ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
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Prólogo
Sami Naïr
Casi diez años después del Atlas de la inmigración magrebí (1996), que dió ya un detallado
panorama de la realidad de la inmigración en España, se ofrece aquí un nuevo trabajo del Taller de
Estudios Internacionales Mediterráneos, también bajo la dirección ilustrada de Bernabé López García
en colaboración, esta vez, con el investigador y universitario marroquí Mohamed Berriane. Este Atlas
de la inmigración marroquí en España, aparece como una magistral síntesis de todos los conocimientos
sobre la realidad de los flujos migratorios entre Marruecos —y, de manera más amplia, el conjunto
de los países del Magreb—, África y España. La orientación escogida por los directores de este
trabajo, que reúne a los mejores especialistas en la materia, quiere estudiar las migraciones en
dirección hacia España no a partir del único hecho del desplazamiento de las personas, sino de la
comprensión de la inmigración como un “hecho social total”, en el sentido en que lo entendía el
socio-etnólogo Marcel Mauss. Se trata de aprehender el hecho migratorio en sus múltiples dimensiones,
genética y estructural, cultural y existencial, social y política.
Una estimulante introducción metodológica pone de entrada el acento sobre los problemas
de definición del objeto, de periodización y de crítica de fuentes para legitimar el conjunto del trabajo.
La aproximación no se limita a analizar la coyuntura: se adentra también en una reflexión en el
tiempo largo acerca de los contactos humanos entre ambas orillas. Al hacerlo así, se relativiza la
idea de que se trataría hoy de una inmigración del todo nueva, como si los dos pueblos (marroquí
y español) no fueran viejos conocidos. Siguen a continuación diez bloques analíticos que, cada uno
en su ámbito, intentan hacer balance: varios autores nos aportan, en artículos breves, de agradable
lectura, informaciones extremadamente útiles acerca del Magreb desde los años noventa a los
nuevos inmigrados de los años 2000-2010, pasando por la mayor parte de cuestiones culturales e
identitarias suscitadas por el hecho migratorio. Así mismo también, las relaciones tumultuosas entre
España y Marruecos, donde el juego político tiende a veces, cuando no siempre, a sobredeterminar
el hecho migratorio por la competición geo-estratégica de los dos países, o aún por los efectos de
polución de la construcción europea y finalmente por la intrusión de los medios de comunicación
como factor de radicalización de los conflictos entre las dos orillas. El gran interés de la mirada reside
aquí en el hecho de que España no aparece como un bloque, sino antes bien a través de la diversidad
de las lógicas migratorias que caracterizan a las diversas comunidades autónomas del país: por
ejemplo, la política catalana no obedece a los mismos parámetros que las de otras comunidades
por razones a la vez geográficas y económicas, aunque también políticas e incluso culturales. Así
mismo, los flujos de inmigrados clandestinos se dirigen hacia ciertos sectores (agricultura, restauración,
construcción, etc.) y tienden a concentrarse en ciertas regiones en donde las condiciones de
explotación son, a menudo, extremadamente duras.
Más allá de estas aproximaciones sectoriales, este nuevo Atlas afronta un análisis riguroso
de las políticas migratorias llevadas a cabo en España en la última década, de donde puede deducirse
con claridad que los poderes públicos no han dado muestras, hasta ahora, de una particular perspicacia
en la materia. De hecho, yo mismo he tenido ocasión de señalarlo y de llamar la atención sobre los
peligros de una “no-política” de inmigración, decidida en las lides de la batalla política interna en
España y deslegitimada a los ojos de la gran mayoría de la opinión pública. El hecho migratorio,
inevitable y ventajoso desde todos los puntos de vista para España, ha sido instrumentalizado así
por los partidos políticos en su competición por el poder, abandonando finalmente a los inmigrados
al sector informal de la economía española que ha encontrado una fuente de beneficios considerables
a condición de que los inmigrados vivan aterrorizados por el hecho mismo de su situación de
ilegalidad. Será preciso hacer un día el balance de estos últimos ocho años pasados y de lo que
han costado tanto en el dominio simbólico como en las percepciones identitarias entre españoles
e inmigrados. Está claro que la situación de apartheid que ha prevalecido en algunos lugares y que
explotó a los ojos de la opinión pública mundial en El Ejido, no fue debida sólo al azar: ahonda sus
raíces lejos y profundamente en cierta mirada sobre los inmigrados en general y sobre los “moros”
en particular. Más en profundidad, remite —y el trabajo de los investigadores en esta obra lo demuestra
bien—, a la ausencia de una cultura de derechos y deberes que responde tanto a distorsiones
propias de la historia de España como a los intereses bien comprendidos de ciertas capas sociales.
Será necesario, también, que los poderes públicos españoles sigan a los países europeos más
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avanzados en la materia (Inglaterra, Alemania, Francia, Suecia…).
Otro aspecto original de esta obra: propone al mismo tiempo un análisis de las regiones de
partida de la inmigración, hasta el punto de que se puede hablar de un trabajo sobre España y
Marruecos, como si se tratase de una única y misma entidad histórica. Esta parte ha sido llevada
a cabo por un equipo marroquí agrupado en torno a la UFR (Unidad de Formación e Investigación)
“Desarrollo y Ordenación Regional en Marruecos”, de la Universidad Mohamed V-Agdal, dirigida por
Mohamed Berriane.
A mi entender, esta aproximación es única en los estudios sobre los flujos migratorios y estoy
convencido de que inspirará a nuevas generaciones de investigadores que querrán no sólo cruzar
las miradas para comprender mejor la dinámica de los flujos entre regiones emisoras y regiones
receptoras, sino, más aún, inventar una aproximación de la inmigración que esté fundada en la
dialéctica de la complementariedad y de las necesidades en las economías interdependientes
llamadas a evolucionar juntas. La aproximación en términos de codesarrollo habría merecido, por
otra parte, más atención en este trabajo, aunque no fuera más que por el hecho de que esta política
se ha convertido en una estrategia oficial de la Unión Europea desde la cumbre de Tampere (1999).
Política de codesarrollo que pretende ayudar no tanto al retorno de los inmigrados a sus países de
origen, como algunos han intentado hacer creer maliciosamente para mantener políticas egoístas
de rechazo de reconocimiento de los derechos para los inmigrados instalados regularmente, sino
a favorecer a las regiones de partida de los inmigrados, racionalizando la transferencia de fondos.
Es evidente, para todo espíritu un poco dúctil, que esta política sólo puede tener éxito si los inmigrados
instalados disponen de derechos de residencia y sobre todo de libre circulación hacia el país de
origen. Una simple lectura del bloque V de este Atlas, consagrado a la inmigración marroquí en las
regiones de partida, muestra, mejor que cualquier especulación teórica, la dialéctica de desarrollo
entre estas regiones y España. Se encuentra ahí un verdadero tesoro en materia de ventajas mutuas
y de cooperación fructuosa, por poco que los poderes públicos de ambos lados quieran hacer un
esfuerzo. Hay que rendir aquí homenaje a los esfuerzos realizados por la Junta de Andalucía en
este sentido.
Sin embargo, no se insistirá nunca bastante sobre el hecho de que la cuestión capital de las
migraciones hoy no es la de la inmigración clandestina sino la de la circulación entre los países
ricos y los países pobres. En tanto que la Unión Europea no haya elaborado una concepción clara
de este derecho de circulación, la inmigración continuará siendo un “problema”. No se pueden
comprender ni las dificultades de integración ni el crecimiento masivo del reagrupamiento familiar
y menos aún la transformación de las migraciones de asilo en migraciones de trabajo, si no se aborda
a fondo la cuestión de la circulación. No abogo aquí por la apertura de fronteras; por otra parte,
ningún autor de este libro se arriesga a ello. Digo solamente que es necesario organizar la demanda
migratoria y establecer una política de visados de corta, media y larga duración, que contendrá la
presión migratoria y permitirá a los mismos inmigrados escoger la duración de su estancia en los
países de acogida. De hecho hoy no lo pueden hacer y saben que si ellos retornan a su país por
algunos años, perderán los derechos adquiridos y no podrán volver más a un país en el que han
trabajado años y donde, tal vez, sus hijos han adquirido incluso la nacionalidad. Aunque éste es otro
problema, que merecería ser estudiado cualitativamente, ya que se trata de un tema de vida cotidiana.
Podría prologar aún por largo tiempo este Atlas. Básteme subrayar que si, hace ahora diez
años, los investigadores españoles aparecían como novicios en el estudio de los flujos migratorios,
hoy se alinean, gracias a universitarios como Bernabé López García, Javier de Lucas y muchos
otros de los que han contribuido a este libro, con los especialistas de alto nivel capaces de los
mejores análisis en Europa. Añadiré, puesto que es raro, que la excelencia de este trabajo reside
también en el hecho de que la mirada que se proyecta sobre la difícil cuestión de las migraciones
no es exclusiva de los especialistas de la sociedad receptora, sino también la de los investigadores
magrebíes, y es preciso felicitar por ello tanto a los directores de la obra como a la Universidad
Autónoma de Madrid y a la UFR de Rabat-Agdal. Ahí reside el compromiso mínimo para una lectura
del hecho migratorio que no sea, como a menudo ocurre, una lección de dominación sobre los
inmigrados y de indiferencia hacia los países de origen. Recomiendo pues, muy vivamente la lectura
de este trabajo dirigido por Bernabé López García y Mohamed Berriane. Es realmente ejemplar.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Metodología
Bernabé López García
Mohamed Berriane
Este Atlas 2004 de la inmigración marroquí en
España es continuación del Atlas de la inmigración
magrebí en España que publicó el Taller de Estudios
Internacionales Mediterráneos de la Universidad
Autónoma de Madrid en 1996 y que trazó una
radiografía de la situación a principios de la década
de los noventa de la que era por entonces la más
importante de las colonias inmigrantes en nuestro
país, la magrebí, integrada en su casi totalidad por el
colectivo marroquí, el más próximo geográficamente
de cuantos procedentes de países no comunitarios
comenzaron a instalarse entre nosotros a lo largo de
los años ochenta en que España se convirtió en país
de acogida de inmigrantes.
Se optó por llamar magrebí a aquel primer Atlas
porque en la dimensión histórica que se quiso dar al
fenómeno migratorio, el espacio de referencia fue el
magrebí, teniendo en cuenta también que un siglo
antes o incluso tan sólo unas décadas, eran los
españoles los que circulaban por el espacio magrebí
como emigrantes, instalándose en la región de Orán
o en otros puntos de Argelia, o en el norte de Marruecos
o en Casablanca, como trabajadores o como exiliados.
Se realizó entonces una radiografía de tres colectivos,
el marroquí, el argelino y el tunecino, aunque la
descompensación era manifiesta a favor del primero,
gracias a su mayor importancia numérica y también
a la mayor abundancia de fuentes. Aún así,
denominamos al Atlas magrebí, haciéndonos eco del
término más frecuentemente utilizado por los medios
de comunicación a manera de eufemismo para referirse
al colectivo marroquí, más de diez veces más numeroso
que todos los “otros magrebíes” juntos.
En este nuevo Atlas nos hemos planteado también
desde un principio cómo denominarlo, para distinguirlo
del primero, dado que se trata de una publicación
completamente nueva, aunque aproveche y parta de
la investigación anterior, que sirve aquí de referencia
para comprender la evolución sufrida por esas
migraciones a lo largo de los años noventa. Nos ha
parecido pues más oportuno llamarle Atlas de la
inmigración marroquí en España, no sólo porque es
el colectivo marroquí el que sigue siendo ampliamente
mayoritario entre los otros magrebíes, sino porque se
dedica una buena parte de la obra al estudio en
profundidad de la geografía social y humana de
Marruecos a fin de que sirva de marco explicativo de
no pocos aspectos del fenómeno migratorio. Lo que
no ha impedido que dediquemos unos apartados
pequeños a argelinos, tunecinos y mauritanos en
España.
Aquel Atlas de 1996 que la Universidad Autónoma
de Madrid editó, fue también la primera publicación
del Observatorio Permanente de la Inmigración,
dependiente por entonces de la Dirección General de
Migraciones del Ministerio de Asuntos Sociales. Estuvo
dirigido por Bernabé López García y coordinado en
colaboración con Ana Isabel Planet y Ángeles Ramírez.
La obra reunió los trabajos de más de 60 expertos
españoles y extranjeros en temas de inmigración,a fin
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de trazar la historia de la inmigración marroquí en
España desde sus orígenes en los años cincuenta,
pero realizó al mismo tiempo la radiografía del colectivo
marroquí en el momento de la regularización de 1991,
sirviéndose para ello de la base de datos de la Dirección
General de Migraciones realizada al efecto para aquel
proceso regularizador, pero también de otras nuevas
elaboradas por el TEIM, gracias a diversas ayudas
concedidas por proyectos de Investigación y Desarrollo
de la DGICYT, la Comunidad de Madrid o la propia
DGM.
Entre esas fuentes originales destacaban dos: la
base de datos que se tituló RAÍCES, que recogía las
localidades de nacimiento y domicilio en los cinco
países del Magreb, así como la de asentamiento en
España, de todos los magrebíes regularizados en
1991; y la que se denominó MIGRAMAR, que agrupaba
los principales datos contenidos en los fondos
consulares de Marruecos en España a través de una
muestra representativa extraída por el TEIM. La primera
permitía realizar un corte transversal sincrónico del
principal colectivo extranjero en España en 1991 y la
segunda, esbozar diacrónicamente la evolución entre
las primeras llegadas en los años cincuenta y el proceso
regularizador de 1991.
El objetivo principal de la investigación que se llevó
a cabo con el primer Atlas era ir más allá de los datos
sociológicos que tradicionalmente se estudiaban, tanto
por las instituciones interesadas como por los
investigadores procedentes de campos de estudio
como la Sociología o la Antropología, tratando de
profundizar en los orígenes geográficos de los diversos
integrantes del colectivo marroquí, a escala de región,
de provincia, de círculo e incluso de municipio. Una
cuestión que, inexplicablemente, había dejado de lado
la comunidad científica interesada por la emigración
marroquí a Europa desde los estudios de J. Bonnet y
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R. Bossard en 1973 . Se pretendía así descubrir cuáles
eran los principales focos emisores de emigrantes
desde Marruecos hacia nuestro país. Una aportación
que podía ser útil además en otros ámbitos, como el
de identificar zonas necesitadas de ayuda para la
cooperación internacional. La explotación de las bases
de datos citadas permitió al TEIM desvelar la enorme
riqueza del cruce de las geografías de origen y de
destino, la existencia de redes autónomas que actuaban
entre unos puntos y otros de Marruecos y España,
construyendo unos mapas que divergían fuertemente
de unas comunidades autónomas españolas a otras
y que servían para conocer un nuevo género de
relaciones hispano-marroquíes a pequeña escala, que
ha generado flujos económicos e intercambios
humanos importantes pero al que todavía no se ha
sabido sacar el provecho.
La comunidad marroquí en España se ha
multiplicado por cinco desde 1992, superando hoy las
300.000 personas en situación regular. El padrón
municipal de 2003, que incluye además de los regulares
a buena parte de los sin papeles, cuenta 370.000
marroquíes, lo que los convierte ya no en la primera
comunidad extranjera sino en la segunda, después
de ecuatorianos, fruto de un complejo de factores
operados en los últimos cinco años. Se hacía necesaria
por todos estos cambios cuantitativos y cualitativos
una revisión del Atlas, que pusiera al alcance, tanto
del investigador de las migraciones como de las
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diversas entidades que se relacionan con
ellas, una nueva radiografía de la comunidad resultante
tras una década de intensificación del fenómeno
inmigratorio, así como una recopilación de los eventos
vividos por el colectivo marroquí en la última década
del siglo XX y el arranque del siglo XXI.
Con este fin, el TEIM se propuso elaborar nuevas
bases de datos que permitieran la actualización del
Atlas o, más bien, la realización de uno nuevo que
prolongara el editado en 1996. Resultaba imposible
reconstruir una base de datos similar a RAÍCES, ya
que aquella fue posible gracias a que todo el material
relativo a la regularización de 1991 estuvo acumulado
temporalmente en los sótanos del viejo Instituto Español
de Emigración, en la calle Pintor Rosales, lo que fue
aprovechado para extraer manualmente de la fotocopia
del pasaporte de cada expediente los datos referentes
a los orígenes y domicilios de los más de 50.000
inmigrantes magrebíes. El hecho de que a partir de
entonces los procesos de regularización se han
realizado en las diferentes provincias españolas sin
que se reúna físicamente toda la documentación en
un solo lugar, y que los datos centralizados no
especifiquen más que el país del inmigrante,
ignorándose la provincia o el municipio de nacimiento
o domicilio, no permite trazar esa radiografía sincrónica
que facilitaría comparar dos momentos de la colonia
marroquí en España en 1991 y en 2001.
Sí era posible en cambio prolongar la base de datos
MIGRAMAR a partir de la recogida de datos de las
inscripciones en los consulados de Marruecos desde
1992, fecha en que se interrumpió la anterior base de
datos. Se elaboró así la base OJALÁ, integrada por
tres ficheros correspondientes cada uno a los
consulados de Madrid, Barcelona y Algeciras con un
total de 4.301, 4.096 y 5.996 casos respectivamente,
lo que supone aproximadamente un 20%, un 5% y un
10% de los inmigrantes inscritos en cada consulado
en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 1992
y el 31 de diciembre de 2000. Como en el caso de
MIGRAMAR, se recogían los lugares de nacimiento,
domicilio en Marruecos y asentamiento en España,
sexo, año de nacimiento, de inscripción, profesión y
estado civil. El sentido de estas muestras era conocer
los perfiles diferenciados de los marroquíes asentados
en las distintas Comunidades Autónomas a lo largo
de los noventa, a fin de poder compararlos con los de
los llegados en la etapa anterior, comprobando así las
permanencias y los cambios en dichos perfiles. Un
estudio más bien cualitativo que cuantitativo, que
completase así una dimensión poco conocida de la
inmigración, la de sus raíces geográficas.
En el estudio llevado a cabo en el primer Atlas
sobre los marroquíes llegados hasta 1991, las
inscripciones consulares ayudaban también a
cuantificar la realidad demográfica del colectivo
marroquí, en un momento en que las fuentes
estadísticas eran escasas y poco rigurosas. La
inscripción consular era por entonces un requisito
imprescindible para poder regularizarse. Por este
hecho, los registros consulares lograban reflejar
bastante de cerca el volumen de marroquíes presentes
realmente en España hasta esa fecha, mucho más
que las estadísticas del Ministerio del Interior. Así, los
registros consulares daban cuenta en 1990 de 60.000
inscripciones, frente a los 16.000 registrados en los
datos de extranjería.
El proceso de regularización de 1991 demostró la
picaresca que podía estar ligada a la obtención de
este requisito. Certificados de inscripción consular con
fecha anterior a la requerida para la obtención de
papeles fueron expedidos de manera fraudulenta en
el Consulado de Barcelona, por lo que este requisito
perdió su valor ante las autoridades españolas. A partir
de 1992, la inscripción consular pasó a tener validez
sólo ante las autoridades marroquíes, siendo obligatorio
para la obtención, renovación o legalización de
documentos, pasaportes, registros matrimoniales, de
nacimientos u otros.
A efectos de nuestro Atlas sigue siendo una fuente
fiable para el seguimiento de la evolución de la colonia,
si bien el número de registros traduce más de cerca
el volumen de residentes legales en España. Por
ejemplo, a fines de 2000, el total acumulado de registros
consulares arrojaba la cifra de 237.954 marroquíes,
no muy lejano de los 199.782 de las estadísticas de
residentes en la misma fecha. Sólo se inscriben en
los consulados los que han obtenido previamente su
residencia. Ello implica que ya no sirve esta fuente,
como antes de 1991, para realizar una aproximación
al volumen de irregulares.
Hablamos del total acumulado de registros
consulares. Éste es un aspecto en el que las
inscripciones consulares cuentan con un punto débil:
recogen con relativa fidelidad las altas, pero no las
bajas que, aunque nunca fueron frecuentes, siempre
existieron, sometidas siempre a la posibilidad de una
remigración, dada sobre todo la proximidad entre
España y Marruecos. Naturalmente la fidelidad en los
registros de las altas es mayor en los lugares próximos
a los consulados y menor en aquellas localidades
alejadas. Esta ha sido la razón de la creación de
nuevos consulados a partir del año 2001, intentando
acercar la representación diplomática a los usuarios.
DEMARCACIONES DE LOS CONSULADOS MARROQUÍES
EN ESPAÑA HASTA EL AÑO 2000
Las demarcaciones consulares hasta el año 2000
fueron las siguientes: el Consulado de Madrid, con
sede en la capital, que englobaba seis comunidades
autónomas (Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y
León, Cantabria, Asturias y Galicia); el Consulado de
Barcelona, que comprende siete comunidades en la
zona nororiental de la península (Cataluña, Baleares,
Valencia, Aragón, Navarra, La Rioja y el País Vasco);
el Consulado de Algeciras, situado en otro tiempo en
Málaga, que incluye tres comunidades al sur
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
(Andalucía, Murcia y Extremadura); y, por último, el
Consulado de Las Palmas, que reúne a los inmigrantes
instalados en la comunidad canaria.
A raíz de la visita del monarca marroquí Mohamed
VI a España en septiembre del año 2000, se dibujó
una nueva geografía de los consulados, reestructurando
las demarcaciones de los viejos, creando otros nuevos
y abriendo viceconsulados en otros lugares. De este
modo, el Consulado general de Madrid pierde la cornisa
cantábrica y las provincias de León, Palencia y Burgos,
que pasan a depender de un viceconsulado instalado
en esta última ciudad y dependiente de Madrid, y en
el que se incluyen también el País Vasco y Navarra,
antes incluidas en el Consulado de Barcelona. A su
vez, este consulado general incorpora a la región de
Murcia, hasta entonces ligada a Algeciras. El Sur de
España se reestructura en dos consulados. El de
Algeciras, se limita a Cádiz y Málaga, mientras el
Consulado general de Sevilla, de nueva creación,
incluye Extremadura y el resto de Andalucía, si bien
las provincias de Almería y Granada dependen de un
viceconsulado con sede en Almería.
Dado que estos nuevos consulados no comenzaron
sus funciones hasta el año 2001 y que la base de
datos OJALÁ se cierra a fines de diciembre de 2000,
las nuevas inscripciones en estos consulados de nueva
creación no son tenidas en cuenta.
El caso del Consulado de Las Palmas, cuya
demarcación se ha mantenido idéntica, ha contado
en nuestro estudio con una base de datos diferenciada,
denominada ARUCAS, que ha sido establecida por el
profesor Ramón Díaz Hernández, de la Universidad
de Las Palmas. Dicha base recoge todos los registros
inscritos durante la década de los noventa hasta el
año 2001.
Una primera aproximación a los resultados de la
explotación de estas bases de datos y de su
comparación con lo analizado en el Atlas de 1996 se
llevó a cabo en el trabajo que Bernabé López García
presentó en el Tercer Congreso sobre inmigración
celebrado en Granada en noviembre de 2002, con el
título de “Marroquíes en España: 1991-2002. La
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confirmación de los perfiles de origen” . Como podía
demostrarse en sendos cuadros sobre la evolución
de la colonia marroquí en España por provincias de
origen, se constataba una cierta permanencia del
mapa de origen de los inmigrantes procedentes de
Marruecos en España, lo que confirmaba la existencia
de redes que habían ido densificándose, aunque
manteniendo sus perfiles originarios. En los cuadros
se comparaban los porcentajes provinciales de
procedencia de los inmigrantes marroquíes en el
periodo 1971-1990 con los de los años 1992-1998 en
cada una de las demarcaciones consulares, tratando
de ver su relación con los porcentajes resultantes del
proceso de regularización de 1991.
Un avance más completo de este Atlas lo ha
constituido el estudio “Desarrollo y pervivencia de las
redes de origen en la inmigración marroquí en España.
Hacia la actualización del Atlas de la inmigración
magrebí en España”, publicado por el Observatorio
Permanente de la Inmigración. Se trataba de la
comparación de las bases de datos realizadas para
el primer Atlas (RAÍCES y MIGRAMAR) con las que
han servido para este segundo, OJALÁ y ARUCAS.
Se trazaba así la evolución cuantitativa y de los perfiles
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de la colonia marroquí en las diecisiete comunidades
autónomas españolas.
La estructura de este nuevo Atlas se compone de
diez bloques. En el introductorio se presenta el marco
histórico, geográfico en el que se van a mover los
movimientos migratorios que nos ocupan. El segundo
está dedicado a presentar los cambios operados en
el Magreb de fin de siglo tanto en la demografía, como
en la economía o en la política. La relación, complicada
muchas veces, entre España y Marruecos a lo largo
de la última década, constituye el bloque tercero.
Se entra con el bloque cuarto en el análisis
pormenorizado de las migraciones, analizando en
primer lugar las políticas de inmigración desde varios
puntos de vista, el europeo, el español, pero también
el del país que protagoniza las migraciones, Marruecos.
El bloque VI esboza la evolución de la colonia marroquí
entre el proceso de regularización de 1991 y el año
2001. Pero el núcleo del Atlas lo constituyen dos
bloques esenciales: el V, que analiza el fenómeno
migratorio de los marroquíes hacia España tomando
como punto de partida la región de origen; y el séptimo
que analiza la evolución del proceso de asentamiento
en las diferentes comunidades autónomas españolas.
Para llevar a buen término estos dos grandes
bloques era necesario contar con especialistas que
conocieran bien la realidad tanto de origen como de
destino. De ahí que este Atlas haya contado desde su
principio con un equipo de geógrafos marroquíes bajo
la dirección de Mohamed Berriane, responsable de la
Unidad de Formación e Investigación (UFR) “Desarrollo
y Ordenación Regional” de la Universidad de Rabat,
codirector de la obra. El bloque V, titulado “La
emigración marroquí y las regiones migratorias”
constituye un denso apartado que quiere servir en
España como acercamiento geográfico a la realidad
física, humana y económica del Marruecos de hoy,
necesario para conocer las razones de las migraciones
pero también adaptado para material escolar de utilidad,
dado que la escuela española se encuentra abierta a
otras realidades de las que se carece de instrumentos
para su conocimiento.
Para este bloque, Marruecos se ha dividido en
“regiones migratorias”, integradas cada una de ellas
por una o varias regiones administrativas que guardan
entre sí una cierta relación en su comportamiento
migratorio. Se han tenido en cuenta para diseñarlas,
los cambios administrativos establecidos por la ley de
la regionalización de 1997, por lo que no se ajustan
en este Atlas las regiones a las que dibujamos en
nuestro Atlas de 1996. La única región que queda
igual es la Península Tingitana. El Rif y la Oriental se
unen ahora en una sola región, a la que se suman las
provincias de Taunat y Taza. El Marruecos atlántico
incluye ahora las llanuras interiores como Tadla o el
Hauz. El Saiss de Fez y Mequínez aparece ahora
ligado al Tafilalet. El Suss se une a los oasis del Draa
y al país de Guelmim y Assa Zag. Y, por último, buena
parte del Sahara Occidental compone una última región
migratoria, de la que se ha desgajado a Esmara incluida
en la anterior región.
Cada una de esta regiones cuenta con su propia
historia migratoria y con un comportamiento particular
en este dominio, siendo necesario señalar que, en lo
que se refiere a las migraciones hacia España, las
diferencias cuantitativas y cualitativas son notorias.
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LAS REGIONES MIGRATORIAS EN EL ATLAS DE 1996
Mapa Administrativo de Marruecos
potencialidades y problemas. A continuación se
pormenorizan algunos aspectos de cada una de las
regiones administrativas que se incluyen en la región
migratoria. Sigue un estudio de ésta en relación con
su comportamiento respecto a las migraciones
internacionales, tratando de resumir la bibliografía
existente sobre las migraciones procedentes de la
misma. Finalmente se realiza el análisis de la
emigración hacia España, dándole sentido y explicación
a los mapas establecidos a partir de las bases de
datos originales para este Atlas, mapas que se refieren
a dos momentos: 1991 y 2000. Para analizar la
situación de la inmigración marroquí en España a
comienzos de los años noventa, contábamos como
se ha dicho más arriba con dos bases de datos,
MIGRAMAR, establecida a partir de los consulados y
RAICES, extraída del proceso de regularización de
1991. Hemos preferido esta segunda para la realización
de los mapas de 1991 ya que recogía más exactamente
la realidad de los datos en ese momento. Para estudiar
la realidad de los marroquíes a comienzos del milenio,
hemos usado la base de datos OJALÁ. El mapa de
2000 es el resultado global del aporte de ambas bases
de datos.
LAS REGIONES MIGRATORIAS EN EL ATLAS DE 2004
Mapa Administrativo de Marruecos
Para analizar la geografía de origen de los
inmigrantes marroquíes, se ha trabajado a escala de
comuna rural y municipios, lo que supone una
profundización a escala más afinada que la del Atlas
de 1996. Ha sido necesario un trabajo complejo, en
una relación estrecha entre el equipo marroquí
confeccionador e intérprete de los mapas de las
regiones y el equipo español que realizó y puso a
punto las bases de datos, ya que en la fuente utilizada,
el pasaporte del inmigrante, extraído de su expediente
consular, en el apartado “Lugar de nacimiento” figura
unas veces el nombre de la comuna o municipalidad,
junto con la provincia correspondiente, pero otras
veces aparece el viejo nombre de la tribu a la que
pertenece o el aduar natal, sin ninguna referencia al
municipio en su denominación actual, lo que ha
obligado a una localización compleja. Pero trabajar a
esta escala permite hilar más fino en los análisis que
en el Atlas anterior, en donde sólo se trabajó a escala
de círculo, entidad administrativa superior al municipio
aunque de mayor escala que la provincia.
Los lugares de domicilio en Marruecos
corresponden al domicilio del inmigrante en el momento
de ser expedido su pasaporte. Se ha trabajado a
escala provincial con el fin de conocer las migraciones
interiores que han precedido a la llegada a España
del inmigrante, estableciendo así una jerarquía
provincial de lugares que han servido de etapa
intermedia en el proceso migratorio y de aquellos
desde donde las migraciones se hacen de manera
más directa.
El esquema que se sigue para el estudio de cada
una de estas seis regiones migratorias es el que sigue:
para analizar la geografía de origen, en primer lugar
se realiza una descripción geográfica de la región
analizada, en la que se tienen en cuenta sus
En lo que se refiere al bloque séptimo, dedicado
a las “Regiones de destino de las migraciones
marroquíes a España”, se ha buscado igualmente a
especialistas en migraciones en cada una de las
Comunidades Autónomas españolas. Cada autor ha
tratado su artículo adecuándolo a la especificidad de
su comunidad, con autonomía, si bien la documentación
gráfica que se incluye en todos ellos procede de las
mismas fuentes con el fin de dar coherencia al corpus.
Ha sido difícil homogeneizar las fuentes de los dos
momentos que se comparan en el Atlas, principio de
17
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
los noventa y arranque del nuevo siglo. Por un lado,
el censo de 1991 contenía una información incompleta
de la presencia de extranjeros en España, por entonces
un fenómeno muy escaso. Se ha preferido por ello
utilizar los datos oficiales a escala municipal del proceso
de regularización de 1991, publicados en los Anexos
del anterior Atlas, más ricos y representativos. Para
constatar la evolución hasta la actualidad, se ha tomado
como referencia el Padrón municipal de 2003, ya que
era una oportunidad poder dar la visión más actualizada
del desarrollo de la colonia, en lugar de aprovechar el
Censo de la Población de 2001, a pesar de que esta
fecha resultaba más acorde con el momento que se
representa en los mapas de Marruecos, es decir, los
inmigrantes llegados hasta fines de 2000. En los mapas
de origen de los marroquíes en las diferentes
comunidades autónomas se han representado los
regularizados en 1991 y los inscritos en los consulados
entre 1992 y 2000 inclusive, mostrando así dos
secuencias que permiten comparaciones interesantes.
Tras estos dos puntos fuertes del Atlas, los bloques
octavo y noveno analizan distintos aspectos de la
nueva realidad planteada en España por el fenómeno
reciente de la inmigración. Los efectos de la
multiculturalidad y la integración de los marroquíes,
con especial atención a aspectos culturales y religiosos,
por un lado y, por otro, las actitudes de la sociedad
española ante el fenómeno.
Un pequeño bloque final, el décimo, “El Magreb y
España”, hace referencia a los otros magrebíes,
dedicando algunos breves trabajos a los colectivos
argelino, mauritano y tunecino. Trabajos que no
pretenden más que dejar constancia de que también
se encuentran en un proceso de expansión, aunque
a mucha distancia del marroquí. La falta de fuentes
originales, fuera de las tradicionales estadísticas de
extranjería, han hecho que su presencia en el Atlas
sea casi marginal. Libia aparece en este apartado
como país magrebí aunque no en tanto que país
emisor de emigrantes sino como puente hacia Europa
de las migraciones subsaharianas y magrebíes.
Al final se incluyen dos anexos, uno bibliográfico,
con las referencias incluidas por los autores en los
diferentes artículos, una selección bibliográfica extraída
del Centro de documentación sobre migraciones del
Colectivo IOÉ (Asociación Nexos), así como un
repertorio de tesis extraidas de la base de datros
TESEO y otro anexo estadístico. En este último se
han procurado reunir estadísticas de difícil acceso que
conciernen al colectivo marroquí o los listados que
nos han servido para la realización de los mapas, tanto
de origen como de destino.
Se quiere dejar constancia de que los topónimos
marroquíes han sido castellanizados en el texto de
los artículos y en los mapas de acuerdo con su
pronunciación o uso corriente. No así en los apéndices,
donde aparecen en la versión afrancesada oficial en
tipografía latina en Marruecos.
Como acompañamiento gráfico del Atlas se
incorporan numerosas fotos entre las que se destaca
la colección cedida especialmente pàra este Atlas por
Fernando García Arévalo, autor de la exposición En
lo más ancho del Estrecho, que abre los diferentes
capítulos. La imagen gráfica ha desempeñado un
papel clave en la construcción imaginaria de la
inmigración por lo que ha querido dársele un papel
relevante en este estudio.
1
“Aspects géographiques de l’émigration marocaine vers l’Europe”, en Revue de
Géographie du Maroc, 23-24 (1973), pp. 5-50.
2
En F. Javier García Castaño y Carolina Muriel López (Eds.), La inmigración en España.
Contextos y alternativas, Volumen II de Ponencias del III Congreso sobre la inmigración
en España, pp. 251-264, Granada 2002.
18
Agradecimientos
Este Atlas ha tenido un complejo proceso de elaboración y no hubiera podido ver la luz sin un montón de
esfuerzos, apoyos y de ayudas, tanto institucionales como individuales, de las que se quiere dar aquí cuenta
a manera de reconocimiento.
En primer lugar hay que agradecer el empeño de los 82 colaboradores que han juzgado útil asociar su
esfuerzo a este trabajo colectivo que no hubiera tenido profundidad sin su saber concreto en los muy diferentes
campos en los que cada uno trabaja. En segundo lugar, hay que recordar a quienes han hecho posible la base
de datos de partida sobre la que se ha construido este análisis, la base de datos OJALA, que lleva por nombre
el de la serigrafía que Said Messari realizó para una conmemoración colectiva de las gentes del TEIM en
diciembre de 1997.
Dicha base de datos pudo realizarse gracias a las facilidades que los señores Mohamed Ben Bouchta,
Abdessalam Baraka, Mohamed El Khattabi y Bouchaib El Khalfi, dieron al equipo del TEIM en todo momento
para poder extraer los datos necesarios de la muestra de inmigrantes llegados a España entre 1992 y 2001,
así como otros datos de interés como nacimientos, matrimonios o defunciones. De este modo, un equipo
integrado por Manuel Lorenzo, Pablo Banet, Encarna Cabello, Puerto García, Jordi Llaonart, Juanjo López y
sus colaboradores de Barcelona confeccionaron OJALA que fue informatizada por Puerto García, Carmen
Rodríguez bajo la coordinación de Ana Planet. Angeles Yetano y Jordi Moreras trabajaron durante tiempo en
Barcelona para obtener datos adicionales que han sido de gran utilidad para el presente Atlas.
Este Atlas es tributario de dos proyectos de investigación I+D que han ayudado a financiarlo: "Integración
euromediterranea: movimientos humanos, acercamiento economico y estabilización politica: el caso hispanomagrebí" (SEC96-0726, 1996-2000) y “Reformas políticas y económicas, cambio social y migraciones en el
proceso de integración euromediterránea: sus implicaciones para España” (SEC 2001-1353-C03-01, 20012004). Así como del proyecto de Acción Integrada hispano-marroquí “Regionalización y cambio político en
Marruecos” (1998) entre la UAM y las Universidades Mohamed V de Rabat (Mohamed Berriane) y Hassan II
de Casablanca (Mohamed Tozy). Este último proyecto sirvió para estrechar los lazos entre los equipos español
y marroquí.
Por su parte, la Fundación Hassan II, gracias a la comprensión de Omar Azziman y Abderrahmán Zahi,
aportó una gran ayuda al firmar un convenio con el TEIM mediante el cual se comprometió a apoyar
financieramente la confección y redacción de toda una parte relativa a las regiones de origen de la inmigración
marroquí en España, de la que se haría cargo el grupo de investigación dirigido por Mohamed Berriane de
la Universidad Mohamed V de Rabat-Agdal. El convenio, firmado también por Alain Roussillon del Centre
Jacques Berque de Rabat, hubiera querido prolongarse en un estudio más amplio sobre las nuevas movilidades
en el Mediterráneo, del que este Atlas pretendía ser una de las primeras realizaciones.
Un gran impulso para la publicación fue dado por el Observatorio Permanente de la Inmigración, tanto en
su etapa dependiente del Ministerio de Interior como en la posterior, vinculado al Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. Marisa Carvajal y Antonio Jordán han apoyado con insistencia la aparición del Atlas,
aportando además cuanta documentación fue requerida por el equipo de coordinación. La ayuda concedida
para la publicación por parte de estas instituciones ha sido decisiva.
En este mismo sentido hay que agradecer al Departamento de Publicaciones de la Universidad Autónoma
de Madrid, en la persona de su director Jorge Pérez de Tudela, quien vio desde el primer momento el interés
del proyecto. Adela Gijón se encargó de la conexión permanente con el Observatorio para que la coedición
se llevase a cabo.
En el capítulo de agradecimientos a instituciones no debemos olvidar a la Dirección General de Protección
Civil que, a través de Francisco Ruiz Boada y Carmen Lobo, nos facilitó cuantiosos datos y materiales gráficos
sobre las Operaciones de Paso del Estrecho de la última década.
Un recuerdo especial merece el Colectivo IOÉ por su solicitud al ayudarnos a componer la bibliografía
acerca de la inmigración marroquí en España, ofreciéndonos una búsqueda exhaustiva en su rica base de
datos y biblioteca, abierta siempre a cuantos investigadores se interesan por las cuestiones migratorias.
Un trabajo de esta envergadura, realizado entre dos países, y con una movilización de tantos autores, ha
requerido, además, de labores de confección de mapas y gráficos, de traducción, de coordinación, de revisión
de textos, de maquetación y corrección de pruebas. Sin la experiencia y meticulosidad de Pablo Fidalgo
(Madrid), sin la paciencia y rigor de Asmae Mouihi, con la ayuda de Abdelali Binane del Laboratoire d’Infographie
de l’UFR-DAR (Rabat); sin el trabajo de Laura Mijares y Bárbara Azaola como traductoras; sin las gestiones
de coordinación desde el TEIM, primero de Eva Sáenz-Díaz y Elena Gutiérrez y más tarde de Luciano Zaccara
y Laura Rodríguez del Pozo; sin las revisiones y correcciones llevadas a cabo por Cecilia Fernández Suzor;
y, por ultimo, sin la creatividad de Said Messari, este Atlas no hubiera podido ver la luz.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Imágenes entre ambos lados del
Mediterráneo: geografía e historia,
del atlas al icono
Míkel de Epalza
El título de esta aportación al Atlas indica ya
claramente su contenido: un intento de situar el
fenómeno migratorio entre el Magreb y España en
unas coordenadas de espacio y de tiempo, geográfico
e histórico, y en un marco más amplio que el de los
hechos empíricos que se presentan aquí, que se
presentaron ya, hace casi una década, en la primera
edición exitosa de la obra. Es una reflexión, con datos
a otros niveles, para iluminar esa realidad. Y a esas
reflexiones sobre datos geográficos e históricos se
añaden otros datos interpretativos, a dos niveles más:
los que proporcionan los estudios filológicos o
etimológicos de las denominaciones del Mediterráneo
y los que se derivan de la expresión dominante de la
realidad mediterránea, la cartográfica (“del atlas al
icono”). Todo eso quiere abarcar el tema de este breve
trabajo, para comprender con nuevos datos y
consideraciones la realidad migratoria hispanomarroquí.
Cuando Bernabé López García acuñó y empezó a
utilizar, para comprender la migración magrebímarroquí, la expresión “el retorno de los moriscos” en
el subtítulo del libro Inmigración magrebí en España
en1993, empleó esta expresión chocante, pero no
desatinada, para hacer reflexionar sobre amplias
dimensiones, históricas y geográficas, de ese fenómeno
migratorio. Porque el profesor Bernabé López García
es sociólogo e historiador de profesión, historiador de
las sociedades árabes y de las españolas, pensador
de su pasado y de su presente. Y por eso, cuando
estudiaba la geografía humana de las migracionesemigraciones de los marroquíes-magrebíes hacia
España, se le ocurrió relacionar esta realidad con el
antecedente histórico masivo más importante de las
migraciones en los siglos precedentes, la historia de
los moriscos emigrantes de España a lo largo del siglo
XV-XVl y expulsados a principios del XVII, en el mismo
espacio geográfico visto como atlas de las mismas
tierras, bayna al-‘idwatayn, entre las mismas “dos
orillas” del Mediterráneo. Ahora cede la presentación
este espacio del libro a su colega también arabista e
historiador, para que haga una síntesis de otras
experiencias históricas que éste ha estudiado, en esa
misma zona geográfica. Aunque es evidente que la
migración de los moriscos es históricamente la más
importante, antes de las coloniales modernas.
Atlas y cartografía que unen y acortan distancias
Antes de la cartografía primitiva, la greco-romana
y la de los portulanos medievales, se sabía en las
costas del Mediterráneo que el mar “que se ve” estaba
rodeado de tierras “que no se ven”, salvo cuando hay
istmos o estrechos, como el de Gibraltar o el de las
muchas islas de ese mar. Esas tierras que rodean el
Mediterráneo se conocían también de forma no visual,
sino por tradición oral de los que habían navegado en
esos trozos de tierra en el mar que son los barcos,
“tierras” semovientes. Con los poquísimos mapas que
había en el Medievo y, más aún, con los atlas del
19
Renacimiento, “se ve” que ese mar es mediterráneo,
rodeado de tierras, noción geográfica que le da su
nombre global, el del principal mar interior de globo
terráqueo. Con la multiplicación de los mapas, gracias
a la imprenta, a finales del s. XVI y en nuestros días
—antes de la fotografía aérea de los satélites o de los
mapas digitalizados— “se ve” directamente así ese
fenómeno físico, que antes se conocía sobre todo por
la geografía humana, porque se sabía por tradición
oral que había otros pueblos, más allá de la visión
directa, con otras lenguas y otras civilizaciones, otras
formas de vivir.
La cartografía es una forma de expresión humana
que une las tierras, mientras que en época precartográfica es la narrativa humana la que une a los
pueblos. La Odisea de Homero es probablemente el
relato literario más representativo y clásico de esta
función narrativa, que da a conocer a unos pueblos la
existencia de otros, “allende el mar”, por medio del
doble narrador: Ulises que visita las “tierras de allende”
y el rapsoda que describe su periplo, “allende”. Y los
primitivos mapas o atlas unen las tierras en las que
esos pueblos viven, acortando distancias y reduciendo
centenares de kilómetros “invisibles, que no se ven”
a las dimensiones visibles de unos pergaminos o
papeles de un metro o poco más. De ahí la importancia
de la cartografía o de la expresión cartográfica en la
conciencia humana de la unidad (física) y la diversidad
(social), en el Mediterráneo y tierras circunvecinas.
Este fenómeno visual adquiere una particular
importancia a partir del siglo XVI, por la multiplicación
de los mapas gracias a la imprenta. Ese efecto
multiplicador, que se inició a mediados del XV para
toda clase de expresión escrita, se notó en particular
a finales del siglo siguiente, gracias a los cartógrafos
de la escuela flamenca, bajo la monarquía hispánica.
A partir de esa época no hay hecho narrado que no
se inserte en un mapa geográfico que lo localice, sea
explícitamente, sea implícitamente por el conocimiento
previo de la geografía física y humana que tienen por
educación cada vez más hombres y mujeres cultos,
que han aprendido con mayor o menor detalle la
localización de los lugares geográficos costeros de
ese mar.
Por eso, es particularmente interesante para el
estudio de las imágenes actuales que tienen
magrebíes-marroquíes y españoles-europeos, el tener
en cuenta la imagen cartográfica del escenario en que
se desarrollan las migraciones entre ambos lados del
Estrecho de Gibraltar, “entre ambas orillas” del
Mediterráneo, bayna al-‘idwatayn.
Cartografía que identifica espacios y las
comunidades sociales que los ocupan
La cartografía expresa la situación de diversas
comunidades sociales (ciudades, regiones, países...),
pero también visualiza concretamente las
características que las identifican. Ya los portulanos
medievales dibujaban sobre las tierras que rodeaban
al Mediterráneo algunas ilustraciones con banderas
y otros signos heráldicos, o con figuras de soberanos
o de ejércitos de caballeros, en fin con unos rasgos
diferenciativos que representaran los rasgos identitarios
de esos pueblos lejanos. Los atlas europeos impresos
en el s. XVI acentuarán esas caracterizaciones,
especialmente para llamar la atención sobre las
20
exóticas y poco conocidas tierras africanas, del Magreb
y de las tierras saharianas o subsaharianas.
En esta línea de la expresión cartográfica, los mapas
contribuirán a la formación de los espacios sociales
diferenciados, no sólo los lejanos sino especialmente
los próximos y diferentes, que son vecinos físicamente,
pero que se distinguen por la lengua, la religión, la
autoridad política, las costumbres y otras
características. La cartografía contribuye, con el
discurso público y privado dominante, a la formación
de la conciencia “nacional” de esa época. Los mapas
del Mediterráneo del XVI, parciales o globales,
fomentan un pre-patriotismo reforzado, unos
sentimientos cada vez más conscientes de integración
o solidaridad social, o de rechazo o agresividad,
adhesiones a estar in-group y conciencia que hay
otros que están out-group. El análisis que vamos a
hacer a continuación quiere incidir precisamente en
esta identidad o identificación social expresada y
orientada por la cartografía.
cartográfica y la iconográfica, ya que la tradición
europea medieval, occidental y bizantina, sitúa los
valores positivos en la parte superior de una imagen
1
y los negativos en la inferior .
Así, en las imágenes religiosas, los cuadros o
estatuas y las miniaturas, el cielo o los elementos más
santos están en la parte superior, mientras que el
infierno y los elementos despreciables están en la
2
inferior . Toda representación iconográfica del cuerpo
humano sitúa normalmente la cabeza en la parte
superior, con el tocado que ennoblece a toda la persona
(corona, aureola, tiara pontifical, toca femenina,...), y
en la parte inferior las partes menos nobles y expresivas
del cuerpo, generalmente cubiertas de ropajes que
descienden de arriba. Esta valoración de lo superior
sobre lo inferior tiene su base física, evidentemente,
en la ley de la gravedad, y su expresión política en la
superioridad del poder político y supremacía militar,
que pesa sobre los gobernados y los vencidos. La
Visión de la historia como invasiones y
ocupaciones de espacios
Una de las consecuencias más importantes –no la
única, pero sí una muy importante- de la proliferación
de los mapas y del conocimiento cartográfico incide
precisamente en la visión histórica de los orígenes o
antecedentes de cada grupo social y político. La
cartografía va a situar y a expresar las relaciones ingroup y out-group, cada vez más, a niveles territoriales,
de vecindad geográfica o de cambios de posesión de
losterritorios. Es lo que podría definirse como
“invasiones” (cuando son ajenas, contra el grupo
propio) o “conquistas” (cuando son del grupo con el
que uno se identifica, contra otros grupos vecinos).
Evidentemente, las invasiones ajenas serán
consideradas negativas (“ocupaciones ilegítimas”,
como colonialismos, según el lenguaje del siglo XX)
o positivas (“expansión de una superioridad de valores
sociales”, en el lenguaje imperial o imperialista de la
política tradicional, también en la actualidad). Todos
los pueblos verán su origen y su historia en esa imagen
geográfica: su llegada como una conquista, en el
pasado, y su devenir como una defensa de ataques
de vecinos, en el pasado más o menos reciente, o
como peligro en el porvenir. La visión cartográfica de
la historia colectiva, “nacional”, tanto de España como
de Marruecos, se inserta con estas categorías
valorativas en relación con los pueblos vecinos, más
o menos lejanos en el Mediterráneo. Un breve repaso
mental de nuestras respectivas historias nacionales,
la marroquí y la española actuales, nos confirmaría
en la vitalidad de estas categorías políticas, expresadas
por la cartografía.
Cartografía que valora como superiores
los países que están al Norte
Una reflexión sobre los atlas y planos modernos,
tras la aparición de la imprenta, mostraría que el mapa
no es sólo la transposición de un espacio en otro, del
espacio real al espacio reducido y simplificado del
papel. La imagen cartográfica plana (atlas) se
transforma en icono portador de juicios de valor sobre
los países y sus habitantes, cuando el Norte se presenta
sistemáticamente en la parte superior de la imagen y
el Sur en la inferior. Se yuxtaponen así la imagen
representación iconográfica transmite así una imagen
vertical de jerarquía de valores de lo superior y lo
inferior, lo bueno y lo malo, en definitiva también del
poder y la importancia, y hasta la opresión sobre la
debilidad. Se expresa en el binomio verbal “superiorinferior” y en sus equivalentes a muchísimos niveles
demuestra una sobrevaloración habitual comparativa
de lo que está superior, sobre lo que está inferior.
Cuando en el siglo XVI se pasó del portulano al
mapa, se sobrepuso a la proyección cartográfica plana
de los espacios una lectura iconográfica jerarquizante
21
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
de esos espacios. El portulano, manuscrito, tenía los
nombres perpendiculares a la costa y se leían así con
4
cualquier orientación . En cambio las líneas en las que
se colocaban los nombres de los lugares llevaron
rápidamente a escoger la vertical N/S para colocar las
partes superior e inferior de las letras.
Este cambio tipográfico tenía que
provocar una orientación significativa
de la ubicación de los países: los
países de Norte se verían favorecidos
con una situación (y valoración,
subliminarmente) superior, por
encima de los países “inferiores”. Se
ve esta realidad hasta nuestros días,
en los libros escolares, en los partes
metereológicos de la televisión y en
cualquier referencia a la situación de
un acontecimiento histórico, de
cualquier época del pasado o de la
más presente actualidad. Esta
sobrevaloración o infravaloración de
los países recae, inconscientemente,
en sus habitantes. Es “la cartografía
que engendra racismos”, también en
el Mediterráneo, entre regiones de
España y de Marruecos,....y a ambos
lados del Estrecho.
escritura de los nombres les obliguen a poner arriba,
como superiores, a los africanos, y no al revés, como
es lo habitual desde el siglo XVI. No es una propuesta
de reforma, sino de reflexión, sobre esa “cartografía
que engendra racismos”.
Una propuesta de atlas
mediterráneo,
con doble lectura3.
Una vieja canción andalusí de acogida
a viajeros inmigrantes
Para acabar estas reflexiones histórico-geográficas,
acerca de las relaciones geográficas entre Marruecos
y España, en el Mar Mediterráneo y la costa del
Atlántico, he aquí una vieja canción árabe de
peregrinos, recogida por el poeta y místico sevillano
Abu-Madián Suáib (finales del siglo XII/VIº de la Hégira),
peregrino a La Meca, fallecido y enterrado cerca de
Tremecén a su vuelta, cuando se dirigía a Marrakech.
Podría servir de himno que acompañara a los
emigrantes magrebíes en España.
Cuando miles de moriscos españoles expulsados
de España en 1609 llegaron a Túnez, el piadoso jefe
de cofradía religiosa Sidi Abu-l-Gayz Al-Qaxxax aplicó
a estos inmigrantes aquella canción tradicional, que
debían cantar los peregrinos a La Meca al llegar a las
ciudades de su itinerario, a coro con los habitantes
hospitalarios de la población que les acogía. Cuatro
circunstancias diferentes de acogida, pero un mismo
esfuerzo de facilitar la inserción de los desplazados.
Propuesta de lectura del mapa del Mediterráneo para superar
lectura subliminal de superioridad-inferioridad debida a
convencional posición Norte-Sur (Míkel de Epalza)
Todas las tierras, cuando lleguéis, se alegrarán,
porque sois lluvia que hace fértil toda la siembra.
Toda la gente saldrá alegre a recibiros y a acogeros,
porque sois para ellos lo mejor de la humanidad.
Sois caravana que trae siempre la salvación,
como un perfume que invita siempre a avanzar.
¡Dios no prive a mis ojos de admirar vuestra belleza!
¡Vosotros sí que sabéis alabar a Dios de todo corazón!
1
La propuesta de un mapa de los estados y capitales
del Mediterráneo, con doble escritura (árabe, que se
lea con el S. abajo y el N. arriba; latina-eslava, que se
lea con el N. abajo y el S. arriba) sólo pretende hacer
reflexionar sobre ese fenómeno cartográfico. Los
europeos, del norte, encontrarán extraño que la
Reflexiones expuestas en M. de Epalza, “La cartografía mediterránea que fomenta
racismos”, Canelobre, Alicante, especial Sobre el Mediterráneo, 12/13, 1988, 40-44, y
otras publicaciones ulteriores.
2
Analizar con esta óptica “El Magreb y África en el Atlas de Mercator” (de 1569),
reproducido en M. de Epalza - J. B. Vilar, Planos y mapas hispánicos de Argelia (siglos
XVI-XVIII), Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1988, p.165-6.
3
Ver Epalza – Vilar, o. c., pp. 168-169, aunque la costumbre, hecha norma desde el XVI,
ha hecho que se editara ese portulano con Europa en su parte superior y el Magreb en
su parte inferior. Es una convención.
22
Las migraciones internacionales
a comienzos del siglo XXI
Joaquín Arango
Sintetizar en unas pocas páginas el variopinto
panorama de las migraciones internacionales a
comienzos del siglo XXI es cualquier cosa menos fácil.
Quizás lo primero que llama la atención es
precisamente el extraordinario interés que despiertan,
tanto en gobiernos y organismos internacionales como
en las sociedades, las opiniones públicas y los medios
de comunicación. En muchos países receptores, la
inmigración se vive con emoción y pasión, cuando no
con temor y preocupación. En no pocos han devenido
objeto de confrontación partidaria y electoral. Por su
parte, la emigración y sus implicaciones también se
han situado en el centro de la atención de numerosos
países de origen.
La explicación de esa extraordinaria atención y de
los intensos sentimientos que suscitan no debe
buscarse en su magnitud. Aunque sin duda se ha
incrementado en los dos o tres últimos decenios, el
volumen agregado de los flujos migratorios
internacionales a comienzos del siglo XXI parece
claramente inferior, en términos relativos, al que existía
en algunos momentos del pasado; por ejemplo, hace
un siglo. El mayor país receptor de entonces, Estados
Unidos, recibió en el año record de 1907 1.700.000
nuevos inmigrantes. Ahora, con una población cuatro
veces mayor, es raro el año en el que el número de
los nuevos venidos supera el millón. Es cierto que el
número de países receptores es hoy mucho mayor
que entonces, pero también que apenas ninguno
muestra la capacidad de acogida que caracterizaba
en el pasado a Argentina, Brasil, Canadá o Australia,
o, proporcionalmente, a otros países de menor tamaño.
La explicación debe buscarse en algunas de las
características que revisten en nuestros días las
migraciones internacionales, así como en el contexto
histórico en el que se producen.
En realidad, no conocemos bien cuál es la magnitud
de los flujos actuales. Si medir las migraciones es
siempre tarea ardua, tanto por limitaciones estadísticas
como por la complejidad conceptual del fenómeno y
lo borroso de sus contornos, hacerlo para el conjunto
del planeta es poco menos que imposible. En el año
2000 las Naciones Unidas calcularon en unos 175
millones el número de los migrantes internacionales,
entendiendo por tales las personas que viven en un
país diferente del suyo. De ser correcta, esa cifra
ascendería hoy a unos 185 ó 190 millones. Pues bien,
si por algo debiera llamar la atención esa magnitud
es por lo exigua que resulta para un mundo poblado
por 6.300 millones de seres y caracterizado tanto por
exorbitantes y crecientes disparidades en los niveles
de renta y bienestar como por la proliferación de
ominosas situaciones de opresión o grave inseguridad.
De aproximarse a la realidad esa estimación, implicaría
que menos de uno de cada treinta habitantes de los
países menos desarrollados buscan mejorar su suerte
emigrando a otro país; y no cabe duda de que la
proporción que suponen los que reúnen condiciones
que objetivamente los hacen candidatos a la emigración
es incomparablemente mayor, cualquiera que sea la
forma en que se calcule. A la vista de ello no debe
extrañar que alguien haya caracterizado nuestro tiempo
como la era de la inmovilidad involuntaria. La primera
explicación de la misma reside, claro está, en la
proliferación de las barreras erigidas por las políticas
restrictivas del acceso de inmigrantes y de la libre
circulación, de las que más adelante se tratará.
Ello no obstante, la movilidad internacional de
personas tiende a crecer y a hacerse cada vez más
diversa. Ambas tendencias se manifiestan en el
constante aumento del número de países
significativamente implicados en las migraciones
internacionales. Ello es cierto de los que son ante todo
receptores como de los de origen o los de tránsito. El
número de países regular y significativamente
implicados en los flujos migratorios internacionales es
mayor que nunca, y no cesa de crecer.
Por lo que hace a los países receptores,
entendiendo por tales los que reciben flujos de
inmigración de forma sostenida y sistemática, su
número se acerca ya a la cuarentena. Entre ellos
pueden reconocerse cuatro grandes regiones o
sistemas migratorios —los que tienen como centro de
gravedad a Norteamérica, Europa occidental, la región
del Golfo Pérsico y la cubeta occidental del Pacífico—
que pueden calificarse de mundiales por ser
destinatarios de flujos procedentes de múltiples
procedencias. A ellos hay que añadir un puñado de
países que no forman parte de ningún sistema
reconocible -Israel, Libia, República Sudafricana y
Costa de Marfil, entre los más destacados-, a los que
gradualmente se van añadiendo algunos más, como
Costa Rica o Chile. Por el lado de las áreas de origen,
Asia, América Latina y África han sustituido a Europa
como los principales manantiales de la emigración
internacional. Decenas de países en cada una de
estas regiones nutren sistemáticamente los flujos
internacionales y esta rúbrica también se engrosa
constantemente con nuevas adiciones. Bolivia, Nepal
y varios países en Oriente Medio podrían citarse como
ejemplos de entre una larga lista. Algunos grandes
países de origen, como China,India o Vietnam,
muestran tendencia a aumentar su participación. No
pocos países reúnen en forma significativa –en forma
banal ello es cierto de todos- la doble condición de
inmigrantes y emigrantes: Argentina, República
Dominicana, Malasia, Tailandia, Turquía, India y varios
en Europa Central. Algunos de ellos, y otros entre los
que se cuenta Marruecos, nutren la categoría de los
países de tránsito, una categoría en fuerte expansión
que es en sí misma reflejo de los obstáculos que se
oponen a la libre circulación. Todo esto implica un
creciente grado de complejidad y diversidad.
La adición de un elevadísimo número de países,
de origen y de destino, al mapa mundial de las
migraciones internacionales se completa con una
fuerte tendencia a la diversificación de rutas y
conexiones origen-destino. Si el mapa vigente en la
era precedente podía fácilmente dibujarse con unas
pocas flechas de gran grosor que partían del Viejo
Continente y desembocaban en los Nuevos Mundos,
el actual, incomparablemente más complejo, aparece
cruzado por infinidad de líneas más delgadas que
conectan prácticamente cualquier punto del globo con
cualquier otro. Este conjunto de cambios ha supuesto
la mundialización de las migraciones.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
En efecto, las migraciones internacionales se han
mundializado, en el doble sentido mencionado de que
la mayoría de los países del planeta participan en ellas
y de que el mundo entero está surcado por infinidad
de rutas migratorias que conectan prácticamente
cualquier punto del globo con cualquier otro. Algunas
de estas conexiones origen-destino hubieran resultado
enteramente impensables hace poco tiempo. A
diferencia del precedente, el vigente es un sistema
global y multipolar. De hecho, el rasgo más destacado
de las migraciones internacionales en nuestros días
es su carácter mundial, y de él derivan múltiples
implicaciones. Pero se trata de una mundialización
fronterizada, en el sentido de que no ha resultado de
la supresión de obstáculos y la liberalización de flujos
y de intercambios, como otras facetas de la
globalización, sino a pesar de la erección de nuevas
fronteras; y con los costes y las implicaciones derivados
de intentar superarlas. Algunas de las principales
modalidades de la migración internacional están
severamente restringidas, en especial las migraciones
laborales y las que conducen al establecimiento
indefinido, precisamente las que eran preeminentes
en el pasado. En nuestros días, la libertad de circulación
es la excepción; la regulación y la restricción, la norma.
Es cierto que las restricciones a la libre movilidad
no son nuevas. Pero en nuestros días se han
generalizado y endurecido, hasta el punto de no quedar
ningún país receptor que no trate de controlar y limitar
la admisión de inmigrantes. A ello ha contribuido
decisivamente la adquisición de la condición de
receptores por parte de países con fuertes reticencias
a la admisión de inmigrantes y a su plena y permanente
incorporación. Es el caso de la mayor parte de los
europeos, de los asiáticos y de los agrupados en el
Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico.
De hecho, sólo los tradicionales países de
inmigración ultramarinos –reducidos en nuestros días
a Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandaadmiten regularmente volúmenes significativos de
inmigrantes por plazo indefinido, aceptando la
perspectiva de su plena incorporación a la sociedad
y animando su naturalización. Son los únicos vestigios
del modelo clásico de inmigración. En contraste, los
países europeos se aferran básicamente al modelo
conocido como inmigración cero adoptado tras la
primera crisis del petróleo, lo que se traduce ante todo
en una fuerte restricción, cuando no prohibición, de
las entradas con propósitos laborales. La imposibilidad,
por su condición de sociedades democráticas, de
impedir la entrada de familiares y de demandantes de
asilo determina que los protagonizados por unos y
otros sean, junto con los irregulares, los flujos
dominantes. En la mayoría de los países europeos
predominan los dos primeros tipos; en otros, como los
de la Europa del sur, los segundos. En unos la demanda
de asilo constituye preocupación preeminente, hasta
el punto de haber dado lugar a lo que se conoce como
la crisis europea del asilo; en los otros, ese lugar
corresponde a la irregularidad.
El tercer tipo de régimen inmigratorio destacado,
tras los dos enunciados, es el que prevalece en los
países productores de petróleo del Golfo Pérsico y en
la mayoría de los asiáticos, y se caracteriza por la
política de admitir sólo a trabajadores temporales, una
modalidad conocida como contract labor que recuerda
23
al modelo guestworker practicado en Europa occidental
en el tercer cuarto del siglo XX. Pero, a diferencia de
lo que ocurrió en Europa, donde una gran parte de los
temporales se convirtieron en residentes permanentes,
los regímenes autocráticos prevalentes en estos países
permiten asegurar —en una medida considerable,
aunque no completa— la rotación de los trabajadores
foráneos, lo que impide casi cualquier posibilidad de
integración. No se reconocen a los inmigrantes más
derechos que los muy exiguos estipulados en el
contrato y, desde luego, no incluyen la naturalización,
el asilo o la reagrupación familiar. Se trata de un
extendido modelo que lleva la concepción utilitarista
de la inmigración a sus últimas consecuencias.
Las políticas de control generan considerables y
crecientes costes, logísticos y de personal y producen
importantes consecuencias no deseadas. En primer
lugar, el deseo de esquivar las barreras desemboca
en innumerables tragedias humanas. Una segunda
consecuencia no querida ha sido el desarrollo de una
poderosa industria de la migración clandestina,
generadora de beneficios astronómicos, comparables
a los que depara el narcotráfico o el tráfico de armas.
Una tercera es la saturación de los cauces establecidos
para la demanda de asilo. Otra más, de naturaleza
perversa, es su contribución a la fijación de los
inmigrantes en el territorio, reduciendo su propensión
a la circulación: cuanto mayores son los costes de
entrada, mayor es, razonablemente, la inclinación a
quedarse del que ha conseguido entrar. Además, las
políticas restrictivas frecuentemente crean dificultades
para satisfacer legalmente la demanda de trabajo.
Finalmente, una consecuencia inevitable de las políticas
restrictivas, y una faceta crónica de la realidad
inmigratoria contemporánea, es la existencia de
proporciones más o menos extensas de inmigrantes
irregulares, de la que derivan considerables dilemas,
contradicciones y consecuencias no deseadas.
El hecho de que la mayoría de los países receptores
de inmigración muestren en nuestros días fuertes
reticencias hacia la inmigración —reticencias que
pueden sintetizarse en la conocida expresión wanted
but not welcome, deseados pero no bienvenidos—
milita decididamente en contra de la integración o
plena incorporación de los inmigrantes en las
sociedades receptoras. Algunas hacen todo lo posible,
generalmente con éxito, para impedirlo; otras,
democráticas y por ello reconocedoras de obligaciones
morales y políticas, parecen inclinadas a restringir el
número de los admitidos susceptibles de alcanzar la
ciudadanía. Incluso en las tradicionales sociedades
receptoras de inmigración de Norteamérica o
Australasia, quizás con la excepción de Canadá, puede
estar cambiando significativamente en los últimos
años, como nunca lo hizo antes, la valoración
tradicionalmente positiva de la inmigración. Cada vez
se manifiestan más temores a la supuesta
inintegrabilidad de los nuevos inmigrantes, se oyen
voces que lamentan la pérdida de calidad de la
inmigración, y florecen movimientos "nativistas" y
propuestas de "English only" que intentan encontrar
en una lengua única que nunca ha tenido carácter
oficial el elemento de cohesión que conjure los temores
a una diversidad supuestamente inmanejable.
De hecho, otra característica de la nueva era,
influida por los rasgos que revisten en nuestros días
24
las migraciones internacionales y el contexto histórico
en el que se producen, es la creciente dificultad para
la plena incorporación de los inmigrantes y las minorías
étnicas en las sociedades receptoras, hasta el punto
de poderse hablar de una cierta crisis de la integración.
En nuestros días, la integración no es el producto,
esperado y visto como normal, de la inmigración. En
la mayoría de los países la secuencia inmigraciónintegración se ha roto. No es arriesgado sostener que
existen poderosos obstáculos que se oponen a la
integración, tanto que los poderes públicos se sienten
en la necesidad de promoverla mediante una amplia
panoplia de políticas públicas. Y, a pesar de ellas, las
luces constituidas por experiencias felices coexisten
con extensas sombras de segregación, discriminación,
exclusión social y xenofobia. A la extensión y
persistencia de las sombras contribuyen las adversas
condiciones en las que se desenvuelven hoy en día
los procesos de integración. Entre ellas se cuentan,
entre otras, el menor vigor del crecimiento económico
en comparación con el de épocas anteriores; la peor
calidad relativa de buena parte de los empleos
ocupados por los inmigrantes; las menores
oportunidades de movilidad social que de ello resultan;
las fuertes reticencias de algunas sociedades
receptoras, entre ellas las europeas, a la plena
incorporación de los inmigrantes a la sociedad y a la
comunidad política; y el clima social adverso creado
por la fuerte prioridad otorgada a las políticas de control
y a la lucha contra la inmigración irregular.
En conclusión, puede decirse que el mundo del
siglo XXI no resulta muy propicio para las migraciones
internacionales. A pesar de la globalización, la movilidad
de las personas está severamente restringida. En
grandes partes del mundo, las dificultades de todo
orden y la falta de oportunidades de vida, así como la
proliferación de conflictos y situaciones de crisis,
generan una aguda necesidad de emigrar. Como
recientemente ha manifestado la OIT, en los países
de origen apenas se crea empleo. Sin embargo, las
posibilidades de emigrar están severamente limitadas
para la mayoría de los habitantes de los países más
desfavorecidos. Muchos de los que lo consiguen pagan
elevados precios, monetarios y de otro tipo por ello o
incurren en graves riesgos. Por su parte, los países
receptores necesitan inmigrantes, por razones
demográficas y laborales. Pero en muchos de ellos la
lógica económica y demográfica cede ante la securitaria
y la política, relacionada ésta con la existencia de
fuertes rechazos. El fuerte potencial de
complementariedad contenido en la desigual
distribución internacional de las personas y los recursos
apenas se materializa.
La larga historia de la diáspora
marroquí
Mohamed Berriane
Para comprender los elementos nuevos de las
migraciones marroquíes a lo largo del último decenio,
objeto de este Atlas, es necesario tener en cuenta la
evolución por la que ha pasado esta migración. Esta
evolución se puede esquematizar en tres grandes
fases.
De comienzos de siglo a mediados de los setenta,
el modelo clásico de las migraciones marroquíes se
caracterizó por los rasgos siguientes. La emigración
era ante todo obrera, producto del sistema colonial y
orientada sobre todo hacia Francia. En un segundo
momento, el campo migratorio se extendió hacia países
como Bélgica, Holanda y Alemania, además de Francia.
Esta difusión de los flujos hacia varios países europeos
se explica por la competencia entre estos países para
llegar a acuerdos bilaterales con los tres países
magrebíes y asegurar así las fuentes de
aprovisionamiento de sus economías en cuanto a
mano de obra. Por esta razón, la migración marroquí
en Europa era sobre todo masculina y golondrina,
haciendo vaivenes constantes entre Marruecos y los
países de acogida. Era también muy selectiva en el
plano espacial y afectaba prioritariamente al medio
rural y a regiones relativamente periféricas que sufrían
desequilibrios evidentes entre sus recursos naturales
y sus poblaciones. Los núcleos iniciales fueron el Suss
en el sudoeste y el Rif oriental. La pertenencia a viejas
comunidades campesinas berberófonas, sedentarias,
explica la eficacia de las redes migratorias campesinas
y se tradujo por reagrupamientos de los originarios
del mismo pueblo en la misma región de acogida, el
mismo barrio y a veces hasta la misma empresa.
La segunda fase comienza en el curso de los años
setenta, cuando, tras el cierre de los países europeos
que no necesitaban ya mano de obra magrebí, se
asiste al freno del movimiento migratorio.
Paralelamente, políticas apropiadas de reagrupamiento
de familias acompañadas de medidas para promover
los retornos, intentaron estabilizar el volumen de mano
de obra inmigrada existente en Europa. Como
estrategia para escapar a este cierre, los candidatos
a la emigración explotaron al máximo el proceso de
reagrupamiento familiar. Esto condujo a profundas
mutaciones de las estructuras demográficas y socioprofesionales de la comunidad marroquí en Europa,
que perdió la casi exclusiva masculinidad en su
composición demográfica. El fenómeno migratorio no
se limitará ya a los focos tradicionales de las montañas
en dificultad y fuertemente pobladas. Afectará al preRif, a una gran parte de la Oriental y paradójicamente
se difunde hacia las llanuras de agricultura moderna
como Tadla. Se extenderá igualmente hacia las
ciudades, especialmente a capitales regionales como
Agadir, Fez, Mequínez, Nador, Alhucemas, Taza, Uxda
o Tánger, que polarizan los campos ya profundamente
afectados por la migración internacional y alcanza
finalmente a las grandes metrópolis. Los recién venidos
van a contribuir a la expansión del campo magrebí por
Europa, puesto que van a instalarse en nuevas regiones
y nuevos países. España e Italia se convertirán en
24
las migraciones internacionales y el contexto histórico
en el que se producen, es la creciente dificultad para
la plena incorporación de los inmigrantes y las minorías
étnicas en las sociedades receptoras, hasta el punto
de poderse hablar de una cierta crisis de la integración.
En nuestros días, la integración no es el producto,
esperado y visto como normal, de la inmigración. En
la mayoría de los países la secuencia inmigraciónintegración se ha roto. No es arriesgado sostener que
existen poderosos obstáculos que se oponen a la
integración, tanto que los poderes públicos se sienten
en la necesidad de promoverla mediante una amplia
panoplia de políticas públicas. Y, a pesar de ellas, las
luces constituidas por experiencias felices coexisten
con extensas sombras de segregación, discriminación,
exclusión social y xenofobia. A la extensión y
persistencia de las sombras contribuyen las adversas
condiciones en las que se desenvuelven hoy en día
los procesos de integración. Entre ellas se cuentan,
entre otras, el menor vigor del crecimiento económico
en comparación con el de épocas anteriores; la peor
calidad relativa de buena parte de los empleos
ocupados por los inmigrantes; las menores
oportunidades de movilidad social que de ello resultan;
las fuertes reticencias de algunas sociedades
receptoras, entre ellas las europeas, a la plena
incorporación de los inmigrantes a la sociedad y a la
comunidad política; y el clima social adverso creado
por la fuerte prioridad otorgada a las políticas de control
y a la lucha contra la inmigración irregular.
En conclusión, puede decirse que el mundo del
siglo XXI no resulta muy propicio para las migraciones
internacionales. A pesar de la globalización, la movilidad
de las personas está severamente restringida. En
grandes partes del mundo, las dificultades de todo
orden y la falta de oportunidades de vida, así como la
proliferación de conflictos y situaciones de crisis,
generan una aguda necesidad de emigrar. Como
recientemente ha manifestado la OIT, en los países
de origen apenas se crea empleo. Sin embargo, las
posibilidades de emigrar están severamente limitadas
para la mayoría de los habitantes de los países más
desfavorecidos. Muchos de los que lo consiguen pagan
elevados precios, monetarios y de otro tipo por ello o
incurren en graves riesgos. Por su parte, los países
receptores necesitan inmigrantes, por razones
demográficas y laborales. Pero en muchos de ellos la
lógica económica y demográfica cede ante la securitaria
y la política, relacionada ésta con la existencia de
fuertes rechazos. El fuerte potencial de
complementariedad contenido en la desigual
distribución internacional de las personas y los recursos
apenas se materializa.
La larga historia de la diáspora
marroquí
Mohamed Berriane
Para comprender los elementos nuevos de las
migraciones marroquíes a lo largo del último decenio,
objeto de este Atlas, es necesario tener en cuenta la
evolución por la que ha pasado esta migración. Esta
evolución se puede esquematizar en tres grandes
fases.
De comienzos de siglo a mediados de los setenta,
el modelo clásico de las migraciones marroquíes se
caracterizó por los rasgos siguientes. La emigración
era ante todo obrera, producto del sistema colonial y
orientada sobre todo hacia Francia. En un segundo
momento, el campo migratorio se extendió hacia países
como Bélgica, Holanda y Alemania, además de Francia.
Esta difusión de los flujos hacia varios países europeos
se explica por la competencia entre estos países para
llegar a acuerdos bilaterales con los tres países
magrebíes y asegurar así las fuentes de
aprovisionamiento de sus economías en cuanto a
mano de obra. Por esta razón, la migración marroquí
en Europa era sobre todo masculina y golondrina,
haciendo vaivenes constantes entre Marruecos y los
países de acogida. Era también muy selectiva en el
plano espacial y afectaba prioritariamente al medio
rural y a regiones relativamente periféricas que sufrían
desequilibrios evidentes entre sus recursos naturales
y sus poblaciones. Los núcleos iniciales fueron el Suss
en el sudoeste y el Rif oriental. La pertenencia a viejas
comunidades campesinas berberófonas, sedentarias,
explica la eficacia de las redes migratorias campesinas
y se tradujo por reagrupamientos de los originarios
del mismo pueblo en la misma región de acogida, el
mismo barrio y a veces hasta la misma empresa.
La segunda fase comienza en el curso de los años
setenta, cuando, tras el cierre de los países europeos
que no necesitaban ya mano de obra magrebí, se
asiste al freno del movimiento migratorio.
Paralelamente, políticas apropiadas de reagrupamiento
de familias acompañadas de medidas para promover
los retornos, intentaron estabilizar el volumen de mano
de obra inmigrada existente en Europa. Como
estrategia para escapar a este cierre, los candidatos
a la emigración explotaron al máximo el proceso de
reagrupamiento familiar. Esto condujo a profundas
mutaciones de las estructuras demográficas y socioprofesionales de la comunidad marroquí en Europa,
que perdió la casi exclusiva masculinidad en su
composición demográfica. El fenómeno migratorio no
se limitará ya a los focos tradicionales de las montañas
en dificultad y fuertemente pobladas. Afectará al preRif, a una gran parte de la Oriental y paradójicamente
se difunde hacia las llanuras de agricultura moderna
como Tadla. Se extenderá igualmente hacia las
ciudades, especialmente a capitales regionales como
Agadir, Fez, Mequínez, Nador, Alhucemas, Taza, Uxda
o Tánger, que polarizan los campos ya profundamente
afectados por la migración internacional y alcanza
finalmente a las grandes metrópolis. Los recién venidos
van a contribuir a la expansión del campo magrebí por
Europa, puesto que van a instalarse en nuevas regiones
y nuevos países. España e Italia se convertirán en
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
nuevos destinos. En comparación con los otros
migrantes magrebíes, los marroquíes darán prueba
de una gran capacidad para encontrar nuevos países
de inmigración. La emigración cambia igualmente de
naturaleza. Es a menudo clandestina, pero concierne
a partir de ahora a jóvenes instruidos, a veces incluso
formados en las universidades. Aunque los flujos
clandestinos incluyan también a personas no
cualificadas salidas de barrios periféricos poblados de
neo-ciudadanos, se encuentran cada vez más, entre
estos nuevos emigrados, a mujeres solas, cuadros,
técnicos y obreros cualificados. Vista desde Europa,
esta fase que ha durado aproximadamente hasta fines
de los años ochenta, debía haber sido la fase del fin
de la inmigración magrebí y la de la integración de la
comunidad ya instalada en Europa. Se debía pues
encaminar hacia un sistema que intentase poner fin
a la movilidad internacional, quedándose bien “aquí”
(Europa) o “allí” (Marruecos), a donde deberían haber
retornado definitivamente.
Sin embargo, en una tercera fase desde 1990, la
circulación de personas entre Marruecos y Europa,
en lugar de frenarse, tendió a acentuarse y a hacerse
más compleja. Investigadores y analistas no dudan
en emplear el término diáspora magrebí (una fuerte
dispersión, mantenimiento y desarrollo de una identidad
propia de pueblo “diasporizado”, una organización
interna de la diáspora distinta de la de su Estado de
origen o de acogida y contactos continuos, reales o
simbólicos, con el país de origen). La dispersión de la
comunidad marroquí será, a partir de entonces, la
regla puesto que, junto a Francia (1.024.766 marroquíes
en 2002), se encuentran Bélgica, (214.859), Holanda
(276.665), Alemania (99.000), pero también España
(333.770), Italia (287.000) y hasta los países
escandinavos. Este espacio migratorio sobrepasa
Europa para llegar hasta Libia, Jordania, Arabia Saudí,
y también América del Norte, sobre todo Canadá. Esta
dispersión geográfica traduce igualmente una nueva
realidad que remite a lo que se llamarán las redes
transnacionales y la circulación migratoria. Buen
número de marroquíes en Europa, especialmente los
susíes, se han establecido en el comercio y han llegado
a crear verdaderas redes comerciales que funcionan
entre diferentes países europeos y el país de origen.
Han pasado del comercio detallista al comercio al por
mayor, para más tarde montar negocios de ImportExport y controlar, en definitiva, un espacio económico
transnacional euro-mediterráneo. Paralelamente, las
otras categorías de migrantes compensan el
establecimiento definitivo en Europa multiplicando los
desplazamientos hacia el país de origen. Se asiste
así a la constitución de “territorios nómadas” en los
que los grupos de migrantes se desplazan
indiferentemente de un lugar a otro como alternativa
a la integración o a la asimilación. A partir de ahora,
el migrante marroquí que vive en Europa, no está ni
“aquí” ni “allí”; está a la vez “aquí” y “allí”.
Finalmente, la fijación definitiva de la población
marroquí migrante en Europa no se traduce en absoluto
por un relajamiento de los lazos con el país o las
regiones de origen. Por el contrario, esta fijación a
través de la intensificación de la circulación migratoria
(1,3 millones de marroquíes han retornado
temporalmente a Marruecos en 2003 entre el 15 de
junio y el 15 de agosto según datos de la operación
25
“Paso del Estrecho”, según puede verse en el artículo
correspondiente en este Atlas) y del funcionamiento
de las redes, convierte sus lazos en más densos y se
traduce en efectos muy visibles.
Las primeras generaciones de migrantes concebían
su proyecto migratorio como un exilio provisional y
limitado en el tiempo, a fin de economizar el máximo
de dinero para retornar definitivamente a sus regiones
de origen. Por eso, los efectos más visibles de esta
migración sobre las regiones de partida se ligaban
sobre todo al nivel de ahorro y de remesas de dinero
y al nivel de la producción de vivienda. Las remesas
han aumentado de manera constante, pasando de
2.100 millones de dirhams en 1975 a 18.000 millones
en 1999, alcanzando los 36.800 en 2001 (ver asimismo
el artículo correspondiente sobre las remesas en este
Atlas), lo que convierte a los marroquíes en los mayores
ahorradores de dinero de toda la comunidad magrebí
en Europa. El impacto de estas remesas de dinero es
ante todo la distribución de rentas no despreciables
que vienen a inyectarse en las economías locales,
dinamizando un poco las actividades económicas a
través de la demanda de las familias de emigrados.
Es preciso mencionar también las remesas en especie
que son difíciles de cuantificar y que llegan bajo la
forma de mercancías (vestidos, electrodomésticos,
vehículos) que los emigrados llevan consigo. La
emigración desempeña igualmente un papel de primer
orden en la animación del mercado del suelo e
inmobiliario. La elección del lugar de implantación de
la casa da lugar a un verdadero tira y afloja entre los
vínculos fuertes con la tierra ancestral y el pueblo de
origen, lugar de los valores de referencia y el deseo
de transferir familia e inversiones hacia la ciudad más
próxima.
Esta tendencia de los emigrados marroquíes a
invertir de manera preferente en inmuebles no es bien
vista por los responsables y los analistas, ya que según
estos últimos, este dinero debería orientarse más bien
hacia los sectores productivos. Pero el atractivo de
estos sectores es aún débil. El emigrado tiene tendencia
a invertir en el sector agrícola tanto más que las
condiciones ecológicas y los equipamientos de base
garantizan rendimientos importantes como ocurre en
los perímetros irrigados. Cuando estos equipos son
deficientes, la implicación del emigrado en el dominio
agrícola depende de su ligazón a su región y la
inversión es así, mucho más sentimental que racional.
Es el caso de los oasis y las regiones marginales en
general.
La emigración internacional participa también en
la intensificación de los flujos migratorios internos. Se
trata de la tendencia que muestran los emigrados de
origen rural a invertir su ahorro en inmuebles urbanos,
acompañando esta inversión del traslado a la ciudad
de la familia que se queda en el país. Escapando a
todos los esquemas clásicos del éxodo rural, esta
nueva migración interna no está ligada a la pobreza
o al aspecto repulsor de los campos; está motivada
esencialmente por la búsqueda de mejores condiciones
de vida y de inversión, así como de un cierto confort
para la familia. Estos nuevos flujos, calcados de alguna
manera sobre los producidos en las zonas de partida
migratorias, se dirigen sobre todo hacia los centros
nacidos en las regiones rurales afectadas por la
migración internacional o las pequeñas aglomeraciones
26
(Nador, Tiznit), antes de alcanzar a las capitales
regionales que polarizan estas regiones, como es el
caso de Agadir en el Suss o de Uxda en la Oriental,
para dirigirse más tarde hacia las grandes metrópolis
como Casablanca o Rabat.
Al final, de retorno al país, el emigrado marroquí
al extranjero constituye una categoría social que actúa
en un contexto marcado por el descompromiso del
Estado, el nacimiento de una sociedad civil, el desarrollo
del movimiento asociativo y la aparición de actores
locales. Apoyándose sobre su estatuto social y su
LOS EMIGRANTES MARROQUÍES EN EL MUNDO. 2002
peso económico, los emigrados pueden desempeñar
el papel de líderes locales para la constitución de
asociaciones de desarrollo local o la dirección de
acciones colectivas para proveer de equipamientos
(generadores eléctricos, escuelas, mezquitas,
carreteras asfaltadas o pistas), que el Estado no puede
o no quiere asumir. Pueden posicionarse igualmente
a nivel local como portavoces de los emigrados de
cara a las autoridades y colectividades locales, y no
dudan en abordar el campo político presentándose a
las elecciones locales o nacionales.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Marroquíes en España: Un negocio
de medio millón de personas
Tomás Bárbulo
En España residen 333.770 marroquíes en situación
regular, a los que hay que sumar una cantidad imprecisa
de “sin papeles”. Con casi medio millón de miembros,
cifra que equivale a los habitantes de Mequínez y
triplica los de Cádiz, la de Marruecos es la segunda
colonia extranjera de España. Más allá de los lamentos
oficiales del vecino del sur por la fuga de sus jóvenes
y de las protestas del vecino del norte por la continua
arribada de pateras, lo cierto es que ambos se
benefician de esta situación. Marruecos, porque los
envíos de divisas de su diáspora son su primera fuente
de ingresos. Y España, porque la mano de obra barata
funciona como motor de su economía. La enorme
colonia marroquí en España no es resultado de una
emigración paulatina. Tras el proceso de regularización
de 1991 estaba formada por 64.650 personas
documentadas y 8.000 “sin papeles”. Esa cifra aumentó
en menos de 30.000 personas durante todo el lustro
siguiente. Fue a partir de 1996, fecha de la llegada al
Gobierno del Partido Popular, cuando las estadísticas
comenzaron a registrar espectaculares saltos de entre
30.000 y 40.000 documentados más cada año. Las
regularizaciones extraordinarias de 2001 y 2002
hicieron aflorar a otros 100.000 marroquíes.
El tráfico continuo de personas desde el país
magrebí es consecuencia de la desastrosa situación
económica de Marruecos y la pujanza de España. La
ley de la oferta y la demanda ha alumbrado también
a redes criminales que trasladan a los inmigrantes
desde las costas de Marruecos y del Sáhara Occidental
hasta las de Andalucía y Canarias. El año pasado,
esas mafias obtuvieron un beneficio neto aproximado
de 10 millones de euros. Una cantidad demasiado
tentadora para que ciertos miembros del Ejército y de
las fuerzas del orden marroquíes permanecieran al
margen del negocio.A cambio de franquear el camino
a los traficantes, policías y militares obtienen ingresos
superiores a su nómina. Sus manejos no han pasado
inadvertidos a las autoridades de Rabat. Hace tres
años, un general relevante del régimen argumentó
con desparpajo ante varios corresponsales extranjeros:
“¿Por qué vamos a luchar contra el tráfico de personas,
si cada individuo que sale del país supone un problema
menos y una fuente más de ingresos?”.
Parece evidente que el negocio de la inmigración
clandestina se ha hecho un hueco en el Estado
marroquí, que lo utiliza como arma de presión en los
contenciosos con España. De ahí la brusca caída del
tráfico de pateras en el Estrecho tras los sucesos del
11-S en Estados Unidos o en los días previos a la
invasión de Irak, así como su aumento en vísperas de
las votaciones sobre la descolonización del Sáhara
en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
A este lado del Estrecho, la corrupción es más sutil
pero no menos extensa. Abarca desde los hogares
que contratan a empleadas de hogar “sin papeles”
hasta las empresas que explotan por jornales de
miseria a los indocumentados. Además, estas prácticas
son una de las causas de la pujanza de sectores como
la construcción o la agricultura. Los cultivos de
27
invernadero del poniente almeriense resultan un buen
ejemplo de ello. Fue precisamente allí donde estalló
el conflicto que destapó la situación.
Si hubiera que señalar una fecha a partir de la cual
los españoles tomaron conciencia de la explotación
de los inmigrantes marroquíes, ésta sería el 22 de
enero de 2000. A las 8.30 de aquel día, un inmigrante
palestino de 24 años degolló a dos agricultores en la
localidad almeriense de El Ejido. Diez días más tarde,
otro inmigrante, esta vez de origen magrebí, mató de
una puñalada a una mujer de 26 años en un mercado
cercano. Cientos de vecinos armados con barras de
hierro y palos se entregaron entonces a una orgía de
vandalismo racista. Cortaron carreteras de acceso a
la población, quemaron neumáticos, coches, viviendas
y negocios de inmigrantes, y apalearon a cuantos
“moros” hallaron a su paso.
Fue un momento crucial para el futuro de los
marroquíes en España. En aquel instante, el entonces
presidente del Gobierno, José María Aznar, tuvo la
oportunidad de elegir entre una política de integración
y una política de represión de los inmigrantes. Optó
por lo segundo. El entonces ministro del Interior, Jaime
Mayor Oreja, señaló tres meses después de los
sucesos de El Ejido: “La inmigración es el problema
número uno para la convivencia en España durante
la próxima década. Si ETA es un problema del siglo
XX, la inmigración será la piedra angular de la
convivencia”. Mayor Oreja pronunció esas palabras
en la toma de posesión del primer delegado del
Gobierno para la Extranjería y la Inmigración, el
secretario de Estado Enrique Fernández-Miranda. A
partir de ese momento, la inmigración dejó de ser
tratada como un “fenómeno” social y pasó a ser
enfocada como un “problema” policial. FernándezMiranda proclamó, además, la intención del Ejecutivo
de favorecer una inmigración legal, hispana y cristiana
frente a la procedente de países musulmanes, sobre
todo de Marruecos. El fracaso fue absoluto.
En tres ocasiones cambió el Gobierno la Ley de
Extranjería con el fin de disuadir a los extranjeros que
intentaban entrar ilegalmente en España. Pero las
modificaciones sólo han servido para crear una gran
masa de “sin papeles” sobre los que pesa una orden
de expulsión que les impide trabajar legalmente y les
sitúa en una posición vulnerable ante la explotación,
la marginalidad y la tentación de caer en la delincuencia
como modo de sobrevivir.
El Ejecutivo también blindó las fronteras de Ceuta
y Melilla e instaló en el Estrecho y en Canarias un
sistema de vigilancia electrónica capaz, en teoría, de
detectar las pateras a veinte kilómetros de distancia.
Pero no consiguió frenar la avalancha, como demuestra
el hecho de que el 90% de los marroquíes que viven
en España entraron en el país de forma ilegal.
Los acuerdos migratorios firmados con Rabat sólo
funcionan cuando Madrid puede demostrar que los
“sin papeles” que pretende repatriar son marroquíes
y han sido aprehendidos en el momento del
desembarco. Las autoridades de Marruecos rechazan
a los de otras nacionalidades, por más que resulte
evidente que han zarpado de las costas de su país e
incluso que el patrón de la embarcación en la que han
hecho la travesía es ciudadano marroquí.
Las políticas de integración se han revelado insuficientes y el Gobierno ha hecho dejación de su res-
28
ponsabilidad en manos de ONG. El multiculturalismo,
entendido como coexistencia de culturas diferentes
encerradas en sí mismas, es un peligroso fenómeno
en alza en barrios de grandes ciudades como Madrid
y Barcelona. La calidad de la educación en los colegios
públicos de esas zonas ha caído en picado, según
han denunciado los propios docentes.
Sería falso afirmar que la sociedad española ha
encajado todos estos fracasos sin ceder a actitudes
racistas. Pero, a la vez, sería injusto generalizar tales
comportamientos. Tras la masacre terrorista del 11 de
marzo, los ciudadanos no se revolvieron contra los
musulmanes, en cuyo nombre fue reivindicado el
atentado, ni contra los marroquíes, compatriotas de
la mayor parte de los detenidos como presuntos autores
del mismo. Reaccionaron contra el Gobierno y lo
desalojaron del poder. Una semana después de la
matanza, el imam Ali Laraki declaraba: “Estoy
gratamente sorprendido por la actitud civilizada de los
españoles. En otro país ya habrían linchado a alguien”.
Sabía de lo que hablaba: su mezquita se halla situada
en el corazón del barrio madrileño de Lavapiés, tal
vez el distrito de España con mayor presencia de
marroquíes, en cuyas calles vivían varios de los
acusados del 11-M.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Cambios demográficos y
migraciones en Marruecos
31
EVOLUCIÓN DEL CRECIMIENTO ANUAL DE LA POBLACIÓN
(1900-2004)
Mohamed Refass
La explosión demográfica
Como la mayor parte de los países en vías de
desarrollo, Marruecos ha conocido una revolución
demográfica tardía que se ha traducido por una
verdadera “explosión” de los efectivos de la población;
durante el siglo XX, la cifra de población ha pasado
de 4,5 millones a casi 29 millones de habitantes, es
decir que se ha multiplicado por 6,4.
Hasta comienzo de los años sesenta, el ritmo de
crecimiento de la población no ha cesado de acelerarse:
la baja registrada por la mortalidad se acompañó hasta
esta fecha por la disminución de la natalidad. Así,si
han hecho falta casi sesenta años para que la población
registre su primera duplicación, de comienzos del siglo
veinte hasta 1960, treinta años han bastado para que
la población se multiplique por 2,5.
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ
(1900-2004, EN MILLARES)
La observación de la evolución de la tasa de
crecimiento anual medio de la población marroquí
muestra esta aceleración del ritmo de crecimiento. De
0,66% por año entre 1900 y 1914, la tasa de crecimiento
anual medio del conjunto de la población marroquí
alcanza el 2,6% entre 1971 y 1981. Después, tiende
a bajar de manera significativa. Para el período 19942004 se ha estimado en 1,59% por año.
La transición demográfica
Los cambios descritos precedentemente se
inscriben en el proceso de transición demográfica. Se
trata del paso de un régimen demográfico tradicional,
marcado por niveles elevados de mortalidad y de
fecundidad, a un régimen demográfico avanzado
caracterizado por débiles niveles de fecundidad y de
mortalidad. El período de transición propiamente dicho
corresponde a las fases intermedias durante las cuales
el desfase entre la baja de la mortalidad y la de la
fecundidad conduce a un crecimiento rápido de la
población.
El reajuste de la fecundidad a la baja de la
mortalidad es el resultado de un proceso de
modernización de la sociedad implicando cambios en
la actitud de las familias de cara a la procreación bajo
influencia de factores de orden económico (elevación
del nivel de vida), social (urbanización y triunfo del
individualismo, nuevo estatuto de la mujer y del niño
en la sociedad) y cultural (elevación del nivel de
instrucción, especialmente entre las mujeres).
En Marruecos, la observación de la evolución de
los determinantes demográficos confirma que el país
se ha implicado resueltamente en la última fase de la
transición demográfica. Se trata de un modelo de
transición característico de varios países en vías de
desarrollo, marcado muy particularmente por la
intensidad, nunca igualada, del crecimiento natural y
por una relativa rapidez del proceso de transición. No
obstante, esta evolución suscita un cierto número de
interrogantes en cuanto a la pertinencia y límites de
esta transición. Se refieren a las grandes disparidades
en la evolución de los determinantes demográficos,
especialmente entre los medios rural y urbano, así
como al peso de los factores coyunturales (impacto
de las dificultades económicas, particularmente sobre
la nupcialidad).
zEl
retroceso considerable de la mortalidad
El hecho más significativo de la evolución
demográfica de Marruecos durante el siglo XX, hasta
los años ochenta, reside en el retroceso progresivo
de la mortalidad. La tasa de mortalidad general que
era aún del orden de 20% en los años sesenta, alcanza
6,1% a fines del siglo. Aunque esta última cifra esconde
de hecho una diferencia muy importante entre el medio
rural, en el que la tasa de mortalidad es del 7,5% y el
medio urbano en el que no es más de 4,9%. Esta baja
se ha reflejado en una prolongación progresiva de la
esperanza de vida al nacimiento, que ha pasado de
a penas 48 años en 1972 a 69,5 años en 1999.
Por otra parte, como ha ocurrido también en los
demás lugares, la baja de la mortalidad infantil y juvenil
ha contribuido notablemente al retroceso de la
mortalidad general. El cociente de mortalidad infantil
que era del orden de 149% hacia 1962, ha caído a
91% en 1982 y se sitúa actualmente en torno a 60%.
Sin embargo, a pesar de los progresos realizados,
este nivel de mortalidad permanece relativamente
elevado. Esta situación se explica especialmente por
32
la todavía importante mortalidad fetal (284 muertos al
nacer por 10.000 partos) en razón de la no
generalización del parto bajo control médico (70% en
medio urbano y 20% solamente en medio rural).
EVOLUCIÓN DE LA MORTALIDAD Y LA ESPERANZA
DE VIDA
z
La baja consecuente de la natalidad
La fecundidad ha aumentado ciertamente a todo
lo largo del siglo XX en relación a la situación que
prevaleció con anterioridad, a causa del retroceso de
la esterilidad y de la mortalidad intrauterina, así como
por la prolongación de la vida del matrimonio por el
hecho de la disminución de la mortalidad y del divorcio.
Alcanzó los 7,4 hijos por mujer a mediados de los
años setenta. Desde entonces se asiste a una
disminución regular. En 1999, el índice sintético de
fecundidad se estima en 3 hijos por mujer para el
conjunto de la población. Pero esta cifra esconde un
gran desnivel entre el medio urbano, donde, con 2,3
hijos por mujer, se va aproximando al umbral mínimo
de reproducción de las generaciones, y el medio rural
que, con 4 hijos por mujer, acusa aún un retraso en
materia de descenso de fecundidad.
Sin embargo, la tendencia a la baja de la fecundidad
parece irreversible. Es el resultado de la elevación de
la edad del primer matrimonio (25,8 años para el censo
de 1994) y del aumento de la proporción de solteros,
así como de la difusión cada vez mayor de las prácticas
anticonceptivas (más del 50% de las mujeres).
EVOLUCIÓN DE LA FECUNDIDAD
* Niños por mujer en edad de procrear.
** Tasa por mil.
Las migraciones
zUrbanización y éxodo rural
Paralelamente a la explosión demográfica, el
movimiento de urbanización ha sido de los más rápidos.
El volumen de la población urbana ha pasado así de
450.000 habitantes hacia 1900 a más de 17 millones
en la actualidad. El ritmo de crecimiento ha ido
acelerándose, con una culminación de la tasa de
crecimiento anual medio de la población urbana de
4,44% en el período intercensitario 1971-1982. La
consecuencia es que hoy la población urbana
representa más del 56% de la población de Marruecos.
Al lado del crecimiento natural, el éxodo rural
constituye siempre el primer factor de aumento de la
población urbana. Durante las décadas sesenta y
setenta del pasado siglo, se estimó en una media
anual de 100.000 personas el número de migrantes
que se dirigían desde el campo a la ciudad,
representando así más del 40% del crecimiento
demográfico del medio urbano entre 1960 y 1971, y
casi el tercio entre 1971 y 1982. La encuesta nacional
demográfica sucesiva (ENDPR 1986-88) reveló una
aceleración del éxodo rural con una emigración neta
del orden de 271.000 rurales para el año 1987. La
contribución del saldo migratorio del medio urbano al
crecimiento global de la población urbana, según los
datos del C.E.R.E.D. (1995) se estableció en 41,4%
de 1960 a 1971, 33% de 1971 a 1982 y 49,4% de
1982 a 1994. La disminución relativa del stock de
población rural que inicia desde 2004 un movimiento
de baja en valor absoluto debería llevar, a medio
término, a una disminución progresiva del número de
migrantes rurales hacia las ciudades. Pero eso es sin
contar con la eventualidad de una intensificación de
las tasas de migración en medio rural. Debe tenerse
en cuenta que de ahora hasta el año 2010 se esperan
cerca de 500.000 urbanos suplementarios, como
media, cada año.
DESTINOS URBANOS DE LA MIGRACIÓN INTERNA
Fuente: Enquête Migration interne et aménagement du territoire.
A pesar de una baja sustancial en la atracción de
flujos migratorios en provecho de las ciudades
medianas y pequeñas, las grandes ciudades atraen
RAZONES DE PARTIDA DE LOS CABEZAS DE FAMILIA
MIGRANTES SEGÚN EL MEDIO DE ORIGEN DE
PARTIDA (EN %)
Fuente: Enquête Migration interne et aménagement du territoire.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
todavía casi el 40% de las migraciones internas de
origen rural y casi el 52% de las de origen urbano.
33
invocadas por los migrantes. En cabeza de estas
razones se encuentra la precariedad del empleo, sobre
todo para los de origen rural.
zLa
migración internacional
Hasta el comienzo de los movimientos masivos de
emigración de trabajadores marroquíes hacia los
países europeos a mitad de los años sesenta,
Marruecos había sido ante todo un país de inmigración,
ya que albergaba a casi 400.000 extranjeros (1960)
frente menos de 100.000 emigrados, esencialmente
a Europa.
A partir de esta fecha, la migración internacional
conoció un giro en términos de aceleración de los
ritmos y de diversificación de los destinos. Estos
cambios proceden sobre todo del aumento de la
demanda europea de mano de obra consagrada por
la firma de varios acuerdos. Pero el cambio de las
políticas migratorias europeas a partir de 1975, tratando
de limitar los flujos de inmigración, llevó por el contrario
a un reforzamiento de la emigración marroquí dirigida
hacia los países europeos, a través de la reagrupación
familiar y la emigración clandestina. Actualmente el
número de marroquíes que residen en el extranjero
se estima en dos millones de personas. En lo esencial
(más del 80%) se encuentran instalados en los países
de la Unión Europea, con Francia a la cabeza. España
e Italia, donde viven actualmente más de un cuarto
de los emigrados marroquíes, son destinos que no
han conocido un aflujo masivo hasta después de 1975,
tras el cierre de fronteras de los destinos tradicionales,
es decir, Francia, Bélgica y Holanda.
Transición demográfica y migración
La migración se encuentra en relación directa con
los demás fenómenos demográficos. Aunque a menudo
muy complejos, los lazos que los ligan pueden ser
analizados a diferentes niveles.
Ante todo es claro que la presión demográfica
consecutiva a la explosión demográfica que caracteriza
al período de transición demográfica, constituye un
factor de repulsión de personas, se trate de migraciones
internas o de migraciones internacionales. Las razones
económicas constituyen las principales razones
RAZONES DE PARTIDA DE LOS CABEZAS DE FAMILIA
MIGRANTES SEGÚN EL MEDIO DE ORIGEN DE
PARTIDA (EN %)
En la migración internacional, las razones
económicas ligadas a la búsqueda de un trabajo
parecen tener un peso aún más importante, ya que
se citan en el 68% de los casos.
Por otra parte, la estructura demográfica marcada
por la preponderancia de los jóvenes al comienzo de
la edad activa, es un factor que favorece la movilidad
de la población. La estructura de los migrantes según
la edad de partida muestra, en efecto, que a parte de
la población dependiente (generalmente entre 0 y 15
años), la migración tiene lugar mayoritariamente entre
15 y 25 años.
MOTIVOS DE EMIGRACIÓN ENTRE LOS RESIDENTES
MARROQUÍES EN EL EXTRANJERO
Fuente: M. Refass, “Des motifs de l’émigration marocaine vers L’Europe », in Le
Maroc et la Hollande ; une approche comparative Des grands intérêts communs.
Publication de la FLSH, Rabat, série Colloques et Séminaires, nº 39, 1995.
ESTRUCTURA DE LOS MIGRANTES SEGÚN EDAD DE
PARTIDA, SEXO Y MEDIO DE ORIGEN (EN %)
Fuente: Enquête Migration interne et aménagement du territoire.
Está probado también que la emigración de las
mujeres tiene un efecto evidente sobre la fecundidad.
La feminización creciente de los flujos migratorios
internos y externos, dadas las mutaciones que se han
producido en el estatuto de la mujer marroquí,
contribuyen a una relativa modernización de las
componentes demográficas femeninas. Resultado de
la explosión demográfica que ha conocido Marruecos
a partir de la mitad del siglo XX, la migración se ha
convertido en uno de los determinantes de la baja de
la fecundidad que acompaña a la transición
demográfica.
Fuente: Enquête Migration interne et aménagement du territoire.
34
Marruecos: La diversificación de las
estructuras y de las relaciones
familiares
Mokhtar El Harras
A pesar de su importancia, las estructuras familiares
y parentales marroquíes no han comenzado a ser
objeto privilegiado de investigación por antropólogos
y sociólogos más que recientemente. Desde la época
del Protectorado, han sido abordadas en conjunto más
para servir fines políticos o sociales más amplios, que
para comprender sus propios mecanismos de evolución
y funcionamiento. El interés de los investigadores
estuvo durante largo tiempo centrado en el estudio de
la tribu, del Estado, de los procesos de modernización
y, más tarde, de la condición femenina, antes que
sobre las estructuras de talla reducida, “privadas” y
sin efectos inmediatos en la escena pública.
La familia marroquí ha conocido cambios profundos
a todo lo largo del período de independencia cuyos
efectos son palpables tanto a nivel de su estructura
como de las vivencias de sus miembros. Se constata
una desintegración activa de los grupos agnáticos,
sobre todo bajo los efectos de la industrialización, de
la urbanización, de la recrudescencia de los
movimientos migratorios internos y externos, de las
consecuencias del crecimiento demográfico sobre el
equilibrio hombres/recursos, del crecimiento de las
tasas de actividad femenina, de la ampliación
progresiva del uso de la contracepción y de los
progresos registrados en el ámbito de la educación
de las mujeres y los hombres. Todos estos procesos
de cambio han generado fenómenos de individuación
en el seno de la familia y tendencias a la
reestructuración de las relaciones familiares, internas
y externas.
El cambio de las relaciones familiares en la sociedad
marroquí había sido objeto en el último decenio de
numerosas encuestas y estudios sociológicos. Entre
ellos hay que citar en particular los realizados por el
CERED y los colectivos de investigación sobre las
mujeres cuyos trabajos fueron coordinados por F.
Mernissi, A. Belarbi, y O. Azziman.
En primer lugar, la encuesta piloto sobre la familia
en Fez reveló dos características principales de la
estructuración del campo familiar en medio urbano
marroquí. Mostró, por una parte, que paralelamente
a la tendencia mayoritaria hacia la separación
residencial de las nuevas familias, la ideología patrilineal
persiste, impregnando tanto las relaciones familiares
en el seno de las nuevas células nucleares como los
valores en los que se inspiran sus miembros para
educar a los hijos y mantener un cierto tipo de lazos
con el grupo familiar ampliado; por otra parte, también
mostró que las fronteras entre los grupos domésticos
autónomos y el parentesco son completamente
permeables, hasta el punto de que, desde el momento
en que aparece una necesidad o que sobreviene una
crisis, en cualquier parte de la escena familiar, la
familia, que se encontraba, por así decirlo, en estado
de latencia, funciona de nuevo en tanto que familia
ampliada en beneficio del eslabón parental afectado.
Se ha señalado además que la reproducción de
las relaciones parentales se efectúa ante todo en
dirección de los colaterales, de los afines y de los
descendientes, pero cada vez menos en el sentido de
un arraigo en el grupo de los ancestros. La extensión
horizontal de las relaciones familiares se lleva a cabo
sobre todo en detrimento del retorno a la identidad del
1
linaje y a las fuentes genealógicas .
El proceso de individuación parece ahondar más
la distancia intergeneracional en el seno de la familia
marroquí. Es lo que se deduce de una encuesta
realizada en Rabat sobre una muestra de mil
2
estudiantes . Se constató en ella que si las familias
de orientación de los jóvenes encuestados se
caracterizan por una clara diferencia entre el número
de padres y de madres que ejercen una profesión—
en el sentido de la división sexual tradicional del
trabajo— la tendencia de los jóvenes actuales, o al
menos para lo que parecen prepararse, los orienta
hacia una familia de procreación en donde tanto el
esposo como la esposa ejerzan una actividad fuera
del hogar. La transición de la generación de los padres
a la de sus hijos e hijas comporta pues la eventualidad
del paso de un modelo familiar en el que la esposa se
limitaba a su papel de ama de casa, a otro modelo
familiar en el que esta actividad pasa a segundo plano
frente a otra remunerada fuera del hogar.
Aún más, la mayor parte de los jóvenes se muestran
a favor del trabajo femenino en la esfera pública, de
lo que se podría esperar que el trabajo doméstico
fuese cada vez más compartido por los esposos. Pero
el hecho de que los jóvenes de ambos sexos hayan
interiorizado en su familia papeles tradicionales desde
la primera infancia, no hace fácil ni espontáneo el paso
a una vida conyugal en donde hombre y mujer trabajen
en el exterior y compartan el trabajo en el interior. A
pesar de las dificultades de la vida cotidiana y de las
incitaciones culturales que conllevan, se verán
enfrentados a la resistencia tenaz de la percepción
tradicional de la división del trabajo entre los sexos y
a la atmósfera social general que parecen evolucionar
más lentamente.
Los signos de ruptura con la familia tradicional se
multiplican. Hasta el punto de que el porvenir de las
familias extensas se ve comprometido a partir de ahora
por los efectos, sobre todo, de las dificultades de
gestión de la vida cotidiana y de rivalidades internas.
Los modelos de cohabitación intergeneracional están
en pleno cambio, tanto en el sentido de la separación
como en el de la renuncia obligada a la
descohabitación. Las tendencias a la autonomía que
se manifiestan son, en algunos casos, contrapesados
por la emergencia de nuevas fórmulas de compromiso
y el mantenimiento del impulso solidario con respecto
a la familia de origen. Pero lo que parece llamar más
la atención de los investigadores es la tendencia de
los jóvenes casados hacia una mayor intimidad
conyugal y a más libertad de elección en materia de
escolarización de los hijos, de planificación familiar,
de movilidad, de trabajo fuera del hogar, etc.
En todo caso, la separación residencial de las
nuevas familias no implica necesariamente que la
ideología patrilineal deje de afectar a las relaciones
conyugales en el seno de las nuevas células nucleares
y a los valores en los que sus miembros se inspiren
para educar a sus hijos manteniendo un cierto tipo de
lazos con el grupo familiar ampliado. Ello tampoco
implica que las fronteras entre los grupos domésticos
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
autónomos y el parentesco se hayan hecho
impermeables, o que la familia nuclear no funcione,
en ciertas circunstancias, en tanto que familia extensa.
La dinámica del cambio genera transformaciones al
mismo tiempo que resistencias y “continuidades”.
La evolución de la familia marroquí desemboca en
una diversificación inédita de las estructuras y de las
relaciones familiares y genera, a través de este
movimiento, una categoría de unidades domésticas
particularmente vulnerables. La unidad que la
caracterizaba en otro tiempo en el plano de la
organización económica (división del trabajo familiar)
o del matrimonio (endogamia), parece reducirse cada
vez más a la esfera simbólica (honor, reputación del
nombre familiar). Nadie puede negar que las estructuras
familiares en Marruecos se encuentren en plena
mutación.
ESTRUCTURA (EN %) DE LAS FAMILIAS SEGÚN EL TIPO
Y EL MEDIO DE RESIDENCIA (1995)
Fuente: Enf 95.
Las relaciones entre padres e hijos están sufriendo
cambios irreversibles. Un nuevo estatuto del hijo en
el seno de la familia emerge progresivamente, sobre
todo en medio urbano. La ayuda material del hijo a
sus padres tiende a disminuir, pero la satisfacción por
la realización a través de los hijos aumenta. La
educación contribuye notablemente a reducir la
participación de los hijos en el trabajo doméstico y
productivo. La evolución social en curso parece
orientarse inexorablemente hacia la reducción de la
ayuda material de los hijos a los padres y, por tanto,
a la regresión de su percepción utilitarista en tanto
que fuerza de trabajo o fuente de rentas.
REPARTO DE LAS FAMILIAS SEGÚN EL SEXO DEL
CABEZA DE FAMILIA Y EL MEDIO DE RESIDENCIA
Fuente: Enf 95
La naturaleza de las relaciones intergeneracionales
se manifiesta, entre otras formas, a través del valor
acordado a los hijos. En las zonas rurales donde se
atribuye un valor económico y utilitario al hijo, la
contribución de éste a la supervivencia y al bienestar
de su familia se convierte en una exigencia. Esta
contribución toma forma, bien de una oferta de trabajo
gratuito para los padres aún jóvenes, bien de una
garantía de seguridad para la edad de la vejez. Este
35
modelo es aún bastante común en la mayor parte de
las zonas rurales marroquíes cuyo nivel de desarrollo
socio-económico es particularmente bajo y, en menor
medida, en ciertas ciudades en las que el estilo de
vida y la estructura social no han sufrido el efecto de
los procesos de industrialización y de urbanización.
Esto es bastante típico, especialmente entre las
familias que residen en el marco de células nucleares
pero que funcionan como familias extensas. Es este
tipo de entorno familiarl que se pone el acento sobre
los valores de solidaridad y de sostén mutuo antes
que sobre las realizaciones y mejoras individuales. La
independencia del hijo es percibida como una amenaza
a la supervivencia de la familia, como una vía hacia
el abandono por los hijos de su deber de solidaridad
hacia la familia de origen. Son sobre todo los padres
cuyo empleo no garantiza la seguridad en tiempo de
vejez los que tienen más exigencias para que sus hijos
asuman esta responsabilidad.
La regresión de las expectativas con respecto a
los hijos en materia de oferta de seguridad a sus
mayores es debida, entre otros factores, al éxito
económico relativo de ciertas categorías sociales, al
desarrollo del individualismo y, en menor grado, a la
contribución de los regímenes de jubilación y seguridad
sociales.
La disminución de la contribución productiva de los
hijos y la elevación de su coste, especialmente en
términos de educación y de cuidados sanitarios, entraña
un aumento sin precedentes de su valor psicológico.
Ocurre como si la pérdida, o al menos la reducción,
del valor utilitario y económico del hijo exigiera
revalorizar lo que éste representa en tanto que ventaja
y valor no-económico y sobre un tipo de socialización
que antepone la autonomía del hijo, aunque no su
independencia emocional con respecto a su familia.
En tanto la interdependencia material entre padres
e hijos está disminuyendo, al menos en ciertas
categorías sociales medias y superiores, la
interdependencia afectiva y emocional resiste a los
efectos de las transformaciones económicas y sociales.
Incluso los padres que disponen de una cierta
estabilidad material prefieren residir próximos a sus
hijos y los jóvenes adultos encuentran vergonzoso
llevar a sus parientes mayores a una residencia.
El cambio de las relaciones inter-generacionales
no se orienta hacia la independencia, sino más bien
hacia la persistencia de una cierta interdependencia
emocional. La independencia económica de los padres
no excluye la interdependencia emocional. La
modernización no supone necesariamente una vía
unilineal y no tiene por qué abocar en un modelo de
familia occidental.
La cohabitación de tres generaciones (padres-hijosnietos) en una misma familia retrocede. La solidaridad
se produce ahora mucho más entre familias
residencialmente separadas que bajo un mismo techo.
La unidad en este tipo de familias se reduce cada vez
más a la esfera simbólica (honor, reputación del nombre
familiar) y se vive cada vez menos en el plano
económico (trabajo asalariado, división del patrimonio,
etc.) y social (crecimiento del individualismo, retroceso
de la endogamia). El área del matrimonio se ensancha.
La endogamia en tanto que tendencia del grupo a
“unirse a sí mismo” se practica cada vez menos. El
matrimonio precoz retrocede y la distancia de edad
36
MARRUECOS: EVOLUCIÓN DE LA EDAD DEL PRIMER
MATRIMONIO (1960-1994)
entre los esposos tiende a reducirse.
A diferencia del modelo de cohabitación vertical
(entre generaciones diferentes), el modelo de
cohabitación horizontal responde de hecho a una
voluntad de adaptación a una situación socioeconómica marcada por el paro, la crisis de la vivienda
y el alza del coste de la vida. No es, de ninguna
manera, el efecto de un desarrollo natural del grupo
agnático.
El porvenir de tales familias complejas se muestra
en adelante comprometido sobre todo por causa de
las dificultades de gestión de la vida cotidiana y de las
rivalidades que tienden bastante a menudo a
acentuarse entre las esposas de los hermanos, para
quienes la separación es preferible al mantenimiento
de la cohesión.
Existen estudios sociológicos y demográficos
dedicados a las familias inmigradas en medio urbano,
en los que llama particularmente la atención sus
estrategias de supervivencia y sus esfuerzos de
readaptación a las dificultades de la vida urbana. La
multiplicidad de las fuentes de sus rentas y sus modos
de cohabitación en las medinas y en los barrios de
chabolas han sido objeto de numerosas encuestas y
permitido observar la existencia de arreglos familiares
inéditos, así como el reforzamiento de lazos solidarios
en el seno de un contexto urbano hostil.
La familia marroquí ha conocido a todo lo largo de
las casi cinco décadas desde la independencia,
cambios profundos cuyos efectos son palpables tanto
a nivel de su estructura como de las vivencias de sus
miembros. Los signos de ruptura con la familia
tradicional se multiplican.
El paso de un modelo de familia única a una
pluralidad de estructuras y de relaciones familiares
(familias nucleares, extendidas, monoparentales,
migrantes, familias en que la mujer es la que aporta
el sueldo, etc.). Es decir una diversificación creciente
no sólo de las estructuras familiares sino también de
las relaciones familiares. La dimensión y la forma
pueden ser idénticas para realidades familiares
totalmente diferentes.
z La proliferación de grupos particularmente
vulnerables, entre los cuales, muy especialmente, las
familias monoparentales, las familias con hijos con
minusvalías, asalariados minusválidos o minusválidos
inactivos, jubilados, parados, madres solteras, mujeres
víctimas de violencia intrafamiliar, menores
abandonados, etc.
zLa acentuación de la pobreza de numerosas
familias rurales y urbanas dificulta en la actualidad la
capacidad de la familia para colocar profesionalmente
a sus miembros: asegurada en otro tiempo por la red
familiar, continúa siéndolo en parte, pero más bien
cuando la familia ocupa una situación socio-económica
ventajosa.
zLa aceleración de cambios socioculturales y
el aumento de las diferencias entre las generaciones
incitan a los jóvenes matrimonios que se forman a
optar por la autonomía residencial. Pero el interés por
el mantenimiento de las solidaridades interfamiliares
hace inclinarse a favor de la proximidad residencial y
por una elección que combina la creación de un espacio
privado relativamente autónomo y la preservación de
lazos de ayuda mutua más allá de las fronteras
domésticas.
La reciprocidad de los intercambios solidarios entre
padres e hijos adultos resiste considerablemente al
desarrollo de los cálculos individuales. Cada vez que
es posible, los padres dan a sus hijos jóvenes el sostén
moral y material que necesitan y éstos, por su parte,
se muestran a menudo disponibles para sostener
económicamente a sus padres y ocuparse de ellos en
la vejez.
La diferencia de rentas de unos y otros hace, sin
embargo, que la «ayuda de subsistencia» que los
hijos adultos procuran a sus padres sea tres veces
superior a la ayuda que se produce en el sentido
padres-hijos. La reciprocidad de la ayuda
intergeneracional corre pareja con su carácter
asimétrico (CERED, 1996).
En muchas regiones de Marruecos se constata
una desintegración creciente de los grupos agnáticos,
bajo el efecto sobre todo del asalariamiento de las
relaciones de producción, del desarrollo de movimientos
migratorios internos y externos, de las consecuencias
del crecimiento demográfico por la indivisión del
patrimonio y el equilibrio hombres/recursos. La
fragmentación de los lazos entre el grupo agnático y
el territorio no entraña de ninguna manera una ruptura
entre los lazos familiares. Por el contrario, estos lazos
tienden a reconstituirse a través de la dispersión en
el espacio. Redes de solidaridad familiar se forman y
funcionan, a veces en detrimento de las instituciones
estatales, esquivando sus leyes y manipulando sus
recursos y mecanismos con vistas a acceder a ciertas
posiciones o a preservar ciertos privilegios.
1
CERED. La famille à Fès: changement ou continuité. Les réseaux de solidarité familiale,
Direction de la Statistique, Rabat, 1991, PP. 132-133.
2
Mokhtar El Harras. "Jeunesses et valeurs estudiantines: ambivalences et enjeux de
pouvoir". In: Jeunesse et valeurs, enquête par sondage réalisée par le Groupe de
Recherches et d'Etudes Sociologiques (GRES), Faculté des Lettres, Rabat, 1997.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Mujeres de Marruecos:
panorama social y jurídico
Ángeles Ramírez
La primacía de lo jurídico
Si se habla de “la situación social y jurídica de las
mujeres”, se está hablando también desde una
determinada perspectiva: de esta situación como parte
de la condición de ser mujeres. Hay algo “objetivable”
que se sigue de la condición femenina en Marruecos,
y es un estatuto jurídico concreto. Mujeres y hombres
en Marruecos poseen un estatuto jurídico diferencial
que subordina las primeras a los hombres en lo que
se refiere a las cuestiones de matrimonio, divorcio,
filiación y herencia. Y además, hay otra serie de datos
que completarían el panorama descriptivo femenino
en Marruecos: condiciones laborales, educativas,
sanitarias, etc. También en este segundo cuerpo de
datos, la situación de hombres y mujeres presenta
ciertas diferencias: las segundas son más vulnerables,
la feminización de la pobreza es un hecho, hay una
mayor carencia educativa en las mujeres, etc.
Desde hace ya unos años los grandes organismos
internacionales disponen periódicamente de estudios,
informes o estadísticas que, bajo diversos nombres,
se ocupan de la situación específica de las mujeres
y de la posición frente a los hombres. No hay, sin
embargo, demasiados análisis sobre la relación entre
la cuestión jurídica y la situación de las mujeres,
aunque el cambio en la primera suele contemplarse
como un requisito para la igualdad, de modo prioritario.
Las versiones que existen sobre la importancia de la
ley en la vida cotidiana de las mujeres y de los hombres
desde el punto de vista antropológico, también tienen
su reflejo en la realidad. Desde esta perspectiva, se
trataría de ver qué margen de agencia hay frente a la
estructura jurídica. En este sentido, si se considera
que el sistema jurídico no afecta especialmente la vida
de las mujeres marroquíes, porque éstas tienen otros
problemas más acuciantes, se está apostando por
una acomodación a la cuestión jurídica. Si, en cambio,
se considera que la ley es fundamental para entender
la situación de las mujeres, la labor de presión para
cambiar la ley, será básica.
El primer caso resume la actitud que con respecto
al cambio, tomaron los islamistas en Marruecos,
quienes además consideraban que la lucha por el
cambio jurídico era una injerencia extranjera. En el
segundo caso estaban los grupos feministas y de
manera mucho más tibia, las asociaciones de derechos
humanos, que al final se organizaron en torno al
proyecto reivindicativo que comenzaron las feministas
en los años noventa.
Marruecos ratifica en 1983 la Convención contra
la eliminación de todas las formas de discriminación
contra las mujeres, una herramienta de Naciones
Unidas, y eso supone una puesta en marcha de
compromisos específicos, algunos, recomendaciones
concretas de la Convención, que apoya ciertas medidas
destinadas a acabar con la discriminación sexual. Por
otra parte, en algunos documentos del Banco Mundial
(World Bank, 2001) se valoran positivamente los
esfuerzos del Estado marroquí en la promoción de lo
que será la culminación de uno de los compromisos
37
más importantes en este sentido, la elaboración del
Plan de Integración.
Esta valoración positiva, por otra parte, no tiene
que sorprendernos, dado el importante papel del Banco
Mundial en la elaboración y puesta en marcha del
Plan. Todo ello supone que los esfuerzos por mejorar
la situación de las mujeres, o los indicadores de género,
van a ser bien vistos por los organismos internacionales,
quienes además se ponen como un objetivo el
fortalecimiento de la sociedad civil. Y de estos
esfuerzos, el que supone menos problemas “técnicos”
de implementación es el del cambio del estatuto
1
jurídico . Además, permite que el propio cambio se
perciba como un resultado en sí. Si se lleva a cabo
un programa de alfabetización, hay que esperar un
tiempo para evaluar el impacto, y puede ser que éste
no sea el esperado. Sin embargo, los cambios jurídicos
son inmediatos: se cambia la ley. Esto hace que a lo
largo de los noventa, la reivindicación del cambio
jurídico haya sido básica en las organizaciones
feministas (Ver Feliu y Ramírez, 2001)
Algunos datos y relaciones
En general, en los países árabes la feminización
de la pobreza es mayor que en otras áreas (Lamrani
y Amor, 2002). Asimismo las desigualdades entre
hombres y mujeres son mayores en estos países, si
se toma cualquiera de los tres indicadores
fundamentales: la esperanza de vida, la alfabetización
y la escolarización.
Los datos sobre analfabetismo en Marruecos son
entonces reflejo de esta desigualad. En el año 2000
seguían siendo analfabetas el 84% de las mujeres
que viven en el campo y el 45% de las mujeres de
ciudad. El dato, para los hombres, era, en el mismo
año, de un 54 y un 24%, respectivamente (Direction
de la Statistique, 2003). Hay que señalar, haciendo
una vez más referencia a las diferencias entre hombres
y mujeres, que el porcentaje de mujeres rurales que
eran analfabetas en el año 1960 no ha variado
especialmente. Si en esta fecha las analfabetas
constituían el 99% de la población femenina rural, en
el año 2000, son el 84%. En el caso de los hombres,
y para el mismo periodo y entorno, el analfabetismo
bajó más de 30 puntos. Para el caso de las mujeres
urbanas, el analfabetismo desciende desde el 88%,
para el año 1960, hasta el 45%, en el 2000. En los
hombres, la línea va desde el 58 hasta el 24%.
En el campo, las niñas son socializadas desde la
más temprana infancia, tres o cuatro años, para la
realización de las tareas que tienen que ver con la
reproducción. Primero, en el cuidado de los hermanos
más pequeños, de las personas más mayores, y en
las tareas domésticas, y después, en los trabajos que,
considerados “femeninos” o “domésticos”, exceden
con mucho esta esfera. La escuela es poco valorada:
suele estar lejos de la casa, con lo que asistir multiplica
los peligros, y quita tiempo para las tareas que se han
de desempeñar obligatoriamente. Además, y teniendo
en cuenta que el proyecto básico es el matrimonio,
todo lo que pueda estorbar, es descartado. Una
exposición mayor que la debida a lo público, así como
el restar tiempo a todo lo que sea el desempeño de
las tareas adecuadas para las mujeres, puede redundar
en la merma de posibilidades para que este proyecto
se realice convenientemente. De este modo, los
38
modelos de género son una razón que explica que la
escolarización de las chicas sea más baja que la de
los chicos. En general, en todo caso, en Marruecos
es muy baja la tasa de escolarización, que se acentúa
para el caso de las niñas. Para el curso 1999-2000,
la tasa de escolarización de los niños (niños y niñas
incluidos) de 7 a 15 años era de 65,5%. Eso significa
que en el resto, 34,5, estaban sin escolarizar (Lahlou,
2002.) Según el último censo en Marruecos, el de
1994, en el grupo de edad de 8-13 años, a un 72,4%
de tasa de escolarización de los chicos, correspondía
el 51,4% de las chicas. Esta diferencia se acrecienta
en el ámbito rural: 59,6% para los chicos, frente a sólo
el 26,6% de las chicas escolarizadas (Lahlou, op. Cit.).
Cinco años más tarde, la diferencia de datos está
indicando el lugar que la educación ocupa para chicos
y para chicas. En este sentido, y para el año 1999,
había un 30% de niñas de 7 a 15 años que jamás
habían sido escolarizadas, frente a un 15,4% de los
niños.
En las zonas rurales, las razones fundamentales
de esta ausencia tienen que ver con la falta de escuela
en el duar y con el alejamiento de la escuela del lugar
de residencia. En una encuesta llevada a cabo por la
Direction de la Statistique para el curso 1998/1999,
esta circunstancia constituía casi el 30 por ciento de
las razones de las ausencias. No está diferenciado el
dato para niños y para niñas, pero estas dos cuestiones:
la lejanía de la escuela, y el hecho de que las niñas
sean requeridas para trabajos en casa, determinan la
menor escolarización de las últimas en las zonas
rurales. La diferencia en la escolarización entre chicos
y chicas se acrecienta con la edad. Según datos del
Ministerio de Educación Nacional para el curso 20012002, en la cohorte de edad de 15 a 17 años, están
escolarizadas el 59,1% de las chicas de ciudad, frente
El Plan de Acción para la integración de las Mujeres
en el Desarrollo en Marruecos: La historia de un “fracaso útil”
Alicia del Olmo
En el debate sobre los derechos humanos iniciado durante los años noventa en Marruecos destaca el relativo
protagonismo que ha ido adquiriendo la cuestión femenina. Los planteamientos defendidos por el movimiento feminista
desde los años ochenta pasaron a formar parte de las discusiones parlamentarias y de las reivindicaciones de la
sociedad civil. Es especialmente a partir del año 1998, con la llegada al poder del socialista Abderrahman Yussufi, y
sobre todo de 1999, cuando todo ello cristaliza en el Plan de Acción para la Integración de las Mujeres en el Desarrollo.
Este proyecto, iniciado por el gobierno de Abdelatif Filali y completado durante la época socialista por la Secretaría
de Estado para la Protección Social, la Familia y la Infancia, dirigida por Said Saadi, es la respuesta a los compromisos
adquiridos por el gobierno marroquí en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres, celebrada en Pekín en 1995, en la
que se recomendaba la adopción de estrategias para mejorar las condiciones de vida de las mujeres. La Secretaría
de Estado creó un comité técnico, compuesto por representantes de diversos Ministerios, partidos políticos, sindicatos,
organizaciones de mujeres y de derechos humanos y desarrollo, que mantuvo encuentros durante varios meses. El
resultado de dichas discusiones fue un Plan, basado en el enfoque del desarrollo humano sostenible, que proponía
importantes medidas en cuatro áreas prioritarias: educación, salud reproductiva, integración de las mujeres al ámbito
laboral, y ampliación de su poder político y mejora de su situación jurídica.
Este último capítulo resulta ser el más controvertido de todos ya que propone la reforma del Código de Estatuto
Personal (Mudawana), un texto elaborado en los años cincuenta y que se inspira, entre otras fuentes, en la Ley Islámica.
Este Código, que regula el matrimonio, el divorcio, la filiación y la herencia, fue ligeramente reformado en el año 1993
y desde entonces ha sido objeto central de las reivindicaciones feministas marroquíes, pues se le considera como el
instrumento de perpetuación de la discriminación en materia de derechos entre los sexos. El Plan incluía reformas del
Código, en el marco de una lectura progresista del Islam, e inspiradas en los instrumentos jurídicos internacionales que
propugnan la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Entre ellas, destacan la eliminación de la “obediencia
debida” de la mujer al hombre en el matrimonio, la sustitución del repudio masculino por el divorcio judicial, y la
restricción de la poligamia dejándola al criterio del juez.
En 1999, y coincidiendo con el fallecimiento del Rey Hassan II y la llegada al trono de su hijo Mohammed VI, se
producen desde diversas instancias políticas y sociales las primeras reacciones a la puesta en marcha de este Plan.
En el ámbito gubernamental las disensiones se inician cuando el Ministerio de Habus y Asuntos Islámicos apoya el
informe de evaluación encargado a una comisión de expertos, en el que se considera que el Plan es inaceptable
porque “no parte de los valores islámicos que inspiran la vida de los marroquíes sino en modelos occidentales,
despojados de valores morales”.
Las propuestas de reforma de la Mudawana se rechazaban como contrarias al espíritu de los textos sagrados. Los
creadores del Plan, entre ellos el mencionado Secretario de Estado, Said Saadi, insistieron en que el proyecto se
inspiraba en el modelo reformista musulmán que busca el equilibrio entre la tradición y la modernidad, pero teniendo
como referencia el mantenimiento de la identidad islámica representada en la persona del Rey Mohamed VI, Amir
al-Muminin.
Paralelamente, la sociedad civil se polariza en dos frentes de apoyo y rechazo al proyecto gubernamental cuya
expresión más visible fueron las masivas y desiguales manifestaciones de marzo de 2000 en Rabat y Casablanca. La
manifestación celebrada en Casablanca y organizada por los opositores al Plan, en su mayoría simpatizantes islamistas,
fue una de las más numerosas que se recuerda en las ultimas décadas en Marruecos (entre seiscientos mil y un millón
frente a los trescientos mil de Rabat). De hecho, la capacidad de aglutinar las diversas sensibilidades del movimiento
social y político marroquí es uno de los aspectos más interesantes de la aparición de este documento ya que en las
últimas décadas no se habían conocido movilizaciones tan cohesionadas y organizadas. En los meses siguientes, la
presión ejercida por el mencionado Ministerio y por los partidos islamistas hace que el documento caiga en el olvido
y que sólo se aplique parcialmente. La reforma de la Mudawana tendrá que esperar al veredicto de una Comisión
Real, cuyos resultados aparecen en el otoño del año 2003. Sorprendentemente, los expertos aceptan casi todas las
propuestas de reforma contenidas en el Plan. Asimismo, las medidas reciben el respaldo del Rey Mohammed VI y de
las organizaciones que se habían mostrado tanto a favor como en contra del Plan.
Habría pues que reconocer el relativo éxito del Plan de Integración de las Mujeres en el Desarrollo, a pesar de que
nunca fue puesto en práctica como tal. El Plan ha logrado situar en la agenda política y social marroquí el debate
sobre los derechos de las mujeres. Al mismo tiempo, esta reubicación de la cuestión ha producido avances consensuados
en lo que hasta hace muy poco parecía ser un callejón sin salida.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
al 73,6% de los chicos. En el campo, el porcentaje es
del 7,3%, frente al 16,5% de los chicos (Direction de
la Statistique, 2003)
El matrimonio, como se ha dicho, sigue siendo un
proyecto fundamental en la vida de las mujeres
marroquíes de los grupos sociales mayoritarios, sobre
todo de las mujeres rurales y de las mujeres con
estatus sociales bajos. En todo caso, también el
matrimonio se ha resentido con la crisis de los últimos
años. Si a principios de los años 60, la edad del primer
matrimonio para las mujeres estaba en 17 años, en
el 2000 se sitúa en 28,5 en la ciudad y 25,4 en el
campo; para los hombres, la edad media del primer
matrimonio es de 32,2 y 29,9 (Direction de la Statistique,
2003). Hay que pararse a observar nuevamente esta
diferencia entre hombres y mujeres, que está indicando
que las mujeres se casan más jóvenes que los
hombres. En Marruecos existe la creencia general de
que hay que casar pronto a las chicas, de manera que
no se conviertan en un problema para los padres. Por
otra parte, y sobre todo en las zonas rurales, pasar
de los 25 sin haberse casado, supone una tragedia
para las mujeres, porque después de esa edad, es
difícil que lo hagan en buenas condiciones. Y esta
situación es relativamente nueva. A principios de los
años 70, tan sólo un 20,4 de las mujeres marroquíes
eran solteras. En el 2000, este porcentaje ha pasado
al 69%, según la misma fuente. Estos datos son
coherentes con los que indican el retraso a la hora de
contraer matrimonio, pero lo cierto es que el matrimonio
es ahora una opción mucho más complicada para las
chicas, sobre todo en zonas rurales, donde se va
generando un “stock” de mujeres jóvenes que
traspasaron la edad adecuada de matrimonio y que
se quedarán para siempre en casa de sus padres. La
emigración masculina, a la ciudad o al extranjero,
disminuye los efectivos masculinos, y resta
posibilidades reales a los matrimonios. Por lo demás,
el empobrecimiento general ha incidido tanto en la
2
bajada de la fecundidad como en el retraso del
matrimonio, ya que muy pocos pueden plantearse la
incorporación de una persona más, la esposa, a la
unidad familiar de orientación, y menos aún de unos
hijos.
La importancia del matrimonio es compatible con
un aumento de la inserción de las mujeres en el mundo
laboral. Sin embargo, según un Informe del Banco
Mundial (The World Bank Group, 2003), la incorporación
de las mujeres al trabajo en el mundo arabo-musulmán
es más baja de lo que cabría esperar, dados los niveles
educacionales, la fertilidad y la renta per cápita. Para
el caso de Marruecos, las mujeres representaban en
1990 el 20,4% de la fuerza de trabajo, que pasa a ser
el 32,2% en 1995 y que desciende hasta el 27,6% en
2000. A esto hay que añadir que el empleo no
remunerado, bajo la rúbrica de “ayuda familiar” supone
el 80,2% de la actividad de la población femenina
ocupada en el campo, y el 6,2% en el entorno urbano
(Lahlou, 2001). La “ayuda familiar” está básicamente
referida al empleo en la explotación familiar agrícola.
Por regiones, es en las más agrícolas en las que la
tasa de actividad de las mujeres es mayor. Sin embargo,
la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo
o el descenso en la tasa de fertilidad, han de ser
explicados a la luz de los modelos de género existentes
en Marruecos.
39
Como en otros lugares del mundo, la incorporación
de las mujeres al mercado de trabajo no se ha
acompañado de un cambio o de una distribución de
las tareas asociadas a la reproducción, ya sea por el
Estado o por la pareja, que siguen asumiendo en su
totalidad
las mujeres. Ello supone que esta inserción se produce
a costa del abandono de las tareas “propias” de las
mujeres, y redunda en el desprestigio de éstas, aparte
de provocar una sobrecarga de trabajo. El desprestigio
señalado puede resolverse de diferentes maneras.
Mcleod (1991) señala que en El Cairo, las mujeres
trabajadoras lo han resuelto haciendo uso del velo,
que les hace presentarse como “buenas musulmanas”
a pesar de transgredir las fronteras de género. En
Marruecos, el desprestigio y los bajos sueldos del
trabajo remunerado para mujeres se han resuelto con
la emigración al extranjero y, en los últimos años, con
las migraciones interiores, cuya importancia ya
apuntaba un informe elaborado en 1993 (EMIAT, 1993).
En este informe, se constataba que, entre los
inmigrantes interiores, había más mujeres que hombres:
51,6 frente al 48,3% del total de los inmigrantes. Y
esto no era extraño considerando que en Marruecos
funciona un patrón de residencia preferentemente
patrilocal, según el cual las mujeres, desde que se
casan, pasan a formar parte, residencial y
productivamente hablando, del grupo familiar de origen
del marido. Sin embargo, una mirada a los estados
civiles permitía ver que no toda la movilidad femenina
tenía que ver con ello. El porcentaje de mujeres no
casadas aumentaba entre las inmigrantes más
recientes: de un 33,8% en el grupo de inmigrantes
que llegaron hace más de diez años, hasta un 38,2%
en las recientes. El aumento se daba sobre todo en
el porcentaje de solteras, que pasaban de 17,7% entre
las inmigrantes de larga duración, a un 25,5% entre
las que habían llegado en los últimos diez años.
Bajaban, sin embargo, los porcentajes de viudas y
divorciadas para las recién llegadas. Cierto es que los
propios autores admiten una diferencia entre unas y
otras, lo cual explicaría en cierto modo el aumento de
situaciones de no vinculación familiar, pero no es
menos cierto que los datos ya empiezan a apuntar
una tendencia. Ésta es que la emigración interior de
mujeres marroquíes se va desvinculando en los últimos
años de, por un lado, la emigración familiar y conyugal,
y, por otro, de la huída de situaciones de desprestigio
social y económico.
Es en estos años cuando ha comenzado a ser
visible una emigración interior desde las ciudades
pequeñas y medianas hasta los grandes núcleos. En
efecto, Tánger y Tetuán han atraído a un buen número
de jóvenes solteras y en menor medida, divorciadas,
que proceden de ciudades del interior y que se insertan,
como trabajadoras, en los talleres textiles, en su
mayoría clandestinos, o en las fábricas y talleres de
la zona franca del puerto de Tánger. Estas mujeres
que llegan solas a trabajar a la ciudad, si no tienen
parientes que residan ya en ella, no tienen más remedio
que compartir piso. Esto crea formas inéditas de
residencia, muy escasas hasta el momento en las
ciudades marroquíes, donde las mujeres han de vivir
siempre protegidas, vigiladas o legitimadas por alguna
mujer de edad o algún pariente varón, a riesgo de
exponerse a la censura del entorno que es algo
40
3
ineludible también en las ciudades marroquíes . Y por
supuesto, es fundamental reseñar la existencia de una
opción que se ha convertido en estrategia de usos
múltiples para las mujeres: las migraciones al
extranjero. No me extenderé en este punto porque
entiendo que este Atlas lo trata suficientemente. Sin
embargo, sí es importante señalar como las
migraciones al extranjero se convierten en una forma
de movilidad social para las mujeres urbanas, y
contribuyen a la creación de nuevas formas de
estratificación social para estas mujeres, de manera
independiente del estatus de los hombres.
Pero también las formas tradicionales de trabajo
siguen movilizando a mujeres. En este caso, Marruecos
es conocido por tener vivo aún un sector que parece
reflejar dos de las cuestiones que más afectan a las
mujeres en Marruecos: su vulnerabilidad como mano
de obra, sobre todo si son pobres y menores, y las
relaciones de poder entre grupos diferentes. Me refiero
a las petites bonnes o al servicio doméstico infantil.
En Marruecos, en general, es bastante habitual el
trabajo infantil: las niñas trabajadoras constituyen el
8,7% de la población ocupada, en el caso de las niñas,
y el 4,17% en el caso de los niños (Lahlou, 2003.) Las
niñas, en su mayor parte, están empleadas en el
servicio doméstico, como petites bonnes. No hay sino
estimaciones del número de niñas en esta situación,
estimaciones que van desde las casi 17.000 que
contabiliza Lahlou, de edades comprendidas entre los
7 y los 15 años, a las 22.940 menores de 18 años de
las que habla un estudio reciente, y que se refiere sólo
4
a la provincia de Casablanca . En todo caso, hay que
decir que la ley por la que se rige el trabajo de los
menores de 16 años en Marruecos (Dahír 2/7/1947)
permite el trabajo a los mayores de doce años, salvo
algunas excepciones, y con derechos mínimos. Ello
supone un marco legitimador que hay que considerar
y que se agrava si se tiene en cuenta que, sobre éste,
aún se producen abusos.
A modo de conclusión
Ante esta situación, parece necesaria una
intervención sistemática y específica sobre las mujeres,
sobre todo en los ámbitos educativo, laboral, jurídico,
y algunos otros que aquí no se han mencionado. Esto
es lo que pretendió el Plan de Integración de las
Mujeres en el Desarrollo, cuya historia relata Alicia del
Olmo en estas mismas páginas. En este caso, fue la
propuesta de cambio jurídico la que retrasó la aplicación
del Plan, aunque de alguna manera, se esté trabajando
en los otros ámbitos, los no jurídicos.
Quizá, ante este panorama quepa preguntarse por
la importancia de lo jurídico y, sobre todo, por el alcance
e impacto de los cambios jurídicos que han tenido
lugar en Marruecos en los últimos años, pero sobre
todo, en el 2004. Estos cambios atenuaron la
dependencia jurídica de las mujeres con respecto a
los hombres, y deslegitimaron el dominio legal de éstos
sobre aquellas. ¿Qué papel tiene la ley en la situación
de las mujeres? El cambio jurídico no parece que vaya
a modificar a medio plazo estas situaciones descritas
más arriba, que requieren soluciones diferentes. El
cambio jurídico en Marruecos fue celebrado por los
grupos feministas y de derechos humanos como la
culminación de un largo tiempo de trabajo conjunto.
Sin embargo, los problemas de las mujeres parecen
ser otros, y estos siguen sin ser solucionados. En
ocasiones, además, pareciera que todo este discurso
desarrollista sobre el empowerment de las mujeres si
se dan ciertas condiciones, está contribuyendo a
presentar a éstas como culpables de su lugar en el
mundo a causa de su propia pasividad.
Así se explica que la mayoría de las intervenciones
en desarrollo tengan como objetivo, además de apoyar
el cambio jurídico, dar formación a las mujeres en
diferentes ámbitos: alfabetización, formación en
actividades productivas, cualificación para actividades
asociativas, etc. Esta visión del desarrollo y las mujeres
contribuye a reforzar la idea de que el lugar de éstas
se explica en función de una serie de carencias que
ellas mismas presentan. Y las mujeres cumplen con
esas nuevas “obligaciones de género”: aprender a
leer, a producir, a vender, sin abandonar las viejas,
como son casarse jóvenes, tener hijos, criarlos y
trabajar quince horas al día en los quehaceres
reproductivos. La concentración de los organismos
internacionales y de algunos grupos feministas y ONG
en las cuestiones jurídicas, además de constituir un
derroche de energía, contribuye a reforzar la
segmentación entre las elites y el resto. Este quizá
sea un fracaso del movimiento feminista en Marruecos.
Y la clave que explica la atracción que muchas mujeres
de diferentes grupos sociales sienten por los
movimientos islamistas.
1
Es cierto que cuando se hubo de aplicar el Plan de Integración, hubo una parte importante
de la población marroquí, encuadrada en marcos anti-imperialistas e islamistas, que se
levantó en contra, pero también es cierto que la razón fue más bien el procedimiento del
cambio que el cambio en sí, como después se ha podido apreciar. De hecho, un cambio
de estrategia en el planteamiento de las reivindicaciones, ha acabado con la resistencia
de estos grupos.
2
La tasa de fertilidad (número de nacimientos por mujer) pasa de 4,0 en 1990 a 3,4 en
1995 para situarse en 2,9 en 2000 (en el mundo arabo-musulmán está a 3,3 en 2000)
(World Bank, 2002).
3
Una mujer urbana de 34 años, divorciada, con estudios universitarios, trabajadora y
militante sindicalista, contaba la imposibilidad para ella de irse a vivir fuera del ámbito de
su familia. Cuando pasa cerca de la casa familiar, ha de ponerse el hiyab a riesgo de que
sus hermanos puedan verla y recriminarla (o algo peor) en público.
4
Estudio del Haut Commisariat au Plan. Información de Le Matin, 8 de abril de 2004.
38
modelos de género son una razón que explica que la
escolarización de las chicas sea más baja que la de
los chicos. En general, en todo caso, en Marruecos
es muy baja la tasa de escolarización, que se acentúa
para el caso de las niñas. Para el curso 1999-2000,
la tasa de escolarización de los niños (niños y niñas
incluidos) de 7 a 15 años era de 65,5%. Eso significa
que en el resto, 34,5, estaban sin escolarizar (Lahlou,
2002.) Según el último censo en Marruecos, el de
1994, en el grupo de edad de 8-13 años, a un 72,4%
de tasa de escolarización de los chicos, correspondía
el 51,4% de las chicas. Esta diferencia se acrecienta
en el ámbito rural: 59,6% para los chicos, frente a sólo
el 26,6% de las chicas escolarizadas (Lahlou, op. Cit.).
Cinco años más tarde, la diferencia de datos está
indicando el lugar que la educación ocupa para chicos
y para chicas. En este sentido, y para el año 1999,
había un 30% de niñas de 7 a 15 años que jamás
habían sido escolarizadas, frente a un 15,4% de los
niños.
En las zonas rurales, las razones fundamentales
de esta ausencia tienen que ver con la falta de escuela
en el duar y con el alejamiento de la escuela del lugar
de residencia. En una encuesta llevada a cabo por la
Direction de la Statistique para el curso 1998/1999,
esta circunstancia constituía casi el 30 por ciento de
las razones de las ausencias. No está diferenciado el
dato para niños y para niñas, pero estas dos cuestiones:
la lejanía de la escuela, y el hecho de que las niñas
sean requeridas para trabajos en casa, determinan la
menor escolarización de las últimas en las zonas
rurales. La diferencia en la escolarización entre chicos
y chicas se acrecienta con la edad. Según datos del
Ministerio de Educación Nacional para el curso 20012002, en la cohorte de edad de 15 a 17 años, están
escolarizadas el 59,1% de las chicas de ciudad, frente
El Plan de Acción para la integración de las Mujeres
en el Desarrollo en Marruecos: La historia de un “fracaso útil”
Alicia del Olmo
En el debate sobre los derechos humanos iniciado durante los años noventa en Marruecos destaca el relativo
protagonismo que ha ido adquiriendo la cuestión femenina. Los planteamientos defendidos por el movimiento feminista
desde los años ochenta pasaron a formar parte de las discusiones parlamentarias y de las reivindicaciones de la
sociedad civil. Es especialmente a partir del año 1998, con la llegada al poder del socialista Abderrahman Yussufi, y
sobre todo de 1999, cuando todo ello cristaliza en el Plan de Acción para la Integración de las Mujeres en el Desarrollo.
Este proyecto, iniciado por el gobierno de Abdelatif Filali y completado durante la época socialista por la Secretaría
de Estado para la Protección Social, la Familia y la Infancia, dirigida por Said Saadi, es la respuesta a los compromisos
adquiridos por el gobierno marroquí en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres, celebrada en Pekín en 1995, en la
que se recomendaba la adopción de estrategias para mejorar las condiciones de vida de las mujeres. La Secretaría
de Estado creó un comité técnico, compuesto por representantes de diversos Ministerios, partidos políticos, sindicatos,
organizaciones de mujeres y de derechos humanos y desarrollo, que mantuvo encuentros durante varios meses. El
resultado de dichas discusiones fue un Plan, basado en el enfoque del desarrollo humano sostenible, que proponía
importantes medidas en cuatro áreas prioritarias: educación, salud reproductiva, integración de las mujeres al ámbito
laboral, y ampliación de su poder político y mejora de su situación jurídica.
Este último capítulo resulta ser el más controvertido de todos ya que propone la reforma del Código de Estatuto
Personal (Mudawana), un texto elaborado en los años cincuenta y que se inspira, entre otras fuentes, en la Ley Islámica.
Este Código, que regula el matrimonio, el divorcio, la filiación y la herencia, fue ligeramente reformado en el año 1993
y desde entonces ha sido objeto central de las reivindicaciones feministas marroquíes, pues se le considera como el
instrumento de perpetuación de la discriminación en materia de derechos entre los sexos. El Plan incluía reformas del
Código, en el marco de una lectura progresista del Islam, e inspiradas en los instrumentos jurídicos internacionales que
propugnan la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Entre ellas, destacan la eliminación de la “obediencia
debida” de la mujer al hombre en el matrimonio, la sustitución del repudio masculino por el divorcio judicial, y la
restricción de la poligamia dejándola al criterio del juez.
En 1999, y coincidiendo con el fallecimiento del Rey Hassan II y la llegada al trono de su hijo Mohammed VI, se
producen desde diversas instancias políticas y sociales las primeras reacciones a la puesta en marcha de este Plan.
En el ámbito gubernamental las disensiones se inician cuando el Ministerio de Habus y Asuntos Islámicos apoya el
informe de evaluación encargado a una comisión de expertos, en el que se considera que el Plan es inaceptable
porque “no parte de los valores islámicos que inspiran la vida de los marroquíes sino en modelos occidentales,
despojados de valores morales”.
Las propuestas de reforma de la Mudawana se rechazaban como contrarias al espíritu de los textos sagrados. Los
creadores del Plan, entre ellos el mencionado Secretario de Estado, Said Saadi, insistieron en que el proyecto se
inspiraba en el modelo reformista musulmán que busca el equilibrio entre la tradición y la modernidad, pero teniendo
como referencia el mantenimiento de la identidad islámica representada en la persona del Rey Mohamed VI, Amir
al-Muminin.
Paralelamente, la sociedad civil se polariza en dos frentes de apoyo y rechazo al proyecto gubernamental cuya
expresión más visible fueron las masivas y desiguales manifestaciones de marzo de 2000 en Rabat y Casablanca. La
manifestación celebrada en Casablanca y organizada por los opositores al Plan, en su mayoría simpatizantes islamistas,
fue una de las más numerosas que se recuerda en las ultimas décadas en Marruecos (entre seiscientos mil y un millón
frente a los trescientos mil de Rabat). De hecho, la capacidad de aglutinar las diversas sensibilidades del movimiento
social y político marroquí es uno de los aspectos más interesantes de la aparición de este documento ya que en las
últimas décadas no se habían conocido movilizaciones tan cohesionadas y organizadas. En los meses siguientes, la
presión ejercida por el mencionado Ministerio y por los partidos islamistas hace que el documento caiga en el olvido
y que sólo se aplique parcialmente. La reforma de la Mudawana tendrá que esperar al veredicto de una Comisión
Real, cuyos resultados aparecen en el otoño del año 2003. Sorprendentemente, los expertos aceptan casi todas las
propuestas de reforma contenidas en el Plan. Asimismo, las medidas reciben el respaldo del Rey Mohammed VI y de
las organizaciones que se habían mostrado tanto a favor como en contra del Plan.
Habría pues que reconocer el relativo éxito del Plan de Integración de las Mujeres en el Desarrollo, a pesar de que
nunca fue puesto en práctica como tal. El Plan ha logrado situar en la agenda política y social marroquí el debate
sobre los derechos de las mujeres. Al mismo tiempo, esta reubicación de la cuestión ha producido avances consensuados
en lo que hasta hace muy poco parecía ser un callejón sin salida.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La juventud marroquí ante el siglo
XXI: cambios y desafíos
Mokhtar El Harras
A semejanza de los jóvenes en otras sociedades,
las variables del medio de residencia y del sexo
contribuyen a precisar mejor el concepto de juventud.
El estilo de vida y las actitudes de los jóvenes varían
mucho según que estas dos variables se tomen o no
en consideración.
Por su apertura al mundo urbano, los jóvenes son
capaces de introducir en su medio rural de origen
actitudes y comportamientos nuevos en materia de
matrimonio, gustos culinarios y de vestido, planificación
familiar y estilo de vida. También de la ciudad pueden
venir otros más negativos: consumo de alcohol, drogas,
tabaco y MST. Algunos de estos pueden quedar
aislados, sin que afecten a la resistencia colectiva
frente a este género de comportamientos.
Otra categoría de jóvenes plantea también
problemas a la comunidad rural. Aquella en la que el
fracaso de la escolaridad en la ciudad la deja
suspendida entre dos mundos: el de la agricultura y
el del trabajo asalariado en medio urbano. Fracasada
su integración en la economía de la ciudad, se
encuentra al mismo tiempo incapaz de retornar a la
práctica de la agricultura. El paro de estos jóvenes,
con aspiraciones relativamente elevadas pero
decepcionadas, suscita no pocas inquietudes, sobre
todo cuando se intenta encontrar salidas eventuales.
Proyecta igualmente sombras de incertidumbre y
angustia sobre el espíritu de los jóvenes que se apegan
siempre a los estudios y esperan a través de ellos
tener éxito en su porvenir.
En ciertas regiones rurales se constata la
emergencia de jóvenes que aparecen como grupo que
desafía la autoridad parental y que pretende imponer
nuevos modos de comportamiento tanto en el interior
como en el exterior de la familia. Representa de alguna
manera una ruptura en la continuidad familiar y una
“amenaza” para la estabilidad de los valores sociales
y morales de la comunidad.
La multiplicación de los jóvenes en paro representa
igualmente una presión preocupante, tanto sobre los
recursos agrícolas disponibles, como sobre los
modestos presupuestos familiares. El hecho de que
estos jóvenes no dispongan de recursos económicos
propios y residan después del matrimonio en el hogar
familiar, contribuye a acentuar los fenómenos de la
pobreza.
Sea en medio rural o urbano, las relaciones
padres/jóvenes están a punto de perder una
característica esencial: la autoridad de los mayores
sobre los jóvenes. Tienden a apropiarse de casi todas
las decisiones que les afectan y restringen la
intervención de sus padres a la oficialización de una
situación de facto. Los padres por su lado tendrán
estrategias diferentes hacia sus hijos según sean de
sexo masculino o femenino.
Así, en ciertas zonas, los jóvenes varones encarnan
para el padre la continuidad de la explotación agrícola.
Reciben su parte de tierra en herencia, mientras las
hijas lo hacen bajo forma financiera. A veces son
animados por sus padres a casarse precozmente y a
41
residir en el seno de la misma construcción familiar.
Para los padres es una forma de desresponsabilizarse
del joven al tiempo que se le pretende impedir su
partida para la ciudad. Por su parte el matrimonio
precoz de la hija es debido en particular al temor a la
deshonra familiar.
Los padres aseguran con dificultad la gestión de
la adolescencia: viven la angustia de perder al hijo
tanto como la de ver a la hija orientarse hacia el mal
camino. Sufren por su impotencia para gestionar mejor
la vida y el porvenir de sus hijos y por no contar con
los medios para salir adelante.
Pero si el control de los padres sobre la conducta
de las hijas jóvenes parece haberse debilitado, el de
los hermanos continúa teniendo un impacto seguro.
Porque la hija que tiene hermanos mayores no se
atreve a contactar con otros chicos y éstos por su
parte tienen miedo de abordarla.
Para numerosos adolescentes, los lazos con los
compañeros les permiten aligerar sensiblemente la
dependencia con respecto a la familia. Más que nunca,
los adolescentes pasan más tiempo unos con otros
en su encuentro cotidiano en la institución escolar.
Están generalmente juntos no sólo en las horas de
clase sino también en los fines de semana. Son
momentos en que cada adolescente se explora, se
redefine y comparte con sus amigos experiencias,
valores y sentimientos. Se forjan ideas y se toman
decisiones lejos de la supervisión y el control de los
padres.
El hecho de que sean los propios adolescentes los
que asumen la función de informantes de su propia
actividad, les hace controlar la información y decidir
lo que comunicar o no a sus padres. Estos pueden
recurrir a terceros, pero siempre quedan hechos
privados, al margen de los adultos, sobre todo en lo
que se refiere al sexo y a la vida sexual.
En tanto que grupo de edad socialmente estratégico,
los adolescentes se convierten en el objetivo
privilegiado de programas de televisión, de films y de
campañas de publicidad. Por su apertura al mundo
exterior y su conocimiento relativo de lenguas
extranjeras, la juventud escolarizada se ve afectada
no sólo por las dos cadenas de la televisión marroquí,
sino también por las otras árabes y extranjeras que
permite captar la parabólica. Afectando profundamente
a las representaciones y actitudes de los jóvenes, los
efectos que resultan se encuentran en bastante
desarmonía con los valores transmitidos por la familia
y la escuela. Si antes, el grupo de compañeros formaba
parte de una red en la que cooperaban diversas
instituciones para asegurar la inserción de los jóvenes
en la comunidad, se constata que en la actualidad las
influencias que se ejercen en el campo de la juventud
son divergentes o incluso a veces contradictorias.
En una encuesta basada en una muestra de 1000
casos, un 40% de los cuales eran estudiantes de la
Universidad Mohamed V y el 60% restante alumnos
de la clase terminal de cinco institutos de Rabat,
aparecía que una proporción de jóvenes aún más
elevada (86% de las chicas y 39% de los chicos)
vinculaban la relación sexual con el matrimonio. La
inclusión de adolescentes en la muestra de otra
encuesta contribuyó a hacer aumentar sensiblemente
la proporción de los que condicionan la relación sexual
al matrimonio. De la misma manera, la toma en
42
consideración de la variable género muestra que son
más las jóvenes las que insisten en la relación
matrimonio-sexualidad.
Sabiendo el coste familiar y personal que puede
resultar de un embarazo no deseado, o del
conocimiento de relaciones sexuales extramatrimoniales en términos de reputación —y por tanto
de capital matrimonial, de atentado al honor o, al
menos, a la imagen social, por parte del conjunto del
grupo familiar—, y sabiendo por otra parte que la
sanción social en casos semejantes se cierne sobre
ellas y en ningún caso sobre sus homólogos
masculinos, las jóvenes tienden en consecuencia a
insistir más en la necesidad de ligar la sexualidad al
matrimonio. Ellas se aferran mayoritariamente a tal
postura porque saben que en el caso en que actuaran
de otra forma se expondrían a perder por mucho
tiempo el respeto de la colectividad y también la
posibilidad de un reencuentro duradero y con relativo
éxito con los hombres.
Por su experiencia en la vida social marroquí, saben
que más allá de las declaraciones de intención y de
las posiciones defendidas por los hombres, éstos
acaban siempre por no respetar más que a las que
no han consentido prematuramente a su deseo.
Los jóvenes, por su parte, encuentran más
facilidades para la práctica de la sexualidad. Siendo
mucho menos vulnerables a las sanciones sociales y
viviendo en una sociedad que valoriza la virilidad, los
hombres se permiten expresar con más libertad su
disponibilidad a tener relaciones sexuales
prematrimoniales.
Al encontrarse menos afectados por las presiones
sociales e ideológicas y menos responsabilizados en
la salvaguarda de la reputación familiar, los jóvenes
se sienten más libres para hacer depender la práctica
de la sexualidad sólo de la relación intersubjetiva (es
necesario amarse; hay que conocerse bien…) y de la
simple voluntad de los dos partenaires.
En una investigación antropológica sobre la
adolescencia en Zawiya Sidi Kacem, Susan Davis ha
llegado casi a las mismas conclusiones. Constata que
el retraso del matrimonio de las hijas ha contribuido
a que las ocasiones de interacción entre los dos sexos
se multipliquen y las relaciones sexuales fuera del
matrimonio aumenten notablemente. No obstante,
aparte del hecho de que estas relaciones son vividas
por la mayor parte de los jóvenes al margen de sus
padres, se caracterizan por cierta ambigüedad. Porque
en el mismo momento en que los chicos, según nos
cuenta Davis, van a la búsqueda de las chicas de su
entorno, hacen todo para proteger la reputación de
sus hermanas. Dado que toda amistad entre los dos
sexos comporta, desde el punto de vista social,
implicaciones sexuales, estos jóvenes se erigen en
auténticos guardianes de la conducta moral de sus
hermanas y en defensores intratables del honor familiar.
La ambivalencia llega a su paroxismo cuando estos
jóvenes aspiran a vivir experiencias sexuales, pero
consideran al mismo tiempo que la mujer ideal es la
1
que nunca ha tenido contacto con varón . Mientras
que la sexualidad masculina es percibida como “cosa
natural e indispensable”, la sexualidad femenina es
percibida bajo el prisma de la vergüenza y de lo
prohibido. Al mismo tiempo que los jóvenes se permiten
relaciones sexuales fuera del matrimonio, declaran su
rechazo a casarse con una chica que haya tenido ya
una experiencia sexual. Los valores del honor entre
los jóvenes varones priman, pues, sobre los principios
2
religiosos .
La ambivalencia queda igualmente manifiesta
cuando las chicas aspiran a tener contactos con los
chicos a sabiendas de que la sociedad los desaprobará
y sus parejas de sexo opuesto no son, a sus ojos,
dignos de confianza. Los chicos, por su parte, viven
la ambivalencia cuando estando en relación con una
chica, sienten al mismo tiempo el temor de que ella
haya hecho lo mismo con algún otro, o podrá hacerlo
a partir de entonces.
En todo caso, concluye S. Davis, las condiciones
sociales y psicológicas para la emergencia entre
adolescentes de relaciones humanamente sanas y
libres no parecen haberse aún reunido. El sexo sigue
siendo el principal obstáculo en la mayor parte de las
3
parejas adolescentes . Pero si a la valorización de la
virginidad se añade la no utilización de píldoras
anticonceptivas por parte de la mayoría de chicas y
de preservativos por la de los chicos, se comprenderá
entonces fácilmente por qué numerosas chicas quedan
4
actualmente encinta .
Por otra parte, sabiendo que el matrimonio es uno
de los deberes fundamentales del musulmán, el celibato
parece antes bien involuntario e impuesto. Es a este
precio, nos recuerda A. Belarbi, que se deja de ser
“hermano de Satán” y se adquiere la otra “mitad de la
fe”. Es accediendo al estatuto de hombre casado como
se estaría en medida, si se reúnen igualmente otras
condiciones, de poder presidir la oración colectiva.
Entre 1960 y 1982, la proporción de solteros en
Marruecos se ha multiplicado por siete. Este crecimiento
vertiginoso del celibato no deriva tanto de una opción
deliberada como de condiciones socioeconómicas
particularmente forzadas, tales como el paro de los
jóvenes, la elevación del precio de la dote, la
prolongación de la duración de la escolaridad y las
percepciones revalorizadoras de la virginidad o
desvalorizadoras de las mujeres divorciadas.
El celibato está siempre desvalorizado socialmente
y la mayor parte de las mujeres solteras buscan evitarlo.
Incluso cuando llegan a gozar de una independencia
económica confortable, las mujeres experimentan la
necesidad de casarse y de encontrarse así bajo la
“protección social” del marido. Combinado a su éxito
profesional y al nivel de instrucción elevado de éstas,
el matrimonio contribuye a reforzar aún más su estatuto
social. El divorcio, por el contrario, afecta negativamente
al estatuto de las mujeres en mayor medida que al de
los hombres.
Los sociólogos que han abordado el estudio del
matrimonio tienden en general a poner de relieve
ciertas transformaciones decisivas. Los jóvenes tienden,
especialmente en medio urbano, a casarse más
tardíamente que antes. La diferencia de edad entre
jóvenes casados se va acortando, especialmente en
las categorías sociales medias y superiores. Hecho
que atestigua un cambio notable en lo que respecta
5
al estatuto femenino y a la percepción del matrimonio .
El previo conocimiento mutuo se convierte en una
condición necesaria incluso si es siempre vivido por
algunos matrimonios bajo el prisma del “remordimiento”
y de la “traición”. El área del matrimonio parece también
haber sobrepasado ampliamente las fronteras del
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
parentesco, del pueblo e incluso a veces de la ciudad
y la duración de las fiestas matrimoniales tiende
generalmente a reducirse.
La encuesta del CERED sobre la familia en Fez
reveló transformaciones decisivas en las prácticas del
matrimonio. A diferencia de sus ancestros, los jóvenes
actuales controlan más la elección de la pareja y el
momento del matrimonio y logran mucho mejor imponer
la felicidad individual antes que las exigencias de la
cohesión grupal. Expresan mejor su individualidad no
tanto oponiéndose a su familia sino limitando
simplemente su intervención a la “ratificación” de las
decisiones ya tomadas por las personas concernidas
6
y a la “oficialización” de una situación de hecho .
Es interesante estudiar la naturaleza de las
relaciones intergeneracionales en el seno de los grupos
de linaje en medio rural y especialmente los que se
ven afectados por su propio crecimiento demográfico
y están además particularmente expuestos a los
mensajes mediáticos y a los efectos de la migración
interna y/o internacional.
Como asímismo será de interés estudiar los nuevos
contenidos de la cohabitación intergeneracional en
medio urbano, resultado no tanto de una integración
natural y espontánea en la familia de origen, sino de
la prolongación del celibato de los jóvenes, de la
individualización creciente y de la acentuación de la
crisis de alojamiento y del paro de los jóvenes.
La extensión del celibato de las jóvenes en medio
rural requiere una atención particular. Hay que conocer
las causas y analizar sus efectos, tanto sobre la familia
como sobre las personas directamente concernidas.
Encontrar su relación con la emigración creciente de
mujeres solas, permitirá conocer una dimensión nueva
de las migraciones marroquíes hacia el extranjero en
los últimos años del siglo XX y comienzos del nuevo
milenio.
1
Susan Schaffer Davis. Adolescence in a Moroccan Town, Rutgers University Press, New
Brunswick and London, 1989, p. 103.
2
Mounia Bennani-Chraibi. Soumis et rebelles, les jeunes au Maroc. Editions Le
Fennec/CNRS, Paris, 1994, pp. 116-117.
3
Susan S. Davis, Op. Cit., pp. 117-118.
4
Mounia Bennani-Chraibi. Op. Cit., P. 125.
5
Aïcha Belarbi. Le salaire de madame., pp. 50-51.
6
CERED. Famille à Fès: changement ou continuité? Les réseaux de solidarité familiale,
Direction de la Statistique, Rabat, p. 123.
43
Marruecos, fin de siglo:
modernización y regulación
económica
Nureddine El Aoufi
Modernización micro-económica
El programa nacional de modernización (el término
francés que se usa es mise à niveau, lo que se podría
traducir por “elevación de nivel”), lanzado a mediados
de los noventa, integra varias perspectivas indisociables
(El Aoufi, 1998):
z La primera se refiere al horizonte temporal: se
trata de una empresa a largo término, ciertamente
marcada por el horizonte del año 2010 aunque con
posibilidad de proyección más allá a fin de dar viabilidad
en ese tiempo tanto las condiciones, mecanismos y
dispositivos de la competitividad estructural, como de
perennizar los resultados de la adaptación de la
economía nacional a las mutaciones ligadas a la
mundialización. Más aún, la modernización se define
en el discurso de los actores sociales, como un proceso
cuya realización es independiente de los compromisos
internacionales contraídos por Marruecos en este fin
de siglo. Tanto para las organizaciones patronales
como para las sindicales, dado que el país ha
despilfarrado demasiado tiempo y recursos, la
modernización debe erigirse como un comportamiento
moral a la vez individual y colectivo.
z La segunda perspectiva se refiere a la connotación
social de la modernización en razón precisamente de
la imbricación existente entre eficiencia económica y
equilibrio social, así como de las incidencias que las
reestructuraciones producirán en numerosas empresas,
especialmente en cuanto a pérdida de empleos. La
toma en consideración de la dimensión social de la
modernización requiere una doble escala de
intervención y compromiso entre actores: la escala
micro-económica, para las empresas especialmente
y el campo de las políticas públicas, desplegadas tanto
en el plano nacional como en el nivel más
descentralizado de las colectividades territoriales.
z La tercera perspectiva, la más importante desde
el punto de vista de los actores sociales, está ligada
al principio de implicación de los actores concernidos
por el proceso de modernización: centrales sindicales
(CDT, UGTM, UMT) y confederación patronal (CGEM),
coinciden en que la modernización es un asunto de
todos. Pero lo que es necesario definir es el marco
apropiado y los procedimientos adecuados para el
arbitraje y la aproximación de los intereses sectoriales,
1
en suma una particular metodología de traducción de
los objetivos estratégicos y de construcción de
consenso positivos duraderos.
En esta óptica, la gestión participativa que favorece
una traducción voluntarista de los objetivos de la
modernización por todos los actores, parece
condicionada por la existencia de un sistema eficiente
de información, de sensibilización y de difusión de los
datos y de los indicadores ligados al proceso, a su
realización técnica, financiera y organizativa, a su
inscripción territorial, a su despliegue sectorial, etc.
Tanto para las organizaciones patronales como para
las sindicales, los poderes públicos están llamados a
definir y a hacer disponible y operacional una estrategia
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
parentesco, del pueblo e incluso a veces de la ciudad
y la duración de las fiestas matrimoniales tiende
generalmente a reducirse.
La encuesta del CERED sobre la familia en Fez
reveló transformaciones decisivas en las prácticas del
matrimonio. A diferencia de sus ancestros, los jóvenes
actuales controlan más la elección de la pareja y el
momento del matrimonio y logran mucho mejor imponer
la felicidad individual antes que las exigencias de la
cohesión grupal. Expresan mejor su individualidad no
tanto oponiéndose a su familia sino limitando
simplemente su intervención a la “ratificación” de las
decisiones ya tomadas por las personas concernidas
6
y a la “oficialización” de una situación de hecho .
Es interesante estudiar la naturaleza de las
relaciones intergeneracionales en el seno de los grupos
de linaje en medio rural y especialmente los que se
ven afectados por su propio crecimiento demográfico
y están además particularmente expuestos a los
mensajes mediáticos y a los efectos de la migración
interna y/o internacional.
Como asímismo será de interés estudiar los nuevos
contenidos de la cohabitación intergeneracional en
medio urbano, resultado no tanto de una integración
natural y espontánea en la familia de origen, sino de
la prolongación del celibato de los jóvenes, de la
individualización creciente y de la acentuación de la
crisis de alojamiento y del paro de los jóvenes.
La extensión del celibato de las jóvenes en medio
rural requiere una atención particular. Hay que conocer
las causas y analizar sus efectos, tanto sobre la familia
como sobre las personas directamente concernidas.
Encontrar su relación con la emigración creciente de
mujeres solas, permitirá conocer una dimensión nueva
de las migraciones marroquíes hacia el extranjero en
los últimos años del siglo XX y comienzos del nuevo
milenio.
1
Susan Schaffer Davis. Adolescence in a Moroccan Town, Rutgers University Press, New
Brunswick and London, 1989, p. 103.
2
Mounia Bennani-Chraibi. Soumis et rebelles, les jeunes au Maroc. Editions Le
Fennec/CNRS, Paris, 1994, pp. 116-117.
3
Susan S. Davis, Op. Cit., pp. 117-118.
4
Mounia Bennani-Chraibi. Op. Cit., P. 125.
5
Aïcha Belarbi. Le salaire de madame., pp. 50-51.
6
CERED. Famille à Fès: changement ou continuité? Les réseaux de solidarité familiale,
Direction de la Statistique, Rabat, p. 123.
43
Marruecos, fin de siglo:
modernización y regulación
económica
Nureddine El Aoufi
Modernización micro-económica
El programa nacional de modernización (el término
francés que se usa es mise à niveau, lo que se podría
traducir por “elevación de nivel”), lanzado a mediados
de los noventa, integra varias perspectivas indisociables
(El Aoufi, 1998):
z La primera se refiere al horizonte temporal: se
trata de una empresa a largo término, ciertamente
marcada por el horizonte del año 2010 aunque con
posibilidad de proyección más allá a fin de dar viabilidad
en ese tiempo tanto las condiciones, mecanismos y
dispositivos de la competitividad estructural, como de
perennizar los resultados de la adaptación de la
economía nacional a las mutaciones ligadas a la
mundialización. Más aún, la modernización se define
en el discurso de los actores sociales, como un proceso
cuya realización es independiente de los compromisos
internacionales contraídos por Marruecos en este fin
de siglo. Tanto para las organizaciones patronales
como para las sindicales, dado que el país ha
despilfarrado demasiado tiempo y recursos, la
modernización debe erigirse como un comportamiento
moral a la vez individual y colectivo.
z La segunda perspectiva se refiere a la connotación
social de la modernización en razón precisamente de
la imbricación existente entre eficiencia económica y
equilibrio social, así como de las incidencias que las
reestructuraciones producirán en numerosas empresas,
especialmente en cuanto a pérdida de empleos. La
toma en consideración de la dimensión social de la
modernización requiere una doble escala de
intervención y compromiso entre actores: la escala
micro-económica, para las empresas especialmente
y el campo de las políticas públicas, desplegadas tanto
en el plano nacional como en el nivel más
descentralizado de las colectividades territoriales.
z La tercera perspectiva, la más importante desde
el punto de vista de los actores sociales, está ligada
al principio de implicación de los actores concernidos
por el proceso de modernización: centrales sindicales
(CDT, UGTM, UMT) y confederación patronal (CGEM),
coinciden en que la modernización es un asunto de
todos. Pero lo que es necesario definir es el marco
apropiado y los procedimientos adecuados para el
arbitraje y la aproximación de los intereses sectoriales,
1
en suma una particular metodología de traducción de
los objetivos estratégicos y de construcción de
consenso positivos duraderos.
En esta óptica, la gestión participativa que favorece
una traducción voluntarista de los objetivos de la
modernización por todos los actores, parece
condicionada por la existencia de un sistema eficiente
de información, de sensibilización y de difusión de los
datos y de los indicadores ligados al proceso, a su
realización técnica, financiera y organizativa, a su
inscripción territorial, a su despliegue sectorial, etc.
Tanto para las organizaciones patronales como para
las sindicales, los poderes públicos están llamados a
definir y a hacer disponible y operacional una estrategia
44
global de oferta de información a favor de los actores
económicos, que debe ser a la vez indiferenciada y
orientada en función de las necesidades específicas
y de las exigencias expresadas por los actores sociales.
El Acuerdo de asociación con la U.E.
La elaboración de una estrategia de nivelación
remonta a mediados de los ochenta (CNJA, 1997). Es
consustancial al proceso de apertura económica
desencadenado en 1985 por la programación de la
desprotección, primero de los bienes de equipo,
después por un desmantelamiento gradual del 10 %
anual en los otros sectores. El principio de acción
esencial sobre el que se apoya —el espontaneísmo
competitivo— no implica ningún intervencionismo del
Estado: es el mercado el que va a forzar a la empresa
a reestructurarse, a nivelarse para ser competitivo, de
manera diríase que espontánea.
Después de la firma, en agosto de 1995, del
Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, un
Comité de Seguimiento del Proyecto de Desarrollo del
Sector privado fue establecido para coordinar y seguir
en su globalidad el proceso de nivelación. Estaba
integrado por el ministerio de Comercio, Industria y
Artesanía, el ministerio de Finanzas e Inversiones
extranjeras, el GPBM (Grupo profesional de Bancos
de Marruecos), la CGEM y la Comisión Europea. El
Comité inició una reflexión estratégica, en el marco
del proyecto “Marruecos competitivo”, articulada en
torno a los principios del desarrollo competitivo y de
asociación: un nuevo desarrollo económico que
refuerce la competitividad para completar las reformas
macroeconómicas; y un proyecto colectivo común de
crecimiento fuerte y duradero. Este último principio
centrado en “una nueva visión de futuro” de largo
alcance.
Esta estrategia de recomposición competitiva del
sistema productivo nacional se basa en la estructura
de conglomerado económico “constituida por el
conjunto de empresas líderes de un sector dado, así
como por todas las actividades que contribuyan a la
competitividad de los sectores punteros, bien sean los
proveedores de materias primas y de bienes
intermediarios y los prestatarios de servicios, sostenidos
por una infraestructura económica de base (recursos
humanos, tecnología, finanzas y capital, entorno
reglamentario, infraestructura física)”. Es preciso
recordar que los cuatro sectores pilotos (turismo,
textil/vestido, productos del mar, electrónica y
tecnologías de información) han sido seleccionados
en razón de su potencial de crecimiento para la
exportación, por el atractivo que ofrecen a los inversores
extranjeros, por la importancia que suponen en la
economía nacional y, en fin, por los efectos que son
susceptibles de generar en los demás sectores.
El juego de los actores
La noción de modernización parece corresponder
a principios de justificación diferentes según los actores
sociales (CNJA, 1997). Estos últimos, pese a subrayar
el carácter imperativo de reestructuración global de la
economía nacional, de su adecuación a las normas
internacionales (Banco Mundial, 1994) y de crecimiento
de su potencial de mejora, no esconden las
ambigüedades asociadas a la configuración estratégica
del programa de nivelación y de articulación de sus
componentes económicos, tecnológicos, organizativos,
sociales y humanos.
La implicación de los actores (los sindicatos
especialmente) se plantea en cuanto a relevo y formas
estructurales de aplicación. Los límites de los
dispositivos cognitivos instalados hasta el presente
por los poderes públicos parecen explicarse en parte
por el carácter marginal y residual de la representación
colectiva y en parte también por la ausencia de
estructuras de intermediación tanto en el plano
horizontal como en el vertical.
Pero más allá del juego no cooperativo de los
actores, la estrategia de modernización plantea el
problema de los regímenes de justificación, en la
medida en que precisamente las reestructuraciones
ligadas a la nivelación pueden afectar al empleo.
Ciertamente tal relación causal es, en el caso de
Marruecos, una hipótesis teórica en ausencia de una
especificación empírica y estadística. En cualquier
caso, varios índices extraídos de la observación de
las evoluciones inducidas por el proceso de apertura
económica atestiguan una tendencia a la reducción
de oportunidades de empleo en los sectores público
y privado y en la Administración. En la misma óptica,
una estimación –que merece ser verificada— de los
efectos susceptibles de la modernización sobre la
demografía de las empresas sugiere los resultados
siguientes: dos tercios de las empresas estarían más
o menos bien equipadas para adaptarse a las
exigencias de la modernización; el tercio restante
estaría llamado a desaparecer.
Frente a estas amenazas de inestabilidad y de
precariedad de las situaciones de empleo, los actores
sociales preconizan la instalación de un dispositivo
financiero de reestructuración, reconversión, adaptación
y modernización de las empresas (fondos de garantía,
fondos de capital-riesgo, líneas de créditos específicos
contratados a tasas concesionales).
Más allá de los aspectos financieros y organizativos
necesarios como acompañamiento del proceso de
modernización, para atenuar las incidencias resultantes
de la reestructuración de las empresas susceptibles
de modernización, los actores sociales, en particular
las centrales sindicales, deben hacer prevalecer la
necesidad de una serie de acciones complementarias
capaces de estructurar un régimen de coordinación y
de aplicación de la acción colectiva: la elaboración de
un marco institucional favorable a una gestión
concertada y negociada, a escala de las empresas y
ramas y, más allá, a una cooperación duradera entre
los actores sociales; las modalidades de
reestructuración de las empresas y de reconversión
de empleos; el establecimiento de una red de
protección; un nuevo sistema de formación profesional
y de gestión por las empresas de recursos humanos.
Tratándose de procedimientos de reestructuración,
se perfilan dos perspectivas teóricas en referencia al
debate en curso:
z La que preconiza el Banco Mundial y los
empleadores, la “flexibilidad defensiva”, en la que las
decisiones de reestructuración son elaboradas,
formuladas y comprometidas por las direcciones de
las empresas tras un peritaje previo. Se traducen
generalmente por arreglos técnicos y productivos que
concluyen a menudo por licenciamientos de las
categorías menos cualificadas de mano de obra.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
z La defendida por las centrales sindicales, la que
se denominaría flexibilidad ofensiva, fundada sobre
una gestión negociada que concluye por regla general
en acuerdos de empresas o ramas entre los actores
sociales, elaborados tras una evaluación objetiva y
estratégica de las dificultades encontradas por la
empresa y las posibilidades que se ofrecen para una
optimización de sus recursos.
El debate en torno a la flexibilidad como principio
de la modernización, parece haber sido decidido en
el plano institucional (promulgado el 30 de abril de
2003, el nuevo código del trabajo no entrará en vigor
hasta junio de 2004), incluso si procedimientos de
flexibilidad de hecho parecen ampliamente impuestos
por los regímenes de justificación ligados a las
configuraciones informales dominantes en la producción
de servicios.
Alternancia política y reforma económica:
Al-tarchid y Al-tajlik
Una congruencia de objetivos parece estructurar
cada vez más el campo de la reforma en razón tanto
de la amplitud de los déficits acumulados como de la
extensión de la crisis:
z logro de los equilibrios fundamentales (saldo
exterior, inflación, déficit presupuestario);
z aumento del atractivo económico para las
inversiones directas extranjeras;
z privatización de los sectores de producción
mercantil;
z reenfoque micro-económico de la reforma de la
empresa: promoción de la empresa a través de la
acción sobre el entorno económico, financiero,
institucional, etc.
La competencia entre los proyectos reformistas se
sitúa de ahora en adelante –se ha señalado- sobre el
terreno más positivo y de procedimiento de la gestión,
del know how y de la competencia. En este contexto,
el advenimiento del gobierno de la alternancia en
marzo de 1998, coincide con una movilización de
nuevos recursos retóricos de la reforma en torno a los
principios de regulación macro-económica, de
organización de los actores colectivos y de gobierno
de la acción pública. Hemos denominado
institucionalismo reformista (El Aoufi, 2002) a una
lógica de reforma inscrita en un marco institucional
que articula las reglas del juego, la movilización de
los actores colectivos y la coordinación de las
estrategias explícitas de cooperación.
La óptica institucionalista de regulación macroeconómica se basa en la política reformista llevada
acabo a partir de los años 80 por los gobiernos de
izquierda en Europa occidental, incorporando una
práctica instrumental ligada al deslizamiento de la
macroeconomía nacional hacia un modelo de
macroeconomía mundial.
La noción de at-tarchid (literalmente racionalización)
movilizada como principio de acción reformista, remite
al doble registro de lo racional y de lo razonable. En
esta perspectiva, la acción pública implica dos formas
institucionales:
z La justificación de los arbitrajes, de los objetivos y
de las decisiones (pluralidad de prioridades y de elección
colectivos; opciones públicas/ preferencias individuales;
eficacia/ equidad; equilibrio externo/ equilibrio interno;
costes/ventajas; medios/finalidades; etc.);
45
z La exigencia de validación y de evaluación
fundada en los principios de coherencia, de rentabilidad
(de la acción pública), de la información y de control
(a priori, a posteriori).
La acción de at-tarchid procede de una gestión
crítica constante, reiterada a todo lo largo de los
ochenta por los partidos de oposición (que formaron
el gobierno de alternancia y sucesivos), relativa a la
deriva de los gastos públicos y al agravamiento de los
déficits presupuestarios y financieros, sobre todo en
el período de ajuste estructural (1983-1993).
Desde este punto de vista, el endeudamiento
exterior se analiza menos como consecuencia objetiva
de las recesiones de la coyuntura internacional (a
partir sobre todo de mediados de los 70) y de las
fluctuaciones del dólar que como el resultado de una
gestión pública tecnocrática, incoherente, reactiva y
llevada al día a día.
Además de los modelos de gestión, los
comportamientos de los actores en la economía y en
la sociedad son sometidos a la crítica. Un principio
esencial de justificación de la acción reformista se
refiere al deterioro de los fundamentos éticos en las
transacciones económicas, al desarrollo de
encadenamientos económicos regresivos y a la
extensión a gran escala de fenómenos de disidencia
económica (especialmente en materia fiscal) y de
desconexión legal (no aplicación de la legislación
laboral). En la declaración de gobierno de A. Yussufi
ante el Parlamento (abril de 1998), el principio de
acción pública se encuentra doblemente legitimado
en la configuración de los procedimientos que combinan
racionalidad económica y régimen de obligación moral,
criterios de gestión o eficiencia o acuerdo ético. En
resumen, at-tarchid y at-tajlik (literalmente moralización
de la vida pública: carta de buena gestión y de buena
conducta, incluida la declaración de patrimonio por los
ministros). Ello implicaría un compromiso negociado
de los actores en un juego estratégico redefinido y
reformulado,organizado y coordinado por el Estado.
Regulación macroeconómica
En el programa de reforma y cambio propuesto
por el gobierno de alternancia, el Estado se encuentra
de alguna manera rehabilitado en comparación con el
papel subsidiario que el programa de ajuste estructural
le había asignado a lo largo de los 80. Esta preferencia
por la instrumentalización del Estado está, además
legitimada por el retorno a la planificación propiciado
por la nueva Constitución votada casi por unanimidad
en septiembre de 1996 en un contexto marcado
precisamente por la elaboración y la negociación
política de la alternancia.
El reconocimiento tanto del anacronismo de las
modalidades clásicas (keynesianas) del
intervencionismo del Estado en época del gobierno
de A. Ibrahim entre 1958-60 (nacionalizaciones,
desarrollo del sector público, planificación imperativa,
nacionalismo económico, etc.) como de los nuevos
datos de los procesos complejos y volátiles de la
mundialización, implican una combinación de funciones:
z ajuste de las preferencias individuales y colectivas;
z elaboración concertada de las reglas de juego
económico y social;
z facilitamiento del juego cooperativo entre actores;
z optimización de la relación eficacia-equidad;
46
z
coordinación de ajustes internos y externos.
Esta función estratégica de regulación que impone
al Estado una gestión a largo plazo, es por una parte,
el origen de una discordancia de fases entre la urgencia
de las necesidades y la exacerbación de las
expectativas de la mayoría y por otra, la dirección de
la reforma y la lentitud de su aplicación, imputables a
la inercia de los procesos económicos y sociales. Esta
paradoja, consustancial a toda acción reformista, se
ve reforzada por la ambivalencia de la demanda social.
Ésta nos remite a dos órdenes diferentes de
cristalización de los objetivos de la reforma:
z el orden simbólico y ético en el que la acción
reformista, al movilizar recursos esencialmente políticos,
implica una ruptura con los modos de gestión pública
y privada impregnados por el estilo propio del Majzén.
z El orden económico y social centrado en la
satisfacción de los bienes primarios y de reducción de
las desigualdades. En este terreno, además del dilema
de las opciones colectivas, la dificultad reside en los
límites reales, materiales y financieros del compromiso
económico y social del Estado.
Esta postura paradójica es la que condensa la
fórmula atribuida al Primer Ministro Yussufi: “Las
reformas económicas son demasiado costosas, las
reformas políticas son difíciles de emprender”.
Para hacer frente a los límites impuestos al
activismo económico del Estado por las imposiciones
externas e internas (un déficit presupuestario de 9.000
millones de dirhams anuales durante cinco años, o
sea, el 3% del PIB, financiado desde 1992 por los
recursos internos; 12.000 millones de dirhams anuales
de deuda interna), se debió dinamizar el papel del
sector privado a través de encuentros entre el Gobierno,
CGEM y GPBM, con el objetivo de instaurar nuevas
relaciones Estado-empresas fundadas en acuerdos
de tipo contractual y convencional (amnistía fiscal,
modernización de balances, etc.).
La reorganización de la relación entre el Estado y
la economía remonta a los años del Plan de Ajuste
Estructural. Pero la débil configuración del sector
privado hizo ineficientes los criterios de gestión
introducidos en los 80, por el modelo estandar del
FMI. A su vez, el “espontaneísmo competitivo del
mercado” que fundamenta el programa de
modernización privilegiando la empresa como actor
(hipótesis de la racionalidad individual), tropieza en
los límites de la coordinación de las reestructuraciones
de empresas y con la representación profesional de
sus intereses particulares (caso de las PYMES, de las
empresas informales, etc. ).
Transformación salarial
La modernización de las relaciones sociales, como
principio de justificación de las reformas económicas,
adquiere en el programa del gobierno de alternancia
un carácter de procedimiento más explícito. Las
perspectivas de transformación salarial del proyecto
reformista de Yussufi se apoyaron en una dinámica
social, sindical especialmente, reactivada por las
tensiones engendradas a todo lo largo de los años 80
y 90 por los procesos de liberalización y de privatización
que culminaron en el Acuerdo social del 1 de agosto
de 1996 entre los sindicatos, la confederación patronal
y el gobierno. Se trató de un compromiso salarial
institucional (el primero en su género en la historia de
Marruecos) que englobaba los aspectos esenciales
constitutivos de la relación salarial en el sentido de la
teoría de la regulación (Boyer, 1986; El Aoufi, 1992,
1998): mejora de salarios y rentas, empleo, protección
social y cobertura sanitaria, vivienda social, etc. El
carácter institucional del compromiso salarial es definido
por dos procedimientos esenciales propios del tipo
fordiano de regulación:
z el procedimiento de negociación colectiva articulado
en torno a los principios de regularidad de las cumbres
tripartitas, de descentralización de las negociaciones
a nivel sectorial, de seguimiento de los resultados de
las negociaciones.
z el sistema de convenios colectivos que impliquen
un principio de subsidiariedad que permita movilizar
las reglas y las rutinas producidas por las empresas
y limitar las modalidades informales y las formas de
anomia legal asociadas a lo incompleto de la
codificación de la relación salarial.
El institucionalismo reformista implica a medio plazo
una modalidad híbrida que combina lógicas de ciclos
diferentes, incluso discordantes en relación a la lógica
reguladora (ajuste, modernización). La opción “realista”
del gobierno, al reformular los principios de
acción propios al ajuste estructural y a la modernización
(reforma de la administración, de la justicia y de la
educación), pareció privilegiar en última instancia los
efectos de composición inducidos por el voluntarismo
macro-económico. En suma, volver reversibles las
irreversibilidades, salir del ajuste mediante el ajuste,
de la modernización por medio de la modernización.
El enunciado de los diferentes ejes prioritarios del
proyecto de Plan quinquenal (1999-2003) era el
siguiente:
z un nuevo método de gestión del desarrollo, cuya
pieza maestra es la creación de un marco institucional
propicio, especialmente a través de la reforma de la
justicia y de la administración;
z un crecimiento fuerte y generador de empleos,
confortado por la modernización de la economía;
z el desarrollo rural;
z la valorización de los recursos humanos y la
reforma del sistema de enseñanza y de formación; el
desarrollo social y la reducción de desigualdades;
z la ordenación del territorio y la reducción de las
disparidades regionales.
Este ciclo de reforma debe sin embargo hacer
frente a una serie de factores que pueden dificultarlo:
z la ineficiencia de los procedimientos de at-tarchid
y at-tajlik frente a los imperativos económicos y a las
presiones ejercidas por la demanda social (deuda
interna y externa, atonía de la inversión, paro masivo,
pobreza, etc.).
z incapacidad de los actores colectivos para seguir
el juego, es decir, para organizarse e inscribirse en
estrategias cooperativas;
z también, como ocurriera en el caso del primer
ciclo reformista a fines de los cincuenta, la ruptura
podría venir en este caso de una prueba crítica en la
esfera política.
1
Por usar el término de Callon, (1989) y Latour (1992) que designa un principio de acción
en que los actores se sienten concernidos por un bien común, se ven confiar un papel
en la búsqueda de soluciones y traducen, es decir, contribuyen al cumplimiento del
proyecto común, cada uno en función de sus preocupaciones y en relación con su propio
lenguaje.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Alternancia y vida política en
el Marruecos de los 90
Bernabé López García
“Alternancia” es el término con el que se conoce
una operación política diseñada por el anterior monarca
marroquí Hassan II para garantizar una sucesión
pacífica, asociando al gobierno a los sectores
reformistas presentes en el Parlamento, integrados
en la Kutla democrática. La operación de la alternancia
cuajó, tras las elecciones de 1997, en un gobierno
dirigido por Abderrahmán Yusufi, gracias a la alianza
coyuntural de la Kutla con grupos de centro-derecha
(RNI) o conservadores (MNP) para lograr una mayoría
parlamentaria.
La historia de la alternancia arranca con la reforma
constitucional de 1992. Tras muchos años de desunión,
la oposición marroquí (Istiqlal, USFP, el comunista
PPS y la marxista-leninista OADP), ante la envergadura
de la crisis que había producido varios estallidos
sociales (1981, 1984, 1990) y exigido un ajuste
estructural a mediados de los ochenta, decide formar
un Bloque democrático (Kutla) a principios de 1992.
El clima creado por la guerra del Golfo propició los
contactos que perseguían, ante todo, una reforma
constitucional que hiciera avanzar hacia el estado de
derecho y diera más poderes al Parlamento y a un
Primer Ministro salido de las urnas.
Transacciones con palacio, ya que la vía de la
constituyente siempre fue vetada por los monarcas,
llevaron a la elaboración de una constitución, aprobada
en referéndum en septiembre de 1992, que concretaba
algunos avances pero que no satisfacía las grandes
reivindicaciones de la oposición: un tercio de la Cámara
seguía siendo elegida de manera indirecta, los poderes
del monarca seguían siendo exorbitantes, la edad de
voto se mantenía en 21 años, etc. Para muchos
observadores, pese a que dejara plasmado en su
preámbulo la “adhesión a los derechos humanos tal
y como son reconocidos universalmente”, fue una
ocasión perdida pues se cerraba la puerta a los avances
legislativos que la sociedad marroquí necesitaba en
ese momento: elección plena del parlamento por
sufragio universal, auténticas competencias para el
legislativo, reforma del estatuto de la mujer, entre otras.
En las legislativas directas el 26 de junio de 1993,
la Kutla obtuvo buenas posiciones, con un 44% de los
escaños elegidos por sufragio universal. Pero en las
elecciones indirectas su peso fue insignificante (menos
de un 20%) por lo que su porcentaje real de escaños
se limitó al 37% de la cámara, lo que hizo imposible
el cambio democrático por las urnas que la Kutla
pretendía. Como protesta por la manipulación de la
administración, el secretario general de los socialistas,
el más tarde Primer Ministro Yusufi, decidió exiliarse
a Francia.
La historia de la alternancia empieza ahí. Pese a
los resultados electorales, el rey Hassan II lanza desde
su discurso de inauguración del nuevo Parlamento,
en octubre de 1993, la idea de la alternancia
consensuada, ofreciendo a la Kutla formar un gobierno
con la exclusión del primer ministro y de los ministerios
del llamado dominio reservado de la corona (Asuntos
Exteriores, Interior, Justicia y Asuntos Religiosos).
47
Pero la Kutla rechazará integrarse en un gabinete
de esas características. La incompatibilidad de los
partidos democráticos con quien es responsabilizado
de la injerencia de la administración en las elecciones,
el ministro del Interior, Dris Basri, es puesta de
manifiesto.
Habrá una segunda oferta de alternancia por el
rey un año más tarde, en octubre de 1994. Algunas
medidas de confianza habían tenido lugar en el ínterim,
como la amnistía para presos políticos, el retorno de
exiliados, adoptadas por un gobierno de jóvenes
tecnócratas presidido por el veterano Abdellatif Filali.
En la nueva oferta real a la oposición se incluyó la
posibilidad de designar su propio jefe de gabinete y
su ministro de Asuntos Exteriores.
Quizá no conviene olvidar que dos meses antes
de la oferta real tuvo lugar el atentado del hotel AtlasAsni en Marrakech en el que perdieron la vida dos
ciudadanos españoles, lo que sin duda revalorizó el
papel vital de la seguridad interior, reforzando la
incuestionabilidad de la figura del ministro Basri. En
enero de 1995, el monarca da por fracasada la
experiencia de la alternancia por consenso y confirma
su confianza en el ministro del Interior, asociado al
“buen funcionamiento de las instituciones sagradas
del país”.
Una cierta revancha por el cuestionamiento de su
figura llevará al Ministro del Interior a cobrar un
protagonismo desmesurado en la vida económica y
política, con actuaciones que van desde el lanzamiento
de manera autoritaria de una campaña anti-corrupción
que casi paralizó económicamente al país —hasta el
punto de provocar la intervención ante el rey de la
Confederación empresarial y la dimisión del Ministro
de los Derechos Humanos—, hasta convertirse en la
cabeza visible de un diálogo social que concluyó con
la concertación de sindicatos y patronal e, incluso, en
garante de un pacto con los partidos políticos en pro
de la limpieza de las elecciones. En las negociaciones
que se abren camino con el Polisario para encontrar
una salida a la cuestión del Sahara Occidental, el
Ministro del Interior será también la persona clave. La
idea de la descentralización a través de un proceso
de regionalización con amplias competencias se
entreve como un elemento de la oferta a los saharauis
y será Dris Basri quien le de forma en una ley
presentada al parlamento a fines de 1996.
Pero lo decisivo de esta nueva etapa va a ser la
revisión constitucional de septiembre de 1996. Aunque
una vez más, ésta se llevará a cabo sin producirse
formalmente un diálogo entre los partidos y el soberano.
No obstante la Kutla elaborará y presentará al monarca
en la primavera de 1996 un memorandum con sus
reivindicaciones: necesidad de que el parlamento (al
menos la cámara baja, pues se plantea la idea de
recuperar el bicameralismo vigente en la constitución
de 1962) sea elegido enteramente por sufragio
universal, de que el Primer Ministro salga de la
formación ganadora, de que se establezca la edad de
voto en 18 años, se acorte la legislatura a cuatro años,
así como otras medidas para implantar un estado de
derecho. Algunas de estas reivindicaciones serán
adoptadas -al menos parcialmente- por el nuevo texto:
la legislatura será de cinco años, la edad de voto 20
años y la Cámara de Representantes será elegida por
sufragio universal, quedando implícito que el Primer
48
Ministro depende de esta Cámara ante la que es
responsable y debe someterse para su investidura.
¿Por qué estos cuatro años de demora en aprobar
una constitución como la de 1996? ¿Cuáles son las
resistencias que ha habido que vencer? ¿Qué
presiones se han ejercido desde el exterior para llegar
a estos cambios? Para algunos, este ha sido un tiempo
perdido que hará más difícil adoptar las reformas
imprescindibles que Marruecos tiene necesidad de
llevar a cabo.
Las elecciones de 1997
Las elecciones legislativas del 14 de noviembre
de 1997 demostraron que la balcanización de la escena
política era una traba para el desarrollo político del
país. Dieciseis partidos en liza, alguno nuevo en la
escena, surgidos de un alambicado proceso de
segmentación propiciado desde el poder. Las tensiones
entre partidos se encontraban en un punto álgido y ni
siquiera la Kutla fue capaz de presentar candidaturas
comunes a las 325 circunscripciones, tantas como
escaños debían ser elegidos por sufragio universal
para la Cámara de Representantes. Dado el sistema
electoral mayoritario, la unificación de candidaturas
hubiera sido la única arma contra la atomización
política.
El resultado fue el que cabía esperar: un absentismo
generalizado que evidencia la falta de fe en el sistema,
sobre todo de los jóvenes. Un 20% de la población en
edad de votar no se inscribió en las listas, un 42% no
fue, según los datos oficiales, a los colegios electorales,
un 15% de los votos (más de un millón) fueron nulos,
sobre todo en las grandes ciudades, lo que expresa
un rechazo de fondo al proceso. Eran los índices de
abstención y voto nulo más elevados de la historia
marroquí. Las denuncias contra la intervención de la
administración no faltaron. El partido del Istiqlal, el
gran perdedor, llegó hasta condenar dicha ingerencia
en un congreso extraordinario.
La novedad estribó en la presencia por primera
vez de un partido de coloración islamista, el M.P.C.D.
(convertido más tarde en Partido de la Justicia y el
Desarrollo, PJD), que obtuvo 9 diputados gracias a
una original fórmula marroquí para integrar a los
"integristas": la autorización a los llamados islamistas
moderados a invadir literalmente el cascarón vacío de
un viejo partido legal en desuso. El ala más radical
del islamismo, la encarnada por Abdesalam Yasín y
su grupo Justicia y Caridad se mantenía ilegal aunque
tolerado, como lo continúa estando en la actualidad.
El nombramiento en febrero de 1998 de Yusufi
como Primer Ministro suscitó esperanzas en un primer
momento, a pesar de que quedaban patentes sus
límites en la constitución de 1996, que seguía
consagrando un desequilibrio de poder a favor del rey.
En el “Catálogo de reformas” que se propuso llevar a
cabo, sorprende el excesivo nivel técnico de la mayor
parte de las propuestas y el escaso contenido político
y movilizador de las mismas, lo que tiñó la acción
gubernamental de un tono tecnocrático y gestor,
excesivamente modesto en sus planteamientos y
lejano de las necesidades urgentes de la mayoría de
la población. Yussufi siempre insistió en que no tenía
varitas mágicas y esa fue, a la vez, su mayor virtud
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
pero también su principal limitación. Por otra parte,
los dos gobiernos de Yussufi pecaron de un fuerte
déficit de comunicación, al no controlar los mediosde
comunación oficiales (RTVM) como instrumento de
proyección hacia su sociedad, mantenidos en manos
del entorno de palacio.
Alternancia y sucesión
La muerte de Hassan II en julio de 1999 mostró
que la verdadera eficacia de la alternancia estuvo en
asegurar una sucesión tranquila. La entronización de
Mohamed VI se inauguró con tintes reformistas en
discursos que hablaban de los derechos de la mujer,
de la modernización del país, de la desburocratización
de la administración, de la separación de poderes, de
derechos humanos.
Los primeros meses de reinado crearon
expectativas de un cambio real. Viajes a diferentes
rincones del país se celebraron en medio de
demostraciones de adhesión popular. El más
significativo de todos fue el realizado en octubre de
1999 a las provincias del norte marroquí, región
marginada particularmente en los años de gobierno
de Hassan II, con la que éste mantenía una conflictiva
relación desde su época de príncipe heredero. El
encuentro de Mohamed VI con un hijo del viejo líder
rifeño Muhammad Ben Abdelkrim el-Jattabi, supuso
un espaldarazo a la legitimación del nuevo soberano.
El periodista Alí Lmrabet, protagonista en 2003 de un
tenso pulso con el Majzén, escribía el 23 de octubre
de 1999 acerca de este viaje: “Para demostrar que no
había motivos para temer ni dejar de lado al Rif, el
actual soberano, a menos de dos meses de su
entronización, se decidió a tomar el bastón de peregrino
para reforzar las relaciones con unos súbditos olvidados
y asentar su legitimidad en una región que nunca ha
sentido excesivas simpatías por Rabat, sus monarcas
1
o su Majzén ”.
En esos primeros meses, en los que el nuevo rey
recibió el apelativo de “el rey de los pobres” por la
atención que prestaba en sus primeros discursos a
los desfavorecidos y por la creación de un fondo de
solidaridad para el desarrollo y la lucha contra el paro,
supo granjearse la estima de los sectores más
progresistas del país con la autorización a fines de
septiembre de 1999 del retorno del más famoso de
los exiliados, Abraham Serfaty, así como, poco más
tarde, de la familia de Mehdi Ben Barka, el más famoso
de los desaparecidos políticos del reinado de Hassan II.
Pero el gesto más apreciado será la destitución en
noviembre de 1999 de Driss Basri, Ministro del Interior
ininterrumpidamente desde marzo de 1979, en cuyas
49
manos estuvo la seguridad del reino, la organización
política y administrativa del país, los procesos
electorales y asuntos tan sensibles como el del Sahara.
La deposición de quien fuera el valido de Hassan II,
la persona por la que éste apostara hasta el punto de
identificarlo con los “pilares sagrados del régimen”
cuando los principales partidos de la oposición se
negaban a sentarse con él en un gobierno de
“alternancia”, tenía sobre todo una dimensión simbólica
fuerte. Se pensó que era un punto de no retorno, el
comienzo efectivo de una era de reforma.
Sin embargo, pronto comenzó a verse que, aunque
importante, el exMinistro del Interior no era más que
una pieza de un sistema de gobierno, el Majzén,
definido por Pierre Vermeren como “el conjunto del
aparato estatal y de los servicios y rentas que dispensa
(…), un verdadero principio de autoridad que reposa
2
sobre el sistema de la pleitesía y de la sumisión ”.
Todo remite en el Majzén a quien detenta el poder, la
persona del rey. Tras la destitución de Basri, éste
comenzará a instalar sus peones en puestos clave de
los ministerios llamados de soberanía como son Interior
y Asuntos Exteriores, o en el control de la información.
Depositará su confianza en un grupo de jóvenes que
compartió con él sus años de formación en el Colegio
Real: Fuad Alí Himma (nombrado secretario de Estado
de Interior), Tayeb Fassi-Fihri (número dos en Asuntos
Exteriores), Mohamed Yassin Mansuri (al frente de la
Agencia oficial de prensa MAP) y Faisal Laaraichi
(Televisión).
El retorno del pasado
Las elecciones de septiembre de 2002, las primeras
celebradas bajo el nuevo rey, revelaron una vez más
que el sistema político no había logrado un nuevo
crédito. La abstención y el voto nulo sumaron el 56 %
del electorado. Hubo sin embargo una novedad, la
emergencia con fuerza de un nuevo actor político, el
PJD, islamista. Durante toda la legislatura que
terminaba, el PJD había sido con su pequeño grupo
parlamentario uno de los más activos en la Cámara.
Conseguía ahora en las elecciones de septiembre de
2002 convertirse en la segunda fuerza política del país
y en una referencia obligada. De hecho en los últimos
años ha estado bien presente con su actividad caritativa
en las barriadas de las ciudades, con sus acciones en
pro de una moralización islámica de la vida pública,
con su oposición al Plan de Acción para la integración
de la mujer en el desarrollo, patente sobre todo en la
organización de una manifestación masiva en
Casablanca en marzo del año 2000, que logró detener
50
el que pretendía ser uno de los proyectos de reforma
punteros del gobierno Yussufi.
Desde el 11 de septiembre de 2001, el islamismo
marroquí, tanto el legal del PJD como el tolerado de
la asociación ilegal “Al-Adl wa-l-Ihsán” del jeque Yassin,
se ha convertido en elemento bajo sospecha.
Numerosos militantes y activistas han sido interrogados,
detenidos y en algunos casos torturados con
acusaciones de perturbación del orden público o de
colaboración con el terrorismo. Las denuncias de
organizaciones de derechos humanos y de la prensa
independiente han llamado la atención sobre la
regresión en las libertades que supone el retorno de
la tortura y de la arbitrariedad. La nueva ley antiterrorista
aprobada con urgencia y por unanimidad en el
Parlamento inmediatamente después de los atentados
del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, es buena
prueba de ese nuevo clima. Los juicios contra varios
centenares de islamistas en diversas ciudades como
Casablanca, Kenitra, Tánger, Fez o Rabat dan
testimonio del enrarecimiento del clima tras la
aprobación de la nueva ley.
La condena del periodista Alí Lmrabet y la
suspensión de sus semanarios satíricos en francés y
árabe Demain y Duman, sirvió de advertencia también
a los elementos críticos. La campaña de apoyo llevada
a cabo desde el exterior logró la liberación del periodista
en el marco de una mini amnistía que afectó a
periodistas, islamistas y saharauis en enero de 2004.
Los atentados de Casablanca van a marcar también
las condiciones en que se celebrarán las elecciones
municipales de septiembre de 2003. El PJD será
conminado a recortar la presentación de sus
candidaturas en las grandes ciudades, impidiendo así
manifiestamente que pudiera hacerse con el control
de sus ayuntamientos. Aún así mostró en los lugares
en que se presentó, que se ha convertido en el partido
más votado y en una referencia clave del destino del
país.
1
“Mohamed VI contempla la miseria del Rif”, en Le Journal, 23-29 de octubre de 1999.
Reproducido en Alí Lmrabet, Mañana. A favor de la libertad de expresión en Marruecos,
Península/Atalaya, Barcelona 2003, pp. 51-52.
2
Pierre Vermeren, Marruecos en transición, Ediciones Almed, Granada 2002. Encuadrado
sobre “El Majzén”.
Educación y sociedad
en Marruecos
Laura Mijares
Bernabé López García
El sistema educativo marroquí adolece de
numerosos problemas relacionados con su desarrollo
e implantación en la sociedad. Si bien la independencia
del país en el año 1956 proporcionó a los dirigentes
de entonces la posibilidad de tomar las riendas de su
propio sistema educativo, esta situación provocó
igualmente la aparición de numerosas dificultades
relacionadas con dicho control. Para empezar, porque
había que acabar con un sistema segregado y elitista
al que prácticamente sólo accedían los hijos de los
notables franceses, españoles y marroquíes. En virtud
de este hecho, la cuestión de la unificación del sistema
educativo, es decir, la implantación de una única
escuela pública para el conjunto de los alumnos, se
convierte en uno de las primeras medidas que el
Estado marroquí independiente intenta conseguir.
De la misma manera, la generalización de la
enseñanza al conjunto de la población infantil en edad
escolar supuso entonces un gran reto, pues la mayor
parte del alumnado en edad escolar no acudía a la
escuela. Igualmente se plantearon otros dilemas y
dificultades que afectaban de plano al desarrollo de
una escuela igualitaria y, sobre todo, esencialmente
marroquí. En primer lugar, por la falta de profesores
marroquíes preparados que pudieran hacerse cargo
de un trabajo como el que se planteaba. Igualmente,
porque resultaba una prioridad activar la implantación
y el uso de la lengua árabe como lengua vehicular y
terminar, por tanto, con una escuela marroquí en la
que en muchas ocasiones dominaba la expresión en
francés o español.
Esta última cuestión fue central para el gobierno,
pues se trataba de un momento en el que la
reafirmación nacionalista de un Marruecos ya
independiente, reclamaba la autoafirmación de sus
propias características lingüísticas y culturales.
Han sido precisamente estas cuatro cuestiones –la
unificación del sistema educativo, la generalización
de la enseñanza a todos los niños en edad escolar, la
marroquinización de los profesores y la arabización
del currículo– las que han servido como eje a todas
las reformas educativas que desde la independencia
ha llevado a cabo el gobierno marroquí en materia
educativa.
Lo es también el caso de la última reforma,
plasmada en un documento elaborado por una comisión
especial, la Comission Spéciale de l’Education et de
la Formation (COSEF), formada por varios consejeros
del rey, miembros de partidos y asociaciones políticas,
responsables de consejos de ulemas, directores de
escuela, juristas y expertos en educación. Los trabajos
llevados a cabo por esta comisión serán publicados
en 1999 en forma de Carta, la denominada Carta
Nacional de Educación y de Formación que servirá
de base, una vez aprobada en el Parlamento, para la
Ley educativa actualmente en vigor.
La reforma, aunque centrada también en otras
cuestiones, propone medidas para solucionar las
carencias de la escuela marroquí, algunas de las
50
el que pretendía ser uno de los proyectos de reforma
punteros del gobierno Yussufi.
Desde el 11 de septiembre de 2001, el islamismo
marroquí, tanto el legal del PJD como el tolerado de
la asociación ilegal “Al-Adl wa-l-Ihsán” del jeque Yassin,
se ha convertido en elemento bajo sospecha.
Numerosos militantes y activistas han sido interrogados,
detenidos y en algunos casos torturados con
acusaciones de perturbación del orden público o de
colaboración con el terrorismo. Las denuncias de
organizaciones de derechos humanos y de la prensa
independiente han llamado la atención sobre la
regresión en las libertades que supone el retorno de
la tortura y de la arbitrariedad. La nueva ley antiterrorista
aprobada con urgencia y por unanimidad en el
Parlamento inmediatamente después de los atentados
del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, es buena
prueba de ese nuevo clima. Los juicios contra varios
centenares de islamistas en diversas ciudades como
Casablanca, Kenitra, Tánger, Fez o Rabat dan
testimonio del enrarecimiento del clima tras la
aprobación de la nueva ley.
La condena del periodista Alí Lmrabet y la
suspensión de sus semanarios satíricos en francés y
árabe Demain y Duman, sirvió de advertencia también
a los elementos críticos. La campaña de apoyo llevada
a cabo desde el exterior logró la liberación del periodista
en el marco de una mini amnistía que afectó a
periodistas, islamistas y saharauis en enero de 2004.
Los atentados de Casablanca van a marcar también
las condiciones en que se celebrarán las elecciones
municipales de septiembre de 2003. El PJD será
conminado a recortar la presentación de sus
candidaturas en las grandes ciudades, impidiendo así
manifiestamente que pudiera hacerse con el control
de sus ayuntamientos. Aún así mostró en los lugares
en que se presentó, que se ha convertido en el partido
más votado y en una referencia clave del destino del
país.
1
“Mohamed VI contempla la miseria del Rif”, en Le Journal, 23-29 de octubre de 1999.
Reproducido en Alí Lmrabet, Mañana. A favor de la libertad de expresión en Marruecos,
Península/Atalaya, Barcelona 2003, pp. 51-52.
2
Pierre Vermeren, Marruecos en transición, Ediciones Almed, Granada 2002. Encuadrado
sobre “El Majzén”.
Educación y sociedad
en Marruecos
Laura Mijares
Bernabé López García
El sistema educativo marroquí adolece de
numerosos problemas relacionados con su desarrollo
e implantación en la sociedad. Si bien la independencia
del país en el año 1956 proporcionó a los dirigentes
de entonces la posibilidad de tomar las riendas de su
propio sistema educativo, esta situación provocó
igualmente la aparición de numerosas dificultades
relacionadas con dicho control. Para empezar, porque
había que acabar con un sistema segregado y elitista
al que prácticamente sólo accedían los hijos de los
notables franceses, españoles y marroquíes. En virtud
de este hecho, la cuestión de la unificación del sistema
educativo, es decir, la implantación de una única
escuela pública para el conjunto de los alumnos, se
convierte en uno de las primeras medidas que el
Estado marroquí independiente intenta conseguir.
De la misma manera, la generalización de la
enseñanza al conjunto de la población infantil en edad
escolar supuso entonces un gran reto, pues la mayor
parte del alumnado en edad escolar no acudía a la
escuela. Igualmente se plantearon otros dilemas y
dificultades que afectaban de plano al desarrollo de
una escuela igualitaria y, sobre todo, esencialmente
marroquí. En primer lugar, por la falta de profesores
marroquíes preparados que pudieran hacerse cargo
de un trabajo como el que se planteaba. Igualmente,
porque resultaba una prioridad activar la implantación
y el uso de la lengua árabe como lengua vehicular y
terminar, por tanto, con una escuela marroquí en la
que en muchas ocasiones dominaba la expresión en
francés o español.
Esta última cuestión fue central para el gobierno,
pues se trataba de un momento en el que la
reafirmación nacionalista de un Marruecos ya
independiente, reclamaba la autoafirmación de sus
propias características lingüísticas y culturales.
Han sido precisamente estas cuatro cuestiones –la
unificación del sistema educativo, la generalización
de la enseñanza a todos los niños en edad escolar, la
marroquinización de los profesores y la arabización
del currículo– las que han servido como eje a todas
las reformas educativas que desde la independencia
ha llevado a cabo el gobierno marroquí en materia
educativa.
Lo es también el caso de la última reforma,
plasmada en un documento elaborado por una comisión
especial, la Comission Spéciale de l’Education et de
la Formation (COSEF), formada por varios consejeros
del rey, miembros de partidos y asociaciones políticas,
responsables de consejos de ulemas, directores de
escuela, juristas y expertos en educación. Los trabajos
llevados a cabo por esta comisión serán publicados
en 1999 en forma de Carta, la denominada Carta
Nacional de Educación y de Formación que servirá
de base, una vez aprobada en el Parlamento, para la
Ley educativa actualmente en vigor.
La reforma, aunque centrada también en otras
cuestiones, propone medidas para solucionar las
carencias de la escuela marroquí, algunas de las
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
cuales han sido mencionadas más arriba. Pero antes
de referirnos detalladamente a la Carta y a las reformas
educativas que implanta, algunas novedosas y otras
ya conocidas, parece de interés aportar algunos datos
acerca del sistema educativo marroquí y sus carencias
en relación con determinadas cuestiones como las
mencionadas más arriba.
En primer lugar, y con respecto a la tasa de
escolarización en Marruecos, las últimas cifras
disponibles, relativas al año 1994, indican que sólo el
72% de los niños y el 51% de las niñas marroquíes
iba al colegio en el tramo educativo denominado
Fundamental, equivalente más o menos a la educación
Primaria en España, correspondiente al tramo de edad
entre los 8 y los 13 años. Si estas cifras son insuficientes
en la Enseñanza Fundamental, las correspondientes
a la Enseñanza Secundaria lo son aún más.
En el año 1999, el Informe Mundial sobre el
Desarrollo Humano hablaba de un porcentaje medio
de escolarización en este tramo educativo,
correspondiente a estudiantes de entre 16 y 18 años,
de un 37%. Por otra parte, esta precaria tasa de
escolarización, lo es aún más en el medio rural donde
la desescolarización afecta a un porcentaje de alumnos,
y especialmente de alumnas, alarmante. En este
sentido, si en ese mismo año sólo el 59% de los chicos
que habitaban en zonas rurales estaba escolarizado
en la Enseñanza Fundamental, la proporción disminuía
al 26% en el caso de las niñas. Y es que uno de los
principales problemas de la escuela marroquí es
precisamente el de la precariedad de la educación en
el medio rural, afectada por multitud de problemas
que comienzan con la dificultad que los escolares
tienen a la hora de acceder a las escuelas y centros
de secundaria ubicados en el campo.
Fruto de esta desescolarización alarmante, las
tasas de analfabetismo en Marruecos rondan cifras
altísimas. En el año 1994 la tasa general de
analfabetismo de las personas con 15 años o más era
del 58%. No obstante, esta tasa afectaba de manera
más directa a las mujeres, pues mientras que el 45%
de los hombres no sabía leer ni escribir, no podía
hacerlo tampoco el 72% de las mujeres marroquíes.
Estas cifras, al igual que las relativas a la tasa de
escolarización indicada más arriba, son mucho más
altas en el medio rural, y más aún si se refieren a las
mujeres. En este sentido, una encuesta realizada
durante el curso 1998/99 en Marruecos por el CNJA,
el Conseil National de la Jeunesse et de l’Avenir,
revelaba que el 15,4% de los niños marroquíes en
edad escolar no había asistido nunca a la escuela,
51
siendo el 27% de zonas rurales y de estos el 50%
niñas.
Como acabamos de mostrar, la escuela se enfrenta
hoy en día en Marruecos, al igual que se enfrentó en
épocas pasadas, a problemas que son ya estructurales
y que inciden claramente en el nivel de desarrollo de
este país. No en vano, la Carta Nacional de Educación
y Formación es fruto de un informe realizado en 1995
por el Banco Mundial, en el que se identificaba a la
educación como uno de los ámbitos más importantes
en los que el gobierno marroquí debía actuar y reformar
para situarse en una buena posición en los mercados
internacionales y afrontar, así, los desafíos del siglo
XXI. A continuación nos referimos a los puntos más
importantes en torno a los que gira la reforma y que
se intentan aplicar mediante la Carta.
La Carta consta de dos partes. En una primera se
habla de los principios fundamentales que la sustentan,
poniendo el acento en la dicotomía existente en
Marruecos con respecto a la universalidad y la
especificidad, es decir, entre la modernidad y la
tradición. La segunda parte se dedica al desarrollo de
los seis dominios de la reforma. Entre estos conviene
destacar una vez más el primero, dedicado de nuevo
a la generalización de la enseñanza a todos los niños
y niñas en edad escolar, y el tercero, dedicado a las
medidas con las que conseguir una mejora de la
calidad de la enseñanza. En este tercer apartado, se
ha incluido igualmente un apartado específico dedicado
a la lengua, al que nos referiremos también con más
detalle. Por lo tanto, a continuación se describen con
más detalle algunos de los puntos en torno a los que
gira la reforma educativa plasmada en la Carta.
En primer lugar, la generalización de la educación.
La Carta establece el año 2010 como el año en el que
el 100% de los niños de entre 7 y 13 años deberían
estar efectivamente escolarizados. Para ello, el
gobierno hace un llamamiento a las entidades locales,
al sector privado y a las ONGs con la intención de que
puedan contribuir al desarrollo educativo que se
pretende alcanzar. Además, la Carta plantea otras
cuestiones relativas a la extensión de la educación al
conjunto de la población en edad escolar. Para
empezar, conseguir que la enseñanza preescolar sea
completamente pública y, por otra parte, acabar con
el importante desequilibrio existente entre el medio
rural y el urbano, especialmente en lo que concierne
a las niñas. Por último, y también con la intención de
generalizar la enseñanza, la reforma establece el ciclo
educativo obligatorio de los 6 a los 15 años de edad
y no hasta los 12 como ocurría con anterioridad.
En segundo lugar, la Carta plantea medidas para
luchar contra el analfabetismo. Se pretende reducir
su tasa a menos del 20% en el año 2010 para que
pueda ser erradicado completamente en el año 2015.
Para conseguir este objetivo, la reforma prevé la
potenciación de la educación no formal dirigida,
fundamentalmente, a jóvenes no escolarizados o que
han abandonado la escuela. Se trataría para estos
últimos, de una segunda oportunidad de inserción o
reinserción en los ciclos formativos.
En tercer lugar, se prevé la completa reorganización
de los ciclos educativos, siendo, como ya hemos
señalado más arriba, la principal novedad, el
establecimiento de la edad obligatoria hasta los 15
años y no hasta los 12 como había sido hasta entonces.
52
En cuarto lugar en la Carta se hace una mención
especial a la escuela rural y a la necesidad de resolver
sus carencias y problemas. Como ya nos hemos
referido más arriba a las tasas de desescolarización
tan importantes a las que se enfrenta el medio rural,
en este punto cabe mencionar que para acabar con
las mismas el gobierno marroquí se compromete a
sostener financieramente la educación de las zonas
del campo más desfavorecidas.
En quinto y último lugar, nos parece importante
destacar el apartado de la Carta dedicado a la
enseñanza y utilización de la lengua árabe, a la
enseñanza de lenguas extranjeras y a la apertura al
tamazig. Por primera vez en Marruecos, se reconoce
al tamazig como parte del patrimonio nacional y lengua
a la que las autoridades pedagógicas podrán dar
entrada en determinadas regiones como auxiliar para
el aprendizaje de la lengua oficial, el árabe, en
preescolar y en el primer ciclo de la escuela
Fundamental. De la misma forma, se habla de la
posibilidad, a partir del curso 2000/01, de introducir
en ciertas universidades las estructuras de investigación
y desarrollo lingüístico del tamazig, igualmente, la
formación de maestros y el desarrollo de programas
y curricula escolares de dicha lengua.
La emergencia de la sociedad
civil en Marruecos a finales
del siglo xx
Thierry Desrues
Aproximarse a la cuestión de la sociedad civil en
Marruecos significa reflexionar sobre un fenómeno
complejo y polisémico que supera el marco de este
breve artículo. De ahí que nuestro objetivo se limite
1
al ámbito de la sociedad civil oficial o formal , es decir,
al tejido asociativo que se autoproclama como sociedad
civil y que es reconocido como tal por parte de actores
e instituciones nacionales e internacionales, sin que
dicho reconocimiento haya sido necesariamente
sancionado jurídicamente por el Estado. Asimismo,
situaremos el contexto de emergencia de dicho
fenómeno y trataremos de aportar algunos elementos
de respuesta relativos a su naturaleza.
El contexto marroquí
En Marruecos, la emergencia de la sociedad civil
se produce a partir de los años 80 para consolidarse
a lo largo de los años 90. Si bien no disponemos de
datos fiables sobre el número de asociaciones activas
en Marruecos, lo cierto es que el tejido asociativo
abarca numerosos sectores de actividades en los
ámbitos económicos, sociales, políticos, religiosos y
culturales y alcanza a todo el territorio; y, ello, a pesar
de la existencia de un marco jurídico restrictivo en
2
términos de libertades públicas y asociativas . Por
tanto, cabe decir que estamos ante un fenómeno
significativo dentro de la sociedad marroquí, aunque
dejamos abierta la cuestión de su representatividad.
Dicha emergencia coincide y responde al
agotamiento del modelo de Estado, en su versión
desarrollista y autoritaria con sus derivas
neopatrimoniales, que se plasma en una crisis
financiera que merma sus capacidades distributivas
y agudiza la cuestión no resuelta de la representación
política (Desrues, 2000). Esta situación contribuye a
la necesidad, por parte del régimen marroquí, de
reapropiarse de las nuevas instituciones que
promueven los organismos financieros internacionales
y sus socios occidentales –Estado de derecho,
economía de mercado y sociedad civil–, para así
mantener su tradicional capacidad de externalización
de sus apoyos políticos y de la financiación de sus
políticas públicas. Dentro de este contexto, la referencia
a la sociedad civil se convierte en parte del discurso
legítimo dentro del proyecto de reformas del Estado,
tal y como lo refleja el lugar que ocupa en la retórica
oficial del régimen.
Podemos reagrupar los estudios sobre la sociedad
civil en Marruecos alrededor de dos tesis principales.
La primera hace hincapié en los cambios que supone
la emergencia de un tejido asociativo dinámico y
diverso en la trayectoria histórica del Estado y de la
sociedad marroquíes. En este sentido, la hipótesis de
la formación de una sociedad civil, con sus dificultades
y logros, podría considerarse como causa y efecto de
tendencias a la despatrimonialización y a la
construcción del Estado de derecho (Saaf, 1991 y
1992). La segunda considera que las asociaciones
son altamente funcionales para la reproducción del
52
En cuarto lugar en la Carta se hace una mención
especial a la escuela rural y a la necesidad de resolver
sus carencias y problemas. Como ya nos hemos
referido más arriba a las tasas de desescolarización
tan importantes a las que se enfrenta el medio rural,
en este punto cabe mencionar que para acabar con
las mismas el gobierno marroquí se compromete a
sostener financieramente la educación de las zonas
del campo más desfavorecidas.
En quinto y último lugar, nos parece importante
destacar el apartado de la Carta dedicado a la
enseñanza y utilización de la lengua árabe, a la
enseñanza de lenguas extranjeras y a la apertura al
tamazig. Por primera vez en Marruecos, se reconoce
al tamazig como parte del patrimonio nacional y lengua
a la que las autoridades pedagógicas podrán dar
entrada en determinadas regiones como auxiliar para
el aprendizaje de la lengua oficial, el árabe, en
preescolar y en el primer ciclo de la escuela
Fundamental. De la misma forma, se habla de la
posibilidad, a partir del curso 2000/01, de introducir
en ciertas universidades las estructuras de investigación
y desarrollo lingüístico del tamazig, igualmente, la
formación de maestros y el desarrollo de programas
y curricula escolares de dicha lengua.
La emergencia de la sociedad
civil en Marruecos a finales
del siglo xx
Thierry Desrues
Aproximarse a la cuestión de la sociedad civil en
Marruecos significa reflexionar sobre un fenómeno
complejo y polisémico que supera el marco de este
breve artículo. De ahí que nuestro objetivo se limite
1
al ámbito de la sociedad civil oficial o formal , es decir,
al tejido asociativo que se autoproclama como sociedad
civil y que es reconocido como tal por parte de actores
e instituciones nacionales e internacionales, sin que
dicho reconocimiento haya sido necesariamente
sancionado jurídicamente por el Estado. Asimismo,
situaremos el contexto de emergencia de dicho
fenómeno y trataremos de aportar algunos elementos
de respuesta relativos a su naturaleza.
El contexto marroquí
En Marruecos, la emergencia de la sociedad civil
se produce a partir de los años 80 para consolidarse
a lo largo de los años 90. Si bien no disponemos de
datos fiables sobre el número de asociaciones activas
en Marruecos, lo cierto es que el tejido asociativo
abarca numerosos sectores de actividades en los
ámbitos económicos, sociales, políticos, religiosos y
culturales y alcanza a todo el territorio; y, ello, a pesar
de la existencia de un marco jurídico restrictivo en
2
términos de libertades públicas y asociativas . Por
tanto, cabe decir que estamos ante un fenómeno
significativo dentro de la sociedad marroquí, aunque
dejamos abierta la cuestión de su representatividad.
Dicha emergencia coincide y responde al
agotamiento del modelo de Estado, en su versión
desarrollista y autoritaria con sus derivas
neopatrimoniales, que se plasma en una crisis
financiera que merma sus capacidades distributivas
y agudiza la cuestión no resuelta de la representación
política (Desrues, 2000). Esta situación contribuye a
la necesidad, por parte del régimen marroquí, de
reapropiarse de las nuevas instituciones que
promueven los organismos financieros internacionales
y sus socios occidentales –Estado de derecho,
economía de mercado y sociedad civil–, para así
mantener su tradicional capacidad de externalización
de sus apoyos políticos y de la financiación de sus
políticas públicas. Dentro de este contexto, la referencia
a la sociedad civil se convierte en parte del discurso
legítimo dentro del proyecto de reformas del Estado,
tal y como lo refleja el lugar que ocupa en la retórica
oficial del régimen.
Podemos reagrupar los estudios sobre la sociedad
civil en Marruecos alrededor de dos tesis principales.
La primera hace hincapié en los cambios que supone
la emergencia de un tejido asociativo dinámico y
diverso en la trayectoria histórica del Estado y de la
sociedad marroquíes. En este sentido, la hipótesis de
la formación de una sociedad civil, con sus dificultades
y logros, podría considerarse como causa y efecto de
tendencias a la despatrimonialización y a la
construcción del Estado de derecho (Saaf, 1991 y
1992). La segunda considera que las asociaciones
son altamente funcionales para la reproducción del
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
régimen y la hegemonía del Estado, cuyo autoritarismo
se moderniza bajo nuevas formas de gobernabilidad
en las que el control es menos directo y continuo que
durante la época anterior (Hibou, 1998).
Desde esta perspectiva se subrayan varios hechos:
en primer lugar, que las asociaciones atienden
demandas sociales financiadas desde fuera; en
segundo lugar, que el crecimiento numérico contribuye
a la atomización del tejido asociativo y a la limitación
de su horizonte geográfico y sectorial; en tercer lugar,
que las asociaciones son espacios de sociabilidad
alternativos a los partidos políticos para las nuevas
clases educadas y urbanas; y, por último, que las que
han adquirido cierta relevancia están bajo vigilancia
del Majzen cuando no han sido neutralizadas por él.
Ambas tesis, nos llevan a plantear la cuestión de la
autonomía y capacidad de cambio hacia la
democratización, la justicia social y la individualización
que se supone va asociada a la noción de sociedad
civil.
Asimismo, las tipologías del fenómeno asociativo
suelen vincularlo con la emergencia de la ciudadanía
que se moviliza a través de la acción colectiva para
enfrentarse a los desafíos políticos, económicos y
sociales. Tales tipologías suelen ser construidas según
la naturaleza de sus actividades distinguiendo entre
asociaciones económicas, sociales y políticas (Denoeux
y Gateau, 1995).
En nuestra opinión, una forma de avanzar en el
conocimiento de la sociedad civil marroquí podría
consistir en distinguir entre las asociaciones en función
de su carácter predominantemente reivindicativo o
3
no , a condición, no obstante, de admitir que existen
pasarelas de uno a otro y que la pertenencia a una
4
categoría u otra puede ser fluida .
La sociedad civil reivindicativa
La movilización de las asociaciones reivindicativas
se expresa fundamentalmente a través del discurso
escrito o ejerciendo una función tribunicia en el espacio
público y una función deliberativa en sus actividades
internas. Así, sus actividades se plasman en la difusión
de comunicados, ruedas de prensa, artículos, informes
y publicaciones, así como la organización de debates
y/o de manifestaciones en lugares públicos. Dicho
discurso oscila desde un contenido propositivo a otro
de denuncia, cumpliendo así una función de
colaboración, unas, y de crítica autolimitada o de
contra-poder, otras. Si bien, dentro de cada asociación,
estas funciones pueden variar según las coyunturas,
parece ser que están fuertemente determinadas por
varios factores: la posición que han adoptado ante el
5
“consenso” constitucional ; el grado de conflictividad
de la trayectoria de sus relaciones con el Majzen; y,
el hecho de que sus propuestas y denuncias estén o
no enmarcadas dentro de los cauces legítimos de
movilización o de las problemáticas legítimas de cada
momento. En efecto, es dentro de esta categoría de
asociaciones donde reina el mayor grado de
incertidumbre en cuanto a la permanencia y continuidad
de sus actividades y donde los límites o los vacíos del
repertorio de la legalidad se ven mediatizados por la
indefinición de lo que se considera la lealtad a dicho
consenso.
La sociedad civil reivindicativa surge durante los
años 80 para la defensa y la promoción de las libertades
53
públicas, en general, y, en particular, de los derechos
6
7
de la mujer y de los derechos humanos . Se puede
considerar tales organizaciones reivindicativas como
herederas del movimiento estudiantil y de las luchas
políticas duramente reprimidas durante los “años de
plomo” y como producto del estancamiento del sistema
político de partidos y de la necesaria rehabilitación
internacional de la deteriorada imagen del régimen
8
marroquí . En este sentido, el espacio que ocuparán
dichas asociaciones no se erige sobre el silencio de
la sociedad, sino que son respuestas a una
conflictividad y unos antagonismos cuyos modos
anteriores de gestión ya no eran ni funcionales ni
legítimos.
En la senda de dicho movimiento y aprovechando
un nuevo período de descompresión autoritaria se
crean nuevas asociaciones a partir de mediados de
los años 90. Tras los comicios electorales de 1993 y
en víspera de la firma de un Acuerdo de Asociación
9
con la Unión Europea se hace patente la necesidad
de reactivar el sistema de representación política. La
búsqueda de una fórmula de alternancia gubernamental
y la imposición del consenso como eje vertebrador del
debate alrededor de la reforma constitucional de 1996,
paralelamente a las revelaciones sobre los años de
plomo, la corrupción de la administración pública y la
desastrosa situación social, propician la aparición de
nuevas asociaciones. Tales asociaciones actuarán en
cierta medida como un mecanismo de compensación
que permite integrar a las elites intelectuales y/o
empresariales, pero también a antiguos oponentes al
régimen, que encuentran y se apropian así de un
espacio de deliberación que no suele permitir la cultura
política de las estructuras partidistas y sindicales
marroquíes.
En 1995 y 1996, se constituyen varias asociaciones
con una amplia proyección mediática al encontrar una
tribuna pública en algunos semanarios económicos.
Estos últimos las acompañarán en la difusión del
debate público sobre cuestiones relacionadas con el
proyecto de una sociedad moderna impregnada de
cultura cívica y abierta al pluralismo democrático y la
10
libertad de empresa . En estos mismos años se
constituye Transparency Maroc, como símbolo de la
lucha contra la corrupción, y en 1998 el Colectivo de
Asociaciones para Luchar contra la Corrupción.
Los años siguientes están marcados por la
formación del gobierno de alternancia en marzo de
1998 y el acceso al trono del rey Mohamed VI en julio
de 1999, ofreciendo hoy un panorama hecho de luz
y sombra. Entre las luces, cabe señalar las siguientes:
las movilizaciones para denunciar los atropellos
pasados, reclamar justicia e indemnizaciones o
sencillamente proclamar la verdad; la formación de
colectivos civiles para el seguimiento de los comicios
electorales; y la reactivación del debate sobre el
estatuto de la mujer. En cuanto a las sombras, son el
producto de hábitos que no pertenecen aún al pasado
como la existencia de casos de torturas, de atropellos
judiciales o de censura contra la prensa y, en particular,
contra la joven prensa no partidista, que supo
promocionar el debate en torno a cuestiones hasta
hace poco silenciadas.
La sociedad civil no reivindicativa
Dentro del contexto de reformas del Estado se está
54
desarrollando un sector asociativo que moviliza las
capacidades profesionales y que actúa en múltiples
ámbitos sectoriales tanto a nivel local como nacional.
Son asociaciones que se mueven en ámbitos como
la salud, la infancia, la educación, la lucha contra la
pobreza, el desarrollo de infraestructuras básicas, el
desarrollo rural, la protección del medio ambiente, o
la asistencia a poblaciones desfavorecidas,
discapacitadas o marginadas socialmente tanto urbanas
como rurales, etc.
Dicho asociacionismo suele estar inducido desde
fuera de los colectivos que atiende, ya sea a iniciativa
del Estado, de instituciones supranacionales o
internacionales, ya sea promovido por personas con
capacidad de liderazgo, urbanas con alto nivel de
instrucción, que gozan a menudo de una implantación
local y de conexiones con la Administración Pública
y/o organizaciones internacionales cuando no forman
parte de ellas. Estos rasgos nos recuerdan que la
población pobre y, en particular, la rural, sigue estando
escasamente capacitada para representarse a sí
misma de forma autónoma ante la sociedad global.
Desde esta perspectiva, se suele destacar el hecho
de que la movilización de los colectivos rurales o
urbanos desfavorecidos se orienta hacia el desarrollo
económico y social dentro de unos objetivos legitimados
por el Estado, por lo que la acción de estas
asociaciones no siempre incorpora la reivindicación
de los derechos de ciudadanía, ni siempre potencia
la capacidad de la población para hacer valer sus
derechos.
Parte de este tipo de asociaciones ha demostrado
su capacidad de actuación y ha ido adquiriendo una
legitimidad ante los poderes públicos, al tiempo que
la tendencia a su complementariedad funcional con
las políticas públicas o los objetivos del Estado puede
desembocar en una complementariedad orgánica con
estos ultímos. Aunque muchas asociaciones no
renuncian a asumir la atención de problemas sociales
considerados como tabúes (lucha contra el sida, ayuda
a las madres solteras, etc), lo cierto es que la actividad
reivindicativa de estas asociaciones, cuando existe,
puede verse relegada a un segundo plano, para que
no se vea obstaculizada su acción, ni deteriorada su
relación con la administración, ni interferida su
capacidad para captar financiación. De ahí que se
llegue a cuestionar que las asociaciones, en particular
cuando son promocionadas por personas que forman
parte de los círculos del poder (Asociaciones
Regionales) o de la alta función pública, sean incluidas
bajo las siglas de “Organización No Gubernamental”.
Ello enlaza con la crítica relativa al hecho de que su
colaboración contribuye a la consolidación de un
Estado de Bienestar Mixto siguiendo las pautas del
círculo virtuoso neo-liberal marcado por el Banco
Mundial.
A pesar de ello, existen intentos para superar estos
límites, es decir, para compaginar las dimensiones
reivindicativa y no reivindicativa, así como para crear
estructuras de coordinación y cooperación entre ONGs,
como es el caso de “Espace Associatif”.
En definitiva, el proceso de articulación de la
sociedad civil en Marruecos, tanto a través de
asociaciones reivindicativas como no reivindicativas,
deja vislumbrar los reflejos del pluralismo de la sociedad
marroquí y de la existencia de una conciencia
ciudadana. No obstante, entre los multiples reproches
inherentes a un fenómeno complejo y diverso, portador
e indicador de cambio, cabe subrayar la excesiva
personalización del liderazgo asociativo, que puede
desembocar en una patrimonialización de las
asociaciones y sus acciones, con el riesgo de que
esta élite ilustrada se convierta en una nueva
notabilidad.
Tras este breve recorrido, no podemos concluir sin
hacer referencia a los atentados del 16 de mayo de
2003 que no han hecho más que consolidar la idea
entre ciertas capas de la población de que la
instrumentalización de la religión con fines políticos
en un entorno social anómico conduce al fanatismo y
es, por lo tanto, ajena a la idea de una sociedad civil
definida como un espacio cívico y pacífico nutrido de
11
pluralismo y tolerancia . De ahí, el interrogante que
suele surgir en relación con la verdadera naturaleza
política de la movilización islamista y de sus redes de
asistencia social, olvidándose, no obstante, de su
función tribunicia e integradora de poblaciones
excluidas.
Ahora bien, ello nos lleva a preguntar ¿en qué
medida el tejido asociativo no se dejará encerrar dentro
de la jaula de hierro que podría edificarse sobre la
polarización entre los defensores del orden preexistente de la nación unanimista y los de la Ciudad
imaginada de Dios? El riesgo que se percibe en el
horizonte radica en la restricción de los frágiles espacios
de libertad, en la autocensura y en la vuelta al ámbito
privado; en definitiva, en un nuevo exilio interior, en
ausencia de voces discordantes, elemento éste
indispensable para poder hablar hoy de sociedad civil
en Marruecos.
1
Para diferenciar entre los grupos que han recibido un reconocimiento jurídico por parte
del Estado y los demás, Saaf (1993) distingue entre una sociedad civil “oficial” y otra “no
oficial”, mientras que Bill y Springborg (1994) utilizan los términos de “formal” e “informal”
para operar tal distinción.
2
Véanse el Dahir de 1958 que constituye el Código de las Libertades Públicas y que
regula la creación de asociaciones y su reforma bajo la presión del movimiento asociativo
con la Ley 75-00 del 17 de octubre de 2002 que reduce el alcance restrictivo de la
enmienda de 1973.
3
Consideramos que la sociedad civil produce fundamentalmente acciones y discursos
que están dirigidos hacia dentro o hacia fuera de las asociaciones. Ambas producciones
conllevan una dimensión ideológica, es decir que se enmarcan dentro de un proyecto de
sociedad, por lo que cuando dicha dimensión esté explícita en las actividades hacia fuera,
hablaremos de asociaciones reivindicativas, mientras que cuando sólo esté implícita o
relegada hacia las actividades internas hablaremos de asociaciones no reivindicativas.
4
Un ejemplo podría ser el de las asociaciones que promueven la cultura y las lenguas
beréberes.
5
Por consenso constitucional nos referimos tanto al contenido y a la aceptación o no del
carácter otorgado de la carta magna como a la movilización de los repertorios de la
religión, el régimen y la nación por parte del Rey.
6
Tres asociaciones fueron creadas en los años 80: la Asociación Democrática de Mujeres
Marroquíes (ADFM) en 1985, la Unión de Acción Femenina (UAF) en 1987, la Organización
de la Mujer Istiqlal (1988). La apertura del espacio público se reflejó también en la
publicación de varias revistas que rompían con el tradicional panorama periodístico de
corte partidista.
7
La creación de la OMDH en 1988 tuvo como efecto la reactivación de la Liga Marroquí
de Derechos Humanos (1972) y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (1979).
En 1997, estas tres organizaciones proclamaron la Carta Nacional de Derechos Humanos.
8
La publicación del libro de Gilles Perrault, Nuestro amigo el Rey, en agosto de 1990, la
represión contra las manifestaciones de diciembre de 1990 en Fez y las movilizaciones
contra la guerra del Golfo en 1991 son revulsivos que fueron aprovechados por los actores
colectivos para ocupar los intersticios de libertad que la coyuntura propiciaba. En este
sentido, cabe decir que la actividad tribunicia y movilizadora de ciertas organizaciones
de la sociedad civil proyecta la imagen de un conflicto larvado que se convierte en
determinos momentos y en relación a determinadas cuestiones en una guerrilla de
escaramuzas.
9
La política de la Unión Europea definida a partir de 1995 pretende profundizar sobre todo
en las reformas económicas, pero otorga un cierto interés a las cuestiones de la democracia,
las libertades públicas y la sociedad civil (Desrues y Moyano, 1999).
10
Dentro de este movimiento podemos señalar las siguientes: Alternatives et
Développement, Convergences 21, Maroc 2020 y AFAK.
11
Véanse el estudio muy sugerente de Colas (1992) sobre la cuestión de la sociedad civil
ante el fanatismo religioso que experimentó la historia occidental.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
El movimiento de derechos
humanos en la encrucijada
Laura Feliu
El movimiento de derechos humanos en Marruecos
se encuentra en la actualidad en una difícil y crucial
encrucijada. Las organizaciones de derechos humanos
generalistas han pasado durante su, ya hoy prolongada,
vida por múltiples vicisitudes marcadas por los
diferentes momentos políticos del país. Los partidos
políticos de la oposición herederos del Movimiento
Nacional crearon en los años setenta una serie de
asociaciones (el Partido del Istiqlal: la Liga Marroquí
de Defensa de los Derechos Humanos; la USFP: la
Asociación Marroquí de Derechos Humanos) como
prolongación natural de su actividad política en una
división del trabajo que buscaba garantizar su propia
supervivencia, en el sentido más literal del término.
Eran todavía los años de plomo, en los que la represión
regula la movilidad de los diferentes sectores sociales,
marca las fronteras que no se deben traspasar y evita
la formación de brechas en la “unanimidad nacional”.
Esta primera “generación” (entendida como momento
y como concepción particular de la militancia
derechohumanista) se caracteriza por la supeditación
a las consideraciones partidistas pero desde una
preocupación ética y una voluntad de cambio de las
reglas del juego.
A finales de los años ochenta y sobre todo a lo
largo de la siguiente década, el panorama asociativo
se transforma con gran rapidez. Por entonces Hassan
II, ya en el final de su vida, comprueba que a pesar
de las dificultades que atraviesa el país controla lo
esencial del campo político, lo que le llevará a iniciar
una tímida apertura política. Esta liberalización
controlada disminuye las presiones, especialmente
exteriores, para una democratización del sistema, y
puede realizarse sin favorecer directamente a los
sectores islamistas. Por su parte, las estructuras
autoritarias del régimen se mantienen en lo esencial
sin modificaciones, hasta hoy. Durante esta década
reformista –que finaliza con la muerte del rey en 1999–
la AMDH se ha desprendido de la tutela socialista y
se acerca a la izquierda más radical, mientras que
una nueva asociación, la Organización Marroquí de
Derechos Humanos (OMDH), busca un equilibrio entre
los diferentes partidos de la oposición, si bien con el
tiempo sus lazos con el socialismo se irán estrechando.
Este segundo momento o generación se caracteriza
por una creciente profesionalización del trabajo y por
un deseo de emancipación con respecto a los partidos
políticos. Esta aspiración a una mayor independencia
se quedará siempre a medias, la mayoría de las veces
más debido a reflejos partidistas de los militantes que
a una voluntad expresa de los partidos de controlar
directamente. El movimiento generalista de derechos
humanos acompaña el proceso de liberalización desde
una observación crítica de los cambios, colaborando
ocasionalmente en dar forma a algunas reformas
legislativas, señalando cuales son los casos que
requieren una actuación más urgente o sirviendo de
puente con el exterior en la difusión de información.
Para ello acepta pasar a integrar (con pocas
excepciones) las instituciones “reformistas” creadas
55
desde el régimen, esencialmente el Consejo Consultivo
de Derechos Humanos (CCDH). Esto lo hace desde
una posición crítica, lamentándose de la actuación de
estos organismos y del carácter otorgado y exento de
diálogo del proceso de reformas.
En este período las asociaciones cumplen una útil
función simbólica con la introducción de un discurso
alternativo que contribuye a la configuración e
identificación de nuevas problemáticas y a la
modificación de los marcos cognitivos y sistemas de
creencias. Al mismo tiempo, y especialmente tras la
llegada de la Kutla al gobierno y la experiencia de la
“alternancia consensuada”, las asociaciones refuerzan
su dimensión sustantiva, gracias al acceso a
determinados centros de decisiones y redes de
gobernancia y contribuyen a la formalización y
aplicación de políticas públicas.
Esta dimensión sustantiva se acentúa en un tercer
momento, tras la llegada de Mohamed VI al trono. En
estos años se han creado nuevas asociaciones
especializadas que buscan hacerse con un espacio
propio, impulsadas por factores muy diversos: la
conciencia de que debe lucharse contra los acuciantes
problemas socio-económicos (que se han intensificado
en los últimos años, y no son abordados de forma
adecuada por el Estado); la afluencia significativa de
ayuda exterior procedente de la Unión Europea o de
Fundaciones privadas; o la concepción del movimiento
como un trampolín cada vez más directo hacia la
obtención de cargos en instituciones oficiales o semioficiales.
Ha sido en estos años cuando una parte significativa
y prestigiosa de los miembros de las asociaciones de
derechos humanos han aceptado colaborar de forma
estrecha con Palacio y su entorno para la gestión del
campo de los derechos humanos, testimoniando su
confianza en la posibilidad de una reforma del sistema
desde el interior. Esta estrategia es un salto sin
precedentes. El CCDH se reforma y se continúa con
la constitución de una compleja red de comisiones,
institutos y fundaciones en las que están representadas
muchas de estas figuras de la sociedad civil: Comisión
de la mujer, de la enseñanza, Alta Autoridad de la
Comunicación Audiovisual (HACA), etc. Estas
instituciones son presentadas por las autoridades
como canales para que se escuche la voz de la opinión
pública, como mecanismos de creación de consenso
y de ampliación de las bases de participación. En un
contexto en el que Palacio monopoliza lo esencial de
poderes y recursos, estas instituciones vacían de parte
de su contenido a otras más formales y, junto a otras
estructuras, conforman un verdadero “gobierno a la
sombra”, en una compleja duplicación de competencias.
El resultado es el descrédito de los actores políticos
que deberían simbolizar la esfera de “lo democrático”
(incluso el Primer Ministro es un tecnócrata escogido
directamente por el rey y no perteneciente a los partidos
más votados), frente a otros actores que escapan a
todo control democrático.
La ampliación del “espacio de consenso” en estos
años (con la vieja oposición que acepta las reglas del
juego y parte del movimiento de derechos humanos
que decide avanzar en su apoyo al nuevo rey) aísla
al denominado “frente de rechazo”, formado por grupos
políticos (ya sean la minoritaria extrema izquierda o
el copioso islamismo radical), sectores del
56
asociacionismo o representantes de la prensa
independiente que rechazan toda colaboración con el
régimen y que consideran esta política de pactos una
cooptación de la oposición.
Unos pocos acontecimientos de los últimos meses
ejemplifican los desafíos, posibilidades y riesgos de
la vía escogida por el grueso del movimiento. Por una
parte, en campos sensibles e importantes como el
reconocimiento de la identidad amazig, la mejora de
los derechos de las mujeres o el conocimiento del
pasado (todos ellos elementos que no alteran en lo
esencial el actual reparto del poder) se han producido
o se anuncian avances que mueven al optimismo.
Pero estas señales se contradicen con otras de peor
augurio. La involución en la situación de los derechos
humanos de los últimos años (desde el aumento de
las torturas, los juicios sin garantías, o la clausura de
periódicos, tal y como certifican las principales
organizaciones internacionales de derechos humanos)
plantea serios interrogantes con respecto a la estrategia
escogida por los sectores “entristas” que han decidido
colaborar con el régimen y que con esta colaboración
ofrecen una imagen de honorabilidad del régimen. El
CCDH por ejemplo en su primer informe anual relativo
a 2003 presentado en junio de 2004, minimiza esta
involución y decide anular en el último momento
algunos de los párrafos más críticos; o la Instancia
Equidad y Reconciliación –también integrada
fundamentalmente por veteranos militantes de los
derechos humanos– se aleja de la proyectada Comisión
de la Verdad al verse limitada a una actividad
extrajudicial y debiendo elucidar los principales aspectos
de la represión pasada cuando se siguen produciendo
serias violaciones de los derechos humanos o por
ejemplo la justicia continúa careciendo de
independencia. La coexistencia de todos estos hechos
sitúa al movimiento de derechos humanos en una
coyuntura muy arriesgada.
1
Las raíces históricas del movimiento han sido estudiadas en el magnífico libro de
Marguerite ROLLINDE, Le mouvement marocain des droits de l’homme. Entre consensus
national et engagement citoyen, París, Karthala: Institut Maghreb-Europe, 2002.
2
Para la distinción entre el ámbito simbólico, sustantivo y operativo ver IBARRA, P.; MARTÍ,
S., GOMÀ, R. (coords.), Creadores de democracia radical, Barcelona, Icaria, 2003.
Marruecos en lenguas
y literaturas
Gonzalo Fernández Parrilla
Franscisco Moscoso García
Como cualquier otra literatura, la marroquí es al
mismo tiempo una y diversa. Su diversidad proviene
del crisol de lenguas, tiempos y espacios que abarca
en tanto que "literatura nacional"; su presunta unidad
deriva de su correspondencia con esa misma entidad
nacional, ideológica y mutante, como todas.
A la hora de abordar las literaturas de Marruecos,
la primera gran distinción que hay que hacer es, por
tanto, de índole lingüística. Según la Constitución, el
árabe es la lengua oficial y, por diversos motivos, ha
gozado y goza de un estatus preeminente. Su presencia
en Marruecos se remonta a la islamización del norte
de África en el siglo VIII y presenta dos registros
fundamentales: un árabe culto, escrito —común al
resto del mundo árabe, lengua del Corán y de la cultura
clásica—y el dáriya o árabe marroquí, que constituye
el registro más relevante desde el punto de vista de
la comunicación oral. Aunque esta situación de diglosia
es en realidad mucho más compleja, por lo que hoy
en día los especialistas prefieren hablar de cuadriglosia,
es decir, cuatro registros de la misma lengua que
conviven entre sí: el árabe antiguo, el árabe moderno
o estándar, el árabe marroquí y el árabe marroquí
moderno. Conviene, no obstante, recordar que el árabe
marroquí presenta también manifestaciones escritas
como el zéjel moderno o la poesía popular del melhún,
cuyas primeras manifestaciones se remontan al siglo
XII.
La arabización en Marruecos se llevó a cabo, a
grosso modo, en dos grandes etapas: antes del siglo
XI y después de este siglo. En la primera de ellas, a
la que se suele llamar prehilalí, encontramos dialectos
sedentarios y en la segunda, poshilalí, dialectos
beduinos. El calificativo «hilalí» proviene de Banu Hilal,
nombre de las tribus que protagonizaron junto a los
Banu Maaqil y los Banu Sulaym el segundo período
mencionado. Las tres grandes variantes del árabe
hablado hoy en día en Marruecos se corresponden
con: la zona norte, la zona centro y la zona sur. La
primera comprende dialectos sedentarios y de montaña
o yebalíes, y la segunda y tercera beduinos.
Esta división no es exhaustiva ya que los dialectos
árabes se han influenciado mutuamente pudiendo
encontrar características beduinas en los sedentarios
y viceversa, amén del importante sustrato bereber que
los caracteriza, especialmente importante en la región
de Yebala. En la actualidad, el dialecto hablado en
Rabat y Casablanca, capitales política y económica
respectivamente, está dejando su huella en los otros
dialectos marroquíes provocando un proceso de
koinización que está dando como resultado la pérdida
de los rasgos más sobresalientes de los dialectos
árabes tradicionales. Por otro lado, es importante tener
en cuenta que el árabe marroquí moderno, fuertemente
influenciado por esta koiné en formación, es utilizado,
cada vez más, por marroquíes que poseen un cierto
nivel cultural y se caracteriza por el empleo de léxico
y expresiones del árabe estándar.
La otra lengua de Marruecos, la lengua autóctona
56
asociacionismo o representantes de la prensa
independiente que rechazan toda colaboración con el
régimen y que consideran esta política de pactos una
cooptación de la oposición.
Unos pocos acontecimientos de los últimos meses
ejemplifican los desafíos, posibilidades y riesgos de
la vía escogida por el grueso del movimiento. Por una
parte, en campos sensibles e importantes como el
reconocimiento de la identidad amazig, la mejora de
los derechos de las mujeres o el conocimiento del
pasado (todos ellos elementos que no alteran en lo
esencial el actual reparto del poder) se han producido
o se anuncian avances que mueven al optimismo.
Pero estas señales se contradicen con otras de peor
augurio. La involución en la situación de los derechos
humanos de los últimos años (desde el aumento de
las torturas, los juicios sin garantías, o la clausura de
periódicos, tal y como certifican las principales
organizaciones internacionales de derechos humanos)
plantea serios interrogantes con respecto a la estrategia
escogida por los sectores “entristas” que han decidido
colaborar con el régimen y que con esta colaboración
ofrecen una imagen de honorabilidad del régimen. El
CCDH por ejemplo en su primer informe anual relativo
a 2003 presentado en junio de 2004, minimiza esta
involución y decide anular en el último momento
algunos de los párrafos más críticos; o la Instancia
Equidad y Reconciliación –también integrada
fundamentalmente por veteranos militantes de los
derechos humanos– se aleja de la proyectada Comisión
de la Verdad al verse limitada a una actividad
extrajudicial y debiendo elucidar los principales aspectos
de la represión pasada cuando se siguen produciendo
serias violaciones de los derechos humanos o por
ejemplo la justicia continúa careciendo de
independencia. La coexistencia de todos estos hechos
sitúa al movimiento de derechos humanos en una
coyuntura muy arriesgada.
1
Las raíces históricas del movimiento han sido estudiadas en el magnífico libro de
Marguerite ROLLINDE, Le mouvement marocain des droits de l’homme. Entre consensus
national et engagement citoyen, París, Karthala: Institut Maghreb-Europe, 2002.
2
Para la distinción entre el ámbito simbólico, sustantivo y operativo ver IBARRA, P.; MARTÍ,
S., GOMÀ, R. (coords.), Creadores de democracia radical, Barcelona, Icaria, 2003.
Marruecos en lenguas
y literaturas
Gonzalo Fernández Parrilla
Franscisco Moscoso García
Como cualquier otra literatura, la marroquí es al
mismo tiempo una y diversa. Su diversidad proviene
del crisol de lenguas, tiempos y espacios que abarca
en tanto que "literatura nacional"; su presunta unidad
deriva de su correspondencia con esa misma entidad
nacional, ideológica y mutante, como todas.
A la hora de abordar las literaturas de Marruecos,
la primera gran distinción que hay que hacer es, por
tanto, de índole lingüística. Según la Constitución, el
árabe es la lengua oficial y, por diversos motivos, ha
gozado y goza de un estatus preeminente. Su presencia
en Marruecos se remonta a la islamización del norte
de África en el siglo VIII y presenta dos registros
fundamentales: un árabe culto, escrito —común al
resto del mundo árabe, lengua del Corán y de la cultura
clásica—y el dáriya o árabe marroquí, que constituye
el registro más relevante desde el punto de vista de
la comunicación oral. Aunque esta situación de diglosia
es en realidad mucho más compleja, por lo que hoy
en día los especialistas prefieren hablar de cuadriglosia,
es decir, cuatro registros de la misma lengua que
conviven entre sí: el árabe antiguo, el árabe moderno
o estándar, el árabe marroquí y el árabe marroquí
moderno. Conviene, no obstante, recordar que el árabe
marroquí presenta también manifestaciones escritas
como el zéjel moderno o la poesía popular del melhún,
cuyas primeras manifestaciones se remontan al siglo
XII.
La arabización en Marruecos se llevó a cabo, a
grosso modo, en dos grandes etapas: antes del siglo
XI y después de este siglo. En la primera de ellas, a
la que se suele llamar prehilalí, encontramos dialectos
sedentarios y en la segunda, poshilalí, dialectos
beduinos. El calificativo «hilalí» proviene de Banu Hilal,
nombre de las tribus que protagonizaron junto a los
Banu Maaqil y los Banu Sulaym el segundo período
mencionado. Las tres grandes variantes del árabe
hablado hoy en día en Marruecos se corresponden
con: la zona norte, la zona centro y la zona sur. La
primera comprende dialectos sedentarios y de montaña
o yebalíes, y la segunda y tercera beduinos.
Esta división no es exhaustiva ya que los dialectos
árabes se han influenciado mutuamente pudiendo
encontrar características beduinas en los sedentarios
y viceversa, amén del importante sustrato bereber que
los caracteriza, especialmente importante en la región
de Yebala. En la actualidad, el dialecto hablado en
Rabat y Casablanca, capitales política y económica
respectivamente, está dejando su huella en los otros
dialectos marroquíes provocando un proceso de
koinización que está dando como resultado la pérdida
de los rasgos más sobresalientes de los dialectos
árabes tradicionales. Por otro lado, es importante tener
en cuenta que el árabe marroquí moderno, fuertemente
influenciado por esta koiné en formación, es utilizado,
cada vez más, por marroquíes que poseen un cierto
nivel cultural y se caracteriza por el empleo de léxico
y expresiones del árabe estándar.
La otra lengua de Marruecos, la lengua autóctona
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
de la región, es el bereber, denominación en desuso
sobre la que ya se impone la de la propia lengua,
tamazight -o amazige, término adaptado a la fonética
del español que parece estar arraigando-. Los
bereberes eran los habitantes autóctonos del norte de
África antes de la llegada de los árabes. Su lengua se
hablaba desde las Islas Canarias y el océano Atlántico
hasta lo límites occidentales de Egipto y desde el
Mediterráneo hasta los ríos Senegal y Níger y el macizo
de Tibesti al sur. Hoy en día, las comunidades
berberófonas más importantes se encuentran en
Marruecos y Argelia. El bereber sólo es lengua oficial
en Níger y Malí. No hay una lengua común que unifique
las distintas variantes del bereber que se hablan hoy
en día. Ni siquiera es posible remontarse a sus
orígenes, ni tampoco reconstruir una especie de
protobereber. Aunque bien es cierto que las distintas
variantes o lenguas mantienen una estructura
gramatical muy semejante y un léxico, con variaciones
de una lengua a otra, que permite hermanarlas.
Pasaporte del escritor Mohamed Chukri, fallecido en 2003, ejemplo
de la emigración interna rifeña hacia Tánger
Sigue siendo la lengua materna de al menos un
tercio de la población marroquí y cuenta con tres
variantes principales (tarifit-Rif-, tamazight-Atlas- y
tachelhit-Sus-) y con una rica literatura de tradición
oral. El movimiento amazigh (www.congres-mondialamazigh.org) se encuentra en pleno ascenso
reivindicativo de su identidad cultural y lingüística, lo
que, como es natural, incluye el desarrollo de una
literatura escrita. El amazige cuenta con un antiguo
alfabeto propio, el tifinagh, pero se suele escribir con
el alfabeto árabe o el latino. Es importante destacar
que en el año 2001 se creó el «Institut Royal pour la
Culture Amazighe» (IRCAM) y que, a modo de
experimentación en 317 escuelas de primaria, un cinco
por ciento del total, se ha introducido la enseñanza
del amazige a partir del curso 2003-2004.
Junto al árabe y el tamazight, hay que destacar la
presencia del francés en la administración, la
universidad, los medios de comunicación y las élites
económicas, así como en la fecunda literatura
poscolonial que ha generado. A pesar de que la mayoría
de la literatura marroquí se escribe en árabe, desde
Europa es conocida sobre todo por autores como
Tahar Ben Jelloun o Driss Chraibi que, aunque nacidos
y educados en Marruecos, llevan décadas viviendo y
publicando en Francia y escriben en francés. Las
familias de clase media suelen escolarizar a sus hijos
en centros privados franceses, ya que se considera
57
que un estudiante que haya hecho sus estudios en la
escuela privada tendrá más oportunidades laborales
que uno que los haya realizado en la pública.
Además del francés, pervive la otra lengua de los
colonizadores, el español. Sin embargo, no puede
decirse que haya producido una auténtica literatura
poscolonial -pese al tesón de individuos y grupos como
la Asociación de Escritores de Lengua Española-,
aunque sí se ha mantenido viva en el norte de
Marruecos, fundamentalmente a nivel oral y gracias,
en gran medida, a la televisión. En la actualidad, el
español despierta un interés creciente, y cada vez son
más lo estudiantes de la zona centro y sur del país
que pasan la selectividad en esta lengua y vienen a
estudiar a la Universidad española.
En relación con estas dos lenguas europeas, es
interesante destacar la influencia que han ejercido y
ejercen, ya sea en la época de los protectorados
francés y español ya sea en la actualidad, en el árabe
marroquí, lo cual ha hecho que muchas palabras de
estas lenguas se hayan introducido adaptándose a su
fonética. En aquellos hablantes que son bilingües o
con un buen dominio del francés y el español, se
puede incluso llegar al «code-switching», es decir, a
la «alternancia de códigos». Esta situación lingüística
está sobre todo presente en las grandes ciudades
como Rabat o Casablanca para el francés y Ceuta
para el español.
Cada una de las lenguas mencionadas ha generado
una literatura. Sin embargo con "literatura marroquí"
—que naturalmente engloba a todas esas lenguas y
registros—se suele aludir a lo que se considera la
literatura nacional por excelencia, la literatura escrita
en árabe, cuyas primeras manifestaciones se suelen
remontar a los siglos VIII-X. Si bien con los idrisíes (s.
IX) se puede hablar ya de un movimiento literario, el
auténtico desarrollo de la literatura árabe hay que
situarlo en el periodo almorávide (XI-XII), cuando
Alándalus y Marruecos formaron parte de un mismo
y vasto imperio. Desde los almorávides, la literatura
marroquí clásica se suele dividir de acuerdo con las
dinastías que reinaron en el país: almohade (XII-XIII),
meriní (XIV-XV), saadí (XVI-XVII) y alauí (s. XVII-hasta
finales del s. XIX). Aunque desde el s. XIX comenzaron
a producirse cambios en el ámbito literario, fruto del
influjo del Oriente árabe, hasta bien entrado el siglo
XX la literatura en Marruecos siguió cultivándose de
acuerdo con los patrones clásicos.
58
Marruecos, país de tránsito
y emigración
Manuel Lorenzo Villar
En el transcurso de la pasada década se han
producido cambios sustanciales y transformaciones
de envergadura en torno a las dinámicas migratorias
hacia la Unión Europea. En este contexto, cobran
especial importancia aquellas procedentes del Magreb
y, en particular desde Marruecos. Dichas mutaciones
se han visto reflejadas en dos tendencias bien
diferenciadas. Por un lado, en el seno de la Unión
Europea se han establecido todo tipo de medios y
mecanismos dirigidos a ejercer un mayor control sobre
las migraciones y a frenar la entrada de personas; por
otro lado, en los países de origen las presiones
migratorias se han intensificado, aumentando
considerablemente los flujos de carácter irregular.
En este nuevo escenario, Marruecos ha adquirido
un especial protagonismo no sólo por erigirse como
uno de los principales países emisores de emigrantes
sino por transformarse en el principal lugar de tránsito
para un gran número de personas que llegan de todos
los rincones del continente africano y de otros lugares
del mundo. Dicha circunstancia otorga al país magrebí
una doble dimensión; ya que debe hacer frente a las
presiones procedentes desde la UE para frenar sus
propias dinámicas migratorias al tiempo que debe
responder de aquellas que provienen del resto del
continente, situándolo en una posición delicada ante
sus vecinos europeos, especialmente frente a España,
y ante el resto de países africanos.
El aumento y la consolidación de las diferencias
existentes entre países ricos y pobres está produciendo
una especie de transcontinentalización de las
migraciones. En el caso del continente africano esta
fisura se manifiesta claramente en la intensificación
de movimientos de personas que afectan sobremanera
a países como Marruecos que, por su ubicación
geográfica, se ha transformado en lugar de paso de
todo el continente como etapa previa de acceso a
territorio europeo. Desde todos los rincones de África
miles de jóvenes se movilizan cada año para hacer
realidad un sueño que les haga salir de la pobreza, la
inestabilidad y los conflictos en los que están inmersos
buena parte de sus sociedades de origen. Aunque el
destino final de su proyecto migratorio es el continente
europeo, la gran mayoría de ellos confluyen en
Marruecos, siguiendo itinerarios, siempre inciertos que
en muchos casos pueden prolongarse durante varios
años y en numerosas ocasiones finalizan de forma
trágica.
La proximidad de las costas españolas, la presencia
de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, la
relativa cercanía de las Islas Canarias junto a la
existencia de redes especializadas en efectuar los
traslados son elementos que ejercen un enorme poder
de atracción a la hora de consolidar a Marruecos como
el principal punto de destino y salida de todo África.
El proyecto migratorio, en virtud de las distancias
geográficas, se presenta en la mayoría de los casos
como una cuestión a medio o largo plazo, aunque
todo dependerá de los medios económicos de los que
se dispone. En muchos casos, puede dilatarse durante
varios años de periplo por distintos países de la región
hasta conseguir el objetivo final. Para ello, existen un
sinfín de estrategias y mecanismos que pueden ayudar
al sujeto migrante a conseguir su propósito. Desde la
obtención de un pasaporte en regla y con visado, lo
que está sólo al alcance de aquellos que disponen de
grandes cantidades de dinero, hasta la travesía en
barco hacia cualquier puerto de España, Portugal o
Francia y, finalmente la vía terrestre cruzando varios
países hasta llegar a Marruecos siendo esta última,
1
la opción más recurrente .
Las rutas terrestres tienen su inicio en distintos
países del África subsahariana para confluir en Mali
y en Níger desde donde se accede a Argelia, cruzando
el desierto del Sahara. Desde Mali, vía Bamako y
posteriormente Gao, se organizan los viajes hacia las
ciudades argelinas de Reggane y Tamanraset,
dirigiéndose desde allí a Gardaia y finalmente a Argel.
En Níger, las rutas se inician en la localidad de Zinder
hasta Agades para continuar más adelante hasta la
frontera argelina de In Guezzam y desde allí, vía
2
Tamanraset y Gardaia, hasta Argel . En estos enclaves
existen redes perfectamente organizadas que se
encargan de establecer los contactos necesarios para
organizar las expediciones y proseguir una travesía
de miles de kilómetros que entraña grandes riesgos
y que en ocasiones finaliza de forma dramática en el
desierto.
Estos itinerarios confluyen en su totalidad en Argelia
desde donde resulta más factible es el acceso desde
el Noroeste hacia la provincia marroquí de Uxda. A
pesar de que los pasos fronterizos entre Argelia y
Marruecos se mantienen cerrados desde 1994, el
control es mucho más laxo y la permeabilidad entre
3
las zonas colindantes es continua . La principal vía
utilizada por los migrantes subsaharianos es la ciudad
fronteriza argelina de Mahnia a escasos kilómetros de
4
la frontera marroquí . Desde allí, vía Uxda y con la
ayuda de guías se atraviesan las montañas y tras
varias jornadas de trayecto casi todos confluyen en
las ciudades Guercif y Taourirt donde el ferrocarril les
llevará a sus diferentes destinos.
Las principales puntos de destino en territorio
marroquí son Tánger y Rabat y, en menor medida
Nador. Hacia la ciudad de Tánger suelen dirigirse
aquellos que disponen de medios ecomómicos
suficientes y gozan de algún contacto previo que les
permita efectuar una pronta travesía. Los que eligen
esta vía como primera opción suelen ser en su mayoría
naturales de Nigeria, Sierra Leona, Ghana y Mali. La
alternativa de Rabat, se presenta como una etapa
previa al objetivo final, como una especie de periodo
de adaptación al país, necesario para establecer los
contactos con las redes que se encargarán de llevarlos
más tarde a territorio español. Además, en esta ciudad
reside un gran número de estudiantes de origen
subsahariano lo que suele servir de ayuda, al tiempo
que es una forma de pasar desapercibidos ante las
autoridades marroquíes.
En Tánger, principal punto de partida hacia España,
los diferentes contingentes suelen instalarse en las
pensiones de la antigua medina, aunque en los últimos
años la presión policial se ha intensificado y ha
generado un abandono paulatino de la zona,
desplazándose a barrios periféricos como Beni Makada.
Al margen de la presencia de inmigrantes en ambas
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
ciudades, existen concentraciones en las zonas
boscosas de Belyounes próxima a la frontera con
Ceuta y en el monte Gurugú (Nador) colindante con
Melilla, donde malviven un gran número personas a
la espera de una eventual posibilidad de acceder a
ambas ciudades autónomas. Estos individuos
sobreviven en condiciones de extrema precariedad y
a merced de las esporádicas redadas de la policía
marroquí.
En el caso de Rabat y en menor medida Salé, los
migrantes de origen subsahariano suelen reagruparse
por nacionalidades, en grupos organizados y bien
estructurados, especialmente los nigerianos. Todos
ellos se concentran en los barrios periféricos como
Takadum y Sidi Musa, lugares donde es fácil alquilar
una vivienda y mantenerse con una menor visibilidad
ante la policía. Estas dos ciudades pueden considerarse
como zonas puente para una posterior continuidad
bien hacia el Norte vía Tánger o hacia el Sur a través
de las ciudades de El-Aaiún y Tarfaya desde donde
tienen lugar la mayoría de las salidas hacia las Islas
Canarias.
Por desconocimiento, ausencia de información,
pura ignorancia o ante la imposibilidad material de dar
marcha atrás hacia sus países de origen, una gran
parte de estos migrantes se encuentran con la ingrata
experiencia de permanecer bloqueados durante meses
e incluso años en territorio marroquí. El resultado de
esta situación se refleja en las difíciles condiciones en
las que viven, enfrentándose a todo tipo de
contratiempos y desavenencias como la ausencia de
trabajo, el rechazo de la población local, la sensación
de inseguridad ante una posible redada policial y una
posterior expulsión así como la frustración de ver
59
abortadas las esperanzas de culminar su proyecto
5
migratorio .
Hacinados en reducidas habitaciones de los
pauperizados barrios de los alrededores de Rabat,
Salé y Tánger, escondidos en los lúgubres hostales
de la medina de Tánger o en las zonas boscosas de
los alrededores de Ceuta y Melilla, estas personas
sobreviven mendigando o ejerciendo la prostitución y
en el mejor de los casos, gracias al envío de dinero
efectuado por familiares y amigos residentes en Europa
a través de la Western Union.
El endurecimiento de las medidas de seguridad y
el refuerzo de los controles fronterizos incide
directamente en que buena parte de estas personas
en tránsito se encuentren bloqueadas en el territorio
marroquí, aunque la gran mayoría prefieren continuar
en Marruecos, a pesar de las dificultades existentes,
antes que regresar a sus países de origen, devastados
por guerras y problemas endémicos. La respuesta de
las autoridades marroquíes ante este fenómeno ha
mantenido una doble perspectiva; por un lado, se ha
tolerado durante años la presencia de estos
contingentes y aunque mas tarde, a raíz de las
presiones procedentes desde la UE, se han
intensificado los controles y han aumentado las
expulsiones de estos contingentes hacia Argelia.
Esta última opción se ha presentado hasta el
momento como la única respuesta, aunque de dudosos
resultados ya que la gran mayoría de las personas
regresa a las pocas semanas puesto que las
autoridades argelinas se niegan a aceptar la entrada
en su territorio a quienes no disponen de ninguna
identificación. De esta forma, estos colectivos son
abandonados en la zona fronteriza entre ambos países,
en tierra de nadie, aunque regresan a Argelia para
6
volver a entrar de nuevo en Marruecos .
Los datos referentes al total de expulsiones,
incluidos ciudadanos argelinos, efectuadas por la
policía marroquí a través de la frontera de Uxda se
elevaron en el año 2000 a 16.204 personas. Por otro
lado, entre los meses de enero y septiembre de 2001
esta cifra ascendió a 6.698 expulsados. En lo referente
a los subsaharianos, el número se cifró en 13.232
para el año 2000 y en 4.445 para el 2001 (enero7
septiembre) . Por otro lado, en la región de El-Aaiún,
principal punto de partida hacia las Islas Canarias,
fueron detenidas un total de 1.400 personas durante
el año 2003 que fueron posteriormente expulsados a
8
través de la frontera con Argelia .
Las presiones de la UE a Marruecos para el control
de los movimientos migratorios de la población
subsahariana ha empujado al gobierno marroquí a
elaborar una nueva ley en materia de extranjería que
obedece más a la lógica de la seguridad y que penaliza
a los extranjeros en situación irregular, con escasas
referencias a los derechos y protección de los mismos.
La intensificación de los controles por parte de las
autoridades marroquíes y argelinas está dificultando
tanto el tránsito como las salidas. No obstante,
Marruecos sigue y seguirá siendo el principal punto
de destino y de partida para todos aquellos que intentan
acceder a Europa. Difícilmente se podrán
impermeabilizar las fronteras mientras en todo un
continente como es África persistan y se intensifiquen
las dificultades y las condiciones de vida de gran parte
de sus habitantes.
60
1
Según los acuerdos firmados por Marruecos, los residentes de Costa de Marfil, Guinea
Konakri, Senegal, Níger y Túnez, están exentos de visado de entrada y de regreso;
mientras que los ciudadanos de la República Democrática del Congo sólo están exentos
del visado de entrada. Para el resto de países, se exige un visado de entrada en Marruecos.
En cuanto a la cifra de ciudadanos de países africanos residentes legalmente en Marruecos
en 1999, ésta se elevaba a 6.450 de un total de 66.594 extranjeros, es decir el 9,68%
del total. Véase, Belguendouz, Abdelkrim. Le Maroc coupable d´émigration et de transit
vers l´Europe. Boukili. Kenitra. 2000. Pág,76.
2
Para muchos inmigrantes una de las etapas clave y más arriesgada de su viaje se inicia
en en desierto del Teneré, en Agades, en el corazón de Níger. Esta ciudad se ha
transformado en la nueva encrucijada migratoria donde confluyen todos los flujos
provenientes del Africa subsahariana. En el primer trimestre del 2001 la policía contabilizó
2.600 entradas, mientras que la gendarmería había cifrado en 8.000 el número de personas
que se dirigieron hacia Libia. Entre las nacionalidades, los nigerianos representaban el
50%, los naturales de Ghana el 30% y los de Níger el 15%. Se estima que alrededor de
50.000 personas atraviesan el Teneré hacia Libia, una cifra que se ha triplicado desde
1999. Véase, Bensaad, Ali. Voyage au bout de la peur avec les clandestins du Sahel. Le
Monde Diplomatique. Septiembre, 2001. Pág,15-16.
3
Las fronteras entre ambos países se mantienen cerradas desde 1994, a raíz del atentado
que costó la vida a varios turistas españoles en el hotel Atlas Hasni de Marrakech.
4
“En el año 2000 se calcula que alrededor de 2.000 personas se concentraban en los
alrededores de esta ciudad argelina. Unos 1.000 eran francófonos, de ellos la mayoría
eran de Senegal, de Mali (900) y de Camerún (50). Había otras personas de Togo, Benin,
Guinea y RDC. Por otro lado, se encontraban los nigerianos (900) y los de Ghana (100),
estos grupos tenían una organización social muy estructurada, tenían su presidente y su
supervisor. A partir de noviembre de 2000 las autoridades argelinas realizaron varias
operaciones de repatriación, siendo enviados la mayoría de ellos hacia Mali.”. Testimonio
del padre Bernard Lapize, vicario general de Orán y sacerdote de Tlemecen (Argelia).
Séminaire de Formation à l´accueil des migrants. Caritas-Maroc. Rabat. 22/24 janvier
2001. Desde allí, vía Uxda y con la ayuda de guías se atraviesan las montañas y tras
varias jornadas de trayecto casi todos confluyen en las ciudades Guercif y Taurirt donde
el ferrocarril les llevará a sus diferentes destinos.
5
A través de los testimonios recogidos pude constatar que su presencia no gozaba de
especial simpatía entre los marroquíes. Los inmigrantes se quejaban de las expresiones
más comunes con las que se dirigen a ellos son “asiya” (que en dialecto marroquí quiere
decir negro) y “nigru” (negro) así como de agresiones y robos. Hasta el momento, salvo
algunas publicaciones de carácter independiente como Le Journal (el 3 y del 10 de junio
de 2000, presentaban dos reportajes sobre “Les Africains au Maroc: le grand maladie”),i
Demain y Le Reporter han publicado algunos dossieres sobre las condiciones sociales
y el estatuto en las que se encuentra este contingente, en el resto de publicaciones no
encontramos referencia alguna. Otros periódicos como es el caso Al-Haraka, órgano de
prensa del Movimiento Democrático y Social (MDS) publicaba un artículo el 31 de mayo
del 2000, que titulaba “Marruecos. Tierra de los desechos humanos del Africa Subsahariana”,
o el caso de Libération, que publicaba un artículo bajo el título “Mamá, me he casado con
un negro” (16-agosto-2000). En esta reseña, sin hablar del rechazo a los matrimonios
mixtos deja entrever algunas constantes, “En general son los hombres africanos quienes
se casan con las marroquíes. Las mujeres africanas que toman a un esposo marroquí
son escasas”; también quedan manifiestas las reticencias de las familias a este tipo de
enlaces. La discriminación también se lleva a cabo a nivel legislativo, aunque la Constitución
dice en su artículo 5 que todos los marroquíes son iguales ante la ley, en la práctica es
diferente, ya que los hijos nacidos en Marruecos de un padre extranjero y de una mujer
marroquí nunca tendrán la nacionalidad, ya que ésta sólo se transfiere por la vía paterna.
6
Un total de 3.024 personas de diferentes nacionalidades africanas que habían entrado
de forma irregular en Argelia fueron conducidas hasta los puestos fronterizos de In
Guezzam e Tin Zauatine, en el Sur de Argelia, durante los seis primeros meses del 2001,
según las estadísticas de la policía de la provincia de Tamanrasset. La Tribune (Argelia).
18 julio 2001.
7
Libération, 19 septiembre 2001. Pág,5.
8
L´Opinion,16 abril 2004. Pág,1-2.
9
Projet de loi Nº02-03 relative à l´entrée et au séjour des étrangers au Maroc, à l´émigration
et l´immigration irrégulières.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Las relaciones hispano-marroquíes
durante los años noventa
Miguel Hernando de Larramendi
Las relaciones con Marruecos se caracterizaron
durante los primeros años de la transición democrática
en España por una conflictividad vinculada a los
avatares del conflicto del Sáhara Occidental en el que
los diferentes actores implicados querían conseguir el
apoyo a sus tesis del país que había colonizado el
territorio durante cerca de un siglo. Los intentos de
los sucesivos gobiernos españoles por mantener una
posición equilibrada hacia las partes implicadas en un
tema en el que no existía consenso en la opinión
pública española, fueron infructuosos en un conflicto
que, desde entonces, no ha dejado de interferir en las
relaciones hispano-marroquíes.
La adhesión de España a la Comunidad Europea
en 1986 obligó a realizar una reevaluación de los
objetivos y prioridades de la política exterior española,
inaugurándose una nueva etapa en las relaciones
hispano-marroquíes que se prolongó a lo largo de los
años noventa. El Mediterráneo, y especialmente el
Magreb, pasaron de ser vertientes retóricas de la
política exterior española a convertirse en prioridades
activas de la acción exterior, con las que España
aspiraba a encontrar un espacio de influencia en los
asuntos internacionales. Las relaciones con Marruecos
adquirieron entonces una nueva dimensión. A la lógica
bilateral que había prevalecido hasta entonces se
añadió la multi-bilateral con la comunitarización de
dosieres como la pesca —con lo que la diplomacia
española esperaba reforzar sus posiciones
negociadoras frente a Rabat— o la aparición en la
agenda de temas nuevos como la inmigración. La
diversificación de la agenda hispano-marroquí estuvo
acompañada por la consolidación de un nuevo enfoque
que analizaba la región en términos de estabilidad y
seguridad e intentaba abandonar las inercias de la
vieja política africanista que descodificaba los intereses
de España en clave exclusivamente territorial.
En este nuevo contexto, la diplomacia española
impulsó un nuevo esquema en las relaciones bilaterales
que quedó plasmado en julio de 1991 en la firma de
un Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación
al tiempo que promovía la redefinición de las relaciones
euro-mediterráneas tras la caída del Muro de Berlín
y el impulso del Proceso de Barcelona. El nuevo
enfoque pretendía hacer frente a la fragilidad de unas
relaciones muy sensibles a los vaivenes de la coyuntura
política y a las dinámicas internas en ambos países.
Los limitados intereses compartidos eran identificados
como una de las principales causas de la inestabilidad
de las relaciones. Históricamente, la debilidad de
intereses económicos y poblacionales españoles
durante el período colonial había hecho probablemente
menos traumático la retirada española del territorio
marroquí, pero también impidió que estos intereses
actuaran como elemento estabilizador en los momentos
de tensión entre España y Marruecos tras la
independencia. El diagnóstico era claro: la ausencia
de un tejido sólido de intereses compartidos contribuía
a que las relaciones fueran muy sensibles a las crisis
sectoriales que acababan contaminando el conjunto
63
de las relaciones. El tratamiento pasaba por la creación
de un “tejido de intereses multisectoriales” que actuaran
como amortiguador de las inevitables diferencias entre
países vecinos. La creación de este “colchón de
intereses” debía desempeñar una labor preventiva
“encapsulando” las crisis e impidiendo que afectaran
al conjunto de las relaciones. El desarrollo de la
interrelación económica debía ir acompañada de la
institucionalización de un diálogo político regular que
permitiera mantener cauces regulares de contacto
político con los que desactivar las potenciales crisis.
Además, la transformación de España en país de
inmigración y el asentamiento de un importante
colectivo de ciudadanos marroquíes había puesto en
contacto directo a sociedades que vivían de espaldas
una de la otra. El desarrollo de los contactos entre las
sociedades civiles y el combate de prejuicios y
estereotipos basados en el desconocimiento fueron
identificados como el tercer pilar sobre el que debía
1
basarse la renovada “vecindad hispano-marroquí” .
La década de los años noventa permitió avanzar
en esta dirección. La construcción del gasoducto
Magreb-Europa que transporta gas argelino a España
a través de Marruecos y la puesta en funcionamiento
de la interconexión eléctrica a través del Estrecho de
Gibraltar fueron dos de los grandes proyectos
ejecutados. La creación de instrumentos financieros
facilitó el desarrollo de los intercambios comerciales
y la llegada de cerca de 800 empresas españolas, la
mayor parte pymes pero pocas grandes como
Telefónica. España se consolidó como segundo socio
comercial de Marruecos. Pese a ello, en términos
absolutos, el comercio bilateral con Marruecos continúa
teniendo un peso limitado para España (el 0,9% en
2001). La balanza comercial es crónicamente deficitaria
para Marruecos lo que, en la práctica, significa que
Rabat no está recibiendo excedentes financieros con
los que financiar su desarrollo. El volumen de
inversiones, prácticamente inexistente antes de 1988,
creció de forma importante durante la década de los
noventa aunque sigue representando un porcentaje
reducido de la inversión directa global de España en
el exterior. Entre 1995 y 2000 las inversiones españolas
fueron de 415 millones de euros lo que situaba a
España como séptimo inversor en Marruecos. Aunque
este país es uno de los países prioritarios de la
cooperación al desarrollo española y la ayuda no
reembolsable ha aumentado el volumen de fondos
otorgados es, en términos globales, reducido. En
2001 la cooperación española destinó a Marruecos
44 millones de euros de los que 19,8 fueron destinados
al mantenimiento de los colegios e institutos españoles
en Marruecos.
En este contexto tuvo lugar la crisis 2001-2003 que
marca una ruptura con el período anterior confirmando
la fragilidad de unas relaciones bilaterales muy
sensibles a la coyuntura política y sobre las cuales el
“colchón de intereses” construido durante los años
noventa no actuó como un factor amortiguador efectivo.
La construcción de la vecindad dejó de estar en el
centro de una agenda bilateral que volvió a estar
dominada por los contenciosos. Únicamente los
intercambios comerciales no se vieron afectados por
la crisis y se incrementaron en cerca de un 20%. Al
desencadenar la crisis con la llamada a consultas de
su embajador en Madrid en octubre de 2001, Marruecos
64
retomó la iniciativa en las relaciones bilaterales
intentando introducir temas sobre los que el gobierno
español se negaba a dialogar. El fracaso de la
negociación pesquera Marruecos-Unión Europea en
abril de 2001 —cuestión con una limitada importancia
económica en términos globales pero con gran impacto
social en las Comunidades Autónomas de Andalucía
y Galicia— activó una espiral de interdependencias
negativas que contaminaron el conjunto de las
relaciones. Las diferencias sobre el control de la
inmigración ilegal, la indefinición de los espacios
marítimos en aguas susceptibles de disponer de
hidrocarburos y la posición española en la cuestión
del Sáhara Occidental alimentaron una crisis que
alcanzó su punto álgido con la ocupación marroquí
del islote Perejil en julio de 2002 y la retirada del
embajador español en Rabat. Reintroduciendo las
cuestiones territoriales en un momento en el que
Madrid y Londres negociaban una fórmula de cosoberanía para Gibraltar, Rabat mostraba el uso que
como elemento de presión pueden continuar teniendo
en el futuro las reivindicaciones territoriales sobre
2
Ceuta, Melilla .
En el ámbito político, la institucionalización del
diálogo bilateral se vio dificultada por los vaivenes de
las relaciones. El Tratado de Amistad, Buena Vecindad
y Cooperación no entró en vigor hasta 1995, tras un
laborioso proceso de ratificación. Las Reuniones de
Alto Nivel (RAN) que debían reunir anualmente a los
jefes de gobierno de ambos países no se celebraron
con la periodicidad prevista. El Comité Averroes,
integrado por representantes de la sociedad civil de
ambos países designados por los respectivos
ministerios de Asuntos Exteriores, no gozó de la
autonomía necesaria, mostrándose incapaz de
dinamizar los contactos entre las sociedades civiles
y paralizándose sus actividades cuando se
desencadenó la crisis 2001-2003.
La intensificación de las relaciones bilaterales
durante la década de los noventa favoreció el
mantenimiento de un discurso que tendía a minimizar
las diferencias que seguían salpicando las relaciones
bilaterales al tiempo que ponía el énfasis en el
importante desarrollo de los intercambios comerciales
y financieros. Estos avances, sin embargo, no se han
traducido en una reducción del escalón de prosperidad
3
entre ambos países , que sigue actuando como el
verdadero “efecto llamada” de los flujos migratorios
tema que continuará ocupando un papel central en la
agenda bilateral de los próximos años.
Hasta los años noventa, sin embargo, las cuestiones
migratorias no ocupaban un papel relevante en las
relaciones hispano-marroquíes limitándose a
planificación de la “Operación Tránsito”, denominada
a partir de 1990 “Operación Paso del Estrecho”,
organizada cada verano para facilitar el tránsito estival
de los trabajadores marroquíes por Europa hacia su
4
país de origen . Aunque el gobierno español promulgó
una restrictiva Ley de Extranjería en 1985 para
homologar su legislación a la de la Comunidad Europea
—que originó un amplio movimiento de protesta entre
los musulmanes de Melilla y Ceuta—, fue en mayo
de 1991 con el establecimiento del visado obligatorio
a los ciudadanos magrebíes, cuando los temas
migratorios comenzaron a adquirir una mayor
importancia en las relaciones bilaterales coincidiendo
con el proceso extraordinario de regularización de ese
mismo año que situó al colectivo marroquí como la
colonia inmigrante más numerosa. A partir de ese
momento la política española ha estado centrada en
el control de los flujos migratorios procedentes del
Magreb y ha prestado poca atención a las políticas
5
de integración . En ese sentido hay que enmarcar la
firma, en 1992, de un Acuerdo de Readmisión de
ilegales que Marruecos sólo comenzó a aplicar en
1996 pero excluyendo a los ciudadanos de terceros
países —fundamentalmente subsaharianos— si no
se demostraba que las pateras en las que viajaban
hubieran zarpado de Marruecos.
La aplicación parcial por parte de Marruecos de
este acuerdo ha sido un elemento de fricción recurrente
entre ambos gobiernos que alcanzó su punto más alto
durante el verano de 2001 con el cruce de reproches
mutuos sobre el control de la inmigración. La llegada
en un fin de semana de 800 inmigrantes ilegales a las
costas españolas provocó una dura reacción del
ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Piqué,
quien convocó al embajador de Marruecos para exigirle
un mayor control de sus fronteras y acabó acusando
a la policía marroquí, en una entrevista concedida al
diario El Mundo, de lucrarse con el tráfico de
inmigrantes. La respuesta llegó en una entrevista
concedida por Mohamed VI a Le Figaro en septiembre
de 2001, en la que el soberano marroquí reiteraba la
tradicional postura marroquí de que la responsabilidad
en el control de flujos era compartida y de que
Marruecos, al carecer de medios, necesitaba una
ayuda más decidida de la Unión Europea.
Durante su presidencia de la Unión Europea, el
gobierno español promovió en el Consejo Europeo de
Sevilla de junio de 2002 un endurecimiento de la
política migratoria de la UE preconizando, junto a
Londres, la imposición de sanciones a aquellos países
que no controlasen los flujos migratorios. La negativa
francesa y sueca limitó el alcance de la propuesta
española que en Rabat fue percibida como una sanción
dirigida hacia Marruecos en un momento de crisis
bilateral. La necesidad de luchar contra la inmigración
ilegal fue una de las razones invocadas por Marruecos
para justificar la ocupación del islote Perejil en julio de
2002. El final de la crisis, sellado en diciembre de 2003
con la celebración en Marrakech de una Reunión de
Alto Nivel, fue acompañado de una serie de acuerdos
en materia migratoria: ambos países firmaron un
acuerdo para la repatriación de los menores marroquíes
65
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
acogidos en España y acordaron la creación de
patrullas conjuntas de guardias civiles y gendarmes
marroquíes para luchar contra la inmigración ilegal,
fenómeno que preocupa de forma creciente a las
autoridades marroquíes que han visto cómo durante
la última década Marruecos se ha transformado en un
país de tránsito hacia Europa para las poblaciones del
sur del Sahara, lo que ha obligado a promulgar una
restrictiva ley de extranjería.
El asentamiento en España de una importante
comunidad inmigrante marroquí ha dotado a las
relaciones bilaterales de una dimensión humana de
la que hasta hace poco carecía. Aunque parezca
paradójico, los incidentes xenófobos contra la
comunidad marroquí residente en El Ejido en febrero
de 2000 no reforzaron la política de integración sino
que provocaron un endurecimiento de la política de
inmigración en un momento en el que los temas
migratorios se convirtieron en un arma arrojadiza entre
partidos políticos en torno a la reforma de la Ley de
Extranjería en las elecciones legislativas de aquel año.
Durante toda la década de los noventa, la
comunidad marroquí constituyó el colectivo extranjero
inmigrante más numeroso en España con 333.770
residentes legales a 31 de diciembre de 2003, un
20,28% del total de extranjeros. Esta cifra de residentes
legales contrasta con los datos del Padrón de 2003
que sitúa a los marroquíes como el segundo colectivo
con 378.979 empadronados —un 14,23% del total de
empadronados—, por detrás de los ecuatorianos con
390.297 —un 14,65%— confirmando la hipótesis de
que la política migratoria de los últimos gobiernos
españoles ha tendido, de forma encubierta, a primar
a los latinoamericanos en detrimento de los marroquíes
y magrebíes.
La presunta implicación de ciudadanos marroquíes
en los atentados del 11 de marzo de 2004 muestra
cómo hasta ahora el énfasis ha sido puesto en el
control de los flujos, descuidándose las políticas de
integración así como las vías e instrumentos con los
que fomentar un mayor conocimiento de Marruecos
y de los marroquíes en España, necesarios para
prevenir tanto eventuales brotes xenófobos como la
utilización de España como plataforma para acciones
de grupos terroristas trasnacionales en los que un
sector marginal de la inmigración marroquí pudiera
desempeñar un puesto clave.
1
Bernabé López García y Miguel Hernando de Larramendi, “Spain and North Africa:
Towards a ´Dynamic Stability’ en Richard Gillespie and Richard Youngs (eds.) The European
Union and Democracy Promotion: the case of North Africa, Frank Cass, Londres 2002,
pp. 170-191.
2
Véase Ana I. Planet y Miguel Hernando de Larramendi, “Maroc-Espagne: la crise de l’ilot
du Persil” en Afrique du Nord-Moyen Orient. Espace et conflits. Édition 2003, La
Documentation Française, París 2003, pp. 133-140.
3
Iñigo Moré, “El escalón económico entre vecinos. El caso España-Marruecos” ,
Documento del Real Instituto Elcano (14/2/2003),
4
Bernabé LÓPEZ GARCÍA (1993): “La inmigración en las relaciones hispano-magrebíes”
en Inmigración magrebí en España. El retorno de los moriscos, Mapfre, Madrid, pp. 4368.
5
Josep IBAÑEZ (1995): “La política exterior española ante la inmigración magrebí” en
Papers, nº 16, pp. 95-105.
66
Medios de comunicación y
relaciones bilaterales
España-Marruecos
Inmaculada Szmolka Vida
Los medios de comunicación juegan un papel muy
relevante en las relaciones entre España y Marruecos
por dos motivos principalmente: por la importancia
que las elites de los dos países, sobre todo marroquíes,
le otorgan a éstos; y por su capacidad de influir en la
opinión pública y, por tanto, de configurar la forma en
la que se percibe al país vecino y la relación bilateral
en sí.
En relación con lo primero, podemos poner como
ejemplo la retirada del embajador de Marruecos en
España el 23 de octubre de 2001. Una de las razones
alegadas por las autoridades rabatíes en la adopción
de esta decisión fue la actitud negativa de la prensa
española hacia el régimen político marroquí. Meses
antes, el mismo embajador de Marruecos en España,
Abdesalam Baraka, había publicado en el diario El
país una carta donde mostraba su extrañeza por el
interés inusitado de la prensa española por el Reino
alauí, se quejaba de las informaciones incorrectas
publicadas sobre las instituciones marroquíes y
expresaba su deseo de no recurrir a “un planteamiento
conflictivo nutrido por una lectura deformada de
relaciones sociales, económicas y políticas tan
1
complejas” (El país, 17 de abril) .
Habitualmente, Rabat suele criticar que la
información ofrecida por los medios de comunicación
españoles sobre su país sea escasa y poco profunda,
provocando la reproducción de estereotipos e imágenes
distorsionadas de Marruecos. Asimismo, acusa a la
prensa española de interferir en las relaciones
bilaterales y de trabajar al servicio del Gobierno. A
pesar de episodios lamentables como el de la filtración
a El mundo, por parte del entorno gubernamental, de
2
la estancia de Felipe González en Marruecos , no
podemos sostener esta teoría marroquí que niega la
independencia de los medios de comunicación en un
sistema político democrático como el español. No
obstante, es cierto que existe una relación mutuamente
interdependiente entre medios de comunicación y
poder político: los medios de comunicación se nutren
de fuentes de información oficiales y dan publicidad
a la actividad del Gobierno mientras que éste utiliza
a los medios como canal de comunicación.
En este último sentido y en el ámbito de las
relaciones hispano-marroquíes, hay que señalar que,
en ocasiones, los ejecutivos de los dos países han
utilizado a la prensa para hacer llegar a su homólogo
determinados mensajes, en una suerte de diplomacia
mediática, que a veces sustituye el diálogo político en
3
momentos de crisis . Igualmente, en tiempos de
normalidad política, los medios de comunicación
representan un instrumento de resonancia esencial
para poner de relieve la excelencia de las relaciones
bilaterales como sucede con ocasión de visitas o
reuniones gubernamentales de alto nivel. Por otra
parte, es lógico que la prensa de los dos países
defiendan los intereses nacionales lo que no supone
connivencia con el poder. De hecho, esto no ha sido
un impedimento para que algunos medios, tanto
españoles como marroquíes, hayan criticado la política
exterior de su Gobierno respecto a la relación hispanomarroquí, tal y como comprobamos en la crisis bilateral
de los últimos dos años.
Con respecto a la influencia de los medios de
comunicación sobre la opinión pública, éstos
constituyen uno de los elementos que configuran el
imaginario colectivo de la sociedad, aspecto éste muy
importante para entender las relaciones sociales entre
Marruecos y España. Los medios interpretan los hechos
que quieren contar, los trasmiten según el modo que
son percibidos por ellos -o como quieren que se
perciban- y éstos son interiorizados por los individuos
expuestos a sus informaciones y opiniones.
Dejando al margen las diferencias existentes entre
la prensa española y marroquí, hay que decir que la
información publicada respecto al país vecino es
ciertamente mejorable. Las noticias que suelen
acaparar la atención periodística se refieren
principalmente a los asuntos conflictivos de las
relaciones hispano-marroquíes, fundamentalmente,
los del Sáhara, Ceuta y Melilla, la agricultura, la
inmigración y, hasta hace muy poco tiempo, la pesca.
Por el contrario, prácticamente se ignoran otros temas
que vertebran nuestra relación mutua y que suponen
un nexo de unión y de encuentro entre los dos países
como puedan ser las relaciones económicas, culturales
o sociales. Que la prensa informe prioritariamente de
las tensiones hispano-marroquíes incide, sin duda, en
la construcción de una imagen social del otro país
centrada en el conflicto. En cuanto a la información
sobre la política interior, que es la que nos puede hacer
conocer la realidad del otro país, salvo procesos
políticos trascendentales en la vida política de un país
como son las elecciones o los relevos
gubernamentales, ésta tiene un carácter bastante
irregular y poco analítica y, suele estar siempre
centrada en los mismos aspectos: islamismo político
y Monarquía —en el caso de la prensa española
respecto a Marruecos—o terrorismo —en el caso de
la prensa marroquí respecto a España.
La crisis de Perejil de julio de 2002 ha tenido, sin
duda, consecuencias muy negativas en la imagen
periodística recíproca de España y Marruecos. El
conflicto de Perejil supuso la ocasión para remarcar
4
la identidad nacional propia en contra del “otro” .
Sorprendían las exaltaciones patrióticas y la acérrima
defensa de Perejil que hicieron los órganos de prensa
de uno y otro país, pese a las dudas más que
razonables sobre la soberanía de la isla y el
desconocimiento generalizado sobre su existencia
hasta entonces. No obstante, mientras que en
Marruecos la opinión de la prensa fue unánime
respecto a la marroquinidad de Perejil, en España
muchos periódicos reflejaron la incertidumbre sobre
su estatus jurídico, aunque ello no fuera óbice para
reprobar la ocupación marroquí.
En esos días, el ambiente dibujado por la prensa
de los dos países era prácticamente prebélico. En
España, los aspectos militares inundaron las páginas
de los periódicos, en donde se hacía ostentación del
aparato defensivo desplegado en la zona mientras
se ponía de manifiesto la inferioridad militar marroquí.
Asimismo, aparecieron en las páginas de los
periódicos de ambas orillas del Mediterráneo los
habituales temas conflictivos de las relaciones
67
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
hispano-marroquíes, especialmente, los del Sáhara
y Ceuta y Melilla. En la prensa de nuestro país, lo
más censurable fueron las visiones tópicas y
simplistas que se ofrecieron de Marruecos y de su
sistema político y, sobre todo, las posiciones
xenófobas y racistas que sostuvieron determinados
columnistas. Por otro lado, desde medios de
comunicación afines al Gobierno, se criticaron a otros
medios de comunicación, principalmente relacionados
con el grupo PRISA, por su defensa de una posición
gubernamental menos radical hacia Marruecos y por
su rechazo a la intervención militar española en
Perejil. El caso es que la beligerancia de algunos
medios de comunicación hacia Marruecos caló hondo
en la población española; así, un 33,5% de los
españoles valoraron “muy bien” y un 42,5% “bien”
la decisión del Gobierno de desalojar las tropas
marroquíes de Perejil (CIS, julio de 2002).
Ciertamente, las percepciones sociales es uno
de los capítulos que necesitan mejorar en las
relaciones hispano-marroquíes. Los medios de
comunicación tienen mucho que hacer en este
sentido. Son muy positivas iniciativas que se vienen
produciendo desde hace años como los encuentros
periódicos entre asociaciones de periodistas de
ambos lados del Estrecho u otras como el grupo de
trabajo sobre medios de comunicación y cultura
existente en el politizado Comité Averroes o la reciente
creación, tras al crisis, de otro grupo de trabajo para
profundizar en las relaciones de la sociedad civil de
España y Marruecos y mejorar su percepción
recíproca. No obstante, no podemos imputar
exclusivamente a los medios de comunicación la
responsabilidad de cambiar imágenes y estereotipos
sociales. Las elites políticas e intelectuales de los
dos países, a través de la educación y la cultura,
tienen también que asumir su compromiso con la
sociedad de Marruecos y España.
1
La razón de ello era que la prensa española había comenzado a poner de relieve la
ausencia de reformas políticas significativas en Marruecos, después de haber apoyado
a Mohamed VI tras su subida al trono en julio de 1999.
2
El 25 de febrero de 2002, el periódico español El mundo informaba de una supuesta
reunión secreta de González con el primer ministro marroquí Yusufi y con el rey
Mohamed VI en Marruecos. Se trató de una filtración interesada al diario por parte del
entorno gubernamental que buscaba, no contaminar más las maltrechas relaciones
hispano-marroquíes, sino criticar a la oposición socialista tachándola de deslealtad.
Posteriormente, se demostraría que era una falsa información suministrada a los
servicios de inteligencia y que Felipe González no se entrevistó con ningún dirigente
marroquí durante su estancia privada en Marruecos. Este incidente fue utilizado por
el Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores y de la Comunicación para criticar a “cierta
prensa en España que da prueba de falta de profesionalidad cuando se trata de
Marruecos y de las relaciones bilaterales hispano-marroquíes” (Comunicado del
Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Comunicación, nº 227, 2/2/2002).
3
Un ejemplo de ello lo tenemos frecuentemente en el tema de la inmigración donde el
anterior Gobierno español solía utilizar a la prensa para criticar la política de control
de fronteras de Marruecos y, asimismo, Marruecos utilizaba el mismo cauce para
defenderse. Así, por ejemplo, en una entrevista en El mundo, poco después de la
ruptura de las negociaciones para renovar el tratado de pesca entre la UE y Marruecos,
el ministro de Exteriores, Josep Piqué, vinculaba a las fuerzas de seguridad marroquíes
con el tráfico de estupefacientes y de inmigrantes. Las declaraciones de Piqué provocarían
la cancelación de la visita a España del secretario de Estado de Asuntos Exteriores,
Taieb Fasi Fihri, en la que se debía fijar la fecha de la sexta reunión de alto nivel entre
España y Marruecos. La respuesta oficial marroquí a Piqué vino también del más alto
nivel y del ámbito mediático. El propio Mohamed VI, en una entrevista al diario francés
Le Figaro (4/9/2001), denunció que las principales mafias de tráfico de seres humanos
se encontraban en España y no en Marruecos, una forma de hacer creer en la
responsabilidad e ineficacia gubernamental y policial españolas en el control de este
negocio ilícito.
4
Sin embargo, en su cobertura informativa, los medios de comunicación de ambos
lados del Estrecho también son capaces de las mayores muestras de solidaridad, tal
y como pudimos ver recientemente con motivo del terremoto de Alhucemas o de los
atentados de Madrid.
68
El desarrollo de los intercambios
económicos entre España y el
Magreb desde la segunda
mitad de los noventa
Iván Martín
La segunda mitad de los noventa ha supuesto
ciertamente la consolidación e intensificación de los
intercambios económicos hispano-magrebíes tanto
desde un punto de vista institucional como en volumen.
Institucionalmente, se ha definido un marco jurídico
estable que en principio pretende garantizar las
relaciones fluidas propias de socios preferenciales y
estratégicos.
Los instrumentos han sido los Tratados de Amistad,
Buena Vecindad y Cooperación firmados con
Marruecos (julio de 1991), Túnez (octubre de 1995) y
Argelia (octubre de 2002), concretados mediante los
Acuerdos Marco de Cooperación Económica y
Financiera de 1988 con Marruecos, de 1991 con Túnez
y de julio de 2000 con Argelia, y los sucesivos
Protocolos de Cooperación Financiera.
Con Marruecos, las últimas dos renovaciones del
Acuerdo se han producido en 1996 (hasta diciembre
de 2001), con una línea de créditos FAD por valor de
900 millones de €, que expiró habiéndose utilizado
efectivamente menos de la mitad) y de nuevo en
diciembre de 2003 (hasta 2007), por importe de 300
millones de €. En el caso de Túnez, el firmado en
junio de 1997 y renovado en septiembre de 2001
(pendiente de renovación desde septiembre de 2003,
con una línea de créditos FAD de 105 millones de €.
Con Argelia, renovado por última vez en octubre de
2002 por dos años (por un montante de 100 millones
de € de créditos FAD). A todo esto hay que sumar los
Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de
Inversiones y los Convenios para evitar la Doble
Imposición y otros acuerdos sectoriales.
EXPORTACIONES ESPAÑA-MAGREB
(MILLONES DE €)
Sin embargo, a falta de una dinámica de integración
magrebí que España tampoco ha sabido impulsar,
durante todo este período las relaciones entre España
y sus países vecinos del Sur no han superado el marco
estrictamente bilateral, por lo que deben analizarse
para cada uno de los tres países por separado. Ni
siquiera iniciativas multilaterales como la Asociación
Euromediterránea –los tres países han firmado
Acuerdos de Asociación con la UE- o el diálogo político
5+5 han servido para crear los cimientos de un auténtico
espacio económico hispanomagrebí que podría
beneficiar tanto al desarrollo de estos países como al
1
propio crecimiento de la economía española .
IMPORTACIONES ESPAÑA-MAGREB
(MILLONES DE €)
En cuanto a la intensidad de los intercambios
económicos propiamente dichos, predomina sobre
todo el comercio bilateral, que ha mostrado una
tendencia sostenida a aumentar desde 1995, hasta el
punto de que el volumen total de comercio
(importaciones más exportaciones) prácticamente se
ha triplicado (pasando de algo menos de 3.000 a más
de 8.000 millones € en 2003), aunque la mitad de
ese incremento en términos absolutos corresponde a
las importaciones de hidrocarburos de Argelia.
En cualquier caso, los tres países del Magreb
central importan ya más que los trece países de
Sudamérica juntos, y las exportaciones a la región
presentan tasas de crecimiento anual acumulado
superiores al 15% (se han más que duplicado en los
casos de Marruecos y Túnez), salvo en el caso de
Argelia, en el que prácticamente se han estancado
2
(véase el gráfico ).
En cuanto a las importaciones (véase el Gráfico),
también han mostrado un fuerte dinamismo,
duplicándose a lo largo del período 1995-2003 en el
caso de Túnez y triplicándose en el de Marruecos.
Mención aparte merece el crecimiento de las
importaciones de petróleo y gas de Argelia, que
prácticamente se han cuadruplicado en ese período,
especialmente a partir del año 2000, y que por sí solas
suponen desde entonces, con un nivel ligeramente
superior a los 3.000 millones € anuales, el 40% de
los intercambios comerciales hispano-magrebíes
totales.
Como consecuencia de ello, el saldo comercial
presenta una evolución claramente diferenciada por
países. Mientras que en el caso de Marruecos y Túnez
se ha consolidado en los últimos cinco años un
superávit comercial anual favorable a España próximo a los 400 millones de dólares, en el caso de Argelia se ha incrementado sustancialmente, hasta situarse en niveles consistentes de déficit por encima
de los 2.000 millones de € (ver el gráfico).
En términos relativos, estas cifras han supuesto
que el Magreb haya ganado algo de peso en el
comercio exterior español, aunque siga siendo un
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
tanto marginal (entre 1996 y 2003, las exportaciones
han pasado del 1,80% al 2,30% de las exportaciones
españolas totales y las importaciones del 1,65% al
2,57) y que España haya ganado algo de peso en el
comercio exterior magrebí, pasando del 6,4% al 11,7
como cliente de los tres países magrebíes y del 7,0
al 8,1% como proveedor. Esto le ha permitido desplazar
a Estados Unidos y a Alemania, respectivamente,
como tercer socio comercial de la región, por detrás
de Francia e Italia. La importancia comercial de esta
región para España radica, sin embargo, en su
proximidad geográfica, su potencial y su dinamismo,
pues los tres países del Magreb se han convertido,
en su conjunto, en los socios comerciales más
importantes de España fuera de los países
desarrollados de la OCDE y se encuentran entre los
países cuya demanda de productos españoles está
aumentando más rápidamente.
BALANZA COMERCIAL ESPAÑA-MAGREB
(MILLONES DE €)
Mención aparte merecen los flujos de contrabando
de bienes de consumo desde España a la región,
especialmente Marruecos y Argelia (por no mencionar
el tráfico de drogas desde el norte de Marruecos a
Europea a través de la Península). Aunque su volumen
resulta por definición sumamente difícil de determinar,
sólo para el comercio no registrado desde España a
Marruecos la Cámara de Comercio Americana en
Marruecos ha estimado una cifra de más de 1.400
3
millones de € anuales , casi igual al de las
exportaciones oficiales. Las exportaciones incontroladas
desde Alicante y Barcelona a Argelia también tienen
una magnitud apreciable. Esto significa que la balanza
comercial global con el Magreb podría estar en realidad
casi equilibrada, con Marruecos soportando un déficit
comercial real de cerca de 2.000 millones de € que
prácticamente compensaría el déficit inducido para
España por las importaciones de hidrocarburos
argelinos.
Frente a estas cifras, el volumen de los demás
flujos económicos palidece, si se exceptúa el ingente
volumen de las remesas de emigrantes. Con la
excepción de operaciones muy puntuales (en particular,
la adquisición de la segunda licencia de telefonía móvil
por Meditel, una empresa participada por Telefónica
en 1999 y la compra del monopolio de tabacos por
parte de Altadis en 2002, en ambos casos en
Marruecos), las inversiones directas de empresas
españolas en la región han sido bastante modestas.
69
El volumen total acumulado de inversiones brutas
entre 1995 y 2002 no ha llegado a los 600 millones
de € -las inversiones netas podrían no superar
demasiado la mitad de esa cifra-, de los cuales más
del 90% se han concentrado en Marruecos (donde
España es desde 1997 el segundo o tercer inversor
extranjero, aunque con una cuota media de tan sólo
el 6%). En total, las inversiones en el Magreb han
supuesto el 0,31% de las inversiones directas en el
4
extranjero de las empresas españolas . Esto contrasta
co n la f u e r t e a p u e st a p o r lo s me r c a d o s
latinoamericanos de las grandes empresas españolas,
que entre 1994 y 1999 invirtieron cerca de 60.000
millones de € en la región.
A pesar del parón de la cooperación con Marruecos
entre 2001 y 2003, desde 1995 hasta 2002 España
ha desembolsado a los países del Norte de África,
incluido Egipto, un volumen de ayuda bilateral neta
(es decir, una vez descontados los reembolsos de
créditos del Fondo de Ayuda al Desarrollo para la
compra de productos españoles), tanto reembolsable
como no reembolsable, de 434,34 millones de €, un
6,55% de su ayuda oficial total durante ese período.
Este porcentaje había alcanzado un máximo del 11,5%
5
en 1998, para caer después a menos de la mitad . El
6
Plan Director de la Cooperación Española 2001-2004
asignó un total de 258,43 millones de € de ayuda
reembolsable y no reembolsable para la región durante
esos cuatro años (el 7,6% de la ayuda oficial al
desarrollo española, menos de una quinta parte que
a Iberoamérica y menos incluso que a los países del
Este de Europa, y sólo ligeramente por encima de los
países del Sudeste de Asia y China).
En cuanto al stock de deuda oficial bilateral
acumulada —créditos FAD pendientes de reembolso
y créditos comerciales impagados asumidos por la
Compañía Española de Seguros de Crédito a la
Exportación, básicamente—, a lo largo de ese período
ha reducido tanto mediante la amortización de los
créditos—especialmente en el caso de Argelia— como
en virtud de los sucesivos programas de conversión
de deuda externa por inversiones con un cierto
descuento. Con Marruecos, por importe de 37,56
millones € en 1996, 27,80 en 1997 y 45,2 en 2000,
además de un programa recientemente aprobado por
importe de 90 millones de € más en 2003, con lo que
se alcanza un nivel próximo al tope del 30% de la
deuda total fijado por el Club de París. Con Argelia,
por importe de 40 millones de $ en 2002, ampliado a
entre 50 y 100 millones de € en noviembre de 2003
sobre una deuda total cercana a los 1.500 millones
de €). Además, entre 1997 y 2000 se condonaron a
Marruecos deudas de principal e intereses por un
importe total de 36,12 millones de €. de deuda bilateral
condonados en 2004.
Por último, en cuanto a la financiación privada, en
realidad el volumen de deuda viva de la banca privada
española en los tres países del Magreb central se
redujo considerablemente entre 1995 y 1998, con una
caída de más del 50% de 2.139 millones $ a 927
millones de $. Ello significa que la amortización de
créditos privados durante ese período sobrepasó
ampliamente la concesión de nuevos créditos, creando
un flujo financiero inverso de los países magrebíes
hacia España de más de 1.200 millones de $ en tres
años, que supera netamente la suma total de ayuda
70
al desarrollo e inversión extranjera procedente de
España. Prácticamente se ha estancado desde
entonces, con una ligera tendencia a la baja (en el
segundo trimestre de 2003 eran de 791 millones de
7
$) , lo que pone de manifiesto la falta de compromiso
de la banca española con esta región.
Si se valoran estos datos sobre el contenido de las
relaciones económicas hispano-magrebíes a la luz del
aumento espectacular de los flujos migratorios
procedentes de la región durante la última década,
cabe mencionar tres rasgos sobresalientes. En primer
lugar, la paradójica marginalidad de los países del
Magreb en el conjunto de las relaciones económicas
internacionales españolas (salvo en el caso de las
importaciones energéticas argelinas), paradójico en
el caso de unos países tan próximos geográficamente
y en los que se juegan retos tan importantes para el
futuro de nuestro país como la presión inmigratoria,
la competitividad internacional y la estabilidad de
nuestro entorno geoestratégico.
Por otro lado, el creciente protagonismo de la Unión
Europea en la negociación y la dinámica de esas
relaciones económicas, notablemente en los sectores
de la agricultura (en especial, por lo que respecta a
los contingentes de importación de cítricos y tomates
de Marruecos, que compiten directamente con los
productos españoles en los mercados europeos) y la
8
pesca y en la definición de la política comercial,
ámbitos especialmente sensibles para España que
son objeto de sendas políticas comunes en el marco
de las cuales la capacidad de decisión se ha transferido
a las instituciones comunitarias. La importancia de los
Acuerdos Euromediterráneos de Asociación como
marco regulador de esas relaciones y de los Fondos
MEDA como principal vía de canalización de recursos
de cooperación al desarrollo difícilmente puede
exagerarse, y la propia política de inmigración está
cada vez más comunitarizada.
Esa evolución pone de relieve la creciente
importancia que deberían tener para España sus
intereses estratégicos en el Magreb a la hora de definir
sus posiciones en el seno de las instituciones
comunitarias, especialmente de cara a la definición
de la nueva Política de Vecindad planteada para
reforzar las relaciones entre la UE y su periferia
9
inmediata, incluido el Magreb .
Finalmente, la otra característica destacada es el
hecho de que, a pesar de su intensificación, la
naturaleza de las relaciones bilaterales sigue
respondiendo a un patrón clásico de relaciones NorteSur, en el que los países menos desarrollados
proporcionan mercados para los bienes de consumo
y de equipo de los países desarrollados y suministran,
a cambio, materias primas y recursos naturales
(hidrocarburos argelinos, fosfatos y productos
pesqueros marroquíes, principalmente), así como
mano de obra, ya sea a través de la emigración, ya a
través de la deslocalización de actividades industriales
intensivas en mano de obra (en el caso de Túnez y
Marruecos, en el sector textil principalmente, y
crecientemente en la industria de componentes para
automóviles), reforzando la dependencia comercial y
financiera.
En el caso de España y el Magreb, el escaso
volumen de inversiones directas y la exigua inversión
en ayuda y financiación oficial son otras tantas rémoras
a la creación de un auténtico espacio económico
hispano-magrebí, lo que se traduce en el creciente
protagonismo de los inmigrantes y las remesas que
envían a sus países de origen como eje vertebrador
de esas relaciones económicas y en la persistencia e incluso incremento- de un abismal diferencial de
renta per cápita entre el Norte y el Sur del Estrecho
de Gibraltar que, en última instancia, contribuye a
perpetuar la presión migratoria (véanse los gráficos
adjuntos sobre evolución de las remesas de inmigrantes
y el escalón de renta entre España y Marruecos).
1
Véase MARTIN, I. (2002), “Los costes del no Magreb”, boletín confidencial Magreb
Negocios, pp. 1 y 4, diciembre de 2002.
2
Todos los datos utilizados para la elaboración de los gráficos están extraídos de las
series estadísticas 1995-2002 de comercio exterior de España por áreas y por países
facilitadas por la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo a partir de datos de la D.G.
de Aduanas (los datos de 2001 y 2002 no son definitivos:
http://www.mcx.es/Polcomer/Estudios/Documen/estadist/Histareasypaises.xls.
3
Véase.http://www.amcham-morocco.com/downloads/rapcontrapub.pdf.
4
Sobre este tema, véase CLAVER E., QUER, D. y MOLINA, H.F. (2002), “La estrategia
inversora de las empresas españolas en el Magreb: factores determinantes y rasgos
distintivos”, en Información Comercial Española nº 802, octubre de 2002, pp. 57-81.
5
Seguimiento PACI 2002, Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para
Iberoamérica, Oficina de Planificación y Evaluación, Madrid, 2002, p. 67
(http://www.aeci.es/ope/index.htm).
6
Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, 24.11.2000
(http:// www.aeci.es/ ope/ Planificacion/ PlanDirector.pdf).
7
Véanse las series históricas de activos internacionales (foreign claims) de la banca
privada compilados por el Banco de Pagos Internacionales de Basilea: http:// www.bis.org/
publ/ hcsv0310/ hanx9b_es.csv.
8
Sobre este tema, véase JORDAN GALDUF, J.M. (2000), “La competencia del norte de
África en agricultura y pesca”, en Donoso, V. y Abad, C. (dirs.): Claves de la Economía
Mundial, pp. 666-668, ICEX/ICEI.
9
Véase MARTIN, I. (2003): “La nueva Política de Vecindad de la Unión Europea: ¿una
oportunidad para relanzar las relaciones España-Marruecos?”, ARI nº 137/2003, 20.11.2003,
Real Instituto Elcano, http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/365.asp.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
EL Magreb compra en España más
que toda Sudamérica y
Centroamérica sumadas
Iñigo Moré
Entre enero y septiembre de 2003 (últimos datos
disponibles) los cinco países del Magreb compraron
en España nada menos que 2.461 millones €. Esta
cifra es superior a los 2.278 millones € que compraron
en España los 20 países que componen Mercosur,
toda Sudamérica y toda Centroamérica sumada. Se
podría discutir que zona es más importante, pero no
cual importa más.
Este hito sucede al de 2001. Ese año, las compras
en España del Magreb superaron por primera vez a
las de Mercosur. En 2002 las modestas economías
del Magreb ya compraron más en España que los 13
países de toda Sudamérica (al sur de Panamá). En
los primeros nueve meses de 2003, las compras a
España del Magreb ya superaban las realizadas por
toda Sudamérica y Centroamérica sumadas, lo que
incluye una población combinada de más de 350
millones.
Se podría pensar que este hito solo tiene
importancia estadística. No obstante, hay muchos
empresarios ahora más o menos escaldados en
América a los que les hubiera gustado tener la
advertencia de que esto podía llegar a ocurrir.¿Por
qué ocurre esto?
ESPAÑA VENDE MÁS EN EL MAGREB. EXPORTACIÓN
ANUAL DE ESPAÑA AL MAGREB, MERCOSUR,
SUDAMÉRICA Y CENTROAMÉRICA
(EN MILLONES DE €, HASTA SEPTIEMBRE DE 2003)
Para empezar, hay que señalar que el mercado
del Magreb es muy inferior al de América. Mientras el
PIB sumado de los cinco países del Magreb ascendió
en 2002 a 135.008 millones $, el de los 20 países al
sur de México sumó ese año siete veces más, 975.221
millones $. Mientras el Magreb tiene 79 millones de
habitantes, esos veinte países suman 350 millones.
Desde luego, con el Magreb hay una notable distancia
cultural que en principio dificulta más la tarea. América,
al contrario, tiene vínculos culturales que la unen
España. Es cierto que la zona lleva un par de años
deprimida por una severa crisis, pero esto no ha
desembocado en incidentes militares como los
ocurridos con el Magreb.
71
Esta lista de razones parece dar ventaja a América,
pero la estadística otorga las palmas al Magreb. Esta
zona, a pesar de sus aparentes carencias, tiene algo
que resulta mucho más relevante para el comercio:
está cerca. O lo que es igual, el transporte es ágil y
barato, las necesidades derivadas de factores
geográficos como el clima son similares, incluso el
conocimiento de marcas y productos se extiende como
una mancha de aceite. Esto dota de una intensa
competitividad a las empresas españolas en el Magreb.
Esa misma distancia se la resta en el caso de
Iberoamérica.
El caso de Portugal también ejemplifica esta
importancia comercial de la cercanía. En 2002 este
modesto país compró a España casi el doble que toda
Iberoamérica (incluido Méjico) y en los primeros nueve
meses de 2003 ya ha comprado más que América
completa. Es decir, un pequeño país de 10 mill. de
habitantes compra más a España que un continente
que supone el 40% del PIB mundial y que tiene a
cuatro países entre las principales economías del
mundo con EEUU (1º, según el ranking del Banco
Mundial para 2002), Canadá (8º), México (10º) y Brasil
(13º).
En resumen, mientras estén cerca de España,
siempre será más fácil vender en Portugal o el Magreb
que en Iberoamérica. O dicho de otro modo, el futuro
crecimiento de sus economías se traducirá en más
ventas españolas. En Iberoamérica, este futuro
crecimiento también generará más importaciones, otra
cosa es que existan elementos estructurales que
favorezcan a las españolas.
El segundo rasgo significativo del comercio entre
España y el Magreb es su crecimiento. En los primeros
nueve meses de 2003, las empresas españolas han
vendido más al Magreb que en todo el año 2000 (2.461
millones €. frente a 2.445 €). Puede parecer una
progresión excepcional, pero esto viene siendo la
regla. El año 2003 terminará con una exportación al
Magreb que multiplicará por 2,3 la de 1997 (3.300
millones €. frente a 1.460 €). Esto supone un
crecimiento medio anual (a interés compuesto) en los
últimos seis ejercicios del 15%.
Como se puede apreciar en el gráfico, el incremento
ha sido muy constante a lo largo de los 69 meses que
hay entre Dic-97 y Sep-03. De éstos meses, sólo ha
habido diez en que las ventas al Magreb fueran
menores que las del mismo mes del año anterior. De
ellos, cinco están en el principio del 99, coincidiendo
con el ajuste del mercado argelino.
Cabe preguntarse si estas cifras se mantendrán
en el futuro. Y para ello, hay que analizar por qué
crecieron en el pasado, y determinar si esas causas
se mantendrán. La principal causa de este intenso
crecimiento es, en nuestra opinión, la incipiente
liberalización de algunos países de la zona. Esta
reforma permite actuar a las fuerzas del mercado,
liberando el comercio de atavismos políticos. Túnez
y Marruecos, los dos países más pobres del Magreb
(en términos absolutos y per cápita), pero más
liberalizados, son los que han aportado casi todo este
crecimiento. Mientras que los más ricos, Libia y Argelia,
pero más centralizados, crecen menos.
El mercado estrella en la zona ha sido Marruecos,
donde las ventas de las empresas españolas han
tenido un crecimiento medio del 20% anual, pasando
72
de 647 millones € en 1997 a 1.846 € en Sep-03
(anualizados). Según el Office des Changes, España
aportó el 8% de sus compras en 1996. En 2002 esa
cuota creció hasta el 12%. Túnez creció más, una
media del 24,4%, pero su punto de partida de 1997
solo eran 142 millones € y la cifra de septiembre de
2003, 520 milllones €, una fracción de la marroquí.
ESPAÑA VENDE. EXPORTACIÓN ESPAÑOLA AL MAGREB
ANUALIZADA (MILLONES DE €, DICIEMBRE 1997SEPTIEMBRE 2003)
Así, Marruecos y Túnez ganan peso en el comercio
con Magreb. En 1997 Marruecos representaba el 44%
de las ventas españolas al Magreb y Túnez el 10%.
En los nueve primeros meses de 2003 han crecido
respectivamente hasta el 57% y el 16%. Al contrario
Argelia y Libia pierden peso cayendo desde el 36% y
10% hasta el 23% y 4% de 2003.
Desde esta perspectiva, la previsión comercial para
los próximos seis años está ligada a la liberalización
de la zona, donde todos los países aún tienen recorrido;
más en Libia y Argelia. Estos dos países solo han
iniciado su liberalización en los últimos dos años y
también es donde más crecen las ventas, pero solo
entre Septiembre 2001 y Septiembre 2003: un 42%
en Libia y un 36% en Argelia.
La frontera se agudiza
Iñigo Moré
Marruecos no es un país pobre. La última
clasificación del Banco Mundial lo considera
exactamente el 128º más rico de 206 países que
1
componen su ranking de GNI per cápita de 2002.
RANKING MUNDIAL DE ESCALÓN ECONÓMICO
ENTRE VECINOS
Esto significa que cada uno de sus habitantes
produce al año trece veces más que los de algún país
africano verdaderamente pobre, como el Congo.
Tampoco la economía española está entre las más
potentes del mundo. Su GNI per cápita divide por tres
el de Luxemburgo. Pero la diferencia entre la economía
española y la marroquí, siempre medida por su GNI
2
per Capita, es de 12,1 . Esto significa que hay tanta
diferencia entre lo que produce al año cada español
y cada marroquí, como la que hay entre un marroquí
y un congolés.
PIB PER CÁPITA EN $ DE ESPAÑA Y MARRUECOS
Pudiera parecer que esta diferencia no es muy
acusada. Al fin y al cabo el país más rico del mundo,
Luxemburgo, multiplica más de 430 veces al más
72
de 647 millones € en 1997 a 1.846 € en Sep-03
(anualizados). Según el Office des Changes, España
aportó el 8% de sus compras en 1996. En 2002 esa
cuota creció hasta el 12%. Túnez creció más, una
media del 24,4%, pero su punto de partida de 1997
solo eran 142 millones € y la cifra de septiembre de
2003, 520 milllones €, una fracción de la marroquí.
ESPAÑA VENDE. EXPORTACIÓN ESPAÑOLA AL MAGREB
ANUALIZADA (MILLONES DE €, DICIEMBRE 1997SEPTIEMBRE 2003)
Así, Marruecos y Túnez ganan peso en el comercio
con Magreb. En 1997 Marruecos representaba el 44%
de las ventas españolas al Magreb y Túnez el 10%.
En los nueve primeros meses de 2003 han crecido
respectivamente hasta el 57% y el 16%. Al contrario
Argelia y Libia pierden peso cayendo desde el 36% y
10% hasta el 23% y 4% de 2003.
Desde esta perspectiva, la previsión comercial para
los próximos seis años está ligada a la liberalización
de la zona, donde todos los países aún tienen recorrido;
más en Libia y Argelia. Estos dos países solo han
iniciado su liberalización en los últimos dos años y
también es donde más crecen las ventas, pero solo
entre Septiembre 2001 y Septiembre 2003: un 42%
en Libia y un 36% en Argelia.
La frontera se agudiza
Iñigo Moré
Marruecos no es un país pobre. La última
clasificación del Banco Mundial lo considera
exactamente el 128º más rico de 206 países que
1
componen su ranking de GNI per cápita de 2002.
RANKING MUNDIAL DE ESCALÓN ECONÓMICO
ENTRE VECINOS
Esto significa que cada uno de sus habitantes
produce al año trece veces más que los de algún país
africano verdaderamente pobre, como el Congo.
Tampoco la economía española está entre las más
potentes del mundo. Su GNI per cápita divide por tres
el de Luxemburgo. Pero la diferencia entre la economía
española y la marroquí, siempre medida por su GNI
2
per Capita, es de 12,1 . Esto significa que hay tanta
diferencia entre lo que produce al año cada español
y cada marroquí, como la que hay entre un marroquí
y un congolés.
PIB PER CÁPITA EN $ DE ESPAÑA Y MARRUECOS
Pudiera parecer que esta diferencia no es muy
acusada. Al fin y al cabo el país más rico del mundo,
Luxemburgo, multiplica más de 430 veces al más
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
pobre, el Congo. Pero no hay que olvidar que
Luxemburgo está a casi diez mil kilómetros del Congo,
mientras España y Marruecos son países vecinos,
con dos fronteras terrestres.
Sería más justo reducir la comparación global a
países vecinos. Así, podemos comprobar que el escalón
económico entre España y Marruecos está entre los
diez más agudos del mundo. La frontera entre España
y Marruecos es la más desigual en términos
económicos de cualquier país de la UE o de cualquier
país de la OCDE, que reúne a los principales países
desarrollados del mundo. Por ejemplo, EEUU sólo
multiplica por seis a México, cuando se percibe la
frontera del Rio Grande como extremadamente
desigual.
ESCALÓN ESPAÑA-MARRUECOS
73
Desde un punto de vista teórico, por tanto, la gráfica
de esa relación sería una curva ascendente. Eso
parece sugerir el gráfico adjunto donde comparan los
datos sobre la llegada anual de emigrantes marroquíes
a España con el escalón.
La influencia de esa desigualdad económica no se
para en la emigración. También está detrás de otros
fenómenos como el contrabando o la legítima ambición
marroquí de crear un sector pesquero propio. No es
extraño que el escalón aparezca reflejado en la
incomodidad que expresa una parte de la opinión
pública española y sus políticos frente a Marruecos,
considerándolo un vecino indeseable, cuando en
realidad solo es pobre y, comparativamente, poco
desarrollado. Algo que también está detrás de la timidez
de los inversores españoles, que dudan al colocar sus
capitales en ese país.
ESCALÓN ESPAÑA-MARRUECOS VS. INMIGRANTES
MARROQUÍES EN ESPAÑA (EN MILES)
Aproximadamente, las dimensiones totales de la
economía marroquí vienen a ser las de Galicia, con
la diferencia de que Galicia apenas tiene 3 millones
de habitantes y Marruecos casi llega a 30 millones.
Es decir, menos de tres millones de gallegos producen
cada año tanto como casi 30 millones de marroquíes.
Pero esto no siempre fue así. En 1970 la economía
española sólo multiplicaba a la marroquí por 4. Esto
significa que en los últimos 30 años España se ha
enriquecido de forma más rápida que Marruecos. Y a
esa misma velocidad han aparecido problemas que
hasta hace relativamente poco no existían. Desde
luego el principal es la emigración, que también se
alimenta de motivos sociales, culturales o de otro tipo.
Pero las expectativas económicas son el motivo
fundamental de la emigración. Y estas expectativas
se derivan de lo que los marroquíes tienen en su país
y lo que esperan encontrar en otra parte. Esa diferencia
entre la realidad que ellos perciben, y la que esperan
encontrar en España, encuentra su expresión más
objetiva en el escalón.
Queda por analizar la dinámica de la relación entre
escalón y emigración, pero parece obvio que si
Marruecos fuera más rico que España no vendrían
emigrantes, si acaso turistas. Y que cuanto mayor sea
la riqueza comparativa de España también mayor
atracción ejercerá la idea de emigrar sobre Marruecos.
En resumen, el rasgo más sobresaliente a nivel
global de las relaciones hispano-marroquíes es el
escalón económico. Curiosamente, este escalón no
aparece como tal en el catálogo de problemas hispanomarroquíes, pero es el principal factor común a muchos
de ellos.
Por supuesto, esto no significa que Marruecos no
sea un mercado de gran interés. Hoy el Magreb en
conjunto compra en España más que toda Sudamérica
y Centroamérica sumadas, siendo Marruecos el
principal mercado magrebí. Tampoco significa que
carezca de expectativas hacia el futuro. Bastaría con
que en los próximos 20 años lo haga la mitad de bien
que España en los 20 anteriores para convertirse en
uno de los principales ejes de desarrollo de la economía
española vía exportaciones.
Pero hoy la diferencia es tan acusada que España
va a tener que poner cosas de su parte. Por esa razón
hay que saludar las recientes iniciativas bilaterales,
que van dirigidas a resolver ese problema. Las líneas
de crédito concedidas por España, los proyectos de
infraestructuras comunes como el túnel bajo Gibraltar
74
o el enlace eléctrico, la contratación ordenada de
trabajadores marroquíes en España. Todo ello son
elementos que contribuirán a reducir ese escalón.
1
El indicador más popular de una economía es el PIB (GDP en sus siglas inglesas), pero
aquí utilizamos el GNI (Ingreso Nacional Bruto, que es equivalente, aunque no igual al
Producto Nacional Bruto, o PNB). Todos estos indicadores miden lo mismo, producción
de bienes y servicios finales, con la diferencia de que el PIB/GDP solo considera la
producción interna de cada país, mientras que el PNB/GNI abarca lo realizado por sus
nacionales también en el exterior al país en cuestión. Si en este mundo globalizado la
economía tiende a ignorar las fronteras políticas, también parece sensato que la forma
de medirla sobrepase las fronteras nacionales. En todo caso, la posición de cada país
en el ranking de PIB es muy similar a la que ocupa en el ranking de GNI. Si utilizo esta
última magnitud es porque el banco mundial ofrece periódicamente un excelente ranking
mundial de GNI en términos per capita medida tanto en términos nominales como el
términos PPP, disponible en en http://www.worldbank.org/data/quickreference/quickref.html
2
El escalón económico entre vecinos. El caso España-Marruecos, Iñigo Moré, Real Instituto
Elcano, 2003
http://www.realinstitutoelcano.org/documentos/44.asp
La Cooperación española para el
Desarrollo en Marruecos
Arancha Castejón Silvo
En este artículo se analiza brevemente la
cooperación española en Marruecos, sus motivaciones,
los principales actores e instrumentos de esta
cooperación y las prioridades geográficas y sectoriales.
Finalmente se hace una reflexión sobre los desafíos
y problemas estructurales que debe afrontar en el
futuro inmediato.
Importancia de la cooperación
española en Marruecos
Marruecos es y está llamado a seguir siendo un
país prioritario para la cooperación española para el
1
desarrollo . Es el principal destinatario de los fondos
de Ayuda Oficial española para el Desarrollo (AOD)
en el Norte de África y Oriente Medio y uno de los
cinco países que mayor volumen de AOD ha recibido
en los últimos años.
En el 2003, Marruecos recibió cerca de 31 millones
de euros de ayuda bruta procedente de España
destinada a proyectos de cooperación para el
desarrollo, un volumen inferior al de 2002, aunque si
la comparamos con las cifras de hace cinco años se
2
ha producido un incremento notable y progresivo .
En realidad, no fue hasta el año 1995 cuando la
ayuda a Marruecos cobró verdadera importancia en
términos relativos y absolutos por volumen de recursos
destinados, habiendo experimentado desde entonces
una evolución vacilante. Ello explica que la ayuda neta
en 1997 superara los 46 millones de euros, para un
año más tarde desplomarse a menos de la tercera
parte. A nadie escapa que la evolución de la
cooperación española se ha visto afectada por el curso
de las relaciones políticas bilaterales, lo que pone de
manifiesto su falta de autonomía.
El importante descenso, cercano a un 25%,
experimentado por la cooperación española a este
país en el 2003 respecto al año 2002, se explica
porque en el 2003 la mayor parte de los gastos para
el mantenimiento de los colegios españoles en
Marruecos dejaron de contabilizarse como AOD.
En términos relativos, la ayuda a Marruecos supone
en torno al 3,5 % del total de la ayuda española. Sin
embargo, este porcentaje significa más de la mitad de
la ayuda otorgada a los países del Norte de África y
Oriente Medio y situó a Marruecos en el 2002 en el
quinto puesto del listado de países receptores de
ayuda española por volumen de recursos, sólo
superada por la ayuda a El Salvador, China, Ecuador
y Costa de Marfil.
La importancia de la cooperación española con
Marruecos en relación con la que realizan otros
donantes bilaterales activos en el país es también
3
relativa y variable . En los últimos cinco años, España
ha pasado de ser el segundo mayor donante bilateral,
al quinto puesto de los países donantes en el 2000 y
al tercer puesto en el 2002, año en que España fue
responsable de cerca del 7% del total de la ayuda
4
bilateral bruta recibida por Marruecos . Los principales
donantes en Marruecos son la Unión Europea, Francia
y Japón, si bien Alemania y Estados Unidos han
74
o el enlace eléctrico, la contratación ordenada de
trabajadores marroquíes en España. Todo ello son
elementos que contribuirán a reducir ese escalón.
1
El indicador más popular de una economía es el PIB (GDP en sus siglas inglesas), pero
aquí utilizamos el GNI (Ingreso Nacional Bruto, que es equivalente, aunque no igual al
Producto Nacional Bruto, o PNB). Todos estos indicadores miden lo mismo, producción
de bienes y servicios finales, con la diferencia de que el PIB/GDP solo considera la
producción interna de cada país, mientras que el PNB/GNI abarca lo realizado por sus
nacionales también en el exterior al país en cuestión. Si en este mundo globalizado la
economía tiende a ignorar las fronteras políticas, también parece sensato que la forma
de medirla sobrepase las fronteras nacionales. En todo caso, la posición de cada país
en el ranking de PIB es muy similar a la que ocupa en el ranking de GNI. Si utilizo esta
última magnitud es porque el banco mundial ofrece periódicamente un excelente ranking
mundial de GNI en términos per capita medida tanto en términos nominales como el
términos PPP, disponible en en http://www.worldbank.org/data/quickreference/quickref.html
2
El escalón económico entre vecinos. El caso España-Marruecos, Iñigo Moré, Real Instituto
Elcano, 2003
http://www.realinstitutoelcano.org/documentos/44.asp
La Cooperación española para el
Desarrollo en Marruecos
Arancha Castejón Silvo
En este artículo se analiza brevemente la
cooperación española en Marruecos, sus motivaciones,
los principales actores e instrumentos de esta
cooperación y las prioridades geográficas y sectoriales.
Finalmente se hace una reflexión sobre los desafíos
y problemas estructurales que debe afrontar en el
futuro inmediato.
Importancia de la cooperación
española en Marruecos
Marruecos es y está llamado a seguir siendo un
país prioritario para la cooperación española para el
1
desarrollo . Es el principal destinatario de los fondos
de Ayuda Oficial española para el Desarrollo (AOD)
en el Norte de África y Oriente Medio y uno de los
cinco países que mayor volumen de AOD ha recibido
en los últimos años.
En el 2003, Marruecos recibió cerca de 31 millones
de euros de ayuda bruta procedente de España
destinada a proyectos de cooperación para el
desarrollo, un volumen inferior al de 2002, aunque si
la comparamos con las cifras de hace cinco años se
2
ha producido un incremento notable y progresivo .
En realidad, no fue hasta el año 1995 cuando la
ayuda a Marruecos cobró verdadera importancia en
términos relativos y absolutos por volumen de recursos
destinados, habiendo experimentado desde entonces
una evolución vacilante. Ello explica que la ayuda neta
en 1997 superara los 46 millones de euros, para un
año más tarde desplomarse a menos de la tercera
parte. A nadie escapa que la evolución de la
cooperación española se ha visto afectada por el curso
de las relaciones políticas bilaterales, lo que pone de
manifiesto su falta de autonomía.
El importante descenso, cercano a un 25%,
experimentado por la cooperación española a este
país en el 2003 respecto al año 2002, se explica
porque en el 2003 la mayor parte de los gastos para
el mantenimiento de los colegios españoles en
Marruecos dejaron de contabilizarse como AOD.
En términos relativos, la ayuda a Marruecos supone
en torno al 3,5 % del total de la ayuda española. Sin
embargo, este porcentaje significa más de la mitad de
la ayuda otorgada a los países del Norte de África y
Oriente Medio y situó a Marruecos en el 2002 en el
quinto puesto del listado de países receptores de
ayuda española por volumen de recursos, sólo
superada por la ayuda a El Salvador, China, Ecuador
y Costa de Marfil.
La importancia de la cooperación española con
Marruecos en relación con la que realizan otros
donantes bilaterales activos en el país es también
3
relativa y variable . En los últimos cinco años, España
ha pasado de ser el segundo mayor donante bilateral,
al quinto puesto de los países donantes en el 2000 y
al tercer puesto en el 2002, año en que España fue
responsable de cerca del 7% del total de la ayuda
4
bilateral bruta recibida por Marruecos . Los principales
donantes en Marruecos son la Unión Europea, Francia
y Japón, si bien Alemania y Estados Unidos han
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
aumentado significativamente su AOD a Marruecos
en los últimos años.
Motivaciones de la cooperación española
Más allá de las consideraciones de orden político
y aquellas de tipo económico y comercial siempre
presentes en la cooperación española para el
desarrollo, el caso marroquí se caracteriza además
por tener una motivación al menos doble, en el sentido
de que combina dos propósitos. Se trata de contribuir,
por un lado, a luchar contra la pobreza y, por otro, a
contener la inmigración clandestina.
La primera motivación, luchar contra la pobreza,
es coherente no sólo con el objetivo primero de la
cooperación española sino también con la situación
de desarrollo humano de Marruecos. Un 19% de la
población marroquí vive bajo el umbral de la pobreza,
mientras que un 45% vive en condiciones de
vulnerabilidad. Según el Índice de Desarrollo Humano
5
del 2004 , Marruecos se encuentra en el puesto 125
6
de 177 países , siendo el país con el índice de
desarrollo más bajo de los países mediterráneos y de
los países árabes. Es más, Marruecos tiene un nivel
de desarrollo mucho más bajo que el de otros países
con rentas per capita inferiores a la de Marruecos,
como Gabón, Bolivia, Mongolia, Guatemala o Vietnam.
La segunda motivación es el resultado de una
evolución o cambio de enfoque relativamente reciente
en la cooperación española para el desarrollo. Si hasta
1998 se hablaba de la cooperación como "instrumento
para incrementar las oportunidades de las poblaciones
en los países de origen", en el Plan Director 20012004 en vigor, la cooperación pasa a ser también
considerada como una herramienta para "solucionar
el preocupante fenómeno de la inmigración". De este
modo, Marruecos ha adquirido una especie de renta
estratégica, no sólo respecto a España sino también
a la propia Unión Europea, puesto que es indispensable
mantener la estabilidad social, política y económica
de Marruecos para contener la emigración clandestina
(tanto la procedente de ese país como la originaria de
países de África Subsahariana).
Actores e instrumentos del sistema
español de cooperación
La cooperación española para el desarrollo en
general, y la cooperación con Marruecos, en particular,
se caracteriza por su complejidad en lo que se refiere
a la diversidad de actores que en ella intervienen.
Hasta el año 2002, el principal actor, según el
volumen de recursos de ayuda manejados, era el
Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Este
Ministerio fue responsable en 2002 de cerca de la
mitad de las aportaciones (19,6 millones en el 2002)
que computaban como ayuda española a Marruecos
y que iban destinadas principalmente a cubrir los
costes de funcionamiento de los colegios españoles
en Marruecos y, en mucha menor medida, al Programa
de ayudas a la movilidad de profesores de
universidades e investigadores españoles.
En el 2003, el principal actor en importancia por su
volumen de ayuda con destino Marruecos fue el
Ministerio de Asuntos Exteriores a través de la Agencia
Española de Cooperación Internacional (AECI). Con
una aportación de 17,3 millones de euros ese año, la
AECI se hizo responsable de más del 56% de la AOD
75
a Marruecos, país que se ha convertido en el primer
receptor de ayudas para la Agencia.
Cerca de una tercera parte de la ayuda de la AECI
se canaliza a través de proyectos financiados a
Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo
(ONGDs) españolas. El resto se destina a proyectos
de cooperación bilateral oficial de la Agencia Española
de Cooperación Internacional en Marruecos, así como
a las convocatoria de becas, los lectorados y el
Programa de Cooperación Inter-universitaria.
Otro actor principal en la cooperación española
con Marruecos es el Ministerio de Economía que
canaliza su ayuda fundamentalmente a través de dos
instrumentos: los créditos del Fondo de Ayuda al
7
Desarrollo (FAD), y las operaciones de reorganización
de la deuda externa. Los créditos FAD han ocupado
tradicionalmente un lugar destacado dentro de la ayuda
española a Marruecos. Solamente en el 2003,
Marruecos reembolsó a España más de 17,4 millones
de euros en concepto de devolución de capital e
intereses de créditos FAD previamente concedidos,
lo que hace que la ayuda en términos netos de España
a ese país se reduzca en el 2003 a 13,5 millones de
euros (comparada con los 31 millones de AOD bilateral
bruta). Prueba de la importancia de los créditos FAD
en la ayuda española a Marruecos es el Programa
para el Desarrollo del Norte de Marruecos de 1999
que consta de una dotación de 50 millones de dólares
a Marruecos en créditos FAD, aunque hasta la fecha
no haya sido presentado ni aprobado proyecto alguno.
El uso dado a los créditos FAD y a las operaciones
de conversión de deuda es cuestionado por muchos
por primar los intereses comerciales y de inversiones
directas extranjeras de empresas españolas por encima
8
de los objetivos de desarrollo del país receptor . Buena
prueba de ello son algunos de los proyectos financiados
hasta el momento en Marruecos y que tienen como
objetivo, por ejemplo, mejorar los sistemas de control
de tráfico aéreo y ferroviario de Rabat, construir el
puerto de Agadir o un parking subterráneo en Rabat.
El otro instrumento con que cuenta la ayuda
reembolsable española, junto con los créditos FAD y
las conversiones de deuda, son los microcréditos
gestionados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y
de los que Marruecos nunca se había beneficiado
hasta ahora. En el 2004 se estrena este nuevo
instrumento en el país magrebí con un préstamo de
9
6 millones de euros .
Otros organismos de la administración central que
llevan a cabo acciones de cooperación en Marruecos,
aunque de mucha menor importancia en términos de
volumen de recursos manejados, son el Ministerio del
Interior y el de Ciencia y Tecnología, además del ya
mencionado Ministerio de Educación, Cultura y
Deportes.
Por su parte, la cooperación española realizada
por las comunidades autónomas y ayuntamientos -la
denominada cooperación descentralizada- ha cobrando
una importancia creciente y su contribución representó
en el 2003 el 42,5% de toda la ayuda española: 30%
las comunidades autónomas y 12,5% los
ayuntamientos. De hecho, el incremento de la ayuda
española con destino a Marruecos se debe en buena
medida a la importante cooperación descentralizada
con este país. Las comunidades autónomas más
activas en Marruecos son la Junta de Andalucía
76
(responsable de cerca del 80% de la cooperación
descentralizada), la Generalitat Valenciana y la
Comunidad de Madrid. La Generalitat de Cataluña, la
Comunidad Autónoma de la Rioja, el Gobierno de
Canarias y la Región de Murcia también financian
proyectos en Marruecos aunque de menor importancia
cuantitativa. Buena parte de los fondos de cooperación
descentralizada son destinados a financiar proyectos
de ONGDs en ese país.
En lo que se refiere a las ONGDs españolas, éstas
han adquirido con el tiempo un papel protagonista en
el escenario de la cooperación con Marruecos. Prueba
de ello es que en el 2003 gestionaron más de la mitad
10
de toda la ayuda española a Marruecos .
En la última década, hemos presenciado cómo las
ONGD españolas han aumentando de forma notable
su presencia en Marruecos. Así, si a mediados de los
noventa había tan sólo media docena escasa de estas
organizaciones con proyectos en Marruecos, en la
actualidad son más de 30 las que los desarrollan. Sin
embargo, la implantación de las ONGDs españolas
en este país sigue siendo de menor importancia relativa
respecto a la que tienen en otros países como los de
América Latina.
Este cambio se debe, en buena parte, al creciente
interés de la sociedad española y de los agentes de
la cooperación española por Marruecos, pero también
al mejor conocimiento que estas organizaciones han
ido adquiriendo sobre los problemas de desarrollo de
este país, lo que ha aumentado su capacidad de
propuesta de proyectos y ha favorecido el
establecimiento de relaciones de asociación con
organizaciones marroquíes.
Prioridades geográficas y sectoriales
de la cooperación española en Marruecos
La cooperación española en Marruecos se
concentra en la zona norte del país. A excepción de
algunas acciones aisladas que se localizan en las
zonas centro y sur (Rabat, Azilal, Sidi Ifni) y otras de
carácter transversal (proyectos de formación,
fortalecimiento institucional y acciones de promoción
cultural, becas y lectorados), el grueso de la ayuda se
ha dirigido a esta región y, más concretamente, a las
provincias de Larache, Tánger, Tetuán, Chefchauen,
Taunat, Alhucemas y Nador11.
En la V Comisión mixta de Cooperación Científica
y Técnica entre España y Marruecos en la que se
acordaron las prioridades de nuestra cooperación para
el periodo 2003 a 2005, se acordó mantener la región
norte de Marruecos como zona preferente de actuación.
Esta concentración responde a varias razones. En
primer lugar, al bajo nivel de desarrollo de esta región
en relación con otras del país. En segundo lugar, a la
ventaja comparativa que la cooperación española
disfruta en esta zona derivada de la experiencia
acumulada, del elevado nivel de conocimiento
adquirido, de la proximidad geográfica y de las
tradicionales relaciones de intercambio y comunicación
con esta región. Finalmente, su condición de zona
fronteriza con España, convierte a esta región en
origen de buena parte de la emigración con destino a
nuestro país. Todo ello ha convertido a esta región en
un área prioritaria para la política exterior española.
Si analizamos las prioridades sectoriales de la
ayuda española en Marruecos lo primero que destaca
es una cierta dispersión sectorial, resultado en parte
del elevado número de proyectos que constituyen la
cooperación española. Esta dispersión es relativamente
mayor que la que muestran las cooperaciones
bilaterales realizadas por otros países como Francia,
Japón o Estados Unidos. En los últimos años, el sector
prioritario ha sido el de infraestructuras básicas y
servicios sociales, que en el 2003 atrajo cerca del 70%
de la ayuda española. Dentro de este sector se
encuentran, entre otros, proyectos de educación, salud,
gobierno y sociedad civil, abastecimiento y depuración
de agua, población y salud reproductiva. De menor
importancia para la cooperación española son otros
sectores como el productivo (que incluye proyectos
de agricultura, pesca, comercio, turismo, etc) o el
multisectorial (mujer y desarrollo, medioambiente,
desarrollo rural integral, etc.).
Aunque las infraestructuras básicas y servicios
sociales son el sector prioritario, no todas las actividades
desarrolladas por la cooperación española en
Marruecos tienen relación directa con las necesidades
sociales básicas de la población. Este es el caso del
sector Educación que ha presentado tradicionalmente
cierto sesgo hacia la educación superior con la
financiación de programas de becas, intercambios
académicos, cursos y seminarios en detrimento de la
Educación básica.
Un indicador que permite evaluar la contribución
de la cooperación española en la lucha contra la
pobreza en Marruecos y medir el grado de cumplimiento
12
del compromiso 20/20 asumido por España , es el
porcentaje de la ayuda española que se destina a
atender las Necesidades Sociales Básicas y que,
aunque en el 2003 alcanzó el 20,5%, tradicionalmente
ha sido muy inferior (en el 2002 fue del 13%). Esto
significa que si bien la cooperación española ha tenido
dificultades para cumplir dicho compromiso, la
tendencia es positiva.
Desafíos estructurales de la Cooperación
Española en Marruecos
La principal limitación de la cooperación española
en Marruecos es la ausencia de una orientación
estratégica clara y definida. La planificación estratégica
de esta cooperación es una tarea difícil por la
complejidad institucional y la dispersión de
competencias. Nuestra cooperación es un compendio
de múltiples intervenciones, a menudo dispersas y
descordinadas, llevadas a cabo por una multiplicidad
de actores (organismos de la administración central,
comunidades autónomas, ayuntamientos, ONGDs,
etc.) con objetivos no siempre coherentes.
A pesar de la importancia de Marruecos para nuestra
cooperación, a día de hoy todavía no existe un
documento estratégico de cooperación para el
desarrollo con este país que sirva de marco de todas
las intervenciones, sienta las prioridades sectoriales
y geográficas y establezca mecanismos de
13
coordinación entre los distintos actores .
Al mismo tiempo llama la atención que la
cooperación con Marruecos nunca haya sido objeto
de evaluación de impacto alguna, ni total ni parcial,
de sus intervenciones. Dicho ejercicio de evaluación
es indispensable para analizar los resultados
alcanzados y planificar las futuras estrategias. De este
modo, no es posible valorar, por ejemplo, en qué
77
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
medida la ayuda española se orienta efectivamente a
la disminución de la pobreza, algo cuestionado en los
casos de los créditos FAD y los programas culturales
y de becas, entre otros.
La falta de una planificación estratégica adecuada
explica en parte la limitada coherencia de la
cooperación española en Marruecos y la reducida
articulación de sus distintas intervenciones. Además,
la ausencia de evaluaciones dificulta la valoración del
grado de éxito o fracaso de esta cooperación para
alcanzar sus objetivos, estén estos formulados en
términos de lucha contra la pobreza, contención de la
inmigración o promoción de las relaciones económicas
entre España y Marruecos.
educación, lo que se mide a través de la tasa de alfabetismo de adultos y la tasa bruta
combinada de matriculación en primaria, secundaria y terciaria; y tener un nivel de vida
digno, lo que se mide a través del PIB per capita.
6
España se encuentra en el puesto 10 de 175 países según el Informe de Desarrollo
Humano del 2003.
7
EL Fondo de Ayuda al Desarrollo es un fondo financiero creado para conceder créditos
a países en vías de desarrollo para que puedan adquirir bienes y servicios, generalmente
de origen español, para proyectos de desarrollo. Son gestionados a través de la Subdirección
General de Fomento Financiero de las Exportaciones del Ministerio de Economía.
8
El Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE, en su examen a la cooperación
española instaba a España a que reforzara el vínculo entre estas operaciones y las
estrategias para la reducción de la pobreza en los países beneficiarios.
9
El Fondo español para la Concesión de Microcréditos ha aprobado en 2003 la concesión
de un préstamo de 6 millones de euros a la Association Al Amana pour la promotion des
microentreprises (AlAmana).
10
Es importante señalar que España es uno de los países donantes que mayor porcentaje
de ayuda canaliza a través de ONGs: una media en los últimos cinco años en torno al
30% frente a un 13% de media de los países donantes.
11
1
Plan Director de la Cooperación Española 2001-2004
2
Los últimos datos publicados de la Ayuda Oficial española para el Desarrollo (AOD) son
los correspondientes al año 2002 y están recogidos en el Informe de Seguimiento del
Plan Anual de Cooperación Internacional 2002 elaborado por la Oficina de Evaluación y
Planificación de la Secretaria de Estado para la Cooperación Internacional y para
Iberoamérica.
3
Por AOD bilateral se entiende aquella concedida directamente al país beneficiario por
países donantes, por tanto no incluye la AOD otorgada por donantes multilaterales, como
la Unión Europea, el mayor donante en Marruecos, o el Banco Mundial.
4
Datos del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE.
Es necesario recordar, sin embargo, que el sistema actual de contabilización de las
intervenciones de la cooperación española no permite realizar una asignación por regiones
o zonas dentro de cada país.
12
Acuerdo según el cual España se comprometería a destinar al menos el 20% de su
ayuda a atender las necesidades sociales básicas de la población y Marruecos haría lo
propio con su presupuesto de gasto público. Para el cálculo del volumen de fondos de
AOD destinados a cubrir las Necesidades Sociales Básicas se computan únicamente los
proyectos desarrollados en los siguientes sectores: Educación primaria, Capacitación
básica de jóvenes y adultos, Atención sanitaria básica e infraestructura, Nutrición básica,
Control de enfermedades infecciosas, Educación y formación sanitaria, Atención a la
salud reproductiva, Planificación familiar, Lucha contra el SIDA y Abastecimiento y
depuración de agua.
13
5
El Índice de Desarrollo Humano es una medida de desarrollo humano. Mide el progreso
medio de un país en tres aspectos básicos del desarrollo humano: disfrutar de una vida
larga y saludable, lo que se mide a través de la esperanza de vida al nacer; disponer de
A principios de 2004 todavía se estaba discutiendo el documento de estrategia de la
cooperación con Marruecos para el periodo 2003-2005 siguiendo las orientaciones del
Plan Director 2001-2004. Se celebran, sin embargo, ejercicios de negociación programática
en el marco de las Comisiones Mixtas.
78
Marruecos y Cataluña, viejas y
nuevas complicidades
mediterráneas
Gemma Aubarell
Cataluña a lo largo de esta década ha tenido en
Marruecos un socio privilegiado en su actividad de
proyección exterior. Circunstancia que no debería
desvincularse del propio interés mostrado por la región
mediterránea como vehículo privilegiado de
internacionalización catalana. Las estrategias
esbozadas por el anterior ejecutivo de Jordi Pujol, ya
desde finales de los años ochenta, incidieron
decisivamente en la importancia de esta vinculación,
subrayando el papel de Cataluña como espacio
cohesionador entre Europa y el Mediterráneo. La
perspectiva del nuevo gobierno catalán liderado por
Pasqual Maragall ratifica estos ejes como
fundamentales en la estrategia de proyección exterior.
Podemos afirmar pues, que Marruecos se consolida
como punta de lanza de las relaciones mediterráneas
catalanas.
A lo largo de este último periodo, al tradicional
interés económico, clave decisiva para entender la
proyección catalana en este país, se ha abierto un
nuevo escenario por la presencia de miles de
marroquíes en Cataluña. Las relaciones institucionales
han venido acompañando estos vínculos, sobretodo
a través de la apertura de oficinas comerciales y de
representación catalanas en este país. Se vislumbran
sin embargo, algunos cambios significativos en este
sentido tendentes, fundamentalmente, a flexibilizar las
estructuras. Destaca asimismo, la apertura y refuerzo
de nuevas estrategias de cooperación en estrecha
concordancia con la paulatina pero decisiva importancia
del interés mutuo a nivel de sociedad civil.
En los planteamientos económicos del gobierno
catalán, Europa central y el Magreb son regiones
singularmente valorizadas en materia de proyección
empresarial y de facilitación de circulación de mano
de obra. De hecho, el Magreb junto con Israel y
Turquía, conforma el núcleo de las relaciones
económicas de Cataluña en el Mediterráneo. Un 30%
de las exportaciones españolas en el Magreb son
catalanas y representan más de 370 millones de euros
en el 2003 en Marruecos y 312 millones en
importaciones, lo que supone un crecimiento de más
del 5,4% respecto al año anterior. En la actualidad, un
tercio de las novecientas empresas españolas
instaladas en Marruecos, pequeñas y medianas en su
mayor parte, son catalanas. Diversos agentes
económicos así como diferentes estrategias
empresariales, se han mostrado especialmente activos.
El último viaje del Presidente Maragall a Marruecos
en mayo de 2004, acompañado de una nutrida
delegación de empresarios, sirvió de marco para la
firma del protocolo de colaboración entre la Cámara
de Comercio de Barcelona y el Banco central marroquí
con el objetivo de facilitar la financiación en las
inversiones en este país.
La proyección económica se ha visto acompañada
de una relación institucional, que ha continuado siendo
especialmente significativa en períodos de altibajos
en las relaciones hispanomarroquíes. Uno de los
esfuerzos institucionales más persistentes en este
sentido ha sido el Consorcio de Promoción Comercial
de Cataluña (COPCA) cuya primera oficina en
Casablanca se estableció a inicios de los años noventa
y que se ha consolidado con la reciente inauguración
en 2004 de su plataforma comercial. Además de la
firma de acuerdos de cooperación como el establecido
con la región de la zona norte de Marruecos y ratificado
en su dimensión más estrictamente económica y
comercial este mismo año, así como las relaciones
establecidas por algunos departamentos económicos
como el de agricultura muy asociados en este caso
a la industria agroalimentaria.
En el ámbito laboral, pero también con la finalidad
de coordinar las diferentes esferas de cooperación
cultural, comercial y de formación para la contratación
en origen de inmigrantes, el ejecutivo de CiU estableció
la Oficina de la Generalitat en Casablanca en 2003.
El actual gobierno autonómico mantiene las
delegaciones de los servicios de la Generalitat en este
país, aunque se pretende otorgar un papel más ágil
a los mismos desapareciendo así la delegación como
tal. Destacaríamos de todos modos la continuidad en
el establecimiento de lazos estratégicos que reflejan
las visitas institucionales, tanto del presidente Pujol
(dos visitas en 1994, en 2000, y otra visita en 2001),
como el primer viaje del actual presidente Maragall en
junio de este mismo año.
El Parlamento de Cataluña juega asimismo un
interesante papel. Quizás uno de los aspectos más
notorios haya sido el seguimiento por la comisión de
cooperación, del dosier Saharaui, muy presente en la
opinión pública catalana. Más recientemente, en el
ámbito estrictamente de las relaciones con Marruecos,
se ha firmado un acuerdo de cooperación entre el
Parlamento Catalán y la Cámara de Representantes
marroquí en junio de 2004, en el que se abordan
dosieres muy acordes con las actuales prioridades
estratégicas. Así se ha establecido un grupo de trabajo
mixto especializado en el análisis de cuestiones como
la inmigración de los trabajadores procedentes de
Marruecos y el proceso de inversiones catalanas en
el país vecino.
Hemos de destacar cómo, sin embargo, en este
último periodo el gobierno catalán se enfrenta a retos
de gestión en ámbitos en los que incipientemente se
han establecido nuevas estrategias de proyección: la
cooperación y el dosier migratorio. Cataluña ha
elaborado su primera Ley de Cooperación al Desarrollo
que da lugar a la Agencia Catalana de Cooperación
Internacional. Estos instrumentos de reciente creación,
cuya implementación será básica en esta próxima
etapa 2003-2006 a través del Plan Directo, designa
a Marruecos y Argelia como dos de los dieciséis países
prioritarios para su acción. En el presupuesto de
cooperación atribuido a Marruecos se refleja claramente
esta tendencia: se ha pasado de una media de 90.000
euros anuales a 1.100.000 euros en 2002 y a 1.250.000
en el 2003. La zona del norte de Marruecos será una
de las principales beneficiadas a tenor de las
propuestas y proyectos que se están desarrollando.
Las prioridades inciden en ámbitos como la educación
y la formación, la mejora del sistema productivo, la
gobernabilidad, la promoción de las energías
renovables, el agua, la promoción de la mujer y las
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
acciones de post-emergencia.
Acaso el principal interés de esta estrategia radica
en que se encuentra en consonancia con la creciente
relación entre los actores civiles de ambas sociedades.
Efectivamente, a esta voluntad institucional se añade
la acción de algunos actores con proyección.
Destacaríamos universidades y escuelas de formación
empresarial que llevan a cabo programas de
cooperación y formación en el Magreb, la acción del
Ayuntamiento de Barcelona singularmente en el norte
de Marruecos, las acciones de ayuntamientos que
cooperan a través del Fondo Social de Cooperación
con el Norte de África, que acaba de abrir oficina en
Tetuán y ONGs catalanas especialmente activas
últimamente en la zona del Magreb. La presencia de
asociaciones de base marroquí como Ibn Batuta o
Wafae, o el trabajo de Fundaciones como Pagesos
Solidaris en Marruecos, apuntan hacia un potencial
1
importante de intereses compartidos . Este balance
se completa con algunos retos de futuro que, muy
vinculados ahora a relaciones reales y humanas,
deberá afrontar el gobierno catalán. Son demandas
de relaciones efectivas entre los actores institucionales,
fruto del incremento de las relaciones entre actores
sociales. Básicamente se trata de definir la utilidad
para Marruecos de la acción catalana con nuevos
dosieres como los de co-desarrollo, gobernabilidad,
reformas administrativas o intercambio universitario.
Cada vez todos ellos más presentes en la voluntad y
demandas de ambas sociedades.
Las relaciones culturales vinculadas a una
necesidad de conocimiento y de contacto se han
evidenciado en el caso catalán en el marco
mediterráneo. Destacan iniciativas de larga duración
que han sido promovidas muy tempranamente desde
el gobierno catalán, como es el caso del IEMed (Instituto
Europeo del Mediterráneo), antiguo Instituto Catalán
del Mediterráneo, que desde finales de los ochenta
hasta en su actual configuración en tanto que consorcio
(formado por Generalitat de Catalunya, Ayuntamiento
de Barcelona y Ministerio de Asuntos Exteriores), ha
privilegiado en sus actividades, el conocimiento y la
2
cooperación con la sociedad marroquí .
Singularmente, es en el campo de los movimientos
humanos donde probablemente se concrete una de
las realidades que marcarán en el próximo período y
de manera singular, las relaciones de Cataluña con
Marruecos. Este ámbito, a pesar de su importancia,
no cuenta todavía con un plan estratégico singular.
Efectivamente, Marruecos es la nacionalidad más
presente entre la población inmigrante, siendo Cataluña
la comunidad con mayor presencia de población de
origen marroquí, unas 150.000 personas, lo cual
supone más del 37% de los inmigrantes marroquíes
presentes en España. En el margen de maniobra con
que cuenta la Generalitat, destacaría el interés por la
canalización de la mano de obra. En este sentido, se
enmarca el programa de intermediación en la selección
en origen de mano de obra, que prioriza Marruecos,
Europa del Este y América Latina. El anterior ejecutivo
catalán estableció en el marco de la delegación de
Cataluña en Marruecos, una oficina de información y
selección de inmigrantes en origen (XILA) que pretendía
ser un instrumento de formación y orientación para
aquellos potenciales trabajadores marroquíes en
Cataluña. Esta iniciativa, junto con la apertura de la
79
oficina del gobierno en Casablanca, no estuvo exenta
de polémica con el gobierno estatal, en parte a causa
de la marcada voluntad del gobierno catalán en
significarla políticamente. En la actualidad este servicio
se flexibiliza, se aborda en un sentido más funcional
y se prevé que se concentre en el norte del país. La
pretensión es establecer un servicio de coordinación
entre Cataluña, el estado español y Marruecos, que
vincule la oferta de mano de obra en este país y detecte
las necesidades laborales de los agentes implicados
en Cataluña. Entre las prioridades continúan
destacándose la formación y la facilitación de la
contratación en origen.
Un segundo ámbito es el que hace referencia a la
integración de la inmigración marroquí. Aquí, atendiendo
a un ámbito de actuación general es importante
destacar la función de la Secretaría de Inmigración
del gobierno catalán. Sobre todo porque la comunidad
marroquí juega un papel central en el contexto de la
población de origen árabe o de países islámicos. Ello
supone tener en cuenta esta circunstancia en temas
sustanciales como el religioso, la lengua árabe o el
propio aspecto de la interlocución con la comunidad
del sur del Mediterráneo en sentido amplio. Sin
menoscabar aspectos más funcionales pero decisivos
como demostró la reciente visita de la Ministra Delegada
de la Comunidad Marroquí Residente en el Extranjero,
Nouzha Chekrouni durante 2004, como el caso de los
menores no acompañados, que en Cataluña supuso
la atención de 1.100 jóvenes el año 2003 y que
establece una línea de colaboración institucional entre
ambas administraciones. Además de dosieres como
el educativo que pasa a ser prioritario a tenor de la
presencia de alumnos marroquíes en las escuelas
catalanas: 19.800 en el curso 2003-2004. Sin olvidar
ámbitos estratégicos a medio plazo como el de los
jóvenes, que ya ha supuesto por parte institucional
proyectos concretos con Marruecos de intercambio y
educación en el ocio.
A tenor de este recorrido por las relaciones entre
Cataluña y Marruecos, podemos afirmar que nos
hayamos ante una estrategia continuista en cuanto a
confirmar el papel central que este país juega para la
acción exterior catalana, y un cambio que se vislumbra
progresivo pero que ciertamente será cualitativo a
medio y largo plazo en estas relaciones. Un cambio
que sin embargo, responde básicamente a las
demandas sociales, de agentes económicos y civiles
y sobre todo de profunda relación humana. La voluntad
de proyección política se encuentra pues ante el reto
de la efectividad que nunca como en este nuevo
período resulta tan evidente.
80
La cooperación descentralizada:
el caso Andalucía-Marruecos
1
Juan Carlos Andreo Tudela
La cooperación exterior de la Junta de Andalucía
tiene un carácter muy reciente. Se inicia en 1986 con
unas tímidas actuaciones, de tamaño muy reducido y
diversificadas geográficamente. Tras una fase de
transición en la década de los noventa, en 2003 se
aprueba la Ley Andaluza de Cooperación Internacional
y el Programa de Desarrollo Transfronterizo (PDT) con
Marruecos.
En efecto, con fecha 10 de Diciembre de 2003, el
Parlamento de la Junta de Andalucía aprueba la Ley
2
Andaluza de Cooperación Internacional , que señala
como áreas prioritarias de su actuación a Iberoamérica,
el Norte de África, Oriente Medio y África Subsahariana,
y refuerza los mecanismos de planificación a través
del Plan Andaluz de Cooperación para el Desarrollo,
marco normativo que se complementará con una serie
de programas operativos específicos en las principales
áreas receptoras, entre las cuales Marruecos constituye
una absoluta prioridad.
La cooperación andaluza al desarrollo pasará de
los 18,5 millones de euros en 2002 a casi 30 millones
en 2003, entre cooperación institucional de la
Comunidad Autónoma y las diferentes
subvenciones a los agentes sociales —ONGs,
Universidades, Sindicatos y Confederación de
Empresarios de Andalucía—. Precisamente, uno
de los países más favorecidos en este significativo
aumento de fondos será Marruecos, que hasta el
año 2000 absorbió un total de 15 millones de euros.
Es necesario subrayar que la cooperación
andaluza está claramente diferenciada en dos
polos muy destacados, desde el punto de vista
presupuestario, entre cooperación institucional y
cooperación gestionada por ONGD. En efecto, poco
más de un tercio del total de la cooperación andaluza
es gestionada bilateralmente, bien a través de
instituciones propias de la Junta de Andalucía bien
por medio de Fundaciones o Empresas Públicas cuyo
capital mayoritario pertenece al gobierno andaluz. La
otra gran rúbrica presupuestaria la absorbe la
convocatoria a ONGD, que se significa por disponer
de la mitad del total de fondos adscritos a cooperación.
Marruecos supone, en términos totales de la ayuda
oficial al desarrollo andaluza, el 17,71%, un porcentaje
significativo en términos comparativos. De forma más
pormenorizada, la cooperación institucional con
Marruecos constituye el 21,89 %, mientras las ONGD
andaluzas presentes en Marruecos han obtenido el
15,13% del total de los fondos disponibles (el tercer
puesto después de El Salvador —18,31%—y
prácticamente igual que Perú —15,19 %—). Del resto
de los fondos —el 16,5% del total, sumando las
respectivas convocatorias de ONGD que presentaron
proyectos de sensibilización, la ayuda de emergencia
y humanitaria, así como la convocatoria para
universidades-, es necesario subrayar que el 55,4%
de las ayudas a universidades que colaboran con
países de sur, se han otorgado a entidades
universitarias andaluzas cuyos socios son marroquíes.
Plantearemos a continuación un bosquejo de lo
que supone el PDT, que presupuestariamente estaría
comprendido en la rúbrica de cooperación institucional.
Es considerado el “proyecto de cooperación
internacional más importante que hace la Junta con
3
los países del Tercer Mundo” y de facto ya actualmente
la Junta es el principal financiador y actor de
cooperación en Marruecos. Formulado a partir de un
enfoque integral y limitado al ámbito geográfico del
norte de Marruecos —más concretamente las tres
regiones de Tánger/Tetuán, Taza/Alhucemas/Taunate
y Oriental—, se estructura en torno a siete ejes
prioritarios de intervención: servicios sociales básicos,
desarrollo social, desarrollo económico rural,
infraestructuras, fortalecimiento institucional, medio
ambiente y energías, y cultura y rehabilitación del
patrimonio histórico.
Con un coste total de 48 millones de euros, el PDT
será financiado conjuntamente por la Junta de
Andalucía y el Reino de Marruecos. Si bien las
modalidades de financiación se determinarán para
cada uno de los proyectos a emprender, el gobierno
andaluz efectuará su aportación en cash, mientras
que el socio marroquí simultaneará su aportación en
cash y en valorización de los recursos humanos y
materiales necesarios para su implementación.
DISTRIBUCIÓN DE RECURSOS DE COOPERACIÓN
INTERNACIONAL DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE
ANDALUCÍA (AÑO 2002)
Fuente: Junta de Andalucía. Consejería de Presidencia y
elaboración propia a partir de datos del BOJA.
De este modo, la Junta de Andalucía desembolsará
una media de 6 millones de euros anuales durante el
periodo 2003-2006 (en total 24 millones de euros), lo
que supondrá, como mínimo, alrededor de una quinta
parte del total de la cooperación andaluza en 2003.
A modo de breve conclusión, significaremos que
la cooperación andaluza se erige como un buen medio
para el fortalecimiento de las relaciones de Andalucía
(y España) con Marruecos. Además se trata de un
intento estructurado y basado en unas relaciones
institucionales fluidas, pero con ciertas lagunas
provenientes de la falta de precisión de los recursos
financieros necesarios para su implementación integral.
La experiencia precedente adquirida sobre el terreno
en Marruecos ayudará sin duda a superar las habituales
dificultades que caracteriza el trabajo de cooperación
en nuestro vecino del Sur, desafío para el que habrá
que disponer de un eficaz sistema de seguimiento a
fin de alcanzar los resultados previstos de una iniciativa
tan ambiciosa.
1
Laboratorio de Estudios Interculturales (LdEI). Universidad de Granada.
Publicada en BOJA núm. 251, de 31 Diciembre de 2003.
Declaraciones de Gaspar Zarrías, Consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía,
al diario El País, 9 de marzo de 2003.
2
3
81
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La cooperación para el
desarrollo realizada por las
administraciones públicas
madrileñas. El caso de Marruecos.
1
Santiago de Miguel
Los esfuerzos y recursos que las administraciones
dedican a la cooperación para el desarrollo son poco
conocidos por la opinión pública en general. Quiero
agradecer a los autores de esta publicación el interés
y la oportunidad de dar a conocer cómo avanzan
nuestras administraciones públicas madrileñas en el
cumplimiento del compromiso de solidaridad con
aquellas personas que viven en países en vías de
desarrollo.
Los recursos dedicados a la cooperación
internacional para el desarrollo por parte de las
2
administraciones de la Comunidad de Madrid, ayuda
oficial al desarrollo (AOD), se encuentran determinados
por los que destinan aquellas que cuentan con un
tamaño mayor: la Comunidad de Madrid, el
Ayuntamiento de Madrid y un grupo de entre veinte y
treinta municipios que de manera estable dedican una
3
parte de su presupuesto a ayuda al desarrollo .
Del conjunto de estas administraciones públicas,
es la Comunidad de Madrid la que cuenta con el
sistema de cooperación para el desarrollo que ha
alcanzado mayores cotas de institucionalización. Tanto
la Ley 13/99 de Cooperación para el Desarrollo y el
Plan General de Cooperación para el Desarrollo 20012004 son el síntoma de que la sociedad madrileña y
sus instituciones han tomado conciencia de que la
solidaridad con los pueblos y las personas más
desfavorecidas del planeta forma parte de las
obligaciones de una comunidad civilizada. Por este
motivo, la Ley 13/99 regula el conjunto de recursos y
capacidades que la Comunidad de Madrid pone al
servicio de los países en desarrollo, con el fin de
contribuir a su progreso humano, económico y social,
y, en definitiva, a la erradicación de la pobreza, el
mismo fin que guía al Plan General. A este esfuerzo
de dotar de mayor institucionalidad y orientación a
medio plazo a la cooperación para el desarrollo se va
a sumar el Ayuntamiento de Madrid, que ha comenzado
la elaboración de su plan plurianual.
De esta manera, la política de cooperación para el
desarrollo ha pasado ya a formar parte del conjunto
de políticas públicas de la Comunidad de Madrid. Esta
política ha seguido, de manera pionera en el conjunto
de las comunidades autónomas, los pasos dados por
la política de cooperación española, por lo que asumió
los principios, los objetivos y las prioridades recogidos
por la Ley 23/98 de Cooperación Internacional.
La administración autonómica y las administraciones
locales han integrado, de manera progresiva, las
competencias de cooperación para el desarrollo y
normalmente lo han hecho en los órganos que
gobiernan las políticas sociales. En el caso de la
Comunidad de Madrid y según la Ley 13/99 las
competencias en esta materia se sitúan en la Dirección
General de Inmigración, Cooperación para el Desarrollo
y Voluntariado, dependiente en estos momentos de la
Consejería de Familia y Asuntos Sociales. Y entre las
citadas competencias se incluye la de coordinación
de las actividades, que en este ámbito, realicen otras
consejerías.
Desde el punto de vista cuantitativo, el Ayuntamiento
de Madrid es la administración madrileña que mayor
esfuerzo ha dedicado a la cooperación para el
desarrollo desde el inicio de su programa en 1995. La
AOD regional se ha mantenido estable en los últimos
ejercicios, de los que contamos con información
agregada, 2000-2002, en torno a los 25 millones de
euros anuales. La distribución de dicho esfuerzo entre
las administraciones es la siguiente: el ayuntamiento
de la capital ha aportado el 50%, la Comunidad de
Madrid el 30% y los demás ayuntamientos el otro 20%.
Esa estabilidad de la ayuda agregada va a verse
positivamente alterada por el incremento de
presupuesto aprobado por la Comunidad de Madrid
en el año 2004, superior al doble de su presupuesto
2003, por lo que la AOD ejecutada por el conjunto de
las administraciones podría alcanzar los 35 millones
de euros y la Comunidad de Madrid pasaría a la cabeza
en cuanto a mayor esfuerzo presupuestario en términos
absolutos.
La ayuda oficial regional para el desarrollo
de Marruecos
Si bien es cierto que nos encontramos ante una
política pública en proceso creciente de maduración,
también es cierto que la ayuda regional es todavía
muy joven en el caso particular del apoyo al desarrollo
de Marruecos.
La razón fundamental de que no se haya prestado
atención a Marruecos ha sido la vocación
iberoamericana de la ayuda oficial madrileña, donde
se dirige en más del 70% si se analiza la evolución
de la ayuda de la región. En el caso de Comunidad
de Madrid esta vocación se plasmó en el consenso
alcanzado por la Asamblea de Madrid ante la
Proposición No de Ley 57/90 que señalaba a la
comunidad iberoamericana como destino prioritario
de la ayuda. El Ayuntamiento de Madrid ha seguido
una pauta de comportamiento muy similar hasta que
en el año 2000 Marruecos pasa a ser uno de los diez
países a los que se dedica mayor ayuda bajo la
modalidad de cofinanciación de proyectos de desarrollo
gestionadas por ONGD. Y esto ha ocurrido a partir de
2002 en la Comunidad por el motivo que veremos a
continuación. El resto de ayuntamientos prácticamente
no apoya acciones en Marruecos. Históricamente, y
dentro del contexto mediterráneo, privilegian la atención
humanitaria a la población refugiada saharaui que vive
en Argelia, que sí se encuentra entre los diez principales
beneficiarios de la AOD agregada de aquellos
municipios.
El Plan General de Cooperación para el Desarrollo
2001-2004 considera a Marruecos país prioritario,
junto a un país subsahariano: Mozambique, y a otros
seis países iberoamericanos: Bolivia, Honduras,
Nicaragua, Perú, República Dominicana y El Salvador,
a los que luego se han sumado Ecuador y Colombia.
Las razones de la opción por Marruecos son las
siguientes: el bajo nivel de desarrollo humano de
Marruecos, inferior a los de Bolivia o Nicaragua y sólo
superior al de la República de Haití en América Latina;
4
la opinión de la FONGDCAM y las ONGD presentes
en el Consejo de Cooperación en el sentido de que la
82
población africana sea tenida en cuenta de manera
creciente debido a su peor situación, y, por último, y
por el hecho de ser considerado país prioritario por el
Plan Director de la Cooperación Española 2001-2004.
Un motivo adicional, declarado de manera genérica
y no expresa, a la hora de establecer las prioridades
geográficas, fue la presencia creciente de naturales
de Marruecos en las ciudades y pueblos de la
Comunidad de Madrid. Esta circunstancia es
considerada por el Plan General como muy positiva
e incrementa nuestras capacidades, como comunidad,
para mejorar la cooperación para el desarrollo.
El Plan General se elaboró en un momento en el
que las ONGD incluían a Marruecos entre sus
prioridades. Con dinamismo e implicación creciente,
a pesar de las dificultades para contar con un “acuerdo
de sede” que reconozca la presencia de las ONGD
en el país por parte de la administración marroquí, un
grupo de personas españolas, cada vez más
numeroso, ha ganado una experiencia de trabajo en
desarrollo y en Marruecos digna de tener en cuenta
y que hace diez años era muy escasa.
Como vemos en la tabla 1, la Comunidad de Madrid
y el Ayuntamiento de la capital comprueban el
incremento de la demanda de ayuda para Marruecos
en los años 1999 y 2000, respectivamente.
Mientras la AOD ejecutada por las administraciones
públicas madrileñas en el periodo 1998-2002 ha pasado
de 22 millones de euros a 25,9 mill. de euros (un
incremento de 17%). Marruecos ha pasado de recibir
0,26 a 1,09 millones de euros (un 420% más como
consecuencia del bajo nivel de partida). Con respecto
al total de la ayuda Marruecos ha pasado del 1,2% al
4,2% del total de la AOD regional. Por tanto ha habido
un incremento sustancial, pero sigue siendo bajo en
términos absolutos y también en términos relativos
con respecto al total de la ayuda.
El Ayuntamiento de Madrid dedica alrededor del
3,5% de su ayuda a Marruecos este porcentaje es
algo mayor, en torno al 5%, en el caso de la Comunidad
de Madrid. Estas cifras son todavía bajas. A pesar de
ser bajas, Marruecos ya se encuentra entre los 10
países que más ayuda reciben de la Comunidad y del
Ayuntamiento de Madrid. Esto demuestra la importancia
creciente, pero también la dispersión de la totalidad
de la AOD regional. A pesar del efecto corrector
provocado por la aplicación de las prioridades
geográficas del Plan General de la Comunidad de
Madrid. Sin embargo, y tras el periodo contemplado,
la primera conclusión es que “Marruecos ya existe”
para la AOD regional. Contrasta, eso sí, la escasa
participación de las administraciones locales como
muestra la tabla del final del artículo, cuando aportan
en torno al 20% del total de la AOD regional.
Algunas cuestiones de cara al futuro de la AOD
regional dedicada a Marruecos.
z La evolución reciente señalada en la tabla y el
incremento del presupuesto de AOD aprobado por la
Comunidad de Madrid en 2004 permite realizar la
siguiente proyección. La AOD regional a Marruecos
se situará por encima de 1,6 mill. de euros por año a
partir de 2004. Este límite inferior se verá superado
por varios motivos como el efecto que puede tener el
incremento de la focalización geográfica en el caso
de la ayuda del Ayuntamiento de Madrid, que casi con
total seguridad incluirá a Marruecos como país
preferente o la ayuda de los demás ayuntamientos
que paulatinamente recibirán mayor demanda para
acciones en Marruecos. Si el horizonte temporal lo
extendemos cuatro años, 2004-2007, se destinará a
Marruecos un mínimo de 6,5 millones de euros
procedentes de las administraciones públicas
madrileñas.
z Este escenario cuantitativo hay que completarlo
con la multiplicidad de agentes que pueden estar
involucrados en la gestión y ejecución de la AOD
regional. La implicación de diversidad de agentes, o
todavía mejor: la diversidad de conocimientos y
capacidades, es un tratamiento muy apropiado para
enfrentar problemas complejos con las personas y
sociedades en situación de pobreza y subdesarrollo.
Esta es una característica de nuestra cooperación
para el desarrollo. Las ONGD, las universidades, las
empresas, los sindicatos son sólo algunos ejemplos
de agentes que tienen homólogos en la otra orilla y
entre los que el diálogo de calidad es fundamental y
cada vez es más posible dado el crecimiento y los
avances en la estabilidad de las orientaciones de la
AOD.
z Hasta el momento la práctica totalidad de la AOD
destinada a Marruecos por parte de las administraciones públicas madrileñas se gestiona mediante la
modalidad de cofinanciación de proyectos y programas
de desarrollo que las ONGD presentan a las convocatorias de subvenciones. Ante el escenario que tienen
ante sí las administraciones, es el momento de dar un
paso adelante e incorporar otras modalidades de
gestión como los convenios directos con socios públicos
marroquíes u otros agentes como los señalados en el
punto anterior. La participación en mecanismos, como
el Programa Azahar para el desarrollo sostenible del
Mediterráneo o el Programa VITA de salud en África,
los dos de la Agencia Española de Cooperación Internacional, y como ya hace la Comunidad de Madrid,
puede servir para diversificar las modalidades y los
instrumentos de la cooperación para el desarrollo de
Marruecos y facilitar que otros agentes de la región
se alíen en un esfuerzo conjunto.
z Uno de los objetivos de la educación para el
desarrollo es incrementar la información, el análisis y
el conocimiento sobre las situaciones que atrapan a
las personas y que no logran alcanzar un nivel digno
de desarrollo humano. La historia reciente y el escaso
conocimiento de la realidad de Marruecos son sólo
algunas de las causas de la escasa atención a nuestros
vecinos. Con quienes la distancia o la desigualdad,
en términos de renta per capita, es creciente y una de
las mayores del mundo entre países limítrofes. Por
este motivo es preciso intensificar las acciones de
educación para el desarrollo e incorporar en ellas la
perspectiva de personas y entidades marroquíes,
aprovechar los lazos y referencias comunes que nos
unen, y lograr así abonar un intercambio recurrente,
cada vez más intenso, entre los agentes homólogos
de uno y otro lado que dan vida al diálogo, al
entendimiento y a la cooperación para el desarrollo.
z La identificación de áreas comunes de interés:
geográficas, sectoriales, entre los distintos agentes
es una de las prácticas en la que se debe ahondar.
Esto es más posible cuanto mayor sea el
establecimiento de un mínimo de orientaciones y
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
criterios estables para un periodo de tiempo por parte
de los agentes en general y para las administraciones
en particular. La Presidencia de la Comunidad de
Madrid a través del Plan Anual 2004 ha establecido
el apoyo preferente a la mujer que sufre pobreza
extrema, explotación de cualquier tipo y que no puede
ejercer sus derechos, con el objetivo de promover su
participación activa en la vida pública y en los procesos
de desarrollo. Esta orientación potencia el enfoque
horizontal de igualdad de género incluida en el Plan
General 2001-2004. El trabajo con este grupo de
población requiere del apoyo a enfoques integrales.
En el caso de Marruecos esto llevaría a apoyar aquellos
trabajos que permitan materializar los últimos cambios
incluidos en el código de familia recientemente
aprobado por el Reino de Marruecos y que otorgan
mayor libertad e independencia a la mujer marroquí.
Este esfuerzo puede llevarse a cabo combinando la
cooperación y la asociación con organizaciones
especializadas, movimientos de mujeres y con las
instituciones públicas marroquíes y
madrileñas especializadas.
z Favorecer aquellos enfoques o
metodologías que ayuden a que la práctica
democrática se extienda en todo lugar: los
suburbios, las comunas, los douares... De
manera que las acciones de desarrollo que
se apoyen cuenten con la participación de las
instituciones locales y las desconcentradas, aunque
todavía jueguen un papel deudor de las inercias del
pasado y no se autoidentifiquen como agentes al
servicio del desarrollo local como ocurre de manera
creciente en otras latitudes y donde las administraciones
se encuentran peor dotadas.
z Otro de los apuntes es el apoyo de acciones
que vayan dirigidas específicamente a lograr la
transformación del rol de las administraciones públicas
descentralizadas y desconcentradas que deseen
abrirse al diálogo y la colaboración con los ciudadanos,
fortalecerse y trabajar por la mejora de la situación de
las personas de manera sostenida.
83
z La cooperación para el desarrollo tiene un
carácter generalista y transversal. Es un modo de
hacer y pretende la coherencia y la identificación de
sinergias y complementariedades con todas las políticas
y los recursos con los que cuenta una sociedad. Una
de estas políticas es la de inmigración que tiene como
objetivo la integración de las personas que proceden,
entre otros países, de Marruecos. Tanto la Comunidad
de Madrid como el Ayuntamiento de Madrid tratan de
conjugar, desde que comenzó la década, ambas
competencias y políticas, de manera que se encuentran
bajo el mismo órgano directivo. Por tanto uno de los
retos que tienen ante sí las administraciones es definir
planes o líneas de trabajo en las que confluyan ambas
políticas, que al mismo tiempo que no pierden sus
genuinos objetivos se potencian mutuamente.
TOTAL AYUDA OFICIAL PARA EL DESARROLLO DE
MARRUECOS DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
MADRILEÑAS EN EL PERIODO 1998-2002
(MILES DE EUROS)
* Información provisional y no incluye la correspondiente al conjunto de los
ayuntamientos de la región por no estar disponibles.
1
Santiago de Miguel López. Economista y experto en cooperación para el desarrollo. En
la actualidad realiza funciones de asesor técnico de cooperación para el desarrollo en
la Dirección General de Inmigración, Cooperación para el Desarrollo y Voluntariado de
la Comunidad del Madrid. Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad
única y exclusiva de su autor.
2
“Informe de la Ayuda Oficial para el Desarrollo realizada por las Administraciones Públicas
Madrileñas” que con carácter anual y para la ayuda correspondiente al periodo 19982002 ha publicado la Dirección General de Inmigración, Cooperación para el Desarrollo
y Voluntariado de la Comunidad de Madrid. Disponible en www.madrid.org/cm_cooperacion
3
En el año 2002, según el informe citado en la nota anterior, son 38municipios los que
incluyen una partida presupuestaria específica destinada a cooperación para el desarrollo.
14 municipios de más de 50.000 habitantes son los que destinan el 73% de los 5,3 millones
de euros de AOD destinados por el conjunto de municipios excluido el Ayuntamiento de
Madrid.
4
Federación de ONGD de la Comunidad de Madrid.
84
La cooperación española y las
migraciones en Marruecos,
entre la teoría y la práctica
Manuel Lorenzo Villar
Las referencias a la necesidad de articular y de
complementar las políticas de cooperación al desarrollo
y las migratorias son cada vez más recurrentes,
quedando de manifiesto tanto en el discurso político
como en el académico, siendo refrendado por su
plasmación en planes, estrategias y programas de
cooperación. Sin embargo, a pesar de contar con este
bagaje, en la mayoría de los casos aquello que se
propugna no llega a ponerse en práctica y queda
circunscrito a un marco estrictamente teórico. Las
razones que se pueden esgrimir para explicar dichas
disfunciones son variadas aunque ante todo se debe
a la escasa importancia que tradicionalmente se ha
otorgado desde el mundo de la cooperación a las
cuestiones migratorias así como al reiterado tratamiento
de este tema desde una perspectiva exclusivamente
securitaria.
Ante el reto de integrar el hecho migratorio en el
marco de la cooperación al desarrollo es necesario
que desde esta última se asuma un nuevo papel y
que se planteen estrategias y acciones que contribuyan
de una forma eficaz a que las migraciones se produzcan
de una forma ordenada y que a su vez los inmigrantes
refuercen su papel como elemento indispensable de
contribución al desarrollo de sus países de origen.
Todo ello, teniendo en cuenta que la cooperación al
desarrollo no puede ni debe plantearse como una
alternativa a las migraciones, pero no es menos cierto
que hasta el momento, tanto los esfuerzos desplegados
como los resultados obtenidos han sido más que
dudosos, entre otras razones porque las acciones
planteadas no han sido definidas con claridad ni se
han visto acompañadas de unos criterios de actuación
previamente definidos entre los responsables de los
países de origen y los de destino.
La incorporación de las cuestiones migratorias en
el marco de la cooperación entre la Unión Europea y
Marruecos se ha concretizado en el Programa MEDA
II, en el cual está previsto poner en marcha una serie
de acciones considerando que “ las migraciones hacia
la UE ocasionan problemas mutuos que deben
solucionarse con inmediatez”. Para hacer frente a este
desafío, se pondrá en marcha una línea de financiación
en la cual se incluyen tres programas, uno de ellos
destinado a la “Gestión del control de los puestos
fronterizos” (40 millones €), un segundo dirigido al
“Apoyo institucional a la circulación de personas” (5
millones €) y el tercero orientado al “Desarrollo de las
provincias del Norte” (70 millones €), la zona del país
de donde se presupone que procede casi el 40% de
la emigración marroquí que se dirige hacia la Unión
Europea. Con esta serie de programas, la cuestión
migratoria se integra por primer vez en el marco de
las ayudas comunitarias destinadas Marruecos. A
pesar de tratarse de una iniciativa pionera, se puede
constatar que tanto la estrategia como el marco en el
que se llevarán a cabo todas estas acciones,
exceptuando el refuerzo de controles fronterizos, no
parecen estar claramente definidos existiendo
dificultades para su puesta en marcha, dado el contexto
1
actual en la escena internacional .
Si desde la UE ya se ha dado un primer paso en
la materia, desde el resto de Estados miembros, y
particularmente desde el español, el grado de
integración efectivo de la cuestión migratoria en su
política de cooperación con Marruecos aún se
encuentra en una fase embrionaria. Todo ello, a pesar
de las múltiples alusiones al necesario papel de la
cooperación al desarrollo en el ámbito de las
migraciones. De hecho, esta cuestión ya aparecía
incluida en una Proposición no de Ley aprobada por
el Congreso de los Diputados el 9 de marzo de 1991
en la que se instaba al gobierno a llevar a cabo un
programa de actuación basado en el control de flujos,
integración social de los inmigrantes y cooperación al
desarrollo en los países emisores de emigración. Con
posterioridad, el Congreso de los Diputados aprobaba
el 18 de septiembre de 1996 una moción presentada
por el Grupo Socialista, donde entre otras medidas se
instaba al ejecutivo a “aumentar progresivamente los
recursos que se dedican a la cooperación con los
países en vías de desarrollo” con especial atención a
aquellos donde se generaban mayores flujos
migratorios. En la misma línea, en un informe elaborado
por la Comisión de Política Social y Empleo del
Congreso de los Diputados acerca de la Política
Migratoria española, aprobado por el Pleno el 23 de
junio de 1998, se decía textualmente que “la política
de cooperación española debe dedicar mayor atención
a aquellas áreas geográficas donde se manifiesta la
mayor presión demográfica y las tendencias más
fuertes de inmigración hacia Europa, mediante
estrategias de actuación en los sectores clave de la
agricultura, la industria y especialmente la formación
de recursos humanos, cualificando al trabajador en el
2
país de origen” .
Finalmente, se presentó el denominado Plan
GRECO (Programa Global de Regulación y
Coordinación de la Extranjería y la Inmigración), cuya
aplicación estaba prevista para el periodo 2000-2004,
proponiéndose toda una serie de acciones y de
medidas en torno al tratamiento del fenómeno
migratorio desde diferentes perspectivas. Entre otras
acciones, se hace referencia al “Codesarrollo de los
países de origen y de tránsito de los inmigrantes”,
planteándose toda una serie de medidas dirigidas a
apoyar la formación de inmigrantes, el retorno, la
posterior reinserción de éstos como agentes desarrollo
y a la orientación de las remesas hacia sectores
productivos. También se hace mención a la ordenación
de la llegada de inmigrantes desde los países de
origen a través de formación y de convenios bilaterales
donde se especifiquen los mecanismos de selección
contando para ello con las aportaciones de los agentes
sociales y de las ONGD.
Entre España y Marruecos se han firmado dos
acuerdos bilaterales en materia laboral. El primero
dirigido a regular la contratación de mano de obra
temporal (30 de septiembre de 1999) y el segundo
destinado a coordinar y ordenar el flujo de trabajadores
(25 de julio de 2001) pero su puesta en marcha ha
sido dificultosa y los resultados obtenidos no han sido
los deseados.
Por su parte, desde el marco estricto de la
cooperación al desarrollo, la implicación del hecho
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
migratorio en la concepción de planes y estrategias
cuenta con una presencia importante. Así, en el Plan
Director de la Cooperación Española (2001-2004) se
afirma en relación con el Magreb que “la estabilidad
de esta región es primordial para España y Europa,
y para ello es indispensable una estrategia conjunta
de desarrollo para la zona que incluya soluciones al
preocupante fenómeno de las migraciones”.
Igualmente, se señala que la cooperación española
“se orientará también al Magreb, la zona del Norte de
África más próxima a España, por la que circulan
importantes flujos migratorios hacia Europa, y que
representa un foco de inestabilidad potencial en el
Mediterráneo”.
En ese sentido, el Plan Anual de Cooperación
Española para el año 2003 incluye por primera vez la
dimensión migratoria como elemento a tener en cuenta
en las actuaciones previstas en los diferentes países
receptores de ayudas. De esta forma, el Plan deja
claro que “en la planificación de la cooperación
española, así como de cara a la coordinación y
complementariedad entre las políticas de ayuda de
los distintos donantes, se tendrá especialmente en
cuenta el carácter e intensidad de los crecientes flujos
migratorios dirigidos hacia España y el resto de los
países de la UE, con la finalidad de garantizar el
derecho de las personas a poder llevar una existencia
digna en sus países de origen y regular y dignificar el
fenómeno migratorio...”. Además, se plantea la
necesidad de llevar a cabo una coordinación entre la
política de cooperación al desarrollo y de inmigración,
identificando las necesidades existentes y facilitando
el acceso a “la información a la población de los países
y regiones con mayores índices de inmigración”,
señalando nuevamente como referente al Plan
GRECO.
A pesar de estos precedentes, comprobamos que
existe una importante fractura entre aquello que se
plantea y su posterior plasmación en actuaciones
concretas en los países de origen. En el caso concreto
de Marruecos, la cooperación española concentra la
práctica totalidad de sus acciones en el desarrollo del
Norte del país, una de las zonas que conoce un
importante retraso y que es el lugar de origen de la
mayor parte de los inmigrantes residentes en España.
Sin embargo, no existe una estrategia precisa y
conjunta que trate de abordar e integrar la dimensión
migratoria en el marco de actuación de la cooperación
española en esta zona. La primera constatación de
esta divergencia y de la ausencia de estrategias
compartidas entre ambos países se constata en las
últimas Comisiones Mixtas Hispano-Marroquíes de
Cooperación Científica y Técnica (Madrid, marzo de
2000 y Rabat, junio de 2003) en las cuales no existe
mención alguna a las cuestiones migratorias.
Evidentemente, si en este tipo de encuentros que
conforman la base sobre la que se planifica la
cooperación entre ambos países no están presentes
ni los planteamientos y ni las pautas necesarias para
incluir la dimensión migratoria en la cooperación
bilateral, difícilmente se podrá justificar el inicio o la
realización de actuaciones posteriores en este terreno.
Por ello, sería necesaria la elaboración de una
estrategia global y conjunta entre ambos países que
tenga en cuenta sus actuaciones en el terreno
específico de las migraciones.
85
Si desde la esfera oficial los resultados no son
palpables, desde la acción de las ONGD, supeditadas
en su mayoría a la financiación pública, no existen
demasiadas experiencias en el campo de las
migraciones en el Norte del país. En cambio, se cuenta
con experiencias en el terreno del codesarrollo como
las que está llevando a cabo la organización Migrations
et Dévéloppement en la Región del Suss (Suroeste)
a través de la participación activa de colectivos de
inmigrantes en el desarrollo local, una experiencia que
al margen de la realización de numerosos proyectos
ha generado toda una dinámica asociativa y solidaria
entre las comunidades locales con resultados notorios.
En el caso del Norte de Marruecos, zona donde se
concentra la cooperación española, observamos que
la implicación de los colectivos de inmigrantes en el
desarrollo local se encuentra en una fase incipiente.
Al margen de la existencia de obstáculos diversos,
una de las razones de esta escasa participación se
debe a que la presencia de inmigrantes marroquíes
en España es relativamente reciente si se compara
con otros países de la UE, lo que incide de una forma
determinante tanto en la creación como en la posterior
implantación y asentamiento de un tejido asociativo
con capacidad para llevar a cabo actuaciones en
materia de cooperación.
Entre las pocas asociaciones de inmigrantes
marroquíes que participan en acciones de cooperación
en la zona Norte destacan la REMCODE (Red
3
Euromediterránea de Cooperación al Desarrollo) y la
Asociación de Inmigrantes Marroquíes en las Islas
4
Baleares “Al-Magreb” que se erigen como los
principales exponentes de participación puntual de
asociaciones y colectivos de inmigrantes.
La REMCODE (Red Euromediterránea de
Cooperación al Desarrollo) nació en 1997 en el seno
de ATIME (Asociación de Trabajadores Marroquíes de
España), con el objetivo de hacer efectiva su
participación en el desarrollo de su país de origen
como una forma de aplicación práctica de las políticas
de codesarrollo. En un principio se llevaron a cabo
intervenciones dirigidas a la realización de estudios
para identificar proyectos para en una etapa posterior
efectuar la ejecución y seguimiento de los mismos.
En esta línea han puesto en marcha actuaciones en
diferentes provincias del Norte de Marruecos, en
colaboración con ONG españolas y marroquíes,
contando con la financiación de organismos públicos
como la Comunidad de Madrid, la Agencia Española
de Cooperación Internacional, el Gobierno Regional
de la Rioja y el Ayuntamiento de Logroño.
Otro ejemplo de la intervención de asociaciones
de inmigrantes en el proceso de desarrollo en el Norte
de Marruecos lo encontramos en las diferentes
acciones iniciadas por la Asociación de Inmigrantes
Marroquíes de las Islas Baleares “Al-Magreb”, con
destacados proyectos de cooperación en las provincias
de Alhucemas y de Tetuán. Tanto la estrategia, como
las acciones realizadas por esta asociación se inspiran
no sólo en la realización de proyectos puntuales sino
en la creación de instrumentos que fomenten tanto
el diálogo como el conocimiento entre la sociedad
española y la marroquí. En este marco se inscribe la
creación en el año 2001 del denominado Grupo Rif,
un espacio para el debate, la reflexión y el intercambio
de experiencias que inició su andadura en 2001 con
86
el objetivo de estrechar lazos y aunar esfuerzos entre
la sociedad civil de ambas orillas al tiempo que
4
pretende promover la cooperación al desarrollo .
Una mención aparte merece la labor humanitaria
que esta realizando la organización Médicos Sin
Fronteras (MSF) en el campo de las migraciones en
Marruecos a partir de la puesta en marcha de
programas dirigidos a aliviar el sufrimiento vivido por
los inmigrantes subsaharianos en tránsito. Para hacer
efectiva esta ayuda, el equipo de Médicos sin Fronteras
esta realizando desde sus locales en Tánger un
seguimiento de ayuda y atención sanitaria a los
inmigrantes en tránsito por esta ciudad acompañado
de acciones puntuales en los alrededores de Ceuta y
Melilla, lugares donde se producen aglomeraciones
de personas a la espera de cruzar la frontera que en
ocasiones se encuentran enfermos o han sido heridos
en las eventuales redadas llevadas a cabo por las
fuerzas de seguridad marroquíes. En las diversas
actuaciones en este terreno, Médicos sin Fronteras
(MSF), ha encontrado ciertas reticencias por parte de
las autoridades marroquíes porque una organización
internacional intervenga en un campo del cual es
preferible ocultar parte de la cruda realidad que
esconde.
Finalmente, podemos constatar que a lo largo de
los últimos años han sido escasas las experiencias
puestas en marcha en el terreno de las migraciones
y la cooperación en el Norte de Marruecos. Desde la
esfera oficial parece que no se ha encontrado el modo
de integrar ambas políticas; sin embargo, los resultados
obtenidos en las actuaciones realizadas por las
asociaciones han sido satisfactorios. Estas experiencias
deben contribuir a sentar las bases y servir de referencia
para intensificar las acciones desde la esfera oficial,
las ONGD y las asociaciones de inmigrantes.
1
Como resultado de la cumbre de Tampere (Finlandia, 15 y 16 de octubre de 1999) el
Consejo de Europa propone una serie de medidas securitarias dirigidas a frenar los flujos
migratorios. En lo que podríamos denominar aspectos de cooperación se plantea el
lanzamiento de campañas de información en los países de origen con la intención de
informar a los posibles candidatos a emigrar de las posibilidades de hacerlo de una forma
legal; por otro lado, el Consejo se propuso intensificar las ayudas a los países de origen
y tránsito con el fin de facilitar los retornos voluntarios y de permitir a las autoridades de
estos países reforzar sus medios para combatir de modo eficaz el tráfico de seres humanos
y cumplir con sus obligaciones en materia de readmisión frente a la UE y los Estados
miembros.
2
La política migratoria española. Comisión de Política Social y Empleo del Congreso de
los Diputados. Madrid. 1998. Pág,33.
3
REMCODE. C/López de Hoyos,
4
Asociación de Inmigrantes Marroquíes de las Islas Baleares “Al-Magreb”. C/Pere Alcantara
Peña,13-despacho,7. Palma de Mallorca. 07000. Tel: 971 777 430.
5
El Grupo Rif está formado por la Asociación de Inmigrantes Marroquíes de las Islas
Baleares “Al-Magreb”, la Asamblea de Mujeres, Asociación Oikos, Avanç Filmations
Educatives, GOB, CGT, Consejo de la Juventud de las Islas Baleares, Fundación Diagrama,
Educación y Solidaridad, Metges del Món, STEi, Dirección General de Cooperación y
Consejería del Medio Ambiente.
Las migraciones clandestinas
entre Marruecos (Magreb)
y España (Unión Europea).
Por qué, cuántos, qué hacer
Mehdi Lahlou
El conjunto de los estudios realizados en los últimos
años sobre los movimientos migratorios entre África
y la Europa occidental y que han tenido por objetivo
particular las nuevas redes migratorias entre el África
subsahariana y los países de la Unión Europea, via
Magreb, han permitido llegar, entre otras conclusiones,
a la confirmación de hecho de que la cuestión migratoria
que concierne, año tras año, a un número creciente
de países y de personas, plantea una problemática
global y pluridimensional. Es el resultado de la
conjunción de factores de orden económico
(acentuación de la pobreza), político (disturbios y
conflictos violentos inter e intra varios países africanos)
y reglamentario (generalización del sistema de visados
y establecimiento del espacio Schengen por los países
de la UE).
Con el claro endurecimiento desde 2001 de la
reglamentación europea y de los controles en las
fronteras exteriores del espacio Schengen, la gestión
de tal problemática coloca desde ahora frente a frente
a Marruecos y a España y, en consecuencia, al Magreb
y la UE, en una postura históricamente inédita. Sobre
todo porque, por otra parte, el número de ciudadanos
marroquíes, argelinos y, en menor medida tunecinos,
que alimentan a su vez —muy claramente en lo que
concierne a los marroquíes— las migraciones
irregulares hacia el sur de Europa, no parece descender
con los años.
A continuación presentamos de manera sucinta las
principales razones de este fenómeno migratorio
africano, su amplitud y los ejes de soluciones para
hacerle frente.
Por qué parten
La expansión extremadamente rápida de las
migraciones de “clandestinos” o de personas en
“situación irregular” registrados a partir —y en el
interior— de África (toda África, incluyendo la del Norte)
desde comienzos de los años noventa debe ligarse a
los múltiples factores de atracción/repulsión que se
ejercen sobre ciertas franjas de población africana,
sobre todo la más joven. De un lado, la atracción cada
vez más fuerte que ejercen el modo y el nivel de vida
de las poblaciones de Europa occidental y de América
del Norte, gracias a la mundialización, al desarrollo
de las nuevas tecnologías de la información y,
concomitantemente, a la penetración de imágenes
en lugares aún inaccesibles hace apenas dos decenios.
Atracción que afecta sobre todo a los jóvenes de
sexo masculino, pero cada vez más también a mujeres,
para los que Europa y América del Norte representan
“lo mejor” en términos de condiciones de vida, de
libertad, de garantía de derechos, de ocio…, todo lo
que sus países no son, todo a lo que aspiran
particularmente en términos de “oportunidades de
salida”. Por otro lado, la generalización de los visados
en el conjunto de los países ricos potencialmente de
86
el objetivo de estrechar lazos y aunar esfuerzos entre
la sociedad civil de ambas orillas al tiempo que
4
pretende promover la cooperación al desarrollo .
Una mención aparte merece la labor humanitaria
que esta realizando la organización Médicos Sin
Fronteras (MSF) en el campo de las migraciones en
Marruecos a partir de la puesta en marcha de
programas dirigidos a aliviar el sufrimiento vivido por
los inmigrantes subsaharianos en tránsito. Para hacer
efectiva esta ayuda, el equipo de Médicos sin Fronteras
esta realizando desde sus locales en Tánger un
seguimiento de ayuda y atención sanitaria a los
inmigrantes en tránsito por esta ciudad acompañado
de acciones puntuales en los alrededores de Ceuta y
Melilla, lugares donde se producen aglomeraciones
de personas a la espera de cruzar la frontera que en
ocasiones se encuentran enfermos o han sido heridos
en las eventuales redadas llevadas a cabo por las
fuerzas de seguridad marroquíes. En las diversas
actuaciones en este terreno, Médicos sin Fronteras
(MSF), ha encontrado ciertas reticencias por parte de
las autoridades marroquíes porque una organización
internacional intervenga en un campo del cual es
preferible ocultar parte de la cruda realidad que
esconde.
Finalmente, podemos constatar que a lo largo de
los últimos años han sido escasas las experiencias
puestas en marcha en el terreno de las migraciones
y la cooperación en el Norte de Marruecos. Desde la
esfera oficial parece que no se ha encontrado el modo
de integrar ambas políticas; sin embargo, los resultados
obtenidos en las actuaciones realizadas por las
asociaciones han sido satisfactorios. Estas experiencias
deben contribuir a sentar las bases y servir de referencia
para intensificar las acciones desde la esfera oficial,
las ONGD y las asociaciones de inmigrantes.
1
Como resultado de la cumbre de Tampere (Finlandia, 15 y 16 de octubre de 1999) el
Consejo de Europa propone una serie de medidas securitarias dirigidas a frenar los flujos
migratorios. En lo que podríamos denominar aspectos de cooperación se plantea el
lanzamiento de campañas de información en los países de origen con la intención de
informar a los posibles candidatos a emigrar de las posibilidades de hacerlo de una forma
legal; por otro lado, el Consejo se propuso intensificar las ayudas a los países de origen
y tránsito con el fin de facilitar los retornos voluntarios y de permitir a las autoridades de
estos países reforzar sus medios para combatir de modo eficaz el tráfico de seres humanos
y cumplir con sus obligaciones en materia de readmisión frente a la UE y los Estados
miembros.
2
La política migratoria española. Comisión de Política Social y Empleo del Congreso de
los Diputados. Madrid. 1998. Pág,33.
3
REMCODE. C/López de Hoyos,
4
Asociación de Inmigrantes Marroquíes de las Islas Baleares “Al-Magreb”. C/Pere Alcantara
Peña,13-despacho,7. Palma de Mallorca. 07000. Tel: 971 777 430.
5
El Grupo Rif está formado por la Asociación de Inmigrantes Marroquíes de las Islas
Baleares “Al-Magreb”, la Asamblea de Mujeres, Asociación Oikos, Avanç Filmations
Educatives, GOB, CGT, Consejo de la Juventud de las Islas Baleares, Fundación Diagrama,
Educación y Solidaridad, Metges del Món, STEi, Dirección General de Cooperación y
Consejería del Medio Ambiente.
Las migraciones clandestinas
entre Marruecos (Magreb)
y España (Unión Europea).
Por qué, cuántos, qué hacer
Mehdi Lahlou
El conjunto de los estudios realizados en los últimos
años sobre los movimientos migratorios entre África
y la Europa occidental y que han tenido por objetivo
particular las nuevas redes migratorias entre el África
subsahariana y los países de la Unión Europea, via
Magreb, han permitido llegar, entre otras conclusiones,
a la confirmación de hecho de que la cuestión migratoria
que concierne, año tras año, a un número creciente
de países y de personas, plantea una problemática
global y pluridimensional. Es el resultado de la
conjunción de factores de orden económico
(acentuación de la pobreza), político (disturbios y
conflictos violentos inter e intra varios países africanos)
y reglamentario (generalización del sistema de visados
y establecimiento del espacio Schengen por los países
de la UE).
Con el claro endurecimiento desde 2001 de la
reglamentación europea y de los controles en las
fronteras exteriores del espacio Schengen, la gestión
de tal problemática coloca desde ahora frente a frente
a Marruecos y a España y, en consecuencia, al Magreb
y la UE, en una postura históricamente inédita. Sobre
todo porque, por otra parte, el número de ciudadanos
marroquíes, argelinos y, en menor medida tunecinos,
que alimentan a su vez —muy claramente en lo que
concierne a los marroquíes— las migraciones
irregulares hacia el sur de Europa, no parece descender
con los años.
A continuación presentamos de manera sucinta las
principales razones de este fenómeno migratorio
africano, su amplitud y los ejes de soluciones para
hacerle frente.
Por qué parten
La expansión extremadamente rápida de las
migraciones de “clandestinos” o de personas en
“situación irregular” registrados a partir —y en el
interior— de África (toda África, incluyendo la del Norte)
desde comienzos de los años noventa debe ligarse a
los múltiples factores de atracción/repulsión que se
ejercen sobre ciertas franjas de población africana,
sobre todo la más joven. De un lado, la atracción cada
vez más fuerte que ejercen el modo y el nivel de vida
de las poblaciones de Europa occidental y de América
del Norte, gracias a la mundialización, al desarrollo
de las nuevas tecnologías de la información y,
concomitantemente, a la penetración de imágenes
en lugares aún inaccesibles hace apenas dos decenios.
Atracción que afecta sobre todo a los jóvenes de
sexo masculino, pero cada vez más también a mujeres,
para los que Europa y América del Norte representan
“lo mejor” en términos de condiciones de vida, de
libertad, de garantía de derechos, de ocio…, todo lo
que sus países no son, todo a lo que aspiran
particularmente en términos de “oportunidades de
salida”. Por otro lado, la generalización de los visados
en el conjunto de los países ricos potencialmente de
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
acogida, al limitar las migraciones legales y los simples
desplazamientos de personas, doblando así el atractivo
de lo “prohibido”, ha contribuido al crecimiento de los
movimientos efectuados en la clandestinidad.
Estos dos factores no son, sin embargo, los únicos
1
que explican las tendencias migratorias recientes . En
efecto, y por otro lado, África desempeña desde hace
algunos años un papel de repulsión cada vez mayor
sobre una parte creciente de su población, cuya
esperanza de una vida mejor en su lugar de nacimiento
disminuye conforme crece la pobreza y el “mal vivir”
ambiente.
La evolución de la situación en África —al sur del
Sahara en particular— desde mediados de los sesenta
y sobre todo en los dos últimos decenios, viene
marcada globalmente por cuatro elementos importantes
que resumen la amplitud y profundidad del dilema
africano en este comienzo de siglo. Se trata del
crecimiento demográfico que es más elevado que en
ningún otro lugar del mundo, ya que la población
africana deberá triplicarse en 50 años, pasando de
800 millones de habitantes en 2000 a 2,3 mil millones
2
en 2050 . Se trata también de la pobreza que se
3
extiende como en ningún otro continente , así como
la reducción rápida de recursos naturales a disposición
de sus habitantes. Por último, consecuencia de una
multiplicidad de razones —además de las tres
anteriores, las múltiples interferencias exteriores, tanto
políticas de tiempos de la “guerra fría” como
económicas de la era actual de la mundialización—,
están los conflictos y guerras de todo tipo cada vez
más numerosos, reduciendo las posibilidades de invertir
las tendencias sobre todo económicas, dado que la
inseguridad representa un factor de fuerte repulsión
tanto para los inversores locales (cuyo número es, a
priori, reducido) como para los potenciales inversores
extranjeros.
Cuántos son
En cuanto a la amplitud actual de este fenómeno,
las informaciones disponibles sobre el número de
migrantes subsaharianos en situación irregular que
transitan por el Magreb hacia Europa o que se instalan
en el Magreb (como última etapa en su proyecto
migratorio), o de magrebíes inmigrados, instalados
irregularmente en Europa occidental, provienen de
diferentes fuentes, a menudo no concordantes y muy
dispares y parciales según sus orígenes.
Existen en primer lugar las cifras publicadas por
las autoridades españolas (Ministerio de Trabajo,
Guardia Civil, diarios…). Son las más utilizadas y las
que parecen más completas. Hay también algunos
datos parciales publicados esporádicamente por las
autoridades marroquíes o argelinas. Es preciso añadir
también las informaciones extraídas de estudios de
diferentes investigadores (generalmente de manera
aislada) en Marruecos, Argelia, Libia o Túnez, así
como las que aparecen en los medios de comunicación
escritos, tanto en el Magreb como en Europa.
Algunos datos básicos concordantes en todas estas
fuentesserían:
zEl número de migrantes ha progresado fuertemente
en el curso de los últimos años; pero, sin embargo,
su mayor visibilidad —tanto efectiva, en las grandes
arterias y plazas de ciertas ciudades (Las
87
Palmas, Madrid, Barcelona, París, Marsella, Milán,
Pisa o Florencia…) como mediática y política—ha sido
sobre todo a través del desarrollo de movimientos
xenófobos, aunque no sea más que por medio de su
percepción como Bomba migratoria según la describen
a menudo los medios españoles4.
zLos países concernidos son más numerosos
y la parte de los migrantes en cada uno de ellos se
ha convertido en más significativa.
z Las migraciones de ciudadanos de los países
del Sur del Sahara no conciernen aún, más que en
una débil medida, a Europa, ya que, en su mayor
parte, los migrantes subsaharianos se instalan durante
períodos más o menos largos en el Magreb, en Libia
en particular, en Argelia en menor medida y, cada vez
más, en Marruecos. Se estima así en más de dos
millones el número de personas del Sur del Sahara
que viven actualmente en Libia.
A grosso-modo, en los últimos años y según las
diferentes fuentes, puede cifrarse entre 65.000 y 80.000
el número de migrantes subsaharianos que acceden
anualmente al Magreb por sus fronteras saharianas.
De esta estimación, el 80% de los migrantes se dirigen
hacia Libia y el 20% restante, o sea entre 13.000 y
16.000, van hacia Argelia. En todo caso, del 80% que
va a Libia, una parte imposible de cifrar —que varía
fuertemente según la política seguida en el momento
por las autoridades libias de cara a los países del
África subsahariana— pasa por el territorio argelino,
para seguir el itinerario-red “argelino-marroquí” con
destino a Europa.
Una parte de estos migrantes queda en Argelia
pero, en su mayor número, no hacen más que transitar
por el territorio argelino —trabajando de camino para
para hacer frente a sus múltiples gastos, especialmente
de transporte- para dirigirse hacia Marruecos y marchar
a continuación hacia España o, en su defecto, para
quedar en Marruecos, que parece constituir cada vez
más un destino final para algunos ciudadanos de
países como Senegal, Mali, o la República Democrática
del Congo.
Por su parte, la Comisión Europea, en el marco de
una misión de identificación en Marruecos sobre la
5
‘’Gestión de los controles fronterizos‘’ ha recibido del
gobierno marroquí informaciones sobre el número de
detenciones de migrantes clandestinos, marroquíes y
extranjeros, operados por los servicios de seguridad.
Ese número habría alcanzado a 24.409 personas en
2000, de las cuales 9.353 marroquíes, y 26.427 en
2001, de las cuales 13.327 marroquíes.
Según la gendarmería marroquí, en 2002 se habrían
6
arrestado 3017 migrantes entrados clandestinamente
en Marruecos. Por su parte, las autoridades argelinas
anunciaron para el mismo año la detención de 4.118
migrantes clandestinos, incluidas 268 mujeres.
Por su parte, las estadísticas publicadas por el
7
Instituto Nacional de Estadística (INE) , indican que
a fines de 2003 había en España 3,3 millones de
extranjeros, de los cuales 1,5 millones sin papeles, o
sea un 7,5% de la población española total estimada
en 43 millones de personas. Los extranjeros se
repartían como sigue: 1.032 millones originarios de
América Latina; 587.334 personas de diferentes países
88
de la UE; 348.713 personas de otros países
europeos; 522.649 africanos, entre ellos los marroquíes
y demás magrebíes; 128.963 personas de diferentes
países de Asia; 41.383 personas de América del Norte
y 11.747 de otras regiones del mundo. Estos datos
indican en particular que si hay un problema migratorio
en España hoy, es ante todo en relación con los
migrantes latinoamericanos, que constituyen casi el
tercio de la población extranjera que vive en España.
Los migrantes originarios de África, incluido el Magreb,
representan el 15,8% de esta misma población.
En resumen, la batalla de cifras y de declaraciones
de firmeza es probablemente una de las
manifestaciones ligadas a la manera de abordar, tanto
en España como en Marruecos, las numerosas
diferencias (o conflictos que componen un complejo
contencioso que va desde la pesca a la reivindicación
marroquí de Ceuta, Melilla y los peñones) que las
oponen desde hace tiempo.
Algunos responsables españoles no dudaron en
el curso de los últimos años en sostener que a cada
conflicto entre ambos países le correspondía un
aumento de las pateras desde Marruecos, lo que
demuestra “la existencia de una forma de presión
ejercida a través del control de la migración” por los
marroquíes. En este sentido, el incidente del islote
Leila/Perejil de julio del 2002, no está aislado del resto
8
del contencioso hispano-marroquí . Mientras que los
datos aportados por las autoridades marroquíes
demuestran, justamente, que a pesar de las situaciones
repetitivas de crisis entre Marruecos y España, la
policía y la gendarmería marroquíes muestran mayor
vigilancia para limitar los flujos migratorios que parten
9
desde Marruecos hacia España .
¿Qué hacer?
El debate en torno a la cuestión migratoria entre
los países del Magreb y los de la UE, se ha deslizado
muy rápidamente, especialmente desde 2001, por una
mezcla de consideraciones económico-sociales y
securitarias, hacia una aproximación fundada
esencialmente sobre el controlo y la sanción. La ley
marroquí al respecto, presentada y adoptada de manera
10
simultánea con un texto de ley sobre el terrorismo ,
o los textos tunecinos, franceses o españoles
adoptados durante los últimos años, constituyen una
perfecta ilustración de este viraje.
No obstante, es evidente que la agravación de la
situación en África, y el aumento de los flujos migratorios
derivado de ella, no permiten encontrar soluciones
viables más que en la esfera económica y social y a
largo plazo. Toda intervención creíble para reducir la
amplitud del fenómeno migratorio a medio y largo
plazo y para limitar a corto plazo los efectos negativos
de todo tipo que sufren tanto los países de partida
como de acogida y los migrantes mismos, debe
articularse sobre un conjunto de aspectos y debe ser
dirigida ante todo por los países de partida.
A fin de cuentas, para que haya resultados concretos
sobre el terreno, en términos de reducción de la
pobreza, de crecimiento del empleo, de mejora del
nivel educativo de la población, de las condiciones de
vida, de instalación de la seguridad y de la estabilidad,
sería necesario un verdadero plan Marshall —a imagen
del que permitió la reconstrucción de Europa occidental
tras la segunda guerra mundial— para el conjunto de
África, así como una aproximación concertada, más
dinámica y voluntarista, entre grupos regionales de
África, la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, los
organismos de Naciones Unidas especializados en el
desarrollo y las instancias internacionales como el FMI
y la Banca Mundial.
Muy particularmente, esta manera de afrontar los
problemas debería ser dirigida de manera concertada
por los conjuntos más directamente concernidos por
las migraciones y los problemas de desarrollo de
África. Se trata de la UE y el Magreb, en tanto que
grupos político-económicos, además del conjunto de
los países subsaharianos. Los problemas planteados
actualmente a las poblaciones afectadas serán de tal
envergadura en los años por venir, que se ve necesaria
11
una Conferencia euro-africana para discutir los
fundamentos de un marco multilateral de diálogo y
cooperación entre la UE, los países del Magreb y los
principales países de partida de los migrantes ilegales
del África sub-sahariana. Esta conferencia debería
pretender ante todo, la institución de un “partenariado
político y de seguridad” a imagen de la que tuvo lugar
en 1995 entre la UE y los países del sur del
Mediterráneo, con vistas a hacer frente a corto y medio
plazo a los flujos de migraciones ilegales, pero debería
abordar sobre todo el plazo largo, instituyendo un
“partenariado económico y de desarrollo”, único capaz
de reducir las presiones migratorias en un continente
que pronto estará poblado por mil millones de personas.
Este partenariado euro-africano, dada la urgencia
de los problemas planteados por las migraciones
ilegales en la actualidad y dada la amplitud que pueden
llegar a alcanzar en los años venideros, deberá estar
fundado sobre una voluntad política fuerte y sobre un
compromiso económico real, a fin de luchar contra la
pobreza y asegurar el desarrollo en las regiones más
desfavorecidas del África sub-sahariana.
Desde este punto de vista, la declaración de la
ministra española de Asuntos Exteriores hecha en
Túnez en diciembre de 2003, según la cual “la gestión
de las migraciones clandestinas a partir de África es
una responsabilidad compartida de los países de
partida, de los de tránsito y de acogida” por lo que
debe ser consecuentemente asegurada por todos. Los
países de la UE, en tanto que países de llegada, el
Magreb, Marruecos, Argelia y Túnez en particular, en
tanto que países de tránsito (y también de partida) y
12
los países de partida del África sub-sahariana” , parece
ir en la buena dirección. La de una aproximación
multilateral de la problemática migratoria más que
bilateral exclusivamente, a manera de un contencioso
más en la agenda marroquí y española.
1
Léase a este propósito el artículo de Saskia Sassen ‘’Mais pourquoi émigrent-ils?‘’. Le
Monde diplomatique, noviembre 2000.
2
Según World Population Prospects: The 2000 Revision, Volumen II: Sex & Age. United
Nations, New York, 2001.
3
Según la CNUCED (2002), la proporción de población que vive en la ‘’extrema pobreza‘’,
es decir, la que gasta menos de un dólar americano por día, ha pasado en los países
africanos menos avanzados de 56 % en el período 1965-1969 al 65 % en 1995-1999,
mientras la tasa de crecimiento del PIB ha pasado del 6% para el conjunto africano entre
1965 y 1970 al 0% entre fines de los años 1980 y comienzos de los 1990.
4
Véase la revista Dinero, n° 907 de junio 2002, Madrid.
5
Integrada en el Programa indicativo nacional MEDA 2002/2004 que incluye 3 programas
específicos: Gestión de los controles fronterizos, con un presupuesto de 40 millones de
Euros; Apoyo institucional a la circulación de las personas, presupuesto de 5 millones de
Euros; y Estrategia para el Desarrollo de las provincias del Norte (marroquí), 70 millones
de Euros para el año 2004.
6
Esta cifra fue anunciada por la radio a comienzos de febrero de 2003. La revista Tel Quel
(publicada en Casablanca) ha anunciado en su número del 3 de marzo de 2003, la
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
detención de 4.400 personas de origen subsahariano en situación irregular. En los meses
de enero y febrero de 2003, los servicios de policía marroquíes habrían detenido 2.900
extranjeros en situación irregular en Marruecos (Libération, periódico de Casablanca, del
9 de marzo de 2003).
7
Citado por La Vanguardia, periódico de Barcelona, del 29 de enero de 2004.
8
Elpais.es. sitio web de internet del periódico El Pais. 26 agosto de 2002.
9
El 23 de septiembre de 2002 debía tener lugar en Madrid un encuentro previsto desde
la resolución del incidente de Perejil entre los ministros marroquíes y españoles de Asuntos
Exterioresa. El encuentro fue anulado por la parte marroquí el 21 de septiembre, en razón
de lo que se consideró violaciones repetidas del espacio aéreo y marítimo por parte de
las fuerzas armadas españolas (según el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Rabat, 67
vuelos sobre el espacio aéreo marroquí por aviones españoles entre junio y septiembre
de ese año y 21 violaciones de las aguas marroquíes por unidades navales de la marina
española).
10
Y adoptada con el mismo texto, por unanimidad, tras los atentados terroristas de
Casablanca del 16 de mayo de 2003.
11
A imagen de la Conferencia euro-mediterránea de Barcelona, celebrada los días 27 et
28de noviembrede 1995.
12
Declaración hecha al margen de la cumbre 5+5 Europa del sur (Portugal, España, Italia,
Malta, Francia) / Magreb (Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia).
89
Los focos de la inmigración
irregular
Bernabé López García
Manuel Lorenzo
Entre los “fantasmas” que suscita en las sociedades
de acogida la inmigración, destaca sin duda su carácter
“incontrolado”. Sin embargo la inmigración —incluida
la irregular—tiene una lógica y su conocimiento es
clave para intentar su control.
Una primera radiografía de la lógica de las
migraciones irregulares en España después de 1991,
en que la implantación del visado abre paso al
desarrollo de vías clandestinas para el ingreso en
España, la llevamos a cabo en la última parte del Atlas
de la inmigración magrebí en España, a través de un
estudio de la regularización encubierta que fue el
contingente de 1994. En dicho proceso fueron
regularizados unos ocho mil marroquíes, de cuyos
expedientes llevamos a cabo un análisis de una
muestra al 10% de los que obtuvieron permiso en
cada comunidad autónoma española, a fin de que
fuera representativa del total del territorio. Este análisis
permitió ver que la mitad aproximadamente tenían un
perfil de origen, de edad y sexo similares a los
regularizados en el proceso de 1991 y que habíamos
estudiado en dicho Atlas. Además, sus pasaportes
estaban expedidos con anterioridad a junio de 1991.
Se trataba, sin duda, de los que habían quedado
pendientes de regularización y que encontraron en el
contingente la manera de legalizar su situación. Pero
la otra mitad presentaban un perfil claramente
diferenciado y se trataba, sin duda, de los nuevos
clandestinos llegados con posterioridad a 1991 (sus
pasaportes lo corroboraban, pues estaban expedidos
con posterioridad a esa fecha). Era en Andalucía donde
se concentraban en mayor proporción, alcanzando el
54% de dichos expedientes.
Los marroquíes del contingente de 1994 contaban
con mayor número de mujeres (16,4 frente a 13,5%),
con edades más jóvenes. Pero donde los cambios de
perfil eran más significativos era sobre todo en los
lugares de origen. La provincia con mayor presencia
en el contingente era Uxda, con un 28% frente a un
14% en la regularización anterior. Provincias como
Nador, Alhucemas o Casablanca, con un puesto
preeminente en la regularización de 1991, disminuían
su importancia global, así como Tetuán y Tánger se
estabilizaban. Pero entre 1991 y 1994 aparecían
nuevos destinos con fuerza: Beni Mellal y Taza. El
primero, con un 8,3%, el doble que en 1991 y el
segundo con casi un 4% en 1994, el doble también
.que tres años antes.
Van a ser esos los “focos” nuevos de la
clandestinidad, los que nutran una parte significativa
de la emigración hacia España. Porque justo son esas
las provincias que han continuado enviando sus
poblaciones hacia España, según demuestran las
investigaciones que el TEIM ha realizado para este
Atlas 2004" de la inmigración marroquí en España,
alimentando nuevas redes que se unen a las ya
establecidas anteriormente.
El cierre de fronteras que se produce con el
establecimiento del visado en 1991 contribuye a
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
detención de 4.400 personas de origen subsahariano en situación irregular. En los meses
de enero y febrero de 2003, los servicios de policía marroquíes habrían detenido 2.900
extranjeros en situación irregular en Marruecos (Libération, periódico de Casablanca, del
9 de marzo de 2003).
7
Citado por La Vanguardia, periódico de Barcelona, del 29 de enero de 2004.
8
Elpais.es. sitio web de internet del periódico El Pais. 26 agosto de 2002.
9
El 23 de septiembre de 2002 debía tener lugar en Madrid un encuentro previsto desde
la resolución del incidente de Perejil entre los ministros marroquíes y españoles de Asuntos
Exterioresa. El encuentro fue anulado por la parte marroquí el 21 de septiembre, en razón
de lo que se consideró violaciones repetidas del espacio aéreo y marítimo por parte de
las fuerzas armadas españolas (según el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Rabat, 67
vuelos sobre el espacio aéreo marroquí por aviones españoles entre junio y septiembre
de ese año y 21 violaciones de las aguas marroquíes por unidades navales de la marina
española).
10
Y adoptada con el mismo texto, por unanimidad, tras los atentados terroristas de
Casablanca del 16 de mayo de 2003.
11
A imagen de la Conferencia euro-mediterránea de Barcelona, celebrada los días 27 et
28de noviembrede 1995.
12
Declaración hecha al margen de la cumbre 5+5 Europa del sur (Portugal, España, Italia,
Malta, Francia) / Magreb (Mauritania, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia).
89
Los focos de la inmigración
irregular
Bernabé López García
Manuel Lorenzo
Entre los “fantasmas” que suscita en las sociedades
de acogida la inmigración, destaca sin duda su carácter
“incontrolado”. Sin embargo la inmigración —incluida
la irregular—tiene una lógica y su conocimiento es
clave para intentar su control.
Una primera radiografía de la lógica de las
migraciones irregulares en España después de 1991,
en que la implantación del visado abre paso al
desarrollo de vías clandestinas para el ingreso en
España, la llevamos a cabo en la última parte del Atlas
de la inmigración magrebí en España, a través de un
estudio de la regularización encubierta que fue el
contingente de 1994. En dicho proceso fueron
regularizados unos ocho mil marroquíes, de cuyos
expedientes llevamos a cabo un análisis de una
muestra al 10% de los que obtuvieron permiso en
cada comunidad autónoma española, a fin de que
fuera representativa del total del territorio. Este análisis
permitió ver que la mitad aproximadamente tenían un
perfil de origen, de edad y sexo similares a los
regularizados en el proceso de 1991 y que habíamos
estudiado en dicho Atlas. Además, sus pasaportes
estaban expedidos con anterioridad a junio de 1991.
Se trataba, sin duda, de los que habían quedado
pendientes de regularización y que encontraron en el
contingente la manera de legalizar su situación. Pero
la otra mitad presentaban un perfil claramente
diferenciado y se trataba, sin duda, de los nuevos
clandestinos llegados con posterioridad a 1991 (sus
pasaportes lo corroboraban, pues estaban expedidos
con posterioridad a esa fecha). Era en Andalucía donde
se concentraban en mayor proporción, alcanzando el
54% de dichos expedientes.
Los marroquíes del contingente de 1994 contaban
con mayor número de mujeres (16,4 frente a 13,5%),
con edades más jóvenes. Pero donde los cambios de
perfil eran más significativos era sobre todo en los
lugares de origen. La provincia con mayor presencia
en el contingente era Uxda, con un 28% frente a un
14% en la regularización anterior. Provincias como
Nador, Alhucemas o Casablanca, con un puesto
preeminente en la regularización de 1991, disminuían
su importancia global, así como Tetuán y Tánger se
estabilizaban. Pero entre 1991 y 1994 aparecían
nuevos destinos con fuerza: Beni Mellal y Taza. El
primero, con un 8,3%, el doble que en 1991 y el
segundo con casi un 4% en 1994, el doble también
.que tres años antes.
Van a ser esos los “focos” nuevos de la
clandestinidad, los que nutran una parte significativa
de la emigración hacia España. Porque justo son esas
las provincias que han continuado enviando sus
poblaciones hacia España, según demuestran las
investigaciones que el TEIM ha realizado para este
Atlas 2004" de la inmigración marroquí en España,
alimentando nuevas redes que se unen a las ya
establecidas anteriormente.
El cierre de fronteras que se produce con el
establecimiento del visado en 1991 contribuye a
90
aumentar la distancia entre las diferentes regiones
marroquíes y El Dorado que imaginan en Europa y en
España. La obsesión por esa distancia, sumada a la
falta de salidas y esperanzas en el interior del país,
se convertirá en verdadera “compulsión migratoria”
que lanza a la aventura más desesperada a los
tripulantes de las tristemente célebres “pateras” y que
será explotada por mafias especializadas en el
contrabando de hombres.
El fenómeno de las “pateras”, pequeñas
embarcaciones utilizadas para la pesca y el trasporte
marítimo a pequeña escala, convertidas en instrumento
para el tráfico ilegal de mercancías o inmigrantes,
ha sido sin duda el más mediatizado de los
métodos mediante los que acceden a España
los emigrantes clandestinos. Los “medios” de
comunicación vienen llamando la atención de
este fenómeno desde el verano de 1992, lo que
ha contribuido a que la opinión pública identifique
el grueso de la inmigración ilegal con la que
imaginan llegada por pateras, mientras la realidad
ha demostrado que la verdadera vía de entrada
de la inmigración clandestina han sido los
aeropuertos y que el índice de irregularidad es
mucho más elevado entre los latinoamericanos
o rumanos que entre los marroquíes.
A veces, las propias asociaciones de inmigrantes
han utilizado el fenómeno de las pateras y sus
dramáticas consecuencias como los naufragios
o muertes en el Estrecho, para realizar campañas
de imagen de camino que se denuncia la importancia
del hecho. La campaña “No más muertes en el
Estrecho” que lanzó la asociación ATIME a fines de
1998, se construyó sobre una estimación tal vez
exagerada, la cifra de “mil muertos del Estrecho” en
1998. El diario marroquí Libération elevaba esa cifra
a 3.450 inmigrantes a lo largo de los años noventa,
siempre según estimaciones de la Asociación de
inmigrantes marroquíes en España, que calculaban
la mayor parte de ahogados en la orilla norteafricana,
sobre la que no se tienen datos oficiales para contrastar.
El Defensor del Pueblo Andaluz estimaba en septiembre
de 2002 el número de muertes en el Estrecho hasta
esa fecha en 2.100. Por su parte, la Asociación Pro
Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) estimaba
en 740 el número de fallecidos entre 1997 y 2000. La
única constatación fiable hasta el momento son los
cadáveres recuperados que, según los datos aportados
por la Guardia Civil, se cifraban 24 en 1997, 22 en
1998, 29 en 1999 y 102 en 2000.
Las “pateras” empiezan a tener sentido cuando se
cierran las fronteras y se establece el visado, a partir
de junio de 1991. De estas fechas data el primer
naufragio de una patera, el 19 de mayo de dicho año,
según recuerda la Asociación “pateras de la vida” de
1
Larache . La estadística permite ver cómo es a partir
de 1992 cuando el fenómeno se inicia, aunque será
en 1995 cuando superen el centenar, triplicándose en
los dos años siguientes. El número de detenidos por
entrada ilegal en embarcaciones de fortuna fue en
1998 de 2.995. La cifra ha aumentado
considerablemente en los años siguientes,
estabilizándose a partir de 2000 en torno a las 19.000
detenciones. Es imposible saber sin embargo el número
de personas que escaparon a las detenciones y
lograron quedarse en España.
Otro dato de interés es el número de devoluciones
producidas que, en lo que atañe a marroquíes en
1997, fue de 23.209. De ellos, 17.302 no llegaron a
cruzar el Estrecho, pues fueron devueltos desde Melilla
(7.139) y Ceuta (10.163). Las provincias con mayor
número de devoluciones fueron Cádiz (en donde se
sitúa Algeciras), con 3.580 devoluciones, Almería (468)
y Granada (684), provincias costeras igualmente.
LAS PATERAS Y LA INMIGRACION ILEGAL EN ESPAÑA
DATOS DE EXTRANJEROS IRREGULARES EN ESPAÑA
1990-2003
(1) Entre 1994 y 1996 se modificó el criterio para la recogida de datos
de rechazados en frontera.
(2) Datos hasta 14 de diciembre de 2000.
(3) Datos hasta 30 de junio de 2000.
Fuente: D.G. de Política Interior.
En el mes de mayo de 1999 sale a la luz el proyecto
del gobierno (financiado por la UE) de invertir 27.000
millones de pesetas para blindar la frontera sur, evitando
que la inmigración clandestina llegue a España. El
plan, ejecutado por la Guardia Civil, consiste en montar
el denominado Sistema Integral de Vigilancia Exterior
(SIVE) mediante el uso de radares de larga distancia,
cámaras térmicas, visores nocturnos, helicópteros y
otros medios dirigidos desde un centro coordinador
en Algeciras. Ciertas fuentes estiman que el mayor
número de detenciones se debe a la eficacia de estos
nuevos métodos de vigilancia.
La intensificación de la vigilancia policial en el
Estrecho ha obligado a las redes de tráfico de
inmigrantes a buscar nuevos puntos de partida. La
llegada de pateras a las Islas Canarias, que en algunos
períodos de estos últimos años ha llegado a superar
la cifra de llegadas a las costas andaluzas, es buena
prueba de ello. La crisis con España y el conflicto con
Iraq han sido causa de alteraciones en el tráfico de
pateras.
Nuevos focos, nueva lógica
Una fuente de interés para conocer la lógica de las
nuevas migraciones irregulares es el estudio de los
atestados de la Guardia Civil a propósito de las
interceptaciones de pateras y detención de sus
ocupantes. Los atestados incluyen los nombres de los
detenidos, su localidad y fecha de nacimiento, por lo
que su estudio nos permite conocer los “focos” de las
inmigraciones irregulares procedentes de Marruecos.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La Comisaría General de Extranjería y Documentación
facilitó al TEIM el listado con los datos de 794 detenidos
en pateras en los once primeros meses de 1999 en
las costas de Algeciras, Almería y Canarias, en el que
constaba la provincia de origen de los detenidos. El
análisis de los orígenes permite corroborar la hipótesis
planteada en el análisis del contingente de 1994,
expuesta al comienzo de este artículo. Los focos
migratorios de los que proviene una mayoría de
tripulantes de pateras coincide con las provincias en
alza en 1994, las de Beni Mellal, Uxda, Berkan y Nador.
El caso de Ifni corresponde a una nueva fase en la
que las pateras hacia Canarias tienen un papel
importante.
Hay que señalar que se observa una cierta
especialización geográfica de los orígenes según los
lugares de llegada. Hacia las playas cercanas a
Algeciras llega una mayoría procedente de la costa
atlántica (Casablanca, Kenitra, Tánger), así como del
interior del país, especialmente la zona de Tadla (Beni
Mellal, El Kelaa). Hacia las playas de Andalucía oriental,
dependientes de la Comandancia de Almería, llegan
los del Rif (Nador) y la Oriental (Berkan y Uxda), así
como zonas del interior de nuevo con Tadla como foco
91
importante. Hacia Canarias llegan sobre todo los
oriundos de provincias del sur, especialmente de Ifni,
Tan Tan y El Aaiún.
El análisis de las edades de estos detenidos muestra
que más del 40% tenían menos de 25 años (47,4%
de los llegados a Almería, 44,8 de los de Canarias y
44,2 de los de Algeciras) y en torno a otro 40 % cuentan
entre 26 y 35 años (46,1% en Canarias, 45,6 en
Algeciras y 37,5 en Almería).
El 2 de octubre de 2001 Ignacio Cembrero se hacía
eco en El País de una encuesta de la Guardia Civil
según la cual, como rezaba el título del artículo, “El
38% de los inmigrantes irregulares marroquíes procede
del Medio Atlas”. Según el periodista, se hacía así
añicos la leyenda de que la mayoría de inmigrantes
irregulares que llegaban a España eran rifeños y no
provenían de la antigua zona del protectorado español
en Marruecos. Si se contrasta con el estudio realizado
por el TEIM en 1999, se aprecia un
crecimiento muy notable del peso de Beni Mellal y la
región de Tadla, lo cual puede obedecer a razones de
coyuntura o a un desplazamiento estable de las
migraciones hacia esta zona interior de Marruecos.
Para tratar de confirmar el carácter estructural o
coyuntural de las migraciones procedentes de esta
zona, el TEIM llevó a cabo un estudio exhaustivo de
las detenciones de extranjeros llegados a las costas
andaluzas en pateras entre enero y julio de 2001 en
el caso de las localizadas en los entornos de Algeciras
y entre enero y octubre del mismo año en las cercanías
3
de Almería .
PATERAS Y DETENIDOS EN LAS COSTAS DE CÁDIZ
Y ALMERÍA (AÑO 2001)
2
ORIGENES DE LOS DETENIDOS EN PATERAS EN 1999
(*) Estos datos son hasta el 18 de julio de 2001.
Fuente: M. Villar (TEIM) a partir de los datos de la Dirección General de la Policía.
Fuente: TEIM, datos de la Dirección General de Policía.
92
En el cuadro anterior se puede ver cómo es en los
meses de verano cuando se concentran el mayor
número de pateras. El volumen de las embarcaciones
y personas interceptadas es con creces muy superior
en las zonas dependientes de la Comandancia de la
Guardia Civil de Algeciras que en las que dependen
de la de Almería.
El análisis de los orígenes corrobora para los
llegados al entorno de Algeciras la predominancia de
los oriundos de la región de Tadla, seguidos a mucha
distancia de la costa atlántica y de la Oriental. Las
costas de Almería son sin embargo lugar de llegada
de los nacidos en el Rif y en la Oriental, zonas más
próximas a la costa oriental española.
GRUPOS DE EDAD Y SEXO DE MARROQUÍES DETENIDOS
EN LAS COSTAS ANDALUZAS (AÑO 2001)
ORIGENES DE LOS DETENIDOS EN PATERAS EN 2001
Fuente: M. Villar, TEIM, datos de la Dirección General de Policía.
A partir del cuadro siguiente podemos extraer un
perfil del número y de las diferentes nacionalidades
de los inmigrantes subsaharianos que llegan a la
España. Cuatro son las nacionalidades que destacan
por encima del resto: Nigeria (50,7%), Sierra Leona
(38,6%), Benin (6,1%) y Gambia (2,7%). Entre los
nigerianos y los sierra leoneses acaparan la práctica
totalidad de este contingente (89,4%) a los que se
añaden los naturales de Benin, un país fronterizo con
Nigeria y donde con toda probabilidad se hayan
desarrolladas ciertas redes migratorias. Las hipótesis
que podemos adelantar sobre el por qué de la presencia
de ciudadanos de estos países y no de otros versan
en diferentes direcciones: en primer lugar, en el caso
de Nigeria, comprobamos que aún existiendo
numerosos problemas, es un país donde existe un
dinamismo económico considerable; por esa razón
muchos jóvenes pueden obtener las cantidades
suficientes de dinero para llegar hasta Marruecos y
posteriormente pagar el precio exigido por efectuar la
travesía hacia Europa. En el caso de Sierra Leona las
razones son diferentes, ya que los conflictos armados
que han sacudido al país en estos últimos años han
motivado grandes desplazamientos de población,
optando muchos de ellos por continuar sus periplos
hacia el Norte con la intención de llegar a Europa. En
Fuente: M. Villar, TEIM, datos de la Dirección General de Policía.
El análisis de los grupos de edad, tanto en las
tripulaciones de pateras que se dirigen a Almería como
de las que lo hacen hacia Algeciras, nos muestra que
el perfil medio de quien intenta emigrar por estos
medios es una persona joven, entre 16 y 35 años, que
suman en el primero de los casos 88,5% y en el
segundo 91%, destacando el grupo de edad entre 21
y 25 años. En un 99% de sexo masculino, siendo las
mujeres una minoría: en el caso de Almería, tan solo
6 (0,8%), dos de las cuales proceden de Casablanca,
dos de Uxda y dos de Sidi Sliman. Las mujeres llegadas
a Algeciras suponen tan sólo un 1,64% del total de
detenciones.
Las pateras incluyen cada vez más inmigración de
origen subsahariano. Si un buen número de ellos se
dirigieron en otro tiempo hacia Ceuta y Melilla como
principales puntos de entrada en territorio español, en
la actualidad esta dinámica ha variado hacia las
travesías por medio de embarcaciones hacia las costas
de Cádiz y hacia las Islas Canarias.
DETENIDOS DE ORIGEN SUBSAHARIANO EN LAS COSTAS
DE CÁDIZ (1 ENERO-18 JULIO 2001)
Fuente: M. Villar, TEIM, datos de la Dirección General de Policía.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
SUBSAHARIANOs EN LAS COSTAS DE CÁDIZ
(1 ENERO-18 JULIO 2001) GRUPOS DE EDAD
Fuente: M. Villar, TEIM, datos de la Dirección General de Policía.
contra de lo que se puede pensar, estas poblaciones
no son desheredadas sino que gozan de un cierto
nivel económico que les permite pasar varios años
viajando a través de diferentes países, aunque en
esos itinerarios logren encontrar trabajos eventuales
que les ayuden a sobrevivir, para finalmente pagar
una cantidad elevada de dinero para atravesar el
Estrecho de Gibraltar. Resulta, sin embargo llamativa
la ausencia casi total de inmigrantes pertenecientes
a países africanos francófonos.
Lo que más llama la atención del cuadro referido
a los grupos de edades de la población subsahariana
llegada en las pateras analizadas más arriba, es la
abundante presencia de mujeres, lo que contrasta con
lo observado en los contingentes marroquíes donde
las mujeres eran casi inexistentes. En el caso de los
subsaharianos, aún siendo mayoría los hombres
(70,7%), aparecen un gran número de mujeres (29,3%).
PORCENTAJE DE REPATRIACIONES DE INMIGRANTES
SEGÚN NACIONALIDAD (PRINCIPALES
NACIONALIDADES, 1998-2002). COMPARACIÓN CON
EL PORCENTAJE ESTIMADO DE IRREGULARIDAD
(PRINCIPALES NACIONALIDADES, 2001-2003)
* Repatriaciones: expulsiones ejecutadas, devoluciones ejecutadas, denegaciones
de entrada y retorno.
Los años 1998 y 1999 sólo recogen devoluciones por entrada ilegal.
El año 1998 sólo recoge expulsiones ejecutadas y devoluciones motivadas por
entrada ilegal.
Fuente: Elaboración: TEIM, a partir de los datos del Anuario del Ministerio del Interior,
años 1998-2002; Observatorio Permanente de la inmigración “Extranjeros con
permiso de residencia a 31-12-2003”; INE, padrón 2003.
93
Por grupos de edad vemos que estamos ante una
población joven donde el 70,3% tienen entre 21 y 30
años. Por sexos observamos que las mujeres son más
jóvenes que los hombres; el 78,1% de ellas se
halla en una franja de edad entre los 16 y los 25 años,
mientras que el 70,8% de los hombres cuentan con
unas edades que oscilan entre los 21 y los 30 años.
La presencia numerosa de mujeres jóvenes suscita
en muchas ocasiones numerosas dudas acerca de su
futuro una vez que se encuentran en el territorio español
puesto que muchas de ellas acabarán siendo víctimas
de redes de prostitución. En muchos casos son esas
mismas redes quienes las han traído hasta Marruecos,
donde ya algunas de ellas ejercen la prostitución, bien
para sobrevivir como para pagar el pasaje a la otra
orilla.
1
“Declaración de organizaciones marroquíes contra la ‘pateras de la muerte’”,
http://www.nodo50.org/csca/miscelanea/marruec-13-12-02.html.
2
Este cuadro se publicó en B. López García, “Des clandestins en Espagne: Demagogia
ici et ailleurs”, en las actas del coloquio celebrado en Rabat en abril de 1999, La migration
clandestine. Enjeux et perspectivas, Rabat 2000, pp. 105-112.
3
El estudio, llevado a cabo por Manuel Lorenzo Villar, fue incluido en su informe titulado
“Migraciones en Marruecos: nuevas tendencias hacia España. Claves para una estrategia
de cooperación”, presentado a la Oficina Técnica de Cooperación (AECI) en Rabat.
94
Una década de Paso del Estrecho
Bernabé López García
En el Atlas de la inmigración magrebí en España
que publicó el TEIM en 1996 se llamaba la atención
sobre el papel que la geografía imponía a España
como zona de tránsito de la diáspora marroquí en
Europa hacia su país de origen durante las vacaciones
veraniegas.
Se contaba la historia de la “Operación Paso del
Estrecho”, denominada inicialmente “Operación
Tránsito” desde sus comienzos en 1983, que transportó
en 1986 a 474.697viajeros hacia los puertos
norteafricanos entre el 15 de junio y el 15 de agosto.
Un año más tarde se hizo cargo de la Operación la
Dirección General de Protección Civil del Ministerio
del Interior español, que pasaría a denominarla como
actualmente se denomina desde 1990.
El crecimiento de viajeros fue continuo desde
entonces, alcanzando la cifra en 1993 de 712.831.
Inicialmente sólo los puertos de Tánger y Ceuta recibían
viajeros desde Algeciras, pero conforme creció el
volumen de personas implicadas y se hizo más
complejo el montaje de una Operación que contaba
del lado marroquí como socio a la Fundación Hassan
II para los Residentes Marroquíes en el Extranjero,
fueron puestos en funcionamiento en el dispositivo
nuevos puertos como Almería, Alicante y Málaga en
lo que concernía a la salida desde la península.
PASAJEROS OPERACIÓN SALIDA (15.6-15.8) 1992-2003
incrementa el flujo veraniego hacia Marruecos,
nutriendo la “Operación Paso del Estrecho” con un
contingente importante de vehículos españoles.
PASAJEROS OPERACIÓN SALIDA (15.6-15.8) 1992-2003
Los cálculos oficiales estiman la población marroquí
asentada en los diferentes países europeos en unos
dos millones de personas, lo que implicaría que un
65% de ellas retornan en la actualidad a Marruecos
en sus vacaciones, índice elevado de apego al país
de origen.
Algeciras sigue siendo el puerto de embarque
preferido para la travesía, pues en 2003 transportaba
el 67,4% de los pasajeros. Diez años antes en cambio
el porcentaje alcanzaba el 84% y todavía en 1998 el
72%. El mayor protagonismo del puerto de Almería,
que en 2003 canalizó el 26% de los tránsitos, ha ido
reduciendo el papel de Algeciras. Ello ha sido visible
desde mediados de los años 90. Los otros dos puertos
tienen un papel más testimonial como puede verse en
el cuadro y gráfico adjuntos.
PASAJEROS OPERACIÓN SALIDA (15.6-15.8) 1992-2003.
PUERTO DE ALGECIRAS
Fuente: Dirección General de Protección Civil.
El volumen total de personas transportadas alcanzó
en 2003 a 1.312.857, lo que supone un incremento
del 54,8% en la década 1993-2003. Es difícil responder
a un pregunta clave como la de si ese incremento es
debido al desarrollo demográfico de la inmigración en
los países europeos o a la estabilización y mejora
económica de los inmigrantes europeos, o a ambos
factores a un tiempo. No hay duda de que en esta
década, sólo con los incrementos que se han observado
en España, donde la colonia ha pasado de 61.303
residentes legales en 1993 a 333.770 en 2003, casi
cabría explicar el incremento. Pero en realidad el
fenómeno afecta a muchos más países y además no
todos los inmigrantes tienen la posibilidad de viajar.
Por otra parte, también el caso español sirve para
comprobar que la mejora del nivel de vida de una parte
importante de la inmigración establecida entre nosotros
Desde Algeciras las salidas tienen dos direcciones,
Ceuta y Tánger. A lo largo de esta larga década el
peso de cada uno de estos dos destinos se ha
modificado sensiblemente. Si en 1992 Ceuta recibía
el 64,1% de los vehículos que eran transportados
desde Algeciras, ese porcentaje irá reduciéndose como
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
lo muestra el siguiente cuadro hasta representar el
50% dos años más tarde para llegar al 31,8% en 2003.
El proceso inverso afecta al puerto de Tánger que va
cobrando importancia a lo largo del período.
Es de señalar sin embargo que el volumen total de
embarques desde Algeciras apenas si se incrementa
en un 26% entre 1992 y 2003, mientras el global de
la Operación Paso del Estrecho ha aumentado en un
61,3%. Este relativo estancamiento del principal puerto
de salida guarda relación con lo que se ha indicado
más arriba acerca del mayor protagonismo cobrado
por otros puertos de salida.
PASAJEROS ALGECIRAS-CEUTA/TÁNGER 1992-2003
ENTRE EL 15 DE JUNIO Y EL 15 DE AGOSTO
Otro aspecto interesante a comentar es la cadencia
del transporte de vehículos y pasajeros a lo largo del
período de dos meses en que se desarrolla la
Operación. La contraposición, como se hace en el
gráfico siguiente, de los vehículos transportados en
1993 y 2003, permite ver, aparte de la evolución
considerable del tráfico entre ambas fechas, la similitud
de las curvas que obedecen a flujos semanales que
convergen en sus máximos en los fines de semana.
VEHÍCULOS 2003 EN RELACIÓN CON 1993. TODOS LOS
PUERTOS. 15 DE JUNIO A 15 DE AGOSTO.
Fuente: Dirección General de Protección Civil.
Los máximos de vehículos transportados se
producen en el primer fin de semana de agosto,
respectivamente el domingo 1 de dicho mes de 1993
95
en que pasan 6.839 y el domingo 3 de agosto de 2003
en que la cifra casi se duplica, alcanzando los 13.171.
Hay que notar que mientras en 1993 el arranque de
agosto obliga a repartir entre los seis días que
transcurren entre el 30 de julio y el 4 de agosto, con
un número de vehículos en torno a los cuatro y seis
mil por día, en 2003 los máximos se concentran en
tres días (2-4 de agosto) y cuentan entre 10 y 13.000
coches. Ello revela la mayor preparación logística de
la operación, con el aumento de puertos y barcos.
96
Los estudiantes marroquíes
en la Universidad española
Bernabé López García
Las autoridades marroquíes cifraban a fines de los
noventa entre 35.000 y 40.000 los estudiantes
universitarios en el extranjero, mientras se contabilizan
234.666 en las 13 universidades marroquíes. La cifra
de los estudiantes en el exterior supondría un 15%
del total. De esa cifra, en España sólo había 2.700
(6%) en 1998, una cifra pequeña en relación con otros
países de referencia como Francia (16.064, en 199697) o incluso Alemania (4.800 en 1995-96). El resto
se reparte en una larga nómina de países, entre ellos
los de la Europa del Este que acogen a unos 8.000
estudiantes marroquíes, especialmente Rusia (5.000).
Pero es sobre todo el volumen global lo significativo,
ya que es un síntoma de la crisis por la que atraviesa
el sistema de enseñanza superior marroquí frente a
la que cierto dinamismo de las clases medias
responden enviando a sus hijos a estudiar al extranjero.
Esto se combina a su vez con un deseo generalizado
de salir al exterior por parte de la juventud, que revela
un malestar más amplio de toda una sociedad en
crisis.
Los estudios en el exterior respondieron en un
primer momento a la necesidad de suplir la inexistencia
en Marruecos de ciertas especialidades. Más tarde,
al prestigio que suponía una estancia en el extranjero
coronada con un diploma. Hoy, las salidas al exterior
se deben fundamentalmente al deterioro del sistema
educativo y a su escasa imbricación con el sistema
productivo, que ha producido la cifra de 100.000
diplomados -que se incrementa anualmente en un
20%- que aún no han encontrado su primer trabajo
(200.000 licenciados en enseñanza superior en paro,
según La vie économique del 12 de junio de 1998).
Esta salida casi masiva al exterior supone que
determinadas capas sociales, altas y medias e incluso
media-bajas, no escatiman nada a la hora de asegurar
la obtención de diplomas superiores por sus hijos.
Pero el mantenimiento en el extranjero de estos 40.000
estudiantes, supone un gasto anual en divisas de
1.440 millones de dirhams (140 millones de euros) si
estimamos un coste por alumno y mes de 3000 Dhs.
Ante esta realidad no es de extrañar que las
autoridades marroquíes expresen su preocupación y
que ello suscite por parte de los países de la Unión
Europea, principal destino de estos estudiantes, una
voluntad de concertar una política común en
consonancia con las necesidades marroquíes.
Los datos que se disponen de los estudiantes
marroquíes en España, procedentes de los anuarios
de extranjería que publica el Ministerio del Interior,
se remontan a 1992 en que ascendían a 1082,
aproximadamente un 9% del total de estudiantes
extranjeros en España (en el curso académico 199192 había 12.235 extranjeros según el Anuario de
Estadísticas Universitarias). Eso representa el 1 por
mil del alumnado total (1.194.225). A 31 de diciembre
1997, el número de tarjetas de estudiante de los
marroquíes era de 2.541, lo que supone un incremento
en 5 años del 235%.
Los estudiantes marroquíes en España se
concentran de una manera espectacular en Andalucía,
donde se instala el 73,4% (el 49,6% en Granada).
Siguen a mucha distancia la Comunidad Valenciana,
Cataluña y Madrid, con un 20,4% entre las tres,
oscilando entre el 7,3% de la primera y el 6,2% de la
última. El restante 6,2% se reparte en las otras 13
comunidades autónomas. Esta concentración se
explica, como ocurre en otros fenómenos migratorios,
por la existencia de redes que buscan la protección
de los conocidos o familiares. Pero no puede olvidarse
que el factor proximidad juega de manera ventajosa
a favor de una universidad como la de Granada (a la
que por otro lado se encontraban vinculados los
institutos de enseñanza media españoles en
Marruecos), a lo que debe añadirse una tradición de
cooperación institucional estrecha desde hace más
de una década entre esta Universidad y la de Tetuán
(especiales vínculos entre las Facultades de Ciencias
de ambas universidades desde 1986). En esta
concentración, debe mencionarse el papel primordial
desempañado tanto por la Facultad de Farmacia de
Granada en la que está matriculado el 50% del total
de marroquíes de esa universidad, como por ciertas
academias de preparación a la selectividad (27% de
los estudiantes residentes en Granada).
Farmacia es, sin duda, la primera titulación escogida
por los estudiantes en España (prácticamente todos
concentrados en Granada), seguida de las ingenierías
superiores, las licenciaturas en Ciencias y medicina.
Si se compara la estructura de los estudios seguidos
por los marroquíes en España y Francia observamos
diferencias sensibles que obedecen más a
ESPECIALIDADES UNIVERSITARIAS CURSADAS POR
ESTUDIANTES EXTRANJEROS EN 2002 POR
CONTINENTES Y PAÍSES REPRESENTATIVOS
Fuente: Observatorio Permanente de la Inmigración.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
contingencias particulares del grado de accesibilidad
a determinadas carreras tanto en cada uno de estos
países como en Marruecos. Es el caso de la
especialidad de Farmacia.
Los estudiantes marroquíes en Granada
Según el estudio "Otra inmigración: la presencia
de estudiantes extranjeros en los centros universitarios",
realizado bajo la dirección del Profesor F. Javier García
Castaño (Laboratorio de Estudios Interculturales de
la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada,
en colaboración con Antolín Granados Martínez, Alfonso
1
Dumont Manzano y Belén Agrela) , el 64% de los
estudiantes marroquíes en Granada durante el curso
1993-94 provenían de la zona norte, mayoritariamente
de la provincia de Tetuán (28,8%). La presencia de
otras regiones del sur es modesta aunque constante,
destacando el crecimiento de los procedentes de Fez
y Rabat-Salé.
En cuanto al género hay que señalar un relativo
equilibrio entre los sexos, si bien con un paulatino
decrecimiento de las mujeres, que de constituir el
52,1% en 1990-91 han descendido al 45,9 % en 199394. En el estado civil decrecen así mismo los solteros
que pasan de ser el 90% en la primera fecha al 77,4%
en la segunda. Respecto a las edades se observa una
media algo más elevada entre los marroquíes que los
españoles (perfil medio entre 24 y 29 años).
En la clasificación del estudiantado por el trabajo
del padre destacan, en primer lugar, los funcionarios
(28%), empresarios (altos y PYM, con 14,2%) y
profesionales (12%). Es evidente que dados los
requisitos necesarios para la obtención del visado,
exigiéndose la justificación de recursos, sean las capas
medias y acomodadas las que provean la mayoría de
los estudiantes. El nivel de estudios del padre es otro
signo de este mismo hecho: el 59,8% de los padres
han realizado estudios a partir del Bachillerato
elemental, de los cuales un 19,8% cuentan con estudios
superiores. Sólo un 8,7% carecen de estudios.
El 80,8 % de las madres son amas de casa y tan
sólo un 7,9% son funcionarias y un 1,7% ejercen
profesiones liberales. 33,4% tienen estudios a partir
del Bachillerato elemental y 24,6% no han cursado
estudios.
ESPECIALIDADES UNIVERSITARIAS CURSADAS POR
ESTUDIANTES EXTRANJEROS EN 2002 POR PAÍSES
97
Los problemas de los estudiantes marroquíes
Las Asociaciones de Estudiantes Marroquíes
constituyen una red de asociaciones con conexión
entre los distintos distritos universitarios, pero la de
Granada es la más antigua y de alguna manera ha
actuado de elemento federador de las demás, de
reciente constitución (la AEM de Cataluña se constituyó
en Bellaterra en enero de 1996).
El itinerario del candidato a hacer sus estudios
superiores en España se ve enfrentado a dos tipos de
problemas: la información y la burocracia. El primero
se deriva sobre todo de la falta de coordinación entre
los potenciales informadores: servicio de información
en la Consejería Cultural y de Cooperación y la de
Educación de la Embajada de España en Rabat,
centros educativos, Consulados e Institutos Cervantes.
El segundo, resulta costoso por la maraña de
traducciones y legalizaciones en diferentes instituciones
marroquíes y españolas.
El visado es el otro grave inconveniente que
encuentra por la falta de coordinación entre las
instituciones consulares y las universitarias.
La imposibilidad de trabajar para los estudiantes
extranjeros viene regulada por el reglamento de 23
de febrero de 1996 ("Los estudiantes extranjeros (...)
no podrán obtener autorización para establecerse o
trabajar en España"). Las asociaciones de estudiantes
marroquíes se quejan de que no exista homologación
en esta cuestión entre los diferentes países de la Unión
Europea. Por ejemplo, en Francia pueden realizar
trabajos temporales a partir del segundo año de
residencia.
La fórmula más habitual entre los estudiantes
marroquíes es la de compartir con varios compañeros
(tres o cuatro) un piso alquilado. En la encuesta del
Laboratorio de Estudios Interculturales de Granada
mencionada más arriba, la mitad de los estudiantes
apenas contaba con ingresos familiares entre 30 y
40.000 pesetas. 84% comparten, pues, piso con
compañeros (95% de los hombres y 65% de las
mujeres). El 50% de los pisos alquilados por estudiantes
cuestan en una ciudad como Granada entre 45 y
50.000 pesetas (26% por debajo de esa cifra), lo cual
permite ver que con los ingresos declarados no hay
mucho margen para vivir con soltura. La mayoría no
utilizaba los comedores universitarios (dos de cada
tres según esta encuesta), bien por encontrar otras
fórmulas más económicas o bien por la falta de un
"menú alternativo" especial para estudiantes
musulmanes, reivindicación prioritaria según la AEM
de Granada.
1Un estudio más reciente (2003) es la tesis leída en el Departamento de Antropología y
trabajo social de la Universidad de Granada por Eva María González Barea, El proceso
migratorio de los/as estudiantes marroquíes a la Universidad de Granada: ¿Hacia una
comunidad transnacional?.
Fuente: Observatorio Permanente de la Inmigración.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Los marroquíes residentes
en el extranjero: dispersión
del sector a escala gubernamental
Abdelkrim Belguendouz
En 2004, la cuestión de la organización
gubernamental de la gestión del dosier de la comunidad
marroquí residente en el extranjero sigue pendiente,
habiendo pasado Marruecos por varias fórmulas sin
extraer aún las lecciones pertinentes.
Desde la independencia a fines de los años ochenta,
la emigración, la gestión de los acuerdos de mano de
obra (Alemania y Francia en 1963, Bélgica en 1964,
Libia en 1965, Holanda en 1969, Qatar y Emiratos
Árabes Unidos en 1981, Iraq en 1982, etc.) y el
seguimiento de la situación de los trabajadores
marroquíes en el extranjero y de sus familias eran
prerrogativas del ministerio de Trabajo. En el marco
de una política emigracionista a ultranza, este ministerio
consideraba la exportación de trabajadores marroquíes
hacia el extranjero como creaciones de empleo,
parados de menos a cambio de más divisas…
A fines de julio de 1990, para gran satisfacción de
los emigrados y frente a la fragmentación y atomización
del dosier entre diversas instancias, la idea del
interlocutor único para los residentes marroquíes en
el extranjero (RME), defendida especialmente por los
diputados de la emigración, pasó al estadio de
realización. La concreción se hizo bajo la forma de
creación de un ministerio específico que comprometía
la responsabilidad del Estado, ministerio delegado
dependiente del Primer Ministro, encargado de elaborar
y de llevar a cabo la política gubernamental relativa
a la comunidad marroquí en el exterior.
Según las atribuciones que se le otorgaron, este
nuevo ministerio estuvo especialmente encargado, en
colaboración y/o en coordinación con los ministerios
concernidos, de las siguientes misiones:
z Promover la acción económica, social, cultural
y educativa en favor de la comunidad marroquí en el
extranjero;
z Contribuir a la salvaguarda de los intereses
materiales y morales de la comunidad marroquí en el
extranjero, tanto en los países de acogida como en
Marruecos;
z Fomentar la vida asociativa de la comunidad
marroquí en el extranjero;
z Seguir los movimientos migratorios de los
marroquíes, conociendo sus diversos aspectos y
favoreciendo su estudio;
z Participar en la negociación de los acuerdos
bilaterales e internacionales referidos a la comunidad
marroquí en el extranjero y asegurar su seguimiento;
z Participar en la representación del gobierno en
organismos, conferencias y reuniones internacionales
y regionales que tratasen de la emigración y de las
cuestiones relativas a la vida y estancia de la comunidad
maroquí en el extranjero;
z Velar por la ejecución de las acciones para
asegurar las mejores condiciones de reinserción en
Marruecos de los emigrados a la hora de su retorno
1
definitivo .
101
El primer titular de la cartera fue Rafik Haddaui,
nombrado el 31 de julio de 1990. En noviembre de
1993, la misma misión le fue conferida a Ahmed El
Ouardi por un año y tres meses. A fines de febrero de
1995, en el marco del gabinete Filali II, el departamento
tuvo a su frente no un ministro delegado vinculado al
Primer Ministro, sino un subsecretario de Estado
(Lahcen Gaboun del Partido Nacional Democrático)
dependiente del Ministerio de Asuntos Extranjeros.
Con ocasión del reajuste ministerial del 13 de agosto
de 1997, el departamento fue disuelto… y no figurará
en la composición del gobierno Yussufi, nombrado
oficialmente el 14 de marzo de 1998.
Sin duda, para intentar remediar la ausencia en el
seno del gobierno de un departamento específico
encargado de elaborar y llevar a cabo una política
gubernamental en materia de comunidad marroquí en
el extranjero y dada la casi ocultación de este dominio
en el programa del gobierno de la alternancia
consensuada presentado en el acto de investidura, el
p r i m e r m i n i s t r o Yu s s u f i , c o n s t a t a n d o e l
disfuncionamiento en este terreno y debiendo hacer
frente a urgencias, instituyó bajo su égida en agosto
de 1998 una comisión ministerial compuesta por 15
ministros, encargada de la emigración clandestina y
de los RME.
Pero dada la ausencia de racionalización del trabajo,
el escaso tiempo que se le consagró y la falta de
voluntad política para dinamizarla, esta comisión no
tuvo resultados tangibles. La única acción a incluir en
su activo fue un trabajo relativo al estado civil de los
marroquíes residentes en el extranjero. Por el contrario,
la comisión no se distinguió ni por la elaboración de
un programa de acción concreto sobre el terreno, ni
por la preparación de un consejo de gobierno destinado
a adoptar elementos concretos de una política
gubernamental multidimensional en materia de
comunidad marroquí en el extranjero.
El gobierno Yussufi terminó su mandato en
“apoteosis” y “señorío” con la prohibición a los RME
de participar en las elecciones legislativas del 27 de
septiembre de 2002, privándoseles de su derecho
constitucional de voto y elegibilidad.
A continuación, y como para hacerse perdonar de
esta falta institucional, un gesto significativo hacia los
“RME” fue adoptado oficialmente por el nombramiento
el 27 de noviembre de 2002, en el equipo de Driss
Jettu, de una ministra delegada dependiente del
Ministerio de Asuntos Extranjeros y de la Cooperación,
encargada de los asuntos de la comunidad marroquí
residente en el extranjero.
Pero la ministra Nuzha Chekruni (USFP) no ha
logrado tener un verdadero ministerio con presupuesto
propio y sustancial, un organigrama audaz y novedoso,
una autonomía real y medios humanos para llevar a
cabo su acción. De la misma manera, el ministerio no
tiene ni representación en el extranjero ni incluso
representación en el interior de los consulados
marroquíes en el extranjero. Su “ministerio” se
encuentra absorbido de hecho en otro departamento
y carece de estructuras, que se limitan apenas a un
“gabinete” de una docena de personas…
A falta de medios, pero también de visión y de
voluntad política real, la inacción ha sido tal que,
cuando se habló en la primavera de 2004 de reajuste
ministerial, la prensa consideró este ministerio como
102
inútil y redundante respecto a otras instituciones. En
concreto, la Fundación Hassan II para los MRE, creada
en el verano de 1990 por la Ley nº 19-89 votada en
el Parlamento y la Fundación Mohamed V para la
Solidaridad. Desde el verano de 2000, esta última
controla la Operación tránsito-acogida.
Por otra parte, precisemos que las misiones del
Consejo Consultivo de los Derechos Humanos
(dependiente del Soberano) han sido reestructuradas.
Según el Dahir n°1-00-350 de reorganización del
CCDH, publicado en el Boletín Oficial del 10 de abril
de 2001, el Consejo “contribuye eficazmente a la
protección de los derechos y libertades de los RME”
(artículo 2) y constituye “el interlocutor de las
instituciones nacionales e internacionales que actúan
en este dominio” (preámbulo del Dahir). En este espíritu,
la nueva estructuración del Consejo, oficializada en la
primavera de 2003, comprende igualmente la institución
de una comisión permanente de los derechos de los
RME.
Entre las otras estructuras existentes, mencionemos
el Centro de Derechos de los Migrantes, dependiente
del Ministerio marroquí de Derechos Humanos y creado
en cooperación con la Organización Internacional para
las Migraciones, en aplicación de un convenio de
asociación firmado el 5 de julio de 2002 en Ginebra
por Muhammad Aujjar, ministro de Derechos Humanos
y Brunson Mac Kinle, director general de la OIM, con
financiación de la Unión Europea.
Entre los objetivos que se le han asignado, figuran
especialmente los siguientes:
z Reforzamiento de las capacidades institucionales
del gobierno marroquí en materia de derechos humanos
de los migrantes;
z Promoción de la investigación y de los estudios
que permitan la identificación de los problemas y de
los obstáculos para una mejor integración de los
migrantes, así como de las diferentes formas de
derechos;
z Apoyo a los diferentes departamentos gubernamentales
concernidos por la defensa de los derechos de los
migrantes.
Debe también citarse la creación desde noviembre
de 2003, en el seno del Ministerio del Interior, de una
dirección de fronteras y migraciones y de un
observatorio de las migraciones.
A pesar de esta inflación institucional y del número
de estructuras existentes encargadas del dosier
multidimensional de los RME, no hay todavía (hasta
fines de junio de 2004) una real política gubernamental
de cambio de cara a la diáspora marroquí, evaluada
en unos tres millones de personas.
1
Decreto n° 2 . 9. 1 du 18 Dul-Hiya 1413 (9 de junio de 1993) relativo a las atribuciones
y a la organización del Ministerio de Asuntos de la Comunidad Marroquí Residente en
el Extranjero. B.O. n° 4207 du 25 Dul-Hiya 1413 (16 de junio de 1993 ) p. 321.
Una diáspora
“desmarroquinizada”
Abdelkrim Belguendouz
En 2004, aún no existe el derecho de voto y de
elegibilidad de los marroquíes residentes en el
extranjero. En efecto, la larga secuencia abierta con
la preparación de las elecciones del 27 de septiembre
de 2002 para la renovación de la Cámara de
Representantes, se cerró el 6 de octubre de 2003 con
la elección del tercio saliente para la Cámara de
Consejeros, pero sin que los RME se encuentren
representados en ninguna de las dos cámaras del
Parlamento.
Esta prohibición anticonstitucional que afecta a la
comunidad nacional expatriada, clama a los
responsables políticos del país y al conjunto de la
sociedad civil, sobre todo desde la decisión de la
Cámara administrativa del Tribunal Supremo de 31 de
julio de 2003 que declaró no admisible el recurso
interpuesto contra el Primer Ministro marroquí por
impedir a los MRE ejercer su derecho de voto y de
elegibilidad en las instancias electas en Maruecos.
Integración fuera, desintegración dentro
Al referirnos al documento de estrategia dedicado
a la comunidad marroquí en el extranjero, presentado
por el ministro encargado de los RME y aprobado por
el Consejo de gobierno de 13 de marzo de 2003, se
observa que, entre las prioridades, figura la necesidad
de “garantizar el derecho a la plena ciudadanía por
medio de una mejor participación política de la
comunidad marroquí en el extranjero”.
Pero, curiosa y paradójicamente, esta última
dimensión no se refiere a la participación política en
Marruecos, que es normalmente del dominio y
responsabilidad del gobierno marroquí y debería
interesarle en primer lugar, sino que se refiere
principalmente a los países de residencia. En efecto,
mientras que se declinan estos objetivos en este
documento de estrategia, los elementos se enuncian
claramente para los países de acogida. Tratándose
de la comunidad marroquí en el extranjero, los objetivos
propuestos para los países de residencia consisten
en “incitar a asumir su responsabilidad ciudadana así
como la adhesión a la vida política sindical y asociativa”,
y “fomentar la integración y cohabitación en las
sociedades de acogida, preservando la identidad
nacional marroquí en sus dimensiones musulmana,
árabe y amazig”.
Pero cuando el documento de estrategia aborda
el nivel nacional, es decir, el de Marruecos, es
sorprendente constatar que nada hay respecto a la
participación política. Los objetivos, en número de
cuatro, ponen el acento exclusivamente en la mejora
de la operación “Paso del Estrecho” y sobre todo en
la aportación material y financiera de la emigración,
a través de una concepción puramente economicista
de la ciudadanía, con exclusión de los derechos cívicos:
z “Sostener los esfuerzos desplegados para la
mejora de las condiciones de acogida de la comunidad
marroquí con ocasión de su retorno al país.
z Promover y orientar las inversiones de los
marroquíes emigrados para constituir una palanca
102
inútil y redundante respecto a otras instituciones. En
concreto, la Fundación Hassan II para los MRE, creada
en el verano de 1990 por la Ley nº 19-89 votada en
el Parlamento y la Fundación Mohamed V para la
Solidaridad. Desde el verano de 2000, esta última
controla la Operación tránsito-acogida.
Por otra parte, precisemos que las misiones del
Consejo Consultivo de los Derechos Humanos
(dependiente del Soberano) han sido reestructuradas.
Según el Dahir n°1-00-350 de reorganización del
CCDH, publicado en el Boletín Oficial del 10 de abril
de 2001, el Consejo “contribuye eficazmente a la
protección de los derechos y libertades de los RME”
(artículo 2) y constituye “el interlocutor de las
instituciones nacionales e internacionales que actúan
en este dominio” (preámbulo del Dahir). En este espíritu,
la nueva estructuración del Consejo, oficializada en la
primavera de 2003, comprende igualmente la institución
de una comisión permanente de los derechos de los
RME.
Entre las otras estructuras existentes, mencionemos
el Centro de Derechos de los Migrantes, dependiente
del Ministerio marroquí de Derechos Humanos y creado
en cooperación con la Organización Internacional para
las Migraciones, en aplicación de un convenio de
asociación firmado el 5 de julio de 2002 en Ginebra
por Muhammad Aujjar, ministro de Derechos Humanos
y Brunson Mac Kinle, director general de la OIM, con
financiación de la Unión Europea.
Entre los objetivos que se le han asignado, figuran
especialmente los siguientes:
z Reforzamiento de las capacidades institucionales
del gobierno marroquí en materia de derechos humanos
de los migrantes;
z Promoción de la investigación y de los estudios
que permitan la identificación de los problemas y de
los obstáculos para una mejor integración de los
migrantes, así como de las diferentes formas de
derechos;
z Apoyo a los diferentes departamentos gubernamentales
concernidos por la defensa de los derechos de los
migrantes.
Debe también citarse la creación desde noviembre
de 2003, en el seno del Ministerio del Interior, de una
dirección de fronteras y migraciones y de un
observatorio de las migraciones.
A pesar de esta inflación institucional y del número
de estructuras existentes encargadas del dosier
multidimensional de los RME, no hay todavía (hasta
fines de junio de 2004) una real política gubernamental
de cambio de cara a la diáspora marroquí, evaluada
en unos tres millones de personas.
1
Decreto n° 2 . 9. 1 du 18 Dul-Hiya 1413 (9 de junio de 1993) relativo a las atribuciones
y a la organización del Ministerio de Asuntos de la Comunidad Marroquí Residente en
el Extranjero. B.O. n° 4207 du 25 Dul-Hiya 1413 (16 de junio de 1993 ) p. 321.
Una diáspora
“desmarroquinizada”
Abdelkrim Belguendouz
En 2004, aún no existe el derecho de voto y de
elegibilidad de los marroquíes residentes en el
extranjero. En efecto, la larga secuencia abierta con
la preparación de las elecciones del 27 de septiembre
de 2002 para la renovación de la Cámara de
Representantes, se cerró el 6 de octubre de 2003 con
la elección del tercio saliente para la Cámara de
Consejeros, pero sin que los RME se encuentren
representados en ninguna de las dos cámaras del
Parlamento.
Esta prohibición anticonstitucional que afecta a la
comunidad nacional expatriada, clama a los
responsables políticos del país y al conjunto de la
sociedad civil, sobre todo desde la decisión de la
Cámara administrativa del Tribunal Supremo de 31 de
julio de 2003 que declaró no admisible el recurso
interpuesto contra el Primer Ministro marroquí por
impedir a los MRE ejercer su derecho de voto y de
elegibilidad en las instancias electas en Maruecos.
Integración fuera, desintegración dentro
Al referirnos al documento de estrategia dedicado
a la comunidad marroquí en el extranjero, presentado
por el ministro encargado de los RME y aprobado por
el Consejo de gobierno de 13 de marzo de 2003, se
observa que, entre las prioridades, figura la necesidad
de “garantizar el derecho a la plena ciudadanía por
medio de una mejor participación política de la
comunidad marroquí en el extranjero”.
Pero, curiosa y paradójicamente, esta última
dimensión no se refiere a la participación política en
Marruecos, que es normalmente del dominio y
responsabilidad del gobierno marroquí y debería
interesarle en primer lugar, sino que se refiere
principalmente a los países de residencia. En efecto,
mientras que se declinan estos objetivos en este
documento de estrategia, los elementos se enuncian
claramente para los países de acogida. Tratándose
de la comunidad marroquí en el extranjero, los objetivos
propuestos para los países de residencia consisten
en “incitar a asumir su responsabilidad ciudadana así
como la adhesión a la vida política sindical y asociativa”,
y “fomentar la integración y cohabitación en las
sociedades de acogida, preservando la identidad
nacional marroquí en sus dimensiones musulmana,
árabe y amazig”.
Pero cuando el documento de estrategia aborda
el nivel nacional, es decir, el de Marruecos, es
sorprendente constatar que nada hay respecto a la
participación política. Los objetivos, en número de
cuatro, ponen el acento exclusivamente en la mejora
de la operación “Paso del Estrecho” y sobre todo en
la aportación material y financiera de la emigración,
a través de una concepción puramente economicista
de la ciudadanía, con exclusión de los derechos cívicos:
z “Sostener los esfuerzos desplegados para la
mejora de las condiciones de acogida de la comunidad
marroquí con ocasión de su retorno al país.
z Promover y orientar las inversiones de los
marroquíes emigrados para constituir una palanca
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
que dinamice un desarrollo económico duradero.
z Transferir los conocimientos y los peritajes científico
y tecnológico necesarios para el desarrollo de
Marruecos.
z Incitar al turismo nacional destinado a la comunidad
marroquí, haciéndole ofertas competitivas a través de
métodos innovadores adaptados a las aspiraciones y
ambiciones de los jóvenes emigrados”.
Reconozcamos que en este plano ha habido al
menos un inmenso “progreso” en la consideración del
estatuto de los marroquíes en el extranjero, ya que no
son considerados ya como simples visitantes sino que
han logrado convertirse en “turistas cien por cien”. Se
habla así de integración en los países de acogida,
pero de hecho, en relación con su país de origen, lo
que se consigue es una “desintegración” política. Esto
constituye una regresión y un retroceso a nivel
democrático.
Cinco diputados RME entre 1984 y 1992
Recordemos en efecto que en el plano político
marroquí, se dieron grandes pasos en 1984 con la
institución para la legislatura 1984-1992 de cinco
circunscripciones del extranjero para representar a la
comunidad marroquí allí residente: París, Lyon,
Bruselas, Madrid y Túnez.
z Akka GHAZI París, sindicalista CGT, presentado
con la etiqueta USFP para los marroquíes de la capital
francesa, región parisina y el norte de Francia.
z Brahim BERBACHE bajo los colores del Partido
del Centro Social, en Lyon, para los marroquíes del
sur de Francia.
z Marzouk AHAIDAR, de la Unión Constitucional
en Bruselas (países del Benelux, Alemania, países
escandinavos y del Este de Europa).
z Abdelhamid NAIM del Reagrupamiento Nacional
de los Independientes en la circunscripción de Túnez,
representando a los marroquíes de todo el mundo
árabe.
z Rachid LAHLOU, del Partido del Istiqlal en Madrid
(circunscripción que cubría España e Italia, países
que no habían conocido aún una fuerte inmigración
marroquí, Inglaterra, las Américas y el África
subsahariana), convertido en diputado de tres
continentes…
En 1993, las circunscripciones del extranjero fueron
suprimidas y jamás reintroducidas, ni en 1997 ni en
las del 27 de septiembre de 2002. Entre los argumentos
avanzados oficiosamente en la época para explicar
esta supresión, algunos le corresponden al antiguo
primer ministro de la alternancia consensuada,
Abderrahim Yussufi en el verano de 2002 y merece la
pena detenerse en dos de ellos.
Argumentos muy criticables
El primero de dichos argumentos es la ausencia
de comunicación entre los diputados y la comunidad
marroquí en el extranjero, por el hecho de su presencia
en Marruecos, del alejamiento y de la enorme extensión
de las circunscripciones en el extranjero. Es preciso
señalar que este reproche del absentismo de las
circunscripciones electorales era extensible a un gran
número de diputados, incluso en el interior del país.
103
No se han suprimido por ello sus circunscripciones.
Son los electores los que habrían debido, con ocasión
de elecciones posteriores, sancionarlos, votando por
candidatos más serios, creíbles y eficaces, si es que
la institución parlamentaria carece de medios para
hacerlo.
El segundo argumento invocado de manera oficiosa
fue la necesidad de preservar el “espíritu unitario” de
la comunidad marroquí en el extranjero, de no politizarla
y de suscitar múltiples manipulaciones y candidaturas.
Este estado de opinión se prolonga hasta nuestros
días entre algunos responsables. Haciendo esto, lo
que se pone en duda es el derecho de los ciudadanos
marroquíes a tener opiniones políticas, así como el
derecho constitucional de los partidos políticos
marroquíes a organizar y representar a los ciudadanos.
Si el pluralismo existe en el interior del país, con 28
partidos políticos en competición y se respeta la
pluralidad y multiplicidad del campo político, ¿por qué
debería de haber dos criterios de comportamiento de
los poderes públicos, según el ciudadano se encuentre
en el interior o en el exterior de Marruecos? Ninguna
base objetiva puede argüirse para esta discriminación.
Una injusta decisión del Tribunal Supremo
Es lamentable constatar que la decisión del Tribunal
Supremo del 31 de julio de 2003 sobre el derecho de
voto y de elegibilidad de los marroquíes residentes en
el extranjero, no tenga en cuenta algunas disposiciones
de la constitución marroquí revisada en 1996, en
particular el artículo 5 que dice que “todos los
marroquíes son iguales ante la ley” y el artículo 8 que
establece que “el hombre y la mujer gozan de derechos
políticos iguales [y que] son electores todos los
ciudadanos mayores de edad de ambos sexos que
gocen de sus derechos civiles y políticos”.
La decisión del Tribunal Supremo acerca del recurso
interpuesto contra el Primer Ministro por el Consejo
de la Unión de Asociaciones de Profesiones liberales
de los marroquíes en Francia (22 asociaciones), el
Colectivo de marroquíes de Ile de France y otras
regiones de Francia (126 asociaciones), la Asociación
de Saharauis marroquíes en Francia y en Europa así
como el Grupo Farol marroquí, es una decisión
inconstitucional e injusta. “Desmarroquiniza” a la
diáspora, privando a sus miembros de sus derechos
cívicos y políticos en tanto que ciudadanos marroquíes.
Se debe devolver a los marroquíes en el extranjero
sus derechos constitucionales. Para ello, es necesario
exponer las listas electorales en los consulados
marroquíes, revisar el código electoral, cambiar la ley
orgánica para crear circunscripciones en el extranjero
en la cámara baja, a fin de organizar de manera
excepcional elecciones parciales en el extranjero, para
seguir la práctica de Argelia, Portugal, España y muchos
otros países.
Si por el contrario la decisión que se adopte fuese
la de una representación en la segunda cámara, sería
necesario organizar las elecciones a dos vueltas. El
primero para elegir los grandes electores y el segundo
para elegir indirectamente a los consejeros del
extranjero. Estos “grandes electores” elegidos
democráticamente en los países de acogida, podrían
así mismo constituir el Consejo Superior de los
marroquíes en el extranjero.
104
La nueva ley marroquí de
in(e)migración
Abdelkrim Belguendouz
Publicada en el Boletín Oficial nº 516 del 20 de
noviembre de 2003, la “Ley nº 02-03 relativa a la
entrada y residencia de extranjeros en Marruecos, a
la emigración e inmigración irregulares”, ha entrado
oficialmente en vigor el mismo día.
El texto comprende tres títulos. El primero,
consagrado a la entrada y residencia de los extranjeros
en Marruecos, se compone de 49 artículos reagrupados
en 7 capítulos: disposiciones generales, títulos de
residencia, de la devolución a la frontera, de la
expulsión, disposiciones comunes para la devolución
a la frontera y la expulsión, disposiciones diversas y
disposiciones penales. El segundo título es mucho
más corto, integrado por 7 artículos (50 a 56)
consagrados enteramente a las disposiciones penales
relativas a la emigración y a la inmigración irregulares.
El título II (artículos 57 y 58) se refiere a las
disposiciones transitorias.
Este texto había sido objeto en un principio de un
proyecto de ley sometido al consejo de gobierno
marroquí el 9 de enero de 2003 y adoptado por el del
16 de enero, después de algunos retoques muy
formales y superficiales. La nueva versión que ratificó
el Consejo de Ministros del 24 de enero de 2003
requería un proceso de adopción que obligaba a su
paso y aprobación por las dos cámaras del parlamento.
La convocatoria de éste en sesión extraordinaria
tuvo lugar a partir del 5 de febrero de 2003 con una
agenda muy cargada y un procedimiento rápido, que
atañía igualmente a un proyecto de ley contra el
terrorismo, propiciando así, de manera lamentable,
una amalgama entre la migración y el terrorismo. El
voto final del proyecto tuvo lugar a fines de junio tras
su discusión y adopción, primero por los diputados y
más tarde por los consejeros.
Hasta la fecha de adopción de la Ley nº 02-03, la
legislación marroquí relativa tanto a la emigración
hacia el extranjero como a la entrada y residencia de
los extranjeros en Marruecos, era anacrónica.
Necesitaba ser unificada, modernizada, incorporar las
disposiciones modernas de las normas internacionales
y los avances en materia de derechos humanos. Esta
actualización era tanto más necesaria cuanto que esta
legislación, en ambos aspectos, databa del período
del protectorado. Tenía ante todo necesidad de ser
descolonizada, hasta tal punto atentaba
fundamentalmente a la dignidad nacional y a la de los
ciudadanos. Baste simplemente recordar los títulos
de los textos en vigor hasta la adopción de la nueva
ley, prácticamente medio siglo después de recobrar
la independencia, para entender cómo chocaban al
sentimiento nacional:
z Dahir del 7 Chaaban de 1353 (15 de noviembre
de 1934) reglamentando la inmigración en la Zona
Francesa del Imperio Cherifiano, firmado el 17 de
noviembre de 1934 para la promulgación y ejecución,
por el Comisario Residente General, Henri Ponsot.
z Dahir del 21 de febrero de 1951 ( 14 Yumada
I de 1370) modificando y completando el Dahir del 15
de noviembre de 1934 (7 de Chaaban de 1353 )
reglamentando la inmigración en la Zona Francesa
del Imperio Cherifiano, firmado para la promulgación
y ejecución por el Comisario Residente General y por
delegación por el ministro plenipotenciario, Delegado
en la Residencia General, J. De Blesson.
z Decreto del 8 de Chual de 1378 (17 de abril
de 1959) del Ministerio de Trabajo y de Cuestiones
Sociales, haciendo extensible a la antigua zona de
protectorado español y a la provincia de Tánger, de la
legislación relativa a la inmigración vigente en la zona
sur.
Esta legislación y reglamentación completamente
superadas, hablaba aún de zona francesa del Imperio
Cherifiano y de zona española, y hacía todavía
referencia a ciertas instituciones o servicios del
Protectorado francés como el Secretario General del
Protectorado, el Tesorero general del Protectorado, el
Director de Interior, el Comisario Residente General.
El dahir de los piojos y las chinches
Pero la palma le corresponde al Dahir del 16 de
Muharraq de 1369 (8 de noviembre de 1949)
reglamentando la emigración de los trabajadores
marroquíes. Este texto, en vigor hasta 2003 y que
servía de base jurídica para las condenas por
emigración clandestina por los tribunales marroquíes
(prisión de un mes a dos años y multa de 12.000
francos, antiguos céntimos, o una de estas dos penas
solamente). El artículo 10 utilizaba nociones coloniales
como el “Tesorero general del protectorado” (art. 4),
el “Director de Interior” (art. 2), la “Zona francesa de
Marruecos” (art. 10 y 12), “zona fronteriza española”
(de Marruecos) (art. 7), “repatriación de un marroquí
por cuenta del protectorado” (art. 9).
El Dahir contenía además otras disposiciones
humillantes. En una óptica de relaciones de dueño a
esclavo, el artículo 5 hablaba de la situación de “un
doméstico cuyo dueño abandone la zona francesa”.
El Dahir estipulaba por otra parte en el artículo 4, que
“los trabajadores marroquíes no podrán abandonar el
territorio de la zona francesa de nuestro Imperio, si no
van provistos de un certificado de desinsectación”
(sic!), es decir, que los candidatos a la partida debían
presentar un certificado médico mostrando que no
tenían piojos ni chinches…
La Ley nº 02-03 tiene un segundo mérito. El
establecimiento y clarificación de un arsenal legal para
gestionar estos ámbitos es, de muy lejos, superior a
la inexistencia de un marco jurídico adecuado en la
materia, o a su mantenimiento de manera vaga o
dispar. Los derechos humanos no pueden ser
mantenidos sin el aporte de técnicas jurídicas, ya que
la producción de la norma jurídica es indispensable
para recibir la formulación clara de lo que está permitido
y lo que no, así como la sanción efectiva de las
violaciones y transgresiones de la regla jurídica. No
cabe delito o infracción, a fortiori crimen o sanción,
sin la existencia de un texto jurídico.
En tercer lugar, la lucha contra los traficantes de
mano de obra es digna de encomio. En efecto, el
combate sin tregua contra las redes mafiosas de
inmigración y emigración ilegales, que explotan la
miseria humana, es una necesidad imperiosa. Así, las
penas infligidas en la Ley nº 02-03 a los responsables
del tráfico de seres humanos y a sus cómplices, se
justifican en su principio y severidad.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La firmeza debe ser obligada. Según el artículo 51,
que contempla el caso de los funcionarios o de los
miembros de las fuerzas de seguridad, se castiga con
2 a 5 años de prisión con una multa de 50.000 a
500.000 dirhams a toda persona que preste su ayuda
para la realización del acto de emigración o de
inmigración irregular “si ejerce el mando de fuerzas
públicas o forme parte, o se encuentre encargada de
una misión de control, o si esta persona es uno de los
responsables o agentes o empleados en los transportes
terrestres, marítimos o aéreos, o en cualquier otro
medio de transporte, sea cual sea el fin de la utilización
de este medio de transporte”.
Por otra parte y según el artículo 52, se castiga
con prisión de seis meses a tres años y una multa de
50.000 a 500.000 dirhams a cualquiera que organice
o facilite la entrada o la salida de nacionales o
extranjeros de manera clandestina, en particular
efectuando su transporte, a título gratuito u oneroso.
Cuando estos hechos “son cometidos de manera
habitual, el culpable es castigado con la reclusión de
diez a quince años y una multa de 500.000 a 1.000.000
de dirhams”.
En caso de incapacidad permanente o de
fallecimiento derivados del tráfico humano, las
sanciones, según el mismo artículo son aún más duras:
“si resulta una incapacidad permanente del transporte
de personas, cuya entrada o salida clandestina del
territorio marroquí sea organizada, la pena prevista
es la reclusión de quince a veinte años. La pena será
de reclusión perpetua cuando resulte de ello la muerte”.
Otras sanciones no justificadas
Por el contrario, producen perplejidad las sanciones
previstas contra los inmigrados irregulares arrestados
en Marruecos y los que intentan el ahrig (los llamados
harragas) hacia Europa (nacionales o extranjeros).
Así y según el artículo 50 de la ley, se castiga con una
multa de 2.000 a 10.000 dirhams y uno a seis meses
de prisión, o sólo una de estas penas, sin prejuicio de
las disposiciones del código penal aplicables en la
materia, a toda persona que abandone el territorio
marroquí o se introduzca en él de manera clandestina.
A los que han decidido practicar el ahrig, es decir,
prácticamente afrontar voluntariamente la muerte,
habida cuenta de los graves peligros corridos, ¿acaso
les disuadirán medidas como ésta?
La prisión de estas víctimas, ¿no servirá
simplemente para engrosar las prisiones marroquíes
ya de por sí superpobladas? A comienzos de 2003, el
número de detenidos en las prisiones marroquíes se
situaba en efecto en 53.000, para una capacidad de
acogida que apenas sobrepasaba las 32.000.
De manera más general, si algunos aspectos de
la inmigración y de la emigración irregulares, en relación
con la mafia de traficantes, son del dominio penal, la
cuestión migratoria en su conjunto, tal y como ha sido
abordada en la ley nº 02-03, ha obedecido en su casi
totalidad a la exclusiva lógica securitaria. Se aprovecha
de la predisposición de la opinión pública a dotarse
de una armadura jurídica antiterrorista tras los atentados
criminales y bárbaros del 16 de mayo de 2003 en
Casablanca, para hacer por otra parte una legislación
en el dominio migratorio con un espíritu fuertemente
represivo. La problemática migratoria no puede
reducirse a la emigración irregular o a la inmigración
105
clandestina, mientras que lo esencial de la ley y de su
filosofía se coloca bajo el signo de la criminalización
de la migración y su penalización, incluidos los
inmigrados y los emigrados mismos, en vez de
únicamente contra los organizadores, los ojeadores,
los traficantes y las mafias con todos sus cómplices.
En resumen, la Ley nº 02-03 no es equilibrada. La
noción de “disturbio de orden público” es utilizada de
manera desmesurada para justificar muchas medidas
represivas: rechazo de entrada a un extranjero en
Marruecos, rechazo de expedición de un permiso de
residencia, retirada de este permiso, retención de
extranjeros en zona de espera antes de la devolución
a la frontera, expulsión del territorio… sin prever
recursos reales y efectivos.
Por otra parte, la ley no ha integrado las
disposiciones de convenciones internacionales que
Marruecos ha ratificado, como la Convención
internacional sobre la protección de derechos de todos
los trabajadores migrantes y de sus familias, entrada
en aplicación el primero de julio de 2003, sin que
ninguno de los grandes países de inmigración del
Norte, como España, la haya ratificado.
De hecho, para comprender el contexto político y
regional, así como las motivaciones profundas de esta
ley, sería necesario remitirse a la nota de presentación
que acompaña al proyecto. Se trata de “permitir a
Marruecos asumir plenamente sus compromisos hacia
sus principales socios, especialmente en materia de
lucha común contra la migración clandestina fronteriza,
en su doble componente nacional y extranjera”.
Dicho de otro modo, se trata de convertir a
Marruecos en el gendarme de Europa para proteger
al viejo continente de la avalancha de sudistas y
particularmente de subsaharianos. La utilización por
Rabat de charters de la humillación y de la vergüenza
para devolver sobre todo a nigerianos es un ejemplo
de este arrendamiento securitario. En su informe sobre
su visita a Marruecos efectuada a fines de 2003,
Gabriela Rodríguez Pizarro, encargada de un informe
especial sobre los derechos humanos de los migrantes,
insta a Marruecos “a proseguir una política migratoria
que ponga fin a la dicotomía existente entre lo que el
país pide para sus migrantes en el extranjero en
términos de protección y de asistencia y el tratamiento
que ofrece a los migrantes extranjeros bajo su
jurisdicción”.
La defensa de los derechos de los inmigrados
marroquíes en Europa es inseparable, en efecto, de
la humanización de la propia legislación marroquí en
materia migratoria. Esta debe tomar en consideración
así mismo los derechos económicos, sociales,
culturales e incluso políticos de los extranjeros, tales
como la libertad de expresión y de opinión, la libertad
de pertenencia a una asociación, a un sindicato, incluso
al derecho al voto en las elecciones locales.
Bien entendido, Marruecos debe controlar sus
fronteras, saber quien entra y quien sale del país,
asegurar su seguridad y proteger su estabilidad.
Ciertamente también, Marruecos conoce sus propias
dificultades económicas y problemas sociales. Pero
no se puede hablar de un Marruecos víctima de una
invasión subsahariana. Es soñar pensar que, en sus
relaciones con los extranjeros, debe ser un país de
acogida con pleno respeto a los derechos humanos
y que será necesario sin duda en un próximo futuro,
106
tomar en consideración el carácter duradero de una
parte de la inmigración de origen subsahariano que
la noción de tránsito o de paso no hace más que
ocultar.
Esta perspectiva, en la que Marruecos será cada
vez más un país de destino final, en la que parte de
los que llegan se irá quedando cada vez más, exige
un cambio de mentalidad, un reconocimiento de este
hecho y la adopción de medidas adecuadas, incluidas
las referidas a la de legislación sobre la inmigración.
El debate sobre la ley de extranjería.
Un análisis jurídico
Fernando Oliván
Al igual que hablamos de “política migratoria”
podemos hablar de la estructura jurídica —del derecho,
en abstracto— de las migraciones en un país concreto.
Sin embargo hay una diferencia: cuando hablamos de
políticas nos referimos a algo consciente, proyecto,
conjunto de propuestas, es decir, nos referimos a una
instancia que habla de futuro, masa blanda que el
“homo politicus” compone como redivivo aprendiz de
brujo. En cambio, cuando nos referimos al derecho,
la postura es justamente la contraria. La mirada se
proyecta sobre un espacio en cierto grado intemporal,
que huye de la misma idea de cambio. No quiero decir
que el derecho no cambie, lo hace y con frecuencia,
pero tanto el ritmo como su sentido obedece a
imperativos mucho más complejos que la mera voluntad
gobernante. Frente a la idea de un mundo “blando”,
la metáfora jurídica nos remite necesariamente a ese
bloque de basalto donde encontramos labrados los
textos de Amurabi.
¿Existe, desde esta óptica, un derecho migratorio?
La respuesta, de entrada es que sí. No solo existe
como mera agregación de normas, sino también como
modelo conceptual vinculado al marco social de los
fenómenos migratorios. Un derecho migratorio que,
por su dinámica jurídica, tiende a tener vida propia,
una existencia autónoma que, como vamos a apuntar,
en algunos casos ha desbordado la misma voluntad
del legislador. El nuevo valor aportado por la doctrina
de los Derechos humanos y su asiento en el
modernísimo marco de los Derechos Fundamentales,
un “common law” basado en un nuevo “Law of the
land”, “Derecho de la tierra”, —o del Hombre— que
se sobrepone, incluso, al reglamentarismo al que la
política quisiera reducir todo derecho.
Si analizamos el derecho migratorio español
apreciamos, de entrada, su modernidad, fruto reciente
cuya estructura legal a duras penas supera los veinte
años. Sin embargo, la onda es más profunda, y en
ella podemos construir todo un sistema que encontraría
sus raíces a comienzos del siglo XIX. Sobre este largo
período podemos apreciar tres etapas en la
consideración de la extranjería moderna.
El derecho de extranjería español, como en el reto
de Europa, nace vinculado a la idea militar de frontera.
Es esa frontera la que define la extranjería —quien es
o no del país— y sobre ella se establece la primera
mecánica de control. Será el capitán general de la
región fronteriza correspondiente el encargado de
conceder o denegar los visados de tránsito y residencia
de esos mismos extranjeros, contemplados siempre
como enemigos al quedar vinculada su lealtad a un
soberano distinto. Documentación militar y fuero
castrense constituyen la mecánica de este primer
modelo construido desde la identidad entre territorio
y nación y donde el extranjero no pasa de una mera
presencia transeúnte. Cuando esta estancia se
prolonga, el legislador termina no sabiéndola distinguir
de la misma nacionalidad. Tanto las Constituciones
del 69 como la del 76 terminan reconociendo la
vecindad como causa suficiente para la naturalización
106
tomar en consideración el carácter duradero de una
parte de la inmigración de origen subsahariano que
la noción de tránsito o de paso no hace más que
ocultar.
Esta perspectiva, en la que Marruecos será cada
vez más un país de destino final, en la que parte de
los que llegan se irá quedando cada vez más, exige
un cambio de mentalidad, un reconocimiento de este
hecho y la adopción de medidas adecuadas, incluidas
las referidas a la de legislación sobre la inmigración.
El debate sobre la ley de extranjería.
Un análisis jurídico
Fernando Oliván
Al igual que hablamos de “política migratoria”
podemos hablar de la estructura jurídica —del derecho,
en abstracto— de las migraciones en un país concreto.
Sin embargo hay una diferencia: cuando hablamos de
políticas nos referimos a algo consciente, proyecto,
conjunto de propuestas, es decir, nos referimos a una
instancia que habla de futuro, masa blanda que el
“homo politicus” compone como redivivo aprendiz de
brujo. En cambio, cuando nos referimos al derecho,
la postura es justamente la contraria. La mirada se
proyecta sobre un espacio en cierto grado intemporal,
que huye de la misma idea de cambio. No quiero decir
que el derecho no cambie, lo hace y con frecuencia,
pero tanto el ritmo como su sentido obedece a
imperativos mucho más complejos que la mera voluntad
gobernante. Frente a la idea de un mundo “blando”,
la metáfora jurídica nos remite necesariamente a ese
bloque de basalto donde encontramos labrados los
textos de Amurabi.
¿Existe, desde esta óptica, un derecho migratorio?
La respuesta, de entrada es que sí. No solo existe
como mera agregación de normas, sino también como
modelo conceptual vinculado al marco social de los
fenómenos migratorios. Un derecho migratorio que,
por su dinámica jurídica, tiende a tener vida propia,
una existencia autónoma que, como vamos a apuntar,
en algunos casos ha desbordado la misma voluntad
del legislador. El nuevo valor aportado por la doctrina
de los Derechos humanos y su asiento en el
modernísimo marco de los Derechos Fundamentales,
un “common law” basado en un nuevo “Law of the
land”, “Derecho de la tierra”, —o del Hombre— que
se sobrepone, incluso, al reglamentarismo al que la
política quisiera reducir todo derecho.
Si analizamos el derecho migratorio español
apreciamos, de entrada, su modernidad, fruto reciente
cuya estructura legal a duras penas supera los veinte
años. Sin embargo, la onda es más profunda, y en
ella podemos construir todo un sistema que encontraría
sus raíces a comienzos del siglo XIX. Sobre este largo
período podemos apreciar tres etapas en la
consideración de la extranjería moderna.
El derecho de extranjería español, como en el reto
de Europa, nace vinculado a la idea militar de frontera.
Es esa frontera la que define la extranjería —quien es
o no del país— y sobre ella se establece la primera
mecánica de control. Será el capitán general de la
región fronteriza correspondiente el encargado de
conceder o denegar los visados de tránsito y residencia
de esos mismos extranjeros, contemplados siempre
como enemigos al quedar vinculada su lealtad a un
soberano distinto. Documentación militar y fuero
castrense constituyen la mecánica de este primer
modelo construido desde la identidad entre territorio
y nación y donde el extranjero no pasa de una mera
presencia transeúnte. Cuando esta estancia se
prolonga, el legislador termina no sabiéndola distinguir
de la misma nacionalidad. Tanto las Constituciones
del 69 como la del 76 terminan reconociendo la
vecindad como causa suficiente para la naturalización
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
como español.
El proceso de unificación de fueros y la paulatina
trasformación de los modelos migratorios nos dan
paso al segundo período de nuestra historia, modelo
que recorrerá prácticamente todo el siglo XX. Si el
anterior modelo el control se manifiesta como militar,
el nuevo se presenta como un sistema policial, con lo
que la consideración del extranjero pasa de enemigo
a delincuente. El extranjero ya no será un riesgo en
su calidad de miembro de un estado extranjero, lo es
en sí mismo en cuanto no participa de la fraternidad
nacional. Los bienes que se protegen ya no son
militares sino civiles. Algunos son todavía las viejas
formas de presencia del valor, en otros casos,
representan ya sus formas más espiritualizadas y
modernas. Una sociedad ya basada en el trabajo y la
gestión empresarial, terminará concentrando aquí el
nuevo control policial. Sin embargo, como en todo
período histórico, las consideraciones antiguas no se
borran tan fácilmente y reminiscencias del período
militar se entrecruzan, así vemos la prohibición de
adquisición de bienes raíces —por ejemplo, en
determinadas áreas de la costa—, paquetes
accionariales en empresas estratégicas, medios de
comunicación, etc., reflejo todavía de la vieja
consistencia militar.
El moderno modelo español, ya en el marco
constitucional, arranca con la Ley Orgánica 7/85, que
podemos inscribir en la plenitud del modelo policial.
Ahora, llegados a este tiempo, no tenemos más
remedio que reconocer la otra gran línea que ha
marcado el proceso: la respuesta comunitaria. Es
cierto que, en un principio el derecho Comunitario no
tuvo ningún interés por este tema, salvo, lógicamente,
el deducido de la libertad de circulación de trabajo y
de prestación de servicios, bases sobre las que se
construyó el proyecto europeo. Sin embargo, la propia
dinámica social y el carácter “pretoriano” del derecho
Comunitario, terminaron propiciando un interés
creciente. Proceso en cuatro etapas que, pasando por
fases convencionales, e intergubernamentales, llega
a la actual tensión ya decididamente comunitaria y
que ha terminado marcando las líneas fundamentales
del sistema español.
Etapas llenas de guiños “policiales” y
administrativistas, como el Grupo TREVI o los sistemas
surgidos del acervo Schengen, fruto lógico no sólo del
protagonismo desmedido de las administraciones de
Interior sino también de las corrientes de miedo surgidas
a lo largo de los años noventa, con la paulatina
identificación de conceptos como tráfico de drogas,
terrorismo e inmigración ilegal, trilogía reiterada en
cientos de documentos y que recorrerá, potenciadas
por el “11 de septiembre” el cambio de siglo. Sin
embargo, esto no ha evitado otra corriente y que ha
sabido, en algunos casos, contradecir a toda esta
reacción, enfrentándose incluso a los deseos de una
sociedad recorrida por el miedo. Es la corriente que
se abre con la tercera fase del proceso, continuación
de las fases militar y policial y que podemos denominar
fase de integración.
Para comprender este último proceso requerimos
una lectura radical del derecho, es decir, en la
comprensión de sus mecánicas internas, constitutivas
de una auténtica microfísica de la ley.
El legislador —y esto le sucede tanto al comunitario
107
como al nacional— ha terminado condicionado en un
juego de difícil salida. En el caso español, la eficacia
constitucional de artículos como el 10, que asienta
todo el edificio del estado en la dignidad de la persona,
combinada con la potencia sorprendente de artículos
como el 9 que termina incorporando una mecánica
direccional con sentido único al desarrollo
constitucional, terminan provocando una consecuencia
ensoñada, además, por el propio constituyente: el
carácter progresivo del texto constitucional, que define
el modelo de estado como “democracia avanzada”.
La irreversibilidad del estado de derecho que surge
desde aquí, con una especial incidencia en el
denominado estado social ha terminado recreando el
mismo derecho de extranjería, reconvertido gracias a
todo ello, en derecho de integración.
Es cierto que en su subjetividad el texto de la
Constitución arranca de un sujeto específico: “la Nación
Española”, pero, en ese mismo primer párrafo, cuando
se pasa a diseñar el proyecto constitucional se reclama
de una forma ilustrada “para todos cuantos la integran”.
Primer reconocimiento constitucional del término y
que coincide, como no podía ser de otra forma, con
el utilizado por la actual Ley Orgánica de extranjería.
Aquí aparece parte de las claves para interpretar
el devenir de esta ley. Un proceso que arranca con el
Plan de Integración Social que elaboraron los
socialistas, así como los sucesivos procesos de
regularización que siguieron a la Proposición No de
Ley que abrió el sistema y que, necesariamente abocó
a la Ley Orgánica 4/2000.
La historia reciente del proceso, lo que ha supuesto
tres reformas legislativas (las L.O. 8/2000, la L.O.
11/2003, y la L.O. 14/2003) y las que veremos, el Plan
GRECO y los mismos procesos territoriales, como el
Plan Regional de Madrid, etc., se enmarcan en estas
dos corrientes, choque del viejo modelo policial,
reforzado por el miedo y la reacción que recorre
Europa, con el nuevo modelo integrador, consecuencia
de la propia dinámica de la ley y su interpretación
constitucional.
Partimos de una realidad. En las sociedades
modernas, los actos administrativos pueden afectar,
y de hecho lo hacen continuamente, a los derechos
básicos de la persona. Una expulsión, por ejemplo,
es algo más que la devolución forzada al país de
donde uno es originario, en el fondo, podría decirse,
un “retorno a casa”. Pero cuando esa “casa” ya no
existe, está envuelta en una guerra fratricida, o allí
sólo espera la desesperanza y la muerte, el mero acto
administrativo se convierte en una sentencia capital.
Y es aquí, como hemos apuntado, donde juegan los
principios constitucionales, lo que ha terminado por
vincular la materia de extranjería a la poderosa doctrina
de los Derechos Humanos como demostró la reacción
—básicamente en el mundo jurídico— frente a las
leyes 8/2000 y 14/03. La máquina de los Recursos de
inconstitucionalidad y, en su momento veremos, de
los Recursos de Amparo retoma las dos claves de la
reforma: el marco de los derechos políticos y el de las
garantías administrativas y jurisdiccionales,
respondiendo a los recortes en derechos como los de
asociación, manifestación, huelga o, en el otro caso,
el derecho a la defensa.
La L.O. 4/2000 en su redacción primitiva, pero
también en su resultado tras las sucesivas reformas,
108
supuso un tímido pero efectivo paso al modelo
siguiente. Primero en el nombre y su enunciación
como “integrativa”, pero sobre todo por la estructura
conceptual que propuso. Entre los cambios respecto
al sistema anterior conviene destacar los siguientes:
z La definición de un sistema de derechos en
clave de derechos fundamentales. El procedimiento,
aquí, resultó interesantísimo, ya que agrupó en un
mismo nivel derechos que, en su configuración
constitucional, aparecen repartidos entre los capítulos
II y III del Título I de la C.E. Esta homogeneización
supone un reconocimiento pleno de los Principios
Rectores de la Política Económica y Social como
equiparables a los clásicos derechos reunidos bajo el
marbete de Derechos Fundamentales y Libertades
Públicas.
z Articulación, en este Título básico, de tres capítulos
específicos sobre Reagrupación familiar, Garantías
jurídicas y Lucha contra el racismo y la xenofobia con
medidas antidiscriminatorias concretas.
z La elevación a rango legal de una serie de
instituciones que nacieron en su día de la práctica
administrativa y que fueron consagradas por la
jurisprudencia: la mencionada reagrupación, la apertura
de vías legales para la regularización o el mismo
instituto de la exención de visado, el sistema de
“contingentes” para la regulación de los flujos y la
residencia permanente.
Por último, la ley inició un interesante proceso de
descentralización, y esto mediante dos mecánicas: la
implicación de los países emisores a través de los
convenios bilaterales y, sobre todo, en base a la
territorialización de algunas competencias en
inmigración según previó el Programa GRECO y que
empezamos a entrever como la mecánica del futuro.
La Ley, básicamente en su redacción inicial, funcionó
como un contrato, un auténtico Contrato Social entre
el extranjero y el nuevo país de adopción. Un contrato
que estipulaba toda una serie de cargas: las
obligaciones impositivas, de seguridad social, etc.,
pero compensadas por el reconocimiento pleno de
derechos en una situación casi de igualdad con los
españoles —“... de cuantos la integran”—, en algunos
casos con imaginativos —pero también
peligrosísimos—sistemas de participación. Esta es la
situación que, en cierto grado, vino a romper la
“reforma” de diciembre y, en menor medida, las otras
posteriores. No porque fuesen menos garantistas que
el sistema previo del año 85, sino porque, a)
incorporaban una desigualdad de prestaciones
difícilmente justificable una vez “removidos los
obstáculos” para posibilitar esa igualdad, y b) por eso
mismo la actuación de los Poderes Públicos se
convertía en una mecánica de “marcha atrás”
incompatible con la exigencia de progresividad que
encierra nuestro sistema —“democracia avanzada”,
y que se concreta en la denominada “irreversibilidad
del estado social de derecho”.
De ahí los continuos vaivenes que han sacudido
la materia. El choque de los dos sistemas, movido por
la crisis social que recorre las migraciones ha terminado
recreando el actual caos normativo en el que vivimos.
La última reforma, aparte de las indudables mejoras
técnicas, que en algunos casos afianzan la mecánica
integrativa —unificación de documentos, etc.— sin
embargo también se ha visto sacudida por esa doctrina
del miedo. En expresión de la propia administración,
se ha centrado en la lucha contra “el papel basura”,
esa mera tenencia de “papeles”, solicitudes, anuncio
de recursos, autos judiciales, etc, con los que se
recreaba en muchos casos una documentación de
identidad que, sin valor formal alguno, terminaba siendo
la única instancia de documentación de muchas de
estas personas. Aparte del caos que estas medidas
han supuesto, con la queja de la misma Patronal, lo
que ya anuncia una próxima “contrarreforma” aunque
sólo sea en sede reglamentaria, la realidad es que
viene a conculcar el ya proclamado derecho a la
documentación y que magistralmente enunció
Saramago en su discurso de aceptación del Nobel:
“derecho a tener un papel que diga quien soy”. Por
todo ello no hace falta hacer “derecho-ficción” para
entrever nuevas reformas normativas. Sin embargo
no sería malo avisar al legislador frente a nuevas
aventuras, reconociendo el potencial que todavía
encierra la 4/2000, cuya eficacia todavía no hemos
sabido desarrollar en su plenitud.
Como decíamos al principio el derecho, incluso
frente al mismo legislador, ha adquirido su propia
autonomía. Las leyes no sólo son mónadas
susceptibles de tratar aisladamente, por el contrario,
son piezas en un universo sistemático: el derecho. A
partir de ahí el engranaje requiere la perfecta
adecuación de los resortes nuevos que aparecen y,
en caso de roce, de desajuste o contradicción, es la
propia máquina la que los depura, recreándolos y
limándolos o, dada su misma potencia, expulsándolos
directamente del sistema.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La legislación de extranjería
en el debate político
Fernando Bravo López
Seguramente uno de los fenómenos más ilustrativos
del importante aumento de la inmigración en España
durante la década de los noventa son los sucesivos
cambios legislativos que en materia de extranjería ha
sufrido el ordenamiento jurídico español. Así, si durante
la mayor parte de la pasada década el fenómeno de
la inmigración se vió regulado por el ordenamiento
instaurado por la Ley Orgánica (LO) 7/1985, entre
1999 y 2003 —tras la reforma de 1996— la legislación
ha sido cambiada hasta en tres ocasiones. Ello da
una idea de hasta qué punto la inmigración ha supuesto
un reto para nuestros legisladores y, por qué no decirlo,
hasta qué punto el aumento de la inmigración ha
producido una cierta desorientación. Resumiremos
aquí cómo se produjeron estos últimos cambios
legislativos; el proceso de deliberación, de debate, de
enfrentamiento político que presidió los citados
cambios.
De la gestación y promulgación de la efímera
Ley Orgánica 4/2000
A mediados de junio de 1998 se presentan en el
Congreso de los Diputados tres iniciativas
parlamentarias, de Convergència i Unió, Izquierda
Unida y Grupo Mixto, que abogan por la reforma de
la LO 7/1985. Pero no es hasta noviembre de 1999
cuando se presenta el Proyecto de LO sobre derechos
y libertades de los extranjeros en España y su
integración social, después de haber sido consensuado
en la Comisión Constitucional del Congreso durante
los meses previos. Este proyecto de nueva “Ley de
Extranjería” se configuraba como una reacción a la
anterior de 1985 en cuanto extendía la cantidad de
derechos reconocidos a los extranjeros, tanto en
situación regular como irregular, a la vez que hacía
más fáciles los trámites para obtener la residencia
permanente. Se perfilaba así como una ley receptiva
a la incorporación rápida, por decirlo de alguna manera,
de los extranjeros a la sociedad española.
A partir de esta Proposición de Ley, consensuada
entre todos los miembros de la mencionada Comisión
parlamentaria, se acelera y se “calienta” el debate
político en torno a la inmigración. Y todo provocado
por el cambio de postura que se produce en el Partido
Popular, que, de haber sido parte en la elaboración
consensuada de la Proposición, pasa a situarse en
contra de ella tal y como había salido de la Comisión
-en la que, como digo, habían participado diputados
de ese grupo parlamentario-. Mientras, los principales
grupos de la oposición, PSOE, Izquierda Unida, PNV
y CIU, se mantienen a favor de ella.
Así, durante los días previos al pleno del Congreso
en donde tendría lugar la primera fase de su tramitación
(aprobación del dictamen de la Comisión, 25 de
noviembre de 1999), destacados miembros del
Gobierno se manifiestan en contra de la Proposición
de Ley porque, decían, «provocaría una llegada masiva
de inmigrantes» y sería contraria a los acuerdos
adquiridos con la Unión Europea en los Consejos
1
Comunitarios de Schengen y Tampere . Este cambio
109
2
de postura en el Gobierno provocó un aluvión de
críticas y, si cabe, mayor apoyo hacia la ley entre los
grupos principales de la oposición. En una legislatura
en la que el Partido Popular no disponía de mayoría
suficiente para cambiar la proposición de ley en solitario,
tuvo que iniciar un proceso de negociación con los
partidos nacionalistas, CIU, PNV y Coalición Canaria.
Pero antes pudo jugar la baza del Senado, donde
sí disponía de mayoría absoluta, y además obtuvo el
apoyo de CIU. En la Cámara Alta, como bien resume
el senador Zubia Atxaerandio, del PNV, «el Grupo
Parlamentario Popular en el Senado, en un trabajo
digno de reconocimiento por la celeridad con que lo
lleva a cabo, presenta un total de 112 enmiendas al
texto elaborado durante 18 meses, que contaba con
un amplísimo respaldo, no sólo político sino también
sindical, de asociaciones, de ONGs, de colectivos y
3
de ciudadanos de muy distinta condición» , y ello con
la intención de «recortar los derechos de los inmigrantes
4
ilegales» . Sin embargo, para que esas enmiendas
pudieran afectar al contenido definitivo de la ley,
deberían ser aprobadas en el Congreso, por lo que el
Partido Popular volvía a tener que buscar el apoyo de
los mencionados grupos nacionalistas.
De ellos, el PP contaba con el apoyo de CIU e,
igualmente, buscó el compromiso de Coalición Canaria
-necesario para obtener mayoría suficiente en el
Congreso-, lo cual hacía prever que la ley se
promulgaría tal y como el Gobierno la quería. Sólo
cabía negociar con el grupo canario las enmiendas
del Senado. Sin embargo, finalmente Coalición Canaria
rechazó el acuerdo con el Partido Popular; y CIU, a
sabiendas de que en tal caso la ley no sería promulgada
con las enmiendas del Senado, también se echó atrás.
El 22 de diciembre el pleno del Congreso de los
Diputados aprobaba la LO 4/2000, con el rechazo
expreso del Gobierno, que no tardó en anunciar su
deseo de reformarla en la siguiente legislatura, si
ganaba las elecciones de marzo del siguiente año.
De cómo la LO 4/2000, desacreditada,
fue reformada por la temida LO 8/2000
Durante los meses siguientes a la promulgación
de la LO 4/2000 desde el Partido Popular se
reprodujeron las declaraciones en contra de la nueva
ley. Se repitió una y otra vez que esta ley, al mejorar
las condiciones de inserción social de los inmigrantes,
al favorecer su regularización, provocaba un claro
“efecto llamada”, invitaba a más y más extranjeros a
venir a nuestro país. Más aún cuando a partir del día
6 de febrero se reprodujeron una serie de incidentes
racistas en la localidad almeriense de El Ejido.
Algunos miembros del Gobierno achacaron a la
nueva ley el crear un marco jurídico que favorecía la
inmigración ilegal, produciendo entre la población
autóctona mayor rechazo hacia los inmigrantes, y
dando lugar a conflictos sociales como los ocurridos
5
en El Ejido . De esta forma se justificaban las
agresiones contra los inmigrantes atendiendo al
6
concepto de «umbral de tolerancia» , que, a juicio de
los responsables políticos de la localidad almeriense,
así como de los del PP, se había rebasado ampliamente
en el caso ejidense, sobre todo por la presencia
“masiva” de inmigrantes irregulares; lo cual, para ellos,
suponía una prueba evidente de que la ley —que
escasamente tenía un mes de vigor— debía ser
110
reformada con el objeto de restringir la llegada de
inmigrantes y que ésta se realizara de forma regular.
En esta situación, con la validez de la nueva ley
puesta en duda desde su nacimiento, con la intención
7
oficial del Gobierno de reformarla , con los
acontecimientos de El Ejido en la mente de todos,
tuvieron lugar las Elecciones Generales de marzo de
2000, en las que el Partido Popular obtuvo la mayoría
absoluta.
A partir de ese momento, la nueva “Ley de
Extranjería” se convirtió, en el discurso del Gobierno
-y de algunos líderes políticos regionales-, en una
especie de chivo expiatorio sobre el que cargar las
culpas de todas las situaciones críticas relacionadas
con la inmigración, con lo que se trataba de justificar
8
la necesidad de reformarla . Esta manifiesta voluntad
de reforma le sirvió igualmente al Gobierno del Partido
Popular como excusa para no desarrollar el Reglamento
de la LO 4/2000, lo que la convertía en letra muerta,
a pesar de que, aunque discutida, esta ley estaba en
vigor.
Mientras, el PSOE e Izquierda Unida se mostraban
contrarios a los puntos de vista del Gobierno y el
Partido Popular, poniéndose, a la vez, en contra de la
9
reforma que ya proponía el Gobierno. En septiembre
de ese año el PSOE empezaba a hablar de Pacto de
Estado sobre la inmigración, en un intento de suavizar
10
la reforma de la ley .
Como digo, el Gobierno ya tenía preparado un
modelo para la reforma, aprobado en el Consejo de
Ministros del 4 de agosto y que presentaría el 5 de
octubre de 2000 como Proposición de Ley de reforma
de la LO 4/2000 ante el pleno del Congreso de los
Diputados. Desde ese momento y hasta los meses
posteriores a su aprobación y puesta en vigor el día
23 de enero de 2001 como LO 8/2000, la reforma de
la “Ley de Extranjería” se convirtió en el centro de una
reñida polémica entre aquellos que consideraban que
la ley de reforma era «la legislación más generosa y
11
más abierta de toda Europa con la inmigración» , y
aquellos que, por el contrario consideraban que era
una reforma que cercenaba derechos fundamentales
12
de las personas .
En los meses siguientes se sucedieron gran
13
cantidad de manifestaciones , encierros de inmigrantes
en parroquias, y, mientras que, por un lado, el nuevo
líder del PSOE, Rodríguez Zapatero, ofrecía su
mencionado Pacto de Estado sobre la inmigración al
Gobierno, miembros de su partido optaban por recurrir
la LO 8/2000 por inconstitucional. Por su lado, el
Partido Popular y el Gobierno defendían su reforma
y cuando surgía algún problema relacionado con la
inmigración no tenía reparos en achacarlo a los efectos
14
perniciosos de la LO 4/2000 .
De la reforma a la reforma de la reforma
La definitiva promulgación de la LO 8/2000 y su
puesta en práctica mediante su Reglamento de
ejecución (Real Decreto 864/2001) no sirvió para
calmar los ánimos políticos con respecto al tema de
la inmigración. No sólo, como hemos visto, se inició
una disputa acerca de la posible inconstitucionalidad
de la norma, sino que también surgieron disputas
acerca del modelo de integración que se quería aplicar
15
en España . Más aún se enturbió el debate político
sobre la inmigración con el avance de la extrema
derecha francesa en la primera vuelta de las Elecciones
Presidenciales de 2002, lo cual se interpretó desde
determinados sectores de la derecha española como
un signo de que la inmigración debía ser controlada
16
para evitar fenómenos semejantes en España . Esto,
sin duda, también fue un estímulo para que en el
Consejo Europeo de Sevilla de junio de ese mismo
año, se colocara el control de la inmigración irregular
como tema principal de debate.
Y es que, a pesar de que el principal argumento
para justificar la reforma de la LO 4/2000 fue que ésta
favorecía la entrada en España de más inmigrantes
irregulares, y que, por lo tanto, era necesario endurecer
la norma, la inmigración irregular continuó creciendo.
A esta realidad se respondió de la misma forma que
anteriormente: promoviendo la reforma de la ley.
Durante la mayor parte del año 2002 se estuvo
17
hablando de reformar la ley , pero no fue hasta el año
siguiente y con motivo de una resolución del Tribunal
Supremo que consideraba que parte del Reglamento
de ejecución de la LO 8/2000 vulneraba —por ser más
18
duro que la propia ley— esta norma , cuando se
aprovechó para emprender la citada reforma.
En esta ocasión, el Gobierno del Partido Popular,
en lugar de hacer valer su mayoría absoluta, optó por
llegar a un acuerdo con el PSOE, de nuevo con el
argumento de que lo que se pretendía era luchar
19
contra la inmigración irregular . En esta ocasión, sin
embargo, se pretendía luchar contra este tipo de
inmigración no sólo persiguiéndola y marginándola,
sino también favoreciendo la obtención del permiso
de trabajo y residencia. Para ello surgió como novedad
la posibilidad de obtener un tipo de visado para
búsqueda de empleo. También permanecía el espíritu
restrictivo en forma de control de las compañías de
transporte de pasajeros, y en la restricción de las
posibilidades de reagrupación familiar (reduciendo el
número de parientes susceptibles de ser reagrupados).
La nueva ley fue aprobada con el apoyo de los dos
partidos mayoritarios en el Congreso, PSOE y PP, y
con una simplificación del debate político y una rebaja
en el tono de alarmismo, que es digna de señalar. En
efecto, las declaraciones recogidas por los medios,
los agrios debates públicos y las polémicas que habían
caracterizado las otras dos tramitaciones fueron
prácticamente inexistentes durante la tramitación de
esta última ley, lo cual ha contribuido a relajar el tono
de alarmismo social existente durante los últimos años
en torno a la inmigración.
De la terca indisposición del fenómeno inmigratorio
a adecuarse al marco normativo
Finalmente, es legítimo preguntarse si, más allá
del discurso, durante este periodo ha existido una
voluntad política real para reducir el índice de
irregularidad de la inmigración en España. En cierto
modo, la vinculación tan extendida en el discurso entre
inmigración irregular e inmigración de origen magrebí,
ha llevado a ocultar la realidad de que el grueso de la
inmigración irregular venía, y viene, del otro lado del
Atlántico. Así, si durante los últimos años la inmigración
irregular proveniente del Magreb ha disminuido de
forma destacable, la inmigración irregular de origen
latinoamericano no ha hecho más que aumentar. Ha
habido, entonces, una sustitución —¿fomentada?—
de colectivos, pero no una disminución del índice de
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
irregularidad. En realidad, poner, como se ha puesto,
el acento en la inmigración irregular para justificar
cambios legislativos no ha hecho sino ocultar la
verdadera voluntad: frenar la inmigración: toda, no
sólo la irregular. Si se pretende frenar la inmigración
irregular dificultando la obtención por parte de los
inmigrantes irregulares de un permiso de trabajo y
residencia, pero, por otro lado, no se abren más vías
para la entrada regular, lo que se quiere es frenar toda
la inmigración. Pero, en realidad, lo que se está
haciendo es fomentar la irregularidad: los inmigrantes
siguen llegando a pesar de todo, pero no se les
regulariza. Es tan simple como eso. De forma muy
clara lo explicó el diputado socialista Diego López
Garrido: “Los inmigrantes irregulares no son criminales,
son gente que se mueve para poder trabajar, para
poder sobrevivir, y la inmigración irregular (...) seguirá
existiendo. Es un elemento estructural que habrá que
intentar canalizar legalmente, pero seguirá existiendo
y, por tanto, las políticas de cierre absoluto o de pura
represión en Europa no han llevado a detener la
inmigración irregular. A lo que han llevado es a subirla
20
en cantidad, pero en absoluto a detenerla” .
Tres reformas legislativas en poco más de tres
años. Dos de ellas justificadas principalmente con el
argumento de la lucha contra la inmigración irregular
y ésta no ha parado de aumentar. Todo ello no hace
sino evidenciar que la terca dinámica del fenómeno
inmigratorio no puede frenarse por medio de la
promulgación de nuevas leyes. España no podrá
construir muros en el aire, aunque, sin duda le está
siendo más fácil construirlos en el mar.
1
El Mundo, 17 de noviembre de 1999.
2
Se ha argumentado que este cambio se produjo por presiones desde el Ministerio del
Interior, que abogaba por una ley más restrictiva y centrada en el control fronterizo, y, de
forma secundaria, desde los Ministerios de Economía y Exteriores (ver El Mundo, 17 de
noviembre de 1999). Así, el ministro Mayor Oreja, durante esos meses, se convirtió en
la principal voz contraria a la promulgación de la Proposición de Ley. En declaraciones
a Telecinco declaraba: “Lo que yo digo es que no hagamos insensateces, que actuemos
con especial prudencia. Alejémonos de posiciones utópicas que coloquen a España en
la vanguardia de la inmigración, (...)” (El Mundo, 18 de noviembre de 1999).
3
Diario de Sesiones. Pleno del Senado de 16 de diciembre de 1999. Dictamen de la
Comisión Constitucional con relación a la proposición de ley orgánica sobre derechos y
libertades de los extranjeros en España y su integración social, pp. 7613-7614.
4
El Mundo, 9 de diciembre de 1999.
5
El Mundo, 8 de febrero de 2000: “Piqué culpa de los sucesos a la nueva Ley de
Extranjería”; El País, 10 de febrero de 2000: “Matutes achaca los incidentes de Almería
al aumento de los inmigrantes clandestinos. (...) Matutes volvió a insistir en la necesidad
de reformar la Ley de Extranjería.”
6
Se refiere al supuesto de que existe un límite de tolerancia hacia la presencia extranjera
a partir del cual se produce el rechazo de la población autóctona.
7
“El fenómeno de la inmigración exige una política de Estado. Queremos desarrollarla
con el máximo de acuerdo de las fuerzas políticas parlamentarias. Debe ser una política
congruente con los compromisos y responsabilidades que hemos asumido en la Unión
Europea en el Consejo de Tampere. Esos compromisos nos exigen desarrollar una acción
basada en los criterios que se enuncian a continuación y que obligan a una adaptación
normativa a los mismos de la llamada ley de extranjería recientemente aprobada.”,
(Programa electoral del Partido Popular 2000, en www.pp.es/popular/pro-ele-pp.pdf).
8
Ver notas de prensa del Partido Popular de los días 6 de mayo de 2000: “Rafael Hernando
afirma que la nueva Ley de Extranjería está provocando un «efecto llamada»”; 10 de
mayo de 2000: “El PP cree que es urgente reformar la Ley de Extranjería” y 26 de junio
6 2000: “Hernando asegura que la reforma de la ley de Extranjería favorecerá la inmigración.”
(Todas en www.pp.es). También: La Estrella Digital, 17 de mayo de 2000: “Mayor Oreja
advierte de los riesgos del 'efecto llamada' provocado por la Ley de Extranjería. Fernández
Miranda anuncia que su Departamento de Inmigración aplicará una política de Gobierno
adaptada a las normas de la UE.” La Estrella Digital, 26 de mayo de 2000: “El Gobierno
prefiere aprobar la Ley de Extranjería antes que los presupuestos. Fernández Miranda
reitera que la actual normativa ha favorecido la llegada de inmigrantes ilegales. El delegado
del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración, Enrique Fernández Miranda, consideró
ayer que "lo razonable" sería que la reforma de la actual ley de Extranjería se llevara a
cabo entre octubre y noviembre, antes de aprobar los próximos presupuestos.”
9
El País, 16 de junio de 2000: “Sindicatos y oposición descalifican la reforma por
"regresiva". El PSOE considera el proyecto impropio de un país democrático, e IU, que
casi lleva a la esclavitud.”
10
En www.psoe.es, 1 de septiembre de 2000: “Bases para un Pacto de Estado sobre
inmigración.”
11
Discurso de José María Aznar en Quintanilla de Onésimo, 29 de agosto de 2001.
111
12
“Inmigración: la vuelta atrás. Reforma de la Ley 4/2000 que propone el partido popular
(valoración del Área Federal de Migraciones de IU).” En www.iu.es, 20 de junio de 2000;
Rumí, Consuelo: “España 2001: sin política migratoria”, en El País, 27 de enero de 2001;
López Garrido, Diego: “La ley de las «no personas»”, en El País, 23 de enero de 2001.
13
Ver El País, 12 de febrero de 2001.
14
El País, 21 de agosto de 2001: “El Gobierno atribuye el «desbarajuste» de la inmigración
a la anterior Ley de Extranjería.”
15
Me refiero sobre todo a la polémica surgida alrededor de las declaraciones de Mikel
Azurmendi en las que cuestionaba la validez del modelo multiculturalista como modelo
de integración. Vel El País, 27 de febrero de 2002 y Diario de Sesiones del Senado,
Comisión Especial sobre la Inmigración y la Extranjería, 18 de febrero de 2002.
16
“Aznar atribuye a la política de inmigración el desastre socialista”, El País, 23 de abril
de 2002.
17
Ver entrevista a José María Aznar en La Razón, 12 de mayo de 2002.
18
El País, 29 de marzo de 2003: “El Supremo fulmina la política de extranjería al anular
11 artículos del reglamento”.
19
Nota de prensa de La Moncloa, 26 de mayo de 2003: “Medidas para favorecer la
inmigración legal y ser más eficaces contra la ilegal”.
20
Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados. Pleno de 24 de noviembre de 2000.
“Dictamen de la comisión parlamentaria sobre el proyecto de ley orgánica de reforma de
la Ley Orgánica 4/2000”, p. 2147.
112
Los preferidos frente a los
extranjeros permanentes:
la inmigración marroquí
en los inicios del siglo XXI
Antonio Izquierdo Escribano
Lo primero que cabe señalar en el útil y sugerente
ejercicio de comparar los perfiles migratorios en 1991
y en los inicios del siglo XXI, es que la síntesis requiere
más líneas. En el 2003 “EL INMIGRANTE” en España
no se resume en marroquí, varón, joven y soltero—
como a principios de los noventa— sino que la
inmigración extracomunitaria presenta aristas y muy
prolijos contornos. El perfil migratorio de los extranjeros
ha variado y se ha hecho más diverso y complejo.
Ahora el dibujo migratorio lo componen familias,
mujeres casadas aunque todavía solas, menores
escolarizados en número creciente, europeos del Este
que de un día al siguiente se convierten en comunitarios
y, sobre todo, inmigrantes que proceden de
Latinoamérica. La primacía marroquí está en entredicho
desde el 2001 y las corrientes europeas e
iberoamericanas son las que, en estos últimos tres
años, están empujando con más fuerza. De hecho,
en enero del 2003, los inmigrantes latinoamericanos
“empadronados” (no los que tienen permiso de
residencia) duplican en número a los africanos. No
era esa la situación cinco años atrás, en 1999 cuando
los marroquíes ocupaban toda la escena. ¿Qué está
pasando con las entradas en los últimos tiempos? ¿Se
trata de un terremoto migratorio pasajero, sugiere una
tendencia de largo alcance o simplemente es un
espejismo estadístico?
La primera pregunta, se ocupa de las entradas y
se puede contestar con datos de la encuesta de
variaciones residenciales (EVR). En pocas palabras
se trata de ver qué sucede con la regulación de los
flujos. La respuesta es que se han controlado unos
flujos de venida pero no otros. En época de crecimiento
de la actividad económica y del empleo, el total de la
corriente se han multiplicado por ocho. En un lustro
los flujos de llegada de inmigrantes desde el exterior
han dado un brinco desde apenas sesenta mil en 1998
hasta los cuatrocientos cuarenta mil del año 2002.
Cabía esperarlo pues, por lo general, la demanda
económica se impone al control político. Pero la crecida
general ha afectado a unos menos que a otros. Los
flujos africanos se han cuadriplicado durante ese
mismo quinquenio (13.000 a 55.000), mientras que
los europeos se han multiplicado por seis (26.000 a
155.000) y los latinoamericanos han explotado desde
los 16 mil en 1998 hasta los 221 mil en el 2002. De
modo que si uno pinta una gráfica con los datos por
continente salta a la vista la meseta africana desde el
2000 frente a la empinada subida de los
latinoamericanos. En conclusión, si bien el global de
las altas residenciales evidencia el fracaso en la
limitación del conjunto de los flujos lo que si queda
claro es que las restricciones afectaron a los marroquíes
(39 mil durante los tres últimos años) pero no a los
ecuatorianos, rumanos o argentinos. Unas corrientes
sí que se han frenado mientras que otras que han
surgido, han sido reforzadas y hasta alentadas. La
consecuencia ha sido esa europeización y
latinoamericanización de la población extranjera.
Respecto de si se trata de un traqueteo sísmico
con consecuencias de escaso o largo recorrido cabe
responder que la sacudida va a tener efectos duraderos,
pero sólo es un punto y seguido. Habrá otras vueltas
y revueltas. Además, algunas de sus influencias como
el mayor equilibrio continental y la instalación de
familias son bienvenidas y otras como el incremento
de la irregularidad y la ideología de una “inmigración
a la carta”, están hiriendo a la sociedad española. No
puedo detenerme en todo ello pero el panorama
migratorio sigue abierto. Vamos ahora a explorar la
mutación que ha experimentado la inmigración en
España durante la última década del siglo XX. En mi
opinión responde cuando menos a tres motivos, a
saber: el tiempo, las preferencias y las circunstancias.
Vayamos una a una y por orden.
Certezas y dudas que deja el tiempo
La primera sería, si así lo puedo expresar, el tiempo
que habita en el interior de las migraciones. No se
suele reparar mucho en esta dimensión. Es cierto que
se menciona con frecuencia, pero no se identifican
con cuidado sus repercusiones. Con los años las
migraciones ganan en poder o lo que es lo mismo en
autocontrol. Y conforme discurre el tiempo se incuban
y cuajan las dinámicas endógenas del movimiento de
personas. El paso del reloj es el que anuda redes,
propicia llamadas y genera asentamiento. La capacidad
de arrastre y la inercia son dos de esas dinámicas que
necesitan del tiempo para fructificar. Según el ciclo de
la migración galope o vaya con calma, según camine
de modo acompasado o atraviese por turbulencias así
fermentarán las diferentes vidas que están agazapadas
o florecen en el seno del flujo de personas. Y cuando
esas energías arrancan, lo cierto es que alteran el
curso y la composición de la población inmigrante. Es
hora de señalar que el tiempo va pasando para los
inmigrantes que primero se movieron hacia España
hace veinte años y eso se nota en sus decisiones y
en su poder.
Hay flujos externos como la reunión de familias,
que a veces requiere de unos años de estancia en el
país para producirse. Otros son internos a la corriente,
como sucede con la procreación de los infantes, y
surgen de la aclimatación o de la urgencia del arraigo.
Pero también se necesitan años de experiencia para
apoyar la llegada de otros parientes y se exige un
período de permanencia para la adquisición de la
nacionalidad. Otro tanto se puede decir respecto del
matrimonio mixto que, cuando es de ley, demanda
relaciones y conocimiento o del tránsito de un estatuto
de extranjería más precario a otro régimen jurídico
que resulte más ventajoso. Y con el tiempo se repiten
los viajes, los mismos itinerarios que ya resultan
conocidos, es decir, se reproducen los flujos. Todos
estos procesos reclaman experiencia o lo que es lo
mismo, tiempo. Y es fácil concluir que estas vicisitudes
trastocan los perfiles de la extranjería. Dicho de otro
modo, los años se reflejan en la película que se toma
de los inmigrantes. Y la década prolongada del fin del
siglo ha puesto de relieve una notable mutación, a
saber: la latinoamericanización y europeización desde
el Este del viejo continente de la población extranjera
que vive en España. Ahora falta saber si esa
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
iberoamericanización es espontánea o provocada y
si ha sido encendida desde fuera o desde dentro. Si
es pasajera o se repite. Si es la excepción o más bien,
expresa una regla.
El tiempo son momentos, pero cuando se espesa
se convierte en cimiento. La coyuntura de los últimos
años ya ha quedado reflejada en los flujos del primer
trienio del siglo XXI. Detengámonos ahora en la
sedimentación de esos flujos, en las señales que emite
la estructura de la migración. Esos signos sirven para
anticipar algo del porvenir que brota de aquello que
ya ha echado raíces. Elegimos tres indicadores que
revelan lo maduro del ciclo migratorio, tres datos de
cimentación. Uno es la proporción de permisos
permanentes, otro el peso de los comunitarios según
la nacionalidad y, por fin la naturalización. Los tres
nos informan sobre la estructura de la migración en
España. Pues bien, cuatro de cada diez marroquíes
disfrutan de un permiso permanente que refleja años
de residencia y voluntad de quedarse. Uno de cada
diez iberoamericanos se ha hecho con esta
permanencia duradera, lo que es signo de una llegada
más reciente aunque también apunta su menor
disposición a instalarse como “extranjeros”. Ya podemos
definir a la inmigración marroquí que está en España
como una población con una notable voluntad de
permanencia.
En cambio, los latinoamericanos son los más
comunitarios de entre los extranjeros que proceden
de países terceros. Y eso indica facilidad de mestizaje
y un alto grado de aceptación. No quieren ser
extranjeros y menos aún de “segunda clase”. Uno de
cada cinco inmigrantes latinoamericanos tiene el
régimen comunitario frente al 5,5% de los africanos e
incluso al 13% de los europeos de países que aún no
han entrado en la UE. Los marroquíes, aunque llevan
viviendo en España más tiempo que los colombianos,
tienen, sin embargo, una proporción de comunitarios
tres veces inferior. Es cierto que la proporción de
marroquíes comunitarios dobla a la de los ecuatorianos,
pero eso probablemente se explica porque el grueso
de estos últimos hace tres años que ha llegado a
España. Hay grupos iberoamericanos como es el caso
de los cubanos, venezolanos, mexicanos, uruguayos
o panameños en donde más de la mitad de los
residentes disfrutan del régimen jurídico comunitario.
Y cerca del cincuenta por ciento de los argentinos,
brasileros y costarricenses viven en España con ese
mismo estatus. En una frase: los latinoamericanos se
naturalizan y cuando no, se establecen como
comunitarios, mientras que los marroquíes se quedan
como extranjeros permanentes. Ahí tiene el lector la
huella del tiempo y de las preferencias.
Preferidos, llamados y tolerados
El “tiempo genético” si se me permite decirlo, de
la migración fragua antes o después según las
características de sociedad de destino y sus
preferencias. Las preferencias son sociales en un
sentido que abarca desde la eficacia lingüística hasta
la sintonía religiosa, desde la conveniencia laboral
hasta el interés político. Es decir, que los prefieren los
empresarios para no depender en exceso de un grupo
nacional organizado y los arrendatarios de viviendas
o los maestros en las escuelas cuando se decantan
por unos inmigrantes antes que por otros. Y les
113
renuevan el contrato a unos mientras que a los otros
no les arriendan un piso en el centro del pueblo o les
amedrentan y explotan sin contrato laboral.
Pero no nos olvidemos de las predilecciones en
masa, las simpatías e imaginaciones de los españoles
hacia los latinoamericanos que se fundamentan en un
mayor o menor conocimiento de los vínculos históricos
y de la actual realidad migratoria. Semejanzas,
tradiciones y complejos de culpa que conforman una
esfera de cercanía cultural y disminuyen el rechazo
social. Y que de forma EXPLÍCITA o DISIMULADA se
plasma en las encuestas de actitudes. Las encuestas
de actitudes tienen mucha influencia en la presente
política migratoria. Luego nos queda poner en práctica
las preferencias sociales y en particular empresariales
mediante la firma de acuerdos y convenios bilaterales
más ventajosos con los preferidos que con los
rechazados. Es la hora de la política de inmigración,
es decir, de la política hacia fuera, aunque eso sí con
la mirada puesta en las próximas elecciones que se
celebren aquí dentro.
Los inmigrantes latinoamericanos siempre han
figurado a la cabeza de los preferidos entre los flujos
de extranjeros. Inclusive se han colocado por delante
de los europeos de la UE. Pero no todos los europeos
ni los iberoamericanos despiertan los mismos
sentimientos de simpatía y confianza entre los
españoles. De modo específico y sobre Iberoamérica
los prejuicios y las creencias se reflejan en el barómetro
levantado por el CIS (Centro de Investigaciones
Sociológicas) en noviembre del 2003. Ahí se comprueba
que las miradas oblicuas afectan más a unos
inmigrantes latinoamericanos que a otros. A unos se
los ve mas tranquilos, más suaves y amistosos. A
otros más torcidos, violentos y rencorosos. A unos
más rurales, tradicionales y autoritarios a otros más
educados, urbanos y demócratas. Creo que lo más
educativo será que el lector confeccione su lista de
prejuicios y luego la coteje con la encuesta del CIS
que representa a todos los españoles con el fin de ver
en qué se asemeja y distingue de la masa. En fin,
comprobará que las plagas y simpatías no están libres
de pecados terrenales y que cuán cerca se halla como
lector formado del “español promedio”.
Todo ello junto pero no revuelto, tiene resultados
jurídicos y afecta a los comportamientos sociales.
Hace que unos inmigrantes más rápido y fácil que
otros dejen de contar como extranjeros al naturalizarse,
casarse o nacer. Mientras que los hay de otras
procedencias, como los marroquíes, que resultan
perjudicados por el menor reconocimiento social y se
dificulta su legalización cosechando mayores tasas
de rechazo que sus congéneres latinoamericanos. Las
operaciones políticas de regularización evidencian
que el éxito no se distribuye con equidad. En la última
legalización por arraigo que ha sido la más copiosa
de las celebradas hasta ahora, las tasas de aprobación
de los ecuatorianos y colombianos fueron superiores
a las de los marroquíes y argelinos. Llamo operaciones
de naturaleza política y no procesos de integración
social continuados a legalizaciones con plazos cortos,
abruptas y anunciadas frente a las cotidianas y no
publicitadas que se podrían llevar a cabo desde los
ayuntamientos u otras instancias administrativas más
y mejor informadas sobre el arraigo real de los
extranjeros.
114
Los primeros convenios de regulación de las
migraciones que firmó el gobierno español fueron con
Colombia y Ecuador en el mes de mayo y luego con
la República Dominicana en diciembre de 2001. En
julio se firmó uno con Marruecos pero sólo de mano
de obra. Luego, en el 2002 y 03 le llegó el turno a los
países europeos del Este. Los latinoamericanos eran
los preferidos para instalarse con sus familias y los
magrebíes aceptados a regañadientes como
trabajadores de temporada. En aquellas fechas (1-12000) los residentes marroquíes eran 162 mil y los
ecuatorianos 13 mil, hoy, cuatro años después los
primeros suman 334 mil y los segundos han alcanzado
los 175 mil residentes. Unos se han duplicado y los
otros se han multiplicado por 12. A finales de 1999
había 10 trabajadores marroquíes por cada ecuatoriano
dado de alta en la Seguridad Social mientras que en
el 2003 casi están a la par, los marroquíes suman 158
mil y los ecuatorianos 133 mil. Pero el flujo ecuatoriano
ya está dando signos de flaqueza y otras corrientes
latinoamericanas les relevan con más vigor. En suma,
unos convenios bilaterales alentaban la instalación de
los ecuatorianos y otros restringían la de los marroquíes.
Además de no ser los más numerosos de entre los
censados, los marroquíes son también los que cuentan
con menos indocumentados en sus filas si nos ceñimos
a los grandes flujos extracomunitarios. De modo y
manera que en el 2003 aparecer en las estadísticas
como inmigrante marroquí no es sinónimo de extranjero
en situación irregular sino que, por el contrario, la voz
de los indocumentados habla el idioma español. No
es eso lo que imagina la opinión pública. Los
indocumentados latinoamericanos constituyen hoy la
mayoría de los “sin papeles”. Estas ideas se pueden
expresar con números. Las tres cuartas partes de los
marroquíes empadronados tienen permiso de
residencia frente al treinta por ciento de los ecuatorianos
y de los colombianos. A la inversa de los marroquíes,
sólo uno de cada cuatro rumanos censados a primeros
del 2003 contaba con la correspondiente autorización
de residencia. Pero como son los preferidos se tolera
con menos rechazo explícito esa enorme masa de
“sin derechos”. Otros, los marroquíes, no sufren un
rechazo tan silencioso. Aunque también es posible
otra lectura de estos datos: la de que los ecuatorianos
se inventen los empadronamientos mientras que los
marroquíes lo hagan en menor medida.
Circunstancias que dejan huella
Y ahora vienen las circunstancias. Que se reflejan
en los ojos y las manos del inmigrante y cuando no
sucede así tenemos datos que nos hablan de sus
motivaciones y de su biografía. Unas tienen que ver
con la situación en el país de origen y con las asimetrías
respecto del destino. Asimetrías tomadas como índices
de bienestar por los implicados en la migración si bien,
las más de las ocasiones, los paraísos andan envueltos
en propaganda desclasada y sin contexto. Demos una
pista sobre las circunstancias del país de destino. La
política migratoria. Para los preferidos, los cupos y las
regularizaciones de 2000 y 2001 apenas influyeron
en su migración. En realidad la política migratoria
española pesó en la decisión de uno de cada cinco
latinoamericanos frente a casi la mitad de los
marroquíes que admiten una fuerte influencia de estas
medidas a la hora de emprender el viaje.
A continuación tomemos dos señales del poder
que tienen las circunstancias para el inmigrante. El
primero de los indicadores se calla mientras que el
otro se proclama a los cuatro vientos: uno es el perfil
social y el segundo son las razones para emigrar.
Respecto del primero digamos que aunque la
composición del flujo marroquí no admite
simplificaciones, sin embargo, hay un rasgo común
que une a jóvenes solteros y a maduros casados. Ese
vínculo son las obligaciones familiares. Padres y
hermanos o mujer e hijos según sea el caso pero lo
cierto es que las personas que dependen del que se
va no son pocas. Y esa “carga de dependencia” por
así llamarla, se manifiesta de modo visible, pero
también tiene su lado oculto. Viven junto con otros
para ahorrar y enviar dinero de modo que son minoría
los que habitan solos o con sus familiares. Las remesas
importan y mucho. Pero aún resulta ser más decisiva
la consecuencia invisible que esa dependencia acarrea.
Los jóvenes abandonan los estudios cuando emigran.
Dos de cada tres dejan colgados los libros antes de
terminarlos. Pérdida personal y pérdida para el país
que los educa. Las remesas son dinero rápido que se
extingue pero los recursos educativos ganan más y
más con el tiempo.
Y lo admitido como razón para emigrar también
diferencia a marroquíes de latinoamericanos. He aquí
que para los marroquíes la necesidad de más libertad
y el deseo de adquirir una mejor formación son los
motivos que siguen al trabajo, mientras que para los
ecuatorianos lo son el ganar mas dinero y el reunirse
con los familiares. Unos buscan aumentar sus
capacidades y otros sus utilidades.
En definitiva, Marruecos está cerca y sin embargo
a tenor de los proyectos migratorios parece quedar
muy lejos. La migración más saludable para los dos
países sería la de una circulación temporal y regulada.
En primer lugar porque la migración puede ser tomada
como una oportunidad para darle más vida a la vida.
Aprender, mezclarse y ganar más. En segundo lugar
porque dada la cercanía, el control se vuelve mas
costoso y frustrante. Los viajes son frecuentes por
rápidos. Más onerosos cuánto más difíciles y menos
productivos cuánto mas forzosos. Se va de vacaciones,
a ver a la familia y a trabajar un tiempo de un lado y
otra temporada del otro. Hay tantos motivos que el
control se vuelve más difícil, injusto y riesgoso. Y todo
lo que sea forzar los planes de ida y vuelta es señal
de que la política se equivoca y las relaciones no son
buenas. Y son una minoría los marroquíes que emigran
con la intención de quedarse menos de cinco años.
El tiempo de cursar estudios, de aprender un idioma,
de ahorrar para empezar. Un tercio tienen la intención
de quedarse para siempre. Otra porción no desdeñable
piensan en permanecer de cinco a diez años. En
resumen casi la mitad alberga planes de instalación
duradera. Todo esto yo lo interpreto como demasiados
obstáculos para el movimiento. O dicho de otro modo,
cuándo una acción de integración como debieran ser
las REGULARIZACIONES de inmigrantes tienen una
influencia fuerte en que los marroquíes vengan a
España, es que la política anda descarriada.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La política española de visados en
Marruecos
Bernabé López García
Las demarcaciones consulares españolas en
Marruecos han sufrido una cierta evolución después
de la independencia de este país y están marcadas
por las vicisitudes de la colonia española allí instalada.
Concentrada ésta en el norte del país, en lo que fue
la zona norte del protectorado de España en Marruecos,
que reunió a 80.588 personas en el período final de
la presencia española, contó con una buena red
consular de la que hoy quedan los Consulados
generales de Tánger, Tetuán y Nador. El primero,
puerta aduanera de Marruecos con Europa, tiene una
demarcación reducida territorialmente, limitada a la
provincia de Tánger, que contaba en 1999 con 710.000
habitantes, es decir un 2,51% de la población del país.
El segundo, con sede en la que fue capital del
protectorado español, se extiende por las provincias
de Tetuán, Larache y Chauen, sumando una población
de 1.563.000 personas, un 5,54% del país. El de Nador
comprende desde Alhucemas hasta la provincia oriental
de Figuig, contando con 2.266.000 habitantes, el 8,02%
de Marruecos.
115
Kenitra, Sidi Kacem, Taunat, Taza, Bulmán, Fez, Sefrú,
Mequínez, El Hayeb, Ifrán, Jenifra y Jemisset. En total,
8.360.000 personas dependen de esta demarcación,
un 29,6% de la población marroquí. El Consulado con
mayor extensión poblacional es el de Casablanca, con
12.087.000, englobando al 42,8% de la población del
país. Incluye las regiones del Gran Casablanca, la
Chauia, Dukkala-Abda, Tadla, el Hauz de Marrakech
y el Tensift, más Uarzazat y el Tafilalet. Por el contrario
el de Agadir, pese a reunir un territorio que llega hasta
Mauritania, ya que al no reconocer el Estado español
la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, las
poblaciones allí asentadas dependen, para trámites
de visados y de gestiones relacionadas con España,
de este consulado. La población reunida desde
Essauira al Sahara incluyendo todo el Suss es de
3.252.000 personas, lo que supone un 11,5% del país.
CONSULADOS DE ESPAÑA EN MARRUECOS: INFLUENCIA
Y EXTENSIÓN
DEMARCACIONES DE LOS CONSULADOS DE ESPAÑA
EN MARRUECOS
Fuente: http://dgei.mir.es. y Annuaire statistique du Maroc 2000.
El cuadro anterior permite ver la relación existente
entre la población marroquí dependiente de cada
Consulado, el porcentaje medio de visados expedidos
en los últimos años (1997-2003) y los inmigrantes
marroquíes asentados en la última década (19922001) oriundos de las provincias de cada demarcación.
Naturalmente el rango en expedición de visados no
depende sólo del volumen de la colonia en España
sino que depende de otros factores e intercambios,
económicos, empresariales y humanos de todo tipo.
El hecho de que el mayor volumen de visados se
expidan en Casablanca viene marcado también por
la importancia económica de la zona, verdadero motor
del desarrollo del país.
EVOLUCIÓN CONCESIÓN DE VISADOS EN LOS
CONSULADOS EN MARRUECOS
El resto del territorio marroquí, donde también vivió
un buen número de españoles a pesar de ser la zona
de protectorado francés (sólo en Casablanca, según
estimaciones del Cónsul español de la época, residía
una colonia de 40.000, en buena parte exiliados
políticos), se subdivide en otros tres consulados
situados en Rabat, Casablanca y Agadir, cada uno
con un ámbito territorial considerable. El Consulado
de Rabat, situado en la capital del Estado, engloba la
wilaya de Rabat/Salé y las provincias o wilayas de
116
PROPORCIÓN DE VISADOS A MARROQUÍES RESPECTO
DEL TOTAL
El porcentaje de visados del cuadro anterior
corresponde a la media del período. Si tratamos de
ver la secuencia en los últimos años, podemos observar
cómo se va produciendo en algunos consulados un
ligero acomodo del volumen de visados concedidos
tendiendo a aproximarse hacia la proporción de
inmigrantes en España que le corresponden. Es
el caso sobre todo de Nador y de Tánger, que
crecen lentamente y el de Agadir que desciende
paulatinamente. En el caso de Rabat y
Casablanca, a pesar de algunas oscilaciones,
se mantienen estables, observándose por el
contrario en el de Tetuán un brusco descenso y
una estabilización posterior, que no permiten,
sin un conocimiento de la secuencia anterior,
lanzar ninguna hipótesis acerca de este
comportamiento.
Interesa ver la relación entre los visados
expedidos en Marruecos y los concedidos cada año
en los diferentes países. Estos han crecido entre 1995
y 2002 de 397.774 a 678.368, es decir, un 70,5%,
mientras los marroquíes lo han hecho de 56.286 a
86.446, tan sólo un 50,8%. En 1995 y 1996 los visados
a los marroquíes supusieron un 14,1 y un 18,4% del
total, pero con posterioridad han terminado
estabilizándose a fines de los noventa y principios de
los 2000 en torno al 12%, algo más de 80.000 por
año.
La gran mayoría de los visados expedidos se
conceden por razones de “estancia”: negocios, turismo,
visitas a familiares o por otros motivos. En 1996 los
visados concedidos para España en esta modalidad
en todos los consulados del mundo se elevaban a
86,28%. En los años sucesivos los visados de
“estancia” han ido decreciendo, bajando diez puntos
en 2002, hasta un 76,55%. Paralelamente los visados
por “residencia” han ido creciendo conforme avanzaban
los procesos de reagrupación familiar y se autorizaba
la residencia en España de los parientes cercanos de
los inmigrantes, pasando en las mismas fechas del
10 al 19,5%.
En el caso de los marroquíes, el porcentaje de los
visados de residencia ha pasado en estos mismos
años del 10,8 al 22,1%. La tercera modalidad de
PORCENTAJE DE VISADOS POR RESIDENCIA
visados, la de tránsito, representa globalmente en
torno a un 3% anual. Esa era también la cantidad para
los marroquíes en 1996, pero en los años sucesivos
VISADOS EXPEDIDOS POR LAS DISTINTAS OFICINAS
CONSULARES DE MARRUECOS
EVOLUCIÓN MODALIDADES DE VISADO A MARROQUÍES
ha descendido hasta casi desaparecer, con un 0,36%.
Se ha visto más arriba cómo los visados concedidos
a marroquíes han crecido menos que la cifra global
de los expedidos a todas las nacionalidades. El volumen
de visados a marroquíes se ha mantenido estanco en
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
los últimos años, mientras el de la colonia de
inmigrantes marroquíes en nuestro país ha crecido
considerablemente: un 277,1% entre 1995 y 2002.
Los visados concedidos en los consulados españoles
en Marruecos en ese mismo período sólo crecieron,
como se vio, un 50,8%.
El visado se ha convertido en el gran filtro para el
control de los flujos migratorios. Como ocurre para los
otros colectivos, la mayor fuente de inmigración ilegal
117
es la entrada legal en el país y la permanencia en él
una vez finalizado el tiempo del visado o del período
de estancia legal. De ahí que la concesión de visados
esté tan supeditada a valorar la eventualidad de una
migración encubierta. Con los resultados perversos
que ello puede tener, muy especialmente para los
estudiantes, sobre los que, por razones de su edad,
pesa en mayor medida la sospecha de ser potenciales
clandestinos.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
¿Una nueva emergencia para las
regiones en Marruecos?
Raquel Ojeda García
Cinco años parece un período demasiado corto
como para estimar los logros alcanzados por el proceso
de regionalización cuya consolidación legislativa se
produjo en 1997. Sin embargo, cabe realizar algunas
reflexiones sobre lo ocurrido durante este tiempo.
La regionalización puede ser abordada desde varios
enfoques. Los dos más interesantes a mi juicio, son
el enfoque institucional y el del discurso. En el primero,
lo importante no es sólo la legislación, su concreción
en competencias y recursos, sino que también incluye
el concepto de las “reglas del juego”, es decir, cuáles
son esos principios que, socialmente aceptados,
articulan la acción política y administrativa. Tanto desde
la perspectiva institucional como la del discurso, las
regiones no son unos entes novedosos y ajenos a la
vida política marroquí, todo lo contrario. El concepto
de “proceso” puede dar buena cuenta de una realidad
que viene de largo y que aún no ha concluido.
Desde el enfoque institucional, el proceso de
regionalización se enmarca en uno más amplio, el de
la descentralización que abarca a otras colectividades
territoriales, en particular, a la comuna como el nivel
de la Administración territorial más próxima al
ciudadano, pero también se inserta en el proyecto de
modernización de un Estado que está en plena
construcción. La región aparece como la plataforma
territorial e institucional más adecuada para solventar
problemas a los que se viene enfrentando el Estado
marroquí, la ordenación del territorio y su integración
(incluida la cuestión del Sahara Occidental), el
desarrollo económico y las permanentes críticas de
falta de democracia. Las regiones suponen, al mismo
tiempo, una esfera política distinta para lograr un
emplazamiento innovador para una elite política local
en plena ebullición. De ahí, que la reforma constitucional
de 1992 y la de 1996 reconocieran a la región como
una nueva colectividad local. La ley que desarrollará
este precepto constitucional, promulgada el 2 de abril
de 1997 establece 16 regiones con una escasa
capacidad competencial e iniciativa legislativa y con
una demarcación en la que se pretende, de forma
expresa, romper con viejas identidades culturales,
históricas, lingüísticas y tribales. Por otro lado, la
puesta en marcha de esta nueva colectividad local se
enfrenta con una grave crisis económica lo que implica
que los recursos presupuestarios cedidos por el Estado,
121
así como los recursos humanos y de infraestructuras
son demasiado débiles para poner en funcionamiento
una estructura en la que tantas esperanzas se habían
depositado.
Las regiones, como institución, no han desempeñado por completo el papel que se le había otorgado
en el discurso político. En los debates políticos de la
década de los 90 sirvió como elemento aglutinador
del consenso tras la promesa de la transición hacia
un gobierno liderado por los clásicos partidos de la
oposición, que conformaron la Kutla. Pero estimo, que
toda la rentabilidad política de esta institución está por
jugar por varias razones y sobre todo si se reúnen
unas circunstancias determinadas.
El hecho de que las regiones puedan servir como
un foro distinto y más flexible a la participación con la
adopción de decisiones más visibles y cercanas a los
ciudadanos es un factor que no debe ser olvidado.
Asimismo, las asambleas y los gobiernos regionales
suponen una arena política para la integración de un
mayor número de actores políticos y sociales en plena
emergencia. Cuanto mayor sea su participación, mayor
deberá ser también su grado de responsabilidad con
la correspondiente descarga para el Estado central.
El conocimiento de la realidad de forma más cercana,
la mayor implicación de los actores interesados, así
como la sectorialización de las políticas públicas
suponen también el convertir a las regiones en un
espacio más adecuado para el desarrollo económico
y social.
Las condiciones que se requerirían para que el
proceso de regionalización desempeñara el papel que
se le había concedido en el discurso político irían en
cuatro direcciones: 1) una división regional marcada
por la delimitación de un territorio con una coherencia
histórica y cultural; 2) una transformación de la forma
de elección de la asamblea y del presidente regional
así como; 3) el reconocimiento de su autonomía
decisional, en definitiva una real descentralización
política y, por último; 4) un incremento de los recursos
financieros y económicos, así como la articulación de
mecanismos de compensación territorial y de
negociación.
La diversidad cultural, geográfica e histórica de
Marruecos permiten la emergencia de una región que
puede desempeñar un papel fundamental para la
introducción y el asentamiento de unas nuevas reglas
del juego imprescindibles para el asentamiento del
Estado marroquí. La concesión de un papel diferente
a la Administración territorial, y en especial a la región,
alejado del desempeño de tareas encaminadas a la
seguridad y al control social, puede ser una plataforma
122
para que, de un modo paulatino, se implanten principios
como el de la participación/responsabilidad, la
democracia, el reconocimiento de la diferencia y la
negociación frente al conflicto. En todo este proceso
la voluntad política es decisiva.
Vocación y prospectiva regional
en Marruecos
Ali Sedjari
La Región es un determinante esencial del
desarrollo socioeconómico de un país y el marco más
apropiado para asentar las bases de una competitividad
territorial.
El proceso de regionalización en Marruecos se
encuentra en estado balbuciente, por lo que se trata
de evocar las incertidumbres que planean sobre la
región. Conciernen sobre todo a la reforma regional
en sí misma (a sus aspectos dimensionales o
territoriales, al estatuto de sus órganos, a la naturaleza
y extensión de sus poderes, a los medios de
financiamiento), a los fines y términos de la
regionalización, a la delimitación geográfica regional,
a las atribuciones de la región, a la desagregación de
los territorios, a la ignorancia de los campos de
convergencias y de intereses regionales colectivos, a
la dilución de responsabilidad, etc.
En efecto, desde la experiencia de 1971, caracterizada por la creación de siete regiones de carácter
estrictamente económico sin personalidad moral ni
estatuto de colectividad local, pasando por la de 1992,
en que la región fue elevada al rango de colectividad
territorial plena, hasta la de 1997, que registró una
inflación que hizo pasar de 7 a 16 el número de
regiones, el proyecto regional en Marruecos se ha
caracterizado por la búsqueda de su propia legitimidad
en el momento mismo en que la región es considerada
por todas partes como un nivel imprescindible para la
gestión de las políticas públicas territoriales y como
un pivote de desarrollo integrado.
Por todo el mundo, la región se ha forjado una
identidad, una vocación, un estatuto, unos objetivos
y una legitimidad política propia, tanto más por cuanto
es hoy un referente reconocido en todos los Estados
contemporáneos y un movimiento de importancia que
acompaña al de la globalización. En efecto, frente al
hundimiento del Estado y a su ineficacia demostrada
en la acción pública territorial, mutaciones nuevas,
internas y externas, nacionales e internacionales, han
afectado seriamente a las concepciones clásicas de
la regionalización. Hay que señalar a este respecto
que hay una dialéctica fuerte entre la mundialización
y la regionalización, con la particularidad de que si la
mundialización nos viene impuesta, la regionalización
y/o la territorialización dependen de nosotros.
En el caso concreto de Marruecos, la regionalización
se encuentra en el corazón mismo de múltiples
cuestiones que determinan:
z
z
z
su autonomía
su vocación
su gobernabilidad.
La problemática de la autonomía regional
Al día siguiente de la independencia, en nombre
del centralismo político afirmado como modo de
gobierno y de gestión del territorio, este último no
podía ser más que un componente del sistema político,
un simple lugar que no se beneficiaba ni de autonomía
ni de capacidad de acción o de movimiento. El territorio
122
para que, de un modo paulatino, se implanten principios
como el de la participación/responsabilidad, la
democracia, el reconocimiento de la diferencia y la
negociación frente al conflicto. En todo este proceso
la voluntad política es decisiva.
Vocación y prospectiva regional
en Marruecos
Ali Sedjari
La Región es un determinante esencial del
desarrollo socioeconómico de un país y el marco más
apropiado para asentar las bases de una competitividad
territorial.
El proceso de regionalización en Marruecos se
encuentra en estado balbuciente, por lo que se trata
de evocar las incertidumbres que planean sobre la
región. Conciernen sobre todo a la reforma regional
en sí misma (a sus aspectos dimensionales o
territoriales, al estatuto de sus órganos, a la naturaleza
y extensión de sus poderes, a los medios de
financiamiento), a los fines y términos de la
regionalización, a la delimitación geográfica regional,
a las atribuciones de la región, a la desagregación de
los territorios, a la ignorancia de los campos de
convergencias y de intereses regionales colectivos, a
la dilución de responsabilidad, etc.
En efecto, desde la experiencia de 1971, caracterizada por la creación de siete regiones de carácter
estrictamente económico sin personalidad moral ni
estatuto de colectividad local, pasando por la de 1992,
en que la región fue elevada al rango de colectividad
territorial plena, hasta la de 1997, que registró una
inflación que hizo pasar de 7 a 16 el número de
regiones, el proyecto regional en Marruecos se ha
caracterizado por la búsqueda de su propia legitimidad
en el momento mismo en que la región es considerada
por todas partes como un nivel imprescindible para la
gestión de las políticas públicas territoriales y como
un pivote de desarrollo integrado.
Por todo el mundo, la región se ha forjado una
identidad, una vocación, un estatuto, unos objetivos
y una legitimidad política propia, tanto más por cuanto
es hoy un referente reconocido en todos los Estados
contemporáneos y un movimiento de importancia que
acompaña al de la globalización. En efecto, frente al
hundimiento del Estado y a su ineficacia demostrada
en la acción pública territorial, mutaciones nuevas,
internas y externas, nacionales e internacionales, han
afectado seriamente a las concepciones clásicas de
la regionalización. Hay que señalar a este respecto
que hay una dialéctica fuerte entre la mundialización
y la regionalización, con la particularidad de que si la
mundialización nos viene impuesta, la regionalización
y/o la territorialización dependen de nosotros.
En el caso concreto de Marruecos, la regionalización
se encuentra en el corazón mismo de múltiples
cuestiones que determinan:
z
z
z
su autonomía
su vocación
su gobernabilidad.
La problemática de la autonomía regional
Al día siguiente de la independencia, en nombre
del centralismo político afirmado como modo de
gobierno y de gestión del territorio, este último no
podía ser más que un componente del sistema político,
un simple lugar que no se beneficiaba ni de autonomía
ni de capacidad de acción o de movimiento. El territorio
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
era un sustituto del poder y no podía ser de otra
manera; su función se reducía a un papel de
intermediación y no de decisión.
En este período de reconstrucción política por
arriba, el Estado no podía admitir la existencia de
contra poderes, incluidos los territoriales. Por otra
parte, el territorio, actor político por excelencia, formaba
parte de lo no negociable, pues era el Rey y sólo el
Rey, quien intervenía, mediante toques sucesivos, en
la estructuración territorial. He ahí por qué la región,
creada en 1971, no tenía ningún estatuto autónomo
y así quedará hasta la actualidad, desprovista de toda
legitimidad política. Sin embargo hoy, el Estado
marroquí no puede extraer su fuerza, su estabilidad
y su coherencia de conjunto más que de un proyecto
regional, autónomo, fundado sobre la diversidad, la
solidaridad y la responsabilidad.
No hay más que observar las experiencias
extranjeras (España, Francia, Gran Bretaña, Italia,
Portugal), que están ahí para mostrarnos que la
autonomía es fundadora de unidad y de cohesión
social. Marruecos tendrá todo por ganar dibujando
otra configuración regional estructurada en torno a
valores y políticas de democracia, de autonomía, de
estabilidad de los lazos sociales y de libertad de
decisión. En particular, el modelo español, teniendo
en cuenta su originalidad, merece una atención singular
en razón de las similitudes políticas que tenemos con
este país y de los sistemas de convergencia que ha
podido instaurar entre la unidad y la autonomía, la
economía y la identidad, el equilibrio político y el
equilibrio social, la cohesión entre lo local y lo central,
la competitividad y la diversidad.
En el mismo orden de ideas, para ser eficaz en el
plano económico, la región debe beneficiarse de un
estatuto político coherente y autónomo. Disponiendo
de una personalidad moral y de una autonomía
financiera, puede realizar el desarrollo por la base,
responsabilizándose de la elaboración y la ejecución
de las políticas públicas de desarrollo y de ordenación.
También la regionalización se reducirá a una simple
estructura administrativa sin eficacia económica si no
tiene como objetivo el desarrollo social. La
regionalización sólo tendrá sentido por su dimensión
social e integradora. Se trata de una gran operación
de innovación que debe afectar a las estructuras, a
los procedimientos, así como a los medios de acción
y de decisión. El fin pretendido es ser eficaz en el nivel
de las soluciones a los problemas sociales y
económicos y responder a las multiformes demandas
de la población.
En este contexto, la integridad territorial del país,
desde ahora condicionada por la amplitud de autonomía
sacrificada a favor del proyecto regional, pone a dura
prueba la experiencia de la centralización excesiva
del poder.
Condenada por espíritus jacobinos con el pretexto
de razones de seguridad y por la voluntad de dominio
de la periferia por el centro, la aproximación autonomista
que podría ser experimental, evolutiva y progresiva,
contribuiría al reforzamiento y no a la fragilización de
las estructuras del Estado; la autonomía genera acción
y cultiva la confianza. En efecto, trazando los contornos
de una autonomía regional, por vía negociada, el
Estado marroquí se daría la oportunidad de encontrar
una salida al conflicto del Sahara con tintes
123
sempiternos, salvaguardando su soberanía territorial
y su estabilidad política.
El contexto de hoy no es el de la independencia;
las cosas han evolucionado mucho, aquí y por todas
partes. El modelo institucional fundado sobre la
centralidad política no es ya operativo y el Estado está
obligado a cambiar sus modos de gestión a nivel de
su territorio. La autonomía no puede ser asimilada a
una amenaza, bien al contrario, puede consolidar las
fuerzas de la sociedad y reforzar sus estructuras. Si
Marruecos hubiese experimentado la autonomía
regional a partir de las provincias del sur, habría ganado
en eficacia, en diplomacia y en democracia. El
reconocimiento de la autonomía regional es
inexcusable, irreversible también por razones de
eficacia y competitividad. Es una oportunidad que se
ofrece a Marruecos para operar un cambio en
profundidad en los modos de gobierno y de gestión
de los asuntos públicos. La era de la centralidad política
está trasnochada y el Estado debe inscribirse hoy en
lo que constituye el zócalo del porvenir humano: la
expansión de las libertades y el reconocimiento de la
autonomía de las estructuras territoriales.
Por otra parte, es preciso a cualquier precio que la
reestructuración estatutaria de la regionalización sea
sustancial; los textos legislativos y reglamentarios
deben ser preparados simultáneamente para delimitar
los contornos de la acción regional y precisar de
manera general los derechos y libertades de la instancia
regional. Así, la consolidación del estatuto de la región
hacia más autonomía, será capaz de mejorar los
circuitos funcionales del poder a nivel local, dando un
impulso nuevo a la representación política compartida
desde ahora entre el tándem Estado-región.
Las vocaciones del proyecto regional
Ligadas esencialmente al proceso de integración
social y de desarrollo económico, las vocaciones de
la región revelan el juego estratégico de esta entidad
territorial. En efecto, destinada a ser un verdadero
espacio de desarrollo y de transformación social, la
región, en su versión dinámica y competitiva, puede
emprender una verdadera reconquista del territorio.
Este último, se encuentra hoy en el centro de tres
tipos de fracturas, geográfica, económica y social, que
afectan a la unidad del país, a la cohesión de su
sociedad y a la armonía de los territorios. De ahí la
necesidad de anticipar una política de prospectiva
territorial.
En definitiva, se trata de evitar el abandono del
territorio, su desertificación y su aislamiento. La
reconquista del territorio supone igualmente la invención
de una estrategia de desarrollo para el mundo rural
que permita implicarlo en la economía nacional y en
el “sistema mundo”.
Es urgente también proceder a una nueva política
de reconstrucción urbana y social a fin de evitar la
degradación de las formas del habitat, de la
arquitectura, de los marcos de vida, la proliferación
del chabolismo y los barrios insalubres, la “pordiosería”
del espacio, la urbanización anárquica e incontrolada.
En este aspecto, el papel de la región es
irremplazable. Podrá contribuir a la animación de la
vida económica y social y, de este modo, hacer del
espacio regional un factor de competitividad y de
organización. La región puede, en efecto, ofrecer a
124
las políticas de ordenación del territorio la masa crítica
necesaria en términos de espacio, de riquezas
humanas y de recursos naturales, de redes de
infraestructuras, de equipamientos estructurantes y
de potenciales productivos.
Por eso, la región debe operar en la determinación
de proyectos para la redinamización de la vida local,
en la realización de proyectos estructurantes de
desarrollo, en la generalización de infraestructuras y
de servicios públicos fundamentales, en el desarrollo
de una cultura de la proximidad. En otros términos,
se trata de relanzar la animación regional y de crear
un entorno favorable para el desarrollo de los
dinamismos, suscitar la creación, crear empleos y
elevar la calidad de vida.
Se puede sugerir, a título de ejemplo, que cada
región debe constituir un banco de datos sobre el
estado de sus recursos, su potencial económico y
social, cultural, del suelo y turístico, a fin de poder
atraer a los inversores proveyéndoles de la información
útil y necesaria. A este respecto, los centros regionales
de inversión (CRI) pueden aportar una contribución
considerable en los casos de promoción de proyectos
de desarrollo:
z favorecer la localización de actividades líderes
con miras al desarrollo de la microempresa;
z superar la pasividad y promover las potencialidades
de la región por medio de una verdadera política de
marketing institucional y de comunicación, la adaptación
de la formación para las necesidades locales y
regionales y, en fin, el desarrollo del partenariado y
de los contratos de programas;
z reconciliar a las gentes con sus territorios,
permitiendo un marco de vida adecuado y de calidad;
la región debe hacer de la integración social su credo
cotidiano.
Por otra parte, la reflexión sobre la consolidación
de la colectividad regional debe ir en el sentido de una
toma en consideración de las mutaciones profundas
que conoce Marruecos hoy, especialmente en los
planos social, económico y político. La regionalización
tendrá sin lugar a dudas vocación de ofrecer la imagen
de un Marruecos renovado, desempeñando el papel
de acelerador del desarrollo local, beneficiándose a
estos efectos de una flexibilidad que no puede tener
el Estado y sobre todo, de una aptitud para reaccionar
mucho más rápido que cualquiera de las estructuras
centrales, por tradición pesadas y lentas.
Se puede imaginar el interés que ello presentaría
en materia de inversiones, de economía, de formación,
de investigación, de solidaridad, de tecnología o de
innovación, dominios que son susceptibles de
desencadenar una dinámica social local con
consecuencias positivas sobre la integración y el
empleo. Tanto más, por cuanto al mismo tiempo, nos
encontramos en un contexto de compromiso en el que
la reducción del Estado debe ser compensada por
una acción regional fuerte y portadora de cambio frente
a la complejidad de los problemas regionales y locales.
La gobernabilidad del proyecto regional
No es necesario insistir hoy en que el tratamiento
de los problemas regionales necesita el establecimiento
de nuevas formas de gestión del poder. En efecto, las
instancias regionales tienen tendencia a hacer más
política que economía; los actores locales se posicionan
en una situación expectante con respecto a las
autoridades de tutela. Reproducen casi todas las
mismas prácticas de gestión y de mando. La prudencia
es la regla; las negociaciones son interminables; la
acción pública local es muy lenta; las decisiones
audaces se hacen muy raras; la descentralización se
identifica con el mantenimiento de los equilibrios, de
los compromisos y de los conservadurismos.
Es decir, que sin la celeridad y eficacia de las
acciones emprendidas por los actores locales, la región
no sabría convertirse en territorio de proyectos
portadores de desarrollo y de posicionamiento
estratégico.
A este respecto, llamadas a ser competitivas en el
plano nacional y abiertas hacia lo internacional, las
regiones deben reforzar su estrategia, es decir,
contribuir a innovar, impulsar nuevas formas de cambio
y controlar el proceso de toma de decisiones. La clave
está en hacer de las regiones territorios de misión, de
control y de orientación del porvenir.
En este sentido, la región podría ser un verdadero
laboratorio de experimentación de proyectos y un
formidable estimulante para una transformación real
de las relaciones entre el Estado y la sociedad. Está
suficientemente dotada para lograrlo, pues en principio
las palabras clave de la autoridad regional son:
flexibilidad y rigor; flexibilidad, puesto que no es el
Estado, rigor pues se encuentra por debajo del Estado.
Puede pues tener un efecto movilizador con capacidad
de producir un cambio importante en el comportamiento
de los actores locales; en puridad, la región debe
desarrollar un estilo de gestión de tipo empresarial,
por lo que es portadora de una ambición cívica.
Al aproximar a los ciudadanos a los lugares de
responsabilidad pública, la región puede generar un
suplemento de democracia desarrollando una cultura
de proximidad, de escucha y de negociación. Lo que
supone una aplicación del principio de subsidiariedad
que constituye un instrumento para saber en cada
caso dónde las competencias son compartidas, y una
guía para saber cuál de los niveles de territorialidad
es el más eficaz para llevar a cabo una acción en el
ejercicio de una competencia.
Conclusión
A pesar de los esfuerzos realizados en el proceso
de edificación de la región, ésta no ha encontrado aún
su camino. Balbucea aún y se encuentra dividida entre
dos tendencias contradictorias, una centralidad política
sin ningún resultado y una voluntad de descentralización del poder en beneficio de la periferia pero sin
consecuencias concretas.
Con 16 regiones, Marruecos no podría, indefinidamente, volver la espalda a los problemas de incoherencia interna y de inoperancia institucional de estos
conjuntos regionales. Es tiempo de inscribir este marco
espacial en una lógica de recomposición institucional
en armonía con sus dimensiones socio-históricas,
económicas y culturales. El mapa regional actual es
inoperante, artificial. Tiene necesidad de ser remodelado y rectificado en profundidad a partir de criterios
de eficacia y resultados; Marruecos no debería contar
con más de 8 o 9 regiones que reflejen espacios
culturalmente solidarios e históricamente identificables.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Es urgente cambiar nuestra relación con el territorio
tomándolo por lo que es. Con su valor económico,
como espacio de promoción social y político, de intercambio y consumo, en tanto que producto comercial
y, lo más importante, como lugar de vida.
Reduciendo su número y dotándolas de soporte
político e institucional, con el fin de asegurarle una
existencia real en tanto que escalón intermedio entre
el Estado y las colectividades locales de base y en
tanto que polo estratégico de desarrollo integrado, las
regiones ganarían, sin lugar a dudas, en legitimidad,
en eficacia y en anclaje.
Quiere esto decir que las entidades regionales no
pueden sufrir un troceamiento excesivo, viendo así su
identidad diluida en diseños concebidos en círculos
tecnocráticos del poder por razones políticas o
electorales.
La configuración de la región debería, pues,
participar de una yuxtaposición de medios de orden
institucional y financiero. En definitiva, y en una visión
prospectiva destinada a mejorar las posibilidades de
funcionamiento de la instancia regional a más largo
plazo, la apuesta consiste desde ahora en un
replanteamiento competitivo de la región en tanto que
territorio de proyecto y en tanto que referente de buen
gobierno. De todos modos, el logro de esta apuesta
está condicionado por la difusión de una pedagogía
a cuatro niveles: una pedagogía de desarrollo regional;
una pedagogía de la democracia; una pedagogía de
progreso y una pedagogía de la eficiencia.
125
Regiones institucionales
y focos migratorios
Mohamed Berriane
El estudio de la emigración marroquí ha sido
aprehendido bajo el prisma de la relación regiones de
origen/región de acogida. Visto desde el país de origen,
Marruecos, esta aproximación permite seguir la
progresión espacial del fenómeno comparando los
focos tradicionales de partida con las nuevas regiones
afectadas y analizar los efectos localizados de esta
migración. Hoy, esta aproximación resulta más
pertinente ya que este nuevo Atlas de la inmigración
magrebí en España aparece cuando Marruecos ha
entrado en un proceso serio de regionalización. La
idea, pues, de analizar los flujos migratorios que
enlazan Marruecos con España, situándolos en sus
contextos regionales, tratando de establecer un
paralelismo entre las regiones de origen de estas
migraciones en Marruecos y sus regiones de acogida
en España, resulta más seductora.
No obstante, el hecho de que las regiones
institucionales marroquíes se encuentren aún en sus
comienzos, por no decir en su gestación, hace que
resulte muy dificultoso tomar estas mismas regiones
como marco regional de la emigración, aunque no
fuese más que porque los límites de los focos
tradicionales de la emigración marroquí no
corresponden siempre a los contornos definidos por
la legislatura para las regiones institucionales. Por
este hecho hemos optado en el plano metodológico
por una solución intermedia que utiliza estas dos
entidades.
Las regiones institucionales
Estas son la culminación de un largo proceso de
subdivisiones sucesivas desde la independencia que
pretenden el reforzamiento de la trama administrativa.
En efecto, entre las siete regiones de la zona sur y los
cinco territorios de la zona norte heredados de la época
colonial, y el reparto actual, mucho camino se ha
recorrido en la división en unidades administrativas.
Hoy (desde 1999), el país está estructurado en 1.298
comunas rurales y 249 comunas urbanas, 45
provincias, 26 prefecturas, 10 wilayas y 16 regiones.
Estas últimas no son simples regiones económicas,
meros marcos espaciales para la planificación o
regiones programas como en el pasado, sino
verdaderos subconjuntos de la nación, dotados de
poderes, llamados a constituir relevos de la autoridad
central, así como espacios de gestión autonomizados.
El Consejo regional electo, con un Presidente al frente,
es el encargado de gestionar los asuntos de la región.
Los gobernadores ejecutan las deliberaciones de estas
asambleas como representantes del Estado, velando
la ejecución de las leyes y de las decisiones del
gobierno.
El mapa que representa los límites de estas 16
regiones oficiales, muestra que la delimitación de estas
unidades se ha mejorado considerablemente.
Apoyándose sobre conjuntos geográficos identificados
desde hace mucho tiempo (península Tingitana para
la región 16 y llanura del Garb para la región 5),
algunas de estas nuevas regiones ceden ante las
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Es urgente cambiar nuestra relación con el territorio
tomándolo por lo que es. Con su valor económico,
como espacio de promoción social y político, de intercambio y consumo, en tanto que producto comercial
y, lo más importante, como lugar de vida.
Reduciendo su número y dotándolas de soporte
político e institucional, con el fin de asegurarle una
existencia real en tanto que escalón intermedio entre
el Estado y las colectividades locales de base y en
tanto que polo estratégico de desarrollo integrado, las
regiones ganarían, sin lugar a dudas, en legitimidad,
en eficacia y en anclaje.
Quiere esto decir que las entidades regionales no
pueden sufrir un troceamiento excesivo, viendo así su
identidad diluida en diseños concebidos en círculos
tecnocráticos del poder por razones políticas o
electorales.
La configuración de la región debería, pues,
participar de una yuxtaposición de medios de orden
institucional y financiero. En definitiva, y en una visión
prospectiva destinada a mejorar las posibilidades de
funcionamiento de la instancia regional a más largo
plazo, la apuesta consiste desde ahora en un
replanteamiento competitivo de la región en tanto que
territorio de proyecto y en tanto que referente de buen
gobierno. De todos modos, el logro de esta apuesta
está condicionado por la difusión de una pedagogía
a cuatro niveles: una pedagogía de desarrollo regional;
una pedagogía de la democracia; una pedagogía de
progreso y una pedagogía de la eficiencia.
125
Regiones institucionales
y focos migratorios
Mohamed Berriane
El estudio de la emigración marroquí ha sido
aprehendido bajo el prisma de la relación regiones de
origen/región de acogida. Visto desde el país de origen,
Marruecos, esta aproximación permite seguir la
progresión espacial del fenómeno comparando los
focos tradicionales de partida con las nuevas regiones
afectadas y analizar los efectos localizados de esta
migración. Hoy, esta aproximación resulta más
pertinente ya que este nuevo Atlas de la inmigración
magrebí en España aparece cuando Marruecos ha
entrado en un proceso serio de regionalización. La
idea, pues, de analizar los flujos migratorios que
enlazan Marruecos con España, situándolos en sus
contextos regionales, tratando de establecer un
paralelismo entre las regiones de origen de estas
migraciones en Marruecos y sus regiones de acogida
en España, resulta más seductora.
No obstante, el hecho de que las regiones
institucionales marroquíes se encuentren aún en sus
comienzos, por no decir en su gestación, hace que
resulte muy dificultoso tomar estas mismas regiones
como marco regional de la emigración, aunque no
fuese más que porque los límites de los focos
tradicionales de la emigración marroquí no
corresponden siempre a los contornos definidos por
la legislatura para las regiones institucionales. Por
este hecho hemos optado en el plano metodológico
por una solución intermedia que utiliza estas dos
entidades.
Las regiones institucionales
Estas son la culminación de un largo proceso de
subdivisiones sucesivas desde la independencia que
pretenden el reforzamiento de la trama administrativa.
En efecto, entre las siete regiones de la zona sur y los
cinco territorios de la zona norte heredados de la época
colonial, y el reparto actual, mucho camino se ha
recorrido en la división en unidades administrativas.
Hoy (desde 1999), el país está estructurado en 1.298
comunas rurales y 249 comunas urbanas, 45
provincias, 26 prefecturas, 10 wilayas y 16 regiones.
Estas últimas no son simples regiones económicas,
meros marcos espaciales para la planificación o
regiones programas como en el pasado, sino
verdaderos subconjuntos de la nación, dotados de
poderes, llamados a constituir relevos de la autoridad
central, así como espacios de gestión autonomizados.
El Consejo regional electo, con un Presidente al frente,
es el encargado de gestionar los asuntos de la región.
Los gobernadores ejecutan las deliberaciones de estas
asambleas como representantes del Estado, velando
la ejecución de las leyes y de las decisiones del
gobierno.
El mapa que representa los límites de estas 16
regiones oficiales, muestra que la delimitación de estas
unidades se ha mejorado considerablemente.
Apoyándose sobre conjuntos geográficos identificados
desde hace mucho tiempo (península Tingitana para
la región 16 y llanura del Garb para la región 5),
algunas de estas nuevas regiones ceden ante las
126
realidades humanas y económicas del país. Sus
nombres responden amenudo al de los grupos
humanos que las habitan (Garb-Chrarda-Bni Hassen
o Rabat-Salé-Zemmur-Zaer) y se asiste pues a un
retorno de los nombres de las grandes tribus en la
definición de estas regiones. Otras, que han sido
construidas en cambio a partir de la suma de unidades
administrativas preexistentes, no tienen siempre en
cuenta el funcionamiento del espacio marroquí, como
muestra el ejemplo del binomio Fez-Mequínez, que
genera una vida relacional intensa y que ha sido
dividido entre dos regiones. En otros casos se han
creado mosaicos de comarcas y de espacios con
escasos intercambios entre sí (Taza-AlhucemasTaunat). Todo ello resulta delicado para su utilización
en el análisis de los flujos migratorios.
Las regiones tradicionales de partida y la extensión
del fenómeno a todo el territorio nacional
Es habitual oponer una situación inicial, que hacía
de la emigración hacia el extranjero un hecho puntual
limitado a algunos focos concretos, a una evolución
que ha hecho del movimiento migratorio, un fenómeno
extendido por el conjunto del territorio. Varias fases
se pueden distinguir en la difusión espacial del
fenómeno:
z Hasta finales de los años cincuenta, la emigración
marroquí hacia el extranjero no afectaba más que a
regiones restringidas: el Suss a la cabeza, con algunos
márgenes del sur marroquí, seguido del Rif oriental,
con una lejana tradición migratoria hacia Argelia.
z Con el desarrollo de las necesidades de mano
de obra de Europa occidental, coincidiendo con el fin
de la emigración hacia Argelia como consecuencia de
la independencia, el Rif oriental y el nordeste en general
van a convertirse en el principal foco emisor marroquí
de mano de obra. En 1966, una encuesta del Ministerio
del Interior acreditaba a estas dos regiones como las
responsables del envío del 33,5% de emigrantes,
frente al 23% para el Suss y el resto del sudeste.
z Durante los años sesenta y setenta, el fenómeno
se extiende más rápidamente al conjunto del país.
Utilizando los datos del Ministerio de Trabajo, Bonnet
y Bossard clasificaron las regiones de partida para las
salidas acumuladas entre 1969 y 1972. Las principales
eran cuatro: el Nordeste, con 31,6% de las partidas,
el litoral atlántico urbanizado desde Casablanca a
Kenitra, con 20%, el Sur y más particularmente el
Sudeste con 19,2% y el Sais de Fez-Mequínez, con
sus márgenes prerifeño y medio-atlásico con 13,9%.
El resto de las partidas se repartían entre las llanuras
atlánticas meridionales, las llanuras y mesetas interiores
y el Medio Atlas meridional (6,6 %) y el Noroeste
(4,8%).
z Durante los decenios siguientes, la difusión del
fenómeno continúa, concentrándose en las ciudades
grandes y medianas. Una encuesta reciente realizada
en 1998 por un equipo del INSEA, ha confirmado esta
tendencia (Hamdouch et al., 2000). Acumulando las
respuestas del lugar de origen de 1239 encuestados
en su retorno al país, llama la atención el fuerte
retroceso del peso de las regiones tradicionales de
partida: 11,7% de las respuestas para el Sus y 11,1%
para el Nordeste. Paralelamente se asiste al aumento
de la parte del litoral atlántico de Casablanca a Kenitra
(26,3%), del Noroeste (12,3%) y del Saiss y sus
márgenes (14,3%). De hecho, estas modificaciones
traducen ante todo el peso cada vez más fuerte de
las ciudades en esta migración. Estas últimas pueden
ser los lugares de partida de una emigración reciente,
o bien etapas en el camino de la emigración, pero
ante todo son el receptáculo de los retornos de los
emigrados y de sus inversiones. Según la misma
encuesta, más del 42% de los lugares de residencia
antes de la primera emigración corresponden a las
grandes ciudades y a las medianas, acaparando el
Gran Casablanca el 17,1%.
Otra particularidad de este período es la aparición
de regiones que habían estado al margen del fenómeno
y que se encuentran de repente afectadas. Se trata
de la amplificación de los movimientos a partir de las
llanuras y mesetas atlánticas (Chauía y Dukkala) e
interiores (Tadla). Produciéndose después del cierre
de los destinos tradicionales, esta nueva emigración
se ha dirigido hacia nuevos destinos como Italia y
España.
Los focos migratorios del Atlas 2004 de la
inmigración marroquí en España
Teniendo en cuenta tanto estas evoluciones, que
modifican los límites de las regiones migratorias, como
el proceso de regionalización en curso, hemos
adoptado una delimitación que recoja ambos
parámetros.
Hemos procedido a la división de Marruecos en
grandes focos migratorios, basándonos en el
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
FOCOS MIGRATORIOS Y REGIONES INSTITUCIONALES
conocimiento del fenómeno a través de la literatura,
así como de la evolución histórica descrita más arriba.
Resultan así seis grandes conjuntos según la cronología
de la difusión del fenómeno migratorio:
z El Suss, los oasis del Draa y sus márgenes
saharianos como el país de Guelmim, constituyen la
primera región, seguida por el Rif y la Oriental. Aquí
incluso, si el peso en el total de los emigrados ha
descendido seriamente (11,7% para la primera y 11,1
% para la segunda, según la encuesta del INSEA),
hemos privilegiado el criterio histórico ya que son los
dos focos migratorios más antiguos donde la renta
histórica de antigüedad continúa jugando.
z El Marruecos atlántico con sus ciudades
convertidas en focos de partida importantes, y las
llanuras interiores (Tadla y meseta de los fosfatos),
propulsados gracias a los flujos dirigidos hacia Italia
y España, han pasado a convertirse en la principal
zona de emisión de la emigración marroquí
internacional de trabajo. Concentra el 48% de
respuestas de lugares de residencia antes de la primera
migración (INSEA).
127
z Sigue en importancia el Saiss de Fez y Mequínez,
con sus límites y zonas de influencia hacia el norte
(pre-Rif) y el sur (Tafilalet), en otro tiempo foco
migratorio menor (14,3%).
z La región de la Península Tingitana se
individualizó en el pasado como un foco de partidas
más débiles, pero ha cobrado importancia sobre todo
en la última fase gracias a la aparición y consolidación
del destino español.
zNos resta la región del Gran Sur, poco tocada
aún por el fenómeno migratorio (1,3%), aunque los
flujos con destino a España se han reforzado algo en
los últimos años noventa.
En la definición de estos grandes conjuntos hemos
pretendido que la región institucional esté presente.
A veces ha coincidido como en el caso de la Península
Tingitana, que coincide exactamente a la región 16
(Tánger-Tetuán). Pero en el resto de los casos cada
foco migratorio engloba a dos o más regiones
institucionales. El caso extremo es el del Marruecos
atlántico y central que reagrupa a siete regiones
institucionales. El mapa y el cuadro adjunto resumen
las diferentes situaciones.
Sirviendo de marco para el análisis de la evolución
espacial de la emigración marroquí hacia España, esta
división en regiones migratorias e institucionales está
destinada igualmente a hacer conocer el país de origen
de estos emigrantes en su diversidad regional. Es la
razón por la que se ha dado una gran importancia a
la presentación geográfica de cada conjunto regional.
Esta es de doble naturaleza: por una parte se hace
una presentación general de cada uno de los seis
focos migratorios y por otra, se reserva un recuadro
para la presentación de las regiones institucionales
que comprenden cada una. En el caso citado de la
Península Tingitana se funde en un único texto.
Para introducir, por último los resultados del análisis
regional de la evolución de la migración marroquí hacia
España, se analiza en un texto corto la literatura
existente sobre las características de la emigración
internacional marroquí a partir de cada foco. No en
todos los casos se encuentran contribuciones sobre
el tema, como es el caso de la región del Gran Sur.
128
Los focos migratorios marroquíes
y la emigración hacia España
Mohamed Berriane
Al examinar la situación particular de la migración
marroquí hacia España, constatamos que alcanza
tanto a regiones que pertenecen a la primera y a la
segunda generación. Pero mientras que dentro del
primer foco histórico de la emigración internacional de
los marroquíes está muy poco representado el Suss
y sus anexos, que no provee más que el 1,2% (1991)
y el 2,4% (2000) de las declaraciones de lugares de
origen en la muestra analizada, no ocurre lo mismo
con la segunda región tradicional, el Rif central y
oriental, así como la región Oriental, que suma el 48,1
% de 1991. Sin duda, la proximidad geográfica, cultural
En la delimitación de las regiones migratorias
presentadas en el anterior texto, hemos distinguido
entre un período en el que sólo emergían algunas
regiones (el Sus, con algunos márgenes del Sur
marroquí, así como el Rif y sus extensiones orientales)
y otro, que comienza a principios de los sesenta, en
el que el fenómeno migratorio va a
EVOLUCIÓN DEL PESO DE LOS DIFERENTES FOCOS MIGRATORIOS COMO
extenderse a todo el territorio nacional,
LUGARES DE ORIGEN DE LA COMUNIDAD MARROQUÍ EN ESPAÑA
si bien con puntos de partida
concentrados en regiones bien
definidas. En el curso del primer
período, las partidas procedían
principalmente del mundo rural y se
dirigían hacia un número limitado de
países, en tanto que durante el
segundo período, llegaría a
extenderse a las ciudades,
orientándose hacia nuevos destinos,
ensanchando de manera considerable
el espacio migratorio de los
marroquíes.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
y lingüística explica en gran medida esta competición
entre los dos focos tradicionales de la emigración.
Este factor explicativo no es siempre válido para la
península tingitana, triplemente próxima a la Península
Ibérica, que se sitúa en tercer lugar, antes del
Marruecos Atlántico. Este último cobra importancia,
en razón de su enorme peso demográfico, urbano y
económico, en la emisión de flujos hacia España, que
sobrepasan ligeramente a los de la región de TángerTetuán-Chauen.
No obstante, un análisis más matizado de la
intensidad de la emigración marroquí hacia España
según las regiones, exigiría tener en cuenta el peso
relativo de los migrantes con respecto a la población
total de cada región. Desgraciadamente los datos
sobre la población legal datan de 1994, ya que el
próximo censo de la población está previsto para
septiembre de 2004, mientras que las muestras
129
obtenidas de la población migrante son más recientes.
Aún así, con el fin de dar una idea de la intensidad
de la migración y aún a riesgo de no ser más que a
título indicativo, nos proponemos relativizar el número
de inscripciones con la población de 1994. El porcentaje
de la población emigrada en España en relación a la
población total nos da así la mayor intensidad en la
Península Tingitana (2,37%), seguida del Rif y la
Oriental (2,04), llegando el Marruecos atlántico en
tercera posición (0,35%).
Las tres regiones principales emisoras de la
emigración marroquí hacia España, Rif-Oriental,
Marruecos atlántico y la Península tingitana, totalizan
más del 90% de las declaraciones, proviniendo el resto
de los demás lugares de Marruecos. Se observa, pues,
una señalada concentración de focos emisores de
migrantes hacia España. No obstante, aquellas
regiones han perdido algunos puntos (de 95,6% en
Migraciones internas e índice de emigración directa
Bernabé López García
La base de datos OJALÁ consigna la provincia de nacimiento y del último domicilio en Marruecos del inmigrante
instalado en España. Combinando ambos datos se puede obtener lo que hemos denominado índice de emigración
directa, es decir el porcentaje de oriundos de cada provincia que han venido directamente a España sin pasar por
una migración interior a otro punto de Marruecos. En los Anexos de este Atlas se pueden ver los índices correspondientes
a cada provincia.
Dos provincias cuentan con índices superiores al 91%: Tánger y Beni Mellal. La primera es un polo urbano con
atractivo para poblaciones no sólo del norte marroquí (Alhucemas, Chauen, Nador, Larache…), sino de muchas
provincias del interior del país (Fez, Essauira, Errachidía, Juribga…). La segunda es uno de los focos más importantes
emisores de emigración clandestina hacia Europa, especialmente Italia y España. Emigración que sale directamente
desde los lugares de nacimiento. En el artículo de este Atlas “Los focos de la inmigración irregular” puede verse el
papel tan importante desempeñado por esta provincia en el tráfico de pateras, especialmente de las que llegan a
las costas de Cádiz o Almería.
Otras diez provincias, ubicadas en los extremos del norte del país, el oriental (Nador, Uxda, Tauririt y Jerada) y el
atlántico (Casablanca, Rabat, Salé, Kenitra, Larache, a los que se suma Tetuán, junto al Estrecho), cuentan con un
índice entre el 80 y el 90%. Aunque Casablanca sea una ciudad de aluvión, que recibe el éxodo rural de todos los
puntos del país, sus habitantes también participan en la movilidad interior, como muestra que un 10,5% de los nativos
en ella inmigrados a España han hecho una escala anterior en ciudades como Tánger o Rabat. Hay que señalar que
estas diez provincias –junto con las dos antes citadas- son las que alcanzan los mayores porcentajes de población
inmigrante en España.
Otras tres provincias con fuerte presencia en España pero con índices de emigración directa menores (en torno
al 70%) son Alhucemas, Taza y Chauen, provincias caracterizadas por altos índices de emigración hacia otros lugares
del interior de Marruecos. En el caso de Alhucemas y Chauen sus habitantes se orientan hacia el noroeste del país
(Tetuán, Tánger y Larache), mientras en el de Taza lo hacen hacia la región Oriental o hacia Fez.
130
1991 a 93,3 en 2000) en beneficio de otras regiones,
especialmente el Sais de Fez-Mequínez y sus bordes.
Se puede, pues, concluir que el destino España,
si bien es reciente, ha consolidado a la vez los antiguos
focos migratorios e influido en la aparición de nuevos.
Son esas las grandes líneas de la geografía de la
emigración marroquí hacia España. El análisis de las
diferentes regiones que seguirá, aportará importantes
matices en el seno de cada zona.
Las sorprendentes remesas de
los emigrantes marroquíes: Los
efectos de la emigración sobre
las regiones de origen
Iñigo Moré
A riesgo de perder lectores, comenzaré señalando
que la primera sorpresa de las remesas es puramente
teórica y afecta a todas en general.
Esa primera sorpresa es que después de cientos
de años de ciencia económica no existe un acuerdo
sobre si recibir remesas favorece o perjudica al país
que las recibe. Quizá esto parezca chocante ya que
las remesas son los fondos en divisas que los
expatriados envían gratis a sus allegados en su país
de origen. Además del efecto práctico para el bolsillo
del que las recibe, las remesas tienen un alto valor
moral. Están basadas en el altruismo del que las envía,
que generosamente se desprende de sus fondos en
favor de sus allegados más pobres para que salgan
de la carencia. Pero frente a esta evidencia, hay
autores que llegan a afirmar que “las remesas tienen
un efecto negativo sobre el crecimiento económico”
debido a la laxitud que generan en el receptor y al
“riesgo moral” (Ralph Chami, Connell Fullenkamp y
1
Samir Jahjah, Septiembre 2003) . Estos autores
destacan que el receptor de las remesas no se siente
obligado a invertirlas por el hecho de recibirlas, y
tampoco a realizar esfuerzos para dejar de necesitarlas.
Lo más habitual es que se las gaste sin más
(normalmente en comer). Los autores afirman que
este efecto es similar para el país en conjunto. Sobre
todo si las remesas permiten cuadrar las cuentas de
la nación permitiendo eludir las reformas de calado
que suelen requerir los países de los que se emigra.
Esta drástica conclusión supondría que la emigración
no genera beneficio alguno a largo plazo al país de
donde salen los emigrantes. Por tanto, las remesas
no servirían para limitar la emigración, sino que incluso
tendrían potencial para incrementarla. Hay que decir
que este estudio tiene su origen en el análisis de las
remesas recibidas por 113 países a lo largo de 29
años. Por tanto, comprobarlo, o refutarlo, implica una
investigación que excede las dimensiones de este
artículo. Si lo menciono es sólo para ilustrar uno de
los extremos del debate teórico actual sobre la cuestión.
Como además el texto ha sido publicado por el Fondo
Monetario Internacional, donde trabajan sus autores,
permite prever que en un futuro inmediato los
organismos multilaterales no van a hacer gran cosa
por facilitar estos flujos.
En caso de que prevalezca esta visión, Marruecos
podría verse en aprietos ya que es uno de los países
del mundo que más remesas recibe de sus emigrantes.
Algo que constituye la segunda sorpresa de la cuestión,
esta ya propiamente marroquí. En 1990 Marruecos
recibió remesas por valor de 16.573 millones Dh,
elevándose hasta 19.001 millones Dh diez años
después, en 1999. Repentinamente, en 2001, casi se
duplicaron hasta 36.858 millones Dh manteniéndose
en ese nivel en 2003 y 2004. Sin embargo, ningún
dato sugiere que en ese periodo se hayan duplicado
los emigrantes marroquíes en el exterior, ni tampoco
cabe preveer un súbito eriquecimiento de los que ya
estaban.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
y lingüística explica en gran medida esta competición
entre los dos focos tradicionales de la emigración.
Este factor explicativo no es siempre válido para la
península tingitana, triplemente próxima a la Península
Ibérica, que se sitúa en tercer lugar, antes del
Marruecos Atlántico. Este último cobra importancia,
en razón de su enorme peso demográfico, urbano y
económico, en la emisión de flujos hacia España, que
sobrepasan ligeramente a los de la región de TángerTetuán-Chauen.
No obstante, un análisis más matizado de la
intensidad de la emigración marroquí hacia España
según las regiones, exigiría tener en cuenta el peso
relativo de los migrantes con respecto a la población
total de cada región. Desgraciadamente los datos
sobre la población legal datan de 1994, ya que el
próximo censo de la población está previsto para
septiembre de 2004, mientras que las muestras
129
obtenidas de la población migrante son más recientes.
Aún así, con el fin de dar una idea de la intensidad
de la migración y aún a riesgo de no ser más que a
título indicativo, nos proponemos relativizar el número
de inscripciones con la población de 1994. El porcentaje
de la población emigrada en España en relación a la
población total nos da así la mayor intensidad en la
Península Tingitana (2,37%), seguida del Rif y la
Oriental (2,04), llegando el Marruecos atlántico en
tercera posición (0,35%).
Las tres regiones principales emisoras de la
emigración marroquí hacia España, Rif-Oriental,
Marruecos atlántico y la Península tingitana, totalizan
más del 90% de las declaraciones, proviniendo el resto
de los demás lugares de Marruecos. Se observa, pues,
una señalada concentración de focos emisores de
migrantes hacia España. No obstante, aquellas
regiones han perdido algunos puntos (de 95,6% en
Migraciones internas e índice de emigración directa
Bernabé López García
La base de datos OJALÁ consigna la provincia de nacimiento y del último domicilio en Marruecos del inmigrante
instalado en España. Combinando ambos datos se puede obtener lo que hemos denominado índice de emigración
directa, es decir el porcentaje de oriundos de cada provincia que han venido directamente a España sin pasar por
una migración interior a otro punto de Marruecos. En los Anexos de este Atlas se pueden ver los índices correspondientes
a cada provincia.
Dos provincias cuentan con índices superiores al 91%: Tánger y Beni Mellal. La primera es un polo urbano con
atractivo para poblaciones no sólo del norte marroquí (Alhucemas, Chauen, Nador, Larache…), sino de muchas
provincias del interior del país (Fez, Essauira, Errachidía, Juribga…). La segunda es uno de los focos más importantes
emisores de emigración clandestina hacia Europa, especialmente Italia y España. Emigración que sale directamente
desde los lugares de nacimiento. En el artículo de este Atlas “Los focos de la inmigración irregular” puede verse el
papel tan importante desempeñado por esta provincia en el tráfico de pateras, especialmente de las que llegan a
las costas de Cádiz o Almería.
Otras diez provincias, ubicadas en los extremos del norte del país, el oriental (Nador, Uxda, Tauririt y Jerada) y el
atlántico (Casablanca, Rabat, Salé, Kenitra, Larache, a los que se suma Tetuán, junto al Estrecho), cuentan con un
índice entre el 80 y el 90%. Aunque Casablanca sea una ciudad de aluvión, que recibe el éxodo rural de todos los
puntos del país, sus habitantes también participan en la movilidad interior, como muestra que un 10,5% de los nativos
en ella inmigrados a España han hecho una escala anterior en ciudades como Tánger o Rabat. Hay que señalar que
estas diez provincias –junto con las dos antes citadas- son las que alcanzan los mayores porcentajes de población
inmigrante en España.
Otras tres provincias con fuerte presencia en España pero con índices de emigración directa menores (en torno
al 70%) son Alhucemas, Taza y Chauen, provincias caracterizadas por altos índices de emigración hacia otros lugares
del interior de Marruecos. En el caso de Alhucemas y Chauen sus habitantes se orientan hacia el noroeste del país
(Tetuán, Tánger y Larache), mientras en el de Taza lo hacen hacia la región Oriental o hacia Fez.
130
1991 a 93,3 en 2000) en beneficio de otras regiones,
especialmente el Sais de Fez-Mequínez y sus bordes.
Se puede, pues, concluir que el destino España,
si bien es reciente, ha consolidado a la vez los antiguos
focos migratorios e influido en la aparición de nuevos.
Son esas las grandes líneas de la geografía de la
emigración marroquí hacia España. El análisis de las
diferentes regiones que seguirá, aportará importantes
matices en el seno de cada zona.
Las sorprendentes remesas de
los emigrantes marroquíes: Los
efectos de la emigración sobre
las regiones de origen
Iñigo Moré
A riesgo de perder lectores, comenzaré señalando
que la primera sorpresa de las remesas es puramente
teórica y afecta a todas en general.
Esa primera sorpresa es que después de cientos
de años de ciencia económica no existe un acuerdo
sobre si recibir remesas favorece o perjudica al país
que las recibe. Quizá esto parezca chocante ya que
las remesas son los fondos en divisas que los
expatriados envían gratis a sus allegados en su país
de origen. Además del efecto práctico para el bolsillo
del que las recibe, las remesas tienen un alto valor
moral. Están basadas en el altruismo del que las envía,
que generosamente se desprende de sus fondos en
favor de sus allegados más pobres para que salgan
de la carencia. Pero frente a esta evidencia, hay
autores que llegan a afirmar que “las remesas tienen
un efecto negativo sobre el crecimiento económico”
debido a la laxitud que generan en el receptor y al
“riesgo moral” (Ralph Chami, Connell Fullenkamp y
1
Samir Jahjah, Septiembre 2003) . Estos autores
destacan que el receptor de las remesas no se siente
obligado a invertirlas por el hecho de recibirlas, y
tampoco a realizar esfuerzos para dejar de necesitarlas.
Lo más habitual es que se las gaste sin más
(normalmente en comer). Los autores afirman que
este efecto es similar para el país en conjunto. Sobre
todo si las remesas permiten cuadrar las cuentas de
la nación permitiendo eludir las reformas de calado
que suelen requerir los países de los que se emigra.
Esta drástica conclusión supondría que la emigración
no genera beneficio alguno a largo plazo al país de
donde salen los emigrantes. Por tanto, las remesas
no servirían para limitar la emigración, sino que incluso
tendrían potencial para incrementarla. Hay que decir
que este estudio tiene su origen en el análisis de las
remesas recibidas por 113 países a lo largo de 29
años. Por tanto, comprobarlo, o refutarlo, implica una
investigación que excede las dimensiones de este
artículo. Si lo menciono es sólo para ilustrar uno de
los extremos del debate teórico actual sobre la cuestión.
Como además el texto ha sido publicado por el Fondo
Monetario Internacional, donde trabajan sus autores,
permite prever que en un futuro inmediato los
organismos multilaterales no van a hacer gran cosa
por facilitar estos flujos.
En caso de que prevalezca esta visión, Marruecos
podría verse en aprietos ya que es uno de los países
del mundo que más remesas recibe de sus emigrantes.
Algo que constituye la segunda sorpresa de la cuestión,
esta ya propiamente marroquí. En 1990 Marruecos
recibió remesas por valor de 16.573 millones Dh,
elevándose hasta 19.001 millones Dh diez años
después, en 1999. Repentinamente, en 2001, casi se
duplicaron hasta 36.858 millones Dh manteniéndose
en ese nivel en 2003 y 2004. Sin embargo, ningún
dato sugiere que en ese periodo se hayan duplicado
los emigrantes marroquíes en el exterior, ni tampoco
cabe preveer un súbito eriquecimiento de los que ya
estaban.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
SUBE, SUBE. REMESAS RECIBIDAS POR MARRUECOS
EN MILLONES DE DH., 1980-2001 (SEGÚN LA OFFICE
DES CHANGES)
131
Frente a esto, una explicación plausible sería que
Marruecos tiene más emigrantes efectivos que estos
países de población bien superior. Desgraciadamente,
no existe un censo fiable de expatriados más que en
un escaso número de países desarrollados.
Normalmente, estos censos de expatriados se elaboran
y actualizan para permitir que los expatriados voten
en las elecciones, bien por correo o en los consulados.
Sin embargo, los expatriados marroquíes no tienen
derecho a voto en las elecciones legislativas desde
sus lugares de residencia. Tan sólo en el interior de
Marruecos. Una alternativa menos plausible es que
los emigrantes marroquíes puedan tener una economía
más desahogada y dispongan de mayores fondos
para enviar a sus allegados. Por último, cabría pensar
que los demás países contabilizan las remesas de
forma diferente a Marruecos. Un país que se distingue
por la transparencia con la que trata esta cuestión
sobre la que el Office des Changes marroquí ofrece
una amplia estadística actualizándola periódicamente
(www.oc.gov.ma). Incluso a un nivel superior al de
España, por ejemplo.
SUBE, SUBE. REMESAS RECIBIDAS POR MARRUECOS
EN MILLONES DE DH., 1980-2001 SEGÚN SU ORIGEN
(OFFICE DES CHANGES)
Hasta el gran salto de Marruecos en 2001, Egipto
era el principal receptor de remesas en Africa, pero
"en 2001 las remesas recibidas por Marruecos
superaron a Egipto" (Cerstin Sander, Samuel Munzele,
2
Nov. 2003) . En realidad, Marruecos es en términos
absolutos, el cuarto receptor de remesas del mundo
tras India, México y Filipinas. Claro que Marruecos
sólo tiene una pequeña fracción de la población de
estos países. Incluso que la de los que le siguen en
el ranking, Egipto y Turquía.
RANKING MUNDIAL DE PAÍSES EN DESARROLLO
RECEPTORES DE REMESAS. DATOS PARA 2001 EN
MILES DE MILLONES DE DÓLARES
Fuente: Dilip Ratha Workers’ Remittances: An Important and Stable Source of
External Development Finance, publicado en Global Development Finance:
Striving for Stability in Development Finance, WORLD BANK 2003
Una parte de este incremento notable sería
imputable a la caída del dirham frente al Euro, que
desde su lanzamiento ha sido de un 10%. Pero esto
no es suficiente para explicarlo todo y hay que pensar
inevitablemente que en el pasado las estadísticas
dejaban fuera una parte de la realidad que ahora
comienzan a recoger.
Esto supone un problema común a cualquier estudio
de las remesas, sobre las que los datos oficiales
siempre han de considerarse como indicativos. Algo
que no ocurre, por ejemplo, con las exportaciones,
que pasan por las aduanas donde se contabilizan.
Pero las remesas son el flujo económico internacional
más difícil de calcular con mucha diferencia, porque
también es el más libre ya que no responden a ninguna
contrapartida verificable.
En todos los casos, el de Marruecos incluido, se
pueden contabilizar las que llegan por giro postal o
132
ESPAÑA RECIBE MÁS REMESAS EN MILLONES DE € QUE
ENTRAN EN ESPAÑA Y SALEN (BANCO DE ESPAÑA,
BALANZA DE PAGOS, 1998-2002)
por transferencia. Pero las que se entregan en mano,
por medio de parientes o amigos o sistemas informales
organizados de tipo Hawala (que en la jerga bancaria
árabe significa “transferencia”, o “cable”) quedan en
el aire. La única forma de detectarlas es cuando el
receptor lleva esas divisas al banco para ser cambiadas
en moneda local, dirhams en el caso de Marruecos.
En ese punto, aún habría que determinar cuáles tienen
su origen en remesas de emigrantes y cuáles tienen
otro origen, por ejemplo compras pagadas en divisas
por turistas en los zocos de artesanía. Baste decir que
en el caso de Marruecos este tipo de lo que se
considera remesas suponía en 1990 el 8% del total.
Pero en 2001 alcanzaron el 44% del total. Es decir,
una de las tendencias más marcadas de las remesas
marroquíes es que se están "informalizando" además
de su notable crecimiento.
¿CÓMO LLEGAN LAS REMESAS A MARRUECOS? DATOS
EN MILLONES DE DH SEGÚN OFFICE DES CHANGES
La tercera sorpresa es el elevado grado de
generosidad de los emigrantes marroquíes. Aunque
no hay un número oficial de Marroquíes Residentes
en el Extranjero, diversas fuentes vienen citando la
cifra de entre 2 y 3 millones, que son los que envían
las remesas. Dividiendo entre ellos la cifra de remesas
de 2001 tendríamos que, si son 2 millones, cada uno
envía al año 18.429 Dh (1.675 € al cambio actual) o
bien 12.286 Dh (1.117€) si fueran 3 millones.
Calculando que el salario mínimo en España es
ligeramente superior a 500 € mensuales, estas cifras
supondrían entre dos y tres mensualidades completas,
algo menos si tomamos como referencia el vigente en
Francia. Este esfuerzo económico parece
desmesurado, aunque es consistente con la atracción
que sienten los emigrantes marroquíes por su país,
INGRESOS EN DIVISAS DE MARRUECOS, EN MILLONES
DE DH (SEGÚN EL OFFICE DES CHANGES)
al que vienen desplazándose para las vacaciones
veraniegas desde Europa a razón de unos dos millones
de expatriados al año, normalmente a través de
España.
Esta media sugiere que de España tendrían que
llegar a Marruecos remesas por valor de entre 3,8 Dh
y 6 millardos Dh (349-558 millones €) calculando que
en España hay entre 250.000 y 400.000 emigrantes
marroquíes. Pero la cifra oficial que ofrece Marruecos
para 2002 es de 1,9 millardos Dh (172 millones €).
Esta cifra supone el 5,36% de todas las remesas que
recibe Marruecos. Un porcentaje que ha venido
incrementándose tibiamente en los últimos años. En
1998 de España partía el 4,07% de las remesas que
recibe Marruecos. Sin embargo, la observación sugiere
que el número de marroquíes asentados en España
se ha incrementado.
MARRUECOS, PIB VS. REMESAS (EN MILLONES DE DH.)
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Según el Banco de España, en 2002 salieron de
nuestro país un total de 2.370 millones € como remesas
de emigrantes a todos los países del mundo. El Banco
de España no desglosa esa cifra por países de destino,
tal y como viene haciendo el Office des Changes
marroquí, pero sobre ella, los 172 € que Marruecos
dice recibir de España supondría el 7,2%, cuando todo
sugiere que los marroquíes suponen un porcentaje
mayor de los emigrantes en España.
133
¿DE DÓNDE VIENEN LAS REMESAS DE MARRUECOS?
DATOS EN MILLONES DE DH SEGÚN OFFICE DES
CHANGES
MARRUECOS, REMESAS COMO % DEL PIB
En todo caso, cabe señalar que en 2002 España
seguía recibiendo más dinero de sus emigrantes en
el exterior del que los extranjeros aquí establecidos
envían fuera. En realidad, el saldo de esta balanza de
remesas sólo decrece a partir de 2001 y levemente.
En términos de remesas, la emigración que tiene
relevancia es la de los españoles fuera y no la de los
extranjeros que acogemos.
La cuarta sorpresa es la importancia económica
que han adquirido estas remesas en la economía
marroquí. Suponen la tercera fuente de divisas del
país en términos brutos, por detrás de las exportaciones
y del crédito bancario internacional y superando a las
inversiones extranjeras e ingresos por turismo. Pero
esa perspectiva sería minusvalorar la importancia de
las remesas, que son esencialmente gratuitas y a
cambio de nada tangible, al contrario que todos los
conceptos anteriores. Mientras que las remesas
suponen ingresos netos, limpios de polvo y paja, los
demás conceptos entrañan gastos en divisas y se
puede calcular que sólo suponen un ingreso neto de
quizá el 15%. Y esta sorpresa no sólo se deriva de su
grado de importancia, sino también de su carácter
creciente. En 1985 las remesas representan el 3,81%
del PIB marroquí con 967 millones $ (Richard H.
3
Adams, Jr. John Page, Dic 2003) . En 1990
representaban el 4,24% con 1.336 $. Pero en 2001
alcanzaron el 9%, porcentaje que se mantiene en la
actualidad. A lo largo de ese periodo, el PIB de
Marruecos se ha multiplicado por algo más de tres,
pero las remesas lo han hecho por siete. Es decir,
cuanto mayor es la economía de Marruecos más
depende el país de las remesas.
1
Ralph Chami, Connell Fullenkamp y Samir Jahjah, Are remittance flows a source of
capital for development? FMI Working Paper Septiembre 2003.
2
Cerstin Sander, Samuel Munzele Maimbo, Migrant Labor Remittances in Africa: Reducing
Obstacles to Developmental Contributions, Africa Region Working Paper Series No. 64,
WORLD BANK, November 2003.
3
Richard H. Adams, Jr. John Page, International Migration, Remittances and Poverty in
Developing Countries World Bank Policy Research Working Paper 3179, December 2003.
134
La Península Tingitana
Mohamed Refass
En el extremo noroeste de Marruecos, la Península
Tingitana (de Tingis, nombre romano de Tánger) está
bañada por el Atlántico al Oeste, el Mediterráneo al
Este y el Estrecho de Gibraltar al Norte, formando así
la avanzadilla más septentrional del continente africano
en dirección a Europa. Con sus límites meridionales
(Gomara, Yebala y Habt), corresponde a la región
institucional Tánger-Tetuán que engloba las prefecturas
de Tánger-Arcila, Fahs-Anyera y las provincias de
Tetuán, Larache y Chauen. Este conjunto regional se
2
extiende por 11.570 Km y cuenta actualmente con
cerca de 2,5 millones de habitantes, casi el 60% en
medio urbano. La densidad general es del orden de
2
200 habitantes por km y la densidad media en medio
2
rural de 84 h./Km .
Este espacio así delimitado no constituye un
conjunto homogéneo. Se trata más bien de una zona
de contacto entre dos tipos de países:
z Un primer conjunto formado de bajas y medianas
montañas pertenecientes a la terminación occidental
de la cadena rifeña.
zUn bajo país, formado por llanuras, mesetas y
colinas que reagrupan en Fahs, el Habt y el bajo Lukus.
La posición geográfica de esta región ha contribuido
ampliamente a forjar su identidad, especialmente a
través del papel de puente que ha desempeñado a
todo lo largo de la historia entre las dos orillas del
Estrecho. Es esta misma posición estratégica la que
le ofrece hoy un potencial de desarrollo que la convierte
en una de las regiones de Marruecos más
prometedoras en términos de crecimiento económico,
fuera del litoral atlántico cuyo eje central es Casablanca.
Un relieve bastante accidentado
A pesar de la presencia de llanuras y mesetas
hacia el sudoeste, la región de Tánger-Tetuán queda
marcada por un relieve bastante accidentado.
Constituye en realidad la terminación noroccidental
del arco montañoso rifeño en donde dominan formas
de relieve salidas de la estructura encabalgada que
caracteriza a esta cadena de montañas. Incluso cuando
las altitudes no son muy elevadas, el carácter
montañoso queda bien marcado por el encajonamiento
de los valles, las fuertes pendientes, los fuertes
desniveles y las caídas en murallas rocosas de los
macizos.
Más que la altitud, es la disposición general de los
grandes conjuntos morfoestructurales la que condiciona
la circulación. Tres grandes conjuntos de relieve de
orientación NNO-SSE pueden distinguirse:
z Al este se extiende una zona de montañas formada
esencialmente por la dorsal calcárea. Se hace cada
vez más maciza hacia el sudeste para alcanzar las
altitudes que oscilan entre los 1.600 y 2.100 m. (2.170
m. en el Yebel Buhalla, en la región de Chauen).
Domina la orilla mediterránea por costas de acantilados,
cediendo lugar a las desembocaduras de los uadis
con pequeñas llanuras litorales, siendo la más
importante la de Martil, que terminan en playas a
menudo reducidas, salvo en la parte nordeste en que
la playa se extiende por una veintena de kilómetros
entre Cabo Negro y Fnideq.
z En la parte central, una zona de bajas montañas
constituidas por crestas alargadas, separadas por
cuencas, combinadas con colinas, que se expanden
en la parte central y occidental (cuencas de Dar Chaui,
Beni Aros y Fahs).
z La parte sudoeste, el largo litoral atlántico,
correspondiente al Habt, literalmente el “país bajo” por
oposición al país alto Yebala. En gran parte está
constituida por bajas mesetas con cobertura arenosa
(Rmel, Jemis Sahel y Arcila), generalmente inclinadas
hacia el oeste en dirección hacia la costa atlántica. Su
altitud se eleva hacia el sudeste para alcanzar las
colinas prerifeñas del país Yebala en donde pueden
alcanzar los 300 m. Estas mesetas se entrecortan por
llanuras aluviales margosas con suelos pesados. La
llanura del Lukus se distingue por su tamaño
relativamente grande (en torno a 30 Km. por 10 Km.).
Un carácter subhúmedo dominante
En su conjunto, la región tiene un clima entre
subhúmedo y húmedo, con excepción de una delgada
franja semiárida a lo largo del litoral mediterráneo al
abrigo de los vientos del Oeste húmedos. Este clima,
conjugado al carácter accidentado del relieve, explica
la vocación forestal dominante de esta región (35%
de su superficie). De la diversidad forestal que presenta
un interés ecológico y biológico mayor, sobresalen
algunas especies. El cedro aparece a más de 1.300
m. de altitud, especialmente en el Rif central, en el
extremo sudeste de la región, asociado al roble tauzin
y al roble zeen (quercus faginea lam), caracterizados
por sus hojas caducas. En otros lugares domina el
alcornoque, mientras que en la región de Chauen
subsiste el único bosque de pinsapos de Marruecos
(Talassemtan). Sin embargo, el bosque ha acusado
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
una regresión muy fuerte desde el período colonial y
se encuentra actualmente amenazado, sobre todo a
causa de la extensión del cultivo del kif a partir del Rif
central.
Una unidad de destino forjada por la historia
Se encuentra sobre todo marcada por su peculiar
posición geográfica, que ha aportado a la región, a
todo lo largo de su historia, un papel de puente entre
Marruecos y la península Ibérica. Más que ninguna
otra región en Marruecos, su destino desde la
antigüedad está en gran parte ligado a la evolución
histórica de la cuenca mediterránea occidental. A las
colonias fenicias y cartaginesas sucederá la ocupación
romana en la provincia de Mauritania Tingitana. Durante
los comienzos del período islámico constituirá el
principal lugar de paso hacia Al-Andalus.
La historia moderna, marcada por el enfrentamiento
entre las dos orillas del Estrecho, ha sellado la unidad
de su destino. La ofensiva cristiana, desde fines del
siglo XV, somete a dominio portugués o español a la
mayoría de las ciudades portuarias, mientras Tánger
es cedida a los ingleses. La liberación de esta última
por Muley Ismael anuncia el fin de la ocupación de las
ciudades del litoral marroquí, salvo Ceuta y Melilla.
De este período particularmente agitado durante el
que el sentimiento religioso, nutrido por el movimiento
sufí, ha servido de punta de lanza contra el invasor
organizando el yihad, la región ha heredado una
tradición de religiosidad como testimonia el gran número
de alfaquíes que ha expandido por todo el país.
A partir del siglo XIX, la región se encuentra una
vez más en la primera línea de la confrontación de
Marruecos con la presión del imperialismo europeo.
Para amortiguar la presión de las potencias
occidentales, los sultanes erigen a Tánger, desde fines
del XVIII, en capital diplomática, con el fin de alejar
las misiones extranjeras de Fez. La ciudad se convertirá
así en la principal desembocadura marítima de la
metrópoli fasí.
El proceso de penetración europea culminará con
el régimen del Protectorado y el despedazamiento del
territorio nacional. La atribución del Marruecos
septentrional a España y la internacionalización de la
zona de Tánger en 1923, reforzarán la individualización
de la región tras las fronteras coloniales.
La desarticulación espacial, en el interior de la
región (separación de Tánger de Tetuán) y entre la
región y el resto del territorio nacional, será en gran
parte una herencia de este período. Tras un desarrollo
fáctico en el marco del régimen internacional, basado
en una economía artificial fundada sobre todas las
formas de especulación (especialmente el oro y el
cambio) y de tráficos ilícitos (contrabando, sociedades
pantalla…), la ciudad de Tánger se encontrará de
nuevo en crisis tras su reunificación en el Marruecos
independiente. Los esfuerzos de reintegración de la
zona Norte, en general, no lograrán borrar la
individualidad regional adquirida a todo lo largo de su
historia y aún menos arreglar la pesada herencia de
problemas legados por el período colonial, del que el
cultivo del cannabis y el contrabando son sus
principales manifestaciones.
El Estado ha sido así llamado a intervenir para
redinamizar la economía de la región norte,
particularmente la tangerina.
135
Un espacio abierto por vocación
Individualidad no significa enclaustramiento. Tras
una fuerte conciencia regional, forjada en buena medida
por el corte con respecto a la zona sur del período
colonial, se está en presencia de un espacio abierto
por vocación.
La población es muestra de esta apertura que ha
hecho de la región una encrucijada humana. Se ha
hecho, en primer lugar, por una yuxtaposición de
diferentes grupos bereberes que ocupan lo esencial
de las zonas montañosas. A los grupos Gomara que
constituyen el substrato humano de la región, se han
añadido los Zenetas del Rif oriental y a partir del siglo
XI, los Senhaya. En el XVI llegarán las tribus de origen
árabe Jolot y Tlig, que poblarán esencialmente el
sector atlántico, entre el Garb y el Lukus. Los refugiados
andalusíes, instalados en las ciudades aunque también
en numerosos sectores rurales, especialmente en la
ribera mediterránea, así como los rifeños llegados al
Fahs desde la segunda mitad del XVII para servir en
el guich de Muley Ismael, completan este mosaico
humano. Los rifeños continuarán llegando al Fahs de
Tánger en oleadas sucesivas a cada crisis agrícola.
Otros grupos, menos numerosos, han contribuido a la
diversificación del poblamiento a todo lo largo de los
períodos moderno y contemporáneo.
Esta apertura encuentra en gran parte su origen
en la posición estratégica de la península Tingitana
en tanto que punto de encuentro de los ejes de relación
mayores Norte/Sur y Este/Oeste. El primero liga las
ciudades del Estrecho (Tánger y Ceuta) a Fez y al
Marruecos atlántico. El segundo eje une las regiones
montañosas del Rif a la península Tingitana y la zona
del estrecho, a través del surco interno que prolonga
la dorsal calcárea.
Sin embargo, el eje meridional es de lejos, el más
importante puesto que ha asegurado siempre la relación
con la península Ibérica, confiriendo a los puertos de
Tánger y Ceuta la función de puertas de entrada a
Marruecos. Este eje está llamado a desempeñar un
papel creciente con las perspectivas de desarrollo de
las relaciones euro-marroquíes y con el enlace fijo a
través del estrecho de Gibraltar, como testimonia la
realización del gaseoducto Magreb-Europa. Por otra
parte, esta zona podría convertirse en un espacio
ejemplar de cooperación en lugar de ser zona de
contenciosos entre las dos orillas mediterráneas como
es el caso de Ceuta.
Una agricultura variada
z Las montañas y colinas constituyen el ámbito
de un policultivo practicado por un campesinado tradicional
bien arraigado que habita en los pueblos asentados
en las laderas, en torno a los cuales se desarrolla un
paisaje silvestre típico de estas montañas del Rif
occidental, incluyendo vergeles en los que se concentran
cultivos arbóreos (higuera, olivo, viña…) asociados a
cultivos anuales (cebada forrajera, cultivos de huerta)
a los que se prodigan los mejores cuidados (fumigación,
irrigación). En la parte baja, los cultivos anuales se
adaptan a la naturaleza de los suelos: cultivo de invierno
(trigo, cebada) sobre los suelos ligeros y los suelos
bien drenados y cultivos de primavera (sorgo, leguminosas,
oleaginosas, principalmente el cacahuete y tabacos)
en suelos pesados. La ganadería aprovecha las
complementariedades ofrecidas entre los pastos
136
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
forestales de las alturas y los barbechos y rastrojos
de las cuencas interiores y de las llanuras bajas.
z Las llanuras bajas, al oeste, son tradicionalmente
el ámbito de una agricultura dominada por el cereal
(trigo, cebada y leguminosas), asociadas con el
pastoreo extensivo.
zLa irrigación se ha desarrollado en perímetros
irrigados a partir de pantanos: Ued Lau, Ued Ayras y
Lukus. Este último, de lejos el más importante, cubre
unos 29.000 Has. en el valle del Lukus y en la meseta
Rmel, además de 11.000 Has. del sector Drader-El
Merya, situado fuera de la región, en los bordes del
Garb. Los cultivos azucareros ocupan el primer puesto
(21.000 Has. de caña y 7.000 de remolacha azucarera)
y alimentan dos azucareras con una capacidad de
80.000 T/año. El cacahuete viene en segunda posición
de los cultivos industriales. Los cultivos de huerta (en
particular el pimiento rojo que sirve para la fabricación
del pimentón, y los tomates) alimentan una agroindustria implantada en Larache. Más recientemente,
el cultivo de la fresa temprana en invernadero,
destinada en gran parte a la exportación, ha sabido
sacar provecho a las ventajas ligadas a los suelos
ligeros, a la dulzura del clima del litoral y a la proximidad
del mercado europeo. El desarrollo reciente del
pastoreo bovino está en relación con la extensión de
los cultivos forrajeros y la utilización de subproductos
(paja, pulpas de remolacha y caña de azúcar).
z La pesca, a pesar del carácter peninsular de la
región, no produce más que 20.000 toneladas de
pescado, o sea 4% de las capturas de la pesca
nacional. De carácter esencialmente artesanal, la
pesca es practicada a partir de las playas mediterráneas
así como de los puertos de Tánger, Larache y Mdiq,
que albergan una flotilla de pesca costera cuya
producción está destinada al consumo directo a nivel
regional.
El turismo
La presencia de las dos principales puertas de
acceso marítimo para los viajeros (Tánger y Fnideq,
vía Ceuta), la presencia de buenas playas y la
esperanza de recolectar el excedente y la prolongación
del turismo español, están en el origen de la opción
tomada a principios de los sesenta a favor del desarrollo
del turismo en la región. Así es como el Estado realizó
grandes esfuerzos en materia de infraestructuras y de
ordenación de zonas turísticas balnearias y de incitación
a la inversión en el sector de la hostelería (ordenación
sin gran éxito de la bahía de Tánger y de la costa
tetuaní). No obstante, debido sobre todo al carácter
estacional y a la falta de diversificación de los productos
turísticos, la región ha registrado un neto retroceso
con la baja de su cuota de capacidad hotelera nacional,
que ha pasado del 25% a fines de los años setenta al
16% actual.
Cabe esperar una renovación de la actividad
turística, gracias a la programación de una nueva
estación turística en Jemis Sahel, al norte de Larache,
al reforzamiento de su bahía y a la diversificación de
la oferta turística (turismo de montaña, deportes ligados
al viento, turismo rural, etc.).
Una estructura industrial poco diversificada
La región ha conocido desde hace un cuarto de
siglo un cierto desarrollo industrial. Los esfuerzos
137
desplegados para favorecer el desarrollo industrial de
la región se han centrado sobre las ventajas que
ofrecen los códigos de inversiones industriales, la
creación de zonas industriales equipadas en Tánger
(zona franca portuaria y la de la carretera de Tetuán),
en Tetuán (carretera de Martil) y, más recientemente,
la creación de una zona franca de exportación aeroportuaria (Tánger Free Zone) de 345 Has., con
capacidad para un millar de unidades industriales que
podrán generar 60.000 empleos, y una nueva zona
industrial en Geznaya en donde cabría de 30 a 35.000
empleos.
El resultado es que hoy la región constituye un
importante foco industrial. Tánger es, de lejos, la
principal ciudad industrial de la región (63,6% de los
establecimientos industriales), colocándose incluso
en segunda posición a nivel nacional en término de
número de empleos. Con Tetuán, totaliza el 90,5% de
los establecimientos industriales de la región.
No obstante, a pesar de una tendencia a la
diversificación, la industria dominante es la textil y la
confección (76% de la mano de obra).
La armadura urbana
La región Tánger-Tetuán es una de las más
urbanizadas del país. Posee además una armadura
urbana bastante bien trabada, contando con no menos
de una veintena de ciudades y centros de carácter
urbano (8 grandes y medianas ciudades y una docena
de pequeños centros urbanos).
El nivel superior de la armadura urbana está
marcado por la presencia de dos tándems de ciudades:
Tánger-Tetuán y Larache-Alcázarquivir. Ambos dan
prueba de las mutaciones sufridas por el sistema
urbano regional desde la mitad del XIX, en relación
con la penetración colonial en el Norte del país. El
desarrollo de Tánger, derivado de su promoción al
rango de capital diplomática y de su estatuto particular
en la partición colonial de Marruecos, ha reforzado su
posición frente a Tetuán, recuperado en parte con su
conversión en capital y ciudad principal del Protectorado
español. Lo mismo ocurre con Larache, desarrollado
por la apertura económica de la región hacia el mar,
en detrimento de Alcázarquivir, foco urbano tradicional
en el Habt. Con todo, estos dos tándems tienden a
disolverse cediendo lugar a un continuum de ciudades
y centros. Podría señalarse una jerarquía por tamaño
a cuatro niveles.
El primero estaría formado por las dos grandes
ciudades de Tánger y Tetuán. Aunque es la primera
de ellas la que ocupa la cima de la jerarquía urbana,
tanto por su tamaño como por las ventajas de que
goza en infraestructuras (puerto, aeropuerto, tren…)
y en servicios de alto nivel (bancos, seguros, corretaje,
import-export, agencias de viaje…), a pesar de su
relativa excentricidad regional que la penaliza como
metrópoli regional. Frente a ella, Tetuán muestra un
atractivo real sobre su retropaís. Ambas metrópolis
ejercen un fuerte poder de atracción sobre los migrantes
rurales, lo que le aporta ritmos de crecimiento
claramente superiores a la media nacional (4,4% anual
para Tánger y 4,1% para Tetuán entre 1992 y 1994).
La ciudad de Ceuta, aunque vinculada a España,
se relaciona íntimamente con esta armadura y red
urbana, tanto por el flujo de personas como
de bienes y servicios.
138
Un segundo par de ciudades (Alcázarquivir con
107.000 h. y Larache 90.000 en 1994) constituyen un
nivel de ciudades intermedias. Cinco pequeñas
ciudades cuentan entre 21.093 y 31.410 habitantes.
Por último, once pequeños centros entre 1.000 y 7.500
habitantes forman el cuarto nivel. Con la excepción
de Ued Lau, que ha sido recientemente promovido al
rango de comuna urbana, los otros diez centros
responden a la definición estadística de lo urbano.
El conjunto de estas ciudades y centros se articula
en una doble red: una red de la fachada oriental de la
península, centrada en torno a Tetuán y otra red de la
fachada atlántica ligada a Tánger. Esta doble red está
atravesada por interferencias que dan a veces a la
organización regional un carácter bicéfalo, dirigido al
mismo tiempo por Tánger y Tetuán, como parecen
indicar las interpenetraciones de las zonas de influencia
de ambos polos. Aunque, cuando se trata del ejercicio
de funciones terciarias de alto nivel, Tánger tiende
a instaurar su supremacía, dando así lugar a un sistema
urbano regional estructurado. No obstante el porvenir
de estas dos ciudades no podría concebirse más que
en un marco bipolar que ponga en valor sus
complementariedades y sinergias.
Ventajas estratégicas que pueden generar
un fuerte potencial de desarrollo
Aunque la región ocupa una posición estratégica
tanto a escala nacional, africana e internacional, sus
potencialidades no han sido suficientemente explotadas
en el plano económico. A pesar de los esfuerzos
desplegados por el Estado para reintegrar esta región
en el espacio nacional, ha faltado una visión estratégica
y ha sufrido en cambio de los aspectos negativos
derivados de su posición.
Así por ejemplo, el contrabando, surgido en gran
parte del enclave de Ceuta, que se beneficia de un
estatuto de zona franca, alimenta un comercio
floreciente cuyo impacto sobrepasa el marco regional.
Tolerado con el pretexto de que desempeña un papel
en la atenuación del subempleo y del paro, ha
terminado por erigirse en una verdadera economía
subterránea que mina de hecho los esfuerzos de
desarrollo industrial no sólo en las regiones del Norte
sino en el conjunto del país.
Del mismo modo, la atracción por Europa de los
flujos migratorios venidos del sur, ha contribuido a
convertir la región en un importante punto de encuentro
de los candidatos a la emigración clandestina.
Por otro lado, el cultivo del cannabis y sus efectos
perversos en el plano económico (blanqueo de dinero
y explosión de los valores inmobiliarios…) y social
(depreciación del trabajo “limpio”…) constituyen
grandes trabas a un desarrollo económico sólido y
sostenido.
No obstante, hay nuevos datos que tienden a
cambiar desde hace poco el contexto del desarrollo
en las regiones septentrionales en general y en la
región del Estrecho en particular, gracias sobre todo
a:
z una voluntad política de desarrollo de las provincias
del Norte, minadas por la gangrena de los problemas
señalados, plasmada en la creación de la Agencia de
Desarrollo de las provincias del Norte.
z un nuevo contexto internacional marcado por la
globalización y la necesidad de recalificación de los
territorios para afrontar la competencia internacional.
z la opción estratégica de Marruecos de acercarse
económicamente a la Unión Europea a través de un
acuerdo de libre cambio.
z un importante potencial de atracción que la región
podrá ejercer sobre los inversores, gracias al papel
de base para la penetración del mercado europeo.
z la decisión de Mohamed VI de construir el Puerto
“Tánger-Mediterráneo” en el Estrecho, a 35 Km. de
Tánger, para servir de infraestructura de base y soporte
a la inversión en los diferentes sectores económicos
en la región.
Este último proyecto constituye la mejor
manifestación de la nueva actitud hacia la región. El
complejo portuario (terminal de contenedores,
estacionamiento para camiones TIR, silos para
cereales, zona franca logística) viene reforzado por
zonas francas industriales, una zona comercial y otra
turística en Fnideq. Infraestructuras de transporte la
ligarán al resto del territorio: vía férrea y autopistas
que comunicarán rápidamente Tánger, Tetuán y Fnideq.
La amplitud de este proyecto y sus repercusiones
económicas, sociales y espaciales son de tal
envergadura que pueden esperarse cambios profundos
en las estructuras territoriales de la región. Son de
esperar consecuencias previsibles en términos de
crecimiento demográfico ligado al aflujo de trabajadores,
de urbanización de nuevos espacios, sobre todo en
la región del Estrecho, por lo que será necesario
controlar los riesgos consiguientes (urbanización
incontrolada y exacerbación de la urbanización, riesgos
medioambientales) y acometer profundos cambios a
nivel de la organización del espacio regional.
Se trata ante todo, del refuerzo del peso de las
ciudades de la parte septentrional, lo que acrecienta
el desequilibrio ya existente en el despliegue de la
estructura urbana. Pero el cambio más importante
vendrá probablemente a través del nuevo proyecto de
puerto, situado en el interior del triángulo urbano
Tánger-Tetuán-Ceuta, para reestructurar las relaciones
entre estas ciudades lo que depende, en otras palabras,
de la cuestión de Ceuta en una configuración regional
en gestación.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Yeblíes en Gibraltar
Bernabé López García
El cierre de la verja fronteriza que separaba el
Peñón del campo de Gibraltar, medida adoptada por
el gobierno español de la época contra la aprobación
de la constitución gibraltareña en mayo de 1969 y para
presionar a Gran Bretaña a negociar sobre la soberanía,
cortó la provisión de mano de obra que cruzaba
diariamente desde la Línea de la Concepción y el
Campo circundante, obligando a las autoridades de
la Roca a encontrar otra alternativa. Fue en el entorno
tingitano donde se encontró ésta, llegando a formar
una comunidad de unas 3.000 personas, lo que supone
un 11% de la población (27.833 personas en 2004).
Durante años, algunos días a la semana el barco
que cubría la línea Tánger-Tarifa hacía escala en
Gibraltar donde, entre otros cargamentos,
desembarcaban enormes cestos de hierbabuena para
proveer a la población marroquí, esencialmente
compuesta por obreros no cualificados, en su mayoría
casados pero con la familia viviendo en Marruecos,
que vivió con cierta holgura hasta que los cambios en
la legislación de extranjería en Gibraltar la condujeron
a un estado de precariedad. Según el diario L’Opinion
(“Marroquíes en Gibraltar: Racismo económico”, 9 de
mayo de 1994 ), unos 600 trabajadores se encontraban
en la época albergados por el gobierno local en
“casamatas dignas de Tazmamart”. Por entonces, la
prensa se hacía eco de manifestaciones de unos 700
marroquíes que protestaban contra una ley que les
obligaba a encontrar en tres meses un empleo para
no quedar en la irregularidad.
Por razones políticas, para no molestar a las
139
autoridades españolas y ser consecuentes con su no
reconocimiento de la soberanía española sobre Ceuta
y Melilla, Marruecos hacía depender a las poblaciones
instaladas en el Peñón de su Consulado en Algeciras
(instalado durante un tiempo en Málaga, como se
comenta en la introducción de este Atlas). El estudio
de la documentación consular nos permite conocer la
evolución del contingente marroquí instalado en
Gibraltar. La muestra de la base de datos MIGRAMAR
permite estimar la población registrada en unos 2.370
marroquíes, inscritos en una tercera parte antes de
1985 y en sus dos terceras partes entre esa fecha y
1994. El primero de los mapas que ilustran este artículo
recoge las provincias de nacimiento, fundamentalmente
Tánger (34,3%) y Tetuán (30%), a las que sigue Larache
(14,3%). Entre estas tres provincias yeblíes se reparten
el 78,6% de los marroquíes de la Roca.
El segundo de los mapas representa la
muestra de la base de datos OJALÁ, que recoge los
inscritos entre 1994 y 2000, estimados en unos 2.097
personas, un 25% de las cuales mujeres. Tánger es
la principal provincia proveedora, con 44,6%, seguida
de Tetuán, con un 27,9% y de Larache, con un 12%.
Provincias limítrofes como Chauen, Kenitra o
Alhucemas completan, como ocurría en la etapa
anterior, el cuadro de orígenes. Ambas bases de datos
no recogen los retornos, pero suman una cifra cercana
a las 4.500 personas en total.
La pirámide de edad de los inscritos entre 1994 y
2000 representa una población bastante envejecida:
más de la mitad de la población cuenta entre 45 y 59
años. Los de 20 a 29 años tan sólo representan un
3% y los menores de 20 años un 0,44%. A partir de
1996 las llegadas son cada vez más escasas para
casi anularse en 1999 y 2000.
ORIGEN DE LAS MIGRACIONES A GIBRALTAR. 1969-1993
140
La península tingitana: cabeza
de puente hacia Europa
Mohamed Berriane
Pequeña región comparada con los vastos espacios
que componen habitualmente Marruecos, la península
tingitana se distingue por su apertura al exterior gracias
al avance de sus tierras hacia el continente europeo
y a su posición de cruce de caminos. Curiosamente
esta característica no se traduce en movimientos
migratorios hacia el exterior más que tardíamente. En
efecto, además del hecho de que no participó en los
primeros flujos de la emigración internacional, se
encuentra casi ausente en la literatura consagrada al
estudio de este fenómeno.
En su puesta a punto sobre “los aspectos
geográficos de la emigración marroquí hacia Europa”
a lo largo de los sesenta y comienzos de los setenta,
Bonnet y Bossard no sitúan a nuestra región entre los
focos tradicionales de la emigración internacional que
se situaban entonces en el Nordeste, el litoral atlántico,
el Sudoeste y el Saiss de Fez y Mequínez. De un total
de partidas estimadas en 114.5000 entre 1969 y 1972,
acreditaron para el Noroeste tan sólo 5.500 salidas,
es decir un 4,8% del total, lo que colocaba a esta
región en un lugar secundario.
Según la misma publicación, la emigración en esta
zona en la época era relativamente reciente y se
encontraba aún poco desarrollada. Por este hecho,
las tasas de partidas entre 1969 y 1972 eran del 4,4
por mil habitantes en la provincia de Tetuán y de 9 por
mil en la de Tánger. La posición geográfica de la
península y la ausencia de tradición migratoria
explicaban la originalidad de destinos de esta migración
comparada con el resto del país: sobre el conjunto de
partidas, Francia reclutaba menos del 40% de los
emigrados. Era Gibraltar la que absorbía el flujo más
importante de obreros originarios de la región tras la
retirada de los obreros españoles de la colonia británica.
También eran importantes las salidas hacia Alemania
y Holanda… España, finalmente, también recibió
importantes efectivos sin que se pudiera evaluarlos
con precisión al no pasar por los canales regulares.
De hecho, antes de convertirse en una importante
zona de partida de sus habitantes hacia el extranjero,
la península de Tánger era sobre todo el punto de
llegada de flujos externos. Al margen de la numerosa
comunidad española que pobló esta zona de influencia
ibérica y de la multitud de nacionalidades instaladas
en Tánger durante todo el período del estatuto
internacional, hacemos aquí alusión sobre todo a los
flujos migratorios internos que recibía la región. Se
trataba esencialmente de rifeños llegados del Rif central
y oriental a lo largo del siglo XIX, así como de tribus
enroladas en los ejércitos de los sultanes alauíes
ocupados en la lucha para la recuperación de las
ciudades del noroeste ocupadas por los españoles,
los portugueses o los ingleses. Combatientes de las
tribus Guelaya, Bni Said, Bni Tuzin, Metalsa, Bni
Buyahia y sobre todo Temsaman, se instalaron
definitivamente en torno a Tánger. Según Hart (1957),
el 70% de la población tangerina de principios del
último siglo eran descendientes de los combatientes
venidos del Rif oriental que participaron en la
recuperación de Larache, Alcázarquivir, Arcila y Tánger
a fines del siglo XVII.
Pero la posición y la tradición de apertura de la
región van a servir igualmente para iniciar a los
movimientos migratorios hacia el exterior. Nos
encontramos, en efecto, en presencia de una región
abierta, siempre activa en tanto que cruce de caminos
y de influencias muy ligada a Europa y a España. Por
este hecho, estos movimientos no conciernen sólo a
los habitantes de la región propiamente dicha, sino
que ésta ha jugado y juega cada vez más el papel de
zona de paso, de cabeza de puente hacia Europa.
La zona es pues un laboratorio de observación y
de análisis de las nuevas tendencias de la migración
internacional hacia Europa sin que por ello se haya
traducido en investigaciones reales y en resultados.
Recordemos aquí que el papel de cruce de caminos
y de zona abierta al exterior transforma a la región en
zona refugio de candidatos a la emigración clandestina
hacia España y Europa que no provienen únicamente
del resto de Marruecos sino también de otros países
africanos. Por este hecho, uno de los temas a estudiar
a través de la región es la emigración clandestina en
general y la emigración subsahariana que transita por
Marruecos. Tánger es en efecto, un receptáculo de
millares de candidatos a la emigración y se presta a
la observación. Por otra parte, fenómenos tales como
la emigración de los niños de la calle, estudiados
recientemente por Mercedes Jiménez (Madrid, 2003),
la emigración de mujeres solas o los desplazamientos
regulares de emigrados de la tercera edad, caracterizan
a Tánger y su región. Queda, por último, el tema clásico
de las repercusiones de la emigración sobre los medios
urbano y rural y que han sido objeto de diversos
estudios. Estas repercusiones se manifiestan más en
la ciudad y explican el crecimiento urbano fulgurante
de ciudades como Tánger o Arcila, o incluso de
Alcázarquivir.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Las migraciones yeblíes
al extranjero
Bernabé López García
La Península Tingitana ha ocupado un lugar
marginal en la historia de las migraciones
internacionales hasta época relativamente reciente.
Cuando Daniel Noin preparó su obra esencial La
population rurale du Maroc (1971) advirtió este hecho
a partir de los resultados de una encuesta que llevó
a cabo en 1966 con ayuda del Ministerio del Interior.
El mapa que pudo establecer a partir de la encuesta
mostraba un vacío notorio en la región noroeste
estimando en tan sólo unos cientos los emigrados al
extranjero.
Los acuerdos de mano de obra con algunos países
europeos y la necesidad de trabajadores planteada
por Gibraltar tras el cierre de la verja con España en
1969 produjeron modificaciones en los hábitos
migratorios de los tingitanos sin llegar a incorporar a
la zona entre los principales focos emisores de
emigración. En el estudio que realizaron J. Bonnet y
R. Bossard en 1973 la Tingitania ocupaba ya un lugar
intermedio, por debajo de provincias como Taza, Fez
o incluso Juribga, como se ve en el mapa adjunto,
tomado de la primera edición del Atlas en 1996.
141
viajeros de la provincia de Larache.
Estos datos no pueden tomarse más que como
una aproximación, ya que es probable que destinos
poco representados como Agadir, uno de los primitivos
y más relevantes focos de la emigración marroquí,
recibieran viajeros no a través del Estrecho de Gibraltar
sino a través de los puertos del Atlántico vía Sète o
Marsella.
EMIGRACIÓN TINGITANA AL EXTRANJERO
LAS REGIONES TRADICIONALES DE LA EMIGRACIÓN
MARROQUÍ
Fuente: TEIM apartir de la encuesta PAIDAR, 1995
Será la aparición de España como punto de
atracción para las migraciones extranjeras, ya en los
años ochenta y sobre todo en los noventa, la que dará
importancia a la región convirtiéndola en una de las
regiones emisoras de mayor peso en el país.
Disponemos sin embargo de pocos datos para
estimar el volumen y ritmo de las migraciones
internacionales originarias de esta zona. Podemos no
obstante recurrir a dos encuestas que nos ayudarán
en una aproximación. De un lado la que realizó INECO
para RENFE en 1989, calculando los efectivos
marroquíes instalados en Europa que viajaban durante
el verano a su país de origen. De un total de 678.676
viajeros marroquíes, los originarios de las provincias
de Tetuán (30.542), Tánger (28.243) y Chauen (24.356)
contabilizaban un 12,2%, al que habría que añadir
una cantidad no cifrada pero inferior a los 13.000
Otra encuesta más reciente realizada en todas las
comunas rurales de la zona norte mediterránea de
Marruecos en el marco del estudio para el PAIDARMed (Plan de Acción Integral para el Desarrollo y
Ordenación de la Región Mediterránea, estudio en el
que participó un equipo del TEIM), permite ver, más
que la cantidad de las salidas, los ritmos y los destinos
migratorios. Para hacer una estimación del volumen
de las migraciones, se obtuvo lo que se denominó un
índice de migrabilidad, correspondiente al número
medio de emigrantes por familia encuestada. El índice
obtenido, multiplicado por el número de familias rurales
de cada provincia, permitía hacer una estimación del
número de personas emigradas. Los índices
correspondientes a las provincias de Tánger y Larache
oscilaban en torno a 0,28, lo que indicaba que algo
más de una persona por cada cuatro hogares se
encontraba en el extranjero. Los índices de Tetuán y
Chauen aparecían claramente infrarepresentados (en
torno a 0,07-0,08), en el primero de los casos muy
probablemente por errores en la confección de la
encuesta.
Los ritmos migratorios por países sí parecen fiables,
según muestran los gráficos. Para el análisis por
períodos, se ha tomado como tramos de observación
períodos de diez años desde 1960, excepto el último
período, de sólo cinco, ya que la encuesta se realizó
en 1995. Para evitar la distorsión gráfica, se ha
duplicado la cifra de este último período.
Hasta 1980 el crecimiento de la emigración
internacional procedente del ámbito rural es escaso,
142
situándose en torno a un 8-9% en cada período
decenal. Pero va a ser en los años ochenta cuando
se intensifique con fuerza, situándose en torno a un
40% del total para cada período. Si se compara con
el ritmo de las migraciones interiores, se observa que
en este caso, más de tres veces superior al volumen
de las internacionales, la aceleración es continua,
pasando de un 2% en la década de los sesenta, a un
14,6% en los setenta, a casi un 30% en los ochenta
y alcanzando un 53% en los noventa (como para las
migraciones al extranjero se ha extrapolado a todo el
período el volumen del primer lustro).
La gran aceleración de las migraciones tingitanas
al extranjero coincide con el desarrollo de la inmigración
en España. La importancia que adquiere este país
como destino de las migraciones marroquíes tiene
una particular relación con la región noroeste, la más
cercana a la Península Ibérica. Desde los años setenta
se había ido estableciendo una colonia originaria de
esta región en España, particularmente en Madrid y
Barcelona. Un 40% de los allí establecidos procedían
de las cuatro provincias yeblíes. En los años ochenta
Pero no sólo España atrae a las poblaciones del
noroeste marroquí. El estudio de Haffmans y de Mas
(1985) sobre las familias marroquíes regularizadas en
Holanda entre 1968 y 1980 mostraba que el 15,6%
de los afectados provenían de las provincias de Tánger,
Tetuán y Chauen, en su mayor parte de ámbitos
urbanos.
PAÍSES DE RESIDENCIA DE LOS RME COMPRADORES
DE PARCELAS URBANIZABLES EN
LARACHE Y TETUÁN
RITMO DE LAS MIGRACIONES TINGITANAS (1960-2000)
Fuente: TEIM apartir de la encuesta PAIDAR, 1995
y noventa la red de los oriundos de la Península
Tingitana se hará mucho más tupida y extendida por
todo el país. Y la compondrán no sólo rurales sino en
buena parte población oriunda de los núcleos urbanos
de la región.
La Península tingitana aumenta su papel en las
migraciones internacionales al convertirse en lugar de
destino de las inversiones de los propios emigrados,
no sólo de los de la región sino de regiones limítrofes
que prefieren las ciudades de Yebala como lugar de
retorno o de establecimiento de las familias. En 1996,
en plena realización del PAIDAR, José Luis Núñez,
ingeniero de INYPSA, me facilitó los datos relativos
al papel de los emigrantes en el extranjero entre los
compradores de parcelas urbanizables en Larache y
Tetuán, datos que le habían sido facilitados por los
responsables de urbanismo provinciales. En la primera
ciudad, 324 de las 3.939 parcelas fueron atribuidas a
RME (8,2%). En Tetuán, 235 de 3.545 (6,6%). A título
indicativo se ofrecen en el cuadro los países de
residencia de los compradores, evidenciando el arraigo
en países como Francia, Reino Unido, Holanda o
España. Aunque los porcentajes no pueden en ningún
caso confundirse con los perfiles de los oriundos de
la zona instalados en el extranjero, no dejan por ello
de ser interesantes.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La península tingitana: primer foco
de la emigración de Marruecos
hacia España
Mohamed Berriane
Mohamed Refass
Cabeza de puente hacia España y Europa, la
península de Tánger ha permanecido siempre abierta
a estos países. Ello va a repercutir sobre el
funcionamiento del sistema migratorio marroquí para
el cual, esta región y sus ciudades, especialmente
Tánger, constituyen un paso obligado de los candidatos
a la emigración. Ocupa por este hecho un lugar
privilegiado en la emigración hacia España.
El primer foco migratorio marroquí
hacia España
Aunque situada a algunos kilómetros al sur de la
península ibérica, la tingitana llega en tercera posición
después del Rif y la Oriental y del Marruecos atlántico
en tanto que foco emisor de emigrados hacia España
si tenemos en cuenta los valores absolutos según las
bases de datos establecidas por el TEIM. Sin embargo,
si hacemos intervenir el peso relativo
de los migrantes en relación a la
población total, la península tingitana se
encuentra en cabeza de lista, ocupando
el puesto que le correspondería. Dado
que la división en regiones migratorias
que hemos establecido produce zonas
muy desiguales en cuanto a superficie,
es necesario hacer intervenir como
correctivo a la dimensión demográfica.
De este modo, con 47.688 migrantes según
nuestros cálculos (o sea, un 27% del total de los
migrantes en España) y una tasa de 2,37 migrantes
en relación a la población total de la región, las
provincias de Tánger, Tetuán, Larache y Chauen
pueden ser consideradas como el principal foco de la
emigración marroquí hacia España. Este peso ha ido
aumentando a lo largo del último decenio puesto que
pasó de 25,5% en 1991 al 27,5% en 2000. Estos
porcentajes son bastante elevados si se sabe que el
peso demográfico de la región representa un poco
menos del 8% de la población total de Marruecos.
La vecindad y las relaciones históricas muy
estrechas no son evidentemente extrañas a la relativa
intensidad de flujos migratorios en dirección a España.
Pero la posición y la tradición de apertura de la región
juegan igualmente un papel esencial. Recordemos
aquí que esta cabeza de puente hacia Europa ha
estado siempre abierta hacia el exterior. Tetuán, Tánger
y Ceuta han sido las salidas marítimas de Fez. Chauen
ha desempeñado el papel de ciudad refugio de los
moriscos andaluces y base de partida para las
expediciones contra los invasores. El episodio colonial
y el estatuto internacional de la ciudad del Estrecho
no han hecho más que reforzar esta apertura a Europa.
El mar que rodea a la península en tres de sus fachadas
juega un papel de plataforma para diversos flujos:
migraciones oficiales o clandestinas, contrabando,
exportaciones ilícitas, turismo hacia Marruecos y hacia
España, retornos anuales de los trabajadores
marroquíes en el extranjero y de sus familias. Nos
143
encontramos, pues, en presencia de una región abierta,
siempre activa en tanto que cruce de caminos y de
influencias muy ligada a Europa y a España.
Una fuerte concentración de
sub-focos migratorios
La intensidad del fenómeno migratorio hacia España
acusa variaciones muy importantes. No considerando
más que los efectivos globales por provincia o
prefectura, Larache y Tánger llegan en cabeza en
torno a 16.000 migrantes para cada una de ambas
provincias (reagrupando Tánger y El Fahs-Bni Makada)
durante el período 1991-2000 (ver cuadro).
Un análisis más preciso de esta intensidad, teniendo
en cuenta el peso relativo de los migrantes en relación
a la población total de cada circunscripción, arroja la
misma clasificación. Desde este punto de vista y en
relación a las cifras de población de 1994, la provincia
de Larache registra la más fuerte intensidad, ya que
la cifra estimada en este Atlas representa un 3,8% de
la población provincial. La sigue Tánger-El Fahs-Bni
Makada con 2,6%, mientras que en las provincias de
PROVINCIAS DE NACIMIENTO DE LOS RESIDENTES
MARROQUÍES EN ESPAÑA ORIGINARIOS DE LA
PENÍNSULA TINGITANA
Tetuán y Chauen este porcentaje no supone más que
el 1,9% y el 1,1%.
La concentración espacial de los focos de partida
se hace más patente cuando se desciende a nivel de
la comuna rural. Hasta 1991, las partidas se limitaban
a las ciudades y sólo la comuna rural de Bni Gorfet
sobrepasaba los 600 emigrantes, seguida por la de
Bni Ahmed Charquía (595) y la de Sahel (225). Entre
1991 y 2000 las mismas comunas continuarán enviando
emigrados hacia España aumentando sus efectivos
de manera considerable (Bni Gorfet: 1164; Bni Ahmed
Charquía: 825; Sahel: 618). Pero el movimiento partido
de estas comunas se amplifica al difundirse a las
comunas vecinas. De este modo las comunas de
Zaarura (517), Sidi El Yamani (531), Ljalua (292)
tienden a sumarse a las primeras comunas vecinas.
En 2000 la situación muestra zonas de partida entre
las que destaca la parte occidental de la Yebala
(especialmente las comunas de Bni Gorfet, Bni Arus
y Zaarura) y el Habt, en el retropaís de Larache y
Arcila. La dorsal del país de Chauen incluye focos de
partida, articulados de una parte a otra del eje central
de la cadena: en torno a Chauen (Bab Taza y Bab
Berred), en la costa mediterránea (Bni Buzra y Steha)
y la costa tetuaní (Martil, Mdiq y Fnideq). En el otro
extremo de la península, el Fahs se encuentra
igualmente afectado. Sólo la parte alta de Yebala y el
país de Tetuán quedan aún poco concernidos.
La crisis de los campos marroquíes a pesar de los
esfuerzos de valorización agrícola (aquí el desarrollo
del perímetro irrigado moderno del Lukus) explican el
144
LA PENÍNSULA TINGITANA
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
LA PENÍNSULA TINGITANA
PRINCIPALES MUINICIPIOS DE ORIGEN
DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
fuerte contingente salido de los campos de Larache.
En Tánger y el Fahs, las partidas corresponden más
al ámbito urbano.
Una emigración sobre todo
de origen urbano
Basándose en los efectivos de los migrantes por
comuna de origen, llama la atención que la emigración
a partir de la región sea un fenómeno ante todo urbano.
En efecto, en el proceso de regularización de 1991 en
España, el 64,3% de los marroquíes originarios de la
península tingitana provenían de las ciudades y medios
urbanos. Este porcentaje alcanza el 74,5% en los
inscritos en los consulados marroquíes en España
entre 1992-2000. El gráfico muestra la fuerte
concentración de partidas (tanto en 1991 como en el
período 1992-2000) a partir de las ciudades de Tánger,
Tetuán, Larache, Alcázarquivir, Arcila y Chauen.
Además de las principales ciudades, esta población
migrante de origen urbano proviene esencialmente de
Tánger y su región, mientras que la provincia de
Larache parece enviar sobre todo rurales.
Es preciso poner este predominio urbano en relación
con el tránsito de migrantes rurales por las ciudades
y los centros urbanos de la región antes de su
145
emigración al extranjero. Muy a menudo, la cabeza
de puente utilizada por el candidato a la emigración
se sitúa en la ciudad, allí donde
un pariente o un próximo ya
emigrado ha elegido domicilio,
tanto para sus retornos periódicos
como para residencia de los
miembros de su familia que
permanecen en Marruecos. Todo
ello, a pesar del potencial enorme
de desarrollo y las numerosas
oportunidades abiertas
recientemente en la región de
Tánger. Importancia del puerto y
del aeropuerto, puertas principales
de Marruecos, gaseoducto
Magreb-Europa, puerto para
contenedores en construcción en
Fnideq, zona franca de
exportación ya en funcionamiento,
fase final de la autorruta RabatTánger, interconexión entre las
redes eléctricas marroquí y
española, central térmica prevista
en Tahaddart, parque eólico…,
son algunos de los proyectos
programados o en funcionamiento
que suponen esperanzas de
desarrollo para la región. Sin
embargo, los efectos de estos
proyectos no se han dejado sentir
aún en un descenso de la presión
migratoria. Entre tanto, la
península parece jugar así el papel
de cabeza de puente hacia
España para los migrantes venidos
de otras regiones.
Una cabeza de puente hacia
España
El cruzamiento del origen por
nacimiento y última residencia antes de la migración,
aporta preciosas indicaciones sobre el funcionamiento
del sistema migratorio a partir de la tingitania. Se
constata ante todo que lo esencial (la casi totalidad)
de los nativos de la región (Tánger, Tetuán, Larache
y Chauen), declaran como última residencia la misma
región. Las partidas de los habitantes de la región se
hacen directamente sin etapa intermedia. Sin embargo,
todos los que parten desde la región no han nacido
en ella. En efecto, un gran número de emigrados a
partir de la región han nacido en la provincia de
Alhucemas, Nador o Uxda y otros han venido desde
Kenitra y Sidi Kacem. Así, si el reclutamiento de los
emigrados que transitan por las ciudades de la
península de Tánger se hace sobre todo en el norte
de Marruecos, sobrepasa ampliamente los límites de
la península y atrae a los candidatos de todo Marruecos
desde el norte hasta Uxda.
En efecto, el papel de encrucijada y de zona abierta
al exterior de la península no significa sólo una ventaja.
Puede igualmente suponer un elemento de debilidad.
La región se convierte de hecho en zona refugio para
los candidatos a la emigración clandestina hacia
España y Europa procedentes no sólo del resto de
Marruecos sino de otros países africanos. A pesar de
146
los esfuerzos de desarrollo, la región debe pues hacer
frente a este movimiento de personas asegurándoles
recursos legales para reducir el desarrollo de los
tráficos ilegales. Sólo una cooperación regional con
el sur de España reduciendo un poco el salto marítimo
del Estrecho, podrá ayudar al desarrollo de un mercado
de vastas dimensiones a caballo entre los dos países,
creando un elemento de animación y proveyendo
recursos perennes para estabilizar un tanto esta presión
migratoria.
POBLACIÓN MARROQUÍ POR PROVINCIAS ESPAÑOLAS
SEGÚN REGIÓN DE ORIGEN.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000
YEBALA
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Rif central y oriental y
Marruecos oriental
Abdellah Laouina
El Rif oriental y central se encuentra entre las
regiones que se sitúan tradicionalmente a la cabeza
de los focos emisores de la emigración internacional
en Marruecos, como ocurre también con el Marruecos
Oriental. En la ya larga historia de las migraciones
marroquíes, estas dos regiones vecinas constituyen
el segundo conjunto regional en importancia migratoria
tras el Sus.
Del mediterráneo al medio árido: recursos limitados
Los relieves montañosos del Rif central y del Medio
Atlas aislan la región del Marruecos occidental y sólo
el pasillo de Taza ofrece una vía de circulación
relativamente fácil. Pero globalmente, fuera del Rif
oriental, el relieve de la región es poco acusado (altitud
moderada y facilidad de acceso) con una fragmentación
en pequeñas unidades al Norte y de mesetas
caracterizadas por su continuidad y su monotonía en
el Sur. Este relieve carece de límite realmente
insuperable para la explotación agrícola, por lo que
resulta importante en la definición de matices internos.
Por su posición es una región mediterránea aunque
sólo el Rif y algunas cadenas orientales tienen aspectos
mediterráneos; en el resto dominan los aspectos
habituales del Marruecos del Sur. En efecto, la mayoría
de la región pertenece a los climas semiárido y árido
mediterráneo, aunque con una clara influencia del
desierto hasta la proximidad del mar:
z la continentalidad expresada claramente por los
rigores invernales (heladas, límites a ciertos cultivos)
y calor estival.
z un sol medio en la costa, bastante débil en
invierno, lo que hace del turismo en la región una
actividad claramente estacional.
z la irregularidad de la pluviometría y el gradiente
N-S, con una frecuente diferencia negativa en relación
a las medias, pueden llegar a ser importantes.
z la importancia del factor evaporación que reduce
rápidamente las aguas caídas en las tormentas
violentas de verano u otoño.
z excesos y sobre todo violencia de las tormentas,
frecuencia e importancia de vientos violentos, que
plantean problemas para los cultivos, especialmente
para los arborícolas y para el confort turístico.
Por razones orográficas en el Rif y climáticas en
147
la Oriental, la SAU es pues limitada. Los suelos son
débilmente evolucionados y presentan perfiles poco
profundos. Por otra parte, son suelos poco ricos en
materia orgánica. Su estructura es, de hecho, poco
estable, lo que explica su rápida desagregación.
Sólo la franja mediterránea y la vertiente noroeste
de las montañas del Norte se benefician de
precipitaciones sustanciales (incluso si el volumen no
iguala más que localmente al del Marruecos atlántico).
Estos factores imponen un crecimiento lento de los
vegetales y de los cultivos, influyendo igualmente
sobre el tipo de organización de las poblaciones. Los
ecosistemas forestales y pre-forestales del Marruecos
oriental se sitúan casi exclusivamente en bio clima
árido y semiárido y muy localmente en el subhúmedo.
Estos ecosistemas, según su contexto agro-ecológico,
registran condiciones bastante diferentes, de Norte a
Sur. Las montañas y las llanuras más irrigadas conocen
un desarrollo demográfico en paralelo a sus
posibilidades de producción agrícola. Las zonas áridas
más al sur (altas mesetas, Alto Atlas oriental), dominio
por excelencia del nomadismo, conocen una “semisedentarización” acompañada de desmonte con exceso
de pastoreo y explotación irracional de los recursos
naturales, en paralelo a rentas a menudo irrisorias.
En sectores particulares, la erosión reviste un
aspecto catastrófico. De hecho, por todas partes el
medio es muy frágil, por razones climáticas en primer
lugar (irregularidad de las lluvias y violencia de las
precipitaciones) y ecológicas (estado avanzado de
degradación de la cubierta vegetal). Los suelos son,
pues, vulnerables, tanto más que, a menudo, tienen
una textura limosa y una estructura inestable.
Esta pertenencia a los climas semiárido y árido y
el crecimiento sostenido de la demanda en agua
concurren para explicar la insuficiencia de recursos
disponibles. Numerosos problemas se plantean pues
para alimentar los centros en agua potable y para
crear puntos de agua para el ganado.
La cuenca del Muluya que cubre alrededor de
60.000 km, o sea un poco menos del décimo de la
superficie del país y que está habitada por más de
dos millones de habitantes, no produce más de 1.650
3
Mm de agua, de los cuales 1.100 están movilizados
actualmente. Hoy se observa una tendencia clara a
la rarefacción de los recursos.
Desequilibrio regional y dualidad económica
El desequilibrio regional evidente, entre un Nordeste
favorecido (agricultura rica y ciudades en expansión),
una montaña rifeña superpoblada y un Sudeste
desfavorecido (poco poblado, ciudades poco
148
dinámicas), se acentúa por el reparto desigual de los
recursos en agua, en su mayoría orientados hacia los
Angad y el bajo Muluya, mientras que río arriba, aún
rifeño, aprovecha poco de los recursos hídricos.
La base económica, la organización del espacio y
el modo de vida han quedado impregnados por el
predominio de una economía primaria que reposa
sobre un modo de producción de débil intensidad
tecnológica. Tras la independencia se inicia una
tendencia a la diversificación de la base económica
(intervención masiva del Estado, extensión de la
demanda), con la emergencia de un embrión de
industrialización. Hoy se observa el declive de la
actividad minera y la actividad pesquera, una tendencia
a la reestructuración del sistema agropastoral, un
renuevo del interés del sector secundario y un refuerzo
del peso del terciario.
En el dominio agrícola, la diversidad de las
condiciones bioclimáticas ofrece importantes
posibilidades en el plano de la revalorización agrícola.
La media regional de las SAU es ligeramente superior
a la registrada a escala nacional: pero la superficie no
explotada es importante. La región concentra cerca
de 805.500 hectáreas de SAU, es decir, 9,7% de la
superficie agrícola nacional. Las condiciones climáticas
explican las diferenciaciones internas en lo que se
refiere a la SAU y a la debilidad de la superficie media
cultivable por familia (aproximadamente 2,7 ha). Por
otra parte, en términos de población rural, el peso del
Rif, de las provincias de Nador y de Berkan, traduce
un profundo desequilibrio regional.
La política ha acentuado la dualidad del sector
agrícola y su disparidad, privilegiándose los sectores
de regadío extensivo (cerca del 11 % de la superficie
y más del 45 % del valor añadido). Así, el bajo Muluya,
zona de acción de la ORMVAM, está considerado como
un espacio de modernidad a escala regional y un
verdadero polo de desarrollo económico y social. Las
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
zonas de irrigación baja y media se concentran sobre
todo en las proximidades de Uxda (Angad), en el Rif
oriental, las zonas de montaña y en el oasis de Figuig.
La actividad pastoral está presente en todas partes
y constituye, según zonas, o una monoactividad, como
es el caso del sur atlásico de la región, o una actividad
predominante en el sector agrícola de las regiones de
las altas mesetas, o por último, en la parte rifeña de
la región, una actividad complementaria de la agricultura
tradicional. Así se constata que cuanto más se avanza
hacia el sur de la región, la actividad pastoral cobra
importancia. La población que en lo esencial extrae
su renta de la actividad pastoral, se estima en 92.000
personas, es decir, el 11,6% de la población rural de
la región. La pesca marítima constituye una de las
actividades principales del litoral de la región y un
sector de actividad que absorbe una parte de la
149
población activa (creación de empleo y consolidación
del sector agro-alimentario); juega por otra parte un
papel importante en el desarrollo de ciertas zonas
poco favorecidas, como ciertas partes de la costa
rifeña. La actividad pesquera se puede dividir en tres
tipos: la pesca costera, la pequeña pesca artesanal y
la acuicultura. La recogida de marisco es otra actividad
en fase de reestructuración. La acuicultura es una
actividad reciente, susceptible de desempeñar un
papel de primer orden en el desarrollo de la región de
Nador (laguna de Bu Arg, el puesto más importante
del país para esta actividad).
La minería tuvo un peso importante en la región y
ha desempeñado un papel capital en el equipamiento
del territorio; pero esta actividad registra hoy una
verdadera crisis. Hasta fechas recientes, la región
Oriental se identificaba, en parte, con su función minera.
Taza-Alhucemas-Taunat
Toufiq Agoumy
km2,
La región administrativa de Taza-Alhucemas-Taunat tiene una superficie de 42.155
un 3,4% del territorio
nacional, y cuenta con una población de 1.724.667 habitantes, el 6,6% de la población del país, lo que da una
2
densidad de 71,2 habitantes/km , casi el doble de la media nacional que es de 36,7 habitantes/km2. La región cuenta
con una fachada marítima abierta el Mediterráneo de 72 km y con un puerto, el de Alhucemas, que está siendo
agrandado en la actualidad. Está formada por tres provincias —Alhucemas, Taunat y Taza—, por 118 comunas rurales
y 15 urbanas.
La región está a caballo entre tres grandes conjuntos geográficos: el Rif, el pre-Rif y el Medio Atlas. Las provincias de
Alhucemas y Taunat están enmarcadas cada una en un conjunto geográfico —el Rif y el pre-Rif respectivamente—
mientras que la provincia de Taza, la más extensa, abarca además de los dos subconjuntos mencionados el Medio
Atlas Oriental, una parte del Valle del Muluya y una parte del Oued Innauen que es la continuación de la llanura del
Saiss dirección este. Por ello, Taza es entre las tres provincias, la que mayores contrastes presenta en lo físico y lo
humano.
Históricamente este espacio administrativo ha sufrido las consecuencias de la división del norte de Marruecos bajo
administración francesa y española. La provincia de Alhucemas era en su totalidad parte del Protectorado español
y dependía de la capital del norte, Tetuán. Por su parte, Taunat y Taza estaban bajo control francés y dependían de
Rabat, con lo que los contactos entre la zona norte y sur de la región eran prácticamente nulos.
En la actualidad, la región sufre todavía las consecuencias del aislamiento y la debilidad de las infraestructuras
viarias, sobre todo las de norte-sur que son resultado tanto de las condiciones físicas como del pasado reciente. Sirva
como ejemplo que no hay camino directo entre Taza y Taunat o Guercif y Alhucemas. Se espera que los esfuerzos
de la Agencia de Desarrollo de las Provincias del Norte puedan resolver la situación.
Taza-Alhucemas-Taunat es una región predominantemente rural, con bajo índice de urbanización (21,6%) en
relación con el nacional que era del 51,4% en 1994. Este carácter rural se refleja en la estructura de la población y
de la actividad económica. Tanto el carácter rural (78,4 %) como la fuerte concentración de la población (densidad
media de 71,2 hab./km2) dan lugar a un tamaño medio de los hogares grandes, de 6,5 personas frente a las 5,9 de
la media nacional. Esto se hace aún más patente cuando hablamos del medio rural, con 6,7 personas frente a las
5,6 del medio urbano.
El carácter rural de la región también se observa en la preeminencia del sector primario en la economía. Emplea
el 70% de la actividad activa, seguido del terciario con el 20% y el secundario (10%). En el sector primario destaca el
agrícola. La superficie agrícola útil (SAU) es el 27% de la región, el bosque el 29% y las zonas sin cultivo y los caminos
el 44 %, lo que explica el desarrollo pastoral de parte de la región. En la provincia de Alhucemas se da una cierta
especialización en la producción de cereales, mientras que Taza produce legumbres y Taunat árboles, especialmente
olivo. En cuanto a la agricultura irrigada, afecta a 30.000 ha. repartidas en cuatro grandes conjuntos: el perímetro
del Rhis-Nekkor (Alhucemas), los cauces de algunos afluentes del Uarga en Taunat, el corredor del Innauen y el
perímetro de Guercif en Taza.
Con una superficie de casi 693.000 ha., el bosque tiene una tasa de cobertura de 29% en la región. Es la provincia
de Taza la que tiene mayor superficie de bosque, casi el 71,5% de la región, seguido de Alhucemas (16,1%) y Taunat
(12,4%).
La pesca se concentra fundamentalmente en el puerto de Alhucemas (90% de las unidades) y algunas ensenadas
en la región del Boqqoya. La comercialización de las capturas pese a la infraestructura de congelación es difícil por
el aislamiento de la región. En la actualidad hay obras para la ampliación del puerto. En cuanto a la ganadería, la
región tiene un potencial adecuado al ovino y al caprino (8 % del total nacional), combinando las zonas de paso y
los barbechos de cereales y leguminosas.
Los sectores industriales más representados son el de la industria de transformación, sobre todo agroalimentario,
el textil, el cuero, la química y la paraquímica. Taza está en cabeza con el 75,5% de los empleos industriales sin
especializar, seguido de Alhucemas con el 19,8 en alimentario sobre todo y Taunat con un 4,7 % principalmente en
el tratamiento del olivar.
En términos generales, Taza-Alhucemas-Taunat es víctima de su aislamiento intra e interregional. Por otra parte,
es una región que ofrece una gran diversidad dadas sus condiciones naturales variadas y tiene posibilidades de
desarrollo poco explotadas en materia agrícola, pesca y ganadería, turismo e industria. Es una región que lleva mucho
tiempo enviando emigrantes inicialmente hacia el Oeste del país y después al exterior.
150
En efecto, su peso a escala nacional estaba ligado a
su potencial en sustancias minerales (antracita, hierro,
bentonita, baritina, plomo), además de la antigüedad
de explotación de este potencial, como fue el caso del
concentrado de plomo, de Charbonnages du Maroc y
de SEERIF. Hoy, la actividad minera registra un real
estancamiento, indicador de una verdadera crisis del
sector y que toma proporciones diferentes en función
de las zonas de producción. El mantenimiento de la
producción de ciertos minerales de la Oriental deriva
más de la estrategia geopolítica y de consideraciones
de orden social que de la productividad y de la
rentabilidad de las unidades de producción. En el plano
social, el sector minero ha contribuido a escala local
a absorber buena parte de la mano de obra; hoy esta
mano de obra se encuentra afectada por los cierres
sucesivos de las explotaciones.
La industria progresa y han sido creados numerosos
establecimientos a un ritmo anual elevado. La talla de
las unidades tiende a crecer, pero el tejido industrial
sigue siendo, pese a todo, poco desarrollado,
caracterizado en lo esencial por la existencia de
pequeñas unidades, con excepción de algunos raros
establecimientos de talla importante. De hecho, la
creación de valor añadido industrial es imputable sobre
todo a algunas unidades. La productividad del trabajo
aumenta también con la mejora del nivel tecnológico
y de la formación. La industria agro-alimentaria registra
las mayores tasas de crecimiento.
A pesar de que el peso de la industria es aún muy
débil en comparación con otros sectores de actividad
a escala regional, la evolución en el sector desde los
años ochenta, así como las tendencias actuales,
reflejan un proceso continuo de consolidación. Este
es consecuencia de la evolución del número de
establecimientos y de empleos industriales, pero
también y principalmente, de la diversificación del
tejido y de la aparición de actividades con fuerte valor
añadido.
Hay que señalar el contraste de la evolución muy
dispar de las diversas ramas industriales y de su
reparto espacial. La tendencia al reforzamiento del
polo de Nador es un hecho reciente. Por el contrario,
la provincia de Figuig queda al margen del proceso
de industrialización.
El funcionamiento del sector turístico está
fuertemente concentrado. La casi totalidad de las
capacidades se concentra en las ciudades de Uxda
y de Nador y en la estación de Saidia. La provincia de
Figuig no domicilia más que siete establecimientos no
clasificados con una capacidad inferior a 100 camas.
Yerada está totalmente desprovista. Esta concentración
de la actividad en los centros urbanos de la parte Norte
de la región es otro indicador de la marginalidad de la
zona y de la débil valorización de las potencialidades
con que cuenta. En lo que se refiere al turismo
balneario, si se exceptúa la estación de Saidia, en
plena expansión, las otras potencialidades no han sido
explotadas realmente. Por el contrario, los flujos que
atraen los dos polos urbanos de Uxda y Nador están,
ante todo, ligados a un turismo comercial de corta
estancia.
La emigración hacia Europa constituye uno de los
principales factores de mutación y ha marcado
profundamente a la sociedad, al espacio, a la economía
y a los modos de vida. Es el principal factor de
La región Oriental
Moussa Kerzazi
La región Oriental abarca las provincias de Berkan, Taurirt, Nador, Yerada, Figuig y la prefectura de Uxda-Angad
e incluye 14 círculos y 116 comunas (25 urbanas y 91 rurales). La capital administrativa es la Wilaya de Uxda.
Geográficamente, esta división administrativa pertenece al Marruecos oriental mediterráneo atlásico y árido y está
situado entre el Mediterráneo y Argelia.
La zona está formada en el Este por amplias mesetas (1.000 m de altitud) que avanzan hacia Argelia por el sur
en cordilleras discontinuas que prolongan el Alto Atlas (1.800 m de altitud) y hacia el oeste por la llanura del Muluya.
A lo largo del Mediterráneo el relieve está formado por cordilleras, colinas y valles. El Rif oriental es la zona de Kebdana,
llanuras de la orilla izquierda del bajo Muluya (Zebra, Bu Arg y Garet) y las montañas de Beni Snassen en la orilla
derecha (Triffasdf) dividida por el río Muluya. El pequeño valle de Kiss es una frontera natural entre Marruecos y Argelia.
Las montañas de Beni Snassen forman una cadena plegada de origen calcáreo jurásico de poca altura, entre 800 y
1.572 m que cae sobre la planicie de Angad en el sur y los «Triffas», llanura abierta a la costa mediterránea por el norte.
Las precipitaciones son por lo general débiles por el relieve y su orientación. Las montañas de Beni Snassen y
Kebdana son barreras entre la zona marítima y el interior. Se pasa de un clima mediterráneo al norte a uno continental
semiárido y árido al sur, sobre todo en las mesetas altas. Las precipitaciones medias anuales son de 350 mm/año en
los Triffas, 600 mm en la cara norte de los Beni Snassen, de 200 a 300 mm en Angad y solamente de 100 mm en la zona
esteparia de las mesetas. Además de la irregularidad en las precipitaciones, la aridez se acentúa hacia el oeste con
fuerte evaporación. Las temperaturas medias oscilan entre 11°c en invierno y 25°c en verano pero pueden bajar de
cero en invierno y ascender más de 45°c en verano. Todo ello tiene como resultado un manto vegetal escaso y una
agricultura dependiente porque las lluvias anuales son insuficientes.
El ecosistema del Marruecos oriental es en consecuencia frágil, con repercusiones en la población. Con una
superficie global de 82.820 km, la región cuenta con 1.896.000 hab., un 39% rural con una densidad de 22,9 hab/km,
frente a los 37 de la media nacional (2001). Hay diferencias notables entre la prefectura de Uxda-Angad o la provincia
de Nador con densidades muy fuertes (275,4 hab/km y 116,6 hab/km) y la de Yerada y Figuig con densidades mínimas
(9,6 hab./km y 2,2 hab/km). Las fuertes densidades coinciden con las municipalidades de Uxda, Berkan y Nador y son
estos centros urbanos los que acaparan las infraestructuras, las actividades y los servicios. Como resultado de ello, son
las que acogen al éxodo desde los aduares sin esos equipamientos. Es en el interior y el norte donde se concentra la
economía, el capital humano y el equipamiento y donde están las ciudades mientras en el sur el subequipamiento
es flagrante y apenas existen ciudades.
Según los censos de 1982 y 1994 y estadísticas recientes, el medio rural sufre un descenso sorprendente de población.
Entre los dos censos la tasa de crecimiento ha sido de -0,57%, frente al 0,67% nacional. Por el contrario, la población
urbana tiene un crecimiento positivo medio de 3,77% en la región, ligeramente por encima del nacional (3,64%). Hay
que señalar que la mayoría de emigrantes en el extranjero retornados han abandonado el campo para instalarse
en la ciudad de Uxda u otras ciudades. La migración internacional ha contribuido de esa manera de modo indirecto
a los movimientos migratorios internos y al proceso de urbanización del Marruecos oriental.>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
151
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La región Oriental
La región Oriental y en concreto su campo atraviesan por una crisis económica y social. Es la región más afectada
por la migración rural con una tasa neta de 2,5% entre 1982-94 (1,5% nacional). Falta de empleo, subequipamiento
socioeconómico en ámbitos tan importantes como la enseñanza secundaria y la salud son causa de esta emigración.
Frente a esta situación, los habitantes del campo se dirigen al medio urbano como un refugio. La prefectura de UxdaAngad tiene una tasa de desempleo muy alta, estimada en el 21,3% frente al 16,9% nacional (1997). Por otra parte,
excepto una franja irrigada en el bajo Muluya gracias a la presa de Mohammed V y a la de Machraa Hammadi, y
algunas parcelas regadas por bombas entre las que están las de la llanura de Angad, la mayoría de los agricultores
practican la agricultura en secano (bour) y la ganadería extensiva dependiente de la situación climática. Incluso la
agricultura irrigada se ve amenazada por la presa Mohamed V y la poca agua de la capa freática de Angad.
La pobreza en el Marruecos oriental y en en sus ciudades no se pone de manifiesto como en otras regiones, por
factores que atenúan la situación como la solidaridad familiar, el apoyo material de los residentes en el extranjero o
el contrabando muy activo que viene de Melilla y Argelia.
La estructura de la propiedad agrícola en la región complica aún más la situación, muy desigual: en el Triffas, más
de la mitad de las propiedades de terreno irrigado no significan más que el 5% del espacio agrícola. En la llanura de
Buarg, predominan las micropropiedades de menos de 5 ha -76% de la zona irrigada-. En el sector agrícola bour
controlado por la Delegación Provincial de Agricultura (DPA), está más diversificado. Las tierras colectivas representan
la mitad de la superficie agrícola y están mal explotadas lo que no anima a la intensificación en la explotación. La
precariedad de la economía rural se hace patente en la dependencia de la agricultura del clima, con la sequía
presente en toda la región.
El sector secundario que debería dar empleo a los jóvenes es bastante débil en medio urbano (19,7% en 1997)
en relación con la media nacional, siendo marginal porque el contrabando procedente de Melilla dificulta su promoción
y estrangula la economía de la región. El contrabando —datos de 1999— supone una pérdida en derechos de aduanas
y otros de tipo fiscal de más de 10 mil millones de dirhams al año. Además, la región padece las consecuencias de
las relaciones entre Marruecos y Argelia. Pese a la apertura durante un corto período entre 1988-1992, las fronteras
siguen cerradas, lo que acentúa el problema del paro. La situación geopolítica de la región es uno de los factores
que dificulta el desarrollo industrial. El terciario es el que más recursos produce y más riqueza genera (61,6%), sobre
todo el informal ligado al contrabando. Por último, excepción hecha de los especuladores en el sector inmobiliario,
los inversores no se arriesgan a invertir en industria dado el carácter fronterizo y sensible de la región.
Pese a todo, la región no carece de posibilidades. Entre ellas cabe señalar el sector agrícola moderno de Triffas
gracias a las presas de Machraa Hammadi y Mohamed V y a otra existente en el río Za, la ganadería en Dahra, las
actividades industriales de Uxda, Nador y Naima (cementera), el puerto de Nador (Beni Enzar), el aeropuerto de UxdaAngad y el de Arruit, la futura estación balnearia de Saidia y lo producido por la emigración hacia Europa. Sin embargo,
las dificultades son grandes y se pueden resumir del siguiente modo: el cierre de fronteras y sus consecuencias en la
economía de la región, el contrabando y sus repercusiones negativas en el desarrollo, el clima árido y el problema
con el agua de riego y el agua potable, el cierre de las minas de carbón de Yerada y de hierro de Uixán y la elevada
tasa de desempleo.
regulación de la economía y del mercado de trabajo.
La emigración explica por otra parte la multiplicación
de centros urbanos y el crecimiento rápido de las
grandes aglomeraciones, convertidas en verdaderas
áreas metropolitanas. La región se reparte en términos
de polarización entre las ciudades de Uxda y de Nador.
La importancia de las remesas de los residentes
marroquíes en el extranjero y de la economía
sumergida explica el papel de plaza financiera de la
región. De ahí el desnivel entre las capacidades
productivas efectivas del medio en el plano de la
cantidad y diversidad de una economía centrada en
lo esencial en el autoconsumo, con un nivel tecnológico
rudimentario, y el proceso de inyección de una
importante masa de dinero ligada a los salarios públicos
y a las transferencias de los RME. En este contexto
se nota la importancia del paro y la función del sector
refugio que constituye el sector terciario, dada su fuerte
capacidad de adaptación.
La proximidad de Argelia y de Melilla y la apertura
al Mediterráneo hacen de la región un espacio de
predilección para las diversas formas de la economía
paralela. El primer efecto visible es la diversificación
del tejido comercial urbano que refuerza el peso
polarizador de ciertos centros, con el desarrollo de
zocos urbanos especializados.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
zonas de irrigación baja y media se concentran sobre
todo en las proximidades de Uxda (Angad), en el Rif
oriental, las zonas de montaña y en el oasis de Figuig.
La actividad pastoral está presente en todas partes
y constituye, según zonas, o una monoactividad, como
es el caso del sur atlásico de la región, o una actividad
predominante en el sector agrícola de las regiones de
las altas mesetas, o por último, en la parte rifeña de
la región, una actividad complementaria de la agricultura
tradicional. Así se constata que cuanto más se avanza
hacia el sur de la región, la actividad pastoral cobra
importancia. La población que en lo esencial extrae
su renta de la actividad pastoral, se estima en 92.000
personas, es decir, el 11,6% de la población rural de
la región. La pesca marítima constituye una de las
actividades principales del litoral de la región y un
sector de actividad que absorbe una parte de la
149
población activa (creación de empleo y consolidación
del sector agro-alimentario); juega por otra parte un
papel importante en el desarrollo de ciertas zonas
poco favorecidas, como ciertas partes de la costa
rifeña. La actividad pesquera se puede dividir en tres
tipos: la pesca costera, la pequeña pesca artesanal y
la acuicultura. La recogida de marisco es otra actividad
en fase de reestructuración. La acuicultura es una
actividad reciente, susceptible de desempeñar un
papel de primer orden en el desarrollo de la región de
Nador (laguna de Bu Arg, el puesto más importante
del país para esta actividad).
La minería tuvo un peso importante en la región y
ha desempeñado un papel capital en el equipamiento
del territorio; pero esta actividad registra hoy una
verdadera crisis. Hasta fechas recientes, la región
Oriental se identificaba, en parte, con su función minera.
Taza-Alhucemas-Taunat
Toufiq Agoumy
km2,
La región administrativa de Taza-Alhucemas-Taunat tiene una superficie de 42.155
un 3,4% del territorio
nacional, y cuenta con una población de 1.724.667 habitantes, el 6,6% de la población del país, lo que da una
2
densidad de 71,2 habitantes/km , casi el doble de la media nacional que es de 36,7 habitantes/km2. La región cuenta
con una fachada marítima abierta el Mediterráneo de 72 km y con un puerto, el de Alhucemas, que está siendo
agrandado en la actualidad. Está formada por tres provincias —Alhucemas, Taunat y Taza—, por 118 comunas rurales
y 15 urbanas.
La región está a caballo entre tres grandes conjuntos geográficos: el Rif, el pre-Rif y el Medio Atlas. Las provincias de
Alhucemas y Taunat están enmarcadas cada una en un conjunto geográfico —el Rif y el pre-Rif respectivamente—
mientras que la provincia de Taza, la más extensa, abarca además de los dos subconjuntos mencionados el Medio
Atlas Oriental, una parte del Valle del Muluya y una parte del Oued Innauen que es la continuación de la llanura del
Saiss dirección este. Por ello, Taza es entre las tres provincias, la que mayores contrastes presenta en lo físico y lo
humano.
Históricamente este espacio administrativo ha sufrido las consecuencias de la división del norte de Marruecos bajo
administración francesa y española. La provincia de Alhucemas era en su totalidad parte del Protectorado español
y dependía de la capital del norte, Tetuán. Por su parte, Taunat y Taza estaban bajo control francés y dependían de
Rabat, con lo que los contactos entre la zona norte y sur de la región eran prácticamente nulos.
En la actualidad, la región sufre todavía las consecuencias del aislamiento y la debilidad de las infraestructuras
viarias, sobre todo las de norte-sur que son resultado tanto de las condiciones físicas como del pasado reciente. Sirva
como ejemplo que no hay camino directo entre Taza y Taunat o Guercif y Alhucemas. Se espera que los esfuerzos
de la Agencia de Desarrollo de las Provincias del Norte puedan resolver la situación.
Taza-Alhucemas-Taunat es una región predominantemente rural, con bajo índice de urbanización (21,6%) en
relación con el nacional que era del 51,4% en 1994. Este carácter rural se refleja en la estructura de la población y
de la actividad económica. Tanto el carácter rural (78,4 %) como la fuerte concentración de la población (densidad
media de 71,2 hab./km2) dan lugar a un tamaño medio de los hogares grandes, de 6,5 personas frente a las 5,9 de
la media nacional. Esto se hace aún más patente cuando hablamos del medio rural, con 6,7 personas frente a las
5,6 del medio urbano.
El carácter rural de la región también se observa en la preeminencia del sector primario en la economía. Emplea
el 70% de la actividad activa, seguido del terciario con el 20% y el secundario (10%). En el sector primario destaca el
agrícola. La superficie agrícola útil (SAU) es el 27% de la región, el bosque el 29% y las zonas sin cultivo y los caminos
el 44 %, lo que explica el desarrollo pastoral de parte de la región. En la provincia de Alhucemas se da una cierta
especialización en la producción de cereales, mientras que Taza produce legumbres y Taunat árboles, especialmente
olivo. En cuanto a la agricultura irrigada, afecta a 30.000 ha. repartidas en cuatro grandes conjuntos: el perímetro
del Rhis-Nekkor (Alhucemas), los cauces de algunos afluentes del Uarga en Taunat, el corredor del Innauen y el
perímetro de Guercif en Taza.
Con una superficie de casi 693.000 ha., el bosque tiene una tasa de cobertura de 29% en la región. Es la provincia
de Taza la que tiene mayor superficie de bosque, casi el 71,5% de la región, seguido de Alhucemas (16,1%) y Taunat
(12,4%).
La pesca se concentra fundamentalmente en el puerto de Alhucemas (90% de las unidades) y algunas ensenadas
en la región del Boqqoya. La comercialización de las capturas pese a la infraestructura de congelación es difícil por
el aislamiento de la región. En la actualidad hay obras para la ampliación del puerto. En cuanto a la ganadería, la
región tiene un potencial adecuado al ovino y al caprino (8 % del total nacional), combinando las zonas de paso y
los barbechos de cereales y leguminosas.
Los sectores industriales más representados son el de la industria de transformación, sobre todo agroalimentario,
el textil, el cuero, la química y la paraquímica. Taza está en cabeza con el 75,5% de los empleos industriales sin
especializar, seguido de Alhucemas con el 19,8 en alimentario sobre todo y Taunat con un 4,7 % principalmente en
el tratamiento del olivar.
En términos generales, Taza-Alhucemas-Taunat es víctima de su aislamiento intra e interregional. Por otra parte,
es una región que ofrece una gran diversidad dadas sus condiciones naturales variadas y tiene posibilidades de
desarrollo poco explotadas en materia agrícola, pesca y ganadería, turismo e industria. Es una región que lleva mucho
tiempo enviando emigrantes inicialmente hacia el Oeste del país y después al exterior.
150
En efecto, su peso a escala nacional estaba ligado a
su potencial en sustancias minerales (antracita, hierro,
bentonita, baritina, plomo), además de la antigüedad
de explotación de este potencial, como fue el caso del
concentrado de plomo, de Charbonnages du Maroc y
de SEERIF. Hoy, la actividad minera registra un real
estancamiento, indicador de una verdadera crisis del
sector y que toma proporciones diferentes en función
de las zonas de producción. El mantenimiento de la
producción de ciertos minerales de la Oriental deriva
más de la estrategia geopolítica y de consideraciones
de orden social que de la productividad y de la
rentabilidad de las unidades de producción. En el plano
social, el sector minero ha contribuido a escala local
a absorber buena parte de la mano de obra; hoy esta
mano de obra se encuentra afectada por los cierres
sucesivos de las explotaciones.
La industria progresa y han sido creados numerosos
establecimientos a un ritmo anual elevado. La talla de
las unidades tiende a crecer, pero el tejido industrial
sigue siendo, pese a todo, poco desarrollado,
caracterizado en lo esencial por la existencia de
pequeñas unidades, con excepción de algunos raros
establecimientos de talla importante. De hecho, la
creación de valor añadido industrial es imputable sobre
todo a algunas unidades. La productividad del trabajo
aumenta también con la mejora del nivel tecnológico
y de la formación. La industria agro-alimentaria registra
las mayores tasas de crecimiento.
A pesar de que el peso de la industria es aún muy
débil en comparación con otros sectores de actividad
a escala regional, la evolución en el sector desde los
años ochenta, así como las tendencias actuales,
reflejan un proceso continuo de consolidación. Este
es consecuencia de la evolución del número de
establecimientos y de empleos industriales, pero
también y principalmente, de la diversificación del
tejido y de la aparición de actividades con fuerte valor
añadido.
Hay que señalar el contraste de la evolución muy
dispar de las diversas ramas industriales y de su
reparto espacial. La tendencia al reforzamiento del
polo de Nador es un hecho reciente. Por el contrario,
la provincia de Figuig queda al margen del proceso
de industrialización.
El funcionamiento del sector turístico está
fuertemente concentrado. La casi totalidad de las
capacidades se concentra en las ciudades de Uxda
y de Nador y en la estación de Saidia. La provincia de
Figuig no domicilia más que siete establecimientos no
clasificados con una capacidad inferior a 100 camas.
Yerada está totalmente desprovista. Esta concentración
de la actividad en los centros urbanos de la parte Norte
de la región es otro indicador de la marginalidad de la
zona y de la débil valorización de las potencialidades
con que cuenta. En lo que se refiere al turismo
balneario, si se exceptúa la estación de Saidia, en
plena expansión, las otras potencialidades no han sido
explotadas realmente. Por el contrario, los flujos que
atraen los dos polos urbanos de Uxda y Nador están,
ante todo, ligados a un turismo comercial de corta
estancia.
La emigración hacia Europa constituye uno de los
principales factores de mutación y ha marcado
profundamente a la sociedad, al espacio, a la economía
y a los modos de vida. Es el principal factor de
La región Oriental
Moussa Kerzazi
La región Oriental abarca las provincias de Berkan, Taurirt, Nador, Yerada, Figuig y la prefectura de Uxda-Angad
e incluye 14 círculos y 116 comunas (25 urbanas y 91 rurales). La capital administrativa es la Wilaya de Uxda.
Geográficamente, esta división administrativa pertenece al Marruecos oriental mediterráneo atlásico y árido y está
situado entre el Mediterráneo y Argelia.
La zona está formada en el Este por amplias mesetas (1.000 m de altitud) que avanzan hacia Argelia por el sur
en cordilleras discontinuas que prolongan el Alto Atlas (1.800 m de altitud) y hacia el oeste por la llanura del Muluya.
A lo largo del Mediterráneo el relieve está formado por cordilleras, colinas y valles. El Rif oriental es la zona de Kebdana,
llanuras de la orilla izquierda del bajo Muluya (Zebra, Bu Arg y Garet) y las montañas de Beni Snassen en la orilla
derecha (Triffasdf) dividida por el río Muluya. El pequeño valle de Kiss es una frontera natural entre Marruecos y Argelia.
Las montañas de Beni Snassen forman una cadena plegada de origen calcáreo jurásico de poca altura, entre 800 y
1.572 m que cae sobre la planicie de Angad en el sur y los «Triffas», llanura abierta a la costa mediterránea por el norte.
Las precipitaciones son por lo general débiles por el relieve y su orientación. Las montañas de Beni Snassen y
Kebdana son barreras entre la zona marítima y el interior. Se pasa de un clima mediterráneo al norte a uno continental
semiárido y árido al sur, sobre todo en las mesetas altas. Las precipitaciones medias anuales son de 350 mm/año en
los Triffas, 600 mm en la cara norte de los Beni Snassen, de 200 a 300 mm en Angad y solamente de 100 mm en la zona
esteparia de las mesetas. Además de la irregularidad en las precipitaciones, la aridez se acentúa hacia el oeste con
fuerte evaporación. Las temperaturas medias oscilan entre 11°c en invierno y 25°c en verano pero pueden bajar de
cero en invierno y ascender más de 45°c en verano. Todo ello tiene como resultado un manto vegetal escaso y una
agricultura dependiente porque las lluvias anuales son insuficientes.
El ecosistema del Marruecos oriental es en consecuencia frágil, con repercusiones en la población. Con una
superficie global de 82.820 km, la región cuenta con 1.896.000 hab., un 39% rural con una densidad de 22,9 hab/km,
frente a los 37 de la media nacional (2001). Hay diferencias notables entre la prefectura de Uxda-Angad o la provincia
de Nador con densidades muy fuertes (275,4 hab/km y 116,6 hab/km) y la de Yerada y Figuig con densidades mínimas
(9,6 hab./km y 2,2 hab/km). Las fuertes densidades coinciden con las municipalidades de Uxda, Berkan y Nador y son
estos centros urbanos los que acaparan las infraestructuras, las actividades y los servicios. Como resultado de ello, son
las que acogen al éxodo desde los aduares sin esos equipamientos. Es en el interior y el norte donde se concentra la
economía, el capital humano y el equipamiento y donde están las ciudades mientras en el sur el subequipamiento
es flagrante y apenas existen ciudades.
Según los censos de 1982 y 1994 y estadísticas recientes, el medio rural sufre un descenso sorprendente de población.
Entre los dos censos la tasa de crecimiento ha sido de -0,57%, frente al 0,67% nacional. Por el contrario, la población
urbana tiene un crecimiento positivo medio de 3,77% en la región, ligeramente por encima del nacional (3,64%). Hay
que señalar que la mayoría de emigrantes en el extranjero retornados han abandonado el campo para instalarse
en la ciudad de Uxda u otras ciudades. La migración internacional ha contribuido de esa manera de modo indirecto
a los movimientos migratorios internos y al proceso de urbanización del Marruecos oriental.>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
151
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La región Oriental
La región Oriental y en concreto su campo atraviesan por una crisis económica y social. Es la región más afectada
por la migración rural con una tasa neta de 2,5% entre 1982-94 (1,5% nacional). Falta de empleo, subequipamiento
socioeconómico en ámbitos tan importantes como la enseñanza secundaria y la salud son causa de esta emigración.
Frente a esta situación, los habitantes del campo se dirigen al medio urbano como un refugio. La prefectura de UxdaAngad tiene una tasa de desempleo muy alta, estimada en el 21,3% frente al 16,9% nacional (1997). Por otra parte,
excepto una franja irrigada en el bajo Muluya gracias a la presa de Mohammed V y a la de Machraa Hammadi, y
algunas parcelas regadas por bombas entre las que están las de la llanura de Angad, la mayoría de los agricultores
practican la agricultura en secano (bour) y la ganadería extensiva dependiente de la situación climática. Incluso la
agricultura irrigada se ve amenazada por la presa Mohamed V y la poca agua de la capa freática de Angad.
La pobreza en el Marruecos oriental y en en sus ciudades no se pone de manifiesto como en otras regiones, por
factores que atenúan la situación como la solidaridad familiar, el apoyo material de los residentes en el extranjero o
el contrabando muy activo que viene de Melilla y Argelia.
La estructura de la propiedad agrícola en la región complica aún más la situación, muy desigual: en el Triffas, más
de la mitad de las propiedades de terreno irrigado no significan más que el 5% del espacio agrícola. En la llanura de
Buarg, predominan las micropropiedades de menos de 5 ha -76% de la zona irrigada-. En el sector agrícola bour
controlado por la Delegación Provincial de Agricultura (DPA), está más diversificado. Las tierras colectivas representan
la mitad de la superficie agrícola y están mal explotadas lo que no anima a la intensificación en la explotación. La
precariedad de la economía rural se hace patente en la dependencia de la agricultura del clima, con la sequía
presente en toda la región.
El sector secundario que debería dar empleo a los jóvenes es bastante débil en medio urbano (19,7% en 1997)
en relación con la media nacional, siendo marginal porque el contrabando procedente de Melilla dificulta su promoción
y estrangula la economía de la región. El contrabando —datos de 1999— supone una pérdida en derechos de aduanas
y otros de tipo fiscal de más de 10 mil millones de dirhams al año. Además, la región padece las consecuencias de
las relaciones entre Marruecos y Argelia. Pese a la apertura durante un corto período entre 1988-1992, las fronteras
siguen cerradas, lo que acentúa el problema del paro. La situación geopolítica de la región es uno de los factores
que dificulta el desarrollo industrial. El terciario es el que más recursos produce y más riqueza genera (61,6%), sobre
todo el informal ligado al contrabando. Por último, excepción hecha de los especuladores en el sector inmobiliario,
los inversores no se arriesgan a invertir en industria dado el carácter fronterizo y sensible de la región.
Pese a todo, la región no carece de posibilidades. Entre ellas cabe señalar el sector agrícola moderno de Triffas
gracias a las presas de Machraa Hammadi y Mohamed V y a otra existente en el río Za, la ganadería en Dahra, las
actividades industriales de Uxda, Nador y Naima (cementera), el puerto de Nador (Beni Enzar), el aeropuerto de UxdaAngad y el de Arruit, la futura estación balnearia de Saidia y lo producido por la emigración hacia Europa. Sin embargo,
las dificultades son grandes y se pueden resumir del siguiente modo: el cierre de fronteras y sus consecuencias en la
economía de la región, el contrabando y sus repercusiones negativas en el desarrollo, el clima árido y el problema
con el agua de riego y el agua potable, el cierre de las minas de carbón de Yerada y de hierro de Uixán y la elevada
tasa de desempleo.
regulación de la economía y del mercado de trabajo.
La emigración explica por otra parte la multiplicación
de centros urbanos y el crecimiento rápido de las
grandes aglomeraciones, convertidas en verdaderas
áreas metropolitanas. La región se reparte en términos
de polarización entre las ciudades de Uxda y de Nador.
La importancia de las remesas de los residentes
marroquíes en el extranjero y de la economía
sumergida explica el papel de plaza financiera de la
región. De ahí el desnivel entre las capacidades
productivas efectivas del medio en el plano de la
cantidad y diversidad de una economía centrada en
lo esencial en el autoconsumo, con un nivel tecnológico
rudimentario, y el proceso de inyección de una
importante masa de dinero ligada a los salarios públicos
y a las transferencias de los RME. En este contexto
se nota la importancia del paro y la función del sector
refugio que constituye el sector terciario, dada su fuerte
capacidad de adaptación.
La proximidad de Argelia y de Melilla y la apertura
al Mediterráneo hacen de la región un espacio de
predilección para las diversas formas de la economía
paralela. El primer efecto visible es la diversificación
del tejido comercial urbano que refuerza el peso
polarizador de ciertos centros, con el desarrollo de
zocos urbanos especializados.
152
El Rif central y oriental: Uno de
los focos más importantes de
la emigración internacional
Taoufik Agoumy
Introducción
Hay muchas similitudes entre el Rif Central y
Oriental tanto en el nivel físico como humano. Entre
los primeros señalamos que pertenecen a la misma
zona montañosa —la cordillera del Rif— y la baja
pluviometría, que se acentúa hacia el Este. Ello limita
drásticamente la capacidad agrícola. En lo poblacional
hay una fuerte densidad (80-120 hab./km2) en contraste
con los escasos recursos agrícolas.
Esta contradicción entre recursos y población viene
de antiguo y ha empujado a la población a buscar
recursos complementarios. Estas partidas han regulado
la presión demográfica y aliviado el peso demográfico,
ayudando al mantenimiento de la población que se
beneficia de mayores recursos. El impacto colonial,
pese a no haber sido grande, explica el retraso en el
equipamiento y ha resultado catastrófico en la medida
en que ha separado la región del resto del país por la
frontera entre las dos administraciones protectoras.
Alhucemas, Nador, Uxda y Taza son regiones
desfavorecidas y han participado desde hace mucho
en la emisión de flujos temporales hacia Argelia.
Según la encuesta demográfica nacional 19861988 de la Dirección de Estadística la región Oriental
ha sido la más afectada por la emigración internacional,
con más del doble que en la región Centro-Norte (25%
y 10%).
El Rif Oriental
La emigración a Europa desde la Oriental es un
fenómeno tardío y no se ha intensificado hasta los
años 70. Por el contrario, la emigración temporal a
Argelia es anterior y se intensificó con la colonización
del país.
La necesidad de mano de obra de las economías
europeas en los años sesenta del siglo pasado abrió
nuevas perspectivas migratorias y produjo cambios
en los flujos migratorios. Los movimientos migratorios
tradicionales, tanto en dirección a Argelia como los
internos, fueron sustituidos por los movimientos hacia
Europa.
Al contrario de lo sucedido en otras regiones de
emigración donde el destino francés continúa siendo
predominante, en los movimientos hacia Europa
procedentes del Rif central, los destinos holandés,
alemán y belga han predominado desde el inicio.
Adaptándose a la coyuntura general internacional,
la emigración rifeña está sufriendo profundos cambios.
Hasta los años setenta la emigración a Europa estaba
formada principalmente por hombres de origen rural
empleados en el sector industrial. Hoy, como
consecuencia de las restricciones impuestas desde
Europa y siguiendo las tendencias de la reagrupación
familiar, la comunidad rifeña instalada en Europa es
más variada, con jóvenes de la segunda generación,
una estructura de sexos más equilibrada y
mayoritariamente empleada en el terciario.
En conjunto, la emigración del Rif oriental tiene tres
momentos:
zUn primer periodo anterior a los años 60 en el
que se combina la migración interior con el movimiento
hacia el oeste argelino.
zUn segundo periodo que se inicia en los años
sesenta hasta mediados los setenta con destino
prioritario en Europa.
z Por último, desde mediados de los 70, la
emigración se debe más por un lado, a la reagrupación
familiar y los matrimonios de jóvenes de segunda
generación con jóvenes de Marruecos y por otro, a la
emigración clandestina.
Relaciones privilegiadas con algunos
países europeos:
En 1973, con el cierre de las fronteras europeas,
se contabilizaban entre 40.000 y 45.000 los
trabajadores rifeños procedentes de Nador instalados
en Europa, en total el 20% de los trabajadores
marroquíes en Europa.
Son los Temsaman y los Bni Ulichek los que iniciaron
el movimiento hacia Europa -ambos con densidades
demográficas extremas- para luego extenderse por
todo el Rif Oriental y Central.
Estas primeras partidas son semejantes a las que
antes se dirigieron hacia el oeste argelino, al regresar
a Francia los antiguos colonos que les empleaban tras
la independencia de Argelia, jugando el papel de
pioneros en el reclutamiento de esta mano de obra
rifeña en Francia. Posteriormente otras zonas
montañosas superpobladas como Kebdana y Guelaya
siguieron este movimiento migratorio hacia Europa
mientras que las llanuras menos pobladas han
permanecido ajenas a este movimiento.
Mientras que la mayoría de la emigración marroquí
se dirigía a Francia, la comunidad rifeña ha diversificado
sus destinos hacia las grandes regiones industriales
de Europa del Noroeste (Alemania, Holanda y Bélgica)
siendo Francia sólo una etapa en el proyecto migratorio.
La primera explicación sería que los que actuaron
como reclutadores de mano de obra se abstuvieron
de hacerlo en el Protectorado francés, cantera de
mano de obra para Francia. Parece que al desconocer
el francés, los emigrantes rifeños se atrevieron con
otros destinos. Tampoco hay que descartar que los
rifeños se dirigieron hacia la Europa del Norte buscando
mejores salarios y una moneda más fuerte.
A partir de esta situación inicial, los lazos familiares
y tribales perpetuarían este movimiento. A finales de
los 80 la población de la provincia de Nador emigrada
era de 130.000 personas, 40% residentes en Holanda
y 30% en Alemania.
El Rif Central
Como en la Oriental, se trata de una emigración
esencialmente rural a partir de zonas montañosas con
escasos recursos agrícolas y superpoblados, antaño
dirigida hacia Argelia y concentrada ahora en los países
de la Europa del Norte.
Pero por el contrario, los lugares de destino de los
emigrantes son más variados. Los trabajadores
residentes en el extranjero procedentes de Alhucemas,
de las comunas rurales de Bni Buayach, Ait Yussef o
Ali, Bni Hadifa y Bni Abdallah se han instalado
masivamente en Holanda. Los procedentes de Arbaa
de Taurirt y Bni Ammart han elegido Francia. Los Ain
Ben Abu se concentran fundamentalmente en España.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La otra diferencia estriba en que la zona este de
la provincia está muy afectada por la emigración
mientras que en la zona oeste el fenómeno es casi
insignificante. En esta zona, el cultivo del kif tiene el
mismo papel que la emigración ya que los recursos
que produce este cultivo han frenado la emigración al
exterior.
Hasta 1973 cuando se inició la política de control
de las fronteras, la provincia de Nador superaba a la
de Alhucemas en número de trabajadores en Europa.
Después, la tendencia ha cambiado hacia Alhucemas
excepto en 1980.
La distribución de trabajadores desde Alhucemas
por Europa en 1986 muestra una gran variedad de
destinos con gran concentración en Francia y Holanda.
De un total de 13.247 personas (más de 35.000 a
principios de 1980) los dos países tenían el 42,4% y
31,8 %, muy por delante de Bélgica con 12%, España
con 7,6% y Alemania 3,1%.
Si la importancia del reclutamiento francés se
enmarca en la tendencia general de la emigración
marroquí a escala nacional, el de Alemania, pese a
ser más débil, tienen relación con la preferencia de la
empresas alemanas por la mano de obra de las
comunas rurales del Rif Oriental.
Las políticas de control de los países tradicionales
de inmigración, la expansión económica de España y
su proximidad geográfica explican la considerable
presencia de trabajadores procedentes de Alhucemas
en este país, sobre todo a partir de los 80.
El Pre-Rif
Aunque esté menos estudiada, la emigración
prerrifeña hacia Europa es impresionante por su
magnitud pese a unas posibilidades agrícolas en su
momento importantes. En un periodo de ocho años,
la provincia de Taza ha aportado 20.468 emigrantes
del total de provincias del conjunto regional, es decir
un 41,8% del total. Teniendo en cuenta que los
emigrantes de origen urbano son pocos, la mayoría
de las partidas procede de las tribus Tsul, Branes,
Gznaya y Rhiata.
153
PARTIDAS LEGALES DE LAS PROVINCIAS DEL NORTE DE
MARRUECOS ENTRE 1972 Y 1984
Al contrario de lo que sucede en las provincias de
Nador y Alhucemas, los trabajadores procedentes de
Taza están instalados mayoritariamente en Francia
(salvo los Bni Tuzin y los Mtalsa en Holanda). Como
ejemplo, los 607 emigrantes de la comuna rural de
Bab Marzuga (Rhiata) están todos en Francia. El
mismo fenómeno de concentración de emigrantes en
Francia se observa en la provincia de Uxda.
En términos generales, la emigración al exterior
desde el Rif Central y Oriental está más diversificada
y se dirige mayoritariamente a la Europa del Norte y
la del Pre-Rif (Taza) y Oriental (Uxda) hacia Francia.
La emigración al extranjero en particular en el Rif
central y oriental desempeña un papel de válvula de
escape frente a condiciones físicas y humanas difíciles.
El lugar de los flujos financieros inyectados por los
emigrantes en la economía marroquí en general y de
la región en particular es cada vez más importante.
Hay que señalar que, al contrario que la emigración
desde el valle del Suss, en el que buena parte del
beneficio de la emigración es reinvertido en la
agricultura, en el Rif central y oriental se orienta
mayoritariamente hacia los grandes centros urbanos
externos (Tánger, Tetuán, Fez y Taza), excepto en
Nador.
154
El Rif y la Oriental: segundo foco
de la emigración marroquí
hacia España
Mohamed Berriane
A la cabeza de las regiones tradicionales de partida
de la emigración internacional, el Rif central y oriental,
así como la región Oriental, constituyen también hoy
el primer foco de la emigración marroquí hacia España.
Esta región resulta pues doblemente interesante para
nosotros, dada la originalidad que caracteriza a la
emigración rifeña y oriental en general, que se distingue
de las que emanan de los otros focos tradicionales de
partida. Esta originalidad aparece a diferentes niveles
como son la cronología y la periodización, pero también
los países de destino y las relaciones con las regiones
de origen. Se puede, pues, resumir así:
z Aunque muy precoz, pues remonta según algunos
autores al siglo XVIII, no se orientará hacia los países
europeos hasta mucho más tarde. La migración de
temporada hacia Argelia y el interior del país se instala
muy pronto y se intensificará con la colonización del
país vecino.
z A partir de los años sesenta, los flujos migratorios
rifeños y —por extensión— de la Oriental, de
emigrantes estacionales se convertirán en definitivos
o plurianuales y se orientan a partir de ahora hacia
Europa con una gran diversidad en su orientación. El
número de partidas de trabajadores en relación a la
población ha sido más importante que en las otras
regiones del país a lo largo de los años setenta.
EL RIF Y LA ORIENTAL
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
z Hoy, y al contrario de lo que ocurre en el Sus,
la economía local rural no ha cambiado mucho. Sigue
basada en una agricultura relativamente pobre y en
actividades ligadas al comercio paralelo bien con
Melilla o bien con Argelia. Por este hecho se encuentra
siempre extrovertida y las imágenes de éxito
propagadas por los primomigrantes animan a todos
los que pueden a intentar partir. Es una de las regiones
más afectadas por la emigración clandestina de
comienzos de los años noventa.
z Esta emigración ha conocido y vive aún profundas
mutaciones estructurales. A lo largo de los años 70,
la comunidad rifeña y oriental expatriada tenía
características sociodemoeconómicas bastante
homogéneas ya que se componía en su mayoría de
hombres, originarios del medio rural y empleados
sobre todo en el sector industrial; se encontraba,
además, en curso de envejecimiento. Hoy, y como
155
consecuencia de las operaciones de reagrupamiento
familiar, nos encontramos frente a una comunidad más
compleja, pues cuenta junto con los elementos
heredados del primer período, con jóvenes de la
segunda generación; tiene además una estructura de
sexos más equilibrada y se encuentra empleada
mayoritariamente en el sector terciario.
z Francia, como principal destino, ha entrado en
competencia con otros países de acogida y en lugar
de una orientación dominante hacia ese país, como
fue para el caso del Suss, es hacia Holanda, Bélgica,
Alemania Federal e incluso Escandinavia hacia donde
se dirigen la mayoría de emigrados.
z Poco afectada como destino por los flujos
migratorios de esta región, a pesar de sus lazos
históricos a través de la colonización, España
cobra en la actualidad cada vez mayor protagonismo.
156
El segundo foco emisor de migrantes
marroquíes hacia España
Con 21.688 regularizados en 1991 y 47.334 inscritos
en los Consulados marroquíes entre esta fecha y el
año 2000, la región ha suministrado respectivamente
el 48,1% y el 38,6% del total de los marroquíes en
España según las muestras analizadas. Los efectivos
procedentes de esta región se han más que duplicado
entre ambas fechas. Acumulando ambos efectivos se
alcanza un total de 69.022 personas. Esta evolución
es importante y consagra a esta región como el principal
foco proveedor de migrantes marroquíes a España.
No obstante, proporcionalmente el porcentaje ha
descendido, lo que revela la aparición de nuevas
regiones de origen haciendo descender el peso
absoluto de la zona de Rif y Oriental.
La explicación más plausible de la importancia
migratoria de esta región entre la comunidad marroquí
en España está en las relaciones históricas, culturales
y lingüísticas mantenidas por una región como el Rif,
aunque la proximidad actúa también como factor
explicativo para la Oriental. Recordemos que,
contrariamente a la emigración marroquí en particular
y magrebí en general, que miran a Francia como
principal país de acogida, los rifeños y —por
mimetismo— los originarios de la vecina Oriental, se
han instalado en diferentes países, concentrándose
en las grandes regiones industriales del noroeste
europeo como Alemania (sobre todo en el Ruhr y en
los alrededores de Frankfurt), Bélgica, Holanda y
Francia (fuerte concentración en la región parisina, en
los arrabales y en Córcega). No olvidemos la fuerte
movilidad espacial que caracteriza a esta emigración
que irá hasta Escandinavia transitando por otros países.
Los lazos con Francia han existido, no obstante, gracias
al papel desempeñado por Argelia en donde los rifeños
y los habitantes de la Oriental iban a trabajar con los
colonos franceses desde donde obtenían un pasaporte
en el Consulado marroquí para expatriarse a Francia.
Este país, sin embargo, no constituía muchas veces
más que una etapa. Añadamos que esta movilidad se
explica también por la búsqueda de mejores salarios.
Heredando una fuerte movilidad de la tradición
migratoria de la región, sus habitantes se instalan
primero en Francia hacia fines de los años cincuenta
para marchar pronto a Alemania cuando descubren
que el Deutsch Mark reporta más al cambio que el
Franco francés (Berriane, 1995, 1996).
En esa época, España se encontraba casi ausente
de este espacio migratorio rifeño y oriental, a pesar
de la proximidad geográfica y relacional pues no ofrecía
un mercado de trabajo necesitado de mano de obra
y era todavía un país de emigración. Hoy en cambio,
el vecino del norte se encuentra en pleno crecimiento
económico y con una fuerte demanda de inmigrantes.
Fieles a su tradición migratoria que no privilegia a
ningún país en particular, sino que se dirige hacia los
destinos más prometedores y accesibles, los rifeños
y habitantes de la Oriental han descubierto la vecina
España.
La geografía de los lugares de origen:
un reforzamiento de los focos migratorios
clásicos con difusión espacial del fenómeno
El examen de los mapas que señalan las comunas
de origen de los residentes marroquíes en España
procedentes de la región que nos ocupa, muestra una
cierta concentración espacial de los orígenes.
Notemos ante todo que más de la mitad de los
inmigrantes corresponden al Rif, con la provincia de
Nador en primer lugar seguida de Alhucemas. La
Oriental ocupa un segundo lugar con algo menos del
34% (ver cuadro). Sólo la provincia de Nador suministra
más que todas las provincias de la Oriental reunidas.
Se debe sin duda a los efectos de una renta histórica
de antigüedad que actúa de manera diferencial a favor
del Rif, zona afectada precozmente por el fenómeno
migratorio. Sin embargo, siguiendo la evolución a
través de las dos fechas tenidas en cuenta (1991 y
2000), constatamos que la parte relativa preponderante
del Rif tiene tendencia a disminuir ante el aumento de
la Oriental. Hay pues, de manera manifiesta, una
extensión de la zona de reclutamiento de los migrados
del Rif hacia la Oriental.
Esta difusión espacial del fenómeno, acompañada
al mismo tiempo de un reforzamiento del peso de las
zonas tradicionales, aparece de manera aún más nítida
cuando el análisis se lleva al nivel de la comuna.
La comparación de las dos situaciones respectivas
de 1991 y 2000 muestra una cierta continuidad en las
zonas emisoras. En la provincia de Nador, por ejemplo,
las comunas de Ulad Bubker, Driuch, Hassi Berkan y
Bni Chiker, que habían sido las mayores emisoras
hacia España hasta 1991, han reforzado su poder
emisor en el curso de la década siguiente. Pero se
encuentran seguidas muy de cerca por nuevas
comunas como Dar Kebdani o Ulad Settut, muy poco
representadas hasta 1991.
Sin embargo, en los dos casos se señala que las
comunas que envían más emigrados hacia España,
no son las mismas que las que enviaban el grueso de
los emigrados rifeños hacia los otros países europeos.
Recordemos aquí dos características de la geografía
migratoria rifeña clásica. La primera se refiere al
movimiento migratorio hacia Europa que arrancó al
principio de las tribus más afectadas por la emigración
hacia Argelia en el curso del período colonial, es decir,
los Temsaman (que corresponden hoy a las comunas
de Budinar, Jmiss, Temsaman o Trugut) y los Bni
Ulichek (comuna de Ben Taieb) a causa de sus
dificultades económicas y de la presión demográfica
extrema. Iniciada por estos pioneros, el movimiento
va a extenderse a todas las montañas del noroeste
(país Temsaman y Ulichek), del nordeste (los Kebdana,
que corresponden a las comunas de Ras el Ma o Ulad
Daud) y del norte (las tribus Guelaya, comunas de Bni
Chiker o Bni Sidel). Las llanuras áridas del sur, dominio
de las tribus de los Bni Bu Yahi, Ulad Settut y Metalsa
(comunas de Hassi Berkan, Ulad Settut y Ulad Bubker),
menos pobladas, se encontraban menos afectadas
por el fenómeno migratorio. La segunda remite al
fenómeno de las redes y de la reproducción del sistema,
que desembocó en un reparto del espacio en función
del país de acogida bastante singular: las tribus situadas
al oeste (Temsaman, Bni Ulichek, Bni Tuzin y Bni Said)
envían lo esencial de sus emigrados hacia Francia,
mientras que las situadas más al este (Bni Chiker, Bni
Sidel, Mazuya y Kebdana) se orientan más hacia
Alemania. Sin embargo, lo que llama hoy la atención
es que los focos pioneros como el país de Temsaman,
los Bni Ulichek o los Kebdana, en donde las redes
étnicas han alimentado los flujos hacia Francia,
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
PROVINCIAS DE ORIGEN DE LOS RESIDENTES
MARROQUÍES EN ESPAÑA PROCEDENTES
DEL RIF Y DE LA ORIENTAL
Fuentes: TEIM, Bases de datos RAICES y OJALA.
Alemania y los países europeos de la primera fase,
se encuentran prácticamente poco o nada afectados
por la emigración hacia España. El sistema de redes
y el reparto del espacio en función de los países de
emigración, continúa funcionando, convirtiéndose
España en el destino privilegiado de ciertas
comunidades.
El mismo fenómeno es
observable en torno a Alhucemas
entre los Beni Urriaguel, con
comunas que han reforzado su
capacidad de envío de migrantes a
lo largo de los años noventa (Bni
Ammart y Bni Hadifa) y que han
sido alcanzadas por otras en un
movimiento de difusión del
fenómeno (Bni Gmil y Bni Bufrah).
Las manchas que se observan en
el mapa de 1991, se han soldado
en mancha compacta reagrupando
una decena de comunas.
En la Oriental, el movimiento de
difusión es mucho más brutal pues
aunque las cifras absolutas sean
menores, el crecimiento entre las
dos fechas ha sido muy fuerte. En
efecto, entre 1991 y 2000 la cifra de
inmigrantes según las muestras
obtenidas por el TEIM han sido
multiplicadas por 2,4 mientras que
para el Rif sólo lo fueron por 2. Si
en 1991 sólo los municipios de
U x d a , Ye r a d a y D e b d u
sobrepasaban los 400 emigrados
en España, entre los lugares de
origen de los inscritos en los
consulados entre ese año y 2000
aparecen nuevas comunas
superando este umbral: Taurirt, Ahl
Ued Za, Gteter, Sidi Lahcen y
Tendrara. Aparte de esta última, la
mayor parte de estas comunas
concentran el grueso de los
emigrados de la Oriental hacia
España se localizan en la provincia
157
de Taurirt, adyacente a las provincias rifeñas, lo que
deja suponer una difusión de las partidas desde el Rif.
Señalemos finalmente que los oasis de Figuig,
gran foco de partidas de la emigración internacional
hacia Europa, emiten pocos flujos hacia España
(apenas un centenar de inscripciones), mientras
que Tendrara supera las 600. Lo que prueba aún
una vez más que el mecanismo de las redes
continúa funcionando a fondo en esta nueva
emigración hacia España.
Otra característica de esta migración recuerda el
funcionamiento del sistema migratorio clásico.
Hemos señalado más arriba el hecho de que los
lugares de origen de la emigración internacional
marroquí en el curso de esta nueva fase son de
predominio urbano. Veremos que en otras regiones,
los nuevos flujos que se dirigen hacia España
parten efectivamente sobre todo de las ciudades.
Sin embargo debemos señalar aquí el hecho
bastante notorio de que sólo en torno al 27% de
los orígenes declarados se sitúan en medio urbano.
El resto provienen esencialmente de los campos,
recordando las características de la emigración
marroquí en sus comienzos.
EL RIF Y LA ORIENTAL. PRINCIPALES MUNICIPIOS DE
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES
EN ESPAÑA
158
Se puede concluir que las regiones del Rif y del
Marruecos Oriental se sitúan en cabeza de los focos
emisores de migrantes hacia España. Si esta
importancia se explica con comodidad por la proximidad
a la vez histórica y geográfica en lo que concierne al
Rif, para la Oriental la explicación está más en el efecto
de difusión del fenómeno a partir del Rif en una zona
afectada muy tempranamente por la emigración hacia
Europa. Los matices intraregionales remiten igualmente
a la historia de la migración, al funcionamiento del
sistema de redes y a las tradiciones de tal o cual tribu.
Queda por señalar un aspecto bastante importante
que concierne al funcionamiento bastante cerrado de
este sistema. Contrariamente a lo que se verá en otras
regiones como Agadir y el Suss o Fez-Mequínez, los
flujos que abandonan la región del Rif y la Oriental
provienen casi enteramente de la región. Esto se hace
evidente cruzando los lugares de nacimiento de los
inscritos en los Consulados con los lugares de la última
residencia antes de la emigración (ver mapa p. 129).
Así, la gran mayoría de los emigrados desde la región,
han nacido también en la misma, sin haber transitado
previamente por otras regiones. Sólo una pequeña
minoría ha pasado previamente por Tánger, Tetuán y
Larache antes de instalarse en España. También esto
puede ser explicado por la proximidad geográfica. La
cercanía a la Península Ibérica, sobre todo vía Melilla,
no necesita un tránsito por otra región más próxima.
Pero al mismo tiempo, el alejamiento y la excentricidad
de la región con respecto al resto del país, dificulta
que desempeñe el papel de etapa hacia España para
los candidatos a la emigración procedentes del
Marruecos del oeste y del sur.
POBLACIÓN MARROQUÍ POR PROVINCIAS ESPAÑOLAS
SEGÚN REGIÓN DE ORIGEN.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000
EL RIF Y LA ORIENTAL
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
El Marruecos atlántico y las
llanuras interiores:
las grandes ciudades
Mohamed Berriane
El corazón del país: el Marruecos moderno,
el Marruecos de las ciudades
Por todos es conocido que desde el comienzo del
siglo XX, Marruecos ha desplazado su centro de
gravedad desde el interior (Fez) hacia el litoral atlántico
donde se concentran hoy en día las grandes ciudades,
poblaciones, capitales, flujos comerciales, industrias
y riquezas. Igualmente, es en este Marruecos medio
atlántico donde se localiza el centro de decisión política
(Rabat) y económica (Casablanca).
Esta “convergencia atlántica” (Troin et. al., 2002)
está formada por un núcleo central que se organiza
alrededor de la metrópoli de Casablanca y de las
ciudades costeras, entre las que se encuentra Rabat.
Alrededor de este núcleo duro gravitan espacios
satélites ligados económicamente a Casablanca: son
las llanuras de Chauia y de Dukkala, así como la región
de Rabat dependiente de la capital. Por último, en el
norte se encuentra la llanura del Garb que cada vez
sobresale más desde un punto de vista económico en
este centro del país.
Menos dependientes del eje atlántico, al disponer
de capacidad de organización interna, pero cada vez
más conectadas al polo metropolitano del que son la
prolongación directa, destacan las regiones de la
Meseta de los Fosfatos, de Tadla, de los Abda, así
como el Hauz de Marrakech y sus orillas, los Chiadma
y los Haha.
El denominador común de estos espacios, y lo que
justifica su agrupamiento en el mismo centro, es que
no se han visto afectados por la emigración más que
en los últimos tiempos. Concentrando riquezas
económicas innegables, tanto en lo que se refiere a
agricultura moderna (Garb, Tadla y Hauz), a explotación
minera (fosfatos de Juribga), a industria terciaria o al
turismo (Casablanca, Rabat y Marrakech), estas
regiones han permanecido durante largo tiempo al
margen de las salidas masivas de población que
habían conocido otras regiones tradicionalmente
migratorias, fundamentalmente la región noroeste o
el Suss y sus fronteras.
No obstante, esto no significa en absoluto que la
emigración internacional haya estado ausente. Al
contrario, desde principios de los años 70 ciudades
como Casablanca y Rabat se convierten en las
159
principales ciudades de partida. Más tarde, cuando
son salpicadas por el fenómeno migratorio,
fundamentalmente desde mediados de los años 80,
éste es de una gran amplitud (Tadla, región de Juribga).
La región ejemplifica el fenómeno de salidas que se
han concentrado en ciudades grandes y medianas
como Casablanca, Rabat-Salé, Marrakech, Juribga,
Beni Mellal y Fqih Ben Salah.
El eje atlántico
Verdadera “conurbación en progreso” (Troin, 2001),
esta región se compone “de ciudades próximas,
asociadas a un sistema jerarquizado, que dispone de
funciones específicas y polarizadas por un núcleo
central bien conocido: Casablanca”. No obstante, la
firme personalidad de Rabat, ciudad capital, mantiene
la bipolaridad Casablanca-Rabat. Esta armadura se
completa con ciudades anejas como Kenitra y Temara,
y en un segundo plano con otras como El Yadida y
Yorf Lasfar, hacia el sudoeste, o Berrechid y Bensliman,
hacia el interior.
Así delimitado, este corredor tiene un peso
importante en la armadura y economía nacionales.
Concentra el 55% de las unidades industriales, el 70%
de los empleos de la industria, del 80 al 100% del
comercio mayorista, la totalidad de las sedes bancarias
del país, los tres grandes puertos —Casablanca,
Mohammedia y Yorf Lasfar— y el principal aeropuerto
internacional en Casablanca que, junto al de Rabat,
abarca más de la mitad del tráfico aéreo del país. De
la misma manera, está dotado de autopistas, de vías
férreas de doble carril y de eficaces servicios de treneslanzadera.
Esta conurbación única en Marruecos significa
igualmente una concentración de población, pues
acoge al 37% de la población urbana y al 19% de la
población total del país. De la misma forma, ha conocido
en los últimos años un gran dinamismo demográfico,
pues ha pasado de 3,7 millones de habitantes en 1982,
a 5,3 millones en 1994. Al mismo tiempo, la población
urbana ha crecido de 3,3 a 4,8 millones.
A todo esto hay que añadir la preponderancia
política y administrativa que se ejerce desde la capital
en Rabat que, afortunadamente, evita que en
Marruecos se dé el fenómeno de macrocefalia, tan
frecuente en países en vías de desarrollo. En estos,
a menudo una sola ciudad concentra la mayor parte
de la población, de la economía y del poder del país.
En este caso, no obstante, nos encontramos en el
seno de una región y de un sistema urbano
jerarquizado, donde la concentración de centros de
decisión es excepcional, pues la gestión del país se
160
MARRUECOS ATLÁNTICO Y LLANURAS INTERIORES
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
lleva a cabo complementariamente entre la capital
política y la económica.
Este conjunto regional no es homogéneo y, por
ello, en el mismo se distinguen tres subconjuntos. El
primero, está constituido por Casablanca con su ciudad
aneja Mohammedia. Ciudad metrópoli, este Gran
Casablanca alberga a 2,9 millones de habitantes (1994)
y se encuentra en el corazón del sistema. Constituye
el punto de convergencia de la vida económica nacional
y el punto desde el que se articula la economía marroquí
en la economía mundial. El segundo, está representado
por la zona capital. Ésta reagrupa en una centena de
kilómetros, a Kenitra, a las dos ciudades emparejadas
de Rabat y Salé, así a como muchos otros centros
satélites, albergando a más de 1,5 millones de
habitantes. Rabat-Salé y sus suburbios brotan hacia
Kenitra, puerta de entrada del pasillo proveniente del
norte, y hacia el sur, a través de urbanizaciones
balnearias y de grandes centros como Temara, Sjirat
o Buznika, apuntando una conexión entre las partes
norte y sur de la conurbación. La tercera y última,
anuncia la extensión de la futura conurbación hacia
el sur a través de la Chauia litoral y, sobre todo, de la
zona de El Yadida y de Yorf Lasfar. Terminación del
pasillo y polo de desarrollo local, el Gran El Yadida,
gracias a la diversificación y a la consolidación del
complejo industrial y portuario de Yorf Lasfar, está a
punto de convertirse en un polo industrial nacional
específico.
Las llanuras y las mesetas atlánticas:
Chauia, Dukkala y Abda
161
Verdadero hinterland de la metrópoli de Casablanca,
las dos regiones de Chauia y Dukkala son llanuras y
bajas mesetas donde el relieve se anima localmente
en los valles encajados o en el surco interdunal que
bordea el litoral denominado Ulya. En las
acumulaciones continentales que llenan estas llanuras
se han desarrollado suelos ricos y diversos como los
suelos negros o tirs de la Chauia, o los suelos rojos
o hamri de Dukkala. El clima es oceánico y aporta una
humedad complementaria bajo la forma de rocío a las
zonas litorales, en tanto que la pluviosidad disminuye
hacia el interior. Separando las dos regiones, el Um
er Rbia es la zona fluvial más regular del país y una
importante reserva de agua que ha dado lugar a cuatro
grandes presas. La facilidad de circulación en una
topografía plana y la proximidad de Casablanca han
provocado la atracción de estas regiones hacia la
capital económica. Sin embargo, en esta polarización
hay que señalar algunos matices.
La presión de la gran ciudad parece ser más intensa
en el espacio rural de la Chauia. Esta gran tribu,
antiguamente nómada, vive actualmente de la
agricultura con una gran dispersión en el hábitat. Las
mesetas de la alta y baja Chauia se han especializado
en el gran cultivo de cereales (trigo duro, trigo blando,
cebada, maíz), en tanto que la provincia de Settat
proporciona ella sola el 14% de la producción nacional
de cereales. En la Uyla, una estrecha banda costera,
domina la huerta y, especialmente, el tomate. Por
último, hacia el sur, la Chauia pasa hacia Sraghna y
Tadla por la región de los Bni Meskin, zona pobre
y célebre por su emigración hacia Italia. La influencia
La región del Gran Casablanca
Abdelkader Kaioua
km2,
El territorio de la región del Gran Casablanca, con una superficie de 873
coincide con el de la wilaya. Está
delimitado al oeste por el Océano Atlántico y al norte, este y sur por la región de Chauia Urdigha. A lo largo de su
reciente historia, la región ha sido objeto de diversas intentos de organizar su administración territorial, situándose los
primeros a finales del pasado siglo. Hoy en día, y desde septiembre de 2003, una nueva estructura administrativa
consagra la unidad de la ciudad. La antigua wilaya ha pasado de esta forma de 9 a 12 prefecturas y provincias (2
prefecturas, 2 provincias y 8 prefecturas de distrito). Se ha pasado también de 35 comunas, a una estructura más
compleja compuesta de 31 unidades (16 distritos urbanos bajo la jurisdicción del Consejo de la ciudad de Casablanca
y 8 comunas rurales en las otras tres prefecturas y provincias).
En el corazón de la Región, Casablanca es la única metrópoli del Magreb que no acumula funciones de capital
política y de centro económico importante. En pocas décadas, la pequeña ciudad de principios de siglo se ha
convertido en la gran región metropolitana del Magreb que es hoy y en un gran núcleo poblacional que bate todos
los récords del país. Acoge actividades extremadamente diversificadas, siendo además la metrópoli económica más
importante del Magreb en virtud de las funciones y el empleo que genera el sector terciario superior.
La evolución de la población se caracteriza por un excepcional dinamismo. Con 3.508.000 habitantes en 2001,
esta región alberga la concentración humana y urbana más grande del país, acogiendo al 12% de la población total,
y a casi una cuarta parte de la población urbana. La población activa estimada en 2000 fue de 1.257.000, constituyendo
una tasa de actividad del 50,9% (48,1% a nivel nacional). A pesar del peso económico de la región, y particularmente
del que constituye Casablanca, éste no es suficiente para emplear a todas las personas en edad laboral. Así, la tasa
de paro afecta a casi el 24% de la población.
Aunque la región del Gran Casablanca es el centro industrial, comercial y financiero del Reino de Marruecos, la
agricultura no es menos importante pues supone el medio de vida de unos 145.000 campesinos e, indirectamente,
de una población urbana que está ligada a la actividad agrícola.
Centro económico por excelencia del país, domina el espacio industrial nacional por el peso de su aparato
productivo, por la diversificación de los bienes fabricados y por la importancia de las actividades enmarcadas en el
terciario industrial. Albergando la mitad de las empresas y casi el 60% de la población industrial, la región dispone de
un tejido industrial muy diversificado y de una gama de fabricación suficientemente completa. Esta importancia
numérica de industrias está reforzada por la posición de casi monopolio que desempeña Casablanca en un número
destacado de productos.
La fuerte concentración de industrias ha tenido múltiples repercusiones en el espacio. Ha propiciado la difusión
de las unidades de producción hasta tal punto que la mayoría de los barrios y comunidades de la región tienen hoy
en día industrias. A principios del siglo XXI, el panorama industrial del Gran Casablanca ofrece un puzzle de espacios
muy diversificados. Desde antaño industrializada, la ciudad de Mohammedia se ha beneficiado de la proximidad de
la gran metrópoli nacional que le ha permitido desarrollar un sector industrial muy dinámico,que repercute mucho
en el paisaje. Su industria está especializada fundamentalmente en la química y paraquímica, la construcción mecánica
y eléctrica, así como en la producción de energía. Alrededor de los dos polos urbanos, Casablanca y Mohammedia,
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162
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La región del Gran Casablanca
nuevos espacios industriales se están formando en la actualidad por ensamblaje y expansión. En efecto, la zona
periurbano se ha convertido en un lugar de deslocalización y de extensión de industrias. De ser esencialmente agrícola,
la periferia se está convirtiendo en un espacio multifuncional gracias al desarrollo de un sector agrícola muy especulativo,
de una hábitat residencial que acoge a los ciudadanos de la gran ciudad y, sobre todo, por la existencia de diferentes
actividades industriales.
Por otra parte, la región dispone de dos grandes puertos: un puerto comercial de mercancías en Casablanca y
un puerto petrolero situado en Mohammedia. Este doble espacio portuario, elemento motor de la economía marroquí,
asegura prácticamente la mitad del tráfico global nacional. El puerto de Casablanca está cada día más asfixiado
pero las tareas de estructuración de su tráfico y de descongestión de su actividad no terminan de concretarse. Por
otra parte, esta región constituye el punto de convergencia de todas las redes ferroviarias, de carreteras, de autopistas,
y dispone del principal aeropuerto del país, pieza clave para el tráfico aéreo nacional.
En virtud del peso y de la diversidad de sus actividades, de las funciones centrales de dirección económica que
supone, así como de las infraestructuras portuarias y aeroportuarias que posee, la región desarrolla esencialmente
un tipo de turismo de negocios, congresos y de paso. Dispone de una infraestructura de acogida de calidad para
responder a las necesidades de este tipo de clientela: hoteles de renombre mundial, servicios diversificados de
acompañamiento. Tras su inauguración, la mezquita Hassan II se ha convertido en un nuevo valor para la promoción
de la actividad turística de la metrópoli. Alberga igualmente un turismo de masas, gracias a sus diversos potenciales
naturales: playas, bosques, espacios arqueológicos, la antigua medina y los monumentos históricos.
Tras la independencia, Casablanca ha asumido un importante papel de polo internacional. La concentración de
poderes de mando y control se traduce en un refuerzo de las actividades terciarias de alto nivel, así como en la
ampliación de su centro de negocios. La concentración de la decisión financiera, el drenaje y la distribución de bienes
industriales, la localización de la mayor parte de las sedes sociales de las grandes empresas industriales del país, así
como la mayoría de las sociedades de servicios especializados, son manifestaciones concretas. Es, sin duda, el más
denso de todos los centros de negocios magrebíes, y ello aunque no sea el centro de las actividades administrativas
y gubernamentales. Este gran centro de Casablanca concentra, ante todo, las actividades de decisión que constituyen
la fuerza de las grandes ciudades, aquéllas que asocian su influencia al conjunto del espacio nacional conectándolas
con el mercado internacional.
La región se ha convertido también en el primer polo universitario del Reino. Alberga dos universidades que
constituyen un completo complejo universitario (facultades, institutos y escuelas superiores).
Definir el papel y las funciones futuras de esta “región-ciudad”, racionalizar su poder único integrándolo en un
proyecto de desarrollo nacional, dotar de herramientas eficientes para permitirle asegurar su indispensable articulación
en el conjunto del territorio nacional, por una parte, y al sistema marroquí, por otra, es hoy en día el primer objetivo
de la política de ajuste del territorio recomendado por los poderes públicos.
La región del Gran Casablanca es el mayor bien de Marruecos en la batalla de la modernización, pero acumula
una serie de insuficiencias graves que se han convertido en freno para el desarrollo del país. Es urgente intervenir para
poner fin a las múltiples disfunciones que sufre y para permitir que esta gran ciudad funcione normalmente.
de Casablanca se traduce esencialmente en la
gestación de un pasillo de industrialización entre
Berrechid y Settat. Simples mercados rurales en origen,
estas dos poblaciones se han visto favorecidas por
las inversiones públicas y privadas que han tenido
lugar tras las incitaciones públicas de invertir fuera de
Casablanca. Con 54.000 habitantes, Berrechid alberga
una centena de empresas que ofrecen 8.000 empleos
con una presencia importante de capital extranjero.
El desarrollo industrial de Settat es todavía más
importante. Simple mercado durante los años 70,
Settat, poblado hoy por más de 100.000 habitantes,
es la capital de la provincia, de la Chauia, una ciudad
universitaria y con un urbanismo aparente. La industria
aparece a lo largo de los años 80, tras las
deslocalizaciones de fábricas originarias de
Casablanca. Esta industria se caracteriza por la
presencia de importantes unidades de textil, de
materiales de construcción y de productos químicos,
así como de capital extranjero (España, Francia, Países
del Golfo y Estados Unidos) y de zonas especializadas.
Contrariamente a la tribu Chauia, los Dukkala son
viejos sedentarios instalados como guich (antiguas
tribus de soldados a los que se atribuían tierras) desde
el siglo XIV. Desde entonces han desarrollado las
viejas tradiciones campesinas en el trabajo de la tierra,
aunque sufren también fuertes densidades rurales.
Esta es la razón por la que desde muy pronto los
Dukkala comienzan a emigrar temporalmente hacia
otras regiones de Marruecos, a la búsqueda de recursos
complementarios. Hoy en día, la economía de la región
se ha diversificado relativamente, lo que ha dado lugar
a la existencia de diferentes subregiones.
En el corazón de los Dukkala, el perímetro irrigado
moderno es una subregión motriz. Alimentada por las
presas del Um Errebia, la superficie irrigada por
aspersión o por canalización progresa año tras año
pasando de 3.000 hectáreas en 1994 a 55.000 hoy
en día. Igualmente ha diversificado la producción:
remolacha dulce, soja, algodón, maíz, hortalizas, alfalfa
y cereales. Ligadas a estas transformaciones se han
desarrollado, gracias a equipamientos y servicios de
irrigación a disposición de los agricultores, una serie
de pequeñas ciudades: Sidi Bennur, Jemis Zemamra,
Arbaa Laaunat, Had Ulad Frey, etc. Los márgenes
norte y sur del perímetro son menos productivos por
no irrigados y sufren las consecuencias de los suelos
pobres.
No es el caso del Sahel huertano de Ulya. En este
canal paralelo a la línea de la costa y que prolonga
aquel de la Chauia, se concentran diversas actividades
que enriquecen la región de Lualidia. Aquí dominan
en primer lugar las hortalizas y las frutas tempranas,
gracias a un trabajo cuidadoso de la tierra y al desarrollo
de cultivos de invernadero. Pero el surco de Ulya, que
ha sido sumergido localmente por el mar, así como la
existencia de bayas y de lagunas han permitido el
desarrollo de salinas, de ostricultura y de turismo de
balnearios.
Sobre el litoral, la mini conurbación del Gran El Yadida,
dota de un toque urbano a esta zonaprofundamente
rural. Las actividades industriales de Yorf Lasfar, la
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
función turística y de balnearios, así como la presencia
de la vieja ciudad de El Yadida, explican la gestación
de un subconjunto complementario y que forma parte
del eje atlántico presentado más arriba.
La meseta de los Dukkala se prolonga hacia el sur
por una última antena de la ciudad de Casablanca
correspondiente a las tradicionales fronteras de la tribu
de los Abda. El medio natural es aquí más austero, y
ello a pesar de la influencia oceánica. Los suelos son
semiáridos y la pluviosidad menor. Los suelos son
más pobres y el surco interdunal de Ulya se reduce
hasta desaparecer. En el campo de los Abda, aunque
también se cultiva el cereal, predomina la cebada. La
costa es rocosa, terminando en altos acantilados. A
pesar de esta inaccesibilidad del litoral, Abda y su
capital, Safi, están más volcadas hacia el mar, estando
su economía centrada en la explotación del océano:
pesca, tratamiento del pescado y actividades portuarias.
Safi era hace unos años el primer puerto sardinero
del mundo. No obstante, el descenso de los bancos
de pescado hacia el sur ha sumido la actividad de la
pesca y de la transformación de sus productos en una
verdadera crisis. La implantación de un gran complejo
químico de tratamiento de fosfatos en Yusufia ha
venido a sustituir a la explotación pesquera. Las
entidades de Maroc Chimie y de Maroc Phosphore I
y II ocuparon a 3.000 personas en 1997 y han
163
conseguido consolidar la función portuaria de la ciudad.
La región de Rabat y del Garb
El retropaís de Rabat y la meseta del Garb son dos
regiones pertenecientes al Marruecos atlántico. Aunque
no se encuentran en la zona de atracción directa de
Casablanca, dependen cada vez más de la
convergencia atlántica descrita más arriba, ya sea por
los flujos que unen el Garb con la capital económica,
ya sea por la intermediación de Rabat que pertenece
a esta convergencia y que ejerce una atracción real
sobre su parte trasera.
El paisaje del retropaís de Rabat está formado por
llanuras fuertemente divididas por wadis encajados
(Bu Regreg, Akreuch, Korifla, Gru), en tanto que en
Zemmur, alrededor de Tiflet y de Jemisset, el
encajamiento es menor. Las precipitaciones rondan
los 500 mm por año y las amplitudes térmicas son
moderadas, siendo mayores en el interior. Dependiendo
de Rabat, este espacio se compone de un mosaico
poco homogéneo:
z La subregión de Zaer coincide con el territorio
de una gran tribu árabe llegada hasta las puertas de
Rabat hace muchos siglos. Confinados en un
territorio de llanuras divididas, los descendientes de
esta tribu se dedican aún hoy en día a la ganadería
La región de Rabat – Salé – Zemmur – Zaer
Abdelkader Kaioua
La región de la capital política se corresponde con la parte atlántica de la Meseta central. Se sitúa inmediatamente
al sur de la llanura del Garb, al oeste del Saiss de Mequínez, al norte de la Meseta (provincias de Jenifra y de Juribga)
y está rodeada al oeste por la Chauia. Su superficie es de 9.580 km2 (1,3% de la superficie del país) y se subdivide en
tres subregiones geográficas: la población de Rabat-Salé – Temara-Sjirat en la banda litoral, la llanura de Zemmur al
este y la meseta de Zaer al sur. La primera región está constituida por la wilaya de Rabat-Salé, mientras las otras dos
corresponden, grosso modo, a la provincia de Jemisset (8.305 km2).
En este ámbito atlántico, la influencia del océano es decisiva. En la parte más continental las temperaturas medias
rondan los 10ºc, con 26º en verano. La región de Ulmés tiene igualmente características de montaña subhúmeda con
655 mm de lluvia.
Los recursos de agua subterránea están presentes únicamente en la baja meseta litoral (capa de la Mamura y
de Temara) y su acuífero está constituido por calizas pliocuaternarias. Las aguas superficiales son más importantes
gracias a la cuenca del Bu Regreg. La presa de Sidi Mohamed Ben Abdellah acumula la totalidad de las aguas de
esta cuenca y regulariza 245Mm3, de los que el 80% son para Rabat-Salé. Otras presas más pequeñas alimentan a
las ciudades de Jemisset y de Rommani.
La población de la región era de casi 2 millones de habitantes en 1994, de los que las tres cuartas partes habitaban
en zonas urbanas. Las aglomeraciones tienen un peso importante en su alta densidad de población. Aunque la
provincia de Jemisset, eminentemente rural, tiene una densidad media de 60 habitantes por km2. Las aglomeraciones
representan los dos tercios de la población de la región, establecidos en el 6% del territorio. El aumento de la población
es rápido (2,8% al año desde 1982 a 1994), lo que significa que se ha producido un movimiento de acogida de
migrantes procedentes de fuera de la región. Pero son las ciudades de Salé (4,4% por año) y las de Temara-Sjirat (5,4%),
las que han experimentado la tasa de crecimiento más elevada. La tasa de la provincia de Jemisset es igual a la de
la tasa nacional.
La ciudad de Rabat tiene una tasa de actividad muy elevada, pero sufre el retraso de su desarrollo industrial y
turístico. Estas actividades, junto a la artesanía y la función política y administrativa, representan la base del desarrollo
económico de esta ciudad, y explican la durabilidad de su crecimiento.
El sector terciario domina claramente la actividad económica de la región (ocupa al 56% de la población activa).
La agricultura, aunque variada e importante, no emplea más que al 17%. El bosque desempeña un papel principal,
pues cubre el 26% de la superficie (parte sur de la Mamora, bosques de Cherrat y de Korifla, bosque de la región de
Zemmur al sur del Maaziz). La SAU, esencialmente tierras de secano, cubre la mitad de la superficie. Las zonas irrigadas
se concentran en los alrededores de las prefecturas urbanas (meseta de Salé o de Temara). La ganadería intensiva,
así como la avicultura son muy dinámicas: así, la región produce el 35% del pollo industrial del país. Pero la ganadería
pastoral se perpetúa, explotando los espacios forestales sujetos a talas excesivas y a su consiguiente degradación.
Los ingresos que genera el bosque son importantes. Los de la pesca representan menos del 0,5% de los ingresos
nacionales y del sector. Las minas explotadas son de potasio en Jemisset, de fluorina en El Hammam y de piedras
ornamentales.
La industria juega un importante papel (contribuye con el 8% de las industrias, con el 5% de las riquezas industriales
del país y con el 9% de los empleos). Su cifra de negocios es cuatro veces mayor a la de la media nacional. La
prefectura de Rabat alberga por sí misma al 48% de las industrias de la región, las cuales han conocido una notable
evolución, tanto en términos de actividad como de empleo. Las actividades textiles y de confección son las más
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164
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La región de Rabat – Salé – Zemmur – Zaer
dinámicas. Por otro lado, la artesanía contribuye fuertemente al desarrollo del empleo y de las exportaciones.
En virtud de su posición, de su rico patrimonio y de su importante papel para la administración y los negocios, la
región es atractiva para el turismo. La capacidad hotelera se aproxima al 6% de la tasa
nacional y aumenta de manera significativa. La ciudad de Rabat acapara la mayor parte de los establecimientos
hoteleros, seguida de Temara en la zona litoral.
Las unidades comerciales se concentran sobre todo en Rabat-Salé, representando las 3/4 partes del total. Prima,
aunque de manera difusa, el comercio detallista (sectores de ropa, de equipamiento y de alimentación). Este sector
emplea a un importante efectivo de la población. Por otra parte, el sistema financiero está representado por las sedes
centrales de los grandes bancos y por un gran número de agencias.
Hay una gran disparidad entre el urbaismo de Rabat-Salé-Temara y el de la provincia de Jemisset mucho más
elemental. Las primeras representan el segundo polo urbano del país y forman una banda de urbanización que va
de Sjirat a Buknadel y se desarrolla a un ritmo sostenido. Globalmente la tendencia lineal, a lo largo del litoral, es real
pero con una progresión interna no desdeñable. Rabat alberga la función administrativa, financiera y de gestión de
numerosas ramas del desarrollo nacional. Salé es una ciudad extendida que se desarrolla a gran velocidad, pero que
sufre de grandes problemas en términos de equipamiento y de función económica. Temara progresa, aunque a un
ritmo débil, en relación con Rabat. Jemisset y los centros urbanos de Zemmur y Zaer constituyen polos para la provincia
y progresan gracias al éxodo rural.
La región está por encima de la media nacional en términos de infraestructura de base: más del 80% tiene acceso
a agua potable. En la provincia de Temara la tasa es del 42%, a pesar de que en el medio rural ésta no supere el 3%.
Además, el 78% de la zona urbana está electrificada y existe un método organizado de recogida de basuras, aunque
una parte permanezca incontrolada. Por último, las redes de limpieza son desiguales en ambas zonas, siendo
notablemente insuficientes en Jemisset. La red de carreteras es muy densa, los servicios de comunicación son de
calidad media y sufren grandes problemas de aglomeración ligados a un parque de vehículos muy elevado (el 15%
del parque nacional). El aeropuerto, por su parte, concentra un tráfico modesto.
El equipamiento sanitario es avanzado si se compara con el de otras regiones del país. Está esencialmente
concentrado en Rabat, al igual que la educación y la formación profesional. Los equipamientos de transporte no han
evolucionado mucho entre las dos ciudades de Rabat y Salé, e incluso en el interior del propio Rabat por lo que la
circulación está continuamente congestionada y favorece la polución.
Cada una de estas dos ciudades contaba con alrededor de 600.000 habitantes en 1994, aunque sus características
son bien diferentes. A Rabat, ciudad muy diferenciada desde el punto de vista arquitectónico y social (yuxtaposición
en bloques separados, barrios modernos ricos y barrios pobres), se opone la ciudad de Salé, verdadero brote de
barrios modestos, superpoblados y populares. Las funciones de Rabat y su equipamiento son las de una capital, con
la importante presencia de actividades terciarias superiores, así como de toda una gama de empleos secundarios y
comerciales. Además del centro urbano tradicional (medina y antiguo barrio europeo), han aparecido nuevos polos
funcionales que concentran actividades variadas.
Al sur de Rabat, más allá del “cinturón verde”, se despliega una zona urbana que crece rápidamente y que se
extiende a expensas de un espacio agrícola en proceso de retroceso. La urbanización costera está en pleno desarrollo
a lo largo del litoral desde Harhura. Frente al mar se construyen numerosas primeras residencias, aunque hoy en día
la tendencia es la de extenderse también más allá de la ruta costera, sobre el acantilado interior y las dunas que lo
dominan. La urbanización interior, constituida por Temara-Centro, está más extendida y constituye una ciudad en
plena expansión que, aunque en el extrarradio de Rabat, desarrolla toda clase de actividades secundarias y terciarias.
bovina en el bosque y a la ovina en los claros, de
forma intensiva para la producción de alimentos
destinados a la ciudad. Sobre las ricas tierras de
algunas planicies, una propiedad de gran talla, privada
o explotada por sociedades estatales, se practica una
agricultura moderna (cultivo de cereales, viñedos,
huertas). De la misma manera, en el fondo del valle
y en la depresión de Rommani subsiste una pequeña
explotación de policultivos. A la vez polo de atracción
para los Zaer que vienen a aglutinarse en la periferia
de la ciudad, Rabat es igualmente un polo emisor
hacia su región sur, de barrios de villas y de
equipamientos para el tiempo libre (golf, hipódromo
etc.). La necesidad de proteger el lago de la presa,
explica la vida urbana a las puertas de ciudad. De la
misma manera, esta subregión se caracteriza por la
presencia de algunas poblaciones proletarizadas
(Ezzhiliga, Rommani, Had Brachua, Ain el Auda).
z La subregión de Shul es una zona que se distingue
por su estancamiento, tanto demográfico como
económico. Aislada de la ciudad de Salé tras llenar
de agua el lago de la presa de Sidi Mohamed Ben
Abdallah, la población de esta comunidad vive de
la ganadería extensiva, de la explotación del bosque
de alcornoques y de algunos cultivos.
z Considerado como el bosque más grande de
alcornoques del mundo, la Maamora, espacio de
tiempo libre para los habitantes de Rabat-Salé, es un
medio natural que se encuentra en la confluencia del
Garb, del litoral atlántico y de la zona de Zemmur.
z Esta última subregión es la prueba, contrariamente
a los casos anteriores, de un dinamismo remarcable.
En efecto, los Zemmur, confederación de origen
beréber, ocupan vastas llanuras que, gracias a buenos
suelos y a una climatología favorable y de grandes
superficies, constituyen un territorio rico en cereales
(el 12% de la producción nacional) y en ganadería
láctica destinada a cubrir las necesidades de las
ciudades cercanas. Una verdadera red de pequeños
centros divide en zonas el conjunto de esta subregión
que abarca las dos ciudades de Tiflet (49.000
habitantes) y Jemisset (89.000 habitantes). Estas dos
regiones deben su crecimiento al aumento de la
posición sobre el eje de la ruta Rabat-Meknes, elemento
estructurante de la región. Hoy en día otros factores
explican igualmente este crecimiento: la promoción
administrativa, la actividad agrícola o las repercusiones
de la emigración internacional.
z La región de Ulmes es la última subregión de
la parte trasera de Rabat. Aquí, los relieves planos
pasan a constituir altas llanuras, un macizo granítico
bastante elevado y plantaciones relativamente
importantes. La abundancia de pastos explica la
importancia de la ganadería, en tanto que el paso de
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
la colonización francesa, la introducción de la
arboricultura frutal. A pesar de algunas características
bastante sólidas (clima, paisajes, proximidad, presencia
de termas), la región no ha llegado a convertirse en
un destino veraniego.
zEl Garb, llanura inundable recorrida por el Sebú,
parece arrimarse progresivamente a la convergencia
atlántica por medio de la economía agrícola y por la
autopista que rodea esta subregión. La abundancia
de precipitaciones, la escasez de pendientes y el
predominio de suelos impermeables, explican las
frecuentes inundaciones y el ambicioso programa de
edificación de presas que, además de abrigar la región,
permite el desarrollo de un vasto perímetro irrigado.
Con una superficie de 91.880 hectáreas, esta última
subregión constituye el segundo perímetro irrigado
del país y el que ofrece, junto al perímetro de Lukkus
al norte, la variedad más importante de producciones
agrícolas: fresas, espárragos, melones, cacahuetes,
girasoles, forraje, algodón, cítricos, arroz, diferentes
cereales, remolacha, té, leche y carne roja. Para
transformar estas producciones en el terreno, muchas
fábricas agroalimentarias han aparecido contribuyendo
a urbanizar esta llanura en la que no hay ciudades.
Cinco unidades azucareras, cuatro arrozales, una
cooperativa lechera, muchas fábricas de harina y
estaciones de acondicionamiento de cítricos —fábricas
de zumos de frutas, conservas de frutas — y legumbres
marcan la llanura y refuerzan las poblaciones de Sidi
Kacem, Sidi Sliman, Mechraa Bel Ksiri, Suk Larbaa y
Kenitra.
165
Marrakech y sus anexos: la región de
“Marrakech-Tensift-Al Hauz”
El espacio que depende de la ciudad de Marrakech
comporta la llanura de Hauz, atravesada por el Uadi
Tensift. Por el sur sus límites alcanzan los contrafuertes
del Alto Atlas, por el norte, hasta el Um er Rbia, en el
límite de Tadla y por el oeste hasta los alrededores de
Essauira. Esta vasta superficie coincide con la región
institucional “Marrakech-Tensift-Al Hauz”.
Al Hauz propiamente dicho es un vasto canal de
terraplenes que interrumpen a ratos los afloramientos
de antiguos zócalos (Ybel Gueliz, por ejemplo). Se
trata de un espacio con amplia variedad de paisajes
donde se alternan tierras bajas (Ybilet), depresiones
áridas (Bahira), conos de deyecciones provenientes
del Alto Atlas en forma de original dir (o piemonte)
irrigado y que verdea en algunas de sus partes,
modernas granjas de arboricultura, campos de
poderosa ruralidad y una gran ciudad de casi un millón
de habitantes. Ante las condiciones naturales tan
severas que presenta la bolsa de aridez del Hauz, los
hombres han desarrollado un ingenioso sistema de
irrigación, bien con las aguas superficiales provenientes
del Alto Atlas por medio de los seguia, bien a partir de
aguas subterráneas gracias a un sistema de Jettara;
por último, también movilizando las aguas a través de
obras de gran envergadura (acequias de circunvalación)
para trasvasar el agua desde donde es abundante a
aquellas regiones en las que escasea.
Por regla general, y salvo en las granjas modernas
donde se irriga con bomba, la intensidad de los cultivos
Región de Dukkala – Abda
Abdelkader Kaioua
Compuesta por dos provincias, El Yadida y Safi (89 municipios de los cuales 77 son rurales), la región de DukkalaAbda está rodeada por el Océano Atlántico al oeste y al norte. Esta región constituye una parte y una prolongación
de la región metropolitana nacional, cuya zona de influencia llega hasta Yorf Lasfar. El mar, el Sahel y las llanuras del
interior son elementos físicos que influyen en gran medida en la vida económica y social de esta región.
Con predominio rural (63% de la población), esta región alberga a casi 1,93 millones de habitantes concentrados,
sobre todo, en la provincia de El Yadida. La población en esta provincia es más joven que la de la media nacional,
con un 39% de habitantes que tienen menos de 15 años y con un 53,3% de habitantes en edad activa.
La región de Dukkala-Abda se beneficia de múltiples y diversos bienes económicos entre los que se encuentran
la agricultura, la industria, el bosque y la pesca. Fundamentalmente agrícola, pues ocupa un 80,4% de la superficie
regional y emplea al 58% de la población activa y al 78% de la población rural, la región está menos afectada por
el paro que otras regiones del país: 10,4% frente al 13,6% nacional y sólo el 1,9% en el medio rural frente al 5% nacional.
Al disponer de fuertes potenciales agrícolas, tanto de secano como de riego, esta región ha visto intensificarse
su producción agrícola gracias a la presencia de buenos suelos, de un clima oceánico y de importantes programas
de equipamiento proporcionados por el Estado: irrigación de 61.000 hectáreas en la región de los Dukkala y realización
de programas integrados de desarrollo agrícola. Existe el proyecto de extender la superficie irrigada a 125.000 hectáreas.
El cultivo industrial dominante es la remolacha con el 38% de la producción nacional, que se completa con el cultivo
de cereales, legumbres, cultivos de forraje y frutales. Los productos de la huerta, especialmente en Ulya, representan
más del 27% de las superficies reservadas al cultivo temprano. La viticultura y la avicultura son también actividades
importantes. Los agricultores abdis y dukkalis son igualmente grandes ganaderos. Así, la región es una de las principales
regiones de producción cárnica y láctea. El bosque de argan cubre 8.000 hectáreas en la provincia de Safi y constituye
un tercio de la zona forestal de la región.
Muy abierta al Océano Atlántico, la región dispone de una importante extensión marítima que le permite desarrollar
la pesca y actividades derivadas de la misma que proporcionan una riqueza económica considerable. En Safi, al
igual que en El Yadida, la pesca puede ser considerada uno de los principales sectores que impulsan el desarrollo de
esta zona. En este nivel, la región dispone de una infraestructura portuaria importante con un peso considerable en
la actividad portuaria nacional. Cuenta con tres puertos: El Yadida, Yorf Lasfar y Safi. El puerto de El Yadida proporciona
una actividad de cabotaje importante y se dedica principalmente al comercio y a la pesca. El puerto mineral e
industrial de Yorf Lasfar ha sido concebido en principio para ser el principal puerto de exportación de fosfatos y
derivados. Esta vocación ha determinado su emplazamiento entre los tres yacimientos de fosfatos de Benguerir, Yussufia
y Juribga. Se trata del primer puerto mineral del país, aunque podría orientarse hacia actividades de acondicionamiento
y de exportación de frutas tempranas recolectadas en la cercana Ulya. Desgraciadamente, su dinamismo se encuentra
hoy en día frenado por la actual organización de circuitos de comercialización que favorece al puerto de Casablanca.
En cuanto al puerto de Safi, primer puerto pesquero de Marruecos y primer sardinero del mundo, su actividad pesquera
se encuentra en decadencia. No obstante, dicha decadencia se compensa relativamente con el desarrollo de
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166
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Región de Dukkala – Abda
exportaciones de fosfatos y de sus derivados. Drena, igualmente, el tráfico de minerales, cereales, conservas
vegetales y madera que provienen de Marrakech, Kalaa Srghana y Essauira.
Además, la región de Dukkala-Abda constituye una importante región industrial con 336 empresas que generan
alrededor de 18.000 empleos (el 23% de la población activa en el medio urbano). La estructura industrial de la región
está dominada principalmente por la industria química, ya que la inmensa mayoría de los fosfatos producidos en
Marruecos han sido transformados en los complejos químicos de Safi y Yorf Lasfar. Las industrias agroalimentarias, y
particularmente las conserveras, el textil y la producción farmacéutica, completan el dispositivo industrial de la región
que ofrece una infraestructura diversificada: zonas industriales, red de carreteras y ferroviaria, puertos, autopistas en
construcción....
Gracias a su fachada marítima, la región es también zona de una importante actividad turística, en particular en
el turismo balneario que se encuentra en proceso de desarrollo. Las riquezas culturales regionales que representan
ciertos mussems (Mulay Abdelallah), tradiciones ancestrales como la crianza de caballos o de halcones, son también
bienes que corren el riesgo de desaparecer al no valorarse que su desaparición constituye una pérdida para el
patrimonio de la región. La actividad turística relacionada con los balnearios corre el riesgo, por el contrario, de ser
frenada por la degradación de las aguas litorales afectadas por los residuos de las industrias químicas de transformación
de fosfatos.
Región de convergencia, situada en los grandes trayectos del norte y el sur y que disponen de una fachada
marítima importante, la región de Dukkala-Abda ocupa una posición privilegiada, pero su dotación en infraestructuras
es todavía frágil y no permite responder a las necesidades de su desarrollo económico y social. Las redes de carreteras
y ferroviarias se han desarrollado poco. Aunque permiten conectar los dos puertos, permanecen no obstante muy
ligadas al tráfico de productos de fosfatos. La desescolarización, acentuada en el medio rural, así como la deficiencia
de los centros escolares y las condiciones de accesibilidad a los mismos, supone un freno para el desarrollo. Si la zona
costera ha conocido, durante los últimos años, un importante desarrollo de la agricultura irrigada, éste no se ha
acompañado de una formación profesional que permita un buen dominio de las técnicas, ni una puesta en práctica
adecuada de las mismas. Esto constituye un verdadero riesgo a largo plazo para los recursos acuíferos.
La red urbana regional está suficientemente dotada. La región se articula alrededor de las cinco principales
ciudades, de las que las dos más importantes son El Yadida y Safi. Estas dos ciudades costeras han crecido más que
otras a causa del éxodo rural, pero también a causa de las migraciones de poblaciones urbanas desfavorecidas que
provienen de otras zonas de la región. Este crecimiento urbano no orquestado tiene múltiples repercusiones en el
espacio litoral. Así, la dinámica económica registrada en el litoral ha alterado el equilibrio de este espacio extremadamente
sensible. El conjunto de ecosistemas frágiles se degrada por la fuerte presión urbana.
Al disponer de múltiples bienes y de potencialidades naturales, económicas y culturales diversas, la región de
Dukkala-Abda debería, mediante políticas eficientes y programas bien estudiados, propiciar una nueva dinámica
para su desarrollo y para la explotación de sus riquezas. Es necesario lograr una mejor adecuación entre el crecimiento
económico duradero, que se ocupe del empleo, así como una disposición espacial que permita preservar los equilibrios
naturales y salvaguardar los ecosistemas para el bienestar de la población de la región.
baja a medida que se aleja de la fuente de agua.
Fundada en 1062, Marrakech es hoy en día una
capital regional macrocéfala que domina sobre este
espacio agrícola que construye la vida a su alrededor.
Concentra al 45% de la población del Hauz, domina
económicamente y a la vez es un centro que absorbe
los productos agrícolas y las materias primas de
artesanía. Igualmente, se trata de un importante centro
de recepción de poblaciones migrantes y de un centro
comercial que se difumina sobre toda la región. La
industria (19.000 empleados), dominada por el sector
agroalimentario; el comercio, verdadera tradición de
la ciudad; la artesanía, activada por la demanda del
turismo; así como el propio turismo (un millón de visitas
y 3,5 millones de pernoctas) convierte a la ciudad en
el principal destino de las visitas culturales. Estas
razones no son suficientes en sí mismas para explicar
el continuo crecimiento de esta ciudad. Igualmente,
hay que mencionar el sector informal y la repercusión
de la emigración internacional para comprender el
funcionamiento y el crecimiento de la misma.
Satélites de Marrakech, son los Chiadma y los
Haha. Ambas conservan una personalidad propia
marcada por los paisajes, las poblaciones, el hábitat,
así como por la agricultura. Implantadas en un espacio
ondulado y poco dotado en lo que a agua y suelo se
refiere, los Chiadma se organizan alrededor de la
pequeña ciudad de Essauira donde el boom turístico
es muy importante. Los Haha están más aislados en
virtud de una costa menos cómoda y de un interior
más montañoso.
La Meseta de los Fosfatos y Tadla
Estos dos espacios contiguos pertenecen a las
mesetas y llanuras interiores y dependen de la capital
económica. La Meseta de los Fosfatos recibe su
nombre de la minería que entraña y que constituye el
motor de su economía. La llanura de Tadla constituye
el primer perímetro irrigado de Marruecos y de todo
el Magreb. Especializados en dos economías diferentes
(la extracción minera y la agricultura irrigada), ambos
espacios tienen en común el hecho de constituir
economías modernas, tardíamente afectadas por una
emigración particular.
La Meseta de los Uardiga era en otro tiempo una
región pobre debido a un suelo también pobre y a la
escasez e irregularidad de las lluvias que no hacían
posible más que una agricultura aleatoria y una
ganadería muy extensiva. Desde 1921, el
descubrimiento y la revalorización de los fosfatos
cambiaron la economía (convertida en economía
minera) y la fisonomía (paisaje) de esta región que
lleva el nombre de la Meseta de los Fosfatos. La OCP
explota aquí el yacimiento de Juribga que suministra
el 64% del tonelaje producido en Marruecos y emplea
a 20.000 personas. Gracias a esta explotación la región
se urbaniza a gran velocidad. Las principales ciudades
son Buyad, Uadi Zem y, sobre todo, Juribga.
Situada al pie del Atlas Medio, la llanura de Tadla,
amplio canal, es igualmente una estepa seca con un
clima continental de excesivo calor. Ésta recibe las
rebaños de ganadería que deambulan entre la montaña
y la llanura. Es ocupada a finales del siglo XIX por una
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
tribu guich que sobrevivió alrededor de la kasba de
Tadla, en la ruta Fez-Marrakech. Al pie de la montaña,
o Dir, se desarrollaba una economía de contacto entre
la llanura y la montaña que ofrecía, gracias a sus
múltiples fuentes, amplias posibilidades para la
agricultura irrigada y para el reagrupamiento de
poblaciones en la ciudad, al tiempo que en otras
ciudades como Bzu o Beni Mellal. La irrigación
moderna, introducida en 1931 gracias a la edificación
de grandes presas (Bib el Uidan), ha transformado
esta estepa en un perímetro considerado como el más
grande de Marruecos. Gran granja moderna (remolacha
dulce, árboles frutales, forraje, hortalizas y ganadería),
Tadla es también un complejo industrial agroalimentario
(tres azucareras, fábricas de desgrane de algodón,
aceiteras, embalaje de cítricos, alimento para el
ganado). Estas transformaciones han desembocado
en una urbanización sostenida de los campos de Tadla
donde las pequeñas y antiguas villas, así como los
mercados rurales, se han convertido hoy en verdaderas
ciudades (Suk Sebt, Ulad Nemma, Ulad Ayad, Fqih
ben Salah) y en una capital regional que es Beni Mellal.
La economía de ambas regiones se apoya en
sólidas bases, al tiempo que parece frágil. Una de las
167
manifestaciones de esta fragilidad es la importancia
que tiene una emigración que se decanta hacia nuevos
destinos como Italia o España.
La Región del Garb
Abdellah Laouina
km2
La región del Garb abarca 8.805
entre las dos provincias de Kenitra y Sidi Kacem, que incluyen la llanura del
Garb, las colinas periféricas que la bordean al este y al norte, y el final de la Mamora al sur. Se trata de una región
de convergencia hidrográfica pues allí se encuentran los ríos Uerrha, Sebu, Beht, además de muchos otros más
pequeños.
La principal característica de esta llanura es la frecuencia de excedentes de agua y de inundaciones, originados
por la existencia de suelos aluviales impermeables, la escasez de pendientes, el anillo costero y los diques fluviales en
las riberas de los wadis. También por la situación río abajo de zonas más elevadas y muy húmedas. La abundancia
de caudales que proporcionan los ríos Rdom, Beht, Sebú y Uarga provocaban hasta hace algunos años enormes
crecidas que permitían que pudiera pasarse de 25 m3/sec. a 3.000 m3/sec. en pocas horas. En 1963, 200.000 hectáreas
fueron anegadas por la crecida que, además, afectó a 72.000 habitantes.
El Garb ha conocido una fuerte ocupación europea que ha favorecido su valoración. Además de que las
explotaciones coloniales cubrieran una cuarta parte de la superficie de la región, en la época del protectorado fue
instalada una importante red de drenaje (de 6 a 700 km de canales). En un primer momento con la intención de
desecar los pantanos, después para responder a las necesidades de los colonos. Esta red ha sido mejorada por los
servicios agrícolas con la intención de evitar la vuelta a una situación de excedente de agua y de subida de la capa
freática, además de instalar grandes perímetros de irrigación. Se han construido numerosas presas, especialmente
las de El Kansera en el río Beht, así como la Idris I en el Inauen, la Allal el Fassi en el Sebú y la Al Wahda en el Uarga.
Estas presas han permitido, además de solucionar el excedente de agua, el desarrollo de amplios sectores irrigados
y cultivos variados.
La población de la región era de 1,6 millones de personas en 1994, lo que supone una fuerte densidad de población:
185 personas por km2 de media. Algunas comunidades rurales próximas a las ciudades registran tasas superiores a
300 habitantes por km2. El crecimiento demográfico es de 1,7% en el medio rural, en tanto que es del 3,5% en el urbano.
Se trata de una región atractiva que recibe a emigrantes que provienen, sobre todo, de las regiones vecinas del Rif
y del Pre-Rif.
La potencialidad económica de la región proviene de recursos diversos. La agricultura representa el principal
sector de actividad. La SAU de la región representa el 7% de la SAU nacional, y de éste más de la mitad es irrigable.
El Garb constituye hoy en día, con más de 100.000 hectáreas, el segundo perímetro irrigado del país.
El perímetro del “Gran Hidráulico” abarca 91.880 hectáreas, a las que hay que añadir 20.000 hectáreas de granjas
irrigadas mediante bombas colocadas en la rivera de los grandes wadis.
Con este método de irrigación se pretende cubrir en el futuro la totalidad de la llanura, además de grandes
sectores de los valles que desembocan en la llanura y en determinadas zonas de las bajas colinas al suroeste. Mientras
que los terrenos secos permanecen dominados por el cultivo de cereales, en los perímetros irrigados dominan los
cultivos modernos -cultivos oleaginosos, industriales, hortalizas y frutales-, además de una ganadería lechera intensiva.
En general, esta región ha continuado siendo marcadamente rural y depende enormemente de la actividad
agrícola. Aunque la colonización francesa se hizo con amplias propiedades, que corresponden a las grandes
explotaciones actuales de la región, las pequeñas propiedades y los agricultores sin tierras son dominantes. La
persistencia de un estatuto colectivo frena la inversión en determinadas zonas de la llanura. La misma industria depende
de la producción agrícola.
El Garb está marcado por importantes contrastes. Junto a las grandes propiedades que han adoptado medios
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ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
lleva a cabo complementariamente entre la capital
política y la económica.
Este conjunto regional no es homogéneo y, por
ello, en el mismo se distinguen tres subconjuntos. El
primero, está constituido por Casablanca con su ciudad
aneja Mohammedia. Ciudad metrópoli, este Gran
Casablanca alberga a 2,9 millones de habitantes (1994)
y se encuentra en el corazón del sistema. Constituye
el punto de convergencia de la vida económica nacional
y el punto desde el que se articula la economía marroquí
en la economía mundial. El segundo, está representado
por la zona capital. Ésta reagrupa en una centena de
kilómetros, a Kenitra, a las dos ciudades emparejadas
de Rabat y Salé, así a como muchos otros centros
satélites, albergando a más de 1,5 millones de
habitantes. Rabat-Salé y sus suburbios brotan hacia
Kenitra, puerta de entrada del pasillo proveniente del
norte, y hacia el sur, a través de urbanizaciones
balnearias y de grandes centros como Temara, Sjirat
o Buznika, apuntando una conexión entre las partes
norte y sur de la conurbación. La tercera y última,
anuncia la extensión de la futura conurbación hacia
el sur a través de la Chauia litoral y, sobre todo, de la
zona de El Yadida y de Yorf Lasfar. Terminación del
pasillo y polo de desarrollo local, el Gran El Yadida,
gracias a la diversificación y a la consolidación del
complejo industrial y portuario de Yorf Lasfar, está a
punto de convertirse en un polo industrial nacional
específico.
Las llanuras y las mesetas atlánticas:
Chauia, Dukkala y Abda
161
Verdadero hinterland de la metrópoli de Casablanca,
las dos regiones de Chauia y Dukkala son llanuras y
bajas mesetas donde el relieve se anima localmente
en los valles encajados o en el surco interdunal que
bordea el litoral denominado Ulya. En las
acumulaciones continentales que llenan estas llanuras
se han desarrollado suelos ricos y diversos como los
suelos negros o tirs de la Chauia, o los suelos rojos
o hamri de Dukkala. El clima es oceánico y aporta una
humedad complementaria bajo la forma de rocío a las
zonas litorales, en tanto que la pluviosidad disminuye
hacia el interior. Separando las dos regiones, el Um
er Rbia es la zona fluvial más regular del país y una
importante reserva de agua que ha dado lugar a cuatro
grandes presas. La facilidad de circulación en una
topografía plana y la proximidad de Casablanca han
provocado la atracción de estas regiones hacia la
capital económica. Sin embargo, en esta polarización
hay que señalar algunos matices.
La presión de la gran ciudad parece ser más intensa
en el espacio rural de la Chauia. Esta gran tribu,
antiguamente nómada, vive actualmente de la
agricultura con una gran dispersión en el hábitat. Las
mesetas de la alta y baja Chauia se han especializado
en el gran cultivo de cereales (trigo duro, trigo blando,
cebada, maíz), en tanto que la provincia de Settat
proporciona ella sola el 14% de la producción nacional
de cereales. En la Uyla, una estrecha banda costera,
domina la huerta y, especialmente, el tomate. Por
último, hacia el sur, la Chauia pasa hacia Sraghna y
Tadla por la región de los Bni Meskin, zona pobre
y célebre por su emigración hacia Italia. La influencia
La región del Gran Casablanca
Abdelkader Kaioua
km2,
El territorio de la región del Gran Casablanca, con una superficie de 873
coincide con el de la wilaya. Está
delimitado al oeste por el Océano Atlántico y al norte, este y sur por la región de Chauia Urdigha. A lo largo de su
reciente historia, la región ha sido objeto de diversas intentos de organizar su administración territorial, situándose los
primeros a finales del pasado siglo. Hoy en día, y desde septiembre de 2003, una nueva estructura administrativa
consagra la unidad de la ciudad. La antigua wilaya ha pasado de esta forma de 9 a 12 prefecturas y provincias (2
prefecturas, 2 provincias y 8 prefecturas de distrito). Se ha pasado también de 35 comunas, a una estructura más
compleja compuesta de 31 unidades (16 distritos urbanos bajo la jurisdicción del Consejo de la ciudad de Casablanca
y 8 comunas rurales en las otras tres prefecturas y provincias).
En el corazón de la Región, Casablanca es la única metrópoli del Magreb que no acumula funciones de capital
política y de centro económico importante. En pocas décadas, la pequeña ciudad de principios de siglo se ha
convertido en la gran región metropolitana del Magreb que es hoy y en un gran núcleo poblacional que bate todos
los récords del país. Acoge actividades extremadamente diversificadas, siendo además la metrópoli económica más
importante del Magreb en virtud de las funciones y el empleo que genera el sector terciario superior.
La evolución de la población se caracteriza por un excepcional dinamismo. Con 3.508.000 habitantes en 2001,
esta región alberga la concentración humana y urbana más grande del país, acogiendo al 12% de la población total,
y a casi una cuarta parte de la población urbana. La población activa estimada en 2000 fue de 1.257.000, constituyendo
una tasa de actividad del 50,9% (48,1% a nivel nacional). A pesar del peso económico de la región, y particularmente
del que constituye Casablanca, éste no es suficiente para emplear a todas las personas en edad laboral. Así, la tasa
de paro afecta a casi el 24% de la población.
Aunque la región del Gran Casablanca es el centro industrial, comercial y financiero del Reino de Marruecos, la
agricultura no es menos importante pues supone el medio de vida de unos 145.000 campesinos e, indirectamente,
de una población urbana que está ligada a la actividad agrícola.
Centro económico por excelencia del país, domina el espacio industrial nacional por el peso de su aparato
productivo, por la diversificación de los bienes fabricados y por la importancia de las actividades enmarcadas en el
terciario industrial. Albergando la mitad de las empresas y casi el 60% de la población industrial, la región dispone de
un tejido industrial muy diversificado y de una gama de fabricación suficientemente completa. Esta importancia
numérica de industrias está reforzada por la posición de casi monopolio que desempeña Casablanca en un número
destacado de productos.
La fuerte concentración de industrias ha tenido múltiples repercusiones en el espacio. Ha propiciado la difusión
de las unidades de producción hasta tal punto que la mayoría de los barrios y comunidades de la región tienen hoy
en día industrias. A principios del siglo XXI, el panorama industrial del Gran Casablanca ofrece un puzzle de espacios
muy diversificados. Desde antaño industrializada, la ciudad de Mohammedia se ha beneficiado de la proximidad de
la gran metrópoli nacional que le ha permitido desarrollar un sector industrial muy dinámico,que repercute mucho
en el paisaje. Su industria está especializada fundamentalmente en la química y paraquímica, la construcción mecánica
y eléctrica, así como en la producción de energía. Alrededor de los dos polos urbanos, Casablanca y Mohammedia,
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162
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La región del Gran Casablanca
nuevos espacios industriales se están formando en la actualidad por ensamblaje y expansión. En efecto, la zona
periurbano se ha convertido en un lugar de deslocalización y de extensión de industrias. De ser esencialmente agrícola,
la periferia se está convirtiendo en un espacio multifuncional gracias al desarrollo de un sector agrícola muy especulativo,
de una hábitat residencial que acoge a los ciudadanos de la gran ciudad y, sobre todo, por la existencia de diferentes
actividades industriales.
Por otra parte, la región dispone de dos grandes puertos: un puerto comercial de mercancías en Casablanca y
un puerto petrolero situado en Mohammedia. Este doble espacio portuario, elemento motor de la economía marroquí,
asegura prácticamente la mitad del tráfico global nacional. El puerto de Casablanca está cada día más asfixiado
pero las tareas de estructuración de su tráfico y de descongestión de su actividad no terminan de concretarse. Por
otra parte, esta región constituye el punto de convergencia de todas las redes ferroviarias, de carreteras, de autopistas,
y dispone del principal aeropuerto del país, pieza clave para el tráfico aéreo nacional.
En virtud del peso y de la diversidad de sus actividades, de las funciones centrales de dirección económica que
supone, así como de las infraestructuras portuarias y aeroportuarias que posee, la región desarrolla esencialmente
un tipo de turismo de negocios, congresos y de paso. Dispone de una infraestructura de acogida de calidad para
responder a las necesidades de este tipo de clientela: hoteles de renombre mundial, servicios diversificados de
acompañamiento. Tras su inauguración, la mezquita Hassan II se ha convertido en un nuevo valor para la promoción
de la actividad turística de la metrópoli. Alberga igualmente un turismo de masas, gracias a sus diversos potenciales
naturales: playas, bosques, espacios arqueológicos, la antigua medina y los monumentos históricos.
Tras la independencia, Casablanca ha asumido un importante papel de polo internacional. La concentración de
poderes de mando y control se traduce en un refuerzo de las actividades terciarias de alto nivel, así como en la
ampliación de su centro de negocios. La concentración de la decisión financiera, el drenaje y la distribución de bienes
industriales, la localización de la mayor parte de las sedes sociales de las grandes empresas industriales del país, así
como la mayoría de las sociedades de servicios especializados, son manifestaciones concretas. Es, sin duda, el más
denso de todos los centros de negocios magrebíes, y ello aunque no sea el centro de las actividades administrativas
y gubernamentales. Este gran centro de Casablanca concentra, ante todo, las actividades de decisión que constituyen
la fuerza de las grandes ciudades, aquéllas que asocian su influencia al conjunto del espacio nacional conectándolas
con el mercado internacional.
La región se ha convertido también en el primer polo universitario del Reino. Alberga dos universidades que
constituyen un completo complejo universitario (facultades, institutos y escuelas superiores).
Definir el papel y las funciones futuras de esta “región-ciudad”, racionalizar su poder único integrándolo en un
proyecto de desarrollo nacional, dotar de herramientas eficientes para permitirle asegurar su indispensable articulación
en el conjunto del territorio nacional, por una parte, y al sistema marroquí, por otra, es hoy en día el primer objetivo
de la política de ajuste del territorio recomendado por los poderes públicos.
La región del Gran Casablanca es el mayor bien de Marruecos en la batalla de la modernización, pero acumula
una serie de insuficiencias graves que se han convertido en freno para el desarrollo del país. Es urgente intervenir para
poner fin a las múltiples disfunciones que sufre y para permitir que esta gran ciudad funcione normalmente.
de Casablanca se traduce esencialmente en la
gestación de un pasillo de industrialización entre
Berrechid y Settat. Simples mercados rurales en origen,
estas dos poblaciones se han visto favorecidas por
las inversiones públicas y privadas que han tenido
lugar tras las incitaciones públicas de invertir fuera de
Casablanca. Con 54.000 habitantes, Berrechid alberga
una centena de empresas que ofrecen 8.000 empleos
con una presencia importante de capital extranjero.
El desarrollo industrial de Settat es todavía más
importante. Simple mercado durante los años 70,
Settat, poblado hoy por más de 100.000 habitantes,
es la capital de la provincia, de la Chauia, una ciudad
universitaria y con un urbanismo aparente. La industria
aparece a lo largo de los años 80, tras las
deslocalizaciones de fábricas originarias de
Casablanca. Esta industria se caracteriza por la
presencia de importantes unidades de textil, de
materiales de construcción y de productos químicos,
así como de capital extranjero (España, Francia, Países
del Golfo y Estados Unidos) y de zonas especializadas.
Contrariamente a la tribu Chauia, los Dukkala son
viejos sedentarios instalados como guich (antiguas
tribus de soldados a los que se atribuían tierras) desde
el siglo XIV. Desde entonces han desarrollado las
viejas tradiciones campesinas en el trabajo de la tierra,
aunque sufren también fuertes densidades rurales.
Esta es la razón por la que desde muy pronto los
Dukkala comienzan a emigrar temporalmente hacia
otras regiones de Marruecos, a la búsqueda de recursos
complementarios. Hoy en día, la economía de la región
se ha diversificado relativamente, lo que ha dado lugar
a la existencia de diferentes subregiones.
En el corazón de los Dukkala, el perímetro irrigado
moderno es una subregión motriz. Alimentada por las
presas del Um Errebia, la superficie irrigada por
aspersión o por canalización progresa año tras año
pasando de 3.000 hectáreas en 1994 a 55.000 hoy
en día. Igualmente ha diversificado la producción:
remolacha dulce, soja, algodón, maíz, hortalizas, alfalfa
y cereales. Ligadas a estas transformaciones se han
desarrollado, gracias a equipamientos y servicios de
irrigación a disposición de los agricultores, una serie
de pequeñas ciudades: Sidi Bennur, Jemis Zemamra,
Arbaa Laaunat, Had Ulad Frey, etc. Los márgenes
norte y sur del perímetro son menos productivos por
no irrigados y sufren las consecuencias de los suelos
pobres.
No es el caso del Sahel huertano de Ulya. En este
canal paralelo a la línea de la costa y que prolonga
aquel de la Chauia, se concentran diversas actividades
que enriquecen la región de Lualidia. Aquí dominan
en primer lugar las hortalizas y las frutas tempranas,
gracias a un trabajo cuidadoso de la tierra y al desarrollo
de cultivos de invernadero. Pero el surco de Ulya, que
ha sido sumergido localmente por el mar, así como la
existencia de bayas y de lagunas han permitido el
desarrollo de salinas, de ostricultura y de turismo de
balnearios.
Sobre el litoral, la mini conurbación del Gran El Yadida,
dota de un toque urbano a esta zonaprofundamente
rural. Las actividades industriales de Yorf Lasfar, la
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
función turística y de balnearios, así como la presencia
de la vieja ciudad de El Yadida, explican la gestación
de un subconjunto complementario y que forma parte
del eje atlántico presentado más arriba.
La meseta de los Dukkala se prolonga hacia el sur
por una última antena de la ciudad de Casablanca
correspondiente a las tradicionales fronteras de la tribu
de los Abda. El medio natural es aquí más austero, y
ello a pesar de la influencia oceánica. Los suelos son
semiáridos y la pluviosidad menor. Los suelos son
más pobres y el surco interdunal de Ulya se reduce
hasta desaparecer. En el campo de los Abda, aunque
también se cultiva el cereal, predomina la cebada. La
costa es rocosa, terminando en altos acantilados. A
pesar de esta inaccesibilidad del litoral, Abda y su
capital, Safi, están más volcadas hacia el mar, estando
su economía centrada en la explotación del océano:
pesca, tratamiento del pescado y actividades portuarias.
Safi era hace unos años el primer puerto sardinero
del mundo. No obstante, el descenso de los bancos
de pescado hacia el sur ha sumido la actividad de la
pesca y de la transformación de sus productos en una
verdadera crisis. La implantación de un gran complejo
químico de tratamiento de fosfatos en Yusufia ha
venido a sustituir a la explotación pesquera. Las
entidades de Maroc Chimie y de Maroc Phosphore I
y II ocuparon a 3.000 personas en 1997 y han
163
conseguido consolidar la función portuaria de la ciudad.
La región de Rabat y del Garb
El retropaís de Rabat y la meseta del Garb son dos
regiones pertenecientes al Marruecos atlántico. Aunque
no se encuentran en la zona de atracción directa de
Casablanca, dependen cada vez más de la
convergencia atlántica descrita más arriba, ya sea por
los flujos que unen el Garb con la capital económica,
ya sea por la intermediación de Rabat que pertenece
a esta convergencia y que ejerce una atracción real
sobre su parte trasera.
El paisaje del retropaís de Rabat está formado por
llanuras fuertemente divididas por wadis encajados
(Bu Regreg, Akreuch, Korifla, Gru), en tanto que en
Zemmur, alrededor de Tiflet y de Jemisset, el
encajamiento es menor. Las precipitaciones rondan
los 500 mm por año y las amplitudes térmicas son
moderadas, siendo mayores en el interior. Dependiendo
de Rabat, este espacio se compone de un mosaico
poco homogéneo:
z La subregión de Zaer coincide con el territorio
de una gran tribu árabe llegada hasta las puertas de
Rabat hace muchos siglos. Confinados en un
territorio de llanuras divididas, los descendientes de
esta tribu se dedican aún hoy en día a la ganadería
La región de Rabat – Salé – Zemmur – Zaer
Abdelkader Kaioua
La región de la capital política se corresponde con la parte atlántica de la Meseta central. Se sitúa inmediatamente
al sur de la llanura del Garb, al oeste del Saiss de Mequínez, al norte de la Meseta (provincias de Jenifra y de Juribga)
y está rodeada al oeste por la Chauia. Su superficie es de 9.580 km2 (1,3% de la superficie del país) y se subdivide en
tres subregiones geográficas: la población de Rabat-Salé – Temara-Sjirat en la banda litoral, la llanura de Zemmur al
este y la meseta de Zaer al sur. La primera región está constituida por la wilaya de Rabat-Salé, mientras las otras dos
corresponden, grosso modo, a la provincia de Jemisset (8.305 km2).
En este ámbito atlántico, la influencia del océano es decisiva. En la parte más continental las temperaturas medias
rondan los 10ºc, con 26º en verano. La región de Ulmés tiene igualmente características de montaña subhúmeda con
655 mm de lluvia.
Los recursos de agua subterránea están presentes únicamente en la baja meseta litoral (capa de la Mamura y
de Temara) y su acuífero está constituido por calizas pliocuaternarias. Las aguas superficiales son más importantes
gracias a la cuenca del Bu Regreg. La presa de Sidi Mohamed Ben Abdellah acumula la totalidad de las aguas de
esta cuenca y regulariza 245Mm3, de los que el 80% son para Rabat-Salé. Otras presas más pequeñas alimentan a
las ciudades de Jemisset y de Rommani.
La población de la región era de casi 2 millones de habitantes en 1994, de los que las tres cuartas partes habitaban
en zonas urbanas. Las aglomeraciones tienen un peso importante en su alta densidad de población. Aunque la
provincia de Jemisset, eminentemente rural, tiene una densidad media de 60 habitantes por km2. Las aglomeraciones
representan los dos tercios de la población de la región, establecidos en el 6% del territorio. El aumento de la población
es rápido (2,8% al año desde 1982 a 1994), lo que significa que se ha producido un movimiento de acogida de
migrantes procedentes de fuera de la región. Pero son las ciudades de Salé (4,4% por año) y las de Temara-Sjirat (5,4%),
las que han experimentado la tasa de crecimiento más elevada. La tasa de la provincia de Jemisset es igual a la de
la tasa nacional.
La ciudad de Rabat tiene una tasa de actividad muy elevada, pero sufre el retraso de su desarrollo industrial y
turístico. Estas actividades, junto a la artesanía y la función política y administrativa, representan la base del desarrollo
económico de esta ciudad, y explican la durabilidad de su crecimiento.
El sector terciario domina claramente la actividad económica de la región (ocupa al 56% de la población activa).
La agricultura, aunque variada e importante, no emplea más que al 17%. El bosque desempeña un papel principal,
pues cubre el 26% de la superficie (parte sur de la Mamora, bosques de Cherrat y de Korifla, bosque de la región de
Zemmur al sur del Maaziz). La SAU, esencialmente tierras de secano, cubre la mitad de la superficie. Las zonas irrigadas
se concentran en los alrededores de las prefecturas urbanas (meseta de Salé o de Temara). La ganadería intensiva,
así como la avicultura son muy dinámicas: así, la región produce el 35% del pollo industrial del país. Pero la ganadería
pastoral se perpetúa, explotando los espacios forestales sujetos a talas excesivas y a su consiguiente degradación.
Los ingresos que genera el bosque son importantes. Los de la pesca representan menos del 0,5% de los ingresos
nacionales y del sector. Las minas explotadas son de potasio en Jemisset, de fluorina en El Hammam y de piedras
ornamentales.
La industria juega un importante papel (contribuye con el 8% de las industrias, con el 5% de las riquezas industriales
del país y con el 9% de los empleos). Su cifra de negocios es cuatro veces mayor a la de la media nacional. La
prefectura de Rabat alberga por sí misma al 48% de las industrias de la región, las cuales han conocido una notable
evolución, tanto en términos de actividad como de empleo. Las actividades textiles y de confección son las más
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164
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La región de Rabat – Salé – Zemmur – Zaer
dinámicas. Por otro lado, la artesanía contribuye fuertemente al desarrollo del empleo y de las exportaciones.
En virtud de su posición, de su rico patrimonio y de su importante papel para la administración y los negocios, la
región es atractiva para el turismo. La capacidad hotelera se aproxima al 6% de la tasa
nacional y aumenta de manera significativa. La ciudad de Rabat acapara la mayor parte de los establecimientos
hoteleros, seguida de Temara en la zona litoral.
Las unidades comerciales se concentran sobre todo en Rabat-Salé, representando las 3/4 partes del total. Prima,
aunque de manera difusa, el comercio detallista (sectores de ropa, de equipamiento y de alimentación). Este sector
emplea a un importante efectivo de la población. Por otra parte, el sistema financiero está representado por las sedes
centrales de los grandes bancos y por un gran número de agencias.
Hay una gran disparidad entre el urbaismo de Rabat-Salé-Temara y el de la provincia de Jemisset mucho más
elemental. Las primeras representan el segundo polo urbano del país y forman una banda de urbanización que va
de Sjirat a Buknadel y se desarrolla a un ritmo sostenido. Globalmente la tendencia lineal, a lo largo del litoral, es real
pero con una progresión interna no desdeñable. Rabat alberga la función administrativa, financiera y de gestión de
numerosas ramas del desarrollo nacional. Salé es una ciudad extendida que se desarrolla a gran velocidad, pero que
sufre de grandes problemas en términos de equipamiento y de función económica. Temara progresa, aunque a un
ritmo débil, en relación con Rabat. Jemisset y los centros urbanos de Zemmur y Zaer constituyen polos para la provincia
y progresan gracias al éxodo rural.
La región está por encima de la media nacional en términos de infraestructura de base: más del 80% tiene acceso
a agua potable. En la provincia de Temara la tasa es del 42%, a pesar de que en el medio rural ésta no supere el 3%.
Además, el 78% de la zona urbana está electrificada y existe un método organizado de recogida de basuras, aunque
una parte permanezca incontrolada. Por último, las redes de limpieza son desiguales en ambas zonas, siendo
notablemente insuficientes en Jemisset. La red de carreteras es muy densa, los servicios de comunicación son de
calidad media y sufren grandes problemas de aglomeración ligados a un parque de vehículos muy elevado (el 15%
del parque nacional). El aeropuerto, por su parte, concentra un tráfico modesto.
El equipamiento sanitario es avanzado si se compara con el de otras regiones del país. Está esencialmente
concentrado en Rabat, al igual que la educación y la formación profesional. Los equipamientos de transporte no han
evolucionado mucho entre las dos ciudades de Rabat y Salé, e incluso en el interior del propio Rabat por lo que la
circulación está continuamente congestionada y favorece la polución.
Cada una de estas dos ciudades contaba con alrededor de 600.000 habitantes en 1994, aunque sus características
son bien diferentes. A Rabat, ciudad muy diferenciada desde el punto de vista arquitectónico y social (yuxtaposición
en bloques separados, barrios modernos ricos y barrios pobres), se opone la ciudad de Salé, verdadero brote de
barrios modestos, superpoblados y populares. Las funciones de Rabat y su equipamiento son las de una capital, con
la importante presencia de actividades terciarias superiores, así como de toda una gama de empleos secundarios y
comerciales. Además del centro urbano tradicional (medina y antiguo barrio europeo), han aparecido nuevos polos
funcionales que concentran actividades variadas.
Al sur de Rabat, más allá del “cinturón verde”, se despliega una zona urbana que crece rápidamente y que se
extiende a expensas de un espacio agrícola en proceso de retroceso. La urbanización costera está en pleno desarrollo
a lo largo del litoral desde Harhura. Frente al mar se construyen numerosas primeras residencias, aunque hoy en día
la tendencia es la de extenderse también más allá de la ruta costera, sobre el acantilado interior y las dunas que lo
dominan. La urbanización interior, constituida por Temara-Centro, está más extendida y constituye una ciudad en
plena expansión que, aunque en el extrarradio de Rabat, desarrolla toda clase de actividades secundarias y terciarias.
bovina en el bosque y a la ovina en los claros, de
forma intensiva para la producción de alimentos
destinados a la ciudad. Sobre las ricas tierras de
algunas planicies, una propiedad de gran talla, privada
o explotada por sociedades estatales, se practica una
agricultura moderna (cultivo de cereales, viñedos,
huertas). De la misma manera, en el fondo del valle
y en la depresión de Rommani subsiste una pequeña
explotación de policultivos. A la vez polo de atracción
para los Zaer que vienen a aglutinarse en la periferia
de la ciudad, Rabat es igualmente un polo emisor
hacia su región sur, de barrios de villas y de
equipamientos para el tiempo libre (golf, hipódromo
etc.). La necesidad de proteger el lago de la presa,
explica la vida urbana a las puertas de ciudad. De la
misma manera, esta subregión se caracteriza por la
presencia de algunas poblaciones proletarizadas
(Ezzhiliga, Rommani, Had Brachua, Ain el Auda).
z La subregión de Shul es una zona que se distingue
por su estancamiento, tanto demográfico como
económico. Aislada de la ciudad de Salé tras llenar
de agua el lago de la presa de Sidi Mohamed Ben
Abdallah, la población de esta comunidad vive de
la ganadería extensiva, de la explotación del bosque
de alcornoques y de algunos cultivos.
z Considerado como el bosque más grande de
alcornoques del mundo, la Maamora, espacio de
tiempo libre para los habitantes de Rabat-Salé, es un
medio natural que se encuentra en la confluencia del
Garb, del litoral atlántico y de la zona de Zemmur.
z Esta última subregión es la prueba, contrariamente
a los casos anteriores, de un dinamismo remarcable.
En efecto, los Zemmur, confederación de origen
beréber, ocupan vastas llanuras que, gracias a buenos
suelos y a una climatología favorable y de grandes
superficies, constituyen un territorio rico en cereales
(el 12% de la producción nacional) y en ganadería
láctica destinada a cubrir las necesidades de las
ciudades cercanas. Una verdadera red de pequeños
centros divide en zonas el conjunto de esta subregión
que abarca las dos ciudades de Tiflet (49.000
habitantes) y Jemisset (89.000 habitantes). Estas dos
regiones deben su crecimiento al aumento de la
posición sobre el eje de la ruta Rabat-Meknes, elemento
estructurante de la región. Hoy en día otros factores
explican igualmente este crecimiento: la promoción
administrativa, la actividad agrícola o las repercusiones
de la emigración internacional.
z La región de Ulmes es la última subregión de
la parte trasera de Rabat. Aquí, los relieves planos
pasan a constituir altas llanuras, un macizo granítico
bastante elevado y plantaciones relativamente
importantes. La abundancia de pastos explica la
importancia de la ganadería, en tanto que el paso de
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
la colonización francesa, la introducción de la
arboricultura frutal. A pesar de algunas características
bastante sólidas (clima, paisajes, proximidad, presencia
de termas), la región no ha llegado a convertirse en
un destino veraniego.
zEl Garb, llanura inundable recorrida por el Sebú,
parece arrimarse progresivamente a la convergencia
atlántica por medio de la economía agrícola y por la
autopista que rodea esta subregión. La abundancia
de precipitaciones, la escasez de pendientes y el
predominio de suelos impermeables, explican las
frecuentes inundaciones y el ambicioso programa de
edificación de presas que, además de abrigar la región,
permite el desarrollo de un vasto perímetro irrigado.
Con una superficie de 91.880 hectáreas, esta última
subregión constituye el segundo perímetro irrigado
del país y el que ofrece, junto al perímetro de Lukkus
al norte, la variedad más importante de producciones
agrícolas: fresas, espárragos, melones, cacahuetes,
girasoles, forraje, algodón, cítricos, arroz, diferentes
cereales, remolacha, té, leche y carne roja. Para
transformar estas producciones en el terreno, muchas
fábricas agroalimentarias han aparecido contribuyendo
a urbanizar esta llanura en la que no hay ciudades.
Cinco unidades azucareras, cuatro arrozales, una
cooperativa lechera, muchas fábricas de harina y
estaciones de acondicionamiento de cítricos —fábricas
de zumos de frutas, conservas de frutas — y legumbres
marcan la llanura y refuerzan las poblaciones de Sidi
Kacem, Sidi Sliman, Mechraa Bel Ksiri, Suk Larbaa y
Kenitra.
165
Marrakech y sus anexos: la región de
“Marrakech-Tensift-Al Hauz”
El espacio que depende de la ciudad de Marrakech
comporta la llanura de Hauz, atravesada por el Uadi
Tensift. Por el sur sus límites alcanzan los contrafuertes
del Alto Atlas, por el norte, hasta el Um er Rbia, en el
límite de Tadla y por el oeste hasta los alrededores de
Essauira. Esta vasta superficie coincide con la región
institucional “Marrakech-Tensift-Al Hauz”.
Al Hauz propiamente dicho es un vasto canal de
terraplenes que interrumpen a ratos los afloramientos
de antiguos zócalos (Ybel Gueliz, por ejemplo). Se
trata de un espacio con amplia variedad de paisajes
donde se alternan tierras bajas (Ybilet), depresiones
áridas (Bahira), conos de deyecciones provenientes
del Alto Atlas en forma de original dir (o piemonte)
irrigado y que verdea en algunas de sus partes,
modernas granjas de arboricultura, campos de
poderosa ruralidad y una gran ciudad de casi un millón
de habitantes. Ante las condiciones naturales tan
severas que presenta la bolsa de aridez del Hauz, los
hombres han desarrollado un ingenioso sistema de
irrigación, bien con las aguas superficiales provenientes
del Alto Atlas por medio de los seguia, bien a partir de
aguas subterráneas gracias a un sistema de Jettara;
por último, también movilizando las aguas a través de
obras de gran envergadura (acequias de circunvalación)
para trasvasar el agua desde donde es abundante a
aquellas regiones en las que escasea.
Por regla general, y salvo en las granjas modernas
donde se irriga con bomba, la intensidad de los cultivos
Región de Dukkala – Abda
Abdelkader Kaioua
Compuesta por dos provincias, El Yadida y Safi (89 municipios de los cuales 77 son rurales), la región de DukkalaAbda está rodeada por el Océano Atlántico al oeste y al norte. Esta región constituye una parte y una prolongación
de la región metropolitana nacional, cuya zona de influencia llega hasta Yorf Lasfar. El mar, el Sahel y las llanuras del
interior son elementos físicos que influyen en gran medida en la vida económica y social de esta región.
Con predominio rural (63% de la población), esta región alberga a casi 1,93 millones de habitantes concentrados,
sobre todo, en la provincia de El Yadida. La población en esta provincia es más joven que la de la media nacional,
con un 39% de habitantes que tienen menos de 15 años y con un 53,3% de habitantes en edad activa.
La región de Dukkala-Abda se beneficia de múltiples y diversos bienes económicos entre los que se encuentran
la agricultura, la industria, el bosque y la pesca. Fundamentalmente agrícola, pues ocupa un 80,4% de la superficie
regional y emplea al 58% de la población activa y al 78% de la población rural, la región está menos afectada por
el paro que otras regiones del país: 10,4% frente al 13,6% nacional y sólo el 1,9% en el medio rural frente al 5% nacional.
Al disponer de fuertes potenciales agrícolas, tanto de secano como de riego, esta región ha visto intensificarse
su producción agrícola gracias a la presencia de buenos suelos, de un clima oceánico y de importantes programas
de equipamiento proporcionados por el Estado: irrigación de 61.000 hectáreas en la región de los Dukkala y realización
de programas integrados de desarrollo agrícola. Existe el proyecto de extender la superficie irrigada a 125.000 hectáreas.
El cultivo industrial dominante es la remolacha con el 38% de la producción nacional, que se completa con el cultivo
de cereales, legumbres, cultivos de forraje y frutales. Los productos de la huerta, especialmente en Ulya, representan
más del 27% de las superficies reservadas al cultivo temprano. La viticultura y la avicultura son también actividades
importantes. Los agricultores abdis y dukkalis son igualmente grandes ganaderos. Así, la región es una de las principales
regiones de producción cárnica y láctea. El bosque de argan cubre 8.000 hectáreas en la provincia de Safi y constituye
un tercio de la zona forestal de la región.
Muy abierta al Océano Atlántico, la región dispone de una importante extensión marítima que le permite desarrollar
la pesca y actividades derivadas de la misma que proporcionan una riqueza económica considerable. En Safi, al
igual que en El Yadida, la pesca puede ser considerada uno de los principales sectores que impulsan el desarrollo de
esta zona. En este nivel, la región dispone de una infraestructura portuaria importante con un peso considerable en
la actividad portuaria nacional. Cuenta con tres puertos: El Yadida, Yorf Lasfar y Safi. El puerto de El Yadida proporciona
una actividad de cabotaje importante y se dedica principalmente al comercio y a la pesca. El puerto mineral e
industrial de Yorf Lasfar ha sido concebido en principio para ser el principal puerto de exportación de fosfatos y
derivados. Esta vocación ha determinado su emplazamiento entre los tres yacimientos de fosfatos de Benguerir, Yussufia
y Juribga. Se trata del primer puerto mineral del país, aunque podría orientarse hacia actividades de acondicionamiento
y de exportación de frutas tempranas recolectadas en la cercana Ulya. Desgraciadamente, su dinamismo se encuentra
hoy en día frenado por la actual organización de circuitos de comercialización que favorece al puerto de Casablanca.
En cuanto al puerto de Safi, primer puerto pesquero de Marruecos y primer sardinero del mundo, su actividad pesquera
se encuentra en decadencia. No obstante, dicha decadencia se compensa relativamente con el desarrollo de
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Región de Dukkala – Abda
exportaciones de fosfatos y de sus derivados. Drena, igualmente, el tráfico de minerales, cereales, conservas
vegetales y madera que provienen de Marrakech, Kalaa Srghana y Essauira.
Además, la región de Dukkala-Abda constituye una importante región industrial con 336 empresas que generan
alrededor de 18.000 empleos (el 23% de la población activa en el medio urbano). La estructura industrial de la región
está dominada principalmente por la industria química, ya que la inmensa mayoría de los fosfatos producidos en
Marruecos han sido transformados en los complejos químicos de Safi y Yorf Lasfar. Las industrias agroalimentarias, y
particularmente las conserveras, el textil y la producción farmacéutica, completan el dispositivo industrial de la región
que ofrece una infraestructura diversificada: zonas industriales, red de carreteras y ferroviaria, puertos, autopistas en
construcción....
Gracias a su fachada marítima, la región es también zona de una importante actividad turística, en particular en
el turismo balneario que se encuentra en proceso de desarrollo. Las riquezas culturales regionales que representan
ciertos mussems (Mulay Abdelallah), tradiciones ancestrales como la crianza de caballos o de halcones, son también
bienes que corren el riesgo de desaparecer al no valorarse que su desaparición constituye una pérdida para el
patrimonio de la región. La actividad turística relacionada con los balnearios corre el riesgo, por el contrario, de ser
frenada por la degradación de las aguas litorales afectadas por los residuos de las industrias químicas de transformación
de fosfatos.
Región de convergencia, situada en los grandes trayectos del norte y el sur y que disponen de una fachada
marítima importante, la región de Dukkala-Abda ocupa una posición privilegiada, pero su dotación en infraestructuras
es todavía frágil y no permite responder a las necesidades de su desarrollo económico y social. Las redes de carreteras
y ferroviarias se han desarrollado poco. Aunque permiten conectar los dos puertos, permanecen no obstante muy
ligadas al tráfico de productos de fosfatos. La desescolarización, acentuada en el medio rural, así como la deficiencia
de los centros escolares y las condiciones de accesibilidad a los mismos, supone un freno para el desarrollo. Si la zona
costera ha conocido, durante los últimos años, un importante desarrollo de la agricultura irrigada, éste no se ha
acompañado de una formación profesional que permita un buen dominio de las técnicas, ni una puesta en práctica
adecuada de las mismas. Esto constituye un verdadero riesgo a largo plazo para los recursos acuíferos.
La red urbana regional está suficientemente dotada. La región se articula alrededor de las cinco principales
ciudades, de las que las dos más importantes son El Yadida y Safi. Estas dos ciudades costeras han crecido más que
otras a causa del éxodo rural, pero también a causa de las migraciones de poblaciones urbanas desfavorecidas que
provienen de otras zonas de la región. Este crecimiento urbano no orquestado tiene múltiples repercusiones en el
espacio litoral. Así, la dinámica económica registrada en el litoral ha alterado el equilibrio de este espacio extremadamente
sensible. El conjunto de ecosistemas frágiles se degrada por la fuerte presión urbana.
Al disponer de múltiples bienes y de potencialidades naturales, económicas y culturales diversas, la región de
Dukkala-Abda debería, mediante políticas eficientes y programas bien estudiados, propiciar una nueva dinámica
para su desarrollo y para la explotación de sus riquezas. Es necesario lograr una mejor adecuación entre el crecimiento
económico duradero, que se ocupe del empleo, así como una disposición espacial que permita preservar los equilibrios
naturales y salvaguardar los ecosistemas para el bienestar de la población de la región.
baja a medida que se aleja de la fuente de agua.
Fundada en 1062, Marrakech es hoy en día una
capital regional macrocéfala que domina sobre este
espacio agrícola que construye la vida a su alrededor.
Concentra al 45% de la población del Hauz, domina
económicamente y a la vez es un centro que absorbe
los productos agrícolas y las materias primas de
artesanía. Igualmente, se trata de un importante centro
de recepción de poblaciones migrantes y de un centro
comercial que se difumina sobre toda la región. La
industria (19.000 empleados), dominada por el sector
agroalimentario; el comercio, verdadera tradición de
la ciudad; la artesanía, activada por la demanda del
turismo; así como el propio turismo (un millón de visitas
y 3,5 millones de pernoctas) convierte a la ciudad en
el principal destino de las visitas culturales. Estas
razones no son suficientes en sí mismas para explicar
el continuo crecimiento de esta ciudad. Igualmente,
hay que mencionar el sector informal y la repercusión
de la emigración internacional para comprender el
funcionamiento y el crecimiento de la misma.
Satélites de Marrakech, son los Chiadma y los
Haha. Ambas conservan una personalidad propia
marcada por los paisajes, las poblaciones, el hábitat,
así como por la agricultura. Implantadas en un espacio
ondulado y poco dotado en lo que a agua y suelo se
refiere, los Chiadma se organizan alrededor de la
pequeña ciudad de Essauira donde el boom turístico
es muy importante. Los Haha están más aislados en
virtud de una costa menos cómoda y de un interior
más montañoso.
La Meseta de los Fosfatos y Tadla
Estos dos espacios contiguos pertenecen a las
mesetas y llanuras interiores y dependen de la capital
económica. La Meseta de los Fosfatos recibe su
nombre de la minería que entraña y que constituye el
motor de su economía. La llanura de Tadla constituye
el primer perímetro irrigado de Marruecos y de todo
el Magreb. Especializados en dos economías diferentes
(la extracción minera y la agricultura irrigada), ambos
espacios tienen en común el hecho de constituir
economías modernas, tardíamente afectadas por una
emigración particular.
La Meseta de los Uardiga era en otro tiempo una
región pobre debido a un suelo también pobre y a la
escasez e irregularidad de las lluvias que no hacían
posible más que una agricultura aleatoria y una
ganadería muy extensiva. Desde 1921, el
descubrimiento y la revalorización de los fosfatos
cambiaron la economía (convertida en economía
minera) y la fisonomía (paisaje) de esta región que
lleva el nombre de la Meseta de los Fosfatos. La OCP
explota aquí el yacimiento de Juribga que suministra
el 64% del tonelaje producido en Marruecos y emplea
a 20.000 personas. Gracias a esta explotación la región
se urbaniza a gran velocidad. Las principales ciudades
son Buyad, Uadi Zem y, sobre todo, Juribga.
Situada al pie del Atlas Medio, la llanura de Tadla,
amplio canal, es igualmente una estepa seca con un
clima continental de excesivo calor. Ésta recibe las
rebaños de ganadería que deambulan entre la montaña
y la llanura. Es ocupada a finales del siglo XIX por una
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
tribu guich que sobrevivió alrededor de la kasba de
Tadla, en la ruta Fez-Marrakech. Al pie de la montaña,
o Dir, se desarrollaba una economía de contacto entre
la llanura y la montaña que ofrecía, gracias a sus
múltiples fuentes, amplias posibilidades para la
agricultura irrigada y para el reagrupamiento de
poblaciones en la ciudad, al tiempo que en otras
ciudades como Bzu o Beni Mellal. La irrigación
moderna, introducida en 1931 gracias a la edificación
de grandes presas (Bib el Uidan), ha transformado
esta estepa en un perímetro considerado como el más
grande de Marruecos. Gran granja moderna (remolacha
dulce, árboles frutales, forraje, hortalizas y ganadería),
Tadla es también un complejo industrial agroalimentario
(tres azucareras, fábricas de desgrane de algodón,
aceiteras, embalaje de cítricos, alimento para el
ganado). Estas transformaciones han desembocado
en una urbanización sostenida de los campos de Tadla
donde las pequeñas y antiguas villas, así como los
mercados rurales, se han convertido hoy en verdaderas
ciudades (Suk Sebt, Ulad Nemma, Ulad Ayad, Fqih
ben Salah) y en una capital regional que es Beni Mellal.
La economía de ambas regiones se apoya en
sólidas bases, al tiempo que parece frágil. Una de las
167
manifestaciones de esta fragilidad es la importancia
que tiene una emigración que se decanta hacia nuevos
destinos como Italia o España.
La Región del Garb
Abdellah Laouina
km2
La región del Garb abarca 8.805
entre las dos provincias de Kenitra y Sidi Kacem, que incluyen la llanura del
Garb, las colinas periféricas que la bordean al este y al norte, y el final de la Mamora al sur. Se trata de una región
de convergencia hidrográfica pues allí se encuentran los ríos Uerrha, Sebu, Beht, además de muchos otros más
pequeños.
La principal característica de esta llanura es la frecuencia de excedentes de agua y de inundaciones, originados
por la existencia de suelos aluviales impermeables, la escasez de pendientes, el anillo costero y los diques fluviales en
las riberas de los wadis. También por la situación río abajo de zonas más elevadas y muy húmedas. La abundancia
de caudales que proporcionan los ríos Rdom, Beht, Sebú y Uarga provocaban hasta hace algunos años enormes
crecidas que permitían que pudiera pasarse de 25 m3/sec. a 3.000 m3/sec. en pocas horas. En 1963, 200.000 hectáreas
fueron anegadas por la crecida que, además, afectó a 72.000 habitantes.
El Garb ha conocido una fuerte ocupación europea que ha favorecido su valoración. Además de que las
explotaciones coloniales cubrieran una cuarta parte de la superficie de la región, en la época del protectorado fue
instalada una importante red de drenaje (de 6 a 700 km de canales). En un primer momento con la intención de
desecar los pantanos, después para responder a las necesidades de los colonos. Esta red ha sido mejorada por los
servicios agrícolas con la intención de evitar la vuelta a una situación de excedente de agua y de subida de la capa
freática, además de instalar grandes perímetros de irrigación. Se han construido numerosas presas, especialmente
las de El Kansera en el río Beht, así como la Idris I en el Inauen, la Allal el Fassi en el Sebú y la Al Wahda en el Uarga.
Estas presas han permitido, además de solucionar el excedente de agua, el desarrollo de amplios sectores irrigados
y cultivos variados.
La población de la región era de 1,6 millones de personas en 1994, lo que supone una fuerte densidad de población:
185 personas por km2 de media. Algunas comunidades rurales próximas a las ciudades registran tasas superiores a
300 habitantes por km2. El crecimiento demográfico es de 1,7% en el medio rural, en tanto que es del 3,5% en el urbano.
Se trata de una región atractiva que recibe a emigrantes que provienen, sobre todo, de las regiones vecinas del Rif
y del Pre-Rif.
La potencialidad económica de la región proviene de recursos diversos. La agricultura representa el principal
sector de actividad. La SAU de la región representa el 7% de la SAU nacional, y de éste más de la mitad es irrigable.
El Garb constituye hoy en día, con más de 100.000 hectáreas, el segundo perímetro irrigado del país.
El perímetro del “Gran Hidráulico” abarca 91.880 hectáreas, a las que hay que añadir 20.000 hectáreas de granjas
irrigadas mediante bombas colocadas en la rivera de los grandes wadis.
Con este método de irrigación se pretende cubrir en el futuro la totalidad de la llanura, además de grandes
sectores de los valles que desembocan en la llanura y en determinadas zonas de las bajas colinas al suroeste. Mientras
que los terrenos secos permanecen dominados por el cultivo de cereales, en los perímetros irrigados dominan los
cultivos modernos -cultivos oleaginosos, industriales, hortalizas y frutales-, además de una ganadería lechera intensiva.
En general, esta región ha continuado siendo marcadamente rural y depende enormemente de la actividad
agrícola. Aunque la colonización francesa se hizo con amplias propiedades, que corresponden a las grandes
explotaciones actuales de la región, las pequeñas propiedades y los agricultores sin tierras son dominantes. La
persistencia de un estatuto colectivo frena la inversión en determinadas zonas de la llanura. La misma industria depende
de la producción agrícola.
El Garb está marcado por importantes contrastes. Junto a las grandes propiedades que han adoptado medios
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168
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La región del Garb
de producción más modernos, subsiste en la periferia una pequeña parte de la población que utiliza métodos agrícolas
tradicionales. Los circuitos tradicionales de comercio y servicios (zocos) coexisten con los medios de transporte masivos
y modernos. De la misma manera, centros urbanos dotados con las infraestructuras más modernas surgen en el seno
de zonas rurales poco equipadas. La estructura de la propiedad constituye un buen ejemplo de los desequilibrios
sociales: el 69% de los propietarios en el Garb posee menos de 5 hectáreas y ocupa alrededor del 23% de la superficie
agraria, en tanto que sólo el 2% de los agricultores tiene explotaciones de más de 50 hectáreas constituyendo el 33%
de la superficie.
El Garb contribuye a producir buena parte de los alimentos básicos que se consumen en Marruecos: arroz, caña
de azúcar, oleaginosas, fresas, espárragos, melones, legumbres, cacahuetes y girasoles, forraje, algodón, cítricos,
cereales, remolacha, leche, miel y carne. Para transformar y valorar estas producciones se ha implantado una industria
agroalimentaria que ha creado a su vez polos de desarrollo en el seno de la región rural.
En cuanto a las migraciones, existe un doble sistema en la región. El primero concierne a los habitantes de los
contornos rifeños más pobres y superpoblados que se dirigen hacia la parte rica y moderna de la región. El segundo
lo constituyen las poblaciones rurales de las llanuras que se dirigen hacia las ciudades vecinas o hacia Casablanca.
Esta intensa movilidad ha contribuido a la aglomeración acelerada de poblaciones y centros rurales, así como al
importante desarrollo de zonas insalubres que son ya verdaderas coronas que rodean todos los centros urbanos,
independientemente de su tamaño.
Constituida por una decena de ciudades, entre las que Kenitra se encuentra a la cabeza con más de 100.000
habitantes, la armadura urbana del Garb, cuyo origen se remonta a la época del protectorado y que se organiza
de forma triangular, está formada al sur por el eje Kenitra-Sidi Kacem, al oeste por una carretera que une Kenitra con
Suk el Arbaa (eje de penetración hacia la península tingitana) y al este por la unión de Suk el Arbaa, Mechra bel Ksiri,
Sidi Kacem y la vía férrea Tánger-Fez. Kenitra, capital de la región localizada en el suroeste, tuvo en un primer momento
una función militar, después portuaria como zona de salida para el Garb y, por último, de polo industrial.
Todas estas razones hacen que la urbanización en esta zona vaya con retraso (tasa del 38%), aunque el ritmo
tienda a acelerarse desde 1982. Pero la expansión urbana se explica, fundamentalmente, por la transformación de
los centros rurales en pequeñas ciudades. Esto ha permitido dotar al campo de centros equipados, convirtiéndose
en verdaderas plataformas de servicios para el medio rural.
La región está bien equipada desde el punto de vista de las infraestructuras de transporte, con la mayor parte
de los ejes norte – sur: la autopista del norte, la carretera de Kenitra-Suk el Arbaa, la carretera de Sidi Kacem-Suk el
Arbaa y la carretera de Uezzan-Mequínez, así como un eje principal oeste–este que va de Kenitra a Fez pasando por
Sidi Kacem. La región es uno de los principales núcleos ferroviarios del país, una vía de paso obligado para todas las
conexiones terrestres hacia Europa.
Desde el punto de vista del equipamiento socio-sanitario, las tasas de la región son poco elevadas si se comparan
con su situación de centralidad. Aquí se encuentra el 4% de la capacidad hospitalaria nacional con un médico por
cada 3.700 habitantes. Estos datos sitúan a la región por debajo de la media nacional. En la misma situación se
encuentra el equipamiento educativo y socio-cultural.
La pesca se localiza principalmente en el puerto de Mehdia, además de la pesca artesanal de la Merya Zerga.
La industria es doble, con una importante concentración en Kenitra y varias unidades agroindustriales diseminadas
en los principales centros del Garb.
Los problemas medioambientales no son menos importantes, sobre todo en lo relativo a los recursos de agua en
la llanura: los residuos de las fábricas en el Sebú, contaminación de alto contenido en nitrógeno en la capa freática,
alto grado de salinización y una extrema fragilidad de los suelos en las colinas pre-rifeñas, debido a la sensibilidad a
la erosión.
El Marruecos atlántico y las
llanuras interiores: principal
centro de la emigración marroquí
Mohamed Berriane
Aunque tradicionalmente no había sido considerado
centro de la emigración marroquí hacia el extranjero,
el Marruecos atlántico es considerado hoy en día como
el principal centro internacional de la emigración de
trabajadores marroquíes. Una parte de sus ciudades
se han convertido al mismo tiempo en centros de
escala para los emigrantes y focos de recepción de
antiguos emigrantes que provienen, entre otros lugares,
de las llanuras interiores (Tadla y la Llanura de los
Fosfatos). Según las respuestas dadas por los
emigrantes encuestados por el equipo del INSEA
(2000), un 44,2% de los mismos dijo haber nacido en
esta región. No obstante, al ser considerada como
lugar de residencia, este porcentaje se eleva hasta el
48,5%. Esta cifra da cuenta del importante papel que
tiene esta zona como etapa en el camino de la
emigración de este Marruecos atlántico y medio.
El papel de este Marruecos atlántico y medio como
principal lugar de partida de la emigración marroquí
internacional tiene ya una historia. No obstante, esta
cuestión ha sido ocultada durante largo tiempo por la
importancia que tradicionalmente ha otorgado la
literatura a las regiones migratorias consideradas
tradicionales en función de la intensidad que dicho
fenómeno había ejercido durante largo tiempo en
algunas de las mismas. Fundamentalmente, porque
se trataba de la única fuente de ingresos para la zona,
lo cual contribuía a su carácter excepcional. Como
establece el excelente análisis de la cuestión realizado
por Bonnet et Bossard (1973), el litoral atlántico
fuertemente urbanizado, de Casablanca a Kenitra, se
encontraba ya entonces en una segunda posición
después de la zona noreste (región de emigración
tradicional de la que partían 36.200 trabajadores).
Entre 1969 y 1972 el volumen de partidas registradas
alcanzaba el número de 23.000 sobre un total de
114.500, según las estadísticas de la época registradas
por el Ministerio de Trabajo. Si a ese número se le
unen los 7.600 obreros originarios de Tadla y de otras
llanuras interiores, se trataría de un 26,7% de
trabajadores marroquíes trabajando en el extranjero,
los que procederían de esta zona. El suroeste, otra
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La región del Garb
de producción más modernos, subsiste en la periferia una pequeña parte de la población que utiliza métodos agrícolas
tradicionales. Los circuitos tradicionales de comercio y servicios (zocos) coexisten con los medios de transporte masivos
y modernos. De la misma manera, centros urbanos dotados con las infraestructuras más modernas surgen en el seno
de zonas rurales poco equipadas. La estructura de la propiedad constituye un buen ejemplo de los desequilibrios
sociales: el 69% de los propietarios en el Garb posee menos de 5 hectáreas y ocupa alrededor del 23% de la superficie
agraria, en tanto que sólo el 2% de los agricultores tiene explotaciones de más de 50 hectáreas constituyendo el 33%
de la superficie.
El Garb contribuye a producir buena parte de los alimentos básicos que se consumen en Marruecos: arroz, caña
de azúcar, oleaginosas, fresas, espárragos, melones, legumbres, cacahuetes y girasoles, forraje, algodón, cítricos,
cereales, remolacha, leche, miel y carne. Para transformar y valorar estas producciones se ha implantado una industria
agroalimentaria que ha creado a su vez polos de desarrollo en el seno de la región rural.
En cuanto a las migraciones, existe un doble sistema en la región. El primero concierne a los habitantes de los
contornos rifeños más pobres y superpoblados que se dirigen hacia la parte rica y moderna de la región. El segundo
lo constituyen las poblaciones rurales de las llanuras que se dirigen hacia las ciudades vecinas o hacia Casablanca.
Esta intensa movilidad ha contribuido a la aglomeración acelerada de poblaciones y centros rurales, así como al
importante desarrollo de zonas insalubres que son ya verdaderas coronas que rodean todos los centros urbanos,
independientemente de su tamaño.
Constituida por una decena de ciudades, entre las que Kenitra se encuentra a la cabeza con más de 100.000
habitantes, la armadura urbana del Garb, cuyo origen se remonta a la época del protectorado y que se organiza
de forma triangular, está formada al sur por el eje Kenitra-Sidi Kacem, al oeste por una carretera que une Kenitra con
Suk el Arbaa (eje de penetración hacia la península tingitana) y al este por la unión de Suk el Arbaa, Mechra bel Ksiri,
Sidi Kacem y la vía férrea Tánger-Fez. Kenitra, capital de la región localizada en el suroeste, tuvo en un primer momento
una función militar, después portuaria como zona de salida para el Garb y, por último, de polo industrial.
Todas estas razones hacen que la urbanización en esta zona vaya con retraso (tasa del 38%), aunque el ritmo
tienda a acelerarse desde 1982. Pero la expansión urbana se explica, fundamentalmente, por la transformación de
los centros rurales en pequeñas ciudades. Esto ha permitido dotar al campo de centros equipados, convirtiéndose
en verdaderas plataformas de servicios para el medio rural.
La región está bien equipada desde el punto de vista de las infraestructuras de transporte, con la mayor parte
de los ejes norte – sur: la autopista del norte, la carretera de Kenitra-Suk el Arbaa, la carretera de Sidi Kacem-Suk el
Arbaa y la carretera de Uezzan-Mequínez, así como un eje principal oeste–este que va de Kenitra a Fez pasando por
Sidi Kacem. La región es uno de los principales núcleos ferroviarios del país, una vía de paso obligado para todas las
conexiones terrestres hacia Europa.
Desde el punto de vista del equipamiento socio-sanitario, las tasas de la región son poco elevadas si se comparan
con su situación de centralidad. Aquí se encuentra el 4% de la capacidad hospitalaria nacional con un médico por
cada 3.700 habitantes. Estos datos sitúan a la región por debajo de la media nacional. En la misma situación se
encuentra el equipamiento educativo y socio-cultural.
La pesca se localiza principalmente en el puerto de Mehdia, además de la pesca artesanal de la Merya Zerga.
La industria es doble, con una importante concentración en Kenitra y varias unidades agroindustriales diseminadas
en los principales centros del Garb.
Los problemas medioambientales no son menos importantes, sobre todo en lo relativo a los recursos de agua en
la llanura: los residuos de las fábricas en el Sebú, contaminación de alto contenido en nitrógeno en la capa freática,
alto grado de salinización y una extrema fragilidad de los suelos en las colinas pre-rifeñas, debido a la sensibilidad a
la erosión.
El Marruecos atlántico y las
llanuras interiores: principal
centro de la emigración marroquí
Mohamed Berriane
Aunque tradicionalmente no había sido considerado
centro de la emigración marroquí hacia el extranjero,
el Marruecos atlántico es considerado hoy en día como
el principal centro internacional de la emigración de
trabajadores marroquíes. Una parte de sus ciudades
se han convertido al mismo tiempo en centros de
escala para los emigrantes y focos de recepción de
antiguos emigrantes que provienen, entre otros lugares,
de las llanuras interiores (Tadla y la Llanura de los
Fosfatos). Según las respuestas dadas por los
emigrantes encuestados por el equipo del INSEA
(2000), un 44,2% de los mismos dijo haber nacido en
esta región. No obstante, al ser considerada como
lugar de residencia, este porcentaje se eleva hasta el
48,5%. Esta cifra da cuenta del importante papel que
tiene esta zona como etapa en el camino de la
emigración de este Marruecos atlántico y medio.
El papel de este Marruecos atlántico y medio como
principal lugar de partida de la emigración marroquí
internacional tiene ya una historia. No obstante, esta
cuestión ha sido ocultada durante largo tiempo por la
importancia que tradicionalmente ha otorgado la
literatura a las regiones migratorias consideradas
tradicionales en función de la intensidad que dicho
fenómeno había ejercido durante largo tiempo en
algunas de las mismas. Fundamentalmente, porque
se trataba de la única fuente de ingresos para la zona,
lo cual contribuía a su carácter excepcional. Como
establece el excelente análisis de la cuestión realizado
por Bonnet et Bossard (1973), el litoral atlántico
fuertemente urbanizado, de Casablanca a Kenitra, se
encontraba ya entonces en una segunda posición
después de la zona noreste (región de emigración
tradicional de la que partían 36.200 trabajadores).
Entre 1969 y 1972 el volumen de partidas registradas
alcanzaba el número de 23.000 sobre un total de
114.500, según las estadísticas de la época registradas
por el Ministerio de Trabajo. Si a ese número se le
unen los 7.600 obreros originarios de Tadla y de otras
llanuras interiores, se trataría de un 26,7% de
trabajadores marroquíes trabajando en el extranjero,
los que procederían de esta zona. El suroeste, otra
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
región tradicional, se encontraba lejos de ocupar la
segunda posición con 22.000 trabajadores, es decir,
el 19,2%.
La emigración de origen urbano
La importancia de estos antiguos flujos encontraba
su explicación en el peso demográfico de sus ciudades.
De la prefectura de Casablanca salieron entre 1969
y 1972 más trabajadores hacia el extranjero que de
ninguna otra provincia del país, con una media de
1000 habitantes. Ésta es ligeramente superior a la
media marroquí que es de 9 salidas por cada 1000
habitantes, frente a las 7,4 del conjunto del país. Rabat
enviaba un número menor de trabajadores cuya tasa
de de partida era de 7,1 emigrantes por cada 1.000.
Muchos de estos emigrantes eran originarios de los
barrios periféricos de las grandes ciudades. La
implantación de misiones de reclutamiento de
extranjeros en estas dos ciudades, así como por parte
del Ministerio de Trabajo en Rabat, explica la
importancia numérica de partidas originarias de estas
dos ciudades. No obstante, la emigración de origen
urbano tenía su origen también en otras ciudades del
interior como Fes, Meknes o Marrakech.
Hoy en día, las principales ciudades del Marruecos
moderno son los principales focos de emigrantes y,
por lo tanto, las principales receptoras de los bienes
169
y remesas que proporciona la emigración, o sea, los
propios desplazamientos de los emigrantes y sus
familias que dejan sus regiones de origen para
establecer su punto de partida en estas ciudades. El
caso de Casablanca, estudiado por Errachid (1993)
es lo suficientemente significativo en el estudio de
esta categoría de ciudades.
La cifra oficial de 33.353 personas que entre 1968
y 1990 emigraron al extranjero desde Casablanca,
según el Ministerio de Empleo, está sin duda muy lejos
de reflejar la realidad. No hay más que ver, por ejemplo,
que existen más de 60.000 cuentas bancarias a nombre
de emigrantes en Casablanca. Muy importante hasta
1974, esta emigración oficial aumenta
considerablemente. Aunque se dan algunos retrocesos,
en función de la bajada y parada de la demanda de
mano de obra en el mercado de trabajo desde los
países europeos, no se mantiene mucho tiempo. Dicha
demanda encuentra una continuidad a partir de otros
canales entre los que se encuentra la emigración
clandestina. Ésta se distingue bastante bien de la que
parte de otras regiones. Es por esta razón por lo que
a partir de una muestra de 1.082 emigrantes
encuestados entre 1988 y 1991 (Errachid, 1993), el
8,4% está formado por mujeres solas y el 67% tiene
menos de 50 años. Pero la cifra que parece más
específica de la zona de Casablanca es la relativa a
La región de Chauia – Uardigha
Abdelkader Kaioua
km2,
Abarcando una superficie de 16.760
la región de la Chauia-Uardigha reúne a tres provincias que constituyen
territorios heterogéneos, tanto desde el punto de vista geográfico como de sus actividades económicas. Limitada
al oeste por la región del Gran Casablanca y al noroeste por la de Rabat-Zemmur-Zaer, constituye un verdadero
retropaís rico y con funciones diferenciadas por la metrópoli de Casablanca y Rabat.
La provincia de Ben Sliman, formada por dos comunas urbanas y por dieciocho rurales, juega un importante papel
para el equilibrio ecológico al constituir un verdadero “pulmón verde”.
La provincia de Juribga, formada por cinco comunas urbanas y veintiséis rurales, es el principal centro minero de
Marruecos con el 66% de la producción nacional en el año 2000. El sector minero ocupa a 12.000 personas y constituye
el medio de vida de más de 60.000 habitantes de la región. Contiene las reservas más importantes de fosfatos de
Marruecos: 28 mil millones de m3, es decir, dos quintas partes del total de los recursos nacionales.
Por último, se encuentra la provincia de Settat, formada por ocho comunas urbanas y sesenta y dos rurales. Ésta,
marcada por la actividad agrícola en la llanura de la Chauia, se encuentra inmersa en una significativa transformación
que ha propiciado el desarrollo de un importante pasillo de penetración de casi 80 km, formado por industrias de la
metrópoli.
Concentrando alrededor de 1,64 millones de habitantes en el año 2000, es decir, el 6% de la población total de
Marruecos de los que cerca del 40% residen en zonas urbanas, esta región dispone de un capital humano básicamente
joven (el 37% tiene menos de 15 años y el 55% se encuentra en edad laboral). Se encuentra muy afectada por el paro
ya que una quinta parte de la población no tiene empleo frente al 16,3% de la media nacional. Este porcentaje es
del 25,6% en el medio urbano.
La red urbana regional es débil. Se estructura alrededor de cinco ciudades de las cuales las más importantes y
dinámicas son la capital regional, Settat (más de 100.000 habitantes) y Berrechid (54. 215 habitantes). Esta situación
ha frenado un éxodo rural importante. No obstante, estos dos núcleos de urbanización dinámica, que se han beneficiado
además de inversiones públicas y privadas, se han convertido, gracias a su extensión y a sus diversas actividades, en
lugares de asentamiento para la población, así como en centros motores de desarrollo regional.
Juribga, ciudad minera por excelencia que se ha beneficiado del “boom” de los precios que desde principios de
los 70 sufren los fosfatos, continúa recibiendo, debido a su equipamiento y a la riqueza que la presencia de la Oficina
Cherifiana de Fosfatos ha propiciado, una importante parte de la población que proviene del éxodo rural. Pero las
actividades poco diversificadas que caracterizan a esta zona, impiden que puedan integrarse en la misma.
Ben Sliman, con 36.977 habitantes, es la capital de una pequeña provincia rural considerada el “pulmón verde”
de la zona metropolitana, dedicada a la caza, a las salidas de fin de semana de los habitantes de las ciudades y a
la práctica del golf. Constituye también, una especie de remanso para el tiempo libre de los habitantes de Casablanca
y Rabat. Esta pequeña ciudad cuenta con ciertas dificultades que le impiden afirmarse en su vocación turística. Con
la excepción, no obstante, de la zona balnearia de Buznika que, gracias al desarrollo de un complejo turístico y de
golf próximo a la costa atlántica, constituye hoy en día un escape importante y muy demandado.
Por su parte, la agricultura sigue siendo uno de los componentes esenciales de la actividad de la región, ya que
cuenta con una superficie agrícola útil que cubre casi el 68% de su territorio. El cultivo predominante es el de cereales
de secano y, particularmente, la ganadería ovina (12,5% de la ganadería nacional) en tierras abruptas que constituyen
zonas de tránsito. Esta actividad emplea al 47% de la población, a pesar de las dificultades climáticas.
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170
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La región de Chauia – Uardigha
Equipada con seis presas destinadas a la irrigación y a la producción de electricidad, de las que cuatro se
encuentran en la cuenca del Um Er-Rbia, esta región dispone de recursos hidráulicos muy ricos que desempeñan un
importante papel en su desarrollo socioeconómico. Además, la irrigación de tierras depende en gran medida de los
centros de explotación de aguas subterráneas, particularmente en la región de Berrechid dónde se irrigan 8.000
hectáreas.
La industria, desarrollada recientemente, no constituye el punto fuerte de la economía de la región de la ChauiaUardigha. Únicamente acoge el 3% de establecimientos industriales del país, es decir, 301 concentrados sobre todo
en Settat, donde se encuentran 165, y en Berrechid. Y ello gracias al acondicionamiento de zonas de acogida y a
la proximidad de la primera ciudad industrial de Marruecos, Casablanca, de su puerto y aeropuerto.
La mayor parte de las industrias son en realidad deslocalizaciones originarias de Casablanca y que dan trabajo
a más de 13.000 personas de forma permanente, dos tercios de las cuales viven en Settat. Es también sede de algunas
empresas internacionales como CRISTAL STRASS, dedicada al vidrio y al cristal, Sanitarios ROCA, empresas textiles,
agroindustriales, químicas.... Todas ellas ofrecen una gama de productos bastante diversos.
Además de la actividad relacionada con los fosfatos y con la agricultura, la economía de la región se limita a la
industria y a la artesanía, aunque ésta última está poco valorada. La débil tasa de formación constituye una verdadera
traba que dificulta la valorización de la agricultura y el desarrollo de actividades rurales más diversas. Igualmente,
constituye un obstáculo para la contratación de emigrantes rurales en las actividades urbanas. Y ello a pesar de la
presencia de la Universidad Hassan I de Settat que cuenta con la Facultad de Ciencias y Técnicas, la de Ciencias
Jurídicas, Económicas y Sociales, así como la Escuela Nacional de Comercio y de Gestión. Esta universidad, todavía
joven, acoge a más de 6.000 estudiantes.
Numerosos aspectos obstaculizan el desarrollo de la región Chauia-Uardigha: una agricultura de secano en crisis
que necesitaría ser dinamizada y diversificada; potenciales turísticos poco valorados; una rápida pero anárquica
urbanización que sería necesario contener; un éxodo rural sostenido que habría que frenar con programas de desarrollo
factibles; un perjuicio al medio ambiente que sería necesario controlar (deforestación y saturación de pastos ...);
elevado nivel de subempleo que sería necesario reabsorber; insuficiencia en materia de infraestructuras de proximidad,
particularmente en el medio rural, que es urgente recuperar.
Con una emigración rural sostenida, el crecimiento de la población urbana plantea numerosos problemas, tanto
en términos de empleo como de costes de urbanización. Las potencialidades del medio rural no permiten que éste
libere un número suficiente de empleo y renta. Esta circunstancia se traduce en una sobreexplotación del medio
natural en ciertas zonas que constituye una amenaza para el futuro de las principales riquezas de la región.
Las posibilidades de utilización de los terrenos que han servido para la explotación de los fosfatos deberían ser
objeto de una profunda reflexión y de una concertación con todos los actores concernidos, con la intención de
redinamizar la economía regional y diversificar sus sectores, así como para promover la utilización racional de los
múltiples recursos que ofrece la región.
El espacio de la región de Chauia-Uardigha sufre, además, una fuerte presión ejercida por la metrópoli de
Casablanca. Cada vez se muestra más necesario, si quiere evitarse una ocupación desordenada y anárquica de
este gran retropaís de la capital económica, enmarcar su desarrollo desde la perspectiva de una visión prospectiva
que tenga en cuenta todos los elementos de dinamización y de estructuración que están en marcha hoy en día en
el seno de este excepcional espacio que constituye la región metropolitana atlántico-central de Marruecos.
los emigrantes originarios de esta ciudad, pues el
21,9% ha nacido en otras ciudades y el 44,2% en
zonas rurales. En la ciudad se establecen, por tanto,
emigrantes originarios de otras regiones que han
modificado su lugar de residencia en Marruecos durante
o después de la emigración. Igualmente se trata de
un lugar de paso para habitantes de otros lugares o
de nuevos ciudadanos candidatos a la emigración.
Una de las experiencias más espectaculares en este
sentido, la constituye el caso de Bni Meskine hacia
Italia. Parece que los primeros habitantes de Bni
Meskine llegados a Italia, se instalaron en un primer
momento en Casablanca trabajando como
comerciantes de tapices. Después de haber vuelto de
Italia, donde habían tenido éxito en el marco del
comercio ambulante, fundamentalmente de tapices,
inauguraron una filial en Bni Meskine a partir, esta vez,
de su región de origen. Con respecto a todos los
barrios de la ciudad, la emigración internacional
continúa siendo muy selectiva pues afecta
esencialmente a los barrios populares de la prefectura
de Ben Msik: Hay Asan, Hay Mohhamedi y El Bernussi.
No obstante, casi no afecta a los barrios de chabolas.
Este hecho constituye un buen ejemplo de que esta
emigración, ya sea la reseñada por las cifras oficiales
o no, se ha hecho demasiado costosa y afecta a todos
los barrios pobres. Se dirige a la vez, hacia países
clásicos de emigración para los marroquíes (Francia,
Bélgica, Holanda o Alemania), pero también hacia
otros no tan afectados en principio por la emigración
marroquí (Gran Bretaña, Suiza, Suecia, Noruega o
Dinamarca), e incluso a los nuevos destinos (Italia y
España).
Las nuevas regiones del interior
A lo largo de los años 60 la emigración comienza
a disminuir en las llanuras atlánticas de la Chauia,
Dukkala y Abda, en la llanura interior de Tadla y sobre
la meseta de los fosfatos. Pero desde el final de la
década, Bonnet y Bossard (1973) hablan de una cierta
progresión con respecto a lo ocurrido a comienzos de
los años 60. En las provincias de Safi, El Yadida, Settat
y Beni Mellal se registra una media de 1000 a 2000
partidas entre 1969 y 1972.
Estas regiones se encuentran al margen de los
grandes centros de partida y sus economías se basan
en la agricultura moderna y en la explotación de
fosfatos, manteniéndolos, en teoría, al margen del
fenómeno migratorio. No obstante, los procesos de
generalización de la emigración a todo el territorio
nacional les va a afectar también de manera
sobresaliente. La llanura de Tadla ilustra bien este
proceso y representa un caso muy interesante para
ser analizado, para entender las nuevas
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
formas de la emigración internacional y para
comprender los distintos tipos de redes transnacionales
originales.
Con anterioridad a la introducción de las técnicas
modernas de irrigación, la lógica de producción
dominante se había limitado esencialmente a cubrir
las necesidades de la familia, es decir, predominaba
una economía de subsistencia. La ocupación del suelo
se reducía al cultivo de cereales de forma aleatoria,
aunque con un predominio de la cebada. Igualmente,
una parte importante se reservaba a los cultivos
extensivos pues las densidades de población eran
relativamente débiles. Durante la década de los años
30 el paisaje de la llanura se va a transformar
radicalmente gracias a la introducción de técnicas
modernas de irrigación que vienen de la mano de la
colonización. Más tarde la llanura de Tadla será
considerada como uno de los escaparates de la política
hidro-agrícola marroquí. Un total de 28.000 hectáreas
sobre una superficie total de 200.000 son irrigadas a
partir de uno de los ríos más grandes de Marruecos:
el Um Er Rabia. Las importantes transformaciones
que tienen lugar en el plano de la economía agrícola
desde que se introducen las técnicas modernas de
irrigación, colocan durante largo tiempo a esta región
a salvo del fenómeno migratorio. No obstante, por
diversas razones, esta política de modernización
agrícola, pese a suponer un medio para mejorar las
171
condiciones de vida de la población local y en
consecuencia fijarla, no ha tenido resultados
satisfactorios. Este hecho no traduce tanto el fracaso
de esta política agrícola, como el hecho de que las
causas que provocan el fenómeno migratorio son muy
complejas. En muchos casos, la alternativa migratoria
es la principal elección, tal y como demuestran los
miles de emigrantes que salen desde mediados de
los años 70.
Hoy en día la llanura registra resultados reales en
lo que respecta a la producción agrícola. Las superficies
sembradas representan el 65% de la superficie
cultivable en la llanura, abarcando al 13% de la
producción agrícola nacional. Los cultivos industriales
están representados por la remolacha dulce (1/3 de
la producción nacional) y por el algodón (98% del total
de la superficie nacional). De la misma manera los
cultivos de forraje y distintas plantaciones completan
la variada gama de productos. Todo esto se ha
traducido en un importante desarrollo de las actividades
agro-industriales: tres azucareras que suponen la
mitad de la producción a escala nacional de remolacha
tratada y 2/3 partes de la producción bruta de azúcar,
tres fábricas de desgranamiento de algodón, diversas
cooperativas lecheras, cinco refinerías, una estación
de acondicionamiento de frutas y legumbres, fábricas
para la producción de alimento para el ganado.
Esta diversificación de las actividades agrícolas y
La Región de Marrakech – Tensift – Al Hauz
Mohamed Berriane
Reagrupa administrativamente cuatro provincias (El Hauz, Chichaua, El Kelaa Sraghna y Essauira) y tres
prefecturas ((Marrakech-Medina, Marrakech-Menara y Sidi Yussef ben Ali), es decir 198 comunas rurales y 18 urbanas.
El territorio que abarca esta vasta región (31.160 km2) cuenta con relieves muy variados constituidos por las llanuras
del Hauz de Marrakech y Bahira-Gantur, por el antiguo macizo erosionado de Rhamna y por parte de la cordillera
atlásica (Alto Atlas central y occidental) y su vertiente atlántica (cuenca de Essauira-Chichaua).
A esta variedad del relieve corresponde una diversidad de disponibilidades de agua y paisajes (ver la descripción
detallada en el Marruecos atlántico y las llanuras interiores) y una utilización del suelo bastante complementaria. El
clima árido o semi-árido es característico de la región a excepción del Alto Atlas que se beneficia de un clima subhúmedo. Así, la cuestión del agua ha marcado desde siempre la historia del Hauz y de sus regiones limítrofes,
desempeñando el Alto Atlas un papel de reserva de agua en la parte inferior de las montañas y en las llanuras interiores.
Este amplio conjunto de tierras es al mismo tiempo cuna de la historia marroquí porque ha participado en el
nacimiento y desarrollo de las grandes dinastías que han reinado en Marruecos y marcado su civilización y su cultura.
Como capital de la región, Marrakech simboliza la herencia aún viva de esta historia. La región alberga más del 10%
de la población del país, es decir unos 2.700.000 habitantes, rural en su mayoría, ya que la tasa media de urbanización
es de un 34% sobre una tasa nacional del 51,4%. Sin embargo, esta tasa varía considerablemente según las subregiones
siendo más elevada en las llanuras. Marrakech concentra por si sola el 78% de la población urbana de la región.
Como el resto de la población urbana marroquí, la de esta región de Marrakech-Tensift- El Hauz es joven, incluso más
joven (más del 38% es menor de 15 años) que el 35% de la media nacional.
Más del 35% de la población activa de la región está empleada en el sector primario que reagrupa la agricultura,
la ganadería, bosques y pesca… Es sobre todo la llanura del Hauz la que dispone de las mejores tierras, pero es
necesario el riego ya sea de manera tradicional a partir de los ríos que vienen del Alto Atlas, por sondeos o por la
transferencia de aguas a partir de los embalses. Arboricultura, huerta y cereales constituyen las principales producciones
irrigadas. En el resto de la región, los cultivos de secano (bur) producen cereales y leguminosas. La ganadería es la
segunda actividad de la zona. Con predominio del ganado ovino, representa el 10% de la cabaña nacional. La
cordillera atlásica posee unos de los macizos forestales más importantes del país (550.000 Ha aproximadamente) lo
que provee de importantes ingresos a las comunas vecinas y de terrenos de pastoreo a los ganaderos. En la región
de Essauira, el argán, árbol endémico de Marruecos, constituye junto al tuya, un ecosistema que se debe preservar
no sólo porque forma parte integrante del equilibrio medioambiental regional sino porque participa del sistema socioeconómico y cultural regional. Por último, la pesca se limita al pequeño puerto de Essauira por lo que sigue siendo
bastante artesanal y subequipada. Cuenta con una pequeña flotilla de barcos de 2.500 toneladas.
Por su parte, la industria se concentra esencialmente en Marrakech que acoge el 70% de las unidades industriales,
80% de los empleos y 74% de la facturación de la región. Se trata principalmente de industrias de transformación de
productos agrícolas, textil y del cuero.
El turismo aporta una parte no desdeñable de la renta de la región. Con 21.859 camas (frente a las 31.196 de la
región del Suss-Massa), la llegada a los hoteles de 1.028.079 personas (frente a las 898.5125 de la región de Agadir y
los 3.464.098 noches (frente a las 3.948.093 de Agadir), Marrakech y su región se convierten en el segundo o incluso
primer destino turístico del país. Marrakech y hoy también Essauira, son el primer destino del turismo cultural. En este
sector y sólo en lo que a Marrakech se refiere, están empleadas aproximadamente 12.000 personas que hacen vivir
a 60.000 habitantes.
172
agroalimentarias ha transformado la llanura de Tadla
en un importante polo de atracción para la población.
Los efectivos de la población de la provincia han
pasado de 216.000 habitantes en 1952 a 900.000
habitantes en 1994, con una parte importante que
proviene del medio rural: 55,5% frente a menos del
50% de la media nacional. La densidad de población
rural sigue la misma tendencia. En este sentido, la
densidad media pasa de ser 62 hab/km2 en 1971 a
94.5 hab/km2 en 1982. Así, las razones que explican
este proceso de urbanización sin precedentes hay que
buscarlas en el dinamismo de la vida agrícola, la
implantación de unidades de transformación o en las
repercusiones que desde los años 80 ha tenido la
emigración internacional. La población que era
mayoritariamente rural se concentra hoy en día y cada
vez en mayor medida en las ciudades: el peso de la
población rural que era del 81,6% en 1952 disminuye
de forma regular (78,5% en 1960, 73,4% en 1971,
61,7% en 1982) hasta descender al 55,5% en 1994.
Las ciudades rurales se convierten rápidamente en
grandes núcleos de población, como en el caso de
Fquih Ben Salah, verdadero foco de emigración, que
pasa de 13.484 hectáreas en 1960 a 47.697 hectáreas
en 1994.
El principal factor explicativo de este espectacular
crecimiento urbano es el efecto de la emigración
internacional, que ha repercutido en la llanura a
principios de los años 80. Y es que en el fenómeno
migratorio, el caso de esta región es muy instructivo.
Según las teorías clásicas que explican el fenómeno
migratorio, la región más proclive a la atracción que
a la expulsión de inmigrantes, no podía emitir flujos
tan importantes. No obstante, a finales de los años
70, y en virtud de las técnicas modernas de irrigación,
se rompe el clásico equilibrio existente entre
recursos/población. La monetarización de los
intercambios locales que proporciona precisamente
la agricultura, el desarrollo del crédito agrícola, así
como el nuevo modelo de gestión de la venta de agua
que institucionaliza la Oficina de Valorización Agrícola
de Tadla, consistente en cobrar el agua antes de la
recolección anual, propicia que se necesite liquidez
antes de la venta de los productos recolectados. Al
mismo tiempo se instalan en Tadla familias de
emigrantes originarias de las regiones vecinas,
fundamentalmente de los habitantes de Bni Meskine,
quienes expulsados de su desolada región, comienzan
a emigrar primero hacia las ciudades y después, a
partir de Casablanca, hacia Italia. Deseando invertir
su salario en una región rica, su elección se traslada
a la llanura de Tadla. Constituyen de este modo un
ejemplo para los habitantes de Tadla que quieren
seguir el mismo camino. Desde comienzos de los años
80, la mayor parte de los hogares de campesinos del
perímetro se las arreglan para enviar a uno o dos
miembros de su familia a Italia. Por otra parte, las
enormes desigualdades que se derivan de las
estructuras poblacionales de la propiedad se resienten
enormemente en el marco del perímetro irrigado
moderno: el 40,7% de las propiedades tienen menos
de dos hectáreas y representan sólo el 12,3% de la
superficie total, en tanto que las propiedades de más
de 20 hectáreas son propiedad del 1,8% del total pero
La Región Tadla-Azilal
Salah Mounir
La región Tadla-Azilal se encuentra a caballo sobre tres grandes conjuntos de relieves: la montaña atlásica, el
piedemonte y la llanura de Tadla. Se beneficia por este hecho de recursos complementarios. Principal perímetro
irrigado moderno de Marruecos, Tadla se ha convertido hoy en un punto de partida importante para la emigración
internacional hacia Italia o España.
Administrativamente, la región reagrupa a dos provincias: la de Beni Mellal y la de Azilal, que cuentan, la primera,
con un total de 44 comunas (13 de ellas urbanas) y la segunda con 48 (6 urbanas).
La montaña se compone de una parte del Medio Atlas en el Nordeste y de otra del Alto Atlas al Sur. Unida por el
Norte con la meseta de fosfatos mediante ligeras ondulaciones, la llanura de Tadla es atravesada por el Um er-Rbia,
uno de los principales ríos del país, y sus afluentes. Una gran parte de esta llanura está irrigada y explotada de manera
moderna gracias a la proximidad de la reserva de agua que constituye la montaña atlásica y a este importante río,
así como al predominio de suelos isohúmicos y pardo calcáreos favorables a la irrigación, dadas su profundidad y su
textura equilibrada.
La situación de la región y la diversidad de sus relieves explican la variedad climática que va del clima húmedo
al clima subárido. La aridez aumenta a medida que se aleja de las montañas y la llanura cuenta con un clima
claramente continental que se caracteriza por un invierno muy frío y un verano muy cálido. Las alturas tienen
precipitaciones superiores a 400 mm en la montaña, mientras el piedemonte queda por debajo de los 300 mm.
La población estimada de la región en 2003 es de 1.474.000 habitantes; joven en su mayoría (38,3% tienen menos
de 15 años), más del 62% vive en medio rural, lo que la diferencia igualmente de la media nacional, ya que más del
56% de los marroquíes viven ya en medio urbano. La distribución de la población en el espacio varía mucho de la
llanura a la montaña. La densidad media es de 37,8 hab/km2, oscilando entre la registrada en la montaña que gira
en torno a 46 hab/km2 y la de la llanura que sobrepasa los 126 hab/km2.
El potencial de la región es rico y variado (abundancia de agua, calidad de los suelos, estrategia para la movilización
del agua para el riego, extensiones forestales, paisajes excepcionales, producción de energía) y explica la vocación
agrícola de la llanura, la estrategia del Estado para movilizar el agua para el regadío y la vocación forestal de la
montaña. La región tiene igualmente especiales predisposiciones para el desarrollo de un turismo de montaña, aunque
por el momento están escasamente explotadas. Con su perímetro irrigado moderno registra numerosos records al
proveer, por ejemplo, el 41,5% de la producción nacional de algodón y el 34,4% de remolacha. Para los cultivos de
secano, participa con un 16,7% de la producción nacional de cereales y el 17% de la producción de leguminosas.
El sector industrial es, por el contrario, relativamente débil. La emigración internacional muy reciente, puesto que
data de la mitad de los años ochenta, juega hoy un papel esencial en el desarrollo de la región, gracias a sus recursos
que se invierten en la agricultura moderna de la llanura, en el comercio y en los servicios, lo que explica el movimiento
de urbanización sin precedentes.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
cubren el 19,2% del terreno. En otro sentido, existe
una parte importante de los habitantes que no posee
tierras. Para estos últimos, al igual que para los
desposeídos, la migración, primero hacia la ciudad y
después hacia fuera de Marruecos, se ha convertido
en una necesidad.
Caracterizada sólo recientemente por una migración
hacia el exterior, la estructura de la migración en esta
región tiene características diferentes de aquellas que
encontramos en el Suss o en el Rif oriental.
z Se dirige fundamentalmente hacia nuevos países:
Italia, que se convierte en la principal atracción para
el 80% de los emigrantes, y España (falta cifra). Los
marroquíes, que son la primera comunidad extranjera
en Italia, han llegado recientemente, siendo sus
efectivos poco conocidos. Reseñando únicamente a
los inmigrantes marroquíes en situación regular, la
evolución de estos ha sido tremendamente importante:
1.188 en 1981, 26.752 en 1989 y 130.000 en 1993.
Los originarios de Tadla son mayoritarios, habiendo
llegado más del 50% de ellos, después de 1990.
z Estos inmigrantes originarios de Tadla son bastante
jóvenes: concretamente más del 85% tiene entre 20
y 39 años. Hay que destacar en particular una
importante presencia de niños que acompañan a sus
padres. Por otra parte, más del 63% han partido de
Tadla hacia Italia siendo aún solteros. En total,
únicamente el 14% de estos emigrantes ha partido
con su familia. Este dato pone de manifiesto la
173
precariedad de estos nuevos emigrantes que se
encuentran mayoritariamente en una situación más o
menos irregular. Otra novedad sociodemográfica es
la fuerte presencia, entre estos inmigrantes que viven
en Italia, de mujeres solas originarias de las ciudades.
z Esta emigración ya no afecta únicamente a la
población rural inculta: sólo el 23,5% de los emigrantes
no ha estado nunca escolarizado, en tanto que el 15%
ha seguido una escolarización hasta segundo ciclo.
El 22,1% tiene estudios universitarios.
z Esta emigración también es directa: el 97,5%
de los emigrantes no ha tenido ninguna experiencia
migratoria en el pasado antes de partir hacia el
extranjero, donde reside en la actualidad.
z La última característica de la emigración originaria
de Tadla hacia Italia se caracteriza por emplear a los
marroquíes en determinadas ramas de actividad. Hasta
1990, fecha de la promulgación de la ley de
regularización de los inmigrantes, la llamada ley Martelli,
los marroquíes que viven en Italia se dedican
exclusivamente a la venta ambulante, principalmente
a la venta de cigarrillos. Con las operaciones de
regularización llevadas cabo, se emplean también en
otras actividades del sector formal, aunque el comercio
ambulante continúa, el sector de la construcción emplea
al 33% de los marroquíes, el comercio al 32,4% y el
sector industrial al 11%. El resto se dedica a diversas
actividades como el trabajo doméstico, en el caso de
las mujeres, o la agricultura.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
región tradicional, se encontraba lejos de ocupar la
segunda posición con 22.000 trabajadores, es decir,
el 19,2%.
La emigración de origen urbano
La importancia de estos antiguos flujos encontraba
su explicación en el peso demográfico de sus ciudades.
De la prefectura de Casablanca salieron entre 1969
y 1972 más trabajadores hacia el extranjero que de
ninguna otra provincia del país, con una media de
1000 habitantes. Ésta es ligeramente superior a la
media marroquí que es de 9 salidas por cada 1000
habitantes, frente a las 7,4 del conjunto del país. Rabat
enviaba un número menor de trabajadores cuya tasa
de de partida era de 7,1 emigrantes por cada 1.000.
Muchos de estos emigrantes eran originarios de los
barrios periféricos de las grandes ciudades. La
implantación de misiones de reclutamiento de
extranjeros en estas dos ciudades, así como por parte
del Ministerio de Trabajo en Rabat, explica la
importancia numérica de partidas originarias de estas
dos ciudades. No obstante, la emigración de origen
urbano tenía su origen también en otras ciudades del
interior como Fes, Meknes o Marrakech.
Hoy en día, las principales ciudades del Marruecos
moderno son los principales focos de emigrantes y,
por lo tanto, las principales receptoras de los bienes
169
y remesas que proporciona la emigración, o sea, los
propios desplazamientos de los emigrantes y sus
familias que dejan sus regiones de origen para
establecer su punto de partida en estas ciudades. El
caso de Casablanca, estudiado por Errachid (1993)
es lo suficientemente significativo en el estudio de
esta categoría de ciudades.
La cifra oficial de 33.353 personas que entre 1968
y 1990 emigraron al extranjero desde Casablanca,
según el Ministerio de Empleo, está sin duda muy lejos
de reflejar la realidad. No hay más que ver, por ejemplo,
que existen más de 60.000 cuentas bancarias a nombre
de emigrantes en Casablanca. Muy importante hasta
1974, esta emigración oficial aumenta
considerablemente. Aunque se dan algunos retrocesos,
en función de la bajada y parada de la demanda de
mano de obra en el mercado de trabajo desde los
países europeos, no se mantiene mucho tiempo. Dicha
demanda encuentra una continuidad a partir de otros
canales entre los que se encuentra la emigración
clandestina. Ésta se distingue bastante bien de la que
parte de otras regiones. Es por esta razón por lo que
a partir de una muestra de 1.082 emigrantes
encuestados entre 1988 y 1991 (Errachid, 1993), el
8,4% está formado por mujeres solas y el 67% tiene
menos de 50 años. Pero la cifra que parece más
específica de la zona de Casablanca es la relativa a
La región de Chauia – Uardigha
Abdelkader Kaioua
km2,
Abarcando una superficie de 16.760
la región de la Chauia-Uardigha reúne a tres provincias que constituyen
territorios heterogéneos, tanto desde el punto de vista geográfico como de sus actividades económicas. Limitada
al oeste por la región del Gran Casablanca y al noroeste por la de Rabat-Zemmur-Zaer, constituye un verdadero
retropaís rico y con funciones diferenciadas por la metrópoli de Casablanca y Rabat.
La provincia de Ben Sliman, formada por dos comunas urbanas y por dieciocho rurales, juega un importante papel
para el equilibrio ecológico al constituir un verdadero “pulmón verde”.
La provincia de Juribga, formada por cinco comunas urbanas y veintiséis rurales, es el principal centro minero de
Marruecos con el 66% de la producción nacional en el año 2000. El sector minero ocupa a 12.000 personas y constituye
el medio de vida de más de 60.000 habitantes de la región. Contiene las reservas más importantes de fosfatos de
Marruecos: 28 mil millones de m3, es decir, dos quintas partes del total de los recursos nacionales.
Por último, se encuentra la provincia de Settat, formada por ocho comunas urbanas y sesenta y dos rurales. Ésta,
marcada por la actividad agrícola en la llanura de la Chauia, se encuentra inmersa en una significativa transformación
que ha propiciado el desarrollo de un importante pasillo de penetración de casi 80 km, formado por industrias de la
metrópoli.
Concentrando alrededor de 1,64 millones de habitantes en el año 2000, es decir, el 6% de la población total de
Marruecos de los que cerca del 40% residen en zonas urbanas, esta región dispone de un capital humano básicamente
joven (el 37% tiene menos de 15 años y el 55% se encuentra en edad laboral). Se encuentra muy afectada por el paro
ya que una quinta parte de la población no tiene empleo frente al 16,3% de la media nacional. Este porcentaje es
del 25,6% en el medio urbano.
La red urbana regional es débil. Se estructura alrededor de cinco ciudades de las cuales las más importantes y
dinámicas son la capital regional, Settat (más de 100.000 habitantes) y Berrechid (54. 215 habitantes). Esta situación
ha frenado un éxodo rural importante. No obstante, estos dos núcleos de urbanización dinámica, que se han beneficiado
además de inversiones públicas y privadas, se han convertido, gracias a su extensión y a sus diversas actividades, en
lugares de asentamiento para la población, así como en centros motores de desarrollo regional.
Juribga, ciudad minera por excelencia que se ha beneficiado del “boom” de los precios que desde principios de
los 70 sufren los fosfatos, continúa recibiendo, debido a su equipamiento y a la riqueza que la presencia de la Oficina
Cherifiana de Fosfatos ha propiciado, una importante parte de la población que proviene del éxodo rural. Pero las
actividades poco diversificadas que caracterizan a esta zona, impiden que puedan integrarse en la misma.
Ben Sliman, con 36.977 habitantes, es la capital de una pequeña provincia rural considerada el “pulmón verde”
de la zona metropolitana, dedicada a la caza, a las salidas de fin de semana de los habitantes de las ciudades y a
la práctica del golf. Constituye también, una especie de remanso para el tiempo libre de los habitantes de Casablanca
y Rabat. Esta pequeña ciudad cuenta con ciertas dificultades que le impiden afirmarse en su vocación turística. Con
la excepción, no obstante, de la zona balnearia de Buznika que, gracias al desarrollo de un complejo turístico y de
golf próximo a la costa atlántica, constituye hoy en día un escape importante y muy demandado.
Por su parte, la agricultura sigue siendo uno de los componentes esenciales de la actividad de la región, ya que
cuenta con una superficie agrícola útil que cubre casi el 68% de su territorio. El cultivo predominante es el de cereales
de secano y, particularmente, la ganadería ovina (12,5% de la ganadería nacional) en tierras abruptas que constituyen
zonas de tránsito. Esta actividad emplea al 47% de la población, a pesar de las dificultades climáticas.
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170
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La región de Chauia – Uardigha
Equipada con seis presas destinadas a la irrigación y a la producción de electricidad, de las que cuatro se
encuentran en la cuenca del Um Er-Rbia, esta región dispone de recursos hidráulicos muy ricos que desempeñan un
importante papel en su desarrollo socioeconómico. Además, la irrigación de tierras depende en gran medida de los
centros de explotación de aguas subterráneas, particularmente en la región de Berrechid dónde se irrigan 8.000
hectáreas.
La industria, desarrollada recientemente, no constituye el punto fuerte de la economía de la región de la ChauiaUardigha. Únicamente acoge el 3% de establecimientos industriales del país, es decir, 301 concentrados sobre todo
en Settat, donde se encuentran 165, y en Berrechid. Y ello gracias al acondicionamiento de zonas de acogida y a
la proximidad de la primera ciudad industrial de Marruecos, Casablanca, de su puerto y aeropuerto.
La mayor parte de las industrias son en realidad deslocalizaciones originarias de Casablanca y que dan trabajo
a más de 13.000 personas de forma permanente, dos tercios de las cuales viven en Settat. Es también sede de algunas
empresas internacionales como CRISTAL STRASS, dedicada al vidrio y al cristal, Sanitarios ROCA, empresas textiles,
agroindustriales, químicas.... Todas ellas ofrecen una gama de productos bastante diversos.
Además de la actividad relacionada con los fosfatos y con la agricultura, la economía de la región se limita a la
industria y a la artesanía, aunque ésta última está poco valorada. La débil tasa de formación constituye una verdadera
traba que dificulta la valorización de la agricultura y el desarrollo de actividades rurales más diversas. Igualmente,
constituye un obstáculo para la contratación de emigrantes rurales en las actividades urbanas. Y ello a pesar de la
presencia de la Universidad Hassan I de Settat que cuenta con la Facultad de Ciencias y Técnicas, la de Ciencias
Jurídicas, Económicas y Sociales, así como la Escuela Nacional de Comercio y de Gestión. Esta universidad, todavía
joven, acoge a más de 6.000 estudiantes.
Numerosos aspectos obstaculizan el desarrollo de la región Chauia-Uardigha: una agricultura de secano en crisis
que necesitaría ser dinamizada y diversificada; potenciales turísticos poco valorados; una rápida pero anárquica
urbanización que sería necesario contener; un éxodo rural sostenido que habría que frenar con programas de desarrollo
factibles; un perjuicio al medio ambiente que sería necesario controlar (deforestación y saturación de pastos ...);
elevado nivel de subempleo que sería necesario reabsorber; insuficiencia en materia de infraestructuras de proximidad,
particularmente en el medio rural, que es urgente recuperar.
Con una emigración rural sostenida, el crecimiento de la población urbana plantea numerosos problemas, tanto
en términos de empleo como de costes de urbanización. Las potencialidades del medio rural no permiten que éste
libere un número suficiente de empleo y renta. Esta circunstancia se traduce en una sobreexplotación del medio
natural en ciertas zonas que constituye una amenaza para el futuro de las principales riquezas de la región.
Las posibilidades de utilización de los terrenos que han servido para la explotación de los fosfatos deberían ser
objeto de una profunda reflexión y de una concertación con todos los actores concernidos, con la intención de
redinamizar la economía regional y diversificar sus sectores, así como para promover la utilización racional de los
múltiples recursos que ofrece la región.
El espacio de la región de Chauia-Uardigha sufre, además, una fuerte presión ejercida por la metrópoli de
Casablanca. Cada vez se muestra más necesario, si quiere evitarse una ocupación desordenada y anárquica de
este gran retropaís de la capital económica, enmarcar su desarrollo desde la perspectiva de una visión prospectiva
que tenga en cuenta todos los elementos de dinamización y de estructuración que están en marcha hoy en día en
el seno de este excepcional espacio que constituye la región metropolitana atlántico-central de Marruecos.
los emigrantes originarios de esta ciudad, pues el
21,9% ha nacido en otras ciudades y el 44,2% en
zonas rurales. En la ciudad se establecen, por tanto,
emigrantes originarios de otras regiones que han
modificado su lugar de residencia en Marruecos durante
o después de la emigración. Igualmente se trata de
un lugar de paso para habitantes de otros lugares o
de nuevos ciudadanos candidatos a la emigración.
Una de las experiencias más espectaculares en este
sentido, la constituye el caso de Bni Meskine hacia
Italia. Parece que los primeros habitantes de Bni
Meskine llegados a Italia, se instalaron en un primer
momento en Casablanca trabajando como
comerciantes de tapices. Después de haber vuelto de
Italia, donde habían tenido éxito en el marco del
comercio ambulante, fundamentalmente de tapices,
inauguraron una filial en Bni Meskine a partir, esta vez,
de su región de origen. Con respecto a todos los
barrios de la ciudad, la emigración internacional
continúa siendo muy selectiva pues afecta
esencialmente a los barrios populares de la prefectura
de Ben Msik: Hay Asan, Hay Mohhamedi y El Bernussi.
No obstante, casi no afecta a los barrios de chabolas.
Este hecho constituye un buen ejemplo de que esta
emigración, ya sea la reseñada por las cifras oficiales
o no, se ha hecho demasiado costosa y afecta a todos
los barrios pobres. Se dirige a la vez, hacia países
clásicos de emigración para los marroquíes (Francia,
Bélgica, Holanda o Alemania), pero también hacia
otros no tan afectados en principio por la emigración
marroquí (Gran Bretaña, Suiza, Suecia, Noruega o
Dinamarca), e incluso a los nuevos destinos (Italia y
España).
Las nuevas regiones del interior
A lo largo de los años 60 la emigración comienza
a disminuir en las llanuras atlánticas de la Chauia,
Dukkala y Abda, en la llanura interior de Tadla y sobre
la meseta de los fosfatos. Pero desde el final de la
década, Bonnet y Bossard (1973) hablan de una cierta
progresión con respecto a lo ocurrido a comienzos de
los años 60. En las provincias de Safi, El Yadida, Settat
y Beni Mellal se registra una media de 1000 a 2000
partidas entre 1969 y 1972.
Estas regiones se encuentran al margen de los
grandes centros de partida y sus economías se basan
en la agricultura moderna y en la explotación de
fosfatos, manteniéndolos, en teoría, al margen del
fenómeno migratorio. No obstante, los procesos de
generalización de la emigración a todo el territorio
nacional les va a afectar también de manera
sobresaliente. La llanura de Tadla ilustra bien este
proceso y representa un caso muy interesante para
ser analizado, para entender las nuevas
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
formas de la emigración internacional y para
comprender los distintos tipos de redes transnacionales
originales.
Con anterioridad a la introducción de las técnicas
modernas de irrigación, la lógica de producción
dominante se había limitado esencialmente a cubrir
las necesidades de la familia, es decir, predominaba
una economía de subsistencia. La ocupación del suelo
se reducía al cultivo de cereales de forma aleatoria,
aunque con un predominio de la cebada. Igualmente,
una parte importante se reservaba a los cultivos
extensivos pues las densidades de población eran
relativamente débiles. Durante la década de los años
30 el paisaje de la llanura se va a transformar
radicalmente gracias a la introducción de técnicas
modernas de irrigación que vienen de la mano de la
colonización. Más tarde la llanura de Tadla será
considerada como uno de los escaparates de la política
hidro-agrícola marroquí. Un total de 28.000 hectáreas
sobre una superficie total de 200.000 son irrigadas a
partir de uno de los ríos más grandes de Marruecos:
el Um Er Rabia. Las importantes transformaciones
que tienen lugar en el plano de la economía agrícola
desde que se introducen las técnicas modernas de
irrigación, colocan durante largo tiempo a esta región
a salvo del fenómeno migratorio. No obstante, por
diversas razones, esta política de modernización
agrícola, pese a suponer un medio para mejorar las
171
condiciones de vida de la población local y en
consecuencia fijarla, no ha tenido resultados
satisfactorios. Este hecho no traduce tanto el fracaso
de esta política agrícola, como el hecho de que las
causas que provocan el fenómeno migratorio son muy
complejas. En muchos casos, la alternativa migratoria
es la principal elección, tal y como demuestran los
miles de emigrantes que salen desde mediados de
los años 70.
Hoy en día la llanura registra resultados reales en
lo que respecta a la producción agrícola. Las superficies
sembradas representan el 65% de la superficie
cultivable en la llanura, abarcando al 13% de la
producción agrícola nacional. Los cultivos industriales
están representados por la remolacha dulce (1/3 de
la producción nacional) y por el algodón (98% del total
de la superficie nacional). De la misma manera los
cultivos de forraje y distintas plantaciones completan
la variada gama de productos. Todo esto se ha
traducido en un importante desarrollo de las actividades
agro-industriales: tres azucareras que suponen la
mitad de la producción a escala nacional de remolacha
tratada y 2/3 partes de la producción bruta de azúcar,
tres fábricas de desgranamiento de algodón, diversas
cooperativas lecheras, cinco refinerías, una estación
de acondicionamiento de frutas y legumbres, fábricas
para la producción de alimento para el ganado.
Esta diversificación de las actividades agrícolas y
La Región de Marrakech – Tensift – Al Hauz
Mohamed Berriane
Reagrupa administrativamente cuatro provincias (El Hauz, Chichaua, El Kelaa Sraghna y Essauira) y tres
prefecturas ((Marrakech-Medina, Marrakech-Menara y Sidi Yussef ben Ali), es decir 198 comunas rurales y 18 urbanas.
El territorio que abarca esta vasta región (31.160 km2) cuenta con relieves muy variados constituidos por las llanuras
del Hauz de Marrakech y Bahira-Gantur, por el antiguo macizo erosionado de Rhamna y por parte de la cordillera
atlásica (Alto Atlas central y occidental) y su vertiente atlántica (cuenca de Essauira-Chichaua).
A esta variedad del relieve corresponde una diversidad de disponibilidades de agua y paisajes (ver la descripción
detallada en el Marruecos atlántico y las llanuras interiores) y una utilización del suelo bastante complementaria. El
clima árido o semi-árido es característico de la región a excepción del Alto Atlas que se beneficia de un clima subhúmedo. Así, la cuestión del agua ha marcado desde siempre la historia del Hauz y de sus regiones limítrofes,
desempeñando el Alto Atlas un papel de reserva de agua en la parte inferior de las montañas y en las llanuras interiores.
Este amplio conjunto de tierras es al mismo tiempo cuna de la historia marroquí porque ha participado en el
nacimiento y desarrollo de las grandes dinastías que han reinado en Marruecos y marcado su civilización y su cultura.
Como capital de la región, Marrakech simboliza la herencia aún viva de esta historia. La región alberga más del 10%
de la población del país, es decir unos 2.700.000 habitantes, rural en su mayoría, ya que la tasa media de urbanización
es de un 34% sobre una tasa nacional del 51,4%. Sin embargo, esta tasa varía considerablemente según las subregiones
siendo más elevada en las llanuras. Marrakech concentra por si sola el 78% de la población urbana de la región.
Como el resto de la población urbana marroquí, la de esta región de Marrakech-Tensift- El Hauz es joven, incluso más
joven (más del 38% es menor de 15 años) que el 35% de la media nacional.
Más del 35% de la población activa de la región está empleada en el sector primario que reagrupa la agricultura,
la ganadería, bosques y pesca… Es sobre todo la llanura del Hauz la que dispone de las mejores tierras, pero es
necesario el riego ya sea de manera tradicional a partir de los ríos que vienen del Alto Atlas, por sondeos o por la
transferencia de aguas a partir de los embalses. Arboricultura, huerta y cereales constituyen las principales producciones
irrigadas. En el resto de la región, los cultivos de secano (bur) producen cereales y leguminosas. La ganadería es la
segunda actividad de la zona. Con predominio del ganado ovino, representa el 10% de la cabaña nacional. La
cordillera atlásica posee unos de los macizos forestales más importantes del país (550.000 Ha aproximadamente) lo
que provee de importantes ingresos a las comunas vecinas y de terrenos de pastoreo a los ganaderos. En la región
de Essauira, el argán, árbol endémico de Marruecos, constituye junto al tuya, un ecosistema que se debe preservar
no sólo porque forma parte integrante del equilibrio medioambiental regional sino porque participa del sistema socioeconómico y cultural regional. Por último, la pesca se limita al pequeño puerto de Essauira por lo que sigue siendo
bastante artesanal y subequipada. Cuenta con una pequeña flotilla de barcos de 2.500 toneladas.
Por su parte, la industria se concentra esencialmente en Marrakech que acoge el 70% de las unidades industriales,
80% de los empleos y 74% de la facturación de la región. Se trata principalmente de industrias de transformación de
productos agrícolas, textil y del cuero.
El turismo aporta una parte no desdeñable de la renta de la región. Con 21.859 camas (frente a las 31.196 de la
región del Suss-Massa), la llegada a los hoteles de 1.028.079 personas (frente a las 898.5125 de la región de Agadir y
los 3.464.098 noches (frente a las 3.948.093 de Agadir), Marrakech y su región se convierten en el segundo o incluso
primer destino turístico del país. Marrakech y hoy también Essauira, son el primer destino del turismo cultural. En este
sector y sólo en lo que a Marrakech se refiere, están empleadas aproximadamente 12.000 personas que hacen vivir
a 60.000 habitantes.
172
agroalimentarias ha transformado la llanura de Tadla
en un importante polo de atracción para la población.
Los efectivos de la población de la provincia han
pasado de 216.000 habitantes en 1952 a 900.000
habitantes en 1994, con una parte importante que
proviene del medio rural: 55,5% frente a menos del
50% de la media nacional. La densidad de población
rural sigue la misma tendencia. En este sentido, la
densidad media pasa de ser 62 hab/km2 en 1971 a
94.5 hab/km2 en 1982. Así, las razones que explican
este proceso de urbanización sin precedentes hay que
buscarlas en el dinamismo de la vida agrícola, la
implantación de unidades de transformación o en las
repercusiones que desde los años 80 ha tenido la
emigración internacional. La población que era
mayoritariamente rural se concentra hoy en día y cada
vez en mayor medida en las ciudades: el peso de la
población rural que era del 81,6% en 1952 disminuye
de forma regular (78,5% en 1960, 73,4% en 1971,
61,7% en 1982) hasta descender al 55,5% en 1994.
Las ciudades rurales se convierten rápidamente en
grandes núcleos de población, como en el caso de
Fquih Ben Salah, verdadero foco de emigración, que
pasa de 13.484 hectáreas en 1960 a 47.697 hectáreas
en 1994.
El principal factor explicativo de este espectacular
crecimiento urbano es el efecto de la emigración
internacional, que ha repercutido en la llanura a
principios de los años 80. Y es que en el fenómeno
migratorio, el caso de esta región es muy instructivo.
Según las teorías clásicas que explican el fenómeno
migratorio, la región más proclive a la atracción que
a la expulsión de inmigrantes, no podía emitir flujos
tan importantes. No obstante, a finales de los años
70, y en virtud de las técnicas modernas de irrigación,
se rompe el clásico equilibrio existente entre
recursos/población. La monetarización de los
intercambios locales que proporciona precisamente
la agricultura, el desarrollo del crédito agrícola, así
como el nuevo modelo de gestión de la venta de agua
que institucionaliza la Oficina de Valorización Agrícola
de Tadla, consistente en cobrar el agua antes de la
recolección anual, propicia que se necesite liquidez
antes de la venta de los productos recolectados. Al
mismo tiempo se instalan en Tadla familias de
emigrantes originarias de las regiones vecinas,
fundamentalmente de los habitantes de Bni Meskine,
quienes expulsados de su desolada región, comienzan
a emigrar primero hacia las ciudades y después, a
partir de Casablanca, hacia Italia. Deseando invertir
su salario en una región rica, su elección se traslada
a la llanura de Tadla. Constituyen de este modo un
ejemplo para los habitantes de Tadla que quieren
seguir el mismo camino. Desde comienzos de los años
80, la mayor parte de los hogares de campesinos del
perímetro se las arreglan para enviar a uno o dos
miembros de su familia a Italia. Por otra parte, las
enormes desigualdades que se derivan de las
estructuras poblacionales de la propiedad se resienten
enormemente en el marco del perímetro irrigado
moderno: el 40,7% de las propiedades tienen menos
de dos hectáreas y representan sólo el 12,3% de la
superficie total, en tanto que las propiedades de más
de 20 hectáreas son propiedad del 1,8% del total pero
La Región Tadla-Azilal
Salah Mounir
La región Tadla-Azilal se encuentra a caballo sobre tres grandes conjuntos de relieves: la montaña atlásica, el
piedemonte y la llanura de Tadla. Se beneficia por este hecho de recursos complementarios. Principal perímetro
irrigado moderno de Marruecos, Tadla se ha convertido hoy en un punto de partida importante para la emigración
internacional hacia Italia o España.
Administrativamente, la región reagrupa a dos provincias: la de Beni Mellal y la de Azilal, que cuentan, la primera,
con un total de 44 comunas (13 de ellas urbanas) y la segunda con 48 (6 urbanas).
La montaña se compone de una parte del Medio Atlas en el Nordeste y de otra del Alto Atlas al Sur. Unida por el
Norte con la meseta de fosfatos mediante ligeras ondulaciones, la llanura de Tadla es atravesada por el Um er-Rbia,
uno de los principales ríos del país, y sus afluentes. Una gran parte de esta llanura está irrigada y explotada de manera
moderna gracias a la proximidad de la reserva de agua que constituye la montaña atlásica y a este importante río,
así como al predominio de suelos isohúmicos y pardo calcáreos favorables a la irrigación, dadas su profundidad y su
textura equilibrada.
La situación de la región y la diversidad de sus relieves explican la variedad climática que va del clima húmedo
al clima subárido. La aridez aumenta a medida que se aleja de las montañas y la llanura cuenta con un clima
claramente continental que se caracteriza por un invierno muy frío y un verano muy cálido. Las alturas tienen
precipitaciones superiores a 400 mm en la montaña, mientras el piedemonte queda por debajo de los 300 mm.
La población estimada de la región en 2003 es de 1.474.000 habitantes; joven en su mayoría (38,3% tienen menos
de 15 años), más del 62% vive en medio rural, lo que la diferencia igualmente de la media nacional, ya que más del
56% de los marroquíes viven ya en medio urbano. La distribución de la población en el espacio varía mucho de la
llanura a la montaña. La densidad media es de 37,8 hab/km2, oscilando entre la registrada en la montaña que gira
en torno a 46 hab/km2 y la de la llanura que sobrepasa los 126 hab/km2.
El potencial de la región es rico y variado (abundancia de agua, calidad de los suelos, estrategia para la movilización
del agua para el riego, extensiones forestales, paisajes excepcionales, producción de energía) y explica la vocación
agrícola de la llanura, la estrategia del Estado para movilizar el agua para el regadío y la vocación forestal de la
montaña. La región tiene igualmente especiales predisposiciones para el desarrollo de un turismo de montaña, aunque
por el momento están escasamente explotadas. Con su perímetro irrigado moderno registra numerosos records al
proveer, por ejemplo, el 41,5% de la producción nacional de algodón y el 34,4% de remolacha. Para los cultivos de
secano, participa con un 16,7% de la producción nacional de cereales y el 17% de la producción de leguminosas.
El sector industrial es, por el contrario, relativamente débil. La emigración internacional muy reciente, puesto que
data de la mitad de los años ochenta, juega hoy un papel esencial en el desarrollo de la región, gracias a sus recursos
que se invierten en la agricultura moderna de la llanura, en el comercio y en los servicios, lo que explica el movimiento
de urbanización sin precedentes.
174
El Marruecos atlántico y las
llanuras interiores: tercer foco de
la emigración marroquí hacia España
Mohamed Berriane
Como se ha señalado, el Marruecos atlántico y
medio, tal y como se delimita en este Atlas, ha
desempeñado ya desde hace cierto tiempo y hasta
hoy, un papel esencial como zona emisora clave de
la emigración internacional marroquí. Pero la
importancia dada por los investigadores a las regiones
migratorias consideradas tradicionales, ha ocultado el
lugar del Marruecos atlántico e interior en el sistema
migratorio. Con la emigración reciente hacia Italia
y España, este Marruecos central, pulmón y motor
de la economía nacional, ha sido propulsado de
manera espectacular a la escena de la migración
internacional. Con 24,6% en 1991 y 29,3% en
2000, ocupa el segundo puesto, adelantando
incluso a la Península Tingitana, tan cercana a
España. Pone de manifiesto sobre todo, las
nuevas características de la emigración de los
años noventa y de comienzos del nuevo siglo.
No pudiendo analizar todas sus características
a partir unicamente de los datos proporcionados
por las operciones de regularización y las
inscripciones consulares, vamos a insistir en dos
grandes rasgos de esta nueva migración: su
carácter fuertemente urbano y el peso de nuevas
regiones rurales poco o nada afectadas hasta
ahora por la emigración internacional. Estos dos
rasgos se complementan con un tercero, el de
la fuerte concentración en el espacio de los focos
de partida hacia España.
Focos migratorios fuertemente
concentrados en el espacio
Las tres características citadas se encuentran
claramente ilustradas en el cuadro. Este
muestra que la Wilaya del Gran Casablanca y la
provincia de Beni Mellal son las dos subregiones que
han provisto, desde 1991, la mitad de los emigrantes
inscritos originarios de toda la región. La primera
subregión, compuesta por Casablanca y Mohammedia,
es la principal aglomeración urbana del país, verdadera
región metrópoli que cuenta probablemente con más
de tres millones de habitantes y que se encuentra en
el corazón del sistema económico y urbano. Ilustra
bien esta nueva emigración salida de las ciudades
grandes y medianas.
La segunda subregión corresponde a grandes
rasgos a la llanura de Tadla, transformada por la
irrigación moderna en un perímetro considerado como
el más grande del Magreb y convertido en una gran
granja moderna afectada por una fuerte urbanización
del campo. Constituye el ejemplo de estos nuevos
focos de emigración que han pasado de ser zonas de
atracción de poblaciones venidas de diferentes regiones
a zonas de emisión.
Si se añaden a estas dos regiones principales las
4 ciudades de Kenitra, Settat, la aglomeración del
Gran Rabat-Salé (Rabat-Salé-Temara-Sjirat) y Juribga,
tenemos un triángulo cuyos dos lados enlazan Beni
Mellal a Kenitra y a Casablanca, correspondiendo el
tercero al eje atlántico Kenitra-Casablanca,
concentrando por sí sólo lo esencial de las muestras
analizadas de residentes marroquíes en España
procedentes de la región: 77,6 de los regularizados
en 1991, 82,2 de inscripciones consulares entre 19922000 y 81,2% del conjunto. El resto de los 50.000
oriundos de esta región instalados en España se
reparte entre 10 provincias y una multitud de comunas
con islotes de concentración en torno a ciudades como
El Yadida, Safi, Essauira y Marrakech.
Estas concentraciones encuentran su origen en el
funcionamiento del sistema migratorio de la región,
PROVINCIAS DE ORIGEN DE LOS MARROQUÍES EN
ESPAÑA PROCEDENTES DEL MARRUECOS
ATLÁNTICO E INTERIOR
marcado en particular por el predominio de las ciudades
como polos emisores.
Una emigración hacia España originaria
ante todo de las ciudades
De los 50.141 inmigrantes originarios del Marruecos
atlántico e interior llegados a España entre 1992 y
2000, 79,1% han partido de las ciudades. Este
porcentaje realmente elevado era aún más fuerte entre
los regularizados en 1991: 82,6%. La emigración a
partir de esta región era ya desde el comienzo, un
fenómeno urbano y si la tasa ha descendido
ligeramente, se debe a la difusión del fenómeno desde
de la ciudad al medio rural. Se trata de un dato nuevo
que modifica de manera considerable la visión que
teníamos hasta ahora de la emigración marroquí hacia
el extranjero. Originariamente rural sobre todo, esta
emigración afectaba a las ciudades a partir de los
campos, bien a través del retorno que se hacía
preferentemente a las ciudades, o bien por medio del
desplazamiento del campo a la ciudad de la familia
que se había quedado en el país. Con las nuevas
partidas hacia España el esquema se invierte.
Las diez primeras ciudades (y no las provincias)
son, por orden, las siguientes: la aglomeración
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
175
MARRUECOS ATLÁNTICO, LLANURAS INTERIORES Y GRANDES CIUDADES
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
176
casablanquesa, Fquih Ben Salah en la región de Tadla,
el Gran Rabat-Salé, Kenitra, Beni Mellal, Marrakech,
Settat, Safi, Juribga y Kalaat Sraghna. Entre todas
totalizan 72,1% en 1991 y 67,7% en 2001 del conjuntos
de los oriundos de la región. Nos encontramos en
efecto aquí en el Marruecos de las ciudades, en las
que se encuentra el excedente de mano de obra en
busca de empleo. Esta necesidad emana tanto de las
grandes ciudades como de las medianas y de las
pequeñas. Pero el peso demográfico de las grandes
ciudades y de las medianas las sitúa en cabeza de la
lista. Procede sobre todo de las ciudades costeras
(Rabat-Salé, Casablanca, El Yadida, Safi, Essauira)
y de las nuevas ciudades del perímetro irrigado de
Tadla (Fquih Ben Salah).
En detalle, esta concentración en las
ciudades, sean pequeñas o medianas, ya
bien instaladas en la urbanidad o en
gestación, se encuentra en prácticamente
todas las provincias de la región. En la rica
llanura irrigada del Garb, sólo Kenitra se
encuentra afectada en 1991. Entre esta
fecha y 2000, aparecen ya las ciudades de
Uezzan, Suk el Arbaa, Sidi Kacem y Sidi
Sliman, mientras ciertas comunas rurales
aparecen también como emisoras, como
es el caso de Arbaua y Masmuda. En la
región institucional de Rabat, la
concentración urbana es aún más fuerte,
concentrándose lo esencial de los orígenes
en Rabat-Salé, seguido de otros focos
notables como Jemisset y Tiflet. En la región
de Chauía-Uardigha, el medio rural está un
poco más presente, ya que junto a Settat,
Juribga y Ued Zem, se observa la presencia
de las comunas rurales de Ulad Said, Ahlaf,
Laqraqra. En la llanura de Dukkala y su
anejo de Abda, destacan las ciudades de
Safi, El Yadida y Yussufia, y en la de
Marrakech-Tensift, son las ciudades de
Marrakech, Essauira y Kalaa Sraghna las
más afectadas, mientras lo están
escasamente las comunas rurales.
Como se ha señalado en el texto anterior,
las ciudades marroquíes se encontraban
ya afectadas por la emigración internacional.
Sin embargo, con la apertura de nuevos
destinos como España, estos flujos se han
intensificado y generalizado a varias
ciudades. Hay en primer lugar algunas
ciudades, sobre todo pequeñas y en su
mayor parte implantadas en el Garb (Sidi
Allal Tazi, Dar Geddari, Suk Tleta El Garb,
Sidi Kacem), a las que no afectaba este
fenómeno en 1991 pero que sí lo han sido
en el curso del decenio siguiente. Tenemos
a continuación una segunda categoría que
ha conocido un crecimiento notable de las
partidas hacia España entre 1991 y 2000.
Se trata de grandes y medianas ciudades
ya bien identificadas como ciudades de
partida a lo largo de los años noventa:
Casablanca, Rabat, Safi, etc. Este grupo
ha multiplicado su número de partidas por
3 y hasta por 6. Pero la categoría que
más llama la atención es la de ciudades
cuya emigración hacia España se ha multiplicado por
más de 7. Lo más notorio es que tres de estas cuatro
ciudades (Fquih Ben Salah, Beni Mellal, Ued Zem) se
localizan en Tadla y su periferia. La emigración hacia
España, como la que se dirige hacia Italia, tiene pues
en Tadla un nuevo e importante foco.
Una de las particularidades de esta emigración de
las grandes ciudades atlánticas e interiores hacia
España, si se la compara con la originaria de Agadir,
es que está muy centrada en su región. El grueso de
las partidas a partir de Casablanca, Rabat, Beni Mellal
y Settat es originario a su vez de estas mismas
ciudades. Sólo una ínfima parte de los nacidos en
ellas ha transitado por Tánger y otros lugares fuera
de la regiónantes de incorporarse a España (ver mapa
sobre migraciones interiores en página 129).
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Una emigración hacia España originaria
de zonas económicas en auge
Afectada a comienzos de los años ochenta por una
emigración de hombres solos venidos sobre todo de
los Beni Meskin y dirigidos hacia Italia, Tadla y su
periferia al norte de la meseta de fosfatos, alimenta
desde entonces flujos constantes hacia este país y
España. Al principio, el destino español era reducido:
recibía el 10% de los flujos salidos de la ciudad de
Fquih Ben Salah frente al 84% hacia Italia en 1988
(Mounir, 1993). Pero desde comienzos de la década
siguiente, la parte de España ha aumentado
considerablemente. Si calculamos en 2.052 los
regularizados en 1991 procedentes de las provincias
de Beni Mellal y Juribga, afectadas ambas por el mismo
fenómeno, veremos que en 2000 la cifra global de
instalados en España según el cálculo del TEIM
asciende a 14.731, lo que supone que se han
multiplicado por 7,2, representando el 29,3% del total
de la región.
Tadla está considerada como una zona económica
en auge gracias a su perímetro irrigado moderno,
mientras que su periferia norte (región de Juribga) ha
basado su economía en la explotación de los fosfatos.
Si embargo, ambas subregiones se han convertido en
focos de partida. Las razones son múltiples y han sido
ya analizadas. Ruptura hacia fines de los años setenta
del equilibrio recursos/poblaciones alcanzado gracias
a la agricultura, desarrollo del crédito agrícola, modelo
de emigrados Bni Meskin, con éxito en su proyecto
migratorio y que a su retorno han invertido en el
177
perímetro, así como las desigualdades flagrantes de
las estructuras agrarias en el seno del perímetro
moderno, son factores que explican el
desencadenamiento de esta migración que afecta
prácticamente a todas las familias. Surgida tardiamente
en la región, la emigración internacional va a tener
características diferentes, la más importante de las
cuales será que se orienta hacia nuevos países de
acogida como Italia y España.
Pero contrariamente al resto del Marruecos atlántico,
las partidas afectan aquí en primer lugar a las zonas
rurales. En 1991, algunas comunas (Had Bumussa,
Ulad Zmam, Ulad Yussef), junto a las ciudades de
Beni Mellal y de Fquih Ben Salah, ya tenían emigrantes
en España. Su número reducido así como la debilidad
de los efectivos afectados, se explicaban por la
importancia del destino italiano. Pero en el curso de
la década siguiente, estas mismas comunas reforzarán
su poder emisor, al tiempo que el fenómeno se difunde
a otras como Ulad Nacer, Ulad Said Lulad y Dar Uld
Ziduh. Tanto las comunas afectadas desde los años
ochenta como las que lo han sido más recientemente,
forman sobre el mapa una mancha bastante ancha
que corresponde al perímetro irrigado. Curiosamente,
los espacios de montaña de la región de Tadla-Azilal,
habitualmente los más concernidos por la emigración,
no se encuentran afectados apenas por las partidas
hacia España. Sólo las comunas de Aghbala (51 casos
en 2000) y de Zauiat Ahansal (47 casos) se encuentran
ligeramente afectadas.
POBLACIÓN MARROQUÍ POR PROVINCIAS ESPAÑOLAS
SEGÚN REGIÓN DE ORIGEN.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000
ATLÁNTICA Y LLANURAS INTERIORES
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
178
El Saiss de Fez-Mequínez,
sus bordes medio-atlásico
y rifeño, y el Tafilalet
Mohamed Berriane
Introducción: zonas históricas a caballo
entre los conjuntos físicos e integradas
por dos regiones institucionales
La delimitación de este foco migratorio encuentra
su sentido en el papel polarizador desempeñado por
las dos antiguas capitales, Fez y Mequínez, que
repercute desde siglos en su entorno y organizan
incluso los espacios más lejanos. Las dos ciudades
se repartieron muy pronto sus influencias: Fez,
drenando una parte del pre-Rif hacia el norte y
Mequínez, tejiendo intensas relaciones con el Tafilalet
hacia el Sur a través del Medio Atlas.
Aunque afectado también por el fenómeno
migratorio desde fines de los años sesenta y sobre
todo a comienzos de los setenta (especialmente el
borde norte del Medio Atlas y los oasis del Tafilalet),
este conjunto ha quedado relativamente al margen de
las partidas masivas como las que se describen en el
Sus o el Rif Oriental. Sin embargo, la generalización
posterior de las partidas a partir de las ciudades va a
afectar igualmente a esta región.
En el plano geográfico, este espacio regional así
delimitado, está compuesto por cuatro subconjuntos
orientados generalmente de este a oeste. Se trata de
la meseta del Saiss de Fez-Mequínez, enmarcada al
norte por el arranque del pre-Rif y al sur por el Medio
Atlas y, más allá de esta cadena montañosa, la región
del Tafilalet. Coinciden de norte a sur con las dos
regiones institucionales de Fez-Bulman y MequínezTafilalet.
El Saiss de Fez-Mequínez
La meseta del Saiss se extiende de oeste a este
unos 100 Km. y se ensancha hacia el Oeste una
treintena de kilómetros para estrecharse hacia el pasillo
de Taza por el este. La región tiene un potencial
agrícola indiscutible gracias a su terreno llano, a la
riqueza y variedad de suelos, abundancia de lluvias
e hidrología bien provista. La evolución de la región
ha sido muy compleja: zona de recorridos pastorales
basados en desplazamientos complementarios entre
la meseta y el Medio Atlas; ámbito de la colonización
agrícola francesa; zona de experiencias diversas de
recuperación y explotación de tierras colonizadas en
otro tiempo e implantación de nuevos latifundistas
originarios de Fez o de Mequínez. El Saiss se presenta
hoy como una región de agricultura moderna y
capitalista. Grandes granjas correspondientes a las
grandes fincas del Estado o a granjas privadas cubren
la mitad de las tierras cultivables, dejando su huella
en el paisaje y rodeando los aduares de los obreros
agrícolas o de los campesinos que cultivan de manera
tradicional el resto de las tierras. La producción es
bastante variada: cítricos irrigados en los valles
protegidos, vid y cereal extensivo en las mesetas,
policultivo de subsistencia basado en cereales y
leguminosas en los márgenes.
Antigua capital política, económica, intelectual y
espiritual, cuya fundación remonta al 789, Fez ha
organizado y gestionado siempre su retropaís: drenaje
y redistribución de los productos agrícolas e influencia
territorial a través de la propiedad ciudadana. A pesar
de una cierta pérdida de velocidad en beneficio de las
ciudades del eje atlántico, Fez sigue siendo hoy un
polo urbano clave en su región. Cuenta con un
urbanismo complejo que yuxtapone diferentes etapas
históricas, desde el núcleo inicial de Al Adua de Idris
I a las extensiones recientes fruto de la explosión
demográfica, pasando por Fez el Bali de los Meriníes
y la Ville Nouvelle de época colonial. Actualmente se
caracteriza por su ensanchamiento en el espacio, su
fragmentación socio-espacial y serios problemas de
gestión. A pesar de ser el tercer centro industrial del
país con 25.000 empleos, un importante destino del
turismo cultural y lugar de implantación de dos grandes
universidades, no logra responder a las numerosas
demandas de empleo de una población joven
procedente en gran parte de la migración interna.
Mequínez, por su parte, no entra en la historia más
que en el siglo XVII con Mulay Ismail que la escoge
como capital en detrimento de Fez. Después de
altibajos y carente de una burguesía emprendedora
semejante a la de Fez, Mequínez es hoy una capital
regional mucho menos afirmada. Instalada sobre una
meseta, presenta un modelo de urbanismo menos
complejo, con una medina, una ciudad nueva colonial,
barrios no reglamentarios y residenciales. Con su
pequeña industria (14.000 empleos), sus visitas rápidas
del turismo de grupo que se dirige a Fez, una pequeña
universidad y su función administrativa, la segunda
capital del Saiss afronta también con dificultades los
efectos de un crecimiento demográfico continuo. Al
igual que Fez, cuenta con un dinámico sector informal.
La proximidad de las dos capitales en un espacio
regional estrecho obliga a encontrar soluciones que
concilien los potenciales y las aspiraciones de ambas
ciudades.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Junto a las localidades seculares de Fez y Mequínez,
la región conoce el desarrollo de una verdadera red
de pequeñas ciudades en sus periferias que, de centros
heredados de la colonización tras la independencia,
han evolucionado a gran velocidad. Ras el Ma, Ain
Chkef y Tnin Mhaya para Fez y Sebaa Aiún, Agurai y
Ain Tauydat para Mequínez, son algunos ejemplos de
estas pequeñas ciudades en gestación.
Los últimos estratos pre-rifeños
Es una región de colinas margosas muy
erosionadas y accidentadas localmente por crestas o
soff entalladas en rocas más resistentes. Se trata de
una zona cerealícola y de arboricultura tradicional en
la que la influencia de las dos ciudades es
omnipresente.
En el área de influencia de Mequínez, el macizo
del Zerhun, una de las crestas que se alza
abruptamente por encima de la meseta, es una zona
muy accidentada. Ofrece un paisaje típicamente
mediterráneo de arboricultura tradicional (higuera,
olivo, vid), de horticultura cercana a fuentes y con un
habitat agrupado en grandes pueblos. Mulay Idris es
la mayor de estas aglomeraciones.
En la zona de penetración de Fez, se encuentran
la tierra de los Chraga, futura periferia de la ciudad
dedicada al cereal, y la de los Lemta, con plantaciones
de olivares. Al este se encuentra el país Hayaina,
muy accidentado y erosionado, en donde dominan
cereales y olivos y donde hay una práctica ausencia
de ciudades aparte de zocos como Tissa. Al sur de
179
Hayaina, el lago-presa de Idris I forma parte de un
complejo hidráulico bastante original.
El Medio Atlas
El Medio Atlas es, ante todo, una unidad física,
puesto que se trata de una semi-montaña calcárea
que se extiende por unos 250 kilómetros de nordeste
a sudoeste y por una superficie de 40.000 Km2. Aunque
las altitudes varían entre 1.500-2.000 m. en las altas
mesetas y 2.500-3.000 m. en las estribaciones (con
cimas de más de 3.000), el predominio de relieves
acusados da al Medio Atlas la apariencia de una alta
montaña. Su particularidad viene de la extensión, en
su parte central, de mesetas cársticas erizadas de
volcanes apagados, con importantes afloramientos
del macizo antiguo en los bordes y estribaciones
plegados hacia el este y el sudeste. Su clima, que
corresponde al piso subhúmedo de invierno fresco o
frío, se caracteriza por la rudeza del invierno y la
frecuencia de nieve, lo que explica la tradición de
antiguos desplazamientos pastorales de sus tribus
que huían con sus ganados del rigor invernal hacia
zonas bajas más clementes, para reencontrar en
verano los pastos herbáceos de montaña. Las mesetas
están cubiertas por vastos bosques de encina y de
cedro asociados a otras especies escalonadas. El
macizo montañoso, por su predominio de rocas
carbonatadas, es particularmente rico en fuentes,
capas freáticas, lagos y ríos que convierten a la región
en la cisterna de Marruecos.
Pese al rigor de sus inviernos, el Medio Atlas es
La Región de Fez-Bulman
Mohamed Kerbout
Creada en 1996, la región Fez-Bulman tiene una extensión de 20.000 km2. Limita al norte con la región de TazaAlhucemas-Taunat, al este y sureste con la Oriental y al suroeste y oeste con la región de Mequínez-Tafilalet. Su capital
es Fez, nudo de comunicaciones y caminos (entre ellos el ferrocarril hacia Rabat, Uxda y Tánger, la autopista y un
aeropuerto internacional) que dan servicio al espacio regional.
La organización territorial y administrativa incluye 3 prefecturas (Fez Yedid Dar Dbibagh, Fez Medina y ZuaghaMulay Yaacub), dos provincias (Sefrú et Bulman), 8 círculos (Mulay Yaacub, Ulad Yemaa Lemta, Sefrú, El Menzel,
Immuzzer de Kandar, Bulman, Missur y Utat El Hay), 25 caidatos, 14 municipalidades y 48 comunas rurales.
La región se extiende entre las altas mesetas del sudeste y las primeras cumbres prerrifeñas del noroeste. Cuenta
con una gran diversidad física y bioclimática. De sureste a noroeste hay cinco subregiones distintas: La primera es el
extremo norte y oeste del Alto Atlas oriental y las altas mesetas, que poco tiene que ver con la región. La segunda
la componen las llanuras del Muluya a 850-1700 m de altura, de constitución reciente y régimen árido (150 a 300 mm
/año), cubiertas por vegetación de estepa apropiada para la ganadería extensiva. La tercera es la barrera del Medio
Atlas norte, dividida a su vez en dos grandes zonas: una, el Medio Atlas plegado (alturas máximas, Yebel Bu Nacer,
de 3.326 m. y Yebel Tichukt de 2.790 m), de forma anticlinal alternando con sinclinales con predominio del calcáreo,
mejor regado en su fachada norte y en las cumbres con una pluviometría media anual de más de 500 mm, lo que
explica la extensión de los bosques y la posibilidad de cultivos tanto pluviales como irrigados en los valles; otra, el
Medio Atlas tabular, conocido también como medio atlásico, que se extiende desde la meseta de Immuzzer de
Kandar a la de Tahla-Ribat Al Jeir al este, con alturas que varían desde los 700 m junto al Saiss a los 2.000 m al sudeste
en la meseta de Amekla, con una media de 450- 700 mm de lluvias que producen importantes recursos agrícolas,
forestales y pastorales. La cuarta subregión es el Saiss de Fez, meseta ligeramente inclinada de sur a norte y algo
cortada en su extremo por el río Sebú. En su orilla derecha está la meseta de Beni Sadden relacionada con el sur
rifeño. Las precipitaciones anuales medias llegan a 542,2 mm que, sumadas a lo llano del terreno y a las aguas que
proceden del Medio Atlas, hacen del Saiss una región agrícola rica. La última de las subregiones es la pre-rifeña al
norte y noroeste, que desciende desde alturas como el Yebel Zalagh (901 m) y el Yebel Tghat (834 m), hasta menos
de 300 m en el valle del Sebú, con precipitaciones anuales medias de 500 a 600 mm.
La diversidad de conjuntos físicos entre los que se encuentran el pasillo del sur del Rif y las llanuras del Muluya, vías
de circulación a lo largo de la historia y de salida de Fez durante siglos, condiciona el poblamiento de la región,
variado y repartido de modo desigual. Hasta mediados del siglo XX la población estaba formada por sedentarios,
nómadas y seminómadas pero también por una población urbana constituida por oleadas sucesivas desde la llegada
del islam en el siglo VII, que ha sufrido fluctuaciones por catástrofes naturales, inseguridad y sus relaciones con el
Majzén.
Desde la hambruna de 1945, que dió lugar a una fuerte mortalidad y a un éxodo rural importante, hay una cierta
estabilidad de la población con una tendencia al aumento y a la concentración en ciudades. La población de la
región pasó de 713 185 hab en 1971 de los cuales el 53,14% vivía en las ciudades, a 953.802 con el 59,04% urbano en
1982, 1.416.000 en 1997 con 70,7% urbano. Estos datos globales ocultan las diferencias espaciales. La provincia de
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180
MARRUECOS CENTRAL: SAISS-MEDIO ATLAS Y ALTO ATLAS ORIENTAL Y TAFILALET
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
181
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Región de Fez-Bulman
Bulman tiene los ritmos de crecimiento urbano más lentos. Le sigue Sefru tras la prefectura de Mulay Yacub. El campo
sufre un estancamiento de su población lo que no se explica por la bajada de natalidad sino por el éxodo y por la
transformación de algunos lugares en ciudades y la integración de los aduares en perímetros urbanos.
La economía rural estaba basada en la ganadería y en la agricultura de subsistencia hasta el primer cuarto del
siglo XX. La región sufrió una colonización intensa de los territorios especialmente en el Saiss y en la meseta de los Beni
Sadden y en segundo lugar en los valles de la provinica de Sefrú. Ha sufrido las medidas legislativas referentes a la
delimitación de bosques, de tierras colectivas y la cuestión hidráulica pública, beneficiándose de infraestructuras
socioeconómicas. Por ello, los equilibrios existentes se rompieron y se tuvo que encontrar soluciones para las necesidades
crecientes tras la independencia.
En lo agrícola, sector que mayor empleo y renta proporciona a rurales y urbanos, hay que señalar que la región
tiene unas 390 000 has. de suelo agrícola utilizado, un 19% de la superficie total, porcentaje más elevado que la media
nacional, de un 12%. 38 000 ha son de riego. La mayoría de esta superficie está situada en el Saiss (Zuagha Mulay
Yaacub) y en Sefrú. La ratio es de 0,27 ha por habitante, como la media nacional, y la estructura de la propiedad
muestra una concentración de tierras en manos de nuevos colonos, lo que explica la exclusión de una parte importante
de los hogares.
Los pastos cubren 1.021.500 ha el 10% del patrimonio forestal nacional, espacios para el ganado de unas 570. 000
ha, unidos a las tierras cultivadas, que permiten a las poblaciones criar unas 60.000 cabezas de bovinos, la mitad entre
el Saïss y el pre-Rif, 890.000 cabezas de ovinos -2/3 en Bulman- y 270.000 cabras repartidas igualmente entre Bulman
y Sefrú, y 35.000 caballos. También se ha desarrollado la cría industrial del pollo en Saiss y Sefrú, así como apicultura.
Pese a las constantes mejoras de las condiciones de cría de ganado (estabulación, control sanitario) la mayoría de
la cabaña sigue siendo controlada de modo tradicional lo que no aumenta ni la rentabilidad ni el empleo. En cuanto
al suelo, cereales y olivos son los cultivos principales de la región pero también rosas y maíz ocupan un lugar desde
la segunda mitad del XX. La región está entre las primeras productoras y comercializadoras, con parte de la producción
transformada en la región, en Fez. La economía regional incluye también la explotación de algunas minas como el
Ghassul de Missur, los mármoles de Tazuta y la grava y arena de los alrededores de Sefrú y Bhalil.
El sector de artesanía se encuentra concentrado en Fez en textil, cuero, alfarería y madera y es un sector económico
importante por el empleo y las divisas aunque se ve amenazado por los productos industriales importados. El número
de artesanos es de unos 40.000. La región está poco industrializada. La mayoría de industrias está en Fez y algunas
en Sefrú. Hay algunas fábricas de cerámica, madera, almazaras, lecherías y derivados, textil, embotellamiento de
gas, cobre y química. Son pequeñas industrias con pocos empleos. El turismo es muy importante en la economía
regional pero sólo da beneficios a Fez y algo a Mulay Yaacub por las fuentes de agua termal de Ain Allah y Mulay
Yaacub.
La región de Fez-Bulmán se organiza en torno a Fez y cuenta con importantes potencialidades económicas que
hacen de ella un destino de emigrantes de regiones menos favorecidas. El aumento de población rural no se acompaña
por una mejora económica de los sectores asociados y la concentración de migrantes rurales en los centros urbanos
y en Fez, así como el éxito aparente de los primeros contingentes de emigrantes explican la movilidad espacial
creciente. La emigración hacia Europa no es sino una expresión más de esta movilidad.
hoy la montaña más penetrada del país dados su
posición central y sus recursos, por lo que vive
profundas mutaciones. Comparada con el Rif, por
ejemplo, sus poblaciones son menos densas (47
hab./km2de media) salvo en sus partes bajas. Pero
al lado de la actividad pastoral que se mantiene en
ciertos sectores en curso de modernización, la llegada
de capitales de las ciudades próximas permite el
desarrollo de la arboricultura y del cultivo de huerta.
El turismo interior tiende a desarrollarse.
El Estado ha acometido grandes esfuerzos para
desenclavar la región, multiplicando los proyectos de
desarrollo e implantando equipamiento diverso. Pero
si la electrificación es bastante avanzada, la red de
comunicaciones y los equipamientos sociales no lo
son tanto. En conjunto, la situación está lejos de ser
satisfactoria y explica la marginación de ciertos espacios
y la importancia del éxodo rural y de la emigración.
Sin embargo, pese a la falta de base económica, llama
la atención su urbanización creciente (43% de tasa
de urbanización para una población total de alrededor
de 500.000 habitantes). Este fenómeno se produce
no obstante en la periferia, pues en el corazón de la
montaña sólo existen cuatro ciudades: Ifran, Bulman,
Ribat el Jeir e Immuzer. Son más bien los centros de
pequeña talla (Aguelmus, M’rirt) los que conocen tasas
de crecimiento más rápidas.
Ciertos matices regionales van a ayudar a esta
presentación global de la zona. El Medio Atlas central
constituye el corazón del macizo. Ahí se encuentra la
verdadera cisterna del país, lo que se traduce por un
pie de monte septentrional muy rico en perímetros
irrigados antiguos aunque modernizados. Este espacio
se ha beneficiado de un vasto proyecto de
reconstitución de recorridos y de protección del bosque.
Dotado de medios importantes, este proyecto ha tenido
pocos resultados a causa de una visión en exceso
tecnicista. Este corazón de la montaña dispone
igualmente de la armadura urbana más completa,
compuesta por ciudades de contacto del norte (Sefru,
El Hayeb e Immuzer de Kandar), de ciudades
intramontañosas (Azrú, Ifran, M’rirt) y de ciudades de
contacto del sur (Jenifra, El Kbab). El Medio Atlas
oriental por el contrario, se encuentra aún aislado.
Mucho menos favorecido por la naturaleza (menos
agua y un bosque más pobre) que la parte occidental
y menos poblado, esta parte vive aún del pastoreo de
ovinos aunque las plantaciones de rosáceas tienen
importancia, bien a través de capitales extranjeros o
de las iniciativas de los propios campesinos. El hecho
urbano es raro (Bulman, Ribat El Jeir). El Alto Muluya,
en fin, es un vasto pasillo poco conectado a la montaña.
Zona de transición del Medio Atlas hacia las estepas
presaharianas, este margen semiárido sufre de falta
de agua y el piedemonte se hace muy discontinuo en
forma de oasis a los pies de las montañas. Es el ámbito
de una economía agro-pastoral protagonizada por
antiguos semi-nómadas en vías de sedentarización
acelerada y por los habitantes sedentarios de los ksar.
Midelt es la única ciudad de la región; debe su creación,
bajo el protectorado, a la función militar, tras lo que
desarrolló una economía minera, desempeñando hoy
182
La Región de Mequínez-Tafilalet
Abderrahmane Oujamaa
Nacida con la organización regional de 1997, la región de Mequínez-Tafilalet no ha sufrido grandes cambios
respecto a las de 1972 y tiene unos límites que corresponden a la antigua región de Centro-Sur. La única variación
es el añadido de nuevas provincias y comunas. Tiene una superficie de 79.210 km2 (11,1% del territorio nacional) y se
compone, por un lado, de la wilaya de Mequínez (prefecturas de Mequínez-El Menzel e Ismailiya y la provincia del
Hayeb) y las provincias de Ifran, Jenifra y Errachidia por otro.
La región tiene cierta unidad histórica y ha tenido un gran papel en la historia de Marruecos y las relaciones con
sus vecinos. Hay que destacar la importancia de Triq Saltane (el camino del Sultán) que llevaba de Siyilmasa a Fez,
así como del lugar que esta ciudad ocupó en el comercio transahariano que dió riqueza material y cultural al país.
Si en su momento la región fue centro del sistema político y espacial, ahora se encuentra marginada y con problemas
económicos. En la región se observan grandes desigualdades entre la zona norte, relativamente dinámica, y la zona
de los oasis del sur con poco desarrollo.
La unidad histórica de la región contrasta con su variedad física. De Norte a Sur, nos encontramos desde las
estribaciones prerrifeñas hasta la llanura de Tafilalet, atravesando el Saiss, el Medio Atlas, el Alto Muluya y el Alto Atlas
oriental. Esto dificulta la comunicación en su interior y con otras regiones del país. El clima también se ve condicionado
por la diversidad de relieve y su latitud: el norte tiene entre 400 y 800 mm de lluvia por año mientras que el Medio Atlas
tiene fuertes nevadas y Errachidia es una zona árida. De lo que se desprenden sorprendentes contrastes entre zonas
de gran potencial agrícola (meseta de Mequínez) con otras de potencial forestal (Jenifra e Ifran) y otras desérticas,
con dominio de oasis cuando hay agua.
La población de la región es de 1,9 millones y está desigualmente repartida, con una tasa de urbanización media
del 50,7%, con muchos jóvenes (47,7% de menos de 20 años) y una alta tasa de analfabetismo (53%). La agricultura
predomina entre los activos (42,8%), seguida por la administración y los servicios (14%), el comercio (12%), la industria
y la artesanía (10,8%) y la construcción (10,1%).
Pese a las limitaciones naturales de las zonas montañosas y desérticas, la agricultura es bastante dinámica en
algunas zonas. Engloba 765.000 ha (9,5% de la superficie agrícola útil nacional) con predominio de cereales, leguminosas
y olivo. Mequínez tiene una agricultura cerealera moderna; los valles y mesetas del Medio Atlas de cultivo de rosas;
Jenifra desarrolla la ganadería bovina y sobre todo ovina y caprina y Errachidia tiene una agricultura centrada en
los márgenes de los ríos.
Con tradición, pero mal comunicada y muy artesanal, la actividad minera es escasa y se mantiene con dificultad,
ocupando al 25% de la población activa.
El turismo representa un potencial rico y diversificado y podría, de organizarse, tener un papel esencial en la
reducción de las disparidades de la región. La capacidad hotelera es limitada (4,6% de la nacional) y el nivel de
ocupación lo es aún más (2,7% de las pernoctaciones nacionales).
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
el papel de pequeña capital local gracias sobre todo
a su papel de vía. Esta subregión es en efecto el paso
obligado hacia el Tafilalet, tercer y último componente
de este conjunto.
El Tafilalet
Antes de desembocar en el vasto oasis del Tafilalet,
el viajero que llega del norte debe atravesar el Alto
Atlas oriental. Aunque la cadena del Alto Atlas sea el
conjunto montañoso más elevado de Marruecos, aquí
las altitudes se reducen, los valles se convierten en
anchas cuencas estépicas, la continentalidad y la
aridez crecen y las densidades de población
descienden, alcanzando medias de 20-25 hab./km2.
Los cultivos de secano se hacen imposibles y los
escasos cultivos irrigados se reducen a cintas a lo
largo de algunos uadis. La única actividad sigue siendo
el pastoreo para los Ait Yafelman y los Ait Haddidu.
Tras el accidente sud-atlásico, línea mayor de
dislocación que separa el dominio atlásico al norte y
el revestimiento sedimentario del zócalo sahariano al
sur, se desemboca en la llanura del Tafilalet.
Corresponde al valle aluvial de los ríos Ziz y Geris,
cuyo acercamiento sin confluencia llega a constituir
una “pequeña mesopotamia”. Este vasto valle está
limitado al norte y al sur por las hamadas de Meski y
de Kemkem, que son mesetas pedregosas extendidas.
País muy árido que sufrió en otro tiempo no pocas
devastaciones, el Tafilalet ha desempeñado un papel
importante en la historia de Marruecos: Siyilmassa
fue el punto de llegada de las grandes pistas
caravaneras de los siglos XII al XIV, así como cuna
de la dinastía alauí.
Hoy cuenta con el mayor palmeral de Marruecos
gracias a una red de irrigación tradicional y a la
183
construcción de la presa del río Ziz. Bajo las palmeras
se cultivan huertas o productos especializados como
henna, al par que los cultivos forrajeros (alfalfa)
mantienen una ganadería de establo que a su vez se
emplea para estercolar las parcelas irrigadas. El turismo
internacional, de paso, es un recién llegado, atraído
por el mito del desierto próximo.
Antigua ciudad guarnición, Errachidia, capital de
provincia, se ha convertido hoy, con más de 60.000
habitantes, en un verdadero y dinámico polo urbano.
Asume un papel administrativo y militar regional, cuenta
con un anexo de la Universidad de Mequínez y es la
sede de la Oficina Regional de Valorización agrícola,
diversificando sus funciones (comercio, industria,
hostelería, artesanía). La ciudad, que guarda la
arquitectura de las kasbas, presenta numerosos índices
de urbanización. Como puerta del Tafilalet, la ciudad
irradia sobre un vasto espacio.
La región dispone de otras dos ciudades oasis:
Erfud y Rissani. La primera fue en origen un puesto
militar de la época colonial, aunque debe hoy su
desarrollo al turismo de las dunas de Merzuga, siendo
su base de partida. En cuanto a Rissani, fue fundada
por Mulay Ismail en el siglo XVII junto a la antigua
Siyilmassa. Gran zoco tres veces a la semana, Rissani
se beneficia igualmente del maná del turismo de
desierto. Otras aglomeraciones de menor importancia
completan esta armadura urbana regional: Gulmina,
Tineyad y Yorf.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Junto a las localidades seculares de Fez y Mequínez,
la región conoce el desarrollo de una verdadera red
de pequeñas ciudades en sus periferias que, de centros
heredados de la colonización tras la independencia,
han evolucionado a gran velocidad. Ras el Ma, Ain
Chkef y Tnin Mhaya para Fez y Sebaa Aiún, Agurai y
Ain Tauydat para Mequínez, son algunos ejemplos de
estas pequeñas ciudades en gestación.
Los últimos estratos pre-rifeños
Es una región de colinas margosas muy
erosionadas y accidentadas localmente por crestas o
soff entalladas en rocas más resistentes. Se trata de
una zona cerealícola y de arboricultura tradicional en
la que la influencia de las dos ciudades es
omnipresente.
En el área de influencia de Mequínez, el macizo
del Zerhun, una de las crestas que se alza
abruptamente por encima de la meseta, es una zona
muy accidentada. Ofrece un paisaje típicamente
mediterráneo de arboricultura tradicional (higuera,
olivo, vid), de horticultura cercana a fuentes y con un
habitat agrupado en grandes pueblos. Mulay Idris es
la mayor de estas aglomeraciones.
En la zona de penetración de Fez, se encuentran
la tierra de los Chraga, futura periferia de la ciudad
dedicada al cereal, y la de los Lemta, con plantaciones
de olivares. Al este se encuentra el país Hayaina,
muy accidentado y erosionado, en donde dominan
cereales y olivos y donde hay una práctica ausencia
de ciudades aparte de zocos como Tissa. Al sur de
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Hayaina, el lago-presa de Idris I forma parte de un
complejo hidráulico bastante original.
El Medio Atlas
El Medio Atlas es, ante todo, una unidad física,
puesto que se trata de una semi-montaña calcárea
que se extiende por unos 250 kilómetros de nordeste
a sudoeste y por una superficie de 40.000 Km2. Aunque
las altitudes varían entre 1.500-2.000 m. en las altas
mesetas y 2.500-3.000 m. en las estribaciones (con
cimas de más de 3.000), el predominio de relieves
acusados da al Medio Atlas la apariencia de una alta
montaña. Su particularidad viene de la extensión, en
su parte central, de mesetas cársticas erizadas de
volcanes apagados, con importantes afloramientos
del macizo antiguo en los bordes y estribaciones
plegados hacia el este y el sudeste. Su clima, que
corresponde al piso subhúmedo de invierno fresco o
frío, se caracteriza por la rudeza del invierno y la
frecuencia de nieve, lo que explica la tradición de
antiguos desplazamientos pastorales de sus tribus
que huían con sus ganados del rigor invernal hacia
zonas bajas más clementes, para reencontrar en
verano los pastos herbáceos de montaña. Las mesetas
están cubiertas por vastos bosques de encina y de
cedro asociados a otras especies escalonadas. El
macizo montañoso, por su predominio de rocas
carbonatadas, es particularmente rico en fuentes,
capas freáticas, lagos y ríos que convierten a la región
en la cisterna de Marruecos.
Pese al rigor de sus inviernos, el Medio Atlas es
La Región de Fez-Bulman
Mohamed Kerbout
Creada en 1996, la región Fez-Bulman tiene una extensión de 20.000 km2. Limita al norte con la región de TazaAlhucemas-Taunat, al este y sureste con la Oriental y al suroeste y oeste con la región de Mequínez-Tafilalet. Su capital
es Fez, nudo de comunicaciones y caminos (entre ellos el ferrocarril hacia Rabat, Uxda y Tánger, la autopista y un
aeropuerto internacional) que dan servicio al espacio regional.
La organización territorial y administrativa incluye 3 prefecturas (Fez Yedid Dar Dbibagh, Fez Medina y ZuaghaMulay Yaacub), dos provincias (Sefrú et Bulman), 8 círculos (Mulay Yaacub, Ulad Yemaa Lemta, Sefrú, El Menzel,
Immuzzer de Kandar, Bulman, Missur y Utat El Hay), 25 caidatos, 14 municipalidades y 48 comunas rurales.
La región se extiende entre las altas mesetas del sudeste y las primeras cumbres prerrifeñas del noroeste. Cuenta
con una gran diversidad física y bioclimática. De sureste a noroeste hay cinco subregiones distintas: La primera es el
extremo norte y oeste del Alto Atlas oriental y las altas mesetas, que poco tiene que ver con la región. La segunda
la componen las llanuras del Muluya a 850-1700 m de altura, de constitución reciente y régimen árido (150 a 300 mm
/año), cubiertas por vegetación de estepa apropiada para la ganadería extensiva. La tercera es la barrera del Medio
Atlas norte, dividida a su vez en dos grandes zonas: una, el Medio Atlas plegado (alturas máximas, Yebel Bu Nacer,
de 3.326 m. y Yebel Tichukt de 2.790 m), de forma anticlinal alternando con sinclinales con predominio del calcáreo,
mejor regado en su fachada norte y en las cumbres con una pluviometría media anual de más de 500 mm, lo que
explica la extensión de los bosques y la posibilidad de cultivos tanto pluviales como irrigados en los valles; otra, el
Medio Atlas tabular, conocido también como medio atlásico, que se extiende desde la meseta de Immuzzer de
Kandar a la de Tahla-Ribat Al Jeir al este, con alturas que varían desde los 700 m junto al Saiss a los 2.000 m al sudeste
en la meseta de Amekla, con una media de 450- 700 mm de lluvias que producen importantes recursos agrícolas,
forestales y pastorales. La cuarta subregión es el Saiss de Fez, meseta ligeramente inclinada de sur a norte y algo
cortada en su extremo por el río Sebú. En su orilla derecha está la meseta de Beni Sadden relacionada con el sur
rifeño. Las precipitaciones anuales medias llegan a 542,2 mm que, sumadas a lo llano del terreno y a las aguas que
proceden del Medio Atlas, hacen del Saiss una región agrícola rica. La última de las subregiones es la pre-rifeña al
norte y noroeste, que desciende desde alturas como el Yebel Zalagh (901 m) y el Yebel Tghat (834 m), hasta menos
de 300 m en el valle del Sebú, con precipitaciones anuales medias de 500 a 600 mm.
La diversidad de conjuntos físicos entre los que se encuentran el pasillo del sur del Rif y las llanuras del Muluya, vías
de circulación a lo largo de la historia y de salida de Fez durante siglos, condiciona el poblamiento de la región,
variado y repartido de modo desigual. Hasta mediados del siglo XX la población estaba formada por sedentarios,
nómadas y seminómadas pero también por una población urbana constituida por oleadas sucesivas desde la llegada
del islam en el siglo VII, que ha sufrido fluctuaciones por catástrofes naturales, inseguridad y sus relaciones con el
Majzén.
Desde la hambruna de 1945, que dió lugar a una fuerte mortalidad y a un éxodo rural importante, hay una cierta
estabilidad de la población con una tendencia al aumento y a la concentración en ciudades. La población de la
región pasó de 713 185 hab en 1971 de los cuales el 53,14% vivía en las ciudades, a 953.802 con el 59,04% urbano en
1982, 1.416.000 en 1997 con 70,7% urbano. Estos datos globales ocultan las diferencias espaciales. La provincia de
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MARRUECOS CENTRAL: SAISS-MEDIO ATLAS Y ALTO ATLAS ORIENTAL Y TAFILALET
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
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Región de Fez-Bulman
Bulman tiene los ritmos de crecimiento urbano más lentos. Le sigue Sefru tras la prefectura de Mulay Yacub. El campo
sufre un estancamiento de su población lo que no se explica por la bajada de natalidad sino por el éxodo y por la
transformación de algunos lugares en ciudades y la integración de los aduares en perímetros urbanos.
La economía rural estaba basada en la ganadería y en la agricultura de subsistencia hasta el primer cuarto del
siglo XX. La región sufrió una colonización intensa de los territorios especialmente en el Saiss y en la meseta de los Beni
Sadden y en segundo lugar en los valles de la provinica de Sefrú. Ha sufrido las medidas legislativas referentes a la
delimitación de bosques, de tierras colectivas y la cuestión hidráulica pública, beneficiándose de infraestructuras
socioeconómicas. Por ello, los equilibrios existentes se rompieron y se tuvo que encontrar soluciones para las necesidades
crecientes tras la independencia.
En lo agrícola, sector que mayor empleo y renta proporciona a rurales y urbanos, hay que señalar que la región
tiene unas 390 000 has. de suelo agrícola utilizado, un 19% de la superficie total, porcentaje más elevado que la media
nacional, de un 12%. 38 000 ha son de riego. La mayoría de esta superficie está situada en el Saiss (Zuagha Mulay
Yaacub) y en Sefrú. La ratio es de 0,27 ha por habitante, como la media nacional, y la estructura de la propiedad
muestra una concentración de tierras en manos de nuevos colonos, lo que explica la exclusión de una parte importante
de los hogares.
Los pastos cubren 1.021.500 ha el 10% del patrimonio forestal nacional, espacios para el ganado de unas 570. 000
ha, unidos a las tierras cultivadas, que permiten a las poblaciones criar unas 60.000 cabezas de bovinos, la mitad entre
el Saïss y el pre-Rif, 890.000 cabezas de ovinos -2/3 en Bulman- y 270.000 cabras repartidas igualmente entre Bulman
y Sefrú, y 35.000 caballos. También se ha desarrollado la cría industrial del pollo en Saiss y Sefrú, así como apicultura.
Pese a las constantes mejoras de las condiciones de cría de ganado (estabulación, control sanitario) la mayoría de
la cabaña sigue siendo controlada de modo tradicional lo que no aumenta ni la rentabilidad ni el empleo. En cuanto
al suelo, cereales y olivos son los cultivos principales de la región pero también rosas y maíz ocupan un lugar desde
la segunda mitad del XX. La región está entre las primeras productoras y comercializadoras, con parte de la producción
transformada en la región, en Fez. La economía regional incluye también la explotación de algunas minas como el
Ghassul de Missur, los mármoles de Tazuta y la grava y arena de los alrededores de Sefrú y Bhalil.
El sector de artesanía se encuentra concentrado en Fez en textil, cuero, alfarería y madera y es un sector económico
importante por el empleo y las divisas aunque se ve amenazado por los productos industriales importados. El número
de artesanos es de unos 40.000. La región está poco industrializada. La mayoría de industrias está en Fez y algunas
en Sefrú. Hay algunas fábricas de cerámica, madera, almazaras, lecherías y derivados, textil, embotellamiento de
gas, cobre y química. Son pequeñas industrias con pocos empleos. El turismo es muy importante en la economía
regional pero sólo da beneficios a Fez y algo a Mulay Yaacub por las fuentes de agua termal de Ain Allah y Mulay
Yaacub.
La región de Fez-Bulmán se organiza en torno a Fez y cuenta con importantes potencialidades económicas que
hacen de ella un destino de emigrantes de regiones menos favorecidas. El aumento de población rural no se acompaña
por una mejora económica de los sectores asociados y la concentración de migrantes rurales en los centros urbanos
y en Fez, así como el éxito aparente de los primeros contingentes de emigrantes explican la movilidad espacial
creciente. La emigración hacia Europa no es sino una expresión más de esta movilidad.
hoy la montaña más penetrada del país dados su
posición central y sus recursos, por lo que vive
profundas mutaciones. Comparada con el Rif, por
ejemplo, sus poblaciones son menos densas (47
hab./km2de media) salvo en sus partes bajas. Pero
al lado de la actividad pastoral que se mantiene en
ciertos sectores en curso de modernización, la llegada
de capitales de las ciudades próximas permite el
desarrollo de la arboricultura y del cultivo de huerta.
El turismo interior tiende a desarrollarse.
El Estado ha acometido grandes esfuerzos para
desenclavar la región, multiplicando los proyectos de
desarrollo e implantando equipamiento diverso. Pero
si la electrificación es bastante avanzada, la red de
comunicaciones y los equipamientos sociales no lo
son tanto. En conjunto, la situación está lejos de ser
satisfactoria y explica la marginación de ciertos espacios
y la importancia del éxodo rural y de la emigración.
Sin embargo, pese a la falta de base económica, llama
la atención su urbanización creciente (43% de tasa
de urbanización para una población total de alrededor
de 500.000 habitantes). Este fenómeno se produce
no obstante en la periferia, pues en el corazón de la
montaña sólo existen cuatro ciudades: Ifran, Bulman,
Ribat el Jeir e Immuzer. Son más bien los centros de
pequeña talla (Aguelmus, M’rirt) los que conocen tasas
de crecimiento más rápidas.
Ciertos matices regionales van a ayudar a esta
presentación global de la zona. El Medio Atlas central
constituye el corazón del macizo. Ahí se encuentra la
verdadera cisterna del país, lo que se traduce por un
pie de monte septentrional muy rico en perímetros
irrigados antiguos aunque modernizados. Este espacio
se ha beneficiado de un vasto proyecto de
reconstitución de recorridos y de protección del bosque.
Dotado de medios importantes, este proyecto ha tenido
pocos resultados a causa de una visión en exceso
tecnicista. Este corazón de la montaña dispone
igualmente de la armadura urbana más completa,
compuesta por ciudades de contacto del norte (Sefru,
El Hayeb e Immuzer de Kandar), de ciudades
intramontañosas (Azrú, Ifran, M’rirt) y de ciudades de
contacto del sur (Jenifra, El Kbab). El Medio Atlas
oriental por el contrario, se encuentra aún aislado.
Mucho menos favorecido por la naturaleza (menos
agua y un bosque más pobre) que la parte occidental
y menos poblado, esta parte vive aún del pastoreo de
ovinos aunque las plantaciones de rosáceas tienen
importancia, bien a través de capitales extranjeros o
de las iniciativas de los propios campesinos. El hecho
urbano es raro (Bulman, Ribat El Jeir). El Alto Muluya,
en fin, es un vasto pasillo poco conectado a la montaña.
Zona de transición del Medio Atlas hacia las estepas
presaharianas, este margen semiárido sufre de falta
de agua y el piedemonte se hace muy discontinuo en
forma de oasis a los pies de las montañas. Es el ámbito
de una economía agro-pastoral protagonizada por
antiguos semi-nómadas en vías de sedentarización
acelerada y por los habitantes sedentarios de los ksar.
Midelt es la única ciudad de la región; debe su creación,
bajo el protectorado, a la función militar, tras lo que
desarrolló una economía minera, desempeñando hoy
182
La Región de Mequínez-Tafilalet
Abderrahmane Oujamaa
Nacida con la organización regional de 1997, la región de Mequínez-Tafilalet no ha sufrido grandes cambios
respecto a las de 1972 y tiene unos límites que corresponden a la antigua región de Centro-Sur. La única variación
es el añadido de nuevas provincias y comunas. Tiene una superficie de 79.210 km2 (11,1% del territorio nacional) y se
compone, por un lado, de la wilaya de Mequínez (prefecturas de Mequínez-El Menzel e Ismailiya y la provincia del
Hayeb) y las provincias de Ifran, Jenifra y Errachidia por otro.
La región tiene cierta unidad histórica y ha tenido un gran papel en la historia de Marruecos y las relaciones con
sus vecinos. Hay que destacar la importancia de Triq Saltane (el camino del Sultán) que llevaba de Siyilmasa a Fez,
así como del lugar que esta ciudad ocupó en el comercio transahariano que dió riqueza material y cultural al país.
Si en su momento la región fue centro del sistema político y espacial, ahora se encuentra marginada y con problemas
económicos. En la región se observan grandes desigualdades entre la zona norte, relativamente dinámica, y la zona
de los oasis del sur con poco desarrollo.
La unidad histórica de la región contrasta con su variedad física. De Norte a Sur, nos encontramos desde las
estribaciones prerrifeñas hasta la llanura de Tafilalet, atravesando el Saiss, el Medio Atlas, el Alto Muluya y el Alto Atlas
oriental. Esto dificulta la comunicación en su interior y con otras regiones del país. El clima también se ve condicionado
por la diversidad de relieve y su latitud: el norte tiene entre 400 y 800 mm de lluvia por año mientras que el Medio Atlas
tiene fuertes nevadas y Errachidia es una zona árida. De lo que se desprenden sorprendentes contrastes entre zonas
de gran potencial agrícola (meseta de Mequínez) con otras de potencial forestal (Jenifra e Ifran) y otras desérticas,
con dominio de oasis cuando hay agua.
La población de la región es de 1,9 millones y está desigualmente repartida, con una tasa de urbanización media
del 50,7%, con muchos jóvenes (47,7% de menos de 20 años) y una alta tasa de analfabetismo (53%). La agricultura
predomina entre los activos (42,8%), seguida por la administración y los servicios (14%), el comercio (12%), la industria
y la artesanía (10,8%) y la construcción (10,1%).
Pese a las limitaciones naturales de las zonas montañosas y desérticas, la agricultura es bastante dinámica en
algunas zonas. Engloba 765.000 ha (9,5% de la superficie agrícola útil nacional) con predominio de cereales, leguminosas
y olivo. Mequínez tiene una agricultura cerealera moderna; los valles y mesetas del Medio Atlas de cultivo de rosas;
Jenifra desarrolla la ganadería bovina y sobre todo ovina y caprina y Errachidia tiene una agricultura centrada en
los márgenes de los ríos.
Con tradición, pero mal comunicada y muy artesanal, la actividad minera es escasa y se mantiene con dificultad,
ocupando al 25% de la población activa.
El turismo representa un potencial rico y diversificado y podría, de organizarse, tener un papel esencial en la
reducción de las disparidades de la región. La capacidad hotelera es limitada (4,6% de la nacional) y el nivel de
ocupación lo es aún más (2,7% de las pernoctaciones nacionales).
184
Emigración internacional
desde el Saiss, sus márgenes,
y el Tafilalet
Mohamed Kerbout
Contiguas, las regiones de Fez-Bulman y de
Mekínez-Tafilalet corresponden a lo que definimos
como el Marruecos central. Es un espacio muy variado
desde el punto de vista de sus características naturales
y ofrece condiciones humanas y económicas
incomparables.
Hasta el siglo XX, la movilidad horizontal de la
población ha sido interna y vinculada al tipo de vida
seminómada predominante, a la inseguridad y a las
catástrofes naturales. Con el Protectorado es cuando
comenzaron las migraciones modernas de flujos
dirigidos hacia las ciudades, hacia otras regiones de
Marruecos e incluso hacia el extranjero.
Esta movilidad espacial, por evidente que sea, no
ha suscitado interés particular hasta ahora, por lo que
es difícil delimitar el fenómeno en general y la
emigración hacia Europa en particular. Sin embargo,
podemos acercarnos a la cuestión a través de los
datos dispersos disponibles en los estudios y trabajos
realizados sobre este espacio, para otros fines, desde
mitad del siglo XX y que figuran en las referencias
bibliográficas al final de este Atlas.
Esta literatura, que cubre la mitad de un siglo, está
compuesta por tesis, en su mayor parte defendidas
en el extranjero, y no publicadas, y por ello ilocalizables
en Marruecos, algunos artículos y estudios de encargo.
Se trata de trabajos donde la cuestión de la emigración
no representa el interés principal de los investigadores
por lo que no aparece más que brevemente. Partiendo
de informaciones dispersas y fragmentadas sobre la
emigración hacia Europa disponibles en esta literatura,
podemos formular las siguientes observaciones:
z La emigración de los habitantes del Marruecos
central hacia este continente es reciente en
comparación con la emigración interna. El movimiento,
que no comenzó hasta la primera mitad del siglo XX
con la instalación en Europa de algunos soldados, se
amplió durante las décadas de 1960 y 1980 gracias
a una coyuntura favorable explicada por Baroudi A.
(1978, p. 73).
z Es una emigración de hombres solos hasta la
mitad de los años setenta, cuando comienza un
importante movimiento de reagrupación familiar.
z Es un movimiento en parte constituido por
trabajadores temporales y algunos estudiantes.
z Es una emigración que parece de poca importancia
en comparación con los verdaderos centros de
emigración internacional como las regiones de Agadir
y del Rif oriental. Todos los autores están de acuerdo
en la escasa movilidad espacial de las poblaciones
del Marruecos central. Su peso en el conjunto del
movimiento de salida permanece desigual en el espacio
regional. A título indicativo, la parte de la emigración
hacia Europa ha sido de alrededor del 19,1% del
conjunto de las salidas entre los Beni Ammar de Zerhun
(El Amrani y Boukaabi, 1994-95, p. 17). Cae al 10%
sólo entre los Beni Yazgha, provincia de Sefrú (Kerbout
M, 1995, p. 78), y al 5% en los tres círculos de la
provincia de Bulman (Tag B., 1997, p. 57).
z Es una emigración durante mucho tiempo dirigida
hacia Francia. La parte de los emigrados a Europa
instalados en Francia se estima en cerca del 100%
en el caso de los Beni Ammar, en 95% en el de los
Beni Yazgha y 75% en el de las provincias de Bulmán.
z El cierre de fronteras de Francia a partir de la
década de los ochenta sería el motivo de nuevos
destinos, sobre todo Alemania, donde la mayoría de
las familias Beni Sadden tienen uno o varios
1
emigrados , Italia y España, a donde se han dirigido
numerosas salidas en los últimos años desde las
2
llanuras de Muluya .
z Es una emigración cuyo impacto en las zonas
de salida afecta a las estructuras sociales (nueva
estratificación y nuevas separaciones), económicas
(aportaciones e inyección de fondos en los engranajes)
y espaciales (movilidad creciente de las poblaciones
y urbanización), así como a los comportamientos.
1
Informaciones recogidas sobre el terreno en 1997.
2
Informaciones recogidas sobre el terreno en 1997 y 2000.
La emigración hacia España desde
el Marruecos central
Mohammed Kerbout
Las regiones de Fez-Bulmán y Mequínez-Tafilalet
son contiguas y forman el llamado Marruecos central,
siendo un espacio limitado con condiciones físicas y
humanas concretas que han de ser tomadas en cuenta
al analizar los movimientos humanos. Estos
movimientos han sido débiles en época contemporánea
hasta 1970. La emigración a España es una variante
de este fenómeno y tiene que ver tanto con factores
locales (empleo, promoción social, emancipación…)
como con la coyuntura internacional producida por el
cierre de las fronteras de los países de acogida y la
creación del espacio Schengen en 1990, la limitación
de los visados y la invasión de imágenes de Europa
presentándola como un El Dorado.
La emigración a España de ciudadanos marroquíes
procedentes del Marruecos central se inserta en el
movimiento general hacia este país, con más de
100.000 marroquíes que intentan cada año atravesar
el Estrecho de Gibraltar y llegar a Europa. Su volumen
no puede concretarse por la falta de datos relativos a
la inmigración clandestina aunque podamos estudiar
las características generales del fenómeno entre 1991
y 2000, tanto por las zonas de emisión como por el
lugar de residencia en origen y el sexo.
Importancia y evolución
del movimiento migratorio
En 2000, el número de inmigrantes procedentes
de esta región en España era de 6678, es decir 4%
del total de la muestra estudiada de marroquíes
instalados allí. En 1991 eran sólo 1.383, es decir
184
Emigración internacional
desde el Saiss, sus márgenes,
y el Tafilalet
Mohamed Kerbout
Contiguas, las regiones de Fez-Bulman y de
Mekínez-Tafilalet corresponden a lo que definimos
como el Marruecos central. Es un espacio muy variado
desde el punto de vista de sus características naturales
y ofrece condiciones humanas y económicas
incomparables.
Hasta el siglo XX, la movilidad horizontal de la
población ha sido interna y vinculada al tipo de vida
seminómada predominante, a la inseguridad y a las
catástrofes naturales. Con el Protectorado es cuando
comenzaron las migraciones modernas de flujos
dirigidos hacia las ciudades, hacia otras regiones de
Marruecos e incluso hacia el extranjero.
Esta movilidad espacial, por evidente que sea, no
ha suscitado interés particular hasta ahora, por lo que
es difícil delimitar el fenómeno en general y la
emigración hacia Europa en particular. Sin embargo,
podemos acercarnos a la cuestión a través de los
datos dispersos disponibles en los estudios y trabajos
realizados sobre este espacio, para otros fines, desde
mitad del siglo XX y que figuran en las referencias
bibliográficas al final de este Atlas.
Esta literatura, que cubre la mitad de un siglo, está
compuesta por tesis, en su mayor parte defendidas
en el extranjero, y no publicadas, y por ello ilocalizables
en Marruecos, algunos artículos y estudios de encargo.
Se trata de trabajos donde la cuestión de la emigración
no representa el interés principal de los investigadores
por lo que no aparece más que brevemente. Partiendo
de informaciones dispersas y fragmentadas sobre la
emigración hacia Europa disponibles en esta literatura,
podemos formular las siguientes observaciones:
z La emigración de los habitantes del Marruecos
central hacia este continente es reciente en
comparación con la emigración interna. El movimiento,
que no comenzó hasta la primera mitad del siglo XX
con la instalación en Europa de algunos soldados, se
amplió durante las décadas de 1960 y 1980 gracias
a una coyuntura favorable explicada por Baroudi A.
(1978, p. 73).
z Es una emigración de hombres solos hasta la
mitad de los años setenta, cuando comienza un
importante movimiento de reagrupación familiar.
z Es un movimiento en parte constituido por
trabajadores temporales y algunos estudiantes.
z Es una emigración que parece de poca importancia
en comparación con los verdaderos centros de
emigración internacional como las regiones de Agadir
y del Rif oriental. Todos los autores están de acuerdo
en la escasa movilidad espacial de las poblaciones
del Marruecos central. Su peso en el conjunto del
movimiento de salida permanece desigual en el espacio
regional. A título indicativo, la parte de la emigración
hacia Europa ha sido de alrededor del 19,1% del
conjunto de las salidas entre los Beni Ammar de Zerhun
(El Amrani y Boukaabi, 1994-95, p. 17). Cae al 10%
sólo entre los Beni Yazgha, provincia de Sefrú (Kerbout
M, 1995, p. 78), y al 5% en los tres círculos de la
provincia de Bulman (Tag B., 1997, p. 57).
z Es una emigración durante mucho tiempo dirigida
hacia Francia. La parte de los emigrados a Europa
instalados en Francia se estima en cerca del 100%
en el caso de los Beni Ammar, en 95% en el de los
Beni Yazgha y 75% en el de las provincias de Bulmán.
z El cierre de fronteras de Francia a partir de la
década de los ochenta sería el motivo de nuevos
destinos, sobre todo Alemania, donde la mayoría de
las familias Beni Sadden tienen uno o varios
1
emigrados , Italia y España, a donde se han dirigido
numerosas salidas en los últimos años desde las
2
llanuras de Muluya .
z Es una emigración cuyo impacto en las zonas
de salida afecta a las estructuras sociales (nueva
estratificación y nuevas separaciones), económicas
(aportaciones e inyección de fondos en los engranajes)
y espaciales (movilidad creciente de las poblaciones
y urbanización), así como a los comportamientos.
1
Informaciones recogidas sobre el terreno en 1997.
2
Informaciones recogidas sobre el terreno en 1997 y 2000.
La emigración hacia España desde
el Marruecos central
Mohammed Kerbout
Las regiones de Fez-Bulmán y Mequínez-Tafilalet
son contiguas y forman el llamado Marruecos central,
siendo un espacio limitado con condiciones físicas y
humanas concretas que han de ser tomadas en cuenta
al analizar los movimientos humanos. Estos
movimientos han sido débiles en época contemporánea
hasta 1970. La emigración a España es una variante
de este fenómeno y tiene que ver tanto con factores
locales (empleo, promoción social, emancipación…)
como con la coyuntura internacional producida por el
cierre de las fronteras de los países de acogida y la
creación del espacio Schengen en 1990, la limitación
de los visados y la invasión de imágenes de Europa
presentándola como un El Dorado.
La emigración a España de ciudadanos marroquíes
procedentes del Marruecos central se inserta en el
movimiento general hacia este país, con más de
100.000 marroquíes que intentan cada año atravesar
el Estrecho de Gibraltar y llegar a Europa. Su volumen
no puede concretarse por la falta de datos relativos a
la inmigración clandestina aunque podamos estudiar
las características generales del fenómeno entre 1991
y 2000, tanto por las zonas de emisión como por el
lugar de residencia en origen y el sexo.
Importancia y evolución
del movimiento migratorio
En 2000, el número de inmigrantes procedentes
de esta región en España era de 6678, es decir 4%
del total de la muestra estudiada de marroquíes
instalados allí. En 1991 eran sólo 1.383, es decir
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
185
MARRUECOS CENTRAL Y TAFILALET
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
3,1% del total. El aumento de los efectivos
fue de 5295, es decir, del 382,86%. La
región se encuentra en tercera posición
en cuanto al envío de emigrantes a
España, lejos de las tres primeras pero
con un aumento en los diez últimos años.
Pese a ello, la emigración no es más que
el 0,2% de la población total y su
importancia es desigual en las diferentes
zonas, como puede observarse al analizar
la emigración a nivel provincial, prefectural
o comunal, cambiando la proporción
emigrados/población total.
La emigración a España desde el
Marruecos central en los años 80 afectaba
a todas las provincias y prefecturas de la
región. Posteriormente el movimiento se
extiende y adquiere ritmos diferentes.
El aumento del número de emigrantes
se produce no sólo por la intensificación
de las salidas de determinada comunas,
sino por la ampliación de las comunas
implicadas a partir de 1991. De 31
comunas —tanto municipalidades como
comunas rurales— emisoras en 1991,
pasamos a 70 en 2000. Las nuevas
comunas son 7 de la provincia de Sefrú,
5 de Zuagha-Mulay Yaacub, de Bulman y
de El-Hayeb, 6 de Jenifra y Errachidia y 3
y 2 respectivamente de Mequínez-El
Menzeh y Fez-medina.
El gran aumento de la emigración no
ha significado en ningún caso el aumento
de la proporción emigrantes/población
local, que no supera el 1% en ningún caso.
Aportación de las diferentes provincias
y comunas y su evolución
entre 1991 y 2000
Si consideramos el nivel provincial y
comunal, la aportación de los subespacios
al contingente de emigrados es desigual
y ha cambiado entre 1991 y 2000. En 2000
sólo las prefecturas de Fez-Medina
(35,41%) y de Ismailia (21,42%) y las
provincias de Jenifra (14,54%) y Errachidia
(13,20%) suponen el 84,6% del
contingente. Las otras 7 provincias y
prefecturas no significan más que el
15,40%, yendo del 0,56% en Fez YedidDar Dbibagh a 3,65% en la provincia de
Ifrán.
De 1991 a 2000 también han cambiado
los porcentajes salvo las de Ismailia,
Mequínez-El Menzeh y Fez Yedid-Dar
Dbibagh. Hay una ligera disminución en
las prefecturas de Fez-Medina, Errachidia
e Ifran. Aumentan ligeramente las de la
prefectura de Zuagha-Mulay-Yaacub y las
provincias de Jenifra, Sefrú, El Hayeb y
Bulman.
En las comunas, tanto urbanas como
rurales, la contribución al contingente es
desigual como desiguales son las
poblaciones, la evolución demográfica, las
posibilidades económicas y de empleo, y
186
la fecha de inicio de la emigración a España. En 2000,
la importancia de la contribución oscila entre el 0,04%
de la comuna de Ksabi Muluya al 35,4% de FezMedina. 27 comunas con menos de 20 emigrados
suman 5,7% del total; 16 comunas que aportan entre
20 y 49 representan el 10,5%. Todas ellas son comunas
rurales que apenas contaban con emigrantes a España
en 1991. Sólo cuatro comunas que cuentan entre 50
y 99 emigrados suman el 4,9% mientras otras seis
(entre 100 y 399) suponen el 20,6%. El resto, el 57,9%,
lo contabilizan sólo las dos prefecturas de Fez-Medina
(35,4%) y Mequínez (Meknassat Zaytun, 22,5%).
Hay que destacar que las comunas que envían
más de 50 emigrantes son normalmente
municipalidades y que excepto la comuna rural de El
Bory, todas contaban con emigrantes a España en
1991.
En lo que a la evolución de la contribución de las
comunas entre 1991 y 2000 se refiere, debemos
señalar que presenta más matices que el nivel provincial
y que tiene estrecha relación con la antigüedad del
movimiento y el tipo de comuna. Hay que tener en
cuenta que la contribución
de 39 de estas comunas es
posterior a 1991 y que las
contribuciones de 7
comunas entre las 31 que
ya tenían emigrantes en
España no han cambiado
el aporte en términos
absolutos sino en términos
de porcentaje. La parte
correspondiente a las
comunas Melaab, Ait
Ayyach, Imilchil y
Mghassiyyin (que tenían
todas en torno a 10
emigrantes en 1991 y 2000)
ha caído del 0,72% al
0,14%. Por último, debe
señalarse que en las otras
24 comunas que ya
contaban con inmigrantes
en 1991, se ha producido
un incremento, que en
algunos casos llega a
cuadruplicar los efectivos.
Estructura por lugar de
residencia y por sexo
Según el lugar de
residencia, el 17,4% de los
inmigrantes en España
procedentes del Marruecos
central en 2000 vienen del
campo. Proceden de 46
comunas rurales de las 159
de la región. El 82,6%
restante proceden de 24
municipalidades de las 39
que forman las dos
regiones. En 1991, los
porcentajes de procedentes
del campo y de la ciudad
eran 16,84% y 83,15%
respectivamente, muy
parecido a la actualidad. Las comunas de procedencia
eran entonces de 17 y de 14.
Con estos datos podemos afirmar que la emigración
a España es más bien una emigración de individuos
procedentes de ciudades, contrariamente a lo que
habríamos esperado dada la mala situación
socioeconómica del campo. Pero queda por conocer
la proporción de éstos que ha protagonizado
recientemente el éxodo rural. No hay explicación
posible si no se tiene en cuenta la insuficiencia del
tejido económico urbano sobre todo en los centros
que han sido elevados a la categoría de
municipalidades y que reciben una parte de los que
abandonan sus aldeas. Frágil y poco variado, este
tejido no puede satisfacer las crecientes necesidades
de empleo.
El análisis de la estructura de los inmigrantes en
España por lugar de residencia de origen en el nivel
provincial y prefectural confirma el carácter urbano
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
predominante en 6 de las circunscripciones de las 11
en las que al menos los 2/3 de los emigrantes proceden
de medio urbano. Son la prefectura de Ismailiyya
(98,9%), Fez-Medina (98,2%), y las provincias de
Ifrán (92,2%), Bulman (87,6%), El Hayeb (85,2%) y
Sefru (65,5%). Ello da cuenta de la importancia de la
emigración rural en las otras cinco circunscripciones.
La proporción de emigrantes rurales que es superior
al 38%, llega al 100% en la prefectura de Fez YedidDar Dbibagh, 87,5% en Zuagha Mulay Yacub, 44%
en Errachidia, 40% en Jenifra y 38% para MequínezEl Menzeh. El porcentaje de los rurales ha ido en
aumento proporcionalmente al número de comunas
rurales implicadas en este movimiento.
Según la estructura de sexo, en el 2000 los
inmigrantes en España procedentes de esta región
son mayoritariamente hombres (68,9%), pero la parte
de mujeres (31,2%) es alta teniendo en cuenta que
se trata de una emigración reciente, lo que merecería
una investigación en profundidad.
Todas las provincias y prefecturas (salvo Fez YedidDar Dbibagh para la que no hay información) tienen
mujeres emigrantes en España en número variado.
De ello resulta una contribución desigual al volumen
total de inmigrantes en el país. Mientras que las
187
provincias y prefecturas de Zuagha Mulay Yacub, de
Bulman, El Hayeb y Errachidia suponen 13,6%, 14,1%,
15,6% y 19,7% respectivamente, las provincias y
prefecturas de Mequínez-El Menzeh, Jenifra, Fez
Medina, Ifrán e Ismailiyya tienen el 28,7%, 32%,
34,09%, 34,2% y 35,3%, es decir, son más importantes.
En Sefrú tenemos el valor más elevado (47,16%).
Si todas las provincias y prefecturas cuentan con
mujeres emigrantes, no sucede lo mismo cuando
hablamos de comunas. En el año 2000, además de
las 8 comunas de las que no hay información, 34/62
comunas tienen mujeres emigrantes solas o
acompañadas de hombres. La mitad de las comunas
son urbanas y la otra mitad rurales. El porcentaje es
desigual, yendo del 36,14% de Fez Medina a las de
Ifrán, Utat el Hach y El Menzel que no son más que
del 0,32% en cada una. El 60,67% de las mujeres
emigrantes proceden de Fez-Medina y Meknassat
Zaytun. Hay otras seis municipalidades con un número
de mujeres entre 20 y 100 y son Jenifra con 99 mujeres
emigrantes, Sefrú con 87, Azrú con 58, Mrirt 56,
Errachidia 43 y Midelt 22.
En total, las mujeres emigrantes en España de
origen urbano son el 86,4%, lo que se explica por la
relativa emancipación de la mujer urbana y su
necesidad de hacer frente a su mantenimiento y en
muchas ocasiones al de sus familias.
POBLACIÓN MARROQUÍ POR PROVINCIAS ESPAÑOLAS
SEGÚN REGIÓN DE ORIGEN.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000
MARRUECOS CENTRAL Y TAFILALET
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
188
El Suss y los oasis del Draa
El Hassane El Mahdad
Lékbir Ouhajou
El Madani Mountasser
Introducción
La zona del Suss y las regiones que la rodean al
norte y al sur están entre los centros más antiguos de
emigración a otras zonas de Marruecos y al exterior.
Esta antigüedad del fenómeno condiciona la amplitud
de los flujos migratorios y el impacto económico, social
y espacial sobre estas regiones. Por ello hemos
agrupado el Suss con los oasis del Draa. Este centro
migratorio coincide con la región administrativa de
Suss-Massa-Draa. Este texto presentará la zona sin
atender a las regiones oficiales.
La región de Suss y los oasis del Draa representan
cerca del 9,9% de la superficie total del territorio
nacional, es decir, más de 72.506 Km2 y se extienden
desde el Atlántico a los confines marroquíes del sureste.
En el plano administrativo, el Suss y el territorio de
Uarzazat forman desde 1997 una entidad
administrativa, la región de Sus-Massa-Draa. Esta
nueva colectividad local se extiende por el territorio
de siete provincias: Agadir-Ida-U-Tanan, Inezgan-AitMellul, Chtuka-Ait Baha, Tiznit, Tarudant, Uarzazat y
Zagora. La ciudad de Agadir es la capital de la región
que incluye 20 círculos y 239 municipios, de los cuales
27 son urbanos y 212 rurales.
Una de las particularidades de esta zona reside en
que es uno de los principales centros tradicionales de
emigración hacia las ciudades del norte y Europa.
También, presenta un marco adecuado para identificar
los potenciales y los límites que caracterizan el espacio
y la sociedad marroquíes.
Un espacio con potenciales diversos
y equilibrios precarios
La región de Suss-Massa-Draa se extiende desde
la cuenca alta del Draa (ladera sur del Alto Atlas central)
en el norte, y de Yebel Saghro y las comarcas
desérticas que esta montaña árida domina hacia el
este, hasta la cuenca del Suss pasando por Yebel
Sirua al oeste y abriéndose al Océano Atlántico a la
altura de las dos cuencas del Ued Suss y de Massa,
pero también de las pequeñas cuencas occidentales
del Alto Atlas atlántico y del Anti Atlas. Su relieve está
muy marcado por la presencia de montañas de entre
las más elevadas de Marruecos (4.071m de altitud en
Ighil Mgum en el Alto Atlas central, 3.300m en Sirua,
2.712 en Amalu-n-Mansur, en el Saghro, y 2.530 en
Yebel Aklim, en el Anti Atlas).
Debido a su extensión, se caracteriza por una
extrema diversidad de paisajes naturales y humanos.
Estos se extienden por categorías bioclimáticas que
van desde lo húmedo en las cumbres del Alto Atlas,
a lo semiárido y árido por las laderas del Alto y el Anti
Atlas, y a lo sahariano en el valle medio del Draa y en
las planicies desérticas llamadas hamadas del Draa.
Mientras que la llanura de el Suss está más o
menos protegido de la influencia del desierto debido
a su situación geográfica entre el Alto y el Anti Atlas,
el territorio del Draa, en su parte media y baja, es un
terreno árido marcado por largos periodos de sequía.
Bajo la influencia de la continentalidad, todos los
elementos climáticos se degradan rápidamente hacia
el interior. Las temperaturas se elevan a medida que
nos dirigimos hacia el este y el sureste. La temperatura
media anual es de 18,5º en Agadir y 22,5º en Zagora.
Estas temperaturas varían de una zona a otra según
la altitud y la continentalidad. Los inviernos son
particularmente fríos en el interior, y sobre todo en
zonas montañosas. La temperatura media mínima no
es más que 4,8º en M’Semrir, en el Alto Atlas central
(1.940 m). Por el contrario, los veranos son muy
calurosos, alcanzando temperaturas mensuales
máximas de 42,8º C en Zagora y 43º C en Tagunit
(Draa). Estas temperaturas son particularmente altas
en todas partes durante los periodos de vientos
desecantes del este y del sureste, el“chergui”.
Las precipitaciones sufren grandes variaciones
espaciales y temporales. La media pluviométrica puede
alcanzar valores importantes en grandes alturas y
desciende rápidamente hacia el sur. Durante el periodo
de 1975-76 a 1991-92 la máxima de las precipitaciones
registradas fue de 535,6 mm en la estación de Aguim
(Alto Atlas central), mientras que la mínima se registró
en Taznajt en 1987/88 (11,60 mm). Vemos que la
media supera apenas los 50 mm en Zagora.
La red hidrográfica es muy densa. Está constituida
por dos principales cuencas: el Suss y el Draa. Estos
dos cursos de agua arrastran un cauce global anual
de más de 43 litros/segundo, es decir, más del 82%
de la media anual en aportaciones de aguas
superficiales. Su régimen de flujo es calcado al de la
pluviometría. Se caracteriza por una fuerte
concentración y fuertes irregularidades anuales e
interanuales. Sin embargo, el principal problema al
que se enfrenta esta región reside en la escasez de
recursos de agua. En el Suss, a pesar de todos los
esfuerzos desplegados por el Estado en materia de
acondicionamiento hidráulico, el desarrollo de la
agricultura de huertas para la exportación ha llevado
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
a una sobreexplotación de la capa subterránea, por
lo que el nivel ha descendido ligeramente estos últimos
años hasta alcanzar 120 m, incluso 220 m en ciertos
sectores citrícolas de la llanura.
En la región del Draa, los recursos de agua
constituyen el principal impedimento para el desarrollo
local. La falta de agua, el proceso de desertificación
que se acelera con el paso de los días, pero también
la explotación excesiva de los recursos, sobre todo
después de la introducción de nuevos procedimientos
de bombeo de agua subterránea, están entre los
principales factores según los propios campesinos,
que llevan inevitablemente al éxodo masivo de las
poblaciones. La región de Suss y los oasis del Draa
presentan un medio de frágil equilibrio sujeto a múltiples
acciones de degradación que le dan cada vez más el
aspecto de una verdadera desertificación desafiando
las esperanzas de desarrollo en la región.
La inestabilidad de los suelos, la degradación de
la capa vegetal, la fuerte concentración temporal y
espacial de precipitaciones y flujos, y la frecuencia de
los años secos, son todos factores que se añaden al
aumento continuo de las densidades humanas y a la
extensión del fenómeno urbano. Estos factores
acrecientan la presión antrópica sobre los recursos
naturales, amenazando así el equilibrio de los
ecosistemas y multiplicando los riesgos de
desertificación. Efectivamente, amplios espacios de
la región sufren desde hace ya algunos años la
degradación de la capa vegetal, la intensidad del
abarrancamiento y el arenamiento.
Un gran desarrollo demográfico acompañado
de una desigualdad en la distribución espacial
de la población y de una aceleración
del fenómeno urbano
Suss-Massa y el territorio del Draa constituyen un
centro de población muy antiguo, como lo demuestran
los numerosos vestigios arqueológicos que se remontan
a tiempos muy remotos; su papel en la historia del
país siempre ha sido fundamental.
Debido a la antigüedad de su ocupación humana,
representa un cruce étnico y lingüístico caracterizado
por una organización social tradicional de lo más
elaborada. Los grupos humanos presentes se reparten
entre numerosas entidades tribales (fracciones, tribus
y confederaciones de tribus). Unos son berberófonos,
entre los que podemos distinguir dos subgrupos, los
Imazirhen, que pueblan las partes este y sureste del
territorio de las provincias de Uarzazat y Zagora, y los
Ichalhin, que ocupan sobre todo las zonas del oeste
que constituyen el Suss en sentido amplio. Un segundo
grupo está integrado por arabófonos, que descienden
de las poblaciones arabizadas o de las tribus árabes,
de los cuales algunos conservan todavía su modo de
vida nómada como los Arib del Draa.
Según el censo de 1994, el número de habitantes
era de 2.635.529, muy repartidos por el espacio. Este
total representa el 10,11% de la población total de
Marruecos. Tomando como referencia los índices de
crecimiento registrados durante el periodo censual
1982-1994 (2,4%), algo superior en comparación con
la media nacional (2,06%), la población total de esta
región estaría formada, en la actualidad, por cerca de
3.141.000 habitantes (año 2003).
El índice de crecimiento anual es, naturalmente,
189
POBLACIÓN URBANA CLASIFICADA SEGÚN EL ÍNDICE
DE CRECIMIENTO ENTRE 1982-1994
Fuente: RGPH 1994.
más elevado en el medio urbano, con una media de
7,28%, que en el medio rural. Todos los centros urbanos
de la zona han visto que su población crecía a un
ritmo más elevado que la media del conjunto de
Marruecos, que es de 3,6% por año en el periodo
censual de 1982-1994. La tabla anterior muestra que
este nivel de crecimiento de la población urbana varía
de una provincia a otra.
Contrariamente a este aumento tan elevado de la
población urbana, los campos de la zona registran
niveles de crecimiento muy bajos, incluso negativos
en ciertos municipios rurales. Es el caso de numerosos
municipios de la provincia de Uarzazat, y sobre todo
de la provincia de Zagora (-0.06% en N’Kub; -0,23%
en Tagunit y -0,16% en M’Hamid El Ghuzlane).
En resumen, la población urbana ha aumentado
sensiblemente hasta el punto de que el índice de
urbanización registrado supera ampliamente la media
nacional. Este aumento encuentra sus orígenes en la
fuerte dinámica demográfica de ciertos centros urbanos
por la llegada masiva de funcionarios del Estado, en
el marco de la estructuración de los servicios públicos
y, evidentemente, por la gran movilidad de la población
rural en busca de mejores condiciones hasta el punto
de dejar vacíos ciertos pueblos.
Con una densidad global de la población de 39,4
hab/Km2 en 1994, la región de Suss-Massa-Dra supera
ampliamente la media nacional que era de 36,7
hab/Km2. Hay que señalar a este respecto que las
densidades agrícolas son de las más altas de
Marruecos, con valores que superan, a veces, los 20
hab/hectárea hasta alcanzar los 50 hab/hectárea de
la Superficie Agrícola Útil (SAU), como es el caso de
los espacios de los oasis, donde las poblaciones están
concentradas en una y otra parte de los estrechos
valles y alrededor de escasos puntos de agua.
Esta población es también muy joven. Según los
datos del censo de 1994, los menores de 15 años
representan el 39,8% del total de la población. La
franja de edad de 15 a 59 años constituye el 52,8%,
mientras que la de 60 años y más es sólo de 7,4%.
1
El índice sintético de fecundidad es de 3,9 hijos
por mujer. Es más elevado que el registrado a escala
nacional (3,69). En el medio rural este índice se eleva
2
a 4,5 hijos por mujer .
La población es mayoritariamente analfabeta. El
índice de analfabetismo es superior a la media nacional
ya que se eleva al 63% de la población de 10 años o
3
más . Este fenómeno afecta a las mujeres más que
190
a los hombres y a las del medio rural más que a las
de la ciudad. Lo mismo se observa respecto a la
escolarización de los niños de 7 a 12 años.
Efectivamente, el índice es más reducido entre las
niñas que entre los niños y más elevado en el medio
urbano que en el rural.
Debido al predominio de la franja de edad de
jóvenes, el índice de actividad se sitúa en el 30% y el
porcentaje de paro alcanza el 14%, con notables
diferencias entre las entidades administrativas y
comunidades territoriales del conjunto de la región.
Del mismo modo, hay que señalar que dos tercios de
los parados están en busca del primer empleo, y que
una gran proporción rural vive en una situación de
paro enmascarado.
Los principales sectores proveedores de empleo
en la región son la agricultura, el monte y la pesca,
donde están empleados el 50% de los activos. A
continuación vienen el comercio, con 13,7%, la
construcción y obras públicas, que ocupan al 9,6%, y
la Administración, con 8,4%. Por último, el sector
industrial, todavía embrionario, que no ocupa más que
al 8,4%.
Debido, por un lado, al aumento continuo y rápido
de la población, a la importancia de la franja de edad
joven y al índice elevado de fecundidad entre la
población de la región, y por otro, a la escasez de las
inversiones en estos sectores de producción
susceptibles de crear empleos a un ritmo equivalente
al progreso de la población activa, el número de activos
candidatos a emigrar no dejará de aumentar en los
años venideros.
La base de la economía regional:
agricultura, turismo y pesca
Antes de nada, hay que señalar que las bases de
la economía de la zona son diversas. Las poblaciones
cuentan a la vez con diversos sectores de actividad:
la agricultura, la ganadería, la pesca marítima, el sector
minero y la artesanía. El conjunto de actividades
conoce, debido a las transformaciones económicas y
sociales en curso, un dualismo entre lo tradicional, a
lo que la mayoría de la población está vinculada, y lo
moderno, fruto de las tentativas de modernización
llevadas a cabo por ciertos líderes innovadores y
creadores. La actividad comercial, aunque tradicional,
está empezando a desarrollarse constituyendo así
una de las bases económicas fundamentales, sobre
todo en el Suss, donde el comercio es un componente
de la identidad y de la cultura locales. Desde la
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
recuperación de las provincias saharianas en 1975,
esta actividad ha tomado cada vez más importancia,
pues el Suss ocupa una posición estratégica de unión
y de intercambio entre el norte y el sur del país. A
estas actividades habría que añadir el turismo, con la
presencia de dos puntos turísticos de dimensiones
nacionales e internacionales (Agadir y Uarzazat), así
como toda una gama de servicios estrechamente
vinculados al conjunto de estas actividades.
Las actividades agro-silvícola-pastorales:
una economía agrícola caracterizada por
el dualismo sector tradicional/ sector especulativo
Según el último Censo General Agrícola de 1996/97
la SAU de la región de Suss y los oasis del Draa se
eleva a 506.836 hectáreas. Esta cifra representa una
proporción débil en relación con la superficie total de
la región, es decir, el 7% solamente. Es curioso que
cerca de un tercio de esta superficie (30,8%), es decir
156.000 hectáreas, esté ocupado por tierras irrigadas.
El resto del territorio de la región está cubierto, en un
15%, por bosque y sobre todo por amplios espacios
de tránsito.
Repartida por el conjunto de explotaciones agrícolas,
la superficie agrícola media es de 2,6 hectáreas por
explotación. El estatus jurídico de las tierras está
dominado por la propiedad privada (Melk) y debido a
la exigüidad de las explotaciones agrícolas predomina
la explotación directa. La irrigación se practica por
procesos tradicionales y se hace también a partir de
grandes embalses de presas modernas edificadas en
los ríos Draa, Suss y Massa, así como en algunos de
sus afluentes. Durante los años húmedos, los
agricultores extienden las superficies irrigadas por
amplios terrenos, desviando las aguas de las crecidas
4
para practicar el cultivo llamado de decrecida .
Respecto a la actividad agrícola, la región presenta
una amplia gama de productos que van desde
productos de la agricultura tradicional de huerta, a
productos de la agricultura especulativa moderna
irrigada destinados, en primer lugar, a la exportación.
El cultivo del cereal domina el sistema de cultivo
de la región. Cubre una media de 260.000
hectáreas/año con una producción estimada de 2,4
millones de quintales/año. La cebada está a la cabeza,
con 54% de la superficie, seguida por el trigo candeal
que ocupa el 33%. Por otra parte, los cultivos llamados
5
pluviales están prácticamente dominados por la cebada
cuya producción varía sensiblemente en función de
la pluviometría. El resto de la superficie está dedicado
a otros cultivos como el trigo duro y el maíz, practicados
normalmente en terreno irrigado.
En los sectores agrícolas irrigados nos encontramos
con un policultivo muy variado que permite una
intensificación del sistema de cultivos. En efecto, el
índice de intensificación de los cultivos puede alcanzar
hasta 138, es decir 200%, y más en ciertas zonas
caracterizadas, además de por la clemencia de las
condiciones climáticas, por la disponibilidad de agua
de irrigación. Los productos agrícolas con alto valor
añadido se proveen a través del sector irrigado moderno
utilizando las aguas de las presas o las aguas
subterráneas. Se trata de perímetros irrigados públicos
como los de Chtuka, Isen y Suss río arriba, además
del sector irrigado privado de la meseta de Suss Massa
y de los oasis del Draa medio.
191
En este sistema de cultivo, fuertemente intensificado
ahí donde las condiciones climáticas locales,
edafológicas y sobre todo hidráulicas lo permiten, se
practica una gama de cultivos de cereales, de
hortalizas, de pasto y arborícolas.
Las principales especulaciones radican en una
arboricultura variada, de la cual, una parte se destina
a la exportación. Los cítricos, la palmera datilera, la
higuera, el olivo y el banano, y numerosas especies
de rosáceos (almendros, albaricoqueros,
melocotoneros y membrillos) pueden ser citados como
los principales cultivos arborícolas practicados. Los
cultivos de hortalizas, la floricultura, y ciertos cultivos
específicos (la alheña cultivada, sobre todo, en el valle
del Draa, las rosas para perfume en los valles del
Dades y del Mgoun, el azafrán en la región de Taliuin
y Taznajt) ocupan un lugar nada despreciable en lo
referido a los ingresos de las explotaciones agrícolas.
Con el 47% de cítricos, el 75% de frutas tempranas,
el 48% de plataneros y más del 50% de la floricultura,
la región de Suss-Massa asegura una proporción
importante de la producción vegetal a escala nacional.
Ocurre lo mismo con el cultivo de la palmera datilera
que asegura la subsistencia de numerosas poblaciones
de los oasis, sobre todo en las provincias de Uarzazat
y Zagora. Alrededor del 40% de las palmeras datileras
con las que cuenta el país están concentradas en
estas provincias.
En estos perímetros irrigados, la arboricultura
predomina ampliamente. Cubre más de 110.000
hectáreas y produce cerca de 2,6 millones de toneladas
de frutas. La palmera datilera, con más de 35.000
hectáreas, hace de la región de Suss-Massa-Draa la
primera región del país en este cultivo. Para numerosos
campesinos, un policultivo variado (de cereales,
hortalizas y de pastos, asociados a una ganadería
igualmente variada) constituye la base de su economía
de subsistencia. Los diferentes productos alimenticios
son destinados al autoconsumo y a una
comercialización limitada a los mercados locales.
Los cultivos de pastos cubren más de 25.000
hectáreas, con la alfalfa en primer lugar. Señalemos
que este cultivo se esparce, en particular, en los
perímetros irrigados tradicionales y constituye la base
de una ganadería bovina, a veces lechera, que
contribuye ampliamente en los ingresos procedentes
de las explotaciones agrícolas.
Respecto a la ganadería ovina y caprina, la amplitud
y la diversidad de los espacios de tránsito, y también
la importancia de los espacios forestales hacen de
ella una actividad principal en el sistema de producción
agrícola de gran parte de la población rural de la
región. Esta actividad se realiza bajo diferentes formas
que van desde la ganadería sedentaria intensiva a la
trashumancia extensiva, pasando por formas
intermedias. El tamaño de los rebaños depende mucho
de las variaciones interanuales de las precipitaciones.
Durante la campaña 1997-98, la riqueza ganadera
ascendía a 2,7 millones de cabezas, de las cuales,
50,8% ovinos, 40,7% cabrunos y 8,2% bovinos. Los
camélidos no representaban más que una ínfima parte
de ésta. Por otro lado, la práctica de esta ganadería
se limita a las provincias de Uarzazat y Zagora. En la
región hay algunas razas ovinas específicas, como la
Sirua, conocida por la alta calidad de su lana, y la raza
D’man, específica de la región de los oasis y muy
prolífica.
192
En general, los campesinos viven de las actividades
agro-silvícola-pastoriles. En ciertas zonas la actividad
ganadera prevalece y se convierte en la base de la
vida humana. A escala nacional, los rebaños de la
región de Suss-Massa-Draa están bien representados.
Según los resultados del R.G.A (1996-97), los efectivos
de animales se reparten de la manera siguiente:
1.373.393 cabezas de ovinos, 1.101.192 cabezas de
cabrunos, 221.681 de bovinos y 9.316 de camélidos,
a los que habría que añadir un número considerable
de animales de ordeño.
La pesca marítima, una gran riqueza
Debido a su apertura sobre una de las zonas de
pesca marítima más importantes del Océano Atlántico
marroquí y teniendo en cuenta la naturaleza de sus
costas, la región de Suss-Massa-Draa cuenta
ampliamente con la pesca marítima, y las actividades
ligadas al mar en general, como uno de sus principales
pilares económicos. La puesta en marcha de una
estructura de base, sobre todo la existencia de un
gran complejo portuario en Agadir, permite a la región
ocupar la primera posición a escala nacional.
Señalemos que esta importancia se reforzará después
del acondicionamiento de las infraestructuras y de los
6
equipos de los puertos de Sidi Ifni , localidad situada
en la provincia de Tiznit, a unos 135 Km de Agadir
7
hacia el sur y de Imsuan .
La flota pesquera está formada actualmente por
3000 unidades dominadas, en un 90%, por unidades
de pesca costera. La mayoría de las unidades atracan
en el puerto de Agadir, dejando menos del 10% en el
puerto de Sidi Ifni. La flota de pesca de altura está
compuesta por 267 unidades, de las cuales, la mayoría
(83%) está especializada en la pesca de cefalópodos.
A título indicativo, 70.000 toneladas de productos de
pesca costera fueron desembarcadas en el puerto de
Agadir en 1998, lo que representa el 11,6% del total
de la producción marroquí. En términos de valor, esto
representa 305,7 millones de dirhams, es decir, el
18,2% de los ingresos nacionales procedentes de este
sector de actividad. Los productos de pesca marítima
se destinan, principalmente, a la transformación
(61,5%): conservas, productos congelados y
subproductos. El resto es destinado al consumo local.
Sobre esta base se ha desarrollado una importante
actividad industrial vinculada a la conservación de la
flota y a la transformación de diferentes productos
marítimos. El desarrollo de la actividad pesquera y
agrícola da lugar a un tejido industrial dominado por
lo agroalimentario. A título indicativo, la región de SussMassa-Draa cuenta con 312 establecimientos
industriales con una fuerte concentración en el Gran
Agadir. El conjunto de estos establecimientos ofrece
unos 10.527 empleos. El valor total de la producción
se eleva a 6,9 millones de dirhams y el de la exportación
a 1,7 millones.
En resumen, la pesca marítima constituye un sector
económico prometedor en la región debido a los
recursos disponibles, a los efectos beneficiosos en el
plano económico y social, como oportunidades de
empleo directo e indirecto, y debido al efecto de arrastre
de este sector en otros como la industria y el comercio.
El turismo, una actividad en pleno auge
Los potenciales turísticos de la región son
innumerables: situación meridional soleada, belleza y
diversidad de paisajes naturales y humanos, litoral
que alterna largas playas arenosas con escarpados
acantilados rocosos, amplia apertura sobre paisajes
desérticos, y también diversidad del patrimonio cultural.
Todos ellos representan factores que han llevado a
los poderes públicos a desplegar esfuerzos en materia
de desarrollo del turismo en esta región desde hace
décadas. Se practican diferentes tipos de turismo, sin
embargo el turismo de balneario prevalece ampliamente
sobre el resto, sobre todo en la estación de Agadir.
Con estos dos polos turísticos (Agadir y Uarzazat)
la región de Suss-Massa-Draa ocupa el primer lugar
a escala nacional en lo que se refiere a número de
camas y pernoctaciones, pero también en término de
ingresos. En 1998, la capacidad de albergue de los
establecimientos clasificados ascendía a 28.302 camas,
es decir el tercio de la capacidad nacional en esta
categoría. Este número se reparte entre 128 unidades
hoteleras, con un tamaño medio de 221 camas por
unidad turística, lo que significa que la región se ha
especializado en el turismo balneario de grupos. Por
esto, cerca del 76% de la capacidad hotelera se
concentra en Agadir, el resto se dispersa a través de
la región con cierta concentración en la ciudad de
Uarzazat (19% de número de camas), constituyendo
un polo prometedor que se desarrolla al margen de
Marrakech y Agadir.
Por lo que respecta a la nacionalidad de los turistas,
los franceses van en cabeza seguidos por los
alemanes, confirmando así el predominio del mercado
europeo. Hay que señalar que la ciudad de Agadir es
la estación más frecuentada de toda la región y a
través de todo el territorio nacional. Concentra el 76%
del conjunto de las camas de la región y atrae el 86,3%
de las pernoctas.
En general, la región de Suss-Massa-Draa dispone
de grandes potenciales turísticos todavía poco
explotados. Encierra todos los ingredientes para ofrecer
productos diversificados y cada vez más buscados en
el mercado internacional: el turismo cultural, el
ecológico, el sahariano, etc. Para aprovechar mejor
este mercado potencial, habría que actuar
imperativamente en la revalorización de las
dimensiones culturales y medio ambientales de la
región.
La explotación minera, una actividad antigua
que contribuye débilmente en el desarrollo
de la economía local
Con sus estructuras geológicas variadas y su
extensión territorial, la región de Suss-Massa-Draa
puede ser considerada como una especie de museo
mineralógico dotado de un amplio espectro de metales.
La región también es conocida por la antigüedad de
su actividad minera. Actualmente, la explotación de
los diferentes recursos mineros se hace industrial y
artesanalmente.
Debido a las fluctuaciones de las cotizaciones de
los metales, la producción minera de la región SussMassa-Draa está marcada por fuertes irregularidades.
En 1997, la producción mercantil de plata bruta se
elevó a 226.000 toneladas, la producción de
concentrado de cobre a 10.728 toneladas, la de
manganeso a 30.666, la de baritina a 23.909 y la de
hierro a 9.288 toneladas.
193
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
A pesar de la escasa producción mercantil, la
actividad minera tiene un papel nada despreciable en
el desarrollo económico y social de estas dos regiones,
gracias a la creación de empleos en estas zonas
lejanas y marginales y al equipamiento en
infraestructuras de base del mundo rural, pero también
por el efecto de atracción sobre otros sectores
económicos.
Conclusión
La región de Suss-Massa-Draa es una región que
dispone de diversos potenciales naturales y humanos,
pero debido a su situación transitoria entre el medio
mediterráneo y el sahariano, ofrece un medio natural
extremadamente sensible a las presiones antrópicas.
Más que nunca, el proceso de desarrollo de esta región
se encuentra condicionado por la resolución de los
problemas de gestión de los recursos hídricos, los de
la desertificación y los vinculados a la habilidad de
acondicionamiento del espacio.
En época colonial y debido a la introducción de la
agricultura especulativa irrigada en la llanura de Suss,
la demanda de agua tuvo un fuerte crecimiento. En la
independencia, bajo los efectos de la ampliación de
las superficies agrícolas y la explosión urbana, los
poderes públicos se comprometieron a satisfacer las
necesidades crecientes de agua. Así, más de 2/3 del
potencial hidráulico superficial fue movilizado por una
serie de grandes presas edificadas en los principales
ríos. El aumento en la explotación de los recursos de
agua subterráneos ha llevado a un déficit cada vez
más importante de la capa acuífera, y frente al débil
margen de maniobra para la movilización de otros
recursos acuíferos es indispensable revisar el sistema
de gestión de los recursos y los comportamientos de
despilfarro del líquido vital.
También es necesario encontrar soluciones para
neutralizar los factores aceleradores de la
desertificación. Bajo la presión demográfica, la sequía
y el retroceso de la capa vegetal aumentan. El
abarrancamiento y el arenamiento son una amenaza
para el patrimonio edáfico y para los grandes
equipamientos de base, pero también para las antiguas
instalaciones agrícolas tradicionales, como ocurre en
los oasis del valle del Draa.
Así mismo, una de las consecuencias de la política
de acondicionamiento llevada a cabo hasta la actualidad
se resume en las fuertes distorsiones espaciales entre
zonas fuertemente equipadas pero estrechas, e
inmensos territorios marginados, lo que acentúa el
fenómeno del éxodo de las poblaciones desfavorecidas.
En efecto, entre las grandes molestias que sufre la
región de Suss y los oasis del Draa nos encontramos
con los desequilibrios referidos al acondicionamiento
del territorio a escala nacional. Hay grandes espacios
no se han beneficiado suficientemente de las grandes
infraestructuras y de los equipamientos socioeconómicos quedando marginados y manteniendo así
su papel tradicional de proveedores de mano de obra
y de zona de salida de los flujos migratorios nacionales
e internacionales.
1
Número medio de hijos por mujer de 15 a 49 años.
2
La media nacional es de 4,23 hijos/mujer.
3
La media nacional es de 55% según los datos del censo de 1994.
4
Cultivo localmente llamado madre.
5
Como en otras partes de Marruecos, los cultivos de secano se llaman, localmente, “bour”.
6
Sidi Ifni: localidad situada en la provincia de Tiznit, a unos 135 Km de Agadir hacia el
sur.
7
Municipio rural dependiente del círculo de Agadir y situado a 60 Km al norte de la ciudad
de Agadir.
194
Marruecos meridional:
una región de tradiciones
migratorias arraigadas
El Hassane El Mahdad
Lékbir Ouhajou
El Madani Mountasser
La región del Suss, la de los oasis de Draa y de
Todra, por un lado, y la de Guelmim-Assa Zag, por
otro, son conocidas por ser importantes centros de
migración, en general, y de emigración internacional
en particular. Este hecho se debe a la antigüedad de
la migración, a la amplitud de los flujos migratorios y
al impacto socio-económico y espacial del fenómeno
en estas regiones.
En este conjunto, la zona de Suss ha podido, sin
duda alguna, forjar su propio sistema migratorio,
aunque muchas de las características de este sistema
se encuentran en el resto del conjunto meridional,
especialmente en los oasis de Draa, de Todra y en la
región de Guelmim-Assa Zag.
La migración internacional desde
el sur marroquí: etapas de ampliación
de los flujos migratorios y diversificación
de los países de acogida
En virtud de su situación geográfica, al margen del
gran desierto, la región del Suss y los oasis del Draa
ha conservado, a lo largo de su historia, estrechas
relaciones con los países del África subsahariana. Por
ello, durante los periodos prósperos del comercio
caravanero, la migración de la gente del Suss y del
Draa hacia el África negra, o “Bilad Assudan”, tomó
forma de intercambios comerciales, culturales o de
enseñanza religiosa, con una intensidad más o menos
importante, en función de las condiciones políticas y
económicas reinantes en Marruecos. Pero es por sus
formas contemporáneas, principalmente con sus flujos
hacia Europa, por lo que se conoce a la emigración
del sur de Marruecos. Ésta ha pasado por las etapas
siguientes:
zPrimera fase: La emigración hacia Argelia en
la época colonial, un movimiento temporal
principalmente de mano de obra agrícola.
El desarrollo de la colonización agrícola en Argelia
durante la segunda mitad del siglo XIX creó una gran
necesidad de mano de obra agrícola cuyos efectivos
fueron sacados, de entre otros, de las zonas
meridionales de Marruecos. No obstante, las salidas
se efectuaron no sólo para responder a las necesidades
de mano de obra del viñedo colonial, sino también
para ejercer en otros sectores de la economía como
la construcción, obras públicas, minas, comercio, etc.
A este respecto, R. Montagne (1949) habla de
numerosos susíes empleados en el sector minero del
sur de Argelia, de otros que se dedicaban al comercio,
práctica que hasta hoy en día otorga reputación a los
susíes, mientras que los originarios de Dades
trabajaban como oculistas y herbolarios tradicionales
(Montagne R. 1949, Noin D. 1970).
Estas salidas temporales, en realidad ocasionales,
de emigrantes del sur marroquí hacia la Argelia del
siglo XIX, aunque limitadas, eran sin embargo,
extremadamente importantes en la medida en que
constituían la primicia de un fenómeno que iba a
amplificarse a lo largo de todo el siglo XX.
z1912-1960: Flujos migratorios orientados hacia
Europa y sobre todo hacia Francia.
Después del final de la colonización francesa del
Magreb, la emigración de mano de obra marroquí
hacia la metrópoli iba a ganar importancia. Los datos
relativos a este flujo están lejos de ser precisos, sobre
todo al tratarse de una emigración no controlada en
la mayoría de los casos y generalizada en los periodos
de crisis (Devillards 1950).
No obstante, conviene subrayar que los emigrantes
originarios de las zonas meridionales marroquíes
constituían, ya en esa época, los miembros mayoritarios
de la comunidad marroquí residente en Francia. Esta
fuerte proporción se ha mantenido hasta el final de
los años cincuenta. En efecto, teniendo en cuenta sólo
a los emigrantes susíes, su número se estimaba en
26.000 personas en 1959, es decir, el 70% del efectivo
total de los marroquíes residentes en Francia (Noin
D. 1970).
En el bajo valle de Massa y en Anzi, en el AntiAtlas occidental, hemos tenido ocasión de
entrevistarnos, varias veces, con jubilados
septuagenarios de vuelta al país y cuyos padres eran
también emigrantes en Francia. En los oasis de Dades,
del Draa y Todra, las salidas también afectaron a un
número importante de antiguos combatientes que
habían servido en el ejército francés en Indochina y
durante la Segunda Guerra Mundial.
z La emigración de las poblaciones judías del
sur: salidas masivas a partir de 1948.
Conviene recordar, ante todo, que el Marruecos
pre-sahariano, sobre todo el Anti-Antlas, Dades, Todra
y el Valle de Draa estaba, desde tiempos inmemoriales,
poblado por comunidades judías o judaizadas. Esta
comunidad ocupaba un lugar importante en el tejido
social, y su presencia se asociaba a un gran número
de oficios que todavía hoy dan fama a la zona del sur:
orfebrería, mampostería, curtido, así como el comercio
y ciertas técnicas de irrigación.
La proclamación del Estado de Israel en 1948
provocó un verdadero éxodo de miembros de esta
comunidad a Palestina y de algunas familias a Francia.
A este respecto, las estadísticas son poco precisas.
Sin embargo, algunos datos relativos a los valles del
Dades y Draa permiten tener una idea de la importancia
del movimiento. La población judía del Dades, que
contaba con 777 personas en 1950, se redujo a 215
en 1960. Lo mismo ocurre con el Draa: durante el
periodo intercensual de 1950-1960 la población judía
del valle pasó de 1.963 a 877 personas (Flamand D.
1980, Mtir A. 1995). En ese momento, el resto de esta
población tomó el camino del éxodo hasta el extremo
de que el censo de 1971 no recogió la presencia de
población judía alguna en la región; algunas familias
simplemente se reagruparon en Casablanca. Estas
salidas masivas tuvieron consecuencias nefastas,
sobre todo porque los miembros de la comunidad judía
de la región tenían competencias profesionales en
numerosos campos, y porque las salidas, a veces
forzadas, se hicieron con precipitación.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
z 1960-1970, Un gran giro de la emigración
internacional de las poblaciones de las regiones del
sur.
Después de la independencia del país, la emigración
de mano de obra hacia Europa tomó una nueva
dimensión debido, en parte, a la importancia cuantitativa
de los flujos y a la diversificación de los países de
acogida.
En efecto, durante los años sesenta, el reclutamiento
de candidatos para la emigración se hacía in situ. La
llegada del representante de las sociedades carboneras
de Francia constituía un acontecimiento de gran
importancia, tanto para las poblaciones locales como
para las autoridades administrativas. Este reclutador
(Félix Mora), “portador de esperanza”, ha entrado
posteriormente en la literatura local, unas veces como
personaje mítico símbolo de riqueza, y otras como el
de las desgracias y las frustraciones generadas por
la expatriación (Mountasser E.M.1986).
Después de las primeras salidas, principalmente
a Francia, los destinos se van a diversificar. La
expiración de contratos de un gran número de
trabajadores reclutados por las Cuencas Mineras de
Pas-de-Calais, o por otras sociedades de minas de
Francia, llevó a estos trabajadores hacia otros
horizontes en busca de mejores condiciones de trabajo,
sobre todo a Bélgica, Países-Bajos y Alemania. Al final
de los años sesenta, los flujos migratorios del sur
marroquí van a ampliarse hasta alcanzar los países
nórdicos.
Entretanto, las migraciones van a extenderse a
todo el país y otras regiones, además del Suss y el
Rif —principales centros emisores de mano de obra
hasta entonces—, van a conocer el fenómeno. De
1968 a 1974, los trabajadores originarios del Suss no
representaban más que el 7,6% del efectivo total de
los emigrantes marroquíes residentes en Francia
(O.N.I, Daide H. 1989), cuando la encuesta demográfica
nacional (1986-88) limita a los originarios de la Región
Económica del Sur, dentro del efectivo total de
marroquíes residentes en el extranjero, en sólo el
5,18%.
z Los años setenta: una clara disminución del
movimiento migratorio organizado y controlado.
Hacia la segunda mitad de los años setenta, en
respuesta a la crisis energética de la primera crisis
petrolífera, los países occidentales importadores de
mano de obra extranjera tomaron medidas restrictivas
con respecto a los emigrantes. Sin embargo, estas
medidas no impidieron que el movimiento continuase.
En primer lugar, asistimos oficialmente al fenómeno
de las reagrupaciones familiares, que toman cada vez
más importancia. A continuación, los flujos migratorios
se orientan hacia ciertos países árabes petrolíferos,
como Arabia Saudí, Irak o Libia. Y, finalmente, la
emigración clandestina que había comenzado en los
años sesenta va a intensificarse.
zEfectivos no despreciables pero desigualmente
repartidos a través de los países de acogida.
Por falta de datos fiables no podemos pretender
establecer de manera precisa la evolución de los
efectivos de emigrantes. Pero parece que la emigración
internacional afecta a un número considerable de
centros de la región del sur: en el medio rural y en
195
pequeños centros urbanos, una de cada tres familias
conoce este fenómeno (Berriane et Hnaka, 1996).
Según esta hipótesis y habida cuenta del número
total de desplazamientos recogidos en 1994, el efectivo
de emigrantes originarios del Suss, Todra, de la cuenca
del Draa y de la región de Guelmim-Assa-Zag, se
elevaría a, por lo menos, 160.000 personas, es decir,
alrededor del 20% del total de la comunidad marroquí
residente en el extranjero.
Por lo que respecta a la repartición geográfica de
los emigrados originarios de la región del sur según
los países de acogida, Francia está a la cabeza con
cerca del 51% de los efectivos; seguida de Bélgica
(33%) y Holanda (12%). El resto está repartido entre
Alemania, Italia, España, países árabes, etc.
En esta diversidad de destinos hay que subrayar
que el movimiento migratorio hacia España no es sólo
limitado sino que es de carácter temporal y estacional.
Las personas al servicio del ejército español o cualquier
otra relación contractual, al expirar sus contratos en
España continuaban sus caminos migratorios hacia
otros países europeos. Así, el territorio español
constituía, fundamentalmente, un espacio de acogida
de emigrantes temporales y, sobre todo, un espacio
de tránsito de los flujos migratorios con destino el resto
de la Europa occidental.
Los factores explicativos de la emigración
internacional que parte del sur:
una gran diversidad.
z Las razones clásicas del fenómeno: insuficientes
recursos frente a una carga humana elevada.
De forma general, las trabas en el desarrollo de la
región objeto de esta presentación son múltiples. En
primer lugar, las coerciones del medio físico constituyen
un factor fundamental que incita a la emigración: clima
árido, sequías sucesivas, escasez y penuria de recursos
acuíferos, estrechamiento del espacio agrícola,
enarenamiento, erosión y degradación de los terrenos
y del medio vegetal…
Por otro lado, la rapidez del aumento demográfico,
la carga humana cada vez más elevada sobre las
superficies agrícolas, la complejidad de las estructuras
sociales, el carácter complejo, o al menos paralizador,
de las estructuras fundamentales, la marginación de
amplios territorios montañosos y de zonas áridas en
términos de acondicionamiento y de desarrollo
otorgados por el Estado… son muchos los factores
encaminados a desanimar a la población a quedarse
en su lugar. Estas razones, y otras muchas, hacen del
Suss, de los oasis del Draa, del Todra, del Dades, del
conjunto de Saghro y la región de Guelmim-Assa-Zag,
uno de los principales centros migratorios a escala
nacional debido a la antigüedad y amplitud de sus
movimientos.
Teniendo en cuenta los recursos económicos locales
disponibles, y el volumen de la carga demográfica
sobre el espacio, la sobrepoblación se manifiesta en
muchas partes: las densidades agrícolas se encuentran
entre las más elevadas y los beneficios de las
explotaciones agrícolas están entre los más bajos de
Marruecos.
z Mutaciones socio-económicas importantes pero
insuficientes para disminuir el movimiento migratorio.
196
Desde los años sesenta, las regiones meridionales
del país han conocido importantes transformaciones
económicas, sociales y espaciales gracias a las
enormes inversiones e infraestructuras llevadas a cabo
en diferentes campos. El Estado ha desplegado
esfuerzos considerables en términos de desarrollo y
acondicionamiento hidro-agrícola, para la construcción
de cuatro grandes presas. En el campo de la promoción
del sector turístico, la estación de Agadir y Uarzazate
figuran, hoy en día, entre los grandes centros de
turismo a escala nacional. Lo mismo ocurre en el
sector de la pesca marítima, donde la expansión ha
repercutido en las actividades corolarias de
transformación.
Apuntemos también, que la recuperación de las
provincias saharauis desde 1975, ha otorgado a este
conjunto una posición media en lugar de una situación
al margen. Esta reposición estuvo acompañada de
una dinámica económica, sobre todo en la parte
suroeste, en el Suss, lo que constituyó un atractivo
considerable, no sólo para las poblaciones rurales y
urbanas de la zona sur, sino también para un número
creciente de emigrantes originarios de las regiones
del norte de Marruecos.
Sin embargo, hace falta señalar que esta nueva
dinámica socio-económica no estaba en condiciones
de reabsorber, ni siquiera de disminuir, el movimiento
migratorio con destino al extranjero. Al contrario, estos
flujos pasaron a ser complejos, intensificándose y
alcanzando horizontes cada vez más amplios y cada
vez más lejanos.
z La emigración: una necesidad y un modo de
vida
Entre las razones fundamentales de la continuidad
del fenómeno figura la apertura, cada vez mayor, al
mundo exterior. En efecto, desde las primeras salidas
hacia Europa se han tejido estrechas relaciones
humanas, consolidadas con el transcurso del tiempo,
entre los centros de salida y las zonas de acogida. El
apego profundo de los emigrantes hacia sus lugares
de origen sustenta el contacto permanente con las
familias que permanecen en el lugar: vueltas frecuentes
al país, transferencia de dinero, construcción de nuevas
viviendas…
Por otro lado, el desarrollo de numerosas
actividades económicas y de ocio ligadas a la
espectacular afluencia de turistas, ha tenido como
efecto directo el establecimiento de contactos, más o
menos permanentes, entre las poblaciones locales y
las extranjeras, con las repercusiones en las relaciones
humanas como los matrimonios y intercambios. La
apertura de la sociedad hacia el mundo exterior se ha
visto favorecida, también, por el desarrollo de
actividades económicas relacionadas con la
importación-exportación.
Además, todas las investigaciones realizadas sobre
el tema de la emigración internacional coinciden en el
hecho de que el “éxito”, a la vez financiero y social,
de los primeros emigrados incita a otros a salir. Dicho
de otro modo, son los factores psico-sociológicos los
que intervienen en gran medida a la hora de explicar
la continuidad, es decir, la amplificación, de los flujos
migratorios con destino Europa.
Por otro lado, las dificultades del mundo rural
empujan a la emigración. Los esfuerzos hechos por
los poderes públicos en materia de desarrollo y de
acondicionamiento no parecen suficientes para retener
a la población, sobre todo a los jóvenes, del medio
rural. Las intervenciones son, a menudo, de carácter
técnico, dando poca importancia a las diferencias
sociales que caracteriza el reparto de la riqueza. En
ese mismo orden de cosas, las intervenciones en
materia de acondicionamiento hidro-agrícola se han
centrado, sobre todo, en los perímetros irrigados
“modernos” en detrimento de las zonas periféricas de
montaña y las zonas áridas marginadas.
En otros términos, el desequilibrio espacial en el
acondicionamiento y la insuficiencia de infraestructuras
de base hacen que una proporción nada insignificante
de la población se encuentre con dificultades, es decir,
con la imposibilidad de satisfacer sus necesidades
cotidianas más elementales: sanidad, educación,
formación, comunicaciones, transporte, etc…
Por otro lado, desde hace algunas décadas, la
región se ha urbanizado a un ritmo acelerado. Entre
1982 y 1994, la Región Económica Sur ha registrado
el nivel de crecimiento urbano más elevado a escala
nacional, 6,6% al año, mientras que la media anual
nacional no llega al 3,6% (Dirección de Estadísticas,
Rabat, 1994). Por supuesto, la progresión en la
urbanización ha ido acompañada de una importante
diversificación de las actividades urbanas. Pero este
crecimiento no está en condiciones de poder integrar
a recién llegados, ni de responder a las necesidades
específicas de una gran proporción de la población
joven, ambiciosa, con un nivel de instrucción alto y
que aspira a un modo de vida más confortable.
Apuntemos, finalmente, que desde hace ya cierto
tiempo, nuestra región se ha convertido en una zona
atractiva para los emigrantes llegados de fuera,
nacionales y extranjeros, sin por ello renunciar a su
antiguo papel de centro emisor de flujos migratorios.
z El impacto de la migración internacional: profundas
mutaciones socio-espaciales.
Por la transferencia de sus sueldos, los emigrantes
originarios de la región sur contribuyen ampliamente
en la economía local y tienen un papel socio-económico
nada despreciable.
En la parte oeste, el total de fondos transferidos
no para de crecer. En 1980, eran entre 400 y 500
millones de dirhams (Simon G. 1981), suma que
representa entre el 9,5 y el 14% del total de las
transferencias realizadas a escala nacional. En 1995,
los ingresos realizados en las cuentas corrientes
abiertas en las sucursales bancarias locales se
elevaban a 1.675 millones de dirhams, es decir, el
8,4% del total de las transferencias registradas a escala
nacional y el equivalente al 21,9% del conjunto de los
fondos bancarios a escala local (Berriane y Hnaka,
1996).
En la provincia de Uarzazate, las transferencias
realizadas en beneficio del único Banco Popular se
elevaban a 207,4 millones de dirhams en 1982,
alcanzando los 450 millones de dirhams en 1987. Los
resultados de los estudios que hemos realizado en el
medio rural de la zona del sureste marroquí,
principalmente el Dades, el Todra, el Draa y la región
de Taznajt, muestran que las remesas de los
trabajadores emigrantes constituyen la principal fuente
de ingresos en numerosos centros rurales y
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
representan también el primer recurso económico de
toda la región. Las repercusiones de estas
transferencias se manifiestan en los paisajes urbanos
y rurales (Mountasser E.M. 1986). Esta emigración
internacional también contribuye, junto a otros factores,
al “despertar local”, gracias al papel de actor local que
puede jugar el emigrante (Ait Hamza M. 1999). Por
último, la migración internacional contribuye
ampliamente a la dinámica socio-económica como
vector de desarrollo, pues genera ingresos y tiene un
papel de facilitación al permitir la adopción de nuevos
comportamientos y modos de consumo.
Conclusión
Al término de este compendio pueden deducirse
algunas observaciones:
z El “maná” migratorio ha contribuido ampliamente,
y todavía contribuye, a mejorar el nivel de vida de las
poblaciones de la zona Sur.
z El flujo de transferencias de los fondos migratorios
ha acarreado una conmoción sin precedentes del
mercado financiero.
197
z Estas transferencias constituyen un apoyo
considerable al desarrollo local, creando pequeñas
unidades económicas productivas y contribuyendo a
la puesta en marcha de diferentes equipamientos
colectivos.
Pero no debemos perder de vista que la migración
internacional no puede ser más que una solución
provisional frente a los problemas estructurales que
sufren las poblaciones del Sur de Marruecos. El “maná”
migratorio es, ciertamente, un recurso, pero un recurso
vulnerable por depender de una coyuntura económica
internacional inestable.
Dado que los ingresos generados por la migración
son un recurso poco seguro, la promoción de otros
sectores de la economía se impone. Pero,
paralelamente a esta promoción, la puesta en marcha
de condiciones para una gestión duradera de los
recursos naturales disponibles debería constituir una
de las mayores prioridades de todo programa de
desarrollo y de acondicionamiento, local y regional,
de las comarcas meridionales marroquíes.
198
El Gran Sur
El Hassan El Mahdad
El Madani Mountassir
Lékbir Ouhajou
Introducción
El Gran Sur marroquí engloba a todas las zonas
saharianas que corresponden a las dos regiones
institucionales de El Aaiún-Bojador-Acequia Roja
(Saquiat al-Hamra) y Río de Oro (Ued Eddahab)Lagüera. Este vasto territorio se extiende por más de
224.000 km2, representando más del 30% del territorio
nacional, tomando la forma de un triángulo limitado al
Sur y al Este por los confines mauritanos y al Oeste
por el Atlántico, sobre una distancia equivalente a casi
el 40% de la fachada marítima atlántica marroquí.
Constituye la mayor parte de las tierras saharianas
marroquíes colonizadas durante largo tiempo por
España y recuperadas por Marruecos en 1975 y 1979.
A partir de estas fechas, estas tierras han sido objeto
de intensos esfuerzos de desarrollo con vistas a su
reintegración económica, social y espacial en el tejido
nacional en los planos.
Un relieve poco accidentado al borde
del gran desierto africano
z
Estructura geológica y formas del relieve.
El Gran Sur se caracteriza por un relieve monótono,
ligado a una estructura simple constituida por una gran
cuenca sedimentaria que se ha desarrollado en los
bordes del viejo zócalo africano representado por el
macizo de Rguibat. Inclinadas hacia el Oeste, las
capas del secundario y del terciario se prolongan sobre
anchas superficies bajo el Océano Atlántico, dando
lugar a una vasta meseta continental. Durante el
cuaternario, la región ha conocido importantes
evoluciones geomorfológicas que han dado forma al
relieve del litoral.
A partir de esta disposición morfo-estructural, el
relieve del Gran Sur se organiza en tres bandas
paralelas a la línea de la orilla según una orientación
general Nordeste/Sudoeste.
z El macizo de los Rguibat: esta unidad se eleva
sobre una importante extensión del sudeste del Ued
Eddahab y sobre una parte limitada del Saquiat alHamra: está constituida por afloramientos rocosos
antiguos hechos de materiales metamórficos del
precambriano y atravesada por formaciones rocosas
cristalinas hercinianas bajo forma de brotes graníticos
de importancia desigual. Antigüedad de estructura y
diversidad de los materiales explican un relieve
esencialmente dominado por vastas mesetas
salpicadas por depresiones cerradas e interrumpidas
en su monotonía por crestas y cimas aisladas de
orientación nordeste/sudoeste. Dunas ligadas a campos
de arena cubren vastos sectores de estas mesetas.
z La unidad de las Hamadas de Saqiat Al Hamra
y Ued Eddahab: al oeste del macizo de Rguibat se
constituye una meseta formada por una serie de
hamadas que van del territorio de los Ulad Dlim en el
Ued Eddahab hasta la Hamada Gaada en Saqiat Al
Hamra, que se desploma en el océano en un acantilado
abrupto a lo largo del litoral situado entre Fum Dra y
Cabo Juby.
Bajo el efecto del encajamiento de la red
hidrográfica, la superficie de la cuenca ha sido recortada
en una serie de hamadas que terminan en acantilados
individualizados. Este espacio está atravesado por
depresiones sucesivas que han evolucionado en
sebjas, la más conocida de todas es la de Tah.
Acumulaciones arenosas en forma de dunas aisladas
o de campos de arena cubren localmente este espacio.
z El litoral de Saqiat Al Hamra y Ued Eddahab: Al
nivel del litoral, el aspecto macizo y tabular del relieve
desaparece para dar lugar a uno ondulado, ligado a
la diversidad y a los cambios de formaciones
continentales y litorales recientes. En relación con la
dirección de la línea de costa y bajo la influencia de
los alíseos, cordones de dunas de arena han
evolucionado en dirección al mar, formando importantes
bahías protegidas de las cuales las de Dajla y Lagüera
son las más desarrolladas.
En la zona de Ued Eddahab, el contacto entre el
continente y el mar se hace de manera progresiva.
Resulta una vasta meseta continental a lo largo de las
latitudes de Bojador y Dajla. A este nivel, la isobata 200 m.- avanza en el interior del Océano hasta el límite
de 130 Km. Las aguas marinas están continuamente
batidas por la influencia de los vientos alíseos, lo que
produce una corriente vertical de upwelling que eleva
hacia la superficie las aguas profundas frías y nutritivas.
Como consecuencia, el litoral del Gran Sur marroquí
presenta la más importante zona de pesca, rica en
cefalópodos y en sardinas.
z Una zona de clima sahariano brumoso y con
escasos recursos en agua
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
199
200
Por su posición en el extremo sur de Marruecos,
en bajas latitudes, la región pertenece al ámbito árido
que representa el Gran Desierto africano conocido por
su aridez excesiva. Pero la proximidad del océano
tiene un efecto apaciguador sobre los diferentes
factores del clima de la región, sobre todo en la franja
litoral. Por ello, la región es un claro ejemplo del tipo
de desierto costero brumoso caracterizado por una
humedad relativa elevada y por un régimen de
temperatura moderada.
La estabilidad del régimen de anticiclón tropical es
la causa de la aridez de la zona y engendra las
corrientes atmosféricas continentales norte/nordeste
conocidas como los alíseos. Esta disposición cambia,
cada cierto tiempo, cuando núcleos de bajas presiones
se instalan en el litoral y dan lugar al viento chergui
(sirocco) que eleva la temperatura originando
tempestades de arena, que duran a veces varios días.
El mes de enero es el más frío del año, situándose
la mínima media en torno a 8º con una clara distinción
entre el cordón litoral, donde la media varía entre los
8º y 12º, y las zonas interiores donde, por influencia
de la continentalidad, la media mínima puede
descender a 4º. La media de las temperaturas máximas
varía generalmente entre 28º y 40º: las medias más
bajas se registran en el cordón litoral por el efecto
moderador del Atlántico. El mes de agosto es el más
cálido.
Como en otras regiones saharianas, la región de
Ued Eddahab-Lagüera recibe cantidades de lluvia que
apenas sobrepasan una media de 50 mm al año,
cayendo en forma de chaparrones concentrados en
el tiempo y en el espacio. El total de días de lluvia no
pasa de 20, produciéndose, según los datos de la
estación de Dajla, a lo largo de enero, febrero, marzo
y durante el verano. Esto significa que la región
constituye un espacio periférico alejado, que se
beneficia poco de las perturbaciones atmosféricas de
las zonas climáticas templadas y tropicales.
En ausencia de aportes suficientes de lluvia, la
humedad relativa, elevada en el cordón litoral,
constituye una fuente importante de humedad para la
vida en general y la capa vegetal en particular. A este
respecto, la densidad y la tasa de cobertura vegetal
son relativamente elevadas en relación a las zonas
áridas vecinas y desempeñan un papel vital en la
fijación de los suelos y en la atenuación de los efectos
de la erosión hídrica y eólica.
Las débiles precipitaciones explican la rareza de
los recursos de agua renovables en el Gran Sur
marroquí. A falta de aguas de superficie, según las
normas de cantidad y calidad aceptables, la región
dispone de reservas de agua subterráneas ligadas
esencialmente a las capas profundas, aunque este
agua no tenga siempre la calidad requerida.
Paralelamente al régimen de lluvias, los flujos de agua
son instantáneos y se manifiestan en forma de crecidas
concentradas en el tiempo y en el espacio. Algunos
sectores de la red hidrográfica terminan en depresiones
cerradas del tipo sebja o grara que almacenan las
aguas recolectadas durante períodos más o menos
largos en función del volumen de los aportes y del
grado de evaporación.
Pero por la naturaleza de su estructura geológica,
el Gran Sur contiene reservas de agua profundas,
pudiendo cumplir un papel importante en el desarrollo
de la región, en caso de instauración de un sistema
de gestión adecuado de los recursos. Se distinguen
en general tres formaciones hidrogeológicas distintas:
las reservas del macizo cristalino antiguo, que encierran
las capas locales dispersas ligadas a la importancia
de las tasas de fisura de las rocas; las capas freáticas,
relacionadas con las formaciones superficiales recientes
a lo largo de los flujos de agua o de las depresiones
cerradas, situándose las más importantes a lo largo
del curso inferior del Ued Sakia al-Hamra y su principal
afluente Ued al-Jat y siendo ampliamente explotadas
por las ciudades de El Aaiún y Bojador, así como en
Fum al Ued; por último, la capas profundas ligadas a
la cuenca sedimentaria secundo-terciaria que cubre
una vasta superficie y contiene los acuíferos más
profundos de la zona.
z
Los recursos energéticos y mineros.
La naturaleza de la estructura geológica de la región
presenta índices estimulantes respecto a la presencia
de reservas de hidrocarburos en el interior de la vasta
cuenca sedimentaria secundo-terciaria que se prolonga
bajo las aguas marinas. Sin embargo, a falta de su
explotación, la región dispone de grandes posibilidades
a nivel de fuentes de energías renovables tales como
la eólica, la solar, además de importantes reservas en
pizarras bituminosas en la cuenca de Tarfaya.
La extensión de la cuenca sedimentaria secundoterciaria permite a la región disponer igualmente de
importantes reservas de fosfatos explotados en las
minas de Bukraa, además de minerales de hierro,
arenas silicosas y varios tipos de mármoles con
posibilidades de extracción de sal de las sebjas
dispersadas por la región.
Crecimiento de la población
y extensión urbana
z Peso demográfico limitado y tendencia hacia
la sedentarización.
El Gran Sur marroquí registra un ritmo de
crecimiento demográfico rápido del 3,35% anual en
el período intercensitario 1982-1994, mientras que la
media nacional no ha excedido de 2,06% en el mismo
período. Esta tasa de crecimiento ha hecho pasar a
la población de 143.000 a más de 212.000 habitantes.
Sin embargo, las densidades humanas son muy
débiles: 0,95 habitantes/km2, lo que es muy inferior a
la media nacional situada en 39 habitantes/km2. El
conjunto de la población de la región no sobrepasa
actualmente el 0,87% de la población de Marruecos
y representa solamente el 37% de la población del
conjunto de las regiones saharianas marroquíes. En
este sentido, la región tiene un peso demográfico muy
limitado tanto en el plano nacional como regional. Nos
encontramos de hecho ante una región casi vacía de
población en razón de sus recursos continentales
reducidos, de su alejamiento geográfico y de la enorme
extensión de su territorio.
El crecimiento de la población de la región
corresponde casi exclusivamente al crecimiento de la
población urbana, registrando entre 1982 y 1994 un
aumento anual de 3,83%; la tasa de urbanización ha
pasado de 85,6 al 90,4%, mientras la población rural
ha retrocedido -0,12%, lo que significa por otra parte
que la población cambia de modo de vida, pasando
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
del nomadismo a la sedentarización en medio urbano.
La población urbana se estimaría hoy en más de
220.000 habitantes, de los cuales tres cuartos se
encuentran en el núcleo de la región, representado
por la ciudad de El Aaiún; el resto de la población
urbana se reparte entre algunos pequeños y medios
centros entre los que destacan Dajla y Bojador.
Se han desplegado esfuerzos considerables para
integrar la región al tejido económico y social del país.
Pero la necesidad de inversiones sigue siendo aún
enorme, dado que la región cuenta con ventajas en
ámbitos como la pesca, el pastoreo o las minas.
z Las bases de la economía regional: el pastoreo,
la pesca y las minas
La economía se basa en tres sectores principales:
la pesca marítima, la explotación a cielo abierto de los
fosfatos de Bukraa y el pastoreo, además de
actividades relacionadas con sectores como el
comercio, la artesanía y los servicios. La región cuenta
con posibilidades ligadas a su posición fronteriza de
paso e intercambio con los países del África Occidental.
z
Una economía agrícola basada en el pastoreo
La actividad agrícola se limita casi exclusivamente
al pastoreo nómada; los cultivos son una actividad
secundaria y ocasional, ligada a los raros años lluviosos.
Las tierras agrícolas se localizan a lo largo de los
201
cursos de agua y en las graras, depresiones cerradas
en que terminan los wadis con sus aportes limosos
que dan suelos relativamente ricos. La cebada, gracias
a su ciclo vegetativo corto constituye el cereal mejor
adaptado a este medio; forma parte del régimen
alimenticio de la población y completa a veces el forraje
para el ganado.
La región dispone también de algunos perímetros
irrigados pequeños entre los que el más importante
es el situado en Fum el-Ued, en el curso bajo del Sakia
al-Hamra. La capa de agua utilizada está destinada
igualmente a la alimentación de agua potable de la
ciudad de El Aaiún y del centro de El Marsa. Pero
parece que este perímetro irrigado remite por influencia
de la arena que aporta la cuenca del Sakia al-Hamra.
Dada la naturaleza sahariana de la región, que
dispone de un espacio de pasto que sobrepasa los 21
millones de hectáreas, el pastoreo es la principal
actividad de la población rural y de la mayor parte de
la urbana. Por causa de la naturaleza nómada del
pastoreo y de las fluctuaciones anuales de las lluvias,
el volumen global de la cabaña se conoce mal.
En 1995 las estimaciones eran de 280.000 cabezas
entre todas las especies; las proporciones serían del
50% de cabras, 31% de ovejas y 19% de camellos.
Comparando estas estimaciones con datos anteriores,
parece que este sector se desarrolla sensiblemente
en relación con la mejora del equipamiento técnico y
Región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra
El Hassan El Mahdad
El Madani Mountassir
Lékbir Ouhajou
La región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra (Acequia Roja) se extiende sobre una superficie de 81.413 Km2,
aproximadamente el 11,5% de la superficie de Marruecos y cerca del 22,7% del total de las regiones saharianas
marroquíes de las que forma parte. Su territorio recorre el espacio limitado al noreste por la región de Guelmim-Esmara,
al sur por la región de Ued Eddahab (Río de Oro)-La Güera y al sureste por las fronteras mauritano-marroquíes, mientras
que se abre ampliamente al Océano Atlántico por la parte oeste y noroeste. Se compone de dos entidades
administrativas: la Wilaya de El Aaiún y la provincia de Bojador, que a su vez se dividen en tres círculos (El Aaiún, Tarfaya
y Jraifia), 10 municipios rurales y 4 urbanos.
Debido a su situación geográfica de latitudes bajas, la región tiene un clima sahariano de inviernos cálidos, a
excepción de una estrecha franja litoral donde el invierno resulta templado. La temperatura media anual es de
alrededor de 20ºC, (19º9 en El Aaiún). La media de las temperaturas mínimas y máximas es, respectivamente, de 8º5
y 42º2. Como sucede en todas las zonas saharianas del sur marroquí, la lluvia es muy escasa: una media de 28,9 mm
de lluvia media al año en El Aaiún, con sólo 8 días de lluvia anuales. Por el contrario, el nivel de insolación es mucho
más elevado, superando las 3.290 horas/año. Debido a todas estas razones la red hidrográfica se caracteriza por un
régimen de flujo esporádico.
La población de la región es sobre todo urbana, concentrada espacialmente y con amplios espacios rurales
prácticamente carentes de toda presencia humana. La población de la región se estimaba en el año 2000 en 221.000
habitantes, es decir, el 0,72% de la población nacional total. La densidad global de esta población es muy baja, 2,7
habitantes/km2 de media. No obstante, la densidad real es muy alta ya que se trata, fundamentalmente, de población
urbana. Los índices de urbanización aquí son de los más altos de Marruecos, 93,5%.
El crecimiento demográfico acusa un ritmo rápido. El nivel de incremento anual registrado durante el período
intercensual 1982-1994 es de 3,12%. Este nivel es elevado en relación a la media nacional, de 2,06% en el mismo
período. La estructura por edades de esta población se caracteriza por su juventud y el índice sintético de fecundidad
es de 3,7 hijos por mujer, es decir, un nivel ligeramente superior al registrado a nivel nacional: 3,3. El reparto de población
por franjas de edad muestra que los jóvenes de menos de 15 años representan el 35,2%, los adultos de 15 a 59 años
constituyen el 61,0%, mientras que la población de la tercera edad, de 60 años o más, se limita a sólo el 3,8%.
Contrariamente al resto del país, el índice de analfabetismo es excepcionalmente bajo: 38,9% (51,9% entre las
mujeres, frente al 29,9% en los hombres), y el nivel de escolarización de los niños con edades comprendidas entre los
7 y los 12 años es relativamente alto: 87,7% (83,2% entre las niñas, y alcanza el 91,8% entre los niños).
A semejanza de otras regiones, el subempleo es crónico, registrando la región en 1994 niveles claramente elevados
en relación a la media nacional. El índice de actividad se sitúa en el 33,9% y el de desempleo en el 24,9% (frente al
16% a nivel nacional). La actividad económica regional está dominada por el sector terciario, que emplea a cerca
del 64% de la población. Los sectores primario y secundario se reparten, prácticamente de forma equitativa, el resto
de los activos.
La superficie cultivable de la región se extiende a cerca de 130.200 hectáreas. El único perímetro irrigado, muy
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202
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Región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra
limitado en superficie, se encuentra en Fuum El Ued, antes de la desembocadura del uadi Saquia al Hamra (Río
Acequia Roja), mientras que el resto del espacio agrícola se distribuye entre innumerables pequeñas hondonadas
llamadas graras. Los cultivos anuales, sobre todo la cebada, predominan en estos espacios agrarios dispersos a través
del territorio regional. Las cosechas son aleatorias y dependen estrechamente de la pluviometría. Las superficies
forestales son también muy reducidas, se limitan a unas 6.000 hectáreas. Por el contrario, la ganadería constituye la
principal fuente de ingresos de la población rural e incluso de una proporción nada despreciable de la urbana. El
ganado se compone esencialmente de caprino y ovino, con 100.000 y 57.000 cabezas respectivamente, seguido de
camélidos, con 3.000 cabezas, y unas 250 cabezas de bovino.
Con una amplia apertura al océano, la región se beneficia de una buena parte de la rica zona pesquera del
litoral sur-atlántico marroquí. La infraestructura portuaria está compuesta por tres puertos: El Aaiún, Tarfaya y Bojador,
los dos últimos especializados en la actividad pesquera. Por esto, la pesca marítima ocupa un lugar de primer orden
en la economía regional, a nivel de ofertas de empleo e ingresos pecuniarios. En 1998 las aportaciones de la pesca
costera han alcanzado las 308.559 toneladas por un valor de 412 millones de dirhams, es decir, la mitad de la producción
y el cuarto de los ingresos nacionales derivados de esta actividad. El 29% del producto desembarcado abastece las
unidades regionales y nacionales para transformación en subproducto y el 16% se destina a las conserveras.
La región también cuenta con diferentes minerales. Pero el más importante, en la coyuntura económica actual,
permanece en las arenas fosfáticas que encierra la cuenca sedimentaria de Bukraa. Este yacimiento es uno de los
cuatro yacimientos fosfáticos de Marruecos. La explotación se realiza a cielo abierto. El mineral, una vez limpio, se
transporta hacia el puerto de El Aaiún donde es cargado después de haber seguido un tratamiento preliminar. Entre
1994 y 1998, la producción media anual de fosfatos era de alrededor de 1,6 millones de toneladas, es decir, el 7% de
la producción nacional media anual durante el mismo período. En cambio, la producción comercial representó el
7,4%. A pesar de su modesta participación en la producción nacional de fosfatos, esta actividad minera tiene de un
importante potencial respecto a la creación de empleo.
Otras actividades que se desarrollan son la industria y el turismo, que constituyen dos sectores económicos
prometedores. La industria constituye, por el momento, un sector poco desarrollado y permanece estrechamente
ligado a la actividad de la pesca marítima. El número de establecimientos industriales es muy reducido, alrededor
de siete unidades de pequeño tamaño, localizados a la altura de la ciudad de El Aaiún o en el centro de Al Marsa
(el puerto de El Aaiún). El número de empleados en este sector no sobrepasa las 200 personas. El valor de la producción
se estima en 29 millones de dirhams y el de la exportación en 18 millones de dirhams. Los potenciales turísticos son de
un gran valor por la variedad de paisajes naturales y humanos, la riqueza cultural y los vestigios históricos y de
civilizaciones. A pesar de eso, el desarrollo del sector turístico todavía es insuficiente. La capacidad hotelera se limita
a siete unidades que disponen de 162 camas; el número de noches registradas en 1998 era de unas 48.295. Este
número todavía está lejos de los resultados obtenidos a nivel estatal.
La región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra se ha beneficiado de acciones importantes de acondicionamiento
en materia de equipamientos e infraestructuras de base. Se ha dotado de una importante red de carreteras de una
extensión de más de 1.160 Km, es decir, una densidad de 1,43 Km/100 Km2, siendo la densidad media respecto a las
regiones saharianas de 0,95 Km/100 Km2. El aeropuerto de El Aaiún juega un papel esencial en las relaciones de la
región con el resto del país. Esfuerzos similares se han llevado a cabo en el terreno de la electrificación, el abastecimiento
de agua potable y equipamientos colectivos. Hoy en día toda acción de desarrollo debe tener un rendimiento social,
en términos de creación de empleo, pero también los proyectos deben adaptarse a este medio sahariano con
recursos naturales no renovables y con frágiles equilibrios ecológicos.
sanitario de la cabaña, la disposición y desarrollo de
puntos de agua y otras intervenciones para la mejora
de las condiciones de la actividad.
z La pesca marítima, un sector prometedor
insuficientemente explotado
Por sus riquezas halieúticas, la zona constituye un
centro de interés del sector de la pesca nacional y
sobre todo de la flota extranjera hasta el punto de que
el equilibrio del ecosistema marino se encuentra
amenazado.
La región se beneficia poco de sus riquezas
marítimas; los esfuerzos desplegados en la ordenación
del litoral no han alcanzado aún los objetivos previstos:
la reforma y extensión del puerto de El Aaiún se ha
concluido, la construcción de un puerto en Tarfaya
acaba de ser realizada y se está trabajando en la
realización de un puerto en la bahía de Ued Eddahab
en Dajla.
La dársena del primer puerto de Tarfaya sufren de
enarenamiento marino y continental. Además, en el
puerto de El Aaiún, la pesca no es más que una
actividad secundaria, mientras la actividad del pequeño
puerto de Bojador es muy reducida. El equipamiento
del puerto de Dajla suscita grandes expectativas porque
permite disponer de un complejo portuario de pesca
entre los más importantes de Marruecos.
A pesar de estos puntos débiles, la pesca marítima
sigue siendo uno de los principales sectores
proveedores de empleos en la región, bien directamente
enrolada en la flota o en los puertos, o bien
indirectamente en las unidades de acondicionamiento
y transformación de los productos marítimos, así como
en el comercio de pescado.
En 1998, el total de productos de pesca costera
desembarcados en los diferentes puertos del Gran
Sur se estimó en 346 millones de toneladas, lo que
representa aproximadamente el 57% de la producción
nacional. En términos de valor de mercancía, esta
actividad ha producido unos ingresos de 513 millones
de Dirhams, es decir el 31% del total de los ingresos
nacionales procedentes el sector pesquero.
z La extracción de fosfatos, principal actividad
minera
El territorio del Gran Sur marroquí contiene uno de
los cuatro mayores yacimientos fosfateros del país.
Se trata del yacimiento de Bukraa situado a 100 kms
al sureste de El Aaiún. Supone el 3% de las reservas
nacionales. Las tareas de explotación se hacen a cielo
abierto: se trata de excavaciones, recogida y cribado
de minerales que se encamina hacia el puerto de FosBukraa al sur de El Aaiún. Los fosfatos sufren un
tratamiento preliminar antes de ser cargados para su
exportación.
La media de producción varía entre 0,7 y 1,5
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
millones de toneladas por año, lo que ha representado
durante el transcurso de la primera mitad del último
decenio, cerca del 6,5% de la producción nacional en
fosfatos. Esta actividad minera contribuye al desarrollo
del comercio exterior y a animar la economía local por
las oportunidades que crea de empleo directo o
indirecto.
Además de los fosfatos, existe otra actividad minera
no menos importante. Se trata de la explotación de
las sales de las sebjas. Las cantidades producidas
cubren ampliamente las necesidades locales y el
excedente se encamina hacia las regiones del norte.
Por último, existe una gran explotación de materiales
de construcción a fin de satisfacer la demanda ligada
a la expansión urbana y al desarrollo de los diferentes
equipamientos básicos. A este propósito, se está
desarrollando una importante actividad en torno a la
exportación de arenas hacia las Islas Canarias a través
del puerto de El Aaiún.
z Una región en plena mutación, pero de frágil
equilibrio
En el marco de los esfuerzos de desarrollo de las
provincias del Gran Sur, se ha otorgado especial
importancia a la realización de infraestructuras de
base relativas a todo tipo de redes de comunicación
así como a los equipamientos colectivos necesarios
para el empuje de la vida económica y para asegurar
el bienestar de la población.
Sin embargo, estos esfuerzos por el desarrollo han
tenido gran influencia en el comportamiento
demográfico de la población cuyas características
socio-económicas han sufrido profundas
transformaciones. Las mutaciones más notorias se
han producido en el modo de vida de la población que,
en su mayoría se ha convertido en sedentaria
203
acelerando así la urbanización de la región que ha
alcanzado el 90% mientras que la nacional apenas
sobrepasa el 50%. Esta urbanización rápida provoca
insuficiencias continuas a nivel de equipamientos
urbanos, sobre todo en la demanda de vivienda. Para
hacer frente a esta presión, los antiguos centros
urbanos de El Aaiún o Dajla se han ampliado y han
nacido otros nuevos como Bojador y Awserd.
La proporción de las franjas de edad de la población
activa ha aumentado de manera desproporcionada,
al ritmo de la creación de oportunidades de empleo,
produciéndose en consecuencia un aumento del paro
que sitúa al Gran Sur en el grupo de regiones que
registran un gran número de candidatos en busca de
otros horizontes.
Por otra parte, sean como fueren los esfuerzos
llevados a cabo, lo importante en el futuro es llegar a
dominar las diferentes operaciones de ordenación del
territorio, teniendo en cuenta las particularidades del
medio natural. Porque este territorio, a pesar de su
gran extensión y de la diversidad de sus recursos, se
mantiene sobre un equilibrio ecológico frágil que será
muy difícil de remediar en caso de ruptura.
La degradación del medio sahariano por los efectos
de la sobreexplotación de los recursos naturales es
cada vez más notoria. La sedentarización y
concentración de las poblaciones en los espacios
urbanos ha provocado una fuerte demanda de recursos
naturales.
En lo que se refiere al agua, los esfuerzos
desplegados han logrado mejorar el abastecimiento
de los usuarios. Pero estos esfuerzos, como en el
resto del país, no se han preocupado por el tratamiento
y la depuración de las aguas residuales con el mismo
interés mostrado para la movilización y aducción de
agua potable y de uso industrial. El vertido de aguas
La Región de Río de Oro (Ued Eddahab)-La Güera
El Hassan El Mahdad
El Madani Mountassir
Lékbir Ouhajou
La región de Río de Oro (Uad Addahab)-La Güera2se sitúa en el extremo sur marroquí, en los confines mauritanomarroquíes. Su superficie se extiende sobre 142.865 Km , lo que representa alrededor del 20% de la superficie total del
conjunto del territorio nacional. Abarca un territorio situado al sur de la región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra,
limitado al sur y al este por los confines mauritano-marroquíes, y abierto al litoral atlántico por el oeste. Administrativamente,
está constituida por dos provincias: Ued Eddahab y Ausserd, reagrupando cuatro círculos y 13 municipios, 2 de ellos
urbanos, Dajla y La Güera. La ciudad de Dajla es la capital administrativa regional.
El relieve se presenta bajo la forma de mesetas y llanuras que se extienden sobre vastas superficies desérticas.
Como otras regiones saharianas, su situación geográfica le confiere las características de una zona bioclimática
sahariana de inviernos cálidos, con una variante de invierno templado en la estrecha franja a lo largo del litoral. La
temperatura media anual registrada en Dajla es del orden de los 21º, y las medias de las temperaturas mínimas y
máximas son, respectivamente, 11º5 y 34º6 C. Las precipitaciones oscilan entre débiles y extremadamente raras. En
la misma estación de Dajla, la media es de 39 mm, repartidos en 12 días de lluvia al año. La media anual de horas
solares es elevada, alcanzando las 3.130 horas/año.
La población de la región se elevaba, en el año 2000, a 47.000 habitantes, es decir, sólo el 0,16% del conjunto de
la población total. Por causa de este peso demográfico tan débil la densidad global es muy baja, sólo 0,33
habitantes/Km2, representando la densidad regional más baja de Marruecos. La población no está en absoluto
equitativamente repartida en el conjunto del territorio regional. Con un porcentaje de urbanización de cerca del
85,5%, la rural no representa más que una ínfima parte de la población y extensas superficies —las condiciones naturales
del desierto obligan— permanecen vacías. El índice de crecimiento de esta población durante el periodo 1982-94
ha sido del 4,5%, uno de los más elevados de Marruecos. El índice sintético de fecundidad es de 4,3 hijos por mujer,
es decir, un hijo más que la media a escala nacional (3,3 hijos). La estructura de la población por edad está dominada
por la franja de jóvenes. Los habitantes de menos de 15 años representan el 29,2%, y los adultos de 15 a 59 años
constituyen el 67,9%, mientras que la proporción de mayores de 60 años se limita al 2,9%. El nivel de escolarización
es relativamente elevado, 77,5%, y el de analfabetismo se reduce al 44,3%.
Según los resultados del censo de 1994, el porcentaje de actividad se sitúa en el 43,8% y el de paro en 14,4%.
Dependiendo del sexo, el último porcentaje se eleva al 24% entre las mujeres y al 12,9% entre los hombres. La actividad
económica de la región se centra en el sector terciario que concentra al 54% de la población activa ocupada,
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204
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La Región de Río de Oro (Ued Eddahab)-La Güera
seguida del sector primario (34,5%) y el secundario (9,8%).
Siendo el medio natural muy apremiante, la actividad agrícola se limita fundamentalmente al cultivo de la cebada
en las célebres hondonadas llamadas graras. Como consecuencia de los acondicionamientos hidráulicos, en forma
de perforaciones artesianas que explotan las capas profundas, afloran pequeños perímetros irrigados. Actualmente,
la superficie acondicionada es de alrededor de 100 hectáreas y a pesar de su exigüidad desempeña un papel
importante en el abastecimiento de productos agrícolas frescos a la ciudad de Dajla.
En contraposición, la antigua tradición pastoral de las poblaciones es mayoritaria. En efecto, la actividad ganadera
ocupa un lugar importante en la economía regional. El ganado de la región está compuesto por 40.500 cabezas de
caprino, 30.500 de ovino, unas 25.000 cabezas de camélidos y un número limitado de bovinos.
Debido a la importante extensión de la planicie continental a lo largo de sus costas de más de 650 Km. de longitud,
la región dispone de enormes potenciales en el campo de la pesca marítima. Sin embargo, por falta de infraestructuras
y debido a las grandes distancias que separan la región del resto del país, sus riquezas pesqueras son explotadas, en
gran parte, por flotas extranjeras. El único puerto de Dajla, de pequeño tamaño, sólo ha visto descargar, en 1998,
35.890 toneladas de productos de pesca costera, es decir, un valor comercial de 101,3 millones de dirhams. Para
promover esta actividad, se está construyendo un nuevo puerto en el golfo de Río de Oro, al sur de la ciudad de
Dajla. La disposición de un espacio turístico y la creación de un barrio industrial moderno, forman parte, igualmente,
de las acciones previstas en el marco de este proyecto.
Tributario de la actividad de la pesca marítima, el sector de la industria permanece embrionario. El número de
establecimientos no sobrepasa las seis unidades de pequeño tamaño, que no emplean a más de 150 trabajadores.
El valor de la producción realizada en 1998 se estima en 47 millones de dirhams, y el de la exportación no representa
más que 2 millones de dirhams.
Aunque la región ofrece posibilidades importantes de inversión en el campo del turismo, debido a la riqueza de
los paisajes naturales y humanos, el desarrollo de actividades turísticas es todavía bajo, por no decir insignificante. Las
medidas de desarrollo y de modernización puestas en marcha en el marco de la política de reintegración de esta
zona sahariana, a pesar de su importancia, no han alcanzado todavía los niveles deseados. El esfuerzo desplegado
para el desarrollo de la red de carreteras, orientado a la conexión de la ciudad de Dajla con el resto del territorio
nacional, debe aumentarse, para desenclavar estas extensas comarcas. El desarrollo de la red de comunicaciones
es condición sine qua non para cualquier proyecto de desarrollo de la región de Río de Oro-La Güera. Solamente
una red de carreteras fiable y un puerto moderno podrán acelerar la circulación de bienes y valorizar la situación
geográfica estratégica de esta región. La proximidad y vecindad con el África sub-sahariana podrían, en efecto,
ofrecer una oportunidad de desarrollo a esta región meridional.
residuales de los diferentes centros urbanos y
principalmente de las grandes ciudades como El Aaiún
constituyen una fuente importante de degradación del
medio y de polución de los acuíferos de agua dulce
existentes. Es urgente la necesidad de un plan de
tratamiento de los deshechos urbanos con el fin de
reciclar las aguas residuales después de su depuración.
Por otra parte, la sedentarización de la población y
los intentos de intensificación de la ganadería en
estas zonas áridas, los cortes ilícitos y excesivos de
vegetación para el aprovisionamiento en carbón de
los nuevos ciudadanos así como en madera para
calefacción y los atropellos en zonas frágiles como el
litoral, aceleran el proceso de erosión eólica, lo que
se convierte en una seria barrera para el desarrollo
de estas regiones. Las carreteras, los puertos e incluso
los barrios residenciales están continuamente
expuestos a los riesgos de invasión de las arenas.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
del nomadismo a la sedentarización en medio urbano.
La población urbana se estimaría hoy en más de
220.000 habitantes, de los cuales tres cuartos se
encuentran en el núcleo de la región, representado
por la ciudad de El Aaiún; el resto de la población
urbana se reparte entre algunos pequeños y medios
centros entre los que destacan Dajla y Bojador.
Se han desplegado esfuerzos considerables para
integrar la región al tejido económico y social del país.
Pero la necesidad de inversiones sigue siendo aún
enorme, dado que la región cuenta con ventajas en
ámbitos como la pesca, el pastoreo o las minas.
z Las bases de la economía regional: el pastoreo,
la pesca y las minas
La economía se basa en tres sectores principales:
la pesca marítima, la explotación a cielo abierto de los
fosfatos de Bukraa y el pastoreo, además de
actividades relacionadas con sectores como el
comercio, la artesanía y los servicios. La región cuenta
con posibilidades ligadas a su posición fronteriza de
paso e intercambio con los países del África Occidental.
z
Una economía agrícola basada en el pastoreo
La actividad agrícola se limita casi exclusivamente
al pastoreo nómada; los cultivos son una actividad
secundaria y ocasional, ligada a los raros años lluviosos.
Las tierras agrícolas se localizan a lo largo de los
201
cursos de agua y en las graras, depresiones cerradas
en que terminan los wadis con sus aportes limosos
que dan suelos relativamente ricos. La cebada, gracias
a su ciclo vegetativo corto constituye el cereal mejor
adaptado a este medio; forma parte del régimen
alimenticio de la población y completa a veces el forraje
para el ganado.
La región dispone también de algunos perímetros
irrigados pequeños entre los que el más importante
es el situado en Fum el-Ued, en el curso bajo del Sakia
al-Hamra. La capa de agua utilizada está destinada
igualmente a la alimentación de agua potable de la
ciudad de El Aaiún y del centro de El Marsa. Pero
parece que este perímetro irrigado remite por influencia
de la arena que aporta la cuenca del Sakia al-Hamra.
Dada la naturaleza sahariana de la región, que
dispone de un espacio de pasto que sobrepasa los 21
millones de hectáreas, el pastoreo es la principal
actividad de la población rural y de la mayor parte de
la urbana. Por causa de la naturaleza nómada del
pastoreo y de las fluctuaciones anuales de las lluvias,
el volumen global de la cabaña se conoce mal.
En 1995 las estimaciones eran de 280.000 cabezas
entre todas las especies; las proporciones serían del
50% de cabras, 31% de ovejas y 19% de camellos.
Comparando estas estimaciones con datos anteriores,
parece que este sector se desarrolla sensiblemente
en relación con la mejora del equipamiento técnico y
Región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra
El Hassan El Mahdad
El Madani Mountassir
Lékbir Ouhajou
La región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra (Acequia Roja) se extiende sobre una superficie de 81.413 Km2,
aproximadamente el 11,5% de la superficie de Marruecos y cerca del 22,7% del total de las regiones saharianas
marroquíes de las que forma parte. Su territorio recorre el espacio limitado al noreste por la región de Guelmim-Esmara,
al sur por la región de Ued Eddahab (Río de Oro)-La Güera y al sureste por las fronteras mauritano-marroquíes, mientras
que se abre ampliamente al Océano Atlántico por la parte oeste y noroeste. Se compone de dos entidades
administrativas: la Wilaya de El Aaiún y la provincia de Bojador, que a su vez se dividen en tres círculos (El Aaiún, Tarfaya
y Jraifia), 10 municipios rurales y 4 urbanos.
Debido a su situación geográfica de latitudes bajas, la región tiene un clima sahariano de inviernos cálidos, a
excepción de una estrecha franja litoral donde el invierno resulta templado. La temperatura media anual es de
alrededor de 20ºC, (19º9 en El Aaiún). La media de las temperaturas mínimas y máximas es, respectivamente, de 8º5
y 42º2. Como sucede en todas las zonas saharianas del sur marroquí, la lluvia es muy escasa: una media de 28,9 mm
de lluvia media al año en El Aaiún, con sólo 8 días de lluvia anuales. Por el contrario, el nivel de insolación es mucho
más elevado, superando las 3.290 horas/año. Debido a todas estas razones la red hidrográfica se caracteriza por un
régimen de flujo esporádico.
La población de la región es sobre todo urbana, concentrada espacialmente y con amplios espacios rurales
prácticamente carentes de toda presencia humana. La población de la región se estimaba en el año 2000 en 221.000
habitantes, es decir, el 0,72% de la población nacional total. La densidad global de esta población es muy baja, 2,7
habitantes/km2 de media. No obstante, la densidad real es muy alta ya que se trata, fundamentalmente, de población
urbana. Los índices de urbanización aquí son de los más altos de Marruecos, 93,5%.
El crecimiento demográfico acusa un ritmo rápido. El nivel de incremento anual registrado durante el período
intercensual 1982-1994 es de 3,12%. Este nivel es elevado en relación a la media nacional, de 2,06% en el mismo
período. La estructura por edades de esta población se caracteriza por su juventud y el índice sintético de fecundidad
es de 3,7 hijos por mujer, es decir, un nivel ligeramente superior al registrado a nivel nacional: 3,3. El reparto de población
por franjas de edad muestra que los jóvenes de menos de 15 años representan el 35,2%, los adultos de 15 a 59 años
constituyen el 61,0%, mientras que la población de la tercera edad, de 60 años o más, se limita a sólo el 3,8%.
Contrariamente al resto del país, el índice de analfabetismo es excepcionalmente bajo: 38,9% (51,9% entre las
mujeres, frente al 29,9% en los hombres), y el nivel de escolarización de los niños con edades comprendidas entre los
7 y los 12 años es relativamente alto: 87,7% (83,2% entre las niñas, y alcanza el 91,8% entre los niños).
A semejanza de otras regiones, el subempleo es crónico, registrando la región en 1994 niveles claramente elevados
en relación a la media nacional. El índice de actividad se sitúa en el 33,9% y el de desempleo en el 24,9% (frente al
16% a nivel nacional). La actividad económica regional está dominada por el sector terciario, que emplea a cerca
del 64% de la población. Los sectores primario y secundario se reparten, prácticamente de forma equitativa, el resto
de los activos.
La superficie cultivable de la región se extiende a cerca de 130.200 hectáreas. El único perímetro irrigado, muy
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Región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra
limitado en superficie, se encuentra en Fuum El Ued, antes de la desembocadura del uadi Saquia al Hamra (Río
Acequia Roja), mientras que el resto del espacio agrícola se distribuye entre innumerables pequeñas hondonadas
llamadas graras. Los cultivos anuales, sobre todo la cebada, predominan en estos espacios agrarios dispersos a través
del territorio regional. Las cosechas son aleatorias y dependen estrechamente de la pluviometría. Las superficies
forestales son también muy reducidas, se limitan a unas 6.000 hectáreas. Por el contrario, la ganadería constituye la
principal fuente de ingresos de la población rural e incluso de una proporción nada despreciable de la urbana. El
ganado se compone esencialmente de caprino y ovino, con 100.000 y 57.000 cabezas respectivamente, seguido de
camélidos, con 3.000 cabezas, y unas 250 cabezas de bovino.
Con una amplia apertura al océano, la región se beneficia de una buena parte de la rica zona pesquera del
litoral sur-atlántico marroquí. La infraestructura portuaria está compuesta por tres puertos: El Aaiún, Tarfaya y Bojador,
los dos últimos especializados en la actividad pesquera. Por esto, la pesca marítima ocupa un lugar de primer orden
en la economía regional, a nivel de ofertas de empleo e ingresos pecuniarios. En 1998 las aportaciones de la pesca
costera han alcanzado las 308.559 toneladas por un valor de 412 millones de dirhams, es decir, la mitad de la producción
y el cuarto de los ingresos nacionales derivados de esta actividad. El 29% del producto desembarcado abastece las
unidades regionales y nacionales para transformación en subproducto y el 16% se destina a las conserveras.
La región también cuenta con diferentes minerales. Pero el más importante, en la coyuntura económica actual,
permanece en las arenas fosfáticas que encierra la cuenca sedimentaria de Bukraa. Este yacimiento es uno de los
cuatro yacimientos fosfáticos de Marruecos. La explotación se realiza a cielo abierto. El mineral, una vez limpio, se
transporta hacia el puerto de El Aaiún donde es cargado después de haber seguido un tratamiento preliminar. Entre
1994 y 1998, la producción media anual de fosfatos era de alrededor de 1,6 millones de toneladas, es decir, el 7% de
la producción nacional media anual durante el mismo período. En cambio, la producción comercial representó el
7,4%. A pesar de su modesta participación en la producción nacional de fosfatos, esta actividad minera tiene de un
importante potencial respecto a la creación de empleo.
Otras actividades que se desarrollan son la industria y el turismo, que constituyen dos sectores económicos
prometedores. La industria constituye, por el momento, un sector poco desarrollado y permanece estrechamente
ligado a la actividad de la pesca marítima. El número de establecimientos industriales es muy reducido, alrededor
de siete unidades de pequeño tamaño, localizados a la altura de la ciudad de El Aaiún o en el centro de Al Marsa
(el puerto de El Aaiún). El número de empleados en este sector no sobrepasa las 200 personas. El valor de la producción
se estima en 29 millones de dirhams y el de la exportación en 18 millones de dirhams. Los potenciales turísticos son de
un gran valor por la variedad de paisajes naturales y humanos, la riqueza cultural y los vestigios históricos y de
civilizaciones. A pesar de eso, el desarrollo del sector turístico todavía es insuficiente. La capacidad hotelera se limita
a siete unidades que disponen de 162 camas; el número de noches registradas en 1998 era de unas 48.295. Este
número todavía está lejos de los resultados obtenidos a nivel estatal.
La región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra se ha beneficiado de acciones importantes de acondicionamiento
en materia de equipamientos e infraestructuras de base. Se ha dotado de una importante red de carreteras de una
extensión de más de 1.160 Km, es decir, una densidad de 1,43 Km/100 Km2, siendo la densidad media respecto a las
regiones saharianas de 0,95 Km/100 Km2. El aeropuerto de El Aaiún juega un papel esencial en las relaciones de la
región con el resto del país. Esfuerzos similares se han llevado a cabo en el terreno de la electrificación, el abastecimiento
de agua potable y equipamientos colectivos. Hoy en día toda acción de desarrollo debe tener un rendimiento social,
en términos de creación de empleo, pero también los proyectos deben adaptarse a este medio sahariano con
recursos naturales no renovables y con frágiles equilibrios ecológicos.
sanitario de la cabaña, la disposición y desarrollo de
puntos de agua y otras intervenciones para la mejora
de las condiciones de la actividad.
z La pesca marítima, un sector prometedor
insuficientemente explotado
Por sus riquezas halieúticas, la zona constituye un
centro de interés del sector de la pesca nacional y
sobre todo de la flota extranjera hasta el punto de que
el equilibrio del ecosistema marino se encuentra
amenazado.
La región se beneficia poco de sus riquezas
marítimas; los esfuerzos desplegados en la ordenación
del litoral no han alcanzado aún los objetivos previstos:
la reforma y extensión del puerto de El Aaiún se ha
concluido, la construcción de un puerto en Tarfaya
acaba de ser realizada y se está trabajando en la
realización de un puerto en la bahía de Ued Eddahab
en Dajla.
La dársena del primer puerto de Tarfaya sufren de
enarenamiento marino y continental. Además, en el
puerto de El Aaiún, la pesca no es más que una
actividad secundaria, mientras la actividad del pequeño
puerto de Bojador es muy reducida. El equipamiento
del puerto de Dajla suscita grandes expectativas porque
permite disponer de un complejo portuario de pesca
entre los más importantes de Marruecos.
A pesar de estos puntos débiles, la pesca marítima
sigue siendo uno de los principales sectores
proveedores de empleos en la región, bien directamente
enrolada en la flota o en los puertos, o bien
indirectamente en las unidades de acondicionamiento
y transformación de los productos marítimos, así como
en el comercio de pescado.
En 1998, el total de productos de pesca costera
desembarcados en los diferentes puertos del Gran
Sur se estimó en 346 millones de toneladas, lo que
representa aproximadamente el 57% de la producción
nacional. En términos de valor de mercancía, esta
actividad ha producido unos ingresos de 513 millones
de Dirhams, es decir el 31% del total de los ingresos
nacionales procedentes el sector pesquero.
z La extracción de fosfatos, principal actividad
minera
El territorio del Gran Sur marroquí contiene uno de
los cuatro mayores yacimientos fosfateros del país.
Se trata del yacimiento de Bukraa situado a 100 kms
al sureste de El Aaiún. Supone el 3% de las reservas
nacionales. Las tareas de explotación se hacen a cielo
abierto: se trata de excavaciones, recogida y cribado
de minerales que se encamina hacia el puerto de FosBukraa al sur de El Aaiún. Los fosfatos sufren un
tratamiento preliminar antes de ser cargados para su
exportación.
La media de producción varía entre 0,7 y 1,5
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
millones de toneladas por año, lo que ha representado
durante el transcurso de la primera mitad del último
decenio, cerca del 6,5% de la producción nacional en
fosfatos. Esta actividad minera contribuye al desarrollo
del comercio exterior y a animar la economía local por
las oportunidades que crea de empleo directo o
indirecto.
Además de los fosfatos, existe otra actividad minera
no menos importante. Se trata de la explotación de
las sales de las sebjas. Las cantidades producidas
cubren ampliamente las necesidades locales y el
excedente se encamina hacia las regiones del norte.
Por último, existe una gran explotación de materiales
de construcción a fin de satisfacer la demanda ligada
a la expansión urbana y al desarrollo de los diferentes
equipamientos básicos. A este propósito, se está
desarrollando una importante actividad en torno a la
exportación de arenas hacia las Islas Canarias a través
del puerto de El Aaiún.
z Una región en plena mutación, pero de frágil
equilibrio
En el marco de los esfuerzos de desarrollo de las
provincias del Gran Sur, se ha otorgado especial
importancia a la realización de infraestructuras de
base relativas a todo tipo de redes de comunicación
así como a los equipamientos colectivos necesarios
para el empuje de la vida económica y para asegurar
el bienestar de la población.
Sin embargo, estos esfuerzos por el desarrollo han
tenido gran influencia en el comportamiento
demográfico de la población cuyas características
socio-económicas han sufrido profundas
transformaciones. Las mutaciones más notorias se
han producido en el modo de vida de la población que,
en su mayoría se ha convertido en sedentaria
203
acelerando así la urbanización de la región que ha
alcanzado el 90% mientras que la nacional apenas
sobrepasa el 50%. Esta urbanización rápida provoca
insuficiencias continuas a nivel de equipamientos
urbanos, sobre todo en la demanda de vivienda. Para
hacer frente a esta presión, los antiguos centros
urbanos de El Aaiún o Dajla se han ampliado y han
nacido otros nuevos como Bojador y Awserd.
La proporción de las franjas de edad de la población
activa ha aumentado de manera desproporcionada,
al ritmo de la creación de oportunidades de empleo,
produciéndose en consecuencia un aumento del paro
que sitúa al Gran Sur en el grupo de regiones que
registran un gran número de candidatos en busca de
otros horizontes.
Por otra parte, sean como fueren los esfuerzos
llevados a cabo, lo importante en el futuro es llegar a
dominar las diferentes operaciones de ordenación del
territorio, teniendo en cuenta las particularidades del
medio natural. Porque este territorio, a pesar de su
gran extensión y de la diversidad de sus recursos, se
mantiene sobre un equilibrio ecológico frágil que será
muy difícil de remediar en caso de ruptura.
La degradación del medio sahariano por los efectos
de la sobreexplotación de los recursos naturales es
cada vez más notoria. La sedentarización y
concentración de las poblaciones en los espacios
urbanos ha provocado una fuerte demanda de recursos
naturales.
En lo que se refiere al agua, los esfuerzos
desplegados han logrado mejorar el abastecimiento
de los usuarios. Pero estos esfuerzos, como en el
resto del país, no se han preocupado por el tratamiento
y la depuración de las aguas residuales con el mismo
interés mostrado para la movilización y aducción de
agua potable y de uso industrial. El vertido de aguas
La Región de Río de Oro (Ued Eddahab)-La Güera
El Hassan El Mahdad
El Madani Mountassir
Lékbir Ouhajou
La región de Río de Oro (Uad Addahab)-La Güera2se sitúa en el extremo sur marroquí, en los confines mauritanomarroquíes. Su superficie se extiende sobre 142.865 Km , lo que representa alrededor del 20% de la superficie total del
conjunto del territorio nacional. Abarca un territorio situado al sur de la región de El Aaiún-Bojador-Sakia al-Hamra,
limitado al sur y al este por los confines mauritano-marroquíes, y abierto al litoral atlántico por el oeste. Administrativamente,
está constituida por dos provincias: Ued Eddahab y Ausserd, reagrupando cuatro círculos y 13 municipios, 2 de ellos
urbanos, Dajla y La Güera. La ciudad de Dajla es la capital administrativa regional.
El relieve se presenta bajo la forma de mesetas y llanuras que se extienden sobre vastas superficies desérticas.
Como otras regiones saharianas, su situación geográfica le confiere las características de una zona bioclimática
sahariana de inviernos cálidos, con una variante de invierno templado en la estrecha franja a lo largo del litoral. La
temperatura media anual registrada en Dajla es del orden de los 21º, y las medias de las temperaturas mínimas y
máximas son, respectivamente, 11º5 y 34º6 C. Las precipitaciones oscilan entre débiles y extremadamente raras. En
la misma estación de Dajla, la media es de 39 mm, repartidos en 12 días de lluvia al año. La media anual de horas
solares es elevada, alcanzando las 3.130 horas/año.
La población de la región se elevaba, en el año 2000, a 47.000 habitantes, es decir, sólo el 0,16% del conjunto de
la población total. Por causa de este peso demográfico tan débil la densidad global es muy baja, sólo 0,33
habitantes/Km2, representando la densidad regional más baja de Marruecos. La población no está en absoluto
equitativamente repartida en el conjunto del territorio regional. Con un porcentaje de urbanización de cerca del
85,5%, la rural no representa más que una ínfima parte de la población y extensas superficies —las condiciones naturales
del desierto obligan— permanecen vacías. El índice de crecimiento de esta población durante el periodo 1982-94
ha sido del 4,5%, uno de los más elevados de Marruecos. El índice sintético de fecundidad es de 4,3 hijos por mujer,
es decir, un hijo más que la media a escala nacional (3,3 hijos). La estructura de la población por edad está dominada
por la franja de jóvenes. Los habitantes de menos de 15 años representan el 29,2%, y los adultos de 15 a 59 años
constituyen el 67,9%, mientras que la proporción de mayores de 60 años se limita al 2,9%. El nivel de escolarización
es relativamente elevado, 77,5%, y el de analfabetismo se reduce al 44,3%.
Según los resultados del censo de 1994, el porcentaje de actividad se sitúa en el 43,8% y el de paro en 14,4%.
Dependiendo del sexo, el último porcentaje se eleva al 24% entre las mujeres y al 12,9% entre los hombres. La actividad
económica de la región se centra en el sector terciario que concentra al 54% de la población activa ocupada,
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204
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La Región de Río de Oro (Ued Eddahab)-La Güera
seguida del sector primario (34,5%) y el secundario (9,8%).
Siendo el medio natural muy apremiante, la actividad agrícola se limita fundamentalmente al cultivo de la cebada
en las célebres hondonadas llamadas graras. Como consecuencia de los acondicionamientos hidráulicos, en forma
de perforaciones artesianas que explotan las capas profundas, afloran pequeños perímetros irrigados. Actualmente,
la superficie acondicionada es de alrededor de 100 hectáreas y a pesar de su exigüidad desempeña un papel
importante en el abastecimiento de productos agrícolas frescos a la ciudad de Dajla.
En contraposición, la antigua tradición pastoral de las poblaciones es mayoritaria. En efecto, la actividad ganadera
ocupa un lugar importante en la economía regional. El ganado de la región está compuesto por 40.500 cabezas de
caprino, 30.500 de ovino, unas 25.000 cabezas de camélidos y un número limitado de bovinos.
Debido a la importante extensión de la planicie continental a lo largo de sus costas de más de 650 Km. de longitud,
la región dispone de enormes potenciales en el campo de la pesca marítima. Sin embargo, por falta de infraestructuras
y debido a las grandes distancias que separan la región del resto del país, sus riquezas pesqueras son explotadas, en
gran parte, por flotas extranjeras. El único puerto de Dajla, de pequeño tamaño, sólo ha visto descargar, en 1998,
35.890 toneladas de productos de pesca costera, es decir, un valor comercial de 101,3 millones de dirhams. Para
promover esta actividad, se está construyendo un nuevo puerto en el golfo de Río de Oro, al sur de la ciudad de
Dajla. La disposición de un espacio turístico y la creación de un barrio industrial moderno, forman parte, igualmente,
de las acciones previstas en el marco de este proyecto.
Tributario de la actividad de la pesca marítima, el sector de la industria permanece embrionario. El número de
establecimientos no sobrepasa las seis unidades de pequeño tamaño, que no emplean a más de 150 trabajadores.
El valor de la producción realizada en 1998 se estima en 47 millones de dirhams, y el de la exportación no representa
más que 2 millones de dirhams.
Aunque la región ofrece posibilidades importantes de inversión en el campo del turismo, debido a la riqueza de
los paisajes naturales y humanos, el desarrollo de actividades turísticas es todavía bajo, por no decir insignificante. Las
medidas de desarrollo y de modernización puestas en marcha en el marco de la política de reintegración de esta
zona sahariana, a pesar de su importancia, no han alcanzado todavía los niveles deseados. El esfuerzo desplegado
para el desarrollo de la red de carreteras, orientado a la conexión de la ciudad de Dajla con el resto del territorio
nacional, debe aumentarse, para desenclavar estas extensas comarcas. El desarrollo de la red de comunicaciones
es condición sine qua non para cualquier proyecto de desarrollo de la región de Río de Oro-La Güera. Solamente
una red de carreteras fiable y un puerto moderno podrán acelerar la circulación de bienes y valorizar la situación
geográfica estratégica de esta región. La proximidad y vecindad con el África sub-sahariana podrían, en efecto,
ofrecer una oportunidad de desarrollo a esta región meridional.
residuales de los diferentes centros urbanos y
principalmente de las grandes ciudades como El Aaiún
constituyen una fuente importante de degradación del
medio y de polución de los acuíferos de agua dulce
existentes. Es urgente la necesidad de un plan de
tratamiento de los deshechos urbanos con el fin de
reciclar las aguas residuales después de su depuración.
Por otra parte, la sedentarización de la población y
los intentos de intensificación de la ganadería en
estas zonas áridas, los cortes ilícitos y excesivos de
vegetación para el aprovisionamiento en carbón de
los nuevos ciudadanos así como en madera para
calefacción y los atropellos en zonas frágiles como el
litoral, aceleran el proceso de erosión eólica, lo que
se convierte en una seria barrera para el desarrollo
de estas regiones. Las carreteras, los puertos e incluso
los barrios residenciales están continuamente
expuestos a los riesgos de invasión de las arenas.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La emigración hacia España
desde el sur (Suss, Draa, Guelmim,
Gran Sur):
un fenómeno reciente
El Hassane El Mahdad
El Madani Mountasser
Lékbir Ouhajou
Introducción
La fuerte movilidad en el espacio de las poblaciones
del sur es un fenómeno conocido por su antigüedad.
La emigración a partir del Suss —en el sentido amplio
1
del término— , es un fenómeno ampliamente estudiado;
la que parte de la zona de los oasis del Draa (provincias
de Uarzazat y de Zagora) pertenecen igualmente a
los más antiguos movimientos hacia el norte de
Marruecos y hacia el extranjero. A través del conjunto
de estas regiones, no es raro encontrar a jubilados
septuagenarios cuyos padres han emigrado. La
severidad de las condiciones de vida de las poblaciones
debido a las condiciones del medio, sigue siendo el
principal factor explicativo del fenómeno. Pero el apego
de las poblaciones al país en general y a su medio
socio-cultural de origen, constituye igualmente una
particularidad de las regiones del sur. Se trata sin
duda de un elemento fundamental para comprender
el equilibrio, por frágil que sea, que conservan las
zonas más desfavorecidas de la región. Las rentas
proporcionadas por la migración contribuyen
ampliamente al mantenimiento del equilibrio de la
economía local.
Tradicionalmente, España no ha sido un destino
privilegiado de los emigrados del sur marroquí,
comparado con destinos como Francia, Holanda o
Alemania. El alejamiento geográfico de la principal
salida hacia España que es el Norte de Marruecos,
no basta para explicar el escaso atractivo de España
sobre los habitantes del Sur, puesto que Canarias
compensa el alejamiento de la Península. De hecho
es la renta histórica de la antigüedad la que continúa
jugando a favor de los destinos clásicos, relegando a
España al quinto o sexto destino de las partidas desde
el Sur.
Sin embargo, se puede constatar que la situación
tiene tendencia a cambiar. En efecto, aunque las cifras
obtenidas a través de la muestra de inscripciones
consulares sean aún débiles, la evolución es bastante
significativa. Por otra parte, esta emigración, aunque
débil, se encuentra extraordinariamente concentrada
en el espacio.
Contexto general de la emigración de
las poblaciones del sur marroquí
Antes del comienzo de los años sesenta, los flujos
migratorios de la población marroquí hacia el extranjero
se dirigían casi exclusivamente hacia Francia. Una
parte no despreciable de los emigrados originarios del
sur y sobre todo del sudeste del país, transitaron
primero por Argelia gracias al desarrollo de la economía
argelina en la época colonial (colonización agraria).
Durante el período de guerra 1914-18, sobre un total
de 15.000 a 20.000 marroquíes desembarcados en
205
Francia, la mayoría era originaria del sur, siendo el
Suss la principal base de reclutamiento de los
trabajadores coloniales conforme —según parece—
a las directrices de las autoridades coloniales.
Los repatriamientos de posguerra no frenaron el
flujo migratorio con destino a Francia. A través de la
emigración clandestina, a menudo organizada por las
grandes empresas, varias decenas de trabajadores
originarios de los círculos de Tiznit y de Guelmim
(Baroudi, 1978) eran reclutados y transferidos
clandestinamente hacia Francia.
Durante los años sesenta y comienzos de los
setenta, los flujos migratorios van a diversificarse a
través de los países de la Comunidad Económica.
Alemania, Holanda y Bélgica se convertirán en los
destinos deseados por los migrantes de las regiones
del sur marroquí. Hasta entonces, España seguía
siendo el país de tránsito para ir más lejos. A partir de
los años setenta se observará una disminución del
movimiento. En 1974 es clara la merma de las partidas,
tomando el relevo la emigración de temporada seguida
de flujos considerables de la llamada emigración
clandestina. Es ahí donde se sitúan los primeros hitos
de la emigración hacia España de los trabajadores
marroquíes en general y de los originarios de las zonas
del sur en particular.
La evolución de los efectivos de la población
migrante en España originaria del sur marroquí
El destino español es muy reciente y por lo tanto
resulta poco practicado por los originarios del sur. Hay
que señalar aquí el débil porcentaje de esta región en
el total de los marroquíes que viven en España, según
las muestras de regularizados en 1991 y de las
inscripciones consulares. En efecto, menos de un 1%
del total de la población marroquí en España en 1991
es una cifra baja para una región singularmente emisora
de flujos migratorios internacionales. En aquella fecha,
según la muestra de la regularización, los efectivos
de la población originarios de nuestra zona no eran
más que 889 personas, correspondiendo lo esencial
(828) a la región Suss-Massa-Draa y Guelmim-AssaZag y una ínfima parte (61 personas) a las provincias
del Gran Sur, es decir El Aaiún, Awserd, Ued Eddahab
y Bojador. Dicho de otro modo, la comunidad emigrada
originaria del sur marroquí en España, contrariamente
a lo que se podría pensar, es muy limitada en número.
No obstante, entre 1991 y 2000, tras la regularización de la primera de las fechas, los efectivos originarios
del sur marroquí que se han instalado en territorio
español ha ascendido a 3.885 personas de las cuales
2.845 originarias de Suss-Massa-Draa y GuelmimAssa-Zag, correspondiendo 1.070 a las provincias del
Gran Sur. Lo que nos da un crecimiento para las dos
primeras zonas del 24,3% anual a lo largo de los diez
años entre 1991 y 2000, habiéndose multiplicado por
3,4. En cuanto al Gran Sur, la evolución es del orden
de 140,7%, habiéndose multiplicado por 15.
Conviene señalar que las provincias saharianas
de Esmara y Bojador no contaban con emigrados a
España antes de 1991. La particularidad del Gran Sur
reside en el hecho de que estas zonas meridionales
están muy poco pobladas y que las poblaciones,
nómadas sobre todo, se encuentran muy poco abiertas
al mundo exterior. Esto explica que se encuentren
menos afectadas por la emigración tanto interna como
206
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
EL SUSS, LOS OASIS DEL DRAA Y EL PAÍS DE GUELMIM
Y ASSA – ZAG. PRINCIPALES MUNICIPIOS DE ORIGEN
DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
internacional.
Sólo 25 (16 urbanas y 9 rurales) de las 326 comunas
de las regiones tratadas en este artículo, han conocido
la emigración a España antes de 1991 y corresponden
prácticamente todas a la región de Suss-Massa-Draa.
Sólo tres comunas, dos urbanas (El Aaiún y Ued
Eddahab) y otra rural (Awserd) cuentan con migrantes
entre las 27 de la región del Gran Sur.
En 2000, estas cifras han pasado a 73 comunas
(49 rurales y 24 urbanas) para la región Suss-MassaDraa y el país de Guelmim-Assa-Zag y 9 comunas
para el Gran Sur con 4 comunas urbanas. Dicho de
otro modo, el fenómeno cobra cada vez más amplitud
y su extensión espacial está en pleno crecimiento.
El cuadro adjunto muestra el reparto de esta
población por provincias y comunas de origen.
207
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
(1991- 2001)
Región Suss-massa Draa Y Guelmim Assa-zag
apenas si lo están por la que se dirige a España.
El medio de origen parece haber cambiado
ligeramente entre las dos fechas que nos interesan.
Al principio, el origen de esta emigración era ante todo
urbana, puesto que 16 de las 27 comunas afectadas
en 1991 eran urbanas, mientras que sólo el 13,3% de
los orígenes declarados eran rurales. El fenómeno va
a extenderse cada vez más hacia medios rurales entre
1991 y 2000. En esta última fecha, las comunas
urbanas afectadas son 25 sobre el total de 73 comunas
en la región Suss-Massa-Draa y el país de GuelmimAssa Zag, y 4 sobre 9 en las provincias del Gran Sur.
En conjunto, 26 comunas urbanas se ven afectadas
de un total de 82. Dicho de otro modo, los emigrados
originarios de comunas rurales son cada vez más
numerosos, con 1.303 casos de un total de 4.774, es
decir, un 27,3% del conjunto de emigrados.
Eso muestra la evolución del fenómeno que
comienza a propagarse entre poblaciones rurales
incluso lejanas como es el caso de algunas comunas
POBLACIÓN MARROQUÍ POR PROVINCIAS ESPAÑOLAS
SEGÚN REGIÓN DE ORIGEN.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000
SUSS, DRAA, GUELMIM Y ASSA-ZAG
Reparto espacial de los emigrados:
una migración ante todo urbana,
con predominio de los migrantes
de Ait Baamran y del país del Ued Nun
El reparto espacial de los orígenes de los
migrantes según su medio de origen se caracteriza
por una muy fuerte desigualdad. Mientras las
partidas son relativamente importantes en ciertas
comunas, en otras el fenómeno se aprecia poco
o nada. El gráfico adjunto muestra la fuerte
concentración de los orígenes de los marroquíes
del Sur que viven en España ya que Guelmim,
Sidi Ifni, Agadir, Uarzazat y Tiznit, concentran lo
esencial de la muestra, mientras
que las comunas del Anti Atlas o
de los oasis, fuertemente afectadas
por la inmigración internacional,
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
208
de las provincias de Uarzazat, Zagora (Tazarin, N’Kob
e Ikniuen en el Yebel Saghro, Tamgrut y Er-Ruha en
el Draa, Qalâat Mguna, Ait Seddrat Sehl Charqia,
Skura Ahl El Ust en el Dades, Tinghir...). Incluso para
las comunas de Tlit y de Tissent, por no citar más que
dos ejemplos en la provincia de Tata. En Tarudant,
varias comunas participan en esta movilidad espacial
de las poblaciones con destino a
España, como es el caso de la comuna
de montaña de Tubkal.
En el conjunto del Marruecos
meridional que nos ocupa en este
apartado, una zona destaca,
reagrupando los principales focos de la
emigración regional hacia España. Se
trata de las zonas de Guelmim, Sidi Ifni
y Tan-Tan, que se caracterizan por la
antigüedad de lazos históricos y políticos
con España. En efecto, la historia
colonial puede ser considerada como
uno de los factores explicativos del
predominio de los inmigrados originarios
de estas zonas. Sidi Ifni y su retropaís,
donde vive la tribu de los Ait Ba Amran,
fue colonizada por España y no fue
retrocedida hasta 1969. El Ejército
español reclutó entre los Ait Ba Amran
numerosos soldados cuyos
descendientes se han orientado más
fácilmente hacia la Península Ibérica o
Canarias. Según los resultados de
nuestras encuestas, un número bastante
considerable de migrantes originarios
de la tribu de los Ait Ba Amran y de los
Ternas (zona Sidi Ifni y Guelmim), tienen
parientes que fueron reclutados por el
Ejército español o simplemente que
trabajaron para españoles.
Estos jóvenes cuyos padres son
comúnmente designados por el vocablo
local documento, que sería una
deformación del término español
2
"destacamento" (militar) , tienen
facilidades para regularizar su residencia
en España, lo que explica sin duda la
importancia de su número.
Por otra parte, el análisis de los datos
disponibles muestra que los orígenes
geográficos de los emigrados son de lo
más diverso. Esta emigración afecta
tanto a focos tradicionales conocidos
por la antigüedad del fenómeno
migratorio, como es el caso de la región
de Tiznit y del Anti-Atlas (Anzi, Tafraut…)
y las zonas que han participado muy
tempranamente en el movimiento
migratorio internacional (DadesTodgha...) en la provincia de Uarzazat,
como las zonas marginales y lejanas
como es el caso de ciertas comunas de
la provincia de Tata dominadas por el
Yebel Bani y la comuna de Miyik en el Sahara (provincia
de Ued Eddahab).
Queda por señalar otro aspecto importante de esta
migración regional. Al cruzar el lugar de nacimiento
de los marroquíes inscritos en los consulados en
España con el lugar de su última residencia en
Marruecos antes de la emigración, aparece un doble
fenómeno del que Agadir es un buen ejemplo. Los
emigrados nacidos en esta ciudad parten en su mayoría
directamente desde la misma, pues declaran en más
de un 60% a Agadir como su última residencia. Por el
contrario, más d el 70% de los emigrados hacia España
a partir de esta ciudad, son originarios de otras
provincias repartidas por el norte de Marruecos. Puede
así preguntarse si Agadir tiene el papel de
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
EL GRAN SUR. PRINCIPALES MUNICIPIOS DE ORIGEN DE
LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
puerta de la emigración y ciudad etapa hacia España
en razón de la proximidad a las Islas Canarias.
Factores explicativos del fenómeno
El análisis de las estadísticas disponibles permite
ver cómo el destino español se hace cada vez más
atractivo. Las razones de esta evolución son múltiples.
En todo caso, no se trata de entrar aquí en los detalles
de los factores clásicos explicativos de las partidas y
que se pueden resumir en las dificultades que viven
tanto los campos como los centros urbanos.
En la región Suss Massa Dra y el país de
Guélmim-Assa-Zag, como por otra parte de
manera general en los campos tradicionales
marroquíes, los recursos económicos son muy
limitados con respecto a las necesidades
crecientes de una población que conoce un
fuerte desarrollo demográfico. Este desequilibrio
repercute de manera clara en la búsqueda de
recursos que se encuentran en buena parte en
el éxodo. Aunque se trate de un fenómeno
conocido por su antigüedad, es necesario
subrayar que las partidas fueron frecuentes al
principio y durante el período colonial. Los flujos
migratorios se convierten en importantes con el
advenimiento de la independencia, para alcanzar
proporciones considerables sólo en los últimos
decenios.
Las dificultades del mundo
rural derivadas de la inserción
“reciente” y a menudo
atropellada
de
los
campesinados tradicionales en
209
ORIGEN DE LOS RESIDENTES MARROQUÍES EN ESPAÑA
(1991- 2001)
Provincias Del Gran Sur
el circuito de la economía de mercado, la
sobrepoblación, el atractivo fascinante de las ciudades,
la falta de infraestructuras de base y el subequipamiento
de los campos, figuran entre los principales factores
explicativos de las partidas.
El fenómeno afecta también mucho más a los
jóvenes de menos de treinta años que a los otros
grupos de edad y a los hombres más que a las mujeres.
Téngase en cuenta que se registran incluso casos de
adolescentes de menos de quince años, incluso de
doce años, que han llegado a embarcarse en la
aventura. Se trata en la mayoría de casos de
clandestinos que han podido acceder a la orilla norte
del Mediterráneo o a las costas de las Islas Canarias,
fácilmente accesibles a partir de las costas marroquíes
de las regiones del sur (Sidi Ifni, Tarfaya, El Aaiún...)
por medios precarios y al precio de sacrificios enormes,
arriesgando su vida en las pateras conocidas
localmente como zuirgat.
El predominio de jóvenes entre los grupos de edad
de la población y sobre todo la importancia de la tasa
de paro (14% en la región Suss-Massa-Draa y 24,6%
en el país de Guelmim Assa-Zag), justifican en gran
medida la participación de estas zonas en las corrientes
migratorias en general y en las que afectan a España
en particular. El sueño de partir de los jóvenes y menos
jóvenes está alimentado por otros factores, pero el
subempleo sigue siendo uno de los factores
determinantes. Es necesario señalar a este propósito
que los dos tercios de los parados censados en la
región, se encuentran a la búsqueda de su primer
empleo.
POBLACIÓN MARROQUÍ POR PROVINCIAS
ESPAÑOLAS SEGÚN REGIÓN DE ORIGEN.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000
EL GRAN SUR
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
210
Un último factor explicativo del carácter reciente y
de la importancia creciente del movimiento migratorio
hacia España, reside en la transformación de este
país en potencia económica moderna y en el aumento
brutal de sus necesidades de mano de obra a partir
de los años ochenta, evolución que interviene
paralelamente al cierre de fronteras de los países de
Europa. El desarrollo reciente de los intercambios
económicos directos entre España y las regiones del
sur de Marruecos ha engendrado una frecuencia de
contactos directos entre los ciudadanos españoles y
las poblaciones locales. Además de los flujos turísticos
en pleno crecimiento, el número de inversores
españoles en los sectores de la pesca, de la agricultura
y de los servicios se encuentra hoy en evolución
continua en la zona del Suss-Massa y en las provincias
de Guelmim y de Tan Tan. Estos flujos económicos
son susceptibles de aproximar aún más a ambas
comunidades, ligadas de manera estrecha en el
pasado. Estas nuevas relaciones son sancionadas a
menudo no sólo por diversas transacciones en materia
de economía (relaciones de asociación, establecimiento
de contratos de trabajo…) sino también por matrimonios
mixtos. Esta profundidad de lazos económicos y
humanos podrá llegar a alimentar los flujos migratorios
con destino a España.
Conclusión
Debido al cierre de fronteras de los países de
acogida clásicos para los emigrados marroquíes en
general y del sur del país en particular, las dificultades
de los focos tradicionales que viven de la migración
se acentúan, sobre todo en un contexto económico
nacional conocido por su morosidad frente a un
crecimiento demográfico elevado. La migración
clandestina, cada día más numerosa, es una
consecuencia. En la mayor parte de las zonas
meridionales marroquíes, el sueño de partir un día
puede ser considerado como una obsesión entre la
mayoría de los jóvenes. Muchos de ellos han debido
abandonar incluso sus estudios para participar en este
movimiento.
En este contexto global se inserta la migración
internacional de las poblaciones de las zonas
meridionales hacia España. La adhesión de este país
a la Unión Europea y su paso brusco de país de
emigración a país de inmigración, ha generado flujos
migratorios nuevos que se encuentran en sus
comienzos. Esta emigración hacia España se asocia
a menudo a la migración clandestina. La proximidad
a España a través de las Islas Canarias ha desviado
los flujos regionales hacia España y puede preguntarse
si el sur no llegará a ser una segunda puerta de salida
hacia España para otras regiones marroquíes. No
obstante, por el momento, estos flujos son aún
limitados.
1
2
Véase la descripción geográfica de la región para conocer sus límites.
Nota del Editor: La interpretación de los autores no ha tenido probablemente en cuenta
que la referencia al documento debe ser más bien al antiguo DNI de los padres, dado
que Ifni fue provincia española entre 1958 y 1969.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La evolución de la
inmigración marroquí
en España (1991-2003)
Bernabé López García
A pesar de la vecindad entre España y Marruecos,
la presencia de ciudadanos de este último país en
nuestro suelo ha sido casi nula durante siglos. Hecho
explicable durante largo tiempo por el trato dado a los
moriscos a principios del siglo XVII con su expulsión
y por el escaso contacto entre el Islam y la cristiandad
hasta la era de las colonizaciones. Sin embargo,
cuando ésta termina a mediados del siglo XX, no va
a producirse en España el mismo fenómeno que en
Francia o en Gran Bretaña con la inmigración masiva
de antiguos colonizados. España no se convirtió en
país de inmigración ni siquiera para los habitantes del
norte de Marruecos, sometidos a su colonización
durante la primera mitad del XX, a pesar de que
centenares de miles de marroquíes asentados en
Europa atravesaran anualmente nuestro país desde
finales de los años sesenta camino de sus vacaciones
estivales, sin que ello generara interés por establecer
su residencia entre nosotros. La razón no era otra que
económica, dado que España se encontraba en vías
de desarrollo, con millones de sus ciudadanos
trabajando en el extranjero.
Esta situación comenzará a cambiar con el
despegue económico de algunas regiones españolas
como Cataluña, coincidiendo con el cierre de fronteras
a la inmigración de trabajo en los países europeos en
1974. Hasta entonces, apenas habían venido a España
unos cuantos centenares de oriundos de Marruecos,
en buena parte de confesión judía como mostró el
Atlas de la inmigración magrebí en España,
instalándose principalmente en Madrid, Barcelona y
Málaga en busca de un clima mejor ya que se había
enrarecido el de su país tras la independencia y la
progresión del conflicto árabe-israelí. Era una
emigración de familias, oriundas en su mayor parte
de ciudades como Casablanca, Essauira, Tetuán o
Tánger, pero entre la que empezaba a aparecer algún
inmigrante laboral musulmán, generalmente rifeño o
tetuaní, aún en número exiguo como atestiguan los
archivos del Consulado de Marruecos en Madrid, cuyo
estudio nos ha servido para establecer la historia del
1
colectivo marroquí en España .
Marroquíes en Cataluña: los orígenes
A principios de los setenta se va a observar en el
ámbito urbano de Barcelona y sus alrededores, así
como en algún otro punto de Cataluña, la presencia
de un buen número de inmigrantes norteafricanos que
cambia la dinámica de lo que hasta entonces había
sido una tímida presencia de marroquíes en España.
En un libro pionero sobre el tema, Marroquins à
2
Barcelona. Vint-i-dos relats , sus autoras Maria Roca,
Àngels Roger y Carmen Arranz, plantearon que este
remanente de trabajadores magrebíes, marroquíes en
su gran mayoría, fue acumulándose ya desde 1967
en que empieza a incubarse la recesión económica
de los países de la CEE. “Muchos trabajadores
marroquíes -dicen las autoras- se ven obligados a
abandonar los países de la Europa Comunitaria y se
213
refugian en España con la esperanza de poder retornar
a Francia, Bélgica o Alemania”. Sin embargo, estos
países cerrarán sus fronteras a partir de 1973 con lo
que cambiará el signo de la “transitoriedad” con que
se establecieron, desarrollándose el fenómeno de la
inmigración familiar. En ese momento hay sin embargo
en Barcelona y su región, una necesidad de mano de
obra consecuencia del cese de las migraciones internas
españolas. De esta manera los marroquíes comienzan
a sustituir a los ya clásicos xarnegos de antaño. Los
relatos recogidos en este libro dan una idea de la
naturaleza de esta inmigración: nos encontramos con
los que sueñan con llegar a Alemania, Francia u
Holanda y terminan quedándose en Cataluña, con los
que alternan los estudios con el trabajo, con los rifeños
que afirman y explotan su nacionalismo en una región
en pleno despertar político, lingüístico y cultural como
es la Cataluña de antes y después de la transición
política española, con el refugiado politizado que decide
dedicarse a la lucha por la defensa de sus
conciudadanos, con la familia asentada, con el marginal
dedicado a sus negocis… Todo un cuadro de
“pioneros”, de “primo-migrantes” que encierra el que
luego será la inmigración más densa y característica
de los noventa.
La situación de estos inmigrantes en Cataluña va
a cobrar cierto dramatismo hasta el punto de que la
Comisión Diocesana de Migraciones de Barcelona
publicará un documento, el Día de las Migraciones de
1973, en el que se denuncian las condiciones de
explotación, en sectores como la construcción, la
agricultura y la ganadería, de esta población inmigrante
en provincias como Barcelona y Gerona. La prensa
local convierte a la inmigración norteafricana en tema
recurrente entre 1973 y 1978. En el libro citado se
recogen más de setenta artículos de prensa de diarios
catalanes como Tele/exprés, Diario de Barcelona, La
Vanguardia, El Correo Catalán, pero también de diarios
nacionales como Pueblo, ABC, Arriba o Ya e incluso
semanarios como Cambio 16, en los que se llama la
atención sobre el “tráfico clandestino de norteafricanos”
(Mundo Diario, 16 de mayo de 1974), sobre los “nuevos
esclavos” (Mundo Diario, 10 de octubre de 1975),
calificando a esta “mano de obra para el desarrollo
español” (El Noticiero Universal, 29 de noviembre de
1973) de “mercado laboral de explotados y apaleados”
(El Correo Catalán, 5 de octubre de 1977).
Las cifras estimadas por los artículos de prensa
eran probablemente sensacionalistas. La Vanguardia
hablaba de 25.000 norteafricanos en la provincia de
Barcelona (10 de noviembre de 1972). El Correo
Catalán, Pueblo, Tele/Exprés y el Diario de Barcelona
daban un año más tarde una cifra más elevada, 35.000,
a fines de noviembre de 1973. ABC sin embargo
avanzaba el cómputo de 50.000 para toda Cataluña
(9 de noviembre de 1973). Unos años después,
Gregorio Roldán titulaba en Diario 16 (6 de julio de
1977) que “Cien mil marroquíes viven clandestinamente
en España”, cifra que Jaume Codina convertía en El
Periódico en “Cien mil norteafricanos a punto de ser
expulsados” (1 de diciembre de 1978).
Pero detrás del sensacionalismo de unas cifras
3
probablemente exageradas , había sin duda una
realidad dramática que las estadísticas oficiales
falseaban y no recogían. La cifra legal de marroquíes
4
en Cataluña era de 428 en 1975 y apenas subió a
214
EVOLUCIÓN INSCRIPCIONES CONSULARES DE
MARROQUÍES EN ESPAÑA (1966-2000)
Fuente: TEIM, Bases de datos MIGRAMAR y OJALA.
646 en 1980. Sin duda muy lejos de la realidad. Pero
la documentación consular utilizada por el TEIM permite
ver el salto cualitativo que supondrán los años setenta
para los marroquíes asentados en esta región de
España: frente a las 80 inscripciones anuales en los
años sesenta, entre 1970-74 se cuentan ya unas 450
5
cada año y a partir de 1975, más de 1.400 . La masiva
presencia de marroquíes en Cataluña obligó a la
apertura de un consulado en Barcelona en 1972, año
en que precisamente se inscriben 1.414 marroquíes
en los libros de registro del mismo, una cifra que no
va a superarse hasta 1980. El total de inscripciones
acumulado correspondiente a Cataluña en las
instituciones consulares marroquíes en España, se
acerca a 10.000 desde 1966 a 1980, como puede
verse en el gráfico (ver tabla en Anexo). Una cifra
lejana tanto de los datos oficiales como de las
estimaciones de la prensa, en parte porque el
consulado sólo recogía a una parte de las presencias
y en parte porque los periódicos calculaban de manera
exagerada para llamar la atención sobre el problema.
De la primera estabilización en los 80 a la
regularización de 1991
A lo largo de los años ochenta, la colonia marroquí
va a continuar progresando de una manera regular en
los distintos consulados. En 1976 se abre el de Las
Palmas y en 1979 se traslada el de Algeciras a Málaga.
Un punto de inflexión importante en la evolución de la
inmigración, constante pero modesta hasta la entrada
en vigor de la ley de extranjería de 1985, vendrá
marcado por el primer proceso de regularización
derivado de la aplicación de la ley en 1986. A partir
de esta fecha, las inscripciones anuales van a crecer
llegando hasta a duplicarse en el caso de Madrid y
Málaga. Será en 1991 cuando este crecimiento llegue
a su cenit con el proceso de regularización que permitirá
que accedan a una situación de legalidad cuatro quintas
partes de la colonia marroquí presente en España.
Casi cincuenta mil marroquíes obtendrán papeles, de
ellos un 14% de mujeres.
El grueso de los regularizados trabajaba en el
sector primario (28,5%) y en la construcción (24,4%),
repartiéndose los demás en diversos servicios,
especialmente en el doméstico (14,5%), sector
feminizado por excelencia que ocupaba al 70,3% de
las mujeres marroquíes regularizadas. La industria
ocupaba tan sólo al 7,6%, concentrándose en Cataluña
la mayor parte de los ocupados en este sector.
El 35,3% de los marroquíes regularizados se
encontraban en Cataluña, donde representaban el
51,8% de los extranjeros concernidos por el proceso
regularizador de 1991. En Madrid se asentaba el
21,8%, un 29,7% de los extranjeros en esa comunidad
autónoma. En Andalucía, los marroquíes afectados
por el proceso fueron el 12,8% del total, un 58% del
total de extranjeros. En Murcia, el 9,5% de marroquíes
representaba la casi totalidad de extranjeros
regularizados, el 87,6%. El resto se repartían en
porcentajes inferiores por la Comunidad Valenciana,
Extremadura, Baleares, Castilla-La Mancha y Canarias,
siendo la presencia en las demás comunidades
puramente testimonial.
Desde la implantación del visado en 1991, éste es
el único medio legal para el ingreso en España de los
marroquíes. El enorme crecimiento que esta colonia
ha experimentado desde esa fecha, pasando de 30.000
personas a 333.770 a fines de 2003, se debe sobre
todo a los sucesivos procesos de regularización que
han tenido lugar entre 1991 y 2001 y que han concedido
permisos de residencia a 171.261 marroquíes entrados
por vías ilegales (ver gráfico y Anexo). La colonia es
sin embargo más numerosa. La diferencia se debe a
otros medios de crecimiento legales como son los
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
nacimientos en España y las reagrupaciones familiares.
El ritmo de crecimiento de la colonia marroquí en
los noventa
Los niños nacidos desde principios de los setenta
hasta 2003 suman unos 40.000. La suma de las
inscripciones consulares resulta una buena fuente
para calcular su número. Mucho más difícil es saber
el volumen de las reagrupaciones familiares, para las
que no hay estadísticas directas. Las inscripciones
consulares en el Consulado de Barcelona llevan una
indicación que identifica los expedientes de las
personas venidas a ravés de la reagrupación familiar.
Tres de cada cinco mujeres inscritas en dicho consulado
entre 1993 y 2000 llegan en ese régimen y algo más
del diez por ciento de los hombres también,
correspondiendo a menores de 16 años. Hablaríamos
en total, en el Consulado de Barcelona, de unas 15.000
personas, aproximadamente una cuarta parte del total
de los inscritos.
En los demás consulados no contamos con este
dato. Se podría extrapolar este porcentaje del 25%,
si bien es cierto que el grado de asentamiento y arraigo
de las colonias es diverso en unas regiones y otras,
por lo que es arriesgado hacer una estimación.
En el período de tiempo transcurrido entre 1992 y
2003, el ritmo de crecimiento de la colonia marroquí
de residentes legales ha tenido un incremento global
del 516,9% (Ver gráfico adjunto y cuadro en Anexos),
con ritmos anuales variables según diversos factores.
Las oscilaciones iniciales traducen estadísticamente
las deficiencias de una legislación que hace entrar y
salir de la legalidad por razones burocráticas. El salto
de crecimiento en 1997obedece al proceso de
redocumentación del año anterior, tras el cual se llega
a una estabilización del ritmo de crecimiento en torno
al 20% anual.
En cada comunidad autónoma, el ritmo de
crecimiento y el incremento global han sido diversos,
oscilando este último entre el 181,7% en el País Vasco,
la comunidad con menor crecimiento y Navarra, la de
mayor, con un 2.149,3%. No deja de ser singular que
sean dos comunidades vecinas las que presentan
comportamientos extremos en cuanto a crecimiento
de la colonia marroquí. Andalucía y Cataluña, las dos
regiones con mayor número de marroquíes, se sitúan
cerca de la media nacional (525,6 y 532,4%
respectivamente), por encima de la cual se encuentran
La Rioja, Cantabria, Murcia, las dos Castillas, Aragón,
Baleares, la Comunidad Valenciana y, más cercana a
la media, Extremadura. Por debajo de la media están
Galicia, Asturias, Canarias y Madrid, esta última con
un 296,2%.
Las fuentes estadísticas que hemos usado para
este Atlas son a veces contradictorias presentando,
como se ha visto, diferencias notables. Es el caso de
las cifras de marroquíes con permiso de residencia
que aportan los Anuarios de Extranjería, diferente
siempre de las que nos dan los censos o padrones,
llamando la atención que fluctúen en función de
diversas coyunturas. En 1996, como será la norma a
partir de 2002, el padrón municipal cuenta con más
número de marroquíes que permisos de residencia
existen. El proceso de redocumentación de aquella
fecha hará que la cifra de residentes supere
ampliamente a la de los padrones. En el año 2001,
vemos ya los efectos llamada de los procesos de
215
LOS MARROQUÍES EN LOS PROCESOS
DE REGULARIZACIÓN Y CONTINGENTES
Fuente: Anuarios de Migraciones, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
RITMO DE CRECIMIENTO DE LA COLONIA MARROQUÍ
EN ESPAÑA. 1992-2003
Fuente: Anuarios Estadísticos de Extranjería.
INCREMENTO ANUAL DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ
SEGÚN COMUNIDADES AUTÓNOMAS (1992-2003)
Fuente: Anuarios Estadísticos de Extranjería.
216
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: INE, censo 2001
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE, 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
regularización de 2000 y 2001. Por otra parte, las
ventajas sociales que ofrece la nueva ley de extranjería
a los empadronados se dejan sentir en las decenas
de millares de inmigrantes en que excede la columna
del padrón a la de residentes en 2002 y 2003.
El perfil de los marroquíes en 2001
El censo de la población de 2001 permite obtener
una radiografía fidedigna del perfil de la colonia
marroquí en España en ese momento. No ocurre así
con el censo de 1991 que deja fuera a la gran cantidad
de recién venidos que serán regularizados en buena
parte en el proceso que tuvo lugar en ese año. Los
marroquíes censados en 1991 son sobre todo los
estabilizados desde algún tiempo, bien asentados en
un domicilio fijo y en buena medida viviendo en familia.
De ahí que la pirámide del colectivo resultante del
censo de 1991 se parezca más a una colonia
consolidada que la de 2001. El porcentaje femenino,
cercano al 40%, dista mucho del que nos aporta la
documentación consular para esa fecha, en torno al
6
26% . La pirámide que representa la estructura
demográfica de los marroquíes en el padrón municipal
de 2003 y que muestra el gráfico adjunto, evidencia
el alto grado de masculinidad entre las cohortes de
20 a 59 años, destacando las de 25 a 34 años. Entre
los menores, el equilibrio de los sexos es palpable.
También observamos diferencias claras en lo que
se refiere a los estados civiles del colectivo según la
fuente utilizada. De nuevo, el censo de 1991 aporta
datos de una colonia con una gran proporción de
casados, tanto entre hombres como entre mujeres,
superando el 40% como muestra el gráfico adjunto.
En los datos consulares, sólo el 36,4% de los hombres
y el 25,6% de las mujeres estaban casados.
Por el contrario, los datos del censo de 2001 son
más fiables y más equiparables a los que nos aporta
la base de datos OJALÁ extraída de los consulados
marroquíes en España. En el caso de las mujeres, los
porcentajes de solteras son idénticos (49,4%), aunque
en los hombres éstos varían entre el 71,3% de la
fuente consular y el 59,4% de la fuente censal. También
en el caso de los casados, los hombres presentan
porcentajes distintos (28,4 y 39% respectivamente),
mientras entre las mujeres, el porcentaje está más
equilibrado: 46,5% en las inscripciones consulares y
43,7% en el censo. Hay que señalar que la fuente
consular recoge el estado civil en el momento de las
inscripciones entre los años 1992 y 2000, con lo cual
ignora los cambios producidos con posterioridad que
en cambio sí recoge el censo en tanto que radiografía
en una fecha determinada.
En lo que se refiere al nivel de estudios, no
contamos con la fuente consular para poder llevar a
cabo comparaciones. Los datos de los gráficos adjuntos
proceden del censo de 2001 y nos permiten establecer
las diferencias entre los perfiles de los marroquíes y
los extranjeros en general, y el perfil de los españoles.
Si el perfil de los extranjeros se asemeja bastante
al de los españoles, constatándose incluso un menor
nivel de analfabetismo y un mayor nivel de población
con estudios, sobre todo en las escalas secundaria y
de bachillerato, el de los marroquíes dista bastante,
observándose más del doble de analfabetos, que
superan el 40% ,y una reducción notable en los niveles
de formación secundaria y universitaria. El gráfico
217
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO
Y PROFESIÓN. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
218
adjunto permite ver las diferencias de niveles educativos
de los marroquíes según sexos, aumentando el
porcentaje de analfabetos entre las mujeres y
reduciéndose también entre ellas los grupos con
estudios.
El mapa de los marroquíes en 2000
Aunque los cambios en los perfiles de la colonia
marroquí en España entre 1991 y 2003 no han sido
muy radicales según hemos podido ver en el análisis
y gráficos anteriores, la profunda mutación cuantitativa
ha transformado mucho el mapa de la implantación
de los marroquíes en los municipios españoles. Si en
1991 tan sólo los municipios de Madrid y Barcelona
superaban los 1.500 marroquíes (con un total de 4.754
y 1.441 regularizados en aquel año respectivamente),
según el padrón municipal de 2003, son ya 52 los
municipios que superan aquella cifra, como muestra
el gráfico adjunto.
Madrid y Barcelona siguen en cabeza, con más de
20.000 el primero y alcanzando los 12.000 el segundo.
Viladecans, que iba en tercer lugar en la regularización
de 1991 (con 1.141 marroquíes), se encuentra ahora
al final de la lista de los 52 municipios que superan
los 1.500. Están ahora en cabeza de esa lista El Ejido,
con cerca de 8.000 y Cartagena, Terrassa y Murcia
DISTRIBUCIÓN DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ
POR MUNICIPIOS. 1991
con más de 6.000. La mayor parte de los municipios
de esa lista corresponden a localidades catalanas
como Mataró, Hospitalet de Llobregat, Badalona, Vic,
Reus, Manresa o Santa Coloma de Gramanet, por
encima de los 2.000; a andaluzas costeras, tanto
turísticas como agrícolas, como Málaga, Marbella,
Níjar o Almería, o con características singulares, por
su posición estratégica como el caso de Algeciras o
por su condición de núcleo universitario de especial
atracción tradicional para Marruecos como Granada.
Esta evolución se ha dejado sentir sobre el mapa
municipal de España. El fenómeno más visible ha sido
el de la extensión en mancha de aceite a partir de
algunos núcleos bien poblados ya en 1991,
especialmente en el caso de Madrid capital y de la
huerta murciana. La densificación en los diferentes
municipios es claramente visible a lo largo de toda la
costa mediterránea, que presenta un continuum desde
Gerona a Huelva con más de cien marroquíes en cada
municipio, algo que en 1991 era sólo puntual en
localidades muy concretas. Otra zona en donde se ha
producido una densificación generalizada es el valle
del Ebro. La frontera entre La Rioja y Navarra, trazada
por este río, así como toda la cuenca que atraviesa
Aragón y Cataluña, aparece con núcleos importantes
de asentamiento marroquí. También sobre el mapa de
219
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
MUNICIPIOS ESPAÑOLES CON MAYOR PRESENCIA
DE POBLACIÓN MARROQUÍ. EVOLUCIÓN 1991-2003
de Castilla-La Mancha y Extremadura aparecen zonas
de fuerte implantación de inmigración magrebí. En los
estudios por Comunidades Autónomas tendremos
ocasión de conocer más de cerca esta evolución, que
a lo largo del período analizado, sobre todo a fines de
los noventa y comienzos de la década siguiente en
curso, se ha ido cruzando con el desarrollo de otros
colectivos que han ido cobrando peso en algunos
casos de manera repentina.
1
Véase a este respecto el libro de Bernabé López y otros, Inmigración magrebí en España.
El retorno de los moriscos, Colección El Magreb, Editorial Mapfre, Madrid 1993, así como
el Atlas de la inmigración magrebí en España coordinado por Bernabé López con la
colaboración de Ana I. Planet y Ángeles Ramírez, Publicaciones de la Universidad
Autónoma de Madrid-Observatorio Permanente de la Inmigración, Madrid 1996.
2
Editorial Laertes, Barcelona 1983. Originariamente se trataba de una memoria de
licenciatura presentada por C. Arranz, M. Roca y A. Roger con el título Aproximació a la
problemàtica de la població marroquina a Barcelona, presentada en el ICESB en Barcelona
en 1981.
3
No obstante, una persona que vivió muy de cerca ese proceso de inserción de los
marroquíes en Cataluña desde su centro de acogida Bayt al-Thaqafa, Teresa Losada,
menciona la cifra de “varias decenas de miles sólo en Barcelona” en “la inserción de los
inmigrantes marroquíes en Cataluña”, en B. López y otros, Ob.cit., p. 212.
4
Según el Anuario Estadístico de España, recogido en la obra del Colectivo Ioé, Marroquins
a Catalunya, Generalitat de Catalunya, Institut Català d’Estudis Mediterranis, Barcelona
1994, p. 109. Esta obra, excelente análisis del desarrollo de la inmigración marroquí en
Cataluña en torno a 1990, no se detiene sin embargo en este período singular de la
década de los setenta, aunque sí recoge los testimonios de algunos de los llegados en
esta primera oleada, a los que califica de “primera generación”. Una versión castellana
de esta obra se publicó con el título Presencia del Sur. Marroquíes en Cataluña, Editorial
Fundamentos, Madrid 1995.
5
Véase el capítulo 7 (“Origen e itinerarios de los inmigrantes marroquíes en Cataluña: de
los primeros asentamientos a la regularización”) de las dos ediciones catalana y española
de la obra del Colectivo Ioé, capítulo redactado por el TEIM.
6
Ver artículo de Ángeles Ramírez “Las mujeres marroquíes en España a lo largo de los
90” en este mismo Atlas.
DISTRIBUCIÓN DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ
POR MUNICIPIOS. 2003
220
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA SEGÚN SU ORIGEN. 1991
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
221
222
Origen de los residentes marroquíes
en España por provincias
Mohamed Berriane
El origen geográfico de los residentes marroquíes
que viven en España ha sido tratado a todo lo largo
de este trabajo a escala municipal, en un esfuerzo de
análisis microscópico de esta emigración. En estos
tres mapas tomamos una perspectiva mayor, la
provincial, con el fin de subrayar las grandes tendencias.
El primer mapa da cuenta de la situación tal y como
se presentaba a comienzos de la década de los
noventa, tras la regularización en 1991 de los llegados
por vías ilegales en el período precedente. En este
mapa se puede observar que en aquel momento las
partidas no concernían más que a una parte de
Marruecos, presentándose bajo la forma de una aureola
que corona el Marruecos norte, partiendo de la provincia
de Tánger, pasando por las de Larache, Tetuán,
Chauen, Alhucemas, Nador, Uxda y Figuig, y saltando
a las de Beni Mellal, Settat y Casablanca. Esta corona
de provincias emitía lo esencial de los flujos (83,7%
del total de los regularizados entonces, algo más de
40.000 inmigrantes). En este conjunto de focos de
partida, las provincias del norte ocupan un puesto
clave, que se explica por una proximidad geográfica,
relacional, lingüística y cultural con respecto a España.
A partir de estas provincias del norte, el movimiento
de las partidas se difunde hacia la Oriental y a lo largo
del eje atlántico. Hay que tener en cuenta que, desde
esta época, provincias ausentes hasta entonces de
los focos de la emigración internacional se ven
afectadas por el fenómeno de la emigración hacia
España: es el caso de la provincia de Beni Mellal que
se sitúa ya casi al mismo nivel que las provincias del
norte.
Los otros mapas registran la evolución a lo largo
de la década de los noventa y hasta nuestros días. El
primero recoge las llegadas entre 1992 y 2000 y el
segundo reúne los efectivos representados en los dos
anteriores mapas. La corona del norte de Marruecos
se consolida con la aparición de cuatro polos emisores
principales que son las provincias de Tánger,
Alhucemas-Nador, Beni Mellal y la wilaya de
Casablanca. Paralelamente, la difusión se extiende
cada vez más hacia el resto del país, especialmente
hacia las provincias del sur. Una semicorona une las
provincias de Settat, El Kelaa de Serragna y Safi,
mientras dos nuevos focos de partida se construyen
en torno a Guelmim, Tiznit y El Aaiún. La emigración
marroquí hacia España no se limita pues a las
provincias septentrionales, sino que afecta a todo el
territorio nacional de Marruecos.
Las ampliaciones de los mapas a escala municipal
de las páginas anteriores recogen los regularizados
en 1991 según la base de datos RAÍCES y los llegados
entre 1992 y 2000 según la base de datos OJALÁ, a
partir de la documentación consular. Estos mapas
globales son la suma de los de las diferentes regiones
migratorias marroquíes estudiadas en el capítulo quinto
y de los de las diferentes Comunidades Autónomas
españolas que se estudiarán en el séptimo.
ORIGEN DE LOS MARROQUÍES EN ESPAÑA
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Las mujeres marroquíes
en España a lo largo
de los noventa
Ángeles Ramírez
La inmigración de mujeres marroquíes parece
confirmar uno de los cambios más importantes que
se han dado en las migraciones en los últimos años,
y es la feminización de éstas. Para el caso de las
relaciones migratorias entre Marruecos y España, una
serie de datos viene a responder de modo concreto
a esta tendencia. Este artículo va a tratar de dar cuenta
del estado de la cuestión.
Marruecos comienza a ser un país de emigración
para las mujeres desde los últimos años de los ochenta.
Hasta ese momento, la emigración internacional de
las mujeres había estado conectada a movimientos
conyugales o familiares. Esto imprimió una serie de
características a los movimientos migratorios de
mujeres, desde el contexto donde tenía lugar la salida,
hasta el impacto en origen y en la propia constitución
de las comunidades inmigrantes en Europa. El
reclutamiento de los trabajadores marroquíes tenía
como fin el trabajo en sectores laborales
tradicionalmente masculinos, y ello excluía a las
mujeres como trabajadoras. Los propios países de
inmigración no contemplaban a ésta como un asunto
familiar. Además, y desde la perspectiva del país de
emigración, no se concebía la movilidad de las mujeres
de modo independiente a la familiar o conyugal, ni
siquiera desde las ciudades. Si las mujeres emigraban,
lo hacían dentro de una de esas fórmulas. Muchas de
ellas se fueron incorporando al mercado de trabajo
formal o informal, pero lo cierto es que las migraciones
femeninas marroquíes hasta los años 90 no estuvieron
vinculadas a la inserción en el mercado de trabajo.
Es entonces bien conocido que la inmigración
marroquí es mayoritariamente masculina. Dependiendo
de las regiones de origen, los marroquíes desarrollaron
desde las primeras migraciones a Europa, a principios
de siglo pasado, un esquema en el que sólo los
hombres salían a trabajar fuera, quedando las mujeres
en el lugar de origen. Este esquema se reforzó en la
época más importante de la emigración al extranjero,
a partir de los años setenta, cuando las migraciones
marroquíes se producían en el marco de acuerdos de
reclutamiento de mano de obra. Los trabajadores eran
contratados en sectores donde tradicionalmente se
ocupaba a los hombres. Esto, unido a los modelos de
género predominantes en Marruecos en aquel
momento, que limitaban el acceso de las mujeres al
trabajo remunerado, así como a la movilidad, y que
presuponían un tipo de familia donde la conyugalidad
quedaba relegada, retrasó el momento de salida de
las mujeres. El cierre de fronteras en los países
europeos en el primer lustro de los años 70, así como
un incremento en la restricción de las entradas,
favoreció la reagrupación familiar de los marroquíes,
y por tanto, el comienzo de las migraciones femeninas,
en este caso vinculadas al proyecto familiar.
Pero en los últimos años de los ochenta, las mujeres
marroquíes empiezan a participar en el proceso
migratorio al extranjero, esta vez como trabajadoras,
modificando el modelo migratorio marroquí. Coincide
223
esto con la apertura de una nueva región migratoria,
1
la Europa del sur . Lo cierto es que estos países
ofrecen un mercado laboral inmigrante diferente al
que había existido hasta entonces, con una gran
importancia de los empleos asociados a la esfera
2
reproductiva, los llamados “servicios de proximidad” .
Este tipo de servicios sustituyen a los sectores
tradicionales, donde los hombres eran contratados.
Por otra parte, también las condiciones de origen se
modifican, y se reducen las restricciones que pesaban
sobre la movilidad de las mujeres. Este proceso se
acompaña de otras migraciones femeninas que ocurren
al interior de las fronteras de Marruecos y que tienen
como destino las industrias en las grandes ciudades
marroquíes como Casablanca, Tánger o Rabat.
Desde el principio de la inmigración marroquí en
España, es habitual el perfil de la mujer trabajadora,
junto con un tipo de inmigración conyugal, donde
marido y esposa vienen a la vez y se incorporan al
mercado de trabajo, con o sin hijos. El modelo
migratorio en el que la mujer es pionera, y luego
reagrupa al resto de la familia, como es el dominicano
y colombiano, queda reforzado en el caso español por
un mercado de trabajo femenino que acelera la
regularización, si se compara con los sectores a los
que acceden los hombres. En el caso marroquí, esta
circunstancia también ha estimulado la tendencia.
Pero, en este sentido, no hay que perder de vista el
contexto de esta inmigración: en España hay otros
colectivos inmigrantes con un porcentaje de mujeres
3
mucho más alto que el marroquí, que es del 32,75% .
En realidad, el marroquí es el menos feminizado entre
los relevantes.
EVOLUCIÓN DE LA FEMINIZACIÓN DE LA COLONIA
MARROQUÍ EN ESPAÑA (1970-2000)
Fuente: TEIM, Bases de datos MIGRAMAR y OJALÁ (No se incluyen los datos de
Canarias)
En realidad, más que un proceso de feminización,
la inmigración marroquí ha pasado por uno de
desmasculinización, que se hace especialmente
evidente en el primer lustro de los noventa, y que sin
duda tiene que ver con la regularización de 1991. A
partir de ese momento, el porcentaje de población
femenina ronda siempre el 30%. Y a 31 de diciembre
de 2002, según el Anuario de Extranjería, hay 92.167
mujeres marroquíes en España, de un colectivo que
llega a las 282.167 personas.
Ello difiere, en todo caso, según provincias y
comunidades autónomas. En los lugares
tradicionalmente “masculinos”, definidos así porque
mayoritariamente tienen una oferta de trabajo para
hombres, los porcentajes de mujeres son bajos. Éste
es el caso de Almería, con tan sólo un 20,16% de
224
mujeres, frente a Málaga, tradicional lugar de recepción
de mujeres marroquíes, que tiene un 48,02%. Murcia
y Huelva estarían también en la línea de Almería, por
las mismas razones. Madrid, la segunda provincia en
importancia en cuanto a la recepción de marroquíes,
tiene un 39,14% de mujeres. Y Barcelona, algo menos,
un 35,14%. Parecen confirmarse las tendencias de
principios de los noventa.
En este sentido, sigue existiendo, entre los tres
lugares fundamentales de recepción de mujeres
marroquíes, una división de papeles. Málaga era lugar
importante de asentamiento de mujeres solas,
Barcelona apuntaba ya a un asentamiento más familiar,
igual que Cataluña en general, en tanto que Madrid
mantenía un modelo mixto. No hay que olvidar, además,
que según los datos de los últimos anuarios de
Extranjería, Madrid se ha especializado más en
inmigración latinoamericana, y Barcelona, en
inmigración marroquí. Por otra parte, los lugares
“masculinizados” de los que hablo un poco más arriba,
siguen sin ofrecer las condiciones ni para la inmigración
femenina ni para la inmigración familiar. Lo primero
tiene que ver con la oferta laboral, y lo segundo, que
el asentamiento masculino está vinculado al empleo
agrícola, y en esta línea, a una enorme precarización
4
desde el punto de vista laboral y habitacional , lo que
actúa en contra de la reagrupación o del asentamiento
familiar en general.
PORCENTAJE DE MUJERES MARROQUÍES CON TARJETA
O PERMISO DE RESIDENCIA EN VIGOR RESPECTO AL
TOTAL DE RESIDENTES MARROQUÍES SEGÚN
PROVINCIA, 31-12-2002
PORCENTAJE DE MUJERES MARROQUÍES POR
COMUNIDADES AUTÓNOMAS (1992-2000)
Fuente: TEIM, base de datos OJALÁ.
presentan las dos fuentes, advertimos que entre las
trabajadoras, aumenta en un 16% el porcentaje de
solteras (65,3%) respecto a las inscripciones (49,4%).
Y en proporción inversa, las casadas son
porcentualmente son mucho más importantes entre
las residentes (46,5) que entre las trabajadoras (25,6%).
Esto muestra un perfil muy concreto de trabajadora,
que acomete la emigración y que es soltera, divorciada
(4,5%) o viuda (4,6%), en tanto que esas dos últimas
situaciones son irrelevantes entre los trabajadores
varones que acceden a la regularidad en ese año.
Hay que decir que el caso de las viudas y divorciadas
tiene menos importancia entre las residentes que entre
las trabajadoras. De este modo, el perfil de trabajadora
parece estar más cercano al de la mujer no vinculada
matrimonialmente, en tanto que en el de las residentes
no es así.
CUADRO DE LOS ESTADOS CIVILES
Fuente: TEIM, bases de datos RAÍCES y OJALÁ (No se incluyen
los datos de Canarias).
Fuente: Observatorio Permanente de Inmigración.
Hay aún tres tipos de datos más que pueden
ayudarnos a ubicar la inmigración femenina marroquí
en España. Uno de ellos es el estado civil de hombres
y mujeres, el segundo, la edad media de residencia,
y el tercero, los orígenes geográficos en Marruecos.
Se comparan, para el primer caso, dos tipos de fuente:
la que nos da la cifra de 1991 procede de la Dirección
de Migraciones, del proceso de regularización de ese
mismo año, y se refiere a los estados civiles de los
trabajadores; la fuente que proporciona los datos desde
1992 hasta 2000, es la documentación de los diferentes
consulados, y se refiere a los residentes. Si se
comparan los estados civiles de las mujeres que
Con los hombres ocurre exactamente lo contrario:
es más alto el porcentaje de casados entre los
trabajadores que entre los residentes. Y a la inversa:
el porcentaje de solteros es mayor entre los residentes
que entre los trabajadores. Los porcentajes
correspondientes a otros estados, divorciados y viudos,
no cambian especialmente de residentes a
trabajadores. De este modo, la inmigración masculina
aparece claramente vinculada al proyecto laboral y
matrimonial.
El segundo dato es el de las edades. Hay que decir
que la edad media de las mujeres marroquíes que
residían en España a 31 de diciembre de 2002, según
el Anuario de Extranjería, es de 26 años, frente a 29,
que es el dato para los hombres. Los lugares más
feminizados, y de asentamiento más antiguo, como
Málaga, son aquellos en los que la edad media de las
mujeres es más elevada, con 33 años. En Madrid, el
225
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
dato es de 27 años y en Barcelona, de 25.
Por orígenes, en tercer lugar, y tal y como sucedía
muy a principios de los años 90, pueden apreciarse
en Marruecos zonas muy feminizadas y otras que lo
son mucho menos. En este sentido, Larache (13,1%),
Tánger (12,5%), Casablanca (9,76%) y Tetuán (8,15%)
serían las provincias de nacimiento más importantes
para las mujeres marroquíes que residen en España.
En todos estos casos, la importancia relativa como
lugares de origen es mucho menor para los hombres
que para las mujeres. En Tetuán y Tánger los
porcentajes de hombres y mujeres no andan tan
alejados como en el caso de Larache y de Casablanca.
Todas estas son pues zonas de emigración femenina,
cuyas inmigrantes llegan a España en contextos de
recepción también “feminizados”.
Lo contrario ocurre con las provincias de la región
oriental, así como con Beni Mellal. El porcentaje de
mujeres que proceden de aquellas provincias no
sobrepasa el 2%, exceptuando, por muy poco, Uxda.
Sin embargo, para los hombres son orígenes de cierta
importancia, que tiende a crecer, superando el 5% en
Taurirt. Y lo más interesante de todo esto es que esta
población inmigrante masculina, que procede de zonas
de emigración masculina, viene a concentrarse en
otras también de recepción masculina, como son las
áreas agrícolas españolas. Se trata además de los
orígenes de los nuevos clandestinos, de los que nutren
las pateras, como es el caso de los originarios de Beni
Mellal. En este caso alcanza el 5% de mujeres frente
a un 10,2 de hombres.
PRINCIPALES PROVINCIAS DE ORIGEN (NACIMIENTO Y
DOMICILIO) DE LOS INMIGRANTES MARROQUÍES EN
ESPAÑA. INSCRIPCIONES CONSULARES 1992-2000.
PORCENTAJES POR SEXOS
Fuente : TEIM. Base de datos OJALA.
Puede decirse que se confirman las tendencias
que se apuntaban en el Atlas anterior en cuanto a los
orígenes: importancia de las provincias de la Yebala
y de la costa atlántica como lugares de origen de la
emigración femenina hacia España, si bien, en el
primer caso, se combina con una emigración masculina
porcentualmente importante, lo que no es el caso del
segundo. En todo caso, y como ya se ha comentado
en esta misma obra, el panorama de la emigración
femenina en Marruecos está cambiando. No sólo se
han venido generalizando estos procesos de
emigración al extranjero de las mujeres marroquíes,
sino que ello ha redundado en un movimiento también
interior de las mujeres, que se mueven desde
poblaciones más pequeñas hacia grandes ciudades
marroquíes,construyendo modelos migratorios
desconocidos hasta la fecha. Por ello, si analizamos
los orígenes del último domicilio en Marruecos de las
mujeres emigradas a España, veremos cómo se
refuerzan aún más los porcentajes de mujeres que en
las provincias de nacimiento. Es el caso, sobre todo,
de Tánger (15,3% frente al 12,5%) —y en menor
medida de Casablanca (10,7 frente a 9,7 %)—, lo que
revela que han sido escala migratoria anterior de
mujeres venidas de otros contextos.
1
Que la Europa del sur sea una región migratoria, es decir, que los países que la forman
constituyan un área específica desde el punto de vista de la inmigración en Europa, está
en discusión. Algunos intentos se han llevado a cabo en este sentido, desde la literatura
de migraciones (Ver Baganha y Reyneri, 2001; ver también Ribas, 1998).
2
Ver Parella (2003), así como Catarino y Oso (2000).
3
Según los datos del Anuario de Extranjería 2002 (a fecha 31.XII.2002), el porcentaje de
ecuatorianas entre todos los nacionales de este país que viven en España, era de 49,91,
el de colombianas, del 60,15, y el de chinas, de 43,85%. Las dominicanas constituían un
67,97% de la colonia, y las senegalesas, 17,80%.
4
Ver Martínez Veiga, 1999 y 2001.
226
El proceso de reagrupación
familiar
Paloma Gómez Crespo
En estas páginas nos vamos a centrar en el colectivo
marroquí, pues a lo largo de los años 90 presenta la
reagrupación más numerosa en el conjunto de la
1
inmigración magrebí y del resto de los colectivos . Por
otra parte, estamos ante uno de los flujos migratorios
más antiguos, que se inicia de manera significativa en
la década de los 70, crece en los 80 y a lo largo de
los 90 continúa aumentando aunque a ritmo menor,
hasta verse rebasado por otros, en cuanto a efectivos,
en el inicio del siglo XXI.
Estamos pues, ante un proceso de reagrupación
de gran relevancia como corroboran los datos
cuantitativos disponibles para 1997, cuando el
porcentaje de solicitudes de reagrupación concedidas
a marroquíes alcanza el 60% del total (es decir, 9.018
de 15.061), y para 1999, cuando este porcentaje se
2
sitúa en el 54% del total (esto es 5.432 de 10.069).
Pero la relevancia de esta reagrupación también se
sitúa en sus características, por lo que vamos a
ocuparnos de los cambios que ha experimentado y
de los problemas que surgen tras ponerla en práctica.
Cambios y tendencias en el proceso
de reagrupación
Como en otros colectivos, estamos ante una
decisión que suele producirse con posterioridad al
3
planteamiento del proyecto migratorio inicial , pero a
lo largo de los años 90 apreciamos algunas variaciones
respecto al tiempo que se tarda en llevarla a cabo. En
un principio, los proyectos migratorios solían coincidir
con el siguiente esquema: un hombre marroquí, a
menudo casado y con hijos, que viajaba a España
para trabajar durante un tiempo, con la idea de volver
una vez mejorado el nivel económico familiar.
Pero, como en los demás colectivos, los proyectos
iniciales tienden a prolongarse porque no se cumplen
las expectativas iniciales. Y en esta circunstancia, la
separación de este hombre de su familia llega a hacerse
insostenible por razones afectivas, económicas,
sociales, etc., aunque viaje con mucha frecuencia a
Marruecos. La reagrupación se plantea, pues, pero
tiende a postergarse hasta que el hombre considera
que va a contar en destino con los medios necesarios
para acoger a su familia.
Junto a este modelo, a lo largo de los 90 empieza
a aparecer otro vinculado a la feminización del flujo
migratorio marroquí, aprovechando las facilidades que
encuentran las mujeres para trabajar en el servicio
doméstico y la hostelería. Entre ellas, cada vez
aparecen más mujeres casadas, con hijos, que plantean
la reagrupación en cuanto se regularizan, tanto por
razones emocionales como prácticas: sobre ellas recae
la responsabilidad del cuidado de los hijos y la
separación entre marido y mujer puede no estar bien
vista socialmente.
En los últimos años y ya entrando en el siglo XXI,
se vislumbra una nueva tendencia que viene a unirse
a los dos modelos anteriores, donde empiezan a
destacar los inmigrantes más jóvenes que crean su
familia una vez en España, dando pie a la reagrupación
del cónyuge, si éste no está ya en territorio español
o no cuenta con el permiso de residencia exigido.
Estamos, por lo tanto, ante reagrupaciones inmediatas
o incluso anteriores a que el matrimonio se produzca.
Problemas en torno a la reagrupación
Los tres modelos anteriores implican problemas
distintos en cuanto al reencuentro entre los familiares
que han permanecido separados y la adaptación de
las personas reagrupadas al medio recepto.
En lo que respecta a los hijos, tenemos que
diferenciar entre aquellos que llegan a España a partir
de la preadolescencia y quienes lo hacen en edades
tempranas que se socializan ya en destino. Es entre
los primeros, esos niños y niñas más mayores, donde
se van a concentrar las mayores dificultades. En lo
que se refiere al reencuentro, la figura del padre puede
haberse resentido con la separación (especialmente
cuando ésta ha sido larga), aunque las visitas
frecuentes que permite la cercanía a Marruecos haga
que la situación no sea tan grave como en el caso de
otros colectivos. En el caso de la madre también puede
suceder, aunque la tendencia a que ésta plantee una
reagrupación más rápida minimice los posibles efectos.
Estos niños y niñas se mueven en tres planos,
familiar, escolar y social, que lanzan mensajes a veces
contradictorios entre lo que se dejó en origen y lo que
se encuentra en destino, tanto para los padres como
para los hijos. Como señalan los profesionales de la
intervención consultados, puede producirse un
desequilibrio entre la educación tradicional que quieren
mantener los padres y la educación que los niños
reciben en el nuevo medio. Este desequilibrio puede
dar lugar a situaciones en las que los hijos rechacen
todo lo que recuerde a lo marroquí, mientras que los
padres desean educarlos, en palabras de una de las
profesionales consultadas, “como marroquíes cien por
cien en un país que no es Marruecos”, deseo de
continuidad que comparten con otros colectivos. A
estos problemas que se generan dentro de la familia,
se suma una infraestructura todavía insuficiente de
acogida en el sistema educativo español para estos
y otros niños, que evite su desmotivación y abra nuevas
expectativas para ellos en la sociedad de acogida.
Pero hablar de expectativas implica volver de nuevo
a los padres y al cambio que éstos experimentan con
respecto a los hijos a lo largo de los años 90. En los
primeros momentos, que se remontan a décadas
anteriores, con frecuencia los padres no se planteaban
traer a los hijos a España, porque el proyecto migratorio
incluía el regreso a Marruecos. En un segundo
momento, la necesidad de la reagrupación se impone,
pero como la idea del regreso en un plazo cercano es
lo que se espera, la necesidad de adaptarse al medio
puede no ser prioritaria. En un tercer momento, empieza
a plantearse que los hijos aprovechen su estancia
para estudiar y, en un cuarto momento, el actual, se
aprecia una tendencia a orientar a los hijos,
especialmente varones, hacia los estudios de formación
profesional, aunque ello pueda suponer una limitación
de sus posibilidades. Esta fijación en la FP se explica
por varios factores: el desconocimiento del abanico
de posibilidades que ofrece el sistema educativo
español, los estereotipos que sobre estos jóvenes
puede albergar parte del profesorado que los deriva
hacia los programas de garantía social, así
227
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
como la necesidad que la familia pueda tener de que
estos jóvenes contribuyan al sostenimiento de la
misma y de ajustarse a los puestos que oferta el
mercado de trabajo español.
Pero en este panorama no podemos olvidar que a
lo largo de estos años la sociedad marroquí está
experimentando importantes cambios que se
manifiestan también en la familia y en los papeles que
asumen sus miembros. Esto contribuye a que el
proceso de reagrupación no sea igual para aquellos
que la realizan a principios de los 90 que para quienes
la plantean al final de esta década y al inicio de la
siguiente: las diferencias entre la situación en origen
y en destino se reducen y con ella los posibles
conflictos. Además, en estos últimos años empieza a
surgir ese otro modelo de reagrupación al que nos
referíamos más arriba: parejas jóvenes con niños
pequeños que se socializan ya en el país de acogida,
parejas que traen consigo otra concepción de la familia,
parejas que se abren más a la relación con amigos y
vecinos españoles, todo lo cual contribuye a que la
adaptación al nuevo medio sea más fácil.
Pero no sólo se reagrupa a los hijos, sino también
a los cónyuges y a los padres (ascendientes). Un
vistazo a las cifras de solicitudes de visado por
reagrupación familiar de 1996 nos indica que más del
4
90% de los cónyuges a reagrupar eran esposas .
Aunque estos datos son incompletos porque no
contemplan la reagrupación de los maridos por otras
vías, nos impulsan a explorar qué sucede con estas
mujeres. Por una parte, encontramos mujeres que se
mantienen dentro del hogar sin aprender el idioma y
que se relacionan sólo con otras compatriotas, pudiendo
esto dar lugar a situaciones de aislamiento y a
dificultades para manejarse en el entorno, por ejemplo,
a la hora de ir al médico o hablar con los profesores
de los hijos. Son habituales los relatos de profesionales
de la intervención en los que un niño ha servido de
intérprete a su madre.
Por otra parte, también hay mujeres que, aunque
no se incorporen al mundo laboral, se abren a las
relaciones sociales a través del contacto con los padres
de los compañeros de sus hijos o a través de los
vecinos, llegando a desempeñar un papel clave en la
adaptación al medio. Frente a la idea estereotipada
de la mujer marroquí como encerrada en el ámbito de
lo privado, encontramos una mujer que se abre a lo
público a través de lo cotidiano, una mujer que abre
la familia al espacio exterior. Una vez más esto no es
sólo reflejo de los cambios que impulsa la situación
de migración, sino también de los cambios que se
están produciendo en la sociedad de origen.
La otra cara de la moneda la constituyen las
mujeres que se reagrupan y se incorporan al mercado
de trabajo. En ellas, el contacto con el exterior es
evidente, lo cual va a contribuir a acelerar cambios de
su papel en la familia, no exentos de posibles conflictos.
No debemos olvidar que en momentos de recesión
económica (por ejemplo en torno a mediados de los
90), los hombres tienen dificultades para encontrar
trabajo, mientras que las mujeres tienen un campo
abierto en el servicio doméstico, la limpieza, el cuidado
de niños y ancianos y la hostelería. Esto puede trastocar
el papel del hombre como proveedor, que la mujer
reclame mayor protagonismo y, por lo tanto, se generen
conflictos. Pero una vez más, no debemos olvidar que
en las parejas más jóvenes, de inmigración más
reciente, esta transformación de los papeles puede
estar viviéndose ya desde origen, lo cual puede facilitar
la adaptación a la nueva coyuntura.
Se suele hablar poco de la reagrupación de los
ascendientes, quizás porque numéricamente es
reducida (un 6% de las solicitudes en 1996). Sin
embargo plantean una problemática muy especial,
debido a que la edad apaga el impulso para conocer
el idioma y el medio de recepción, produciéndose
situaciones de aislamiento puesto que estas personas
se quedan en casa, ancladas a veces a una antena
parabólica que mantiene la ilusión de hallarse en
Marruecos.
Para finalizar, podemos sacar tres grandes
conclusiones sobre la reagrupación familiar de los
inmigrantes marroquíes: es un proceso que ha
cambiado a lo largo de los últimos años, no sólo al
compás marcado por las transformaciones del flujo
migratorio, sino también por los cambios en la sociedad
de origen; es un proceso que hay que abordar desde
la perspectiva de sus distintos protagonistas, que
presentan diferentes problemáticas; y, por último,
buena parte de éstas no son específicas de los
inmigrantes marroquíes, sino similares a las que
experimentan los demás colectivos.
1
Quiero agradecer a Sakina Souleimani, monitora del Servicio de Mediación Social
Intercultural (Ayuntamiento de Madrid-UAM), su gran colaboración a la hora de completar
la información necesaria para elaborar este texto.
2
Los datos de 1997 están recogidos en el Anuario de Migraciones 1998 (Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales) y su fuente es la Comisaría General de Extranjería y
Documentación: Dirección General de la Policía; los datos de 1999 pertenecen al Anuario
Estadístico de Extranjería 1999 de la Comisión Interministerial de Extranjería. Estos datos
presentan importantes limitaciones, pues no siempre recogen a todas las comunidades
autónomas, como en los correspondientes a 1997, están sesgados por los procesos de
regularización, aparecen discrepancias entre fuentes, etc. y no contamos con datos
posteriores.
3
Véase Paloma Gómez Crespo (1999) “Gestación y puesta en práctica de la reagrupación
familiar como estrategia”; Migraciones, nº 5, págs. 55-86.
4
Datos extraídos de los expedientes de solicitud de visado por reagrupación familiar de
la Dirección General de Asuntos Jurídicos y Consulares, contenidos en el estudio Sobre
la puesta en práctica, procesos y condiciones de la reagrupación familiar de los inmigrantes,
dirigida en 1997 por Rosa Aparicio. Instituto de Estudios sobre Migraciones. UPCO.
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Niños marroquíes en España:
Nacimientos y segunda generación
Puerto García Ortíz
Ramón Díaz Hernández
La existencia de una segunda generación,
constituida tanto por aquellos niños reagrupados a
una edad temprana, como por aquellos otros nacidos
ya en el país de destino, constituye uno de los
testimonios más evidentes del arraigo del colectivo
marroquí en España.
Si bien la tendencia hacia un modelo de emigración
familiar se advierte ya desde que en los años ochenta
España comenzase a configurarse como país de
destino de la inmigración marroquí, será desde
principios de los noventa cuando la reagrupación
familiar —tanto legal como ilegal— adquiera un mayor
protagonismo. Casi una década más tarde, los efectos
de la feminización de la colonia se harán evidentes
en el volumen de nacimientos. Es el año 1999 en el
que la cifra crece considerablemente. Si hasta el año
anterior —en el que el volumen de registros realizados
en los consulados de Algeciras, Barcelona y Madrid,
ascienden a 2.881— se constata un porcentaje de
incremento anual sostenido, a partir de 1999 comienzan
a superarse los 4.000 nacimientos anuales. Desde
PROVINCIAS DE NACIMIENTO POR CONSULADOS
1972 hasta el año 2.000, el total de nacimientos
registrados en estos consulados ha sido 25.125. En
el caso del Consulado de Las Palmas, las cifras, por
el momento, son mucho menos relevantes, ya que
entre 1998 y 2001, los nacidos inscritos fueron 530.
La presencia de esta segunda generación en las
escuelas ha generado ya en los últimos años no sólo
la necesidad de readaptar y/o crear mecanismos para
hacer frente a la nueva situación, sino también la
apertura de un debate en torno a su integración. Sin
duda, esta generación de hijos de inmigrantes que la
investigación social tímidamente comienza a abordar,
constituirá un reto tanto para la sociedad de acogida
como para la comunidad marroquí.
En este artículo analizaremos los datos recabados
en los libros de registro de nacimiento de los consulados
de Marruecos en España existentes hasta el año 2000
(Algeciras, Barcelona, Madrid y Las Palmas). Este
análisis nos permitirá por una parte, conocer la
distribución de estos nacimientos entre las provincias
españolas y por otra, acceder al perfil sociodemogáfico
y de origen de las familias. En el primer Atlas de la
inmigración magrebí en España, se presentaron los
resultados del análisis de los datos recabados hasta
1
el año 1993 . En esta ocasión, la ampliación de la
base de datos del TEIM alcanza hasta 1998 en el caso
de Algeciras, hasta el año 2000 en los consulados de
Barcelona y Madrid, y hasta 2001 en el de Canarias.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
PROVINCIAS DE ORIGEN DE PADRES DE NIÑOS
MARROQUÍES NACIDOS EN ESPAÑA SEGÚN
CONSULADO DE INSCRIPCIÓN (1972-2000)
229
NIÑOS MARROQUÍES NACIDOS EN ESPAÑA.
INSCRIPCIONES CONSULARES 1972-2000
Fuente: TEIM, Bases de datos MIGRAMAR y OJALA.
Fuente: TEIM, Bases de datos MIGRAMAR y OJALA (DRARI).
Consulado de Algeciras
Si desde 1969, año en el que se registran los
primeros nacimientos en este consulado entonces
ubicado en Málaga, el volumen de registros presenta
un ritmo de crecimiento sostenido, pero aún poco
significativo, el año 1999 supone un punto de inflexión
en esta evolución. En ese año, la cifra se duplica
respecto al año anterior, alcanzando los 682
nacimientos registrados, tendencia que continúa en
el año 2000, en el que los hijos de marroquíes nacidos
en las diferentes provincias de la demarcación consular
asciende a 893. Es decir, del total de nacimientos
inscritos en este consulado hasta el año 2000
—3.867— un 40,72% tuvieron lugar en los dos últimos
años.
Desde principios de los años sesenta, la provincia
de Málaga se convierte en el lugar de destino de
trabajadores marroquíes, muchos de ellos mujeres
que encuentran un empleo al calor del auge turístico
que en estos años tiene lugar. El elevado índice de
feminización de la colonia asentada en la región la
convierte hasta el momento en la que acoge el mayor
número de nacimientos, si bien la pérdida de
protagonismo se va haciendo evidente ante la
progresiva feminización de la colonia en el resto de
las provincias. Hasta 1993, casi el 50% de los
nacimientos tuvieron lugar en la provincia de Málaga.
Sin embargo, entre ese año y 1998, este porcentaje
desciende ya hasta un 27,88% de los casos. Almería
y Murcia, principales focos receptores desde los años
ochenta, son las provincias que van ganando peso,
produciéndose en ellas el 20,48% y 20,31% de los
nacimientos respectivamente. Cádiz, Sevilla y Granada,
son, entre el resto, las provincias que registran los
porcentajes más elevados: 9,29%, 5,25% y 5,16%.
En términos globales, el 12,46% de los padres de
los nacidos entre los años 1993 y 1998, proceden de
Beni Mellal. La segunda provincia de origen más
representada es, en el caso de los varones, Tetuán
con10,82%. Sin embargo, entre las mujeres, son las
originarias de Casablanca las que ocupan esta segunda
posición con el 10,85%, mientras que las tetuaníes el
10,50% de los casos. En tercera posición se encuentra
Nador con el 9,90%, seguida de Casablanca —cuyo
porcentaje global desciende al 8,94%— y TángerArcila, con un 8,02%, en este caso con una mayor
frecuencia entre los hombres —8,76%. El resto de
provincias con mayor representación según su
importancia porcentual son: Larache, Uxda, Kenitra,
230
Jerada, Settat, y con idéntico porcentaje, Fes y Rabat.
En todas ellas, salvo en el caso de Settat y Fes, el
volumen de mujeres es mayor, destacando la diferencia
de porcentajes que existe en las provincias de Larache,
Uxda, y Rabat.
Para obtener un perfil de las edades de los padres
y madres de estos niños, tomaremos el año de
nacimiento de los padres de inscritos en 1998. La
franja de edad más representada en el caso de los
varones es la que va de los 30 a los 40 años, 77,06%.
En el caso de las madres, se observa un perfil más
joven, el 55,70% tienen entre 20 y 30 años. El grupo
de mujeres que tienen entre 30 y 40 representan un
44,74%, y las menores de 20 el 2,73%. En el caso de
los hombres menores de 30 años, el porcentaje se
sitúa en un 9,63%, mientras que el grupo de aquellos
que tienen más de 40 años asciende al 13,30%. Este
perfil de edad refleja la dualidad de modelos familiares
coexistentes: por un lado, familias con parte de los
hijos nacidos en Marruecos y parte nacidos ya en el
país de acogida, y por otro, familias jóvenes, entre las
que van ganado peso los matrimonios celebrados
siendo ya residentes en España.
EDADES DE LOS PADRES Y MADRES DE NIÑOS NACIDOS
EN ESPAÑA E INSCRITOS EN EL CONSULADO DE
ALGECIRAS EN 1998 (EDADES EN EL MOMENTO DE
LA INSCRIPCIÓN)
Fuente: TEIM, Bases de datos MIGRAMAR y OJALA (DRARI).
ACTIVIDAD LABORAL DE LOS PADRES Y MADRES DE
NIÑOS NACIDOS EN ESPAÑA E INSCRITOS EN EL
CONSULADO DE ALGECIRAS (1975-1998)
Fuente: TEIM, Bases de datos MIGRAMAR y OJALA (DRARI).
La mayoría de los padres -68,63%- son trabajadores
no cualificados. Algo más de un 15% se dedica al
comercio,de ellos un 5,81% a la venta ambulante. En
el caso del sector primario, observamos que el
porcentaje, 3,44%, está infrarrepresentado si lo
comparamos con el peso del empleo agrícola en varias
de estas provincias. La irregularidad y precariedad
laboral de estos trabajadores limita sin duda la
estructuración familiar. Entre las madres, un 88,09%
son amas de casa. Entre el resto, mientras los datos
de que disponemos presentan a la mayoría como
trabajadoras sin cualificar -8,72%- el porcentaje encubre
buena parte de trabajadoras en el servicio doméstico,
especificado como tal tan sólo en el 1,29% de los
registros consultados.
La demarcación del Consulado de Barcelona
Desde la instalación del Consulado de Marruecos
en Barcelona a finales de 1972 hasta el año 2000, se
han registrado un total de 12.185 nacimientos de hijos
de marroquíes en las provincias que abarca esta
demarcación consular. Si ya los años ochenta
constituyeron un período de consolidación de esta
nueva dimensión de la inmigración marroquí, será a
lo largo de la siguiente década cuando el volumen de
nacimientos adquiera una mayor dimensión. El año
1991 abría ya esta nueva fase duplicando las cifras
respecto al año anterior con un total de 427 nacimientos.
El año 1999, en el que se registran un total de 2.364
nacimientos en este consulado, se presenta como el
último y más importante punto de inflexión hacia una
nueva fase de crecimiento mucho más acelerado que
continuará en los próximos años.
Cataluña es la comunidad en la que más
nacimientos se producen a pesar de haberse producido
una diversificación en el mapa de asentamiento de la
población marroquí en los últimos años. Mientras que
en 1996 los nacimientos que se producían en Cataluña
representaban en torno al 83% de los registrados,
entre 1998 y 2000, el porcentaje desciende ya al
76,12%. En este sentido, el crecimiento más
espectacular es el que se ha producido en el País
Valenciano, que de acoger un 4,6% de los nacimientos
a mediados de los noventa, pasa al 10,81% al cierre
de la década.También importante, pero menos
significativo, es el incremento en el volumen de
nacimientos que tienen lugar en Baleares, La Rioja y
Aragón. Entre los años 1998 y 2000, la única
comunidad que ha perdido peso respecto a años
anteriores es el País Vasco, que pasa de ser la segunda
comunidad autónoma de esta demarcación consular
en la que se registraron más nacimientos hasta 1996,
a ocupar el penúltimo lugar en los últimos años con
una representatividad del 1,57%.
Barcelona es la provincia en la que más hijos de
marroquíes nacen. No obstante, desde mediados de
los noventa, la tendencia en la distribución de los
asentamientos tiende también a descentralizarse. El
resultado de esta descentralización es que mientras
en los años anteriores el porcentaje de nacimientos
en Barcelona suponían el 60%, entre 1998 y 2000
pasa a representar poco más del 49% de los casos.
El mayor incremento se registra en Tarragona, que
pasa del 4% a acoger algo más del 9% de los
nacimientos de los últimos años. También destacable
es el peso que adquiere en este sentido la provincia
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
HIJOS DE MARROQUÍES NACIDOS EN CATALUÑA Y
ANDORRA POR COMARCAS
Fuente: Ángeles Yetano (1997) y TEIM, Base de datos OJALA (DRARI).
231
232
de Lérida, cuyo porcentaje asciende del 1,4% al 4,6%.
El volumen de nacimientos en Gerona se mantiene
estable en torno al 14%.
Si descendemos a nivel comarcal, destaca el
Barcelonés. La fuerte concentración de población
marroquí en esta comarca en los años setenta la
convirtió en los primeros años en el lugar de nacimiento
del 64% de los niños. Sin embargo, ya en los ochenta,
el porcentaje pierde peso de manera significativa,
produciéndose en ella al final de la década el 32% de
los nacimientos. Entre 1998 y 2000, aún siendo el
lugar de nacimiento del mayor volumen de niños, el
porcentaje supone ya solamente algo más del 15%
de los casos. De igual modo, el Baix Llobregat, segundo
espacio fundamental de concentración de la inmigración
marroquí, ha venido perdiendo peso a lo largo de la
década hasta albergar en los últimos años el 10,56%
de los nacimientos. De forma inversa, el resto de
comarcas ha ido registrando un cada vez más
significativo peso en el mapa de nacimientos a lo largo
fundamentalmente de los años noventa. Entre 1998
y 2000 destacan porcentualmente Osona y Maresme,
con un 9,11% y 9,07% respectivamente, Vallés
Occidental, 6,55%, Baix Empordà, 5,77%, Vallés
Oriental, 5,46%, Alt Empordà, 5,38%, seguidas de la
comarca de Gironés, 3,61% y Tarragonés, 3,53%. El
resto de comarcas en las que se registra más del 1%
de los nacimientos, son de mayor a menor
representación: Baix Camp, Baix Penedés, Alt Penedés,
Segrià, Garraf, La Selva y Urgell.
La región migratoria Rif-Oriental con un 44,15%,
y la región de Yebala, 34,37%, constituyen los
principales espacios de origen de estas familias. Si
en los primeros años la diferencia entre el porcentaje
de marroquíes residentes en esta demarcación consular
originarios de la región Rif-Oriental y el porcentaje de
padres con este mismo origen era significativa (un
29% entre las dos provincias más representadas,
Nador y Alhucemas, frente al 41,3% que suponían
entre las inscripciones de adultos), en los últimos años
esta diferencia ha desaparecido prácticamente y el
porcentaje es similar en ambos casos. Aún así, mientras
el volumen de madres originarias de todas las
provincias que componen la región Rif-Oriental es
inferior, en el caso de la región de Yebala la dinámica
es la contraria. El mayor peso de las mujeres es
también significativo entre aquellos padres originarios
de las grandes ciudades del litoral atlántico como
Rabat, Casablanca o Marrakech. A nivel provincial,
Nador es la provincia de origen más representada,
31,49%, con un crecimiento de algo más del 7%
respecto a la primera mitad de los noventa. Diferente
es el caso de la provincia de Larache, que de ser el
lugar de origen del 21% de los padres de menores
nacidos en estos años, entre 1998 y 2000 suponen
poco más del 13%. La misma tendencia se observa
en las provincias de Tánger-Arcila y Tetuán que estos
años representan el 10,34% y 6,05% respectivamente.
Chauen, 4,14%, Alhucemas, 3,96%, y Casablanca,
3,78%, cierran el grupo de provincias de origen más
frecuentes entre estas familias. Significativo, por otra
parte, es el hecho de que un 1,4% de las madres ha
nacido ya en España. En el caso de los varones, sólo
hemos encontrado tres casos de un total de 2.272
consultados entre los años 1998 y 2000.
Consulado de Madrid
El volumen de nacimientos que tienen lugar en las
diferentes comunidades autónomas circunscritas al
Consulado de Madrid desde una fecha temprana, es
un indicador evidente de que se trata de una
inmigración tendente a la estructuración familiar. En
el año 1996 —marcado por el proceso de regularización
del año anterior—, el crecimiento se dispara alcanzando
los 551 nacimientos. No obstante, será también el año
1999 -en el que se registran un total de 1.027
nacimientos-, el punto de arranque hacia una nueva
dimensión mucho más dinámica del fenómeno. La
cifra acumulada de nacimientos registrados entre los
años 1972 y 2000 asciende a 6.709.
A lo largo del período 1993-2000, la Comunidad
de Madrid aparece como el lugar de nacimiento del
82,54% de estos niños. Tras Madrid, principal foco de
asentamiento de la colonia marroquí, Castilla-La
Mancha destaca porcentualmente entre el resto de
comunidades con el 11,84% de los casos. El efecto
fronterizo con Madrid sin duda resulta determinante,
siendo Toledo, con un 8,15%, y en menor medida
Guadalajara, 2,03%, las provincias circunscritas a este
consulado que albergan un mayor volumen de
nacimientos. Entre el resto, Cuenca, con un 1,22%,
es la única con un porcentaje superior al 1%.
Si nos centramos en la Comunidad de Madrid como
espacio prioritario en la gestación de esta segunda
generación en la fase actual, es especialmente
relevante el papel que desempeña la corona
metropolitana. Si en 1991 se producían en este espacio
el 40% de los nacimientos, entre los años 1993 y 2000
el porcentaje se sitúa ya en torno al 52%. La corona
metropolitana sur, formada por los municipios de
Alcorcón, Móstoles, Leganés, Getafe, Fuenlabrada y
Parla, es la que mayor porcentaje presenta, un 17,91%
MUNICIPIOS DE RESIDENCIA EN LA COMUNIDAD
DE MADRID DE LOS NIÑOS INSCRITOS EN
EL CONSULADO DE MADRID (1992-2000)
Fuente: TEIM, Base de datos OJALA (DRARI).
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
de los casos. A nivel municipal, son Fuenlabrada,
4,53%, y Alcobendas, 4,06%, los municipios en los
que reside el mayor número de estas familias. Sin
duda, la necesidad de acceso a una vivienda familiar
constituye una de las principales variables que han
impulsado la descentralización de la inmigración hacia
las zonas obreras.
Cerca del 42% de estas familias proceden de la
región de Yebala. La región Rif-Oriental es el segundo
espacio de origen más representado, si bien en este
caso el porcentaje presenta una notable diferencia
respecto al género, ya que mientras los padres suponen
en torno al 32% de los casos, el de las mujeres
desciende al 23,7%. Se trata, por tanto, de un modelo
migratorio que, como ya veíamos en el caso de
Barcelona en los primeros años, presenta un menor
índice de feminización y una menor tendencia a la
reagrupación familiar temprana.
A nivel provincial, Alhucemas, Larache, y Tánger,
son las más representadas con un 16,15%, 15,93%,
y 15,45% respectivamente. Mientras en Alhucemas
se constata el menor volumen de mujeres —12,37%,
frente al 19,70% de los varones—, en el caso de
Tánger-Arcila la situación es inversa, siendo ésta la
provincia de origen de la mayor parte de las mujeres
—17,32%. También significativo en este sentido es el
caso de Casablanca, del que proceden el 11,16% de
las mujeres frente al 6,87% de los varones. A estas
provincias les siguen como principales orígenes, Tetuán
—9,08%, y Nador —7,05%.
Un aspecto relevante es el caso de los padres
nacidos en España. En el caso de los varones, sólo
hemos encontrado dos casos de los 4.418 analizados
en el período 1993-2000. Sin embargo, este
porcentaje entre las mujeres —2,09%, muestra la
existencia de una doble realidad incipiente: los
matrimonios mixtos y los protagonizados por este
primer grupo de mujeres de la segunda generación.
Si atendemos al origen de estas mujeres nacidas en
España y casadas con marroquíes, entre un total de
1.987 casos de los registros realizados entre 1998 y
2000 para los que disponemos del dato, vemos que
cerca de un 23% son hijas de marroquíes y entre ellas,
sólo aparece un caso en el que el marido también ha
nacido en España. Podemos afirmar por tanto, que
en esta primera fase existe la tendencia, entre este
grupo de mujeres, a casarse con marroquíes, unas
veces residentes ya en España y otras en Marruecos
reagrupados tras el matrimonio, que muestra el fuerte
vínculo existente con la comunidad de origen.
Especialmente significativo en este sentido resulta el
lugar de celebración de estos matrimonios, ya que en
torno al 67% de los casos registrados tuvo lugar en
Marruecos. Este porcentaje desciende en el caso de
los matrimonios mixtos al 15%. Por otra parte, un 22%
de los matrimonios celebrados entre los padres del
total de nacidos entre 1998 y 2000, tuvo lugar ya en
España.
Si tomamos el año de nacimiento de los padres de
estos niños registrados en el año 2000 y hacemos su
conversión a la edad que tendrían en este año,
observamos la diferencia de edad que se da entre
estos matrimonios. El 90% de los hombres tienen en
el momento del nacimiento de sus hijos más de 40
años, mientras que en el caso de las mujeres, el
porcentaje no alcanza el 3%. El volumen de madres
233
menores de 20 años es también poco relevante -3,6%.
Por último, en cuanto al perfil laboral de estos
padres, es significativo el volumen de mujeres que
trabajan fuera de casa, algo más de un 25%. Aunque
la mayoría de los registros presenta a estas mujeres
como trabajadoras no cualificadas, sin duda la demanda
en Madrid de trabajadoras en el servicio doméstico
es el motor fundamental en la incorporación de las
mujeres marroquíes al mercado laboral. En el caso
de los varones, a pesar de no contar con información
precisa, un 79,85% se declara sin cualificar.
EDADES DE LOS PADRES Y MADRES DE LOS NIÑOS
NACIDOS EN ESPAÑA E INSCRITOS EN EL AÑO 2000
EN EL CONSULADO DE MADRID (EDAD EN
EL MOMENTO DE LA INSCRIPCIÓN)
Fuente: TEIM, Base de datos OJALÁ (DRARI). Consulado de Madrid.
ACTIVIDAD LABORAL DE LOS PADRES Y MADRES
DE LOS NIÑOS NACIDOS EN ESPAÑA E INSCRITOS
EN EL CONSULADO DE MADRID (1992-2000)
Fuente: TEIM, Base de datos OJALA (DRARI)
Consulado de Las Palmas
Las inscripciones de los niños de padres marroquíes
nacidos en Canarias e inscritos en el Consulado
General de Marruecos se están haciendo en estos
momentos con cierto retraso puesto que figuran en
un voluminoso paquete de expedientes sin tramitar.
Por ello hemos procedido, con los datos que se han
podido recoger y de forma provisional, a confeccionar
el cuadro correspondiente a los años 1998-2001
con una desigual composición por sexos (63,02% de
234
NIÑOS MARROQUÍES NACIDOS EN CANARIAS (1998-2001)
Fuente: Consulado de Marruecos en Canarias.
varones) acompañada de una también muy desigual
distribución por islas. El 82,07% de los nacidos vive
en las islas orientales en tanto que un resto muy exiguo
lo hace en las islas occidentales.
Sin embargo, el alumnado no universitario (que es
una fuente indirecta para conocer esta realidad)
compuesto por menores de 16 años que se encuentra
en estos momentos matriculado en el sistema educativo
regional, arroja unas cifras muy superiores. Si en el
curso 2001-2002 ya estaban matriculados unos 892
niños marroquíes en Canarias, en el siguiente curso
académico 2002-2003 había 1.230 niños, la mayoría
con una desigual composición por sexos (63,02% de
de ellos (82,35%) cursando estudios en 160 colegios
de las islas orientales, mientras que 217 compatriotas
lo hacían en 68 centros escolares de la provincia de
Santa Cruz de Tenerife. Eso ha supuesto un crecimiento
de los escolares de esta nacionalidad del 37,8%, lo
que está en consonancia con el aumento del colectivo
marroquí en el archipiélago en los últimos años. Los
centros con mayor número de niños marroquíes
coinciden con el mapa geográfico de la distribución
de la colonia marroquí en Canarias, tanto en el origen
de sus padres como en el destino que éstos han
elegido en las distintas islas. Así, para el nivel de
Enseñanza Infantil y Primaria (CEIP), los centros
situados en los municipios de Santa Lucía de Tirajana,
San Bartolomé de Tirajana, Mogán, Tías y La Oliva
contaban cada uno entre un mínimo de 26 y un máximo
de 58 niños marroquíes. En los institutos de enseñanza
secundaria, los centros localizados en Las Palmas de
Gran Canaria, Puerto del Rosario, Yaiza, La Oliva,
Adeje, Santa Lucía de Tirajana (conurbación Cruce
de Sardina-Vecindario-Doctoral), Agüimes y Pájara
(Jandía) van desde institutos que cuentan con sólo 10
matriculados hasta los que alcanzan los 30 alumnos.
1
El análisis de este primer período fue realizado por Ángeles Yetano en el caso de
Barcelona, Encarna Cabello en el de Málaga, Mª Teresa Páez en el de Madrid, y Bernabé
López en el de Las Palmas “La evolución de los nacimientos de la colonia marroquí en
España”, Atlas de la inmigración magrebí en España, pp. 77-81. Además, para el caso
del consulado de Barcelona entre los años 1993-1996, véase YETANO, Ángeles,
“Nacimientos de niños marroquíes en la zona consular de Barcelona”, en TALLER DE
ESTUDIOS TERNACIONALES MEDITERRÁNEOS, Lengua y Cultura de Origen: Niños
Marroquíes en la Escuela Española, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid,
1999, pp. 49-61.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Marroquíes en Andalucía
Emma Martín y Ángeles Castaño
Es un hecho conocido que los marroquíes forman
el colectivo de inmigrantes más numeroso y más
antiguo de todos cuantos se encuentran en Andalucía.
También es cierto que es el que cuenta con peor
imagen y mayor rechazo entre la población autóctona,
hecho al que no es ajeno, aunque en ningún modo la
causa, la fuerte reacción antislámica desatada en
occidente a raíz de los atentados terroristas del 11 de
septiembre. Estas dos realidades: arraigo social y
rechazo xenófobo, se oponen y complementan al
mismo tiempo, determinando un modelo de inserción
complejo y mediatizado por la dificultad de las
relaciones entre los estados de España y Marruecos.
Pese a las trabas existentes, no es difícil encontrar
elementos positivos en la interacción social generada
por el proceso migratorio marroquí. En la sociedad de
origen, porque las remesas que aportan los inmigrantes
dan lugar a importantes inversiones que contribuyen
al mantenimiento e incluso la mejora de las sociedades
locales de pertenencia. Pero la aportación de los
inmigrantes no se limita al campo económico; es un
hecho cierto que la incorporación de la mujer al proyecto
migratorio, particularmente cuando es suya la iniciativa,
está determinando importantes transformaciones en
el rol social de éstas en la sociedad de origen, elevando
su status y permitiéndole adoptar un mayor
protagonismo en la toma de decisiones en el seno
familiar. Por otra parte, en la sociedad de acogida es
cada vez más frecuente encontrar ejemplos de éxito
social determinados por la capacidad demostrada para
la inserción social de determinados individuos, incluso
en condiciones adversas. Un factor importante para
la consecución de los objetivos del proyecto migratorio
es la existencia de una amplia y bien conectada red
social basada en la pertenencia étnica, que permite
crear espacios de sociabilidad y mecanismos de
solidaridad entre sus miembros, propiciando un clima
adecuado para la circulación de las oportunidades
laborales. Paradójicamente, la inserción social
conseguida supone un incremento de la visibilidad de
este colectivo que, unido a un mayor conocimiento de
la legislación y las normas que rigen las relaciones
sociales en el país de destino, y, consiguientemente,
de un mayor grado de reivindicación de sus derechos,
lo convierten en blanco de las reacciones xenófobas
de la población autóctona.
Una de las consecuencias del arraigo social del
colectivo marroquí es la existencia de una cada vez
237
más abundante segunda generación, a caballo entre
los códigos culturales de los padres y los propios de
la sociedad en la que viven, cuya integración se
convierte en el reto principal, si se quieren evitar los
problemas existentes con este grupo en otros países
con mayor tradición inmigratoria.
Para finalizar este apartado, podríamos afirmar que
los datos oficiales sobre la inmigración marroquí en
Andalucía apuntan hacia el establecimiento de una
“comunidad transterritorial” que juega un papel
importante en sus localidades de origen, fomentando
un dinamismo económico y social impensable sin la
existencia de esta realidad binacional.
Las cifras
Andalucía es la segunda comunidad autónoma con
mayor número de inmigrantes marroquíes, por detrás
de Cataluña y por delante de Madrid. En su conjunto,
constituyen el colectivo más numeroso entre los
extranjeros no comunitarios que residen en esta
comunidad autónoma, con un 43% del total. Conviene
destacar que nos encontramos ante un colectivo joven,
con una media de edad de 31 años, y con una
presencia significativa en determinados sectores
productivos. Este último hecho tiene una gran incidencia
sobre los modelos de inserción y las estrategias
implementadas por sus miembros, como se verá a lo
largo estas páginas. Y está directamente conectado
con la disparidad provincial en relación a las cifras de
marroquíes residentes.
La presencia de marroquíes en el territorio andaluz
es especialmente visible a partir de 1997, comenzando
una etapa de asentamiento caracterizada por la
reagrupación familiar y, consiguientemente, por la
llegada de una segunda generación que va a subrayar
el proceso migratorio de los marroquíes a la región
como una apuesta de futuro para el desarrollo de sus
proyectos vitales. La cercanía territorial, y los lazos
históricos que, aunque escasamente reconocidos de
manera oficial, se encuentran muy presentes en el
1
imaginario colectivo de autóctonos e inmigrantes , son
factores muy significativos. Sin embargo, el factor
principal es una demanda efectiva de mano de obra
inmigrante que determinó la existencia de una red de
arrastre en relación con determinadas actividades
económicas, entre las que destaca la agricultura
intensiva almeriense. El espectacular crecimiento de
la población de origen marroquí en esta provincia, que
se multiplicó por diez a lo largo de la década que va
desde finales del siglo pasado a los inicios del presente,
constituye la prueba más evidente de la importancia
crucial de este factor.
238
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 1991
Fuente: Dirección General de Migraciones, Ministerio del Interior. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 2003
Fuente: Padrón municipal de habitantes. INE. 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
239
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ANDALUCÍA SEGÚN SU ORIGEN. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ANDALUCÍA SEGÚN SU ORIGEN. 2000
Fuente: TEIM, bases de datos RAICES y OJALÁ
240
En cuanto a su origen, los marroquíes proceden
fundamentalmente de tres regiones: el norte, la atlántica
y la interior, aunque con diferencias a lo largo de un
proceso que dura ya más de veinte años, y que ha
contribuido a consolidar la importancia de la inmigración
marroquí en Andalucía. Si en un primer momento
destacan las regiones del norte, y particularmente la
zona de antiguo protectorado español, y la atlántica,
foco constante de inmigración, a partir de los años 90
la zona de Beni Mellal adquiere un peso importante,
como consecuencia de la crisis que la azota. Sin
embargo, las tres regiones se mantienen como
emisoras de población al territorio andaluz, aunque
puedan variar las poblaciones concretas. Esta dinámica
es una prueba evidente de la existencia y solidez de
las redes sociales establecidas por este colectivo.
En lo que hace referencia a la distribución por
sexos de esta población, la importancia de la dimensión
económica del proceso migratorio queda de manifiesto
observando la disparidad provincial existente. Así, la
provincia de Málaga presenta una alta tasa de
feminización, debido a la importante oferta de trabajo
en el sector del servicio doméstico que genera la Costa
del Sol. Por otra parte, el porcentaje de varones es
muy mayoritario en las provincias donde es la
agricultura el sector demandante de mano de obra.
Hay otro hecho difícil de detectar en las estadísticas
pero que no deja de ser una realidad: en aquellos
lugares donde hay un cierto equilibrio en el porcentaje
de hombres y mujeres, como consecuencia
fundamentalmente de la reagrupación familiar, es muy
frecuente que éstas se conviertan en laS principales
sustentadoras de la economía familiar mediante su
inserción continuada en el servicio doméstico, aunque
en muchas ocasiones sin estar dadas de alta en este
sector, mientras que el trabajo de los hombres se
caracteriza por su inestabilidad, propiciando una
diversificación de las actividades y una precarización
de las condiciones bajo las que tienen lugar.
Irregulares
La irregularidad ha sido una constante en la
inmigración extracomunitaria que recibe el Estado
Español, con especial incidencia desde los años
noventa, en relación con la política migratoria que se
ha venido desarrollando. Resulta complicado ofrecer
cifras en cuanto a los inmigrantes indocumentados,
pues, a pesar de los sucesivos procesos de
regularización, el descenso en las cifras de “irregulares”
está muy sujeta a la temporalidad por distintos factores:
en primer lugar, porque los inmigrantes indocumentados
no cesan de entrar en el país; en segundo lugar,
porque en los procesos de regularización no todos los
indocumentados obtuvieron permiso de trabajo y
2
residencia , de manera que siempre queda una bolsa
de personas indocumentadas que deben intentarlo
por otras vías; en tercer lugar, porque el que un
inmigrante consiga regularizar su situación no significa
que sea de manera indefinida o permanente, y es muy
fácil, dada la vinculación de la documentación a las
ofertas y contratos laborales, volver a caer en la
“irregularidad”. Además, hay que señalar que incluso
tratando de obtener datos basados en la información
cualitativa que proporciona el trabajo de campo, puesto
que la población indocumentada se caracteriza por su
invisibilidad oficial y la dificultad para registrar su
movilidad, nos encontramos con un entramado de
cifras que bailan al son de distintos intereses: ni las
ONGs proinmigrantes, ni los sindicatos, se ponen de
acuerdo en las valoraciones, y para la Administración
no existe lo que no es cuantificable y objetivable.
Sin embargo, se pueden extraer algunas
conclusiones básicas: por un lado, la tendencia a
concentrarse en las provincias caracterizadas por los
sectores productivos más demandantes de mano de
obra inmigrante, como es el caso de la agricultura, la
hostelería y servicio doméstico, favorece una mayor
concentración de indocumentados en las mismas,
Almería y Málaga predominantemente; segundo, siendo
el colectivo marroquí el más numeroso de los que se
encuentran en Andalucía y en otras comunidades
autónomas, es lógico que ocupe un lugar importante
en las cifras de indocumentados; tercero, que el
colectivo marroquí es uno de los más antiguos, de ahí
que, aún cuando sigan llegando nuevos efectivos, se
halle en fase de arraigo; por último, que las estrategias
de los inmigrantes indocumentados para regularizar
su situación en España han ido sufriendo una serie
de cambios en relación a la propia dinámica legislativa,
que ha ido imponiendo nuevas necesidades y
desarrollando distintas respuestas estratégicas
individuales y colectivas.
Las modificaciones producidas en la ley de
inmigración, la 4/2000, la 8/2000 y la 14/2003, han
incidido en una mayor precariedad de los inmigrantes
indocumentados, al tiempo que imponen unos
requisitos en el proceso de regularización, que en
numerosas ocasiones dejan estancado el proceso al
encontrarse el inmigrante inseguro o incapaz de
hacerles frente. La exigencia de visado en origen
previa oferta de empleo en España a partir del 2000,
y posteriormente, el establecimiento de cupos anuales
en acuerdos bilaterales con distintos países emisores
(Ecuador, Polonia, Marruecos...) a partir de 2002,
promoviendo la inmigración con permiso de trabajo
en origen, no han evitado el incremento de irregulares
en los últimos años; antes bien, no han hecho sino
poner en evidencia la futilidad de las medidas
adoptadas para frenar los flujos migratorios irregulares,
y confirmar las objeciones a la política española de
inmigración de determinados sectores sociales que
ya denunciaron la ineficacia de las mismas.
Algunas fuentes estiman que habría en Andalucía
unos 92.000 extranjeros indocumentados en el 2003.
Dado que las estimaciones que oficialmente se
aceptaban para el año 1998 señalaban la existencia
de unos 23.000 irregulares, podemos concluir que la
3
cifra se ha incrementado por cuatro . Pero lo cierto es
que no es posible avanzar una cifra aproximada veraz
si no se tienen en cuenta las especificidades locales
de Andalucía, pues sólo atendiendo a la especialización
de los sectores productivos locales, las demandas
reales de mano de obra de dicha producción, y
realizando el contraste entre la mano de obra extranjera
documentada, la mano de obra autóctona que se
absorbe y las necesidades reales, se puede entrever
una aproximación de indocumentados.
La (difícil) integración sociolaboral
de los marroquíes en el medio rural andaluz:
de los discursos y de las prácticas
En un artículo sobre la situación en la localidad de
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
El Ejido, publicado a los dos años de unos hechos
que el EUMC de Viena calificó como las más graves
manifestaciones racistas sucedidas ese año en toda
Europa, escribíamos que la respuesta de los poderes
fácticos en la zona se articuló sobre la negación de la
importancia de lo sucedido. Ésta sigue siendo la
consigna en la actualidad. A lo largo de estos cuatro
años se ha ido consolidando una versión oficial que
plantea que la repercusión de los ataques contra las
personas inmigrantes y sus bienes no fue consecuencia
de la magnitud de éstos, sino el fruto de una campaña
de intoxicación informativa en la que participaron un
conjunto heterogéneo de individuos, organizaciones
sociales y sindicales, e incluso alguna institución como
el defensor del Pueblo Andaluz, sin que en ningún
momento se hayan aportado elementos que permitan
explicar qué razones pueden tener todos estos
individuos y agentes sociales para atentar contra el
buen nombre de los vecinos. Como lo fue en su
momento, la respuesta más eficaz es volver a enumerar
brevemente el resultado de los disturbios: 42 heridos,
62 coches quemados, 35 negocios arrasados, 2
mezquitas destrozadas, 500 personas sin techo, 3.000
personas desplazadas y 1.033 denuncias que siguen
esperando su resolución, como se encargan de
recordarnos, en cada aniversario, las personas y
organizaciones que, en una situación de considerable
dificultad, se empeñan en mantener la memoria viva
de estos hechos para evitar que puedan volver a
repetirse.
El olvido que se pretende se realiza sobre la base
de una triple negación: de los hechos mismos, de la
situación de partida que desemboca en el conflicto, y
de la necesidad de reformular las bases de la
convivencia. Lo que tiene lugar es un proceso de
desplazamiento de la responsabilidad, que pasa de
los agresores a las víctimas, mientras que,
paralelamente, las manifestaciones de rechazo y
condena son reinterpretadas como un ataque al
“nosotros” colectivo, que, si en un primer momento se
centraba en la sociedad ejidense, alcanza en la
actualidad al conjunto de la sociedad almeriense. En
este sentido, las obras que subrayan la integración de
los inmigrantes adquieren una gran repercusión
mediática, presentadas como pruebas irrefutables de
la —exitosa— convivencia intercultural, de nuevo, “en
contra de aquellos planteamientos que afirman las
dificultades para la integración en Almería”.
Los hechos vuelven a contradecir esta visión idílica.
Pese a los esfuerzos de la Junta de Andalucía, que
elaboró un Plan de Integración que tenía como uno
de sus puntos estrella la construcción de viviendas
para personas desfavorecidas en la provincia de
Almería, entre los que se incluían los inmigrantes, no
ha habido ningún municipio que haya liberado suelo
con este fin, dando al traste con uno de los elementos
clave en toda política de integración. Por otra parte,
y pese a la fuerte presión existente en la zona,
organizaciones como Mujeres Progresistas de El Ejido,
la APDHA, SOS Racismo y sindicatos como el SOC
han elaborado en las primeras semanas de mayo un
comunicado en el que denuncian “La permanencia y
consolidación del racismo institucional en El Ejido y
del clima de impunidad en el que se ampara”.
La política de segregación social y de hostigamiento
policial, que es anterior, aunque tiene su punto de
241
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO
Y PROFESIÓN. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
242
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados.
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: INE, censo 2001
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE,
2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
inflexión durante la huelga de los trabajadores que
siguió a los ataques de 2000 y que continúa en la
actualidad, ha propiciado una sustitución de la mano
de obra marroquí, que hasta el 2000 era mayoritaria
en la zona. Más que un reemplazo étnico, lo que ha
tenido lugar es el significativo incremento de la
diversidad, manteniéndose sin embargo las bolsas de
irregularidad y la segregación espacial. Un porcentaje
importante de inmigrantes marroquíes que se
encontraban en situación regular abandonaron la
localidad, dejando atrás un proyecto de convivencia
que se demostró imposible. Paradójicamente, la
inmigración irregular se mantuvo, en la situación
descrita, fundamentalmente por dos motivos: la
posibilidad de trabajar, si bien en precario y de manera
informal, y la posibilidad de obtener papeles. Así
Almería ha venido regularizando un alto número de
inmigrantes que, una vez obtenidos los ansiados
papeles, corría a establecerse en otros lugares que
presentaban mejores oportunidades de trabajo.
La respuesta del colectivo marroquí ante este
estado de cosas ha sido un abandono paulatino de
las posiciones de vanguardia en la lucha por los
derechos de los inmigrantes. En este sentido, el
incremento de la diversidad étnica se revela como una
estrategia particularmente efectiva para bloquear la
posibilidad de unión en torno a reivindicaciones
laborales comunes, en la medida en que la
segmentación étnica de los mercados de trabajo se
encuentra plenamente generalizada en las prácticas
laborales del empresariado agrícola, dando lugar, a
su vez, a unas representaciones sociales cargadas
de prejuicios que, a su vez, legitiman estas prácticas.
Con ser especialmente graves, los conflictos que
acabamos de referir no son los únicos que se han
dado en el campo andaluz. En mayor o menor medida,
podemos observar brotes importantes de rechazo
hacia este colectivo que, como puede verse en las
aportaciones de Pumares y Gualda, está atravesando
un importante proceso de sustitución como el principal
proveedor de mano de obra agrícola. Las acusaciones
de conflictividad étnica, por una parte, y de racismo,
por otra, son lo suficientemente graves como para
aceptarlas sin desvelar qué mecanismos se esconden
detrás de ambos discursos. Desde un punto de vista
científico, resulta inadmisible presentar a los colectivos
étnicos como portadores de valores inmutables que
los capacitan o no para la convivencia con otros. Si
esta opinión está hoy generalizada es debido a la
extensión de un neorracismo cultural, que ha sustituido
al viejo racismo genético, y que intenta justificar las
situaciones de segmentación étnico-laboral y de
discriminación y segregación social realmente
existentes sobre la base de la culpabilización de las
victimas.
Aunque sería injusto atribuir a los agricultores la
creación de unos discursos que ellos se limitan a
incorporar como mecanismos de justificación de
determinadas prácticas, debemos plantear la siguiente
reflexión: si las preferencias por la mano de obra
femenina presentan una evidente relación con la menor
conflictividad laboral de ésta, ¿hasta qué punto el
rechazo a la mano de obra magrebí no es la
consecuencia directa de su mayor grado de
reinvindicación? Cualquier conocedor de los conflictos
existentes en el campo andaluz entre los agricultores
243
y los trabajadores marroquíes sabe que éstos suelen
ser los más reivindicativos, y para ello utilizan los
recursos propios de las relaciones laborales: exigencia
del cumplimiento del convenio, huelgas encierros y
manifestaciones, etc. Mecanismos todos que tienen
muy poco que ver con la religión islámica y si mucho
con la forma tradicional en la que la clase obrera ha
enfrentado los conflictos laborales. Podríamos deducir,
pues, que es este comportamiento el causante del
rechazo, y, hasta qué punto no reina un consenso
generalizado de que los inmigrantes pueden estar en
nuestro país en la medida en la que se plieguen a
unas condiciones laborales y sociales que los
autóctonos no están dispuestos a asumir. En este
sentido, el reemplazo étnico supone una importante
estrategia en aras a la consecución del objetivo de
máxima flexibilidad, obtenida en este caso por la
precarización de las condiciones de existencia de los
trabajadores inmigrantes y su conversión en mano de
obra sin capacidad de cuestionar las condiciones que
se le planteen en sus puestos de trabajo.
MUNICIPIOS DE ANDALUCÍA CON MAYOR PRESENCIA DE
POBLACIÓN MARROQUÍ. EVOLUCIÓN 1991-2003
1
Sin que ello signifique una especial afinidad entre ambos grupos. Al contrario, es
precisamente en esta vinculación histórica donde podemos rastrear las raíces de
determinados prejuicios hondamente arraigados entre la población autóctona, como
diversos autores se han encargado de demostrar.
2
Así, en el proceso del año 2000, aproximadamente un 70% de los indocumentados
consiguieron regularizar su situación en el país, mientras algunas ONGs, consideraban
que alrededor de 50.000 inmigrantes indocumentados lo seguirían siendo por diversas
circunstancias. La Administración consideró haber regularizado a unos 170.000 inmigrantes
( A.C.: 2000, 128).
3
Datos revelados en el documento “Estrategias y propuestas para la segunda
modernización en Andalucía”, publicado por la Consejería de Presidencia de la Junta de
Andalucía (2003:120)
244
La encuesta NEPIA:
características y situación social
de los inmigrantes marroquíes
en Andalucía
Manuel Pérez Yruela
Sebastian Rinden
Durante la primavera de 2003, el Instituto de
Estudios Sociales de Andalucía llevó a cabo una
encuesta representativa a la población extracomunitaria
inmigrante que vivía en la región. Dicha encuesta se
realizó en el marco del proyecto de investigación
“Necesidades de la población inmigrante en Andalucía
(NEPIA)”, encargado al IESA por la Consejería de
Gobernación de la Junta de Andalucía con financiación
del Fondo Social Europeo. El objetivo principal de la
encuesta era describir las características
sociodemográficas, socioeconómicas y socioculturales
de la población inmigrante y sus necesidades de
atención social, para proponer medidas que
contribuyeran a mejorar su integración social. En el
estudio se ha entendido por integración el acercamiento
de las condiciones de vida generales y laborales de
la población inmigrante a la población autóctona. A
continuación, el término “inmigrante” se refiere a la
población objeto de nuestro estudio (excluyendo por
tanto a los inmigrantes procedentes del Espacio
Económico Europeo o de otros países altamente
desarrollados, como EE.UU., Canadá, Japón y
Australia).
En esta encuesta creemos que se han superado
buena parte de los obstáculos o deficiencias que han
afectado a otras encuestas similares sobre la situación
social de los inmigrantes realizadas en España,
adoptando para ello ciertos criterios que lo hicieran
posible. No es este lugar para extendernos sobre cómo
1
se han satisfecho estos criterios ; no obstante, cabe
mencionar que la encuesta se basó en la confección
previa de una base de datos sobre inmigrantes a partir
de los padrones municipales actualizados a otoño de
2002, en aquellos municipios andaluces que contasen
con presencia significativa de población inmigrante,
complementando esos datos, obtenidos en 150
municipios con mayor presencia de inmigrantes, con
el último Padrón publicado por el INE (relativo a los
restantes 620 municipios andaluces). Frente a otras
estadísticas disponibles, en especial la estadística de
los permisos de residencia, el Padrón Continuo en
aquellas fechas reflejaba mejor la situación. Se
contabilizaron así 141.605 inmigrantes empadronados
en los 150 municipios seleccionados en otoño de 2002,
y se estimaron en 148.506 para toda Andalucía, cifra
sensiblemente más alta que la aportada por otras
fuentes y que, obviamente, ya ha cambiado según los
datos del Padrón de 2003 aportados por el INE, que
elevaban la cifra a 166.105 inmigrantes. De los 141.605
inmigrantes registrados en los padrones de los 150
municipios 49.675, el 35%, procedían de Marruecos.
Respecto al muestreo, se optó por una
estratificación cruzada de las 1.800 entrevistas a
realizar. La estratificación se efectuó (a) por conjuntos
geopolíticos de procedencia (cinco categorías: África
subsahariana, Asia excepto Oriente Próximo, Europa
del Este, Latinoamérica y Magreb con Oriente Próximo)
y (b) por zona socioeconómica de asentamiento (cuatro
categorías: capitales de provincia y cinturón
metropolitano, zonas costeras con economía dominada
por el turismo, zonas costeras con economía dominada
por la agricultura intensiva y zonas rurales del interior).
Cabe resaltar que la función operativa de los datos
padronales se limitó a la distribución espacial de las
cuotas. En la encuesta, aproximadamente tres de cada
cuatro entrevistados afirmaron estar empadronados
en su municipio de residencia, siendo esta variable
relacionada claramente con la duración de la estancia
en nuestro país.
Aquí se recoge un resumen de los resultados más
importantes de la encuesta. Los datos se dan para el
total de la muestra y para el conjunto de procedencia
geopolítica que hemos denominado Magreb-Oriente
Próximo, que incluye a los inmigrantes procedentes
de Marruecos, que son los que tienen más peso en
ese conjunto. Téngase en cuenta que de las 361
entrevistas hechas a inmigrantes de Magreb-Oriente
Próximo, 304, el 85%, se hicieron a marroquíes. Por
tanto, los datos que se aporten para este conjunto
reflejan sobre todo la situación y opinión de los
marroquíes.
Aspectos sociodemográficos.
La inmigración extracomunitaria en Andalucía ha
empezado a adquirir importancia muy recientemente.
Casi tres de cada cuatro de todos los inmigrantes
encuestados, el 73%, llegaron a Andalucía entre el
año 2000 y el primer cuatrimestre del 2003, fecha de
realización de la encuesta. En el caso de los
procedentes de Magreb-Oriente Próximo esa cifra era
algo menor, el 61%, lo que indica una ligera mayor
antigüedad de los inmigrantes de estos países, de los
que ya había un 15% antes de 1995. Se trata de una
inmigración con cierto predominio masculino, con una
media total de 56% de hombres y 44% de mujeres,
siendo mayor la proporción de hombres en el caso del
Magreb-Oriente Próximo que se eleva al 67%; y con
cierto predominio de solteros (62%) y solteras (45%)
frente a casados (35%) y casadas (44%) en el caso
concreto de Magreb-Oriente Próximo.
Los inmigrantes procedentes de Magreb-Oriente
Próximo son en general jóvenes. Aproximadamente
dos de cada tres tienen menos de 35 años y
prácticamente el 90% tiene menos de 45 años, cifras
por otra parte muy parecidas a la media. El nivel de
formación es inferior a la media del conjunto de la
población inmigrante. Así, mientras sólo el 15% del
total dice no tener estudios primarios o ser analfabeto,
esta cifra se eleva al 29% para los de Magreb-Oriente
Próximo. Al contrario, si el 52% de los primeros decía
tener estudios medios (bachillerato o equivalente) o
universitarios, este nivel sólo lo tenían el 38,5% de los
últimos. Sólo el 15% de éstos dice haber llegado a
España en patera y el resto ha utilizado
mayoritariamente el barco (65%). Los motivos
expresados por los inmigrantes magrebíes para haber
venido a España coinciden básicamente con los de
otras procedencias, siendo los motivos de mejora de
la calidad de vida, de la situación económica y la
búsqueda de empleo los más citados. La decisión de
emigrar la mantienen firme pues el 77% del total y el
72% de los magrebíes dicen que después de la
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
experiencia que ya tienen de la emigración volverían
a hacerlo. Finalmente, casi la mitad de los magrebíes
(47%) tiene previsto continuar en Andalucía por tiempo
indefinido, el 22% querría volver a su país pasados
unos años y el 28% prevén marcharse a otra zona
tercera, fuera de Andalucía o incluso de España.
Situación administrativa y problemas
más importantes
Una parte importante de los inmigrantes magrebíes
encuestados, el 85%, habían realizado gestiones en
el momento de realizarse la encuesta para regularizar
su situación, mientras el 15% decían no haberlo hecho.
Estos últimos casos corresponden sobre todo a los
llegados entre 2002 y 2003. El 78% de los magrebíes
que habían realizado gestiones había obtenido algún
tipo de permiso, cifra algo mayor que la media que
era del 62%. A su vez, un 22% no lo tenía o estaba
pendiente de resolución. Estos datos ponen de
manifiesto la importancia cuantitativa de los inmigrantes
con situación jurídica irregular o no resuelta. Por ello,
no debe extrañar que el primer problema que cita con
más frecuencia el conjunto de inmigrantes es
precisamente el de la “seguridad jurídica” (permiso de
residencia y trabajo), mencionada por el 30% como
uno de los tres principales problemas junto a “mejorar
su situación profesional” y “encontrar un trabajo” (con
el 28% y el 23%, respectivamente, de menciones como
uno de los tres problemas más relevantes).
Otros como el acceso a la vivienda (6%), la mejora
de la vivienda (17%), la seguridad económica y
financiera (15%) y la obtención de la reagrupación
familiar (11%) se colocan en un segundo nivel de
importancia percibida. Los procedentes del Magreb y
Oriente Próximo aluden principalmente a la búsqueda
de trabajo (30%), a mejorar la situación profesional
(28%) y a la seguridad jurídica (26%). En cualquier
caso, sólo el 14% de los magrebíes dice no tener
ningún problema en especial, cifra similar a la media.
Situación laboral
Con referencia al mes de febrero de 2003, un 71%
de los entrevistados declaró haber trabajado durante
dicho mes, cifra algo menor en los procedentes del
Magreb y Oriente Próximo (64%). Sólo el 9,5% de los
encuestados pertenece a la categoría de “inactivos”,
de manera que la tasa de actividad de los inmigrantes
en Andalucía alcanza el 90%, frente al 53% para la
población andaluza en su conjunto. Casi la mitad de
los encuestados trabajaba más de 40 horas semanales,
aproximadamente un 25% entre 41 y 50 horas y el
otro 25% más de 50 horas. La mayoría de las personas
procedentes de Magreb /Oriente Próximo indica haber
trabajado entre 31 y 50 horas semanales. Como
“asalariados” trabajaba el 79% y como empresarios o
autónomos sólo el 16,5%. Estas cifras varían poco
según el área de procedencia.
Las ocupaciones desempeñadas se concentran en
dos de los nueve grupos profesionales de la CNO:
“Trabajos no cualificados” (49%) y “Restauración,
Personales, Protección y Vendedores de Comercio”
(24%). La proporción de inmigrantes ocupados en
“Trabajos no cualificados” aumenta cuanto más cercano
es el año de llegada, mientras que entre los inmigrantes
asentados en España desde los 80, sube
sensiblemente el porcentaje de personas ocupadas
245
en los escalones superiores de la pirámide ocupacional.
Los “Trabajos no cualificados” constituyen también la
ocupación mayoritaria de los magrebíes (52%),
principalmente como peón agrícola (30% de todos los
trabajadores de esta procedencia, frente al 19% para
el conjunto de inmigrantes).
Como principales sectores de actividad de los
establecimientos en los que estaban empleados los
magrebíes durante febrero de 2003, destacan
“Comercio y hostelería” (el 33%, valor que corresponde
a la media del conjunto, con un 14% de “restaurantes”
y un 11,5% de “comercio al por menor en
establecimientos”), por un lado, y la “Agricultura” (31%,
un 10% superior a la media de todos los inmigrantes),
por otro. Las “Actividades sociales, servicios y hogares
empleadores” (13%) y la “Construcción” (4%) tienen
un peso menor, aunque con importantes matices por
género, siendo el primero un sector fuertemente
feminizado y el segundo, totalmente masculinizado.
Los datos demuestran la existencia de un amplio
mercado de trabajo sumergido, pues un 45% de los
ocupados no cotizaron a la Seguridad Social durante
Febrero de 2003. La proporción de no cotizantes es
mayor entre las mujeres (52%) que entre los hombres
(40%) y algo menor entre magrebíes (33%). Los
cotizantes aumentan según aumentan los años que
llevan en Andalucía.
La mayoría de los encuestados indica no estar
expuestos a un alto riesgo de accidentes o
enfermedades laborales (70%), disfrutar habitualmente
de descanso semanal, vacaciones y permisos (56%),
cobrar con puntualidad (79%) y no trabajar nunca por
la noche (56%). Sin embargo, un tercio trabaja
“habitualmente” los domingos y otros días festivos. La
necesidad de trabajar habitualmente por la noche es
más frecuente entre mujeres (28%) que entre varones
(17%).
Más de la mitad (57%) de los entrevistados que
estaban empleados en febrero de 2003 se siente “a
gusto” o “muy a gusto” con su trabajo. Sin embargo,
el 29% dice sentirse “a disgusto” o “muy a disgusto”.
No existen diferencias reseñables entre hombres y
mujeres en este sentido. Los inmigrantes procedentes
del Magreb y Oriente Próximo indican, en mayor grado
que el resto, sentirse “muy a disgusto” o “a disgusto”
(41%) con su trabajo. También, un 40% de las personas
que carecen de estatus administrativo regular, pese
a haber hecho gestiones para conseguir la
regularización, declara estar “a disgusto” o “muy a
disgusto” con su trabajo.
Escolarización de menores
En un 22% de los hogares de inmigrantes hay
niños menores de 6 años, y en un 25% hay niños
entre 6 y 15 años. Más de las dos terceras partes de
los niños menores de 6 años se encuentran
escolarizados, a pesar de tratarse de un tramo no
obligatorio del sistema educativo. Entre los motivos
de la no escolarización del tercio que no lo está
destacan dos: la preferencia por tener a los niños en
casa (por lo que la ausencia es, llamémosle, voluntaria)
y la falta de plazas en guarderías públicas (en este
caso podemos hablar de una causa no voluntaria). En
relación con el tramo de edades entre 6 y 16 años, la
escolarización de los niños no parece presentar graves
problemas, visto que sólo 19 entrevistados declararon
246
convivir con menores de este grupo de edad que no
se encuentran escolarizados; la mayoría de ellos (12)
residentes en la provincia de Almería.
Salud
El 88% de los inmigrantes disponía de algún tipo
de tarjeta para acceder al sistema sanitario público,
cifra que alcanzaba el 90% entre los magrebíes, gracias
al Plan Integral para la Inmigración puesto en marcha
por la Junta de Andalucía. Supera el 97% para los
inmigrantes que llegaron antes del año 2000. La
posesión de tarjeta sanitaria baja sensiblemente entre
las personas que se encuentran en situación
administrativa irregular (85%) y sobre todo entre las
personas que no hicieron gestión alguna para
regularizar su situación (66%). De los que tienen este
tipo de documento, en el 63% se trata de “tarjeta o
cartilla de la Seguridad Social”, en el 34% de “tarjeta
sanitaria para inmigrantes de la Junta de Andalucía”
y en el 6% de “seguro privado”.
Un 34% de los encuestados dice no haber
enfermado ninguna vez desde su llegada, un 25%
indica haber enfermado una vez y un 41% señala
haber enfermado en varias ocasiones, con escasas
diferencias por zonas de procedencia. El porcentaje
de inmigrantes que declara no haber enfermado nunca
es especialmente bajo en las zonas de agricultura
intensiva (25%), sobre todo entre las mujeres (21%).
De todos los entrevistados que declararon haber
enfermado una vez desde su llegada a Andalucía, un
15% relaciona dicha enfermedad con sus condiciones
laborales o con accidentes sucedidos en el trabajo,
porcentaje que pasa al 26% para los entrevistados
que padecieron varias enfermedades.
En caso de enfermedad, la amplia mayoría de los
inmigrantes afirma haber acudido al médico o un centro
de salud (86%), sin observarse diferencias importantes
por sexo o zonas socioeconómicas de asentamiento.
De los inmigrantes que acudieron a un médico o centro
de salud, la gran mayoría, un 85%, indicó encontrarse
“satisfecho” o “muy satisfecho” con la atención recibida.
No se encuentran diferencias en el grado de
satisfacción con la atención sanitaria recibida entre
hombres y mujeres inmigrantes, ni entre zonas de
procedencia. Por tanto, puede decirse que, en términos
generales, el nivel de satisfacción es elevado.
Situación económica
En el mes de febrero de 2003, aproximadamente
el 80% de los inmigrantes residentes en Andalucía
tenía algún tipo de ingresos personales, cuya media
ascendía a alrededor de 750€. La mita
aproximadamente tenía unos ingresos inferiores a
750€ y la otra mitad superiores a esta cifra, con un
12% que percibía más de 1.000 €. Las mujeres tenían
ingresos inferiores a los de los hombres. El 62% de
los inmigrantes percibían los ingresos por el trabajo
asalariado, el 13% por negocios o empresas, el 8%
de ayudas familiares y prestaciones sociales y el resto
de otras fuentes. Esta situación general es similar en
el grupo de procedencia que aquí nos concierne,
excepto por un menor peso del trabajo asalariado
(53%) y una mayor proporción de ingresos por negocios
o empresas (16%).
Durante los últimos doce meses previos a la
entrevista, la mayoría de los inmigrantes dice haber
tenido dos problemas económicos fundamentales:
tener que gastar los ahorros (62%) y reducir los gastos
básicos (51%). El 18,5% de los inmigrantes
extracomunitarios que tienen ingresos propios dice
sentirse “muy insatisfecho” con el dinero de que
disponen, un 37% se siente “insatisfecho”, un 8% “ni
satisfecho ni insatisfecho” y el 35% “satisfecho” o “muy
satisfecho”. La opinión de los magrebíes es muy similar
a la media. Finalmente, un tercio de los encuestados,
con pocas diferencias entre procedencias, dice haber
remitido dinero a sus familiares durante el último mes.
En dos tercios de estos envíos la cantidad fue inferior
a 300 €.
Vivienda
El tipo de alojamiento o vivienda más extendido
entre todos los grupos de procedencia es el piso
familiar o compartido (67%). Le siguen, la casa o
adosado (14%) y la habitación subarrendada (5%). El
4% vive en una “chabola, casa abandonada, nave o
similar”; el 4% en “un cortijo, casa de campo, hacienda
agrícola o similar”; el 2% en “casa de patrones” y el
1% en “centros de transeúntes u otra residencia
colectiva precaria”. Entre quienes tienen solicitud de
residencia denegada, aumenta la proporción de los
que residen en chabolas o similares (el 7%, frente al
2% de los poseedores de permisos y el 0% de los
nacionalizados). Las zonas de “agricultura intensiva”
se caracterizan por unas peores condiciones: el 15%
de sus inmigrantes vive en precario y hasta un 19,5%
de los varones vive en “chabolas o naves industriales”.
En líneas generales, las mujeres se ven menos
afectadas que los varones por situaciones de residencia
o alojamiento en una “infravivienda”, situaciones que
afectan al 9% de los encuestados. Son particularmente
susceptibles de habitar en infravivienda los varones
del Magreb u Oriente Próximo (17% en toda Andalucía).
La fórmula más habitual de tenencia es el alquiler,
que alcanza un 78% de los casos. Es poco frecuente
que los inmigrantes sean propietarios de su vivienda
(13%), aunque se observa un aumento considerable
de dicho porcentaje conforme va consolidándose el
asentamiento en Andalucía (el 28% de los llegados
en la primera mitad de los años 90 y más del 50% de
los llegados antes de 1990).
Para el caso concreto de los magrebíes, el 96%
de las viviendas disponían de agua caliente, el 97%
de baño o ducha, el 80% de lavadora, el 41% de
antena parabólica y el 86% de teléfono móvil. Excepto
por la antena parabólica (con una proporción de
disponibilidad claramente superior entre los magrebíes)
y el teléfono móvil (con un porcentaje muy parecido
al del conjunto de inmigrantes), estas cifras son
inferiores a la media.
Relacionando el número de personas con el número
de habitaciones de que se dispone, encontramos un
promedio de 1,3 personas por habitación para el
conjunto de los encuestados. En el 37% de los casos,
los inmigrantes disponen de más de una habitación
por persona; el 25% dispone de una habitación por
persona; en el 22%, la ratio se sitúa entre 1 y 2
personas por habitación y en algo más del 6% de los
casos conviven dos personas por habitación. Las
situaciones de hacinamiento se concentran
esencialmente en los municipios con actividad
económica principalmente de tipo “agricultura intensiva”,
247
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
donde en algo más del 5% de los casos, entre tres y
seis inmigrantes comparten una habitación; un
porcentaje muy similar incluso supera los seis
habitantes por habitación. Estas situaciones se
encuentran especialmente entre los hombres
procedentes del Magreb o, en medida aún mayor, del
África subsahariana.
Según la encuesta, para más de la mitad de los
entrevistados (54%) que disponen de vivienda
normalizada (piso, casa o similares), la búsqueda de
su actual vivienda ha resultado “fácil” o “muy fácil”. Un
35% de la población inmigrante considera “difícil” o
“muy difícil” esta búsqueda. Las principales razones
que han dificultado esta búsqueda son, para este
33,5% de los encuestados, el “precio excesivo de las
viviendas disponibles” y el “rechazo por parte de los
propietarios”. Destacan dos colectivos de procedencia
que señalan preferentemente el “rechazo de
propietarios” como dificultad: magrebíes (61%) y
subsaharianos (48,5%).
Convivencia
Los datos de la encuesta revelan un alto porcentaje
de satisfacción relativa (66% de satisfechos) o incluso
de satisfacción absoluta (20% de muy satisfechos)
respecto de la convivencia con los vecinos.
Centrándonos en los problemas o situaciones que
dificultan la convivencia entre vecinos, el 33% de los
entrevistados poco o nada satisfechos con la
convivencia vecinal señala el “rechazo manifiesto de
los vecinos” y el 32% (pregunta multirespuesta) la
“percepción de prejuicios”. Los inmigrantes del MagrebOriente Próximo (75%) son los que presentan los
mayores porcentajes de “percepción de prejuicios” o
“rechazo manifiesto” como problema de convivencia.
Un 43% de los inmigrantes declara haber tenido
relación con algún tipo de asociación desde su llegada
a Andalucía, ya sea social, política, deportiva o cultural.
Por colectivos de procedencia, destaca el mayor
porcentaje de africanos subsaharianos que declara
haber tenido relación con alguna asociación (60%),
seguidos por los magrebíes (50%). Centrándonos
únicamente en la composición de estas asociaciones,
la mitad están integradas por españoles e inmigrantes
conjuntamente (50,5%), asociándose los inmigrantes
residentes en Andalucía principalmente sólo con
inmigrantes en un 16% de los casos, y
mayoritariamente con españoles en el restante tercio
de los casos. La afiliación a asociaciones compuestas
sólo o principalmente por inmigrantes alcanza el 16%
entre los magrebíes. Respecto a las asociaciones
compuestas principalmente por españoles, participan
en ellas el 30% de los magrebíes afiliados a
asociaciones.
Utilización de los servicios sociales públicos
Los inmigrantes tienen una amplia experiencia de
relación con los recursos de asistencia (ayuntamientos,
asociaciones de inmigrantes, instituciones de la Junta
de Andalucía, parroquias...). El 21% de los inmigrantes,
el 25% en el caso de los magrebíes, declara haber
tenido alguna vez algún tipo de contacto con los
servicios sociales públicos. En cuanto a los servicios
sociales más utilizados en multirespuesta a la pregunta
pertinente fueron el de “información y asesoramiento”
(43%), seguido por “otros” servicios no especificados
en las opciones respuesta (con un 24%), el
“asesoramiento jurídico” (17%), la “ayuda económica
de emergencia” (16%), la “formación y orientación
profesional” (14%), las “subvenciones para alquiler,
rehabilitación o compra de una vivienda” (9%) y las
“guarderías infantiles” (6%). Se observa un claro
predominio de los servicios sociales comunitarios,
dirigidos a toda la población, siendo el uso de los
servicios sociales especializados muy minoritario. De
entre los servicios sociales especializados, dirigidos
a determinados colectivos, la mayor afluencia se
observa en relación con los centros para personas sin
hogar (4%). La mayoría de los inmigrantes se encuentra
“satisfecho” o “muy satisfecho” (54%) con las soluciones
dadas a sus problemas por los servicios sociales a
los que acudieron. Atendiendo a la procedencia
geopolítica del inmigrante, los inmigrantes procedentes
de Magreb-Oriente Próximo están algo menos
insatisfechos que la media.
Conclusión
Los resultados de la encuesta ponen de manifiesto
que los inmigrantes asentados en Andalucía, y los
magrebíes en concreto, acceden a los servicios públicos
básicos (educación, sanidad y servicios sociales) sin
limitaciones, incluso en el caso de no tener regularizada
su situación, servicios que mayoritariamente valoran
de manera positiva. También están mayoritariamente
insertados en el mercado de trabajo, ocupándose por
lo general de tareas que exigen escasa cualificación
y con unos ingresos medios declarados más bien
bajos, siendo éste el aspecto en el que expresan
mayor insatisfacción. La mayoría dispone de una
vivienda en condiciones y con un equipamiento básico
aceptable. Finalmente, valoran la convivencia en sus
respectivas zonas de residencia de manera más bien
positiva. No obstante, existe una proporción significativa
que puede oscilar entre el 10 y el 25% según de qué
grupo de problemas se trate, con condiciones de vida
precarias e incluso marginales.
1
Véase nuestra monografía sobre la integración social de los inmigrantes, de próxima
publicación, basada fundamentalmente en el Informe final del estudio NEPIA (“Características
y necesidades de la población inmigrante en Andalucía [NEPIA]”. IESA, Informes y
Monografías EC-0303. Córdoba, 2003).
248
Marroquíes andaluces:
el encuentro de civilizaciones
Juan José Téllez
A raíz de los atentados de Madrid, a 11 de marzo
de 2004, hubo un daño colateral inmediato: la reedición
de la desconfianza hacia todo aquello que sonara a
árabe, a bereber, a musulmán. Un más de lo mismo
que añadir al debe y al haber de la xenofobia y el
racismo sobre una Andalucía que, antes del síndrome
mundial de las Torres Gemelas, había conocido un
célebre brote de sinrazón y barbarie en el Poniente
de Almería, justo en el umbral del siglo XXI. Una
semana después de los atentados de Atocha ya había
pintadas contra los moros en Algeciras, donde la
comunidad procedente de la otra orilla del Estrecho
había crecido pacífica y notablemente a lo largo de la
década anterior. Lo que viene a confirmar que existía
un caldo de cultivo para ensayar, en el ámbito de lo
cotidiano, lo que los nuevos cruzados como Huttington
enunciaban como el choque de civilizaciones, al rebufo
de la furia y el viento que Oriana Fallaci había creído
apreciar bajo los escombros de las Torres Gemelas.
Ser árabe en Andalucía era peligroso desde mucho
tiempo atrás. Ser árabe y no ser jeque, sobre todo:
ante la mansión estival del Rey Fahd de Arabia Saudita,
en Marbella, cada verano hacían cola para contratarse
de empleados domésticos muchos de los que habrían
breado con el desprecio a cualquier otro mahometano
que viviera en sus mismos suburbios compartidos.
Los magrebíes, por ejemplo, habían sufrido un conato
de selección étnica en los invernaderos almerienses,
a partir de aquellos terribles sucesos del año 2000,
cuando El Ejido y otras poblaciones ardieron como el
Mississipi. Se les intentó sustituir por mano de obra
del Este de Europa —lituanos, en especial—, o de
América Latina —compartían el mismo idioma y la
misma religión, según proclamó Enrique Fernández
Miranda, cuando ocupaba la Delegación del Gobierno
para la Extranjería y la Inmigración—. La máxima la
acuñó Juan Enciso, el alcalde ejidense, en las filas
del Partido Popular: “Hasta las seis de la tarde, faltan
inmigrantes. Después de las seis de la tarde, sobran
todos”. Desde ciertos sectores de dicha sociedad
agraria, se pretendía que los trabajadores se juntaran
al amanecer en el cruce de los caminos para decidir
sus contratos al ojeo, como ocurría con los jornaleros
andaluces en los viejos tiempos anteriores al PER.
Pero también se quería que no se dejaran ver a la
hora del crepúsculo, por las plazas públicas, por los
paseos o por ciertos bares donde se utilizaba
irregularmente el derecho de admisión: ni un solo
vecino se sentó en el banquillo de los acusados tras
los incendios de casas y locales comerciales, tras las
palizas, tras los disparos, tras las amenazas, tras los
destrozos en las sedes de sindicatos y de ONGs. Las
inspecciones de trabajo, a su vez, brillaron por su
ausencia y el trabajo clandestino se convirtió en una
costumbre impune y mal pagada, por la que ciertos
“jefes” —así se les llama allí— le hacían la competencia
desleal a otros empresarios, más atentos a la ley.
En Huelva, tampoco pintaron mejor las cosas. A
partir del año 2002, también se ensayó la selección
étnica. Se contrataron en origen a jornaleras del Este
de Europa —muchas de ellas, polacas—, para dejar
de brazos cruzados a los temporeros habituales de la
campaña de la fresa: muchos de ellos, mauritanos y
argelinos, a menudo sin papeles. Ni siquiera faltaron
golpizas e incluso una muerte a palos en la Estación
de Autobuses de la empresa Damas. En junio de 2002,
coincidiendo con la Cumbre que la Unión Europea
celebraba en Sevilla, cientos de inmigrantes se
congregaron en el campus de la Universidad Pablo
de Olavide de la capital de Andalucía. Creyeron o les
hicieron creer que iban a conseguir papeles. Muchos
de ellos, lo único que consiguieron fue la expulsión a
sus países de origen: no menos de doscientos argelinos
sufrieron dicha suerte. Otros fueron condenados a la
clandestinidad perpetua, bajo las sucesivas
restricciones legales que el PP, en solitario o en
compañía de otros, fue estableciendo sobre sus Leyes
de Extranjería, desde la 4/2000 a la 8/2000 y su tercera
reforma del año 2003, en la que incluso contó con la
complicidad parcial del PSOE.
Las leyes se aplicaban de forma severa y
discriminatoria en el Estrecho de Gibraltar, donde se
iban extendiendo los gadgets electrónicos del Sistema
Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE): los muertos
en las zodiacs seguían contándose a miles y los
marroquíes, en virtud de un pintoresco acuerdo
adoptado en 1992 por los ministros de Interior de
España y de Marruecos, a la sazón José Luis Corcuera
y Driss Basri, eran expulsados de manera inmediata
a su país de origen. Sólo y exclusivamente, marroquíes.
Hasta 1996, sin asistencia legal. A partir de entonces,
en un procedimiento de urgencia que no siempre
garantizaba un exhaustivo auxilio letrado, hasta el
punto de que en el año 2003 se vivió una seria polémica
al respecto entre el Colegio de Abogados de la provincia
de Cádiz y la Junta de Andalucía que debía pagar sus
servicios para con los inmigrantes. Desde Tarifa y
desde otros puntos del litoral andaluz, numerosos
voluntarios se negaban a obedecer a una legislación
que convertía a cada ciudadano en policía, al penalizar
la ayuda solidaria a los espaldas mojadas: así que
procuraban sacarles de la zona de peligro, ocultos a
bordo de sus propios turismos, hasta un lugar donde
se buscasen la vida aunque cayesen, quizá, en manos
de las mafias.
Pero a pesar de todo ello y a pesar de los recelos
históricos, de la islamofobia creciente y de la
desconfianza intravenosa en el moro. A pesar de la
exigencia continua de papeles por parte de los cuerpos
y fuerzas de seguridad del Estado; a pesar de la
clandestinidad de la vida cotidiana, de los empleos
basura y de la falta de diálogo entre culturas, se
quedaron. Fueron abriendo, poco a poco, mezquitas
de toda suerte, desde un humilde garaje en cualquier
sitio a la de Granada o la que ahora pretende
construirse en Sevilla. O fueron dejándose ver en el
paisaje urbano, con sus pastelerías de dulces
exquisitos, sus carnicerías halal, o sus tiendas de
discos y musicassettes donde a veces quizá suene la
versión del argelino Idir sobre las notas del villancico
“Los peces en el río”, como demostración evidente de
que no es un sueño el mejor Al-Andalus y de que es
posible el encuentro entre culturas, por mucho que
haya gente —cierta gente— interesada en que choquen
como los autos imparables de los conductores suicidas.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La inmigración marroquí en el
Poniente Almeriense
Pablo Pumares Fernández
El Poniente Almeriense es una comarca con un
fuerte dinamismo económico sostenido sobre dos
sectores productivos fundamentales, la agricultura y
el turismo. En ella estaban empadronadas, al comenzar
el año 2002, más de 171.722 personas, de las que
18.704 (11%) eran extranjeros, de los cuales 8.506
marroquíes. Esto supone un 5% de población marroquí
para el conjunto del Poniente, pero que se eleva por
encima del 6,4% en La Mojonera, Vícar y El Ejido,
donde llega al 8,6%.
Los marroquíes, junto con otros trabajadores
africanos, empezaron a llegar a mediados de los años
ochenta ante la fuerte demanda de mano de obra que
generaba una agricultura intensiva, en trabajo y en
tecnología, que estaba iniciando un período de
expansión que desbordaba las posibilidades de trabajo
de la unidad familiar, en una zona donde la gran
mayoría de las explotaciones eran familiares. La
presencia de africanos dispuestos a desempeñar estos
empleos permitió que la producción hortícola se
duplicara a lo largo de los noventa. Sin embargo, la
mayor parte de este trabajo se desarrollaba de manera
informal, en condiciones muy duras (el convenio del
campo era el más bajo de España) y sujeto a una gran
inestabilidad. La vivienda planteaba otro serio problema
que, en parte, se solventaba alojándose en cortijos
cedidos por los empleadores, en parte, alquilando
casas viejas en los núcleos de población donde éstas
abundaban. Todos estos elementos dificultaban el
asentamiento de una población extranjera que se
componía mayoritariamente por hombres africanos.
En el Padrón de 1996, el 80% de los extranjeros del
Poniente eran africanos y de éstos, más del 85% eran
varones. El 76% de los marroquíes de la provincia
tenían entre 15 y 39 años, más del 90% trabajaba en
la agricultura.
Las facilidades para encontrar trabajo irregular
estimulaba la llegada de nuevos inmigrantes a un ritmo
creciente y la precariedad en la que se encontraban
engendraba inseguridad en la población almeriense,
acentuada por un entorno agrario dominado por una
sucesión interminable de invernaderos. La tensión
social creciente estalló en febrero del año 2000 en El
Ejido, a raíz del asesinato de tres personas en el plazo
de dos semanas. La violencia desatada contra los
inmigrantes marroquíes (casi el 90% de los extranjeros
del municipio) sacó a la luz bruscamente los problemas
de fondo del modelo. La huelga subsiguiente subrayó
la absoluta dependencia del sector de mano de obra
foránea y el impacto mediático de los altercados
provocó que algunas asociaciones internacionales de
consumidores empezaran a presionar para mejorar
las condiciones de trabajo. En los años siguientes a
2000 se han producido algunos cambios importantes.
En particular, los procesos de regularización de
2000 y 2001 han tenido una gran trascendencia. En
primer lugar, permitieron que la población extranjera
en situación legal en Almería se duplicara y posibilitaron
su contratación regular. Una parte considerable de
este incremento lo protagonizaron sudamericanos
249
250
(ecuatorianos y colombianos) y europeos del Este
(rumanos y lituanos) que irrumpieron de manera
espectacular tanto en la provincia (en dos años pasaron
de suponer el 11% de la población extranjera al 33%)
como en el Poniente (donde los sudamericanos
pasaron del 5% al 9%). Esto ha llevado a hablar de
una "sustitución étnica" que tendría el objetivo de
reemplazar la mano de obra marroquí por otra de
distintos orígenes. Sin embargo, aunque estos procesos
se dan, los datos no permiten concluir que hayan
tenido un alcance especial en el Poniente Almeriense.
Si bien la población africana cayó en porcentaje,
pasando de ser el 81% de la población extranjera al
67%, lo cierto es que ha seguido creciendo en todos
los municipios en valores absolutos. Por otra parte, el
vertiginoso crecimiento de los inmigrantes
sudamericanos se ha dado en toda España, por lo
que parece que la responsabilidad de este proceso
tendría un carácter más estatal que provincial.
Otra consecuencia de la regularización es el
incremento de la reagrupación familiar que plantea
nuevos retos. El porcentaje de mujeres entre los
marroquíes del Poniente superaba el 23% a comienzos
de 2002 y los menores de 16 años llegaban al 13%,
con lo que su presencia en las escuelas es cada vez
mayor. En este terreno es donde parece haber una
mayor sensibilidad social y las aulas temporales de
adaptación lingüística (ATAL) llevan ya varios años
funcionando.
En el aspecto laboral se ha empezado a producir
una tímida diversificación ocupacional de los
inmigrantes marroquíes, al empezar a incorporarse a
la construcción y al manipulado hortícola. En el sector
agrario se ha producido una mejora del convenio del
campo y se ha incrementado la contratación formal,
posibilitada por la regularización. Sin embargo, una
parte importante de los regularizados se va a otras
provincias (Almería es la provincia con un saldo más
negativo de trabajadores extranjeros) en las que espera
conseguir mejores oportunidades.
Finalmente, el alojamiento sigue siendo una
asignatura pendiente. Por un lado, se observa una
aceleración del proceso de compra y alquiler de
viviendas normalizadas en cascos urbanos por parte
de los inmigrantes, estimulado por la reagrupación
familiar. Sin embargo, como contrapartida, se están
produciendo procesos de segregación residencial,
constituyéndose barrios con fuerte presencia
inmigrante. Por otro lado, el problema de la infravivienda
persiste y resulta imposible encontrar cualquier
habitáculo en el Poniente Almeriense que no albergue
a alguna persona. En este sentido, las autoridades
municipales de la comarca siguen mostrando una
absoluta falta de voluntad para intervenir en materia
de alojamiento.
Del magrebí a la europea del este:
sustitución de la mano de obra
agrícola en la provincia de Huelva
Estrella Gualda Caballero
A mediados de los noventa la campaña agrícola
onubense empleaba alrededor de 50.000 temporeros,
la mayor parte trabajadores nacionales procedentes
de Huelva, Sevilla, Cádiz y Extremadura. En campañas
como las de 1997 y 1998 se estimaban en alrededor
1
de 3.000 los trabajadores extranjeros , con predominio
marroquí. Hoy se necesitan alrededor de 60.000, de
los cuales en la campaña de 2004 veintiún mil son
contratados en origen, un tercio del total. Se ha iniciado
un primer paso del proceso de sustitución de la mano
de obra: el reemplazo de trabajadores españoles por
trabajadores extranjeros (marroquíes sobre todo en
un primer momento).
En el año 2000 una cooperativa fresera en Palos
de la Frontera ejecuta el proyecto piloto de traer a un
conjunto de 600 polacas con contrataciones en origen
para trabajar en la fresa. Desde 2002 se incrementa
sensiblemente el número de contrataciones por esta
vía y se amplía a otros municipios. Favorece la
intensidad del cambio la política del gobierno central
—con la firma de acuerdos para la regulación de los
flujos migratorios laborales. También el contexto político
internacional derivado de los hechos del 11 de
septiembre o el enfriamiento de las relaciones EspañaMarruecos (retirada del embajador marroquí en octubre
de 2001, acontecimientos en la isla del Perejil en julio
de 2002…) aportan su grano de arena al clima de
desconfianza que se gesta sobre ciudadanos
marroquíes. Junto a los anteriores, la imagen de la
población magrebí en Huelva conecta con
acontecimientos locales de protesta ante la Ley de
Extranjería. Recuérdense la huelga de hambre y la
ocupación de cinco edificios públicos en Huelva capital
al finalizar mayo de 2001 protagonizada por alrededor
de 850 inmigrantes y con gran presencia magrebí. Se
basa el encierro en la Universidad Pablo de Olavide
2
en Sevilla en el incumplimiento de los acuerdos
alcanzados que lo desconvocaron y en los sucesos
que se producen al llegar masivamente europeas del
Este a trabajar en la campaña fresera de 2002, cuando
un número elevado de marroquíes contaba con
permisos de trabajo limitados a la agricultura y a
Huelva, con no pocos precontratos surgidos de las
protestas de 2001.
En la campaña de 2004 la cifra de 21.000
contratados en origen (mayoritariamente trabajadoras
de Europa del Este) es 35 veces mayor a la de las
600 polacas del año 2000, ¡en sólo 4 años! Uno de
cada tres trabajadores llegan a través de la fórmula
“contrato en origen”, tras la intermediación de entidades
como Freshuelva, ASAJA, la Asociación de Citricultores
de la provincia de Huelva, COAG o UPA. El segundo
paso del proceso de sustitución de mano de obra está
servido y perjudica notablemente a la población
marroquí y argelina, que tras haber trabajado en
campañas previas se topa de frente, a veces sin
entender por qué, con que sus antiguos jefes acuden
sólo puntualmente a ellos o no los llaman. Se trata de
una sustitución étnica donde se reflejan las preferencias
250
(ecuatorianos y colombianos) y europeos del Este
(rumanos y lituanos) que irrumpieron de manera
espectacular tanto en la provincia (en dos años pasaron
de suponer el 11% de la población extranjera al 33%)
como en el Poniente (donde los sudamericanos
pasaron del 5% al 9%). Esto ha llevado a hablar de
una "sustitución étnica" que tendría el objetivo de
reemplazar la mano de obra marroquí por otra de
distintos orígenes. Sin embargo, aunque estos procesos
se dan, los datos no permiten concluir que hayan
tenido un alcance especial en el Poniente Almeriense.
Si bien la población africana cayó en porcentaje,
pasando de ser el 81% de la población extranjera al
67%, lo cierto es que ha seguido creciendo en todos
los municipios en valores absolutos. Por otra parte, el
vertiginoso crecimiento de los inmigrantes
sudamericanos se ha dado en toda España, por lo
que parece que la responsabilidad de este proceso
tendría un carácter más estatal que provincial.
Otra consecuencia de la regularización es el
incremento de la reagrupación familiar que plantea
nuevos retos. El porcentaje de mujeres entre los
marroquíes del Poniente superaba el 23% a comienzos
de 2002 y los menores de 16 años llegaban al 13%,
con lo que su presencia en las escuelas es cada vez
mayor. En este terreno es donde parece haber una
mayor sensibilidad social y las aulas temporales de
adaptación lingüística (ATAL) llevan ya varios años
funcionando.
En el aspecto laboral se ha empezado a producir
una tímida diversificación ocupacional de los
inmigrantes marroquíes, al empezar a incorporarse a
la construcción y al manipulado hortícola. En el sector
agrario se ha producido una mejora del convenio del
campo y se ha incrementado la contratación formal,
posibilitada por la regularización. Sin embargo, una
parte importante de los regularizados se va a otras
provincias (Almería es la provincia con un saldo más
negativo de trabajadores extranjeros) en las que espera
conseguir mejores oportunidades.
Finalmente, el alojamiento sigue siendo una
asignatura pendiente. Por un lado, se observa una
aceleración del proceso de compra y alquiler de
viviendas normalizadas en cascos urbanos por parte
de los inmigrantes, estimulado por la reagrupación
familiar. Sin embargo, como contrapartida, se están
produciendo procesos de segregación residencial,
constituyéndose barrios con fuerte presencia
inmigrante. Por otro lado, el problema de la infravivienda
persiste y resulta imposible encontrar cualquier
habitáculo en el Poniente Almeriense que no albergue
a alguna persona. En este sentido, las autoridades
municipales de la comarca siguen mostrando una
absoluta falta de voluntad para intervenir en materia
de alojamiento.
Del magrebí a la europea del este:
sustitución de la mano de obra
agrícola en la provincia de Huelva
Estrella Gualda Caballero
A mediados de los noventa la campaña agrícola
onubense empleaba alrededor de 50.000 temporeros,
la mayor parte trabajadores nacionales procedentes
de Huelva, Sevilla, Cádiz y Extremadura. En campañas
como las de 1997 y 1998 se estimaban en alrededor
1
de 3.000 los trabajadores extranjeros , con predominio
marroquí. Hoy se necesitan alrededor de 60.000, de
los cuales en la campaña de 2004 veintiún mil son
contratados en origen, un tercio del total. Se ha iniciado
un primer paso del proceso de sustitución de la mano
de obra: el reemplazo de trabajadores españoles por
trabajadores extranjeros (marroquíes sobre todo en
un primer momento).
En el año 2000 una cooperativa fresera en Palos
de la Frontera ejecuta el proyecto piloto de traer a un
conjunto de 600 polacas con contrataciones en origen
para trabajar en la fresa. Desde 2002 se incrementa
sensiblemente el número de contrataciones por esta
vía y se amplía a otros municipios. Favorece la
intensidad del cambio la política del gobierno central
—con la firma de acuerdos para la regulación de los
flujos migratorios laborales. También el contexto político
internacional derivado de los hechos del 11 de
septiembre o el enfriamiento de las relaciones EspañaMarruecos (retirada del embajador marroquí en octubre
de 2001, acontecimientos en la isla del Perejil en julio
de 2002…) aportan su grano de arena al clima de
desconfianza que se gesta sobre ciudadanos
marroquíes. Junto a los anteriores, la imagen de la
población magrebí en Huelva conecta con
acontecimientos locales de protesta ante la Ley de
Extranjería. Recuérdense la huelga de hambre y la
ocupación de cinco edificios públicos en Huelva capital
al finalizar mayo de 2001 protagonizada por alrededor
de 850 inmigrantes y con gran presencia magrebí. Se
basa el encierro en la Universidad Pablo de Olavide
2
en Sevilla en el incumplimiento de los acuerdos
alcanzados que lo desconvocaron y en los sucesos
que se producen al llegar masivamente europeas del
Este a trabajar en la campaña fresera de 2002, cuando
un número elevado de marroquíes contaba con
permisos de trabajo limitados a la agricultura y a
Huelva, con no pocos precontratos surgidos de las
protestas de 2001.
En la campaña de 2004 la cifra de 21.000
contratados en origen (mayoritariamente trabajadoras
de Europa del Este) es 35 veces mayor a la de las
600 polacas del año 2000, ¡en sólo 4 años! Uno de
cada tres trabajadores llegan a través de la fórmula
“contrato en origen”, tras la intermediación de entidades
como Freshuelva, ASAJA, la Asociación de Citricultores
de la provincia de Huelva, COAG o UPA. El segundo
paso del proceso de sustitución de mano de obra está
servido y perjudica notablemente a la población
marroquí y argelina, que tras haber trabajado en
campañas previas se topa de frente, a veces sin
entender por qué, con que sus antiguos jefes acuden
sólo puntualmente a ellos o no los llaman. Se trata de
una sustitución étnica donde se reflejan las preferencias
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
de los empresarios al cumplimentar las ofertas de
empleo.
CONTRATACIONES EN ORIGEN PARA LA CAMPAÑA
AGRÍCOLA EN HUELVA
Fuente: Prensa local y entrevistas a entidades empresariales que gestionan estas
contrataciones. Para el año 2001 se manejan también cifras inferiores (alrededor
de 800 contrataciones). Para el año 2002 algunas estimaciones alcanzan 7.711
contrataciones. No existe una publicación específica en la que se desagreguen
los contratos que son por esta vía.
Entre las principales consecuencias del proceso,
un clima enrarecido ante la competencia laboral de
los unos y las otras, inundado de discursos
estereotipados que circulan diariamente: los marroquíes
“dan más problemas” mientras que “las polacas no te
fallan un día”, lo que no ocurre con otros temporeros
que “vienen uno o dos días y luego se pierden, no
sabes si van a volver o no” (empresario agrícola, en
Huelva Información, 2-2-2004, p.20). Junto al denostado
marroquí (al que se reservan trabajos del campo que
requieren más fuerza física -los plásticos-), se emplazan
otros discursos que desconfían de los empresarios
(por su presunta petición de favores sexuales a
trabajadoras) o que estigmatizan a las mujeres del
este, conscientes de ello: “en la frente llevo escrito
“polaca”y en la coronilla “puta” (polaca, grupo de
3
discusión con mujeres del Este, 2004 . Un clima nada
amable para la convivencia, resultado de la desmesura
y la permisividad con que se ha aplicado esta política
de contrataciones de origen legitimadora de un proceso
de sustitución al que es difícil dar vuelta atrás, debido
al injusto desprestigio adquirido por la población
marroquí.
1
Gordo Márquez, M. (2002): La inmigración en el paraíso. Integración en la comarca de
Doñana. Consejería de Asuntos Sociales-IDL, Sevilla.
2
Gualda Caballero, E. (2003): “Agricultura andaluza y trabajadores extranjeros: del jornalero
andaluz al temporero inmigrante”. Tema de Actualidad A2003/03. Fundación Centro de
Estudios Andaluces. Sevilla. También en http://www.fundacion-centra.org; Red de apoyo
a l@s trabajador@s inmigrantes en la UPO (2003): “Informe sobre la campaña de la fresa
en Huelva, movilizaciones de inmigrantes y encierro en la Universidad Pablo de Olavide
(UPO) -Sevilla-“. En Debates para todos. Monográfico nº 5.
http://www.nodo50.org/derechosparatodos/Debates/ debates5.html
3
Proyecto de I+D “Itinerarios de inserción sociolaboral de la población inmigrante, procesos
de integración y exclusión social y necesidades sociales: estudio comparativo del entorno
urbano y rural” (referencia SEC2002-04795), financiado por el Ministerio de Ciencia y
Tecnología y los Fondos Feder.
251
El encierro de inmigrantes en la
Universidad Pablo de Olavide
Emma Martín
Ángeles Castaño
Es en relación con las movilizaciones de inmigrantes
en situación precaria en las comarcas de agricultura
intensiva de Andalucía, y en el contexto concreto de
las condiciones de trabajo y de vida de la comarca
fresera de Huelva, como hay que entender las
condiciones que favorecieron las movilizaciones de
inmigrantes que desembocaron en el encierro de la
Universidad Pablo de Olavide en Sevilla en el año
2002. Si bien en esta ocasión son muchas las
diferencias respecto a las movilizaciones observadas
anteriormente en Almería y Huelva.
El suceso demuestra por sí mismo la realidad de
la inmigración marroquí como un fenómeno
transterritorial que afecta a dos sociedades que, aún
separadas por constantes ideológicas, guardan una
relación y un paralelismo también histórico. Además,
pone de manifiesto el entrelazamiento de elementos
locales y globales en los procesos migratorios,
demostrándose cómo a veces sucesos o fenómenos
locales acaban proyectados directamente en la política
internacional. Por otra parte, los entresijos de este
encierro permiten estudiar las implicaciones de
colectivos nacionales, extranjeros e inmigrados con
intereses diferenciados y latentes, el papel y los
discursos de las instituciones de la Administración y
el de las organizaciones solidarias en temas de
inmigración, así como la interacción que se produce
entre diversos colectivos inmigrantes en situaciones
de interés común. Pero dado que la constricción de
espacio no nos permite realizar el análisis profundo
que este encierro merece, nos conformaremos con
ofrecer algunos datos claves para entenderlo.
Los encerrados suponían un total de entre 505 y
510 inmigrantes, que formaron varios grupos
organizados internamente durante el encierro según
la procedencia: 36 mauritanos, 20 subsaharianos de
distintos países (Costa de Marfil, Senegal, Mali y
Nigeria...), 35 marroquíes y unos 340 argelinos.
Alrededor de 79 eran los que engrosaban la lista
de los inmigrantes “temporales” que entraron y salieron
del encierro durante los meses que duró, la mayoría
1
marroquíes y argelinos . Los datos recabados en la
Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz demuestran
que los inmigrantes procedían de distintos lugares del
país (Huesca, Zaragoza, Aragón, Murcia…), debido
a que al encierro se fueron incorporando irregulares
de distintas provincias conforme se fue extendiendo
la información sobre él, y también debido a que se
permitió entrar a formar parte del encierro a nuevos
reclutas conforme se marchaban los que estaban, de
manera que el número, salvo en las dos últimas
semanas de julio y agosto, se mantuvo más o menos
estable.
La importancia de la presencia marroquí no es tan
significativa en el papel que jugaron como colectivo
encerrado como en el rol que llevaron a cabo, insertos
en las redes hispanomarroquíes organizadoras del
encierro. En contra de lo que se cree, este no fue sólo
un encierro organizado por líderes u organizaciones
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
de los empresarios al cumplimentar las ofertas de
empleo.
CONTRATACIONES EN ORIGEN PARA LA CAMPAÑA
AGRÍCOLA EN HUELVA
Fuente: Prensa local y entrevistas a entidades empresariales que gestionan estas
contrataciones. Para el año 2001 se manejan también cifras inferiores (alrededor
de 800 contrataciones). Para el año 2002 algunas estimaciones alcanzan 7.711
contrataciones. No existe una publicación específica en la que se desagreguen
los contratos que son por esta vía.
Entre las principales consecuencias del proceso,
un clima enrarecido ante la competencia laboral de
los unos y las otras, inundado de discursos
estereotipados que circulan diariamente: los marroquíes
“dan más problemas” mientras que “las polacas no te
fallan un día”, lo que no ocurre con otros temporeros
que “vienen uno o dos días y luego se pierden, no
sabes si van a volver o no” (empresario agrícola, en
Huelva Información, 2-2-2004, p.20). Junto al denostado
marroquí (al que se reservan trabajos del campo que
requieren más fuerza física -los plásticos-), se emplazan
otros discursos que desconfían de los empresarios
(por su presunta petición de favores sexuales a
trabajadoras) o que estigmatizan a las mujeres del
este, conscientes de ello: “en la frente llevo escrito
“polaca”y en la coronilla “puta” (polaca, grupo de
3
discusión con mujeres del Este, 2004 . Un clima nada
amable para la convivencia, resultado de la desmesura
y la permisividad con que se ha aplicado esta política
de contrataciones de origen legitimadora de un proceso
de sustitución al que es difícil dar vuelta atrás, debido
al injusto desprestigio adquirido por la población
marroquí.
1
Gordo Márquez, M. (2002): La inmigración en el paraíso. Integración en la comarca de
Doñana. Consejería de Asuntos Sociales-IDL, Sevilla.
2
Gualda Caballero, E. (2003): “Agricultura andaluza y trabajadores extranjeros: del jornalero
andaluz al temporero inmigrante”. Tema de Actualidad A2003/03. Fundación Centro de
Estudios Andaluces. Sevilla. También en http://www.fundacion-centra.org; Red de apoyo
a l@s trabajador@s inmigrantes en la UPO (2003): “Informe sobre la campaña de la fresa
en Huelva, movilizaciones de inmigrantes y encierro en la Universidad Pablo de Olavide
(UPO) -Sevilla-“. En Debates para todos. Monográfico nº 5.
http://www.nodo50.org/derechosparatodos/Debates/ debates5.html
3
Proyecto de I+D “Itinerarios de inserción sociolaboral de la población inmigrante, procesos
de integración y exclusión social y necesidades sociales: estudio comparativo del entorno
urbano y rural” (referencia SEC2002-04795), financiado por el Ministerio de Ciencia y
Tecnología y los Fondos Feder.
251
El encierro de inmigrantes en la
Universidad Pablo de Olavide
Emma Martín
Ángeles Castaño
Es en relación con las movilizaciones de inmigrantes
en situación precaria en las comarcas de agricultura
intensiva de Andalucía, y en el contexto concreto de
las condiciones de trabajo y de vida de la comarca
fresera de Huelva, como hay que entender las
condiciones que favorecieron las movilizaciones de
inmigrantes que desembocaron en el encierro de la
Universidad Pablo de Olavide en Sevilla en el año
2002. Si bien en esta ocasión son muchas las
diferencias respecto a las movilizaciones observadas
anteriormente en Almería y Huelva.
El suceso demuestra por sí mismo la realidad de
la inmigración marroquí como un fenómeno
transterritorial que afecta a dos sociedades que, aún
separadas por constantes ideológicas, guardan una
relación y un paralelismo también histórico. Además,
pone de manifiesto el entrelazamiento de elementos
locales y globales en los procesos migratorios,
demostrándose cómo a veces sucesos o fenómenos
locales acaban proyectados directamente en la política
internacional. Por otra parte, los entresijos de este
encierro permiten estudiar las implicaciones de
colectivos nacionales, extranjeros e inmigrados con
intereses diferenciados y latentes, el papel y los
discursos de las instituciones de la Administración y
el de las organizaciones solidarias en temas de
inmigración, así como la interacción que se produce
entre diversos colectivos inmigrantes en situaciones
de interés común. Pero dado que la constricción de
espacio no nos permite realizar el análisis profundo
que este encierro merece, nos conformaremos con
ofrecer algunos datos claves para entenderlo.
Los encerrados suponían un total de entre 505 y
510 inmigrantes, que formaron varios grupos
organizados internamente durante el encierro según
la procedencia: 36 mauritanos, 20 subsaharianos de
distintos países (Costa de Marfil, Senegal, Mali y
Nigeria...), 35 marroquíes y unos 340 argelinos.
Alrededor de 79 eran los que engrosaban la lista
de los inmigrantes “temporales” que entraron y salieron
del encierro durante los meses que duró, la mayoría
1
marroquíes y argelinos . Los datos recabados en la
Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz demuestran
que los inmigrantes procedían de distintos lugares del
país (Huesca, Zaragoza, Aragón, Murcia…), debido
a que al encierro se fueron incorporando irregulares
de distintas provincias conforme se fue extendiendo
la información sobre él, y también debido a que se
permitió entrar a formar parte del encierro a nuevos
reclutas conforme se marchaban los que estaban, de
manera que el número, salvo en las dos últimas
semanas de julio y agosto, se mantuvo más o menos
estable.
La importancia de la presencia marroquí no es tan
significativa en el papel que jugaron como colectivo
encerrado como en el rol que llevaron a cabo, insertos
en las redes hispanomarroquíes organizadoras del
encierro. En contra de lo que se cree, este no fue sólo
un encierro organizado por líderes u organizaciones
252
1
asociativas de inmigrantes, sino por una red
transnacional hispanomarroquí conformada por
personas vinculadas a distintas organizaciones
simpatizantes o “proinmigrantes”.
El encierro fue preparado desde febrero de 2002
en la zona fresera de Huelva, en el contexto social
conflictivo que acabamos de describir, y en una
coyuntura que suponía un campo abonado para la
protesta social. Se presentó como un compromiso
para solucionar el problema de estos temporeros “sin
papeles” que se encontraban en un callejón sin salida.
El resultado final fue en la dirección contraria a lo
esperado, terminando con la interposición de una serie
de denuncias de los inmigrantes contra miembros
concretos de la denominada “red de apoyo”. Estas
personas, y otras de la misma red, desarrollaron su
actividad reclutando inmigrantes para el encierro en
las localidades de Lepe, Cartaya y Moguer, convocando
a los inmigrantes para el encierro que debía empezar
el 10 de junio de 2002 en la Universidad Pablo de
Olavide. Una vez en la Universidad, informaron a los
inmigrantes que debían hacer huelga de hambre el
21 y 22 de junio que coincidían con la Cumbre Europea,
con el fin de presionar para conseguir el objetivo fijado:
“papeles para todos”. El bloqueo sin retorno del encierro
se produce cuando el Defensor del Pueblo Andaluz,
les comunica que sólo ha podido alcanzar un acuerdo
de regularización con la Administración para el 60%
de ellos. Los inmigrantes son espoleados por la red
de apoyo para no aceptar las condiciones y rechazar
la mediación del Defensor, proponiendo una nueva
figura mediadora que llegó a finales de julio desde
Tánger (el excoordinador de UNICEF Mohamed Serifi),
que finalmente fue muy cuestionado por los inmigrantes.
Una segunda huelga de hambre que apenas duró 36
horas por deterioro físico de los encerrados, se hizo
el 17 de julio. El 7 de agosto la policía entró en el
campus universitario y detuvo a todos los inmigrantes
que no habían abandonado el encierro.Tras su
encarcelamiento, 244 argelinos fueron expulsados a
su país, con el que no había acuerdo bilateral en temas
de inmigración hasta apenas un par de semanas antes
de que las fuerzas de seguridad desmantelaran el
encierro, 50 fueron excarcelados con expediente de
expulsión, y 52 fueron regularizados a través de los
pactos que la Oficina del Defensor del Pueblo logró
cerrar con la Administración. Tras el encierro se aceleró
la política de acuerdos bilaterales con países emisores.
Se fijaron, en el marco de estos acuerdos, los cupos
mediante contratación en origen y los acuerdos de
repatriación. La desmovilización del colectivo magrebí
en Andalucía está directamente relacionada con el
fracaso de los encierros, y de éste especialmente en
lo que afecta a Andalucía Occidental, no simplemente
en el nivel de las reivindicaciones, sino en cuanto a la
desconfianza que han sembrado entre los inmigrantes
a la hora de reconocer intereses comunes con las
organizaciones denominadas “proinmigrantes”. Por
otra parte, el desarrollo de los acontecimientos es uno
de los factores desencadenantes del rechazo de este
tipo de medidas entre aquellos sectores de la población
autóctona que en un primer momento simpatizaban
con las mismas, hasta el punto de que en la actualidad
uno de los problemas más importantes de la lucha por
los derechos de los inmigrantes es encontrar nuevas
fórmulas de expresión.
Los datos proceden de la información recopilada por H. “el argelino”, que fue “jefe de
grupo” entre los representantes que los propios inmigrantes eligieron para ser representados
ante el “equipo de crisis” de la UPO y la mediación del Defensor Del Pueblo Andaluz.
Entre sus tareas estaba el control de los presentes en el encierro, y es uno de los
denunciantes clave en los procesos judiciales aún abiertos.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Inmigración en Aragón.
El colectivo marroquí
Equipo TEIM
Introducción
El número de extranjeros a fines de 2002 se elevó
en Aragón a 25.994, de los que el 26,4% no son
europeos. De ellos, son marroquíes el 26,9%, seguidos
por los argelinos, que constituyen un 20,6% (1.885),
y por los ecuatorianos, que son un 8,4% (1.611). Es
interesante llamar la atención sobre la existencia de
los argelinos como inmigrantes en esta comunidad,
presentes sobre todo en el Levante, y con alguna
presencia en Navarra, sin contar las comunidades que
reciben mucha inmigración, como Madrid y Cataluña,
y donde también están presentes.
La comunidad aragonesa, según los datos del
Anuario de Extranjería de 2002, acoge al 1,96% de la
población extranjera en España y es el lugar donde
reside el 1,8% de los ciudadanos marroquíes
regularizados en España. La mayor concentración de
extranjeros de la comunidad se da en Zaragoza, con
el 65,91% de toda la región.
Evolución y distribución del colectivo
DISTRIBUCIÓN POR PROVINCIAS DE
LA COLONIA MARROQUÍ
En 1991 la presencia de marroquíes en Aragón era
de 615 personas, un tercio de ellas en Zaragoza. Con
respecto el conjunto nacional, puede decirse que era
testimonial, por las características del colectivo y
porque se concentraba en algunas localidades muy
concretas a lo largo del río Ebro: Fuentes de Ebro con
130 marroquíes o Caspe con 111 pero dónde significaba
más de un 5% de la población local.
Fuera del Ebro, sólo destacaban dos ejes
significativos de Aragón como son el valle del Jalón
y el bajo Cinca. En el primero de ellos con una presencia
muy limitada y que apenas alcanzaba el 10% del total
y concentrados en La Almunia con 54 individuos. El
bajo Cinca es más significativo, no tanto por el colectivo
que es menos numeroso sino por su distribución a lo
largo de todo el eje y como preparando el desembarco
de los años siguientes entre Barbastro y Fraga.
253
Para el año 2003 los marroquíes se han más que
decuplicado (7.025 según el padrón municipal), siendo
especialmente significativo el crecimiento en una
provincia como Teruel.
DISTRIBUCIÓN POR MUNICIPIOS DE
LA COLONIA MARROQUÍ
En esta tabla están distribuidos los municipios que
en los tres intervalos temporales, tenían presencia de
inmigrantes marroquíes. Como en otras áreas los
últimos años han supuesto una aceleración tanto del
ritmo de crecimiento como de su distribución a un
mayor número de poblaciones.
De la tabla anterior, además de confirmar la
mencionada densificación del colectivo marroquí a lo
largo del Ebro se debe destacar, junto a la observación
de los mapas que acompañan al texto, un fenómeno
curioso que debe seguirse en próximos años por no
ser más que una impresión subjetiva y no una
aseveración científica. Se trata de un modelo
demográfico contrapuesto al “aragonés de origen”. Es
cierto que se produce una concentración de inmigrantes
en Zaragoza, pero ésta se produce en todos los núcleos
urbanos de todo el mundo. Pero, en los municipios de
Teruel se modifica el esquema general de Aragón y
de otras comunidades autónomas: concentración en
núcleos urbanos y de actividad. En Teruel, la presencia
de grupos de inmigrantes, grandes o pequeños, está
produciendo un fenómeno revitalizador de las áreas
rurales. De hecho en los dos últimos años el colectivo
marroquí de Teruel se ha doblado, ha tenido el
crecimiento más rápido de las tres provincias aunque
su aportación global sea, todavía, sólo un 20%
superando a Huesca que se ha mantenido siempre
entorno al 18%.
Recordemos una vez más, que no nos referimos
tanto a la zona del valle del Ebro que fue de la
primera en recibir los inmigrantes, sino a zonas más
remotas y con economías más ligadas al mundo rural
tradicional. Son municipios y comarcas del interior y
que hacen al colectivo inmigrante más patente aunque
el grupo sea, en números absolutos, pequeño.
Municipios y comarcas como en el Valle de ArandaIsuela, Calanda, Alcañiz, Calamocha, etc., tienen en
estas nuevas poblaciones la posibilidad de poner en
valor sus recursos.
254
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 2003
Fuente: Dirección General de Migraciones, Ministerio del Interior. 1991
Fuente: Padrón municipal de habitantes. INE. 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
255
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ARAGÓN SEGÚN SU ORIGEN. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ARAGÓN SEGÚN SU ORIGEN. 2000
Fuente: TEIM, bases de datos RAICES y OJALÁ
256
La concentración de marroquíes en Zaragoza es
de 2608, un 37,1% de la colonia total aragonesa. Baste
recordar el porcentaje de la población que representa
la capital con respecto al total de la región y
comprobaremos que el colectivo marroquí está mejor
repartido por todo el territorio aragonés. La
concentración, si se observa el gráfico adjunto, parece
patente. Sin embargo, más que el salto entre la capital
y el resto de localidades que sólo acumulan algunos
centenares de inmigrantes, es más importante el hecho
de que ha aumentado el número de localidades con
presencia de inmigrantes y, como se ha dicho, que en
algunas de ellas alcanzan un porcentaje muy
significativo con respecto a la población local.
Perfil de origen
Hasta 1991, los orígenes de los marroquíes que
residían en Aragón según las fuentes consulares eran
mayoritariamente de la región de Yebala, al noroeste
del país, seguidos de la región Atlántica. El Rif carecía
de importancia como área de origen. Las provincias
que destacaban en la región de la Yebala eran la de
Chauen y la de Tánger. De la región atlántica, la
provincia de Beni Mellal, que es uno de los lugares
que inician en los ochenta un movimiento migratorio
hacia Italia y España. Los datos de la regularización
de 1991, que recogen las llegadas en un segundo
período, modifican el mapa de origen y lo diversifican.
La región inicialmente dominante, la Yebala, pasa de
contar con un un 35,7% de los efectivos a un 21,1%,
adquiriendo mayor importancia la región Atlántica y
también el Rif. Aparecen nuevas regiones, como el
Saiss y el Suss, que no habían existido previamente
como lugares de origen de la emigración hacia España.
Es interesante la importancia que cobra Casablanca
a partir de la regularización, así como la que pierde
Beni Mellal, pese a seguir siendo el segundo lugar de
procedencia.
Un tercer periodo, a todo lo largo de los años
noventa, recoge las tendencias que se apuntaban en
la regularización. Se consolida la importancia de la
región atlántica, que envía más de la mitad de los
emigrantes. También el Rif refuerza su importancia,
siendo el área de salida de casi un cuarto de los
inmigrantes que llegan a Aragón. Del mismo modo,
se relativiza la importancia de la Yebala, que ha perdido
peso desde el primer periodo hasta suponer el origen
del 12,9% de los inmigrantes. Casablanca y Beni Mellal
se equilibran en importancia, y se consolida el peso
de provincias como Kenitra o Marrakech.
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO
Y PROFESIÓN. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Rasgos de la colonia aragonesa
La presencia en Aragón de mujeres marroquíes
es, según la documentación consular, algo tardía,
como corresponde a una oferta de trabajo no muy
feminizada. Es sólo en vísperas de la regularización
de 1991 cuando las mujeres aparecen en Aragón,
representando un 10%, sin llegar nunca a alcanzar
porcentajes superiores al 20%. El censo de 1991, que
apenas recoge una cuarta parte de los efectivos reales,
sobrerrepresenta a las mujeres arrojando la cifra del
30,33%, cifra que será la que se mantenga según los
padrones entre 1996 y 2003. Pero los padrones de
estos años recogen ya las mujeres y los niños venidos
con la reagrupación familiar. En cualquier caso, a lo
Fuente: INE, censo 2001
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
257
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados.
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: INE, censo 2001
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE,
2003
258
MUNICIPIOS DE ARAGÓN CON MAYOR PRESENCIA
largo de los noventa se observa
DE POBLACIÓN MARROQUÍ. EVOLUCIÓN 1991-2003
el paso hacia una colonia de
asentamiento familiar.
El primer niño marroquí nacido
en Zaragoza consta en el
Consulado en 1983, aunque no
habrá hasta 1987 un segundo
registro. Después de esta fecha,
que coincide con los efectos de
la pequeña regularización de
1986, los nacimientos se elevan
a una media de 6-7 por año.
La pirámide de edad de los
inscritos en el Consulado de
Barcelona residentes en Aragón
recogía casi un 5% de niños entre
10 y 14 años y algo más de un
14% entre 15 y 19 años, lo que
muestra el desarrollo de la
reagrupación familiar durante
estos años. La mayoría de los
llegados entre 1992 y 2000
cuentan entre 20 y 29 años
(47,6% de hombres). Las mujeres
son más jóvenes, dándose el
grupo mayoritario entre las que
cuentan entre 15 y 19 años
(6,7%), seguidas de las de 25 a
29 años (5,5%).
Las mujeres llegadas en los
noventa son, según las
inscripciones consulares, casadas
en un 52,9%, mientras en el caso
de los hombres tan sólo un 14,7%
lo están. El censo de 2001 rebaja el porcentaje de y un 14% de las mujeres cuentan con estudios de
mujeres casadas a 45,93%, mientras eleva el de los bachillerato y superiores.
hombres a 38,44%.
Respecto a las ocupaciones, destaca, siempre
Según este mismo censo, la colonia de marroquíes según el censo de 2001, la industria como la principal
establecida en Aragón no es de las que presentan un actividad de los hombres (30,48%), seguido de la
porcentaje más elevado de analfabetos, siendo éste construcción (28,07%) y de la agricultura-ganadería
del 30,25 entre los hombres y del 41,16 entre las (22,54%). En el caso de las mujeres la ocupación
mujeres. En otras comunidades autónomas el dominante es el servicio doméstico (31,4%), seguida
porcentaje de analfabetos alcanza hasta el 60% como de la industria (19,56%) y de la restauración (17,08%).
en el caso de Extremadura. Un 19% de los hombres
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La inmigración marroquí
en Asturias
Grupo Eleuterio Quintanilla
Asturias es una Comunidad en persistente declive,
cuya economía se ha venido fundamentando, desde
los inicios de la industrialización, en actividades
que, como la minería del carbón, la siderurgia y la
construcción naval, se han visto fuertemente
afectadas por la reconversión de las dos últimas
décadas. Esta especialización y el consiguiente
proceso de urbanización de la población indujo la
progresiva orientación del sector agrario hacia la
producción lechera, a su vez duramente golpeada
por la Política Agraria Común de la Unión Europea.
Todo ello explica que desde finales de la década
de los 80 del siglo pasado esta región haya sido
destinataria preferente de los Fondos Estructurales
y de otras ayudas comunitarias. Con este panorama
no es extraño que sea, con 19.691 según el padrón
de 2003, la Comunidad Autónoma con menor
número de residentes extranjeros después de
Cantabria.
La conocida dualidad “con papeles” y “sin papeles”
se refleja fielmente en los datos estadísticos,
dificultando el acceso a quienes, por su condición de
irregulares, se ven forzados a un comportamiento
semiclandestino. Una de las tablas adjuntas da cuenta
1
de la disparidad de datos resultado de ello, que, en
el caso del colectivo marroquí, oscila entre los 415
que recoge el censo de 2001 y los 846 que ha recogido
CCOO de los padrones municipales entre el 1 de
octubre de 2002 y el 31 de marzo de 2003.
POBLACIÓN EXTRANJERA EN ASTURIAS
Fuente: elaboración propia
.
259
En cualquier caso, la población marroquí residente
en Asturias es muy escasa: sólo supone el 0,18% del
conjunto de residentes marroquíes en España,
ocupando esta región el penúltimo lugar,
3 centésimas por encima de Cantabria, que se sitúa
LOCALIZACIÓN DE LOS RESIDENTES EXTRANJEROS.
COMPARATIVA DE GIJÓN, OVIEDO
Y RESTO DE ASTURIAS
Fuente: Censo 2001.
en el último lugar. Quizá, lo más significativo de su
escasa relevancia sea que sólo suponen el 3,37% del
total de extranjeros residentes en la región, mientras
que en el conjunto de España suponen el 14,22%. Es
razonable pensar que esta minúscula presencia tiene
que ver con el escaso atractivo de nuestro mercado
laboral, así como con variables circunstanciales como
la distancia al lugar de origen y el clima.
Como se puede comprobar en la gráfica adjunta,
siguiendo la tónica de este colectivo en el conjunto de
España hay un predominio claro de los hombres
(73,23%), predominio que es mayor en el segmento
de los adultos jóvenes y va disminuyendo (e incluso
invirtiéndose) en las edades de la población inactiva.
En todo caso, se ha producido una apreciable
“feminización” ya que se ha pasado de un 8,64% de
mujeres en 1991 a un 24% en 2000 y a un 35% en el
censo de 2001.
Si atendemos a la distribución por grupos de edad,
es ese segmento de los adultos jóvenes el que
predomina con claridad: las personas comprendidas
entre los 20 y los 44 años suponen el 76,09 del total,
en tanto que es escasísima la presencia de mayores
de 60 años (2,25%).
En cuanto a la procedencia, y según los datos
obtenidos por el TEIM, hay un predominio claro de
dos regiones (Rif-Oriental y Atlántico-Llanuras interiores)
260
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 1991
Fuente: Dirección General de Migraciones, Ministerio del Interior. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 2003
Fuente: Padrón municipal de habitantes. INE. 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
261
POBLACIÓN MARROQUÍ EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS SEGÚN SU ORIGEN. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS SEGÚN SU ORIGEN. 2000
Fuente: TEIM, bases de datos RAICES y OJALÁ
262
que acumulan por encima del 80%. Sin embargo, se
pueden advertir entre bases de datos —la obtenida a
partir de la regularización de 1991 y la obtenida a partir
de las inscripciones consulares y que abarca el periodo
1992-2000— cambios significativos: una importante
reducción de la presencia de originarios de la región
Rif-Oriental (la provincia de Uxda pasa de abarcar el
18,60% a sólo el 14,81%) en beneficio de la región
Atlántico-Llanuras interiores (las provincias de Beni
Mellal, Casablanca y Kenitra mejoran significativamente
sus contingentes). También es reseñable el incremento
de presencia de los originarios de Tanger-Arcila de la
región de Yebala.
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO
Y PROFESIÓN. 2001
EXTRANJEROS EN ASTURIAS SEGÚN LAS DISTINTAS
FUENTES ESTADÍSTICAS
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: Elaboración propia.
¿Dónde se localizan estos inmigrantes marroquíes?
El mapa y el gráfico adjuntos permiten constatar el
claro predominio de los municipios del área central de
la región, donde se concentran la casi totalidad de los
núcleos urbanos y la mayor parte de las actividades
económicas más evolucionadas y, por consiguiente,
las oportunidades de empleo. Ocho de esos municipios
acogen a casi el 75% y, concretamente, en Gijón vive
la tercera parte del total, seguido a cierta distancia por
Oviedo (14,13%) y por municipios como San Martín
del Rey Aurelio y Siero (con más del 6%). Parece que
en los últimos años se ha producido una ligera
dispersión, en el sentido de que hay presencia marroquí
en casi la mitad de los 78 municipios de la región,
aunque en la mayor parte de los casos se trata de
grupos familiares e, incluso, de individuos aislados.
Por lo que se refiere a la situación laboral, la única
fuente en disposición de proporcionar información es
el censo de 2001, aunque, tal y como se puede
comprobar en otra de las tablas del artículo, aquella
se limite a la situación laboral y no haya ningún dato
que dé cuenta de la ocupación. Como corresponde a
un colectivo con la estructura demográfica ya
comentada, predominan claramente los trabajadores
ocupados (57,3%) y especialmente en el caso de los
hombres (72%). En el caso de las mujeres, son menos
(32,8%) las que se dedican en exclusiva a las “tareas
del hogar” que las que están ocupadas o paradas
(35,6%).
En cuanto a los sectores laborales que ocupan, se
desprende de los datos del censo de 2001 —y gracias
a la información obtenida de informadores cualificados
de la comunidad magrebí— que el grupo más amplio
de varones se dedica a la construcción (28,57%), le
sigue en importancia la ocupación agraria
(invernaderos) con el 21,43%, seguido del dedicado
al comercio de ropa, alfombras y otros objetos, bien
a través de la venta ambulante, bien a través de
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
263
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados.
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
Fuente: INE, censo 2001
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE,
2003
264
mercados y mercadillos (16,84%). Hay un grupo
pequeño, pero muy visible, que regenta otros negocios
comerciales (restaurantes, locutorios y tiendas de
ropa). Igualmente destaca el sector industrial, minero
y de transportes, que ocupa al 15,82% de los hombres.
Por su parte, la mayor parte de las mujeres
ocupadas trabajan en la restauración (23,81%),
mientras en el servicio doméstico se ocupan el 19,05%.
Es destacable que el 14,29% de las mujeres se declare
perteneciente al sector laboral de la construcción. Y,
SITUACIÓN LABORAL
Fuente: Censo 2001.
1
Nuestras fuentes han sido:
-INE: Censos de población y viviendas 2001. Resultados definitivos.
-CCOO: Padrones municipales consultados para su publicación “Estudio sobre la
población inmigrante en Asturias” Oviedo, 2004. Al haberse hecho la consulta entre las
dos fechas arriba citadas, cabe la posibilidad de duplicidades de registro. Además, la
parquedad de los datos proporcionados por algunos ayuntamientos hace imposible
disponer de información sobre asuntos tan importantes como localidades de procedencia
o situación laboral. Este sindicato también ha recabado información de la Delegación del
Gobierno, que sólo refleja las residencias concedidas y los datos no están desagregados
por sexo y edad.
-TEIM: algunas informaciones a partir de las bases de datos RAÍCES Y OJALÁ
por último, un 9,52% se emplea en el comercio.
Finalmente, aunque se trata de un colectivo
numéricamente muy exiguo, empiezan a tener una
tímida presencia pública a través de la delegación en
Asturias de la Asociación Hispano-Marroquí, de un
centro cultural (ACCMA) en Gijón, con mayoría de
marroquíes, y de sendas mezquitas en Langreo
(también con mayoría de marroquíes) y Oviedo (en la
que predominan sirios y senegaleses).
MUNICIPIOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS CON MAYOR
PRESENCIA DE POBLACIÓN MARROQUÍ.
EVOLUCIÓN 1991-2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La comunidad marroquí
en las Islas Baleares
Miguel Seguí Llinás
Introducción
Los flujos migratorios hacia Baleares han ido parejos
al crecimiento turístico de las islas. Si hasta 1960 las
islas eran tierra de emigración (principalmente hacia
Europa y en segundo lugar hacia América), la llegada
del turismo de masas transformará la realidad social
y cambiará el sentido de los flujos migratorios.
Este proceso migratorio se iniciará con personas
procedentes de la Península Ibérica, que vendrán a
buscar trabajo, a los que se añadirá, en los años 70,
un primer flujo importante de extranjeros, compuesto
principalmente por ciudadanos británicos. Este último
flujo era de tipo residencial y protagonizado por
personas mayores que venían mayoritariamente
durante su jubilación. Se inició así el proceso migratorio
hacia Baleares que se ha venido en denominar “Nueva
Florida” y que igual que este estado de los Estados
Unidos, atrajo a muchas personas a instalarse en las
islas, mayoritariamente antiguos turistas.
El proceso se ha ido complicando desde entonces:
a los ciudadanos de los países de la Unión Europea,
se les fueron añadiendo después africanos y asiáticos,
a continuación iberoamericanos y finalmente de la
Europa del Este. Todo este proceso de mezcla de
nacionalidades y culturas diferentes, ha transformado
las Baleares en una “Nueva California”, donde este
modelo de mezcla de inmigración laboral con
inmigración residencial se viene produciendo desde
hace tiempo. Por esto podemos decir que el proceso
evolutivo, en cuanto al modelo migratorio, observado
por las Baleares se corresponde con las etapas de
desarrollo económico de estos dos estados de los
EE.UU. más avanzados y que unen a su clima, más
cálido que el resto de estados de su país, una larga
tradición turística, motor de crecimiento económico y
fuente de atracción de los dos tipos de inmigrantes.
Así nos encontramos que en la revisión del Padrón
Municipal de Habitantes de 2003 los extranjeros
residentes en Baleares eran 126.505 personas, lo que
representaba el 13,9% de la población. Ahora bien
esta cifra, como todas las que hacen referencia a los
movimientos migratorios, hay que tomarla con
precaución. Este dato se reduciría a 60.779 personas
si tomásemos como dato los registros de extranjeros
con permiso legal de residencia, en este caso su
presencia se limitaría al 7,22% de la población de las
265
islas. De éstos, solamente 47.251 cotizaban a la
Seguridad Social. Ahora bien, un reciente estudio de
la Caja de Ahorros Sa Nostra que aún no ha visto la
luz, evalúa su presencia en 183.436 extranjeros, es
decir, el 19,20% de la población, cifra realmente
elevada. Otro dato curioso que añade este estudio es
que más del 75% de estos extranjeros residen en la
isla de Mallorca y que la comunidad más importante
la conforman los alemanes (31,42%), seguidos a
distancia por dos otras nacionalidades:
marroquíes(11,31%) y británicos (11,21%).
Según este estudio, los inmigrantes procedentes
del Sur lo han hecho por motivos económicos. De
entre ellos, una tercera parte no superan el salario
mínimo como fuente de ingresos, así como una tercera
parte, también, no tiene ningún tipo de contrato. Como
consecuencia de su venida por motivos económicos,
dos terceras partes de estos emigrantes envían
remesas de dinero a sus países de origen. De todos
modos, lo que confirma la satisfacción de su venida
y el éxito personal que están alcanzando a pesar de
las dificultades y la dureza de integrarse en otra
comunidad es que el 85% piensa quedarse
definitivamente en las islas. Todo un muestrario de la
nueva sociedad que se configura en las Baleares.
Seguramente el problema más difícil de solucionar
con que se encuentran estos inmigrantes después de
obtener un trabajo es la vivienda, ya que los altos
alquileres les obligan a compartirla entre varias
personas. En cambio, la educación parece que es el
aspecto que mejor funciona, donde se da una mayor
facilidad de integración y que también da el mayor
porcentaje de satisfacción. Todo esto a pesar de que
los alumnos hijos de inmigrantes escolarizados en las
islas tienen 82 lenguas maternas diferentes y proceden
de 160 nacionalidades. Todo un muestrario del efecto
de la globalización sobre un pequeño territorio abierto
al mundo.
La emigración marroquí hacia Baleares
Del total de los inmigrantes que viven en las
Baleares, el 40,05% son de origen extra-comunitario,
y de éstos, el 44,11% son de origen africano (unas
32.000 personas), de los cuales el 79,68% son
originarios de los 3 países del Magreb y más
concretamente hay alrededor de unos 20.000
marroquíes.
Dentro del conjunto total de inmigrantes, vemos
que los ciudadanos marroquíes representan una buena
parte del conjunto (9,99%) según el Padrón de 2003.
Según el estudio citado de Caja de Ahorros Sa Nostra,
su peso es muy importante en algunos sectores ya
266
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 1991
Fuente: Dirección General de Migraciones, Ministerio del Interior. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 2003
Fuente: Padrón municipal de habitantes. INE. 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
267
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ILLES BALEARS SEGÚN SU ORIGEN. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ EN ILLES BALEARS SEGÚN SU ORIGEN. 2000
Fuente: TEIM, bases de datos RAICES y OJALÁ
268
ORIGEN DE LOS INMIGRANTES EXTRANJEROS EN
BALEARES. 2002
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO Y
PROFESIÓN. 2001
Fuente: “Una aproximació a la inmigració d’estrangers a les Illes Balears”
que, en el sector primario, representan el 83% del total
de la mano de obra y el 50% en el sector de la
construcción. Éstas son, por lo tanto las dos actividades
primordiales a las que se dedican. Pero, ¿cuándo se
inicia la inmigración marroquí hacia las Baleares?
¿Qué etapas ha seguido?
Los primeros marroquíes que llegaron a las Baleares
lo hicieron ya con la primera oleada de inmigrantes,
a principios de los años 70. Según el registro del
consulado de Barcelona, éstos provenían de las
provincias del Norte: Tetuán, Nador y Larache. En
Mallorca fue importante la colonia que provenía de
Tagzut (Alhucemas). Estos primeros inmigrantes que
llegaron a la isla se dedicaron al comercio de productos
artesanales y textiles, yendo a los mercados semanales
de los pueblos de la isla. Pronto, en vez de importar
sus productos de Marruecos crearon sus propios
talleres en la ciudad de Palma y unos 4 o 5 tuvieron
éxito. Estos primeros comerciantes se asentaron
definitivamente, trayendo a sus familias a principios
de los 80, así como a otros familiares o conocidos
para trabajar el cuero. Este núcleo originario fue
cerrando progresivamente sus talleres y pasaron a
importar directamente sus productos desde Marruecos,
creando allí sus propios talleres, desde el mismo
Tagzut hasta Rabat. Sus hijos han crecido ya en las
islas y han creado una red con otros de sus mismos
lugares de origen que se extiende por Canarias y
Girona.
Algunos de estos primeros inmigrantes se han
transformado en empresarios de la construcción en
las islas e invierten sus beneficios también en la
construcción, pero en Marruecos, especialmente
construyen grandes casas en la ciudad para ellos
mismos. También invierten comprando taxis en su país
que después alquilan, o bien invierten en el transporte
de mercancías ligadas también a la construcción. Sus
primeros beneficios han vuelto por tanto a su país de
origen como inversión, como han hecho la mayoría
de emigrantes marroquíes en Europa. En Mallorca,
de la venta callejera en los mercados han pasado a
abrir tiendas propias en las zonas turísticas y algunos
de ellos, con la crisis, se han trasladado a Canarias
y a la Costa del Sol donde también han abierto tiendas,
o a Girona, especialmente en Roquetes de Mar. Otro
grupo, originario de Nador y de Melilla se establecieron
en la zona turística de Palma donde se mezclan con
las tiendas de productos chinos y se están instalando
en la zona de Poniente (Magaluf y Peguera).
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
269
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados.
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: INE, censo 2001
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE,
2003
270
MARROQUÍES EN BALEARES. EVOLUCIÓN
DE LA FEMINIZACIÓN
Fuente: TEIM. Base de datos OJALÁ.
De esta misma época (finales de los 70) llegan los
primeros marroquíes a Ibiza, directamente desde
Chauen en donde se dedican a la construcción y ahora
tienden más hacia la hostelería (conserjes de noche,
cocina).
La segunda oleada de inmigrantes hacia Mallorca
llegó en los años 80 y procedían mayoritariamente de
la zona de Nador, pero no vinieron directamente desde
Marruecos sino que lo hicieron después de haberse
instalado en Cataluña, especialmente en la zona de
Viladecans y Mataró. Estos inmigrantes vinieron para
dedicarse a la agricultura y se instalaron
mayoritariamente en Sa Pobla, donde con su trabajo
permitieron continuar con el cultivo intensivo de huerta,
especialmente la patata. Otros, también provenientes
de Cataluña, pero éstos desde Terrassa y Berga se
dedicaron a la construcción. A mediados de los ochenta
se les unieron otros inmigrantes originarios de la zona
de Nador que también se instalaron en Sa Pobla y se
dedicaron más específicamente a la construcción y,
actualmente, algunos han ido hacia la jardinería. En
esta época llegó otro grupo que provenía de Tánger
y Arcila para dedicarse a la hostelería, especialmente
a la cocina y a la recepción.
Será a partir de mediados de los 80 cuando se
iniciará el proceso de reagrupación familiar y, por tanto,
la llegada de mujeres a las islas. En este proceso de
reagrupamiento se produce un mimetismo en la
distribución con respecto a los lugares de origen: las
familias provenientes del medio urbano se instalan en
Palma, la capital, escogiendo, por tanto, también un
medio urbano, mientras que las familias que provienen
de las zonas rurales se instalan en los pueblos del
interior de la isla, en un medio rural también. Las que
se instalan en Palma se dedican especialmente al
servicio doméstico, aunque muchas sin contrato.
La tercera oleada se produce a partir de los años
90 y en ésta ya se nota una presencia femenina que
también emigra, sin motivo de reagrupamiento familiar.
Muchas de estas mujeres son viudas o solteras y están
relacionadas con familiares ya establecidos en las
islas. Sus ocupaciones principales son en el mundo
de la hostelería (camareras de pisos) y los restaurantes.
Cuando alrededor de 1995 se origina el gran
crecimiento de la construcción se produce la llegada
de fuertes contingentes de marroquíes, pero desde
dos espacios muy diferentes. Unos, ya establecidos
en España desde tiempo atrás, vienen desde Andalucía,
especialmente desde Almería, mientras que los
provenientes de Marruecos diversifican mucho su
procedencia, no limitándose a la zona del Norte de
Marruecos, sino del Atlas y de Casablanca. Además,
cada vez se produce un mayor reagrupamiento familiar
y, por tanto, la presencia de las mujeres se hace más
importante. A partir de finales de los 90 y con los
primeros años del siglo XXI se va frenando la llegada
de marroquíes dedicados a la agricultura, que son
sustituidos por la llegada de ecuatorianos. A partir de
este momento se va diversificando mucho la ocupación,
que se extiende a todos los sectores, destacando la
carpintería que tiene falta de mano de obra en las
islas.
Origen regional de las distintas oleadas
de inmigrantes marroquíes
Los primeros datos sobre los inmigrantes
marroquíes en Baleares los tenemos a través del
registro consular de Barcelona, al que pertenecen las
Baleares. Desde 1972, primer año del que se tienen
registros hay una presencia continua que se eleva en
1991, primer año en que se produce una regularización,
a 1.504. Un primer tercio se habría establecido hasta
1980 y los otros dos tercios en los períodos
comprendidos entre 1981-85 y 1986-90. Desde 1992
el colectivo marroquí ha crecido un 578,4%, cifra
superior a la media española que ha sido del 422%.
El proceso de llegadas de inmigrantes marroquíes se
ha ido acelerando a partir de 1992, teniendo un
crecimiento del 11% entre 1992-96, para acelerarse
a un 28% anual entre 1996-99 y alcanzar un 52,6%
anual entre 1999 y el año 2002.
Siguiendo las mismas etapas que hemos analizado
antes (primeros años de los 70, primeros de los 80,
regularización de 1991 y la actualidad), podemos
observar cómo se ha ido diversificando el origen
territorial de los inmigrantes marroquíes en Baleares.
En los primeros años 70, según los datos recogidos
por el TEIM, la gran masa de inmigrantes provenía de
la región de Rif-Oriental (45,3%), casi exclusivamente
de Nador, seguido a distancia por la región de Yebala
(31,8%) concentrados los inmigrantes en este caso
en Tetuán y Larache y, finalmente de la provincia de
Sidi Kacem (15,9%), en la región del Atlántico y llanuras
interiores. Esta concentración se explica por el poco
número de los inmigrantes y por realizarse a través
de familias de una misma localidad.
En los años 80, la importancia de la región de
Yebala aumenta (70%) y pasa a ser la más importante,
especialmente provocada por el aumento de los
originarios de Tetuán y con la aparición con fuerza de
los provenientes de Chauen, mientras que la región
del Rif Oriental pierde importancia (15%), continuando
en ésta el predominio de Nador. En la región del
Atlántico y Llanuras interiores la presencia de Sidi
Kacem desaparece y es sustituida por Rabat, Beni
Mellal y Settat .
En la regularización de 1991 sigue aumentando el
peso de la región de Yebala (52,29%), mientras Nador
(28,9%) pasa a ser el mayor centro de emigrantes
desde Marruecos a Baleares, seguido de Chauen y
Tánger. Las otras dos regiones siguen una suerte
dispar: mientras la región Rif-Oriental vuelve a aumentar
su peso (36,24%), especialmente Alhucemas y Nador,
la región del Atlántico y llanuras interiores ve reducida
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
su importancia (3,67%) y limitada su presencia a la
provincia de Azilal.
El cambio radical y su diversificación geográfica
se originará en los últimos años. Actualmente vuelve
a predominar la inmigración proveniente de Rif-Oriental
(51,29%) y esta vez ya de todas las provincias que
componen esta región que son, en orden decreciente:
Nador, Taza, Uxda, Alhucemas, Taurirt, Berkan, Yerada
y Taunat. En segundo lugar se vuelve a situar la región
de Yebala (35,23%) y repartido su peso provincial, en
orden decreciente, del siguiente modo: Tetuán, Tánger,
Chauen y Larache. La región del Atlántico y llanuras
interiores continua ocupando el tercer lugar, con
presencia de casi todas las provincias que la conforman.
En definitiva, una muestra del interés que despiertan
las Baleares es la amplia diversificación de los orígenes
a lo largo de todo el periodo estudiado.
Todo este largo proceso migratorio marroquí nos
demuestra una concentración de su origen en el Norte
de Marruecos, en las dos regiones que lo conforman:
Rif Oriental y Yebala, quizás debido a la facilidad de
la lengua, ya que bastantes conocen el idioma español
por haber sido esta zona el antiguo protectorado
español (y proximidad geográfica y televisiva), pero
también influido por ser un movimiento protagonizado
por redes de filiación, tanto familiar como clientelar,
en que unos han seguido a los otros, y caracterizado
por ser grupos bereberes y no arabizados. El atractivo
nuevo que representa España por su fuerte crecimiento
económico, frente al estancamiento de muchos destinos
europeos tradicionales de la emigración marroquí,
como Francia, podrían explicar que, a continuación,
se le vayan incorporando las otras regiones más al
sur (y más afrancesadas) a este núcleo originario del
norte marroquí.
Feminización de la inmigración
Como en la mayoría de los procesos migratorios,
la emigración marroquí hacia Baleares fue primero
una emigración masculina que, a medida que las
posibilidades lo han hecho posible, ha tendido a un
reagrupamiento familiar. Mientras la regularización de
1991 fue el gran paso para iniciar este reagrupamiento,
será a partir del año 2000 cuando se iniciará una
emigración propiamente femenina (solteras y viudas),
independiente de la reagrupación familiar.
Según la revisión del padrón municipal de habitantes
de 2003 el índice de feminización ha ido aumentando,
aunque se sitúa en unos niveles intermedios entre las
comunidades autónomas españolas. El índice de
feminización va aumentando en las grandes zonas
urbanas, mientras que es mucho menor en las zonas
rurales, tanto en el conjunto de España como en las
Baleares. Así podemos observar que en 2003, la
comunidad de inmigrantes marroquíes la formaban
12.650 personas, de las cuales el 71,25% eran hombres
y el 28,75% eran mujeres. Ahora bien, si bajamos al
detalle municipal, podremos ver la gran disparidad
que se produce en su repartición: mientras en Palma,
favorecidas por la facilidad de encontrar trabajo en el
servicio doméstico y en los servicios en general, el
porcentaje de mujeres es elevado: 35,47%; en el
municipio agrícola de Sa Pobla (que es el de mayor
porcentaje de inmigrantes marroquíes de las islas) las
mujeres son solamente el 19,57% de esta comunidad.
En Inca, pequeña ciudad del interior (27.000
271
habitantes), por el contrario, el porcentaje de
feminización es casi idéntico a la media provincial:
29,27%. Vemos, por tanto, que al importante peso que
tiene la reagrupación en la llegada de mujeres hay
que añadir una emigración femenina más importante
hacia los grandes núcleos urbanos. Eso se explicaría
por la facilidad de tener mayores posibilidades de
encontrar trabajo en estas grandes ciudades y también,
motivo importante, por el hecho de que en estas urbes
las mujeres están más alejadas de la presión social
de las tradiciones que tienen en su país o en los
pequeños núcleos en España, que frena la
incorporación de la mujer marroquí al mundo laboral.
La evolución de la presencia de las mujeres
marroquíes entre la población inmigrante de este país
en Baleares ha evolucionado pues con un aumento
continuo del porcentaje de las mujeres.
Hacia un proceso de integración
y de asentamiento
Superada la primera etapa de la inmigración, la
comunidad marroquí ya se va integrando en el ritmo
de vida de las islas y en la normalidad de toda
comunidad extranjera. El reagrupamiento familiar y el
nacimiento de hijos provocan una mayor estabilidad
de esta comunidad que queda reflejada en dos datos:
las mezquitas y la escolarización.
Toda comunidad de creyentes, cuando empieza a
ser importante, busca un lugar de reunión que les
MUNICIPIOS DE ILLES BALEARS CON MAYOR PRESENCIA
DE POBLACIÓN MARROQUÍ. EVOLUCIÓN 1991-2003
272
permite una identificación y encuentro con su
comunidad en un medio distinto al suyo habitual. Para
los inmigrantes marroquíes este lugar son las
mezquitas. En la actualidad hay seis en funcionamiento
en Mallorca: 2 en Palma y una, respectivamente, en
Inca, Sa Pobla, Manacor y Felanitx, aunque el problema
está en la falta de preparación y de nivel intelectual
de los que dirigen la oración, salvo en una de Palma.
En cuanto a los datos de escolarización del curso
2002-03 estos nos dicen que había 1.913 alumnos
matriculados en los centros educativos de las islas,
con una presencia en cada una de ellas: Mallorca
(1.438 alumnos/as), Menorca (179), Ibiza (279) y
Formentera (17). La gran mayoría se encuentran en
la enseñanza primaria y algunos en la secundaria. El
problema más grave es la desaparición del alumnado
femenino en la secundaria, por problemas religiosotradicionales, favorecido a través de la predica en las
mezquitas, lo que dificulta un mayor proceso de
integración. Así, se ha notado en algunas localidades
una disminución en la poco abundante presencia
femenina en la enseñanza secundaria tras la llegada
de un nuevo imán, cuando éste procede del medio
rural y es muy fundamentalista en sus explicaciones
y visión de la vida y de las tradiciones, lo que ha
originado algunos problemas con los trabajadores
sociales que han intentado mantener escolarizadas
estas chicas. Este fenómeno se ha producido en las
zonas rurales de Mallorca con la llegada de nuevos
imanes directamente desde Marruecos o de Cataluña.
El otro factor, muy importante, que también dificulta
la permanencia de las chicas en los institutos es que,
a muy temprana edad, sus padres las prometen
matrimonialmente, bien por intereses familiares, bien
para permitir la llegada legal de un nuevo inmigrante.
Cuando estas chicas pasan a estar prometidas, se
quedan en casa, aprendiendo junto a su madre las
obligaciones familiares y los trabajos de la casa, para,
al mismo tiempo, permitirles conservar su virginidad
y apartarlas de las ideas que pudieran transmitirles
sus compañeras de clase y las modas “demasiado
modernas”. Todo este proceso dificulta enormemente
el desarrollo intelectual de estas chicas e impide su
integración en la sociedad en la que viven.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La inmigración marroquí
en Canarias
Ramón Díaz Hernández
Introducción: proximidad territorial y relaciones
históricas canario-marroquí
Desde las famosas cabalgadas a las costas de
Berbería por los Señores de Lanzarote y Fuerteventura
durante los siglos XV y XVI, la presencia marroquí en
Canarias ha sido una constante con independencia
de su mayor o menor número. A las lógicas razones
de vecindad y de proximidad geográfica de ambos
territorios situados en el noroeste de África se deben
añadir las múltiples actividades compartidas (pesca y
comercio, principalmente). Pero si a ello agregamos
que la política exterior de España en Marruecos con
el Protectorado, el mantenimiento de plazas de
soberanía (Ceuta, Melilla e islas adyacentes), la
ocupación de Sidi Ifni (territorio recuperado por
Marruecos en 1969) y el Sáhara Occidental hasta
1975, además de la amplia presencia de españoles
en aquellos territorios y de marroquíes en la flota
pesquera y en los ejércitos profesionales hispanos,
son factores que ayudan a entender sobradamente la
intensidad de unas relaciones familiares, laborales y
económicas que han venido facilitando la incesante
llegada de flujos procedentes de aquellas tierras hacia
las Islas Canarias.
Hasta entrados los años noventa las cifras que
ofrecen las fuentes oficiales sobre la presencia marroquí
en el archipiélago son escasas; a las que hemos
podido acceder presentan determinadas lagunas y,
finalmente, entre los censos y padrones se producen
algunas diferencias. Sabemos que durante los años
cincuenta ya existía una pequeña comunidad marroquí
a la que se incorporaron 196 nuevos componentes y
que, en 1980, contaba con 1.404 personas censadas
oficialmente en Canarias. Entre los años 1982 y 1984
se incorporaron 249 marroquíes más (CEDOC, 1987)
que permiten elevar su número a 1.546 en 1986. Sin
embargo, los aportes que siguen llegando no lograron
verse reflejados en el Censo de 1991 puesto que se
reduce incluso el tamaño de la colonia a sólo 1.394
individuos. Pero, más tarde, con la regularización en
1993 de 957 marroquíes, junto con las sucesivas altas
padronales que se siguen produciendo, determinaron
un fuerte aumento de este colectivo que pasa así a
contar con 2.402 miembros en 1994 y que al siguiente
273
año pasaron a ser 2.631; para, ya por último, en el
padrón de 1996, fijar su número en 4.325 personas,
a pesar de que la cifra de residentes nacidos en
Marruecos se elevaba entonces a 6.165 personas. A
partir de este momento se empieza a disparar el ritmo
de crecimiento como veremos a continuación. Un claro
síntoma de ello es que entre 1988 y 2001 se dan de
alta en el Padrón Municipal de Habitantes nada menos
que 6.868 personas procedentes de Marruecos.
EVOLUCIÓN DE LA COMUNIDAD
MARROQUÍ EN CANARIAS (1980-2001)
Fuentes: Censos y padrones oficiales del INE e ISTAC. Elaboración propia.
La rápida evolución en estos últimos años la
podemos resumir brevemente. En 1999 había ya en
Canarias registrados legalmente 2.842 marroquíes
mayores de 16 años, de los cuales 1.563 estaban
afiliados a la Seguridad Social. En este mismo año,
1.483 marroquíes —la mayoría asentados como
irregulares en las Islas— solicitaron permiso de
residencia en la Delegación del Gobierno en Canarias.
Pero mucho más sorprendente fue el elevado número
de solicitudes que este mismo grupo presentó al
proceso de regularización de 2000 con nada menos
que 4.754 peticiones, que supusieron un 33,91% del
total de los tramitados por los foráneos indocumentados
residiendo en Canarias. Al año siguiente, los “sin
papeles” marroquíes diligenciaron otras 1.872
solicitudes de autorización de residencia acogiéndose
al proceso extraordinario de regularización por razones
de arraigo (L. O. 4/2000). Lo cierto es que el censo
de 2001 evidenció ya un fuerte crecimiento que elevó
su número a 6.054 marroquíes. Al año siguiente el
total de residentes era de 8.048, cifra que pasó
enseguida a 9.428 en 2003. El padrón municipal de
ese año aporta el dato de 11.811 marroquíes. Un
crecimiento así equivale a decir que prácticamente se
ha septuplicado su presencia en estas islas en poco
menos de 20 años. Si bien, la mayor parte del
crecimiento se ha producido en los últimos tres años
y en porcentaje comparativamente muy cercano al del
resto de España.
274
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 1991
Fuente: Dirección General de Migraciones, Ministerio del Interior. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 2003
Fuente: Padrón municipal de habitantes. INE. 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
275
POBLACIÓN MARROQUÍ EN CANARIAS SEGÚN SU ORIGEN. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ EN CANARIAS SEGÚN SU ORIGEN. 2001
Fuente: TEIM, bases de datos RAICES y OJALÁ
276
FECHA DE LLEGADA DE LOS INMIGRANTES INSCRITOS
ENTRE 1991 Y 2001(EN %) Y ESTACIONALIDAD POR
MESES (PROMEDIO 1991-2001)
(*) Promedio 1991=2001 en %
Fuente: Consulado de Marruecos en Canarias
Las últimas cifras alcanzadas reflejan bastante
bien la realidad de una comunidad que ya se acerca
a los doce mil miembros en estos momentos entre
residentes, regularizados, en trámites de regularización
y no regularizados. Se trata evidentemente de una
cantidad relevante, pero no menos lo es también el
acelerado ritmo en que se llega a esta situación. Si
damos como aceptables estas cifras no parece
aventurado calcular en casi un 0,5% la proporción que
existe actualmente entre población canaria e
inmigrantes marroquíes.
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO
Y PROFESIÓN. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
INSCRIPCIÓN DE INMIGRANTES MARROQUÍES EN
ELCONSULADO DE MARRUECOS EN CANARIAS
(1991-2001) Y COMPARATIVA CON LAS ALTAS
EN EL PADRÓN MUNICIPAL DE HABITANTES
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
* Corresponden al año de 2002. ** En esta cifra se incluyen las 86 altas
correspondientes a 1988-1990.
Fuentes: ISTAC: Asentamiento de extranjeros. Canarias. Década de los 80; Encuesta
de Población. Canarias 1996. Población Extranjera y Censo de Población y
Viviendas. Canarias 2001. Población Extranjera.
Distribución por la Comunidad
Autónoma de Canarias
Si aplicamos diferentes escalas locales (provincial,
insular y municipal) veremos en primer lugar cómo el
destino escogido por la mayoría de los marroquíes se
Fuente: INE, censo 2001
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
277
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados.
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: INE, censo 2001
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE,
2003
278
centra en la provincia de Las Palmas compuesta por
las islas orientales de Lanzarote, Fuerteventura y Gran
Canaria. En efecto, en estas islas han fijado su
residencia un total de 7.663 marroquíes a 31 de
diciembre de 2003, que suponen un 81,27% del total
de la colonia afincada en el archipiélago. Pero apréciese
que, en relación con 1991, ahora hay una caída de
exactamente 6 puntos por debajo del calculado en
aquella ocasión y que apunta muy tímidamente hacia
un mayor equilibrio en la distribución de este colectivo
a escala regional. Pero entre las propias islas orientales
se pueden distinguir diferencias puesto que destaca
una mayor concentración en la de Gran Canaria en
donde se instala casi la mitad (49,04 %) del colectivo
norteafricano.
Sin duda, la predilección por instalarse en la fracción
oriental del archipiélago guarda relación con los
frecuentes lazos de vecindad y mayor oferta de
oportunidades de empleo que ya se puso de relieve
anteriormente. A ello se agregan las relaciones
sostenidas a lo largo del tiempo a través de negocios
comunes, flota pesquera, razones de estudio,
matrimonios mixtos, etc. En cambio, en las islas
occidentales, sólo Tenerife cuenta con una presencia
marroquí relevante del 18,07% sobre el total de
acogidos en Canarias, mientras que las restantes islas
occidentales (La Palma, La Gomera y El Hierro) cuentan
con una cantidad exigüa de magrebíes con tan sólo
un 1,29%. Sin duda esta menor presencia está
relacionada con su mayor alejamiento de las costas
continentales, junto a unas ofertas de empleo
prácticamente inexistentes para la integración
sociolaboral de este colectivo. No obstante, como
podemos comprobar en el mapa adjunto, se manifiesta
con nitidez un fenómeno de difusión de la presencia
marroquí superior al reconocido en 1991.
EVOLUCIÓN DE LA COLONIA MARROQUÍ EN CANARIAS
Y SU DISTRIBUCIÓN POR ISLAS (1980-2001)
Fuente: CEDOC (1987): Estadísticas básicas de Canarias. 1980-1985. ISTAC:
Asentamiento de Extranjeros. Canarias 1980; ISTAC: Censos de Población y Viviendas.
Canarias 1991. Población Extranjera. ISTAC: Encuesta de Población. Canarias 1996.
Población Extranjera. INE-ISTAC: Censo de Población. Canarias 2001.
En líneas generales, la distribución de los
marroquíes por municipios es bastante desigual. De
forma que aquellos que disponen de una infraestructura
turística muy dinámica, o de actividades pesqueras,
comerciales, o cuentan con un sector de servicios
personales e incluso con actividades agrícolas y
ganaderas, así como una destacada contribución del
subsector de la construcción, pueden concentrar incluso
grupos numerosos de marroquíes. Estas circunstancias
se repiten de forma creciente en el archipiélago con
independencia de su grado de intensidad.
Sesenta de los 87 municipios canarios no contaban
ESTACIONALIDAD MEDIA DE LAS LLEGADAS DESDE
MARRUECOS DURANTE EL PERIODO 1991-2001
Fuente: Consulado de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria
con presencia magrebí en 1991, otros 26 tenían una
ligera presencia, siendo Tías en Lanzarote el término
en donde tenía lugar la mayor concentración. En
términos porcentuales el panorama ahora es bien
distinto toda vez que al aumento numérico le ha seguido
una mejor distribución relativa por todo el territorio.
Siguiendo ese criterio, en 2001, sólo 20 (15 según el
padrón de 2003) municipios insulares —la mayoría de
ellos localizados en las islas más occidentales—
carecían de presencia marroquí, mientras que 57
contaban con algunos colectivos residiendo legalmente
en ellos. Las mayores concentraciones las encontramos
en siete municipios situados en tres islas (Adeje, en
Tenerife; Mogán, San Bartolomé y Santa Lucía de
Tirajana en Gran Canaria; Betancuria, Antigua y La
Oliva en Fuerteventura) que presentan una proporción
de 2 al 2,5% por cada cien residentes nativos.
Finalmente, en los municipios de Lanzarote (Yaiza y
Tías) y en el de Pájara (Fuerteventura) se sitúan los
porcentajes más altos (2,5 al 5%) del archipiélago.
Por su dependencia del divisor, los valores
relativos a veces no son del todo suficientes
para ofrecer una visión realista sobre las
principales concentraciones del colectivo
magrebí en Canarias. Es por lo que recurriendo
a las cifras absolutas se comprueba como el
grupo más numeroso está localizado, según
el Padrón de 2003, en Las Palmas de Gran
Canaria con 2.646 marroquíes. Le siguen los
municipios de Santa Lucía de Tirajana y Yaiza
con 1.318 y 320, respectivamente. A
continuación se sitúan los términos de San
Bartolomé de Tirajana (1.246), Pájara (767), Arrecife
(684), Arona (708), Tías (634), Mogán (518), Adeje
(409), La Oliva (333) y Granadilla de Abona (268). En
estos 12 municipios tienen su residencia 9.851
marroquíes que suponen el 83,4% de los
empadronados oficialmente, en tanto que el resto se
distribuye entre 75 municipios.
La principal atracción de Canarias reside en su
ofertabilidad de empleos con que cuenta esta
comunidad desde la incorporación de España a la
Unión Europea en 1986. A su vez, las numerosas
salidas de Marruecos se ven facilitadas por el bajo
nivel de vida allí imperante. Pero también debe tenerse
en cuenta la abundancia de costas y puertos con que
dispone aquel país en zonas muy próximas, además
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
de la frecuencia que han adquirido en los últimos años
el creciente tráfico marítimo y aéreo que favorece los
intercambios de personas, llegadas bien como falsos
turistas o tripulaciones en tránsito, bien como
irregulares. Tampoco se debe infravalorar el papel de
las redes “étnicas”, familiares y empresariales de apoyo
a estos flujos que facilitan el acomodo inicial
(alojamiento y contactos) así como de los primeros
empleos; tampoco se nos esconde la importancia que
han alcanzado ciertas bandas de carácter
manifiestamente mafioso que gozan de estructuras
1
operativas muy bien organizadas en el transporte de
personas desde África.
Zonas de origen y última residencia
En primer término analizaremos los cambios que
con respecto a 1991 y 1999 se han introducido en las
regiones de origen de los inmigrantes magrebíes
llegados a Canarias. Y en segundo lugar describiremos
cuáles fueron las ciudades más frecuentes que sirvieron
de última residencia a estos mismos inmigrantes según
sexos. En 2001 se pueden agrupar los inmigrantes
magrebíes en cinco grandes grupos según el lugar de
nacimiento:
REGIONES DE ORIGEN DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ
EN CANARIAS (1991-2002)
Fuente: Consulado del Reino de Marruecos en Canarias. Elaboración Bernabé
López y Ramón Díaz.
z Las provincias comprendidas en el Sahara-Sur
se colocan a la cabeza con un porcentaje de 39’39%
sobre el total de los inmigrantes llegados a Canarias
desde aquel país. Con ello se vuelven a desplazar a
un tercer lugar las provincias orientales del Norte que
hasta entonces (1991) tenían la supremacía de estos
flujos. Se trata lógicamente del territorio magrebí más
próximo a las Islas y desde el que suelen partir las
pateras con numerosos inmigrantes irregulares muchos
de los cuales han conseguido legalizar su situación
entre 2000 y 2002. Sobresalen las provincias de El
Aaiún, Guelmin y Tan Tan. Pero no olvidemos también
que muchas de estas personas vienen legalmente
desde un territorio estrechamente ligado a España
hasta 1975 y por ello con relaciones de todo tipo muy
intensas, especialmente en lo que se refiere a Canarias.
No es casual que sean precisamente las localidades
de El Aaiún (12,81%), Tarfaya (10,29%), Bojador y
Dajla de donde procede la mayoría de los adscritos a
este grupo.
z Las provincias de la costa atlántica y de las
llanuras interiores se erigen en el segundo lugar con
un 18,99%. Se trata del territorio marroquí más
industrializado, densamente poblado y en el que se
encuentran las concentraciones urbanas más
importantes de aquel país. Esto las convierte también
279
en uno de los puntos geográficos más atrayentes de
los campesinos de las regiones rurales más atrasadas
del interior. Casablanca, Marrakech, Rabat, Salé, Safi
o Beni Mellal son por ese orden las provincias de
nacimiento de la mayoría de los componentes de este
grupo.
z La región de El Rif y la Oriental, situada en el
noreste de Marruecos, constituye un espacio
fuertemente influenciado por España a causa de las
lógicas relaciones históricas y de proximidad. Es en
estos momentos (con un promedio de 19,16%) el
espacio geográfico que ocupa una tercera posición
según la importancia en el origen de los inmigrantes
procedentes del reino alauí acogidos en estas Islas.
Destacan las provincias de Nador (con una notable
presencia del 16,63% del total marroquí), Alhucemas,
Taza y Berkane.
z La región del Sus-Oasis del Draa contribuye
con un 10,21% en lo relativo al origen geográfico de
los inmigrantes marroquíes acogidos en el archipiélago.
Destacan las localidades de Tiznit (5,99%) y Agadir
(3,74%)
z La región noroccidental de Yebala con sus
provincias de Chauen, Larache, Tánger y Tetuán
constituye el quinto lugar de la inmigración marroquí
en Canarias según el origen.
zLe sigue a continuación la región del Sais-Medio
Atlas-Tafilalet que en relación a recuentos anteriores
reduce a la mitad su aportación. Sobresalen las dos
provincias de Fez y Jenifra.
Como se puede comprobar, en la década de los
noventa se ha producido también una mayor dispersión
de las regiones, provincias y ciudades cuyos naturales
participan en estos desplazamientos migratorios. La
novedad más destacable es que si antes eran el
nordeste y el sur las zonas que enviaban a Canarias
el contingente más numerosos de la colonia marroquí,
desde hace unos pocos años el nordeste y Yebala se
están quedando atrás ante el creciente empuje de las
áreas cercanas a las costas atlánticas occidentales y
meridionales próximas a Canarias en todos los sentidos,
pero sobre todo en lo referente a los desplazamientos
de personas provenientes de aquel país.
El fenómeno de la emigración está muy difundido
en todo el “reino alauí”. El número de localidades de
PRINCIPALES PUNTOS DE PARTIDA DE LA EMIGRACIÓN
MARROQUÍ HACIA CANARIAS
Fuente: VERA L. DE CARVALHO: “El éxodo marroquí hacia las Canarias Orientales.
Un análisis sobre el estado del fenómeno desde la perspectiva demogeográfica
(1991-2001)”. Tesis doctoral inédita.
280
nacimiento y el de localidades de partida implicado es
tan abultado que en nada desmienten esta aseveración.
En efecto, tanto si se refiere a la naturaleza como a
la procedencia de los flujos marroquíes arribados a
las Islas presentan en común un hecho relevante como
es su enorme dispersión. La profusión de localidades
de nacimiento (54 para las mujeres y 89 para los
hombres) delatan una vez más la intensidad de las
migraciones interiores que existen en el seno de este
país en forma de éxodo rural, hecho que contrasta
con la última residencia cuyo número es evidentemente
mucho más reducido (32 para las mujeres y 59 para
los hombres).
El cuadro resalta muy bien como (a excepción de
Nador y Tetuán), tanto en el caso de las mujeres como
de los hombres, han sido principalmente los puertos
y aeropuertos de ocho ciudades marroquíes situadas
en las costas occidentales que dan al océano Atlántico
las que han servido de punto de salida a la mayoría
de ellos.
Estructura de edad y sexo
Desde 1991 se han introducido algunos cambios
en la composición por sexo y edad de la población
inscrita en el Consulado y censada oficialmente (ISTAC)
en Canarias en comparación con la que se nos presenta
ahora en el 2001. Por ejemplo, en aquella fecha de
cada 100 marroquíes, sólo 14 eran mujeres. Entre
1988 y 1992 el porcentaje fue subiendo
progresivamente hasta alcanzar el 19,71%. Las
regularizaciones recientes y las nuevas inscripciones
elevaron el porcentaje de mujeres al 20,5% en el 2000.
Pero, en estos momentos y en cuanto a la composición
por sexo, lo primero que destaca sobremanera es
que existe un neto predominio de los varones sobre
las mujeres: nada menos que un 77% frente a la
representación de las féminas, que después de un
fuerte estirón alcanza tan sólo un 23%. No obstante,
la proporción de mujeres ha aumentado recientemente
todavía más, lo que sitúa a Canarias en un punto
intermedio entre comunidades autónomas como
Cantabria (12,2%) con una feminización muy baja al
lado de Castilla y León (35,9%) que se erige en la
más amplia de España.
Los valores calculados muestran, no obstante lo
señalado, una clara inmigración selectiva que, al
margen de otras consideraciones como pueden ser la
exposición al riesgo del viaje o las lógicas dificultades
de integración sociolaboral, es un notable exponente
de una sociedad que se vuelca en la promoción de
sus componentes varones y relega a las mujeres.
En cuanto a la estructura por edades debemos
significar lo siguiente: en términos relativos, de 50
años para arriba las mujeres duplican prácticamente
a los varones puesto que logran superar en casi dos
puntos al componente masculino. Sin duda, la
esperanza de vida más dilatada en las mujeres que
en los hombres no sólo es un fenómeno típicamente
occidental, sino que también se reproduce en esta
comunidad ya arraigada en nuestra sociedad. En este
colectivo los jóvenes tienen mayor peso que los
mayores de 64 años; mientras tanto los adultos, es
decir los comprendidos entre los 24 y los 64 años,
suponen nada menos que un 84,55% lo que viene a
demostrar una vez más que estamos ante una
inmigración netamente laboral.
Otro dato interesante es que entre los 14 y los 43
años se encuentra el grueso de esta comunidad con
un 83,95% lo que expresa además su aporte al
rejuvenecimiento de la estructura sociodemográfica
acogiente, de forma especial a partir del rápido
crecimiento acaecido en fechas muy recientes. En
estos grupos de edades se da un desequilibrio entre
los sexos por cuanto que los varones sacan a las
mujeres una mayor representación de hasta tres puntos
de diferencia, sobre todo en las edades adultas. A
partir de ahí hacia arriba, las mujeres vuelven a ser
predominantes.
Por debajo de los 14 años de edad, el colectivo
dispone de apenas un 1,88% de componentes
infantojuveniles y en donde las mujeres están también
mejor representadas. En síntesis, destacamos primero
la hegemonía de los adultos y jóvenes en el conjunto
de los marroquíes residentes en las Islas y segundo,
que el reagrupamiento familiar todavía no se ha debido
desarrollar dada la escasez de niños, adolescentes y
mujeres en el conjunto de la estructura por edades de
este colectivo.
Composición sociolaboral
Con la muestra del 20% de la población inscrita en
el Consulado entre 1991 y 2001, lo primero que hay
que resaltar es que el 77% de la comunidad marroquí
en Canarias mayor de 16 años está ocupada desde
el punto de vista laboral, mientras que en situación de
paro se encuentra un 24,5% (el doble de la tasa de
FECHA DE NACIMIENTO DE LAS MUJERES
MARROQUÍES INMIGRADAS A CANARIAS
ESTRUCTURA DE EDADES DE LA COMUNIDAD
MARROQUÍ EN CANARIAS
Fuente: Consulado de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria
Fuente: Consulado de Marruecos en Canarias
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
FECHA DE NACIMIENTO DE LOS VARONES MARROQUÍES
INMIGRADOS A CANARIAS
281
POBLACIÓN MASCULINA MARROQUÍ EN CANARIAS CON
DISTINCIÓN DE ACTIVA,
OCUPADA E INACTIVA
Fuente: Consulado de Marruecos en Canarias
Fuente: Consulado de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria
paro registrado en Canarias) y el resto se engloba
dentro de los inmigrantes sin datos, amas de casa y
estudiantes. La situación sociolaboral de esta
comunidad prima sobremanera a los hombres por
encima de las mujeres; eso se puede ver mejor en las
siguientes cifras: 58,78% de las mujeres mayores de
16 años están o bien en paro (45,27%), o son inactivas
en calidad de estudiantes (9,12%) o de amas de casa
(4,39%); en tanto que en los hombres de más de 16
años esas consideraciones se reducen a un escaso
POBLACIÓN MARROQUÍ MAYOR DE 16 AÑOS:
ACTIVOS E INACTIVOS
* Promedio de ambos sexos. Elaboración propia.
(1) % sobre total activos, no ocupados e inactivos, 2001.
(2) % sobre total ocupados, no ocupados e inactivos, 2001.
Fuente. Consulado de Marruecos.
11,85%, representado por los desempleados (4,5%)
y los estudiantes (7,15%).
En cuanto a las actividades que este colectivo
desempeña en las Islas hay que resaltar que, según
la documentación consular consultada, el sector
terciario es el que más oportunidades brinda a esta
población allegada por cuanto que concentra a la
mayor parte de los ocupados con un 40,03%. A
considerable distancia le sigue el sector secundario
(con 2,73%) y ya de forma prácticamente irrelevante
se sitúa el sector primario con un escaso 0,30%.
Descendiendo en la escala de las especialidades,
las profesiones que mayor número de trabajadores
absorbe son las de empleados en sus distintas
acepciones (administrativos, funcionarios, secretarios,
gerentes, contables, técnicos, etc.) con un 27,37% y
un 18,9% para hombres y mujeres, respectivamente.
A continuación le siguen los empleados en el comercio
(comerciantes por cuenta ajena, por cuenta propia y
ayudantes) que absorben el 11,73% y el 2,35% de los
hombres y mujeres marroquíes. Y, en tercer lugar, le
siguen en importancia la hostelería (camareros,
cocineros, recepcionistas, etc.) con un 8,67% para los
hombres y sólo un 2,68% para las mujeres.
Las actividades de limpieza constituyen el cuarto
capítulo más destacado en donde las mujeres con un
porcentaje del 3,71% sobresalen claramente frente a
la participación de los hombres (1,83%) y, finalmente,
en el quinto lugar encontramos el rubro de los obreros
con un 2,65% de hombres y el 1,35% de mujeres. Con
porcentajes muy inferiores hay una ristra muy amplia
de categorías y especialidades profesionales que
expresan bastante bien el alto grado de integración
que ha logrado ya este colectivo en la Comunidad
Canaria.
En el caso de los hombres, además de las
señaladas, aparecen profesiones tan diversas como
agricultor, marino, jardinero, albañil, artesano,
carpintero, constructor, fontanero, conductor,
transportista, mensajero, periodista, relaciones
públicas, farmacéutico, enfermero, médico, profesor,
religioso, dactilógrafo, futbolista, peluquero, técnico
y administrador. Hay variantes para el caso de las
mujeres en donde se dan especialidades muy
singulares que rompen tópicos sobre la mujer árabe,
como son las de artista, manicurista, ayudante de
cocina, camarera, bailarina, periodista, empleada,
POBLACIÓN FEMENINA MARROQUÍ EN CANARIAS CON
DISTINCIÓN DE ACTIVA, OCUPADA E INACTIVA
Fuente: Consulado Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria
282
MUNICIPIOS DE CANARIAS CON MAYOR PRESENCIA
DE POBLACIÓN MARROQUÍ. EVOLUCIÓN 1991-2003
funcionaria, gerente, obrera, secretaria, estudiante…
Esto último es un indicio que desmonta prejuicios e
indica que estamos ante un ejemplo palpable de
promoción femenina a pesar de que dentro de esta
comunidad los niveles de oportunidad y de
empleabilidad son todavía claramente inferiores a los
que encuentran los hombres.
1
Según el Ministerio del Interior, entre 1994 y 2003 han llegado a las Islas Canarias 1082
barquillas con irregulares, siendo detenidas 9.019 personas.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
La escasa relevancia demográfica
de la inmigración de origen
marroquí en Cantabria
Pedro Reques Velasco
La inmigración extranjera presenta actualmente en
Cantabria, a juzgar por los datos que ofrece el Censo
de Población y Viviendas de 2001, una importancia
muy escasa, tanto en términos absolutos como
relativos. En relación a este colectivo, el peso de la
inmigración de origen magrebí es aún menor. Si en
España representa el 14% del total, en Cantabria
alcanza tan sólo el 3,5%. En España en términos
absolutos, la marroquí era en 2002, la primera
comunidad en importancia, seguida muy de cerca por
los ecuatorianos; en Cantabria desciende hasta la
quinta posición, tras los colombianos, los ecuatorianos,
los dominicanos y los franceses. No obstante, el
crecimiento en la última década de la inmigración de
origen marroquí en la región hay que calificarlo de
espectacular: en 2001 alcanzaban los 419 inmigrantes,
multiplicando por 10 el escaso volumen inicial de 1991,
que era tan sólo de 40 inmigrantes y en 2003 alcanzaba
1
la cifra de 970, duplicando la cifra de dos años antes .
En 1991, los 40 inmigrantes marroquíes
presentaban una fuerte concentración territorial, siendo
tan sólo cinco los municipios de acogida: la capital
regional, 24 inmigrantes; Cartes, 12; Torrelavega,
segunda ciudad de la región, próxima al
municipio antes citado, 3 y, finalmente, Cabezón
de la Sal y Santa Cruz de Bezana, uno. La
inmigración de origen marroquí, en resumen,
presenta unos valores estadísticamente
testimoniales y un perfil urbano.
Doce años después, en 2003, la inmigración
procedente de Marruecos alcanza la cifra de
723 efectivos y su implantación territorial sigue
teniendo un carácter urbano, produciéndose,
sin embargo, un cambio territorial importante:
2
el principal núcleo de acogida no es Santander
sino la industriosa Torrelavega, municipio en el que
se concentra el 31,67% de esta inmigración; si a este
municipio se suman otros del mismo valle del Besaya,
tales como Corrales de Buelna (13,69%), Molledo
(6,77%) u otros, el porcentaje se eleva hasta el 52,13%.
Se observa, pues, en la distribución territorial de esta
inmigración un eje de municipios muy definido, que
corresponde al corredor del Besaya, espacio industrial
por excelencia de la región. Así pues, a la característica
de inmigración de carácter urbano y periurbano hay
283
que añadirle una segundo rasgo, el de industrial.
Al eje o corredor Reinosa-Santander se hace preciso
sumar una segunda área mucho menos significativa,
tanto en términos absolutos como relativos: Castro
Urdiales, en el límite de Cantabria con Vizcaya y
algunos municipios de la comarca costera oriental.
Finalmente, el resto de la inmigración de origen
marroquí aparece dispersa por diversos municipios
aislados de los valles interiores.
Pero ¿qué otros perfiles o características definen
a la inmigración de origen magrebí en Cantabria? La
región cuenta con un estudio reciente realizado por el
Taller de Sociología de la Universidad de Cantabria,
financiado y editado por la Fundación Marcelino Botín,
titulado “La inmigración extranjera en Cantabria” en
el que se abordan las características de ésta y su
inserción social y laboral.
El análisis de algunos de los numerosos cuadros
y anexos estadísticos que acompañan al estudio, fruto
de una ambiciosa encuesta llevada a cabo para su
realización, nos permiten trazar los rasgos principales
de la inmigración de origen marroquí en Cantabria.
Tales son:
zLa gran importancia que tiene la categoría de
“trabajadores autónomos” en relación al régimen de
afiliación de la Seguridad Social.
z La mayor juventud y la menor presencia
AFILIADOS EXTRANJEROS A LA SEGURIDAD SOCIAL POR
RÉGIMEN DE AFILIACIÓN:
Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Sociales y Taller de Sociología
(2003): Inmigrantes en Cantabria. Elaboración propia
femenina en relación a los valores medios del conjunto
de inmigración extranjera. El grupo de edad 20-39
años está sobrerrepresentado hasta 12 puntos
porcentuales y el de varones hasta 30 puntos: las
tasas de crecimiento de una y otra inmigración en los
últimos años arrojan por el contrario valores
equivalentes.
z El bajo grado de simpatía que despiertan los
marroquíes entre la población de Cantabria (3,4 sobre
284
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 1991
Fuente: Dirección General de Migraciones, Ministerio del Interior. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ POR MUNICIPIOS. 2003
Fuente: Padrón municipal de habitantes. INE. 2003
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
285
POBLACIÓN MARROQUÍ EN CANTABRIA SEGÚN SU ORIGEN. 1991
POBLACIÓN MARROQUÍ EN CANTABRIA SEGÚN SU ORIGEN. 2000
Fuente: TEIM, bases de datos RAICES y OJALÁ
286
TARJETAS SANITARIAS INDIVIDUALES. DICIEMBRE DE
2002 SOBRE ACTIVO EN DICHA FECHA
(*) Considera conjuntamente la inmigración procedente de Marruecos y de Argelia.
Fuente: Subdirección de Asistencia Sanitaria. Consejería de Sanidad, Consumo y
Servicios Sociales y Taller de Sociología (2003): Inmigrantes en Cantabria.
Elaboración propia
10); este valor es, con diferencia, el menor en el
conjunto de nacionalidades de inmigrantes, siendo
muy grande la diferencia con respecto a los
latinoamericanos, que presentan un grado de simpatía
de 5,9, los portugueses (5,6) —culturalmente más
próximos— o los alemanes (5,4). Los inmigrantes del
África subsahariana (4,6 sobre 10) suscitan mayor
simpatía que los marroquíes.
z A los marroquíes se los percibe en Cantabria
como trabajadores (el 70% de los encuestados) y con
un cierto deseo de integración (tan sólo el 40% de los
encuestados consideran que quieren integrarse), sin
embargo el 58% los caracteriza como “machistas” y
el 29% creen que respetan poco las costumbres
españolas.
3
4
zEn cuanto al grado de aceptación e integración
es bajo o muy bajo. El 65% de la población de Cantabria
encuestada considera que los marroquíes están poco
o muy poco integrados, frente al 43% que considera
que si lo están los latinoamericanos.
MUNICIPIOS DE CANTABRIA CON MAYOR PRESENCIA DE
POBLACIÓN MARROQUÍ. EVOLUCIÓN 1991-2003
POBLACIÓN MARROQUÍ OCUPADA POR SEXO
Y PROFESIÓN. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
NIVEL DE ESTUDIOS DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 2001
Fuente: INE, censo 2001
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
287
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN MARROQUÍ. 1991-2003
ÍNDICES DE REGULARIZACIÓN EN ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES COMUNIDADES DE INMIGRANTES. 2003
Fuente: INE, padrón 2003; OPI, regulares a 31/12/2003. El índice de irregularidad es un porcentaje hipotético resultante de la comparación entre regulares y empadronados.
POBLACIÓN MARROQUÍ SEGÚN SEXO Y ESTADO CIVIL
POBLACIÓN MARROQUÍ POR GRUPOS DE EDAD.
1991 y 2003
Fuente: INE, censo 2001
Fuente: TEIM, base de datos RAICES. Padrón municipal de habitantes, INE, 2003
288
Concluyendo, la inmigración marroquí en Cantabria
se caracteriza por su escaso volumen y por su escasa
relevancia, por su alto grado de concentración territorial
en el industrioso valle del Besaya (que concentra a
más del 50% del total), por su ocupación laboral
predominante en el sector secundario (industria y
construcción) y en menor medida en el sector terciario
(hostelería y venta ambulante) y más marginalmente
en el primario (ganadería y actividades forestales),
por su carácter individual más que familiar, por su
juventud (el 60% tiene entre 20 y 39 años), por los
bajos niveles de aceptación y simpatía entre la
población regional y, finalmente, por su bajo grado de
integración social.
1
Si bien las fuentes no son comparables: la de 2001 procede del censo de Población y
Viviendas y la de 2003 del Padrón Municipal.
2
La capital regional a pesar de tener un peso demográfico de casi un tercio de la población
regional, concentra tan sólo el 12,44% del total de marroquíes en la región.
3
El índice de aceptación de los marroquíes, en general, es bajo (3,54 sobre 10 frente al
4,94 si los ciudadanos son de la UE o el 4,6 si son de Latinoamérica). Es mayor cuanto
más joven es la población encuestada (entre 18-25 años es del 4,19, frente al 2,9 de los
de 65 y más años. Es mayor también cuanto más altos son los niveles educativos (4,38
de los universitarios frente al 2,99 de los que tienen únicamente estudios primarios).
Asimismo, es mayor cuanto más a la izquierda se sitúan en el espectro político (3,11 si
se dicen de derechas, frente al 4,06 si se declaran de izquierdas).
4
Prueba de este hecho son las respuestas a las preguntas sobre los tipos de relaciones
que están dispuestos a mantener con los marroquíes. Los valores obtenidos son los
siguientes: a) únicamente al 10% no le importaría casarse con un marroquí —el menor
porcentaje frente al 39% si el inmigrante es de un país de la UE; b) tan sólo el 30% de
los encuestados “podría ser su amigo” frente al 39% que señala que “podrían ser sus
amigos” los latinoamericanos; c) un alto porcentaje de encuestados (34%) preferiría que
no vinieran a España, frente al 3% que sí, si el ciudadano es de la UE, o el 5% si procede
de Latinoamérica.
ATLAS DE LA INMIGRACIÓN MARROQUÍ EN ESPAÑA
Marroquíes en
Castilla-La Mancha
Puerto García Ortíz
En la región tienen su domicilio algo más del 3,2%
de los marroquíes residentes en España según las
cifras que ofrece el padrón de habitantes de 2003.
Estos datos sitúan a Castilla-La Mancha como la sexta
comunidad autónoma con mayor volumen de
marroquíes.
La colonia marroquí puede ser considerada como
el principal colectivo de primomigrantes en la región.
Hasta el año 1999 fue la colonia más numerosa, 36,9%
al cierre de la década. Tras la regularización de 1991,
los marroquíes con permiso de residencia o trabajo
en Castilla-La Mancha eran 964. A lo largo de toda la
década de los noventa, la colonia marroquí mantiene
un ritmo de crecimiento porcentual bastante más
elevado que la media a nivel estatal —764,1% frente
al 422%. Es fundamentalmente a partir del año 2000
cuando las cifras comienzan a experimentar un
incremento más rápido. Entre los años 2000 y 2003,
y en buena parte dinamizado por los procesos de
reagrupación familiar llevados a cabo, el volumen de
marroquíes empadronados en la región ha llegado
casi a multiplicarse por tres. Sin embargo, este ritmo
de crecimiento de la colonia marroquí es inferior al
que otros colectivos como el rumano y ecuatoriano
presentan en la región a partir del año 2000. Los datos
del padrón de habitantes de 2003 presentan a la
inmigración rumana como la de mayor peso en la
región con un total de 13.586 empadronados. Los
marroquíes, que como decíamos, venían ocupando
tradicionalmente esa posición, pasan en 2003 a ser
la segunda comunidad en importancia numérica,
12.168, con un volumen muy similar al del colectivo
ecuatoriano,12.073. Colombia es el