TEORIA DE LA EDUCACION

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TEORIA DE LA EDUCACION Martín Soria

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PROLOGO Quisiera dedicar este ensayo a la memoria entrañable de una joven que compartió con otros cuarenta inocentes su ascenso fortuito a la dimensión infinita, mi cuñada Andrea victima de un desafortunado accidente de avión en Arequipa (29-02-96). Andrea fue un ejemplo de pureza en todas sus dimensiones. Ella es nuestro link con lo eterno y nuestra esperanza en lo absoluto. Su presencia nos invita a investigar en la improvisación de lo que ayude a despertar lo desconocido del misterio. Pureza es el anhelo perpetuo de la especie, y los humanos nos retorcemos frente a esa idea de protegerla, la excluimos y esquivamos con la facilidad de quien la ignora, pero de su cumplimiento nadie puede sustraerse. Con este ensayo espero colaborar en el desarrollo de una juventud más sana, más justa y eficiente. Una juventud enfocada en el establecimiento vincular intrafamiliar completo, que madure en el dominio de la prudencia, firmeza y templanza; en el control del celo y los instintos para alcanzar el máximo de su potencial humano, y evitar en esa integridad los errores que ocasionan las defensas de fragmentos que en su agresión, causan el dolor y sufrimiento de generaciones. A la memoria de los cuarenta inocentes que en espíritu acompañan a mi cuñada en su dimensión infinita.

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INTRODUCCIÓN Permítanme ilustrar algo que suele ocurrir educando, el alumno dice al profesor: ¿Por qué se dice “chespir” y se escribe Shakespeare? Está muy claro le responde… porque es un verbo irregular. Esta anécdota pierde su alegría al saber que este incidente deja de ser aislado y se repite en nuestra tradición educativa. Desde que se origina el ser humano se educa, y en el proceso de desarrollo de su maduración existe un interés continuo por educarse. Este interés no se pierde nunca. Siempre estamos buscando y recibiendo conocimiento para desarrollar nuestro nivel educativo. Tanto el infante, adolescente, o maduro, buscan y adquieren conocimiento del medio en el cual se insertan. El recién nacido busca y recibe educación de Los padres, de las normas de conducta familiar de sus afectos, imita expresiones y se habitúa a la repetición ecoica, de diversos aspectos que posteriormente pasan en él a ser costumbre. Se interesa por el significado de conceptos y se inicia en la comprensión de la lectura, con ello amplía sus posibilidades educativas a diversas áreas, tales como las matemáticas, la física, o religión; materias estas, que memoriza y asimila fácilmente. El niño indaga examinando a su alrededor y recibe información mediante la comprensión del medio. 2


El curso del proceso educativo del niño es de extrema importancia. Ordinariamente, no se nos plantea con la importancia que tiene este periodo de tiempo. Pero ese es el momento en que se construyen los hábitos, conductas, confianzas e iniciativas de la persona. Los frágiles instantes fugaces de la infancia, graban profundas fosas en los anales conductuales del potencial humano donde se desarrollan las normas del orden, las normas del conocimiento, y las reacciones emocionales. En ese tiempo liberamos o limitamos las actitudes básicas del niño. El miedo a lo desconocido, a la oscuridad, a las personas o a las cosas, coarta la sana exploración, necesaria para ampliar criterios y para disponer de una capacidad de asociar más amplia. Las descalificaciones, el “¡Tú no puedes! ¡Tú no debes! ¡Tú no sabes!” construyen al individuo que nunca se la puede, que no hace lo que debe y nunca se lo sabe. El “¡No, que te vas a caer!” “¡No, que te vas a ensuciar!” El tan frecuente ¡No!, coarta la libertad de opción y restringe el campo exploratorio del niño. El niño aprende imitando, se transforma en esta etapa en el eco de nuestra conducta. Los temores o virtudes de los padres se depositan en la conciencia del infante. Por esta razón, frente a la sana actitud que imita expresiones y se habitúa a la 3


repetición ecoica, de diversos aspectos, que posteriormente pasan en él a ser costumbre, es necesario que los padres, conozcan previamente la importancia de este periodo sensible en el niño. En la formación y desarrollo del niño, se debe proteger y fortalecer, el perfeccionamiento de sus capacidades emocionales, intelectuales y conductuales. La capacidad emocional, exige del aprecio afectivo e incondicional, tanto de los padres, como de los hermanos y del medio en el cual se inserta, lo que obliga a los adultos a atender, entender y estar atentos a las necesidades fundamentales del infante, a darle orientación, información acertada y tradición en el cumplimiento de la máxima necesidad valida preferencial. La capacidad intelectual del niño, exige de la confianza y convicción de los criterios y conocimientos que se le exponen, así como de la acepción y reconocimiento de postulados referentes al sustrato causal humano, por esta razón, tanto los padres como los hermanos y allegados, deben ser siempre sinceros, transparentes y precisos en sus explicaciones. Mentir destroza la confianza y también el intelecto. Se debe ser breve y preciso en las explicaciones, claro y conciso en las exposiciones que, por supuesto, deben estar a la altura de las circunstancias y habilidades del niño.

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La capacidad conductual del infante exige, motivación. Motivan las conductas fácticas completas de los padres, lo ejemplar de los hermanos y parientes. La insoluble cohesión entre conquista e intención, la práctica resolutiva firme y determinada a la consecución de lo propuesto o pretendido. La instigación que induce a la resistencia, escisión o al abandono de responsabilidad es absolutamente impracticable en una familia que espera educar a los suyos. Si observa conductas fragmentarias, inconclusas o indeterminadas, el niño, como eco repetirá tales conductas. Si por el contrario aprecia conductas completas, ordenadas y eficientes, la inocente credulidad y confianza del niño imitará tales conductas con la sana motivación y lealtad que les caracteriza. Habitualmente, pensamos que el proceso del desarrollo educativo del niño, se inicia en el momento de su nacimiento, (entendiendo por nacimiento el momento en que se desprende del vientre materno), esto es relativamente cierto. Pero también es cierto, que el periodo previo a su concepción es de vital importancia. En ese periodo de aproximadamente 72 días, se condiciona en el gene la personalidad del recién nacido. Los genes son compuestos químicos, pero cada compuesto químico contiene selectividad, por esta razón, en ocasiones las células controlan los 5


acontecimientos que causan la proliferación celular, pero, también pueden perder el control, lo que origina tumores o sustancias nocivas para la salud. Lo que nos indica que en el interior del código genético, existe un contenido interno conductor y generador (energía). Este contenido, o naturaleza directiva inherente al gene, también es gestado por el cuerpo de los padres. Si el padre, durante el periodo de gestación del gene se ve expuesto a situaciones de tensión extrema, o de temor exagerado, la energía producto de estas conductas se propaga por todo su cuerpo influyendo también la gestación del gene. El código genético de la persona que nace existe contenido en el esperma de su padre, antes de que este inicie la unión copulativa con su esposa. La calidad del contenido genético se determina en las condiciones del intercambio entre los genes masculinos y femeninos de los padres. Los genes participan de los estímulos del individuo, recogen de los aspectos físico-químicos los contenidos derivados de la naturaleza directiva inherente a la persona. La naturaleza directiva de las conductas determina las estructuras y procesos químicos del cuerpo que las percibe. Se cree que el esperma se regenera cada 72 días. De acuerdo con esto, los padres, deberían establecer en conjunto un periodo de sanidad, tanto mental como física, que produzca espermas sanos antes del establecimiento copular, en el espacio comprendido 6


dentro del periodo de gestación del espermio, tres meses previos a la cópula. Si en el curso de la incubación del esperma, el padre se focaliza en actitudes sanas y conductas saludables, en la moderación de la unidad, en el aprecio, atención y cuidado respetuoso o afectivo por las personas y por el medio en el que se desenvuelve, es probable, que el contenido genético se cargue con aspectos de mejor calidad, que, si durante ese periodo de incubación inseminal, la persona se ve expuesta a graves tensiones, conflictos o trastornos. El hombre y la mujer que pretenden ser padres, deben procurarse un tiempo de protección e incubación de sus semillas. Manteniendo una actitud de unidad consigo mismo y con el sentido e importancia de la creación del nuevo ser que esperan. Un hijo no es una casualidad, ni debe ser una sorpresa. El hombre que deposita su semilla y la mujer que la germina saben bien qué es lo que hacen desde que aceptan el proceso de la fecundación, por medio de la cópula. Por lo tanto, han de hacerse responsables por la realización completa del fruto que ambos fecundan. Los niños indefensos e inocentes no deben cargar con los errores de sus padres, ni tampoco deben, ni tienen derecho a exigir los padres de estos niños inocentes a sus padres o a la sociedad, el asumir la responsabilidad que ellos mismos reniegan. La

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crueldad del abandono paterno en este sentido, es deplorable. Por esta razón debemos profundizar en el desarrollo de la educación preadolescente, adolescente y prematrimonial. La absorción o no de las conductas del medio en la infancia facilitará o dificultarán su desarrollo posterior. En la adolescencia los intereses del joven se amplían y diversifican. Su exposición al medio ambiente, produce en él necesidades nunca antes exploradas. El joven asimila las diferencias sociales, culturales, nacionales, religiosas, e interpersonales. Su familia deja de ser el único paradigma rector y pasa a ser parte de un enorme abanico multidisciplinario, cuya comparación decanta, tanto sus virtudes, como sus defectos. El joven asimila y compara diferencias que le permiten emitir juicios que formulan su comprensión del medio, e influyen en su educación. La educación del joven, se canaliza principalmente a través de las relaciones que establece con sus pares, con sus amigos, compañeros de escuela, de juegos, o de instancias que fomentan su desarrollo educativo. Para el joven, es determinante, la postura de sus padres como estándar comparativo para evaluar al medio. La indiferencia emocional, intelectual o social de los padres, garantiza el abandono educativo de los hijos. “Para gobernar con eficacia un reino, es preciso, ante 8


todo, poner en buen orden la familia” dijo Confucio en el capítulo IX de su libro gran estudio, o gran ciencia. Este periodo de adolescencia es por sobre todo importante, porque en él se juega el joven, la construcción o destrucción de su auténtica pureza e integridad. La pubertad provoca el despertar de los misterios y aparecen las grandes y trascendentales interrogantes: ¿Qué soy, de dónde vengo, a dónde voy? El adolescente busca y recibe educación de los conceptos ideológicos, de las pasiones depositadas en su pareja, de la singularidad que se determina a ser autónoma. La adolescencia se inicia en la actitud de rebeldía de quien se encuentra con su propia identidad frente a las diferencias del resto. Su “yo persona”, es ahora diferente. “Los demás son otra cosa”. La obediencia abnegada y generosa hacia sus padres, se tambalea. “Sus padres también cometen errores y por lo tanto, tal vez sea un error obedecerlos...” El encuentro con su identidad empuja a buscar razones a su existencia, lo que inserta al adolescente en el mundo de los ideales, del pertenecer por justificar su pertenencia. En esta etapa, el conocimiento ni se imita ni se asume, se examina, compara y razona. Ocurren demasiadas cosas a tener en cuenta. Por un lado está la búsqueda de identidad propia, la 9


necesidad por un ideal conductor. Por otro lado, surge la necesidad por la pareja. Pero entre estas dos fuerzas propulsoras, se encuentra la fuerza centrípeta que gravita el estímulo a su propia realidad y en ocasiones, esta realidad no es aceptada. ¿Cómo estar seguro de que el ideal elegido es el correcto? ¿Con qué experiencia, se determina hacia el encuentro con el complemento? Estos inconvenientes producen una serie de alteraciones que deben ser compartidas con los padres y estos, deben orientar, aclarar y educar al individuo. La relevancia del factor “celos” se hace aún más notoria en esta etapa. Los celos se sienten desde la infancia, pero adquieren relevancia en este periodo adolescente porque las expectativas sobre los afectos, son extremamente intensas e importantes. Para un niño preadolescente, el perder un amigo por la cizaña del otro, es algo que por supuesto afecta, pero siempre se puede encontrar otro. Pero si lo que pierdes por otro, es a la pareja que amas, la realidad cambia. Cambia en intensidad y también en los recursos para defenderla. El adolescente siente celos de muchas cosas, por ejemplo del entorno, le gustaría tener lo que tienen otros, o se avergüenza de sus cosas y adopta una postura de rechazo frente a quienes tienen más que él.

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La típica conducta imitativa de la apariencia de otros, que son apreciados por su originalidad, lo que conduce al adolescente a la imitación para sentirse también igualmente admirado, claro que no son conscientes de ello. Se crea también en el adolescente, el sentido de la tan ansiada autonomía, ¡por fin se es independiente!, lo que pone a sus padres y superiores en situación amenazante, y es fácil que frente a la opinión del superior responda con un rechazo sin sentido, pero lo que le importa es precisamente eso, que sea rechazo, porque de esa manera se establecen las diferencias. El adolescente, está en proceso de estigmatizar el paradigma paterno del valor con el suyo propio. Ya no necesita de consejos, el consejo le desespera, él quiere ser él por encima de todo. Hasta ese momento, su desarrollo educativo, estaba centrado en el dominio de los padres, maestros o superiores, eso era así porque el yo, aun no se había emancipado, pero el nacimiento del -yo persona independiente- toma las riendas de su propio destino. Y la iniciativa propia del hijo se confronta con la iniciativa de los padres, lo que provoca situaciones que amenazan la identidad del joven; justamente, son estas amenazas, las que incitan la reacción del celo. En el capítulo titulado el celo y la importancia de su dominio en la conducta podremos comprender en profundidad la naturaleza e influencia del celo en las relaciones interpersonales.

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El adulto, busca y recibe educación mediante relaciones familiares, sociales, o productivas. Las relaciones interpersonales, interfamiliares o ínter sociales, depositan experiencias válidas, para el desarrollo de las habilidades paternales, educativas o conductuales. Como vemos, nunca dejamos de educarnos. Querámoslo o no, el medio ambiente ejerce una labor educativa sobre cada uno de nosotros. El medio y el individuo establecen una relación de exposición y aprecio. El ser se expone a situaciones, de donde puede apreciar o despreciar nociones de contenido emocional, intelectual o conductual, que facultan o dificultan las habilidades en el desarrollo del individuo. No todo lo ofrecido es recibido por la persona expuesta al acto, ni es de igual manera apreciado. La libertad del hombre opera en función del aprecio o desprecio frente a lo observado. Del aprecio o desprecio de lo observado, dependerá la cantidad de reserva educativa acumulada en cada individuo. La sobre exposición no necesariamente es educativa. Así podemos ver a artistas, políticos o deportistas, que pese a sus enormes reservas de experiencia, muestran un comportamiento, en ocasiones irresponsable que nos da a entender que no todos son apreciativos, asociativos o profundos. Lo cierto es que estamos inmersos en una realidad enfocada hacia una meta globalitaria, y el genuino sentido de la globalización, es compartido por aquellas 12


personas que pretenden una sociedad más libre, más justa y más participativa. Pero la tendencia actual a la globalización, contiene graves problemas que impiden su sana proyección y desarrollo. De entre las múltiples contrariedades que contiene la globalización, quizá sea la fragmentación la más significativa. Entendiendo la globalización como un cuerpo sano, debemos aceptar también, que para seguir sano ha de estar unido. Los órganos, miembros y tejidos de un cuerpo se unen en función del orden que dicho cuerpo representa. La globalización actual pretende establecer un orden constitutivo que gobierne y administre la sanidad y salubridad mental y física de la especie humana. A este respecto se enfocan diversos organismos e investigadores de todos los ámbitos filosóficos, políticos y científicos, con el propósito de encontrar la fórmula que garantice el orden social. Pero la tradición nos dice con voz muy cruda que no existe paradigma ordenador de semejantes magnitudes. La única reserva para el hallazgo de tan importante misión se desprende del escaso depósito de la historia. Y esta, desgraciadamente, no se ha caracterizado por la unidad y el orden, sino todo lo contrario, por la fragmentación y la guerra. ¿A dónde podemos recurrir, para hallar el paradigma del orden globalitario permanente?

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La unidad del cuerpo humano se establece en función de su intención. Esta realidad es innegable e indiscutible, lo dice y lo repite la ciencia una y otra vez: “Toda causa es a su efecto así como el efecto contiene aspectos de la causa” Luego, todo efecto es a su causa, así como esta también se manifiesta en la consecución del acto. Como la unidad de todos los aparatos que componen al computador se establecen en función de su intención, así también, los fragmentos que integran la globalización social humana han de establecerse en función de su intención. Esta realidad es exclusiva, categórica e irrefutable en cada acto. La intención social, pretende elevar la dignidad del hombre, a la calidad de ser persona, y en el desarrollo de esta autenticidad exige de una realidad más libre, más justa y más participativa. Si analizamos la situación social que nos circunda podemos apreciar sus diferencias y, en función de una clara asimilación del postulado original humano, se pueden adoptar conductas asociativas desfragmentarias o, terapias de restauración. La globalización exige liderazgo. El liderazgo para una sociedad globalizada ha de contener una gran dosis de compromiso y capital humano; de diligencia, confiabilidad y motivación eficiente. El enfoque del líder ha de estar centrado, en el encuentro prioritario de las necesidades y retribuciones que satisfacen permanentemente al todo. Lo que obliga a ser un experto practicante de los 14


valores absolutos que satisfacen, convencen, y benefician, a la participación social del universo. “Líder” no puede ser un insensible, insensato, o inexperto. Para ser globalitario o universalista la persona debe contener las condiciones de gestor, administrador e impulsor de programas globales eficientes. La más importante condición del líder es la confiabilidad. La garantía de una relación perpetua o constante entre el líder y el subordinado es la confianza. La globalización exige confianza. El sentido global unitario, solo puede establecerse, sobre la base de personas, conductas, e ideales razonables y confiables. Los criterios relativos a las personas deben en este sentido supeditarse al criterio humano original, generador y formador de la autenticidad humana, y en su coincidencia adquieren validez. La validez del criterio, por lo tanto, no depende de los beneficios probables, ni de la estadística popular, sino que se desprende de la coincidencia con lo humanamente natural. En este sentido, los pre-juicios deben ser supeditados al pos-juicio, a la veracidad demostrativa. Las presunciones, a la certeza, y los credos, al respeto prudente.

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El asumir supuestos y su defensa categórica, debe ser completamente eliminado de la conducta global humana porque destroza la confianza. La moral de las costumbres debe invertirse por la costumbre de la moral. Para revertir estas costumbres conductuales, se precisa de un criterio valórico original y universal. La globalización exige finalidades múltiples unitarias. Los ideales tradicionales deben abrir sus fronteras al reencuentro con el ideal propositivo original, que faculta la realización del verdadero propósito de la especie humana, el auténtico. La humanidad no puede unificarse globalmente en función de ideales fragmentarios, o de sectores marginales, partidistas, denominales o teóricos. La necesidad humana exige su realización auténtica, global pluritaria. La autenticidad se desprende del propósito satisfecho. El ser humano tiene que satisfacer dos propósitos, el de conjunto y el individual. Uno vertical personal y otro horizontal con su prójimo. La plenitud se desprende de la satisfacción causaefecto, mediante el completo desarrollo de las individualidades masculinas y femeninas de que se compone. La satisfacción causa–efecto tiene como significado el completo desarrollo del proceso de maduración de las posiciones padre e hijo, mediante el cumplimiento del 16


proceso de la maduración masculino-femenina de cada individualidad. Por eso podemos deducir que la finalidad de la especie humana se centra en el sentido del encuentro entre familias maduras. Para determinar el significado de “familia madura” debemos encontrar en ellas los valores sostenedores de las conductas morales, éticas y estéticas. La finalidad del educador es precisamente la de criar en el seno de sus circunstancias las habilidades que potencian las capacidades humanas hasta el máximo de sus posibilidades, mediante el intercambio de significados axiométricos completos o, demostraciones evidentes del raciocinio y postulado universal constante e inmanente. El hombre educado es libre, lo que permite ser autónomo y responsable. La responsabilidad sólo puede cumplirse cuando se entiende con claridad, por esta razón es necesaria la conducción del guía, o maestro que disponga de la habilidad de criar a semejanza del padre maduro.

1-NUESTRO MEDIO EDUCATIVO Nuestro entorno educativo es poco alentador. Estudios revelan que la preparación de los chilenos es 17


deficiente y por lo mismo, restringe las metas del desarrollo. En un artículo publicado en el diario La Tercera, el sábado 31 de mayo del 2003, en un estudio realizado por el ex ministro Joaquín Brunner y el académico norteamericano Gregory Elacqua, exponen que: “las habilidades, conocimientos y destrezas actuales que tienen los chilenos, no alcanzan para que el país pueda seguir creciendo en el futuro al ritmo que se necesita” “A este ritmo, se necesitaría alrededor de 40 años para alcanzar el actual nivel de educación de Corea del Sur y más de 50 años para equipararse con el estándar actual de Nueva Zelanda”, dice el texto. Pero este problema no sólo existe en Chile, podemos consolarnos con países como Brasil, Colombia, Méjico o incluso España. Si, aunque parezca mentira, en España existe un 53% de la población sin estudios básicos, mientras que en Chile el porcentaje es de 48,2%. Pero eso no nos tiene que consolar, la realidad es que ni en Chile, ni en España, existen al parecer los estímulos, los criterios o los maestros necesarios, para transformar a la nación en un estado educado. Pero las soluciones que se ofrecen tampoco son muy convincentes. Por un lado, uno de los mecanismos para aumentar el capital humano, según el ex ministro Joaquín Brunner, es el de aumentar la cantidad de personas que tienen acceso a la educación superior. 18


Y otra solución que propone, es la de aumentar el número de escuelas. ¿Alguno de ustedes cree sinceramente, que por aumentar el número de escuelas, o por ampliar el número de personas en los recintos universitarios, vamos a mejorar la calidad de la educación? La educación no aumenta o disminuye como un elástico en función de los recintos o en función del número de estudiantes, no es un problema de cantidad, sino de calidad. Otro recurso ofrecido para mejorar el sistema educativo, es el de evaluar las habilidades del profesor, incentivando a la capacitación del mismo en diversas áreas, a través de ofrecer mejores salarios para los -mejor calificados-. Sin duda es un recurso positivo, pero la calidad no depende del salario ni de conocimientos técnicos, depende del implemento de valores. En especial de los valores fundamentales contenidos en la familia. LA FAMILIA La familia es en todos los sentidos, el núcleo celular de la sociedad. Es el núcleo gestor educativo, reproductor y participativo de la especie humana. Las conductas de interés apreciativo, necesarias para la absorción del conocimiento, se aprenden del aprecio recibido de los padres y hermanos. La perseverancia enfocada en el proceso constructivo de los trabajos o labores a realizar se recibe de la

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fortaleza perseverante en el aprecio mostrado por los miembros de la familia, por los padres y hermanos. La templanza necesaria para asimilar y asociar diferencias y para enfrentarse a dichas diferencias sin abandonarse, proviene del ejercicio comparativo con la templanza de los padres y hermanos. Lo mismo ocurre con la actitud prudente. Vemos, como el orden familiar genera el ambiente idóneo y necesario para obtener una conciencia ordenada. El medio influye en el niño y al mismo tiempo el niño influye en el medio. Las virtudes necesarias para el educando son, entre otras muchas, la prudencia, la fortaleza y la templanza, que se adquieren mediante la imitación de las conductas paternas y fraternas. Una familia divorciada, o un hogar monoparental, ya perdió estas tres virtudes básicas. La prudencia, fortaleza y templanza son pilares fundamentales para la sustentación del carácter. Un amplio sector de la juventud actual proviene de hogares monoparentales, o de matrimonios divorciados donde el orden familiar y la armonía en las relaciones brillan por su ausencia. En un hogar sin lealtad, franqueza y respeto, difícilmente se puede adquirir la lealtad, franqueza y el respeto necesarios para absorber los contenidos ofrecidos por el maestro que conduce la educación del individuo.

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Este es uno de los mayores problemas que tiene que enfrentar el profesor, el problema de la lealtad y de la confianza. El alumno que desconfía del educador suele desconfiar también del medio en el que se desenvuelve, incluso del entorno familiar. La familia representa el sedimento perimetral del cultivo valórico del niño. Como el árbol, que no da fruto, a pesar de que proceda de una semilla sana si no recibe durante su desarrollo los nutrientes que lo maduran, así también el niño, necesita de los nutrientes proteínicos y valóricos que lo maduren. Por supuesto que son innumerables los elementos de vitalidad válidos que depositan nutrientes en el desarrollo del individuo, pero, esencialmente podríamos resumirlos en estos tres: afecto, confianza y participación. Sin una conducción en la libertad de opción por lo que es siempre válido no se puede generar confianza, y por lo tanto, se impide la participación. La libertad de opción, ha de estar enfocada siempre en lo que es siempre y para todos válido, lo que garantiza la validez de las conductas. Pero hay que saber que no basta con tener libertad, lo que valida la alternativa es la opción válida. La opción válida es aquella ligada a los valores de completación, recognición absoluta y plenitud. Lo válido ha de ser siempre y por todos, reconocido como tal, esa condición se desprende de lo completo. 21


La educación ha de enfocarse hacia el encuentro con lo completo. Solo el propósito cumplido satisface a la intención propositiva. El propósito humano cumplido se desprende del cumplimiento en los valores absolutos de realización responsable y completa, de autonomía (auto-uno mismo, nomo–ley, uno con la ley) lo que por consecuencia satisface plenamente. Nada es mejor que lo completo, más deseado que lo cumplido, ni más verdad que la ley, y nada más complaciente que el estado de plenitud. Plenitud, ley y completación, son valores absolutos que satisfacen plenamente al individuo. ¿Por qué son absolutos? Porque siempre satisfacen a quienes los poseen. La persona plena está satisfecha, la persona completa está satisfecha y la persona que conoce y comprende lo que es siempre y para todos válido está satisfecha. El amor maduro en el afecto incondicional satisface, la verdad absoluta satisface y la bondad satisface. Por esta razón la educación ha de enfocarse hacia el estudio de los valores absolutos y su consecuente realización. La capacidad emocional de la persona se satisface con el encuentro de plenitud, de lo agradable o lo que complace, pero lo pleno satisface. La complacencia se desprende del placer pero el placer es temporal. Se puede sentir uno muy bien con lo que complace, la plenitud va más allá. La plenitud no se siente, es un estado posterior a la experiencia 22


placentera. La plenitud se posee, se es dueño de ella. El placer no se tiene, solo se degusta. La plenitud es el estado de estar en posesión de un logro completamente válido. El placer puede sentirse aún cuando éste no se entienda como válido. El sexo libre por ejemplo, produce placer, pero no te puedes decir pleno como persona por repartir sexo. El placer es una sensación, un fragmento de plenitud. La plenitud se transmite y se comparte porque se posee. Por ejemplo, el logro de ser número uno en tenis produce plenitud y ese estado es compartido con toda la nación, quienes también se sienten ganadores y quienes comparten con el tenista la posición de “número uno”. Ese estado permanece aún cuando alguien posteriormente le supere. El estado de haber logrado ser -número uno-, permanece siempre en el tenista. Esto ejemplifica la diferencia entre placer y plenitud. La plenitud en la especie humana se establece sobre el cumplimiento de las leyes de la creación. El ser que cumple completamente con el propósito de su especie adquiere el estado de pureza y plenitud que lo califica autónomo (uno con la ley) y responsable, o auténtico. La consecución de este logro se establece en la familia. La familia ha de ser el núcleo incubador del propósito de la especie. La familia ha de asumir la responsabilidad por la realización de cada uno de sus componentes. Se 23


puede querer mucho al esposo o a la esposa, pero no por quererles mucho los realizamos. Lo mismo ocurre con los hijos, a quienes sin duda alguna queremos con todo nuestro corazón, pero no por quererles los realizamos como personas. La realización del hijo, de la esposa, del esposo o del padre, exige de la unidad completa entre todos. Unidad completa en el amor, en el ideal familiar y en las conductas constructivas. El substrato de la unidad contiene fundamentos que determinan posiciones y propósitos, finalidad y recorrido que ameritan la intención voluntaria del que hace camino al andar, y la definición de límites que impidan la desorientación de la finalidad compartida. Para que exista la unidad es necesario, al menos, de dos posiciones que se unan, pero para unirse han de satisfacer a alguna razón. Razón y posición son necesarias en la unidad familiar. La unidad completa entre las posiciones de marido y esposa, facilita la unidad completa entre las posiciones entre padres e hijos. La unidad entre ambas direcciones verticales y horizontales, padres e hijos y esposo-esposa construyen el núcleo familiar basado en la incondicionalidad afectiva, en la confianza interactiva y en la conducta responsable. LA ESCUELA La tendencia actual a buscar modelos de desarrollo relegados a la moral de las costumbres, o a la 24


devoción de las apetencias personales relativas a nuestro escaso nivel de exigencias, ha transformado el medio educativo en el generador de apetitos hedonistas, relativistas y egoístas, lo que menosprecia la calidad de la enseñanza. Es común oír en boca de los educadores la frase: “las clases han de ser más entretenidas”. Con este estigma, que para el maestro tiene un sentido enriquecedor, puesto que pretende aliviar el esfuerzo necesario en el reconocimiento de algo nuevo, para el alumno tiene otro sentido muy distinto, el del relajo, abandono, o pasarlo bien. El compartir con el alumno la intención de hacer las clases más entretenidas despierta entre el alumnado la exigencia por el entretenimiento, y con ello, relega la disciplina obediente al esfuerzo necesario para fortalecer la conducta del estudio comparativo profundo y racional. Tildar lo profundo como “denso”, poco menos que despreciable porque involucra esfuerzo en su asimilación, impide el raciocinio basado en criterios fundamentales, lo que confina las relaciones entre estudiantes a lo superficial. La superficialidad abruma, sobre todo cuando no se cimenta sobre un centro conductor. De poco sirve conocerse los nombres de todos los representantes de la nación si se ignoran sus desempeños.

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Los estudiantes en un ambiente superfluo se aprenden los conceptos pero no los significados, por eso es fácil entrar con ellos en discusiones polémicas donde únicamente contradicen al otro, pero ni lo escuchan, ni lo aprecian, ni lo entienden y mucho menos asimilan sus fundamentos. ¿Por qué? Porque la inercia de las costumbres ha instituido en ellos la tendencia electro-ecoica, es decir, la “repetición inmediata” la respuesta periscópica, casi como papagayo. No están acostumbrados a profundizar en la asimilación del conocimiento. Tampoco existe un criterio formativo unificado. En muchos colegios no tienen medios para supervisar la implementación de planes de estudios, y en otros, ni siquiera existe plan de estudios. En muchos casos la enseñanza se limita a la confianza depositada en la trayectoria de cada profesor. El ejercicio pedagógico no permite depurar la experiencia porque la tendencia generalizada a romper tradiciones, a liberar los implementos educativos y los cambios producidos por el desarrollo social, obligan a realizar cambios tan abruptos como inoperantes. El alumno se transforma en ratón de laboratorio para satisfacer las esperanzas de un “nuevo pretender” que pocas veces se consuma y muchas se consume en la esperanza del pretender. De la sobre-exposición a los medios de comunicación donde la garantía de las opiniones depende de quienes las formulan, y donde los criterios y 26


significados no llegan al análisis de sus orígenes o consecuencias, es lógico esperar juicios sin fundamento, lo que genera en el medio una cultura de contenido gaseoso. Ser superficial es algo que está de moda. Los jóvenes prefieren la entretención por sobre el análisis, el humor a la investigación, y la ingenua espontaneidad al juicio verídico y meditado. Estas conductas, generalmente se originan por imitación al medio y en particular por la evaporación de los padres. La escuela, se considera una extensión de la familia, un complemento del valor que sobre éste desarrolla el contenido técnico, conductual y social del alumnado. Allí se establecen vínculos de amistad, de camaradería, lealtad y confianza que potencian y confirman la posición de la familia. La escuela no debe retractar los valores familiares. Al profesor no le corresponde la misión de invalidar a los padres. Puede declarar los errores pero siempre con la actitud constructiva de colaborar en su restitución. El maestro es el ejemplo a imitar. Si por imitación prefieren el humor, la ingenuidad, la entretención del medio ambiente y la ignorancia, los alumnos con esta preferencia deben hallar aquellos centros donde se instaure este tipo de educación. Pero, para la formación progresiva en el cultivo del desarrollo humano, el maestro ha de transformarse en el ejemplo de persona afectiva, de persona analítica y verídica y de persona cumplidora.

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La escuela es el complemento de los valores familiares. En ella se amplía el radio de dichos valores de plenitud, confianza y participación responsable al diámetro social, tribal, provincial o nacional. LOS IDEALES Otro aspecto importante en el ámbito de la educación, se desprende de la ausencia de ideales fundamentales comunes. Cada maestrillo tiene su librillo, a pesar de que todos los librillos pretendan educar cada librillo responde a la propuesta de educación de su maestrillo. Lo que relativiza los planteamientos, al criterio de cada profesor. Es cierto que el individuo es único y por lo tanto sus experiencias también lo son, esto enriquece en variedad el planteamiento. Pero también es cierto que existen procesos y estructuras sostenedoras de la moral, de la ética y de la estética que son independientes de la apreciación parcial de la persona, y que enriquecen la tradición con su aplicación. La prioridad de estos procesos y estructuras ha de hacerse latente. La tendencia global actual ya no permite la exigencia de criterios fragmentarios. Estamos acostumbrados a pensar que el sentido de nuestras vidas depende enteramente de nuestros oficios; que nuestro ideal de vida pende de una 28


profesión, y que nuestras conductas se reducen a los límites de nuestra iglesia, nuestra política o nuestro sector. La realidad es muy distinta, el hombre es un ser social, un ser único en el universo multitudinario. En este universo existe, por y para el universo, y esta realidad obliga a la asimilación de los principios que facilitan el desarrollo y cumplimiento de su propósito de conjunto, para así satisfacer su propósito individual. La unicidad de su condición se establece mediante la multiplicidad de experiencias naturales válidas. La educación precisa de una gran revolución. Una visión nueva que conecte al hombre con el propósito de su especie. Este sentido de especie humana aún permanece ajeno al entendimiento de la persona. Se nos hace grande la idea de pensar en un propósito para la especie humana. Sobre todo en un mundo donde nadie sabe con certeza cuál es su propósito individual y mucho menos el de conjunto. Si todo está ordenado de manera natural, cada fragmento del todo debería también asumir la participación del orden natural. ¿Tan difícil le resulta al hombre descubrir cual es el orden natural de la creación…? El individuo, la familia y la sociedad global, persiguen el mismo designio el cumplimiento de la unidad. La 29


sociedad global para existir necesita de la unidad entre familias, y las familias para existir necesitan de la unidad entre personas. De igual modo, las personas para existir necesitan de la unidad entre sus pares, además de la unidad entre padres e hijos. La unidad es el eje conductor de la especie humana. Un padre no puede serlo, sin establecer la unidad con su esposa, un hijo no puede serlo sin estar unido con sus padres. El hijo se desprende del padre para ligarse luego en su misma condición de “padre” de su propia descendencia. Esta cadena es inexorable. Por encima de cualquier ideal político, religioso o laboral, el ser humano siente la necesidad de la familia unida. La familia sólo se completa con la unidad entre padres e hijos. La unidad entre padres e hijos ha de enfocarse hasta estar ligada a los valores absolutos de plenitud, autonomía con las leyes universales de la creación y completación. Para que la familia pueda decirse satisfecha ha de ser realizada. En una familia donde los padres e hijos se sienten plenos, totalmente seguros el uno del otro y completamente maduros, se puede decir que han alcanzado el logro del ideal humano. Si proyectamos esta realidad a la gran familia que es la especie humana, veremos a un género que debe completarse y que está obligado a sentirse pleno en el intercambio afectivo; seguro, cuya seguridad esté 30


basada en la confianza de reconocer los fundamentos mutuos de la unidad que opera siempre y para validarlo todo, y maduro al cumplir responsablemente con el propósito de la unidad. Sobre esta realización, nos hallaremos frente a una especie satisfecha en toda su dimensión. Este es el ideal universal de la condición humana. ¿Quién no busca sentirse pleno, seguro y responsable? ¿A quién le desagrada ser maduro? El ideal de la creación es el mismo que el del ser humano. Es el mismo porque todas las especies lo comparten. Tanto los animales, como las plantas, moléculas, átomos y partículas crecen, se reproducen y ejercen el dominio sobre un determinado área en particular. El ideal del ser humano es también el de crecer, multiplicarse y ejercer el dominio sobre sus habilidades y conductas. Crecer en el establecimiento incondicional de los vínculos afectivos filiopaternales, fraternoconyugales y paternosfiliales que posibilitan la complacencia emocional máxima. Crecer en el entendimiento de las razones constantes que se desprenden del conocimiento de los principios de la creación que por ser siempre y para todos válidas aseguran el entendimiento del intelecto humano y lo justifican. Crecer en el dominio de los extremos emocionales de ansiedad y angustia, en el dominio de los extremos 31


intelectuales de la ignorancia y arrogancia y crecer en el dominio de las conductas extremas de flojera irresponsable o de violencia extrema que perturban y tensan la convivencia entre personas. Crecer en el dominio de los instintos de protección, mantenimiento y reproducción, evitando los extremos del temor, de las adicciones y de los apetitos, en particular siendo capaz de controlar y dominar la tentación del apetito intergenital prematuro, causal de la pérdida de la pureza e integridad humana. El cumplimiento de este ideal libera a la persona de toda acusación y certifica como maduro, perfecto y realizado. EL ENTORNO SOCIOCULTURAL En el proceso educativo, tiene una enorme importancia el factor social, en el cual se insertan tanto el profesor como el alumnado. El conocimiento proviene del ambiente, del medio que rodea a la persona. Socialmente estamos siempre en un proceso de cambio. Nuestra realidad social podría calificarse como -sociedad transitoria-. La realidad actual implica reajustes bruscos que en ocasiones desconcentran al habitante de dicho medio. Reajustes de todo tipo políticos, religiosos, productivos y por lo tanto educativos.

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La tendencia global a la apertura de fronteras provoca la necesidad de absorber otras culturas nuevas, tradiciones que hasta ese momento parecían de locos acaban por transformarse en locuras tan populares como el Halloween. La fuerza de la globalidad invita al matrimonio intercultural, interpolitico, interreligionario, interracial. Invita al encuentro entre personas de países enemigos, de estratos sociales dispares, de familias “incompatibles”. Esta necesidad, existe como garantía de libertad sociocultural. La democracia implica tolerancias nunca antes imaginadas, como el aceptar válido al homosexualismo o la separación familiar. Los hogares monoparentales, pasan a ser una realidad social tan aceptable como la familia constituida en unidad. Incluso la prostitución, en algunos países pasa a ser legalmente protegida. Estos impulsos, sumados al permisivo escaparate sin censura de imágenes, criterios y conductas provenientes del ignorante populismo social, trastocan las estructuras valóricas, tanto del profesorado como de los alumnos, llegándose al extremo de no saber en una clase quien es el conductor de la misma, si el profesor o el alumnado. La sociedad actual ignora los fundamentos de la estructura familiar unificada, por lo mismo, ignora los fundamentos de la unidad social y cultural.

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Los propósitos sociales fluctúan entre el bienestar económico y la libertad de oportunidades; entre la capacidad productora y el consumo de capitales. Socialmente se es más importante, cuanto más poder social, o más medios materiales tienes. Y en pró de ese criterio transitan, tanto los familiares como los valores. Por eso que es común ver en matrimonio a dos exitosos empresarios, artistas, políticos o famosos de la farándula. Por otro lado es tan común el ver cómo se divorcian cuando saben que con ello pueden beneficiarse. El sentido de familia para siempre se ha perdido en nuestra sociedad, por esta razón, el sentido de educación para siempre también se ha perdido. Los jóvenes hacen carrera presionados por las exigencias paternas o, para ocupar transitorios puestos de trabajo, pero no con el sentido vocacional de realizar algo para siempre. Así los estudiantes fluctúan entre clases que satisfacen sus titubeos. El establecimiento del sistema democrático, la implementación de libertades sin restricciones y la pérdida de los valores incambiables está frustrando las necesidades básicas del ser social humano. Socialmente se aceptan todo tipo de libertades sobre la consigna de la tolerancia. La tolerancia social es un cáncer que necesita de un buen cirujano. Tolerar en extremo puede transformarnos en maniqueístas o en anárquicos ilegales. 34


Del mismo modo que no toleramos que el niño meta sus dedos en el enchufe y no por eso le privamos de libertad, tampoco podemos tolerar aquello que destroza la unidad individual, familiar, social o mundial. La sociedad debe ahondar en la comprensión de los principios fundamentales de la unidad. Unidad que se establece desde las bases de los organismos atómicos, moleculares, vegetales, animales y humanos. La unidad produce orden y el orden vale para su creador al mismo tiempo que vale también para todo lo ordenado. Todo lo creado obedece a un orden direccional estructural. Cualquier cosa, cualquier acto, o cualquier hecho que se realice implican fuerza y dirección. La fuerza obedece a la compensación ordenada entre valencias positivo negativa, lo que se entiende como centrífuga y centrípeta. Producto del dar y recibir entre estos dos complementos, se genera cualquier movimiento, existencia, acción o multiplicación. Por lo tanto, todo acto es producto y obedece a la razón de un orden originario. Todo hacer está condicionado por un agente conductor y por un propósito intencional. El hacer condicionado por el sujeto pertenece a un substrato diferente en cuya capacidad existe la

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libertad de optar por exteriorizar o no su fortaleza; ese “substrato” existe -con y previo- al “hacer”. El substrato condicionado al acto, al hacer, al actuar, al devenir, es el estado de realización completo, reconocido y satisfecho del acto. La razón que justifica al acto, reside en la necesidad de realizarlo. Sin esa necesidad en el agente, el acto no logra su existencia. La sociedad debe advertir sus exigencias y de entre todas, la fundamental es el encuentro de la unidad familiar. La familia es el núcleo gestor social. La sociedad sana se establece con familias sanas. Una familia sana es aquella cuya finalidad esté enfocada en el establecimiento incondicional de los vínculos intrafamiliares, filiopaternales, fraternoconyugales y paternofiliales. Cuando hablamos de individuo sin principios, hablamos de persona corrupta. Si aplicamos este mismo criterio a la democracia podríamos decir que una democracia sin principios sería también una democracia corrupta. ¿Qué es lo que determina la validez de los principios? ¿Es acaso la opinión de las mayorías, o de las minorías? No. La validez de los principios reside en la similitud y coincidencia con las normas o principios de la creación. Lo que certifica la realidad de los principios es su condición de ser siempre y para todo válidos. Siempre en tiempo y para todo lugar, en el espacio o posición es válido. En el universo todo se mueve, el 36


movimiento es una constante que involucra un centro nuclear energético y una periferia atraída por el poder del núcleo central. Esta realidad motriz, compuesta de centro y periferia, de finalidad y recorrido, es constante e inmanente y contiene en sí los principios de la creación y la normativa de la actividad correcta. ¿Cómo es posible que nadie los haya descubierto? Si el principio o norma reúne este requisito indispensable, podremos estar seguros de su validez y autenticidad. No necesariamente por ser la voz de la mayoría va a representar lo que es valido, cierto o prioritario. En algunas democracias la voz de la mayoría impide el libre desarrollo democrático. 2- EL LLAMADO HACIA EL ORIENTE El mundo occidental, saturado de ofrecimientos y en un estado de colapso informativo está poniendo cada vez más atención a los logros alcanzados en materia educativa por las naciones orientales, y muy en especial, por la pequeña península de Corea. Este lugar sintetiza las dos vertientes del desarrollo moderno. Por un lado, la vertiente socialista y por otro lado, la vertiente democrática. El fracaso de ambas generó la necesidad de hallar un sistema de educación superior aprovechando las virtudes tanto del ámbito científico como del sistema de valores, lo que está generando una revolucionaria reforma educativa.

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La gran revolución educativa florece en la península surcoreana, que es sin duda, uno de los países con más alto volumen de capital humano. Cuando hablamos de capital humano estamos refiriéndonos al grado de sensibilidad, de conocimientos, virtudes y destrezas que tienen las personas, para desempeñarse en la sociedad. Corea es una pequeña península, dividida en dos por el paralelo 38, en una superficie de 98,400 Km cuadrados, poco más que la superficie que existe entre Santiago a la Serena, 48 millones de personas han logrado superar en menos de 60 años a economías occidentales ancestrales, partiendo de los escombros de una espantosa guerra. Uno de los agentes que sin duda beneficia la educación, es el respeto a los maestros. En Corea del Sur el respeto a los maestros ha sido uno de los factores que la sociedad ha protegido en beneficio del desarrollo educativo. Nuestra sociedad actual debe aprender de esto y restaurar el respeto por el profesorado. En la ley de educación promulgada en Corea en el año 1968 se reconoce la necesidad de una reforma educativa, y en ella se marcan los fundamentos filosóficos de la educación en pro de la identidad nacional y del respeto a la historia y a la tradición. La sección 1 Artículo 1° de la Ley de Educación Nacional dice: ” La educación tiene su base en el lema: beneficio al ser humano Hong-ik-in-kan- y se debe ayudar a todos los ciudadanos a perfeccionar el 38


carácter de cada individuo, a desarrollar la capacidad para la vida autónoma e independiente y a promover la prosperidad de todos los humanos” A lo largo de sus artículos la ley enfatiza el balance o equilibrio necesario entre tradición y desarrollo y entre las necesidades de los individuos y de la nación. El desarrollo de la producción en corea no se estriba en el mero acto de tener más, sino, de beneficiar a la especie humana, con lo cual, el beneficio social repercute en su propio desarrollo. La incondicionalidad contenida en este postulado, es sin duda alguna digna de aprecio. En Corea resulta muy competitivo el ingreso en las universidades y dentro de estas, existe una jerarquía según sus exigencias. El beneficio social proveniente de las mejores universidades estimula a los alumnos a estudiar más y prepararse mejor para su ingreso en ellas. El ingreso a las universidades de alto nivel en Corea se determina desde la preparatoria mediante el promedio de calificaciones con las que se egresa. El sistema educativo es muy estricto pero acumula dividendos. La ley de promoción de la educación industrial mediante incentivos sociales también propulsó el desarrollo tecnológico de Corea. Pero por sobre estos logros, los fundamentos esenciales de la educación de esa nación están basados en el fomento de la unidad familiar y de la tradición que se cimenta en la conducta de respeto y lealtad entre personas y en la responsabilidad frente a las normas naturales. 39


Occidente ha perdido la noción de lo natural. Las comodidades actuales han trasformado la naturaleza emprendedora del occidental en holgazanería. La flojera desencadena pobreza y esta deprime. Este trastorno circular alimentado por la marginación familiar y la permisividad e indiferencia de los gobernantes está hundiendo a occidente. 3-¿QUE ES EDUCAR? Si me atengo a la definición del diccionario de la Lengua Española, educar está ligado a crianza, a las enseñanzas y doctrinas que se dan a los niños para hacerlos maduros. Otra definición nos dice que por educar se entiende el desenvolvimiento racional de las facultades y aptitudes del ser humano. Es decir, el satisfacer a las capacidades con las habilidades que las completan, lo que me parece muy puntual. Su objetivo, es despertar y adaptar ordenadamente, en relación con el medio de su vida, aquellas aptitudes y tendencias, con las que el hombre nace y que el ejercicio ha de hacer efectivas, creando hábitos permanentes que faciliten la acción. Etimológicamente la palabra deriva del verbo latino educare que significa criar y hacer crecer, pero también tiene otro significado que es importante de comprender: significa extraer, sacar fuera a la luz lo que está dentro y oculto.

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De aquí se deriva el verdadero sentido de la educación que no crea facultades o capacidades en el educando, ni siquiera las transforma, sino que coopera a su desarrollo y perfección. Por lo tanto, educación es el conjunto de normas de conductas, de significados cognitivos y de sensaciones que satisfacen las capacidades emocionales, intelectuales y conductuales del individuo. La eficacia en la educación va a depender de la coherencia o concordia que se establezca entre el ideal filosófico intencional de la educación y la realidad natural o fisiológica del propósito de la especie humana. Sin un conocimiento profundo del propósito de la creación la educación se transforma en una mera instrucción técnica. La educación no debe justificarse mediante tecnicismos ni por sistemas de agrado a la moral de las costumbres. La educación ha de cimentarse sobre los fundamentos esenciales de la creación que son los mismos que posibilitan la actividad y el movimiento gestor de toda relación. Sin el conocimiento profundo de estos fundamentos la educación pasa a sostenerse del criterio relativo al surrealismo consuetudinario.

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El primer problema que se plantea en la educación es el del porqué debemos educarnos y el cómo capacitar las condiciones del educador. La razón que da sentido a la educación es la de heredar el fundamento previo para enriquecer el bienestar de nuestros descendientes. Nuestros antepasados se esforzaron en desarrollar objetos de valor que optimizan la calidad de sus funciones, esas mejoras se reciben por medio de la educación y se perfeccionan para el beneficio de la generación posterior. Este es el verdadero sentido de la educación. La educación conduce a la unidad entre el propósito y su cumplimiento, mediante la unidad entre creador y el objeto creado por él. El perfeccionamiento de los sistemas, de las estructuras, de las disciplinas y métodos, eleva la dignidad intelectual y participativa en la creación de objetos de satisfacción. Por esta razón debemos educarnos. El papel del educador es de vital importancia en el sano desarrollo cognitivo, conductual y emocional del educado. Un mal ejemplo puede por sí solo desmotivar la esperanza del educado. Una sola incoherencia basta para que se pierda la confianza en el educador. Y quién sabe, si no se pierda también la confianza en la educación.

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Basta la exaltación de un momento en el maestro para justificar la intolerancia del alumno. Una sola llegada impuntual del profesor dificulta la puntualidad de todo el curso. El educador tiene en sus manos una enorme responsabilidad. El maestro se transforma en la prolongación del padre del educado, en su líder, en el ejemplo a imitar. Esta condición de ser segundo padre, padre adoptivo, o padre transitorio, delega en él las funciones del modelo afectivo, confiado y eficiente, lo que no deja de ser un gran reto. Del educador, el educado aprende a ser igual a él en el conocimiento, en las conductas y en lo anímico. El educador motivado motiva al curso, el educador convencido convence al curso, el educador unido une al curso. Para lograr esta meta el educador ha de comprender y realizarse como objeto del propósito de la educación cumplido. Cumplirse como ejemplo de educación es una labor que precisa de un entrenamiento diario en la búsqueda de la madurez plena, en el ofrecerse incondicionalmente por el beneficio del todo, lo que implica ser capaz de captar cual es la máxima necesidad del momento que es válida siempre y para todos y disponerse a realizarla completa y voluntariamente.

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Ser ejemplar exige descubrir los verdaderos fundamentos de la existencia y realizarse en ellos. De ese modo contaríamos con verdaderos maestros maduros, justos y responsables. 4-¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA EDUCACIÓN? La ligazón indisoluble entre el valor, vida y tradición, fundamenta en un sistema educativo la calidad de sus costumbres. Por lo mismo, determina también la conducta moral, ética y estética del educando. Es curioso ver cómo maduran los animales, vegetales y conjuntos moleculares, sin la ayuda aparente de un maestro conductor y sin la actitud voluntaria de querer ser educados. Podemos sacar a un cachorro de cualquier especie y apartarlo de sus pares sin que por esto se mermen las habilidades que facultan las capacidades de su especie. Eso no ocurre así con el ser humano. Si tomamos al hijo de un doctor y lo abandonamos a su suerte en un lugar apartado sin un conductor que le eduque en medicina, lo más probable es que ese niño sólo y aislado, se transforme en nómada inestable que viaja en pro del alimento diario necesario para sobrevivir, y probablemente no llegue a desarrollar un lenguaje que le sirva para comunicarse con otro de su misma especie allí donde posteriormente lo encuentre.

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Este niño regresaría a un estado primario en su educación y perdería las ventajas de la tradición. Difícilmente podría comunicarse de igual a igual en términos de medicina con su padre. La importancia de la tradición es determinante en la educación del ser humano. La educación moral de las costumbres permite prosperar en el descubrimiento y desarrollo intelectual del individuo. Sin tradición, podemos estar seguros, de que no existiría educación alguna. El valor de las costumbres en la especie humana es prioritario y determinante del logro moral, ético y estético del hombre. De ahí que las costumbres deban ser coincidentes con una moral universalmente aceptada y coincidente con aquellos principios fundamentales de la creación. El hombre coincidente y concordante en sus convicciones, con los principios universales y naturales de la creación, es un hombre seguro, convencido y confiado. La seguridad en la concordancia con las normas de conducta coincidentes con el orden original del proceso de la creación realiza al ser como persona. Lo hace libre, seguro y responsable. El propósito de la educación es el de satisfacer al educando con las conductas que lo motiven a ser persona, que le convenzan a ser persona y que le satisfagan como persona, por lo tanto, que lo realicen como persona. Persona es un ser libre, autónomo (auto-uno, nomoley, uno con la ley) y responsable. 45


Libre porque opta por la alternativa válida siempre y para todo y cuando no opta por la alternativa valida siempre y para todo se esclaviza del deber de responder a esta. Autónomo porque coincide en criterios con la normativa natural de las leyes de la creación y cuando las descubre y practica se asegura y ajusta en ellas. Y, responsable porque responde libre y voluntariamente al cumplimiento de la función y finalidad humana natural normada. Porque cumple y se realiza en base a dichas leyes de la creación lo asumimos responsable. La creación está basada en un principio originario puesto que satisface a una razón de ser. Todo lo creado existe por y para el beneficio del otro, esta realidad es evidente e innegable. Todo efecto es a su causa así como la causa manifiesta aspectos del efecto. El efecto es para la causa al igual que la causa es para el efecto. Sin causa no hay efecto y sin efecto no hay causa. Si nos paramos un poco en asimilar este punto podemos darnos cuenta de que no puede existir un creador hasta que crea y cuando crea ya tiene efecto, ni puede existir un efecto si no ha sido previamente creado, lo que involucra a un origen creador. Esta realidad obedece y responde a una razón creativa, la razón de querer crear, de saber crear y de poder crear. ¿Y, crear para qué? Para satisfacer una necesidad. ¿A qué obedece esta necesidad? Al principio fundamental de la creación a la unidad. 46


La unidad que se desprende del acto en sí, como objeto unido con su causa origen y la unidad que se determina en la intención original del creador que ha sido satisfecha con el acto consecuente. El propósito de la educación es el de establecer la unidad entre contenido y forma y entre profesor y alumno. Existe una preocupante tendencia a redefinir los comportamientos dañinos y a romper los límites morales tradicionales. Incluso a aceptar comportamientos desviados como respetables. Lo que trastoca los fundamentos esenciales de la educación. Como nos muestra el libro de Anne Henderschott “The Politics of Deviance” (Las Políticas de Desviación) San Diego California 4 octubre 2003. En su libro, la profesora de sociología en la Universidad de San Diego defiende: “El rechazo de los sociólogos a reconocer que hay que hacer juicios morales cuando se discute un tema donde la desviación demuestra qué lejos está esta disciplina de sus orígenes” . Hasta los años sesenta, la estabilidad social se aceptaba como derivado del orden moral. Unido a este concepto de orden moral, está el concepto compartido de desviación y la voluntad de encontrar los límites de un comportamiento apropiado. La desviación como concepto, ayuda a definir el marco dentro del cual, un grupo puede desarrollar el sentido de su propia identidad cultural y orden social. 47


Hace veinte años los cursos sobre desviación empezaron a suprimirse de los programas académicos de muchas facultades de psicología, y la mayoría de los actuales textos de sociología rechazan la idea de definir cualquier comportamiento como desviado. Lo que ha provocado la cultura del victimismo. Los cambios en el ambiente académico tienen a su vez influencia en los puntos de vista populares, un ejemplo es el cómo se juzga a la droga adicción. Ahora es común considerar a la adicción como una “condición en la que los consumidores están afectados por una enfermedad” enfermedad esta que han adquirido, pero no por su culpa. Incluso los medios de comunicación repiten el slogan de que la drogadicción es una enfermedad. Con frecuencia se ignora en estos análisis la responsabilidad de la persona al haber decidido comenzar a tomar drogas. Incluso los adictos comienzan a reclamar que el consumo de drogas es un derecho humano y que el gobierno tiene la responsabilidad de hacer que sea más seguro para el adicto. De ahí la decisión en algunos países de proporcionar salas de consumo –las narcosalas- con agujas limpias y de renunciar a cualquier intento de alejar a los adictos de sus hábitos. Incluso en el tema de la pedofilia, los pedófilos ya no son vistos como extravagantes, sino como “quienes 48


cruzan la frontera” Muchos de los ensayos de académicos que pretenden normalizar esta conducta proponen una terminología neutral, que busca eliminar el mal juicio contra la pedofilia. La asociación psiquiatra norteamericana revisó en su Manual de Diagnosis y Estadística, e intentó que la pedofilia y el molestar a menores, no sea ya, necesariamente en sí misma, un indicio de desorden psicológico. Para calificar este comportamiento como desordenado, los acosadores deben sentirse “ansiosos”. Incluso un estudio posterior, publicado por la asociación psicológica norteamericana, defendía que el abuso sexual de niños, no causa desordenes emocionales o problemas psicológicos inusuales, cuando llegan a ser adultos. Otra cosa que es ahora vista como normal es la conducta sexual promiscua entre adolescentes. E incluso acusan como responsables de esta conducta promiscua a los programas que defienden la abstinencia. Quienes proponen la promiscuidad alegan que tales programas contribuyen a un comportamiento desviado. Una sociedad que rechaza reconocer y sancionar actos desviados, que nuestro sentido común nos indica que son destructivos para la especie humana, es una sociedad que ha perdido la capacidad de ser autentica. Ha perdido la capacidad de enfrentarse al mal que la destruye y que deshumaniza al género, a todos nosotros. En temas de capital importancia, vemos cómo es frecuente el priorizar la libertad desarraigada de toda 49


objetividad, por sobre la verdad, lo que origina graves conflictos de intereses. Proteger la inviolable dignidad personal de cada ser ayuda a la conservación del tejido social humano y a su desarrollo recto y fecundo como especie natural. Estas alteraciones son producto de la ignorancia de los principios fundamentales de la creación. 5- ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS DE LA CREACIÓN? Si pudiésemos crear la situación de hallarnos en el inicio de la historia, como espectadores imaginarios, compartiendo con los orígenes del universo la tarea de crear, tal vez ahí, podríamos analizar el proceso creativo con referencias más concretas. Veamos si podemos, al menos, pretender estar ahí, en el instante de la creación primera. Imaginemos la primera obra, la primera escena, el primer acto. Todo lo exterior que hoy apreciamos, no existe, olvidémoslo por un instante. La realidad única se resume al primer acto. Vamos a adentrarnos en la configuración del primer acto creado. Pero... aquí surge la pregunta, y ¿qué es un acto? Si me atengo al diccionario enciclopédico Salvat, “acto es el estado inmediato y simultaneo de la acción”. Y, ¿qué es acción? Según el mismo diccionario, nos dice que es el ejercicio de una potencia; efecto de la actividad, y si 50


vamos más allá, concluye con el siguiente axioma: “Toda acción es igual a la reacción que engendra”. En otras palabras, el “acto”, no puede ni debe tomarse como objeto aislado de su contraparte dual, de la cual es parte integrante. Por lo que sabemos, toda acción involucra otra reacción de iguales proporciones, y esta dualidad de -dar y recibir-, nos explica que el primer acto obedece también y como consecuencia que es, a un principio causal procedente. El acto creado en el principio, obedece y pertenece a una causa intencional originaria. El acto no tiene cómo realizarse por sí solo. ¿Por qué? Primero porque todo acto realizado es efecto o consecuencia realizada dentro del contexto de tiempo y del espacio. Para que exista el acto realizado ha de completar un proceso de realización dispuesto en tiempo, y ha de satisfacer a una estructura operativa, posicionada en el espacio. Me explico. Nada surge de la nada, porque sencillamente la nada no existe, en especial si hacemos honor y damos crédito al aforismo de que “la energía ni se crea ni se destruye”. Si, ni se crea ni se destruye, ha existido y existirá siempre y en todo, lo que transforma a la energía en eterna e inmanente. En la creación del primer acto intervino también la energía. Y hemos dicho que la energía no surge de la nada, sencillamente existe siempre de manera inmanente.

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Si estudiamos a fondo la energía también encontraremos en ella una dualidad complementaria, me refiero a la dualidad -causa y efecto y sujeto y objeto-. Toda energía es producto de actividad entre dos polos y cumple una función determinada. En esta realidad encontramos el cumplir con una intencionalidad, mediante dos complementariedades. Al cumplir con una determinada intención establece la dualidad causa y efecto y para tal cumplimiento, ha de establecer posiciones de sujeto y objeto, lo que nos indica que todo acto, sea cual fuere, implica la realización completa de dos dualidades complementarias. Primero, la satisfacción de la determinada intención, y segundo, la satisfacción de las funciones emisoras y retribuidoras que posibilitan la realización completa del acto en sí. Hemos llegado aquí a un punto donde necesitamos tomarnos un poco de aire y replantearnos esto de manera más sencilla. La existencia de un acto creado, implica creámoslo o no, la presencia de un creador que determina la existencia del acto. Que nuestro raciocinio pueda o no dudar de ello es aceptable, pero lo que no se puede aceptar es el hecho de negarlo porque sí, sin verificaciones demostrativas, eso es sólo terquedad e infantilismo.

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¿Por qué? Porque la naturaleza evidencia en sus principios la realidad de una existencia previa al acto creado, que está íntima y completamente ligada con el efecto creado, de ahí que la ciencia lo corrobore con el principio de -toda causa es a su efecto así como el efecto es a su causa-. Podemos negarnos a aceptar realidades, pero no podemos invertir o detener sus funciones por mucho que las neguemos. Podemos repetir una y mil veces que todo es relativo sin darnos cuenta de que estamos afirmando en ello la existencia de lo absoluto, porque si todo es siempre relativo se transforma en absoluto. Podemos negar la realidad mientras se ignora pero de nada sirve apartarnos de la evidencia cuando se conoce. La creación opera en base a un orden absoluto. La realidad es absoluta, cualquier realidad contiene la capacidad de ser siempre y para todos válida por esa razón es absoluta independientemente de cómo se la aprecie. El objeto puede ser apreciado, así como también puede ser despreciado; la diferencia está en que del aprecio se recibe valor y del desprecio no se recibe nada. Apreciado o despreciado todo objeto contiene en sí el potencial de generar valor en la persona que decida apreciarlo. Por lo tanto, si cualquier realidad puede ser apreciada siempre y por cualquiera de todos, esa realidad es 53


absoluta con respecto al valor. Luego, el valor es absoluto en el sentido de que siempre satisface a quien lo aprecia. Valor es la cualidad contenida en el objeto, que satisface las necesidades, intereses o intenciones del sujeto que lo aprecia. Y para que surja el valor, para que se realice su experiencia en uno es preciso que el sujeto lo aprecie, para tal efecto, ha de darse en atención, recognición o cuidado hacia el objeto a apreciar. Esta realidad es siempre cierta y por lo tanto, se la conoce como la ley del dar. La Ley del Dar, nos dice que en la creación, todo existe por y para el beneficio del otro, o de lo otro. Consecuentemente se establece la unidad incondicional entre ambos. Esto podemos entenderlo fácilmente si comprendemos que el ser humano es un ser básicamente emocional, intelectual y creativo. Porque es emocional pretende, (siempre y cuando esté en condiciones de salud mental) ser tratado con afecto, reconocimiento, cariño, y aprecio, lo que produce en él un sentimiento de complacencia, de agrado, de recognición y aceptación. Pero no se conforma con eso, emocionalmente necesita del amor, tanto del amor filial dependiente de la protección de los padres, como del amor fraternal, conyugal y por sobre todo, del amor paternal.

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El amor del padre por el hijo es de tal grado en su incondicionalidad que posibilita el logro de la más alta experiencia del amor, la plenitud. Intelectualmente el ser humano espera la confianza en la certeza, espera la verdad del conocimiento, pero tampoco se limita en esto, el ser humano pretende el encuentro con las verdades que son siempre y para todos válidas, busca el encuentro con la ley. Y no me refiero a las leyes regulatorias de un código civil, religioso o militar no. El ser humano espera el encuentro con las leyes que fundamentan el origen, la identidad y el propósito de la creación. Participativamente el ser humano es un ser social, y para tal función ha de hacer uso del dominio sobre las cosas y el dominio sobre sus conductas, sobre sus hábitos y costumbres. Dominio en este caso no significa imposición, mando o señorío en el sentido de opresión, u obligación forzada, no. El sentido del dominio es el de conductor y director benefactor de un objeto que responde de manera voluntaria a la intención de la persona. El ser humano domina el lenguaje, las conductas, el trabajo, e incluso su cuerpo físico pero tampoco detiene su voluntad en esto, el hombre espera el dominio sobre sus condiciones internas. Pretende el dominio sobre las virtudes de la prudencia, fortaleza y templanza, para de ese modo,

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madurar su intervención en la conducción histórica de su propia suerte. El dominio sobre estas conductas posibilita el bendecir, bien hacer, o hacer las cosas de acuerdo a un paradigma original depositado en su conciencia por el origen causal de su existencia. Para obrar en consonancia con dicho paradigma el hombre ha de realizarse de manera responsable. Al ejercer el dominio completo sobre el poder del celo, se madura. Estamos afirmando en pocas palabras que existe en la conciencia humana la innegable necesidad de alcanzar la plenitud, mediante el encuentro con la ley y su cumplimiento responsable. Es más, estamos confirmando que tiene la capacidad para lograr ese estado de plenitud, pero que para llegar a él necesita ejercer el dominio maduro sobre el poder del celo. ¿A qué ley postula nuestro enfoque como especie? ¿Quiere esto decir que si todos los humanos realizamos las normas de estos principios alcanzaremos la deseada expectación de nuestra especie? La humanidad ansía el cumplimiento de su propósito. Propósito que solo es posible realizarlo de manera responsable y sobre el franco entendimiento de sus axiomas. La Ley del Dar es la fuerza propulsora base fundamental y esencial de todas las otras leyes que se derivan de esta. Cualquier orden para que sea una realidad ideográfica o nomotética se debe a la estructura y proceso de las 56


funciones contenidas en la normativa natural de la creación. Por lo tanto, el estudio y comprensión del proceso y estructura fundamental de la base esencial de la Ley del Dar es determinante y necesario para la asimilación veraz y completa de las múltiples reglas, principios y leyes que determinan la funcionalidad del universo. El proceso creativo de cualquier acto conlleva en su interior funciones específicas, determinadas por la expectativa intencional que lo sustenta. La función del propósito determinada por su condición fáctica, es la de satisfacer las expectativas del sujeto que lo pretende. La función del sujeto que pretende realizar el acto, es la de estar determinado, convencido y capacitado para realizar el logro de su intención completamente, hasta sentirse satisfecho. Para lo cual ha de ser leal a la proposición y capaz de realizarla. La función del objeto a realizar, principalmente, es la de responder totalmente a las expectativas de la intención originaria, y, en caso de ser persona en dicha posición, ha de responder voluntariamente seducido, convencido y motivado. La realización del acto que corresponde, que es reconocido y que establece una correlatividad completa con el autor, es un acto realizado.

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Esta estructura base de cuatro posiciones se establece siempre y se repite en cada acto que se lleve a cabo. Todo lo creado contiene o participa del movimiento. Movimiento es una constante universal. El movimiento opera en base, a la normativa natural del actuar. En el movimiento existen cuatro fuerzas. Fuerza Inicial, Fuerza Centrífuga, Fuerza Centrípeta y Fuerza de Revolución, u Orbita. Cada una de estas fuerzas cumple una función específica y determinante en el destino de su inmediata. Se dan por el beneficio de sus complementarias. La fuerza inicial se ofrece voluntariamente hasta consumar su recorrido y encontrarse en unidad consigo misma, lo que produce su revolución orbital. La fuerza centrífuga propulsora se entrega voluntariamente al servicio de la finalidad directiva, lo que posibilita la tracción de los espacios y con ello establece la dinámica del movimiento. La propulsión energética no explota perdiéndose en su explosión, ese es solo un fragmento del cósmico movimiento circular ordenado, todo lo contrario, se conserva y transforma en otras formas de movimiento. Tanto el cosmos (lo máximo) como lo mínimo (el átomo) giran permanentemente en un ambiente preparado para tal giro. Si este giro completo es constante o no, nadie puede afirmarlo rotundamente, pero si podemos afirmar que los sistemas naturales: vital, circulatorio, fluvial, interestelar, etc, responden a este giro completo. 58


Toda especie natural establece posiciones de dualidad masculino-femenino, y dualidad causal-consecuencia en unidad correlativo-funcional, lo que posibilita su continuidad. En cada especie se reparten las funciones emisoras y receptoras exigidas en la reproducción y permanencia de la misma. Y cada individualidad goza de ciertas variabilidades de crecimiento, dentro de los límites que determina su respectiva especie. La energía también se rige por sus propias normativas, reacciones o propulsiones, pero tras la acción-reacción está la intención. Si todo acto contiene intencionalidad, selectividad y poder, debemos concluir afirmando que previo al acto, existe también una necesidad, justificación y voluntad de hacer. Esta realidad es constante en todo acto y por lo tanto es ley. La fuerza inicial se asemeja con la intencionalidad originaria de cualquier acto creado. La fuerza centrífuga se identifica con la operación emisora de cualquier sujeto que pretende el logro de una intencionalidad. La fuerza centrípeta, se equipara con la posición receptora, o con el objeto que posibilita el logro de la intencionalidad, mediante su respuesta obediente y correspondiente. La Fuerza de Revolución u órbita, se iguala con el logro del propósito intencional.

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Este orden intrínseco en la relación que permite el movimiento es una constante universal y está también intrínseco en toda existencia, acción y multiplicación. Si observamos una rueda hallamos en ella los fundamentos esenciales que se establecen mediante las posiciones de centro y periferia. Pero la rueda para sostenerse, necesita de algo más que la unión entre el centro y uno de los extremos periféricos; la rueda necesita al menos de dos radios, uno diametralmente en sentido opuesto al otro. Pero esa estructura radial es muy débil, para fortalecerla, es preciso de al menos otros dos radios en sentido perpendicular a ambos radios anteriores. La solidez de la rueda se establece con treinta y seis radios, uno en cada diez grados. En esta rueda el eje central se encuentra protegido y asegurado en su rotación. Lo mismo ocurre en la estructura familiar. También existe un centro propulsor intencional y una periferia masculina o femenina que para sustentarse precisan de sus opuestos complementarios, pero sólo se solidifica su posición central mediante al menos un par de hijos. Si por lo demás, reciben el apoyo de otros dos, doce o treinta y seis, mejor. Más sólida será la posición central. Tanto el movimiento como la familia manifiestan la presencia de un orden. El orden de este movimiento se debe a siete fundamentos esenciales de la normativa natural del actuar.

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Cada uno de estos fundamentos esenciales, o principios, es válido siempre en toda actividad o relación, por lo tanto se definen ley. 5.1- Principio o Ley de correlatividad. Todo lo creado, existe, en base, a la correlativa sincronía vertical, entre una causa y su efecto, y en base a la correlativa sincronía horizontal, entre las posiciones de sujeto emisor conductor y objeto realizado. Básicamente explica esta ley que es imposible establecer una actividad, movimiento o relación, sea cual sea, si no se ha establecido previamente una correlatividad entre el sujeto y el objeto que intervienen en la relación. Lo que determina al “yo”, o al “otro”, es el “nosotros”. El “nosotros”, no se declara manifiesto, pero... ¿podría existir un “yo” y un “otro”, sin el “nosotros”? Lógicamente no. La ley de correlatividad nos dice además, que en el universo, todas las cosas contienen elementos correlativos de valor emocional, intelectual y conductual. Cualquier existencia, acción o multiplicación, contienen en potencia la posibilidad de ser apreciados, reconocidos o utilizados por el apreciador. Al poseer significado se puede concordar con él en significación, y de este modo establecer un signo intelectual cognoscitivo.

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Al poseer el acto elementos de complacencia, el apreciador puede sentir éstos y establecer una correlativa sensación, y hacer uso del recuerdo en su intercambio comunicativo con sus pares, de forma que se reconozcan dichas sensaciones. El acto contiene además aspectos de utilidad que sirven al apreciador para el desarrollo de su proposición. Toda existencia, acción y multiplicación, obedecen al mismo tiempo a un propósito específico y al propósito del Todo. Porque sirven al propósito del Todo por sobre a su propósito individual, se confunde en ocasiones su finalidad específica y se postula que satisfacen múltiples propósitos. Lo cierto es que entre la finalidad individual y la de conjunto existe correlatividad. La Ley de Correlatividad nos dice que las posiciones de causa y efecto y de sujeto y objeto son posibles, gracias a que entre ellas existe la correlatividad del valor que las posiciona dentro de sus afinidades indisolubles. Correlatividad es el vínculo de unidad entre las diferencias en el proceso y estructura de la actividad. El grado de correlatividad máxima se establece en los momentos de plenitud absoluta y perfecta. Todo lo creado existe para satisfacer a la intención del creador, y toda intención existe, se justifica y satisface en la realización o cumplimiento del objeto pretendido y creado. 62


Esta realidad se entiende en función de las prioridades esenciales de la finalidad propuesta. La correlatividad en la satisfacción es el motivo por el cual, se establece la relación entre ambos complementos activo-retributivo. Correlatividad, recognición, y similitud, son propiedades de intercambio entre una causa y su efecto. “Toda causa es a su efecto, así como el efecto manifiesta aspectos de la causa” Si todo efecto es a su causa, algo debe contener que sea similar a esta… ¿Cuál es ese elemento correlativo? La causa, al crear, contiene una intención que busca ser satisfecha. La intención de ser satisfecha existe contenida en dicha causa, y la cualidad que satisface existe contenida en el efecto creado. De donde se deduce que, satisfacción es un elemento correlativo entre causa y efecto. La cualidad que satisface es válida, contiene valor en su proposición, y el efecto realizado es valido cuando responde o refleja la cualidad de lo esperado. Si el efecto es válido para la intención podemos asegurar también que la intención es válida para el efecto. Por eso decimos que valor es el fundamento que establece la correlatividad, recognición y similitud entre origen y consecuencia o, entre sujeto y objeto. La validez del ser humano se establece en función de la satisfacción de su Causa Creadora (Paternazgo Normal).

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Si analizamos esta realidad llegamos a la conclusión de que en la Ley del Dar existen dos destinos a cumplir: primero la satisfacción del creador, y después, la satisfacción del objeto creado. Pero, sólo en la realización del objeto se puede satisfacer su creador. Esa reciprocidad se establece en el instante en el que se cumple con la realización completa del objeto y se satisface en ello el sujeto que lo propuso. De esta realidad se desprenden el derecho y el deber. El derecho del creador a ser satisfecho y el deber del objeto creado de satisfacerlo. El objeto que no satisface no vale. No basta con tener fe en el valor, el valor hay que realizarlo. 5.2- Principio o Ley de dar y retribuir. Toda existencia, acción y multiplicación, fundamentan su identidad, mantenimiento y desarrollo, en la acción de dar y retribuir que se establece en el proceso origen división y unión y en la estructura base de cuatro posiciones. Esta ley nos dice que para que se establezca actividad, movimiento o relación, es preciso el intercambio de un dar “algo” y recibir “algo” producto de la retribución. Indica que toda existencia acción y multiplicación existen en función de un dar y recibir, actúa en función a un dar y recibir, y se multiplica en función a

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un dar y recibir. Por lo tanto, la ley del dar y recibir está presente en todo lo creado. Toda intención es en sí un anteproyecto del proyecto a realizar. La diferencia entre intencionalidad y acto radica en el proceso y estructuras exigidas en su consecución y necesarias para su logro. El proceso es un iniciarse en algo distinto al estado en el que se está, para lo cual, es forzosa una actitud de entrega, y esta actitud es en sí la negación del estado estacionario o de reposo en el que se está. Toda proposición implica la negación de otras alternativas, a esta negación de lo negado lo podemos denominar “sacrificio” sin ser exactamente eso, pero si es un estado de indiferencia hacia lo negado y, si asumimos que lo negado espera de nuestra elección para valer, podemos bajo esta perspectiva asumir que la elección de una proposición implica sacrificio. Al ofrecerse se da uno por la actividad, pero al darse, también se recibe la satisfacción de hacer lo que uno siente que ha de hacer. Ninguna relación puede existir sin dar y recibir. Todo autor, gestor o creador, ha de entregarse a su obra para cumplirla, como el padre ha de entregarse al cumplimiento de su naturaleza reproductiva, realizando a la madre para perpetuar su especie. Ese darse para recibir el beneficio de su cumplimiento implica un dar y recibir.

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Para recibir hay que hacer méritos. No se recibe nada sin antes pretenderlo. Para recibir la belleza de una puesta de sol, hay que estar atento a los colores, la atención se da primero para recibir después la belleza de los colores. Solo recibes cuando das cabida al contenido. Por lo mismo, todo contenido depende del dar y recibir. Todo acto es producto de la entrega y, como esta realidad es inmanente y constante asume la categoría de ley. 5.3 -Principio o Ley del dominio sobre el centro Todo lo creado satisface obedece o completa la intencionalidad original de un propósito. Para realizar dicho propósito, es necesario de la existencia de un centro conductor de la iniciativa y de una periferia retributiva. La ley del dominio sobre el centro dice que en toda relación existe un conductor que determina el sentido, finalidad y orientación de la relación. Toda existencia, acción o multiplicación, existen como estructura de un proceso gobernado y conducido por el dominio de un centro motor. Ese centro está sujeto a la proposición de quien pretende la finalidad. El dominio sobre el centro es necesario para la realización de cualquier logro. Sin ese sujeto que persigue, conduce, dirige o realiza al objeto, la realización del propósito no puede establecerse.

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El propósito es uno en su satisfacción, solo se satisface cuando está satisfecho, solo se justifica al ser justo lo esperado y, solo sirve en la reciprocidad de su servicio a pesar de que en el interior de ese mismo propósito único, existan elementos múltiples que intervienen en su realización, y que satisfacen a numerosos sub-propósitos contenidos en el propósito direccional. Por ejemplo: Veo un paisaje y al mirar veo colores, formas, distancias, tamaños, texturas, etc, pero el propósito fue sólo uno, mirar el paisaje. Como el propósito es solo uno a la vez, uno es el origen del mismo también. Es el Sujeto (uno solo) quien conduce y dirige la acción, a pesar de que en casos, como por ejemplo una empresa, el directorio esté compuesto por numerosas personas. El directorio sería el centro que ejercita el dominio de la conducción de la empresa. La intención se desprende de expectativas, la expectativa ha de ser positiva, factible, creíble, viable o realizable. La expectación positiva, activa el estímulo propulsor, mientras que la expectación negativa inhibe el estímulo. Es imposible realizar expectativas imposibles, increíbles o irrealizables. La determinación del estímulo está basada en la posibilidad, credibilidad y factibilidad de la realización del acto, y no se puede realizar nada sin estar previamente determinado para hacerlo. De esta realidad se desprende la inevitable ligazón del estímulo intencional con el valor, o la posibilidad de realizarse, reconocerse o satisfacerse. 67


Por eso decimos que, libertad es la capacidad de optar sola y exclusivamente –por lo que es válido- (lo que la conciencia motriz o conciencia del sujeto considera válido). La libertad no puede optar por otra cosa que no sea aquello que su conciencia considera válido. Sin esa convicción que valida la intención, la voluntad no puede determinarse en ninguna dirección. Solo hacemos lo que nos “da la gana” y, la gana está siempre enfocada en lo que quiere, lo quiere porque le sirve, le ajusta o le vale. El tema es que coincida la gana de uno con el beneficio de todo. La conciencia no puede obrar sin estar previamente determinada. Y para determinarse debe validar su opción. Toda intención surge de un origen causal y es conducida por la dirección del mismo origen causal, lo que determina a un centro director, que domina la conducción de la consecución del logro intencional. 5.4- Principio o Ley de repulsión Toda acción implica una reacción de igual intensidad. Esta es una máxima conocida, la del choque acciónreacción, pero existe otra repulsión que no tiene mucho que ver con esta y que también se establece en la opción por una determinada alternativa, se trata de la ignorancia hacia lo inútil.

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Para establecer la relación de dar y retribuir, es necesario repudiar toda opción opuesta al acto de darse. La ley de Repulsión nos dice que ninguna relación sería posible sin la unión de las posiciones activo y receptivo, pero, para que esta unidad se establezca, es preciso del repudio entre activos (activo con activo) y entre receptivos (receptivo con receptivo). Dos sujetos con dos propósitos opuestos no podrían establecer una misma relación para el logro de sus diferentes pretensiones. Así como tampoco podrían relacionarse dos receptivos, puesto que les faltaría el emisor. La elección de una alternativa, supone el rechazo de cualquier otra. Este “rechazo” curiosamente posibilita la unidad que se establece en el encuentro entre dos voluntades ofrecidas. En ningún caso debemos entender esta ley como crisis o conflicto. Es una ley que complementa la unión mediante la conducción selectiva. Toda existencia acción y multiplicación contienen afinidades y diferencias. Para que las afinidades o las diferencias establezcan la unidad, es necesario del repudio a la similitud de funciones con propósitos incompatibles. Por ejemplo, dos hombres tienen igualdad en funciones, -procrear depositando la semilla en la mujer contenedora de las hormonas y nutrientes 69


necesarios para su cultivo- pero cuando el propósito del hombre es el de pretender depositar la semilla en otro hombre, la naturaleza masculina del mismo, carente de los nutrientes, rechaza la posibilidad de gestar fruto. Esta ley del repudio no debe tomarse como propositiva, sino como conductual. La conducta complementaria entre aspectos positivos y negativos determina la reacción a la acción, o, la resistencia entre ambos. Un circuito bipolar contiene resistencia entre sus polos. Vemos en la creación que a toda acción se opone una reacción de similares proporciones. A una tensión se le opone resistencia. Esta oposición no es sustitutiva o aniquiladora, por el contrario, es complementaria. Sin la reacción, la acción sería imposible. La reacción es una situación estacionaria, o estática, frente al movimiento y sólo puede darse la acción sobre la comparación o diferencia entre la posición previa y posterior. De ahí que fuerza se conciba como dirección. Aunque se debería concebir como dirección, intencionalidad y recorrido, visto de otro modo: intencionalidad, selectividad y poder. La intencionalidad conlleva implícito el rechazo de toda alternativa ajena a la elegida. 5.5- Principio o Ley del periodo del número tres

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La ley del periodo del número tres, nos dice que toda existencia, acción y multiplicación, para llevarla a cabo, precisa de un tiempo que se entiende en tres etapas: inicio de la relación, mitad de la relación y final o término de la relación. Toda actividad se realiza mediante el proceso origen, división y unión. Lo que vendría a ser un periodo inicial, medio y término. La intención contiene aspectos de significación y de hecho. Por este lado, se entiende que cualquier acto encierra en sí mismo tres propiedades. La propiedad propositiva, la propiedad cognoscitiva, y la propiedad efectiva. En otros términos, querer, saber y poder, han de existir en cada acto. Pero la realización del acto contiene en su proceso un periodo de formación, otro de crecimiento y un tercero de completación. De la realidad de este axioma se derivan los tres estados de la naturaleza: gaseoso, líquido y sólido, en los vegetales raíz, tallo, y hojas. Tres dimensiones, largo ancho y alto, tres dualidades direccionales arriba-abajo, frente-atrás, derecha-izquierda. El periodo triple de crecimiento: ovular, embrional y fetal; infancia, adolescencia y adultez, junto con los estados de desarrollo interno o espiritual, espíritu de formación, de crecimiento y de maduración. Todo acto, por pequeño que este sea, precisa en su consecución de un proceso de desarrollo en tiempo inicial, intermedio y final. 5.6- Principio o Ley del periodo del número seis 71


Esta ley nos indica que para que la relación se efectúe completamente se han debido establecer seis condiciones: Separación, fe, unidad, división, cautividad y preparación. La primera condición es la de separación (1). Para establecer una actividad, un movimiento o una relación, la persona que inicia dicha relación ha de separarse del estado en que se encuentra, ya sea separase del estado de reposo o pensante en que se encontraba previo al inicio de la relación que pretende establecer. Pero no basta con separarse de lo que estaba haciendo, además ha de tener fe (2) en la relación que pretende efectuar. Por lo tanto, es importante que establezca la unidad (3) con su fe. Pero para relacionarse ha de encontrar al objeto de su relación y esto le obliga a repartir equitativamente funciones de sujeto y de objeto, lo que se entiende como división (4) entendiendo división, no como separación, sino como repartición equitativa de funciones. Además ha de permanecer cautivado de su idea o propósito de la relación durante todo el tiempo necesario para que se pueda conseguir el logro de su relación, a este periodo se le denomina cautividad (5). Finalmente, una vez establecidos los cinco requisitos previos, lo único que nos queda es un tiempo de preparación (6) para la unidad con el logro del 72


propósito de la relación. Toda existencia, acción y multiplicación, han de seguir estas seis pautas de comportamiento para la consecución de sus realidades. Este proceso, no solo es cierto en la realización del acto, también podemos encontrarlo en la proyección histórica del curso providencial. La historia es el testimonio garante de la ley del número seis. Así lo podemos apreciar en el curso del judeocristianismo. De Abraham a Moisés el pueblo judío pasó por un periodo de 400 años de separación. Debieron separarse de los paganos y sus dioses. De Moisés a Saúl fue un periodo de 400 años guiados por la fe. Fe en los jueces y en los mandamientos de la ley del Todo natural inspirados por Moisés. De Saúl a Salomón, los judíos participan de un periodo de 120 años de unidad, unidad en los reinados de Saúl, David y Salomón. De Salomón a Nabucodonosor fue un tiempo de 400 años de división entre los estados del norte y del sur. De Nabucodonosor hasta Malaquías, se vivió un periodo de 210 años de cautividad y regreso a Canaán y de ese tiempo a Jesús, se estableció un tiempo de preparación por medio de grandes profetas inspirados. Tiempo de preparación para la unidad entre la causa original y el efecto, mediante la unión sujeto objeto que duró 400 años.

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El cristianismo repitió la misma secuencia: desde Jesús hasta Constantino, se experimento la separación entre romanos y cristianos durante 400 años aproximadamente. De Constantino hasta que León III unge rey a Carlomagno, se vivió un tiempo de 400 años de fe. Desde Carlomagno hasta la división entre Franconia del este y Franconia del oeste, se vivieron 120 años de unidad. Posteriormente, la división del sacro imperio romano duró 400 años, hasta que Enrique IV trasladó al Papa a la ciudad francesa de Avignon, desde ese momento, un periodo de 210 años de cautividad y regreso papal a Roma, y desde M. Lutero en adelante, se creó un periodo de preparación para la unidad causa efecto, mediante la ligazón completa entre un sujeto y objeto, periodo este de 400 años. Si recordamos la historia podemos ver que en 1918 el entonces presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson declaraba ante el Congreso de los EEUU los principios sobre los cuales fundamentar la paz mundial. Ese logro nunca se entendió y la historia se repite de nuevo. Podríamos descubrir el mismo curso en la historia de otros países, o incluso en el desarrollo de nuestras propias conductas, si lo analizamos. 5.7- Principio o Ley de responsabilidad La realización completa del proceso y estructura propositiva de la actividad, sólo es posible mediante el avance responsable de las funciones involucradas en

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la creación de la existencia, acción y multiplicación de dicha actividad. Esta ley nos indica que, sin la debida responsabilidad en el cumplimiento de las funciones, procesos y estructuras, sería imposible cualquier finalidad, movimiento o relación. Por lo tanto, para que cualquier existencia acción y multiplicación se establezcan, es preciso recorrer, ajustar y cumplir responsablemente cada uno de los siete requisitos antes mencionados: 1-Posiciones causa y consecuencia, sujeto objeto. 2-Propósito centralizado en el sujeto. 3-Orden en posiciones y funciones. 4- armonía. 5- individualidad y relación. 6identidad mantenimiento y desarrollo. 7- motivación por el beneficio de lo realizado. ¿Cuál es la función del propósito? La condición necesaria para que una proposición se transforme en logro es la de ser viable, lograble, factible, hacedera. En otras palabras, ser realizable. El propósito ha de ser posible, nadie se determina a llegar al infinito si no existe al menos una posibilidad de conseguirlo. Todo propósito busca ser satisfecho, por eso la cualidad contenida en el propósito es la de -poder ser satisfecho-. El propósito centrado en el sujeto constructor es el que determina las posiciones de origen y consecuencia. Pero la realización del objeto consecuente dependerá de su factibilidad.

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¿Cuál es la función que debe cumplir responsablemente el sujeto? El sujeto debe ser leal y obediente al propósito, siempre y en todo el proceso de la consecución del logro, y ha de realizar, ajustar y quedar completamente satisfecho de la consecución del objeto, para lo cual ha debido realizarlo completamente. El sujeto que establece relaciones interpersonales recíprocas duraderas es aquel que atiende, entiende ,y está atento a las necesidades fundamentales del otro; lo seduce con afecto incondicional, persuade con la verdad y lo motiva con el ejemplo del cumplimiento responsable de la máxima necesidad preferencial, valida siempre y para todo. El sujeto que responde voluntaria y diligentemente al cumplimiento de la máxima necesidad valida siempre y para todo, recibe del objeto el respeto por su autoría. Y eso no deja lugar a acusación alguna. El sujeto que construye al objeto consecuente con la intención que beneficia a todos siempre, ha de estar completamente ligado al máximo valor de plenitud, justicia y cumplimiento. De esa ligazón dependerá el dominio de su prudencia, firmeza y templanza, así como su motivación, perseverancia y determinación creativa.

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¿Cuál es la Función del objeto? Cuando el que ocupa la posición receptora o de objeto, es una persona, el individuo debe estar, seducido, convencido y motivado a responder voluntariamente al sujeto. Y solo puede responder libremente si se halla vinculado, confiado y realizado. Cuando se trata de un objeto creado, éste debe corresponder completamente con la intención originaria del sujeto que lo realiza. ¿Cuál es la Función del logro? El logro debe corresponder completamente con el propósito intencional del sujeto. De la coherencia, correlatividad y concordancia entre el propósito intencional y el resultado consecuente, dependerá el grado de reciprocidad y satisfacción del individuo. 6-¿PORQUÉ RAZÓN SON IMPORTANTES ESTOS PRINCIPIOS EN EL DESARROLLODE LA EDUCACIÓN? Toda intención propositiva presupone un proceso y estructura necesaria para cumplir con la función de la intención; podría decirse, que bajo el punto de vista del objeto, su función está predeterminada por el sujeto. Lo mismo ocurre con el ser humano, pero la libertad de optar posterga o aproxima el cumplimiento de su función. El hombre y la mujer han sido creados por una causa originaria cuya intención debe cumplirse, esto, independientemente, de que al hombre y a la mujer les guste, les convenza, o lo quieran realizar. Si no es 77


ahora, se hará mañana. Si no soy yo, será otro, pero el propósito de la creación se cumplirá. El hombre puede negar la ley, pero la ley no puede negar la función del proceso de maduración del hombre porque es el cumplimiento de esa función lo que justifica a la ley. El hombre es el objeto de una intención original que ha de cumplirse. Debemos apresurarnos en comprender los Principios de la Creación, y la correcta mecánica de las relaciones interpersonales, junto con el ordenamiento natural de las especies. Hemos explicado mediante estas siete leyes las bases constitutivas de la existencia, acción y multiplicación del acto, del hecho y del ser. Estos son los principios fundamentales de la creación. Y su aplicación en el diario vivir de cada uno, permitirá cumplir con el propósito de la especie humana. La pureza del individuo no puede asegurarse totalmente, hasta que la totalidad de su especie sea pura. El hombre ha de realizarse como hombre y la mujer como mujer, los padres como padres y los hijos como hijos. Sin realizarse plenamente, la humanidad no cumple con su sentido como especie. El ser humano no es humano hasta que no se completa como tal. Pero ¿cómo completarse como humano, si no se entiende con claridad el significado de “ser humano”?

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Por esta razón debemos encontrar aquellos aspectos fundamentales y comunes en toda la creación, que nos afirmen con claridad cual es el proceso y estructura de desarrollo para alcanzar la madurez completa. RELACIONES EDUCATIVAS EN FUNCIÓN DE LOS PRINCIPIOS DE LA CREACIÓN. Si fundamentamos las relaciones educativas en base a estos principios comprenderemos que: 1. existe una correlatividad entre las personas que permite el vínculo, el entendimiento, y el intercambio participativo, por lo tanto, la educación de todas y cada una de ellas. (Correlatividad). 2-La educación se establece mediante un dar y recibir entre educador y educando. 3-Para que la educación se establezca es preciso de un dominio sobre el centro. En este caso, de una conducción determinada por el profesor maduro. 4-La educación, también considera una dosis de repulsión, no en el sentido de rechazo, sino en el sentido del mantenimiento ordenado de la localización de posiciones y de funciones distintas entre el profesor y el alumnado. 5- La educación se realiza mediante un periodo de tiempo en tres etapas, inicio, medio y término, o, periodo de formación, crecimiento y maduración de los conceptos o significados.

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6- Seis condiciones han debido ser satisfechas en el proceso de madurar la educación del alumnado. Separarse de su realidad estacionaria, tener fe en que puede aprender, unirse con los conceptos, ideas o significados, establecer las correctas posiciones de sujeto y objeto con sus profesores, compañeros y materias, mantenerse cautivado con el proceso, y prepararse para el encuentro con la unidad del conocimiento. 7- En todo este transcurso ha debido responder y hacer uso de responsabilidad en el ajustar los procesos y estructuras . Si resumimos estos principios podemos entender que para que exista la relación entre profesor y alumno, es necesario de posiciones y funciones, que deben satisfacerse en favor de un orden. ¿Cual es ese orden? 7- ORDEN EN LA RELACIÓN ENTRE PROFESOR Y ALUMNO Debemos saber primero, que la intención de educar, determina las posiciones de “emisor de un contenido” (maestro) y de “receptor de dicho contenido” (alumno). La educación exige de interés en el alumno y de recursos interesantes en el profesor, y para que se establezca el intercambio o la transformación del interés en conocimiento, es preciso depositar en el alumno los juicios y significados que convencen y satisfacen al interés del alumno.

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Algo en común ha de conectar ambos activos, ya sea el mismo propósito, lenguaje, edad, afinidades o diferencias pero algo debe ligarlos que estipule la relación. La educación obedece y responde a un propósito centralizado en el maestro que enseña. Para que se cumpla el propósito de la educación es necesario que el maestro motive, convenza e interese al alumno, esto es fácil decirlo y casi imposible practicarlo, pero aún así, deberá ofrecer no sólo un contenido, sino todo su ser a la labor de transmitir valores, criterios o significados. El maestro tiene que entregarse al alumnado en el afecto incondicional, persuadiéndolos con veracidad, seguridad y confianza, y motivándolos con el ejemplo de lo bien dicho o de lo bien hecho. Solo de ese modo responderán motivados, convencidos y sintiéndose atendidos, entendidos y con la debida atención. Sólo satisfecho, confiado y motivado, puede responder el alumno de manera leal, respetuosa y obediente al profesor. El profesor no debe acusar, castigar, o descalificar al alumno, la misión del profesor es la de conductor del proceso educativo. La sanción como causal de dolor no sirve más que para separar, desconfiar y desvincularse mutuamente, lo útil es la aclaración y orientación del correctivo. El castigo ha de ser sustituido por el entendimiento mutuo. 81


Castigar al alumno es traspasarle el peso de la insuficiencia del profesor. Los profesores deben asimilar estos principios y reivindicarlos en sus aulas antes de que estas se transformen en prisiones colectivas. ACTIVIDAD Todo acto para ser una realidad existente, ha de satisfacer a una necesidad intencional, a un interés original, o a una motivación voluntaria. Así como nosotros, no podemos realizar algo sin querer, sin saber y sin poder, la creación no puede establecerse sin una necesidad intencional, sin un significado o razón de ser, o sin un poder propulsor. Todo acto conlleva un significado intencional. Piensen bien en esto, - todo aquello que es, es ser, y porque es ser, es-. ¿A qué corresponde esta afirmación? No es ni más ni menos, que la consecuencia de la anterior. Si todo acto conlleva un significado intencional, es lógico que lo hecho, satisfaga al creador del acto, signifique al creador del acto y demuestre que el creador del acto lo pudo hacer. ¿Quién puede crear a voluntad? A voluntad solo puede crear alguien autónomo, alguien que conoce las alternativas involucradas en la determinación de la opción válida. Alguien que domina el poder de su voluntad. En otras palabras, alguien que “es”, y si “es”, es “ser”. Por lo tanto, todo acto creado contiene un significado intencional, que satisface al -ser- creador que lo origina. 82


Siempre existe un ser creador originario de cualquier acto creado. Incluso un accidente es producido por causas desconocidas, y no por ser desconocidas, dejan de ser causas que determinan el accidente. ¿Cuáles son los atributos del creador? Fundamentalmente, el creador es un ser libre porque opta por la alternativa válida, autónomo puesto que es uno con la razón de lo que crea, y responsable, puesto que realiza al acto por completo. Ser libre autónomo y responsable, son los atributos del ser persona. A la persona le satisface optar por la alternativa válida, le satisface ser uno con las leyes naturales, le satisface la completación de sus propósitos. Ser libre, autónomo (uno con la ley) y responsable, son las características necesarias para crear cualquier objeto natural. Así llegamos a la conclusión de que el creador original es un ser persona, libre (porque optó por algo fáctico y considerado válido) autónomo (porque fue uno con la razón de ser de lo creado) y responsable (porque pudo dominar completamente tanto el proceso como las estructuras del desarrollo del mismo). CÓMO SE REALIZA UN ACTO Todo objeto creado es el efecto de una causa originaria y entre ambos existen aspectos correlativos, lo que demuestra la veracidad del primer principio de la creación, o principio de correlatividad.

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Todo objeto creado es producto de una relación de dar y de retribuir entre el sujeto creador y el objeto creado, esto certifica la veracidad del segundo principio de la creación, principio del dar y retribuir. Todo lo creado es conducido por un centro intencional o sujeto director, lo que verifica al tercer principio, del dominio sobre el centro. Todo objeto establece posiciones de activo y receptivo, positivo y negativo, lo que reparte de manera equitativa las funciones, mediante la división de sus complementariedades. Esto verifica el cuarto principio de repulsión. Todo objeto creado, se realiza mediante un tiempo dividido en tres etapas, una primera etapa de formación una segunda de crecimiento y una tercera etapa de maduración, lo que demuestra la certeza del quinto principio del número tres. En el proceso de completación de cada acto, intervienen seis requerimientos: el creador ha de separarse de su realidad estacionaria, debe tener fe en que puede realizar el objeto, ha de unirse con su intención, debe establecer las correctas posiciones de sujeto y objeto, y por supuesto que debe mantenerse cautivado durante todo el proceso de gestación del hecho, y prepararse para el encuentro con la unidad del acto realizado. Lo que verifica el principio del número seis. En todo este proceso, ha debido hacerse uso de responsabilidad. Sin cumplir el acto, no llega a

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realizarse, esta determinación verifica el principio número siete. Cuando hablo de “todo” lo creado, quiero decir -Todo lo creado-. Entiendo que la dimensión del Todo sin exclusión, se nos hace inalcanzable, lo que nos pone ante la inmensidad de un significado inexplicable. Lo curioso es ver cómo cada acto nos demuestra ser testigo de estos principios fundamentales y ordenadores de toda la creación. Las bases de la existencia, acción y multiplicación, residen en los siete principios antes mencionados. Cuando asimilamos la realidad de que todo existe por y para el beneficio del otro, el encontrar cómo beneficiar al todo se transforma en motivante, la vida adquiere otro sentido cuando se descubre que todo espera la implementación de una sola tradición. Los principios fundamentales de la creación conforman la estructura del proceso propulsor creativo. En el proceso se determinan tres condiciones que posibilitan la existencia acción y multiplicación de las especies, me refiero al valor, a la vida y a la tradición. Estos tres factores están íntimamente ligados con la estructura del proceso creativo. Sin valor, los procesos vitales pierden su sentido y sin procesos vitales que conquisten el valor no es posible tradición alguna.

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Valor es la cualidad que satisface. Valor en el proceso creativo supone la consecución del propósito intencional. Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la realización de un propósito, por lo tanto, el proceso está inserto en la vida y a su vez la vida determina las consecuencias del proceso. Tradición es el factor multiplicador del logro. La tradición es, en su sentido más estricto, la meta del proceso y estructura del desarrollo creativo. El acto, el hecho, el movimiento, o la actividad, cualquiera que esta sea, para realizarse plena y ordenadamente de manera reconocible y satisfactoria para el creador u origen intencional que lo ejercita, ha de establecer posiciones de sujeto y de objeto con una base en común, o aspectos correlativos entre ambos, sujeto y objeto. Esta realidad es ahora indiscutiblemente obvia. La siguiente evidencia que se desprende del acto, es la de que todo acto responde a un propósito intencional, ya sea este consciente o no consciente. Y que dicho propósito está centralizado en la posición del sujeto que lo ejecuta. Para que el acto sea aceptable, reconocible o válido, este debe ser producto de un orden en la localización de posiciones y de funciones, tanto del sujeto como del objeto. Si el sujeto emisor y conductor, ni emite ni dirige su labor creativa, el objeto no se realiza. Si por el 86


contrario el objeto no corresponde con la intención del sujeto, será rechazado por él. Producto del orden en las funciones y posiciones, se establece la armonía entre las cuatro posiciones de sujeto, objeto y propósito y consecuencia. Esta armonía determina dos individualidades distintas, la individualidad del emisor necesitado, y la individualidad del objeto que responde. Además, la armónica relación en orden, también produce el desarrollo de la identidad de cada una de las cuatro posiciones. La armonía modifica la realidad de la necesidad, puesto que se satisface. Modifica la realidad de la consecuencia puesto que se realiza, modifica la realidad del objeto puesto que se logra, y modifica la identidad del sujeto porque con el logro de su objeto o consecuencia, adquiere una experiencia más en su haber. El individuo, al cambiar la naturaleza del medio cambia con ello su propia naturaleza. El análisis y asimilación de esta realidad basta para proyectar los límites de nuestras fronteras intelectuales. Del proceso creativo se deducen cuatro posiciones y un proceso en tres etapas. En primer lugar tenemos la posición correspondiente al propósito intencional, en segundo lugar encontramos a la posición directiva del sujeto que pretende el logro de su intención. En tercer lugar se encuentra el objeto a realizar y en cuarta posición al logro o consecuencia del objeto intencional. 87


La realización de esa intención ha precisado de un proceso origen, división y unión. En otras palabras, lo que en principio era uno en su origen, se dividió en sujeto y objeto para volver a ser uno con su intención. Este proceso ocurre en tres etapas, un inicio un medio y un término. El proceso origen división y unión, junto con la estructura base de cuatro posiciones, fundamentan la esencia contenida en la realización del acto. Hablar del “Big Bang“, (una gran explosión) como razón originaria del universo es tan ingenuo como esperar que luego de lanzar al aire las letras del abecedario esperemos que al caer al suelo, se ordenen de manera que podamos leer en ellas el Quijote. El origen de la creación no surtió del Big Bang, sino de la intención, del raciocinio y del poder de un creador maduro, ordenado y esperanzado en el encuentro de lograr la satisfacción recognición y completación necesarias para valorar su efecto creado. La creación surgió de la necesidad de amar. Amor es la fuerza que une y en esa unión el que ama debe darse por construir la pureza, integridad y autenticidad de su objeto de amor. Querer y amar no son sinónimos, son antónimos. El que ama se da por el bien del otro y el que quiere espera del otro un bien.

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8- VALOR VIDA Y TRADICIÓN Ahora que conocemos cuales son los principios de la creación, debemos entender porqué existen, de donde vienen, qué los origina. Toda ley implica derechos y obligaciones. El derecho de los principios de la creación es el de ser cumplidos y la obligación es también la de cumplirlos… ¿porqué? Porque satisfacen. La intención de cualquier norma, de cualquier ley, de cualquier principio es siempre la misma, el ser satisfecha. El propósito de cualquier propósito es siempre el mismo, el de ser satisfecho. Por lo tanto, la intención original de los principios, ha de ser también, la misma, la de que se cumplan para ser satisfechos. Denominamos valor a aquello que nos satisface siempre a todos. Lo que siempre satisface a todos es sin duda el amor. Y para que se mantenga cualquier especie, necesita del amor, pero también necesita de vida y de tradición. Valor, vida y tradición, son tres conceptos cuyo significado debemos determinar para ligar los fundamentos de un sistema educativo. Si hablamos de amor, vida y tradición, debemos destacar cual de las tres es prioritaria. El amor se realiza en pró de la tradición, amor es la fuerza que une a la pareja y de esta unión se produce el fruto que posibilita la tradición. 89


¿A quién se liga uno más, a la pareja o al hijo? Estoy seguro de que un 90% de ustedes contestaría que al hijo, el 10% restante corresponde a los solteros, quienes sin duda, defenderían a la pareja porque aún no han experimentado el amor de padre a hijo. El amor paternal es incomparable. El peso histórico de la tradición supera a la experiencia del amor cuando entendemos al amor como fuerza que une al marido y a la mujer para elevarlos a la condición de padres. Al amor que carece de esta condición, no se le puede llamar maduro. A ese grado de amor, que no eleva en beneficio al otro, lo denominamos placer o satisfacción instintiva. El amor espera la unión plena y eterna en ese estrato emocional que logra el beneficio incondicional y responsable del otro. El problema fundamental de las religiones y filosofías reside en la escasa comprensión del amor. Los postulados parciales sobre el amor han facilitado la diversidad de entidades religiosas y aproximaciones filosóficas incompletas, lo que ha llevado al hombre a tomar una postura escéptica sobre nuevos postulados. ¿Cómo explicar los límites del amor? Es fácil postular que Dios es amor y que se debe amar al prójimo como a nosotros mismos, pero, ¿cual es la debida conducta en el amor?

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Si he de amar al prójimo ¿por qué no debo amar a la vecina del mismo modo que amo a mi mujer? ¿Dónde fijar los márgenes del amor? ¿Qué significa amor absoluto? ¿Cuándo y cómo es válido el amor siempre y para todos? Estas preguntas son las que debemos responder si pretendemos la esperanza de un reino criteriado. Primero es necesario comprender qué es amor absoluto. Este concepto de –absoluto- es relativamente nuevo en nuestro vocabulario contemporáneo. Absoluto es algo que es siempre y para todos válido. De ser siempre y para todos válido, ha de ser válido para la persona, así como también ha de ser válido para Todo. El amor válido para Dios es aquel que corresponde, es reconocido y es correlativo con el amor de Todo. Dios es Todo. Es el Creador y es todo lo por El creado. Al crear, Dios se dio incondicionalmente por hacer todo completo, autónomo y semejante. El Creador hizo al hombre semejante como todo lo creado por El; lo hizo para ser válido. Pero su validez ha de ligarlo con el todo para ser justo y adecuado. Y para eso le concedió algo también semejante a su propia condición, lo hizo libre.

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Libertad, es la capacidad de optar por la alternativa válida. Autónomo significa ser uno con la ley, y responsable es quien realiza su deber de manera voluntaria e incondicional. El amor absoluto ha de ser libre, uno con la ley, e incondicionalmente responsable. Para que el amor sea libre, ha de ser válido, uno con la ley e incondicional. En el amor verdadero se establecen la persona y el valor. El amor absoluto, para existir, necesita de personas, un creador y un ser creado, un hombre y una mujer. Sin un hombre y una mujer no puede brotar el amor absoluto, y sin el amor absoluto no pueden existir ni el hombre ni la mujer en el más amplio y completo sentido de la palabra. De la unión libre, incondicional, autónoma y responsable entre el hombre y la mujer, surge el absoluto, o amor válido siempre y para todos, el amor de padre e hijo. El amor absoluto produce relaciones incondicionales entre padres e hijos y entre esposo y esposa. Lo absoluto contiene un atributo temporal y otro espacial. Es siempre en el tiempo y para todo en espacio, válido. ¿Dónde se inicia y se termina el amor? El amor ni se inicia ni se termina, ni se crea, ni se destruye. El amor se establece en su experiencia. El amor ni se espera ni se recuerda, el amor se 92


establece. Cuando se espera no se tiene y cuando se recuerda tampoco. El amor es un estado de suficiencia, confianza y satisfacción plena. El amor no se espera, se realiza en el establecerlo. Amor es la conquista de haber realizado al otro, de haberlo confiado y de haberlo satisfecho en su pureza e integridad. De ese modo lo vinculas a ti, y contigo se siente uno. Eso es amor. El intercambio genital no es amor en sí mismo, a no ser que sea el momento en el que se espera compartir su fruto para realizarlo íntegramente. Si se comparte esa determinación es la experiencia máxima del vinculo intrafamiliar, sin esa finalidad es solo comparable al degustar del chocolate. Amor y placer son dos experiencias paralelas. El placer es físico, el amor es psíquico. Cuando el amor es absoluto, siempre y para todo válido se unifican en la experiencia la plenitud psíquica con el placer físico. Esta experiencia es madura, completa y perfecta. Cuando el amor es egoísta, solo válido para uno y en el ahora, plenitud y placer se escinden. El cuerpo experimenta placer, pero psíquicamente se experimenta el mayor vacío. Amor es la fuerza que une las dualidades verticales de propósito y consecuencia, necesidad y beneficio, en otras palabras, une al padre y al hijo, uniendo al mismo tiempo horizontalmente al esposo con su esposa, centrados en la finalidad del bien común que satisface, se ajusta y es siempre ay para todo válido. 93


El amor completo se establece en la unidad vertical y horizontal máxima responsable. Cuatro posiciones ligadas por un solo valor compartido, el de la unidad valida siempre y para todo. ¿En qué consiste esto? El amor se experimenta en distintos grados. En el estrato infantil, se experimenta un tipo de amor distinto del que se experimenta en el nivel de los abuelos. Para que el amor sea completamente maduro y uno con lo que es siempre y para todos válido, ha de recorrer el proceso de desarrollo completo, estableciendo la estructura base de cuatro posiciones normada y satisfaciendo las funciones de cada posición en cada etapa. El amor para ser maduro, ha de ser uno con la ley. La Ley nos dice que todo está siempre en función del beneficio del todo, por lo tanto, el amor ha de ser completamente incondicional, el operar siempre y en todo en consecuencia con las leyes de la creación, lo transforma en autónomo. La condición indispensable para que el amor sea maduro, es la de ser completo, es decir siempre válido para todo. ¿Cómo se completa el amor? ¿Cuál es el estrato del amor más elevado? El mayor grado de incondicionalidad se da en la posición de padres. Por lo tanto el más alto grado del amor se experimenta en la relación entre padre e hijo maduro.

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La fuerza que une al hombre con el ideal de ser maduro, permite al joven ejercer el dominio absoluto sobre sus instintos y sobre los extremos del recelo. El amor absoluto va mucho más allá del instinto. El amor instintivo, puede no ser siempre y para todo válido, mientras que la experiencia del intercambio genital maduro porque beneficia al todo, produce la sensación de plenitud, eso es amor. Amor sin la experiencia de plenitud no es amor verdadero. Beneficiar al todo con el amor, significa que el acto de amar se realiza en el momento adecuado y con la persona adecuada y con la autorización y certificación paterna adecuada. La persona es adecuada cuando representa los valores de libertad, autonomía y responsabilidad, cuando es una con el ideal de la creación, cuando es madura. Y, el momento es adecuado, cuando tanto el padre y la madre de ella, como el padre y la madre de él, bendigan la unión, y la consientan pura, auténtica y correcta. El amor ha de satisfacer a la estructura que conforma la familia. Ha de satisfacer a los padres, a los cónyuges y a los hijos, tres generaciones. Padres, hijos y abuelos, conforman el todo familiar. La satisfacción de todos durante el proceso completo del desarrollo humano, consolida el siempre.

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Cuando el amor satisface al todo familiar y al siempre temporal, podemos decir que es absoluto. Vida es el conjunto de fuerzas que posibilitan la realización de un propósito. La vida faculta el paso de los años para cumplir el propósito de la especie. Resumiendo, se podría entender que el propósito del ser humano es ser maduro. Y, se es maduro cuando se da fruto, el fruto del humano es otro humano, su hijo/a su descendencia, en otros términos, su tradición, entendiendo tradición como legado vincular que permanece de generación en generación. Nos damos cuenta ahora de la tremenda importancia de la tradición en el proceso educativo del individuo. Y no me refiero a mantener cualquier tipo de tradiciones, sino, a aquellas cuyas virtudes potencien el desarrollo de la confianza vincular responsable. Tradición y educación son dos factores determinantes del bienestar emocional del individuo. Por lo mismo, debemos considerar con mucho cuidado la elección de la educación correcta, para que cada educado pueda alcanzar el logro de su maduración plena. La esperanza del corazón es precisamente esa la maduración satisfecha. Como bien dice la Biblia: el árbol de la vida es el deseo cumplido. Pero para llegar a realizarse como árbol de vida debemos primero superar la tentación del intelecto inmaduro, del conocimiento relativo a la apreciación propia del inmaduro. La educación, puede fundamentarse en una sana conducción, o en una conducción enferma. 96


Dependiendo de si está o no ligada con los valores que son siempre y para todos válidos. Un aspecto a entender y que es muy importante en el educar, es el de que no se puede educar a alguien por imposición. No se motiva obligando, ni se aprende sin interés, ni se educa por la fuerza. En el educar, es necesario, que el educador sepa, que la relación con el educando, ha de fijarse en base a la incondicionalidad en el afecto y en el respeto. Sin la generosidad del maestro no se puede exigir generosidad en el alumno. El educar, ha de entenderse como un acto voluntario de darse por beneficiar al otro, por criar y madurar al otro. De esta norma en el maestro, el alumno comprende, que su entrega voluntaria, leal y obediente al maestro, lo inspira y motiva a educar, y el maestro, comprende, que su afecto y entrega responsable por el beneficio del alumnado, genera la confianza en este y le motiva a aprender. De esta relación mutua por el beneficio del otro, se desprende la normativa del educador y del educando, pero el educador, el profesor no solo ha de conocer esta realidad de ser incondicional en el afecto, y comprender los principios de la creación, además, y esto es de capital importancia, ha de realizarse, debe hacerse uno con los fundamentos esenciales de la educación. De su realización, dependerá la confiabilidad en su postulado.

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Educador y educando necesitan del contenido, del material veraz y de la metodología responsable que concuerde con los principios naturales y que posibilite al ser humano, el cumplimiento del propósito de su propia especie. Cuando miramos a nuestro alrededor, nos encontramos con numerosas teorías sobre educación. Teorías que en muchas ocasiones se fundamentan en el criterio relativo a las personas que las proponen, o, a razonamientos derivados de la moral de las costumbres, fragmentos que ninguno hace referencia a los principios de la creación que operan siempre y para todos con validez, o a postulados que permitan el cumplimiento del propósito de la especie humana. Los fundamentos aquí descritos, están basados en aquellos principios universales que son siempre y para todos válidos, por esta razón, creo y confío, en el pragmatismo de este postulado. Nuestro aval, el tuyo y el mío, son los principios de la creación y esto garantiza la cohesión de esta teoría con las conductas naturales, lo que infiere a esta proposición una ligazón natural con la autenticidad. Veamos cuales son estos fundamentos. 9- FUNDAMENTOS DE LA EDUCACION 1- El fundamento de la educación propuesto para una sociedad globalizada y unificada de manera antimonopólica, se cimenta sobre dos pilares: Tanto el educador, como el educando, se unifican en la similitud del postulado. Cuando el maestro enseña 98


algo, el maestro pretende depositar su conocimiento en la conciencia del alumno y que este lo reconozca. Y cuando el alumno lo recibe, se hace similar al maestro en ese aspecto. El alumno que espera ser educado toma la postura de adquirir conocimiento del maestro, para lo cual, el maestro ha de ubicarse en el nivel de interés del alumno con el que se establece una similitud en sincronía con ese aspecto específico u objeto de intercambio. Esto es únicamente posible cuando el conocimiento que se intercambia establece también correlatividad, recognición o parecido entre ambos, lo que pone al postulado en la calidad de similar a ambos. La educación se establece sobre la base del establecimiento de similitud entre comunicado y receptor, mediante la similitud entre comunicador y comunicado. Esta realidad entre similares, basada en la reciprocidad, es una condición constante e inmanente en la creación. Toda actividad está basada en la relación causaefecto, y sabemos que toda causa es a su efecto, así como el efecto es a su causa, lo que nos explica su correlatividad, reciprocidad y similitud. Las dualidades universales de cada especie se unifican en la complementariedad de sus similitudes. Así las cargas positivas y negativas se unifican en la

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semejanza electromagnética de su naturaleza directiva inherente. Los complementos masculino y femenino, se unifican en la equivalencia de sus conductas reproductoras. Asumimos que todo efecto corresponde a una causa originaria independientemente de que se conozca o se ignore cual es esa causa. Si observamos las similitudes del efecto cósmico creado, podremos entender las características contenidas en su origen causal. De lo máximo a lo mínimo, desde las partículas, pasando por los átomos, moléculas, vegetales, animales y el hombre, todas las especies naturales contienen una naturaleza directiva inherente que los conduce hacia su maduración completa y todos ellos contienen una forma característica a su respectiva especie. Esta coincidencia o similitud compartida por todos los seres de la creación, de contenido y forma, o de naturaleza directiva e imagen se suma a otra similitud que se desprende de esta realidad. Las especies contienen atributos positivos emisores y receptores negativos, unos depositan en el otro, y otros reciben del sembrador y cultivan. Esta dualidad semejante masculino-femenina, se repite en cada especie natural. Los átomos contienen valencias eléctricas positivas y negativas, las moléculas se reproducen mediante el catión y el anión, los vegetales están dotados con 100


pistilos y estambres, los animales son machos o hembras y en la naturaleza humana existe el género masculino y femenino. Encontramos dos dualidades constantes e inmanentes en todas las especies naturales, una vertical: mente y cuerpo. Y otra horizontal: masculino y femenina. Ambas dualidades están íntimamente unidas por una fuerza que celosamente las defiende de la posibilidad de separarse, y que las orienta hacia el estado de unidad recíproco-vinculativa. Esa fuerza es el amor. Amor es la fuerza que une. El amor humano difiere en grado del amor entre el resto de las especies, por supuesto. Pero el individuo de cualquier especie busca la unidad con su complemento de género y a esa fuerza celosa que lo motiva y conduce a unirse se le denomina amor. Por lo mismo decimos que amor es la fuerza que une, marcando si, las diferencias entre el grado de unidad vincular emocional humana, y los enlaces reproductivos instintivos de las especies. Pero el tema aquí es el de reconocer que toda especie repite y se asemeja en este postulado de unirse verticalmente (propósito y consecuencia), mediante la unión física de sus complementos de género. Estas particularidades repetidas en el efecto creado hace que se deduzca de estas coincidencias, que el origen causal del ser humano sea también similar a este. Por esta razón fundamentamos la teoría de la educación sobre la asumción de la similitud. 101


Se asume que el Origen Creador de todas las especies naturales, llamémosle Primer Núcleo Gestor Originario, engendró al hombre y a todo ser de la creación de acuerdo a esta norma de similitud constante e inmanente, la ley de similitud. Conviene entender que todo creador espera ser satisfecho con su creación, y se satisface cuando el objeto creado corresponde, es reconocido o se asemeja a su intención, lo que transforma al objeto en similar. La ley de similitud (correlatividad, recognición, correspondencia y parecido), es una constante inmanente que posibilita las relaciones. Para establecer una relación es preciso de una base correlativa entre las posiciones de intención y consecuencia, emisor y receptor. Esta correlatividad es una dosis de correspondencia o parecido (semejanza) entre ambas. Sin esa correlatividad entre ambos es imposible establecer las relaciones esenciales que posibilitan el movimiento o la actividad. Si afirmamos que actividad es una constante universal, la correlatividad que debe establecerse para posibilitar el movimiento ha de ser también constante universal, por lo tanto ley, es por eso, que la denominamos ley de similitud, e implica correlatividad, correspondencia y parecido. Similitud es fe depositada en el sujeto que conduce el desarrollo de nuestra educación. La fe se hace 102


sustancia en el encuentro entre el criterio expuesto y el criterio aprendido, apreciado, o reconocido por el alumno educado. En ese encuentro correlativo entre criterio y apreciación se establece similitud en la educación. Por eso decimos que la educación se fundamenta en la similitud. 2-El segundo fundamento de esta teoría de educación explica que toda enseñanza obliga en su implementación un tiempo. Tiempo es necesario para el desarrollo y crecimiento de los seres creados. Nada nace maduro, completo o perfecto, todo ser precisa de tiempo para su completa maduración. Incluso el movimiento contiene en su dirección una fuerza inicial y un recorrido en el circuito de su órbita. Cualquier fuerza contiene un pasado y un presente, un antes y un después, esto es tiempo. Tiempo es la distancia entre una causa y su efecto. Si afirmamos que el Origen es creador debemos añadir que crea en el tiempo. Todos los seres creados participan del tiempo en su desarrollo. Nada vivo nace muerto. Entre la vida y la muerte se intercala el tiempo. Al entender que vida es el conjunto de fuerzas que posibilitan la realización de un propósito, se puede deducir, que todo nace como producto de un

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propósito a realizar; lo que certifica que en el desarrollo de todo ser existe un tiempo. ¿Por qué son primordiales estos dos aspectos de similitud y tiempo en el desarrollo de la educación? Porque posibilitan el desarrollo de un proceso y una estructura ordenada en función de un propósito a cumplir, el propósito de ser maduro, el propósito de hacer especie. Madurar y hacer especie son funciones exigidas por la naturaleza de la creación entera. La naturaleza absoluta de la creación, cuando crea una determinada especie espera que esta -sea y permanezca-. Esta particularidad se desprende de la naturaleza absoluta y eterna del generador ordenador cósmico de lo creado. Algo maduro es algo satisfecho, autónomo y completo. Esta es la meta de la educación, madurar al ser humano para que logre ser libre, auténtico, autónomo y cumplido. A-LEY DE SIMILITUD Se basa en el hecho de que todo efecto corresponde a su causa, y en base a esta premisa, la creación fue hecha estableciendo algún grado de correspondencia con el Creador. Pero comprendemos, que de entre todos los seres creados, el ser humano contiene atributos como libertad, universalidad, individualidad y responsabilidad que lo distinguen del resto de la creación. 104


Decimos que el hombre fue creado a imagen y semejanza del Creador porque el ser humano posee la capacidad de ser consciente de su origen, identidad y propósito. Esa consciencia en sí posee una imagen individual interna y externa, positiva y negativa, un carácter y una forma, similar a la idea e imagen contenidas en el desarrollo de la creación. El ser humano es incondicional en su demostración afectiva, se entrega por entero al cumplimiento de sus necesidades o se niega a darse, esa cualidad es única en las especies. Es el único que puede construirse o destruirse a voluntad. Posee la capacidad de dominar sus instintos y de controlar el celo extremo (recelo), por estas y otras características, como la extensión de su memoria, o el lenguaje, podemos concluir que el ser humano es distinto al resto de las especies. El carácter humano está compuesto por la suma de sensaciones, conocimientos y experiencias realizadas, lo que nos obliga a afirmar que contiene emoción, intelecto y voluntad. Tenemos una emoción incondicional que siente las necesidades y que retribuye a necesidades que van más allá de nuestra propia especie, nos vinculamos fácilmente a las necesidades de otras especies, nos preocupamos por su bienestar. Somos capaces de sentir más allá de nuestra propia situación, más allá de nuestro tiempo y más allá de nuestro espacio. Es más, somos capaces de sentirnos afectados y de 105


tomar medidas precautorias frente a la amenaza de un posible desorden ecológico. Lo que nos indica que nuestra condición sensible supera en gran escala a la capacidad emocional de cualquier otro ser. También somos capaces de conocer las leyes de la creación, aquello que es siempre y para todos válido. Tenemos una capacidad de raciocinio que nos permite descubrir conocimientos que van más allá de los límites de nuestra propia especie, más allá de nuestro tiempo y espacio, más allá de nuestra realidad inmediata. Sabemos abstraer conceptos y significar signos. Y no sólo eso, el ser humano es el único capaz de descubrir por si solo, los fundamentos esenciales de la actividad, del movimiento y de las relaciones interposicionales, interpersonales e ínter especie. Los fundamentos de la existencia, acción y multiplicación de cada especie, son esclarecidos por la capacidad de raciocinio contenida en la especie humana. En eso somos muy distintos de los animales. Además, tenemos libre voluntad y capacidad de dominio para supeditar nuestros impulsos instintivos, a la dirección de nuestra conciencia. Somos capaces de dominar el celo a voluntad, podemos ser célibes o prostituirnos; practicar la gula o el ayuno. Estas características de dominio sobre la voluntad de nuestras conductas, pensamientos o 106


ideales, generan en el ser humano una libertad que ningún otro ser creado puede disfrutar. La libertad de poder optar a voluntad por la alternativa que se considere válida siempre y para todo. Todo individuo contiene todos los atributos para ser libre, autónomo y responsable, por lo tanto, es semejante a la imagen y carácter original del Creador, quien hizo uso de los mismos atributos al realizar su creación. El uso de los atributos de incondicionalidad, ley o principios absolutos y genialidad, está latente en cada partícula del universo. Es innegable que el carácter del Origen Creador contiene los atributos de amor, verdad y bondad. El origen del Cosmos manifiesta intencionalidad, selectividad y poder en el mismo. Intencionalidad valida siempre y para todo lo creado, selectividad justa para el mantenimiento y desarrollo de lo creado y poder de dominio sobre los procesos de consecución de su intencionalidad. El hombre que se entrega voluntariamente al cumplimiento de la máxima necesidad valida del momento y lugar, que entiende que se justifica la realización de dicha necesidad porque se ajusta con el ordenamiento de las constantes universales y, que la cumple satisfactoriamente, se conecta con la finalidad y funcionalidad cósmica del todo. En esa semejanza de conducta se parece al Creador. Su constante responder a la realización de la máxima necesidad valida siempre y para todo, lo madura. 107


Esta es la conducta original humana que perdió al priorizar el resolver sus propios deseos personales por sobre el entregarse al servicio de la realización máxima valida siempre y para todo. SIMILITUD EN EL DESARROLLO MORAL DEL INDIVIDUO Hablemos de la similitud en la maduración del individuo en su desarrollo moral. En el origen, los aspectos de contenido interno y externo se unen a través de la acción de dar y recibir, centralizada en la unidad incondicional universal, vertical y horizontal. En otras palabras, el contenido y forma se hacen uno centrados en el amor absoluto, mediante la unidad entre los aspectos de positivo y negativo. Dice la ciencia que todo acto contiene intencionalidad y significación. Por lo tanto, en la causa originaria, han de estar unidos estos tres aspectos intención, significado y acto; lo que reivindica que todo acto es fruto de una intención propositiva. Intención que al realizarse se establece como razón de ser del acto en sí. En el hombre también deben unirse su mente espiritual y su mente física a través de la acción de dar y recibir, centrada en el amor incondicional para formar una perfecta unión. Esta unión ha de ejecutarse con el correcto dominio de posiciones causa y efecto, sujeto y objeto. 108


Para aclarar un poco más esta necesidad debemos entender que la unidad entre mente y cuerpo existe en cada ser humano, lo que se debe entender como unidad mente y cuerpo, es la unidad del cuerpo que obedece a la mente centrada en aquellos valores que son siempre y para todo válido. El hombre de hoy no prioriza la voluntad del todo y siempre por sobre su propia voluntad, este accionar sin discernimiento produce frustración tras frustración en la persona, y por eso estamos rodeados de ambigüedades relativas al criterio de cada uno. El ser humano ha de esforzarse en discernir en cada conducta que involucre al otro, y en ese acto está obligado, puesto que el otro tiene el derecho a la felicidad, está obligado, repito, a tomar el punto de vista de lo que beneficia al todo y siempre en su accionar. A esto me refiero cuando hablo de unión entre mente y cuerpo. Una persona consciente de esta realidad evitaría el abandono del otro, evitaría el ignorar al otro, evitaría el egoísmo al comprender que, del bienestar común se desprenden los valores que lo validan a él como individuo. Las necesidades de la conciencia deben dominar a los deseos del instinto.

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La necesidad es todo aquello a lo que el ser humano no puede sustraerse, como el amor puro, la verdad absoluta y la bondad de lo bien hecho. La necesidad está íntimamente ligada a la libertad, cuando se entiende por libertad la capacidad de optar por lo que es válido para satisfacer dicha necesidad. De esto se desprende la necesidad del ser humano por ser responsable en la elección de lo que es siempre y para todo válido, para así sentirse libre. La necesidad es predeterminada por el Creador y registrada en las capacidades del ser creado. El deseo, por el contrario, es el estímulo que conduce a las habilidades a cumplir con su misión de satisfacer la necesidad. El deseo es temporal y puede controlarse. La conciencia o mente espiritual del hombre debe dirigir, dominar, administrar y controlar responsablemente los deseos de su instinto. La humanidad no debe rebajar la incondicionalidad del amor al gobierno de sus instintos. Las necesidades de la especie humana están centradas en la satisfacción de las capacidades emocionales, intelectuales y tradicionales. El ser humano debe ser emocionalmente pleno, para lo cual, ha de experimentar el verdadero amor completo y maduro, el amor incondicional que satisface tanto a los padres de los cónyuges, como a los cónyuges y al producto que resulte de ese amor. Sin esa condición la unidad es un fragmento. 110


Las relaciones familiares incluyen a padres e hijos, pero también hay que pensar que la completación del carácter de los hijos se realiza mediante la unión complementaria con sus parejas, las que pasan a ser parte integrante de la familia a la que pertenecen. Por lo tanto, los padres tienen la misión de “bendecir” a sus hijos sobre el reconocimiento de la maduración en responsabilidad, confianza y dominio de las conductas de sus hijos y de las parejas de los hijos. El padre es el único juez capaz de certificar el cumplimiento de la lealtad filial del hijo, el único capaz de certificar la confianza en el entendimiento de la justicia universal del hijo, y capaz de certificar el dominio responsable de las conductas normadas de sus hijos. Solo el padre sabe cuando el hijo es leal y cuando demuestra ser capaz de controlar y dominar el celo y los instintos, categoría esta necesaria para demostrar su madurez. Sin el dominio del celo extremo (recelo) el hijo no califica para establecer correctas relaciones con su pareja o con los semejantes. Sin el dominio de los instintos no puede garantizar la sanidad de su espíritu ni la salud de la familia que pretende. La Bendición (bien hacer) en el encuentro entre el hijo y su pareja, ha de beneficiar tanto a los padres de ambos partícipes, como a la pareja misma y al fruto que se cultive entre ellos.

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Este tema es de vital importancia y por lo tanto debe ser tomado en su justa medida. Las relaciones interpersonales sociales, laborales o educativas sufren cuando el individuo no controla los extremos o los instintos. Se pierde la confianza entre personas en el ejercicio de sus insuficiencias. La ignorancia de la unidad absoluta daña, no solo a la especie, también daña al ordenamiento natural de la creación. En la actualidad, el amor es considerado como “ansiedad” o “pertenencia” -algo que solamente es mío- eso no es amor, es angustia. Angustia a perder lo que uno espera poseer, angustia al “poder perderlo” si no lo “hago mío”, eso es egoísmo y el amor maduro no contiene egoísmo. Los jóvenes en lugar de unirse incondicionalmente por y para el amor, por y para buscar el bienestar del otro en su realización completa, se unen para que les amen. Y porque necesitan que les amen, necesitan recibir del otro, en lugar de darse a su maduración. El joven actual “ama” a quien quiere, como él o ella lo quieren, y para lo que él o ella quieren. Este “amor” no es ni más ni menos que un objeto del deseo. El objeto de la necesidad de sentirse pleno se desvirtúa en el intento de poseerlo y pasa a ser un mero útil para satisfacer una curiosidad, o para experimentar un placer. Se transforma al otro pretendido en la justificación del criterio personal de quien lo quiere utilizar.

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Este tipo de amor no tiene nada que ver con el amor universal de la creación. En la creación existe todo para el beneficio del otro. La columna vertebral de la creación es la incondicionalidad del amor puro. El sentido de la incondicionalidad es un criterio sin referente previo en la historia del hombre, y por eso es difícil de entender, tan difícil como el verdadero sentido de la pureza. Pureza exige integridad y en ella los fragmentos no son suficientes. Esa entrega conciliatoria de ofrecerse por beneficiar al otro, si bien es un grado de incondicionalidad, no es lo que se entiende por incondicionalidad completa en el amor, o incondicionalidad madura. Para certificar esa actitud de entrega al otro válida, debe por sobre todo conectar la realización del otro con sus exigencias naturales. Es decir, debe cooperar con el ordenamiento de las normas de la creación entera. Hacer el bien al otro no es suficiente si ese bien se reduce al bien que el otro determina valido. Para que ese bien sea válido ha de beneficiar siempre y a todo lo natural. Para ser normal el ser humano debe volver a su naturaleza original y ser incondicional en el amor. El amor, para ser completo, valido y pleno, ha de satisfacer a todos los integrantes de la familia. Al padre y a la madre del novio, al padre y a la madre de 113


la novia, al novio, a la novia y al cultivo de ambos. Ese amor que satisface a todos siempre es el amor en el nivel maduro de sus exigencias. El amor de estas siete personas, ha de estar completamente convencido, validado y satisfecho. Para que eso ocurra de acuerdo con las normas de la creación, la actitud del novio y de la novia, han de ser de total incondicionalidad en cumplir el compromiso de su entrega, a realizarse mutuamente en función del establecimiento de las normas naturales. Han de saber que se entregan para orientarse, educarse y realizarse mutuamente y no para esperar que el otro los satisfaga. Para que esto se realice, los candidatos al matrimonio, deben aceptar la bendición de sus padres. Los padres maduros, entiéndase que me refiero a los padres cuyo ideal de vida de acuerdo a los principios de la creación se ha realizado en ellos, y quienes reconocen el criterio del beneficio del todo y siempre por sobre su propio beneficio individual, quieren y esperan lo mejor para sus hijos. Los padres tienen más experiencia de vida que ellos, estos recursos son de vital importancia en la orientación, educación y maduración de los hijos y nietos. Por lo tanto, la confianza depositada en ellos puede favorecer en mucho el futuro de los mismos. Por otro lado, la confianza plena entre padres e hijos, y el establecimiento del vínculo filial, mediante la lealtad de los hijos a los padres, se establece sobre la 114


premisa de aceptar incondicionalmente la bendición de los padres. El hijo que confía en el amor de sus padres, que confía en el criterio y confía en su proposición, adquiere la condición de ser un hijo verdadero, un hijo maduro, un hijo puro. En la actualidad nos resulta difícil imaginarnos a esos padres libres, seguros y plenamente responsables; nos cuesta imaginarnos a esos padres afectivos, autónomos, ligados con los principios de la creación y cumplidos en el propósito de la creación. Se nos hace difícil imaginarlos porque el entorno nos ofrece la otra imagen, la de los padres ambiguos, relativos e inconsecuentes. Debemos meditar este asunto porque al padre lo realiza el hijo, es la lealtad del hijo al padre la que transforma al padre en confiado con el hijo. La historia manifiesta momentos en los que el hombre obedeció los mandamientos de la Ley de Dios y fue en esos momentos de lealtad filial a la ley, en donde la ley se justificó válida. Ninguna ley puede decirse justa sin un legítimo cumplidor de la misma. Por supuesto que cuesta depositar la confianza en este tipo de “padres inconsecuentes”, pero cualquiera confiaría en aquellos que si son consecuentes con la conducta valida, ajustada y necesaria. Que seducen con afecto incondicional, persuaden con la verdad y motivan con el ejemplo de lo correcto.

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Es cierto que en la actualidad los padres no tienen mucha experiencia y que en ocasiones cometen errores, pero siempre es más sano que el padre absorba la culpa del error, si es que este ocurre, a que el joven se tenga que esconder de sus padres para asumir la culpa de los errores que no sabe o no puede resolver. En los problemas del hijo con su pareja, el padre es una buena reserva de soluciones. En la pareja aislada de la confianza de sus padres no existen recursos más que los propios a su escasa existencia. O los que provienen del exterior, de amigos o terapeutas. Los hijos deben alcanzar el grado de confianza plena en sus padres mediante un exhaustivo estudio de las razones fundamentales de la existencia, acción y multiplicación de todas las cosas. Con ese criterio, entenderán su posición y función en relación con sus padres y con su respectivo esposo o esposa. Para eso el joven ha de cultivar el dominio de sus servidores; el dominio de la prudencia en discernir de entre las alternativas a seguir y saber elegir la opción válida. Prudencia es el servidor custodio de la alternativa válida. El dominio del servidor de la prudencia, permite el discernimiento y consecuentemente, posibilita la libertad de optar por lo que es válido. El joven ha de dominar el servidor de la fortaleza ejercitando la perseverancia en la consecución de sus

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intenciones. La fortaleza, es el servidor custodio del deseo cumplido. La intención se cumple gracias al ejercicio responsable de la fortaleza. También es necesario que el joven domine la templanza. La templanza es el servidor que flexibiliza las diferencias entre un sujeto y un objeto. Cuando se encuentra uno frente a dificultades, la opción precipitada es abandonarlas, pero conductualmente no siempre es sano. En ocasiones es necesario enfrentarlas, y para eso es necesario el uso del dominio sobre la flexibilidad de la templanza. Templanza es el servidor custodio de las diferencias. Por sobre estos servidores, o protectores de la conducta original, el ser humano ha de dominar el celo. Entendiendo por celo la fuerza que protege la unión de las complementariedades. Celo es el servidor custodio de la unidad. El celo se transforma en defensivo frente a las amenazas de escisión, frente a la posibilidad de perder el orden, la unidad, la verdad o, el dominio de lo que posee. En ese estado defensivo protector, el celo se transforma en recelo, en el instante en el que rompe la unidad con quien supone una amenaza. Celo es amor en exceso, incontrolado y que en ocasiones, puede hacernos perder el dominio de nuestra propia posición y función.

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El joven para madurar ha de superar la tentación del apetito intergenital prematuro, del sexo que destroza el vínculo entre padres e hijos y entre esposo y esposa. Del sexo animal e instintivo. El amor no debe humillarse a la voluntad del instinto reproductor. Es el instinto el que debe ser dominado por la conciencia del joven que desea ser sano y maduro en el dominio sobre los apetitos que amenazan su autenticidad. El mayor reto sobre el control físico es el dominio sobre el apetito intergenital prematuro. El intercambio genital maduro permite la fusión entre el matrimonio y la paternidad, pero el sexo prematuro, rompe el vínculo y la confianza de los padres y te impide el sentimiento paterno limpio y puro. Para superar la tentación anticipada de establecer una relación intergenital prematura, es necesario educarse sobre el propósito y función del instinto reproductor. El deseo sexual es un apetito y como tal es controlable; el amor por el contrario, es una necesidad y por lo tanto incontenible, el amor puro es el amor incondicional universal maduro, absoluto y eterno, por ser siempre y para todo valido. Los deseos, apetitos o pretensiones han de orientarse siempre hacia el cumplimiento del deber ser natural, lo que exige ser normado. El perfecto individuo no es aquel que experimenta muchos placeres, si no aquel que experimenta 118


plenitud, en la completación de su propósito conectado al cumplimiento de las necesidades de su especie. La plenitud es un sentimiento universal y eterno, mientras que el placer es una mera experiencia personal, temporal y pasajera. El correcto acto de intercambio genital maduro es aquel en el que los padres de ambos pretendientes certifican la categoría del dominio sobre el celo y los instintos de sus respectivos hijos, y bendicen a los mismos en la unidad, confianza y cumplimiento de los vínculos filiopaternales, (hijo al padre) fraternoconyugales (esposo esposa)y paternofiliales (padre al hijo) conseguidos por ellos. Ese es un verdadero matrimonio con los recursos exigidos por la naturaleza humana para la pureza de su continuidad. SIMILITUD EN EL DESARROLLO ÉTICO DEL INDIVIDUO Similitud en la multiplicación (Logos). El hombre debe exhibir la multiplicación correcta, siendo esta semejante a la multiplicación del Creador Origen de la naturaleza humana que contiene en sí. Dicha multiplicación ha de contener la unión armónica e incondicional, entre lo positivo y lo negativo, (equilibrio de las diferencias que producen belleza). La unión completa entre el carácter y la forma (recognición que produce verdad) y unión armónica 119


entre las posiciones de sujeto y objeto (concordancia que produce la bondad). Del mismo modo que el hombre fue producto de la unidad armónica entre los aspectos positivos y negativos, carácter y forma, y sujeto y objeto del Origen, así también el hombre y la mujer deben unirse de manera armoniosamente correcta, para producir hijos que sean frutos del amor incondicional. El factor “incondicionalidad” es determinante en el correcto desempeño del acto de multiplicar, ya se trate de la multiplicación de personas, o de cosas (objetos creados por personas). Esta unión, debe estar cimentada sobre el afecto, la sinceridad y la atención que beneficien al otro y lo completen. No basta con casarse con la pareja porque se la quiere, hay que casarse con ella porque se desea realizarla. El marido que se casa con su esposa porque la quiere y no la realiza, está tomando a la persona para servirse, y no para servirla. Uno puede querer mucho a su pareja y no por eso realizarla. La pareja que se realiza en la incondicionalidad afectiva es confiable y segura, es agradable y unida.

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¿Qué significa exactamente la multiplicación incondicional? La especie humana se multiplica como casi todas las demás especies, mediante la unión copulativa. El resto de las especies establecen esa relación por orden del instinto depositado en ellas, pero en el caso del humano, existe una enorme diferencia. Además de contener ese deseo instintivo, el ser humano, ha de transformarse en señor del mismo porque tiene la capacidad de dominarlo. Y para dominarlo de acuerdo con la Razón Absoluta, ha de comprender su completa función. Función que debe descubrir en consonancia con la voluntad del resto de las especies. El hombre es el mediador entre la Voluntad de la Creación y la Voluntad del Creador Originario. Por esta razón, ha sido creado con la capacidad de analizar y optar a voluntad, de acuerdo con el criterio de su conciencia original. Pero tiene la responsabilidad de madurar su conciencia en la similitud completa con la Razón Absoluta de la Voluntad del Creador y eso sólo puede lograrlo mediante el estudio detallado y comprensión de los Principios de la Creación. Cuando el ser humano asimila y comprende la concordancia entre la Voluntad de la Creación con la Voluntad del Creador, en ese momento puede establecer la relación copulativa que le permitirá el encuentro con la autenticidad pura de su propia realización humana. 121


Este factor es fácil que se nos escape de las manos, es demasiado profundo para las circunstancias superfluas que nos bombardean continuamente, pero responde a la necesidad esencial de nuestra especie. El marido no debe casarse para “tener mujer”, el marido debe casarse para posibilitar a la mujer ascender en su valor y “permitirla ser madre”. La mujer, no se casa por tener un “marido que la proteja”, se casa para posibilitar que el marido ascienda en su valor como individuo y “elevarle a la condición de padre”. Ambos, marido y mujer reciben de esta suerte incondicional, el premio de experimentar con los hijos el amor verdadero, esta es la razón que fundamenta y da sentido al matrimonio. El matrimonio ha de ser la relación que permite a cada miembro de la familia el encuentro con su propia identidad, con su propia autonomía, con su auténtica pureza. ¿De qué sirve un matrimonio si el marido no se realiza como tal, o si la esposa no se realiza como esposa? Y, ¿Cómo pueden realizarse sin ni siquiera comprender lo que eso significa? El hombre, se realiza como marido en la unión incondicional completa y eterna con su esposa, y la esposa se realiza en el vínculo incondicional completo y eterno con su marido; del mismo modo que la actividad se establece cuando el sujeto intencional, se da incondicionalmente por el propósito de realizar

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completamente al objeto consecuencia de la intención. El cumplimiento del periodo de desarrollo como individuo se establece al calificarse como Señor del Amor Absoluto y Eterno. El Amor Absoluto no es un fragmento, es totalmente incondicional, no contiene absolutamente nada de egoísmo, por esta razón es puro. Para lograr la experiencia del Amor Absoluto, el individuo ha de experimentarlo del mismo modo, totalmente incondicional. El acto incondicional de entrega voluntaria por beneficiar y realizar a su pareja, califica al individuo de Señor dominador del instinto reproductor. Lo que posiciona al individuo en la etapa de madurez individual completa, independientemente de los conocimientos o experiencias que este ser haya acumulado. Bajo el punto de vista del Amor Absoluto, esa condición es la más valiosa e importante. Fruto de esa incondicionalidad, aparecen hijos propiamente engendrados que jamás podrán acusar a sus padres en lo que respecta al amor, puesto que ambos establecieron la condición de superar la fuerza del instinto, y establecerse así como Señores de una tradición normada en consonancia con la conducta de los principios de la creación. Incondicionalidad es un valor, y como tal, posee un contenido relativo a la experiencia propia del individuo y un contenido paradigmático absoluto, que se 123


desprende del estándar que beneficia a todo y siempre. La incondicionalidad absoluta es aquella actitud que el ser humano debe priorizar siempre y en cada momento, para establecer correctas relaciones, o relaciones que operen de acuerdo con los principios de la creación, que nos dicen que todo lo creado existe por y para el beneficio del otro. Por y para el beneficio del otro implica una razón de causa y consecuencia, al mismo tiempo que una razón de sujeto y objeto que deben ser cumplidas. En ocasiones nos olvidamos de que todo lo creado obedece a una razón, y se nos pasan por delante de nuestros ojos realidades indiscutibles, como por ejemplo el hecho de que las reacciones obedezcan siempre a causas originarias y que dichas reacciones estén directa, e incambiablemente ligadas a dichas causas. Sería inconcebible el esperar una carcajada como respuesta de un niño al que se le está inyectando un objeto punzante entre la yema del dedo y la uña. La reacción al dolor es siempre la misma, el deseo por evitarlo. Así como la reacción al afecto, es siempre el deseo por conseguirlo. Del mismo modo que no se ve ninguna planta – relativa-, que sin intervención del hombre nos dé flor o fruto distinto en cada primavera, o que florezca un año en una estación y al año siguiente en otra, tampoco vemos que las reacciones a las causas 124


originarias, sea relativa a las decisiones de los efectos que produce tal reacción. De modo similar podemos apreciar también en la creación, que las uniones reproductoras entre masculinidad y femenineidad, se establecen siempre con sus pares de especie. Lo que obedece a alguna razón intencional. A un orden determinado. De no ser así ¿a qué razón obedecen tantas coincidencias o similitudes? ¿Por qué razón se establece la familia con un solo hombre y con una sola mujer? Podríamos preguntarnos sobre cuantos padres puede tener un hijo ¿puede acaso tener dos padres y una madre, o dos madres y un padre? Todo hijo es producto de un padre y de una madre, y cuando se entiende la razón central de la relación copulativa, también se entiende la razón sobre el porqué ha de establecerse la familia con un solo marido y con una sola esposa. Si se pierde la incondicionalidad en el intercambio sexual, la relación, en lugar de construir, frustra y escinde a la pareja. Hemos repetido varias veces que todo acto contiene significación e intencionalidad. De esta realidad, se desprende la deducción lógica, de que todo acto, es también producto de una razón originaria que lo justifica necesario. Y podemos añadir que toda causa originaria pretende en su creación el encuentro completo con la realización de su intención, lo que produce recognición y satisfacción. 125


En la creación, esta unidad vertical y horizontal, se establece en base a la incondicionalidad, por eso el ser humano ha de cohesionarse con la naturaleza de la creación en su conducta moral, ética y estética. De la unidad entre marido y esposa, coherentes con la actitud de realizarse el uno al otro hasta su completa madurez, se desprende la afinidad en la similitud de la multiplicación. La conducta afectiva, sincera y responsable de los padres, posibilita la similitud entre padres e hijos, siempre y cuando el ambiente social participe del mismo criterio y de las mismas tradiciones. El matrimonio es la unión para posibilitarle al “otro” la experiencia de unidad en el amor incondicional verdadero y responsable, que se desprende del cumplimiento de la verdadera paternidad auténtica, y no el contrato que permite disponer del otro para asuntos propios. SIMILITUD EN LA ESTÉTICA DEL INDIVIDUO Similitud en la naturaleza del dominio (creatividad) Todas las cosas fueron creadas por amor y para ser dominadas con amor. Para ser más explícito aún podría decir que todas las cosas fueron creadas por aprecio y para el aprecio, o si queremos completar este entendimiento, debería decir que todas las especies creadas fueron creadas para que pudieran ser completas, autónomas y plenas. 126


Esto se desprende del comportamiento de todos y cada uno de los seres creados. Su evidencia certifica nuestra explicación. Cada ser se completa en función de la satisfacción de una causa originaria, y al mismo tiempo, todo ser busca y necesita de la unión con su complemento de género para perpetuar su especie, realizándose de este modo su propia satisfacción individual. El hombre está creado con la capacidad de dominio y creatividad en el amor. Cuando hablo del término “amor” no pretendo limitar el significado del concepto, al cariño sensual o emotivo; me refiero al hecho de que toda intención propositiva se inicia en la expectación positiva del encuentro realizado, que satisface, convence y establece la unidad completa con la expectación inicial. El significado del término “amor”, va más ligado a la unidad que a la mera sensualidad. Dominar no significa simplemente controlar, obligar o manejar, implica esencialmente el uso de creatividad y afecto. Para proteger, conducir o administrar, es preciso ser creativo y esta creatividad ha de ser centrada en la incondicionalidad del amor y no en la imposición obligatoria. Lo expuesto sintetiza la razón por la cual deben establecerse las tres grandes bendiciones mencionadas en el Génesis: Creced, Multiplicaos y Dominad. Bendiciones, que existen contenidas en la necesidad y deseos humanos. 127


Todos deseamos crecer, multiplicarnos y dominar las conductas, pero existe un correcto deseo original y un incorrecto deseo adquirido que se opone al deseo original. Existe una conducta moral original y una conducta moral de las costumbres que deberían coincidir, pero que en la actualidad, no ocurre. La conducta moral de las costumbres, está centrada en posiciones egoístas que pretenden justificarse mediante fragmentos del criterio relativo al individuo, y que pretenden la satisfacción hedonista de los deseos, sin sentir en ningún caso la prioridad de lo que es siempre y para todos válido, es decir, sin aproximación alguna a lo absoluto. El hombre actual vive entre dos direcciones antagónicas, por un lado, la dirección de su conciencia universal original, libre, autónoma y responsable, y por otro lado, la dirección de su conciencia adquirida, adosada a la conducta instintiva relativa al criterio personal del apetito y que prioriza lo que quiere, por sobre lo que debe. Esta lucha entre dos conductas totalmente opuestas, transforman al ser humano en marioneta del instinto. Para superar esta condición se necesita un sistema de valores absolutos inspirados por la educación centrada en los lo que es siempre y para todos válidos.

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Hemos visto, que la similitud no solo se establece en la educación, sino también, en los fundamentos esenciales de la creación. Para crecer, es necesario establecer, la similitud entre intención y consecuencia; es necesario, ser uno en pensamiento, palabra y obra. Al multiplicarnos establecemos la similitud mediante la unidad entre padres e hijos y entre esposo y esposa. Y al producir objetos, ejercemos el dominio sobre nuestros servidores, virtudes estas, que encuentran en su desarrollo la unidad entre contenido y forma, similitud, recognición y concordancia entre el creador y su obra. La educación, ha de enfocarse hacia el encuentro con los valores absolutos de plenitud, autonomía, y cumplimiento. Plenitud que se desprende del sentirse realizado como líder, maestro y padre de familia; autonomía que se desprende del entendimiento y ligazón con los principios de la creación, y cumplimiento en el dominio de las conductas que responden al deber de realizar la máxima necesidad valida siempre y para todo. B) PERIODO DE CRECIMIENTO Para asemejarse al origen causal, es necesario crecer y para crecer se precisa de un tiempo. El hombre crece ligado a unas necesidades inevitables, pero las satisface de manera voluntaria, libremente.

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Cada uno debe ejercer la responsabilidad que obliga a superar aquellas tentaciones que lo apartan de lo correcto, lo verídico, o lo absoluto. Para descubrir, identificar y superar esas tentaciones, fue dotado de consciencia y libertad, que con la asistencia de la prudencia, puede discernir y elegir la alternativa siempre válida para todo. De cuyo cumplimiento se establece su legitimidad y con ello se declara libre de acusación alguna. Esto nos lleva a comprender, que es el cumplimiento de su responsabilidad lo que le posibilita la libertad y no al contrario. La libre opción existe aun antes de cumplir la responsabilidad, pero es la opción acertada, la que proporciona libertad. La opción acertada es la opción que corresponde con los principios de la creación, esa es la opción válida. Es fácil entender que la libertad del niño se obtiene de los padres en el momento en el que sienten que sus hijos son responsables de sus actos. Y, ser responsable es sinónimo de saber optar por lo que se debe hacer, o por lo que es válido. Ahora entendemos porqué la libertad es la capacidad de optar por lo que es válido. La libertad existe antes de ser realizada, pero es la alternativa que valida la opción la que establece libertad.

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La opción inválida te amarra al tiempo que perdiste en ella y al tiempo que tardes en volver a optar por la alternativa válida, esto, sin contar el tiempo que se tarde en restaurar lo roto. El error en la elección no es más que una pérdida de tiempo. Tiempo que se va, y tiempo que necesitas para volver a intentarlo. Crecer responsablemente es necesario para el desarrollo psicológico y fisiológico del individuo, para desarrollar sus capacidades emocionales sensibles, intelectuales y creativas. Además de sus conductas, hábitos o disciplinas. A pesar de que lo absoluto no interviene, o no puede intervenir de manera independiente en el desarrollo responsable del individuo, lo absoluto alenta, inspira y motiva al hombre a proyectarse en la dirección adecuada o correcta. Encontrar la dirección adecuada o correcta fue difícil para los primeros antepasados de la humanidad, pero una vez superadas las dificultades por el primer hombre, esas experiencias permanecen y sirven para que los que vienen después de él, superen las mismas dificultades con un grado de responsabilidad menor. Esta es una razón por la que se hace necesario obedecer al padre o al más experto. El hijo prudente que pregunta y asume las direcciones del padre, o del más experto, evita las posibles insuficiencias que le producirían dificultades.

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La experiencia del padre responsable es la garantía de la salubridad del hijo. El hijo responsable obraría frente a este padre, con lealtad, obediencia y confianza. El primer hombre debió obedecer de manera responsable la dirección de su naturaleza humana. Debió descubrir los principios básicos de la creación. Debió comprender que todo existe por y para el beneficio del otro. ¿Cómo no vio que entre todas las cosas existe una correlatividad; que para que se establezca la correlatividad es preciso de un dar y recibir entre ellos. Debió descubrir que en esa relación se establece un dominio sobre el centro conductor; que para que la relación se establezca en armonía, es preciso un orden en la localización de posiciones y funciones de cada posición. Debió ahondar en el conocimiento de sus servidores “prudencia, fortaleza y templanza” hasta dominarlos. Los primeros padres de la humanidad, debieron legitimar el amor, la vida y la tradición, centrados en la conducta Celestial Universal del Padre Originario. ¿Qué se entiende por Celestial y por Padre? Para el hombre del antiguo testamento, el cielo representaba aquello que todos veían y que a todos cobija siempre. Todo y siempre se enlazan en el término “cielo, celestial, celeste”. Podemos entender que el término Celestial, se refiere al concepto de 132


aquello que es siempre y para todos válido. Aquello que todos siempre ven y de lo que todos participan. El término “Padre”, en su sentido más profundo, nos indica el origen causal de cualquier ser. Podemos poner en tela de juicio el hecho de que el primer hombre tuviera o no, un primer padre visible, física y mentalmente similar a él, pero de lo que no podemos dudar es del hecho fehaciente de que tuvo, como efecto o consecuencia que es, una causa germinal originaria. Su desarrollo debió basarse en la recognición del medio protector en el cual estaba inserto. No tuvo la imagen de líder ejemplar, tampoco tuvo a un maestro conductor, ni imagen de Verdaderos Padres que mostraran el camino a seguir. El primer hombre debió impregnar su conciencia en base a la correlatividad, recognición y concordancia entre las razones, conductas y sentimientos apreciados y la noción interna de sus prototipos originales. Esa era su escuela, su familia y su entorno. Su conciencia original del valor asumía en él un estatus de pureza difícil de imaginar por el hombre actual. Al primer hombre, le bastaba observar las conductas, razones y propósitos de la naturaleza circundante, para apreciar las características duales del Creador. Todo lo creado obedece a una intención, y cumple esa intención mediante la unidad complementaria de sus polaridades, causa efecto y sujeto objeto. 133


Todo lo creado, existe para el beneficio de su especie, es decir para ofrecerse al beneficio del todo y siempre y eso valida al “cada uno”. De su entorno, los primeros antepasados, podían reconocer que en la creación, cada ser cumple con dos propósitos, uno individual y otro de conjunto, y que el propósito individual ha de supeditarse al beneficio del propósito de su especie. Estas y otras cosas más les eran evidentes, de manera que como muy bien dice San Pablo, son inexcusables. Pero al parecer, por la evidencia del desorden histórico, los primeros padres de la humanidad no lograron descubrir lo inexcusable de la naturaleza, de haberlo descubierto, se habrían realizado como Verdaderos Hijos y como Verdaderos Padres de la humanidad. Adán, si es este el término que utilizamos para referirnos al primer hombre, no obedeció a su Padre Celestial, al orden que se evidencia de los principios de la creación, no obedeció a lo que era siempre y para todos válido en el amor, por lo mismo, perdió la vida (su función) y perdió la tradición natural original. ¿A qué se debe esta afirmación? Sencillamente a la lógica deducción de que de haber logrado el estado de madurez en el amor, se habría establecido una tradición normada de acuerdo con los principios fundamentales del amor, que ellos habrían descubierto, realizado y ofrecido a sus descendientes. Ambos padres se habrían consolidado como figuras ejemplares de la historia humana. Habrían sido 134


reverenciados por realizarse como maestros ejemplares, padres maduros y verdaderos y líderes confiables y cumplidos en su realización. La responsabilidad de los hijos es esencialmente la de obedecer a sus padres. Y la responsabilidad de los padres, es la de transformarse en verdaderos, (coincidentes con las normas de conducta que se desprenden de los principios de la creación) maduros y responsables. El crecimiento del primer hombre y de la primera mujer representaba, además de su propio crecimiento, el crecimiento de toda la humanidad. Si ellos hubieran completado su crecimiento con éxito, habrían mostrado un modelo de autenticidad, pura y eterna. Se habrían declarado Verdaderos Padres, Verdaderos Maestros y Verdaderos Líderes facilitadores del modelo ejemplar de perfección, lo que habría sido asumido por imitación en sus descendientes y así toda la humanidad. Los descendientes de los Verdaderos Padres, habrían visto en ellos y en sus sucesores un ambiente modelo a seguir, habrían participado desde su infancia de normas de conducta coherentes con los principios naturales. Y habrían desarrollado, fruto de su ejemplo, los hábitos correctos en las relaciones, pero desgraciadamente no ocurrió así. Por eso surge la necesidad de una instrucción y supervisión de los hijos por parte de los padres, así como también brota la necesidad del hijo de obedecer 135


a los padres, en su esfuerzo por mejorar su condición, es decir, surge la necesidad de la educación. El niño no puede cumplir su responsabilidad, salvo que sea guiado. No basta con que el padre quiera al hijo, el padre debe realizarlo. Y no basta con que el hijo quiera al padre, el hijo debe realizarlo. Esta afirmación puede sorprendernos, pero si ahondamos en su significado, podemos darnos cuenta, de que para calificar al padre como completamente satisfecho, el hijo ha de cumplir su responsabilidad de ser leal al Ideal de ser Persona Libre Autónoma y Responsable. En la realización de ambos se establece la similitud, pero para su logro, es preciso de un periodo de tiempo. La realización de ambos se establece sobre la unidad en la confianza responsable, en la lealtad y obediencia a los valores absolutos de Libertad, Autonomía y Responsabilidad. El hombre auténtico es libre, porque opta por la alternativa válida, es autónomo, porque reconoce lo que es siempre y para todos válido, por lo tanto se hace uno con lo absoluto y es responsable, porque cumple con su deber de priorizar el beneficio incondicional universal, por sobre el beneficio personal.

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Educación es la pre-condición para que el individuo pueda cumplir con la responsabilidad que le conduce a ser auténtico. La educación escolar es esencialmente una forma especializada de la educación familiar, así, la posición de los maestros, es equivalente a la posición de los padres. En la conducción del proyecto educativo, el profesor ha de sentirse posicionado sobre la imagen del padre del alumnado. En la educación se establece autoridad y respeto. Cuando se logra que exalumno confíe en los recursos del profesor y lo autoriza a aconsejarle en sus directrices o finalidades, lo autoriza a mostrarle soluciones a sus inquietudes y preguntas, y lo autoriza a liderarle o guiarle en su proceso de desarrollo, el alumno respeta al profesor. El respeto al maestro lo autoriza a educarlo y e instaura autoridad. La autoridad no se tiene, todo lo contrario, se deposita. Es la confianza en los recursos del sujeto lo que provoca la respuesta voluntaria del objeto. Aquél que se cree con la autoridad, ya la perdió en ese creerse en posesión de la misma. Se debe diferenciar entre la autoridad y la potestad por la posición que una persona ocupa. Un padre adquiere potestad por la posición de ser gestor pero puede muy bien no disponer de la autoridad en su familia si no tiene el respeto de sus inmediatos. Y un hijo, puede no ocupar una posición 137


de influencia en la familia y disfrutar del respeto de sus convivientes, en ese caso adquiere autoridad. Tanto el respeto como la autoridad se derivan del dialogo. La comunicación sincera y transparente entre alumno y profesor o entre padres e hijos es el catalizador más importante en la construcción de la correcta mecánica de las relaciones interpersonales. Pensamientos orientados en la consecución del ideal natural humano, comunicación de intercambio de razones válidas constantes, y conductas apropiadas al cumplimiento de la máxima necesidad preferencial, valida siempre y para todo, construye educación. Con esta visión se pueden encontrar soluciones y enfrentar las dificultades y diferencias entre alumno y profesor. Cuando el sujeto asume la posición conductual de manera responsable, seduciendo con afecto, persuadiendo con el conocimiento veraz y motivando con el ejemplo de lo correcto, el objeto responde voluntariamente motivado, convencido y con respeto obediente y leal a las exigencias del maestro. Esta es mi experiencia y quiero motivarles a profundizar en esto que les digo. Procuren seducir con afecto, miren al alumno con confianza, con ganas de motivarle, de agradarle aún a pesar de su indiferencia, o de sus bostezos.

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Perseveren en el afecto y verán a los alumnos, como a retoños leales a la espera del buen tiempo. - METODO DE EDUCACIÓN Decimos que la educación se fundamenta en el principio de similitud y sobre el proceso de desarrollo en tiempo de dicha similitud, lo que involucra una moral en las costumbres que ha de estar ligada y concordante con los principios naturales de la creación; con aquello que es siempre y para todos válido, es decir con los valores absolutos. ¿A qué denominamos valores absolutos, o mejor aún, a qué denominamos valor? Decimos que valor es la cualidad que satisface, pero en ocasiones sabemos que nos satisfacen algunas cosas que no son siempre o para todos válidas, como por ejemplo el sexo. El sexo satisface a todo ser creado, pero ¿es válido el sexo o no es válido? Por supuesto que es válido en su momento, y como corresponde al orden natural. Pero... ¿Es válido el sexo libre?, ¿es válido el sexo múltiple? Alguno de ustedes podrá decir que en ocasiones sí, pero ¿podría decirse que el sexo múltiple es siempre y para todos válido? ¿Beneficia el sexo libre a la familia, a la sociedad o a la especie? Independientemente de que existan credos que defiendan al matrimonio plural polígamo vertical u horizontal, todos sabemos los problemas que esa práctica conlleva. No es necesario ahondar en ello para darse cuenta de que el acto putativo irrumpe el 139


núcleo celular del orden vincular familiar y deriva en la ruptura de afectos y confianzas. Por lo tanto, debemos corroborar siempre la pregunta con el criterio responsable sobre si la práctica de cualquier acto, es o no es, siempre y para todo válida. El criterio que no beneficia a la especie humana no debemos adoptarlo válido para el individuo. Decimos que no existe valor que supere el estado de plenitud. Ningún placer complace más que el sentirse pleno. Ningún criterio convence más que aquello que denominamos norma, o aquello que es siempre y para todo válido y ningún acto, puede mejorar a lo completo, así podemos deducir que el estándar de plenitud, de autonomía, (ser uno con la ley), y de completación perfecta, son valores insuperables. Pero también podemos afirmar que estos valores son apreciados por todo lo creado. Desde la partícula subatómica más pequeña, hasta la relación intergaláctica más grande, pasando por los reinos mineral, animal y vegetal, pretenden todos la completación perfecta de su movimiento autónomo. Todos buscan la ligazón con lo que es siempre y para todo válido en el cumplimiento completo de sus propósitos. Todos coinciden en su desarrollo con lo que es válido, por esta razón vemos a nuestro alrededor una multiplicidad de singularidades ordenadas en función de la similitud.

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La partícula cumple su propósito específico mediante la unidad entre sus valencias positiva y negativa, así como los átomos; las moléculas cumplen su propósito, mediante la unidad entre el anión y el catión, los vegetales cumplen su propósito, mediante la unida entre estambres y pistilos, los animales cumplen su propósito, mediante la unidad entre macho y hembra. Y, el hombre, ha de cumplir también, de acuerdo con esta similitud, con su propósito, mediante la unidad familiar e interfamiliar. Es el hombre el único que difiere de esta norma. Por lo mismo, si pretendemos educar al hombre, debemos conducirlo hacia la unidad con la similitud universal e inmanente de los valores absolutos. Los valores de plenitud, verdad y unidad completa, son una necesidad en la especie humana. Necesidad es algo de lo que no podemos sustraernos. La necesidad obliga. Tanto la unidad con el amor, como la unidad con la verdad y la unidad con lo completo, son una obligación en la conducta del desarrollo y maduración de la conciencia humana. Todo ser pretende madurar como individuo, pretende madurar en el conocimiento y pretende completar su realización como persona. De esta razón se desprende la necesidad de coordinar un pensamiento unificado. En función del criterio que postula el pensamiento unificado de la especie humana, podemos restaurar al

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hombre y dirigirlo hacia el encuentro con su verdadera identidad. El hombre global, sin fronteras emocionales, intelectuales o constructivas, es un ser en vías del desarrollo auténtico. Hay quienes no creen en una autenticidad original y quienes prefieren ser “rotos” antes que ser enteros. ¿Y qué importa esto? ¿A quien le puede importar, sino es únicamente a él? Lo importante no es que yo crea o no crea en la autenticidad, lo importante es que la autenticidad crea en mí. En ese criterio reside mi propia autenticidad, mi propia realización. Lo importante no es que yo crea en Dios, lo significativo es que Dios crea en mí. Y para lograr eso, necesito cimentar las bases de una educación universal, de una educación que beneficie al todo y siempre, que beneficie a la especie humana y a la tradición. Si Dios confía en nosotros, es porque se nos reconoce en El. Y si se nos reconoce en él, es porque obramos en consecuencia con Su Voluntad. ¿Cuáles serían entonces las bases de la educación universal? Primero, basar la educación en la similitud con los valores absolutos, en la similitud con la autonomía de criterios que sean siempre y para todos válido, y en la similitud en el dominio incondicional en el afecto, puesto que toda la creación existe por y para el beneficio de un “otro”. 142


Todo ser creado nace por la unidad que beneficia a cada una de las complementariedades que lo permiten y para beneficiar y posibilitar la tradición de la especie en unidad. El hijo nace por medio de la unidad de la pareja que lo concibe, y para beneficiar a la tradición que posibilita la continuidad en la unidad de la especie humana. La idea de la educación ha de estar basada en el desarrollo de la madura completación del individuo, para que éste, en unidad con su pareja, también completamente madura, pueda experimentar la multiplicación de su propia especie, ligados a los valores absolutos de plenitud, autonomía y completación. En el núcleo de esta familia se experimentaría el amor filial, leal y obediente a la norma de la incondicionalidad en el afecto, en la verdad y en la bondad. Se experimentaría la confianza en la relación indisoluble del matrimonio que posibilitaría la experiencia del amor conyugal masculino y femenino, y permitiría la experiencia del amor paternal incondicional, en su grado máximo; mediante las relaciones entre padres e hijos en su estado de madurez completa, de igual a igual. En condiciones donde la similitud se habría realizado. El individuo que faculta y establece esta ligazón en unidad con los valores absolutos, sería pleno, autónomo y responsable, es decir, sería auténtico. Y 143


su coincidencia con las normas naturales lo define natural, educado y normal. Esta es la gran meta de la educación, realizar al hombre auténtico, uno y responsable. Para eso es necesario de un método educativo. El método de la educación ha de fomentar la disciplina de la fe en los valores que son siempre y para todos válidos. En función de esta esperanza depositada en las virtudes del afecto, de la verdad y de la bondad, podemos establecer una base de confianza, que motive a profesores y a alumnos a adentrarse en una disciplina de dominio, que posibilite el cumplimiento de los principios de la creación. Siguiendo un método de educación moral podemos lograr que la conciencia humana domine y supedite la tentación de los instintos, generándose un carácter sano, diligente, simpático, afectivo, cuidadoso y atento; podemos lograr que el individuo controle y domine la presión de la tentación del celo, para asegurar su posición de ser humano con la capacidad de dominio sobre sus pensamientos, palabras y obras. Podemos hacer del individuo, un ser autónomo en su conducta física, en el cuidado natural de sus costumbres, de sus hábitos alimenticios, hábitos de reposo y de ejercicio. La educación moral está basada en el dominio de las normativas personales. Por lo tanto, el individuo ha de transformarse, mediante el método de educación

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moral, en indivisible con las normas naturales de la conducta humana. Es natural que el individuo domine sus servidores físicos y espirituales. Que madure el dominio sobre la prudencia, sobre la fortaleza y sobre la templanza. Servidores estos, que le permiten optar por la alternativa siempre válida para todo. Lo que le permite cumplir con el proceso creativo y posibilita la flexibilidad necesaria para respetar y ajustar las diferencias, en el equilibrio necesario para evitar romper las relaciones. El ser moralmente maduro posee una conciencia centrada en los valores de plenitud, autonomía y responsabilidad, y dicha conciencia, ejerce un dominio conductor completo sobre los apetitos instintivos del cuerpo. El instinto también es un servidor de la conciencia y como tal, ha de ser regulado y conducido por esta. La persona moralmente madura no se abandona nunca al poder de los instintos, los domina. Siguiendo un método de educación ética, se faculta al individuo para experimentar una conducta basada en la incondicionalidad afectiva, en el beneficio por el otro, en la confianza y en la unidad en las relaciones interpersonales que establece. El método de educación ética, ha de incorporar la exposición del individuo a situaciones límite que exijan una apertura en la conciencia y en la dimensión 145


intencional y justificativa del acto responsable. Ha de fomentar el desarrollo de una conciencia social unitaria basada en la tradición normada de los principios de la creación. Todo lo creado existe por y para el beneficio del otro. Cualquier justificación universal está en función del beneficio de la actividad, la actividad favorece a la partícula, la partícula al átomo, el átomo a la molécula, la molécula al vegetal, los vegetales benefician a los animales, los animales al hombre y el hombre a la ley. Este ciclo se completa, cuando el hombre beneficia u opera, en función de completar la ley. Por eso es importante de una conducta ética normada. La correcta normativa ética enfoca sus relaciones, en el beneficio de lo que es siempre y para todos válido. Allí donde existen, se activan y se multiplican los valores siguiendo un método de educación estética. La estética se basa en las bondades del equilibrio de las diferencias. El ser humano está dotado con la capacidad de dominio, por lo tanto, es el único ser, capaz de establecer el equilibrio de las diferencias que lo circundan. El desarrollo de la producción, si no se basa en el equilibrio de las diferencias, puede acabar con la especie humana. El hombre no debe abandonar el equilibrio ecológico, ni el equilibrio social, ni el equilibrio de la producción, ni mucho menos el equilibrio de las diferencias ideológicas. 146


El ser humano precisa de una visión cósmica en la educación. Por lo tanto, ha de fijar su atención, en un pensamiento unificado que posibilite la coherencia entre religión y ciencia; entre pensamientos y conductas, entre la universalidad de un pensamiento absoluto y la relatividad de la apreciación del individuo. De este modo los misterios del pasado pueden iluminarse al entendimiento del presente y proyectarse hacia un futuro coparticipe de la unidad máxima indivisible. Este es el postulado que estamos divulgando y al que invitamos a analizar. Hemos visto que la educación no debe apartarse del ideal de madurar al ser humano hacia la autenticidad, pero no hemos determinado qué es un ser auténtico. Un ser auténtico es aquél cuyo propósito humano ha sido satisfecho, reconocido por su causa originaria, es decir por sus padres, y cumplido hasta satisfacer a ambos. ¿Porqué razón ha de ser reconocido por sus padres? Por la sencilla razón de que es el hijo el que califica al padre. Cuando el padre y el hijo se hacen uno, se reconocen y se validan, el hijo califica al padre como verdadero, completo y válido y el padre califica al hijo de completo, verdadero y válido.

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El momento en el que se puede conversar de igual a igual con los hijos, es cuando los hijos celebran la bendición del matrimonio de sus hijos. En ese instante, padres e hijos pueden conversar de cualquier tema afectivo porque se encuentran en sincronía, en ese momento, se establece la similitud completa en el afecto, en la moral, en la ética y en la estética. Se establece la similitud en la experiencia. El momento de la recognición completa llega al padre, y por eso se convierte en satisfecho, y maduro. En este estrato, tanto el padre como el hijo, han cumplido con su labor individual y de conjunto; se hallan en la cima de la madurez, y por lo tanto, pueden comunicarse de igual a igual. En ese instante, el hijo valida al padre. Ese es el estado de similitud compartida. Un ser autentico es aquél que se siente libre porque opta en cada momento por aquella alternativa que le es siempre y para todo válida, es decir satisface en todo momento a la máxima necesidad preferencial; aquél que opera en consecuencia con la normativa natural de las conductas, y quien cumple responsablemente el llamado de la necesidad más importante, se transforma en autónomo, en uno con la creación, pero, no solo porque seduce persuade y motiva al otro con afecto verdad y bondad, sino, porque conoce y practica en toda su dimensión las normas conductuales de los principios de la creación. Ese ser es responsable porque supedita el hacer lo que quiere, al cumplir lo que debe. 148


La experiencia constante del ejercicio del deber cumplido fortalece la autenticidad del individuo. ¿QUÉ DEBE HACER EL HOMBRE? La vida parece estar determinada para que cada ser humano desarrolle y complete sus periodos sensibles al máximo de sus posibilidades. Si analizamos un poco la conducta del desarrollo fisiológico, podemos encontrar periodos sensibles al desarrollo motriz, periodos sensibles al desarrollo intelectual o cognitivo y periodos sensibles al desarrollo emocional. Si dividimos los 21 años de nuestra juventud en tres periodos de siete años aproximadamente, veremos que en el primer periodo de desarrollo, el niño se expone a una conducta lúdica, caracterizada por el desarrollo de la motricidad gruesa y fina. La completación del desarrollo motriz, permite posteriormente al niño, observar diferencias en el medio en el que se desenvuelve. Sin cambiarse de lugar, no podría comparar una diferencia con la otra y restringiría su desarrollo intelectual. Gracias al movimiento, el niño cambia de ubicación y puede analizar las diferencias entre los diversos aspectos de las cosas que observa. De ello se alimenta la capacidad intelectual que viene a completarse en la segunda etapa de estos primeros 21 años, es decir, entre los siete y catorce años. 149


Esta delicada etapa de cognición es de suma importancia, porque la aspiración del adolescente debe llenar su vacío intelectual con el conocimiento verídico de los fundamentos esenciales de la actividad. En este periodo sensible al conocimiento, además de los conceptos básicos del lenguaje, matemáticas, historia y demás materias que posibilitan el desarrollo intelectual del joven, es necesario que el adolescente comprenda claramente cual es su origen, identidad y propósito. Sólo podemos decir que comprendemos la naturaleza de algo, cuando comprendemos su origen identidad y propósito. Por lo mismo, el adolescente en esta etapa previa al periodo sensible al desarrollo emocional, necesita fundamentar su identidad, su origen y su propósito a cumplir. La razón del porqué tantos jóvenes pierden su norte, se confunden en sus decisiones profesionales y se bloquean frente a una relación frustrada, o terminan en la consulta del psicólogo a la espera de una terapia antidepresiva, es debido a que desconocen cual es su origen, identidad y propósito. La sana comprensión de estos fundamentos, genera en el adolescente la confianza y seguridad necesaria, como para sobreponerse a las dificultades. Sobre todo, cuando se comprende que se tiene la capacidad de dominar los instintos, y muy en especial el celo; o 150


cuando asume la posición de cooperar en el desarrollo de sus padres, mediante la lealtad y obediencia a sus convincentes postulados. El adolescente convencido de su posición mediática en el desarrollo de la autenticidad del padre, determina su conducta en el camino del dominio correcto sobre sus instintos, sobre sus pensamientos, palabras y obras, por la sencilla razón de que reconoce en este el modelo de su propia autenticidad. La seguridad que provoca el convencimiento producto del conocimiento de los principios de la creación, faculta al adolescente para enfrentar la tercera etapa de desarrollo emocional de una manera ordenada, sin extremos ni precipitaciones sensuales. La unidad entre padre e hijo pasa a ser entonces prioritaria en esta etapa. El hijo ha de encontrar en el padre al modelo constructor del líder, al modelo educador del maestro y al modelo ejemplar del padre. De este raciocinio se desprende la importancia del padre educado, así como también la importancia de educar al adolescente. Por sobre la convicción completa del motivo de su existencia compartida con sus padres, a quienes por sobre todo, debe su razón de ser y su existencia, el adolescente enfrenta el tercer periodo de desarrollo emocional centrado en la conquista del ser padre, en cuya imagen, descubre al salvador de su infancia, al protector de su niñez, al ejemplo de su juventud y al

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estímulo motivador para realizarse a sí mismo en el núcleo de su propia familia. La unidad familiar en esta tercera etapa del desarrollo del adolescente, facilita la confianza en la comunicación, la empatía en los sentimientos, el modelo en las conductas, y también las soluciones a problemas en relaciones interpersonales tan importantes para el descubrimiento de la autonomía del individuo. El núcleo familiar educa en las normas de conducta. La generosidad incondicional en el afecto produce amabilidad y respeto entre personas, la honestidad y comprensión engendran confianza. La prudencia y fortaleza desarrollan la entereza y la templanza permite la elasticidad y flexibilidad en la apreciación de las diferencias entre individuos. Estas son virtudes que en su maduración exigen de mucho esfuerzo y rigor en su disciplina de dominio. El esfuerzo no es un acto doloroso, es la suma de necesidad interés y deseo que nos impulsa a hacer. El esfuerzo se transforma en doloroso cuando los resultados son frustrantes. La acción de dominio comprende una necesidad emocional, técnica y física, por esta razón, la educación debe integrar en sus planteamientos, el desarrollo de la emoción inteligente, el desarrollo de la inteligencia emocional y el desarrollo de la educación físico productiva.

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Debe existir una educación del sentimiento, del intelecto y física. Por lo tanto, podemos decir que la Imagen Ideal del Hombre Educado sería como sigue: Sería un hombre de carácter, un hombre de conocimiento y un hombre saludable. Un hombre de personalidad. Sería un hombre de carácter, no porque se imponga, obligue o dirija a los demás a su manera, sino, porque seduciría con afecto incondicional, persuadiría con la verdad y motivaría con el ejemplo a los demás. Sería un hombre de conocimiento, no porque sepa de todo, sino, porque está seguro de que todo lo que sabe es cierto. Sería un hombre saludable, no por hacer mucho ejercicio para mantener su cuerpo en línea, sino porque sería un ser de dominio sobre sus conductas y lógicamente optaría por aquellas que le benefician. Consecuentemente sería un buen ciudadano, y esta forma de ser le permitiría lograr el más alto estándar en su quehacer creativo. El individuo, para ser autentico, ha de superar los “supuestos”, los “presumo” los “presiento”, los “prejuicios” y las afirmaciones costumbristas sin verificar. Ha de evitar el afirmar sobre el futuro, sobre lo que aún no se establece, y sobre lo que no se siente completamente seguro de su veracidad. Así como el sentimiento que no se expresa se transforma en resentimiento, el juicio que no se 153


verifica se transforma en prejuicio. Y la responsabilidad que no se cumple se convierte en pretender. El pretender y no cumplir, el prejuzgar sin entender y el resentir sin controlar, son los verdaderos enemigos de la autenticidad. El padre, el maestro y el líder ejemplar, han de evitar la conducta pretenciosa, prejuiciosa y resentida. ¿Dónde encontramos mayores dificultades en la relación? Sin duda alguna que en las diferencias entre criterios, o en las diferencias entre ideales, ya sean políticos, religiosos o consuetudinarios. El padre, el maestro y el líder ejemplar, han de resolver las diferencias en criterios fundamentales. En especial, deben estudiar las diferencias, hasta lograr la reconciliación en la asimilación e interpretación de los principios de la creación. Las diferencias ideológicas son una de las causas de mayores rupturas y conflictos en el mundo. Cuando por ejemplo, frente al tema del aborto, un hombre convencido de que la vida se inicia en el momento de la fecundación del óvulo materno se encuentra con otro hombre convencido de que la vida se inicia cuando el niño se independiza de la madre, es lógico que entre ambos se establezca una discusión sobre el tema. La conversación fácilmente va a terminar con la relación entre ambos. Lo más lógico de esperar es el 154


conflicto. Sus creencias son irreconciliables, por lo tanto, sus opiniones difieren entre sí, y al no hallar una afinidad en ese tema, consecuentemente los individuos se separan. Imagínense a un judío, a un árabe y a un cristiano, hablando de la pertenencia de la tierra de Israel. Abraham es el padre de la fe de Israel, es el padre de la fe judaica, pero, también es el padre de la fe cristiana y por supuesto también el padre de la fe Islámica. Para cada uno de ellos, la tierra de Abraham les pertenece. Tema irreconciliable. Hay un refrán popular que dice al respecto: “En lo mal comenzado, por más honrosa se tiene la porfía que el arrepentimiento”. Es lógico de esperar un conflicto en esa conversación interreligiosa. No hay afinidad. La afinidad podría surgir del entendimiento mutuo y de la tolerancia y respeto de cada una de las diferencias. Pero, únicamente se llegaría a la unidad, luego de superados los prejuicios que les separa. Los fundamentos esenciales de las leyes de la creación son muy claros y permiten superar estas diferencias ideológicas. Lo único que mantiene en activo las diferencias ideológicas, religiosas o políticas, son las defensas intransigentes de sus prejuicios, basados en la moral de las costumbres. Hablando de Prejuicios. Es común en las relaciones, que se interfieran en la comprensión mutua, aquellos “supuestos” o nociones adquiridas sin verificación 155


previa. A estos supuestos o “seudo verdades” las conocemos como prejuicios, o juicios previos a la verdad. Prejuicio es un juicio sin fundamento, un juicio que no corresponde con ninguna realidad, porque es una premonición de quien lo emite. Toda persona es única, lo que produce diferencias en habilidades, en el saber y en el sentir. Dichas diferencias atraen frente a un bien compartido, frente a un propósito común, pero, repelen cuando no se comparte la intención, el significado, o el acto. No siempre se puede, se sabe o se debe compartir un bien, y en esos casos hacemos uso de la presunción, del prejuicio o del pretender. Se asume una respuesta “lógica” o “que se deduce de...” pero sin evidencia demostrativa que la justifique, o sin una correspondencia con la realidad, a ese concepto gratuito le falta la sensatez del juicio, por eso se entiende como prejuicio. Presumir un juicio se justifica en su propia presunción. Prejuzgar un juicio, también se justifica en su propio prejuicio. Se supone o se presume que debe ser así, como uno lo ve, pero no existe veracidad demostrativa en ello. Es imposible demostrarlo, pero se presume cierto. Este tipo de aseveraciones, generalmente impiden el sano y confiable desarrollo de las relaciones. El presuntuoso, prejuicioso o pretencioso, termina inserto en el vicio de la terquedad.

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“Todo el que tiene los ojos rasgados es chino”, este es un prejuicio. La realidad no es esa. Hay variedades de razas con los ojos rasgados desde los mongoles a los vietnamitas, pasando los cheyenne o seminoles hasta los mapuches. Tenemos la tendencia a preenjuiciar, o a prejuzgar, especialmente en aquellos casos donde nuestra comprensión no tiene asegurada una convicción verídica. Por ejemplo, en lo referente al origen del universo. Este es un hecho que va, más allá de nuestra capacidad demostrativa, pero que podemos definir en función de aquello que es incambiable, es decir, en función de las leyes de la creación. Aún así, existe la creencia generalizada, de que ese origen surge de una casualidad explosiva, a lo que se le denomina “Big Bang” gran explosión. Aparentemente existen muchas deducciones que apuntan a un inicio explosivo, pero... ¿Y si se trata de una expansión en lugar de una explosión? Entre explosión y expansión existe un enorme parecido, a pesar de que la explosión se termina en ese instante y la expansión permanece y se prolonga en el tiempo. Expansivo es algo que tiende a ocupar un mayor espacio en el tiempo, mientras que explosivo, es una constante que se pronuncia de golpe, pero que no

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permanece en el tiempo o en el espacio porque es un accidente. A pesar de las similaridades entre explosión y expansión, son muy diferentes en su estructura; mientras que en la expansión interviene la secuencia del desarrollo, es decir, interviene tradición, en la explosión no. Aquí nos vemos frente a un posible prejuicio afirmado simplemente por la moral de las costumbres, pero, que cuando buscamos su demostración veraz, se nos derrumba. Otro prejuicio socialmente aprobado por la moral de las costumbres es este: Y estoy seguro de que todos lo hemos repetido en muchas ocasiones, me refiero a la célebre frase: “todo es relativo”. ¿Qué significa “todo”? ¿Significa que la religión y la ciencia son relativas, que las leyes de la creación son relativas, que los axiomas aritméticos, matemáticos o geométricos son relativos, que las reacciones químicas son relativas? Y ¿Qué significa relativo? ¿Qué es bueno y malo al mismo tiempo, que es verdadero y falso al unísono, que es complaciente y repelente a la vez, o que cuando realizo algo, lo realizo estando determinado e indeterminado al mismo tiempo? Es más, si pensamos un poco en esta frase, nos daremos cuenta de su irracionalidad. Si todo es relativo siempre, se transforma en absoluto porque es siempre y para todos válido.

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Visto desde otro punto de vista si todo es relativo… ¿cómo se puede aseverar que esta afirmación es válida? También sería relativa, puesto que es una porción del todo. Es exclusivamente la opinión de uno. Pero no nos damos cuenta de lo que afirmamos con la frase. Es una frase “cliché”. Se dice, pero no se entiende su significado. Este es uno de los prejuicios más dañinos para la enseñanza porque impide la búsqueda de lo verídico, de lo completo y de lo satisfactorio. Cuando se acostumbra el alumno a utilizar este prejuicio, de que todo es relativo pierde la confianza en el profesor, puesto que sus enseñanzas pueden ser -relativas- es decir, no válidas. El capital humano sufre frente al bloqueo producido por esta monomanía. Todo acto contiene intencionalidad y significación porque responde a la ley de similitud entre una causa y su efecto. Esto es inamovible e imperecedero, es una realidad absoluta. Lo relativo está en la apreciación de la realidad. La realidad es como es. Dios dijo a Moisés “Yo soy el que soy” Los principios de la creación son lo que son, y sólo la apreciación del individuo es relativa a sus habilidades, a su desarrollo apreciativo, a su conocimiento sobre el tema. Si pensamos un poco en el amor, el amor es la fuerza que une, y lo une todo siempre, pero unos lo aprecian desde su condición sexual, otros desde su estado de desarrollo moral, ético o estético; también podemos 159


apreciarlo desde nuestra condición social, cultural e histórica, es decir, la apreciación del amor es relativa a la conciencia del individuo, pero la realidad del amor no cambia, siempre será la fuerza que une. No hay nada relativo en el valor, lo único relativo en el valor, se lo atribuye la apreciación humana. Las cosas no cambian su valor, porque el valor no está en las cosas. Valor es una cualidad que satisface y para satisfacer, es preciso de alguien además del objeto que satisfaga. El valor es siempre y para todos complaciente, en este sentido, la complacencia del valor es absoluta. ¿Podríamos decir que la plenitud, la verdad o la bondad, no complacen? Plenitud es un valor, verdad es un valor y bondad es un valor. Son valores que siempre y a todos complacen, por lo tanto son absolutos. Nada hay más satisfactorio que la plenitud, ni más verdad que la ley, ni más perfecto que lo completo. Por eso, lo completo, la ley y la plenitud, son el estándar más elevado del valor absoluto. No todo es relativo, el momento es relativo pero el tiempo es absoluto; el lugar es relativo pero el espacio es absoluto; el placer es relativo pero la plenitud es absoluta; la apreciación es relativa pero el valor es absoluto. Para dejar este tema bien claro quiero que se sensibilicen por un momento y piensen en qué es lo 160


que ocurre con ustedes cuando se enfrentan a un desorden, por ejemplo, cuando un auto se les viene encima. Van manejando por la calle, dentro de la pista del centro, y un auto les pasa y se les tira encima, ¿qué ocurre en ese instante en el interior de su aparato emocional? Se exige el orden. Mediante el uso de esa frase que no se puede decir en público, o mediante el uso del dedo garabatero, exigimos una conducta ordenada. Es un hecho, que frente al desorden, el individuo exige orden. En cada exigencia humana el individuo está pidiendo ser libre. Lo que se exige con el dedo garabatero significa ¡Opta por lo válido! Se exige ser autónomo, el mismo dedo significa ¡Sé uno con lo que es siempre y para todos válido! Y se exige ser responsable, del mismo dedo se desprende el significado ¡Cumple con tú deber! ¿No es cierto? Piensen bien en ello cuando vayan manejando por las calles. Si en cada exigencia se pretende lo ordenado de acuerdo a un paradigma universal, o absoluto... ¿Cómo podemos creer en un origen o en una finalidad relativos? ¿Y cómo podemos decirnos apartados de lo que no podemos desligar? ¿Cómo pretender que soy producto de una casualidad cuando todo lo creado es producto de la relación causa efecto, producto de la similitud? Si todo lo 161


creado obedece a la ley de correlatividad o ley de causa efecto, nada es casual. Esto no es un juego de palabras, es un teorema científico. Si es ley ¿cómo puedo afirmarme fruto o producto de una casualidad? La afirmación de que la especie humana es fruto de una casualidad originaria, no es más que un prejuicio de la conciencia que ignora los principios de la creación. El hombre es producto de una causa original absoluta, porque en el hombre existe la necesidad intrínseca de optar por lo que es siempre y para todos válido, y la necesidad intrínseca de realizar responsablemente, aquello que es siempre y para todos válido, y cuando no opera en función de esta norma, el individuo, la exige. Por lo tanto, esta clase de efecto ha de ser producto de una causa correlativa, o al menos similar en este contenido. Otro prejuicio social importante es la teoría de la evolución. “Todos evolucionamos”. ¿Cómo es posible, que una especie se transforme en otra especie sin que en su código genético se encuentre la estructura y función de la nueva especie en la que evolucionará? Los genetistas, que son quienes deberían apoyar la teoría de la evolución, son precisamente los que nos dicen que la evolución es imposible, porque ninguna especie, puede llegar a ser, algo distinto del significado contenido en el código genético del cual se desprende.

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Ningún gene contiene otra información distinta a la que es capaz de contener, ni es capaz por si solo de proponer información superior a la de su propia condición. Es cierto que la forma se establece en función del contenido junto con las características del espacio circundante que la determinan. Ambas cooperan en la realización. Una imagen se realiza en base a la proposición de un creador que junto con la participación de los materiales de que se construye, la produce. Así se construye una proposición, pero la proposición en sí, la finalidad, la función que justifica la realización de la imagen, esa no se produce con los ladrillos de que construí la imagen. No es el ambiente el que origina al creador. Del mismo modo que no son los condominios los que originan arquitectos, tampoco son los ambientes los que producen las especies. Las habilidades físicas del ser operan en función de las capacidades contenidas en el ser, y no al contrario. No son las letras las que crean la lectura, sino la capacidad de leer la que crea las letras. Del mismo modo que no son las escuelas las que mejoran la calidad de la educación, sino, la aproximación al conocimiento de los valores que son siempre y para todos válidos.

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Es la capacidad de estar ligado con lo absoluto lo que mejora la condición y calidad de la educación. El pretender lo máximo, lo justo y lo valido, en todo lo que se hace, desarrolla la responsabilidad, confianza y atractivo de las personas. Es la capacidad emocional, intelectual y motivacional la que desarrolla la habilidad física del individuo, no al contrario. A pesar de que en algunas ocasiones las habilidades sirvan para desarrollar aspectos del carácter, como el sentirse seguro de esa específica habilidad, el sentirse seguro del saber pintar por ejemplo, no es suficiente para satisfacer las capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales del ser persona. La habilidad colabora en la satisfacción y cumplimiento de la capacidad, pero no dispone de recursos para crear la capacidad de apreciar dicha habilidad. Tenemos como humanos que somos, las capacidades emocionales, intelectuales y creativas, y las habilidades motrices, visuales, auditivas, olfativas degustativas, táctiles, además de las habilidades para la asimilación comparación y almacenamiento de juicio, entre otras. Cada habilidad está al servicio de la capacidad que aprecia el valor de la misma. A pesar de que las capacidades se modifiquen en cuanto a mayor o menor desarrollo, mediante el uso de la habilidad, aún así, la habilidad no crea a la capacidad.

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Por ejemplo, el ejercicio extremo de la apreciación de los colores, pareciera desarrollar una capacidad sensible superior en el artista a la de otro individuo, esto es cierto, pero el ejercicio extremo, no por eso crea la capacidad sensible del artista. Esa capacidad ya la tenía en el inicio de sus ejercicios, lo que hizo fue desarrollarla mediante el ejercicio. Del mismo modo que el ejercicio no crea músculos, lo que hace es ensancharlos y fortalecerlos, pero los músculos ya estaban en el cuerpo, antes del ejercicio, así también se desarrollan las capacidades, (no se crean), mediante el ejercicio de las habilidades que posee cada individuo. La habilidad visual o táctil, no pueden crear la capacidad intelectual del ser humano de reconocer lo que ve o toca. Si la teoría de la evolución fuese cierta, ni la plenitud, ni lo absoluto, ni lo completo serían posibles, puesto que siempre existiría un grado por venir. Estaríamos siempre en un constante evolucionar. Pero...¿Se conoce un grado de complacencia superior al sentido de plenitud, un grado de verdad superior a la ley, a lo que es siempre y para todo válido, o un grado de responsabilidad superior a lo cumplido completamente? Estos valores no se modifican, han sido así desde el inicio de la creación y no cambian en su potencial, ni con el tiempo ni en el espacio. ¿Puede evolucionar la capacidad emocional y hacerla sentir algo más que plenitud? ¿Puede evolucionar la capacidad intelectual 165


y hacerla sentirse más segura y confiada con un conocimiento distinto que con la verdad? ¿Puede la capacidad creativa evolucionar y hacer algo que supere a lo completo, o a lo cumplido? Si todo efecto es a su causa, y, si ninguna especie puede llegar a ser algo distinto del significado contenido en el código genético que la produce; si todo acto contiene intencionalidad y significación, podemos afirmar que la teoría de la evolución no tiene un fundamento sólido, a pesar de ser popular. El propósito de ninguna especie responde a dos intenciones. Ignorar el biotipo humano original provoca explicaciones sobre los fundamentos de la creación, que en muchos casos, se defienden por ser “mejores” que de las que se dispone, pero no necesariamente por ser más lógicas, van a ser las adecuadas. Es común encontrarse con adeptos a la teoría de que el hombre, al no poder lograr su unidad plena con el absoluto en vida, precise de otra oportunidad, más adelante. Y, que dependiendo de su labor realizada, así será su beneficio posterior. Esta afirmación es otro prejuicio que también despierta grandes interrogantes. El criterio del que siente que ha de obrar responsablemente, en el cumplimiento de su propósito aquí en la tierra, porque después no tiene otra oportunidad, y el criterio de quien piensa que su incapacidad de ser responsable, se debe al –karma166


que le ha tocado, y que más adelante cambiarán las cosas, en su próxima oportunidad. Esta postura es ideal para justificar la irresponsabilidad del individuo. Si no lo logro ahora, lo dejo para la vida futura. Si el átomo cumple su función en vida, si las moléculas, vegetales y animales, cumplen su función en vida, ¿porqué razón ha de necesitar el ser humano de varias vidas para realizarse como ser humano? De ser esto cierto para una especie, debería ser también cierto para todas las especies y cualquier especie debería exigir el mismo favor. Vida es el conjunto de fuerzas que permiten la consecución de un propósito, y el proceso de su cumplimiento se realiza en una sola vida. La función del hombre es la misma que la de cualquier especie creada, crecer, multiplicarse y ejercer el dominio sobre su entorno. El hombre se realiza con su fruto maduro. Cuando se entiende esto, la reencarnación no tiene sustento alguno. Si esto fuese cierto, la ley de similitud dejaría de ser ley. Esta ley nos dice, que toda creación ha de cumplir con el propósito de ser similar a su causa originaria, cumpliendo con un proceso de desarrollo en tiempo y una estructura base de posiciones causa efecto y sujeto objeto. El propósito de cada especie creada es el de establecer la perfecta unidad entre su intención propositiva y entre sus complementariedades de 167


positividad y negatividad, o de masculinidad y femenineidad que posibilitan la realización de su tradición. Realizándose en esa unión, el cumplimiento de su función vital y el estándar de unidad maduro. En ese – crear fruto- reside la función completa de cada especie. Si esto es así en todo lo creado, ¿por qué en el caso de la especie humana ha de ser distinto? De ser cierta la teoría de la reencarnación, toda la creación pasaría a ser relativa al cumplimiento de varios procesos, sin saber cuando se cumpliría el propósito, lo que nos impediría la aceptación de un principio absoluto. Todo proceso para el cumplimiento del propósito es también único en su estructura. Lo que pone a esta teoría en una posición inestable frente a la contundencia de los principios de la creación. Todo propósito busca ser satisfecho desde su origen intencional, y para ello, existe contenido en el propósito un proceso determinado en tiempo y una estructura posicional específica en espacio. No puede lograrse el cumplimiento del propósito, mediante procesos de desarrollos adversos o independientes de la intención originaria. El Propósito de la Creación es uno solo, independientemente de que se reconozca o se ignore, eso no es teoría es norma, y dentro de ese propósito cada especie cumple su función. 168


En la Creación no existe el libre albedrío, o el anárquico planteamiento de dejar para el próximo la función que cada ser debe cumplir. Ningún padre espera que su hijo madure en la segunda o tercera vida, lo que espera el padre es que madure con él para establecer el vínculo entre ambos. La Realidad opera de acuerdo a principios absolutos y no de acuerdo con premoniciones, o apreciaciones relativas al nivel de apreciación humana. Opera de acuerdo con los Principios de la creación y no de acuerdo con la creación de principios justificantes. Toda estructura funcional obedece a un único proceso, el de su consecución. Vida es el conjunto de fuerzas, que permiten la realización de un propósito, por lo tanto la realización de un propósito no precisa de varias vidas. La falta de conocimiento provoca infinitas posibilidades y de esa multitud se pueden ofrecer sin restricción, lo que ha llevado a la especie humana a considerar su origen identidad y propósito un misterio. Algo que porque nadie lo ha sabido, nadie lo descubrirá. También crea conflictos el prejuicio de la teoría del “misterio”. La tendencia existencialista afirma que nadie podrá descubrir la realidad, esta postura se transforma también en un enorme prejuicio.

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El encontrarse con quienes postulan que todo es un Misterio indescifrable porque a Dios nadie lo puede comprender, y por lo tanto, no hay más que aceptar nuestra ignorancia y seguir como estamos, hasta el momento en el que llegue el Iluminado y nos lleve de la mano al cielo produce ciertos encontrones. La primera pregunta surge de la evidencia, ¿no era un misterio todo lo que conocemos, antes de reconocerlo? Si fuimos capaces de descubrir ese misterio, y el otro, y el de más allá, ¿con qué autoridad se dice que algunos misterios son indescifrables y otros no? La ley de la gravedad fue un misterio durante 30, 40 ,o 70 mil años, hasta que se descubrió y dejo de serlo. ¿Cuál puede ser el sentido del intelecto y de la razón humana, si no es, el de ser capaz de reconocer la ley? ¿Y cuál es el paradigma en función del cual se puede verificar la seguridad de la ley, si no es el absoluto? ¿Y qué es lo absoluto, sino aquello que es siempre y para todos válido? ¿No es acaso Dios, siempre y para todos válido? ¿Cómo podemos creer que no podemos comprender a Dios, cuando comprendemos lo que es siempre y para todos válido? ¿Se habría descubierto que la tierra es esférica si Galileo hubiera creído que todo es un misterio inexplicable, y que el hombre no está capacitado para comprender si es redonda o no? ¿Qué ocurrió con Galileo? ¿Porqué él, en un medio donde nadie se

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atrevía a afirmar una realidad como esa, fue capaz de descubrir lo que hasta ese momento era un misterio? ¿Quién puede negar que surja otro “Galileo” explicando claramente las facultades de Dios? Y ¿no fue Jesús mismo quien dijo:”Todo esto os hablo ahora en parábolas y no me comprendéis, pero llegará el día en el que os hablaré claramente del Padre” Jn 16.25. El día que se hable claramente del Padre ¿seguirá siendo un misterio? Hemos hablado de la Ley del Dar y hemos tratado de dar una visión de cómo esta ley opera en las relaciones interposicionales e interpersonales. Esta Ley se manifiesta en cualquier existencia, acción o multiplicación que se realice o que se lleve a cabo. Toda actividad opera en estricto rigor, basada en la estructura y proceso del sistema operativo de la Ley del Dar. Desde la fuerza, que es movimiento en dirección, pasando por la energía, átomos, moléculas, sustancias, vegetales, animales, el hombre, y toda la creación, maniobra de acuerdo al sistema operativo de la Ley del dar o Principios de la Creación. Basados en el proceso origen, división y unión y en la estructura base de cuatro posiciones Por ejemplo los cuatro compuestos básicos para la vida orgánica terrestre, el carbono, el oxigeno, el hidrógeno y el nitrógeno, originarios de los compuestos elementales Agua (H20) Anhídrido carbónico (CO2) Metano (CH4) y Amoníaco (NH3), conforman una estructura base de cuatro posiciones, 171


donde se remiten los siete requisitos de: correlatividad, dar y recibir, acción y repulsión, dominio sobre el centro, proceso en tres etapas, normativa del número seis y responsabilidad. Curiosamente, la combinación de éstos compuestos con la ayuda de la energía de las radiaciones ultravioleta del espacio, produce por fotosíntesis, los tres grupos de sustancias constitutivas de los órganos vivos: carbohidratos o hidrocarburos (azúcar, almidón, celulosa) grasas y proteínas, necesarias para formar las moléculas específicas del protoplasma celular. En el cosmos, la radiación cósmica ocupa la posición de centro conductor o sujeto de la estructura base de cuatro posiciones (sistemas solar, galáctico, interestelar, etc.) Esta estructura opera en función de un proceso a cumplirse en tres grandes etapas, (inicio, medio, y completación) Esto es posible gracias a la acción del movimiento. El movimiento, se mantiene activo en función del sistema operativo de la Ley del Dar. Para que exista movimiento es preciso de una fuerza inicial, o propósito intencional, una fuerza centrífuga o centro conductor sujeto, una fuerza centrípeta u objeto retributivo, y una órbita o revolución producto de la interacción entre las fuerzas de acción y reacción. El movimiento también conforma una estructura base de cuatro posiciones, donde se remiten los siete 172


requisitos de: correlatividad, dar y recibir, acción y repulsión, dominio sobre el centro, proceso en tres etapas, normativa del número seis y responsabilidad. Si todo es energía y la energía ni se crea ni se destruye sino que se transforma sin cambiar su cualidad, y la energía para ser, precisa de movimiento, y el movimiento contiene y se fundamenta en todos los requisitos contenidos en la Ley del dar. Podemos afirmar sin equivocarnos que Todo el universo opera dirigido por la intencionalidad del cumplimiento de la normativa de la Ley del Dar. El origen creador contiene un orden absoluto o Ley que posibilita el cumplimiento del Propósito de la Creación. Propósito que satisface a una necesidad emocional original, Ley que satisface a un interés cognitivo original y Creación que satisface a una voluntad de poder original. Creer que el hombre no podrá conocer a Dios, es un acto de arrogancia, y de soberbia que ofende al mismo Dios, porque le niega la posibilidad de ser reconocido por sus hijos. Precisamente esa es la esperanza descrita en Proverbios 13.12 “esperanza que se prolonga enferma el corazón, más el árbol de la vida es el deseo cumplido”. ¿Cuál puede ser el mayor deseo del Padre, sino el de ser reconocido por sus hijos? ¿Y cuál será el mayor

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deseo del hombre sino el de reconocerse hijo del Padre? Al reconocerse ¿seguirán siendo un misterio? ¿Podría satisfacer al padre el hecho de que sus hijos lo ignoren? Decimos que Dios es amor, ¿se puede amar ignorando al amado? Y cuando conoces el amor... ¿seguirá siendo un misterio? Desgraciadamente el hombre adora a lo que ignora. Lo cierto, es que todos nos acostumbramos a emitir juicios gratuitos, o prejuicios que pretenden indicar, o que pretenden afirmar, o que pretenden justificar lo irracional, o lo irreal. ¿Se conoce a algún padre que le guste ser indefinidamente ignorado por su hijo? Si un padre cuyo estado de amor es imperfecto no puede permanecer ignorado por sus hijos... ¿cómo Dios, el padre del amor perfecto, podría pretender ser ignorado eternamente por nosotros, sus hijos? Presentir, prejuzgar o pretender, son actitudes previas al acto, juicio, o sentimiento, y por lo tanto no debieran ofrecerse como realidades, puesto que no lo son. Pero todos sabemos que en ocasiones, es necesario ofrecer alguna opinión para no caer en ser tildado de ignorante. Deberíamos hacer caso a los consejos de nuestros antepasados para ir puliendo nuestro intelecto. Descartes nos aconseja, en sus reglas del Método, a: “no admitir nada como verdadero, si uno mismo no lo reconoce como tal”.

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Es decir, nos aconseja, a no admitir en nuestros pensamientos, nada de aquello que contiene una porción, por mínima que esta sea, de duda. Sin llegar al extremo de los escépticos que no aceptan nada como verídico, porque todo es sujeto de ser dudado o despreciado. El hecho de que todo pueda ser dudado o despreciado, no cambia la realidad del acto en sí, es una simple apreciación humana del mismo. Estas diferencias crean conflictos entre opuestos y escisiones interpersonales por la defensa del postulado, lo que demuestra que ninguno de los opuestos reconoce la verdad. La verdad no se opone a nada, simplemente se reconoce justa, concordante y valida. Las relaciones no se dan como debieran porque en ocasiones no sabemos cómo deberían de establecerse. ¿Qué debe hacer un joven, cuando a los catorce años se encuentra enamoradísimo de una niña de doce, pero ni sus padres, ni los de ella aprueban su relación? ¿A quién sacrificar? ¿Se sacrifica él, negando sus sentimientos y la abandona porque aún no dispone de los recursos para mantener esa relación, o sacrifica los sentimientos de las dos familias y se va con ella a otro lugar? Unos dirían: “¡Que se vayan a vivir sus vidas si son ellos quienes en el fondo van a convivir y no sus padres!”. Otros por el contrario dirían, que se esperen hasta que sus padres los reconozcan y los admitan 175


como pareja, para, de esa forma hacer felices a todos los miembros de la familia. Pero podrían pensar: Y… ¿qué pasaría si después de esperar, resulta que sus padres siguen sin admitirlos? Sin duda es una situación difícil de resolver, especialmente cuando tienes doce o catorce años. La vida nos pone en situaciones, donde las relaciones no son nada claras de establecer y por lo tanto, es preciso discernir, o hacer uso del conocimiento. La historia nos dice que el mundo ha vivido permanentemente en crisis, a pesar de los escasos momentos de tranquilidad. El mundo nunca ha dispuesto de un instante de paz completa. Hoy, con los adelantos técnicos de que disfrutamos, estamos viviendo momentos de guerra. Guerras en Asia, en África, y en numerosos lugares donde la situación es de conflicto. Hoy, por ejemplo en los Estados unidos, la gente no vive en paz, a pesar de no estar envueltos en una guerra cuerpo a cuerpo. El temor al terrorismo es tan devastador como la guerra misma. Los problemas de la guerra a veces van más allá de las víctimas humanas que de ellas se desprenden. La neurosis, la tensión y el miedo, son nuestros mayores enemigos. ¿Cómo podemos apartarnos de esa realidad cotidiana? Sin duda alguna que la solución depende de la educación, de la comprensión del origen identidad y

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propósito de la creación, y de la asimilación de los fundamentos esenciales de la actividad. Los educadores tienen una enorme tarea por delante. La tarea de enfocarse hacia el encuentro con lo que es siempre y para todo válido, al encuentro con los valores absolutos, con la plenitud que complace y satisface a la emoción, con las leyes de la creación que posibilitan la similitud autónoma con el Origen, y con el cumplimiento responsable del propósito de la especie. Esta es la esperanza de la humanidad. - PRINCIPIOS FUNDAMENTALES PARADIGMÁTICOS DE LA EDUCACIÓN La aplicación de principios en la educación es de vital importancia ¿Cuáles son estos principios fundamentales? Hemos planteado la necesidad de establecer correctas relaciones, en el desarrollo progresivo de la educación, y también hemos explicado cómo establecer correctas relaciones que satisfacen al todo siempre. Satisfacer al todo, significa que cada una de las cuatro posiciones: 1--Intención propositiva, expectativa 2--sujeto conductor, 3--objeto retribuidor y 4--consecuencia lógica del objeto realizado, terminan la relación satisfechos plenamente, totalmente convencidos y completamente realizados.

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La completación del logro propositivo suministra la motivación por algo nuevo, más de lo mismo, más valor. Cada etapa del desarrollo educativo del carácter del individuo, está determinada por periodos sensibles, o actitudes receptivas al encuentro con sus necesidades. Por esto que la educación ha de ser conducida por guías, que cooperen en el desarrollo completo de la necesidad del niño. No se debe obligar a aprender, pero tampoco se debe abandonar la conducta protectora de la enseñanza. Al niño hay que fijarle ciertas normas. La norma del respeto, lealtad y obediencia al guía. El guía debe saber cómo seducir con afecto al niño, para que este se sienta complacido y vinculado, debe saber cómo convencer al niño persuadiéndolo con la verdad, y debe mostrar siempre la actitud de completar los propósitos. Por lo tanto, debe callar sus pretensiones y hablar únicamente de sus logros. De esta manera el niño puede respetar, confiar y obedecer al guía de manera autónoma y voluntaria, lo que establece la relación correcta entre ambos. Relación de incondicionalidad completa. Afecto, confianza y cuidado, son los tres pilares que solidifican el carácter del infante.

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La persona requiere sentirse protegida, comprendida y valorada. La seguridad, confianza y cariño, motivan la entrega a un algo nuevo, generan la iniciativa y valentía frente al reto de una nueva opción o probable alternativa. La norma correctiva de la restauración, restitución, rehabilitación y reposición de sus errores. El arrepentimiento sano, sin sanción, no es el de cargarse de culpa y castigo, el arrepentimiento sano es un corrector restaurador. El niño debe asumir el rol de reparador de sus propias conductas erráticas. Para eso, el guía o los padres, deben ofrecerle el ejemplo motivador reparador, y deben brindarle la ayuda necesaria para el desarrollo completo de las habilidades correctivas. La norma de la acción diligente y completa para satisfacerse plenamente en el encuentro con las consecuencias lógicas cumplidas. Toda intencionalidad contiene una respuesta o consecuencia razonable que la realiza. El hallazgo de dicha consecuencia requiere del contenido intelectual sensible y de dominio del sujeto que lo intenciona. Frente a la lógica consecuencia, el sujeto dispone de una variedad de alternativas opcionales. La elección de la alternativa válida pasa por el discernimiento del sujeto, quien debe estar normado y maduro en el

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ejercicio de saber elegir aquello que presupone ser la mejor opción, la opción prioritaria. Para afirmar su determinación, ha de elegir priorizando la consecuencia que sea siempre en tiempo y para todo en espacio, válida. La validez de una opción universal y atemporal, garantizan la seguridad del discernimiento y educan en el proceso de maduración. Esta es la razón por la que es necesario normar al niño, al joven, y al adolescente, para que sepan priorizar la elección de alternativas y puedan elegir la más lógica, adecuada e inmediata. El proceso de cualquier desarrollo se inicia, se intermedia y se termina. Estos “momentos” del proceso deben cumplirse o ultimarse totalmente. Por lo tanto, el educando requiere de una conducta adecuada para consumar el ciclo completo de cualquier elaboración. Dejar las cosas a medias es la conducta garante de la ignorancia, del abandono y del dolor. La persona se satisface con el deseo cumplido y para cumplirlo es preciso de iniciativa propia o actitud diligente. La norma de tomar el punto de vista de lo que beneficia al todo y siempre es un tanto compleja para quienes estamos programados a la inversa. Implica el negar la propia condición del “yo” y supeditarlo a la

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condición del “nosotros” en su más amplio sentido, en el sentido de establecer lo puramente humano. Optar por el beneficio global, universal y atemporal, requiere de varias exigencias. En primer lugar exige de una voluntaria negación de sí mismo, del ego, del “Yo”. En segundo lugar exige de la humilde entrega a la resolución de una alternativa que puede no ser plenamente compartida por sus pares, lo que posiciona al individuo en una situación humillante frente a estos. En tercer lugar, el hecho de determinarse a realizar la alternativa que es sempiterna y siempre valida, exige de una previa y constante concentración en el encuentro con el ejercicio del discernimiento. Lo que por otro lado forja el desarrollo de la inteligencia. La conducta ligada con lo que es siempre y para todo válido, valida al la persona, a la familia, al clan a la sociedad y eventualmente a la especie. El respeto por lo pleno, por lo verdadero y por lo completo, debe ser siempre prioritario en la educación. Ese es el camino de ligazón con lo absoluto, el camino del propio desarrollo y el camino de la legitimidad. La determinación incambiable a la norma y a lo normal. Una vez determinado y sobre la asumción autónoma, (una con la Ley) nada ni nadie debe detener o frustrar la iniciativa. La determinación ha de ser incambiable a pesar de ser flexible en el saber templarse frente a las 181


dificultades u obstáculos que se puedan hallar en el proceso de su realización. El desarrollo y ejercicio de este hábito de conducta garantiza el éxito de las pretensiones. El joven debe asumir esta norma de determinación y compromiso sin restricciones y de firmeza incambiable. Perder la posición de conductor de sus intenciones merma la auto convicción y la capacidad de dominio. La persona no debe abandonar su posición de dominio sobre sus intenciones, siempre y cuando estas, sean legitimadas por ser siempre y para todos válidas. La norma del control del lenguaje y del pensamiento. Estamos siempre expuestos a supuestas inspiraciones, pero al mismo tiempo, nos exponemos a torpezas, producto de la desconcentración mental causada por la inducción de pensamientos inapropiados. En cada instante surgen en nuestra cavidad interna, recuerdos de experiencias desagradables, o prejuicios ajenos a la realidad que alteran o modifican la normativa conductual del individuo. ¿Quién no ha sentido la presencia de alguien en la oscuridad, o el deseo de no ir a trabajar por el mero pensamiento de sentirse mal, sin ser cierto? Todo pensamiento inspira o deprime, activa o desactiva una conducta. Por lo mismo, es preciso dominar la influencia del pensamiento negativo en la

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actitud de la persona. En especial los recuerdos trágicos o las experiencias erráticas. El error no construye. Su recuerdo tampoco. Difícilmente puedes llegar a donde quieres ir si no crees que puedes llegar. Las malas experiencias pasadas han de quedar ahí donde están, en el pasado. La motivación no surge del fracaso, la despierta el entusiasmo. La persona ha de conducir sus pensamientos, palabras y obras. La palabra contiene significados determinantes a la hora de tomar decisiones o al pretender comunicar algo. La trascendencia de la palabra se nos escapa en ocasiones de las manos. Existe una famosa anécdota que nos ilustra muy bien esto: En una ocasión fue una persona a confesarse por haber injuriado en contra de un amigo. El confesor le respondió que lo que había hecho era algo grave, a lo que respondió verdaderamente arrepentido el confeso: “Padre, póngame una buena penitencia porque en realidad me arrepiento de lo que hice. Bueno, dijo el confesor: “ Cómprate un saco de plumas y a las siete de la mañana esparces todas ellas por la calle, vuelve a recogerlas al día siguiente a la misma hora y las pones todas en el mismo saco, con la condición de que estén en él todas las plumas. El confeso miró fijamente al Padre y le dijo: ¡Pero padre, eso es imposible, el viento se las habrá llevado todas! A lo que el cura respondió: “¿Y tú que no eres capaz de controlar las plumas, pretendes controlar el efecto de tus palabras? 183


El lenguaje ha de contener significados precisos que han de ser expuestos en un estado de moderación, sin exigencias autoritarias ni obligaciones impositivas. Sin gritos ni indiferencias. LOS VALORES Y SU INSERCIÓN EN EL PROCESO EDUCATIVO La comprensión del valor exige de su puesta en práctica. Al educar, es preciso fijar la conducta tanto del educador, como la del educando, en el encuentro con los valores que son siempre y para todos válidos. Existen valores insuperables e incambiables que son siempre validos para todos. Los valores de plenitud, ley y completación son eternos, incambiables y absolutos. La plenitud es la expresión máxima del amor, de la alegría, de la felicidad. La ley, es la expresión máxima de la verdad, de la concordia, del reconocimiento de la justicia. La completación, es la expresión máxima de lo perfecto, de lo que no necesita de más, de lo cumplido. El valor absoluto es ley. La ley implica derechos y obligaciones, pero ¿podríamos decir que la ley discrimina? Si la ley obliga a satisfacer unos derechos, podría fácilmente pensarse que discrimina, porque “obliga”. 184


El sentido de obligación no siempre es discriminatorio, no siempre impide otras opciones, en ocasiones la obligación libera. Por ejemplo, en el optar por la alternativa válida. La libertad –obliga- a optar por la alternativa válida para que dicha libertad se realice. Esto, generalmente se desconoce, pero es una tremenda e ineludible verdad. Si consideramos la unidad norma universal, constante e inmanente porque es el catalizador de las dualidades esenciales de toda especie, deberíamos aceptar que la unidad familiar es y debe ser norma a establecer siempre y por todos. Y para que la familia sea válida debe establecer dicha unidad completa, si, completa en el establecimiento vincular intrafamiliar incondicional. El principio de la unidad no es compatible con la separación. La unidad y el divorcio son antagónicos, dicotómicos, opuestos. La separación certifica la insuficiencia del separado. En la naturaleza humana no existen incompatibles. Todos los humanos sanos tienen emoción, intelecto y voluntad. Todos captan y responden, todos descubren y entienden, todos ejercen el dominio de sus actos. Estas capacidades posibilitan la orientación, entendimiento y proposición adecuada a cada 185


necesidad. Lo que nos declara completamente compatibles para vincularnos, entendernos y realizarnos mutuamente. Las incompatibilidades no son propias de la naturaleza humana, son propias de las decisiones y actitudes de cada uno. El actor puede llorar o reír en cualquier momento dependiendo si permite en su memoria el recuerdo de una tragedia familiar o el recuerdo de una humorada. El puede condicionar su humor porque es experto en ello. Todos tenemos esa posibilidad de condicionar nuestro ánimo si es que hacemos el ejerció de su control. Los principios de la creación se determinan en función del valor y valor es el producto de la unidad. La separación no tiene nada que ver, con las leyes naturales que concluyen con el “todo lo creado existe por y para el beneficio del otro”. La familia unida esta de acuerdo con la ley y la familia separada está operando en contra de la ley. Esto no tiene nada que ver con aspectos culturales, sociales o políticos. Las leyes de la creación existen en función de la unidad, esa es una realidad universal, inmanente e ineludible. Es lógico que la familia separada necesite ayuda para encauzar su estado dentro de lo normado de acuerdo con la unidad, pero, no por eso podemos aceptar la separación familiar como válida.

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La familia es una institución vincular incondicional regida por la unidad. En esta institución, cada uno de sus componentes se entrega por realizar al otro. No por exigir al otro, sino, por exigirse a sí mismo el realizar al otro. El marido ha de realizar a su esposa y esta a su marido. Ambos deben realizar a sus hijos y estos a sus padres. En la familia no existe espacio para la separación. La separación sólo puede existir cuando uno de ellos pierde el sentido de darse incondicionalmente por realizar al otro. Cuando el egoísmo, impide apreciar en el otro los valores que contiene. O, cuando el individuo se abandona a la deriva de las circunstancias. La separación demuestra la insuficiencia en uno de los miembros de la familia. Demuestra la inmadurez de la institución. Demuestra la ineficacia de sus componentes. La separación es un tremendo error no importa cuales sean las circunstancias. Las familias no se separan por incapacidad de caracteres, ese es un “concepto sin significado” ¿qué caracteres son incompatibles? ¿Alguien puede determinar qué tipo de caracteres son incompatibles? ¿Podría decir un padre que su hijo tiene un carácter incompatible con el suyo así es que por eso lo mandó a la calle? Si un padre no hace eso ¿porqué podría una pareja afirmar que sí?

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La pareja que defiende esa postura, es porque en esa pareja no se ha madurado la incondicionalidad del amor. Desde la posición de padre no existe incompatibilidad de caracteres; el padre ama a todos sus hijos por igual, porque el amor del padre no pretende nada del hijo. En el matrimonio que se segrega, la grieta inicial se desgaja del “pretender”. Pretender que el otro sea, sepa, o sienta lo que uno espera. Esperar sin ofrecer es no llegar a ningún lado. Para llegar has de darte por el lugar. De ser cierta la existencia de caracteres incompatibles, deberíamos legalizar al respecto y determinar qué tipo de caracteres son incompatibles y con cuales, para evitar así problemas mayores. El problema es que deberían hacerse reglas para los semejantes y reglas para los incompatibles y en ese caso, se quejarían todos de que la ley les discrimina. ¿Discrimina la ley? Hablando de valores y pretendiendo una sociedad valórica madura, debemos entender con claridad si es o no es discriminación el rechazar la separación familiar. Hay que aclarar que rechazar la separación, no significa rechazar a las personas separadas. Las personas separadas necesitan dirección, educación, convicción y motivación, para reanudar, renovar y restaurar la unidad familiar. Eso es innegable, pero si después de mucho empeño y sacrificio, las partes involucradas deciden permanecer

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separadas, no se les puede considerar como familia constituida. Si las personas aceptan válida la ruptura matrimonial en sus vidas, no se puede creer que estén convencidas de la necesidad que la especie humana tiene por la unidad. Y no por eso se les discrimina, sencillamente no son familias constituidas, porque sus conductas no son normadas de acuerdo con la unidad vincular incondicional normal manifiesta en la naturaleza humana, y ese es el requisito necesario para formar familias. La familia es el núcleo gestor de la especie, es una pequeña célula del cuerpo que compone la humanidad, y en un cuerpo, cuando las funciones de una célula no operan de acuerdo con el bienestar del cuerpo, existen dos alternativas, o que se recupere, o que se propague hasta transformarse en enfermedad y acabe con el cuerpo entero. La separación matrimonial o entre padres e hijos debe ser restaurada a su condición original de unidad, de ese modo se recupera la célula dañada. Si se propaga la separación y el divorcio, los trastornos derivados de su involución desvincular, afectarán y enfermarán al cuerpo entero de la humanidad. Incluso hasta el extremos de sufrir su extinción. La seguridad en la existencia de valores absolutos protege de la separación matrimonial.

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La separación es un problema que debe ser solucionado, pero bajo ninguna condición puede ser aceptado como válido. De aceptarlo válido caeríamos en un moderno maniqueísmo que destruiría los valores absolutos. Aceptar la realidad del problema no significa validar la problemática, lo que se acepta como válida es la solución al mismo. Lo que importa de un problema, no es el problema en sí, sino la capacidad inteligente de resolverlo. Los principios, son incambiables, la apreciación, comprensión y conductas humanas son cambiables, pero si cambiamos los valores y los ajustamos a la oscilación de las apreciaciones humanas, podemos invertir los valores y destruirlos. La unidad no puede dividirse, porque cuando se divide ya no es unidad. Si aceptamos la unidad como valor, no podemos al mismo tiempo aceptar la separación como valor. El error más grave en un matrimonio es la separación, este error no se debe permitir bajo ninguna circunstancia. La “incompatibilidad de caracteres” no justifica la separación porque no existen caracteres incompatibles, de existir, deberíamos separar también a los padres e hijos por la misma razón, (incompatibilidad de caracteres). Pero ¿conocéis a algún padre que se acerque al juez para exigir el divorcio y la nulidad de la paternidad de su hijo por “incompatibilidad de caracteres? 190


Si un padre es capaz de encontrar la unidad con sus “hijos imposibles” ¿Cómo no va a poder un marido encontrar la unidad con su “mujer imposible”? La incompatibilidad de caracteres no es más que una excusa para esconder la incapacidad de amar incondicional y absolutamente al otro, lo que determina la insuficiencia de la persona para responder responsablemente al sacramento del matrimonio. Por lo tanto, la búsqueda de la separación no es por causa de “diferencias incompatibles”, sino por “insuficiencias educativas propias del postulante”. La persona que pretende separarse debe ser mejor educada en el amor. En ocasiones confundimos a la unidad con la singularidad, estos dos conceptos contienen significados muy diferentes. La unidad no es singular, ni mucho menos, pues necesita de aspectos complementarios que se unan. La unidad es un estado vincular o de ligazón, entre los extremos de intención y consecuencia y de los aspectos complementarios masculinos y femeninos o positivos y negativos. Unidad implica a cuatro posiciones: propósito y resultado y sujeto y objeto. Mientras que singularidad es algo que podríamos representar con el signo aritmético uno (1) En la singularidad, no existe nada

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más que ese uno, pero en la unidad es preciso al menos de dos aspectos. Esto es importante de asimilar para evitar confusiones. El significado de las leyes o principios de la creación, es siempre relativo a la comprensión del individuo, pero en su esencia, contienen un significado absoluto y maduro, al cuál únicamente pueden acceder aquellas mentes, cuya apreciación también es lo suficientemente madura como para comprenderlos. Por eso a la sensibilidad del inmaduro, los valores aparecen relativos, hasta que su conciencia madura y descubre su contenido universal y absoluto. El valor de la unidad es fundamental en la relación entre educador y educando. Y se manifiesta esta unidad en la correlatividad afectiva, en la confianza y en la respetuosa participación. La relación entre maestro y alumno, ha de enfocarse hacia la maduración de estos tres valores: participación, confianza y afecto. Cuando hablamos de unidad, no debemos limitarnos al estar juntos, la unidad se establece en cada oferta recibida, en cada criterio compartido, en la recognición de postulados, o en las conductas ejemplares. Existen distintos grados de valor y distintos tipos de valor. 192


En la unidad familiar podemos destacar la unidad filial, la conyugal y la paternal; en la unidad cognitiva existe la unidad intuitiva, lógica y racional; en la unidad creativa existen la unidad con lo útil, con lo bueno, o con lo maravilloso. Todos estos son valores en distintos grados y en distintas áreas. Pero como ya hemos dicho anteriormente, los valores insuperables y que satisfacen a todos siempre, y que por lo tanto son absolutos, son la plenitud, ley y completación. Nada es mejor que lo completo, nada más cierto que la ley y nada más placentero que la plenitud. El profesor debe centrar su pedagogía en la dirección de alcanzar la unidad máxima con esos valores absolutos. Si observamos con atención, podemos descubrir que en el afecto, como en el conocimiento o en el cumplimiento de las responsabilidades, existe una escala de valores. No todos los afectos son iguales en intensidad o en dimensión, ni todas los conocimientos son maduros, o deben ser universalmente ciertos; no todas las verdades son ley, ni todas las bondades son totales, sin que por eso dejen de ser buenas. Por lo tanto, debemos conocer la existencia de esa escala de valores dentro de cada posibilidad. En el afecto existe una escala de valores que va desde el afecto condicional del niño, pasando por el afecto de intercambio entre los cónyuges, hasta el afecto 193


incondicional de los padres. Pero cuando los padres, asumen la actitud afectiva de entregarse incondicionalmente siempre por el beneficio del todo, la dimensión del afecto se establece en un nivel de incondicionalidad insuperable. Por lo tanto, el afecto incondicional universal, es la experiencia máxima e insuperable en el amor. Este estado de afecto máximo e insuperable, cuando encuentra plena reciprocidad en los hijos, para lo cual, es necesario que los hijos maduren al mismo estándar de incondicionalidad universal en el afecto. En ese estado, padres e hijos, experimentan la plenitud en la incondicionalidad afectiva. Esta experiencia es insuperable, por lo tanto, decimos que el más alto grado de amor en la escala del afecto, se desprende de la experiencia de reciprocidad plena, en el afecto incondicional entre padre e hijo maduro. Nada en el mundo supera la experiencia de unidad plena en el afecto incondicional entre un padre y un hijo maduro, nada. Ese es el más alto nivel en el afecto, ese grado de amor es insuperable. Por eso podemos asignar a la experiencia de unidad plena en el afecto incondicional universal, el sentido de valor insuperable. Pero también podemos afirmar que en cada ser humano independiente de sus apreciaciones relativas, existe la necesidad de experimentarlo, de lograr dicha experiencia de unidad completa en el afecto con sus hijos, por lo mismo, podemos asignarle el significado 194


de ser siempre y para todos válido, lo que establece este valor como absoluto. En el conocimiento, también existe una escala de valores que determinan si lo conocido, es válido para todos o, simplemente es válido para quien lo estima o considera válido. El conocimiento que es válido siempre y para todos se denomina ley, o conocimiento autónomo, (auto- uno mismo, nomo- ley), uno con la ley. El conocimiento puede ser intuitivo, lógico o racional. El conocimiento intuitivo convence a nivel de sospechar su veracidad, pero no es plenamente demostrativo. El conocimiento lógico, convence a nivel comparativo de supuestas razones o experiencias válidas, es sólo demostrativo a nivel de raciocinio lógico. El conocimiento racional es demostrativo, tanto a nivel de raciocinio lógico, como también comparativo con la realidad. Cuando el raciocinio es coincidente con la realidad y su verificación es válida siempre y para todos, se denomina verdad absoluta, y por lo tanto, se transforma en ley. Ninguna verdad puede superar a los principios y valores absolutos. En el cumplimiento de la responsabilidad existe también una escala de valores. Al cumplir con la

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realización del acto, sea este cual sea, el acto se transforma en válido y por lo tanto, en bueno. Pero no todo lo bueno es completamente bueno, o visto de otro modo, los actos pueden ser buenos bajo el prisma que los valore. Los niños, por ejemplo, hacen cosas buenas, a nivel infantil; los adolescentes hacen cosas buenas a nivel de adolescencia; los adultos también hacen cosas buenas a nivel de adulto, pero lo bueno, también tiene su radio de importancia, se pueden hacer trabajos buenos, se pueden tener pensamientos buenos, o conductas buenas. Generalmente estos tres aspectos van íntimamente ligados. El buen hecho es producto de buenas conductas y de buenos pensamientos, pero no siempre es así. Un buen acto puede ser cumplido en función de un mal pensamiento, y no por eso pierde su condición de estar bien hecho. Por ejemplo un acto putativo, la fornicación es un acto que como acto en sí, puede estar bien hecho, pero obedece a una intención desleal al principio de la unidad. Por lo tanto debemos encontrar el valor de lo bien hecho en aquello que vincula, concuerda y corresponde con los principios y valores absolutos de plenitud, validez absoluta, y completación. El acto puede ser bueno para el individuo, a lo que denominamos producto de una conducta moral, bueno para la especie, a lo que denominamos, producto de una conducta ética. Y bueno para el resto de la creación a lo que denominamos producto estético. 196


Pero por sobre estos niveles se encuentran los actos que son buenos y completos, porque satisfacen a la totalidad completa de las especies, donde se incluyen la persona, la especie humana y el resto de la creación. A estas bondades se las denomina completas y no hay nada que supere lo completo y por lo tanto, lo completo, adquiere el valor de ser absoluto, porque satisface a todo siempre. El sentimiento completamente válido, el conocimiento completamente válido, y la conducta completamente válida, realizan a la persona, a la familia, a la especie y a la creación entera. Estos valores son los propulsores de la actividad, tanto en su existencia, acción y multiplicación, como en la unidad. Y deben ser establecidos para la salvación completa de las especies, superando la marginación y el abandono en el que se encuentran. Ninguna necesidad es más urgente y prioritaria que esta, y ningún objetivo en la vida es más gratificante. El ser humano necesita adquirir el valor de ser humano y para lograrlo ha de realizar completamente los valores absolutos. -SIGNIFICADO DEL VALOR

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Axiología es la rama de la filosofía que estudia los fundamentos del valor. Axio significa valor y logia es tratado. logía remite a la palabra griega logos (λόγος) que significa: Discurso que da razón de las cosas. Razón, principio racional del universo.

Valor en el estricto sentido de la palabra es la cualidad contenida en el objeto que satisface a la necesidad del sujeto que lo percibe y aprecia. El valor, se establece mediante la recíproca relación, entre un sujeto y un objeto, entre un ser humano y otro ser. Existe un valor de contenido y un valor de forma, el valor depende del punto de vista ya sea este temporal, inmediato, personal (posicional) y momentáneo, o atemporal global o universal. El valor también depende de la correlatividad entre un sujeto y un objeto. El valor no existe por sí solo, para brotar necesita de tres posiciones: (1) Intencionalidad o propósito de apreciarlo, (2) un apreciador y (3) un objeto apreciado. Luego de tantas variantes en la apreciación del valor, podríamos deducir que el valor es relativo, pero por otro lado estamos acostumbrados a escuchar que los valores son absolutos. ¿Qué determina lo absoluto o relativo del valor? Lo absoluto o relativo del valor lo determina la apreciación. Por ejemplo: bajo el punto de vista parcial, y posicional de un individuo que observa una nube, este puede deducir, por lo que ve en la distancia que la nube es blanca y que la nube tiene una forma y longitud determinadas. Pero cuando nos 198


aproximamos a la nube, no sólo no encontramos forma ni dimensiones, sino, que incluso no hallamos la nube. En este caso, la apreciación parcial, posicional o fragmentaria del individuo frente a la nube es relativa a su propia apreciación. Mientras que quien observa la nube bajo un punto de vista global comprendería que la nube es una respuesta a un propósito, el propósito de completar un aspecto cíclico de la creación. Bajo este punto de vista es una realidad universal y absoluta. Vivimos en un ambiente acostumbrado a asignar una existencia temporal, parcial, matérica y limitada, a los principios y objetos de la creación. Esto ha generado en la conciencia del ser humano la tendencia al hábito de apreciaciones también temporales, posicionales, parciales y relativas. Consecuentemente, el grupo de dichas parcialidades ha formado la inherente fragmentación y confusión del hombre. Se nos explica que los seres nacen, crecen se multiplican y mueren. Por lo tanto, tomamos ese mensaje como el propósito de nuestra existencia. Esta visión parcial, ha de completarse. Por sobre el hecho de que se nazca, se crezca o se muera, existe la realidad nostrina de satisfacer a un propósito. Tanto el “yo”, como el “otro”, pertenecen a la satisfacción de un Nosotros equivalente al todo. El todo no evoluciona ni se desarrolla, el todo - es - y se establece, pero no sigue los procesos de su maduración, porque no madura, se establece. Ni el yo ni el otro hacen al nosotros hasta que lo establecen, y en eso, el valor es

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el establecimiento reciproco entre un apreciador y un objeto de valor (interés, utilidad, o satisfacción) Cada ser contiene un propósito de conjunto y un propósito individual. El propósito individual germina de los nutrientes adquiridos al satisfacer el propósito de conjunto. Esta verdad ha de ser adosada como lapa a la conciencia humana actual; es gracias al otro, o a lo otro, que recibo lo que me hace, lo que me realiza como soy. Del conjunto adquirimos sentimientos, conocimientos y experiencias. Cuando empatizamos con un sentimiento agradable lo adquirimos como valor de afecto o de belleza. Este sentimiento produce la sensación de estar en posesión de un bien o alegría, por eso lo designamos valor. Cuando reconocemos un contenido y lo declaramos verídico, lo adquirimos como valor de verdad o de autenticidad. Este sentimiento produce la sensación de estar en posesión de un bien o sabiduría, por eso lo designamos valor. Cuando el objeto observado corresponde con lo que deseamos apreciar lo adquirimos como valor de bondad. Este sentimiento produce la sensación de estar en posesión de un bien o utilidad, por eso lo designamos valor. El valor contiene cualidades de ser grato, verdadero y útil. Es agradable, cierto y sirve; de no contener estos atributos, el sujeto rechazaría al objeto y por lo tanto, para el sujeto, ese objeto no contiene valor. 200


Si nos damos cuenta de lo que ocurre en el proceso de recepción del valor, veremos que todo proviene de un “otro”, el otro, o lo otro que valoro que reconozco o que recibo mediante el aprecio. Por lo mismo, pensar que el cumplimiento del propósito individual es más importante que el de conjunto es una verdadera aberración. Por sobre todas las cosas, debemos pretender el logro del bien común, del cumplimiento del propósito de conjunto. La correcta actitud del hombre ha de estar en función del cumplimiento del propósito de conjunto, priorizándolo siempre por sobre el cumplimiento del propósito individual. Ese individuo que pospone su propio beneficio por sobre el beneficio legítimo del grupo, es una autentica persona. Valor esencial y valor actual Apreciamos en el objeto la presencia de un valor esencial y de un valor actual (valor en potencia y valor en experiencia). El valor esencial es aquella propiedad contenida en el objeto, que satisface las necesidades del sujeto, entendiendo al objeto como aislado del sujeto. El valor actual es aquel que se realiza en el momento de la interacción entre el sujeto y el objeto. Esta dualidad genera en la experiencia del valor un contenido estático (en el instante de ser apreciado) y un contenido dinámico (en tanto a que satisface a la necesidad de apreciarlo, motivando al mismo tiempo a seguir apreciándolo). 201


Existe valor de contenido y de forma en idea y en imagen. Valor actual y valor esencial permanente. El valor precisa de reciprocidad correlativa, recognición ajustada en la concordia y correspondencia en la similitud del parecido. Valor es la experiencia de unión entre causal y consecuencia mediante el establecimiento de la unidad sujeto objeto. Valor esencial designado por el propósito universal del Todo -- absoluto -Valor de contenido, por jerarquía. Valor de forma, por preferencia. Valor actual designado por el propósito individual -relativo – El valor existe para servir al hombre. Si nos sensibilizamos un poco, podremos comprender que el propósito de la emoción, es el de posibilitar la satisfacción del ser persona, para lo cual existe la capacidad de percibir las necesidades y retribuciones propias y del objeto apreciado. Emocionalmente el ser se satisface mediante el afecto y la belleza. El propósito del intelecto es el de permitir el conocimiento del objeto para lo cual existe la capacidad de comprender la verdad mediante la razón y la ley. El propósito de la voluntad es el de permitir la creación de objetos de valor, mediante el dominio 202


sobre los impulsos e inhibiciones. Satisfacción, conocimiento y valor son los ingredientes de la felicidad y esta, es el propósito del hombre y de la creación, para satisfacer este propósito se nos dotó de emoción, intelecto y voluntad. Emoción, intelecto y voluntad, fueron creados para servir al hombre hasta satisfacerlo. La satisfacción es un valor. El estándar de valor existe contenido en el propósito universal del objeto. El observador debe comparar su apreciación actual con el estándar del valor determinado por el cumplimiento del propósito de la creación. Para eso, debe conocer clara y profundamente los principios de la creación, para obrar en su apreciación de acuerdo al cumplimiento universal del propósito del objeto. El cumplimiento del propósito de la creación de ese objeto sería su estándar, y por lo tanto su valor absoluto. Todo hombre fue creado para satisfacer su propósito de conjunto y su propósito individual mediante el intercambio de valor. Cuando la persona aprecia las facultades del “otro”, el “otro” valora su aprecio. Esta relación centrada en el encuentro con el valor, produce sentimientos de afecto, despierta el interés mutuo y motiva a continuar unidos en la relación. Por el contrario, el desprecio por el “otro” produce tensión, alteración, introversión y egocentrismo en quien desprecia, al mismo tiempo que provoca rechazo a quien es despreciado. De esta manera se impide la experiencia del valor y con ello se pierde la motivación a continuar en esa relación.

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El valor depende exclusivamente del aprecio, sin aprecio no hay valor. El valor de las cosas es proporcional al propósito que satisfacen, y el valor del individuo acrecienta el valor de lo que le pertenece. Si alzamos la mirada al mundo nos damos cuenta de la cantidad de incongruencias que existen a nuestro alrededor. Vivimos en un ambiente donde lo ingrato nos resulta cada vez más agradable, un ejemplo de esto, es patente en la morbosa curiosidad por las noticias trágicas. Hacemos de lo que menos interesa el objeto más interesante, un ejemplo, también se ve en el desarrollo y multiplicación de lo lúdico, los fanáticos de los partidos de fútbol, de las telenovelas o la observación impávida de los anuncios de publicidad. Lo inútil pasa a ser lo más útil como las conversaciones sobre vanidades o “copuchas”, la lectura del diario, las estadísticas de las revistas de sociedad. Sin darnos cuenta, abrimos las puertas de nuestras casas, al asesino, al ladrón, a la violencia, a la prostitución, al conflicto, a la desconcentración, a la tensión destructora del espacio familiar, que se nos enfrenta cara a cara en nuestros dormitorios, salas de estar o living comedor, bajo el sobrenombre de: televisión, telediario o semanario informativo, y cuyas imágenes hipnotizan e idiotizan nuestras capacidades intelectuales. Por lo tanto, es lógico observar a artistas, científicos y políticos, que realizan labores sin intención propositiva valórica. El arte por el arte, sin rumbo ni dirección, la 204


ciencia por la ciencia, la política por la política. Es lógico, pensar que en una realidad ignorante de su propósito, el observador de la misma, ignore también a dicha realidad. El arte de las diferencias desplaza a la armonía. La ciencia del entretenimiento desplaza la mirada al absoluto. La política del polémico desplaza a la política del estado. En esta sociedad, el artista no es artista por su belleza, sino por su choreza, el científico no es científico por sus verdades, sino por su choreza y el político no es político por su concepción idealista del estado, sino por su choreza. La Choreza, se transforma en el paradigma del común denominador social. Propósito y valor Un objeto sin propósito es un objeto sin valor. Lo que no satisface, se abandona. La creación, arte, conocimiento o producto, hoy más que nunca, debe satisfacer al propósito del apreciador que lo construye, así como al propósito del apreciador que lo evalúa. El objeto que no se admira, no es digno de ser evaluado. Decimos que el objeto que contiene mayor cantidad de elementos de apreciación que producen admiración es más valioso que el que contiene menos elementos de apreciación. Si esto nos parece sensato, debe ser también sensato pensar que el objeto creado por el hombre, que contiene mayor número de elementos admirables, sea de más valor que el objeto que contiene menos. Por lo mismo el propósito de la 205


creación, debe dirigirse hacia el logro de la máxima satisfacción y no hacia el logro de la mínima impresión, o novedad. El hombre necesita colaborar en la construcción de una sociedad sincera, donde se realice el valor de la autenticidad, una sociedad ética que muestre las bondades a niveles de excelencia y una sociedad artística donde el equilibrio de las diferencias nos ofrezca una realidad admirablemente armónica. El creador debe ser gozoso, sufrido y constante en la consecución de un trabajo que produzca gozo, justicia y paz, para concordar de esta manera con los atributos de plenitud, Ley y Orden contenidos en la creación de la cual él forma parte. El proceso de la creación involucra una relación cruzada entre el proceso psíquico-orgánico y el proceso físico-químico. Ambas relaciones son inseparables en el transcurso de la función vital del ser. Todo sistema orgánico contiene una fuerza conductual psíquica y está compuesto por una estructura físico-química. Sobre esta afirmación se construye el fundamento del neovitalismo. El neovitalismo actual, cimenta su postura sobre la estructura base de cuatro posiciones. Lo que indica, que las interpretaciones formales, fraccionales puras, solo son superficiales, por lo que se impone una consideración espiritual, para comprender la multitud de formas superpuestas de la naturaleza viva. Precisamos de una fenomenología existencial convincente y coherente con las leyes naturales. Köhler quiso probar, que en la naturaleza existía algo 206


más que vínculos, y que, incluso el universo en general, debía ser considerado como”Variedad en Unidad” El alma, dice él, se nos presenta como un proceso global, y en continua acción que no comporta nada aislado por completo. Driesch explica, que la comprensión del acto, debe ser hallada, mediante la reducción del todo en fracciones, que puedan ser asimiladas por un pensamiento lógico, hasta poder llegar a situarnos, frente a “una forma ordenadora irreductible”, es decir, ante la vida y su entelequia. De tal forma nos encontraremos, frente a la originalidad de la causalidad global orgánica. Una formación psicoide o algo que se le parece al alma. (Si es que el alma puede ser determinada) La comprensión de nuestra realidad supondrá entonces el hallazgo de un gran valor, un valor irreductible y al mismo tiempo inmanente, valor absoluto. De la inmanencia y estándar del valor El valor es una realidad inmanente que proporciona complacencia. Hablamos de valores absolutos, pero ¿qué es absoluto? Absoluto es todo aquello que es valido siempre y para todo. Lo absoluto contiene la totalidad en tiempo y en espacio, es siempre, en el pasado, en el presente y en el futuro y en todo lugar, arriba, abajo, al frente atrás, a la derecha y a la izquierda. Por lo tanto podemos afirmar que valor absoluto es aquello que nos complace siempre y a todos. ¿Qué es lo que nos complace siempre y a todos?

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-La belleza el amor y el afecto complacen siempre y a todos. -La verdad, la honestidad y la confianza complace siempre y a todos. -La bondad, de lo bien hecho, lo completo, lo perfecto, complace siempre y a todos. La belleza, nos hace sentir en posesión de un bien emocional que nos complace; la verdad, nos hace sentir en posesión de un bien cognitivo que nos complace; la bondad, nos hace sentir en posesión de un bien hecho, que nos complace. El bien es siempre y para todos complaciente, por lo tanto la belleza, verdad y bondad son valores absolutos. El estándar más elevado del valor, consiste en aquella experiencia que no tiene opción por sobre ella. Por ejemplo: ¿qué sensación complace más, el placer o la plenitud? ¿Qué verdad es más universal, la razón o la ley? ¿Qué bondad o cosa bien hecha es más completa, la útil o la perfecta? No hay nada más complaciente que la sensación de plenitud, ni más verdad que la ley, ni más completo que lo perfecto. Por lo tanto lo perfecto, la ley y la plenitud son el estándar del valor absoluto, porque son válidos siempre y para todo. Cuando hablamos de valores absolutos, nos referimos a aquellos cuyo estándar es el superior posible, el insuperable. Los valores insuperables son: el sentimiento de plenitud, donde podríamos decir que “todo se ha cumplido”; el conocimiento que es siempre y para todos válido, o aquello a lo que denominamos ley, porque es sempiterno, siempre cierto y siempre válido y la realización completa. Estos 208


valores son el patrón de las especies, el patrón de la creación entera. Todo lo creado obedece a esta conducta completa, legal y plena. Estos valores universales y absolutos, denotan la presencia de un origen causal también absoluto. Todo movimiento implica cuatro fuerzas (Inicial, centrífuga, centrípeta, órbita), que producen tres dualidades: Dualidad de positivo (+) (-) negativo, que es producto de velocidad en dirección. Dualidad de causa (carácter, contenido interno) y efecto (forma externa) que establece tiempo. Dualidad de sujeto (activo emisor) y objeto (activo receptor) que establece espacio entre ambos. Podemos afirmar que todo movimiento implica 4 fuerzas, 3 dualidades y dos direcciones (vertical y horizontal). Movimiento es producto de una fuerza y la fuerza en movimiento establece un proceso origen división y unión. Origen (posición inicial) división (posición intermedia con relación a la posición inicial) y unión con la posición inicial. Esta es la realidad del movimiento circular. Todo valor establece en su consecución un proceso origen, división y unión. El valor precisa de un origen (deseo por), división (sujeto-objeto) unión (complacencia). En la “producción” del valor, intervienen cuatro fuerzas: 1-Fuerza Inicial (fuerza del deseo por valor) 2-Fuerza Centrífuga (sujeto que está atento al valor, se da por apreciar valor). 209


3-Fuerza Centrípeta (sujeto u objeto que aprecia o recibe valor) 4-Fuerza Orbital (complacencia que produce el valor y estimula a buscar más) En la “producción” del valor, cada posición establece 3 dualidades: Posición propósito1-propósito y sujeto, 2-propósito y objeto y 3-propósito y resultado Posición sujeto4-sujeto y propósito 5-sujeto y objeto 6-sujeto y resultado Posición objeto7-objeto y propósito 8-objeto y sujeto 9-objeto y resultado Posición resultado10-resultado y propósito 11-resultado y sujeto 12-resultado y objeto. La esencia de la física determina lo formal. Lo formal es el perímetro del contenido, y lo que determina lo formal es el contenido, por lo tanto, lo esencial en la creación es el contenido que determina lo formal, y el contenido de la forma es el valor, puesto que responde a una razón de ser. La búsqueda del valor no se limita al pensamiento físico, se determina mediante el pensamiento absoluto. Seamos sensibles por un momento ¿qué es lo que nos atrae de una forma cualquiera, es su peso? ¿Su densidad? ¿Sus dimensiones? ¿Su forma o color?

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Fabriquemos un maniquí de la mujer más bella con las mismas proporciones, peso, formas y colores. ¿Pensaríais en estar con ese maniquí toda la vida? ¿Y si encontráis a vuestra mujer más bella, desearíais quedaos con ella toda la vida? ¿Cuál es la diferencia entre ambas, entre el maniquí y la mujer? La diferencia está en que el maniquí sólo os ofrece una belleza formal y la mujer os ofrece el valor de correlatividad, correspondencia y parecido; os ofrece valores de belleza, verdad y bondad, que posibilitan la realidad del absoluto. Nosotros no sólo poseemos forma, también poseemos contenido emocional, intelectual y volitivo, por lo mismo, para sentirnos plenos, necesitamos del valor emocional intelectual y volitivo que nos complazca. Estos valores de belleza verdad y bondad y la necesidad del hombre por el valor, son absolutos. Pero dentro del valor existen diferentes estratos de apreciación, y de gratificación. El estilo de una pieza musical, generalmente corresponde, con el nivel de apreciación de la audiencia que encuentra en ese estilo, la semejanza en gusto por los valores que contiene. Al joven acelerado le gusta el ritmo acelerado y al adulto relajado, los ritmos más tranquilos. Siendo en ambos casos satisfechos por el valor que los complace. Veamos algunos niveles de valor: Nuestra EMOCION busca sentir amor paternal precioso *satisfactorio y belleza y tanto el amor conyugal 211


hermoso *sorprendente como la belleza se nos filial bello, lindo, bonito *aceptable muestran en diferentes grados. AMOR, BELLEZA, AFECTO. Nuestro INTELECTO busca conocer y comprender la verdad razonable (etapa racional la verdad), y la verdad lógica (etapa de comprensión) también se nos presenta intuitiva (etapa perceptual) en distintos grados. VERDAD, JUSTICIA, CONOCIMIENTO. Nuestra VOLUNTAD busca la bondad de lo bien hecho, la bondad se nos presenta en grados como LO SUPREMO, LO MÁXIMO, LO AJUSTADO. El paradigma del valor reside en lo pleno, lo verdadero o lo que es ley, y lo completo. Lo máximo, pleno, satisfactorio, lo verdadero, ley, absoluto y lo completo, total y perfecto, se desprende de la unidad con el valor absoluto. Valor, es la cualidad contenida en el objeto, que satisface la necesidad del sujeto que lo aprecia. Lo absoluto es aquello que es siempre y para todos válido. Y la máxima plenitud es válida siempre y para todos, el máximo conocimiento de la verdad o la ley es siempre y para todos válida, y la creación máxima en perfección completa es siempre y para todo creador, válida. Aquello que es siempre y para todos válido, tiene el poder y la capacidad de unir a todos en ese criterio, por lo tanto el ideal de la creación es válido siempre y para todos, porque contiene el planteamiento del

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proceso y estructuras que funcionan para producir los valores absolutos. Cuando hablamos de los principios de la creación, nos referimos a los siete requisitos fundamentales para crear y a las siete leyes fundamentales de la creación, que se fundamentan en el correcto crecer, multiplicarse y ejercer el dominio sobre las cosas. Por lo tanto el cumplimiento de los principios de la creación, produce valor absoluto, siempre y para todo válido. LO FEO LO FALSO Y LO MALO Es obvio pensar, que si valor es la cualidad que satisface, la ausencia de valor produce insatisfacción. Si la insatisfacción, proveniente de un objeto insuficiente que evaluamos emocionalmente, decimos que la sensación de insatisfacción, contiene fealdad, o es fea porque no nos complace, y no nos complace porque es insuficiente. En el estricto sentido, la sensación no contiene fealdad alguna, lo que ocurre es que el sujeto que percibe la sensación, no aprecia la cualidad del objeto o no le satisface a pesar de que la aprecia porque en algo es insuficiente. Feo es sinónimo de desprecio. Llamamos feo a aquello que no aceptamos, o no nos gusta, y no nos gusta, porque no nos satisface, luego es insuficiente. Ahora bien, ¿quién determina la suficiencia o insuficiencia del objeto?. El mismo objeto, puede ser suficiente para otra persona. El hijo de la vecina, puede ser feo para mí, pero maravilloso para la vecina. El niño, es el mismo tanto para uno como 213


para el otro, pero la determinación del valor es personal. Aquí, debemos comprender las diferencias entre observación y apreciación. Observar es poner la mirada en algo, poner los sentidos en algo. Observamos los colores, las texturas, las temperaturas etc. De la observación apreciamos sensaciones gratas o ingratas. De las sensaciones apreciamos las gratas y despreciamos las ingratas. Apreciamos lo agradable, lo reconocible, lo complaciente, por la sencilla razón de que nuestra capacidad emocional, sólo es apta para recibir y admitir aquello que la satisface. Del mismo modo que la antena de radio, solo puede recibir las ondas en una determinada longitud, nuestra capacidad emocional, solo puede admitir las sensaciones que establecen afinidad, correlatividad y recognición semejante con la cualidad emocional que es el aprecio, o la unidad. Toda escisión que produce ruptura o dolor es rechazada por nuestra emoción. Nadie aprecia el dolor cuando le duele. Observan el llanto, pero la sensación de dolor es absolutamente rechazada por la emoción, a pesar de que en ocasiones puede ser aceptada por la conciencia en cierto grado. Pero no es conducta absoluta la admisión del dolor por la emoción. Podemos observar lo feo, pero difícilmente podremos aceptarlo e interiorizarlo en nuestra emoción. En el estricto significado de apreciación: “apreciar es dar o recibir el valor de lo observado” la apreciación de la fealdad es imposible, porque lo feo no puede ser valorado por la persona. Decimos que persona es 214


aquél ser dotado de libertad (capacidad de optar por la alternativa válida) dotado de autonomía (capacidad de ser uno con lo que es siempre y para todos válido, -Ley-) y dotado de responsabilidad (capacidad de realización completa del propósito de la creación, mediante su libre voluntad y autodeterminación) A una persona, le es imposible apreciar lo feo, lo falso y lo malo. A pesar de que es posible observarlo, no puede apreciarlo porque no contiene los atributos necesarios para hacerlo. La tendencia maniquea, es inviable en las personas. Del mismo modo que la persona no puede despreciar el valor, tampoco puede apreciar la ausencia del mismo. La persona ha sido concebida y creada para ser una con el valor, por esa razón es libre, autónoma y responsable. Es imposible apreciar lo feo porque si lo aprecio estoy dando o recibiendo valor de lo que aprecio y por lo tanto si recibo o si ofrezco valor estoy sintiendo la satisfacción del mismo y eso me hace sentir bien. Él sentirme bien es cierto y es bello. Por lo tanto, a pesar de que creamos lo contrario, lo feo no puede ser apreciado porque apreciar es dar o recibir valor. No debemos confundir la apreciación del valor con la apreciación de la necesidad de comunicarlo. En ocasiones ocurre que conversamos sobre lo feo, lo falso o lo malo. Por ejemplo: dos personas se encuentran después de un partido de fútbol y uno le dice al otro “¡mira que fue malo el partido, jugaron pésimo!”. Alguien diría que están apreciando lo malo que fue el partido, porque existe una “observación” 215


del mismo; a veces confundimos el término apreciación de dar o recibir valor, con calificación, evaluación o análisis de una situación. En este caso no están apreciando lo malo del partido, se está evaluando o calificando una situación observada y están apreciando la necesidad de comunicarlo. El deseo de comunicar es bueno, pero el partido fue malo. El partido no se apreció porque no se valoró, muy al contrario se despreció, pero sí se apreció la necesidad de comunicarlo. Si la insatisfacción proviene de un concepto u objeto que evaluamos intelectualmente, decimos que la sensación de insatisfacción es falsa. La falsedad tampoco existe contenida en el objeto o en la sensación. La falsedad consiste en la insatisfacción intelectual debida a un juicio insuficiente o incorrecto o en desacuerdo con el receptor. Es imposible apreciar un juicio falso. Esto es quizá más difícil de aceptar a primera vista, puesto que es habitual emitir mentiras, pero decir una mentira no significa que honestamente admites la veracidad de lo emitido. Lo normal es decir la mentira siendo consciente de su falsedad pero emitiéndola por alguna razón que la hace necesaria. Nadie admite un juicio falso, sabiendo que es falso, por verdadero. ¿Cómo podemos decir que apreciamos la mentira cuando ya la estamos connotando de inválida? Podemos admitir algo que no es cierto, pero cuando lo admitimos estamos convencidos de que es válido. Tal vez después reconocemos que eso es falso, pero en el instante de admitirlo, lo aceptamos como válido.

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Si la insatisfacción, proviene de un objeto que muestra imperfecciones, o que no es como esperábamos, decimos que es malo. Malo es todo aquello que no reconocemos, que nos produce insatisfacción o daño. Malo es aquello que no establece un orden con nuestras expectaciones, porque no nos satisface. Lo malo, tampoco está en el objeto, no existe el objeto malo. Quien califica lo malo no es el objeto en sí, sino el sujeto insatisfecho. Lo que para uno es malo, para otro puede ser apreciable y satisfactorio. Lo malo, lo falso y lo feo son meros niveles de insatisfacción en el apreciador, por lo tanto no podemos definirlos como valor, porque no satisfacen. Lo malo, es una insuficiencia, lo falso, es un ocultamiento de la verdad o una incorrección y lo feo, es aquello que produce una insatisfacción. La insatisfacción está lejos de la plenitud, la falsedad está lejos de la ley y lo malo está lejos de lo completo. El estándar absoluto de valor reside en la plenitud, en lo que es siempre y para todo válido, es decir en lo que es ley, y en la bondad de la excelencia completa, en lo perfecto. EL BIEN Y EL MAL El conflicto entre el placer y el dolor se transforma en el conflicto que se expresa en los términos de “lo bello y lo feo” “lo verdadero y lo falso” y “el bien y el mal”. G.E.Moore en su Principia Etica (1903) nos dice que el bien es un concepto simple, indefinible, y no-natural. Y, separa el bien intrínseco del bien como un medio

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transitorio. El bien como fin no existe, sólo existe la apreciación temporal del bien. Diciendo que el bien es un concepto “no-natural ”, Moore desea acentuar la diferencia que según él, existe entre concepto y una propiedad empírica cualquiera. Moore explica que el hedonismo, debe su éxito al “sofisma naturalista” según el cual, se supone, que el placer esta envuelto de alguna forma, en la definición del bien y que se debe a una confusión de la opinión plausible, según la cual, toda cosa intrínsecamente buena, contiene algo de placer, con la errónea, de que este bien, es siempre proporcional al placer. Sin duda, el utilitarismo exacerbado de Moore, impidió comprender las variantes en la apreciación, al considerar al valor potencial en sí mismo como objeto aislado del sujeto que lo aprecia. Benedetto Croce explica, lo negativo como no inexistente. El concepto del bien, se basa en lo apreciado, entendido, o aceptado y el concepto del mal se basa en lo no apreciado, no entendido, o no aceptado, por lo tanto, el mal no tiene existencia. Según Croce, es imposible querer el mal por el mal, porque, el que quiere verdaderamente, lo que quiere, es el bien siempre, porque para quererlo debe apreciarlo, entenderlo o aceptarlo. Hastings Rashdall (1858-1924) en su libro “El Bien y el Mal ” expone la concepción del utilitarismo ideal de la manera más completa posible. Clasifica como los tres valores intrínsecos esenciales a: LA DICHA o (el bien

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por parte afectiva) LA VERDAD o ( el bien por parte cognitiva) y LA VIRTUD o (el bien por parte volitiva) Tanto la experiencia de la dicha, como de la verdad o la virtud, son gratas y apreciables, puesto que contienen una dosis de valor, que posibilita la satisfacción del apreciador. Cuando la necesidad, interés, o deseo del apreciador, encuentra algún grado de satisfacción en la sensación, concepto, u objeto apreciado, decimos que este se halla en posesión de un bien. Este “bien” se nos presenta, dependiendo de nuestra apreciación como verdad ética, (gozo) verdad científica, ( ley ) o verdad estética, (orden ) . La ética, la ciencia y la estética, son percepciones próximas que operan mediante principios paralelos, el principio de la correlatividad, reconocimiento y correspondencia o parecido. El británico I.A. Richards, especialista en literatura inglesa, quiso demostrar que la experiencia estética, no debe considerarse como una actitud mental, diferente a la científica o ética. El piensa, que la finalidad y criterio del arte, residen en la capacidad de añadir una armonía más a la forma, en cómo se realizan algunos diversos impulsos e inhibiciones. Pensadores adscritos a la objetividad en la ética y en la ciencia, han optado por la subjetividad en la estética. Históricamente el problema de la objetividad y subjetividad ha encontrado una mayor discusión en términos estéticos y éticos. Conclusión 219


Para concluir podemos decir que el bien, es todo aquello que satisface una necesidad (gozo), interés (justo), o deseo (orden), dirigidos en pro del incremento valórico, y que el valor es un deber inmanente. El valor reviste un carácter de necesidad absoluta y de validez unilateral. También debemos comprender que el valor de lo creado, lo aprecia el ser humano y este tiene dos propósitos, uno individual y otro de conjunto. Por un lado tiene el propósito de dominar la creación (lo que ordena con lo creado) y por otro, el de adquirir felicidad en su dominio. Esto le conduce a tener dos tipos de deseos, uno por realizar valor, ( para él y ante los demás) y otro por buscar valor. (buscar alegría hallando valor en la creación). Cualquier propósito permanece sin sentido, a no ser que sea actualizado. Este es el porqué estamos motivados a realizar trabajos fruto de nuestro deseo por encontrar valor. Decimos que los valores de belleza, verdad o bondad, son absolutos en sí, pero esta afirmación no es correcta. Decimos que los valores son absolutos, no porque su contenido sea absoluto, sino porque son absolutamente necesarios. El contenido del valor es potencial, se muestra en distintas facetas emocional, intelectual o volitiva, y en cada faceta existe contenido un potencial de nivel o estándar variadísimo, por lo tanto el contenido del valor es correlativo, o correspondiente con el estándar de apreciación, en la faceta que interesa al sujeto que lo percibe. 220


Lo absoluto del valor reside en la necesidad que el sujeto siente por él y en la experiencia de complacencia que se deriva del mismo. La necesidad por el valor de la belleza, de la verdad y de la bondad es absoluta. La apreciación de las bondades del objeto, varía de acuerdo al sujeto que las percibe. Por sobre la apreciación del sujeto que percibe el valor de lo bueno, o del bien, existe un estándar absoluto de conciencia del bien, así como también existe un estándar absoluto de conciencia de verdad y de belleza. Este estándar reside en el origen de la creación, en la personificación de la Causa creadora o sujeto del hombre. El hombre como objeto creado por el Creador, también contiene una porción de la conciencia original, donde se encuentran contenidos los atributos de belleza, verdad y bondad absolutos, pero en el estándar de desarrollo personal del individuo, y con la capacidad de madurar hasta igualarse con el nivel de lo perfecto, esto es lo que posibilita una correlatividad, recognición y correspondencia o parecido entre el hombre y su creador. El objeto observado por el hombre, contiene también el valor potencial de establecer la correlatividad, reconocimiento y correspondencia o parecido con él, de esta forma adquiere el hombre el valor de lo apreciado, comprendido o realizado. Lo que está bien, es aquello que reconocemos y nos satisface, si nos satisface es porque lo reconocemos, si lo reconocemos es porque lo contenemos. Si lo 221


contenemos, todo lo que nos satisface es similar a lo que somos. Apreciamos la belleza, porque contenemos belleza; apreciamos la verdad, porque somos contenedores de verdad; apreciamos la bondad de lo bien hecho, de lo completo, porque somos completos. El valor existe como necesidad absoluta, eterna e incambiable y es sólo después de satisfecha esa necesidad que el valor se hace realidad. Por lo tanto lo bueno, el bien, lo bello, o lo agradable, y la verdad o lo cierto, no existe antes de satisfacer la necesidad de un apreciador. El bien, es aquello que produce un gozo pleno, justo y ordenado correlativamente con el apreciador. 13- ¿CÓMO SE ESTABLECE UNA CORRECTA RELACION INTERPERSONAL? Una relación se inicia sobre la asunción de un propósito, una intención, o un deseo por satisfacer conocer o realizar algo. Esta actitud genera una conducta de entrega por la realización de lo esperado. Esta conducta es incondicional. El sujeto intencional ha de ofrecer su atención, conocimientos y cuidados al objeto de atención, al objeto de conocimiento o al objeto a crear. De esta oferta o entrega, se desprende el hecho incondicional. Al iniciar la relación interpersonal, el sujeto ofrece algo. Sin la oferta del emisor, no puede establecerse relación alguna. Este “algo”, atención, interés, signo, etc, transforma al sujeto en incondicional. Por lo tanto, toda relación está basada en una conducta incondicional, de donde se desprende la afirmación de que el eje conductor de la relación, es la incondicionalidad. 222


En una relación interpersonal deben cumplirse todas las responsabilidades, la del propósito, la del sujeto, la del objeto y la del logro. Sin la completación del logro, no existe el propósito satisfecho. El requisito del propósito es el de ser realizable, ser posible, ser viable. La responsabilidad del sujeto es doble, por un lado, radica en ser leal y absolutamente obediente al propósito o intención a realizar y por otro lado, en darse por el beneficio del objeto hasta completarlo, satisfacerlo, convencerlo o motivarlo. La responsabilidad del objeto es la de retribuir o responder con lealtad, obediencia y respeto, satisfecho, convencido o motivado. La completación del objeto, produce la realización del logro del propósito, lo que completa la estructura base de cuatro posiciones. (1)Propósito (2) Sujeto (3) Objeto (4) Resultado. Producto de esta mecánica se establece la repartición equitativa o justicia. Esta justa medida, complace a las cuatro posiciones que intervienen en la relación y genera una nueva expectativa. De esta forma se establecen relaciones completas, basadas en la observancia de la incondicionalidad. Vamos a ver cómo se establecen las relaciones interpersonales en base a estos postulados. Debemos entender que la posición de sujeto corresponde a quien conduce y dirige la acción, pero esta posición puede variar de acuerdo a la modificación de intenciones, por ejemplo si yo hablo y otro escucha, quien escucha ocupa la posición receptiva u objeto y quien habla, ocupa la posición de sujeto emisor, pero al responderme la otra persona pasa a tomar la posición de sujeto frente a mi posición 223


receptiva u objeto. Hay que entender que no es que uno siempre sea sujeto del otro que siempre será objeto, no, las posiciones son determinadas por la intencionalidad del propósito a realizar. La incondicionalidad está fundamentada en el afecto. Afecto es todo impulso opuesto a las especulaciones del sentido íntimo o de la razón propia del ser. Afecto es darse por el beneficio del otro. El sujeto debe respetar al objeto seduciéndolo con afecto, persuadiéndolo con verdad o motivando con el ejemplo del cumplimiento de lo que es siempre y para todo preferentemente válido. Pero por sobre todo, con la pretensión de producir un bien o de beneficiar al objeto, atendiéndolo, entendiéndolo y estando atento a sus necesidades fundamentales. Es la satisfacción del objeto la que posibilita una respuesta voluntaria, incondicional o leal al sujeto afectuoso, sincero y motivante. Si el objeto no está satisfecho porque no recibió afecto, verdad o bondad del sujeto, difícilmente se sentirá motivado a responder incondicionalmente al sujeto. Debemos comprender, que tanto el sujeto como el objeto pretenden sentirse satisfechos al establecer una relación. A nadie se le ocurriría iniciar una relación, asumiendo o comprendiendo que no vas a lograr satisfacer tu propósito. ¿Quién compraría un número de lotería, sabiendo que ya pasó el sorteo y que el número ganador del sorteo no corresponde con el que te ofrecen? Pero ocurre en ocasiones que la pretensión del sujeto no satisface las expectativas del objeto. Cuando el objeto no está seducido, es decir no recibe suficiente 224


afecto, o no está persuadido, en otras palabras desconfía del sujeto, o no está suficientemente motivado “TU, NO ME QUIERES” por el ejemplo del sujeto, “TU, NO ME COMPRENDES” la tendencia natural del objeto en esa relación “ME TIENES ABURRIDO” es, a exigir su derecho, a ser satisfecho “derecho a ser feliz”. Esta exigencia es natural. Es la pura manifestación del celo a lo que le pertenece. Le pertenece ser satisfecho, convencido y completo para ser feliz. Lo único que exige es ser feliz, eso es natural, tanto el sujeto como el objeto fueron creados para sentirse en paz, seguros y en unidad. Cuando el objeto no está satisfecho responde con algo parecido a esto: “¡Tú no me quieres!” en el caso de falta de afecto. “¡Tú no me comprendes!” en el caso de no concordar conocimientos o, “¡Tú no haces nada para motivarme!” o “¡Me tienes aburrido!” En el caso de falta de motivación. Estas exigencias son naturales y no tienen nada de “malo”.Son la reacción consecuente con una acción insatisfactoria. Son un derivado de la insatisfacción producida por la ineficiencia del sujeto. No existe mal alguno en la exigencia. El mal surge de la respuesta inapropiada del sujeto a la exigencia del objeto. La responsabilidad frente a estas quejas es enteramente del sujeto. El sujeto, es quien conduce y dirige la relación. Si el objeto no responde es porque no está recibiendo el

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afecto, el conocimiento o la motivación que precisa para responder con lealtad al sujeto. Para el sujeto es un gran desafío el recibir una respuesta negativa o exigente a sus pretensiones. El sujeto se sabe sujeto director de la relación. Se cree seguro y suficiente. Su posición lo dignifica como conductor o, como quien sabe, donde y como lograr su intencionalidad o propósito, después de todo, es él, quien lo pretende conseguir. Por otro lado, todo ser es o ha sido creado como objeto de bondad, es decir bueno. Por lo mismo le extraña la exigencia del objeto, que afirma con su actitud, la insuficiencia, la desconfianza y la descalificación de su identidad. La respuesta exigente del objeto o la queja proveniente del objeto, produce en el sujeto una sensación de indignación. El sujeto se siente indigno de ser dirigido o conducido u obligado a modificar su propósito. La queja del objeto viene a decirle en otras palabras que el propósito que el sujeto pretende en esa relación, no lo va a lograr de la manera en cómo el sujeto lo pretende. Esto lo descalifica. Cuando el objeto, se extraposiciona o invierte su posición frente al sujeto, este, se siente pasado a llevar. El sujeto procura seducir, persuadir y motivar al objeto con lo que tiene. El exigirle, es como decirle que no es suficiente en su posición de sujeto, lo que desposiciona y pasa a llevar al sujeto de la acción.

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Es lógico esperar en esta situación, que el sujeto responda indignado con un ¡Ubícate! o, ¡Posiciónate, porque sí estoy calificado, y si sé a donde quiero llegar!. El sujeto se siente indigno por la exigencia rebelde del objeto y lo natural en este caso, es reforzar su posición de sujeto, para posicionar de nuevo al objeto como receptivo. ¡EXIJO SER ¡UBICATE! ¡ME SIENTO SATISFECHO! INDIGNADO! Este reforzar su posición tiene dos alternativas una correcta y una incorrecta. La manera incorrecta de reforzar la posición del sujeto es: Pasando a llevar al objeto por la fuerza. Si el sujeto se sobre posiciona por sobre el objeto, el objeto se siente indigno, al ser posicionado por debajo del sujeto, y responde con exigencias o quejas. Esta forma de reforzar la posición del sujeto no funciona, la relación se deteriora y fracasa. El sujeto que ignora al objeto, tiende a iniciar sus relaciones con arrogancia, prejuicios y violencia. La arrogancia lo posiciona por sobre el otro. Los prejuicios le permiten ocultar su ignorancia, e impiden la asimilación y comprensión del mismo y del otro. La violencia es una manera de revelarse contra el “nosotros” o de no asumir sus errores. Tanto la arrogancia, los prejuicios y la violencia, son herramientas para sobrevalorar al “Yo” por sobre el “nosotros”. Es necesario comprender, que en una relación intervienen, jerarquías y posiciones. La jerarquía tiene que ver con la verticalidad de la relación, es decir, con 227


el estrato, con el quién está arriba y quién abajo. La posición tiene que ver con la horizontalidad, con el quién se establece como emisor y quién como receptor. Emisor, receptor y sujeto objeto, deben armonizarse al establecer la relación. La armónica relación vertical y horizontal depende de la aceptación y respeto mutuo. Si el sujeto emisor acepta y respeta a su objeto receptor la armónica relación se establece. El sujeto en este caso asume que: su primer paso en la relación es el afecto, lo que implica que se acepta al “otro” tal como es. Por lo tanto ni se le exige, ni se le ignora. Se le respeta. En este punto es necesario comprender que el error es posible en la relación y que no hay nada malo en ello. Errar no es problema, el problema surge de la actitud errática frente al error. El ridículo, si lo pensáis un poco, lo experimenta quien se ríe y no quien se viste de manera diferente. El error es un mero alto en el proceso, un camino inútil, una alternativa inválida. La actitud de acusar, de culpar o de castigar al que yerra, es lo malo que envuelve al error. El error es siempre reparable, pero la actitud de culpar o de acusar y castigar, sólo puede repararla quien la ejerce. ¿CÓMO REFORZAR LA POSICIÓN DEL SUJETO CONDUCTOR? La manera correcta de reforzar la posición sujeto es: Primero: El sujeto debe mantener el dominio sobre su posición de sujeto de la relación, sin perder los 228


estribos, relajándose frente a la queja o exigencia del objeto, porque es una de las dos posibilidades que obtiene en cualquier relación. En la relación existe el logro y el error. Tanto el uno como el otro son necesarios para el desarrollo de las relaciones humanas o interpersonales. Al error no se le debe atribuir ninguna connotación “maligna”, el error es parte del logro. Errar es no acertar, e implica el deseo por acertar, por lo tanto es distinto de maldad que vendría a ser el errar deliberadamente. El error cuando es reconocido como tal, posibilita la dirección correcta. Por lo tanto el sujeto al iniciar una relación debe naturalmente pretender el logro, pero además, debe saber asumir el error o la insuficiencia porque es una de las dos posibilidades que ofrece el objeto con el que interactúa. Esta comprensión le facilita el mantener un correcto dominio sobre su posición. Todo objeto puede corresponder o no corresponder con las expectativas del sujeto. Este ha de interiorizar estas opciones. Pretender que el objeto, siempre y en todo, satisfaga al sujeto, sin considerarlo como independiente y libre de retribuir o no, es una privación de la libertad del objeto. El sujeto ha de seducir, persuadir y motivar al objeto, pero por sobre todo, debe considerarlo con el debido respeto a ejercer su derecho a la libertad. Lo que produce en ocasiones, el hecho de que pueda exigir o asentir con la intencionalidad del sujeto. Segundo: Es necesario que el sujeto indulte o exima de culpa al objeto, siendo consciente de que la respuesta del objeto al exigir al sujeto, es producto de 229


la insuficiencia del sujeto para con el objeto; insuficiencia en afecto, en conocimiento verídico, o en motivación. Indultar no significa aceptar el error como válido, o aceptar al objeto extralimitado como inocente. Significa que no se le debe castigar por su extralimitación. El objeto se extralimita, por un lado forzado por la insuficiencia del sujeto, y por otro lado, forzado por la propia insuficiencia en el dominio de sí mismo. Por lo tanto la actitud debe ser compasiva, puesto que el objeto responde de ese modo, por la suma de la insuficiencia propia, más la insuficiencia del sujeto. Esta práctica se conoce como tolerancia. Tolerancia no es permitir o aceptarlo todo. Tolerar es respetar la respuesta del otro, pero respetar no implica compartirla o aceptarla. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que tolerar es disimular algunas cosas que no son lícitas, sin consentirlas expresamente. Tercero: El sujeto debe encontrar cual fue la insuficiencia que causó la exigencia y comprendiendo la insuficiencia debe mostrar una actitud compasiva además de comprensiva hacia el objeto que exige o se queja. Esto es así, porque se asume que la persona no es en sí mala, sino que su extralimitación, fue causada por una insuficiencia de la que el sujeto es también responsable. La responsabilidad del sujeto frente a la extralimitación o exigencia del objeto, es la de no enganchar con ella, la de mantenerse al margen, sin responder alterado. 230


Cuarto: El sujeto debe llenar o satisfacer la necesidad, interés o deseo del objeto hasta que responda al sujeto con lealtad (unidad), de manera correcta (responsablemente) y motivado por su propia decisión (libertad). 1-Mantener el dominio de su posición de sujeto del actuar. 2-Indultar o eximir de culpa al objeto. 3-Comprender la insuficiencia del objeto de manera compasiva. 4-Satisfacer al objeto en sus necesidades. Este cuarto aspecto es fundamental para reforzar la posición del sujeto. Tradicionalmente, se ha entendido que con el perdón, es suficiente para ser aceptado por el objeto, pero de acuerdo con la mecánica que hemos visto, el objeto exige ser satisfecho y para ello debe ejercerse un afecto, sinceridad y motivación suficiente para que el objeto responda con lealtad y confianza de manera voluntaria. De esta manera se refuerza la posición del sujeto y la relación continúa de manera ordenada. Perdonar, es eximir la deuda, ofensa o falta que toque al que remite. Pero, con eximir la ofensa, no se satisface la necesidad del ofendido. Si mi intención, es vender mi casa para comprarme un auto y mi deudor, me paga con un cheque sin fondos, podría perdonarlo eximiéndole de culpa por el error, pero eso no satisface mi intención de comprarme el auto. Debe volver a darme el pago acordado para satisfacer mi intención de poseer el auto. Perdonarle no es suficiente para satisfacer mi intención. Dios podría perdonar al hombre su pecado original, pero 231


con eximirle, no satisface su necesidad de hallar un hombre puro. El hombre ha de restaurar su pureza, para poder ser aceptado por Dios. La comunicación en la relación interpersonal, está basada en la intimidad de los sentimientos, del afecto, de la acogida por sobre los juicios intelectuales. No se puede satisfacer al otro, a no ser que establezcan una base correlativa entre ambos y eso es estar sincronizados. La base correlativa esencial en la relación, o en la comunicación, es la “frecuencia emocional”. Cuando sincronizamos con alguien emocionalmente, todo lo demás se da por añadidura. Pero cuando emocionalmente no sincronizamos, de nada nos sirven las ideas, o las buenas intenciones. La relación correcta está basada en el afecto, la sinceridad y la responsabilidad. Obrar por el bien del otro es apreciarlo emocionalmente, reconocerlo intelectualmente y aceptarlo volitivamente. Significa recibirlo tal cual es, con todos sus errores y con todas sus virtudes. Las virtudes por supuesto que son fácilmente escuchadas, comprendidas y valoradas, pero no así los errores. Esta es la razón del porqué nos cuesta tanto, el mostrarnos acogedores, empáticos o agradables frente a una actitud errática. Por eso, la aceptación, comprensión y apreciación del error, como un desacierto en alguien que pretende acertar, nos facilita el mostrar una actitud correcta de acogida, de empatía y de valoración de la posición objeto, por sobre el error emitido por este.

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El error es momentáneo, el valor es absoluto y eterno. No debemos rechazar al objeto de valor por un simple error emitido por este. Debemos apreciar o escuchar, reconocer o comprender y aceptar valorando siempre al objeto, sin que esto signifique aceptar el no acertar por acertado. Las posiciones sujeto-objeto verticales implican jerarquía que permanece en el tiempo, mientras que las relaciones horizontales implican responsabilidades posicionales en el espacio donde se establece la relación. Jerarquía y posición son una constante en la relación. Por ejemplo entre un padre y un hijo, la posición en el tiempo o jerárquicamente hablando del sujeto, es la del padre, pero si el hijo inicia una conversación con su papá sobre sus opiniones, el hijo está posicionalmente ocupando el lugar del sujeto y su padre debe obrar responsablemente desde la posición de objeto receptor a la conversación de su hijo. Existe una posición jerárquico-atemporal y una posición temporal. AMBAS POSICIONES DEBEN SER RESPONSABLEMENTE ESTABLECIDAS. El orden universal está determinado y organizado sobre la base de una jerarquía. Jerarquía que contiene dos atributos, uno individual y otro universal. Todos los seres tienen dos propósitos uno de conjunto y otro individual. La jerarquía de la creación también tiene dos sentidos, el atemporal y el temporal. En la jerarquía de la creación el primer hijo, es siempre el primer hijo y el último hijo es siempre el último, esto obliga a que 233


existan diferencias en posición (no en valor) entre el adulto y el joven. La sensibilidad, el conocimiento y la experiencia se acumulan en el tiempo, por lo tanto es fácil pensar, que quien más tiempo ha existido, más posibilidades de adquirir una mayor sensibilidad, conocimiento y experiencia ha tenido. Independientemente de que este haya aprovechado o no dichas posibilidades, el anterior siempre y en todo precede al posterior. La relación se establece con el intercambio afectivo, sincero y responsable. Para que esta relación sea posible, es preciso que cada posición, ejerza el respeto por el otro y la responsabilidad posicional frente al propósito. Sin ejercer una lealtad responsable y obediencia absoluta al propósito, no podemos localizar nuestra posición y por lo tanto invertimos el dominio sobre la posición, lo que impide la relación. Además de lealtad responsable y obediencia absoluta al propósito, es necesario de honesta sinceridad y honradez. Ser honesto es ser real, genuino, auténtico. Ser deshonesto es ser falso, ficticio, ocultador. La honestidad inspira respeto por uno mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza y sinceridad, y expresa la disposición de vivir a la luz de la sabiduría. La deshonestidad busca la sombra del encubrimiento, el ocultamiento, la ignorancia. Es una disposición a vivir en la oscuridad de lo ambiguo e ignorante.

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Debemos comprender que el uso del lenguaje está destinado a lograr la mutua comprensión, y a percibir información sobre los hechos cualquiera que estos sean. Si alguien dice cosas que no son ciertas se frustra esta finalidad. Mentir es una herramienta de ocultamiento. Y cuando se emplea a menudo, se degenera en vicio maligno. ¿Cómo se desarrolla la honestidad? Con el ejercicio repetido de la sinceridad y de la transparencia hasta afincarla en nosotros como disposición. La honestidad debe ser tomada en serio, puesto que es una condición fundamental para establecer verdaderas relaciones. Seducir con afecto desarrolla la sensibilidad, persuadir con verdad desarrolla el conocimiento y la sabiduría y motivar con el ejemplo desarrolla el entusiasmo y el deseo por vivir bien. Inmanuel Kant dijo :” la honestidad es mejor que toda política ”. Pero debió añadir que la mejor política es la basada en la honestidad. La construcción y mantención del valor o de la virtud precisa de mucho esfuerzo. Crear implica siempre tiempo, espacio, necesidad, interés y deseo o una dosis de emoción, una dosis de intelecto y una dosis de voluntad lo que es sinónimo de esfuerzo. Sin esfuerzo o “fuerza que es” no es posible realizar nada. Por el contrario, destruir no precisa de tanto tiempo, ni de tanta emoción, ni de tanto intelecto y basta con un poquito de voluntad. Construir un edificio de 100 pisos nos tomaría un gran espacio y un largo tiempo con muchas necesidades, intereses y deseos que satisfacer, pero destruirlo, tomaría el espacio 235


necesario para colocar una carga de dinamita, un segundo para explotarla y la única necesidad interés o deseo de ubicar la carga explosiva. Con un ¡¡¡PUMB!!! se destruye. Si al calculista del mismo edificio se le olvida colocar la correcta proporción de materiales para cimentar el edificio, ese pequeño descuido basta para ¡¡¡PUMB!!! destruir el edificio. Como vemos, para destruir basta un ¡¡¡PUMB!!! Pero, para construir es necesario de algo más que eso, es necesario ordenar las diferencias. Sin ordenar las diferencias es imposible la construcción. Para desarrollar la virtud de la inocencia, debemos evitar la culpabilidad. La inocencia hay que cuidarla cada día, en cada momento, en cada instante. La inocencia es un valor, la culpabilidad un defecto. Basta una sola culpa para ser culpable. Robar, aunque sólo sea una vez y una cosita chica, basta para transformarte en ladrón. Matar sólo una vez, aunque sólo sea a un ser chiquitito, te transforma en asesino. Mentir sólo una vez, aunque sea la mentira más pequeña, te transforma en mentiroso. Basta un pequeño error, para hacerte incorrecto. El hombre puro es el tesoro más bello del universo, el hombre honesto, es la inteligencia más atractiva del universo, y el hombre bondadoso, es el artista más grande de la creación. Todos podemos transformarnos en este hombre, el único requisito es el de dirigirnos hacia el desarrollo de la virtud y del afecto para superar poco a poco todos los defectos.

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Pureza es entereza, autenticidad, integridad. Ser puro es ser auténtico, natural, humano. El hombre puro es aquel cuya emoción está satisfecha con el afecto por los demás. El hombre puro es aquel cuyo intelecto está satisfecho con la verdad, el hombre puro es aquel que obra consecuentemente y de manera responsable con el afecto y con la verdad. Luego el hombre puro es afectuoso, sincero y bondadoso. Ser casto es ser puro, honesto, y virtuoso. La pureza, honestidad y virtud, nos llega o se nos va, a través del “otro” o de “lo otro”, por lo tanto, es necesario comprender para apreciar. Debemos comprender que el afecto para ser satisfecho necesita de un “otro “ a quien ofrecer su incondicionalidad; que la verdad para ser satisfecha, precisa de un “otro ” a quien analizar para conocer, y que la bondad para ser satisfecha, precisa apreciar lo bueno de un “otro ”. Es el “otro” quien posibilita nuestra dicha, nuestra sabiduría, y nuestra virtud. Por lo tanto debemos ver al otro con el mayor respeto. Cuando en una relación, alguien obliga, se produce un desgaste. Las Leyes Naturales producen beneficio sin desgaste, mediante seducción afectiva, honesta persuasión y motivación bondadosa. La relación correcta es fruto del convencimiento. Por un lado, el sujeto inicia la relación, sobre la base del convencimiento, de que esa relación le va a producir un “bien”. Por otro lado el objeto sólo responde de manera correcta, sobre el convencimiento de que lo que recibió del sujeto, le produjo un “bien”.

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Pensad qué ocurre cuando tenéis frente a vosotros un objeto de temor, por ejemplo un peligro. ¿Iniciaríais una relación con algo o alguien a quien teméis? Nuestra reacción natural frente al miedo es la de permanecer inmóvil o la de huir rápidamente. En ningún caso es natural establecer una relación, por esa razón cuando nos vemos obligados a establecer una relación en una situación de temor, nuestro cuerpo tiembla. La actividad, cualquiera que esta sea, pretende siempre y en cada lugar ser satisfecha, y se satisface mediante la unidad. Unidad entre sincronías o correlatividad emocional, unidad entre criterios o recognición intelectual, y unidad entre correspondencia o parecido entre lo creado y lo pretendido. A esta unidad correspondiente, recognitiva, o correlativa, se le denomina valor. Valor es la cualidad contenida en el objeto apreciado, que satisface la necesidad, el interés o el deseo del sujeto que lo aprecia. Por lo tanto, toda actividad pretende la unidad. En esta pretensión por la unidad, existen dos alternativas, una válida, legal, lícita y permitida y otra inválida, ilegal, ilícita y no permitida. Pero como el ser humano está dotado de libertad, esta segunda alternativa, a pesar de ser inválida para quien puede discernir, para quien aún no es capaz de discernir, es una alternativa más, y por disponer de libertad, el ser, también puede optar por ella. Primero está la pretensión por la unidad en su “justa medida” y segundo la pretensión por la unidad “extralimitada”. La conciencia del individuo tiene la 238


facultad de optar por una u otra a voluntad. La fuerza conductual en esa decisión, radica en el desarrollo de la sabiduría de quien está optando. Es muy distinta la forma en que opta por una misma alternativa, el adolescente que el anciano. Es distinto también el desarrollo de los servidores en el adolescente, que en el anciano. El anciano ha experimentado, o al menos ha tenido mucho más tiempo, para desarrollar el dominio sobre la prudencia, sobre la fortaleza y la templanza que el adolescente. La conciencia humana tiene la capacidad de optar por una u otra alternativa a voluntad, puede optar por la “justa medida” en la actividad, o puede optar por el “extremo” en su actividad. El o los extremismos, conducen al fracaso, mientras que la justa medida, produce la repartición equitativa del beneficio mutuo. La opción por obrar en su “justa medida”, produce la unidad en el valor, y por lo mismo satisface plenamente. La opción de obrar en extremo, imponiéndose sobre el objeto, satisface parcialmente al ego, en ese instante y lugar, pero produce el rechazo y rencor de las otras tres posiciones que establece la actividad. La posición objeto se siente sobrepasada, así como el propósito y el resultado. En esta opción, el resultado no se satisface plenamente, quien únicamente se satisface en el instante y parcialmente, es el sujeto extralimitado (el ego). Las dos opciones están motivadas por la fuerza del celo. Celo es la fuerza que une. Un animal, decimos que está en celo cuando pretende unirse con su complemento para reproducirse. La fuerza que une es

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el celo. Pero se puede optar por la unidad incondicional o por la unidad condicional. En la opción, por unirse incondicionalmente, tanto el sujeto, como el objeto, propósito y resultado, son satisfechos. Mientras que en la unión condicional, o condicionada al sujeto, realizada por la fuerza, (con violencia), o por arrogancia (prepotencia), o por rabia, (egoísmo), el sujeto pretende satisfacerse a costa de imponerse sobre el objeto, sobre el propósito y sobre el resultado. Consecuentemente, nadie resulta satisfecho. La opción válida en cualquier pretensión, intencionalidad o iniciativa, es siempre y para todo “la justa medida”. La medida que satisface al propósito. Cuando la actividad satisface al propósito, tanto el sujeto como el objeto y el resultado son satisfechos. Cuando el sujeto pretende satisfacerse él, por sobre satisfacer al propósito, la actividad se transforma en fracaso. La actividad pretende siempre la unidad. El sentido de la unidad existe contenido en la fuerza del celo. El celo es la fuerza que une. El celo en su justa medida satisface, mientras que el celo extremo, frustra. ¿Qué es lo que extralimita a la fuerza del celo?. La fuerza centrípeta que se une a la fuerza centrífuga, acelera el movimiento orbital y la actividad se sale de su orbita extralimitándose. Cuando la fuerza de rotación se suma a la fuerza de translación, se acelera la intensidad del movimiento, sacando a la orbita de su justa medida. De igual modo, cuando atribuyo a la intencionalidad del propósito, una intencionalidad personal, el propósito deja de ser tal y se transforma 240


en mi propio deseo personal. Cuando el sujeto prioriza su propia satisfacción por sobre la satisfacción del propósito, el propósito se parcializa y se establece la desigualdad en la complacencia. Consecuentemente la frustración del objeto, del propósito y del resultado. El celo correcto es aquella fuerza por la unidad completa, siempre y para todos. Es la fuerza que une en su justa medida. Que une y satisface perfecta y completamente al propósito, sujeto objeto y resultado. Este tipo de celo correcto es incondicional, porque el sujeto conductor de la actividad, se niega a sí mismo por el beneficio del propósito, porque el beneficio surge del bienestar de todos y porque el sentido de complacencia va más allá del placer momentáneo, depositándose como sentido de plenitud, o máxima plenitud total, siempre y para todos. El celo incorrecto, pretende el predominio posicional, por sobre el predominio funcional. Al celo incorrecto no le importa nada el desarrollo y completación del propósito. Al celo incorrecto lo que le importa, es el desarrollo y completación de la posición conductora, le importa más el yo que el nosotros, le importa más el ahora que el siempre y por supuesto que le importa más el bienestar del ego, que el bienestar del todo y siempre. El celo incorrecto transforma la fuerza que une en violencia que une; transforma la recognición en subordinación y transforma el afecto en rabia. El celo incorrecto nos conduce a tomar al otro para uno mismo, destruyendo con ello a todos los afectos ligados y emocionalmente vinculados a ese otro. Por ejemplo el celo incorrecto o egoísta, ve a una muchacha como única en el cosmos, como sola para 241


él. Al celo egoísta no le importa su familia, ni sus amigos, ni sus antepasados, ni sus descendientes. Nada importa al celo egoísta, solo la muchacha. A esta muchacha aislada y fragmentada de sus vínculos emocionales, el celo egoísta, la ve como únicamente suya. Quiere poseerla y para eso tiene que robar de la muchacha todo vínculo afectivo. Este robo suele pasar inadvertido para quien pretende la posesión de la muchacha. El ladrón se siente justificado por el deseo, que confunde con el amor. Al ignorar que el amor es darse por el beneficio del otro, acepta que el amor es recibir del otro su posición. Y la posición de la muchacha, la entiende el ego, como suya. Debe poseerla porque el la quiere poseer. No por hacerla feliz a ella, sino porque ella pueda hacerle sentir a él ese instante de placer. Al poseer a la muchacha la roba el vínculo afectivo de su madre, porque su madre, de quererla, pasará a despreciarla, por entregarse a una relación no aprobada por ella. Al poseer a la muchacha le roba el vínculo afectivo de su padre, porque su padre pasará de quererla, a despreciarla por entregarse a una relación no aprobada por el padre. También le robará el vínculo afectivo de sus hermanos y amigos quienes se sentirán avergonzados de su deslealtad y desobediencia hacia sus padres, lo que rompe la confianza con sus hermanos y amigos. La roba el vínculo afectivo con sus antepasados quienes en lugar de servirse de ella como objeto de inspiración hacia la integridad, pasan a verla como desintegrada por el egoísmo. Lo mismo ocurrirá con su descendencia, a quienes ya nunca más podrá honesta y honradamente 242


hablarles de su pureza. En otras palabras, el celo egoísta se robó la vida de la muchacha al tomarse su amor para sí mismo. El celo egoísta es el gran enemigo a temer y del cual debemos protegernos con fortaleza y valor. 14- EL CELO Y LA IMPORTANCIA DE SU DOMINIO EN LA CONDUCTA Decimos que el celo es el control obsesivo que se pone en marcha ante el temor a perder algo, una “posesión”, un “ideal o intención” o la “convicción de un criterio”. Generalmente se produce en las personas inmaduras en el valor, lo que produce indefensión y por lo tanto dependencia, e incomodo. Los celos, producen pensamientos que pueden desencadenar emociones negativas. Parece ser que solo el control racional logra desarticular esa emoción particularmente obsesiva. El control racional ha de estar en un alto nivel de madurez para contrarrestar las intensas pulsaciones del celo. Los celos son servidores de la unidad, protegen al orden de la unidad, pero para ser efectivos deben ser dominados. El descontrol del celo produce graves alteraciones en la conducta. Quizá escucharon la famosa declaración del jugador de fútbol norteamericano: “Supongamos que cometí este crimen. Aun si lo hice, debió haber sido porque la amaba demasiado, ¿correcto?”. Declaración de O.J. Simpson ante el Gran Jurado, durante el juicio en su contra, acusado del acuchillamiento de su ex mujer Nicole Brown Simpson.

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Esta frase puede sonar escalofriante, pero refleja la paradoja de los celos; si bien pueden destruir la más sólida y bella de las relaciones, provienen desde lo más profundo del amor. Por lo menos, así lo plantea el psicólogo David Buss. “Los celos son tan necesarios para el hombre y la mujer, como el amor y el sexo. De hecho, la mayor parte de los celos no son patológicos; son una figura muy adaptable de nuestra sicología que está diseñada para mandar señales y mantener a la pareja fiel”, comentó Buss. Sin ir más lejos, estos sentimientos son una defensa primaria contra alertas de infidelidad y abandono. No sólo son normales, sino necesarios para mantener una relación amorosa y fortalecer el compromiso recíproco. El origen del celo comienza con los seres humanos y junto a ellos se ha desarrollado, agudizando en los hombres y mujeres un olfato especial para las señales de infidelidad En las mujeres este es un recurso muy utilizado, ya que les brinda un nivel de información que difícilmente lograrían de otra forma. Es, por así decirlo, una manera de testear la relación. El 35 % de las mujeres reconoce haber provocado celos en su pareja. Y las herramientas más usadas entre ellas son la socialización intencional, ignorar deliberadamente a la pareja o directamente flirtear con otro hombre. Estas mujeres, necesitaban manifestaciones concretas del compromiso del hombre. En ocasiones se utiliza el inducir al celo para testear la fortaleza del vínculo. El origen de los celos patológicos se origina en la niñez. La falta de amor genera en los niños ansiedad, lo que posteriormente puede transformar al adulto, en un histérico o neurótico, desencadenando una actitud 244


de celos y una conducta impositiva. El celoso reclama sacrificio, pero no es capaz de sacrificarse, es egoísta, porque no sólo desea sino que además fuerza a ser amado incondicionalmente por el otro. De ahí que el niño necesite afecto y seguridad como conductas formadoras, para asentarse en el mundo sin problemas. El celoso comienza por exigir en el plano afectivo, para luego derivar a exigencias sexuales, de criterios e ideales, para más tarde requerir lo económico, parasitando en la vida intima del otro, tomando para sí la vida ajena. Las personas con alteraciones en la tiroides suelen presentar celos patológicos, relacionados con cambios drásticos del carácter y conducta. La disfunción tiroidal puede traer consigo manifestaciones somáticas, como dolores musculares, genitales y cardíacos. Pero lo más importante son las alteraciones mentales, entendidas como obsesiones, manías y neurosis. Entre otros trastornos mentales relacionados con los celos patológicos está el delirante paranoide, que corresponde a un estado de elevación de la conciencia del Yo, con gran tendencia a la autorreferencia y a la proyección de las propias ideas en los demás. En una peligrosa forma de psicosis paranoide, el tema central lo constituyen los celos sexuales delirantes. Los celos tienen una compleja sicopatología y los celos patológicos se presentan en diversas situaciones, incluyendo la paranoia conyugal (síndrome de Otelo), limitada al delirio de celos que involucra a la pareja. La angustia a la que se ve sometida una persona 245


celosa deriva rápidamente en ira. La persona acusa, espía o sigue insistentemente a su pareja, con el fin de demostrar la infidelidad, llegando a registrar su ropa en busca de evidencia o a malinterpretar acciones que justifiquen su sospecha. La agresión física se transforma, en estos casos, en un peligro real. Como resultado de la relación entre dos personas con este trastorno se genera la psicosis de inducción, resultante de compartir y aceptar como reales los delirios de una de las personas involucradas, transformando la relación en una fuente inagotable de recursos que justifiquen los celos. Hay personalidades que hacen más posible los celos patológicos, como la obsesiva compulsiva, la gente con baja autoestima. Los celos fuera de control, originan trastornos graves que pueden derivarse desde la acusación hasta el asesinato. El celo exige la conducta del dominio sobre sus extremos. Primero debemos determinar con claridad a qué nos referimos con el celo: Celo es el servidor de la unidad. Es una fuerza que surge en aquellas ocasiones cuando la unidad se siente amenazada. ¿Qué unidad? La unidad en el afecto, la unidad en el conocimiento, o la unidad en la determinación. Cuando estamos determinados a realizar algo en lo que creemos firmemente, y alguien nos descalifica, surge en nosotros una fuerza extraordinaria para proteger nuestra determinación. ¿Por qué? Porque nos amenaza.

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La amenaza, nos tienta a reaccionar de una u otra manera, frente al objeto provocativo. En ocasiones, la amenaza es débil y podemos manejarla con el lenguaje, pero en otras ocasiones puede llegar a ser tan imperceptible, que nos atrapa sin respuesta alguna. Podemos ejemplarizar infinitas amenazas, amenazas que van en todo rango de acción, desde la amenaza gestual, a la amenaza vincular, pasando por la anímica o cognoscitiva. Como os podéis imaginar, existen muchas amenazas que nos tientan a caer en la acción precipitada. Generalmente la respuesta lógica a un objeto amenazante, es la de evitarlo, destruirlo o ignorarlo. Para evitar el objeto amenazante, existen varias alternativas. Si se trata de una cosa, un objeto que nos amenaza, por ejemplo algo que se nos va a caer encima. La alternativa es la de escapar o protegerse, eso es lo normal. Cuando se trata de una amenaza verbal a nuestro criterio; frente al descrédito, la tendencia es a reafirmar nuestro juicio, si es que lo consideramos cierto. En este caso está la alternativa prudente de aceptar su contra propuesta, escuchar con paciencia su criterio y buscar los caminos, dentro de la moderación para persuadirlo y convencerlo de la veracidad del contenido propuesto. Pero también existe el deseo de oponerse por la fuerza a la contra propuesta, por estar completamente seguro de la certeza del criterio. La tentación a precipitarse en la opción y responder con violencia, impone el criterio del uno, por sobre la 247


contrapropuesta del otro, lo que transforma al violento verbalmente, en prepotente, arrogante u orgulloso. En ese caso, se cae en la tentación de la precipitación. Precipitarse es caer en la trampa de optar por la imposición. Esa imposición es producto del celo, que pretende resguardar la unidad en el criterio. Es muy frecuente el caer en la tentación de la amenaza verbal, por diversas razones, por el tono de voz inadecuado, por criterios distintos, por exigencias, o simplemente porque no existe correlatividad entre personas. Todas estas situaciones amenazantes, contienen un objeto tentador, que fácilmente nos impulsa a la opción precipitada. Y esta opción no siempre es válida. El problema, no se desencadena de la precipitación en la opción, se desprende de la opción por una alternativa insuficiente, insatisfactoria u opuesta a la alternativa válida. La peor amenaza, es la que tiene relación con el sentimiento vincular, con el afecto, con el amor. Que alguien contradiga nuestro criterio, puede ser dañino, pero siempre existen caminos para convencer al otro. Pero cuando alguien pretende enamorar a la persona de que se está enamorado, esa amenaza, no tiene vuelta. ¿Cómo convencer al enamorado de que su objeto de amor no es para él o para ella? Por amor pierden muchos la vida. La fuerza del amor es superior a la fuerza de la vida. La amenaza al amor, descoloca al amenazado, y lo más fácil, es caer en la tentación violenta, de eliminar al objeto amenazante. Este es el caso más popular del celo, por estas situaciones se reconoce al celo, como las ganas de eliminar al que pretende robarse, el amor de alguien.

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Pero la fuerza del celo es más sutil aún. En el desarrollo del adolescente, existe un tiempo en el que todo cambia. El cuerpo de niño se transforma en cuerpo de adulto, y su capacidad sexual inicia su andadura. El sexo es el órgano reproductor, garante de la tradición y descendencia humana. Como órgano creado para cumplir un propósito específico, debe cumplir completamente con él. El órgano reproductor, contiene en sí mismo, el potencial de madurar o de enfermar al individuo. Madura en su conducta coherente con los principios de la creación y enferma cuando se utiliza para satisfacer al ego de su beneficiario. Todas las cosas en la creación existen por y para el beneficio del otro. Según esta ley, el sexo masculino existe para beneficiar al femenino y viceversa. En la adolescencia es fácil fluctuar entre dos aguas, por un lado se siente uno maduro y libre como para optar por cualquier cosa, y por otro lado, se siente el peso, de lo que puede ocurrir, en caso de no optar por la alternativa válida. La fuerza conductora de la vida es el amor, y el amor se expresa a través de la unión copulativa con la pareja. Pero en la adolescencia, algo nos dice en nuestro interior que debemos ser prudentes, ¿prudentes porqué? Porque debemos madurar en la pureza e integridad humana. ¿Cuál es la alternativa válida? ¿Cómo se hace hombre el joven? ¿Cómo se hace la joven, mujer? ¿Califica al hombre el caer en la tentación de la mujer, o lo descalifica?

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Imaginaos a un joven que es tentado por el afecto de una joven, y se enamora de ella. Ni los padres de él, ni los padres de ella, saben nada al respecto. El joven quiere ser él quien dirija la situación y ponga orden en las familias, así es que le dice a ella que van a reunirse con los padres de ambos, para hacer una petición formal de la joven, para formar familia con ella. El joven, que por lo demás es un joven con sus principios muy claros, quiere a la joven y por lo tanto, desea hacer todo el proceso de acuerdo con lo que sabe que es válido para todos. La joven lo tienta una y otra vez, él sabe como dirigir la situación y cree que con esas tentaciones superadas se fortalece cada vez más. Pero en un momento de decaimiento, cae en una relación sexual con ella. ¿Puede seguir el joven sintiéndose tan digno de su posición conductora, como se sentía hasta entonces? ¿Puede la joven confiar en la seguridad y determinación del joven, luego de ver cómo cayó en sus brazos? Ni el joven llegó a ser hombre, ni la joven pudo ser mujer. Ambos perdieron su dignidad. El joven para lograr ser hombre, debe superar la tentación de la mujer y la mujer ha de proteger al hombre de la tentación, para permitirle ser hombre, digno, seguro y responsable. El celo es una fuerza protectora de la unidad, pero si no se controla, el celo se transforma en el peor enemigo de la persona. He ahí el árbol de la ciencia del bien y del mal. El celo adolescente es muy difícil de dominar. En primer lugar los padres insisten en que el hijo sea prudente y esto puede ser tomado celosamente por el joven y como consecuencia puede rechazar a los padres. O puede desembocar en intensificar la unión 250


con la pareja, lo que arruinaría la preocupación paterna. El celo moral se manifiesta en la insolvencia, en la incapacidad y en el abandono. La incapacidad de dominarse, la insolvencia en resolver la situación, o el problema, y el abandonarse a la primera opción, sin considerar, si es o no, absolutamente válida. La conducta celosa, demuestra y manifiesta la incapacidad, la insolvencia y el abandono del individuo. Lo que puede controlar al poder del celo es la educación previa a la adolescencia en el sentido de asimilar las razones que lo producen y las malformaciones que genera. EL CONTROL DE LA AGRESIVIDAD La rabia, mentira, descalificación, e incluso el silencio del que ignora al otro, son manifestaciones de agresividad. Actualmente nos desenvolvemos en un ambiente de constante agresividad. Podría decirse que estamos familiarizados con la violencia, debido a que ignoramos nuestra naturaleza original, nuestro origen, identidad y propósito. El temor a lo desconocido nos parece decir que lo ignorado, no hay manera de entenderlo. Es curioso ver, cómo quien dice creer en un Dios, cree también que nunca podrá conocer a ese Dios en el cual cree. ¿Cómo podrá relacionarse con ese ser al cual no puede conocer? ¿Podemos relacionarnos con un misterio? Misterio es algo desconocido. ¿Alguno de ustedes puede relacionarse con un desconocido?

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La agresividad reside en el misterio de lo desconocido. Si el hombre conociera su identidad, su origen y su propósito, el misterio se habría transformado en acto, en realidad, en sabiduría. La humanidad se habría realizado en función del propósito humano, pero nadie ha mostrado el plano conductor y por eso se desgarra la conciencia que no sabe a donde ir. Decir que no podemos conocer el misterio de Dios es decir que no podemos conocer el origen ni el propósito del hombre. Es el origen del hombre quien le dio el propósito, por lo tanto, cuando conocemos nuestro propósito, descubrimos en ello el misterio del origen. Decimos que Dios es el Principio y el Fin, de ser así, también ha de estar presente en el proceso intermedio entre principio y fin. Y sabemos que lo válido del proceso intermedio, es cada una de las etapas que producen la sensación de plenitud, conocimiento absoluto o -valido siempre y para todoy completación. La realización de lo completo, de lo valido y de lo pleno, es siempre consecuente con el principio y con el fin, de cualquier existencia acción y multiplicación, lo que transforma al “misterio” en imagen. ¿Es el hombre por naturaleza agresivo, o es la agresividad un acto de autoprotección creada en consecuencia a algo inaceptable? La naturaleza humana lo “obliga” a la satisfacción. Cualquier propósito que el hombre emprende es motivado por el deseo de satisfacerse. Incluso en aquellas ocasiones donde utiliza medios violentos o agresivos, el deseo que emprende y dirige esa violencia es el de sentirse 252


satisfecho. Pero el hombre no logra el sentimiento de plenitud mediante el uso de agresividad o violencia, entendiendo la violencia o la agresividad como agresión o causal de ruptura o división dolorosa. Sabido es que hacemos uso en numerosas ocasiones de medios violentos o agresivos y no por eso estamos incurriendo en agresión, como por ejemplo en los deportes… ¿A qué denominamos violencia agresiva? Cada movimiento implica fuerzas, fuerza de acción o empuje también llamada centrífuga, fuerza de reacción o tracción, también llamada centrípeta y fuerza de rotación o traslación, estas tres fuerzas obedecen al deseo de un inicio, es decir al impulso de la fuerza inicial. Como vemos son cuatro las fuerzas que cooperan o se complementan en la realidad del movimiento. La agresividad o la violencia es también un movimiento, pero lo connotamos del elemento destructor, maligno o malévolo. ¿Qué cualidad transforma a la voluntad ordenada en violencia destructiva? Un auto en movimiento lento, a 20 km por hora, no podríamos llamarlo violento, así como tampoco podemos llamar violento a un auto de carrera que completa su recorrido sin problemas a 400 km por hora, sin duda es una alta velocidad, pero no decimos que los coches de carrera son violentos y agresivos. La violencia o la agresividad aparecen cuando se sobrepasa el límite del orden. Si el automóvil lento se sale de la calzada y se introduce por la ventana del supermercado, a pesar de su escasa velocidad 20 km por hora, diríamos que el conductor arremetió 253


agresivamente y con violencia sobre el vidrio del supermercado. Lo mismo ocurriría cuando el auto de carrera sobrepasa las barreras de contención y se desvía del asfalto hacia las tribunas. La agresividad es un tema muy utilizado en el mercado. Es muy común escuchar en el lenguaje de ventas sobre los métodos agresivos de ventas, sin que eso incluya violencia destructiva, muy al contrario con la agresividad se pretende construir la necesidad por el objeto a ofrecer. El cilindro de los autos al comprimir los gases produce violentas explosiones sin que estas sean destructivas. Hemos visto cómo la misma fuerza construye o destruye. Frente a esta realidad lo más lógico es asumir que ambos tipos de violencia y de agresividad deben existir en paralelo. Cuando observamos una persona frente a ambos tipos de violencia o de agresividad, nos damos cuenta de que frente a la agresividad o violencia constructiva el hombre se siente en posesión de un bien que le complace, por ejemplo el esfuerzo y la superación en los deportes involucra agresividad y violencia que se considera constructiva; mientras que frente a la violencia destructiva o agresividad destructiva, a no ser que sea necesaria para satisfacer un propósito que le complace, el hombre frente a este tipo de agresividad violenta se siente en total oposición y rechazo. La violencia no es una condición o estado absoluto o permanente, sino relativo a un momento determinado por alguna necesidad, interés o deseo. Vimos cómo la violencia y la agresividad son plausibles dentro de 254


ciertos límites, podríamos decir que entre los límites del orden y la destrucción. Deberíamos comprender de una manera más precisa, cuales son los límites de la agresividad o de la violencia, sobre todo en las relaciones interpersonales. Podría decirse de acuerdo a lo expuesto que el uso de la agresividad o de la violencia es posible siempre y cuando no signifique o produzca una ruptura emocional, intelectual o volitiva en el otro. Es decir, si como emisor, mi onda o contenido ofrecido no produce complacencia, debería reprimir la onda o el contenido y elaborar otra manera de enviarlo para que sin perder el propósito, su contenido pueda ser complaciente. ¿Qué es lo que origina o causa la violencia extralimitada? Este es un tema interesante de asimilar y de estudiar porque son tantas las ocasiones a lo largo del día en que sentimos rabia, ira, furia o agresividad y violencia, que si supiéramos con claridad cómo y qué es lo que las origina, sabríamos cómo combatirlas y evitar así tantos momentos dolorosos. Yo pienso que cuando aparece la agresividad es cuando me siento amenazado por algo, o por alguien. En ese momento siento que voy a perder algo, voy a perder mi felicidad, mi complacencia, mi reposo, mi ideal, mi propósito etc, en una palabra, siento que voy a perder el amor, voy a perder mi armonía, mi orden. Ese estado amenazante de vacío o de insuficiencia o de rechazo provoca la necesidad de volver al estado de complacencia original; puesto en otros términos, la amenaza de enfrentarme al sentimiento de perder el 255


amor provoca celos que me conducen a recuperar el amor amenazado. Veamos algunos ejemplos de esto: Si alguien me descalifica, lo normal es sentir el deseo de autocalificarse. Supongamos que me dicen y no de buen tono, que no estoy calificado para pintar al óleo. La respuesta lógica en este caso es la de reafirmar que estoy calificado. Al Re-afirmar estoy enfáticamente indicando que sí puedo y si estoy calificado, pero el enfatizar en ello ya es un acto de violencia verbal. El enfatizar es producto de sentir amenazada mi dignidad. Todo estado de sentirse amenazado provoca la necesidad de defenderse. La defensa es motivada por el temor a perder la dignidad, el orden, la armonía. Ese temor no es miedo, sino instinto protector. En una relación, lo normal es que ambos se sientan libres de optar por la alternativa válida, seguros de la veracidad y responsables del cumplimiento de su deber. En esa estructura o base de cuatro posiciones, tanto el sujeto como el objeto se siente digno de su posición. Ambos están en igualdad de valor, en igualdad de confianza y en igualdad de paz. Pero cuando el objeto siente insatisfacción, desconfianza o tensión, responde exigiendo ser satisfecho y al exigir descalifica, desacredita e indigna al sujeto lo que ofende profundamente a este y produce en él un estado de tensión. La demostración de esa tensión es múltiple y variada. En esta estructura, debemos diferenciar a la ofensa, al ofensor y al ofendido. La ofensa es siempre una extralimitación, y como tal responde a insuficiencias.

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La causa de la extralimitación es siempre producto de insuficiencias, emocionales, intelectuales o volitivas. El ofensor es aquel insatisfecho y por lo tanto ocupa la posición objeto de la relación. El ofendido es, quien, desde la posición sujeto, conocida o desconocida por él, sufre la ofensa. Ofensa es cualquier insuficiencia, incapacidad o insatisfacción producida por un sujeto insuficiente (volitivamente), desconfiable (intelectualmente) e insatisfactorio (emocionalmente). Frente a la ofensa o insuficiencia, se crea la fuerza extrema para llenar lo que se traduce en desprecio, orgullo o violencia. 15- LA FAMILIA ORIGINAL COMO INSTITUCIÓN EDUCATIVA A la familia hay que entenderla, como núcleo formador de la persona. Aquí es necesario hacer una diferencia entre la concepción de familia tradicional y la concepción original de la familia. Tradicionalmente se entendió a la familia como grupo de individuos que tienen alguna condición en común, entendiendo familia en el sentido de especie, la familia humana. Pero en el sentido del núcleo familiar, se ha definido a la familia, como al grupo de personas que viven en una casa bajo la autoridad del señor de ella. Se repite en nuestros tiempos el mismo significado de familia que albergaron los romanos Tito Livio y Cicerón, para quienes el significado de familia derivaba del concepto famulus que significaba al grupo de personas y esclavos protegidos por un señor. Estas definiciones, por supuesto que pertenecen al pasado, pero también se asimilan al concepto 257


democrático actual de familia. Hoy se acepta como normal, al matrimonio plural secuenciado, o “poligamia sucesiva “enmascarada por la frecuencia de matrimonios en serie, donde el divorcio y posterior matrimonio, permite a las parejas la experiencia de matrimonios múltiples (uno tras otro). Además estamos aceptando entre nosotros las “familias” constituidas por parejas del mismo género. La familia originalmente, ni pretendía ser una agrupación social ni un rebaño conducido por la autoridad de un señor. La familia es el núcleo formador esencial de las funciones básicas de los valores absolutos. La familia contiene en sí la capacidad del cumplimiento de la tradición, mediante el cumplimiento de la autenticidad de cada uno de los individuos que la conforman. En la familia se establecen las bases para realizarse como individuos y al mismo tiempo, como partícipes del entorno social en el que se insertan. En dicho núcleo se realiza la ascendencia y la descendencia del linaje mediante la unidad entre colaterales. La función de la familia es precisamente esa, la de realizarse como persona, completándose como ascendiente mediante la realización completa de los descendientes que al mismo tiempo posibilitan la completación de los colaterales. En otras palabras, la realización de la correspondencia, confianza y coincidencia en los principios y valores absolutos entre padre e hijo, posibilitan el desarrollo de los padres centrados en los mismos valores y principios originarios de la creación. Eso es familia. En el universo de la creación existen infinidad de familias y cada una de las familias de las especies, 258


pretenden establecer el mismo principio de unicidad vertical y horizontalmente. La ligazón con el propósito de multiplicar su descendencia, (vertical ) posibilita la ligazón copulativa colateral (horizontal ) Esta realidad no obedece ni a principios culturales, ni sociales, ni económicos; es una realidad fundamental. La familia es el núcleo social que permite el desarrollo de la persona y de la humanidad. La humanidad se fundamenta sobre la base celular de la familia. La familia está compuesta por tres generaciones, la generación de los abuelos, la generación de los padres, y la generación de los hijos. Abuelos, padres, e hijos, en género masculino y femenino, completan la célula familiar, donde se anidan y desarrollan los tres tipos de amor, filial, fraterno-conyugal y paternal. La familia debe ser el generador y formador de normas y conductas correctas. El desarrollo del corazón, de la norma y del dominio, se madura y completa en las relaciones familiares. a-QUE ES FAMILIA – Es un sistema completo, donde se manifiesta el parentesco, la tradición y el estrato posicional. Si analizamos a la familia, bajo el punto de vista de la base de cuatro posiciones, veremos que en la estructura base de cuatro posiciones, existe un proceso en tiempo, similar a la tradición. También existe una estructura posicional jerárquica y por lo tanto una función que cumplir:

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1- Posición de la intencionalidad (Propósito Ideal) que corresponde a los padres maduros. Es el padre de familia, quien conduce al grupo hacia el ideal. Un padre sin ideal, es garante del fracaso familiar. El padre ha de seducir, persuadir y motivar a la esposa hacia el ideal que este propone y que está ligado con el ideal de la creación, hasta motivarla, convencerla y satisfacerla. Este ideal ha de ser mutuo y compartido por ambos, esposo y esposa. Sin ideal no hay familia. Pero el ideal de la familia, ha de ser consecuente con el ideal de la creación. Sin esa correlatividad, recognición o correspondencia entre el ideal familiar y el ideal de la creación, la familia es un barco a la deriva. La garantía de la unidad familiar y de la completación del propósito de cada participe de la familia, reside en el cumplimiento del ideal universal y absoluto del principio de la creación. ¿Cuál es el ideal del principio de la creación? El principio de la creación tiene por ideal la unidad absoluta y completa. Para lograr la unidad completa que es siempre y para todos válida, es preciso satisfacer a cada posición de la estructura base de cuatro posiciones: satisfacer al propósito, al sujeto, al objeto y al logro. Esto se logra únicamente cuando cada uno de los cuatro componentes, completa la trinidad de sus respectivos objetivos, es decir, cuando el propósito satisface al sujeto al objeto y al logro; cuando el sujeto satisface al propósito, al objeto y al logro; cuando el objeto satisface al propósito al sujeto y al logro; cuando el logro satisface al propósito, al sujeto y al objeto. Este principio de la creación es el ideal de la creación. El ideal de la creación es el ideal de la unidad absoluta y completa. Por lo tanto la intencionalidad original, dentro del grupo familiar, ha 260


de perseguir la unidad absoluta y completa entre cada uno de los miembros que la componen. 2- Posición del sujeto emisor, director o conductor, que corresponde al padre o esposo en vías de ser maduro. El ideal ha de ser conducido por el sujeto o padre de familia. La esposa retribuye con su lealtad, y de esta lealtad se estimula el marido, para mantener la conducción del grupo familiar. Una mujer desleal y desobediente al marido es la garantía del fracaso familiar. Sin un marido conductor maduro, no hay familia. Pero sin una esposa retribuidora, tampoco. El hombre y la mujer, contienen diferencias en sus capacidades y en sus habilidades. Ambos son iguales en valor, ambos contienen atributos emocionales, intelectuales y volitivos, pero existen algunas pequeñas pero notorias diferencias entre ambos. A pesar de que ambos pueden ocupar las posiciones tando de liderar, como de subordinarse, es cierto que tienden a sentirse más cómodos ocupando aquellas funciones que les son propias. El hombre se acomoda más con la posición de riesgo y la mujer se acomoda más con la sensación de seguridad. Al hombre le preocupan los ideales nacionales o mundiales más que a la mujer, y a la mujer le preocupa más la administración y protección familiar, más que los ideales del presidente de gobierno. La concepción del ideal de hombre es la del líder, maestro y padre, en especial se le asignan los atributos de fortaleza, valor, riesgo, iniciativa, conducción, firmeza, determinación y diligencia, la mujer los prefiere maduros; mientras que el ideal femenino es el de, lealtad obediencia y reciprocidad, se le asignan los atributos de belleza, delicadeza, 261


probidad, orden y armonía, el hombre las prefiere bonitas. El hombre prioriza los objetos de valor, mientras que la mujer prioriza el orden de los objetos. 3- Posición de objeto retributor, que responde en unidad con el sujeto, que corresponde a la esposa y madre en vías de desarrollo. La posición de objeto, no significa que el valor de la posición sea distinto a la de la posición del sujeto. Hay que entender que, no es una más o menos que la otra, todo lo contrario. Debemos pensar que todas las posiciones que se establecen en la base cuádruple, son de igual valor. Por esta razón, se establece la equidad y la justa medida, necesarias para el completo funcionamiento y proceso de la unidad entre las cuatro posiciones. Sin la equidad en el valor, la relación completa no sería posible. Por lo tanto, el sentido del objeto es meramente posicional y no contiene ninguna connotación de mayor o menor que el otro. La posición retributiva de la esposa, así como la de los hijos es fundamental en el desarrollo normado de la familia. Sin la retribución afectiva al padre de familia, no hay familia. La figura del padre ha de ser la del modelo de valor, de verdad y de bondad a seguir por todos los miembros de la familia. Para que el hijo se transforme en padre ha de tener un modelo de verdadero padre, y para ligarse con el modelo ha de tener un conductor. Alguien ha de hacer las veces de intermediario entre el padre y el hijo, ¿porqué? Porque el padre realiza actos que son muy difíciles de entender para el hijo inmaduro. Un hijo exige del padre su incondicionalidad absoluta hacia él. Exige del padre su presencia, su 262


conocimiento y su guía, pero el padre se preocupa del orden social y para cumplir con su desarrollo incondicional ha de darse por el beneficio social, sacrificando a su familia. Esto no lo puede concebir un hijo en su estado de inmadurez, y para hacérselo entender, la madre ha de explicar y suplir las necesidades emocionales del hijo hacia el padre. ¿Cómo compensar las exigencias familiares con las sociales? El padre maduro es el insertado en el entorno social. Pero el más preocupado por lo social es el que más abandonada tiene a la familia. ¿Quién lo armoniza? La lealtad y obediencia de la madre. 4 posición logro de la intención o del propósito o Ideal, que corresponde a los hijos, quienes deben de corresponder, asemejar, igualar al ideal, propósito o intención, en este caso a los padres y abuelos. Los hijos son el producto resultante del amor y del orden familiar. Sin la posición del hijo maduro, es imposible que aparezca la calificación del padre o madre verdadera. Un padre y una madre, no se pueden llamar maduros hasta no haber completado con éxito el proceso del desarrollo del amor filial en el hijo. Un hijo que no obtiene el sentimiento de unidad completa con sus padres, tampoco se puede definir a sí mismo como hijo verdadero. El hijo verdadero es el que corresponde en el amor leal y absolutamente con sus padres. De no ser así el hijo no es más que un hijo problema. La lealtad y obediencia del hijo hacia el padre ha de ser completa, independientemente de que el padre 263


sea más o menos, capacitado, inteligente o maduro. Isaac, mostró el modelo de lealtad en la piedad filial, al ser capaz de entregarse a su padre Abraham, por completo. Incluso en el caso de que Isaac hubiera sido sacrificado y hubiera perdido su vida, su lealtad en el amor, la habría mantenido eternamente. Cuando uno ve y comprende el significado de la vida en relación con el amor, se da cuenta de que perder la vida por el amor, es más correcto que perder el amor por ganar la vida. Para entender esto es necesario sentirse espiritualmente confiado. Para completar el sistema o estructura base de cuatro posiciones es necesario de correlatividad entre cada posición, esto en la familia se entiende por parentesco. La familia es un sistema, cuya estructura, se cimenta en el desarrollo del proceso de completación de cada uno de los componentes, hijos, padres y abuelos. Los hijos ocupan la posición del logro de la intención. Desde esa posición, la responsabilidad del hijo, es la de ser leal y obediente completamente al ideal de la familia, representado por la figura central de la misma, o padre. La completación del amor filial, se establece mediante la lealtad y obediencia absoluta, en los distintos estratos de maduración, del amor filial. El amor filial se inicia desde la posición de niño o infante, adolescente y adulto. Piedad filial es respeto, tanto vertical como horizontalmente. Este respeto lo absorbe el hijo de su madre; es el respeto de la madre hacia el padre o su marido, el que desarrolla la piedad filial en sus hijos. La lealtad y obediencia del infante, difiere de la del adolescente, en tanto en cuanto, el infante obedece y 264


es leal por dependencia, mientras que la lealtad del adolescente es menos dependiente y la lealtad del adulto es independiente y voluntaria o libremente optada. Al asumir la responsabilidad de ser obediente y leal por decisión propia, el amor filial se completa, puesto que pasa a ser parte del mismo sujeto que lo practica. La posición de los hijos, es la de ser producto o logro del ideal de la creación, o del ideal de la familia. El hijo, no es algo que aparece porque sí, es el fruto del amor maduro, por lo tanto, debe de responder también, con la misma madurez que lo concibió. Un hijo inmaduro, no puede representar el logro de la satisfacción de sus padres. Tampoco va a representar el logro de la satisfacción de sí mismo, por la sencilla razón de que no sería completo. Para ser un logro completo, ha de ser él también completo, por lo tanto ha de hacerse maduro como hijo, siendo leal y obediente, siempre y en todo el proceso de su desarrollo como hijo. La lealtad y obediencia del hijo tiene su raíz en el hecho de que sus padres, ya han experimentado, lo que él ha de vivir, y por lo tanto, su postura es la de consejero, maestro o experto. Por esta razón es preciso de lealtad filial. La madre representa la posición objetiva, o retributiva. La posición de la madre en la familia, es determinante para que el sistema familiar se complete en orden. La madre es intermediaria entre el padre y los hijos. La madre ha de proteger al padre, de todas aquellas imperfecciones, que generen una conducta apartada del principio, en los hijos. Ella debe generar en los hijos, el respeto y la lealtad. También ha de 265


elevar la posición del padre a la condición de conductor. Sin el apoyo de la madre, el padre puede perder credibilidad. La madre conecta al hijo con el ideal de la familia, representado en la función y posición del padre. La madre verdadera es completa, para completarse, la madre ha de experimentar el amor conyugal en estado de formación, de crecimiento y de completación. Generalmente se precisan de siete años para experimentar el amor conyugal, como madre en estado de formación, experimentando relaciones entre cónyuges e hijos en estado inicial. Siete años más para completar el desarrollo del amor conyugal y maternal, en estado intermedio, y siete años, hasta madurar a los hijos y con ello, madurar también la relación conyugal. El papel de la madre, es el de administradora del valor del padre. La madre consuela, dosifica y nutre a la familia. Da a cada cual lo que corresponde. Además ha de nutrir también el ideal del padre o marido, al cual ha de facilitar el camino de la conducción. La madre representa la seguridad, la acogida, la piedad, el respeto por el marido. El padre es el conductor del sistema familiar. Debe ligarse totalmente con el valor absoluto y determinarse a cumplirlo en su totalidad. El padre ha de ahondar en encontrar soluciones, e intenciones útiles. Intencionalidad e iniciativa retributiva, han de ser sus aliados. La madre es nutriente terreo, el padre es nutriente celestial. Mientras el padre conduce a la familia hacia el logro del valor, estableciendo las 266


posiciones correctas, de acuerdo al ideal, la madre administra cada paso, ofreciendo los elementos que posibilitan el proceso. Sin la complementación de la madre, el padre no adquiere su valor. El marido ha de darse en su totalidad a la completación de la mujer, y de sus hijos. Para eso ha de proveer con protección y seguridad. La seguridad reside en el logro de las opciones válidas satisfechas por completo. El papel del padre es el del realizador, el que cumple, el que completa. Pero para eso es necesario que esté muy seguro del ideal de la creación, del ideal de familia. El padre, como marido ha de dignificar a la mujer como esposa y madre, para lo cual es necesario que destaque sus valores en presencia de sus hijos. El padre representa el valor, la sabiduría y el poder. Representa al inversor. Invertir no siempre es seguro, supone un riesgo. El hombre representa el riesgo. El marido ha de madurar sobre la experiencia de 21 años de desarrollo. Siete de estos veintiún años, sirven como proceso para desarrollar sus funciones conductuales y motrices. En estos primeros siete años de infancia, el niño que se prepara para ser marido ha de madurar las normas de conducta correctas, de lealtad y obediencia a los padres y de respeto a las personas. En los segundos siete años, el niño debe adquirir los conocimientos fundamentales del valor, del ideal de la creación y de las relaciones interpersonales. Además ha de madurar en la conducta del dominio sobre el celo, sobre los instintos, y sobre los servidores espirituales. Este tipo de madurez se desarrolla en el tercer periodo de 267


desarrollo de siete años. En este tiempo ha de vencer a la tentación del celo. Para eso ha de entregarse desde la posición de padre a tres personas ajenas a su familia y liderarlas en el valor absoluto. Luego de satisfecha esta experiencia, está calificado como marido conductor y dominador del celo, y del instinto. El marido se inicia desde la posición de hermano, y por lo tanto ha de ser primero un hermano completo, es decir, un Abel que ha restaurado a sus tres Caín. El padre madura, durante el segundo curso de veintiún años de desarrollo y completación de los hijos. Este periodo de dominio, de seguridad y de completación de la complacencia transforma al hombre y a la mujer en esposos y padres verdaderos. La experiencia del amor filial, conyugal y paternal, transforman a cada miembro de la familia en maduros y plenos. Desde esa posición de unidad con el valor, asumen la posición de unidad con el ideal o propósito intencional. Esa es la posición de los abuelos. Los hermanos en la familia tienen una posición de sujeto u objeto, dependiendo de su madurez y género. El hermano mayor ocupa la posición de sujeto del hermano menor. Esto no significa, que lo va a dominar imponiéndole, u obligándole a obedecerle, sino todo lo contrario, va a seducirlo con afecto, persuadirlo con verdad y motivarlo con el ejemplo de lo bien hecho, hasta que voluntaria y libremente responda motivado a su conducción. Esta es la misión de un verdadero sujeto. Los problemas entre hermanos han de ser siempre supervisados por los padres.

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El padre es el núcleo conductor de la familia. La dirección, el proceso, las estructuras familiares son responsabilidad del padre. El comportamiento familiar, depende de la conducción del padre de familia.

b-LA TRADICIÓN DE LA NUEVA FAMILIA ORIGINAL Nuestra situación, no es la original, pura y completa. En nuestra situación de ser personas descendientes de un linaje caído, nuestra conducta, nuestro conocimiento y nuestras actitudes, no siempre son coherentes con los Principios de la Creación, por lo tanto es preciso educar nuestro carácter, nuestro conocimiento y nuestra conducta. Para ser Padre catalogado como verdadero, es necesario ser uno con el amor incondicional, con el conocimiento de la verdad absoluta y con la conducta normada de acuerdo con el cumplimiento completo del deber. Para adquirir esa conducta, ese conocimiento y ese amor, es preciso obrar incondicionalmente, es decir es necesario amar a quien no te pertenece, al extraño, al extranjero, al que ocupa la posición de Caín, al que te rechaza, te desacredita, o te desprecia. Todo hombre que quiera restaurarse, ha de amar a tres personas ajenas a su familia, sirviéndoles desde la posición más baja, desde la humilde posición de siervo de siervo, hasta ganarse un estrato más en el ranking de confianza y establecer una relación desde la nueva posición de siervo; en esta posición de servir 269


con humildad, dedicación y afecto, hay que mantenerse, hasta alcanzar un nuevo estrato en el nivel de confianza, la posición de hijo adoptivo. El hijo adoptivo se halla cerca del padre pero les falta el vínculo consanguíneo, sirviendo con humildad y dedicación en este estrato, se puede ganar la confianza del enemigo y alcanzar el nuevo estrato o condición de hijo. Sirviendo con humildad y perseverancia, dedicando todo lo necesario para ganarse la confianza del enemigo, se puede elevar el estándar hasta que el estado de confianza sea tal, que se te llegue a considerar un líder. Y tal vez con el tiempo se te considere un maestro y finalmente se te considere un padre. Cuando el grado de humildad en el servicio perseverante, alcanza a despertar el sentimiento en tu enemigo de sentirte como un verdadero padre, puedes decir que restauraste la posición de tu enemigo, transformándolo en tu hijo espiritual, y al mismo tiempo, esto te transforma en su padre espiritual. Este es el camino sacrificial, que cada uno que desee restaurar su naturaleza a la condición original, ha de recorrer con determinación y humildad, hasta que cualquier persona, sienta en el hombre que las sirve, la presencia de un verdadero padre. Cuando el extraño establezca una confianza completa con él y se sienta motivado a entregarse en el afecto por él, esa persona se encontrará en la posición de ser maduro. Tres personas ajenas y extrañas a ti, que te muestran su confianza y su amor en el extremo de entregarse o 270


ponerse a voluntad tuya, indican que tu posición frente a ellos, es la de un padre. Cuando la persona delega en ti la posición de verdadero padre, te sirve y te ofrece su amor, para bendecirlo en santo matrimonio, Él y tu encuentran una correlatividad, un reconocimiento y una concordancia completa en el verdadero amor incondicional. La actitud convencida, motivada y válida del hijo espiritual de ofrecerse al padre, restaura el fundamento de fe, perdido en la caída. Sobre ese fundamento completo de fe, el siguiente paso es el de restaurar el fundamento de sustancia, hallando esta persona, a tres personas más, de entre las que le son extrañas, o están en la posición de Caín para él. Cuando frente al extraño, esta persona siguiendo el mismo patrón anterior de conducta, logra el mismo resultado logrado por su padre espiritual con él, este, establece exitosamente el fundamento de sustancia, al unirse plenamente con su Caín. Sobre ese estándar de afecto, es posible iniciar el camino del afecto con tu pareja. Sobre la experiencia del afecto incondicional, y del conocimiento que produce la completa confianza, es posible ofrecer una conducta normada frente a tu pareja. Por eso es necesario del afecto completo a tres ajenos o extraños. Pero también es necesario lograr la unión con la pareja. Esa unión ha de lograrse, sobre el fundamento de la fe y de la lealtad femenina hacia el marido y viceversa. Para eso, durante un tiempo de aproximadamente siete meses, la mujer y el marido, han de experimentar el ser descalificada, incluso ser rechazada o despreciada por uno u otro. 271


Estas situaciones de tensión, celos, rechazos etc, no son más que la prueba necesaria para saber si se está por sobre estas pruebas o por debajo de ellas. Si se está por debajo de las pruebas y no se saben superar, se mostrará la naturaleza caída y con ella la inminente escisión y rechazo entre ambos. Si por el contrario, la persona está por sobre estas pruebas, su estado de madurez para resolver estos problemas, atraerá al contrario y se establecerá la unidad entre ambos. Si después de esas pruebas, la esposa, o el marido se mantienen firmes y seguros de su unión, ambos de esta manera, se califican como leales y obedientes al principio de la creación. Esta lealtad es necesaria para el buen funcionamiento de la vida conyugal. El hijo, en numerosas ocasiones pasa por ese tipo de pruebas. Se le ignora, o se le sobrepasa, o se le menosprecia, etc, pero se mantiene junto a los padres leal y obedientemente. La esposa ha de restaurar la posición de hija, hermana y esposa, por lo tanto es necesario que pase por esas situaciones así como el marido que ha de restaurar también las posiciones de hijo, hermano y esposo. El hombre ha de atravesar esas situaciones, para mostrar su lealtad y obediencia al ideal y ser calificado como ser humano. c-ERRORES QUE SURGEN EN LA FAMILIA: La madre demuestra un afecto extremo hacia sus hijos y rechaza la presencia del esposo por celos. Esto no es tan extraño, es algo muy común en el inicio de la relación matrimonial. El hijo recién nacido, es el 272


objeto del amor de la madre, lo ha venido sintiendo en su vientre durante nueve meses, ha creado una relación afectiva que el marido y padre del mismo no ha tenido. La proximidad de la madre al niño, despierta el sentido de pertenencia y esto produce en el padre un sentimiento de desprendimiento o lejanía, lo que incomoda al padre. Por otro lado, el niño precisa de más atención de la madre que el marido, quien queda postergado y relegado a un segundo plano. Esto no se dice, pero se siente. El marido aquí tiene la opción de sentirse celoso de la madre y rechazar al hijo, o de rechazar a la madre por despegarlo de ella, con su apego hacia el niño. También puede comprender la situación y optar por esperar su turno. El marido maduro, supera la tentación del celo y mira a su esposa desde la posición de padre, sumiendo la prioridad que la madre determina hacia su hijo, como opción válida. Mientras que el marido inmaduro, se abandona a la tentación del celo y cae en la actitud errónea de exigir la atención de su esposa, por sobre la atención hacia el recién nacido. Problema entre cuñados. Los cuñados ocupan la posición fraterna, pero cuando un hermano nuestro tiene éxito, la actitud normal que surge de esto, es la de compartirlo con él. Mientras que al éxito del cuñado, se le adosa un aditivo competitivo. El éxito del cuñado amenaza la situación del cuñado de este. Mientras que el éxito personal, suele ponerse en comparación con la situación del cuñado, lo que tranquiliza. En estos casos, es fácil caer en la 273


tentación del celo hacia el otro. Para evitar el caer en la tentación del celo hacia el cuñado, es necesario verle desde la posición del padre. Un padre quiere lo mejor para su hijo, luego, el cuñado debe desear también lo mejor para su homologo. Esta es la posición correcta. El padre no provee lo suficiente. En este caso la madre sufre las consecuencias al no poder administrar los recursos para satisfacer al todo. Generalmente opta por exigir al marido más de lo que este puede dar, lo que destroza la relación entre ambos y termina con su matrimonio. Puede también optar, por cooperar con él, y proveer con una porción que aminore la escasez. En ninguno de estos casos va a sentirse completada, por lo tanto, es lógico esperar tensiones en este matrimonio. La madre ha de sentirse muy segura y protegida. De la tranquilidad de la madre dependen emocionalmente sus hijos. Una madre alterada, preocupada y temerosa, crea vínculos afectivos con sus hijos, y estos adquieren de la conducta de la madre, los hábitos y conductas propias de cada uno. El marido ha de madurar en su iniciativa y fortaleza, para lo cual la esposa ha de darle mucha confianza y afecto. El afecto de la esposa motiva al hombre a ser más hombre. La femenineidad y dulzura de la mujer, despierta la masculinidad y fortaleza del hombre. Es una cuestión de polos. El polo positivo se hace más potente cuanto más débil sea el polo negativo. El cónyuge se muestra interesado por otra alternativa. El interés por otra alternativa es un signo de 274


insatisfacción. Ningún cónyuge satisfecho va a buscar otra alternativa. Sólo cuando se siente incompleto, inseguro o insatisfecho buscará más allá de lo que tiene. En este caso, la pareja ha de despertar una mayor iniciativa en el afecto, confianza y cuidados. Los hermanos se odian. Es común que los hermanos se peleen, pero no que se odien. El rencor entre hermanos generalmente depende del aprecio o desprecio que muestren los padres hacia ellos. Un hijo protegido por un padre es causal de rechazo por parte del otro hijo. El amor del padre ha de ser incondicional e igual hacia cada uno de sus hijos. La preferencia causa el desprecio, rechazo y finalmente resentimiento u odio entre hermanos. Todo hermano compite con el otro sanamente, para ganarse la atención de los padres. Esta competencia obliga al choque, al “yo soy mejor que tu” etc. El niño necesita ser reconocido, valorado y apreciado por los padres. Si el padre o la madre no reconocen, desprecian o invalidan a uno de los hijos, ponen a este en la situación de compararse con el valorado y lógicamente, la única opción que tiene es la de despreciarlo. El hijo maduro, en este caso, es aquél, que a pesar de la situación adversa en la que se encuentra, muestra una actitud de amplitud y piensa en el “tal vez mañana me acepten a mi”, de todas formas yo también soy su hijo. Los suegros entrometidos. Cuando los padres dan un consejo, los hijos lo sienten como deseo de ayudar, pero cuando el suegro da un consejo, el yerno o la nuera lo recibe como amenaza. Tu padre sugirió que 275


me cambie de trabajo, “porque seguramente piensa que soy un flojo”. Las intromisiones de los suegros, han de ser vistas como las mismas intromisiones de los padres. Ellos buscan lo mejor para cada uno por lo tanto los consejos no tienen el doble sentido que nosotros le adjudicamos. Es fácil caer en la tentación del celo frente a los suegros, cuando estos se toman la posición del padre que conduce con sus consejos etc. La familia monoparental, origina innumerables problemas. El origen de la familia monoparental puede ser múltiple, pero radicalmente se inicia en el predominio del uno por sobre el todo. Cuando uno de los cónyuges desprecia, desconfía o descalifica al otro, en otras palabras cuando se centra en sí mismo, cuando no reconoce al otro o cuando no acepta la conducta errada del otro con la debida responsabilidad como para corregirla, se inicia el movimiento circular en proyección alrededor de ese acto, despreciativo, desconfiado y descalificativo y si no se cabe controlar, si no existe el dominio de posición y de función por el bien común, se termina separándose del otro. El amor, la confianza y la tranquilidad, se transforman en dolor, desconfianza y tensión. Esta realidad no se puede soportar por mucho tiempo. Se podría decir que el origen de esta situación, surge por la irresponsabilidad del hombre, que no es capaz de superar la tentación del celo frente al acto errático de la mujer. A pesar de que la mujer pueda comportarse de una forma difícil, es a fin de cuentas, el hombre quien ha de asumir la responsabilidad de educar, conducir y liderar en la construcción del ideal familiar 276


a la esposa. A no ser que la situación sea extremadamente insostenible, ambos, marido y mujer, deberían ser capaces de enfocar y dirigir su matrimonio en la dirección de los valores absolutos. De no ser así, deben abandonar todo lo hasta ese momento conseguido y empezar un curso nuevo, lo que no siempre es fácil. Fruto de la incapacidad de uno o de los dos cónyuges, surge el hogar monoparental, y todos los problemas derivados de esta situación anómala. El hijo de un hogar monoparental experimenta: El rechazo hacia la carencia. Si el que falta es el padre, lógicamente existe una postura de rechazo por la posición paterna, puesto que se le asume la responsabilidad de la ruptura y la responsabilidad también del abandono. Este hijo carece de afecto paternal, de la intencionalidad y riesgo tipificados en la posición paterna, de la empatía masculina que impulsa hacia el valor, hacia el todo, hacia fuera. Y por otro lado tiene la tendencia a recibir en la empatía femenina, la dosis masculina que le falta, lo que produce en el hijo la sobredosis del afecto protector, seguro y administrador de la posición materna. A este niño es fácil que le produzca desconfianza la persona masculina que ocupe una posición de liderazgo, como por ejemplo el jefe en el trabajo, el profesor en la escuela, el amigo mayor. Por esto mismo es fácil encontrarse con personas procedentes de hogares monoparentales sin figura paterna, en ámbitos de carácter femenino, como por ejemplo trabajando en peluquerías de señoras, en sitios aislados como por ejemplo taxis, micros, etc. No 277


siempre se da, porque cada uno contiene un sistema operativo que en ocasiones se sobrepone a la lógica situación, pero en términos generales es fácil observar esta situación. La ausencia de la madre, también obliga al padre a adoptar la posición materna para el niño, pero este recibe esa postura o bien como signo de debilidad en el padre o como signo característico de la mujer. En ambos casos está alimentando un prejuicio que muy bien puede impedirles el acceso natural a las mujeres. El abandonado del hogar monoparental, difícilmente podrá despegarse del hijo que perdió, y por lo tanto crecerá en él el celo por recuperarlo, lo que puede impulsarle a tomar medidas desmesuradas y arriesgadas. La persona que se queda con el hijo, ha de asumir roles que no le pertenecen y que difícilmente podrá suplantar, lo que le inyecta a la relación una enorme porción de ansiedad, de competitividad y de frustración. Conclusión, el hogar monoparental está plagado de sentimientos, raciocinios y situaciones, muy peligrosas para la integridad humana de quienes lo conforman. d-LA FAMILIA VISTA DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL VALOR: La familia bajo el punto de vista del valor es el núcleo generador del amor, de la confianza y del orden, físico y espiritual. El orden espiritual, implica que los componentes del grupo familiar, han madurado su convicción sobre las conductas generadoras de los valores que son 278


siempre y para todos válidos. De esta manera pueden establecer correctas relaciones de empatía, confianza y paz, con cualquier otro. A este estado de unidad se le denomina ambiente espiritual. El orden físico es consecuencia directa del orden espiritual establecido. La familia ha de ligar a cada aspecto del desarrollo del proceso, así como también a cada miembro integrante del núcleo familiar. e-LA FAMILIA BAJO EL PUNTO DE VISTA DE LA TRADICIÓN: La familia vista desde el punto de vista de la tradición, es la semilla sobre la cual se fundamenta la conducta normada del individuo. En la actualidad la familia no opera como tal, y si opera como casi-protectorado. Se habla de que la familia es el núcleo moral donde se forma el individuo, pero la moral ¿basada en qué conducta, en qué ideal y en qué valores? En los valores relativos a la tradición de una determinada comunidad, o a una relativa ideología, religiosa, política o económica. Pero no centrada en el ideal universal y absoluto de la creación, ni en la verdadera tradición universal y absoluta. Sencillamente, porque se desconocen dichos principios universales y absolutos. Se habla también de que la familia es el centro protector y creador de la entidad ética de la persona, pero ¿en qué valores se fundamenta la ética del individuo, si ignora cual es su propósito individual y su propósito de conjunto?

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El individuo, se cree un ser social, pero ignora cómo realizarse socialmente como individuo. Ignora también cómo establecer correctas relaciones, por lo tanto, ¿en base a qué fundamentos sustenta su postura social? Se habla también de que la familia es el centro generador de las conductas creativas del individuo, pero ¿en función de qué paradigma de excelencia opera la conducta familiar? En función del estándar relativo a cada individuo. O en función del estándar relativo a una determinada comunidad o grupo ideológico, pero no en función del estándar absoluto, de lo completo, de lo verdadero y de lo pleno, por la sencilla razón de que se ignoran los valores absolutos. La familia es la semilla germinadora de la tradición histórica, y la historia ha de ser el reflejo del desarrollo humano en pro de la excelencia, de lo completo, de lo verídico y de lo pleno. La construcción de este estándar depende del dominio sobre los servidores. La familia que domina la prudencia (opción válida), la fortaleza (firmeza) y la templanza (flexibilidad en el respeto) podrá ubicar al celo dentro de los límites de la unidad, y no caerá en la tentación de entregarse o abandonarse al celo extralimitado. Pero la familia incapaz de dominar a los servidores previos a la unidad, (arc-ángeles) perderá la experiencia del valor de la plenitud, de la confianza y de la completación.

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La familia es la estructura contenedora del potencial social de cada individuo. Todo individuo ha de satisfacer el propósito individual y a la vez el propósito de conjunto o social. La familia que no se entrega por el bienestar de su familia vecina, difícilmente puede hallar el respeto, la confianza y el valor de la entidad social en la cual se inserta. La familia, para adquirir su validez como familia, ha de ofrecerse voluntaria e incondicionalmente al beneficio de sus vecinos, hasta ser correlativa, reconocida y aprobada como válida, por los vecinos. Esta recognición de la validez de la familia por la vecindad, realiza, y sustancializa la madurez de la familia. Vemos por ejemplo que las familias al servicio del beneficio de la comunidad son más y mejor aceptadas que las familias que no se involucran en el desarrollo social. El problema de los valores, radica en la comprensión y el establecimiento de sus límites. El valor es siempre y para todos complaciente dentro de los límites de la unidad absoluta. Siempre y cuando la complacencia sea siempre y para todos válida. La libertad es una cualidad que satisface y por lo tanto la denominamos como valor, pero por ejemplo la libertad económica, produce el liderazgo de monopolios que arrasan con las economías de menor escala. La libertad política también produce la dirección monopólica del partido predominante, que tiende a destruir a sus oponentes.

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Y la libertad de los trabajadores, genera la facilidad de sindicatos cuyo monopolio tiende a destruir la estructura productiva del país, por medio de las huelgas y protestas sociales. ¿Cómo hace una sociedad democrática para proteger la libertad de prensa sin hacerse a sí misma vulnerable a los abusos por parte de los monopolios de los medios de comunicación? La libertad en la familia, acaba por destruir la estructura vertical y horizontal en las relaciones. ¿Qué puede hacer una familia para ejercer una postura democrática que no caiga en ser demagógica y contraproducente? ¿Dónde establecer los límites de la libertad en la familia? La libertad y permisividad de los hijos, no siempre les fomenta el desarrollo de la autonomía o de la autoestima, sino más bien produce todo lo contrario, el rechazo de sus pares a una conducta generalmente intransigente y el abandono a la anarquía, a una tendencia reaccionaria a la disciplina. La libertad en la pareja, también abre la puerta a buscar las experiencias que no se encuentran en el otro. La pareja permisiva, fácilmente se encuentra con un opositor que comparte con la pareja, aquellas ausencias o carencias que uno tiene, lo que origina finalmente la ruptura conyugal. ¿Cómo hace una familia para proteger la libertad sin hacerse a sí misma vulnerable a los abusos de los demás? La familia ha de adquirir una conducta, basada en la comprensión de los valores absolutos, y crear una 282


comunidad social que le permita la protección de los abusos de la sociedad imperante. La familia actual es vulnerable a todo tipo de opiniones, por lo tanto, no basta con permitir el acceso al conocimiento, sino que hay que restringir el tipo de conocimiento en los hijos. El hedonismo, el relativismo y el egoísmo son los enemigos máximos de la conciencia humana. Pero no existe filtro alguno que nos permita protegernos de ellos. Cada persona tiene que contener uno de estos filtros, pero ¿cómo lograr esta meta? Ninguna familia es impermeable a las influencias egoístas, relativistas y hedonistas. La impermeabilidad exige del conocimiento de los valores absolutos, pero no basta con el conocimiento de los valores, además es necesario de una sociedad protectora de dichos valores absolutos. Esta comunidad impermeable, tampoco lo sería si se encuentra inserta en el ámbito social de nuestra sociedad actual. Lo que nos indica el grado de dificultades que debemos superar para establecer una sociedad protectora de los valores absolutos. La convicción del beneficio público por sobre el beneficio personal es el punto de partida de esta sociedad. El altruismo megapolitano ha de establecerse como enseñanza en el ministerio de educación, antes de pensar en una sociedad impermeable. En el estado actual todos somos permeables al híbrido enemigo de la conciencia. 283


La libertad en las conductas tampoco beneficia al individuo. En una sociedad donde se ofrecen las libertades de conducta, de pensamiento y de valor, lo más lógico a esperar de ella, es su inminente destrucción. La libertad en las conductas tiene un límite. No podemos permitir la libertad de la conducta sexual y regalar las calles a la prostitución, por la sencilla razón de que el propósito de la prostitución no es absoluto, sino relativo a un grupo social marginado y centrado en el hedonismo egoísta. La promiscuidad sexual nada tiene de absoluto. No beneficia al todo siempre. Únicamente beneficia al grupo de marginados que lo practica y ni si quiera es así, porque lo único que hace es destrozar las conciencias de quienes son adictos a ello. Evitar la prostitución evita que las personas que se involucren en ello, pierdan su integridad, emocional, intelectual y conductiva. La prostitución no beneficia a los partícipes de ella, sino que los inserta en un sin fin de problemas emocionales, problemas familiares, sociales y psíquicos. En un mundo de libertad extrema sexual, no existiría lugar para la familia verdadera. En un mundo de homosexuales no existirían descendientes. Tampoco podemos permitir las conductas egoístas de los adictos, tanto a las drogas como al poder, a la fama o al ego. El adicto es dependiente de algo, y siendo dependiente de algo pasas a ocupar la posición de objeto de las cosas a las cuales eres adicto, esto va en contra del principio de la creación que nos dice que somos hijos de lo absoluto y por lo tanto ocupamos la 284


posición de apreciadores de ello y no de dependientes de las cosas. El adicto es fácil de transformarse en fanático consumidor. Si liberamos la conducta aditiva, creamos una amenaza para la sociedad normada. La adición es una tendencia egoísta que prevalece al uno por sobre el todo y siempre, por lo tanto no tiene nada de conducta centrada en lo absoluto. El adicto prioriza su necesidad por sobre la necesidad de lo absoluto, lo que transforma su criterio de ser universal a ser relativo a la persona. La conducta libertina del juego, genera la gestión para la educación del entretenimiento. Este tipo de educación en los medios de comunicación produce una juventud necia, lo que no beneficia al todo, por lo tanto nada tiene que ver con lo absoluto. Cualquier conducta ha de ser normada de acuerdo a la estructura base de cuatro posiciones, eje de las relaciones interpersonales completas. Hoy vemos en los diarios a las lesbianas, prostitutas y homosexuales exigiendo su derecho a trabajar “honestamente” en las calles. Vemos también a grupos ecologistas exigiendo que impidan la tala de árboles, la caza de las ballenas, de focas y de animales salvajes, que se impida la muerte masiva y cruel de los pollos, de las vacas y de los cerdos. Vemos a los presos exigiendo mejores dormitorios y mejores condiciones en la prisión. Estas exigencias que por un lado contienen una dosis de certeza, por otro lado si se extreman podemos llegar a ver, las calles invadidas por lesbianas, homosexuales y 285


prostitutas, en una sociedad escasa de alimentos, y repleta de bandidos. La conducta ha de ser normada de acuerdo con los patrones absolutos contenidos en las funciones básicas de la estructura base de cuatro posiciones. f-LA FAMILIA EN LA RESTAURACIÓN: En el proceso de la restauración, la familia se restaura sobre su fundamento espiritual de la conducta, del conocimiento y del amor. Originalmente la familia sería el núcleo del amor, de la sabiduría y de las conductas normadas. Actualmente no es así. Transformar a la familia actual en la familia original, tiene su costo. El costo de cada posición y el costo del proceso. La familia se construye en función de un proceso en tiempo y de una estructura de posiciones, ambos, proceso y estructura han de ser modificados y transformados de acuerdo a un ideal distinto al que tenemos. Vivimos en pro del ideal personal, y debemos vivir en pro del ideal de la creación. El ideal personal es relativo a cada uno, y el ideal de la creación es absoluto porque es siempre y para todos válido. El traspaso del ideal relativo al ideal absoluto tiene el costo de la negación del ideal relativo y el costo de la adopción del ideal absoluto. Realizar el ideal de la creación es un deber, es el deber de cada ser humano para transformarse en auténtico humano. ¿Cuál es el costo?

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La familia se compone de padres e hijos, marido y esposa, hermanos y hermanas. En el proceso de formación de la familia, el primer paso a experimentar es el de la experiencia entre hermanos. Primero, somos novios, luego cónyuges, después padres, y finalmente hijos. La última experiencia en la completación de la familia es la experiencia entre hijos, es decir la experiencia entre hermanos. Por lo tanto, en el proceso de restauración, la primera relación a restaurar es la relación entre hermanos. ¿Cuantos tipos de caracteres pueden existir entre hermanos? Emocional, intelectual y volitivo Emocional en estado de formación, (1) de crecimiento, (2) de completación (3) y maduro emocional (4). Intelectual en estado de formación, (1) de crecimiento, (2) de completación (3) y maduro Intelectual (4). Volitivo en estado de formación, (1) de crecimiento, (2) de completación (3) y maduro volitivo (4). Nos da un total de doce.

También podemos hacer otra asociación Emocional, (1) emocional emocional,(2) emocional intelectual,(3) emocional volitivo(4) Intelectual,(1) intelectual intelectual,(2) intelectual emocional ,(3) intelectual volitivo(4) Volitivo, (1)volitivo volitivo, (2) volitivo emocional,(3) volitivo intelectual. (4). 287


De esta manera también nos da doce. Si nos guiamos por la repartición tradicional del zodiaco, también nos da doce caracteres. Aries, Géminis, Leo, Libra, Sagitario, Acuario, Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpión, Capricornio, Piscis. El zodiaco chino, también divide los caracteres en doce: rata, tigre, dragón, caballo, mono, perro, búfalo, liebre, serpiente, cabra, gallo, jabalí. Si por caracteres posibles tomamos el doce como número, lo primero que hay que hacer para restaurar el proceso de la familia es el número doce. Cada pareja, marido y mujer ha de restaurar el doce en tres etapas de crecimiento, para tener la experiencia completa del amor. Doce personas crean un tercio del circulo que tiene 360° si se restaura la relación con 12 personas primero, se obtiene la experiencia para que las 12 personas posteriores se restauren sobre la protección de las anteriores y las 12 siguientes, ya tendrían la experiencia de las 12 anteriores lo que mejoraría su posición. Dividiendo 360° en tres etapas nos da 120°. El primer paso es el de restaurar a 36 parejas cada uno de los cónyuges, lo que hacen un total de 72 parejas. Estas 72 parejas, de mantenerse unidas, restauran la posición Caín y Abel completamente. Sobre este fundamento completo, la familia puede llamarse protegida. Esta familia, por un lado elabora su desarrollo emocional, cognitivo, y volitivo, logrando elevar al estado de madurez, cada uno de estos tres atributos, 288


posicionando a la emoción, o conciencia del valor, en la posición directiva, en función de la cual, el intelecto o el conocimiento logrado en la educación y conducta de cada miembro de la comunidad, adquiere su máximo desarrollo; y por otro lado se inserta en el ámbito social, estableciendo las relaciones correctas socialmente que le permiten adquirir una postura ética, que le es válida en el inicio y desempeño de cualquier relación posterior. En pocas palabras, los miembros de este proceso, adquieren una conciencia válida, un conocimiento válido y una conducta válida, lo que les califica como verdaderos. 36 y 36 parejas, simbolizan al circulo completo en la posición causa y efecto, en la posición sujeto y objeto y en la posición Caín y Abel. El logro de la unidad entre ellos, permite el logro del modelo social a seguir. Sobre el establecimiento de este modelo, se puede hablar de garantías: Garantía de un ambiente protegido, garantía de un ambiente de conocimiento absoluto, garantía de un modelo de conductas correctas. Esta célula social, permite el desarrollo del individuo que surge en ella y lo madura en sus tres áreas de conducta, de conocimiento y de valor. Sin este fundamento el ideal, es una fantasía. Para realizar el ideal es preciso encontrar primero una persona que empatice, crea y obedezca tus directrices, de acuerdo al principio de la creación. Por lo mismo, antes de iniciar el camino de ofrecer el conocimiento, has de tenerlo muy bien asimilado. Lo que obliga al estudio exhaustivo de la materia. Por lo 289


mismo, el curso formula nos indica que después de los seminarios de cinco y veintiún días, se estudie bien la teoría del arte, y los principios divinos. Cada persona espera el conocimiento de la verdad, por lo tanto al ver a cada persona, debemos hacernos y sentirnos responsables por entregárselo. Pero no todos, a pesar de que todos esperan saber cual es el sentido de su vida, el origen y la identidad del ser humano original, no todos, están abiertos a profundizar en ello. La cantidad de prejuicios adquiridos durante sus vidas, les impide en ocasiones el acercamiento a la verdad. Por lo tanto es preciso ser muy prudente, para evitar su oposición a aquellos temas conflictivos o a aquellas diferencias de interpretación, que muy bien pudieran impedirle el adquirir este valioso conocimiento. Ser prudente implica en ocasiones el saber eludir sus diferencias sin hacerle sentirse ignorado o abandonado. La sabia actitud del combatiente que espera, cediendo terreno al enemigo, hasta encontrar el momento adecuado para vencerle, es más adecuada que el enfrentamiento verbal, que divide e imposibilita el encuentro posterior. En esta tarea de educar lo que no se puede perder nunca es la relación, por lo tanto cualquier diferencia que ponga en peligro la unidad en la relación hay que saber eludirla. Si estamos seguros de que la relación está por sobre nosotros mismos, nos podemos entregar al propósito de la relación pero si no somos conscientes o sensibles a esta realidad, es necesario que profundicemos más en el tema. 290


¿Qué es primero, relación o posición? ¿Qué es primero relación o persona? ¿Qué es primero la relación o yo?. Si pensamos a fondo en esto, no cabe duda de que para que exista la posición es preciso de la relación previa entre causa y efecto, sólo después de completada esta relación se desprende la persona, de su causa originaria. Lo que nos indica que primero es relación y después es posición, persona o yo. Por lo mismo Yo me debo a la relación y si quiero mantenerme en orden con el ambiente, he de priorizar la relación por sobre la persona. Esta es la única manera de sobrepasar los conflictos. Conflicto es producto de una relación insatisfecha, irreconocible o incompleta. El conflicto surge, precisamente, cuando el sujeto desprecia, ignora o rechaza al objeto. Conflicto es un estado de falta de unidad en uno mismo o de falta de unión con el otro o lo otro. En las personas el conflicto aparece por diversas razones, destacándose entre ellas: la incompatibilidad emocional, diferencia en intereses o conductas. La falta de unión entre causa y efecto o entre sujeto y objeto, originan conflicto. La recognición del conflicto se evidencia mediante tensión, desconfianza y descalificación o rechazo. Tensión produce alteración del orden y generalmente desencadena en el sentimiento de dolor. La ignorancia produce temor, puesto que no sabes a qué atenerte. Y el rechazo, produce en su extensión, el egoísmo y la soledad. Si observamos a las personas detenidamente, podemos averiguar el pasado de las mismas, por la conducta que tienen. La conducta temeraria, es debida a la suma de relaciones de desconfianza; la 291


conducta de soledad, es producto también de falta de acogida, de falta de confianza, de falta de empatía, y por lo tanto es fácil averiguar que la persona solitaria, ha vivido numerosas relaciones de este tipo, que dieron como resultado su conducta egoísta. Tensión es un término que se utiliza en física para determinar a las fuerzas que operan en el mantenimiento de la unidad entre opuestos, cuando tienden a separarse. Curiosamente, la tensión se denomina a la fuerza que impide la separación. Y conflicto se denomina a lo que produce la separación. Si pensamos un poco, nos damos cuenta de que el conflicto que produce la tensión, opera entre el rango desde que se inicia el proceso de separación, hasta que se separan las posiciones sujeto objeto. Por lo tanto la tensión en sí, no es nada externo a la relación y es más, podría decirse que es gracias a la fuerza de la tensión, que se posibilita el regreso a la unidad. Sin esa tensión, la separación sería inmediata. La relación contiene una porción elástica en su estructura. Esta elasticidad permite las diferencias, pero existen diferencias, que si no son apreciadas en su justa medida, exceden el margen de elasticidad de la relación y la destruyen. Por eso es necesario priorizar la relación por encima del punto de vista personal de la apreciación del sentimiento, del conocimiento o de la conducta. Es fácil juzgar, bajo el punto de vista de uno mismo la conducta del otro como errada, falsa o no válida, pero ¿quién es el más apropiado para juzgar la conducta de alguien? Sin duda que el más apropiado para juzgar su 292


conducta es el que la origina, dirige y realiza. Si alguien obra causándome un problema, lo lógico es preguntarle cual es la razón por la cual está operando así, antes de juzgarle desde mi punto de vista parcial y relativo. Quizá bajo su punto de vista, se justifica su conducta. Si se niega, o me rechaza, la única alternativa que tengo frente a esa persona es la de darle un tiempo para que recapacite, y hacerle entender cuál es el punto de vista del conjunto frente a esa situación específica. La Prudencia es fundamental en la conducción de las relaciones. Sólo es posible optar por la alternativa válida, después del discernimiento entre las opciones. Para eso es necesario el uso de prudencia. Se denomina a la prudencia como virtud, y a la virtud se le entiende como fuerza de las causas para producir o causar los efectos, poder y potestad de obrar. Toda virtud se entiende como fuerza, vigor o valor. Yo personalmente entiendo a la prudencia como el servidor que nos permite detenernos frente a la opción y discernir antes de optar por la alternativa válida. Como servidor que protege la opción válida, también se puede considerar como un ángel. Los ángeles son servidores del valor, servidores del conocimiento (Lucifer) servidores del amor (Miguel) y servidores de la conducta (Gabriel). El arcángel Miguel es considerado como el primero y principal de los ángeles, su nombre significa ¿Quién como Dios? Y expresa el verdadero valor que estriba en Dios. Miguel es el protector de la iglesia, significa el valor absoluto de Dios. Por lo tanto ocupa la posición de la conciencia del valor. 293


Lucifer, de lux, lucis, luz y ferre, llevar, es uno de los nombres dado por los romanos al lucero de la mañana, también se dice del soberbio, del ángel que extremó su conocimiento. Se entiende como el ángel servidor del intelecto, o conciencia de la verdad. Gabriel es el tercer arcángel mencionado en las escrituras, su nombre significa “hombre de Dios”. Su función es la del hacedor. Fue Gabriel el que anunció a Daniel el nacimiento del Mesías, a Zacarías el nacimiento del Bautista, y a María el nacimiento de Jesús. Según los árabes, reveló el Alcorán a Mahoma. Se entiende como conciencia de la conducta o sinónimo de voluntad. Sólo el dominio de estos tres aspectos, emocional, intelectual y conductual, posibilitan la relación completamente correcta. Para lo cual es preciso de opción válida y eso únicamente es posible sobre el discernimiento efectuado con prudencia. La Fortaleza garantiza la consecución del logro. Únicamente podemos cumplir con la realización de cualquier acto, después de mantener una conducta determinada, concentrada y firme. Sin la determinación, o resolución a encontrar el valor, sería imposible su concreción. La determinación es una cualidad trascendental e intrínseca a todo ser, puesto que todo ser opera en movimiento y relación constante y continua. La fortaleza opera como servidor del cumplimiento del logro, posibilita la consecución válida, permite llegar al encuentro con el valor. Un ser determinado, 294


contiene la fortaleza para recorrer el camino del desarrollo intencional. Por lo tanto la fortaleza es un servidor que de ser dominado con firmeza y convicción en su justa medida, posibilita el encuentro con el valor. La Templanza es un servidor elástico, permite la tensión, pero sirve para evitar la escisión o ruptura de la relación. La templanza nos sirve como protector del rechazo, del miedo y de la insatisfacción. Es lógico de esperar en un mundo de diferencias que algunas de estas sean intolerables por nuestros ideales, criterios o conductas. Para esos momentos en especial, se nos entregó el servidor de la templanza. Ser templado, no es ser tolerante. Templanza y tolerancia no son la misma cosa. Tolerar es permitir y templar es poner en su justa medida. El uso de la templanza se ejercita en los momentos de conflicto. El conflicto crea tensión, temor y rechazo. Cada uno de estos productos son aceptables dentro de un rango e inadmisibles fuera de ese rango. Toda tensión, temor o rechazo, son válidos dentro de los márgenes de la unidad en la relación, e inadmisibles cuando la relación se transforma en lucha. Fuera de los márgenes de la relación no se debe tolerar la tensión, el temor o el rechazo. Es inadmisible, porque se transforman en destructivos, injustificables e insatisfactorios. En toda relación, es de esperar algún conflicto, si entendemos al conflicto como la falta de unidad en uno mismo o falta de unión con el otro o con lo otro. Es natural que si todos somos únicos y por lo tanto diferentes, existan también diferencias mínimas y 295


diferencias máximas, por lo tanto cabe lugar a conflictos de un rango u otro. Si contamos con esa posibilidad y somos sensibles, conscientes y operativos frente al conflicto, lo normal es que todo quede en algún grado de tensión, de temor o de rechazo, pero sin llegar al extremo de la ruptura de la relación. Esto es lo que ocurre en la relación entre padre e hijo. Ambos pueden sentirse tensionados, temerosos el uno del otro o incluso rechazados, pero vuelven una y otra vez a estar unidos debido a que el lazo vincular entre ambos, les impide romper su relación. Este grado vincular es el que hay que desarrollar entre el sujeto que inicia su conducta de restauración y sus treinta y seis parejas o familias. Con ese nivel de ligazón vincular, cualquier diferencia es tolerable y templable. Como familia que debe restaurarse, debemos establecer metas y objetivos prácticos, y por supuesto, alguna metodología operativa a realizar. Ponerse condiciones inalcanzables, puede ser inoperante y frustrante. Lo importante es ser realista, saber con las condiciones, cualidades y habilidades de las que se dispone y en función de estas, iniciar el desarrollo de un proceso de realización y consecución de logros. g- FORTALECER EL CONOCIMIENTO, LAS CONDUCTAS Y EL SENTIMIENTO

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La mejor manera de desarrollar la voluntad es mediante la firmeza y el ejercicio cíclico o circular completo; para desarrollar el intelecto, es la lectura o el pensamiento comparativo y para desarrollar la emoción, es la oración. Para desarrollar la fortaleza, hay que poner condiciones de firmeza. Para desarrollar la templanza hay que ponerse en situaciones límite y para desarrollar la prudencia es preciso de la oración profunda y centrada en el valor que es siempre y para todos válido. La fortaleza se desarrolla determinándose con firmeza en la consecución de logros. Para eso no hay nada mejor que el entrenamiento constante en cualquier área, pero condicionado por una persona con más experiencia en el logro de la fortaleza. En casos especiales se utiliza el fondraísing como metodología más completa, pero también se puede realizar el mismo ejercicio siendo determinado a cumplir metas y objetivos claros y precisos, durante un tiempo de fortalecimiento y desarrollo de esta virtud. El intelecto se desarrolla mediante la asimilación y asociación comparativa de elementos de conocimiento. La asociación comparativa permite deducir juicios y determinar la razón contenida en dichos juicios, de donde se desprende conocimiento. La asociación de conocimiento, permite también el desarrollo de una conciencia tolerante puesto que se prioriza la asociación comparativa por sobre la posición de una de las partes. Al aprender a comparar, también se aprende a tomar en cuenta ambas

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posiciones. El desarrollo del intelecto, también influye en el desarrollo de la templanza. La templanza se ejercita y se desarrolla en situaciones de conflicto, en situaciones límite. Expuesto al conflicto, a la tensión al temor, al rechazo, no te queda otra alternativa que templarte, que elastificarte. Las posturas extremas, duras e intransigentes no pueden operar en situaciones de tensión, de temor o de rechazo. Por eso que es importante el desarrollo de la templanza, insertándose en numerosas situaciones extremas. Una situación límite para uno puede no serlo para otro, por lo tanto dichas situaciones límite, deben ser determinadas por la persona que se enfrente a ellas. Existen situaciones límite en distintas áreas; citaciones límite emocionales, situaciones límite intelectuales y situaciones límite conductuales, por lo tanto es útil el enfrentarse en cada una de estas áreas. El ejercicio de fondraísing es ideal para desarrollar en un corto periodo de tiempo estas conductas templadas, así como también el educar a otros, porque te pone en situaciones de conflicto intelectual. Estas situaciones límite intelectivas o cognitivas, desarrollan la templanza. También se puede poner dicha persona al servicio de un guía o persona con más experiencia en el cómo superar estas situaciones extremas. La prudencia se desarrolla únicamente con una actitud de oración constante, que no tiene que ser necesariamente identificada con el rezo, sino con la búsqueda del valor absoluto que opera siempre y para todo. 298


Orar no es repetir unos signos con devoción, orar es establecer una relación emocional, intelectual o volitiva con lo absoluto. Orar es preguntarse cual es la opción válida frente a las alternativas de que dispongo, es deducir de entre lo que conozco, qué es lo que es siempre y para todo válido, es optar, de entre las conductas que se me ofrecen, aquella que es la responsable en el cumplimiento del deber. Orar también es informar a la conciencia absoluta de los logros, satisfacciones, conocimientos y agradecimientos. El desarrollo de la oración, facilita el discernimiento y por lo tanto la opción válida. La oración es el mejor generador del valor, puesto que permite mediante el crecimiento de la prudencia, la unidad con lo que es siempre y para todos válido. Permite la ligación con lo absoluto, la unión con Dios. Una conducta centrada en la oración es una conducta noble. Cualquier opción tomada sobre el discernimiento entre lo que es prioritario para el logro de lo que es siempre y para todos válido es una opción válida. Por lo tanto la mejor manera de desarrollar la prudencia en la opción es la oración, orar es hablar con lo Absoluto, con lo pleno y con lo completo. Siempre es útil dejarse asesorar en la oración por alguna persona con más experiencia en ello. En el fondo todos estos ejercicios fortalecen emocionalmente a la persona, haciéndole cada vez más y más sensible a las necesidades, intereses y 299


deseos humanos universales, fortalecen la convicción en aquella verdad absoluta que es siempre y para todos válida, lo que produce una tremenda seguridad, y fortalece las conductas del individuo, sintiéndose cada vez más libre al saberse responsable de sus actos. Sin duda esto fortalece el sentimiento de familia. Cuando los miembros de una familia están unidos en la oración, en el raciocinio y en la tradición, la familia se fortalece y se cimenta como sostenedora del ideal de la creación. Cuando varias familias ordenadas en comunidad comparten la unidad en la oración, en el raciocinio y en la tradición, la comunidad se fortalece y se cimenta como sostenedora del ideal de la creación. Cuando varias comunidades ordenadas en sociedad, comparten la unidad en la oración, en el raciocinio y en la tradición, la sociedad se fortalece y se puede pensar en un ambiente óptimo para el desarrollo y cumplimiento del ideal de la creación. h- FAMILIA INTEGRANTE DE LA COMUNIDAD La humanidad se cimenta en la familia, por lo tanto, la familia tiene la responsabilidad de fortalecer, conocer y valorar a la comunidad a la que pertenece. Una familia que vive los principios de la creación, es una familia que predomina el beneficio social, por sobre el beneficio familiar. En esta familia se prioriza el eliminar fronteras raciales, fronteras ideológicas, sociales, culturales, económicas etc.

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La familia centrada en el ideal de la creación, proyecta su visión hacia la comunidad, hacia el ideal comunitario de priorizar el beneficio del todo y siempre por sobre el beneficio propio. En esta familia, cada miembro acepta su posición social o comunitaria con respeto y responsabilidad. Entregándose al servicio del bien común. Sabiendo que el beneficio del todo, satisface al individuo, lo mejora y lo enriquece. En una familia comunitaria se ora en comunidad, se piensa en comunidad y se realiza en comunidad. La familia se ofrece por el beneficio del todo y siempre centrado en el valor absoluto. Es necesario comprender que el todo y siempre es omnipresente y eterno al mismo tiempo, por lo tanto es ley, razón y realidad. Cuando hablamos del todo y siempre, no nos referimos al todo social, ni al siempre en la historia, es más profundo que eso. Nos referimos al todo universal y al siempre eterno. La familia que se ofrece por este beneficio, obra en consecuencia con los principios de la creación. La familia comunitaria debe realizarse como partícipe de la comunidad y la comunidad es una unidad común, unidad social común al grupo que la compone. Para ser común ha de ser correlativa a todos los componentes de la misma, ha de ser reconocible por todos los componentes y ha de ser correspondiente con todos los componentes de la comunidad. Emocionalmente es preciso hallar la sincronía en el ideal común del beneficio público. Esto se establece al estar centrados en el ideal de la creación. En este sentido, el compartir una ideología común, facilita la afinidad y empatía emocional. 301


Intelectualmente el reconocerse en el mismo ideal, facilita la confianza entre las familias, lo que genera unidad en la comunidad. Conductualmente facilita una tradición elaborada, donde la experiencia del anterior, facilita la conducta del posterior. Esta comunidad unida, se transforma en la base sustentable de la nación. La comunidad se administra participativamente. El producto del beneficio de las habilidades de uno se ofrece a la mejora de la situación del todo. El beneficio no se almacena, se comparte. Quien gane siete y necesite tres, ofrece los cuatro restantes al beneficio público. Las familias trabajan por el beneficio público y el público trabaja por el beneficio de las familias. Esta actividad compartida, genera los recursos necesarios para la igualdad en derechos de los miembros de la comunidad. En la comunidad es Dios el centro de todo siempre. Dios es el beneficio de todos y de todo siempre. Dios es el afecto incondicional por el todo y todos siempre. Dios es la unidad con el todo y todos siempre. Dios es lo completo en todo, siempre. La comunidad de lo absoluto es la verdadera comunidad. i-

LA GRAN FAMILIA HUMANA

El hombre y la humanidad se ligan en lo humano. Lo humano es universalmente incondicional en el afecto, lo humano es la cualidad absoluta del conocimiento que es siempre y para todos válido, lo humano es la completación de la bondad, la perfección del hecho. 302


Para entender al hombre ligado con la humanidad, debemos comprender lo verdaderamente humano. La correlatividad en el afecto incondicional, genera humanidad; la recognición del conocimiento absoluto, genera humanidad y la correspondencia o semejanza con lo absoluto, genera humanidad. Del mismo modo la correlatividad emocional entre plenitud y placer, genera al ser humano; la recognición entre ley y razón, genera la ser humano y la semejanza o correspondencia entre apreciación y creación, genera al ser humano. La gran familia humana está centrada en la correlatividad emocional, en el reconocimiento intelectual y en la correspondencia creativa. El ser humano aprecia, reconoce y atiende. Aprecia los sentimientos, conocimientos y facultades del otro o de lo otro, y de esa forma adquiere sus sentimientos, conocimientos o estímulos. La actitud apreciativa, posibilita el encuentro con el valor, la actitud recognitiva o confiada, también permite el acceso al encuentro con el valor, así como la atención al otro o hacia lo otro, posibilita el encuentro con el valor. El ser humano crea humanidad en la actitud apreciativa, confiada y motivada hacia el otro o hacia lo otro. Humano es todo aquello universal, absoluto y pleno, porque solo el hombre tiene la capacidad de apreciarlo, comprenderlo y realizarlo. La gran familia humana, ha de enfocarse hacia el aprecio, la recognición y la atención. Para eso ha de

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vencer la tentación al desprecio, al conocimiento relativo o partidista, y al egoísmo. El comportamiento humano no es meramente accidental, siempre es una referencia de algo y además contiene en sí un significado. La conciencia intencional existe con él y en él. La conducta humana ocurre en un contexto de determinantes, enfocadas hacia la consecución de lo absoluto. La fuerza motora de la conducta, dirige el acto del hombre hacia el encuentro con el valor. La capacidad de apreciar sólo permite adquirir aquello a lo que pone precio, a lo que contiene valor. Solo puede poner precio a lo que vale. La capacidad de despreciar, nos permite descartar lo que no es válido, para recibir exclusivamente lo que apreciamos como válido. El hombre y la humanidad sólo se encuentran en el valor. Las relaciones que determinan el comportamiento humano, podemos denominarlas como situaciones que al progresar en su desarrollo, se van haciendo más complejas, y consecuentemente su comportamiento se vuelve más diferenciado. El hombre está continuamente inserto en situaciones. Desde su gestación hasta su muerte. Podría decirse que el individuo contiene en sí mismo el potencial humano en su semilla originaria, y que este potencial se va cumpliendo en el entorno social. Sin ese entorno social, el individuo no puede adquirir su humanidad. No puede hallar la correlatividad, el reconocimiento ni la semejanza, si no es en otro humano. 304


El hombre, por sí solo, no puede ser comprendido como individuo, si nos es en relación con otro; es únicamente en una comunidad donde se convierte en humano, y donde sus potenciales pueden realizarse. El potencial del ser humano consta de la capacidad de ser padre, de la capacidad de ser maestro y de la capacidad de ser líder. La capacidad de amar incondicional y universalmente a todas las cosas de la creación, la capacidad de enseñar todo el conocimiento y la capacidad de liderar y ordenar a todo lo creado. El lazo entre los seres humanos, reside en su inteligencia común y el lenguaje, es el vehículo que hace posible la inteligencia abstracta de la comunidad. Como hemos visto, es únicamente, como miembro de un grupo o comunidad que el individuo puede cumplir su tarea como ser humano. Como también sabemos, el comportamiento humano es la manifestación física de una elección; surge de una alternativa y en este caso, lo importante, es saber optar por la alternativa válida que transforma la conducta del individuo en humana. Hablar de humanidad es hablar también de posiciones verticales y horizontales, de tiempos y de espacios, de expectativas y logros. Si nos damos cuenta, el hombre y la mujer cuando se unen en el amor se transforman en un instante en amigos, cónyuges y padres. Ese momento de unión es el instante glorioso o el instante diabólico, dependiendo de si se establece en consonancia con lo absoluto, o en consonancia con lo relativo. Del 305


instante glorioso se desprende el fruto protegido, reconocido y querido por la unidad de los padres; y del instante diabólico, se produce el fruto desprotegido, rechazado y no reconocido por los padres. Pero ese instante de unidad, encierra en sí mismo el significado glorioso, que transforma al individuo en ser humano. La conducta que glorifica al hombre produce humanidad. Dos se unen por sincronía por reconocimiento o por parecido. Esto nos indica que en toda relación, además de posiciones, causa efecto o sujeto objeto, existe un contenido correlativo, recognitivo y correspondiente. Sin esta reciprocidad la relación no puede operar. Pero, la semejanza obliga al encuentro con un semejante, la recognición obliga al encuentro con lo reconocible, y la correlatividad, obliga al encuentro con lo correlativo. Esta naturaleza obliga inevitablemente a la unidad. Obliga porque es ley, y toda ley, contiene obligación y derecho. Obligación a satisfacer y derecho a ser satisfecho. El individuo para ser humano ha de ser satisfecho en sus capacidades sensibles, cognitivas y productivas, mediante el uso de sus habilidades sensibles, cognitivas y creativas, dirigidas al encuentro con la unidad en el valor que es siempre y para todos válido. Pareciera ser que Dios al crear a todos los animales, no haya querido emplear más que una idea, variándola de todas las maneras posibles. Todo ser busca ser satisfecho, consciente o inconscientemente, realiza aquello que lo completa, que reconoce como

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válido y que lo valida. Lo mismo ocurre con la humanidad. EL MATRIMONIO Unos consideran al matrimonio como la unión de dos personas, una masculina y otra femenina, que se enlazan, para formar familia con sus hijos, a los que deben respetar, proteger y educar, para ser buenos ciudadanos. Otros consideran el matrimonio, como una situación de encuentro donde compartir tiempo y experiencias con alguien que te agrade. Además están los que ven al matrimonio como un útil para aproximarse a sus logros económicos, políticos o sociales. Existe también el grupo que no cree en el matrimonio, pero que curiosamente acepta el vínculo carnal con la pareja, eso sí, mientras se sientan “atraídos, interesados o motivados”. Muchos nos dirían que saben lo que es, pero que no pueden explicarlo. Lo cierto es que pocas veces nos lo cuestionamos. Pero, cuestionado o no, la mayor parte de la humanidad se inserta en ello, como algo que debe de hacerse sin saber porqué, cómo, o para qué. ¿Qué es el matrimonio? Para el común de los cristianos es un Sacramento, el séptimo Sacramento. Pero de qué nos sirve el saber que el matrimonio es un Sacramento? Todos sabemos que es un vínculo, una unión, pero… ¿Para qué? Y ¿Por qué? Y un vínculo… ¿con quien? Aparentemente es un vínculo con el otro complemento, el hombre con la mujer, la mujer con el hombre. 307


Hay quienes se atreven a decir que el matrimonio es un “camino” hacia un destino mucho más alto, e intuyen que ese “más alto “es la vida misma. Dicen que es el camino, para amar y perfeccionarse. Perfeccionarse… ¿en qué? En ser mejores… mejor que… ¿quien? Finalmente se acepta que es un camino de crecimiento personal hacia una meta sin límites, para ser más persona, más compañero y más familia. Todo esto, que parece tan poético, es tan abstracto como inútil. El hombre crea y destruye leyes, de acuerdo con su propio criterio, como si las leyes pudiesen ser creadas y determinadas por él. La ley no se crea, ni se destruye, se reconoce y se cumple. Si no se comprende plenamente el significado del matrimonio, con toda su veracidad y precisión de lo que razonablemente es ley, no se sabe lo qué se está haciendo con él. Creemos y partimos sobre esta premisa, que ---Dios o el Origen, hizo al hombre a su imagen y semejanza---. ¿En qué se basa esta afirmación? Se basa en el principio de causa y efecto, que nos dice, que todo efecto - y el hombre es un efecto-, es a su causa, como toda causa, es manifiesta en el efecto. El hombre es producto de una Causa Original que lo creó “macho y hembra” a su imagen y semejanza. Y al crear al hombre y a la mujer, por medio de su dualidad masculina y femenina, estableció Familia. 308


Padre Original, Madre Original, e Hijo e Hija Original, para que madurasen dando frutos que les permitan asemejarse en el Amor Paternal Original con la Causa Creadora. Dentro de este núcleo deberían madurar la completación del amor filial, fraternal, conyugal y paternal. La Causa original, por lo tanto implica al núcleo familiar, abuelos, padres e hijos, tres generaciones. Si entendemos que la especie humana se fundamenta en la unidad familiar, comprenderemos la decisiva importancia operativa de esta célula gestora y mantenedora de la especie, la familia. ¿Qué es familia? No creo que podamos llamar familia a la pareja de ambos sexos que se unen, a pesar de ser socialmente considerados como tal. Para calificar a la pareja como familia, se necesita del fruto gestado por ambos, se necesita del hijo, o hija que califique a la pareja como padres. En ese acto, se establecen tres estratos, el estrato de los hijos, el estrato del matrimonio y el estrato de los padres. Por esta razón, familia implica a padres, esposos e hijos. La experiencia del amor filial, conyugal y paternal, califica a núcleo celular humano como familia. Esta realidad no es opinión de una persona, es una norma constante que se repite siempre y para todas las especies, lo que transforma esta afirmación en válida y absoluta. Bajo este prisma ¿qué sería el matrimonio? Sería la unión vincular eterna, que sostiene y germina la garantía de la consecución de la especie humana. ¿Porqué razón eterna? Porque nada ni nadie puede sustraer el vínculo paterno o materno de sus hijos. El 309


hombre puede separarse de su mujer, pero no puede evitar su paternidad sobre su descendencia. El divorcio entre padres e hijos no existe, ni podrá existir jamás. Independientemente de que lo afirme o lo niegue, el hijo será siempre hijo de su padre y madre. No existe la incompatibilidad de caracteres entre padre e hijo, que justifique la separación entre ambos, a pesar de que parece que todos los hijos quieren separarse de sus padres. Separarse de posición o ubicación no significa separar la condición de correlatividad, reconocimiento o correspondencia entre el padre y el hijo, eso, nadie puede sustraerlo. ¿A qué llamamos matrimonio? Lamamos matrimonio al compromiso voluntario entre dos personas de distinto género, que asumen la labor de realizar en el amor, en la verdad y en la bondad, a todos y cada uno de los miembros que integren la agrupación familiar. El matrimonio ha de ser voluntario y ha de ser un compromiso responsable. Ha de ser voluntario porque supone una opción válida y para ser válida de acuerdo con los principios de la creación, ha de ser autónoma (auto uno mismo, nomo ley; uno con la ley) y ha de ser un compromiso porque únicamente la opción responsable es libre, y para calificarse y realizarse en libertad, es preciso cumplir completamente con la responsabilidad que esta determinación encierra. ¿Cuántos padres y madres o esposos y esposas contienen la Causa Original? Un esposo y una esposa que al crear se transforman en Padre y Madre. ¿Por qué uno y no dos o tres? Porque la paternidad o la maternidad es unitaria. Ningún hijo es producto de un padre y de dos madres, o de dos padres y de una 310


madre. El fruto surge de la unidad complementaria de la singularidad masculina y femenina. Si el fruto, que es el propósito del matrimonio, es creado por un hombre y una mujer, es lógico pensar, que todo lo demás sobra. La familia, según este paradigma Original, debe ser formada únicamente por un hombre y por una mujer. ¿Podríamos afirmar que la Causa Original, creó a dos homosexuales o a dos lesbianas como padres de la humanidad? O, tal vez creó a un homosexual y a una virgen y los dejó juntos para convertirse en los antepasados originarios de la humanidad? ¿Habría sido posible la generación posterior en base a, un homosexual y una lesbiana? Si el homosexualismo o el lesbianismo, no son originales, debemos aceptar que son una creación que poco o nada tienen de original. El hombre adquiere valor, en la medida en que se aproxima a lo absoluto, a lo que es siempre y para todos válido. La familia es el núcleo que hace posible la unidad con lo absoluto. El hombre para asimilarse al carácter absoluto de su causa original, debe adquirir y asimilar la complementariedad femenina. La mujer, para asimilarse al carácter absoluto de su causa original, debe adquirir y asimilar la complementariedad del carácter masculino. Esta unión complementaria, permite la semejanza con el origen absoluto. Por lo tanto el primer fundamento del matrimonio es el de posibilitar la complementariedad en el carácter, aceptando de esta forma las

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diferencias que permiten la igualdad de la diversidad. La belleza del amor. En la mente madura del hombre o de la mujer que comprenden el propósito de la creación, y lo realizan responsablemente, no hay cabida alguna para aceptar el matrimonio múltiple o plural, como alternativa válida. Pero el hombre o la mujer inmadura, piensan que es posible la pluralidad en el matrimonio. Esto generalmente es debido al deseo de poseer el sexo del otro y no, debido a la comprensión clara y completa del propósito de la creación. Cuando el hombre madura, en la comprensión del propósito de la creación, este deseo por el matrimonio múltiple no tiene sentido. Para tener fruto, basta con una pareja. El matrimonio posibilita la complementariedad con lo original. Toda causa busca y necesita de su efecto así como todo efecto busca y necesita de su causa. La Causa Original, creó al hombre y a la mujer a imagen y semejanza suya, para que el hombre y la mujer se transformen en imagen y semejanza de la Causa Original que los creó. Pero ¿cómo es la Causa Original?--- Es perfecta en lo que es siempre y para todos válido. ¿Por qué? Porque el mundo del efecto, con sus infinitas manifestaciones nos muestra una perfección en su validez, y es siempre y para todos válido. El cosmos existe, actúa y se multiplica en base, a la ley; la ley es válida siempre y para todo. Gracias a la ley se produce fuerza que opera, en base, a un orden compensado, según leyes que son siempre y para 312


todos válidas. La fuerza, en su proceso y estructura, produce energía que opera en todo y siempre, siendo de esta forma, siempre y para todos válida. La energía, hace posible la existencia de sustancias sólidas, líquidas o gaseosas que se nutren, se multiplican, y reaccionan frente a otras, en función de leyes, que son siempre válidas para todas sus funciones. Las sustancias, sólidas, líquidas o gaseosas, en sus procesos y estructuras, conforman sistemas, asociados, en base, a leyes, que son siempre válidas para todas sus funciones. De estas funciones, procesos y estructuras se obtienen tejidos, órganos y sustancias que permiten la existencia de los minerales, vegetales y animales, que operan insertos en un conjunto de leyes que son válidas siempre y para todas sus funciones. Esto nos demuestra claramente que la Causa Original, que ha creado este efecto, siempre válido en todas sus funciones, ha de ser también siempre y para todo válido, lo que lo determina como absoluto. La Causa Original es completa en la unidad. ¿Porqué? Todo lo creado persigue la unidad. El carácter busca la unidad con su forma, la mente con el cuerpo; el masculino busca la unidad con lo femenino, el estambre con el pistilo, el catión con el anión, la valencia positiva, con la negativa. La complementariedad vertical busca a la complementariedad horizontal. Esta realidad del mundo del efecto, implica que la Causa Original debe contener en sí, la unidad de las complementariedades verticales y horizontales, es decir, ha de ser un ser en 313


perfecta y completa unidad entre lo interior y lo exterior y entre sus complementariedades, procesos y estructuras. Un ser donde la unidad entre carácter y forma, masculinidad y femenineidad, es completamente perfecta. El matrimonio es por lo tanto, la estructura que permite el proceso de reencuentro, con la razón de ser Imagen y Semejanza Original. Para lo cual ambos cónyuges, deben madurar en el amor filial, fraternal, conyugal y paternal. El matrimonio se completa en la familia. La experiencia familiar se establece en tres generaciones: abuelos, padres e hijos. ¿Por qué? Porque la posición del abuelo es necesaria para que el hijo complete su desarrollo en el amor filial maduro. Para madurar todos los tipos de amor, filial, fraternal, conyugal y paternal, es preciso de familias completas. La familia completa, está constituida, mínimo, por siete personas: un hijo, un padre y una madre del hijo, un padre y una madre del padre y un padre y una madre de la madre. Hijo, padres y abuelos hacen tres generaciones. Para madurar el amor filial, el hijo pasa por experimentarlo como niño, como adolescente, como adulto y como maduro, de igual a igual, de padre a padre, o de madre a madre. Para madurar el amor fraternal, el individuo pasa por la experiencia de hermanos niños, hermanos adolescentes, hermanos adultos y hermanos maduros, de padre a madre, de padre a otro padre, de madre a otra madre.

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Para madurar en el amor conyugal, el individuo pasa por experiencias de fe en la pareja, de confianza en la pareja, de amor por la pareja, finalmente encuentra la unidad con la pareja lo que le hace maduro, seguro y libre en el amor conyugal. Para madurar en el amor paternal, el individuo pasa por experiencias de incondicionalidad hacia el niño, incondicionalidad hacia el joven, e incondicionalidad hacia el adulto, pero el grado de incondicionalidad compartida de igual a igual es la experiencia del amor incondicional hacia el maduro, seguro y libre en el amor incondicional. Estas experiencias son las que califican, luego de su cumplimiento completo, al hombre o a la mujer como Padres Maduros o Verdaderos Padres. Hombre y Mujer Verdadero o Completamente Maduros. A Imagen y Semejanza Suya. Plena y completamente Originales. En esta pareja no hay lugar para pecado original o falso amor. Este es el verdadero sentido del matrimonio. El matrimonio como la mera unión entre un hombre y una mujer para pasarlo bien, no es suficiente para ser calificado naturalmente como matrimonio. El matrimonio original adquiere un significado Divino, puesto que es la imagen y semejanza del Creador o Causa Original. El matrimonio es la estructura que posibilita el proceso vital completo. Dentro de este tipo de unidad en el amor, ¿tendría cabida el divorcio? ¿Qué es el divorcio bajo este paradigma? ¿Fomenta el divorcio la unidad o la ruptura? El divorcio es la alternativa contraria al 315


Matrimonio. El matrimonio fomenta el proceso de una estructura unitaria, donde cada miembro opera en función de la unidad indivisible en el vínculo del afecto por los demás miembros de la familia. El divorcio es el enemigo de la unidad, opera en función de satisfacer en un momento específico y en un lugar en particular, en un ahora y aun a mí, es decir, a uno de los miembros del núcleo familiar, por sobre los demás. El divorcio es la expresión de la decisión de Yo por sobre los otros, y por lo tanto nada tiene que ver con la incondicionalidad en el amor afectivo. El divorcio es el deseo de escapar de la responsabilidad humana. Y al amparo de la actitud irresponsable, sacrifica la felicidad de los demás. El divorcio se escuda en los errores de los demás. La frase “es mejor que se separen a que se maten” aparece como lógica. ¿Será cierto esto? ¿Y si se matan, perjudicarían más o menos que si se divorcian? ¿Cómo determinar esto? ¿Por qué? ¡Pensémoslo un poco! El divorcio es la evidencia propia de la ignorancia humana del sentido natural del matrimonio. No es más que el signo vergonzoso de la incapacidad de amar al otro, de la ignorancia en la comprensión del propósito de la creación y de la insuficiencia en el hacer sentir al otro su amor. El divorciado nos dice que no puede dominar la prudencia ni la fortaleza, ni la templanza; es la bandera de la tolerancia cero, o tolerancia insuficiente. Es el signo de la incapacidad e insuficiencia. Insuficiencia en el cumplimiento del 316


propósito de la creación. Insuficiencia en ser capaz de amar al otro por sobre a sí mismo. El divorcio obra en contra del Origen Causal. Es su enemigo número uno. ¿Por qué es tan errada la opción del divorcio? Bajo el punto de vista de las leyes de la creación, La Causa original y el efecto original, operan de acuerdo con normativas que son siempre y para todos válidas, operan mediante leyes incambiables. La fuerza opera mediante la normativa incambiable de ofrecerse al todo por sobre a sí mismo. La fuerza centrífuga, (fuerza nuclear) del núcleo hacia la periferia, se ofrece incondicionalmente por el beneficio del perímetro, orbita u objetos que posibilitan el movimiento circular. Al darse por el otro extremo, posibilita la creación de energía, producto de las fuerzas electromagnéticas, y de gravedad. La fuerza de la energía se da a todos de manera incondicional. A grandes y chicos, feos y lindos, gordos y flacos, ricos y pobres. No puede evitar su contacto y su permanente comunión con todo. La inmanencia de la fuerza de la energía es universal. Esta característica ha existido siempre y para todo, desde el inicio de la Causa Original, es un atributo contenido en ella. Bajo este punto de vista, el hombre como imagen y semejanza del Origen debería ser tan incondicional como la fuerza de la energía. El divorcio no puede existir en el orden universal, porque se opone a la ley del dar, que rige la permanencia inmanente de la energía.

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La fuerza se manifiesta de manera circular lo que nos indica que la dirección de esta es siempre la unidad. A la fuerza que une, se la denomina amor. Amor es una experiencia que complace, por lo tanto decimos que es un valor. Valor es la cualidad contenida en el objeto que complace la necesidad del sujeto que la aprecia. A todos se nos ofrece la posibilidad de experimentar la complacencia en el valor de la unidad, por lo tanto la Causa Original es incondicional en el sentido de ofrecer siempre y a todos el valor que nos complace. Tomar la decisión de divorciarse es decir no al otro, es tomar una actitud condicional de amar a otros, pero a este, no. Esto transforma al promotor del divorcio en un anti- Dios. Un anti-incondicional, un anti-social. En pocas palabras lo transforma en egoísta, u opuesto al otro. En esta persona no puede reconocerse la incondicionalidad de la Causa original. Bajo este punto de vista el divorcio es una ofensa y abandono de la ley del dar, y por lo tanto un delito, puesto que opera en contra de las leyes de la creación. Delito es cualquier obra en contra de la ley. El propósito de la creación nos dice que el hombre es el objeto del amor de Dios. Nos dice que somos la imagen y semejanza del Creador Original, y para ser tal, el hombre y la mujer deben madurar en la incondicionalidad del amor. Por lo tanto deben asumir su rol de restauradores de cualquier relación que los aparte del sentido de su propósito de convertirse en uno con su Origen. Bajo este punto de vista, el divorcio supondría el abandono de la responsabilidad, en restaurar la relación adversa con su pareja, y se estaría operando en contra de la ley de restauración 318


por indemnización. Por lo tanto, en este cado se está cometiendo un delito. Bajo el punto de vista de la posición.—El cónyuge ocupa la posición de objeto del amor de sus padres. Como objeto del amor que es, debe cumplir con su responsabilidad de ser leal y obediente, siempre y para todo, al propósito o propósitos de sus padres, en el amor, verdad y bondad, para así, cumplir con el propósito de la creación. El deseo original de los padres, es el de ofrecer siempre, todo lo mejor para sus hijos, y el matrimonio de estos, supone, tanto para los padres, como para los hijos, la posibilidad de completar la trayectoria del desarrollo del amor paternal y filial. Sin esta lealtad y obediencia absoluta a los padres, es imposible la consecución de este logro, y por lo tanto el tipo de amor que experimentarían entre padres e hijos, sería inmaduro e insatisfactorio. El divorcio, por lo tanto es una ofensa gravísima contra los padres, puesto que viola el vínculo de la relación entre padre e hijo, e impide el desarrollo del amor paternal, a nivel de madurez. Conlleva una falta de fe en el padre, del hijo que se divorcia. En otras palabras está diciendo al padre, que no cree que la opción del matrimonio ofrecida por estos, sea válida. Al decir que no cree en la decisión de los padres, está afirmando con ello, que no cree en ellos. Lo que produce, además de invalidar, desacreditar y descalificar a los padres, (falta gravísima), la ruptura de la confianza entre ambos. El divorcio es una ofensa gravísima contra los padres.

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El hijo producto del matrimonio plural en serie, pierde la confianza en los padres que han experimentado la separación. Si ya cometieron la separación ¿qué garantiza al hijo, que no ocurrirá nunca más? Si se separaron una vez, lo lógico es pensar, que puedan separarse otra vez. ¿Cuál es el ejemplo de indisolubilidad matrimonial que recibe este hijo del matrimonio plural? El divorcio es una ofensa gravísima contra los hijos, porque les impide desarrollar su derecho a la confianza. Todo hombre tiene el derecho a la felicidad, a la confianza y al libre desarrollo de sus habilidades. El matrimonio plural en serie produce hijos semi consanguíneos, por lo tanto afecta a las relaciones fraternales entre los hijos de matrimonios divorciados y casados nuevamente. ¿Son realmente hermanos los hijos consanguíneos, o no lo son?¿Podrían casarse entre ellos? ¿Cuál sería su verdadero padre o madre, el gestor o el protector? El matrimonio plural en serie es una ofensa gravísima contra el derecho a la felicidad de los hijos. El matrimonio plural en serie afecta a los suegros en sus relaciones. El suegro, o consuegro, pasa de ser parte de la familia, a ser abandonado sin considerar sus vínculos afectivos con sus consuegros. ¿Quién es el responsable de afectar y destruir los vínculos entre consuegros? ¿Cómo se les considera a los consuegros, espectros ausentes e insensibles a las decisiones del yerno- nuera o hijo-hija? ¿Pasa el suegro, en la decisión del divorcio de su hijo político, a ser un don nadie, que nada tiene que ver con esa decisión?

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Puede un padre, por el hecho de vivir en otra casa, desprenderse de los vínculos afectivos con su hijo-a o con sus consuegros? Bajo este punto de vista el divorcio es un acto irresponsable, y un delito en contra de las leyes de la creación. El divorcio produce en el cónyuge abandonado el sentimiento de pérdida de confianza en el ideal de unidad familiar, y por lo tanto crea en él, el temor al reencuentro con la misma situación. Lo que debilita su confianza en los demás, y por lo tanto su confianza en sí mismo. Además de los problemas de identidad que esto suscita, se crean situaciones que rompen vínculos afectivos, entre los familiares del uno con el otro. ¿Cómo continuar las relaciones de padrinazgo y madrinazgo, de suegro y nuera de yerno y suegro etc.? Quizá el decidido a divorciarse piense que ¿qué importa?. Y ¿quien es él, para saber, si importa o no importa, a las partes afectadas, la toma de decisiones que destruyen un vínculo interpersonal, dentro del cual él no interviene directamente? ¿Cómo evitar el sentimiento sincero del amor del abandonado? ¿Cómo evitar los celos naturales que surgen en esa persona al sentir que está alejándose de su amor? ¿Cómo evitar el deseo de revancha por el tiempo perdido con alguien que no se comprometió lo suficiente? ¿Cómo olvidar el engaño?. El divorcio es una ofensa gravísima al cónyuge, porque además de destruirlo emocionalmente, lo denigra e indigna, posicionándolo

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en la condición de insuficiente. Por lo tanto el divorcio es un delito en contra del derecho humano a ser feliz. El divorcio viola también, en el estricto sentido de la palabra, algunos de los derechos humanos adoptados y proclamados por la asamblea general de las naciones unidas en su resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948. Artículo 1- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. ¿Podemos considerar igualdad en dignidad, al que desea divorciarse y al que no lo desea? ¿Es digno el divorciarse? ¿El divorcio pone a quien lo consuma, en una posición digna, frente al padre, o frente al cónyuge, o frente a sus hijos? ¿Te acerca el divorcio al ideal de humano siempre y para todos válido, centrado en los valores absolutos de la unidad, armonía y plenitud? ¿Es digno obrar en contra de la ley de Dios? Puede que el divorcio sea aceptado por el código civil de la nación, pero ¿Será aceptado por el código universal de lo absoluto? Si pensamos un poco en a quién beneficia el divorcio, encontraremos algunas sorpresas. ¿Beneficia el divorcio al divorciado? ¿Beneficia a los afectos del divorciado?. ¿Establece el divorcio la igualdad en dignidad entre los afectos al divorciado, o entre la pareja que se divorcia? ¿Se comportan fraternalmente los cónyuges que se van a divorciar? Seguramente se reparten las cosas de igual a igual, pero ¿Pueden repartirse los sentimientos de igual a igual? ¿Se siente 322


igual el que afecta que el afectado, el que ofende que el ofendido? El divorcio viola el artículo 1 de los derechos del hombre. Artículo 3. Toda persona tiene el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. ¿No es el divorcio una violación a la seguridad del abandonado? El abandonado se sentía seguro de estar cumpliendo con su ideal de persona, de acuerdo con el principio de la creación, que indica que todo ser debe crecer, multiplicarse en matrimonio y madurar en el dominio afectivo hacia las cosas. El abandonado, previo a su abandono, estaba seguro de que lo que estaba haciendo era lo que debía de hacer, dentro de las leyes de la creación. Obraba correctamente, siendo incondicional en su actitud de entrega al otro, pese a las adversidades y dificultades propias del proceso. Pero al abandonarlo, el abandonado pierde su derecho a la vida, puesto que vida es la suma de fuerzas que posibilitan el cumplimiento del propósito de la creación. Pierde su libertad, puesto que libertad se entiende como la capacidad de optar por la alternativa válida. El divorcio invalida su alternativa válida. La alternativa válida del matrimonio es vilmente destruida. Y pierde la seguridad en su persona puesto que pasa a ser desconfiada, insegura e indigna de su posición, al ser atropellada y pasada a llevar por el abandono de su cónyuge. El divorcio bajo este punto de vista, viola el artículo 3 de los derechos humanos.

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Artículo 5. Nadie estará sometido a torturas, ni a penas, ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes. ¿No es degradante la posición del abandonado, al que en otros términos, se le cataloga de insuficiente, inoperante y desacreditado? ¿No es tortura mental el privar al otro, de su libertad de optar por lo válido (el matrimonio), e inferir en el otro, el temor a la desconfianza, el temor a la posición, el temor hacia su propia identidad como persona, puesto que su conciencia unida con lo normado de las leyes de la creación, pasa a ser una conciencia, desconfiada de las mismas leyes, violadas por la irresponsabilidad del otro? ¿No pasa a ser tortura mental, la creación de una conciencia desconfiada, e insegura en los hijos producto del divorcio? ¿No es tortura mental, el trauma que se les crea a los padres, tanto del uno como del otro? .Si eso no es tortura, o pena, o tratos crueles, inhumanos y degradantes… ¿qué es? Bajo este punto de vista, el divorcio viola, el artículo cinco de los derechos humanos. Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen sin distinción igual protección de la ley. ¿A qué ley se refiere este artículo? ¿Es siempre el divorcio un acuerdo de ambas partes, o es una la que fuerza a la otra con métodos violentos, con insuficiencias ineficiencias, ofensas, desprecios, descréditos, descalificaciones etc, etc? “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” ¿ Es el matrimonio de Dios o del Cesar? ¿Y el divorcio es de Dios o del Cesar?

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¿Se puede divorciar la tierra del Sol, o la luna de la tierra? ¿A caso puede un protón, tomar las maletas y divorciarse del electrón? ¿Buscan el divorcio los aspectos positivos y negativos, masculinos y femeninos, estambres y pistilos, catión y anión en la creación? ¿Fueron creados para divorciarse o para unirse y mediante la unión, dar fruto? ¿Cuál es la verdadera ley la creada por el hombre, o la descubierta por el hombre de la creación? La ley no es una invención humana, la ley es la recognición de un fenómeno natural que opera siempre y para todo. La función que opera en el mantenimiento armónico y ordenado de los procesos y estructuras del universo se denomina ley. El universo, opera en base, al principio de la creación, principio atemporal e irrestringido. El principio de la creación nos dice que todo ser creado debe, para madurar, o para satisfacer su propósito, crecer, nutriéndose individualmente, multiplicarse y nutrirse como familia, y dominar un área específica. El hombre como integrante del orden universal, debe satisfacer ese principio de crecer en el ejercicio de la opción válida, para ser libre, crecer en su comprensión del origen, identidad y propósito de su razón de ser, para sentirse seguro, y crecer en el ejercicio de su deber, para ser responsable. El hombre libre, seguro y responsable, en este sentido, estaría listo para unirse en matrimonio, y experimentar en ese núcleo familiar, la experiencia del amor filial, a nivel de niño, adolescente y maduro; del amor conyugal a nivel de fe, confianza, y unidad; el amor paternal incondicional a nivel de compañero, padre y abuelo. 325


Con esta experiencia del amor filial, conyugal y paternal maduro, y con un carácter responsable, seguro y libre, el hombre y la mujer pasan a ejercer un dominio conductual sobre su entorno, basado en la incondicionalidad afectiva experimentada en la familia, en la verdad reconocida en las relaciones familiares, y en la responsabilidad experimentada en el cumplimiento en el cumplimiento del deber compartido en la familia. Este ejercicio satisfecho es norma conductual en la creación y es ley. Ley que posibilita calificar a este principio, como principio divino. El principio divino debe ser descubierto y estudiado por el hombre de hoy para evitar la destrucción de la familia. El divorcio opera en contra del principio divino y por lo tanto es un delito contra la creación. La ley universal o principio divino está por sobre el derecho civil de la sociedad. “Al Cesar, lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Artículo 12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias y ataques. ¿Afecta el divorcio a la honra del abandonado o del que abandona?¿Puede ser considerado de igual manera el divorciado que el no divorciado? El divorciado ha causado una multiplicidad de injerencias en la vida privada de los familiares y afectos a su persona. Estas injerencias y violaciones al derecho al orden psicológico, neurológico, ético y moral de las personas, pueden no marcar una diferencia, con aquel 326


que opera en responsabilidad, cumpliendo su deber, con aquel cuya confianza en los principios, es sólida y segura, con aquel que no ha experimentado la insuficiencia de su criterio, y cuya conciencia opera libre de acusación? ¿Podemos decir que el divorcio no deshonra a la persona que se divorcia? ¿No deshonra al abandonado, cuando este se reúne con otras parejas bien constituidas? El divorcio deshonra y por lo tanto supone la injerencia arbitraria en la vida privada del cónyuge y su familia, y predispone un ataque a su honra y a su reputación. Viola el artículo 12 de los derechos humanos. La aceptación social del divorcio institucionaliza el matrimonio plural en serie, o poligamia consecutiva. Se entiende por poligamia al matrimonio plural. Existe la posibilidad del matrimonio plural en serie o consecutivo (hoy con uno, mañana con otro) y la poligamia simultanea (con varios al mismo tiempo) En algunas sociedades orientales se permite el matrimonio pluralista simultáneo o poligamia, y en la sociedad occidental se autoriza el matrimonio pluralista consecutivo, o poligamia alternativa, hoy con uno, mañana con otro. El pluralismo simultáneo en el matrimonio degrada a la mujer, y el pluralismo consecutivo, degrada a ambos. ¿Puede alguno de los dos ser siempre y para todos válido? Bajo el punto de vista de las leyes de la creación, ambos son erráticos. Aquí no hay uno mejor que el otro, los dos son inconsecuentes con la normativa de 327


la creación, o con el principio divino. El principio divino no es un invento, es una normativa de la creación descubierta por la sensibilidad del hombre que puede comprenderla. El divorcio no es una “mera decisión propia” que solo afecta a quien decide divorciarse. Y aquí no se han expuesto las implicancias sociales del divorcio, como son la estipulación de leyes contradictorias, a favor del divorcio y en contra de los derechos humanos, por ejemplo: la creación de asociaciones o fundaciones de ayuda a los afectados sicológicamente, o económicamente, por el trauma del divorcio. El divorcio es la alternativa más errática, e inválida que involucra a los miembros del matrimonio, de la familia y del entorno social en el cual se insertan. El divorcio es un acto irresponsable que denota la inseguridad y falta de libertad del divorciado. Algunas consecuencias del divorcio son: Falta de libertad, puesto que se abandona la opción válida. Falta de seguridad puesto que se abandona el conocimiento verídico. Falta de responsabilidad, puesto que se opera en contra del deber. El abandono al divorcio produce la esclavitud a la opción errática e inválida; la inseguridad producto del temor a la ignorancia de lo verídico; y la irresponsabilidad en la conducta que prioriza lo que quiere hacer, por sobre lo que debe hacer. Bajo este punto de vista el divorcio es la experiencia humana 328


más traumática, que afecta directamente a la conciencia del individuo y a la conciencia social de su entorno, afectando al paradigma del valor, y a la personalidad del divorciado. Por lo mismo es una gravísima violación a los derechos divinos y humanos. Dios es una singularidad múltiple, por lo tanto no es persona en el sentido de ser hombre o mujer, Dios es núcleo en unidad, es núcleo familiar compuesto por la unidad entre las esencialidades duales de paternalidad y de filialidad ( padre e hijo) y masculinidad y femenineidad (marido y esposa) El hombre sólo puede hacerse, a imagen y semejanza de Dios, sobre la experiencia de la unidad completa entre padre e hijo y marido y esposa. Es la experiencia del amor incondicional paternal de padre maduro a padre maduro (su hijo/a), y la experiencia del amor filial maduro de hijo maduro (casado/a y con hijos) a padre maduro; y la experiencia conyugal madura, de cónyuge maduro (casado y con hijos casados) a cónyuge maduro (casado y con hijos casados), lo que posibilita la completa comprensión y satisfacción en la relación interespecie entre el hombre y la creación y entre el hombre y Dios. Esto no es invento del hombre, esto es norma de la creación es una constante universal y por lo tanto es ley. 15- EL AMOR ORIGINAL Y SUS CONSECUENCIAS El hombre a lo largo de la historia, ha buscado el autentico significado del amor, sin hallar una 329


respuesta convincente y capaz de satisfacer a la necesidad de la propia especie. Quizá el hecho de buscar significados a la altura del nivel de apreciación del individuo, sin tratar de pensar en el significado global que satisface a la totalidad de la especie, imposibilitó la experiencia y asimilación del significado auténtico del amor, pasando a ser este relegado, al mero sentimiento emocional. El amor es sin duda, mucho más que sensualismo. Si entendemos amor como a la conducta medular de las especies que permite, no solo su existencia, sino también su reproducción, debemos concluir afirmando que el amor es la fuerza que une los aspectos duales contenidos en cada ser; aspectos de causa y efecto y aspectos de sujeto y objeto contenidos en ellos. La base de la existencia, acción y multiplicación es el amor. Todo lo creado existe por amor y para el amor. Al entender el amor como fuerza que une, podemos también significar a cada acto como un acto de amor, puesto que el propósito de cada acción es el del encuentro en unidad con él. Amor, adquiere bajo este prisma, en su significado, un contenido más amplio. Estamos acostumbrados a designar al amor como la mera actitud de querer poseer algo o a alguien. El “te quiero” o “lo quiero” parece transformarse en el parangón emblemático del amor. Y el amor contiene otras variantes significativas tan emblemáticas o más que el sentido de pretensión o pertenencia. Cuando hablamos de fuerza que une, estamos con ello derribando las fronteras de lo meramente sensual porque la unidad va más allá del apetito; unidad es en esencia la más auténtica de las

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necesidades. Toda pretensión espera la unidad. La unidad con el resultado o consecuencia esperada. Amor es más que expectaciones, es más que apetitos, es algo más que el pretender algo o alguien, el amor es darse por ese “alguien o por ese algo”. El amor auténtico no espera, por el contrario se entrega. En el estrato dimensional del amor, encontramos diversas etapas. En la etapa madura podemos reconocer en el amor, esa actitud de entrega universal completa o incondicional. No hay amor superior a aquél que se demuestra con el sacrificio completo por beneficiar, completar o realizar al “otro” al “todo siempre válido”. A esa conducta se le denomina amor incondicional maduro. También existe amor en el estrato de -intercambio- donde se entrega con la condición de recibir algo a cambio. Podría llamarse a este tipo de actitud, amor condicional. Además existe otro estrato donde el amor se hace necesario para desarrollar la crianza del infante, a esta actitud demandante se le puede denominar como amor exigente. La exigencia del amor, cuando está centrada en el afecto, no se recibe como exigencia, al ser comprendida como necesaria por el padre o conductor de la crianza. Es una etapa necesaria para el desarrollo del amor incondicional. Pero no existe estrato superior al amor universalmente incondicional. Por lo tanto, amor auténtico es darse por el beneficio de todos siempre. Este “darse” ha de entenderse, pues de nada sirve darse por darse, el sentido del darse que desarrolla la auténtica conducta está en el darse por el beneficio 331


del todo y siempre válido. En la historia han existido personas de buena voluntad que se han entregado al servicio de otros, pero al no estar esos otros cumpliendo con el sentido providencial de validar al todo siempre, se quedaron en esfuerzos marchitos. Esfuerzos que sirvieron mientras se realizaron, pero que con el paso de los años, se fueron diluyendo. La verdadera entrega ha de ser siempre validada por aquello que beneficia a todos siempre, lo que garantiza el progreso y proyección del esfuerzo sacrificial. Si pensamos en el ejemplo de Isaac, de entregarse voluntaria e incondicionalmente, por ser leal y absolutamente obediente a la voluntad de su padre Abraham, nos damos cuenta de la trascendencia que tiene el hecho de estar ligado con la voluntad de lo que es siempre y para todos válido. ¿Cuántos hijos no han pasado por la misma experiencia de entregar sus vidas por obedecer a sus padres y no recibieron reconocimiento alguno? ¿Por qué? Sencillamente porque Isaac representaba por su posición providencial, la voluntad del todo y siempre válido. Lo mismo ocurre con Esau y Jacob, dos hermanos que pudieron recuperar la unidad entre ambos, superando el odio a muerte. ¿Por qué han permanecido en el registro de la historia, y no otros hermanos que también pasaron por la misma situación? Porque en Jacob no existía el mero deseo de recobrar la unidad con su hermano, a él no le preocupaba recobrar únicamente la amistad con su hermano, la motivación de Jacob era la de recuperar el criterio de la unidad con lo absoluto de lo cual se sentía separado por el odio de su hermano Esau. Jacob estaba decidido a ofrecerse totalmente por cumplir con la conducta que es siempre y para todos válida. 332


Por lo tanto el “darse por beneficiar al otro” ha de estar ligado con el curso providencial de lo que es siempre valido para todo. Cuando se pretende beneficiar al otro, centrando el esfuerzo en conectarlo con los principios fundamentales de la creación, el esfuerzo adquiere el mérito de la providencia, en otras palabras, el esfuerzo cumple con la normativa legal universal. Pero cuando ese mismo esfuerzo se realiza por beneficiar al individuo, en su mera condición individual, o en un momento dado, se evapora la fuerza del esfuerzo en el consumo del propio individuo. Es igual que aquel ejemplo de alimentar al hambriento con un pescado. El esfuerzo de alimentarlo no soluciona la problemática del hambre, a pesar de ser un esfuerzo loable; la manera correcta de terminar siempre y para todo con el hambre del personaje, es la de enseñarle a pescar. Enseñar a pescar, propulsa al esfuerzo a la calidad de ser siempre válido, por lo tanto uno con los principios de la creación, mientras que darle la limosna del pescado, no solucionó el problema del hambre. El amor ha de ser siempre incondicional, pero puesto al servicio de lo que beneficia siempre a todos. En ocasiones, se escucha que quien verdaderamente quiere a alguien, es aquel que está dispuesto a dar la vida por él. No solo la vida ha de darse para amar, también es necesario realizar al otro en el amor para que el amor sea pleno. Todos podemos dar la vida por nuestros ideales, por nuestros esposos o por nuestros hijos, pero no basta con eso para poder decir con plena satisfacción que los hemos amado, en el completo sentido de la palabra. Decir que hemos 333


amado al marido, es fácil, pero que esa frase contenga el completo significado de la palabra, no lo es tanto, para que el significado corresponda con el contenido, es preciso realizar al ser amado en el amor. Realizar al ser amado es el único justificante para acreditar el verdadero y completo significado de amar. Amar por lo tanto, no es sólo darse por el beneficio del otro. Aquí el amor adquiere otra dimensión, la de realizar al otro en el amor. Al realizar al otro en el amor, en la unidad, en la confianza, el otro se siente completo, seguro y vinculado a quien le realiza, ese es el autentico sentido del amor. El amor genital o el amor sensual son meros trámites temporales. El verdadero amor es el que realiza al otro. Realiza el vínculo en unidad completa, realiza la seguridad en la confianza y realiza la protección de su realización completa como persona. Eso es amor. Y quien lo practica es un verdadero enamorado. El enamoramiento de querer al otro para sí mismo es un simple apetito, un antojo para el abandono. 16- LA RESTITUCIÓN DE LAS CONDUCTAS INÚTILES Otro factor importante en el proceso educativo, es saber encontrar en uno mismo, aquellas diligencias inútiles, criterios, o conductas irracionales y sentimientos desestabilizadores, para restituirlas y restaurarlas a su condición original. Por esta razón es irremediable el conocer con absoluta y completa claridad, la realidad e identidad del ser humano, en el sentido más extenso y auténtico.

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En este sentido es importante sentir la determinación a corregirse siempre. Generalmente incurrimos en la imprudencia de optar por alternativas fragmentarias, por opciones particulares que en poco o nada benefician el sano desarrollo y expansión de las especies. Hemos aceptado el hábito a la libertad de opción, sin darnos cuenta de que la libertad, no significa el hacer lo que uno quiere. La libertad de opción significa el hacer lo que beneficia al todo siempre, esa es la opción verdaderamente libre. El resto de las opciones, sirven únicamente para contaminar la sana conducción de las especies. Hemos visto a lo largo de la historia, tantas determinaciones basadas en criterios partidistas, que finalmente terminan en fracasos, que debieran bastar algunas para darnos cuenta de la importancia que tiene el tomar el punto de vista de hacer lo que beneficia a todos siempre, antes de iniciar nuestra intencionalidad operativa. Vimos el impulso de las libertades democráticas en Roma, que se consumieron en el abuso libertino de sus propias garantías; o el fracaso del criterio clasista de la Edad Media; el infortunio de los nacionalismos exacerbados en la Europa de principio de siglo. También se evidencia la conducta hedonista, egoísta y relativista contemporánea, que conducen al hombre hacia el abismo de su egocentrismo. En estos casos no se está haciendo uso de libertad en las opciones, sino, todo lo contrario. El hombre es esclavo de su egoísmo, y por eso no alcanza a comprender los principios de la creación que son siempre y para todos válidos. Esta tendencia tan 335


particular a decidir de entre las múltiples opciones, la alternativa que me beneficia porque me interesa, o porque yo decido sin pensar en más, ha de ser corregida, por el bien de la especie humana y del resto de las especies. No existe especie alguna en el universo que realice opciones tan apartadas de las normas de la creación, por lo tanto si nos consideramos “superiores” debemos operar como tal. Para restaurar esta propensión, se debe siempre obrar con prudencia y discernimiento; pensando antes de hacer, si en realidad se está realizando o se intenta realizar, en pro del beneficio del todo, de todas las personas, de todas las especies de la creación y si las beneficiará siempre. Como norma se debería tener siempre presente el TOMAR ANTES DE HACER ALGO, EL PUNTO DE VISTA DE AQUELLO QUE BENEFICIA AL TODO SIEMPRE. Otra tendencia generalizada, es la de perder el dominio de nuestra posición en la realización de un determinado plan. Perdemos con mucha facilidad el rumbo de nuestras expectativas. Pretendemos más de lo que realizamos y esto se debe a que perdemos el dominio de nuestra posición conductora. Se debe subyugar a todo pensamiento, palabra y obra, que suponga una amenaza para desestabilizar nuestra determinación. El carácter del hombre ha de ser incambiable, lo que no impide el ser flexible y templado. Pero aquellas ideas, intenciones o propósitos que determinamos como válidos y necesarios para el beneficio del todo siempre, han de ser completados. El abandono constante en ese sentido, genera en el carácter de la persona que lo 336


experimenta, la costumbre a la frustración, lo que acaba por asumirse como conducta normal, y se termina sintiéndose frustrado. Por lo tanto es necesario restituir esas conductas y tener siempre presente la norma de MANTENER EL DOMINIO DE LA POSICIÓN CONDUCTORA. También se tiene la tendencia a multiplicar lo noticioso, lo morboso, las tragedias y todas esas cosas que nos sorprenden por lo negativas que son. ¿Quién puede callarse el accidente que acaba de ver en la calle, o la muerte del amigo del alma? Pareciese ser que descansamos al compartir con los demás nuestras amarguras. No nos damos cuenta de que lo que hacemos es violar en el otro el derecho inalienable que este tiene a ser feliz. Lo entristecemos con las malas noticias, lo atemorizamos, lo ponemos también tenso, en ocasiones, mucho más tenso de lo que estamos nosotros, porque la persona asocia el cuento con algo muy suyo. Esta tendencia a multiplicar lo negativo, ha de corregirse. Todos y cada uno de nosotros tiene derecho a ser feliz y para respetar este derecho debemos pensar en lo que decimos. Cada palabra produce un estado emocional en la persona que la escucha, por eso debemos ser conscientes de esta realidad y evitar la multiplicación de opiniones negativas. Pero no solo es cosa de palabras, también tenemos la tendencia a devolver violencia a la violencia, insulto contra insulto, revancha ante la pérdida, u odio ante la ofensa, esta tendencia ha de corregirse. La norma en este caso sería el NO MULTIPLICAR EL MAL.

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Estos Errores básicos, despliegan una amalgama incuestionable de condiciones antinaturales y adversas a la libre autonomía responsable de la persona humana. Por eso, es preciso corregirlos y ejercer el dominio sobre las conductas para evitar el caer de nuevo en ellos. Además de estos, en particular, cada cual, arrastra los hábitos heredados, o adquiridos por el ambiente y que impiden la sana conducción de la persona. Cada uno debe hacer frente a sus dificultades, mediante condiciones de discernimiento, o de concentración durante el tiempo que considere y que realmente sea necesario para corregir estos hábitos no naturales. 17- LA META DE LA EDUCACIÓN Independientemente del ideal personal, o profesional de cada uno, la educación en sí misma opera en función de un propósito específico. Este propósito es el de unir al ser humano con su intencionalidad original. Unir al Padre con el hijo, unir el amor, la vida y la tradición; unir los aspectos valóricos con los aspectos racionales y conductuales. La educación ha de unir a la religión y a la ciencia. “La ciencia cojea sin la religión y la religión es ciega sin la ciencia, dijo Einstein, quien también dijo: cuanto más estudio la ciencia, mas creo en Dios”. Todo lo creado satisface a un propósito intencional originario. Como bien dijimos al comienzo y vuelvo a repetir en este instante: toda causa es a su efecto, así como el efecto es a su causa. Lo que infiere a cada objeto, una causal originaria. Por lo tanto la meta de la

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educación es la de vincular al efecto humano, con la causa originaria que lo intencionó. El individuo, no es más que uno en su especie y la especie humana, como todas las especies, debe cumplir el rol que faculta su existencia. La existencia del hombre, es determinante para establecer el vínculo que une al mundo de lo creado, con los fundamentos esenciales de las leyes que lo originan. Cuando hablamos de amor, estamos hablando, de una intención de estar unidos con lo que amamos y del buscar hasta encontrar la experiencia de unidad con ello. Lo mismo ocurre cuando hablamos de la verdad o de la bondad. Pero al cumplir con la unidad, surge de nuevo una necesidad por el encuentro con una nueva unidad. Esta dinámica es una necesidad, no solo en la especie humana, sino también en el resto de las especies. De esta realidad se deduce la necesidad inherente por lo que es válido, cierto y perfecto. Sólo el ser humano contiene la capacidad de apreciar los valores absolutos que sostienen a la creación entera. La creación es plena, autónoma y responsable en el cumplimiento de sus propósitos. La meta de la educación, es la de conducir al individuo hasta realizarlo, a imagen de los valores absolutos que lo sustentan, para hacerse reflejo de su paternidad universal. Pleno, autónomo, y responsable. Este hombre encontraría en su Origen Creador la solidaridad vincular debido a la unidad en su similitud. Como vemos, la educación se basa por lo tanto en el principio de similitud y en un periodo de tiempo, necesario para el desarrollo de la experiencia madura. 339


La experiencia que madura al ser, lo transforma en Verdaderos Padres, Verdaderos Maestros y Verdaderos Líderes, en el logro de ese estándar, reside el verdadero capital humano. El mundo necesita de una sociedad, donde se establezca este nivel de educación social, para dignificar tanto a los alumnos, como a los profesores, y a la generación actual, tanto, como a las generaciones posteriores. Resumiendo, podríamos decir que educación es la crianza necesaria para la maduración de las capacidades del individuo. Y reconociendo de entre las capacidades, las tres fundamentales, como capacidad emocional, intelectual y volitiva, enseñar no sería más, que criar al que educas, en la plenitud emocional, en la autonomía intelectual, es decir, en hacerle uno con lo que es siempre y para todos válido, uno con los valores absolutos y completarlo hasta que se realice completamente con el deber de ser auténtico. El sentido de la globalización, es únicamente practicable sobre un supuesto paradigma de valores unificados y compartidos por las diferencias ideológicas, científicas y productivas de las naciones integradas en este propósito global. Si recordamos, que todo acto contiene significación e intencionalidad, urge el planteamiento de un pensamiento que satisfaga, a la intencionalidad de la especie humana, un pensamiento que satisfaga, a la razón de ser especie, y a los sistemas productivos que fomentan la actividad creativa de la especie humana.

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La globalización, no tiene obstáculos capaces de detenerla, por lo tanto, obliga a encontrar un pensamiento que unifique y administre el equilibrio de las diferencias, de manera equitativa, racional y convincente. El Pensamiento unificado, explica claramente estos fundamentos esenciales contenidos en la actividad. Y ¿para qué sirve esto? Para saber ordenar el equilibrio de las diferencias, en consecuencia con las leyes del desarrollo de las especies. También se exponen, las razones fundamentales del criterio paradigmático absoluto, lo que satisface al pensamiento científico. Y por sobre todo, los fundamentos esenciales de la moral, ética y estética, lo que satisface al pensamiento ideológico. El Pensamiento Unificado, permite la integración Ideológico-científica y conductual, del aparato productivo. Por esta razón considero indispensable un Pensamiento Unificado como la mejor alternativa, para administrar la inercia de la globalización mundial. Este es el postulado, de los fundamentos esenciales de la educación, que se propone ordenar el equilibrio de las diferencias ideológicas, científicas y productivas del entorno social humano. El sentido de la globalización es únicamente practicable, sobre un supuesto paradigma de valores comunes, que sean satisfactorios, reconocibles y practicables. Esta proposición se expone y se expande en los centros educativos de Corea del Sur, y esta es la razón del porque recogen los análisis sobre educación, el alto estándar educativo de los coreanos. Si pretendemos elevar el capital humano de nuestra sociedad, debemos evitar la tendencia a practicar la 341


educación del entretenimiento, la educación libertaria y la educación del abandono. El hombre es un ser libre, autónomo y responsable, por lo mismo la educación ha de ofrecerle alternativas válidas a su capacidad de optar, debe ofrecerle veracidad absoluta y ofrecerle las normas de conducta, que le permitan el cumplimiento de su deber, como individuo indivisible con el propósito de su especie. 18- NORMAS DE EDUCACIÓN Dejamos claro que la educación se fundamenta en la similitud con los principios de la creación, por lo tanto, la conducta del individuo ha de hacerse similar a la conducta operativa de los principios de la creación. Cuando hablamos de persona sin principios, estamos hablando de una persona corrupta. Si pensamos en una democracia sin principios podemos determinar que ese sistema social es inoperante, por lo mismo, el individuo, ha de ligarse y ceñirse a ciertas normas de comportamiento que le permiten operar de manera responsable y adquirir consecuentemente su entera libertad. En ese operar centrado en lo que es siempre y para todo válido, la primera norma que debe de obedecerse es la del respeto al beneficio global universal.

Normas:

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Negar la voluntad propia, priorizar y entregarse al cumplimiento de la voluntad absoluta. ¿Cómo se puede entender esto en situaciones específicas? Toda relación implica el cumplimiento de un propósito intencional específico. Frente a cualquier propósito, el individuo ha de reconocerlo como válido siempre y para todo. Si después de discernir sobre el tema, reconoce que el propósito esperado, no cumple completamente con el requisito de ser valido siempre y para todo, su conducta ha de ser la de evitar entrar en esa relación. Simplemente esa, “evitar entrar en esa relación”. ¿Cómo saber si lo que se va a hacer es o no es, siempre y para todo válido? Cuando la intención es la de beneficiar sinceramente al otro, o a lo otro, sin buscar una retribución personal por ello, podemos decir que ese acto, por mínimo que sea, está en función de beneficiar al todo siempre. Debemos comprender que el beneficio individual es consecuencia del cumplimiento del propósito de conjunto y no al contrario. Cuando coincide el beneficio individual con el beneficio de conjunto, se establece la acción responsable. De esta realidad se desprende la normativa de priorizar el beneficio universal y eterno por sobre el beneficio personal temporal. Así como consideramos corrupto al individuo sin principios, consideramos héroe a quien ofrece su vida por los principios de un sistema social o de una nación. Y si vamos más allá, encontraremos que se considera santo, a quien entrega su vida por el beneficio de la humanidad. Ser Santo no es otra cosa que ser natural. Todo lo creado por el Origen, que corresponde con el Origen, es Santo.

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Respeto de las posiciones en el sistema operativo de la relación.- Cada posición establecida en el desarrollo de una relación, ejerce funciones y posiciones. La posición del sujeto conductor, es la de estar ligado con la expectativa del propósito intencional. Y la función del objeto conducido en la relación, es la de responder voluntariamente, a la dirección del sujeto. Lo primero que se debe hacer en cualquier situación es buscar la ubicación propia. Discernir con diligencia si ocupo o no, la posición de sujeto o de objeto con respecto al propósito intencional. Si por alguna razón descubro que la posición frente al propósito es la de sujeto conductor, debo asumir el rol de liderazgo y perseverar en el propósito hasta realizarlo. Si por el contrario, descubro que mi posición es la de ser guiado como objeto de la acción, retribuyo con respeto a la posición directiva. El respeto a las posiciones y a las funciones, impide el abandono de posición que generalmente produce la frustración de la intención. Recordemos que la posición del sujeto es la de liderar en la conducción de la realización de la intención, por lo tanto, en esa posición hay que asumir la responsabilidad de realizar el propósito predeterminado completamente . Y la posición de objeto retributor, es la de responder voluntariamente, convencido y motivado por completo (entrega incondicional) a la conducción del sujeto. Esto si es preciso decirlo y hacer hincapié en ello: el objeto ha de responder plenamente motivado y convencido. De no ser así, es porque algo anda mal. 344


Mantener la posición cumpliendo completamente la función de dicha posición. Es necesario darse cuenta de que no se debe abandonar la posición para que la realización del propósito especifico intencional, se lleve a cabo. Tanto la posición de conductor, como la de conducido, son necesarias en la consecución del logro intencional, si una de ellas abandona en el transcurso de la completación del desarrollo, el logro no se realiza. Multiplicar actos de bondad.- Esta norma invita a ser apreciativo en lugar de ser despreciativo, invita a ser cuidadoso en lugar de abandonado, interesado en lugar de indiferente. La persona empática, afectiva y atenta, genera a su alrededor el vínculo de la amistad. De poco sirve descalificar, despreciar o ignorar a las personas. Cada ser contiene en potencia la capacidad de realizar tu felicidad, por esto mismo es útil multiplicar actos de bondad. Todo lo que das, vuelve, así como hagas, otros te harán, estas frases no son meros cliché. Toda acción obliga a una reacción de iguales proporciones. La multiplicación del afecto, del interés y del aprecio, conlleva al aprecio al interés y al afecto. Restitución del pensamiento palabra y obra incompetente.- Es de vital importancia para el desarrollo normado del proceso educativo, la corrección constante de los hábitos incompetentes.

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Cada individuo ha de descubrir sus propias limitaciones, debilidades y abandonos, para ponerles fin. Del esfuerzo y puesta en práctica de la restitución de sus conductas, dependerá el tiempo necesario para la maduración completa del individuo, hasta recuperar su autentica pureza en la elección de ecuánimes arbitrios. La pureza del hombre descansa en su autenticidad. Un hombre auténtico es aquél cuyo dominio de su posición como objeto del valor es absoluto e incambiable. Y su conciencia está ligada, íntima e inseparablemente, con el paradigma de lo absoluto, del estándar de lo que es bueno, verídico y válido siempre y para todo. Por lo tanto, la pureza del hombre, radica en el dominio de su posición. El hombre auténtico, se orienta, mediante el parámetro del Ideal de la Creación. Sin la comprensión del Ideal de la Creación, el ser humano está perdido, desorientado y deprimido. La personalidad original del hombre, debe mostrar a un ser libre, sin limitaciones sin barreras ni prejuicios. Un ser capaz de armonizar con todo y siempre. Un ser abierto a todo y siempre. Un ser afectivo al todo y al siempre. Un ser incondicional al todo y siempre. Ese es un hombre diligente, de personalidad originalmente libre. La personalidad original del hombre debe mostrar a un ser seguro, un ser sin dudas, sin vacilaciones. Un ser que reconoce lo verdadero, lo cierto lo verídico. Un ser que conoce su razón de ser, su origen, su identidad y su propósito. Ese es un hombre de personalidad originalmente seguro. 346


La personalidad original del hombre debe mostrar a un ser responsable, un ser que realiza, priorizando su deber, por sobre su querer hacer. El hombre que cumple su deber, es un ser cumplido. El ser que reconoce la verdad es un ser reconocido y el ser sin límites en el afecto es un ser que siente satisfacción. Satisfacción, reconocimiento y cumplimiento son los calificativos del ser normado. Ser satisfecho, reconocido y cumplido, es ser humano. En eso reside la autenticidad. El hombre auténtico es aquél que ha cumplido sus funciones como padre, maestro y líder. Martín Soria - Santiago de Chile, 27 de Agosto del 2003 - febrero 2010. Agradezco la inspiración y las ideas expuestas en este ensayo aun sin corregir, fruto de la evaluación del comportamiento humano y de las constantes que establece en sus conductas sociales e individuales. Este ensayo no pretende más que orientar en la búsqueda de las constantes inmanentes del biotipo humano estándar de normalidad que podemos descubrir a través de las necesidades y errores humanos. La normalidad está entre la afirmación y la negación de la eficiencia, basta con recoger lo afirmativo y lo negativo, lo constructivo y lo destructivo, para hallar entre los dos la constante del funcionar normado. Esa ha sido mi labor en este estudio y este ensayo, espero sea reproducido por alguna editorial, con mi permiso y colabore en el entendimiento del ser auténtico, para de ese modo poder llegar a ser autónomo y responsable del cumplimiento del deber de ser normal. Agradeciendo su lectura y compromiso a difundirlo me despido atentamente. Martín Soria

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