ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES (AEM)
38/2, julio-diciembre de 2008
pp. 1023-1035
ISSN 0066-5061
EL CONFLICTO INTERIOR Y SUS SECUELAS.
RASTREO A TRAVÉS DEL
GLOSSARIUM MEDIAE LATINITATIS CATALONIAE
INNER CONFLICT AND ITS AFTERMATH:
A SEARCH THROUGH THE
“GLOSSARIUM MEDIAE LATINITATIS CATALONIAE”
ANA GÓMEZ RABAL1
Resumen: La comparación entre el latín
clásico y las lenguas románicas lleva a
constatar la evolución del concepto de
conflicto. Teniendo presente esa evolución, el estudio de la documentación latina
producida en la Cataluña altomedieval y la
consulta del material que sirve de base
para la elaboración del Glossarium Mediae
Latinitatis Cataloniae permiten plantear un
problema lexicográfico en torno al sustantivo latino conflictus y comprobar cómo
queda cubierto su campo semántico.
Abstract: Comparison between Classical
Latin and Romance languages allows us to
see the development of the idea of “conflict”. Having that progression in mind,
this paper focuses on the study of the
lexicographical problem which arises from
the use of the Latin noun conflictus and
its changing semantic field, through the
analysis of Latin documents generated in
Catalonia in the High Middle Ages, which
form the basis of the research for the
Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae.
Palabras clave: Lexicografía latina medieval; Latín y lenguas románicas; Semántica
histórica y comparativa.
Keywords: Medieval Latin Lexicography;
Latin and Romance languages; Historical
and Comparative Semantics.
SUMARIO
1. Documentación catalana altomedieval. 2. Conflicto y conflicto interior. 3. Conflicto y
decisión. 4. Sin persistencia, substitución.
1. DOCUMENTACIÓN CATALANA ALTOMEDIEVAL
La producción de documentos notariales, como es bien sabido por el
público presente, es una rica constante en la Cataluña medieval, y, concreta1
Miembro del equipo de redacción del Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae, cuya
elaboración y publicación es fruto de la colaboración entre la Institución Milá y Fontanals del
CSIC y el Departamento de Filología Latina de la Universidad de Barcelona. El presente trabajo
se ha realizado en el marco del proyecto “Informatización del Glossarium Mediae Latinitatis
Cataloniae (5)” (HUM2005-03818/FILO), sufragado por el Ministerio de Educación y Ciencia,
ejecutado en la Institución Milá y Fontanals.
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ANA GÓMEZ RABAL
mente, ya en la Cataluña altomedieval desde el siglo IX. La lectura del corpus
de documentos latinos catalanes de entre los siglos IX y XII constituye el
punto de partida del trabajo lexicográfico que se realiza en el seno del equipo
del Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae (GMLC). Esto es, a partir de
las ediciones publicadas y alguna vez, si es necesario, a partir de la consulta
directa de los manuscritos en los archivos, se elaboran las fichas por entradas,
primer eslabón en el proceso de redacción y realización del glosario2. Pero,
aunque no es mi intención obligarles a llevar a cabo aquí un ejercicio de
lexicografía, sin embargo sí querría intentar mostrarles qué se plantea un
filólogo, un lexicógrafo que trabaja a partir de una lengua y de unos textos
que están “entre dos lenguas”, qué se plantea —decíamos— a la hora de
acometer el estudio de un término, de un determinado campo léxico o de un
determinado campo semántico. Para ello nos va a servir de punto de arranque
una voz sonora pero no chirriante, más bien casi obligada, en el contexto de
un coloquio que, como el que aquí nos ha reunido, versa sobre las situaciones
de conflicto, sean religiosas, sean bélicas, sean de otro tipo —apuntaría yo—
y de sus vías de solución. Se trata de la voz conflictus, palabra clásica, que no
fue recogida en su momento por los redactores del GMLC3. Después de tratar
sobre ella querría recordarles una serie de términos que se abrieron hueco en
el mismo campo semántico que conflictus, con sus propios rasgos de
especificidad. Y digo “recordarles” porque son términos que ustedes,
historiadores en su inmensa mayoría, habrán encontrado seguramente en sus
lecturas.
2. CONFLICTO Y CONFLICTO INTERIOR
La definición genérica que se da del substantivo conflictus, -us (m.)
en los diccionarios de latín clásico manejados habitualmente por los latinistas
es la de ‘choque’, ‘lucha’, ‘combate’4. Pero hay que tener en cuenta que el
2
Téngase en cuenta que, en el mes de julio del año 2007, el equipo del GMLC tenía
digitalizados, leídos y corregidos 16.255 documentos.
3
Se puede comprobar en el fascículo 5 (clausa-confrater) del vol. I del Glossarium Mediae
Latinitatis Cataloniae, fascículo publicado en 1969. Cf. M. BASSOLS; J. BASTARDAS (dirs.),
Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae, voces latinas y romances documentadas en fuentes
catalanas del año 800 al 1100, vol. I (A-D), Barcelona, CSIC-Universidad de Barcelona, 19601985, y J. BASTARDAS (dir.), Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae, mots llatins i romànics
documentats en fonts catalanes de l’any 800 al 1100, fasc. 11 (F), Barcelona, CSIC, 2001 y fasc.
12 (G), Barcelona, CSIC, 2006.
4
Véase cómo se define en los siguientes diccionarios:
GAFFIOT (Dictionnaire illustré latin-français, Paris, Hachette, 1934): conflictus, -us
m. (confligo): 1 [seult à l’abl.]: choc, heurt: CIC, Caec. 43; Nat. 2, 25; Div. 2, 44 2 [fig.]
GELL. 7, 2, 8 2 2 lutte, combat: VOP. Car. 10.
[heurt: m. choque, encuentro, encontrón, tropiezo, tropezón, tope(tón); golpe; (fig.) conmoción
violenta]
VOX (Diccionario ilustrado latino-español, español-latino, Barcelona, Biblograf,
199620): conflictus [abl. –u] m.: choque, lucha, combate.
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primer sentido recogido de la voz latina conflictus (procedente del verbo
confligo, -ere)5 hace referencia a un choque o colisión como el que se puede
producir entre piedras (Lapidum conflictu atque tritu elici ignem videmus,
Cicerón, De natura deorum 2, 25, “vemos que se saca lumbre del choque y
roce de las piedras”), al enfrentamiento físico en sí entre personas que luchan,
al encuentro violento, al combate o pelea como acción corpórea, exterior,
externa. No es el conflictus en principio en la lengua latina clásica un
“conflicto” descrito desde el punto de vista figurado o abstracto, no es
tampoco un “conflicto” desde el punto de vista moral. El sentido figurado del
término aparece por primera vez en Aulo Gelio, gramático del siglo II d. C.,
que así lo emplea en su obra Noctes Atticae, refiriéndose a lo que podríamos
traducir por “asalto del destino”6.
Una cuestión muy estudiada y debatida entre los filólogos latinos es
el avance de la lengua latina en el camino de la abstracción. En ese proceso,
en ese progreso hacia la expresión de la abstracción y, asimismo, en la
creación del vocabulario técnico de la filosofía y del conocimiento desempeñó
un papel importantísimo Cicerón con su afán de crear una lengua filosófica en
latín7. Partió de textos griegos y los tradujo (en particular, una parte del Timeo
de Platón). Quiso renovar terminológicamente el latín, pero también llevar a
BLÁNQUEZ, Diccionario latino-español español-latino, Barcelona, Sopena, 2002:
conflictus, us. (de confligo). m. Gell., Pacat. (sólo en ablat.). Choque, roce. Lapidum conflictu
atque tritu elici ignem videmus, Cic., vemos que se saca lumbre del choque y roce de las
piedras. 2 Vop. Lucha, combate, conflicto. 2 (fig.) Gell. Asalto, embate.
Antoni SEVA I LLINARES (dir.), Diccionari llatí-català, Barcelona, Enciclopèdia
Catalana, 1995 [= 1993]: conflictus, us, m. xoc, colAlisió, topada: corporum, nubium, dels
cossos, dels núvols. ? < confligo.
Cf., asimismo, el Thesaurus Linguae Latinae, Leipzig-München, 1900-, vol. IV 237-238, s. v.
conflictus, donde como primera acepción se afirma “generaliter i. q. collisio” y como segunda,
“specialiter i. q. certamen, pugna”. Nótese, por otra parte, que el término aparece en el
diccionario etimológico de A. ERNOUT; A. MEILLET4, Dictionnaire
étymologique de la langue
latine. Histoire des mots, Paris, Klincksieck, 1985 [= 19594] (aumentado y corregido por
Jacques ANDRÉ), s. v. fligo, verbo traducido como ‘battre’.
5
VOX: confligo -flixi -flictum 3 tr. chocar 2 confrontar 2 intr. entrechocarse, luchar, combatir
(cum aliquo c., librar batalla con uno); batirse (armis, arma en mano) 2 estar en conflicto (causae
inter se confligunt, los partidos están en pugna).
6
Noctes Atticae 7, 2, 8, donde Crisipo trata del destino, defendiendo su potencia y necesidad,
aun cuando quiere demostrar que existe en nosotros la libertad de decisión y de juicio, a propósito
de lo cual afirma: “Sin vero sunt aspera et inscita et rudia nullisque artium bonarum adminiculis
fulta, etiamsi parvo sive nullo fatalis incommodi conflictu urgeantur, sua tamen scaevitate et
voluntario impetu in assidua delicta et in errores se ruunt.”
7
Es cierto que antes de Cicerón ya había habido intentos de creación, en latín, de un léxico
específico para el discurso filosófico, pero esos intentos no habían sido ni sistemáticos ni lo
suficientemente amplios. No había bastado con las Sententiae —que Cicerón considera de carácter
pitagórico— de Apio Claudio el Ciego, con el poema didáctico-filosófico de Ennio Epicharmus,
con la también enniana traducción en prosa Euhemerus de la Historia sacra que Evémero escribió
hacia el año 403 a. C., ni con el De natura rerum de Lucrecio para formar un vocabulario
filosófico lo suficientemente aposentado y consistente. De todas formas, no caigamos en el error
de pensar que esa falta de vocabulario específico significaría o implicaría forzosamente la
imposibilidad de elucubración filosófica en latín; hay algo que me parece obvio, pero que quizás
sea necesario apuntar en contra de la categorización de las lenguas: la elucubración como tal es
propia del lenguaje humano, independientemente de la mayor o menor riqueza léxica de una
lengua en el campo concreto del vocabulario “técnico” filosófico. Otra cosa es que la existencia
de un vocabulario específico bien desarrollado, bien apuntalado, pueda ayudar a hacer más
fluidas, más directas las discusiones sobre los problemas que el hombre se plantea. Y es ahí donde
la labor de Cicerón como traductor cobra su mayor importancia.
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cabo una verdadera renovación conceptual, y todo ello sirviéndose de todos
los recursos que le ofrecía la lengua latina, no limitándose a los simples
calcos8 y no renunciando nunca a traducir, usando voluntariamente un estilo
ligado al de la retórica para buscar la persuasión filosófica sorprendiendo al
lector, afectando su sensibilidad y su imaginación9. Con conflictus se podría
ejemplificar una vez más el avance de la lengua latina en el camino de la
abstracción, un progreso en el que, sin embargo, el peso de lo concreto
mantuvo su larga influencia durante tiempo.
En el caso de conflictus en la lengua latina clásica, de la Antigüedad,
no se constata la intervención directa de un autor, de un traductor, de un
Cicerón que diera intencionadamente un vuelco al significado del término.
Pero demos un paso más y fijemos nuestra atención por un momento en el
latín que se denomina en Filología Clásica “latín cristiano”, esto es, el que
abarca desde los inicios de la literatura cristiana, es decir, la época de
Tertuliano (principios del siglo III) y de los Padres de la Iglesia, hasta el final
de la época merovingia, esto es, a mediados del s. VIII10. A lo largo de estos
cinco siglos, conflictus, sin perder su significado original, se emplea también
con acepciones predominantemente figuradas o abstractas: ‘combate’ o
8
Ejemplo de calco: concentio (Timeo 37 A, posiblemente acuñación ciceroniana; procede de
concino ‘cantar o tocar a la vez’ y, en sentido figurado, ‘estar de acuerdo’, ‘concordar’, ‘estar
en armonía’) por harmonia. Vid. Ana GÓMEZ RABAL, La formación del lenguaje filosófico latino:
Cicerón y Calcidio traductores del “Timeo” de Platón, en Jacqueline HAMESSE (ed.), Roma,
magistra mundi. Itineraria culturae medievalis. Mélanges offerts au Père L.E. Boyle à l’occasion
de son 75e anniversaire, Louvain-la-Neuve, Fédération Internationale des Instituts d’Études
Médiévales, 1998 (Textes et Études du Moyen Âge, 10/3), pp. 73-82, concretamente pp. 77-80.
9
Cicerón, aun viendo la posible antinomia entre el estilo filosófico y el oratorio, no renuncia
a “conmover” y postula, como Aristóteles y Platón, que el discurso filosófico no sólo debe ser
riguroso, sino bello, e intenta armonizar su propio gusto estilístico con la reflexión filosófica. En
consonancia con esa visión de la filosofía, rechaza el empleo de una terminología estrictamente
técnica. Sobre esta idea, vid. Noemi LAMBARDI, Il “Timaeus” ciceroniano, arte e tecnica del
“uertere”, Firenze, Le Monnier, 1982 (Quaderni di Filologia Latina, 2), especialmente las pp.
18-21.
10
Para fijar los límites de lo que debe entenderse por latín cristiano y, por ende, para agrupar
a los autores que se deben incluir en un diccionario “de latín cristiano” Albert BLAISE inicia el
prefacio a su Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Turnhout, Brepols, 1954 (revisado
especialmente por lo que al vocabulario teológico se refiere por Henri CHIRAT), con las siguientes
palabras: “Les auteurs qui font l’objet de ce dictionnaire s’échelonnent sur une vaste période:
depuis les débuts de la littérature chrétienne, c’est à dire l’époque de Tertullien, de la Passio
Perpetuae, jusqu’à la fin de la période mérovingienne. À vrai dire, cette littérature se perpétue
jusqu’à la Renaissance, même au-delà, et il est bien artificiel d’établir à un moment quelconque
une sorte de coupure dans ce long développement: la création de mots nouveaux, de sens
nouveaux ne s’est jamais arrêtée. Sans doute, à el’époque
carolingienne, le latin est-il devenu
scolaire et inintelligible à la foule, tandis qu’aux 4 , 5e siècles le latin des Pères, tout en étant une
langue de culture, n’en restait pas moins compris des auditeurs de sermons. Mais comment fixer
une date? Elle serait d’ailleurs différente selon les régions, les milieux. Quoi qu’il en soir, les
ravages apportés par les invasions germaniques ont été moins terribles, moins mortels pourrait-on
dire, que ceux qui ont été provoqués par la conquête ou les incursions sarrazines, sans parler de
la corruption interne et de l’ignorance qui sévit à la fin de la période mérovingienne. Il est donc
permis de parler d’une renaissance carolingienne, si éphémère fût-elle, et de fixer à partir de là
le début du latin médiéval, tandis que la période mérovingienne constitue comme un long
appendice à l’âge patristique proprement dit.”
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‘batalla’ en sentido literal, pero, asimismo, ‘lucha’ en sentido literal y
figurado y sobre todo ‘debate’ y ‘discusión’11.
Demos ahora otro salto: se ve de forma clara que las acepciones
figuradas y abstractas de conflictus no sólo se conservan sino que adquieren
una mayor relevancia que el sentido literal, físico, si nos atenemos a las
definiciones que se dan de él en los diccionarios de las lenguas románicas, en
los que se define conflicto12, conflicte13, conflit14, conflitto15. En todos ellos el
11
Véase al respecto:
BLAISE, Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens: conflictus, -us, m. (cl.)
— 1. combat, bataille (VOP.): HEGES. 1, 30, 7 — 2 (fig.) lutte: LEO-M. Serm. 21 (20), 1 — 2.
différend: HEGES. 5, 53, 1 — 3. débat, discussion: VICT.-VIT. 2, 39; AVG. C. du. ep. Pelag.
1, 8, 13; Acad. 2, 9, 2221, 4, 10; AMBR. Off. 1, 139; MAMERT. St. an. praef.; 3 13, p. 181,
8.
12
Véanse al respecto:
Diccionario de la lengua española, Real Academia Española, 200122 [DRAE]:
conflicto (Del lat. conflictus). m. Combate, lucha, pelea. U. t. en sent. fig. 2 2. Enfrentamiento
armado. 2 3. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida. 2 4. Problema, cuestión, materia
de discusión. 2 5. Psicol. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de
generar angustia y trastornos neuróticos. 2 5. desus. Momento en que la batalla es más dura y
violenta. 2 ~ colectivo. m. En las relaciones laborales, el que enfrenta a representantes de los
trabajadores y a los empresarios”.
María MOLINER, Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos, 199720 [=1966]:
conflicto. 1 Momento más violento de un *combate. • Momento en que el combate está indeciso.
2 («Causar, Mover, Ocasionar, Promover, Suscitar un c. de» o «entre»). Choque, o situación
permanente de *oposición, *desacuerdo o *lucha entre personas o cosas: ‘Un incidente de
fronteras provocó un conflicto entre los dos países. Conflicto de jurisdicciones [de pasiones, de
intereses]’. (V.: «CHOQUE, COLISIÓN, CUESTIÓN, *DESACUERDO, DIFERENCIA, DISCREPANCIA,
*DISCUSIÓN, DISGUSTO, ENCUENTRO, PUGNA. • *CONTRARIO, *LUCHA. *OPOSICIÓN.») 3
(«Estar», etc., «en, Tener un»). Situación en que no se puede hacer lo que es necesario hacer o
en que no se sabe qué hacer: ‘Se encontró en un conflicto porque no podía pagar la letra. Tiene
un conflicto porque la han invitado a la vez a dos fiestas’. (V. «*APURO»).
[La cursiva se emplea en el diccionario de María Moliner para “texto de los artículos de palabras
no usuales”]
Julio CASARES, Diccionario ideológico de la lengua española, Barcelona, Gustavo
Gili, 19972: *conflicto. m. Lo más recio de un *combate. 2 Momento en que aparece incierto
el resultado del *combate. 2 fig. Lucha interior, *desasosiego. 2 fig. Apuro, *dificultad,
*peligro.
[Cuando se busca en la lista de sinónimos y conceptos afines, la parte II “Parte analógica”, frente
a la III (“Parte alfabética”), s. v. conflicto se remite directamente a dificultad]
Consúltense, además, J. COROMINAS, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana,
vols. I-IV, Madrid, Gredos, 1954-1957, concretamente el vol. I, s. v. afligir, y J. COROMINAS;
J.A. PASCUAL, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, vols. I-VI, Madrid,
Gredos, 1980-1991, en concreto el vol. I, s. v. afligir. En ambas obras, en la categoría de los
derivados del verbo latino fligere, ‘golpear’, se trata del verbo confligere, ‘chocar’, y, como
derivado de este verbo, del término latino conflictus y del romance conflicto.
13
Véanse al respecto:
Pompeu FABRA, Diccionari general de la llengua catalana, Barcelona, Edhasa,
198419 (revisado y ampliado por Josep MIRACLE): conflicte m. Xoc, contesa hostil; estat
d’oposició; contesa prolongada. Durant el conflicte de les dues hosts. El conflicte greco-turc.
Promoure, resoldre, un conflicte. | Un conflicte d’idees, d’interessos, de passions. | Abs.
Trobar-se en un conflicte, indecís entre dos cossos polítics, judicials, etc., que es disputen un
dret, una atribució, etc. Un conflicte entre la jurisdicció civil i l’eclesiàstica.
Diccionari de la llengua catalana, Barcelona, Enciclopèdia Catalana, 1994 [=
19933]: conflicte m. 1 1 Xoc, contesa, lluita. El conflicte amb la cavalleria enemiga. 2 p ext
Contesa prolongada, estat d’oposició. El conflicte àrabo-israelià. 3 fig. Un conflicte d’idees,
d’interessos, de passions. Ha entrat en conflicte amb el batlle. 4 PSIC. Situació donada per una
discordança entre les tendències o els interessos d’algú i les imposicions externes. 2 fig.
Problema, cuita, compromís. Em trobo en un conflicte.
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significado original de ‘choque’ entendido físicamente sigue apareciendo, pero
en todos ellos se desarrolla mucho más el sentido no literal. Paul Robert,
concretamente por lo que a la lengua francesa se refiere, califica de significado “antiguo” (vieux, en el diccionario) el de “lutte, combat” (‘lucha,
combate’), que recoge de La Fontaine (“Le pigeon profita du conflit des
voleurs”). Y, frente a ello, define el conflit del francés moderno como
“rencontre d’éléments, de sentiments contraires, qui s’opposent” (“choque de
Diccionari de la llengua catalana, Institut d’Estudis Catalans, 20072 [extraído de la
página web del IEC el 29/IX/2007, consulta libre]: conflicte 1 1 m. [LC] Contesa, lluita.
Durant el conflicte de les dues hosts. 1 2 m. [LC] Contesa prolongada. El conflicte grecoturc.
1 3 m. [LC] [SO] Estat d’oposició. Promoure, resoldre, un conflicte. 1 4 m. [LC] [PS] [PE]
per ext. Un conflicte d’idees, d’interessos, de passions. 1 5 [LC] [PS] [PE] trobar-se en un
conflicte Estar indecís entre interessos, desitjos, etc., incompatibles. 1 6 m. [LC] [SO] [AD]
Contesa entre dos organismes polítics, judicials, etc., que es disputen un dret, una atribució. Un
conflicte entre la jurisdicció civil i l’eclesiàstica. 1 7 [ECT] conflicte colAlectiu Situació
d’enfrontament entre sindicats i patronal, o entre treballadors i empresari, per desacord en
qüestions salarials i laborals. 1 8 [SO] conflicte de classes Conflicte entre classes socials quan
una es considera superior i domina les altres i les explota. 1 9 [SO] conflicte social
Desequilibri temporal en la cohesió d’un sistema social, causat per elements dissidents que
pretenen de restablir un nou equilibri, fonamentat en unes bases noves. 1 10 [SO] [FL]
conflicte lingüístic Conflicte entre grups en què les diferències idiomàtiques esdevenen el símbol
fonamental de l’antagonisme. 2 m. [PS] [PE] En psic., situació donada per una discordança
entre les tendències o els interessos d’algú i les imposicions externes.
Antoni M. ALCOVER; Francesc de B. MOLL, Diccionari català-valencià-balear,
Palma de Mallorca, Moll, 1978-1979: CONFLICTE m.: cast. conflicto. 2 1. Topada hostil, lluita;
estat d’oposició. Isqueren a camí al hostol..., e haüt conflicte entre ells..., foren desbaratats,
doc. a. 1435 (Ardits, I, 326). Allà on fon lo major conflicte de la batalla, Tirant, c. 328. Al
millor dia hi haurà conflicte, Vilanova Obres, IV, 58. 2 2. Cas de dificultat greu, enutjós de
resoldre. Per tants conflictes qui són en tu..., aconsolar te vull un tant, Spill 15000. Un
caualler... trobà lo gran conflicte com son senyor lo rey era mort, Tomic Hist. 41. [...] ETIM.:
pres del llatí conflictum, ‘topada’, ‘lluita’.
Cf., asimismo, J. COROMINES, Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana,
vols. I-IX, Barcelona, Curial, 1980-1991, vol. X (suplement – índex), Barcelona, Curial, 2001,
concretamente el vol. I 65b, s. v. afligir, donde el autor, frente al verbo confligir, “rar en català”,
atestigua las primeras apariciones de conflicte “ja en Joanot Martorell: «e donà batalla als moros,
hon hagué molt gran conflicte, que y morí molta gent de una part e d’altra» [T. lo B. I, 22], i en
Jaume Roig [«per tants conflictes / que són en tu, / aconsolar / te vull un tant», Spill, v. 15.000]”.
14
Véase al respecto:
Le Nouveau Petit Robert, Paris, Dictionnaires Le Robert, 1993 (texto retocado y
ampliado bajo la dirección de Josette REY-DEBOVE y Alain REY): CONFLIT [...] n.m.– in XIIe;
bas lat. conflictus «choc» 1. VX Lutte, combat. «Le pigeon profita du conflit des voleurs» (La
Font.). 2. MOD. Rencontre d’éléments, de setiments contraires, qui s’opposent. | antagonisme,
conflagration, discorde, lutte, opposition, tiraillement. Conflit d’intérêts, de passions. Conflit
de générations, entre parents et enfants, adultes et jeunes. Conflit social. Entrer en conflit avec
qqn. «elle avait jusqu’alors évité les conflits ouverts» (Mauriac). | clash. Conflit mineur. |
FAM. guéguerre. PSYCHOL. Action simultanée de motivations incompatibles; son résultat.
Conflit affectif. 3. Contestation entre deux puissances qui se disputent un droit. | crise. Conflits
internationaux. Arbitrage d’un conflit. Conflit armé. | guerre. En cas de conflit. 4. DR.
Rencontre de plusieurs lois, textes, principes qui se contredisent et, de ce fait, ne peuvent être
appliqués. Conflit de lois. – Conflit de juridiction, entre deux tribunaux pour juger une affaire.
Conflit d’attribution. Le tribunal des conflits, chargé d’attribuer la compétence administrative
ou judiciaire à une affaire (|litige). CONTR. Accord, paix.
15
Véase al respecto:
Dizionario Garzanti della lingua italiana, realizzato dalla redazione lessicografica
Garzanti diretta da Giorgio Cusatelli, Milano, Garzanti Editore, 1965: conflitto, s. m. 1.
combattimento, scontro di eserciti: il – conflitto anglo-boero 2. (fig.) urto, contrasto violento:
– conflitto di idee, di interessi, di sentimenti / – psichico, contrasto tra gli impulsi dell’inconscio
e la sfera della concienza, oppure tra due gruppi di istinti. // Dal lat. conflictus –us ‘urto, lotta,
battaglia’, deriv. di conflictus, p. p. di confligere ‘cozzare insieme, combattere’.
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elementos, de sentimientos contrarios, que se oponen”). En el diccionario de
la Real Academia de la Lengua Española o en el del Uso del español, de
María Moliner, se recoge específicamente la acepción de conflicto como
momento de mayor violencia o fragor en el combate, pero calificando tal
acepción de “desusual”; en ambos diccionarios se da relevancia al sentido
figurado y abstracto que implica un “conflicto de jurisdicciones, de pasiones,
de intereses” resultado ya sea de un choque ya sea de una situación permanente de oposición, desacuerdo o lucha entre personas (un conflicto entre
generaciones sería un ejemplo) o cosas. Y, además, en ambos diccionarios se
hace hincapié en una acepción más de conflicto: el que genera en uno mismo
una situación en la que no “no se puede hacer lo que es necesario hacer o en
que no se sabe qué hacer” (María Moliner), una situación de “apuro, [...]
desgraciada y de difícil salida” (DRAE), una situación de desasogiego, de
dificultad o que incluso puede entrañar peligro para uno mismo (Julio
Casares). Estar en un conflicto es estar en un aprieto, estar en un brete, con
la lucha interior que eso implica.
Conflicte en catalán, definido también en todos los diccionarios en
primer lugar como “xoc, contesa”, choque y contienda física, pasa de lo
concreto a la extensión de lo que dura (“conflicte àrabo-israelià” en el
diccionario del IEC de 1994). Pero se destaca también el sentido figurado que
ya hemos descrito: conflicto en un sentido personal, en cuanto afecta a la
persona en su debate interior, sus problemas, sus cuitas.
Pero, teniendo en cuenta la evolución señalada, la ampliación del
concepto de conflicto, ¿qué podemos decir con respecto al latín medieval?
¿Consolidó el latín medieval algo que el latín clásico, como ya hemos
indicado, sólo apuntaba pero que el latín cristiano asentó y amplió? ¿Anunció
el latín medieval lo que de forma diáfana se muestra ya en las lenguas
románicas, como también hemos visto? Y, ciñéndonos concretamente a lo que
al latín medieval del dominio del catalán respecta, ¿qué nos permiten constatar
los textos conservados? Recalquemos al respecto que, como he empezado
diciendo al iniciar mi intervención, es vastísima la producción de textos en la
Cataluña altomedieval, de textos documentales, esto es, actas notariales que
transcriben donaciones, dotaciones, ventas, testamentos, juramentos de
fidelidad y litigios. Junto a ello y frente a ello, existen unos pocos textos
literarios, textos literarios en el sentido amplio del término, el que incluye las
bellas letras pero también las obras de carácter histórico, filosófico o
científico. En todo caso, unos textos y otros se erigen en el testimonio escrito
de la lengua latina medieval, expresión —como es de esperar— del lenguaje
jurídico, eclesiástico, institucional y curial de la Alta Edad Media, en la que
aparecen importantes innovaciones léxicas junto con claros indicios fonéticos
y morfosintácticos de la incipiente lengua romance, el catalán.
Los diccionarios de latín medieval no dejan lugar a dudas: aunque el
término se sigue empleando en el sentido literal de ‘choque’ y también en el
de ‘batalla’, se utiliza sobre todo como abstracto con los sentidos de
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‘discusión’ e incluso ‘argumento’ y se especializa como ‘duelo judicial’16;
pero además se añade un nuevo significado, tardío, recogido en el siglo XIII:
el de ‘derrota’17.
3. CONFLICTO Y DECISIÓN
En el conjunto de textos latinos altomedievales catalanes que tenemos
a nuestra disposición en la base de datos que está elaborando el equipo del
GMLC, esto es, en los más de 16.000 documentos digitalizados y leídos
—como hemos dicho más arriba—, la palabra conflictus aparece una sola vez.
La aparición se da, además, en un documento que podríamos calificar de
tardío si nos atenemos a lo que marcan los límites cronológicos del Glossarium, los años 900 y 1100 según rezaba el subtítulo del vol. I (A-D), cuyos
fascículos se publicaron entre el año 1960 y 1985.18
Debemos recordar, que, como también hemos indicado antes, no hay
una entrada conflictus en nuestro glosario. Se pueden suponer tres razones
para intentar justificar la no aparición:
1.- Quizás porque, simplemente, los redactores del Glossarium en los
años de preparación del fascículo 5 (que apareció, recordemos, en 1969)19 no
encontraron ningún ejemplo de uso de conflictus y, en particular, no tuvieron
16
Acompañado en este caso muy a menudo por el adjetivo legalis; cf. DU CANGE, Glossarium
Mediae et Infimae Latinitatis, conditum a Carolo du Fresne, domino Du Cange, ed. nova a L.
Favre, vols. I-X, Niort, 1883-1887, s. v. conflictus: “CONFLICTUS LEGALIS, Duellum ex lege
statutum, in Charta Roberti reg. Franc. ex parvo Reg. S. Germ. Prat.”
17
Véanse al respecto:
DU CANGE: CONFLICTUS, Substant. Exercitus dissipatio, fuga, Gall. Déroute, apud
eumd. Bartholom. Scribam ann. 1242. Praedictos inimicos volentes intrare civitatem posuit in
Conflictu, apud Anonymum in Chronico Veronensi ad ann. 1317. Dominus Canis fuit positus
in Conflictum cum ejus militia et comitiva, multis ex suis interfectis et captis, ibid. ad ann. 1320.
A. BLAISE, Dictionnaire latin-français des auteurs du Moyen-Âge. Lexicon Latinitatis
Medii Aevi, Turnholti, Brepols, 1998 [= 1975] (Corpus Christianorum, Continuatio
Medievalis): I conflictus, mis en déroute. II conflictus, -us (cl. et lat. chr.) — 1. duel judiciaire:
c. legalis — 2. déroute.
J.F. NIERMEYER, Mediae Latinitatis Lexicon Minus, Leiden-New York-Köln, Brill,
1993: conflictus (decl. iv): 1. *bataille — battle. 2. *discussion — argument. 3. duel judiciaire
— judicial combat. Si ad conflictum causae descenderint. Lex Burgund., tit. 80. 4. déroute,
défaite — defeat. S. xiii, Ital.
J.H BAXTER; CHARLES JOHNSON, Medieval Latin Word-List from British and Irish
Sources, London, Oxford University Press - Geoffrey Cumberlege, 1950 [=19341]: conflictus
(second decl.), fight 6c.; (fourth decl.), dispute 8c.
18
Aunque se fijaron esos límites cronológicos, eso no fue óbice para que, en los artículos de
los fascículos del primer volumen, se incluyeran ejemplos del siglo XII. En relación con ello hay
que subrayar que para el proceso de digitalización se ha fijado un límite más amplio: el año 1200.
A pesar de que los documentos del siglo XII suelen dar indicios ya de que la lengua latina ha
cambiado: los escribas o los notarios tienen una mayor conciencia de que hay que “escribir bien”
por lo que en los textos del siglo XII puede que queden más borradas las huellas de la lengua
románica y que su latín se convierta en más artificioso y “correcto” que el de los siglos
anteriores; eso quizás es producto del llamado “Renacimiento del siglo XII”, pero también de una
circunstancia política de suma importancia como fue el matrimonio de Ramón Berenguer IV en
1137 con Petronila de Aragón.
19
Cf. supra, apartado 1, nota 3.
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acceso al documento en cuestión. Apuntemos, en relación con ello, que la
digitalización de documentos que ha podido llevar a cabo el equipo del GMLC
desde el año 2000 —desde que dispone de los instrumentos informáticos
necesarios para aprovechar el potencial que supone la publicación del enorme
número de ediciones de cartularios medievales que en las dos últimas décadas
han proliferado en Cataluña— permite analizar muchos más textos y crear
concordancias o índices alfabéticos de las palabras de los textos dentro de un
contexto significativo, lo cual sirve para completar el trabajo realizado en el
proceso de creación del fichero original del glosario. Sin embargo, por lo que
se ha podido comprobar en la redacción del fascículo de la letra G (2006), la
cantidad no hace sino corroborar, por lo general, la calidad del fichero inicial:
se encuentran más ejemplos (algunos más antiguos), se completan significados
(y a veces se modifican), pero, en el caso de la G, no hubo que añadir ni una
sola nueva voz con respecto al vaciado realizado a partir del fichero manual20.
2.- Quizás porque localizaron el documento, pero lo consideraron
demasiado tardío. No obstante hay que tener presente que, aunque se fijaron
los límites cronológicos de los años 900 y 1100, eso no fue óbice para que en
los fascículos del primer volumen se incluyeran ejemplos del siglo XII21.
3.- Quizás porque, a pesar de haber localizado el documento,
consideraron excesivamente poco frecuente la aparición del término como
para incluirlo en la publicación.
Vamos a hacer un poco de elucubración lexicográfica, poniéndonos
en la piel de los redactores de aquellos momentos —imaginándonos que
20
Conviene tener presente, de todas formas, la necesaria coexistencia de los dos ficheros
existentes, el manual y el resultante de la digitalización de documentos. El proyecto de realización
del GMLC, siguiendo el camino abierto en la década de 1990, se vertebra actualmente en dos
líneas de trabajo que cabe definir como de redacción, la primera, y de digitalización, la segunda.
En esta segunda línea se planteó inicialmente la informatización del fichero manual, pero pronto
se dirigió tal línea hacia un nuevo fin y, así pues, la informatización de la base documental se
dirige en la actualidad, principalmente, a la incorporación de fuentes de edición reciente, teniendo
siempre en cuenta criterios de calidad en la selección de las ediciones. Se pretende crear así, en
un soporte magnético, un fichero rico, inédito, abierto a posibles variaciones y ampliaciones
(exigidas, sin duda, por el vaciado de nuevas publicaciones documentales), coherente, inteligible
y de fácil manejo. Esta labor de digitalización permite, además, la creación y utilización de
concordancias, o índices alfabéticos de las palabras de los textos dentro de un contexto
significativo, que confirman, completan y amplían la información recogida en la fichas a partir
de las que, en principio, trabaja el equipo de redacción del GMLC. El trabajo de digitalización
y corrección de documentos a partir de ediciones y de transcripciones alcanza en la actualidad
—como se ha dicho más arriba— la cifra de más de 16.000 documentos recogidos.
21
Los redactores del glosario aclaraban en las “Advertencias preliminares” de los fascículos
2 (1962) a 8 (1979):
5.- Cuando dentro de los límites cronológicos señalados (siglos IX-XI) disponemos
de pocos ejemplos para ilustrar el significado de las palabras o cuando otras razones
especiales así lo aconsejan, recurrimos, caso de existir, a testimonios del siglo XII,
pero no figuran aquellas palabras que en las fuentes catalanas se documentan por vez
primera con posterioridad al año 1100.
En el fascículo 1, a-aragalius (1960), se mostraban menos estrictos, pues la advertencia número
5 acababa después de “siglo XII”. En el fascículo 9, dotalis-dux (1985) no había advertencias.
Por otra parte en los fascículos 11, correspondiente a la letra F (2001), y 12, correspondiente a
la letra G (2006), la redactora Teresa Gracia retoma el estilo del primer fascículo:
5. S’inclouen textos del segle XII quan es disposa de pocs exemples dins del límits
cronològics assenyalats (s. IX-XI) o quan altres raons així ho aconsellen.
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encontraron ese documento y que no lo descartaron por tardío— o en la de los
que tuvieran que encargarse de la segunda edición del glosario, unos y otros
ante el conflicto personal de incluir o excluir conflictus.
Con respecto a la cuestión de la frecuencia de la aparición, hay que
señalar que no es extraño que en el glosario queden recogidas palabras con un
solo testimonio. En efecto, pongamos como ejemplos las siguientes voces
pertenecientes al mismo fascículo 5 en el que el artículo conflictus, si se
hubiera redactado, tendría que haberse publicado:
claustriger [ab claustrum] que lleva vida claustral; amante de la
clausura: s. XI ex. Vita Petri Vrs. 13, p. 856: eductus … a cella nouitiorum monachizatur … fit mortuus uiuens inter uiuos … fitque … cilicinista
… fit etiam inremotus claustriger impiger22.
De algunas palabras no se da definición, pues se trata de voces que ya
existían en latín clásico y que sólo entran por la forma. En el siguiente caso,
entrada sin definición, los redactores hallaron un sólo un ejemplo:
coaequalis escrito quoeq-: 973-995 LAntiq. I 46, f. 23, Mas 148 (Dei …
qui semper trinus in unitate manens quoeternus et quoequalis ante omnia
secula)23.
O incluso hay casos en que se da un solo testimonio que resulta, además, de
significado dudoso:
coaequiperare [ab aequiperare] repartir equitativamente (?)1: 1025
DipCarol., p. 446 (Dip. Berenguer Ramón I): si … uobis instinctu diuino
cogimus (pro -mur?) coequiperare commoda, … nobis Domini gratiam fore
credimus24.
22
Vita s. Petri Vrseoli (escrita, según parece, por un monje de Cuixà o de Ripoll), ed. J.
MABILLON, Acta Sanctorum Ordinis Sancti Benedicti, VII (saec. V), Venetiae, 1737, pp. 851860.
23
Libri Antiquitatum de la Catedral de Barcelona, Archivo de la Catedral de Barcelona;
número de volumen, documento y folio. Se da a continuación la referencia del índice de J. MAS
(Rúbrica dels «Libri Antiquitatum» de la Seu de Barcelona) en Notes històriques del bisbat de
Barcelona, vols. IX-XII, Barcelona, 1909-1914.
Con respecto a la definición del término, cf.:
GAFFIOT: coaequalis, e (cum, aeq-), 1 du même âge: PETR. 136, 1 2 coaequales,
ium, m., f., personnes du même âge: in ludo inter coaequales discens JUST. 23, 4, 9, étant à
l’école avec les enfants de son âge. 2 2 égal, pareil: VULG. 2 Petr. 1, 1.
BLÁNQUEZ: coaequales, -ium, pl. de coaequalis, m. y f. pl. Personas de una misma
edad, coetáneas. In ludo inter coaequales discens, Just., asistiendo a la escuela con los niños
de su edad.
coaequalis, e. (de co por cum y aequalis). adj. Petr. De la misma edad, coetáneo,
contemporáneo. 2 Vulg. Parejo, igual. Véase coaequales.
24
R. D’ABADAL I DE VINYALS, Els diplomes carolingis a Catalunya. Catalunya Carolíngia,
vol. II/1-2, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1926-1950 y 1952.
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1
Significado conjetural; el preámbulo del diploma que citamos (carta
otorgada por Berenguer Ramón I a los habitantes de Barcelona), de
redacción obscura y en parte corrupto, es de muy difícil interpretación.
Pero leamos el texto en el que aparece la palabra conflictus. Se trata
de un documento conservado en el Archivo de la Corona de Aragón, en el
fondo de pergaminos de Ramón Berenguer III. Fechado en el año 1123,
consiste en la declaración sacramental realizada por los testigos del testamento
dictado por Udalardo, vizconde de Bas25. Dice así:
Hec sunt conditiones sacramentorum ... de extrema voluntate cuiusdam
hominis nomine Udalardi vicecomitis in conflicto militum apud Villam
Mulorum mortui ... nos testes videlicet, Dalmacius Geraldi et frater eius
Arnallus Geraldi, testificamus extremam voluntatem iam dicti Udalardi
verbis ab eo nobis iniunctam etc. juramus super altare sancti Petri, quod
situm est in ecclesia Sancti Privati de Bass, quia nos vidimus et udivimus
et presentes ibi eramus et ab eo rogati extitimus quam iam dictus Udalardus
volens ire versus Ispaniam in occursum scilicet ad Castrum de Curbins,
sanus et incolumis in sua plena memoria et loquela ordinavit suam
extremam voluntatem ... -Late condiciones XIIII Kalendas Januarii anno
XVI Regni Ledovici Regis infra primos sex menses post obitum iamdicti
testatoris. - S. Dalmacii Gerardi.- S. Arnalli Geraldi.- S. Guillelmus
Raimundi capellanus Sancti Privati.- S. Guillelmus levita.S.Raimundi
Arnalli de Beuda.- S. Bernaldi Eribaldi.- S.Arnalli Boni hominis
sacerdotis.- S. Gaucefredi Guillelmi de Corneliano.
¿Cómo podemos traducir in conflicto militum ... mortui? Seguramente
lo que nos salga más espontáneo sea “muerto en acción de guerra”. ¿Y no
estamos tomando conflictus como término concreto, con su significado
primigenio, el de ‘choque’, el de ‘operación’, el de ‘episodio de lucha en una
guerra’? Es el sentido originario, el primer sentido del latín clásico y primer
sentido, envejecido o desusual según las lenguas, en nuestras lenguas
románicas. Pero, a pesar de ser un sentido clásico en latín, como decía F.
Blatt en su preámbulo al primer fascículo —el de la letra L, publicado en
1957— del Novum Glossarium Mediae et Infimae Latinitatis, diccionario
conocido entre los medievalistas como “Nuevo Du Cange”, ¿no es necesario
tener presente tanto lo que el latín medieval conserva como aquello en lo que
se aleja del latín clásico para entender en qué consiste esa lengua bisagra, esa
lengua que fluctúa como sus escribas y escritores, más o menos conscientes
o inconscientes, según los momentos, de su alejamiento de la supuesta norma
clásica, más o menos capaces de acercarse a ella o de inventársela?26
25
ACA, Pergaminos de Ramon Berenguer III, n.º 256. Editado por F. MONSALVATJE Y
FOSSAS, Noticias históricas, I-XXVI, Olot, 1899-1919, concretamente en el tomo XI (1901), pp.
416-417, y por Ll.G. CONSTANS I SERRATS, Diplomatari de Banyoles (822-1299), vol. I (1985),
vol. II (1987), Banyoles, Centre d’Estudis Comarcals de Banyoles, 1985-1987, documento nº
129, vol. II, p. 120.
26
Franz BLATT (dir.), Novum Glossarium Mediae Latinitatis ab anno DCCC usque ad annum
MCC, (L), Hafniae, Ejnar Munksgaard, 1957, “Avis au lecteur”.
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Yo, puesta en el conflicto de elegir, decidiría incluir conflictus aunque
fuera sólo atendiendo a su significado. Pero si eso no bastara, hay una razón
más, contundente, para incluir el término en el glosario, una razón morfológica, que, en otras disciplinas no, pero en filología es una razón de peso.
Efectivamente, en el sintagma in conflicto militum ... mortui observamos un
cambio de declinación: el ablativo en “-o” no es propio de la cuarta
declinación (conflictus, -us), cuyo ablativo es en “-u”, sino de la segunda,
declinación a la que pertenecería un supuesto *conflictus, -i.
4. SIN PERSISTENCIA, SUBSTITUCIÓN
Si una primera y rápida conclusión se puede extraer de la escasísima
aparición del término conflictus en nuestros textos es que ese campo semántico
tuvo que ser ocupado por otros substantivos. En efecto, uno de ellos, un
germanismo, se impuso en toda la Romania y el dominio lingüístico
correspondiente a nuestros documentos no fue una excepción: werra, guerra,
tanto en un sentido restringido de ‘lucha o querella violenta’, como en el de
‘guerra’ en un sentido general. Paralelamente, el substantivo bellum, por
antonomasia “la guerra” en el latín clásico, se especializó y acotó su
significado para pasar a designar un ‘conflicto o duelo judicial’; así nos
aparece en los documentos latinos catalanes de la Alta Edad Media, en donde
se emplean como sinónimos de bellum, con el mismo significado restringido,
las nuevas acuñaciones batalia y duellum.
Todas estas palabras (guerra, bellum, batalia y duellum) están tratadas
en los respectivos artículos del glosario27, al igual que ya desde que se
compuso el fichero manual original se previó tratar e incluir en el glosario
querela y querimonia, palabras también clásicas: querela (en principio
‘queja’, ‘lamento’ y de ahí ‘queja’, ‘reclamación’) y querimonia (también en
principio ‘queja’, ‘lamento’ y de ahí ‘disensión’ y ‘disentimiento’) se
circunscriben en los documentos leídos al campo léxico del lenguaje jurídico
para aludir a la querella, al debate, al litigio producto de un conflicto de
intereses. La misma previsión cabe suponer que se tuvo con otras dos palabras
recogidas en el fichero manual y que aparecen a menudo acompañando a
querimonia en contextos de conflicto jurídico: rancor (palabra clásica, pero
entendida en un sentido que ya no corresponde al clásico de ‘rencor’) y
rancura.
Y por último, ¿qué ocurre con el “conflicto interior”, el vivido en una
situación de tensión, sea provocada por una guerra, sea de otro origen? ¿No
se plasma de ninguna manera en el latín altomedieval catalán? ¿Quizás con un
romanismo, cuita, y con el empleo en un sentido desconocido por el latín
27
Vid. guerra en el fascículo 12, letra G (2001); bellum y batalia en el fascículo 2, aragaliusbene (1962); de duellum, en el fascículo 9, dotalis-dux (1985), se remite a batalia, nota 1.
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clásico del término damnatio?28 Así parece que puede afirmarse, pero el
“conflicto interior” se expresa sobre todo con una palabra también de
impronta clásica: tribulatio, cuya inclusión en el glosario es, en estos
momentos, cuando menos dudosa.
Efectivamente, la palabra, al ser clásica, no consta en el fichero
manual. Sus elaboradores seguramente la encontraron en los textos que
leyeron, pero la descartaron porque no ofrecía ningún matiz que la diferenciara de sus usos en latín clásico. Pero tribulatio, y su variante tribulacio, está
atestiguada en la documentación digitalizada en 18 ocasiones. Todos los
contextos evocan una situación de tensión personal, unos momentos más o
menos dilatados de tribulación, de dificultad, de conflicto, no expresados de
otro modo, sino con el substantivo en cuestión. Ahí está el concepto de
“conflicto” que nos faltaba para completar su campo semántico, pero
encarnado en una palabra que incumple las normas para su inclusión en un
diccionario. Y está claro que es una norma de buen sentido la regla de no
acumular, de no repetir lo que se puede evitar, lo que se puede encontrar en
otros diccionarios, obras de referencia indiscutible.
El conflicto del lexicógrafo. Quizás esta intervención hubiera tenido
que titularse así. O quizás, simplemente, el conflicto interior al que se alude
en el título es el que afecta al redactor de un diccionario y la sensación de
vértigo que puede invadirle al avistar las consecuencias de sus decisiones
(consecuencias o secuelas, etimológicamente casi lo mismo).
Fecha de recepción del artículo: mayo 2008.
Fecha de aceptación y versión final: julio 2008.
28
Vid. cuita en el fascículo 6, confrater-cyrographare (1971), donde se explica el origen del
término romance como substantivo postverbal a partir del verbo catalán cuitar y su utilización
como préstamo en el latín medieval catalán. Por otra parte, el significado especial de damnatio,
cuyo uso en sentido figurado alude, según expresión de los redactores del GMLC, a una
‘situación extraordinariamente angustiosa (como la de los condenados a las penas eternas)’, a un
‘tormento’, garantizó su aparición en el glosario; cf. fascículo 7, dalmatica-deouota (1976), s. v.
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