Durante esta época, casi todas las tierras de la Tierra estaban unidas en un supercontinente, más o menos centrado en el Ecuador: Pangea II.
Este tenía forma de «C» y, en el hueco de este se encontraba el océano Tetis, y rodeando todo estaba el océano Panthalassa (el denominado, «océano universal»).
Debido a la subducción de las placas oceánicas desaparecieron todos los sedimentos depositados en el fondo del océano y, por lo tanto, se sabe muy poco del océano en el Triásico.
El supercontinente empezó a separarse a lo largo de este período (especialmente en el Triásico Superior). Este se dividía en:
- Laurasia, al norte (Norteamérica, Europa y la mayor parte de Asia).
- Gondwana, al sur (Áfica, Arabia, India, Australia, la Antártida y Sudamérica).
Esta empezó a moverse lentamente hacia el norte en este período y, durante su desplazamiento, empezó a fracturarse. Las primeras brechas fueron en la parte oriental de Norteamérica, en las zonas central y occidental de Europa y en el noroeste de África.
La rotura inicial de esta sucedió en el rift, que separó Nueva Jersey de Marruecos.
El nivel del mar subió ligeramente en el Triásico Inferior; sin embargo, el volumen de las áreas emergidas continuó siendo muy alto. También el océano de Tetis se convirtió en ruta de invasión marina.
Aunque las plantas terrestres dominantes en el Triásico difieren de las pérmicas, las pautas de distribución sobre Pangea permanecieron.
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