los Agustinos Recoletos, Monachil 1965, p. 289.


284 No entra en nuestro plan historiar cuáles fueron las disposiciones, normas, mandatos, la legislación de los superiores para el gobierno y vida de estas casas, puesto que la mayor parte de ellas se dieron principalmente para los colegios, en donde se hallaban aglomerados los religiosos que habían vuelto de Filipinas. Pero sí creemos necesario dejar constancia aquí de aquéllas que se refieren al régimen de las residencias, pues con este carácter se denominaban las casas que entonces estaban fundadas en Andalucía y que, con el Decreto de restauración de la Provincia –10 de junio del 1909– quedaron adscritas a la Provincia Santo Tomás de Villanueva de Andalucía. He aquí algunas notas donde podemos apreciar estas disposiciones o legislación. Con fecha de 21 de abril del año 1902, promulgaba el P. Mariano Bernad, Comisario General Apostólico, las disposiciones, que comienzan así: Comisaría General Apostólica de los Agustinos de Recoletos de España. “Advertencias o Reglas a que por hoy deberán sujetarse nuestros Religiosos de Casas Residencias de España”. Siguen a continuación 15 disposiciones, que serán leídas en público en todas las Residencias en dos días consecutivos, y se sacará copias de las mismas. Viene rubricado en la Residencia Generalicia de Madrid, a 21 de abril de 1902. Estas reglas, advertencias o disposiciones reglamentan debidamente la vida de los religiosos que trabajaban en las Casas Residencias, así como el género de vida nuevo para nosotros, y por lo mismo no se hallaba indicado en nuestras Constituciones, en las prácticas o usos que venían observándose en los conventos de Filipinas 4. Con idéntico espíritu que el P. Mariano Bernad trabajó para organizar las residencias de España como para el buen gobierno de las mismas, no olvidó tampoco las casas, residencias y misiones de Brasil. De acuerdo a su Definitorio formó un Reglamento, que imprimió en Madrid, en 1902, imponiéndolo como obligatorio a todas las Misiones de América. Es un Reglamento completo donde, después de unas disposiciones previas y generales (“Nuestra misión en América no debe tener por objeto administrar parroquias, sino su primero y principal objeto deben ser las Misiones propiamente dichas y ayudar a los Sres. Obispos y demás Eclesiásticos en la predicación de la palabra divina, en la administración de los sacramentos, asistencia a los en-

4. Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía de los Padres Agustinos Recoletos en su Restauración, Década Primera 1899–1909, Monachil (Granada) 1920, pp. 15s.


285 fermos y demás funciones del culto divino”), legisla con detalle sobre 14 temas que abarcan casi toda la vida religiosa. En el mismo están doce disposiciones, que dan normas y leyes sobre estas casas, Residencias. Viene firmado y fechado en Madrid a 27 de mayo de 1902 5. Palabras de aliento para estas Residencias y bendiciones sobre su abundante labor pastoral, se palpan en las visitas a las mismas tanto por parte del P. Mariano Bernad como por los Priores Provinciales, durante los años 1904 y 1907. El mismo espíritu se aprecia en el Decreto de 12 de octubre de 1907, por el que fue sancionada y aprobada la creación de la Provincia Hispano-Americana de Nuestra Señora del Pilar 6.

3.– Residencias e iglesias conventuales 3.1.– Período del 1907 al 1909 Por el Decreto del Comisario Apostólico, P. Mariano Bernad, con fecha de 15 de octubre de 1907, erigió la nueva Provincia Hispano-Americana de Nuestra Señora del Pilar y le asignó las cinco residencias de España: Granada, Motril, Lucena, Sigüenza y Zaragoza; las cuatro residencias de Brasil: Ribeirão Preto, Bahía, Belém do Pará y Uberaba; las tres residencias de Venezuela: Puerto Cabello, Maracaibo y Ciudad Bolívar y la residencia de Panamá 7. 3.2.– Restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía El Decreto de 1.º de junio, solemnidad del Corpus Christi, el Vicario General, P. Enrique Pérez, publicó la resolución definitiva, tomada “por acuerdo y por el consentimiento del Definitorio General, según el texto del número primero del Decreto: “la actual Provincia Hispano-Americana del Nuestra Señor del Pilar, desde esta fecha en adelante, se denominará Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía…”. Resultado positivo de este Decreto fue la restauración de la antigua Provincia de santo Tomás de Villanueva, después de 74 años de supresión, reanudando así su historia. Estas líneas recogen nada más las casas que son residencias. En España: Residencia de Granada, Residencia de Motril (Granada) y Provincialato; Residencia de Lucena (Córdoba) y Residencia

5. Ibídem., p. 92. 6. Ibídem., pp. 22ss. 7. Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía de los Padres Agustinos Recoletos en su Restauración. Década Segunda 1909–1919, Monachil (Granada) 1920, p. 36.


286 de Sigüenza (Guadalajara). En Brasil: Residencia de São Salvador en Bahía, Residencia de Uberaba, Residencia de Belém do Pará y Residencia-colegio de Ribeirão Preto 8. En el primer Capítulo Intermedio Provincial de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía, que comienza el 31 de octubre 1910, declara cuáles son las casas Residencias erigidas canónicamente cuyos Superiores o Presidentes tenían derecho para asistir al Capítulo Provincial con voz y voto. “Se declaró que están canónicamente erigidas las Residencias de Ribeirão Preto y Pará en el Brasil y las de Granada, Motril y Sigüenza en España, teniendo los Padres Presidentes de las mismas voz y voto en el Capítulo Provincial”… También se puso ahí a deliberación si debía o no continuar la Residencia de Sigüenza por las razones que aconsejaban el abandono de la misma 9. En la convocatoria a los Religiosos que tenían derecho a asistir al Primer Capítulo Provincial, a celebrar en el Convento de Berlanga de Duero durante los días 25 al 29 de abril del año 1912, ahí se convocan únicamente las Residencias de Granada, Motril, Ribeirão Preto y Pará. Al comienzo de dicho Capítulo y dar sus nombres, están los de las cuatro residencias nombradas 10. No están ya los nombres de las residencias de Lucena y Sigüenza ni de sus presidentes o superiores. En el Capítulo Provincial de 1915, celebrado en Monachil, asisten los superiores de las residencias de Granada y Motril, en España, y los dos de las de Brasil, el de Belém do Pará y el de Ribeirão Preto. En el capítulo Provincial de 1918, celebrado también en Monachil, asisten los superiores de las residencias de Granda y Motril, y no asisten los superiores de las residencias de Brasil de Belém do Pará y de Ribeirão Preto. 3.3.– Residencia e iglesia conventual de Granada [1899–…] La primera residencia fundada en España fue la de Granada, en donde ya desde antiguo eran conocidos nuestros religiosos por haber tenido en esta ciudad, desde el año 1614, el convento de Nuestra Señora de Loreto, y un colegio de estudios en la próxima ciudad de Santa Fe. Se realizó esta fundación el 11 de febrero del año 1899, en la casa e iglesia del antiguo Hospital del Corpus Christi, llamada y conocida vulgarmente con el nombre de Hospitalicos, situada en la calle Elvira, muy próxima a Plaza Nueva y 8. Ibídem, pp. 36s. 9. Ibídem, pp. 47–48. (cfr. Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva,… Década Segunda 1909–1919, pp. 267ss). 10. Ibídem, pp. 64 y 69.


287 muy cerca de las calles principales de la ciudad llamadas Reyes Católicos y Gran Vía de Colón. Erigida residencia canónica por rescripto de 20 de febrero 1900 y ejecutado el 27 de febrero del 1900 11. Una primera descripción de la iglesia nos la ofrece más o menos así el cronista de la Primera Década: Estaba establecida en esta iglesia del Corpus Christi desde hacía siglos la Hermandad de la Paz y Caridad. La Iglesia, aunque de pequeñas dimensiones, es muy bien proporcionada, y presenta en su conjunto un golpe de vista sumamente agradable. El altar mayor está formado por un grandioso Expositor de estilo barroco, todo de mármoles finos de varios colores artísticamente combinados. En los lados del presbiterio hay dos grandes cuadros que representan, el uno el bautismo de Nuestro Señor Jesucristo, y el otro una tierna escena de familia de la Santísima Virgen con el Niño Jesús y San Juan Bautista. Hay en la cúpula y en el arco del Presbiterio seis medallones pintados que representan los santos más devotos de la Eucaristía. Todas estas pinturas son de Anastasio Bocanegra. En los lados del crucero hay dos altares de estilo barroco, de grandes proporciones, pero de valor relativo, y se componen de tres nichos, dos laterales y uno central; hay además, otros dos altares más pequeños. En los años 1905 y 1906 se arreglaron y decoraron los cinco altares y se puso nueva y más abundante iluminación eléctrica. La Crónica de la Provincia, en la Década Segunda 1909–1919, resume toda la labor pastoral con estas palabras: “Con gusto haríamos aquí para terminar un cuadro estadístico bien detallado que nos permitiese apreciar de una simple ojeada el desarrollo y aumento, que desde la fundación hasta la fecha ha tenido esta Residencia; y veríamos que han sido muchos y muy valiosos los objetos de culto, como imágenes, ornamentos y vasos sagrados con que nuestros religiosos han enriquecido aquella iglesia” 12. Y en la Década Segunda, en las páginas 432 y siguientes: “Todas las Asociaciones religiosas y demás obras religioso-sociales, establecidas y dirigidas por los Recoletos de Granada, alcanzaron un desarrollo maravilloso, y han llegado en esta segunda década a un estado tan próspero y floreciente que no es fácil formarse una idea exacta y acabada, si no es viéndolos en el mismo lugar en que se desenvuelven y fructifican”.

11. Ibídem, pp. 154–5. 12. Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía de Padres Agustinos Recoletos en su Restauración. Década Segunda 1909–1919, pp. 433ss.


288 A continuación describe esta labor pastoral: Talleres, centros catequéticos, las cofradías, la Pía Unión de San Nicolás, la Orden Tercera, la visita domiciliaria de Santa Rita… El lector podrá ver en detalle y por extenso todos estos trabajos y afanes de la historia de esta Residencia tanto en esas Décadas como en las siguientes ponencias presentadas en el primer Congreso Histórico: P. Fr. Imanol Larrínaga Bengoechea, oar, Ministerio de la predicación y misiones populares (Cien años de presencia viva en Hospitalicos) 13; P. Fr. Jesús Berdonces Navarro, oar, Significación histórica de la Residencia de Granada 14, o bien, siempre en este último autor, en su ponencia Residencia de Granada, Historia y Geografía 15. En los últimos años del siglo XX e inicio del siglo XXI habría que añadir, entre otras muchas otras labores pastorales, en la casa, su remodelación en sótano, pisos y habitaciones; en la iglesia, la encomienda y entrega de toda la labor pastoral a la comunidad agustino-recoleta de Hospitalicos en el cementerio San José de la ciudad, por parte del Arzobispado de Granada. 3.4.– Residencia e iglesia conventual de Motril [1899–…] Casi como una consecuencia de la fundación de Granada vino enseguida la de la Residencia de Motril, efectuada el día 12 de mayo del año 1899, teniendo a su cargo la Iglesia de la Victoria, que formaba parte del antiguo convento de los Religiosos Mínimos, del que, por fin, pudieron posesionarse nuestros padres en el año 1907, por medio de la compra, trasladándose a él la comunidad el día 24 de abril del año 1908. La Década Segunda del libro Crónica de la Provincia resume así la vida y trabajos pastorales de los primeros años en Motril: “Instalados ya en el nuevo convento y prosiguiendo con actividad las obras de reforma y mejoramiento introducidas en el mismo, haciendo la conveniente distribución de las celdas, la portería, la sala de visitas, el claustro procesional, el canal de desagüe del patio, el desescombro de la huerta etc. etc. y dándolos por terminados a mediados del año 1909”. No menos que el convento necesitaba la Iglesia de una importante restauración, pero quedaron aplazadas para mejores tiempos. En el año 1917 tuvieron cabal y completa realización los trabajos de restauración de la Iglesia de la Victoria. De

13. Los Agustinos Recoletos en Andalucía y su proyecto en América. Actas del I Congreso Histórico. Granada 2001, pp. 277–286. 14. Ibídem, pp. 251–275. 15. Boletín de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva OAR, enero–septiembre 1985, n.º 520, pp. 289–301.


289 estas obras entresacamos lo siguiente: Las obras principales consistieron en rebajar todo el perímetro que ocupaba el altar mayor, dejándolo a nivel de la sacristía, resultando un amplio y cómodo presbiterio, se rellenó todo el piso de la iglesia, hasta ponerlos al nivel de las capillas. Al colocar el piso de baldosín se cerraron por completo y se inutilizaron las cinco criptas que tiene la iglesia, que habían servido indudablemente de enterramiento de cadáveres. Para toda clase de detalles en la residencia y en la iglesia me remito tanto a las dos Décadas de 1899–1909 y de 1909–1919, como a las ponencias presentadas con motivo del I Congreso Histórico: el trabajo de Domingo A. López Fernández, Los Agustinos Recoletos cien años de Presencia en Motril y la ponencia de Juan Jesús López–Guadalupe Muñoz, Un espacio para los Agustinos Recoletos en Motril. El antiguo convento de los Mínimos. 16 El Boletín de la Provincia editado con motivo de los 75 años de la misma publica una Reseña histórica de la casa de Motril, donde se puede encontrar la historia de esta residencia e iglesia conventual desde sus comienzos hasta el año 1985. Enriquecer esta abundante vida histórica de casa e iglesia con la remodelación de la casa, primero, por los años 1980, y luego ampliación de la casa-residencia, por los años 1998. En la iglesia, además de fundar y establecer en ella dos cofradías (Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Mayor Consuelo y la Oración de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos y Nuestra Señora de la Victoria); además, con motivo de la beatificación de los Mártires de Motril se ha colocado un cuadro de los mismos, que preside su altar en la mima iglesia (obra del pintor Antonio Molina). Ya por el 1917, en la restauración de entonces, se dice en el libro de cosas notables de la residencia que se estaba pintando el lienzo que se hallaba colocado en el centro de la escalera principal de la residencia, y que representa a Santo Tomás de Villanueva llevado al cielo por los pobres, con este lema: manus pauperum deportaverunt. Fue pintado y regalado a la residencia por la Señora Concepción Lorenzo, vecina de la ciudad de Santafé, y constante bienhechora de nuestra residencia de Granada. 3.5.– Residencia de Lucena (Córdoba) [1904–1930?] La residencia de Granada, alma mater de nuestra Provincia en Andalucía, fue también el origen de esta fundación de Lucena y a ruegos e instancias de las Agustinas Recoletas de dicha ciudad.

16. Los Agustino Recoletos en Andalucía y su proyección en América, Actas del I Congreso Histórico, Granada 2001, pp. 297–326 y 327–339.


290 El P. Mariano Lasa de Jesús, después de dar los primeros pasos en la fundación de la residencia, el 14 de noviembre de 1903, recibía del obispado de Córdoba el decreto de autorización para hacerse cargo de la Iglesia de Santa Ana, filial de la parroquia del Carmen, situada en la calle Pedro Angulo. No parecieron a los religiosos las condiciones muy favorables en cuanto a la casa que les prestaba, y resolvieron comprar una para residencia, que consiguieron en la misma calle, n.º 24 y frente por frente a la iglesia de santa Ana 17. Esta iglesia se devolvió al obispado en agosto de 1910, utilizando desde entonces para las funciones del culto la iglesia de san Martín de nuestras hermanas Agustinas Recoletas y abrieron un oratorio en la misma residencia en el año 1911. El decreto de fundación data del 17 de mayo del año 1904. Desde el primer momento éstas fueron sus principales actividades pastorales: confesonario y predicación, en Lucena y pueblos vecinos, sobre todo en Cabra, las devociones al Sagrado Corazón de Jesús y al apostolado de la oración. Otras de las ocupaciones, según narran las crónicas de esas dos Décadas, fueron la dirección y asistencia espiritual de las comunidades religiosas de Lucena y Cabra, así como las capellanías de los asilos. En las memorias anuales del Boletín de la Provincia (1919 y 1921) se puede leer ya que esta residencia se encontraba muy reducida y casi sin vida. Por lo que se debió dejar en 1930 o 1931 18. 3.6.– Residencia de Sigüenza (Guadalajara) [1905–1911] Regía la diócesis de Sigüenza Mons. Fr. Toribio Minguella, oar, por eso fue fácil establecerse allí. Ofreció el usufructo del seminario que se denominaba de san Bartolomé con la capilla y todas las dependencias, además de otras facilidades para la comunidad. El 18 de noviembre de 1905 quedó erigida canónicamente esta residencia con el nombre de Casa–Misión. Los fines principales de esta casa eran dar Misiones en la diócesis y confesar; siendo designados oficialmente Misioneros diocesanos, con la obligación de recorrer todos los años, durante los meses de noviembre a mayo, los pueblos del arciprestazgo que el Prelado designara; además de atender a la capilla de la casa y a la dirección del seminario diocesano Estas actividades hacían muy pesadas las cargas de la Residencia, que, al no ofrecer ni proporcionar ventajas, con la escasez de personal, obligaron a tomar

17. Cfr. Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva… Década Primera 1899–1909, pp. 183ss; y Década Segunda 1909–1919, pp. 459ss. 18. Cfr. Boletín Provincial Extraordinario, n.º 396, Año 1959, pp. 164–165.


291 la resolución de abandonarla por acuerdo tomado en el Capítulo Intermedio de 1910. Se dejó la residencia el 30 de mayo de 1911, retirándose los religiosos al convento de Berlanga de Duero19. 3.7.– Residencia de Bilbao [1927–1941] Se estableció nuestra Provincia en esta casa-residencia de la ciudad de Bilbao el 5 de diciembre del 1927, alojándose en una casa provisional. Construida la residencia-casa de nueva planta con un amplio proyecto para colegio e iglesia, dedicada a san Agustín, emplazado cerca de la antigua iglesia san Agustín, que ya no existe, pero que aún da el nombre a la “Plaza de san Agustín”, fue inaugurada el 9 de junio de 1929. Funcionó con éxito halagüeño hasta el año 1936 el Colegio de Primera Enseñanza. La memoria anual que trae el Boletín de la Provincia, en el año 1929, página 282ss., ofrece las grandes esperanzas que estaban depositadas para un futuro inmediato. Se lee en ella: “Las características del edificio son: la solidez hermanada con un gusto muy depurado. Dentro del estilo vasco, resulta un chalet de elegancia sobria, con un cierto tinte austero que marca su finalidad. Se halla situado en un punto estratégico de la carretera amplia de reciente construcción que enlaza el santuario de Begoña con Bilbao, y está tan bien aprovechado que causa la admiración de cuantos juzgándolo por el exterior pequeño, han rectificado al comprobar que no lo es por dentro”… “Ahora descubrimos –concluye la relación anual– en el horizonte una incógnita a cuya solución vamos confiando en Dios, y en las almas buenas: la construcción del templo a san Agustín como homenaje al Santo en el XV centenario de su glorioso tránsito”. Al venir la guerra del 1936, y después de sufrir sus consecuencias, quedó esta casa–residencia abandonada y ocupada por el ayuntamiento de Bilbao. En noviembre de 1941 se llevó a cabo su venta, dejando el cronista el siguiente lamento: “Y con esto quedaba liquidada la casa de Bilbao, pasando a un mero capítulo de la historia, lo que podía haber sido fundamento de hermosas realidades 20.

19. Cfr. Crónica de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva… Década Primera 1899–1909, pp. 191ss; Década Segunda 1909–1919, pp. 467ss. y Boletín Provincial Extraordinario, n.º 396, pp. 166–167. 20. Cfr. Del libro de las cosas notables del Colegio de Santa Rita, en San Sebastián, año 1941. Cfr. Boletín Provincial Extraordinario, n.º 396, pp. 192–194.


292 3.8.– Residencia de Madrid 21 [1930–…] Está situada en la calle de Príncipe de Vergara, n.º 87 (antes n.º 85, y desde la guerra del 1936–39, calle General Mola, n.º 87) haciendo esquina con la de General Oraa. Esta casa ha sido Residencia Generalicia hasta el 30 de junio de 1930. En esa fecha, por Decreto del Prior General, fue adjudicada a la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, instalándose en ella el Provincialato el día 1 de julio, trasladado de la residencia-casa de Motril. La casa-residencia de Madrid registra en su historial varias etapas conforme a su destino y pertenencia, que caracterizan tanto su vida interna como su actividad exterior, hasta llegar a la complejidad de su actual estructura: Parroquia Santa Mónica y residencia Hotel (Hasta los años 2004–2005, era Provincialato, residencia universitaria y casa-parroquia Santa Mónica). Ha pasado por estos períodos: Etapa primera de los años 1930–1936; la etapa crítica de los años 1936–1939; la etapa del nuevo renacer de los años 1939 al 1945; la etapa de los proyectos a la realidad de los años 1945 al 1963, la realidad de la nueva iglesia (comienza el 1945, para ser realidad en 1963). En enero del 1949 comenzaban las obras de la iglesia, pero en noviembre se paralizaron las obras por falta de dinero (ésta es la causa por la que se irá edificando en diversas etapas, “hasta finalizar las obras (1963)”. El 16 de octubre de 1951 se concede en Roma el permiso para cambiar el título de la futura iglesia, que será de Santa Mónica; antes, de la Inmaculada Concepción. Será el 20 de mayo de 1961 cuando se bendice tanto la pintura de la iglesia Santa Mónica (obra del pintor Pedro Martínez Tavera) como la escultura del Santo Cristo, que preside el altar mayor (del escultor Ramón Lapayese), el altar de santa Rita (obra del arquitecto D. Luis González), bendecido el 22 de junio del 1964. Y en abril de 1963 se logró dar término a toda la iglesia. Queda anotado que desde noviembre de 1960 se dio toda la capacidad a la iglesia para las misas de los días festivos. Las obras de construcción de la casa-residencia se realizaron en tiempo más corto. Comenzaron el 11 de noviembre del 1952 para quedar acabadas en el 1956. Recibieron la bendición el 20 de mayo de ese año y el 22 de septiembre se realizó la apertura oficial de la Residencia Universitaria, que permanecerá abierta hasta junio del 2005.

21. Cfr. Boletín Provincial Extraordinario, n.º 396, pp. 202ss. y Boletín de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, enero–septiembre 1985, n.º 520, pp. 266ss.


293 El 30 de septiembre de 1965 se firmaban los contratos entre el arzobispado de Madrid-Alcalá y la Provincia de Santo Tomás de Villanueva referentes a las parroquias de Santa Mónica de Madrid y la de Nuestra Señora de Loreto de Barajas, aceptándolas “ad nutum Santae Sedis”. Había llegado la nueva etapa, la iglesia Santa Mónica de Madrid hecha parroquia. Finalmente reseñar que, en el año 2004, el Provincialato deja esta residencia para establecerlo en la Nueva Curia Provincial recién levantada y construida en Barajas, dentro de los límites de nuestra parroquia Nuestra Señora de Loreto. Alrededor del año jubilar 2000, en la iglesia, se colocan dos lienzos que representan Nuestra Señora de la Consolación con San Agustín y Santa Mónica, uno, y el otro, los Mártires de Motril (obra del pintor Antonio Molina) en los laterales de la bóveda de la iglesia, y en 2005 se cambia la finalidad de la residencia universitaria, pasando a ser hotel. En septiembre de dicho año comienzan las obras. En julio del 2009 están finalizados los trabajos, pero hasta la fecha de hoy aún no ha sido ni abierto ni inaugurado el hotel. Lo mismo vale para la remodelación de la nueva residencia-casa de la parroquia Santa Mónica, ya acabada, pero aún no habitada por la comunidad religiosa parroquial oar.

P. Fr. Alfredo Martín Cubilla, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada, España)


Guardería de Vidigal, Río de Janeiro.


Capítulo 21.º Las Obras sociales Introducción La preocupación de nuestros frailes por el progreso espiritual, moral y humano de los hombres y mujeres que entraban en contacto con ellos ha sido la norma básica de su actuación. En este capítulo del Libro de la Provincia vamos a acercarnos brevemente a algunas de las obras sociales emprendidas por nuestros mayores a lo largo de estos cien años. No se trata de hacer un estudio exhaustivo y completo, sino de ofrecer algunas pinceladas que nos permitan hacernos una idea de lo mucho que se ha hecho en este siglo. Para ello, nos centraremos en dos grandes obras históricas, como son los “Talleres de caridad de Santa Rita” y las escuelas para obreros y niños pobres, para presentar después brevemente el panorama actual de las obras sociales de la Provincia.

1.– Los Talleres de caridad de Santa Rita 1.1.– Fundación de los talleres El 22 de febrero de 1905, nuestros religiosos de la Residencia del Corpus Christi de Granada (Hospitalicos) publicaban el primer número de la ya más que centenaria Revista Santa Rita y el pueblo cristiano. Esta revista, en sus primeros números, dio publicidad al movimiento de caridad reorganizado en Madrid y propagado por toda la península por el padre agustino Salvador Font: los Talleres de caridad de Santa Rita, dedicados al auxilio espiritual y material de los más pobres. Nuestros frailes confiaban en provocar el interés de las granadinas por esta obra social y poder crear en Granada los Talleres de caridad de Santa Rita.


296 Y no hubo que esperar mucho tiempo. La siembra realizada a través de la nueva revista cuajó rápidamente tanto en la capital granadina como en Motril, así como en Lucena (Córdoba): Hospitalicos: El primer taller comenzó a funcionar el 25 de octubre de 1906 formado por una señora y seis niñas. A lo largo del primer año de funcionamiento (hasta 31 de diciembre de 1907) se llegó a la cifra de siete talleres, con 287 socias. En ese primer año se recaudaron 8.097,47 pesetas y se repartieron 4.309 prendas de ropa entre los pobres. En ese mismo año se imprimió el Reglamento. Durante 1908 continuó progresando esta obra benéfica. Hubo dos entregas de ropa en dicho año: la del primer semestre se realizó en mayo, repartiéndose 4.609 prendas, siendo 1.312 las familias socorridas; en ese momento ya existían nueve talleres. La del segundo semestre tuvo lugar en diciembre, fecha en que el número de prendas alcanzó las 7.336, siendo once los talleres en funcionamiento. Motril: En esta ciudad comenzó la andadura de los tres primeros talleres el 24 de noviembre de 1908. Seis meses después, el 26 de mayo de 1909, se procedió al primer reparto de prendas de vestir entre los pobres: 1.600 prendas. Lucena: La fundación de los talleres en esta ciudad data del 22 de noviembre de 1909, cuando quedaron constituidos dos talleres con casi 100 socias trabajadoras, además de unos 170 protectores que colaboraban con sus bienes. En esta localidad no tuvieron buen arraigo los talleres, por lo que no superaron los diez años de vida; aun así, durante ese tiempo las socias trabajaron mucho y bien, produciéndose dos repartos anuales de prendas entre los pobres de la población. 1.2.– Cambio de orientación En 1914 los Talleres de caridad de Santa Rita reciben una nueva orientación: a la ayuda material a las familias pobres suman la asistencia espiritual con la creación de los Centros catequísticos. En ellos, las socias de los talleres dan catequesis a esas mismas familias que después son receptoras de las prendas elaboradas y repartidas por los talleres. Esto supone un mejor conocimiento personal de los beneficiarios de esta obra social y, sobre todo, su formación en la fe. Para realizar esta labor catequética se publicó un folleto con unas treinta y cinco catequesis para los domingos y fiestas especiales.

2.– Escuelas para obreros y niños pobres A la par de la fundación de residencias y de la aceptación de parroquias y misiones, nuestros religiosos ponían su mirada en el progreso integral de los pue-


297 blos a los que servían. Y así, son numerosas las escuelas que se abren en nuestras residencias y parroquias. Citaremos a continuación algunas de ellas: Motril (España): nuestros frailes llegaron a esta ciudad en mayo de 1899; en el otoño del mismo año habilitaron unas salas de la pequeña casa donde vivían y abrieron clases de educación primaria y de otras asignaturas superiores (francés, italiano, matemáticas, música, etc.). Esta pequeña escuela se mantuvo hasta 1902. Más tarde, a partir de 1913, funcionó un curso nocturno de alfabetización de obreros que duró hasta la década de 1930. Uberaba (Brasil): la llegada de los agustinos recoletos a esta ciudad se produce en febrero de 1899. Desde este año y hasta 1904, se encargaron del colegio Sagrado Corazón de Jesús, que tenía los niveles de primaria y secundaria. Era un colegio de pago, con una sección gratuita para niños pobres. Santuario de Ntra. Sra. d’Abbadía, Uberaba (Brasil): nuestra Provincia se encargó de este célebre santuario en noviembre de 1899. Adosada a la sacristía, abrieron nuestros frailes en 1904 una escuela gratuita para niños pobres, que era frecuentada por más de cien niños. Ribeirão Preto (Brasil): los agustinos recoletos llegaron a esta ciudad en mayo de 1899 y, desde el primer momento, una de sus ocupaciones fue “dar lección gratuita primaria a los niños pobres”. En 1903 abrieron un colegio de primera enseñanza, formalmente constituido y con carácter gratuito: el “Externato Agustiniano”. Además de la enseñanza dirigida a los niños, los frailes añadieron un curso nocturno para obreros. São Paulo (Brasil): también en esta ciudad, en la que nuestros frailes fundaron en noviembre de 1903, funcionó durante algún tiempo una escuela gratuita para niños y el curso nocturno para obreros.

3.– Obras sociales actuales 3.1.– Centro social San Agustín de Belém (PA, Brasil) Su actividad, desde su inauguración el 22 de mayo de 2003, ha tenido tres ejes fundamentales: la atención médica, especialmente odontológica, incluyendo la distribución de medicinas; el trabajo con la tercera edad a través de distintos talleres y actividades de fin de semana, como excursiones, gimnasia, danza, grupos folclóricos, corales, etc.; y la administración de cursos de formación profesional.


298 3.2.– Escuela Infantil Santa Mónica de Breves (PA, Brasil) En Breves existía una escuela infantil llamada Santa Mónica que no pasaba de dos barracones de madera. Está situada en uno de los barrios más pobres de Breves. Atendiendo al deseo del Capítulo Provincial de 2000 de consolidar nuestra presencia en Marajó, solicitamos al obispo la escuela para desarrollar una obra social de la Provincia. Hoy tenemos una escuela infantil que comenzó a funcionar el 6 de marzo de 2006, contando con unos 300 niños menores de 6 años y con un aula de educación especial para niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad visual. La Provincia tiene firmado un convenio con el Ayuntamiento de Breves por el que dicha institución se hace cargo de los salarios del profesorado y del personal no docente, lo que permite a la Provincia invertir en psicólogos, pedagogos y otros profesionales, lo que marca la gran diferencia en relación con otras escuelas del municipio. Además, funcionan aulas de estudio donde se dan clases de “refuerzo” para los adolescentes, algo inexistente en aquella región. 3.3.– Guardería Santa Rita de Vidigal (RJ, Brasil) Esta pequeña escuela infantil fue construida por la Vicaría a través de la parroquia Santa Mónica de Río en un terreno del Arzobispado. Fue inaugurada el 17 de Marzo de 1986. Todos los meses, puntualmente, la Vicaría pasaba a la escuela lo necesario para atender los gastos con funcionarios, alimentación, luz, material escolar. Cuando había necesidad de reformas, todo corría a cargo nuestro. La obra social era del Arzobispado pero mantenida íntegramente por nosotros. El resultado era que nosotros no interferíamos en la orientación pedagógica de la escuela, porque en el fondo no era obra nuestra, pero el obispado tampoco se preocupó nunca en acompañar el trabajo. El año pasado negociamos con el Arzobispado y concordaron en pasar y donar el terreno en propiedad para la Orden. Ya tenemos las escrituras. Hace unos cuatro años se compró un pequeño edificio de tres pisos al lado de la escuela (pared con pared). Se ha reformado y adaptado para ampliar y aumentar el número de alumnos, pues actualmente son unos 52. La infraestructura tampoco es muy buena. Por ejemplo no tienen comedor y las comidas son hechas en las clases. Con este nuevo edificio tendremos más espacios para juegos, bibliotecas, comedor, una pequeña capilla, etc. Y podremos también atender a más niños de familias carentes.


299 3.4.– Policlínica Santa Mónica-Leblon (RJ, Brasil) Una obra social que no es muy conocida dentro de la Provincia y que viene realizando ininterrumpidamente un trabajo precioso en el área de salud desde el año 91. Anteriormente ya funcionaba (año 82), pero por diversos motivos cerró sus puertas en varias ocasiones. La policlínica funciona dentro del edificio de la parroquia Santa Mónica, donde está también la residencia de los religiosos. En los últimos años ha ido conquistando más espacio físico, lo que le ha permitido ampliar su campo de acción y ha sido toda ella reformada. La Policlínica (especie de ambulatorio médico) cuenta con 74 profesionales (médicos, dentistas, psicólogos, fonoaudiólogos, etc.) y 31 asistentes o personal de apoyo para los profesionales y atención al público. En total hay 105 personas involucradas y todas son voluntarias, menos un funcionario contratado por la Vicaría. De los pacientes es cobrado un valor simbólico de 5 o 10 reales cuando pueden pagar. Las medicinas son donadas por los parroquianos o alumnado del colegio, y la colaboración es tan grande, que muchas veces damos medicinas a los hospitales públicos que sufren por la falta de medicinas y material clínico. En 2005 fueron atendidas 10.877 personas. Si tuviéramos que pagar los servicios prestados (consulta médica y medicinas) estaríamos hablando de un valor de 1.668.880,00 Reales, según cálculos del coordinador, más o menos 695 mil euros.

P. Fr. José María Sánchez Martín, oar Colegio Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Portada de Antena Informativa.


Capítulo 22.º Las revistas y medios de comunicación social 1.– Una de cal y otra de arena… En el apartado dedicado a las publicaciones que aparece en el Boletín extraordinario de la Provincia, publicado como homenaje en el Primer Cincuentenario de su restauración, puede leerse: «La Buena Prensa dirigida por la Provincia de Santo Tomás de Villanueva ha sido una orientación muy acertada y una preocupación tenida en cuenta desde su restauración. Ensayando la publicidad escrita primero en forma de colaboraciones en los periódicos de las regiones en que han actuado los Religiosos y en Revistas; después fundando además Periódicos y Revistas de cultura religiosa y social; y Boletines o Cuadernos de información interna de la Provincia o para la formación de su juventud». Resulta, pues, un dato constatable el interés y buen hacer de muchos religiosos que se tomaron en serio esta importante labor apostólica. Y es que, ciertamente, en este siglo de vida no ha faltado en nuestra Provincia la buena voluntad y gran empeño en lo que se refiere a las iniciativas relacionadas con las publicaciones y los medios de comunicación. El afán y la necesidad de conservar nuestras vidas para la historia dio origen a aquellos primeros libros de crónicas, esas revistas que aún hoy perduran, folletos parroquiales que tan buenos frutos han cosechado y siguen cosechando, y, más recientemente, la renovación de muchas de estas publicaciones junto con la apertura a las nuevas tecnologías de la información. Por otro lado, en honor a la verdad, y recordando que de vez en cuando tendríamos que promover un “tirón de orejas comunitario”, cuentan las malas lenguas que, hace años, le encargaron a un fraile ordenar y catalogar los libros y revistas de la biblioteca de su comunidad. A ello dedicó gran empeño, muy buena voluntad y no malas artes, aunque el criterio que siguió para tal empresa, seguramente,


302 no terminaría por ser bien visto en los círculos más especializados de peritos en la materia: ordenó todos los libros por tamaños y aquellos que se salían de las medidas de ese estante terminaban pasando por la guillotina, por aquello de no desdecir estéticamente… Así pues, con una de cal y otra de arena, recordando esa simpática anécdota, iniciamos este apasionante recorrido, desde las vetustas publicaciones nacidas en las diversas zonas donde estaba presente la Provincia hasta las actuales páginas web que, de forma inmediata, nos mantienen informados de todas las novedades e impulsan la comunicación entre todos.

2.– En el principio… En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios… No es necesario remontarse tanto en los orígenes; más bien nos situamos allá por principios del siglo XX, en torno al año 1905. El 22 de febrero nacía Santa Rita y el pueblo cristiano, la pionera en estas artes comunicativas nuestras, revista de carácter popular, con el objetivo de propagar la devoción a Santa Rita. Ya desde sus orígenes comenzó siendo editada en Monachil, donde aún hoy perdura como una de nuestras publicaciones más consolidadas. Haciendo un breve recorrido por esos primeros años recordamos, también, el Boletín de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, fundado en 1920. Por otro lado están las diversas revistas y boletines que surgen en distintos momentos, como Consolación, boletín parroquial fundado en 1929 en Buenos Aires; Id a José, revista para el fomento de la devoción a san José, fundada, igualmente, en 1929 en Santa Fe y editada allí; Luján, revista de carácter parroquial fundada en Rosario en 1931; El pensamiento, editada desde sus orígenes, en 1933, en Hudson; Reflejos, revista de carácter social, surgida en Buenos Aires en 1948; O aviso de Franca, semanario parroquial fundado en 1924 en la ciudad de Franca; Mensageiro de Santa Rita, que comenzó a editarse en 1931 como revista mensual de carácter religioso popular para propagar la devoción a santa Rita en Brasil; Luz Perpetua, revista bimensual religioso popular para la propagación de la devoción de san Nicolás y las benditas ánimas, que fue fundada en Granada con el nombre Lux Perpetua en el año 1941; el famoso Calendario misional, que desde sus orígenes se edita en Monachil; Hipona, revista de formación del coristado de Franca, fundada en 1950, recogiendo las actividades de la Academia Fr. José Sta. Rita Durão; Vergel agustiniano, revista de formación editada por los estudiantes de Gándara; Vergel misionero, revista de formación editada por los estudiantes del colegio de Santa Rita; O Recoleto Mirim, revista de formación editada por los estudiantes de Ribeirão Preto.


303 Por su relevancia e importancia destacamos algunos detalles de algunas de estas publicaciones más significativas que hemos mencionado: En febrero de 1905, cinco años después de la canonización de santa Rita de Casia, que tuvo lugar el 24 de mayo de 1900, los Agustinos Recoletos de Granada fundaban una revista que llevaba por título Santa Rita y el pueblo cristiano. En concreto, el primer número aparecía el día 22 de febrero. Hacía poco que el P. Bernardo Saralegui había erigido en Hospitalicos la Cofradía de Santa Rita, y en este contexto nacía la revista. En sus primeros pasos mucho tuvo que ver una gran mecenas de la publicación, Victoria Soriano Echeverría, y el P. Manuel Tarazona del Pilar, que se convirtió en su primer director de 1905 a 1909. Desde entonces fueron responsables de la misma los PP. Esteban Azcona (1909–1927), Tadeo Hierro (1917), Feliciano de Ocio (1928–1936), Manuel González (1938–1939), Carmelo Cruz (1939–1944), Antonio González (1944–1945), Gregorio Herce (1945–1946), Amado Juániz (1946–1966). A partir de este año, y hasta 1991 toma las riendas de la revista Fr. Luis Vela que, sin duda, ha sido uno de los grandes impulsores de la devoción a santa Rita en España. Decenas de viajes, encuentros, hermanamientos, celebraciones… Mucho de lo que hoy es la revista y la editorial Santa Rita de Monachil se debe a él, por lo que bien merece un agradecido homenaje. Fr. Luis pasaba el testigo al P. Pedro Julio Oroquieta, que se ocupó de la revista durante el año 1991, seguido por el P. José Manuel Cambero, director de la misma entre los años 1992 y 1996, el P. José Luis Lacalle (de 1996 a 2006) y desde 2007 es el P. Rafael Morales su nuevo director. En esta última etapa la revista se ha visto renovada con una nueva estética, nuevos contenidos y más variadas colaboraciones. En la actualidad son más de 20.000 los suscriptores de la revista. El 6 de enero de 1924, seis años después de la llegada de los primeros agustinos recoletos a Franca, Fr. Gregorio Gil sacó a la luz el semanario O Aviso de Franca. Su objetivo era convertirse en un vehículo de formación y de información, ofreciendo artículos doctrinales y registrando los datos religiosos y sociales de la ciudad y de las localidades vecinas. Su publicación sufrió una interrupción entre los años 1938 y 1945, retomándose en 1946 por iniciativa del párroco, Fr. Manuel González. El Boletín de la Provincia surgió para atender la necesidad de una mayor comunicación entre las casas de la Provincia situadas en España, Brasil y, posteriormente, en Argentina. Su primer número vio la luz en enero de 1921, y hasta 1937 fue editado en la Tipografía Santa Rita de Monachil (España). Su redacción y confección pasó a Brasil en 1937, en la misma imprenta que se encargaba de O Aviso de Franca. Sus primeros directores fueron los PP. Fr. Joaquín González (1937–1942), Fr. Esteban Montes (1942–1945), Fr. Javier Berdonces (1945–1952) y Fr. Florencio Izaguirre (1952–1957). A partir de 1958 volvió a ser editado en España.


304 En sus orígenes, Mensageiro de Santa Rita apareció con el título Sagrada Correa. Su primer número data del año 1931 y se trababa de una revista de carácter popular e instructiva. Comenzó siendo editada en Sao Paulo con el P. Fr. Ángel Criado como primer director. Poco después, en 1934, su confección pasó a la misma imprenta que editaba O Aviso de Franca. Y sería a partir de 1940 cuando comenzaría a denominarse, definitivamente, con el título que hoy la conocemos: Mensageiro de Santa Rita. La revista Hipona fue un proyecto que, a iniciativa de Fr. José de Santa Rita Durao, llevaron a cabo los seminaristas de Franca a partir del año 1950. Recogía artículos, crónicas, noticias y poesías, con la pretensión de convertirse en un vehículo de transmisión de sus ideas y pensamientos artísticos, además de ser medio de comunicación con los religiosos de la Provincia y sus familiares. Fueron editados cerca de sesenta números, dejando de circular en 1968. En 1959 los seminaristas de Ribeirão Preto iniciaron la publicación de Recoleto Mirim, una revista que recogía sus ensayos literarios y noticias sobre la vida interna del seminario. Dejó de circular en 1970.

3.– Siguiendo el desarrollo… La mayoría de las parroquias atendidas por la Provincia en Brasil publica, generalmente con periodicidad mensual, boletines informativos y formativos. Su calidad en el diseño y contenidos bien merece ser elogiada. De entre ellos destacamos: Q–LUZ (Parroquia San José de Queluz, en Belém do Pará); Santa Mônica y Presença (ambas de Parroquia de Santa Mônica de Leblon, en Rio de Janeiro); Boletim da Prelazia (editado por la Prelatura de Marajó); Boletim da Saúde (Parroquia de Nossa Senhora da Saúde en São Paulo); SI – Informativo (Parroquia de Santo Ivo en São Paulo). El boletín Manancial nació en Belém do Pará como órgano de divulgación de la promoción vocacional en Brasil. Posteriormente pasó a ser editado en Sao Paulo. Durante algún tiempo Rumos fue el boletín informativo de la Vicaría de Brasil, sirviendo de comunicación entre las distintas comunidades. Es el mismo caso de Mateando en Argentina. Ambas publicaciones, después del Capítulo Provincial de 2006, dejaron de ser editadas para concentrar todas las fuerzas en Antena Informativa. En el colegio de Leblon se publica Águia y Corrente Alternativa, para la comunicación entre los alumnos y sus familias, además del Boletim Informativo, del que es responsable la Asociación de Padres. Del mismo modo, el colegio Santo Agostinho de Novo Leblon publica el boletín O Sabio. Moaxaja es otra de las


305 publicaciones clásicas del centro educativo de Granada, iniciativa que también comparten en el Agustiniano de Buenos Aires y de Guadalajara. Han sido varios los intentos de publicación con relación a la pastoral vocacional: Urdaneta sigue aún hoy editándose en España, del mismo modo que Corazón inquieto en Argentina. Manancial en Maringá (Brasil), Coromoto en Caracas (Venezuela) o Generación Recoleta en Buenos Aires (Argentina) han sido algunos de los proyectos editoriales desarrollados en los últimos años. Por último, destacamos Toma y lee, publicación de la Fraternidad Seglar AgustinoRecoleta, que intenta mantener la comunicación entre las diversas fraternidades de la Provincia, y alguna última iniciativa como Rosa Nevada, editada en la iglesia granadina de Hospitalicos. En todo ello, además de las publicaciones, un merecido recuerdo han de tener las imprentas donde éstas comenzaron a forjarse, algunas de las cuales, aún hoy, siguen prestando un estupendo servicio. Ya en 1914 se inició la labor editorial en Monachil con la Tipografía Santa Rita. También en América se puso mucho interés con la Tipografía Agustiniana de Franca, fundada en 1947, la recordada Impresora en Ribeirão Preto o, volviendo a España, la Multicopista de Santa Rita, en San Sebastián. De todas ellas, sin duda, la imprenta Santa Rita de Monachil es la que más prestigio ha llegado a obtener. Su origen está estrechamente ligado al de la revista de su mismo nombre. Desde 1905 hasta 1918 la revista se imprimía en unas dependencias del convento granadino destinadas a ese efecto. Desde ese año hasta 1955 se pasó a una nave contigua al convento que hubo que derribar por reformas, dando origen al edificio que hoy día alberga a la imprenta, a la entrada del recinto. Con el aumento de la tirada de la revista hubo que ir modernizando la maquinaria. La revista se imprimía y encuadernaba en nuestros talleres, y los coristas la casaban y cosían a mano. Aumentaban los clientes, el edificio se quedaba pequeño para atender la demanda y en 1969 se construye, sobre la nave, un segundo piso para oficinas y almacén. Nuevas adquisiciones de maquinaria siguieron modernizando la imprenta, que en la actualidad cuenta con cerca de 400 clientes habituales, entre los que destacan la Universidad de Granada, la Curia Diocesana, Correos, varias editoriales, y las publicaciones de la Provincia y la Orden. En diciembre de 1975 salía a la luz el primer número de Antena Informativa, editado, por aquél entonces, en Granada, y cuyo primer responsable fue el P. David Hernández. En su portada–editorial se decía: «Nos quejamos muchas veces –con razón– de las escasas noticias que tenemos unas Casas de otras. Culpamos, con frecuencia, –y sin razón– de


306 falta de información, de desconocimiento de muchos acontecimientos que se dan en nuestras Comunidades hermanas».

Con este espíritu de fomentar la comunicación entre las comunidades nacía Antena Informativa, que se ha convertido en el órgano informativo oficial de la Provincia. Tras el P. David se hicieron cargo de la publicación, en distintas etapas, los PP. Manuel Suárez y Manolo Luján, y en los últimos años ha sido el P. Jesús Cerezal quien se ha ocupado de dirigir su edición puntualmente, saliendo a la luz trimestralmente.

4.– “Surfing the Net” Entre finales de los setenta y principios de los ochenta se comenzó a fraguar en ámbitos universitarios y militares un “invento” que, en su momento, no dejaba de ser una herramienta muy específica y especializada para uso de una minoría, pero que terminaría estando presente en nuestras vidas de una manera casi imprescindible: Internet. El “invento” en cuestión permitía una intercomunicación e intercambio de información muy rápido y efectivo por medio de redes informáticas. Las grandes empresas fueron las primeras que se subieron al carro internauta, pero no sería hasta mediados de los 90 cuando los particulares comenzarían a tener acceso a este “nuevo mundo”. Nuestra Provincia hizo sus primeros “pinitos” con el uso de la Red bien pronto. La utilización del correo electrónico se generalizó a partir de finales de los 90 y las páginas web de comunidades y colegios aparecían poco a poco. De manera oficial, la web de la Provincia www. oarecoletos.org se inauguraba en mayo de 2000. A lo largo de los años han sido continuos los intentos de mejora, actualización y renovación estética. En la actualidad, las estadísticas revelan que la web de la Provincia recibe centenares de visitas diarias, con un nivel de satisfacción bastante alto por parte de sus usuarios, especialmente en lo referente a información y materiales que se ofrecen. Las distintas vicarías también se han iniciado en su presencia en Internet por medio de diversas páginas a las que es posible tener acceso a través de la web Provincial. Por otro lado, en cuestiones de informática y comunicaciones siempre hemos tenido la gran lucha entre “los hijos de la manzana” y “los de la ventana”. Fraudulentos y encarnizados combates se han librado entre los defensores del “fruto prohibido” y los que preferían seguir los estándares del mercado, sin llegar, en muchos casos, al consenso. No obstante, siempre quedaba por ahí algún que otro “despistado” que te soltaba una “lindeza” de este tipo: – “Oye, ¿tú usas Mac o


307 Windows?” – “No, no, yo de eso no fumo”. Y… ciertamente, ¿para qué complicarse más la vida? En todo este mundo virtual, destacable es también la labor del Secretariado de Pastoral Juvenil y Vocacional de la Provincia, que por medio de http://www. zonajar.net (web inaugurada en 2003) ha establecido un lazo de comunicación entre jóvenes de distintas zonas donde estamos presentes y ha supuesto un lugar de referencia en lo que a materiales de pastoral se refiere.

5.– Mirando al futuro desde el hoy Montesquieu estableció los tres poderes clásicos al que hay que añadir el cuarto: los medios de comunicación. Cada día más, y en todos los contextos imaginables, desde la gran ciudad hasta la selva más perdida, notamos su presencia y su influencia. Son generadores de opinión, controladores de nuestra sociedad y, por todo ello, no pueden dejarse campar a sus anchas sin tomar posición. Resulta, por ello, muy importante apostar fuerte por esta pastoral de los medios de comunicación: servirse de este medio para la evangelización. La palabra «evangelio», tal como suena, de origen griego, significa originalmente «una buena noticia», y más concretamente, la recompensa que se da a quien trae una buena noticia. Por tanto, evangelizar es comunicar noticias agradables y felices. Cuando los ángeles anuncian el nacimiento de Jesús a los pastores, el texto del evangelio de san Lucas usa esa misma palabra «evangelizar» (Lc 2, 10). Pero, sin duda, este sentido evangelizador debe ir acompañado del compromiso con la justicia, la denuncia, la búsqueda de la Verdad, que son tan características de nuestro carisma agustiniano. Todo ello transido de la “firma de la casa”: lo recoleto, que también estamos llamados a redescubrir y anunciar a los cuatro vientos. Si a muchos Dios nos ha “tocado” el corazón para llenar nuestra vida desde este estilo agustino recoleto, ¿por qué no va a seguir haciéndolo con otros muchos? Una propuesta mucho más explícita se nos está imponiendo, y para ello también debemos servirnos de los medios de comunicación social. Estos son los retos de nuestra pastoral en el marco de los medios de comunicación. Y no podemos descuidarnos, que el tren ya ha iniciado su camino y toma velocidad en poco tiempo. La dedicación, la especialización y profesionalización son elementos que nos vienen dados si queremos llegar a algo. Fr. Francisco Orduña de san José concluía el Prólogo–Dedicatoria de la Primera década de la Crónica de la Provincia (1899–1909) con estas palabras: «Reciban, pues, PP. y HHNO. carísimos esta Crónica que dedicamos a VV.RR. y CC. Aprendan en las deficiencias que hallen a ser muy diligentes y verídicos en registrar en


308 los libros oficiales cuanto de algún interés ocurra y en trasmitirlo anualmente al Provincialato. Lean, finalmente, estas páginas con verdadero amor, con el amor de hijos que paladean las noticias que reciben de su querida Madre, la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, y con que, de su lectura, saquen mayor empeño en ser y parecer perfectos Agustinos Recoletos bendecirá a Dios N. Señor y a su Santísima madre y se dará por muy pagado y altamente retribuido de haber promovido y dispuesto su publicación su más indigno hermano en Jesús y N.P. san Agustín». El camino está iniciado, y no hay duda de que hemos avanzado… pero sólo se hace camino al andar, así que… caminemos.

P. Fr. Antonio Carrón de la Torre, oar Colegio Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Capítulo 23.º El mundo de la cultura y la tarea investigadora “El que cultiva la tierra recogerá una buena cosecha” (Eclo 20, 28)

Introducción Con motivo de este centenario de la restauración de nuestra amada Provincia de Santo Tomás de Villanueva, nos embarcamos en recordar a aquellos hermanos nuestros que nos han dejado esta gran riqueza que hoy queremos compartir con todos aquellos con quienes nos toca seguir en el camino del Señor anunciando su Reino. Y es muy propio del hombre de bien el agradecer, y hoy, ante la mirada misericordiosa de Dios, no podemos menos que eso: decir que ha estado grande con nosotros. Durante cien años hemos cultivado la tierra anunciando el Reino de Dios y la cosecha ha sido abundante. Y con el salmista podemos decir, después de haber trabajado tanto, que hemos vuelto cantando trayendo las gavillas (Sal 126, 6) En este contexto de agradecimiento y alegría por el trabajo realizado, vamos a centrarnos en el ámbito apasionante de la cultura y la investigación. Puede que el título lo interpretemos de dos formas: muy grande para el pequeño trabajo que haremos o muy pequeño para dar gracias a Dios por el llamado a esta tarea de profundizar en el conocimiento. Un título muy grande, porque nosotros sólo mostraremos una pequeña parte y en cierto sentido no seremos justos porque no estarán incluidos muchos agustinos recoletos que tanto y tan bien han cooperado en el mundo de la cultura y de la investigación, volcando sus vidas en estos espacios para conocer y dar a conocer mejor el mensaje y el plan que Dios tiene para cada uno de sus hijos. Pero, también,


310 puede que sea un trabajo muy pequeño, porque en él no alcanzaremos a reflejar la grandeza de algunos de los hermanos que, de forma tan espléndida, han llevado el nombre de nuestra Provincia por muchas áreas del conocimiento, y más que nada, porque en esas áreas han ido dejando un mensaje de vida nueva, un mensaje de esperanza: el mensaje de Dios.

1.– Los signos de los tiempos El mandato de Jesús es claro: debemos interpretar los signos de los tiempos (Mt 16, 3). Es nuestra obligación como evangelizadores el discernir el tiempo presente (Lc 12, 56) y, como Iglesia que somos, estamos llamados a hacer una lectura teológica, es decir, desde Dios, del tiempo transcurrido. Tiempo en que hemos asumido como un gran compromiso el tratar de dar respuestas a los interrogantes del hombre contemporáneo. Tiempo en que hemos tratado de hacer síntesis de vida y fe, de fe y razón que podemos traducir como inculturación del evangelio Un proceso histórico que se representa en un lenguaje, básicamente en el de la acción. Aquí se conjugó palabra y obra al mejor estilo del pensamiento hebreo 1, para nuestro hablar podemos decir que es un lenguaje de la acción. Por eso es necesario hacernos eco de aquello del pensamiento teológico de Chenu, el cual decía que “es un fenómeno generalizado que envuelve toda una esfera de actividades y que expresa las necesidades y las aspiraciones de la humanidad presente”. En el transcurso de estos cien años han cambiado muchas cosas en nuestro ámbito: la emancipación de los pueblos, los grandes cambios que se han vivido a nivel universal, tales como la globalización, que trajo dos grandes opuestos: la integración y la fragmentación, acontecimientos todos ellos que, muchas veces, han sido y nos son muy difíciles de interpretar porque, como bien diría Lonergan, “en la mayoría de los casos los contemporáneos no saben lo que se está gestando”. La pregunta que podríamos hacernos es: ¿cómo leer los signos de los tiempos? La respuesta a esto no es fácil, mucho se cruza en el caminar y muchas cosas y hechos, vivencias y realidades pasan en nuestras vidas que, de cierta manera, determinan, o mejor dicho, moldean nuestra respuesta. Todo esto porque la historia la va haciendo el hombre, en él se conjuga el ser escritor y actor de la escena, al

1. En el pensamiento semita la palabra y la obra van siempre unidas. La misma lengua hebrea con el término dabar nos lo recuerda. Término que tiene en su semántica el doble significado de palabra y hecho.


311 ser él quien la determina, el que hace y el que lee y la relee con su devenir. Mirando el pasado evoca y, viviendo el presente, se proyecta. Así ejerce el arte de interpretar (ars interpretandi). Pero en este interpretar tiene que saber leer lo que podríamos llamar “lo que acontece” y el “acontecimiento”, dando al primero un carácter más inmediato, lo que ocurre a cotidiano, y dando a lo segundo un carácter más longevo dentro de la historia, es decir, lo epocal, lo que debemos leer en un contexto más amplio y más abarcador del tiempo. Aunque todo esto nos sería muy vacío si no pasamos los signos de los tiempos por la óptica de lo que realmente nos hace trascender la escena, que es nada más ni nada menos que desde la historia de la salvación: los tiempos, las edades, como un solo tiempo, como un gran kairos, es decir, como un tiempo de Dios. Un tiempo propicio para el encuentro. Y este encuentro leído desde el tríptico: Dios, el prójimo y yo mismo. Porque es dentro de esa lectura cuando los signos de los tiempos se transforman en signos de salvación, en misterio de salvación: “la historia es el lugar donde podemos constatar la acción de Dios en favor de los hombres” (FR 12). La historia humana y la divina se unen formando una sola, donde podemos ver que somos hijos de un Dios de la historia que se hizo carne para dar a los tiempos plenitud, para hacer del tiempo un espacio de reconciliación, de salvación. Muy bien lo resumirá el teólogo argentino Lucio Gera cuando nos dice que la historia es salvífica y cultural porque en ella se unen el movimiento salvífico de Dios y el movimiento cultural del hombre. Este es el desafío de cada uno de nosotros los bautizados, este fue el desafío que tantos agustinos recoletos tuvieron que enfrentar, iluminados siempre por la Palabra de Dios y bajo la guía del Espíritu que, actualizando la promesa de Jesús, los guiaría en y hacia la verdad plena.

2.– El hombre y la cultura Con la palabra cultura se indica, en general, todo aquello con lo cual el hombre afina o desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mundo a su dominio, mediante el conocimiento y el trabajo; logra hacer más humana, mediante el progreso de las costumbres y de las instituciones, la vida social, tanto en lo familiar como en todo el mecanismo civil; y, finalmente, consigue expresar, comunicar y conservar profundas experiencias y ambiciones espirituales en sus obras a lo largo de los tiempos, que puedan servir luego al beneficio de los demás, mejor dicho, de todo el género humano. (GS 53)


312 El Concilio ha sido muy claro: hombre y cultura se relacionan mutuamente. Ambos se moldean, se influyen y tienen por objetivo el hacer que la vida social sea propiamente humana. Pero sería necesario e interesante agudizar esto que el Vaticano II llama comunicar y conservar profundas experiencias y ambiciones espirituales. Creo que este es el centro de la interrelación entre hombre y cultura. E inevitablemente lo tenemos que relacionar al mundo bíblico, donde el término “conocer” implica hacer experiencia del objeto. Conocer a Dios significa tener una experiencia fuerte y profunda de su paso por mi vida. Y dar a conocer significará pasar la posta a otro sobre la experiencia que hemos tenido nosotros. Por eso, al hablar de la cultura en nuestro ámbito de familia religiosa, tendremos que centrarnos en la vivencia de religiosos que se han experimentado y que nos quisieron dejar su legado para que nosotros también aprendamos a través de lo que ellos conocieron. Una experiencia será entonces la categoría fundamental, cada vez que queramos hablar o referirnos a la cultura. Porque no se puede hablar de ésta sin mencionar la historia, y no sólo de los pueblos, sino de cada uno, una historia que, sin lugar a dudas, es un ámbito para el aprendizaje y que, a pesar de que muchas veces no lo notemos, será también un lugar donde, desde nuestro propio vivir, estaremos enseñando y acompañando a que otros hagan también su itinerario. Si bien en otro contexto se habla de forma más extendida y pormenorizada, no podemos menos que recordar la presencia de nuestros religiosos en los colegios, con una nota, me parece, bastante distintiva; los primeros colegios se fundaron primero en América, tiempo más tarde, y bajo la guía del padre Fr. Martín Braña, oar, comenzaron a extenderse por España. Es decir, esto es un signo de un querer siempre estar al lado de la cultura y en pos de una educación digna para formar a los futuros líderes. Desde que nuestra Provincia comenzó su camino evangelizador en tierras americanas, el querer acercar a la cultura fue uno de los desafíos y de las actividades que más se han desarrollado, y siempre con la idea de que, si se educa bien, se puede servir bien en cada uno de los ámbitos donde la persona se desempeña, se es cada vez más libre y de esa forma se hace que más gente configure su vida al evangelio en la construcción del Reino de Dios. Hoy se puede dar fe de que muchos de nuestros egresados forman parte de empresas exitosas, llevando a cabo una excelente labor y por sobre todo el estar muy marcados por el espíritu de san Agustín en la búsqueda de la verdad.


313

3.– El agustino recoleto en la cultura Pero juntamente con todo lo dicho, y para no perder de vista nuestro objetivo, hemos de dar gracias a Dios por hermanos que han dedicado su vida a la cultura. Muchos de nuestros religiosos han tenido un llamado especial dentro de su vocación y ministerio a la profundización intelectual. Muchos han llegado a obtener títulos de doctores, aportando novedades dentro de sus campos de estudio. Muchos han desgranado su vida para que los que venimos detrás podamos conocer hoy la historia de nuestra Orden, de nuestra Provincia, de cada una de las casas y así no sentirnos huérfanos en nuestra realidad. Otros, tomando vuelo literario, han escrito páginas bellas llenas de sentimientos que no hacen más que remitirnos al Autor de todo, porque sólo de ahí salen palabras que, aunque sea a tientas, nos hablan de la grandeza de Dios en sus criaturas. Algunos, profundizando en los misterios de la teología, pusieron luz para que muchos de nosotros hoy podamos ahondar en la vida espiritual. También hubo hermanos que han querido ser agradecidos con su tierra y le han dedicado amor y tiempo para conocer de sus raíces, recordando siempre que, quien no conoce su historia, no sabe a donde va porque ignora de donde viene. También los hubo quienes quisieron seguir explorando en las raíces latinas, buscando siempre y uniendo siempre su vida a la vida de la Iglesia, al estudiar y profundizar la lengua de aquella que nos acoge como hijos por el bautismo.

4.– Algunos de los nuestros Como especifiqué al comenzar estas líneas, el trabajo será acotado a un número pequeño de exponentes que, sin lugar a dudas, nos ayudarán de sobra a retratar la presencia recoleta en muchos espacios de cultura e investigación. 4.1.– R. P. Fr. Jenaro Fernández del Sagrado Corazón de Jesús,

oar

Hoy en día hablar del P. Jenaro es casi hablar de un emblema de nuestra Provincia y de nuestra orden. Y me gustaría detenerme en él, porque creo que su historia, su vida nos puede ayudar. Nació en Dicastillo, Navarra, España, el día 19 de enero de 1909; hizo su profesión de los consejos evangélicos en 1925 y fue ordenado presbítero en Roma en 1932. En dicha ciudad concluyó sus estudios en la Universidad Gregoriana y se doctoró en Derecho Canónico.


314 Estuvo en varias casas de la Provincia en España hasta que fuera enviado a Roma, donde, según cuentan los que lo conocieron, dejó una huella imborrable por su humildad, su bondad, su caridad y su entrega total. Un religioso de gran talento y muy cultivado. Desempeñó el oficio de procurador general de la Orden. Entre sus obras que escribió y publicó, merecen citarse dos por su magnitud e importancia: De figura iuridica oar, y Bullarium oar, éste en cuatro tomos. En ambas obras podemos observar la agudeza de este fraile nuestro, podemos ver sus grandes dotes de canonista en la obra sobre la figura jurídica de nuestra Orden pero, sobre todo, podemos disfrutar – aunque las obras se encuentran en latín – de su pluma y su amor por la familia religiosa a la que perteneció y a la que estuvo a su servicio durante toda su vida, en las diversas casas que le tocó vivir, así como también en Roma, donde pasó gran parte de su vida religiosa. Sus obras estuvieron siempre marcadas por un gran tinte afectivo, a pesar de que a simple vista nos puedan parecer específicas a un área, a una tarea determinada. Porque el corazón estuvo en cada uno de sus escritos. En los dos trabajos de nuestro hermano aquí citados, encontramos dos cosas que para mi forma de ver son características de él: la agudeza en sus planteos y la capacidad investigativa. En De figura iuridica Ordinis Recollectorum S. Augustini, que fue su tesis doctoral en la Pontificia Universidad Gregoriana, trata de cómo se inserta la Orden de los Agustinos Recoletos en la Iglesia y dentro de sus leyes específicas, tanto que muchos dicen, ahora y a colación de la revisión de nuestras constituciones, que el n.º 5 2, en el cual se afirma que nuestra familia está entre las órdenes religiosas, es una muy buena síntesis de lo que el P. Jenaro ha investigado en este citado trabajo. El segundo de los trabajos citados, y que es de su autoría, es el Bullarium Ordinis Recollectorum S. Augustini et Diplomatica Officialis. Como subtítulo se pone cuáles son los documentos que contiene este trabajo y que éstos se pueden resumir en Breves apostólicos, documentos con las Sagradas Congregaciones, con los Cardenales y Nuncios y otros documentos más. Ya lo decía el P. Eugenio Ayape 3, Prior general en ese entonces, que siempre había sido una idea tratada por los capítulos generales el hacer este Bullarium, el cual constaría de cuatro tomos. Y también resaltaba su valor para la vida espiritual y para el mayor conocimiento de nuestra historia que esta obra tendría. El P. Ayape indica que el elegido para hacer este trabajo sería el P. Jenaro, al cual se le

2. “La Iglesia ratificó la autenticidad de este carisma aprobando las normas o Forma de vivir y las Constituciones, e inscribiendo finalmente a la nueva familia entre las Órdenes religiosas”. (Const. 5) 3. Introducción al Bullarium.


315 veía muy capacitado y que, además, tendría esto continuación con la obra citada ut supra de este nuestro hermano. Los documentos que aquí se encuentran datan desde el siglo XVI hasta entonces, es toda la documentación, la historia y relación con la Santa Sede de nuestra Orden desde sus comienzos, porque los testigos que ahí encontramos nos remontan primero a la Provincia, más tarde a la Congregación y, finalmente, a la Orden. Es, sin lugar a dudas, una “joya” con la cual contamos para revivir la historia de la Recolección y su vida dentro de la Iglesia. Como antes dijimos, hay que destacar, dentro de otras muchas, dos grandes virtudes del P. Jenaro que se ven muy bien reflejadas en estos dos trabajos. La primera que salta a la vista es su capacidad intelectual, que lo llevó a hacer llegar a término tamañas obras; y la segunda, sin lugar a dudas, es su sentido de pertenencia a esta familia religiosa a la que se entregó en su profesión de los consejos evangélicos y desde su trabajo. Un hombre de cultura que nos ayuda a cada día penetrar más en esta cultura “recoleta”, es decir, a esta realidad en la cual nos movemos como nuestra Orden. 4.2.– R. P. Fr. Teófilo Garnica del Carmen, oar Del P. Teófilo hemos querido traer a la memoria las Lecciones de Retórica y Poética, que se imprimieron en nuestra imprenta de Santa Rita en el año 1918. Se podría decir mucho pero, para presentar este trabajo, creemos que es él mismo; ahí vemos qué es lo que nos quiso dejar como legado: Dos palabras solamente al estudioso lector para hacerle saber, que no le presento un texto completo y extenso de Retórica sino unas cuantas lecciones en forma de cuestionario: pues la experiencia me ha demostrado, que este método de enseñanza es el más práctico para la juventud. Aprenden más y mejor, los niños respondiendo en breves palabras a las preguntas del programa, que abandonándolos a los brazos de la seca aridez, que para ellos representa y es un texto difuso, escrito, al parecer no para que los niños retengan en su memoria las principales nociones de oratoria y poética, sino para filosofar ostentosamente sobre dichas asignaturas. Ojalá que este pobre librito contribuya a aumentar, con alguno de sus lectores, el número casi infinito de celebérrimos literatos, que han honrado y honran nuestra envidiable y envidiada lengua nacional. 4 Mejor presentación no podemos poner, mejor síntesis no podríamos hacer; esta pequeña introducción que hizo a su obra pone de manifiesto toda su capacidad

4. Introducción a la obra del P. Fr. Teófilo Garnica poética, Imp. Santa Rita, Monachil 1918.

del

Carmen, Lecciones (de) retórica y


316 pedagógica para llevar a cabo este trabajo de seguir, como dice al final, aumentando entre nosotros aquellos que se quieren dedicar a la literatura, que no es sino seguir extendiendo la cultura y propagando todo lo bello que surge del espíritu de hombre. 4.3.– R. P. Fr. Gonzalo Díez Melcón, oar De entre los trabajos de investigación, queremos recordar el de nuestro hermano Gonzalo Díez Melcón con su obra: Apellidos Castellano–Leoneses (siglos IX–XIII ambos inclusive). Lo que nos gustaría rescatar aquí es todo lo referente a la investigación, porque al igual que las demás tesis y/o trabajos que son de investigación, llevan por detrás un gran trabajo en lo que se refiere a recoger el material y las fuentes que trata. El mismo P. Gonzalo nos contará cómo fue todo este trabajo tan arduo: Me he servido de los Cartularios publicados hasta la fecha. Hubiera sido de desear el recorrer nuestros archivos y recoger los apellidos y los distintos documentos, pero se nos haría tarea interminable y, al final de nuestra investigación, conseguiríamos alcanzar unas conclusiones, pero siempre relativas. La comparación y estudio de los distintos Cartularios, creo nos llevarán a formarnos una idea bastante exacta de la Onomástica medieval y de su desarrollo. Me parece que los 4064 documentos leídos, con un total de casi 25.500 apellidos, son fundamentos suficientemente sólidos para levantar el edificio onomástico y poder sacar valiosas conclusiones. 5 Sin lugar a dudas es un trabajo que, como bien dice el P. Gonzalo, me daré por satisfecho, si presto mi colaboración al estudio de la onomástica personal, tan escasamente atendida entre nosotros. La investigación fue el trabajo más arduo de todo este estudio y creemos que es una obra que debemos nombrar para ejemplificar el trabajo investigativo, no sólo dentro del ámbito de la teología que algunos de nuestros religiosos han realizado a lo largo de esta historia que cumple ya sus cien años al conmemorar la restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva.

5.– Una nube de testigos… Estos tres hermanos que hemos citado son algunos de los muchos que, a lo largo de este tiempo, se han dedicado al cultivo de la cultura y de la investigación. Pero se podría citar a otros que aún siguen llevando en alto el emblema de nuestra familia en estos campos de estudio.

5. Introducción a la obra del P. Fr. Gonzalo Díez Melcón, Apellidos Castellano–Leoneses (siglo IX–XIII ambos inclusive), Universidad de Granada, Granada 1957.


317 Muchas son las tesis doctorales que podemos encontrar en nuestras casas de religiosos de Santo Tomás. Pero no quiero dejar de lado un, puede ser llamado, fenómeno que se dio a lo largo del tiempo en nuestra Provincia, y este es el fenómeno de la poesía. La literatura ha marcado nuestras casas de formación, el decir con lenguaje literario cosas que afloran del alma, las vivencias, las experiencias surgidas del transitar cotidiano. Por otro lado, un movimiento cultural que en este último tiempo ha perdido un poco de valor es el de las representaciones teatrales, sobre todo en nuestras casas de formación. Miles de anécdotas surgen de entre los religiosos mayores sobre las distintas representaciones que, en días festivos, se realizaban en nuestras casas. Éste era un lugar privilegiado para el incentivo de la lectura y, sobre todo, para la transmisión de las tradiciones y el gusto por la literatura. Tenemos que recordar que muchos de lo religiosos escribían las obras, lo que hace pensar que el amor por las letras y por la cultura era muy cultivado.

6.– A modo de conclusión Pasaron ya cien años, pero lo que nunca pasó para nosotros fue la pasión por transmitir la pasión por dejar huellas para que los vinieran detrás puedan seguir caminando. El trabajo de todos los religiosos, no podemos decir que sólo fueron algunos, en el ámbito de la cultura ha sido capaz de crear admiración. Cada uno de nuestros ministerios ha sido y sigue siendo lugares donde, mirando por el tamiz del evangelio, tratamos de iluminar el camino a muchos de los hermanos que se acercan a nosotros. Tratando siempre de formar y fomentar en la cultura de la oración, en la cultura de la comunidad y en la cultura del servicio a la Iglesia, y por ende a los hombres con los cuales cohabitamos y con los cuales nos sentimos llamados a seguir caminando. El habernos puesto a pensar qué hemos hecho a lo largo de este tiempo en estos ámbitos tan apasionantes, nos ha llevado y nos lleva a dar gracias a Dios por todas las cosas, a seguir creyendo que la verdad nos hará libres, y a seguir teniendo ganas por construir y por hacer que el mundo sea cada día un lugar más humano, en el que el hombre se reconozca hombre y reconozca en el hermano la presencia amorosa de Dios, que en Cristo, suma sabiduría, nos guía a la felicidad. Que estas palabras que hace tiempo escribió un hermano nuestro sean la acción de gracias a Dios por lo grande que estuvo con nosotros.


318 Déjame, Señor, serenos los ojos y la mirada, déjame en el alba de tus manos, milagro de besos. Que nunca sea amargo desierto, que nunca sea muro sin puerta abierta, ni ataúd crucificado ni lebrel de las sombras que se mueren. Que mi camino deje siempre estelas, y mis ojos no sean como espejo engañoso, y mis palabras rían como pétalos, y los pétalos y los labios y los ojos y las manos vayan recolectando mis poemas. (P. Fr. Julio Oroquieta Villar, oar)

P. Fr. Luciano M. Audisio, oar Colegio Agustiniano San Andrés (Prov. Bs. As., Argentina)


Capítulo 24.º Las devociones propias Introducción Las devociones populares en nuestra Iglesia son algo que nos ha acompañado desde los primeros tiempos del cristianismo. Ya entonces, la veneración a los mártires animaba y daba aliento a los cristianos perseguidos. Así también se hizo necesario para la celebración de la eucaristía la presencia de una reliquia de algún mártir (más tarde depositada en el ara del altar). Estos datos nos deben hacer reflexionar sobre las devociones populares. Cada día se escuchan más sacerdotes en contra de estas costumbres tan arraigadas en los fieles más sencillos. La fe del pueblo se ve alimentada de estas costumbres que deben de ser respetadas por todos. De hecho, hasta el Concilio frenó estas voces que hablaban en nombre de la modernidad: “Gozan también de una dignidad especial las prácticas religiosas de las Iglesias particulares que se celebran por mandato del obispo, según las costumbres o libros legítimamente aprobados” 1. Esta fe popular no nos debe hacer juzgar a las miles de personas que mueve, solamente porque se trate de cierta fe exagerada, o quizás no ha llegado a la perfección que se quiere, pero aquí es donde se encuentra la tarea del sacerdote, educar ciertos infantilismos, pero nunca queriendo acabar con ello. Se me viene a la cabeza la imagen de una señora mayor en mi pueblo llorando ante la patrona, Nuestra Señora de la Cabeza, en la procesión, en ese momento le estaba elevando una oración agradable a los ojos de Dios, por eso la fe no se debe nunca juzgar.

1. Sacrosanctum Concilium 13.


320 A lo largo de nuestra provincia, en estos 100 años, se han fomentado estas devociones. Aunque quizás hemos sido algo descuidados en la propagación de nuestros santos propios. En los últimos años, sí se puede advertir una mayor propagación de todo aquello forma parte de nuestra espiritualidad agustino-recoleta. Pero me gustaría hacer mención de las devociones principales que se desarrollan a lo largo de las cuatro vicarías.

1.– Argentina Mención especial merece la celebración de la Ntra. Señora del Milagro. Esta es una devoción nacida en un pueblo llamado Salta. Debido a la emigración a Buenos Aires, se trae una copia de la imagen a la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación. Alrededor de ella se ha creado una asociación que cada año se encarga de vestir y preparar a los titulares de la cofradía para la procesión, así como la celebración de la santa misa. La imagen de la virgen va acompañada del Cristo del Milagro. Se celebra una misa con cantos folklóricos. La asistencia es masiva. También en el seminario San Ezequiel Moreno se realiza una celebración en honor a su santo patrón. San Ezequiel, como ustedes saben, es el patrón de los enfermos de cáncer, por ello todos los 19 de cada mes se realiza una misa por los afectados por esta terrible enfermedad. Por supuesto, el día 19 de agosto se solemniza de manera especial. Se reparten estampas con la oración, se bendice a los enfermos y se les anima a seguir luchando. Esta devoción se debería propagar más por todas nuestras casas, ya que a veces los efectos de la enfermedad minan el ánimo del enfermo, cayendo en desesperación ante la impotencia. San Ezequiel sería de gran ayuda para fortalecer la fe y el ánimo, tan necesario en el intento de superación de cualquier enfermedad grave. También en esta parroquia se bendicen y reparten los panecillos de san Nicolás, costumbre muy arraigada a lo largo y ancho del mundo donde se encuentran conventos de agustinos. En la parroquia de Luján, también en Buenos Aires, hay una tradición muy extendida hacia el Sagrado Corazón de Jesús. Se realiza por el apostolado de la oración. Cada primero de mes, se tiene exposición con el Santísimo y una vigilia de oración. Además, en el Día del Sagrado Corazón se celebra una misa muy solemne y fiesta en los salones parroquiales. También destacar, en la parroquia de San Andrés, la fiesta del patrón, donde se realiza una gran misa al aire libre con la asistencia de las autoridades y la actuación de un coro polifónico.


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2.– Brasil 2.1.– Belém do Pará (PA) Una de las devociones más extendidas de la provincia es la de Santa Rita. En la inmensa mayoría de las casas se celebra esta singular fiesta, con la afluencia masiva de fieles. La fama de milagrera, y el ser proclamada como abogada de los imposibles, ha convertido a esta santa agustiniana en una de las más invocadas por el pueblo fiel. En Belém, todos los jueves se celebra la novena a la Santa a las 4:30, a las 5:30 y a las 7:30. A las 20:00, la santa misa con la bendición de las rosas y el 22 de Mayo, la procesión solemne. San José es otro de los protectores de la orden. Su devoción ha sido siempre muy querida por el pueblo cristiano, como demuestra la inmensidad de pueblos, órdenes y asociaciones que lo invocan como amado protector y patrono. En Belem, su celebración es parecida a la de Santa Rita, teniendo lugar todos los miércoles, y en su fiesta, el 19 de marzo, la solemne procesión. 2.2.– Río de Janeiro (RJ) En la ciudad de Río de Janeiro, es muy concurrido el vía crucis que se celebra todos los viernes de cuaresma; cabe destacar el viernes de dolores con la solemne misa a las 17:30 y la procesión con el crucifijo por las calles. También es importante destacar la devoción que se le tiene al Sagrado Corazón, con misa solemne a las 17:30 y la procesión por la iglesia. A Santa Mónica y a San Agustín se les conmemora con la solemne misa y una celebración en los salones parroquiales con la gente de la parroquia. Aquí han comenzado ya a celebrar a san Ezequiel, patrono de los enfermos del cáncer, con la solemne misa todos los 19 y después la bendición de las gargantas, para que el santo nos proteja de todo mal que pudiera ocurrirnos. Todos los 22 se celebra Santa Rita con una misa festiva y la bendición de las rosas y a los enfermos. No podemos olvidar la devoción a la Virgen que se le profesa en esta casa. Todos los trece de cada mes se reza el rosario y se celebra la misa en honor de la Rosa Mística, al final se reparten a todos los asistentes rosas. La Virgen María siempre ha sido invocada por el pueblo como Madre, una madre que socorre toda necesidad que se produce en la vida de cada uno de sus hijos, por eso en cada ciudad, en cada pueblo, una imagen, una advocación es proclamada


322 como protectora, cariño que sobrepasa hasta los límites geográficos de las zonas, como demuestran las procesiones marítimas que se celebran en inmensidad de localidades. 2.3.– Portel (Marajó, Pará) En Portel se celebra la procesión del Cirio de Nazaret. Como en Belem, la gente se ata con cuerdas alrededor de la Virgen con verdadera devoción, para acompañarla por las calles de la ciudad, para que la Señora escuche sus peticiones. También es muy concurrida la celebración de la patrona Nuestra Señora de la Luz. Otro momento importante para la ciudad es la fiesta de San Miguel Arcángel, en el mes de septiembre. Con la asistencia del obispo y autoridades, se celebra una gran misa y, por supuesto, después una gran fiesta. 2.4.– Breves (Marajó, Pará) En Breves nos encontramos las devociones ya comentadas antes. Se celebra santa Mónica, San Agustín, santa Rita, con las misas solemnes, la bendición de las rosas. Lo que destaca aquí es la celebración de la patrona Santa Ana, la madre de la Virgen María. Gran procesión por las calles de la ciudad y gran fiesta en la misma. 2.5.– Paraguaçu Paulista (SP) Comenzamos con Santa Rita, la cual tiene novena durante todo el año con la acostumbrada bendición de las rosas. San José también se celebra solemnemente, con procesión por el municipio. Además de las acostumbradas devociones que hemos nombrado, aquí se celebra a San Judas Tadeo, San Pablo y San Antonio de Padua. En estas fiestas, además de las novenas y procesiones, tiene la costumbre de celebrar una especie de mercadillo para recaudar dinero para la parroquia. Así se pueden financiar las reformas necesarias para el buen mantenimiento de la mima. Se debe destacar por último la fiesta de la patrona Nuestra señora de la Paz, que se celebra con novena, misa solemne y procesión.

3.– España Para comenzar a exponer las devociones populares en España, hay que decir que no difieren mucho de lo ya expuesto con anterioridad. Eso sí, en Andalucía


323 hay que destacar todo lo relacionado con las cofradías de Semana santa. Dos casas sobretodo son las que tienen algo que decir al respecto: la de Motril y la de Alhaurín el Grande. 3.1.– Motril (Granada) En Motril nos encontramos dos hermandades que procesionan en la semana santa: La cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto y María Santísima de la Victoria La cofradía del Cristo de la Salud y Nuestra Señora del Mayor Consuelo. La primera procesiona el Lunes Santo. Son muchas las personas que asisten a la estación de penitencia, recorriendo las calles de Motril. Cofradía que hace poco cumplió el veinte aniversario de su fundación. La segunda procesiona el Miércoles Santo. El Cristo de la Salud es una imagen que mueve miles de fieles, encomendando a nuestro Señor sus necesidades. Tiene gran fama de milagroso y en su recorrido lo acompañan muchísimos fieles rezando la vía crucis. En Motril, otra de las devociones importantes es la que recibe santa Rita, con la celebración de la novena y la asistencia habitual de miles de fieles a la misma. El 22 nade mayo es impresionante cómo la gente se agolpa a las puertas del templo para la misa mayor, y la posterior salida procesional. 3.2.– Alhaurín el Grande (Málaga) En Alhaurín tenemos también dos cofradías de gran tradición, que procesionan por el pueblo con la asistencia de todos los ciudadanos del municipio. Así, se encuentra la Real y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima de la Soledad y del Santo Sepulcro. La segunda Cofradía es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Estas dos cofradías hacen la delicia de una estación de penitencia admirable, ya que la semana santa de Alhaurín ha sido declarada de interés turístico nacional. En Alhaurín también hay que hacer mención de la patrona, declarada alcaldesa perpetua de la ciudad, Nuestra señora de Gracia, hasta ella se encomiendan todos los fieles del pueblo con gran devoción. 3.3.– B.º de Monachil (Granada) La devoción a Santa Rita en España alcanza su cénit en la casa de Monachil. Allí, cada día 22 se celebra la santa misa y ,a lo largo del año, es visitada por


324 multitud de peregrinos. El 22 de mayo son muchísimos miles de fieles los que se congregan a lo largo de todo el día, y para la misa mayor asisten más de cinco mil personas. Desde este año también se realiza una procesión por las calles del municipio. También en Monachil hay que destacar la procesión a San José, patrono del barrio, con las fiestas oficiales del municipio y la procesión solemne. En esa mañana se realiza también el rosario de la aurora. 3.4.– ‘Hospitalicos’, Granada En Hospitalicos también se abren las puertas del templo para los fieles que vienen a rezar a santa Rita. Así como para la Exposición del Santísimo que se realiza diariamente, pese a la escasa presencia de personas. 3.5.– Otras En la parroquia de Santo Tomás (Granada), el santo protector es celebrado con misa solemne y después un aperitivo para todos los parroquianos que celebran con gran alegría al santo. En Madrid se celebra con gran regocijo, en la parroquia de santa Mónica, a la madre de san Agustín y con igual alegría en Barajas a Nuestra Señora del Loreto, patrona de los aviadores. —*— Hasta aquí una pequeña exposición de las devociones que recorren nuestra provincia. Muchos son los religiosos que han trabajado para expandir estas celebraciones, con un trabajo admirable digno de admiración. Muchas otras se celebran que no van incluidas en este artículo, pido perdón por las omisiones que haya podido hacer.

P. Fr. Iván Merino Padial, oar Colegio Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Capítulo 25.º Las relaciones con otras Provincias e Instituciones Introducción A fin de comprender mejor el tema de este artículo, enunciado ya en el título, es oportuno que realicemos algunas aclaraciones preliminares. La Orden de Agustinos Recoletos es una de las familias religiosas reconocidas por la Autoridad Suprema de la Iglesia, lo que en términos jurídicos denominamos “Orden de Derecho Pontificio”. Lo cual significa que tiene algunas peculiaridades, que no vienen al caso explicar ahora, y que la distinguen de otras congregaciones religiosas que, usualmente más pequeñas, dependen del Obispo Diocesano. Nuestra Familia está compuesta por distintas provincias, “que constituyen una parte jurídica de la Orden (…) y que están dotadas de suficiente número de hermanos para una vida autónoma en lo religioso, formativo, administrativo y económico” (Const. 376). De este modo, podemos comprender que las Provincias son parte esencial de la Orden. En nuestro caso, además, gozan de gran independencia; de hecho los religiosos hacen su profesión en la Orden de Agustinos Recoletos, pero para el servicio de una Provincia en particular: “te hago miembro del cuerpo místico de nuestra sagrada religión e hijo de la Provincia…” (Ritual de la Orden, Madrid 1985, 168). Por tanto, cada Provincia tiene una vida en gran parte propia, aunque ciertamente siguiendo con fidelidad las Constituciones de la Orden, lo cual garantiza la unidad y fidelidad a un único carisma. Una vez comprendidos estos conceptos, seguramente que surge la inquietud: si las provincias son tan independientes entre sí, cuál es la relación que existe entre las mismas. Y precisamente a ello nos dedicaremos en estas páginas.


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1.– Relación entre las provincias Primeramente hay que destacar que existe una relación institucional que nuestra Provincia, como las demás, tiene con la Orden misma y las demás provincias, así lo piden nuestras Constituciones en el n. 379: “Las provincias cooperen al bien general de la Orden, pues cuanto más se promueve este bien común, tanto más progresa cada una de las provincias. Cada Provincia mantenga y fomente relaciones de caridad, cooperación y solidaridad con el prior general y su consejo y con las otras provincias de la Orden”. En tal sentido, las provincias trabajan unidas en determinados eventos que benefician a todos los religiosos sin distinción de jurisdicción; un ejemplo de ello pueden ser los Cursos de Renovación que los religiosos realizan cada diez años de profesión solemne (Cf. Const. 273–274) o bien los Cursos de preparación a la profesión solemne (cf. Const. 234). Podemos mencionar también otras actividades tales como congresos o publicaciones que son realizadas con el esfuerzo de todas las provincias y para el beneficio de todos los religiosos. Además, las provincias se ayudan en cuestiones formativas, es decir, que religiosos de una Provincia se formen en el seminario de otra. Como de hecho ha ocurrido en varias oportunidades. O bien que algunos religiosos trabajen en tareas formativas en otra Provincia distinta a la propia. Es de obligada mención, en este aspecto, destacar que las distintas provincias sostienen Colegio Internacional San Ildefonso en Roma, para los estudiantes de diversas provincias que son enviados por sus superiores a realizar estudios en esa ciudad. Asimismo existe también una colaboración, tal vez menos de lo que sería deseable, en cuanto al trabajo voluntario de religiosos en otras provincias distintas de la propia 1, para cubrir una necesidad peculiar. Finalmente, y para no ser exhaustivos, se debe señalar la ayuda económica que una Provincia puede prestar a otra en determinadas circunstancias y sabemos que así ha sido ante necesidades particulares de alguna Provincia hermana. No se puede dejar de notar que las provincias contribuyen, como es lógico, al gobierno de la Orden, basta observar como éste, al igual que otros Institutos de la Orden, están compuestos por religiosos de diversas provincias. También el Generalato contribuye a la relación interprovincial, haciendo de nexo entre las distintas necesidades de cada Provincia y teniendo reuniones periódicas con todos los provinciales. Como medios de comunicación y de relación con la Orden y las demás Provincias, también pueden destacarse algunas publicaciones significativas: la fundación 1. En el Boletín de la Provincia n.º 519, Oct–Dic 1984, 57–59, se pueden ver los religiosos de nuestra Provincia que han pasado a trabajar en otras provincias desde el año 1618 hasta 1959.


327 del Boletín de la Provincia en 1921 por el P. Provincial Fr. Francisco Orduña, las obras referidas a las dos primeras Décadas de la Provincia (1899–1919), trabajo realizado por los PP. Fr. Vicente Soler, Fr. Ángel Sagastume y Fr. Gerardo Larrondo. En 1930, la publicación del P. Pedro Corro de su obra: La Orden de Agustinos Recoletos. Compendio histórico. También debe señalarse la publicación de la obra “De privilegiis Recollectorum Agustiniensum ac ceterorum Regularium”. Asimismo, en 1954 los 4 volúmenes del Bullarium oar del P. Jenaro Fernández. Finalmente se debe reconocer la obra de la Imprenta Santa Rita (1914) y la Revista del mismo nombre como una publicación que siempre ha contribuido como un medio de comunicación de la Provincia y, consecuentemente, como un modo de relacionarnos con las Instituciones que la reciben, en igual sentido debe reconocerse el aporte de “Antena Informativa” y de la Revista “Urdaneta”. A través de los años, las vicarías de Argentina, Brasil y Venezuela también han tenido sus propios medios de comunicación con más o menor difusión y perseverancia en su publicación. Como puede observarse, el campo de interacción de las provincias es muy rico y en cierto modo podemos atrevernos a afirmar que, a través de él, queda de manifiesto, al menos en parte, el espíritu de comunión y caridad que debe primar en esta familia religiosa. De este modo testimoniamos ad intra nuestro carisma; de lo contrario sería difícil irradiar nuestro modo de seguir a Cristo a otros, sino lo lográramos entre nosotros mismos; la vida comunitaria, la pobreza y la obediencia nos llaman a esta manifestación entre nosotros mismos. Parafraseando el n. 23 de nuestras Constituciones, deberíamos decir que las provincias, en virtud del amor diffusivus, actúan para que todos amen a Dios con los hermanos y están siempre dispuestas al servicio de los hombres y de la Iglesia según el carisma de la Orden. Sin duda cada colaboración provincial debe estar animada por este sentir.

2.– Relación de la Provincia con otras Instituciones Otros artículos abordarán el aspecto del apostolado educativo de nuestra Provincia y, por eso, no quiero adentrarme en un campo que no es el que se me ha solicitado. No obstante, no cabe duda que uno de los ambientes institucionales con el que la Provincia ha mantenido y mantiene estrechas relaciones es el educacional. Como es sabido, en España nuestros religiosos han ocupado un lugar importante en las asociaciones que reúnen a los Colegios Católicos, entre ellas la FERE (Federación Española de Religiosos de la Enseñanza). De igual modo se puede decir de algunos religiosos en otros países donde se encuentra nuestra Provincia. Como ejemplo podemos recordar la participación que nuestros religiosos tienen en la Federação Agostiniana Brasileira (FABRA), muestra de ello es la importancia que tiene la educación brindada por nuestros religiosos en ese país. También debemos señalar


328 la participación de otros religiosos como miembros de la Junta Regional de Educación Católica de la Diócesis de San Martín, en Argentina, país donde además los religiosos suelen mantener estrechas relaciones con las autoridades educativas debido al prestigio de nuestros colegios. Podemos destacar también la relación que la Provincia mantiene con los distintos Obispados donde se encuentran trabajando los religiosos. Es reconocida en todos estos países la disposición de nuestra Provincia a colaborar en servicios diocesanos. En varias ocasiones nuestros religiosos en España y otras naciones han sido decanos o arciprestes y de hecho en la actualidad varios se encuentran prestando algún servicio diocesano, pudiéndose destacar que el actual Vicario General de la Diócesis de San Martín es un religioso nuestro; asimismo debemos señalar la labor del actual Vicario de Argentina, que colabora con la Pastoral Juvenil Nacional, organismo dependiente de la Conferencia Episcopal Argentina. De igual modo, se está prestando un importante servicio al Obispado de Maringá, en Brasil, al permitir que sus seminaristas vivan en nuestro seminario. Por otra parte, podemos decir que, aunque las Provincias no mantienen una relación directa con la Santa Sede ya que ello se realiza por medio de la Curia General, puede de todos modos igualmente señalarse el servicio que la Provincia prestó a la Santa Sede a través de la misión de Lábrea, en estos momentos en manos de la Provincia de San Nicolás, y anteriormente de la Provincia de Santa Rita, como así también de la misión de Marajó, atendida pastoralmente desde hace varias décadas por nuestros religiosos, incluso por un prelado–obispo de nuestra Provincia. Asimismo otro religioso de nuestra Provincia ha respondido positivamente al llamados del Santo Padre, a ocuparse de la atención pastoral de la diócesis de Cametá. En los últimos años también podemos indicar la relación positiva que la Provincia tiene con la ONG HAREN HALDE, que ha brindado su apoyo a iniciativas a favor de los más necesitados, a través del apadrinamiento de niños, o de obras concretas en las que se encontraba comprometida la Provincia o bien algún religioso de la misma.

3.– Conclusión Habrá seguramente otros campos en los que la Provincia mantiene comunicación y relación con distintas Instituciones, que sean desconocidas para quien escribe; aunque hemos buscado recabar toda la información posible. Es conocido que el trabajo pastoral desborda a nuestros religiosos por lo cual no siempre se tiene la respuesta deseada en estas búsquedas, no obstante esperamos que estas líneas sean un tributo a toda relación que la Provincia mantiene con distintos Organismos, buscando siempre difundir el evangelio desde el carisma Agustino Recoleto.


329 Si bien podemos considerar positiva la relación que mantenemos con las demás provincias e Instituciones, creo importante señalar que es preciso que este aspecto se siga desarrollando a la altura de las circunstancias actuales, en las que diferentes sectores de la sociedad secular dan muestra de unir esfuerzos en busca de un objetivo común. Es preciso que, en un mundo globalizado, aprovechemos al máximo esta posibilidad que tenemos de relacionarnos con las otras Provincias a fin de enriquecernos más y obtener mejores resultados en nuestros proyectos pastorales. El campo de acción es realmente vasto; pensemos en las grandes posibilidades que ofrece trabajar en distintos países, las posibilidades de intercambio que ello ofrece, por ejemplo, a nivel educativo entre alumnos y docentes; la posibilidad de emprendimientos sociales en común; o, simplemente, el compartir experiencias realizadas a distintos niveles. En el mundo empresarial este aspecto de interrelación es aplicado desde años con suma normalidad y me animaría a afirmar que también con efectividad; está claro que no somos una empresa, nuestros objetivos y propósitos tienen un valor más trascendente, pero ello no obsta a que aprovechemos en favor de la evangelización estos recursos. Nuestro avanzar por la historia no debe ser sólo una cuestión de tiempo sino también de métodos y a través de ellos transformar la historia. Debemos aprovechar nuestro carisma, eminentemente comunitario, para trascender el marco particular de las propias comunidades e, incluso, de nuestra Provincia para acrecentar nuestra relación con las demás Provincias y otras Instituciones, de la Iglesia y de la sociedad en general, para poder difundir con mayor eficacia el mensaje de Cristo. No olvidemos que la Iglesia estuvo, en otros momentos, mucho más presente, por ejemplo, en el campo del trabajo o de la cultura; ¿por qué no acrecentar entonces nuestras relaciones con otras Instituciones que nos permitan ampliar nuestro horizonte evangelizador y, me atrevo a decir, misionero?, porque hay muchos ambientes aún en medio de las grandes ciudades que necesitan el primer anuncio de Jesucristo. Que este desafío despierte en nosotros la creatividad que contribuya a mantener vivo nuestro carisma más allá del tiempo y las dificultades. Que las relaciones de nuestra Provincia con las demás Provincias y otras Instituciones crezcan no sólo en cantidad sino en profundidad y constituyan un testimonio en cada lugar donde nos encontramos.

P. Fr. Ricardo Daniel Medina, oar Colegio Agustiniano, San Andrés (Prov. Bs. As., Argentina)


Dibujo utilizado en las actividades juveniles.


Capítulo 26.º La Pastoral Juvenil en la Provincia Introducción Acercarnos y conocer los testimonios escritos y orales sobre la vida de la Pastoral Juvenil y Vocacional de nuestra Provincia en estos cien años de su Restauración nos ofrece la satisfacción de comprobar, por una parte, el entrañable cariño y celo apostólico de nuestros religiosos por los niños y jóvenes y su enorme preocupación por la formación espiritual y cristiana de la juventud y, por otra, la ilusionada creatividad ante el problema vocacional, presente en todo el siglo y no sólo en estos últimos años como se acostumbra a pensar. Es verdad que, desde el Vaticano II, la preocupación por el tema pastoral se hace más patente y ello se refleja en las crónicas de las distintas comunidades de nuestra Provincia, en las cuatro áreas desde el Concilio. Sin duda esto ha sido posible por la inmensa riqueza apostólica que hemos recibido de nuestros predecesores como herencia. La evangelización de la juventud ha sido parte de nuestra historia desde siempre, ha ocupado un puesto importante en la tarea ministerial de los religiosos y ha estado presente en las intenciones fundacionales de muchas de nuestras comunidades. En repetidas ocasiones hemos escuchado que la Pastoral Juvenil es la acción organizada de la Iglesia para acompañar a los jóvenes a descubrir, seguir y comprometerse con Jesucristo y su mensaje para que, transformados en hombres nuevos, e integrando su fe y su vida, se conviertan en protagonistas de la construcción de la Civilización del Amor. ¿Cómo ha sido nuestra pastoral juvenil a lo largo de este siglo? ¿Cómo hemos tratado la cuestión vocacional?


332 1.– ¿Cómo ha sido nuestra pastoral juvenil a lo largo de este siglo? A pesar de las grandes diferencias geográficas, sociales y culturales de las distintas áreas de nuestra Provincia (Argentina, Brasil, España y Venezuela), podemos afirmar que el trabajo con jóvenes ha tenido características similares en todos los lugares donde estamos presentes. La catequesis en nuestros ministerios ha sido la forma privilegiada de acercamiento a la infancia y juventud y se han intentado imprimir las notas propias del carisma agustino recoleto incluso en los grupos o asociaciones no específicamente agustinianos. Ya desde los primeros momentos de la llegada a Argentina, en el primer tercio de siglo, se comienza con la catequesis. El entonces padre provincial, Fr. Teófilo Garnica, visita al arzobispo de Buenos Aires con el deseo de fundar allí y le explica que el fin de nuestra Orden en América es esencialmente misional y catequístico. Funciona a la perfección la Asociación de la Doctrina Cristiana y la catequesis se divide en dos: preparación para la comunión y perseverancia. El 1 de septiembre de 1929 se fundan los Caballeros de Ntra. Sra. de la Consolación “para que no se malogren los niños que, cumplidos los 15 años, dejan de pertenecer a la Cruzada Eucarística”. El 14 de mayo de 1932 se funda la Liga de Damas Católicas y el 25 de septiembre de 1932 la Federación de la Juventud Católica en la residencia de Buenos Aires. Para 1936 encontramos además a los Jóvenes Marianos, el Coro de Ángeles, los Jóvenes católicos y la Juventud Femenina Católica. Se impartía el catecismo en las escuelas y para la formación de catequistas se contaba con seminarios catequísticos. Al frente de todo estaban los religiosos: Martín Braña, Isidro Álvarez, Augusto Alpanseque y Manuel López. En 1935, en Santa Fe, existe una Asociación de catequistas, el Círculo de la Juventud Femenina Católica y el Círculo de niñas católicas y niños católicos de Acción Católica. En la residencia de Rosario de Santa Fe, la Acción Católica, instalada en el mismo año, tiene gran vitalidad. Se fundan grupos como el Coro de ángeles y la Cruzada Eucarística, con la finalidad de “ir acostumbrando a los niños y niñas que hagan su primera comunión, a que frecuenten los sacramentos de la Penitencia y Comunión”. Como dato curioso, en 1964 el cine parroquial en Rosario llega a contar con 800 niños. En Brasil, el colegio de Ribeirão Preto se convierte en un verdadero centro del catecismo, con más de 250 niños y dieciocho catequistas, organizados por el P. Casto Delgado. En Franca, hacia 1927, los frailes fundan centros de catecismo para gente sencilla con edades mezcladas y cuenta incluso con la participación de las madres. En Lábrea, “apenas tomamos esta parroquia fue nuestra aspiración preparar niños y niñas, mozos y mozas, para recibir los santos sacramentos de la Confesión y Eucaristía”. El 25 de enero de 1931 se funda en la Prelatura de Lábrea la Asociación de la Juventud Católica. En la Residencia de Belém de Pará


333 hay una gran cantidad de niños en el “Centro de Doctrina Cristiana Ntra. Sra. de la Consolación”, fundado por el Beato Vicente Pinilla, y se organiza una gran cantidad de actividades con ellos. De forma paralela, en España, los grupos de Acción Católica y la catequesis juvenil adquieren gran protagonismo en torno a los años treinta. Tal es el caso de la Residencia de Madrid y de la de Granada. Los centros catequísticos y los Talleres de Santa Rita, fundados en 1914, permitían acercarse a la juventud con el doble objetivo de formar en la vida cristiana y en la caridad. En el año 1924, se contaba con 14 centros catequísticos en la capital granadina, siendo el director el P. Francisco Orduña, y en el año 1935 había 365 chicos en el Centro catequista san José de la Iglesia de Hospitalicos y veinte catequistas dirigidos por el P. Clemente Marrodán. En Madrid, hacia 1936, había seis catequistas para unos 320 niños. Funcionaban entonces dos centros de Juventudes de Acción Católica, uno masculino y otro femenino. Son de destacar en toda la Provincia, en el primer tercio de siglo, las iniciativas que ponen al descubierto una gran creatividad y originalidad en el trabajo con y por los jóvenes. Como ejemplos podemos citar, por poner algunos: • Certámenes de catecismo y diferentes premios a lo largo del curso de catecismo, • Salones de cine, “para atraer a los niños al catecismo y mantenerlos aficionados a la iglesia”, • Grupos teatrales, por ejemplo, el Grupo Dramático Ntra. Sra. de la Consolación, que realizó algún que otro festival benéfico en Buenos Aires. • Festivales artísticos, • Fundación de grupos nuevos con nombre agustiniano, • Escuelas y seminarios de formación de catequistas, • Escuelas talleres (lo que hoy llamaríamos actividades extraescolares), para atraer a los niños a los que se impartía una instrucción manual adecuada y conferencias sencillas de vida moral, • Semana del joven, • Encuentros deportivos, • Fiestas navideñas, • Excursiones al campo al final del curso de catequesis… El segundo tercio de siglo mantiene la continuidad de estos grupos, lo que les hace reforzarse, aumentar sus miembros y ser una fuerza inestimable en las co-


334 munidades donde están presentes En 1963, las ramas juveniles de Acción Católica en Madrid realizan sendas campañas solidarias en fechas señaladas y ofrecen un servicio único en la visita a hospitales y a suburbios. En la Residencia de Granada, todos los cuartos domingos de mes se celebra una Hora de Piedad Agustiniana que termina con la procesión de la Sagrada Correa, con el fin de mantener la unidad entre las distintas asociaciones que encuentran cabida en nuestra comunidad agustino-recoleta. En 1967, buscando nuevos métodos de apostolado, el P. Cleto funda el Club Parroquial en Santa Mónica de Madrid. Más adelante, en 1972, se fundará en Granada otro Club juvenil formado por jóvenes simpatizantes de la comunidad. Como diría el P. Eugenio Gallástegui: “La juventud merece todo esto y mucho más”. A finales de los años sesenta el P. Manuel Suárez funda el grupo MAGNO (Movimento de ação de gente nova), en Rio de Janeiro. Llegó a contar este grupo hasta con 2000 jóvenes. Todos los días de la semana tenían alguna actividad organizada dentro de la parroquia, llegando a asumir la coordinación de la catequesis de Confirmación. Fue un grupo muy felicitado en la Iglesia de Río e intentaban vivir los valores agustinianos. De hecho, su escudo estaba tomado del escudo de la Orden, con el corazón y el libro. La década de los setenta y de los ochenta es esperanzadora por el crecimiento de los grupos de jóvenes. Así lo dicen las crónicas de las comunidades de Maracaibo en Venezuela, de Santa Fe con su apostolado juvenil en Argentina, de una parroquia de Barajas llena de juventud y de una Residencia de Granada con grupos de adolescentes y universitarios, en España, y de la Residencia de Belém, que ponía su esperanza en la fuerza de su juventud. La Pastoral Juvenil, propiamente dicha, va entrando en la planificación pastoral de las comunidades y nacerán grupos de jóvenes como el de Belém, por ejemplo, coordinados por el P. Antonio Moreno, el Grupo Juvenil “Amigos de Jesús” en Caricuao, el Grupo Juvenil “Amor y Ciencia” en Maracaibo o el Grupo “Familia Agustiniana” en San Andrés. Se celebran Campamentos de verano para chicos y para chicas en Buenos Aires, con marcado acento agustiniano, y la Parroquia de Madrid celebra en Monachil las Colonias Santa Mónica. La importancia de la Pastoral Juvenil en nuestra Provincia queda probada, además, por el empeño que se pone desde la formación en que los jóvenes religiosos tengan experiencia pastoral con niños y jóvenes. Ya en los sesenta, los coristas dan catequesis en el Barrio de Monachil, en Monachil y en Huétor. Algunos teólogos de Burgos forman el Grupo de preadolescentes AMA de Burgos, Amigos Misioneros Agustinos, con orientación vocacional y formación agustino-recoleta, en 1983. En estos años, como parte de la formación de los teólogos de Burgos, la pastoral juvenil asume cierto realce con grupos misioneros, catequesis parroquial y en el colegio de las Hermanas del Sagrado corazón, y participación en diferentes en-


335 cuentros y campañas eclesiales. De forma paralela, en el seminario de San Andrés, en Argentina, los formandos desarrollan su actividad apostólica en la catequesis y en grupos juveniles de las parroquias, participan en Jornadas de Pastoral Juvenil y realizan convivencias con jóvenes que manifiestan algún signo de vocación. Los seminaristas de Belém y los de Soure también se integran en el trabajo pastoral con jóvenes en la parroquia y realizan una labor de siembra vocacional en la misma. En el año 1980, siendo provincial el P. José Luis Azcona, el Consejo Provincial, a propuesta del Secretariado de Apostolado, acuerda crear un equipo de Pastoral Juvenil con el fin de: coordinar, dirigir y atender la pastoral juvenil en nuestros centros, desarrollar experiencias pastorales, con un matiz agustino recoleto y fijando metas vocacionales. El Equipo pastoral estaba formado por los padres: Pablo López, Jesús Cerezal, Antonio Rabanal, Andrés Cuesta, Marcelino Álvarez y Alejandro Díez. Unos años más tarde, los grupos juveniles de nuestros ministerios van fortaleciendo su estructura a nivel local. El nuevo equipo de Pastoral Juvenil y de Adultos nombrado por el provincial, Fr. Imanol Larrínaga, estará formado por los religiosos José Manuel Cambero, Alejandro Díez, Alejandro Echarri, Ángel Antonio García y Rodolfo Pérez. Se crean los estatutos del Equipo de Pastoral Vocacional y se ofrecen unas orientaciones de Pastoral de Juventud, aprobadas por el consejo Provincial. Se comienza a albergar la idea de un movimiento-asociación juvenil con el objetivo de dinamizar la pastoral juvenil y de fortalecer la identidad agustinorecoleta de los grupos. Comenzaría a nacer en 1987, con un ideario bajo el brazo en 1992, “Horizontes de Fraternidad”, simiente de las futuras JAR (Juventudes Agustino-Recoletas). A partir de 1994 se constituyen como asociación juvenil las Juventudes Agustino-Recoletas en España. Queda así establecida una estructura de acción pastoral en cuatro etapas: Horizontes de amistad para la infancia, Horizontes de aventura para la preadolescencia, Horizontes de libertad para la adolescencia y Horizontes de Fraternidad para jóvenes a partir de dieciocho años. En el verano de 1995 se reúnen en Monachil los animadores de Pastoral Juvenil de Argentina, Brasil, España y Venezuela, siguiendo las ordenaciones del Capítulo, para intercambiar y evaluar experiencias y para planificar líneas de acción con jóvenes. En estas Jornadas se realiza la opción de crear y suscitar un movimiento único y común en toda la Provincia que también pueda funcionar a nivel de Orden. Todos los grupos juveniles de las distintas áreas llevarán la denominación JAR e intentarán seguir un Proyecto de Pastoral Juvenil común. Prueba del interés que nuestra Provincia tiene por la PJV es la creación del Secretariado de Pastoral Juvenil y Vocacional en el Capítulo del año 1997, “para promover e impulsar la pastoral vocacional desde una pastoral juvenil coordinada y con un marcado talante agustino recoleto”. Siguiendo esta orientación, el XXX


336 Capítulo Provincial, celebrado en Monachil en 2000, pide al Secretariado que se implante en cada área un itinerario catequético de pastoral que incluya expresamente la propuesta vocacional dentro del proceso pastoral. El resultado es el Itinerario Catecumenal “Canta y Camina”, dentro del Proyecto de Pastoral Juvenil y Vocacional JAR de la Provincia Santo Tomás de Villanueva, tomando de cada área aquellos elementos más válidos. No se escatiman esfuerzos humanos y económicos a la hora de robustecer la pastoral juvenil e incluso ampliar sus horizontes. Es así como, en el año 2003, la Provincia adquiere un piso en Sevilla con la intención de hacerse presente en lugares donde no existe comunidad de religiosos y poder llegar, a través de laicos comprometidos con nosotros, a un mayor número de jóvenes. Algo parecido ocurre con la Academia Ikasi de San Sebastián, donde antiguos alumnos del colegio Santa Rita, cerrado en 1996, acercan nuestro carisma a los jóvenes. Por América, en este sentido, podemos mencionar la compra de “La Casita”, contigua al colegio San Judas Tadeo de Caracas, como casa aspirantado y centro de animación juvenil y vocacional, y la colaboración con los ministerios juveniles que mantienen los religiosos de Argentina, Brasil y Venezuela con nuestras hermanas misioneras agustinas recoletas. En marzo de 2004, se celebró en Santa Fe (Argentina) el I Encuentro internacional de líderes JAR, participando religiosos y jóvenes laicos de las cuatro áreas. Coincidiendo el encuentro con el Retiro de Evangelización, se animó a todos al trabajo por y para los jóvenes agustinos recoletos en pos de una verdadera comunidad provincial, compartiendo experiencias pastorales de España y América. El II Encuentro internacional de líderes JAR tendrá lugar en Belém (Brasil) del 29 de octubre al 2 de noviembre de 2008 y contará con la participación de religiosos y líderes laicos de nuestros grupos juveniles. Sus objetivos serán: intensificar el sentido de liderazgo y pertenencia, el estudio de los Estatutos JAR (aprobados por el Consejo General en marzo de 2008), ofrecer perspectivas e iniciativas para el futuro tras el Año vocacional y conseguir que la celebración del Centenario de la Restauración de nuestra Provincia sea una oportunidad de revitalización espiritual también para las JAR, en sus notas distintivas: orante, comunitaria, misionera, mariana y agustiniana. Y así cumplir fielmente los fines que persiguen las Juventudes Agustino-Recoletas: a) formación de sus miembros para que vivan la vocación y espiritualidad cristianas en conformidad con sus notas distintivas, b) apostolado mediante el testimonio de la vida y el trabajo por la evangelización, c) vivencia y difusión del pensamiento y valores de san Agustín y de la tradición recoleta, d) transformación social y de la cultura según los valores cristianos con toda clase de medios apropiados a su condición y edad, e) asistencia a los colectivos sociales necesitados y f) colaboración en las actividades de la familia agustino-recoleta.


337 2.– ¿Cómo hemos tratado la cuestión vocacional? De nuestras crónicas podemos entresacar cuatro formas privilegiadas de acción en torno a la Pastoral Vocacional: los colegios misionales y apostólicos y seminarios menores, la promoción vocacional, las convivencias y experiencias vocacionales y la inmersión en una cultura vocacional tan necesaria en nuestros días. Ellas, nuestras crónicas, hablan por sí mismas. * Colegios misionales y apostólicos y seminarios menores: la finalidad de estos centros o colegios es la formación de aspirantes a la vida religiosa. El nombre de misional lo recibe por la intención de que el personal que en ellos se formen “estarán destinados principalmente a nuestras misiones americanas”. Ágreda, San Sebastián, Franca, Hudson, Gándara, en los primeros momentos; Martutene, Belém, Guadalajara, en tiempos más cercanos, son nombres propios de estos colegios apostólicos. Es interesante acudir a las crónicas de estas casas y comprobar el inmenso deseo de los religiosos de preparar jóvenes para apóstoles de Cristo. En una circular del P. Provincial Teófilo Garnica a la Vicaría de Brasil, en abril de 1928, se expresa muy bien este deseo: “Esperamos confiadamente y muy de corazón exhortamos a todos nuestros religiosos, que trabajen cuanto puedan para que, por amor a nuestro santo Hábito y a nuestra querida Provincia, proporcionen niños seleccionados y fundamentados en el temor de Dios, que el día de mañana serán los futuros misioneros y esclarecidos hijos de la Recolección Agustiniana”. * Promoción vocacional: Siempre se ha mantenido la idea, al menos en papel, de que esta labor es responsabilidad de todos los religiosos. En la circular del año 45 a todos los religiosos de la Provincia, el P. Manuel Anchuela dice: “Tengamos presente, CC. Padres, que pesan sobre nosotros las almas de las dos Prelaturas, de Lábrea y Marajó; además, una crecida porción de parroquias cuyas ovejas dependen de nuestra solicitud sacerdotal; que hay muchas otras esperando la palabra de un misionero, para salir del camino errado y ponerse en vías de salvación por nuestro intermedio; que una de las obras más gratas, por no decir la más grata, al Señor, es esta de trabajar por el incremento de las Vocaciones Sacerdotales Misioneras, y que, si guardamos un poquito de amor para nuestra Orden, debemos procurar que esta se propague y extienda, cubierta de gloria y esplendor, con el aumento de nuevos hijos que la honren con sus virtudes y heroísmo y la hagan conocida en todos los ámbitos del mundo”. Aunque es verdad que la promoción se ha encomendado principalmente a algunos a los que incluso se ha liberado de otros ministerios. Se han realizado grandes esfuerzos humanos y económicos por la tarea vocacional. En cuanto a lo primero, nos basta esta carta del P. Veremundo Castillo en sus correrías de promotor, de marzo de 1971, al P. Valentín, entonces director de la Obra de Becas y Vocaciones: “Esta mañana, Soria amaneció blanca.


338 Ya se ha quitado la nieve. Me encuentro metido en un coche, en las afueras de un pueblo. He venido a ver a los niños de la escuela y me he encontrado con las manos vacías… Seguramente que hoy terminaré mi trabajo por estas tierras. Mañana marcharé a tierras de Burgos. En estos momentos está nevando. Veremos si tengo mejor suerte que por Soria. Tantos días dando vueltas y tan sólo he podido apuntar dos niños. ¿Total? Nada. A las diez de la mañana salí de Soria y volví a las 9’30 de la noche, sin apuntar un solo candidato. Esto se está poniendo de mal en peor. A veces me pregunto si no seré capaz de cumplir bien esta misión… Me da pena estar corriendo de un sitio a otro, gastando, y sin sacar fruto. ¡Paciencia! Ya vendrán tiempos mejores”. Por lo que respecta a los esfuerzos económicos, nos sobra con este texto del P. Santiago Dolado del año 1951, insistiendo en la Obra de Becas y Vocaciones: “’Faltan operarios en la viña del Señor’ es el grito que recorre los países católicos… Aquí en Brasil, tenemos el Colegio Apostólico de Ribeirão Preto… No caben en él más de 50 niños, distribuidos en los cuatro cursos… Una verdadera pobreza. Hay que llevar a cabo, como se nos manda en el último Capítulo Provincial, la construcción de un nuevo colegio… En las Vicarías de España y Argentina es también de imperiosa necesidad la construcción de Noviciado. La Provincia no tiene recursos para ello; de ahí la necesidad y urgencia de organizar en todas nuestras casas la propaganda de Becas, como auxilio y ayuda para la construcción y manutención de los Noviciados y Colegios”. Aun a riesgo de dejar muchos nombres de promotores vocacionales en el tintero, sirvan los que siguen para agradecer a Dios sus desvelos y esfuerzos: Manuel Prados, Manuel Fernández, José Luis Rodríguez, Carlos María Domínguez, Mario Moriconi, Gustavo Darán, Miguel Tajadura, en Argentina; Acacio Pinto, Juan Cuesta, Manuel Fernández, Hugo Sánchez, en Venezuela; Julio Miranda, Veremundo Castillo, Máximo Calvo, Serafín Basterra, Epifanio Cuevas, Orencio Rodríguez, Javier Guerra, Rodolfo V. Pérez, Rafael Morales, en España; Juan Carlos Rodríguez, Adilson Gomes, Alejandro Alzina, Josué Ferreira, Carlos Vicente de Lima, en Brasil. * Convivencias y experiencias vocacionales: Manteniéndose las formas anteriores, va entrando, tras el Concilio, una nueva dinámica de mostrar la vida consagrada a los jóvenes. Podemos hablar así de nuevas experiencias, tales como: Testimonios vocacionales en los colegios por parte de misioneros y teólogos, retiros espirituales y vocacionales como Casiciaco, Proyectos de vida o “Ciudad de Dios”, retiros de evangelización, semanas vocacionales, jornadas juveniles, misiones juveniles de verano, festivales vocacionales, pascuas misioneras, experiencias vocacionales en comunidad, seguimiento personalizado de los vocacionados, oración en las celebraciones de los ministerios, los días vocacionales, las horas santas vocacionales,


339 el rosario vocacional, las publicaciones-revistas de temática vocacional, boletines, trípticos, folletos, estampas vocacionales… Va tomando más protagonismo la figura del animador vocacional en las comunidades, aunque sin descuidar la necesidad de destinar un religioso a la promoción vocacional en exclusividad. Se organizan grupos vocacionales (Belém) y se realizan convivencias vocacionales en todas las áreas. Los grupos juveniles engendran vocaciones. En 1981, entra en Caracas el primer postulante de Venezuela (del grupo juvenil Amigos de Jesús), tras nueve meses de experiencia como pre–postulante en la casa de Caricuao. Va cambiando la forma de entrar en la Orden… Se va tomando conciencia de la responsabilidad de todos y cada uno con las nuevas vocaciones y los superiores van animando al trabajo desde la Pastoral Juvenil y Vocacional. * Cultura vocacional: Declarado el año 2008 Año Vocacional Agustino Recoleto (AVAR) por el P. General, Fr. Javier D. Guerra Ayala, nuestra Provincia se pone manos a la obra y los responsables de la PJV de cada área, animados por el Provincial y su Consejo, se reúnen en noviembre de 2007 en Río de Janeiro para preparar el Plan Vocacional AVAR 2008. Desde Roma, con la propuesta del AVAR, se nos ha ofrecido como objetivo general del Año vocacional el llegar a una cultura vocacional comunitaria, nueva e integradora de las vocaciones, valiente y creativa. Esta cultura vocacional está originada por lo que Juan Pablo II llamó “actitudes vocacionales de fondo” en su Mensaje con ocasión de la XXX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones en 1993, con la intención de recuperar, con el testimonio de los consagrados, los valores superiores de amor, amistad, oración y contemplación. El Santo Padre nombraba las siguientes actitudes: formación de las conciencias, sensibilidad ante los valores espirituales y morales, la promoción y defensa de los ideales de la fraternidad humana, del carácter sagrado de la vida humana, de la solidaridad social y del orden civil. Nadie debe escapar de su responsabilidad en el desafío de las vocaciones, por ello nuestro Plan Vocacional cuenta con acciones concretas a nivel de Provincia, comunidades religiosas, colegios, parroquias, zonas de misión, conventos de clausura, Fraternidad Seglar, JAR, publicaciones, web… 3.– Mirando al futuro… No es el momento de hacer teorías. Tras esta sencilla aproximación a la historia de nuestra pastoral juvenil y vocacional, surge el agradecimiento a Dios y a nuestros mayores por la herencia recibida. Tenemos muchas cosas que agradecer y muchas también en las que continuar trabajando. De momento, éstas:


340 • Fidelidad al carisma agustino recoleto, conscientes de que es una forma de vida válida y atractiva también en nuestro tiempo. • Una consagración alegre es testimonio evangélico e interrogante para los jóvenes. • Cercanía y celo por los jóvenes, que captan a la perfección la entrega en nuestras acciones. • Unidad y coordinación entre Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional. • Implicación de los laicos, especialmente de los líderes juveniles: “Jóvenes, evangelizadores de jóvenes” y “Jóvenes, llamada para los jóvenes”. • Tarea ilusionada de los animadores vocacionales en las comunidades. • Comunidades acogedoras que abran sus puertas a experiencias vocacionales. • Momentos y espacios que posibiliten la experiencia de Dios para los jóvenes. • Diálogo cercano y entrevista personal con los jóvenes. Y siempre, la oración al Dueño de la mies por parte de todos, para que envíe obreros a su mies.

P. Fr. Nicolás L. Caballero Peralta, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada, España)


Capítulo 27.º Nuestro patrimonio artístico y cultual “¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas.” (VC 110).

Entendemos por Patrimonio artístico y cultural el conjunto de bienes muebles e inmuebles de valor histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, documental, biográfico… o de cualquier otra naturaleza cultural, acumulados a lo largo del tiempo y existentes en un territorio concreto, en este caso, los pertenecientes a la Provincia Santo Tomás de Villanueva de la Orden de Agustinos Recoletos. Recordar la herencia de nuestros antepasados es como rescatar nuestra historia del olvido, hacer presente nuestras señas de identidad, nuestro “carisma” para seguir construyendo nuestro futuro. Celebrar el centenario de la restauración canónica de nuestra Provincia es un buen momento para rescatar y conocer el Patrimonio artístico y cultural existente en nuestros tres conventos o residencias más emblemáticos: Hospitalicos, Motril y Monachil, y, desde ahí, renovar nuestro empeño por conservarlo y restaurarlo para poder seguir construyendo nuestra historia. Vuelta a Granada La revolución filipina en los años finales de s. XIX y la consiguiente expulsión de los religiosos hizo que los contados conventos recoletos del territorio español se viesen, de pronto, desbordados por una avalancha de frailes llegados de aquellas tierras. Era urgente buscar nuevos apostolados para que esta masificación no dañase la vida comunitaria y los religiosos que gozaban de buena salud y ánimo pudiesen seguir ejerciendo el ministerio pastoral.


342 El P. Iñigo Narro, Comisario General, residía en Madrid y en los círculos donde se movía conoció y entabló amistad con D. Isidoro Pérez de Herrasti, conde de Antillón. De conversaciones con este personaje surgió la idea y la posibilidad de que nuestros frailes volviesen a establecerse en Granada. El conde de Antillón pertenecía a la hermandad de Paz y Caridad con sede en los Hospitalicos, y a él también le interesaba contar con una comunidad religiosa a disposición de la hermandad, ya que los jesuitas se mudaban a su nueva residencia y les dejaban sin servicio religioso. Unieron pues las fuerzas e hicieron las gestiones oportunas para que el obispado nos cediese la iglesia del Corpus Christi y se pudiese fundar aquí una residencia.

Iglesia del Corpus Christi, Granada Introducción Para hablar de la iglesia del Corpus Christi hay que remontarse muy atrás, a los años previos a la conquista de Granada, cuando en el campamento de Santa Fe nació una hermandad para asistir a los soldados que participaban en el asedio de Granada. Con el correr del tiempo esta institución piadosa cambió su antigua finalidad por la de albergue y curación de heridos, aprobó sus constituciones en 1525 y comenzó a construir un hospital en la calle Elvira. En 1614, con la creación de la hermandad del Santísimo Cuerpo de Cristo y la Misericordia, las funciones tradicionales se ampliaron con la asistencia y entierro de ajusticiados, el albergue de peregrinos y la atención a sacerdotes pobres. Posteriormente se llamó hermandad de la Paz y Caridad. Como consecuencia del auge que iba adquiriendo la hermandad ven necesario la reconstrucción y ampliación del edificio. En 1654 Alonso Cano realizó el diseño de la portada de la nueva iglesia, aunque la obra no se llevó a cabo hasta después de su muerte. El patrimonio artístico de la cofradía debió de ser importante, ya que los pintores, escultores, orfebres con más renombre en Granada pertenecían a dicha hermandad y en su iglesia fue enterrado en 1646 el escultor Alonso de Mena (talló la imagen de Nuestra Señora de Loreto del antiguo convento del Albaicín). Sin embargo, el paso de los franceses y la desamortización hicieron desaparecer buena parte de este patrimonio. Queda para los Agustinos Recoletos, llegados en 1899, la ardua tarea de restaurar lo que quedó y sustituir lo perdido por las nuevas devociones agustinianas.


343 Arquitectura La portada, de mármol de Sierra Elvira, se compone de dos cuerpos: el vano con seis molduras y encima un arco saliente de medio punto cuyo centro ocupa un relieve de la Caridad y a ambos lados dos medallones de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista. Sobre el dintel de la puerta aparece el escudo de la hermandad con los símbolos eucarísticos coronados por la tiara pontificia y las llaves cruzadas de san Pedro. Estos mismos símbolos, también presentes en la decoración interior, nos están recordando que la hermandad era de institución pontificia, dependiendo directamente de la Basílica de san Juan de Letrán en Roma y no sometida a ningún obispo. Del resto de la fachada, hecha de ladrillo visto, sobresale la torre erigida en el ángulo izquierdo. Se compone de dos cuerpos: el primero está integrado en la fachada, el segundo se eleva exento sobre el alero del tejado y está formado por dos arcos de medio punto en cada cara para huecos de campanas y rematado por un amplio alero. Las campanas son dos: una data de 1734 y lleva el nombre de san Juan Evangelista, la otra, con el nombre de san Agustín, es de 1914. El interior del templo es de reducidas dimensiones; tiene tres naves y la planta central es de cruz griega con coro a los pies. El crucero se cubre con una cúpula de media naranja, mientras que los cuatro brazos de la cruz lo hacen con bóveda de cuarto de esfera. La transición del paso del espacio cuadrangular al esférico se realiza mediante pechinas (superficies triangulares cóncavas) en las que nos encontramos unos lienzos circulares llamados tondos. La decoración es típicamente barroca, profusa ornamentación vegetal a lo largo de sus muros, yeserías sobre la cúpula y el ábside, hasta el punto de que apenas quede algún espacio libre en su superficie. Esta decoración es obra de José Matías Sánchez en 1691. La capilla mayor, con ábside en forma de semicírculo, se decora con hornacinas de mármol rojo y negro y ángeles de madera en su interior. Reformas llevadas a cabo en 1922 hicieron desaparecer la escalera central que subía al altar, ganando la iglesia en espacio y el presbiterio quedó rebajado en su altura. Se ha sustituido el antiguo expositor de estilo barroco por un tabernáculo de gusto neoclásico, que consta de un cuerpo central y dos arcadas laterales con columnas de bronce dorado y dos ángeles arrodillados, tallados en madera policromada, llevando una antorcha para alumbrar el Santísimo Sacramento representado en un paño por una custodia sostenida por dos ángeles. Remata el templete un Crucificado de talla y completa el conjunto un sagrario de plata repujada. En los brazos del crucero nos encontramos con dos altares de estilo barroco con tres calles cada uno y nichos para albergar imágenes; son de grandes proporciones, pero de valor relativo. Hay, además, otros dos altares más pequeños en las naves laterales.


344 El púlpito, que ahora hace de ambón, es de mármol gris de Sierra Elvira y está adornado con medallones de mármol blanco y alabastro sobre fondo dorado, en el paño central el escudo de la Orden y en los laterales dos padres de la Iglesia occidental: san Agustín y san Ambrosio. El pie del púlpito sostiene ahora una cruz de forja en el centro del patio del convento y los medallones de san Gregorio y san Basilio decoran la pared de dicho patio. Escultura — Cristo atado a la columna, obra realizada por Baltasar de Arce en 1564. Es una escultura de tamaño natural y un poco inclinado hacia adelante; presenta una complexión muy enjuta y a la vez de musculatura muy exagerada, rostro en violento escorzo y abundante cabellera. Se encuentra a los pies del templo, en la parte izquierda.

— Dolorosa de vestir. Presenta las manos típicas de la escuela granadina, es decir, entrelazando los dedos. Se encuentra a los pies del templo, en el lado de la epístola, en una hornacina realizada en el propio muro.

— Nuestra Señora de la Consolación y Sagrada Correa, obra de Francisco Font adquirida en 1905. Es una talla de madera de 1’60 m de altura. El Niño está de pie sobre unas nubes al lado izquierdo de la Virgen que lo está sosteniendo. Ambos están mostrando la correa a los fieles. Se encuentra en el retablo del crucero, en la parte izquierda. Fue una donación de D.ª Josefa Moreno Agrela. — San Rafael y santo Tomás de Villanueva con un niño son las imágenes que completan este retablo. Estas imágenes proceden, probablemente, del convento del Corpus Christi de las Agustinas Recoletas.

— San Agustín. Es la primera talla de gran envergadura que realiza D. José Navas Parejo (1907). Es de madera y de mayor altura que la humana. Representa al santo como obispo, con báculo en la mano izquierda y el corazón inflamado de fe, amor y caridad en la derecha; le sirven de pedestal sus libros y tres bustos, símbolo de los herejes. La cabeza del santo tiene mucho carácter y enérgica y vigorosa expresión. Se encuentra en el retablo del crucero, en la parte derecha. Fue regalo de D.ª Vicenta Soriano.

En las calles laterales del mismo retablo se encuentran las imágenes de santa Mónica y san Antonio de Padua. — Santa Rita de Casia. Es una imagen de las de vestir, adquirida en 1903 con la aportación de los fieles; el hábito, bordado en oro por las religiosas del Real Colegio de Santo Domingo, es donación de D.ª Vicenta Soriano. Está


345 colocada en su altar, a la izquierda del templo y acompañada de las imágenes de santa Juliana de Cornelión y santa Clara de Montefalco. — Imagen de san José con el Niño de pie sobre nubes. Es obra de Manuel Jiménez y se adquirió en 1903 en los talleres Tena de Valencia. Se encuentra en su altar, en la parte derecha del templo. — San Nicolás de Tolentino. Lleva puesto el hábito recoleto porque es una imagen de vestir. Se encuentra en la nave derecha pero no tiene altar propio. — Dos bustos de Ecce Homo y Dolorosa a la entrada del templo. — En la capilla de la comunidad hay un Crucificado de tres clavos atribuido a Pablo de Rojas (1549–†1611). Rojas talla los Cristos para mirarlos de cerca, frente al que reza, los humaniza para que conmuevan al que los contempla. El paño de pureza se sujeta con cuerda, formando dos nudos: uno colgante y otro pequeño en el lado opuesto. Se conserva también una Inmaculada de la escuela granadina del estilo de Mena.

— Otro Crucificado más pequeño que el anterior, de cuatro clavos, de principio del s. XVII.

— Un órgano con ocho registros, adquirido en 1920, obra del organero granadino D. Pedro Ghys.

Pintura — Dos pinturas de José Risueño (1665–†1732): san Juan Bautista Niño y el Buen Pastor. Se encuentran sobre las puertas de los sagrarios de los retablos de Nuestra Señora de la Consolación y san Agustín respectivamente. — Las pechinas de la bóveda que cubre el presbiterio se decoran con lienzos de san Juan Bautista y san Juan Evangelista, representando el Antiguo y Nuevo Testamento; las cuatro del crucero, con santos fundadores: san Francisco de Paula, san Juan de Mata, san Juan de Dios y san Benito. En el cuarto de esfera de la cabecera del templo aparece un lienzo ovalado de mayor tamaño que los anteriores representando al Salvador y en el de los pies, una Inmaculada muy deteriorada. En el frontal de la nave derecha hay un cuadro de una Virgen con Niño y san Juanito. Todos estos lienzos se atribuyen a Pedro Atanasio Bocanegra (1638–†1689). — La cúpula de media naranja está decorada con fajas que la dividen en ocho espacios: cuatro se encuentran abiertos por una ventana ovalada, la más cercana al presbiterio lleva grabada la tiara pontificia y las llaves de san Pedro; los otros cuatro llevan lienzos circulares representando santos agustinianos: san Agustín, santa Mónica, santo Tomás de Villanueva y santa Rita de Casia.


346 Sobre los arcos formados en el crucero y presbiterio hay pintadas cinco escenas de la vida de san Agustín y una de los mártires del Japón. Este grupo de pinturas es obra de Luis Palomares en 1922. — En el ático central del retablo de la Virgen de la Consolación aparece un lienzo de la Santísima Trinidad del pintor Luis Jiménez Aranda (1845–†1928), copiando el famoso cuadro del retablo de la Santísima Trinidad de la catedral de Granada. — En la residencia de la comunidad se conservan varias obras de escuela: una Adoración de los Reyes (s. XVII); un Pentecostés (segunda mitad del s. XVII); una Asunción (s. XVIII) y un san Juan Nepomuceno, protomártir de la confesión (s. XVIII). — Una pintura firmada por Ojeda (1835–†1904) representando la Curación del Siervo del Centurión. — Un cuadro de santo Tomás de Villanueva, copia del de Murillo, y un san Agustín en éxtasis, de rodillas, contemplando un corazón rodeado con la leyenda “Inquietum est cor meum donec preveniat ad te”. — Hay tres obras que merecen mención aparte. La primera es un óleo sobre lienzo (244 x 175 cm) del Bautismo de Cristo o Santísima Trinidad Eucarística, de Pedro Atanasio Bocanegra, cedido para exponer en varias ocasiones. Lo describen así: “Sobre un paisaje crepuscular de bellas tonalidades azuladas aparece en su centro la solemne figura de Cristo, de pie, con la mirada dirigida hacia la izquierda donde se sitúa el Bautista. Jesús viste una elegante túnica de color violeta que recoge con su mano izquierda. Junto a él está San Juan Bautista, de espaldas al espectador y girado hacia el centro mientras señala con el dedo índice las Tres Divinas Personas de Santísima Trinidad alineadas sobre la cabeza de Cristo. Viste la acostumbrada piel de camello y porta en la mano izquierda el cayado crucífero con la filacteria ECCE AGNUS DEI. El pelo largo y la barba corta nos indican su condición de santo eremita y penitente. Una túnica de color púrpura cuelga de su antebrazo izquierdo tapando su espalda hasta tocar con el suelo uno de sus extremos. En el lado derecho, dos bellísimos ángeles contemplan la escena con recogimiento… La Sagrada Forma situada sobre la cabeza de Jesús es una originalidad iconográfica ideada por el autor para esta obra. En efecto, esta imagen simboliza el hecho misterioso y real de la presencia de Cristo en la Eucaristía, dado el carácter eucarístico de la hermandad asistencial del Hospital del Corpus Christi de Granada, a la que pertenecían como cofrades la mayoría de los artistas granadinos” (Cfr. Del libro editado con motivo de la Exposición Antigüedad y Excelencia sobre el Barroco Andaluz, p. 248, Junta de Andalucía–Consejería de Cultura, año 2007).


347 — La segundo es un lienzo de Cristo curando al ciego (segunda mitad del s. XVII), obra de Melchor de Guevara, discípulo de Juan de Sevilla. — Y la tercera, una Inmaculada Concepción del pintor Francisco Bayeu (1734–†1795). Orfebrería — Custodia, Cáliz y Copón, obras del artista cordobés D. Rafael G. Ripio de principios del s. XX. La Custodia mide 79 cm de altura y van en ella colocadas con exquisito gusto 889 piedras preciosas. Es de estilo gótico bizantino y su peso es de 300 onzas de oro y plata. Lleva en el pie tres estatuas de plata oxidada representando las tres virtudes teologales y en el basamento otras seis de menor tamaño y santos de la Orden alrededor del viril. El Cáliz es del mismo estilo con patena y cucharilla, todo ello dorado a fuego y con 397 piedras preciosas. El Copón es de plata de ley sobredorado y con cerca de 500 piedras preciosas. — Otra Custodia del s. XVIII y distintos cálices y copones. — Entre la variedad de Relicarios conservados destacamos dos: un curioso Lignum Crucis con auténtica de 1867, contiene todos los atributos de la Pasión a lo largo de la cruz que conforma el relicario, el otro, de 1918, guarda las reliquias de san Agustín, santa Mónica, santa Rita, santo Tomás de Villanueva, san Nicolás de Tolentino y santa Clara de Montefalco. Como pie tiene un ramo de flores, simbolizando las virtudes en que más sobresalen los santos representados y termina en una granada; en medio están las capillitas con las reliquias de los santos mencionados. Es de plata, sobredorado y con abundantes piedras preciosas y está hecho en Granada. — Una corona de la Virgen de la Consolación, rematada con el escudo de la Orden. — Sagrario de plata repujada con la imagen del Buen Pastor en la portada y las de san Agustín y san Juan de Sahagún en los lados, obra de D. José Navas Parejo. Ropas — Un terno blanco compuesto por casulla, dos dalmáticas y dos paños de hombros de raso blanco bordado en oro policromado por las Madres Trinitarias de Granada y una capa pluvial de idéntica riqueza y gusto, obra de las Agustinas Recoletas de Lucena.


348 — Varios estandartes de las distintas cofradías: san Nicolás, la Consolación, san Agustín y dos de santa Rita, todos lujosamente bordados. Decoran ahora los pasillos del patio. Biblioteca Con la última reforma de la residencia, 1999–2001, ha quedado un amplio espacio, amueblado con carpintería de roble, para biblioteca y archivo. Los adelantos de la técnica y el trabajo del P. Domingo han hecho posible que se pueda consultar con facilidad, pues ya está totalmente informatizada. Entre los numerosos libros y documentos que posee, destacan para su estudio y cuidado: — Todos los libros, documentos y pergaminos que hablan del hospital del Corpus Christi y de la hermandad en él fundada, muchos de ellos de los siglos XVI, XVII y XVIII. — Y, en relación con nuestra Orden, estos libros:

1. RITUAL DE LOS AGUSTINOS DESCALZOS. 528 páginas. D. Antonio de Benavides y Bazán, Patriarca de Indias… da licencia a Fr. Agustín de San Bernardo, Vicario General de los Agustinos Descalzos, para que puedan imprimir por una vez en esta Corte ochocientos cuerpos de un Ritual tocante a su Sagrada Religión. El texto está en latín, encuadernado en piel y con cerrojos delanteros y se editó en Madrid en 1685.

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3. LIBRO DE LA HERMANDAD Y COFRADÍA DE LA SAGRADA CORREA DE NUESTRO P. SAN AGUSTÍN. Es una lista con los hermanos cofrades entre los años 1752–1898.

EMBRIOLOGÍA SAGRADA, un curioso libro editado en Manila, en 1856, por el P. Gregorio Sanz de san Antonio de Padua de los Descalzos de san Agustín y cura párroco de Mandaue en la provincia de Cebú. Tiene 258 páginas y abundantes ilustraciones.

Conservación del Patrimonio Se han restaurado en los últimos años algunas pinturas: el Bautismo de Cristo, Curación del siervo del Centurión, Cristo curando al ciego y la Inmaculada de Bayeu. En la actualidad se está restaurando el cuadro de la Virgen con Niño y san Juanito. También las imágenes del Cristo atado a la columna, santa Rita, Virgen de la Consolación, san Nicolás de Tolentino, santo Tomás de Villanueva y san Rafael.


349 El templo presenta, sin embargo, un aspecto deteriorado y sombrío a falta de la pronta llegada de un presupuesto restaurador que devuelva lozanía y esplendor a sus decorados 1.

Residencia de Motril (Granada) Introducción Pocos meses después de nuestra llegada a Granada, a raíz de la visita de un religioso a las monjas Nazarenas de Motril, surge la posibilidad de fundar una residencia en dicha ciudad, y nuestros frailes, siempre emprendedores, comienzan a hacer gestiones para llevarla a cabo. Se entrevistan con el Sr. Arzobispo, D. José Moreno Mazón, y le solicitan la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, que en esos momentos está cerrada al culto y en total abandono, como lugar de trabajo y apostolado. La presión de Nazarenas por ver cumplido el viejo deseo de tener frailes agustinos que las atiendan, la promesa de cesión de una casa por parte de una familia motrileña y la confianza de nuestros religiosos en este proyecto hacen que la fundación se lleve a cabo a primeros de mayo de 1899 y que, de forma verbal, se les ceda el templo pocos días después.

La iglesia de La Victoria Corría el año 1572 cuando el común de la villa de Motril se dirige al Provincial de la Orden de Mínimos de la Victoria de san Francisco de Paula para que fundasen casa en esta villa costera porque carece del suficiente número de eclesiásticos para atender a la población. En 1580 se posesionan de un solar del regidor D. Alonso Contreras en el extremo sur de la villa y los herederos de Francisco Ramírez de Madrid donan el antiguo cementerio musulmán que está al lado. Comienzan entonces a levantar el convento para continuar luego con la iglesia y el claustro. Los frailes Mínimos permanecieron aquí hasta la desamortización en 1835. A partir de este momento todo el conjunto monacal quedó abandonado y puesto a pública subasta. El presbítero Cecilio Galindo logró comprar la iglesia por 25 duros y durante algún tiempo siguió abierta al culto, pero luego se cerró. Hacia 1876 es designado capellán D. Ricardo González Arroyo y la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias celebra en ella su novena; el templo depende ahora de 1. Durante el año 2010 se ha llevado a cabo una profunda reforma de pintura e iluminación del templo, devolviéndole su belleza original.


350 la Curia de Granada y funciona durante unos años como capilla aneja a la iglesia de la Encarnación, luego vuelve a cerrarse y así la encontraron los Agustinos Recoletos a su llegada. El templo poseía artesonado mudéjar en la nave y otro renacentista más valioso en el coro; retablo de dos cuerpos en al capilla mayor con la imagen de Nuestra Señora de la Victoria en la parte central; dos altares de estilo plateresco procedentes del desaparecido convento franciscano y un Crucifijo de tamaño natural atribuido a Pedro de Mena de la misma procedencia; una imagen de santa Ana con la Virgen en su regazo, de la escuela de Alonso Cano; san Blas, san Antonio de Padua, Virgen del Pilar y retablo e imagen de san Francisco de Paula en su capilla. La labor primera de los religiosos fue adecentarla y dotarla de los elementos necesarios para el culto, sobre todo ornamentos y vasos sagrados. En la medida de sus posibilidades económicas y con la ayuda de familias bienhechoras, se van introduciendo también devociones e imágenes propiamente agustinianas. Así desde el primer momento se funda la Archicofradía de Nuestra Señora de la Consolación y se coloca su imagen en un altar lateral; san Agustín y san José aparecen en el retablo del presbiterio a ambos lados de la Virgen de la Victoria; en el cuerpo superior del mismo retablo pusieron una imagen del Sagrado Corazón de Jesús al introducir el Apostolado de la Oración en diciembre de 1900; la cofradía de santa Rita se fundó en junio de 1902 y en un altar lateral se colocó su imagen vestida con hábito recoleto; también se adquirió una imagen de san Nicolás de Tolentino. Todas estas imágenes son del artista catalán Francisco Font. Pero las verdaderas obras de restauración hubieron de esperar hasta 1917. Se rebaja todo el perímetro que abarca el altar mayor, dejándolo al nivel de la sacristía; se rellena todo el piso de la iglesia hasta ponerlo a la altura de las capillas para evitar la humedad; se sustituyen las viejas celosías que había alrededor de la iglesia por artísticos ventanales para dar más luz y ventilación; se colocó piso nuevo de mosaico en iglesia, capillas y sacristía; se cambió la mesa del altar mayor y se puso barandilla nueva en el coro; se decoró y pintó el retablo del altar mayor y la cúpula; y se pintó toda la iglesia. Al colocar el baldosín en el piso, se cerraron varias criptas, sólidamente construidas con bóvedas de piedra o ladrillo. Se distribuían así: una en el presbiterio, lugar de enterramiento de las familia Contreras; otra en la capilla de san Francisco, para sepultura de los religiosos; había dos más en sendas capillas laterales y otra, muy espaciosa, en la sacristía. Las obras de albañilería fueron dirigidas por el maestro Pedro Ruiz, de Motril, y las de pintura y decorado por Antonio Mariscal, de Granada. Terminadas las obras, tuvo lugar la solemne inauguración con un triduo al Corazón de Jesús que comenzó el 28 de junio.


351 Quizá pensaron nuestros religiosos que una reforma así sería la definitiva y que, con el oportuno mantenimiento cada cierto tiempo, tendrían iglesia para muchos años. Sólo pensamientos humanos… Pues, declarado el estado de guerra, el 25 de julio de 1936 detienen y ejecutan a todos los miembros de la comunidad, destruyen los altares e incendian la iglesia, que queda sin techumbre, reducida a un montón de escombros. Terminada la contienda, la comunidad intenta recuperar lo que es suyo, pero, con la iglesia en ese estado y el convento en ruina total, han de esperar hasta 1948 para volver; a 1953 para el comienzo de la restauración de la iglesia; y al 1 de septiembre de 1957 para abrirla de nuevo al culto. Hubo que comenzar de cero. Por eso habrá que decir desde ahora que el patrimonio artístico conservado es escaso y el valor de lo que poseemos, más bien, sentimental. Arquitectura Se conserva la portada de estilo manierista, de mármol gris de las canteras motrileñas del cerro del Toro, construida en 1610 y atribuida a Pedro Cano. Consta de dos cuerpos: el bajo, con arco de medio punto entre pilastras con cartelas, y el segundo, con una hornacina en forma de concha o venera y dentro de ella la imagen del Buen Pastor (moderna) y completada con dos pirámides en los extremos. Originalmente existía una sola torre en la parte izquierda a los pies del templo. En 1964, al remodelar la parte externa, se trasformó la torre originaria y se construyó otra simétrica en la parte derecha, ambas son de planta rectangular con dos cuerpos de altura, coronadas por arcos de medio punto donde se ubican las campanas. Se abrieron dos ventanas para dar luz al coro y toda la fachada se repelló y se coronó con una cruz de hierro entre las dos torres. El exterior del templo aparece también enfoscado y pintado en estas fechas, perdiendo así el encanto de los muros protobarrocos de ladrillo y cajón de mampostería vistos. Se sabe también que la campana mayor de la vieja torre fue llevada a la parroquia de la Encarnación antes de la llegada de nuestros frailes. En la actualidad existen tres campanas con el mismo origen, fundición de Constantino Linares de Carabanchel Bajo (Madrid) y del mismo tamaño las tres; dos llevan nombre y fecha: una, Purísima Concepción y san Agustín, año 1921, y la otra, Sagrado Corazón de Jesús, año 1926. A partir de 1988 se han electrificado. El interior de la iglesia, a pesar de haber perdido en parte su decoración, imágenes y armadura de madera, ha conservado con pocas modificaciones su obra de fábrica. Tiene planta rectangular, constituida por una espléndida nave de 22 m de largo por 8 de ancho, con cinco capillas a cada lado, poco profundas y comuni-


352 cadas entre sí. La solería actual es de mármol blanco colocado en la reforma de los años cincuenta y el precioso zócalo en piedra de mármol rojo de Alicante se terminó de colocar en 1964. La capilla mayor es más estrecha que la nave, mide 7 m de largo por 6 de ancho; se accede a ella a través de un arco de medio punto profusamente adornado en yesería barroca. Se comenzó a labrar en 1600 y se terminó en 1604; aparece decorada con un artificioso estilo manierista y constituye el antiguo enterramiento de la familia de Alonso Contreras y Ana Gutiérrez, su mujer. La capilla mayor se cubre con cúpula ciega sobre pechinas decoradas con motivos heráldicos de yeserías, representando a los reinos de España. En los muros laterales aparecen cartelas con leyendas de la fundación y unos sitiales decorativos construidos a modo de puertas y coronados con los escudos de la Orden Agustiniana en la parte izquierda y de la Provincia de santo Tomás de Villanueva en la derecha. La pared frontal es la que más cambios ha experimentado, pues cuando abrieron el templo en 1957 aparecía en el centro la imagen de santa Rita; después, a partir de 1964, se colocó un paño de terciopelo verde y sobre él un Crucificado; la última reforma, con motivo del centenario de nuestra presencia en Motril, es de estructura clásica, aparecen dos pilastras adosadas a la pared, que enmarcan al Cristo Crucificado que preside el altar, que sostienen un frontón abierto y rematado por una ventana geminada que ilumina el espacio de la capilla. En el entablamiento aparece una leyenda en latín: “Anima una et cor unum in Deum”. A izquierda y derecha, las imágenes de la Virgen de la Victoria y san José. En 1968 se instaló un altar de mármol traído de Valencia y cuyas columnas llevan grabadas las clásicas uvas y espigas formadas con piedrecitas de colores. La capilla del Sagrado Corazón de Jesús se abre en el lateral derecho. Fue costeada por D.ª María Cuevas en memoria de su difunto esposo, D. Fernando Moreu, en 1957. Consta de un altar con estilo neobarroco que preside la imagen del Corazón de Jesús y sobre él una pequeña cúpula; el retablo, en su conjunto, simboliza a Jesucristo entronizado con los atributos de la cruz en el fondo. La puerta del sagrario está dedicada al Año Santo del Congreso Eucarístico celebrado en Granada. Todo el conjunto es el primer trabajo de Manuel González Ligero en este templo. La capilla se cierra con un enrejado en forja diseñado por el mismo autor y realizado por el maestro Miguel Durán. En 1990 quedó remozado el altar de santa Rita según proyecto de D. Manuel González Ligero y, en 1994, el mismo autor terminó la capilla de Cristo de la Salud. La iglesia posee coro a los pies, sustentado por un arco escarzado o rebajado y cerrado con una balaustrada de madera. Antiguamente poseía una sencilla sillería de poco valor artístico que fue llevada a nuestras hermanas Nazarenas antes de nuestra llegada.


353 Del antiguo convento sólo se ha conservado en la pared oeste del colegio la portada de entrada construida en piedra gris de la cantera del Cerro del Toro, rematada con dos pináculos en los extremos y el escudo de la orden de los Mínimos de la Victoria. Escultura Gran parte de las imágenes actuales no poseen mucho valor artístico, ni están firmadas por su autor, pero sí sentimental; la mayoría son de cartón piedra y han ido sustituyendo, a partir de 1950, las antiguas, quemadas o desaparecidas durante la guerra.

— Imagen del Buen Pastor en la hornacina de fachada de entrada. Es de piedra artificial (cemento blanco y marmolina de color beige) y realizada por González Ligero para ocupar el espacio de la desaparecida de san Francisco de Paula. Se bendijo el 30 de octubre de 1966.

— En la fiesta de Cristo Rey de 1964 se bendijo una imagen de Jesús Crucificado, de tamaño natural, hecha en cartón piedra y adquirida por el P. Eugenio Gallástegui en la casa Caderot de Madrid. Como la familia que la costeó era devota del Cristo de la Salud de Santa Fe, a esta imagen se le da culto con este nombre: Santo Cristo de la Salud. En pocos años se ha convertido en una de las imágenes más veneradas de Motril. Desde 1966 es la imagen titular de la cofradía del Santísimo Cristo de la Salud, popularmente conocido como el Cristo de los Estudiantes, y constituida por antiguos alumnos del colegio san Agustín. Se procesiona el miércoles santo y es portada horizontalmente y a mano alzada. — Virgen Dolorosa, Nuestra Señora del Mayor Consuelo. Es una imagen de vestir del escultor granadino Mariano Roldán Esturillo, copia de la que existe en Hospitalicos. Se bendijo en 1995; está colocada en la capilla del Cristo de la Salud y se procesiona con Él. — Sagrado Corazón de Jesús. Es una talla que realizó González Ligero para la capilla del mismo nombre. — Virgen de la Consolación, obra en cartón piedra. La Virgen sostiene al Niño con el brazo izquierdo y en la mano derecha porta la correa como símbolo de la castidad. Se adquirió también en la casa Caderot y se bendijo en octubre de 1964. Está colocada en una hornacina en la primera capilla de la derecha.

— El Libro de Cosas Notables cuenta que hasta 1967 no existía imagen de san Agustín ni en la iglesia ni en colegio y que, para celebrar el triduo de su fiesta, 24 de abril, debían subir cada año a las Nazarenas. Este año se compró


354 una talla del santo y se colocó en un nicho que hay en la salida de la iglesia al patio del colegio. San Agustín aparece vestido de pontifical: alba, capa y mitra, portando en la mano izquierda un libro cerrado y el báculo y, en la derecha, un corazón como signo de amor. — Santa Rita. Es una imagen de vestir del escultor granadino Antonio Martínez Olalla que sólo talló el rostro y las manos. Está vestida de terciopelo negro y lleva un crucifijo entre las manos y la espina en la frente. — Adoración en el Huerto de los Olivos, de madera policromada, es de Manuel González Ligero. La composición consta de un Señor orando de rodillas con las manos extendidas hacia abajo y un ángel que le anuncia el sufrimiento que va a padecer. Son las imágenes titulares de la cofradía de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos que se procesionan todos los lunes santos desde 1989.

— Imagen de María Santísima de la Victoria. Es una Dolorosa que acompaña al Huerto de los Olivos en su paseo procesional y es obra del escultor sevillano Pedro de la Rosa.

— San José. Es una obra tallada en madera y policromada su túnica en azul y el manto en tonos marrones, lleva Niño Jesús sostenido sobre su brazo derecho y ligeramente encorvado. San José dirige la mirada al Niño en actitud de atención y cuidado. La imagen fue traída por el P. Amancio Macua de Madrid.

— El Cristo Crucificado que preside el altar mayor procede de talleres malagueños y ha sido realizado en cartón piedra. Se adquirió hacia 1964.

— La Virgen de la Victoria. Es una obra barroca tallada en madera policromada, en el brazo izquierdo sostiene el Niño Jesús que porta un cetro como símbolo del poder real. Fue traída también de Madrid.

Pintura — Existen en el coro dos lienzos de gran formato, representando un Cristo crucificado, copia del Cristo de Velázquez, y una Inmaculada Concepción; ambos son de estilo barroco, pero sin fecha y autor conocido. — Cuadro de los mártires de Motril del pintor granadino Antonio Molina Torres. Es una pintura al óleo enmarcada por una gruesa moldura en forma de arco de medio punto y que cubre todo el frontal de la capilla donde se encuentra. El cuadro muestra, en una misma unidad visual, los dos mundos alegóricos: el terrenal y el celeste. El primero ocupa el plano inferior de la composición, situando en hilera los retratos de los siete mártires agustinos y el sacerdote diocesano. El segundo está representado por la patrona de Motril, la Virgen de la Cabeza. Muestra entre nubes su ascensión al cielo, quedando en se-


355 gundo plano, como símbolo de Motril, el Cerro de la Virgen. Destaca en esta composición el contraste cromático establecido entre el negro de los hábitos de los frailes, que inunda todo el plano inferior, y el animado colorido del plano superior. Es como representar en un mismo plano visual la muerte y la vida. La muerte simbolizada mediante el luto del sacrificio de las víctimas religiosas y la vida representada por la Virgen como madre y protectora de la vida después de la muerte. Orfebrería El sagrario, obra de Navas–Parejo, es de plata repujada. Presenta la estructura clásica de una caja rematada por un frontón donde aparece el escudo de la Orden. En la puerta se encuentra grabada la imagen del Buen Pastor. Conservación del Patrimonio La imagen del santo Cristo de la Salud, deteriorada por el continuo manoseo de sus devotos, hubo de restaurarse en 1993; al hacerlo, D. Manuel González Ligero sustituyó el cartón piedra por madera desde unos tres centímetros por debajo de la rodilla. Las imágenes de la Virgen de la Consolación y san José fueron restauradas por nuestras monjas Nazarenas en 1993. Con motivo de la beatificación y la colocación del cuadro de los Mártires se llevaron a cabo pequeñas reformas y se pintó el templo.

Convento de Monachil (Granada) Introducción Restaurada la Provincia de santo Tomás de Villanueva, necesitaba casas de formación donde se pudiera preparar un personal joven, apto y selecto para la misión. Con tal fin se estableció la Casa-Noviciado de Berlanga de Duero y allí se comenzaron a impartir también las clases de filosofía. Sin embargo, una sola casa de formación para toda la carrera eclesiástica resultaba insuficiente. Se necesitaba disponer al menos de otra para los estudios teológicos y así escalonar por etapas la larga preparación para el sacerdocio y el ministerio apostólico. Fue el P. Gregorio Tejero, primer Provincial de la Provincia restaurada, quien se decidió a solucionar esta urgente necesidad buscando en Andalucía un lugar digno para este fin. En 1912 adquiere un sólido edificio de tres plantas, construido


356 por D. Francisco Javier Castillo Rosende para ser fábrica de tejidos, nombrada de Santa Cándida, pero que su actual propietario, D. Rafael López Atienza y Compañía, había puesto en venta porque el negocio estaba en quiebra. El lugar era ideal, pues estaba situado a pocos kilómetros de Granada, en pleno campo, en el Barrio de Monachil. Firmadas las escrituras de compra el 22 de agosto de 1912, se comenzó a desmontar la maquinaria y a acondicionar el edificio con tal rapidez que, en octubre siguiente, quedó establecida la vida conventual y estudiantil con la llegada de los primeros teólogos y profesores. Arquitectura El primer sueño y la ilusión de nuestros religiosos desde su llegada a Monachil fue disponer de iglesia, un lugar espacioso y digno donde cantar cada día las alabanzas del Señor. Pero dificultades económicas y otras prioridades fueron retrasando el proyecto hasta 1917. Se decidió ubicarla en la parte meridional, en la prolongación del ala izquierda del edificio que confina con la huerta. La obra se comenzó el primero de agosto, según planos del ingeniero Cleofás Zubeldia y bajo la dirección del maestro D. Antonio Montes. Los materiales empleados fueron los mismos que en la vieja fábrica: piedra llamada de “almendrilla”, cal y ladrillo. Los trabajos se ejecutaron a buen ritmo, en pocos meses se levantaron las paredes y se cubrió el edificio. A primeros de diciembre se trabajaba en la construcción del coro y el solado, y a finales de febrero se comenzó con la decoración interior. En marzo ya tocaban la campana desde el nuevo campanario; en abril fue la bendición y traslado del Santísimo y, a primeros de julio, la consagración. El nuevo templo es amplio, 28 m de largo por 9 de ancho, consta de una sola nave cruzada por cuatro arcos decorados que descansan sobre ocho columnas. En las intersecciones de los arcos coronan la bóveda cinco grandes rosetones y la bóveda del presbiterio va cruzada por seis nervios con moldura. Toda la decoración es obra de dos artistas, D. José Romero y D. Mariano Martín, y los trabajos de pintura de D. Antonio Mariscal. El estilo del templo es imitación del renacentista. El retablo del altar mayor es de estilo bizantino y mide 4’5 metros de ancho por 9 de alto. Se compone de dos cuerpos. En primer término aparece el sagrario, cuya portada lleva una pintura al óleo de Jesucristo con el Cáliz y la Sagrada Forma en las manos; encima, el manifestador, ahora sin el antiguo templete sobre columnas; y en los laterales, dos hornacinas para albergar santos de la Orden. En la parte central del segundo cuerpo está colocado el hermoso cuadro de Ntra. Sra.


357 del Buen Consejo, el marco está ricamente tallado. Debajo del cuadro, la leyenda: “Mater Boni Consilii”. Todo el cuerpo del altar está sostenido por columnas y capiteles de la época y coronado por una hermosa cruz bizantina. Se colocó el 8 de abril de 1918. La mesa del altar es una pieza de mármol, 3 m de largo por 0’75 m de ancho y 0´07 de grosor, que descansa sobre ocho columnas. Los demás altares y retablos se fueron completando poco a poco y son también a imitación del estilo bizantino. Escultura — Cuadro relieve de Ntra. Sra. del Buen Consejo, de 1’52 m de largo por 1’16 de ancho, se colocó en el altar de la primera capilla en marzo de 1913, pero nada sabemos de su autor ni procedencia. — Estatua de san Agustín en el remate de la fachada, (1914). Aparece el santo vestido de pontifical con capa y mitra, con el báculo en la mano izquierda y una pluma en la derecha sobre unos libros abiertos que le hacen de pedestal. Es obra de D. José Navas–Parejo y lo mismo las imágenes que van llegando a la nueva iglesia en los primeros años. — Imagen del Sagrado Corazón de Jesús, es una talla de madera policromada al estilo bizantino, de 140 cm. Representa a Jesús, con la mano derecha en el pecho y la izquierda extendida. La costeó D.ª Jenara Anguita en 1919. — Imagen de san José, adquirida con la limosna de sus devotos en 1920. Esta imagen resultó ser pequeña para la hornacina del altar mayor donde debía ser colocada, pero el autor accedió a cambiarla por otra que hiciera juego con la de santo Tomás. San José es el patrón del Barrio de Monachil, tiene hermandad propia y su imagen se procesiona el día de su fiesta. — En 1922 D. José Díez de Rivera donó a nuestra iglesia la preciosa imagen de santo Tomás de Villanueva, representa al santo con un niño de la mano y está en la parte izquierda del retablo del altar mayor. — Para la parte derecha encargaron una imagen de san Nicolás de Tolentino en 1927 que hiciese juego con la de santo Tomás y la colocaron en el altar mayor, pasando la de san José al retablo actual. La composición de estas tres imágenes es idéntica, pues en todas aparece la figura de un niño vestido con túnica y de pie, al lado de la imagen titular. — Imagen de La Purísima, costeada por la familia de Eduardo Luzón, se colocó en un templete frente al púlpito. — Imagen de santa Rita de Casia se adquirió hacia 1920, aunque no tuvo altar y retablo propio hasta 1925.


358 — El grupo agustiniano, Virgen de la Consolación ofreciendo la correa a san Agustín y santa Mónica, se coloca en mayo de 1926. Concluimos diciendo que D. José Navas–Parejo es el artista de nuestra iglesia, ya que todos los retablos, la mayoría de las imágenes y hasta el mismo Vía Crucis tallado le pertenecen.

— Un Cristo de marfil, actualmente en la capilla del noviciado, de autor y fecha desconocidos.

— Un Crucificado de tamaño pequeño montado sobre una peana y que siempre estuvo colocado en el templete que remataba el sagrario. Parece que es una pieza con valor artístico, pero no se sabe fecha ni autor.

— La imagen de santa Rita, que presidía hasta hace poco el altar mayor, es obra tallada y policromada por D. Jesús García–Ligero en 1982 — Con motivo del centenario de la revista Santa Rita, febrero de 2005, se colocó en el patio una imagen de santa Rita realizada en bronce por el artista Julio Sera. Pintura — Un cuadro de mediano tamaño, copia verdadera de la Virgen del Buen Consejo que se venera en la Basílica de Genazzano, tan antiguo como la fundación y que ahora preside la sala de comunidad. No tiene valor alguno, pero es interesante la anotación que uno de nuestros religiosos hizo en la parte posterior:… “Cuando se tomó posesión de este colegio de Monachil, el día 29 de agosto de 1912, la Sra. D.ª Vicente Soriano,…, trajo consigo este cuadro, el primero que se ponía en la casa, para que Nuestra Señora del Buen Consejo tomara posesión del edificio y, junto con otras señoras de Granada que con ella se prestaron a limpiarlo y arreglarlo…, colocáronlo en la sala del actual provincialato rezando ante la imagen el santo rosario. Se anota esto para memoria de los venideros”. — El 29 de septiembre de 1918 se bendijo el nuevo cuadro de Ntra. Sra. del Buen Consejo, donado por la familia de D. Isidoro Pérez de Herrasti. Es una tabla de 1’50 m de alto por 1’23 m de ancho del artista hispalense Virgilio Mattoni (1842–1923). Es de estilo bizantino, siguiendo las tradiciones históricas y artísticas del original que se venera, desde el siglo XIV, en el convento agustiniano de Genazzano, población cercana a Roma 2. La pintura 2. En la Iglesia Basílica de Santa María del Convento Agustiniano de Genazzano se venera desde el s. XIV a la Madre del Buen Consejo… La Orden Agustiniana ha hecho de este título


359 representa el busto de la Virgen y el del Divino Niño fundidos en un cariñoso abrazo. — En la escalera central del convento hay un cuadro de los Discípulos de Emaús, sin fecha y autor conocidos, representa, en un atardecer, a Jesús presidiendo la mesa y partiendo el pan en presencia de dos discípulos. Conservación del patrimonio A lo largo de los 90 años de existencia, el templo ha sufrido arreglos y transformaciones. Destacamos como importante el cambio de la solería por mármol blanco y gris en dos fases: Presbiterio, con colocación de altar cara al pueblo aprovechando mesas y columnas de los altares laterales, año 1982; y la nave central, con sistema de calefacción por el suelo, en 1988. Unas grietas aparecidas en el 2005 aconsejaron cerrar el templo hasta que los técnicos solucionasen el problema. Después de unos meses de trabajo intenso, el templo fue restaurado y volvió a abrirse en el 2006.

uno de los motivos de su amor a María. La beata Petruccia, terciaria agustina, estaba empeñada, con su confianza en la intercesión de la Virgen María y san Agustín, en la reconstrucción de una pequeña iglesia confiada a los agustinos desde 1356 y que ahora amenazaba ruina. Deseaba que el templo fuera más grande y bello que el anterior y para eso contrató a los constructores y compró los materiales, pero al poco tiempo los recursos se terminaron y el trabajo quedó interrumpido indefinidamente. Los habitantes del lugar se burlaban de Petruccia, pero ella no se desanimó y recurrió a sacrificios y oraciones más intensas. La tarde del 25 de abril de 1467 alguien vio sobre el cielo azul una nube que bajaba lentamente; se detuvo en las paredes aún sin terminar de la iglesia y en su centro apareció una bellísima pintura de Nuestra Señora con el Niño Jesús. Todas las campanas del pueblo comenzaron a sonar. Nadie conocía la procedencia de la pintura ni la había visto antes. Llovieron gracias y ocurrieron milagros. Unos comenzaron llamarla Nuestra Señora del Paraíso; otros, Nuestra Señora de los Milagros. Poco tiempo después llegaron a Genazzano dos extranjeros procedentes de Scutari en Albania, buscando la milagrosa pintura. ¿Qué había sucedido? Cuando Scutari estaba a punto de caer en manos de los turcos, ambos pidieron consejo a la Virgen sobre qué hacer para mantener su fe católica en aquellas circunstancias. Esa noche vieron, asombrados, cómo la imagen se desprendía de la pared y elevándose por los cielos comenzaba a trasladarse lentamente hacia el oeste. Ellos la siguieron, cruzaron el mar Adriático y cuando la encontraron decidieron quedarse a vivir aquí, cerca de su Señora. El Santo Padre mandó examinar los extraordinarios acontecimientos y por el resultado de las investigaciones quedó convencido de que la pintura era verdaderamente la de Nuestra Señora del Buen Consejo, venerada durante siglos en el pequeño pueblo de Scutari. La iglesia fue terminada; luego se convirtió en una bella basílica… Desde esta fecha la devoción a Nuestra Señora del Buen Consejo se ha difundido entre el pueblo cristiano por medio de los agustinos. Genazzano sigue siendo hoy un lugar de peregrinación y devoción marianas; y así lo confirma el que haya sido visitado por varios Papas (Juan XXIII y Juan Pablo II son los últimos).


360 La imagen de san José fue restaurada por D. Jesús García–Ligero en 1988. Retablo del altar mayor, cuadro del Buen Consejo e imágenes de santo Tomás de Villanueva y san Nicolás de Tolentino, año 2008, por el equipo Gandhara de restauración de obras de arte y antigüedades. D.ª Elvira Jiménez López acaba de restaurar el cuadro relieve de la Virgen del Buen Consejo y ahora preside el comedor grande.

P. Fr. Antonio Álvarez Martínez, oar Colegio Santo Tomás de Villanueva Granada (España)


Capítulo 28.º El reto de las nuevas vocaciones Introducción Esta pequeña reflexión es fruto del análisis de la labor en pastoral juvenil vocacional que se ha venido haciendo en los últimos años en nuestra Provincia. He pretendido, con elementos teóricos y aportaciones de autores expertos en la materia, sondear por qué derroteros va caminando la PV hoy. En esta visión predomina la óptica personal, que sin ser muy autorizada, viene avalada por los años en los que he estado trabajando en la PJV. Es una aportación más, que debe contrastarse y sumarse a la de tantos hermanos que han dedicado los mejores años de su vida y esfuerzos sin medida en el trabajo del Reino desde la PJV. No pretendo aportar en ningún momento soluciones mágicas, siendo consciente de que en PV no existen. Intento analizar con mirada agradecida el camino recorrido, buscando pistas esperanzadoras para un futuro inmediato, a la vez que algunas respuestas a estas preguntas: ¿Por qué se le ha dado y venimos dándole tanta importancia a la Pastoral Juvenil en nuestra Provincia? ¿Qué frutos se espera de ella? ¿Es posible hacer una pastoral juvenil más encarnada y estructurada? Si Dios sigue llamando, ¿dónde están los llamados? Partir de algunos principios generales posibilita, a mi juicio, traducir y extraer conclusiones aplicadas a un contexto determinado: ministerio local y área geográfica.

1.– Búsqueda en clave de inculturación Uno de los grandes logros de la vida de San Pablo fue encarnar y traducir el Evangelio a la cultura de su tiempo. San Cirilo y Metodio, patronos de Europa, tradujeron la Sagrada Escritura a las lenguas eslavas en el siglo noveno. De esta


362 manera colaboraron y expandieron el Evangelio por nuestro continente. Ya más cercanos a nosotros, Robinson, Tillich y Bultmann, teólogos de envergadura, deben su éxito, según dice O. González de Cardedal, a su honradez en concebir a Dios y traducirlo en términos que sean inteligibles por sí mismos, antes que pronunciarlos a los oyentes. No quisieron inventar un Dios, ni una moral fácil, sino palabras y estilos nuevos para redescubrir al que no es ni viejo ni nuevo. Bastan estos ejemplos para comprobar que uno de los grandes retos que tenemos como cristianos y como religiosos en el s. XXI es seguir encarnando la Buena Noticia del Evangelio en nuestra cultura y ámbitos pastorales. La traducción, inculturación y encarnación (líneas pedagógicas necesarias) de la Palabra de Dios al hombre de hoy desde la vivencia de fe y experiencia de Dios debiera ser considerada prioridad evangelizadora. No se trata de inventar nada nuevo, pero sí de seguir buscando fórmulas y medios que nos posibiliten, desde una experiencia mística (creer y estar enamorado de Dios), el diálogo y la apertura a las necesidades y los anhelos del hombre de hoy. José Antonio Pagola publicaba hace unos años un artículo en el diario Vasco titulado “Vivir enamorado”. Creer, decía él, es estar enamorado de Dios. Ésta ha sido la constante en la tradición de la Teología mística. Tradición que arranca del cuarto Evangelio: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor”. Nada como el enamoramiento llena el corazón del hombre, lo libera, le vence y convence. Hablar y expresar este enamoramiento de mil maneras, con palabras y hechos, a la vez que presentar a este Dios enamorado y misericordioso en nuestra cultura, sigue siendo la clave vocacional por excelencia de todos los tiempos. Buscar el equilibrio entre la vivencia mística de nuestra experiencia religiosa y el continuo escrutinio del sentir y padecer del hombre de hoy en clave afectiva (acompañamiento directo con los jóvenes), no siendo fácil, es imprescindible. San Agustín, nuestro Padre, nos convence y pone en camino siempre en la búsqueda y en la transmisión de esta experiencia de Dios. Sólo Dios puede colmar las expectativas y anhelos del hombre de todos los tiempos: “Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Se entiende desde aquí claramente, que los cristianos y los religiosos, como decía la Carta a Diogneto que la Iglesia nos propone leer en tiempo de Pascua en Maitines, estemos llamados a ser el “alma del mundo”.

2.– Una pastoral con prioridad misionera y vocacional Si nuestra vida es una llamada a la existencia porque Dios lo ha querido. Si por la fe, que gratuitamente hemos recibido en el bautismo, todos estamos llamados a desarrollar esta semilla de Dios, en un continuo proceso de maduración y com-


363 promiso cristiano. Igualmente, estamos llamados a descubrir la vida como una vocación, una llamada de Dios en clave de discernimiento para saber dónde quiere Dios que colaboremos en la construcción de su Reino. Es decir, que ayudemos en definitiva a los demás para que sean felices, y yo sea feliz. No sé si, a estas alturas, todavía se tienen sospechas de si la pastoral vocacional debe ser importante o no en nuestros planes de acción ministerial (colegios, apostolados de diversa índole…), programas de acción formativa y proyectos de evangelización en general. La PV es la clave de toda pastoral. O es vocacional, o no es auténtica pastoral. Es conocido, sobre todo en Europa, el cambio de valores que nos viene acompañando en estos últimos años y lo que esto acarrea: laicismo imperante, desestructuración familiar, relativismo moral, pérdida de modelos de referencia… En este ambiente, hablar de pastoral vocacional y vocaciones se hace difícil. No es sólo complicado hablar de la vocación, sino que tampoco hay cultura vocacional que sustente decisiones de compromiso duradero. En alguna encuesta que años atrás les hacían a los jóvenes sobre los religiosos, venían a afirmar algo parecido a esto: realmente los admiramos, pero no como para comprometernos con esa vida. Como dice Amedeo Cencini, “la crisis de las vocaciones no es sólo una cuestión de número de aspirantes al sacerdocio, sino la crisis de todas las vocaciones”. Mirando la Sagrada Escritura comprobamos que Jesús sigue llamando en todos los tiempos y circunstancias, a todos y a cada uno de nosotros, a la única misión: el anuncio de la Buena Noticia: “Como me ha enviado a mí el Padre, así también yo os envío a vosotros” (Jn 20, 21). Y en otro lugar nos dice “Rogad al dueño de mies”. Motivos para la esperanza y para el trabajo vocacional los encontramos en estas palabras de Jesús. Llama la atención que la insistencia de Jesús sea siempre la siembra y no los resultados. El es el que envía, El es el que llama. A unos les corresponde sembrar, a otros cosechar. Para no vivir agobiados por el número de cuántos somos y cuántos años tenemos, estas palabras de Jesús se muestran luz y consuelo para el trabajo vocacional. El magisterio de la Iglesia nos ha venido recordando, con especial hincapié en los últimos años, la urgencia del anuncio de Salvación que nos trajo Jesús. Para esto, la Iglesia está llamada a anunciar tanto con la Palabra (contenido de la fe) como con el testimonio (EN 14). Teniendo en cuenta estas directrices, las traducciones y repercusiones para nuestra PV son directas e inevitables. Entre otras, marco algunas de las que considero más importantes: 1) La PV debiera estar insertada en una espiritualidad mística, como antes hablábamos, a la vez que desarrollada y planificada en clave misionera y


364 evangelizadora. Todos implicados, con planes y acciones concretas y coordinadas en esta dirección. Seguramente que sin grandes números y muchas mayorías. Muchos autores expertos en este campo, por ideas y resultados, aconsejan privilegiar el proceso con los pasos bien marcados en contenidos y objetivos. Antonio González Paz dice que “la única posibilidad de alumbrar vocaciones para la Iglesia, es una pastoral general lúcidamente programada y perseverantemente realizada por hombres y mujeres que vivan con pasión contagiosa el Evangelio”. Quizás tengamos que hacer reflexión y evaluación de todo nuestro trabajo pastoral, que no ha sido poco, para aplicarnos con decidido empeño y suma generosidad en esta tarea, reconociendo que todavía puede ser hoy el tendón de Aquiles de nuestra PV. 2) Insistencia en una PV que haga especial hincapié en el proceso catecumenal. Priorizando, como nunca, la dimensión de anuncio, la celebración creativa y experiencial, el servicio especialmente a los más pobres, y la comunidad como eje transversal. Se han dado pasos en la búsqueda de un itinerario común en las cuatro áreas de la Provincia. Sin dejar de trabajar esta propuesta, la insistencia, más en España, debiera ser marcar las etapas con especial interés en el acompañamiento y crecimiento del grupo local. Especial insistencia habría que seguir haciendo en los retiros de evangelización, posibilitando experiencias de fe profundas (Taizé, Camino de Santiago…), y con continuidad en los objetivos, equipos y procesos. 3) Objetivo de todos los religiosos que trabajan en la pastoral vocacional, así como de nuestros agentes, debiera ser la formación permanente. La sociedad en la que vivimos, cada vez más tecnificada, está formando al hombre de hoy con poca reflexión y quizás con poca capacidad de interiorización. De ahí que todos los pastoralistas estén abriendo camino e insistan en la búsqueda de la interioridad como clave de conocimiento del hombre en profundidad. El carisma agustiniano creo que puede aportar mucho en este campo hoy. Con la insistencia de la formación permanente, tanto en religiosos como en jóvenes, las preguntas han de aflorar de inmediato y, con las preguntas, el deseo de buscar y servir a Dios. Bien se sabe que ésta fue una de las claves que hizo resurgir la Congregación de Amedeo Cencini. “El que sigue una formación permanente descubre cada día razones de consagrarse a Dios y de hacer su consagración cada día más bella, más fresca, más motivada”. El Congreso “Nuevas Vocaciones para una Nueva Europa” insiste también en este aspecto. Siempre ha de estar unida la PV a la formación permanente de la persona. “Toda la vida y cada vida es una respuesta” (3, 26 e). 4) En la línea de la proposición y de la implicación en la PV, el Congreso Nuevas Vocaciones para una Nueva Europa, acentúa que la pastoral no puede ser “de espera”, sino de actuación de quien busca y no se da por vencido hasta que


365 haya encontrado y se hace encontrar en el “pozo” justo, allí donde el joven da cita a la vida y al futuro. Sembrar, acompañar, educar, formar y discernir, es la pedagogía del que hace el camino con los discípulos de Emaús (Mt 13, 3–8/Lc 24, 13–35). Han sido muchos los esfuerzos que, a lo largo de estos años, nuestros padres han ido gastando en la propuesta vocacional. En la etapa de los seminarios menores, muchos de nuestros hermanos siguen contando las experiencias que han vivido en medio de dificultades y pocos frutos. Hoy, el ímpetu y el tiempo empleado en estas propuestas es motivo de agradecimiento a Dios y también referencia para todos cuantos, con ojos llenos de esperanza, miramos hacia las nuevas generaciones de jóvenes, deseando que escuchen la llamada de Dios que un día nosotros oímos, con entusiasmo y admiración, por boca de los promotores vocacionales. Es verdad que el trabajo vocacional en solitario es más bien una etapa del pasado. Pero siendo así, la concienciación y la dedicación por el trabajo vocacional de la Provincia no sé hasta qué punto es asumida por todos como prioridad pastoral y, a la vez, como clave de revitalización religiosa. Una manera de engendrar vida es proponer con gozo y entusiasmo aquello que nosotros vivimos. Amedeo Cencini, comentando una encuesta que se había hecho en Italia sobre las vocaciones, decía que el 11% de los encuestados habían pensado en emprender un camino sacerdotal o religioso sin que se hubiera puesto en contacto con ellos un sacerdote o religioso/a. Se comprueba que “muchos son los llamados y pocos los que llaman”. 5) Acompañamiento personal con eficacia y calidad. Lo que puede parecer una obviedad, se hace difícil de llevar a cabo. Coincidiremos en que hoy, más que nunca, no estamos trabajando en una pastoral de números, sino de misión, y ésta debiera ser globalizadora, en clave vocacional y misionera. Es necesario insistir en el acompañamiento del joven como camino de maduración personal y cristiana, instrumento de discernimiento vocacional y, siempre, como medio de comunicación afectiva. Todos hemos aprendido muchas cosas de nuestros queridos y recordados mayores con los que nos han tocado compartir destino y comunidad. Su labor y su vida han sido, casi siempre, reflejo de la voluntad de Dios y testimonio generoso por la causa del Reino. En ocasiones, fueron aliento en momentos de desánimo, en otras, consejo oportuno en la labor pastoral y vocacional. Recuerdo en este tema del acompañamiento y de la animación vocacional, el consejo que nos daba nuestro querido hermano Fr. Luis Barra, con el que coincidí el año de diaconado en Madrid: “El tema de la siembra vocacional tiene que ir por el confesonario, no os olvidéis”. Creo que no le faltaba razón. Favorecer y estimular el sacramento de la reconciliación, como momento de gracia y apertura a Dios, es un medio nada desdeñable para el acompañamiento, la dirección espiritual, la siembra y el discernimiento vocacional.


366 En el manifiesto de “convicciones comunes” que fue redactado por un grupo de 150 religiosos en el transcurso del Encuentro de Responsables de P.J.V y superiores Mayores organizado por la CONFER, los días 27–29 de Abril de 2007, se insistía en la deficiencia de este acompañamiento. En él se presentan deficiencias y razones por las que la PV todavía no es prioridad ni dinamismo transversal de toda la pastoral. El manifiesto llama a la responsabilidad que todos tenemos a la hora de abrir espacios para poder acompañar, animar y formar a los/as adolescentes y a los/as jóvenes en su itinerario de personalización de la fe y de la vocación. La premisa mayor: “Dios sigue llamando hoy”. 6) Estructuras y plataformas de coordinación vocacional. Otro motivo de agradecimiento a Dios y al esfuerzo de muchos hermanos es el camino que hemos recorrido en la PV de nuestra Provincia. La apuesta de la Provincia por la PJV fue valiente, arriesgada y puntera. Incluir un secretariado de PJV en el organigrama provincial, ha significado un compromiso firme y decidido de nuestra Provincia por el trabajo con jóvenes. Se observa que hay áreas de la Provincia donde la PJV está más sedimentada, y otras, donde la insistencia en el proceso y en la continuidad del mismo se tornan retos de futuro para el buen funcionamiento de nuestra PJV. Revisar y evaluar con determinada frecuencia con espíritu crítico y constructivo es, a mi modo de ver, otra de las necesidades que el futuro nos plantea. Recordamos aquel principio “de lo que no se evalúa se devalúa”. Estas reflexiones pueden permitir dilucidar las nuevas prioridades en clave vocacional y una apuesta más estructurada de nuestras líneas de acción, especialmente a nivel local. Equipos locales, prioridad y transversalidad de la PV, procesos más graduales y continuos a la vez que asumidos por todos, acompañamiento y discernimiento efectivo… En este sentido, Secundino Movilla nos advierte del cambio que se está produciendo en los nuevos procesos. ¿Caminos para seguir?, ¿puntos de reflexión?, ¿advertencia a navegantes? Sea lo que fuera, será bueno recordar estos cambios y, como siempre, contextualizarlos, acoger lo que convenga y saber qué direcciones nos apuntan: De los procesos cuidadosamente programados y de carácter grupal… a los procesos centrados en el individuo y en la interioridad de la persona. De los procesos de larga duración y de marcado acento catequético–evangelizador… a los procesos de contenidos fluidos que privilegian sobre todo la experiencia religiosa. De las comunidades juveniles con opciones radicales y con fuerte sentido de pertenencia… a las comunidades aparentemente “Light” y con flexibilidad de pertenencia”.


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3.– Campos de acción Analizado y justificado en los puntos anteriores la importancia de una PV inserida en la pastoral de conjunto, quisiera apuntar, aunque sea brevemente, indicadores en los que esta pastoral se pueda aplicar. Realmente, el peso fuerte de una propuesta vocacional seria debe recaer en una PV bien estructurada y ampliamente asumida. Junto a esto, se siguen abriendo campos de acción, a mi juicio, más que considerables para la acción misionera y la propuesta vocacional. Plan de visitas estructuradas y continuadas a colegios y pueblos determinados, tengamos o no ministerios. Las convivencias vocacionales trimestrales pueden ser el inicio y culmen del trabajo de siembra de estas visitas. Revisando nuestra historia, creo que fue una constante en el buen hacer de nuestros religiosos (promotores vocacionales) durante muchos años. Aunque es un trabajo de equipo y bastante ingrato, pudiera ser, en los tiempos en los que estamos, una acción misionera muy a tener en cuenta. A lo largo de estos años, en los que me dediqué de una manera especial a la animación vocacional, he tenido la dicha de poder contar con gente buena y disponible, que en todo momento me abrieron las puertas de los centros educativos. Creo que, desde una perspectiva de fe, el camino que hemos recorrido es camino de Dios. Se siguen abriendo posibilidades y puertas en muchos pueblos y centros con los que poder trabajar. Sería iluso pensar que por hacer una visita, pueda salir una vocación. Se necesitaría, como decimos, un plan de acción estructurado y continuado con dinámicas, testimonios, sensibilización, convivencias, etc. Evaluado periódicamente y asumido por religiosos y laicos en equipo. Discernimiento a distancia. Existen materiales de reflexión e itinerarios vocacionales que se pueden ofrecer para hacer un camino vocacional de discernimiento. Inconveniente: que haya candidatos que quieran ser acompañados. Presencia y testimonios vocacionales de los religiosos en fase de formación. A la vez, mantenimiento de los encuentros con contenidos vocacionales y experiencias de fe profundas que nos brindan lugares como el Camino de Santiago, Taizé, pascuas vocacionales… Una vez más, recordaremos como lugar privilegiado de camino vocacional, el proceso catecumenal que vive el grupo de reflexión y profundización en la fe, que cada semana se reúne en nuestro ministerio. Seguir rezando al “Dueño de la mies” con perseverancia y confianza, con iniciativas y modos variados, especialmente con la Palabra de Dios. Otras iniciativas que surjan fruto del interés, esfuerzo y evaluación común. En este año AVAR 2008 surgieron muchas y buenas. Bueno sería que quede en la conciencia de todos el compromiso por asumir el trabajo vocacional no en un año, sino todos los años de la vida.


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4.– Conclusión Termino esta reflexión, siendo consciente de la tentación que supone buscar recetas magistrales para el trabajo vocacional. Una vez más habrá que recurrir a Jesús, maestro y modelo de toda vocación. Él nos recuerda que “pidamos al Dueño de la mies”. Debe tener cabida, además de la oración confiada y constante, en nuestros planes y proyectos de futuro, iniciativas, ideas y programaciones que estimulen y prioricen nuestra PV. Denotará que nuestro compromiso como cristianos y religiosos no es el de pactar con esquemas teóricamente ya superados, más bien al contrario, será mirar al futuro con esperanza, buscando siempre los nuevos impulsos del Espíritu. Significará pues que, además de nuestra oración confiada y constante, abriremos las manos y el corazón para que la semilla que Dios sembró en nosotros como vocación, llegue a madurar y dé vida a otros que quiera Dios llamar. Significará esto que la PV ha entrado en nuestra comunidad como corriente de aire fresco, capaz de revitalizar nuestra vida religiosa y comunitaria. Y que, desde la implicación de todos, lo vocacional será un Proyecto común donde circule la siempre nueva savia de la Buena Noticia. Ojalá que todos nuestros esfuerzos fueran encaminados en un futuro inmediato en esta dirección: La necesidad de un proyecto evangelizador y misionero de todos nuestros ministerios como tarea urgente y la prioridad de la PV como eje transversal de toda nuestra pastoral. La continuidad y calidad en los procesos, así como el esmero cuidado en el acompañamiento, Dios lo quiera, debe llevar a afianzar los pasos, la formación y el discernimiento de todo joven, con el que Dios quiere salir a su encuentro.

P. Fr. Rafael Jesús Morales Arco, oar Seminario Ntra. Sra. del Buen Consejo B.º de Monachil (Granada) España 2008


Capítulo 29.º Una historia que construir… 1 1.– Introducción “¡No tenemos solamente una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Pongamos los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu nos impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas.” 2 Nos hemos preparado para este centenario con un triduo de tres años. Un triduo eucarístico, pues hemos querido revitalizar nuestra vida consagrada y cada una de nuestras comunidades desde la Eucaristía, Sacramentum pietatis, signum unitatis et vinculum caritatis, un triduo en el que cada año hemos profundizado en uno de los tres pilares del carisma: interioridad, comunidad y misión. Un triduo en el que hemos insistido en varias circulares enviadas a los religiosos que lo fundamental del Centenario no serían los actos organizados, las solemnes celebraciones y ni siquiera este Congreso, sino que buscamos la renovación personal y comunitaria de los religiosos de la Provincia. No queremos, como recuerdos del Centenario, placas conmemorativas, ni inscripciones colgadas en una pared; queremos corazones renovados, vidas transformadas y una Provincia que, a semejanza de un río, vaya llevando a su paso por la vida de tantas personas que entran en contacto con una de nuestras treinta y dos comunidades o de nuestros aproximadamente ciento ochenta religiosos que la configuran, la ternura de un Dios amor que es Señor de la Historia, y que calzó nuestras sandalias para hacer historia con nosotros como peregrino que anda por nuestros mismos montes, caminos y veredas. 1. Charla del P. Prior Provincial en el 2.º Congreso Histórico de la Provincia Sto. Tomás de Villanueva, celebrado en Granada, del 7–10 de mayo de 2009. 2. Juan Pablo II, Vita Consecrata 110.


370 En una carta dirigida a los religiosos con motivo del centenario les proponía como recuerdo del centenario que, en cada una de las áreas de la Provincia, se promueva alguna acción concreta u obra a favor de los más desfavorecidos, porque entiendo que el amor a Dios, la conversión sincera y la renovación profunda de nuestra vida pasan inevitablemente por el compromiso con nuestros hermanos, principalmente aquellos que más nos necesitan. Después de cien años de trayectoria y de historia, de haber pasado por fuertes tormentas, después de haber soportado intensas tempestades, vientos impetuosos, lluvias torrenciales y calor abrasador; después de haber enfrentado largos temporales de nieves y duras heladas, uno se da cuenta que nuestra centenaria casa necesita algo más que una mano de pintura o un baño de barniz; nos percatamos que no es suficiente, después de cien años de la creación de la Provincia, con hacer algunos reparos o pequeños arreglos. Es necesario mirar a las estructuras de nuestra casa, ver el estado de sus fundaciones, cimientos, columnas y vigas. No es suficiente arreglar algunas goteras en el tejado o las pequeñas grietas que con el paso del tiempo se han ido abriendo en algunas paredes, tenemos que acometer con valentía una reforma total del edificio y para ello habrá que demoler y reconstruir, derribar y levantar; reformar y restaurar, revisar todas las instalaciones y mecanismos de funcionamiento de nuestra casa y, finalmente, cuidar de la fachada exterior, de sus puertas y ventanas, de sus muros y jardines. Es el tiempo oportuno para la renovación, para coger impulso y acometer la reforma que siempre se va posponiendo porque nunca se encuentra el momento oportuno, porque estamos bien como estamos, porque para qué nos vamos a meter en jaleos y problemas, porque es ganas de complicarse la vida. El Centenario debería ser la fecha que marque un punto de inflexión en nuestra vida y nos anime a poner manos a la obra, aunque esa obra sea complicada, difícil, costosa y exija de nosotros esfuerzo, trabajo y una entrega y generosidad redoblada. Soy consciente que esta reforma no puede ser hecha por cualquiera. Necesita de un gran equipo, a ser posible formado por todos y cada uno de los frailes que integramos la Provincia; que cuente también con la opinión de aquellos que trabajan con nosotros y de aquellos a los que servimos: los laicos. La reforma tampoco puede ser acometida de cualquier forma. Hay que respetar un estilo, tenemos que preservar la esencia de lo que ha significado nuestra Provincia en el devenir de la Historia. No podemos desfigurar de manera alguna la identidad de nuestra obra; no podemos borrar sin más las huellas centenarias reflejadas en una manera de vivir que se ha ido consolidando con el paso del tiempo. Son muchas las reflexiones que en estas últimas décadas van surgiendo por todos los lados, animando a la Vida Consagrada a ser valiente, a ser más auténtica, más radical, más evangélica, más profética y a dar pasos firmes y seguros en orden a


371 esa renovación que todos entendemos y estamos de acuerdo en que debe llegar, pero que la mayoría no sabemos cómo hacer y por dónde comenzar. El Santo Padre Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Vita Consecrata, nos dice: “…Es preciso comprometerse con un nuevo ímpetu, porque la Iglesia necesita la aportación espiritual y apostólica de una vida consagrada renovada y fortalecida” 3. En uno de los escritos del teólogo y profesor de esta facultad de la Cartuja, Juan Antonio Estrada, dice que “la pérdida de dimensión profética amenaza a la vida religiosa en su propia entraña, cuestiona su fecundidad espiritual y amenaza la tradición de sus propios fundadores. No basta con que se preste un servicio a la Iglesia en multiplicidad de instituciones y ministerios, asistenciales y apostólicos, sino que hay que ejercer esa dimensión eclesiológica propia de los mártires y de los profetas. Sin ella se cuestiona la base misma de la existencia de la vida religiosa. Felicísimo Martínez ha dicho últimamente hablando de los monjes, pero que muy bien podemos aplicar a nuestro propio estilo de vida religiosa, “que el monje del futuro debe ser más extravagante o más anormal”. Antes, dice el teólogo dominico, los monjes permanecían subidos a las columnas, permanecían siempre de pie sin acostarse, caminaban a cuatro patas, se alimentaban de hierbas. Era una estrategia en busca de la libertad. Ahora somos tan normales que sólo provocamos la indiferencia. Muchas voces se levantan diciendo que ésta no es época de pequeños retoques o de pequeños ajustes. No estamos hablando de cambios en las formas, que ya las hemos cambiado tanto que casi ni nos reconocemos; ni estamos hablando de nuestros desafíos, que se han ido adecuando a las circunstancias históricas de cada época. En estos dos milenios de historia de la vida consagrada los cambios han afectado y se han quedado al nivel de la superficie, pero lo que está en crisis y en juego en estos momentos son los propios fundamentos, es la propia comprensión de nosotros mismos. Lo que está llegando o ya llegó es un cambio de época que no nos plantea pequeños cambios para ser incorporados a nuestro vestido, sino que se trata de cambiar totalmente la vestimenta. El suelo en el que estábamos tranquilamente asentados se nos ha hecho movedizo, se hunde, y todo el edificio, el edificio de nuestras verdades sabidas y aceptadas durante siglos y siglos con total tranquilidad, comienza también ahora a tambalearse. No es posible arreglar el vestido viejo con más remiendos. Es vino nuevo lo que se necesita para los odres nuevos, que ya están ahí, clamando por una nueva

3. Juan Pablo II, Vita Consecrata 13.


372 visión a la altura de los tiempos actuales. En el momento actual, en este cambio de época que vive la Vida Religiosa, no son los hombres de gobierno los que nos van a conducir hacía lo nuevo que nos tiene preparado el Espíritu, sino los profetas; necesitamos más de profecía que de sabiduría, de exilio que de éxodo, de revolución que de pequeñas reformas, de esperanza que de confianza. Delante de esta “invitación” a sacudirnos el sopor que nos invade, son muchos los que prefieren “aletargarse” y refugiarse en las frías e invernales cuevas de nuestras estructuras institucionales a la espera que despunte la nueva primavera, olvidando que, sin nosotros y sin nuestra involucración consciente y activa, la primavera no vendrá y la renovación o refundación adecuada no surgirá como por arte de magia. Ojalá que el viento de la crisis que nos azota y amenaza con destruirnos se lleve bien lejos de nosotros todo residuo y adherencia que, como el polvo del camino, se nos ha ido pegando a lo largo de nuestro caminar milenario: residuos de mediocridad, de acomodamiento, de excesiva condescendencia en cosas innegociables, y cerrazón, de falta de apertura a la novedad del Espíritu, etc. Ojalá que el viento del Espíritu nos deje a la intemperie, libres de toda seguridad que no sea Cristo y desnudos de todo ropaje que no sea el Reino de Dios y su justicia. 2.– Nuestros cimientos: la pasión por Cristo y la locura por el Reino Dice San Agustín que cuanto más alto es el edificio que queremos construir y levantar más hondos y sólidos tienen que ser sus cimientos: “¿Te propones edificar un edificio de gran altura? Procura primero que los cimientos sean profundos. Cuanto más alto sea el edificio que se desea levantar tanto más profundos se cavan los cimientos. La construcción de un edificio continuamente va subiendo; en cambio el que abre las zanjas va bajando. Por consiguiente, todo edificio, antes de alcanzar su altura, debe descender, y el remate se yergue después de haber descendido” 4. La base o cimientos sobre los que vamos a construir nuestro futuro y nuestra vida, no puede ser otro que la pasión por Cristo, el enamoramiento por su persona y la locura por el Reino; y eso se traduce en un seguimiento radical del Señor que busca configurase con Él, porque, como dice N. Padre S. Agustín, a Cristo “le seguimos en la medida en que lo imitamos”.

4. San Agustín, Sermón 96, 3.


373 Los votos sólo los podemos entender como una respuesta de amor a Aquel que nos amó primero y que nos lleva a imitarlo en su forma de vida más personal: pobre, casto y obediente. Nosotros, como consagrados, no podemos apostar por un amor que nunca ama, por un afecto que no se entrega, por una ternura que no toca realmente lo amado, por una pobreza que no duele, por una obediencia que no nos convoca a un sueño común, por un carisma que no nos quita el sueño. Todo lo que construyamos sobre estos cimientos será como la casa del evangelio construida sobre la roca, que aguanta el paso del tiempo, las inclemencias, las crisis, problemas y dificultades de cualquier orden. Lo único que puede hacer tambalear nuestra casa es el enfriamiento o pérdida del amor primero, la mediocridad de vida y el aburguesamiento. Todo esto nos lo recuerda el Santo Padre Benedicto XVI, en su discurso a los superiores mayores el 22 de mayo de 2006: «No podemos ignorar que algunas opciones concretas de vida consagrada no han ofrecido al mundo el rostro auténtico y vivificante de Cristo. De hecho la cultura secularizada ha penetrado en la mente y en el corazón de no pocos consagrados, que ven en ella una forma de acceso a la modernidad y de acercamiento al mundo contemporáneo. La consecuencia es que, junto a un indudable impulso generoso, capaz de testimonio y entrega total, la vida consagrada experimenta hoy la insidia de la mediocridad, del aburguesamiento y de la mentalidad consumista ». Nada puede sustituir una relación gratuita de elección de amor, de ternura y fidelidad entre Dios y cada uno de nosotros. Jesús no preguntó a Pedro cuánto había entendido ni cual era su capacidad de trabajo, ni su creatividad e intrepidez, sino cuál era la hondura de su amor: ¿Me amas más que estos? (Jn 21, 17) La figura de Jesús, por sí misma, despierta entusiasmo y arrastre; ¿por qué entonces, nosotros, sus discípulos, vamos a despertar desencanto y frustración? ¿Por qué hombres y mujeres de nuestro tiempo, de carne y hueso como nosotros, han sido capaces de atraer y despertar entusiasmo y simpatía, y nosotros, no? Habrá que examinarnos a fondo para ver si seguimos las huellas del Maestro o vamos por libre. Tal vez la respuesta sea que muchas veces “convertimos en fines lo que son apenas medios y nos olvidamos del horizonte, y de esa manera nos afincamos en la seguridad y renunciamos a hacernos ciertas preguntas que nos mantendrían en sana tensión. Los votos son medios para lograr esa identificación con Cristo que nos lleva a querer ser otros cristos. Las congregaciones son mediaciones para encarnar los carismas y llenarlos de nombres y de manos. La Iglesia es cauce necesario para acercarnos a Cristo y poder tocar el Reino. Cuando los medios se


374 convierten en fines tenemos el peligro de acomodarnos, de renunciar a crecer, a caminar y de esconder la utopía” 5. Es necesario, de vez en cuando, abrir las ventanas para dejar que entre la brisa fresca de la mañana, aunque nos acatarremos. Los votos son medios para lograr esa identificación con Cristo Sin un enamoramiento o experiencia profunda del Señor, una renovación constante de este amor y una organización interna que favorezca y nos ayude a mantener esta llama siempre encendida, acabaremos siendo magníficos voluntarios de nuestras ONGs congregacionales, efectivos en nuestros quehaceres, pero raquíticos en nuestro ser. Y es precisamente esa pasión por Cristo o esa experiencia profunda la que nos lleva a colocarnos en total disponibilidad a su servicio y a servicio del Reino, con un celo que nos consume por dentro y un ardor que nos lleva a los confines del orbe para dar a conocer ese amor y conquistar almas para Dios. La estabilidad de nuestros cimientos tiene que ser objeto constante de nuestra preocupación y atención especial, pues de su estabilidad depende todo el resto. La manutención necesaria para una buena conservación de los cimientos de nuestra Provincia pasa sin duda por: Una actitud continua de conversión personal Una renovación constante de nuestra consagración Una intensa vida espiritual Una vida de sencillez y alegría Una atención especial a la formación continua

3.– Nuestras columnas: interioridad, comunidad y misión Todo el peso del edificio de la Provincia que soñamos con construir debe descansar sobre estos tres pilares: la interioridad, la comunidad y la misión, que son nuestras notas de identidad y que en la Orden de Agustinos Recoletos se entienden y viven de una manera peculiar.

5. Alejandro Fernández Barrajón, Brisa y arena, Ed. Paulinas, 2007.


375 3.1.– Interioridad “La especial vocación del agustino recoleto –dicen nuestras Constituciones– es la continua conversación con Cristo, y su cuidado principal es atender a todo lo que más de cerca lo pueda encender en su amor. El hombre por la soberbia se aparta de Dios; cae en sí mismo y resbala hacia las criaturas, disipándose en la dispersión de las cosas temporales. Sólo con la ayuda de Cristo, mediante la purificación por la humildad, puede el hombre recogerse y entrar otra vez en sí mismo, donde comienza a buscar los valores eternos, reencuentra a Cristo y reconoce a los hermanos. Esta es la interiorización trascendida agustiniana, principio de toda piedad. Este es el recogimiento o recolección de la Forma de vivir que lleva derechamente a la contemplación, a la comunidad y al apostolado.” En una circular enviada a todos los religiosos de la Provincia les decía que no necesitamos de funcionarios de la iglesia sino de testigos del Señor, no necesitamos de rezadores sino de orantes. Necesitaríamos revisar ciertas fórmulas rutinarias y repetitivas que han venido a sustituir el frescor que produce el encuentro con Jesús. Necesitaríamos compartir más la Palabra de Dios, compartir nuestra oración, rezar más despacio, saboreando lo que decimos, en vez de tragar sin masticar. Nuestra oración, cuando es verdadero encuentro con el Señor, tiene que generar fuerza y fecundidad a nuestra consagración y apostolado y transmitir paz y alegría para los que conviven con nosotros, además de configurar en cada uno los mismos sentimientos de Cristo. Pablo VI, en la audiencia que concedió a nuestros hermanos capitulares reunidos en Roma con ocasión del Capítulo General (Septiembre 1968), les dijo: “Lleváis por tradición las ansias de santidad y de vida interior, de neta y sólida marca agustiniana, heredada desde la fundación en aquel admirable florecimiento que caracterizó a los tiempos inmediatos al concilio de Trento, y que hacéis de los ejercicios de la vida contemplativa el motor primero de vuestro apostolado misional” 6. Juan Pablo II, en audiencia concedida en abril de 1979 con motivo de la preparación del capítulo general, dice a toda la Orden: “Que no se desfigure nunca en vuestra fisonomía espiritual este rasgo eminentemente contemplativo de la “sequela Christi”. La contemplación, “el oficio más noble del alma”, es además nota peculiar de vuestra familia religiosa. Sea esta vivencia particular, en frase del mismo San Agustín, un volcarse hacia lo eterno: no es ociosidad, sino descanso del espíritu, pues el alma está invitada al descanso de la contemplación.

6. Pablo VI, L´Obsservatore Romano, 15.09.1968.


376 Esta unión con Dios, nacida de una actitud de donación total e incondicional, ha de ser el núcleo, a partir del cual os aprestáis a dar sentido pleno a vuestra vida religiosa, como embajadores de Cristo en medio de este mundo, según el Espíritu que os ha sido dado 7. Cuidados necesarios para una buena manutención de esta columna de la interioridad: observancia a los tiempos de oración establecidos, una vida sacramental intensa, el silencio, el recogimiento y el estudio; momentos de oración compartidos y oraciones mejor cuidadas y preparadas. 3.2.– Comunidad La vida comunitaria «acontece», en cierta medida, por el hecho de vivir y estar juntos, pero tenemos que buscar con tenacidad la vida fraterna y esa no «acontece» por el simple hecho de estar reunidos en una misma casa, sino por la calidad de las relaciones humanas entre los moradores de la comunidad, por los lazos de afecto que hayamos extendido, por la red de relaciones que hayamos cultivado, por el clima de afecto y confianza y por el compartir de una vida. Tenemos que humanizar nuestra vida comunitaria, nuestras casas tienen que ser lugares de encuentro y de diálogo, nuestra principal lucha tiene que ser contra la monotonía, contra el hastío, contra el cansancio, contra la tradición sin corazón, contra la ley que nos ata y esclaviza a fuerza de repeticiones. Estoy convencido de que es en la vida comunitaria donde la vida religiosa se juega el «ser o no ser» de su futuro inmediato. Debemos esforzarnos en hacer de nuestras comunidades espacios cálidos y acogedores, con sabor a hogar, con aire de «familia», donde reine la confianza, la comunicación, la intimidad y el compartir gozoso. O pasamos de una vida comunitaria a una comunidad de vida, o sencillamente dejaremos de ser vida religiosa. ¿Cuál es la diferencia? La vida en común se logra a base de actos comunitarios que están establecidos institucionalmente y que se cumplen al pie de la letra. Esta vida común, por otro lado totalmente necesaria, crea una común–unión frágil y superficial. La comunidad de vida, en cambio, es rica en relaciones personales, en acogida, en valoración del otro, en diálogo y discernimiento, en libertad responsable, en preocupación por el otro. La base de la comunidad de vida es la amistad auténtica y madura entre los miembros. El Papa Juan Pablo II decía a los participantes del LIII Capítulo General: “La vida compartida fraternamente en las comunidades es como un ensayo continuo de una comunión que, desde lo alto, sabe conjugar armoniosamente la diversidad 7. Juan Pablo II, L´Obsservatore Romano, 29.IV.1979.


377 de caracteres personales y de las tradiciones propias de cada país. Es la comunión de quien se alimenta del mismo Pan, permanece unido por el deseo incansable de buscar a Dios y se aglutina en el compromiso de servir incondicionalmente al Evangelio” 8. Cuidados necesarios para una buena manutención de esta columna de la comunidad: corrección fraterna, ordo domesticus como proyecto de vida, paseos y recreaciones, compartir temas de estudio y la oración, Capítulo de renovación, etc. 3.3.– Misión El religioso contemplativo y comunitario es apóstol generoso y eficaz, porque lleva dentro de sí el amor cuya esencia es dar y comunicar, cuyo impulso natural es extenderse entre los semejantes para robarlos a todos para Dios, para Cristo. El religioso, en virtud del amor diffusivus, obra y trabaja para que todos amen a Dios con los hermanos y está siempre dispuesto al servicio de los hombres y de la Iglesia, según el carisma de la Orden 9. Todos los miembros de la Iglesia tienen derecho al servicio de los hermanos cuya caridad se extiende a todos los hombres: “Somos siervos de la Iglesia del Señor y nos debemos principalmente a los miembros más débiles, sea cual fuere nuestra condición entre los miembros de este cuerpo” 10. Juan Pablo II nos dice en Vita Consecrata que “La Vida Religiosa será tanto más apostólica cuanto más íntima sea la entrega al Señor, mas fraterna la vida comunitaria y más ardiente el compromiso en la misión específica de cada Instituto” 11. Nuestra Provincia no puede situarse al margen de la actualidad o de los retos del presente que le llegan desde la sociedad y le presenta el mundo en el que está inserta, porque de lo contrario deja de ser necesaria. Es muy probable que, en gran parte, la crisis que sufre la Vida Religiosa en general, sea porque no está sabiendo conectar con la calle, con la vida, con los problemas y las preocupaciones de la gente. En uno de los informes realizados en el año 2000 por la Fundación Santa María, una de las razones de la indiferencia juvenil hacia la Iglesia, apuntada por los propios jóvenes, es que la Iglesia no tiene respuestas para sus problemas. Nuestra misión no es la de ser productivos, eficaces y rentables sino vivir nuestra vocación con hondura, autenticidad y alegría; una misión que sólo puede nacer de 8. Juan Pablo II, Discurso a los participantes del LIII Capítulo General 9. Cf. Constituciones Orden de Agustinos Recoletos, n.º 23 10. Cf. Ibíd., 26 11. Vita Consecrata, 72


378 una gran caridad pastoral. Si no sentimos ternura y compasión, como sentía Jesús por las multitudes, difícilmente podremos evangelizar. Y una misión que tiene que estar cada vez más cerca de los pobres. Si tres cuartas partes de la humanidad están padeciendo, tres cuartas partes de la vida religiosa tienen que estar ahí. De esa manera nuestra misión será significativa y experimentaremos una gran vitalidad como consagrados. No son pocos los casos de congregaciones que han levantado vuelo en tiempos de profunda crisis cuando han abrazado la causa de los pobres, su vida ha recuperado la fuerza profética y mística y se ha vuelto atractiva y encantadora y han resurgido atrayendo a nuevos miembros. Cuidados necesarios para una buena manutención de esta columna de la misión: cuidar el trabajo en equipo, dar un mayor protagonismo a los laicos, cuidar la formación de los agentes de pastoral, diálogo constante con la sociedad donde trabajamos, no perder de vista el objetivo final de nuestro trabajo pastoral, sea de tipo educativo, misional o ministerial, y que no es otro que llevar a los hombres a encontrar la Verdad y a disfrutar de la Vida en abundancia que Dios nos ofrece en Cristo.

4.– Entramado de vigas y zunchos 12 De las columnas o pilares salen para todos los lados de nuestra casa un entramado de vigas sobre los que va a descansar el tejado y muchas de sus estructuras y divisiones. De entre las muchas vigas y refuerzos que le podemos poner a nuestra casa he destacado cinco de ellas. 4.1.– La humildad La humildad es hermana de la verdad, porque la verdad se busca con humildad. Mientras el orgullo nos separa a las personas, la humildad nos une. Así es inmediato deducir: De Dios hablemos con fe; del prójimo, con caridad; y de nosotros, con humildad. Nunca nadie parece tan grande como cuando confiesa su pequeñez, ni para nada se necesita más fuerza que para ser humilde. Humildad no significa desvalorización. Tomar conciencia de las capacidades propias es compatible con la humildad. La persona humilde sabe que nunca ha hecho lo suficiente y siente la responsabilidad de hacer más, y por ende de superarse. 12. Especie de abrazaderas metálicas que se usan para juntar y atar elementos constructivos de un edificio.


379 Quien aprende a ser humilde, logra una vida feliz. Con humildad se desarrolla la capacidad de admitir los errores, y la crítica se entiende como un cauce de crecimiento. Con humildad es fácil perdonar y apreciar lo que tenemos, tomando conciencia de que todo es un regalo. El poeta León Felipe lo describió: “Así es mi vida, piedra, como tú; como tú, piedra pequeña; como tú, piedra ligera; como tú, canto que ruedas, por las calzadas, y por las veredas; como tú, guijarro humilde de las carreteras;…” Tenemos que volver a retomar el paso, a beber de las aguas incontaminadas del principio y a retomar el camino de la humildad para dejar de ser maestros y doctores y pasar a formar parte de los discípulos. Es el tiempo de una renovación profunda de nuestra vida que hemos de iniciar entre todos. Esta renovación supone un ejercicio de sana humildad para mirarnos en nuestro propio espejo y descubrirnos necesitados de escucha, de diálogo, de encuentro, de fiesta, con los hombres y mujeres de nuestro tiempo. 4.2.– La autenticidad (Credibilidad) Necesitamos testigos capaces de revelar en su existencia las maravillas de Dios, de interpelar las mentes y de conmover los corazones. A los religiosos nos corresponde ofrecer el preclaro e inestimable testimonio de que el mundo no puede ser transformado ni ofrecido a Dios sin el espíritu de las Bienaventuranzas (LG 31). Por eso, además de cuidar la coherencia de vida, estamos intentando renovar nuestra vida fraterna en clave de testimonio y esperamos que el Espíritu nos conceda fuerzas para hacernos prójimos del hombre contemporáneo y artífices de comunión tanto en la Iglesia como en la sociedad pluricultural y multi-religiosa. No somos una noticia verbal sino una noticia viviente. Una noticia verbal puede darla un periodista; una noticia viviente sólo la puede dar un testigo porque involucra a toda la persona. Las palabras tienen que ser vivas y los gestos auténticos. Las verdades a medias, las acciones inconclusas, las promesas no realizadas, las palabras no encarnadas, producen mucho desencanto. Un proyecto evangélico y carismático que no esté firmemente asentado sobre lo humano, difícilmente puede ser divino. Durante mucho tiempo nos ha obsesionado a los consagrados llegar a tocar la divinidad, alcanzar la perfección religiosa, incluso marginando y despreciando lo puramente humano. Hay muchos ejemplos para entender esto. Hemos preferido el silencio a la comunicación, la soledad a la compañía, la renuncia afectiva a la afectividad, el sacrificio personal a la donación, la limosna a la caridad, la perfección personal a la imitación de Cristo, la norma a la libertad… y nos hemos perdido lo mejor de la consagración.


380 4.3.– La gratuidad Es la capacidad de no buscarnos a nosotros mismos, de no ser nosotros el objetivo último de nosotros mismos o de nuestra vida, de no ser el punto de referencia desde el cual todo se valora. Esta palabra “gratuidad”, comprensible aunque difícil para el lenguaje de nuestra cultura, viene, en mi opinión, a equivaler a términos clásicos de la tradición espiritual como “pobreza de espíritu”, “descentramiento”, “abnegación”, “salir del propio amor, querer e interés…” La gratuidad es, de entrada, gratitud: capacidad de valorar agradecidamente todo aquello que somos y tenemos; y luego, de salida, generosidad: precisamente porque agradecidos somos desprendidos, y porque desde la gratitud lo normal es compartir y no defender nuestra posesión. Gratuidad tiene que ver con nuestro modo de relacionarnos con cosas y personas, a las que tantas veces tratamos y utilizamos como cosas, como objetos, en función de nuestros objetivos personales. Hablar de gratuidad es hablar de libertad ante las cosas y de disponibilidad ante las personas. Hay un nivel más hondo de gratuidad, que es la gratuidad ante Dios. Esta gratuidad ante Dios es la sincera humildad. Estar ante Dios sin pretensiones, sin exigencias, sin condiciones… El testimonio contundente de que Dios está y camina con su pueblo, se expresa privilegiadamente en la entrega desinteresada y gratuita a la que estamos convocados, de manera especial los religiosos. La gratuidad es la mejor manifestación de Dios en el mundo y, en una sociedad en la que todo debe ser rentable, los testigos de la «gratuidad» del amor se vuelven de una urgente y vital actualidad. Sin esta gratuidad vivida libremente, gozosamente, la tierra corre el peligro de morir de asfixia espiritual. Sólo quien se reconoce sostenido por las manos y por el amor del Señor se capacita para la gratuidad y para la conversión y, a la larga, resulta ser el mayor beneficiado. Contemplar la propia realidad, y toda la realidad con ojos de misericordia y de gratitud y comprometerse con ella será siempre el mejor camino para sentirse feliz. La gratuidad sorprende, cuestiona, cautiva, abre interrogantes… 4.4.– La formación inicial y permanente Estamos en tiempos de fragilidad vocacional y eso requiere reflexión y fuerza para intervenir y, en algunos casos, de forma purificadora. Con todo, la mejor intervención será una formación que toque lo profundo de la persona y obtenga la necesaria maduración. Cultivar una pasión por la vida consagrada es la tarea principal de todo formador. Las palabras del gran poeta libanés Gibran sugieren


381 lo que puede ser el fruto principal de su tarea: “¿Qué significa trabajar con amor? Significa tejer con el hilo que viene del corazón como si la tela estuviera destinada a vestir al ser amado. Significa construir una casa con pasión, como si el ser amado debiera habitarla. Significa esparcir semillas con ternura y cosechar con alegría, como si el ser amado tuviera que comer el fruto”. El ser amado o el ser amante, en el caso de los formadores, es el formando, el que está llamado a que la vida consagrada sea su casa. El decreto sobre la adecuada renovación de la vida religiosa Perfectae Caritatis nos dice en el n.º 18: «La renovación de los Institutos depende en grado máximo de la formación de sus miembros». La instrucción Caminar desde Cristo nos hizo una llamada urgente a la formación permanente, como una condición ineludible para iniciar un proceso de renovación: «He aquí por qué todo intento de renovación se traduce en un nuevo ímpetu por la misión evangelizadora. Aprenden a elegir con la ayuda de una formación permanente, marcada por intensas experiencias espirituales que conducen a decisiones valientes» (n.º 9). La formación permanente esencial para mi vida como consagrado no es sólo la que me proporciona la Provincia, sino la que yo soy capaz de organizar, consciente de la necesidad que tengo de actualizarme, de alimentar mi espíritu y de responder con altura a los desafíos actuales que se presentan. Por lo general, los religiosos que estudian, que se preocupan de su formación personal, que tienen en alto aprecio la lectura, son personas dialogantes, de mente abierta y capacitadas para lo nuevo. Los religiosos que hace tiempo abandonaron su formación y por lo tanto se apoyan en el pasado, mantienen posturas más intransigentes, encuentran dificultad para dialogar y ven lo nuevo que quiere abrirse paso como una amenaza para sus vidas. 4.5.– La simplificación de las estructuras Necesitamos renovar y simplificar estructuras para que la institución no ahogue el espíritu y la libertad de los consagrados: nuevas estructuras de gobierno, nuevas experiencias de vida religiosa, participación del laicado. Hace falta una transformación estructural de nuestra vida y de nuestras obras. Se necesitan estructuras más ágiles y simples, comunidades abiertas y acogedoras para globalizar una solidaridad “compasiva” y una red de compromisos por la justicia, al servicio de una cultura de la paz a fin de que los pobres puedan ser escuchados 13.

13. Documento Congreso Vida Religiosa 2002: Pasión por Cristo, pasión por la humanidad.


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5.– Las paredes, muros y fachadas Es el primer impacto que reciben las personas cuando entran en contacto con nosotros, es lo que más se ve y aparece, lo que más luce y nos deja en evidencia para bien o para mal, es la imagen que proyectamos de cara a los de fuera, pero que en la mayoría de las veces no es una cuestión estudiada, ni marketing, más bien podemos decir que si el rostro es la expresión del alma, lo que la gente ve por lo general en nosotros, es fruto y consecuencia de lo que vivimos habitualmente. 5.1.– La alegría La mayoría de los religiosos han sido formados en ambientes muy racionalistas donde la expresión de sentimientos y afectos no era bien vista o hasta se veía con cierta sospecha; esto ha hecho que valores tan importantes como la amistad, el diálogo y la celebración festiva hayan quedado un tanto eclipsados. Hoy los jóvenes que llaman a nuestras puertas demandan afecto como una necesidad básica –lo ha sido siempre– para poder entablar relaciones humanas. Nuestras comunidades tienen que recuperar el sentimiento para hacerse más humanas. No que tengan que ser esencialmente sentimentalistas, no. Pero sí que tienen que dar cabida al sentimiento para poder ofrecer una alternativa humana y acorde a la sensibilidad social de nuestros días. Todos necesitamos encontrar el calor del afecto en la comunidad. Por eso debemos esforzarnos por crear en nuestras comunidades una sensación de hogar y eso no se consigue con decoraciones, sino a fuerza de cariño, detalles, cercanía y familiaridad, para que así se abran nuevos cauces de encuentro más profundo que superen el mero sentimiento. 5.2.– El testimonio Damos testimonio cuando vamos configurando nuestra vida en el seguimiento de la huellas de Jesús: se nos tiene que notar que somos testigos del Señor en la acogida incondicional a todo ser humano, y de manera especial al pobre y desvalido; en la compasión por toda desgracia y sufrimiento y en nuestro empeño por defender la dignidad de la persona por encima de todo; en la misericordia para con los frágiles, pecadores; en la lucha apasionada por todo lo digno y justo; en la esperanza inquebrantable, sin falsas ilusiones; en la benevolencia con el extraño y diferente; en su pasión por la verdad, que se manifiesta en esa capacidad de ir al fondo de todo por encima de formalismos y legalismos engañosos; en la libertad para hacer el bien; en el empeño y denuedo en buscar y salvar lo que aparentemente está perdido; en el deseo de infundir confianza y liberar de miedos; en el abandono en los brazos del Padre.


383 5.3.– La sencillez En la medida que seamos más humildes, más serviciales, más gratuitos, surgirá una Vida Consagrada renovada y renovadora que suscitará de nuevo la admiración y la adhesión. En la medida que la gente vea que nuestras relaciones son de hermanos, que nos cuidamos unos a otros, que nos queremos y nos preocupamos con el hermano, en esa medida nuestra vida será creíble y atractiva. La falta de compasión en nuestros juicios, en nuestras actitudes o en nuestras posturas ha ido haciendo difícil el hecho sencillo de ser hermanos. Y, mal que bien, hemos experimentado la necesidad que la gente tiene de ser acogida, escuchada, abrazada, comprendida, perdonada… 5.4.– La comunión–unidad Debemos empeñarnos en ser signos de unidad, pues sólo de esta manera haremos creíble el evangelio que predicamos. Tenemos que ser facilitadores del encuentro, del diálogo, del intercambio de pareceres. La unidad es un precioso don del Espíritu que debemos preservar con todas nuestras fuerzas. Debemos caminar unidos a todos pero comenzar primero con los de casa. En la Orden algunas veces damos la impresión de que cada Provincia es un ente a parte. Comunión a nivel de Orden o interprovincial. Comunión con todas las ramas de la familia agustino–recoleta con la que puede haber una colaboración mucho más estrecha: Monjas contemplativas, MAR, Fraternidades, JAR, etc. 5.5.– El diálogo En un mundo cada vez más plural, en el que conviven visiones muy diversas de la realidad y del ser humano, se hace indispensable para el religioso aprender una actitud de diálogo honesto con el que es diverso. Y para poder entrar en esta actitud hacen falta al menos dos cosas: una seguridad serena de las propias convicciones y del propio punto de vista; y al mismo tiempo una apertura respetuosa al que piensa distinto, aprendiendo a valorar al otro, a reconocer sus valores, pese a las diferencias con el propio modo de ver las cosas. Un diálogo marcado por la tolerancia, por la libertad del Espíritu que es capaz de buscar la integración de las personas en torno a los grandes valores y desafíos. La actitud básica en el diálogo es el amor, y desde esa actitud debemos acercarnos al otro. No es posible el diálogo si no amamos al hombre y a la mujer de hoy, tal como son, con sus debilidades y contradicciones, con sus interrogantes y su búsqueda. El diálogo es una forma de amor y comienza cuando estoy convencido de que tengo algo que aprender con el otro, y exige, por lo tanto, una actitud de humildad y de confianza en el otro.


384 5.6.– Solidaridad (justicia y paz) No podemos estar centrados en nosotros mismos y la mejor forma de descentrarnos es prestar atención a las necesidades de nuestros hermanos, abrir las ventanas de nuestra casa y escuchar el llanto y los gritos de los que sufren y padecen a nuestro alrededor. Lo que nos debe apremiar es el sufrimiento de tantas personas que se debaten entre la vida y la muerte. Creo que, a estas alturas, nadie discute que desentenderse de la humanidad es desentenderse de la divinidad. 5.7.– Apuesta clara por el laicado Apuesta clara por el laicado con todas sus consecuencias. Ya está bien que continuemos haciendo tareas que les son propias y ocupando espacios que no nos corresponden. Los laicos no son competidores o usurpadores de nuestro carisma, sino destinatarios y depositarios, que están llamados a vivirlos en primera persona, desde su estado, y a hacerlos suyos. Tenemos que hacer un esfuerzo de generosidad para percibir esta realidad: nuestro carisma no nos pertenece en exclusiva, es del pueblo de Dios y de los laicos. Si estamos trabajando codo a codo con ellos, los deberíamos implicar más en la toma de decisiones de nuestra Institución.

6.– El tejado 6.1.– Fe y confianza en la Providencia Atraídos por Cristo lo hemos dejado todo, hemos abandonado familia, posesiones, riquezas materiales y todo lo que es humanamente deseable, para seguir generosamente a Cristo y vivir sin ataduras el evangelio. Hoy la vida religiosa en general funciona muy bien económicamente, debido al trabajo de muchos años y de muchos hermanos. El pan de mañana no es preocupación para los religiosos y eso nos ha hecho perder en riesgo, en aventura, en vigor, en radicalidad, en evangelio y, por lo tanto, la virtud de la confianza en la divina providencia no es de las más ejercitadas. Cuando algunos manifestaban deseos de seguir al Maestro, la respuesta de Jesús en el evangelio fue contundente: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Lc 9, 58)


385 Es verdad que los tiempos han cambiado y que en muchas cosas nos debemos adaptar a los tiempos, pero no podemos perder la esencia, y yo me pregunto si, en cierta medida, hasta la esencia aparece un tanto desdibujada en este punto. Necesitamos vivir más a la intemperie, refugiados únicamente al amparo de la Providencia que cuida de nosotros: «Por eso os digo: no andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?» (Mt 6, 25–26) Nuestras necesidades están tan sobradamente cubiertas, que además de lo necesario tenemos también lo superfluo, por lo que poco nos queda por esperar en Dios y en su Providencia. Creo que esta reflexión nos llevaría muy lejos y que son muchas las implicaciones que conlleva. Apenas quiero resaltar que, si lo que buscamos es que nuestra vida consagrada sea cada día más autentica, genuina y evangélica, tenemos un enorme trabajo por delante para vivir la coherencia de quien ha puesto toda su vida en las manos de Dios y colocado en Él toda nuestra confianza. Queremos que la Providencia divina sea el tejado que nos abrigue, cobije y resguarde y a cuyo amparo camine y viva nuestra Provincia. 6.2.– La presencia de la Virgen María Dicen nuestras Constituciones “que todas las comunidades y cada uno de los religiosos amen filialmente y traten de imitar a la santísima Virgen María, madre de Dios, en cuya válida protección se apoya la Recolección agustiniana.” 14 Con la presencia de María en nuestra casa nos sentimos protegidos, pues ella es amparo y regazo acogedor donde siempre encontraremos los hijos de la Provincia “consuelo” y refugio. Mirando a María aprendemos constantemente la lección del abandono, de la confianza y del abandono en los brazos providentes de nuestro Padre celestial. Con María aprendemos a buscar siempre y en todo la voluntad del Señor: “Hágase en mí tu voluntad”, y nos estimula y anima a “hacer lo que Él nos diga”. 6.3.– El ejemplo de nuestros santos, beatos y venerables La Iglesia ha reconocido ya oficialmente la santidad de algunos de los miembros de nuestra Orden y en concreto de la Provincia. Hermanos nuestros que se han 14. Constituciones OAR, 78


386 santificado siguiendo nuestro estilo de vida. Como dice Vita Consecrata: “es de desear que permanezca en la conciencia de la Iglesia la memoria de tantos testigos de la fe, como incentivo para su imitación. Los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica han de contribuir a esta tarea recogiendo los nombres y los testimonios de las personas consagradas que puedan ser inscritas en el Martirologio del siglo XX” 15. En ello andamos y hoy son ya varios los hijos de esta Provincia religiosa cuyo ejemplo de vida la Iglesia estudia para proponerlos como modelos y ejemplos de religiosos que supieron santificarse encarnando el carisma agustino recoleto: P. Jenaro Fernández, Mons. Ignacio Martínez, P. Nicomedes Mateo y a buen seguro que la lista sería mucho más amplia a poco que profundizáramos en tantas vidas ejemplares como habido y hay en el seno de nuestra familia. Ellos son para nosotros estímulo e incentivo en el seguimiento del Señor, modelos y ejemplos muy concretos y muy cercanos a nosotros de que es posible alcanzar la santidad en el seno de esta familia recoleta viviendo con fidelidad nuestra vocación.

7.– Las puertas y ventanas 7.1.– La acogida y hospitalidad Necesitamos comunidades de puertas abiertas, pero para abrir las puertas hemos de garantizar que dentro de ellas se viva y se practique la misericordia con los de dentro, y desde dentro con los que vienen. Acogiendo podremos denunciar con autoridad a una sociedad que cierra sus puertas a los más vulnerables de nuestra sociedad. En el mundo actual, dos cosas, fundamentalmente, necesitan los hombres que vamos a acoger en nuestras comunidades: tiempo para ser escuchados y espacios para reposar, para curarse de las heridas de la vida, para rehacerse con el soporte de nuestras comunidades orantes y fraternas, distendidas y cordiales. Tenemos que ofrecer aquello que hoy vale tanto y que es nuestro tiempo; aquello que tanto falta en medio de las grandes superficies y que son espacios de silencio, de interiorización, de redescubrimiento de uno mismo, de Dios y del mundo. Si vivimos nuestra vida religiosa con gozo, ya estamos prefigurando la vida eterna que ya ha comenzado, estamos haciendo de ella la puerta y las ventanas que unen una y otra y que dejan pasar siempre el aire fresco del Espíritu que está en continuo movimiento. 15. Juan Pablo II, Vita Consecrata, 86


387 La vida consagrada de hoy no está para aislarse y encerrarse, sino para dejarse ver e impactar por su testimonio y su entrega. Sin duda hay mucha santidad dentro de esos muros y paredes, pero me pregunto si no será una santidad desperdiciada para el mundo, que ya no la entiende así. Porque santidad no es para Dios, que ya es tres veces santo, la santidad es para adorno de la Iglesia, para estímulo de los mortales, para iluminar el camino tantas veces oscuro de la modernidad. Sin duda que necesitamos de silencio, contemplación y recogimiento, pero no es menos verdad que la gente debe conocer y ver la belleza de tantos corazones que se fraguan en el interior de nuestras comunidades. Por eso tenemos que abrir las puertas y ventanas de nuestra casa, no sólo para que entren aires frescos y renovadores, sino también para exhalar para fuera de la casa el buen olor de Cristo que despiden tantas almas que se van santificando en la vivencia fiel y alegre de su consagración. Cuando hay vitalidad en la vida consagrada de una Provincia, se crea un clima de entusiasmo por la propia vocación y sentimientos de cariño por los fundadores y el carisma. Los religiosos se sienten felices, viven de forma alegre la opción que han hecho y superan fácilmente las crisis y dificultades que aparezcan. El carisma se hace atractivo, y se siente espontáneamente el deseo de compartir ese don con los demás. Se invita fácilmente a los jóvenes a que “vengan y vean” la propia forma de vida. Algunos, atraídos por el estilo de vida, deciden quedarse. Esto multiplica el encanto y hace al grupo fecundo y creativo. ¿Cuáles son los signos de vitalidad de estos grupos que crecen en pasión por lo que viven? El sentido del pertenencia, la visibilidad de la consagración; sentido de Iglesia, relaciones de colaboración y de crítica con la cultura actual, equilibrio formativo, espiritualidad renovada, un sentido de vida consagrada marcado por una posición integradora entre lo tradicional y lo más avanzado, sencillez de vida, colaboración con otras instituciones, opción preferencial por los pobres; pobreza individual e institucional, expansión y promoción vocacional, formación integral y personalizada, estilo participativo, disponibilidad a formas de vida exigente. Todo esto, no hay duda, atrae vocaciones, mantiene a la gente joven, fortalece la fidelidad de los miembros; les hace movilizarse para tareas y formas de vida de mayor compromiso; involucra carismáticamente a los laicos y es significativo en la iglesia local y en el territorio. En una palabra, aumenta la entrega vocacional 16.

16. USG, Fidelidad y abandonos en la vida consagrada hoy, Editorial Litos, Roma 2006, pp. 71–102.


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8.– Conclusión 17 Para lanzarse al futuro hay que replegarse sobre uno mismo. Para salir hacia el pueblo hay que retirarse al desierto, para dar un salto cualitativo hay que tomar carrerilla desde atrás. Así ha sido siempre. Volver atrás significa reconocer de una vez que aquel impulso de los fundadores, en un tiempo determinado, no era casual o temporal, sino profético o duradero. Significa volver a ser lo que hemos dejado de ser, retomar lo que hemos perdido, volver a poner la vida donde habíamos puesto sólo programaciones. ¿Qué podría devolvernos al sendero de la locura, a aquella que incluso los familiares de Jesús decían que él tenía? ¿Y cómo obrar fuera del orden común? Vivamos en la libertad desmesurada de Jesús. Que todo nuestro ser sea para Cristo y, en Él y por Él, para todas y todos cuantos adolecen de poco o mucho en los márgenes de la sociedad. Que nuestro amor chorree el oro que abunda en el sol. Respondamos nuevamente, como en los días de nuestra juventud, a su invitación a escoger entre la vida o la muerte, a reverdecer nuestra vocación desde la plena libertad de elección. Que el trabajo no nos espante. Que el fracaso no nos paralice. Que el amor someta al orgullo y el desamor se oxide. Que la mañana nos encuentre en su Gracia y la noche velando en el amor. Que la desdicha nos fortalezca y no nos hunda la necesidad. Que nuestro ser comparta de corazón. Que se adhiera a la causa de todos. Que se despoje de sí y se revista de ardor. Que nuestra pasión por Cristo nos delate. Que lata celosamente en ti y en mí nuestra pasión por la humanidad, porque corre su sangre por nuestras venas y su aliento alienta nuestro caminar. Y sólo así nos tomarán por ¡locos!, sólo cuando el Amor venza…; sólo cuando amemos sin excepción.

P. Fr. Miguel A. Hernández Domínguez, oar Curia provincial Santo Tomás de Villanueva Madrid (España)

17. CONFER, Retazos de una mirada contemplativa, Cuadernos de reflexión, n.º 8.


Índice Presentación...................................................................................................... 7

Capítulo 1.º Primera etapa de la Provincia 1.– Introducción............................................................................................. 9 2.– Fundación de la Provincia Santo Tomás de Villanueva... 10 3.– Configuración geográfica y descripción breve de las casas de la Provincia................................................................... 11 Convento de El Toboso........................................................................................ 11 Convento de Granada.......................................................................................... 12 Convento de Santa Fe.......................................................................................... 12 Convento de Sevilla............................................................................................. 12 Convento de Luque............................................................................................. 12 Convento-colegio de Almagro............................................................................. 13 Campillo de Altobuey.......................................................................................... 13 4.– La vida de la Provincia........................................................................ 13 4.1.– El gobierno de la Provincia......................................................................... 13 4.2.– La vida interna de la Provincia.................................................................... 15 4.3.– El apostolado de la Provincia...................................................................... 17 4.4.– La economía de la Provincia....................................................................... 20 5.– La Provincia durante el siglo XIX................................................ 22 5.1.– Guerra de la Independencia......................................................................... 22 5.2.– El trienio liberal.......................................................................................... 23 5.3.– La desamortización..................................................................................... 25 5.4.– La posdesamortización................................................................................ 26 6.– Estadísticas................................................................................................ 28 7.– Conclusión.................................................................................................. 29


390 Capítulo 2.º Situación de la Congregación en la primera década del siglo XX 1.– Antecedentes............................................................................................ 31 2.– El proceso independentista filipino........................................... 33 3.– Expansión de la Congregación por América.......................... 34 4.– Situación jurídica y administrativa de la Congregación... 35 4.1.– El gobierno general de la Congregación...................................................... 35 4.2.– El Capítulo General de 1908....................................................................... 36 4.3.– Reorganización de las Provincias................................................................ 37 4.4.– La Congregación en cifras........................................................................... 39 5.– Conclusión.................................................................................................. 40

Capítulo 3.º Antecedentes y Restauración. documentos de la Legislación y voluntad del legislador 1.– La Provincia Santo Tomás de Villanueva, creación y “supresión”.................................................................................................. 41 2.– Reorganización de la Orden de Agustinos Recoletos.... .43 3.– Controversia jurídica en torno a la nueva Provincia Nuestra Señora del Pilar.................................................................. 45 4.– La Provincia Santo Tomás de Villanueva, visión jurídica de los hechos del año 1909................................................................. 48 5.– Conclusión.................................................................................................. 51


391 Capítulo 4.º Las comunidades de España en este siglo de Historia Introducción..................................................................................................... 53 I.– Las bases de la restauración (1899–1909)...................................... 54 1.– Comunidad de la residencia-iglesia del “Corpus Christi”, “Hospitalicos”, de Granada [1899–…].......................................................... 54 2.– Comunidad de Motril, iglesia Nuestra Señora de la Victoria, centro educativo San Agustín, parroquia San José [1899–…].................................. 57 3.– Comunidad de la residencia de Lucena (Córdoba) [1904–1930 ó 1931]...................................................................................... 59 4.– Comunidad de la residencia casa-misión de Sigüenza (Guadalajara) [1905–1911]................................................................................................. 60 5.– Comunidad de Zaragoza [1908–1909].......................................................... 61 6.– Comunidad de Nuestra Señora de Paredes Albas de Berlanga de Duero (Soria) [1909–1919]........................................................................... 62 II.– Comunidades fundadas desde la restauración hasta la guerra civil española (1909–1936).............................................. 64 7.– Comunidad del convento Nuestra Señora del Buen Consejo de Monachil (Granada) [1912–…]..................................................................... 64 8.– Comunidad del colegio preparatorio Beato Querubín, Ágreda (Soria) [1914–1928]..................................................................................... 66 9.– Comunidad de Nuestra Señora de la Consolación de Villaviciosa de Odón (Madrid) [1919–1940]......................................................................... 67 10.– Comunidad del colegio preparatorio misional de Santa Rita de Casia de San Sebastián [1927–1996].................................................................... 68 11.– Comunidad de la residencia y colegio San Agustín de Bilbao [1927–1941]................................................................................................. 70 12.– Comunidad de la casa-residencia parroquia de Santa Mónica de Madrid [1930–…]......................................................................................... 71 III.– Comunidades fundadas desde la guerra civil española (1936) hasta nuestros días.................................................................... 73 13.– Comunidad del colegio Nuestra Señora de la Consolación de Martutene, San Sebastián [1948–1979]....................................................... 73 14.– Comunidad de la finca San Miguel de Dueñas (Palencia) [1952–1959]................................................................................................ 75 15.– Comunidad de Matinghausen y Holsen (Alemania) [1963–1979]............... 75 16.– Comunidad de la parroquia Nuestra Señora de Loreto de Barajas Madrid [1965–…]....................................................................................... 77


392 17.– Comunidad del Colegio Santo Tomás de Villanueva de Granada [1967–…].................................................................................................... 77 18.– Comunidad Nuestra Señora de la Consolación de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva de Granada [1975–…]..................................... 78 19.– Comunidad de Úrcal (Almería) [1977–1982].............................................. 79 20.– Comunidad del Seminario Mayor San Agustín de Burgos [1979–2010]................................................................................................ 82 21.– Comunidad de Guadalajara, seminario menor-colegio Agustiniano y colegio agustiniano Sgdo. Corazón [1981–…]......................................... 84 22.– Comunidad de Alhaurín el Grande (Málaga) [1996–…]............................. 85 23.– Comunidad de la Curia Provincial [2004–…]............................................. 86 24.– Comunidad de Nuestra Señora de la Consolación de Los Negrales (Madrid) [1983–1984]................................................................................. 87 25.– Casas de retiro-convivencias....................................................................... 88 A modo de conclusión................................................................................... 89 Bibliografía....................................................................................................... 90

Capítulo 5.º As comunidades do Brasil neste século de História 1.– Introdução................................................................................................. 91 2.– Período de fundações e missões..................................................... 91 2.1.– No Triângulo Mineiro................................................................................. 92 2.2.– Nos estados de São Paulo e de Espírito Santo............................................. 93 2.3.– No estado do Pará....................................................................................... 93 2.4.– No estado de São Paulo............................................................................... 93 2.5.– As missões: Lábrea (AM) e Marajó (PA).................................................... 94 3.– Época de Expansão.................................................................................. 95 4.– Dos anos 1960 até o dia de hoje......................................................... 95


393 Capítulo 6.º Las comunidades de Argentina en este siglo de historia 1.– Los orígenes de la Vicaría de Argentina................................. 99 2.– La fundación en la República Argentina................................. 99 3.– Etapa de fundaciones y de consolidación (1925–1931)........... 100 4.– La formación de los futuros religiosos................................. 104 5.– Un año difícil............................................................................................. 106 6.– Nuevas fundaciones y nuevo campo apostólico: el campo educativo............................................................................... 107 7.– Conclusión.................................................................................................. 109

Capítulo 7.º Las comunidades de Venezuela En este siglo de historia 1.– Preámbulo................................................................................................... 111 2.– Primeros pasos.......................................................................................... 111 3.– Perfil de estos Religiosos................................................................. 112 4.– Primeros “Pueblos–Parroquias”..................................................... 112 5.– Cambio de orientación......................................................................... 113 5.1.– Caracas – La Pastora (1960)........................................................................ 113 5.2.– Casa–Colegio de Tamare (Ciudad Ojeda; Estado Zulia: occidente–norte)........................................................................................... 115 5.3.– Casa de Maracaibo...................................................................................... 116 5.4.– Casa de Caricuao-San Carlos Borromeo..................................................... 118 Nota “llamativa”.................................................................................................. 119 8.– Conclusión.................................................................................................. 119

Capítulo 8.º La comunidad mártir de Motril Introducción..................................................................................................... 121 1.– El mártir también es confesor....................................................... 123 2.– La comunidad mártir............................................................................ 126 3.– La inmolación........................................................................................... 129


394 Capítulo 9.º Religiosos Hermanos REFERENCIA DE NUESTRA VIDA CONSAGRADA AGUSTINA RECOLETA 1.– Recuerdos.................................................................................................... 131 2.– Presencia...................................................................................................... 133 3.– Hermanos..................................................................................................... 135 4.– Servicio......................................................................................................... 136 5.– Protagonistas............................................................................................ 137 6.– Misión............................................................................................................. 138 7.– Ayer y Hoy.................................................................................................... 140 8.– Comunidad mártir.................................................................................. 140 9.– Santidad........................................................................................................ 142

Capítulo 10.º Religiosos con servicio de autoridad HOMBRES QUE SUPIERON AMAR, RELIGIOSOS QUE EJERCIERON LA AUTORIDAD EN NUESTRA PROVINCIA Introducción..................................................................................................... 143 1.– Con la mente clara: P. Fr. Gregorio Erce del Carmen (1897–†1957)............................. 144 2.– Constructor de un nuevo mundo: P. Fr. Gerardo Buldáin (1900–†1992)................................................... 146 3.– Alma misionera: Monseñor Fr. Ignacio Martínez Madrid (1902–†1942)............. 148 4.– Luchador hasta el fin por el amor: P. Fr. Juan José Arteta (1930–†2002)..................................................... 151 5.– Reflejo de Cristo: Beato P. Fr. Vicente Soler Munárriz (1867–†1936)..................... 152 6.– Hombres que enseñaron cómo amar........................................... 154


395 Capítulo 11.º Algunos Religiosos que dejaron huella especial 1.– Santos y Mártires................................................................................... 159 1.1.– Monseñor Fr. Ignacio Martínez del Santísimo Sacramento (1902–†1942)............................................................................................... 162 1.2.– P. Fr. Nicomedes Mateo de Gracia de San Agustín (1895–†1936).............. 164 1.3.– P. Fr. Jenaro Fernández del Sagrado Corazón (1909–†1972)...................... 167 2.– Religiosos que han ejercido una labor de Gobierno....... 167 2.1.– P. Fr. Gerardo Larrondo de San José (1875–†1942).................................... 167 2.2.– P. Fr. Teófilo Garnica del Carmen (1880–†1936)........................................ 169 2.3.– P. Fr. Martín Braña del Carmen (1903–†1992)............................................ 172 3.– Misioneros, Testigos del Evangelio............................................ 174 3.1.– Mons. Fr. Gregorio Alonso de la Consolación (1894–†1982)..................... 174 3.2.– Mons. Fr. Alquilio Álvarez de los Sagrados Corazones (1919–†1985)....... 176 3.3.– P. Fr. Jesús Pardo del Carmen (1926–†1955).............................................. 178 4.– Formadores y Educadores................................................................ 180 4.1.– P. Fr. Esteban Azcona de Santa Teresa de Jesús (1872–†1940)................... 180 4.2.– P. Fr. Feliciano de Ocio de la Sagrada Familia (1897–†1983)..................... 182 4.3.– P. Fr. José Sanz del Santísimo Sacramento (1911–†1950) ........................... 183 5.– Escritores y Poetas............................................................................... 185 5.1.– Padre Eugenio Cantera de la Sagrada Familia (1880–†1955)...................... 185 5.2.– P. Fr. Pedro Corro del Rosario (1864–†1934).............................................. 187 5.3.– P. Fr. Ángel Criado de San José (1907–†1981)........................................... 190 6.– Predicadores............................................................................................. 192 6.1.– P. Fr. Francisco Orduña de San José (1874–†1942)..................................... 192 6.2.– P. Fr. Manuel Flores de la Virgen de la Sierra (1881–†1947)...................... 194 6.3.– P. Fr. Antonio Rubio de la Consolación (1896–†1977)................................ 196 7.– Hermanos No Clérigos......................................................................... 198 7.1.– H. Fr. Juan Altarejos de san José (1886–†1971).......................................... 198 7.2.– H. Fr. Aurelio Azcona del Carmen (1902–†1975)....................................... 199 7.3.– H. Fr. Leonardo Armendáriz de los Sgdos. Corazones (1900–†1962).......... .... 200 Conclusión.......................................................................................................... 201


396 Capítulo 12.º Estilos de vida, usos y costumbres de la vida ordinaria A modo de introducción.............................................................................. 203 1.– Estableciendo periodos...................................................................... 204 2.– Los “carriles” por los que ha marchado la vida de nuestros religiosos.............................................................................. 206 3.– Los ideales.................................................................................................. 206 4.– Algunos elementos de la vida cotidiana................................. 209 4.1.– La vida interna de la comunidad................................................................. 209 4.2.– La proyección externa de la comunidad: El apostolado............................... 215 5.– Mirando hacia el futuro.................................................................... 221

Capítulo 13.º Las relaciones fraternas (LA COMUNIDAD) Introducción..................................................................................................... 223 1.– Vocación a la santidad........................................................................ 224 2.– La Comunidad, Carisma del Agustino Recoleto................... 224 3.– Perspectiva personal de la comunidad: la comunidad funciona si cada persona que la compone funciona........ 226 4.– Perspectiva comunitaria: la persona funciona mejor cuando la comunidad funciona..................................................... 227 5.– Perspectiva histórico–social: la comunidad y las personas que la componen funcionan si funciona su interacción con los grupos sociales de su entorno....... 228 6.– Carácter propio agustino recoleto.......................................... 228 7.– La vida de comunidad como dinámica dialéctica entre diversos valores....................................................................... 229 8.– Conclusión.................................................................................................. 231


397 Capítulo 14.º La concepción de los votos (FUNDAMENTACIÓN DE LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS) 1.– Castidad consagrada............................................................................ 234 2.– Pobreza consagrada............................................................................. 237 3.– Obediencia consagrada....................................................................... 239

Capítulo 15.º La vida litúrgica 1.– Antes del Concilio Vaticano II........................................................ 243 1.1.– La Celebración de la Eucaristía................................................................... 244 1.2.– La Liturgia de las Horas.............................................................................. 244 1.3.– Otras celebraciones propias de la Orden en la Vida de la Provincia............ 245 2.– El Concilio Vaticano II y la renovación de la Vida Litúrgica...................................................................................................... 245 3.– En Busca de nuevos cauces celebrativos................................. 246

Capítulo 16.º La devoción mariana en la Provincia de Santo Tomás de Villanueva 1.– Aspectos generales............................................................................... 249 2.– La piedad mariana en la liturgia de la Orden...................... 250 3.– La piedad mariana en las distintas comunidades de la Provincia................................................................................................ 251 4.– El Antiguo ceremonial y ritual.................................................... 251 5.– La Cofradía de Ntra. Sra. de la Consolación......................... 252 6.– Mirar el futuro con el corazón de María.............................. 252


398 Capítulo 17.º Los territorios de Misión 1.– Mártires de Motril................................................................................ 255 2.– En el campo de Lábrea......................................................................... 256 3.– Recuerdos de la formación misionera...................................... 258 4.– En las aguas de Marajó........................................................................ 259 5.– Conclusión.................................................................................................. 260

Capítulo 18.º La orden tercera, Fraternidad Seglar Agustino-Recoleta Introducción..................................................................................................... 261 Origen de las Terceras Órdenes Seglares y sus notas históricas más características ..................................................................................................... 261 1.– Pasado de la Orden Tercera Agustiniana................................. 262 2.– Pasado de la Orden Tercera Agustino-Recoleta................. 262 3.– Actualidad de la Tercera Orden Seglar Agustino Recoleta....................................................................................................... 263 3.1.– Mandato del Concilio Vaticano II................................................................ 263 3.2.– Reuniones................................................................................................... 263 3.3.– Formulación de algunos elementos constitutivos y comunes a todas las Terceras Órdenes, o Fraternidades Seglares............................................ 264 4.– Pregunta ¿Tienen lugar hoy día, en la vida de la Iglesia, las Terceras Órdenes?....................................................... 266 4.1.– ¿Qué piensa la Iglesia de las Terceras Órdenes Seculares?......................... 266 4.2.– ¿Qué dicen nuestras Constituciones al referirse a la Tercera Orden o Fraternidad Seglar?.................................................................................... 266 4.3.– ¿Han manifestado su opinión los capítulos generales y provinciales de nuestra Orden?......................................................................................... 266 5.– La Fraternidad Seglar hoy día en la Provincia de Santo Tomás de Villanueva............................................................................. 268 6.– Propuestas................................................................................................... 269 6.1.– Por parte de los miembros de la Fraternidad Seglar oar:............................. 269 6.2.– Por parte de nuestra Provincia..................................................................... 269


399 Capítulo 19.º Vida paroquial no centenário da Província Introdução.......................................................................................................... 271 1.– À disposição da Igreja.......................................................................... 272 2.– Sempre à disposição da Igreja......................................................... 273 3.– Nascidos para servir à Igreja.......................................................... 274 4.– Brasil.............................................................................................................. 274 5.– Argentina.................................................................................................... 276 6.– Espanha.......................................................................................................... 277 7.– Venezuela.................................................................................................... 278

Capítulo 20.º Las residencias e iglesias conventuales en estos cien años Introducción..................................................................................................... 281 1.– Circunstancias histórico-sociales............................................. 282 2.– Qué son estas residencias, su legislación............................... 283 3.– Residencias e iglesias conventuales......................................... 285 3.1.– Período del 1907 al 1909............................................................................. 285 3.2.– Restauración de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva de Andalucía..................................................................................................... 285 3.3.– Residencia e iglesia conventual de Granada [1899–…]............................... 286 3.4.– Residencia e iglesia conventual de Motril [1899–…].................................. 288 3.5.– Residencia de Lucena (Córdoba) [1904–1930?].......................................... 289 3.6.– Residencia de Sigüenza (Guadalajara) [1905–1911]................................... 290 3.7.– Residencia de Bilbao [1927–1941]............................................................. 291 3.8.– Residencia de Madrid [1930–…]................................................................ 292


400 Capítulo 21.º Las Obras sociales Introducción..................................................................................................... 295 1.– Los Talleres de caridad de Santa Rita....................................... 295 1.1.– Fundación de los talleres............................................................................. 295 1.2.– Cambio de orientación................................................................................ 296 2.– Escuelas para obreros y niños pobres....................................... 296 3.– Obras sociales actuales..................................................................... 297 3.1.– Centro social San Agustín de Belém (PA, Brasil)........................................ 297 3.2.– Escuela Infantil Santa Mónica de Breves (PA, Brasil)................................. 298 3.3.– Guardería Santa Rita de Vidigal (RJ, Brasil)............................................... 298 3.4.– Policlínica Santa Mónica-Leblon (RJ, Brasil)............................................. 299

Capítulo 22.º Las revistas y medios de comunicación social 1.– Una de cal y otra de arena…............................................................ 301 2.– En el principio…....................................................................................... 302 3.– Siguiendo el desarrollo…................................................................ 304 4.– “Surfing the Net”..................................................................................... 306 5.– Mirando al futuro desde el hoy.................................................... 307

Capítulo 23.º El mundo de la cultura y la tarea investigadora Introducción..................................................................................................... 309 1.– Los signos de los tiempos................................................................... 310 2.– El hombre y la cultura...................................................................... 311 3.– El agustino recoleto en la cultura.......................................... 313


401 4.– Algunos de los nuestros.................................................................... 313 4.1.– R. P. Fr. Jenaro Fernández del Sagrado Corazón de Jesús, oar.................... 313 4.2.– R. P. Fr. Teófilo Garnica del Carmen, oar.................................................... 315 4.3.– R. P. Fr. Gonzalo Díez Melcón, oar............................................................ 316 5.– Una nube de testigos…......................................................................... 316 6.– A modo de conclusión.......................................................................... 317

Capítulo 24.º Las devociones propias Introducción..................................................................................................... 319 1.– Argentina.................................................................................................... 320 2.– Brasil.............................................................................................................. 321 2.1.– Belém do Pará (PA)..................................................................................... 321 2.2.– Río de Janeiro (RJ)...................................................................................... 321 2.3.– Portel (Marajó, Pará)................................................................................... 322 2.4.– Breves (Marajó, Pará)................................................................................. 322 2.5.– Paraguaçu Paulista (SP).............................................................................. 322 3.– España............................................................................................................. 322 3.1.– Motril (Granada)......................................................................................... 323 3.2.– Alhaurín el Grande (Málaga)...................................................................... 323 3.3.– B.º de Monachil (Granada).......................................................................... 323 3.4.– ‘Hospitalicos’, Granada............................................................................... 324 3.5.– Otras............................................................................................................ 324

Capítulo 25.º Las relaciones con otras Provincias e Instituciones Introducción..................................................................................................... 325 1.– Relación entre las provincias....................................................... 326 2.– Relación de la Provincia con otras Instituciones............ 327 3.– Conclusión.................................................................................................. 328


402 Capítulo 26.º La Pastoral Juvenil en la Provincia Introducción..................................................................................................... 331 1.– ¿Cómo ha sido nuestra pastoral juvenil a lo largo de este siglo?............................................................................................. 332 2.– ¿Cómo hemos tratado la cuestión vocacional?.................. 337 3.– Mirando al futuro…............................................................................. 339

Capítulo 27.º Nuestro patrimonio artístico y cultual Vuelta a Granada............................................................................................. 341 Iglesia del Corpus Christi, Granada................................................... 342 Introducción........................................................................................................ 342 Arquitectura........................................................................................................ 343 Escultura............................................................................................................. 344 Pintura................................................................................................................. 345 Orfebrería............................................................................................................ 347 Ropas.................................................................................................................. 347 Biblioteca............................................................................................................ 348 Conservación del Patrimonio............................................................................... 348 Residencia de Motril (Granada)............................................................. 349 Introducción........................................................................................................ 349 La iglesia de La Victoria..................................................................................... 349 Arquitectura........................................................................................................ 351 Escultura............................................................................................................. 353 Pintura................................................................................................................. 354 Orfebrería............................................................................................................ 355 Conservación del Patrimonio............................................................................... 355 Convento de Monachil (Granada).......................................................... 355 Introducción........................................................................................................ 355 Arquitectura........................................................................................................ 356 Escultura............................................................................................................. 357 Pintura................................................................................................................. 358 Conservación del patrimonio............................................................................... 359


403 Capítulo 28.º El reto de las nuevas vocaciones Introducción..................................................................................................... 361 1.– Búsqueda en clave de inculturación.......................................... 361 2.– Una pastoral con prioridad misionera y vocacional...... 362 3.– Campos de acción..................................................................................... 367 4.– Conclusión.................................................................................................. 368

Capítulo 29.º Una historia que construir… 1.– Introducción............................................................................................. 369 2.– Nuestros cimientos: la pasión por Cristo y la locura por el Reino................................................................................................ 372 3.– Nuestras columnas: interioridad, comunidad y misión.... 374 3.1.– Interioridad................................................................................................. 375 3.2.– Comunidad.................................................................................................. 376 3.3.– Misión......................................................................................................... 377 4.– Entramado de vigas y zunchos....................................................... 378 4.1.– La humildad................................................................................................ 378 4.2.– La autenticidad (Credibilidad).................................................................... 379 4.3.– La gratuidad................................................................................................ 380 4.4.– La formación inicial y permanente.............................................................. 380 4.5.– La simplificación de las estructuras............................................................. 381 5.– Las paredes, muros y fachadas........................................................ 382 5.1.– La alegría.................................................................................................... 382 5.2.– El testimonio............................................................................................... 382 5.3.– La sencillez................................................................................................. 383 5.4.– La comunión–unidad................................................................................... 383 5.5.– El diálogo.................................................................................................... 383 5.6.– Solidaridad (justicia y paz).......................................................................... 384 5.7.– Apuesta clara por el laicado........................................................................ 384 6.– El tejado...................................................................................................... 384 6.1.– Fe y confianza en la Providencia................................................................. 384


404 6.2.– La presencia de la Virgen María.................................................................. 385 6.3.– El ejemplo de nuestros santos, beatos y venerables..................................... 385 7.– Las puertas y ventanas......................................................................... 386 7.1.– La acogida y hospitalidad............................................................................ 386 8.– Conclusión.................................................................................................. 388 Índice ................................................................................................................... 389



Extraordinario

Boletín Provincia Santo Tomás de Villanueva

2010

Boletín de la provincia N.º 572

Santo Tomás de Villanueva O.A.R. Núm. 572 - Extraordinario 2010


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