CENTRO DE INVESTIGACIONES Y
ESTUDIOS SUPERIORES EN
ANTROPOLOGÍA SOCIAL
“YO SÓLO QUERÍA SER MAESTRA”:
LA CONFIGURACIÓN SOCIAL, POLÍTICA Y
PEDAGÓGICA DE LA SUJETA NORMALISTA RURAL
DESDE LA ESCUELA NORMAL RURAL VANGUARDIA DE
OAXACA
T
QUE
E
S
I
S
PARA OPTAR AL GRADO DE
DOCTORA EN ANTROPOLOGÍA
P
R
E
S
E
N
T
A
VELIA TORRES CORONA
DIRECTORA DE TESIS: DRA. ERICA GONZÁLEZ APODACA
CIUDAD DE MÉXICO FEBRERO DE 2022
Abstract
La investigación tiene como objetivo general analizar la configuración social, política
y pedagógica de la sujeta normalista rural, desde la Escuela Normal Rural
Vanguardia (ENRUVA), ubicada en la región mixteca de Oaxaca, desde cuatro
dimensiones: 1) la política educativa del normalismo rural, 2) la cultura comunitaria
del contexto de ubicación de la Normal, 3) la cultura escolar de la Normal y 4) las
subjetividades de las normalistas rurales.
La investigación es predominantemente etnográfica con una profundidad histórica,
y se sustenta en un año de trabajo de campo (2018-2019) dentro de la Normal Rural
y la comunidad de Tamazulapan del Progreso, junto con normalistas, egresadas,
docentes, exdirectores, ex trabajadores no docentes y población de Tamazulapan,
y en trabajo de Archivo, particularmente en el Archivo Histórico de la Escuela Normal
Rural Vanguardia y archivos personales de pobladores de Tamazulapan. Además,
se realizaron distintas entrevistas a profundidad con alumnas y egresadas de la
ENRUVA para conformar las historias de vida de tres de ellas, bajo el enfoque
biográfico. Para llevar a cabo el análisis, se retoman tres ejes transversales: la
constitución social de la sujeta (Zemelman, 1992, 2010; Ortner, 2000; 2006), la
escuela como construcción social (Rockwell y González, 2012; Rockwell, 1997,
2007, 2010) y las desigualdades de género e ideologías sexo genéricas (Gómez
Suárez, 2009; Rubin, 2013; Conway, Bourque y Scott, 2013)
Entre los hallazgos se encuentra que la normalista rural se configura como una
sujeta social, política y pedagógica a partir de las prácticas de la cultura escolar de
la ENR, las configuraciones locales de la misma, atravesadas por la compleja red
de relaciones socio-políticas y económicas comunitarias, y las subjetividades de las
propias normalistas que les permite resignificar, rechazar o apropiarse de las
construcciones que de ellas se hagan; todo esto en el marco de un proyecto político
pedagógico histórico, en claro proceso de precarización y ahogamiento estatal pero
sostenido por las acciones políticas del movimiento normalista rural.
Velia Torres Corona, velia.torresc@gmail.com
A la memoria de María Bertely
Esta tesis se gestó y comenzó a tejerse desde las múltiples charlas, pláticas e
intercambios académicos que sostuve con María durante casi dos años del
doctorado. Sus reflexiones, comentarios y observaciones edificaron poco a poco lo
que se convirtió en el protocolo y, después, guiaron los primeros seis meses del
trabajo de campo…hasta febrero de 2019, cuando su cuerpo abandonó esta tierra.
Nunca se lo dije, pero el verdadero origen de esta investigación, que se convierte
en un fin de ciclo dentro de la antropología educativa como campo académico, se
remonta casi 12 años atrás, en las sesiones del Seminario Escuela, Indígenas y
Etnicidad (SEIE), donde por primera vez supe de la antropología, la etnografía, los
procesos educativos, la etnogénesis y las luchas por la autonomía educativa…En
esas sesiones del SEIE no sólo me adentré a la antropología educativa sino que
pude conocer a lxs investigadores que comenzaban a consolidar dicho campo
desde sus estudios, cuestionamientos, reflexiones y debates. Una de esas
investigadoras fue María. Desde que la conocí, captó mi atención, no sólo por la
claridad y perspicacia de sus comentarios y análisis sino por la pasión y emoción
que trasmitía al hablar de aquello que había estudiado y a lo cual le había dedicado
gran parte de su vida, desde la Academia, pero, sobre todo, desde su activismo y
colaboración conjunta con sus colaboradores. En silencio y sólo para mis adentros,
muchos años María se convirtió en ejemplo vivo de aquello que se podía hacer en
y desde la Antropología educativa, sin abandonar lo emocional, las pasiones y lo
experiencial personal como punto de partida y llegada en toda investigación.
Dedicatoria a Rosalía Corona García, mi mamá
Y es que a pesar de que empezaba a convertirse en un tema ya no sólo de mis
recuerdos, sino de estudio y de investigación, nunca se me pasó por la mente
entrevistarte, preguntarte sobre tu vida como normalista, tus primeras experiencias
como maestra lejos de Puebla, de cómo te nació la vocación, a pesar de que no
había sido tu elección sino la única opción, de cuánto te costó criar a tres hijas y al
mismo tiempo seguir estudiando para que con Carrera Magisterial pudieras mejorar
las condiciones de tu salario, tan poco para las maestras de primaria, de tus mejores
y no tan buenos recuerdos en la Normal, de lo que significa para ti ser maestra y del
trabajo que te costó vivir tu primer año de jubilación, después de 40 años de servicio.
Yo ya me sabía todas las respuestas, o casi todas, porque siempre fueron tema de
pláticas y conversaciones en estos 34 años que tenemos de conocernos, pero
pensarte como “colaboradora” nunca fue una opción, aunque tu historia de vida
fuera tan parecida a las de muchas otras mujeres entrevistadas en mis
investigaciones. Así, desde que comencé mi camino por la antropología de la
educación, mi experiencia personal en la docencia y lo educativo, con tu presencia
como eje central y la de tus hermanas, me comenzó a hacer cada vez más sentido
y más que pensar tu historia como una anécdota más, comprendí que podría
convertirse en una puerta para el conocimiento, otro más personal y cercana,
incluso sensible y “encarnada”.
Por eso me aventuré a decirte que si podíamos hablar, si podía hacerte unas
preguntas, si querías compartirme, una vez más, tu vida y grabarte, “como cuando
le hago entrevistas a la gente”.
Tu sorpresa y desconcierto fue grande, pero creo que no pudiste decirme que no y
aceptaste, no sin antes decirme que “para qué, si no había nada importante por
decir”. Y así, recostadas ambas en tu cama, mientras cuentas tus puntadas para lo
que estás tejiendo, comienzo con mi improvisado guion.
Al principio tus respuestas son parcas y yo batallo para romper lo solemne del
ambiente que impone la grabadora, pero poco a poco comenzamos a fluir y lo que
tantas veces me contaste me lo vuelves a repetir, con algunos otros detalles y
precisiones, con un ejercicio de memoria que te “obligo” a hacer.
Empiezas a mirar que sí tienen importancia tus recuerdos y hasta me remarcas que
éste y otro también debería grabarlo: “eso no te lo he contado” y señalas la
grabadora para que la vuelva a encender.
De pronto tu figura se me vuelve más compleja y, después de la entrevista y con el
trabajo de transcripción e interpretación, comprendo ciertos miedos, dudas e
ilusiones tuyas. Pero en un efecto espejo, tu vida y nuestra vida como familia se
refleja en las historias de las otras maestras, en sus pocas posibilidades económicas
para estudiar otra carrera, en sus vocaciones adquiridas con el paso de los años,
en sus redes familiares inundadas de docentes, en el sentimiento a flor de piel
cuando me cuentan sus mejores y no tan buenos momentos en la Normal, en su
enorme gratitud a la profesión que les dio la posibilidad de tener “algo seguro” a
pesar de las adversidades heredadas.
Tu historia me ayudó a mirar sus historias ya no sólo desde “afuera” sino desde
nuestros recuerdos y también desde nuestras circunstancias. Sus historias me
permitieron comprenderte, mirar otras aristas de tu experiencia y así, explicarme en
parte tu presente.
¿Por qué investigamos lo que investigamos? Y ¿Qué tanto estamos implicadas en
lo que investigamos? Alguna vez me preguntó María como cierre de un intercambio
académico mientras le contaba la formulación de mi protocolo. Tu historia, mamá,
nuestra historia, quiero que sea una posibilidad de acercarme a lo que hago desde
otro lugar, una ventaja que me ayude a mirar desde mis recuerdos y mis sentires,
válida como camino de construcción de conocimiento donde tu voz sea legítima y lo
que tengas que contarme sí sea “importante”.
Agradecimientos
Siempre me ha parecido un ejercicio difícil reconocer el trabajo de todas las
personas detrás de una investigación como lo es una tesis. La dificultad radica en
que la tesis es sí constituye más que un documento, ya que es el resultado de un
proceso cuyo inicio es impreciso de marcar. Sin embargo, me atrevo a hacerlo con
la seguridad de que será imposible reconocer la labor, el cariño y el sostenimiento
amoroso de todas y todos los implicados.
Como primer punto, quiero agradecer infinitamente a todas las normalistas rurales
de la ENRUVA que aceptaron platicar conmigo sobre su experiencia en la Normal.
La buena disposición con la que aceptaron contestar preguntas de una extraña y la
confianza que me mostraron al invitarme a sus dormitorios y a compartir sus
alimentos en el comedor me permitió sentirme cobijada cuando “las cosas” se
pusieron tensas dentro del trabajo de campo. Así mismo agradezco al Comité
Estudiantil de 2018 y 2019 cuyas “generalas” me abrieron las puertas a la institución
y a la posibilidad de platicar con las estudiantes. Especial mención tienen Jessica,
Katy y Nadia, tres normalistas que fueron la puerta de entrada al normalismo rural
y a la ENRUVA y que con su ayuda pude comenzar a tejer la red de estudiantes
que se convirtieron en colaboradoras claves de la investigación. De igual modo
agradezco el apoyo de todas las egresadas y egresados que aceptaron compartirme
sus recuerdos y experiencias como estudiantes normalistas rurales, aun cuando el
hacerlo les haya costado una enorme nostalgia. Particularmente las maestras
Zeyda y Nayeli jugaron un papel principal. Zeyda fue la primera egresada con la que
platiqué en el lejano 2016, cuando ni siquiera tenía en mente la intención de cursar
un doctorado, y cuya historia y experiencias me “atraparon”. Después volví a
entrevistarla y su ayuda para contactar a otras “maestras de Tama” fue central para
construir la red de egresadas. Por su parte, con la maestra Nayeli platiqué en varias
ocasiones y pudimos realizar un ejercicio de evocación con fotografías que ella
misma me compartió: recrear las experiencias y los recuerdos de las egresadas no
sólo desde sus narrativas sino también desde las imágenes me posibilitó acercarme
5
a sus historias desde otros lugares y sensaciones. Muchas gracias por esta
oportunidad.
De igual modo agradezco enormemente el apoyo brindado por la maestra Chayo
(Rosario) y su grupo de cuarto año: la posibilidad de colaborar con ellas en un
proyecto de radio escolar literalmente me auxilió a permanecer en la ENRUVA.
Además, nunca voy a olvidar las largas pláticas sostenidas con la maestra Rosario
durante nuestros trayectos hacia las comunidades de práctica de las estudiantes,
pláticas que siempre desbordaron al propio tema de investigación.
También agradezco las facilidades prestadas por parte de las autoridades escolares
de la ENRUVA, así como del personal no docente y docentes de la misma. En
especial al maestro Isaac ya que, sin su invitación a participar en los talleres de
2014, no hubiera podido conocer la ENRUVA. Su figura fue clave como guía en
2015 y 2016 y después ya en 2018 durante los primeros meses dentro del trabajo
de campo.
Finalmente, en la comunidad de Tamazulapan, debo agradecer a todas las
personas que accedieron platicar conmigo sobre la ENRUVA, su fundación, la logia
masónica y demás temas que fueron surgiendo a lo largo del año entero que viví
allá. Especialmente agradezco a Yesenia por ser mi colaborada clave y guía para
aprender a moverme en Tama y contagiarme de ese cariño y admiración con la que
siempre me describió a “su pueblo”. De igual modo agradezco a la señora Jaque,
mi casera, que se convirtió en una confidente de mis penas, temores y sorpresas
en el trabajo de campo y que por azares del destino descubrimos que su familia se
encontraba ligada a la gestión y traslado de la ENRUVA a la comunidad.
En el doctorado del CIESAS, debo agradecer primeramente a María Bertely por
confiar en el proyecto desde su inicio. Después, a Erica González, no sólo por
retomar el trabajo de María desde la figura de asesora, sino por acompañarme en
este proceso tan largo y emocionalmente fuerte que significó el posgrado. Su
brillantez y claridad analítica fueron una luz en los momentos más confusos, pero
sobre todo su comprensión, serenidad y confianza en mis propios ritmos y tiempos
me dieron el sostén necesario para continuar y por fin cerrar este ciclo. Asimismo,
6
quiero agradecer al Comité, conformado por Susan, Tanalís y Aída. El hecho de que
todas ellas hayan sido mujeres me parece que no fue mera casualidad. Sus
comentarios enriquecedores, críticas, observaciones, pero sobre todo sus ánimos
me ayudaron a mejorar y pulir este documento. Además, las tres han sido referentes
importantes en mi trayectoria de formación y mi admiración por ellas como
activistas, defensoras y no sólo investigadoras hacen que me sienta privilegiada al
tenerlas como lectoras.
También quiero agradecer a las profesoras de la línea Diversidad cultural, etnicidad
y poder: Mariana, Rachel, Tere, Aída, Lola, Carolina y Emiliana. Su
acompañamiento durante los cuatros años en el doctorado fue central para poder
culminar con éxito. Además, el interés e importancia dada a lo emotivo, la mirada
interseccional, el posicionamiento implicado y encarnado en lo que investigamos y
el activismo y militancia es algo que me llevo como un bien “heredado” de la línea y
un compromiso con el trabajo antropológico.
De igual modo agradezco al personal administrativo del CIESAS, especialmente a
Alicia, por estar al frente de toda la parte organizativa y operativa del posgrado junto
con las distintas directoras del posgrado. Igualmente me siento contenta de haber
formado parte de la generación 2017-2021 ya que encontré solidaridad, admiración
y empatía por parte de todxs mis compañerxs. Si la academia llega a tener sus
momentos tensos y desagradables, la presencia de ellxs aminoró estos
sentimientos. Especialmente agradezco el compañerismo de Cristina, Anaid, Ale,
Vane, Sandy, Edgars y Edgar, colegas de la línea de Diversidad.
Finalmente quiero agradecer a mi familia: la de sangre, la nueva que empiezo a
formar y la elegida. El 2019 el Covid 19 nos sorprendió a todxs de manera
inimaginable y para el 2020 en México, comenzamos la primera cuarentena que
duraría más de lo que todxs esperábamos. Por mera coincidencia, en enero de 2020
yo también comencé mi propia cuarentena después de parir a mi primer hijo.
Convertirme en madre, escribir una tesis y experimentar una crisis sanitaria se
convirtieron en grandes sacudidas de las que todavía no me repongo y que
transformaron mi forma de pensar, sentir, vivir y habitar esta vida. En este proceso
7
la ayuda de toda mi familia fue esencial para poder sortear cada etapa y, al menos
en el caso de la tesis, finalizar y cerrar así el ciclo. Por eso quiero agradecer y
reconocer el amor incondicional de mi mamá y papá que se ha traducido en sus
innumerables muestras de cariño y apoyo, ya que, aunque a veces no lleguemos a
coincidir, siempre han sido guías y buenos consejeros en mi vida. Agradezco
también a mis dos hermanas: Chaly y Lili, que me han apoyado desde sus espacios,
conocimientos y a pesar de las distancias. Chaly se convirtió en mi diseñadora de
cabecera para la elaboración de los mapas que se incluye en la tesis, lo cual le estoy
inmensamente agradecida.
Agradezco a Aitza, la familia elegida, y sus incontables pláticas sobre el sentido de
estudiar un doctorado y las posibilidades de soñar otras formas de hacer
investigación. Nuestra amistad se ha forjado precisamente en las semillas que
hemos imaginado y estamos comenzando a sembrar en el campo de la autogestión
y el posicionamiento crítico sobre la Academia.
Finalmente, quiero agradecer a mi nueva familia: Pastor y Genaro, mis compañeros
de vida. A Pastor por aceptar ser un colaborador clave en esta investigación, a pesar
de estar más que implicado en el tema, pero también por construir amorosamente
y en colectividad el hogar desde donde finalicé esta tesis. A Genaro por ser enigma,
alegría y sorpresa cotidiana, tu pequeño mundo se convirtió en un oasis de calma y
energía en los momentos de duda, angustia y cansancio, a pesar de los desvelos y
el trabajo que implica “ser madre”.
Esta tesis recibió apoyo por parte del CONACYT para su realización, mediante una
beca.
Huajuapan de León, Oaxaca, enero de 2022
8
Índice
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................ 13
Objetivo general ....................................................................................................................... 19
Objetivos particulares para cada dimensión de análisis............................................... 19
Por qué estudiar el normalismo rural en el presente ..................................................... 21
Asideros teóricos ..................................................................................................................... 26
1.- La constitución social del(a) sujeto/a normalista rural y su agencia ............... 27
2. Antropología de la educación: escuela como construcción social y cultura
escolar ..................................................................................................................................... 30
3.- La desigualdad de género, ideologías sexo genéricas y la intersección de
desigualdades en la construcción de la sujeta normalista rural ............................. 33
La ruta metodológica .............................................................................................................. 36
Sobre el trabajo etnográfico .............................................................................................. 38
Sobre la perspectiva histórica y trabajo en archivo ................................................... 41
Sobre trabajo colaborativo con alumnas de cuarto año............................................ 43
Estructura de la tesis .............................................................................................................. 44
Capítulo 1.- De cómo y por qué llegué a la Escuela Normal Rural Vanguardia:
antecedentes, implicaciones y vicisitudes en el trabajo de campo ............................... 46
Introducción............................................................................................................................... 46
1.1
Mis antecedentes en la ENRUVA ............................................................................. 47
1.2 Posicionamiento ético, político y afectivo-personal ................................................ 51
1.3 Mi llegada a una arena de conflicto .............................................................................. 57
1.4 Los nuevos lentes analíticos y caminos metodológicos después del conflicto
....................................................................................................................................................... 65
1.5 Los virajes y cambios en mi mirada ............................................................................. 71
1) De los programas curriculares a la agencia de las y los actores (docentes y
alumnas) ................................................................................................................................. 71
2) Del interés en los docentes y sus iniciativas a la perspectiva de las
estudiantes y docentes mujeres ...................................................................................... 73
3) La primacía de lo político en la formación de las normalistas y sus
experiencias dentro de la Normal Rural ......................................................................... 74
4) De la invisibilidad del género como categoría analítica a su emergencia como
categoría transversal de la investigación ...................................................................... 74
9
5) La prevalencia de lo rural sobre lo intercultural como elementos constitutivos
de la identidad normalista.................................................................................................. 75
Capítulo 2.- La sujeta normalista rural desde las políticas educativas: del
protagonismo al abandono del normalismo rural como proyecto político pedagógico
de Estado........................................................................................................................................ 78
Introducción............................................................................................................................... 78
2.1 Los inicios de la Educación Rural en México y el papel de las Escuelas
Normales Rurales ..................................................................................................................... 83
2.2 Las ENR durante el Cardenismo ................................................................................... 90
Análisis 1. ¿Quiénes podían aspirar a las Escuelas Normales Rurales? Las
estudiantes normalistas rurales desde las cartas de petición de beca .................... 95
¿Quiénes escribían las cartas? ........................................................................................ 96
2.3 El inicio del “abandono” del normalismo rural y la política de unificación
educativa .................................................................................................................................. 108
2.4 El normalismo rural como proyecto educativo en tiempos neoliberales ......... 113
Multiculturalismo neoliberal y la redefinición étnica del normalista rural ..................... 118
Análisis 2. Historia de persecución, desprestigio y hostigamiento policial de
los/as normalistas rurales.................................................................................................... 120
La criminalización de la sujeta normalista rural ........................................................ 138
Conclusiones........................................................................................................................... 144
Capítulo 3. La construcción local de la sujeta normalista rural: la Escuela Normal
Rural Vanguardia desde la comunidad de Villa de Tamazulapan del Progreso,
Oaxaca........................................................................................................................................... 148
Introducción............................................................................................................................. 148
3.1 Datos generales de Vila de Tamazulapan del Progreso ........................................ 153
3.2 Actores sociales y relaciones socio-políticas comunitarias en Villa de
Tamazulapan del Progreso .................................................................................................. 158
3.2.1 La logia masónica Atonaltzin ................................................................................ 160
3.2.2 Creación de escuelas, educación pública y normalismo: campo social
disputado .............................................................................................................................. 162
3.3 El proceso de gestión, traslado y edificación de la ENRUVA: de San Antonio
de la Cal a Villa de Tamazulapan del Progreso, Oaxaca .............................................. 168
3.3.1 Gestión y traslado: actores, intereses y conflictos ........................................ 168
3.3.2 La campaña en contra de la ENRUVA: “la escuela del diablo y de la
perdición” ............................................................................................................................. 179
3.3.3 La construcción del edifico de la ENRUVA: evidencia de las redes
masónicas ............................................................................................................................ 181
10
3.4 Articulaciones y desencuentros entre la ENRUVA y la comunidad de
Tamazulapan ........................................................................................................................... 188
3.4.1 El pase automático para las jóvenes originarias de Tamazulapan ............. 188
3.4.2 Las redes familiares de trabajadores no docentes en la ENRUVA ............. 192
3.4.3 Las conductas socialmente sancionadas de las estudiantes en el espacio
público comunitario........................................................................................................... 196
Conclusiones........................................................................................................................... 200
Capítulo 4. La configuración de la sujeta normalista rural en la cultura escolar de la
ENRUVA: reproducciones, resistencias y apropiaciones ............................................... 202
Introducción............................................................................................................................. 202
4.1 La cultura material del internado: precarización, memoria colectiva y
apropiación de espacios ...................................................................................................... 208
Las instalaciones y su precarización............................................................................ 209
Los murales como emblema de la memoria colectiva ............................................. 213
El comedor y los dormitorios como panópticos invertidos ................................... 217
4.2 Socialización en el ethos normalista rural................................................................ 222
4.3 La formación política de la FECSM: entre el adoctrinamiento y la praxis
política ....................................................................................................................................... 232
4.4 Lo rural y el trabajo campesino: emblema identitario y práctica constituyente
de la sujeta normalista rural ................................................................................................ 243
4.5 Jerarquías, disciplina y control social: prácticas e ideologías sexo genéricas
en la ENRUVA .......................................................................................................................... 247
1.- La entrada y salida de la Normal .............................................................................. 247
2.- Embarazo como motivo de expulsión..................................................................... 248
3.- Las formalidades y disciplina en las prácticas de organización política del
Comité Estudiantil .............................................................................................................. 249
4.6 Las prácticas docentes de las normalistas rurales: conciencia social,
autonomía y organización colectiva ................................................................................. 252
Conclusiones........................................................................................................................... 257
Capítulo 5.- ¿Qué significa ser normalista rural? Construcciones desde las
subjetividades de las estudiantes normalistas de la ENRUVA ...................................... 259
Introducción............................................................................................................................. 259
5.1 Las historias familiares y escolares de las colaboradoras .................................. 262
5.1.1 DANIELA (segundo año) ........................................................................................ 262
5.1.2 ELIZABETH (cuarto año) ........................................................................................ 279
5.1.3 NANCY (egresada ENRUVA) ................................................................................. 294
11
5.2 Lo que dicen las historias: construcción subjetiva del ser normalista rural .. 312
5.2.1 En torno a la docencia: La elección por la docencia y la construcción de la
vocación docente ............................................................................................................... 312
5.2.2 En torno a la colectividad: Aprender a vivir en colectivo.............................. 314
5.2.3 En torno a lo político: “perder el miedo” y “agarrar un carácter” desde la
formación política .............................................................................................................. 316
5.2.4 En torno al género: ser mujer normalista rural ................................................ 318
5.2.5 En torno a las emociones: dar sentido a la experiencia y a la acción ....... 323
5.2.6 Formarse en la ENRUVA: la formación rural normalista desde las
subjetividades de las estudiantes ................................................................................. 325
Conclusiones........................................................................................................................... 328
REFLEXIONES FINALES .......................................................................................................... 331
Sobre la constitución de la sujeta normalista rural ...................................................... 337
Sobre las aportaciones teóricas-metodológicas a los estudios del normalismo
rural ............................................................................................................................................ 338
Posibles caminos de investigación ................................................................................... 341
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................ 343
ANEXO 1 ....................................................................................................................................... 366
12
INTRODUCCIÓN
Las Escuelas Normales Rurales (ENR) en México tienen su origen en los años
veinte del siglo pasado, justo en los albores de la reconfiguración del nuevo Estadonacional, en lo que se denominará época posrevolucionaria y como parte de la
llamada Educación Rural. Esta última referida a la política educativa situada como
uno de los emblemas de la justicia social e integración nacional, ya que permitió el
acceso a la educación a campesinos e indígenas del país y donde, durante las
primeras cinco décadas del siglo pasado, y no sólo en México, “la escolarización de
la población rural figuró como un asunto central en las agendas políticas y sociales
de la región [latinoamericana]” (Alfonseca, 2011: 507).
Siguiendo al mismo autor, el ruralismo mexicano posrevolucionario comenzó
a gestarse con la creación de la Secretaría de Educación Pública (1921) y su
centralidad giró en torno a la modernización de la vida y producción rural, buscando
la integración del campesino al mercado capitalista y su mejoramiento y
reproducción del orden tradicional comunitario (Alfonseca, 2011). En ese sentido, la
política de enseñanza rural sostenida por el Estado mexicano tuvo una orientación
esencialmente campesinista.
Dentro de estas políticas, el maestro sería el intermediario cultural clave para
lograr la transformación del campesino. Por lo tanto, como menciona Padilla (2014),
el maestro rural se constituyó como la personificación de la justicia rural prometida
por el gobierno revolucionario, pero también se construyó como la antítesis del
campesino (Palacios, 1999), sujeto al cual debía asimilar, desde diferentes
posicionamientos, a la cultura nacional.
En esta política ¿cuál fue el papel de las Escuelas Normales Rurales, en tanto
escuela formadoras de maestros y maestras rurales? Uno de sus objetivos centrales
fue formar a los futuros profesores que transformarían al basto número de
campesinos e indígenas y los integrarían a la Nación (Civera, 2015), mediante el
“progreso” y la “civilización” que serían llevados por la educación a las comunidades
rurales. Además, Padilla (2014) sostiene que, durante las tres primeras décadas del
13
siglo pasado, las ENR fueron, materialmente, la válvula de escape para la falta del
desarrollo rural dentro de las comunidades pero que, culturalmente, forjaron un
“alma rural” nacional. Su misión fue agrarista y detrás de su filosofía se gestó el
nuevo orden revolucionario: “la ruptura de una jerarquía social rígida y la
incorporación de los campesinos en la preocupación del Estado nación” (Padilla,
2014: 347, traducción mía). No obstante, el objetivo, la función y las características
de las Escuelas Normales Rurales se irán modificando conforme a los fines y
orientaciones de los diversos proyectos educativos del Estado mexicano.
En ese sentido, Bertely (2015) enfatiza en que la Historia de las Normales
Rurales tiene que ser comprendida dentro de las tensiones, y muchas veces
contradicciones, entre el cambio de un proyecto ruralista a uno modernizador e
industrializador, de “un Estado fuerte, centralizado e institucional a otro controlado
por poderes fácticos, el narcotráfico y la violencia organizada” (Bertely, 2015:15), de
una reforma agraria a la contrarreforma, de un Estado soberano a otro entreguista
a los grandes intereses transnacionales globales. Para la autora, apoyándose en
los aportes de Rosa María Torres, estos cambios y sus claras oposiciones hacen
que las ENR pasen de ser las protagonistas centrales del proyecto nacional a “hijas
olvidadas” y violentadas durante el gobierno neoliberal.
Por lo tanto, la política educativa del normalismo rural tiene que situarse en
el marco del contexto de abandono de las políticas públicas de protección al campo,
despojo de territorios a poblaciones campesinas e indígenas y políticas
multiculturales funcionales a los grandes actores económicos neoliberales,
características que se esbozaban en el proyecto desarrollista que sustituyó al
proyecto agrarista del siglo pasado (Torres Mazuera, 2012) pero que se acentuaron
con el giro neoliberal en educación. Dentro de éste, la Reforma Educativa, puesta
en marcha en el 2013 como parte de las Reformas estructurales, vino a ser un
ejemplo de la precarización del trabajo docente, la eliminación de varios logros
sindicales y la entrada del capital privado en la educación.
Sin embargo, la transformación del proyecto normalista rural ha sido paulatina y
compleja, aunque, como sustenta Padilla (2014), las ENR, a partir de su estructura
14
y formas de organización, como la Federación de Estudiantes Campesinos
Socialistas de México (FECSM)1, han podido preservar una identidad normalista
que apele a la filosofía “original” educativa sobre la Revolución y cuya conciencia
política forjada en estas instituciones sean un vestigio del legado del proyecto
educativo rural mexicano; aspecto que les permite en la actualidad articularse con
los movimientos campesinos y las diferentes organizaciones comunitarias y
magisteriales del país.
Así, considero que resulta pertinente indagar en torno a la transformación del
proyecto político educativo normalista después del apogeo de la Educación Rural
hasta la actualidad y mirar así, mediante una perspectiva procesual y centrada en
la agencia social de las y los sujetos sociales, las maneras en que se ha
reconfigurado dicho proyecto, los elementos que se ponen en juego en la
persistencia de dicho compromiso social y político de estas instituciones y las
distintas maneras en que se construyen y resignifican las configuraciones de las y
los normalistas rurales como sujeto/as sociales, político/as y pedagógico/as. Todos
estos procesos enmarcados en el viraje, aunque paulatino, sí contundente y claro,
de las políticas estructurales neoliberales que han colocado al proyecto político
pedagógico del normalismo rural y de las ENR en un lugar marginal.
Dentro de este contexto político educativo, sitúo a la Escuela Normal Rural
Vanguardia (ENRUVA), ubicada en Tamazulapan del Progreso2, municipio que
pertenece a la mixteca oaxaqueña. La Normal se fundó en 1925 y tuvo como eje
principal, como el resto de las ENR del país, ser un centro para preparar a maestros
de comunidades rurales y centros indígenas, profesionalizar el trabajo de los
maestros en servicio e “incorporar al progreso general del país los núcleos de
población rural de las zonas donde se establecieran las escuelas” (Castillo, 1965:
Creada en 1935, la Federación es una organización estudiantil que engloba a todos los comités y consejos
estudiantiles de las 17 ENR existentes en el país. Sobre su importancia y función daré más detalles a lo largo
de la investigación.
2
Tamazulapan se encuentra a 152 km de la ciudad de Oaxaca y pertenece al distrito de Teposcolula.
11
15
254). En un inicio, la Normal se fundó en San Antonio de la Cal3, pero debido a un
fuerte terremoto que averió parte del edificio, se trasladó a Cuilapam de Guerrero
en 1931.4 No fue sino hasta 1944 cuando llegó a Tamazulapan, mediante una serie
de gestiones por parte de profesores y autoridades educativas, que lograron
trasladar la institución hasta el municipio, así como del apoyo de la comunidad
mediante la creación de un grupo “Amigos de la Escuela Normal”, encargado de
proveer un edificio a la escuela (Reyes Gómez, 2009).
En Oaxaca actualmente existen once Escuelas Normales, siendo la Normal
Vanguardia la única rural en el estado. (Ver Imagen 1)
Imagen 1: Ubicación de Villa de Tamazulapan (ENRUVA) y San Antonio de la Cal. Elaboración
propia
Cuando realicé el trabajo de campo que sustenta esta investigación, durante
el ciclo escolar 2018-2019, la ENRUVA contaba con una población escolar de 400
3
Localidad cercana a la ciudad de Oaxaca, en la región de los Valles centrales.
Otra localidad cercana a la ciudad de Oaxaca, también en la región de los Valles centrales. No duraría mucho
en Cuilapan para después volver a San Antonio y finalmente ser traslada a Tamazulapan.
4
16
estudiantes aproximadamente, 45 docentes y 132 trabajadores no docentes (Diario
de campo, agosto 2019; Ruiz, s/f).
Al igual que el resto de las 16 ENR del país, la ENRUVA cuenta con un
internado, exclusivamente femenil desde 1943 donde prácticamente habitan y
conviven las alumnas. Éstas provienen de todas las regiones de Oaxaca y otros
estados cercanos como Veracruz y Chiapas, principalmente. En la actualidad, el
número de estudiantes originarias de la propia comunidad de Tamazulapan es muy
bajo, si acaso unas cinco en el ciclo escolar 2018-2019. Si bien sus perfiles son
diversos y complejos, como intento sostener en esta investigación, la gran mayoría
proviene de contextos precarizados y desiguales, por lo que su ingreso a la
ENRUVA se ve marcado por estas circunstancias. Debido a la modalidad de
internado, las estudiantes cuentan con una jornada de trabajo escolar completa,
desde las seis de la mañana hasta las siete de la noche, donde se combinan clases,
comidas, talleres y actividades de esparcimiento y extraescolares. Sin embargo,
fuera del horario de esta jornada existen otras actividades escolares y políticoformativas.
De no ser por el internado, curricularmente no habría diferencias entre la
ENRUVA y el resto de las Normales No Rurales del país: en casi5 todas ellas se
oferta la Licenciatura en Educación Primaria (Plan 2012), de una duración de cuatro
años, dividida en 8 semestres. En cada uno de éstos las alumnas tienen distintos
“acercamientos a las escuelas primarias” lo que va desde la realización de
observaciones hasta las famosas prácticas docentes dentro de las mismas (Plan de
Estudios de la Licenciatura en Educación Primaria, 2012). Para el caso de la
ENRUVA, dichos acercamientos se hacen en distintas comunidades del estado de
Oaxaca (dependiendo de la gestión realizada por los docentes encargados de las
prácticas) y en diferentes contextos (primarias urbanas, rurales, y a veces en
escuelas indígenas o multigrado). A diferencia de lo que podría pensarse, no
necesariamente las estudiantes realizan prácticas en primarias rurales. No
obstante, habría que precisar que, en el estado de Oaxaca, la distinción entre
Depende mucho de la Normal y el tipo de programa educativo que oferte, pero en general la Licenciatura en
Educación Primaria es el programa más generalizado entre las escuelas.
5
17
modalidades depende más de criterios arbitrarios o administrativos que de aspectos
constitutivos sobre lo “rural” frente a lo “urbano”.
Las alumnas están organizadas políticamente en un Comité Estudiantil,
llamado “Alma oaxaqueña”, que, al igual en las otras ENR del país, es el órgano de
representación política de las estudiantes normalistas, perteneciente a la
mencionada FECSM. Este Comité cuenta con una estructura organizacional,
dividida en varios comités y puestos “directivos”. Los comités abarcan varios
aspectos relacionados con las actividades dentro del internado y la organización de
éstas entre las estudiantes, así como las actividades centradas en la formación
política. El grado de autonomía y control del Comité Estudiantil sobre las actividades
de la Normal es un aspecto variable a lo largo de la historia de la propia ENRUVA y
en función de las distintas negociaciones y relaciones con la parte directiva.
Por su parte, de la planta docente es importante mencionar que la gran
mayoría cuenta con un perfil normalista y antecedentes laborales en escuelas de
Educación Básica (primaria o secundaria), aunque eso no exenta que haya
docentes con perfil universitario y sin experiencia docente previa en el nivel de
primarias. Varios de ellos son egresados de ENR, varoniles para el caso de los
docentes hombres y de la propia ENRUVA para el caso de las docentes mujeres.
Este último punto permite que existan egresadas normalistas de la ENRUVA
trabajando como maestras ahora en su alma mater; incluso algunas de ellas han
llegado a ser directoras.
Finalmente, las y los trabajadores no docentes son el personal administrativo
y de servicios asistenciales del internado: jardineros, cocineros, ecónomos,
panaderos, conserjes, porteros. Todos los trabajadores, docentes y no docentes,
pertenecen a la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores del
Estado (CNTE) y, para el caso de la ENRUVA, a la Delegación Sindical D-1125.
Así, desde la ENRUVA y sus sujetos escolares, herederos del proyecto
posrevolucionario de la Educación Rural, pero también desde su particularidad y
especificidad contextual actual, planteo los siguientes objetivos que guían la
presente investigación:
18
Objetivo general
Analizar la configuración social, política y pedagógica de la sujeta normalista de la
Escuela Normal Rural Vanguardia (ENRUVA), ubicada en Villa de Tamazulapan del
Progreso, Oaxaca, desde cuatro dimensiones:
1.- La política educativa oficial del normalismo rural, en tanto heredera de un
proyecto político histórico actualmente reconfigurado y situado entre políticas de
desprestigio, criminalización y ahogamiento del normalismo rural.
2.- La cultura local de la comunidad de Villa de Tamazulapan del Progreso y su
red de relaciones sociales, político-religiosas y económicas en donde se inscribe la
ENRUVA.
3.- La cultura escolar de la ENRUVA conformada por prácticas escolares
distintivas, en las cuales se construyen y disputan los significados del proyecto
normalista rural y se constituyen subjetividades y sujetas políticas particulares.
4.- Las subjetividades de las normalistas rurales actuales de la ENRUVA desde
sus narrativas biográficas y las experiencias significativas durante su estadía en la
Normal Rural.
Objetivos particulares para cada dimensión de análisis
Dimensión 1
+ Analizar las etapas históricas del normalismo rural, en tanto política educativa, y
el tipo de sujeto y sujeta normalista rural que se han construido en cada una de
estas etapas.
+ Identificar los rasgos constitutivos del sujeto y sujeta normalista rural en cada
etapa histórica y mirar las continuidades y rupturas de éstos a lo largo de la historia
del normalismo rural.
+ Explicar el paso del protagonismo del sujeto/a normalista rural en el periodo
posrevolucionario a su desprestigio y criminalización en la época actual.
19
Dimensión 2
+ Analizar el proceso de gestión y traslado de la ENRUVA de San Antonio de la Cal
a Tamazulapan del Progreso y sus razones, actores implicados y dificultades.
+ Describir la relación entre la ENRUVA y la comunidad de Tamazulapan del
Progreso, desde su llegada a la comunidad hasta la actualidad.
+ Identificar las particularidades que ha adquirido la Normal Rural Vanguardia desde
su llegada a la comunidad de Tamazulapan.
Dimensión 3
+ Describir las prácticas, tiempos y espacios de la cultura escolar de la ENRUVA y,
por lo tanto, representativas de las ENR en tanto escuelas internados.
+ Identificar los procesos de reproducción, resistencia y apropiación dentro de dicha
cultura escolar y el tipo de sujeta normalista rural configurada.
Dimensión 4
+ Reconstruir las historias familiares y escolares de dos normalistas rurales y una
egresada para mirar qué elementos eligen para darle sentido a la construcción
subjetiva que hagan de ellas mismas como sujetas normalistas rurales.
+ Identificar las experiencias de las normalistas rurales en su paso por la ENRUVA,
consideradas ampliamente significativas y formativas para ellas y que constituyen
ejes centrales de lo que consideran ser normalista rural.
Sostengo que para describir y analizar las construcciones que se hagan de
la sujeta normalista rural es necesario articular miradas estructurales (políticas
educativas de Estado,
cultura escolar, cultura comunitaria) y actorales
(subjetividades de normalistas), con una profundidad histórica, que permitan
dilucidar la multiplicidad de tramas sociales, culturales, políticas y escolares que se
entretejen en la configuración histórica, social, política y pedagógica de la sujeta
normalista rural, así como los distintos locus de enunciación desde los cuales se
realiza dicha configuración. Esto con el fin de mostrar la complejidad de las
20
normalistas rurales en tanto sujetas sociales y lo dinámico y contextual de sus
construcciones.
En ese sentido, el argumento central que construyo en la presente
investigación es que la normalista rural se configura como una sujeta social, política
y pedagógica particular a partir de las prácticas de la cultura escolar de la ENR, las
configuraciones locales de la misma, atravesadas por las complejas red de
relaciones socio-políticas y económicas comunitarias, y las subjetividades de las
propias normalistas que les permite resignificar, rechazar o apropiarse de las
construcciones que de ellas se hagan; todo esto en el marco de un proyecto político
pedagógico histórico, en claro proceso de precarización y ahogamiento estatal pero
sostenido por las acciones políticas del movimiento normalista rural.
Por qué estudiar el normalismo rural en el presente
El tema del normalismo rural ha sido abordado en varias investigaciones de corte
histórico, pedagógico-educativo y sociológico-antropológico. Dentro del grupo de
investigaciones históricas, destaca el énfasis dado a los primeros años de fundación
de estas instituciones (años veinte del siglo pasado), su consolidación durante el
gobierno cardenista (años treinta) y el comienzo del abandono y desmantelamiento
en los años cuarenta, con contados ejemplos de estudios en los años sesenta,
setenta y ochenta.
Estas investigaciones históricas se inscriben en las discusiones sobre la
conformación del Estado mexicano en los años posrevolucionarios y la
consolidación del segundo nacionalismo, así como el papel del maestro rural dentro
de este proceso (Civera, 2001; 2004, 2010; 2015a; 2015b; Escalante, 2010; Padilla,
2009) y de la institución normalista como proyecto nacional (Jiménez, 2015; Cruz,
2017). De igual modo, existe otro grupo de investigaciones donde se analiza la vida
cotidiana de las Normales Rurales y su cultura escolar particular y especifica
durante estos primeros años posrevolucionarios (Rockwell, 2007b; Velasco, 2011;
Vite, 2010; Civera, 2006; 2008), aunque se ha explorado más allá de los años
cuarenta, a través del análisis de las Reformas Educativas en el nivel de Normales
21
(Hernández, 2015) o los cambios y continuidades de estas escuelas desde su
surgimiento hasta su cierre o desaparición en los años sesenta (Flores, 2018).
También dentro de los estudios históricos un tema recurrente y de los más
estudiados es la formación política de las y los normalistas rurales: el papel del
Comité Estudiantil y la FECSM (Ortiz, 2012; López Macedonio, 2016; 2018) o la
relación e incidencia de dicha formación con movimientos campesinos y guerrilleros
(García, 2015). Finalmente, un tema emergente dentro de los estudios históricos del
normalismo rural es el papel de las mujeres dentro de las ENR y del normalismo
rural como proyecto político pedagógico de Estado, con la obra coordinada por
Oresta López y Marcelo Hernández (2019) como ejemplo, donde recopilan trabajos
históricos que analizan la construcción histórica de las mujeres en el normalismo
rural con un enfoque de género como punto central. No obstante, este último tema
recupera y se inscribe en los estudios históricos ya consolidados sobre feminización
del magisterio y maestras rurales y los intentos por hacer visible su presencia
historiográfica (López, 2001; 2008; 2017; Galván y López, 2008; Bertely y Alfonseca,
2008; Street, 2008; Vaughan, 1990).
A pesar de esta diversidad temática, es importante mencionar que, a partir
de los años sesenta, las investigaciones historiográficas y estudios sobre las
Normales Rurales disminuyen considerablemente, reduciéndose la información a
las notas periodísticas. Además, existe una concentración geográfica de los
mismos: Estado de México, Tlaxcala, Hidalgo, Zacatecas, Chiapas.
Por otro lado, los temas del normalismo rural, en particular, y el normalismo,
en general, constituyen tópicos ampliamente estudiados dentro del campo de la
pedagogía o el campo de la investigación educativa. Sin embargo, una gran mayoría
de ellos (Ducoing, 2003; 2013; Navarrete-Cazales, 2015; Pineda, 2007) parten de
la política educativa oficial, concentrando la atención en las políticas de formación
docente, los planes y programas y las discusiones no contextualizadas,
invisibilizando así espacios, actores y particularidades locales-regionales.
Finalmente, los trabajos sociológicos y antropológicos del presente de las
ENR son los menos (Rosas, 2003; Ramírez, 2008; Delgadillo, 2006; Pinto, 2013;
22
Vite, 2010; Dionicio, 2019, González y Amann, 2009) y los que hacen uso del
enfoque etnográfico y/o analizan la vida cotidiana en el internado de las ENR son
aún más escasos. Dentro de estos últimos, sobresale la tesis doctoral de Vite (2010)
realizada en la Escuela Normal Rural Luis Villarreal, ubicada en El Mexe, Hidalgo.
En ésta, la autora analiza la cultura institucional de la Normal Rural y su relación
con prácticas de formación que se articulan conflictivamente entre lo académico y
lo político, incidiendo en la cultura de referencia de los alumnos a través de un
proceso de reconfiguración identitaria. Otra investigación es la tesis de grado de
Mejía (1998), realizada en la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa,
Guerrero. El objetivo central es documentar la vida cotidiana del estudiante
normalista rural para lo cual analiza el “ritual” de ingreso, la cultura académica y
cultura política, las prácticas profesionales, los exámenes profesionales y las
graduaciones. Finalmente se encuentra el estudio de Ramírez (2008) sobre el
proceso de construcción de la identidad profesional del magisterio en el momento
de la formación inicial de las maestras, es decir, en su paso por la Escuela Normal.
La investigación la realiza con alumnas normalistas de la Normal urbana y la Normal
Rural del estado de Tlaxcala, escuela esta última de la cual es egresada y maestra.
Uno de sus hallazgos es que en dicha formación profesional ocurre un proceso
socializante de valores, creencias, representaciones, códigos y prácticas, a las
cuales nombra como un ethos profesional y sitúa a las Escuelas Normales como
espacios privilegiados de reproducción, significación, negación y disputa de
imaginarios sobre el ser y hacer del maestro rural. Sin embargo, en la descripción
que hace de la vida en el internado enfatiza en la vigilancia, el orden disciplinario y
las estructuras de control, dejando poco visible la agencia de las normalistas en
dicho espacio.
Por lo tanto, plantear un estudio del presente de las ENR, y en un caso
particular como Oaxaca, busca, en primer lugar, cubrir esta ausencia de estudios
sincrónicos que, como fue posible observar, son casi inexistentes dentro del campo
de estudio del normalismo rural y su historia contemporánea. Además, el enfoque
etnográfico que sustenta la investigación también complejiza la mirada en torno a
estas instituciones ya que se da primacía a las voces, miradas y procesos de
23
significación de las y los sujetos sociales, como las alumnas, docentes, trabajadores
no docentes y población de Tamazulapan del Progreso conectados con la ENRUVA.
Por lo tanto, el aporte del presente estudio se encuentra en la posibilidad de mostrar
las transformaciones, tensiones, acotamientos del proyecto político-pedagógico del
normalismo rural en la actualidad, así como las respuestas sociales de sus actores,
de cara a los cambios estructurales del Estado en México y el avance de las políticas
de precarización, desprestigio y criminalización del magisterio rural.
Por otra parte, aunque se inscribe dentro de un estudio etnográfico, la
investigación recupera la perspectiva y el trasfondo histórico de cada una de las
dimensiones de análisis, recurriendo a fuentes etnográficas e históricas, por lo que
es posible hablar de un estudio sincrónico, pero con una mirada histórica. En ese
sentido, esta articulación de enfoques y miradas temporales es otro de los aportes
de la investigación ya que me permite situar el análisis de las configuraciones
sociales, políticas y pedagógicas de la sujeta normalista rural dentro de un
continuum histórico en el que se ubican las ENR y su proyecto político pedagógico.
Una tercera contribución de la investigación radica en colocar a la normalista
rural como sujeta central, enfatizando las intersecciones género, etnia y clase que
la atraviesan. Es decir, si bien el estudio retoma a otros sujetos sociales dentro de
la ENRUVA, la centralidad del análisis radica en las estudiantes, todas ellas
mujeres, étnica, cultural y sexualmente diversas y de cómo estos elementos
configuran una construcción particular de ellas como sujetas sociales, en el marco
de desigualdades estructurales. De esta manera, la idea es contribuir a los estudios
con perspectiva de género en educación que abordan el papel de las normalistas y
maestras rurales, en tanto mujeres, campesinas, étnicamente diversas y
provenientes de contextos empobrecidos.
Finalmente, dos acontecimientos violentos en la historia reciente de las ENR
pusieron a estas instituciones y al normalismo rural, como temas con presencia
nacional en los medios de comunicación y, en menor medida, dentro de los análisis
académicos: 1) El ataque, a manos de los policías locales y estatales de Guerrero,
perpetrado en contra de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos
24
de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero el 26 de septiembre de 2014, y la consecuente
desaparición forzada de 43 de ellos y 2) La detención y encarcelamiento de
normalistas rurales de la Escuela Normal Rural de Mactumatzá, Chiapas, el pasado
18 de mayo de 2021, que se encontraban bloqueando la caseta de la autopista San
Cristóbal-Tuxtla Gutiérrez. Sobra decir que dicha detención fue con lujo de violencia.
Las detenidas denunciarían más tarde que, en su caso, hubo además agresiones
sexuales como tocamientos y desnudamientos.6
La notoriedad pública del normalismo rural, a partir de estos dos
acontecimientos críticos, vuelve a remarcar la urgencia de proponer análisis y
explicaciones útiles para los actores sociales implicados y de posicionarse
políticamente en esta elección, sobre todo frente al contexto caracterizado “por la
instauración de reformas estructurales que descalifican lo que se aleje del discurso
neoliberal o cuestione las lógicas del capital y el Estado” (Hernández Castillo, 2011:
9).
Por ende, asumo la elección del normalismo rural y las ENR como un intento
por visibilizarlas como temas relevantes dentro del campo académico y la necesidad
de plantear estudios interdisciplinarios que enriquezcan la mirada en torno a esas
instituciones escolares, así como remarcar su relevancia en tanto proyectos
educativos contrahegemónicos y enmarcados dentro de los pocos movimientos
sociales estudiantiles actuales. Además, sostengo mi elección temática como una
apuesta por realizar investigaciones ética y políticamente comprometidas con las y
los sujetos sociales, desde enfoques y metodologías colaborativas y reconociendo
las tensiones y contradicciones (Hale, 2015) de mi propia posición, en tanto sujeta
social íntima y personalmente implicada en el tema y convencida de la relevancia
de las ENR como proyecto político pedagógico en defensa de la educación pública.
Esta acción formaba parte de la jornada de lucha que habían comenzado desde el 11 de mayo, cuyo fin era (y
sigue siendo) hacer pública la convocatoria para nuevo ingreso a la escuela y lograr que el examen de admisión
sea presencial y escrito, no en línea como planteó el gobierno del estado.
6
25
Asideros teóricos
La investigación se sostiene de varios debates y conceptos teóricos provenientes
principalmente de la antropología y sus subdisciplinas, como la antropología
educativa o la antropología política, los estudios históricos del normalismo rural y
los estudios feministas, al colocar el género como una categoría de desigualdad
intersectada con otras como lentes desde los cuales realizar el análisis.
Estos debates y conceptos se encuentran jerarquizados en el análisis y, por
lo tanto, la profundidad de los mismos es diferenciada: algunos constituyen ejes
transversales que sostienen el análisis a lo largo de toda la investigación y que
sirven como marco desde el cual se plantean otros conceptos, mientras que otros
son útiles para analizar alguna dimensión particular del objeto-sujeto de estudio, por
lo que aparecen sólo en ciertos capítulos para fortalecer alguna arista del análisis y
así reforzar el argumento central.
En ese sentido, en este apartado, nombrado como de “asideros teóricos”,
expongo cuáles son los “puntos de apoyo” teórico para plantear el análisis, pero
también explicito la posición epistemológica desde la cual investigo y construyo el
sujeto-a/objeto de estudio (Rockwell, 2009). No obstante, debido a la división
comentada entre asideros generales (ejes transversales) y particulares, he decidido
priorizar en este apartado la descripción de los ejes transversales para explicar
cuáles son las directrices y debates teóricos que guían el análisis de la investigación
y dejar la definición de los particulares en la introducción de cada uno de los
capítulos donde son utilizados y en su articulación con el material empírico.
Este último punto es importante ya que he evitado realizar un apartado o
capítulo exclusivamente teórico, y en su lugar presentar a lo largo de toda la tesis,
un análisis capaz de reflejar el proceso bidireccional entre teoría (categorías
teóricas) y material empírico (categorías sociales) y las distintas relaciones
y
vínculos construidas entre ambas, así como el proceso de retroalimentación
continúa entre ambos tipos de categorías (Ferrándiz, 2011), mismos que sustentan
todo documento etnográfico (Rockwell, 2009; Guber, 2004).
26
1.- La constitución social del(a) sujeto/a normalista rural y su agencia
Uno de los ejes teóricos transversales a lo largo de la investigación está relacionado
con la normalista rural y su constitución como sujeta social, en el marco de distintas
estructuras socio-históricas, representadas por la política educativa de Estado, la
cultura comunitaria, la cultura escolar de la ENRUVA y las desigualdades sexo
genéricas, de clase y étnicas. Por lo tanto, para hablar de dicha constitución retomo
las discusiones de Zemelman (1992; 2010) y Ortner (2006) principalmente.
El primero establece que un análisis centrado en la constitución social del
sujeto implica fijar la mirada en un “proceso complejo de producción de experiencias
no determinadas directamente por lo estructural” (Zemelman, 1992: 13), lo cual
obliga a situar a los sujetos sociales (y en este caso las sujetas) como
condensadores de historicidad y como productores y producentes de la realidad.
De esta manera, siguiendo al mismo autor, un análisis de la realidad que sitúa
la óptica de los sujetos sociales como prioridad, como pretende ser esta
investigación, trae consigo un cambio del análisis estructural por un análisis “basado
en dialéctica presente-futuro, desde prácticas constructoras de los sujetos sociales”
(Zemelman, 1992: 13). Este cambio de óptica supone ciertas exigencias
metodológicas que involucran una visión de realidad caracterizada por:
•
El dinamismo, es decir una aproximación a la “realidad como movimiento”
abierta e inacabada, como menciona Zemelman y cuyo análisis se centraría
en las manifestaciones presentes junto con sus potencialidades.
•
La imbricación de múltiples dinamismos y resultado de un proceso
multidimensional.
•
Una síntesis de procesos temporales diversos.
La idea es poder retomar estas tres características dentro del análisis, al plantear
cuatro dimensiones que retomen distintos niveles (local, estatal y nacional), articulen
varios planos temporales (mirada sincrónica con profundidad histórica) y recuperen
la pluralidad de perspectivas enunciativas desde diversos actores individuales y
sociales.
27
Sin embargo, parto de que la centralidad en el sujeto social que involucra un
análisis basado en su proceso de constitución no debe dejar fuera los marcos
estructurales en que se suscita dicho proceso o, como los llama Ortner (2006), las
formaciones sociales y culturales que determinan la agencia social de los sujetos.
Así, en el análisis que hago de la normalista rural y su constitución como
sujeta social desde distintas dimensiones, planteo cómo deviene la sujeta social en
subjetividad constituyente (Zemelman, 2010), es decir, en las maneras en que se
concretiza en distintos momentos históricos y “cómo se configura como campo
problemático antes que objeto definido” (357). Esta mirada implica también
establecer la diferencia entre la sujeta como producto histórico y producente de
nuevas realidades (Zemelman, 2010). En ese sentido, en la investigación analizo la
constitución de la sujeta normalista rural como producto de un proyecto político
pedagógico de Estado, fundado en la época posrevolucionaria, con una cultura
escolar particular, y sus transformaciones históricas, pero también como producente
de nuevas realidades al resignificar, resistir, negociar, rechazar o apropiarse de
dicho proyecto. Partir de este enfoque ayuda a plantear un equilibrio entre los límites
de las determinaciones sociales y los márgenes de acción social de dichas sujetas.
Finalmente, durante toda la investigación nombro a la normalista rural como
sujeta normalista rural con el fin remarcar el carácter construido, situado, histórico
y dentro de relaciones múltiples y heterogéneas de la sujeta social (Zemelman,
2010). Además, enuncio a la sujeta social en clave femenina para remarcar las
construcciones sexo genéricas hechas de las normalistas rurales, caracterizadas
por las desigualdades experimentadas como jóvenes mujeres, pero también con el
fin de visibilizar a la sujeta mujer social e histórica dentro de los estudios del
normalismo rural (López, 2001; Galván y López, 2008).
Por otro lado, dentro de la investigación sobresale la capacidad de agencia
de la normalista rural en tanto sujeta social y su implicación en procesos de
resistencia y subversión en las distintas dimensiones de análisis propuestas. Lo que
me interesa es poder presentar dicha agencia junto con las estructuras que la
limitan, enmarcan y determinan. Para lograr esto me baso en los debates suscitados
dentro de la antropología de la resistencia (Gledhill, 1999; Ortner, 2000) que
28
concentran la atención en la capacidad de agencia de los actores, sin reproducir por
eso la idea de las resistencias como meros reactivos a la dominación o pensar los
procesos de resistencia y dominación como dicotómicos, ocultando así los traslapes
que ocurren entre ambos (Gledhill, 1999). Para el caso particular del ámbito
educativo, los trabajos de Willis (1988) y Giroux (1992) son relevantes al plantear,
desde contextos diferentes, la existencia de prácticas de resistencia suscitadas en
las escuelas junto con las prácticas reproduccionistas inherentes al sistema escolar.
De esta manera, los estudios de la resistencia y la antropología de los
movimientos sociales, como comenta Gledhill (1999), sostienen un concepto de
hegemonía como proceso dinámico, presentando así a las clases subalternas y
dirigentes como bloques históricos, pero con frágiles coaliciones de diversas fuerzas
sociales. De igual modo, enfatizan en la importancia de analizar las prácticas de
resistencia popular y la manera en que éstas impactan en las relaciones de poder.
Una perspectiva crítica a estos estudios es la de Ortner (2000), al sostener
que es necesario partir de la resistencia no sólo como oposición y concentrarse en
mostrar las ambivalencias y ambigüedades de la misma, las redes de articulación y
desarticulación entre dominados y dominadores y “los múltiples proyectos en donde
los seres sociales están comprometidos y las múltiples maneras en que esos
proyectos se alimentan en el entrecruce entre ellos” (Ortner, 2000: 190, traducción
mía). Esta autora señala cuatro ámbitos escasamente etnografiados de las
resistencias, de los cuales menciono dos que son cruciales para la presente
investigación: (1) la política interna de los grupos, lo cual ha dejado fuera en los
análisis los conflictos, las contradicciones internas y las acciones ambivalentes
dentro de las complejidades internas políticas, en un afán de mostrar solidaridad
pero que al final romantiza dichos movimientos. (2) El otro ámbito es el
desdibujamiento del sujeto de la resistencia, pensándolo homogéneo. Ortner habla
de complejizar a este sujeto en su diversidad y de la importancia de situar la agencia
como una identidad dentro de la construcción cultural, por lo tanto, “cada cultura, en
cada momento histórico construye sus formas particulares de agencia” (Ortner,
2000: 186, traducción mía). No disolver al sujeto implica, de igual modo, en las
palabras de Gledhill (1999), mostrar los distintos niveles de subalternidad
29
existentes, pero al mismo tiempo analizar el contexto socio histórico y político que
posibilitan que el sujeto pueda tener cierta agencia o no.
En ese sentido, el análisis expone la diversidad identitaria y política existente
dentro de las normalistas rurales, incluso dentro de su propia organización política
estudiantil, como lo es el Comité Estudiantil, evitando presentarlas como colectivos
homogéneos que resisten a las prácticas de poder desde las mismas posiciones y
de la misma manera. En la misma sintonía, documento, al interior del colectivo de
alumnas, ya sea dentro de la ENRUVA, pero también en el Comité Estudiantil y la
propia FECSM, los conflictos, contradicciones, las jerarquizaciones y las relaciones
de poder desde las cuales se construyen los significados y las prácticas de
resistencia en un afán de complejizarlas.
Del mismo modo, la crítica de Ortner (2000) al desdibujamiento del sujeto de
la resistencia, coloca el foco en la necesidad de contextualizar las agencias. Este
punto resulta central en el análisis y es abordado al caracterizar a la sujeta
normalista rural, o más bien a las sujetas en plural, como parte de una construcción
históricamente
configurada
desde
el
Estado
(política
educativa)
pero
contextualmente situada, desde Oaxaca con sus particularidades, la cultura local de
la comunidad de Tamazulapan del Progreso y el propio espacio escolar de la
ENRUVA, así como desde las historias familiares y escolares particulares de dos
normalistas rurales y una egresada.
2. Antropología de la educación: escuela como construcción social y cultura
escolar
La investigación se sitúa dentro de la antropología de la educación, campo fértil a
nivel mundial desde los años cincuenta y setenta del siglo pasado, pero al que
todavía se le cuestiona su autonomía o no dentro de la antropología (Levinson y
Pollock, 2011). Los estudios adscritos a este campo abordan los procesos
educativos y escolares y su relación con las identidades e identificaciones
enseñadas y las dinámicas de control, poder y desigualdad que delinean la vida
diaria de las sociedades (Levinson y Pollock, 2011).
30
Particularmente en México, desde los años ochenta del siglo pasado, las
investigaciones situadas en dicho campo centran su interés en el análisis y la
comprensión de las relaciones entre la educación, el Estado y los diversos actores
sociales, dentro de contextos rurales-urbanos y migratorios distinguidos por la
diversidad social, cultural y étnica (Rockwell y González, 2012).
Partir de este campo fue útil ya que me posibilitó retomar la producción y los
debates teórico-metodológicos suscitados en torno al normalismo rural, pero, sobre
todo, dado el carácter interdisciplinar y abierto del mismo, incorporar debates,
conceptos y miradas de otros subcampos de la antropología con el fin de
complejizar los estudios y proponer nuevas perspectivas analíticas.
Un eje temático central de la antropología educativa es la escuela como
construcción social (Rockwell y González, 2012). Esta noción de escuela implica,
a grandes rasgos, concebirlas como lugares con “complejas redes sociales y
políticas que rebasan la delimitación institucional, y que se encuentran inmersos
en geografías del poder y sujetas a múltiples tensiones” (Rockwell y González,
2012: 5). De esta manera, éstas dejan de ser sólo una institución del Estado, donde
se reproducen las ideologías e intereses dominantes, y su existencia muestra un
“crisol de diversas demandas y expectativas, políticas y planes, normas y reformas,
prácticas y saberes, que dan como consecuencia diferentes maneras de
comprender y entender a la misma” (Rockwell, 2007a: 307). Dentro de esta mirada,
las escuelas también pueden ser vistas como “escenarios históricamente
construidos de confrontación social y arena política” (González, 2008: 50), donde
las acciones y proyectos se mueven y disputan entre diferentes actores y poderes
locales.
Esto permite relevar las dinámicas y procesos diversos dentro del espacio
escolar y situarlo como un sitio no homogéneo donde “las culturas escolares y sus
estructuras administrativas y directivas se reproducen, negocian, resisten y
reelaboran en las relaciones sociales cotidianas” (González, 2016: 24).
De la misma manera, desde lo que Rockwell (2010) llama la perspectiva
histórica cultural, esta mirada deriva en situar las escuelas, en tanto culturas
escolares, inscritas en procesos de larga duración con estructuras sedimentadas en
31
el tiempo, pero al mismo tiempo contingentes y dinámicas al estar permeadas por
lo social y la vida cotidiana, lo que configura culturas escolares heterogéneas y
diversas, mediadas por relaciones de poder.
Este enfoque teórico ayuda a dilucidar la compleja red de relaciones sociales,
políticas, económicas en las que se inserta la ENRUVA y desde donde se
construyen ciertas imágenes y representaciones sobre la institución y sus alumnas.
Por otro lado, el enfoque también muestra los distintos proyectos, intereses,
expectativas, disputas y tensiones que constituyen la base desde la cual se otorga
sentido al proyecto político pedagógico del normalismo rural
En esta perspectiva teórica de la escuela inscribo el concepto de cultura
escolar, referido a las prácticas, hábitos, rituales, normas, principios, espacios,
tiempos… sedimentados a lo largo del tiempo (Viñao, 2002) y que son vistos como
regularidades y tradiciones del espacio escolar. No obstante, las culturas escolares
(en plural) también son contingentes y dinámicas al estar permeadas de la vida
cotidiana y lo social (Rockwell, 1997; 2010). Por ello la cultura escolar puede ser
vista desde dos lados: uno estructurante e histórico, que sostiene la imagen de la
escuela como un espacio sin transformaciones a lo largo del tiempo y donde
además se reproduce la cultura dominante, y uno cotidiano y dinámico, que por el
contrario evidencia el carácter heterogéneo de los espacios escolares y la
posibilidad que tienen las y los actores de negociar, adaptar, negociar, rechazar o
apropiarse de los recursos culturales, muchas veces hegemónicos.7
La cultura escolar de la ENRUVA será analizada desde estos dos lados:
desde las continuidades históricas que permiten hablar de una cultura escolar
específica de las ENR, caracterizada principalmente por el internado como
institución estructurante a través de ciertas prácticas escolares, y desde los cambios
y rupturas que se suscitan en la vida cotidiana, junto con procesos de reproducción,
apropiación y resistencia cultural y la manera en que éstos configuran un tipo de
sujeta normalista rural particular.
El concepto de cultura escolar será central para el análisis del capítulo cuatro por lo que en éste se hará una
explicación más detallada del concepto.
7
32
3.- La desigualdad de género, ideologías sexo genéricas y la intersección de
desigualdades en la construcción de la sujeta normalista rural
El tercer y último enfoque teórico transversal en toda la investigación está
relacionado con el género y su utilidad para examinar cómo se ha construido a la
normalista rural, en tanto mujer, como sujeta social e histórica desde las cuatro
dimensiones de análisis propuestas.
Se parte de la noción de género como una construcción simbólica y elemento
constitutivo de las relaciones sociales, basada en las diferencias que distinguen los
sexos y, por lo tanto, como una forma primaria de relaciones significantes de poder
(Scott, 2013). Por lo tanto, los estudios que incorporan al género como lente de
análisis, describen cómo se han ido moldeando las experiencias de las mujeres
frente a las de los hombres y la manera en que se han ido estableciendo las
jerarquías sexuales y las distribuciones desiguales de poder (Conway, Bourque y
Scott, 2013: 22).
De esta manera, el género es visto como una división de los sexos
socialmente impuesta y un producto de las relaciones sociales de sexualidad
(Rubin, 2013) que permite entender cómo es que la diferencia sexual se convierte
en una dimensión de desigualdad y exclusión. Esta división se produce a partir de
los sistemas sexo genéricos de cada sociedad, los cuales determinan las distintas
formas de ser hombre y de ser mujer, a través de “la producción social y cultura de
los roles de género como consecuencia de un proceso de atribución de significados
sociales” (Gómez Suárez, 2009: 66), punto que funciona como tecnología social que
asegura la subordinación de las mujeres a los hombres.8 En ese sentido, cuando
en la investigación hable de ideologías sexo genéricas me referiré a las formas de
pensar y nociones en relación al ser hombre o ser mujer desde los roles de género
social y culturalmente construidos y la reproducción de las convenciones en torno
al género y al sexo.
De esta manera, para Rubin (2013) cada sociedad tiene su sistema sexo género que explica las profundas
diferencias entre la experiencia social de los hombres y la de las mujeres y cuyo orden obedece a la cosmovisión
de cada sociedad y a los intereses dominantes en cada una de ellas, con sistemas más rígidos y otros más
flexibles (Gómez Suárez, 2009).
8
33
Para el caso de las investigaciones históricas y etnográficas en educación, la
perspectiva de género ha posibilitado, en primer lugar, documentar la presencia de
las mujeres en la historia de la educación, contradiciendo así la figura construida de
ellas como sujetas sin voz, sin la capacidad de tomar decisiones o actoras con
agencia propia (Street, 2019), pero también este enfoque, por otro lado, ha permitido
resaltar “los conflictos, las diferencias, las identidades genéricas que se construyen
en los espacios escolares” (López y Hernández, 2019). En el tema de las ENR y el
normalismo rural, la formación de mujeres en este tipo de escuelas ha sido
escasamente abordado y su papel como actores y sujetas se encuentra
invisibilizado (López y Hernández, 2019).
Por lo tanto, hago uso de la perspectiva de género como un lente transversal
en toda la investigación para analizar los roles, estereotipos, diferencias e ideologías
sexo genéricas socialmente configuradas en las construcciones de la sujeta
normalista rural y comprender cómo estos elementos operan como sistemas de
opresión. Sin embargo, a la par de este uso, también retomo dicha lente para
explicitar las distintas maneras en que las sujetas, en tanto mujeres, cuestionan y
revierten dichas construcciones hegemónicas del ser mujer normalista rural, y se
apropian activamente de ciertos elementos para construirse sujetas.
No obstante, dentro del análisis de las construcciones de la sujeta normalista
rural la desigualdad de género aparece imbricada e intersectada junto con otras
desigualdades, como la económica, la étnica o la racial. Por ende, dentro de esta
lente incorporo lo que se ha llamado el giro interseccional9 en la teoría feminista
(Viveros, 2016) para remarcar el hecho de que el género, la raza, la clase y la etnia
son categorías sociales y de poder (Curiel, 2007), empíricamente inseparables que
se imbrican concretamente en la producción de las y los distintos actores sociales y
9
De acuerdo a la genealogía que hace Viveros Vigoya (2016) de los enfoques interseccionales, menciona que
el término fue acuñado en 1989 por Crenshaw para mostrar la invisibilidad jurídica de las múltiples dimensiones
de opresión que experimentaron trabajadoras negras de la compañía General Motors. Sin embargo, la
articulación de opresiones que experimentaron mujeres negras esclavas en EEUU, por ejemplo, fue
ampliamente denunciada y documentada hace más de dos siglos, por lo que en sentido estricto, dicha manera
de ver las opresiones en la vida de las mujeres ya contaba con una larga presencia en los estudios feministas.
34
cuyas relaciones sociales son construcciones simultáneas en distintos órdenes de
clase, género y raza y en diferentes configuraciones históricas (Viveros, 2016: 12).
Además, dicho concepto alude a las desigualdades múltiples e interdependientes.
Esto no quiere decir que realice un análisis estrictamente interseccional a lo
largo de la investigación, sino que este enfoque me permite explicar cómo es que
las sujetas normalistas rurales han sido construidas “pobres” o de “bajos recursos”
y racializadas desde múltiples sistemas de opresión en “contextos de dominación
construidos históricamente” (Viveros, 2016: 8).
35
La ruta metodológica
La propuesta de investigación está pensada como un trabajo etnográfico con
profundidad histórica, por lo tanto, metodológicamente se sustentará en dos bases:
el enfoque etnográfico en contextos educativos (Bertely, 2000; Rockwell, 2009) y la
perspectiva histórica sustentada en los amplios estudios históricos sobre el
normalismo rural (Civera, 2008; Padilla, 2009, Coll, 2015; Ortiz, 2012; Hernández,
2015; López, 2008; 2019).
Como primer punto pienso a la etnografía no como una mera técnica o
método sino como una manera específica de hacer investigación, situada entre
debates y tensiones que, a decir de Rockwell (2009) acompañan y se negocian
durante todo el proceso de investigación: entre lo objetivo y subjetivo, la teoría y la
práctica, lo local y lo global, lo sincrónico y lo diacrónico.
La primera tensión alude al reconocimiento explícito que hace el etnógrafo
de su posición dentro de la investigación. Por lo tanto, mi posicionamiento ético y
político frente al tema del normalismo rural, así como mi implicación personal en el
mismo serán sostenidos como vitales en la construcción de la investigación, como
otro espacio válido de construcción de conocimiento. Por otro lado, la tensión entre
la teoría y la práctica se refiere, siguiendo a Rockwell (2009), a la imbricación entre
el trabajo teórico y la descripción, donde se van construyendo relaciones
conceptuales en torno a los procesos estudiados, mediante la retroalimentación
entre las categorías teóricas y las sociales. La tercera tensión subraya el interés de
las investigaciones etnográficas en articular lo local con procesos sociales y políticos
más amplios. Rockwell habla de los estudios en caso como aquéllos que plantean
la posibilidad de mirar una situación general, un fenómeno estructural en un
contexto particular. Así, esta investigación busca abrir el debate sobre aspectos del
normalismo rural en general, como proyecto nacional de Estado, dentro de políticas
educativas neoliberales y criminalizantes hacia las y los normalistas rurales, desde
la ENRUVA de Oaxaca. Y la tensión entre lo sincrónico y lo diacrónica está
relacionada con la importancia de incorporar la dimensión temporal en los trabajos
36
etnográficos, reconociendo la naturaleza cambiante de los procesos sociales y
culturales y lo dinámico de la realidad (Rockwell, 2009), así como las posibilidades
de leer el presente desde el pasado (Bertely, 1998). Por lo tanto, la investigación
incorpora una mirada histórica ya que se parte del normalismo rural y de las ENR
como un proyecto históricamente configurado e inscrito en procesos de larga
duración, lo cual hace posible evidenciar las rupturas y continuidades de dicho
proyecto en los distintos procesos analizados actualmente.
Junto con estas tensiones como características del enfoque etnográfico,
recupero la noción de la etnografía como un diálogo en campo (Rappaport, 2007),
en donde se despliegan procesos de interpretación colectiva y creación
diversificada de significados entre las y los sujetos implicados (incluida la
investigadora como una más). Es decir, parto de que los pensamientos, ideas,
opiniones y sentires de las colaboradoras no son meros datos que se tienen que
recoger en el campo, sino como formas paralelas de análisis que no pueden ser
reducidas ni simplificadas y cuyo reto, en tanto compromiso consciente y activo por
parte de las académicas (Rappaport, 2008), consiste en situar dichas
interpretaciones en pie de igualdad con el análisis académico, esto sin negar que
estos procesos colectivos se inscriben en contextos de desigualdad y mediados por
relaciones de poder imborrables pero sí cuestionadas crítica y constantemente
(Bourdieu, 1999) o incluso pueden convertirse en escenarios de disputas entre las
y los investigadores y sujetos sociales (Figueroa y Burguete, 2017). Por lo tanto, en
el trabajo de campo que sustenta esta investigación se dio prioridad a los
testimonios de las y los colaboradores y las categorías empíricas que fueron
emergiendo de los mismos, para después establecer el diálogo con las nociones y
conceptos teóricos.
No obstante, es verdad que la direccionalidad entre lo teórico y lo social no
es unívoca y que, como ya se discutió en las tensiones, consiste más en un ir y venir
entre ambas categorías, pero lo que quiero enfatizar es la idea del encuentro con
“la/el otro” dentro del trabajo de campo etnográfico más como un encuentro de
subjetividades: la de las y los colaboradores con la mía y la elección de priorizar,
37
dentro de todas esas subjetividades, la de las estudiantes normalistas rurales, en
tanto sujetas centrales de la investigación.
Sobre el trabajo etnográfico
El trabajo etnográfico de la investigación está sustentado en un año de trabajo de
campo: de agosto de 2018 a julio de 2019, a la par del inicio y cierre del ciclo escolar
de la ENRUVA. Los dos espacios centrales de éste fueron la ENRUVA y la
comunidad de Villa de Tamazulapan del Progreso, concentrando la densidad
etnográfica (Geertz, 1973) de la investigación en la vida cotidiana dentro del
internado de la institución escolar y las actividades comunitarias en las que pude
participar a partir de mi propio habitar en la comunidad, pero con énfasis en las
actividades que guardaban estrecha relación con la Normal Rural y sus estudiantes.
Dentro de este trabajo de campo, dos fueron las herramientas centrales: la
observación participante y la entrevista etnográfica. La primera considerada como
método central de la etnografía (Ferrándiz, 2011), donde el investigador se integra
en la mayor parte de las actividades cotidianas de los sujetos sociales, en aras de
mirar las interacciones y prácticas sociales de los mismos, además de ocuparse
como “estrategia de aprendizaje de las reglas culturales, sociales, políticas”
(Ferrándiz, 2011:85), pero habría agregar desde un lugar explícitamente
posicionado y no pasivo. Los escenarios etnográficos principales de observación
fueron, para el caso de la ENRUVA, los dormitorios de las alumnas, el comedor, los
pasillos de la Normal, la biblioteca, las comunidades de práctica de un grupo de
alumnas de cuarto año y el archivo histórico, y, dentro de la comunidad de
Tamazulapan, algunas fiestas patronales de los barrios, la festividad del 16 de
septiembre, los días de plaza, el mercado, la casa de la cultura Chochomixteca,
entre otros.
Por su parte, la entrevista etnográfica es entendida como una interacción
social (Bourdieu, 1999; Guber, 2004), circunscrita a una estructura social y
atravesada por relaciones de poder inevitables entre los actores (investigador y
sujetos sociales). Si bien es imposible borrar dichas relaciones asimétricas, es
38
viable ejercer un tipo de “control” a través de la reflexividad, es decir, la consciencia
de la posición propia y sus efectos en la interacción (Bourdieu, 1999).
De acuerdo con la tipología de varios autores (Guber, 2004; Ferrándiz, 2011)
hice uso de la entrevista informal y la semiestructurada, la primera referida al tipo
de conversación cotidiana y espontánea mientras que la segunda caracterizada con
un alto grado de reflexividad, dejando autonomía al entrevistado, pero con una guía
de preguntas y temas base (Ferrándiz, 2011). A decir de Guber (2004) ambos tipos
de entrevistas recogen el grado de informalidad y no directividad que caracteriza a
la entrevista etnográfica, con el objetivo de no limitar los universos de sentidos de
las/os sujetas/os de investigación, en la lógica que tanto la investigadora como los
y las interlocutoras cuentan con universos de sentidos diferentes, con ubicaciones
sociales diferentes. De esta manera, utilicé la entrevista informal como un primer
acercamiento a las y los distintos sujetos sociales y escolares, pero también
comunitarios, y la entrevista semiestructurada con aquéllos que accedieron a ser
entrevistados de manera explícita y grabada (casi en todos los casos) para
colaborar en la investigación: este fue el caso principalmente con las alumnas y
egresadas de la ENRUVA.
Por otro lado, la gama de personas entrevistadas fue heterogénea y amplia,
por lo que a continuación sintetizo dicha información en el cuadro 1:
Sujeto/as entrevistado/as
Descripción y adscripción
Docentes
ENRUVA
Directores
Escuela Normal Experimental de Huajuapan
(ENEH)10
ENRUVA y ENEH
Ex directores
ENRUVA
Ex trabajadores no docentes
ENRUVA
Alumnas ENR
Primer, segundo, tercer y cuarto año
Egresadas ENR
ENRUVA: generaciones de 1953-1958 hasta
2010-2014. Originarias de Tamazulapan y otras
regiones de Oaxaca.
10
Entrevisté a docentes y ex directores de esta Normal porque varios laboraron en el pasado en la ENRUVA.
39
Escuela Normal Rural de Tenería (Edomex),
Egresados ENR
Escuela
Normal
Rural
de
Mactumatzá
(Chiapas) y egresados de la Escuela Normal
Rural Isidro Burgos (Guerrero), todos ellos
originarios de Tamazulapan del Progreso.
Pobladores de Tamazulapan del Progreso
Detractores y simpatizantes de la ENRUVA
Integrantes actuales de la logia masónica
Atonaltzin.11
Cuadro 1: Personas entrevistadas. Elaboración propia
Un dato metodológico relevante es que las entrevistas realizadas a las
alumnas de la ENRUVA siempre fueron entrevistas grupales, es decir, al momento
de la entrevista, a pesar de que había convocado y acordado la actividad con una
sola alumna, siempre hubo más de una presente, por lo que terminaba
entrevistando a todas. Este hecho dice mucho de la organización estudiantil y
formación política de las normalistas rurales ya que, como lo comprendí después,
las estudiantes siempre se “mueven” en brigadas, conformadas por más de dos
alumnas, como una medida de seguridad.
Finalmente, además de los dos tipos de entrevistas, usé la entrevista a
profundidad para reconstruir las historias familiares y de escolarización de dos
normalistas rurales y una egresada, con varias sesiones de trabajo con cada una
de ellas. Esta reconstrucción se basó en el método biográfico, consistente “en la
reconstrucción de la memoria a través del recuerdo personal” (Ferrándiz, 2011).12
Otras fuentes. Dentro de este grupo se encuentran los comunicados oficiales que
tanto el Comité Estudiantil “Alma oaxaqueña” de la ENRUVA como los de la
Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) usaron
para fijar posturas sobre los distintos acontecimientos sociales y políticos acaecidos
en las ENR: denuncia de acciones represivas en contra de ellas y sus estudiantes,
Por la cercanía que sus familiares guardaron con el proceso de gestión y traslado de la ENRUVA de San
Antonio de la Cal a Tamazulapan del Progreso, acaecido en 1944.
11
12
Sobre este método y sus especificidades daré más detalles en el capítulo cinco.
40
inicio de movimientos estudiantiles y explicitación de sus demandas, muestras de
apoyo y solidaridad entre ENR. La transmisión de dichos comunicados fue a través
de la prensa digital, pero sobre todo las redes sociales (Facebook).
Otra fuente fueron tres libros escritos por tamazulapenses “distinguidos”13:
“Ñuu Ma’o, nuestro pueblo. Fiestas y tradiciones en Tamazulapan del Progreso,
Oaxaca” (2012), escrito por Elizabeth Santiago Rojas (la maestra Chely), egresada
ENRUVA, “Historia de Villa de Tamazulapan del Progreso Oaxaca” (2009 con tres
ediciones ya), de Félix Reyes Gómez, cronista, maestro jubilado y exseminarista, y
“Monografía de la Villa de Tamazulapan del Progreso, Oaxaca” (1996), de Pedro
Quiroz Guerrero, maestro también (egresado de la Escuela Normal Rural de Reyes
Mantecón, en Oaxaca) e integrante de la logia masónica Atonaltzin de
Tamazulapan. Los tres libros abordan la historia pasada y presente de Villa de
Tamazulapan del Progreso desde distintos puntos de vista y locus de enunciación,
por lo tanto, me fueron útiles para tener una visión de la comunidad y su historia
“desde adentro” pero al mismo tiempo diversificada e incluso contrapuesta.
Sobre la perspectiva histórica y trabajo en archivo
La dimensión histórica se reconstruyó a partir de dos fuentes principales: trabajo
documental en distintos archivos y trabajo con testimonios orales.
Para trabajar los documentos partí de reconocerlos como un campo de indagación
y resultado de diferentes procesos, relaciones sociales y de poder (Muzopappa y
Villalta, 2011), enfatizando los contextos de producción y los diferentes lugares de
enunciación de dichos documentos. De igual modo, el análisis de los documentos
del archivo se plantea desde la mirada etnográfica aplicada a documentos
históricos, lo que llama Rockwell (2009) historizar la etnografía.
Los archivos consultados fueron:
13
Lo interesante es que dos libros fueron publicados de manera independiente por los mismos autores y una
recibió fondos de la secretaria de cultura del estado de Oaxaca para su edición. Esto habla del interés y
necesidad de contar y plasmar por escrito la historia de Tamazulapan.
41
Archivo
Archivo Histórico de la ENRUVA
Documentos revisados
Carta de petición de ingreso y de beca de
aspirantes (1933-1947)
Oficios sobre gestión y traslado de la ENRUVA
a Tamazulapan.
Planes de estudio (1926-2012)14
Contrafichas y fichas de inscripción (20052006). 817 documentos
Fondo incorporado Profesor Manuel Quiroz
26 documentos escaneados15 relacionados con
Martínez 1881-1983 (Archivo Histórico de la
el papel del Profesor Quiroz en el proceso de
Universidad de Sonora)
gestión y traslado de la ENRUVA
Archivos de la Biblioteca Central de Oaxaca,
Documentos varios sobre normalismo en
Biblioteca Victoriano A. Flores y Fundación
Oaxaca y documentos inéditos sobre la vida del
Bustamante Vasconcelos
Profesor Manuel Quiroz
Archivos personales
Memorias, autobiografías, copias de oficios de
la presidencia municipal y de otras instancias
gubernamentales y masónicas.
Archivos de Arnoldo Arroyo Cortés, Belizabeth
Osvaldo Cortés y Pedro Guerrero Quiroz.
Cuadro 2: Archivos consultados. Elaboración propia
La segunda fuente de reconstrucción histórica fueron los testimonios orales,
recopilados de distintos sujetos y sujetas. Principalmente el trabajo se hizo con
egresadas de la ENRUVA de diferentes generaciones, además ex trabajadores no
docentes y exdirectivos, como ya mencioné. De igual modo, pude recuperar
testimonios de algunos familiares de los gestores de la ENRUVA y de personas
implicadas en las distintas etapas que ha tenido la ENRUVA dentro de la historia de
Tamazulapan.
Los Planes de estudio y los documentos del traslado fueron revisados en las exposiciones organizadas en
2018 y 2017, respectivamente.
15
Tuve la fortuna de que la encargada del archivo de la Universidad pudiera escanearme los documentos del
Fondo, correspondientes a la gestión y el traslado de la ENRUVA. Estos documentos me los enviaron por correo
electrónico.
14
42
Sobre trabajo colaborativo con alumnas de cuarto año
Casi al cierre del trabajo de campo pude colaborar con una docente de la ENRUVA
que se encontraba realizando un proyecto de Huertos Escolares con su grupo de
cuarto año. El acercamiento se dio por una entrevista que le realicé, en su calidad
de egresada de la Normal Rural y ahora docente de la misma y porque hallamos
puntos de encuentro entre su labor como docente y mi trabajo como tallerista en la
AC donde laboro actualmente.16 Así que decidimos proponer una serie de talleres
para capacitar a sus alumnas que estarían en su último año de práctica docente y
donde necesitarían diferentes elementos para ser usados como estrategias
didácticas y proyectos educativos. Por lo tanto, el tema que propuse fue la radio
escolar, por la experiencia previa que había tenido con un grupo de universitarios
años antes. Hago mención de este trabajo colaborativo puesto que se convirtió en
una actividad paralela al trabajo de campo y que, si bien puede ser pensaba como
una fuente de conocimiento más para la construcción de la investigación misma,
funcionó más como una forma de acompañamiento y reciprocidad hacia las
normalistas rurales que se volvieron clave para sostener mi estadía en la ENRUVA
cuando las circunstancias se tornaron desfavorables hacia la investigación y hacia
mí directamente.17
De esta manera, parto de la noción de acompañamiento como forma de
participación dentro la investigación y como posicionamiento social, político y
epistémico, tal como la define Jimeno, Varela y Castillo (2015), que si bien surge de
investigaciones relacionadas con procesos altamente violentos y trabajo con
“víctimas” en el contexto colombiano, hace referencia a una modalidad entre
investigadores y comunidades que consiste en apoyar en “pequeñas y grandes
tareas”, tomando la proximidad con lo estudiado y los sujetos sociales así como la
construcción de lazos emocionales como un privilegio y parte del proceso de
conocimiento (Jimeno, Murillo y Martínez 2012; Jimeno, Varela y Castillo, 2015).
La Asociación Civil se llama Investigación y Diálogo para la Autogestión Social y trabajamos en el contexto
oaxaqueño principalmente. Me incorporé a la misma en 2014 así que cuando llegué a la ENRUVA para realizar
mi trabajo de campo en 2018 contaba ya con cuatro años de experiencia generando proyectos e impartiendo
talleres y pláticas. Uno de los temas que comenzaba a incursionar en esos años fue la radio comunitaria.
17
Sobre esto ahondaré con más detalles en el capítulo uno.
16
43
Estructura de la tesis
La tesis está compuesta de cinco capítulos: el primero es una puerta de entrada al
tema de investigación desde mi posicionamiento personal, político y ético y la
llegada “particular” que tuve al trabajo de campo; en el resto de los capítulos se
aborda cada una de las cuatro dimensiones de análisis propuestas. Por lo tanto, en
el Capítulo 1, titulado “De cómo y por qué llegué a la Escuela Normal Rural
Vanguardia: antecedentes, implicaciones y vicisitudes en el trabajo de campo”, lo
que hago es describir los antecedentes, las implicaciones personales y la entrada
al campo de la investigación para ubicar el escenario, las y los sujetos sociales y las
complejas relaciones educativas, sociales, políticas e históricas presentes en el
normalismo rural, visto desde la ENRUVA, en la mixteca oaxaqueña. En el Capítulo
2, “La sujeta normalista rural desde las políticas educativas: del protagonismo al
abandono del normalismo rural como proyecto político pedagógico de Estado”,
abordo la primera dimensión al analizar la construcción de la sujeta y el sujeto
normalista rural desde la capacidad discursiva del Estado para crear identidades y
subjetividades, a través de las políticas educativas oficiales del normalismo rural.
De esta manera, planteo la descripción de ciertos rasgos principales de la y el sujeto
normalista rural en cuatro etapas históricas e identifico los cambios y las
continuidades de dichos rasgos y su relación con la transformación y paulatino
ahogamiento del proyecto educativo del normalismo rural y el tipo de Estado que lo
sostiene. Por su parte, “La construcción local de la sujeta normalista rural: la Escuela
Normal Rural Vanguardia desde la cultura comunitaria de Villa de Tamazulapan del
Progreso, Oaxaca”, título del Capítulo 3, tiene como objetivo analizar la
construcción local de la normalista rural desde la comunidad de Villa de
Tamazulapan del Progreso. Para llevar a cabo esto, describo dicha construcción
desde: 1) las tensiones y faccionalismos político-religiosos y étnicos locales y
regionales que determinan el tipo de relaciones establecidas entre la ENRUVA y la
población y 2) la reproducción de las desigualdades genéricas, de clase y étnicas
que se traducen en una “buena moral” y “el buen comportamiento” como elementos
desde los cuales se juzgará comunitariamente a las normalistas rurales. En el
Capítulo 4, cuyo nombre es “La configuración de la sujeta normalista rural en la
44
cultura escolar de la ENRUVA: reproducciones, resistencias y apropiaciones”, la
atención está centrada en la ENRUVA y su cultura escolar. En éste analizo la
estructuración de la sujeta normalista rural desde ciertas prácticas de dicha cultura
que sostengo como centrales, específicas y de su forma concreta en la ENRUVA.
Dentro de este análisis miro procesos de reproducción de las estructuras de la
institución, pero también remarco las resistencias y apropiaciones que realizan las
estudiantes en tanto sujetas con agencia social y desde las cuales (re)significan su
ser normalista rural. Cierro la tesis con el Capítulo 5, “¿Qué significa ser normalista
rural? Construcciones desde las subjetividades de las estudiantes normalistas de la
ENRUVA”, donde analizo la última de las dimensiones, al centrar la mirada en cómo
se construyen subjetivamente las estudiantes como sujetas normalistas rurales
desde sus historias familiares y escolares. Para esto, trabajo con las historias de
dos normalistas, de primero y de cuarto año y una egresada de la ENRUVA
(generación 2004-2008). Dentro de las experiencias significativas en su paso por la
ENRUVA, tendrán un lugar primordial aquéllas consideradas como formativas,
detonantes de procesos reflexivos, cuestionadoras y críticas que les permiten
configurarse como sujetas sociales, políticas y pedagógicas particulares.
Finalmente, el documento cierra con algunas reflexiones en torno a la vigencia y
relevancia del proyecto político-educativo del normalismo rural, no sólo como
alternativa educativa para mujeres provenientes de contextos desiguales y
precarios, sino como espacio de constitución de sujetas sociales, organizadas,
autónomas y fuertes, comprometidas política y educativamente con sus contextos
cercano, de frente a las políticas de ahogamiento, precarización y criminalización
de las ENR. Además, se enuncian algunos aportes de los hallazgos en relación con
la configuración de las sujetas sociales, los estudios del normalismo rural y las
posibles vetas de investigación que se abren.
45
Capítulo 1.- De cómo y por qué llegué a la Escuela Normal Rural Vanguardia:
antecedentes, implicaciones y vicisitudes en el trabajo de campo
Introducción
El objetivo de este primer capítulo es presentar los antecedentes, las implicaciones
personales y la entrada al trabajo de campo de la investigación, para situar así el
punto de partida de la misma.
Dentro de este punto, haré énfasis en cuatro aspectos: 1) mis antecedentes
en la Normal Rural como tallerista y acompañante de una propuesta docente, 2) mi
posicionamiento ético, político y afectivo-personal desde el cual escribo, porque
considero que éste tiene que ser tomado en cuenta como otra manera válida de
conocer en las ciencias sociales, 3) las complejas y conflictivas relaciones entre las
ENR y el Estado en distintos niveles y entre las y los actores escolares, a partir de
la descripción de un evento –un paro de labores en la ENRUVA- que fungió como
ventana etnográfica y 4) las implicaciones metodológicas y heurísticas de mi
acercamiento al trabajo de campo.
La explicitación y descripción de estos aspectos es útil para ubicar y
comenzar a entender la manera en que las estudiantes normalistas de la ENRUVA
se configuran como sujetas sociales, políticas y pedagógicas en el marco de
prácticas y políticas institucionales que las racializan, las criminalizan y les imponen
ideologías sexo-genéricas. Por lo tanto, los cuatro aspectos analizados me permiten
explicitar la plataforma desde la cual miro a las sujetas normalistas rurales y marcar
los antecedentes de mi acercamiento hacia ellas.
Cierro el capítulo con las principales transformaciones del foco de interés que
experimenté durante el trabajo de campo (de 2018 a 2019), gracias a una mirada
retrospectiva que me posibilitó ver las diferencias entre mi primera experiencia
acaecida de 2014 a 2016 y lo que comencé a observar y analizar desde 2018
cuando inicié mi trabajo de campo formal como parte de esta investigación doctoral.
Estos virajes fueron centrales en el planteamiento y enfoque de la investigación, así
como en la selección de los asideros teóricos-metodológicos de la misma, además
de que reflejan parte del proceso de construcción de la tesis.
46
1.1 Mis antecedentes en la ENRUVA
En 2014 recibí la invitación del Dr. Bruno Baronnet para impartir unos talleres en la
mixteca oaxaqueña. Estaban dirigidos a los docentes de la Escuelas Normales de
dicha región18 y versarían sobre temas de interculturalidad y comunalidad. Los
talleres se impartirían en la Normal Rural Vanguardia, ubicada en Villa de
Tamazulapan el Progreso y habían sido organizados por un colectivo de docentes
de esa Normal. Uno de esos docentes, el maestro Isidro, se convertiría en mi
contacto principal con la Escuela Normal Rural Vanguardia (ENRUVA) y
colaborador principal al inicio de mi trabajo de campo en 2018.
El objetivo del taller fue “[…] proporcionar referentes teórico-metodológicos a
los docentes, a través de la revisión, la discusión y la reflexión colectiva, para la
puesta en práctica del Trayecto formativo ‘La Educación en contextos de diversidad
cultural’, formado por tres asignaturas optativas, del Programa de Licenciatura en
Educación Primaria” (Documento interno, 2014).19 Es decir, los talleres estaban
encaminados a apoyar y asesorar la construcción de tres materias que serían
impartidas en las Normales participantes.
Una vez terminados los talleres, realizamos algunas visitas más de
seguimiento en octubre y diciembre de ese año, para cerrar con un par de sesiones
más en 2016, en el proceso último de reconocimiento oficial del Trayecto formativo,
y, por ende, de las asignaturas, por parte de la Dirección General Educación
Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), positivamente logrado
mediante las gestiones hechas por el colectivo de docentes organizador.
En 2015 y 2016 decidí emprender un seguimiento a la implementación y
pilotaje de las asignaturas en las tres Normales participantes: Teposcolula,
Existen tres Normales en la mixteca oaxaqueña: la Escuela Normal Experimental de Huajuapan, la Escuela
Normal Rural de Teposcolula y la Escuela Normal Rural Vanguardia, ubicada en Villa de Tamazulapan del
Progreso.
19
Para más información sobre el proceso de construcción del Trayecto, revisar Torres Corona, Velia (2019)
“La construcción de un trayecto formativo intercultural y la vinculación comunitaria en la Mixteca: algunas
reflexiones desde la Escuela Normal Rural Vanguardia de Tamazulapan, Oaxaca”, en Bruno Baronnet y Flor
Marina Bermúdez Urbina (coords). La vinculación comunitaria en la formación de profesionales indígenas en
México, México: ANUIES, pp. 277-307.
18
47
Huajuapan y Tamazulapan. Para eso, contacté a docentes que estuvieran
impartiendo dichas asignaturas para realizarles una entrevista con el fin de registrar
sus impresiones sobre la puesta en práctica de los cursos, las dificultades y
adaptaciones hechas y también recuperar el proceso de construcción de la
propuesta desde su perspectiva personal. De igual modo, pude platicar con un par
de alumnas próximas a egresar y exalumnas de la Normal Rural, maestras ya frente
a grupo en escuelas de Valles Centrales. El objetivo fue, con las primeras, indagar
en torno a otros proyectos previos trabajados en la ENRUVA y con las segundas,
conocer su experiencia como estudiantes normalistas y su vida en el internado,
tema que comenzaba a gestarse como centro de atención y curiosidad y que más
tarde se configuraría como un eje central en mi propuesta de investigación doctoral.
Uno de estos trabajos previos trabajados en la ENRUVA se llamó “Volver a
tu tierra” y tuvo como objetivo elegir las comunidades de origen de las normalistas
rurales para realizar ahí sus prácticas docentes, con el fin de detonar procesos de
autorreconocimiento identitario y la recuperación y valoración de los conocimientos
comunitarios de sus pueblos. Este antecedente marcaba ya la serie de temas que
el colectivo docente de la ENRUVA, en 2014, vería como pertinentes e importantes
trabajar en el Trayecto formativo.
En la experiencia como tallerista, a pesar de haber trabajado con docentes
de tres Normales ubicadas en la misma región mixteca, mi cercanía fue mayor con
el colectivo de la ENRUVA, integrado por docentes hombres sin participación directa
de ninguna maestra. Después entendí que este colectivo de docentes formaba parte
de un grupo político y pedagógico específico dentro de la Normal Rural y se
insertaba, por ende, en una red de relaciones y un campo político particulares. Por
lo tanto, mi presencia en la Normal en agosto de 2018, ya como estudiante de
doctorado y con el objetivo explícito de realizar una investigación en y sobre la
Normal Rural, fue relacionada con dicho colectivo de docentes, sobre todo porque,
como ya dije, el maestro Isidro se convirtió en mi principal colaborador al inicio y con
el cual “entré” al campo.
Volver como investigadora y no como tallerista o asesora sin duda me colocó
en otro lugar frente a los docentes que ya conocía y a las y los nuevos (as) por
48
conocer. Sin embargo, para muchos, comprender que mi papel y el motivo de mi
presencia había cambiado fue algo que sucedió paulatinamente y conforme me iba
involucrando en diferentes actividades de la vida escolar, tanto con docentes como
con alumnas.
Debo admitir que durante el trabajo de campo tuve poco contacto con los
docentes del colectivo de los talleres de 2014, a excepción del maestro Isidro que
siempre fue mi referente para dudas y preguntas sobre la situación de la Normal.
Poco a poco, mi red de colaboradores se fue ampliando y así conocí a maestras
mujeres y alumnas, con las cuales establecí lazos de colaboración para entrevistas
y pláticas. Sus experiencias fueron esenciales para ir complejizando la imagen que
tenía de los maestros hombres que ya conocía, y dibujar de manera más crítica el
posicionamiento desde el cual entré a campo. El entrecruce de miradas y
perspectivas me mostró las “otras caras” de los docentes y me permitió ir
desentrañando el campo político en el cual se insertaban todos mis conocidos, así
como mi propio lugar en el mismo. Al final de cuentas, el haber estado en un
colectivo como la única mujer me había colocado en una posición de desventaja
frente al resto e incluso me volvieron objeto de algunas “bromas” machistas frente
a ciertos docentes. Parece ser que mi condición de investigadora no me “salvaba”
de ciertos comentarios relacionados con el “viajar sola de tan lejos” o “trabajar sola
con docentes (hombres)” o más bien, como ya lo mencionarían Berry, Chávez, et.
al. (2017) me hacían en blanco perfecto, como antropóloga mujer, para ese tipo de
experiencias en campo, este último constituido racial y genéricamente de jerarquías
y desigualdades, imposibles de mirar ante una construcción del performance del
trabajo de campo genérica y racialmente neutra, como muchas veces se hace desde
la academia. No es casual que al final de mi estancia en la Normal Rural los lazos
más fuertes y de apoyo colaborativo hayan sido con maestras y alumnas mujeres,
después de haber tenido algunas tensiones con ciertos docentes hombres que
ocupaban cargos directivos.
Por otra parte, el seguimiento de la implementación de las asignaturas
diseñadas como parte del Trayecto Formativo, realizado de 2015 a 2016, me brindó
49
elementos para ir perfilando el campo social que constituyen las Normales y el
normalismo en la región mixteca y en Oaxaca.
Uno de los primeros hallazgos que encontré fue la falta de homogeneidad en
la aplicación de las materias una vez que fueron reconocidas por la DGESPE en
2016: en la Normal Experimental de Teposcolula se decidió no implementar esas
materias porque provenían, según se dijo, de un proyecto personal de un docente
de la Normal Rural. Esto significaba, por una parte, que estarían “promocionando”
el trabajo de un solo maestro y, por otra, que el contexto del cual partía la propuesta
(un contexto “rural”) no se adecuaba al contexto de Teposcolula, comunidad no rural
a decir de ellos, porque la Normal era Experimental.
Por su parte, en la Normal Experimental de Huajuapan sí las implementaron
mientras estuvo en la subdirección académica uno de los participantes, pero al
retirarse de la Normal ya no hubo ese seguimiento. Los nuevos directivos ya no
dieron importancia a la propuesta y regresaron a las materias de la malla curricular
oficial.
Finalmente, en la ENRUVA comenzaron con ímpetu, pero en 2017 el maestro
Isidro, el más implicado en las mismas fue asignado a un puesto sindical y, como
consecuencia, removido de la escuela. Más tarde el propio maestro Isidro me
comentaría que esta asignación se había tratado de un castigo y de una estrategia
para “sacarlo” de la Normal.20
Por lo tanto, en agosto de 2018, el Trayecto formativo se encontraba
desmantelado ya que supe que, en la ENRUVA, los docentes de las asignaturas
habían optado por impartir las materias que venían en la malla curricular oficial del
plan 2012. Adicionalmente el maestro Isidro apenas comenzaba a incorporarse, con
muchos problemas21 en las actividades docentes.
El maestro renunciaría a su cargo sindical en 2018 mediante una carta que se hizo pública acusando a la
Sección XXII de la CNTE de no ser apartidista en las elecciones presidenciales de 2018, regresando así a la
Normal en mayo-junio de ese mismo año.
21
Cuando llegué en mayo de 2018 no le fueron asignados cursos puesto que el semestre ya había comenzado.
Según me cuenta el propio maestro y otros maestros cercanos, no querían aceptarlo en la Normal puesto que él
había salido de la misma con un puesto sindical, un “mandato”. A inicios del ciclo 2018-2019 le asignaron 38
horas de clases frente a grupo, de las 40 que tiene, en una evidente sobrecarga de materias, por ejemplo.
20
50
El “desmantelamiento” de las asignaturas en las tres Normales resulta
interesante ya que da pistas sobre el ambiente normalista en Oaxaca, un terreno
politizado y conflictivo en el plano sindical, institucional pero también inter-personal,
donde se entrecruzan actores, intereses y proyectos pedagógicos y políticos
distintos.
De esta manera, cuando volví a la ENRUVA en 2018, la propuesta curricular
que se reflejaba en las materias mencionadas comenzó paulatinamente a perder
importancia y centralidad en mi trabajo de campo, en parte porque ya no se estaban
ofertando dentro de la ENRUVA ni en otra de las dos Normales Experimentales,
pero también porque los acontecimientos que se fueron suscitando afinaron mi
mirada en las alumnas, las acciones políticas que comenzaban a emprender y los
motivos y razones que sustentaban la gestación de lo que sería un movimiento
estudiantil para pedir la destitución de los directivos de la Normal Rural.
1.2 Posicionamiento ético, político y afectivo-personal
Precisar donde me encuentro posicionada y mi lugar -personal y experiencial- de
enunciación resulta primordial para esta investigación, por lo “implicada” que me
encuentro con la misma y porque considero que esta “implicación” tiene que ser
tomada en cuenta como otra manera válida de conocer en las ciencias sociales. Por
lo tanto, decidí realizar un primer ejercicio autoetnográfico que diera cuenta del
camino que he recorrido por el campo de la antropología de la educación y mi
acercamiento al tema del normalismo rural, en especial a la Escuela Normal Rural
Vanguardia. Dentro de esta descripción, un eje central fue la explicitación de las
tramas afectivas-personales que me unen al tema de investigación.
Para llevar a cabo este ejercicio, retomé a la narrativa autoetnográfica como
un “acercamiento a la investigación y la escritura que busca describir y analizar
sistemáticamente la experiencia personal para entender la experiencia cultural
(Ellis, Adams y Bochner, 2019: 18) y que, como método, intenta cuestionar la
contraposición entre ciencia y arte, posibilitando, por ende, que las investigaciones
sean rigurosas, teóricas y analíticas, [pero también] emocionales y terapéuticas,
capaces de incluir fenómenos sociales y personales (Ellis, Adams y Bochner, 2019).
51
Así, la autoetnografía, cuyo auge, en tanto texto experimental dentro de la
ciencia antropológica, se dio justamente en los años ochenta del siglo pasado, en
el marco de la crisis de representación y autoría dentro de la antropología (Clifford,
1995), reconoce y da lugar a la subjetividad, “a lo emocional, a la influencia del
investigador en la investigación, en lugar de esconder estas cuestiones o asumir
que no existen” (Ellis, Adams y Bochner, 2019: 20). Es decir, existe un
reconocimiento de las distintas maneras en que la experiencia personal tiene
incidencia en el proceso de investigación y las distintas elecciones personales
tomadas en éste, pero, sobre todo, considera dicha experiencia como una manera
diferente de conocer y acercarse a la realidad, e incluso de construir el conocimiento
mismo o “los datos” (Rambo, 2019).
En ese sentido, el punto central no es sólo exponer mi punto de partida
personal sino también argumentar la relevancia de conocer desde lo vivencial,
emotivo y experiencial, como forma alterna de construcción de conocimiento, algo
que, desde una mirada feminista, que también asumo, se nombraría como
conocimiento situado (Haraway, 1995). Este posicionamiento personal muchas
veces se disfraza con una narrativa impersonal, políticamente neutral y
emotivamente seca, dejando de lado “toda la experiencia intuitiva…o el carácter
eminentemente social de la producción de conocimiento científico” (Rambo, 2019:
147).
Sin embargo, también es importante precisar que, si bien reivindico este
reconocimiento experiencial como forma válida para conocer desde otros lugares,
mi apuesta para esta investigación se queda sólo en un primer ejercicio
autoetnográfico, dados los límites y alcances de una tesis de doctorado, que sin
duda debe (y quiero) seguir explorando en futuras indagaciones. Esta limitante no
demerita el papel central que tuvo este ejercicio autorreflexivo en la construcción de
la investigación, en la interpretación y el análisis realizados.
En ese sentido, comienzo con el ejercicio autoetnográfico.
Mi llegada a la Normal Rural de Tamazulapan y la experiencia de haber
impartido los talleres fueron mis primeros acercamientos al tema del normalismo
rural y a la región de la mixteca oaxaqueña, no así a los temas educativos desde
52
una perspectiva antropológica e histórica, ya que había venido investigando, para
mis trabajos de licenciatura y maestría, aspectos de la educación indígena,
intercultural y los imaginarios sociales en torno a ésta desde diferentes actores
(Torres, 2010; 2013). Sin embargo, la familiaridad con el espacio se iría
construyendo en los casi tres años de trabajo colaborativo en primera instancia y,
después del seguimiento que pude realizar en la región, a partir de los diferentes
ecos que comenzaron a resonar en mi propia historia familiar y en mis relaciones
afectivas establecidas con algunos “sujetos de investigación”, es decir, a través de
distintas tramas afectivas personales que me fueron uniendo al normalismo rural.
Y es que la docencia y el normalismo como proyectos de vida han estado
presentes desde que tengo uso de razón, con mi madre y sus hermanas. Para mi
madre, hija de un obrero textil y una “ama de casa” en la ciudad de Puebla, estudiar
para maestra fue su única posibilidad para escolarizarse, ya que para mi abuelo (su
padre), como en muchas familias de esa época (1970), invertir en estudios para las
hijas era casi “un desperdicio”, puesto que a la larga se casarían y no tendrían
necesidad de trabajar más. Eso quedó claro cuando mi tío, el único hijo varón de la
familia, pudo tener acceso a la universidad, a pesar de los esfuerzos económicos
de mis abuelos, a diferencia de mi mamá y mis tías a las cuales se les negó esa
posibilidad. "Aunque sea de maestra" fue el argumento que mi tía, como hija mayor,
sostuvo para que "al menos" tuvieran algo con qué defenderse. Fue así que ella
pudo entrar a estudiar al Benemérito Instituto Normal de Estado (BINE) de Puebla.
Mi mamá y mi otra tía no tuvieron más alternativa que acatarse a esa "vocación"
porque era eso o nada. Cuando platicamos, mi mamá todavía menciona que a ella
le hubiera gustado ir a la universidad a estudiar matemáticas o algo relacionado con
números, porque siempre ha sido "buena" para el razonamiento matemático.
Esta desigualdad de escolaridades entre hijos varones e hijas mujeres y su
relación con la docencia en tanto elección profesional y la feminización del
magisterio ha sido reportado por diferentes autoras (Cortina, 2003; López, 2001;
Galván y López, 2008 ) donde “el patrón común entre las familias cuando hay
limitaciones económicas es el siguiente: los hombres en las familias tienen mayores
53
oportunidades de conseguir un grado universitario mientras que las mujeres van a
la escuela normal” (Cortina, 2003: 25).
Por lo tanto, tengo una mamá y dos tías maestras que en reuniones, pláticas
y fiestas terminaban hablando del sindicato, la carrera magisterial, los padres de
familia, el nuevo modelo educativo, Elba Esther y demás cuestiones magisteriales,
aspectos que para mí se reducían a meras anécdotas de su trabajo, pero que poco
a poco fui comprendiendo cada vez más conforme mis caminos investigativos se
fueron delineando hacia la antropología e historia de la educación y, desde el 2014,
hacia el normalismo y la formación docente.
Por su parte, en la familia de mi padre, la escuela y la escolarización fueron
esenciales en la vida familiar, el único tesoro que una familia campesina, como lo
eran, podía dejar a sus hijas e hijos, así que hicieron todo lo posible para darles
estudio. Incluso tuvieron que trasladarse de San Gabriel Tetzoyocan, un poblado
pequeño en el valle de Tehuacán (Puebla), a una cabecera municipal, como lo fue
Tlacotepec de Benito Juárez, para que las y los hijos pudieran terminar los seis
grados de primaria.
Todas mis tías y tío (y mi papá) fueron migrantes en la ciudad de Puebla
debido a la escolarización, a excepción de una de mis tías que, siendo la primera
en escolarizarse más allá de la primaria, fue internada en la Escuela Normal Rural
Lic. Benito Juárez, ubicada en Panotla, Tlaxcala, durante los años 60’s del siglo
pasado. Dadas las bajas condiciones económicas de mis abuelos y aprovechando
su “origen” campesino decidieron optar por esa alternativa, aunque también, la
ilusión de tener una hija maestra, figura con mucho prestigio en el “pueblo”, fue otro
aliciente que motivó a mis abuelos.
La historia de mi tía, la maestra rural, y su paso como estudiante normalista
en la Normal Rural de Panotla (una de las 17 Escuelas Normales Rurales todavía
existentes y, por ende, hermana de la Normal Rural de Tamazulapan) se encuentra
como uno de mis pendientes por indagar. Sin embargo, desde del 2014 con el
trabajo colaborativo de los talleres y seguimiento del trayecto formativo, pero de
manera más contundente en 2018 con el inicio del trabajo de campo, fue cuando
me fui introduciendo al “mundo normalista” de manera más profunda y plena y
54
donde las experiencias de maestras y maestros (todos ellos egresados de Normales
Rurales) durante las entrevistas, los temas educativos en las pláticas informales con
las y los habitantes de Tamazulapan y el espacio escolar “en” la Normal, como
espacio etnográfico principal, fueron encontrando ecos en algunos recuerdos de mi
infancia y adolescencia, los cuales me remitían a esa identidad y cultura magisterial
normalista tan marcada, aunque con claras diferencias entre Puebla y Oaxaca.
Por ejemplo, una de las diferencias más evidentes era la presencia del
sindicato disidente y “combativo” en Oaxaca, con sus marchas, bloqueos, plantones
y demás movilizaciones tan recurrentes en el estado que pude presenciar y que ha
sido una de las características más representativas del estado, frente a las escasas
movilizaciones masivas en Puebla y la tradicional marcha oficialista del 1 de mayo
que el Sindicato Nacional de Trabajadores del Estado (SNTE) convocaba cada año
y en donde sabía que mi mamá participaba. Diferencia que está marcada,
evidentemente, por procesos históricos-políticos y magisteriales distintos.22
Además, “escuchaba”, en voz de estudiantes normalistas, una y otra vez las
razones económicas que mi madre y tía tuvieron para estudiar “aunque sea de
maestras” y el anhelo campesino de movilidad social, a través de la escolarización,
que tuvieron mis abuelos paternos para inscribir a su hija en una escuela internado
como lo era la Normal Rural. Pero no sólo era eso, también había afectos, deseos
e ilusiones que había podido ver de manera tan clara en mi madre antes de que
ingresara a este “mundo” normalista como objeto de investigación, y que ahora
miraba en las normalistas y maestras entrevistadas.
Igualmente me imaginé a mi propia tía paterna en esa vida de internado,
siendo visitada por mis abuelos de vez en cuando y anhelando su casa, y en un
sinfín de prácticas sociales y políticas que nunca hubiera pensado… ¿habría sido
parte del Comité? ¿habría viajado de “raite”? ¿mis abuelos se habrían enterado?
¿el carácter “fuerte” de mi tía, ya como maestra rural, se debía a su formación rural
particular? Fueron preguntas que me comencé a formular en campo y que siguen,
actualmente, en mi mente.
Con esto no quiero decir que en Puebla no existe un movimiento disidente magisterial, sino que la fuerza y
su presencia masiva es menos visible que en Oaxaca. Evidentemente habrá más diferencias entre ambos estados
que no mencionaré por no contar con datos o referencias concretas sobre las mismas.
22
55
En ese sentido, tanto la historia de mi madre y tías maternas como la de mi
tía paterna fueron “apareciendo” paulatinamente en pláticas, entrevistas y
remembranzas, así como éstas me permitieron regresar a mis recuerdos personales
familiares y, algunas veces y cuando se podía, a comenzar a indagar, con nuevas
preguntas, dichos recuerdos. En el caso materno, me di cuenta que ser mujeres fue
un factor determinante en la trayectoria escolar y profesional de mi madre y tías,
mientras que, en el caso paterno, era la búsqueda de la promesa posrevolucionaria
de la educación como movilidad social para los campesinos, la automejora o
autorrealización (Vaughan, 1990) lo que movilizaba a la familia.
La otra gran trama afectiva que configuró la familiaridad con el campo estuvo
protagonizada por mi pareja actual, maestro normalista en Oaxaca. A él lo conocí
durante el proceso de seguimiento a la implementación del trayecto formativo, en
2016. Por lo tanto, cuando inicié el trabajo de campo formalmente en 2018
llevábamos casi dos años como pareja.
Sin ser docente de la Escuela Normal Rural, pero sí de una Normal
oaxaqueña de la región, se convirtió antes y durante el trabajo de campo en un
colaborador “clave” para la configuración de la investigación, para mi propia manera
de mirar el “objeto” de investigación y para tener acceso a cierto tipo de información.
Es decir, en pláticas, su posición como sujeto interno del gremio magisterial
oaxaqueño complejizó la mirada que tenía, en tanto sujeta externa de dicho gremio,
sobre temas, coyunturas y circunstancias vividas a lo largo del trabajo de campo.
Muchas veces sus comentarios se volvieron en pautas esclarecedoras de dudas
surgidas a partir de experiencias que viví y discursos que escuché de sujetos en el
campo.
Esta aparente “ventaja” también mostró su lado oscuro, puesto que, como
todas las relaciones sociales y afectivas que formamos en campo, en mi relación
afectiva y amorosa con él se jugaba también un componente ético y de
responsabilidad: ¿qué decir y qué no decir de lo compartido con él? ¿Dónde
terminaba la consulta y dónde la plática y charla entre pareja? ¿cómo no poner en
“peligro” su posición en ciertos temas y hechos “delicados” o “conflictivos”? ¿acaso
no me estaba aprovechando de mi relación amorosa para llegar a temas pocos
56
accesibles? Éstas y muchas más interrogantes aparecieron todo el tiempo y
convirtieron en espacios de discusión y debate, de toma de decisiones pero también
espacios autorreflexivos de mi papel como investigadora en contextos donde no
sólo somos las que llegamos para después irnos, sino donde planeamos “hacer
vida”; del propio posicionamiento académico, político y ético dentro de los temas
que investigamos y del reconocimiento (o no) de las múltiples voces y emociones
desde las cuales también construimos conocimiento en la antropología.
1.3 Mi llegada a una arena de conflicto
Cuando llego a la Normal lo primero que veo son tres mantas colgadas a lo largo de
la reja que sirve de portón y de entrada de automóviles, impidiendo así todo acceso
a la institución. Me percato, ya con más detalle y después de mi primera impresión
de asombro, que la reja tiene unas cadenas con un candado y que, al otro lado de
la puerta, adentro de la escuela, está un grupo de alrededor de 10 estudiantes, todas
ellas en círculo, a manera de brigada.
Desde el 2011 que pude pasar dos años viviendo en la ciudad de Oaxaca y
luego de 2014 a 2016 con mis visitas casi mensuales a la misma ciudad por
cuestiones laborales, términos como “tomar las instituciones”, generalmente
instituciones de gobierno o centros educativos, pero también autobuses, “el
bloqueo”, cuando se obstruían las vías de comunicación y transporte como calles,
carreteras o puentes, o el “paro”, referido al cese de actividades de las instituciones,
generalmente por la “toma” del mismo, me eran familiares, pues había tenido que
aprender su significado y uso a raíz de experimentar en carne propia uno que otro
“bloqueo” en la ciudad de Oaxaca, con su consecuente caos vehicular y retraso en
la llegada a mis actividades escolares o laborales. Lo que más había presenciado
era la “toma” del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEEPO) y los
bloqueos de la Sección XXII de la CNTE o del Sindicato de Transportistas, que, a
manera de estrategia de negociación con las autoridades estatales, obligan a éstas
a colocar mesas de negociación para el cumplimiento de algún pliego petitorio o
demanda.
57
Una vez sentada en una jardinera de la entrada, miro con mucho más
detenimiento las mantas y me percato del mensaje de dos de ellas: “Destitución
inmediata de los directivos. En pie de lucha” y “No se vive celebrando sino
superando derrotas. Tamazulapan, Oax.”. ¿Destitución inmediata de los directivos?
Me vuelvo a preguntar a mí misma y fue cuando al desconcierto de inicio se le sumó
la extrañeza. Entonces me aventuro a acercarme a la puerta y entre las rejas puedo
ver a la brigada de alumnas, eran aproximadamente 10 chicas y no podía reconocer
a ninguna. Y ¡claro que no las reconocía! puesto que prácticamente ese día, martes
28 de agosto de 2018, era mi segundo día de trabajo de campo “formal”.
La semana anterior, al iniciar el ciclo escolar, había estado realizando los
protocolos de presentación de la investigación con la parte directiva, entregando los
oficios correspondientes para solicitar mi entrada al archivo y, como ya me había
aconsejado el maestro Isidro, en breve tendría que presentarme con el Comité
Estudiantil para informarles de mi estadía como investigadora, un poco para
despejar suspicacias, pero también en parte para solicitar su cooperación en el
contacto con las estudiantes.
Ese proceso formal de “entrada” a la Normal me había demorado una
semana y un día, por lo que el martes 28 de agosto de 2018 sería mi primer día de
trabajo en el archivo y en las clases con el maestro Isidro.
Mientras esperaba, llegó una camioneta con tres maestros a los que ubicaba
porque había trabajado con ellos en los talleres de 2014, uno de ellos era el maestro
Isidro. Por la confianza que le tengo, al verlo, le solté mi pregunta: “¿Por qué están
pidiendo la destitución de los directivos?” y de manera muy breve y rápida me contó
que había una actitud autoritaria de los directivos hacia las chicas, pero incluso
también hacia algunos docentes, lo cual había estado creando momentos de tensión
y desacuerdo entre alumnado y docentes.
El paro duraría aproximadamente cuatro meses ya que terminó de manera
formal el 6 de noviembre de 2018, con la entrega oficial, por parte del Comité
Estudiantil, de las instalaciones de la escuela a los directivos, tras haber llegado a
una serie de acuerdo entre las partes. Yo pisaría nuevamente la Normal hasta el 12
de noviembre de ese año, cuando reiniciaron clases las alumnas. Aunque después
58
de esa fecha hubo varias suspensiones parciales y sólo cesarían con el cambio de
directivos de la escuela y la designación de unos nuevos, el 7 de febrero de 2019.
Así, en esos siete meses (de agosto de 2018 a febrero de 2019) transité del
asombro y desconcierto hacia la resignación y paciente espera, aunque pasados
los primeros tres meses la incertidumbre y preocupación por el rumbo que tomaría
mi trabajo de campo en y dentro de la Normal comenzó a invadirme. Para mí se
trataba de una “anomalía” y no concebía que un “paro” pudiera tardar tanto. Tomé
esta angustia como campo de reflexión cuando un maestro normalista me precisó
en alguna charla, mientras le compartía mis preocupaciones: “Más bien no
dimensionaste que estás en Oaxaca”. Con esa observación, que en su momento
sentí como un balde de agua fría, intenté “dimensionar” lo que estaba pasando.
Más tarde comprendería que dentro del normalismo rural en general, y para
el caso oaxaqueño en particular, el conflicto, visto como una confrontación entre el
Estado y las acciones políticas de las y los normalistas como forma de presión
política, es un elemento central en la cultura política del normalismo. Para el caso
del subsistema rural, varios investigadores (Civera, 2008; Padilla, 2014, 2019;
González y Amann, 2009) describen la serie de conflictos suscitados desde el
nacimiento de las ENR hasta su posterior “abandono” como proyecto político
educativo del Estado mexicano, ante procesos de cambio y transformación de la
política educativa, del tipo de Estado que las sostuvo y de las interrelaciones de
intereses, actores (individuales y colectivos) y fuerzas que se configuraron en cada
contexto particular.
Estas causas ayudan a explicar las demandas históricas (como el aumento
del presupuesto) y luchas actuales en las ENR del país. Sin embargo, dicho conflicto
también ha sido analizado dentro de las instituciones, como parte de la vida
cotidiana de los internados, sobre todo las interrelaciones establecidas entre
alumnos, alumnas y directivos y en la lucha por el control interno de las escuelas
(Hernández, Marcelo, 2015; Hernández Navarro, 2013).
Esta segunda perspectiva del conflicto, como lucha social con una praxis
política y pedagógica particular e históricamente configurada, hace parte del
currículo no explícito dentro de las Normales Rurales, vital en la “formación” o
59
socialización escolar en tanto se trasmiten saberes políticos intergeneracionales. En
dicha “formación”, que llamaré formación rural normalista, se configurará una sujeta
social,
política
y
pedagógica
particular,
con
subjetividades,
dinámicas,
heterogéneas y en tensión. En el análisis del paro estudiantil de la ENRUVA es
posible identificar ambas aristas del conflicto, como lo explico a continuación.
Si bien en las mantas del inicio del paro se hablaba de la “destitución de los
directivos”23 como reclamo general, no fue sino hasta el tres de septiembre cuando
el Comité Estudiantil, a través de sus cuentas de Facebook, publicó el primer
comunicado referente al paro. En éste se describía la difícil situación vivida en la
ENRUVA, se presentaban una serie de inconformidades y cerraban con un pliego
petitorio específico.
Las inconformidades descritas en el documento consistían en las siguientes:
cambios abruptos de la parte directiva y el código de conducta 24, falta de raciones
alimenticias, favoritismo hacia algunos grupos de alumnas que han cometido “actos
de indisciplina, condicionamiento de la inscripción o reinscripción a firmar el
reglamento, prohibición para ingerir alimentos externos, visitas condicionadas de
los padres y madres de familia, perfil inadecuado de la persona que atiende el área
médica (Comunicado Comité Estudiantil Alma Oaxaqueña de la ENRUVA, 3 de
septiembre de 2018).
Ante esta situación las demandas fueron cuatro:
•
Rechazo total a la malla curricular 2018, solicitando la reinstalación de la
malla curricular 2012 para las estudiantes de nuevo ingreso. Esta demanda
se une con la demanda general que el resto de las Normales del estado de
Oaxaca solicitaron como parte de su jornada de lucha en contra de la
Por directivos se refieren a tres figuras que conforman la parte directiva de las Normales rurales: el director,
el subdirector académico y el subdirector administrativo, que según el cronograma detentan los puestos más
altos de todas las áreas que conforman la vida de la Normal.
24
Este punto se refiere al cambio de reglas y normas por parte del personal de la dirección de la Normal, como
suspender las salidas al pueblo los días miércoles, instaurar la figura de trabajadora social que vigile el
comportamiento de las estudiantes dentro del comedor y en los pasillos (similar a la extinta figura del prefecto)
o prohibir la compra de alimentos fuera de la institución para la cena.
23
60
Reforma Educativa, una especie de solidaridad quizá para contar con el
apoyo de la CENEO.25
•
La destitución del cargo y salida de la institución del cuerpo directivo la planta
docente de la Normal.26
•
Respeto al Comité Estudiantil “Alma oaxaqueña”.
•
Solicitud de un médico de base las 24 horas en la Normal y el abastecimiento
de medicamentos.
El comunicado cerraba con un llamado a la Sección XXII para su intervención
en la solución de la problemática.
Con este documento, fue posible reconstruir las primeras causas del paro. En
efecto se trataba de un conflicto claro entre la parte directiva de la institución y el
Comité Estudiantil. Además, estas demandas locales fueron inscritas a una
demanda estatal del resto de las Normales de Oaxaca, a razón del rechazo de la
Malla curricular 2018 de la Reforma Educativa, en parte, pienso, para mostrar
solidaridad con esta lucha estatal normalista pero también como parte de la
construcción de una identidad política como movimiento, en donde las demandas
locales se inscriben en un nivel más amplio, ya sea dentro de la FECSM, como
también con la CENEO.
Sin embargo, tanto demandas como inconformidades, son reflejo, en primer
lugar, de la precarización del normalismo rural en tanto proyecto político educativo
La Coordinadora Estudiantil Normalista del Estado de Oaxaca (CENEO) es un organismo político que
aglutina a las once Normales ubicadas en el estado de Oaxaca de las diferentes modalidades existentes (federal,
experimentales, centros regionales y la única rural que es la de Tamazulapan del Progreso) y cuyo objetivo
central, más no el único, es la exigencia de las plazas automáticas para todos los egresados de las Normales de
Oaxaca. Para llevarlo a cabo realizan distintas manifestaciones, marchas, bloqueos y demás acciones políticas.
La semana del 20 al 24 de agosto de 2018, justo al inicio del nuevo Ciclo escolar había decretado un paro
indefinido de actividades hasta que el gobierno estatal cumpliera con algunas peticiones. La más importante, al
menos en el discurso, era la abrogación de la malla curricular 2018 para las Escuelas Normales, como parte del
denominado Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento de las Escuelas Normales (producto
directo de la Reforma Educativa de 2013 durante el gobierno de Enrique Peña Nieto), donde se proponía un
nuevo modelo educativo para las Escuelas Normales del país (“Alistan nuevo modelo educativo para las
normales”, 28 de diciembre de 2015, El Universal).
25
26
En el documento no se especificaba si son todos los miembros de la planta docente o algunos docentes, como
después me enteré, ya que, en su opinión, obstaculizaban la organización estudiantil y generaban problemas.
61
abandonado por el Estado y su agudización a partir de las reformas neoliberales;
asimismo en un nivel más local, reflejan las tensiones entre la autoridad educativa
y la organización estudiantil y las pugnas por el control interno de las ENR. En
relación al código de conducta y sus imposiciones, las demandas también aluden a
la imposición de ideologías sexogenéricas y otras formas de control hacia las
estudiantes. Finalmente, la oposición a la Malla curricular 2018, inscrita dentro de
un nivel nacional, es una demanda estratégica en tanto permite situar a la ENRUVA
y su movimiento estudiantil como parte del movimiento magisterial en contra de la
propia Reforma Educativa de 2013.
Otro documento comenzó a circular dos meses después del paro en el whatsapp
de algunos maestros normalistas. Sin fecha y con la Base trabajadora de la
Delegación Sindical D-112527 como remitente, donde se mostró por primera vez una
postura del colectivo docente y no docente de la institución. El comunicado describía
las actividades académicas y proyectos educativos del colectivo de docentes de la
ENRUVA y su aportación al Movimiento Democrático de los Trabajadores de la
Educación de Oaxaca, como defensa ante las acusaciones y denostaciones del
Comité Estudiantil Alma Oaxaqueña. Además, el texto situaba el conflicto actual
como parte de una "histórica confrontación entre trabajadores y alumnas" y
colocaba como prueba de ésta los tres ciclos escolares anteriores con disputas y
toma de las instalaciones con “violencia inusitada”. Entre las causas mencionadas
estaba el autoritarismo de la parte directiva pero también se señalaban las prácticas,
acciones y formación política del Comité Estudiantil como parte del problema. El
comunicado terminaba remarcando la utilidad de las escuelas internado y su razón
de ser actualmente ante la asimetría social, y condenaba enérgicamente la
intervención de organizaciones sociales como el MULT28 y el Partido Comunista
Marxista Leninista, infiltradas mediante la figura de los padres de familia. Como
Delegación a la que pertenecen todos los trabajadores de la ENRUVA. Una delegación sindical es la
agrupación mínima de la base trabajadora perteneciente al Sindicato de la Sección XXII. Generalmente una
delegación se compone de trabajadores (docentes, choferes, intendentes) pertenecientes al mismo centro de
trabajo o a una misma zona escolar, y se tiene que cumplir con un mínimo de 30 a 45 afiliados para conformarla.
28
Movimiento de Unificación y Lucha Triqui
27
62
punto final los firmantes solicitaban la intervención del Comité Ejecutivo Seccional29
de la XXII para darle solución a este conflicto. Este comunicado, cabe mencionar,
se hizo público en el marco del Congreso Político de la Sección XXII 30, llevado a
cabo del 21 al 23 de octubre de 2018 y donde al parecer llegaron representantes de
las organizaciones sociales mencionadas con las acusaciones hacia la planta
docente de la ENRUVA.31
Este segundo comunicado refrendó las tensiones entre la parte directiva y las
alumnas de la Normal como causa central del paro de la escuela, pero lo complejizó
al señalar otros actores sociales implicados en las negociaciones. De igual modo,
ubicaba el conflicto actual en un continuum histórico que se nombraba como “la
histórica confrontación entre trabajadores y alumnas”.
El paro finalizó el 6 de noviembre de 2018 con un "acuerdo" entre las partes, con
una investigación abierta en "contra" de los directivos de la institución, la asignación
de un "encargado de despacho", en sustitución de los directivos mientras se llevaba
a cabo la investigación y el cumplimiento parcial de las cuatro demandas iniciales,
sin remover a ningún docente de la institución.32 Sin embargo, el conflicto se "cerró
formalmente" hasta el 7 de febrero de 2019, cuando se reconoció formalmente al
nuevo cuerpo de directivos, elegidos el 9 de enero de ese año.
A partir esa fecha, es cuando inicio las primeras entrevistas con las alumnas de
la Normal, varias de ellas participantes directas en el paro de la escuela. Desde su
perspectiva, el paro y conflicto fue nombrado como "movimiento estudiantil" porque
Este Comité es una estructura estatal del Sindicato compuesto por los representantes de las diferentes
regiones, sectores y delegaciones sindicales.
30
Un Congreso aglutina periódicamente (en el caso de Oaxaca es trianual) a todos los delegados sindicales de
todas las regiones del estado de Oaxaca (se trata de un movimiento de base) con el fin de tratar diferentes temas
que aquejen directa o indirectamente el estatus laboral de toda la base.
31
Lamentablemente no cuento con una copia del documento ya que solamente me fue compartido en su
momento. Lo único que me permitieron fue tomar algunas notas directas del mismo sin posibilidad de
compartirlo íntegramente u obtener una copia, sobre todo por el ambiente tenso que se vivía dentro de la
ENRUVA.
32
Este supuesto "acuerdo" mostrará su parte endeble cuando del 13 de noviembre al 6 de diciembre de 2018
las alumnas realicen una toma simbólica de la dirección y se suspendan actividades escolares nuevamente (no
así los servicios "asistenciales" como el comedor) con el fin de exigir el respeto de la malla curricular 2012 para
las alumnas de nuevo ingreso. Después de este "miniparo" las actividades escolares retomarán su curso de
manera "normal" hasta el cierre del primer semestre, ocurrido en febrero de 2019.
29
63
el objetivo fue poner un alto a los distintos atropellos que la parte directiva ejerció
sobre el Comité Estudiantil y denunciar prácticas docentes autoritarias, violentas y
discriminatorias.
A decir de ellas, el conflicto principal se originó en la "represión académica"33
hacia las alumnas participantes en el Comité Estudiantil y sus acciones y formas de
organización, impidiendo la realización de prácticas “tradicionales” dentro de la
Normal (como la semana de inducción34) o restando agencia al Comité al usurparle
el control de ciertas actividades, como por ejemplo el manejo de módulos de
producción.35
Sin embargo, según el testimonio de María Luisa36, alumna de tercer año, las
movilizaciones suscitadas en la Normal Rural también se deben al manejo de los
recursos económicos por parte de los directivos y al derecho legítimo que tienen
como alumnas de velar por el mismo y por cualquier otro tipo de injusticia que se
cometa en contra de la institución, del Comité o de cualquier alumna normalista.
Además, María Luisa menciona cómo las propias autoridades educativas las
subestiman y las infantilizan al considerarlas “simples niñas” sin autonomía ni
capacidad de decisión para exigir sus derechos:
…la Normal ha pasado por dos movilizaciones, o sea cualquier situación a las que nuestro
parecer es un injusticia, este pues nos lleva a realizar otro tipo de actividades, a lo mejor no
serían necesario este realizar esas actividades pero son las mismas personas a veces las que
se encuentran en los grandes cargos quienes son responsables por qué, porque nos ven a
nosotras como simples niñas que no podemos ser capaces de tomar nuestras decisiones, que
no somos capaces de entender lo que está pasando y hacernos de la vista gorda y eso es lo
que a ellas lo que a ellas más le molestan no, es que aquí tenemos a éstas que nos están
pisando los talones o sea, por qué, a menos en la escuela queremos saber cómo está la
situación económica, los ingresos de la normal, la comida que llega todo eso, queremos estar
al pendiente y no por molestar a aquellos que están arriba sino que es un derecho que nosotras
Por represión académica se refieren a las sobre -exigencias de docentes y directivos en las clases con las
alumnas que participan en el Comité Estudiantil (como en la entrega de trabajos y la asistencia), impidiendo
muchas veces que puedan ausentarse de clases para asistir a las reuniones o asambleas requeridas por el Comité.
33
O que en algunas cosas se le llama “novatada”. En realidad, se trata de un filtro más de ingreso para las
aspirantes. Se realiza un par de semanas antes de iniciar el ciclo escolar. Sobre esta semana ha habido gran
polémica por el tipo de actividades realizadas que en muchos casos se dicen violentan a las aspirantes. Sobre la
misma hablaré con más detalle en el capítulo cuatro.
35
Que consiste, para el caso de la ENRUVA, en la limpieza y alimentación de los cerdos que se tienen.
36
Al igual que las y los docentes, también usaré seudónimos para nombrar a las alumnas actuales y egresadas
de la ENRUVA.
34
64
tenemos de saber, cómo se está manejando el recurso… (María Luisa, alumna ENRUVA,
entrevista el 13 de marzo de 2019).
De esta manera, la lectura que hacen las propias normalistas rurales del paro
organizado y demás acciones políticas realizadas, sitúa los hechos dentro de un
movimiento estudiantil, con causas legítimas; que evidencia la manera en que su
configuración como sujetas sociales, políticas y pedagógicas dentro de una
institución de Estado como la Normal, se ve atravesada por prácticas que las
estigmatizan, violentan y criminalizan. De igual modo, en estas construcciones de
sí, las normalistas rurales también se reivindican como sujetas autónomas,
conscientes de su condición y posición dentro de las relaciones jerárquicas
escolares, sociales y de género, con derecho a tener incidencia en la toma
decisiones y control de los recursos de la ENRUVA.
Estas construcciones y representaciones de las normalistas rurales, justamente
van a entrar en disputa con las que se construyen desde la estructura institucional
de la Normal y su carácter violento, patriarcal y jerárquico; aludidas en las denuncias
del pliego petitorio o claramente evidentes en el testimonio de María Luisa. En ese
sentido, desde una perspectiva estructural, dichas representaciones operan en la
política educativa del Estado neoliberal, que precariza y criminaliza al proyecto del
normalismo rural y, por consiguiente, construye una imagen estereotipada,
racializada, empobrecida, sin agencia ni conciencia de las propias normalistas
rurales. Se expone así una pugna por la representación simbólica de la sujeta
normalista rural.
1.4 Los nuevos lentes analíticos y caminos metodológicos después del
conflicto
Mirar la arena de conflicto donde se sitúa la ENRUVA fue útil porque mostró nuevas
vetas analíticas desde las cuales situar la construcción de subjetividades de las
sujetas políticas y determinó de manera drástica la ruta metodológica planteada al
inicio del trabajo de campo. En el primer caso, el conflicto entre el Comité Estudiantil
y la parte directiva que emergió como causa del paro estudiantil adquirió sentido
sólo en la medida en que visibilizó la arena de tensiones y experiencias de un Estado
en los márgenes (Das y Poole, 2008), que se reconstituye y reconfigura
65
continuamente desde “los recovecos de la vida diaria” (38) y que impone ciertas
identidades sociales racializadas y estereotipos discriminatorios sobre sus sujetas,
en este caso las normalistas rurales. Justamente en el marco de las políticas
neoliberales en educación, no desaparece el Estado, sino que sólo se repliega de
su función sostenedora de las ENR y permite la entrada de otros actores con
intereses diversos en la educación pública.
Por lo tanto, el paro en la Normal y las relaciones conflictivas y disputas
analizadas en él puede ser leído como una “excepción” desde la cual el Estado
opera en sus márgenes, donde se construyen sujetos fuera y dentro de la ley, se
definen las fronteras de lo legal y lo ilegal y se imponen identidades (Das y Poole,
2008). Es decir, “el conflicto” entre las ENR y el gobierno en turno y entre las
autoridades educativas internas y los Comité Estudiantiles de cada Normal Rural,
analizado desde el caso de la ENRUVA, más bien fue útil al situarlo en una relación
con el Estado, no desde una visión monolítica institucionalizada de éste, sino
reconfigurado en sus márgenes y reconstituido desde las propias experiencias de
Estado de las sujetas normalistas rurales.
Esta lectura fue central ya que me permitió visualizar los sistemas de
opresión que se intersectan e inciden en la construcción de las sujetas normalistas
rurales: comprendí que no sólo se trataba del normalismo rural como proyecto
político pedagógico en claro abandono y ahogamiento estatal, sino que dicho
proyecto también entrañaba distintas opresiones escolares, sociales, étnicas,
generacionales y genéricas que pesaban sobre las normalistas rurales, en tanto
alumnas, jóvenes, campesinas, indígenas y mujeres.
Metodológicamente, la arena conflictiva marcó el camino a seguir: tuve que
comenzar campo “afuera” de la Escuela Normal Rural para terminar “dentro” de la
misma y me moví del pasado y la historia de la escuela hacia el presente y la parte
propiamente etnográfica de la vida cotidiana actual. Es decir, procedí de manera
contraria a como había planeado mi ruta. De igual forma, dicho paro me mostró la
arista política del espacio y sus motivos, razones e intereses se constituyeron, a lo
largo del trabajo de campo, en un rompecabezas que fui “armando” paulatinamente
para mirar, al final, que varias piezas y actores se articulaban con las diferentes
66
construcciones de la sujeta normalista rural, desde la política educativa del
normalismo rural, en tanto proyecto de Estado, como desde las voces, también
diversas, de las propias sujetas sociales. Así, la configuración y composición del
conflicto cristalizaba muchos de los elementos sociales, históricos y contextuales
que comprenderían el entramado escolar y comunitario de la Escuela Normal Rural
Vanguardia en Tamazulapan del Progreso. Este hecho me permitió pensar el paro
no sólo como una mera contingencia de campo que tenía que salvar, sino como un
elemento con potencial teórico-metodológico para explorar.
De inicio, el paro significó hacer una pausa en el trabajo dentro de la Normal,
debido a la “toma” completa de la institución por parte del Comité. Esto quizá fue el
cambio más importante de toda la ruta trazada, ya que al no poder ingresar a la
Normal o tener contacto con maestras, maestros o alumnas, decidí, casi por
automático, voltear mi mirada hacia el contexto comunitario como objeto de estudio,
la relación Normal-comunidad y a las egresadas de la Normal de diferentes
generaciones.
Fue hasta el 11 de noviembre de 2018 cuando tuve acceso a la Normal e
inicié primero el trabajo en el archivo histórico, mismo que terminó el 29 del mismo
mes. Además de revisar documentos, el archivo se convirtió en un espacio
etnográfico privilegiado que, de manera indirecta, me permitió indagar sobre el
conflicto desde la perspectiva de docentes, trabajadores no docentes y alumnas y
también como espacio de encuentro con estas últimas, sujetas claves en el paro.
En este lugar conocí a varias estudiantes que estuvieron implicadas directamente
en el hecho mediante el Comité Estudiantil.37
No obstante, mi interés primero en la parte histórica de la investigación
condicionó mi presencia en el archivo y mi “lugar” dentro de la Normal, es decir,
dado que mi tema era histórico, para algunos docentes y trabajadores no docentes,
mi presencia en otros espacios fuera del archivo y mi interés en “hablar” con las
alumnas o con el personal de servicios asistenciales del internado comenzó a
37
Justo fue en el archivo donde conocí a Daniela, una de mis principales colaboradoras.
67
generar suspicacias y desconfianza, hasta tal punto que la parte etnográfica de mi
investigación se vio obstaculizada y restringida por ciertos directivos de la escuela.
En enero de 2019 comencé algunas entrevistas con las alumnas de la
Normal. Sin preverlo, este hecho me llevó también a iniciar el trabajo etnográfico
dentro de la Normal, guiada por mis entrevistadas. Y es que el espacio donde realicé
las entrevistas fue determinado por las alumnas y, puesto que su estancia en el
internado es completa, la mayoría de las pláticas se realizaron en los diferentes
lugares de vida cotidiana en la Normal: los dormitorios, los pasillos, el comedor y en
el local38 del Comité Estudiantil. De igual modo, ya que se necesitaba contar con
tiempo libre, ninguna entrevista se llevó a cabo en las horas de clase ni en los
salones, lo cual automáticamente me situó fuera de las aulas de la Normal y,
considero, a relegar a un segundo plano, sin buscarlo, el elemento académico-áulico
de mis indagaciones. De esta manera, el “lugar de la entrevista” no sólo fue un
espacio físico y contextual, sino que se convirtió en un espacio etnográfico en sí y
en una oportunidad para establecer lazos de convivencia y amistad con algunas de
las chicas.
Adicionalmente, iniciar con las entrevistas a egresadas mostró sus virtudes
en esta segunda etapa del trabajo de campo, especialmente en el acercamiento con
las alumnas actuales, al proporcionarme insumos para las entrevistas: el haber
escuchado un sinfín de experiencias de egresadas de diferentes generaciones de
la Normal me familiarizó con la vida cotidiana de la Normal Rural y la variedad de
prácticas y discursos, muchos de éstos inexistentes en la actualidad, pero otros, los
más, todavía vigentes en las experiencias de las alumnas actuales.
Finalmente, el cierre del trabajo de campo se suscitó de manera apresurada
y forzada. Y es que mi salida del campo estuvo influenciada por una llamada de
atención que me hizo tanto el director y el subdirector académico de la ENRUVA, el
14 de marzo de 2019.
Se trata de unos cuartos donde se concentra el Comité Estudiantil en turno. Éste cuenta con una sala de juntas,
una cocina y unas literas para las alumnas que se quedan de guardia. Este lugar nunca se encuentra solo, siempre
hay supervisión de las alumnas de guardia y las guardias son rotativas entre las alumnas de las diferentes
carteras.
38
68
En esa reunión se cuestionó mi presencia activa en ciertos espacios y
horarios en la Normal, refiriéndose a mis visitas por la tarde y en los dormitorios y el
comedor para las entrevistas con las alumnas, y mi acercamiento con las
estudiantes. El motivo, me comentaron, era la posible interrupción que mis
actividades pudieran tener en la vida escolar con las estudiantes y lo prolongado de
mi estadía, dado que mi trabajo en el archivo había terminado en noviembre del año
pasado. Me aclararon también que algunos porteros habían cuestionado mi entrada
a la escuela y que ellos no habían sido notificados de mi estudio y, por ende, de mi
autorización para ingresar.39 Finalmente, se condicionó mi entrada a la Normal,
previo aviso, notificación y permiso de la parte directiva, y se me prohibió ingresar
en horarios vespertinos y nocturnos.
Decidí la no confrontación y acepté todas las medidas y me retiré con muchas
preguntas y un malestar mezclado con tristeza. Después de esa plática mis ingresos
a la Normal fueron más escasos y tras haber tenido un par de momentos tensos con
uno de los directivos con los cuales tuve la plática, decidí cerrar campo lo más pronto
posible, hacia mediados de abril de 2019.
En el trabajo etnográfico, entrevisté a la maestra Alicia egresada de la Normal
y actualmente docente. A raíz de esto, surgió la posibilidad de conformar un
proyecto de Radio escolar de manera conjunta con sus alumnas de cuarto año,
donde mi papel pasó de la investigación a la colaboración, aprovechando mis
escasos conocimientos de radios comunitarias y el uso de algunos programas para
editar audios. El trabajo se realizó de abril a junio de 2019.
Este trabajo colaborativo se convirtió en una posibilidad de continuar el
trabajo de campo “fuera” de la Normal, pero en contacto con las estudiantes y
docentes. De hecho, en ciertos momentos (como la Clausura del Ciclo Escolar) mi
relación con la maestra Alicia fue un “blindaje” para justificar mi presencia dentro de
la escuela sin tensar las relaciones con los directivos.
Sobre el papel de los y las trabajadores no docentes de la ENRUVA, así como de su poder de acción en la
correlación de fuerzas dentro de las y los actores escolares dentro de la Normal, hablaré con más detalle en el
capítulo tres. Por el momento, basta decir que la red familiar y de paisanaje existente entre las y los trabajadores
no docentes, como los porteros, les permite situar sus opiniones como legitimas en tanto un trabajador más de
la institución. Este poder se basa en dichas redes, pero también en su afiliación al sindicato magisterial que les
otorga derechos similares a los que tienen los docentes.
39
69
Metodológicamente, mi ruta volvía a modificarse, pero esta vez yo era la
razón principal de dicho cambio. Parece ser que mi presencia sí había tenido un
impacto y que tanto mi cercanía con las estudiantes, la desconfianza del personal
no docente y mi cercanía con la maestra Alicia40, incluso, habían sido parte del
“conflicto”.
De esta manera, y sin pensarlo, quedé incorporada en esa red de actores y
pugnas que el movimiento estudiantil de agosto de 2018 había dibujado, ya que de
pronto se hicieron visibles tanto los grupos políticos dentro de los docentes en la
Normal, la sospecha y vigilancia de los trabajadores no docentes hacia elementos
externos y el papel de las estudiantes y el Comité Estudiantil como una fuerza
política.
El carácter conflictivo de las relaciones entre actores escolares del
normalismo rural me llegaron a “alcanzar” en mi propia experiencia “en” campo,
donde mi posicionamiento, además de no ser aséptico ni neutro, sino parcial
(Hernández Castillo, 2011) y situado (Haraway, 1995), ingresó en esa red conflictiva
y de tramas sociales con múltiples contradicciones (Hale, 2015); red y tramas que
finalmente sirvieron como espacios de generación de conocimiento.
Es decir, en primer lugar, mi cercanía con las estudiantes durante el trabajo
de las entrevistas, mi presencia en sus espacios íntimos, así como mi identificación
con ellas desde la condición de género, junto con el apoyo de la maestra Alicia,
constituyeron elementos para ligarme al bando de las estudiantes y al grupo político
de la maestra. Esto leído en el marco del paro y conflicto, donde estar con las
estudiantes implicaba conocer su versión del conflicto y, por lo tanto, las diversas
violencias denunciadas.
Por otra parte, tener acceso a sus espacios íntimos también me posibilitó
conocer y presenciar prácticas y discursos que quizá hubiera sido muy difícil mirar
dentro de las aulas de clases o en espacios “formales” y bajo la presencia de
docentes y directivos. De esta manera, presenciar su intimidad fue una ventaja en
La maestra Alicia es considerada como una docente “alumnista”, es decir, que apoya a las estudiantes en
algunas decisiones e incluso algunos movimientos, como el suscitado en agosto de 2018. Su contraparte, son
los docentes llamados “academicistas”, aquéllos que le dan más importancia a las cuestiones escolares que a
las movilizaciones, problemas o peticiones de las alumnas.
40
70
términos etnográficos y de construcción del “dato” pero al mismo tiempo sumó
dilemas al compromiso ético y político de la investigación, sobre todo al
cuestionarme en torno qué “exponer” y qué no en la investigación, qué compartir y
qué callarme sin transgredir la confianza de ellas ni mis objetivos como
investigadora social.
Por otro lado, la sospecha de mi presencia en el personal no docente también
“dice” mucho sobre este grupo de actores dentro de la ENRUVA y las relaciones de
poder que ejercen, así como el control que tienen de ciertas áreas y espacios de la
institución. Parece que también para estos sujetos mi cercanía con las estudiantes
y mi “intromisión” en espacios no áulicos dentro del internado fue un factor de
“alarma” que implicó que los directivos tomaran cartas en el asunto. En esos
términos, ser “posicionada” en el conflicto me dio la oportunidad para presenciar y
participar, de primera mano, en sus mismas contradicciones y tensiones.
1.5 Los virajes y cambios en mi mirada
Como comenté al inicio de este capítulo, regresar a la ENRUVA y a la comunidad
de Tamazulapan en 2018, ahora ya como investigadora de un programa doctoral,
significó un reacomodo de miradas e intereses que me posibilitaron concentrar la
atención en ciertas sujetas y sujetos sociales sobre otros y también ampliar mi
enfoque hacia fenómenos, relaciones y circunstancias que había obviado los años
anteriores. Así, la mirada retrospectiva, el bagaje teórico metodológico de mi
formación doctoral y lo experimentado y vivido durante el trabajo de campo,
suscitaron una serie de cambios y transformaciones que fueron definiendo y
precisando mi objeto de investigación. Como cierre de este capítulo, procedo a
explicar cuáles fueron estos virajes.
1) De los programas curriculares a la agencia de las y los actores (docentes
y alumnas)
Como lo expliqué, uno de los aspectos que me permitió acercarme a la ENRUVA
fueron los talleres que tenían como objetivo dar elementos a las y los docentes para
el diseño, planeación y ejecución de una serie de materias englobadas en un
Trayecto formativo. Incluso el proceso de seguimiento que planteé después para
71
dichas materias también fue pensado desde la importancia del programa curricular
que se estaba gestando y lo pertinente de situar la interculturalidad y la comunalidad
como temas de discusión y debate en la formación docente de las y los normalistas
de la región mixteca. Sin embargo, conforme fui avanzando en el seguimiento a
docentes durante el 2015 y 2016 así como la obligación de plantear un protocolo de
investigación que sistematizara mi experiencia, el foco central recayó no tanto en
las materias diseñadas y ejecutadas sino en la capacidad de agencia del colectivo
docente para poder organizar, diseñar e implementar la propuesta de formación
docente sin la anuencia oficial de las autoridades educativas del nivel. Si bien se
contaba con un recurso económico previo para dicho proyecto y la propuesta estaba
enmarcada en una solicitud que la misma DGESPE había hecho a las Normales del
estado (e incluso a nivel nacional), el pilotaje que se realizó de la propuesta, antes
de ser reconocida oficialmente, fue más bien un acuerdo y negociación entre los
docentes y la parte directiva de cada Normal, dentro de los márgenes institucionales
y arreglos posibles que cada Normal, en tanto espacio propio y con cierto grado de
autonomía, posee. Más tarde me enteraría que la propuesta del Trayecto formativo
era parte de una historia de iniciativas propias y de organización colectiva de varios
años atrás, es decir, la agencia de dicho colectivo estaba articulada a trayectorias
de construcción de autonomías pedagógicas, en el marco de luchas políticas
(González, 2021, comunicación personal).
Esta capacidad de movilización entre dichos “márgenes” será un elemento
ya destacado por otros investigadores y en otros niveles educativos, no así en el
normalismo: González Apodaca (2008) para bachillerato, Gutiérrez (2014) en
Educación Primaria, Maldonado Hernández (2017) en Educación Superior y
Maldonado (2011) para un panorama general de la “nueva” educación en Oaxaca.
Pero esta capacidad de agencia no sólo fue visible en las y los docentes de la
ENRUVA sino también en las alumnas normalistas rurales, a través de su Comité
Estudiantil, ya que organizaron un movimiento estudiantil que pudo parar toda
actividad en la escuela, además de negociar la salida de los directivos en turno, una
de las demandas que sostuvieron durante los más de tres meses que duró el paro.
72
En ese sentido, el motivo principal de mi primera llegada a la ENRUVA en
2014 se vio rebasado con las acciones, estrategias y negociaciones, muchas de
ellas históricas, que comenzaba a observar de docentes y alumnas.
2) Del interés en los docentes y sus iniciativas a la perspectiva de las
estudiantes y docentes mujeres
La agencia de las alumnas normalistas rurales no sólo fue evidente con el paro que
organizaron sino también comenzó a cobrar relevancia una vez que pude platicar
con ellas ya durante el trabajo de campo. Las entrevistas que llevé a cabo, además
del trabajo que realicé con un gran número de egresadas de distintas generaciones,
me introdujeron al mundo del normalismo rural desde la perspectiva de sus
alumnas, algo de lo que conocía “poco” ya que, durante los talleres en 2014 y el
seguimiento de 2015 y 2016, mi acercamiento fue casi exclusivamente con docentes
hombres.
En estas entrevistas, conocer las demandas que originaron el movimiento
estudiantil dentro de la ENRUVA, me situó en el tipo de relaciones desiguales,
jerárquicas y violentas que experimentaban, tanto con el Estado mexicano como
con las autoridades educativas locales, como el director, la subdirectora académica
y ciertos docentes.
Además, al realizar entrevistas en espacios íntimos dentro del internado,
como dormitorios, comedor y pasillos, pude mirar aquellos espacios donde las
alumnas recreaban una serie de estrategias de convivencia, apropiación y
negociación de la cultura escolar. Con esto me percaté de varias aristas del
internado y del normalismo rural en los que no había reparado y donde las
normalistas rurales eran las protagonistas.
Finalmente, el trabajo colaborativo sobre radio escolar que emprendí con la
maestra Alicia y su grupo de alumnas de cuarto año me convenció definitivamente
de centrar el foco de la investigación en la experiencia de las normalistas rurales en
su paso por la ENRUVA, así como la serie de aspectos y elementos implicados que
permitían su constitución como sujetas sociales, políticas y pedagógicas. Además,
73
elegirlas a ellas como sujetas principales de la investigación, aporta a los estudios
sobre el alumnado de las ENR, hasta hoy escasos (Civera, 2008).
3) La primacía de lo político en la formación de las normalistas y sus
experiencias dentro de la Normal Rural
Uno de los aspectos que más acaparó mi atención en el proceso de acercamiento
y convivencia que tuve con las alumnas normalistas rurales fue su formación política
y el carácter eminentemente político de muchas de sus actividades en la vida del
internado. El movimiento del que fui testigo a inicios de mi trabajo de campo,
organizado y mantenido gracias al Comité Estudiantil de la ENRUVA, fue el
elemento más visible y evidente de dicha formación. Sin embargo, conforme pude
ir platicando con las alumnas y conviviendo con ellas reparé en el carácter
primordialmente político de la formación de las normalistas que en muchos casos
iba más allá que los cargos en el Comité Estudiantil.
Si bien existen varios estudios donde se habla de dicha formación política en
las ENR y el papel del Comité Estudiantil en ésta (Civera, 2008; Padilla, 2014;
Hernández, 2015; González y Amann, 2009), lo cierto es que el enfoque etnográfico
del trabajo me posibilitó registrar otras prácticas escolares de formación política que
hasta el momento no se documentan en los estudios históricos del normalismo rural,
como las prácticas docentes y su carácter político, la clausura del ciclo escolar o el
proceso de ingreso a la Normal Rural.
4) De la invisibilidad del género como categoría analítica a su emergencia
como categoría transversal de la investigación
Un cuarto elemento que surgió en este “regreso” a la ENRUVA fue el género como
categoría analítica transversal de la investigación. En 2014 mi mirada se concentró
en el colectivo de docentes hombres, más en ningún momento fui consciente de la
ausencia de las docentes mujeres en el colectivo, del tipo de relaciones establecidas
con las alumnas normalistas e incluso de mi papel dentro del equipo de asesores y
tallerista como única mujer.
74
Centrar mi interés en las estudiantes y docentes normalistas mujeres significó
develar, desde mi propia experiencia, la especificad que traería consigo el hecho de
que el internado era exclusivamente femenil, de que a pesar de esto la planta
docente era predominante masculina y de que, con las quejas de violencia y abusos
expuestas con el movimiento estudiantil de agosto de 2018, la estructura patriarcal
y la imposición de ideologías sexo genéricas estarían presentes en las experiencias
y configuraciones de las normalistas rurales, en tanto mujeres, jóvenes, campesinas
e indígenas.
Aunado a estos puntos estuvo mi propia experiencia como investigadora
mujer en las relaciones de investigación establecidas en el trabajo de campo. La
reunión con los directivos donde se me cuestionó sobre mi propia estadía en la
Normal, me “tocó” emocionalmente: sentí varias acciones del personal mencionado
como violentas y de total confrontación, a las cuales no respondí. La complicidad
con la maestra Alicia me permitió seguir adelante, en términos concretos porque
colaborar con su grupo me dio un pretexto para continuar mi relación con las
alumnas, pero emocionalmente también ella y las alumnas se convirtieron en un
apoyo y espacio de contención. Leer esta experiencia desde el género y mi posición
ya no sólo como investigadora, escolarizada y mestiza citadina, sino también como
mujer, me ayudó a identificarme con las normalistas rurales y colocar la diferencia
genérica como elemento central y eje transversal de toda la investigación.
5) La prevalencia de lo rural sobre lo intercultural como elementos
constitutivos de la identidad normalista
Finalmente, dentro del discurso del normalismo rural que sostenían las alumnas,
una categoría identitaria y pedagógicamente central fue “lo rural”. Este aspecto me
sorprendió, sobre todo porque venía de estudiar la educación indígena e
intercultural donde la identidad étnica adquiría mayor peso en el discurso de las y
los sujetos.
Aparentemente, según las materias del Trayecto formativo del colectivo de
docentes de la ENRUVA, la interculturalidad enfocada hacia “lo indígena” como
75
categoría identitaria reivindicativa, apenas comenzaba a ser tema de discusión en
el nivel de formación docente.41
Esta supuesta ausencia de “lo indígena” en dicho nivel, me pareció
sospechosa por la amplia diversidad cultural de Oaxaca y la reivindicación étnica
que varios sectores y colectivos ha venido realizando desde hace años. Sobre todo,
por la historia del movimiento indígena estatal y su demanda de reconocimiento.
Particularmente en el ámbito educativo, destaca la lucha del Movimiento
Democrático Magisterial en los años 80 y más recientemente, con la construcción
del PTEO42 en Educación Básica.
La misma sorpresa me llevé cuando me adentré al discurso del normalismo
rural desde su organización estudiantil nacional, la FECSM. Según este discurso,
ser hijos e hijas de campesinos, personas “pobres” o de escasos recursos, se
convertía en una categoría identitaria importante que definía el actual perfil del
alumnado y, por ende, la defensa de las ENR y el normalismo rural como proyecto
político pedagógico.43
Asumir la importancia de “lo rural” como categoría identitaria de las alumnas
de la ENRUVA fue un aspecto central en mi cambio de perspectiva en esta
investigación doctoral. Aunque conforme fui avanzando en el trabajo de campo me
di cuenta de que dicha categoría no era la única en juego en el proceso de
constitución de las normalistas como sujetas sociales, sino que era la categoría
base desde la cual se entrecruzaban y actualizaban otras. En ese sentido investigar
la prevalencia de dicha categoría, su actualización y resignificación en el discurso y
las prácticas de las normalistas de la ENRUVA, se convirtió en un objetivo analítico
En los planes de estudio oficiales actuales (Planes 2012) no hay ninguna mención a la educación normalista
en términos de pertinencia cultural, lingüística y étnica.
42
El Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) es una propuesta educativa que fue
construida por la Sección XXI del SNTE en conjunto con el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca,
cuyo documento rector fue publicado en enero de 2012. Su objetivo general es articular la escuela con la
comunidad e incorporar los saberes comunitarios con el objetivo de modificar las relaciones verticales
existentes en el sistema educativo de Oaxaca. Por lo tanto, el Plan contiene actividades en donde se reconoce
la diversidad sociocultural de Oaxaca y el tipo de condiciones diferenciadas que esto genera entre la población
(PTEO, 2012).
43
Incluso, en muchos casos, dicho discurso me recuerda al proyecto educativo del cardenismo y a la Educación
Rural de la posrevolución.
41
76
del trabajo. Desde la visión de Rockwell (2007), situar las reformas educativas en
una perspectiva de larga duración y observar sus expresiones locales y la forma en
que son asumidas, permite comprender sus procesos de sedimentación y
construcción local, a menudo inacabados y contradictorios.
Así, con estos cinco virajes es como pude definir el objeto de investigación,
enfocar a las sujetas normalistas rurales como las protagonistas, y ubicar las
categorías y dimensiones centrales -e incluso algunas transversales- del trabajo,
que iré presentando en el resto de los capítulos.
77
Capítulo 2.- La sujeta normalista rural desde las políticas educativas: del
protagonismo al abandono del normalismo rural como proyecto político
pedagógico de Estado
Introducción
En una de las últimas sesiones del Taller impartido en la ENRUVA, en diciembre de
2014, me tocó mirar a las estudiantes afuera de la escuela, justo en el momento en
el que paraban un autobús comercial en la carretera 190 que conecta la ciudad de
Oaxaca con la de México, carretera sobre la que se encuentra la Normal Rural. Era
un grupo de alrededor de cinco estudiantes, dos de ellas sostenían una manta con
alguna consigna que no recuerdo y el resto, después de hacerle alto al chofer, se
apresuraron a subir para después de algunos minutos, comenzar a bajar a todos los
pasajeros. Una vez hecho esto, el autobús entró a la Normal y ahí fue resguardado.
Mientras tanto, estaba de espectadora, atenta a lo que sucedía. Un maestro me
explicó que se trataba de un “secuestro”44 de autobuses para trasladarse a la ciudad
de México, donde habría una marcha por los 43 estudiantes desaparecidos de
Ayotzinapa.
Era la primera vez que había visto, de manera directa y cercana, las acciones
políticas realizadas por estudiantes normalistas, y no era para menos, dado que se
enmarcaban dentro de las movilizaciones estatales y nacionales surgidas, a raíz del
ataque armado en Iguala, por policías locales y estatales de Guerrero, en contra de
los estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, el 26 de
septiembre de 2014, y la consecuente muerte de seis personas, tres de ellas
normalistas, más de 20 heridos y 43 estudiantes desaparecidos.
El acontecimiento cimbró a varios sectores de la sociedad y despertó la
simpatía por la demanda y exigencia de justicia y aparición con vida de los 43, lo
que ocasionó que las y los estudiantes normalistas rurales se vieran acompañados
en las diferentes actividades y acciones políticas que comenzaron a organizar desde
aquel hecho. Lo interesante fue que, por primera vez en muchos años, las Escuelas
Comúnmente se le dice “secuestrar” autobuses, pero después nos explicarían las estudiantes y uno de los
choferes que se llega a un acuerdo entre las partes: el chofer avisa a la central camionera que fue “secuestrado”
por normalistas y se queda a cumplir con el traslado, su pago no se suspende. Por su parte, las chicas le
proporcionan dónde dormir, comida y a veces una muda de ropa para que pueda bañarse los días que dure la
movilización.
44
78
Normales Rurales estuvieron en la mira de los reflectores, al menos
mediáticamente, y, en muchos casos, fueron conocidas por sectores de la población
que no sabía de su existencia.
La atrocidad del hecho, las múltiples anomalías por parte del sistema de
justicia mexicano, el encubrimiento de la participación del ejército esa noche, así
como la famosa “verdad histórica” presentada por el Procurador Murillo Karam que
dio por resuelto el crimen, marcarían un antes y después de la noche de Iguala para
el normalismo rural.
Sin embargo, ya durante mi trabajo de campo en 2018 y 2019 en la ENRUVA,
especialmente con los testimonios de egresadas y egresados de Normales Rurales,
descubrí que la noche de Iguala, como se le conoce a los acontecimientos descritos
el 26 de septiembre de 2014, se inscribía en una historia de ataques sistemáticos a
este tipo de escuelas por parte del gobierno.
En efecto, en los múltiples testimonios de las egresadas de la ENRUVA y los
egresados de tres Normales Rurales varoniles, siempre salía a relucir algún acto
violento cuando me compartían sus experiencias más significativas vividas como
estudiantes: el asedio, la detención o la irrupción tanto del ejército o la policía
(estatal o federal) en sus escuelas, en alguna manifestación o en los distintos
movimientos estudiantiles donde participaron. De pronto, la imagen del maestro
misionero, apóstol de la educación y reconocido como pilar del sistema educativo
que conocía por las lecturas hechas de la época posrevolucionaria en México y las
reminiscencias en la descripción que mi madre maestra hacía de su propia
profesión, chocaba con los testimonios de egresados/as, con sus vejaciones y
detenciones injustas.
¿Cómo es que el protagonista del proyecto posrevolucionario se había
convertido en un lastre para el sistema educativo nacional? ¿Cómo el apóstol de la
educación se había transformado en un criminal asociado al narcotráfico 45? ¿De
45
Una de las versiones que surgió como posible causa del ataque de los estudiantes normalistas rurales de
Ayotzinapa, estuvo ligada a que ciertos alumnos pertenecían a un grupo criminal contrario al cartel que
controlaba la plaza de Iguala (Guerreros Unidos), razón por la cual se desató la balacera en contra de los
autobuses de los estudiantes normalistas rurales. Para más datos ver Hernández, Anabel (2018) La verdadera
noche de Iguala. La historia que el gobierno trató de ocultar, Proceso-Grijalbo: México.
79
qué manera la Escuela Normal Rural, la apuesta posrevolucionaria para la
formación de docentes rurales, era ahora llamada “semillero de guerrilleros” 46?
Estas preguntas fueron centrales al momento de visualizar este segundo
capítulo y querer construir una breve historia del normalismo rural desde las políticas
educativas. Mi intención no es presentar un apartado histórico “obligatorio” del
normalismo rural, como parte del usual recorrido de la política educativa mexicana.
Esto debido a que existen ya múltiples escritos que versan sobre el tema (Latapí,
1998; De Ibarrola, 1998; Civera, 2001; Padilla, 2009; Coll, 2015) con una especial
proliferación de análisis centrados en las primeras cuatro décadas del siglo pasado.
Mi intención es, por el contrario, buscar un hilo analítico que pueda guiar y focalizar
la revisión histórica, sin entrar en demasiados detalles, pero tratando de articular los
estudios realizados sobre el normalismo rural en las primeras tres décadas de su
existencia y los acontecimientos de la historia más contemporánea de las Escuelas
Normales Rurales (ENR) que habían surgido en los testimonios de egresadas y
egresados que pude recopilar.
En ese sentido, el objetivo del presente capítulo es analizar la construcción
del sujeto y la sujeta normalista rural, en perspectiva histórica y desde las
representaciones hechas por el Estado y las políticas educativas. Es decir, me
interesa centrar el análisis en la construcción de la sujeta y el sujeto normalista rural
desde la capacidad discursiva del Estado para crear identidades y subjetividades, a
través de su política educativa oficial. Parto de la idea de que las políticas educativas
tienen que ser entendidas como discursos, normas y formas de operación,
diseñadas en las altas esferas del sistema educativo (Calvo, 2006), y, por ende,
representativas de una construcción hegemónica identitaria de la y el normalista
rural, genérica y racialmente diferenciada.
La historia del normalismo rural, como política educativa oficial, es vasta y
con casi un siglo en su haber. La abordo siguiendo cuatro periodos, similares a los
propuestos por Civera (2015b) y Bertely (2015): 1) el periodo revolucionario, que
abarca los inicios de las ENR en los años veinte y la educación socialista de los
Descripción que utilizó la ex líder sindical del SNTE, Elba Esther Gordillo, para desacreditar la función social
de las Escuelas Normales Rurales (Navarro, C., 27 de diciembre 2011).
46
80
años treinta (apartado 2.1 y 2.2), 2) el periodo de la unidad nacional, a partir de los
años cuarenta del siglo pasado hasta finales de los 60’s, caracterizado por el inicio
del abandono del normalismo rural como proyecto político pedagógico (apartado
2.3) , 3) el periodo de crisis de las ENR (apartado 2.3), en los años 70’s, y 4) el
periodo neoliberal (apartado 2.4).
Como complemento a este recorrido histórico de las políticas analizo las
construcciones hegemónicas de la y el sujeto normalista rural desde dos fuentes
primarias: 1) las cartas de petición de beca de aspirantes de la ENRUVA 47 y 2) los
testimonios de egresadas de la ENRUVA y egresados de tres Normales Rurales
varoniles. La inclusión de estas dos fuentes busca presentar una mirada situada y
contextual de dichas construcciones hegemónicas (desde la ENRUVA y sus
particularidades como ENR en la región mixteca de Oaxaca) y complementar la
historia más contemporánea del normalismo rural, escasamente documentada, con
los testimonios orales de las y los egresados.
Sobre los cuatro periodos históricos
La historia del normalismo rural en México requeriría más de un capítulo para ser
narrada. Dado que el interés se centra en la configuración de la sujeta normalista
rural en las políticas educativas del Estado mexicano, realizo un breve recorrido por
la historia de las Escuelas Normales Rurales y sus etapas significativas, mostrando
el cambio paulatino en la representación de una figura protagónica y con un aura
mística, a una de desprestigiada y criminalizada. Así, en los cuatro periodos
concentro el análisis en ciertos hitos o eventos representativos:
(1) En el periodo revolucionario incluyo los inicios de las ENR, en 1922, y los años
treinta donde se consolidó la formación agrícola de los maestros, como
consecuencia esta última del auge dado al campo con el gobierno de Cárdenas, la
Reforma agraria y la educación socialista.
2) En el periodo de unidad nacional enfatizo en la instauración de un plan de estudio
único para las Normales, lo que dejó fuera a las Normales Rurales y su proyecto de
formación ruralista y en contradicción con las nuevas metas nacionales.
47
Con una periodicidad de 1938 a 1980.
81
3) En el periodo de crisis señalo la eliminación, en 1969, de la casi mitad de las ENR
del país.
4) En el periodo neoliberal de la educación enfatizo en las consecuencias de la
Reforma Educativa de 2013 en las ENR. En este periodo hago también una breve
mención de lo que Hale (2005; 2014) nombró como multiculturalismo neoliberal y
su relación con el movimiento normalista rural.48
Reitero que la historia del normalismo rural está caracterizada por cambios,
pero también continuidades y múltiples transformaciones regionales a lo largo de
los cuatro periodos. Como una manera de situar estos planos superpuestos,
presento el cuadro 3 donde coloco los cuatro periodos históricos y acontecimientos
relevantes de la historia nacional del normalismo rural y la historia local de la
ENRUVA, mencionados en el capítulo (Ver cuadro 3 en la siguiente página).
Estos cuatro periodos no pretenden desdibujar las particularidades, locales y regionales, y complejidades del
normalismo rural, ni simplificar su historia; simplemente los propongo como punto de partida para comprender
el estado actual de estas instituciones y poder vislumbrar el tipo de sujeto y sujeta normalista rural configurado
a lo largo de los años.
48
82
Cuadro 3: Periodos de la Historia del normalismo rural con fechas significativas mencionadas en el
texto. Elaboración propia.
2.1 Los inicios de la Educación Rural en México y el papel de las Escuelas
Normales Rurales
El estado posrevolucionario, durante sus primeros años, generó tres agencias para
educar a la población: la escuela rural, la Escuela Normal Rural (1922) y las
misiones culturales (1923) (Palacios, 1999).
Ya que el reparto agrario y el acceso a la educación pública fueron las dos
principales conquistas de la Revolución Mexicana, la apuesta por la educación y su
papel redentor y civilizatorio se conformó como una consecuencia del gobierno
posrevolucionario. El proyecto de Educación rural fue visto como una manera de
formar una identidad mexicana, buscar la justicia social, terminar con la exclusión
83
de varios sectores49 y transformar a la sociedad (Padilla, 2009). El gobierno federal
concentró sus energías en el medio rural y partió de la idea de que la educación
escolar sería capaz de “moldear un nuevo hombre, sano, diligente y moral, y
homogeneizar hábitos y costumbres en bien de la unidad nacional” (Loyo, 2011:
163).
En esta transformación, los campesinos e indígenas fueron el objetivo
principal de las virtudes civilizatorias de la escuela rural federal cuya meta sería
disciplinar y canalizar las energías de los campesinos rebeldes: la escuela les daría
nacionalidad y modernidad (Vaughan, 2000). La tarea fue asignada al maestro rural
que, como mediador entre la población campesina y el Estado, tenía la obligación
de formar identidad y construir conciencias revolucionarias.
Las Escuelas Normales Rurales fueron creadas con el fin de preparar a los
maestros de las poblaciones rurales e indígenas y mejorar la formación de los
maestros en servicio (Civera, 2015a), actor que se convertiría en el líder comunitario
encargado de transformar a las comunidades (Padilla, 2009).
La ENR en Tacámbaro (Michoacán), fundada el 22 de mayo de 1922, es
reconocida en varios textos históricos del normalismo rural (Hernández, 2015;
Elortegui, 2017; Cruz, 2000; Padilla, 2009), como la primera Normal Rural fundada
en México.50 No obstante, antes que ella hubo varias Escuelas Normales
Regionales51, imaginadas y auspiciadas por las inquietudes de maestros, que no
lograron sobrevivir ante la falta de recursos y apoyo institucional antes de la creación
de la SEP, en 1921. El objetivo de éstas era capacitar de forma rápida e incluso
itinerante a los nuevos maestros rurales que comenzaban a ser necesarios en el
sistema educativo prometido en la Revolución.
49
Las Normales Rurales fueron, para varios sectores pobres, único espacio de escolarización y formación.
Como se verá más adelante, todas estas escuelas funcionaron con internados y comedores y a los alumnos se
les entregaba una beca mensual de manutención.
50
La segunda Normal fue la de Molango, Hidalgo, fundada el 1 de febrero de 1923, seguida de la Normal de
San Antonio de la Cal en Oaxaca (Normal Rural Vanguardia, hoy situada en Tamazulapam del Progreso)
establecida el 3 de noviembre de 1925 y objeto de nuestra investigación, y para el año 1926 se fueron fundando
las de San Juan del Río Querétaro, la de Tixtla en Guerrero, en Cuernavaca Morelos, una en Izúcar de
Matamoros Puebla y otra más en Ixtacuixtla en Tlaxcala (Cruz, 2000).
51
El sustento económico de las mismas, así como su adscripción era estatal, a diferencia de las Escuelas
Normales Rurales Federales que, como su nombre lo indican, pertenecían en la naciente creada SEP.
84
Cuando la SEP se funda en 1921, echará mano de estas iniciativas previas
y comenzará su objetivo de “crear una escuela primaria popular y de formar un
nuevo tipo de maestro que la atendiera” (Civera, 2008: 33), útil al nuevo Estado
mexicano que se estaba configurando. Por lo tanto, estos intereses ya venían
surgiendo años antes y no necesariamente como una iniciativa exclusivamente del
Estado.52
Desde sus inicios, las ENR buscaron cumplir su labor más allá de las aulas,
con proyectos y acciones que apoyaran a las comunidades donde se fundaron. Esta
relación con las comunidades y su legitimidad dentro de las mismas, se fortaleció
con el hecho de que fueron las propias comunidades, el personal docente y las y
los alumnos, los que costearon las escuelas. Si bien el Estado fue su impulsor y el
encargado de decretar su existencia, en los hechos, fueron los actores locales
quienes se fueron apropiando de este proyecto (Hernández, 2015).
Las ENR debían fusionar la formación académica y pedagógica con la
formación en las actividades de agricultura y ganadería, la complementación y el
fomento del desarrollo agrícola y metas generales de la educación rural; sin
embargo, en los primeros años la forma de cumplir con las metas planteadas a las
ENR no fue algo claro, lo que trajo un sinfín de maneras particulares para “formar”
a los profesores.
Esta situación dio la oportunidad para experimentar con varias propuestas
pedagógicas del momento. Tal fue el caso de la escuela de la acción de Dewey,
instaurada como obligatoria en 1923 para todas las escuelas del país y cuya
centralidad era el aprendizaje a través del trabajo práctico (“el niño aprende
haciendo”), la relación de la escuela con el contexto y la establecida entre los
maestros, la escuela y la comunidad (Padilla, 2009). A decir de Civera (2015b),
aunque no se tenía mucha idea sobre el funcionamiento de las Normales Rurales y
el método para cumplir con sus objetivos, lo que sí se planteó desde el inicio fue su
Debido a los fines de esta investigación, no entraré a detalles sobre este proceso previo a la creación de la
SEP en 1921. Para una descripción más detalla de estos antecedentes de las Escuelas Normales Rurales
Federales, que por fines prácticos nombraremos simplemente como Escuelas Normales Rurales en esta
investigación o ENR, pueden ser consultado el texto de Civera, Alicia (2008) La escuela como opción de vida.
La formación de maestros normalistas rurales en México, 1921-1945, El Colegio Mexiquense: Toluca.
52
85
diferencia y particularidad frente a otras Normales y centros de formación: las ENR
debían ser lugares para campesinos comprometidos con el mejoramiento de la vida
de éstos, al otorgar oportunidades económicas, políticas y culturales a la población,
meta que se mantendrá en la actualidad.
Esta
característica,
junto
con
la
posibilidad
de
experimentar
pedagógicamente, fueron configurando lo que Civera (2008) sostiene como una
cultura escolar particular que privilegiaba la educación racional, activa, vital donde
se diera prioridad a la observación y el método de proyectos, menospreciaba la
evaluación del conocimiento y le daba importancia a la responsabilidad de los
estudiantes en su proceso formativo (autonomía).
De igual modo, la falta de recursos materiales y humanos para su
funcionamiento, además de propiciar el apoyo comunitario, trajo consigo dos
consecuencias: la necesidad constante de aprovechar al máximo los recursos
disponibles y ser creativos con los mismos, hecho que de cierta manera aceptaba
el carácter marginal de estas escuelas (Civera, 2008) y la exigencia de los
donadores de recursos a participar e intervenir en la vida de las Escuelas,
circunstancia que ocasionó varios conflictos.
Aspectos relevantes de las ENR en esos años fue la complementariedad de
las materias académicas con reuniones sociales en la comunidad donde “se leían
noticias, se cantaba, tocaba y bailaba con la orquesta típica” (Civera, 2008: 54),
además de la participación en la organización en las fiestas patrias, convivios,
kermeses; tareas que además de darle proyección comunitaria a las Normales
Rurales, les proveía de una fuente para obtener fondos económicos.
Estas acciones buscaban “civilizar” a la comunidad. Por ende, los/as
normalistas rurales fueron instruidos no sólo con las materias académicas sino
también con prácticas agrícolas y el trabajo en talleres y oficios. Estos últimos
variaban en cada una de las ENR pero generalmente existían talleres de carpintería
y fabricación de jabones, con el fin de fabricar los muebles del internado o venderlos
y fomentar la higiene, respectivamente. Para el caso de las alumnas mujeres, se
buscaban oficios como corte y confección, bordado y fabricación de conservas,
como una medida para enseñar, ya como maestras, cómo apoyar al sustento
86
familiar (Civera, 2008). Es decir, en sus inicios, las ENR contaron con un currículo
sexuado donde se realizaban diferenciaciones de género claras entro lo que debían
ser, hacer y saber las generaciones. Así, a decir de López (2019) y Leñero (2019),
a través de estos currículos diferenciados de las ENR en sus primeros años, se
asume que existió una construcción particular de lo femenino y lo masculino en las
identidades individuales y colectivas. Aunque en la actualidad ya no hay un currículo
diferenciado explícito para las ENR varoniles y femeniles53, el hecho de que la
ENRUVA sea un internado femenil sí pesará en las construcciones que se hagan
de ellas como sujetas normalistas rurales.
Por otro lado, los talleres y oficios, sostiene la misma autora, fueron
esenciales para incentivar el hábito del trabajo, combatir la ociosidad, fomentar el
aprender haciendo y el autosustento de los estudiantes. Igualmente, estas
actividades eran vistas como una forma de fomentar hábitos de higiene,
puntualidad, responsabilidad y cooperación entre la población estudiantil de las
ENR (Hernández, 2015).
Finalmente, un aspecto novedoso, y controversial para la época, fue la
instalación de los internados mixtos en estas escuelas. La organización de los
mismos, en parte por la precariedad que se comentó, pero en parte también por la
influencia de Dewey y la escuela activa, se basó en el uso de la libertad y convicción
para mantener el orden y rechazar así métodos coercitivos. La idea de formar
espacios democráticos y aprender desde el “hacer”, partía de que la “disciplina no
debía provenir de un agente externo que la impusiera. Un proceso formativo
completo implicaba que el educando incorporara en sí mismo “la necesidad y
habilidad de autocontrolarse, por convicción” (Civera, 2008: 64). Dentro de este
proceso incluso se impulsaba que las y los jóvenes pudieran participar en el
gobierno escolar (el autogobierno).
El carácter controversial de la convivencia de hombres y mujeres en los
internados y su oposición de sectores sociales conservadores, obligó a los
gobiernos a plantear la idea del internado como familia extendida (Civera, 2008;
53
Es decir, a pesar de que el plan de estudios no hace diferencia de materias por el sexo de los y las estudiantes,
sí existe un currículo oculto diferenciado por género que marcará diferencias entre los internados varoniles y
femeniles.
87
2006), una postura que Civera menciona como intermedia entre los postulados
pedagógicos del siglo XIX y los principios de la escuela nueva: el director sería el
padre, su esposa, que muchas veces se iba a vivir con él al internado, la madre, los
maestros los hermanos mayores y el alumnado serían los hijos menores, instruidos
y guiados por toda la familia. Además, años más tarde, cuando las ENR se
convirtieron en Regionales Campesinas, las mujeres que ingresaban a estas
escuelas fueron mal vistas por los sectores conservadores de las comunidades ya
que “se prestaba a representaciones estereotipadas con connotación sexual”
(Hernández, 2019: 76).
El internado como familia también permitió subsanar la falta de recursos ya
que todos los integrantes tuvieron que echar mano de sus redes, estrategias y
contactos para sacar adelante a las Normales Rurales. De la misma manera, esta
forma de organización cuestionaba la obediencia absoluta a las autoridades,
aspecto que sí marcaba una ruptura clara con la organización tradicional de los
internados en la época porfirista.
Con el gobierno de Calles y Cárdenas, a finales de los años veinte y toda la
década de los treinta, el énfasis de las Normales Rurales recaerá en la formación
agrícola, acorde con el impulso dado a la búsqueda del desarrollo del campo
(Calles) y el reparto de tierras (Cárdenas).
El gobierno modernizador callista (1924-1928), enfocado en elevar la
productividad mediante cooperativas, fundó las Escuelas Centrales Agrícolas (ECA)
en 1926, instituciones que formaron técnicos agrícolas y representaron al reciente
Banco Nacional de Crédito Agrícola.54 Estas escuelas surgieron a la par de las
Escuelas Normales Rurales y tuvieron una fuerte inversión, sobre todo en
infraestructura, maquinaria y dotación de tierras (Civera, 2004).55 Por desgracia, con
Fue el primer banco agrícola de la posrevolución, fundado en 1926, que partía de la lógica que la sola
distribución de la tierra no era suficiente para cumplir con las demandas de campesinos, productores, ejidatarios
y cooperativistas. El banco fue público, sostenido por el Banco de México, y sus recursos se garantizarían con
las aportaciones y trabajo de agricultores organizados de manera libre e independiente en sociedades de crédito
agrícola. Ver Méndez Reyes, Jesús (2017) Financiamiento rural y el Banco Nacional de Crédito Agrícola, en
https://www.amabpac.org.mx/wp/financiamiento-rural-y-el-banco-nacional-de-credito-agricola/, consultado el
22 de junio de 2020.
55
Una gran mayoría de ellas se instauraron en viejas haciendas con grandes hectáreas para poner en práctica
los conocimientos adquiridos.
54
88
la crisis de 1926, el apoyo gubernamental disminuyó considerablemente, aspecto
que “obligó” a las escuelas, en palabras de Civera (2004), a desarrollar formas de
organización interna y vínculos con las comunidades vecinas para su subsistencia.
El objetivo de las Centrales Agrícolas fue crear un sistema de capacitación
técnica agrícola popular (Loyo, 2011) para elevar la productividad en el campo
mediante la formación de alumnos en el tema, que después serían los encargados
de capacitar a los campesinos para mejorar así la producción de las tierras. La falta
de recursos económicos y, por consecuente, el apoyo en infraestructura, créditos y
maquinarias prometidas, la dificultad en reclutar estudiantes que cumplieran el perfil
de ejidatarios y productores y la falta de ingenieros agrícolas que desarrollaran
técnicas propias para pequeñas propiedades y ejidos, características del campo
mexicano en esa época, fueron factores que no permitieron su éxito.
De igual modo, dentro de las ECA, el internado como familia dejó de funcionar
como forma de organización y se instauró un reglamento que priorizaba la
obediencia, la disciplina, el control y vigilancia del estudiantado, muy lejos de la
visión de libertad, responsabilidad y democracia de los primeros años de las ENR.
Dicho reglamento daba pie a la organización del alumnado, pero no tenían voto para
las decisiones del internado. El descontento no se hizo esperar y poco a poco fueron
encontrando maneras para manifestarse e implicarse en el gobierno escolar. Su
papel activo se acrecentará con las Regionales Campesinas más tarde.
La mención de las ECA en este recuento histórico resulta importante ya que
buscaron compaginar el desarrollo económico con el educativo y porque en 1933
se fusionaron, junto con las Escuelas Normales Rurales en las Escuelas Regionales
Campesinas (ERC), instituciones que marcarían la importancia del quehacer
comunitario y de labor social del maestro rural, desde la educación socialista y el
gobierno cardenista.
Por lo tanto, en los inicios del normalismo rural, la construcción del sujeto/a
normalista rural se caracterizó por su función civilizatoria, orientada al campesino y
al indígena al cual tendría que transformar e integrar a la nueva nación. Esta función
sería posible con una formación que fusionó aspectos académicos con
conocimiento agrícolas y de oficios y talleres, los cuales pondría en práctica al llegar
89
a las distintas escuelas y comunidades asignadas una vez egresado/a. Dentro de
esta misma construcción, un aspecto importante fue la primacía que se le dio al
conocimiento práctico y el saber hacer sobre la teoría y lo académico, en clara
consonancia con los preceptos de la escuela activa.
Este punto es una característica hallada en la formación pedagógica más
contemporánea de normalistas rurales (Civera, 2008) y en lo que llamaré en esta
investigación como la formación rural normalista de la ENRUVA. Sin embargo,
sobresale en estos mismos años la existencia del currículo sexuado donde había
claras diferencias entre lo aprendido por alumnas y alumnos, en función de los roles
genéricos asignados a hombres y mujeres de esa época, por lo que muchas veces
la formación docente reprodujo las relaciones asimétricas de género y ancló a las
normalistas mujeres a estereotipo esencialistas (López y Hernández 2019).
Finalmente, en estos primeros años la libertad, responsabilidad y
organización entre el alumnado, producto del autogobierno, van a ser ejes centrales
del perfil la normalista rural, aprendidos en la vida cotidiana dentro del internado y
en la formación política que surgirá muchos años después. Justo el autogobierno
será transcendental para poder comprender la manera en que el Comité Estudiantil,
ya dentro de la cultura escolar actual de la ENRUVA, ha tenido tanto peso, poder y
control sobre ciertas actividades y prácticas dentro de la Normal, pero sobre todo
en la configuración de ciertas subjetividades en las alumnas, delineando así un tipo
de sujeta normalista rural particular.
2.2 Las ENR durante el Cardenismo
Será a inicios de los años treinta cuando las recientes Escuelas Centrales Agrícolas
se fusionen con las Escuelas Normales Rurales y las Misiones culturales, dando
origen a las Escuelas Regionales Campesinas en 1933, instituciones con un plan
de estudios de cuatro años56 y el fin de formar técnicos agrícolas (dos años) pero al
56
Aunque Civera (2015a) menciona que los años de estudios en las Regionales Campesinas podían ser de 7
años (de 4 a 3 años de formación primaria y 3 o 4 años de formación agrícola). Recordar que las primeras
Normales Rurales de los años veinte sólo constaban de dos años de estudio.
90
mismo tiempo maestros rurales (dos años más).57 Como el objetivo era realizar la
transformación del campo mexicano, en consonancia con la reforma agraria
cardenista, estas “nuevas” escuelas estaban dirigidas a hijos e hijas de campesinos
y ejidatarios; su base era el aprendizaje en la práctica y su plan de estudios, así
como la vida cotidiana de las instituciones, se vio enriquecido con actividades
culturales, deportivas, económicas y de organización política. La meta era lograr
que los futuros docentes y técnicos agrícolas llegaran a ser líderes comunitarios y
gestores para el reparto agrario (Civera, 2015a), una especie de intermediarios
entre el Estado y las comunidades.
En ese sentido, las ERC58 fueron concebidas como instituciones que
buscaban un desarrollo integral comunitario. A decir de Hernández (2015) estas
escuelas no podían entenderse sin la polivalencia, donde la carrera, para 1935,
tenía un triple saber: académico, pedagógico y agrícola. De esta manera, la función
del docente rural en la década de los treinta estaría centrada en la integración del
país y enseñarle vida al pueblo, mediante la transformación de la cultura campesina
(Palacios, 1999). Así, el/la docente fueron vistos como los continuadores de los
“oficios evangelizadores, heroicos portadores de mensajes de salvación” (51).
El sentido popular de las Regionales Campesinas también se configuró a
partir del cambio en la composición de los perfiles de los estudiantes: comenzaron
a incorporarse campesinos y ejidatarios pobres e indígenas, gracias a la campaña
de promoción que realizaron los docentes de estas escuelas. El éxito del
reclutamiento se debió a que fueron vistas como “fuentes de oportunidades de vida
y de ascenso social para la población rural” (Civera, 2008: 152). y porque muchas
de éstas, a diferencia de las primeras Escuelas Normales Rurales, se situaron en
espacios donde la oferta educativa esa escasa. Además, desde el gobierno, se
comenzó a ofrecer una beca para el sustento del estudiante, así como la promesa
de entregar plazas a los egresados.
El viraje dado a la enseñanza agrícola puede verse en 1932, cuando las Normales rurales pasaron a formar
parte del Departamento de Enseñanza Agrícola y Normal Rural, institución dirigida en esos años por Narciso
Bassols y de la cual dependerán las Escuelas Regionales Campesinas (Civera, 2006).
58
Durante el periodo de Cárdenas llegaron a existir 36 Escuelas Regionales Campesinas en todo el país .
57
91
Sin embargo, nuevamente el ingreso a estas Escuelas estuvo diferenciado
por el género ya que, según el estudio de Hernández (2019), el acceso de las
mujeres a las Regionales Campesinas tuvo un sesgo de género y clase. Por
ejemplo, entre los requisitos solicitados, sólo a las mujeres se les ponía un límite de
18 años de edad, ya que se daba prioridad a la edad del matrimonio antes que el
ingreso a estudiar. Esta medida sexista, apunta el mismo autor, se combinó con
otras como la asignación de un porcentaje menor en la matrícula de ingreso de
mujeres (generalmente el 30%), como un intento de disminuir la tendencia a la
feminización del magisterio (Hernández, 2019). Muchas de las veces ese porcentaje
ni siquiera se cumplió debido a que las mujeres no contaban con el cuarto o sexto
grado (educación postelemental) requerido o porque la organización de la sociedad
rural de los años 30’s no brindaba a las mujeres otras habilidades que no fueran las
relacionadas con la administración del hogar y la crianza de los hijos. Esta
diferenciación en el ingreso no eliminó la opción de educación y movilidad social y
familiar (acción habilitante) en que se convirtieron las Regionales Campesinas para
aquellas mujeres que sí concluyeron sus estudios.59
Más tarde, la educación socialista, promulgada en 1934 con la modificación
al artículo tercero constitucional, vendría a consolidar muchas de las prácticas ya
realizadas en las ERC en años anteriores, con algunas particularidades ideológicas.
A decir de Elortegui (2017), en la educación socialista, la acción educativa fue vista
como el instrumento para el cambio social que partiría de un proceso de
concientización colectiva. Por ende, la formación del docente rural tendría que estar
enfocada en “formar líderes conscientes de sus derechos del campesinado y en la
capacitación en el trabajo productivo organizado en cooperativas para transformar
la base económica social correspondiente a un nuevo orden” (165-166).
Los futuros maestros y maestras fueron pensados como líderes de las
comunidades ya no sólo en términos civilizatorios sino políticos. Es decir, como
parte de su formación normalista dentro de las ENR se incitaba la creación de
cooperativas con amplios sectores de la población o la organización de campesinos
59
Sobre esta doble función (habilitante y coactante) de las ENR para las mujeres, propuesta de Hernández
(2019), hablaré con más detalle en el capítulo cuatro de esta investigación.
92
de las zonas aledañas a las Normales para la exigencia de tierras como parte del
reparto agrario que habría de emprender el gobierno de Cárdenas. En muchos
casos, una vez egresados, estas acciones los convirtieron en líderes comunitarios
con legitimidad social y política.
Muchas de estas prácticas ya se venían perfilando desde años antes en las
Escuelas Normales Rurales y las Centrales Agrícolas, lo que hizo la educación
socialista sólo fue cobijarlas (Civera, 2008), además de que agrupó a los/as
normalistas bajo una identidad común basada en el origen social.60 A decir de Civera
(2008), la misión de las ERC fue parecida a la buscada en las ENR de los años
veinte, sólo que subordinada a un fin: agitar a la población para luchar por alcanzar
una sociedad sin clases.
Igualmente, fue durante los años de la educación socialista (en 1935) cuando
se crea la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Es relevante señalar que en su nacimiento la FECSM reunió a los estudiantes
alrededor de un discurso de clase en tanto estudiantes campesinos y utilizó un
discurso radical para plantear sus demandas al gobierno, muchas de las cuales
rebasaron el ámbito meramente escolar (Civera, 2008). No obstante, las
negociaciones y acuerdos entre los gobiernos federales y la FECSM fueron
constantes, al menos hasta 1968.61
Finalmente, los objetivos de la educación socialista favorecieron formas de
autogobierno en varios planteles de las ERC o reforzaron los ya existentes (Civera,
2004). Precisamente el 21 de septiembre de 1935, se instruyó a los directores de
las ENR para promocionar el gobierno escolar, bajo la idea de que los alumnos
tenían que gobernarse a sí mismos (Hernández, 2015), muy parecido a lo que se
planteó en los inicios de las Normales Rurales con la responsabilidad y autonomía
como ejes importantes. A la distancia, el autogobierno fue uno de los ejes
importantes en el funcionamiento del internado que influyó en la formación activa,
colectiva y práctica de los futuros docentes rurales (Elortegui, 2017).
Este origen social compartido será un elemento vigente en el discurso de las estudiantes de la ENRUVA y de
la lucha y razón de ser de las ENR en el país: escuela “para hijas de campesinos” o “hijas de personas con
escasos recursos”.
61
De este tema se hablará con más detalle en el capítulo cuatro.
60
93
Al final, como Vaughan (2003) menciona, la educación socialista fue útil como
proyecto de integración del Estado, permitió darle al partido gubernamental una
base civil popular. Lo novedoso de la política educativa rural de Cárdenas, continúa
la autora, fue darle un énfasis cultural e ideológico a la movilización y la inclusión
del pueblo (66); para el caso de las ENR este énfasis fue proporcionado por el
Comité Estudiantil y su formación política.
La crisis económica suscitada por la expropiación petrolera pondrá en jaque
la existencia de muchas ERC, no obstante, el apoyo de padres y madres de familia
y de actores locales se hizo presente en el mantenimiento de las instituciones
(Civera, 2015a), lo cual otorgó más legitimidad y arraigo comunitario a las
instituciones, aspecto que será un sello incluso en la actualidad.
De esta forma, es posible sostener que durante estos años las/os normalistas
rurales fueron configurados como factores del cambio social (Loyo, 2011) y
pensados como los grandes protagonistas en el periodo cardenista, al convertirse,
una vez egresados/as, en los intermediarios del naciente Estado posrevolucionario.
El liderazgo comunitario que desde los inicios se había presentado como una
característica esencial en la sujeta normalista rural, durante el cardenismo se
incluyó un liderazgo político que posibilitó al Estado contar con una base popular
desde la cual legitimarse. Nuevamente, en esta época sobresalió la imbricación
entre lo agrícola y académico dentro de la formación docente, una dualidad que al
menos hasta 1945 estará presente en los planes de estudio pero que después de
la unificación de todos éstos será posible rastrear sólo en la vida cotidiana de las
ENR.
Un punto interesante es que los requisitos de ingreso se enfocaron en dar
espacio a hijos/as de campesinos o ejidatarios y con escasos recursos, por lo que
los/as estudiantes comenzaron a compartir un origen común y las ENR se
convirtieron en opciones de vida. Estas características serán elementos centrales
en la configuración de la sujeta normalista rural. Sin embargo, en la revisión también
quedó en evidencia que el ingreso a las Regionales Campesinas para jóvenes
mujeres estuvo condicionado por la clase y el género.
94
Finalmente, como se esbozó, durante el cardenismo se comenzó a gestar el
carácter político e ideológico de la formación de la sujeta normalista rural, bajo la
organización del autogobierno, propuesta alentada desde la parte directiva pero que
poco a poco la sociedad de alumnos (Comité Estudiantil) irá haciendo suya y así
perfilando uno de los ejes más característicos del/a normalista rural actual: la
formación política.
Análisis 1. ¿Quiénes podían aspirar a las Escuelas Normales Rurales? Las
estudiantes normalistas rurales desde las cartas de petición de beca
El objetivo de este apartado es analizar las diferentes características de las
normalistas de la Escuela Normal Rural Vanguardia en Oaxaca a partir de un corpus
conformado por las cartas de petición de beca para el ingreso, con una periodicidad
de 1933 a 1980. Como su nombre lo dice, los documentos son cartas que
aspirantes, padres o madres de familia o alguna institución escolar o gremial dirigían
al director en turno de la ENRUVA para solicitar el ingreso a la misma junto con una
beca. Además, junto con algunas cartas, hallé otro documento llamado “constancia
de pobreza”62, mismas que también serán tomadas en cuenta. Parto de la idea de
que en estos documentos se configura un tipo ideal de sujeta normalista rural desde
lo que en cada periodo histórico el Estado solicitó en los perfiles y, por ende, en las
cartas de las aspirantes. Por lo tanto, describo cuáles fueron las características más
sobresalientes de esta normalista rural, particularmente en dos periodos: el
posrevolucionario y de unidad nacional, años en los que se inscriben el mayor
número de documentos, con algunos datos muy generales de la época de crisis de
las ENR (de 1960 en adelante).
Para un manejo más fácil del material, decidí ordenar las cartas y las
constancias en una tabla con nueve columnas que consideré relevantes: número de
62
Estas constancias tuvieron varios nombres dependiendo de la época. Al parecer, entre la documentación
requerida para el ingreso se solicitaba una constancia de pobreza, o de ser hijo o hija de campesinos, ejidatarios,
o radicado de una comunidad rural. Eran documentos donde alguna instancia municipal u organización gremial,
según fuera el caso, daba fe de que la o el aspirante era de bajos recursos, contaba con padres campesinos o
ejidatarios o era originario/a del municipio en cuestión.
95
carta, año, destinatario, remitente, asunto de carta, argumentos, alumno/a, lugar de
origen del alumno/a y adscripción étnica.63
¿Quiénes escribían las cartas?
La gran mayoría de las cartas están escritas por los/as propios aspirantes. 64 No en
todas las cartas aparecen sus edades, pero de las que pude contabilizar en el
corpus oscilaron entre los 12 hasta los 24 años. Generalmente, los/as alumnos/as
más chicos (12 y 13 años) sólo contaban con el cuatro grado de Instrucción Primaria
mientras que los/as de 16-17 años en adelante ya contaban con la Educación
Primaria Superior (quinto y sexto año) al momento de querer ingresar a la Normal.65
El límite de edad fue un requisito para los aspirantes, según la Ley Reglamentaria
de Educación Normal (1931), de ahí que fuera un dato importante de mencionar:
mayor de 14 años y menor de 21 para los varones, y mayor de 12 años y menor de
18 para las mujeres. A partir de las cartas de 1953 no se hace mención de la edad.
Para el ingreso 2019 se solicitó una edad máxima de 25 años para poder ingresar
a la ENRUVA.
Según el corpus seleccionado y dentro de los años que abarca, los lugares
de procedencia de alumnos/as son diversos y de casi todas las regiones del estado
de Oaxaca: Sierra Norte (Ixtlán, Yatachio El Bajo), mixteca (Teposcolula, Nochixtlán,
Yanhuitlán, Chalcatongo, Tlaxiaco), Istmo (Tehuantepec y Juchitán), Costa
(Cahuahuatepec), Valles (Ocotlán de Morelos) Sierra Sur (Yautepec y Miahuatlán y
Totontepec mixe) y Cañada (Cuicatlán). También hallé alumnas de la mixteca
poblana (Tecomatlan) y de Chiapas (Pueblo Nuevo Comaltitlán, Huixtla). Es lógico
que, a partir de 1944, cuando la Normal cambió su lugar de ubicación a
Tamazulapan del Progreso (en la mixteca oaxaqueña) el número de alumnas de
esa región haya aumentado o de regiones cercanas. Además, la diversidad de
orígenes se acrecentó desde 1943, cuando la Normal se convierte en la “Escuela
Ver Anexo 1.
Antes de 1943 la ENRUVA fue una Normal mixta, por lo tanto, en el corpus se tomaron en cuenta documentos
de alumnos hombres, razón por la que en algunas partes se enuncie la presencia de estudiantes hombres.
65
El caso de un estudiante de 24 años se trata de un maestro que tenía alrededor de tres años impartiendo clases
en la escuela rural de su pueblo con tan sólo Primaria Superior. Este hecho fue muy común entre las y los
maestros rurales, de ahí la importancia de las ENR para profesionalizar a este tipo de maestros.
63
64
96
Normal Rural para Señoritas” (internado exclusivamente femenil), hecho que obligó
a muchas alumnas de otras Normales Rurales mixtas a cambiarse a una femenil
más cercana, como la ENRUVA.
Por otra parte, la diversidad de procedencias comparte un punto en común:
ser de lugares apartados o lejanos a zonas urbanas. Por ejemplo, en una carta que
el director de la Escuela Normal Rural de Cuilapan le dirige al Jefe de Departamento
de Educación Pública del gobierno del estado de Oaxaca, en 1934, le solicita
“pensiones” al gobierno oaxaqueño para algunos “muchachos bien preparados con
vocación para el magisterio y que proceden de regiones apartadas del Estado” (el
subrayado es mío).66
Además, es importante mencionar que la conformación de zonas de
influencia67 dentro de las ENR, es decir, la asignación de ciertos estados de la
república o regiones como espacios de captación de aspirantes para cada Normal
Rural, se reglamentó en 1969, justamente con la eliminación del ciclo secundario
dentro de la formación (Hernández, 2015), aunque el funcionamiento de la misma
siempre fue flexible. En el caso de la ENRUVA, debido a su ubicación geográfica,
en años posteriores a 1969 le tocó cubrir la zona sureste del país (Oaxaca, Chiapas,
Guerrero, Tabasco, Veracruz, Campeche), hasta reducir su influencia a unos
cuantos estados cercanos a Oaxaca, hecho que se acrecentó después de la
federalización de la educación en 1992 cuando las ENR pasaron a formar parte de
los gobiernos estatales.
Finalmente, el perfil lingüístico de los/as aspirantes no aparece mencionado
en las cartas revisadas, pero sí encontré explicitada la adscripción étnica en un
documento llamado “tarjeta escolar”, solicitada durante los años 30’s. En una
circular que el Departamento de Enseñanza Agrícola y Normal Rural envió al
director de la ENR, el 26 de diciembre de 1933, se hace mención de “las
instrucciones relativas al manejo de la tarjeta escolar”. El objetivo de estas tarjetas
era conservar una historia escolar de cada alumno y alumna junto “con las
66
67
Miscelánea de documentos de 1934, AHENRUVA.
O también llamada zona geográfica de reclutamiento (Hernández, 2015).
97
cualidades que integran el carácter del mismo”.68 Para cumplir dicho objetivo se
solicitaban datos de “filiación personal” y antecedentes personales del alumnado. 69
En la filiación personal se pedía lugar de nacimiento, nombre, ocupación, estado
aparente de salud, alfabetización del padre y la madre, y “raza o grupo étnico al cual
pertenece el alumno”.
De las pocas tarjetas escolares contestadas que pude observar, en el
requisito de “raza o grupo étnico” hallé la opción “mixteca” o “mestiza”. Desconozco
hasta qué año la tarjeta escolar fue un requisito para el expediente del alumnado,
pero como acabo de mencionar, muchos de éstas se encontraban vacías sin ningún
dato salvo el nombre. Por otro lado, solamente en dos cartas (1942 y 1966), el “ser
indígena” funge como una cuota de acceso a la ENRUVA.
En otros casos, la carta de petición de beca venía acompañada por cartas
elaboradas por el padre de familia (la gran mayoría), la madre (en menor número)
o una instancia escolar o municipal que servía como figura de apoyo y respaldo del
aspirante.70 Dos instancias relevantes fueron el Banco Nacional y la Sociedad de
Padres de familia, ya que actuaron como auténticos gestores de becas para sus
integrantes. En la carta 27, fechada en 1942, el encargado de la jefatura centro del
Miscelánea de documentos de 1933, AHENRUVA.
Los “Antecedentes personales” de la tarjeta escolar también resultan sumamente interesantes para esbozar el
tipo de sujeto normalista rural construido desde el gobierno de los años 30’s del siglo pasado. En la circular se
explican qué se debe solicitar en cada rubro de “Antecedentes”, entre los destaco tres: 1) primeras experiencias
emocionales, 2) ambiente religioso, 3) ambiente social. En el primero se explica: “se consideran normales las
emociones que tiene un niño cuya familia no tiene vicios, ni se ha desintegrado por la muerte de alguno de los
responsables de los niños, pero se anotarán las condiciones que hayan tenido sus hogares, por el trato que se
tenga con la familia del alumno o por aquellas cosas que él platique”. El ambiente religioso hace alusión a “si
es fanático él, si es fanática la familia, esto es, si para todo quieren el consejo del sacerdote y si tratan de arreglar
sus asuntos recurriendo a mandas y fiándolo todo al milagro, o a la brujería”, mientras que en el ambiente social
“se anotará si el padre es autoridad en su pueblo, si le encomiendan la dirección de los asuntos religiosos o
sociales, si es muy solicitado para bautizar recién nacidos, apradinar novios, etc”. Considero que estos tres
elementos remiten a varios aspectos perfilados para el normalista rural de esos años (vistos en el apartado 1.1):
su función social y comunitaria, su misión “desfanatizadora” y “civilizatoria”, por lo que tenían que “cuidarse”
esos elementos del estudiante normalista rural. Esta tarjeta no fue un elemento que haya tomado dentro del
corpus de las cartas y constancias, pero sí transcribí algunas de un número limitado de expedientes. A partir de
los años cuarenta la tarjeta dejó de aparecer en los expedientes.
70
Director de la Escuela Vocacional de Agricultura para Indígenas en Chalcatongo, Oaxaca (perteneciente al
Departamento de Asuntos Indígenas, 1934), el presidente municipal del pueblo de origen del aspirante (San
Juan Yaci, Oaxaca, 1935) el Banco Nacional de Crédito Ejidal S.A. (de la jefatura de zona centro Oaxaca,
1942), el Comité Directivo de la Sociedad de Padres de Familia de la Escuela Federal Demostración (de Santa
Catarina Tayata, Tlaxiaco, Oaxaca, 1944 y 1945), y el encargado del Instituto Nacional Indigenista de la
mixteca alta (en Tlaxiaco, Oaxaca, 1966).
68
69
98
Banco Nacional presenta a sus agremiados y anuncia que irán a la Normal Rural
para llevar a las aspirantes, por lo cual solicitan una especial atención a la petición
de beca:
Con el deseo de colaborar dentro de nuestras posibilidades del mejoramiento intelectual de
nuestro pueblo, nos hemos permitido por el apreciable conducto del señor Doctor Alberto
Franco de la Torre, gestionar algunas becas para hijos de ejidatarios que están dispuestos
a tener una mejor preparación.
Aprovechando la circunstancia anterior, nos estamos permitiendo presentar a usted a los
ejidatarios José Cuevas y Aurelio Daniel de la Comunidad Agraria de Santa Marta Etla,
quienes personalmente llevan a los interesados (el subrayado es mío). (Carta 27, Cuadro
concentrado).
El mismo caso sucede con la Sociedad de Padres de la comunidad de Santa
Catarina Tayata, Tlaxiaco (Oaxaca), donde expresamente solicitan cierto número
de becas para las exalumnas de la primaria federal de la comunidad, describen la
situación escolar de cada una y las razones de ingreso. Esta Sociedad de Padres
realiza dicha petición dos años consecutivos, en 1944 (carta 36) y 1945 (carta 42).
Para el caso de las constancias de pobreza, los remitentes se distribuyen en
instancias municipales (generalmente en la figura del presidente municipal, 1939,
1963, 1980) y gremiales, como la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos
Campesinos del Estado de Oaxaca (1968) y el Comité Regional Campesino (de
Miahuatlán, 1980, y de Huajuapan, 1966).
De las cartas de padres y madres de familia, resulta importante recordar que,
salvo un par de excepciones, todas las cartas se encuentran escritas a mano, por
lo que, de entrada, es posible dibujar un perfil alfabetizado y letrado del padre o
madre de familia, aunque no por eso se podría descartar el uso de terceros para la
elaboración de algunas cartas. Retomando los datos de las tarjetas escolares
mencionadas párrafos arriba, en las pocas que pude revisar, aparece al menos
siempre un integrante de la familia como alfabetizado, el padre o la madre, lo cual
ya dibuja un tipo de familia y sus capitales culturales. Sin embargo, cuando se
analizan los textos más a detalle, sobresale la disparidad de registros y recursos
estilísticos entre las mismas: hay cartas con varios errores ortográficos y con un
registro coloquial, parecido al lenguaje oral, frente a otras con abundantes frases de
cortesía y registro alto para argumentar la solicitud de beca. Ambos tipos de cartas
99
son eficaces en su búsqueda por interpelar al Estado, pero estilísticamente se
marcan claras diferencias.
En cuanto a los otros sujetos remitentes de las cartas de petición, sobresalen
las instituciones educativas, autoridades municipales y organizaciones gremiales
que fungieron como intermediarias entre el aspirante y la Normal Rural. La
existencia de las mismas dice mucho sobre el tipo de instancias autorizadas, en
cada periodo histórico, para representar y validar la condición y el perfil del aspirante
en turno y lo que se priorizaba en cada una de éstas. Por ejemplo, los directivos de
Escuelas vocacionales (pertenecientes al Departamento de Asuntos indígenas) y
escuelas albergues del Instituto Nacional Indigenista (INI), durante los 30’s y 40’s
se presentaban como instancias que podían comprobar la “calidad de indígena” de
las aspirantes, puesto que existió una cuota de ingreso para las mismas o el papel
del Banco Nacional de Crédito Ejidal S.A. en tanto representante oficial de
ejidatarios cuyos hijos/as querían estudiar en la Normal.
Para los años 60’s y 80’s, aparecen en los documentos otras asociaciones
gremiales como la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos del
Estado de Oaxaca71 y el Comité Regional Campesino72 de dos municipios, justo en
la época corporativista del Estado mexicano donde estas organizaciones, en tanto
intermediarias de los campesinos, podían hacer constar la calidad campesina y
“pobre” de sus afiliados y, por tanto, cumplir con el perfil del estudiante normalista
rural buscado. Este aspecto se conjuntará con los argumentos sostenidos en cada
una de las cartas.
71
Estas Ligas, pertenecientes a la Confederación Nacional Campesina (CNC), fueron organizaciones con fuerte
presencia regional dirigidas por representantes de la nueva clase política surgida de la Revolución (por ejemplo,
en el caso que nos ocupa fue el Diputado Diodoro Carrasco Palacios quien ocupaba el cargo de Secretario
General) y creadas bajo la idea de una organización política agrarista, cuyo objetivo central fue contribuir a
institucionalizar la relación entre los grupos movilizados y el naciente estado posrevolucionario, además de que
sus creadores se vieron beneficiados políticamente con la fuerza del movimiento campesino (Servín, 2011).
Sobre la CNC ver la siguiente nota al pie.
72
Este Comité forma parte de la Confederación Nacional Campesina, creada en 1938, y que organiza a
ejidatarios, comuneros, solicitantes de tierra, asalariados y productores agrícolas. Desde su creación se
incorporó al Partido de la Revolución Mexicana (después PRI) y marcó lo que sería la pauta de la relación
autoritaria y corporativista entre el Estado y los trabajadores el campo (Servín, 2011).
100
Requisitos y argumentos para ingresar
Las constancias que acompañaban la carta de petición de ingreso y beca, como su
nombre lo dice, tenían como objetivo “constatar” ciertas características de las y los
aspirantes: procedencia campesina o ser hijo/a de campesinos (1945, 1966, 1968,
1980), hijo/a de ejidatarios (1946), ser pobre o contar con bajos recursos (1941,
1945, 1963, 1980) y ser originario de una población rural (1980). Por ejemplo, la
constancia 54, con fecha de 1968, elaborada por la Liga de Comunidades Agrarias
y Sindicatos Campesinos del Estado de Oaxaca, comprueba la calidad “campesina”
de la aspirante, donde se habla de la “incapacidad económica” de sus padres y de
su “ascendencia auténticamente campesina” que le permite ser una candidata
idónea (Ver Imagen 2). O el caso de la constancia 57 de pobreza, con fecha de
1980, elaborada por el agente municipal de la población Reforma Ecatepec, de
Yautepec, Oaxaca, donde la aspirante “depende de familia honesta y campesina”,
o la constancia de residencia 58, con fecha de 1980, donde se enfatiza en el origen
campesino de la familia de la aspirante e, incluso, se coloca el sueldo mensual o
diario como prueba de los pocos recursos de la aspirante.
Imagen 2. Constancia 54
101
En el caso de las cartas, estos diferentes “estatus” también aparecen
explicitados en el documento, como parte de los argumentos y motivos por los
cuales se solicita un lugar en la Normal con su correspondiente beca. Son
precisamente estos puntos los que resaltaré, ya que los argumentos y motivos de
ingreso, junto con los perfiles de los remitentes de los documentos y con las
constancias de pobreza, origen campesino y rural, delinean ciertas características
que definen a la normalista rural configurada desde la política educativa oficial, con
sus particularidades históricas (diferentes periodos) y regionales (Oaxaca).
Un primer elemento a resaltar del corpus es la alusión al servicio social,
comunitario y patriótico que debía cumplir la normalista rural. Los/as aspirantes
refieren en sus peticiones de ingreso la promesa de poder “ser útil a mi pueblo, a mi
familia y a mi patria” (Carta 2, 1934, Carta 5, 1934) o ser “un buen ciudadano y servir
más dignamente a nuestra colectividad” (Carta 4, 1935) con los estudios
normalistas. Esta voluntad de servicio constituyó un elemento central en la
construcción de la normalista rural de los años treinta del siglo pasado, en lo que
describí en los primeros apartados históricos como el arraigo social y comunitario
del normalista rural, con notables persistencias en la actualidad.
Esta voluntad se conecta con la tarea civilizatoria hacia el campesinado
mexicano, también enunciada en las cartas como argumento. Esto se refleja cuando
se sitúa a las ENR como escuelas “para el campesino que desea instruirse” (Carta
13, 1939) o “alcanzar un grado más en nuestros estudios” gracias a las “franquicias
que la Secretaría de Educación Pública brinda a la clase campesina” (Carta 51,
1947). Incluso en la carta 29, escrita en 1943 por una alumna de la ciudad de
Oaxaca, se menciona el ideal posrevolucionario de estas escuelas y, por
consecuencia, su compromiso con el campesinado: “…y teniendo en cuenta que
esa Escuela de su alto cargo es netamente para hijos de campesinos y sostenida
por nuestros actuales gobernantes que son de ideal democrático Revolucionario; y
que tiene como miramiento fijo, el progreso y el adelanto de todos los pueblos que
forman el Estado, y el País en general”. O el caso de la carta 8, redactada en 1935,
por las autoridades municipales de un municipio de la Sierra Norte (en Villa Alta)
102
donde en pleno apogeo de la educación socialista, se refieren a ésta y sus frutos
otorgados, mediante la Normal Rural: “…las garantías que nos concede el Gobierno
Federal actual, a los campesinos y obreros, y esperamos buenos frutos en lo futuro
de la Escuela Socialista, por lo que virlinemos (sic) gracia y favor”.
Como expliqué ya, el origen de las ENR se fundamentó en la necesidad de
llevar la escuela, y con ella el progreso y civilización a la población campesina y
rural del país, en tanto compromiso y deuda histórica que por fin con los gobiernos
posrevolucionarios se subsanaría. Además, las cartas destacan el ideal
democrático y posrevolucionario como benefactor y las hijos e hijas de la población
campesina y obrera como beneficiarios directos, ambas metas en el cardenismo y
eje central de la educación socialista.
Un segundo elemento que sobresale en las cartas es la identidad étnica de
la aspirante como ayuda para el ingreso, pero sólo en casos específicos. Si bien en
la mayoría de las cartas este punto no es utilizado como un argumento para reforzar
el perfil de la y el aspirante, como sí lo es la condición de clase, hallé algunas cartas
donde aparece como motivo de ingreso junto con los escasos recursos y como un
canal de acceso a la Normal Rural, sobre todo mediante acciones afirmativas.
Ese fue el caso de tres cartas (10, 26 y 53), fechadas en los años treinta
(1938), cuarenta (1942) y sesenta (1966), respectivamente. En éstas, se hace
mención de la “raza de origen netamente indígena” (carta 10) como un argumento
junto con los pocos recursos económicos para ingresar a la Normal. En el caso de
la carta 26, escrita en 1942, se hace explícito el hecho de que fue la propia Normal
Rural, mediante un oficio girado por el director, que ofreció becas para alumnos
indígenas de la Escuela Vocacional de Agricultura, ubicada en Chalcatongo:
“Tomando consideración su atento oficio girado a esta Escuela, por el que nos
ofrecía concedernos algunas becas para los alumnos indígenas que hubieran
concluido su Instrucción Primaria Elemental…ya que se trata de beneficiar a jóvenes
indígenas que tienen aspiraciones de elevar su nivel cultural y social”.73
73
Carta 26, 1942, Cuadro concentrado.
103
Debido a ese oficio, las “alumnas indígenas” de la Vocacional tuvieron
lugares asegurados en la Normal Rural. Las razones del envío de este tipo de oficios
a instituciones educativas particulares para reclutar alumnado quedan claras en la
carta 53, escrita en 1966, por un profesor de Instituto Nacional Indigenista con sede
en Tlaxiaco, donde presenta a las aspirantes y notifica que serán acompañadas por
otro profesor, justo para ser “incluidas en el 33% de las becas que corresponden a
las jóvenes indígenas”.
En ese sentido, se puede pensar que existió una serie de acuerdos donde se
fijaron cuotas para aspirantes que comprobaran su condición de “indígenas”,
muchas veces desde una construcción hegemónica de dicha identidad, acorde a la
política indigenista en auge por esas décadas e instaurada por parte del Estado
mexicano, en el marco de la política pública asistencialista dirigida a la población
indígena.
Fuera de estas cartas mencionadas, la identidad étnica no aparece dentro de
los argumentos explayados por las aspirantes, ni tampoco la condición lingüística
de las mismas. Sin embargo, esta supuesta invisibilidad lingüística y étnica en las
cartas tiene que ser tomada con pinzas, ya que es muy probable que hayan existido
hablantes de lenguas indígenas entre el alumnado, así como distintas
autoadscripciones étnicas. Por ejemplo, en un registro de inscripción de la
ENRUVA, fechado en 1933, se enumeran 70 inscritos para ese año, de los cuales
31 alumnas y alumnos hablan algún “idioma…además del español”, es decir, casi
el 50% de la población estudiantil. Las lenguas más recurrentes en el registro son
el mixteco y el zapoteco (esta última lengua con variantes del Istmo y de la Sierra
Norte) (Cruz, 2000). De igual modo, en las entrevistas que realicé a egresadas de
diferentes generaciones y a las alumnas actuales durante mi trabajo de campo, la
diversidad étnica y lingüística en las normalistas fue un elemento presente y
evidente, como el caso de las alumnas istmeñas que son mayoría.
Un tercer punto sobresaliente en los argumentos es la orfandad de padre de
los/as aspirantes o viudez de la madre de los/as mismos (la madre “sola”).
Generalmente este punto se menciona como complemento y para enfatizar la
104
condición precaria del aspirante, junto con los pocos recursos económicos con los
que se cuenta (Carta 24, 1941 y Carta 48, 1946). Muchas cartas con este argumento
fueron escritas por aspirantes mujeres, y tiene sentido, sobre todo porque la
profesión de maestra rural les proporcionaba un trabajo seguro con el cual poder
sobrevivir o mantener a su familia “pobre”. Esta característica ya ha sido
documentada por otras investigadoras sobre normalismo, magisterio y mujeres,
como el caso de López (2008), en su estudio de maestras porfirianas y
revolucionarias en el Valle del Mezquital, Hidalgo, donde documentó que las
mujeres que eligieron el magisterio, durante el periodo posrevolucionario, lo hacían,
la mayoría de las veces, por ser huérfanas, viudas o para sostener a sus familias
pobres.
En cuarto lugar, sobresale el ser hijo/a de maestro/a rural como condición
favorable para el ingreso. Esto debido a que, según la Ley Reglamentaria para las
Escuelas Normales de 1931, se decretó como criterio de selección, a la par de ser
hijo/a de campesino o ejidatario. Este caso es expuesto en la carta 41, de 1945,
donde una aspirante le escribe al Director de Educación Federal del estado
solicitando una beca de interna en la Normal Rural de Tamazulapan, enfatizando en
que es hija de un maestro rural federal y anexando su constancia.
Este último elemento influyó en la consolidación de las redes o genealogías
familiares dentro del magisterio normalista, conformadas por varios integrantes de
una misma familia (nuclear o extensa) dentro de las ENR. Estas redes también se
constituyeron gracias a las facilidades económicas otorgadas por este tipo de
instituciones, la certeza laboral al egreso y la vocación docente inculcada desde el
seno familiar. Este elemento es una de las características más descritas en las
investigaciones educativas del normalismo (Rosas, 2003; Delgadillo, 2006) y
muchas veces se presenta como un elemento constituyente de la cultura
magisterial.
Un quinto elemento identificado es la existencia de redes de paisanaje entre
las aspirantes y alumnas que, desde los primeros años de la Normal Rural,
comenzaron a tejerse. Las cartas 47 y la 38, ambas con fecha de 1945 y
105
provenientes de Chiapas (Pueblo Nuevo Comaltitlan y Huixtla, respectivamente),
refieren de manera directa el papel de una alumna ya inscrita en la ENRUVA, y
originaria de la misma comunidad, como puente de comunicación en un caso, y
como guía y compañía para la nueva alumna, en el otro.
En la primera carta, el padre de la aspirante se dirige al director para exponerle
su solicitud de beca para su hija y refiere que hará uso de la Señorita Carmen Lara,
alumna ya de la institución, para hacer el envío de la documentación requerida. Muy
probablemente la alumna Carmen también haya sido una fuente de información y
procedimientos necesarios para la inscripción:
… [mi hija] acabó de estudiar el quinto año, y ba[Sic] a cursar el cesto[Sic] año, y como acá
se atraviesa con la dificultad de que no hay 6to año y como yo soy pobre, muy pobre con una
numerosa familia y ya que su digno plantel que Ud. dirige, está renombrado hasta en estos
rincones humildes del Estado de Chiapas, aprobecho[Sic] la ocasión, que talves[Sic] no me
sea negada mi petición, y si es que me concede, le ruego me conteste pronto, para
aprovechar la ocasión de que se baya[Sic] cuando se baya[Sic] la Señorita Carmen Lara
que ya estudió el año pasado en ese colegio y pueda llevar adjunto los documentos que
Ud. me ordene que yo mande, que creo tenerlos todos los requisitos, y ya sabe que el
corazón agradesido[Sic] de una humilde madre, le agradecerá heternamente (sic) (el
subrayado es mío).74
En el segundo caso, el padre de la aspirante, un maestro rural artículo 12375, explica
al director de la Normal Rural que la señorita Luvia Peñalosa está próxima a viajar
a Tamazulapan para su inscripción, previas gestiones de la hermana del maestro.
En esta explicación el maestro precisa que la alumna irá “en compañía y bajo el
cuidado de la señorita Cristina Cortés, alumna ya de ese Plantel”.76 En ambos casos
sobresale el papel de las alumnas de años anteriores por cuya intermediación las
nuevas aspirantes cuentan con cierto conocimiento previo que facilita el proceso de
solicitud.77
Carta 47, 1945, Cuadro concentrado.
Las escuelas artículo 123 fueron creadas durante el periodo de Narciso Bassols en la Secretaria de Educación
Pública (1931-1934), después de la modificación que hizo a la Ley del Trabajo reglamentaria del artículo 123
de la Constitución. Esta modificación impuso a “los patrones la obligación de mantener escuelas para los hijos
de los trabajadores si las negociaciones o centros rurales estuvieran situadas a más de 3 km de las poblaciones
y el número de niños fuera mayor de 20. La Secretaría de Educación asumió la responsabilidad de las escuelas
“Artículo 123” y enfrentó la reticencia de los empresarios para cumplir con el precepto” (Loyo, 2011: 178-179).
76
Carta 38, Cuadro concentrado.
77
De estas redes en la actualidad, que como se ve son históricas, hablaré con más detalle en el capítulo cuatro.
74
75
106
En esta breve descripción y análisis del corpus es posible mirar, en primer
lugar, cómo se articulan y mezclan las características en un tipo ideal de normalista
rural: hija de campesinos, con escasos recursos económicos y residencia en una
comunidad rural, reconocida étnicamente diferente sólo en ciertos casos. Así, este
perfil se encuentra intersectado por las condiciones materiales (clase), la identidad
campesina y el lugar de residencia, muchas veces presentados como sinónimos;
condiciones que convergen en una sujeta normalista rural precarizada, según las
propias características que el mismo Estado promovió como requisitos de admisión
y en sintonía con la población objetivo de las ENR.
No obstante, en segundo lugar, el análisis de los documentos también
muestra otras características de dicha sujeta que matizan y complejizan la
construcción de la normalista rural precarizada, además de que remarca diferentes
elementos que inciden en el ingreso y, por lo tanto, se convierten en marcadores de
diferenciación social. Una de estas características es la evidente diversidad étnica,
lingüística y cultural de las aspirantes que parece estar “opacada” bajo el marcador
de clase social, al menos en los periodos abarcados por las cartas. Así, la identidad
étnica sólo se explicita cuando se presenta como canal de acceso a la Normal
mediante cuotas especiales y no como rasgo caracterizador de la normalista rural.
Esto puede ser explicado por el énfasis campesino y modernizador de las políticas
indigenistas de la época y no necesariamente por la inexistencia de diversas
condiciones étnicas (González Apodaca, 2021, comunicación personal).
Por otro lado, aparecen elementos que sin duda incidieron en el ingreso como
las genealogías letradas de las aspirantes o el caso de las hijas de maestros rurales
que gozaron de cierta ventaja. De la misma manera, en el análisis de las cartas
sobresalen las redes de paisanaje y redes étnicas como canales de ingreso que
proveyeron de ayuda y cobijo a las aspirantes.
Finalmente,
la
intermediación
y gestión
de
instancias
educativas,
organizaciones gremiales y autoridades municipales también configuraron una
manera de ingresar a la Normal Rural, que estableció diferencias entre las
aspirantes y su configuración. Sobresale el papel de la Sociedad de padres de
107
familia que gestionó en varias ocasiones espacios para alumnas de primaria, en un
claro ejemplo, pienso, de la apuesta por la escolarización como proyecto
comunitario. O el caso de las organizaciones gremiales de los años 60’s como
instancias autorizadas, desde la visión del Estado mexicano, para determinar la
identidad campesina de sus agremiados, remarcando así las relaciones
corporativistas que estableció dicho Estado con ciertos sectores de la sociedad
mexicana.
2.3 El inicio del “abandono” del normalismo rural y la política de unificación
educativa
Para muchos autores (Civera, 2008; Bertely, 2015; Padilla, 2009; Hernández, 2015)
la llegada a la presidencia de Ávila Camacho, en 1940, marca el inicio del
“abandono”, por parte del Estado, del normalismo rural como proyecto político
pedagógico. Se habla de “abandono”, según las referencias, porque las ENR
dejaron de ser las protagonistas de la política educativa pública y, por ende,
comenzaron a acentuarse procesos de precarización de estas escuelas, se
conformó un currículo nacional que dejó fuera la formación para el medio rural y
circunscribió el perfil docente al aula y los procesos pedagógicos, se cerraron 15
ENR; acciones que evidenciaron el desplazamiento del proyecto educativo del
normalismo rural por políticas de corte liberal, moderno y urbano que trastocaron
las alianzas históricas de la normalista rural como sujeta política.78
Una primera señal de este abandono fue la unificación de los planes de
estudio de la educación normalista en el país, en 1945, donde la formación docente
rural perdió su especificidad curricular. Hasta entonces, las ENR contaban con su
propio plan de estudios donde se priorizaban actividades agrícolas y productivas
como materias que abonaban a la formación integral del estudiantado, hecho que
las diferenciaba de otras Normales.
78
Junta con estas acciones existieron otras, como explicaré más adelante, que me permiten sostener que no sólo
se trató de un “abandono” del normalismo rural sino una campaña sistemática de hostigamiento hacia éste y las
ENR.
108
Tanto Civera (2015b) como Bertely (2015) sitúan este periodo como el último
en la historia de las ENR, en parte quizá por esa pérdida de especificidad, lo cual
significó que, al menos curricularmente y dentro de la política educativa oficial, dejó
de existir una formación docente acorde al contexto rural mexicano. Esto no se
tradujo en la desaparición de las ENR.
Como mencioné en la Introducción, a diferencia del periodo revolucionario, a
partir de 1940 las investigaciones históricas en torno a las ENR comienzan a ser
escasas y las pocas que existen se concentran en estudios de caso (Hernández,
2015; Ortiz, 2012; García, 2015; López Macedonio, 2016). Por lo tanto, he decidido,
al menos para estos dos últimos periodos, elegir algunos acontecimientos que, a
manera de hitos, los hayan definido y marcado y desde ahí reflexionar en torno al
tipo de sujeta normalista rural configurada en los mismos.
Los dos acontecimientos elegidos para este apartado son: 1) el plan
educativo de unificación nacional instaurado por Ávila Camacho y la consecuente
uniformidad de los planes de estudio para las Escuelas Normales y 2) la
transformación de 15 Escuelas Normales Rurales en Secundarias Técnicas
Agropecuarias, en 1969, como resultado, nuevamente, de la modificación del plan
de estudios de las Normales, y donde se exigió el nivel de secundaria como
obligatorio. Este último hecho es visto como uno de los primeros intentos más
claros, por parte del Estado mexicano, después de los años 40’s del siglo pasado,
en desaparecer a las ENR. Cada uno de estos acontecimientos corresponden al
segundo y tercer periodo propuesto: de unificación nacional y el de crisis del
normalismo rural, respectivamente.
La llegada de Ávila Camacho a la presidencia, en 1940, trajo consigo un viraje
importante en el sistema educativo. De entrada, se apostó por un proyecto de
unificación nacional, en clara respuesta a las crispaciones políticas y sociales
suscitadas por la educación socialista (suprimida en 1941) y la política de Cárdenas,
cortando así una serie de proyectos, iniciativas y experimentos gubernamentales de
Educación Rural. Para el normalismo rural significó la desaparición de las Escuelas
Regionales Campesinas en 1941 y la posterior re conversión de varias de ellas (18)
109
en Escuelas Normales Rurales y en Escuelas Prácticas Agrícolas79, la separación
de los internados mixtos en planteles unisexuales en 1943 y, finalmente, en 1945,
la unificación de planes de estudio en las Escuelas Normales Rurales y Urbanas.
Estos hechos serían vistos, en su momento, como una traición a la Revolución
(Civera, 2008).
La unificación de los planes se justificó bajo el argumento del fracaso de la
enseñanza agropecuaria y la incompatibilidad, por ende, con el nuevo proyecto
económico de desarrollo urbano. A decir de Civera (2008), el recorte presupuestal
que desde su fundación habían tenido estas escuelas se vio acrecentado con la
crisis económica de los 40’s, hecho que comenzó a provocar conflictos y pugnas
entre docentes, alumnado y trabajadores de los internados. De igual forma, la
participación política de los maestros de las ERC (muchos de ellos pertenecientes
a una de las agrupaciones magisteriales más “radicales” de la época 80) y su
articulación con organizaciones regionales y partidos políticos, fue otro de los
argumentos velados que llevaron al gobierno en turno proceder de dicha manera.
Esta unificación cerró el campo de acción de la normalista rural de la
comunidad al salón de clases, con una lógica modernizadora. Según el proyecto
educativo de la unidad nacional, las Normales debían formar a maestros/as para
que pudieran dar clases en cualquier escuela primaria, por ende, se volvió
prescindible lo que tanto se había construido en las décadas pasadas: docentes con
habilidades y características especiales para atender las escuelas rurales y las
necesidades de los campesinos (Civera, 2008). Este elemento fue trascendental en
la configuración del normalista rural ya que su especificidad y diferenciación del
resto de las formaciones docentes de esos años desapareció como eje central de
su perfil. Sin embargo, dentro de la cultura escolar de las ENR este elemento fue
difícil de borrar puesto que se encontraba ya sedimentada y apropiada localmente.
En estas escuelas los alumnos cursaban los dos últimos años de enseñanza primaria y dos más de capacitación
agrícola, además de conocimientos equivalentes a la segunda enseñanza, es decir, la educación secundaria actual
(Greaves, 2011). Es importante mencionar que, de las 36 Escuelas Regionales Campesinas existentes, hubo
varias que cerraron definitivamente sin posibilidad de reconvertirse en alguna de las dos opciones mencionadas.
80
De acuerdo a Civera (2008) los maestros misioneros y los de las Regionales Campesinas constituyeron el
grupo más radical, a finales de los años treinta, del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República
Mexicana (STERM), el primer sindicato, fundado en 1936, de trabajadores de la educación en México.
Antecedente directo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
79
110
Además, el liderazgo social de las normalistas, así como la búsqueda del
desarrollo comunitario como metas centrales pasaron a segundo término, en lo que
Hernández (2015) llama como la refuncionalización social del normalismo rural. Sin
embargo, el mismo autor argumenta que la idea de crear líderes sociales en las
comunidades, como parte de los procesos formativos dentro de las ENR
permaneció en los años sesenta. Esta visión fue una constante debido al medio
social, pero también a la formación política que siguió proporcionando la FECSM,
mediante las sociedades de alumnos en cada institución. Como menciona Marcelo
Hernández (2015) en su investigación histórica de la Escuela Normal Rural de San
Marcos Zacatecas: “los dirigentes allí aprendían a perder el miedo de hablar ante el
público, lo que les sirvió para poder dirigirse a los grupos de padres de familia y
organizarlos en las asambleas” (159-160). Es decir, la sensibilidad social y liderazgo
político de las/os normalistas rurales en las comunidades de trabajo, fue algo que
no logró eliminarse de la construcción que de ellos se hizo, aun cuando dentro de
los planes de estudio ya no se mencionara. Y esto se debió nuevamente a las
prácticas escolares, como lo fue la formación política dentro de los internados.
La permanencia de la formación política y la capacidad de organización del
estudiantado, son elementos que pueden ser vistos como resistencias ante los
cambios de política educativa (Rockwell, 2011). Junto con los recortes económicos
que ahorcaron a muchas ENR en esos años, fueron el caldo de cultivo para los
conflictos entre autoridades educativas y el alumnado. El autogobierno fue visto
como una de las causantes y, aunque no desapareció con la Reforma de la unidad
nacional, sí se intentó neutralizar y eliminar años posteriores, sin mucho éxito…
hasta 1969 cuando el gobierno mexicano, bajo el disfraz de otra reforma a los planes
de estudio, le quitó casi la mitad del número de militantes a la FECSM.
Este segundo acontecimiento también se suscitó en el marco de una nueva
modificación a los planes de estudio de las ENR en 1969, cuando se eliminó el ciclo
secundario dentro de la enseñanza de las Escuelas Normales y se amplió el plan
de estudios a cuatro años. Con este acontecimiento se marca el inicio el periodo de
crisis del normalismo rural. Para las Normales Rurales la separación de la
111
enseñanza secundaria se tradujo en la desaparición de 15 escuelas, de las 29
existentes en esos años, mismas que fueron convertidas en Secundarias Técnicas
Agrícolas, para, se dijo en su momento, cumplir con el nuevo requisito solicitado.
Tanto la Reforma de 1969 como la desaparición y transformación de las 15
Escuelas Normales Rurales de manera violenta, con el uso de la fuerza pública en
contra de la movilización de los/as normalistas rurales, deben entenderse como una
consecuencia de varios hechos acumulados años antes.
Hernández (2015) remite al proyecto de Once Años de Jaime Torres Bodet
(1958-1964), Secretario de Educación en el gobierno de Adolfo López Mateos, y la
apuesta liberal por la profesionalización del magisterio como uno de estos hechos.
Con este proyecto se crearon los Centros Regionales de Educación Normal, cuyo
objetivo fue “mejorar la calidad de la formación docente, intelectual y moral de los
futuros maestros” (Navarrete, 2015 :26). No obstante, el objetivo real de dichos
Centros fue descentralizar la enseñanza normal y prescindir de los internados, estos
últimos vistos como espacios de conflictos. De esta manera, según Hernández
(2015), se formarían educadores con “patriotismo y dedicación”, apolíticos y en
contra de la mística de lucha del docente rural.
El otro hecho que marcó el inicio del “golpe” a las ENR fue el movimiento
estudiantil de 1968. A partir de los años sesenta, las Normales Rurales volvieron a
estar en el centro de los conflictos, particularmente en su relación con las instancias
gubernamentales, ya que comenzaron a establecer alianzas y acercamientos con
organizaciones sindicales, agrarias y sociales, como el respaldo dado al movimiento
de Othón Salazar y su lucha por la democratización del SNTE (1958) y al
movimiento estudiantil del 68, así como años más tarde, los vínculos establecidos
con los movimientos políticos y la guerrilla en los setenta (Civera, 2001; 2015b).
Este activismo político del alumnado incomodó a las autoridades en turno 81,
aspecto que para algunas autoras (Civera, 2015b; Padilla, 2009) fue suficiente para
tomar la resolución de la desaparición de las 15 ENR.
81
Incomodidad también existente en varios contextos locales donde caciques y terratenientes veían como
peligro a las Normales Rurales que, desde su fundación, como vimos en los apartados anteriores, cuestionaban
sus privilegios.
112
Es precisamente en este periodo también (años setenta) cuando las ENR,
sobre todo después de la guerrilla armada de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez en
Guerrero y el asalto al Cuartel de Madera, en Chihuahua, el 23 de septiembre de
1964, con participación de ex estudiantes normalistas, fueron despectivamente
nombradas por el gobierno como “nidos comunistas” (Padilla, 2009). Sin embargo,
los motes despectivos hacia estas escuelas y sus estudiantes fueron una constante
desde 1940.
Así, tanto en el periodo de unidad nacional como de crisis, el elemento más
relevante en la configuración de la sujeta normalista rural radicó en la pérdida de su
especificidad, particularidad y diferenciación frente a otras formaciones docentes en
Escuelas Normales, al menos desde los planes de estudio. Otro punto sobresaliente
en estos periodos fue el ataque frontal y campaña de desprestigio que el Estado
mexicano inició en contra de las ENR, con el cierre de 15 de ellas como ejemplo
contundente. Situar la construcción de la normalista rural en este contexto permitirá
explicar la estigmatización en contra de ellas y su posterior criminalización, así como
la radicalización de las acciones políticas de la FECSM, en tanto movimiento
estudiantil, y del propio Estado mexicano para contrarrestarlas.
2.4 El normalismo rural como proyecto educativo en tiempos neoliberales
En las últimas dos décadas del siglo XX y las primeras del nuevo siglo, este proceso
de abandono de las ENR, explicado en el apartado anterior, tomará fuerza y se
agudizará con la llegada de los gobiernos neoliberales y el giro educativo en la
política educativa pública. Dicho giro se caracterizó por imponer proyectos
recomendados por instancias internacionales (Banco Mundial, OCDE) que
priorizaron la “calidad” educativa, medible y evaluable mediante pruebas
estandarizadas y se basaron en la “lógica de recortar, eliminar o privatizar servicios
asistenciales, infraestructura pública y derogar derechos de índole material”
(Padilla, 2020: 2), es decir, lo que se buscó fue el desmantelamiento del sistema
educativo público.
Además, a decir de Puiggrós (1996), uno de los argumentos más importantes
mediante el cual se sostiene a las políticas educativas neoliberales es la supuesta
113
ineficiencia, inequidad y la producción de baja calidad de los grandes sistemas
escolares, características que permiten dar por sentado el fracaso de la educación
pública y justificar así la reducción de la responsabilidad del Estado en educación.
De la misma manera, el giro neoliberal en educación lo que hizo fue aplicar
la lógica de costo-beneficio y los indicadores de calidad, propios del ámbito
económico, al contexto educativo. Tal como se vio de manera más clara en la
Reforma Educativa de 2013, durante el gobierno de Peña Nieto.
Hernández (2015) habla de 1984 como el año de la última reforma de los
planes de estudio de las ENR que cerró el ciclo iniciado en 1945 con la
homogeneización de los mismos. En esta reforma, las Normales (incluidas las
Rurales) adquirieron el nivel de licenciatura, equiparándolas, al menos
nominalmente, a las Instituciones de Educación Superior. Para esto, se exigió al
bachillerato como nivel educativo obligatorio para los/las aspirantes, lo cual
complicó los requisitos de ingreso para aquéllos donde las condiciones geográficas
y económicas imposibilitan continuar en la escuela por tanto tiempo, como fue el
caso de muchos aspirantes de las ENR. Es decir, esta reforma lo que hizo fue
acentuar la de por sí ya existente brecha entre los estudiantes de contextos rurales
y escasos recursos.
Por otra parte, dentro del giro neoliberal en la educación, se puso en juego,
siguiendo nuevamente a Hernández (2015), la disyuntiva ya histórica entre educar
a ciudadanos o capacitar a productores y el papel del Estado mexicano en la
conducción de la educación, ya sea desde una postura democrática equitativa
(donde asume la conducción de la educación) o desde sus márgenes (Das y Poole,
2008), que le permite estar en la conducción y regulación, abriendo espacios para
que otros actores penetren y adquieran protagonismo, como los grandes poderes
fácticos o privados82, pero al mismo tiempo permanecer “invisible” para desligarse
de sus demandas y responsabilidades sociales.
De esta manera, la reforma de 1984 al Plan de estudios de las Normales se
conectó, más tarde, en 1992, con la descentralización de la educación, trayendo
82
Recordar el papel de Mexicanos Primero, un grupo de empresarios, en la Reforma Educativa de 2013 y el
desprestigio mediático que emprendió en contra de las y los maestros como antesala para justiciar la entrada y
legitimidad de dicha Reforma.
114
como consecuencia el paso de las Escuelas Normales a las administraciones
estatales. Para Civera (2015a) este cambio de adscripción complicó las
negociaciones entre los estudiantes y la FECSM, además de que disminuyó el
reclutamiento de estudiantes y el otorgamiento de plazas a ciertas regiones.
Sin embargo, el ataque más evidente hacia el proyecto del normalismo (incluido el
rural) fue la Reforma Educativa de 2013, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Sostengo que se trató de un “ataque” frontal porque puso en entredicho la calidad
de las Escuelas Normales y su pertinencia como espacios útiles, necesarios y
exitosos de la formación de docentes para el Sistema Educativo Nacional. En
palabras del Secretario de Educación de ese entonces, Aurelio Nuño, “hoy,
cualquiera que tenga un título de licenciatura se puede presentar al examen para
ser maestro, y si obtiene el puntaje adecuado, puede ser maestro” (Excelsior, 22 de
marzo de 2016, el subrayado es mío).
Y es que, entre muchos aspectos que trajo consigo dicha Reforma83, hago
mención de dos puntos que fueron cruciales para despertar toda una movilización
por parte del magisterio disidente en el país: 1) colocar al magisterio como la causa
de la mala “calidad” educativa del país, desde una mirada simplificadora y
monofactorial del “problema” educativo y 2) la evaluación como el instrumento que
aseguraría la calidad educativa al incentivar la preparación de las y los docentes y
colocar al mérito medible que aseguraría un perfil “idóneo” para la educación.84
Este último punto se concretó con la Ley del Servicio Profesional Docente
(LSPD), la cual planteó a grandes rasgos, la evaluación estandarizada, vía méritos
medidos en los exámenes, como el requisito indispensable para ingresar,
promocionar y permanecer en el sistema educativo público. A decir de Gil Antón
(2018), con esta Ley la evaluación “sería empleada como mecanismo sustituto de
control laboral” (312), además de que colocaba bajo sospecha y descrédito al
Debido a los objetivos propios del capítulo, no realizaré un análisis exhaustivo de la Reforma, sin embargo,
es posible consultar Del Castillo, Gloria y Giovana Valenti Nigrini (coordas) (2014) Reforma educativa ¿Qué
estamos transformando? Evaluación y política educativa, FLACSO: México.
84
Articulada a la calidad, la “autonomía de gestión” fue otro cambio en la política educativa que incentivó la
precarización de la educación pública ya que las escuelas recibirían recursos en función de su productividad,
medida ésta desde los estándares de calidad impuestos: a mayor productividad y rendimiento, mayores recursos
y las escuelas que no cumplieran con dichos estándares quedarían marginadas del presupuesto.
83
115
docente, las Escuelas Normales donde habían sido formados y el sistema de
asignación de plazas. La LSPD reglamentó los cambios constitucionales en materia
laboral para que los/as docentes, adscritos al sistema público obligatorio, se
evaluaran cada cuatro años, y de no ser aprobados, después de dos intentos, serían
separados de sus cargos. A decir del gobierno, la Ley aseguraba así que “el mérito
y la excelencia [fueran] criterios determinantes para el ingreso y promoción” (SEP,
2018), y con eso evitar el monopolio de las Escuelas Normales en la formación
docente o el capricho de poderes sindicales como causa de la asignación de plazas.
De igual forma, junto con la Reforma se inició una campaña mediática de
desprestigio del magisterio que lo que hizo fue preparar el terreno para fortalecer la
idea del docente como el problema de todos los males educativos.
La particularidad del perfil del alumnado de las ENR, sus contextos de trabajo
y especificaciones históricas fueron totalmente ignoradas ante un mecanismo de
evaluación estandarizado que priorizó criterios internacionales, además de que los
formadores de maestros fueron un sector totalmente excluido de la Reforma
(Rockwell, 2017), al menos en las decisiones claves como el diseño de la famosa
evaluación, no así de los foros consultivos que fueron hechos sólo como una
pantalla de legitimación.
Además, de acuerdo a González, Rivera y Guerra (2017; 2018), hablar de la
Reforma Educativa no solo tiene que reducirse a la evaluación al desempeño sino
se vuelve vital pensarla también como proceso productivo85, ya que no sólo
“destruye formas de contratación, prácticas escolares y derechos magisteriales sino
que también produce otras formas de subjetividad, otros modos de relación, otras
formas de control político, otros perfiles educativos, otras prácticas docentes”
(González, Rivera y Guerra, 2018).
Esto permite remarcar la generación de subjetividades neoliberales que para
el caso del normalismo rural, se piensa en la generación de una sujeta normalista
rural en clave neoliberal: sustituible, centrada en una evaluación estandarizada que
Para más detalle de cada uno de los términos, revisar el articulo completo en González, Rivera y Guerra
(2018), “Materiales para cancelar la Reforma Educativa. El monstruo al que nos enfrentamos”, en Insurgencia
magisterial. Disponible en: http://insurgenciamagisterial.com/adios-a-la-plaza-cambiar-a-los-maestros-ocambiar-de-maestros/
85
116
no toma en cuenta las particularidades del sistema rural, en desprestigio y, como
explicaré más adelante, criminalizada.
De igual modo, la plaza docente fue otro elemento crucial de la Reforma
educativa ya que el problema de la calidad educativa no se situó en el desempeño
docente directamente sino en sus modos de contratación y organización colectiva.
De acuerdo González, Rivera y Guerra, 2017, esto fue “una novedad histórica de la
Reforma” y, si el problema era el maestro, la manera más contundente de atacarlo
era atacar la “clave de la organización gremial, la plaza docente, es decir, su
estabilidad laboral, los derechos y prestaciones, su formación y práctica, su
identidad y su reconocimiento social” (González, Rivera y Guerra, 2017).
La cancelación definitiva de la plaza automática para los recién egresados
normalistas ocasionó un descenso considerable en el número de aspirantes de las
Escuelas Normales puesto que dicha plaza como empleo seguro “de por vida” ha
sido uno de los alicientes más significativos para elegir a las ENR (Civera, 2008;
Rosas, 2003).
Un año después de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la
presidencia, en 2019, dicha Reforma fue cancelada (La Jornada, 13 de diciembre
de 2018) y el nuevo gobierno se apresuró a aprobar su nuevo proyecto educativo
que mencionaba el papel central de las Normales, incluidas las ENR, pero que, en
lo concreto y real, no se ha avizorado una propuesta real y clara para su
mejoramiento o apoyo.
Por otro lado, además del aumento de la marginalidad y precarización de las
ENR en el periodo educativo neoliberal, también se ha generado lo que Mora (2013;
2017) explica como la criminalización y securitización de la pobreza. Atribuye este
hecho a la articulación de las políticas de desarrollo neoliberal y las políticas de
seguridad como parte de la conformación contemporánea del Estado, las cuales
generan una doble permisibilidad de la muerte en ciertos sectores de la población y
han marcado dos tendencias en la criminalización de la población: la criminalización
de la protesta social y de la población pobre racializada. En ambos sectores entran
las normalistas rurales y explican su criminalización. Por ejemplo, para 2003, con el
primer gobierno del “cambio democrático”, existían a nivel nacional 10 escuelas para
117
varones, seis para mujeres y cuatro mixtas (Civera, 2015b), y las relaciones con las
instancias federales se describían como tensas: ese mismo año (2003) se cerró el
internado de la Normal de Mactumazá en Chiapas y se eliminaron las becas para
los estudiantes, en 2008 desapareció la Normal de El Mexe en Hidalgo y se difundió
la muerte de dos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, en 2011, durante
un bloqueo carretero (Reportaje de La Jornada, 13 de diciembre de 2011), además
de la noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero, donde
desaparecieron los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de
Ayotzinapa.
Multiculturalismo neoliberal y la redefinición étnica del normalista rural
Finalmente, dentro de este último periodo histórico, un cambio transcendental fue la
política multicultural que se implementó desde el Estado, donde se logró, mediante
la presión del movimiento indígena, el reconocimiento de la diversidad cultural y
étnica del país, sobre todo en el ámbito legislativo (Valladares, 2008). No obstante,
la relevancia de este proceso y su multidimensionalidad, esta política multicultural
puede ser caracterizada desde lo que Hale (2005; 2014) nombra como
neoliberalismo multicultural, es decir, un proyecto cultural de gobernanza mediante
la afirmación de derechos multiculturales, en una versión acotada y limitada que “no
implicara la redistribución material que afectara los intereses del capital” (Hale,
2014: 22). Así, las democracias modernas abren espacios de reconocimiento
cultural y ceden derechos culturales estratégicamente concebidos, pero rechazan
otros, como el derecho a la autonomía y el control de los territorios indígenas. Esta
ambivalencia por parte del Estado genera dos tipos de etnicidades, una que
construye capital social y es reconocida y otra disfuncional al modelo puesto que
genera conflictos y disenso (Hale, 2005; Valladares, 2008).
El reconocimiento cultural no fue ajeno a la política educativa, por lo que a
partir de dichos cambios legislativos se enuncia la educación intercultural bilingüe
como una opción educativa, inicialmente en el nivel de Educación Básica y a partir
del 2003, en la Educación Superior, con la creación de las Universidades
118
Interculturales. Especialmente para el caso del normalismo, surgieron las Escuelas
Normales Indígenas86, pero también se creó la Licenciatura en Educación Primaria
Intercultural Bilingüe (LEPIB) (2004-2005), ofertada en alrededor de 20 planteles,
no todos reconocidos como indígenas (Baronnet, 2010).
Sin embargo, la mención del multiculturalismo como proyecto político y
cultural me interesa más desde la capacidad discursiva del Estado para generar
subjetividades e identidades y el proceso de etnización de ciertas luchas
campesinas que situó a la etnicidad como un emblema estratégico en los
movimientos sociales. Lo anterior explicaría, en parte, el surgimiento de las
mencionadas Escuelas Normales Indígenas y de la LEPIB, como respuesta a una
demanda educativa étnicamente diferenciada.
Además, parto del entendido de que muchas normalistas rurales son
indígenas o se reconocen como originarias de pueblos indígenas, lo cual podría
haber convertido a la etnicidad en una bandera de lucha más, junto a la defensa del
normalismo rural a nivel estatal o incluso nacional; como sí sucedió en el movimiento
magisterial indígena con la creación de la Coalición de Maestros y Promotores
Indígenas de Oaxaca (CMPIO)87, por poner sólo un ejemplo.
No obstante, en un análisis general de los estudios e investigaciones sobre
formación docente indígena (Torres y González, 2017) y la revisión sobre
normalismo rural en años más recientes para esta investigación, es difícil rastrear
la incidencia que ha tenido el multiculturalismo neoliberal como política pública en
educación y el reconocimiento, al menos discursivamente, de la diversidad cultural,
lingüística y étnica como riqueza del país, tanto en los procesos identitarios de
normalistas rurales, como en el movimiento y lucha del normalismo rural en términos
más generales.
Desde esta investigación, situada en la ENRUVA, no encontré procesos de
auto reconocimiento étnico o etnicidad en el discurso contemporáneo del
En 2010 Baronnet contabilizaba sólo cuatro Escuelas Normales Indígenas ubicadas en: Cherán (Michoacán),
Zinacantan (Chiapas), Tlacolula (Oaxaca) y Tamanzuchale (San Luis Potosí).
87
La CMPIO es el claro ejemplo de cómo el movimiento indígena se articuló con el proceso de lucha dentro
del sindicato de maestros en Oaxaca, sobre todo por el perfil étnico de los promotores y maestros bilingües de
esta Coalición y de cómo el discurso del proyecto multicultural tuvo una incidencia en el tipo de demandas del
movimiento magisterial e indígena.
86
119
normalismo rural. Esto no quiere decir que la identidad étnica no sea un elemento
presente y reconocido por los distintos sujetos sociales, o una categoría de
exclusión social usada por el Estado para diferenciar a cierto tipo de población y/o
criminalizarla, sino que no ha sido incorporada como una bandera reivindicativa en
la lucha a favor del normalismo rural, desde el Estado, pero tampoco desde la
organización nacional de los/as estudiantes normalistas rurales, como es la FECSM.
Sin embargo, como sostengo en el resto de los capítulos, la etnicidad tiene
otras formas de operar dentro de la vida cotidiana del internado; ya sea en la
construcción de redes, la migración colectiva o corporada, la agrupación étnica para
gestionar espacios, en las interrelaciones establecidas con la comunidad de
Tamazulapan del Progreso y en las subjetividades de las alumnas de la ENRUVA,
como elemento relevante en su configuración como normalistas rurales, ya sea
como categoría reivindicatoria pero también excluyente, de diferenciación y
estigmatización social.
Análisis 2. Historia de persecución, desprestigio y hostigamiento policial de
los/as normalistas rurales
En este segundo análisis decidí reconstruir las “otras” historias del normalismo rural,
muchas de ellas situadas fuera de la historia “oficial” en lo que Hernández Navarro
(2013) llama una “campaña sistemática de desprestigio” en contra de las ENR.
Estas otras historias se centran en los abusos policiales, irrupciones del ejército en
los internados, detenciones arbitrarias y amenazas constantes por parte de
gobiernos federales y estatales en contra de estudiantes normalistas rurales. Esto,
en parte, como consecuencia del abandono del normalismo rural como proyecto
educativo de Estado, a partir de 1940, pero también debido al Estado racista,
patriarcal y criminal en contra de cierto sujeto/a político históricamente constituido/a
que dejó de ser funcional a los intereses hegemónicos del proyecto neoliberal,
mayormente disidente y organizado social y políticamente.
Los testimonios se sitúan temporalmente entre 1969 y 2005, por lo que dan
cuenta de la historia más reciente y contemporánea del normalismo rural, más allá
del
periodo
posrevolucionario,
tan
ampliamente
estudiado.
Además,
las
120
experiencias se sitúan geográficamente desde tres lugares distintos: Oaxaca,
Guerrero y Chiapas, lo cual diversifica la mirada sobre las especificidades locales
de las ENR, pero, al mismo tiempo, presenta elementos de una historia común que
permite situar a estos tres espacios dentro de lo que Hernández Castillo (2019)
llama geografías racializadas.
Las historias están tejidas desde distintos locus de enunciación, con
diferentes grados de reflexión y distancia temporal sobre los hechos vividos. Sin
embargo, las narraciones se posicionan como testimonios directos de una serie de
acontecimientos violentos que amplían, pero también complejizan la historia oficial
del normalismo rural que desde las políticas educativas se ha construido. Además,
en estas historias se muestra con claridad la manera en que los/as normalistas
rurales
son
configurados/as
como
sujetos/as
sociales
estigmatizados
y
criminalizados por parte del Estado mexicano, debido a su activismo político y a las
distintas movilizaciones emprendidas por la defensa del normalismo rural y de las
ENR.
Así, el primer testimonio, ubicado en 1969, de la maestra Elizabeth
Santiago88, alude a la desaparición de 15 ENR del país y su reconversión en
Secundarias Técnicas Agropecuarias que obedeció a la Reforma educativa de
1969, donde se eliminó el ciclo secundario dentro de la formación normalista. En la
ENRUVA desapareció el ciclo secundario y sólo quedó la Normal Rural. Las
alumnas de secundaria fueron trasladadas a las ENR de Champusco (Puebla) y
Palmira (Morelos), que dejaron de ser Normales Rurales para convertirse en
Secundarias. Este hecho constituyó uno de los grandes golpes y ataque frontal al
normalismo rural por parte del gobierno federal, en el marco de las protestas
estudiantiles suscitadas en el 68 y donde los/as normalistas rurales habían tenido
una participación importante. El cierre y desaparición de casi la mitad de las ENR
88
Este testimonio está construido con la voz de Elizabeth Santiago (generación 1969-1975), egresada de la
ENRUVA, originaria de Tamazulapan del Progreso, docente en la ENRUVA y testigo directa de los eventos
descritos. A Elizabeth la conocí en 2014 durante una exposición fotográfica del archivo histórico de la
ENRUVA y me la presentaron como una excelente maestra rural y muy activa en Tamazulapan, le pedí su
teléfono y en 2018 volví a contactarla y sin problemas accedió a platicar conmigo, después de buscar una fecha
posible en su apretada agenda.
121
hasta ese momento sucedió de manera violenta y mediante el uso de la fuerza
pública (policías y militares), ya que el estudiantado se organizó, movilizó y
atrincheró para defenderlas:
…Nos empezamos a involucrar porque ya se rumoraba o ya se sabía que por
personas que ya tenían la información de las Normales Rurales iban a desaparecer
y empezó el movimiento que ya fue del 69 el movimiento en defensa de las normales
rurales, entonces a mí me tocó vivir eso aunque muy pequeña, tenía yo 11 años,
pero pues a participar en las brigadas de informar a las diferentes comunidades, a
las diferentes regiones sobre lo que iba a pasar con las normales y pues este…
…bueno lo más intensivo fue durante vacaciones pero justo a principios de agosto,
o por lo menos en mi caso, mis papás recibieron por correo una notificación de que
tenían que irme a inscribir a Champusco Puebla de ahí era Normal de varones pero
se convirtió en secundaria técnica pues allá nos trasladamos la mayoría de las
estudiantes de acá de Tamazulapan, a Champusco…
…[desde la Dirección General de Educación Normal, perteneciente a la SEP] se
giraron los oficios …a nuestros domicilios esos oficios y pues nuestros papás con el
interés de que siguiéramos estudiando pues ellos mismos después de que
estuvimos luchando porque no desaparecieran ellos mismos nos llevaron a inscribir
a Champusco y sí, cuando llegamos fue para nosotros muy impresionante, muy
triste porque la escuela era ahí, ahí era la sede de la FECSM el Comité central
entonces fue una de las escuelas que tuvo mayor resistencia entonces ahí sí entró
el ejército a desalojar a los estudiantes entonces yo le digo que fue triste e
impresionante porque cuando llegamos la escuela estaba sitiada por soldados, por
el ejército, y pues para impresionarnos había tanques de gases lacrimógenos pues
para que no hubiera nada… …noo ya ya, de los muchachos perdieron su escuela
digamos, porque los ubicaron también algunos se fueron…bueno desconozco
dónde se fueron los muchachos de Champusco, tal vez…Ayotzinapa y otros Tenería
supongo no tengo claro ese dato, pero ya algunos que fueron detenidos y otros tal
vez desaparecidos…no sé, pero los estudiantes de Champusco ya no, ya no se
quedaron en Champusco, la escuela fue ocupada por mujeres quienes llegamos de
las escuelas que quedaron como Normales porque Panotla es normal, Teteles es
122
Normal y Tamazulapan es Normal…(Elizabeth Santiago, egresada ENRUVA,
entrevista el 17 de septiembre de 2018).
La desaparición de las ENR y su reconversión en Secundarias Agrícolas fue
visto como una estrategia de desarticulación del movimiento normalista rural, al
restar un amplio número de militantes a la FECSM (ciclo secundario),
interrumpiendo así los distintos procesos de formación política de las niñas
adolescentes89 que desde la secundaria asistían a las Normales Rurales.
Dentro de esa misma desarticulación, el testimonio de la maestra Elizabeth
también muestra cómo mover a las alumnas a otros estados, imposibilitó a padres
y madres de familia a seguir apoyando el movimiento en sus propios estados o en
los nuevos estados de recepción de sus hijas. Además, bajo la presión de que sus
hijas continuaran sus estudios, el gobierno federal, mediante los oficios que giraron
a las alumnas, obligó a las familias a continuar con el ciclo escolar, so pena de
perder su lugar en el internado.
Finalmente, la descripción de la maestra evidencia el desalojo violento, con
la intervención directa del ejército y las detenciones arbitrarias de los líderes
estudiantiles, así como el uso de técnicas de amedrentamiento con la presencia de
los tanques de gases lacrimógenos en las instalaciones de las ENR.
La presencia del ejército y su irrupción en el internado también se hará
presente en el segundo testimonio, sólo que el espacio será en una Secundaria
Técnica Agropecuaria, ubicada en Reyes Mantecón, Oaxaca, precisamente una de
las ENR que fue reconvertida en Secundaria después de 1969. Este segundo
testimonio, del maestro Isaac Ángeles90, ubicado en los años de 1974-1976, resulta
importante porque demuestra que incluso varios años después de la reconversión
de las ENR, las Secundarias que quedaron en su lugar sostuvieron la organización
estudiantil (y con ello posiblemente la formación política) mediante un Comité y, lo
más importante, la estrecha relación con la comunidad de acogida y sus luchas. El
La maestra Elizabeth habla de que tenía 11 años cuando experimentó la desaparición de las ENR.
La voz del testimonio es de Isaac Ángeles Contreras, egresado de esta institución (generación 1974-1976)
pero también egresado de la Normal Rural de San Roque, en Guanajuato. Actualmente es docente de la
ENRUVA y este testimonio se dio en el marco de una serie de sesiones de entrevistas concertadas con él para
trabajar su historia de vida.
89
90
123
objetivo de la irrupción del ejército, en este segundo testimonio, era apresar a los
líderes del Comité Estudiantil debido al apoyo que habían dado a un grupo de
campesinos organizados de la región, en contra del despojo de sus tierras. Este
asedio en contra de los estudiantes se dio justamente en el marco de distintas
acciones y represión que el gobierno de Zárate Aquino, perteneciente al Partido
Revolucionario Institucional (PRI), había hecho en contra de diferentes sectores
populares del estado. Durante su gobernatura se le acusó también de proteger a
caciques y latifundistas (Volante del Buró Político del Partido Obrero Revolucionario
[trotskista]):
…llega una reunión de estudiantes, llegan los campesinos de la comunidad de
Reyes Mantecón, y nos plantean su situación, y que el gobierno los estaban
despojando de una parte de su territorio, que sí era para una institución pero ni
siquiera les dijeron con permiso, o les dijeron estas son posibilidades, simplemente
les dijeron a partir de ahorita este es terreno para cultivo porque se va hacer un
centro de investigación agrícola parece, pero así llegaron…y nosotros teníamos,
también la alimentación era muy deficiente, me acuerdo entonces que el Comité
Estudiantil planteaba la necesidad de exigir mejores condiciones sobre todo de la
comida que era muy precaria…Tuvimos varias acciones, una de ellas fue tomar
carros como medida de presión, y se guardaron una parte… Hubo varias acciones
y una ocasión, en esos mismos días, este, eran como las cuatro de la mañana, y
me levanto…bueno no, escucho como…sonidos de cuetones algo que estaba
tronando no, y como yo vivía en la parte, en la entrada del dormitorio, entonces dije
“¿habrá fiesta?” y entonces abro el dormitorio y lo primero que recibo es un culatazo
aquí en la boca del estómago [se toca el estómago] de un soldado “¡Salte jijo de la
chingada!” y la verdad es que yo…por mi formación…de comunidad91, por mis
padres que nunca utilizaron un lenguaje agresivo o violento pues la verdad es que
decía yo bueno, soldados [hace cara de extrañado] y cuando volteé porque medio
volteé porque me jalaron nooooo mis compañeros los iban jalando así “¡orale jijo
de la chingada para abajo!”, pa pa pa y manos a la nuca y nos formaron con manos
a la nuca y ahí hincados más bien, y manos a la nuca, y vigilantes no y…fueron muy
91
Isaac es cuicateco originario de San Juan Tepeuxila, en la región cañada del estado de Oaxaca.
124
violentos, no podías moverte porque era otro culatazo…no encontraban a Silverio
[el secretario general del Comité]…nadie dio la información, nos fuimos, eso fue a
las 4 y media de la mañana más o menos, y a las ocho de la mañana nadie, no
encontraban a Silverio no sabían cómo desarticular el Comité, entonces nos llevaron
al comedor y nos sentaron…entonces ya pasó un buen rato y nadie…pasaban lista
y no aparecía Silverio, llaman al director, el subdirector y el director no sé, creo no
dijo nada cuál fue el papel, llega el subdirector y dice “a ver Silverio levántate ya no
hagas sufrir a tus compañeros” y de ahí uno por uno nos fueron jalando y los vimos
cuando los agarraban y les ponían algo para que los inmovilizaran y ya se iban
caminando así. Así levantaron todo ahí ya nos dieron de almorzar y ya unos quince
días para nuestras casas…y cuando regresamos claro la comida ya había mejorado
pero nuestros representantes ya se fueron a la cárcel… (Isaac Ángeles, egresado
STA y docente ENRUVA, entrevista realizada el 29 de agosto de 2018).
Tal parece que años después de 1969, aun cuando ya no funcionaban como
ENR, las Secundarias Técnicas mantuvieron una importante organización
estudiantil que les permitía articularse con la población campesina de la zona y
solidarizarse con sus luchas, además de que utilizaban dicha organización para
exigir demandas históricas de las ENR y sus internados, como la ración de comida.
El testimonio del maestro Isaac evidencia el intento de desarticulación de la
organización estudiantil mediante la detención y encarcelamiento de sus líderes, en
este caso, el secretario general del Comité Estudiantil. El trato violento y agresivo
que reciben todos en la madrugada, con los culatazos, por ejemplo, y la persecución
y el uso de medidas represoras para delatar a los líderes se aleja mucho del papel
protagónico que ese mismo Estado le dio al maestro rural durante el periodo
posrevolucionario.
Además, como se presenta en el testimonio, la violencia y la represión no fue
algo exclusivo del gobierno federal, sino que en muchos casos provino de los
gobiernos estatales que también echaron mano del ejército y las corporaciones
policiales para atropellar los derechos de normalistas rurales. En el caso de este
125
segundo testimonio, el gobierno estatal de Oaxaca, en esos años, perteneció al
partido hegemónico de esa época (PRI), lo cual facilitaba el uso de dichas medidas.
Otra medida de control, vigilancia y represión narrada en los testimonios fue
el uso de retenes militares, sobre todo cuando normalistas rurales se trasladaban
hacia otras ENR, en el marco de las movilizaciones como parte de la FECSM. El
tercer testimonio, narrado por el maestro Ramón Reyes92 y ubicado entre 19791983, hace referencia a las distintas detenciones arbitrarias y amedrentamiento en
contra de los estudiantes normalistas rurales de la ENR de Ayotzinapa, en Guerrero,
debido a sus acciones políticas realizadas durante los años setenta. Es importante
situar este amedrentamiento hacia las ENR, especialmente en Guerrero, dentro de
la campaña sistemática que hubo en contra de las actividades de la FECSM
después de 1969, ya que fueron ligadas a la guerrilla (con Lucio Cabañas y Genaro
Vázquez):
aaah en tanto sucedió otra cosa que creo que es importante que yo te lo diga no,
en el estado de Guerrero al igual que en Oaxaca los problemas por la pobreza
siempre han sido fuertes y graves…entonces desde que yo llegué [a la Normal] me
di cuenta del ambiente de Guerrero, un ambiente demasiado tenso políticamente y
peligroso para los estudiantes, aunque ya habían pasado años, yo no sabía, ahorita
lo entiendo el 68 pero a los estudiantes nos vigilaban mucho, cuando viajábamos
por ejemplo a la Ciudad de México, constantemente nos detenían, nos revisaban
todo lo que llevábamos en la mochila y los compañeros de cuarto grado nos
advertían pues, que no lleváramos propaganda subversiva porque era peligroso y
sí muchas veces nos buscaron eso, que bueno que yo nunca cargue eso [risa] ya
nos habían advertido, entonces en una ocasión todavía estando en primer grado los
compañeros del Consejo Estudiantil nos mandaron a brigadear, como decían ellos,
a Amilcingo Morelos, la otra Normal, entonces y nos dieron todas las indicaciones,
le van a hacer así y todas las instrucciones, para eso el mecanismo era el secuestro
La voz es del maestro rural Ramón Reyes Mendoza, egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa,
Guerrero (generación 1979-1983) y originario de Tamazulapan. El maestro Ramón fue de los pocos egresados
de Normales Rurales varoniles que decidí entrevistar con el objetivo de tener la perspectiva masculina del
normalismo rural. Lo conocí gracias a otro ex normalista rural, pero de la ENR de Mactumatzá, Chiapas,
también originario de Tamazulapan y excompañero del maestro Ramón en la zona escolar de telesecundarias.
92
126
de autobuses para poder viajar, sí el día que nos fijaron la hora y todo todo salió
bien secuestramos el carro y empezamos a viajar en Morelos pero en Iguala
precisamente había, no sé si todavía esté, un retén militar, ahí nos detuvieron, ahí
nos bajaron a todo el grupo, nos dijeron que no nos quedarnos ahí que
avanzáramos, eran como las dos de la mañana y váyanse porque no los queremos
ver, tienen cinco minutos para abandonar el retén y ese momento nuestro líder
“¿qué hacemos? no pues avanzamos, bueno avanzamos” a las dos de la mañana
en la carretera caminando, pidiendo raid, nadie nos quiso levantar, caminando nos
amaneció, y cuando ya amaneció ya cerca del estado de Morelos volvimos a
secuestrar otro carro, para llegar a Amilcingo y llegamos, la verdad es que ahora,
ahora, bueno claro la situación no era como ahorita pero sí era peligrosa no pues
de la que me salvé porque sí el estado de Guerrero es peligroso a diferencia de
Oaxaca porque aquí en Oaxaca hay disturbios pero como que siempre hay como
que…entendimiento entre las dos partes y no pasan cosas graves, en Guerrero era
otra cosa, en Guerrero ahí sí había mucha gente desaparecida desde aquel tiempo
en aquel tiempo gobernaba Rubén Figueroa que había sido secuestrado por Lucio
Cabañas, entonces estaba el ambiente bastante tenso pues, ajá entonces bueno,
aun así pues te digo, sí, pues continuamos en la escuela…(Ramón Reyes Mendoza,
egresada Ayotzinapa, entrevista realizada el 5 de diciembre de 2018).
Además de los retenes militares, el testimonio del maestro Ramón da cuenta
de las acciones políticas de la FECSM, como el secuestro de autobuses para
transportarse a otras ENR del país o simplemente como medida de presión, acción
que hasta la fecha sigue vigente. Esta acción constituye una de las formas,
históricas como se puede apreciar, de lucha, defensa y negociación que caracteriza
a la sujeta normalista rural y por las cuales se justifica el uso de la fuerza por parte
del Estado, debido a la “ilegalidad” de muchas.
Por otro lado, este tercer testimonio presenta las diferencias geográficas,
pero también los puntos en común entre Guerrero, lugar de los hechos narrados, y
Oaxaca, estado de origen del maestro Ramón. A decir de éste, la pobreza se
comparte entre estados, pero a diferencia de Oaxaca, donde existen posibilidades
127
de negociación y acuerdo, según su versión, Guerrero se narra como un espacio
tenso y peligroso, particularmente para los estudiantes que desde 1968 y 1969 se
encontraban en la mira del gobierno, sobre todo por la aparición de la guerrilla
(lidereada por normalistas rurales precisamente) que desde finales de los 60’s y los
70’s tenían clara presencia en ciertas partes del estado. El maestro Ramón atribuye
parte del ambiente al amplio número de desapariciones, que desde dichas fechas
eran conocidas en Guerrero, evidenciando lo que ya otras autoras denominan como
un continuum o acumulación de violencia de larga data en el estado (Hernández
Castillo, 2015; Mora, 2015), contexto donde entran en juego ya no sólo las
desapariciones forzadas sino también la violencia del crimen organizado, la
militarización de la zona y los grupos paramilitares, por ejemplo.
Sin duda esta particularidad contextual marca diferencias notables en el tipo
de medidas y violencias ejercidas en contra de los normalistas rurales de dicho
estado y en la manera en que éstos son criminalizados por el Estado.
Como complemento a las violencias explícitas en contra de normalistas
rurales de los primeros tres testimonios, el cuarto expone otro tipo de violencia,
como la retención del presupuesto para el internado como forma de control y castigo
hacia el actuar de los normalistas rurales de la ENR de Mactumatzá en Chiapas.
Este hecho, junto con el de por sí raquítico presupuesto federal que reciben las
ENR, forma parte de la precarización que desde los años 40’s del siglo pasado
experimentan estas escuelas.
De esta manera, en el cuarto testimonio, ubicado entre 1984-1994, el maestro
Humberto Serra93 da cuenta de la constante represión y persecución que el
gobernador el estado, Absalón Castellanos Domínguez de Chiapas (1982-1988),
sostuvo en contra de los estudiantes de la ENR de Mactumatzá, Chiapas, debido a
93
La voz del testimonio es del maestro Humberto Serra Santiago, egresado de la Normal Rural de Mactumatzá
(generación 1984-1992), originario de Tamazulapan y actualmente maestro de telesecundaria. Humberto es uno
de los muchos maestros rurales de Tamazulapan que estudiaron en la Normal Rural de Mactumatzá, gracias a
la red de trabajadores no docentes, originarios de Tamazulapan y a raíz de la llegada de la ENRUVA a la
comunidad, ubicados en las distintas ENR del país. Pude contactar a Humberto, así como a Ramon, gracias a
Bernardo Serra, supervisor de la zona escolar de telesecundarias donde trabajan los tres y conocido de una de
mis colaboradoras clave de Tamazulapan.
128
que uno de sus objetivos era desaparecer la Normal Rural y colocar una Universidad
en su lugar. Proveniente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y con carrera
militar, el gobierno de Castellanos Domínguez se caracterizó por ejercer “mano
dura” además de distinguirse por la invasión de tierras y la constante represión de
protestas de grupos campesinos e indígenas.94 El maestro Humberto narra así su
experiencia:
…el asunto fue que allí el gobernador en ese entonces no mandaba el presupuesto
luego como uno quisiera para…pues el sostenimiento de todo, lo básico ahí en la
Normal lo que es el internado, lo que es la alimentación principalmente…y pues
tanta exigencia nos daban unas becas muy raquíticas tanto para el uniforme
deportivo, oficial, y la alimentación era muy baja…muy pobre en sentido teníamos
lo básico nada más, arroz, frijol, sopa, le bajaban cuando mucho al incremento del
presupuesto, y eso hizo que hubiera una movilización…claro, en esos tiempos el
gobernador era Absalón Castellanos Domínguez ¡imagínese un general de
ejército!...ese era el gobernador…nos tocó en la etapa peeeero…impositiva y que
nada de protestas en ese tiempo, pues la escuela apoyaba a las organizaciones
sociales, imagínese, las organizaciones sociales de campesinos, de obreros, de
gente muy pobre que no tenía tierra para vivir, para sembrar, desplazados
imagínese estamos hablando de desplazados porque quiérase o no como
estudiante nos fuimos involucrando en el quehacer de la Normal y nos tocaba
también ser representante, ser partícipe de algunas actividades en apoyo o ayuda
para los campesinos y teníamos que ser solidarios con ellos, creo que eso no le
gustaba al gobierno y lo veía con malos ojos y pretexto yo creo que más hizo que
no llegara el presupuesto de ese año, de estoy hablando de la CNPA la
Coordinadora Nacional del Plan de Ayala95, la Organización Campesina Emiliano
94
Debido a esta situación, después del levantamiento armando del EZLN, el 1 de enero de 1994, Absalón
Castellanos fue aprendido por ejército zapatista, en su rancho El Momón, en el municipio de Las Margaritas y
sometido a un “juicio popular” por su trayectoria de represión, secuestro, violación, tortura y asesinato de
miembros de organizaciones indígenas chiapanecas que luchaban en la defensa legal de sus derechos
(Mandujano, 2017).
95
Su origen de remonta a 1979 y estuvo conformada por diferentes organizaciones campesinas regionales,
integradas por los zapatistas sobrevivientes que, de entrada, afirmaban que el plan zapatista nunca había sido
cumplido, es decir, seguía existiendo concentración de tierra (latifundios rurales y urbanos), usurpación de
poder, antidemocracia y corrupción. A decir de Plutarco García (2009), miembro del Consejo consultivo de la
129
Zapata96 o lo que es OCEZ no, lo que todavía creo que están, algunas…ahí nos
tocaba…ir a platicar con ellos, tener pláticas y eso y eso no le gustaba al gobierno
y de una u otra manera éramos partícipes, en algunos pues pláticas, asesoramiento,
lecturas, y eso no le gustaba al gobierno y nos veía con malos ojos, de hecho, eso
usaba de pretexto para no mandarnos el presupuesto y por eso perdimos un año,
con tal de que querer normar a su manera el gobierno a la Normal no, pero ya vimos
que son hijos de campesinos, es muy difícil o sea, los hijos de campesinos y obreros,
no entiende el gobierno que son los que aguantan más y son los que sufren más las
carencias y por lo tanto en la Normal en vez de aburrir a los estudiantes…pues se
aferraron los muchachos y los jóvenes…(Humberto Serra, egresado Mactumatzá,
entrevista realizada el 27 de junio de 2018).
En el testimonio está presente la construcción del sujeto normalista rural
campesino, pobre y obrero del periodo posrevolucionario, pero actualizada al
contexto particular de la ENR de Chiapas. Además, un elemento central son las
estrechas relaciones tejidas de los normalistas rurales con la población de la región
y sus diferentes organizaciones sociales, a través de apoyo solidario,
asesoramiento e información. Este punto es relevante ya que deja entrever que, a
pesar de que la figura del normalista rural como líder político y comunitario había
desaparecido formalmente de los planes de estudio y del discurso oficial del Estado
después del periodo posrevolucionario, los/as normalistas rurales siguieron
ejerciendo dicho papel social y comunitario en las ENR y sus contextos locales.
Sin duda, esta labor de “crear conciencia” y “agitar a las masas”, como se vio
en los primeros periodos de la historia de las ENR, les dio legitimidad y soporte
CNPA, ésta representó un pacto entre organizaciones independientes y al mismo tiempo una ruptura con el
corporativismo, deslindándose del gobierno y de las organizaciones oficialistas. Su lucha ha estado en contra
de la represión del campo y la lucha por la tierra, además de la lucha por el control campesino de la producción
y de la comercialización en el campo. Ha tenido presencia en la toma de tierras en varias regiones del país
durante los ochenta en coalición con otras organizaciones.
96
Fundada en 1981 con el objetivo de unificar las luchas campesinas para la obtención de tierras en la región
del municipio Venustiano Carranza, en Chiapas. En sus más de 30 años se encuentra la lucha por la tierra
comunal, contra el poder caciquil asentado en este territorio, poder auspiciado por la elite del poder
gubernamental. Para un recuento pormenorizado de su trayectoria Ver “La OCEZ, tres décadas de lucha
campesina en Chiapas”, Proceso. En https://www.proceso.com.mx/250166/la-ocez-tres-decadas-de-luchacampesina-en-chiapas. Consultado el 27 de junio de 2020.
130
social a los normalistas rurales de Chiapas, pero también, como narra el maestro
Humberto, los hizo blanco fácil del enojo y represión del gobierno estatal. Al igual
que el testimonio del maestro Isaac en Reyes Mantecón Oaxaca, las organizaciones
sociales de campesinos vieron en la Normal Rural de Mactumatzá un espacio de
diálogo y apoyo para exigir sus demandas y luchas hacia los gobiernos estatales,
controlados en esos años por el PRI.
En el testimonio, el maestro habla de becas raquíticas y una ración muy
escasa de comida como formas de violencia y maltrato en contra de los estudiantes,
así como la ya mencionada retención del presupuesto como medida de castigo.
Estas acciones se combinaban con la amenaza de cierre constante de la ENR y su
supuesta transformación en universidad. No obstante, para el maestro dichas
estrategias fueron insuficientes ante la capacidad de resistencia y lucha de los hijos
de campesinos y obreros puesto que son “los que aguantan más”, “los que no se
aburren”, aludiendo a la opresión histórica en contra de estos sectores sociales,
pero también a su capacidad de resistir y luchar. Son justamente estas disputas el
marco en donde se da la construcción simbólica de un sujeto político estigmatizado
y criminalizado que resiste.
El siguiente testimonio también hace referencia a la violencia velada en
contra de normalistas rurales, sólo que, en una época más contemporánea: 1992
durante el proceso de federalización educativa, con la firma de Acuerdo para la
Modernización educativa. Así, el quinto testimonio, de la maestra Dalia Guzmán 97,
expone las consecuencias que trajo el paso de la administración federal a la estatal
para el movimiento normalista rural y su manera de negociación: fuertes recortes
económicos para las ENR y desmovilización de la FECSM puesto que las
peticiones, exigencias y negociaciones se fragmentaron y en vez de negociar con
La voz del testimonio es de la maestra rural Dalia Guzmán Vázquez, egresada de la ENRUVA (generación
1988-1994), originaria de Juxtlahuaca (región mixteca de Oaxaca) y actualmente maestra en un Centro de
Actualización de Maestros en la ciudad de Oaxaca. El encargado del archivo histórico de la Normal me habló
de la maestra Dalia como uno de los referentes importantes en la ENRUVA al haber sido estudiante, maestra y
directora de la misma institución.
97
131
un solo gobierno (el federal), cada Normal Rural lo tuvo que hacer con los distintos
gobiernos estatales:
…la Normal [Vanguardia] tiene etapa cíclicas o tenía etapas cíclicas casi siempre
es el examen de ingreso, el temor de las Escuelas Normales desde que yo entré y
hasta ahora me parece no sé cuánto ahora se mantenga siempre era el temor de
que no se autorizara un nuevo ingreso, siempre hay la sospecha de que no haya
nuevo ingreso, de un cierre de las Normales, justamente en el próximo año se
cumplen 50 que se cerraron, una gran mayoría, la mitad de las Normales, más de
la mitad y entonces el hecho de que también se fueran cerrando paulatinamente
otras dejó la sombra de que las Normales se podrían cerrar y entonces toooodos
los años era lo mismo ¿no? o sea garantizar el nuevo ingreso, a mí me tocó todavía,
en ese año, fue el último que se tenía que ir a la DGENAM, Dirección General de
Escuelas Normales de México, para la negociación de… la exigencia de la emisión
de la convocatoria porque era nacional.
Después del 92 con la firma del Acuerdo Nacional, ya todo se traslada a los estados
y entonces la etapa final de mi comisión justamente coincide con el Acuerdo
Nacional, ya todo se hace en Oaxaca. Que realmente fueron también, fue un año
yo creo que a partir del 92 fue un periodo en que las Normales tienen que ir
definiendo varias cosas en sus entidades y esto favoreció a unas pero afectó a otros
pero también fue un periodo, abrió un periodo en que la federación dice: a mí ya no
me corresponde, vayan a sus estados, entonces la Federación de Estudiantes se
queda así sin bandera política a nivel nacional, todo se vuelve hacia los estados, el
caso de Oaxaca eso permite ir consolidando la CENEO, la Coordinadora Estatal de
Estudiantes Normalistas de Oaxaca… por los 90’s empieza al construcción de la
CENEO… Siempre la Normal de Tama mantuvo su fuerza con la Federación, hasta
que ya realmente se ve muy debilitada, y empieza a darnos cuenta que ya no podía
ser un asunto nacional, hizo que empezara uno a buscar como las negociaciones
en las entidades, ya también las luchas fueron estatales, no nacionales, eso en mi
opinión debilitó demasiando a la Federación [FECSM], y también mucho tiempo
como vulgarmente se dice ¿no? nos trajeron de aquí para allá sin una respuesta y
fueron años de abandono a las Normales Rurales, ni los estados aportaban ni la
132
federación… ya como maestra y directora claro que se mantuvo [el abandono], es
un abandono que a mí me parece solo se logró empezar a identificar y financiar
pero con un mecanismo muy neoliberal, a partir de la implementación del plan 97,
cuando ya se establece lo que se llamó el PROMIN, antes se llamó PEFEN,
PROMIN, entonces se establece el programa de gestión para la obtención de
recursos vía concurso de una bolsa nacional, a partir del plan 97…(Dalia Guzmán,
egresada ENRUVA, entrevista realizada el 25 de septiembre de 2018).
El proceso de federalización educativa para las ENR, como la narra Dalia, le
restó fuerza a la organización estudiantil a nivel nacional, además de que la zozobra
del cierre inminente de las mismas puede ser leído como un signo más del
abandono y precarización del normalismo rural como proyecto político educativo.
Es decir, en una acción deliberada y nada ingenua, el Estado no sólo mermó los
recursos económicos para las ENR, sino que también retiró al interlocutor político
que permitía cierto margen de acción. Por lo tanto, debilitó y fragmentó no sólo a la
organización estudiantil sino al propio sujeto/a político cuya fuerza radicaba en sus
alianzas y negociaciones a nivel nacional.
No obstante, en el testimonio de la maestra también se hace visible la
recomposición de la organización estudiantil y cómo ante la federalización en
Oaxaca se consolida la CENEO, una organización estatal que aglutinó a las
Normales de Oaxaca y que se consolidó paulatinamente en una fuerza política para
negociar con el gobierno estatal.98 Esto muestra que, ante el intento de
desmantelamiento de la FECSM, los/as normalistas no permanecieron pasivos.
De igual manera, el testimonio evidencia algunas medidas de corte neoliberal
en el nivel educativo de Normales, como el otorgamiento de recursos para las
escuelas a través de proyectos concursables en una convocatoria. Esta medida
simplemente siguió una de las tantas recomendaciones que desde organismos
internacionales se le hizo a México en materia educativa.99
98
Como lo mencioné en el capítulo 1, actualmente la CENEO tiene como uno de sus objetivos centrales la
exigencia de las plazas automáticas para todos los egresados de las Normales de Oaxaca. Para llevarlo a cabo
realizan distintas manifestaciones, marchas, bloqueos y demás acciones políticas.
99
Por ejemplo, el Programa para el Mejoramiento Institucional de las Escuelas Normales (PROMIN) que se
menciona, consistió en una asignación diferenciada de recursos económicos para el mantenimiento y
equipamiento de las escuelas públicas. Esta asignación era selectiva puesto que se obtenía por competencia
133
Para cerrar, el sexto testimonio, de la maestra Nayelli Rodríguez100 y el más
reciente puesto que se ubica en 2005, vuelve a describir actos de violencia explícita
en contra de normalistas rurales, precisamente en el marco de una movilización
nacional. Según lo narra la maestra con precisión y detalle, el hecho será
significativo por el uso de la fuerza y violencia ejercida, así como por las distintas
formas de amedrentamiento y vejaciones experimentadas en carne viva, como la
detención, la revisión física, los golpes y jaloneos, el interrogatorio y solicitud de
datos y al final el abandono a pie de carretera.101
La acción relatada se enmarcó en el movimiento emprendido en defensa de
la Escuela Normal Rural Luis Villareal, ubica en El Mexe, Hidalgo, que había sido
amenazada con cerrarse por parte del gobierno estatal de Manuel Ángel Núñez Soto
(1999 a 2005) y su sucesor Miguel Ángel Osorio Chong (2005 a 2011). En el 2000
los estudiantes habían montado una huelga para exigir más becas y el intento de
desalojo, por parte de los policías estatales, terminó en un apoyo unánime de las
comunidades cercanas a la Normal.102 Sin embargo, en el 2003 el internado fue
cerrado. Las estudiantes de la ENRUVA participaron de manera activa con
diferentes brigadas en 2005 y años anteriores, por lo que se trasladaron a la Normal
de El Mexe, junto con normalistas rurales de otras ENR del país, para apoyar al
movimiento:
entre las escuelas a partir de la formulación y desarrollo de proyectos. A decir de Gutiérrez (2006) estos
programas le permitieron al Estado usar la evaluación como un medio para hacer una distribución selectiva de
los ingresos, convirtiéndose así más en un superior en el manejo de los recursos que un proveedor de los mismos.
De esta manera, siguiendo a la misma autora, el PROMIN, junto con otros programas en la misma tónica (que
también son mencionados por la maestra Dalia) tuvieron una intención manifiesta o velada de limitar los
recursos públicos y así abrir espacios al financiamiento privado.
100
La voz del testimonio es de la maestra Nayeli Rodríguez Hernández, egresada de la ENRUVA (generación
2004-2008) y originaria de San Marcos Zacatepec (región costa de Oaxaca). La maestra Nayeli fue una de las
primeras egresadas no originarias de Tamazulapan con la cual pude platicar gracias a que es una amiga de un
familiar, hecho que ayudó a conformar un clima de confianza y buena disposición por parte de ella. Esto
posibilitó que pudiéramos platicar tres veces más y realizar un ejercicio de fotoelicitación con fotos de ella
durante su paso por la Normal.
101
Estos dos últimos eventos no presentes en el fragmento que aquí comparto, pero sí compartidos durante la
entrevista
102
Para más detalles Ver Padilla, Tanalís (2019) “El Mexe: historia, agravios y resistencias”, en La Jornada,
25 de mayo. Consultado el 17 de mayo de 2020.
134
El caso es que, este, cuando ya oscureció y todo pues resulta que se empezó a
acabar el combustible y ahora pues cómo lo conseguíamos entonces no sé cómo
se les ocurrió, el caso es que el autobús donde yo iba cargó, llegamos a una
gasolinera y empezaron a cargar gasolina pero resulta que el autobuses en el que
yo iba cargó gasolina no sé cómo hicieron y se arrancó, o sea se fue, no teníamos
[dinero] entonces a nosotros sí como que nos dio [miedo]…yo me dormí pero yo
me acuerdo que yo me desperté porque empezaron, escuché un ruido de que
estaban golpeando el autobús, pero así horrible, horrible, y entonces lo que hice fue
asomarme a la ventana y no se veía nada y estaba todo detenido cuando de repente
pum se prenden las luces de todas las patrullas no pues ya nos habían rodeado…en
la carretera pero fíjate que ahí es donde yo dije, donde aprendí como, como se
manejan esas cosas no, porque a mí me llamó mucho la atención porque durante
las dos horas que nos tuvieron ahí no pasó ningún carro, ningún carro y era una
carretera federal o sea yo digo es que sí trabajan así, de que cortan la circulación y
todo y si te vieron pues, te vieron porque nadie te va [ayudar], nadie vio, quién vio,
nadie. Entonces pues todos super sobresaltados, todas dije: no y ahora qué está
pasando y vimos que estaba detenido el otro autobús y luego ya cuando prendieron
las torretas este, no pues dijimos y una de nuestras compañeras empezó a llorar ay
es que nos van a llevar a la cárcel y no sé qué. Entonces uno de los chicos que iba
sentado en nuestro asiento me acuerdo pues yo creo que quería ver la hora o llamar
y sacó su celular por la ventana pues eso fue lo que hizo entonces subieron dos
policías y eran así como de ésos que van, ya sabes todos cubiertos [pregunto si era
federales] sí, eran federales, eran federales, se subieron y lo golpearon a él, porque
pensaron que les estaban tomando fotos…entonces yo sí me asusté mucho pues
es que no le dieron tiempo de nada y que lo agarran de la cabeza y que lo bajan y
entonces sí las compañeras sí como que, empezaron así como a llorar y dijeron
¡qué nos van a hacer! ¡qué nos van a hacer! entonces que se sube uno y que dice
¡afuera todos! Y ¡abajo todos! y nos empezaron a levantar así así, así de la camisa,
de todo, yo me acuerdo que llevaba un cabello [hace una coleta imaginaria con sus
manos] pues del cabello sí, nos bajaron así, y este así como íbamos bajando
empujándonos y todo, a nosotros no nos golpearon así feo, nos empujaron y todo
135
pero a los compañeros sí, los que iban bajando de cada autobús sí les daban una
patada, un manazo, en el estómago, así…nadie decía nada, pues estábamos
muertos de miedo yo creo, nadie decía nada entonces a los chicos sí los tendieron
en el piso y a nosotros nos pusieron en el autobús así [con las manos cruzadas en
la cabeza]. Hacía un frío, un frío espantoso, me acuerdo que era el mes de febrero
estaba empezando febrero, entonces fíjate que yo lo único que pensaba: aaaay yo
digo si nos meten a la cárcel nuestros papás nos van a buscar y pues qué vergüenza
que mi papá me venga a sacar de la cárcel aquí ¿no?... Yo veía que todas
temblábamos porque no sabíamos qué nos iba a pasar y si volteábamos a ver, eran
muchísimos, eran muchísimos federales pues, y yo creo que sí les habrán dicho
pues asusten a esos chamacos porque quién sabe qué quieran hacer. Entonces
pues por el frio pues movías tus manos y nos decían ¡Suban las manos! Y ahí sí
nos empezaron a pegar pues cuando bajábamos las manos nos pegaban y ya nada
más, y una chica sí lloraba porque escuchábamos que del otro lado les estaba
pegando a los chavos, entonces ah pues ella sí lloraba y este y ya cuando sentimos
pues nos empezaron a revisar y pues sí nos revisaron, yo no sé si eran hombres o
eran mujeres pero sí nos revisaron todas, nos metieron mano, en los calcetines, en
la ropa interior, tooodo. Entonces pues sí hay como una cuestión que te sientes muy
vulnerable porque dices…pues es feeo ¿no? muchos dirán: no es que se lo
buscaron por rateros y todo, pero está la otra parte que dices bueno, aun así, tiene
que ver como que esa parte de no, no sé, a lo mejor sí fue un delito federal que
haber robado pero no éramos todos y teníamos…no sé, quizá el protocolo debió
haber sido diferente… (Nayeli Rodríguez, egresada ENRUVA, entrevista realizada
el 19 de enero de 2019).
En este último testimonio se hace evidente nuevamente el uso excesivo de
la fuerza en contra de normalistas, muy parecido a las irrupciones violentas del
ejército en los internados o a los retenes militares ya comentados, pero con un matiz
particular: la violencia de género incluida. Además, en la descripción de la maestra
Nayelli sale a colación la dimensión emocional y afectiva implicada en este tipo de
hechos, no presente en los otros relatos. Así, el miedo, el llanto, la zozobra
constante sobre lo que fuera a pasar (“¿qué nos van a hacer?”) son elementos
136
reiterativos en el testimonio, así como la vulnerabilidad. El hecho de que estas
descripciones no hayan aparecido en los testimonios de los maestros hombres hace
pensar, en un primer momento, en los estereotipos genéricos asignados al
normalista y la normalista rural y a la construcción masculinizada del normalista rural
que desde el propio Comité Estudiantil se hace.103 Pero también, ciñéndome al giro
afectivo en los estudios sociales (Macon, 2013; Cornejo, 2016; Lara y Enciso, 2013),
se piensan estos afectos, en primer lugar, como articuladores de la experiencia de
violencia narrada y capaces de dar cuenta del lazo social entre las normalistas
rurales, pero también como uno de los posibles potencializadores de su agencia
colectiva y política (Macon, 2013) que experimentan en su paso por la Normal Rural.
Además, partir de esta perspectiva afectiva, sitúan al miedo, la zozobra o el llanto
descritos como construcciones y procesos sociales donde la racionalidad,
emocionalidad y la corporalidad “permiten conocer y entender diversas realidades y
partir de ahí generar conocimiento” (Cornejo, 2016: 92), en este caso la experiencia
de violencia y vejación experimentada que a la larga se convirtió en un aspecto
central que movilizó a la estudiante y le “abrió los ojos a la realidad”.
Junto con esta lectura, los fragmentos donde la maestra Nayelli habla de la
“vergüenza” ante la familia y la mirada paterna por ir a la cárcel, y de la vejación del
cuerpo suyo y de sus compañeras con la revisión de los policías, lo que refrenda es
que la violencia ejercida sobre los/as normalistas rurales está atravesada también
por las estructuras patriarcales y, en ese sentido, la experiencia de las normalistas
mujeres pasa por una doble condición de desventaja: como estudiantes normalistas
criminalizadas y como mujeres.
Finalmente, el cierre de la ENR de El Mexe fue significativo porque hizo
palpable uno de los grandes temores, desde 1969, y dejó en claro que el evidente
abandono y precarización del proyecto educativo del normalismo rural continuaba a
pesar de las movilizaciones y defensa del mismo por parte de la FECSM.
103
Sobre este punto hablaré con más detalle en los capítulos cuatro y cinco de la tesis.
137
La criminalización de la sujeta normalista rural
Tal como menciona Stephen (2016), retomando a Shoshona Felman y Dori Laub, la
práctica de testimonio oral tiene que ser vista como “una forma de ser testigo público
en retrospectiva en eventos devastadores en una historia” (37). Los seis testimonios
citados dan cuenta de una serie de acciones, narradas desde sus testigos directos,
que comparten la violencia, el uso desmedido de la fuerza y las vejaciones hacia
normalistas rurales, bajo el pretexto de guardar el “orden”. Sin embargo, los
testimonios no narran hechos aislados, sino que se enmarcan dentro de
movilizaciones estudiantiles en defensa de sus escuelas (en 1969 o en 2005), para
exigir deudas históricas para el internado (como el aumento de la beca de ración de
comida) o brindar apoyo hacia otras organizaciones sociales (como el apoyo de los
campesinos en Reyes Mantecón o las organizaciones sociales en Chiapas). Por lo
tanto, el actuar de policías y ejército tiene que leerse más como una medida de
aplacamiento y desmovilización que como una simple reacción ante el desacato a
la autoridad y civilidad.
Son estos testimonios y la posibilidad de compartirlos entre todos los
normalistas rurales del país, lo que configura una identidad política particular
(Stephen, 2016), además de que, siguiendo a la misma autora, posibilita “archivar
las memorias de los agravios cometidos y representar sus historias personales
dentro de categorías complejas de su identidad como raza, etnicidad, género y clase
social” (Stephen, 2016: 37). Así, en los seis testimonios es posible mirar cómo los/as
colaboradores se asumen como parte de los procesos constitutivos del normalismo
rural, que aluden a una identidad social y política compartida en tanto sujetos
históricamente subalternizados.
Los testimonios también muestran que, aunque esa identidad social del
normalista campesino y aliado de las causas campesinas se encuentre desdibujada
dentro de los actuales planes de estudio y en el discurso oficial del normalista rural,
permanece sedimentada en el perfil del estudiantado a través de las alianzas
construidas con los sectores sociales amenazados por el giro del Estado
138
campesinista al Estado modernizador, industrial y neoliberal, como se puede
observar en el testimonio del maestro Humberto Serra, en la ENR de Chiapas.
De
esta
manera,
en
las
narraciones se
construye
una
imagen
contrahegemónica del normalista rural, que se opone, resiste y a veces negocia
ante las agresiones consecutivas del Estado mexicano que, a partir de 1940 y desde
un discurso criminalizante, justifica su actuar. En esta construcción, es importante
resaltar cómo los/as colaboradores no se asumen como sujetos/as pasivos o
víctimas de las agresiones experimentadas, sino que se describen como parte de
las acciones políticas y movilizaciones que realizan en defensa de sus escuelas y
del proyecto político pedagógico del normalismo rural.
Sin embargo, sí fue posible identificar una diferencia entre hombres y
mujeres: en las narraciones de las maestras, el miedo, la zozobra y el llanto que
experimentaron ante los actos están presentes y aunque no dejan de lado su
imagen combativa, se muestran como seres vulnerables. En las narraciones de los
maestros rastrear sus afectos y emociones fue mucho más difícil.
Por otro lado, en la narrativa construida por los seis testimonios, es posible
mirar cómo el desprestigio histórico hacia las ENR se ha construido a partir de dos
tipos de guerras en contra de las Normales Rurales. Una más visible, explícita y
violenta (de alta intensidad), con un componente más agresivo en los últimos años
(Hernández Navarro, 2013), donde la desaparición de los 43 estudiantes
normalistas rurales de Ayotzinapa suele ser el punto cúspide, pero que en los
testimonios se refleja con las irrupciones del ejército dentro de los internados o las
detenciones de los estudiantes en retenes. Y otra menos visible y velada pero
igualmente violenta, que he llamado de baja intensidad, porque alude a las
condiciones precarias en las que se ha dejado a los internados, -como las raciones
insuficientes de comida en la Secundaria de Reyes Mantecón o de la ENR de
Mactumaztá- y la constante amenaza de desaparición de las ENR, la reducción de
su matrícula de ingreso, así como la disminución del presupuesto económico para
las mismas. Estas características permiten sostener que, más que un abandono del
proyecto político pedagógico del normalismo rural, como se ha descrito ya en otros
139
estudios (Civera, 2015; Bertely, 2015; Padilla, 2009), constituye una estrategia de
“ahogamiento” y debilitamiento intencional y deliberado de un sujeto/a político
nacional. Estrategia que no ha estado exenta de resistencias por parte de los/as
normalistas rurales, pero también se ha implementado con especial ahínco y
violencia inusitada en los estados donde el sujeto/a normalista rural se encuentra
más arraigado comunitaria y regionalmente, cercano a los problemas y necesidades
sociales de los contextos, como lo es Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Por otro lado, la mayoría de estas segundas acciones están relacionados con
las políticas educativas de corte neoliberal que llevan a los Estados a dejar de
invertir en educación pública y así preparar el terreno para la privatización del
sistema educativo, a través de la entrada de actores privados en educación, la
tercerización de los recursos públicos a manos privadas o el favorecimiento de la
visión mercantilista de la educación y su concepción como valor de cambio.
En el caso específico de las Escuelas Normales, la falta de inversión en
educación pública se evidencia en la disminución constante del presupuesto federal
(ver cuadro 4):
Año
Presupuesto federal para Escuelas
Normales
2015
1,195 millones
2016
1,189 millones 715 mil pesos
2017
849 millones 29 mil pesos
2018
738 millones 708 mil pesos
2019
447 millones 539 mil pesos
2020
272 millones 391 mil pesos
2021
20 millones 597 mil pesos (reasignados 149
millones) = 170 millones
Cuadro 4: Elaboración propia construida a partir de Carro (2020), Roldán (2020) y Clemente
(2019).
Como se puede apreciar en el cuadro 4, dicha disminución fue contrastante
de 2018 a 2019, con una disminución de casi el 40% del presupuesto, hecho que
se volvió a repetir de 2019 a 2020. No obstante, el 2021 llegó a ser el año más
140
preocupante para las Escuelas Normales debido a la escandalosa asignación de
20,597,000 pesos, es decir, un 95% menos que el año anterior. Ante este hecho,
las críticas no se hicieron esperar y la asignación del recurso fue impugnada por
normalistas y docentes de las Normales, mediante el Consejo Nacional de
Autoridades de Educación Normal (CONAEN), pudiendo reasignar 149,402,063
pesos más.
Junto con estas políticas se encuentran las políticas anticampesinistas,
antiagrícolas
(Hernández,
2013),
de
“vaciamiento”
de
los
territorios,
estrangulamiento del campo y nuevas formas de despojo con las políticas
neoliberales neo-extractivistas y depredadoras (Composto y Navarro, 2014;
Valdivia, 2013; Hernández Rodríguez, 2014) que han traído como consecuencia un
abandono del campo, la disminución del ingreso campesino, el incremento de la
pobreza rural y el aumento de la migración hacia las ciudades, entre otras cosas.
Estas últimas políticas aparecen en los testimonios del maestro Isaac y del
maestro Humberto donde las organizaciones campesinas piden apoyo a los
estudiantes para evitar el saqueo de sus territorios. En los extremos de dichas
políticas asistimos a la criminalización del normalismo rural por agentes del Estado
mexicano y el alto grado de violencia ejercida en contra de sus jóvenes estudiantes,
como lo fue el caso paradigmático del 26 de septiembre de 2014. En estos extremos
se vuelve útil la propuesta de Mora (2013; 2015; 2017) y Mora y García (2020).
Mora (2013) argumenta que existe una articulación entre las políticas de
desarrollo neoliberal y las políticas de seguridad como parte de la conformación
actual del Estado. Las primeras tienen un efecto racial y de estigmatización de la
población beneficiada, al categorizarlos como “incapaces de romper con los ciclos
intergeneracionales de marginación cultural y económica”, y construir el problema
de la pobreza no como un elemento estructural sino como una falta de hábitos y
cultura entre la población beneficiaria. Es la desvalorización lo que convierte a esta
población en un desecho de las políticas públicas.
Por otro lado, los sectores empobrecidos son vinculados con acciones
sospechosas y se presume su posible participación en acciones que atentan “contra
141
la comunidad política y el Estado”, aspecto que los configura como potenciales
enemigos o culpables de facto en el marco de las políticas de seguridad. Estas
acciones tienen el efecto de generar una relación entre pobreza y medidas de
prevención represivas contra dichos sujetos empobrecidos.
En el caso que nos ocupa, los/as normalistas rurales se vuelven sujetos/as
criminalizados y racializados no sólo por la pobreza, construida como problema
cultural e individual, sino por el potencial político históricamente construido y
acumulado durante años, gracias a su contexto de origen, contextos empobrecidos
precisamente, donde tienen su base de apoyo y a su papel clave en la formación, a
su vez, de sujetos sociales y políticos potencialmente subversivos (González, 2021:
comunicación personal). Este poder real del sujeto/a normalista rural, en tanto
sujeta/o político, lo vuelven objeto de construcciones que buscan mitigar su imagen
subversiva, restarle influencia, poder y credibilidad. Este proceso se realiza situando
al sujeto/a dentro de las poblaciones que no entran totalmente bajo la regulación del
Estado y la ley, en la frontera de lo ilegal, lo anormal o lo salvaje. Se trata de una
disputa por las representaciones del sujeto/a político, que no sólo queda en un
terreno simbólico, sino que la y el sujeto normalista rural también se inscriben dentro
de la acción del Estado biopolítico que define la vida-muerte, controla los cuerpos y
desaparece, violenta y asesina (Das y Poole, 2008).
Así, los/as normalistas rurales se vuelven sujetos/as criminalizados debido a
las acciones políticas y las protestas sociales, propias del movimiento encabezado
por la FECSM, pero por denunciar los distintos atropellos e injusticias sociales que
organizaciones sociales han defendido y con las cuales se han solidarizado, como
fue posible ver en los seis testimonios presentados. Además, desde las políticas de
desarrollo neoliberal, los/as normalistas son inscritos en la población pobre
racializada a la cual se le culpabiliza por no ser “capaz” de romper con el ciclo
intergeneracional de pobreza, y dentro de lo que Mora (2013) llama la cultura de la
pobreza. Sin embargo, su capacidad de articular los descontentos sociales y de
traducir las expectativas y necesidades de dichos contextos, marcados por las
desigualdades históricas, en demandas y resistencias reales ante los intereses de
142
sectores hegemónicos, le confieren un arraigo comunitario sólido, pero, al mismo
tiempo, los convierte en sujetos peligrosos y, por ende, objeto de ataque.
En esta lógica racializante y criminalizante del normalismo rural, a partir de
los testimonios también es posible ubicar a Guerrero, Oaxaca, Chiapas e incluso
Hidalgo dentro de lo que Aída Hernández (2019) llama geografías racializadas, es
decir, espacios donde convergen múltiples violencias concentradas y donde las
jerarquías racializadas distribuyen ciertos cuerpos en ciertos espacios, con su
consecuente distribución de recursos y políticas públicas. Así, según la autora y
apoyada de la geografía crítica, en el caso de México, ciertos cuerpos serían
construidos como desechables y localizados en territorios específicos (como
Chiapas, Guerrero y Oaxaca), frente a otros cuerpos valorados y localizados en
espacios privilegiados geográficamente.
No es objetivo de esta investigación profundizar los efectos racializantes de
dichas geografías; no obstante, lo que sí permiten ver los testimonios y la revisión
histórica del normalismo rural hecha en este capítulo, son los impactos de las
reformas estructurales de los últimos años entre su población y, en el ámbito
educativo, la precarización de las ENR y la criminalización del movimiento
normalista rural. Esto permite situar a las ENR y sus sujetos/as dentro de geografías
racializadas en las que se les construye como sujetos/as empobrecidos,
precarizados y criminalizados.
143
Conclusiones
Como fue posible mirar a lo largo del capítulo, la configuración histórica de la sujeta
normalista rural, a partir de la breve revisión de la política educativa del normalismo
rural, presenta cambios, pero también continuidades a lo largo de los casi 100 años
de su existencia como proyecto político pedagógico de Estado. De entrada, los/as
normalistas rurales pasaron de ser protagonistas del nuevo proyecto educativo
nacional y el cambio social, durante la posrevolución, a sujetos/as desprestigiados
e incluso criminalizados a raíz de la precarización, ahogamiento intencionado y la
sistemática campaña de desprestigio del normalismo rural, donde se han ido
construyendo representaciones estigmatizadas y racistas de éstos además de que
se les ha situado “fuera” del rango de atención del Estado pero al mismo tiempo
dentro del mismo, lo que le permite no cumplir con sus demandas pero sí ejercer un
control sobre sus cuerpos y sus vidas.
Esta transformación se explica por el cambio de proyecto educativo en curso
y al tipo de Estado que lo sostuvo: a grandes rasgos, transitar de un proyecto de
educación rural y educación socialista, con un Estado benefactor que pretendió
consolidar una base popular, hacia un proyecto de unidad nacional que buscó la
homogeneización de la población, sostenido por un Estado modernizador que
priorizó la industrialización en los centros urbanos, dejando fuera al campo
mexicano del “desarrollo” y, por ende, a la educación rural; para terminar con un
proyecto educativo neoliberal, el fin del mantenimiento público de infraestructura
educativa y la estandarización de la formación docente, medible y evaluable con
criterios internacionales y únicos. Este último proyecto sostenido por un Estado
neoliberal, pero también criminal, racista y patriarcal.
Los cuatro periodos históricos arrojan rasgos constitutivos de la sujeta
normalista rural que, además de sus transformaciones, se han mantenido a lo largo
de la historia Así, en los inicios, los/as normalistas se configuraron como sujetos/as
civilizadores y transformadores de la población campesina, cuyo compromiso
social, en tanto agente de integración, comenzaba a vislumbrarse. Fue desde estos
inicios que comenzaron a establecerse diferencias en el modo de construir dicho
sujeto, a partir de la condición de género y las ideologías sexogenéricas de la época.
144
No se construyó de la misma manera, al menos desde la política educativa, al
normalista rural hombre que a la normalista rural mujer; un ejemplo fue la existencia
del currículo sexuado en esos primeros años.
En los años treinta y más aun con el cardenismo y su educación socialista,
ese compromiso comunitario y social adquirió centralidad; los/as normalista rural se
erigieron como líderes políticos y comunitarios que, mediante la “concientización
ideológica” de la población, llevarían a ésta a un cambio social (normalista como
factor de cambio social). Lo interesante es que fue en estos años cuando se buscó
un origen social común que permitiera identificarse con su misión apostólica de
transformación: se construyeron entonces como sujetos/as campesinosejidatarios, pobres e indígenas. Sin embargo, como los estudios de Hernández
(2015) y López (2008) sostienen respectivamente, el ingreso de las mujeres en las
ENR de esos años y las Regionales Campesinas se vio restringido por una cuestión
de género y clase.
En el tercer periodo analizado (años cuarenta), los rasgos de los/as
normalistas rurales se adecuaron al proyecto de unidad nacional y modernizador en
educación. Por ende, se habla de un sujetos/as académicos, centrado en el aula
(se deja de lado la proyección comunitaria de su quehacer) y apolítico, que ha
perdido su especificidad, particularidad y diferenciación al desaparecer la
formación docente para el medio rural como consecuencia de la fusión de los planes
de estudio entre las Normales existentes. Este cambio drástico marcó el inicio del
“ahogamiento” del normalismo rural como proyecto político educativo de Estado. No
obstante, dicha estrategia de “ahogamiento” no estará exenta de múltiples
resistencias y movilizaciones por parte de los/as normalistas.
Finalmente, en lo que he llamado tiempos neoliberales en educación, los/as
normalistas rurales se configuran como sujetos sustituibles, en el marco de la
Reforma Educativa, precarizados y criminalizados, como parte del proceso de
criminalización y racialización de la pobreza que resulta de la articulación de las
políticas de desarrollo neoliberal y las políticas de seguridad; generándose una
145
doble permisibilidad de la muerte de ciertos sujetos y su desechabilidad (Mora,
2013; 2015), como los/as normalistas rurales.
En este mismo periodo, el discurso del multiculturalismo neoliberal y su
incidencia tanto en las políticas de identidad del Estado, como en procesos locales
y regionales de reivindicación étnica, si bien fue estratégico para ciertos
movimientos campesinos, aparentemente no tuvo una repercusión directa en el
movimiento normalista rural, que tradujo sus demandas desde un discurso de clase
social, al cual quedó supeditada la dimensión étnica. Sin embargo, esa supeditación
también podría leerse como “una estrategia de resistencia a la heteroclasificación
de las políticas multiculturales desde el normalismo”, donde la etnicidad, presente
en las prácticas de la vida cotidiana del internado, “no se traduce en los códigos
culturalistas del estado multicultural” (González, 2021: comunicación personal). No
hay que olvidar que muchos de estos rasgos no fueron exclusivos de un periodo y
en varios casos permanecieron en más de uno, mientras que otros se transformaron
o desaparecieron en las múltiples reformas educativas y los cambios del discurso
del Estado.
Por otro lado, es importante mencionar que, en cada uno de los periodos, se
buscó hacer explícita la diferenciación genérica en la configuración del sujeto y la
sujeta normalista rural. Sin embargo, sólo pude hacerlo en los primeros dos
periodos, debido a la ausencia de estudios enfocados en las mujeres normalistas
contemporáneas y su construcción como tales. No obstante, lo que sí quedó claro
fue la función habilitante y coactante de las ENR para las sujetas normalistas
rurales, al convertirse en una opción de vida y movilidad social, pero al mismo
tiempo reforzar roles y estereotipos genéricos.
El análisis de las cartas de petición de beca (análisis 1) me permitió analizar
la especificidad contextual propia de la ENRUVA y del contexto etnopolítico de
Oaxaca, que define a la sujeta normalista rural: la amplia diversidad regional,
lingüística, cultural y étnica de aspirantes, las redes de paisanaje, étnicas en
algunos casos, que se empezaron a conformar desde los primeros años de la
Normal, y las organizaciones sociales, municipales y gremiales que fungieron como
146
gestoras para el ingreso. Estos elementos dan cuenta de la construcción de la sujeta
normalista con la que se apelaba al Estado durante el periodo posrevolucionario.
Finalmente, muchas de las transformaciones en la configuración de la sujeta
normalista rural tienen que enmarcarse, además, en la campaña sistemática de
desprestigio hacia el proyecto normalista rural que ha sido posible a partir de una
clara estrategia de doble discurso por parte del Estado mexicano: apoyo y
sostenimiento del proyecto educativo del normalismo rural y sus instituciones, al
menos discursivamente, pero, “ahogamiento” y criminalización del normalismo rural
como proyecto educativo, bajo la forma de una guerra de alta y baja intensidad y la
criminalización de la pobreza (Mora, 2013).
Ahora
bien,
¿de
qué
manera
esta
normalista
rural,
configurada
históricamente en las políticas educativas del normalismo rural, se construye
localmente desde la cultura comunitaria de Villa de Tamazulapan del Progreso y
qué elementos permanecen o se transforman en este contexto? Una respuesta a
este cuestionamiento se ofrece en el siguiente capítulo.
147
Capítulo 3. La construcción local de la sujeta normalista rural: la Escuela
Normal Rural Vanguardia desde la comunidad de Villa de Tamazulapan del
Progreso, Oaxaca
Introducción
Como usuaria del transporte público de Tamazulapan hacia la ciudad de Oaxaca,
en el periodo del paro de la ENRUVA, que abarcó del 28 de agosto al 6 de
noviembre de 2018, me tocó presenciar un par de bloqueos carreteros, a 30 km
aproximadamente de la Normal, en la carretera federal 190 a Oaxaca. Varias
alumnas se encargaban de alzar y bajar un mecate improvisado con tela y ropa para
impedir el libre paso los automóviles, mientras que otras se acercaban a éstos, se
presentaban como alumnas de la ENRUVA y solicitaban una cooperación monetaria
para el servicio del comedor, que cabe recordar, había sido suspendido desde el
inicio del paro. Conseguir recursos para solventar los servicios del internado en
tiempos de paro se vuelve siempre un punto crítico ya que de eso depende la
supervivencia de las alumnas.
No obstante, para los comerciantes, algunos intelectuales orgánicos e incluso
maestras egresadas de la ENRUVA, originarias de Tamazulapan, así como
maestros egresados de otras Normales Rurales, también originarios de la
comunidad, los problemas internos de la Normal Rural y las peticiones de las
alumnas carecían de relevancia y se sumaban a la serie de actividades fuera de las
reglas y el “orden” que debería prevalecer en la institución. “Allí parece que las que
mandan son las alumnas y no los directores, [es] lamentable”, fueron algunas de las
opiniones frecuentes. Y es que justamente en el ámbito comunitario, son las
acciones políticas del Comité Estudiantil, como la toma de camiones o el bloqueo
carretero para pedir alguna cooperación, lo que llama más la atención de la
población y el motivo de enojo y molestia por los “disturbios” ocasionados por las
alumnas que, dicen, “deberían estar estudiando”.
Este tipo de comentarios hacia las normalistas fueron una constante a lo largo
de mi estadía en la comunidad y se combinaron con otros que escuché de la gente
con la que pude platicar: a su llegada a Tamazulapan, la Normal Rural se nombraba
148
como “la escuela del diablo”, la imagen de “libertinas” y “alocadas” de las
normalistas rurales dentro de la comunidad y el interés de un sector de convertir a
la Normal en una Universidad porque ya estaban “hartos” de los movimientos y
paros recurrentes. ¿Quiénes y desde dónde se configuraba a las alumnas
normalistas rurales de esa manera? ¿Por qué se hacía así? ¿Qué elementos
entraban en juego en dicha configuración local? ¿Qué era lo que le valió ser
nombrada como “la escuela del diablo”? Fueron varias preguntas que comencé a
indagar en su momento y que guían el presente capítulo.
Las construcciones peyorativas y estigmatizantes, tanto de las normalistas
rurales como de la propia Normal Rural, por ciertos sectores de la población
tamazulapense no son casos aislados dentro de la propia historia de las ENR, ya
que a nivel nacional y desde su fundación, dichas instituciones estuvieron en la
crítica y los ataques de grupos conservadores católicos (sobre todo en el periodo
cardenista y la educación socialista) así como del Estado mismo después de 1940.
Entre los motivos estuvieron las innovaciones pedagógicas que instauraron (la
coeducación, la escuela activa y el autogobierno), el perfil político de alumnos,
alumnas y docentes (muchos afiliados al Partido Comunista y a las alas más
radicales del magisterio), así como el alto grado de legitimación y apoyo comunitario
que fue ganando el alumnado en los distintos contextos donde se asentaron las
Normales.
Es decir, desde la instauración de las ENR en los años veinte del siglo
pasado, estas escuelas se transformaron en espacios no sólo de enseñanza
académica y formación docente para campesinos e indígenas, sino en opciones de
vida y únicas posibilidades de escolarización para amplios sectores sociales
“desfavorecidos” (Civera, 2008). Además, en el marco de lo que se llamó la
Educación Rural en México, las ENR se convirtieron, junto con el resto de las
escuelas rurales, en el motor de la transformación social (Elortegui, 2017). Por ende,
la misión civilizatoria y de progreso individual y colectivo fueron vistas como
consecuencias de la escuela y el proceso de escolarización; argumentos que fueron
149
usados por un grupo de gestores de Tamazulapan para promover la ENRUVA en la
comunidad.
En esa sintonía, las ENR también fueron lugares donde la formación docente
iba acompañada de una formación que aspiraba a convertir a los/as estudiantes en
líderes político-comunitarios y defensores de las poblaciones ante las injusticias.
Así, la figura del internado que las caracterizó, contribuyó a la formación desde la
autonomía y la organización colectiva, gracias al autogobierno y la formación política
impartida por la FECSM. El compromiso social y búsqueda de la justicia como fines
formativos de los/as normalistas rurales se sostendrá, como mencioné, de manera
más marcada durante la educación socialista, en el gobierno de Cárdenas, en
consonancia también con la concepción de la acción educativa como el instrumento
para el cambio social que arrancaría desde un proceso de concientización colectiva
(Elortegui, 2017). La laicidad, la lucha contra el fanatismo religioso, así como el
interés en el pensamiento científico y las formas de organización en cooperativas y
gobiernos escolares en el internado (Elortegui, 2017) se convirtieron en apuestas
de las ENR y fueron vistas como amenazas para ciertos sectores. Coll (2015)
menciona que en muchas comunidades los curas llamaron a las ENR “las escuelas
del diablo” (justo como ocurrió en Tamazulapan) y amenazaban con excomulgar a
las familias de los que se inscribieran, “además de que corrían rumores sobre
prácticas inmorales que se realizaban en los internados” (83).
Esto último fue un factor importante para que en 1943 los internados dejaran
de ser mixtos para convertirse en unisexuales. La separación, según comenta
Hernández (2015), fue un atentado en contra de la coeducación, que fue tachada
de dañina para las juventudes cuando ciertos sectores conservadores se
encargaron de “satanizar las relaciones cotidianas entre hombres y mujeres dentro
de los internados, adjetivándolas de promiscuas” (Hernández, 2015: 128).
De igual modo, a decir de Coll (2015), el inicio de la contrarreforma agraria,
con el gobierno de Ávila Camacho en los años 40’s, significó un viraje en la política
educativa oficial y fue así como las ENR comenzaron a resultar incómodas, no sólo
para grupos conservadores sino ahora también para los gobiernos: el resultado fue
150
una política informal de ahogamiento, pero también un ataque frontal y sistemático
en contra del normalismo rural (Hernández Navarro, 2013).
Como consecuencia, las ENR comenzaron a ser tildadas de “viveros de
líderes rojillos” y los estudiantes normalistas de “comunistas apátridas”, motes que
se acrecentarían en los años 60’s con el despertar de las movilizaciones
estudiantiles donde el normalismo rural tuvo una presencia importante, y con el
surgimiento de movimientos guerrilleros en varias partes del país, lidereados por ex
normalistas rurales ante el “delirio comunista” del gobierno. Se habla así de las ENR
como “nidos de rojillos”, “semilleros de guerrilleros”, “kínderes bolcheviques” y
“guaridas de malvivientes” (Hernández Navarro, 2013).
La campaña de desprestigio no tendrá fin; a la misma se le añadirá una
ofensiva mediática en contra de la “amenaza normalista”, que como menciona
Hernández Navarro (2013) ha llevado a presentar al normalismo rural como la
“bestia negra pedagógica” y el “cáncer que hay que eliminar”. Como ya se revisó, la
ofensiva se acrecentó a partir del giro neoliberal en educación en los años 80’s y
90’s del siglo pasado y se agudizó en las primeras décadas del siglo XXI, con la
Reforma Educativa de 2013. En este marco contextual la tendencia a la privatización
de la educación pública y la supremacía de estándares universales y cuantitativos
en la llamada “calidad” educativa, hacen del normalismo rural una apuesta obsoleta
para las élites políticas y económicas del Estado.
En dicho contexto, el objetivo de este capítulo es analizar la construcción
situada del normalismo rural y, en particular, de la sujeta normalista rural, en la
comunidad de Villa de Tamazulapan del Progreso, ubicada en la región mixteca
oaxaqueña. Parto de que dicha construcción se encuentra atravesada, en parte, por
las tensiones y faccionalismos político-religiosos y étnicos regionales, que influyen
en las relaciones establecidas entre la ENRUVA y la comunidad. Por otra parte, la
construcción local de la ENRUVA también hace evidente la reproducción de
desigualdades genéricas, de clase y étnicas, así como representaciones
patriarcales dominantes la “buena moral” y “el buen comportamiento” con los que
se juzga el actuar de las mujeres normalistas tanto dentro como fuera de la
ENRUVA.
151
En primer lugar, realizo una descripción de Tamazulapan con algunos datos
generales de la misma, para después centrar la mirada en el análisis de los actores
sociales y las relaciones socio-políticas comunitarias que atraviesan y constituyen
a la ENRUVA en Tamazulapan del Progreso. En este análisis describo a la logia
masónica de la comunidad debido a su interrelación con el grupo dominante y
analizo el papel de la escolarización, las escuelas y la ENRUVA en particular en lo
que nombro un campo social disputado. En este apartado sobresalen las relaciones
de poder y confrontación entre facciones político religiosas y sus luchas por el
control de recursos e influencia política, que median la construcción local del
proyecto educativo modernizador posrevolucionario.
En segundo lugar, explico el proceso de gestión, traslado e instalación de la
ENRUVA, desde la población de San Antonio de la Cal, lugar donde se fundó en
1925, hasta el municipio de Villa de Tamazulapan del Progreso, en la mixteca
oaxaqueña, en 1944.
Destaco el papel del profesor Manuel Quiroz Martínez,
maestro y alto funcionario educativo a nivel estatal y nacional, originario de
Tamazulapan, como gestor principal; quien con el apoyo de las autoridades
municipales y un colectivo de pobladores “liberales” pertenecientes a la masonería,
facilitó el proceso a través de su red de relaciones políticas. El análisis muestra que
la llegada de la ENRUVA se sujeta a las disputas políticas y religiosas comunitarias
entre la masonería y el catolicismo, relaciones que imprimen un sello local al
normalismo rural.
Finalmente, analizo lo que nombro la historia de articulaciones y
desencuentros entre la ENRUVA y la comunidad de Tamazulapan como tejido
relacional que influye también en la construcción de la sujeta normalista. Para
abordar estas relaciones analizo tres espacios y prácticas: 1) el pase automático
para las jóvenes originarias de Tamazulapan, 2) las redes familiares de trabajadores
no docentes y 3) las conductas socialmente sancionadas de las estudiantes en el
espacio público comunitario.
152
3.1 Datos generales de Villa de Tamazulapan del Progreso
Villa de Tamazulapan del Progreso tiene dos características geográficas que le
confieren cierta particularidad a nivel regional. La primera es su clima frío durante
casi todo el año y extremo en invierno, como consecuencia de los 2200 metros
sobre el nivel del mar en que se sitúa. Este clima es uno de los puntos más
mencionados dentro de la experiencia de ex docentes y egresadas en su paso por
la ENRUVA, sobre todo de aquéllos y aquéllas provenientes de regiones calurosas
y costeñas de Oaxaca.
La otra característica es que se encuentra en un valle y sobre un manto
acuífero, aspecto que contradice la generalidad de pensar la mixteca oaxaqueña
como un desierto árido. Este hecho le permite a Tamazulapan contar con
nacimientos de agua dulce, en particular dos de ellos conocidos como el Ojo Chico
y el Ojo Grande, que también son utilizados para consumo humano y agrícola.
Además, hay nacimientos de agua azufrada; uno de los más famosos fue convertido
en alberca y centro recreativo por la Sociedad Cooperativa “Liberación mixteca”
Balnearios de Atonaltzin, fundada el 15 de mayo de 1943 (Reyes, 2009).
Esta agrupación, mejor conocida entre la población como los alberquistas,
tuvo un papel importante en la gestión de la ENRUVA, por dos motivos: 1) sus
integrantes solicitaron ayuda a quien sería el principal gestor del traslado, el profesor
Manuel Quiroz Martínez, y 2) lograron conseguir los locales y terrenos de cultivo
“para las prácticas agrícolas” que la SEP exigía como condición para autorizar el
cambio de sede a Tamazulapan.104
Los nacimientos de agua nutren el llamado Río Sabino, el cual desemboca
en la Barranca Seca y forma a su vez el Río de Oro; este hace funcionar una planta
hidroeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ubicada en la agencia
municipal de Tamazulapan llamada precisamente Río de Oro. En los años 60’s y
hasta los 90’s del siglo pasado, dicha planta fue una fuente importante de empleo
104
Información obtenida de documentos provenientes del Fondo Incorporado Manuel Quiroz Martínez, de la
Universidad de Sonora, en Expediente 7: “Traslado de la Escuela Normal Rural de San Antonio de la Cal,
Oaxaca a Tamazulápam, del mismo Estado” 1943-1957, caja 7, perteneciente a la Serie 04 “Proyectos”, de la
Subsección: Labor Administrativa, de la Sección: Educación. De aquí en adelante los documentos
pertenecientes a este Fondo serán referenciados simplemente con FIMQM.
153
para la población. Según los testimonios de varias egresadas de la ENRUVA y
población de Tamazulapan, muchos trabajadores se convirtieron en esposos de las
estudiantes normalistas o en “partidos cotizados” por las mismas.
La existencia de “mucha agua”, como generalmente se nombra en la
comunidad a todos estos manantiales, y su aprovechamiento económico y político
por determinados grupos, convierten a Tamazulapan en un lugar privilegiado de la
región, haciéndose acreedor del sobrenombre de “Oasis de la mixteca”.
Según INEGI (2020) el total de habitantes del municipio es de 8236,
distribuidos en diez agencias municipales, localidades y rancherías. Sin embargo,
el mayor número de población se concentra en la cabecera municipal. La población
se divide en tres grandes barrios, que cuentan con un santo o santa patrona,
subdivididos a su vez en 13 barrios. Tal como lo muestra la siguiente foto, la
carretera federal libre 190 que conecta Oaxaca con la Ciudad de México atraviesa
Tamazulapan a la mitad, dejando al pueblo dividido en dos grandes partes. La
Escuela Normal Rural Vanguardia se encuentra ubicada sobre esta misma
carretera.105 (Ver Imagen 3)
Imagen 3. Carretera federal 190 que divide a Tamazulapan en dos partes.
Foto de Daniel Santiago Reyes, recogida en la web.
105
Precisamente esta carretera fue uno de los principales argumentos usados para el traslado de la Normal Rural
a Tamazulapan ya que, se dijo en su momento, aseguraba la buena conexión y comunicación de la comunidad
con grandes centros urbanos como Oaxaca, Ciudad de México, Tehuacán e incluso Huajuapan de León,
convirtiendo así al municipio en una zona estratégica.
154
Según las entrevistas con pobladores, la división de Tamazulapan en dos
grandes partes (a la derecha e izquierda de la carretera federal), refleja también una
división étnica de la región: de un lado vivían los mixtecos (o descendientes del
pueblo mixteco) y del otro los chocholtecos. Esta información alude en cierta medida
a la conformación barrial de la época prehispánica que, según Pardo y Acevedo
(2013), dividió al municipio en barrios con predominancia de pueblos mixtecos y
chochos. Sin embargo, como las mismas autoras mencionan en su estudio
sociolingüístico del estado de Oaxaca, el desplazamiento de estas lenguas por el
español ha sido constante, sobre todo, aunque no exclusivamente, por el
movimiento mercantil de la región, que se mantiene hasta la fecha debido a la
relativa cercanía del municipio con dos centros urbanos y comerciales importantes:
Huajuapan (Oaxaca) y Tehuacán (Puebla).
Durante el trabajo de campo fui testigo del desplazamiento lingüístico, puesto
que en ninguno de los espacios comunitarios por donde me moví (las escuelas, el
palacio municipal, la iglesia, el mercado106) pude escuchar a la gente hablar mixteco
o chocholteco. Sin embargo, en términos identitarios, conocí a un grupo de
tamazulapenses activistas e interesados en la reivindicación de la identidad
chocholteca, mediante la investigación, difusión y divulgación de prácticas y
tradiciones del pueblo chocholteco en proceso de desaparición: bailes, cantos,
leyendas, pintura, tipos de construcciones, juegos, vestimenta y la lengua misma.
En su mayoría eran adultos mayores de 30 años, varios de ellos docentes jubilados
y algunas egresadas de la ENRUVA. Estuve en algunos talleres, presentaciones y
actividades comunitarias realizadas por dicho grupo, por desgracia, muchas de
éstas con poca afluencia. Y es de esperarse ya que, junto con la casi exclusividad
del español como lengua de uso en la comunidad, la autoidentificación étnica no fue
106
En este punto tengo que precisar que los días de plaza en Tamazulapan (que son los días miércoles), se
reúnen gente de las distintas comunidades de la región, en muchos casos de pueblos con mayoría de hablantes
de mixteco o de chocholteco, casi la mayoría adultos o ancianos que llegan a Tamazulapan a vender sus
artesanías o productos. Por lo tanto, es posible escuchar otras lenguas además del español, pero de personas no
originarias de Tamazulapan.
155
un tema mencionado, a excepción de las y los integrantes del grupo de activistas
en cuestión.
Sobre la organización política y social de Tamazulapam, destaca el hecho de
que, hasta antes de 1980, las autoridades principales (presidente municipal y
síndicos) se elegían por la asamblea de acuerdo a los sistemas normativos
internos107, y los puestos no recibían ninguna paga ya que eran vistos como un
servicio a la comunidad.108
A partir de dicho año, según Santiago (2012), se introdujo el sistema de
partidos políticos, siendo el PRI, el PRD y el PAN, junto con Unidad Popular, los
más presentes en las contiendas. El PRI siempre “acaparó” la presidencia
municipal, con una alternancia en 2010 cuando ganó por primera vez un partido de
oposición, el PRD.
Este elemento es relevante para la investigación ya que el traslado de la
Normal a Tamazulapan en 1944 tuvo que ser avalado mediante asamblea
comunitaria. Desde entonces las sucesivas administraciones municipales han
establecido diferentes relaciones con la Normal, con mayor o menor acercamiento.
La introducción del sistema de partidos políticos muestra también la erosión de la
organización política comunitaria. Dentro del listado de presidentes municipales que
elaboró Reyes (2009), que abarca de 1862 a 2010, sobresalen durante el siglo XX
varios integrantes de la Cooperativa de Balnearios, fundadores también de una logia
masónica, misma que va adquiriendo gradualmente mayor control político en la
comunidad.
Los sistemas normativos internos o comunitarios en Oaxaca, llamados muchas veces “usos y costumbres”,
obtuvieron reconocimiento jurídico en 1990, con la modificación del artículo 16 de la Constitución oaxaqueña,
donde se concede a los pueblos indígenas el derecho a la autodeterminación que se expresa como autonomía,
además de reconocerles el derecho a la jurisdicción que significa tener la facultad para aplicar sus propias
normas. Sobre los alcances de este reconocimiento y los puntos de conflicto con la realidad oaxaqueña, Ver
Martínez, Juan Carlos (2006) “Los límites del reconocimiento de sistemas normativos y jurisdicción de los
pueblos indígenas de Oaxaca”, en Alteridades, vol. 16, núm. 31, pp. 49-59.
108
De acuerdo a Elizabeth Santiago (2012) el nombramiento de la autoridad municipal por “usos y costumbres”
data del siglo XVIII, ya que se tiene registro del mismo a partir de 1862, según los documentos del archivo
municipal. De igual modo, la misma autora menciona que dicho cambio de autoridad se realizaba mediante una
ceremonia solemne donde se hacía entrega del bastón o vara de mando a los nuevos gobernantes. Junto con esta
ceremonia, prosigue Elizabeth, el papel de la asamblea del pueblo era central en tanto canal de comunicación
entre las autoridades y la ciudadanía, ya que fungía como órgano rector en la toma de decisiones para el progreso
de la comunidad. No obstante, ni la ceremonia ni las asambleas se han realizado desde el cambio de sistema de
representación política. Donde sí se siguen realizando asambleas es en Bienes Comunales.
107
156
Finalmente, como toda la región mixteca oaxaqueña, la población de
Tamazulapan migra a Estados Unidos como una opción laboral. Si bien, según
INEGI (2010), el municipio tiene un grado de intensidad de migración bajo, con tan
sólo 2.6% de viviendas con emigrantes hacia Estados Unidos, lo cierto es que los
procesos de reclutamiento para jornaleros agrícolas y la mención de tener familiares
en Estados Unidos o haber sido migrante durante un tiempo en dicho país, fueron
elementos que escuché comúnmente en las entrevistas. Durante el trabajo de
campo dentro de la cabecera municipal, era común mirar anuncios pegados en los
postes donde se solicitaban jornaleros para trabajar en Estados Unidos, ya sea en
los campos agrícolas o en el área de la construcción (Ver imagen 4).
Imagen 4: Anuncio pegado en un poste del centro de Tamazulapan.
Foto tomada por Velia Torres Corona, 2019.
De igual modo, a finales de enero de 2019, pude presenciar el proceso de
reclutamiento de jornaleros agrícolas para Estados Unidos, mediante una AC
llamada Redes de Desarrollo Social. Días antes del evento, se estuvo perifoneando
por la comunidad la fecha, hora y motivo del mismo. Éste se llevó a cabo en la plaza
principal de Tamazulapan y según la información general que pude escuchar, la AC
157
se encargaba de reclutar a los jornaleros por regiones, así como tramitar la Visa
H2A, usada para los trabajadores agrícolas.109
De igual forma, en Tamazulapan existe una alta migración interna,
especialmente a la Ciudad de México por cuestiones laborales, o a las ciudades de
Oaxaca y Puebla para realizar estudios universitarios. El caso de la migración hacia
la Ciudad de México es interesante ya que existe un amplio número de familias que
se encuentran como residentes ya de dicha ciudad, aunque esporádicamente viajan
a Tamazulapan en periodos vacacionales. Esta relación estrecha con los
tamazulapenses radicados en la capital de país data ya de varios años, tal como se
deja asentado en un documento fechado el 5 de octubre de 1955, elaborado por la
Organización Amigos de la Escuela Normal Rural de Tamazulapan110, dirigido al
Secretario de Educación Pública de la Ciudad de México, donde se cita a la Junta
de Mejoras Materiales para la Villa de Tamazulapan como un grupo de personas
radicadas en la Ciudad de México que efectúan, a la distancia, distintas obras
encaminadas a “mejorar” el municipio.111 Esta misma Junta, en 2019, promocionaba
públicamente algunas de las obras realizadas para la fiesta patronal de mayo. Por
lo tanto, infiero que desde esos años esa Junta sigue activa en el municipio y
cumpliendo su papel como red de paisanaje y de colaboración con la comunidad de
origen.
3.2 Actores sociales y relaciones socio-políticas comunitarias en Villa de
Tamazulapan del Progreso
Este segundo apartado tiene como meta principal describir la red de actores
sociales y relaciones socio-políticas comunitarias que constituyen y le dan forma a
la Normal Rural en Tamazulapan, y mostrar cómo en dicho tejido social,
caracterizado por la confrontación entre facciones político religiosas y sus luchas
109
Este tipo de Visa es temporal y tiene limitaciones para la estadía, pero básicamente es el jefe de la empresa
contratista el que tiene que realizar los trámites para su solicitud, así como el pago de la misma.
110
Organización que se conformó en los años 40’s para gestionar la construcción del edificio de la ENRUVA,
mismo que ya había sido “prometido” por el entonces jefe de la Secretaría de Educación Pública, Alfonso
Caso. De esta organización hablaré en el siguiente apartado.
111
Documento del Archivo Personal de Pedro Guerrero Quiroz (APPGQ).
158
por el control de recursos, se construyen distintas imágenes y representaciones de
las normalistas rurales.
Por facción me refiero a grupos de conflicto político temporales, organizados
en oposición a uno o más grupos, “informales, espontáneas, partidarias de un líder
y organizadas para la consecución de un fin particular y disueltas cuando este
propósito se cumple o se arruina” (Lewellen, 2003: 148). Una característica
importante es que las facciones surgen y se nutren del conflicto (Nicholas, 1965).
Los grupos políticos religiosos en Tamazulapan son facciones, puesto que
su conformación y rivalidad más explícita se da temporalmente durante la gestión,
llegada y edificación de la ENRUVA, concentrándose alrededor del cura de
Tamazulapan, contrario a la llegada de la ENRUVA, y el grupo de liberales
masónicos que defendía su traslado a la comunidad. Sin embargo, las tensiones y
pugnas entre ambos grupos existieron mucho antes de la llegada de la ENRUVA.
El grupo liberal masón estuvo conformado en los años cuarenta por varios de
los alberquistas, referidos en el apartado anterior como las personas fundadoras de
la Cooperativa de Balnearios, circunstancia que les permitió tener el control de
ciertos recursos gracias a su capital económico, peso político y redes masónicas.
Sin embargo, las redes masónicas de este primer grupo han sido el elemento más
visible de confrontación con el grupo católico.
Por lo tanto, los integrantes del grupo liberal masón, cuentan con historias de
desencuentros comunitarios, sobre todo con un sector católico en particular. A decir
de ellos, desde la fundación de la logia (1945), dicho grupo religioso se empeñó en
confrontar, hostigar y difamar a la agrupación y a sus integrantes a tal grado de
originar confrontaciones entre los fundadores y dicho sector. En esos primeros años,
el párroco de la iglesia fue uno de los principales opositores de la logia.
Según la versión de dichos integrantes, uno de los eventos que organizó el
padre, como parte de las acciones para contrarrestar la presencia de la logia
masónica, fue la realización de la Santa Misión. Las misiones son actividades que
llevan a cabo las comunidades religiosas, con una duración de ocho días y donde
el objetivo es “despertar la espiritualidad en la gente y dedicar días a la reflexión”
(Félix Reyes, entrevista realizada el 7 de enero de 2019), además de que las
159
actividades están dirigidas a la gente de las agencias municipales, los ranchos y los
pueblos cercanos de la región. Sin embargo, siguiendo la versión de los integrantes
de la logia, la Santa Misión llegó a la comunidad con un discurso “agresivo” hacia
ciertos sectores, en un tono de penitencia, pecado y castigo hacia aquéllos que se
salían de lo católicamente correcto, como los masones (Arnoldo Arroyo, entrevista
el 14 de noviembre de 2018).
Con el tiempo, esta situación de rechazo y conflicto hacia la agrupación
masónica pareció haber disminuido, aunque todavía hace pocos años, según la
entrevista con Arnoldo Arroyo, un conocido suyo, también masón, fue señalado por
el párroco de la comunidad y se le prohibió entrar a un bautizo debido a su filiación
en la masonería (Arnoldo Arroyo, entrevista realizada el 7 de noviembre de 2018).
No obstante, además de las tensiones y pugnas en el terreno religioso, estas
facciones están confrontadas en términos políticos puesto que históricamente se
han disputado los puestos de representación comunitaria (presidencia municipal) y
también en el terreno ideológico, entre posicionamientos anti-comunistas y
conservadores, por un lado, y liberales y progresistas, por otro, tal como se verá en
los siguientes apartados.
3.2.1 La logia masónica Atonaltzin
El papel de la logia masónica Atonaltzín de Tamazulapan ha sido central en: 1) la
gestión de distintas proyectos y servicios, a través de la presidencia municipal, 2) la
organización de eventos y construcción de obras (como el Monumento a Benito
Juárez, ubicado en la plaza principal de la comunidad), y 3) la gestión de escuelas,
como la ENRUVA (1944) y un preescolar (1969).
Me percaté del papel de la masonería en los documentos consultados en
archivos personales, relacionados con la construcción del edificio de la ENRUVA y
la defensa comunitaria de la misma ante los ataques de ciertos sectores
160
religiosos.112 En éstos113 se menciona el origen de la logia Atonaltzin durante los
años 40’s del siglo pasado, con la creación de una Asociación Cívica llamada Benito
Juárez, lidereada por el maestro Manuel Quiroz, originario de Tamazulapan y en
esos años subdirector de la Escuela Nacional de Maestros, en la ciudad de México.
Esta asociación fue creada el 31 de enero de 1945 y a la cual se le otorgó una carta
de reconocimiento de la Jurisdicción de la Logia Independiente Mexicana del Gran
Oriente del DF, quedando como sus “tres luces”114 Román Mendoza, Rodrigo Cortés
Quiroz y Leonardo Bazán Bautista. Fue hasta el 21 de junio de ese mismo año
(1945) cuando la Logia Benito Juárez, del estado de Oaxaca, otorgó una carta
patente a dicha logia y el 21 de julio de 1945 cuando queda legalmente constituida
y consagrada, llamándola Atonaltzin, en referencia al Rey de la región
chocholteca.115
En el libro del maestro Pedro Guerrero (1996), intelectual de Tamazulapan,
aparece una foto “el grupo de los once” que, según su versión116, hicieron posible la
instalación de la logia masónica Atonaltzin. Muchos de los nombres enumerados
aparecen reiteradamente en el proceso de gestión y traslado de la ENRUVA, pero
112
Sin embargo, debo aclarar que mi objetivo no será profundizar en la masonería y en el papel que jugó dentro
de las relaciones sociales y políticas a nivel local (Tamazulapan), estatal (Oaxaca) o nacional (México). Realizar
esto me desviaría del centro de la investigación y supondría un trabajo documental y analítico más minucioso.
Como expondré en el siguiente apartado, el tema de la masonería será abordado en la medida que esté implicado
en el proceso de gestión, traslado y construcción del edificio de la ENRUVA y me remitiré a una mera
descripción de su implicación, sin dejar de resaltar posibles vías posteriores de investigación en esa temática,
así como su relevancia.
113
Uno de estos documentos tiene como título “Historia de la resp.’. Log.’. Simb.’. Atonaltzin núm. 37”, es
decir, Historia de la respetable logia simbólica Atonaltzin número 37. Este documento pertenece al Archivo
Personal de Belisabeth Cortés López (APBCL). El señor Belisabeth es hijo de uno de los fundadores de dicha
logia. El texto cierra con el nombre de Pedro Guerrero Quiroz, así que parece ser que él fue el autor del mismo.
El maestro Pedro es el mismo que mencionó antes como autor de un libro sobre la historia y tradiciones de
Tamazulapan.
114
En la masonería, las tres luces están representadas por el libro sagrado, el compás y la escuadra (Diario
Masónico, 27 de noviembre de 2018). De acuerdo al mismo documento referenciado, según un texto de un
ritual la Biblia sirve para dirigir y gobernar la fe, la escuadra para regular sobre ella las acciones y el compás
para trazar límites que no se deben transgredir con respecto a algún hombre, particularmente los “hermanos”
(otros masones). En ese sentido, quizá los tres nombres mencionados hagan referencia a tres figuras de
responsabilidad y autoridad dentro de la logia recién formada.
115
Atonaltzin fue el último emperador de la dinastía de Coixtlahuaca, en la región chocholteca del estado de
Oaxaca, vencido por Moctezuma II en 1490 (INAFED, 1988).
116
Es importante mencionar que el maestro Pedro Guerrero fue masón, incluso firmaba sus documentos con
M.M, es decir, Maestro Masón, que significa que alcanzó el grado 3, uno de los niveles dentro de la masonería.
161
también dentro del listado de presidentes municipales y del grupo de los
alberquistas, como Román Mendoza o Leonardo Bazán (Ver Imagen 5).
Imagen 5. El grupo de los once o los once liberales que fundaron
la logia masónica Atonaltzin. Autor: Pedro Guerrero. Publicada en Guerrero (1996).
Junto con esta información, en un documento personal de un hijo de uno de
los primeros integrantes de la logia Atonaltzin117, se refiere que la comunidad de
Tamazulapan contó con una logia masónica antes de 1945, con antecedentes
desde 1867, ligada al rito yorkino, según un texto llamado “Los orígenes en la
mixteca”, cuya autoría, de acuerdo a dicho documento personal, es del maestro
Pedro Guerrero.118
3.2.2 Creación de escuelas, educación pública y normalismo: campo social
disputado
La ENRUVA convive con todos los niveles educativos en Tamazulapan: desde
educación inicial119, con un Centro de Desarrollo Infantil (CENDI)120 y preescolares,
117
Apuntes de memoria, Lo que fui y lo que soy, texto de Octavio A. Mendoza V., hijo de Lauro Mendoza, de
quien hablaré más en el siguiente apartado. El maestro Pedro falleció en agosto de 2018, unas dos semanas
antes que yo llegara al trabajo de campo.
118
No pude encontrar este texto en ninguno de los rchivos que consulté.
119
La educación inicial es el servicio educativo que se brinda a niños y niñas menores de 6 años.
120
Los CENDIs en Oaxaca son centros donde se ofrece maternal (niños menores de tres años) y educación
preescolar para hijas e hijos de trabajadores del sistema educativo afiliados al Sindicato Magisterial: docentes
y trabajadores no docentes.
162
hasta educación superior con ella. Dentro de los preescolares, que son cinco, hay
uno particular dirigido por madres Diocesanas del Señor de los Corazones y de
Santa María Guadalupe (Reyes Gómez, 2009). También existe un Centro de
Atención Múltiple (CAM) donde se oferta educación preescolar, primaria y algunos
oficios dentro del nivel de educación especial121 y una Misión Cultural, según el texto
de Santiago (2012).
Además de esta amplia oferta educativa, Tamazulapan es sede de una
supervisión escolar de educación preescolar, cabecera de sector de educación
primaria (con tres zonas de tres municipios diferentes) y sede una supervisión de
secundarias técnicas.
Dentro de la oferta educativa, me parece relevante mencionar, por la relación
que guarda con el carácter católico de la comunidad y, por ende, su
conservadurismo, que alrededor de 1948 se fundó una primaria católica 122, por el
entonces párroco Nicolás López Herrera, misma que ofreció el servicio por casi 19
años, el tiempo de estadía del padre Nicolás en la comunidad. Según entrevistas
realizadas a exalumnos de dicha escuela, la primaria solamente tenía hasta cuarto
grado y alumnas y alumnos estudiaban por separado. No contaba con validez oficial
por lo que, una vez concluido los cuatro años, el alumnado tenía que ingresar a la
primaria federal para que se les validaran sus estudios. La gran ventaja es que iban
“más adelantados” ya que “un año en la primaria católica eran como dos años de la
primaria federal” (Arnoldo Arroyo, entrevista el 7 de noviembre de 2018). El servicio
era gratuito por lo que muchas personas mandaron a sus hijos a dicha escuela. Sin
embargo, uno de los entrevistados recuerda a la primaria como la “santa
inquisición”, debido al trato cruel que recibían a veces de los maestros.
121
La educación especial se concentra en brindar una atención a niños y niñas con discapacidad cognitiva,
psíquica y motora, de acuerdo a sus características, capacidades y necesidades.
122
Al no contar con registros de dicha escuela en ninguno de los libros sobre Tamazulapan consultado, sólo por
entrevistas o pláticas con exalumnos de la misma, decidí visitar el archivo de la parroquia de Tamazulapan para
indagar sobre la misma. Sin embargo, el párroco Porfirio (t) no me permitió la entrada al mismo y negó la
existencia de algún documento sobre dicha primaria. Por fortuna, en la revisión de prensa en dos periódicos de
Oaxaca (El Imparcial y Oaxaca Gráfico), de 1962, encontré referencia a la “Escuela particular parroquial de
Tamazulapan” (nota del viernes 23 de noviembre) y la “Escuela católica Dios y Patria” (nota del lunes 26 de
noviembre). Precisamente el maestro de dicha primaria, según los periódicos, participó en la organización el
asalto al cuartel militar en Huajuapan, como explicaré hacia el cierre del apartado.
163
Un punto relevante que puede explicar esta numerosa oferta educativa es
que Tamazulapan se posiciona como un municipio con amplia presencia de centros
educativas adheridos a la Sección 59 del Sindicato, la sección sindical que se
separó de la CNTE.123 De acuerdo a las entrevistas con docentes de la región, varias
partes de la mixteca oaxaqueña son vistas como bastión de la 59 y, por ende, como
traidoras al Movimiento Democrático Magisterial, según la perspectiva de la Sección
XXII de la CNTE. Así, desde el 2006, cuando la primaria más antigua de la
comunidad -la Primaria Gregorio Torres Quintero, fundada en 1931- decidió
cambiarse a la sección 59, comenzaron a surgir, en años posteriores, otras
instituciones educativas (preescolares, primarias y secundarias) de la Sección XXII
con el fin de contrarrestar la presencia de la 59 en la región. Por lo tanto,
actualmente existen una institución de educación inicial, seis preescolares, cuatro
primarias, una escuela de educación especial, una misión cultural, tres secundarias,
un bachillerato y la ENRUVA, todas ellas pertenecientes a la Sección XXII, la
Sección 59 e incluso escuelas pertenecientes al Sindicato Independiente de
Trabajadores de la Educación por México (SITEM).124
Muchas maestras originarias de Tamazulapan, egresadas de la ENRUVA y
pertenecientes a la Sección XXII, tuvieron que “pasarse” a la Sección 59 para poder
El nacimiento de la Sección 59 se remonta al conflicto del 2006 en Oaxaca, cuando el plantón de los maestros
en el zócalo de la ciudad de Oaxaca fue disuelto de manera violenta por el entonces gobernador Ulises Ruíz,
ocasionando uno de los movimientos magisteriales y populares más importantes del siglo XXI. Justo en el
marco de dicho paro que duró más de 4 meses, un grupo de disidentes de la Sección XXII decidió separarse de
la misma y crear la Sección 59 con el objetivo, se dijo, de terminar con las prácticas sindicales “asfixiantes y
en detrimento de la academia, para ello decidieron crear otra sección sindical con el supuesto de privilegiar la
calidad educativa” (Cardoso, 2016: 81). Dicha Sección sería reconocida después por el Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación, el sindicato oficialista. Una de las consecuencias más visibles de este hecho fue
la división de las comunidades y los padres y madres de la familia ya que en una misma comunidad podía haber
escuelas pertenecientes a la Sección XXII y a la Sección 59.
124
El SITEM tuvo su registro el 25 de enero de 2011 y según sus primeros dirigentes, tenía como objetivo ser
una contraparte al SNTE, con el objetivo de impulsar una educación de excelencia. Los primeros integrantes
fueron del Distrito Federal, Quintana Roo, Hidalgo, Veracruz, Querétaro, Guanajuato y Puebla. Para más
información, ver http://www.frecuencialaboral.com/maestroscreanuevosindicato.html. El SITEM Oaxaca se
constituyó hasta 2018 y uno de sus principales dirigentes fue Humberto Alcalá Betanzos, ex Secretario General
de la 22 y de la Sección 59. De acuerdo a pláticas con varios docentes de la 22, el SITEM en Oaxaca comenzó
a tener auge después de la Reforma Educativa ya que a muchos egresadas y egresados de Normales se les
ofreció una plaza segura siempre y cuando presentaran la famosa evaluación educativa. Ante la incertidumbre
de la obtención de plazas desde las negociaciones de la Sección 22, muchos egresados y egresadas optaron por
esta opción. Lo que sí es evidente es que en el estado existen escuelas particulares para recibir a cada una de las
secciones sindicales, ocasionado así más división comunitaria de la que existían con la existencia de la 22 y de
la 59, como comento en el texto.
123
164
conseguir su cambio a la comunidad, debido a la alta demanda que había de dichos
puestos dentro de la Sección XXII, al ser una cabecera municipal. Ese fue el caso
de varias de las egresadas que pude entrevistar, originarias de Tamazulapan y que
se jubilaron en la primaria Torres Quintero. Además, en las entrevistas, muchas
externaron su postura crítica frente a los paros, suspensiones, bloqueos, marchas
y demás acciones políticas que los maestros de la XXII realizan en Oaxaca. Como
el tema de la Reforma Educativa estaba reciente, varias incluso externaron el error
que había tenido la XXII en rechazar la evaluación educativa ya que se trataba,
según su opinión, de una buena oportunidad de “sacar a los maestros flojos” del
sistema educativo.
Esta situación educativa y sindical dentro de Tamazulapan se articula con la
conformación de las facciones políticas y religiosas comunitarias ya existentes. Es
decir, a las divisiones mencionadas se suman los conflictos existentes entre las
secciones sindicales dentro del magisterio, en donde trabajadores docentes y no
docentes de la ENRUVA pertenecen a la Sección XXII y, por consecuencia, las
alumnas, como futuras trabajadoras de la misma sección, son asociadas a la misma
como estudiantes. Así, tanto sus marchas, como paros, bloqueos y demás acciones
políticas realizadas durante sus movimientos estudiantiles son vistas con “malos
ojos” dentro de Tamazulapan, especialmente por aquellos sectores críticos de la
Sección XXII y que en muchos casos resultan ser adherentes a la Sección 59.
Además de esta amplia oferta educativa, en varias ocasiones escuché decir
a las personas entrevistadas: “Tamazulapan es un pueblo de maestros”, lo que en
efecto confirmé durante mi proceso de búsqueda de egresadas y egresados, ya que
descubrí la amplia red de maestras y maestros existente en la población.
Un argumento recurrente para defender la presencia de la Normal Rural en
Tamazulapan fue el auge económico que desarrolló para la población. Y esta
percepción es correcta ya que, junto con la agricultura de autoconsumo 125, el
Sólo en un par de entrevistas, las personas refirieron dedicarse a la agricultura como “ocupación” o se
autoadscribieron como campesinas. Sin embargo, lo más común fue encontrar en las casas de ciertas familias
una pequeña cosecha de maíz en sus patios, justamente en la temporada de octubre-noviembre, familias donde
los integrantes contaban con otras ocupaciones y empleos como sustento.
125
165
comercio y la prestación de servicios126, el turismo127 y la maquila de mezclilla128, la
llegada de la ENRUVA a Tamazulapan en 1944 trajo una importante demanda de
servicios que se ha traducido en fuente de recursos económicos para un gran sector
de la población. Según las entrevistas y pláticas con gente de la comunidad y con
egresadas de la Normal, muchos comerciantes de carne, frutas y verduras se
convirtieron en proveedores para la comida del internado, además de que la
demanda de ropa, papelería y, más recientemente, servicios de internet, constituyen
fuente de ingresos para el comercio local. Pero quizá uno de los mayores beneficios
de la ENRUVA, especialmente para las jóvenes mujeres de la comunidad, no sólo
en términos económicos, fue la posibilidad que les brindó de estudiar “para maestra”
y salir con una plaza segura. Justamente los empleos de gobierno e instancias
federales son otra posibilidad de trabajo para la población de Tamazulapan, entre
los cuales el magisterio constituye uno de los más recurrentes.
La red de maestros y maestras hallada en la comunidad se conformaba de la
siguiente manera. En el caso de las maestras, la gran mayoría era egresada de la
ENRUVA y originaria de Tamazulapan. En menor medida, encontré también
maestras provenientes de otras regiones del estado que se habían casado con
algún tamazulapense, y maestras egresadas de la Normal Experimental de
126
Con esto me refiero a restaurantes, fondas y hoteles y transportes. Y es que existe un amplio número de
trabajadores que viven durante la semana en el municipio: docentes de educación inicial, preescolar, primaria,
secundaria, bachillerato y de la Normal y otros trabajadores de bancos (Banco Azteca, Caja de ahorro y Bansefi)
e instancias federales (correo, oficinas de la Comisión Federal de Electricidad, Delegación de Tránsito,
recaudación de rentas de la Secretaria de Finanzas Estatal). Este número amplio de trabajadores implica también
la oferta de espacios en renta y el servicio de transporte: camionetas, taxis y camiones. Las primeras son las
más comunes y la ruta es Oaxaca-Huajuapan con la población de Tamazulapan como punto intermedio, con un
horario de cinco de la mañana (o a veces antes) hasta las 10 de la noche.
127
Una de las atracciones turísticas más importantes es el Balneario Atonaltzin, originado con el ojo de agua
azufrada convertido en alberca y donde la Cooperativa “Liberación mixteca”, comentada anteriormente,
construyó un complejo de entretenimiento, uno de los atractivos turísticos más importantes del municipio y de
la región. Casi todo el año reciben visitas, aunque es evidente que la afluencia aumente en periodos vacacionales
(semana santa y vacaciones de verano), lo cual trae una derrama económica importante para los hoteles,
restaurantes y demás comercios turísticos.
128
La fábrica se encuentra a unas cuadras del centro de la comunidad y, como en cualquier otra fábrica
maquilera, según me comentó una colaboradora, los salarios son bajos y las jornadas de trabajo extenuantes,
además de que se conoce que la fábrica pertenece a Kamel Nacif, empresario mexicano de origen libanés,
relacionado con distintos gobernadores y senadores priístas, y que en 2005 fue nacionalmente conocido por ser
mencionado dentro de una red de pedofilia en un libro de la periodista Lydia Cacho. Esta fábrica maquilera no
es la única en la región, supe, a través de entrevistas, de una maquila de camisas en Nochixtlán y de varias en
la mixteca poblana, ubicadas en el Valle de Tehuacán.
166
Teposcolula, de Huajuapan y probablemente de algún otra Normal de la ciudad de
Oaxaca, debido a la cercanía.129
En el caso de los maestros hombres, mi sorpresa fue grande cuando conocí
una amplia red de egresados de otras ENR del país, como la Normal Rural de
Mactumatzá en Chiapas, la Norma Rural de Tenería en el Edomex e incluso de la
Normal Rural de Ayotzinapa, en Guerrero, todas ellas con internados varoniles.
También encontré egresados de otras Normales no rurales, como el caso de las
maestras.
Un aspecto interesante en esta segunda red de egresados normalistas
varoniles, es que, si bien se había formado por la relación estrecha que mantienen
las ENR del país y, por ende, con la ENRUVA como espacio de promoción de las
convocatorias de ingreso, su constitución también provenía de trabajadores no
docentes originarios de Tamazulapan, que habían laborado en las tres ENR
varoniles ya mencionadas. En este caso, al ingresar al nivel de formadores130, los/as
trabajadores no docentes habían sido asignados a otras ENR o habían rotado de la
ENRUVA. Su presencia en dichas escuelas posibilitó que poco a poco fueran
“invitando” a sus familiares o conocidos a ingresar, recomendándolos, apoyándolos
con hospedaje, contactos e información de las convocatorias y procedimientos a
seguir.
En suma, como dijo una egresada originaria de Tamazulapan, un beneficio
del establecimiento de la Normal Rural en la comunidad consistió en que a muchas
mujeres les dio una profesión con un ingreso fijo que, aunque es “poco”, les permitió
“mejorar” su situación económica.
De esta manera, la ENRUVA se inscribe en una red de relaciones sociopolíticas comunitarias, que forma parte del proyecto educativo, pero también
político, del grupo con mayor control del territorio y sus recursos (los alberquistas y
su Cooperativa), control económico e influencia política (presidentes municipales) y
Tamazulapan se encuentra a tan sólo dos horas de la ciudad de Oaxaca, a 35 minutos de la ciudad de
Huajuapan y a 40 minutos de Teposcolula.
130
El nivel de formadores es el nombre oficial para el sistema educativo en Oaxaca que abarca a las Escuelas
Normales, junto con la Universidad Pedagógica Nacional y los Centros de Actualización del Magisterio (CAM).
129
167
recursos producto de sus relaciones político-religiosas (agrupación masónica
Atonaltzin). En tanto agentes de la modernidad del Estado, promoverán el traslado
de la ENRUVA. Así, la Normal Rural se inscribirá en esta red de relaciones como
objeto de disputa que, en primer lugar, en tanto institución moderna, representará
una alternativa a la migración y particularmente una posibilidad de estudio y destino
para las mujeres, lejos de las condiciones impuestas genéricamente hacia ellas,
pero también se convertirá en una fuente de recursos económicos para distintos
sectores locales.
El traslado de la ENRUVA traerá como consecuencia el fortalecimiento de la
hegemonía de la agrupación gestora, de por sí dominante en la comunidad, al
mismo tiempo que despertará antipatías por parte del grupo católico, con intereses
contrarios al grupo gestor.
3.3 El proceso de gestión, traslado y edificación de la ENRUVA: de San
Antonio de la Cal a Villa de Tamazulapan del Progreso, Oaxaca
Este apartado describe el proceso de gestión, traslado y edificación de la ENRUVA
en Tamazulapan, proveniente de San Antonio de la Cal, municipio conurbado a la
ciudad de Oaxaca. El evento muestra las tensiones entre facciones políticas
religiosas locales que se acentuaron a raíz de la llegada de la ENRUVA y la red de
relaciones sociales y políticas en la cual se posiciona la Normal misma, como parte
de la distribución de poder y control a nivel comunitario.
3.3.1 Gestión y traslado: actores, intereses y conflictos
En ese sentido, es importante remarcar que la fundación de la ENRUVA, en San
Antonio de la Cal, se llevó a cabo en 1925, justamente en el marco de la apertura
de Escuelas Normales Rurales en todo el país. Su asentamiento en este primer
lugar fue irregular ya que debido a un fuerte terremoto que averió el edificio, en
1931, tuvo que trasladarse a Cuilapam de Guerrero, otra localidad cercana a la
ciudad de Oaxaca, también en la región de los Valles Centrales. Las condiciones de
Cuilapam no fueron las óptimas ya que según Cruz (2000), las instalaciones no eran
168
las apropiadas para la formación de docentes por lo que los directivos tuvieron que
retornar a San Antonio en 1937.131
La elección de sede para las ENR en varias ocasiones implicó una pugna
entre comunidades, al ser consideradas como botín político o herramienta de
legitimación comunitaria por autoridades municipales, líderes agrarios o actores
locales y regionales. El caso documentado por Hernández (2015) sobre la Escuela
Normal Rural de San Marcos, Zacatecas y sus cambios de sedes de San Juan del
Río (Querétaro), a Río Grande y Bimbaletes, estas dos últimas ya en Zacatecas, es
un ejemplo de las protestas y disputas suscitadas entre organizaciones, sindicatos,
autoridades municipales y líderes políticos a raíz del cambio de sede para la ENR y
cómo el uso de redes políticas y sociales fue crucial para “ganarse” dicha sede.
Además, en la descripción de este proceso que hace el autor, también es posible
apreciar cómo los argumentos técnicos (instalaciones o terrenos) se articularon “a
modo” con los políticos. Algunos de estos hechos son compartidos con el caso de
la ENRUVA.
Sobre la elección de Tamazulapan del Progreso como población destino de
la Escuela Normal, pude encontrar al menos dos versiones, ambas con ligeras
diferencias.132 En ambas la constante es la figura del profesor Manuel Quiroz
Martínez, masón, como uno de los principales gestores junto con un grupo de
pobladores “liberales” de Tamazulapan.
Así queda explicado en un par de documentos, fechados el 10 y 15 de mayo
de 1943133, dirigidos al profesor Manuel Quiroz Martínez, docente y subdirector en
la Escuela Nacional de Maestros en esos años.134 En estos documentos, la
organización “Liberación Mixteca” Balneario de Atonaltzin SCL de Tamazulapan y
Carezco de más detalles sobre los cambios de edificio de la ENRUVA durante esos años, pero en
la información general ya comentada, parece que las malas condiciones en los edificios fueron un
argumento sólido para acelerar el traslado de sede.
131
132
Hablo de dos versiones porque en cada una de ellas se resalta la iniciativa del profesor Manuel Quiroz o del
grupo de pobladores “liberales” como principal origen de la gestión para el traslado, según quién narre la
historia. Sin entrar a debate sobre esta diferencia, me interesa dejarla en clara ya que los documentos que me
sirven de base para la reconstrucción de este apartado aluden a la misma.
133
Ambos documentos pertenecientes al FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
134
Según el libro titulado “Los rectores 1942-2002”, publicado por la Universidad de Sonora, sin autor ni año
explícitos en el ejemplar que consulté.
169
el presidente municipal de ese año135, respectivamente, solicitan al profesor Manuel
Quiroz su intervención para trasladar la Escuela Normal Rural a la comunidad de
Tamazulapan, luego de enterarse136 de que sería cambiada de ubicación a la región
mixteca.
Ambos documentos sostienen los mismos argumentos para presentar a
Tamazulapan como lugar idóneo para recibir a la ENRUVA: alta demanda de
profesores para la zona, amplia matrícula de niños y niñas en edad escolar,
necesidad de maestros para su atención educativa y excelente ubicación geográfica
y física del poblado, cerca de la carretera federal y con servicio de telégrafo.
Además, -y esto será central y definitivo para la elección de la comunidad- se deja
en claro el compromiso de las autoridades municipales para donar los terrenos de
cultivo necesarios para “las prácticas agrícolas” así como un “local” para alojar a la
población estudiantil.
A partir de dicha fecha (1943) las cartas y oficios entre el profesor Manuel
Quiroz, la presidencia municipal con Lauro Mendoza como presidente sustituto, y
otros actores educativos estatales y nacionales, serán constantes hasta el traslado,
que sucederá el 24 de marzo de 1944.137
La gestión del traslado implicó todo un proceso, con retos y dificultades, que
encabezó el profesor Manuel Quiroz138, después de haber aceptado la solicitud de
135
En el cargo se encontraba Pedro García Ayala, quien unos meses más tarde huyó de la presidencia por ser
acusado de abigeato (Guerrero, 1996). En su lugar quedó su suplente el ciudadano Lauro Mendoza Morales,
el cual será clave en el proceso de gestión y traslado de la Normal Rural.
136
En los documentos no se aclara cómo fue que se enteraron del traslado ni del hecho de que la región mixteca
se perfilaba como una región posible para instalar a la Normal Rural.
137
Información de “Apuntes de memoria. Lo que fui y lo que soy” de Octavio A. Mendoza V.
138
Originario de Tamazulapan, este personaje desde muy joven se había ido a la capital oaxaqueña para cursar
la instrucción primaria elemental y había entrado después a la Escuela Normal de Profesores de Oaxaca. Según
el documento “Una pálida sombra. Los educadores oaxaqueños del siglo diecinueve”, de Sánchez Pereira
(2004), Manuel Quiroz Martínez nació el 25 de diciembre de 1889 en la población de Tamazulapan. Sus padres
fueron Benigno Quiroz y Antonia Quiroz (sic). En 1911 y 1912 fue ayudante en la Escuela Práctica anexa a la
Normal de Profesores de Oaxaca. En noviembre de 1911 como presidente de la Asociación de Maestros
Oaxaqueños, da a conocer una iniciativa sobre la manera de ilustrar a la raza indígena. Viaja hasta el norte del
país, invitado por el gobernador de Sonora Adolfo de la Huerta, en 1919. Después se trasladaría a Tamaulipas
como asesor de General César López Lara, gobernador de dicha entidad. Durante la revolución delahuertista
fue encarcelado en Matamoros y al conseguir su libertad huyó como exiliado a Texas hasta 1925. Regresó a
México por Mexicali donde se desempeñó como maestro en una primaria y después dentro de una Inspección
Escolar en Mexicali. En 1926 funda y dirige la Escuela Normal de dicha ciudad. En 1933 Abelardo L. Rodríguez
lo incorpora al Departamento de Educación y Acción Social de la Beneficencia Pública que después se
transformaría en la Secretaría de Asistencia. El documento referido del maestro Sánchez Pereira es inédito, por
lo cual le agradezco el hecho de que me lo haya compartido. Sin embargo, en este texto se omite que el profesor
170
sus paisanos. El 20 de febrero de 1944 se formalizó como representante oficial para
realizar las gestiones con las instancias federales y estatales, mediante un poder
otorgado por el ayuntamiento, encabezado por el presidente municipal Lauro
Mendoza.139
La gestión comenzó, en palabras del propio Manuel Quiroz140, con el profesor,
abogado y general Roberto T. Bonilla, subsecretario de Educación en la SEP en los
años 1942-1943, con el cual tuvo una plática en torno al problema de la formación
docente y las malas condiciones del “ruinoso edificio de la Ex Hacienda Agrícola de
San Antonio de la Cal”, lugar donde se encontraba la Normal Rural. Ante esta
situación, el subsecretario Bonilla le pidió proponer una posible reconstrucción del
espacio o encontrar otra ubicación. El profesor Manuel no dudó de la oportunidad y
sugirió trasladar la Normal a la población de Villa de Tamazulapan del Progreso.
Los argumentos aducidos a favor de Tamazulapan fueron la necesidad de que la
ENR estuviera ubicada en una comunidad rural y alejada de los grandes centros
urbanos, la inexistencia de instituciones de Educación Superior en la región mixteca
y la ubicación estratégica de la comunidad, al encontrarse entre la capital del país y
la región sur. La explicación dada por el profesor Quiroz despliega una
representación del pueblo mixteco y de la región mixteca oaxaqueña como sujetos
de “abandono cultural…por las autoridades federales y estatales”, “indígenas”, y por
lo tanto “necesitadas” del carácter redentor y civilizatorio de la escuela y el proyecto
educativo posrevolucionario:
El hecho de que la raza mixteca, extendida en la mitad occidental del territorio oaxaqueño y
en las zonas contiguas de los Estados de Guerrero y de Puebla, con antecedentes
tradicionales e históricos de avanzada cultura precortesiana y con una población global de
Manuel Quiroz Martínez fue masón y se le concedió el grado 33, el grado más alto que se puede recibir dentro
de la masonería (Los rectores 1942-2002, s/f). Sobre su familia cercana en Tamazulapan pude investigar muy
poco, ya que, al parecer, en la actualidad, ya no había nadie viviendo en la comunidad y sus descendientes
(hijos, hijas y esposa) radicaban en el estado de Sonora. No obstante, por los documentos revisados, parece ser
que en 1943 el profesor Manuel todavía contaban con algunos familiares radicados en Tamazulapan y con otros
lazos comunitarios.
139
Documento 4, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
140
Documento 25, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7, que lleva como título “Reminiscencias históricas formuladas
por el profesor Manuel Quiroz Martínez, con fecha de septiembre de 1957 y elaborado en el marco de la
inauguración del edificio nuevo de la ENRUVA en ese mismo año. El documento está dirigido a Lauro
Mendoza con quien Manuel Quiroz sostenía correspondencia. Este mismo documento también aparece
transcrito en el libro del maestro Pedro Guerrero (1996). Finalmente, parte de esta información aparece en el
APPGQ, en una carta dirigida al maestro Pedro Guerrero Quiroz, con fecha del 30 de julio de 1976.
171
alrededor de un millón de habitantes, no hubiese merecido de los gobiernos revolucionarios la
atención educativa cultural a que sus antecedentes le daban derecho. 141
Además, el traslado, sostuvo Manuel Quiroz, resultaría de menor costo que una
reparación de la Normal en San Antonio de la Cal, ya que las autoridades
municipales de Tamazulapan se habían comprometido a prestar y adaptar el palacio
municipal para albergar al estudiantado, además de donar las 18 hectáreas de
terrenos de cultivo como condición para el traslado definitivo.
Con estas razones y hechos, el subsecretario Bonilla envió a personal
especial de la Dirección de Estudios Superiores y del Departamento de Enseñanza
Normal, así como al Director de Educción Federal en Oaxaca, el maestro Florentino
Guzmán, quien se convertirá en aliado del proceso de traslado, para inspeccionar
el lugar y elaborar informes sobre el beneficio y la idoneidad del lugar.
Esta explicación se vio complementada por el mismo profesor Manuel en una
carta de 1976, dirigida al maestro Pedro Guerrero, donde narró nuevamente la
experiencia de gestión y traslado de la ENRUVA, pero mencionando las redes
masónicas implicadas, quizá porque Pedro era masón también. Dentro de esta
carta, Manuel Quiroz remarcará que la ENRUVA tiene que ser pensada como una
“obra realizada con toda exactitud juzgando, con verdad, por la Masonería de
entonces”, además de que se referirá al subsecretario Roberto T. Bonilla como
“ilustre hermano” con el cual “me ligaban lazos de amistad profana y masónica”. De
igual forma, deja entrever que las pláticas sostenidas con el subsecretario para el
posible traslado de la Normal Rural a Tamazulapan se verían influenciadas
positivamente por la masonería, ya que facilitaba la elección de Tamazulapan como
nuevo hogar de la Normal: “en pláticas personales de espíritu masónico, no me fue
difícil sino fácil contar con el apoyo de nuestro ilustre y querido hermano
Bonilla…”.142
Este hecho, desdibujado en la versión “oficial” del traslado, perfila que la
masonería y su imbricación con las redes políticas, sociales y económicas del grupo
de gestores, detona los ataques de un sector católico hacia la Escuela Normal y
141
142
Documento 25, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
Documento, APPGQ.
172
esas mismas redes también serán usadas posteriormente para sostener a la Normal
Rural como proyecto político-educativo comunitario frente a dichos ataques. Como
ya lo comenté, la gestión y el traslado se caracterizaron por pugnas, conflictos y
tensiones comunitarias que aparecen, a veces de manera directa y a veces velada,
en los documentos escritos.
Uno de estos primeros conflictos se originó en el proceso mismo de gestión,
debido a la celeridad con la que se emprendió el traslado. En un expediente fechado
el 4 de octubre de 1947143, se transcriben una serie de oficios con fechas de 1944
donde se sigue un caso de queja que la directora de la Normal Rural, la profesora
Piedad Banuet, interpuesto ante el Director General y jefe del Departamento Luis H.
Monroy, encargado de la entonces Dirección de Enseñanza Normal. En dicho
expediente se puede leer un oficio donde la profesora Piedad se queja de que las
autoridades federales buscan a toda costa trasladar la Normal Rural a Tamazulapan
en febrero de 1944, sin contar con las instalaciones listas y preparadas para el
internado. Incluso deja entrever que existe cierta complicidad del Director de
Educación Federal, el profesor Florentino, con las autoridades municipales de la
comunidad, sin tomar en cuenta las necesidades que tendrán tanto alumnas como
docentes de la Normal. La directora Piedad lo refiere de la siguiente manera:
…que el Prof. Florentino Guzmán Cruz, Director de Educación Federal tiene compromiso con
las autoridades de Tamazulapan en el sentido de que esta escuela estará allá y se inaugurará
solemnemente, a más tardar en la segunda mitad del mes de febrero, próximo, y según él
dice, tiene ya la autorización de esa superioridad para ello, cosa que nos extraña mucho que
el local aún no está adaptado, como lo hemos ya manifestado, lo cual nos indica que ese
Departamento no tiene datos ciertos respecto al asunto y es por ello que me estoy permitiendo
manifestar a usted lo anterior…144
Ante esta queja y quizá como respuesta a la misma145, en el mismo archivo encontré
un documento fechado el 29 de febrero de 1944, dirigido a la directora Piedad
143
Documento, AHENRUVA.
Documento AHENRUVA.
145
Como no cuento con la fecha exacta del oficio de 1944 transcrito en el expediente donde aparece la queja de
la directora Piedad, no puedo afirmar del todo que el documento de la presidencia municipal que comentaré es
una respuesta a la queja de la directoria de la Normal Rural. Sin embargo, como se verá con los datos del
documento, parece que el fin del mismo era disipar las dudas sobre los pendientes en el local que albergaría a
las estudiantes y docentes.
144
173
Banuet de parte de José Dolores, integrante del ayuntamiento de Tamazulapan del
Progreso. En el oficio, José Dolores le explica con detalle a la directora todas las
adaptaciones que se han realizado hasta ese momento en el local del municipio
para albergar a la población estudiantil de la Normal Rural (baños, dormitorios,
caseta para el motor, el molino de nixtamal, puertas y otros elementos). En dicha
descripción pormenorizada, José Dolores incluye fechas de culminación de los
trabajos restantes y curiosamente todos están programados para antes del 24 de
marzo, fecha en que se realiza finalmente el traslado oficial de la Normal Rural. No
obstante, es muy probable que a la llegada de la población estudiantil y docente no
todos los servicios estuvieran operando al cien por ciento. De esto último no tengo
información en documentos escritos, pero sí el testimonio de una egresada de la
generación 1957-1963, 13 años después del traslado. Según me comentó la
maestra Carmen Ayala, cuando estudió en la ENRUVA, ella y las demás estudiantes
tenían que bañarse con agua del lavabo, cerrando el desagüe con un taponcito para
que se llenara de agua y “a jicarazos y con agua fría la mayoría de las veces”
(Carmen Ayala, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 29 de octubre de 2018),
ante la falta de regaderas suficientes para todas las alumnas.
El proceso de gestión y traslado también suscitó una serie de cambios y
reacomodos que despertó antipatías entre ciertos sectores de la población,
especialmente el grupo católico. La mención de este grupo aparece en varios
documentos, ya sea como un grupo de “retardatorios, conservadores y
sinarquistas”146 o como “fuerzas retrógradas y perversas”147 que como población
“egoísta” interpusieron quejas frente al gobierno del Estado en torno a la llegada de
la Normal. Mientras tanto, el grupo de gestores del traslado aparece como aquéllos
que “lucharon contra la ignorancia de la mayoría, azuzados por el cura del lugar y
unos cuantos retrógradas que se oponían al progreso de Tamazulapan” (el
subrayado es mío).148
En los documentos sobresale un comunicado firmado por la “Unión de
Juventudes mixtecas”, título acompañado con la frase “Por la superación de la raza
146
Oficios varios, APPGQ
Documento 25, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
148
“Apuntes de memoria. Lo que fui y lo que soy” de Octavio A. Mendoza V.
147
174
mixteca y por la Patria”, con fecha de marzo de 1944.149 En el texto se acusa
públicamente la acción del párroco de la comunidad, Pedro Gómez Ayala, junto con
el cantor de la iglesia, el ciudadano Longinos Velasco Victoriano Rodríguez y otros
“caciquillos del pueblo” en contra de la Escuela Normal Rural. A decir de los
firmantes, esas personas se encargaron de incitar al pueblo, sobre todo a “personas
humildes” para que se rebelaran en contra de las autoridades de la Villa con el fin
de evitar el establecimiento de la Normal en el pueblo, llegando incluso a insultar a
las autoridades del municipio. En la descripción de dicho grupo, la Unión enfatiza
en que son personas “que se molestan con la luz de la aurora porque les vislumbra
la luz del progreso, siendo por estas circunstancias enemigos de la civilización”,
además de que no sólo impiden la “unificación social del pueblo” sino que “quieren
envenenar con su baba pestilente las consciencias rectas y a las juventudes que
forzosamente tienden a evolucionar”. (Ver Imagen 6).
149
Publicación escaneada en el libro de Guerrero Quiroz (1996).
175
Imagen 6: Volante tomado del libro de Guerrero (1996)
Por el contrario, en el documento también se deja en claro el agradecimiento
del grupo firmante hacia las autoridades educativas, incluido el presidente de la
República, por la elección de Tamazulapan como lugar de establecimiento de la
Escuela Normal Rural.
Sobre el actuar del párroco local y su campaña en contra de la Normal, encontré
evidencias de que el presidente municipal Lauro Mendoza, en 1944, quiso
removerlo de la comunidad mediante una petición hecha a la Subsecretaria de
Gobernación del Estado. La evidencia es una carta que el profesor Manuel Quiroz
le contesta a Lauro Mendoza, fechada el 6 de mayo de 1944, sobre la utilización de
los departamentos del excurato para las oficinas de la presidencia municipal y la
176
solicitud de éstos ante Bienes Nacionales. El profesor Manuel menciona la petición
de Lauro de la siguiente manera:
También recibí la contestación de que el Subsecretario del Gobierno del Estado da a la
petición que hayan hecho ustedes acerca del cambio del cura de esa población, por tratarse
de persona que ha venido atacando los intereses sociales de Tamazulapam (sic). Como no
estoy enterado de este asunto, quiero que me hagan el favor de explicarme más las bases de
esta petición y enviarme una copia de la que hayan enviado al Gobierno del Estado, o mejor,
una nueva instancia a la Secretaría de Gobernación, a ver si se resuelve conforme a las
necesidades de nuestra población.150
La carta es interesante por dos razones. La primera porque demuestra el papel
conflictivo que el cura de Tamazulapan protagonizó en esos años, sobre todo en
contra de las autoridades municipales y, como la carta menciona, “los intereses
sociales” de la comunidad. Debido a que el profesor Quiroz fue el encargado oficial
de la gestión y traslado de la ENRUVA, es posible sostener que dentro de dichos
“intereses sociales” se encontraba la llegada de la Normal, en tanto proyecto
sostenido por el grupo dominante de la comunidad. De esta manera, se vuelve
evidente la disputa por la llegada de la ENRUVA entre las facciones.
Por otro lado, el documento también es una prueba de las relaciones
establecidas entre el profesor Quiroz, las autoridades municipales de Tamazulapan
y altos mandos de gobierno, como la Secretaría de Gobierno de Oaxaca, con el fin
de ayudar al traslado de la Normal y, posteriormente, a la edificación de sus
instalaciones definitivas. Por lo que se puede leer en el fragmento transcrito, en
tanto gestor oficial, el papel del profesor Manuel fue el ser intermediario entre la
población de Tamazulapan y el gobierno estatal o federal; papel que pudo cumplir,
como se verá más adelante, gracias a sus amplias redes políticas, pero también
masónicas, muy parecidas a las redes del grupo gestor de la ENRUVA.
El actuar del cura y de un gran sector católico de la población, deben situarse
en una perspectiva local, con correlatos a escala nacional. A nivel nacional, sectores
conservadores católicos habían visto con malos ojos varias innovaciones
pedagógicas que introdujeron las ENR del país; entre ellas la coeducación y el
proyecto socialista y desfanatizador en educación, durante el cardenismo. A nivel
local, las autoridades municipales reclamaron los llamados “departamentos” o
150
Documento 9, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
177
“locales” del excurato, para alojar ahí las oficinas del ayuntamiento y alojar a las
estudiantes. En un documento se explica que dichos locales se encontraban a
resguardo del cura, pero también se precisa que eran “piezas que tiene de más el
cura…”.151 Mediante la intervención de la Secretaría de Bienes Nacionales, instancia
federal contactada a través del profesor Quiroz, se logró “recuperar” dichas piezas.
Vemos que la gestión y llegada de la ENRUVA, así como la construcción de sus
instalaciones físicas, expuso las tensiones en las relaciones Iglesia-Estado y las
disputas locales por el control de los bienes materiales, las tierras y la influencia
sobre la población.
Aunado a esta “expropiación” de locales, como ya referí, también la
presidencia municipal donó 18 hectáreas de terrenos de cultivo para las prácticas
agrícolas de las estudiantes. Según lo narra el profesor Manuel Quiroz en sus
reminiscencias sobre la gestión y traslado de la Normal152, el antropólogo Alfonso
Caso, en su entonces puesto como Director General de Estudios Superiores (1944)
al ver el entusiasmo de la población de Tamazulapan con la donación de las
instalaciones del Palacio Municipal para las alumnas, se comprometió a construir el
edificio de la Normal si el pueblo donaba 20 hectáreas de riego para las prácticas
agrícolas. La presidencia municipal, encabezada por Lauro Mendoza, después de
una asamblea, según la misma narración del profesor Manuel, acuerda realizar la
donación de las 18 hectáreas de terrenos a la SEP, “ubicados junto a ‘Los ojos de
agua’, contiguos, hacia el sur, de El molino del cacique”.153
Fue el profesor Quiroz quien le dio seguimiento al proceso de donación,
mediante la elaboración de las escrituras del traslado de propiedad y dejó en claro
en dicho documento escritural que “la donación de los terrenos los hacía
Tamazulapan al Gobierno Federal con la condición de que tales terrenos fueran
utilizados precisamente para la Escuela Normal y no para fines distintos. Si esto
Documento 8, fechado el 27 de abril de 1944, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
Recordar que existen tres documentos que hacen referencia a esas reminiscencias, una carta fechada en 1957,
dirigida a Lauro Mendoza, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7. La misma carta transcrita en Guerrero (1996) y una
carta dirigida a Pedro Guerrero, de 1976, APPGQ.
153
Carta de 1976, APPGQ.
151
152
178
último llegara a suceder, el Ayuntamiento tendría derecho a reclamar la devolución
de las propiedades.”154
Los terrenos donados fueron motivo de enojo para el sector católico de la
población, por cuanto se utilizaban para sembrar y obtener de dichas siembras las
ganancias para pagar la fiesta al “santísimo” o al santo del barrio; su donación a la
Normal fue interpretado como un “desafío al poder clerical”155, reflejo del proyecto
modernizador del cardenismo y la educación socialista, con su campaña
desfanatizadora.
3.3.2 La campaña en contra de la ENRUVA: “la escuela del diablo y de la
perdición”
A raíz de la donación de los terrenos comunales del “santísimo” a la ENRUVA, el
sector católico comenzó entonces una campaña de desprestigio hacia ésta, que se
tradujo principalmente en la estigmatización de las estudiantes normalistas y la
reprobación moral de sus conductas, desde ideologías sexo genéricas y mandatos
sociales impuestos a las mujeres (Gómez, 2009; Rubin, 2013)
Según testimonios de varios pobladores, en los años de la llegada de la
Normal hubo eventos violentos: mujeres rezanderas del pueblo escupían a las
normalistas o les aventaban piedras156, se dio la quema de la puerta del palacio
municipal donde se albergaban las estudiantes a su llegada157 y las amenazas de
muerte al presidente municipal Lauro Mendoza, así como también se organizó un
plan para removerlo como presidente municipal158, porque había ayudado a traer la
“escuela del diablo” o la “escuela de prostitución” a Tamazulapan.
Todavía durante el trabajo de campo (enero de 2019), en una plática con la
dueña de una tienda de abarrotes, reclamaba que alumnas y docentes normalistas
eran “malagradecidas” con la comunidad porque, aun con las tierras que se les
154
Carta de 1976, APPGQ. Esta precisión es importante porque años más tarde, este argumento será usado por
algunos presidentes municipales para reclamar la devolución de los terrenos donados a la Normal, debido, dicen,
a que ya no son cultivados por las normalistas.
155
“Apuntes de memoria. Lo que fui y lo que soy” (s/f) de Octavio A. Mendoza V.
156
Entrevista con Belizabeth Cortés, realizada el 6 de marzo de 2019.
157
Entrevista con Xochiquetzal Arroyo, realizada el 24 de septiembre de 2018.
158
“Apuntes de memoria. Lo que fui y lo que soy” (s/f) de Octavio A. Mendoza V.
179
donó, en ninguna fiesta del santísimo se habían acercado a cooperar: “ni una botella
de aceite han donado”, me dijo.159
El discurso del grupo religioso señalaba que la Normal venía a “echar a
perder a las niñas”, es decir, a las futuras jóvenes que se convertirían en alumnas
de la Normal; “que era una cosa horrible” y “había traído el mal para las muchachas
del pueblo”.160 Este carácter corruptor se asociaba al internado, donde las alumnas
vivían lejos de sus casas y, sobre todo, de la autoridad paternal.161
En efecto, para muchas jóvenes, estudiar en la ENRUVA significó transgredir el
rol genérico tradicional de las mujeres de comunidades rurales, como la misma
comunidad de Tamazulapan. Xochiquetzal, egresada ENRUVA y cuyo padre, en
tanto poblador de Tamazulapan y colaborador voluntario, vivió el proceso de gestión
y traslado de la escuela, comenta que la renuencia del sector religioso a la Normal
se basó en su carácter trasgresor del rol socialmente esperado de la mujer:
…pues usted sabe que en ese tiempo la mujer, la hija de familia algo n’ombre usted si apenas
podía levantar la mirada, había muchas familias que tenían así ese machismo…[le pregunto
si las muchachas no salían o estudiaban] no no, no porque mi papá me cuenta que ellos iban
a, se dieron a la tarea de ir a los pueblos, así los ranchitos, los pueblos a invitarlas y los corrían
dice, les dijeron que no, que estaban locos que para qué querían si las mujeres son para la
casa, son para hacer las tortillas, ajá, entonces por eso les costó mucho juntar alumnas, les
costó porque muchos dice, los rechazaban pues (Xochiquetzal, egresada ENRUVA, entrevista
realizada el 24 de septiembre de 2018).
Estas referencias sobre el carácter transgresor y “emancipatorio” de la normalista
rural también están presentes dentro del discurso del profesor Manuel Quiroz, sobre
todo cuando describe al grupo religioso opositor al traslado de la ENRUVA. En sus
reminiscencias destaca la inteligencia y la habilidad adaptativa de las alumnas para
sortear las dificultades que se les presentaron a su llegada: “las alumnas supieron
corresponder muy pronto al nuevo ambiente geográfico social en que debían actuar,
siendo necesario recordar que en algunos momentos difíciles en que una tortuosa
propaganda en contra de la emancipación de la mujer, fue desatada por el
Entrevista con Estela Cortés, realizada el 7 de enero de 2019.
Entrevista con Xochiquetzal Arroyo, realizada el 24 de septiembre de 2018.
161
Sobre esta función habilitante del internado para las alumnas actuales y su función “emancipatoria” y
liberadora se desarrollará de manera más precisa en el capítulo 4 y 5.
159
160
180
fanatismo, el estudiantado femenino mixteco, inteligentemente, supo despreciar las
perversas insinuaciones de sus enemigos”.162
La creación de estos discursos contrapuestos, tanto de los masones como
del grupo católico, refleja las representaciones vigentes de la época en torno a la
escolarización y, en especial, la escolarización de la mujer en contextos rurales. Es
decir, tanto la campaña de desprestigio, como también los argumentos a favor de la
ENRUVA, muestran las construcciones e imaginarios sobre la Normal y las
normalistas rurales: por un lado, se presenta a la escolarización como el progreso,
la superación, “la luz de la aurora”, una “evolución” para las estudiantes y, por
consiguiente, al grupo católico como “retrógrada”, “perverso”, “fanático” y
retardatario. Por otro lado, desde la perspectiva del grupo católico, la misma Normal
es la “escuela del diablo”, la “perdición” de las jóvenes y el elemento que las “echaría
a perder”. Surgen así construcciones y discursos con significados sociales y
pedagógicos contradictorios.
Si bien los significados socialmente construidos responden a las particulares
correlaciones de fuerza en la comunidad de Tamazulapan -el control e influencia de
la iglesia católica y la vinculación de la Normal con el grupo dominante, masónico y
liberal del pueblo-, muchas de las imágenes peyorativas y estigmatizantes de las
sujetas, no fueron exclusivas de la ENRUVA ni de Oaxaca, sino que fueron
compartidas en las ENR del país. Constituyen una respuesta del sector católico al
proyecto educativo posrevolucionario en su versión callista y cardenista, si bien
también responden al abandono o ahogamiento del normalismo rural a partir de
1940, como política educativa de Estado.
3.3.3 La construcción del edifico de la ENRUVA: evidencia de las redes
masónicas
Finalmente, un último aspecto a considerar es el proceso de construcción del edificio
definitivo de la ENRUVA, donde es posible analizar la influencia de las redes
políticas y masónicas de los gestores tamazulapenses.163 En tanto cultura material,
Documento 25, fechado en septiembre de 1957, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7.
Como mencioné en una nota anterior la mención de la masonería será sólo de manera tangencial y en la
medida en que está relacionada con la gestión, traslado y construcción de la ENRUVA, sin embargo, vale la
162
163
181
el edificio tendrá un peso simbólico en la medida en que constituye un símbolo de
poder y autoridad (Rockwell, 2007a) del grupo gestor. Mediante sus alianzas
económicas y político-religiosas, lograron sostener la construcción a pesar de los
vaivenes políticos, ya que contaban con distintos canales de acceso al poder e
influencia, como se verá a continuación.
Como ya referí, la Normal Rural, a su llegada, se instaló en los locales del
palacio municipal, como parte de un acuerdo comunitario organizado por el
entonces presidente municipal, Lauro Mendoza. Este acuerdo fue remarcado una y
otra vez en las cartas y oficios, como muestra del compromiso y disposición que el
pueblo tamazulapense tuvo hacia el alumnado y el cuerpo docente, así como de lo
acertado de la elección de Tamazulapan como sede de la ENRUVA. No obstante,
la adaptación de los locales para dar alojo a un internado completo de al menos 80
alumnas164 implicó la inversión económica y cooperación voluntaria de muchos
pobladores, que aun así no fueron suficientes para tener todo listo en tiempo y forma
en la fecha del traslado.
Uno de los principales pendientes fue la construcción del edificio definitivo de
la Normal, ya que los locales del municipio eran instalaciones temporales. Según el
profesor Manuel Quiroz, había quedado como un compromiso de Alfonso Caso ante
el pueblo de Tamazulapan, después de haber donado las 18 hectáreas de tierras
de cultivo a la SEP.
Sin embargo, la construcción duró 13 años en ser concluida y el edificio fue
inaugurado hasta 1957. El retraso se debió, en parte, a la falta de presupuesto y
seguimiento una vez que Alfonso Caso dejó la Dirección General de Estudios
pena subrayar que las investigaciones académicas y con rigor sobre la masonería son pocas. Según Vázquez
(2010) esta situación se debe a la escasez de fuentes primarias, el difícil acceso a los archivos en manos de los
grupos masónicos, la existencia de la historiografía cargada con juicios de valor donde se glorifica o sataniza a
la masonería. De igual modo, en el recuento bibliográfico que hace Vázquez (2010) expone que la historiografía
reciente sobre la masonería en México, enfatiza en analizar cómo dicha organización modificó la forma de
relacionarse con el poder o ejercerlo. Además, son más escasos los estudios sobre magisterio y masonería. En
esta investigación echaré mano de un interesante artículo sobre este último tema de Bautista (2005) que se
concentra en la educación socialista y cómo los grupos masónicos ingresaron en la disputa política en torno a
la misma para ganar más adeptos (entre ellos las y los maestros) y acrecentar sus espacios de acción política.
164
En las reminiscencias del profesor Manuel Quiroz (Documento 25 en fechado en septiembre de 1957, en
FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7), explica que el número de alumnas que llegó a Tamazulapan, en 1944, fue de
casi 80 alumnas y que en pocos años el número se multiplicó hasta llegar a las casi 300 alumnas.
182
Superiores de la SEP; pero también obedeció a una serie de impugnaciones y
barreras interpuestas por el grupo católico opositor.165
El curso de las confrontaciones y de su resolución, fue un hallazgo
interesante en los documentos del archivo personal del maestro Pedro Guerrero
Quiroz (APPGQ). En ellos es posible rastrear la intervención del “Honorable
Supremo Concejo del Rito Nacional Mexicano” 166, instancia de la masonería a nivel
federal, así como de la Logia Atonaltzin de Tamazulapan, en la gestión y
seguimiento de la construcción del edificio. Su intervención fue solicitada
directamente por Lauro Mendoza, presidente municipal en segundo periodo (1949 1950) e integrante de la logia Atonaltzin.167
La petición argumenta la urgencia de una intervención ante la SEP, para
evitar el supuesto cambio de lugar de la ENRUVA, ya que se sabía que: “la acción
católica azuzada por el obispo de Huajuapan, así como otros elementos
retardatorios, concervadores (sic) y sinarquistas, dentro y fuera de la propia
escuela”168 habían amenazado con este acto. Ante ello, el Dr. Roberto Treviño Díaz,
“gran luminar, gran maestro del Rito Nacional Mexicano” responde que después de
haberse comunicado directamente con Manuel Gual Vidal169, en ese entonces
secretario de la SEP, así como con la Dirección de Enseñanza Normal, se le notificó
Una de las razones usadas por dicho grupo fue la inexistencia de suministro de agua potable en los terrenos
donde se encontraría el edificio de la ENRUVA, razón que se convirtió en un obstáculo material y técnico que
retrasaría la luz verde para la construcción.
166
Los ritos dentro de la masonería son diferentes tipos de corrientes que implican un conjunto de reglas,
ceremonias y una jerarquía (grados) particulares a seguir por los integrantes (por ejemplo, el rito yorkino o el
rito escosés). El Rito Nacional Mexicano fue fundado en 1825 por nueve masones de dos ritos diferentes (cinco
escoceses y cuatro yorrkinos) y desde su inicio contaron con cierta libertad e independencia, aunque se regían
por los principios generales de la orden. Desde sus inicios se vinculó con el liberalismo ya que varias de sus
metas se centraron “en la libertad absoluta de opiniones, abolición de privilegios del clero y milicia, supresión
de instituciones monásticas y de leyes que atribuían a iglesia el contrato de matrimonio y otras acciones,
destrucción de monopolio eclesiástico en instrucciones públicas, garantía de integridad del territorio por la
creación de colonias con una base en idioma, usos y costumbres mexicanas” (Vázquez Mantecón, 2006).
167
También fue avalada por los “venerables maestros de la logia Atonaltzin” (es decir, sus dirigentes) y por el
Comité Amigos de la Normal, instancia conformada algunos años después de la llegada de la escuela por la
directora de la ENRUVA, miembros de la Sociedad de Alumnas y gente de la comunidad, casi todos ellos
integrantes también de la logia masónica, como Román Mendoza o Leonardo Bazán, dos de los “once liberales”
que formaron la logia.
168
Documento con fecha del 6 de octubre de 1950, APPGQ. Se trata de un documento con transcripciones de
otros oficios cuyas fechas no aparecen explicitados. Por lo tanto, los diferentes documentos que aparecen
transcritos en este documento serán descritos con la misma fecha.
169
Manuel Gual Vidal fue Secretario de Educación Púbica de 1946 a 1952 durante el gobierno de Miguel
Alemán.
165
183
que no existía ninguna orden para cambiar la “Escuela de Tamazulapan y que más
bien se tiene como intención mejorar las condiciones del plantel”.170
Otros documentos reveladores de la intervención de la masonería en la
edificación de la ENRUVA fueron dos peticiones elaboradas por el Comité Amigos
de la Normal, ambas pertenecientes también al archivo personal del maestro
Pedro.171 Como había mencionado, dicho Comité estuvo conformado por alumnas,
directora y pobladores de Tamazulapan. La primera petición, con fecha del 16 de
septiembre de 1955, se trata de un acta donde se crea una comisión para
trasladarse a la Ciudad de México con el fin de dar seguimiento a las gestiones de
la construcción del edificio de la Normal.172 Además en dicha acta se explica que el
compañero Leonardo Bazán deja su cargo como secretario del Comité y entra en
sustitución Román Mendoza, el mismo que en los documentos anteriores apareció
como Gran Maestro de la logia Atonaltzin.
La segunda petición se dirige al Lic. José Ángel Ceniceros173, Secretario de
Educación Pública a nivel federal, con fecha del 5 de octubre de 1955. El texto es
un memorándum donde se hace el recuento de acciones realizadas para la
construcción del edificio de la ENRUVA. Se deja en claro que la construcción de la
obra inició formalmente en 1951 pero se suspendió por falta de presupuesto. De
igual modo, se le solicita al secretario pueda llevar a buen fin la construcción del
edificio, con la ayuda del presente Comité, pero también se menciona la existencia
de “un gran núcleo liberal y revolucionario de vecinos que se encuentran dispuestos
siempre a ayudar”174, en clara alusión al grupo de masones de Tamazulapan ya
ampliamente mencionado. Por las fechas y referencias, parece ser que este
segundo documento fue la consecuencia del acta elaborada en el primero, donde
se hablaba de la comisión que visitaría la Ciudad de México para continuar las
gestiones en el proceso de construcción del edificio.
170
Documento con fecha del 6 de octubre de 1950, APPGQ.
Estos documentos son transcripciones a máquina de los originales.
172
Documento con fecha del 16 de septiembre de 1955, APPGQ.
173
José Ángel Ceniceros fue Secretario de Educación Pública de 1952 a 1958 durante la presidencia de Adolfo
Ruiz Cortínez.
174
Documento con fecha del 5 de octubre de 1955, APPGQ.
171
184
Así, de esta manera, los documentos brevemente descritos muestran la
incidencia directa de las redes político-masónicas, mediante la petición de tres
actores diferentes: el presidente municipal, la logia masónica Atonaltzin y el Comité
Amigos de la Normal, para agilizar, solucionar y destrabar los retos y dificultades
que se encontraron en cada paso del proceso de construcción del edificio de la
ENRUVA. Lo interesante también es la densidad de las redes ya que como se puede
constatar en los oficios, éstas abarcaron ámbitos locales y federales, con altos
mandos de gobierno, como la propia Secretaria de Educación Pública a nivel
nacional.
Y esto no es casual, ya que según el estudio de Bautista (2005) y Urias
(2010), las organizaciones masónicas se convirtieron, durante los gobiernos
posrevolucionarios, en nuevos espacios de acción política. Por una parte, se vieron
involucradas en la disputa educativa de los años 30’s, sobre todo en relación a las
acciones anticlericales que muchos docentes emprendieron. En especial durante el
cardenismo, la masonería logró expandirse al vincularse con organizaciones
oficialistas, agrupaciones burocráticas y magisteriales.
De la misma forma, en esos años, dentro de su ideario, las agrupaciones
masónicas reprodujeron los lineamientos del programa de regeneración social y
moral impulsado por los gobiernos revolucionarios (Urias, 2010), lo cual permitió a
las logias resurgir como canales entre ciertos sectores sociales y el naciente Estado.
Este hecho ayudó a las agrupaciones masónicas a reproducirse y así renovar sus
redes de poder político, mediante el ingreso, de los profesores dentro de su
organización. De esta manera, según lo reporta Bautista (2005) en su estudio sobre
masones y maestros en el periodo cardenista, las logias masónicas lograron
“ampliar su representatividad política y social aumentando sus bases de apoyo
hacia el profesorado” (221). Pero también se vincularon activamente en las luchas
políticas como agrupaciones civiles desde sus miembros, muchos de los cuales se
encontraban en las esferas del poder revolucionario. Estos dos elementos ayudaron
a que las logias comenzaran a formarse como círculos de opinión política con la
capacidad de pronunciarse sobre ciertos aspectos de interés público y así poder
apoyar candidaturas incluso activamente.
185
La correlación de fuerzas alrededor del traslado y apertura de la Normal en
la comunidad, muestra cómo el tipo de alianzas tejidas localmente, posibilitaron la
viabilidad del normalismo rural, en tanto proyecto nacionalista del Estado
posrevolucionario, en las distintas regiones del país. Sin embargo, es importante
recalcar que esta viabilidad estuvo mediada por actores y circunstancias específicas
que originaron interpretaciones particulares y heterogéneas del normalismo rural,
transformado al insertarse en las culturas comunitarias y regionales. Asimismo, las
alianzas entre el magisterio y la masonería, revelan perfiles diversos en las y los
maestros normalistas, en tanto sujetos sociales con distintas posiciones, poder e
influencia a nivel local y regional.
De igual modo, el peso de las redes masónicas dentro del poder político
posrevolucionario y las distintas instancias de gobierno se vuelve evidente con una
serie de cartas de petición y apoyo escritas por Manuel Quiroz hacia distintos
actores, todas encaminadas a apoyar a la ENRUVA. Dentro de éstas destacan
cuatro cartas sostenidas con el gobernador de Oaxaca de ese entonces, el Lic.
Eduardo Vasconcelos.175 La correspondencia comienza el 11 de noviembre de 1947
y termina el 3 de febrero de 1949, es decir, en el periodo en el que el profesor
Manuel Quiroz ya se encontraba como rector de la Universidad de Sonora,
radicando en dicho estado del Norte. Sin embargo, la distancia física no fue un
impedimento para que siguiera apoyando a la Normal Rural con sus amistades y
redes políticas-masónicas.
En la correspondencia, el profesor Manuel solicita al gobernador de Oaxaca
su intervención para la construcción del edificio de la Normal Rural, después de
exponerle toda la situación de la escuela: su gestión ante la Subsecretaria de la
SEP para que se eligiera a Tamazulapan como nuevo destino de la Normal, gracias
a una “amistosa concesión” con Roberto T. Bonilla, la donación de las 18 hectáreas
Eduardo Vasconcelos fue gobernador de Oaxaca de 1947 a 1950. Sin embargo, fungió como secretario de
Gobernación de 1932 a 1934 y secretario de Educación Pública, del 9 de mayo de 1934 al 30 de noviembre del
mismo año, ambos puestos durante el gobierno de Abelardo L. Rodríguez. Este dato es importante ya que en
una de las cartas el profesor Quiroz Martínez le recuerda Abelardo es amigo común de ambos y que fue el
mismo General el que lo invitó a ser rector de la Universidad de Sonora. Me parece que esta mención es más
bien una manera de recordar el lazo común de ambos y la posible cooperación, complicidad y colaboración
resultado de dicho lazo.
175
186
de tierras de cultivo y el compromiso de Alfonso Caso para la construcción del
edificio.176 El gobernador responde positivamente a la solicitud y en el resto de las
cartas se comparten los avances de las diligencias para presionar y apresurar la
construcción del edificio.
De esta manera, con estas cartas entre el profesor Manuel y el gobernador
de Oaxaca se muestra: el papel central que jugó el primero en todo el proceso de
gestión, traslado y edificación de la ENRUVA, sus relaciones políticas con altos
mandos del gobierno, como el gobernador de Oaxaca, pero también con el
expresidente Abelardo Rodríguez, y la importancia que tuvieron las adscripciones
masónicas de los actores para crear alianzas y solicitar favores en las distintas
instancias gubernamentales, junto con las adscripciones político partidistas que
seguramente existieron, con el fin de cumplir las metas trazadas y prometidas para
la población de Tamazulapan y su Escuela Normal.
De esta manera, como se pudo apreciar en el apartado, la ENRUVA, desde
su llegada a Tamazulapan, se va a configurar, y va a ser inscrita y atravesada, por
las disputas entre facciones político religiosas locales y la red de relaciones de
poder, control de los recursos materiales y simbólicos, así como la pugna por las
posiciones de poder e influencia de dichos grupos. Como parte de este entramado
se van a construir las imágenes de las normalistas rurales desde las ideologías
sexo-genéricas (Gómez, 2009; Rubin, 2013) y estigmas moralizantes impuestos
hacia las jóvenes mujeres, dentro de la campaña de desprestigio emprendida por el
grupo católico pero también, irónicamente, desde el grupo de gestores locales que
aunque sostendrán un discurso modernizador sobre la escolarización de las
mujeres y su papel central como futuras maestras rurales, la voz de las normalistas
estará ausente, al menos desde las fuentes historiográficas utilizadas cuya narrativa
está masculinizada. Estas construcciones, históricas y cambiantes, se irán
actualizando en el presente, tal como se verá en el siguiente apartado.
176
Documento 11 con fecha del 11 de noviembre de 1947, FIMQM/SE.LAD/S03-S05/C7).
187
3.4 Articulaciones y desencuentros entre la ENRUVA y la comunidad de
Tamazulapan
En este último apartado presento tres espacios y prácticas sociales en donde se
condensan las relaciones ENRUVA-comunidad en sus múltiples facetas y en donde,
sostengo, se construyen representaciones locales sobre las normalistas rurales y la
propia Normal Rural. Parto de la idea de que son espacios dinámicos que se han
ido transformando a lo largo de la historia de la ENRUVA, y que inciden
forzosamente en el tipo de construcciones que se generen sobre las normalistas
rurales. En ese sentido, planteo que en dichos espacios y prácticas se evidencia
una gama de relaciones que va desde las articulaciones y colaboraciones hasta las
tensiones, conflictos y desencuentros.
Los tres espacios y prácticas son: 1) el pase automático para las jóvenes
originarias de Tamazulapan, 2) la red familiar constituida por los trabajadores no
docentes y 3) las conductas socialmente sancionadas de las estudiantes en el
espacio público comunitario.
3.4.1 El pase automático para las jóvenes originarias de Tamazulapan
Un elemento que escuché reiteradas veces en pláticas y entrevistas con pobladores
de la comunidad, fue el supuesto compromiso que las autoridades municipales de
1943 habían negociado con la parte directiva de la ENRUVA, sobre el pase
automático para las jóvenes originarias de Tamazulapan, es decir, su ingreso sin
necesidad de presentar examen y asegurando un número determinado de lugares.
Según las versiones de algunas egresadas y una exdirectora de la ENRUVA, este
compromiso se obtuvo por las facilidades que otorgaron las autoridades y la
comunidad de Tamazulapan para realizar el traslado de la ENRUVA: los locales del
Palacio municipal, las hectáreas de terrenos de cultivo, las modificaciones y
adaptaciones para acondicionar el internado y el apoyo en contra de la campaña de
desprestigio originada por el grupo católico de la región.
Todas estas acciones a favor de la Normal se verían recompensadas con el
hecho de que las propias jóvenes de Tamazulapan tendrían un espacio para
escolarizarse sin salir de su comunidad.
188
Este hecho se combinó con la falta de alumnas que hubo durante el periodo
de llegada de la Normal y la consecuente campaña de promoción de la institución
en la región para llenar el cupo necesario. Según los testimonios de colaboradores,
ante la necesidad de cubrir la matrícula, se proporcionaron facilidades a las jóvenes
originarias de Tamazulapan.
Sin embargo, el pase automático comenzó a ser tema de conflicto años más
tarde, cuando el número de aspirantes aumentó considerablemente y en vez de
buscar alumnas en los pueblos cercanos, se necesitaron filtros de selección. Según
testimonios de egresadas de la Normal, en 1977 y 1978 el presidente municipal en
turno se vio en la necesidad de negociar con la parte directiva de la Normal, los
lugares para jóvenes de Tamazulapan.
Sobre estas negociaciones y acuerdos, el profesor Félix Reyes, expresidente
municipal de Tamazulapan de 1976 a 1977 me comentó que durante su gestión fue
posible conseguir algunos espacios, pero “a lo mucho llegaron a 10 lugares”. Ante
tal fracaso, los presidentes municipales del distrito de Teposcolula, al cual pertenece
Tamazulapan, conformaron una Unión de Presidentes Municipales de Teposcolula,
que tenía entre sus objetivos gestionar el cupo de 42 lugares para aspirantes de 21
municipios que conformaban la Unión.177 Ante la imposibilidad de realizar
negociaciones directas con las autoridades de la ENRUVA o con el Comité
Estudiantil, que controlaba en esos años el ingreso a la Normal, decidieron
trasladarse a la ciudad de México para exponer su solicitud al Secretario de
Educación Pública, que en 1976 era el oaxaqueño Víctor Bravo Ahuja. 178
Finalmente, uno de los colaboradores del ingeniero Bravo Ahuja, originario de
Cacahuatepec, Oaxaca, los ayudó para llegar al Secretario.179 La respuesta fue la
siguiente:
Según me detalló el profesor Félix Reyes en nuestra entrevista, los presidentes hicieron cálculos y si le
otorgaban dos lugares a cada municipio se podría formar un grupo de 42 alumnas donde estuvieran
representados todos los municipios del Distrito.
178
Víctor Bravo Ahuja fue Secretario de la SEP de 1970 a 1976, bajo la presidencia de Luis Echeverría. Además,
fungió como gobernador de Oaxaca de 1968 a 1970.
179
A decir del profesor Félix, ese colaborador fue Jesús Guzmán Rubio, originario de Cacahuatepec, Oaxaca y
conocido de Fortino Ábrego, presidente municipal del municipio de Teposcolula. Al verlos en las oficinas de
la SEP, Jesús reconoció a Fortino e intercedió por ellos, explicándole al ingeniero Ahuja que unos “paisanitos”
querían verlo. Sólo así pudieron tener una entrevista con el secretario de Educación para hacerle su petición.
177
189
…noooo dice, ¡está duro! Dice noooo nos echamos encima a la escuela, nooo dice, no se
puede, no no, es imposible, sería más fácil crear una escuela experimental dice, normal
experimental, adelante señor, aceptamos, dice pero no en Tamazulapan, claro que no, estoy
seguro, o Chilapa o Teposcolula, dice, y este le digo pues sí, pero espérense espérense, que
agarra el teléfono rojo y marcó a los Pinos, le contestó Echeverría, y ya cuando cuelga dice,
oigan qué suerte tienen ustedes el presidente nunca me dice sí al instante, dice voy a pensar,
y dice ahorita que sí, dice entonces pues de un volado para ver quién, y que gana el de
Teposcolula…(Félix Reyes, cronista y expresidente municipal de Tamazulapan, entrevista
realizada el 3 de octubre de 2018).
Lo interesante de esta anécdota, además de la red de relaciones de paisanaje para
fines políticos, es que, ante la petición de la Unión de presidentes, el mismo
Secretario de Educación se haya visto impedido para actuar por temor a “echarse a
la escuela encima”. La autonomía de las ENR en esos años, -ante la que, al parecer,
ni el propio Secretario de Educación Pública tenía incidencia-, estaba asociada a la
radicalización que había adoptado la FECSM después de los sucesos violentos de
1968 (Tlatelolco) y 1969 (el cierre de la mitad de las ENR del país).
Además, la manera de proceder de los presidentes municipales, al saltarse
las instancias locales y estatales de negociación, así como a los directivos de la
Normal Rural y al Comité de Alumnas, dice mucho del distanciamiento de este grupo
con la comunidad, lo cual contrasta con la estrecha relación establecida en 1944
entre la presidencia municipal, la comunidad y los directivos de la ENRUVA, para
su traslado y la construcción de su edificio.
En los primeros años del siglo XXI, las tensiones entre las autoridades
municipales y la ENRUVA en relación al famoso pase automático se acentuaron, ya
que no sólo se le exigió el derecho a cierto número de lugares, sino que se amenazó
con retirar los terrenos de cultivo donados a la escuela como manera de presión
para conseguir el cupo. Así lo vivió la exdirectora de la ENRUVA de 2005 a 2008, la
maestra Aurora, quien comparte que durante su gestión tuvo que lidiar con dos
presidentes municipales que le exigieron espacios para jóvenes de Tamazulapan,
basándose en una minuta antigua, muy probablemente la mencionada por los
colaboradores y gestores de 1943:
por lo menos con dos presidentes municipales si me tocó dialogar sobre la posibilidad, bueno
uno que me lo dijo en tono de amenaza que nos quitarían los terrenos en la Normal y el otro
que recordándome que hubo un convenio en su origen que para la donación de terrenos tenía
que haber como la, el pase automático de las estudiantes de Tamazulapan al ingreso a la
Normal…y esto pues obviamente se pierde desde hace mucho incluso el presidente a mí me
mostró una minuta que había quedado sin efecto ya desde hacía mucho tiempo, donde según
190
que…este…iban a ingresar pero pues yo le decía el proceso de ingreso ya no lo determina la
escuela, es un proceso que se define a nivel estatal, y nosotros ya no, ya no hacíamos ni
siquiera el examen lo hace una instancia independiente y solo nos entregaba resultados
(Aurora, exdirectora ENRUVA, entrevista realizada el 16 de octubre de 2018).
La explicación muestra cómo las autoridades municipales perdieron su prerrogativa
para el ingreso de las jóvenes tamazulapenses, conforme la demanda de ingreso
aumentó, se politizó, y cambiaron los procesos de ingreso, según las adscripciones
administrativas de las ENR. Estas condiciones se volvieron obstáculos para atender
las demandas comunitarias de atención a su población.
Junto con estos cambios, la campaña de promoción de la ENRUVA en
Oaxaca y los estados colindantes, como Chiapas y Veracruz, así como la
consolidación de las redes étnicas de paisanaje y colaboración, que como se vio en
el capítulo anterior, han sido históricas en la Normal, contribuyeron al aumento en
el ingreso de alumnas provenientes de Oaxaca y otros estados. El hecho se volvió
un punto de conflicto, por el aumento “excesivo” de estudiantes provenientes de
otras regiones, siendo el caso más sonado el de las jóvenes istmeñas.
El cambio de perfil cultural y étnico de la normalista rural, o al menos su
diversificación, alimentó la animadversión local hacia las alumnas provenientes de
otras regiones de Oaxaca, que fueron vistas como usurpadoras de espacios
destinados a las jóvenes tamazulapenses.180
Curiosamente, la diversificación del perfil fue considerado por normalistas
egresadas, como signo de apertura y oportunidad para el ingreso de jóvenes de
otras regiones, en muchos casos, “verdaderamente pobres y de origen
campesino”.181 Lo anterior estaba fundado en que hubo ocasiones en que
ingresaron hijas de personas del pueblo con posibilidades económicas suficientes,
“niñas ricas”, que no “necesitaban” de todo lo que el internado proporcionaba. 182
Si bien los datos no permiten afirmar una conexión tajante entre el pase
automático a las aspirantes locales acordado con las autoridades municipales y el
Este punto será importante para comprender en parte la construcción comunitaria negativa de la sujeta
normalista rural, así como su estigmatización moral, como explicará más adelante.
181
Datos obtenidos de una egresada ENRUVA (generación 1980-1984), originaria de la región del Istmo y
entrevistada el 15 de noviembre de 2018. Esta misma información también me fue compartida por pobladores
de Tamazulapan en algunas pláticas informales y cuya información se encuentra en notas de campo.
182
Egresada entrevistada de la nota anterior.
180
191
ingreso de alumnas no necesariamente pobres o campesinas a la Normal Rural, lo
que sí es evidente es que a partir de los cambios en el proceso de ingreso, la
dinámica étnica regional, el protagonismo político de las ENR a nivel nacional y la
federalización educativa, se transformó el perfil de la sujeta normalista rural en la
ENRUVA y, por ende, también cambiaron las representaciones construidas desde
la comunidad.
De igual modo, el reducido número de alumnas originarias de Tamazulapan
en la actualidad es visto como un mal síntoma de la relación de la escuela con la
población local. Para muchas jóvenes de la comunidad, la Normal Rural ha dejado
de ser una opción de vida (Civera, 2008), un proyecto socioeducativo
comunitariamente pertinente y un recurso político para el grupo dominante , lo cual
ha erosionado la legitimidad y función social comunitaria con la que llegó la
ENRUVA a Tamazulapan.
Estos procesos fueron creando una trama adversa que agudizó las
construcciones peyorativas y negativas de la sujeta normalista rural, ya que sus
representaciones fueron doblemente estigmatizadoras por un discurso sexo
genérico que venían alimentándose desde la apertura de la Normal, por el grupo
católico conservador.
3.4.2 Las redes familiares de trabajadores no docentes en la ENRUVA
Los trabajadores no docentes de la ENRUVA, a diferencia de los/as docentes y el
grupo liberal masón, tienen un control sobre ciertas plazas laborales de la Normal y
constituyen el principal vínculo entre la cultura escolar y la cultura comunitaria, a
través de sus redes familiares y parentales.
Estas redes han sido construidas, según los testimonios de docentes,
trabajadores no docentes foráneos y los mismos pobladores de Tamazulapan 183, a
Debido a que la información que me proporcionaron estas personas puede comprometerlas de diferentes
maneras en sus centros de trabajo o a nivel comunitario (aunque mucha de la información no sea algo oculto y
se diga de manera abierta en Tamazulapan), he decido mantener en el anonimato los nombres, adscripciones y
origen de la fuente, evitando incluso el uso de nombres ficticios. Por lo tanto, en este apartado, cuando me
refiera a los testimonios de estos colaboradores simplemente hablaré en plural y sin especificidades concretas
de las y los colaboradores.
183
192
partir de la transmisión intergeneracional de las plazas con el fin de mantenerlas
entre sus familiares o amigos y conocidos cercanos, generalmente originarios de
Tamazulapan o de otros pueblos de la región mixteca.
La figura del trabajador no docente fue una de las que al inicio del trabajo de
campo no había contemplado como un actor importante en la investigación. Y no es
casual esta omisión ya que los estudios que pude revisar en torno al normalismo
rural (estudios generales) y la vida cotidiana de varias ENR del país (estudios
particulares) omiten casi por completo a este actor, debido a que la mayoría de las
investigaciones se concentran en analizar a las y los docentes y/o el alumnado
(Civera, 2006; 2008; 2010, Hernández, 2015; Padilla, 2019; Vite, 2019), o en todo
caso sólo hacen mención de su presencia (González y Amann, 2009) más no
describen a detalle sus características y particularidades o su relación con el resto
de los otros actores mencionados.
Fue en mis primeras incursiones dentro de la vida cotidiana de la Normal
cuando conocí a los trabajadores encargados de realizar lo que llaman “servicios
asistenciales”: jardinería, panadería, tortillería, comedor y portería. Con las breves
charlas que sostuve con algunos de ellos me percaté de dos características
compartidas: si no todos, la mayoría del personal era originario de Tamazulapan o
de otras comunidades de la región mixteca184 y la gran mayoría tenía algún familiar
dentro de la Normal o había conseguido el trabajo cuando su familiar había dejado
la plaza; ello incluía a padres con hijos o hijas, tíos o tías y sobrinos, e incluso supe
de abuelos y nietas y nietos.
Después, al platicar con extrabajadores no docentes ya jubilados, maestras
egresadas de la ENRUVA y maestros egresados de otras ENR, confirmé la
existencia de amplias redes familiares entre dicho personal, construidas mediante
la transmisión intergeneracional de las plazas. Este patrimonio abarcaba incluso
hasta tres generaciones, como el caso de la familia Benítez cuyo primer integrante
ingresó a la Normal como encargado del taller de carpintería en 1944, para después
darle el espacio a sus hijos y éstos, a su vez, a sus nietas.
184
Conocí un caso de un trabajador originario de Tlaxiaco.
193
Los testimonios de estos ex trabajadores revelan que muchos de los hijos e
hijas de éstos tuvieron la oportunidad de estudiar en la ENRUVA (para el caso de
las mujeres) o en alguna otra ENR del país (para el caso de los varones). En esta
última opción generalmente estudiaron en donde tenían algún familiar trabajando,
dentro del personal de servicios asistenciales. Y es que no hay que olvidar que antes
de 1992, las plazas de las ENR eran federales por lo que el personal (docente y no
docente) podía laborar en cualquier Normal (Rural o no Rural) del país. Aunque
también la oportunidad de estudio estuvo relacionada con una especie de prestación
para los/as trabajadores no docentes.185
De igual forma, los testimonios me mostraron que precisamente fueron los
hijos e hijas que no pudieron estudiar en una ENR los que se quedaron con las
plazas de los padres o madres o a los que se les pudo conseguir otra plaza dentro
del personal no docente de la ENRUVA.
En ese sentido, una de las consecuencias de dichas redes familiares y su
densidad ha sido el fuerte arraigo de la ENRUVA en cierto sector de la población, a
pesar de las tensiones y desencuentros ya mencionados entre la escuela y la
comunidad, puesto que la propia Normal siguió siendo una fuente segura de
empleos “bien pagados” y con prestaciones laborales,186 además de un coto de
poder para este sector con la detentación de las plazas. A la par de estas redes, el
ideario de las familias de bajos recursos y campesinas que desde la política
educativa del normalismo rural se sostuvo y se siguió sosteniendo en el discurso de
la FECSM, en la práctica se concretó en las hijas e hijos de los/as trabajadores no
docentes originarios de Tamazulapan, los cuales logran espacios para que éstos
accedieran a la escolarización gracias a las ENR. En ese sentido, dentro de estas
No tengo datos certeros para poder afirmar que, en efecto, el ingreso de los hijos e hijas de las y los
trabajadores no docentes haya sido un derecho laboral, pero considero que estar en la Normal y conocer el
procedimiento de ingreso sí les daba cierta ventaja y conocimientos sobre otras aspirantes.
186
Un trabajador no docente me comentó una vez: “tenemos vacaciones como los maestros y varias prestaciones
laborales y aunque el sueldo no sea mucho al menos es algo seguro todas las quincenas”. Hay que recordar
también el escaso número de empleos con prestaciones labores existentes en Tamazulapan, así como los altos
índices de migración, precisamente ante la falta de empleo para las y los jóvenes. Por lo tanto, los puestos de
trabajadores no docentes pueden ser vistos como una opción viable, aunque sea para un sector de la población
de Tamazulapan.
185
194
mismas redes se ha configurado una imagen de la normalista rural campesina y de
bajos recursos.
Otra de las consecuencias ha sido la posibilidad de ejercer una “vigilancia”
comunitaria de lo que sucede dentro de la escuela-internado, a través de este grupo
de trabajadores. De acuerdo a los testimonios de ex trabajadores no docentes,
mucho de lo que sucede dentro de la Normal se conoce en la comunidad por lo que
dicen y cuentan los/as trabajadores no docentes, ya que al ser integrantes activos
de la misma sirven de puente entre lo que miran, saben y escuchan dentro de la
Normal y la población de Tamazulapan, información obviamente interpretada desde
su punto de vista, inscritos en el tejido social.
Por lo tanto, el grupo de los/as trabajadores no docentes de la ENRUVA
vendría a conformar el tercer sector de la población de Tamazulapan que
fundamenta las relaciones escuela-comunidad, junto con la iglesia y las familias
conservadoras y el grupo liberal-masón (Ver Imagen 7).
Iglesia-familias
conservadoras:
opositoras a la ENRUVA.
Pierden bienes, poder y
control local con
educaicón socialista
Grupo liberal
masón: maestros,
masones y
autoridades
municipales.
Ganan traslado de
ENRUVA, con
federalización
pierden ingreso a
la escuela
Relación
Normalcomunidad
Trabajadores no
docentes: redes
familiares y
control sobre
plazas ejercen
control
comunitario
sobre la escuela
Imagen 7: Diagrama de sectores involucrados en las relaciones escuela-comunidad
195
3.4.3 Las conductas socialmente sancionadas de las estudiantes en el espacio
público comunitario
Finalmente, como tercer espacio y práctica social, están las conductas socialmente
sancionadas de las estudiantes en la comunidad de Tamazulapan y la manera en
que dicha sanción es aplicada desde el “buen” y “correcto” comportamiento para la
mujer. Así, ciertas actividades realizadas por las normalistas rurales como viajar de
raid, salir a las fiestas del pueblo (a veces a escondidas), establecer relaciones
amorosas con jóvenes del pueblo o incluso casarse con ellos, son vistas por ciertos
sectores de la comunidad, los más conservadores, como “irrupciones de la dinámica
pueblerina”, tal como lo mencionó una de las egresadas de la ENRUVA, docente y
exdirectora:
el tener una población tan grande de mujeres en una comunidad tan pequeña también había
así como esta cierta aversión, de cierto rechazo de las chicas de la comunidad hacia las
estudiantes de las Normal no, esas cuestiones pasionales…por los novios… yo creo que
mínimo unas cinco por generación se han de quedar en Tamazulapan, casarse de alguien de
Tamazulapan…ha sido un tanto polémica esta parte, por las parejas…pero también hay
quienes tienen como cierto rechazo por esta idea de que las de la normal pues son inmorales
o éramos inmorales (risas) porque se van de raid, por su manera de ser, por su manera de
vestirse… entonces sí genera como que irrumpe en esa dinámica pueblerina de
Tamazulapan…(Aurora, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 16 de octubre de 2018).
Así, uno de los puntos más controversiales y polémicos en la histórica relación entre
la población de Tamazulapan y la ENRUVA se fundamenta en el ser y actuar de las
normalistas rurales, visto como motivo de tensión y conflicto entre las partes. Dentro
de este ser y actuar, el hecho de no “acatar las reglas” parece fundamental como
elemento a juzgar, así como la medición de las acciones realizadas en función de
su papel como futuras maestras. Así lo comenta Esther, egresada ENRUVA:
yo creo que nosotras mismas hemos propiciado también eso de que se hace cierto rechazo
por qué, porque pues a veces…no acatamos las reglas, nos escapamos, hay fiesta y nos
vamos a la fiesta, a lo mejor una cerveza, dos cervezas o un poquito más entonces ahí lo que
la gente de la comunidad ayy mira qué cosas están haciendo y van a ser maestras y esto y el
otro, entonces como que estás en la mira, siempre, entonces yo creo que eso es, y luego, yo
lo veo así, más que nada (Esther, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 8 de noviembre
de 2018).
El testimonio de Esther es fundamental puesto que, como ella lo menciona, parece
ser que el actuar de las normalistas siempre se encuentra “en la mira” de toda la
comunidad de Tamazulapan. Ese “estar en la mira” lo que hace es estigmatizar el
ser y hacer de las normalistas rurales en función de ciertos parámetros, algunos
196
fincados en lo que otras autoras han llamado “el deber ser” docente (Rosas, 2003),
relacionado con el componente pedagógico y las prácticas escolares del docente,
pero también parámetros asociados un “deber ser mujer”, limitante del actuar de
ellas bajo la lógica de guardar el recato. Este último punto coincide con lo que ya
otras autoras han mencionado (López,2008; Silva, 2007) sobre la construcción del
cuerpo de las maestras mujeres, desde el discurso hegemónico del Estado
posrevolucionario, como “depositario de la pureza y virtud de las mujeres…por lo
que funcionaba como un instrumento pedagógico y moral ante los niños y el
conjunto de la comunidad” (López, 2008: 301). En muchos casos, las maestras
fueron presentadas como modelos de conducta que lo reflejarían con sus cuerpos,
por lo que incluso la SEP se dio a la tarea de contratar a mujeres solteras (Silva,
2007).
Las acciones y conductas de las normalistas rurales en la comunidad, como las
mencionadas por Esther, serán juzgadas a partir de un modelo recatado y
sexualmente contenido de mujer. Sin embargo, los prejuicios y estigmas construidos
alrededor de las alumnas no sólo se quedan en comentarios y desaprobaciones
sino también en actos concretos de discriminación en su contra, como lo vivido por
una estudiante de la generación 2010, narrado por Sonia (egresada ENRUVA), su
amiga:
te voy a contar la experiencia de una compañera, nunca fue la mía, pero llegó una compañera
al dormitorio bien triste, la verdad bien agüitada y bien triste y bien decepcionada, por qué,
pues por que oyee y nos empezó a decir, qué creen que pasó, oye dice, fuimos al centro dice
y yo pregunté por el precio de una chamarra, y la señora pues no me respondió y me dijo
verdad que eres de aquí de la Normal de Tama, le digo sí, yo nunca pensé que me iba a….ah
dice no te voy a vender nada, por favor sálganse de mi local, o sea, imagínate, no tiene muchos
años, hace cuántos años, dice como que se perdió toda esa comunicación (Sonia, egresada
ENRUVA, entrevista realizada el 10 de noviembre de 2018).
Otro elemento reiterativo que pude escuchar en testimonios de ciertos habitantes
de Tamazulapan sobre las normalistas rurales y su conducta fue el noviazgo y los
matrimonios de ciertas normalistas rurales con jóvenes del pueblo. Como el
testimonio de la maestra Aurora lo confirma, este hecho causaba polémica entre
ciertos sectores de la población y generaba comentarios despectivos hacia las
egresadas de la ENRUVA, originarias de otras regiones del estado o de otros
estados que se quedaban a vivir en Tamazulapan, la mayoría por haberse casado
197
con jóvenes de la comunidad. Los malos comentarios giraban en torno a que
“rompían” con las tradiciones de Tamazulapan, pero también porque se “quedaban
con los hombres” de la comunidad.187
Este hecho se complica porque no sólo se trata, según la percepción de
ciertos sectores comunitarios, de “quedarse con los hombres”, sino que a veces, las
normalistas llegan a “quedarse con hombres casados”, punto transgresor y
censurado por cierta “moral” defendida por esos sectores y que acrecienta la
aversión hacia las estudiantes.
Sobre este decir entre cierta población y sus razones comenta nuevamente
Sonia, egresada ENRUVA:
[las normalistas] ya como empezaban a relacionarse ya con, con la gente de la
comunidad, y entre ellos pues decían que eran hombres casados, y como no te creas, este
pues sí tú ubicas a las mixteca, o particular Tama, pues como dijera, los caballeros pues sí,
como que sí se deslumbraban por ellas por qué, porque llegaban de Veracruz, de otros
estados o de otra población…y fíjate, fíjate, por ejemplo yo me llevaba muy bien con algunos
de Tama, yo le preguntaba bueno y ¿por qué no las quieren, qué les hemos si yo no he hecho
nada?? Noooo es que muchas de las normalistas fueron bien canijitas, y les quitaron el marido,
ponte que les quitaron un marido o también pues fueron muy interesaditas también dice,
llegaron y se casaron con muchos de Tama, por qué, porque muchos de Tama trabajaban en
Comisión y en ese entonces Comisión ganaban super bien, entonces no te creas pues llegaron
las normalistas y por qué crees que hay muchas de Tama ahí, entonces… (Sonia, egresada
ENRUVA, entrevista realizada el 10 de noviembre de2018).
Así, el agravio de cierto sector de la comunidad aumentaba, a decir de Sonia, no
sólo por haber “quitado maridos” sino por haber sido “interesadas” al casarse con
pobladores que tenían trabajos bien pagados.188 Lo relevante de estos comentarios
es justamente la manera en que, desde cierto grupo de habitantes de la comunidad
de Tamazulapan, se etiqueta a las estudiantes normalistas rurales a raíz de sus
elecciones amorosas y sus elecciones de vida en general, además del ejercicio de
su sexualidad.
Hay que señalar que este hecho no es algo aislado y exclusivo de la
ENRUVA. Estudios de otras ENR, muchos de ellos históricos (Civera, 2010; García
Castro, 2019; Vite, 2019; Hernández, 2019) han reportado la estigmatización
Información recopilada a través de charlas informales y pláticas con la red de conocidos formadas en la
población de Tamazulapan, anotada en el Diario de campo.
188
Además de los testimonios, no cuento con información “concreta” o “datos duros” sobre esta información,
sin embargo, fue algo que se reiteró varias veces en pláticas y comentarios de egresadas de la ENRUVA y
población de Tamazulapan en general.
187
198
comunitaria del actuar de las normalistas rurales mujeres, en relación al ejercicio de
su sexualidad, las restricciones morales y el excesivo cuidado del cuerpo de las
alumnas sobre el de los hombres, para guardar el nombre y decoro de la Normal
Rural en las comunidades. En estos estudios, junto a la construcción estigmatizada
de las normalistas rurales, se remarcan las relaciones conflictivas entre las ENR y
sus comunidades de acogida y la desigualdad genérica de las mujeres normalistas
rurales frente a los normalistas hombres.
Si bien esto no pone en entredicho las relaciones de cooperación y trabajo
entre las comunidades y las ENR, así como los distintos procesos de legitimación
comunitaria a los que se han hecho acreedores tanto docentes como alumnas y
alumnos normalistas, lo que sí hace es dinamizar dichas relaciones y complejizar
sus diferentes ángulos.
199
Conclusiones
En este tercer capítulo fue posible mirar cómo la ENRUVA y los distintos actores
educativos se configuran local y regionalmente desde su inserción y participación
de un tejido complejo de relaciones socioculturales y políticas, intereses
económicos y disputas faccionales por el control y el poder local.
Dentro de las distintas dimensiones existentes en la configuración local de la
sujeta normalista rural, un aporte del análisis de este capítulo es el carácter situado
de la ENRUVA en dicho tejido social y político comunitario: la Normal no sólo es un
actor más, sino que forma parte de la disputa por el control de bienes materiales y
simbólicos entre los faccionalismos político-religiosos y las pugnas por el control y
el poder en la comunidad.
Esta posición implicada de la Normal, “sujetada” a la correlación de fuerzas
locales, incide en la percepción y configuración de la sujeta normalista rural que,
como se analizó, una parte está sustenta en el proceso de gestión y traslado de la
ENRUVA a Tamazulapan y en cómo este hecho “avivó” las históricas relaciones
conflictivas entre el grupo conservador católico y el liberal masón de la comunidad.
De esta manera, se vuelve evidente el contraste entre las políticas educativas
del normalismo rural en su dimensión prescriptiva, situadas en su devenir histórico
cambiante y contradictorio, analizadas en el capítulo dos, y su traducción localcomunitaria, así como lo usos políticos y faccionalistas de dichas políticas por parte
de los sectores comunitarios en pugna. Dentro de los hallazgos, se distinguen al
menos tres sectores que participan de la disputa y el control comunitario de la
Normal: 1) la masonería liberal aliada con los docentes y las autoridades locales de
gobierno, 2) la Iglesia conservadora y el proceso de declive de su poder, y 3) los
trabajadores no docentes, el sector “no ilustrado”, junto con sus redes de parentesco
con las cuales logran el control de una parte del botín (las plazas) de la ENRUVA.
De este último actor educativo, poco se ha descrito y analizado en los estudios del
normalismo rural, por lo que su presencia en la investigación se convierte en uno de
los aportes novedosos de la misma.
200
En este capítulo también se muestra cómo es que la construcción comunitaria
de la sujeta normalista rural, además de histórica, es desigual. Como fue posible
observar en el caso de las estudiantes mujeres de la ENRUVA, su identidad como
sujetas
normalistas
está
atravesada
por
ideologías
sexogenéricas
y
estigmatizaciones de género/clase/etnicidad, impuestas localmente y que operan
como estructuras de desigualdad. De ahí la existencia de las construcciones de las
normalistas como mujeres “alocadas”, “libertinas”, “las roba maridos”, con especial
rechazo hacia las normalistas provenientes de otras regiones de Oaxaca, y
transgresoras de la cotidianidad comunitaria, cuyas conductas han sido socialmente
sancionadas en el espacio público comunitario. Como fue posible mirar en el
análisis, no se construye de la misma manera al sujeto normalista hombre que a la
normalista mujer dentro del contexto comunitario, caracterizado por las pugnas
faccionales.
Finalmente, la presencia de la masonería y las redes político-masónicas,
pero también económicas, dentro del proceso de gestión, traslado y edificación de
la ENRUVA, a través de ciertos actores educativos y políticos estatales y nacionales
y su relación con el grupo liberal masón local de Tamazulapan, constituye una
sugerente veta de investigación. La información hallada en archivos personales y
entrevistas muestran la importancia de seguir investigando y profundizando en torno
a las relaciones e influencias de la masonería con el normalismo rural en Oaxaca,
pero también el papel de la masonería dentro del ámbito educativo, político y
económico a nivel nacional, regional y local.
De esta manera, las configuraciones locales de las normalistas rurales
analizadas, junto con las revisadas desde la política educativa del normalismo rural
en el segundo capítulo, van a entrar en juego con las construcciones que desde la
cultura escolar de la ENRUVA se realicen, donde los espacios, tiempos, discursos
y prácticas suscitadas dentro del internado serán centrales en el tipo de sujeta
normalista rural configurada, como se verá en el siguiente capítulo.
201
Capítulo 4. La configuración de la sujeta normalista rural en la cultura
escolar de la ENRUVA: reproducciones, resistencias y apropiaciones
Introducción
Desde mi formación antropológica, mi mirada sobre la escuela parte de pensarla
como una construcción social (Rockwell, 2007b; Bertely, 2008) que, como expliqué
en la Introducción, consiste en asumir a las escuelas como espacios abiertos y
permeables de procesos culturales y sociales del entorno, donde se disputan
diferentes significados y sentidos sobre la misma desde la multiplicidad de actores
y sus posicionamientos (Rockwell, 2005,2007b; González Apodaca, 2008).
Por lo tanto, cada vez que llego a una nueva escuela con fines investigativos,
de inicio intento poner atención a las distintas relaciones que guarda con la
comunidad donde se encuentra, a las características de ese contexto y las posibles
razones de la existencia de una escuela de ese tipo en una comunidad con esas
características.
Por eso, durante los primeros días del trabajo de campo en la ENRUVA me
invadió un sentimiento de extrañeza porque cada vez que “entraba” y “salía” de la
Normal sentía que “entraba” y “salía” de un mundo totalmente alejado de la
comunidad de Tamazulapan, una especie de microcosmos.
¿Por qué sentía esa separación tan fuerte entre ambos espacios? ¿qué tenía
de diferente la ENRUVA del resto de las escuelas que había visitado en mi camino
por la investigación antropológica educativa? Era evidente que la primera diferencia
era el nivel educativo, pero obviando eso, había “algo” más.
Escuchar las experiencias de las chicas como estudiantes normalistas, pero
sobre todo entrevistarlas en sus espacios íntimos (dormitorios, comedor y salidas al
pueblo) de golpe me enfrentó a una realidad que había obviado desde el inicio del
trabajo de campo y, habría que añadir, desde el 2014: la escuela era un internado
y como tal, sus características eran particulares. Las estudiantes tomaban clases
ahí, comían ahí y dormían ahí, estaban las 24 horas del día y los casi 200 días que
dura el ciclo escolar.189 Si bien algunas podían salir los fines de semana para visitar
Aunque este aparente “encierro” será relativo, como describiré en el capítulo, ya que las actividades del
Comité Estudiantil implicarán, entre otras cosas, traslados a las ENR de otros estados.
189
202
a sus familias, sobre todo las que vivián por la región o las que tuvieran los recursos
económicos suficientes para pagar los traslados constantes, lo cierto es que casi
nadie abandonaba la Normal hasta los periodos largos de vacaciones. A veces,
según me dijeron algunas, no visitan sus casas hasta el cierre del ciclo escolar, ya
que no contaban con el dinero suficiente para pagar el transporte.
Esta realidad obviada surgía una y otra vez en las entrevistas a las
estudiantes en forma de una intensidad de la convivencia. En efecto, la convivencia
entre ellas fue considerada una de las experiencias más significativas dentro de la
ENRUVA: el encuentro con “otras”, diversas y en grandes números, marcaba formas
particulares de relacionarse y, por ende, lazos estrechos y significativos que
posibilitan “hermandades” de largo aliento, inclusive muchos años después de
haber egresado.190 Además, este tipo de convivencia y manera de relacionarse se
acrecentaba con el “encierro” que se vivía en el internado. Y no es para menos, ya
que en los cuatro años de estudio las alumnas vivían infinidad de experiencias, tal
como comenta la maestra Sandra, egresada ENRUVA: “en la Normal se viven
muchas experiencias fuertes…en tu familia, con tu pareja, es una etapa de
descubrimientos y por eso a veces las experiencias compartidas son más fuertes…”
(Sandra, egresada ENRUVA, entrevista 12 de enero de 2019). Así, al estar solas,
las compañeras de la Normal se convierten en el apoyo, moral, sentimental pero
también a veces económico, entre ellas mismas: “si tienes problemas te las arreglas
o lloras como tú puedas porque no hay quién te diga, no, nosotras entre nosotras
nos consolamos” (Estela y Laura, alumnas tercer año, entrevista 20 de marzo de
2019).
La importancia del internado está relacionada con su papel como rasgo
distintivo de las ENR, debido a que actualmente son las únicas escuelas públicas
de Educación Superior que cuentan con éste, pero también, como desarrollaré a lo
largo del capítulo, la relevancia radica en constituirse como un espacio de
construcción política desde la vida cotidiana.
Todas las egresadas entrevistadas me refirieron que guardan comunicación con sus excompañeras de grupo
mediante las redes sociales, especialmente con grupos de whats, y se reúnen, ya sea en eventos especiales como
bodas, bautizos o fiestas de cumpleaños, pero también periódicamente en encuentros de egresadas, en alguna
comunidad o estado de alguna de las integrantes o en la Normal Rural misma.
190
203
En ese sentido, situar a la ENRUVA desde esta nueva mirada me ayudó a
analizar toda una serie de prácticas, discursos, espacios y tiempos particulares
suscitados en el internado, como parte de una cultura escolar (Viñao, 2002;
Rockwell, 2007b), específica y particular que, junto con la revisión de otros estudios
sincrónicos sobre otras ENR (Ramírez, 2008; Delgadillo, 2006; Pinto, 2013; Vite,
2010; Mejía, 1998), diferencian a estas escuelas del resto de las Normales en el
país.
Por lo tanto, el objetivo central de este capítulo será analizar la estructuración
de la sujeta normalista rural desde ciertas prácticas de la cultura escolar de la
ENRUVA; prácticas que no son las únicas pero que sostengo como significativas en
la construcción de un perfil particular de la normalista rural, pero con características
específicas desde la ENRUVA. Es decir, no haré una descripción exhaustiva de la
cultura escolar en general de la Normal Rural pero sí detallaré formas, tiempos,
espacios y actores que operan dichas prácticas y aquello que se reproduce en las
estructuras de la institución junto con algunas resistencias y apropiaciones que
también tienen lugar.
Para hablar de la cultura escolar retomo la noción planteada por Viñao (2002)
y Rockwell (1997; 2007b; 2010). Para el primero, la cultura escolar está conformada
por el conjunto de “teorías, ideas, principios, normas, pautas, rituales, inercias,
hábitos y prácticas (formas de hacer y pensar, mentalidad y comportamientos)
sedimentadas a lo largo del tiempo” (Viñao, 2002: 59), conjunto que puede ser
visible en forma de tradiciones y regularidades, compartidas por sus actores. Sin
embargo, el mismo autor señala que dicha cultura escolar no sólo tiene esta fuerza
reproductora sino también un poder generador que le imprime un carácter
relativamente autónomo de las disciplinas escolares. Por lo tanto, “la escuela no se
limita a reproducir lo que está fuera de ella, sino lo que adapta, lo transforma y crea
un saber y una cultura propia” (Viñao, 2002: 57). En ese sentido, es posible hablar
de un lado estructurante e histórico de la cultura escolar como uno contingente y
cotidiano. Ambos lados serán tomados en cuenta para el análisis que realizaré de
las prácticas de la cultura escolar de la ENRUVA. Además, con esta precisión se
vuelve posible sostener que la cultura escolar, a través de ciertas prácticas
204
significativas, cuenta con una capacidad para estructurar sujetos/as sociales y
subjetividades particulares, que también son heterogéneas, contradictorias y
situadas en el devenir histórico, entre cambios y sedimentaciones.
Así, esta noción de cultura escolar es compartida y se encuentra en
consonancia con la propuesta de Rockwell (1997) para la cual las escuelas reales
tienen que ser concebidas como heterogéneas, así como la vida cotidiana dentro
de ellas. Es decir, la configuración particular de cada escuela puede ser o no
permeable a la cultura del entorno en ciertos momentos, pero en otros resistirse a
la misma.
Así, al igual que Viñao, Rockwell sostiene la relevancia del carácter cotidiano
de la cultura escolar, pero lo complementa con la comprensión histórica de la
misma, en tanto cultura acumulada y en creación (Rockwell, 2010).
Para abordar esta perspectiva histórica, articulada con el plano de la vida
cotidiana, la autora hace uso de la metáfora de los tres planos para discernir las
múltiples temporalidades articuladas en la cultura escolar. Estos planos están
pensados como intersectados “en cualquier momento y que reflejan temporalidades
presentes en cualquier configuración cultural” (Rockwell, 2010: 176). Los planos
serían la larga duración, la continuidad relativa y la co-construcción cotidiana. El
primero referente a las causas culturales profundas que se componen de relaciones
y prácticas arraigadas que dan la impresión de perdurar y sobrevivir en el tiempo, el
segundo a las categorías que surgen en la historia de la vida cotidiana “se
despliegan por un tiempo, de desarrollan…o bien retroceden” (Rockwell, 2010: 179).
Y finalmente la co-construcción cotidiana relacionada con aquello que “construyen
los sujetos, al interactuar entre sí y al trabajar con los objetos culturales” (182), punto
que pone de relieve la subjetividad de la experiencia escolar.
Partir de estos tres planos me ayudó a describir la cultura escolar actual de
la ENRUVA desde el presente etnográfico y las prácticas y discursos observados
durante mi trabajo de campo y, al mismo tiempo, articular otras temporalidades, a
partir de las entrevistas realizadas a egresadas de la Normal de diferentes
generaciones, aspecto que muestra las transformaciones, reactualizaciones o
resignificaciones de dichas prácticas y sus significados.
205
Para complementar esta mirada analítica, incorporo la noción de hegemonía
de Roseberry (1994), no como una formación ideológica terminada y monolítica
(consenso) sino como “un proceso de dominación y lucha problemático, disputado
y político” (4). Este punto de partida ayuda a entender, por un lado, la pluralidad y
diversidad dentro del colectivo de directivos y docentes de la Normal (grupo
dominante) y del grupo de las estudiantes (grupo subalterno), donde incluso dentro
de este último es posible hablar de una jerarquización y relación de dominaciónsubalternización con la figura del Comité Estudiantil. Pero, por otro lado, pensar la
hegemonía no sólo como consenso sino como un proceso de lucha me permite: 1)
situar a la cultura escolar como un espacio de tensiones y pugnas por la hegemonía
entre los diversos actores y 2) describir y explicar las relaciones entre los grupos
dominantes y subalternos en la ENRUVA, caracterizadas por la discusión, la
negociación y lo que Roseberry nombra como marco discursivo común (lenguaje
contencioso), lo que permite entender la existencia de acciones disidentes y
apropiaciones del espacio dentro del internado, aun con los códigos disciplinarios
tanto de los directivos como del propio Comité Estudiantil.
Finalmente, no descarto la noción del internado como una institución
disciplinar (Foucault, 1976), donde el espacio escolar no sólo se mira como un
espacio de aprendizaje sino también de vigilancia, jerarquización y encauzamiento
de la conducta, con distintos métodos que tienen como objetivo someter, controlar
y normalizar los cuerpos de las estudiantes normalistas, como se verá en las
descripciones más adelante. Sin embargo, el concepto de cultura escolar de
Rockwell (1997), problematiza y complejiza dicha noción al enfatizar la agencia que
los sujetos sociales tienen y las diferentes apropiaciones que realizan dentro del
espacio escolar: no sólo se reproducen hábitos, ritos, prácticas, discursos…sino
también existe producción, apropiación cultural y resistencias ante los métodos
disciplinares (Levinson, 2011).
Por lo tanto, en el capítulo hablo de procesos de reproducción de
contenidos ideológicos, relaciones de clase, etnicidad y de género, prácticas, ritos
y jerarquías dentro de la cultura escolar de la ENRUVA, bajo la noción de la escuela
como institución que contribuye a reproducir la distribución desigual del capital
206
cultural y con ella la reproducción del espacio social (Bourdieu, 1997); aspecto que
se hace visible en las continuidades culturales de la escuela con las culturas
dominantes circundantes.
Sin embargo, dentro de la vida cotidiana de la cultura escolar planteo la
existencia de intersticios, ranuras, grietas, fisuras y hasta fallas profundas
(Rockwell, 2011), lo cual posibilita que se produzcan otro tipo de procesos dentro
de los espacios escolares donde la agencia de los/as sujetos sociales se hace
presente y se refleja en las rupturas y discontinuidades culturales. De igual forma,
situarse dentro de esta lógica posibilita presentar las distintas formas en que se
ponen en juego “el control y la apropiación, la negociación y la resistencia en la
construcción cotidiana de la vida escolar” (Rockwell, 2011: 32). Esta perspectiva se
fundamenta en los estudios sobre la producción cultural en la escuela que
justamente critican las teorías estructuralistas de la reproducción, las cuales
presentan las ideologías dominantes como impenetrables y donde la ideología se
presenta como pre-existente. Willis (1988) plantea que justamente dentro del seno
de la reproducción cultural y social existen “profundas disyunciones y tensiones
desesperadas…[donde] los agentes sociales no son soportes pasivos de la
ideología, sino que son apropiadores activos que reproducen las estructuras
existentes a través de la lucha y la contestación y de una penetración parcial de
aquellas estructuras” (205).
Por lo tanto, en el capítulo también analizo los procesos de apropiación y
resistencia. Sobre el concepto de apropiación, parto de que es “una relación activa
entre las personas y la multiplicidad de recursos y usos culturales objetivados en los
ámbitos inmediatos” (Rockwell, 1997: 35). Así, la apropiación es histórica, múltiple,
situada y transformativa, donde los sujetos toman los recursos culturales
dominantes para transformarlos y utilizarlos en situaciones sociales particulares,
modificando su sentido original con el fin de actualizar identidades y prácticas
subalternas en contextos de asimetría y exclusión. Por eso en muchos casos las
prácticas apropiadas fungen como “armas de resistencia” (Rockwell, 1996) para
las/os sujetos subalternizados.
207
Por otro lado, los procesos de resistencia aluden a una fuerza activa que
tiene expresiones en acciones escolares. Ésta se encuentra latente, constante y
justamente tiene manifestaciones en aquellos momentos donde se abren las
ranuras ya comentadas (Rockwell, 2011). Sin embargo, también es vista como un
fenómeno polivalente, con formas diversas y complejas que tienden a registrarse de
manera diferente dependiendo de los contextos y niveles de lucha política (Giroux,
2003). Para el caso que interesa, la resistencia dentro de la cultura escolar de la
ENRUVA se hará presente en cierto tipo de prácticas que subvierten el control, los
roles, las funciones y la autoridad tanto de los directivos de la Normal como del
propio Comité Estudiantil.
Finalmente, es relevante mencionar que el análisis de la cultura escolar de la
ENRUVA evidencia la imbricación de lo nacional-regional-local con lo escolar y la
cultura escolar, ya que esta última opera como un crisol de procesos escolares más
amplios y las políticas educativas nacionales del normalismo rural. En ese sentido,
el análisis de las prácticas y el papel central del Comité Estudiantil en éstas, así
como su influencia en la construcción cotidiana de la cultura escolar, responden a
un contexto de hegemonía, caracterizado por la lucha por derechos sociales y
educativos ante los recortes presupuestales y la precarización de la educación
pública, que han llevado al ahogamiento del proyecto político pedagógico del
normalismo rural y a la criminalización de sus sujetos.
Para llevar a cabo el objetivo presento seis apartados donde describo las seis
prácticas de la cultura escolar elegidas como significativas: 1) la cultura material del
internado, 2) el proceso de ingreso y egreso de las normalistas rurales, 3) la
formación política de las normalistas, 4) las prácticas agropecuarias, 5) las prácticas
disciplinarias y de control del cuerpo hacia las normalistas y 6) las prácticas
docentes.
4.1 La cultura material del internado: precarización, memoria colectiva y
apropiación de espacios
Un primer elemento que analizaré de la cultura escolar de la ENRUVA es su cultura
material. Hablar de ésta implica pensar en la arquitectura, mobiliario, dispositivos,
artefactos, herramientas, es decir, el entorno físico material y objetos, ya sea
edificados y no edificados, (Viñao, 2002) pero también en cosas no palpables o
208
duraderas, como el caso de la legislación (Rockwell, 2007a). Del mismo modo,
Rockwell (2007a) precisa que rastrear la cultura material de los espacios escolares
posibilita resaltar aquellas “realidades escolares que se escapan de la
documentación pedagógica normativa” (436) y que, por tanto, complejizan la mirada
de la cultura escolar y los procesos suscitados, en este caso, dentro de la Normal
Rural. Además de que los análisis de la cultura material de las escuelas exponen
tanto rasgos constantes como variables de dicha cultura escolar.
Por lo tanto, me centraré en tres aspectos de cultura material del internado
de la ENRUVA que caracterizan a la cultura escolar de las ENR y contribuyen a la
construcción de un tipo particular de sujeta normalista rural: las instalaciones y su
precarización, los murales como emblema de la memoria colectiva y el comedor y
los dormitorios como panópticos invertidos.
Las instalaciones y su precarización
La ENRUVA, debido a su amplia extensión, se encuentra a pie de carretera, en la
entrada de la comunidad (sobre la carretera federal libre 190 que conecta Oaxaca
con la Ciudad de México, pasando por Huajuapan de León) y está cercada por una
barda de ladrillos de escasos dos metros, misma que fue construida varios años
después de que los edificios fueran inaugurados en 1957, como medida de
contención para la salida de las estudiantes e impedir el paso de personas ajenas
a la escuela. Esta característica remarca el hermetismo físico de la Normal frente a
la comunidad, pero también materialmente y simbólicamente refleja el encierro
propio de los internados.191
A continuación, presento un croquis de la misma (Ver Imagen 8) donde he
ubicado distintos edificios y áreas para mostrar la distribución de los espacios
escolares y señalar algunos elementos de la materialidad escolar que me parecen
significativos escudriñar.192
El elemento de la barda será un punto importante más adelante cuando hable de las diferencias entre ENR
varoniles y femeniles y el control sobre la movilidad de las estudiantes normalistas mujeres.
192
El croquis no está completo ni refleja la infraestructura completa, ya que se encuentra descrito a partir de los
espacios a los cuales pude tener acceso durante el trabajo de campo.
191
209
Imagen 8: Croquis de la ENRUVA. Elaboración propia.
En el croquis sobresalen edificios propios de cualquier espacio escolar como
las oficinas de la dirección, los salones de clase, los cubículos docentes, la plaza
cívica, las canchas de basquetbol, la sala de cómputo, biblioteca, el auditorio y aula
pedagógica como espacios más comunes. Sin embargo, resaltan otros relacionados
con la modalidad de internado como los dormitorios de las alumnas, las casas donde
habitan algunos de los/as docentes, el comedor, la lavandería, los cuartos de
servicios asistenciales (tortillería, panadería y economato), la piscina, la radio
escolar, el local del Comité Estudiantil y COPI, la porqueriza y los murales.
Todos estos edificios abarcan aproximadamente las seis hectáreas de la
institución, a la cual se le suman las casi 15 hectáreas de cultivo donadas por la
210
comunidad en el proceso de gestión y traslado de San Antonio de la Cal a
Tamazulapan del Progreso en 1944.193
De la distribución espacial antes mencionada, me gustaría concentrar la
mirada en los dormitorios y su organización interna. El área de dormitorios consiste
en una serie de edificios de dos pisos (cuatro en toda la Normal), con cuatro grandes
recámaras cada uno donde los diferentes grupos por año se instalan. Para el ciclo
escolar 2018-2019 existían, por ejemplo, 15 grupos (siete eran de primero, tres de
segundo, uno de tercero y cuatro de cuarto año). El número de alumnas por grupo
puede ser variado, pero haciendo un promedio, es posible hablar de unas 30
estudiantes en cada uno. A estas grandes recámaras se les llama dormitorios o
departamentos194 y están equipados con literas, armarios para cada alumna (o
lockers como las mismas chicas los nombran) y un baño con cuatro tazas y tres
regaderas. Como dato importante, en las regaderas casi nunca hay agua caliente
por lo que las estudiantes tienen que acostumbrarse a bañarse con agua fría,
incluso en época de inverno donde las temperaturas bajan mucho en
Tamazulapan.195 Según los testimonios de alumnas y egresadas con las cuales
pude platicar, este hecho llega a convertirse en una “prueba” de resistencia ante las
condiciones precarias de la ENRUVA, algo que es visto como preparación para la
difícil vida que se espera como maestra rural y que “va formando” a la normalista
rural como una sujeta “resistente” y “ruda”.
Por otro lado, la existencia de este amplio número de estudiantes en cada
dormitorio es comentado (y recordado para las egresadas) como un hecho
significativo e impactante entre las alumnas: “compartir con muchas mujeres…era
un martirio escucharlas a todas…era como un gallinero” (Entrevista Elizabeth,
alumna ENRUVA, entrevista realizada el 20 de enero 2019), fueron algunas frases
Esta zona de cultivo se encuentra lejos de la Normal, en los terrenos comunales de la población y constituyó,
como ya se describió en el capítulo tres, uno de los requisitos fundamentales que la SEP solicitó a la comunidad
de Tamazulapan para dar luz verde al traslado de la Normal, ya que las actividades agrícolas eran fundamentales
en la formación de las estudiantes. Actualmente los terrenos se siguen cultivando esporádicamente por las
estudiantes y casi siempre por los trabajadores. Sobre las actividades agrícolas en la ENRUVA ahondaré en el
apartado 4.4
194
Este nombre era usado por alumnas de los años 80’s que pude entrevistar.
195
Recordar que Tamazulapan forma parte de la mixteca alta, caracterizada por tener bajas temperaturas en
invierno. Por ejemplo, en Tamazulapan la temperatura promedio en el mes de enero de 2020 fue de 4 grados
centígrados (Consultado en el meteorológico virtual).
193
211
que una alumna me confió para describir sus primeras experiencias en estos
cuartos.
Además, lo impactante también radica en el carácter conflictivo de la convivencia,
como el hecho de pelearse por los cuadros del piso que corresponden a cada
normalista o la disparidad de prácticas y gustos:
…fue muy feo para mí y el hecho de convivir con mis compañeras, que griten mucho, que
pongan música muy alta, son cosas que a mí casi no me gustan, entonces son malos
momentos quizá para mí, ajá el convivir con muchas personas no estoy acostumbrada convivir
con muchas personas en un espacio muy pequeño…es muy pequeño la verdad, el hecho de
pelear los cuadritos que te van a tocar…es muy feo decir por qué estoy peleando cuadritos, sí
son cosas muy feas (Angélica, alumna ENRUVA, entrevista el 13 de marzo de 2019).
De igual modo, el hacinamiento implica una convivencia “forzada” diaria y un
“choque” con la diversidad de gustos, prácticas y hábitos, hecho que obliga a las
normalistas a adaptarse y (auto) limitarse ante dicha diversidad:
…todo todo, todo fue así como que un cambio muy drástico, estaba como por mediados de
septiembre y decía noo ya, me voy a salir, me voy a salir yaaa, esto no es para mí, noo, era
más por la convivencia no, también el hecho de llegar a un lugar y compartirlo las 24 horas
con 31 personas más pues era muy complicado te limitaban también y a mí como siempre me
ha gustado, escuchar música y hacer ruido y llegar a un lugar así con, fue muy muy muy
drástico el cambio…(Esther, egresada ENRUVA, entrevista el 8 de noviembre de 2018).
Dicho hacinamiento se hace evidente también con las diferentes maneras en que
las alumnas buscan algo de privacidad en dicho espacio. Esto lo pude observar en
dos dormitorios diferentes, en un grupo del segundo año y otro del tercero. En el
primero, las alumnas habían acomodado las literas y los armarios de tal manera que
se pudieran formar pequeños recuadros cerrados con cuatro estudiantes en cada
uno: dos literas con sus cuatro armarios acomodados alrededor y una mesa con
sillas en el centro de dicho recuadro. En el segundo grupo, por su parte, las literas
y armarios también habían sido distribuidos para contar con subgrupos de cuatro
alumnas sólo que cada uno de éstos había dispuesto divisiones con sábanas
colgadas de mecates que imitaban delgadas y movibles paredes. Así, los dos
grupos intentaban contar con una poco de privacidad e intimidad, al menos en sus
pequeños cuartos improvisados, dentro del dormitorio.
Sin embargo, esta experiencia se vuelve contradictoria porque junto con el
“martirio”, el hacinamiento se vuelve significativo porque implica también el
encuentro con la otra y la convivencia -obligatoria- diaria, como ya mencioné. Lo
212
que en un inicio aparece como choque o extrañeza, poco a poco se va volviendo
una posibilidad para conocer a chicas de diferentes regiones o estados y así
comenzar a crear colectividad, acompañamiento y solidaridad: vivir en colectivo
permite crear lazos fuertes entre las alumnas, mediante la compartencia de
“experiencias” como la maestra Sandra refirió en la introducción del capítulo,
circunstancia que no está exenta de conflictos y tensiones por momentos. Este es,
en parte, el origen de la famosa hermandad entre las alumnas y después egresadas
de la Normal Rural.
Por lo tanto, con la descripción de los dormitorios y el hacinamiento y falta de
agua caliente se evidencia la precarización material en la que se suscita la vida
cotidiana de las normalistas rurales, pero también demuestra la constitución de
espacios de la cultura material de la ENRUVA como ambivalentes, donde es posible
limitar la privacidad de las estudiantes (consecuencia de dicha precarización) pero
también posibilitar la colectividad y solidaridad.
Los murales como emblema de la memoria colectiva
Otro elemento significativo de la cultura material analizada son los murales. Éstos
constituyeron un rasgo evidente desde el primer día que pisé la Normal, debido a
que casi todos abarcan paredes completas de varios edificios como la sala de
cómputo, los salones de clases, la radio escolar, la biblioteca, el comedor o el
auditorio, e incluso las oficinas directivas, como es posible mirar en el croquis, ya
que se encuentran marcados con línea roja.196 Todos han sido pintados por alumnas
de la propia Normal, de diferentes generaciones, aunque algunos han sido
elaborados con la ayuda de alumnos de otras Normales Rurales en su paso por la
ENRUVA.
Aquí algunos ejemplos:
196
Me parece que existen más murales de los que reporto en el croquis y eso se debe a que me faltaron
paredes y edificios por recorrer dentro de la Normal.
213
Imagen 9: Normales Rurales de México y sus mascotas. Mural
ubicado en la cooperativa escolar. Foto: Velia TC, 2019.
Imagen 10: Lenin, Engels y Marx. Mural ubicado en la sala de
cómputo. Foto: Velia TC, 2019.
Imagen 11: Mujer zapatista y Marcos. Mural ubicado en
la entrada del comedor. Autora de la foto: Velia Torres, 2019.
Imagen 12: Ricardo Flores Magón. Mural ubicado en
la entrada de la cocina. Autora de la foto: Velia Torres, 2019.
Imagen 13: Paulo Freire. Mural ubicado en los
salones de clases. Autora de la foto: Velia Torres, 2019.
Imagen 14: Donají. Mural ubicado en la entrada del
auditorio Autora de la foto: Velia Torres, 2019.
214
Las temáticas de los mismos son diversas, pero es posible encontrar hilos
conductores en todos: el discurso combativo del normalismo rural y la hermandad
entre ENR (el zapatismo posrevolucionario o el listado y mascotas de todas las
Normales Rurales), la relación con otro tipo de luchas sociales y populares (el EZLN
o la Revolución Cubana), el reconocimiento de exponentes importante del
marxismo-leninismo (Marx, Lenin y Engels), del anarquismo oaxaqueño (Ricardo
Flores Magón) y de la pedagogía popular (Freire), y la valoración del elementos
étnicos, generalmente prehispánicos (Donají, guerreros mexicas).
Este discurso visual muestra el sincretismo de varios referentes de lucha
social, política y pedagógica en la memoria colectiva de las estudiantes normalistas
rurales que se entrelaza con el discurso posrevolucionario del normalismo rural
desde el Estado, reactualizado y resignificado con distintos movimientos sociales
del siglo pasado y con la propia historia de lucha del movimiento normalista rural a
través de la FECSM, su referente de organización política.
Además, en los mismos está presente una síntesis entre héroes/referentes
locales y los íconos revolucionarios/pedagógicos globales, en un claro sincretismo
cultural (Ramos Goncalves, 2016). Por ejemplo, es posible mirar la presencia del
legado zapoteca con la princesa Donají197 o la figura de Ricardo Flores Magón,
ambos referentes identitarios oaxaqueños, junto con Freire, Marx, Lenin y Engels,
en tanto figuras reconocidas internacionalmente en el ámbito pedagógico-político.
En este mismo análisis iconográfico, resulta evidente la prevalencia de
referentes masculinos “rebeldes” y contestarios, sobre la presencia de figuras
femeninas en la política, pedagogía o como referentes ideológicos. Cuando
aparecen éstas, generalmente están asociadas a aspectos identitarios étnicosculturales (Donají) o incluso hacen alusión a aspectos emocionales de la mujer
revolucionaria (Ver Imagen 15).
Donají fue la quinta y última hija del rey zapoteca Cosijoeza, que reinaba la zona de valles centrales de
Oaxaca, hacia el año 1506. Durante los enfrentamientos del pueblo zapoteca con el pueblo mixteco, Donají
salvó la vida de un guerrero mixteco (llamado Nucano) del cual se enamoró y ambos intentaron pactar la paz
entre pueblos, pero los resultados fueron funestos, ya que Donají fue decapitada y enterrada cerca del río
Atoyac. Se dice que de su cabeza nació un lirio silvestre cuya imagen se convirtió en un símbolo del pueblo
zapoteca. El escudo del estado de Oaxaca tiene la imagen de la cabeza de Donají con el lirio.
197
215
Imagen 15: Mujer vanguardia. Mural ubicado en salones de clases.
Autora de la foto: Velia Torres.
De igual modo, los murales pueden ser vistos como una estrategia
pedagógica dentro de la formación política de las estudiantes que, al igual que con
el muralismo en el México posrevolucionario, la idea era plasmar una mirada
artística pero oficial (Carr, 1994), en este caso, sobre la lucha del normalismo rural
pero también refrendar el compromiso ideológico de la FECSM a la cual pertenecen
todas y todos los/as normalistas rurales (Ortiz, 2012), en tanto discurso identitario.
Por desgracia, dentro de mis búsquedas bibliográficas, sólo he encontrado a los
murales mencionados y descritos en algunas investigaciones (Pinto, 2013) y en
reportajes periodístico (Contralínea), sin ningún análisis de éstos como objeto de
estudio y su importancia dentro de la narrativa gráfica del normalismo rural, sus
funciones identitarias-pedagógicas o su centralidad en la configuración de la cultura
escolar de las ENR y de una sujeta normalista rural en particular. No obstante, los
estudios sobre el arte callejero no son escasos y en éstos (Ramos Goncalves,
2016), las paredes se analizan como lugares de contestación política y
reivindicación de derechos, donde murales, grafiti y carteles pueden ser vistos como
reapropiaciones
del
espacio
público
(Ramos
Goncalves,
2016:
495).
Particularmente los murales, desde esta lectura, se posicionan como formas de
protesta socio política donde se articula la historia local de resistencia con una lucha
por ciertos derechos. Y en efecto, para el caso de la ENRUVA, y de las ENR en
general, los murales cumplen con funciones político-pedagógicas en la formación
de las estudiantes, pero también político-identitarias, al remitir a una memoria
216
colectiva del normalismo rural, con referentes ideológicos compartidos y comunes
dentro del movimiento normalista rural.
Además, al igual que los dormitorios, cumplen funciones contradictorias y
ambivalentes: de resistencia y de apropiación del espacio escolar, en tanto
emblema de memorias contra-hegemónicas y resignificación cultural, pero al mismo
tiempo, se configura como un espacio de reproducción de la ideología de la FECSM
(con un fuerte sesgo masculinizado), encargada de la formación política de las
normalistas rurales.
El comedor y los dormitorios como panópticos invertidos
El último elemento de la materialidad de la cultura escolar lo abordo desde la
metáfora del panóptico invertido. Según Rockwell (2007a), esta metáfora, que sin
duda refiere al panóptico foucaultiano198, describe “aquellos lugares en donde los
alumnos recrean los espacios para sus usos propios” (444), revirtiendo así los usos
y funcionalidades “oficiales” de los espacios, así como el control y vigilancia que
muchos de ellos tienen.
Dentro del internado de la ENRUVA, los dormitorios y el comedor fungen
como panópticos invertidos puesto que son espacios de la cultura material
apropiados y resignificados por las estudiantes normalistas.199
La ubicación de los dormitorios dentro de la Normal200, lejos de las oficinas de la
dirección o las casas de los docentes y de su ojo vigilante, reflejan la separación y
designación de espacios propios para docentes y alumnas. Sin embargo, este
De acuerdo a Foucault (1976) el panóptico es un modelo compacto de dispositivo disciplinario que consiste
en un espacio cerrado, recortado y vigilado, en todos sus puntos, donde los individuos están insertos en un lugar
fijo, y todos sus movimientos están controlados y sus acontecimientos registrados. La base de esta figura
arquitectónica es el panóptico de Bentham, que consiste en “una construcción en forma de anillo; en el centro,
una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está
dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos ventanas,
una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz
atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada
celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar” (184). El efecto mayor del panóptico es
inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad, ya que cuenta con unidades espaciales
que permiten ver sin ser visto y reconocer al punto, lo cual garantiza el funcionamiento del poder, y permite
que la vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su acción.
199
Es importante mencionar que no son los únicos espacios apropiados dentro del internado, sólo son los que
he elegido para presentar en la tesis.
200
Ver el croquis presentado al inicio del apartado.
198
217
hecho no eliminaba la vigilancia, al menos durante los años 70’s y 80’s, a través de
la figura del prefecto o maestro de guardia que se encargaba de revisar que todas
las alumnas se encontraran en sus habitaciones después del “toque de silencio” (10
pm), acción que significaba el fin de la jornada y después de la cual el prefecto
cerraba con candado los dormitorios para que nadie pudiera salir o entrar, tal como
lo comenta una egresada de la generación 1971-1975:
…siete, ocho de la noche era la cena [después] apurarse para hacer la tarea, estudio dirigido
en salón o biblioteca para terminar el toque de silencio a las 10, si no se tenía tarea se podía
estar paseando por la escuela o platicando…[pero a las] 10 pm era toque de silencio a correr
a los dormitorios porque le ponían candado a los dormitorios y ya no se podía entrar, se
apagaba la luz, [había un] reporte si alguien prendía la luz, reporte si pasaba [el prefecto] y
perdían puntos para la carta de buena conducta al final…si alguien no había acabado la tarea
tenía que trabajar debajo de las camas con velas, porque si se veía luz reportaban a todo el
departamento…(Rosalía, egresada ENRUVA, entrevista el 17 de septiembre de 2018).
Cuando realicé el trabajo de campo en el ciclo escolar 2018-2019, la figura del
prefecto o maestro de guardia había desaparecido pero su función la realizaba el
Comité de Honor y Justicia, perteneciente al Comité Estudiantil, dirigido por las
propias estudiantes, y con otro tipo acciones quizá igualmente estrictas que las
referidas. Precisamente con la figura del prefecto se hace evidente el plano de la
continuidad relativa (Rockwell, 2010), puesto que es un elemento de la cultura
escolar que surge durante un periodo, permanece unos años y termina por
desaparecer.
No obstante, frente a la vigilancia, ya sea del prefecto en su tiempo o del
Comité Estudiantil en la actualidad, es relevante mencionar que la disposición del
inmobiliario en los dos dormitorios a los que pude ingresar201, pero también su
organización interna y decoración queda en total libertad y consenso de las propias
normalistas de cada grupo, además de que ninguna autoridad educativa, docente o
trabajador no docente tiene acceso al mismo. Estas características lo convierten en
uno de los espacios bajo el control de las estudiantes, ya no sólo como un espacio
de descanso y aseo personal sino resignificado en un espacio íntimo, privado y de
Recordar la disposición de las camas, lockers y sillas que describí de dos dormitorios a los que pude ingresar
y cómo cada una de estas disposiciones era diferente en función de la búsqueda de privacidad para las
estudiantes.
201
218
organización colectiva, fuera del ojo constante del resto de los/as trabajadores de la
Normal.202
Por ende, los dormitorios se convierten también en un espacio de
transgresión y resistencia ante el código disciplinario y reglamento del internado ya
que se pueden realizar pequeñas celebraciones o fiestas clandestinas, invitar a
parejas de otros grupos u organizar alguna acción de inconformidad en contra de
algún docente.
Precisamente esta posibilidad de los dormitorios de convertirse en un espacio
de resistencia en contra de la autoridad educativa sucedió en los años setenta,
después del movimiento del 68 y del movimiento normalista en defensa de las ENR
en 1969. Estos hechos traerían como consecuencia la disolución de los Comités
Estudiantiles en las ENR por parte de las autoridades federales y directivos de las
escuelas, en un afán de debilitar a la FECSM. Sin embargo, como me lo narró la
maestra Rosalía., el Comité Estudiantil de la ENRUVA se reactivó después de que
varias alumnas de la Normal Rural de Panotla se infiltraron a la ENRUVA,
haciéndose pasar por estudiantes, y noche tras noche fueron a cada dormitorio para
brigadear203 y organizar a las normalistas, con el fin de convocar al final una
asamblea general con la cual se designó a las nuevas representantes
estudiantiles.204
Por lo tanto, no es casual que las entrevistas realizadas a las estudiantes actuales hayan sido en sus
dormitorios, por invitación y decisión de ellas, ya que fueron vistos como un espacio seguro y propio para
llevarlas a cabo, justamente fuera de los horarios de clase y ante la imposibilidad de que salieran a la comunidad
por más de dos horas. Además, llegar a ese espacio hubiera sido imposible sin la anuencia o invitación por parte
de las propias estudiantes, lo cual sólo refuerza el carácter privado e íntimo de dicho espacio. No es
coincidencia, también, que haya tardado alrededor de siete meses del trabajo de campo para poder ingresar a
ese espacio.
203
Hace referencia a llevar información puntual de la FECSM o algún otro organismo estudiantil o social de
relevancia para el movimiento normalista rural.
204
Aquí parte del testimonio de la maestra: La maestra se pudo percatar, por comentarios entre compañeras, en
una noche otras chicas fueron por dormitorios a brigadear, en una salida del miércoles entraron unas compañeras
que venían de Panotla, sacaron unos uniformes y se comunicaron con las de afuera para prestarles los uniformes
y pudieran ingresar a la Normal, entraron como alumnas de la Normal y empezaron a organizar a las
compañeras, una noche en un dormitorio, otra noche en otro y cuando estuvieron los tres dormitorios, pues ya
había condiciones para hacer asamblea general, cerraron los dormitorios pero todas se quedaron afuera, lo que
permitió hacer la primera reunión de las estudiantes y se nombró el Comité. Cuando las autoridades educativas
se dieron cuenta ya estaba el Comité. Ellas como estudiantes de base no supieron cuándo las estudiantes entraron
y salieron. Después empezó a participar ya el Comité y les fueron dando espacio para hacerlo, es probable que
hayan negociado con la Dirección (fragmento en Diario de campo, reconstruido de la entrevista realizada el 17
de septiembre de 2018).
202
219
Por otro lado, el comedor es un edificio dividido en dos grandes partes: la
cocina y el área de las mesas donde las alumnas, en grupos de 8, toman los tres
alimentos que se sirven en todo el día: a las 7:40 am el desayuno, a las 2:30 pm la
comida y a las 7 pm la cena. El área de cocina es pequeña y a la vista del que entre
al comedor. Consta de varias parrillas para cocinar en grandes ollas la comida
suficiente para 400 alumnas, un par de tarjas amplias para el lavado de los trastes
y una mesa grande donde los encargados del lugar pelan, pican y en general
preparan los platillos del día. El menú es elegido previamente por estos encargados
junto con la o el ecónomo, figura que tiene la tarea de organizar la compra de los
alimentos y su posterior distribución a los cocineros en función de los menús
elegidos. También la o él ecónomo llevan las cuentas de las compras y supervisa a
las/os cocineros.
Para el servicio del comedor, las áreas de panadería y tortillería son cruciales
ya que la ENRUVA hornea su propio pan y elabora sus propias tortillas, para lo cual
se cuenta con un horno de piedra y una máquina tortillera. En la cocina existen dos
turnos y el personal labora desde temprano (unas dos horas antes del desayuno)
hasta la noche (unas dos horas después de la cena). Anteriormente, la cartera del
Comité Estudiantil llamada de “raciones”, se encargaba de supervisar la compra y
elaboración de los alimentos, en un ejercicio de transparencia y rendición de
cuentas del presupuesto destinado al comedor. Ahora, según me contaron algunas
alumnas del Comité, esa cartera se encarga del comedor en cada una de los tres
servicios que por turnos organizan la entrada de las alumnas al mismo 205,
supervisan el orden y la disciplina en este espacio y elaboran, junto con las/os
ecónomos el menú de la semana. Los/as docentes no tienen acceso al comedor, a
menos que sean invitados por las alumnas.206
205
Cada alumna debe llevar su vaso y sus cubiertos para que le entreguen su comida. La comida se entrega en
charolas con subdivisiones donde cabe el menú del día. Es posible pedir un poco más de ración o solicitar el
retiro de algún alimento que no se quiera. Las alumnas de turno deben cuidar también el trato respetuoso de las
partes, sobre todo de las alumnas al recibir sus alimentos. A decir de las egresadas, en algún tiempo las alumnas
de turno también fungían como meseras puesto que tenían que servir la comida a las distintas mesas.
206
Posiblemente, una de las razones de esta disposición es que el recurso con el que se compra la comida forma
parte de la beca de alimentación que tienen todas las alumnas en la Normal, pagado directamente del
presupuesto federal y estatal que reciben.
220
Esta última característica, junto con la existencia del Comité de raciones y su
vigilancia, muestra el control que las normalistas ejercen sobre dicho espacio. Este
control posibilita que las alumnas consideren al comedor como otro espacio propio
e íntimo, lejos de los directivos escolares. Así como fui invitada a los dormitorios
para las entrevistas, al final de dos de éstas también fui invitada a pasar al comedor
a cenar, en un gesto de amabilidad y cordialidad por parte de las estudiantes.
De igual forma, a pesar de que el Comité Estudiantil, mediante las alumnas
de turno, asume la vigilancia y el cumplimiento de las “formalidades”207 en el
comedor, en una especie de autovigilancia se podría decir, en ese espacio se
suscitan varias prácticas que vuelcan el orden, como el “cuchareo”, que consiste,
según me refirieron, en golpear la charola (que es de aluminio) con la cuchara para
hacer escándalo, generalmente para evidenciar la presencia de alguna estudiante
o grupo de estudiantes que se quiera señalar. De esta manera, al igual que los
dormitorios, el comedor también funge como un panóptico invertido debido a que
las estudiantes se apropian del mismo y lo convierten no sólo en el espacio para
recibir los alimentos, sino que lo refuncionalizan como lugar de encuentro, diálogo
y convivencia fuera de las aulas. Además, junto con el dormitorio, ambos espacios
también se sitúan como espacios pedagógicos-políticos sumamente estratégicos de
organización, socialización e incluso formación.
Adicionalmente, ambos espacios son de los elementos más visibles del
sistema de internado y, por lo tanto, exclusivos de las ENR, lo que las hace
diferenciarse del resto de las Normales. Esto tiene un gran peso simbólico, pero
también material, ya que para muchos estudiantes y sus familias ambos son
considerados como la ayuda más concreta e importante que la ENRUVA puede
darles, debido a que las chicas ya no tienen que pagar por hospedaje y comida
durante los cuatro años que dura su proceso formativo. Como consecuencia, en
muchos casos esta particularidad es aducida como la razón principal de elección de
la ENRUVA.
Sobre estas formalidades se hablará a detalle en el apartado siguiente cuando describa al Comité Estudiantil
y la formación política que imparte, pero basta decir que se trata de ciertas reglas que las alumnas deben cumplir
dentro del internado y que la mayoría de ellas son puestas por dicho Comité.
207
221
De esta manera, la cultura material de la ENRUVA, a través de los dos
elementos revisados, muestran cómo en dichos espacios se construyen relaciones,
se alientan ciertos valores y capacidades, como la fortaleza de las normalistas ante
la precariedad de los servicios o el hacinamiento en los dormitorios, pero también
vínculos de amistad y solidaridad. De igual modo, los procesos de apropiación de
los espacios mencionados hacen visible “la intersección entre la autonomía de
poder de acción del sujeto [en este caso las normalistas] frente al contexto social y
cultural que regulan y limitan dicha acción [la cultura escolar de la ENRUVA]”
(Rockwell, 2005: 31), por lo que es posible mirar cómo es que las sujetas se
constituyen como tales desde los valores y relaciones mencionadas y no sólo desde
los estereotipos construidos desde los discursos de identidad del Estado y sus
instituciones.
4.2 Socialización en el ethos normalista rural
En este apartado me enfoco en dos prácticas de la cultura escolar de la ENRUVA:
el ingreso y el egreso de las normalistas. Dentro de éstas analizo la semana de
inducción como un ritual de paso, antesala a la formación identitaria normalista y el
papel del Comité Estudiantil en la gestión y organización de ambas prácticas, como
espacio de aprendizajes no formales, organizativos y políticos para la autonomía y
la autogestión.
El ingreso y el egreso también son considerados como dos momentos del
tiempo escolar, momentos liminales (Turner, 1988), en el sentido de ser una
transición de una fase a otra, de un entorno a otro que brinda un nuevo estatus, con
una fuerte carga simbólica y ritos que enmarcan, sostengo, el proceso de
socialización y formación de las sujetas dentro de lo Bertely (2015) llama el ethos
normalista rural. Este concepto se refiere al ethos formativo de los internados y
alude a las distintas formas de autodisciplina, autogobierno, trabajo colectivo y
organización asambleístas que comparten alumnos y alumnas de las ENR. A decir
de la misma autora, dentro de los internados de las ENR los/as estudiantes “son
formados para realizar trabajo cultural y de gestión comunitaria en el medio rural, y
practican valores relacionados con el beneficio comunitario, la solidaridad, la
democracia y, sobre todo, con la justicia social” (Bertely, 2015: 16).
222
Además, dicho proceso de socialización es visto como un proceso formativo
con sentido identitario, estructurante de una sujeta normalista rural particular y, por
lo tanto, un campo de disputa y contienda de los distintos actores escolares por la
hegemonía y el control interno de la ENRUVA.
El proceso de ingreso a la Escuela Normal Rural Vanguardia comienza
unos seis meses antes de iniciar el ciclo escolar, es decir, alrededor de marzo o
abril, cuando el IEEPO expide la Convocatoria de ingreso para las Normales del
estado. Sin embargo, los preparativos comienzan un poco antes, ya que los
directivos y la secretaria general del Comité se reúnen para analizar y acordar en
conjunto la lista de requisitos que se solicitará. Generalmente se cuida siempre que
la cuota de expedición de ficha no sea elevada (siempre es menor que el resto de
las Normales del estado) y se buscan alternativas para dicha expedición (Entrevista
Estela y Laura, alumnas de tercer año, entrevista realizada el 20 de marzo 2019).
Por ejemplo, para el ingreso 2018 el Comité logró expedir ficha vía electrónica con
el fin de que las aspirantes de comunidades lejanas sólo se trasladaran una sola
vez a la ENRUVA para hacer el examen de admisión y así no invertir mucho dinero
en traslados.208
Después de la Convocatoria, el Comité se organiza para mapear, con ayuda
de las alumnas de primer y segundo año, asemejando un proceso de reclutamiento,
la zona de influencia de la Normal y así destacar todas las comunidades de origen
de las alumnas actuales de la ENRUVA, esto con el objetivo de poder elaborar una
ruta de difusión de la Convocatoria por las distintas regiones del estado: este trabajo
lo hacen las alumnas de la Normal, aprovechando que casi todas ellas visitan sus
comunidades de origen durante las vacaciones de Semana Santa pero también se
designan, desde la dirección, unos tres o cuatro días en el mes de abril o mayo para
que en brigadas por región, se lleven a cabo esas visitas.209
En sí, una aspirante tendría que hacer tres viajes para su proceso de ingreso: expedición de ficha, examen
de admisión e inscripción.
209
Es la Normal la encargada de proporcionar a las alumnas trípticos, carteles, videos y capsulas radiofónicas
como material para dejar en las presidenciales municipales, parroquias o escuelas (Entrevista Estela y Laura
alumnas tercer año, entrevista realizada el 20 de marzo 2019).
208
223
El examen de admisión es aplicado directamente por personal del nivel del
IEEPO y por algunos docentes de la Normal que sirven como organizadores, pero
destaca que son las alumnas del Comité Estudiantil, mediante el Comité de Acción
Social, las que se encargan de dar alojo a las aspirantes y sus familiares
acompañantes un día antes del examen, provenientes de comunidades lejanas, así
como de gestionar el desayuno en el comedor con el fin de que el proceso de
ingreso no implique gastos adicionales para las aspirantes.
Junto con el examen de admisión, que es requisito para todas las Normales
de Oaxaca, existen otros dos filtros más para la ENRUVA: el estudio
socioeconómico y la semana de inducción o curso propedéutico.
El estudio socioeconómico se lleva a cabo después de los resultados del
examen y se realiza a las chicas que quedaron en la lista de prelación. Consiste en
una visita de una comisión, formada por las integrantes del Comité Estudiantil y
algún docente de la Normal, a las casas de las chicas de la lista para verificar
personalmente que no cuenten con los recursos económicos suficientes para pagar
algún otra universidad o escuela de Educación Superior. Ello se hace mediante una
entrevista y la observación directa de la casa y las condiciones económico sociales
de la comunidad. Es decir, se necesita comprobar el origen “humilde” de las
aspirantes para que los recursos que el internado proporciona se encuentren bien
canalizados.210 Así, el estudio socioeconómico es un requisito que busca comprobar
la necesidad “real” de la aspirante y asegurar su merecimiento de un lugar en el
internado.
Según Ortiz (2012), desde los años 60 del siglo pasado el Comité Estudiantil
de las ENR luchó por tener una incidencia en el proceso de selección y así poder
ser “garantes del respeto a los lineamientos en cuanto al origen de los estudiantes”
(167): que fueran hijas o hijos de campesinos, maestros rurales o personas con
escasos recursos económicos.
Justo por eso el día de la aplicación del examen de admisión se les pide a todas las aspirantes el llenado de
un cuestionario donde se les preguntan aspectos de su familia, condiciones laborales de la misma, número de
hermanos, entre otros puntos, así como una ubicación puntual de cómo llegar a la comunidad de origen de las
chicas, ubicación que servirá de croquis a la comisión para la posterior visita.
210
224
Y es que, siguiendo al mismo autor, desde la fundación de las ENR, habían
existido, por parte de las autoridades educativas y maestros, “prácticas de
compadrazgo y pago de favores [en el ingreso de chicas y chicos a las Normales,
puntos] que jugaron un papel importante en el tipo de estudiante que reclutaban”
(Ortiz, 2012: 165). De ahí que la lucha por la participación de los/as estudiantes en
el proceso de selección haya surgido como un intento de contrarrestar el gran
número de alumnos/as recomendadas que entraban.
Sin embargo, a decir del mismo autor (Ortiz, 2012), con el paso de los años
esto hizo que el ingreso adquiriera un carácter eminentemente político, ya que “lo
que en un principio se hizo con la finalidad de atender la preocupación de los
estudiantes porque no ingresaran alumnos que contaran con recursos suficientes
como para realizar estudios en otras instituciones, más tarde permitió que la
dirigencia estudiantil interviniera de tal manera que le significara una mayor
presencia con los estudiantes desde su ingreso” (167).
Por lo tanto, el ingreso a las ENR se convirtió en un campo de disputa entre
los directivos del plantel y los integrantes del Comité Estudiantil, ya que implicaba
la posibilidad de favorecer cierto perfil de estudiantes, pero también de contar con
adeptos para cada uno de los grupos o facciones en pugna. El acercamiento hacia
los nuevos estudiantes definiría si se convertirían en nuevos cuadros del Comité
Estudiantil o en aliados de los directivos. Este punto muestra cómo es que el espacio
escolar se configura en todo momento como un campo de contienda y tensiones
por la hegemonía entre los diferentes sujetos sociales.
Por otra parte, el estudio socioeconómico fue implementado ante la alta
demanda de aspirantes y, en contraste, el reducido número de espacios: en los
mejores tiempos de la ENRUVA (80’s y 90’s del siglo pasado), la escuela llegó a
expedir más de mil fichas, teniendo lugar para tan sólo 150 estudiantes. Sin
embargo, durante el trabajo de campo constaté que el número de aspirantes
actualmente es muy parecido al número de lugares disponibles en la Normal. De las
150 alumnas que presentaron examen para el ingreso en 2018, sólo fueron
rechazadas unas 30.
225
Esta situación ha sido una constante en las últimas décadas y obedece a
distintos factores, pero según me explicaron las propias alumnas, dos han sido
decisivos en los últimos años. En primer lugar, la Reforma Educativa en 2013 y el
fin de la plaza automática para las/os egresados de las Normales del país, hizo
menos atractiva la profesión docente, dado que ya no se contaría con un empleo
seguro al egresar. En segundo lugar, la desaparición de los 43 estudiantes de la
Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014,
puso en la mira a las ENR tras la campaña de criminalización hacia los estudiantes;
el miedo generado alrededor de lo que había pasado, influyó en que para el 2015
el número de aspirantes se redujera considerablemente.
Esto trajo como consecuencia que los filtros de ingreso se relajaran o
simplemente sólo se colocaran como requisito formal, tal como sucedió con las
alumnas de la ENRUVA de la generación 2017-2018, a quienes se les dijo que el
examen era sólo un requisito y que todas serían aceptadas, ya que el número de
aspirantes no llegó ni a 100. También un año antes, en la generación 2016-2020,
ya no se realizó el estudio socioeconómico, aunque sí la semana de inducción. En
la generación 2018-2022 -la que me tocó durante el trabajo de campo- ambos filtros
se anularon por completo, en parte también por la prohibición de la semana de
inducción ante las quejas en Derechos Humanos que habían tenido los Comités
Estudiantiles de otras ENR.
El estudio socioeconómico, como práctica de la cultura escolar, se sitúa en
el plano de la continuidad relativa (Rockwell, 2010), ya que fue un mecanismo de
selección en la época de más auge de la ENRUVA (años 80’s del siglo pasado) y
funcionó como tal durante varios años, para desaparecer después ante la tendencia
de disminución de la matrícula.
Por otra parte, el tercer filtro es la semana de inducción, también llamada
“semana de prueba”. Esta práctica es realizada en casi todas las ENR del país y
constituye un importante emblema y rito de paso en estas escuelas. De acuerdo
con Vite (2010) fue instaurada en los años ochenta del siglo pasado en la Normal
Rural de El Mexe, Hidalgo, como un mecanismo ideado por los estudiantes para
identificar posibles espías e infiltrados del gobierno. Además, según la autora,
226
fungía como rito de paso que definía, en los que lograban sortearlo, la pertenencia
al normalismo, ya que “se trataba de ‘probar’ a los aspirantes, en cuanto a su
capacidad para comprometerse con los ideales que circulaban en la institución”
(Vite, 2010: 65).211
Esta semana consiste básicamente en una serie de actividades preparadas
por el Comité Estudiantil y sus diferentes comités, que busca que las aspirantes
experimenten la forma de vida “campesina”. En siete días, las aspirantes “viven” de
manera intensiva lo que supuestamente vivirán como maestras normalistas:
levantarse temprano, trabajar arduamente en el campo (en los terrenos de siembra
de la ENRUVA), dar servicio a la comunidad de Tamazulapan (con actividades como
barrer calles o hacer limpieza en el panteón municipal), realizar ejercicios físicos
(correr y pasar series de pruebas y obstáculos diseñadas para esa semana), comer
“humildemente, como los campesinos”, preparar bailables o alguna actividad
cultural para presentar a la comunidad escolar y asistir a círculos de estudios donde:
“aprenden sobre Marx, socialismo, historia del normalismo rural y esas cosas”
(Nancy, egresada y activista ENRUVA, entrevista realizada el 6 de octubre 2018).
Considero que es una formación intensiva porque las actividades se realizan en una
sola semana y bajo una rigidez casi militar por parte del Comité, en el trato y la
exigencia de llevar cabo las actividades de cierta forma. Este último elemento es lo
que ha generado más controversia, sobre todo entre las alumnas de nuevo ingreso
y sus padres de familia.
En la ENRUVA, al inicio de la semana de inducción se retira a las aspirantes
sus teléfonos celulares y dispositivos, con el fin de que “se concentren” en las
actividades, circunstancia que es vista por muchas como un atentado contra su libre
comunicación. Se ha señalado que las aspirantes sufren humillaciones y actos de
violencia por parte del Comité durante esta semana; en muchos casos, estas
acusaciones sólo se quedan en notas de periódicos amarillistas, más no son
denunciadas penalmente.
211
Es muy probable que la semana no sólo haya sido instaurada en El Mexe sino en todas las ENR como parte
de un acuerdo de la FECSM.
227
En la perspectiva de las estudiantes que forman parte del Comité Estudiantil,
este tipo de notas lo que buscan es desprestigiar a la organización. La semana de
inducción es vista como una prueba para “medir” qué tan apta puede ser una
estudiante para permanecer en la Normal, ante las carencias que se tienen a raíz
del abandono en que el Estado mexicano tiene a estas instituciones, pero también
ante la precariedad con la que se presume lidiarán como futuras maestras rurales
en las comunidades más alejadas de Oaxaca.
La semana se convierte así en el rito de paso para “ganarse” un lugar en la
ENRUVA y literalmente así sucede, puesto que después de la misma, las alumnas
que logren resistir son las que se quedan en la institución.
No obstante, el significado de dicha semana adquiere matices específicos a
nivel subjetivo; para muchas aspirantes, las actividades realizadas son vividas como
experiencias transformadoras. De las pláticas con alumnas y egresadas, identifico
dos sentidos:
1) La semana de inducción como posibilidad de empatizar y (auto) reconocer a la
población rural con la que se trabajará. Para un grupo de alumnas, dicha semana
tiene como finalidad “ponerse en los zapatos” de los que serán los alumnos y padres
y madres de familia con los que se trabajará como maestra rural, experimentar en
carne propia el trabajo arduo de la población campesina y valorar su esfuerzo, así
como crear lazos de identificación y reconocimiento de un origen común. Tal como
lo explica la maestra Nancy, ya egresada:
por qué tenemos que hacerlo, por qué…o cuál era la finalidad [de la semana de inducción], lo
íbamos entendiendo después y sobre todo lo internalizaron más después las chicas que
pertenecieron al Comité entonces decían: no pues para apreciar o valorar el trabajo que
muchos de los padres de nuestros alumnos o nuestros alumnos hacen, pues nosotras vamos
a ser maestras de personas que trabajan así y tenemos que ponernos en el lugar de las
personas que lo van a hacer ¿no? porque al final de cuentas vamos a ser maestras rurales
pues esa era la cuestión ¿no? (Nancy, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 6 de octubre
de 2018).
2) La semana de inducción como espacio de reflexión y de toma de conciencia
política. Esta significación alude a la conciencia desarrollada con ciertas actividades
de la semana de inducción, que suscitan la reflexión sobre la situación política de
las ENR. Elizabeth, alumna de cuarto año, cuenta una actividad que justamente
propició este análisis:
228
pero fue como una actividad no, de en donde ya era de noche hicimos nuestra escuelita, la
habíamos hecho bien bonita de actividad reciclaba hecha y así y de repente la destruyeron y
era…no sé fue así como un batallón ahí, pero ya lo último comprendimos que era que así
como ellas habían destruido nuestra Normal también venía la parte política que mucha ya
sean organizaciones o ya sea parte del Estado también querían desaparecer, no solamente a
las Normales Rurales sino también escuelas primarias, imagínense que hay comunidades
donde no hay una escuela y ustedes van a ser maestras y entonces empezaba esa reflexión
y sí entendimos y empezamos a entender esa parte (Elizabeth, alumna cuarto año, entrevista
realizada el 20 de enero de 2019).
A la par de estas significaciones, pero también como un contrapeso que matiza y
complejiza las formas de otorgar sentido a la semana de inducción, existen
interpretaciones disidentes y prácticas de resistencia que cuestionan el sentido y la
legitimidad de algunas actividades realizadas en la semana de inducción, más no
de la semana misma.
Ese fue el caso de Esther, egresada que narra cómo su brigada, ante el rumor
de que les cortarían el cabello y les aventarían desechos de los cerdos y basura,
decidió atrincherarse en el dormitorio con palos de escoba como trancas para las
puertas y ventanas:
…qué o sea cómo puede venir alguien y cortarme el cabello, noo no tiene ese derecho, no,
entonces dije: no, y así estábamos, estábamos en resistencia y todo el grupo estaba en
resistencia y eso no sé, me dio coraje porque los otros grupos salieron así a la primera…
(Esther, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 8 de noviembre de 2018).
Lorena, egresada también, cuestiona críticamente las transformaciones de la
semana de inducción, que a su juicio han caído en prácticas “deshumanizadas” bajo
la lógica de “si aguantan todo eso, mereces estar en la Normal.”. Este aspecto deja
de lado, según ella, el verdadero sentido de la actividad consistente en “demostrar
que se conocen las actividades de campo [ya que] es escuela de campesinos, para
acercarse a un padre, que es campesino, se le ayuda a las labores, o enseñar a
hacer cosas que las maestras saben y ellos no saben, pero eso se fue perdiendo”
(Lorena, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 14 de octubre de 2018).
Por lo tanto, la semana de inducción, además de ser un rito de paso, adquiere
relevancia como espacio de introducción de ciertas normas no explícitas: jerarquías,
prácticas y reflexiones que serán constitutivas de una identidad particular,
configurada en los cuatro años de formación dentro de la ENRUVA. Se presenta
como antesala de la formación identitaria dentro del ethos normalista rural. No
obstante, en los testimonios también es posible mirar la doble cara y las
229
contradicciones de dicha práctica, ya que aparece, junto con los puntos
comentados, como autoritaria, violenta e incluso violatoria de los derechos
humanos.
El segundo momento de transición es el egreso de las estudiantes
normalistas rurales, con la graduación como principal práctica y evento que lo
marca. Durante el trabajo de campo, la graduación se realizó el 15 de julio de 2019,
día en que también oficialmente cerré mis actividades en la Normal.
Este evento empieza a ser visible en Tamazulapan desde un par de días
antes porque comienza a llegar mucha gente: se trata de los familiares de las
egresadas que, en su mayoría, viajan de lugares lejanos para lo que se convierte
una gran celebración para las familias, puesto que en muchos casos sus hijas son
las primeras en haber cursado una licenciatura.212
La ceremonia se desarrolla en el auditorio de la escuela y ante la presencia
de los directivos de la Normal, una representación de la delegación sindical,
directores de otras escuelas públicas de Tamazulapan y una representación del
Comité Estudiantil. El evento en sí se compone de una parte cívica (con los honores
a la bandera, el canto del Himno Nacional, el juramento a la bandera) y una parte
cultural, donde participan las alumnas de los talleres como rondalla, danza área,
sexteto de música; se cierra con la entrega de los reconocimientos y carta de
pasantes de las graduadas.
Esta última es la parte más esperada y la que consume el mayor tiempo de
la ceremonia, puesto que se entregan los documentos mencionados a cada una de
Las familias que cuentan con los recursos, se hospedan en los hoteles de la comunidad un día antes, mientras
que otras solicitan apoyo a la Normal para pasar la noche ahí. Este hospedaje solidario de la Normal es algo
que se viene haciendo desde hace años y para lo cual el Comité Estudiantil, junto con los directivos, preparan
el auditorio y los dormitorios de las estudiantes, así como el comedor para proporcionar alimentación. En otros
casos, se deja entrar a la Normal a varios comerciantes de la comunidad para vender comida y ofrecer arreglos
florales, globos y demás regalos que serán para las graduadas. La ENRUVA se convierte así en un espacio con
mucha actividad y tránsito de personas.
En varios casos llegan familias enteras con las y los abuelos, tías y tíos y hasta sobrinos. En otros, son las mamás
y papás los que se presentan, a veces, por primera vez en la escuela que “le dio educación” a su hija. Ese día,
por ejemplo, pude platicar con una familia que había llegado de una comunidad de Chiapas, a 13 horas de
Tamazulapan. Para la madre de la graduada era la primera vez que pisaba la Normal.
Las familias provenientes del Istmo son las más visibles puesto que portan, la gran mayoría de las veces, el traje
de gala de la región para ese tipo de eventos.
212
230
las alumnas: a manera de pasarela, se nombra a la graduada y su comunidad de
origen, ésta “pasa” a recoger sus documentos, con el aplauso y las porras de sus
amigas y familiares. Mi sorpresa fue grande cuando en esta pasarela (con alrededor
de 60 alumnas, en total de graduadas) pude escuchar todas las regiones de Oaxaca
representadas, e incluso alumnas de Chiapas y Veracruz, lo que confirmó la amplia
diversidad existente en el alumnado de la ENRUVA y, por ende, la amplia zona de
influencia de la misma.
Otra gran sorpresa del evento, para mí y para las familias de las egresadas,
fue el canto de “Venceremos” y el grito de consignas realizado por la representante
de la generación y la ex secretaria de COPI, respectivamente. Este hecho se
presentó justo al final de la ceremonia, cuando la representante tomó la palabra
para dar su discurso de despedida. Después de agradecer a la Normal por acogerla
durante cuatro años como su “segundo hogar”, la ex secretaria de COPI anunció
que cantarían “Venceremos” y pidió a todas las alumnas presentes en el auditorio
que levantaran su puño izquierdo para hacerlo. Así, alumnas de todos los grados,
presentes en la ceremonia, comenzaron a entonar el himno. Al final, nuevamente la
ex secretaria tomó la palabra y lanzó varias consignas213 a las que todas
respondieron con voz fuerte. El canto y las consignas dejaron desconcertados a
varios padres y madres de familia, yo incluida entre ellos.
Esta práctica política e ideológica, también se realiza en los eventos políticoeducativos de la Sección XXII de la CNTE; constituye un ritual político que configura
la identidad magisterial de sus agremiados y muestra la imbricación entre la
dimensión sindical y la institucional-escolar, característica de la cultura política del
magisterio oaxaqueño. En esta cultura, el normalismo juega un papel central ya que
las/os egresados de estas escuelas se convertirán en futuras maestras y maestros
y, como consecuencia, en agremiados sindicales.
En términos generales, el ingreso y el egreso de las normalistas rurales de la
ENRUVA constituyen prácticas y momentos clave, vinculados y simbólicamente
Las consignas fueron ¡Vestido de verde olivo, políticamente vivo, no has muerto, no has muerto camarada,
tu muerte será vengada! ¡Zapata vive, la lucha sigue! ¡Zapata vive vive, la lucha sigue sigue, sigue! ¡A las
normales rurales las quieren desaparecer, nosotros con lucha y sangre las vamos a defender!
213
231
densos, de la vida en el internado: el primero porque implica la organización y
gestión para mantener la matrícula de nuevo ingreso, la selección de las nuevas
aspirantes y su inmersión a la vida del internado, con sus prácticas, ritos, emblemas
y rasgos constitutivos de una identidad como normalistas rurales. El segundo
proceso, el de egreso, porque refleja las distintas apropiaciones de los emblemas y
símbolos que las normalistas han hecho durante sus cuatro años de formación
dentro de la ENRUVA (el canto y las consignas, por ejemplo), que fortalecen una
identidad histórica del normalismo rural en su sujeta social y política.
En ambas prácticas, sobresale el papel del Comité Estudiantil como figura
clave, estratégica para la socialización de las estudiantes dentro del ethos
normalista rural. El ingreso y el egreso muestran cómo el Comité se configura como
un espacio de aprendizajes organizativos y políticos que refuerzan la autonomía y
la autogestión214 de las estudiantes. Por otra parte, también visibilizan la importancia
del Comité para la supervivencia y autosustento de la propia ENRUVA, asegurando
la matrícula necesaria al coordinar la campaña de promoción de la convocatoria y
posibilitar el ingreso de los nuevos cuadros de estudiantes.
4.3 La formación política de la FECSM: entre el adoctrinamiento y la praxis
política
La formación política dentro de las ENR es un tema que ya ha sido analizado en
otras investigaciones (Civera, 2008; Hernández, 2015; García, 2015; Padilla, 2019).
Un concepto recurrente en éstos es el de formación dual, acuñado por González y
Amann (2009), para hablar de una doble formación dentro de las ENR: una
académica, proveniente del currículo académico y el plan de estudios vigente, y otra
política, basada en un currículo oculto donde las prácticas y acciones políticas
organizadas por el Comité Estudiantil parecen ser los elementos más visibles. Sin
embargo, lo que no precisan a detalle dichas investigaciones es el contenido de
dicho currículo, cómo, cuándo y quienes lo operan, cuáles son los elementos
centrales de la segunda formación y de qué manera se tejen y articulan ambas
formaciones.
Esta configuración del Comité y su protagonismo en la “formación” de las estudiantes volverá a aparecer en
el siguiente apartado cuando concentre la atención en la formación política de las normalistas.
214
232
En este apartado abordo algunos elementos centrales de la formación
política y analizo la estructuración de la sujeta normalista rural en las prácticas
políticas realizadas por las estudiantes, a partir de la organización central del Comité
Estudiantil. La noción de formación política que utilizo se basa en la de socialización
política (Duque, et. al., 2016), entendida como un “conjunto de experiencias que
forman la identidad social del sujeto, lo que implica una apropiación de normas,
valores y comportamientos políticos propios de la comunidad de pertenencia” (139),
comunidad en este caso representada por el movimiento normalista rural desde la
dirigencia de la FECSM. De igual manera, la socialización política y los procesos
organizativos de acción política y social, descritos en este apartado como prácticas
de la “formación política” de las normalistas rurales, son el escenario privilegiado
para la “formación, transformación, afirmación y expresión de subjetividades
políticas” (Duque et.al, 2016: 146) y, por ende, de un tipo de sujeta política particular.
El Comité Estudiantil “Alma oaxaqueña” de la ENRUVA está conformado por cinco
puestos directivos o centrales: Secretaría general, Secretaría de actas y acuerdos
y Secretaría de organización (llamados estos tres Comité Ejecutivo), además de
Relaciones Exteriores (Relex) comité que tiene comunicación con el resto de las
ENR, y una Delegación estatal, que establece relación con el resto de las escuelas
normales en Oaxaca.
Los demás comités o carteras215 hacen referencia a distintas actividades,
políticas y de formación de cuadros, pero también muchas de ellas relacionadas con
la organización general de la vida cotidiana en el internado: Comité de Orientación
Política e Ideológica (COPI), Comité de lucha, Comité de deportes, Honor y Justicia,
Comité de acción social, Comité de comunicación y prensa, Comité de higiene,
Comité de módulos de producción.
Como sus nombres permiten, en algunos casos más que otros, vaticinar,
cada uno de estos Comités cuenta con tareas específicas que cumplir: el Comité de
higiene, por ejemplo, es el encargado de revisar la “limpieza” de las estudiantes en
la primera clase del día (a las 6:00 am), el Comité de Deportes organiza los equipos
215
A los comités se les llama así también en una clara alusión a la estructura sindical de la Sección XXII en
Oaxaca.
233
y torneos de futbol, basquetbol y voleibol en todo el ciclo escolar o el Comité de
acción social que planea las distintas actividades culturales, eventos sociales dentro
de la Normal o actividades de intervención comunitaria. Por su parte, el Comité de
lucha se encarga de la organización, planeación y ejecución de las movilizaciones
estudiantiles ya sea en la comunidad, en el estado de Oaxaca o a nivel nacional, o
el Comité de Honor y Justicia que supervisa la disciplina y orden dentro de la
institución, actuando como un órgano “policial” ya que tiene la facultad de investigar
y deliberar en torno a casos de robos y conflictos de todo tipo entre las
estudiantes.216 En total existen alrededor de 15 comités diferentes y éstos han ido
variando a lo largo de los años.
Cada Comité cuenta con una secretaria y varias vocales y la elección de cada
puesto, junto con los cinco centrales, se hace mediante asamblea, misma que se
lleva a cabo generalmente en el mes de febrero. A decir de Ortiz (2012), la forma
de gobierno de las ENR, mediante la FECSM, se basa en el centralismo
democrático propuesto por Lenin, donde la preparación y adaptación de las medidas
se debe realizar en colectivo. Para el caso de la ENRUVA, la asamblea del Comité
constituye un elemento central en la toma de decisiones, aunque las opiniones de
las alumnas en puestos directivos o comités centrales siguen siendo determinantes
en dichas decisiones.
El Comité Ejecutivo de cada escuela, junto con el COPI, realizan Encuentros
Nacionales con el resto de los comités de las 17 ENR del país217 y, además, existe
una representación nacional de los cinco puestos directivos arriba mencionados,
puestos rotativos cada año y ocupados por un representante de alguna Normal
Rural del país. Esta representación nacional constituye el Comité Central o mejor
conocido entre las estudiantes de la ENRUVA como la Cúpula. Ésta toma las
decisiones, junto con los representantes de cada una de las ENR, en asamblea y
representa de manera directa a toda la FECSM.
216
Se nombra solamente algunas de las actividades que realiza cada comité a manera de ejemplo.
Estos Encuentros Nacionales son vistos por las estudiantes normalistas rurales de la ENRUVA como
espacios claves de encuentro con estudiantes de otras Normales Rurales y como parte de sus experiencias más
significativas que les ha permitido “hablar en público” y así “perder el miedo”.
217
234
Así, esta complejidad estructural del Comité Estudiantil de la ENRUVA, y de
la FECSM, lo que refleja, en primera instancia, es la posibilidad de organización
entre las propias alumnas con un “régimen interno autónomo y una importante forma
de participación en la administración y regulación de la vida de estas instituciones”
(Ortiz, 2012: 111). Es decir, la organización de los Comités responde a cada uno de
los rubros, aspectos y actividades de la vida dentro del internado; no sólo a la parte
de organización política de las mismas, sino a la convivencia, orden y estadía en la
escuela.
Por otra parte, la estructura organizacional también significa un ejercicio de
participación política para las estudiantes, ya sea en el puesto o los puestos que
desempeñen dentro de su estadía en la Normal o como base dentro de las
asambleas donde su voz tiene importancia en las decisiones del autogobierno. Esta
experiencia previa de participación política, para muchas estudiantes, llega a ser útil
dentro del sindicato ya como maestras rurales. De ahí que no sea casual la fama de
las maestras egresadas de la ENRUVA como activas, movilizadas y “combatientes”
política y sindicalmente, tal como lo comenta la maestra Sandra, egresada
ENRUVA: “ah y siempre dicen, a pues eres de Tama, las aguerridas, así nos dicen,
las aguerridas, las luchonas, siempre ¿no?, tenemos esa característica y la normal
de Tama tiene una tradición muy fuerte ¿no?, el hecho que te presentes en una
comunidad…hay muchas chicas que han dejado huellas importantes ¿no?, pues
eso es como una carta de presentación” (Entrevista Sandra, egresada ENRUVA,
entrevista realizada el 18 de septiembre 2016).
Como parte de esta compleja organización existe también una marcada
jerarquía entre los puestos del Comité, pero también entre las mismas alumnas, a
partir de los años de estudio en la institución. Para muchas alumnas y docentes,
esto se debe al carácter “militarizado” de la formación política de las estudiantes.
De entrada, existe una nomenclatura coloquial entre las alumnas que
equipara los años cursados en la Normal junto con el crecimiento y experiencia
“ganada” dentro de la misma: chivitas (para las de primer año) o pelonas 218, chivas
218
El nombre de pelona está relacionado con la práctica, generalmente en las ENR varoniles, de cortar todo el
cabello a los alumnos de nuevo ingreso, a modo de novatada y para dejar en evidencia que son nuevos en la
institución. Por lo que tengo entendido, durante mi trabajo de campo, ninguna de las ENR femeniles realizaba
235
(para las de segundo), cabra (para las de tercero) y cabronas (para las del último
año, el cuarto). Es decir, entre más años se tenga en la Normal más habilidades y
conocimientos se posee y más “derechos” se ganan dentro de la misma.
Estos derechos se ven reflejados en la clara diferencia que se establece entre
las alumnas de primer año y las “cuarteñas” en la repartición de tareas y puestos
dentro del Comité Estudiantil y, por ende, en el mantenimiento de la vida cotidiana
del internado. Por ejemplo, son las alumnas de primer y segundo año las que
realizan el mayor número de actividades dentro del internado debido a que la
renovación de cargos en los comités recae en ellas. Como, por ejemplo, ellas son
las que realizan la limpieza de los dormitorios de las alumnas y las áreas comunes
dentro de la escuela (pasillos, entradas al comedor y los dormitorios, la plaza cívica
y la explanada de entrada), bajo la lógica de que deben trabajar arduamente para
“ganarse” los servicios que otorga el internado. Por su parte, las alumnas de cuarto
año ya no desempeñan ningún cargo en el Comité, pero su papel de autoridad
dentro del mismo es central: son consultadas como guías u orientadoras de las
decisiones, dado que cuentan con ya cuatro años de experiencia en la escuela.
Esta distribución de tareas se debe a dos motivos: 1) el conocimiento y
formación progresiva y paulatina de las alumnas conforme van cursando los años
(la formación de los cuadros), por lo que a mayor tiempo en la ENRUVA mayor
conocimiento y experiencia se tiene, y 2) la elaboración del documento
recepcional219 de las alumnas de cuarto año para graduarse, les implica tener menos
tiempo disponible para otro tipo de actividades. Además, las cuarteñas casi todo el
último año se encuentran realizando prácticas docentes intensivas en las escuelas
primarias asignadas, fuera de la Normal, por lo que se les exime de tareas
asignadas en el Comité, para que se concentren en su titulación y graduación.
esa práctica, pero sí había amenazas, generalmente de las cuarteñas hacia las alumnas de primer año, de “darles
pelo”, o sea, cortarles el cabello.
219
Este documento, para el caso de la ENRUVA, consiste en un documento donde se sistematiza su experiencia
en la práctica profesional intensiva que se tiene en séptimo y octavo semestre y se proponen algunas estrategias
didácticas a partir de la misma. La tesis es defendida ante un jurado y con eso obtienen el grado de Licenciada
en Educación Primaria.
236
Otro aspecto donde se evidencia la marcada jerarquización está en los actos
de “indisciplina”220 y sus correspondientes sanciones. Como parte del control y orden
ejercido por el Comité Estudiantil, las alumnas que pertenecen al mismo,
especialmente las de cargos directivos como la secretaria general, de actas, de
organización o COPI, tienen estrictamente prohibido tener novios, vestirse con
faldas cortas o blusas escotadas, maquillarse o realizar alguna actividad que ponga
en “entredicho” su “seriedad” para estar en el cargo.221 Dentro de las entrevistas
hechas a alumnas y egresadas, fue recurrente escuchar que varias se hicieron
acreedoras a una sanción222 por haber cometido algún acto de “indisciplina” como
los mencionados anteriormente. Tal fue el caso de Esther, egresada de la ENRUVA,
que, siendo presidente del Comité de lucha, se fue con otras compañeras, también
con cargos altos en el Comité, a bailar a Huajuapan. Cuando las demás normalistas
se enteraron del evento, decidieron organizar una asamblea para destituirlas del
cargo ya que habían infringido las reglas (Esther, egresada ENRUVA, entrevista
realizada el 8 de noviembre de 2018).
Ninguna me pudo dar una explicación clara del origen de dichas “reglas”, que
parecen ser un acuerdo tácito dentro de la FECSM. Lo que sí es evidente con los
testimonios es que los puestos directivos tienen una mayor responsabilidad y deber
moral que el resto de la base estudiantil.
Otro punto importante de la formación política es la orientación ideológica
específica y contundente de las alumnas, a través del Comité de Orientación Política
e Ideológica (COPI). Dicho Comité tiene como objetivo central armar círculos de
estudios para las alumnas de nuevo ingreso. En éstos, se encargan de “adoctrinar”
(Ortiz, 2012) a las que conformarán los nuevos cuadros de la Normal, generalmente
durante la semana de inducción y todo el primer año de las nuevas estudiantes. En
estos círculos se estudia sobre marxismo leninismo, la historia de las ENR y la
O también se habla de “cuidar las formalidades”. Se sabe, según me comentaron las alumnas, que la
ENRUVA es una de las Normales Rurales más estrictas en cuanto a formalidades y a sancione para aquéllas
que no las cumplan.
221
Estas prohibiciones también se aplican cuando una brigada de estudiantes sale a una marcha convocada por
la FECSM o por la CENEO, las chicas tienen estrictamente prohibido hablar con algún otro alumno de otra
Delegación.
222
La sanción puede ser económica (pagar una multa), cuidar de los cerdos durante algunos meses o en casos
más extremo, ser destituida del cargo.
220
237
FECSM como movimiento estudiantil, así como del normalismo rural y su origen
posrevolucionario,
disciplina
revolucionaria
y
la
formación
de
cuadros.
Generalmente el estudio de estos temas se hace desde Antologías diseñadas por
el Comité de Orientación Política e Ideológica Nacional (COPIN), donde se
presentan resúmenes de cada uno de los temas.223
Lo interesante es que dichos círculos, según me narraron varias estudiantes,
se realizan en condiciones extremas para las alumnas: a las dos o tres de la
madrugada, con carácter de obligatoriedad; después de las jornadas extenuantes,
durante la semana de inducción, o después del periodo de clases y talleres, durante
el ciclo escolar normal. En ambos casos, se considera también una prueba más de
resistencia para ganarse un lugar en la ENRUVA, pero también una manera de
ejercer control sobre las estudiantes y mostrar las relaciones de poder y jerarquía
entre ellas.
Junto con el COPI se encuentran las activistas, otras figuras relevantes en la
orientación ideológica. Esta figura tiene como objetivo impartir la capacitación en la
semana de inducción sobre la “parte histórica del socialismo dentro del contexto
histórico de la educación en México, la ideología del socialismo, la Revolución
Cubana y demás referentes sobre marxismo leninismo” (Nancy, egresada y activista
ENRUVA, entrevista realizada el 6 de octubre 2018). Además, cada año participan
en un encuentro donde se reúnen todas y todos los activistas de las ENR del país.
El fin de estos encuentros es compartir la situación política y social de cada una de
las Normales y así poder crear “consciencia” de la situación política actual de sus
escuelas frente a un sistema político educativo que las margina (Nancy, egresada y
activista ENRUVA, entrevista realizada el 6 de octubre 2018). Las activistas no
forman parte del COPI pero su papel es central en el intercambio de información
dentro de la FECSM.
De igual modo, las distintas acciones políticas que realizan las estudiantes,
coordinadas por el Comité de lucha, pueden ser vistas como espacios pedagógicos
Durante mi trabajo de campo tuve la oportunidad de mirar una de esas antologías, elaborada por el COPIN
que había recaído en la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, en 2014. Era visible que la
información había sido confeccionada con fragmentos y resúmenes de otras lecturas, sin embargo, no había
fuentes o referentes bibliográficas por lo que me fue difícil rastrear las fuentes originales.
223
238
de formación política e ideológica (Alonso, 2019). La elaboración de pliegos
petitorios, comunicados y la exigencia de ciertas demandas históricas dentro del
normalismo rural, son aspectos que acompañan acciones como la toma de la
institución, las marchas o el boteo, y pueden ser considerados como saberes
políticos en tanto saberes socialmente productivos (Gómez y Corestein, 2017;
Rodríguez, 2011), ya que construyen tejido social y configuran una identidad común,
que si bien es históricamente constituida desde la FECSM, se transmite en los
“bordes de las instituciones de educación formal” (Rodríguez, 2011), fuera de la
escena escolar. Esto permite sustentar la idea de que existen otras prácticas
sociales más allá de las escolares, como las prácticas políticas del Comité, con
dimensiones pedagógicas y cuyos saberes son reconocidos y legitimados en el
ámbito cotidiano porque son adquiridos en la experiencia de vida dentro de la
ENRUVA. 224
Finalmente, dentro de la formación política en la ENRUVA, un aspecto central
es la estrecha relación y comunicación existente entre las 17 ENR del país, gracias
a la FECSM y el alto grado de movilidad de las/os estudiantes normalistas rurales.
Viajan constantemente ya sea para celebrar los aniversarios de cada Normal Rural,
las reuniones de delegados convocadas por el Comité Central de la Federación, el
Encuentro de activistas y la actividad de brigadeo entre escuelas para trasmitir
información importante de alguna Normal en particular. Este “espíritu de fraternidad
y unidad entre Normales Rurales” (Ortiz, 2012) es un aspecto relevante y
probablemente único en el nivel de Normales.
La compleja estructura organizacional del Comité Estudiantil y su adscripción
a la FECSM, posibilita esta estrecha y bien organizada interrelación entre las ENR
del país. La propia Federación contempla ciertas actividades que favorecen las
relaciones entre el alumnado (como las mencionadas arriba), en las que también
está en juego, sin duda, la construcción de una identidad normalista rural que
promueve el reconocimiento y la empatía entre el alumnado de las ENR, aunque
provengan de contextos histórico-sociales totalmente diferentes. Esa identidad se
Esto saberes políticos serán mencionados nuevamente en el capítulo cinco para hablar de los referentes desde
los cuales las alumnas se construyan subjetivamente como normalistas rurales.
224
239
va moldeando en las prácticas de cultura escolar, como las descritas en este
capítulo, configuradas históricamente y proveedoras de símbolos, rituales, rasgos y
emblemas de identificación.
La movilidad y el intercambio entre las/os estudiantes normalistas rurales,
juega un papel central en la formación política; en la medida que posibilita entrar en
contacto con estudiantes de todas las ENR del país, lo cual, según sus propios
testimonios, significa conocer contextos escolares y políticos diversos donde
compartir intereses de lucha e identificar causas y demandas comunes, así como
construir y vitalizar una red política nacional que alimenta la ideología del sujeto/a
normalista rural y manda un mensaje de fuerza y cohesión al Estado ante sus
políticas de precarización y criminalización del normalismo (González Apodaca,
2020, comunicación personal).
La cohesión de esta red política a nivel nacional, se hace evidente en los
comunicados de apoyo que cada Normal Rural elabora ante hechos de atropello,
violencia o sucesos extraordinarios en otras ENR, cerrando filas y fijando una
postura común ante las autoridades (Ver Imagen 16). El apoyo llega a maximizarse
cuando, como parte de la FECSM, se llevan a cabo acciones políticas colectivas
más visibles, como las movilizaciones, marchas o tomas de casetas.225
Tal como sucedió después del 26 de septiembre de 2014, con la desaparición de los 43 estudiantes de
Ayotzinapa. Todas las ENR del país se movilizaron en sus estados y después se realizaron acciones políticas en
la capital del país. Hasta la fecha, a cinco años de ese suceso, se siguen movilizando en esa fecha para evidenciar
las demandas de presentación con vida de sus compañeros que todavía no han sido encontrados.
225
240
Imagen 16: Comunicado del Comité Estudiantil Alma Oaxaqueña (ENRUVA),
en apoyo a la Normal Rural de Mactumatzá, Chiapas. Fecha 4 de julio de 2019
Según lo descrito en este apartado, la formación política en la ENRUVA no
se circunscribe a la formación de nuevos cuadros, sino que abarca diversos
aspectos de la vida cotidiana en el internado, donde el Comité Estudiantil tiene
incidencia directa y central. En ese sentido, volviendo a la categoría de formación
dual, considero que no existe una división tajante entre ambas formaciones y sus
respectivos currículos, sino que se imbrican en prácticas políticas, escolares y
extraescolares donde las estudiantes desarrollan saberes políticos y experiencias
“formativas”, como las redes de movilidad entre las ENR y las actividades de la vida
cotidiana dentro del internado. Son estas actividades las que forman parte de una
praxis política en la que se constituyen sujetas.
Por otro lado, en el Comité Estudiantil, órgano central de la formación política,
sobresale una estructura rígida, dogmática, ideológicamente ortodoxa y militarizada
que permea también en dicha formación. Esto ha llevado a varios estudiosos a
241
hablar de un “adoctrinamiento” (Ortiz, 2012), que reproduce prácticas jerárquicas de
desigualdad y control entre las estudiantes. Sin embargo, paradójicamente, para
muchas sujetas normalistas estas prácticas son significadas como experiencias
formativas y transformadoras de la construcción subjetiva de sí mismas como
sujetas normalistas rurales226. Con ello, afirmo su agencia y su posibilidad de
apropiación, rechazo y resistencia, dentro de los límites de dicho “adoctrinamiento”.
Encuentro que en la formación política conviven la obediencia, el
acatamiento, pero también la disidencia y la resistencia. Como consecuencia, afirmo
que dicha formación configura una sujeta normalista rural con capacidad
organizativa, responsabilidad colectiva y autonomía, conocimientos construidos en
la praxis política de su paso por los cargos del Comité y la organización del
internado, pero que, contradictoriamente, coexisten con las jerarquías, el abuso del
poder y las desigualdades de la formación casi militarizada recibida.
Finalmente, señalo que en la formación política también está presente un
elemento que ha sido constante en otras prácticas de la cultura escolar de la
ENRUVA: la cultura del esfuerzo y la lucha contra la adversidad, que sitúa a las
estudiantes dentro de un camino recurrente de pruebas, que se repiten a lo largo de
los cuatro años de su trayectoria en la Normal y que deben superar para “ganarse
un lugar” y aspirar a ser maestras rurales en el futuro. Por ende, prácticas, ritos y
acciones implicadas en la formación política, pero también en la vida cotidiana del
internado, serán una prueba más en ese camino.
Esta noción, preciso, también refleja el carácter meritocrático de los sistemas
educativos, donde la idea del trabajo y los méritos individuales son vistos como
valores en sí mismos, garantes potenciales del éxito social y el bienestar económico.
Además, la cultura del esfuerzo deriva en la construcción masculinizada de la
normalista rural como una mujer “ruda”, resistente, tenaz y fuerte (física, mental y
emocionalmente), en consonancia con la descripción de mujeres “aguerridas”, como
generalmente se les conoce a las egresadas de la ENRUVA, según me comentó la
maestra Sandra.
226
Sobre este punto se ahondará más en el siguiente capítulo.
242
4.4 Lo rural y el trabajo campesino: emblema identitario y práctica
constituyente de la sujeta normalista rural
Las actividades agropecuarias constituyen otras prácticas analizadas dentro de la
cultura escolar de la ENRUVA. Englobadas dentro de lo que las alumnas llaman
“módulos de producción”, un eje importante de la formación integral que reciben las
estudiantes dentro de las ENR, opera en el discurso como un marcador de identidad
ya que se posiciona como un aspecto diferenciador del resto de las Escuelas
Normales.
Su origen se remonta a la fundación de las Normales Rurales y los diferentes
intentos para conjuntar los dos temas centrales del gobierno posrevolucionario -el
campo y la escuela- y las dos metas solicitadas al maestro rural: la enseñanza de
las primeras letras y la capacitación agrícola a la población de las escuelas a donde
llegaba. De igual forma, la existencia de los módulos de producción, con sus talleres
y
actividades
productivas227
fue
pensada
como
una
estrategia
de
autosustentabilidad del propio internado, que según Civera (2008), funcionaría
mediante la venta de los productos que alumnas y alumnos cosechaban y
producían. Fue tanta la importancia de estas actividades en su momento, que
incluso pertenecían a la malla curricular dentro del Plan de estudios.228
Sin embargo, durante el trabajo de campo en la ENRUVA, fue visible la
distancia entre el discurso exaltador de los módulos de producción y la puesta en
práctica. Lo primero que noté es que la siembra de maíz ya no era una actividad
realizada por las estudiantes, quienes sólo practicaban la cría de cerdos. Este punto
es interesante, ya que los módulos de producción han sido una de las prácticas más
inestables a lo largo de la historia de la ENRUVA, cuya existencia ha dependido del
Comité Estudiantil y de su posibilidad (o no) para hacerse cargo de dichas
Cosechas, cuidado de animales, conservas, curtidos de pieles o lechería.
Como el caso del Plan de Estudios de 1935 donde existían materias como Trabajos agropecuarios (avicultura,
hortalizas, jardines, apicultura, avicultura, cultivos extensivos, sericultura), Carpintería y Herraría rurales,
Agricultura e industrias agrícolas (lechería, cría y explotación de cerdos) e Industrias y oficios de la región
(alfarería y cestería), o el Plan de Estudios 1972, en el área de Formación Tecnológica era posible leer en la
malla curricular actividad tecnológica y actividad agropecuaria como materias. Planes de Estudio consultados
en Cruz López, José Luis (2000) Escuela Normal Rural Vanguardia: 75 años en la formación de docentes,
México.
227
228
243
actividades, así como de la intervención de los directores en turno para retomarlas,
según los recursos económicos existentes para promoverlas o no.
En la versión de algunos docentes, módulos de producción se llegó a
convertir en un castigo usado por el Comité Estudiantil para aquellas estudiantes
que desobedecían las reglas impuestas o para las alumnas de nuevo ingreso en su
semana de inducción a la institución.
Curricularmente, a partir de la reestructuración al Plan de Estudios de 1975,
dichas materias perdieron protagonismo (Hernández, 2015), hasta desaparecer por
completo de la malla curricular. Esto no quiere decir que las actividades
agropecuarias hayan dejado de realizarse en las ENR, sino que perdieron su
formalidad como materias oficiales y, en consecuencia, el reconocimiento por parte
de las autoridades educativas federales y estatales.
Hernández (2015) y Padilla (2019) también señalan el poco aprecio que
los/as estudiantes de las ENR demuestran por las materias relacionadas con el
campo, que no es visto como un espacio de formación, sino como una obligación y
castigo. Sus estudios confirman lo dicho más arriba sobre el uso de los módulos de
producción como amenaza o castigo del Comité Estudiantil a las alumnas
disidentes.
Evidentemente estos cambios en el estatus de las prácticas productivas en
las ENR se inscribe en un contexto social y político más amplio, caracterizado por:
1) el progresivo abandono y ahogamiento de estas escuelas, su creciente
precarización y la falta de recursos para sustentar áreas formativas que en otro
momento fueron centrales para el proyecto pedagógico modernizador nacional y 2)
el abandono de las industrias rurales ante la tecnificación y la migración urbana, y
con ello, el desprestigio del trabajo campesino y el tránsito de una política nacional
que apostaba al campo, a otras que favorecen su abandono y despojo, a favor de
intereses multinacionales. En este contexto, las actividades agrícolas se van
representando como marginales y se construye una denostación progresiva del
trabajo campesino, asociado a estereotipos de atraso y pobreza.
No obstante, en los testimonios de alumnas y egresadas de la ENRUVA, las
actividades del campo en su experiencia dentro de la Normal suelen ser
244
mencionadas como significativas, -particularmente en la semana de inducción- y
estructurantes de subjetividades como sujetas normalistas rurales. Ese es el caso
de las alumnas Angélica y María Luisa de tercer año, que no sólo posicionan el
saber sembrar y cosechar como rasgo diferenciador de otras Normales, sino
también como un conocimiento útil en los contextos rurales donde trabajarán como
maestras:
[pregunta sobre cuál es el rasgo particular de las ENR]…pues es que es en parte pero…quizá
sí resalte lo político, pero yo siento que también resalta módulos de producción, porque a
diferencia de las otras Normales nosotras somos rurales, y nos enseñan a trabajar la tierra, a
como sembrar, a cosechar, y es como el fin, la finalidad de las que egresan de las normales
rurales es que siempre van a ir a comunidades marginadas y ahí es donde ponemos en
práctica ese conocimiento, que nos hace diferentes a las otras Normales que es nuestra
esencia por ser rurales, el hecho de trabajar todo lo que es la tierra, con las personas, es como
no sé, es la esencia esa también (Angélica y María Luisa, alumnas tercer año ENRUVA,
entrevista realizada el 13 de marzo de 2019).
En la misma sintonía, Laura y Estela, otras alumnas de tercer año, también se
expresan de las actividades agrícolas y los conocimientos del campo, adquiridos en
su “hacer” cotidiano con módulos de producción, como una experiencia formativa:
[pregunto ¿qué hace diferente a las ENR del resto de las Normales?] Laura: pues yo creo que
el trabajar con el campo no, más que nada no, porque las Normales Experimentales no tienen
animales, no tienen terrenos de siembra, y nosotras sí, nosotras vamos al campo, cuidamos
a los animales y todo eso
Estela: pues sí, concuerdo con, el trabajo de módulos de producción porque eso no hay en
cualquier Normal y yo creo que hasta cierto nosotras que ya estamos en tercero pues a veces
sí nos sentimos orgullosas se puede decir de platicar y decir es que a nosotras sí nos tocó ir
al campo, ir a echar abono, ir a sembrar, cortar el frijol y pues no es cualquier cosa porque hay
que pararse a veces tempranito ir a cortar el frijol o ya ir con tu cubetita, y tenis y camisa
manga larga y tu gorra porque pues ya hay que ir al campo
Laura: a veces iban a dejar raciones al campo
Estela: o todas enlodadas o todo
Laura: con frío
Estela: algunas accidentadas, yo una vez me cortó con la hoz, me pusieron cuatro puntos, sí
pero sí creo que es más que nada eso no (Estela y Laura, alumnas tercer año, entrevista
realizada el 20 de marzo de 2019).
En primer lugar, en los testimonios es posible ver cómo lo rural y la idea de ruralidad
se encuentra íntimamente asociada con la tierra y el trabajo productivo, rasgo que
se considera representativo y único de las Normales Rurales y, por ende, marcador
identitario diferenciador del resto. En la relación con el trabajo productivo, las
alumnas destacan los saberes prácticos adquiridos en torno a la siembra y el
cuidado de ganado, que sustentan el carácter formativo de dicha actividad. Además,
245
mencionan con especial atención el esfuerzo y sacrificio que implican dichas
actividades, y cómo “sortear” tales dificultades, significa aprobar “una prueba más”
de su proceso formativo en el internado.
Sin ser ya una actividad formalizada dentro del Plan de estudios, y ocupando
un lugar marginal y denostado, las prácticas de módulos de producción mantienen
un sentido pedagógico para las alumnas de la ENRUVA. En tanto experiencias
formativas, alimentan la configuración de una sujeta normalista rural fuerte, capaz
de resistir la jornada extenuante que implica el trabajo agrícola. Esta construcción
acentúa la imagen de fuerza, rudeza y tenacidad de las normalistas rurales de la
ENRUVA.
Finalmente, las significaciones del trabajo agrícola y campesino también se
construyen desde las propias trayectorias familiares y experiencias campesinas de
las alumnas. Es el caso de Nancy, egresada que me platica sobre las actividades
agrícolas realizadas en la semana de inducción:
pues sí…la semana de socialización fue una cuestión de trabajo físico un poco extenuante no
resultaba extraño de mi porque pues yo provengo de familia campesina, si tengo, por ejemplo
mis papás aunque fueron profesores trabajan en el campo, mis abuelos todos son campesinos
y en mi pueblo se cultiva café…yo tenía la noción o sea no resultaba extraño para mí la
cuestión del campo sino la cuestión fue…eh la sobrecarga de trabajo físico eso sí fue
como…recuerdo que el martes de la semana de socialización yo le hablé a mi papá y le dije
que no aguantaba, que no aguantaba…y dice mi papá no hija si tú sabes trabajar, aquí es lo
que hemos hecho toda la vida… (Nancy, egresada ENRUVA, entrevista realizada el 6 de
octubre de 2018).
El testimonio de Nancy hace evidente cómo es que las normalistas rurales, en tanto
sujetas sociales, se construyen desde sus historias y experiencias familiares, como
un bagaje para dar sentido al presente. Su familia campesina y los saberes
productivos de la siembra de café son un recurso para (re) significar las prácticas
agrícolas en la ENRUVA, ya no sólo desde el discurso históricamente configurado
del normalismo rural, sino desde su propia historia personal. Esto permite
comprender la supervivencia de dichas prácticas como significativas y distintivas del
ethos normalista rural.
La asociación de las prácticas agropecuarias con el castigo físico, alude al
ejercicio del poder en la estructura institucional de la ENRUVA, protagonizado tanto
por las autoridades educativas como por las alumnas con mayor jerarquía y posición
246
de poder. Sobre estas formas de disciplina y control sobre los cuerpos de las
normalistas ahondaré a continuación.
4.5 Jerarquías, disciplina y control social: prácticas e ideologías sexo
genéricas en la ENRUVA
En este apartado abordo una serie de prácticas de la cultura escolar, en las que es
posible analizar la reproducción de un orden jerárquico, mediante prácticas de
disciplinamiento y control del cuerpo de las estudiantes mujeres normalistas. Lo que
me interesa evidenciar es cómo este tipo de prácticas imponen ideologías sexo
genéricas que implican una muy clara desigualdad y discriminación hacia las
normalistas rurales, en tanto jóvenes mujeres, y, por ende, determinan la producción
de un tipo de sujeta normalista rural.
En el trabajo de campo realizado con las alumnas de la ENRUVA y los
testimonios de sus egresadas y egresados229 de diferentes generaciones y
Normales Rurales, encontré diferencias sustanciales entre las experiencias vividas
por las alumnas mujeres y los alumnos hombres en su paso por las ENR. Estas
diferencias se traducían en diferentes prácticas de la cultura escolar relacionadas
con las normas disciplinarias, los castigos, el ejercicio de la sexualidad y las reglas
morales que pesaban de manera más clara y contundente sobre las normalistas
mujeres. Para abordar estas diferencias opto por clasificarlas en tres ámbitos:
1.- La entrada y salida de la Normal
Una diferencia evidente reportada en los relatos de egresadas y egresados, tiene
que ver con la restricción de las salidas y el estricto resguardo de las alumnas
mujeres en las Normales Rurales.
Cuando hablaba en los apartados anteriores sobre la sensación de encierro
del internado, me refería a que las alumnas de la ENRUVA sólo pueden salir de la
escuela ciertos días y para fines muy específicos, previa notificación al Comité
Estudiantil o a la parte directiva, según sea el caso. Incluso la barda de la escuela,
en versión de varios ex trabajadores no docentes, se construyó para evitar que las
estudiantes salieran sin autorización, así como para evitar que los jóvenes de la
Todos ellos originarios de Tamazulapan y que habían pertenecido a tres ENR varoniles diferentes: Escuela
Normal Rural de Ayotzinapa (Guerrero), la Escuela Normal Rural de Mactumatzá (Chiapas) y la Escuela
Normal Rural de Tenería (Edomex).
229
247
comunidad entraran a verlas. Esta restricción de la movilidad siempre aparece
justificada, tanto por docentes como ex directores, como una manera de “resguardar
y proteger” a las estudiantes mujeres, desde una visión paternalista y bajo
argumentos morales. Se trata de “cuidar la moral y la imagen de las chicas” pero
también “cuidar la imagen de la propia escuela”, fue uno de los comentarios
recurrentes.230
Mi sorpresa fue grande cuando en los relatos de los egresados varones,
dicha restricción era inexistente, ya que los estudiantes hombres de las tres ENR,
podían salir al pueblo los fines de semana, para ir a alguna fiesta, baile o también
para tener un trabajo de medio tiempo que les proporcionara un ingreso extra. Las
ENR varoniles sí están cercadas y también se restringen las salidas, pero en la
generalidad las reglas son más laxas y las autoridades más permisivas en la
movilidad de los estudiantes fuera de la EN.
2.- Embarazo como motivo de expulsión
A decir de las integrantes del Comité Estudiantil, y de varias egresadas de la
ENRUVA, un requisito no explícito en la convocatoria de nuevo ingreso es la prueba
de no gravidez para las estudiantes. La razón principal de esta prueba, argumentan
las propias alumnas del Comité, es la seguridad de la estudiante y el cuidado de su
salud, debido a que se requiere un arduo trabajo físico dentro de la Normal y no se
cuenta con el servicio médico suficiente ante algún problema que se pueda suscitar,
en dado caso de embarazo.
No obstante, para los ex directores y ciertos docentes de la Normal, el
argumento se fundamenta más bien en una cuestión de imagen social que se tiene
que “cuidar” ante la sociedad, sobre todo, aducen, porque las alumnas irán a realizar
prácticas docentes en diferentes comunidades rurales y serán “mal vistas” dentro
de las mismas.
A veces, me comentaron, los mismos docentes de las primarias criticaban a
los maestros normalistas por permitir a las alumnas practicantes embarazadas
Y no hay que olvidar que también en la propia comunidad de Tamazulapan se juzga a las normalistas mujeres
bajo argumentos morales y de “buen y correcto” comportamiento de las jóvenes, como expliqué en el capítulo
tres. Así, aquéllas que se salían de lo esperado por ciertos sectores de la comunidad, eran calificadas de
“libertinas” y “alocadas”.
230
248
continuar con sus estudios. Una de las exdirectoras de la ENRUVA, egresada de la
misma, me comentaba que esta actitud de rechazo y expulsión de las alumnas
embarazadas lo que reflejaba más bien era una discriminación basada en un juicio
moral por el ejercicio libre de la sexualidad de las estudiantes y, como “padres
avergonzados”, los directivos y docentes reproducían su papel paternal sancionador
por dicha “deshonra” (Entrevista Aurora, egresada, ex docente y ex directora
ENRUVA, entrevista realizada el 25 de septiembre 2018).
Este hecho contrasta enormemente con las ENR varoniles, donde la
permanencia en la Normal no se encuentra condicionada por la vida sexual o
paternidad de los estudiantes varones. Incluso varios alumnos, por ejemplo, de la
Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, están casados y cuentan con hijos o hijas
(Gibler, 2016).
3.- Las formalidades y disciplina en las prácticas de organización política del
Comité Estudiantil
El último punto está relacionado con la rigurosa disciplina comentada antes en
relación a los puestos directivos de Comité Estudiantil y lo que las alumnas nombran
como las “formalidades”: no usar maquillaje ni ropa escotada o pegada, no tener
novio, no hablarle a ningún alumno hombre de otra Normal durante las marchas,
encuentros o brigadeo como FECSM (lo que es nombrado como “fraternar”). Estas
restricciones no quedan muy claras cuando se trata de los puestos directivos en las
ENR varoniles y al menos en los testimonios que pude escuchar nunca fueron
mencionadas por los egresados hombres.
Además, cuando alguna alumna infringe ciertas formalidades se vuelve
acreedora de un castigo o sanción, que puede ser desde una multa económica
hasta ser destituida del puesto o cargo.231 En algunos otros casos, según me
confesaron algunas estudiantes, el castigo implica el aislamiento de la persona
dentro de los locales del COPI, como una especie de advertencia más severa.
La posibilidad de las sanciones y los castigos se logra por la amplia y
compleja estructura del Comité Estudiantil que ya fue explicada en el apartado 4.3,
Tal como le pasó a Esther cuando se fue a bailar a Huajuapan siendo secretaria del Comité de lucha. Ver
apartado 4.3
231
249
donde cada una de las carteras cuenta con objetivos y fines específicos para
organizar, pero también controlar la vida cotidiana dentro del internado. Junto con
la estructura y organización, las jerarquías también ya referidas, contribuyen a esta
vigilancia y, así como me comentaron varias integrantes y exintegrantes del Comité
Estudiantil, existe una lógica paternalista que fundamenta los puestos y cargos
dentro de dicho Comité: la idea es que las alumnas en esos puestos, con un especial
énfasis en la secretaria general, desempeñan el papel de “madres”, cuidadoras,
hermanas mayores, modelos y ejemplos para las “hijas” alumnas, en clara
consonancia con la idea del internado como una gran familia (Civera, 2006; 2008).
Esta idea se gestó desde la fundación de las ENR en los años veinte del siglo
pasado, pero el padre era el director de la escuela que, junto a su esposa, fungían
como los padres postizos del alumnado-hijos. Por lo tanto, si bien esta lógica
paternalista posibilita la solidaridad, los cuidados y el acompañamiento entre las
normalistas dentro del internado (las redes colectivas y la hermandad mencionada
al inicio del capítulo), también es cierto que el propio Comité Estudiantil es el que
se vuelve un ojo vigilante, de control y muchas veces figura autoritaria para las
propias alumnas. Su figura se presenta, contradictoria y compleja, con distintos
matices.
De esta manera, los castigos y sanciones descritos, en el marco de las
prácticas políticas promovidas por el Comité, pueden ser vistos, siguiendo a
Foucault (1975), como métodos disciplinarios para controlar el cuerpo de las
estudiantes ya que éstos posibilitan “un control minucioso de las operaciones del
cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una
relación de docilidad-utilidad” (142). También llamadas “disciplinas”, dicho autor
refiere que son históricas pero utilizadas como fórmulas generales de dominación
desde el siglo XVII, y cuyo fin central es fabricar cuerpos dóciles. Por lo tanto, las
prácticas promovidas por el Comité, en tanto procedimientos disciplinarios lo que
permiten es la reproducción de las jerarquías y la sujeción de las normalistas hacia
el Comité. No obstante, esta dominación y reproducción no está exenta de múltiples
resistencias, resignificaciones y apropiaciones de las normalistas rurales, en tanto
sujetas con agencia, que revierten y se contraponen al control y el disciplinamiento,
250
como se ha visto en otras prácticas y se verá con más detalle en el capítulo
siguiente.
Como último punto, es importante resaltar que las diferenciaciones y
desigualdades entre internados femeniles y varoniles no es actual. Como ya se
comentó en capítulos anteriores, la existencia del currículum sexuado durante las
primeras décadas de las ENR hablaba ya de una diferenciación en el tipo de
formación de normalistas, asociada al género y a los roles asignados a mujeres y
hombres en cada época. No obstante, existen estudios históricos (García, 2019;
Vite, 2019) que reportan cómo desde los inicios de estas escuelas, aun dentro del
proyecto
de
la
coeducación,
existieron
marcadas
restricciones
morales
diferenciadas y expectativas de roles genéricos entre estudiantes hombres y
mujeres, las cuales tendían a ser más permisivas para los hombres y más estrictas
para las mujeres.
De igual modo, los estudios muestran las presiones para las alumnas de las
ENR en el cuidado del ejercicio de su sexualidad y cómo era de vital importancia
“cuidar el nombre e imagen de la Normal, no poner[lo] en entredicho” (García, 2019:
175) con sus acciones y comportamientos, aspecto ausente en el caso de los
estudiantes hombres.
Estas restricciones y diferenciaciones entre internados echaron mano, según
Civera (2008), de los posicionamientos patriarcales sobre el manejo de la
sexualidad por parte de las mujeres, los cuales se justificaban por una supuesta
falta de control de las mujeres sobre su sexualidad, pero, agregaría, también en las
desigualdades estructurales existentes entre hombres y mujeres y las ideologías
sexogenéricas que marcaban (y siguen marcando) ciertos roles para mujeres y
hombres.
Así, como ya se explicó en el capítulo dos, las construcciones sociales en
torno al cuerpo de las maestras mujeres, en particular de las maestras porfirianas y
revolucionarias (López, 2008), se basan en situarlo como un instrumento
pedagógico y moral ante la población de las comunidades, caracterizado, en ese
sentido, como depositario de pureza y virtud.
251
En el caso particular de la ENRUVA, lo interesante es que estas
construcciones patriarcales en torno al cuerpo de las normalistas mujeres, así como
la búsqueda del control del cuerpo de las estudiantes y su vigilancia se presenta,
tanto en el discurso como en las distintas prácticas dirigidas por el Comité
Estudiantil, como formas de autocontrol, autodisciplinamiento y la vigilancia mutua
necesaria entre las mismas alumnas.
4.6 Las prácticas docentes de las normalistas rurales: conciencia social,
autonomía y organización colectiva
Las últimas prácticas analizadas dentro de la cultura escolar de la ENRUVA serán
las prácticas docentes de las normalistas rurales, puesto que la Normal Rural es un
espacio de formación docente donde la dimensión pedagógica juega un papel
relevante en la estructuración de subjetividades e identidades de las normalistas
rurales. No obstante, la descripción y análisis de las mismas se realizó más desde
las voces de las egresadas y alumnas de la ENRUVA que desde la observación
etnográfica, debido a las condiciones particulares en las que se suscitó el trabajo de
campo.232
Las prácticas docentes constituyen uno de los ejes más importantes de la
formación docente de las normalistas. En el Plan de Estudios de la Licenciatura en
Educación Primaria, en todos los semestres las alumnas tienen diferentes
“acercamientos a las escuelas primarias”, lo que implica que a lo largo del semestre
tengan que ausentarse ya sea una semana, varias e incluso meses (para aquellas
de los últimos semestres, cuando se hacen cargo de un grupo entero por casi seis
meses) para trasladarse a sus comunidades de práctica y realizar actividades en
las primarias a las que fueron asignadas.
Si bien realicé un acompañamiento a un grupo de cuarto año en sus prácticas docentes de tres comunidades
rurales de Nochixtlán, los objetivos de éste se centraron más bien en capacitar a las alumnas en el manejo de
software para editar audios y conocimientos generales para elaborar guiones radiofónicos, en el marco del
trabajo colaborativo sobre Radio Escolar que emprendí con la maestra Alicia y su grupo. Por lo tanto, las visitas
a las practicantes no se centraron en un proceso de observación de sus prácticas docentes, aunque algunos
aspectos de éstas pudieron ser reconstruidas desde lo que ellas me compartieron después. Además, la dimensión
pedagógica como estructurante de la configuración de la sujeta normalista rural será abordada desde su
configuración subjetiva en el capítulo cinco.
232
252
Esta actividad es una característica de todas las Escuelas Normales233 y una
de las más importantes debido a que constituye experiencia frente a grupo, para
algunas la primera en su vida, y determinante para afianzar su vocación, crear una
o de plano arrepentirse de la misma (Rosas, 2003).
Lo interesante es que en estos acercamientos las alumnas viajan en grupo y
se quedan a vivir en las distintas comunidades, lo cual genera un sinfín de
experiencias nuevas. Así, las prácticas docentes se configuran como un punto nodal
de la formación y configuración de la sujeta normalista rural, centrada en un ser y
hacer pedagógico y social dentro de las escuelas primarias, pero también en las
comunidades de práctica.
Generalmente cuando se habla de la formación docente en las Normales, se
parte del “deber ser” del docente construido desde el espacio educativo que, a decir
de Rosas (2003) puede ser descrito como “la forma en que conciben los maestros
su función a partir de la imagen que les presenta la escuela Normal” (82). Este “debe
ser” docente se va a complementar, confrontar o articular con la praxis pedagógica
en las escuelas de práctica, y para el caso analizado, el resto de las prácticas de la
cultura escolar de la ENRUVA.
De acuerdo a los testimonios de alumnas y egresadas, uno de los aspectos
sobresalientes de las prácticas docentes se fundamenta en el compromiso social de
las normalistas con el contexto comunitario de la primaria y su implicación en las
distintas prácticas sociales del mismo. En la breve experiencia que tuve con el grupo
de cuarto año durante sus prácticas intensivas, pude observar cómo las alumnas
practicantes convocaban a padres y madres de familia para distintas actividades
(particularmente la realización de un huerto escolar) y la respuesta solidaria
conseguida, la negociación con el Comité de padres de familia de la primaria para
llevar a cabo recorridos escolares por lugares emblemáticos de la población o el
cabildeo con las autoridades municipales para permitir el paso de una camioneta
por un camino prohibido a raíz de conflictos territoriales entre dos comunidades.
Además, estas experiencias fueron recurrentes en los testimonios de varias
Las prácticas docentes no siempre estuvieron en los Planes de Estudio de la formación normalista. Éstas se
instauraron en el Plan de 1975 por primera vez dentro del séptimo y octavo semestre (Cruz, 2000).
233
253
egresadas que me narraron cómo buscaban, ante todo, en las prácticas docentes,
colaborar con la comunidad en la resolución de algunos pendientes o conflictos
comunitarios que desde las escuelas primarias era posible observar.
Parte de este actuar, sin duda, tiene que leerse en un plano de larga duración
donde la figura del maestro rural posrevolucionario, cuyo compromiso social con la
comunidad llega a ser más importante, a veces, que su propia función centrada en
el aula (Latapí, 1998; De Ibarrola, 1998), ha pervivido como una de las funciones
sociales relevantes del/a sujeta normalista rural.
Otro aspecto mencionado como central de dichas prácticas fue la creatividad
y esfuerzo de las estudiantes para sortear las dificultades pedagógicas halladas en
sus salones de clases. Muchas de las dificultades están asociadas a los contextos
precarios y desiguales, social, económica y educativamente, de las comunidades
de práctica y de sus alumnos y alumnas, lo cual se refleja en bajos niveles de
comprensión lectora y habilidades matemáticas, ausencia de padres y madres de
familia debido a los altos índices de migración, ausencia de los propios estudiantes
que muchas veces participan como jornaleros agrícolas con sus familias en
temporadas de cosechas o la desnutrición de niños y niñas que impiden un mejor
desempeño en el salón de clases. De acuerdo a alumnas y egresadas, estos
aspectos estructurales se traducen en un bajo desempeño dentro del aula o una
falta de apoyo por parte de los padres y madres en las tareas de sus hijos e hijas.
No obstante, en los testimonios sobresale la adaptación de los métodos, estrategias
y material didáctico de las normalistas a las particularidades contextuales
mencionadas, en aras de poder dar una atención sensible y empática.
Junto con este interés y esfuerzo por adaptar y contextualizar la práctica
docente, en los testimonios de las practicantes de cuarto año que pude acompañar,
también estuvieron presentes los deseos de instaurar disciplina en el aula, o lo que
se conoce como “controlar” al grupo, o acabar en tiempo y forma con la planeación
de actividades, puntos que generalmente se vuelven exigencias del “deber ser
docente” y que entran en tensión y contradicción con la idea de adaptabilidad y
sensibilidad a las diversidades de perfiles y contextos hallados en los salones de
clases. Esto denota lo complejo de la práctica docente y la búsqueda de equilibrios
254
entre aspectos estructurales institucionalizados (cumplir con el programa, controlar
al alumnado) y la posibilidad de agencia de las normalistas a través de adaptaciones
contextuales que pueden ser vistas como resistencias.
Como último aspecto, en las brigadas de alumnas asignadas a una
comunidad se vuelve vital la auto-organización, disciplina y autonomía del equipo
de alumnas para su subsistencia en las distintas comunidades y escuelas donde
realizan su trabajo. Por ejemplo, durante mi acompañamiento pude observar cómo
en cada comunidad las normalistas se habían organizado colectivamente en
comisiones y turnos para el aseo del espacio y la preparación de la comida, además
de que resolvían sus necesidades y problemáticas en las escuelas como colectivo
y desde los (a veces pocos) recursos con los que contaban. En una de las brigadas,
se contaba con una pequeña cocineta prestada por una de las integrantes y
entonces las alumnas tenían un rol de actividades donde cada semana se
asignaban los lugares para cocinar, esto con el fin de ahorrar recursos. Otro caso
fue la ayuda mutua entre compañeras para realizar sus actividades y materiales
didácticos previos a las sesiones. También, como se mencionó antes, el equipo de
la brigada se organizó colectivamente para gestionar con la presidencia municipal
o el cabildo algún tipo de ayuda para sus actividades con la comunidad o con el
comité de padres de familia para llegar a acuerdos que permitieron el trabajo dentro
de la escuela o la solución de hospedaje o comida para las estudiantes con alguna
persona de la comunidad.
De esta manera, es posible hablar de las prácticas docentes, más allá de lo
que ya se ha dicho de ellas como referente central en la construcción sobre el
trabajo docente (Hilario, 2011), como espacios formativos para las normalistas en
capacidad de autonomía, autosuficiente y organización colectiva, así como el
compromiso y la conciencia social como rasgos esenciales de las estudiantes que
guían su acción docente. Estos últimos rasgos se verán reflejados con lo que varias
estudiantes me comentaron de sus prácticas docentes: que les permitió “mirar la
realidad educativa oaxaqueña” y les posibilitó acercarse “a lo que nos íbamos a
enfrentar ya como maestras rurales”. Por lo tanto, las prácticas docentes también
se convierten en estructurantes de un tipo particular de sujeta normalista rural, entre
255
los entramados históricos e institucionalizantes del normalismo rural pero también
desde la agencia de las estudiantes en contextos particulares.
256
Conclusiones
El objetivo del capítulo fue analizar la configuración de la normalista rural desde
ciertas prácticas escolares de la cultura escolar de la ENRUVA. Para lo cual se
partió de la cultura escolar desde su doble dimensión: un plano estructural, en tanto
institución histórica, y un plano de lo cotidiano. Esto me posibilitó describir la cultura
escolar de la ENRUVA estructurada bajo una serie de prácticas propias de una
institución disciplinar (Foucault, 1976), donde se mira el internado como una
maquinaria de control, con una normatividad rígida que tiene como fin ejercer orden,
control y vigilancia sobre los cuerpos y comportamiento de las alumnas, sin eventos
inesperados y con una serie de rituales, símbolos y emblemas aparentemente
inamovibles en el tiempo. Además, bajo esta lógica fue posible describir la
reproducción de representaciones precarizadas y racializadas de las sujetas (las
instalaciones precarias, la asociación del trabajo campesino a una actividad
marginal o de castigo) al igual que la imposición de ideologías sexo genéricas y
normas morales de comportamiento, por parte de las autoridades educativas, pero
también del Comité Estudiantil, que lo que hacen es reproducir desigualdades
interseccionales en las alumnas.
Sin embargo, dentro del análisis de las prácticas también se encuentran
grietas y espacios intersticiales donde es posible mirar procesos de resistencias y
apropiaciones (Rockwell, 1996; 2005) de espacios, emblemas, tiempos escolares,
ámbitos de autoridad y decisión que son disputados a las autoridades escolares y a
la propia organización estudiantil.
De igual modo, el análisis remarca la dimensión subjetiva que las alumnas
construyen del tiempo y el espacio a partir de las diversas maneras de estar en un
mismo lugar y momento, pero también ayudan a entender cómo es que “la vida
cotidiana escolar [está] llena de intersticios, ranuras, resquicios, fisuras, grietas o
fallas” (Rockwell, 2011: 239) que permiten “medir” el peso de la cultura dominante
de la ENRUVA en el estar y experimentar, así como de la agencia de las
estudiantes.
257
Por otro lado, la incorporación de los tres planos temporales (Rockwell, 2010)
dentro del análisis de las prácticas de la cultura escolar ayudó a mostrar que tanto
prácticas como discursos del normalismo rural no permanecen inamovibles a lo
largo de los 95 años de la historia de la ENRUVA, pero tampoco muestran radicales
transformaciones, sino que existen rupturas y continuidades dentro de la cultura
escolar, lo cual refrenda su carácter dinámico, cambiante y no homogéneo.
Finalmente, en el análisis de la cultura escolar de la ENRUVA y sus prácticas
fue posible observar la configuración, caracterizada por la contradicción y
ambivalencia, de la normalista rural como mujeres aguerridas, “rudas”, resistentes
a las condiciones precarias y los contextos difíciles, fuertes y creativas ante dichos
contextos, autónomas y autosuficientes pero al mismo tiempo conviviendo con la
obediencia, la jerarquización y las relaciones de poder que las oprimen y las sitúan
en contextos desiguales desde su condición de género, etnia, clase social y
generación. No obstante, además de que las alumnas no permanecen pasivas
frente a dichas desigualdades, es necesario situar estas construcciones dentro de
un campo de disputa hegemónica, donde se contestan intereses y políticas
neoliberales que ya no resultan compatibles con el normalismo rural y su sistema
de internado, lo cual ha situado a las normalistas rurales, en tanto sujetas sociales
y políticas, en la precarización, desprestigio y criminalización y, por ende, las ha
obligado a buscar vías de autosuficiencia, supervivencia y defensa del proyecto
normalista rural ante los embates del Estado y su política.
258
Capítulo 5.- ¿Qué significa ser normalista rural? Construcciones desde las
subjetividades de las estudiantes normalistas de la ENRUVA
Introducción
En este capítulo la atención se concentra en la última de las dimensiones de análisis
propuestas en esta investigación para analizar la configuración de la sujeta
normalista rural: desde la construcción subjetiva que hacen de sí mismas como
sujetas normalistas rurales, a partir de sus experiencias biográficas y escolares en
la Normal Rural, leídas desde el presente como estudiantes y egresadas de la
ENRUVA. Es decir, el interés se concentra en cómo desde sus narrativas
interiorizan, experimentan y construyen sentidos sobre su ser normalista rural y las
características e imágenes que las representan e identifican.
Por lo tanto, el interés de cerrar con un análisis concentrado en las sujetas
sociales y en sus narrativas biográficas, conformadas por sus memorias,
experiencias, afectos y reflexividades, radica en recuperar la valoración del actor
social como “un sujeto de configuración compleja y como protagonista de las
aproximaciones que desde las ciencias sociales se quiere hacer de la realidad”
(Pujadas, 2000: 127). Así, con las historias de vida de tres normalistas (una de ellas
egresada) que presento como eje central del capítulo, quiero dar relevancia a sus
experiencias de vida en su acción dentro de la sociedad, con lo cual enfatizo en “la
importancia de las vivencias personales en los marcos institucionales y el impacto
de las decisiones personales en los procesos de cambio y estructuración social”
(Aceves, 2008: 6).
Esto permite presentar a las normalistas rurales como sujetas complejas,
productoras de conocimiento social y a la configuración de sus subjetividades como
base de su agencia social. Además, el compromiso que adquirí con varias de ellas
y las identificaciones y simpatías por su movimiento estudiantil me llevaron a
reconocer y hacer visible su protagonismo dentro de la investigación, desde su
capacidad de agencia precisamente como jóvenes mujeres en hechos
controversiales como la toma de la Normal, en aras de exigir sus derechos
educativos y sociales históricamente negados, pero también frente a las estructuras
259
de clase, género y etnicidad que atraviesan el normalismo rural, como se identificó
en los capítulos anteriores, y, por ende, evidenciar la configuración, en clave
femenina, de la sujeta normalista rural que se construye desde sus propias voces.
Para llevar a cabo el objetivo de este capítulo, retomo la idea de subjetividad
como la serie de instancias y procesos de producción de sentido a partir de los
cuales los sujetos, en tanto individuos, pero también colectividades sociales,
construyen y actúan sobre la realidad (Torres, 2000). Por ende, la subjetividad
estaría conformada por valores, creencias, imaginarios colectivos, representaciones
sociales, ideologías, saberes, sentimientos, visiones de futuro…desde los cuales
“los sujetos elaboran su sentido experiencial y sus sentidos de vida” (Torres, 2000:
91). De igual modo, siguiendo a Torres (2000), en tanto fuente de sentido, la
subjetividad tendría una triple función: ayuda construir la realidad (cognitiva),
permite orientar y elaborar la experiencia de los sujetos (práctica) y posibilita a los
sujetos a definir su identidad (identitaria).
Un punto importante es el carácter social de la subjetividad ya que al pensarla
como procesos que dan sentido a nuestra relación con el mundo, la subjetividad
hace referencia al sentido de construcción de sí mismo del sujeto “pero en relación
con otros y dentro de determinados espacios sociales” (Aquino, 2013: 271), por lo
que se inscribe en lo social ya que la conciencia de sí que haga el sujeto se
conforma mediante un proceso social y en relación con los otros (Jimeno, 2007).
Al retomar esa naturaleza social e histórica de la subjetividad, posibilita
remarcar su carácter instituido, por estructuras y formaciones sociales y culturales
(Ortner, 2006) lo cual garantiza cohesión y orden social, e instituyente, puesto que
sustenta procesos de resistencia y genera nuevos órdenes de la realidad (Torres,
2000). Este punto está relacionado con el debate teórico que se precisó en la
Introducción en torno a la constitución social del sujeto y su posibilidad de agencia
social pero dentro de marcos estructurales específicos.
En ese sentido, Ortner (2006) plantea la subjetividad como la base de la
agencia del sujeto social: “cómo actúa la gente en el mundo, aunque se sepan
actuados por el mundo” (110). Así, para esta autora, los modos de percepción,
260
afectos, pensamientos, deseos y miedos que constituyen la subjetividad de los
sujetos sociales son los que originan y animan su actuar, pero desde las
“formaciones sociales y culturales que delinean, organizan y provocan eso modos
de pensamiento, deseos y miedos” (Ortner, 2006: 107).
Entonces, para poder analizar las subjetividades de las alumnas y el papel
que juegan en la construcción subjetiva que hacen de sí mismas como sujetas
normalistas rurales hago uso de sus historias familiares y escolares que, como
narraciones biográficas, se presentan como construcciones donde la experiencia de
vida se reviste de sentido (Creus, 2011; Bernasconi, 2011), mediante un proceso
reflexivo que otorga significado a lo sucedido y vivido (Bolívar, 2002) y que entonces
muestra sesgos subjetivos y personales que evidencian posiciones, sensibilidades
y la manera individual que viven los sujetos sus experiencias (Pujadas, 2000).
Por lo tanto, la pertinencia de analizar las historias familiares y escolares de
las normalistas rurales radica en su composición narrativa en sí y en el hecho de
que dichos relatos se convierten en un vehículo de la construcción intersubjetiva y
de la experiencia subjetiva que implica ser una normalista rural, desde lo que
vivieron en sus contextos familiares antes de llegar a la ENRUVA, pero también
desde los sentidos y significaciones otorgadas a ciertas prácticas, saberes y
vivencias en su paso por la ENRUVA. En ese sentido, las narrativas biográficas y
escolares de las colaboradoras serán en sí la construcción subjetiva que exprese
sus emociones, ideas, creencias, miedos, visiones de mundo, deseos…. desde los
cuales se constituyan como sujetas normalistas rurales con ciertas características
particulares.
Para lograr el objetivo, el capítulo se encuentra dividido en dos grandes
apartados: en el primero, presento las historias familiares y escolares de Daniela,
Elizabeth y Nancy234, dos alumnas de la ENRUVA (segundo y cuarto año) y una
egresada con 10 años como maestra rural235, reconstruidas desde diferentes nudos
A petición de ellas, he modificado los nombres originales.
Elegí a dos estudiantes de dos años distintos de la carrera (segundo y cuarto año) y una egresada con el fin
de mirar cómo es que el tiempo de estadía en la Normal modificaba las construcciones subjetivas del ser
normalista rural, para el caso de las estudiantes, y cómo es que la distancia temporal y la experiencia como
234
235
261
temáticos236 a partir de los cuales se entremezclan la voz de las colaboradoras junto
con mi propia voz como organizadora de la narración. Dentro de estas historias un
papel central será la reconstrucción de su estadía dentro de la ENRUVA y lo que
para las colaboradoras constituyeron experiencias significativas y formadoras en su
construcción subjetiva como sujetas normalistas rurales. Por su parte, en el segundo
apartado, realizo el análisis de las historias a partir de seis dimensiones temáticas
desde las cuales es posible mirar desde dónde y cómo se están construyendo
subjetivamente como normalistas rurales y qué imágenes y características priorizan
en cada una de éstas.
5.1 Las historias familiares y escolares de las colaboradoras
5.1.1 DANIELA (segundo año)
Daniela fue la primera estudiante normalista que conocí en la ENRUVA durante mi
trabajo de campo. Llegó al archivo porque la encargada era su amiga y pasó a
saludarla. Permaneció un rato platicando y como me encontraba ahí me incluí en la
conversación. El tema era el movimiento estudiantil y el papel del Comité Estudiantil.
Ella pertenecía a la cartera de COPI y nos comentó lo complicado que habían sido
las negociaciones. También comenzó a explicarnos las distintas reglas y
formalidades que como integrante de COPI tenía que cumplir y las implicaciones de
la formación política en sus dos años como alumna. Varias veces remarcó que, si
llegaba a un puesto alto en el Comité el próximo periodo, haría las cosas diferentes
en su gestión. Nos dejó en claro que entrar a la Normal había sido una de sus
mejores decisiones en la vida, le había enseñado a darse valor para hacer muchas
maestra rural proveía de otros elementos desde los cuales dar sentido a la experiencia en la ENRUVA, para el
caso de la egresada.
236
Hablo de “nudos temáticos” para referirme a un entrecruce de temas alrededor de uno principal,
deliberadamente elegido para resaltar ciertos aspectos de la historia escolar y familiar. La metáfora del “nudo”
es útil en la medida que me permite remarcar el entrelazamiento de planos que supone el proceso de
reconstrucción biográfica, como lo comenta Creus (2011), se trata de una superposición de planos entre “la
experiencia vivida y la experiencia reconstruida por aquel que la vivió, semejanza y diferencia entre el antes y
el ahora, entre la percepción y el recuerdo…” (65). Esa idea no es nueva, ya que Di Leo y Camarotti (2017), en
su estudio sobre trayectorias biográficas y procesos de individualización de jóvenes en Argentina, hablan de
nodos biográficos, concepto proveniente de la informática, para referirse a los “puntos nodales en los que
confluyen múltiples conexiones entre las dimensiones personales, vinculares y estructurales, constitutivas de
los procesos de individuación de las y los jóvenes” (1027). Como dicen los autores, esta idea de nodo es útil
para remarcar la heterogeneidad de hechos y significados presentes en los relatos y en las entrevistas.
262
cosas, como hablar frente a muchas personas en los eventos nacionales de la
FECSM, y si volvería a nacer me gustaría ser [nuevamente] normalista. Entre broma
y risas, la encargada le comentó que eso que había dicho era muy FECSM y que
ya estaba adoctrinada. Así, de manera breve y contundente, Daniela nos había
resumido su experiencia como normalista rural e integrante del Comité Estudiantil.
La manera tan sociable en que había hecho plática, así como la fluidez de la
conversación, aun cuando no me conocía del todo, me dieron la confianza suficiente
para pedirle después una entrevista sobre su experiencia como normalista rural. La
petición formal de la entrevista se la haría unas semanas después cuando la volví
a encontrar en los pasillos de la Normal, intercambiamos números de celulares y
comenzamos una conversación por WhatsApp para organizarnos.
La primera entrevista fue el 20 de enero de 2019, después de varias fechas
fallidas, ya que sus actividades de cierre de semestre complicaban el encuentro.
Fue ahí cuando me di cuenta que la jornada escolar de una normalista rural era
extenuante, entre las clases, sus talleres por la tarde y las actividades políticas
volvían imposible tener un tiempo libre para platicar de su vida. Por cierto, sólo
pudimos encontrar fecha un domingo. Esta primera entrevista abrió la posibilidad de
platicar con otras dos alumnas más, Elizabeth, cuarteña y Karina, amiga de Daniela,
de su mismo año y grupo y hermana de Elizabeth. La entrevista fue grupal en el
dormitorio de Daniela y Karina. Nos tardamos otro día más para terminar todas las
preguntas de mi guía y las nuevas que fueron surgiendo. Ese segundo día pudo ser
concertado hasta el 15 de febrero, otra vez por la saturación de sus actividades.
Unos meses después, pude formalizar dos sesiones más con Daniela, ahora
ya de manera individual, para acercarme a su vida antes de entrar a la ENRUVA: el
1 de mayo, aprovechando el día de asueto y el hecho de que se encontraba en sus
prácticas docentes en una comunidad del municipio de Huajuapan y el 15 de julio
de 2019, justamente el día de clausura del ciclo escolar 2018-2019. En ambas,
Daniela me confió parte de su historia escolar y familiar pero también se atrevió a
desahogarse de un par de problemas que la aquejaban en la Normal. Fue
sorprenderte escucharla en esos dos momentos de su vida, porque fui testigo de su
enojo, desilusión y hartazgo en el primero y en una resolución, tranquilidad y
263
convicción en el segundo (clausura). Se trataba de dos facetas y miradas, propias
de un proceso de reflexión, según me comentó más tarde ella. Saberla compleja y
cambiante no hizo más que recordarme el flujo dinámico e impredecible que es la
vida misma y el grado de responsabilidad ética que tenía en mis manos al querer
registrar parte de su vida en tan sólo una historia.
Además, la relación con Daniela no se redujo a las sesiones de trabajo y
entrevistas comentadas. A raíz de la primera entrevista y el intercambio de
celulares, comenzamos a platicar, de manera “informal”, de muchas otras cosas que
nos sucedían, a ella como normalista y a mí como investigadora. Es verdad que el
tema del normalismo rural era el punto de encuentro, pero comenzaron a surgir
temas emergentes que lo rodeaban y que nos iban descubriendo como hijas,
hermanas, novias o cualquier otra identidad que nos perteneciera. En una ocasión
la apoyé, a ella y a sus amigas, con hospedaje en Huajuapan al inicio de sus
prácticas docentes ya que no contaban con el recurso suficiente para pagar un hotel.
En otro momento, también, la invité a un taller que impartí en la Universidad
Tecnológica de la Mixteca, en Huajuapan, al cual asistió y donde pudimos convivir
en un espacio que no tenía nada que ver con mi investigación.
Estos otros espacios y momentos nos permitieron generar un ambiente más
cordial y de confianza en las dos últimas entrevistas que tuvimos. De igual modo,
posibilitó continuar con la comunicación más allá del trabajo de campo y hemos
seguido en contacto, ya sea para saludarnos, para saber cómo nos va o para pedir
algún consejo y apoyo en situaciones extraordinarias.
Lo que más recuerdo, antes de comenzar a esbozar su historia, es que, en
varias ocasiones, cuando le preguntaba si aceptaría compartirme su vida escolar y
familiar antes de entrar a la ENRUVA y su experiencia como normalista rural
terminaba diciéndome, un poco a manera de advertencia ¿Pero no importa si lloro?
Con este comentario, pienso, me adelantaba de los episodios trágicos y tristes de
su historia y el impacto que muchas de sus experiencias todavía tenían en ella.
Cuando platicamos nunca lloró, pero comprendí el sentido y motivo del comentario.
264
Nudo 1: A manera de presentación
En el 2019, Daniela tenía 22 años. Nació en el Estado de México, pero se asume
como originaria de Nochixtlán, en la mixteca oaxaqueña (a tan sólo una hora de
Tamazulapan) porque de allá es su madre y allí ha vivido gran parte de su vida,
aunque desde el 2017 vive en Acatlán de Osorio, en la mixteca poblana. Ya no sé
ni de dónde soy, me comentó la primera vez que me mencionó su “origen”. Daniela
decidió irse a Acatlán porque su hermana menor se había ido a estudiar ahí, en el
Tecnológico y no reparó en mudarse con ella.
Daniela es de la generación 2017-2021 de la ENRUVA, así que cuando yo la
entrevisté cursaba el segundo año de la carrera. En ese año se encontraba
fungiendo como vocal de COPI y cuando terminé mi trabajo de campo le habían
dado el cargo de partidas, es decir, tenía como actividad el reparto de los colchones,
sábanas y demás complementos que se les da a las chicas de nuevo ingreso y a
cualquier invitado que quiera pernoctar en la Normal.
Su madre trabaja en el Estado de México, en una maquila de camisas, y se
fue a vivir allá en el 2013, después de haber trabajado varios años en una maquila
de Nochixtlán, dedicada a coser pantalones de mezclilla. Daniela tiene dos medios
hermanos, uno mayor y una menor.237 A su padre lo conoció poco pero nunca vivió
con él ni entabló ningún tipo de relación cercana.
La ENRUVA fue el tercer intento de Daniela por estudiar la educación
superior, de ahí que haya entrado hasta los 22 años. Los dos primeros fueron en
escuelas privadas y en una de ellas no pudo continuar más porque pensó que a su
madre no le alcanzaba para la colegiatura. Ser maestra fue una elección práctica,
ya que su hermana menor entraría al Tecnológico y con ella sería doble gasto para
su madre, entonces la beca y el internado en la Normal aminoraban los costos de
estudiar una carrera: …hasta que me decidí pues voy a ser maestra, pues voy a
estudiar en Tamazulapan porque también mi hermana iba a entrar a estudiar su
carrera y pensé si un día mi mamá no tiene dinero para sustentar las dos carreras
pues alguien tiene que dejar de estudiar y pues ya me, sólo le dije a mi mamá que
En el proceso de revisión conjunta con Daniela de su historia me pidió que su “media” hermana apareciera
como hermana, porque eso era para ella, “una hermana”. Así que respetaré esa petición a lo largo de la historia.
237
265
iba a sacar mi ficha, saqué mi ficha y después en el examen pues viajé de Nochixtlán
hasta acá, venimos a presentar el examen…
Nudo 2: La vida en el albergue escolar
Para no perdernos, Daniela y yo decidimos iniciar la entrevista con su historia de
escolarización, empezando desde preescolar hasta su llegada a la Normal.
Obviamente nos perdimos porque a esa historia le fueron saliendo más ramas en el
desarrollo de la plática, pero de su recuento, hay dos aspectos que rescato porque,
considero, fueron significativos en su experiencia con la escuela. El primero fue su
paso por el preescolar con sus tías maestras (primas de su mamá). Nunca fue
inscrita formalmente a éste, pero recuerda muy bien cómo viajaba junto con sus tías
a las comunidades donde se desempeñaban como maestras rurales. Recuerda que
llegaban los martes y se iban el viernes, que tenía que caminar un buen tramo, que
dormían en las comunidades y que a ella la bañaban en el patio de la escuela. Cursó
su preescolar como “oyente” y de manera intermitente ya que viajaba con sus tías
una semana para regresar con su mamá otra y volver con ellas nuevamente, así
consecutivamente. Con su madre sólo hacía las tareas que sus tías encargaban. Al
parecer, su mamá echaba mano de este método para tener quién cuidara de
Daniela porque trabajaba todos los días tiempo completo.
El otro aspecto fue su paso por el albergue escolar cuando estudió la
primaria. Recuerda muy bien que se trató del albergue 152, ubicado en San Juan
Sayultepec, un municipio perteneciente al distrito de Nochixtlán. Los albergues
funcionan bajo el sistema de internado, sólo que éste es independiente de la
primaria, no como en la ENRUVA donde ambos espacios son el mismo. Por lo tanto,
Daniela sólo asistía al albergue de lunes a viernes y los fines de semana podía ir a
su casa: entrábamos a la escuela a las ocho pero el almuerzo era a las 7, al principio
no me gustaba porque igual así como en Tama, en el dormitorio dormíamos muchas
niñas, de primero a sexto grado, todas, este…nos teníamos que peinar solas, y yo
no sabía peinarme pues iba en primero, las de sexto nos peinaban pero luego nos
jalaban muy feo [nos reímos] cuando teníamos miedo, nos íbamos a dormir con una
de quinto o una de sexto mmm teníamos que hacer el aseo, teníamos un rol de
266
aseo, un reglamento, después en cada comida en el almuerzo, en la comida o en la
cena teníamos que ser puntuales, si llegábamos tarde teníamos que lavar nuestro
plato y…y si no queríamos comer también teníamos que lavar el plato…La hora del
baño también era compartida y la maestra de guardia en el albergue se bañaba con
las alumnas para enseñarles. Esta maestra era esposa del director. A veces también
les llevaba dulces. Se tenía la costumbre de llamar al director y a su esposa, papá
y mamá: papá Elías y mamá Rosa, en un intento por comparar el albergue con una
gran familia (muy parecido a lo que pasó con los internados de las Normales rurales
en los años veinte).
Daniela me narra los detalles de su experiencia en el albergue con una
mezcla de sentimientos. En el recuento nos reímos ante situaciones que a la
distancia mira como graciosas, como el tener piojos porque una niña de sexto se
los pasó y ser expuesta ante la clase porque su mamá no había tenido tiempo de
quitárselos, pero que en su momento fueron desagradables o tristes.
En tercer año la vida en el albergue se hizo menos pesada con la llegada de
su hermana a la primaria. Así las dos se acompañaron. Esta situación sólo duro
otros dos años porque cuando Daniela llegó al quinto grado ambas dejaron de asistir
al internado. Sólo iban a almorzar, comer y merendar al comedor, pero ya dormían
en su casa.
Nudo 3: “Ahí como que comenzó mi mala historia”
Su mala historia, como comenta Daniela, comenzó cuando su mamá, después de
haberse separado de su primer esposo, decidió volver con él, pero embarazada de
Daniela. Así, Daniela nació y creció con un padrastro, un medio hermano mayor que
ella y una media hermana menor. Dice que fue “mala historia” porque su padrastro
hacía diferencias entre sus hijos y ella y porque hubo mucha violencia. En ese
entonces vivía en la ciudad de Oaxaca.
Esta situación duró algunos años, hasta que su madre decidió “escapar” con
todos sus hijos a Nochixtlán, donde vivía la abuela de Daniela. Suponemos ambas
que “escapó” porque sólo recuerda que un día salieron sin hacer mucho ruido y con
tan sólo las pocas cosas que pudo cargar. Esta hipótesis se fortalece cuando me
267
narra que años más tarde, viviendo ya en San Juan Sayula, llegó un día su padrastro
y se quedó con ellos nuevamente, sólo que sin el consentimiento de su madre. De
esta época recuerda malos momentos también porque el padrastro violentaba a su
mamá. Además, recuerda las penurias económicas, porque su mamá, al salirse sin
nada de la casa anterior había tenido que comenzar de cero. También en la maquila
donde trabajaba en Nochixtlán comenzó a decaer la producción y eso se vio
reflejado en su pago. Éramos muy pobres, me comentó varias veces Daniela
cuando describió esos años.
Su madre logró deshacerse de su padrastro, pero la situación en casa no
mejoró, ni en las relaciones ni en lo económico. La consecuencia directa en la
escuela fue su apatía por el estudio, y en quinto grado hubo el riesgo de que
reprobara el año, pero logró salvarlo y logró mejorar su promedio en el cierre del
nivel de primaria.
En 2013 su madre se vio en la necesidad de trasladarse al Estado de México
para buscar un mejor trabajo. Lo encontró nuevamente en una maquila, pero a costa
de dejar a sus hijas e hijo en Nochixtlán. En ese año, Daniela se encontraba
cursando el bachillerato, pero con la partida de su madre, adquirió nuevas
responsabilidades puesto que la dejó a cargo de la casa: con el dinero que le
enviaba, Daniela tenía que cocinar y cubrir los gastos generales. Se convirtió en la
administradora y eso le atrajo problemas con su medio hermano mayor. Hubo
conflictos y muchas veces se corrieron mutuamente de casa.
En esta “mala historia” que me narra, la gran ausente238 siempre termina
siendo su madre y lo hace a causa del trabajo: desde el preescolar Daniela tuvo que
adaptarse a estar lejos de su madre (y de casa) porque se iba con sus tías, en la
primaria de lunes a viernes vivía en el albergue y en el bachillerato nuevamente se
aleja de su madre al mudarse ésta al Edomex. Daniela recuerda su vida en el
albergue: no, yo sí lloraba porque me sentí muy sola yo quería que mi mamá
estuviera conmigo, y que me dijera: no pues todo va a estar bien o no te preocupes,
Esta “ausencia” tendría que matizarse, ya que se trató de una ausencia de la vida cotidiana ya que, según el
testimonio de Daniela, a pesar de la distancia física, su madre estuvo todo el tiempo sosteniéndola
económicamente. En todo caso, el gran ausente es su padre que nunca estuvo presente en su vida cotidiana ni
como sostén económico.
238
268
pero no…mi mamá se la pasó trabajando, desde muy pequeña le digo siempre
hemos estado solas…
Nudo 4: Intentos previos en Educación Superior
En 2015 Daniela egresó del bachillerato y se fue para el Estado de México, donde
vivía su mamá. La causa de su traslado fue una riña con su medio hermano mayor.
Prácticamente la corrió de la casa. Su madre la recibió y la mandó a estudiar
Enfermería en la UNITEC, una universidad privada en Ecatepec. Daniela no se
encontraba muy convencida de la carrera, y de seguir estudiando, pero aceptó. Sólo
duró seis meses porque, aunque me narra que le fue bien, tenía amigos y conoció
varios lugares de ese estado, siempre pensaba en su hermana que se había
quedado en Nochixtlán, en los costos de la escuela que tenía que pagar su mamá
y en las largas distancias que tenía que recorrer de su casa a la escuela.
En diciembre de 2015 decidió dejar de estudiar: [pensé en no regresar]
porque es muy cara y mi mamá no puede pagarla y ella dice que sí pero realmente
no creo, ya no regresé, mi mamá fue por mis papeles, ya no, ya de ahí ya no hice
nada. Pero por un conocido que estudiaba en la Universidad Tecnológica del
Papaloapan, en Tuxtepec, decide trasladarse hasta allá: ya de ahí me fui a Tuxtepec
porque ya era el nuevo ciclo escolar, entonces yo dije me voy a ir a Tuxtepec a
estudiar, ingeniera en Zootecnia que ni siquiera sabía qué onda pero como su
conocido iba a ayudarla aceptó y se fue a Tuxtepec a presentar el examen de
admisión. Sin embargo, tuvo un desencuentro con dicho conocido y de esta manera
su segunda posibilidad de ingresar a la Educación Superior se vio interrumpida.
Este desencuentro, junto con otros elementos, derivaron en una depresión severa
que la dejó inmovilizada: lloraba mucho, no comía…
Pero un buen día, como ella me lo explica, decidió hablar consigo misma y
cerrar su ciclo de duelo, además que ya le estaba preocupando su hermana menor
que se encontraba triste por ella. En esta decisión también influyó la “iglesia”, ya
que una tía suya le había recomendado acercarse a Dios para encontrar paz, y así
lo hizo. Su religiosidad, más no su fe, será un aspecto que cuestionará como
normalista rural, después de haber leído a varios autores en su formación política,
269
así que en algún momento se cuestionó ¿pero por qué creer en algo que no existe?
entonces como que yo o sea, por dentro de mi digo, sí sí creo pero ya no como
antes, ya no como antes ya he visto y yo misma he sentido que las cosas salen por
sí mismas, es bueno tener fe no lo niego, pero pues cuando uno se propone algo lo
logramos o cuando queremos salir de un problema pues trabajamos mucho
Lo primero que pensó fue ponerse a trabajar, y encontró una vacante en una
farmacia de Nochixtlán. Por eso, estudiar en la ENRUVA sería su tercer intento en
ingresar a Educación Superior.
Nudo 5: Desalojo en Nochixtlán (2016)
El inicio de su trabajo, en una farmacia en el centro de Nochixtlán, se vería
atravesado por uno de los acontecimientos más violentos ocurridos en el 2016 en
Oaxaca: el desalojo violento, el 19 de junio de ese año, por parte de la Gendarmería
y la policía estatal, del bloqueo de la autopista Oaxaca-Cuacnopalan, a la altura del
entronque con Nochixtlán, que sostenían docentes y miembros de la sociedad civil.
Desalojo que implicó la muerte de seis personas, 53 civiles lesionados, 21 detenidos
y 41 policías federales heridos.239
A Daniela le tocó estar en ese evento porque su tía la llamó para que la
auxiliara a separar y clasificar los medicamentos que iba a entregar a uno de los
tantos puntos de reunión que se organizaron para auxiliar a los heridos. Daniela se
fue con su hermana. Ambas llegaron al punto de reunión y ahí, sin pensarlo mucho,
se unieron a las brigadas de ayuda: …y pues ya nos encontramos a nuestros
maestros de la prepa y nos dijeron no pues ayúdennos a llevar agua al hospital
porque ahí hay más gente y pues ya nos llevamos las aguas los refrescos y todo
pero yaaa anteriormente veíamos cómo entraban los cuerpos desangrándose y
algunos ya estaban muertos y ya nos fuimos dejamos las aguas y justo entrando al
hospital pues no sabíamos que el hospital estaba tomado por los federales, y le digo
a mi hermana vamos…y ya fuimos y abrieron la puerta y dejamos las aguas y vimos
Fuente: Animal político, 20 de junio de 2016. Consultado el 18 de septiembre de 2020. En:
https://www.animalpolitico.com/2016/06/los-enfrentamientos-en-nochixtlan-oaxaca-narrados-confotografias-y-videos/
239
270
que ahí estaban las enfermeras y había muchos federales cuando en eso
empezaron a disparar y nosotros nos recargamos ahí en las jardineras, ¿es en
serio? Le dije a mi hermana me dice sí, están disparando…
Cuando me narra esto Daniela, me confiesa que la adrenalina la invadió y se
movió entre el miedo y el interés en ayudar. Un evento la fue llevando a otro y
terminó repartiendo cubrebocas, cortando tela para improvisar otros más y también
para las bombas molotov que se prepararon. Ya desde ahí empezaba, me dijo en
tono bromista refiriéndose a las acciones políticas de protesta que ha realizado,
pero ya como normalista rural. Le tocó observar cómo un helicóptero pasó
disparando y por eso le dio coraje cuando en las noticias negaron, en una primera
versión, que la policía hubiera llevado armas de fuego.
El ambiente era tenso y ya se rumoraba que la presidencia municipal estaba
siendo quemada, así que decidieron, ella y su hermana, retirarse a su casa, pero
cuidándose de los helicópteros y de la policía, porque decían que los policías
andaban matando. Me describió que, en efecto, pudo observar cómo había muchos
policías en motos, solo que vestidos de civiles y con la cara cubierta. También
recuerda cómo llegaron ella y su hermana a su casa y se atrincheraron, en parte
por lo que habían presenciado, pero en parte también porque se rumoraba del
supuesto toque de queda esa noche.
Este hecho, no me lo dice directamente en ese momento, sentó un
precedente en la manera de mirar las movilizaciones y manifestaciones sociales,
así como los atropellos de la policía. Eso que en otra sesión de entrevista llamará
como ser una persona más consciente de todo lo que está pasando, la realidad, lo
que estamos viviendo, será resultado de su paso por la ENRUVA y su formación
política pero también de esta experiencia previa. Es decir, va a darle sentido a esta
experiencia en Nochixtlán al asociarla a la consciencia social y su constitución como
sujeta social.
Por otro lado, el trabajar en la farmacia también le posibilitó cierta
independencia económica y entonces comenzó a apoyar a su hermana menor,
sobre todo en su decisión de irse a estudiar a Acatlán y su graduación de
bachillerato. Recuerda Daniela que ella compró todo para ese evento y estuvo muy
271
satisfecha de ver contenta y feliz a su hermana. Esta independencia también le
permitió a Daniela ir a sacar ficha a la Normal, después de haber decidido seguir
estudiando, y mudarse a Acatlán junto con su hermana.
Nudo 6: “Ya tenía otra mentalidad [después de la semana de inducción]”
Daniela me cuenta en primera instancia lo que vivió en su semana de inducción
como experiencia significativa en su corta estadía de la Normal.240 Para ella, la
semana fue acontecimiento duro y triste al mismo tiempo porque nunca se imaginó
que tendría que trabajar arduamente y con un grado de severidad y seriedad por
parte de las alumnas del Comité. Incluso pensó en regresarse a su casa muchas
veces porque ya no aguantaba el cansancio: …la verdad cuando agarraba el
machete así [me muestra] y así me ponía a llorar porque yo ya no aguantaba las
manos y ya estaba llorando agachada y yo decía que me quería ir, pero me
acordaba de lo que, por qué me vine aquí y dije no no, no me puedo ir, y así todos
los días, no me puedo ir, no me voy a ir, no me voy a ir, pero ya era como jueves y
dije ay no yaaa no ya no…
Sin embargo, además de su propia convicción y necesidad de estudio como
motivante en esa difícil semana, Daniela se convenció de su estadía y logró sortear
las pruebas gracias a las mismas chicas del Comité y los procesos reflexivos que
fueron detonando en las aspirantes con las actividades planeadas. Una de las
ayudas que recibió fue por parte precisamente de Elizabeth, secretaria general de
ese entonces y que se encontraba supervisando el chaponeo de las aspirantes.
Daniela nos cuenta que en algún momento Elizabeth se acercó a ella y le cambió
su machete por uno más afilado, con el que pudo terminar a tiempo. Pero lo
interesante de su narración no es el hecho de la ayuda en sí, sino cómo es que para
Daniela la presencia misma y el gesto de Elizabeth se convirtió en un aliciente, ante
tanto “maltrato” recibido por las normalistas y su posible deserción: estábamos
cortando yerba cuando…una sombra se me acercó y me dio un machete así, con
filo, porque con los machetes que chaponeábamos no tenían filo y era horrible y
Como entrevisté a Daniela en su segundo año en la Normal, había pasado sólo un año de su semana de
inducción.
240
272
cuando yo lo agarré y no, no sé, yo tenía tanto miedo y me caían muy mal las del
Comité porque sentía que nos maltrataban mucho, y sólo agarré el machete y le di
el mío y era ella pero yo no sabía, yo no sabía quién era ella y yo pues me la quedé
viendo ¡¡qué qué mujerón!! [todas reímos] y yo dije qué pasó por qué a mí yo pensé
que les iban a dar machetes a las demás con filo, pero no, y pues ya me puse a
trabajar bien rápido…Incluso hay admiración por Elizabeth y el mujerón que es, a
decir de Daniela. La construcción del mujerón me parece muy acorde al perfil de la
secretaria general del Comité, pienso yo.
El otro factor que jugó a favor de Daniela fueron los incentivos que siempre
les plantearon, desde la importancia del trabajo y la capacidad que ellas, las
aspirantes, tenían para lograrlo, aunque no lo supieran todavía o dudaran de sí:
porque las compañeras nos decían cómo se van a ir, como que nos hacían
reflexionar no, y yo dije sí cómo voy a llegar a mi casa y decir que no pude agarrar
una escoba, no sí sí, le voy a echar ganas…
El cierre fue lo que convenció a Daniela de permanecer en la ENRUVA
porque cuando terminaron todas las actividades, las chicas del Comité las felicitaron
y, desde otra actitud, les hicieron saber que habían sorteado el ritual de paso de las
ENR: … el último día pues ya nos dieron la bienvenida, y yo sí me emocioné mucho
porque muchas chavas que nos miraban así muy serias y así, llegaron a felicitarnos
y yo dije pero ¿qué no eras mala? [risas] y ya nos abrazaron y todo y así como que
sentí bien me dieron muchas ganas de regresar…
En su breve explicación Daniela no da más detalles, pero asegura y afirma
que después de su semana ya tenía otra mentalidad, ya no era la misma, la semana
había sido un cambio radical para ella. Estas afirmaciones me quedarán más claras
cuando me siga narrando sus vivencias significativas en la ENRUVA, pero parece
que la semana fue un parteaguas que marcó dicha transformación. Incluso durante
su narración me dijo que todavía reflexiona mucho en esa semana y lo que vivió y
en cómo modificó su vida para siempre.
273
Nudo 7: “A mí lo que me marcó fue entrar a la Normal”
Daniela es contundente cuando le pregunto por sus experiencias más significativas
dentro de la ENRUVA: a mí lo que marcó fue entrar a la Normal [porque] he hecho
muchas cosas. Esta aseveración fue sostenida en dos momentos diferentes. La
primera cuando la entrevisté después del paro estudiantil en enero de 2019 y la
segunda vez en julio de ese año, precisamente el día de la clausura del Ciclo Escolar
2018-2019. En ambas enfatiza en lo altamente significativo y formativo de lo
experimentado, sentido y hecho en la ENRUVA pero sus dos relatos muestran
claras diferencias en su construcción, los elementos destacados y el grado de
interpretación de lo vivido, derivado de un proceso reflexivo constante. Considero
importante mencionar esto ya que el caso de Daniela es un recordatorio de que las
experiencias narradas por las sujetas normalistas rurales (y en general de las
sujetas sociales), en tanto vivencias con sentido (Bernasconi, 2011), forman parte
de un continuo proceso de reflexión y de resignifación subjetiva, dinámico,
cambiante e histórico.
Así que para Daniela entrar y estar en la Normal significó perder el miedo,
tener un poco más de seguridad, de mi persona, así como desarrollar la capacidad
de hablar con las personas desconocidas y dejar de ser tímida. Y esto lo logró, entre
muchas otras cosas, viajando de raid. Me cuenta un par de experiencias donde tuvo
que moverse, hablar y solucionar los imprevistos del viaje. Además del miedo, o
quizá como consecuencia de haberlo perdido, Daniela también se hizo más fuerte.
Me hicieron fuerte mis amigas, me comenta, y me narra la muerte de una de sus
compañeras como una experiencia donde la fortaleza se volvió obligatoria para
todas, pero desde una colectividad que las unió a raíz de dicho acontecimiento.
Estas primeras ideas se van a complejizar cuando vuelva a platicar con ella
en la clausura y entonces será más clara en los cambios y sentidos otorgados a su
estadía en la Normal. En este otro relato me explica que experimentó cambios
emocionales, físicos, ideológico-políticos, en su actitud y sobre su forma de pensar
lo económico y las relaciones entre mujeres. De los emocionales rescata las
experiencias tristes, como el hostigamiento de una cuarteña, su depresión y la
274
muerte de su compañera, mismas que la hicieron más fuerte. Del cambio de actitud
me confió en que en su semana de inducción [pero yo anexaría la vida en el
internado en sí]… le permitió reflexionar sobre todo lo que tenemos y no valoramos
en nuestra casa…no valoramos a nuestra familia lo más cerca que la tenemos, pues
solamente ignoramos…aquí sí vi que los extraño demasiado…En lo económico
asegura que se dio cuenta que el dinero no tiene valor y que siempre son las
relaciones humanas lo más vital e importante. En cuanto a lo ideológico-político,
comprendió que lo político es inherente a la vida social y que cualquier decisión y
acción tomada tiene un componente político: querramos o no siempre va a estar
presente, siempre, si tenemos que tomar una decisión tenemos que ver la parte
política. Además de que la Normal la hizo una persona más consciente de la
realidad, de lo que pasa y se vive como sociedad. Y finalmente la vida en el
dormitorio y la convivencia con otras mujeres le permitió aprender a valorarnos
como mujeres, respetarnos. Y con esto se refiere a que se dio cuenta que como
colectivo se tenían que acompañar, cuidar y ayudar entre compañeras, a pesar de
las diferencias y los conflictos porque…una se siente triste y tener que apoyarnos
entre todas porque finalmente sabemos que somos un grupo y vamos a estar
durante cuatro años aquí y tenemos que aprender a llevarnos bien porque si no lo
hacemos nosotras quién lo va a hacer…
Nudo 8: “Estamos diseñados, orientados, capacitados y hemos tenido
vivencias…”
Para Daniela, ser una estudiante normalista rural está relacionado con la figura del
maestro misionero y líder comunitario del periodo posrevolucionario e incluso
cardenista. No me lo dice de esa manera, pero cada una de las características que
me menciona aluden a esa construcción: personas que dejan todo para apoyar y
trabajar en lugares marginados y lejanos, políticamente comprometidas y
conscientes con las realidades sociales de dichos lugares, empáticas con los
movimientos sociales. Esta construcción se sostiene desde lo que Daniela nombra
como diseño, orientación y capacitación que la ENRUVA les ha proporcionado, pero
a través de vivencias y experiencias más que a un programa de estudio o currículo
275
particular: no le vamos a tener miedo [al trabajo en comunidades rurales] porque ya
sabemos, porque ya conocemos…
Cuando Daniela ahonda en este punto me comparte que cada una de las
normalistas tiene sus propias vivencias en la Normal pero que, llegamos a la misma
conclusión cuando llegamos a segundo o tercer año. No obstante, Karina241
interviene ante esta aseveración y precisa algo central: …es que todo lo vas
adquiriendo según a lo que has vivido por ejemplo yo conocí cosas de mí porque
salía, salía y conocí y estuve presente, lo vi por eso, igual ella porque en ciertas
ocasiones estuvo ahí, lo vio, estuvo participando y es más que nada por la práctica,
por la experiencia, pero hay chavas que no, pues no me gusta, pues no…Por lo
tanto, a decir de Karina y de Daniela, vivir y experimentar ciertas cosas en la
ENRUVA es lo que configura su ser normalista rural, porque se “estuvo ahí”, se
conoció y participó de manera directa pero también siempre y cuando “le hagan
sentido” esas experiencias a la estudiante.
Tal es el caso de Daniela y su visión del movimiento magisterial en Oaxaca:
siempre estuvo en desacuerdo y le molestaba mucho que tomaran las calles, que
afectaran a terceras personas, pero justamente cuando ella estuvo ya dentro del
movimiento estudiantil normalista, fue cuando, a través de un proceso reflexivo,
pudo mirar la realidad desde esa misma perspectiva y encontró ecos y empatía:
…pero ahora que yo me encuentro en esa situación digo por qué no, me puse a
reflexionar, no fui empática con los maestros y sí vemos el contexto de la realidad
social…Esta posibilidad de empatizar con los movimientos sociales también se
construirá desde su recuerdo del desalojo de Nochixtlán y el sentido de conciencia
social otorgado a dicha experiencia.
Dentro de este diseño, orientación y capacitación que otorga la Normal Rural,
conformada por distintas actividades que son vividas como experiencias
significativas para las normalistas, un actor central será el Comité Estudiantil porque
a decir de Daniela el Comité nos hizo fuertes para llegar a una comunidad rural, nos
hizo fuertes para que no nos doliera desprendernos de nuestras familias, a trabajar
241
Recordar que la entrevista fue grupal y junto con Daniela se encontraba Elizabeth y Karina.
276
como se debe y teniendo esa disciplina que nos inculcaron desde nuestra llegada
aquí…Cuando me comparte estas afirmaciones entiendo el sentido transformativo
que tuvo para ella la semana de inducción y por qué sostiene que la “cambió” por
completo.
Nudo 9: La nostalgia después de la clausura del ciclo escolar
La última entrevista que le hago a Daniela fue después de la clausura del ciclo
escolar 2018-2019, justo el día en que también cierro formalmente mi trabajo de
campo. Platicamos de su nostalgia y sus sentimientos encontrados por haber
presenciado dicho evento ya que las graduadas fueron parte del Comité que la
recibió en la Normal, las que organizaron su semana de inducción y la chica que
gritó las consignas en la ceremonia242 fue su presidenta de COPI, cuando ella
estuvo de vocal en ese comité.
La nostalgia viene porque recordó su llegada a la Normal y el papel central
que tuvieron esas chicas en su recibimiento, acogida y acompañamiento en el
internado, además de que se le hizo presente que en dos años más tarde yo algún
día estaré ahí. Fue como verse en un espejo: entonces sí sentí muy feo porque
estas muchachas nos recibieron, nos vieron crecer aquí, nos trataron bien o mal
pero ahí estuvieron, …ellas fueron las que nos apoyaron cuando falleció mi
compañera, entonces pues…vi como en un momento también nosotras estaremos
ahí donde están ellas que ya no falta mucho…
Además, el evento le hizo recordar también una frase que les fue dicha a las
pelonas durante su primer mitin “bienvenidos a lo que tiene inicio, bienvenidos a lo
que no tiene fin”. Esta frase ya la había escuchado en eventos de otras ENR, por lo
que parece ser una consigna general dentro del normalismo rural y se refiere, así
como lo había pensado pero también como lo interpretó la propia Daniela, a la fuerte
identidad construida dentro de las ENR y con la que será “marcadas”, casi de por
vida, las normalistas rurales una vez que egresen: me llegó [la frase] porque
ciertamente tiene razón su frase porque llegamos a lo que tiene inicio y tampoco fin
242
Para recordar lo que pasó en la Clausura de la ENRUVA, revisar el capítulo cuatro.
277
porque desde que empezamos o ponemos un paso aquí en la Normal ese va a ser
nuestro futuro, o sea, terminamos nuestra preparación pero a esto nos vamos a
dedicar, toda nuestra vida…
También la clausura le permite darse cuenta, a partir del discurso de
despedida de las egresadas, de la fugacidad de su presencia en la ENRUVA y la
necesidad, casi obligatoria, de la adaptación al cambio, puesto que la vida misma
es transitoria y porque así como llegó a la Normal, algún día tendrá que irse por lo
que no somos dueñas ni de esta cama, ni de este piso, simplemente estamos aquí
de paso, y así, por 75 años, generaciones han pasado por aquí, y pues creo que no
nos debe de doler porque pues la vida es así, es continua…y pues tenemos
que…acostumbrarnos y adaptarnos a los cambios donde sea que estemos con
quien estemos, tenemos que tener la idea de que siempre vamos a estar apoyando
a los que más necesitan, eso es lo que nos enseñaron ellas... Caso curioso, porque
sus palabras también me hacen eco y sentido y me veo reflejada en su nostalgia, al
final de cuentas, también estoy cerrando mi trabajo de campo, también algunas
graduadas fueron mis colaboradoras y me acompañaron en el año que pasé en la
Normal, también yo me voy con un compromiso ético y político con las normalistas
rurales de la ENRUVA y el normalismo rural.
A reserva del análisis pormenorizado de las tres historias que se realizará en
el apartado 5.2, baste decir que la historia de Daniela muestra cómo es que las
desigualdades se intersectan dentro de su trayectoria (familiar, escolar, personal):
determinaron que su vida escolar la viviera en albergues, lejos de su casa, ante la
ausencia de familiares que cuidaran de ella, fueron vitales en su “elección” por la
docencia, debido a la falta de recursos económicos de su madre para sostener otros
estudios, enmarcan el contexto de violencias familiares en el que creció y cómo su
condición de hija mujer la obligaron a convertirse en “administradora” de la casa.
Sin embargo, en esta misma historia sobresale la agencia de Daniela y cómo va
desarrollando a la par estrategias de resistencia que le han permitido “superar” las
adversidades, muchas de ellas originadas en su propio contexto y que se articulan
278
con las generadas dentro de su estadía en la ENRUVA, con la red colectiva de
apoyo y cuidados entre sus compañeras y amigas y desde las experiencias
significativas y transgresoras vivenciadas.
5.1.2 ELIZABETH (cuarto año)
Conocí a Elizabeth a través de Daniela, en la entrevista grupal que tuve con ellas,
la primera en la ENRUVA y con las alumnas actuales. El día de la entrevista llegué
sin saber que Daniela había invitado a dos amigas suyas: Karina y Elizabeth, ambas
hermanas. Karina era también de segundo año, como Daniela, pero Elizabeth era
una cuarteña y según Daniela ella me podía dar más información. Debo admitir que
mi primera impresión fue de miedo, por lo que hasta ese momento sabía de las
cuarteñas y su carácter fuerte, confianza y “poder” dentro de la Normal. Ese miedo
se acrecentó cuando me enteré que había sido secretaria general hace dos años,
el cargo político más alto en el Comité Estudiantil. Sin embargo, el hecho de que la
primera entrevista haya sido grupal ayudó a que el ambiente fuera cordial y que la
conversación fluyera. Y que a mí se me pasara el miedo.
Volvería a hablar con Elizabeth, ya de manera individual, en febrero, también
en la Normal. Ella no pudo estar en la segunda sesión de la entrevista grupal porque
se encontraba preparando material didáctico para sus prácticas docentes
intensivas, que iniciaron un par de días después. Estas mismas prácticas serían las
causantes de que tardara casi tres meses más para volver a conversar con ella,
debido a que una vez iniciadas me fue casi imposible organizar algún horario.
El trabajo intensivo que implicaron las prácticas243, además de los
preparativos para la graduación y el examen profesional hicieron que en un primer
momento
pensara
como
imposible
esta
tercera
sesión
con
Elizabeth,
exclusivamente para hablar de su historia de escolarización antes de llegar a la
ENRUVA. También comprendí, con esta experiencia, lo que varias alumnas ya me
Esto se debe a que en las prácticas intensivas las alumnas de cuarto año se hacen cargo de todas las materias
de un grupo en primaria, alrededor de seis meses, con periodos de tres semanas de práctica viviendo en la
comunidad de la escuela, seguidas de una semana de organización, preparación y evaluación en la Normal, para
volver nuevamente otras tres semanas a practicar. Así sucesivamente hasta terminar el semestre. Durante ese
tiempo, a la par, las cuarteñas deben comenzar a realizar su propuesta didáctica o documento recepcional para
graduarse que, en el caso de la ENRUVA, se trata de una tesis.
243
279
habían comentado sobre por qué las cuarteñas no debían ocupar puestos en el
Comité: la falta de tiempo era evidente ante tantas actividades.
Este hecho condicionó la posibilidad de tener un mayor acercamiento con
ella, como sí lo tuve con Daniela. Esto se vuelve evidente en el grado de detalles
sobre su vida personal y familiar y en la confianza y empatía generada en nuestros
encuentros. Ya que, si bien Elizabeth fue amigable y estuvo dispuesta a platicar
conmigo en todo momento, la fluidez que había sentido con Daniela y la
comunicación por teléfono de vez en cuando o whatsapp para preguntarnos cómo
nos iba, no sucedió con ella.
Nudo 1: A manera de presentación
Elizabeth es originaria de San Pedro Pochutla, municipio de la costa oaxaqueña. Al
momento de la entrevista tenía 21 años y se encontraba en el cuarto año de la
carrera, o sea, era “cuarteña”. Su hermana Karina, amiga de Daniela, también se
encontraba estudiando en la ENRUVA, sólo que había entrado dos años después
que ella. Su segunda hermana, la más chica, se encontraba estudiando todavía el
bachillerato en su comunidad. Elizabeth considera a su madre como madre soltera,
porque ella sola se ha hecho cargo de ellas, pero en realidad es viuda, aunque sus
padres se divorciaron cuando tenía 11 años. Su padre murió en octubre de 2018.
Su madre es trabajadora de una tienda departamental pero también vende
productos por catálogo para completar su sueldo.
Elizabeth es de la generación 2015-2019 en la ENRUVA. Como lo mencioné
al inicio, fue secretaria general. Pero antes de este cargo, transitó por muchos más:
en primer y segundo año fue subjefa de grupo, tesorera, jefa de grupo y tuvo
temporalmente un cargo en la cartera de Higiene. Después transitó a otro cargo
temporal en la cartera de Honor y Justicia. Estuvo como apoyo de la Delegada
Nacional. También se desempeñó en la cartera de Relaciones Exteriores (RELEX),
y fungió como encargada de la Secretaría de Actas y de Organización durante las
prácticas docentes de las presidentas de ambas carteras, es decir, cubrió dichos
cargos temporalmente. Con todos estos cargos previos, que constituyen una carrera
política paralela a la académica, es como Elizabeth llega a la secretaria general.
280
La primera opción de estudio para Elizabeth no fue la Normal. Ella quería
Turismo o Gastronomía, pero por problemas familiares y falta de apoyo económico
no pudo seguir ese camino…y yo pensaba tomarme un año sabático, como tal,
estudiar, trabajar, ver qué iba a hacer, hasta que me presentó una amiga la Normal,
su papá era trabajador creo que era PAE de ahí de la zona, y a él le platicaron de
la Normal, ya fue ella la que me invitó a, a venir a la Normal…y ya ella me platicó a
mí, más o menos lo que a ella le habían dicho que era un internado de mujeres, que
con pasar el examen pues existen bueno diferentes becas, la de alimentación, la de
hospedaje, habían diferentes clubs iban a diferentes partes a practicar, incluso que
la práctica era parte del servicio y dice pues si quieres vamos, fueron dos días antes
de que ella viniera entonces yo a la mera hora como que busqué mis papeles…
Nudo 2: Hacerse cargo de la casa
La etapa de secundaria de Elizabeth también se verá marcada por la separación de
sus padres. No me narra los detalles del hecho, pero me comparte que ante tal
situación su madre se preocupó por la posible reacción rebelde que pudiera tener,
dado que se encontraba en plena adolescencia. Ella lo tomó normal y lo asimiló
luego. Pero mucha de esta serenidad y “madurez” se debió, me acota, porque desde
la primaria ella tuvo que hacerse cargo de sus hermanas: ajá entonces yo llegaba a
veces de la primaria, y de la primaria, de la secundaria y yo les cocinaba a esa edad
yo ya cocinaba, lavaba ropa, esperaba a mi mamá que llegara del trabajo a veces
a las 12 de la noche, y yo hacía el quehacer, prácticamente era como la segunda
mamá de mis hermanas.
Hacerse cargo de la casa y sus hermanas a temprana edad fue necesario
porque su abuelita, quien cuidaba de ellas en la ausencia de sus padres que
trabajaban, falleció (la mamá de su mamá) y como no hubo quién cuidara de sus
hermanas, contrataron a una “niñera”. La niñera no duró más que un año y después
decidieron que Elizabeth podría fungir como cuidadora: sí tenía sus ventajas y sus
desventajas, pero pues me privaba de ciertas cosas, ya no podía salir tanto a la
calle y así, y se acostumbra mucho en mi pueblo a ir a la casa de la cultura en las
281
tardes, o ajá, dentro de la casa de la cultura los deportes…Fue así que Elizabeth
tuvo que madurar precipitadamente.
Nudo 3: Querer estudiar en Puebla
En el bachillerato, nuevamente su mamá la envió a la opción que implicara más
disciplina y esa fue el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA),
ubicado en Puerto Ángel, muy cerca de Pochutla. Elizabeth me dice que además de
tener fama de ser el más estricto de las demás ofertas, en esa escuela una gran
mayoría de sus familiares, de apellido Domínguez (cercanos y lejanos), trabajaban
como maestros ahí. Doble vigilancia, comentamos las dos.
En esta etapa Elizabeth me comenta muchos recuerdos sobre su vida como
estudiante, el gran número de talleres existentes, su elección por el Turismo como
especialidad tecnológica, la posibilidad de hacer deporte, las aventuras con sus
amigas y amigos, éramos uno de los grupos más tremendos [risas]. También en esa
etapa le fue muy bien en sus calificaciones. Esto fue motivo para que varias
personas pidieran su asesoría en la regularización de sus hijas e hijos, así que una
o dos veces por semana pasaba a visitarlos para explicarles aquello que no
hubieran entendido en la escuela o guiar sus tareas. Este hecho más tarde se
convertiría en un argumento para que se convenciera de que posiblemente la
docencia no era una elección tan mala al final de cuentas.
Las buenas calificaciones también le permitían exentar de los exámenes
finales semestrales por lo que al final del ciclo escolar contaba con más semanas
de vacaciones. Esto le posibilitó viajar a Puebla cada año en las vacaciones, para
regularizar a la hija de su padrino, becada como futbolista juvenil en la secundaria,
pero con un bajo desempeño académico.
Llegado el momento el padrino de Elizabeth le ofreció acompañar a su hija
en Puebla de manera permanente y así Elizabeth podía estudiar una carrera en la
BUAP. Para ella significó una gran oportunidad y su plan era sacar ficha para
estudiar Turismo allí. Con la ayuda de hospedaje de su padrino vio una oportunidad.
Pero pues mi papá se opuso en quererme apoyar, y así se vinieron abajo sus planes.
282
Las razones del rechazo de su padre nunca le quedaron claras, pero
Elizabeth piensa que se debió al machismo: pues nunca supe la razón de por qué
no, porque también eran la familia de mi papá es un poco más machista de
que…como que apoyaba un poco más a la gente que a su propia familia, o a
nosotras por ser mujeres y sus familiares de él pensaban que pues la mujer nada
más para la casa y así debería de ser, entonces como que se dejó llevar por esa
idea…
Esta decisión le costaría a Elizabeth un enojo y distanciamiento con su padre
de casi un año entero. Ya después le volvería a hablar cuando se enteró que estaba
enfermo. De cómo terminó su relación con su padre o cuál es el recuerdo que
guarda de ella, Elizabeth no abundó y yo no pregunté.
La falta de apoyo se combinó con que la familia de su padrino tuvo que
moverse a Pochutla nuevamente por una enfermedad que Elizabeth no me explicó.
De esta manera, su sueño de poder estudiar en Puebla se terminó por completo.
Esto fue la antesala para que viera a la docencia como una posible opción de
estudio. Al final de cuentas, como su padrino le dijo después, también tenía perfil de
maestra.
Nudo 4: El legado familiar: las Margaritas y el abuelito Quintín
Cuando Elizabeth me contó todos los cargos que había pasado antes de llegar a
secretaria general del Comité estudiantil, quedé sorprendida de su amplia carrera
política como normalista rural, aspecto que nos dio pie para hablar de la formación
política dentro de la ENRUVA. Algo parecido le dijo su abuelo materno cuando se
despidió de ella la primera vez que partió para la Normal, que la docencia tenía
mucho de política y que, aunque no le gustara terminaría irremediablemente dentro
de ella. Al año, su abuelo le preguntó si sus pronósticos habían sido ciertos y ella le
dio la razón.
El abuelo Quintín fue el más acertado en hacer ese comentario debido a su
amplia trayectoria política en la región. Elizabeth me narra que su familia Domínguez
es muy famosa en Pochutla debido a que fueron una de las familias fundadoras del
municipio. Su abuelo, pero también otros integrantes de esa familia, ha sobresalido
283
por su carrera política: de 1975 a 1977 ocupó la presidencia municipal de Pochutla
y desde ahí logró fundar distintos espacios como el mercado municipal, la cárcel, el
bachillerato CBTA, implementar el sistema de agua potable. Lo loable, me comenta
Elizabeth, es que fundó todos esos espacios donando sus propios terrenos, que
eran muchos ya que antes el presupuesto que llegaba a los municipios era escaso.
De igual forma, mediante una foto que logró ver Elizabeth alguna vez, supo
que durante su gestión su abuelo conoció a Víctor Bravo Ahuja, Secretario de
Educación Pública durante el gobierno echeverrista y que probablemente tuvo
mucho que ver con las distintas acciones que emprendió en el municipio en materia
educativa. No me lo dice directamente, pero con esta información le pregunto si su
abuelo hizo su carrera política dentro del PRI, y en efecto, lo hizo desde ese partido.
De esta historia Elizabeth destaca cómo su abuelo fue fiel a sus convicciones,
lo que le ocasionó desacuerdos con el partido y finalmente su renuncia: hubo un
tiempo en que se quería volver a lanzar pero ya era como que sistematizado una
que tenías que tener palanca que ya había le dijeron que ya había alguien más que
iban a poner, del partido, entonces él dijo que no, pues porque la ideología que él
tenía anteriormente como que no era la que se combinada y desde ahí dejó como
tal un partido, seguir un partido, ya no, se alejó de la política…
Este legado político y altruista se verá también reflejado en sus tías de la
familia Domínguez Gómez, ya que con una de ellas Elizabeth colaboró en la
Organización No Gubernamental llamada “Jalemos parejo”, creada para ayudar a
los damnificados del Huracán Carlota en el 2012 o a los enfermos de cáncer, por
mencionar dos acciones concretas. Esta fue una de las primeras experiencias de
Elizabeth en el trabajo con Organizaciones de la Sociedad Civil.
Además del abuelo Quintín, Elizabeth me cuenta con orgullo de su bisabuela
Margarita Gómez, y de cómo junto con otras señoras del barrio lo fundaron y lo
hicieron famoso a tal grado de que su calle fuera conocida como “Las Margaritas”
porque varias se llamaban así. La característica de estas señoras era que…no se
les conocen sus maridos, fueron como mujeres independientes en ese entonces.
Descendencia de esas mujeres son sus tías que, junto con su mamá, conocidas
284
como Las Gómez, por su apellido, son mujeres fuertes que no se aguantan con los
hombres, además de ser bravas y de carácter fuerte. Irremediablemente pienso en
las “tamas” cuando Elizabeth me habla de las García, en los aguerridas que son y
en las características que debe tener una chica que llega al puesto de secretaria
general del Comité Estudiantil, como lo fue Elizabeth.
Nudo 5: Las “estrictas pruebas” de la semana de inducción
Las actividades que realizó durante su semana de inducción fueron de las primeras
experiencias que me narró Elizabeth sobre su estadía en la ENRUVA. El carácter
estricto de las mismas y su calidad de “pruebas”, y no sacrificios o sufrimiento, fue
algo reiterativo en su descripción. Sí, mi semana fue realmente una de las más duras
que existieron ¿quiere que le cuente? [risas] Fue la pregunta, y advertencia, con la
que inició. A decir de ella, su generación (2015-2019) fue de las últimas en que se
implementó la semana de inducción como una “prueba de supervivencia” para poder
elegir a las alumnas definitivas, de entre casi 300 aspirantes, pero también para
evitar que se perdiera “la esencia” del normalismo rural244, por eso el actuar de las
chicas del Comité fue estricto y las actividades solicitadas extenuantes: servicios
comunitarios durante toda la mañana en el cerro de las chivitas245 como plantar
árboles o chaponear, en el panteón o en otras comunidades cercanas a
Tamazulapan, limpieza dentro de la Normal durante las tardes, organización de
eventos culturales para presentar frente a todas las brigadas, ejercicios físicos como
correr, salta obstáculos, subir una cuerda o pruebas de equilibrio. Estas actividades
se acompañaban con periodos de cinco minutos para comer lo más básico: lentejas,
frijoles, arroz, huevo duro y ensalada compuesta de tomate, cebolla y chile.
De entre todas estas actividades hay dos donde ella pudo comprender el
sentido de la semana de inducción. La primera consistió en la elaboración de una
escuela a partir de materiales reciclados. Según Elizabeth, cada brigada había
244
Entre el discurso de las alumnas del Comité Estudiantil, sustentado por la FECSM, se habla de la esencia
del normalismo rural conformado por cinco ejes centrales: académico, político, cultural, deportivo y módulos
de producción.
245
Se trata de un cerro ubicado en la comunidad de Tamazulapan, detrás de uno de los principales ojos de agua.
Su denominación alude a las alumnas de nuevo ingreso, las chivitas o pelonas, y el hecho de que son ellas las
que se encargan de realizar las actividades antes mencionadas. En la comunidad dicho cerro tiene otro nombre.
285
construido su escuela como un ejercicio de imaginar su futuro centro de trabajo,
pero las encargadas de la actividad, simulando un batallón del ejército, comenzaron
a destruirlas una por una. El desconcierto fue lo primero que ella sintió pero después
la explicación del ejercicio de las chicas fue clara y así como ellas habían destruido
nuestra Normal también venía la parte política…ya sean organizaciones o ya sea
parte del Estado también querían desaparecer, no solamente a las Normales
Rurales sino también escuelas primarias imagínense que hay comunidades donde
no hay una escuela y ustedes van a ser maestras y entonces empezaba esa
reflexión y sí entendimos y empezamos a entender esa parte…
La otra actividad fue el cierre de la semana de inducción que consistió en un
circuito de ejercicio físicos que todas las aspirantes tuvieron que pasar. Al final, su
brigada completó la actividad con éxito y le tocó ver llorar a su coordinadora de la
prueba: lloraba de emoción al ver el empeño que le habían puesto a la tarea y cómo
habían podido cumplir con sus “pequeñas pruebas”. Elizabeth comprendió que las
pruebas eran una analogía que lo que en un momento después o antes hemos
padecido realmente de eso y era tal vez una pequeña lección en la que podíamos
reflexionar…Es decir, pruebas vividas antes de entrar a la ENRUVA o que vivirían
precisamente durante su estadía en la misma, o quizá después, ya como maestras
rurales.
Nudo 6: “Aprender a agarrar un carácter” desde las prácticas docentes
Cuando le pregunto directamente por los momentos más significativos vividos en la
ENRUVA, Elizabeth es clara: tengo momentos significativos de todos los ámbitos.
Sin embargo, comienza hablando de sus prácticas docentes en sexto semestre en
una primaria bidocente, ubicada en una ranchería de Valles Centrales, pero
colindando ya con la Sierra Sur. Lo significativo de su experiencia fueron las
condiciones precarias a las que se enfrentó tanto afuera como adentro del salón de
clases: sin señal de teléfono, con pocas fuentes de electricidad, poco transporte y
necesidad de caminar un tramo grande para llegar, problemas de aprendizaje en
las y los niños. Esta situación fue contrastante con el cálido recibimiento que
tuvieron por parte de la comunidad y las familias que les abrieron sus casas, que
286
[nos] permitieran estar con sus niños. Ante dicho panorama, Elizabeth se sintió
trastocada emocionalmente e identificada con el alumnado y sus condiciones, a tal
grado de despertar un compromiso, un objetivo desde su papel como
practicante/docente: revisar sus libretas de ellos y ver que tenía problemas, sentías
que te, sentías que tú eras ese niño y que necesitabas ayuda, solamente llegué con
mi compañera nos pusimos a llorar a contarle lo que yo sentí realmente el querer
apoyar ese niño para mí se volvió un objetivo, un reto ¿no?, un objetivo…
Esta situación la volvió a vivir en otra práctica docente, en un contexto un
poco más urbanizado pero con casi los mismos problemas y dificultades en las y los
alumnos. Ante esto, Elizabeth enfatiza en que su tarea, entonces, se convierte en
investigar completamente qué era lo que pasaba, por qué eran así, ver que no
solamente percibía o llenaba o factores en ellos la parte de los maestros sino la
parte de su familia, el contexto. Este afán de mirar más allá del aula y buscar
explicaciones complejas la concibe como una estrategia aprendida de sus maestros
de la ENRUVA, dentro de las clases en la Normal pero también como parte de la
convivencia con ellos, es decir, desde lo teórico junto con la misma praxis educativa
de esos maestros.
Estas vivencias en la parte académica, como las llama ella misma, junto con
las otras experimentadas en los demás ámbitos, van a cambiar a Elizabeth, ya que
antes de ingresar a la ENRUVA era un poquito más tímida o más gentil, pero con lo
que me cuenta, asegura, aprendió a agarrar un carácter aquí. Precisamente la
organización política en la que participó, como parte del Comité Estudiantil, y su
cargo como secretaria general, el máximo cargo del mismo, será otro ámbito central
que mencione como significativo en su paso por la Normal Rural y definitorio de su
“carácter”.
Nudo 7: La organización política y el cargo de secretaria general del Comité
Estudiantil
Como comenté anteriormente Elizabeth fue secretaria general del Comité
Estudiantil “Alma oaxaqueña”, de la ENRUVA. Por la importancia jerárquica y
simbólica de dicho cargo, pero también por el trabajo y responsabilidad que implica,
287
sin duda esta experiencia le permitió a Elizabeth conocer la ENRUVA y a sus
alumnas desde otra perspectiva y experimentar la organización política estudiantil y
su formación de manera más cercana. Por lo tanto, cuando me narra sus momentos
más significativos en la Normal inevitablemente me cuenta, y aparte le pregunto
expresamente, sobre lo que vivió dentro de la organización estudiantil, en general,
y como “generala”246 en particular.
De la organización lo primero que me resalta Elizabeth es la posibilidad de
conocer mucha gente y estrechar lazos académicos, políticos y culturales en las
demás ENR del país: ya sea con alumnos y alumnas, docentes o choferes 247
incluso. Gente que al final se convierten en muy grandes compañeros y que al igual
que sucede con los lazos fraternales construidos con sus compañeras de dormitorio,
trasciende a veces los cuatro años de su formación docente en la Normal.
Esta posibilidad de conocer gente está relacionada con la intensa movilidad
que tuvo en sus primeros dos años en la ENRUVA 248, como consecuencia de los
distintos cargos que desempeñó en su “carrera política” ya mencionada. Por lo
tanto, cuando le pregunto por el número de ENR del país que conoce, me quedo
sorprendida de lo tanto que ha viajado con tan sólo 21 años: conozco…a ver de
Norte a Sur, El Quinto [Sonora], Saucillo [Chihuahua], Aguilera [Durango], Atequiza
[Jalisco], me falta conocer el Cedral [San Luis Potosí],
Cañada Honda
[Aguascalientes], San Marcos Zacatecas, el Cherán Michoacán, Tiripetóo
Michoacán, Tenería [Edomex], Panotla [Tlaxcala], me falta conocer El Mexe
[Hidalgo] mmm Amilcingo [Morelos], Ayotzi [Guerrero], Tama, Mactu [Chiapas], me
falta conocer Hecelchacan [Campeche] y conozco ruinas de Salaices [Chihuahua]…
Lo relevante de su intensa movilidad, además de conocer gente y lugares, es
el trayecto mismo del viaje y todas las vivencias que ha tenido con “viajar de raid”,
el medio más usado entre las y los normalistas rurales para trasladarse a las ENR
Dentro del argot del normalismo rural, a las secretarias generales se les llama también “generales”.
Que entrarían en los trabajadores no docentes.
248
Recordar que justamente son los primeros dos años cuando las normalistas en la ENRUVA cuando pasan
por distintos cargos del Comité, justamente porque tienen que colaborar con la organización y así formarse en
la praxis política pero también porque en los siguientes dos años su tiempo se verá absorbido por las prácticas
docentes intensivas que tendrán (formación académica). Ver capitulo cuatro.
246
247
288
y que en sí constituye una actividad profundamente significativa y formativa para
casi todas ellas. De esta manera, Elizabeth me cuenta una experiencia que la marcó
en una gasolinera, durante uno de sus trayectos: estaba lloviendo y había dos
niñitos tenían como una edad de siete años se veía que no iban a la escuela, ni
habían comido, estaban muy muy sucios entonces la gente que llegaba ahí
compraban y los niños se les acercaban para pedir un taco, entonces habíamos
comprado también tacos ese día y se nos acercaron los niños y pues fue
angustiante verlos en esas circunstancias no, se nos hizo prácticamente acercarnos
a ellos y ahí pudimos aplicar ahí ciertas estrategias de docentes, vimos que ellos no
sabían ni leer ni las vocales y empezamos, mientras duró la lluvia, a enseñarles las
vocales y todo eso, eso fue lo que a mí me ha gustado más de las vivencias que he
tenido…
Junto con esta vivencia me comparte otras relacionadas con lo aprendido de
los chóferes que les dan raid. Para Elizabeth, el contacto con ellos y sus anécdotas
de vida que les comparten ha sido uno de los grandes aprendizajes de viajar de raid
porque te regañan de por qué andas ahí pero siempre te dejan algo, a veces no
cometas el mismo error que yo, o fíjate, toma muy bien tus decisiones, siempre nos
dicen eso, y si vas a hacer maestra pues tienes un compromiso muy grande,
siempre nos recuerdan eso. Así, en ambas experiencias, Elizabeth recupera su
papel como futura maestra y, ante lo angustiante de las circunstancias de los niños
en la gasolinera, intenta al menos enseñarles a leer como una herramienta o, en el
caso de los choferes, tiene presente los consejos de vida que le comparten y el
compromiso que le recuerdan que tiene.
En lo particular, me cuenta, lo más difícil de ser secretaria general fue su
adaptación al cargo. Después de salir mucho, llegar a la secretaría general significó
estar en la ENRUVA las 24 horas para tu Normal y para tus compañeras, además
de medir su tiempo y su disciplina para sacar todo el trabajo pendiente y aprender
a hablar con las personas, tener diferentes relaciones con diferentes cargos, dentro
289
de la Sección249, dentro del Instituto250, a nivel nacional, conocer instancias también,
aprender a gestionar por el bienestar de la escuela. La exigencia era tanta que
durante un año que duró su cargo no pudo visitar a su familia, ni en vacaciones de
verano, ni en Semana Santa o en alguna otra fecha festiva.
Para Elizabeth, cumplir con su cargo de generala fue un acto de dedicación,
responsabilidad y entrega, y lo entiendo así cuando me equipara su tarea con el
cuidado maternal: ya no las veías como tus compañeras sino como tus hijas.
Irremediablemente cuando la escucho, recuerdo su papel de cuidadora en su
familia, cuando sus padres se separan y tiene que hacerse cargo, a temprana edad,
de sus hermanas. Este rol también ha sido construido históricamente desde el
Estado en torno a la maestra mujer, tal como se comentó en el capítulo dos.
Como ejemplo me explica que hubo casos en que alguna compañera
enfermaba y ante la falta de personal médico las 24 horas en la institución o apoyo
de los docentes, se veían en la necesidad de armarse de valor y llevar a la
compañera a un doctor en la comunidad, fuera de la ENRUVA. No obstante, de sus
ejemplos, el más fuerte y que le recordó la enorme responsabilidad que tenía, fue
la muerte de una estudiante de primer año, porque cuando sucedió ella se
encontraba practicando en la Cañada, junto con su equipo de trabajo del Comité,
incomunicada y sin posibilidad de intervenir directamente.
No me cuenta los detalles del evento, pero sí me explica que, ante la
enfermedad grave de la chica, los directivos hicieron caso omiso y no le permitieron
la salida y traslado a un hospital. Cuando ella se enteró de la gravedad del asunto,
decidió suspender sus prácticas y moverse para la ENRUVA pero a su llegada se
encontró con un caos [porque] ya la compañera [su cuerpo] pues ya se la habían
llevada iba hacia su estado, era de Chiapas, y las compañeras se encontraban en
una actividad tomando un autobús del Sur para dar una rueda de prensa sobre la
situación de Tamazulapan, el Comité como tal no estaba entonces desde ahí fue
que como que se rompió la comunicación con los directores. Durante su narración,
249
250
Se refiere a la Sección XXII del Sindicato.
El Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, instancia estatal de la educación del estado.
290
Elizabeth sanciona y reprueba el actuar de los directivos y su falta de sensibilidad y
ética porque no supieron “cuidar” a las alumnas, además se implicó personalmente
en el evento porque su hermana se encontraba también en ese grupo y entonces
comparabas a veces no, de que imagínate que hubiera sido tu hermana o que
hubiera sido un familiar tuyo ¿tú qué harías?
El movimiento estudiantil que detonó este hecho, donde se pidió la
destitución del director y se solicitó personal médico las 24 horas, demanda que
incluso durante mi trabajo de campo seguía vigente en el pliego petitorio que
describí en el capítulo uno, fue también otra experiencia que definió los últimos
meses del cargo de Elizabeth.
Nudo 8: “Ser normalista rural es un gran compromiso”
Una pregunta directa que le formulo a Elizabeth, casi al final de nuestra charla y en
la última sesión, es qué significa ser normalista rural. Su respuesta condensa varias
de las experiencias, saberes y reflexiones que me ha comentado previamente. Por
ende, me explica que la posibilidad de conocer distintas facetas y circunstancias de
la Normal (económicas, culturales y políticas), la llevan a definirse, en tanto
normalista rural, desde el compromiso: 1) hacia la sociedad porque como parte de
la vía política intentamos hacer o se dice que intentamos hacer conciencia al pueblo
y de qué manera lo vamos a hacer, siempre estamos en esa, como que en ese
cosquilleo de qué manera vamos a hacer conciencia, 2) con los contextos
empobrecidos y educativamente adversos por lo que siempre busca soluciones ante
éstos, no nos quedamos en el intento, y gracias a que conoce la carencia, la
normalista rural es capaz de identificarse con dichos contextos. Esta identificación,
me explica, se debe a que ellas han conocido dichos contextos gracias a las
prácticas docente realizadas en ese tipo de comunidades alejadas y sin servicios
básicos, pero también porque su perfil e historias de vida de muchas remiten a dicha
precarización ya que tal vez no somos como tal hijos de campesinos no, hijos de
agricultores pero sí somos hijos de personas que día a día se ganan el pan, ya sea
pescando, yendo a vender ciertos otro tipo de productos…como el caso de ella
291
misma y su familia, cuya madre tiene un trabajo precario y lo complementa con
venta de productos para el hogar.
Finalmente, para ella ser normalista rural es tener una mirada amplia y
compleja de la realidad. Haber viajado tanto, visitar otras ENR y conocer sus
contextos y conflictos le “abrió el campo” ya que…no es lo mismo en lo que llegas
ahorita a escuchar en la radio, en la televisión, sino que es otra la realidad y eso al
menos eso es lo que a mí me gusta, cuando salgo porque te enteres de muchas
cosas que a veces tú pensabas que estaba bien pero realmente no lo es. Conocer
la “realidad” directamente desde lo que ella puede ver, escuchar y experimentar en
sus salidas es más significativo y esclarecedor para ella porque se entera de una
realidad alterna a la de los medios de comunicación oficiales, una realidad que no
está bien.
Nudo 9: “Si yo lo pude hacer, tú también lo puedes hacer”: ser mujer
normalista rural
…Híjole, ay Dios, qué complicada fue lo primero que dijo Elizabeth cuando le
pregunté cómo la Normal la había cambiado como mujer, aunque después maticé
mi pregunta y simplemente le dije si algo había cambiado de ella en tanto mujer o
no.
Para Elizabeth la convivencia con muchas mujeres siempre fue un reto251,
sobre todo por la diversidad de opiniones, perspectivas y modos de ver y vivir la
vida. Había muuuuuuchas discusiones, es algo que enfatiza de dicha convivencia,
pero precisamente la diversidad se vuelve el mayor detonante para la reflexión y la
posibilidad de espejearse desde las otras distintas:…y llega un momento en donde
te comparas con otra mujer, y sí, sí sí llega a pasar en todas, porque dices cómo es
que esa chava puede hacerlo, o se atreve o es fuerte o cómo es que ella es más
tímida porque ella es respetuosa empiezas a hacer una crítica y una autocrítica ante
ti misma, y eso es lo bueno, de que somos mujeres…y en ciertos momentos nos
251
De Elizabeth es la comparación del dormitorio con el gallinero que comenté capítulos anteriores.
292
hemos apoyado y decir si yo lo pude hacer tú también lo puedes hacer ¿por qué no
lo intentas?
Junto con este espejeo también la diversidad de mujeres le permitió a
Elizabeth abrirse a diferentes cuestiones, diferentes perspectivas, como el
lesbianismo entre algunas compañeras. Aceptar que había mujeres que tenían
preferencias sexuales diferentes a la suya fue un cambio de mirada que tuvo.
Además, su estancia en la Normal Rural y todas las actividades que realizó,
así como las diferentes experiencias que acumuló le han permitido cuestionar la
idea de la mujer como el “sexo débil”. Para ella, las mujeres son capaces de lograr
muchas metas, aunque a veces nos critiquen, e intentar las cosas y no quedarnos
solamente con lo que nos dicen [que podemos hacer]. Cuando me explica esto,
cuestiona la idea de la mujer situada solamente detrás un comal y cocinando y como
ejemplos de otras posibilidades y agencias de las mujeres, a pesar de dichos
imaginarios, roles y estereotipos genéricos, saca a relucir a sus maestras de la
ENRUVA y a su propia madre: …lo hemos visto también con nuestras maestras o
sea, cómo es que ellas que ahorita que ya tienen hijos y que algunas ya son
doctoras maestras y [son asesoras] de nuestra práctica profesional incluso…[o
como] mi mamá cómo es posible que una señora teniendo tres hijas y madre soltera
pues pueda salir adelante…
En la historia de Elizabeth sobresale su genealogía política familiar (el legado
político de su abuelo) como un aspecto central en la constitución de su liderazgo
estudiantil dentro de la Normal Rural y la manera en que jugó el género (las
Margaritas como referentes femeninos autónomos) y la clase (escolarización
privada) dentro de su proceso de politización, mismo que se consolidará a través de
su amplia “carrera política” dentro de la ENRUVA. La historia de Elizabeth también
da cuenta de la importancia de las trayectorias familiares previas a la Normal en la
constitución de la sujeta normalista rural, particularmente de una sujeta política, y
cómo éstas sirven de “anclaje” a los distintos sentidos otorgados a lo vivido y
experimentado dentro de la ENRUVA. Por otra parte, las historias de Daniela y
293
Elizabeth confluyen en el papel que las desigualdades determinan y delinean sus
contextos: Elizabeth también se convierte en “cuidadora” de sus hermanas a
temprana edad, ante la necesidad laboral de su madre, y la docencia se configura
como opción segura ante la falta de apoyo económico de su papá, negado por ser
mujer, y los recursos insuficientes económicos de su madre para costearle la carrera
de Gastronomía. De igual modo, en la historia de Elizabeth están presentes las
estrategias de resistencia gestadas desde sus vínculos familiares, pero también
desde las redes colectivas construidas en la Normal. En esta última, sobresale el
proceso de politización que experimenta desde diferentes ámbitos: la formación
política y los cargos del comité, las prácticas docentes y la vida cotidiana dentro de
la escuela.
5.1.3 NANCY (egresada ENRUVA)
La última historia familiar y escolar es la de la maestra Nancy, una egresada de la
ENRUVA, generación 2004-2008, por lo que en el momento de la entrevista tenía
10 años de servicio como maestra rural. A la maestra Nancy la contacté por mi
pareja ya que ambos se habían conocido años antes en un programa de Maestría
en Educación, en la ciudad de Oaxaca. Lo más probable es que este elemento haya
influido en la buena disposición de Nancy para hablar conmigo y aceptar
inmediatamente la entrevista.
Tuvimos tres sesiones para platicar sobre su experiencia en la ENRUVA: una
que consistió en una entrevista semidirigida252 y dos más253 donde realizamos un
ejercicio de evocación de experiencias significativas en la Normal Rural utilizando
fotos que ella misma me compartió y dejó que escaneara. Todas las sesiones fueron
hechas en un café de la ciudad de Oaxaca.
Nudo 1: A manera de presentación
Cuando entrevisté a Nancy tenía 32 años, estaba soltera y contaba con 10 años de
servicio como maestra rural. En ese entonces se encontraba trabajando en una
comunidad del municipio de Ejutla de Crespo, en la región de Valles Centrales.
252
253
Octubre de 2018.
Noviembre de 2018 y enero de 2019.
294
Antes de dicha comunidad, laboró en una localidad de la Sierra de Miahuatlán.
Después de egresar de la ENRUVA decidió estudiar la especialidad en Historia en
la Escuela Normal Superior de Oaxaca, y después una Maestría en Educación, con
especialidad en formación docente, en la Universidad Autónoma Benito Juárez de
Oaxaca (UABJO). Su idea era integrarse al nivel de formación inicial y, por lo tanto,
trabajar en Normales, pero por cuestiones personales ya no se pudo, me contó.
Nancy es originaria de San Marcos Zacatepec, una comunidad de Santa
Catarina Juquila, municipio chatino, pero en las sesiones ella no se presenta como
chatina, sólo un par de veces se asume como costeña, puesto que San Macos se
ubica en la región Costa. Su padre y madre son hablantes de chatino, pero como
en muchos pueblos indígenas de Oaxaca, no le enseñaron el chatino a Nancy por
temor a que fuera discriminada en la escuela. Recuerda que su abuela fue una de
las que opuso férreamente a que Nancy aprendiera el chatino porque cuando tú
vayas a la escuela se van a burlar de ti. A pesar de esto, puede comprender un poco
pero no hablarlo y junto con una de sus primas, que estudió Antropología, han
decidido recuperar su lengua porque piensan no vamos a ser cómplices de asesinar
nuestra lengua, la vamos a aprender. Para eso su mamá le ha estado enseñando
chatino. Nancy es la hermana mayor de cuatro hijos, todos hombres.
Su mamá es maestra de educación bilingüe y su papá es maestro jubilado,
del sistema general y egresado del Centro Regional de Educación Normal de Río
Grande (CREN), en Oaxaca. Por lo tanto, Nancy es hija de profesores. Este hecho
marcó la infancia de Nancy porque como sus padres trabajaron en comunidades
diferentes y con difícil acceso de transporte, tuvieron que encargar a Nancy con la
abuela, lo que significó vivir con largas ausencias de su papá y mamá. Sin embargo,
también tener padres profesores va a ser un punto vital de referencia en su elección
por la docencia, aunque ella me comente que el gusto por la docencia fue algo
independiente del trabajo de sus padres. Además de profesores, sus padres son
campesinos y se dedican al cultivo del café: yo provengo de familia campesina, si
tengo, por ejemplo, mis papás, aunque fueron profesores trabajan en el campo, mis
abuelos todos son campesinos y en mi pueblo se cultiva café…
295
De su vida escolar antes de entrar a la ENRUVA me cuenta poco, aunque
tampoco yo indago mucho, sobre todo porque las horas se nos va en platicar de la
Normal y lo que vivió en ella y una vez como egresada. Pero lo que sí me cuenta es
que para el bachillerato tuvo que trasladarse a la ciudad de Puerto Escondido,
aspecto que le ayudó a desapegarse de la familia y salir de su comunidad. Estos
dos aspectos serán cruciales, me cuenta, en su adaptación a la vida del internado.
Nudo 2: Las reuniones de egresadas como espacio de reflexión colectiva
A lo largo de todas las sesiones de entrevista, Nancy se refiere constantemente a
la reunión de egresadas que tuvo recientemente con sus compañeras de
generación, y lo hace desde las remembranzas, anécdotas y reflexiones que se
detonaron en dicho espacio. Esas reuniones son organizadas por las propias
egresadas y generalmente se hace cada cinco o diez años. En su caso, la reunión
se celebró por los diez años de egreso. Dichas reuniones consisten en una visita a
la ENRUVA donde se congregan las egresadas. No todas llegan, pero la ausencia
se debe a motivos de disposición de tiempo más que a un rechazo. Generalmente
el encargado del archivo histórico es el que recibe a la generación y prepara algunas
actividades donde el diálogo colectivo y las reflexiones constantes sobre los años
de estudio en la ENRUVA son posibles. En algunos casos las egresadas son
acompañadas por sus hijos o hijas y sus esposos, cuando los tienen, aunque éstos
no hacen el recorrido y sólo las esperan afuera de la escuela.
Estas reuniones son importantes en el mantenimiento de los lazos sociales y
afectivos entre las egresadas, una vez que se gradúan, aunque no son los únicos
medios que tienen para seguir comunicadas. No obstante, sí son espacios cruciales
para generar procesos de reflexión y cuestionamiento colectivo que les permite
mirar su pasado, en tanto normalistas rurales, desde su presente como maestras
rurales y reinterpretar y resignificar sus vivencias dentro de la Normal Rural, desde
la pluralidad y diversidad de miradas del grupo. En muchos casos, estas reflexiones
suscitadas sirven a las egresadas para (re)posicionarse como ex normalistas rurales
y la construcción subjetiva que hicieron (o han hecho) de sí mismas, en tanto sujetas
sociales, políticas y pedagógicas.
296
Una de las reflexiones en la reunión de Nancy, por ejemplo, fue en torno a la
posibilidad de estudiar una carrera gracias a la ENRUVA pero también en los
peligros y riesgos que implicó dicha elección: …por ejemplo una compañera dijo,
por ejemplo a mí, que yo no tenía papás profesionistas…yo no hubiera podido ser
otra cosa que no hubiera sido venir a la Normal y algunas pues que teníamos algo
de recurso aun así pues sí hubiéramos venido, una fue que dijo, nooo pues nos
arriesgamos tanto para que ahorita con lo que ha pasado, pudimos haber sido
nosotras dice [en referencia a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa],
imagínate, dice, cómo nos hubiera ido, yo digo que si tuviera la oportunidad a lo
mejor no, yo sería maestra pero no creo que desde la Normal y dice, nos da risa,
recién egresada o dentro de la escuela no lo dirías no, nooo [responde]…
Nudo 3: La elección de la docencia y de la ENRUVA
Y no pues le digo es que a mí me gusta la docencia y no es porque tú seas docente
ni nada pero a mí me agrada, entonces ya dice y por qué no vamos a Tama…El
papá de Nancy fue el que le recomendó a entrar a la ENRUVA en cuanto le confió
que quería dedicarse a la docencia. Nancy no conocía la escuela ni todo el proceso
de ingreso y las implicaciones del mismo pero su padre, por ser egresado
normalista, parece ser que sí porque fue él quien la guio.
El apoyo incondicional de su padre se debió, reflexiona Nancy mientras me
comparte su relato, a qué él tenía una cercanía con el normalismo rural desde su
experiencia como egresado del CREN por lo que conocía los procedimientos
además de la “buena fama” que tenía la ENRUVA. Sin embargo, Nancy me confía
que quizá la razón más importante fue su admiración a las ENR y a la posibilidad
que su hija pudiera formarse en una de esas escuelas:…o sea mi papá tiene una
idea de la Normal Rural que yo sentía que eso era lo que le llamaba la atención
¿no? que yo fuera normalista rural entonces él decía nooo, recuerdo mucho que él
me regaló un libro que se llama “Lucio Cabañas, un guerrillero sin esperanza”, me
lo regaló qué será…cuando yo tenía como 15 años, antes de que yo saliera del
CBTIS, y me lo regaló y me dice ay es que este fue un maestro que estudió allá y
297
le digo, ¿a ti te hubiera gustado estudiar ahí verdad? Le digo, y me dice pues yo
creo que sí dice hubiera sido una muy buena experiencia, dice…
Por lo tanto, este apoyo que le dio su padre de inicio se convirtió después en
una complicidad porque su padre se volvió su confidente cuando tenía que viajar de
raid a otros estados y realizar distintas acciones políticas como parte de su
formación política, algo que no pudo compartir con su madre. A decir de Nancy, eso
fue posible porque su padre vivió cosas parecidas cuando fue normalista y por la ya
mencionada admiración y respeto hacia el normalismo rural.
Pero su madre no sólo no fue su confidente los primeros años en la Normal
Rural, sino que se opuse férreamente a que Nancy se convirtiera en maestra: es
que a mí no me gusta que tú seas maestra me dice, pero le digo ¿por qué si tú fuiste
maestra? pues sí dice es que mi situación fue así, ella lo asume de que la carrera
docente es una carrera muy sufrida y en la que hay muy poca retribución social
decía mira hija al final muy poca gente te lo agradece, muy poca gente. Esta visión
negativa se complementaba, me cuenta Nancy, con el “gusto” y satisfacción que
implicaba trabajar con niños y que su madre le compartía cada vez que narraba sus
experiencias, como el enseñar español a los niños monolingües en chatino, y en la
confianza construida con ellos, desde la responsabilidad y compromiso con las
comunidades. No obstante, cuando Nancy ingresó a la ENRUVA su madre aceptó
y respetó la decisión de su hija y la apoyó los cuatro años que duró la carrera.
Cuando escucho esta parte del relato de Nancy, no puedo evitar pensar en las redes
magisteriales familiares, no desde la “tradición” de ser maestro/a y la mera herencia
de plazas, sino desde las sensibilidades, emotividades y afectos construidos
alrededor de la práctica docente, los aprendizajes y experiencias “agradables”
desde el seno familiar que van delineando una vocación.
Nudo 4: El sentido de la semana de inducción
Al igual que Elizabeth y Daniela, Nancy me describe lo difícil y la sobrecarga de
trabajo físico que implicó su semana de inducción en la ENRUVA. No me narra a
detalle las actividades que realizó, pero si me confiesa que al tercer día le hablé por
teléfono a mi papá y le dije que no aguantaba…y recuerdo que fue por él que todavía
298
resistí porque ese martes se fueron dos chicas en la mañana. Al escuchar sus dudas
y el trato que recibía, su madre le aconsejó que se regresara a casa, pero fueron
las palabras de motivación de su padre que, como dice, la ayudó a resistir el resto
de la semana: …y dice mi papá no hija si tú sabes trabajar, aquí es lo que hemos
hecho toda la vida yo no puedo creer… lo que ya le empezó a preocupar fue lo de
la alimentación que era muy limitada…
En ese momento, la mayor duda de Nancy era saber si eso que estaba
experimentando en la semana de inducción sería su vida en la Normal los cuatro
años, y se lo preguntaba con mucha angustia y preocupación puesto que no
aguantaría ese ritmo. También en su momento, junto con sus compañeras de
generación, intentaron buscarle alguna relación a lo que hicieron en esa semana y
su papel como futuras maestras, pero no lo lograron. Sin embargo, las
organizadoras dejaban en claro que la explicación y el sentido iba a llegar más
tarde…y en
efecto llegó después, dentro de la ENRUVA y conforme fueron
“formándose” en la praxis cotidiana: …lo íbamos entendiendo después y sobre todo
lo internalizaron más después las chicas que pertenecieron al Comité entonces
decían: no pues para apreciar o valorar el trabajo que muchos de los padres de
nuestros alumnos o nuestros alumnos hacen pues nosotras vamos a ser maestras
de personas que trabajan así y tenemos que ponernos en el lugar de las personas
que lo van a hacer…La formación política recibida por el Comité pero también las
otras actividades que se realizaban en la Normal posibilitaron que Nancy diera
sentido a lo vivido la semana de inducción, aunque a sus diez años de egreso vuelva
a resignificar el evento y desde una mirada crítica cuestiona el esfuerzo físico casi
sobrehumano exigido por el Comité, pero no la necesidad de empatizar con alumnos
y familias a través de experimentar en carne propia las condiciones difíciles y
adversas de sus contextos.
Nudo 5: “La Normal se vuelve tu casa…y las normalistas tu familia”. La vida
en el internado
Nancy afirma que su idea del internado como un espacio pesado y con mucho
trabajo resultó no ser tan cierta con la realidad experimentada. Es verdad que había
ciertas reglas y códigos a seguir, pero no era nada fuera de lo normal, nada de
299
extraordinario que no se siguiera en una institución. Pero lo que sí precisa, quizá de
manera contradictoria, es que esa forma de vida tiene rasgos diferenciadores y
particularidades que impactan en la vida de las normalistas y que necesita un
proceso de integración y adaptación. Como ella misma una vez me dijo esa forma
de vida no, pues no se olvida tan pronto.
En dicho proceso de integración, dos elementos eran importantes: la cuestión
emocional y el aprender a convivir con muchas mujeres. Para Nancy, la cuestión
emocional hace referencia a la tristeza que sienten muchas estudiantes al extrañar
a sus familias por estar lejos de casa. Para muchas, estar en el internado fue la
primera vez que se ausentaron por largos periodos de su casa. Nancy recuerda
mucho el caso de una chica que extrañaba mucho su familia, pero sobre todo se
preocupaba por su mamá no hablaba español y que ella [la estudiante] como
hablaba español era el contacto con la mamá con lo demás para vender cosas y
todo y creo que ella no pudo, esa cuestión emocional de no, mi mamá me necesita
y se regresó…Como comenté más arriba, a diferencia de la chica, Nancy pudo
adaptarse en esta cuestión emocional porque ya había salido de casa durante el
bachillerato, pudo desapegarse de su familia más fácilmente, aunque eso no implicó
que no los extrañara.
Por su parte, aprender a convivir con muchas mujeres fue posible gracias a
la organización necesaria y vital para la estancia dentro de internado donde
conviven juntas 24 horas al día, como hacer el aseo, realizar las actividades del
Comité, preparar materiales didácticos o eventos socioculturales. Para Nancy el
hecho de vivir juntas y no sólo tomar clases juntas fue central ya que posibilitaba
otro tipo de organización que, no lo dice, pero interpreto que se trataba de una
organización para la supervivencia dentro del internado. Esa otra organización,
profundiza Nancy, no implicaba necesariamente una cuestión de tipo afectiva que
todos nos sintiéramos amigas y hermanas, pero sí nos identificábamos, si
sentíamos cierta identificación entre las compañeras, y entonces se apoyaban entre
todas a pesar de las diferencias y diversidades del perfil de las normalistas que ya
he mencionado en otros apartados.
300
Este punto de la convivencia sale a relucir en el relato de Nancy porque en
una ocasión un profesor de su zona de trabajo un día le preguntó cómo podías vivir
dice, con tantas mujeres al mismo tiempo, o sea cómo era ¿no se peleaban? me
decía es que en mi escuela hay 18 maestras y somos 4 profesores si vieras cómo
discuten, cómo pelean y me acordaba de ti. Nancy le explicó, me cuenta, que sí
había discusiones y desacuerdos, pero aprendían a convivir gracias a esa
organización, por lo tanto, reflexiona y me comparte, al menos ahí adentro sí se
rompía ese mito de que mujeres juntas son problemáticas y todo ese tipo de cosas.
Además, a la distancia Nancy considera que esa organización le ha ayudado
a forjarse como docente puesto que en la actualidad es capaz de resolver los
problemas que se le presenten en su vida de maestra, sin miedo y de manera
colectiva: ahí no éramos conscientes de eso pero en lo personal…le digo a mí me
ayudó a perder el miedo, porque eso de aventurarte a ir, resolver problemas, luego
nos decían no es que van a hacer tal material y esto y cómo lo conseguimos, no
pues yo conozco un maestro pero vive lejos, vámonos a traerlo y cuestiones así ese
tipo de cosas, a lo mejor no es propósito directo de la Normal pero sí [lo] ha
permitido…
Finalmente, cuando revisamos las fotos que me compartió, Nancy encuentra
una donde se celebra el cumpleaños de su amiga Rebeca y entonces reflexiona
sobre la estancia en el internado y cómo es que al final todas las fechas importantes
y celebraciones personales se vivián en la ENRUVA: yo me acuerdo que ahí cumplí
18 años y pues ya al principio de decir ay mi familia extraño, pero ya después pues
era esto, esta era nuestra vida, nuestra familia…
Si las normalistas eran su familia, la Normal se convertía en su casa y eso lo
comprendió cuando una vez, estando en la ciudad de Oaxaca haciendo trámites
relacionados con su plaza, se trasladó a la ENRUVA para pernoctar, ya que no
contaba con mucho dinero y se hacía muy tarde para poder regresar a su lugar de
trabajo. Me comentó que no lo pensó muchas veces y ante las circunstancias, se
fue a Tamazulapan de raid y solicitó a las chicas del Comité un espacio, porque…
sabes que vas a estar abierto y como siempre hay chicas aquí nunca vas a estar
301
complemente sola, siempre hay grupos de guardia entonces durante los cuatro
años… o sea es tu casa, se vuelve tu casa… ahí realmente porque estás
absorbiendo dos cosas, tu formación social, tu formación profesional entones son
cosas como muy fuertes yo creo, entonces muchas asumíamos que si no tenemos
donde ir ahí estaba la Normal, sí ahí estaba la Normal cuando nosotros
necesitáramos. Y como menciona Nancy, en tanto casa, en la ENRUVA las
normalistas absorben una formación social junto con una profesional. Lo que
aprendió en esas formaciones será el tema del siguiente nudo temático.
Imagen 17: Fiesta de cumpleaños de Rebeca, amiga de Nancy, en la ENRUVA (2005)
Nudo 6: “Todo lo que nos aportó la Normal como persona…”
En la reunión de egresadas a la que recientemente Nancy asistió, de las tantas
preguntas que comentaron y compartieron fue la siguiente: ¿y a ti en qué te ayudó
la Normal? Nancy trajo a colación esta pregunta para explicarme todo lo que la
Normal le había aportado como persona y cómo es que la formación docente está
salpicada de esas experiencias que al final ayudan a formar un carácter.
Nancy comenta que ella pudo perder el miedo a muchas cuestiones con las
actividades que realizó como parte de la organización política estudiantil, como
302
viajar de raid: el desconocimiento de las rutas, el no haber salido nunca de su
comunidad, la ignorancia sobre la manera de “llevar”254 el raid eran aspectos que
provocan mucho miedo en ella y sus compañeras de nuevo ingreso, incluso algunas
lloraban de miedo, cómo vamos a ir a la carretera o cómo vamos a estar ahí.
Realizar estas actividades con éxito, a pesar del miedo, y, por lo tanto, vencer los
distintos obstáculos presentados ayudaba a ganar confianza en la capacidad de las
normalistas, y no sólo como personas sino particularmente como mujeres:
…realmente pierdes el miedo y te das cuenta que como mujeres que éramos
algunas incluso muy chiquitas entraban de edad muy chicas este pues sí te da como
más valor pues sí pudimos hacer esto y sí podemos hacer esto…
Este seguridad y autoconfianza ganadas como mujer, o como Nancy lo
nombra “autonomía como mujer”, las interpreta y les da sentido desde su presente
y desde lo que ella comprende como feminismo. Es decir, para Nancy ese
autodescubrimiento de la capacidad propia para realizar actividades asociadas a lo
masculino o exclusivas de hombres y no de mujeres, aunque habría que precisar
mujeres jóvenes y de origen campesino, fue hacer feminismo: …esto es ser
feminismo esto es hacer feminismo esto es hacer que ustedes se den su lugar y se
den cuenta que las maestras también lo pueden hacer ¿no? nadie no, nunca nos
dijeron pero ahora que lo vemos así haciendo una retrospectiva lo vemos nos damos
cuenta que sí…como mujeres sí nos sirvió bastante mucho eso…
Junto con esta primera explicación, Nancy también me comparte que desde
la Normal y su organización y prácticas se perfil ya un tipo de normalista rural
particular y diferente al resto de las y los normalistas del estado de Oaxaca,
caracterizada por:
1) Una forma de enseñar y el tipo de estrategias didácticas y materiales utilizados.
Esto lo pudo comprobar ya como maestra rural cuando entre sus compañeros de
Llevarse el raid hace referencia a la manera en que deben hacer conversación las normalistas con los
conductores con tal de hacer ameno el viaje, pero también prevenir alguna actitud de sospecha. Como
generalmente van más de dos estudiantes, una chica es la designada para hacer esa conversación y estar al
pendiente de la situación, y alertar en caso de que hubiera algún problema.
254
303
trabajos aluden a lo que “las de Tama” hacen en sus clases como las actividades
de papiroflexia y la Escuela para Padres.255
2) Una formación política clara. Para Nancy, esta construcción mediática de las ENR
como semilleros de guerrilleros es algo que adquiere sentido dentro del magisterio
oaxaqueño. Muchas veces le decían de la disciplina férrea que observaban en todas
las Tamas. Nancy no niega que, en efecto, un gran número de estudiantes
políticamente activas en el Comité siguieron una carrera política dentro del Sindicato
magisterial: sí ahí se forman, no es mentira que ahí se forman los líderes ¿eh? Sí
yo me atrevo a pensar que no es mentira porque muchas chicas que allá ya se
perfilaban como posibles líderes están ahorita implicadas sí en las organizaciones
del sindicato.
3) Una formación para los contextos adversos y difíciles. Para Nancy esta es una
de las “construcciones sociales” más comunes de las normalistas rurales y de las
egresadas de la ENRUVA entre el magisterio oaxaqueño. Me compartió varias
experiencias ya como maestra donde sus compañeros de trabajo asumían que las
egresadas
de
Tamazulapan
éramos
así
como
muy
rudas,
estábamos
acostumbradas pues a sufrir y así, cuestiones, así como de mucho desgaste… que
estamos como preparadas para enfrentar pues los retos sociales de la docencia,
incluso de viajar a comunidades lejanas… Según Nancy la idea que se tenía es que
ella aguantaba muchas cosas por estar predispuesta o preparada para esos
contextos.
4) Una hermandad y lazos colectivos y afectivos más allá de la Normal. El
compañerismo y empatía colectiva que “aprendió” Nancy en el internado lo mira
como una característica que incluso transciende generaciones, ya que encontró
esta identificación y apoyo con egresadas de muchas generaciones anteriores, ya
como maestras, en los distintos lugares a los que ha llegado a trabajar. Para Nancy
Parece ser que durante varios años el taller de papiroflexia y el uso de está como estrategia didáctica fue una
constante dentro del proceso de formación docente de la ENRUVA. Por su parte, Escuela para Padres fue un
proyecto que implementaron un colectivo de docentes de la ENRUVA para ser aplicado durante las prácticas
docentes intensivas de las estudiantes de cuarto año. El objetivo de dicho proyecto era realizar una serie de
actividades con las madres y padres de familia del grupo que se atendería para generar una consciencia de su
papel vital dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.
255
304
es como sentir que venimos de la misma familia, como estar en la misma sintonía y
precisamente, analiza, se construye este “compañerismo” desde el conocimiento de
que la otra pasó por lo mismo, vivió lo mismo, experimentó lo mismo que ella: en
donde nos identificados ay como tú ya pasaste lo que yo pasé tú sabes de la Normal,
tú sabes de esto…Así, la hermandad, además de ser un rasgo de identificación,
también es un apoyo y soporte emocional y material concreto ya que en muchos
casos Nancy fue apoyada con casa, orientación y consejos de las egresadas pero
a su vez ella comenzó a apoyar a las nuevas maestras que llegaban a su zona de
trabajo: tú no te preocupes, sí en Tama vivimos así, aquí podemos…aquí podemos
aguantar y no tengas miedo, fueron palabras de consuelo y aliento que Nancy dijo
a una recién egresada que llegó a su misma zona escolar.
Nudo 7: El cargo de activista dentro del Comité
Nancy no tuvo cargos “altos” en el Comité Estudiantil pero sí participó como activista
en su segundo año. Para ella este puesto fue una participación no directa en el
Comité, pero sí constituyó una gran experiencia porque hasta yo tomé conciencia
de la dimensión de la cuestión política…
Como lo expliqué en el capítulo cuatro, la función de las activistas es
capacitar ideológicamente a las nuevas estudiantes en la semana de inducción,
mediante los círculos de estudio. Y para eso las activistas se “forman” en un
Encuentro anual donde participan todas las ENR del país para intercambiar
información sobre la situación actual del normalismo rural. Lo que no dije en ese
apartado es en qué consistía esa formación de activista y cómo se “despertaba” la
conciencia social. Para Nancy, esa formación y consciencia se fundamentó, más
que en las mesas de trabajo y pláticas sobre lo que cada ENR vivía, en la
experiencia del propio viaje, la organización del mismo y el encuentro con las y los
otros normalistas del país: el traslado de Tamazulapan hacia Tuxtla Gutiérrez de
raid, el viaje extra de 10 horas hasta Frontera Comalapa (municipio frontera con
Guatemala), la subida del cerro donde sería la sede, de las diez de la noche hasta
las dos de la madrugada, cargando la cobija y demás pertenencias, la organización
colectiva para preparar la comida de todos y el conocer la experiencia de vida de
305
las y los normalistas en sus escuelas pero también desde la convivencia cotidiana
de tres días que duró el evento.
Muy parecido a la semana de inducción y el sentido formativo y reflexivo que
se buscaba con ella, todas las actividades planeadas en el Encuentro de activistas
buscan desarrollar una valoración y sensibilidad desde la experiencia en carne
propia: yo decía bueno, pero por qué venimos tan lejos y nos dijeron esto es para
que valoren lo que tienen en su Normal casi lo mismo que nos dijeron al ingreso. De
esta manera Nancy rescata también el entusiasmo que vivió en el Encuentro y la
manera en que llegó a pensar en que la juventud de veras está haciendo algo por
luchar. Por último, me comparte que gracias al Encuentro pudo conocer distintas
perspectivas del normalismo rural desde otros estados, distintas prácticas y
referentes convergiendo en el mismo espacio, la Normal Rural, gracias a lo cual
pudo apreciar la vida de los normalistas porque al final de cuentas el normalismo
rural se vive diferente dependiendo del contexto en que estamos…
Imagen 18: Encuentro de activista en Frontera Comalapa,
Chiapas (2005)
306
Nudo 8: La diversidad sexual y el lesbianismo dentro de la ENRUVA
El tema de la diversidad sexual es uno que le pregunto directamente a Nancy, y lo
hago precisamente por la confianza que me genera y porque después de varias
entrevistas con egresadas y alumnas es un tema ausente, lo cual me genera
suspicacias.
El silencio en torno al mismo se vuelve evidente cuando Nancy me explica
que ese tema, una vez fuera de la ENRUVA como egresada, despierta muchos tipos
de interpretaciones… sí genera mucha expectativa y mucha curiosidad pero al
mismo tiempo también burla y bromas desatinadas: [me dicen] tú cuando estuviste
en la Normal quién fue tu novia me dicen, les digo no tuve novia, pero¿ qué no dicen
que en la Normal de Tama todas tienen novia y todas son lesbianas? y realmente
en lo personal no me siento ofendida porque no lo considero una falta grave a mí
en la cuestión de las diversidades…
A la par de estas construcciones estigmatizantes externas, me cuenta Nancy
que dentro de la ENRUVA también existe rechazo y poca tolerancia hacia las
parejas de normalistas y hacia sus expresiones afectivas visibles. El rechazo
provenía de ciertas estudiantes a las que les costaba mucho asimilarlo y entenderlo,
pero también como parte de un reglamento tácito, no físico o impreso, pero había
una parte que estaba sancionado el exhibicionismo, lo mencionaban, pero nunca lo
vi.
Para Nancy la experiencia de conocer, ver y convivir con mujeres lesbianas
sí le implicó un proceso de asimilación, aceptación y entendimiento de ese tipo de
convivencia, pero no fue un problema ni le costó tanto porque, gracias que su papá
es una persona de mucha apertura y como que no tenemos problemas con ese tipo
de cosas incluso desde cuando se decía que era malo o que era muy feo entonces
no tenemos ese tipo de problemas…Por eso cuando le hacen los comentarios y
burlas antes mencionados, ha optado siempre por explicar y describir su experiencia
sobre el tema y no negar que existen parejas homosexuales y una amplia diversidad
sexual.
307
Además, Nancy reflexiona sobre el tema y considera que la ENRUVA
posibilitó dos cosas en cuanto a diversidad sexual, tanto para las normalistas que
conocieron y convivieron por primera vez con ésta y como para las que se
asumieron como lesbianas, también por primera vez: [para las normalistas] que no
tenían esa apertura creo que les enseñó a tenerlas y para las personas que se
asumieron como tal, creo que fue el lugar indicado para asumirse y descubrirse ellas
mismas…
Nudo 9: “Ser detenida por la policía [es] como muy inherente de ser
normalista”
En el capítulo dos incorporé cinco testimonios de egresados y egresadas de ENR
donde narran las detenciones arbitrarias, el asalto a internados y demás vejaciones
que sufrieron por parte de la policía o el ejército durante sus años como normalistas
rurales. Nancy es una de esas egresadas. El hecho que narra sucedió en el 2005
como parte del movimiento normalista que intentó impedir el cierre de la Normal
Rural de El Mexe, en Hidalgo. El camión donde viajaba fue detenido arbitrariamente
por la policía federal y fue cateada y amenazada indirectamente por querer ir a
apoyar a sus compañeros de Hidalgo. Lo que me gustaría comentar en este nudo
temático no es el hecho en sí256 sino lo que significó y detonó en Nancy.
Cuando me comparte el hecho, a la par va haciendo una reflexión desde su
presente y también desde lo que pudo platicar colectivamente en su reunión de
egresadas. Lo primero que sobresale es que parece ser que ese tipo de
experiencias de violencia, ataque y acoso violento de la policía es una constante
para los y las normalistas rurales, algo como muy inherente, según sus palabras.
No obstante, después del 2014, con la desaparición de los 43 estudiantes
normalistas de Ayotzinapa, este trágico suceso de convierte en un referente con el
cual comparan sus experiencias y toman consciencia de lo riesgoso que fueron sus
actividades como normalistas rurales pero también de la fortaleza que les brindó el
haber sorteado esos retos: ahorita con todo lo que ha pasado, dicen las chicas ¿no?
es que pudimos haber sido nosotros, con lo de los 43, decían ¿por qué no [nos
256
El cual puede revisarse a detalle en el capítulo dos, Análisis dos.
308
cuidamos]? y le digo es que siendo jóvenes el riesgo es lo que menos se mide, es
que creo que eso es lo que nos hacía, que nos sentíamos fuertes todos lo que
estábamos ahí, te daba fortaleza..
Esta fortaleza se conjunta con la posibilidad de “darse cuenta”, a través de
las acciones políticas realizadas, que la colectividad y unión entre normalistas
rurales moviliza acciones, que la protesta social se construye desde esa conciencia
colectiva y el compartir intereses y motivaciones o como dice Nancy, estar en
sintonía todos: …bueno lo que sí es que tomas conciencia eso es algo muy
innegable, que tomas conciencia de que unidos, o sea, de que tiene que haber una
unidad para lograr cosas, es, creo que fue la primera vez que uno, que yo, al menos
yo tomé conciencia de que si cuando, si tú no protestas, si tú no haces algo, si lo
haces solo, no vas a lograr, tienes que estar con los demás…
Nudo 10: Las prácticas docentes como acercamiento a la realidad
educativa…desde la emotividad
Nancy comparte la idea, ya ampliamente estudiada, de la importancia de las
prácticas docentes en la construcción del trabajo docente para las y los normalistas
rurales, sin embargo, enfatiza que más allá de la parte teórica formativa, las
prácticas ayudan a visualizar el escenario posible de trabajo, los obstáculos que se
tendrán que vencer y los elementos que podrían ser útiles para trabajar en las
comunidades: por lo menos te da una idea, no es que esto va a pasar, esta condición
a lo mejor la podemos repetir después o nos va a pasar donde lleguemos a
trabajar…
Pero las prácticas docentes se vuelven de las experiencias más significativas
como normalista rural para Nancy, no sólo por ser un espacio formativo más allá de
lo áulico y acercamiento al contexto, sino porque dicho espacio y acercamiento está
cargado de emotividad y mucha sensibilidad, elementos que se convierten en
transformativos de la sujeta y movilizadores de su acción. Nancy lo deja entrever
cuando me narra su práctica docente en una comunidad mixteca del municipio de
Tepelmeme, en una primaria unitaria: [el maestro les dijo] pues aquí qué pueden
309
aprender, no es gran cosa, aquí los niños vienen sin almorzar pregúnteles dice, si
almorzaron, ninguno almuerza, y éste camina dos horas y era un lugar súper árido
así como en general unos lugares de la mixteca, súper árido, la cancha de
básquetbol un lugar así como de película muy abandonado, muy abandonado me
acuerdo mucho, no almorzamos, no hubo qué almorzar…[los niños] vivían en
condiciones muy precarias, económicamente de alimentación…cómo me acuerdo
mucho de esa carita, yo siempre le digo la carita mixteca quemada por el frío, esa
carita, cómo me acuerdo de esa carita quemada por el frío de los niños y
platicábamos y yo me acuerdo que esa vez regresamos como muy tristes y dice una
compañera ay es que a mí me dio mucha tristeza dice, y como que te empiezan a
dar como [ideas] ¿y si juntamos ropa?, nosotros lo que no creíamos es que nos
faltaba demasiado por ver, demasiado por aceptar… [cuando] regresábamos a los
salones…pues haz de cuenta que fue una parte, de mucha sensibilidad, decíamos
no pues híjole si nos tocan niños así qué vamos a hacer…
En el relato de Nancy sus recuerdos están anclados en las emociones que
detonó dicha experiencia y en lo que a partir de éstas comenzaron a pensar,
reflexionar y actuar sobre lo que harían como practicantes, pero también a visualizar
lo que vivirían y harían después como maestras. Lo que no creíamos es que nos
faltaba demasiado por ver, demasiado por aceptar…es una frase donde Nancy
sintetiza todo el recorrido experiencial y emocional por el que ha transitado, como
normalista pero también como maestra rural, en la complejidad, precarización y
empobrecimiento de los contextos educativos oaxaqueños.
Caigo en cuenta de esta parte emotiva de las experiencias narradas por
Nancy cuando en la última sesión que nos vemos me comenta que platicó con una
amiga, otra egresada de la ENRUVA, y le contó que estaba siendo entrevistada
para una investigación: ¿no lloraste? [le preguntó a Nancy] no, creo que me falta un
poquito, ay no yo sí hubiera llorado [le volvió a decir su amiga]. En el relato de
Elizabeth, las emociones también juegan un papel central en su relato de las
prácticas docentes y en cómo posibilitaron empatizar con las y los niños y actuar
para modificar la realidad de la que era testigo.
310
Imagen 18: Primera práctica docente de Nancy en la comunidad de
Puerto mixteco. Escuela unitaria (2004)
Finalmente, con la historia de Nancy se ponen a discusión varios puntos.
Como el hecho de atribuir sólo a la desigualdad económica y precarización, la
elección por la docencia. En su caso, la vocación, construida desde su hogar y redes
familiares, fue un factor determinante para ingresar a la Normal. Del mismo modo,
su historia describe, de manera clara y contundente, lo que ya Daniela y Elizabeth
comentan: el fuerte vínculo establecido entre las normalistas dentro de su vida
cotidiana en la Normal y cómo es que este vínculo colectivo, nombrado y reconocido
como hermandad, constituye en sí una estrategia de cuidado y sororidad entre las
jóvenes, ante las adversidades experimentadas en la Normal pero también en su
vida fuera de la institución, ya como egresadas. Del mismo modo, en la historia de
Nancy, como en la de Daniela y Elizabeth, su reconfiguración como jóvenes mujeres
normalistas se narra desde la crítica y transgresión a los mandatos social y
comunitariamente aceptados del ser mujer. Un punto que ampliaré en el siguiente
apartado, además de lo ya comentado, será el papel que tienen las emociones en
las tres historias presentadas, en tanto articuladoras de la experiencia como sujetas
sociales pero también movilizadoras de sus acciones como futuras docentes.
311
5.2 Lo que dicen las historias: construcción subjetiva del ser normalista rural
De las historias presentadas es posible realizar distintas lecturas y análisis. Sin
embargo, concentraré la atención en cómo desde sus narrativas, las colaboradoras
se configuran a sí mismas como sujetas normalistas rurales y las características
que se atribuyen a través de sus historias familiares y escolares antes de ingresar
a la ENRUVA y las experiencias significativas (vivencias con sentido) durante su
estadía en la ENRUVA. Es decir, después de conocer las historias de Daniela,
Elizabeth y Nancy, en este apartado resaltaré desde dónde y qué es lo que
recuperan para construir sus relatos, cómo interiorizan sus experiencias dentro de
la Normal Rural y qué sentidos subjetivos le otorgan a las mismas para poder
construirse como sujetas normalistas rurales y con qué características.
Dentro de esta construcción subjetiva del ser normalista rural, un aspecto
central será visibilizar cómo es que la producción de sentidos de las colaboradoras
se ve enmarcada en estructuras sociales, económicas, históricas, genéricas…que
la delimitan y determinan en ciertos aspectos.
A continuación, para realizar el análisis he decidido presentar seis
dimensiones temáticas desde las cuales las colaboradoras se construyen como
sujetas normalistas rurales y los elementos que entran en juego en dicha
construcción. En cada una de éstas se relevan los elementos, las experiencias, los
saberes y las prácticas que fueron centrales en su configuración como normalistas
rurales, así como las características e imágenes que sustentan dicha configuración.
Por cuestiones analíticas he realizado esta división puesto que permite mirar cuáles
son los ejes estructurantes de la sujeta normalista rural desde diversos campos
temáticos, sin embargo, es importante resaltar su artificialidad en la construcción
subjetiva misma donde los temas están entretejidos y superpuestos.
5.2.1 En torno a la docencia: La elección por la docencia y la construcción de
la vocación docente
Los relatos muestran cómo el normalismo y la docencia se convierten en una
alternativa para mujeres ante las estructuras de desigualdades superpuestas e
interseccionadas (Viveros, 2016) en sus trayectorias biográficas, pero también
evidencian cómo las elecciones escolares se construyen subjetivamente desde las
312
trayectorias familiares y los sentidos que las estudiantes otorgan a sus experiencias
en los procesos formativos y de socialización en la Normal, como las prácticas
docentes, lo cual les permite apropiarse de una vocación e identidad docente
normalista rural.
Así, en la historia de Daniela y Elizabeth, estudiar en la ENRUVA se presentó
como una opción de emergencia o segunda opción ante las circunstancias
adversas: una falta de apoyo de su padre y enfermedad en la familia de su padrino
en el relato de Elizabeth y una necesidad de escolarizarse, pero compartiendo
gastos con su hermana para el caso de Daniela. Es decir, la falta de recursos
económicos se muestra como el motivo principal de su decisión, como se suele
remarcar en el discurso en torno a las ENR como la única opción de los sectores
empobrecidos para escolarizarse, aunque en sus relatos aparece esta desigualdad
económica entrecruzada con otras, como la desigualdad de género, con la falta de
apoyo del padre de Elizabeth por ser mujer. Sin embargo, el relato de Nancy
complejiza el panorama ya que su elección fue por interés y gusto por la docencia,
aunque eso no niegue el factor económico implicado. Por lo tanto, dentro de las
elecciones se entrecruzan desigualdades, pero también deseos, sentimientos y
visiones de futuro subjetivas (Torres, 2000) que dan sentido a la elección y que,
como consecuencia, permite cuestionar la idea de elecciones escolares
monofactoriales en las normalistas rurales.
En estas intersecciones de desigualdades, la violencia patriarcal es parte de
sus historias, como queda claro con Elizabeth, a la cual su padre le niega el apoyo
económico para su estudio por el hecho de ser mujer, o el caso de Daniela y la
violencia familiar vivida a causa de su padrastro, o por el hecho de que ambas se
vuelven cuidadoras de sus hermanas y administradoras del hogar desde muy
chicas.
Las historias también evidencian, a pesar de estas circunstancias
contextuales, cómo es que las normalistas van construyendo subjetivamente su
elección por la docencia como posibilidad de vida y vocación docente a lo largo de
su estancia en la Normal, particularmente desde las prácticas docentes. Para las
313
tres colaboradoras conocer las comunidades de práctica, los contextos de
precariedad educativa y social, los problemas de aprendizaje de las y los alumnos
se convierten en experiencias significativas desde las cuales otorgan sentido a su
elección y configuran un deber ser docente normalista rural desde el compromiso
social y educativo con dicha realidad. Este deber ser docente normalista rural será
una característica central de la construcción como sujeta normalista rural que hagan
de sí las colaboradoras.
Además, en los relatos de Elizabeth y Nancy es posible ver cómo sus
experiencias previas de docencia y lo familiar biográfico, respectivamente, jugarán
también un papel central en la construcción subjetiva que hagan de su elección y
de su ser normalista rural. Para el caso de Elizabeth, su inclinación al servicio y
ayuda académica para la regularización de niños y niñas desde sus habilidades y
buenas notas en el bachillerato será fundamental para dar sentido a su elección por
la carrera normalista, ya que, según ella, tenía “perfil de maestra”. Mientras que con
Nancy los referentes de sentido de su elección se fundamentan en su seno familiar
magisterial, con su padre y madre profesores y los conocimientos, enseñanzas,
afectos y valores subjetivos asociados al ser docente, construidos desde las
anécdotas y recuerdos que su padre y madre le compartían en casa.
5.2.2 En torno a la colectividad: Aprender a vivir en colectivo
Una segunda dimensión temática tiene que ver con la vida dentro del internado y el
encuentro/confrontación con una diversidad de personas, ideas, visiones de mundo,
percepciones, creencias... En los relatos de las tres, ambos acontecimientos serán
experiencias significativas y vivencias formativas puesto que les permitirá
desarrollar empatía y construir los lazos afectivos y colectivos entre las estudiantes,
ambas características concebidas como centrales de la sujeta normalista rural.
De esta manera, en los relatos las colaboradoras describen el internado como
una institución total (Goffman, 1970), es decir, como su lugar de residencia, junto
con un amplio número de estudiantes, donde comparten, en su encierro, una rutina
diaria y en donde prevalece una función socializante y normalizante. Como Nancy
lo comenta, la vida en el internado es una forma de vida difícil de olvidar y que
314
implica una integración y adaptación, emocional, sobre todo. De igual modo, en los
relatos de Elizabeth y Daniela, lo que reiteran es el reto y la dificultad que implicó la
convivencia, en el encierro, con estudiantes diversas en todos los aspectos.
Sin embargo, en los relatos, el internado también se construye
subjetivamente como un espacio de posibilidad para generar “otro tipo de
organización” y un acercamiento, respeto e identificación con las otras. Es decir, en
las narraciones, el vivir juntas (encierro) permitirá una organización más allá de lo
áulico y abarcadora de la vida cotidiana en todos sus aspectos y un (re)
conocimiento de las diferencias, pero también de las similitudes e identificaciones
entre las estudiantes. Estas identificaciones posibilitarán un compañerismo desde
una identidad normalista rural que, como se vio en el capítulo cuatro, se sustenta
en una socialización particular mediante ciertas prácticas escolares, pero que se
articula también en la reflexión de que se ha vivido y experimentado lo mismo, estar
en la misma sintonía como dice Nancy, y en las redes colectivas de afecto. Este
hacer colectivo desde redes afectivas y de apoyo es considerado como un elemento
constitutivo de la sujeta normalista rural, que construyen de sí Daniela, Elizabeth y
Nancy.
Por otro lado, además de las dos experiencias significativas mencionadas,
las narraciones muestran cómo es que las colaboradoras retoman aspectos de sus
trayectorias personales previas a la ENRUVA o como egresadas para significar
subjetivamente al internado como familia y hogar y la importancia del cuidado y
ayuda colectiva entre compañeras. Por ejemplo, en el relato de Daniela, explica que
comprendió la importancia del cuidado y ayuda colectiva entre compañeras gracias
a la convivencia diaria pero también a su experiencia desafortunada en el albergue
escolar de la primaria, caracterizada por la soledad y la añoranza de su madre. O,
en el caso de Nancy donde en su relato describe cómo es que el internado no sólo
se construye subjetivamente como hogar, sino desde el apoyo concreto y material
para las egresadas, al darle alojo una noche a ella y sus amigas cuando no tenía
donde quedarse a dormir en la ciudad de Oaxaca.
315
Finalmente, la construcción del internado como familia extensa, hay que
decir, no es algo nuevo. Como se mencionó en el capítulo dos, esta idea fue una
propuesta de las autoridades educativas para mediar entre los actores educativos y
sociales que se opusieron a los internados mixtos de las ENR y el interés del Estado
mexicano en implementar “una organización en estas escuelas que educara a los
jóvenes en un ambiente de libertad, un espacio democrático de cooperación que se
rigiera con reglamentación mínima” (Civera, 2008: 63). Por lo tanto, el director y su
esposa fungirían como padres amorosos y guías para sus hijos e hijas normalistas.
Sin embargo, ante el abandono y ahogamiento del normalismo rural como
proyecto político pedagógico de Estado en la actualidad, el internado como familia
y la organización interna colectiva y afectiva que lo sustenta puede ser leído más
bien como una estrategia política de resistencia y supervivencia de las normalistas
rurales, frente a un horizonte de criminalización y precarización de las ENR y sus
sujetas.
5.2.3 En torno a lo político: “perder el miedo” y “agarrar un carácter” desde la
formación política
La tercera dimensión temática está relacionada con la formación política de las
estudiantes y cómo desde ésta construyen su ser normalista rural, desde el valor,
la fortaleza, la seguridad y la firmeza para posicionarse como sujetas políticas.
Así, en los relatos de las tres colaboradoras aparece reiteradamente “perder
el miedo”257 y “agarrar o forjar un carácter” como categorías para describir el sentido
otorgado a ciertas experiencias dentro de la ENRUVA, muchas de éstas inscritas
en su proceso de formación política, como la semana de inducción, el viajar de raid,
los cargos en el Comité Estudiantil o las acciones políticas durante los movimientos
estudiantiles, como el caso de Nancy y su detención policial tras apoyar a los
normalistas de El Mexe Hidalgo en su intento por evitar el cierre de su ENR.
Como se comentó en el capítulo cuatro, la formación política de las
normalistas rurales puede ser vista como parte de una socialización política donde
“Perder el miedo” aparece referido a perder el miedo a viajar sola, perder el miedo a hablar públicamente,
perder el miedo a exigir sus derechos o denunciar injusticias
257
316
se plantean “diferentes escenarios y experiencias formadoras de la subjetividad
política”258 (Duque et. al., 2016: 146), a través de la circulación de actitudes,
emociones, valores, creencias, conocimientos y capacidades relativas a la vida
política, entendido lo político para el contexto de la ENRUVA y el normalismo rural,
desde una visión ampliada, como proceso presente en la vida cotidiana (Arendt,
1997). Por lo tanto, en primer lugar, las acciones políticas mencionadas se van a
convertir en productoras de sentido de la sujeta normalista rural ya que, para las
tres, los cargos políticos que llevaron dentro del Comité Estudiantil, por ejemplo, les
permitieron “tomar conciencia de la dimensión política del ser normalista rural” como
lo relata Nancy o saber de la presencia constante de “la parte política” al tomar
cualquier decisión como estudiantes, maestras e incluso como sujeta social en
general, como lo refirió Daniela.
De la misma forma, los valores de fuerza y resistencia y la capacidad de
acción, organización y firmeza en las decisiones aparecen como constitutivas de la
subjetividad política generada en su formación política y desde donde las tres dan
sentido a sus vivencias como viajar de raid, la semana de inducción o ser detenida
por la policía federal. Estas experiencias son significativas porque les permite
interiorizar una imagen de valor, fortaleza y seguridad de sí misma desde donde se
posicionan como sujetas políticas con capacidad de decisión y organización: “me
hizo fuerte el Comité”, fue una frase que Daniela utilizó en su relato para explicar su
experiencia como parte del Comité Estudiantil.
Sin embargo, como también ya se ha comentado en el capítulo cuatro, esta
cultura y formación política dentro de la ENRUVA se caracteriza por ser
masculinizada y patriarcal, al utilizar precisamente el sufrimiento, esfuerza, control
y violencia como medios para “formar” a las normalistas. Si bien, las significaciones
que las estudiantes otorgan a estas prácticas no evidencian dicha violencia
258
De acuerdo a estos mismos autores, la subjetividad política es una potencia creadora de la novedad
instituyente de lo social (Duque et. al., 2016), es decir, está asociada a la generación de sentidos y prácticas
orientadas a la emancipación donde el sujeto político intentará una transformación de las formas dominantes
que sustentan el funcionamiento de la sociedad. Estos sentidos emancipatorios y transformativos de la realidad
estarán presentes en las subjetividades políticas de las normalistas rurales configuradas desde su formación
política.
317
patriarcal, se vuelve necesario explicitar la naturaleza contradictoria de la formación
política y el papel del Comité Estudiantil en las ENR.
A la par de la formación política, o en articulación con ésta, en el relato de
Elizabeth, su cargo de secretaria general en la ENRUVA y su amplia “carrera
política” van a ser experiencias con sentido desde donde signifique la dimensión
política del ser normalista rural y, por ende, el componente político de lo educativo.
Sin embargo, en su relato también emerge lo intergeneracional en su construcción
subjetiva como normalista rural, a través de la figura de su abuelo con influencia y
liderazgo político y sus tías y abuelas como mujeres independientes, altruistas y
fuertes. Es decir, la constitución de Elizabeth como sujeta política normalista rural
no sólo se interpretará desde su formación política en la ENRUVA sino desde su
genealogía familiar y su legado político, en forma de experiencias y saberes
políticos, con sus referentes masculinos con poder e influencia política y los
femeninos encarnados en las mujeres “bravas”, independientes y fuertes en las
cuales se mira a sí misma. Este último referente será central también en el sentido
que otorgue a su construcción actual como mujer normalista rural, como se verá en
la siguiente dimensión.
5.2.4 En torno al género: ser mujer normalista rural259
Esta cuarta dimensión aborda la construcción que hacen las estudiantes de sí
mismas como mujeres normalistas rurales, es decir, el énfasis en esa
reconstrucción subjetiva que realizan estará en su condición sexo genérica y las
implicaciones de ésta en su manera de configurarse como sujetas sociales.
Por lo tanto, en las narrativas de las tres colaboradoras aparecen dos
referentes desde los cuales realizan su construcción subjetiva del ser mujer
normalista rural: desde lo que les posibilitó la ENRUVA como mujeres, traducido en
experiencias significativas y transgresoras de las ideologías y mandatos sexo
Si bien en cada uno de los seis ámbitos debería analizarse interseccionalmente las violencias y desigualdades
presentadas en las tres historias (como he intentado a lo largo de toda la tesis) me pareció útil, sólo para fines
ilustrativos y descriptivos, reflexionar en un ámbito específico, las significaciones y sentidos que las normalistas
otorgan a su configuración como jóvenes mujeres en su paso por la ENRUVA.
259
318
genéricos (Rubin, 2013; Gómez Suárez, 2009), socialmente impuestos en sus
comunidades, y desde ciertos referentes familiares femeninos o experiencias de
desigualdad genérica en sus contextos familiares. En el caso de las experiencias
significativas y transgresoras, éstas se sitúan en convivencia con otras experiencias
reproductoras de roles y estereotipos genéricos que evidencian el carácter
contradictorio y tenso de las subjetividades (así como de los espacios generadores
de las mismas, como la ENRUVA) y los procesos de constitución de la sujeta social.
Así, un primer grupo de experiencias en la ENRUVA, a decir de Daniela,
Elizabeth y Nancy les permitió formarse y construirse como mujeres autónomas y
seguras de sí mismas: viajar de raid solas o resolver dificultades dentro del cargo
político, pero también sus prácticas docentes y la organización de la vida cotidiana
dentro del internado son actividades desde las cuales, mencionan en sus narrativas,
reflexionan sobre sus roles genéricos en tanto jóvenes mujeres y cuestionan su
destinos genéricos socialmente aceptados en sus comunidades. Por ejemplo,
Nancy refiere en su relato que su primer viaje de raid fue develador porque se dio
cuenta, junto con sus compañeras, que, aunque eran “muy chiquitas” podían realizar
ese tipo de actividades y les dio valor para hacer otras, o el caso de Elizabeth que
refiere que en la ENRUVA aprendió a no quedarse con lo que tenía permitido hacer
como mujer, como estar “detrás de un comal y cocinando”.
La seguridad en sí mismas y (auto) confianza también se configura en sus
relatos desde el encuentro con las otras mujeres, diversas y complejas. En el relato
de Elizabeth esto es central porque afirma que convivir con otras mujeres le generó
procesos autorreflexivos y autocríticos sobre lo que puede o no hacer una mujer.
No obstante, en esta configuración el ejemplo de otras mujeres transgrediendo
ciertos roles genéricos, como sus maestras (trabajadoras, madres, esposas y
sobreescolarizadas), su propia madre (madre criando sola a sus hijas desde la
independencia económica y sentimental), sus tías y abuela (Las Gómez y las
Margaritas) e incluso ella misma, al seguir estudiando, a pesar de no contar con el
apoyo de su padre justamente por ser mujer, se van a convertir en referentes
319
biográficos femeninos de autonomía, libertad e independencia desde los cuales se
configure como mujer normalista rural.
Junto con estas construcciones de autonomía, seguridad e independencia
como mujeres normalistas, conviven otras apegadas al rol materno y de cuidadoras
socialmente asignado a las mujeres, pero también históricamente asignado a las
maestras mujeres (López, 2001; López y Hernández, 2019). Como en el relato de
Elizabeth que le otorga sentido a su cargo como secretaria general del Comité
Estudiantil desde su papel de “madre” y cuidadora de las estudiantes-hijas,
haciendo referencia a su propia historia biográfica donde el abandono de su padre
y las condiciones materiales de su familia la obligan a asumir el cuidado de sus
hermanas menores mientras su madre trabaja.
Un segundo grupo de experiencias mencionadas en la ENRUVA están
relacionadas con la diversidad sexual entre las normalistas, particularmente con las
relaciones lésbicas, en tanto ejercicio libre de su sexualidad. En ninguno de los
relatos las colaboradoras se construyen a sí mismas como sujetas no
heterosexuales pero sí mencionan cómo es que la diversidad sexual dentro de la
ENRUVA y su configuración como espacio permisivo para “descubrirse” lesbianas
o experimentar relaciones sexoafectivas con otras mujeres fue central para un gran
número de normalistas en su configuración como sujetas sociales.
Hago mención de este elemento porque la experiencia con esta diversidad
sexual sí se convierte en pauta de sentido desde, al menos dos colaboradoras, se
construyen como mujeres empáticas hacia otras mujeres diversas y cómo otras
normalistas se construyeron a sí mismas como mujeres libres y en pleno derecho
del ejercicio de su sexualidad. Este punto es interesante porque contrasta con el
control del cuerpo y la sexualidad de las normalistas, la normatividad y sanciones
impuestas por el Comité, las prácticas de vigilancia y encierro dentro de la cultura
escolar del internado260 y los estigmas morales sobre los normalistas construidos
desde la comunidad de Tamazulapan, donde el lesbianismo aparece como estigma
Características que sustenté como exclusivas del internado femenil, y, por ende, contrastantes y menos
evidentes en los internados varoniles.
260
320
y connotación peyorativa de las normalistas rurales de la ENRUVA. Incluso en el
testimonio de Nancy esta doble cara de permisión-prohibición y la estigmatización
del internado en torno al lesbianismo aparece descrito.261 Sin embargo, parece que
la ENRUVA se convierte en este espacio contradictorio de imposición,
disciplinamiento y control de los cuerpos (Foucault, 1976) y sus sexualidades, pero
con resquicios y quiebres experimentados subjetivamente como espacios de
transgresión. De esta manera, la experiencia en la ENRUVA se vuelve
contradictoria, ya que por un lado modifica destinos de género, pero por otro ejerce
una violencia que impone ideologías sexo-genéricas.
Finalmente, en esta construcción subjetiva de las normalistas desde su
condición de mujeres y la imagen transgresora de roles y estereotipos genéricos
que se configura, sobresale lo que desde el relato de Nancy describe como “hacer
y ser feminismo”. Para Nancy, muchas de las experiencias significativas desde
donde ella y sus compañeras construyeron su imagen de mujeres seguras de sí
mismas, independientes y libres se ven como acciones y prácticas con alto potencial
político en clave femenina y, por ende, altamente emancipadoras, aunque no sean
nombradas así mismas como prácticas feministas. Esta lectura de las experiencias
justamente se pone en tensión con las restricciones, actividades y discursos
reproductores de los roles de género propios de la cultura escolar de la ENRUVA y
del Comité Estudiantil, así como del fuerte sentido masculinizado de varias prácticas
y procesos formativos dentro del internado.
Hallé esta tensión en los relatos de otras egresadas de la ENRUVA, como la
maestra Aurora, para las cuales, a diferencia de Nancy, las experiencias
significativas y de posible transgresión de roles y estereotipos genéricos no logran
un “empoderamiento como mujeres” ni emancipación, sino que sólo la ENRUVA se
261
La estigmatización y señalamiento hacia las relaciones homosexuales dentro de los internados de las ENR
es un tema escasamente analizado en los estudios sobre normalismo rural. El trabajo de Flores (2019) se
concentra en el caso de la Escuela Normal Rural de Tamatán, en San Luis Potosí, y su conversión, en 1943, en
internado exclusivamente varonil. La autora analiza la construcción de identidades masculinas y el tipo de
relaciones establecidas entre los hombres del internado. Dentro de sus hallazgos se encuentra la eliminación de
casos de homosexualidad, mediante expulsión cuando era comprobado por testigos, o su silenciamiento en aras
de presentar y sostener las masculinidades hegemónicas.
321
convierte en una “isla donde nos permitimos cosas”, un espacio de libertad
momentánea para las alumnas lejos de la autoridad paternal pero donde finalmente
se siguen perpetuando la reproducción de roles, estereotipos y diferentes tipos
violencias en contra de las mujeres. Aquí el testimonio de la maestra Autora en torno
al tema:
bueno…esa pregunta me he hecho, si realmente la Normal transforma las condiciones y la
perspectiva…que posibilite empoderarnos como mujeres y empoderarnos como
profesionistas mujeres…y yo creo que la Normal no lo hace, o sea para mí, cambia algunas
visiones, nos permite conocer otras cosas que efectivamente viviendo con nuestra familia,
viviendo en nuestros pueblos, viviendo en la clase social que uno vive…no miraría…o sea sí
conoce otras, otras aristas de la vida, pero de ahí a que las transforma yo tengo serias
dudas…yo diría que no, por qué, así como dicen que, que estos machismos tan fuertes
violentos y demás se han transformado en micromachismos, creo que también la
violencia…en el caso de las mujeres es algo que no se logra desterrar… (Aurora, egresada
ENRUVA, entrevista el 16 de octubre de 2018).
Las reflexiones de la maestra Aurora pueden situarse, a mi parecer, en el debate
suscitado sobre la clasificación de los intereses de género262 de las mujeres
propuesta por Molyneux (1985), en el marco de los movimientos y luchas feministas.
Para esta autora, dichos intereses pueden clasificarse en estratégicos y prácticos.
Los primeros serían los provenientes de un análisis de la subordinación femenina y,
por ende, de la búsqueda de una alternativa a las circunstancias actuales como la
abolición de la división sexual del trabajo o la renovación de las formas
institucionalizadas de la discriminación. A decir de Molyneux estos intereses serían
los más “reales” para las mujeres. Por su parte, los intereses prácticos de género,
aluden a condiciones concretas de las mujeres, responden a necesidades
inmediatas y no “tienen que ver con una estrategia como la emancipación de la
mujer o su igualdad genérica” (Molyneux, 1985: 233, traducción mía). Según la
autora, sería necesario politizar los intereses prácticos para transformarlos en
estratégicos y así ser motivo de identificación para las mujeres y eje constitutivo de
la práctica política feminista.
Justamente una crítica a la tipología de Molyneux, retomando a Aída
Hernández (2008), radica en la jerarquización que la autora hace de dichos
Según Molyneux (1985), los intereses de género serían aquéllos que tanto hombres como mujeres pueden
desarrollar en relación a su posición social a través de sus atributos genéricos. La autora los clasifica en
estratégicos o prácticos y cada uno de ellos tienen implicaciones distintas en la subjetividad femenina.
262
322
intereses y su consecuente mayor o menor potencial emancipador, además de la
lectura “evolucionista” de las demandas y cómo es que, por eso, los intereses
estratégicos serían los verdaderamente emancipatorios para las mujeres puesto
que cuestionan a profundidad las relaciones y desigualdades genéricas.
La
analogía tiene lugar cuando en las críticas de la maestra Aurora, donde sólo
describe a la ENRUVA como una “isla donde se permiten cosas”, se anula por
completo el carácter transgresor de ciertas prácticas o cuestionador de las
desigualdades de género dentro de las experiencias de las colaboradoras, y, por
ende, el sentido emancipador que le atribuyen y desde el cual se construyen como
mujeres normalistas rurales. Para Aurora, el “conocer otras aristas de la vida” pierde
todo carácter emancipatorio porque no “transforma” o destierra la violencia contra
la mujer. Esta visión clasificatoria y jerarquizante de las experiencias en relación a
su verdadera o no función emancipatoria, no permite mostrar cómo es que las
normalistas rurales, en tanto sujetas sociales, generan sus propias estrategias de
transformación de sus contextos desiguales, pero también resignifican sus propias
experiencias desde procesos reflexivos, autocríticos y cuestionadores de su propia
realidad, atravesada por la desigualdad social, étnica, racial y de género.
5.2.5 En torno a las emociones: dar sentido a la experiencia y a la acción
La quinta dimensión propuesta es la dimensión emocional y cómo es que desde los
afectos y emociones se articula la experiencia de los sujetos sociales (Macón,
2013), en este caso, de las normalistas rurales. El punto de partida teórico está en
el reconocimiento de que en la constitución de los sentidos subjetivos están
inseparablemente procesos simbólicos y afectivos (Duque et. al., 2016). Como
explica Jimeno (2007), en los relatos de la experiencia subjetiva, como las historias
familiares y escolares de las normalistas rurales, “convergen las emociones y las
cogniciones que impregnan y le dan sentido a la experiencia” (181).
Por lo tanto, a lo largo de las tres historias es posible localizar la presencia
de emociones, como la tristeza, la nostalgia, la angustia o la añoranza, desde las
cuales las colaboradoras reconstruyen sus experiencias dentro de la ENRUVA y le
otorgan ciertos sentidos. Como el caso de Daniela, que reconstruye su experiencia
323
de la clausura y graduación de sus compañeras cuarteñas desde la nostalgia y
cómo ésta le permite reflexionar, a manera de espejo (“yo algún día estaré ahí”), y
así dar sentido a su estadía propia en la Normal, la fugacidad de su presencia en la
misma y la fuerte identidad normalista rural configurada en el internado,
caracterizada por el apoyo constante a los sectores más precarizados: “la idea de
que siempre vamos a estar apoyando a los que más necesitan”. O el ejemplo de
Nancy, en cuyo relato la “adaptación emocional” en el internado, bajo la idea de no
extrañar a la familia, se convierte en un elemento central del “hacerse fuertes
emocionalmente” construido como característica estructurante del ser normalista
rural.
Por otra parte, en los relatos también aparece el llanto y la “sensibilidad”
como expresiones de la tristeza y angustia desde las cuales construyen ciertas
experiencias fuertemente significativas en la ENRUVA: la semana de inducción
(Daniela) y el contacto con alumnas y alumnos de contextos precarizados y
empobrecidos durante sus prácticas docentes (Elizabeth y Nancy). Sin embargo, en
los relatos estas emociones no sólo fungen como creadoras de sentidos subjetivos,
sino que también como movilizadoras de acciones concretas o de su agencia social
(Ortner, 2006), generadoras de conocimiento (Cornejo, 2016) y reposicionamiento
de las normalistas rurales para decidir asumirse como sujetas sociales y
pedagógicas comprometidas social y comunitariamente frente a las realidades de
desigualdad en que se sitúan sus alumnos y alumnas (Duque et. al., 2016).
Esta perspectiva teórica se inscribe en el giro afectivo o emocional (Macón,
2013; Cornejo, 2016; Lara y Guiazú, 2013), con auge en la última década en las
Ciencias Sociales, que plantea, de forma general, las emociones como
construcciones sociales, y no solo como estados psicológicos, y su estudio y papel
dentro de la vida pública, y en cómo permiten “conocer y entender diversas
realidades y partir de ahí para generar conocimiento” (Cornejo, 2016: 92). Este giro
también posibilitó resignificar la acción colectiva ya que, al pensar las emociones
como actos performativos fueron vistas como capaces de alterar la esfera pública
pero también como potencializadoras del empoderamiento y no sólo paralizantes o
324
victimizantes, en el caso de emociones “negativas” como la vergüenza. (Macón,
2013).
Por lo tanto, en la historia de Nancy y Elizabeth la tristeza, angustia y
sensibilidad experimentadas en sus prácticas docentes se convierten en
motivadores desde los cuales deciden realizar algunos ejercicios para alfabetizar a
unos niños en la gasolinera (Elizabeth), recolectar ropa para las y los niños de la
mixteca (Nancy), o no abandonar la ENRUVA durante la semana de inducción y así
pasar la “prueba” de ingreso (Daniela). Además, dichas emociones y su “impacto”,
como lo mencioné, configuran subjetivamente a las colaboradoras como sujetas
conocedoras de los contextos desiguales, pero también posicionadas socialmente
a favor de la justicia educativa y social, característica asociada al compromiso social
y educativo de las sujetas normalistas rurales: “querer apoyar ese niño para mí se
volvió un objetivo, un reto ¿no? un objetivo...”, como lo cuenta Elizabeth.
5.2.6 Formarse en la ENRUVA: la formación rural normalista desde las
subjetividades de las estudiantes
Esta última dimensión no está relacionada necesariamente con algún campo
temático desde el cual se construya subjetivamente a la normalista rural, como el
resto de las dimensiones, sino que se centra en el sentido formativo de muchas de
las experiencias construidas como significativas por parte de las alumnas y en la
manera en que este tipo de experiencias constituyen sujetas sociales, políticas y
pedagógicas. Se parte de la idea de la educación como experiencia formadora de
sujetos y sujetas sociales y en reconocer otras vivencias, actividades y espacios de
socialización del conocimiento (Rockwell, 2012), formales e informales, escolares y
no escolares, desde donde se forman sujetos sociales. Para el caso de la ENRUVA,
en los relatos es posible mirar esos otros espacios, vivencias y actividades dentro
del internado y su vida cotidiana, significadas como experiencias con un alto sentido
formativo y que transcienden la formación dual mencionada como central en las
ENR (González y Amann, 2009; Civera, 2008, Hernández, 2015).
Ya en el capítulo cuatro adelantaba sobre la manera en que ciertos espacios
del internado, dentro de la cultura material de la escuela, se convertían en
325
panópticos invertidos al ser apropiados y resignificados subjetivamente por las
normalistas rurales, revirtiendo y cuestionado así sus usos y funciones
disciplinarias, como el caso de los dormitorios, el comedor o los murales. También
aludía al sentido formativo adjudicado a la semana de inducción que, a pesar de ser
parte de las prácticas escolares socializantes y normalizantes en el ethos normalista
rural, era una vivencia significativa para las normalistas debido a su carácter
formativo.
En los relatos de Daniela, Elizabeth y Nancy el sentido formativo de ciertas
experiencias dentro de la ENRUVA aparece nombrado como una “capacitación”,
“diseño”, “adaptación” o “predisposición” particular constituida a lo largo de su
estadía en la ENRUVA y que las caracteriza e identifica como normalistas rurales.
En el relato de Nancy, ella describe y explica cuáles son los rasgos y características
que configuran dicha capacitación y que se convierten un elementos centrales de la
identificación externa, pero también interna, de las normalistas rurales de
Tamazulapan: el uso de estrategias didácticas y materiales particulares, derivados
de sus talleres en la ENRUVA, una formación política clara y en el liderazgo, una
formación para contextos sociales y educativos adversos y difíciles y una formación
en el compañerismo y la colectividad.
A ese proceso formativo conformado por ciertas experiencias que permite a
las normalistas conocer, reflexionar, tomar conciencia, sensibilizarse y desarrollar
una mirada crítica sobre su contexto y papel como normalistas rurales es lo que
llamo como formación rural normalista. Esta formación, además, se vuelve
generadora de ciertas subjetividades que delinean las formas de interiorizar la
realidad para las normalistas, formas mediadas por la cultura e historia, como ya se
ha visto en las demás dimensiones, y que contribuye a configurarse como sujetas
sociales, políticas y pedagógicas.
Además, lo relevante de esta formación es que sucede más allá de la
formación docente y la política (formación dual), reiteradamente mencionadas como
centrales en las ENR pero que dejan fuera otros espacios, actividades y prácticas,
generalmente dentro de la vida cotidiana en el internado como: 1) la convivencia
entre las estudiantes al interior de los dormitorios, 2) las prácticas docentes no sólo
326
como acercamientos a los procesos de enseñanza sino también a las “realidades”
escolares marcadas por la desigualdad social, económica y educativa, 3) los viajes
de raid como trayectos de autoconocimiento y conocimiento de otras realidades
encarnadas en los choferes, 4) las visitas a otras ENR del país y el conocimiento de
otros contextos normalistas y la posibilidad de tejer redes de apoyo y compañerismo
más allá de la propia Normal e incluso 5) las reuniones de egresadas como espacios
fuera de la ENRUVA y situadas en otra temporalidad (con egresadas) que, desde
una mirada retrospectiva y autocrítica, las ex normalistas rurales se reconfiguran y
resignifican como sujetas normalistas rurales desde sus nuevos referentes como
maestras rurales, por lo que pueden verse también como espacio formativo. De esta
manera, la formación rural normalista cuestiona la visión dicotómica que la
formación dual sostiene, al evidenciar cómo es que las experiencias formativas de
las normalistas rurales se construyen no sólo desde la formación docente o la
formación política sino desde muchos esos otros espacios cotidianos que
construyen la experiencia total que significa ingresar y estudiar en una Escuela
Normal Rural.
La breve descripción que hace Nancy de la formación rural normalista es
clara: “la formación docente está salpicada de esas [otras] experiencias”,
igualmente formativas y constitutivas de la normalista rural como sujeta social.
327
Conclusiones
En este último capítulo se analizó la construcción de la sujeta normalista rural desde
las subjetividades de las alumnas de la ENRUVA, la última de las dimensiones
analíticas propuestas en la investigación. Para lograr esto, me basé en las historias
familiares y escolares de dos estudiantes normalistas y una egresada para mirar
cómo es que, desde éstas, en tanto narrativas, se construyen subjetivamente a sí
mismas como sujetas normalistas rurales con una serie de características e
imágenes que las representan e identifican.
La reconstrucción de sus historias se centra en dos puntos: sus experiencias
familiares y escolares antes de ingresar a la ENRUVA y las experiencias
significativas (vivencias con sentido) durante su estadía en la ENRUVA. Es
precisamente desde estas experiencias con sentido desde donde construyen
subjetivamente su ser normalista rural. Aunque para el caso de la maestra Nancy,
egresada ya de la Normal Rural, su reconstrucción echará mano también de sus
experiencias como maestra rural. Además, haber elegido a normalistas de
diferentes años (segundo y cuarto año), junto con una egresada (Nancy) mostró
cómo es que la distancia temporal entre las vivencias y sus reconstrucciones genera
procesos reflexivos desde los cuales se otorgan sentido a lo vivido desde un abanico
más amplio de referentes.
Para analizar esta construcción subjetiva del ser normalista rural y sus
características, propuse seis dimensiones temáticas desde las cuales abordar los
elementos que se ponen en juego, los elementos desde donde se da sentido a sus
experiencias y las imágenes que se sostienen en dicha construcción: lo docente, lo
colectivo, lo político, el género, las emociones y la formación rural normalista. En
cada una de estas dimensiones se analiza los sentidos subjetivos de las
experiencias y la configuración subjetiva de la sujeta normalista rural pero
enmarcada en contextos estructurales, caracterizados por la desigualdad social,
económica, de género, educativa y política, pero también por la histórica y
sistemática campaña de agresión y violencia hacia el normalismo rural, por parte
del Estado mexicano, y la consecuente criminalización de las normalistas rurales.
328
De esta manera, se encontró el deber ser docente comprometido social y
educativamente con el contexto como una de las primeras características de las
normalistas rurales (la vocación), construcción que realizan las sujetas normalistas
como una manera de resignificar su elección por la docencia, ya que para muchas
ésta se convierte en una alternativa (más no la única como generalmente se ha
dicho) ante las estructuras de desigualdad interseccionadas (Viveros, 2016) que
caracterizan sus trayectorias biográficas.
Un segundo elemento es su apuesta por la colectividad, desde el tejido de
redes afectivas y de apoyo entre las estudiantes. Para muchas esta característica
se piensa como una habilidad de vivir en colectivo y entre la diversidad y, por ende,
con empatía generada para hacerlo y una capacidad organizativa clara. Sin
embargo, ante la política de ahogamiento y precarización creciente del normalismo
rural como proyecto político pedagógico y de las ENR, estas redes de apoyo y
organización colectiva dentro del internado se vuelven también una estrategia de
resistencia y supervivencia desde la agencia de las normalistas rurales.
Una tercera característica es el valor de la fuerza, resistencia, capacidad de
acción, organización y firmeza como parte de su formación política. En esta
dimensión política es donde más se alude a la “rudeza” de las normalistas rurales y
lo “aguerrido” de su actuar en el ámbito político. Y estas construcciones tienen
sentido, ya que las realidades sociopolíticas y educativas, caracterizadas por la
violencia y agresión hacía las ENR y hacia las acciones políticas de la FECSM, en
las que participan, ya sea directamente o indirectamente, determina un tipo de
formación y socialización política (Duque et. al., 2016), sustentada en la capacidad
reactiva de las sujetas políticas desde la organización y resistencia, muchas veces
desde una construcción bastante masculinizada.
La cuarta característica se centra en la configuración particular que realizan
las colaboradoras como mujeres normalistas rurales. Se miran a sí mismas como
mujeres autónomas, seguras de sí mismas e independientes, a partir de las
vivencias experimentadas como transgresoras de los roles y destinos genéricos
socialmente impuestos. No obstante, estas configuraciones conviven en tensión con
otras experiencias reproductoras de estereotipos y roles genéricos desde donde
329
también las colaboradoras se configuran como sujetas normalistas, lo cual remarca
lo contradictorio, contextual e histórico de las configuraciones subjetivas. Sin
embargo, la lectura feminista de dichas experiencias significativas y de la propia
configuración de la mujer normalista rural que hace una de las colaboradoras,
refrenda el carácter emancipador y transgresor de las construcciones subjetivas
frente a las desigualdades sociales, raciales, étnicas y de género que atraviesan las
trayectorias personales de las normalistas rurales, esto sin necesariamente
adscribirse a una lucha feminista explícita.
La quinta característica está relacionada con la importancia de las emociones
dentro del ser normalista rural, no sólo como creadoras de sentidos subjetivos
(Macón, 2013; Jimeno, 2007) sino también como movilizadoras y potencializadoras
de la agencia de las normalistas rurales y su reposicionamiento como sujetas
sociales y pedagógicas comprometidas con una misión social, comunitaria y
educativa frene a los contextos sociales y educativos desiguales a los que se
enfrentarán.
Finalmente, sostengo que a lo largo del análisis de la construcción subjetiva
del ser normalista rural sobresalen una serie de vivencias experimentadas por las
normalistas como profundamente formativas y que rebasan la formación dual,
presentada como central y particular de las ENR (González y Amann, 2009). Esas
otras experiencias formativas las he englobado dentro del término de “formación
rural normalista” y su importancia radica en que permite visibilizar otros espacios,
actividades y prácticas igualmente formativas que la formación docente o la política,
precisamente donde las estudiantes “se hacen sujetas”. Esto complejiza la visión
dicotómica que sostiene la formación dual y destaca la importancia y vigencia de las
ENR en tanto espacios de configuración de sujetas sociales, políticas y pedagógicas
particulares. Justamente el enunciado “Yo sólo quería ser maestra”, que forma parte
del título de la investigación, remite a esas otras experiencias dentro de la ENRUVA,
fuera del currículo oficial, que acompañan la formación docente durante los cuatro
años de la carrera y que van más allá, paradójicamente, del formarse para maestra.
330
REFLEXIONES FINALES
El 8 de agosto de 2021 La Jornada publicó una nota titulada “Retroceso, suplir
internados y comedores por becas en normales rurales: expertos”263; en ella, la
periodista explica las intenciones del gobierno federal en entregar “becas de
manutención” a cada estudiante de las ENR del país, para pagar alimentos y
vivienda y, si bien no lo dice directamente la nota y quizá tampoco el gobierno
federal, eliminar así los internados de estas escuelas.
Retomando la voz de especialistas en el tema, pero también de normalistas
rurales, la nota califica este hecho, como un “gran retroceso y golpe al normalismo
rural”, debido a que dichos internados no sólo son lugares físicos, sino “espacios de
construcción colectiva” y ligados a la búsqueda de la justicia social.
Dicha construcción es explicada por una normalista como la posibilidad del
“encuentro” con otros/as estudiantes, diversos/as en muchos aspectos, con los
cuales se comparte conocimiento e ideas, se aprende mutuamente y en
colaboración. “Es como otra escuela” es una de las frases que utiliza para describir
la importancia y el valor de estos espacios.
La noticia es preocupante en varios sentidos, sobre todo viniendo de un
gobierno que, al menos en su discurso, está a favor del “pueblo” y los sectores más
empobrecidos, ya que eliminar los internados de las ENR implicaría atentar en
contra de estas escuelas y el normalismo rural. La retomo como una ilustración y
detonante del papel que tienen las ENR en la actualidad, sus construcciones locales
y sociales, histórica y contextualmente situadas, y la manera en que se configura a
las sujetas normalistas rurales desde varias aristas, objetivo central de esta
investigación.
Como primer punto, suplir los internados de las ENR por becas de
manutención se inscribe en la lógica neoliberal educativa del bonus educativo, como
uno de los expertos consultados refiere, consistente en transferir al estudiante una
263
Para leer la nota completa: https://www.jornada.com.mx/2021/08/08/politica/004n1pol
331
suma equivalente a lo que el Estado hubiera gastado en él dentro del sistema
educativo público, aspecto que lo desliga, de entrada, de su responsabilidad
social.264 Sin embargo, esta medida aplicada a las ENR, en caso de ser instaurada,
tendría que leerse desde la historia del normalismo rural como política educativa
oficial y su paulatino abandono y ahogamiento por parte del Estado.
En esta historia, como fue posible analizar en el capítulo dos, se hace
evidente cómo es que los/as sujetos/as normalistas rurales pasaron de ser
protagonistas del nuevo proyecto educativo nacional y la transformación social, en
la época posrevolucionaria, a sujetos/as desprestigiados y criminalizados durante
los tiempos neoliberales en educación, a raíz del cambio de proyecto educativo en
curso y el tipo de Estado que sostiene cada proyecto.
Como se argumentó en dicho capítulo, el viraje en la representación y
construcción de las/os normalistas ha sido paulatino, con cambios y continuidades
a lo largo de la historia de las ENR, pero inscrito en una histórica agresión hacia
estas escuelas y al normalismo rural como proyecto político pedagógico (Hernández
Navarro, 2013), incluso en los primeros años de las ENR, con su protagonismo
dentro de las políticas educativas posrevolucionarias y sus negociaciones y
articulaciones estrechas con las autoridades federales. Esta agresión se ha
construido desde una guerra de “alta intensidad”, con un componente más agresivo
en los últimos años (Hernández, 2013) y la desaparición de los 43 estudiantes
normalistas rurales de Ayotzinapa como el ejemplo cúspide de la misma, y una
“guerra de baja intensidad” que alude a la precarización de las ENR junto con las
políticas anticampesinistas de abandono del campo. El proceso de precarización
quedó evidenciado de manera más directa, aunque no única, en las demandas, casi
todas históricas, del movimiento estudiantil que presencié al inicio del trabajo de
campo y en las instalaciones y servicios dentro del internado, como parte de la
materialidad de la cultura escolar de la ENRUVA. Estas características me
permitieron sostener a lo largo del capítulo dos que más que un abandono del
Para más información de las escuelas charter y el bonus educativo, revisar Fernández Lozano, José Antonio
(2012) La escuela charter y el bono educativo en la escuela de educación básica. Visión Educativa IUNAES, 5
(12): 44-50.
264
332
proyecto político pedagógico del normalismo rural, como otros estudios han descrito
(Civera, 2015; Bertely, 2015; Padilla, 2009), tendría que hablarse de una estrategia
de “ahogamiento” y debilitamiento intencional y deliberado de estas escuelas.
Un segundo aspecto de preocupación, ante la posibilidad de eliminar los
internados de las ENR, como se anuncia en la nota periodística citada, es el
importante lugar que ocupan estas escuelas en los distintos contextos comunitarios,
desde su profunda imbricación en las relaciones sociales comunitarias y sus
correlaciones de fuerzas, todos estos elementos analizados en el capítulo tres. En
éste, se reportó que la configuración local del normalismo rural, materializado en la
ENRUVA, se sustenta en pugnas históricas y luchas por el poder entre facciones
políticas y religiosas existentes en Tamazulapan del Progreso, así como en las
estrechas relaciones que establece cierto sector con la Normal Rural y sus recursos
materiales y simbólicos.
El capítulo tres alude a las relaciones e imbricaciones escuela-comunidad y
cómo es que en este contexto las facciones político-religiosas en pugna se apropian
del normalismo rural y la ENRUVA, como un recurso material y simbólico para
obtener ventajas, bienes económicos y ganar influencia comunitaria. Entre los
hallazgos más relevantes se encuentra la imposición de representaciones e
imágenes estereotipadas de las normalistas rurales, basadas en el sistema sexogénero, que ambos grupos utilizan a beneficio propio. Así, el grupo liberal-masón,
para trasladar a la Normal, apela al discurso iluminista y progresista de la
escolarización que “sacaría” a la mujer mixteca de la pobreza, ignorancia y atraso,
donde incluso recurre a “lo indígena”, como parte de una construcción
profundamente racista, clasista y sexista. Este grupo logra fortalecer la masonería
liberal local a partir de la apropiación de la Escuela Normal, lo cual desplaza la
influencia y poder del grupo católico conservador. Por su parte, este segundo grupo
resiste y reacciona con una campaña de ataque al normalismo rural, sustentada en
ideologías propias del sistema sexo-género que impone a las estudiantes
normalistas. Con esto, se evidencia que la desigualdad sexo genérica, el control y
disciplinamiento de las mujeres y el racismo estructural no se circunscriben a un
333
grupo conservador, sino que sostienen el tejido mismo de las relaciones sociales y
políticas comunitarias, sus disputas por el control y la hegemonía, así como las
apropiaciones y usos político-faccionales de la escolarización normalista rural.
Además, en este tejido comunitario, el análisis reveló la existencia de un
tercer sector social (las/os trabajadores no docentes) que, junto con las dos
facciones, obtiene ventajas de la ENRUVA como botín político y sus apropiaciones
y control comunitario ejercido sobre la misma. Esto se convirtió en uno de los
hallazgos inesperados puesto que las/os trabajadores docentes, además de ser un
grupo casi inadvertido en los estudios existentes del normalismo rural, se
posicionaron como actores bisagra entre la escuela y la comunidad y, como
consecuencia, su papel central en las relaciones comunitarias establecidas entre la
Normal y las poblaciones circundantes.
En tercer lugar, el atentado en contra de las ENR y el normalismo rural no
sólo radica en la desaparición de los espacios de construcción colectiva que
significan los internados, como acertadamente sostienen las especialistas
entrevistadas, sino en la eliminación de espacios de constitución de sujetas y
sujetos sociales, políticos y pedagógicos específicos que edifican y “hacen” al
normalismo rural, como lo sostuve a lo largo de la investigación, particularmente en
los capítulos cuatro y quinto.
Y es que, como lo mostré en el capítulo cuatro, el análisis de ciertas prácticas
de la cultura escolar de la ENRUVA me permitió caracterizar a la Normal Rural, y la
vida cotidiana dentro del internado, como una institución disciplinar (Foucault, 1976)
pero con procesos de resistencia y apropiación de espacios, prácticas y emblemas
de la cultura escolar por parte de las normalistas. Estas grietas y ranuras de la
cultura escolar son hallazgos relevantes que presentan a las normalistas como
sujetas sociales con agencia, capaces de cuestionar y subvertir el control, el orden
y la vigilancia tanto de las autoridades educativas de la escuela como del propio
Comité Estudiantil. Además, muestran las acciones que realizan para posicionarse
frente a las desigualdades estructurales de las políticas neoliberales, al generar
estrategias de supervivencia, organización y defensa del internado, las ENR y el
334
proyecto normalista rural como bien público. Es en este marco institucional escolar
que se presenta otro de los hallazgos relevantes del cuarto capítulo: la construcción
compleja, tensa y contradictoria de la sujeta normalista rural, como mujer aguerrida,
“ruda”, fuerte, autónoma y resistente a las condiciones precarias, en convivencia
con la obediencia, jerarquización y las relaciones de poder dentro de la ENRUVA.
De igual manera, en este mismo capítulo se puso en evidencia el papel del
Comité Estudiantil no sólo en el rubro de la formación política sino dentro de la
organización general del internado y su vida cotidiana. Con este hallazgo, mi interés
es reivindicar la figura de esta instancia organizativa estudiantil dentro de las ENR
ya que, a pesar de sus claroscuros y contradicciones internas, como fue posible
describir, considero que se necesita reconocer el importante lugar que ha tenido en
el sostenimiento material y organizativo de los internados, en las estrategias de
defensa del normalismo rural y el interés en conservar la experiencia formativa,
política pero no sólo, de las estudiantes durante su paso por las ENR. Este
reconocimiento se vuelve necesario para contrarrestar las construcciones
peyorativas y el desprestigio alrededor de esta figura, minimizada, simplificada y
reducida a un grupo de jóvenes “revoltosas” y “violentas” en la gran mayoría de los
medios de comunicación.
En cuarto y último lugar, en el testimonio recabado en la nota periodística, la
alumna entrevistada deja entrever los sentidos y significados subjetivos que otorga
a su experiencia dentro de la Normal Rural y cómo es que desde ahí resalta el papel
central de los internados, puesto que se convierte en un espacio de encuentro con
la diversidad, intercambio de conocimientos y saberes y aprendizaje mutuo, en sus
palabras, el internado es “otra escuela”, paralela a la formación académica que le
permite constituirse como normalista rural.
Este testimonio se inscribe en los principales resultados del capítulo quinto,
que me permiten sustentar la importancia de los internados dentro de las ENR, en
tanto espacios de construcción subjetiva donde las normalistas rurales se “forman”
como tales y se hacen sujetas. En estas construcciones, resultado del análisis de
sus historias familiares y escolares, un hallazgo imprevisto fue la relevancia de las
335
emociones como catalizador de procesos reflexivos, de prácticas con sentido y
potencializadoras de su agencia, en las que se construyen sujetas. Esto fue más
evidente, mas no únicamente, en el terreno de las prácticas docentes lo que permite
comprender cómo es que, desde estas vivencias, se reposicionan como sujetas
sociales comprometidas con los contextos comunitarios, caracterizados por la
desigualdad social y educativa, y orientan su práctica docente, pero también social
y política, hacia la búsqueda de la justicia social.
Considero este resultado como revelador ya que amplía la perspectiva sobre
los elementos implicados en el “surgimiento de la conciencia social” de las/os
normalistas rurales y su compromiso con las causas sociales, muchos de los cuales
se asociación casi exclusivamente a la formación política en las ENR, las
experiencias de violencia y persecución, las acciones políticas o el origen social
compartido. De esta manera, elementos subjetivos como los afectos, sentimientos
y pasiones adquieren un valor preponderante para explicar aspectos sociales,
posturas políticas, acciones y determinaciones concretas, además de que se
revisten, como fue posible mirar en el capítulo cinco, de un carácter político
transformador. Este hallazgo vuelve a confirmar la pertinencia de situar a la sujeta
social como foco de las investigaciones sociales, junto con los análisis macro y
estructurales, y otorgar a las historias de vida escolares y familiares de las
normalistas rurales un papel central en el tipo de construcciones subjetivas que
hagan de sí mismas, más allá de su paso por la Normal Rural. Es decir, las
normalistas rurales se hacen sujetas sociales dentro del internado y en su
experiencia en la ENRUVA, pero son elementos de su historia de vida previa los
que
explican,
complementan,
complejizan
y
articulan
las
experiencias
transformativas y formativas en la escuela.
Otro de los hallazgos de este quinto capítulo se concentra en la reconstitución
y reposicionamiento de las estudiantes como mujeres autónomas, seguras de sí
mismas y trasgresoras de los roles y destinos de género socialmente impuestos,
construcción que matiza y contrapuntea la configuración masculinizada de la
normalista rural que se evidenció en el análisis de las prácticas sociales de la
336
formación política (capítulo cuatro). Es decir, ambas construcciones conviven y se
entrelazan en la estructuración de las normalistas como sujetas sociales, aunque
quizá más que una configuración masculinizada se podría sustentar la idea de la reconfiguración de la normalista desde otra visión de mujer, capaz de hacer frente a
las desigualdades sociales, raciales, étnicas y de género, presentes en sus
historias.
Un último resultado sobresaliente de este capítulo radica en lo que llamé
“formación rural normalista”, término para englobar las distintas experiencias
significativas de las normalistas rurales, durante su estadía en la ENRUVA, por su
carácter profundamente formativo, que abarcan otros aspectos de la vida cotidiana
del internado, más allá de la famosa formación dual (González y Amann, 2009),
donde se promueve la organización colectiva, el compromiso social y la autonomía.
La relevancia de esta formación, además de cuestionar la visión dicotómica entre
solamente una formación académica y política en las ENR, está en mostrar otros
espacios, actividades y prácticas pedagógicamente significativas, que constituyen
esa “otra escuela” donde las normalistas también “se hacen sujetas” sociales,
políticas y pedagógicas particulares. De esta manera se amplía la visión de las ENR
como espacios formativos y el tipo de experiencia que tienen las alumnas dentro de
la misma, sin reducir por eso los procesos y configuraciones suscitadas a la mera
presencia de las jóvenes en la Normal. En esto radica la importancia de los
internados para las ENR y el proyecto político educativo del normalismo rural y el
riesgo que implicaría su desaparición.
Sobre la constitución de la sujeta normalista rural
Como se mencionó, uno de los puntos de partida fue que la sujeta normalista rural
es configurada históricamente, como parte de un proyecto político pedagógico del
Estado mexicano, una cultura escolar particular situada en un contexto comunitario
específico, en articulación con la construcción subjetiva que hacen las y los actores
sociales particulares de la ENRUVA (docentes, directores, trabajadores no docentes
y las propias alumnas). Estos elementos fueron englobados en las cuatro
dimensiones de análisis que propuse como centrales para desentrañar cómo se
337
está pensando, describiendo y caracterizando a la normalista rural, desde las
particularidades de la ENRUVA, ubicada en la comunidad de Villa de Tamazulapan
del Progreso, en Oaxaca.
Esta propuesta mostró su riqueza y pertinencia al evidenciar, por una parte,
aspectos estructurales y actorales en la configuración de la sujeta normalista rural,
pero, por otra, logró articular la mirada etnográfica del presente de la ENRUVA y el
proceso de construcción de la normalista rural, junto con una perspectiva histórica
y procesual que diera cuenta del carácter temporal del objeto de investigación. Así,
las cuatro dimensiones de análisis expusieron el carácter construido, situado y
dinámico de la configuración de la sujeta normalista rural, además de enfatizar en
la capacidad de agencia de las normalistas, en tanto sujetas sociales, pero también
los marcos estructurales y las desigualdades que delimitan y delinean dicha agencia
y su propia constitución social, política y pedagógica. Dentro de dichos marcos
estructurales, sobresalió en cada una de las dimensiones, el género como condición
social de doble o triple desventaja, articulada e intersectada con otras condiciones
(clase, etnia o racialización) que lo que hicieron fue resaltar procesos de
desigualdad y opresión en la constitución de las normalistas rurales como sujetas
sociales.
Finalmente, los hallazgos de la investigación me posibilitaron presentar a las
normalistas rurales de la ENRUVA en toda su complejidad, con sus contradicciones
y tensiones: no sólo como víctimas pasivas frente a las políticas estructurales de
agresión y criminalización hacia ellas o frente a las estructuras institucionales
escolares, pero tampoco como actoras siempre en resistencia frontal y automática
ante dichas estructuras y opresiones.
Sobre las aportaciones teóricas-metodológicas a los estudios del normalismo
rural
Uno de los mayores aportes de la investigación se fundamenta en el enfoque
etnográfico que la sustenta. Como referí al inicio del documento, los estudios del
normalismo rural en el presente son escasos y particularmente los etnográficos aún
más. Por lo tanto, el estudio aporta datos interesantes sobre la historia más
338
contemporánea de las ENR, su configuración como proyecto educativo y político en
el presente, las construcciones locales y comunitarias del normalismo rural, y la
manera en que se configuran las normalistas rurales actualmente desde las distintas
dimensiones analizadas. En ese sentido, el aporte principal está en complementar
y enriquecer el campo de estudios sobre el normalismo rural desde la mirada del
presente, al centrarse en la vida cotidiana y la perspectiva actoral y sus
significaciones, aspectos relevantes del enfoque etnográfico.
En la misma lógica, otro de los aportes radica en los asideros teóricosmetodológicos. El enfoque etnográfico de la investigación se complementa con la
mirada histórica y procesual del objeto/sujeto de estudio, por lo que el normalismo
rural y las ENR se miran desde el presente, pero sin olvidar que son productos
históricos con un origen posrevolucionario. Por lo tanto, otra contribución de la
investigación se relaciona con el tipo de reconstrucción hecha de los datos, la
diversidad de fuentes utilizadas y, por ende, la complejidad y riqueza de los mismos:
una combinación de métodos etnográficos e históricos y de fuentes orales con
fuentes escritas. Es decir, a la par de la observación etnográfica y la entrevista,
realicé trabajo de archivo y recopilación de historia oral sobre eventos y
acontecimientos históricos sobre el devenir de la ENRUVA y su relación con la
comunidad de Tamazulapan. Esto permitió analizar la configuración de la sujeta
normalista en el presente, enmarcada en un continuum histórico, con cambios y
continuidades y desde una multiplicidad de miradas.
De igual forma, incorporar la mirada histórica dentro del análisis y el contexto
comunitario de la ENRUVA ofrece datos relevantes para acercarse a la historia
regional del normalismo rural, las particularidades que adoptó el proyecto político
pedagógico del normalismo rural en cada una de las ENR y sus contextos de
asentamiento y las especificaciones históricas y comunitarias del normalismo rural
en la historia de la educación oaxaqueña.
Una tercera aportación se centra en la relevancia y utilidad del enfoque
biográfico y autoetnográfico en los estudios sociales. En el primer caso, como ya se
ha comentado, la incorporación de las historias de vida de las normalistas rurales,
339
busca enfatizar el papel del sujeto social (en este caso sujeta), con sus experiencias
y vivencias personales, dentro de los procesos de estructuración social, cambio y
transformación de la realidad. Si bien los marcos y la mirada estructural se
encuentran presentes en el análisis de la agencia social, considero que situar la
experiencia de vida de las normalistas rurales y sus construcciones subjetivas como
eje esencial en su constitución como sujetas sociales, les otorga un protagonismo
muchas veces negado u opacado desde las estructuras sociales, incluido el campo
académico. Por otro lado, el enfoque autoetnográfico me permitió exponer la
relevancia de las tramas biográficas de la investigadora como puntos de partida de
la investigación, explicitación de posicionamientos éticos-políticos, pero sobre todo
como categorías heurísticas donde se construye también conocimiento. Saberme
personalmente implicada en el tema de investigación se tradujo en un
posicionamiento potente desde la cual retroalimentar mi proceso analítico e
interpretativo, pero también significó, en términos concretos, una fuente privilegiada
de conocimiento desde “dentro” del normalismo en Oaxaca.
Una cuarta aportación radica en la relevancia del enfoque interseccional para
entender la formación de subjetividades políticas de las normalistas rurales
(analizadas de manera detallada en el capítulo cinco) y, en general, la configuración
de la sujeta normalista rural desde las cuatro dimensiones propuestas. Si bien dicho
enfoque se presenta como un eje transversal en toda la investigación que
complementa, enriquece y se articula con el análisis de cada una de las
dimensiones, como mencioné en la Introducción, su importancia se hace evidente
al momento de explicar los contextos de desigualdad en que se inscriben las
historias de vida de las normalistas rurales, pero también la manera en que desde
el Estado, la cultura comunitaria y regional oaxaqueña (Tamazulapan) y la cultura
escolar se configuran como sujeta sociales. Esto sin desdibujar, dentro de dichos
contextos, las múltiples estrategias de resistencia que las estudiantes generan y
construyen colectivamente tanto fuera como dentro de la ENRUVA.
Finalmente, el trabajo colaborativo realizado con las estudiantes de cuarto
año, en el marco de la investigación doctoral pero también más allá de la misma,
340
muestra la importancia de las investigaciones colaborativas como ventanas a
realidades que no sólo se estudian, sino que contribuyen a fortalecer las luchas y
prácticas de las sujetas sociales con las cuales se trabaja. En esa misma sintonía
se inscribe el trabajo previo con el colectivo de docentes de la ENRUVA que sirvió
para familiarizarme con el contexto y comenzar a tejer redes de apoyo, pero también
me posibilitó colaborar activamente en la construcción de otras prácticas posibles
para la docencia normalista.
Posibles caminos de investigación
Como punto final me gustaría cerrar este escrito con las vetas de investigación
futuras que abre este estudio. Una primera se relaciona con la cultura escolar del
presente de las ENR y los procesos de reproducción, apropiación, resistencia y
negociación que se suscitan dentro de las mismas. En el capítulo cuatro realicé un
análisis de ciertas prácticas de la cultura escolar de la ENRUVA que consideré y
elegí como relevantes en la construcción de una sujeta normalista rural particular
de las ENR. Sin embargo, describir y desentrañar las particularidades de la cultura
escolar de las ENR, así como los distintos procesos que acontecen en su interior
implicaría un estudio más exhaustivo, tan necesario y relevante para caracterizar a
estas instituciones y fundamentar la importancia de su existencia actual, como
escuelas social, política y pedagógicamente significativas.
Una segunda veta se desprende del capítulo tres, donde se analizaron las
interrelaciones entre la ENRUVA y la población de Tamazulapan. En este capítulo
sobresalieron las/os trabajadores no docentes de la Normal como un sector social
importante desde el cual se establecen redes estrechas comunitarias con la
institución. En los estudios del normalismo rural, estos actores son los menos
descritos y analizados. No obstante, como se mira en los hallazgos de la
investigación, el arraigo y legitmidad comunitaria de las ENR y sus funciones locales
se fundamentan en gran parte en estos actores educativos que juegan una doble
función: como actores escolares, pero también como actores comunitarios locales.
Sin duda, seguir explorando sobre estos sujetos dará cuenta de las interrelaciones
comunitarias de las ENR y los procesos suscitados en los distintos contextos.
341
La última veta que vislumbro se enfoca en el papel de la masonería dentro
del normalismo rural. Este tema, que surgió de manera “sorpresiva” a raíz del
afortunado acceso que tuve a ciertos documentos personales masones, se convirtió
en esencial para comprender el proceso de traslado de la ENRUVA a Tamazulapan,
así como su edificación y defensa del proyecto educativo dentro de la comunidad.
No obstante, se vuelve necesario ahondar en dicha temática puesto que, después
de haber realizado una somera revisión sobre el tema, los estudios son escasos y,
como se adelantó en la investigación, todavía queda pendiente explicar en que se
fundamentó la incursión de la masonería dentro del sistema educativo del
normalismo rural, la particularidad que adquirió esta relación en el contexto
oaxaqueño, y las imbricaciones político-educativas de las logias masónicas con las
Normales Rurales y los contextos comunitarios de las mismas.
342
BIBLIOGRAFÍA
ACEVES LOZANO, JORGE E
2008 “Un enfoque metodológico de las historias de vida”, en Proposiciones,
Vol. 29, edición SUR, Santiago de Chile, pp. 1-7.
ALFONSECA GINER DE LOS RÍOS, JUAN
2011 “Notas sobre la construcción de la escuela rural latinoamericana
durante la primera mitad del siglo XX”, en Alicia Civera, Juan Alfonseca y
Carlos Escalante (coords). Campesinos y escolares. La construcción de la
escuela en el campo latinoamericano, Siglos XIX y XX, MA. Porrúa, El
Colegio Mexiquense: México, pp. 505-529.
ALONSO ESPINOZA, PASTOR AURELIO
2019 Acciones colectivas y procesos de formación política en las normales
de Oaxaca: el caso del Comité Estudiantil en la Escuela Normal Experimental
de Huajuapan, tesis de maestría, ICEUABJO, Oaxaca.
AQUINO MORESCHI, ALEJANDRA
2013 “La subjetividad a debate”, en Sociológica, vol. 28, núm. 80, pp. 259278.
ARENDT, HANNAH
1997 ¿Qué es la política?, Paidós, Barcelona.
BARONNET, BRUNO
2010 “De cara al currículum nacional: las escuelas normales indígenas en las
políticas de formación docente en México”, en Velasco Cruz, Saúl y
Aleksandra Jablonska Zaborowska (coords.) Construcción de políticas
educativas interculturales en México: debates, tendencias, problemas,
desafíos, UPN Ajusco México, pp. 245-272.
BAUTISTA GARCÍA, CECILIA ADRIANA
2005 “Maestros y masones: la contienda por la reforma educativa en México,
1930-1940, en Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol.26, núm.104,
pp. 220-276.
BERNASCONI RAMÍREZ, ORIANA
2011 “Aproximación narrativa al estudio de fenómenos sociales: principales
líneas de desarrollo”, en Acta Sociológica, 56, pp. 9-36.
343
BERTELY BUSQUETS, MARÍA
2015 “Breve historia de las Escuelas Normales Rurales en la conformación
de subjetividades estudiantiles de base campesina. ¿Una manera de
aparecer a los desaparecidos de Ayotzinapa?”, en Revista Ichan Tecolotl, 25
(293) CIESAS: México, pp. 14-17.
2005 “Apropiación escolar o etnogénesis? La escuela federal y socialista en
una villa zapoteca mexicana (1928- 1940)”, en Memoria, conocimiento y
utopía. Anuario de la Sociedad Mexicana de la Historia de la Educación, vol.
1, núm. 1, Ediciones Pomares, México y Barcelona. pp. 39-50.
2008 “La historia social de la escolarización en pueblos indígenas y tribales.
Múltiples maneras de vivir la escuela”, en María Bertely, Jorge Gasché y
Rossana Podestá (coords.) Educando en la diversidad. Investigaciones y
experiencias educativas interculturales y bilingües, Abya Yala- CIESAS-IIUP,
Quito-México-Iquitos, pp. 33-56.
2000 Conociendo nuestras escuelas. Un acercamiento etnográfico a la
cultura escolar, Paidós: México.
1998 Historia social de la escolarización y uso del castellano escrito en un
pueblo zapoteca migrante, Tesis de doctorado, Universidad Autónoma de
Aguascalientes, Aguascalientes.
BERTELY BUSQUETS, MARÍA Y JUAN ALFONSECA GINER DE LOS RÍOS
2008 “Para una historiografía de la feminización de la enseñanza en México”,
en Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 13, núm. 38, COMIE,
pp. 981-997.
BERRY, MAYA J. ET AL.
2017 “Towards a Fugitive Anthropology: Gender, Race and Violence in the
Field”, en Cultural Anthropology, vol.37, núm. 4, pp. 537-56.
BOURDIEU, PIERRE
1997 Capital cultural, escuela y espacio social. Siglo XXI, México
1999 “Comprender”, en La miseria del mundo, FCE, México.
CALVO PONTÓN, BEATRIZ
2006 “El aula, espacio de rituales”, en Revista ISCEEM. Reflexiones en torno
a la educación, núm. 2, ISCEEM: Toluca.
344
CARR, BARRY
1994 “The fate of the vanguard under a revolutionary state: marxim’s
contribution to the construction of the Great Arch”, en Gilbert Joseph and
Daniel Nugent (eds.) Everyday forms of State Formation: Revolution and the
Negotiation of Rule in Modern Mexico. Duke University Press, Durham, pp.
326-353.
CARRO NAVA, ABELARDO
2020 “El presupuesto 2021 para las escuelas normales: ¿crónica de un
desmantelamiento anunciado?”, en Faro Educativo, Apunte de política, no.
20, INIDE de la UIA, México, pp. 1-5.
CASTILLO, ISIDRO
1965 México y su revolución educativa, Pax, México.
CIVERA CERECEDO, ALICIA
2001 “La trayectoria de las escuelas normales rurales en México; algunas
huellas para estudiar”, en Heurística. Revista Digital de Historia de la
Educación, Universidad de los Andes: Barquisimento, Venezuela. En:
http://www.tach.ula.ve/heuris/2o_semestre_2001/9_mexico.htm. Consultado el 20
de mayo de 2018.
2004 “La legitimación de las escuelas normales rurales”, en Colección
Documentos de investigación, El Colegio mexiquense: Edomex, pp. 4-14.
2006 “El internado como familia: las escuelas normales de la década de
1920”, en Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, Vol. XXXVI, no.
3-4, Centro de Estudios Educativos, México, pp. 53-73.
2008 La escuela como opción de vida. La formación de maestros normalistas
rurales en México, 1921-1945, El Colegio Mexiquense: Estado de México.
2010 “Mujeres, escuela y opción de vida: las estudiantes normalistas en
México en los años cincuenta”, en Revista Electrónica de la Asociación
Española
de
Americanistas,
núm.
4,
pp.
1-13.
En
http://revistas.um.es/navegamerica
2015a “Normales rurales. Historia mínima del olvido”, en Nexos 1 de marzo
2015, En: http://www.nexos.com.mx/?p=24304, consultado el 30 de junio de 2016.
Consultado el 3 de abril de 2018.
2015b “Notas sobre la historia de las escuelas normales rurales. De su
fundación hasta nuestros días”, ponencia, XIII Congreso Nacional de
Investigación Educativa, COMIE, Chihuahua.
345
CLEMENTE, ANABEL
2019 “A la baja, presupuesto para las escuelas normales; PEF 2020, plantea
reducción”,
El
Financiero.
Recuperado:
https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/a-la-baja-presupuesto-para-escuelasnormales-pef-2020-plantea-reduccion/.
CLIFFORD, JAMES
1995 “Sobre la autoridad etnográfica”, en Dilemas de la cultura: antropología,
literatura y arte en la perspectiva posmoderna, Gidesa: Barcelona, pp. 39-77.
COLL, TATIANA
2015 “Las Normales Rurales: noventa años de lucha y resistencia”, En El
Cotidiano, no. 189, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Azcapozalco, México, pp. 83-94.
COMPOSTO, CLAUDIA Y MINA LORENA NAVARRO (COMP.)
2014 Territorios en disputa. Despojo capitalista, luchas en defensa de los
bienes comunes naturales y alternativas emancipatorias para América Latina,
Bajo Tierra Ediciones, México.
CONWAY, JILL, SUSAN BOURQUE Y JOAN SCOTT
2013 “El concepto de género”, en Martha Lamas (ed.) El género. La
construcción cultural de la diferencia sexual, UNAM-Porrúa, México, pp. 2133.
CORNEJO HERNÁNDEZ, AMARANTA
2016 “Una relectura feminista de algunas propuestas teóricas del estudio
social de las emociones”, en Interdisciplina, vol. 4, núm. 8, pp. 89-103.
CORTINA REGINA
2003 “Las mujeres como líderes en la educación”, en Regina Cortina (comp.)
Líderes y construcción de poder. Las maestras y el SNTE, Santillana: México,
pp.21-46.
CREUS, AMALIA SUSANA
2011 “Narrar experiencias, construir historias: (Re) visitando Lara”, en
Fernando Hernández, Juana María Sancho y José Ignacio Rivas (coords.)
Historias de vida en Educación. Biografías en contexto, Esbrina-RecercaUniversidad de Barcelona, Barcelona, pp. 57-67.
CRUZ LÓPEZ, JOSÉ LUIS
2000 Escuela Normal Rural Vanguardia: 75 años en la formación docente,
edición personal, México.
346
Cruz Reyes, Miriam Patricia
2017 Formar maestros en Oaxaca durante el Porfiriato. La Escuela Normal
Moderna de Profesores de Oaxaca, 1883-1890, Tesis de maestría, CIESAS
Pacífico Sur, Oaxaca.
CURIEL, ORCHY
2007 “Crítica poscolonial desde las prácticas políticas del feminismo
antirracista”, en Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas,
no. 26, pp. 92-101.
DAS, VEENA Y DEBORAH POOLE
2008 “El estado y sus márgenes. Etnografías comparadas”, en Cuadernos de
Antropología Social, año 27, pp.19-52.
DEL CASTILLO, GLORIA Y GIOVANA VALENTI NIGRINI (COORDS.)
2014 Reforma educativa ¿Qué estamos transformando? Evaluación y política
educativa, FLACSO, México.
DELGADILLO SANTOS, FRANCISCA ELIA
2006 Relaciones de poder: armando estirpe entre profesores, tesis de
doctorado, UPN, México.
DE IBARROLA, MARÍA
1998 “La formación de los profesores de educación básica en el siglo XX”,
en Latapí, Pablo, (coord). Un siglo de educación en México, FCECONACULTA, México, pp. 230-275.
DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR PARA PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN
(DGESPE)
2012, Plan de Estudios de la Licenciatura en Educación Primaria 2012.
DI LEO, FRANCISCO Y ANA CLARA CAMAROTTI
2017 “Relatos biográficos y procesos de individuación juveniles en barrios
marginalizados de Argentina”, en Revista Latinoamericana de Ciencias
Sociales, Niñez y Juventud, vol. 15, núm. 2, pp.1021-1034.
DIONICIO GARCÍA, ESMERALDA
2019 Ingreso a las escuelas normales: entre el deseo, la premura y la
resignación, tesis de doctorado, DIE-CINVESTAV, México.
DUCOING WATTY, PATRICIA
2003 (coorda.) Sujetos, actores y procesos de formación, Vol. 8, COMIE,
México.
347
2013 (coorda.) La escuela Normal. Una mira desde el otro, México: Instituto
de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (ISSUE), México.
DUQUE, L., PATIÑO, C., MUÑOZ, D., E VILLA Y JJ. CARDONA
2016 “La subjetividad política en el contexto latinoamericano. Una revisión y
una propuesta”, en Revista CES Psicología, vol. 9, núm. 2, pp. 128-151.
ELLIS, CAROLYN, TONY E. ADAMS Y ARTHUR P. BOCHNER
2019 “Autoetnografía: un panorama”, en Silvia M. Bénard Calva (selección)
Autoetnografía. Una metodología cualitativa, Universidad Autónoma de
Aguascalientes-COLSAN: Aguascalientes, San Luis Potosí, pp. 18-41.
ELORTEGUI URIARTE, MAIDER
2017 “Un recorrido histórico de las Escuelas Normales Rurales en México: el
acto subversivo de hacer memoria desde los acontecimientos contra los
estudiantes de Ayotzinapa”, en Estudios Latinoamericanos Nueva Época,
núm. 40, pp. 157-178.
ESCALANTE FERNÁNDEZ, CARLOS
2010 “Inspectores y maestros rurales ante la educación de los indígenas en
el Estado de México de las décadas de 1920 y 1930”, Cuadernos
Interculturales, núm. 8, pp. 21-33.
FERRÁNDIZ, FRANCISCO
2011 Etnografías contemporáneas. Anclajes, métodos y claves para el futuro,
UAM, México.
FICHA 228, BANCO NACIONAL DE CRÉDITO EJIDAL
Informes acerca de los ingenios Kalkana y Central Ejidal de Tekax;
estadística agraria ejidal de Yucatán y Quintana Roo, En
archivos.gob.mx/guíageneral,
https://archivos.gob.mx/GuiaGeneral/pdf/003/228Banco-Nacional-de-Credito-Ejidal.pdf, Consultado el 23 de junio de 2020.
FIGUEROA ROMERO, DOLORES Y ARACELI BURGUETE CAL Y MAYOR
2017 “Etnizando metodologías de investigación social: formación para el
fortalecimiento del liderazgo de mujeres indígenas”, en Revista de
Investigación Educativa, no. 25, UV, pp. 1-33.
348
FLORES MÉNDEZ YESSENIA
2018 “Nosotros tenemos identidad de maestros y corazón de labriegos”:
Identidad y resistencia en la Normal Rural de Tamatán, Tamaulipas, 19301969, tesis de doctorado, El Colegio de San Luis, México.
2019 “Relaciones de género en la Regional Campesina y Normal Rural de
Tamatán, Tamaulipas”, en Oresta López Pérez y Marcelo Hernández Santos
(coords.) Presencia de las mujeres en la construcción histórica del
normalismo rural en México durante el siglo XX, El Colegio de San Lui,: San
Luis Potosí, pp. 261-288.
FOUCAULT, MICHEL
1976 Vigilar y Castigar, Siglo XXI, México.
GALVÁN LAFARGA, LUZ ELENA Y ORESTA LÓPEZ PÉREZ
2008 Entre imaginarios y utopías: Historias de maestras, CIESAS-El Colegio
de San Luis, México.
GARCÍA AGUIRRE, ALEIDA
2015 La revolución que llegaría. Experiencias de solidaridad y redes de
maestros y normalistas en el movimiento campesino y la guerrilla moderna
en Chihuahua, 1960-1968, Kódice Gráfica, México.
GARCÍA CASTRO, ROSA HILDA
2019 “La construcción sociocultural del ser mujer y el ser hombre en las
escuelas normales rurales del estado de Chihuahua: Escuela Normal Rural
Abraham González y Escuela Normal Rural Ricardo Flores Magón”, en
Oresta López Pérez y Marcelo Hernández Santos (coords.) Presencia de las
mujeres en la construcción histórica del normalismo rural en México durante
el siglo XX, El Colegio de San Luis, San Luis Potosí, pp. 159-182.
GARCÍA JIMÉNEZ, PLUTARCO EMILIO
14 de noviembre de 2009) CNPA otra vez el plan de Ayala de La jornada
del campo. https://www.jornada.com.mx/2009/11/14/cnpa.html.
GEERTZ, CLIFFORD
1973 “Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura”, en
Clifford Geertz, La Interpretación de las Culturas, Gedisa Editorial, Barcelona,
pp. 19-59.
GIBLER, JOHN
2016 Una historia oral de la infamia. Los ataques contra los normalistas de
Ayotzinapa, Grijalbo-Surplus, México.
349
GIL ANTÓN, MANUEL
2018 “La reforma educativa. Fracturas estructurales”, en Revista Mexicana
de Investigación Educativa, vol. 23, núm. 76, COMIE, México, pp. 303-321.
GIROUX, HENRY
1992 Teoría y resistencia en la educación. Una pedagogía para la oposición,
Siglo XXI-UNAM, México.
GLEDHILL, JOHN
1999 El poder y sus disfraces. Perspectivas Antropológicas de la Política.
Ediciones Bellaterra, Barcelona.
GOFFMAN, ERVING
1970 Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales,
Amorrortu Ediciones, Buenos Aires.
GÓMEZ SOLLANO, MARCELA Y CORENSTEIN ZASLAV, MARTHA
2017 “Referentes para pensar la relación entre saberes, sujetos y alternativas
pedagógicas. Dimensiones de análisis y categorías de análisis”, en Marcela
Gómez Sollano y Martha Corenstein Zaslav (coordrs.) Saberes, sujetos y
alternativas pedagógicas. Contextos, concepctos y experiencias, Newton.
Edición y Tecnología Educativa-UNAM, México, pp. 21- 40.
GÓMEZ SUÁREZ, AGUEDA
2009 “El sistema sexo género y la etnicidad: sexualidades digitales y
analógicas”, en Revista Mexicana de Sociología, vol. 71, núm. 4, pp. 675713.
GONZALEZ APODACA, ERIKA
2008 Los profesionistas indios en la educación intercultural. Etnicidad,
intermediación y escuela en el territorio mixe, UAM-I, México.
2016 “La Reforma educativa y sus impactos en Oaxaca”, en El Topil, Núm.
28, pp. 12-16.
350
GONZÁLEZ, RIVERA Y GUERRA
30 de agosto 2017, “Adiós a la plaza. Cambiar a los maestros o cambiar de
maestros”, Insurgencia Magisterial. https://insurgenciamagisterial.com/adios-ala-plaza-cambiar-a-los-maestros-o-cambiar-de-maestros/.
22 de agosto 2018), “Materiales para cancelar la Reforma Educativa. El
monstruo al que nos enfrentamos”, en Insurgencia magisterial. Disponible en:
http://insurgenciamagisterial.com/adios-a-la-plaza-cambiar-a-los-maestros-o-cambiar-demaestros.
GONZÁLEZ VILLAREAL, ROBERTO Y RICARDO AMANN ESCOBAR
2009 “Amilcingo: los desafíos de la tradición”, en María Adelina Arredondo
(ed.) Historias de normales: Memorias de maestros, Juan Pablos Editor,
Universidad Autónoma del Estado de Morelos -Universidad Pedagógica
Nacional Morelos, Cuernavaca, pp. 63-109.
GREAVES, CECILIA
2011 “La búsqueda de la modernidad”, en Dorothy Tank de Estrada, Historia
mínima. La educación en México, COLMEX, México, pp. 188-216.
GUERRERO QUIROZ, PEDRO
1996 Monografía de la Villa de Tamazulapan del Progreso, Oaxaca.
GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, CECILIA ERNA
2014 Escolarización y etnicidad en la región triqui alta: la escuela primaria
Emiliano Zapata, una experiencia de apropiación étnica escolar, tesis de
maestría, CIESAS Pacífico Sur, Oaxaca.
GUBER, ROSANA
2004 El salvaje metropolitano, Paidós: Buenos Aires.
HALE, CHARLIE
2005 “Neoliberal multiculturalism: the remaking of cultural rights and racial
dominance in Central American”, POLAR, Vol. 28, núm. 1, pp. 10-28.
Hale, Charles (2014) “Entre lo decolonial y la formación racial: luchas
afroindígenas por el territorio y (¿o en contra de?) un nuevo lenguaje
contencioso”, en Cuadernos de Antropología Social, núm. 40, pp. 9-37.
2015 “Ente el mapeo participativo y la geopiratería: las contradicciones (a
veces constructivas) de la antropología comprometida”, en Xóchitl Leyva et.
al. (coords.), Prácticas otras de conocimientos, Tomo II, Cooperativa Editorial
Retos, México, pp. 299-330.
351
HARAWAY, DONNA
1995 Ciencia, cyborgs y mujeres: la reivención de la naturaleza, Cátedra:
Madrid.
HERNÁNDEZ, ANABEL
2018 La verdadera noche de Iguala. La historia que el gobierno trató de
ocultar, Proceso-Grijalbo, México.
HERNÁNDEZ CASTILLO, ROSALVA AÍDA
2008 “Descentrando el feminismo. Lecciones aprendidas en las luchas de las
mujeres indígenas en América Latina”, en Aída Hernández (ed.) Etnografías
e historias de resistencia. Mujeres indígenas, procesos organizativos y
nuevas identidades políticas, CIESAS, México, pp. 15-44.
2015 “Violencia y militarización en Guerrero”, en Revista Ichan Tecolotl, vol.
25, núm. 293 CIESAS, México, pp. 11-13.
2019 “Racialized geographies and the ‘War and Drugs’: gender violence,
militarization, and criminalization of indigenous people”, en The Journal of
Latin american and Caribbean Anthropology, vol. 0, núm. 0, pp. 1-18.
HERNÁNDEZ NAVARRO, LUIS
2013 No habrá recreo. Contra-reforma constitucional y desobediencia
magisterial, Fundación Rosa Luxemburgo, México.
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, ÚRSULA HORTENCIA
2014 Vivir la mina: El conflicto minero en San José del Progreso y sus efectos
cotidianos en la vida individual y la existencia colectiva, tesis de maestría,
CIESAS Pacífico Sur, Oaxaca.
HERNÁNDEZ SANTOS, MARCELO
2015 Tiempos de reforma. Estudiantes, profesores y autoridades de la
Escuela Normal Rural de San Marcos frente a las reformas educativas, 19261984, Universidad Autónoma de Zacatecas, Zacatecas.
2017 “El perfil de ingreso para la mujer en las Escuelas Regionales
Campesinas”, en Oresta López Pérez (coord.) Simposio: Historia y género:
huellas, voces, rostros y lucha de mujeres normalistas y maestras rurales
mexicanas, ponencia, Congreso COMIE, San Luis Potosí.
352
2019 “El ingreso de las mujeres a las Escuelas Regionales Campesinas”, En
Oresta López Pérez y Marcelo Hernández Santos (coords.) Presencia de las
mujeres en la construcción histórica del normalismo rural en México durante
el siglo XX, El Colegio de San Luis, San Luis Potosí, pp. 71-92.
INAFED
1988 Enciclopedia de los municipios y delegaciones de México: Oaxaca,
versión digital, Consultada el 27 de diciembre de 2020,
http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM20oaxaca/municipios/20176a.ht
ml
JIMÉNEZ CASTRO, ZAIRA DONAJÍ
2015 La escuela normal de profesoras de Oaxaca 1890-1916, tesis de
maestría, CIESAS Peninsular, Yucatán.
JIMENO, MYRIAM
2007 “Lenguaje, subjetividad y experiencias de violencia”, en Antípoda.
Revista de Antropología y Arqueología, núm. 5, pp. 169 – 190.
JIMENO, MYRIAM, SANDRA LILIANA MURILLO Y MARCO JULIÁN MARTÍNEZ
2012 (edits.) Etnografías contemporáneas trabajo de campo, Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá.
JIMENO, MIRYAM DANIEL VARELA Y ÁNGELA CASTILLO
2015 Después de la masacre: emociones y política en el Cauca Indio,
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, pp. 23-42 y 283-300.
LARA, ALI Y GIAZÚ ENCISO DOMINGUEZ
2013 “Giro afectivo”, en Athenea Digital, vol. 13, núm. 3, pp. 101-119.
http://dx.doi.org/ 10.5565/rev/athenead/v13n3.1060.
LATAPÍ, PABLO (COORD.)
1998 Un siglo de educación en México, FCE-CONACULTA, México.
2008 “Educación y género en la historiografía educativa latinoamericana”,
en Anuario. Historia de la educación, No. 9, Prometeo Libros, Argentina, pp.
147-167.
353
PROCESO
La OCEZ, tres décadas de lucha campesina en Chiapas. Proceso.
https://www.proceso.com.mx/250166/la-ocez-tres-decadas-de-lucha-campesinaen-chiapas.
LEÑERO LLACA, MARTHA ISABEL
2019 “Entre la escucha y la des-escucha: el análisis de género en las
escuelas normales rurales de la primera mitad del siglo XX”, en López Pérez,
Oresta y Marcelo Hernández Santos (coords.) Presencia de las mujeres en
la construcción histórica del normalismo rural en México durante el siglo XX,
El Colegio de San Luis, San Luis Potosí, pp. 13-34.
LEVINSON, BRADLEY Y MICA POLLOCK
2011 A companion to the Anthropoly of Education, Wiley-Blackwell, Nueva
Jersey
LEWELLEN, TED. C.
2003 Introducción a la antropología política, Ediciones Bellatierra, Barcelona.
LÓPEZ MACEDONIO, MÓNICA NAYMICH
2016 Historia de una relación institucional. Los estudiantes normalistas
rurales organizados en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas
de México y el Estado Mexicano del siglo XX (1935-1969), tesis de doctorado,
COLMEX.
2018 Ayotzinapa. Un episodio para reflexionar acerca de lo que fue la
relación institucional de los estudiantes normalistas rurales y el Estado
mexicano, documento interno para el Seminario Interinstitucional de Historia
de la Educación y de la Investigación Científica. Saberes y prácticas, DIE
CINVESTAV, México.
LÓPEZ PÉREZ, ORESTA
2001 Alfabeto y enseñanzas domésticas. El arte de ser maestra rural en el
Valle del Mezquital, CIESAS-Consejo Estatal para la Cultura y las Artes,
México-Hidalgo.
2008a “Educación y género en la historiografía educativa latinoamericana”,
en Anuario. Historia de la educación, No. 9, Prometeo Libros: Argentina, pp.
147-167.
2008b “Porfirianas y revolucionarios: dos estudios de caso de maestras
mexicanas”, En Luz Elena Galván Lafarga y Oresta López Pérez (coord.)
354
Entre imaginarios y utopías: Historias de maestras, CIESAS-El Colegio de
San Luis, México, pp. 257-305.
2017 (coord.) “Simposio: Historia y género: huellas, voces, rostros y lucha de
mujeres normalistas y maestras rurales mexicanas”, Congreso COMIE, San
Luis Potosí.
LÓPEZ PÉREZ, ORESTA Y MARCELO HERNÁNDEZ SANTOS (COORD.)
2019 Presencia de las mujeres en la construcción histórica del normalismo
rural en México durante el siglo XX, El Colegio de San Luis, San Luis Potosí.
LOYO, ENGRACIA
2011 “La educación de un pueblo”, en Dorothy Tank de Estrada, Historia
mínima. La educación en México, COLMEX, México, pp. 154-187.
MACÓN, CECILIA
2013 “Género, afectos y política: Lauren Berlant y la irrupción de un dilema”,
En Revista Latinoamericana de Filosofía Política, 2(16), pp. 163-186.
MALDONADO, BENJAMÍN
2011 La nueva educación comunitaria y su contexto, Cseiio-CedelioCEEESCI, Oaxaca.
MALDONADO RAMÍREZ, CARLOS LUIS
2017 La configuración de la cultura escolar en el proyecto educativo de la
UESA-LEMSC. Procesos de apropiación y resignificación de lo comunitario
en contexto de conflicto, tesis de maestría, CIESAS Pacífico Sur, Oaxaca.
MANDUJANO, ISAÍN
10 de marzo 2017 Fallece el exgobernador Absalón Castellanos; fue
enjuiciado por el EZLN. Proceso.https://www.proceso.com.mx/477663/muereexgobernador-absalon-castellanos-fue-enjuiciado-ezln.
MEJÍA CAZAPA, RAÚL
1998 El normalismo estudiantil rural: Una recuperación de lo vivido
cotidianamente, tesis de maestría, UNAM, México.
MÉNDEZ REYES, JESÚS
2017 Financiamiento rural y el Banco Nacional de Crédito Agrícola, en
https://www.amabpac.org.mx/wp/financiamiento-rural-y-el-banco-nacional-decredito-agricola/. Consultado el 22 de junio de 2020.
355
MOLYNEUX, MAXINE
1985 “Mobilization without emancipation ? Women’s interests, the State, and
revolution in Nicaragua”, en Feminist Studies, vol. 11, No. 2, pp. 227-254.
MORA, MARIANA
2013 “La criminalización de la pobreza y los efectos estales de seguridad
neoliberal: reflexiones desde la Montaña, Guerrero”, en Revista de Estudios
y Pesquisas sobre las Américas, vol. 7, núm. 2, pp. 174-208.
2015 “Ayotzinapa, violencia y sentido el agravio colectivo: reflexiones para el
trabajo antropológico”, en Revista Ichan Tecolotl, vol. 25, núm. 293 CIESAS,
México, pp. 8-10.
2017 “Racismo y criminalización en México”, en Santiago Bastos y María
Teresa Sierra (coord.) Pueblos indígenas y Estado en México. La disputa por
la justicia y los derechos, CIESAS, México, pp. 270-295.
MORA, MARIANA Y JAIME GARCÍA LEYVA
2020 “Racist criminalization, anti-racist pedagogies, and indigenous teacher
dissidence in the Montaña of Guerrero, Mexico”, en Hooker Juliet (edit.) Black
and Indigenous resistance in the Americas from multiculturalism to racist
backlash, Lexington books, Kentuky, pp. 217-248.
MUZOPAPPA, EVA Y CARLA VILLALTA
2011 Reflexiones teórico-metodológicas sobre un enfoque etnográfico de
archivos y documentos estatales. Revista Colombiana de antropología,
Volumen 47, núm. 1, pp. 13-42.
NAVARRETE CAZALES, ZAIRA
2015 “Formación de profesores en las Escuelas Normales de México. Siglo
XX”, en Revista de la Historia de la Educación Latinoamericana, Universidad
Tecnológica y Pedagógica de Colombia, vol. 17, núm. 25, pp. 17-34.
NAVARRO CÉSAR
27 de diciembre 2011 Tierra y educación, fundamento de las escuelas
rurales, La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2011/12/27/opinion/014a2pol.
NICHOLAS, W. RALPH
1965 “Factions: An comparative analysis”, en Michael Banton (Ed.), Political
Systems and the Distribution of Power, Tavistock Publications, Nueva York.
356
ORTIZ BRIANO, SERGIO
2012 Entra la nostalgia y la incertidumbre. Movimiento estudiantil en el
normalismo rural mexicano, Universidad Autónoma de Zacatecas,
Zacatecas.
ORTNER, SHERRY
2000 “Resistance and the Problem of Ethnographic Refusal”, en Comparative
Studies in Society and History, núm. 37, año 1, pp. 173-193.
2006 Anthropology and social theory. Culture, power and the acting subject,
Duke University Press, Duham y Londres.
PADILLA, TANALÍS
2009 “Las normales rurales: historia y proyecto de nación”, en El cotidiano,
Núm. 154, UAM-Azcapotzalco, México, pp. 85-93.
2014 “Rural Education, political radicalism, and normalista identitiy in Mexico
after 1940”, en Paul Gillingham and Benjamint T. Smith (Eds.) Dictablanda.
Politics, Work and culture in mexico, 1938-1968, Duke University Press,
Pensilvania, pp. 341-359.
2019a “Un foco de agitación latente. Los normalistas rurales y la lucha agraria
en Chihuahua durante la década de 1960”, en El Cotidiano, núm. 214, UAMA, pp. 134-144.
2019b “Surgimiento de la FECSM y origen del ‘espíritu revolucionario’ en el
normalismo rural”, en Debates por la Historia, vol. 7, núm. 2, pp. 47- 84.
25 de mayo de 2019) El Mexe: historia, agravios y resistencias”, La Jornada.
https://www.jornada.com.mx/2019/05/25/opinion/015a2pol.
13 de junio 2020 “El normalismo rural en tiempos de covid19”, La Jornada,
https://www.jornada.com.mx/2020/06/13/opinion/020a2pol.
PALACIOS, GUILLERMO
1999 La pluma y el arado. Los intelectuales pedagogos y la construcción
sociocultural del “problema campesino” en México, 1932-1934, COLMEXCIDE, México.
PARDO BRÜGMANN, MARÍA TERESA Y MARÍA LUISA ACEVEDO CONDE
2013 La dinámica sociolingüística en Oaxaca: los procesos de mantenimiento
o desplazamiento de las lenguas indígenas del estado, CIESAS, México.
357
PINEDA PINEDA, IGNACIO
2007 “De las prácticas pedagógicas al análisis institucional en las Escuelas
Normales del Estado de México”, ponencia presentada en el IX Congreso
Nacional de Investigación Educativa, Mérida, Yucatán.
PINTO DÍAZ, IVÁN ALEXIS
2013 Los formadores en la Escuela Normal Rural de Mactumatzá, Chiapas.
La configuración de un “hacer escuela”, tesis de doctorado, UPN, México.
PUJADAS, JOAN
2000 “El método biográfico y los géneros de la memoria”, en Revista de
Antropología Social, núm. 9, pp. 127-158.
PUIGGRÓS, ADRIANA
1996 “Educación neoliberal y quiebre educativo.”, en Nueva Sociedad,
núm.146, pp. 90-101.
RAMBO RONAI, CAROL
2019 “Múltiples reflexiones sobre el abuso sexual infantil: un argumento para
una narración en capas”, en Silvia M. Bénard Calva (selección)
Autoetnografía. Una metodología cualitativa, Universidad Autónoma de
Aguascalientes-COLSAN, Aguascalientes, San Luis Potosí, pp. 123-151.
RAMÍREZ ROSALES, VICTORIA
2008 La construcción de la identidad profesional de las normalistas
tlaxcaltecas. Un estudio sobre los imaginarios y los procesos
sociodiscursivos que definen el ser maestra en dos contextos culturalmente
diferenciados: la Normal Urbana “Lic. Emilio Sánchez Piedra” y la Normal
Rural “Lic. Benito Juárez”, tesis de doctorado, UAM-Iztapalapa, México.
RAMOS GONCALVES, MARISA
2016 “As artes de rua em Timon-Leste: entre o passado o e futuro”, en Rui
Graca Feijó (coord.) Timor-Leste. Colonialismo, Descolonizacao, Lusutopia,
Afrontamento, Porto, pp. 447-499.
RAPPAPORT, JOANE
2007 “Más allá de la escritura: la epistemología de la etnografía en
colaboración”, en Revista Colombiana de Antropología, vol. 43, pp. 197-229.
358
2008 Utopías interculturales. Intelectuales públicos, experimentos con la
cultura y pluralismo étnico en Colombia, Universidad del Rosario-Universidad
del Cauca, Bogotá.
REYES GÓMEZ, FÉLIX A.
2009 Historia de Villa de Tamazulapan del Progreso Oaxaca, Tercera
edición, Oaxaca.
ROBLES DE LA ROSA, LETICIA
22 de marzo de 2016 Cualquiera podrá dar clases: SEP; abre concurso a
universitarios.
Excelsior.
https://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/03/22/1082282.
ROCKWELL, ELSIE
1996 “Keys of appropriation: Rural schooling in Mexico”, en Bradley Levinson,
The cultural production of the educated person, State University of New York,
Nueva York, pp. 301-324.
1997 “La dinámica cultural en la escuela”, en Álvarez, A. (Ed.) Hacia un
currículum cultural. La vigencia de Vygotski en la educación, Fundación
Infancia y Aprendizaje, Madrid, pp. 21-38.
2005 “La apropiación, un proceso entre muchos que ocurren en ámbitos
escolares”, en Memoria, conocimiento y utopía. Anuario de la Sociedad
Mexicana de Historia de la Educación, Pomares, Barcelona, pp. 28-38.
2007a “Metáforas para encontrar historias inesperadas”, en Nepomuceno, M.
de A. y Tiballi, E. F. A. (Eds.) A Educação e seus sujeitos na história (Belo
Horizonte, MG: Argumentum), conferencia, Reunión de la Sociedade
Brasileira de História da Educação. Goiania.
2007b Hacer escuela hacer estado. La educación posrevolucionaria vista
desde Tlaxcala, CIESAS-CINVESTAV-COLMICH, México-Zamora.
2009 La experiencia etnográfica. Historia y cultura en los procesos
educativos, Paidós: Buenos Aires.
2010 “Tres planos para el estudio de las culturas escolares”, en Elichiry, N.
E. (Coord.) Aprendizaje y contexto: contribuciones para un debate, Manantial,
Buenos Aires, pp. 25-40.
359
2011 “Los niños en los intersticios de la cotidianeidad escolar ¿Resistencia,
apropiación o subversión?” en Batallán, G.; Neufeld, M. R. (coords.)
Discusiones sobre infancia y adolescencia. Niños y jóvenes, dentro y fuera
de la escuela. Buenos Aires: Biblos. pp. 27-51.
2012 “Movimientos sociales emergentes y nuevas maneras de educar”, en
Educação e Sociedade CEDES, Campinas 33, Brasil, pp. 827-844.
2017 “¿Por qué se impone a la fuerza una Reforma educativa en México?”,
Megafón, 12, pp. 845-850.
ROCKWELL, ELSIE Y ERIKA GONZÁLEZ APOCADA
2012 “Anthropological research on educational processes in Mexico” en
Anderson-Levitt, Kathryn M. (edit.) Anthropologies of education. A Global
Guide to Ethnographic Studies of Learning and Schooling, Berghahb, Nueva
York.
RODRÍGUEZ, LIDIA MERCEDES
2011 “Saberes, saberes socialmente productivos y educación de adultos”, en
Decisio, pp.55-60
ROLDÁN, NAYELI
2020 “En 2021 castigarán a maestros: recortan 95% de presupuestos a
normales y 4 9% a capacitación. Animal Político”. Recuperado de:
https://www.animalpolitico.com/2020/09/2021-castigaran-maestros-recortan-anormales-capacitacion/.
ROSAS CARRASCO, LESVIA OLIVIA
2003 Aprender a ser maestro rural. Un análisis de su formación y de su
concepción pedagógica, CEE-Fundación para la Cultura del Maestro SNTE,
México.
ROSEBERRY, WILLIAM
1994 “Hegemonía y el lenguaje de la contienda”, en Gilbert Joseph y Daniel
Nugent (Eds.) Everyday forms of State Formation: Revolution and the
Negotiation of Rule in Modern Mexico, Duke University Press, Durham.
360
RUBIN, GAYLE
2013 “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, en
Martha Lamas (Ed.) El género. La construcción cultural de la diferencia
sexual, UNAM-Porrúa, México, pp. 35-96.
RUIZ RUIZ, NELLY
s/f La vida en el interior de la Escuela Normal Rural Vanguardia. Descripción
socio antropologica, Documento del Doctorado en Educación, IME, Oaxaca.
SANTIAGO ROJAS, ELIZABETH
2012 Ñuu Ma’o, nuestro pueblo. Fiestas y tradiciones en Tamazulapan del
Progreso, Oaxaca, CONACULTA-Dirección General de Culturas PopularesSecretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca: Oaxaca.
SCOTT JOAN
2013 “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, en Martha
Lamas El género. La construcción cultural de la diferencia sexual, UNAMPorrúa, México, pp. 265-302.
SERVÍN, ELISA
2011 “A golpes de autoritarismo: la Unión de Federaciones Campesinas de
México, un intento fallido de organización rural independiente”, en Historia y
Grafía, Universidad Iberoamericana, vol. 19, núm. 37, pp. 17-43.
SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA (SEP)
2018 Escuelas Normales. Estrategias de Fortalecimiento y transformación,
SEP, México.
SILVA, ANGÉLICA
2007 “La maestra rural en la posrevolución”, en Spring and Fall, vol. 7.1, núm.
72, pp. 47-60.
STEPHEN, LYNN
2016 Somos la cara de Oaxaca. Testimonios y movimientos sociales.
CIESAS: México.
STREET, SUSAN
2008 “El género como categoría para pensar el sujeto popular", en Galván
Lafarga, Luz Elena y Oresta López Pérez, Entre imaginarios y utopías:
361
Historias de maestras, CIESAS-El Colegio de San Luis, México, pp. 395420.
2019 “¿Historizar para visibilizar o visibilizar para historizar? Las mujeres
ausentes y silenciadas requieren de esta dialógica natural del oficio del
historiador(a) para estar presentes y ser contadas”, en Oresta López Pérez y
Marcelo Hernández Santos (coord.) Presencia de las mujeres en la
construcción histórica del normalismo rural en México durante el siglo XX, El
Colegio de San Luis, San Luis Potosí, pp. 35-40.
TORRES CARRILLO, ALFONSO
2000 “Sujetos y subjetividad en la educación popular”, en Pedagogía y
saberes, núm. 15, 5-14
2006 “Subjetividad y sujeto: Perspectivas para abordar lo social y lo
educativo”, en Revista Colombiana de Educación, núm. 50, pp. 86-103.
TORRES CORONA, VELIA
2010 Logros y contradicciones de la Educación Intercultural Bilingüe en una
escuela primaria indígena bilingüe del municipio de Ocoyucan, Puebla. Un
análisis sociolingüístico, tesis de licenciatura, BUAP, Puebla.
2013 Imaginar la primaria bilingüe en San Bernardino Chalchihuapan Puebla.
Un estudio desde las elecciones escolares de los padres de familia, tesis de
maestría, CIESAS Pacífico Sur: Oaxaca.
2014 Carta programática del Taller Antropología educativa, interculturalidad
y comunalidad (documento interno).
TORRES CORONA, VELIA Y ERICA GONZÁLEZ APODACA
2017 “Primeras aproximaciones al campo de la formación docente indígena
e intercultural en México: una revisión de 2003 a 2015”, ponencia, Encuentro
Internacional de experiencias docentes, bilingües e interculturales y sus
desafíos, Tlacochahuaya, Oaxaca.
TORRES MAZUERA, GABRIELA
2012 La ruralidad urbanizada en el centro de México. Reflexiones sobre la
reconfiguración local del espacio rural en un contexto neoliberal, UNAM, México.
362
TURNER, VÍCTOR
1988 El proceso ritual, Taurus: Madrid.
URIAS HORCASITAS, BEATRIZ
2004 “De moral y regeneración: el programa de reingeniería social
posrevolucionario visto a través de las revistas masónicas mexicanas”, en
Cuicuilco, vol. 11, núm. 32, pp. 87-119.
VALDIVIA RAMÍREZ, FÁTIMA DEL ROCÍO
2013 Las Barrancas del Cobre en la Sierra Tarahumara. Contradicciones del
reconocimiento de la diversidad cultural en un contexto neoliberal, tesis de
maestría, CIESAS Pacífico Sur, Oaxaca.
VALLADARES DE LA CRUZ, LAURA
2008 “La política de la multiculturalidad en México y sus impactos en la
movilización indígena: avances y desafíos en el nuevo milenio”, en Fernando
García (coord.) Identidades, etnicidad y racismo en América Latina, FLACSO
Ecuador, Ecuador, pp. 289-308.
VAUGHAN, MARY KAY
1990 “Women School Teachers in the Mexican Revolution: The Story of
Reyna's Braids”, en Journal of Women's History, vol. 2, núm. 1, pp. 143-168.
2000 La política cultural en la Revolución. Maestros, campesinos y escuelas
en México, 1930-1940, FCE, México.
VÁZQUEZ MANTECÓN, MARÍA DEL CARMEN
2006 “La masonería en México en el siglo de Juárez”, en Muerte y Vida eterna
de Benito Juárez. El deceso, sus rituales y su memoria, UNAM-IIH, pp. 7378.
VÁZQUEZ SEMADENI, MARÍA EUGENIA
2010 “Historiografía sobre la masonería en México. Breve revisón”, en
Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña,
vol. 2, núm.1, pp.19-26.
VELASCO HERNÁNDEZ, FRANCISCO ANTONIO
2011 Rostros, retos y rastros identitaros de la escuela normal rural
Mactumactza: trazos metodológicos desde la perspectiva biográficanarrativa, Ponencia en el XI Congreso Nacional de Investigación Educativa,
México, pp. 1-9.
363
VIÑAO, ANTONIO
2002 Sistemas educativos, culturas escolares y reformas: continuidades y
cambios, Morata, Madrid.
VITE VARGAS, MARISOL
2010 La formación docente en el marco de la cultura institucional de la
Escuela Normal Rural “Luis Villarreal” de El Mexe, Hidalgo, tesis de
doctorado, UPN: México.
2019 “La reconfiguración de la cultura institucional de la Normal Rural Luis
Villareal de El Mexe, Hidalgo, a partir de la reinserción de las mujeres”, en
Oresta López Pérez y Marcelo Hernández Santos (coord.) Presencia de las
mujeres en la construcción histórica del normalismo rural en México durante
el siglo XX, El Colegio de San Luis, San Luis Potosí, pp. 129-158.
VIVEROS VIGOYA, MARA
2016 “La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación”, en
Debate feminista, núm. 52, pp.1-17.
WILLIS, PAUL
1988 Aprendiendo a trabajar. Cómo los chicos de la clase obrera consiguen
trabajos de clase obrera, Akal, Madrid.
ZEMELMAN, HUGO
1992 “Educación como construcción de sujetos sociales”, en La Piragua.
Revista Latinoamericana de Educación y Política, vol. 5, núm. 2, 12-18.
2010 “Sujeto y subjetividad: la problemática de las alternativas como
construcción posible”, en Revista de la Universidad Bolivariana, vol. 9, núm.
27, pp. 355-366.
Archivo
Archivo Histórico de la Escuela Normal Rural Vanguardia, AHENRUVA
Archivo Personal de Pedro Guerrero Quiroz, APPGQ
Cartas de petición de beca y constancias, documento digital, Archivo Histórico de la
Escuela Normal Rural Vanguardia (AHENRUVA)
Fondo Fondo Incorporado Manuel Quiroz Martínez, de la Universidad de Sonora,
FIMQM
364
Prefichas de aspirantes ENRUVA, 1980-1990, AHENRUVA (Archivo Histórico de la
Escuela Normal Rural Vanguardia Varios documentos, Archivo Histórico de la
Escuela Normal Rural Vanguardia (AHENRUVA).
Volante del Buró Político del Partido Obrero Revolucionario (trotskista),
VolantArchivo General de la Nación. Dirección General de Investigaciones Políticas
y
Sociales.
Caja:
1576–B
Exp.
2.
En
http://movimientosarmados.colmex.mx/items/show/875. Consultado el 27 de junio de
2020.
365
ANEXO 1
Cartas de petición de beca y constancias para ingresar a la Escuela Normal Rural Vanguardia (ENRUVA), de 1933 a
1980
Elaboración propia
No
Año
Destinatario
Remitente
1
1933
Director de la
ENR de
Cuilapan de
Guerrero
Padre de
alumnas – Isaac
Trujillo
2
1934
Director de
Educación
Federal Prof.
Fernando
Ximello
(Oaxaca)
Alumno
Sebastián
Ventura López
Asunto de
carta
No puede
pagar becas
Beca para
estudiar en la
Normal de
Cuilapan
Argumentos
“de la última revolución
por la que atravesó esta
región quede muy pobre;
es cierto que poseo más
terrenitos y una casitas,
pero los tenemos no
cubren ni el pago a la
Hacienda pública y la
casitas me sirve de
habitación”
“para poder ser mas
tarde un hombre útil a mi
familia, a mi pueblo y a
mi patria…Estudiaba en
el internado indígena de
Chalcatongo
y
mi
separación de él se debió
en que mi papá se
encontraba grabe mente
enfermo y para el caso
pedí permiso por tiempo
indefinido”
Refiere que envió carta a
la ENR y no hubo
respuesta
Alumno
Lugar de origen
Adscripción
étnica
Hijas
Celia
Ixtlan de Juárez,
Oaxaca
--
Sebastián
ventura
Yutanino, Sola de
Vega, Oaxaca
--
366
3
1934
Director de
Educación
Federal en
Oaxaca
Director de la
ENR de
Cuilapan de
Guerrero
Alumna Clara
Ramírez
4
1935
5
1934
Director de
Educación
Federal en
Oaxaca
Alumno Manuel
G. Martínez
Beca para
ingresar a la
ENR de
Cuilapam
6
1934
Director de
ENR Cuilapan
“
7
1935
Director de
ENR Cuilapan
Alumno Manuel
G. Martínez
**mismos datos
anterior carta
(cambia
destinatario)
Alumno G. Pérez
Padre de
alumno, Felix
Olivares
Beca para
ingresar a la
ENR de
Cuilapam
Beca para
ingresar
Beca para
Normal
Carta a máquina
Alumna
Clara
Ramírez
Tlacolula
---
Su hijo “desea continuar
sus estudios para poder
abrirse para en la lucha
por la vida y servir con
más eficiencia a nuestra
querida Patria.”
Con el estudio
“comprendo que
solamente por el estudio
llegará a ser un buen
ciudadano…y servir más
dignamente a la
colectividad”
Se
presenta
como
pequeño
propietario
agrícola.
El
hijo
estudió
Instrucción
Primaria
Superior
“Sus padres se
encuentran en penuria”
quiere “continuar mis
estudios para ser más
útil a mi familia y a mi
patria”
“
Alumno
Antonio
Olivares
San Agustín de
las Juntas, ex
distrito del centro,
Oaxaca
---
Alumno
Santo Domingo
NaXaá,
Nochixtlán
Oaxaca
----
“
“
-----
No cuenta con los
recursos necesarios y
“desde 1932 a la fecha,
Alumno
San Juan Yací del
Distrito de Villa
Alta, Oaxaca
----
367
8
“
“
Presidente
municipal del
municipio San
Juan Yaci
Beca para
Normal, era
maestro en la
comunidad
9
1935
Director de
ENR Cuilapan
Hermano del
alumno
10
1938
Director de la
Escuela
Regional
campesina
Vanguardia
Padre de alumno
Agustín Díaz
Beca para
ingresar a la
Normal
Lugar para
Escuela
internado,
Escuela
Elemental
Agrícola
11
1938
Director de
Mactumatzá
Mamá de
alumna
Beca para
ingresar a la
Normal
12
1938
Director de
Mactumatzá
13
1939
ENR de San
Antonio de la
Cal
Inspección de
Educación
Federal
Fernando
Ramos, alumno
Beca para
ingresar a la
Normal
Ingresar
Escuela
Elemental
Agrícola
he venido prestando mis
servicios maestro
municipal de la Escuela
Rural de mi tierra natal”
“las garantías que nos
concede el Gobierno
Federal actual, a los
campesinos y obreros, y
esperamos
buenos
frutos en lo futuro de la
Escuela Socialista, por lo
que virlinemos gracia y
favor.”
Padre difunto, tiene
Educación Primaria
Superior
Escuelas para personas
pobres, “situación
económica y por su raza
de origen netamente
indígena”.
Terminó el cuarto año de
primaria
“concediéndole la beca
que el Gobierno da para
los campesinos
pobres,que[Sic] carecen
de los recursos
indispensables para
poder educar a sus
hijos”
“
Escuela “para el
campesino que desea
instruirse”
Alumno
Alumno
Félix
Espinoza
Hijo
Agustín
Díaz
Chazumba,
Oaxaca
-----
Parian Oaxaca
----
Alumna
Chiapa de Corzo,
Chiapas
---
“
Tuxtla Gutierrez,
Chiapas
-----
Marcos Pérez
Teposcolula
Oaxaca
-----
368
14
1939
Fernando
Ramos
Ingresar a la
Escuela
Regional
Campesina
Permanecer
en
vacaciones
15
1941
Director
Normal
Fernando
Ramos
16
1939
Padre del
alumno (formato)
Beca para
ingreso a la
Regional
17
1939
Director de la
Escuela
Regional
Campesina
A quien
corresponda
Presidente
municipal de San
Andrés Lagunas,
Teposcolula
Certificado de
hijo de
campesino
18
1941
Alumno
Solicitud de
beca durante
vacaciones
19
1939
Director de la
Escuela
Regional
Campesina de
San Antonio de
la Cal
Director de la
Escuela
Regional
Campesina de
Padre de alumna
Solicitud de
plaza en
alguna de las
escuelas
Solicitar ingresar a los
internados de la Normal
Porque sus padres
carecen de dinero “por lo
que considero injusto
sacrificarlos al solicitar la
ayuda se pecuniaria
indispensable para
trasladarme hasta mi
pueblo. Así mismo debo
expresarle con toda
sinceridad que también
mi intención es
aprovechar ésta época
para estudiar”
Por tener “malísimas
condiciones
económicas”
“Hijo de humilde
campesino”, originario
de San Andrés
Teposcolula, “pobreza
de sus padres”, “calidad
de indígena mixteco” y
“fuerte inteligencia”
Por estar su comunidad
incomunicada y no estar
rápido el transcurso de
la correspondiencia
“…soy
un
humilde
campesino,
que
no
teniendo que heredarle a
mi mencionada hija otra
Marcos Pérez
Teposcolula
Oaxaca
---
“
Marcos Pérez
Teposcolula
Oaxaca
---
Alumno
Daniel
García
Mérida
Alumno
Daniel
García
Mérida
Villa de
Teposcolula
Oaxaca
-----
San Andrés
Lagunas,
Teposcolula,
Oaxaca
“indígena
mixteco”
Ranchería
Morelos,
Teposcolula
Oaxaca
-----
Alumno
Daniel
García
Mérida
Alumna
369
San Antonio de
la Cal
elementales
agrícolas
20
1939
Director de la
Escuela
Regional
Campesina de
San Antonio de
la Cal
Alumna
Candelaria Cruz
Solicitud beca
para ingresar
al internado
de la Escuela
Agrícola
Elemental de
Soledad Etla
Solicitud beca
para estudiar
en la
Regional
21
1941
Director de la
Escuela
Regional
Campesina de
San Antonio de
la Cal
Alumno Ismael
Carmona López
22
1941
(enero)
Director de la
Escuela
Regional
Campesina de
San Antonio de
la Cal
Alumno Ismael
Carmona López
Solicitud de
vacante en la
Regional
23
1941
(febrero)
Sr. Profr.
Saturnino
Monterrosa
Israel Segura y F
Solicitud de
espacio para
Ismael
Carmona (su
cosa más que este
patrimonio,
e4stoy
dispuesto
seguir
luchando en la vida para
continuar sosteniéndola
en el estudio, aunque
sea
con
grandes
sacrificios”
Lleva vida peregrina por
su padre que es peón de
campo, tiene “vivos
deseos de seguir
estudiando”
“…no quiero ir a servir a
los de mi clase con la
sencilla preparación de
la
Escuela
Primaria
Superior.
Que mis padres son
sumamente pobres y no
pueden costear mis
estudios
en
alguna
Escuela Normal”.
Anexa constancia de que
sus padres son pobres
Explica que en los
documentos enviados
hacía falta el acta de
nacimiento (la cual
envía) y menciona que
sabe que hay una
vacante
Pregunta si es posible
eso y cuánto sería la
mensualidad.
Alumna
Ranchería
Morelos,
Teposcolula
Oaxaca
----
Alumna
Cacahuatepec,
Oaxaca
-----
Alumno
Cacahuatepec,
Oaxaca
------
“
370
(director de la
Normal?)
padre está
dispuesto a
pagar la
mensualidad
entre que una
vacante se
desocupe)
Solicita una
beca para la
Normal
24
1941
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Alumna Estefani
Montes
Hernández
25
1943
Alumna Estefani
Montes
Hernández
Misma
solictud
26
1942
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Director de la
Escuela
Regional
Campesina de
San Antonio de
la Cal
Director de la
Escuela
Vocacional de
Agricultura para
Indígenas en
Chalcatongo,
Oax (Venacio
Valadez Tovar)
Departamento
de Asuntos
indígenas
Solicitud de 4
becas para
estudiantes
indígenas de
su escuela y
envió de
solicitudes
Al parecer es un
conocido del director
que interceda por el
alumno
“por ser pobre no he
podido conseguir en otra
Escuela
y
también
porque soy huérfana de
padre”
Terminó su Primaria
Rural.
Había mandado oficio al
Director de Educación
Federal de Oaxcaca
Menciona que el año
pasado solicitó pero no
pude llegar a la escuela
por enfermedad.
Alumna
Yatachio el Bajo
Oaxaca
-----
“
“
“Tomandoconsideración
su atento oficio girado a
esta Escuela, por el que
nos ofrecía concedernos
algunas becas para los
alumnos indígenas que
hubieran concluido su
Instrucción
Primaria
Elemental…ya que se
trata de beneficiar a
jóvenes indígenas que
tienen aspiraciones de
elevar su nivel cultural y
social”.
4
alumnos
Xicotencatl,
Chalcatongo,
Oaxaca
Manda dos
cartas más
para
solicitar la
beca
Carta a
máquina
371
27
1942
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
BANCO
NACIONAL DE
CRÉDITO
EJIDAL S.A.
Jefatura de
zona centro
Oax.
Solicitud de
becas para
los hijos de
ejidatarios
28
1942
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Alumno Héctor
Pinacho
Mendoza
Solicitud de
beca para
ingresar a la
Normal
29
1943
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Alumna Ines
Emilia Sánchez
Aragón
Solicitud de
beca para
ingresar a la
Normal
30
1943
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Alumna Elpidia
Méndez Noyola
Solicitud para
ingresar y
para una
beca
“por el apreciable
Alumnos
conducto del señor
Doctor Alberto Franco
de la Torre, gestionar
algunas becas para
hijos de ejidatarios que
están dispuestos a
tener una mejor
preparación”.
Menciona a dos
ejidatarios que llevarán a
los alumnos interesados
“pués[Sic]
siendo Alumno
completamente
pobre
quiero
tener
esa
oportunidad que nuestro
Gobierno
no
ha
brindado”
“por mi situación económicaAlumna
no me
permite ingresar a otra
Superior; y teniendo en cu
esa Escuela de su alto c
netamente
para
hijo
campesinos y sostenida
nuestros actuales goberna
son
de
ideal
demo
Revolucionario; y que tiene
miramiento fijo, el progre
adelanto de todos los pue
forman el Estado, y el
general”.
Certificado de ser hija de Alumna
campesino (entre otros
requisitos)
Santa Martha Etla
-----
Miahuatlán,
Oaxaca
Se menciona que
es originario de
Tamazulapan
----
Ciudad de
Oaxaca
----
Ocotlán de
Morelos,Oaxaca
-----
372
31
1943
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Alumna Victoria
Villegas
Solicitud para
ingresar y con
beca
32
1944
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Padre de alumna
Engracia
Manzano Flores
Beca para
terminar
instrucción
primaria y
luego en la
carrera de
maestra rural
33
1944
Director de la
Escuela
Normal Rural
de San Antonio
de la Cal
Madre de
alumna Carmen
Manzano Flores
(hermana de
Engracia)
34
1944
Jefe del
Departamento
de Estudios
Pedagógicos.
Secretaria de
Educación
Alumna Elsa
Victoria Gordillo
Solís
Beca para
terminar
instrucción
primaria y
luego en la
carrera de
maestra rural
Beca en una
de las
Normales
Rurales para
Señoritas
“quiero aprovecharme
para adquirir una
preparación sólida y
duradera que me
permita regresar más
tarde a mi tierra para
servir con más utilidad y
mejor.”
Manda copia de su
solicitud al Director de
Educación Federal
“Que soy campesino con
una escasa fraccion[Sic]
de tierra y que,por lo
mismo , no me produce
lo suficiente para el
sostenimiento de mi
familia y menos puedo
sostener a mis hijos en
sus estudios”.
Certificado de ser hija de
campesino
Alumna
Totontepec,Mixes,
Oaxaca
-----
Alumna
Jaltianguis Ixtlan
de Juarez
Oaxaca
----
Mismos argumentos que
arriba
Alumna
Jaltianguis Ixtlan
de Juarez
Oaxaca
---
Espacio en “…una de
las Escuela Normales
Rurales para señoritas
pero no siendo posible a
mis padres sostenerme
en el estudio,ruego[Sic]
a Ud. me conceda una
Beca”
Alumna
Comitán, Chiapas
----
373
35
1944
Srita. Directora
Profsra.
PIEDAD
BANUET
Escuela
Normal Rural
de
Tamazulápam
Director de la
Escuela
Normal Rural
de
Tamazulapan
Padre de alumna
Agripina
Camilo Collado
Solicitud de
una beca
36
1944
COMITÉ
DIRECTIVO DE
LA SOCIEDAD
DE PADRES DE
FAMILIA de la
Escuela Federal
Demostración
Solicitud de 5
becas para 5
exestudiantes
de la primaria
que
terminaron el
II grado del II
ciclo
37
1945
Director de la
Escuela
Normal Rural
de Señoritas
Tamazulapan
Teposc
Alumna Sara
Cruz Ramos
Solicitud de
beca para
estudiar en la
Normal
38
1945
José Dolores
Ponce
Rodríguez.
Director de la
Escuela
Normal Rural
Félix Ortiz Ferra.
Maestro Rural
Artículo 123
Padre adoptivo
de la alumna
Beca para
estudiar en la
Normal
“Que como humilde
ejidatario con domicilio
social anotado al
margen e imposibilitado
económicamente para
poder proporcionar una
mejor EDUCACIÓN a mi
hija”
“sus padres se
encuentran en la
lamentable situación
económica; estos
señores se dedican a los
trabajos del campo con
recursos muy
limitados,que[Sic] los
productos, no les basta
para sus necesidades
más indispensable”
“…Que habiendo
terminado su Educación
Primaria Superior en la
Escuela de esta
población, como lo
comprueba el certificado
que adjunto, y no
teniendo sus padres
recursos económicos
para costearme una
carrera”.
“quien quedó bajo mi
cuidado y
responsabilidad desde
su nacencia, pues su
padre, del que no se
sabe más que vive,
radica en la ciudad de
México y que si ella lleva
Alumna
Olleras de
Bustamante,
Chazumba
Huajuapan,
Oaxaca
-----
Alumnas
Santa Catarina
Tayata,
Tlaxiaco,Oaxaca
----
Alumna
Yanhuitlan Cochix
Oaxaca
Habla de que la
alumna es
originaria de la
ciudad de Puebla
----
Alumna
Huixtla
Chiapas
----
374
su apellido es porque la
ley así lo manda. De
manera que esta niña
nos pertenece: a mi
hermana Clara, y a
nuestra anciana madre y
a mí por ella nos hemos
desvivido”
39
1945
Director de la
Escuela
Normal Rural
de
Tamazulapan
Padre de alumna
Solicitud de
ingreso
Viajará con una alumna
ya del plantel (REDES
DE PAISANAJE)
“…manifestarle que no
habiendo Escuelas
Normales Rurales en
esta Entidad por haber
pasado a cer[Sic]
escuela practicas[Sic] de
agricultura no pueden
ingresar a ella niñas con
deseos de estudiar…
que este año termino su
cuarto año en la Escuela
Primaria Anexa a esa
Normal Soy sumamente
pobre y en cambio tengo
una familia muy grande
a quien tengo que
proporcionar Educación,
sin recursos económicos
que puedo hacer?
Absolutamente nada,
mas que acojerme[Sic] a
las Escuelas que el
Gobierno ha creado para
las necesidades”
Alumna
Huixtla
Chiapas
---
375
40
41
1945
1945
Prof.
Salvador
Varela
Director
Educación
Federal.
Director
Educación
Federal
D.
R.,
de
de
Alumna Eloísa
Nivon Fuentes,
con Vo.bo. de su
padre
Beca para
ingresar a
Normal
Alumna Carmen
Rosalía Martínez
Cortés
Beca para
ingresar a la
Normal
Sociedad de
Padres de
familia de la
población
Solicita beca
para 9
egresadas de
la primaria
(diferentes
grados
terminados)
CCP
director
Normal
42
1945
Director de la
Escuela
Normal Rural
Tamazulápam
“…desea seguir sus
estudios superiores,
pero careciendo de
recursos económicos
para ello”
Anexa constancia de ser
hija de campesinos y
constancia de pobreza
“hija del Maestro Rural
Federal Marcelo de J.
Martínez Jarquín…me
conceda una beca de
interna en la Normal de
referencia, ya que la
situación económica
impide hacerlo en otra
forma.
Comprendiendo que su
espíritu progresista y de
estímulo para quienes
desean
mejorar
su
preparación con el objeto
de servir mejor a las
comunidades y a la
Patria”
Constancia de ser hija de
maestro rural
Alumna
Firma de Oaxaca,
Oax. Pero refiere
que estudio en la
Escuela de
Ixthuatán, Juch.,
Oax.
----
Alumna
Miahuatlán
Oaxaca
----
Alumnas
Santa Catarina
Tayata, Tlaxiaco,
Oaxaca
*Otra carta
más con
376
43
1945
Director de la
Escuela
Normal Rural
Tamazulápam
Madre (viuda) de
alumna
44
1945
Director de la
Escuela
Normal Rural
Para Señoritas.
Tamazulapa,
Oax
Padre de las dos
alumnas
petición de
tres becas
Solicita
becarpara
ingreso de su
hija
Solicita beca
para sus dos
hijas
“pidiendo este beneficio
basada
en
la
cricusntancia[Sic] de que
soy viuda, con muchos
hijos y mujer pobre…Mi
hija tiene trece años de
edad; ha cursado el
cuarto año de instrucción
primaria y es hija de
ejidatario…”
“…no podría sufragar en
total, a pesar de
cualquier sacrificio,
debido a mi situación de
demasiada
pobreza…Estos datos,
así como también la
buena conducta y la
buena salud de ellas y
mi condición de
campesino dedicado al
cultivo de la tierra, serán
comprobados
oportunamente ante
usted, mediante la
presentación de los
documentos respectivos,
de ser resuelta
favorablemente la
presente solicitud”
Alumna
Huixtla
Chiapas
---
Alumnas
Tecomatlán
Puebla
---
*1945 entregaron oficios
y documentación
comprobatoria
377
45
46
47
1946
1946
1945
Director de la
Escuela
Normal Rural
Tamazulápam
Maestro Rural
Federal plaza
Número 13493
que pide por su
hija Luz Méndez
Pérez
Director de la
Escuela
Normal Rural
de esta Villa
Madre de
alumna
Director de la
Escuela
Normal Rural
de
Tamazulapan
Padre de hija
Martha Félix
Ramos
Solicitud de
beca para
ingresar a la
Normal
Solicita beca
para su hija
“Por si, y por mi
esposo
Fidel
Hernández que
no sabe escribir,
lo hago yo”
Solicitud de
beca para su
hija
“…cursó el segundo año
en la Escuela Normal
Federalizada de esta
ciudad y en el presente
año debe estudiar el
Tercer año,pero[Sic] que
la presente época de
crisis y mi raquítico
sueldo no me permite de
seguirla teniendo en
dicha Escuela y me
obliga a pedir a usted
una subscripción en esa
Escuela de su digno y
atinado dirección.”
*** Nueva carta dirigida
por el Director de
Educación Federal de
Oaxaca para solicitar
esa beca, dirigida al
director de la ENRUVA
“curse su
Complementaria en esa
noble institución y pueda
emprender la carrera
magisterial ya que para
ello tiene
vocación.Somos[Sic]
pobres y estamos
atenidos a nuestros
escasos recursos que el
campo nos prodiga”
“acabó de estudiar el
quinto año, y ba[Sic] a
cursar el cesto[Sic] año,
y como acá se atraviesa
con la dificultad de que
Alumna
Ciudad de
Oaxaca
Oaxaca
----
Alumna
Villa de
Tamazulapan del
Progreso
----
Alumna
Pueblo Nuevo
Comaltitlan,
Chiapas
----
378
no hay 6to año y como
yo soy pobre, muy pobre
con una numerosa
familia y ya que su digno
plantel que Ud. dirige,
está renombrado hasta
en estos rincones
humildes del Estado de
Chiapas, aprobecho[Sic]
la ocasión, que
talves[Sic] no me sea
negada mi petición, y si
es que me concede, le
ruego me conteste
pronto, para aprovechar
la ocasión de que se
baya[Sic] cuando se
baya[Sic] la Señorita
Carmen Lara que ya
estudió el año pasado
en ese colegio y pueda
llevar adjunto los
documentos que Ud. me
ordene que yo mande,
que creo tenerlos todos
los requisitos, y ya sabe
que el corazón
agradesido[Sic] de una
humilde madre, le
agradecerá
heternamente”.
48
1946
Director de la
Escuela
Normal Rural
de
Tamazulapan
Madre de
alumna
Solicitud de
beca para
estudiar
**Redes de paisanaje
“y en virtud de que ella
tiene deseos de seguir
adquiriendo mayores
conocimientos,y[Sic]
devido[Sic] a mi
Alumna
Pueblo Nuevo
Comaltitlan,
Chiapas
-----
379
situación economica[Sic]
me es Imposible poderla
sostener devido[Sic] a
que sóy[Sic] mujer sola
por tal motivo Señor
Director, mucho le
agradesería[Sic] su
baliosa[Sic] ayuda en
éste caso,
manifestandole[Sic] que
nosotros dependemos
de la clace[Sic]
campesina ejidatarios de
éste lugar”
49
50
1946
1946
Director de la
Escuela
Normal Rural
Para Señoritas.
Tamazulapa,
Oax
Srita.
Piedad
Banuet Quero
Directora
Escuela
Normal Rural
Tamazulápam,
Teposc. Oax
Padre de alumna
DIRECTOR
FEDERAL
DE
EDUCACIÓN.
PROF.AURELIO
C. MERINO
Solicitud de
beca para
ingresar a
normal
Atender
petición de
beca de la
maestra
Teodora
Martínez
Pérez para
sus dos hijas
que entran a
normal
Anexa constancia de ser
ejidataria
“mi hija continúe sus
estudios para ser mas
útil y deseando disfrutar
de los bienes que el
Gobierno da en los
Internados”
Entrega certificado de
pobreza “y justificante de
que somos campesinos”
“Ruego a usted, muy
atentamente, se sirva
prestar especial atención
a gestiones como la
presente ya que se trata
de trabajadores al s
ervicio[Sic]
de
la
Secretaria del Ramo con
bajo sueldo y con
servicios
en
zonas
apartadas del Estado.
Alumna
Cuicatlán
Oaxaca
Alumnas
Ciudad de
Oaxaca
---
380
51
1947
Directora de la
Escuela
Normal
Alumna Feliciana
López R.
Solicitud de
beca para
ingresar
51
1947
Director de la
Escuela
Normal Rural,
Tamazualapam
Alumna Celia
Cuevas Martínez
Solicitud para
estar como
interna en la
Normal
Me permito suplicar a
usted comunique
directamente a la
interesada el r
esultado[Sic] de la
gestión”
Anexa certificado de
insolvencia.
“para ingresar al 1er año
de
secundaria
manifestando que mis
padres son campesinos
y carecen de los medios
económicos necesarios
para mis estudios”.
“no pudiendo continuar
mis estudios por causas
económicas de mi
madre,recurro[Sic] a
Usted,teniendo[Sic] en
cuenta las franquicias
que la Secretaría de
Educación Pública
brinda a la clase
campesina para
alcansar[Sic] un grado
más en nuestros
estudios”
Alumna
Tamazulapan
Oaxaca
Alumna
Zimatlán de
Álvarez, Oaxaca
Alumna
Zacuelpan
Tlaxcala
---
*Anexa documentación,
nada de constancia de
pobreza o hija de
campesinos
52
1953
Director de la
Normal Rural
Alumna Leonor
Paez Temazatzi
Solicitud de
beca
---
381
Otra carta del
padre de la
alumna
Carta del
presidente
municipal
(originarios de la
comunidad)
53
1966
Director
Escuela
Normal Rural
Vanguardia
Tamazulapan,
Oax.
54
1968
Director de la
Escuela
Normal Rural
Vanguardia de
Tamazulapan
Carta de director
de primaria
Profr.
Maximiliano
Palma Cristóbal
(PAIM-281115)
INI, mixteca alta,
Tlaxiaco, Oax.
Liga de
Comunidades
agrarias y
sindicatos
campesinos del
Estado de
Oaxaca, y
miembros de la
Confederación
Nacional
Campesina
Noticificacion
de Profr.
Leovigildo
Jiménez
Guzmán,
supervisor de
Educación en
este Centro
como
encargado de
llevar a las
aspirantes a
la Normal
Constancia
de ser hija de
campesinos
“Las aspirantes que me
refiero entregaron con
oportunidad
sus
documentos, por lo que
deberán presentar las
pruebas de admisión que
se efectuará en esa
misma el 31 del presente
para ser incluidas en el
33% de las becas que
corresponden
a
las
jóvenes indígenas.”
Alumnas
Tlaxiaco
Oaxaca
Se menciona que los
padres tienen
“incapacidad económica”
para costear los estudios
de la hija, se le
denomina como
“ascendía
auténticamente
campesina”
“Confiamos en que por
su reconocida
identificación en favor de
nuestro sector
Alumna
Ciudad de
Oaxaca
“jóvenes
indígenas”
(en otro
documento, la
alumna es
originaria de
Yahuiche, Ixtlán
382
55
1966
Director de la
Escuela
Normal Rural
Vanguardia
56
1963
Director de la
Escuela
Normal Rural
Vanguardia
57
1980
Director de la
Escuela
Normal Rural
Vanguardia
Dip.Diódoro
Carrasco
Palacios, como
secretario
general de la
Liga
Comité Regional
Campesino del
Distrito de
Huajuapan,
miembro de la
liga de
Comunidades
agrarias y
sindicatos
campesinos del
estado de
Oaxaca en
Huajuapan para
la aspirante
Flora Blanca
Pérez Luna
Presidente
municipal
constitucional
Carlos Escobar
Cruz de de
Tehuantepec de
Antelma
Carrasco
Valdivieso
Agente municipal
Modesto López
Cervantes, en
pro de la alumna
BEATRIZ
RAMIREZ
CHAVEZ
campesino” se le
conceda la beca
**Constancia escaneada
Constancia
de
procedencia
campesina
Constancia
de pobreza
“Hace constar…es hija
de padres humildes…y
sin recursos económicos
para proporcionarse a sí
misma
cualquier
comodidas”.
Alumna
Tehuantepec
Oaxaca
Constancia
de pobreza y
de venir de
familia
campesina
“,
depende
de
la
familia..honesta
y
campesina
de
esta
población”.
Alumna
Reforma
Ecatepec
Yautepec Oaxaca
---
“…es de escasos
recursos económicos,
383
obteniendo un salario de
100, cien pesos diarios
ganándolos en hacer
tortillas planchado y
lavado de ropa”.
58
1980
Director de la
Escuela
Normal Rural
Vanguardia
Comité Regional
Campesino
(CNC), en
Miahuatlán
Secretario
del
Comité Regional
Campesino
Martín Sanches
Aragón a favor
de Ma. Columba
Reyes López
Constancia
de origen
campesino
Constancia
de residencia
“familia con escasos
recursos” “de origen
campesino”
384