El bipartidismo recupera el pulso en España pero siguen necesitando a terceros partidos para conformar mayorías

Evolución del bipartidismo
Evolución del bipartidismo
Carlos Gámez
Evolución del bipartidismo

El bipartidismo ha sido el sistema que ha dominado la política española desde la restauración de la democracia, con dos grandes partidos de centroizquierda y centroderecha concentrando más del 80% de los diputados en las elecciones generales, pero ese statu quo fue dinamitado en el año 2015 por la irrupción de nuevas formaciones políticas que fragmentaron el arco parlamentario. 

Herido por la aparición de nuevas siglas, la supervivencia del bipartidismo quedó en entredicho o incluso llegó a ser dado por muerto. Sin embargo, ocho años después de aquel shock en la política nacional, los dos grandes partidos, PSOE y PP, han demostrado una encomiable capacidad de resiliencia y parece que, poco a poco, van recuperando su hegemonía, aunque sigan necesitando a Sumar (por la izquierda) y a Vox (por la derecha) para conformar mayorías.

El PP, ganador de las elecciones generales de 2023, ha acumulado 8,1 millones de votos, lo que se traduce en 136 diputados. El PSOE, por su parte, cuenta 7,7 millones de sufragios, que se traducen en 122 diputados. Entre ambos, el 73,7% de los escaños en el próximo hemiciclo tendrán el color de uno de los dos grandes partidos de la democracia. O lo que es lo mismo, 14 puntos porcentuales más que en la pasadas elecciones de 2019 y el dato más alto desde las elecciones de 2011.

Aunque el bipartidismo sigue lejos de aglutinar el 80% de los escaños del Congreso, como ocurría antes de 2015, atrás quedó también el agujero negro en el que cayeron PSOE y PP en las generales de abril de 2019, el momento más crítico para los dos grandes partidos porque apenas llegaron a superar el 50% del voto entre ambos. 

La evolución del bipartidismo en España

Desde las primeras elecciones constituyentes de 1977 y hasta las generales de 2011, en las que Mariano Rajoy logró mayoría absoluta, el bipartidismo siempre concentró más del 80% del voto de los españoles. Fueron once elecciones generales consecutivas en las que la socialdemocracia del PSOE y el centroderecha conservador, primero como UCD y después como AP y PP, convirtieron en prácticamente residuales al resto de formaciones políticas.

El bipartidismo alcanzó su cénit en las generales ganadas por José Luis Rodríguez Zapatero en 2008, año en el que PSOE y PP llegaron a concentrar el 92,2% del voto y se repartieron entre ambos 323 de los 350 escaños del Congreso. 

Aquel 2008 marcó el techo del bipartidismo, pero no fue la única vez en la que los dos partidos hegemónicos superaron la barrera de los 300 escaños, hito que alcanzaron hasta en cinco ocasiones (1982, 1993, 2000, 2004 y 2008) antes del colapso de 2015. 

Fue, además, una etapa fértil para las mayorías absolutas, pues hubo cuatro victorias por encima de los 175 escaños, dos para el PSOE (1982 y 1986) y dos para el PP (2000 y 2011).

No obstante, la época dorada del bipartidismo se concentra entre 1993 y 2015, un periodo que se abrió con la desaparición de la UCD-CDS de Adolfo Suárez, que se quedó sin representación parlamentaria, y que se cerró en 2015 con la eclosión de Podemos y Ciudadanos.

Durante aquellas dos décadas solo convivieron tres grandes partidos de ámbito nacional: PSOE, PP y una Izquierda Unida que nunca fue alternativa sólida al bipartidismo, lo que propició una mayor concentración del voto (87,3% de escaños para el bipartidismo de media en las seis elecciones celebradas en ese periodo).

El nacimiento de UPyD fue el primer intento de fracturar el statu quo imperante en la política nacional, pero no tuvo éxito. La formación centrista de Rosa Díez tocó techo en las elecciones de 2011, en las que superó el millón de votos, pero estos solo se tradujeron en 5 escaños en el Congreso, por detrás incluso de Izquierda Unida.

Llega el colapso del sistema bipartidista

Todo cambió en las generales de 2015 con la irrupción de Podemos y Ciudadanos, dos partidos sin presencia en el Congreso, pero que en aquellas elecciones lograron entre ambos más de 100 escaños y provocaron el colapso del sistema bipartidista. PSOE y PP 'solo' sumaron 213 escaños y apenas aglutinaron el 60,8% de los asientos del Congreso, 25 puntos por debajo de su media hasta entonces (85,3%).

La crisis del bipartidismo se prolongó en los siguientes comicios de 2016, donde PSOE y PP solo mostraron un tímido repunte (63,4% de escaños), y se agravó en las generales de abril de 2019, cuando los grandes partidos concentraron un exiguo 54% del total de los sufragios y, por primera vez en la historia, se quedaron por debajo de los 200 escaños (189).

Las elecciones de abril de 2019 marcaron el umbral del sistema bipartidista porque en los siguientes comicios, celebrados seis meses después, hubo de nuevo una ligera recuperación de los grandes partidos, que aglutinaron el 59,7% de los escañños y volvieron a superar la barrera de los 200 diputados (209).

La práctica desaparición de Ciudadanos, que bajó de 57 a 10 escaños en seis meses; y el permanente declive de Podemos, con la mitad de parlamentarios que en 2016 (35), invitaban ya en noviembre de 2019 a pensar en la recuperación del bipartidismo porque el rápido desgaste de esas dos nuevas formaciones era más que evidente. 

Solo la aparición de un nuevo actor en el tablero político, Vox, amenazaba ese renacimiento del dualismo, pero los resultados electorales de este domingo demuestran que la formación de Santiago Abascal no ha logrado mantener su pulso político y ha perdido 19 escaños en estas elecciones del 23-J. Sumar tampoco ha logrado mantener las cifras de Unidas Podemos y baja a 31 escaños.

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