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Las Mujeres Misioneras en África: Cristianismo y Educación en los siglos XIX y XX William Rosado-Ocasio University of Puerto Rico – Río Piedras Campus Breve Introducción Cuando vino el hombre blanco por primera vez, Él tenia la Biblia y nosotros la tierra. Entonces el hombre blanco nos dijo: “Vengan Arrodillémonos y oremos juntos”. Así que nos arrodillamos cerramos nuestros ojos y oramos, Y cuando abrimos los ojos nuevamente, Lo! – Nosotros teníamos la Biblia y él tenía la tierra. Traducido del inglés: “When the white men first came here, He had the Bible and we had the land. Then the white men said to us: “Come let us kneel and pray together”. So we knelt and closed our eyes and prayed, and when we opened our eyes again, Lo! – we had the Bible and he had the land.” (Ballard, 2008, p. 85) Parabola pasada entre la gente Xhosa Arzobispo Desmond Tutu Las misiones en África tuvieron fuertes impactos en las poblaciones nativas del continente. Para el 1797 llegó una inusual propuesta de empleo a la Sociedad Misionera de Londres (LMS) por parte del doctor Johannes van der Kemp (quien había perdido a su familia); llevar la evangelización a Sur África., junto a otros misioneros. La misión no fue del todo un éxito, uno de los misioneros no encontró provecho y se retiró a otro país, los Boers no le dieron buen recibimiento a los ideales interraciales de van der Kemp. Y para rematar el asunto este decide retirarse con los khoisan cristianizados a otra localidad, donde más tarde compra a una joven esclava de catorce años con la que se casa y tiene hijos (Ballard, 2008, 67-73). Los misioneros se encargaban tanto de cristianizar como de moralizar a las sociedades africanas, es como se observa en el artículo de Anthony J. Dach: “Los misioneros apuntaban a un cambio en creencias y costumbres; se oponían a la poligamia y el levirato como practicas de adulterio; condenaban las ceremonias de iniciación como practicas inmorales; […].” Traducido del inglés: “The missionaries aimed at change in belief and custom; they opposed polygamy and the levirate as adulterous practice; they condemned initiation ceremonies as immoral practices; […]”. (Dachs, 1972, 648). Esta fue desde un comienzo una labor similar a la que se llevó a cabo en América a la llegada de los españoles, y el mismo John Mackenzie se refería al triunfo de las misiones como: “el trabajo de conquistadores” Traducido del inglés: “the work of conquerors”. (Dachs, 1972, 648). Otra importante sociedad lo fue la Church Missionary Society (Sociedad Misionera de la Iglesia), que apareció por primera vez en 1799 (Ballard, 2008, 10). Al igual que muchas otras sociedades que estuvieron presente durante los siglos XVIII, XIX y XX, como sociedades centrales para este trabajo la SPG (Society for the Propagation of the Gospel in Foreing Parts) (Sociedad para la Propagación del Evangelio en el Extranjero) y la MU (Mother’s Union) (Unión de Madres), Las Hermanas de Cluny y la NMS (Norwegian Missionary Society) (Sociedad Misionera Noruega). La Unión de Madres fue fundada en el 1876 por Mary Elizabeth Sumner. El ideal de esta sociedad anglicana en las bases de que el deber de una madre no es solo el de proveer sino también el de educar a los niños en el amor de Dios (Mother’s Union, 2013). A partir de este punto, se discutirán algunos casos de mujeres que tomaron la labor misioneras y se adentraron a trabajar en África, llevando el ideal de sus organizaciones a los nativos africanos, además de evangelizar y sobretodo educar. Tanto los casos de mujeres misioneras en Madagascar, Uganda y otras regiones de África, demuestran la importancia de estas misiones y su labor de cambiar las sociedades africanas, no por medio de la evangelización de las masas únicamente, pero por la educación a niñas y mujeres que pudieran difundir el mensaje cristiano y de unión familiar que caracteriza a la Unión de Madres. Casos como los de Emily Lawrence, Hannah Frances Davidson, Elizabeth Chadwick, entre otras, no solo fueron participes de un cambio religioso, sino también un cambio en la estructura de poder de cómo eran vistas las cosas desde los reinos africanos, hasta los nuevos sistemas de gobiernos que eran capaces de influenciar y manejar. Las Mujeres Misioneras en África: Cristianismo y Educación en los siglos XIX y XX Por regla general los nativos no nos buscan a los misioneros a menos que estén heridos o inusualmente enfermos, así que estamos encantados de aprovechar al máximo estas oportunidades y una vez que se forma un pliegue a menudo vienen de nuevo y traen a otros con ellos. Traducido del ingles: “As a rule the natives do not seek us missionaries unless they are hurt or unusually ill, so we are glad to make the most of such opportunities and when once a kink is formed they will often come again and bring others with them.” (Prevost, 2010, p. 57) Emily Lawrence Mahanoro, 21 de Mayo de 1887 Antes de pasar a la misiones por parte de las sociedades protestantes y anglicanas, hay que dejar claro que no todas las misiones de mujeres fueron construidas por la iglesia anglicana, también durante el comienzo de 1800 llegó a Senegal desde el Caribe un movimiento misionero católico formado por una mujer: [...], una notable señora francesa estaba desarrollando planes para la conversión de los africanos [...] Una monja de alta cuna burgandiana, Anne-Marie Javouhey - que pudo sobrevivir a los años revolucionarios con la vida y la reputación intacta - fundó una orden dedicada a San José de Cluny, santo patrón de los trabajadores manuales, y se dedicó a reclutar niñas campesinas sencillas apenas alfabetizadas, a quien vestía con un hábito que imitaba ropa usada por los vendimiadores, que estaban entre las personas más pobres de Francia. Traducido del inglés: “[…], a remarkable French lady was developing plans for the conversion of Africans. […] Well born Burgandian nun Anne-Marie Javouhey – who had manage to survive the revolutionary years with both life and reputation intact – founded an order dedicated to St. Joseph of Cluny, patron saint of manual workers, and set about recruiting simple often barely literate, peasant girls, whom she dressed in a habit that mimicked clothes worn by grape pickers, who were among the poorest people of France.” (Ballard, 2008, 54) Los ideales de Javouhey de llevar la evangelización por medio de la educación, parecían una buena idea, pero a su llegada en 1822 se encontró con una lucha de poder entre los clérigos supremacistas y los oficiales anti-clérigos en Senegal. Bajo esta circunstancias Javouhey, encontró intolerable la actitud de los clérigos (que luego de las disputas se marcharon del territorio), lo que la llevó a concluir que los únicos que tendrían el poder de convertir al cristianismo a los africanos eran los mismos africanos. Es aquí donde surge la idea de un plan educativo, en el que veinte niños fueron enviados a Francia a completar estudios, y de estos la mitad murieron de enfermedades europeas, otros fueron llevados de vuelta a sus padres y solo tres completaron los estudios (y de estos tres, dos tenían padres europeos). Más tarde el plan no dio resultado, ya que a la llegada de los padres Ploërmol, la iglesia sucumbió a la presión de estos de no permitir la educación de africanos hasta los estudios superiores, solo los grados elementales (Ballard, 2008, 54-56). Para las últimas dos décadas del siglo XIX, llegó a Madagascar un grupo de misioneros provenientes de Noruega, bajo una sociedad denominada NMS (Sociedad Misionera Noruega). La NMS llegó a Madagascar en 1866, y sus bases religiosas provienen de la iglesia luterana. Dentro de estas bases se expresa lo siguiente: “La tensión entre la expectación de que las mujeres dediquen sus vidas a sus esposos e hijos, y sus propios deseos de tomar ventaja de nuevas oportunidades, llevó a muchas mujeres misioneras casadas a trabajar doble turnos.” Traducido del inglés: “The tension between the expectation that women devote their lives to husbands and children, and their own desires to take advantages of new opportunities, led many married missionary women to work double shifts.” (Predelli, 2001, 6). Puesto que a la mujer se le declaraba como el sexo débil dentro de la iglesia luterana, esta debía ser obediente al hombre y someterse a la voluntad de sus esposos, de acuerdo a varios versículos bíblicos: el texto de Predelli da varios textos de ejemplo como: 1 Pedro 1-6 y Efesios 5, 22- (2001, 6-7). La importancia del matrimonio para estas mujeres busca un beneficio que fluyera de dos partes: la primera es el control de la sexualidad, en el que los hombres tiene una naturaleza sexual más activa que las mujeres (estas eran consideradas por el movimiento luterano noruego como ‘sin pasión’), por lo tanto un misionero está más protegido de cometer pecados de fornicación con las nativas en Madagascar, la segunda es que las ayudaba a poder acercarse a mujeres nativas sin que estas fueran mal vistas por hablar con un hombre soltero. Por lo tanto para ser misionero debían estar casados, pero las mujeres no tenían que estarlo (Predelli, 2001, 7, 10-11); aunque esto no quita que deberían como expone su ideología religiosa. A pesar de esto, las esposas de los misioneros tuvieron gran importancia, pues además de llevar a cabo sus labores domésticas, les era más accesible acercarse a mujeres y niños, por lo que promovían la educación enseñando a leer y escribir (Predelli, 2001, 9). En Uganda las misiones llegaron por primera vez de parte de la Sociedad Misionera de la Iglesia (CMS) en 1890, una organización protestante que enfatizaba la prédica, la alfabetización, las escrituras y crear relaciones personales con Cristo (Prevost, 2010, 10-14). En Madagascar las primeras mujeres misioneras (oficialmente como misioneras, a diferencia de los casos de los noruegos que llegaban como esposas, y luego tomaban labores de misión) llegaron en 1870 de parte de la Sociedad para la Propagación del Evangelio en el Extranjero (SPG) y sobre todo de la Unión de Madres (de la cual la mayoría de las mujeres eran miembros o asociadas, aunque representaran a organizaciones como la SPG), buscando promover a la familia y la enseñanza a mujeres de la palabra de Dios para que pudiera ser llevada a sus hogares (Prevost, 2010, 11-14). La SPG en sus comienzos buscaba llegar a Madagascar una ideología proteccionista de ‘boarding schools’ (internados) para combatir la trata de esclavos, ideología que tomó la Mother’s Union en sus intentos de reformar la sociedad colonial (Prevost, 2010, 12). La primera mujer anglicana en llegar a Madagascar fue Emily Lawrence, de la que Elizabeth Prevost dice lo siguiente: “La llegada de Emily Lawrence, la primera mujer trabajadora profesional enviada por una sociedad misionera anglicana, […]. Lawrence entonces comenzó un programa de educación para niñas, asistida por otras mujeres empleadas por la Asociación de Damas de la SPG, quienes formaron la base de la evangelización por mujeres anglicanas en Madagascar por los próximos veinte años.” Traducido del inglés: “The arrival of Emily Lawrence, the first profesional female worker sent out by an Anglican missionary society, […]. Lawrence then began a programme of girl education, assisted by other women employed by the SPG Ladies’ Association, which formed the basis of Anglican women’s evangelization in Madagascar for the next twenty years.” (Prevost, 2010, 15). Los sistemas educativos femeninos de Lawrence fueron tan eficientes que muchos otros misioneros en Madagascar lo utilizaron como prototipos para sus propias misiones (Prevost, 2010, 13). Antes de la llegada de la iglesia anglicana y de la luterana a Madagascar, había llegado para el 1818 la London Missionary Society (Sociedad Misionera de Londres), una organización protestante, para el momento el rey Nampoina había unido los cuatro reinos de la isla y había creado la capital de Antananarivo en 1806 (Prevost, 2010, 32), más tarde se declaró el protestantismo la religión oficial por parte de los reyes pre-coloniales haciendo la educación compulsoria y dependiendo de las misiones -no importaba la denominación cristiana a la que representaran- para llevar esto acabo (Prevost, 2010, 45). Sobre esto último, Prevost nos dice que se debe a casos de esclavistas que secuestraban a mujer y niños, o a madres alcohólicas que por falta de dinero intercambiaban a sus hijas para la explotación sexual y el concubinato a cambio de ron, por lo que los monarcas se ponen de acuerdo con misioneras como Lawrence para llevar a estos niños a su ‘boarding school’ (internado) donde se les educa para evitar este tipo de situaciones, a la vez que al terminar sus estudios están listos para regresar a sus aldeas y evangelizar a otros. En el caso de Uganda las mujeres misioneras hicieron su aparición para el 1895, entre la victoria del colonialismo británico. Entre las primeras mujeres misioneras que llegaron a Uganda se encuentran: Elizabeth Chadwick, proveniente de una familia de clérigos de la Iglesia de Irlanda, Edith Furley proveniente de Gainsborough, Eleanor Browne, también irlandesa de Dublín (al igual que Chadwick conocedora de música), Eliza Pilgrim y Mery Thomsett, ambas al igual que Furley con trasfondo de enfermería (Prevost, 2010, 83-84). La labor misionera en el caso de Uganda, se mezcla con lo político, similar a lo que menciona Anthony Dachs en los casos de Bechuanalandia y el imperialismo británico: “Para hacer cristiana a Bechuanalandia los misioneros decidieron que primero tenían que hacerla británica.” Traducido del inglés: “To make Bechuanaland Christian the missionaries had decided that they must first make it British.” (Dachs, 1972, 652). Las misiones se politizan dentro del protectorado británico de Uganda, Prevost nos dice en este caso: “El evangelismo se volvió una forma de solidificar a los jefes en la sucesión real y la política cultural noble, también el proveer a los no elites con unas entradas a las influencias de la clase noble.” Traducido del inglés: “Evangelism became a way to solidify the chiefs’ stake in the royal succession and courtly political culture, as well as providing non-elites with an entrée into and leverage within that establishment.” (Prevost, 2010, 88). Puesto que aún los jefes de tribus tenían poder, podían ascender de nivel social y político en la nueva administración británica. Más adelante es cuando Chadwick –como claro ejemplo de lo explicado anteriormente- nos muestra un caso del estatus que puede dar una misión: [...] La evangelización también proporcionó a facciones en competencia con una manera de aprovechar su posición dentro de inter-reino y configuraciones de poder coloniales. Mientras se encontraba en Bunyoro entre 1902 y 1906, Elizabeth Chadwick recibió la visita de una delegación de otra parte de la provincia norteña que 'vino a exigir un misionero para su tribu; ¿por qué se les debe enseñar a los Baganda y Banyoro, y a ellos se les deja en la ignorancia?’ Traducido del ingles: […] evangelism also provided competing factions with a way to leverage their position within inter-kingdom and colonial configurations power. While stationed in Bunyoro between 1902 and 1906, Elizabeth Chadwick received a visit by a deputation from another part of the northern province who ‘came to demand a missionary for their tribe; why should the Baganda and Banyoro be taught, and they be left in ignorance? (Prevost, 2010, 88). También se dieron casos como el de Elizabeth Glass, quien llegó a Uganda llena de optimismo, luego se casa con un compañero misionero de apellido Fraser. Tras varios años educando se da cuenta de que muchos de los que habían sido convertido, en secreto regresaban a sus antiguas costumbres animistas (Prevost, 2010, 90-93). En otro caso de Chadwick, vemos como un pequeño temblor altera a los nativos de la zona, por lo que en cierto tiempo no se acercan a la misión ya que culpan a los misiones por molestar a los espíritus (Prevost, 2010, 96). Existen casos de mujeres misioneras provenientes de los Estados Unidos de América como el caso de Hannah Frances Davidson, quien junto a un grupo de cinco misioneros fundaron una misión llamada “Brethren in Christ” (“Hermanos en Cristo”), de origen menonita. En Rhodesia del Sur (Zimbabue) ayuda a construir la misión de Matopo y ayuda a organizar una escuela. Estas fueron sus expresiones al enterarse de su destino en Africa: Más tarde me enteré que el hermano Engle fue llevado a África, el país de su primer llamado. La ubicación era irrelevante para mí, pues mi llamado fue al campo más necesitados, y pronto me di cuenta de que África, con sus profundidades inexploradas, su superstición y degradación, su oscuridad de medianoche, estaban sin duda en necesidad de la Luz de la Vida. Traducido del ingles: “Later I learned from Brother Engle that he was led to Africa, the country of his early call. The location was immaterial to me, for my call was to the neediest field, and I soon realized that Africa, with its unexplored depths, its superstition and degradation, its midnight darkness, was surely in need of the Light of Life.” (Davidson, 1915, loc. 278). Davidson a través de sus memorias durante los quince años de misión en África, nos muestra un lugar no civilizado y que desconocen sobre cosas como la escritura, a lo que expresa: “Poner algunos caracteres en papel y de ellos deletrear sus nombres en su proxima visita a la misión era un poco más que brujería.” Traducido del inglés: “To put down some characters on paper and from those spell out their names when they next visited the mission was little less than witchcraft.” (Davidson, 1915, loc. 700). Existe en el texto un aire de superioridad por parte de Davidson hacia los africanos, que no se puede disimular cuando llama a los primeros estudiantes de la recién abierta escuela “[…] esos doce salvajitos en el corazón de Africa.” Traducido del inglés: “[…] those twelve little savages in the heart of Africa.” (Davidson, 1915, loc. 704). Este lenguaje despectivo, al compararlo con el de otras mujeres que han realizado la misma labor, no ocurre, las misioneras como Lawrence y Chadwick tienden a ser más cordiales con los nativos (algunas veces utilizando esta misma palabra: nativos), pero hablan de las mujeres y niños como personas, no como criaturas ‘salvajes’. También en Sudáfrica llegan las mujeres con ideales similares a los de otras misioneras. Entre mil 1907 y 1960 se nos presenta en el artículo de Deborah Gaitskell los casos de cinco mujeres misioneras –del que solo veremos dos brevemente- de la Sociedad Para la Propagación del Evangelio (SPG). Estas mujeres eran profesionales (como el caso de Julia Galpin que era enfermera), y la educación de la mujer era su fuerte en estos casos. Galpin funda una escuela en Johannesburgo –St. Agnes’ Industrial School- para entrenar a jóvenes mujeres en labores domésticas. Galpin fue una mujer distante de las africanas, veía debilidad y vulnerabilidad en la mujer nativa (Gaitskell, 2000, 72). El caso de Dora Earthy era diferente, la interacción e intimidad entre ella y las mujeres africanas fue más estrecha en Mozambique (Gaitskell, 2000, 73-74). Earthy siendo fluida en varios idiomas y luego de llegar a Sudáfrica aprende idiomas locales como el tsawana, holandés, chopi y shangaan, entre otros la lleva a tener mayor familiaridad con los africanos que muchas otras mujeres que habían realizado labores símiles. Fue tan fuerte su influencia que se aventuró a liberar a mujeres viudas de los casamientos compulsorios con los cuñados para el 1927 (Gaitskell, 2000, 75). Breve Conclusión y Reflexión “Los misioneros pronto se dan cuenta de que No pueden sentarse y esperar A que las personas que acudan a ellos. Tienen que salir a las calles Y las calles de sus pueblos y "Por los caminos y por los vallados Y obligarlos a entrar ".” Traducido del inglés: Missionaries soon realize that they cannot sit down and wait for the people to come to them. They must go out into the streets and lanes of their villages and “into the highways and hedges and compel them to come in.” (Davidson, 1915, loc. 801) Hannah Frances Davidson Estas mujeres fueron precursoras de los movimientos feministas aunque -no estuvieran conscientes de ello-, lo que lleva a que otras mujeres observaran su labor misionera y se aventuren a seguir sus pasos. La labor misionera es difícil, pues conlleva el que muchas de estas mujeres (la mayoría solas) debían abandonar sus vidas en las metrópolis o lugares de orígenes para llevar una vida austera –en muchos casos- y de evangelización que pueden dar frutos (como el caso de Emily Lawrence), y algunas veces pareciera que no (como el caso de Elizabeth Glass). La labor misionera conlleva muchos años para que realmente se vean los cambios que tanto esperan, y en la mayoría de los casos la intervención del gobierno pareció conducir esta labor al camino de la conversión. Tampoco se pueden obviar que muchas recibían la educación con gusto, y otros entregaban a sus niños como agradecimiento de haberlos salvados de ser esclavizados. Las mujeres lograron hacer lo que muchos hombres no lograron, distribuir sus creencias por medio de lo que les faltaba a estas personas: educación y la compresión de una mujer hacia otra. Referencias Ballard, M. (2008). White men's God: The extraordinary story of missionaries in Africa. Oxford, England: Greenwood World Pub. Dachs, A. (1972). Missionary Imperialism—The Case of Bechuanaland. The Journal of African History, 647-647. Accedido 3 de febrero de 2013, de Jstor. Davidson, H. (1915). South and South Central Africa: A Record of Fifteen Tears’ Missionary Labor Among Primitive Peoples. Elgin, Illinois: Brethren Publishing House. Ebook. Accesado el 5 de mayo de 2013, en Amazon Kindle. Gaitskell, D. (2000). Female Faith and the Politics of the Personal: Five Mission Encounters in Twentieth-Century South Africa. Feminist Review, 68-91 Accedido 1 de febrero de 2013, de Jstor Our History. (n.d.). Retrieved May 3, 2013, from http://www.mothersunion.org/media-centre/our-history Prevost, E. (2010). The communion of women: Missions and gender in colonial Africa and the British metropole. Oxford: Oxford University Press. Predelli, L. (2001). Marriage in Norwegian Missionary Practice and Discourse in Norway and Madagascar, 1880-1910. Journal of Religion in Africa, 4-48. Accedido 23 de abril de 2013, de Jstor 11